Alimentos tradicionales contra el hambre
Alimentos tradicionales contra el hambre
Por Francesca Colombo*
Agricultores aseguran que el amaranto, la quinua y el sorgo son cruciales para alcanzar la seguridad alimentaria
TURIN.- El hambre afecta a 846 millones de personas en el planeta, y 35 países carecen de seguridad alimentaria por escasez de comida, desórdenes internos o clima adverso. Parte de la solución a esos problemas está en recursos y prácticas tradicionales, según cinco mil representantes de “comunidades del alimento” de todo el mundo reunidos en Italia.
En el encuentro Terra Madre, realizado del 20 al 23 de este mes en la septentrional ciudad italiana de Turín, hubo agricultores filipinos, italianos, estadounidenses, de la etnia africana masai y de la pampa, entre muchos otros, unidos por la voluntad de crear una economía sostenible que resuelva el problema mundial de la alimentación.
“Podemos cooperar entre nosotros y hacer propuestas a los gobiernos para afrontar la globalización que nos forzó a reducir los precios. Estamos entre los primeros productores de arroz en el mundo, pero lo vendemos a 0,30 centavos de dólar el kilogramo”, explicó a Tierramérica el vietnamita Nguyen Van Vinh, de una comunidad de productores de arroz biológico de Hai Phong.
En esa comunidad, al noreste de Vietnam, un centenar de familias introduce patos con pocas semanas de nacidos en los sembrados de arroz, para que exterminen a los insectos y sus excrementos sirvan de abono. Así evitan usar pesticidas y fertilizantes.
Los participantes en el encuentro, auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), abogaron por el consumo de nutritivos cereales como el amaranto (Amaranthus caudatus), la quinua (Chenopodium quinoa) o el sorgo (Sorghum vulgare o Sorghum bicolor), resistentes a terrenos difíciles y enfermedades.
El problema es que “los jóvenes prefieren ‘comida chatarra’ como las papas fritas o las hamburguesas, y rechazan los platos tradicionales”, dijo a Tierramérica Dutta Mita, de una comunidad de productores de arroz, maíz y caña de azúcar de Bankura, en el estado indio de Bengala Occidental (noreste).
“Quieren copiar el estilo de vida estadounidense que ven en el cine, y los productores de alimentos terminan por vender este tipo de comida”, comentó.
Además, el Sistema Mundial de Información y Alerta sobre Agricultura y Alimentación (SMIA) de la FAO registra una disminución de las existencias mundiales de cereales, de 229,7 millones de toneladas anuales.
La producción de alimentos es afectada por múltiples factores, entre ellos guerras civiles, plagas y fenómenos climáticos extremos en África, crisis humanitarias en Corea del Norte, Iraq o Sri Lanka, y carestía en Haití o República Dominicana.
Según participantes en Terra Madre, es preciso diversificar los hábitos de alimentación, y tener en cuenta por ejemplo que la carne de llama (Lama glama) consumida en Bolivia, la de bisonte (Bison bison) en Canadá o la de reno (Rengifer tarandus) en Suecia, Finlandia, Rusia y Noruega son más sustentables que las de pollo (Gallus gallus) o de vaca (Bos taurus), dijo a Tierramérica Blind Ingemas, productor de carne de reno.
El reno es el alimento tradicional de los lapones, en las costas septentrionales escandinavas, donde el invierno dura 200 días, con temperaturas de hasta 30 grados bajo cero.
Un estudio en las orientales provincias tailandesas de Kalasin, Yasothorn, Ro-iet, Khon-Kaen y Surin registró más de 100 variedades de arroz (Oryza sativa), de las que actualmente sólo se cultivan 50, algunas para consumo directo del grano y otras para hacer galletas, fideos, vinos y licores.
“Somos comunidades pobres y pequeñas. Producimos para nuestra supervivencia y algo para vender en el mercado. No competimos con productos convencionales, sólo tratamos de hacer lo mejor posible, cuidamos el ambiente y no usamos productos químicos”, señaló a Tierramérica Avaiporn Suthonthanyakon, productor de arroz de variedades tradicionales en Tailandia.
En el extremo de la cadena de producción alimentaria están los cocineros, también presentes en Turín.
“Difundimos recetas tradicionales de la época prehispánica como el locro (guisado que lleva maíz, frijoles y carnes), los tamales (picadillos de carne envueltos en masa de maíz), las humitas (salsa espesa con base en granos de maíz, envuelta en hojas de esa planta), y productos autóctonos como el maíz y las papas andinas”, dijo a Tierramérica Alejandra García, chef de comida tradicional en Argentina.
Todo eso “se pierde por la globalización, y la idea es cocinar como en la casa de nuestras abuelas”, sintetizó.
* La autora es colaboradora de Tierramérica.