DECÁLOGO ÉTICO PARA LA VISITA Y CONSERVACIÓN DE LOS ÁRBOLES Y BOSQUES MONUMENTALES S-4370

Escrito por Alejandra Almirón Cartier el 14 de Julio

Los Ticuna viven en la selva amazónica desde tiempo inmemorial a caballo de los territorios actuales de Perú, Colombia y Brasil.

A lo largo de los últimos tiempos, conscientes de que su mundo tradicional se perdía ante el empuje de esta arrolladora civilización, han querido guardar y transmitir sus conocimientos ancestrales y lo han hecho mediante un proyecto: “El mundo según los Ticuna”.

Los mejores narradores se han reunido en torno a las hogueras y han contado las viejas historias mientras otros las escribían e ilustraban.

De este proyecto han salido varios libros, el primero, es “O Livro das Arbores”.

DECÁLOGO ÉTICO PARA LA VISITA Y CONSERVACIÓN DE LOS ÁRBOLES Y BOSQUES MONUMENTALES SILVESTRES

En los últimos tiempos, los árboles monumentales y bosques de especial interés están soportando una presión acentuada, a causa de la curiosidad y la creciente atención que merecen. Sin embargo, este legítimo interés pone en grave peligro a corto plazo unos seres y ecosistemas de incalculable valor que si han llegado hasta nosotros ha sido, en no pocas ocasiones, por encontrarse en lugares inaccesibles o poco conocidos. Urge regular, del modo más preciso y exigente, las visitas guiadas a estos verdaderos santuarios de la vida silvestre.
La proliferación de malas prácticas en este sentido ha llevado a los abajo firmantes, personas y asociaciones comprometidas con el estudio, la gestión y conservación de estos árboles y arboledas monumentales (incluidas o no en figuras de protección oficiales) a elaborar un decálogo ético que sirva de guía para evitar la pérdida o menoscabo de este patrimonio.
Hay árboles monumentales en plazas, parques e iglesias, en las cercanías de los pueblos y en otros lugares más o menos humanizados cuya visita es aconsejable (siempre que se respete escrupulosamente el entorno) y tiene un extraordinario sentido didáctico. En cambio, los árboles y bosques monumentales silvestres deberían, en nuestra opinión, salvaguardarse con las precauciones que concretamos en este decálogo. Cualquier alteración de estas pautas debería efectuarse sólo tras un estudio cuidadoso de las posibilidades y las restricciones que, en su caso, se considerasen necesarias para preservar este patrimonio arbóreo. Hemos de pensar que basta un grupo o una persona, una Administración poco escrupulosa o una actuación descuidada durante un breve lapso de tiempo para terminar con la vida de un árbol o sentenciar un bosque centenario, comprometiendo así un proceso vital que deberíamos transmitir a las generaciones futuras, quien sabe si por cientos de años aún.
Además de introducir los cambios normativos necesarios, hay que exigir que las administraciones locales, autonómicas y del Estado, cumplan las leyes vigentes. Y, para ello, que establezcan los mecanismos reales de control, gestión y uso de los árboles y arboledas singulares, poniendo los medios materiales, humanos, técnicos y económicos necesarios y específicos.