Chamanes y estrategas (texto curioso de analogias)

28 diciembre 2004
Chamanes

Reunión de la tribu. Un personaje destaca sobre el resto, por varios motivos: ocupa la posición principal, nadie lleva tantas pieles o plumas como él, y frente al bullicio del resto, se mueve y habla más bien poco. Es el jefe de la tribu. Pero pronto deja de ser el centro de atención. Por el camino se escucha un tintineo. El chamán/brujo/hombre medicina se acerca. Lleva unos bolsones, con sus ungüentos y talismanes de trabajo, y algunas pertenencias que evidencian su condición nómada. Sus abalorios y vestimenta son mucho más espectaculares que los del jefe. Saca un tamborcillo y comienza a golpearlo suavemente con los dedos. La tribu le rodea, expectante. Ha llegado el momento de que pasen cosas.

Fundido estilo “2001, una Odisea del espacio”.

Reunión de Dirección. Un personaje destaca sobre el resto, por varios motivos: ocupa la posición principal, nadie lleva un reloj tan caro como él y el traje está hecho a medida (posiblemente haya desabrochado algún botón de la manga para demostrarlo), y frente al interés en meter baza del resto, se mueve y habla más bien poco. Es el Director General. Pero pronto deja de ser el centro de atención. Por el pasillo se escucha un tintineo. Los consultores se acercan. Llevan unos abultados maletines de fuelle, con sus informes y electrónica de trabajo y en ocasiones los portatrajes que evidencian su condición nómada. Sus móviles y portátiles son mucho más espectaculares que los del resto, y aunque su vestimenta no sea lujosa, siempre está a la altura y tiene un halo resonante de uniforme que impone. Sacan un portátil, lo conectan al cañón y uno de ellos comienza a golpearlo suavemente con los dedos. Los directivos le rodean, expectantes. Ha llegado el momento de que pasen cosas.

La palabra chamán procede de Siberia, significa “ver” o bien “aquel que ve (o que sabe)”, y representa a una persona capaz de sanar, curar el mal y de ver más allá. Es curioso que esta figura exista en las culturas primitivas de todo el mundo. La imagen es de un actual chamán ( ?????? ) siberiano.

En las sociedades primitivas sólo existe una mínima especialización por edad o sexo, con dos excepciones: el jefe y el chamán. A diferencia del jefe, el chamán, mezcla de sacerdote, mago, consejero y médico, no forma parte estrictamente de la tribu. Posiblemente ésta haya sido la profesión más antigua del mundo, y no la que se dice.

El jefe primitivo suele ser relativamente carente de poder. No hay bastante población y excedentes para que las élites mantengan ejércitos u otros elementos coercitivos. Así que el jefe de tribu no suele dar órdenes directas, pues no puede castigar a quien le desobedece. Sus tareas suelen centrarse en la representación y la conciliación. El poder político del jefe de tribu descansa en su persuasión, en su habilidad para sondear la opinión pública y en la capacidad para expulsar  individuos disconformes. Como se verá, el chamán puede serle útil en encontrar un soporte u orientación sobrenatural en sus decisiones.

Creo que la situación actual de un dirigente o CEO se asemeja parcialmente a la del jefe de una tribu primitiva. Aunque tiene poder, hay una “naturaleza” que se le escapa: competencia, accionistas, regulador, clientes y proveedores… y corrientes poderosas dentro de su tribu que debe gestionar. Y aunque al contrario del jefe de tribu dentro sí tiene poder, puede convenirle no utilizarlo. Puede necesitar, también él, un chamán. Y lo más parecido que tiene a mano es un consultor.

Igualmente, me parece que es fácil encontrar analogías (más o menos forzadas) entre la función que los chamanes ejercen y la función profesional de la Consultoría. A continuación identifico algunas, juzgad vosotros. Los datos proceden de la “Introducción a la antropología general” de Marvin Harris, y de britannica.com. Las cursivas son mis anotaciones.

Las tribús suelen resolver internamente sus problemas. Sólo se consulta al chamán cuando los casos son más serios: enfermedades, escasez de  caza o cosecha (malos resultados), disputas, adivinar el resultado de futuras batallas (competencia), etc.
El chaman busca sus propios clientes, debe asegurarse de que sus éxitos pasados y su capacidad de ayudar son conocidos. Su reputación debe ser protegida, pues vive de ella (así funciona el marketing de la consultoría).
La necesidad de formación para los rituales (presentaciones/reuniones). Esta suele venir de superiores o mayores (los socios o senior), que han establecido un camino (carrera, escalas) hacia la adquisición de poderes sobrenaturales, dentro de escuelas de chamanes.
Hay excepciones que han obtenido estos poderes de forma independiente. Estos son escasos y poderosos (gurús).
Los chamanes suelen especializarse en ciertos tratamientos cuando son curanderos, y en ciertas zonas geográficas cuando dirimen conflictos. Por ejemplo, entre los indios americanos Sia hay ocho sociedades de chamanes: una especializada en quemaduras, otra en picaduras de serpiente, etc. (Igualmente, los consultores suelen especializarse en ciertas tareas: sistemas, estrategia,RRHH, calidad… o sectores).
No tienen parentesco local, lo que les facilita su labor. (neutralidad e independencia.)
El chaman necesita acumular mucha información para asegurarse que el cliente tenga el diagnostico correcto. Habla con toda la población, para sondear las fuerzas y tensiones existentes (auditoría, trabajo de campo).
Parte de sus soluciones se obtienen en “visiones”. Entran en una especie de éxtasis donde comunican a una audiencia congregada al efecto lo que ven. (Esto me recuerda esta explicación de su metodología por parte de determinada consultora, citada por Enrique Dans: “A pattern emerges from the wealth of information gathered during the survey phase. Suddenly, the analyst gets a flash, a revelation. An entirely new key issue and set of Strategic Planning Assumptions (SPAs) must be crafted.” )
Si la medicina habitual falla, normalmente lo que ocurre es que inadvertidamente se está faltando a una regla de los espíritus protectores (que  podrían asimilarse a alguna de las últimas modas del Management)
Para inducir las visiones, realizan una serie de automatismos motores ayudados de tambores, tableros o la visión continuada de cristales. (seguro que harían maravillas con un ordenador portátil: tecleando y mirando el TFT). Aseguran ser capaces de viajar hacia el pasado y el futuro (esto sí que supone una gran similitud con la consultoría estratégica).
En ocasiones, recurren a las drogas para estimular su poder (drogas no sé, pero café…)
Una vez concluida la visión, no suelen recordar nada de lo que han comunicado (no he oído a ninguna consultora disculpar sus predicciones sobre la nueva economía, también puede interpretarse en el sentido de las “murallas chinas” o de su confidencialidad)
Como su poder es invisible, y los resultados no son inmediatos, necesitan acompañar sus tratamientos de una ceremonia que muestre que algo pasa. (La calidad de la documentación y presentaciones es fundamental en la Consultoría)
La vestimenta del chamán es especial, con lo que es fácilmente reconocido, y suele acompañarse de objetos mágicos muy codiciados que multiplican su poder. (La indumentaria de algunas Consultoras es característica. Y siempre llevan lo último en móviles, PDAs, portátiles…)
Asimismo, debe dejar claro al cliente que pone todo su empeño. Durante su labor, el chamán realiza numerosas muestras de superación de las necesidades corporales básicas (no duermen, apenas comen). El chamán suele guardar celibato, para no intoxicar su ritual. (Los consultores realizan auténticas proezas de trabajo abnegado, y si no llegan al celibato, no será porque les ponen fácil ver a sus parejas)
El chamán configura un escenario simplificado del conceptos donde las inquietudes del cliente tienen sentido. (Esto puede asimilarse a las herramientas estratégicas: DAFO, Fuerzas de Porter, modas de gestión)
Un chamán suele proponer soluciones que se alejan de lo tradicional, (hay que ir cambiando las modas de gestión) que son aceptadas por la confianza del cliente en su talento y éxitos anteriores (no se aceptarían de los empleados las mismas ideas que se acogen de los consultores). Los buenos chamanes saben que los problemas son frecuentemente sociales y culturales, y no “técnicos”.
Los chamanes tienen poder (y muchas consultoras lo tienen), pues controlan indirectamente a la gente, apoyados en el afán de ésta de controlar la “naturaleza”.
También quisiera dejar claro que esta analogía que propongo no es peyorativa ni para consultores ni chamanes. Al contrario. Quizá admire más al chamán o al consultor independiente por esa voluntad precisa para convertirse en outsider, sin una organización que le apoye. Pero respeto (tanto en chamanes como en consultores de todo tipo) ese potencial milenario de servir e influir gracias a la capacidad, bien inspirada, bien metodológica, de alcanzar niveles de conocimiento reconocidos como más profundos que los de la comunidad.

Me gustaría que Estratega fuera también un poco “chamánico”.