Cuentos y Poemas Indigenas-4391

Escrito por Dark Crow (foro Tradiciones Indigenas) el 25 de Mayo

A mi hija mayor ya fallecida le gustaba que se le leyera cuentos indigenas. En cierto modo a memoria de ella estare colocando aqui varios. Su hermanita con la que vivo espero le gusten cuando crezca un poco.

k’uaki / el zopilote
K´uaki/Zopilote

Escribió: Benjamín González Urbina
U n día el zopilote despertó de madrugada, parpadeo repetidas veces, volteo sus ojos con el propósito de agudizar su mirada, levantó los pies para confirmar que estaba bien, ¡De pronto! Se sacudió pensando en muchas cosas.

Se quedó estático como si estuviera ausente, tal parecía como si anduviera muy lejos, estaba pensando y en voz clara exclamó: Los años han transcurrido y yo de aquí de estos lugares jamás me he movido, muchos animales hermanos míos venían a visitarme pero, , hace ya algún tiempo que nadie se aparece, ¿Cual será la causa por la que no vienen? , estuviera muy bien si yo fuera a verlos, llevarles un fraternal saludo que al cabo pronto regresare, nada pierdo con ir, allá voy.

Dio un salto, extendió sus alas elevándose lo mas que pudo, cuando se encontraba muy arriba empezó a mirar que solamente unos cuantos árboles existían porque los humanos a cada rato incendiaban los pastos, las flores, a los árboles y los animales allí se quemaban, a parte los hombres deforestaban derribando mas y mas árboles.

Siguió volando y vio muchos caminos a los que hoy llamamos carreteras, así también a las cosas que se movían haciendo mucho ruido, fue entonces que empezó a descender volando lo mas bajo que pudo y fue entonces que miró a muchos animales como son; los venados, zorrillos, tejones, conejos, coyotes, armadillos, víboras bien aplastados, quienes los habían aplastado fueron las cosas esas que hasta cimbran la tierra al caminar y que los hombres nombran camiones.

El cuervo al ver aquel cuadro tan desolador sintió una enorme tristeza, hablo de la siguiente manera: Mis hermanos por los caminos y los incendios se están terminando, los hombres no recuerdan y ni piensan que nosotros nos estamos extinguiendo, si a nosotros nos matan ellos también se acabaran por que no podrán vivir sin árboles y sin nosotros que a diario alegramos sus vidas y por todo lo que realizamos a favor de ellos.

Me siento realmente mal al ver todo tan triste y yo solo no podré hacer nada para remediar esta situación, entonces, ahora si de plano me boy a sentar a llorar. Se paró en un palo viejo, se cubrió los ojos y lloró y lloró sintiendo pena por los que vio muertos y por lo que se está terminando.

Es obligación de los mortales cuidar de toda clase de animales, es por eso que les pido a los niños, jóvenes y señores que, nuevamente brinquen y canten las aves, que se alegre el mundo con sus cantos, con el aullar de los coyotes, que los campos vuelvan a reverdecer por los árboles que se planten y que estén en pie.


Escrito por Nuria Cugota Gomez el 25 de Mayo

Canto Triste (de Nezahualcoyotl)

Oye un canto en mi corazón:
me pongo a llorar,
me lleno de dolor:
nos vamos entre flores,
hemos de dejar esta Tierra:
¡Estamos prestados unos a otros:
iremos a la casa del Sol!
¡Póngame yo un collar
de variadas flores:
en mis manos estén,
florezcan en mí guirnaldas.
Hemos de dejar esta Tierra:
estamos prestados unos a otros:
iremos a la casa del Sol!

Nezahualcoyotl (1402-1472) fue un rey y poeta de Texcoco muy famoso por su filosofía, inteligencia, dirección, y liderazgo.

Escrito por Beatriz Bassino el 25 de Mayo

Mi pobre aporte, no encontre nada en lengua mapuche, pero tengo un libro en los dos idiomas y espero haberlo escrito todo correctamente, solo me falto una especie de n minúscula, que se usa para cambiar el sonido de la palabra y quise suplantarla con la n, pero separa las palabras, ni modo, mi teclado no entiende de lenguas aborígenes.

Me olvidaba el libro se llama “Testimonios de un cacique mapuche” Pascual Coña.

Petu ûlkantulu ka trêpukultrukelu feichi domo, ñuwiñnpêruin feichikuñawen, inalkiawin ñi pêrun, rûk ûiawin loko-kachilla meu; ka weluwelutumekei ñi n’amun en traf pûlli meu, êl’eyûketuyefin têfachi wirkolechi loko-kachilla.

Feichi kûñatuiauchi wentru en domo ká ûlkantukein; kiñeke kûñawn ûlkantukei.

Feichi wentru fei pi ñi ûl:
Amuleiyu, kûña;
Trankilmi, kûña;
Têfei rêan, kûña.
Feichi domo ká fei pi ñi ûlkantun:
Amuleiyu, chachai
Kanshakilmi, chachai
Iñche kanshalan, chachai

Rumenka pikeufui ñi ûlkantun en, ñi konpakefel mêten ñi lonko ñi pial en, fei ûlkantukefuin, rûnkûiauluwente loko-k’achilla.

Estos son los cantos de los mapuches mientras trillaban el trigo o la cebada, lo hacian los hombre y las mujeres,

Traducción:

Mientras que canta y toca esa mujer, trillan las parejas al compás del tambor; como danzando bordean en saltos el montón de espigas; las plantas de los pies se deslizan en contacto con el suelo hacia atrás y adelante y, así refregando las espigas amontonadas del trigo, las desgranan..

Las parejas de hombres y mujeres cantan también; un par después del otro romancean.

El canto del hombre dice así:
Sigamos adelante, compañera;
Que no te caigas, compañera;
Allí hay un hoyo, compañera;
La mujer contesta cantando de esta manera:

Sigamos, compañero;

No te canses, compañero;
Yo no me canso, compañero.

Tienen muchas versiones y variantes en sus cantos; todo lo que se les ocurria cantaban, mientras avanzaban a saltos sobre las espigas de trigo.

Escrito por Ana Roslyn el 29 de Mayo
Canción Leyenda.

EL PÁJARO CHOGÜÍ
Polka
Indio Pitaguá

Cuenta la leyenda
que en un árbol se encontraba
encaramado
un indiecito guaraní.
Que sobresaltado
por el grito de su madre
perdió apoyo, y, cayendo se murió.
Y que entre los brazos maternales
por extraño sortilegio
en chogüí se convirtió.

Chogüí, chogüí, chogüí, chogüí
qué lindo está mirando acá.
Mirando allá, volando se alejó.
Chogüí, chogüí, chogüí, chogüí
qué lindo es, qué lindo va
perdiéndose en el cielo azul turquí.

Y desde aquel día
se recuerda al indiecito
cuando se oye, como un eco, a los chogüí;
es el canto alegre y bullanguero
del precioso naranjero
que repite su cantar;
canta y picotea la naranja
que es su fruta preferida,
repitiendo sin cesar:
Chogúi, chogüí, chogüí, chogüí…


Escrito por Ana Roslyn el 29 de Mayo

Anahí o la leyenda de la flor del ceibo

Referencia

Es tradicional la fiereza de la tribu “Guayaquí”, de la familia de los guaraníes. Sus hombres y sus mujeres eran belicosos y celosos defensores del lar nativo.

Los Españoles los creían muchas veces verdaderos brujos, y los castigaban como a tales, es decir, con la hoguera. Las luchas entre indios y españoles dio lugar a una de las más bellas leyendas de las tierras que bañan el Paraná y el Uruguay.

La de la flor de ceibo.

Había en la tribu Guayaquí una indiecita que amaba su tierra natal al extremo de recorrer sola los bosques conversando con las aves, con las flores, con los animales que poblaban el bosque. Era conocida por la dulzura de su voz que de continuo entonaba los cánticos propios de su raza. Cuando ella cantaba, hasta el río rumoroso parecía callar para escucharla.

Un día, un gran pájaro de blanquísimas alas llegó navegando por el río; de él bajaron hombres barbudos cubiertos por metales relucientes que parecían dueños del rayom
transformándose por momentos en monstruos de cuatro patas y dos cabezas que atropellaban todo lo que encontraban en su camino.

La tribu de Anahí decidió defender la tierra nativa superando el terror que los embargaba ante aquellos monstruos desconocidos que más que hombres parecían creación del mismo Añangá.

Pelearon, pelearon días y días, semanas enteras. Pero iban siendo echados poco a poco de sus bosques, de sus ríos, de sus sierras. Anahí, pese a su juventud luchaba como los más valientes. Su voz ya no cantaba más, gritaba la venganza y la guerra y animaba a los hombres y mujeres de la tribu. Pero un día aciago cayó prisionera. Llevada al campamento español, logró en la noche zafar sus ligaduras y golpeando malamente a
un centinela ganó nuevamente el bosque, con tan poco fortuna que volvió a caer en manos de sus captores.

El soldado herido por Anahí murió. Sospechada de bruja, porque nadie podía admitir que con aquel cuerpo esmirriado y con su juventud pudiera haber dado muerte de un golpe al soldado, y atribuyéndole ayuda diabólica, fue condenada a morir en la hoguera.

Atada al palo de la ejecución y prendido el fuego de los leños, las llamas comenzaron a abrazarla. Pero Anahí, en medio de las llamas, en vez de gemir comenzó a cantar una canción en la que pedía a Tupá por su tierra, por su tribu, por sus bosques, por sus ríos.

Su voz se elevó al cielo, y al nacer el día, el cuerpo carbonizado de Anahí se había convertido en un robusto tronco de un árbol hermoso del que pendían racimos de
rojas flores.

Esa es la leyenda del ceibo, nuestra flor nacional.

ANAHÍ Canción.
(Leyenda de la flor del ceibo)

Anahí…
las arpas dolientes hoy lloran arpegios que son para ti
recuerdan a caso tu inmensa bravura reina guaraní,
Anahí,
indiecita fea de la voz tan dulce como el aguaí.
Anahí, Anahí,
tu raza no ha muerto, perduran sus fuerzas en la flor rubí.

Defendiendo altiva tu indómita tribu fuiste prisionera
Condenada a muerte, ya estaba tu cuerpo envuelto en la hoguera
y en tanto las llamas lo estaban quemando
en roja corola se fue transformando…
La noche piadosa cubrió tu dolor y el alba asombrada
miro tu martirio hecho ceibo en flor.
Anahí, las arpas, dolientes hoy lloran arpegios que son para ti
recuerdan a caso tu inmensa bravura reina guaraní,
Anahí,
indiecita fea de la voz tan dulce como el aguaí.
Anahí, Anahí,
tu raza no ha muerto, perduran sus fuerzas en la flor rubí.

Canción de Osvaldo Sosa Cordero basada en la leyenda del ceibo.

Escrito por Ana Roslyn el 29 de Mayo

En estas tierras coloradas, reinan muchos mitos y leyendas, entre los cuales se encuentra la del pito güé o también llamado benteveo o bichofeo, pitaguá, quetubí, pitojuan entre otros (Ahora que lo pienso… ¡Qué nombres!)
Éste es un pájaro (foto) que habita en nuestro país, Argentina, desde Buenos Aires, San Luis y Mendoza hasta el límite norte, de Jujuy a Misiones. Su grito agudo y prolongado es el que da origen a su nombre, ya que las personas que habitan en estas regiones creen oír esas palabras.

“Yo desconocía completamente al mito que envolvía a este curioso pájaro, hasta que una tarde cuando estábamos tiradas tomando sol con mi amiga de toda la vida en el patio de mi casa, en mi ciudad natal, un benteveo se nos acerca y nos sorprende con su original canto. Inmediatamente, mi amiga se pone de pie y lo ahuyenta agitando las manos y gritando ” ¡Fuera pito güé! ¡Fuera!”
” ¿Por qué lo echaste? ” le pregunté casi entre risas al ver la cómica escena.
” ¿Acaso no lo sabés? El pito güé cuando canta anuncia embarazo…”

Creo que nunca me reí con tantas ganas como en esa tarde de verano, me causaba mucha gracia ver que una de mis mejores amigas fuera tan supersticiosa…

Pasaron los años, y me olvidé del asunto, hasta el día de hoy.
Estábamos con mi vecina hablando sobre temas que ocurrían en nuestra vecindad, cuando me cuenta que la hija del dueño de los departamentos está embarazada, y comenta “Ya me parecía… La semana pasada escuché a un pito güé cantando en el patio”.

Según la creencia popular, cuando este pajarito grita cerca de nuestra casa puede significar dos cosas: Si grita al mediodía nos avisa la llegada de gente inesperada, parientes, amigos o desconocidos. O si simplemente lo hace en cualquier momento del día anuncia un nacimiento. Yo no sé si creer o no en estas cosas (sobre todo en lo último) pero por las dudas, si lo oigo gritar en mi ventana creo que no dudaré en invitar a mi amiga para que lo ahuyente, o al menos por el momento 😉

Existe una leyenda guaraní que trata sobre el benteveo, es muy larga para transcribirla, pero si quieren leerla y conocer más acerca de este famoso pájaro, aquí les dejo el link: ”

“Benteveo o Bienteveo”http://www.agenciaelvigia.com.ar/benteveo_o_bienteveo.htm

3 comentarios

  • ArjunaV

    Escrito por Beatriz Bassino el 29 de Mayo

    Hola Ana hermosas leyendas las que escribiste, solo para que te quedes tranquila, te digo: vivo en el sur, sur del país, mi casa esta situada en pleno valle inferior del río Chubut, los bichofeos, son muy comunes en la patagonia, no solo en el norte y estos condenados se la pasan gritando, es un decir; sus cantos nos alegra la vida, y las creencias no son ciertas por lo menos en nuestra zona, no se cumplen. Un saludo

    Escrito por Mª Carmen F… el 29 de Mayo
    Hola a todos.
    Recién entro en el grupo. Gracias Fabricio.

    Decidme sensible en extemo, pero a mi se han saltado las lágrimas al leer el cuento que nos ha regalado Fabricio.

    Escrito por Miguel Estaña Gimeno ayer a las 22:42

    Si no hacemos algo y cambiamos ,ya no sera un cuento sera una realidad por todas partes.

    Miguel, te doy toda la razón.
    Hace tiempo encontré unas líneas que, a menudo, me vienen a la cabeza:

    “Cuando el último árbol sea talado
    y el último río se haya secado,
    sólo entonces nos daremos cuenta
    de que el dinero no se come”…

    Un saludo a todos.

    Escrito por Ana Roslyn el 29 de Mayo

    Gracias Beatriz por la aclaración, pero conozco paraquayas aquí en España, que justo cuentan lo contrario. Sobre todo en el tema del embarazo, dicen que se pone en la casa de quien está embarazada y canta. Por supuesto no siempre tiene que ser cierto. Puede que no venga a cuento, pero en España, un pueblo que no recuerdo su nombre ahora, le hizo un monumento a un perro callejero, éste tenía un peculiar olfato, sabía quién iba a morir, se postraba junto a la puerta hasta que sucedía, después iba al entierro como uno más del pueblo, ésto está recogido en videos. A veces había varios enfermos y el perro estaba de casa en casa haciendo guardia. Un día aparecio muerto, se supone que no era bienvenido en ninguna casa y algún desalmado lleno de superstición y miedo lo quito del medio. Con esto quiero decir, que no siempre que el perro estuviese al lado de una casa estaba anunciando la muerte de alguien de la familia. Pues igual ocurrirá con el pitaguá.

    Escrito por Beatriz Bassino el 29 de Mayo

    Curruf – taiel: El canto sagrado del viento
    Acá en las tierras del sur americano donde la realidad es mito y leyenda de antigua estirpe, los más viejos entre los viejos afirman que el padre – creador de la música es el viento. Y no les falta razones, porque es cierto que acá curruf (viento) sopla su flauta en los pajonales, se vuelve trompeta en los remolinos, redobla como timbal, entre las piedras y el agua, y es manso violín en los cañadones largos y protegidos…

    27/05/10)

    En efecto, posiblemente del viento las culturas australes aprendieron a hacer música. Quizás del mítico Elëngasen, su progenitor y señor, el autor de los curruf-taieles…

    Dicen que en la lengua araucana no existe una palabra para designar la música. No hace falta. Los instrumentos musicales hablan por sí solos de su presencia en el pueblo y su cultura… ¿Cómo negarla cuando suenan el quinquercahue o la pifilca? Y aunque todavía no hubiera ritmos indígenas ni instrumentos, el viento -músico si existiría, y seguiría dando notas para sus legendarios taieles…

    Entre todos los instrumentos musicales Nguenechén, el Padre de las razas aborígenes, eligió el cultrún y lo puso en las manos de la machi. Desde entonces es sagrado. Su vientre resonador tiene el perfume y las voces misteriosas de las maderas con que se talla: el foye (canelo) el triwe (laurel), el ciprés o el raulí. Y es para que no se escapen que los artesanos le ponen bien ajustado sobre la redonda boca el parche de cuero pelado.

    Es el cultrún el instrumento chamánico por excelencia, y esto ocurre desde sus antepasados. Por eso el rito acompaña su nacimiento como instrumento compañero e inspirador del trance mítico. Quienes lo han visto dicen que antes de tensar la membrana del cultrún la machi mete adentro su canto y con él parte de su pullú o alma… Y es fama que introduce las propiedades mágicas o curativas al colocar por la abertura a punto de cerrarse, piedritas de colores, plumas, pelo de animales o hierbas medicinales…

    Los mapuches aseguran que cuando la medica hechicera toma el cultrún tiene el mundo en su mano. Y así debe ser nomás, no sólo por su forma semiesférica característica sino también porque los dibujos que lo ornamentan, con sus sagrados azules, amarillos y blancos, con su cruz abarcadora y sus extrañas figuras, representan posiblemente el orden y equilibrio entre el cosmos y sus criaturas.

    Con el cultrún junto a su pecho la mediadora sagrada está a la altura de su dios, y con el palo percutor de cabeza de rellmú (arco iris)puede invocarlo y obtener la gracia o petición. Con él hace sus rogativas, y con él vuela hacia el más allá, con él acompaña los taieles y danza en torno al rehue (altar sagrado), con él se instala el camaruco y bate sin cesar… Como antes, ¿Como siempre?

    Allá en el cerro sagrado de Yanquenao hay un cultrún de piedra. El misterio envuelve su presencia fósil. ¿Cuanto hace que su cuerpo es mineral? ¿Lo petrificó el Gualicho, celoso por el poder de la machi? ¿Algún espíritu envidioso aprisionó así su alma de música? Muchas lluvias y soles largos han caído desde entonces sobre el cultrún de piedra, pero no han borrado sus curiosos petroglifos. Quizás para el Elëngasen cuando sopla pueda contar la historia de la Creación… ¡Quién sabe!

    Al cultrún sagrado lo acompaña en los nguillatunes (rogativas), la también sagrada pifïlca. Cuenta la leyenda que los valientes mapuches al son de la pifïlca pudieron rechazar a los poderosos incas conquistadores. Pero perdieron la pifïlca mágica… Y todavía la buscan. Por eso la reproducen en madera o hueso y con sus timbres agudos parecen que las llaman en las rogativas… Especialmente cuando el munday las bendice con su agua de trigos maduros. ¿Volverán a ser fuertes e invencibles cuando la encuentren?

    En las rogativas rituales los mapuches acompañan los sonidos sagrados del cultrún y la pifïlca con los tonos graves de la trutruca. Esta hermana del erque norteño buscó el sur de la leyenda promisoria para vivir por sí misma, y tanto se aquerenció que no falta en el corazón de los nguillatunes.

    Claro que un buen pillantún (orquesta sagrada) se completa con otro noble instrumento como el cull cull, el cuerno que es pariente del erquencho y que antiguamente hacia sonar sus graves alarmas en caso de peligro para la tribu. Y hasta con la wada, la rítmica sonaja aborigen.

    Los músicos mapuches han recibido de sus hermanos americanos la inspiración e impulso para transplantar y adaptar formas instrumentales. Por eso también hacen música con el koolo o violín tehuelche, el ñolquín hermano menor de la trutruca el quinquercahue o gran violín araucano hecho con costillas de yeguarizo, el piloiloi descendiente de los incas que imita en madera o piedra la mítica flauta de Pan, el trompe con su diminuto cuerpo de hierro con forma armoniosa lira, o las cascavillas de sonantes pezuñas de hemul…

    Los aborígenes de los confines patagónicos guardan viva memoria de los orígenes sagrados de la música, y han representado por siglos mitos y tabúes en la relación con la ejecución de los instrumentos musicales. Por ejemplo no pueden tocarse indistintamente o en cualquier ocasión… Y hasta hay claras jerarquía, por orden social, o sexo, o edad, para ejecución de algunos. De este modo la machi batirá el parche del pichicultrún… Y las pifilcas estarán a cargo únicamente de acólitos masculinos. ¡Y hay del trasgresor que no respete las normas! Puede pasarle lo que a las indiecitas desobedientes que, ignorando la prohibición que impide a los más jóvenes soplar el trompe de coloridos pompones, se fueron con él a la montaña y lo tocaron despreocupadamente bajo las barbas mismas de futa chao , el padre grande… No se dejó esperar el castigo divino. Dicen que un espíritu maligno las transformó en estatuas de piedra. Y para memoria de sus hermanos allí están todavía, ¡Quietecitas y fosilizadas en el volcán Epuilche o dos niñas!

    Supongamos que por un momento que ahora el pillantún está completo y muestra su variedad de sonidos y matices orquestales. Los ejecutantes están listos y ensayan… Sin embargo aún falta el instrumento entre los instrumentos: la voz humana, el don con el que el hombre se lanza a la vida con el primer llanto sonoro… En realidad los instrumentos musicales son sólo el complemento y realce para el canto aborigen.

    Los pueblos del Sur cantan sus taieles sagrados como invocaciones a sus dioses en las rogativas, o como invocaciones a su origen en las canciones del linaje. Pero también cantan a la vida en el ülcatún profano, o en los “romanceos” improvisados, o en los de memoria que preservan lo que fue: patria, historias, amor, magia, costumbres… Para que no mueran con el tiempo y el olvido en los hermanos dispersos…

    Si, la música es algo que las culturas de la Patagonia aprendieron de currúf. Elëngasen les enseñó a celebrar el gozo, el ruego o el dolor de vivir, con sonidos humanos o con instrumentales… Mientras canten no estarán ni se sentirán solos, mientras repitan las viejas melodías el hilo sagrado de la raza mantendrá unidas las generaciones, y mientras hagan música, no habrá ocaso para los hombres.

    Este es el misterio que me contó anoche el viento… En uno de sus curruf-


    Escrito por Nuria Cugota Gomez el 29 de Mayo
    Canto triste de los Hñañhü (Otomies) denominado tlaocolcuicaotomitl:

    Danthe togui togui
    hin hambi tegue
    Ndahi togui togui
    hin hambi tegue
    Nbui togui…
    hin hambi pengui.

    El río pasa, pasa,
    nunca cesa.
    El viento pasa, pasa,
    nunca cesa.
    La vida pasa…
    nunca regresa.

    Poema nahua
    Emergen, emergen las flores

    Emergen, emergen las flores:
    floreciendo están las flores en presencia del sol.
    A tu canto corresponde el ave del dios.
    Tú la buscas: todas ellas son tu canto y son tu dicha:
    tú deleitas a los hombres con movedizas flores.
    Donde quiera ando, por doquiera canto, yo cantor:
    las flores olientes a maíz tostado se remecen
    entre las mariposas en el patio florido.

    Todas vienen donde el Árbol está enhiesto:

    flores que al hombre trastornan,
    que pervierten corazones, vienen a derramar,
    vienen a dejar caer carga de flores, fragancia de flores.

    De flores es la alfombra: muchas hay en tu casa
    y entre el musgo acuático canta y trina Xayacamachan:
    embriaga su corazón la flor de cacao.
    Hermoso canto repercute allí;
    alza su canto Tlapaltecutzin, muy perfumadas son sus flores:
    se estremece la flor: es la flor del cacao…
    la madre de los dioses.

    Y uno de Netzahualcoyotl

    “No por siempre en la tierra,
    sólo breve tiempo aquí.
    Aunque sea oro se rompe,
    aunque sea jade se quiebra,
    aunque sea pluma de quetzal se desgarra…
    ¡No por siempre en la tierra,
    sólo breve tiempo aquí!”

    [align=justify]Escrito por Ana Roslyn el 29 de Mayo
    Hace algún tiempo leí, tengo que volver a leer porque la memoria falla, varios libros de Augusto Roa Bastos, en ellos por supuesto hace referencia a las leyendad de origen paraguayas, que están muy enraizadas con el guaraní como todos sabeís. Me comprometo a traer alguna.

    Escrito por Nuria Cugota Gomez el 29 de Mayo

    Cuento mítico prehispánico de Jaén, Peru
    No se sabe exactamente en qué tiempo vivió Amojú, la bella
    princesa que dio el nombre al pequeño río de Jaén.
    No sabemos acerca de su significado pero, si de una princesa se
    trata, los nombres siempre son expresivos de belleza, de pureza,
    de ternura, por lo que Amojú pudo significar: Bello amanecer,
    Lucero de la tarde, Flor del campo, Predilecta de los dioses o
    cualquier otro de poético acento.

    El nombre del valle, se dice, fue dado en reconocimiento a la hija primera del Apu o curaca, que gobernaba a las tribus que poblaban las alturas occidentales de la actual Jaén y que extendían sus dominios sobre el vallecito cálido donde Amojú tenía establecido su balneario privado.

    A la sombra de una catagua , árbol de gran tamaño, de hojas
    redondeadas y brillosas, de tronco grueso y muy fuerte y frutos en forma de discos que simulan ser llantas para un camioncito de juguete; Amojú había hecho engalanar una pequeña represa,
    donde podía bañarse y nadar durante todo el año, debido a la
    abundancia y claridad de las aguas que, en razón del caluroso
    clima del lugar, eran de una deliciosa frescura, que contrastaba con lo demasiado frías, como eran las que resultaban un poco más arriba, hacia la cordillera.

    El gran Curaca, Apu, que es Señor, era el padre de Amojú, y
    debido a la confianza y seguridad en sus dominios, permitía que su adorable hija concurriera regularmente a tomar baños en el
    remanso acomodado para el solaz de la princesita y sus amigas
    que la acompañaban.

    Era, pues, costumbre de ella bajar cada luna llena desde la casa
    curacal de sus padres hacia la hondonada del río, por dos
    pequeños afluentes engrosado, el que, por causa de un recodo, se había formado además un lindo remanso de regular profundidad.

    Allí acudían Amojú y sus doncellas amigas a bañarse y retozar en inocente solaz y lo hacían, vestidas tan libremente como ahora; es decir, desnudas, sin esas coberturas que, además de incómodas por lo pesadas y pegajosas que se ponen con el agua, rompen la natural armonía de cuerpos lozanos y deslucen el encanto propio de las muchachas en flor.

    Amojú se hacía lavar el lacio, muy largo y negro cabello que
    enmarcaba su bello rostro, de rasgos suaves y delicados; con la
    espuma lustral del chililique o choloque , árbol cuyo fruto muy
    amargo al gusto, resulta ser un maravilloso detergente para el
    cabello, la ropa y el propio cuerpo.

    El día menos esperado, mientras las hermosas jóvenes se divertían a sus anchas zambulléndose en las frescas aguas y también rociándose con ellas en una batalla campal de agua contra agua, una bandada de bulliciosos guacamayos, que acostumbraba llegar a esa misma hora, se posó en el enorme árbol de catagua para ingerir sus frutos, de ingrato sabor para otras especies, pero deliciosos para los loros.

    Entre los guacamayos alharaquientos y bulliciosos con sus gritos desgarrados, figuraba uno especialmente hermoso, de un plumaje rojo dominante con amarillo y que contrastaba con el azul y verde, común entre sus congéneres.

    Este guacamayo, descendía con ánimo visiblemente amistoso
    entre las ramas del árbol y parecía no temer a las bañistas, las que, tomándole confianza le arrojaban agua con las manos, para ver si con ello le producían algún espanto hasta hacerlo huir.

    El guacamayo, que no se dejaba intimidar; por el contrario, emitía suaves gorjeos, repitiendo algunas palabras de sus interlocutoras:

    ¡ Vete, pajarraco!, ¡Emigra, loro feo!, ¡No te queremos! Y al tiempo que repetía, se reía como ellas lo hacían.

    Ni Amojú ni sus doncellas sospecharon que ese guacamayo rojo y amarillo que tan amistoso se mostraba era nada menos que el hijo primero del jefe de los hombres de la selva, es decir de un príncipe también, de los no muy bien apreciados por temidos, awajunas.

    En su calidad de príncipe o heredero del mando en su tribu, había obtenido permiso para explorar sus tierras hacia el poniente, junto con el brujo Cujanchán , que le había dado la apariencia, la metamorfosis de hombre a pájaro. Los otros guacamayos eran, unos, sus amigos más cercanos y otros, guacamayos comunes, esto es auténticos, sin metamorfosis alguna, que no se preocupaban por averiguar el origen extraño o no de los que a simple vista eran guacamayos como ellos.

    Amojú destacaba entre todas como una paloma torcaza entre
    zaparcit as, como se conocen en Jaén a las pequeñas tórtolas. Tal era su porte, su prestancia, su hermosura.

    Las visitas del puka-cori-huaka-mayu (el de rojo y oro que llora en el río) el guacamayo de rojo y amarillo; se repitieron con infalible regularidad, sin que osase el enamorado príncipe presentarse en persona. Temía que, de intentarlo, aterrorizaría a Amojú y ésta no más volvería al balneario de su preferencia.

    Aconsejado mal, o quizá bien, por el brujo Cujanchán, optó por el rapto, para apoderarse de ella, y tomó las precauciones que
    correspondían para llevar a cabo su intento.

    El hechicero ofreció facilitarle la tarea y debido a que entre los
    territorios de los awajunas , de donde era oriundo el príncipe y los del reino de Amojú, había de por medio una muy intrincada selva, compuesta por una vegetación hirsuta, peligrosa y muy hostil; en que abundaban desordenadamente toda clase de plantas agresivas con los que osaran invadir sus dominios tales como: los carnosos y espinudos pishcoles, de la familia de los cactus, los uñegatos de muchas variedades, las llishas , con que se envenenan las aguas para pescar, los cajaruros, los abriojos y muchas más enmarañadas especies, igualmente aterrorizantes; optaron por la vía aérea, mediante la mágica transformación, de los protagonistas, en aves.

    Sólo al hechicero, que tenía la virtud transformativa para los
    demás, no le estaba permitido ese prodigio alado; pudiendo
    convertirse en cualquier otro animal terrestre, pero no en ave.

    Son restricciones que hasta los propios magos y taumaturgos
    tienen, como sucede con algunos oficios y profesiones que han
    dado lugar al jocoso dicho: “En casa del herrero el cuchillo es de palo ”. Por cuya razón, optó por convertirse él mismo, en un
    cuadrúpedo y escogió el género que más se avenía a su condición nada agradable de jugar sucio con sus hechicerías: se transformó en un escurridizo sajino.

    En el día convenido, apareció la ruidosa bandada de guacamayos y se posó en la copa de la acostumbrada catagua .

    Las bañistas no faltaron tampoco a su habitual cita y cuando más entusiasmadas estaban chapuceando en las límpidas aguas del remanso, apareció, lúgubre, con su hirsuta y sucia pelambre, el repugnante sajino, que sacó el aporcinado hocico de entre las
    matas floridas de la rivera del río.

    Las jóvenes no se asustaron por la presencia del animalejo y antes bien sólo cogieron guijarros para ahuyentarle.

    De pronto el brujo recuperó su forma humana y sin darles tiempo a las muchachas para nada, les lanzó su fugaz hechizo y las convirtió en coloridas, volátiles y vocingleras guacamayas.

    Éstas, sin más precaución que el nuevo instinto de aves, levantaron el vuelo y se confundieron con las que sobre el árbol de catagua , gritonas y golosas trituraban esas rodelas verdes, de tajadas óseas, que son el fruto preferido del árbol de los guacamayos.

    Al atardecer, cuando el sol traspuso la cima del Chililique y el cielo también extendía sus propias alas de colorido papagayo, las parlanchinas aves volvieron a sus reductos y con ellas, sin advertirlo, Amojú y sus amigas.

    El hechicero convertido nuevamente en sajino, y cumplido su
    censurable propósito, emprendió el largo regreso a su habitual
    morada en la lejana tierra de los awajunas , donde volvería a
    recuperar su forma humana y revertir también la metamorfosis de los falsos guacamayos, devolviéndoles su verdadera y humana apariencia.

    Por poco, con su muerte, no se hubiera descubierto el misterio del hechizo al dejar para siempre al príncipe y sus amigos y a la
    princesa y sus amigas con la irreversible forma de pájaros multicolores.

    El hechicero estuvo a punto de sucumbir a los efectos de una
    envenenada flecha, untada con curare , presta a ser disparada por un cazador de su propia tribu; el cual, advertido a tiempo y angustiosamente por el brujo, no soltó el dardo mortal a él destinado.

    Tardó el brujo en llegar a su pago y durante ese tiempo el príncipe y sus amigos siguieron siendo guacamayos, viviendo con guacamayos y como guacamayos guarecidos en sus respectivos escondrijos.

    Amojú y sus amigas, al notar que gentes casi desnudas pululaban en todas direcciones, siguieron la ruta de las demás guacamayas internándose en el bosque.

    El príncipe y sus amigos acudieron al poblado muy temprano, donde la cita con el brujo era imprescindible; pero les sobrecogió la angustia de no saber ni contar con la presencia de la guacamaya Amojú y sus amigas, que permanecieron en compañía de sus ahora congéneres.

    El príncipe, angustiado de no contar con la bella Amojú, maldijo al brujo por su iniciativa, culpándolo de la fuga, tal vez irrecuperable, de la que tenía ya por su amada. Pensó que tal vez jamás la volvería a ver sumergida en el movedizo cristal de las aguas del río Amojú.

    La tristeza se apoderó del joven enamorado y le rogó al hechicero que lo convierta de nuevo en guacamayo y que no le devolviera su humana apariencia, sino cuando estuviera, de recuperarla, seguro, junto a su amada la princesa Amojú.

    Así ocurrió y, cuando el príncipe se vio convertido una vez más en guacamayo encarnado, voló donde sus congéneres y se mantuvo junto a ellos siguiendo sus hábitos y costumbres.

    En bandada regresó muchas veces al remanso de límpidas aguas
    donde conoció a Amojú, pero ella no estaba. Su pensamiento, si
    es que pudo tenerlo mientras era guacamayo como los otros o
    quizá su instinto, lo mantuvieron en la esperanza de que Amojú
    debería estar muy cerca, tal vez entremezclada con la bandada de guacamayos.

    Así se mantuvo durante mucho tiempo; por lo menos hasta que la tierra recuperase la calma que perdió a raíz de este acontecimiento.

    Ocurrió que, el no regreso de Amojú y sus doncellas, inquietó
    sobremanera al curaca, su padre, que era el soberano de la tribu
    principal y jefe de las comunidades aledañas.

    Pidió socorro al sacerdote del Apu Máximo de la comunidad, el
    que, conmovido ante tamaña desgracia, imploró la ayuda de su dios, cuya morada era la más alta de las montañas del Oeste, para que proveyera al rescate de la princesa y sus doncellas que habían colmado de angustia a los jefes de cada familia afectada, porque se trataba de sus propias hijas.

    Así fue cómo, escuchando su ruego, el espíritu del poderoso Apu sacudió vigorosamente sus montañas y ordenó que los vientos del Oeste, soplaran oscuras nubes recargadas de potente fuego, sobre las tierras bajas de los ahora asustados awajunas, sospechosos del secuestro.

    Al advertir esta agresión el hechicero Cujanchán usó de sus
    propias artes mágicas para pedir a las fuerzas de la Selva que
    acudan en socorro de sus devotos.

    De este modo, promovió el desplazamiento de los cálidos vientos del Este que, a su propia vez, empujaban grandísimos promontorios de nubes oscuras y desafiantes hacia el Oeste.

    El choque de poderes se hizo inevitable. Sobre el vallecito,
    escenario de la fabulosa y principesca aventura, se desarrolló una batalla telúrico celestial inenarrable: vientos huracanados que desplegaban sus airadas alas, golpeándose por lo alto como
    embravecidos cóndores mitológicos. El retumbar sordo y poderoso de enormes moles pétreas, arriba en los cielos, como si los Apus entrechocaran sus cabezas iracundas de machos cabríos inmortales, distribuyendo el terrible zigzagueante fuego de intensa luminosidad celeste.

    Luego, una lluvia torrencial se precipitó sobre la tierra, como si el cielo fuera un mar que vacía sus aguas en catarata, de una sola vez.
    Los ríos multiplicaron varias veces su furia acostumbrada y arrastraron consigo todo cuanto a su paso encontraban: chozas, animales domésticos y salvajes, sembríos y árboles gigantescos, arrancados de cuajo, que como débiles matas, discurrían sobre el oscuro, rojizo y espeso limo, con olor a barro, de los ríos convertidos en mares trashumantes.

    Las bajas humanas fueron muchas por ambas partes.
    La lucha de los elementos por causa de los hombres habría continuado, si no fuera porque, de pronto, un providencial árbitro, apareciera en el escenario, hastiado ya de tanta, infecunda como destructora violencia desatada.

    Rompiendo las montañas de negras, amenazantes y espesas
    nubes, apareció por fin en el cielo el brillante y alegre rostro del
    dios y señor de todos los dioses y poderes del cielo y la Tierra. Era el cálido, radiante Sol, dueño y señor de los elementos el que terció para poner fin al conflicto.

    Mediante su sacerdote advirtió al ofendido padre de Amojú:

    – ¡No uséis más de la fuerza! Aprended de mí que soy manso y soy humilde. ¡Jamás hago ruido ni alardeo de nada y sin embargo, nada se mueve en la Tierra sin mi permiso y voluntad! El Sacerdote del Sol, el que muchos años más tarde sería el dios Inti de los poderosos Incas, impetró usar de la astucia antes que de la fuerza, que todo lo destruye, sin dejar otra cosa que duelo y dolor, y en el mejor de los casos, una gloria efímera que se

    desvanece con la misma volatilidad de un falso perfume. Dijo:

    – ¿Quién pudo arrebatar a la princesa Amojú y sus doncellas si no es el Gran Hechicero de los awajunas ? ¿Acaso hemos encontrado huellas de su trajín en el entorno del remanso en que solía bañarse la princesa y sus amigas? Ha usado de sus poderes para llevarse a Amojú y sus doncellas, sin dejar huellas del secuestro. Debemos, adueñarnos de él para obligarle a devolver a nuestra princesa y sus doncellas.

    Diciendo esto, el sumo sacerdote del Sol, secundado por el sacerdote del Apu de los de Amojú, convocaron a cuantos animales podían, por sus calidades y virtudes, contribuir al rescate.

    Desecharon a los pumas, jaguares y otros gatos por no ser una
    cuestión de fuerza; a los zorros y culebras por no ser una cuestión de sólo astucia; por ello, escogieron a las más grandes arañas de las expertas tejedoras y a los humildes y no bien estimados gallinazos, debido a su docilidad, a su número y a su gran poder de vuelo en las alturas.

    Hasta entonces, los gallinazos eran, desde su nacimiento,

    totalmente albinos, de un blanco relumbrante que, en las alturas, se confundía con las nubes, en el azul del cielo, cuando estaban en vuelo franco.

    – ¿Qué pensáis hacer con las arañas? -preguntaron al sacerdote del Sol con desconfianza.

    -Las arañas tejerán una enorme red, tan resistente como la cabuya .

    – ¿Qué pensáis hacer con los gallinazos? -interrogó el desconfiado monarca al sacerdote del Sol.

    -Con uno o dos, casi nada -le contestó él-, pero si logramos juntar una nube de ellos, podremos tender la gran red que tejerán las arañas, con que atraparemos al Gran Hechicero de los awajunas , y una vez que lo tengamos en nuestras manos, todo quedará allanado.

    – ¿Cómo atraparéis al hechicero de los awajunas ? ¿Cómo lo haréis caer en la red que tejerán las industriosas arañas?

    -El hechicero acostumbra ir cada mañana a la cumbre de

    un pequeño cerro que hay cerca del pueblo de los awajunas . Ahí hace sus ritos y sortilegios para mantener viva la fuerza de sus hechizos. Muy temprano, las arañas ayudadas por

    los gallinazos asentarán la gran red tejida de gruesos hilos, tan fuertes como la cabuya , y cuando el hechicero haya pisado el centro mismo de la red, los gallinazos levantarán vuelo portando con su potente pico la enorme red que, como una gran hamaca, llevará al sorprendido y asustado hechicero, que no atinará a desprenderse de su prisión por desesperados esfuerzos que haga.

    Así, lo traerán donde nosotros, y acá lo haremos confesar todo lo que sabe sobre Amojú y sus doncellas.

    El plan se llevó a la perfección, y al poco tiempo, el hechicero de los awajunas estuvo confesando sus tretas, la última y la más tremenda de todas, el rapto de la princesita Amojú y sus amigas,

    que desde entonces viven confundidas con otras guacamayas, sin poder regresar a sus respectivos hogares.

    El brujo de los awajunas , como era de esperarse, fue muy a pesar suyo, conducido por la bandada de gallinazos raptores, al balneario de la princesa; lugar de donde, un buen tiempo atrás, fuera secuestrada por el hoy prisionero Cujanchán.

    De acuerdo a lo convenido se encontraban ahí esperando los

    padres de Amojú, los padres de sus doncellas, el sacerdote del Sol y el sacerdote del Apu de los deudos de Amojú.
    Era el mediodía de uno de luna llena, en que la expectante comitiva esperaba, con ansiedad, la llegada acostumbrada de los

    guacamayos. Como no podía faltar, a la hora esperada, con gran algarabía, una gran mancha de coloridas plumas y gruesos picos se posó en las grandes ramas de su árbol favorito.

    Entre los volátiles huéspedes se distinguía, por lo rojo de su
    plumaje y gallardía de su porte, uno entre todos y junto a él una
    hermosa guacamaya vestida de encajes celestes, verdes y amarillos.

    -Es su pareja -advirtieron los presentes, conocedores de las

    costumbres de estas aves que se emparejan para toda la vida,
    como es poco común entre otras especies animales, incluido el hombre.

    Tan pronto como los vio el hechicero prisionero, los reconoció y confesó su delito.

    -Es el príncipe de los awajunas –dijo, temblando de miedo – Su
    padre me ha responsabilizado por su desaparición y ha jurado
    matarme si no lo recupero para sucederle en el mando del
    curacazgo, después de ordenar que se me atormentara con una
    paliza ejemplar.
    Su compañera es la princesita Amojú.

    Toda la concurrencia manifestó su sombro con un prolongado:

    – ¡Aaaaaaaaaaaah!

    Tan luego lo divisó, el hechicero le hizo unas convencionales señas que sólo ellos conocían y el guacamayo rojo descendió junto a él y ¡Oh sorpresa! , con el guacamayo rojo descendió también la bella guacamaya vestida de azul y verde con una gran chalina amarilla y tras ella, como obedeciéndole, otras guacamayas de parecido plumaje.

    Llegado el momento de la esperada transmutación de aves a
    humanos y, para no ponerlas en vergüenza a las muchachas, que
    el hechicero sabía que estaban desnudas; ordenó por medio del
    sacerdote del Sol que pidiera a todos los presentes que dieran las espaldas hasta que las bellas niñas cubrieran, con prendas
    adecuadas, su desnudez.

    Todos obedecieron, a pesar de la gran curiosidad que sentían para ver cómo era aquello de la transformación esperada.

    El Gran Hechicero de los awajunas , el mago Cujanchán , ensayó sus ritos y en el acto los guacamayos recuperaron su apariencia humana.

    La sorpresa fue grande para todos. Pasados los primeros instantes de confusión y cubierto el pudor, Amojú se vio frente a un joven que, aunque para ella era un desconocido, le resultó tan agradable como si con él hubiera existido ya una bien fundada amistad. Las otras jóvenes simpatizaron también con los amigos del príncipe awajuna y formaron parejas con ellos.

    El reencuentro con sus seres queridos colmó a todos de gran
    felicidad, con la que olvidaron los deseos de castigo y de venganza alimentados durante la prolongada y angustiosa ausencia.

    Siguiendo esta regla, el brujo fue devuelto a su pago, rogando al
    Jefe de los awajunas se compadeciera de él y lo perdonara, porque si no, lo convertiría en sapo. El Jefe de los awajunas , asustado por la amenaza, lo perdonó.

    El reencuentro jubiloso dio lugar a preparativos entre ambas tribus para celebrar, en el mismo lugar donde se encontraban las bodas de Amojú y su príncipe awajuna y las bodas de las jóvenes parejas que consolidaron su amor en el encuentro breve que, como pájaros de coloridos plumajes, tuvieron a causa del hechizo fraguado a solicitud del príncipe awajuna, perdidamente enamorado de Amojú.

    Las fiestas de bodas, promovidas por ambas tribus que antes eran rivales, fueron tan alegres y fastuosas como vigorosa fue en su momento la furia con que combatieron los elementos.

    Todos decidieron que era conveniente para las nuevas familias
    quedarse para siempre a la vera del pequeño río que en
    homenaje a la princesa lo llamaron Amojú.

    Los humildes y tan útiles gallinazos, esas benditas aves
    de majestuoso e imponente vuelo con las que todo el mundo
    simpatiza, para unirse al jolgorio general, suplicaron como
    recompensa a su entusiasta y desinteresada colaboración por
    la paz entre las tribus, se les hiciera la gracia, por medio de
    los sacerdotes y hechiceros, de mudarles el ropaje de sus plumas, que muchas veces provocaba colisiones entre unos y otros cuando se desplazaban veloces, en las grandes alturas, blancos ellos entre blancas nubes, por otro vestido que les permitiera verse y distinguirse, desde cierta distancia, para evitar chocar entre ellos.

    Su pedido fue atendido por justo y necesario y como señal de
    agradecimiento a su decidida participación. A partir de entonces
    lucirían para siempre el vestido negro, con que hoy se les ve por
    doquier, como el natural uniforme de nuestra nunca bien pagada
    pero siempre eficiente baja policía natural .

    FIN[/align]


    Escrito por Cristmar Mendoza el 30 de Mayo

    Hola! Encontré esto que les copio líneas más abajo que quiero compartir con ustedes.

    saludos afectuosos, Cristmar

    “… La tribu Yurok del norte de California poseía una cultura espiritual muy desarrollada basada en el ritmo del ciclo menstrual para las prácticas rituales no sólo de las mujeres sino también de los hombres.

    Las mujeres acostumbraban retirarse “en masa” durante la luna nueva por un período de diez días.

    Durante ese tiempo los hombres se concentraban en el “desarrollo interno”, en ceremonias y meditación.

    Mientras los adultos estaban ocupados acumulando poder espiritual, los niños eran cuidados por los ancianos de la tribu.

    Todo el trabajo que los adultos tenían que hacer se concentraba en los otros días del mes… “”

    Escrito por Ana Roslyn el 30 de Mayo

    Preciosa historia la que cuentas Cristmar. Me ha gustado mucho, encierra espiritualidad, convencia en armonía, comprensión. Muchas, muchas cualidades humanas. En serio me ha encantado.

    Escrito por Nuria Cugota Gomez el 30 de Mayo

    “Betiyeguagua significa en Camentsá e Inga “Hijo del Árbol” y es un personaje mítico de donde devienen los Camentsá actuales. Betiyeguagua fue castigado por la Madre Tierra y azotó al Valle de Sibundoy con un terremoto, que llevó a que se secara la gran laguna que existía. Betiyegua tuvo que exigirle a uno de sus nietos, quien provocaba los desórdenes en la comunidad porque dañaba y quemaba la naturaleza, que realice un viaje hasta el Cerro Patascoy a pedir perdón para que la Madre Tierra se tranquilice. El nieto regresó con un acompañante, el hijo de la Madre Tierra. Se llamaba Klestrinyé y su misión fue enseñarles las artes de la alegría. El les enseñó todo lo relacionado con la música, el baile y los vestidos. Cuando todos aprendieron a vestirse de colores, a tocar flautas, bombos y cachos, a cantar y a gritar de contentos, Klestrinyé ordenó que un día al año se debe festejar y agradar a los dioses. Ese día bailaron, cantaron y tomaron chicha hasta quedar dormidos por caminos y veredas. Klestrinyé dijo: “ese día se llamará en adelante Besknaté, el Día Grande, fiesta de la alegría y el perdón”. Cuentan que Klestrinyé murió en esta tierra y en su tumba nació un árbol cuyas flores abundantes y de múltiples colores, se utilizaron para perdonarse y alegrarse ese día que Klestrinye florecía”. William Daza.

    Escrito por Nuria Cugota Gomez el 30 de Mayo

    http://www.youtube.com/watch? V=BhAkm_s39fA&feature=related

    Escrito por Dark Crow (foro Tradiciones Indigenas) el 31 de Mayo

    Gracias por sus cuentos y comentarios. Presentaciones por favor hacerlas en el post correspondiente.
    Y sip. Lamentablemente el cuento del buitre en varios lugares es realidad. Pero como diria Alce Negro en una ocasion: (No exactamente) “Es necesario que el hombre blanco conozca ls culturas indigenas no para incluirlo o se apropie de ellas como lo ha hecho con otras cosas, sino para que pueda comprender que hay algo mas que su pensamiento y sus ideas y preserve algo de otras culturas y no nos lleve a la muerte”.

    El primer paso para varias cosas es conocer el mal, pero aqui es conocer aquello que es afectado por este. Lo siguientes es actuar y luchar contra el mal. Y lo terero es no convertirse en el.
    En otro foroe specializado (todavia no creado) para no mezclar cosas estare subiendo textos y cosas sobre estructuracion de proyectos productivos, asociaciones civiles y similares en relacion con la segunda linea de accion.

    Escrito por Beatriz Bassino el 1 de Junio

    DONDE CASI TERMINA EL MUNDO
    Adaptación de una leyenda Tehuelche

    En el sur de la Argentina, donde casi termina el mundo, donde los inviernos tienden su manto blanco sobre las montañas, y los ríos y los lagos son tan claros que se les puede ver el alma, allí, cuando sopla el viento, suele ser implacable.

    Hace mucho tiempo, había en esas tierras, más exactamente en la provincia de Chubut, una tribu de Tehuelches, dueños y señores del lugar que, cansados de los vientos despiadados que los azotaban, decidieron ir en busca de un lugar más reparado donde pasar el largo invierno. Para eso debían levantar el campamento.

    – ¿Y Koonek? –preguntó Maún a su madre, mientras la ayudaba a desarmar el toldo que les servía de vivienda-. ¿Dónde está Koonek?

    – ¿No estará dentro de su toldo? –dijo la mamá.

    – No, en su toldo no está –contestó la pequeña.

    Tampoco estaba en el rojizo bosque de lengas juntando leña; ni a orillas del río viendo saltar las truchas; ni en la loma buscando raíces para comer.

    – No nos podemos ir sin ella –le advirtió Maún a su madre. Y, de golpe, todo el apego que sentía por la anciana se le amontonó dentro y parecía que se le quería salir por los ojos.

    Noche tras noche, cuando la tribu entera se reunía alrededor del fuego, Koonek era la encargada de regocijar a grandes y chicos contando historias que los hacían reír o que los hacían llorar; que los hacían pensar y, sobretodo, les permitían soñar.

    – Sin ella no habrá historias ni fogones, ¡No habrá noches! –concluyó Maún, sobresaltada, mientras seguía buscando a la anciana.

    En eso, alguien la llamó desde atrás de una roca. Maún se acercó y vio a Koonek sentada y envuelta en su piel de guanaco.

    – ¡Aquí estás! –exclamó la pequeña, sonriendo con toda la cara, y la anciana dijo con voz apacible: “Trae a tu madre, Maún”.

    Y Maún fue y volvió enseguida de la mano de su madre.

    – Ya estoy muy vieja para cambiar de lugar, mis piernas me dicen que están cansadas – les explicó Koonek -. Me voy a quedar aquí. Pero no se preocupen por mí que me las arreglaré muy bien.

    – Te vamos a extrañar –dijo la mamá tomando las manos de Koonek entre las suyas. Maún miraba el suelo, no para buscar algo sino para que no se le viera la tristeza.

    – Pero… -alcanzó a decir Maún, que había puesto una mano sobre la falda de Koonek pero no se atrevía a mirarla y menos a decirle que tenía miedo de no volver a verla.

    – No temas, pequeña. Ustedes se van y mi voz y mis cuentos se van con ustedes. Cuando los árboles se vistan otra vez de verde y el sol caliente de nuevo la tierra, vuelvan que aquí estaré, feliz de volver a verlos –concluyó la anciana para reconfortar a Maún, a quien la unían fuertes lazos.

    – Pero yo quiero que Koonek venga con nosotros –le dijo Maún a su padre, mientras cargaban los bultos para abandonar el lugar.

    – Todos le tenemos mucho afecto, hija. – afirmó su padre-. Por eso debemos respetar su decisión.

    La pequeña y sus padres fueron los primeros en acercarse a saludar a la anciana antes de partir. De a poco, toda la tribu pasó por su toldo a despedirse y cada uno le llevó comida y leña para que tuviera hasta que ellos regresaran.

    Mientras se alejaban, Maún miraba cada tanto hacia atrás y saludaba a Koonek con su mano en alto. La anciana le devolvía el saludo con su dulce mirada.

    Cuando desaparecieron en la lejanía, Koonek quedó sola.

    Desde ese día, todas las tardes se sentaba fuera del toldo, con sus largos cabellos blancos recogidos en una trenza, a observar a las golondrinas, los chorlos, las cotorras y los gorriones que hurgaban el suelo buscando alimento. Y tanto estar quieta observándolos que los pájaros se le acercaban ya sin ningún temor, y hasta se posaban en sus hombros o en su falda.

    Ahora que no podía oír las voces de su gente tenía al menos el bullicio de las pequeñas aves. Pero ya estaba entrado el otoño, y aun hurgando constantemente el suelo, encontraban cada vez menos alimento. Hasta que, al recrudecer el frío, no tuvieron más remedio que volar a otras tierras, dejando a Koonek en el silencio absoluto, sólo interrumpido por el soplido del viento.

    Pronto empezaron a caer las primeras nieves y la anciana no tuvo más remedio que encerrarse en el toldo, taparse con las pieles y esperar a que dejara de nevar. Entonces se llenaba de recuerdos: los más frecuentes tenían que ver con su pequeña y querida Maún. A veces, el silbido del viento parecía traerle su voz llamándola: ” ¡Koonek! ¿Dónde estás, Koonek?”

    – Las fuerzas me están abandonando. No sé si resistiré hasta la primavera. Si pudiera acelerar el tiempo y hacer que mi gente vuelva –pensó, una mañana, Koonek mientras se asomaba fuera del toldo y contemplaba la inmensa y blanca soledad. La nostalgia le nubló la vista y se transformó en pesadas lágrimas que al caer desaparecían en el suelo nevado. Hasta que de tanto caer una encima de otra, hicieron un orificio en la nieve. Al rato, por el orificio empezó a brotar una planta que se transformó en un arbusto espinoso repleto de pequeños frutos azulmorados.

    Con la nariz congelada y los ojos llenos de asombro, Koonek se volvió a sentar dentro del toldo. Estaba tratando de explicarse lo sucedido, cuando escuchó un enorme bullicio afuera y salió a ver qué pasaba. El arbusto espinoso estaba cubierto de chorlos, golondrinas, cotorras y gorriones que se deleitaban comiendo los delicados frutos.

    – ¡Coman todo lo que quieran, amigos! –exclamó Koonek alborozada, viendo que aquí y allá estaban creciendo nuevos arbustos.

    Al día siguiente, milagrosamente pues era pleno invierno, el sol calentó de nuevo la tierra, derritiendo la nieve, y los árboles despertaron y se pusieron a reverdecer. La gente de la tribu volvió para establecerse de nuevo en el lugar. Lo primero que hicieron Maún y sus padres fue buscar a Koonek para saludarla.

    – ¿Has visto, Maún? Aquí estoy, como te había dicho, caminando sobre la tierra –dijo la anciana, luego de los saludos.

    – ¿Me cuentas un cuento, Koonek? –preguntó Maún, que no podía esperar a la noche para escucharla en el fogón.

    – Ven –propuso Koonek, que nunca se negaba a un cuento -. Te contaré el milagro de los arbustos espinosos.

    Y, tomadas de la mano, caminaron a sentarse sobre unas piedras.

    El arbusto había logrado que todos regresaran y se deleitaran con sus frutos con los que, luego, los hombres prepararon exquisitos dulces. Los Tehuelches, dueños y señores del lugar, lo llamaron koonek o calafate, en memoria de la anciana de los encantadores cuentos.

    Desde entonces, dicen en el sur, allí donde casi termina el mundo y cuando sopla el viento suele ser implacable, dicen, pues, que todo aquel que llega y prueba el calafate se queda para siempre o es inevitable que vuelva.


    Escrito por Maria Martinez el 1 de Junio

    Hola gracias p`por aceptatrme en el grupo, he leido los aportes y realmente es una delicia el leer tantas cosas peculiares y hermosas de diferentes sitios y dialectos tan ricos y floridos con una exquisites especial, voy a buscar algo hermoso y os lo envio es sobre consejos de madres y padres a hijos antes de casarse no se , no recuerdo si es en nahuathl pero es una belleza un saludo a todos los participantes

    Escrito por Beatriz Bassino el 1 de Junio

    AMUTUY SOLEDAD.

    Ahí están festejando
    La conquista de ayer
    Con mi propia bandera
    Me robaron la fe
    Los del Remintong antes
    Y sus leyes después
    Pisotearon mis credos
    Y mi forma de ser
    Me impusieron cultura
    Y este idioma también
    Lo que no me impusieron
    Fue el color de la piel
    Amutuy Soledad,
    Que mi hermano me
    arrincona, sin piedad
    Vámonos que el alambre
    y el fiscal pueden más
    Amutuy sin mendigar
    Ahí están festejando
    Los del sable y la cruz
    Como me despojaron
    Sin ninguna razón
    Sometiendo a mi raza
    En el nombre de Dios
    Con qué ley me juzgaron
    Por culpable de qué
    De ser libre en mi tierra
    O ser indio tal vez,
    Qué conquista festejan
    Que no puedo entender
    Amutuy Amutuy Amutuy
    Vámonos sin mendigar

    Escrito por Nuria Cugota Gomez el 1 de Junio

    Beatriz, realmente un poema o cancion desgarrador. Con frecuente referente a este tema yo me cuestiono lo mismo.

    Poemas prehispanicos del Perú

    Lírica quechua: no es una poesía singular sino de comunidad cuyos temas principales son el culto a la tierra, celebración del éxito militar, el culto a los dioses. En los tiempos más antiguos se solía acompañar de música.

    Ejemplo: “Kayllallapi “al cantito

    puñanki dormirás.

    chaupi tutan Media noche

    hamurayki” yo vendré. ”

    Lírica coral: el “Haylli”: eran expresiones alegres que presidían festejos religiosos, militares o campesinos. Se <> o recitan en coro.

    1.
    1.?Tema religioso: “ Yo soy rico en plata,

    yo soy rico en oro;

    de Viracocha, el creador,

    yo soy su adorador. ”

    1.
    1.
    ?Tema militar: “Beberemos del cráneo del traidor;

    de sus huesos haremos flautas;

    de su piel haremos un tambor;

    usaremos sus dientes en un collar;

    después bailaremos. ”

    1.
    1.Lírica íntima: el “Harawi”: es la poesía popular. Tiene los siguientes subgéneros:

    ?Aymoray: canto de las siembras y de las cosechas. Ambiente campesino.

    ?Huacataqui: composición pastoral. Figuras de animales domésticos.

    ?Urpis: amor a la familia, tierra y hogar; es nostálgica, lamentosa por el sentimiento de los indígenas que tenían que marcharse de su pueblo para ir a trabajar a otro, pero con esperanza de volver al hogar:

    “Con el fuego sagrado

    llegará el día de reunirnos

    entonces con nuestros amigos

    tendremos fiesta y alegría. ”

    1.
    1.
    ?Elegías: se distinguen dos tipos de composiciones, el “ayataqui” que es el canto de la muerte y el “wanka” que es la expresión del dolor ante la muerte. Ejemplo de wanka :

    “ ¿Qué árbol me prestará ahora

    su sombra?

    ¿Qué cascada me dará su canción?

    ¿Cómo he de poder quedarme

    tan solo?

    El mundo será un desierto

    para mí… ”

    1.
    1.
    ?Aranway: composición sarcástica, irónica, burlesca.

    ?Wawaki: se recitaban en las festividades de la Luna, se aprecia un refinamiento poético dentro de las expresiones campesinas.

    Escrito por Nuria Cugota Gomez el 1 de Junio

    Ollantay
    Ollanta es uno de los mejores generales del inca Pachacútec, quien en recompensa de sus triunfos lo ha nombrado gobernador del Antisuyo. Ollanta es un guerrero victorioso, pero no pertenece a la alta aristo­cracia incaica. Sin embargo, se ha enamorado de una hija del Inca, la princesa Cusi Coyllur, con la cual incluso se ha casado en secreto. Aconsejado por el sumo sacerdote Huillca Umac, en una entrevista a solas con Pachacútec, le recuerda los grandes servicios que le ha prestado y pide en recompensa la mano de Cusi Coyllur. Pachacútec se muestra indignado por las pretensiones de un hombre de origen social inferior y rechaza airado el pedido.

    Pachacútec decide castigar a los amantes y manda encerrar a Cusi Coyllur en un calabozo del Aclla Huasi. Ollanta consigue evitar el castigo huyendo hacia el Antisuyo, donde logra organizar una gran rebelión contra la autoridad del Inca. La lucha entre los rebeldes y las tropas incaicas se prolonga por largos años. Muere el inca Pachacútec y le sucede su hijo Túpac Yupanqui. Rumi Ñahui, general de las tropas del inca, planea entonces capturar a Ollantay, y le hace creer que ha caído en desgracia y ha abandonado la causa del inca. Se gana la confianza de Ollantay y aprovechando la oportunidad de una fiesta, logra hacer entrar a sus tropas en la fortaleza de Ollantay y capturarlo junto con sus lugartenientes. Ollanta es conducido ante Túpac Yupanqui y cuando parece que va a ser ejecutado, el inca le perdona la vida e incluso le confiere nuevos cargos. Aparece entonces en escena Ima Sumac, hija de Cusi Coyllur y Ollantay, nacida cuando su madre estaba en prisión y su padre luchaba en el Antisuyo. Ima Sumac pide al inca la libertad de su madre prisionera. En el Aclla Huasi, Ollantay reconoce a su mujer y Túpac Yupanqui a su hermana. La obra culmina con la feliz reunión de los esposos gracias a la generosidad de Túpac Yupanqui.

    Escrito por Nuria Cugota Gomez el 1 de Junio

    Fabricio algunas veces es dificil decidir si una historia es un cuento o un mito, así que el resto lo pondré en el debate de mitologia que creo es el que le corresponde.

    Luego vuelvo con poesias si encuentro alguna.

    Escrito por Nuria Cugota Gomez el 1 de Junio

    Nací como lirio en el jardín y así fui criado, y como
    había que envejecer, envejecí, y como había de morir, así
    me sequé y morí.
    Pachacuti Inca, su autor, fue hijo de Viracocha Inca,
    quien construyó la residencia Nunca Morirá, hanan huanuco,
    y no murió. Huayna Capac, nieto de Pachacuti, conocerá las
    invisibles vanguardias de la invasión muriendo de viruela
    cuando los extranjeros aún no habían pasado de las
    Antillas. Instituyó el culto de los muertos que hasta hoy
    realizamos en Noviembre. Es el ciclo de los Incas que
    extienden el mundo a la comunidad de los muertos.

    Escrito por Nuria Cugota Gomez el 1 de Junio

    Tu eres noble del Cuzco, yo soy noble de Colla. Juntos
    beberemos y comeremos sin que nadie intervenga. Yo soy de
    los que usan asiento de plata; tu, de los que usan de oro;
    tu eres de los que adoran a Viracocha, preceptor del
    mundo; yo soy de los que adoran al Sol.

    Capac Yupanqui fue el inca que intuyó la presencia de
    Pachacamac Viracocha, razón silenciosa que rige los ciclos
    constantes del universo, causa del sol, del mundo, del que
    el sol y el mundo son su huella.

    Escrito por Nuria Cugota Gomez el 1 de Junio

    Instigador de la mentira, demonio furibundo, en mis

    momentos de desdicha y de extravío y de alucinación, a ti,

    maestro de los adversarios del Cuzco poderoso, te rendí

    adoración con toda mi entereza, con todo mi poder, en

    holocaustos y festines, y todo lo sacrifiqué por ti,

    maestro de ladrones avaros. Quizá vosotros, malvados y

    ruines, sois los malignos adversarios que ha venido

    persiguiendo el Creador de los hombres. Ojalá que así

    siempre y con estas palabras todos mis hijos y mis nietos

    se dirigieran a vosotros. Y este siervo sumiso de

    Viracocha, educador del mundo, supremo juez que siempre

    alcanza, a vosotros, maestros del mal, siempre os deteste.

    Pachakuti Yamki Salkamaywa escribe este poema ya sometido

    el Cuzco.


    Escrito por Nuria Cugota Gomez el 1 de Junio

    ¡Oh, Dios soberano, poderosa raíz del ser! Señor, que

    dijiste: Sea éste hombre, sea ésta mujer. Creador de todos

    los elementos, ¿Donde estás? ¿Acaso no podría verte? ¿Está

    arriba o abajo o en el medio tu trono soberano?

    Contéstame, tu que extiendes el mar del cielo y que

    también afirmas el mar de la tierra. Gobierno del mundo,

    Señor, creador del hombre, nosotros tus siervos, con

    nuestros ojos entreabiertos dirigidos hacia ti, ansiamos

    verte. Cuando pueda ver y saber y entender y meditar, tu

    me verás y me conocerás. El sol, la luna, el día, la

    noche, el otoño, la primavera no son en vano; obedecen a

    un mandato, de modo pensado y cabal llegan. ¿Quién eres,

    tu, que me concediste el cetro imperial? Contéstame,

    escúchame, antes que caiga rendido, muerto.

    He aquí la teología de Pachacamac Viracocha en su pureza,

    expresada por voz del inca.

    La intuición del Inca Capac

    Yupanqui, equilibrada por Inca Roca, por Yahuar Huacac,

    llega a su apogeo, lanza su canto angustioso en busca de

    una respuesta.

    Escrito por Nuria Cugota Gomez el 1 de Junio

    Del creador del hombre serías, dicen, mayordomo y siervo.

    Recuérdame, tu que me colocaste como rey del Cuzco, Señor,

    Tarapaca Tunapa. Aunque me muero, al que hiciste rey no

    olvides. Y cuando muera, piensa en mi ánima y dale

    fortaleza y sustento. Si me permitieras saber quien eres,

    ¿Podrías ser tu el que derrota y espanta a los genios del

    mal? ¡Ojalá pudiera conocerte y saberlo todo! Tu, que me

    hiciste de arcilla y me formaste, repara en mi. ¿Quien

    eres? Ya soy viejo, de tierra y agua.

    Escrito por Nuria Cugota Gomez el 1 de Junio

    Por si se me habia olvidado comentarlo, son poesias incas. Como estas de autor desconocido:

    “Las gotas de agua

    que en las flores amanecen

    son lágrimas de la luna

    que de noche llora.”

    “Una llama quisiera

    que de oro tuviera el pelo.

    brillante como el sol,

    como el amor, fuerte;

    suave como la luna

    que la aurora deshace

    para hacer un quipu

    en el que marcaría

    las lunas que pasan,

    las flores que mueren.”

    ” ¿Dónde estás, mi urpi?

    De noche y de día te busco.

    Acaso lloras, perdida

    por una “jalca” lejana

    sin tener como volver.

    Pregunto a todos por ella:

    tal vez encuentre su rastro

    para correr en su busca.

    ¿Dónde estás, mi urpi?

    De noche y de día te busco”

    Escrito por Nuria Cugota Gomez el 1 de Junio

    n este poema, también traducido del quechua por Jesús Lara, la separación se produce por la negativa de los padres de la muchacha a entregarla como esposa al poeta:

    …………………………………………………………….

    “Si fuera flor de chinchircoma

    en mis sienes y en el vaso de mi corazón

    te llevaría.

    Pero eres un engaño

    igual que el espejo del agua.

    Igual que el espejo del agua, ante mis ojos

    te desvaneces.

    ¿Te vas, amada, sin que nuestro amor

    haya durado un día?

    He aquí que nos separa

    tu madre desleal para siempre

    He aquí que la enemistad de tu padre

    nos sume en la desgracia.

    ¡Cómo el recuerdo

    de tus ojos reidores me embeleza!

    ¡Cómo el recuerdo de tus ojos traviesos

    me enferma de nostalgia!…”

  • ArjunaV

    Escrito por Dark Crow (foro Tradiciones Indigenas) el 1 de Junio

    “Fabricio algunas veces es dificil decidir si una historia es un cuento o un mito, así que el resto lo pondré en el debate de mitologia que creo es el que le corresponde.

    Luego vuelvo con poesias si encuentro alguna.”

    la situacion con los indigenas es que eso es casi junto con pegado. A falta de que tengan muchos lenguaje escrito el relato servia como tradicion oral para trasmitirlo todo. Y buen punto, hace falta el post de mitologias.

    Escrito por Eva Rivero el 2 de Junio
    Fabricio;Hermosa página llena de sabiduría. Pero quedé din aliento al leer lo de otros miembros veré como puedo conservarlas. Nuestros indígenas dejaron poco o no supimos descifrar sus mensajes. Siempre me interesó el tema indeginista,culturas tan ricas que fueron desvastadas por el conquistador y sus enfermedades. Quisiera alguen me cuente de la Malinche. ¿Cómo es considerada por su pueblo? CÓMO FUE CONSIDERADA POR SUS COTERRÁNEOS? Fraternos saludos de. EVA DESDE Montevideo Uruguay..

    Escrito por Nuria Cugota Gomez el 2 de Junio
    Fabricio, ya tenemos un debate de mitologia, el problema es si ponemos las leyendas como cuentos o en los dos debates.

    Hola Eva, saludos, puedes leer sobre Malinche en el debate de princesas prehispanicas, estuvimos comentando sobre ella allí.

    Escrito por Alma Lorena S. Acevedo el 2 de Junio
    Fabricio:
    Gracias por la invitación, y aquí está mi primera aportación, a ver que lesparece.

    EL ENANO DE U XMAL

    E n la aldea de Kabán vivía una vieja con fama de bruja. Cierta vez encontró un huevo pequeñito y llena de alegría lo guardó en un sitio tibio y oscuro. Todos los días lo sacaba para contemplarlo y acariciarlo. Y sucedió que después de varias semanas, el huevo se abrió y nació un niño. La bruja lo arrulló, pero como no podía alimentarlo buscó una mujer recién parida. Vino la mujer y amamantó al niño como si fuera su propio hijo. Al ver tanta ternura la bruja le dijo:

    —De hoy en adelante tú serás la madre y yo seré la abuela.

    El niño creció un palmo y no más y, en poco tiempo, cambió de aspecto; tuvo barba y se le hizo grande la nariz. Era, pues, un enano.

    Cuando la bruja se dio cuenta de esto, quiso más a la criatura.

    Como la mayor parte del tiempo la bruja permanecía junto al fogón, el enano sospechó que algún misterio guardaba aquel sitio y así se propuso averiguarlo. En un descuido de la bruja, hurgó en la cenizas y tropezó con un tunkul [instrumento de percusión hecho con un tronco hueco]. En cuanto lo tuvo en sus manos, lo golpeó y su sonido se oyó a mucha distancia. Al oír tal ruido, la bruja vino, se acercó a su nieto y le dijo:

    —Lo que has hecho ya no tiene remedio. Pero te digo que no pasará mucho tiempo sin que sucedan cosas que llenarán de espanto a la gente y tú mismo te verás envuelto en sus consecuencias.

    El enano contestó:

    —Yo no soy viejo y las veré.

    La bruja replicó:

    —Yo soy vieja y las veré también.

    El rey de Uxmal y sus consejeros sabían que el ruido de aquel tunkul anunciaba el fin del reinado; pero éstos, por no afligir a su señor, le dijeron:

    —Lucha contra tu destino

    — ¿Cómo? —preguntó el rey.

    —Busca al que tocó el tunkul; acaso de sus labios oigas la verdad que necesitas.

    El rey ordenó que sus guardias salieran en busca del que tocó el tunkul; y después de mucho andar, lo hallaron y lo trajeron al palacio. Al ver al enano el rey le dijo:

    — ¿Qué anuncia el ruido de ese tunkul?

    —Tú lo sabes mejor que yo—contestó el enano.

    — ¿Me puedo librar de que se cumpla la profecía? —pregunto el rey.

    —Manda hacer un camino que vaya de Uxmal a Kabán y cuando esté listo volveré y entonces te daré mi respuesta—dijo el enano.

    El camino quedó hecho en poco tiempo y por él vinieron el enano y la bruja. Entonces el rey preguntó al enano:

    — ¿Cuál es tu respuesta?

    —La sabrás si resistes la prueba que te pondré.

    — ¿Cuál es?

    —Que en tu cabeza y la mía se rompa un cocoyol [fruto de hueso muy duro].

    —Está bien, pero tú sufrirás la primera prueba—dijo el rey

    —Acepto, si así lo deseas.

    Se acercó el verdugo y colocó sobre la cabeza del enano un cocoyol y descargó un golpe. El enano sacudió la melena y se levantó sonriendo. Entonces el rey, en el silencio, se quitó el manto y subió al cadalso y el verdugo le colocó un cocoyol en la cabeza. Al primer golpe el rey quedó muerto.

    En el acto el enano fue proclamado rey de Uxmal y ese mismo día la bruja lo llamó y le dijo:

    —Ya eres rey. Sólo esto esperaba para morir. No me llores porque mi muerte no es cosa de dolor. Cumple con la justicia que aprendiste de mí. Oye el consejo de todos y sigue el mejor. No le tengas miedo a la verdad aunque sea amarga. Sé antes benigno que justo. Destierra de tu corazón la venganza. Acata la voz de los dioses pero no seas sordo a la de los hombres. No desdeñes a los humildes y no te confíes, ciego, en los poderosos.

    Por un tiempo el enano siguió los consejos de la bruja y la felicidad se extendió por el reino. Pero con los años cambió de espíritu, cometió injusticias, se volvió tirano y tanto creció su orgullo que un día dijo a sus consejeros:

    —Haré un dios más poderoso que todos los dioses que nos rigen.

    Y en seguida mandó hacer una estatua de barro y la puso sobre una hoguera y con el fuego se endureció y vibró como si fuera campana. Entonces el pueblo creyó que la estatua hablaba y la adoró. Por esta herejía, los dioses destruyeron Uxmal.

    Escrito por Alma Lorena S. Acevedo el 2 de Junio
    LEYENDAS
    L A P ALOMA T ORCAZ

    A l igual que otras civilizaciones, los mayas elaboraron cuentos, leyendas y fábulas en las que interpretaban, de una manera singular, el surgimiento del Universo y las leyes de vida. Hoy, estos relatos nos acercan al pensamiento del que fuera uno de los más grandes pueblos de Mesoamérica. A continuación presentamos una leyenda que corresponde al estado de Yucatán, México, y que se titula La Paloma Torcaz .

    Había una vez un guerrero valiente y apuesto. Amaba la caza y así, con frecuencia, iba por los bosques persiguiendo animales. En una de sus cacerías llegó junto a un lago y, lleno de asombro, contempló a una mujer bellísima que bogaba en una canoa. El guerrero quedó tan enamorado que, muchas veces, volvió al lugar con el ánimo de verla; pero fue inútil, pues, ante sus ojos, sólo brillaron las aguas del lago. Entonces pidió consejo a una hechicera, la cual le dijo:

    —No la verás nunca más, a menos que aceptes convertirte en palomo.

    — ¡Sólo quiero verla otra vez!

    —Si te vuelves palomo jamás recuperarás tu forma humana.

    — ¡Sólo quiero volverla a ver!

    —Si así lo deseas, hágase tu voluntad.

    Y la hechicera le clavó en el cuello una espina y en el acto el joven se convirtió en palomo. Este levantó el vuelo y fue al lago y se posó en una rama y al poco rato vio a la mujer y, sin poderse contener, se echó a sus pies y le hizo mil arrumacos. Entonces la mujer lo tomó entre sus manos y, al acariciarlo, le quitó la espina que tenía clavada en el cuello. ¡Nunca lo hubiera hecho, pues el palomo inclinó la cabeza y cayó muerto! Al ver esto, la mujer, desesperada, se hundió en el cuello la misma espina y se convirtió en paloma. Y desde aquel día llora la muerte de su palomo.

    Escrito por Alma Lorena S. Acevedo el 2 de Junio
    JUAN TUL Y LA ARDILLA

    C ierta vez el conejo Juan Tul sostenía con las manos el techo de una cueva. Pasó la ardilla, se detuvo y al verlo en tal apuro le dijo:

    — ¿Qué haces Juan Tul?

    —Ya lo ves, sostengo el techo de esta cueva.

    — ¿Estarás cansado?

    —Mucho.

    —Si quieres yo te ayudaré.

    —Me harás un favor porque te digo que ya no puedo más.

    La ardilla tomó el lugar de Juan Tul y allí se estuvo horas de horas hasta que cayó en la cuenta de que se trataba de una broma. Bajó las manos y salió de la cueva.

    A los pocos día encontró a Juan Tul y le dijo:

    —Me engañaste con eso de la cueva.

    Juan Tul, haciéndose el sorprendido, le contestó:

    —Jamás he estado en la cueva que dices. Llevo meses en este zacatal. Por cierto, estoy que me muero de cansancio. ¿Por qué no me das una mano?

    —Con mucho gusto— respondió la ardilla

    Juan Tul le echó encima los hatos más grandes de zacate y escapó. La ardilla se rindió bajo el peso y como pudo se escurrió y luego pensó: “Otra vez me engañó Juan Tul”.

    En un camino volvió a encontrar a Juan Tul y le dijo:

    —Ya no me engañarás más, Juan Tul. Con este bejuco te voy a dar una paliza.

    — ¡Qué cosas dices! Desde niño vivo junto a este árbol. Jamás me he alejado de él. No sé, la verdad, no sé de qué me hablas.

    —De todas maneras te tengo que castigar.

    — ¿Y por castigarme así, vas a despreciar las piñuelas que están allí?

    — ¿Dónde?

    — ¿No las ves, tonta? ¡Allí, a la orilla del camino!

    Y mientras la ardilla buscaba las piñuelas, Juan Tul desapareció.

    Una tarde, la ardilla tropezó con Juan Tul y le dijo:

    —Oye, Juan Tul…

    —Yo no soy Juan Tul. Yo acabo de salir del bosque que está del otro lado del camino.

    —Entonces ¿Me darás un poco de agua? ¡Vengo sedienta de tanto correr!

    — ¡Claro que sí! Aquí tienes mi calabazo lleno de agua. Bebe hasta la última gota, si quieres.

    Sedienta como estaba, la ardilla bebió de golpe todo el contenido del calabazo y cuando tomó aliento cayó de bruces. Lo que había tomado era aguardiente. Entonces Juan Tul, muerto de risa, le dijo:

    —Vieja borracha, ahora alcánzame si puedes. Y echó a correr.

    Escrito por Alma Lorena S. Acevedo el 2 de Junio
    sac muyal

    C ierta vez, Sac Muyal robó a una muchacha y desapareció con ella. Para rescatarla, el amante recorrió día y noche montes y caminos. De pronto le salió al paso una serpiente y le dijo:

    —Sé lo que buscas y quiero ayudarte. Sácame un poco de sangre, bébela y entonces seré tu guía.

    Lo hizo así y echó a andar detrás de la serpiente; pero como esta era perezosa, después de un rato se quedó dormida. Entonces el hombre la azotó con un bejuco y sólo de ese modo reanudó su camino. A poco llegó a un monte tan tupido que le fue imposible avanzar más. Ya se volvía desconsolado cuando una vieja se le acercó y le dijo:

    —Toma esta hebra de mi pelo; tírala y podrás seguir tu ruta.

    En cuanto tiró la hebra se abrió una vereda y sin dificultad caminó hasta alcalzar la orilla de un lago. Entonces ahí un venado le dijo:

    —Toma esta piedra, échala al agua y lo podrás cruzar.

    El hombre tiró la piedra y como en sueños fue llevado a la otra orilla. Aquí se le apareció un águila y le dijo:

    —Toma esta uña de mis garras; te será útil. Ahora sigue tu camino.

    Avanzó y al pasar bajo una anona le cayó en los ojos una gotita de savia y quedó ciego. Entonces un escarabajo le dijo:

    —Pásate esta bolita de tierra por los ojos y volverás a ver.

    Se la pasó dos veces y recobró la vista. Siguió avanzando y se detuvo junto a una cueva donde estaban la vieja, el venado, el águila y el escarabajo. La vieja le habló así:

    —Ha llegado el término de tu viaje. Entra en la cueva y ahí encontrarás a la muchacha que buscas.

    El venado le dijo:

    —Tócala con la piedra.

    El águila le dijo:

    —Tócala con la uña.

    El escarabajo le dijo:

    —Pásale la bolita por los ojos.

    La serpiente le dijo:

    —Rocíala con el agua de tu calabazo.

    El hombre cumplió con lo que le dijeron, pero en eso se le nubló la razón y ya no supo más de sí. Cuando despertó, tenía en sus brazos a la muchacha que le robó Sac Muyal.

    Escrito por Alma Lorena S. Acevedo el 2 de Junio
    XTACUMBIL-XUNAÁN

    Tierra pálida y fértil; tierra hermosa, adormecida bajo el manto encantado de sus reminiscencias y entre el polvo de las grandezas de un lejano ayer!… ¡Tierra pródiga y hospitalaria que se brinda, generosamente, al viajero y le ofrece el inapreciable tesoro de su alma llena de sinceridad, empapándolo en sus leyendas, en sus costumbres, en su inmensa poseía!… Tierra bendita que guarda con amor las lágrimas que aún lloran los dioses sobre el despojo de sus razas muertas, y se deleita con el perenne arrullo con que ellas se deslizan hasta el mar, y donde la vida se halla por doquiera como surgida de la nada ante el sublime conjuro de Itzamná. Donde cada paisaje parece emanar el misterioso aliento de HUNAB-KU, cual si éste hubiera bajado de invisible reino para gozar de la extraña luminosidad de sus cielos, y donde allá, en el augusto silencio de las noches obscuras, que apenas se interrumpe por el tenue soplar de los BACABES, todavía ve el caminante de los viejos caminos, peinarse sus negros cabellos a la XTABAY.
    Allí está Bolonchén (Nueve Pozos) risueño pueblecillo escondido tras los pequeños montículos que corren a juntarse con la Sierra Alta, en el Norte del Estado de Campeche, apenas visitado por los mismos habitantes de la región y admirado tan sólo por los decires de la gente, como si no guardara nada extraordinario y su visita no valiera sin las comodidades que ofrecen casi todos los medios modernos de comunicación.
    Allí se conservan las tradiciones del pasado como en tantas otras ciudades y pueblecillos que han podido escapar a la barbarie del modernismo, como pudiera vivir en tanto tiempo la leyenda de quel lento discurrir del “chivo brujo”, por las antiguas murallas de Campeche, y como ha podido vivir el alma de los mayas, despreciando el transcurso de los siglos, en el obscuro refugio de un maravilloso cenote cercano a Bolonchenticul.
    Se hizo el poblado en torno de nueve pozos naturales labrados por su dios entre la roca -pues siempre amaron el frescor de las aguas- que se proveían de ella por las filtraciones de alguna cueva ignorada a donde se había podido juntar el agua de las lluvias; pero a menudo ésta escaseaba y el pueblo sufría muy grandes penalidades para conseguirla. Era su jefe un valeroso mancebo que se había distinguido de manera brillante en unas luchas que habían tenido recientemente; luchas en las que siempre se vieron envueltos y que costaron la ruina de florecientes imperios pues en ellas había surgido de aquel joven un astuto y habilísimo guerrero. Enamórase éste, locamente de una hermosa doncella a la que todo el pueblo amaba también por su pureza y la tersura de su cuerpo, pues su sola presencia hablaba de una infinita bondad, su alma transparente era de diosa y su voz tenía el acento de los manantiales.
    La amaba con toda la fuerza de su corazón y no pensaba en otra cosa sino en ella; necesitaba su amor, necesitaba verla, contemplarla para poder ofrendar ante sus dones sus magnos proyectos de conquista. Y un buen día sintió empañarse el mundo de su dicha al saber que la madre de su amada, celosa del inmenso amor que sabía le profesaba y temerosa de que el joven guerrero le arrebatara para siempre el cariño que había sido para ella la más grande dulzura de su vida, había escondido a la doncella en un lugar que todos ignoraban.
    Acabóse bruscamente la alegría del jefe, y con ella la del pueblo; se olvidó de la guerra y se olvidó de todo; rogó a los dioses que se la devolvieran, envió emisarios por todos los senderos para que la buscaran, y el pueblo entero se dispersó, desesperado, de que el tiempo corriera y no se hallara a la joven por ningún lado. Cuando ya empezaban sus vasallos a retornar, considerando inútil tan fatigosa búsqueda, alguien dio la noticia de que parecía oírse la voz de la doncella en el fondo de una prodigiosa gruta cercana a Bolonchén.
    Presto fue allá el guerrero con toda su gente; penetró por un estrecho y pendiente sendero que empezaba a descender desde la boca de la gruta, abierta entre las peñas, y se encontró de pronto con un hondo precipicio, en cuyos bordes se apoyaban enormes salientes de las rocas que parecían más bien columnas de cristal y brillaban fantásticamente al resplandor de las antorchas que llevaban. Callaron todos; en vano trataron de encontrar un camino para llegar al fondo de la cueva; las luces de tantas antorchas se disipaban en la inmensidad de aquellas tinieblas, pero se oía rumor de alguien que estuviera o se agitase en el fondo de la gruta.
    Mandó el jefe cortar árboles y lianas de los bosques y traer cordeles de “yax-ci” para juntarlos, mandó también que todos vinieran a ayudarlo en su tarea y el pueblo trabajó noche y día en construir una gigantesca escalera para que el aguerrido mancebo pudiera bajar hasta el fondo de la caverna y contemplar a la ansiada doncella de sus sueños y dueña de su corazón.
    Cuando estuvo terminada, después de sufrir indecible fatiga, bajó el guerrero seguido por las mujeres y los hombres del poblado. A la luz de las antorchas, se extasiaron todos al contemplar a la hermosa doncella, que fue conducida entre aclamaciones hasta el pueblo. Volvió a él la alegría, la tranquilidad, la vida; sus habitantes, desde entonces la veneraban y le rendían el culto que a sus dioses, porque bastaba su presencia para reanimar lo que estaba casi muerto, cual si un hechizo divino fluyera a cada paso de la virgen amada.
    Ya nada importaba que en los pozos del pueblo se agotara el precioso líquido que fuera motivo de sus sufrimientos, ni que CHAC dejara de retumbar en las alturas para romper las nubes y hacer bajar el rocío de los cielos; para eso había bajado el guerrero a las profundidades de la gruta, a arrancar a esa madre celosa que es la tierra, la hermosa doncella que había escondido en sus entrañas; el agua, a la que había encontrado el mancebo en siete estanques formados en la roca, que desde entonces se llama CHACHA o agua roja, PUCUELHA o reflujo, porque es fama que tienen olas como el mar y que es preciso acercarse a él en absoluto silencio, porque al menor ruido el agua desaparece; SALLAB o salto del agua; AKABHA u obscuridad; CHOCOHA o agua caliente, por la temperatura que ésta guarda; OCIHA, por el color de leche que tiene el agua, y el último CHIMAISHA, por ciertos insectos llamados chimais que abundan en él. Desde entonces tomó también este maravilloso DZNOT (centoe) el nombre de XTACUMBIL-XUNAÁN, o de la Señora Escondida (Del verbo TACUN, esconder y XUNAAN, señora).
    Viven aún en la gruta la hermosa doncella que escondió la tierra a los amores del guerrero maya y a las miradas de todos los hombres, porque ellos también la amaron y la seguirán amando en el eterno transcurso de los tiempos. Todavía llega hasta allí, silenciosamente la sombra del mancebo; oculta por el indescifrable misterio de las tinieblas, para ofrendarle su cariño y sentir otra vez el palpitar de su cuerpo y el hechizo inefable de sus frescas caricias.


    Escrito por Alma Lorena S. Acevedo el 2 de Junio
    Versión en castellano

    Frente a ti ofrezco mi copal, es para ti . Ofrécelo al padre, es para ti, elévalo al padre. Cumpliré de nuevo con mi ofrenda de pozol, es para ti , ofrécelo al padre. Cumpliré de nuevo con mi ofrenda de pozol para ti, para ti. Frente a ti hago mi don, de nuevo , para tu felicidad. La he ofrecido para que mi don no se corrompa, permanezca entero, sea la cabeza (parte principal) de mi don, para ti . ¡No se quiebre el don que te hago! ¡No se rompa el don que te hago! ¡Mírame haciéndote un don, oh Padre! ¡Que no sea yo hundido en el fuego de la fiebre! Yo te he colocado en el nuevo brasero, mírame haciéndote nuevamente un don para tu felicidad, mírame haciéndote un don para el espíritu de mis hijos. Que no queden cercados, que no los aprisione la enfermedad, el frío, la fiebre. Entra, camina hacia mis hijos, cura a mis hijos.

    Versión maya

    Tan in cubic in pom cech? tiala cubic tic yum tiala nasic tic yum. Hen booticech? in ch?ula tech? uhel a cunya tiala cubtic yum. Hen booticech? in ch?ula tech? tiala tilili. Tan in meetic in sil tech?ci uhel a cunya. Bin in cin poc in sil tech? ma tu buhul ma u lacal u hol in sil tech?. Ma tu wacal in sil tech?. Ma tu paxal in sil tech?. II in meetic in sil tech?, yume. Ma tu lubul ch?acwilci bin in cin pulicech? yoco umu lac. II in meetic in sil tech? uhel a cunya. II in meetic in sil tech? tia yol in palal. Ma u nactantic yahil, ma u nac-tantic ceel, ma u nactantic ch?acwil. Oocen ta ximbal a wilic in pal, acune in pal.

    con afecto
    almalorena

    Escrito por Alma Lorena S. Acevedo el 2 de Junio
    Chéen in chiich

    Chéen in chiich,
    Ku nadzikuba le keen dzo’okok in k’e’eyel tumeen in na’;
    Chéen in chiich,
    Jach u dzáamaj u yóol u yilik wáa táan in yaabilta’al;
    Chéen in chiich,
    Ma’ tech u k’uuxil tin wéetel;
    Chéen in chiich,
    Mantadz ku k’áatik ten bix aniken;
    Chéen in chiich,
    Ku k’amiken yéetel ya’abach ki’imak;
    Chéen in chiich,
    U yojelo’ob bix in yuumo’ob;
    Chéen in chiich,
    Ku yutzkíinsik ba’ax ma’ ma’alob u beetiko’ob in yuumo’obi’;
    Chéen in chiich,
    U yojel ba’ax káan u beetej tumeen na’ xan!

    Sólo mi abuela

    Sólo mi abuela,
    Se acerca cuando ya me regañaron por mi mamá;
    Sólo mi abuela,
    Pone especial atención para ver si me están apreciando;
    Sólo mi abuela,
    No se molesta conmigo;
    Sólo mi abuela,
    Siempre pregunta cómo estoy;
    Sólo mi abuela,
    Me recibe con mucha alegría en su casa;
    Sólo mi abuela,
    Saben como son mis papás;
    Sólo mi abuela,
    Compone los desaciertos de mis papás;
    Sólo mi abuela,
    Está cuando mi mamá se va;
    Sólo mi abuela,
    Sabe qué hacer porque también es madre!

    Escrito por Nuria Cugota Gomez el 2 de Junio
    Hola Alma, tus aportes son preciosos, el poema maya, parece una canción, es así? Alguno de los relatos los hemos visto en el debate de mitologia prehispanica, te invito a darte una vuelta por ahí, seguro que encontraras historias tan bonitas como las que nos has regalado aqui.

    Un abrazo

    Escrito por Alma Lorena S. Acevedo el 2 de Junio
    Hola Nuria:
    Un gusto saludarte.
    Gracias por la invitación la tendré presente.
    Alma Lorena

    Escrito por Dark Crow (foro Tradiciones Indigenas) el 2 de Junio
    Nuria: Leyendas puede ir en cuentos aunque hay momentos como ien dices que el limite es muy poco visible con la mitologia formal

    Escrito por Alma Lorena S. Acevedo el 2 de Junio
    8 POEMAS MAYAS

    I

    Vengo ante tu tablado a merecer de ti, Señor, tu alegría.

    Porque no es malo lo que das.

    Lo bueno esta bajo tu mano.

    Es buena y redentora tu palabra.

    Veo lo malo y lo bueno aquí en la tierra.

    Dame tu luz, mi verdadero padre.

    Pon en mi pensar y en mi inteligencia mucho entendimiento

    a fin de que pueda reverenciarte cada día.

    II

    Si no es verdad lo que declaro,

    lance su flecha contra mi la amante

    del Gran Señor del Inframundo.

    Que se muera mi madre,

    que se muera mi padre,

    que se mueran mis animales

    si es falsedad lo que relato.

    Padre mío,

    de verdad te imploro,

    hermoso Padre de los cielos.

    Grande eres en tu trono en las alturas.

    Por eso te reverencio,

    Dios único y hermoso.

    Tu repartes el bien y el mal sobre la tierra.

    Te llamo…

    2. La ponzoña del año: los días negros

    Los días del llanto y de las cosas malas.

    Abierto se halla el inframundo,

    libre su dueño.

    Bondad no hay:

    Solo maldad, lamento y llanto.

    Ha pasado un año completo.

    Han venido también los veinte días

    sin nombre, los dolorosos,

    los días de la maldad, los negros días.

    Ya no existe la hermosa luz de los ojos

    de Hubnaku para sus hijos terrestres.

    A todos, hombres y mujeres,

    niños y adultos, pobres y ricos,

    ignorantes y sabios,

    se les miden sus pecados terrestres

    en el transcurso de estos días.

    Ahaucanes, Ah Kuleles,

    Batabes, Nacomes, Chaques,

    Chuntanes, Tupiles:

    a todos se les miden sus pecados

    en estos días.

    Porque ha de llegar el tiempo

    en que serán el fin del mundo estos días.

    Por eso se lleva la cuenta

    de todos los pecados humanos,

    aquí en la tierra.

    Hubnaku los pone en un vaso grande

    con el barro de las termitas y las lagrimas

    de quienes lloran las maldades

    padecidas aquí en la tierra.

    Cuando se colme el gran vaso…

    3. Recibimiento de la flor

    Alegría, cantemos de alegría porque vamos al recibimiento

    de la flor. Ríen las muchachas, ríen sus caras, saltan los

    corazones en su pecho, entre los senos. ¿Por que ríen?

    Porque saben que darán su virginidad a quienes aman.

    Canten a la flor. Las acompañarán el Nacom y el gran

    Señor Ah Kulel, presentes en el tablado. Canta Ah Kulel:

    “Vayamos, vayamos a poner nuestras voluntades ante la

    hermosa Virgen y Señora, Suhuy Kaañ, la Flor de las

    Muchachas que esta en su alto tablado. También ante la

    bella X’ Kanleox, la bella X’Zoot y la bella Señora

    Virgen X’ Toot’Much.

    Ellas son las que dan el bien a la vida, aquí en la

    región, aquí en la sabana, y aquí en toda la tierra a la

    redonda. Vayamos pues, muchachas, a dar perfecto goce

    aquí en Pitil Piich, Dzilbache.

    5. Las antiguas ciudades

    Se ha vuelto necesario medir la cuenta de los años y los

    katunes transcurridos desde que los hombres grandes

    y poderosos habitaron estas ciudades. Ellos alzaron

    los muros de las antiguas ciudades que ahora miramos

    aquí en la provincia de la Sabana.

    Diremos que significan todas esas ciudades esparcidas

    sobre la tierra, todos los edificios que hoy

    vemos dondequiera posados sobre los cerros. Porque

    todos los días miramos en medio de los cielos la

    señal de lo que nos fue dicho por los antiguos de

    aquí de nuestros pueblos, de aquí de nuestra tierra.

    Nuestra intención es verdadera. Queremos leer lo que

    hay en la faz del cielo, al entrar la noche desde el

    horizonte hasta el meridiano. Asi pues, se

    inclina…

    6. Nicte: el canto de la flor

    Sobre el bosque se ha alzado la bellísima luna. Se

    enciende en medio de los cielos y queda suspendida

    para alumbrar sobre la tierra el bosque entero.

    Dulcemente el aire trae el perfume.

    La luna ha llegado a mitad del cielo. Su luz resplandece

    sobre todas las cosas. En toda persona buena hay

    alegría. Alcanzamos el interior del bosque. Nadie

    vera lo que hemos venido a hacer.

    Trajimos la flor de la plumería, la flor del chuchum, la

    flor del jazmín canino. Trajimos el copal, la caña

    rastrera ziit, la concha de la tortuga terrestre,

    el nuevo polvo de calcita dura, el nuevo hilo de

    algodón, la nueva jícara y el pedernal grande y

    fino: la nueva pesa, la nueva tarea de

    hilado, el pavo de regalo, las sandalias nuevas:

    todo es nuevo.

    También son nuevas las bandas que atan nuestras

    cabelleras para adornarnos con el nenúfar.

    Nuevos el caracol sonoro y la maestra que nos

    adiestrara en la ceremonia.

    Ya estamos en el corazón del bosque, a orillas de la poza

    en la roca. Vinimos a esperar que surja sobre

    los árboles la hermosa estrella humeante.

    Muchachas, vírgenes: desnúdense, desaten sus cabellos.

    Queden como llegaron a este mundo.

    7. Canto doliente del huérfano de madre
    (baile de golpe en la madera)

    Yo era muy pequeño

    cuando murió mi madre

    y después mi padre.

    Ay, Señor.

    Solo quedaron mis amigos.

    No tengo a nadie

    aquí sobre la tierra.

    Ay, Señor.

    A los dos días

    murieron mis amigos.

    Ay, me he quedado solo y sin apoyo.

    Al día siguiente de quedarme solo

    un extraño

    me tomo de la mano

    para llevarme.

    Ay, Señor: cuanto mal,

    muchísimo mal,

    paso aquí en la tierra.

    Tal vez ya nunca cesara mi llanto.

    No existen mis parientes.

    Estoy solo y errante aquí en la tierra.

    Día y noche mis ojos consumen solo lagrimas.

    La dureza del mal me desalienta.

    Ten compasión, Señor. Acaba

    con mi dolor y sufrimiento.

    Dame, Señor, la muerte o bien la fuerza

    de resistir el mal que me atormenta.

    Pobre y solo en la tierra,

    tengo que mendigar

    de puerta en puerta.

    ¿Me dará amor el que me vea?

    Desnudo y solo, sin hogar ni hoguera,

    ten compasión, Señor.

    Dame la fuerza

    de resistir el mal que me atormenta.

    8. Alabanza

    Ponte tu mejor ropa.

    El día de la dicha ha llegado.

    Peina tu larga cabellera.

    Ponte tu mas bello vestido.

    Calza tus mejores sandalias.

    Cuélgate grandes arracadas.

    Cubre tu cabeza con la tela mejor.

    Que el collar adorne tu hermoso cuello.

    Y se llenen de ajorcas tus brazos.

    Es necesario que te vean como eres:

    la mas bella de todas,

    aquí en el pueblo de Zibalche.

    Te amo.

    Quiero que luzcas de verdad muy hermosa,

    parecida a la estrella humeante,

    deseada hasta por la luna y las flores del campo.

    Blancos y puros son tus vestidos, doncella.
    Ven a dar la alegría de tu risa.

    Llena tu corazón de bondad.

    Alegra a todos los hombres que te aman.

    * De El libro de las danzas de los antiguos
    ** Sobre la traducción de Alfredo Barrera Vázquez


    Escrito por Gabriel Gonzalez el 2 de Junio

    Esta es una cancion Huichola para niños

    Ximeri Nepanukukeni Me voy a levantar temprano,

    Ximeri nepanukukeni ayudaré a mi madre.

    nemama nepeparewieni ¡Ponte a tortear! Sí,

    Ketinepika. Au lalala lalalalá

    ¡Lalala, lalalala!

    lalala lalalalá.

    ¡Lalala, lalalala!

    Piini Yaptiyneme Las cosas no son de nadie,

    Piini Yaptiyneme no me importa dejarlas,

    chepa neptiku’eilieni,

    las cosas son del pueblo.

    Kiekali ptipinieya.

    Escrito por Nuria Cugota Gomez el 3 de Junio
    Bienvenido Gabriel, muy bonito tu aporte, aqui somos pocos pero muy bien avenidos.

    Poemas quechuas

    Quita Urpi
    (La Paloma Agreste) (ejemplo de un poema urpi )

    ¿Qué viene a ser el amor
    palomita agreste,
    tan pequeño y esforzado,
    desamorada;
    que al sabio más entendido,
    palomita agreste,
    le hace andar desatinado?
    desamorada.

    Oración Primera al Hacedor
    (ejemplo de un poema jailli sagrado.)

    ! Oh Wiracocha del principio del mundo,
    Wiracocha del fin del mundo,
    Wiracocha principal y bello!

    ! Oh Creador, Providente!
    que diciendo:
    ”Sea el hombre,
    sea la mujer”
    a todos hiciste.

    Creado y colocado
    por ti (en este mundo)
    pacíficamente
    y sin cuidados
    viviré.

    ¿Dónde estás?
    ¿Estás afuera?
    ¿Estás adentro?
    ¿Estás en las nubes?
    ¿Estás en la sombra?
    ¡Escúchame, atiéndeme!

    ¡Concédeme este ruego!
    Hazme vivir
    por tiempo indeterminado,
    protégeme, susténtame!

    Y a través de esta ofrenda

    Recíbeme,

    Donde quiera que estés,
    ¡Oh Wiracocha!

    Madre Luna
    (ejemplo de un poema wawaki )

    Luna, reina y Madre
    por la bondad de tus aguas,
    por el amor de tus lluvias
    estamos llorando,
    estamos sufriendo.

    La más triste de tus criaturas
    de hambre,
    de sed
    te está clamando.

    Padre, conductor del mundo,
    ¿Dónde estás,
    en el cielo,
    en la tierra
    o en algún otro mundo cercano?

    Obséquiale con tus lluvias
    a este siervo,
    a este hombre
    que te implora.

    Escrito por Alma Lorena S. Acevedo el 3 de Junio
    LEYENDA TEPEHUANA

    Sahuatoba

    SEGÚN la tradición, los tepehuanes conservaban el recuerdo del legendario diluvio universal. Dice la leyenda que antes de que aquel fenómeno aconteciera, el mundo estaba poblado por una humanidad sorprendentemente civilizada.
    Algunos años antes del diluvio, una madrugada de estío, el cielo se cubría de densos y negros nubarrones quedando despejado solo un pequeño espacio del cielo en el que brillaba apaciblemente la estrella de la mañana.
    El Dios del Rayo, que amaba locamente a la estrella, cruzó vertiginosamente los densos nubarrones llevando su atronada descarga hasta la estrella de la mañana. De aquel extraño beso de amor nació un hermoso niño a quien el Rayo con otra descarga condujo luego hacia la tierra depositándolo a la entrada de una caverna que existía en un elevadísimo picacho de la serranía. Una cierva recogió al niño, lo condujo al interior de la caverna y lo depositó en su lecho de zacate al lado de sus cervatillos. Esta cierva amamantó al niño, y un águila corpulenta que había hecho su nido en aquel picacho veló celosamente por la seguridad de aquel predestinado a formar en el mundo una nueva raza. La estrella de la mañana descendía frecuentemente transformada en mujer, acariciaba a su hijo, le traía alimentos y le daba sabios consejos comunicándole facultades maravillosas.
    Aquel muchacho aprendió el lenguaje del torrente, de las flores, de los árboles, de las aves, las abejas y de todos los animales, y con poderoso magnetismo dominaba con solo la mirada a los animales feroces. Cruzaba las serranías, descendía al fondo de las profundidades de las quebradas con facilidad y rapidez sorprendentes.
    Una mañana la estrella le advirtió que aquel día se iniciaría una tremenda catástrofe mundial que él debía presenciar con valor y serenidad. Y no amanecía aún cuando se inició la tormenta, que duró varias semanas culminando con violentas y terribles sacudidas de la
    tierra. Los mares abandonaron los cauces y el niño, que se Llamó Sahuatoba (el eterno adolescente) tuvo en su derredor el océano encrespado, furioso, tremendo, cuyas enormes olas traían de acá para allá cadáveres humanos y de animales, árboles arrancados de cuajo, restos de materiales de casas, muebles, etc. El espectáculo que Sahuatoba presenciaba desde su enhiesto picacho era pavoroso, macabro.
    La sierva que lo amantara murió de miedo en la caverna. Estaba solo, solo en un mundo devastado, en un mundo de agua, donde no había más tierra que su escueto picacho, ni más abrigo que su obscura caverna.
    Pasaron días, meses, años, siglos tal vez, durante cuyo tiempo la estrella de la mañana y el Dios Rayo traían sustento al solitario. Las aguas bajaron paulatinamente hasta dejar visible la tierra. Pero tierra sin vegetación, cubierto de lodo, de restos humanos y de animales. Donde antes habían sido valles, cañadas, campiñas amenas, ahora se encontraban solo pantanos, lodazales inmundos. La tierra era intransitable y solo después de mucho tiempo pudo el “eterno adolescente” caminar sobre terreno medianamente firme. Todo era un páramo, un desierto de lodo que al fin se solidificó y pudo transitarse.
    Una mañana de primavera, Sahuatoba, al salir de su caverna, recibió una grata sorpresa. Al pié de aquel risco había nacido una planta de lirio y esta ostentaba ya una hermosísima flor blanca en cuya corola temblaban cristalinas gotitas de rocío. Con avidez cortó aquella flor, que exhalaba un grato perfume y; Oh sorpresa… La flor se convirtió en una hermosa y linda mujer.
    ! Masadal… Exclamó Sahuatoba. Y Masada fue el nombre de aquella mujer que su padre el Rayo y su madre la estrella de la mañana le dieron por compañera. Masada es palabra del tepehuan y significa “cielo”.
    Y los dos se amaron desde luego, y vivieron uno para el otro. Sahuatoba, con su compañera expedicionó en distintas regiones en busca de un lugar más propicio para su vida. Vagaron por tierras muy lejanas de los cuatro puntos cardinales; pero no encontraron el lugar adecuado y la pareja regresó a su legendario picacho a donde llegó en una noche tormentosa y lóbrega.
    Al amanecer del día siguiente salió Sahuatoba a dar su saludo habitual a la estrella de la mañana. De improviso advirtió que la pequeña pradera cercana a la entrada de la caverna estaba cuajada de lirios blancos. Despertó alegremente a Masada que lloró de emoción al contemplar la reaparición de la vegetación, y cortó una flor que se convirtió en una cierva. Sahuatoba lloró al recordar a la cierva que lo amamantara, y corto a su vez otra flor que se convirtió en venado.
    Diariamente cortaba cada uno una flor dando origen a una pareja de animales de una especie.
    Así surgieron los mamíferos, las aves, reptiles, peces, etc. , etc. , y el mundo se pobló.
    Sahuatoba y Masada tuvieron siete hijos varones y siete mujeres, cuyas parejas dieron origen a siete razas, pues se diseminaron para ir a poblar distintas regiones.
    La pareja fundadora expedicionaba frecuentemente por diversas comarcas visitando a sus descendientes, orientándolos con sus consejos en el aspecto social e inculcándoles una religión, el culto al sol, la luna, la estrella de la mañana, el rayo, el viento, la lluvia y a algunos animales como el águila y el venado.
    De ciertos pasajes de esta tradición se infiere que Ouraba, hijo de Sahuatoba, guerrero esforzado e inteligente, fundó la tribu tepehuana que lo divinizó, como posteriormente divinizó a otros personajes que se distinguieron.
    Pasados algunos siglos la patria de los Tepehuanes fue invadida por una poderosa muchedumbre (indudablemente la nación azteca) que obligó a los nativos a abandonar sus lares. Fueron los tepehuanes, como los coras y los huicholes a establecerse a una comarca ubicada entre los hoy Estados de Zacatecas y San Luis Potosí; pero habiéndose ausentado al poco tiempo los invasores y siendo árida e inclemente la comarca donde las tribus mencionadas se habían refugiado, regresaron a su antigua patria.
    Los tepehuanes extendieron su poderío hasta San Andrés del Téul, de donde años después fueron desalojados por los zacatecos.
    Pero diréis: ¿Qué fué de Sahuatoba y por qué vivió tanto tiempo?
    El nombre de este personaje significa “el eterno adolescente” y en sentido religioso “El eterno deleite”. Según los tepehuanes, Sahuatoba vive todavía, en adolescencia perpetua y es visto por ellos frecuentemente en distintos parajes, entre una aureola radiante, dirigiendo subjetivamente los destinos de su raza. Muchos siglos después de que sus hijos se diseminaron y fundaron sus diversas nacionalidades, cuando sus sucesores tuvieron la convicción de que había muerto, se les apareció en un lugar llamado IxtlahuacánNopotlatalli, que quiere decir “llanos que están en medio de la tierra” y que en opinión del cronista Fray Antonio Tello, fue tal lugar el Valle de Súchil. Se les apareció en forma de niño por lo que le llamaron entonces Pitzintli o Tiopitzintli, de cuyo personaje hablaremos en otro lugar.
    Cuenta la leyenda que mientras Sahuatoba permaneció en esta ocasión entre los indígenas, su esposa Masada, que se había quedado en el sitio donde vivieron, desapareció para siempre, pues que el Dios Rayo se enamoró de ella locamente, y no pudiendo hacerla su esposa por serlo de su hijo, encolerizado le envió una descarga lanzándola al espacio en donde se convirtió en la estrella de la tarde.
    Cuando Sahuatoba regresó a su milenario hogar, no encontró a su mujer. La buscó en vano por todas partes; interrogó por ella a los montes, a las cascadas, al arroyuelo, a los árboles, a las flores, a los animales, con terrible desesperación; pero todos le contestaban solamente:
    — Espera la caída de la tarde. Desde entonces, diariamente después que el sol se pone, el eterno adolescente, parado sobre el enorme risco que vió desarrollarse su vida, contempla a la estrella de la tarde, lleno de tristeza y de emoción, sintiendo, como un presentimiento, la creencia de que aquella estrella es su esposa, su Masada, a la que adoró y adora aún locamente.
    Y la estrella de la tarde es también una diosa para estos indígenas, como lo es la estrella de la mañana. Esta última fue también venerada por los nahoas. Los toltecas le llamaban Tlahuizcalpanteutl y le erigieron una pirámide en Tula.

    Escrito por Alma Lorena S. Acevedo el 3 de Junio
    EL NAHUAL

    Teorías ocultistas sobre el origen de la raza humana sugieren que el hombre debe haber evolucionado pasando por diferentes formas minerales, vegetales y animales antes de alcanzar su estado actual. Esta es una forma primitiva para explicar el origen de las criaturas mitad hombre, mitad animal.

    México es conocido, entre otras cosas, por sus shamanes, hechiceros y curanderos (médicos de la tribu), a veces llamados Nahuales o Naguales. Todos los pueblos y ciudades en México tienen al menos un Nahual.

    La palabra azteca para Nahual es Nahualli , que significa lo que es mi vestidura o piel , y se refiere a la habilidad del Nahual de transformarse en una criatura mitad hombre, mitad animal (lobo, jaguar, lince, toro, águila, coyote…). Ese vocablo también se refiere a la nigromancia, ocultismo y malicia.

    Antes del apogeo de las grandes civilizaciones prehispánicas como la Azteca o la Maya, los indígenas Yakis, Tarahumaras y Seris que vivían al norte de México y el sur de los Estados Unidos (cerca del 900 d.C. ) tenían nahuales. Estas civilizaciones se hallaban asentadas en parte de lo que hoy son los estados americanos de California, Nuevo México y Texas, y los estados mexicanos de Chihuahua, Baja California, Sonora y Sinaloa. Ellos creían que si un hombre puede llegar a conocer su espíritu primitivo o nahual, entonces lo podía usar para curar a la gente y practicar la magia. Muchos dibujos primitivos en viejas cuevas muestran a personas como hombres-lobo.

    En el Imperio Azteca los nahuales eran protegidos por Tezcatlipoca, el dios azteca de la guerra y el sacrificio. La leyenda contaba que un nahual podía desprenderse de su piel y transformarse en una de estas criaturas. Muchos cazadores aztecas y colonizadores decían que durante la noche habían matado a un animal y al amanecer el cadáver se había transformado en el de un hombre.

    EL Nahual sólo puede transformarse durante la noche y ataca a nuestros hijos con hechizos infernales, dicen las personas desde la época de la Colonia (1500-1800 d.C. ) hasta el día de hoy. La Santa Inquisición (el tribunal católico castigaba judíos, brujas, y quien no fuera católico) persiguió a los nahuales durante mucho tiempo. Pero la gente creía en su poder y a veces los protegían, especialmente en las comunidades indígenas.

    En nuestros días, Carlos Castañeda, un antropólogo sudamericano que estudia a los nahuales, ha publicado muchos libros acerca del tema desde 1960: Las Enseñanzas de Don Juan, Una Realidad Aparent, y Viaje a Ixtlán. Pero como nadie se ha tomado la molestia de verificar su investigación, muchos dicen que es sólo un fraude.

    Tan sólo muestra una parte de los rituales secretos y hierbas utilizadas para transformarse en una de estas criaturas, y la manera de contactar nuestro nahual interno. Los libros son muy confusos y tienen menos información que la que es conocida públicamente. Un nahual puede tener varios espíritus que lo protejan, a la manera de los indios norteamericanos. Básicamente todos los ritos de las civilizaciones americanas se parecen.

    El día de hoy mucha gente, especialmente en las comunidades rurales de México, cree en los Nahuales. El tema ha cobrado interés a partir de 1982, porque el genetista Frank Greenberg de la Universidad Baylor de Medicina descubrió a una familia mexicana con una afección que los hace verse como hombres-lobo : sus cuerpos estaban cubiertos de pelo de un modo muy parecido al hombre-lobo de la clásica película de Hollywood The Wolfman (1945).

    Esa familia fue segregada de la sociedad, forzada a esconderse en su hogar en el pueblo de Loreto, pudiendo hallar empleo sólo en un circo.

    La leyenda de los Nahuales tiene partes obscuras, perdidas en el pasado, en la mágica cosmología mexicana. Tal vez sus verdades sean halladas, pero, hasta ese momento, todo puede ser posible.

    Escrito por Beatriz Bassino el 4 de Junio
    Del Río Collon Curá

    (Cara de piedra-Leyenda)

    A orillas del río Kollon-Kura habitaba un terrible gigante, devorador de hombres, a quienes cebaba previamente para que engordaran bien.
    Sus piernas eran gruesas como troncos de árbol y tan largas que le permitían pasar de un cerro a otro manejando un bastón, que era el tronco de un enebro, gracias al cual podía atravesar los valles.
    Naturalmente, un monstruo semejante era un peligro para los habitantes de la región, a quienes aterrorizaba el Trauko que así se llamaba el gigante, de barba desmesurada y cuyos cabellos parecían tallos de totora y eran de un rojo fuego, lo cual contribuía a darle un aire más feroz.

    En cierta ocasión, raptó a una muchacha que caminaba en compañía de su hermanito y se la llevó a la cueva. Pero el hermanito no se apartaba de las cercanías, escuchando siempre el llanto de la cautiva. Esto disgustó al gigante, quien le dijo cierto día a la muchacha:

    -Debes matar a tu hermano. Si no lo haces tú, lo haré yo mismo, pero en forma cruel, ya que estoy harto de su presencia. Y ahora, escucha. Nadie te servirá de puente para llegar al Huekúfu.
    Como esto era una amenaza de muerte para la muchacha, ésta prorrumpió en sollozos, ya que para ella su hermano era todo lo que le quedaba en el mundo fuera de sus padres. Pero, reaccionando, le dijo a su hermano:

    -Quédate lejos de la caverna, no te dejes ver. Frota tu cuerpo con grasa de león y adiestra mientras tanto nuestros dos trewuas, nuestros tan fieles perros Norte y Sur. Y cuando te llame con el chillido del pájaro Fürüfühue, apresúrate a venir con los perros, que me buscarán por todas partes.
    Un día, el pérfido gigante Trauko le dijo a la muchacha:

    -Ya que has amaestrado a los perros Norte y Sur, lánzalos contra tu hermano. Llámalo, pues saber donde está: porque si no lo haces, yo aplastaré a ese taimado, lo mismo que a los perros:
    Entonces, la muchacha imitó el chillido del pájaro Fürüfühue y cuando su hermano llegó con los perros Norte y Sur, el terrible Trauko, devorador de hombres, ordenó:
    -Ve con tu hermano. Debes ir a la montaña. ¡Llévate a los trewas y lánzalos sobre él para que lo despedacen!

    El cruel gigante quiso gozar del espectáculo; pero como los perros obedecían al muchacho más que a su hermana, cuando ésta les gritó: “ ¡Norte! ¡Sur! ¡Sus, al gigante! ”, ambos se lanzaron con furor salvaje sobre el gigante, mordiéndolo todo en las partes más sensibles de su cuerpo, sin tergua, hasta ultimarlo.
    En su desesperación y dolor, el gigante se retorcía de tal modo que todavía hoy se ven las huellas de su cuerpo que forman un valle, y su cabeza se convirtió en piedra.
    Muerto el Trauko, ambos hermanos se fueron con los trewas a la cueva del gigante malo y allí encontraron tanto oro y piedras preciosas, así como admirables Llankas de la clase más valiosa, que se hicieron ricos. Los perros Norte y Sur se quedaron siempre con ellos y los reconocieron como sus salvadores no sólo ambos hermanos, sino también todos los habitantes de los alrededores, que tanto había hecho sufrir la vecindad del gigante y la constante amenaza de devorarlos. Según otros narradores, en el valle del cerro feo puede reconocerse no sólo el rastro del cuerpo del gigante, sino también el de su pétrea cabeza: con su sangre se formó un arroyuelo, y con los pelos de la barba se hicieron juncos.

    Origen: tizadopatagonia.com.ar

    Escrito por Beatriz Bassino el 4 de Junio
    Maldición de Malinche, hermosa

    Del mar los vieron llegar
    mis hermanos emplumados
    eran los hombres barbados
    de la profecía esperada.

    Sonó la voz del monarca:
    que el dios había llegado
    y les abrimos la puerta
    por temor a lo ignorado

    Iban montados en bestias
    como demonios del mal
    iban con fuego en las manos
    y cubiertos de metal.

    Solo el valor de unos cuantos
    les opuso resistencia
    y al mirar correr la sangre
    se llenaron de vergüenza.

    Pero los dioses no comen
    ni gozan con lo robado
    y cuando nos dimos cuenta
    ya todo estaba acabado.

    Y en este error entregamos
    la grandeza del pasado
    y en ese error nos quedamos
    trescientos años esclavos

    Se nos quedó el maleficio
    de brindar al extranjero
    nuestra fe, nuestra cultura,
    nuestro pan, nuestro dinero.

    Hoy les seguimos cambiando
    oro por cuentras de vidrio
    y damos nuestra riqueza
    por sus espejos con brillo.

    Hoy en pleno siglo XX
    nos siguen llegando rubios
    y les abrimos la casa
    y los llamamos amigos.

    Pero si llega cansado
    un indio de andar la sierra
    lo humillamos y lo vemos
    como un extraño por su tierra.

    Tu hipócrita que te muestras
    humilde ante el extranjero
    pero te vuelves soberbio
    con tus hermanos del pueblo.

    ¡Oh! Maldición de malinche
    enfermedad del presente
    ¿Cuándo dejarás mi tierra?
    ¿Cuándo harás libre a mi gente?

  • ArjunaV

    Escrito por Beatriz Bassino el 4 de Junio
    Taki Ongoy.

    ¿Dónde están nuestros hijos ahora?

    ¿Qué viento los barrió?
    ¿Dónde nuestros maizales de oro?,
    meciéndose en el sol.

    ¿Que fue de nuestras huacas sagradas?
    ¿Qué fue de nuestra paz?
    lloro por Titicaca y la luz amada
    del Pachacamac.

    Digo Taki Ongoy, sueño un camino
    Viracocha entenderá,
    cuanto dolor encierra mi corazón.

    Grito Taki Ongoy, preparo mis armas
    Manco Inca sonreirá
    las flores de los valles revivirán.

    Habrá en sus ojos tal regocijo,
    tanta felicidad
    que nuestras almas de las estrellas,
    al mundo bajarán

    y en Machu- Pichu, ciudad sagrada
    se corporizarán Aztecas, Mayas, Incas, Chimues
    convocarán al sol.

    Este es día del año justo. Ya termino el dolor.
    Vengo a cantarles la profecía. El indio no murió.

    Digo Taki Ongoy, sueño un camino
    Viracocha entenderá,
    cuanto dolor encierra mi corazón.

    Grito Taki Ongoy, preparo mis armas
    Manco Inca sonreirá
    las flores de los valles revivirán

    Escrito por Nuria Cugota Gomez el 4 de Junio

    Yo Nezahualcóyotl lo pregunto:
    ¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
    Nada es para siempre en la tierra:
    Sólo un poco aquí.
    Aunque sea de jade se quiebra,
    Aunque sea de oro se rompe,
    Aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
    No para siempre en la tierra:
    Sólo un poco aquí.

    Nezahualcoyotl

    Estoy embriagado

    Estoy embriagado, lloro, me aflijo,
    Pienso, digo,
    En mi interior lo encuentro:
    Si yo nunca muriera,
    Si nunca desapareciera.
    Allá donde no hay muerte,
    Allá donde ella es conquista,
    Que allá vaya yo…
    Si yo nunca muriera,
    Si yo nunca desapareciera.

    Escrito por Dark Crow (foro Tradiciones Indigenas) el 5 de Junio Cuento huichol (ixachilan Icuic)

    EN BUSCA DEL FUEGO

    In tlazohtlalnantzin Anáhuac (en nuestra amada patria Anáhuac), han
    existido varios pueblos, que aman a nantzihuan yuhquizaliztli (la
    madrecita naturaleza), ellos han aprendido a ser parte de ella, la
    cuidan la aman , la respetan. Uno de esos pueblos místicos, son los
    huicholes; por siglos han cultivado in tlahlli (la tierra), su mayor
    cualidad es el respeto que le tienen a la naturaleza, su trato con
    ella es como si se tratara de mocenyeliz (su familia). In cocoleh
    (los abuelos) son Tonatiuh (el sol) ihuan in tetl (y el fuego), in
    cihtli (las abuelas), Metztli (la luna) ihuan in tlahlli (y la
    tierra), su cihuatatli (su tía) in atl (el agua) ihuan in
    quiyahuitl (y la lluvia), y sus hermanos mayores, in zemtli (el
    maíz), ihuan in peyotl (el peyote), Cuentan in cocoleh (los abuelos)
    que hace muchos xihuitl (años), los huicholes no tenían in tetl (el
    fuego), ellos pasaban grandes penurias por este caso, solo esperaban
    el paso del invierno para que tonatiuh (nuestro padre sol) calentara
    sus cuerpos y no perecieran en las garras del frió.

    Estaban tan preocupados por el paso del invierno que ya no prestaban
    atención a sus cultivos, ni en la elaboración de tan bellas
    artesanías que realizaban, era tanta la preocupación por la falta de
    energía solar que siempre parecían enfermos.

    Un día en una aldea cercana se escucho un estruendo, del ilhuicatl
    (cielo) serpenteando cayo un poderoso rayo destruyendo parte de
    ella, y con ella dio origen al tetl (fuego), estos aldeanos
    antagónicos de los huicholes cuidaron con sumo cuidado este preciado
    tesoro, ya que decían que si ellos habían padecido esta desgracia,
    era lógico que solo ellos fueran los poseedores del tetl (fuego).
    Para conservarlo hicieron u na gran fogata en el centro de su aldea,
    tuvieron que cortar cuahuitl tras cuahuitl (árbol tras árbol), era
    un inmenso tetl (fuego) que consumio varios árboles, con esto
    saciaron el hambre del tetl (fuego), pues se dieron cuenta que para
    que siguiera vivo necesitaba comer y comer.

    Como sabían que los huicholes querían también el fuego, armaron un
    gran ejercito, el cual mantenía una guardia de día y de noche, los
    huicholes argüían una serie de planes para lograr llevar tetl
    (fuego) a su calli (casa), sin embargo muchos murieron en el intento
    atravesados por flechas enemigas, algunos otro cayeron prisioneros y
    fueron arrojados al fuego para alimentarlo.

    Los animalitos del tepetl (cerro) se enteraron de esto y como los
    huicholes amaban a nanzihuan yuhquizaliztli (la madrecita
    naturaleza) en el seno del tepetl (cerro) se reunieron: in coyotl
    (el coyote), in mazatl (el venado, in ayotochtli (el armadillo), in
    cipactli (el lagarto), ihuan in tlacuah (y el tlacuache);
    discutieron toda la noche para idear una forma de ayudar a in cuach
    huichol (al amigo huichol). Ala mañana siguiente optaron por ser
    ellos los que irian a traer el fuego hasta la aldea contraria,
    salieron uno por uno tras el fuego, pero al ser sorprendidos por los
    guardias, murieron sin lograr su propósito. Tan solo quedaba in
    tlacuach (el tlacuache), que también decidió ayudar a los huicholes,
    paso mucho tiempo ideando la manera que no le permitiera fallar, se
    acerco lo mas que pudo al campamento, luego se enroscó de tal forma
    que parecía una bola y paso chicome ilhuitl (siete días) sin
    moverse, así consiguió que los guardias se acostumbraran a verlo
    como parte del paisaje.

    En esos días se dedico a estudiar los movimientos de la aldea, noto
    que en la madrugada antes de la llegada de Tonatiuh (el sol) , los
    guardias dormían. Entonces el séptimo ilhuitl (día) aprovecho que
    tan solo un soldado estaba despierto, y lentamente rodó hasta la
    hoguera, metió la cola en las llamas de in tetl (el fuego) que ya
    incendiada ilumino el campamento, de prisa con el hocico tomo un
    tizón y se alejo corriendo. El soldado pensó que la cola del
    tlacuach (tlacuache) era un leño, pero cuando lo vio moverse muy
    rápido, dio el grito de alarma en la aldea:

    Julio -detente ladronzuelo

    Pero tlacuach (tlacuache) corría a gran velocidad millares de
    flechas surcaron ilhuicatl (el cielo) y varias de ellas se
    incrustaron el cuerpecillo de el noble animal, al verse moribundo,
    tlacuach (tlacuache), tomo la braza de tizon y la guardo en su
    marsupia, que es una bolsita que tiene en el vientre, fue cuando sus
    perseguidores le dieron alcance, y apagando su cola lo arrojaron sin
    piedad a un barranco y se alejaron pregonando su victoria, mientras
    sus compañeros en la aldea danzaban alrededor del fuego:

    Julio -Nadie nos quitara el fuego, -dijeron
    Julio -Nadie tendrá fuego ¡¡¡Nadie!

    Mientras el buen tlacuach (tlacuache) recobraba el conocimiento, se
    vio el cuerpo lleno de heridas, aun así en un arrojo de valentía, se
    arrastro con dificultad hasta la aldea de los huicholes, allí ante
    la alegría y el asombro de todos, deposito la brasa que guardaba en
    su bolsa y dijo:

    Emilio -Por ser un pueblo noble y bueno con nosotros, sus hermanos
    los animales, les traigo in tetl (el fuego), solo prometan que jamás
    cambiaran, y les enseñaran a sus hijos, y a los hijos de sus hijos,
    a amar y respetar a nantzihuan yuhquizaliztli (nuestra madre
    naturaleza), por que solo así preservaran su vida en la xoxouhqui
    xicaltzintli (jicara azul, la tierra), por que solo amando a todo
    ser sobre la ella sea planta, animal u objeto se logra amarse así
    mismo.
    Los huicholes asombrados y conmovidos le prometieron a in tlacuach
    (el tlacuache) que cumplirían con su petición ya que ellos siempre
    habían respetado su entorno, y ahora gracias a el reafirmaban el
    amor por tonantzintlahlli (nuestra amada tierra), después tomaron la
    brasa y con ella hicieron un gran fuego, y curaron al cuach tlacuach
    (amigo tlacuache) de sus heridas y danzaron de alegría y
    agradecimiento.
    Así pues recordemos que si actuamos bien con nuestros vecinos,
    hermanos y seres que comparten nuestro tiempo y espacio en la
    xoxouhqui xicaltzintli (jícara azul, la tierra) obtendremos de ellos
    el mejor de los regalos in tzolpilyolohtli (un corazón dulce).

    Escrito por Patricia Chant el 5 de Junio
    Amigos. Me han emocionado.
    gracias por estos hermosos poemas.

    Escrito por Patricia Chant el 5 de Junio

    YO TE NOMBRO LIBERTAD
    1.Por el pájaro enjaulado, por el pez en la pecera
    por mi amigo que está preso porque ha dicho lo que piensa.
    Por las flores arrasadas, por la hierba pisoteada.
    Por los árboles podados, por los cuerpos torturados,
    … Yo te nombro, Libertad.
    2.Por los dientes apretados, por la rabia contenida,
    por el nudo en la garganta, por las bocas que no cantan.
    Por el beso clandestino, por el verso censurado,
    por el joven exiliado, por los nombres prohibidos,
    … Yo te nombro, Libertad.
    TE NOMBRO EN NOMBRE DE TODOS POR TU NOMBRE VERDADERO,
    TE NOMBRO CUANDO OSCURECE, CUANDO NADIE ME VE
    ESCRIBO TU NOMBRE EN LAS PAREDES DE MI CIUDAD (BIS)

    1.Por la idea perseguida, por los golpes recibidos,
    por aquel que no resiste, por aquellos que se esconden,
    por el miedo que te tienen, por tus pasos que vigilan,
    por la forma en que te atacan, por los hijos que te matan,
    … Yo te nombro, Libertad.
    2.Por las tierras invadidas, por los pueblos conquistados
    por la gente sometida, por los hombres explotados
    por los muertos en la hoguera, por el justo ajusticiado,
    por el héroe asesinado, por los fuegos apagados,
    … Yo te nombro, Libertad.

    http://www.youtube.com/watch? V=j2rLm-jf4as&feature=related REINCIDENTES.
    MAPUCHE. POR LOS PRESOS POLITICOS.
    REIVINDICACIÓN POR SUS TIERRAS!

    GRACIAS HERMOSOS POEMAS. UN ESPACIO PARA ADENTRARSE Y SENTIRLO MAS HUMANO.
    GRACIAS A TODOS


    Escrito por Beatriz Bassino el 6 de Junio

    LA PUERTA DEL COSMOS

    LA PUERTA DEL COSMOS SE ABRIÓ LENTAMENTE

    Y ALLÍ VIRACOCHA FUNDO EL MUNDO QUE VEMOS

    LAS COSAS Y FIERAS Y EL CULTO CIVILIZADOR.

    LOS VALLES Y FRUTOS. LAS BELLAS PRADERAS

    Y EL AGUA EN UN GESTO DE AMOR.

    REINÓ ENTRE NOSOTROS.

    AM Ó ENTRE NOSOTROS

    Y UN DIA DE PRONTO PARTIÓ.

    EL DIOS DE LA VIDA,

    EL DIOS DE LA TIERRA,

    CRUZANDO LAS AGUAS DEL MAR.

    IGUAL QUETZACOATL EN MÉXICO

    UN D Í A LOS DOS PROMETIERON VOLVER

    MI CORAZÓN CON SU TAMBOR

    GOLPEA LAS PUERTAS DE TIHAUANACO

    MI CORAZÓN EN SU DOLOR

    LLAMA A LAS HUESTES DE TIHAUANAKU

    NO SON VIRACOCHA LOS HOMBRES QUE LLEGAN

    NO EXISTE EN SUS ACTOS BONDAD.

    SU MAGIA ES LA MUERTE, SU AMOR LA RIQUEZA

    DEL PUEBLO DEL HIJO DEL SOL.

    Escrito por Beatriz Bassino el 6 de Junio

    Hubo un tiempo

    Hubo un tiempo en el que todo era bueno. Un tiempo feliz en el que nuestros dioses velaban por nosotros. No había enfermedad entonces, no había pecado entonces, no había dolores de huesos, no había fiebres, no había viruela, no había ardor de pecho, no había enflaquecimiento. Sanos vivíamos. Nuestros cuerpos estaban entonces rectamente erguidos. Pero ese tiempo acabó, desde que ellos llegaron con su odio pestilente y su nuevo dios y sus horrorosos perros cazadores, sus sanguinarios perros de guerra de ojos extrañamente amarillos, sus perros asesinos. Bajaron de sus barcos de hierro: sus cuerpos envueltos por todas partes y sus caras blancas y el cabello amarillo y la ambición y el engaño y la traición y nuestro dolor de siglos reflejado en sus ojos inquietos nada quedó en pie, todo lo arrasaron, lo quemaron, lo aplastaron, lo torturaron, lo mataron. Cincuenta y seis millones de hermanos indios esperan desde su oscura muerte, desde su espantoso genocidio, que la pequeña luz que aún arde como ejemplo de lo que fueron algunas de las grandes culturas del mundo, se propague y arda en una llama enorme y alumbre por fin nuestra verdadera identidad, y de ser así que se sepa la verdad, la terrible verdad de cómo mataron y esclavizaron a un continente entero para saquear la plata y el oro y la tierra. De cómo nos quitaron hasta las lenguas, el idioma y cambiaron nuestros dioses atemorizándonos con horribles castigos, como si pudiera haber castigo mayor que el de haberlos confundido con nuestros propios dioses y dejado que entraran en nuestra casa y templos y valles y montañas. Pero no nos han vencido, hoy, al igual que ayer todavía peleamos por nuestra libertad.

    Escrito por Beatriz Bassino el 6 de Junio
    MUERTE DE TUPAC-AMARU

    PELEAMOS EN VILCABAMBA

    EN CONTRA DEL EXTRANJERO.

    YA HABÍA PERDIDO MI HERMANO
    SU FE EN CONSEGUIR VENCERLOS.

    TITU-CUSI ERA SU NOMBRE

    Y COMANDO LA REBELIÓN

    PERO PRESA DE LA FIEBRE

    ENTREGO SU CORAZÓN.

    TUPAC-AMARUC ES MI NOMBRE

    Y ASUMO ENTONCES EL MANDO

    MANCO-INCA FUE MI PADRE

    SU SANGRE GUÍA MIS MANOS.

    POR AMÉRICA RESISTO

    POR AMÉRICA ME MUERO

    POR AMÉRICA MI VIDA

    ME ARRANCAR Á EL EXTRANJERO.

    EL ESPAÑOL QUE ME MATA

    NO SABE QUE ESTA CORTANDO

    LA CABEZA QUE MAÑANA

    CANTARA EN UN CANTO ETERNO.

    SE MUERE EL ULTIMO INCA

    TUPAC-AMARUC SE MUERE

    TODO EL CUZCO SE DESANGRA

    POR MI CABEZA EN LA PICA.

    PACHACAMAC ME RECIBE

    PARA PREPARAR MI TRAJE.

    YO VOLVERÉ CON LOS MÍOS

    A REPARAR EL ULTRAJE.

    POR AMÉRICA RESISTO

    POR AMÉRICA ME MUERO

    POR AMÉRICA LO JURO

    NUNCA DETENDRÉ MI VUELO

    TUPAC-AMARUC ES MI NOMBRE

    MI SANGRE Y MI CANTO ETERNO

    TUPAC-AMARUC NO HA MUERTO

    ¿QUIEN PUEDE MATAR UN SUEÑO?

    Escrito por Nuria Cugota Gomez el 6 de Junio

    FUNDACIÓN DE MÉXICO
    “Id y ved un nopal salvaje; y allí tranquila veréis
    un águila que está enhiesta. Allí come, allí
    se peina las plumas,
    y con eso quedará contento vuestro corazón:
    ¡Allí está el corazón de Cópil que
    tú fuiste a arrojar
    allá donde el agua hace giros y más giros!
    Pero allá donde vino a caer, y habéis visto entre los
    peñascos, en aquella cueva entre cañas y juncias,
    ¡Del corazón de Cópil ha brotado ese nopal salvaje!
    ¡Y allí estaremos y allí reinaremos:
    allí esperaremos y daremos el encuentro a toda clase de gentes!
    ¡Nuestros pechos, nuestra cabeza, nuestras flechas, nuestros
    escudos
    allí les haremos ver: a todos los que nos rodean allí los
    conquistaremos! ¡Aquí estará perdurable nuestra ciudad
    de Tenochtitlan!
    ¡El sitio donde el águila grazna, en donde abre las alas;
    el sitio donde ella come y en donde vuelan los peces,
    donde las serpientes van haciendo ruedos y silvan!
    ¡Ese será México-Tenochtitlan y muchas cosas han de
    suceder!
    Dijo entonces Cuauhcóhuatl:- Muy bien está mi señor
    sacerdote!
    ¡Lo concedió tu corazón:vamos a hacer que lo oigan mis
    padres, los ancianos todos juntos!
    Y luego hizo reunir a los ancianos todos Cuauhcohuatl y les dió
    aconocer las palabras de Huitzilopochtli.
    Las oyeron los mexicanos.
    Y de nuevo van allá entre cañas y entre juncias, a la orilla
    de la cueva.
    Llegaron al sitio donde se levanta el nopal salvaje
    allí al borde de la cueva, y vieron tranquila
    parada el águila en el nopal salvaje: allí come, allí
    devora y hecha a la cueva los restos de lo que come.
    Y cuando el águila vió a los mexicanos, se inclinó
    profundamente.
    Y el águila veía desde lejos.
    Su nido y su asiento era todo de cuantas finas plumas hay: plumas de
    azulejos, plumas de aves rojas y plumas de quetzal.
    Y vieron también allí cabezas de aves preciosas
    y patas de aves y huesoa de aves finas tendidos por tierra.
    Les habló el diosy así les dijo:
    – ¡Ah, mexicanos, aquí sí será:
    ¡México es aquí‚
    Y aunque no veían quien les hablaba, se pusieron a llorar
    y decían: – ¡Felices nosotros, dichosos al fin:
    hemos visto ya dónde ha de ser nuestra ciudad!
    ¡Vamos y vengamos a reposar aqui!

    Escrito por Alma Lorena S. Acevedo el 10 de Junio

    LA DONCELLA DE LOS ACANTILADOS
    De entre el fragor de las cascadas, sobre el bullir espantoso de espumarajos ruidosos que se precipitan al vacío y que caen formando nubes de estrellas y brillantes, suele escucharse el doliente gemir de una doncella. Sus lloros llegan al alma y el corazón se contrita de dolor, porque ese llanto es la más triste queja de amor que alguna mujer haya emitido nunca.
    Viajeros, caminantes, excursionistas que la han oído, creen que se trata del batir de las furiosas aguas contra las grandes hojas acuáticas y las raíces que sobresalen por entre los peñascos del horrendo precipicio; otros, que se trata del alma errabunda de una mujer en pena y otros, que los malos espíritus de las aguas aún rondan por el serpentear de las cascadas.
    Nadie o muy pocos se han detenido a desentrañar el gran misterio, porque sobrecogidos de temor y sobresaltos, huyen mejor ante los gemidos lastimeros de una mujer que se encuentra en agonía.
    Y esos pocos que han contado más tarde esto que recuerda una leyenda, han comprobado que quien emite tan lastimeros ayes es una pequeña florecita que crece a la orilla misma del abismo, bañada por las agitadas aguas que se precipitan allá abajo. Los antiguos, los hombres del tiempo en el cual se originó esta triste leyenda, la llamaron Atempanxochichocani, que en lengua castellana quiere decir “Flor que llora junto a las aguas”.
    Y quienes han tenido la osadía, el valor de inclinarse al precipicio y han cortado una de estas florecillas de sublime hermosura, descubrieron que entre sus pistilos se haya una mujer, una doncella de bien proporcionado cuerpo, diminuto y admirable, cuyas manos parecen cubrir su rostro cubierto de rocío que son sus lagrimas. Es el cuerpo diminuto de una doncella, de una virgen que llora eternamente a la orilla de las aguas su mal de amor, su pena amorosa.
    ¡Atempanxochichocani, la flor que llora!
    A simple vista puede verse el cuerpo de la doncella en actitud de llorar, recostada en la corola de la florecilla que solo crece junto a las cascadas, a las orillas del abismo al que se precipitan las aguas. Su llanto es audible a corta distancia y a veces más lejos, cuando el fragor de la precipitación del agua baja de tono.
    La leyenda, los motivos por los que se formó esta florecilla y las penas que llora esta doncella de diminutas proporciones se pierden en las noches de los tiempos, entre las leyendas de más vigor, de mayor representación de una raza dada a la superstición y a los temores de los dioses; Se dice, sin embargo, que esta doncella y su amado, un vigoroso y apuesto mancebo, paseaban sus amores antes de desposarse con el regocijo y aceptación de sus padres. Mas cierta vez corriendo él por el bosque en persecución de un Mazatl, -venado-. Perdió el paso y fue a caer al abismo. Su cuerpo se fue rebotando contra los peñascos y cayó al fondo de la sima, en donde fue arrastrado por las fuertes aguas.
    La doncella, cansada de esperar el regreso en un paraje en donde se entretenía tejiendo guirnaldas de florecitas, se fue en su busca y no lo halló, no lo halló nunca y desde entonces convertida en flor, en la flor de Atempanxochichocani, vive en las orillas de las cascadas y los abismos, llorando por la desaparición del mancebo que ya no pudo ser su esposo.
    Perdida la crónica escrita de esta leyenda, los viejos solían contar que lo que ocurrió fue que el Shantil, el genio malo y fantástico que vivió en los acantilados, al ver el grande y puro amor que paseaban por el bosque la Doncella y el Mancebo, se puso celoso y atrayendo hasta sus dominios al galán, lo precipitó a sus dominios y después de hacerse pedazos contra los riscos, lo arrastró hasta las profundidades oscuras en donde mora, por lo cual, la llorosa y desesperada doncella no encontró su cuerpo, como jamás lo hallaron quienes lo buscaron tan afanosamente.
    La doncella murió enloquecida llorando a la orilla del abismo y de su cuerpo brotaron esas florecillas, las florecitas que lloran eternamente junto a las aguas y en cuya corola el incrédulo acucioso puede ver el diminuto cuerpo de una mujer cubriéndose el rostro con las manos y ese bello rostro cubierto de rocío, que son sus lágrimas.

    Escrito por Beatriz Bassino el 11 de Junio

    La leyenda de Manaka
    de “Mitología Guaraní” de Jorge Montesino
    Marcha por la selva la tropa de indómitos. Mbarakaju lidera a los suyos. Guerrero sin par. No hay quien le iguale en resistencia física, en el tiro de las flechas y el manejo del mbaraka . La madre naturaleza ha sido generosa con Mbarakaju .

    Las tropas de Mbarakaju pasan por los poblados y en cada lugar pintan el signo de la dominación. No hay quien se le resista. Mbarakaju , como buen tirador es también un eximio cazador. Prueba de ello es su collar donde ya no caben más colmillos de jaguareté . Ha cazado cientos de estos animales en su corta vida.

    Mbarakaju en su plenitud.

    Ahora persigue a una fiera que ha herido.

    Se aparta de los suyos. Avanza por la selva siguiendo el rastro de sangre.

    La noche lo sorprende y Mbarakaju opta por descansar. Busca un buen lugar y allí pasa la noche. Mbarakaju tiene el sueño liviano. La menor señal de peligro y el guerrero está alerta.

    Al amanecer continúa su marcha, encuentra al tigre que ruge de dolor y acaba con él. Sigue sumando cuentas en su collar. Pareciera que la cosecha de colmillos jamás acabará.

    Una lluvia atropellada y densa cae sobre la selva ahora y lava todo rastro de sangre. ¿Cómo regresar junto a los suyos? La capacidad de orientación del joven indio y su intuición no bastan para vencer a la enmarañada vegetación que frente a él se levanta como una muralla.

    Mbarakaju comienza a andar.

    Vuelve sobre sus pasos. Le parece estar dando vueltas en círculo.

    No. No puede ser. Al fin Mbarakaju , exhausto se tiende sobre la hierba en busca del sueño y el descanso reparador. Duerme el guerrero. Duerme y sueña con una joven hermosa. La niña le habla, ahora lo está llamando: “acércate” le dice en su luminoso sueño.

    Mbarakaju despierta cuando el sol está declinando. Un rocío claro y fresco cae sobre su cuerpo. Al incorporarse descubre que el rocío tan claro y perfumado cae de un ysapy , el árbol de la dicha. Buen augurio, piensa el guerrero y avanza nuevamente a través de la selva como guiado por un espíritu más poderoso que su voluntad. Mbarakaju escucha lejanos sones de tambor. Apura el paso. Ahora ya puede oir voces. Es evidente que se aproxima a una aldea.

    El indio, escondido en la frondosidad de la selva observa la aldea. Todo es movimiento allí. Se preparan para una celebración. Reposan los manjares y las bebidas en gran cantidad. Con avidez mira Mbarakaju todo lo que ante sus ojos se extiende como una aparición. Van y vienen las mujeres apuradas con los preparativos. Se encienden las fogatas. La tarde va dejando paso a la oscuridad. Los hombres preparan sus instrumentos. Comienzan a beber.

    Mbarakaju decide integrarse a la fiesta. Avanza hacia la aldea. A su paso las gentes de la tribu detienen sus acciones. Mbarakaju llega junto a los músicos. Extiende la piel del tigre que acaba de matar. Arranca de las manos del músico el mbaraka y sentándose sobre la piel comienza a ejecutar el instrumento y a narrar la historia del principe Chimboi . Su canto, más allá de la forma en que llega hasta el lugar, ocurrente y misterioso, concita la atención de hombres y mujeres.

    La canción relata que el príncipe Chimboi , jefe de los karios, altanero y solitario vivía en un blanco palacio, suspirando permanentemente por una mujer bella y virgen. La habilidad de Mbarakaju para el relato cantado le lleva a mezclar el encantador argumento del príncipe con la tribu en la que se halla cantando. Mezcla la realidad y la fantasía y lo hace premeditadamente. Cuenta en su canción que el príncipe Chimboi cree que va a encontrar a aquella mujer de sus sueños, símbolo de la perfección humana, entre las doncellas de aquella tribu. Las jóvenes de la tribu se miran unas a otras comparándose. ¿Quién de ellas será la elegida de Chimboi ? Pero el príncipe es sólo invento de Mbarakaju , ha nacido de su ingenio y allí vive.

    Después de terminada su canción Mbarakaju es aceptado en la fiesta. Se celebra la cosecha de la mandioca y las fiestas de la nubilidad. Las familias de las núbiles han adornado a sus vírgenes y cada una de las que pasan en desfile parece más bella que la otra.

    Túrbase Mbarakaju cuando ve avanzar en aquel desfile iniciático a la mujer que ha visto en sueños. Se le ilumina el rostro ya encendido por el calor de las fogatas. Los sueños le han anticipado el encuentro. Mbarakaju siente deseos de actuar. Toma nuevamente entre sus manos el mbaraka y dedica una canción a la joven. El desfile se detiene pero parece suspendido sobre las notas y las palabras de la canción. Es un momento tocado por la divinidad. Al finalizar su canto Mbarakaju , tramposamente dijo: “Esta será la esposa de Chimboi ”.

    Koeti se llamaba la dulce niña. La abuela de la niña, Chiro , recordó entonces las señales del cielo que el día del nacimiento de Koeti habían señalado un camino sembrado de estrellas. Una vida grandiosa y eterna. La anciana creyó ver en las palabras de Mbarakaju parte de aquel designio divino. “Guíanos hasta el palacio de Chimboi ”, dijo la vieja al extranjero. Los hermanos de Koeti se opusieron pero a una palabra de la anciana moderaron su enojo y reprimieron sus decisiones. Mbarakaju , Chiro y Koeti partieron al día siguiente hacia el inexistente palacio blanco donde vivía Chimboi . Avanzaron los tres. Mbarakaju con paso firme, la anciana ágil como una joven y la niña extrañamente torpe. Como si no quisiera avanzar. Con recelo y miedo.

    Se detuvieron después de mucho andar. Mbarakaju cazó un venado y lo puso al fuego. Koeti dormía en su hamaca. Cuando estuvo lista la carne comieron en silencio los tres. La anciana preguntó: “ ¿Cuándo llegaremos al palacio de Chimboi ? ”. “Cuando yo quiera” respondió secamente Mbara-kaju . Inmediatamente la vieja recriminó al guerrero su promesa, tras lo cual Mbarakaju dijo: “ ¡Yo soy Chimboi , Mbarakaju es sólo mi nombre de guerra”.

    La anciana no creía lo que estaba escuchando. Había sido engañada. Tal vez se había apresurado al decidir hacer este viaje con un desconocido.

    “Déjame a la niña y vete. No te necesito”, dijo el guerrero a Chiro .

    Chiro recupera la calma y unta la frente, las mejillas y el pecho de su nieta con un ungüento verde que extrae de un pequeño recipiente. Mbarakaju observa la despedida de la mujer y se alegra de que no oponga resistencia. La anciana se aleja y cuando Mbarakaju vuelve la vista hacia Koeti comprende el sentido de aquellos ungüentos. La vieja se va pero deja sus hechizos. Mbarakaju quiere gritarle algo pero la voz no le responde. Algo le marea, le impide la mirada. Koetí se vuelve neblinosa ante sus ojos, desaparece. Se transforma. El guerrero siente que su cuerpo pesa como un elefante. No puede moverse de su sitio. Impotente observa la transformación de la niña. Ahora logra acercarse a la joven. Intenta abrazarla pero se sorprende él mismo de estar abrazado al tronco de un árbol. Sorprendido mira al árbol buscando alguna señal que le indique el lugar de Koeti . Nada alrededor. Koeti ha desaparecido. Chiro también. Solo en aquel desolado lugar Mbarakaju se sienta bajo el árbol, la espalda apoyada en el tronco. Un suave cansancio invade al guerrero. Sus piernas ya no le pesan pero un extraño sopor le invade hasta vencerle.

    Mbarakaju despierta.

    Es la hora del alba y el sol aparece suavemente.

    Mbarakaju se pone de pie y golpea las ramas más bajas con su cabeza. Una lluvia de pétalos cae a sus pies. El árbol estaba cubierto de flores. El guerrero busca por todos lados algún indicio que le guíe hacia Koeti . Infructuosa es su búsqueda. Vencido, huye de aquel lugar encantado.

    Chiro ve que el extranjero se aleja del lugar y vuelve para deshechizar a su joven nieta. La anciana contempla el bello árbol florido y siente un vértigo extraño. La belleza marea sus pupilas cansadas. De pronto, de los árboles vecinos surge un ave pequeña y multicolor. Como una flecha llega hasta las flores y allí, sostenido en vilo por el rápido movimiento de sus alas, introduce su pico en una y otra flor bebiendo el sabroso néctar. Las flores se tiñen de rosas y leves morados al contacto del largo pico que las ultraja. Se diría que se ruborizan y tiñen su blancura de subidos colores. Chiro no se atreve a dar caza a aquel pequeño pájaro que va de flor en flor. Su nieta seguía siendo bellísima, pero ya no era marane . Así lo entendió la mujer y consideró inútil deshechizarla. Así quedó entre nuestros árboles el manaka que con sus bellas flores se sonroja de haber perdido la virginidad con aquel misterioso pájaro del cual se dice que era un príncipe encantado.