Entrevista de Yoga a François Lorin

Entrevista de Yoga a François Lorin

Arjuna: Normalmente decimos que el Yoga tiene unos 5000 años de antigüedad, pero lógicamente han habido muchos procesos y etapas históricas, de hecho, hay muchas formas de realizar el Yoga y hay diferencias entre el Yoga del Norte y el Yoga del Sur de la India, pero cuando hablamos de TRADICIÓN en Yoga, ¿cuáles son las claves para definir qué es el Yoga?

François Lorin: En principio, el Yoga no pertenece exclusivamente a la India, es un patrimonio de la Humanidad, porque es una búsqueda que ha recogido otros nombres en otros sitios, hay lazos que unen el Yoga con el Chamanismo y el Chamanismo es universal. Por lo tanto la clave, el origen del Yoga no hay que buscarlo en una cultura en particular, sino en el interior de uno mismo porque el cerebro humano ha evolucionado muy poco desde que existe la especie humana. El cerebro lleva la misma búsqueda desde que existe hasta ahora, la misma necesidad de saber si existe algo más de lo que la memoria ha registrado.
Las llaves del Yoga son las que ha definido Patanjali, es todo lo que constituye el sufrimiento en la vida, siendo la omnipresencia del MIEDO la base principal. Comprender y sobrepasar el estadio en el que el ser humano está confrontado al miedo es una de las claves fundamentales del Yoga y es universal.

Arjuna: En la tradición del Yoga tenemos dos joyas importantes, Yoga Sutras y Bhagavad Gita, parece que uno sea la cabeza y el otro el corazón, ¿Cómo podemos integrarlas en nuestra práctica del Yoga?

F. Lorin: la joya del corazón del Bhagavad Gita es también la guerra, yo no creo que haya divorcio entre los dos, Patanjali ha escrito una tabla de materias del Yoga, es una tabla muy sucinta y no tiene poesía. La poesía viene del enseñante que es capaz de escribir y dar calor a lo que no es más que una tabla de materias, el Bhagavad Gita es un capítulo del Mahabharata, éste es un poema, y por lo tanto el lenguaje poético del Bhagavad Gita nos llega al corazón, pero no hay diferencias fundamentales en las enseñanzas de uno y de otro.

Arjuna: Cuando el Yoga se adapta a una época y a una cultura determinada y a unas necesidades concretas, ¿no estamos desvirtuando la esencia del Yoga?

F. Lorin: No, yo creo que el Yoga es lo contrario del dogma (o lo opuesto al dogma), se puede traicionar un dogma pero no se puede traicionar un espíritu de búsqueda. Hay maestros del pasado que han afirmado que había una sola vía, pero esto no representa el espíritu del Yoga, es una desviación que viene de la India, que después de períodos históricos de efervescencia de creación, se han encerrado en un modelo repetitivo. Es verdad que ésto ha ocurrido, no han descubierto ni añadido nada nuevo, los Rishis, que son verdaderos yogui, los “oyentes”, han mostrado una creatividad desbordante. El adepto del Yoga contemporáneo no debe dudar de ser innovador. Lo importante es haber sentido en sí mismo la invitación profunda del Yoga que es de liberarse y de liberar a todos los seres sensibles y no dudar en utilizar todos los instrumentos que sirvan a este fin.
Personalmente, como contemporáneo, creo que las aproximaciones “llamadas” psicoterapéuticas tienen tanto derecho a llamarse Yoga como la gente tradicional del Yoga que se han esclerosado.

Arjuna: Totalmente de acuerdo. ¿Qué podemos entender por el concepto Viniyoga? ¿Cuál es su propuesta y su táctica peculiar?

F. Lorin: La palabra Viniyoga viene de los Yoga Sutras, sirve para dibujar el hecho de cómo acceder a los estados más profundos del camino del Yoga, que permiten traspasar los condicionamientos en los que estamos todos metidos y es necesario pasar por determinadas etapas. Cada etapa requiere una forma de adaptación diferente y lo que designa este proceso es la palabra Viniyoga.
Cuando los alumnos pedían a Desikachar, su maestro, que pusiera un nombre a su enseñanza, él no pensaba que esto era necesario y decidió nombrarla Viniyoga. Era para respetar una enseñanza de su padre que viene de un texto muy antiguo, el Yoga Rajasya, “el secreto del Yoga”. No se sabe si es un mito o una realidad, este Yoga Rahasya de Nathamuni fue un antepasado de Desikachar. Este texto dice, que siendo enseñante de Yoga hay que tener en cuenta las condiciones del entorno, del carácter y la personalidad de cada uno de los alumnos. No enseñamos Yoga igual al hombre que a la mujer, a un niño o a un anciano, a una persona sana que a una enferma, a alguien que viene nervioso y quiere calmarse, o alguien que viene porque ha tenido una experiencia de vida muy difícil y quiere comprenderla y traspasarla.
Ësto quiere decir que en Yoga lo importante no es el Yoga sino la persona y por lo tanto el maestro tiene totalmente justificado modificar y adaptar todos los útiles (las herramientas) en servicio de la persona.

Arjuna: Supongo que conociste a Krishnamacharya, padre y maestro de Desikachar, ¿cuál era su sabiduría?

F. Lorin: Personalmente creo que ni Desikachar ni Krishnamacharya son seres “liberados”, creo que son personas con una gran sabiduría práctica, y muy psicólogos, capaces de sentir perfectamente en qué punto de su vida se encuentra un ser humano y, en particular Desikachar -a quien conozco mejor-, capaz de crear una relación íntima en la que la relación misma es un factor muy importante para crear un proceso de transformación y de evolución, una forma de intimidad afectiva o de relación amistosa que tiene una buena base (o que brinda un buen soporte), a nivel técnico, respiratorio, postural. La tradición de Krishnamacharya es muy rica, ha dado origen al Yoga Iyengar, Patabhi Joï, en particular éste último es conocido en Estados Unidos, pero son muy diferentes del Viniyoga.

Arjuna: ¿Krishnamacharya tenía una visión sobre el Yoga y Occidente?

F. Lorin: Sí, Krishnamacharya era una Brahman ortodoxo del sur de la India no aceptó nunca abandonar su país, sólo conoce Occidente a través de los alumnos occidentales que han ido ahí. Algunos han ido muy pronto, recuerdo una señora americana que tenía 90 años
cuando la conocí y ya hacía muchos años que iba, ya iba en los años 60, así él ha podido familiarizarse con la cultura, la mentalidad y el inconsciente colectivo de Occidente.
En cambio Desikachar ha venido a menudo a Occidente, la primera vez estuvo invitado por Krishnamurti, y ha tenido la oportunidad de penetrar en el interior de la sociedad occidental, yo creo que él tiene una buena percepción de aquello que caracteriza Occidente como tal, y que sin embargo sigue siendo un enigma para mí (ríe).

Arjuna: A mí me gustaría hablar sobre cómo ves el Yoga en el futuro, ¿ en qué cosas crees que el profesor de Yoga debe profundizar?

F. Lorin: Creo que lo tengo mal para situarme como profeta, porque el futuro no está escrito y no podemos saberlo. Creo que la cuestión legal va a tener mucho que ver, porque la profesión del profesor de Yoga puede cortarle las alas si se reduce el estatuto de la enseñanza a Monitor de posturas, también pueden ponerle esposas si ponen al Yoga legalmente bajo el control de la Medicina o de la Psiquiatría, por lo tanto es necesario conseguir un estatuto suficientemente abierto para que el profesor de Yoga pueda transmitir la totalidad de lo que implica el Yoga. Podemos decir, para resumir, que el Yoga es una cultura, no una cultura exótica, sino una cultura universal que hay que desgajarla de la terminología sánscrita, que hay que transcribirla en Occidente del modo menos exótico posible.
Para el mismo profesor de Yoga, en su trabajo, comentaré algo que me ha servido mucho en mi vida, un gran místico de Cachemira, Abhinivagupta, decía que cuando un texto te ha emocionado (conmovido), si el autor está vivo lo único importante es ponerte en contacto para que responda a tus preguntas, si el autor está muerto y sólo queda el texto, con sus técnicas, herramientas, métodos, has de escuchar tu propio corazón y seguirlo. Eso es lo fundamental para un profesor de Yoga. Lo más difícil es aprender a escuchar lo más profundo de uno mismo, aquello que nos conmueve, aquello que nos brinda paz y aquello que nos permite ver lejos y con lucidez, y eso es lo principal para poderlo transmitir.

Arjuna: ¿En qué sentido el Yoga tiene la muerte como presencia para la transformación personal?

F. Lorin: La muerte como factor de transformación, para mí la muerte no es algo del futuro, es algo presente en las cosas cotidianas, en las horas normales, porque según he comprendido a través del Yoga, me parece que la entidad psicológica llamada “Yo” es importante que aprenda a morir de instante en instante, si no es así nunca hay una mirada nueva, una escucha nueva, jamás hay inocencia y no puede haber NO violencia. Porque el nudo del Yo/Ego es la consecuencia de una violencia de la cultura humana que condiciona al bebé, a identificarse a un cuerpo, a un nombre, a una forma, a una lengua, a costumbres, es una violencia necesaria, es cierto, pero es una violencia y el Ego ha nacido de esa violencia y no puede funcionar más que con la violencia de la comparación y del juicio. Así, la escucha profunda de ese movimiento del Ego, puede dar nacimiento a la muerte. De esta forma el re-nacimiento se hace continuamente, y ésa es la muerte importante, no la muerte del cuerpo físico, todos sabemos que el cuerpo físico va a morir pero en cierta forma también puedes ser un cadáver viviente en un cuerpo vivo, lo importante es ser una llama de vida incluso en el momento en que el cuerpo muere.

Arjuna: Última pregunta, tú que ves a una gran mayoría de practicantes y profesores de Yoga, ¿qué Yama o Niyama tendríamos que trabajar juntos?

F. Lorin: No voy a responder exactamente pero hay un Niyama fundamental, porque si éste Niyama no está presente, los demás carecen de solidez, y es Satya: ser auténtico, ser sincero consigo mismo. Se puede mentir a los demás, si se hace concientemente, pero en el momento en que te mientes a ti mismo se ha hecho el muro de Berlín entre tú y el Yoga.