El Concilio que condeno la reencarnacion

De: LUNA200620  (Mensaje original) Enviado: 29/06/2006 13:06
El Concilio que condeno la reencarnacion

 
Segundo Concilio de Constantinopla
5 de mayo – 2 de junio de 553
Quince postulados origenistas fueron condenados sinodalmente, entre ellos están: La preexistencia de las almas; la reencarnación; la eternidad de la creación; el pecado original; la procedencia del Hijo; la liberación final de todos los pecadores del infierno… En aquel Concilio se promulgó una ley que, entre otras cosas decía:

Todo aquél que sostenga la mítica idea de la preexistencia del alma y la maravillosa opinión de su regreso será anatemizado. Si alguien dice, o piensa, que las almas de los hombres preexisten y que han sido anteriormente espíritus y virtudes (potencias santas, y que han obtenido hartura de la contemplación divina; que se han pervertido y que en consecuencia el amor de Dios se ha enfriado en ellos, a causa de lo que se les ha llamado almas (soplos), y que han sido enviadas en cuerpos como castigo: que sea declarado anatema.

Este especial Concilio en el cual el Papa quedó retenido en Roma y lo dirigió un emperador laico, carece de testimonio dado que sus actas “desaparecieron”. Justiniano I dejó retenido en Roma al Papa Virgilio que debía presidir el Concilio, el Papa era un sacerdote que aceptaba las enseñanzas de Orígenes y no acató la validez de dicho Concilio, al igual que tres de sus sucesores, los Papas Pelagio I, Pelagio II y Gregorio I o Magno, quienes ignoraron los mandatos del Concilio del año 553 hasta el año 604, año en que un Papa, para evitar el cisma o por política conveniencia, reconoció el Concilio. Ante nuevos antecedentes que se van conociendo varios han opinado sobre Constantino, Justiniano I y el extraño Concilio que sustentan la base de las religiones cristianas en contra de la Reencarnación. Veamos una síntesis de esas opiniones:

En el año 325 de nuestra era, el emperador Constantino organizó el concilio de Elicea, para acordar cuales textos sagrados serían aprobados, y cuales desechados en la nueva religión aceptada por el estado, eliminaron 25 textos bíblicos y más de 20 documentos de soporte, entre ellos el libro de Enoc o Enoglos aprobados fueron condensados y reinterpretados convirtiéndose en lo que hoy conocemos, como la sagrada Biblia, esto nos dejó una herencia incompleta de la sabiduría contenida en los textos originales, eliminando información sobre quienes somos, de donde venimos porqué estamos aquí, y que podemos esperar que suceda. Desapareció toda referencia a la evolución de conciencia a través de la
reencarnación y la acción del hombre durante su única vida, determina si pasará el resto de la eternidad en el cielo o en el infierno, al ver el universo con la óptica de una sola vida apareció el concepto de un Dios injusto y arbitrario que determina el nacimiento de las personas como ricas, pobres, enfermas o sanas por azar. Toda esta concepción tuvo sentido mientras el aprendizaje y la evolución espiritual se realizaban a través de la oscuridad del sufrimiento, el martirio o el sadismo inquisidor..
Mónica Barbagallo

Las alusiones bíblicas a la reencarnación fueron retiradas del texto el año 325 por orden del emperador Constantino, lo que se confirmó en el Concilio de Constantinopla del año 553.
Henry Leo Bolduc

Aún San Pablo expresa la teoría de la reencarnación en sus epístolas en las cuales relata los casos de Jacob y Esau, diciendo que el Señor amó a uno y odió al otro antes de que estos nacieran. Obviamente, el Señor no puede amar u odiar una cosa que no existe, por lo tanto implica que Jacob y Esau en vidas previas fueron respectivamente bueno y malo, desde luego el Señor, o karma, amó uno y odió al otro antes de su nacimiento como Jacob y Esau. En este caso, Pablo se refiere al mismo acontecimiento de que habla también Malachi, el profeta mayor, en perfecta sintonía con la idea prevaleciente. Después de Pablo y los discípulos, aparecieron los primeros padres de la iglesia y muchos de ellos enseñaron lo mismo. Orígenes fue el más grande, impartió la doctrina en modo específico y a causa de la influencia de sus ideas, el Concilio de Constantinopla, 500 años después de Jesús, creyó oportuno condenar la doctrina como deletérea. Esta condena funcionó porque los padres eran seres ignorantes, la mayoría eran gentiles y no les interesaban las doctrinas antiguas, aún la obviaban. Por lo tanto, la doctrina de la reencarnación desapareció de las enseñanzas públicas y al final desvaneció para el mundo occidental. Pero debe ser resucitada porque era unas de las creencias del fundador, ofrece una base permanente y poderosa para la ética y es en realidad la doctrina teosófica más importante.
William Brehon

Tradicionalmente, se ha considerado el alma (especialmente por parte de los cristianos) como un ser divino y santo, ubicado “allá arriba en los cielos”. A los escritores cristianos posteriores al siglo sexto nunca se les ocurrió escribir sobre la reencarnación. La doctrina de la reencarnación fue expurgada de la Biblia por instigación del Emperador Justiniano. Las iglesias eliminaron rápidamente esta desagradable idea de que encarnamos y reencarnamos, ya que si encarnásemos una y otra vez tendríamos tiempo de evolucionar; no existiría tanta presión sobre nosotros para ser ‘buenos’ y cumplir nuestros deberes para con la iglesia. Si por cualquier razón prefiriésemos no ser buenos sino herejes, lo que la iglesia llamaba ‘malos’, tendríamos otra vez, otra oportunidad. Eso no es bueno para el clero. Los sacerdotes necesitan poder, y no se obtiene poder diciendo: “¡No os preocupéis! Tenéis tiempo. ¿Qué más da? ¡Libre albedrío! ¡Seguid así, hijos míos!” Eso no le iba a dar poder a los sacerdotes. Quizá les hiciera muy populares, pero poder y popularidad no suelen ir de la mano. La Iglesia ha olvidado la doctrina de la reencarnación (que los primitivos padres de la iglesia enseñaban), y de ahí procede la idea que colorea el pensamiento cristiano moderno: el alma, si es que existe algo así, está ahí arriba, en el cielo, y la veremos cuando muramos.
Benjamín Creme

Cuando, finalmente, en el siglo IV el poder político claudica ante el cristianismo con aquella historia de los sueños de Constantino, lo hace con determinadas condiciones. El emperador convirtió al cristianismo en la religión oficial del Imperio Romano pero no sin suprimir las referencias del Nuevo Testamento a la reencarnación. Esa doctrina, defendida hasta entonces por diferentes padres de la Iglesia, entrañaba una seria amenaza ya que si los ciudadanos no temían morir, al poder mejorar en otras vidas, serían menos fácilmente obedientes a las leyes y ordenes del emperador.
        Cuando, finalmente, en el siglo VI la Iglesia claudica ante el poder el II Concilio de Constantinopla, aceptando los planteamientos de Constantino, declara herejía la creencia en la reencarnación, pensando seguramente que si los cristianos tenían demasiado tiempo, vida tras vida, para alcanzar la salvación, no se apresurarían a obedecer a una institución que gozaba día tras día de más y más poder.
Dr. psiquiatra J. M. De la Villa Merchán

Ese monstruo Constantino.  Ese verdugo hipócrita y frío, que degolló a su hijo, estranguló a su mujer, asesinó a su padre y a su hermano político, y mantuvo en su Corte una caterva de sacerdotes sanguinarios y serviles, de los que uno sólo se hubiera bastado para poner a media humanidad en contra de la otra media y obligarlas a matarse mutuamente.
Karlheinz Deschner

Sólo fue a partir del año 543, en el IV Concilio de Constantinopla, que la Iglesia condenó la Ley de la Reencarnación por una errónea traducción e interpretación de un texto tal como en los primeros siglos del cristianismo se conocían. Es decir que, 500 años después de la muerte de Jesús, personas que -quizás honestamente- creyeron interpretarle, decidieron que la idea de la reencarnación -la cual forma parte de muchas otras religiones- debía ser borrada de la Biblia “oficial”.
Levi H. Dowling

¿Existe la reencarnación? Sí existe. Algunas religiones la incluyen en sus doctrinas; pero el Cristianismo anuló o suprimió esta enseñanza en los tiempos del emperador Constantino. A él, no le convenía que la gente supiera esto y lo suprimió por razones de poder y alianza con la Iglesia de aquel tiempo. Desde entonces, el Cristianismo ignora y rechaza la reencarnación que ya se enseñaba en tiempos de Jesús de Nazaeth y anteriormente. La reencarnación era, por entonces, aceptada con naturalidad. La Biblia también la ha suprimido, pero quedan algunos vestigios de verdad en las antiguas escrituras sagradas.
Araceli Egea

Según investigaciones de Osthagen, la doctrina de la reencarnación fue hecho aceptado en la comprensión de los dirigentes de las comunidades cristianas de los primeros tiempos. En el año 540 esto cambió rotundamente. Durante el Concilio de Constantinopla, convocado y dirigido por el emperador Justiniano, en el año 538, la doctrina fue rechazada por exigencia del emperador. Justiniano dominaba la Iglesia y llegó a encarcelar al papa.
Kurt Eggenstein

La duración de la vida sobre la Tierra es un factor personal, y sucede lo mismo con la duración del tiempo que pasa antes de volver de nuevo a la Tierra, que es también un factor personal, dependiente de un gran número de circunstancias.
        En realidad, ¿qué es lo que dice ese famoso Concilio de Constantinopla, sobre el cual ciertos autores se apoyan para demoler, no la metempsicosis, que no se ha puesto en duda en Occidente, sino la teoría de la reencarnación? Este concilio ha condenado, el año 503, algunas proposiciones de Orígenes, entre otras, y en primer lugar, la que dice en latín: “Si alguien dice, o piensa, que las almas de los hombres preexisten y que han sido anteriormente espíritus y virtudes (potencias santas), y que han obtenido hartura de la contemplación divina; que se han pervertido y que en consecuencia el amor de Dios se ha enfriado en ellos,  a causa de lo que se les ha llamado almas (soplos), y que han sido enviadas en cuerpos como castigo: que sea declarado anatema”. Los antiguos reencarnacionistas cristianos no pretenden que suceda por cansancio de la contemplación divina, por enfriamiento del amor de Dios el que las almas vengan a la tierra, sino que, por el contrario, aseguran que su vuelta ha sido por castigo. Dicen que la existencia terrena nos ha sido impuesta para evolucionar y llegar a hacernos dueños de la materia de la que Adán, por su caída, nos hizo esclavos.
Dr. Gerard Encausse (Papus)

Orígenes -uno de los más famosos Padres de la Iglesia- fue el pensador más sobresaliente de quienes especularon sobre la existencia de almas que regresan a la Tierra. Todos sus libros, y principalmente el titulado De los primeros principios, escrito en el siglo III, fueron condenados en el Segundo Concilio de Constantinopla, llevado a cabo en el año 553 bajo el patronato del emperador Justiniano I. El veredicto sentenciaba: “Si alguien afirmara la fabulosa pre-existencia de las almas y se adhiriese a esa doctrina monstruosa, ¡sea anatema!” Aunque este edicto estableciera la naturaleza herética de la doctrina de la reencarnación, los estudiosos de la religión encuentran huellas de nociones similares en los escritos de san Agustín, san Gregorio y san Francisco de Asís.
Stanislav Grof

Constantino, el emperador Romano, quien gobernaba sobre lo que hoy se conoce como Francia y Gran Bretaña estaba en guerra con su cuñado Magencio, de Italia. Según informes del propio emperador, en el camino hacia la batalla tuvo una visión, apareció una cruz en el cielo con la siguiente Inscripción  IN HOC SIGNO VINCES, “bajo este signo vencerás”. Después de su victoria Constantino hizo de la cruz el estandarte de sus ejércitos. Posteriormente, cuando el cristianismo llegó a ser la religión estatal del Imperio Romano, la cruz se convirtió en el símbolo de la iglesia católica. Constantino  no era un emperador ario, aunque era adorador entusiasta del Dios Solar. El Monarca Romano incluso dedicó el primer día de la semana, el domingo, llamado originalmente Dies Solis, “Sun day” o día del dios solar SOL a su adoración, sin embargo su fragmentado imperio estaba siendo corrompido en su base, las legiones, tradicionalmente seguidoras del culto a Mithra y por tanto ario ? solares, estaban influenciándose por el cristianismo, Constantino aprovechó esta condición para someter y unir a sus huestes, ya no bajo el concepto guerrero de Mithra, sino con la sumisión y redención del pecado cristiano, la culpa y obediencia, el mismo Constantino era preso de un sentimiento de culpa, era el responsable del asesinato de su esposa y su hijo, un recuerdo que le acompañó siempre, la religiones paganas no lo perdonaron por ese crimen, por lo Que busco El consuelo de la única religión que si lo perdonaba, el cristianismo, lo cual se acomodaba perfectamente además, a sus intenciones políticas. Esto es fácilmente corroborado reconociendo la habilidad política de Constantino, el poder estaba en la milicia, las legiones eran la base del Imperio Romano, instauraban y derrocaban emperadores según su conveniencia. Respecto a la visión de Constantino, así como el tipo de cruz que se supone vio en los cielos nunca estuvo clara. el otro símbolo, la inscripción  que apareció a través de un sueño, y que según su propia descripción correspondería  a las primeras letras del nombre cristo, Ji-Rho, cristos en griego o  Xristos ? Wotánico / Thor ? Hijo ? Resurrecto, la denominada cruz de Chi apareció formalmente algunos siglos después, tergiversándose nuevamente su significado pues en los caracteres rúnicos significaría “Thor- el hijo ? resurrecto”, la esperanza de la era de la restauración, de Shiva, la derrota de Kaly, la vuelta de la virilidad sobre la feminidad. Constantino, a pesar de reconocer este significado Rúnico.- Druídico- Pagano, rechazó la religión de los druidas como su fe, buscaba la absolución personal que solo el Cristianismo le había ofrecido,  sin embargo continuó con sus ceremoniales paganos ario solares a pesar de adoptar la fe cristiana como oficial del imperio, hasta se hizo bautizar en su lecho de muerte sin abandonar su creencia ario solar, La del culto al dios del cordero.
Paulo E. F. López Meza

http://mm2002.vtrbandaancha.net/cuadriga.html