Plantas shamanismo y estados de conciencia

Presentamos un fragmento de ‘El Arte de Ver’, artículo de Alexander Shulgin incluído en el libro ‘Plantas, Chamanismo y estados de Conciencia’. En esta exposición, el Dr. Shulgin presenta de un modo muy directo lo que para él son y pueden ser las sustancias enteógenas dentro de un uso ‘apropiado’.

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Donde sea que me dirija a un público que no esté familiarizado con estos ámbitos de interés, me enfrento siempre a preguntas predecibles:

‘¿Qué hacen estas cosas?’

No es lo que HACEN. Es lo que PUEDEN hacer. Pueden mejorar la memoria. Pueden hacer más brillantes los colores. Pueden hacer que oigas con más agudeza. Y pueden hacer que experimentes una extraordinaria empatía, una forma de comunicación, con la naturaleza.

‘¿Cómo funcionan estas cosas?’

La verdad es que en realidad no lo sé. Es fácil hablar de receptores. Uno de los agentes psiquedélicos más potentes, el 2,5-dimetoxi-4iodoanfetamina [DOI], se ha utilizado como ayuda para definir las zonas del cerebro humano en las que se ha comprobado que se concentran las drogas psiquedélicas. El dominio del uso de técnicas de tomografía por emisión de positrones puede seguir las rutas tomadas por una droga psiquedélica adecuadamente etiquetada. Pero en el mejor de los casos estos instrumentos responden a la pregunta: ‘¿A dónde van estas cosas?’. Porque con respecto a la pregunta ‘¿Cómo funcionan estas cosas?’ no lo sé, y lo cierto es que tampoco nadie lo sabe.

‘¿Producen alucinaciones?’

En gran medida, no. Para mí, una alucinación es la yustaposición de una realidad personal sobre la realidad consensual normal, y la pérdida de consciencia que nos hace distinguir la diferencia. Sí, alguna de estas drogas pueden provocar este estado ilusorio, similar al sueño, pero la mayoría de ellas no.

‘Entonces, ¿qué es lo que HACEN realmente estas drogas?’

Paulatinamente estoy llegando a la conclusión de que la acción principal de cualquier droga psiquedélica es la de permitirnos ver dentro de nosotros mismos. En realidad no HACEN nada. Los psiquedélicos permiten que las cosas pasen. Te permiten comunicarte contigo mismo.

Sencillamente, es absurdo imaginar que las visiones del mundo interno, las intrincadas pautas, los viajes en el tiempo y el espacio, los recuerdos reales del nacimiento o anteriores, todo ello esté contenido en una planta. O que estén contenidos en una pequeña cantidad de droga.

Sólo hay un lugar en el que pueda existir toda esta magia. Dentro de ti. Dentro de tu alma. Dentro de tu psique. Las drogas psiquedélicas sencillamente te permiten expresarte.

Hace un par de años se me pidió que hablara a una pequeña familia de aplicados exploradores en Río. Me preguntaron cómo era posible que una droga como el MDMA, por ejemplo, pudiera contener este conocimiento, esta sabiduría. Intente explicarles que dicho conocimiento y dicha sabiduría estaban ya en ellos. Y que darle poder a un compuesto químico era eliminar sus propios poderes.

En una comida, aquí en San Luís de Potosí hace un par de días, se me consultó lo mismo. Se me preguntó qué pensaba sobre el modo en que la ayahuasca permitía ver con más hondura en el reino vegetal, haciendo que cada experiencia nos abriera más al conocimiento sobre otras plantas.

Di de nuevo la misma respuesta: No está en la ayahuasca. Está en ti.

La próxima vez que alguien te diga que tal droga hace esto o tal droga hace aquello, sugiérele que quizás tal droga o tal otra LE PERMITA hacer esto o aquello. Creo que dichas substancias en realidad nos permiten ver.

Eres quien emprende la búsqueda; eres la persona que puede ver. Eres la persona que finalmente define la realidad que constituye tu mundo.

Y cuando puedas lograr acceder a la parte de ti que puede ver las fuerzas, los impulsos que hay detrás de tus propios actos y emociones, serás capaz de dirigir el curso de tu vida con mayor claridad y consciencia.

Como decían los antiguos: la sabiduría es comprender a los demás, pero comprenderse a sí mismo es la iluminación.

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Fragmento de ‘El Arte de Ver’, por Alexander Shulgin
charla introductoria al seminario realizado en San Luís de Potosí en 1992 recogida, junto con las principales conferencias pronunciadas, en el libro:
‘Plantas, Chamanismo y Estados de Conciencia’

Editado y prologado por Josep Maria Fericglá
Publicado por ‘Los Libros de la Liebre de Marzo’, Colección Cogniciones
Barcelona, 1994