El padrenuestro

Resumen de las Enseñanzas del Maestro sobre la Oración
Tomado del discurso “La Oración del Corazón (The Prayer of the Heart)” (http://www.hometemple.org). Original en Inglés, traducción.

El Maestro Jesús enseñó que cuando oremos, deberíamos:
Orar en privado, no en público
Ser sinceros y orar con el corazón, no para demostrar o por otras razones
Orar en el sentido de hablar al bienamado y respetado padre de uno
Orar con un sentido de humildad -no con un sentido de superioridad sobre otros
Orar por cualquier cosa que queremos porque somos hijos de Dios. Sin embargo, al igual que un niño no pide a un padre cosas o resultados inapropiados, hay límites claros. No le estamos diciendo a Dios lo que debe hacer; solo le estamos pidiendo.
Orar para el beneficio de otros en la curación, por ejemplo, ha sido demostrado ser muy efectivo. Pero qué pasa si rezamos para que se haga nuestra voluntad sobre la de otros? Qué pasa si le pedimos a Dios que convierta a alguien a nuestras opiniones religiosas? O si le pedimos a Dios que nos haga ganar la lotería? Una vieja mujer sabia dijo una vez, “Dios responde todas las oraciones, y debemos escuchar y observar para ver cómo Dios nos responde. Pero Dios nos da lo que necesitamos, no lo que queremos.” Un buen padre hace lo mismo.

El Padrenuestro
Pater Noster

Entregado por el Maestro Jesús en una Montaña
Mateo, Capítulo 6, versículos 9 a 13.
Véase también: http://luisprada.com/significado_del_padrenuestro.htm

Padre nuestro que estás en los Cielos,
Santificado sea Tu Nombre.
Venga a nos el Tu Reino.
Hágase Tu Voluntad
así en la Tierra, como en el Cielo.
El pan nuestro de cada día dánoslo hoy.
Y perdónanos nuestras deudas,
como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Y no nos metas en tentación,
mas líbranos del mal:
Porque tuyo es el Reino,
y el Poder,
y la Gloria, por todos los siglos.
Amén.

El Padrenuestro
Versión Dada por San Juan, el Evangelista, Apóstol de Jesús (Yohannan el Evangelista, Apóstol de Yoshua) a Atteshlis (o Daskalos)
Véase el libro La Práctica Esotérica (The Esoteric Practice), Original en Inglés.

Padre nuestro Que estás en los Cielos,
Santificado sea Tu Nombre.
Venga a nos el Tu Reino, hágase Tu Voluntad,
Así en la tierra como en el Cielo.
El pan nuestro de cada día dánoslo hoy
Y perdona nuestras transgresiones así como nosotros
perdonamos a quienes nos transgrieden.
Y guíanos cuando estamos en tentación
y libéranos del mal,
porque Tuyo es el Reino
y el Poder y la Gloria, Por Siempre.

Existencia Absoluta Infinita, Dios;
Vida Perpetua, Amor y Misericordia;
Manifiéstate a Ti Mismo en Ti Mismo,
como la Total Sabiduría y Todopoderosidad;
Ilumina nuestras mentes para entenderte a Ti como la Verdad.
Limpia nuestros corazones para que reflejen Tu Amor hacia Ti, y
hacia todos los otros seres humanos.

El Padrenuestro
Adaptado por el Obispo Dr. Lewis Keizer
(http://www.hometemple.org, Original en Inglés)

Nuestro Padre-Madre Dios en el Cielo
Que Tu Senda sea santificada en cada corazón,
Tu Guía Interna manifestada en cada alma,
Y tu buena Voluntad hecha:
Como en el Cielo, así en la Tierra;
Como Arriba, así abajo;
Como Adentro, así afuera;
Como en Espíritu, así en la carne.

Concédenos este día nuestro sostenimiento espiritual,
Y libéranos de nuestras deudas,
Así como nosotros perdonamos a quienes nos deben,
No abandonándonos en la prueba,
Sino liberándonos de todo mal,
De Adentro y afuera.

Porque Tuya es la Autoridad,
El Poder,
Y la Gloria por siempre;
Amén Amén Amén.

Oracion de Maria Sabina

TEONANACATL.
Soy mujer que mira hacia adentro, dice.
Soy mujer luz del día, dice.
Soy mujer luna, dice.
Soy mujer estrella de la mañana.
Soy mujer estrella Dios,
Soy la mujer constelación guarache, dice.
Soy la mujer constelación bastón, dice.
para que podamos subir al cielo,
porque soy la mujer pura.
Soy la mujer del bien.
porque puedo entrar y salir del reino de la muerte.
Porque vengo buscando por debajo del agua,
desde la orilla opuesta.
porque soy la mujer que brota,
Soy la mujer que puede ser arrancada.
Soy la mujer doctora, dice.
Soy la mujer Hierbera, dice.
Y nuestra hermosa virgen de Guadalupe.
Y nuestra Madre Magdalena.
MARIA SABINA

Espíritus y Curación Chamánica

Espíritus y Curación Chamánica
Entrevista a MICHAEL HARNER

Entrevista de Bonnie Horrigan
para Alternative Therapies Magazine.

Traducción: Alicia Luengas Gates
Michael Harner es antropólogo en la Fundación para Estudios Chamánicos, una organización internacional sin ánimo de lucro dedicada a preservar el conocimiento chamánico para que sobreviva en el planeta y a la enseñanza de los principios básicos de este conocimiento para su aplicación práctica en el mundo contemporáneo.

Harner ha practicado la curación chamánica desde 1961. Obtuvo su doctorado en la Universidad de California-Berkeley. Ha sido profesor y consejero del departamento de antropología de la Facultad para Graduados de la Nueva Escuela para Investigación Social en Nueva York y ha enseñando en Columbia, Yale, y UC Berkeley. Ha sido director de antropología en la Academia de Ciencias de Nueva York. Autor de libros como “The Jivaro”, “Hallucinogens and Shamanism” (“Alucinógenos y Chamanismo”), y el clásico libro “The Way of the Shaman” (“La senda del Chamán”).

Durante sus estudios académicos de chamanismo, Harner vivió y trabajó con indígenas del Alto Amazonas, México, Perú, en el Ártico de Canadá, Samiland, y la costa oeste de Norte América.

Harner afirma con rotundidad que “no estamos solos” y que en curación chamánica “hay un flujo de poder de la realidad no ordinaria a la realidad ordinaria… Es así como sucede la curación”.

Pregunta: ¿Qué es el chamanismo?
Respuesta: La palabra “Chamán” tiene su origen en el lenguaje Tungus y hace referencia a una persona que hace viajes a la “realidad no-ordinaria en un estado alterado de consciencia”. A pesar de que el término viene de Siberia, la práctica del chamanismo ha estado presente en todos los continentes habitados.

Después de años de extensa investigación, Mircea Eliade en su libro “Chamanismo y las Técnicas Arcaicas del Éxtasis”, concluyó que el chamanismo es anterior a las otras tradiciones espirituales en el planeta y que lo que es más distintivo en el chamanismo -pero no lo único- es el viaje a otros mundos en un estado alterado de conciencia.

Los Chamanes han sido llamados “los que ven”, o “la gente que sabe”, en el lenguaje de las tribus, porque están involucrados en un sistema de conocimientos basados en experiencias de primera mano. El chamanismo no es un sistema de creencias, está basado en experiencias personales que llevan a obtener información, curación u otras cosas. El hecho es que, si los chamanes no obtuviesen resultados, no serían consultados por la tribu. La gente me pregunta: “¿Cómo se sabe que alguien es un Chamán?” Yo contesto: ” Es muy simple. Está viajando a otros mundos. Y está haciendo milagros.

P.- ¿Es el chamanismo una religión?
R.- La práctica del chamanismo es un método, no una religión. Puede coexistir con las religiones establecidas en muchas culturas. En Siberia ustedes encontrarán chamanismo coexistiendo con Budismo y Lamaísmo y en Japón con Budismo. Es cierto que los chamanes vivieron en culturas animistas (animismo significa que la gente cree que hay espíritus). En las culturas chamánicas, donde los chamanes interactúan con los espíritus para obtener resultados en las curaciones, no es sorprendente que la gente crea en espíritus, pero los chamanes no creen en espíritus, los chamanes hablan, interactúan con ellos. No “creen” que haya espíritus, para ellos son tan reales como tener una casa donde vivir o tener una familia. Esto es muy importante, porque el chamanismo no es un sistema de fe.

P.- Entiendo que hay dos aspectos de la curación chamánica: una medicinal y otra espiritual.
R.- Los chamanes hablan con las plantas y los animales; con toda la naturaleza. Esto no es sólo una metáfora. Lo hacen en un estado alterado de conciencia. Recientemente, nuestros estudiantes han descubierto que al hablar con las plantas pueden descubrir cómo utilizarlas para hacer remedios. Los chamanes han hecho esto desde tiempos ancestrales. Tradicionalmente saben mucho acerca de las plantas, pero no es esencial para la práctica del chamán. Por ejemplo, los chamanes esquimales no tienen acceso a muchas plantas, así que trabajan con otras cosas. Un estudiante nuestro en Estados Unidos desarrolló todo un sistema de utilización de plantas con fines curativos basándose en el aprendizaje directo de la planta, y encontró que sus descubrimientos eran muy cercanos a la ancestral y clásica farmacología china sobre cómo utilizar las plantas para curar.
Esto llama nuestra atención sobre el tema de cómo todo lo que se ha sabido a través del tiempo y todo lo que puede ser conocido está a disposición del chamán durante el sueño, o sea, en el viaje chamánico. De ahí que los chamanes puedan ser profetas; es por esto que pueden ir hacia atrás y ver el pasado. Con disciplina, entrenamiento y ayuda de los espíritus podemos tener acceso a esta fuente de conocimiento.

P.- ¿Qué pasa cuando una persona enferma le pide curación al chamán?
R.- Por ejemplo, el chamán puede hacer un viaje con el propósito de diagnosticar o de obtener información acerca de los problemas que tiene la persona, desde un punto de vista espiritual. No importa tanto cuál es el diagnóstico desde un punto de vista real. No hay una simple concordancia entre la enfermedad espiritual y la enfermedad en la realidad ordinaria. Así, el chamán con frecuencia hará un viaje para encontrar cuál es la causa espiritual de la enfermedad del paciente.
Desde la perspectiva chamánica, la gente que no está llena de poder espiritual tiene tendencia a enfermar, a tener accidentes o a la mala suerte. Esto va más allá de la definición normal de enfermedad. El chamán restaura la conexión de la persona con su poder espiritual. Este poder espiritual es algo análogo al sistema inmunológico, en el plano espiritual. El poder espiritual hace que uno sea resistente a la enfermedad. Si alguien está enfermo con frecuencia, está claro que necesita una reconexión con el poder espiritual. Una persona sana, que no está enferma, puede ir “en busca de una visión” para conectarse con el poder espiritual. Uno de los trabajos del chamán es ayudar a la gente que no está en condiciones de hacer esto por ellos mismos.
Hoy en día se habla mucho de la conexión mente-cuerpo, pero el hecho de que la mente esté conectada con el cuerpo no es algo nuevo, se ha sabido durante miles de años. Lo más importante del chamanismo, en mi opinión, es que el chamán sabe que no estamos solos. Con esto quiero decir que, cuando un ser humano trabaja con compasión para aliviar el dolor y el sufrimiento de otro ser humano, los espíritus se muestran interesados y vienen en su ayuda, se involucran. Cuando alguien que no conocemos, no un familiar, se interesa y ayuda a otro a aliviar la enfermedad y el dolor con generosidad y compasión, entonces es cuando suceden los milagros. Así, la novedad es que el chamanismo no sólo enseña que la cabeza está conectada al resto del cuerpo, sino que no estamos solos.

P.- ¿Qué es la recuperación del alma?
R.- Cualquier persona que haya tenido un trauma, desde la perspectiva chamánica, puede que haya sufrido una perdida de alma. Por alma entendemos la esencia espiritual necesaria en nuestra vida, que está con nosotros desde nuestra concepción hasta nuestra muerte. El método de sanación para curar la pérdida de alma se llama “recuperación de alma”, uno de los clásicos métodos chámanicos donde el chamán va en busca de las partes del alma para traerlas de nuevo al paciente.
De hecho, si se pregunta a un grupo de gente: “¿Cuántos de ustedes sienten que han perdido parte de su alma?”, es típico que casi todos alcen la mano. A un nivel profundo hay una consciencia de este problema. Aun en traumas menores puede haber pérdida de alma y puede ser tratado.
Otra importante técnica de curación chamánica es la extracción. La extracción incluye eliminar una intrusión espiritual. Así como hay infecciones en el cuerpo real (físico), puede haber intrusiones espirituales. No estamos hablando de intrusión de un espíritu sino de intrusiones espirituales. Así como hay termitas en una casa de madera, algo que no le pertenece y necesitamos quitar, del mismo modo el chamán trabaja para eliminar las intrusiones, cosas que no pertenecen y que interfieren con la buena salud de la persona. Si hay alguna intrusión espiritual, la extrae. Esto no se hace a través del viaje chamánico, se trabaja en el “mundo de en medio” en un estado alterado de conciencia.

P.- ¿Cómo se obtiene el estado alterado de conciencia?
R.- Un 90% de los estados alterados de conciencia que se usan en chamanismo se obtienen a través de un cambio de conciencia que utiliza técnicas de percusión de sonidos monótonos, hechas típicamente con un tambor, pero también con maracas y otros instrumentos. Tal vez en un 10% de las culturas los chamanes usan drogas psicodélicas para cambiar su estado de conciencia.

En 1961 fui introducido en el trabajo chamánico con los Indios Conibo del este de Perú con la ayuda de psicodélicos propios de la región. Cuando regresé a Estados Unidos no podía obtener Ayahuasca, y experimenté con el tambor, quedando sorprendido de lo bien que funcionaba. No debería haberme sorprendido, ya que los tambores, a través del tiempo, han sido utilizados por los chamanes de casi todo el mundo. Casi todo lo que se hace en chamanismo se hace porque funciona. Durante miles de años, los chamanes han desarrollado el sistema más probado a través de los tiempos usando espíritu, mente y corazón para curar, junto con los remedios hechos de plantas. Con el tiempo, el sistema ha demostrado ser efectivo, y como el 90% de los chamanes usan el método del tambor, nosotros le prestamos atención, y desde luego que funcionó.

Regresando a la técnica de extracción, ésta incluye un estado alterado de conciencia que permite ver dentro del cuerpo del paciente. El chamán aprende a ver el cuerpo con una visión de rayos-X. Ve la enfermedad y su localización y, con la ayuda de los espíritus, la extrae.

Los chamanes también hacen otro tipo de curación, ayudan a los muertos al igual que a los vivos. A estos chamanes se les llama “psicopompos” (conductor de las almas). Cuando una persona está en estado de coma (que desde el punto de vista chamánico significa que está casi muerto), el chamán se comunica con el espíritu para saber si la persona quiere regresar o seguir adelante. El chamanismo no es un sistema que intenta que la gente se quede en nuestra realidad, porque el chamán sabe que ésta no es necesariamente la mejor realidad. Así es que, el chamán, viaja hasta la persona que está en estado de coma para averiguar qué es lo que desea. Si desea regresar, el trabajo del chamán es traerlo de regreso. Pero si desea seguir adelante, pasar, entonces el trabajo del chamán es llevarlo al lugar donde estará contento, y no dejarlo aquí, en el mundo de en medio.

P.- En relación con la curación de extracción, desde la perspectiva chamánica, ¿de dónde viene la enfermedad que necesita ser extraída?

R.- Desde la perspectiva chamánica toda la gente tiene un aspecto espiritual, lo reconozca o no. Cuando la gente se enfada, está celosa, tiene una actitud hostil y lo expresa, puede causar, no sólo abuso físico, sino también abuso espiritual sin saberlo. En otras palabras, si alguien desconoce los principios chamánicos, puede hacer daño a otra personal en un nivel espiritual sin saberlo.

Esto no significa que una persona no pueda enfadarse con otra, lo que significa es que necesitamos disciplina y saber que hay límites, de modo que, aunque alguien se enfade con otro y lo exprese, tenga control sobre su lado espiritual y sea consciente de no perjudicar al otro.

P.- ¿Puede hablar de la diferencia entre ” realidad ordinaria” y “realidad no ordinaria”?
R.- Los términos “realidad ordinaria” y “realidad no ordinaria” vienen de Carlos Castaneda. La realidad ordinaria es la realidad que todos percibimos, es la realidad con la que todos podemos estar de acuerdo (hay un reloj en la pared). La realidad no ordinaria, es la realidad asociada con el estado de conciencia alterado, es decir, cuando eres capaz de ver lo que normalmente no ves en un estado ordinario de conciencia.
La realidad ordinaria es algo en lo que virtualmente todo el mundo puede estar de acuerdo. La realidad no ordinaria es muy específica de cada persona. La información obtenida de la realidad no ordinaria está hecha a medida del individuo. Puede ser que otras personas no la perciban en absoluto, al contrario que la información obtenida en la realidad ordinaria, de la cual todos obtienen la misma información.
P.- ¿Qué pasa una vez que el chamán contacta a los espíritus?
R.- Hay un cruce de poder entre la realidad no ordinaria y realidad ordinaria.

El chamán es capaz de mover el poder de una realidad a la otra. Cuando esto se hace con éxito es cuando tiene lugar la curación y hablamos de milagros. Cuando usted comience a viajar como los chamanes, si es la clase de persona por la que los espíritus sienten compasión y quieren ayudar, verá que va a recibir muchas enseñanzas que nunca pidió ni esperó, porque una vez que pasa por esas puertas, los espíritus le enseñarán de acuerdo a su preparación, y su vida cambiará. Un solo viaje puede transformar su vida.

Crisis y renovación de la historia de las religiones

Mane, thezel, fares
MIRCEA ELIADE
Crisis y renovación de la historia de las religiones
El vuelo mágico
siruela, Madrid 19972ª, 187-188
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En cualquier caso, al historiador de las religiones el problema se le plantea de forma diferente, aunque no necesariamente en contradicción con las teologías de la cultura. El historiador de las religiones sabe que aquello a lo que se llama “cultura profana” es de aparición relativamente reciente en la historia del espíritu. Originariamente, toda creación cultural (útiles, instituciones, artes, ideologías, etc.) fue una expresión religiosa o tenía una justificación o una fuente religiosa. Esto no es siempre evidente para el no especialista, principalmente porque está habituado a concebir la religión bajo la forma que las sociedadeds occidentales o las grandes religiones de Asia le han hecho familiar. Se admiten que la danza, la poesía y la magia eran “religiosas” y, sin embargo, se tienen dificultades en reconocer que la alimenatción y la visa sexual, oimportantes actividades como cazar, pescar, cultivar la tierra, y loa útiles de trabajo asociados a ellas, participan igualmente de lo sagrado. Una de las dificultades más embarazosas para el historiador de las religiones es que, cuanto más se aproxima a los “orígenes”, mayor es la cantidad de “hechos religiosos” con los que se encuentra. Hasta tal punto que, en ciertos casos – en las sociedades arcaicas o prehistóricas, por ejemplo – nos preguntamos si hay algo que no esté o no haya estado relacionado con lo “sagrado”.
No tendría ningún sentido, porque no lleva a ninguna parte, querer desmitificar los comportamientos y las ideologías del homo religiosus mostrando, por ejemplo que se trata de proyecciones del inconsciente o “pantallas” construidas por razones sociales, económicas, politicas, etc. Tocamos aquí un problema que aparece con renovada fuerza en cada generación. No se trata de discutirlo en un par de líneas, y menoas aún cuando ya lo he hehcho en otras publicaciones {p. ej. Images et symboles, París 1952, págs. 13ss; Mythes et rêves et mystères, París 1957, págs. 10ss., 156ss; Méphistophélès et l’Androgyne, págs. 194ss}. Pero recordemos, por lo menos, un ejemplo: para algunas culturas arcaicas transmitidas, el poblado, el templo o la casa se encuentran en el centro del mundo. Carecería de todo sentido “desmitificar” esta creencia, captando la atención del lector sobre el hecho de que no existe el centro del mundo y de que, en cualquier caso, la de la multiplicidad de centros del mundo es una noción absurda, o incluso contradictoria. Por el contrario, sólo tomando esta cuestión en serio e intentando esclarecer todas su implicaciones cosmológicas, rituales y sociales se llega a comprender la situación existencial de un hombre que se cree situado en el centro del mundo. Todo su comportamiento, toda su comprensión dle mundo, todos los valores que otorga a la vida y a su propia existencia, surgen y se articulan en un sistema a partir de la creencia según la cual su casa o su poblado se hallan cerca del axis mundi.

Con este ejemplo he querido recordar que la desmitificación no puede servir a la hermenéutica. En consecuencia, cualquiera que sea la razón por la que en el pasado más lejano las actividades humanas han estado cargadas de valor religioso lo decisivo para el historiador de las religiones es el hecho de que estas actividades hayan tenido valor religioso. Lo cual quiere decir que el historiador de las religiones reconoce una unidad espiritual subyacente a la historia de la humanidad o, en otras palabras, que cuando estudia a los australianos, los indios védicos o cualquier otro grupo étnico o cultura, el historiador de las religiones no tiene el sentimiento de encontrarse en un mundo que le es radicalmente extraño. La unidad del género humano es, por supuesto, aceptada de facto por otras disciplinas como, por ejemplo la lingüística, la antropología y la sociología; pero el historiador de las religiones tiene el privilegio de captar esa unidad en viveles más elevados – o más profundos – y una tal experiencia es susceptible de enriquecerlo y cambiarlo. La historia es, por primera vez hoy, verdaderamente universal y, con ello, la cultura tiende hacia la globalidad. La historia del hombre, del paleolítico a nuestros días, está llamada a situarse en el centro de la educación humanista, independientemente de las interpretaciones locales o nacionales. En ese esfuerzo de la cultura por hacerse planetaria la historia de las religiones puede jugar un papel esencial; puede contribuir a la elaboración de una cultura de tipo universal

Un correo curioso sobre chamanismo

Respecto a pedir permiso a las plantas o el miedo a incorporar su “espiritu” al ingerirlas yo reflexionaría sobre la “necesidad”, dado que no suelo pedir permiso a la planta de las habichuelas cuando como, tampoco creo que haya que pedir perdon al cesped cuando lo piso, pero, lo que si debo es de respetar su magnifico poder, pues son capaces hasta de regular el clima, y sobre todo, no verlas como algo ajeno.
El problema de la descontextualización del hombre moderno es su “artificialidad”. Somos seres que a media que pasa el tiempo somos más sinteticos, con todas las desventajas que ello conlleva, más post-humanos. Y el horror estriba en descubrir que nuestra famosa individualidad es un espejo hueco, un vacio sin limites en el que caemos en la nada, cuando nos privamos del sustrato, de la conexión, con el medio, con la tierra, con las estrellas. (de hecho hay que dormir por la noche, y por la noche estar a oscuras, y por el dia tomar el sol. Y esa norma, que le vale a cualquier Rodoendro, Lilo, u Hortensia de Jardin, por lo que veo, nosotros, en nuestra suficiencia, hemos decidido saltarnosla, cambiando nuestro reloj biologico en la práctica pero no en nuestros “genes”)
Una vez que aceptamos la ley de la necesidad, obraremos como cualquier abeja y beberemos de la flor qué, por impulso bioquimico respectivo, se afilie en ese momento mágico con nuestra composición energetica desde el hecho de la sincronía de lo lo simbiotico (Marta), siendo la interacción manejada por el instinto, cualidad fisica que reconozco, ahora, no poseo, por que me la han robado y en su lugar me han dado una sesión diaria de tres horas del “Gran Hermano”
Pero en fín, como todo no está perdido, sugiero que la gente se cocine su propia comida, explore su cuerpo y el de los demás con las manos, (no con la imaginación que es cosa desagradable sentir en tu sueño una caricia ajena indeseada), utilice la imaginación para llamar a las personas y cuando por la mañana vea a los pajaros quietos se esté uno en su casa.
Los chamanes actuales (articulo enojoso y con enjundia)

¡Cuantas veces se ha afirmado que la función de esos medicos
primitivos (chamanes según la antropología)la cumple nuestros medicos
avanzados (psiquiatras según …)!. Aceptemos dicho criterio, vivamos
en el mundo que nos toca vivir (por favor deje los indigenas
tranquilos y adaptese al mundo moderno).
Pongamos pues el mundo que nos toca vivir (sic transit gloria
mundi).

La Imaginación y el Uso de los Símbolos

Libro: Verdades Secretas expuestas a la evidencia
Autor: Elémire Zolla
Capitulo: Los Usos de la Imaginación

La Imaginación y el Uso de los Símbolos
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En ciertas tribus casi extinguidas, sobre todo de la América
septentrional, todos estaban ocupados primordialmente por los
sueños. Fin esencial de la vida era el ensueño iniciático, en el
cual se llegaba a ver al guardián, el arquetipo de la propia
existencia. Ninguna otra cosa contaba. Después de la suma
experiencia onírica, obtenida a veces a costa de ascesis,
sufrimientos, invocaciones, la imaginación permanecía centrada en la
figura revelada de lo alto. El hombre se convertía en el animal, la
nube o el trueno de su revelación privada. Era su arma, que debía
tallar en la madera, clavar en la proa de la barca o sobre el
fastigio de su casa, tatuar sobre el cuerpo, grabar sobre el
prendedor o sobre el anillo, hacer descollar sobre el casco; se
elevaba su himno marchando hacia la batalla, esperando la muerte.
Fantasear habría sido inimaginable. Dúctil y fuerte era la
imaginación, que se flexionaba, como la muñeca del espadachín, y se
convertía en un instrumento de conocimiento, como la yema de los
dedos del médico.

Colmo de la aflicción era una vida sin visiones; entonces no quedaba
más que impetrar a los más afortunados la participación en sus
sueños. Los sabios soñaban para el pueblo entero y disponían sus
sueños en forma de espectáculos; de este acto de caridad tomó su
origen el teatro.

La caballería de Occidente, el ciclo del Grial, muestran ya un mundo
en el cual sólo los ermitaños tienen acceso al mundo de las
revelaciones oníricas. Quien deseaba participar en sus santos sueños
se convertía en caballero andante. Partía en un viaje sin meta
alguna, pero dedicándose en el camino a reparar los entuertos.
Cuando sentía que la búsqueda había completado un ciclo, confiaba su
relato a un ermitaño, quien la interpretaba, lo mismo que un adivino
un sueño: la trataba como un sueño. Cada episodio se convertía en
símbolo.

Sir Thomas Malory ofrece numerosos ejemplos de la transfiguración
simbólica con la cual los ermitaños transformaban las contrariedades
del caballero en sueños teofánicos. Si el caballero se había topado
con un castillo de malvados y liberado a sus pobres prisioneras, el
ermitaño lo interpretaba como símbolo del descenso a los infiernos o
de la bajada de Cristo al limbo para liberar a los patriarcas del
lazo de la muerte. Recordando, imaginando de nuevo sus gestas a esta
luz, el caballero sentía, se volvía, divino.

Ha desaparecido la idea de una vida simbólica, semejante a un tapiz
tejido por fuerzas invisibles, en la cual uno se mueve olfateando
significados en las coincidencias, percibiendo premoniciones y
enseñanzas en los acontecimientos cotidianos. Sin embargo, de cuando
en cuando, la gran poesía atiza de nuevo la llama, redescubre el
pathos de una vida inspirada, de ensueño.

El ápice de una experiencia así se alcanza cuando un hombre se
libera de sí mismo hasta el punto de convertir cuerpo y alma en
puros materiales de una representación simbólica. ¿Cómo explicar hoy
que algunos, de vuelta de una experiencia de total extinción,
pudieran incluso decidir usar su vida, con la cual no estaban ya
identificados, para poner en escena un espectáculo caritativo, para
ofrecer un mito de salvación?

El Salvador es aquel que hace de su vida una representación sacra,
cuyo fin no es dispensar riquezas, prosperidad o alivio del
sufrimiento, sino enseñar el arte de la liberación. Pero un hombre
que esté muerto en vida puede usar el cuerpo y el alma incluso para
una meta menor. Un ejemplo impresionante de esta concepción, en las
Escrituras que fueron de Occidente, es el profeta Oseas. “Cuando el
Señór comenzó a hablar a Oseas, el Señor dijo: ‘Ve y tómate una
mujer dada a la prostitución y engendra prole de prostitución, pues
la tierra se prostituye traicionado al Señor'”. Oseas se consagra a
personificar la alegoría, desposa a una prostituta y la charada
llega al ápice sarcástico y deliberado del horror cuando Oseas
recibe de Dios otra instrucción: ‘Ve y ama a la mujer que, aunque
amada por su marido, es adúltera, como Dios ama a los hijos de
Israel y ellos se vuelven a dioses extranjeros’. Todo se realiza
como en sueños, sólo “para que las profecías se cumplan”.

Empresa pedagógica casi imposible sería explicar a mentes
occidentales u occidentalizadas cómo, desde una altura espiritual,
la vida se convierte de cualquier modo en un sueño dentro de un
sueño. Sabiendo que todo, incluida la percepción, es fruto de
sueños, se deja de buscar la verdad en sus formulaciones o en sus
símbolos.

Las cosmogonías, las vidas de salvadores y profetas, las tradiciones
sagradas que atraviesan los siglos, las guerras santas, los cultivos
rituales del suelo, las cazas sagradas, los amores simbólicos, los
comercios y las artes transfiguradas se convierten, no en verdad,
sino en instrumentos para comprender la verdad. Son historias en las
cuales conviene invertir imaginación, poner de nuevo fe en el fin de
la liberación.

La verdad es el fin de la historia sagrada, lo mismo que la victoria
es el fin de la espada. La historia sagrada en sí misma es un
ensueño, pero un ensueño más próximo a la verdad que el de la vida
cotidiana, aunque esté certificada en los anales públicos, visada
por el sello de tres o más testigos, que cualquier buen abogado
sabría poner en duda con los viejos trucos de su oficio.

No sólo los santos, sino también los sabios según el mundo lanzan
historias no para contar lo que de hecho ocurrió, sino en vista de
lo que le puede acontecer al alma una vez que se vea enredada en las
implicaciones, en las sugerencias ocultas de la historia.

El sentido de una historia, para hombres prácticos como los santos o
los expertos en arrojar encantamientos sobre la sociedad, no estriba
en su conformidad con los hechos, sino en las evocaciones que
suscita dentro del cuerpo sutil, soñante, de los hombres.

Hoy en día, las historias sagradas y anagógicas son rechazadas como
inverificables por la misma gente que cotidianamente se deja burlar
por los fabricantes de imágenes políticas, por los productores de
publicidad. Quien desdeña la historia sagrada está subyugado por las
quimeras predigeridas que las pantallas le escupen continuamente en
la mente inerte, y llama realidad concreta a las quimeras que
inconscientemente absorbe y proyecta a su vez sobre el mundo
exterior. Respecto a la verdad, alguien así tampoco podrá desear
nunca saber algo, puesto que ignora el mundo de la imaginación
verdadera.

La imaginación anagógica es hoy ignota; sin embargo, todo está
enraizado en la imaginación. Quien no sepa usar las imágenes según
anagogía estará a merced de quien se las fabrica, será un fantoche
en manos del titiritero.

ARTE, SIMBOLO Y MITO EN LAS CULTURAS TRADICIONALES: La civilizacion maya

ARTE, SIMBOLO Y MITO EN LAS CULTURAS TRADICIONALES:
LA CIVILIZACION MAYA
FEDERICO GONZALEZ

Para un hombre tradicional o arcaico todo es sagrado y el mundo un juego perenne de relaciones misteriosas y simbólicas, poseedoras en sí mismas de significados evidentes. Vive en un asombro perpetuo y a la vez está perfectamente integrado a su ambiente y participa constantemente de los efluvios del cielo y la tierra. Es entonces un mediador y como tal encuentra su ubicación en el mundo, lo que se corresponde con su verticalidad. Debe por lo tanto reproducir estos misterios a imitación del gran gesto creador de un constructor original, fecundando la posibilidad de una cultura. Asimismo la naturaleza y todo lo manifestado, en especial los animales, participan de esa mediación, pues son símbolos de otros mundos secretos de los cuales éste es sólo un reflejo.
La analogía establece leyes de correspondencia entre el macro y microcosmos, entre el universo y el hombre, lo visible y lo invisible, lo aparente y lo real, lo pasajero y lo eterno, lo natural y sobrenatural, dos caras de una misma medalla, que los pueblos primitivos y/o arcaicos no distinguen de modo limitado, o excesivamente diferenciado. El símbolo es el revelador de estas correspondencias e igualmente el vehículo capaz de religarlas; el símbolo, por lo tanto, está fundamentado en las leyes de la analogía, y en las correspondencias naturales entre la totalidad de los seres, fenómenos, y cosas; simpatías y rechazos que todos los pueblos tradicionales o arcaicos han conocido; energías que se agrupan en conjuntos que a su vez se relacionan con otros y estos con terceros en forma indefinida formando cadenas y generando códigos simbólicos que obedecen a este mismo tipo de estructuras (tal la mitología de todos los pueblos), y que conforman su propia cosmogonía derivada de una Cosmogonía Perenne, de un modelo universal, válido para cualquier tiempo y lugar, aunque con formas adecuadas a diversas circunstancias y sitios, según puede constatarlo cualquier investigador que se ocupe de simbólica, o aquel estudioso de la antropología o la sociología, ya que esta posibilidad de generar códigos simbólicos (los que abarcan la totalidad del ser de una sociedad tradicional) son inherentes al hombre mismo, puesto que éste es un universo en pequeño y como tal tiene la posibilidad de recrear las leyes cósmicas gestando de ese modo las culturas particulares de los innumerables pueblos.
Pero un auténtico símbolo no es sólo un mero signo capaz de ser el intermediario entre una imagen y un concepto a nivel psicológico, sociológico u horizontal, sino la realidad manifestada de un proceso vertical en el que él constituye per se lo significado y lo significante, ya que es revelador a escala humana de los secretos de una Superestructura, siempre presente, imagen de la Mente Divina, la que ordena permanentemente relaciones y analogías que dan lugar al mundo de lo percibido por los sentidos, y a las leyes y mecanismos mentales de los humanos, signados éstos por una dualidad que deben trascender. Esta necesidad de neutralizar opuestos para conocer el orden cósmico, o modelo universal, e insertarse conscientemente en él, se obtiene pues a partir del símbolo, el cual al conjugar en su cuerpo de manera unitaria la expresión conocida con el origen desconocido, lo manifestado por él y al mismo tiempo la emanación de la inmanifestación que le ha dado su propia forma, su identidad, concretiza toda la posibilidad de Conocimiento, o sea de ser, y se constituye así en el elemento imprescindible para sintetizar cualquier realidad o verdad, comenzando con la necesidad de su mediación, permanentemente capaz de revelar lo supranatural por el despliegue de todas las potencialidades de la naturaleza; las que no son más que factores de lo suprahumano en el ser particular, la afirmación de una negación, mejor una negación afirmada. Por otro lado, no se debe olvidar que los símbolos, como los mitos, no han de considerarse en forma individual, sino en relación con otros símbolos y mitos con los que se vinculan formando conjuntos, o estructuras, que por un lado son arquetípicas, a saber: inamovibles, y simultáneamente móviles, como sus proyecciones en lo espacio–temporal, y su adecuación a distintas geografías y circunstancias históricas.

Códice Dresde
La cultura es un juego de símbolos, una simbólica de la que participa no sólo el cuerpo social, o individual, sino que constituye además el origen del pensamiento, las estructuras e imágenes de los procesos mentales de la tribu, o la persona. Por lo tanto toda cultura histórica es “mítica” necesariamente en sus orígenes, o sea atemporal, cuando no ha generado sus prototipos simbólicos y todavía el propio mito no ha fijado de manera ejemplar los parámetros culturales derivados de su potencia, y extraídos del Conocimiento de una Cosmogonía revelada por los símbolos universales, a los que se trata de interpretar y traducir a un lenguaje que se adapte a las necesidades, imágenes, y vivencias, de un pueblo o individuo.
También debemos tener en cuenta el carácter iniciático del símbolo y el mito como transmisores del Conocimiento, sus poderes transformadores y generativos, su realidad metafísica y mágica, es decir actuante, y por lo tanto la veneración popular que siempre los acompaña, o al menos los ha acompañado.
El rito es el mito en acción y los elementos que utiliza, ya sean sonoros, visuales o gestuales son simbólicos. El rito dramatiza el mito a través de los símbolos. Hay pues una unidad entre símbolo, mito y rito, como ya hemos manifestado en otras oportunidades. El gesto, la palabra y la forma actualizan los mitos permitiendo su encarnación. Para los pueblos tradicionales, estas tres expresiones del hombre efectivizaban permanentemente el mundo, regenerándolo, permitiendo su normal desenvolvimiento, gracias a su reiteración. Una de las diferencias entre una sociedad sagrada y otra profana es que tanto los símbolos como los ritos y los mitos han desaparecido prácticamente de estas últimas o se les ignora, o lo que es aun peor, se ha tergiversado su significado, adulterándolo, confundiéndolo con la alegoría, el emblema, y también con la mera convención; en el caso particular de los mitos habría que agregar que el colectivo oficialista los califica como ficciones, cuando no de mentiras, lo que es paradojal en cuanto se piensa que los mitos expresan para las culturas tradicionales toda la verdad y constituyen la realidad, como es y ha sido el caso del pueblo maya en las distintas formas en que se ha expresado su cultura. Habría que agregar que el don de la profecía, o la visión, bien conocido por todas las sociedades “primitivas” en general, y por ésta que tratamos en particular –ya que llegó a profetizar la invasión y conquista europea–, es tomado en nuestros días como pura charlatanería, o al menos como algo de corte muy dudoso.
Permítasenos insistir: En las sociedades tradicionales, como lo fue la civilización maya, todo es simbólico. La vida es un rito perenne que se verifica en todas las labores cotidianas y de manera constante. Cualquier acción y aun cualquier pensamiento están signados por la presencia de lo significativo, de lo mágico, de lo trascendente, ya que todo sucede en distintos planos de la realidad y por eso también en el mundo de lo oculto, de lo invisible. El arte, o lo que nosotros hoy llamamos artes, son para estos pueblos unos gestos naturales que repiten y recrean una y otra vez al cosmos a través de símbolos precisos efectuados de manera ritual, los que han sido concebidos, o mejor, revelados, con ese fin a los hombres por inspiración legada a sus ancestros, para organizar su vida de acuerdo a la voluntad divina. El creador de todas esas estructuras culturales, que no hacen sino imitar las cosas del cielo, es el ejecutor de la obra, el hombre verdadero, (halach uinic) el jefe, aquél que produce las cosas o gobierna con arte. Como se ve esta forma de encarar los hechos es diametralmente opuesta a la que nosotros los contemporáneos solemos adscribirnos respecto al creador y el arte. El artesano tradicional, repite en forma ritual las ideas de su cosmovisión que son perfectamente claras para él, las plasma, es decir las genera, reiterando con esto el gesto creacional primigenio del Ser Universal. En este sentido es un ser que extrae cosas de la nada y su función se emparenta con la sacerdotal y chamánica. El chamán es en este caso también un artista, y la dramatización de las energías cósmicas una forma extática de conocimiento. El arte es una forma del rito y a su vez, necesariamente, todo rito auténtico, es decir sacralizado, está hecho con arte, o mejor es una expresión artística, pese a los prejuicios que a veces nos impiden verlo, merced a la “propiedad” de nuestros gustos, fobias y manías, es decir de todas aquellas cosas relativas con las que nos identificamos.
Esto que es válido para las ceremonias tradicionales y para la arquitectura y las artes plásticas, lo es también para todo lo referido a la palabra, portadora de la enseñanza y la Tradición. Por otro lado la palabra es mágica pues manifiesta una energía milagrosa que produce simultáneamente el sonido y la audición. No sólo en la civilización maya, según lo atestiguan el Popol Vuh y otros textos sacros del área, sino en numerosos pueblos precolombinos está presente la idea de la generación mediante la palabra, lo que da sentido precisamente a la transmisión oral del conocimiento y a la narración de los mitos. Pero fundamentalmente lo que hemos afirmado del arte es vigente para el conjunto de su cultura y su cotidianidad, comenzando por su conocimiento metafísico y cosmogónico que se traduce en sus mitos y símbolos, que, como ya lo hemos afirmado son los que inspiran y regulan su ser en el mundo.

Vemos entonces que el mito es el paradigma cultural y que el rito o arte de la actividad diaria –que por cierto no excluyen tampoco al pensamiento– y las ceremonias mágico–religiosas, se encargan de regenerarlo constantemente, manteniendo de esa manera incólumes las energías que él representa, garantizando así la estabilidad del universo y por lo tanto el ser y las posibilidades de existencia de lo social e individual. Si bien hay autores como Mircea Eliade que distinguen entre mitos de origen individual de un ser, fenómeno o cosa (por ejemplo el de una planta o un animal) con los relativos al Universo, ambas categorías son, sin embargo, en última instancia cosmogónicas, puesto que cualquier generación particular depende y está íntimamente ligada a la manifestación del conjunto; lo mismo vale para los ritos llamados “sociales” y los “chamánicos”. Por lo que los ritos de la vida cotidiana, expresión de una cultura viva en todos los órdenes no sólo tocan lo metafísico y lo ontológico como posibilidad cósmica sino que igualmente abarcan lo social, lo económico, e incluso, cualquier institución o forma menor, las que están basadas y siempre se refieren a la estructura arquetípica del mito. Los ritos no son pues exclusivamente ceremonias mágico–religiosas, sino la suma, o mejor, el conjunto de las expresiones de una cultura (en cualquier campo), fundamentadas en el conocimiento de lo real manifestado de modo simbólico–mítico. El arte es el mejor ejemplo de dicho aserto y esa es la función ritual que siempre ha poseído; la de fijar la tradición en su aspecto más profundo: expresando, recreando los orígenes (de ahí su originalidad) por mediación de la belleza. Esta actitud aún subsiste en la gran mayoría de los pueblos autóctonos americanos aunque los auténticos símbolos gráficos se hayan degradado a veces al punto de hacerse “decorativos”, o los mitos “leyendas”. Para tomar un solo ejemplo en el área maya, bástenos recordar los diseños textiles, verdaderos códigos donde imprimen los indígenas sus conocimientos míticos–cosmogónicos. Lo mismo se observa en sus ceremonias (aun cuando éstas sean “fiestas” y no sólo actos litúrgicos) en relación al orden simbólico que preside su estructura: gestos, cantos, bailes, colores, objetos, etc.; señalaremos que esto aún se hace más patente dado el carácter obviamente sagrado de las mismas, aunque pensamos que en una sociedad perfectamente integrada no hay diferencias entre lo sagrado y lo profano; es decir, que para esas mentalidades todo es una epifanía que no pueden dejar de representar los diversos modos expresivos de un Gran Espíritu, aunque su manifestación pueda ser atroz.

En realidad, lo que los mayas y todas las sociedades tradicionales indígenas han concebido –o mejor, conocido– es que el hombre y el mundo conforman un Ser Universal que se manifiesta mediante estados, principios o determinaciones, los que no son sino algunas de las modalidades en que el Ser Desconocido se expresa permanentemente, gestando el modelo universal y dando cabida a la posibilidad de todo lo creado. En eso no han hecho sino coincidir con el pensamiento (Conocimiento) de todas las culturas y las grandes civilizaciones, entre ellas los Egipcios, Caldeos, Judíos, Griegos, Romanos, Cristianos e Islámicos, sin mencionar otras muchas tradiciones occidentales auténticas y las grandes civilizaciones de la India y el lejano oriente.
El mayor símbolo posible es la unidad del cosmos, y también la suma de cada una de sus partes indefinidas en cuanto éstas manifiestan a nivel sensible, todas las posibilidades de lo que puede ser percibido que, siempre, es en última instancia la unidad del ser. El mito expresa estas potencialidades inherentes a lo humano y por lo tanto las mitologías son cosmogónicas en cuanto pretenden por su discurso ejemplar ir más allá de lo que percibe el hombre en estado ordinario y conforman un conjunto de enseñanzas reveladas acerca del ”modelo del universo” con el objeto de superar a éste en cuanto a sus limitaciones evidentes, las leyes universales, y obtener así –mediante las iniciaciones– el reintegro del ser particular en el Ser Universal, con el objeto de trascender, por mediación de la verdad y la belleza, los encadenamientos que lo atan al mundo ilusorio.
Por eso es que los protagonistas de los mitos mayas (y del mito en general) son seres fabulosos, dioses o entidades sobrenaturales, personajes heroicos, o animales, en contraposición con la horizontalidad de la vida diaria, creando así una posibilidad de ruptura, vertical, con los condicionamientos propios de la existencia, invertidos en relación con el misterio original.

Códice Dresde
Sin embargo, queremos advertir que tanto el mito como el rito cargan al símbolo con un componente emocional; en la mitología siempre el asombro está presente; del mismo modo en los ritos emparentados con las ceremonias religiosas el factor emotivo es determinante, y si bien símbolos, mitos y ritos pueden identificarse puesto que en definitiva son tres expresiones distintas de una misma realidad, podría afirmarse que el mito es la vivificación del símbolo y los dos conforman la posterior representación prototípica y sagrada del rito y la ceremonia, y también la del arte, ambas imitaciones o representaciones de ellos. Esto podrá parecer una subordinación del mito al símbolo, y del rito y el arte a la mitología, si no se comprendiera que se trata de una misma energía operativa en modalidades distintas; incluso se podría decir que rito (no sólo en cuanto ceremonia religiosa) y arte, es decir ambos tomados en sentido absoluto, no son sino representaciones de la regeneración perpetua del cosmos en cuanto están identificados con él, formando por lo tanto una unidad; también podría argumentarse que el mito no es tan preciso como el símbolo numérico o geométrico, que por su contenido universal arquetípico, o por lo menos por su estructura más abstracta, es más adecuado para traducir la Idea. Si se tratara de dar nuestra opinión pensamos que la fusión de estas energías es la encargada de otorgar todo significado en tres niveles de consciencia, conocimiento, o lectura, en correspondencia con los estadios cosmogónicos jerarquizados y al mismo tiempo indisolubles en los que los mayas dividían cualquier realidad (cielo, tierra e inframundo). Y desde luego que es la vibración común, la correspondencia, la analogía, la simpatía, es decir la magia, la que liga estos planos entre sí, aunque tome formas tan intelectuales y sofisticadas como las matemáticas y la astronomía, bases del calendario ritual maya, tal vez la realización más acabada del arte de este pueblo, cuya mayor originalidad, o paradoja, acaso la constituye el ser una alta civilización primitiva, contradicción en los términos que sólo es tal si se les asigna a ellos exclusivamente el valor que se les otorga corrientemente. De hecho, pareciera ser que esta civilización aun alcanzado su máximo de esplendor continuó siendo lo que en muchos aspectos hoy se entiende por “primitiva”; en esto tampoco se han diferenciado de griegos, hindúes y chinos, entre otros.1 Al contrario, la decadencia puede advertirse en expresiones que son tomadas erróneamente por “culturales” en la actualidad y que han desembocado en absurdos tan grandes como la falsa erudición, y el arte por el arte.

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NOTA
1
Aún hoy el pensamiento “científico”, ve los pocos restos tradicionales que quedan en ritos y religiones como algo “atrasado” y “antirracional” cuando no se encuentra lo suficientemente esterilizado.

El recordatorio del creador y meditacion de la doceava luna

El Creador nos recuerda que las bendiciones
se cuentan por la manera en que elegimos verlas.
Cualquier cosa que traiga una sonrisa a tus labios, alegría a tu corazón o ligereza a tu paso es una Bendición.
Cualquier cosa que haga tu vida más cómoda, aligere tu carga o traiga calor a tu hogar es una Bendición.
Cualquier cosa que apoye a tu cuerpo, aumente tu resistencia o abra tu corazón es una Bendición.
Cualquier cosa que te haga mirar más profundamente, expanda tu comprensión o aumente tu compasión es una Bendición.
Cualquier cosa que ponga a prueba tu fuerza, fortalezca tu compromiso o te obligue a crecer es una Bendición.
Cualquier cosa que te recuerde cuán preciada es la vida y te enseñe a atesorar tus Relaciones es una Bendición.

Séptima Meditación de la Doceava Luna
“Medicina de la Tierra ~ Los Caminos de Armonía de los Ancestros para Muchas Lunas”
por Jamie Sams
Traducción de Cheryl Harleston

Creo que todos somos parte del Espíritu de Dios y el Espíritu de Dios habita dentro de todo lo que vive. Para comprender el concepto del Camino del Nativo Americano es preciso volver a definir la palabra Medicina. Medicina es cualquier cosa que mejora tu conexión con el Espíritu de Dios, con el Gran Misterio de la vida y con toda la vida.
— Lin Ekstam

Entrevista sobre misticismo

Entrevista sobre misticismo

(La Vanguardia, 5-7-2003)

ALOIS M. HAAS, MÁXIMO EXPERTO MUNDIAL EN LITERATURA MÍSTICA
“La ciencia habla ya el lenguaje de la mística”

Tengo 69 años, nací en Zurich (Suiza) y ahí vivo. Soy profesor
emérito de Literatura Alemana en la Universidad de Zurich. Me he
casado dos veces y no tengo hijos. Soy un liberal social en tanto que
cristiano católico. Mi pasión es la literatura mística y las
experiencias de los místicos. En la mística está el futuro del
catolicismo

VÍCTOR–M. AMELA -Qué es un místico?

Alguien que, más allá de los dogmas de una religión reglada, se sume
en el entendimiento del todo, en la unión con Dios, pero sin por ello
abandonar la vida activa.

–¿Contemplación y acción a la vez?

Sí. Así ha sido en los místicos cristianos europeos a partir del
siglo XIV: Nicolás de Cusa, Benito de Nursia, santa Teresa de Ávila,
san Juan de la Cruz, fray Luis de León, maestro Eckhart, san
Francisco de Asís, Catalina de Siena, Raimon Llull…

–¿Y Bush? ¿Es un místico?

¡No! Qué barbaridad. ¡Nada más alejado de un místico que Bush!

–¿Por qué? Diríase iluminado…

No: está encadenado a la letra de los textos bíblicos. Es
literalista, es un fundamentalista. El místico jamás es
fundamentalista. El místico tiene un inmenso corazón. Bush, en
cambio, está poseído por el profetismo y por el maniqueísmo, es
decir, por una creencia tajante en el bien y el mal.

–¿No ve el bien y el mal, el místico?

Para el místico, bien y mal se entrelazan. Tiene un pensamiento
relativista: si un grupo de ciegos palpa un elefante, a uno le
parecerá una columna (palpa una pata), a otro una cuerda (palpa la
cola), a otro el hocico de un perro (palpa la trompa)…

–Conozco ese bello cuento…

Es un cuento de la tradición mística.

–Somos como esos ciegos, ¿no?

Esa es la enseñanza: hay más de lo que podemos palpar, de lo que
vemos. Y el ser humano es su parte visible, sí, pero también la
invisible. Hay un abismo dentro… Y Dios es un abismo. Son abismos
que confluyen.

–¿De qué me sirve eso en pleno siglo XXI?

Es la base de toda paz: si cada hombre es un abismo y ese abismo es
Dios mismo… el otro es también Dios. El otro estaba antes que yo y
después de mí: el otro es prioritario.

–¿Se puede ser místico en el siglo XXI?

Claro. El porvenir del catolicismo está en la experiencia mística o
no tendrá porvenir.

–Y si quiero acudir a los maestros clásicos de la mística, ¿a quiénes
debo acudir?

La literatura mística viene de muy lejos: de Clemente de Alejandría
(siglo I), Orígenes (siglo II), Dionisio Areopagita (siglo I)…
Dionisio fue un monje sirio que escribía en griego: sus escritos
legaron al cristianismo la tradición mistérica griega. “Mística” es
palabra griega: significa “misterio”, “secreto”.

–¿Qué me enseña Dionisio Areopagita?

Que Dios es inefable, que no puede ser definido, que es a la vez una
cosa y su contraria, que supera las contradicciones…

–Suena a misterioso, desde luego…

Verá: la mística rehúye describir a Dios. Habla de la unidad del
hombre con Dios, pero sin saber decir exactamente qué es Dios,

–Eso se me antoja muy contemporáneo…

Vea lo que ya en el siglo V dijo san Agustín acerca de Dios: “Si lo
comprendes… es que estás equivocándote”.

–¡Todo un antídoto contra mesianismos!

Hay una vía positiva de acercamiento a Dios (lo que Dios “es”) y una
negativa (lo que “no es”): Dionisio Areopagita funde ambas vías (la
llama vía enfática) y entiende que en Dios se funden las
contradicciones.

–Explíquemelo mejor, por favor.

Los griegos hablaban de sus dioses casi como de semejantes, de algo
muy cercano, tanto… que no se entiende bien, no hay distancia. Por
ello Dionisio decide buscar lo contrario: distancia. Así, si Dios es
luz, él se lo representa como un gusano: “Dios es un gusano”, clama
Dionisio. ¡A mayor distancia entre Dios y su imagen, mejor se
comprende!

–¿Dios es luz y gusano a un tiempo?

O sea: está más allá del juego dual de la contradicción. ¡Por eso la
ciencia más avanzada –la física cuántica– roza ya la mística!

–¿Por qué razón?

¡Concibe energía y materia como lo mismo! La luz es también materia.
Se integra finitud e infinitud, lo máximo y lo mínimo: ¡ese es
exactamente el lenguaje de la mística!

–Un lenguaje de paradojas, veo…

Sí: el discurso místico, su retórica, está basado en las paradojas.
Paradojas aparentes: lo son para la razón, pero no para el intelecto
más allá de la lógica racional.

–A ver, por ejemplo.

“Dios es tiniebla” (Dionisio). “Todo es uno”. “Todo es nada”. “Yo y
Dios somos uno” (Eckart)…

–Parece una especie de budismo.

Sí, pero la meta del budismo es el no ser, la inacción. El místico
cristiano, en cambio, es “cristoforme”: se busca en Cristo y actúa.

–¿Y hay un misticismo islámico o hebreo?

Sí: el sufismo (en el islam) y la cábala (en el judaísmo). Pero la
mística está en tensión siempre con la religión. Está dentro de su
contexto…, pero desbordando sus dogmas.

–¿El caso de Teresa de Ávila, por ejemplo?

Exacto: ella enviaba sus textos al gran inquisidor, dudosa de su
ortodoxia… Porque ella no quería estar fuera de la Iglesia, así
que… ¡o triunfaba o perdía! Y triunfó.

–¿Hay una mística femenina?

De algún modo, sí: la mística masculina tiende a la ascensión, a la
desencarnación; la femenina, a la introspección, a la encarnación, a
lo más físico, corporal. Y solía darse el fenómeno de embarazos
psicológicos…

–¿Ah, sí? Teresa de Ávila sólo levitaba.

Y bien que a ella le fastidiaba eso, pero… ¡se elevaba hasta tres
metros sobre el suelo!

–¿Cree usted en ese fenómeno físico?

No sé explicarlo, ¡pero sucede!

–¿En serio? ¿Le ha pasado a usted?

¡En serio! Pero yo no estoy dotado para tan altas experiencias. ¡Yo
gozo ya lo mío leyendo las bellas experiencias de los místicos!

La muerte y los sueños en los wayuu

La muerte y los sueños en los wayuu

De los indios wayuu, también llamados guajiros por los blancos,
indígenas de Venezuela y Colombia.
—-

La vieja Sepaana se acerca renqueando. Su rostro, animado por una
sonrisa triste, luce maravillosamente arrugado. Lleva las huellas
indelebles de una pintura hecha con esporas de hongos: las mujeres
se la ponen en el rostro, como un antifaz, para protegerse del sol.
Anoche, Sepaana tuvo un sueño y viene a contárnoslo. Se sienta al
borde de una hamaca desocupada por un niño madrugador. El etnólogo
se instala junto a ella, en un banco de madera donde también coloca
su grabador. (…) Ella se presta sin ninguna reticencia a ese rito
que tantas veces vio cumplir a su finado esposo. Prolongarlo le
parece natural puesto que ya antes ha participado en él, contando
muchos mitos y relatos bajo el control autoritario del difunto.

He aquí mi sueño de anoche.
Iba por un camino estrecho.
Las pencas de las tunas se tupían a mi paso.
Me sentía miserable, estaba desesperada.
Daba vueltas, iba y venía.
Luego tomé por otro camino estrecho, muy estrecho.

Entonces me encontré con una boa tragavenado.
Quise huir, pasé al otro lado.
Enseguida me encontré con una kapaaniasü
y con muchas otras serpientes.
Estaba desesperada, caminaba muy de prisa.

Entonces vi un sinfín de cascabeles
que volvían la cabeza hacia mí.
Me eché hacia atrás para evitarlas.
Fstaba desesperada, me sentía miserable.
Cambié de rumbo y me encontré con una coral.
Venía hacia mí, quería morderme .
Me fui hacia otro lado,
por un camino muy estrecho.

Entonces me encontré con la mujer
de la serpiente jerui.
Movía el aire en torno a ella.
Cayó cerca de mí, y retrocedí.
Me encontré con su marido que iba a lanzarse sobre mí.
Corrí, penetré en un bosque de potolu.
Las espinas arañaban mis pies; estaba desesperada.
Pasé por un camino estrecho, más estrecho aún.

Entonces me encontré con un jaguar.
-Voy a morir por su culpa- me dije.
Tenía ojos inmensos y le grité:
– ¡Cuidado, papá, déjame pasar!
Pasé a su lado
Y encontré un camino aun más estrecho.
Caminé y me extravié.

Entonces llegué a una inmensa planicie.
Me encontré con perros que ladraban.
Estaba desesperada, me sentía miserable ante ellos.
Me jalaban por aquí, me jalaban por allá.
-¡Ayúdenme! ¡Socorro, abuelo!- grité.
Uno de los perros era mi abuelo.
Se fueron y seguí mi camino.

Después me encontré con un caballo desbocado,
un caballo rabioso. Corría por aquí y por allá.
Me metí dentro del tronco de un árbol muy grueso.
El caballo pasó cerca del árbol.
Pero surgió una mula
que iba abriendo el suelo con sus pezuñas,
dando coces y relinchando, y me agaché.

Después trepé hasta lo más alto de otro árbol.
y me escapé pasando de un árbol a otro.
Surgió un burro, y otras cosas.
Yo me alejé, huyendo de ellas.
Entonces trepé hasta lo más alto de un simaruba.
Al principio era de tamaño normal.
Pero se puso a crecer, a crecer. . .
Yo veía la tierra, veía una sierra.
Ahora estaba sola, perdida, lejos, muy lejos.
Me llevó hasta mi familia, hasta mi madre.
Allí me dejó caer, sola, lejos de todo.
– Es cierto, este árbol tiene poderes, es pülasü,
lo que dicen es cierto, sabe crecer-
dije al llegar a ese lugar llamado Ullipa’ut.

Ese fue el sueño que tuve anoche, mijito.
¡Está nuevecito!

Anuncia que se acerca el día de mi muerte.
Es un sueño para perderse, para tener problemas.
Es un sueño para irse, un sueño para morir.
¿Para qué otra cosa sería?

Este sueño exuberante, gran metáfora onírica que prepara para el
último viaje, es fácilmente descifrable desde el punto de vista de
la cultura wayuu. En él se hallan mezclados elementos míticos,
claves oníricas y referendas familiares que sugieren la desgracia y
la muerte.
En la oniromancia wayuu las serpientes simbolizan el enemigo y la
desgracia; el camino que se estrecha prefigura la agonía y la
muerte. El jaguar y los perros representan aquí a los antepasados
que emanan del más allá. Sepaana llama «papá» al primero porque su
padre, fallecido desde hace tiempo, era de un clan Uliana cuyo
animal totémico es el jaguar. Los perros amenazadores representan a
aquellos con los que pronto se volverá a juntar en la tierra de los
muertos, porque su abuelo por parte de madre era del clan Jayaliyuu,
asociado al perro. La furia del caballo y la de la mula sugieren la
violencia de la agonía y la angustia de la muerte. El episodio del
árbol que se pone a crecer y transporta muy lejos a quien se trepa
en él es un tema mítico muy conocido que remite a los orígenes. (…)
En su sueño, Sepaana se apropió de ese tema y lo adaptó: gracias al
árbol mágico, pudo llegar hasta Ullipa ‘ut, su tierra clánica, donde
están agrupados los restos de los antepasados de su matrilinaje, con
los que pronto se habrá de reunir.
Es el sueño conmovedor de una anciana al final de su vida… Pero se
sabe que los wayuu evocan la muerte constantemente y a cualquier
edad hasta en sus fórmulas de cortesía: en vísperas de una larga
ausencia, cuando se les dice: “Me voy”, muchos, desde los más
viejos, contestan según la discreta fórmula indígena: “Ya habré
muerto a tu regreso”.

Ocho años después, Sepaana seguía viva. Cuando la volví a interrogar
sobre sus sueños, la enfermedad y el chamanismo, me contó
otro “sueño para morir”…
——–

Del libro “Los practicantes del sueño. El chamanismo Wayuu”. Michel
Perrin. Monte Avila editores.

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