Fundación Amazónica, Mascha Kauka-4380

Alejandra Almirón Cartier
Experto: gestión de la preimpresión

Escrito por Alejandra Almirón Cartier hace 6 días

Mascha Kauka fomenta la preservación de la selva amazónica en el Ecuador
Los mejores guardianes de la selva

Con su Fundación Amazónica, Mascha Kauka desea hacer posible una vida autodeterminada en la selva a los indígenas del Ecuador y preservar la selva del deterioro.

Los indios shuar la llaman Yaanúa, los achuar, Nunkui, y los kichwa, Nina Sicha. Son palabras extrañas pero solemnes, con las que pueblos indígenas del Ecuador le demuestran su respeto y amistad.

La editora Mascha Kauka de Múnich, promotora de fundaciones, ecologista y cooperante para el desarrollo, se dedica desde hace más de 25 años a apoyar a los indígenas del Ecuador. Desea favorecer a las gentes que habitan las selvas y su cultura, pero también a la propia selva. “Es un tema vital en vista del cambio climá­tico”, dice Mascha Kauka cuando la visitamos en su piso de Múnich.

Como descubrió que la educación era el aspecto clave, en 2008 Mascha Kauka inauguró una academia en medio de la selva amazónica ecuatoriana.

En Sharamentsa, una aldea a orillas del río Pastaza, uno de los afluentes del Amazonas, así como en Yuwientsa, una aldea al pie de los Andes, a unos 100 km de distancia, los indígenas aprenden en cursos de varias semanas todo lo que se necesita saber para una vida autónoma en la selva tropical: pesca, crianza de animales pequeños, agricultura ecológica, manejo de energía renovables, producción y comercio para un “mercado interior” en la selva.

“Queremos capacitar a los indígenas para que puedan hacer frente a los efectos negativos de la civilización. De ese modo también la selva tiene una oportunidad de sobrevivir, porque los indígenas son los mejores guardianes de la selva. ”

Mascha Kauka, de 64 años, es una mujer llena de energía, que ha tenido una vida muy intensa y variada.

Después de sus estudios de filología románica en Múnich y París trabajó como redactora de la editorial de su padre Rolf Kauka, quien con sus figuras de historieta Fix & Foxi creó en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial un equivalente a las historietas de Walt Disney.

En 1971, fundó su propia editorial y tuvo gran éxito con libros de cocina. En 1980, entró por primera vez en contacto con los indígenas del Ecuador,en un viaje a ese país junto a su esposo Uli, quien falleció en 2004.

A partir de esa experiencia decidió fundar una asociación de ayuda a indígenas.

En 2007 creó la Fundación Amazónica, cuyo objetivo es contribuir a la preservación de la mayor selva tropical existente aún en el mundo para las futuras generaciones, en cooperación con los 400 pueblos indígenas que viven allí.

Como tantos otros pueblos, también los achuar enfrentan desafíos que amenazan su forma de vida tradicional.

El Gobierno provincial desea construir carreteras en suterritorio a ambos lados de la frontera entre Perú y Ecuador, una área de unos 55. 000 kilómetros cuadrados, en la que viven cerca de 13. 000 personas y que les pertenece según títulos oficiales de propiedad.

Las nuevas vías de transporte permiten a las empresas petroleras y madereras incursionar cada vez más en la selva amazónica del Ecuador. Donde ya han estado, han dejado desiertos, destruyendo los medios de vida de los pueblos nativos.

Muchos indígenas han huido a las ciudades, otros buscan la solución en el alcohol. “Esas tierras han quedado conta­minadas y desérticas”, dice Mascha Kauka. “Sus habitantes han perdido sus raíces y muchas veces se han resignado. ”

Otro problema es el rápido crecimiento demográfico de los pueblos indígenas, como resultado de una mejor atención médica y de la reducción de los conflictos bélicos internos.

Con la presión demográfica crece también la presión sobre las selvas como recurso natural. Ya casi no hay animales de caza.

La base de alimentación desaparece e impulsa el éxodo a las ciudades. Por eso, Mascha Kauka ayuda a los indígenas a desarrollar una economía local.

Los primeros éxitos ya son visibles. En muchas aldeas hay talleres para fabricar telas metálicas, que se usan para construircercos para los animales de cría, como cerdos, aves y patos, que sirven de base de alimentación, adicionalmente a los animales de caza.

También hay una pequeña fábrica de ladrillos que producirá los materiales para los funda­mentos del futuro edificio de la academia. La superestructura, si el dinero lo permite, se construiría con bambúes y maderas extraídas de la región.

El diseñador de Múnich Markus Heinsdorff elaboró los planos sobre la base de la arquitectura tradicional indígena pero con elementos futuristas. Una pequeña planta de energía solar ya está en funcionamiento y también una antena parabólica para comunicación telefónica y acceso a Internet.

Hasta ahora los cursos de la academia se vienen impartiendo en el antiguo puesto sanitario de Sharamentsa. Los docentes son artesanos y profesores que llegan de las ciudades a las aldeas de la selva.

El primer curso de un año para líderes indígenas se completó con éxito en febrero de 2009. En ocasión de la entrega de los certificados de estudio a los egresados, viajó a la selva incluso el embajador alemán en Ecuador, Christian Berger.

En mayo se inició el primer seminario de hotelería y gastronomía indí­gena, cuyo currículo se elaboró en cooperación con la Universidad de Múnich (Hoch­schule München) y la Universidad de Cuenca en Ecuador.

El propósito es que los indígenas aprendan lo necesario para que un día puedan acoger a huéspedes de todo el mundo en su región. Que no serán simples turistas, sino estudiantes y científicos que deseen estudiar la selva.

“Las asignaturas están ad­aptadas a la vida en la selva tropical. Los titulados, por ejemplo, no necesitan saber de memoria todos los vinos franceses”, comenta Mascha Kauka.

El potencial de este tipo de turismo científico fue el tema de investigación de la estudiante de Múnich Heike Schilling para su tesis de licenciatura en la Hochschule München.

“Esa modalidad de turismo ofrece a los indígenas de la selva medios de subsistencia dentro de su entorno de vida natural y contrasta con el turismo clásico, el cual, en un entorno de este tipo, corre el peligro de degenerar en voyeurismo y degradar a los indígenas a figuras exóticas”, explica Schilling.

Ella fue la primera estudiante que llegó en 2008 a Ecuador para realizar un estudio de pos­grado de turismo sostenible en la academia de la selva. A fines de mayo de 2009, un grupo de 13 estudiantes y seis docentes de diversas facul­tades alemanas viajaron a la selva amazónica para realizar prácticas sobre el terreno.

Se tratan temas como arquitectura, geoinformación, téc­nicas de abastecimiento y ecoturismo. “Promovemos el desarrollo de futuro en la selva tropical”, dice Mascha Kauka. “Y no solo para los indígenas, sino para todos nosotros. ”