Entre la alquimia y el chamanismo

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 04/11/2005 4:09

Jung- Entre la Alquimia y el Chamanismo Jung Entre la Alquimia y el Chamanismo

Confrontación con el Inconsciente como prueba Iniciática

Laura Morandini & Ariell Chris

El hombre en su necesidad constante de progreso y avance tecnológico, con el pasar del tiempo ha ido poco a poco despreciando la forma de pensamiento simbólico y mítico, considerándolo como mera fantasía de los pueblos primitivos así como contraproducentes para su evolución. Las culturas de los pueblos antiguos (Babilonios, Egipcios, Mayas, entre otros) desarrollaron un complejo sistema de pensamiento abstracto/sagrado siendo la Qabalah, la Alquimia, la Astrología y El Tarot manifestaciones que llegaron hasta nosotros, pero que aún son consideradas por los profanos puras supersticiones.

Este conocimiento universal se expresa fundamentalmente a través de símbolos que los iniciados están obligados a dominar ya que las imágenes míticas otorgan la posibilidad de conexión con el sendero sagrado y la memoria de la naturaleza, lo cual resulta totalmente inaccesible por medio del pensamiento lógico.

Dentro de la historia de la Psicología, fue C. G. Jung quien recuperó estos conocimientos herméticos y traduciéndolos a un lenguaje psicológico, logró introducirlos en la cultura occidental moderna, revalorizándolos. Su misión estuvo encaminada en comprender las manifestaciones del inconsciente: sueños, fantasías, visiones, alucinaciones, que apareciendo de forma aparentemente confusa, inconexa y caótica debían encerrar un significado y un sentido. Es por esto que ante las imágenes que proporciona el mundo oscuro se podrían tomar dos actitudes básicas: o dejarlas pasar de largo -lo que significa que a la larga se seguirán presentando cada vez con mayor fuerza y hasta bajo forma de síntoma físico- o asumir el compromiso de trabajar con el material que presentan e intentar darle un sentido y significado personal para integrarlo a la conciencia.

Fue esta la elección de Jung, quien, a partir de su propia experiencia arquetípica tejió su teoría, amplificándola a través de los años mientras recorría y vivía su mito personal. Sin saberlo, Jung era guiado por fuerzas invisibles a cumplir un rol chamánico. En las tribus animistas, el sacerdote llamado chamán era quien poseía la llave para penetrar en el mundo de los espíritus y así ser mediador entre la voluntad de los Dioses y los hombres. Su rol de historiador, sanador, sabio consejero y jefe espiritual no le era otorgado al azar.

El candidato a Chamán era identificado por determinadas señales que iba mostrando a lo largo de su niñez y pubertad, que consistían en síntomas físicos y psíquicos particulares: aislamiento, convulsiones, visiones terroríficas, enfermedades físicas desconocidas, lenguaje incoherente, etc.

Hacia los 15 años se aislaba al candidato en una gruta y se lo sometía a una rigurosa iniciación, la cual consistía en someterlo a pruebas que implicaban la confrontación con el mundo de los espíritus elementales de la naturaleza. En esta lucha cruenta si el candidato salía victorioso los elementales lo servían como aliados e intermediarios con otros espíritus dotándolo de poderes sanadores, del don para interpretar sueños, la capacidad para viajar en tiempo y espacio, la magia para adoptar formas animales diversas y el conocimiento curador de las hierbas. Si fracasaba en la prueba, sería vencido por estas mismas fuerzas bajo forma de muerte o enfermedad, locura y sufrimiento constante.

Hay que recalcar que este mismo resultado era la consecuencia de rechazar la experiencia iniciática por temor. En su autobiografía Recuerdos, Sueños y Pensamientos, Jung describe esta misma experiencia a través de la que entra en contacto con los contenidos de sus sueños y visiones, la oscuridad y riqueza de su psique y el enfrentamiento con sus dudas y temores, debido a las imágenes que el inconsciente le proporcionó durante los años 1912-1920. Fueron para Jung “la materia prima de un trabajo que duró toda la vida”.

Necesitaba hallar la respuesta a las inquietudes que las teorías y los dogmas no habían podido ofrecerle. Después de la ruptura con Freud, para Jung comenzó un período de confusión, se daba cuenta que no poseía un marco de referencia teórico en el cual basarse, por lo que asumió una actitud de tipo “vivencial”. Trabajaba con sus pacientes sin seguir reglas preestablecidas y trataba de ayudarlos a entender las imágenes oníricas que éstos le proporcionaban a través de la intuición y su propio trabajo personal de introspección.

Sentía que podía obtener ayuda de la mitología para acceder al mundo del inconsciente, sin embargo ésta no le ofrecía mayores respuestas ya que aún no había logrado descifrar su propio mito. En un sueño de 1912 Jung entra en contacto con imágenes relacionadas con muertos y con la leyenda alquímica de Hermes Trimegisto, intenta dar significado al sueño, pero se da por vencido pensando que lo mejor es “seguir viviendo”, tratando de prestar atención a las fantasías e imágenes que se presentarían.

Otro sueño en cuyo contenido aparecían tumbas de muertos que volvían a la vida a medida que Jung los observaba, le sugería la existencia de restos arcaicos inconscientes que cobran vida a través de la psique; este contenido le sirvió posteriormente para formular su teoría sobre los arquetipos.

Todo este material simbólico aportado por los sueños Jung no lograba comprenderlo y vencer así el estado de desorientación, sentía una gran opresión interna y llegó a pensar que sufría algún tipo de trastorno psíquico. A través de una revisión de los acontecimientos concretos de su vida intentó encontrar alguna explicación a su confusión, pero siendo este camino también infructuoso, decidió entregarse por completo al mundo del inconsciente.

Lo primero que recordó fue un episodio de su infancia cuando solía construir casas y castillos con piedra y fango. Este recuerdo sirvió de conector con su parte más genuina y creativa, por lo que decidió revivir ese momento retomando esta actividad de “construcción”. Empezó a crear una ciudad en la cual colocó una iglesia, pero notó que se resistía a colocar el altar. Un día, caminando cerca del lago, encontró una pequeña piedra piramidal de color rojo, y al verla comprendió que debía tratarse del altar. En el momento que la colocó en su sitio, volvió a su mente el recuerdo del falo subterráneo que había soñado de niño, y sintió un gran alivio. Parecía que el inconsciente lo estaba guiando a la comprensión de aquellas cosas que en el pasado no habían tenido respuesta.

A medida que realizaba esta actividad de construcción, sentía que sus pensamientos se aclaraban y que se encontraba en el camino adecuado para descubrir su propio mito. Desde este momento Jung afirma que a lo largo de su vida, en los momentos de oscuridad, recurría a la creatividad como una puerta de entrada a los pensamientos e ideas que quería desarrollar.

En el otoño de 1913, el sentimiento de opresión interna parecía cobrar vida externamente a través de hechos concretos. Se le comenzaron a presentar visiones repetitivas que profetizaban una gran catástrofe de tipo colectivo donde predominaban contenidos de muerte y acontecimientos de sangre, mientras que una voz interna le aseguraba que todo lo que percibía era cierto. Jung no lograba explicar estas visiones y llegó a pensar que estaba psicótico.

Las visiones duraron casi un año, con intervalos de meses entre unas y otras; todas aludían al mismo contenido. En Agosto de 1914 comenzó la primera guerra mundial. En ese momento Jung comprendió que existía una conexión entre su experiencia personal y la colectiva, por lo que sintió la necesidad de explorar a fondo su propia psique y comenzó a anotar todas las fantasías que le llegaban en sus momentos de juego y construcción, cuando daba rienda suelta a su creatividad. Comienza un período en el cual es invadido por toda clase de fantasías e imágenes, afirmaba sentirse indefenso ante este mundo difícil e incomprensible pero a la vez intuía la protección convencido de tener que obedecer a una “voluntad superior”.

Recurría a ejercicios de yoga para dominar sus emociones y encontrar calma para así sumergirse de nuevo en su enfrentamiento con el inconsciente. Traducía sus emociones en imágenes, en un intento por entenderlas y no ser poseído por ellas. Esta vivencia le sirvió de herramienta para el proceso terapéutico, es decir: no quedarse en la emoción sino llegar a las imágenes subyacentes. Jung concebía este choque con el inconsciente como un experimento científico sobre sí mismo, donde las mayores dificultades radicaban en el dominio de sus sentimientos negativos así como en la incomprensión del material que surgía de su psique, lo que le producía resistencia, oposición y temor.

Temía perder el control y ser poseído por los contenidos del inconsciente, pero al mismo tiempo sabía que no podía pretender que sus pacientes hicieran aquello que él no podía hacer consigo mismo. A pesar que consideraba una experiencia penosa someterse a esto, sentía que el destino se lo exigía. Obtenía las fuerzas para enfrentarse en esta lucha en la idea que no era sólo por su bien, sino por el de sus pacientes. Por otro lado, la familia y la actividad profesional fueron ingredientes indispensables para ayudar a Jung en todo este proceso. Ambas le recordaban que era un hombre común. El mundo real y cotidiano complementaba su extraño mundo interior y representaba la garantía de su normalidad. Jung afirma que esto marcó la diferencia entre él y Nietzsche, quien había perdido el contacto con la realidad y vivía sumergido en su mundo interno caótico. Surgieron entonces dos imágenes importantes.

La primera aludía a transformación, muerte y renacimiento, mientras que la segunda le sugería que debía dejar de identificarse con el héroe, aniquilar su actitud consciente y apartar la voluntad. Es decir, abandonar las demandas del Ego para poder acceder a la conciencia transpersonal. En otra imagen encontraba a dos figuras bíblicas: Elías y Salomé – acompañadas por una serpiente negra- quienes afirmaban que pertenecían a la eternidad. Jung interpretó estas figuras como la personificación de Logos y Eros. Sin embargo sentía que esta era una explicación demasiado intelectual por lo que prefirió pensar que eran la manifestación de procesos profundos del inconsciente. Posteriormente aparecería en sueño otra figura llamada por Jung “Filemón”. Era un viejo con cuernos y alas de martín pescador, que llevaba consigo 4 llaves. Con él, Jung conversaba y Filemón le decía cosas que le eran desconocidas, le enseñó la “objetividad psíquica”, lo que ayudó a Jung a distinguir entre sí mismo y los objetos de sus pensamientos. Para Jung esta imagen representaba una inteligencia superior, un gurú espiritual que le comunicaba pensamientos iluminados. Más tarde surgió la imagen de “Ka” quien representaba una especie de demonio de la tierra, un espíritu de la naturaleza, que en cierta medida complementaba la figura de Filemón. Mientras Jung anotaba sus fantasías, se preguntaba qué era en realidad lo que estaba haciendo, ya que ciertamente no se trataba de ciencia. Una voz femenina que provenía de su interior -que Jung asociaba con la voz de una de sus pacientes- le respondió que “era arte”. Él se oponía a pensar que fuera arte, sin embargo dejó fluir a esta “mujer interior”, aunque se sentía asustado ante esta presencia desconocida. La llamó “anima”, refiriéndose a la figura interna femenina arquetípica del hombre, mientras que el “animus” representaba la figura masculina.

Describió los aspectos negativos del “anima” como seducción, astucia y ambigüedad pero con la cualidad de ser la mediadora entre la conciencia y el inconsciente. Jung afirma que durante años se sirvió de su “anima” para acceder a los contenidos de su inconsciente, mientras que en su vejez ya no recurría a ella porque lograba captar estos contenidos de forma directa. A través de su “anima”, Jung lograba establecer un diálogo con el inconsciente, acceder a los contenidos del mismo y disminuir la autonomía que ejercía sobre su persona. El poder que tenían las imágenes se volvió menos violento. Ya no había un asalto del inconsciente hacia la conciencia, sino que se establecía un intercambio dinámico creativo. Estas fantasías Jung las escribió en el “Libro Negro” y posteriormente en el “Libro Rojo”, en el cual se encuentran sus mandalas y las ilustraciones realizadas por él mismo. Sin embargo sentía que no lograba poner en palabras aquello que experimentaba, por lo que prefirió dedicarse en profundidad a la comprensión de las imágenes para así sacar conclusiones concretas de los mensajes que el inconsciente le sugería. Esta fue la tarea de su vida, ya que sentía una responsabilidad moral. Afirmaba que el hombre no puede limitarse a ver surgir las imágenes y sorprenderse ante ellas, debe comprenderlas porque de otro modo está condenado a vivir de forma incompleta. “Es grande la responsabilidad humana ante las imágenes del inconsciente”.

En 1916 Jung experimenta una nueva visión: su alma volaba fuera de él, lo que interpretó como la posibilidad de conectarse con la tierra de los muertos, de los antepasados o del inconsciente colectivo. Poco después de esta visión percibía la presencia de espíritus que habitaban la casa -también sus hijos los percibían-, hasta que una tarde los espíritus tocaron el timbre gritando “Regresamos de Jerusalén, donde no encontramos aquello que buscábamos”.

Jung entonces escribe durante tres noches los “Septem Sermones ad Mortuos” y posteriormente los espíritus desaparecieron. Afirma que esta experiencia debía ser tomada por lo que fue: la manifestación externa de un estado emotivo favorable a la aparición de fenómenos parapsicológicos. La evasión de su alma lo había conectado con los espíritus. Estos escritos, que son diálogos con los muertos, Jung los considera una preparación de aquello que debía comunicar al mundo acerca del inconsciente y sus contenidos. En este período Jung se encuentra frente a una encrucijada: o seguir aquello que le dictaba su mundo interno, o continuar con su profesión académica. Consideraba que no podía seguir enseñando a los estudiantes cuando en su interior había sólo dudas. Decide entonces dejar su puesto como docente en la universidad porque “sentía que me estaba ocurriendo algo grandioso”, y él necesitaba descubrirlo o entenderlo antes de poder compartirlo públicamente. Como consecuencia de esta decisión, inicia un período de soledad ya que no puede compartir sus pensamientos con los demás: no lo hubieran comprendido. Ni siquiera él lograba entender las contradicciones entre su mundo interno y el externo.

Sólo cuando pudiera demostrar que los contenidos psíquicos eran reales y colectivos, entonces, en ese momento podría comunicar su nueva visión sobre la psique. El riesgo era grande, ya que si no lo comprendían quedaría totalmente aislado. Entre los años de 1918-19 empezó a salir de la oscuridad en la que se hallaba, y esto lo atribuyó a dos factores: por un lado, se distanció se la voz femenina que quería convencerlo que sus fantasías eran de valor artístico y por otro, comenzó a comprender los mandalas. Todos los días dibujaba pequeñas figuras circulares a través de las cuales observaba sus transformaciones psíquicas. Las consideraba la totalidad del “Self”. A medida que las dibujaba se planteaba la finalidad de esta actividad, pero sabía que no podía comprender el significado a priori, sino a través del proceso en sí. Se daba cuenta que el desarrollo de la psique no era un proceso lineal sino circular, que “todo tiende hacia el centro”. Esta certeza le permitió encontrar paz interior y estabilidad.

Era como si él mismo estuviera encontrando su propio centro. En 1927 tuvo un sueño que confirmaba esta idea y lo representó a través de un mandala que tituló “Ventana hacia la Eternidad”. En el sueño Jung se encontraba en una ciudad de forma circular, en un ambiente nublado y oscuro, en compañía de algunos suizos. A pesar de este ambiente opaco, en el centro de la ciudad había una plaza con una pequeña isla en el centro donde se hallaba un árbol de magnolias que tenía luz propia. Sólo Jung había notado esta presencia de luminosidad, y entonces comprendió que esa era la meta.

Respecto a este sueño Jung afirma ” El centro es la meta y todo se dirige hacia el centro. Gracias a este sueño comprendí que el “Self” es el principio y el arquetipo de la orientación y del significado… reconocerlo para mí quiso decir tener la intuición inicial de mi propio mito”. Sin esta imagen hubiera perdido la orientación y abandonado el camino que había iniciado, después de tanta oscuridad dicha imagen debía concebirse como un “acto de gracia”, como la manifestación de lo numinoso. Al año siguiente dibujó otro mandala que tenía un castillo de oro en el centro, la forma y los colores le sugerían un estilo chino. De manera sincrónica R. Wilhelm le enviaba una carta con un manuscrito de un tratado de alquimia taoísta titulado “El misterio de la flor de oro”.

Esta coincidencia ayudó a Jung a salir de su soledad, ya que le daba la esperanza que existían personas con las cuales podía tener afinidad y compartir sus ideas. Para Jung estos fueron los años más importantes de su vida: sin cortar los lazos con su realidad de hombre común y a pesar de la soledad, tomó el riesgo de sumergirse en su propia oscuridad tratando de encontrarle un significado y una finalidad a todo aquello que experimentaba. Asumió la responsabilidad de analizar y comprender el material que el inconsciente le proporcionaba y fue en la búsqueda de su propio mito. .

El chaman

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 23/07/2005 17:06
El chamanismo que Mircea Eliade consideraba un fenómeno central asiático y siberiano, es un fenómeno generalizado en el mundo entero (“la técnica del éxtasis”), que el hombre primitivo practicó en una forma u otra según su imaginación y los medios con que contaba, que ha llegado hasta nuestros días con los restos de aquellas culturas que aún se refugian en áreas donde en muchos aspectos, la vida transcurre más o menos como en el Neolítico, áreas muchas veces impermeables a los avances de la tecnología moderna, áreas de refugio donde el fósil viviente que es el hombre de esas etnias continúa con sus antiguas tradiciones y formas de vida más elementales. Selvas tropicales, valles o montañas aisladas por la falta de medios de comunicación, o islas apartadas, constituyen los retirados habitats de estos grupos humanos que se resisten a desaparecer. En ellos el chamanismo se mantiene vigente como en el más remoto pasado. Incluso en otros grupos humanos que tienen contacto con las culturas más evolucionadas, se mantiene el chamanismo como una institución bien arraigada, en áreas rurales y aún urbanas, en las que adopta formas nuevas, refugiándose en la persona del curandero, el yerbero, el santiguador y otras medicinas paralelas, sus hermanas menores, aculturados en muchos aspectos, pero utilizando los recursos más primitivos para curar: la magia, fenómeno o base estratégica común a todos ellos, el empirismo y la fuerza psíquica que llegan a desarrollar a veces notablemente.
Nuestra propia experiencia, conviviendo durante 18 años con tribus cunas, chocóes, catíos, guaimíes, bribris, bug’dás, del Istmo de Panamá, con grupos mayas o aztecas y quechuas y más tarde con diversas tribus de Matto Grosso, Alto Xingú (ges, botocudos, xavantes, tchikaos, camayurás, tchukahamais. yaualapitís, carajás, bororos), de Amazonas, Río Negro y Alto Uaupés, lapones del Norte de Europa, saharauíes africanos, filipinos, indonesios, malayo-polinesios y más recientemente aruntas de Australia central, maoríes de Nueva Zelanda y curanderos de nuestro propio país, nos permite comprender que aunque hay muchas medicinas primitivas, tantas como etnias pueda haber, todas tienen algún representante del chamanismo entre ellos, encargado fundamentalmente de curar, aunque otras funciones pueden añadirse a ésta, llegando en los casos más complejos a fundirse en la misma persona el médico-sacerdote, conservador de las tradiciones, mago y adivino, capaz de reunir en sus manos todos los poderes de la tribu, incluso el político.

El chamán es el intermediario entre los hombres y los poderes sobrenaturales, las fuerzas extrahumanas, sean dioses o diablos, benévolos o dañinos, capaces de hacer mal o bien. El chamán guía a su pueblo espiritualmente y le protege contra los malos espíritus. Puede practicar la magia blanca y la magia negra como técnicas habituales. Conversa con los espíritus y aprende de los buenos y de los malos sus conocimientos.
Loeb consideraba dos clases de chamanes: el seer, capaz de ver, capaz de hablar y ponerse en contacto con el inframundo, que estaba fundido con el sacerdote (religión y magia en una misma persona) y el medicine-man, el curandero, el yerbero, el hombre que da medicinas, que con un fondo siempre mágico, era también capaz de curar y que estaba más cerca del empirismo. El primero lo era por nacimiento, el segundo por vocación.
El nombre de brujo o hechicero (en inglés witch doctor, en francés sorcier o feticier, el alemán Zauberer) se ha extendido también entre muchos autores y aún se ha generalizado y popularizado para abarcar a todo aquel capaz de curar o matar, es decir de usar sus poderes mágicos o sus conocimientos de plantas, su fuerza psíquica o su capacidad para controlar las fuerzas sobrenaturales, unas veces para hacer el mal (magia negra), otras para hacer el bien (magia blanca), producir la enfermedad, el dolor, el sufrimiento, la muerte o por el contrario, curar la enfermedad, aliviar el dolor o el sufrimiento y salvar la vida del enfermo usando todos los recursos de su arte.
Pero hoy en la literatura antropológica y etnológica, se ha generalizado y tomado carta de naturaleza el término chamán y al fenómeno como tal chamanismo, por consenso entre los antropólogos y etnólogos.
Variantes en las técnicas, fórmulas, conjuros, poderes, reclutamiento, etc. puede haber tantos como variaciones culturales, como etnias. Ya hemos hablado repetidas veces de éstos, pero el denominador común es la necesidad que el ser humano ha tenido de luchar contra todo aquello que le ha producido una sensación de pérdida del bienestar: la enfermedad, el dolor, la herida, el sufrimiento físico o moral, el terror cósmico. Por eso tuvo que surgir muy tempranamente en la Historia de la Humanidad, un hombre o una mujer dotados de mayor poder interpretativo, fuerza psíquica o simplemente astucia, que tomó sobre sí la tarea de ayudar a los demás de su grupo y ayudarse a sí mismo, adueñándose, arrogándose el poder y la fuerza. Y el grupo confió en él, se puso en sus manos, más por temor que por amor, estableciéndose una corriente de respeto por su capacidad de dominar a las fuerzas sobrenaturales, a los fenómenos de la Naturaleza, a su capacidad de encontrar los remedios curativos o a su poder sobre la vida y la muerte de los constituyentes del grupo.
Así cada tribu, etnia o grupo humano homogéneo, con una lengua común y una cultura semejante llegó a tener uno o varios representantes en diversos grados, de chamanes, con poderes curativos, adivinatorios, proféticos, predictivos, conservadores de las tradiciones de la tribu, con poderes mágicos de dominar a las fuerzas de la Naturaleza, de ponerse en contacto con el inframundo y presidir los ritos de paso (iniciación, nacimiento, muerte, unión sexual) y en muchas ocasiones de organizar, mandar y dirigir el grupo al que pertenecen, pues el poder chamánico como he dicho muchas veces lleva al poder político o al poder guerrero.
Así en cada cultura tiene un nombre genérico. Será Nele, Absoguedi, o Inatuledi entre los indios cunas; Sukiá o Krokodianga entre los indios guaimíes; Jaybaná o kurá-baná entre los indios chocóes; Pagé entre diversas tribus suramericanas, machi en la Costa Occidental de Suramérica; Piache en el río Amazonas, río Negro y Alto Uaupés; Angakok entre los esquimales; Kon en la Tierra del Fuego; Piache-té-éu entre los indios páes cuando practica la magia blanca y Nasa-jihí cuando practica la magia negra.
En Méjico entre los aztecas, aunque la medicina alcanzó un grado diferente en el aspecto religioso, sacerdotal y empírico, hubo también un curador que podemos asimilar al chamán, el Ticitl. Según los cronistas de Indias reunía en su persona las cualidades de sabio, médico, adivino y hechicero. En Bolivia se llama a los chamanes collahuayas y en el Perú ichuris. Entre los indios sionas del Alto Putumayo, afluente del Amazonas llaman curaca al chamán o yai, tigre, a veces watti (espíritu o diablo), naiké (el que ve o vidente), rausekoké (el que cura, médico) o winjaké (el que canta) nombres en los que vemos las diversas especialidades o formas de enfrentarse con la enfermedad. Fr. Ramón Pané, encargado de estudiar las costumbres de los indios de La Española, de los que había aprendido la lengua, observa que a los hechiceros llamaban Buhuitihu. Entre los zapotecas, el chamán se llama Menjak y entre los mayas Ahmén, el que sabe.
En Africa recibe tantos nombres como tribus hay, el más conocido de la parte central y occidental es el Nganga o Inganga. Los zulúes le llaman Inyanga, los machiguengas le llaman Seripegari.
El chamanismo como fenómeno general, amplio y universal, se caracteriza por lo tanto, por la práctica de una serie de ritos, rituales o fórmulas, en las que se entremezcla la adivinación, la profecía, la poesía, la conservación de las más antiguas tradiciones de la tribu y de sus mitos o epopeyas, con el sacerdocio, la práctica del arte de curar o matar, unas veces invocando a las fuerzas del inframundo, otras conminándolas a obedecer sus órdenes, otras utilizando la astucia o el engaño para reducirlas, otras actuando como verdaderos sacerdotes de cultos primitivos, a veces más evolucionados, con un ritual más complicado, a veces actuando por sugestión, para bien o para mal, de buena fe en ocasiones o bien usando todas esas técnicas para su propio y personal beneficio.
El conocimiento de los fenómenos de la Naturaleza por la observación repetida de los mismos, la astronomía, los fenómenos meteorológicos que se repiten con rítmica y sistemática aparición es utilizado en beneficio de las técnicas de predicción o adivinación. El conocimiento de las plantas y sus propiedades, es utilizado con la misma finalidad, reservándose para sí estos saberes adquiridos empíricamente, por la observación y el ensayo o por el aprendizaje con un maestro, todo lo que sitúa a quien los posee muy por encima del común de las gentes de su grupo, otorgándoles ese poder por el que son temidos y respetados.
Estos poderes son transmisibles por medio del aprendizaje a aquellas personas, familiares o no, de su confianza, destinados a ayudarles o a heredarles, cuando ven que por imperativo categórico del tiempo, ellos han de pasar a mejor vida, sabiendo que deben quedar quienes lleguen a obtener la experiencia de ellos, experiencia que no siempre se puede conseguir a no ser que estén dotados de notables cualidades o bien por el ejercicio repetido y el estudio largo y laborioso.

En el fondo de toda técnica chamánica, existe el principio fundamental o generalizado del pensamiento mágico, de la magia en lo que hemos insistido anteriormente, que es una forma de interpretar el mundo y la naturaleza de las cosas, una forma de pensamiento “lógico” del primitivo, una teoría cosmogónica para reducir las fuerzas de la naturaleza y disminuir o eliminar aquello que más teme el ser humano en general: la enfermedad, el dolor, el sufrimiento, la muerte y la terrible duda de si habrá y qué habrá más allá de ésta. Magia unida a un empirismo vacilante a veces, firme otras, primer paso para el método del ensayo y el error, que algunos han considerado como una forma embrionaria de la actitud científica verdadera.

RECLUTAMIENTO CHAMÁNICO

¿Cómo se llega a ser chamán?
Algunos autores han pensado que ser chamán era equivalente a padecer alguna tara o enfermedad psicopática, epilepsía o neurosis. Este será el caso de reclutar chamanes entre algunos grupos como los estudiados por Eliade en Siberia, pero no siempre sucede así. Hay muchas formas de reclutar chamanes, muchas cosas que hacen llamar la atención sobre el individuo y que no necesariamente han de reducirse a la existencia de alguna patología.
El signum diavoli como se llamaba en la Edad Media, puede ser muy diverso y no necesariamente patológico, sino algo que haga distinto al individuo de los demás del grupo.
Sin descartar pues el hecho de que en algún grupo humano se elija para chamán al que padece o presenta algo anormal para el común de las gentes que haga aparentemente pensar que un espíritu se ha introducido en él, le ha poseído y le ha convertido en chamán, mi experiencia personal con numerosos grupos de todos los Continentes, me permite asegurar que los chamanes que he conocido, eran los más preparados e inteligentes individuos de la tribu, los más estudiosos, los más observadores, los más vivos, los que desarrollaban mejor su memoria y ni mucho menos los enfermos, los tarados, los psíquicamente débiles, ni epilépticos ni dementes.
Puede suceder, puesto que son seres humanos, que sufran de los mismos padecimientos que pueda sufrir cualquier otro miembro de la tribu, puede suceder que enfermen y naturalmente mueran como los demás, pero su reclutamiento no se produjo por estas razones, por razones de índole patológica, sino por otras muy distintas. En cada grupo puede haber variantes.

El chamán puede ser por nacimiento, congénito, por vocación, por revelación, por posesión de un espíritu, por herencia.
Para ser chamán congénito, por nacimiento, la tribu o los especialistas del grupo que atienden el parto, encuentran en el niño o niña desde que nace, algo distinto, algo que les diferencia de los demás. Entre los cunas puede nacer con un icterus neonatorum, o con un naevus pigmentario, o las membranas secundinas sobre la cara, o nace de pie, o da un grito intrauterino (barrito). El que nace con algunos de estos signos es considerado Nele o chamán de nacimiento, porque trae señales de su poder. Este niño tendrá un rechazo de la carne durante su infancia, será precoz al hablar o echará los dientes incisivos antes que los demás niños o bien habrá nacido con un diente, es decir cosas que parecen de personas mayores que él. Es un chamán de nacimiento pero no basta aunque tenga la fuerza, el poder infuso. Los indios aseguran que en tiempos antiguos, los niños chamanes aprendían sólos todos sus conocimientos, pero esto pertenece a la mitología de la tribu. Hoy día son entrenados desde su infancia a las órdenes de otro Nele adulto y experto, para que llegue a desempeñar el puesto a que por nacimiento ha venido al mundo, entrenamiento que es duro y va acompañado de múltiples rituales y ceremonias hasta que es confirmado en su cargo y se le acepta como tal chamán, reconocido por el grupo.
El ayuno, ha sido práctica común a todo entrenamiento chamánico y sigue siéndolo, tanto para llegar a ser chamán como para practicar ciertos ritos o en otras circunstancias muy especiales. Hoy se sigue utilizando el ayuno para llegar a cierta exaltación del espíritu e incluso a la alucinación y al trance.
Otro elemento común a la profesión chamánica fué y sigue siendo el llamado vuelo chamánico. Es algo parecido por sus consecuencias y por las técnicas usadas para llegar a él, a lo que practicaban nuestras brujas de la Edad media y lo que se les ha atribuçido de poder andar por los aires subidas en una escoba. No hay nada de sobrenatural en esto para nosotros, pero sí para ellos. Se trata de la acción de ciertas drogas alucinógenas y psicotropas que obtienen a partir del reino vegetal que les rodea en la selva. Estas plantas fumadas, bebidas en infusión, comidas, o bien frotadas o insufladas dentro de las fosas nasales o el recto pueden producir la sensación de flotar, volar, separar el espíritu del cuerpo, verse a sí mismo o ver lo que en el subconsciente o en la imaginación según cada cultura, existe en forma embrionaria, ampliado hasta un grado increíble.

Otro elemento común al chamanismo es el uso de estas substancias para provocar el trance o éxtasis. Se ha dicho que el chamanismo es la “técnica del éxtasis”. A éste como al trance se puede llegar por diversos caminos como la concentración mental, la posición de la mirada, la autosugestión, el ayuno y las drogas alucinógenas. En muchas tribus, el uso de estas substancias es privativo y secreto de los chamanes, que utilizan estas técnicas ocasionalmente, con objeto de llegar a ese inframundo donde la mente se les abre al conocimiento de cuáles son las formas de curar, revelación de los espíritus al hombre seleccionado para pasar la barrera que separa a los humanos de ese otro mundo invisible para ellos, pero no para “el que sabe” que es el chamán.
Otro representante del chamanismo, hermano menor de él, pero no menos buscado es el medicine-man de Loeb, el curandero, el yerbero, el inatuledi cuna, el krokodianga guaimí, el hombre que no nació con poderes para ser chamán, pero que desde un momento determinado de la vida, por vocación y aprendizaje a cargo de un maestro, llega a ser experto en las técnicas de curar con plantas, minerales o animales.
La mayoría de los chamanes cobran por sus servicios, en dinero o en especies. Otros no cobran nada, esperando sólo la buena voluntad del que se siente curado y agradecido. Y los hay que exigen todo al paciente y a su familia, pasando a su poder toda la riqueza que tengan. Además los chamanes suelen cobrar a sus alumnos por enseñar las prácticas, tradiciones, rituales y secretos, la magia y cuanto se precisa para aprender el arte de curar. El discípulo vive con ellos y paga como el que está pensionista además de trabajar para el maestro. Excepto en los casos en que el chamanismo se va pasando de padres a hijos, en los demás casos la iniciación tiene un alto precio.
De todas formas, los largos periodos de enseñanza y aprendizaje, culminarán en la ceremonia iniciática cuya finalidad es rematar la tarea emprendida, convirtiendo al que antes fuera discípulo en un maestro, al hombre común en un hombre capaz de enfrentarse con lo sobrenatural y el arte de curar por medios muy variados. Los rituales variarán según la cultura que estudiemos, pero siempre suelen ser muy complicados. Por medio de ellos el iniciado accede a una nueva vida. Muere un individuo para transformarse en otro, como un insecto adulto brota de su cápsula, como una serpiente se desprende de su piel para adquirir una piel nueva y brillante, así el que hasta entonces fué un neófito, aparecerá ante la comunidad como otra persona, una persona nueva que adquiere un nuevo estatus y tendrá el respeto de la comunidad a la que pertenece.
Otras técnicas chamánicas son el canto chamánico que tiene grandes variaciones según la tribu que estudiemos, desde el simple musitar de los chocóes al tiempo que agitan una palma de maquenque para llevar el ritmo, o una maraca o sonajero, hasta el más especializado de los cunas que tienen un canto para cada enfermedad y algunos comunes a todas ellas. Por ejemplo para curar la locura cantan el chamán nia-igala
que es el canto o camino del diablo, en el que en forma antifonal se va relatando todo el proceso por el cual el chamán y sus auxiliares, los nuchus, llegan al lugar donde residen los demonios causantes de la enfermedad por rapto del alma. Naibe-igala sirve entre los cunas para curar a los picados por culebras, kaborr-igala (canto de la pimienta) y sia-igala (canto del cacao), acompañan a la incineración de granos de cacao o de pimienta lo que produce un humo acre que es muy temido por los nia o poni, los demonios causantes de las enfermedades. Mu-igala se canta durante las labores del parto, para que éste venga sin novedad.
El aprendizaje de estos cantos a base de memorizarlos requiere un largo periodo de entrenamiento, no sólo con uno sino a veces con varios maestros con los cuales el candidato a inatuledi o chamán llega a especializarse. Por regla general, en estos cantos chamánicos se encuentran recogidas las costumbres y tradiciones del más remoto origen de la tribu, expresadas en una lengua metafórica, circumloquial, incomprensible para los no iniciados que son el resto de la tribu.
En muchas tribus los chamanes se ayudan para estos cantos con unas figuras mágicas, los nuchus, tallados en maderas diversas, especialmente en madera de balso (Ochroma lagopus L.), dándoles figuras antropomorfas o zoomorfas según el caso y pintándolos con achiote (Bixa orellana L.) o con jagua (Genipa americana L.). Entre los chocóes el chamán utiliza los llamados mojó-uanga, que son también figuras antropomorfas estilizadas que se colocan en torno a la casa donde se cura al enfermo para que no penetren los malos espíritus durante la ceremonia curativa.
En otras etnias el chamán utiliza la técnica de chupar (brujo chupador). Los jaybanáes catíos utilizan esta técnica y muchos ngangas africanos también. Después de chupar y sobar la parte dolorida, extraen de ella un palito o una pequeña piedra o un insecto diciendo que era la causa del mal. Ese objeto lo llevaban previamente escondido en la boca. Entre los araucanos, la ceremonia típica curativa es la llamada machitún en la que se utiliza la sugestión o hipnosis del enfermo y también sugestión colectiva de los acompañantes. Así todos pueden “ver” cómo el chamán “cambia” el corazón y otras vísceras del enfermo cuyo abdomen y tórax ven abrir y ven cómo reemplaza el corazón por el de una llama por ejemplo. En la India se llevan a cabo sugestiones colectivas semejantes. Los espectadores pueden “ver” cómo se degüella a un niño, el cual después aparece vivo. También practican el intercambio de vísceras.
El tambor es otro instrumento muy utilizado por chamanes de tribus muy diversas. La machi o chamana de los araucanos lo utiliza en sus ceremonias curativas, los chamanes siberianos tocan también un gran tambor.
Los piaches o chamanes de las tribus, que a veces son los jefes de las mismas, en el Río Negro o el Casiquiare y Alto Amazonas, llevan como emblema de su rango un guayuco de uñas de tigre o dientes de jabalí y un pintoresco plumaje en la cabeza, así como pulseras y sonajeros en los tobillos, brazos y antebrazos y pinturas diversas en la cara y el cuerpo. Al costado cuelgan una bolsa llena de guanares o talismanes. Así revestido baila y danza en torno al enfermo al tiempo que agita una maraca.
El vestido chamánico suele ser en algunas tribus una parte importante del ritual, como lo son las máscaras a veces de los más polimorfo y extraño, lo mismo en tribus suramericanas que en tribus africanas u oceánicas. Las pieles y cabezas de animales son elementos de los que se reviste el chamán en muchos lugares del mundo desde tiempo inmemorial. En la Cueva des Trois Frères en Francia se puede ver una antiquísima pintura paleolítica que representa a un chamán danzando revestido de una cabeza y piel de venado, con un sonajero en la mano.

Que es el chamanismo (varios autores)

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 18/07/2005 8:36

¿Cuáles los las características de un chamán?

Fred Alan Wolf es un investigador científico poco convencional, que de mago ilusionista pasó a convertirse en doctor en física teórica. Este estadounidense es autor de diversos libros como Parallel Universes y ha pasado varios años de su vida conviviendo con chamanes e investigadores del tema en Gran Bretaña, Suiza, Estados Unidos, Brasil, Perú y México.

Después de un viaje a Perú en 1989, durante el cual tuvo diversas experiencias con ayahuasca, escribió un nuevo libro titulado La búsqueda del águila (12). En él reconstruye sus relaciones con el chamanismo y da cuenta de su comprensión paulatina de las coincidencias que encontró entre éste y la física cuántica, la psicología y la ciencia moderna en general. Esta comprensión lo llevó a formular nueve hipótesis acerca de los chamanes:

1) ven el universo como hecho por vibraciones;
2) ven el mundo en términos de mitos y visiones que en un principio parecen contrarias a las leyes de la física;
3) perciben la realidad en un estado de conciencia alterada;
4) utilizan cualquier truco para alterar las creencias del paciente sobre la realidad;
5) escogen lo que es físicamente significativo y ven todos los acontecimientos como universalmente comunicados;
6) penetran en mundos paralelos;
7) trabajan con una sensación de gran poder;
8) utilizan el amor y la energía sexual como energía curativa;
9) penetran en el mundo de la muerte para alterar su percepción en este mundo.

La interesante forma narrativa que escogió Alan Wolf para contrastar estas hipótesis con sus experiencias vivenciales fue entretejer tres historias distintas: la trama de una película que vio en Lima basada en las aventuras de dos personajes que toman ayahuasca; su propia historia, la cual describe en función de los lugares a los que fue, lo que vio e hizo en ellos; más el desarrollo de la idea de una nueva física de la conciencia para explicar algunos de los acontecimientos que observó y experimentó.

Wolf dice que aunque tal vez se vea en aprietos al sugerirlo, le parece que el mundo occidental “debe empezar a tener un punto de vista más tolerante con respecto a las substancias sagradas y productoras de visiones, en particular cuando dichas substancias se toman bajo la guía de un chamán; una persona con conocimiento sobre el mundo de las plantas.” (12)

Anticipándose a sus posibles críticos, Wolf advierte que no puede “siquiera concebir la ingestión de las plantas como algo recreativo”, ya que desde su perspectiva sería peligroso hacerlo. Sin embargo cree que la ayahuasca puede ser utilizada por la profesión médica, “con la participación de Ayahuasqueros”, para sanar muchas enfermedades mentales/corporales graves: “Mis pensamientos se dirigen al gran número de adictos a las drogas de nuestras sociedades modernas. Creo que un programa controlado de viajes con ayahuasca para los adictos a las drogas podría llevar a la cura de la adicción a éstas. Creo también que la ayahuasca puede ser útil para curar la depresión. Pienso en especial en la recuperación de muchos veteranos de la guerra de Viet Nam, a los que entiendo, sufren graves tensiones mentales”. (12)

Este físico galardonado con el American Book Award por su obra Talking the Quantum Leap encuentra que “el estado chamánico de conciencia, tal como lo ponen a nuestro alcance la ayahuasca u otros medios de inducir una conciencia chamánica, permite a la persona verse a sí misma bajo una luz mítica. Dicha visión proporciona un sentido de la compasión, una conexión con toda la vida; una nueva razón de existir.” (12)

¿De dónde vienen los poderes de un chamán?

Pachita fue una de las más grandes chamanas de México. De pequeña fue abandonada por sus padres y adoptada por un negro africano llamado Charles. Durante 14 años Charles cuidó de Pachita y la enseñó a ver las estrellas y a curar. Después, Bárbara Guerrero, “Pachita”, luchó al lado del general Francisco Villa durante la revolución Mexicana, fue cabaretera, venderoda de billetes de lotería y cantante en camiones de paso… Tantas experiencais la conectaron con lo que trascendía de todas ellas. De alguna manera, Pachita había logrado dejar atrás muchas ilusiones y eso la colocaba en un punto de contacto íntimo con la Realidad no ordinaria, desde donde ella actuaba.

En su libro Pachita (15), el desaparecido investigador mexicano Jacobo Grinberg-Zylberbaum describe las experiencias que tuvo la oportunidad de vivir al lado de esta extraordinaria mujer cuyo único motivo para vivir era ayudar a su prójimo. Pachita poseía un control extraordinario sobre la materia y la energía. Era capaz de realizar operaciones quirúrgicas tales como transplantes de órganos en las cuales objetos y órganos biológicos se materializaban y desmaterializaban aparentemente de la nada.

Pachita decía que el Hermano Cuahutémoc, el espíritu del último emperador azteca, actuaba a través de su cuerpo realizando su trabajo cuando ella entraba en trance transformando su personalidad y efectuando las prodigiosas operaciones que se describen con lujo de detalles en el mencionado libro. Jacobo Grinberg-Zylberbaum estudió personalmente con diversos chamanes mexicanos, además de la famosa Pachita y a raíz de este contacto escribió una serie de seis libros llamada Los Chamanes de México, y publicó también diversos libros teóricos acerca del estudio de la conciencia en los que fue desarrollando la Teoría Sintérgica como un intento para explicar científicamente el poder y la actuación de los chamanes. En el libro dedicado a Pachita, este prolífico y enigmático autor (de quien se dice que “desapareció” misteriosamente del plano físico hace algunos años), desarrolló una teoría acerca de la estructura del espacio para explicar las habilidades de Pachita y otros chamanes utilizando conceptos de la física cuántica:

El concepto de la lattice considera que la estructura fundamental del espacio es una red o matriz energética hipercompleja de absoluta coherencia y total simetría. A esta red se le denomina lattice y se considera que en su estado fundamental contribuye al espacio mismo omniabarcante y penetrado de todo lo conocido.

La lattice permanece totalmente invisible hasta que alguna de sus porciones (por cualquier causa) altera su estado de coherencia. Una partícula elemental es precisamente una desorganización elemental de la lattice en cualquiera de sus localizaciones. Cualquier átomo o compuesto químico es una particular conformación estructural de la lattice con respecto a su estado fundamental de máxima coherencia.

La concepción de lattice surgió de los estudios de cristolografía, porque la estructura de cualquier cristal es una lattice de alta coherencia que se asemeja a la lattice del espacio.

A partir de Eisntein, el concepto de espacio ha sido inseparable del tiempo, por lo que la consideración de la lattice del espacio tiempo se refiere a ambos unificándolos. Si la lattice desapareciera, el espaio y el tiempo harían lo mismo.

Cualquier objeto “material” es en realidad una organización irrepetible de la estructura de la lattice. En su estado fundamental de total coherencia, fuera de la misma lattice no existen ni objetos ni alteraciones temporales. Es únicamente cuando la lattice cambia su estructura fundamental que el tiempo transcurre y los objetos aparecen.

[…] el nivel de conciencia de Pachita era extraordinariamente diferenciado. Durante las operaciones que realizaba ella era capaz de materializar y desmaterializar objetos, órganos y tejidos. El manejo de las estructuras orgánicas, le permitía realizar transplantes de órganos a voluntad, curaciones de todo tipo y diagnósticos a distancia con un poder y exactitud colosales. […]

Todos estos portentos pueden ser explicados si se acepta la posibilidad de que las modificaciones de la lattice producidas por el campo neuronal de Pachita eran capaces de modificar sustancialmente aquélla produciendo conformaciones similares a la de los objetos (en caso de las materializaciones) o retornos a la estructura de la lattice de los objetos (en el caso de las desmaterializaciones).

Pachita poseía un control único sobre su campo neuronal transformánsolo y modificando con él a la estructura de la lattice. Aunque sus efectos parecían ser milagrosos se basan, de acuerdo con esta hipótesis, en el mismo mecanismo que todos utilizamos para crear nuestras imágenes o nuestros pensamientos. (15)

¿Qué es el chamanismo?

Supuestamente, o al menos por lo que conocemos, el término Chamán , al que se nombra Shamán, deriva de un nombre originario los tungúes,tribu indígena de Siberia. El vocablo tungu original xaman contiene la raíz scha, “saber”, por lo que chamán significa “alguien que sabe, sabedor, que es un sabio”. Algunas investigaciones etimológicas explican que la palabra proviene del sánscrito por mediación chino-budista al manchú-tungu. En Pali es schamana, en sánscrito sramana es algo así como “monje budista, asceta”. El termino chino intermedio es scha-men. .

Samana deriva de maná, palabra de origen polinesio, al igual que el chamanismo en sí mismo, que significa “el campo de fuerza personal de aquellas personas que tienen relación con lo sagrado o determinadas ánimas, divinidades o espíritus” (1) , por lo tanto el Shamán era el hombre que estaba en contacto con el campo de fuerza o energía, el hombre que buscaba la energía, aunque más tarde, ésta acepción pasó a significar, hombre que se contacta con los espíritus. Por lo tanto, el nombre antropológico, que es el que recién nombramos, nos deja dicho al mismo tiempo la función, que originariamente era de neto corte espiritual.

Vamos a dar una definición un tanto más amplia de lo que significa maná para las diferentes culturas, dado que precisamente es éste término el que lo liga a lo espiritual, al mismo tiempo que conecta al chamanismo con otros tantos credos como por ejemplo el taoísmo.
Se considera en las distintas creencias y religiones, que el maná (2) “es una fuerza ,diferente del espíritu, que se encuentra en todo el universo. Este maná se puede encontrar en todos los seres vivos y atravesando todo el universo, fundamentalmente en el sol y en los alimentos”

Otra definición un tanto más amplia nos dice que “… es una fuerza, una influencia de orden inmaterial, y, en cierto sentido, sobrenatural. Pero se les revela por la fuerza física, o bien por toda especie de poder o superioridad que el hombre posee. El maná no se encuentra fijo sobre un objeto determinado; puede estar en todo objeto…” (3)

Mircea Eliade, investigador rumano que realizó la primera recopilación sobre el chamanismo y cuyos libros son textos clásicos obligados para su estudio, define al chamanismo como la técnica del éxtasis o trance, y al chamán como el gran especialista del alma humana que tiene la capacidad de realizar viajes hacia la región de los espíritus y desde allí puede armonizar la realidad.

Según sintetiza Eliade:

El chamán, cuya vocación es señalada por alguna circunstancia extraña (un sueño, una enfermedad, un rayo) inicia su difícil aprendizaje, que puede durar muchos años y que se caracteriza por la experiencia iniciática de sufrimiento, muerte y resurrección ritual, vivida particularmente a través de rigores como el ayuno, dietas estrictas, veladas interminables, abstinencia sexual, dominio de la caza, la pesca y las artes cotidianas, conocimiento de las plantas medicinales y consumo de plantas psicotrópicas. En este tiempo, el iniciado aprende cantos, bailes, rezos, mitos y, en general, la cosmogonía y la historia de su pueblo. (9)

En la visión de este investigador pionero, el chamán es al mismo tiempo, el portador y hacedor de mitos, el místico extático, el guía espiritual y el curandero de un grupo social. De tal forma que la sesión chamánica viene a ser un evento de carácter público en el que la comunidad se reúne para realizar un ritual según una intención particular: la curación de un enfermo, la celebración de una fiesta religiosa, el entrenamiento de un nuevo chamán, el inicio de la época de caza, siembra o recolección, el agradecimiento o el apaciguamiento de la ira de los espíritus, el combate de una plaga o una epidemia y sin sinnúmero de justificaciones más. Bajo esta óptica, el chamán cura, sostiene la coherencia social y cultural de su pueblo, tiene un conocimiento extraordinario de las plantas medicinales y ha conservado, en muchos casos, un sorprendente manejo ecológico del medio ambiente.

De acuerdo al mismo Eliade, entre las actitudes o paradigmas perceptuales de los chamanes que utilizan plantas o brebajes visionarios se incluyen los siguientes:

1) las plantas se consideran sagradas;

2) son utilizadas en ceremonias o rituales específicos que sostienen y renuevan la cosmovisión del grupo cultural;

3) existe un mundo distinto a éste al cual se tiene acceso por medio de las plantas, en ese ámbito secreto de la existencia tienen lugar experiencias provechosas y se adquieren valiosos conocimientos;

4) el empleo de estas sustancias forma parte reconocida de la membresía del grupo, o algún subgrupo significativo;

5) estas plantas pueden ser utilizadas por quienes tienen la habilidad para curar y para producir otras cambios en el mundo ordinario mediante su aplicación.

Para cerrar esta serie de datos sobre algo primordial con respecto al chamanismo, como lo es la fuerza que maneja, esto es, el maná, vamos a agregar esta definición que va un poco más allá:

¨Todos los primitivos han explicado o intentado explicar, las actividades del universo por un concepto dinámico al que se puede denominar fuerza mágica. Esta fuerza es bastante difícil de definir. Es de naturaleza material, aunque invisible e impalpable, y se la puede comparar a una llama oscura o a un soplo inasible; es además, de una naturaleza inteligente y, sin ser un espíritu, participa de la naturaleza espiritual. Puede definírsela como una especie de fluido material despropósito de inteligencia personal, pero susceptible de recibir, de incorporarse y de repercutir la impresión de todas las ideas y de todos los espíritus…El hechicero o el mago es quien está particularmente dotado de maná; de éste extrae sus fuerzas; los nombres de los especialistas en magia están casi todos dotados de ésta palabra: peinmana, gismana,mane hisu, étc. Se lo ha comparado con el éter; con más exactitud, debe comparárselo con una especie de espíritu impersonal y sin ideas propias, en el cual las intenciones de los hombres y de los espíritus se incorporarían para lograr precisamente su objetivo.” (4)

En cierta forma, todas estas definiciones dejan implícito que los chamanes manejaban o aspiraban a manejar esta fuerza a la que podría denominarse de carácter arquetípico, dado que es una fuerza autónoma que puede incorporarse o manejarse en diversas formas. Esto es un poco lo que determinaba también Geoge Frazer al hacer una clasificación de los diversos tipos de magia que encontraba en los pueblos primitivos. Es justo decir que en el caso de Frazer, que definió éstos tipos de magia, y que la antropología (en general) y la sicología (“Tótem y Tabú”) tomaron como ciertos -aunque algunos, como en el caso de Freud con más respeto (5) – lo hizo precisamente con el criterio de desacreditar estas formas como pensamiento para el primitivas (6) , sin embargo, hoy la física cuántica lograría que Frazer abandonara éstos postulados cosa que, también es justo decirlo, no tendría ningún empacho en hacer.
Frazer sostenía que había dos principios fundamentales en los cuales se fundaba la magia: el primero, que lo semejante atrae a lo semejante, y el segundo, que las cosas que una vez estuvieron en contacto se actúan recíprocamente a distancia, aun después de haber sido cortado todo contacto físico.

El primero de éstos principios se llama Ley de Semejanza o magia homeopática y el segundo Ley de Contagio o magia contaminante ambas forman parte de lo que daba en llamar Magia Simpatética.
Los chamanes, como veremos más adelante, convocaban para fines determinados a la fuerza a la que hicimos referencia, a través de sus danzas y rituales y de todas las técnicas de éxtasis

Sin embargo, la función que cumplía o cumple todo chamán, para la cual adquiría el maná, es doble, pero podría unificarse en una sola acción, dado que el chamán cura a través del espíritu, por tanto, es sacerdote y médico. Sin embargo, no damos a éste tipo de sacerdote la característica del sacerdote convencional, tal cual lo conocemos, que al decir de Joseph Campbel, establece una diferencia con el chamán:

“La diferencia entre un sacerdote y un chamán, es que un sacerdote es un funcionario, en tanto que un chamán es alguien que ha recorrido una experiencia. En nuestra tradición, es el monje que busca la experiencia, mientras que el sacerdote es el que ha estudiado para servir a la comunidad”.(7)

Lo que hace que a través de lo chamánico encontremos la esencia del hombre, lo sagrado, es el hecho de que el chamanismo es un sistema establecido en todo el mundo, pues todas las tribus originarias de cada continente, han tenido y tienen grupos o comunidades que practicaban y practican el chamanismo. Cada tribu tiene a su sacerdote y a su médico, en algunas de ellas, esta función era cumplida por separado, es decir, por dos personas, sin embargo, cada una de ellas tenía la misma preparación. Vale agregar que si bien el chamán cumplía ambas funciones, esto no significaba que cualquier hombre-medicina o cualquier sacerdote, fuera chamán.
Mircea Elíade marca esto con especial claridad al decir que “el chamanismo es la técnica del éxtasis”, determinando que si el sacerdote o el médico no dominaban éstas técnicas, no eran chamanes.

“EL CUERPO COMO INSTRUMENTO DE LA INICIACION SHAMÁNICA

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 03/06/2005 0:10

“EL CUERPO COMO INSTRUMENTO DE LA INICIACION SHAMÁNICA”

por Jacques M. Mabit

1. Introducción

Queremos dar a conocer brevemente unos elementos de los resultados de
una investigación que llevamos a cabo desde hace dos años en la Selva
Alta del Perú, en Tarapoto, Departamento de San Martín.

Quise acercarme a las prácticas de los curanderos de esta zona con el
ojo del médico y con la sensibilidad del hombre.

Para conocer desde adentro las prácticas curanderiles de los
curanderos mestizos de la zona y de los indígenas de los pueblos de
Lamas y Chazuta hemos escogido la investigación participante que
supone en este caso volverse aprendiz de un “maestro” y seguir las
pautas que nos indique éste para lograr introducirnos en el sistema
de representaciones mentales y en las prácticas curativas.

En toda la hoya amazónica, el verdadero shamán se inicia mediante
técnicas precisas y rigurosas en las cuales se compromete totalmente,
utilizando su propio cuerpo como receptor del macrocosmos y de las
fuerzas que lo animan y a la vez inductor de una auto-exploración de
sus bloqueos personales ligados a su historia personal, sus herencias
familiares, culturales, colectivas : en suma del microcosmos del cual
es portador.

El acercamiento puramente racionalista de la realidad shamánica deja
oculto el mundo llamado “mágico” demasiado rápidamente encasillado
bajo conceptos o sistematizaciones reduccionistas que no hacen más
que aplicar un discurso sobre una realidad que no encaja en la
estrechez del vocabulario convencional o del logos lineal causalista.

2. Qué propone el maestro?

La enseñanza del maestro no se hace a través de las palabras, del
discurso: el maestro habla muy poco y sólo controla las experiencias
para evitar al aprendiz perderse en los laberintos de su inconsciente
o del espacio-tiempo mítico en el cual recién se adentra su
discípulo.

Por lo tanto, la enseñanza es un auto-descubrimiento conseguido
mediante técnicas cuya finalidad es provocar modificaciones de
estados mentales que dan al alumno la capacidad de percibir
directamente, sin intermediario, los aspectos de la realidad que
generalmente escapan su conciencia ordinaria, cotidiana y “normal”,
especialmente cuando se trata de personas como yo, que viven en un
medio urbano, occidentalizado donde se han perdido los vínculos con
la naturaleza.

Se acrecientan las percepciones de los sentidos (5) habituales para
permitir ver, escuchar, oler, tocar y saborear más allá de la
realidad fenomenal (el mundo de las apariencias o maya de la
filosofía hindú) y descubrir tras de ella los otros aspectos de la
realidad invisible, ocultos, enmascarados solamente en la medida que
hemos apagado las funciones del cerebro derecho.

Para un médico formado en una universidad francesa, educado en un
medio formal, racionalista, positivista, el acceso a un nuevo
pensamiento exige una gimnasia mental muy exigente. El instrumento de
la lógica causalista no permite abarcar todo los aspectos del
universo mitológico que hace sumamente difícil la aventura de la
investigación en este campo obligando al abandono momentáneo de su
formación para ir hacia una verdadera “información” en el sentido
etimológico de la palabra que es “formación desde adentro”, donde
surge la “verdad” del conocimiento ancestral gravado en las
profundidades de nuestras células en el código genético, engramado en
las estructuras básicas de las zonas prehistóricas de nuestro cerebro
como el rinencéfalo, el paleo-cerebro, los núcleos grises y lo que se
considera clásicamente y en forma atrevida como vestigios atrofiados
de nuestro pasado biológico.

En la universidad, se nos enseña que lo mental tiene que ver con el
cerebro o el sistema nervioso y en base a ello ha estructurado
especialidades como la psiquiatría, la psicología, la psico-
farmacología, etc.

Sin embargo, lo que llama la atención es que el shamán nunca se
refiere a esta dualidad de cuerpo y mente sino que evoca únicamente
el cuerpo, como receptáculo a la vez de la materialidad como de la
psique. Agrega además una tercera dimensión, la del espíritu que
trasciende a ambas, constituye la esencia del ser humano y si bien
esta vinculado al soma, en otras palabras está encarnado, preexiste a
éste y no depende definitivamente de él. En otros términos el enfoque
sumamente pragmático del shamán considera que el cuerpo es el mental
localizado, que el pensamiento, los afectos, las emociones están
ubicados dentro del espacio-tiempo en la materialidad del cuerpo. Más
bien el espíritu es inmaterial, inalterable, trascendental y por lo
tanto permanece cuando desaparecen cuerpo y mente.

Ahí es sumamente importante distinguir mente y espíritu (o alma). El
espíritu no se deja perturbar o afectar por las emociones, los
sentimientos, no tiene localización en el espacio-tiempo de Euclides,
pertenece al tiempo-espacio mítico caracterizado por su infinidad, su
eternidad que en otros términos diríamos como a-temporal, carente de
la noción de distancia y de duración.

3. Métodos de enseñanza y trabajo

En su vida terrestre, el individuo tiene por única posesión su propio
cuerpo. Este constituye la materia prima que permite acceder a la
plena consciencia, al espíritu realizado e iluminado si es que se
utiliza en forma correcta.

En la zona amazónica, la iniciación shamánica “trabaja” sobre el
cuerpo mediante técnicas empíricas cuyo núcleo es el empleo de
sustancias psicotrópicas. La más importante es el Ayahuasca o
Banisteriopsis caapi, liana amarga que se prepara en una mezcla con
otras plantas cocinadas hasta conseguir un brebaje espeso y amargo
que se toma en sesiones nocturnas.

Esta preparación se llama comúnmente la “purga” porque produce una
intoxicación controlada permitiendo limpiar el “cuerpo-mente”.

La toma de Ayahuasca para fines curativos o iniciáticos supone una
serie de reglas muy estrictas, períodos de aislamiento en la selva,
ayunos, dietas, evitamiento del sol, de la lluvia, del contacto con
el fuego, la abstinencia sexual, el evitamiento de olores fuertes,
dieta sin sal…Todos esos métodos no son meramente simbólicos, no
constituyen una manera metafórica de concebir la vida, una simbología
con alcances culturales…sino expresan un conocimiento sumamente
fino y elaborado del manejo del cuerpo, un conocimiento también de
los riesgos, de los peligros de la intoxicación descontrolada para la
cual existe todo un cuerpo de técnicas preventivas y de emergencia.

La ingestión de estos brebajes inducen nuevos estados mentales sin
pérdida de la consciencia, sin desubicación en el espacio-tiempo, sin
desvanecimiento de la identidad de sí mismo, sino más bien una
amplificación de esa, una superación del ego freudiano al gran EGO
impersonal (ELLO) en el cual el mundo mítico presenta cualidades
siempre ambivalentes (y no ambiguas).

En otros términos, la solución de continuidad, la separación que
introduce la sistematización racionalista, desaparece y se
reconstruye una unidad del ser (borra la neurosis), una reintegración
de la persona al cosmos (borra aspectos disociativos psicoides). La
exploración de su micro-cosmos vuelve a ser a la vez una lectura
también del macro-cosmos, el ser humano siendo portador en su cuerpo-
mente de todas las fuerzas y estructuras del universo.

El conocimiento de si mismo es ante todo un conocimiento de su
propio “cuerpo” o como lo llaman las tradiciones de “sus cuerpos” (a
veces llamados cuerpo vital, astral, energético, espiritual…).

El restablecimiento de la continuidad con el macrocosmos permite
entonces comunicarse con las “energías, fuerzas, espíritus,
genios…” que animan la naturaleza, las plantas, los animales y el
mundo calificado en forma abusiva de inanimado.

Son entonces las plantas o mejor dicho el “espíritu” de las plantas,
sus “madre”, que enseña directamente al iniciado, que le reintroduce
en un estado de estrecha empatía en el cual el “lenguaje” de la
naturaleza se vuelve de nuevo comprensible.

De un punto de vista médico diríamos que es echa de nuevo un puente
entre los dos cerebros, el izquierdo y el derecho. El izquierdo es el
único utilizado y educado, adiestrado en la sociedad occidental
contemporánea. EL cerebro derecho, el cerebro de la intuición, del
arte, de la capacidad mediumnica, divinatoria, queda generalmente
atrofiado.

Las pócimas que caracterizamos peyorativamente de alucinógenas
permiten despertar y reeducar el cerebro derecho. Entonces, las
funciones latentes, el potencial dormido se anima de nuevo y nos da
acceso a un conocimiento complementario de la realidad.

El uso de las sustancias psicotrópicas en el marco ritual, con las
precauciones de la iniciación, no induce jamás una dependencia o una
adicción.

El ser moderno funciona de manera destabilizada, con un solo cerebro
hipertrofiado y otro atrofiado. Es un cojo mental como lo es
el “diablo” o satanás de la biblia o el “chullachaki” en la mitología
selvática.

Los sueños y la visiones inducidos por el ayahuasca son
representaciones de la realidad profunda que tienen un carácter
pedagógico para quién sabe manejarlas. Ese es el trabajo del maestro.
Sólo son accesibles con el enfoque del cerebro derecho. La
interpretación racionalista del cerebro izquierdo lo reduce a
conceptos “folklóricos”, poéticos… en fin lo traduce como un
conocimiento vano, inútil e ineficaz.

El shamán es un ser ante todo pragmático y realista, sumamente eficaz
y concreto cuando tuvo una seria iniciación y se comprometió con
ella. El trabajo sobre el cuerpo es de gran exigencia y el
crecimiento del poder se conquista, no se puede robar.

4. Uso del cuerpo

Su cuerpo siendo “preparado”, las energías circulan, el shamán las
consigue desde la naturaleza (los aliados). Luego utilizan su propio
cuerpo para curar, asimilando las energías desubicadas de su paciente
y equilibrando, armonizando la fuerza vital del paciente.

Su cuerpo se vuelve receptor o emisor de “energías”.

Las energías perturbadas provocan disturbios a la vez físicos y
mentales. Un disturbio mental necesita en primer lugar de un
cuidado “físico”. Nos encontramos al punto exactamente opuesto a las
técnicas convencionales de psicoterapia que se mantienen generalmente
a distancia del cuerpo (control de la transferencia y contra-
transferencia) y se focalizan en la mente, el discurso del paciente,
el logos, la palabra, el verbo.

Dichas energías pueden ser perturbadas también por elementos de la
naturaleza (cargas energética de sitios especiales, de ciertos
animales, de olores, de objetos…0 o voluntariamente es actos de
brujería que consisten a introducirse en forma sutil en el “cuerpo”
del enemigo para desestabilizarlo.

La curación del shamán considera entonces no solamente el cuerpo del
individuo pero también el lugar donde esta su casa, la limpieza de su
negocio…La mala suerte vuelve a ser un elemento constitutivo del
cuerpo de uno y se puede igualmente curar en base de un trabajo
físico.

5. Conclusiones

El entender las prácticas y representaciones del shamanismo pasa en
forma obligatoria por un trabajo su propio cuerpo, o sea por una auto-
experimentación.

Los conceptos de los shamanes pueden ser experimentados por
cualquiera y por lo tanto constituyen un cuerpo de conocimiento
asequible al estudio científico mediante la auto-experimentación
controlada.

Los discursos “simbólicos”, las explicaciones “socio-económicas” o la
interpretación metafórica del mundo shamánico no dan cuenta de la
realidad pragmática, realista, concreta, eficiente y coherente de la
práctica shamánica y tienden a reducirla a una poesía obsoleta, un
cuento cultural, una religiosidad primitiva cuyos alcances no
presentan mayor interés para nuestra sociedad “civilizada”.

Todo ello, lo formulamos luego de haber practicado con los
curanderos, experimentado sobre nuestro cuerpo, vivido íntimamente el
proceso iniciático y comprobado en carne y hueso los conceptos
expresados por los curanderos a través de su discurso mitológico,
poetizado…en fin sensible y bello.

Existe una necesidad de revisar los instrumentos conceptuales que
utilizamos tanto en medicina como en ciencias sociales para
comprender las medicinas tradicionales. Las nociones de “bio-
energía”, el cerebro holográfico de Karl Pribam, los Campos
morfogenéticos de Rupert Sheldrake, la Psicología Traspersonal…Por
ejemplo pueden constituir pistas a explorar para profundizar un campo
que nos queda ampliamente desconocido.”

El extasis chamanico

El extasis chamanico

Texto cortesia de: club.telepolis.com/meugenia1

Michael Harner fué el primero en definir al chamán como una persona que entra en un estado alterado de conciencia para conectar con una realidad que normalmente escapa a la razón, y usarla con el fin de obtener sabiduría y poder ayudar a otras personas. El estudio de este tema avanzó con la publicación del libro de Mircea Eliade “Shamanism: Archaic Techniques of Ecstasy”, publicado en Princeton en 1974 y el estudio de U. Marazzi “Testi delo schiamanesimo siberiano e centroasiatico”, aparecido en Turín en 1984. Mircea Eliade en su libro “Chamanismo y las Técnicas Arcaicas del Éxtasis”, concluyó que el chamanismo es anterior a las otras tradiciones espirituales en el planeta y que lo que es más distintivo en el chamanismo -pero no lo único- es el viaje a otros mundos en un estado alterado de conciencia.

Michael Harner fué el primero en definir al chamán como una persona que entra en un estado alterado de conciencia para conectar con una realidad que normalmente escapa a la razón, y usarla con el fin de obtener sabiduría y poder ayudar a otras personas. El estudio de este tema avanzó con la publicación del libro de Mircea Eliade “Shamanism: Archaic Techniques of Ecstasy”, publicado en Princeton en 1974 y el estudio de U. Marazzi “Testi delo schiamanesimo siberiano e centroasiatico”, aparecido en Turín en 1984. Mircea Eliade en su libro “Chamanismo y las Técnicas Arcaicas del Éxtasis”, concluyó que el chamanismo es anterior a las otras tradiciones espirituales en el planeta y que lo que es más distintivo en el chamanismo -pero no lo único- es el viaje a otros mundos en un estado alterado de conciencia.

Mircea Eliade dice en “Historia de las creencias y las ideas religiosas” que “los chamanes desempeñan un papel esencial en la defensa de la integridad psíquica de la comunidad. Son los campeones antidemoníacos por excelencia y luchan tanto contra los demonios y las enfermedades como contra la magia negra. Los elementos guerreros, que tanta importancia tienen en ciertos tipos de chamanismo asiático (coraza. lanza. arco. espada. etc.), se explican por la necesidad de luchar contra los demonios, verdaderos enemigos de la humanidad. De manera general se puede decir que el chamán defiende la vida, la salud, la fecundidad, el mundo de la «luz» contra la muerte, las enfermedades, la esterilidad, la desgracia y el mundo de las «tinieblas»”. También dice Eliade que el chamán, cuya vocación es señalada por alguna circunstancia extraña (un sueño, una enfermedad, un rayo) inicia su difícil aprendizaje, que puede durar muchos años y que se caracteriza por la experiencia iniciática de sufrimiento, muerte y resurrección ritual, vivida particularmente a través de rigores como el ayuno, dietas estrictas, veladas interminables, abstinencia sexual, dominio de la caza, la pesca y las artes cotidianas, conocimiento de las plantas medicinales y consumo de plantas psicotrópicas. En este tiempo, el iniciado aprende cantos, bailes, rezos, mitos y, en general, la cosmogonía y la historia de su pueblo.

Josep Mª Fericgla dice que el chamanismo no es una religión sino un conjunto de métodos extáticos ordenados a obtener el contacto con el universo paralelo, aunque invisible, de los espíritus y el apoyo de éstos en la gestión de los asuntos humanos, como pueda ser las curaciones de los enfermos. La cuna del chamanismo se situa en Siberia, desde donde pasaría al Nuevo Mundo durante las migraciones que poblaron el continente americano. Es muy probable que los cultos a Dionisos sean la evolución ya institucionalizada de tales prácticas chamánicas. Para otros autores como Hoppal (1997): “el chamanismo no es solamente una técnica arcaica de éxtasis, no sólo una fase evolutiva temprana de la religión y no sólo una manifestación psicomental, sino un complejo sistema religioso”.

“Las aventuras del chamán en el otro mundo, las pruebas a que es sometido durante sus descensos extático s a los infiernos y en sus ascensiones celestes recuerdan las aventuras de los personajes de los cuentos populares y de los héroes que pueblan la literatura épica. Es muy probable que muchos «temas», motivos, personajes, imágenes y estereotipos de la literatura épica sean, en última instancia, de origen extático, en el sentido de que se tomaron en préstamo de los chamanes cuando éstos narraban sus viajes y aventuras en los mundos sobrehumanos”. Estas palabras obtenidas de Mircea Eliade en “Historia de las creencias y las ideas religiosas” de buen seguro que debieron inspirar los trabajos de Carlo Ginzburg y, por otra parte, constituyen uno de los temas de estudio que más me apasionan.

Definición de la palabra chamán. Historia

La palabra “chamán” es de origen manchú-tungu y llegó al vocabulario etnológico a través del ruso. La palabra tungu original de saman (xaman) se deriva del verbo scha-, “saber”, por lo que chamán significa por tanto alguien que sabe, sabedor, que es un sabio. Algunas investigaciones etimológicas explican que la palabra proviene del sánscrito por mediación chino-budista al manchú-tungu. También he encontrado una definición de chamán en la que afirman que es una palabra siberiana, tungús, que viene a querer decir “el que trabaja con el calor o el fuego”, según del doctor Andrés Rodriguez Alarcón.

A mediados del siglo XVI Peucer describe la salida del estado cataléptico de los chamanes lapones de la siguiente manera: “trascurridos veinticuatro horas, al volver el espíritu… el cuerpo exánime se despierta con un gemido”. En comunidades de pastores nómadas los chamanes caen en éxtasis para obtener renos. Sus colegas de las comunidades agrícolas hacen lo mismo para obtener cebada, trigo o uvas. La similitud se rompe en un punto crucial. La catalepsia de los chamanes euroasiáticos es pública, pero la de Europa de los benandanti, por ejemplo, es privada. En ocasiones los asisten las mujeres, más raramente los maridos a ellas. Los chamanes en sus catalepsias públicas combaten en duelo aislado, mientras que en las catalepsias privadas participan en verdaderas batallas campales. En algunos lugares de Liberia se llega a chaman por vía hereditaria, pero lo normal es que el futuro chaman sea predestinado por una marca de nacimiento. La vocación coincide con la madurez sexual. Se manifiesta con frecuencia seguida de trastornos psicológicos, lo que los observadores europeos denominaron la “histeria ártica”. La muerte temporal, es decir, el éxtasis y la catalepsia, van seguidas de metamorfosis y cabalgatas a lomos de animales. Este tema vuelve a aparecer en los procesos de brujería, en cambio, el tema de las batallas por la fertilidad desaparece.

David Lewis-Williams trabajó sobre el arte de los San, un arte chamánico, y propuso interpretar el arte paleolítico de las cuevas europeas de manera semejante. Jean Clottes, un especialista sobre el arte prehistórico europeo, quedó seducido por esta hipótesis.

En los siglos pasados los viajeros europeos tenían una gran confianza en la verdad de sus propias creencias, por eso consideraban las de los demás pueblos como degeneradas y satánicas. En diferentes continentes los exploradores europeos encontraron individuos que alcanzaban el éxtasis de diferentes maneras. Estos exploradores calificaron esta conducta como repugnante y primitiva, olvidando que el judeo-cristianismo tuvo mucho que ver en sus orígenes con revelaciones y visiones de tipo extático. Nicolás Witsen, diplomático holandés en la corte del zar, dibujó en 1705 un chamán tocado con cuernos de ciervo y golpeando un tambor, se trataba de un chamán tungús. Estos personajes eran especialistas en entrar en trance con el fin de curar a los enfermos, causar cambios climáticos, predecir el futuro, controlar los desplazamientos de los animales y conversar con los espíritus y los animales-espíritu.

También los sacerdotes católicos describieron prácticas de este tipo en América Central y del Sur, contando que los chamanes eran personajes que después de consumir bebidas tóxicas, afirmaban que abandonaban sus cuerpos y viajaban hacia mundos espirituales donde desafiaban a espíritus y monstruos espantosos. Los sacerdotes buscaron como explicación la posesión de estos individuos por el diablo. Lo mismo afirmaron en 1630 los sacerdotes franceses sobre los iroqueses de América del Norte.

La aparición de los chamanes se remonta a la Prehistoria, relacionada con la aparición del ser humano. En todos los periodos y lugares, la humanidad ha conocido estados de conciencia alterada estática o frenética, además de las alucinaciones. La capacidad de pasar, voluntariamente o no, de un estado de conciencia a otra de conciencia alterada, es una característica universal del sistema nervioso.

Estados de conciencia alterado

Estamos en “plena consciencia” cuando somos capaces de reaccionar a nuestro entorno de un modo racional, sin embargo, en esta etapa pasamos por estadios de extrema lucidez a otros más introspectivos, estados de reflexión que nos permiten dar un primer paso hacia el largo “continuum”. Este estadio, conocido vulgarmente como “estar en la luna”, puede hacernos olvidar aquello que nos rodea. Un estadio más allá en este “continuum” es el sueño, que algunos consideran como la etapa en la que se pueden tener percepciones furtivas, laicas, de un mundo que los “especialistas religiosos” visitan plenamente durante el trance profundo. Entre la vela y el sueño existe un estado intermedio, llamado sueño lúcido, en la que se pueden llegar a controlar las imágenes del sueño.

Me han parecido interesantes las palabras de Ana Iribas Rudín, investigadora de arte en la Universidad Complutense de Madrid: “Si entendemos que el estado ordinario de conciencia (el estado “normal” de nuestra vigila, el dominio del yo o ego) se encuentra en los niveles personales del continuum evolutivo de la conciencia , entrar en un estado alterado de conciencia (por ejemplo, soñar)— puede ponernos temporalmente en contacto con otros niveles de conciencia, diferentes —superiores o inferiores— al nivel en que nos encontramos habitualmente, y puede permitirnos acceder a los modos cognitivos propios de esos niveles (en el sueño puede darse un pensamiento mágico, o puede haber una revelación mística). En otras palabras: el conocimiento de diversos estados alterados de conciencia resulta en una ampliación de la conciencia”.

Durante el trance profundo se experimentan cosas que no están ahí, es decir, se tienen alucinaciones que pueden ser felices o terroríficas. No son simplemente visiones, porque los sentidos participan de ellas sintiendo olores, sonidos y gustos.

Hay diferentes causas que pueden ocasionar el trance. Unas son de carácter patológico, como la epilepsia del lóbulo temporal, la migraña y la esquizofrenia que producen alucinaciones. Algunos antropólogos creen que la mayoría de los chamanes eran personas con enfermedades mentales que supieron sacar beneficio de su problema. Pero también se puede inducir el trance en personas sanas, gracias a medios diversos, como el consumo de drogas psicotrópicas, las privaciones sensoriales (ausencia de luz, ruidos…), el aislamiento social prolongado, el dolor intenso, las danzas extenuantes, los sonidos insistentes y rítmicos, los cantos salmodiados…

Etapas del trance

Las investigaciones neuropsicológicas señalan tres etapas, que se pueden superponer entre ellas, no siendo necesario que cada individuo pase por todas ellas.

– En el primer estadio se ven formas geométricas, como puntos, zigzags, parrillas, conjuntos de líneas o de curvas paralelos entre sí, meandros… Los colores son centelleantes; las formas se mueve, se alargan y contraen y se entremezclan. Con los ojos abiertos adquieren un aspecto luminoso y se proyectan sobre cualquier superficie, como un proyector de diapositivas.

– En el segundo estadio se intenta racionalizar el significado de las percepciones geométricas. Inmediatamente entramos en el torbellino de un túnel, un estadio intermedio que nos conduce al tercer estadio. Al final de túnel se ve una luz viva, en los laterales del torbellino aparece un enrejado derivado de las imágenes geométricas del estadio primero, en forma de animales o personas. A la salida del túnel todas las cosas parecen intensamente reales.

– En las alucinaciones del estadio tres las representaciones aparecen proyectadas sobre las superficies que rodean a los chamanes, los cuales permanecen con los ojos abiertos. Al mismo tiempo, las superficies se animan, los relieves son vistos en tres dimensiones con unos colores más fuertes, y acaban moviéndose y transformándose en algo vivo. El individuo siente que puede volar y se transforma en pájaro o en otro animal, también en formas geométricas. Los significados atribuidos a las formas geométricas, a los objetos y las alucinaciones están condicionados por la cultura recibida por cada chamán. Las sensaciones físicas experimentadas durante el trance comprenden picores y temblores; otros siente que su cuerpo se cubre de pelos; muchos experimentan la proximidad o creen poseer un poder sobrenatural invisible.

Luc de Heusch (1973) -etnógrafo y cineasta belga- distingue el chamanismo de la posesión como dos modos distintos de acercarse a lo sagrado. En el primero el chamán conserva la integridad de su personalidad psíquica, adquiere poderes con los que mueve su alma a voluntad en busca de las que están perdidas o enfermas. La posesión sería entonces, como una especie de inversión, el descenso de divinidades o espíritus y su encarnación en alguien que pierde, ante eso, su voluntad. Los estados profundos de la conciencia alterada pueden ser interpretados como una posesión espiritual o como una pérdida del alma. La posesión se da en las sociedades agrícolas y el enteógeno utilizado es una bebida alcohólica, del tipo vino o cerveza, que produce una desinhibición de la conciencia, una embriaguez de tipo orgiástica, en el sentido etimológico de orgía (confusión), en la que parece que un espíritu exterior -bueno o malo- penetra en el interior de nuestro cuerpo, del que se apodera. El estado de trance con posesión está presente en todas las culturas, tanto en África como en América, en Asia o Europa y Australia. Mientras se produce, la persona deja de ser propiamente ella misma. Queda alienada, convertida en alguien ajeno. En tales estados se da una disminución de la capacidad de autocontrol por parte del sujeto. Al mismo tiempo, está disminuida su capacidad de darse cuenta de lo externo. Como ejemplo, en los estados de trance del vudú caribeño. El otro tipo de éxtasis, el abandono del alma, se da en las sociedades de cazadores-recolectores, con utilización de hongos como enteógenos, en los que la experiencia extática se asemeja a un vuelo, a una elevación del espíritu del chamán que llega a contemplar desde lejos el propio cuerpo, como si lo hubiera abandonado el alma. Como estudiaremos en otro apartado, Antonio Escohotado afirma que cada tipo de experiencia extática tiene como reflejo unos ritos religiosos diferentes: a la posesión y consumo de bebidas alcohólicas -sociedad de agricultores y ganaderos- corresponderían los ritos de sacrificios humanos destinados a aplacar a unos dioses coléricos, mientras que el abandono del alma es más propio de los chamanes, en los que se practican ritos de comunión en los que se consume el cuerpo y la sangre de los dioses.

Los chamanes del todo el mundo afirman que vuelan hasta lugares lejanos o a otros mundos habitados por espíritus y monstruos. Los relatos de vuelos y viajes entre las brujas medievales se deben a la entrada en trance de las brujas. Algunos dicen que se conseguía el éxtasis mediante la utilización de ungüentos mágicos preparados con belladona, beleño y mandrágora (Harner, “Alucinógenos y chamanismo”).

La sensación de elevarse se expresa en las historias de chamanes que ascienden al cielo mediante una escalera, un árbol o un poste. Yo diría que también en las historias de descenso al fondo de un pozo, sima, mar… es decir, lo opuesto al vuelo, como el descenso bajo tierra. El descenso bajo tierra se explica por las sensaciones del torbellino que producen oscuridad, aturdimiento y dificultades para respirar. La entrada en una cueva no hace más que reproducir ese torbellino; el aislamiento social, la privación sensorial y el frío inducen al trance. Sólo falta dibujar figuras en las paredes para afirmar que ya tenemos la representación perfecta del trance.

El cosmos chamánico se compone de tres niveles: el de la vida cotidiana, un mundo superior y otro inferior, localizados topográficamente en arriba, en la tierra y bajo tierra.

Características del chamán

Jean Clottes y David Lewis-Williams en “Los chamanes de la prehistoria” (Colección Ariel Prehistoria) restringen la aplicación del término chamán a quienes, en las sociedades de cazadores-recolectores, practican los ritos para alcanzar el éxtasis, con el objetivo de curar a los enfermos, predecir el futuro, encontrarse con los espíritus animales y controlar los animales reales mediante medios sobrenaturales.

Jean Clottes en una Ponencia defendida ante el 40 Congreso de Filósofos Jóvenes (Sevilla 2003) destaca entre los múltiples componentes del chamanismo señalados por Hultkranz en 1987 y Vitebsky en 1995, en primer lugar, la creencia en un cosmos complejo en el cual coexisten varios mundos, paralelos o dispuestos en niveles, que interactúan entre sí haciendo que la mayor parte de nuestros acontecimientos estén causados por el otro(s) mundo(s). En segundo, algunas personas se consideran capacitadas para entrar en contacto deliberadamente con el otro(s) mundo(s) para conseguir fines beneficiosos: sanar la enfermedad, mantener buenas relaciones con los seres sobrenaturales o restaurar la armonía quebrada, imprecar la lluvia en periodos de sequía, asegurar una buena caza o dirigirse al «Señor de las Animales» para que la caza pueda ser posible, predecir el futuro o maleficiar a un enemigo. Y en tercero, el contacto puede tener lugar cuando los espíritus favorables acuden, a menudo con formas animales, al chamán o al buscador de visiones. El chamán se identificará con su espíritu favorable. Puede también enviar su alma al otro mundo para encontrarse con los espíritus y obtener su ayuda. Todo esto tendrá lugar a través del trance. Finalmente, el chamanismo está ampliamente extendido entre los pueblos cazadores y la recolectores. Hasta hace poco, estaba presente en una enorme área que incluía el Ártico, desde Siberia a Canadá, Escandinavia, toda la América del norte y bajaba hasta el norte de la América del sur. Teniendo en cuenta que el hecho religioso se mantiene durante largos periodos de tiempo, incluso en sociedades dinámicas, y, también, el muy antiguo poblamiento de América en el Paleolítico Superior, en buena lógica deberíamos considerar como hipótesis previa la existencia de un fuerte entramado chamánico en las religiones paleolíticas.

Los chamanes prehistóricos no son los dobles de los chamanes siberianos, pero a nosotros no nos interesan las diferencias, sino el estudio de las similitudes, el constatar el extraordinario parecido que existe entre los chamanes de las diferentes partes del mundo, las cuales provienen de la manera en que el sistema nervioso humano reacciona en estado de conciencia alterada. El antropólogo catalán Josep María Fericgla autor de “Los chamanismos a revisión”, asegura que no se puede hablar de chamanes, sino de chamanismos, ya que los distintos chamanes difieren de la imagen clásica en función de su origen, su inclinación y sus objetivos; sin embargo, a mi me interesa lo que tienen en común y pienso que las diferencias son pocas y ocupación de coleccionistas de rarezas.

¿Convertirse en chamán o nacer?

La mayoría de chamanes se convierten en ello de manera voluntaria, aunque hay quien dice que lo es involuntariamente, porque ha sido poseído por un espíritu. Muchos de los que dicen serlo involuntariamente sufren enfermedades mentales. De hecho, una de las formas de acceder al chamanismo, según Mircea Eliade es haber superado una enfermedad; a continuación señala como otro factor determinante, el pertenecer a una familia de chamanes; junto a las anteriores, deben incluirse también otro tipo de llamadas, que se atribuyen genéricamente a los “espíritus”. Son señales, con valor profundo para un individuo concreto. Muchas veces esta llamada es sentida viniendo “desde arriba”. Esta llamada puede percibirse a través de los sueños, de sucesos extraordinarios o en medio de problemas individuales o grupales que precisan una solución radical. En el mundo del chamán los cielos y las montañas representan al mundo superior, más intelectual y espiritual. Lo que hay bajo el agua o bajo la tierra representa al mundo inferior, más físico. La montaña representa un lugar especial. En ella por analogía en contacto con lo superior en su estado mas original, allí se pueden alcanzar visiones, conectar con realidades benéficas, conocerse mejor a sí mismo o encontrar remedios para distintos problemas.

El joven indio americano que aspira a ser chamán escogerá un lugar aislado para retirarse, generalmente al borde de un precipicio o el interior de una cueva. Allí ayunará, meditará y se inflingirá dolores por medio de flagelaciones. Finalmente, el hambre, el dolor, la concentración intensa y el aislamiento social se combinarán para hacerlo entrar en trance. Entonces se le aparecerá un animal-espíritu, normalmente el que su sociedad le ha alentado a buscar, el cual se convertirá en su acompañante a lo largo de toda su vida, invistiéndole de su poder sobrenatural. Los trances siguientes serán más fáciles de alcanzar.

Entre los inuit (esquimales) es el chamán quien escoge a cinco o seis jóvenes entre 6 y 8 años en los que ve aptitudes. El viejo chamán busca un lugar alejado y secreto donde enseñar a sus discípulos. Después aísla a los niños en lugares alejados, cercad de una tumba o de un lago, y allí frota dos piedras una contra otra, sin cesar. Las privaciones prolongadas, el aislamiento y el movimiento rítmico de las piedras provocan el trance en el niño, al que se le aparece el gran oso-espíritu.

Muchos buscan en el nacimiento del niño un signo que delata su predestinación como chamán, el signum diavoli como se llamaba en la Edad Media, puede ser muy diverso y no necesariamente patológico, sino algo que haga distinto al individuo de los demás del grupo. El chamán puede ser por nacimiento, congénito, por vocación, por revelación, por posesión de un espíritu, por herencia. Para ser chamán congénito, por nacimiento, la tribu o los especialistas del grupo que atienden el parto, encuentran en el niño o niña desde que nace, algo distinto, algo que les diferencia de los demás, puede nacer con un icterus neonatorum, o con un naevus pigmentario, o las membranas secundinas sobre la cara, la “camisa” o saco amniótico, o nace de pie, o da un grito intrauterino (barrito). El que nace con algunos de estos signos es considerado chamán de nacimiento, porque trae señales de su poder. Es un chamán de nacimiento pero no basta aunque tenga la fuerza, el poder infuso. Hay que entrenarlos desde su infancia a las órdenes de otro chamán adulto y experto, para que llegue a desempeñar el puesto a que por nacimiento ha venido al mundo, entrenamiento que es duro y va acompañado de múltiples rituales y ceremonias hasta que es confirmado en su cargo y se le acepta como tal chamán, reconocido por el grupo.

Hay personas, como Michael Harner , que sostienen la creencia en que el chamán realiza el viaje con el fin de conocer en qué lugar determinado puede hallarse el remedio apropiado a un mal. Ellos argumentan contra la opinión científica que da como opción a tal sabiduría el resultado de generaciones de ensayo y error en la aplicación de remedios, que es imposible en el tiempo que generaciones de pueblos indígenas, de no más de una veintena de individuos, hubiesen tenido suficiente tiempo para experimentar los remedios, y que seguramente se hubiesen extinguido sino fuera porque el chamán, con la información obtenida en sus viajes en los que temporalmente se pone en contacto con otros niveles de conciencia, diferentes —superiores o inferiores— al nivel en que nos encontramos habitualmente, y puede permitirnos acceder a los modos cognitivos propio de un nivel superior, el cual nos facilita información sobre las propiedades medicinales de las plantas. La opción de ensayo y error ya habría terminado con la posibilidad de vida de ellos. Es este conocimiento superior el que puede justificar el fenómeno de que pueblos “primitivos” tengan conocimientos de cientos de remedios, y que incluso muchos de ellos no se empleen sino después de una elaboración que en algunos casos llega a más de diez pasos intermedios antes de administrar una droga ¿es que los indios conocen las propiedades de reacción química para poder hacer que algo que es venenoso se convierta en un potente medicamento? Estos fieles del chamanismo no creen que ello haya podido ocurrir sólo por la ley del ensayo y error, y piensan que la vida tiene muchos misterios. Efectivamente, pero hay que estudiarlos científicamente y resolverlos.

El acceso al mundo interior se produce -según los adeptos modernos- como consecuencia de la conciencia del chamán de cumplir una misión específica e intenciones serias. Tiene una tarea que cumplir. Sueña y controla el sueño. Recupera información valiosa sobre el sentido de su propia vida y muerte y del lugar que ocupa. Usará de sus animales guardianes o aliados de poder para recuperar la salud de una persona u obtener el conocimiento necesario. Terminado el viaje, regresa con todo el conocimiento que le permitirá ayudar a los demás. Actúa de canalizador de la energía espiritual o el poder que comparte con sus aliados personales en el mundo espiritual. El chamán suele trabajar en penumbra para poder ver claramente y no ser distraído por la realidad normal. Para entrar en el viaje chamánico, se ayuda de sonidos e instrumentos como las maracas, la flauta o el tambor, o el baile o la voz; o hace uso de plantas rituales o enteógenas. Hay muchas clases de viajes, el más típico es el viaje al mundo inferior. Los chamanes no realizan grandes viajes astrales, el chamán trabaja en el plano de la Tierra. Para llevarlo a cabo se sirve de un agujero o conexión entre los planos (real y no normal). Pueden ser cuevas, agujeros en troncos de árboles, charcas o arroyos, grietas entre las rocas o montañas, troncos huecos, rocas agujereadas, agujeros hechos ex-profeso para ello, máscaras, mandalas…). Todo lo expuesto en este párrafo es lo que creen los practicantes actuales del chamanismo, como ya habíamos advertido.

Neochamanismo

En su ensayo “Neochamanismo y el movimiento místico moderno” aparecido en la compilación de Gary Doore “El viaje del chamán, curación, poder y crecimiento personal”, Joan Townsend segura que el neochamanismo está ejerciendo una gran influencia en la mísitica moderna. Sitúa los orígenes del neochamanismo en la década de los sesenta del siglo pasado, cuando el movimiento hippie impulsó la idea de buscar el contacto directo con lo trascendente y cuando se produjo la conversión de algunos antropólogos que estudiaron con chamanes indígenas, en un intento por asimilar de primera mano los sistemas chamánicos, alejándose del punto de vista teórico y científico. Entre ellos destacaría a Michael Harner con los chamanes sudamericanos, Peter Furst y Barbara Myerhoff sobre el chamanismo huichol en el norte de México y los polémicos estudios de Carlos Castaneda, sobre su aprendizaje con el chamán-brujo yaqui llamado don Juan, también en el norte de México. Karina Malpica “incluiría también los estudios de Josep Maria Fericgla, aprendíz de los shuar (jíbaros) ecuatorianos; los de Jacobo Grinberg-Zimmerman, seguidor de Pachita y otros chamanes mexicanos; y los estudios de por lo menos dos de los destacados discípulos de la mítica oaxaqueña María Sabina, que son los doctores Salvador Roquet y Richard Yensen”.

En la actualidad el movimiento neochamánico plantea que al ser, en definitiva, el chamanismo un estado alterado de conciencia, un viaje a una realidad aparte, una forma de percepción extrasensorial, creado por la escenificación y el sonido de instrumentos como el tambor, ésta puede ser alcanzada a través de la reproducción y la recreación del ambiente e instrumentos que rodean al chamán. Así vemos un curso de capacitación chamánica (elaborado, por cierto, por un antropólogo) denominado “Harner Method”, “sistema diseñado para permitirles a los sujetos emprender sus propios viajes chamánicos de adivinación a la realidad no cotidiana, donde obtienen personalmente sabiduría y orientación espiritual directa, en respuesta a las cuestiones más importantes de su vida” (Harner, 1989: 247) que utiliza la tecnología electrónica en sustitución de los instrumentos musicales en vivo porque el sonido del tambor, escuchado por unos auriculares…tiene la ventaja adicional de no crear las molestias potenciales de los tambores en directo, en las estridentes condiciones urbanas.

En el terreno de la psicología y psiquiatría, una larga experiencia de más de dos décadas en el estudio de estados alterados de conciencia inducidos por drogas como el LSD se recupera en la denominada terapia holotrópica u holonómica, técnica desarrollada en los últimos diez años, que llega a los mismos resultados prescindiendo de sustancias psicotrópicas y utilizando métodos como la respiración controlada, la música evocativa, el trabajo corporal, los dibujos de mandalas y otros enfoques procedentes del chamanismo y de tradiciones no occidentales. El objetivo perseguido en estas técnicas es el de “facilitar la autocuración del paciente, ayudándole a adquirir conciencia y a reintegrar los elementos fragmentados del complejo mente-cuerpo” (Groff, 1989: 223) a través de un viaje mental de muerte y renacimiento que tiene bastante semejanza con los procesos rituales e iniciáticos chamánicos. En esta gente se nota una aversión hacia la utilización de sustancias enteógenas, que coincide con el creciente puritanismo que invade la sociedad occidental, el rechazo al LSD y al movimiento hippy y todo tipo de movimientos libertarios. Josep María Fericgla dice que en la actualidad se ha desvirtuado su función ancestral y hay toda una serie de impostores respondiendo a las demandas del mercado “new age”.

Otro de los nuevos caminos por los que van los neochamanes es el que expone Juan Ruiz Naupari, un chamán y psicólogo transpersonal peruano que coincide con la visión de Fericgla acerca de los chamanismos. Para él la verdadera esencia del chamanismo en sus orígenes fue el autodescubrimiento y no la brujería (para el autor, algo demoníaco, sin duda, como para Pierre de Lancre en el siglo XVII) o la simple sanación de síntomas físicos, asegura que el chamanismo original coincidía completamente con las enseñanzas de Buda, Krishna, Jesucristo y que su tarea consistía en regresar a la divinidad mediante el camino espiritual de conocerse a uno mismo. En principio, sería al revés, dado el origen remoto del chamanismo, es más fácil pensar que el budismo y el cristianismo son religiones de origen chamánico, pero resulta dificil admitir la veracidad de esta hipótesis, que sin duda nace más de la fé personal de Juan Ruiz, igual que Mircea Eliade tachaba de corruptos a los chamanes que utilizaban enteógenos para conseguir sus éxtasis. Toda una declaración de fervor religioso integrista a medio camino del espiritismo.

Las tres zonas cósmicas y el pilar del mundo

El animismo concibe todo lo creado como estructurado en tres zonas -cielo, tierra e infierno-, unidos o atravesados por un pilar que se ha simbolizado en las distintas culturas bien por un árbol, bien por una montaña o una columna. Pero estas tres zonas no tienen por qué tener una estricta realidad física: también el propio mundo interior tiene la misma estructura y en el “Árbol Cósmico de Yggdrasil” de las antiguas culturas del Norte de Europa el nivel celestial corresponde al mundo de lo superior (de lo supraconsciente), mientras que la tierra, el mundo intermedio, es la zona de la conciencia del yo y el infierno pertenece a lo inconsciente o subconsciente.

Curación chamánica

El doctor Andrés Rodriguez Alarcón afirma, basándose en Kenneth Meadows “Iniciación chamánica” Ed. Martínez Roca, que casi todos los ritos chamánicos comienzan con una purificación del oficiante, del paciente y de sus acompañantes. Puede hacerse a través de una fumigación con hierbas sagradas, por un baño ritual o por el antiguo sistema del vapor que ha dado origen a las saunas finlandesas o a los baños turcos. Después el brujo efectúa su diagnóstico -en estado de relajación- mediante el sonajero o el péndulo. Cuando percibe un cambio en el sonido se esfuerza en ver -a través de su visión interior- la alteración producida en esa parte del cuerpo del enfermo. Con el péndulo, la técnica es bastante parecida y se usa para confirmar la existencia de áreas con bloqueo de energía. El chamán cura a base de consejos de régimen de vida que entienda pueden armonizar al paciente con el mundo que le rodea. Utiliza las hierbas, los regímenes de alimentación y la relajación, la presión o la aplicación de cristales al modo védico. Pero en muchas ocasiones puede entrar en un estado alterado de conciencia para acometer una curación directa intentando equilibrar “desde dentro” las alteraciones que advierte en su cliente.

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Mujeres que Corren con los Lobos

Mujeres que Corren con los Lobos
Extracto del libro de Clarissa Pinkola Estés
Capítulo 1
El Aullido: La Resurrección de la Mujer Salvaje

La Loba, la vieja, La Que Sabe, está dentro de nosotros. Florece en el más profundo psique del alma de las mujeres, la antigua y vital Mujer Salvaje. Ella describe su hogar como ese lugar en el tiempo donde el espíritu de las mujeres y el espíritu de los lobos hacen contacto -el lugar donde su mente y sus instintos se mezclan, donde la vida profunda de una mujer consolida su vida mundana. Es el punto donde el Yo y el Tú se besan, el lugar donde las mujeres corren con los lobos.

La Madre Creación es siempre la Madre Muerte y viceversa. Debido a esta doble naturaleza o doble labor, el gran trabajo frente a nosotros es aprender a entender qué cosas a nuestro alrededor, acerca de nosotros y dentro de nosotros deben vivir, y cuáles deben morir. Nuestro trabajo es entender el momento de ambos sucesos; permitir que muera lo que tiene que morir, y que viva lo que tiene que vivir.

Puedes mellar el alma y doblegarla. Puedes herirla y dejarle cicatrices. Puedes dejar las marcas de la enfermedad en ella, y las marcas ardientes del miedo. Pero el alma no muere, pues La Loba la protege en el mundo subterráneo. Ella es a la vez la que encuentra los huesos y la que los incuba.

Las personas practican la meditación para encontrar alineación psíquica. Por eso las personas practican la psicoterapia y el análisis. Por eso analizan sus sueños y crean arte. Por eso muchos leen el Tarot, el I Ching, bailan, tocan el tambor, hacen teatro, husmean en la poesía, y encienden el fuego de la oración. Por eso hacemos todas las cosas que hacemos. Es la labor de juntar todos los huesos. Luego tenemos que sentarnos junto al fuego y pensar qué canción usaremos para cantar sobre los huesos, qué himno de creación, qué himno de re-creación. Y las verdades que digamos harán la canción.

Hay algunas preguntas buenas que hacerse mientras uno decide la canción, la verdadera canción propia:

” ¿Qué le ha sucedido a la voz de mi alma?
” ¿Cuáles son lo huesos enterrados de mi vida?
” ¿En qué condiciones está mi relación con el Yo instintivo?
” ¿Cuándo fue la última vez que corrí libre?
” ¿Cómo hago para que la vida cobre vida de nuevo?
” ¿A dónde ha ido La Loba?

Regresa y párate bajo esa única flor roja y camina de frente esa última milla, la más difícil. Acércate y golpea en esa puerta vieja y curtida por la intemperie. Sube hasta la cueva. Arrástrate a través de la ventana de un sueño. Escudriña el desierto para ver qué puedes encontrar. Es el único trabajo que tenemos que hacer.

¿Deseas consejo psicoanalítico?
Ve a juntar huesos.

Science, Spirits, and Core Shamanism – Ciencia Espíritus y Chamanismo Nuclear

Science, Spirits, and Core Shamanism – Ciencia Espíritus y Chamanismo Nuclear
Por Michael Harner – Traducción: Marianne Muñoz

Una version anterior de este artículo fue presentada a la reunion anual de la Sociedad Norteamericana de Antropología el 4 de diciembre de 1998 en Filadelfia
Los chamanes siempre han actuado sobre el principio de que los humanos son parte integral de la naturaleza, relacionados a otras formas biológicas y no superiors a ellas. Este principio “pagano” fue una de las muchas razones por las cuales la Inquisición persiguió a los chamanes europeos y por el que los misioneros occidentales condenaron a los chamanes indígenas en todo el resto del mundo. Estos misioneros consideraban el punto de vista chamánico contrario a las enseñanzas bíblicas sobre el origen del hombre y la mujer. Realmente, sólo una vez que Darwin hubo publicado “El Origen de la especies”1 y “La ascendencia del hombre” 2 fue que los occidentals comenzaron, en su mayoría a regañadientes, a volver a un reconocimiento general del parentesco del hombre con otros seres vivientes. Dicho de otra manera, el Occidente, por intermedio de la ciencia finalmente adoptó una posición, la misma por la cual había perseguido y ridiculizado a los chamanes por largo tiempo.

Otro principio básico implícito en el chamanismo es que existen dos realidades y que la percepción de cada una de ellas depende del estado de conciencia del individuo. Por lo tanto, aquellos que se encuentran en un “estado de conciencia ordinario” (ECO) perciben sólo la “realidad ordinaria” (RO). Aquellos que se encuentran en el “estado de conciencia chamánica” (ECC) son capaces de entrar y percibir la “realidad no ordinaria” (RNO). Se les llama realidades a ambas porque la experiencia de cada una es empírica. Se reconoce que cada una de ellas tiene sus propias formas de conocimiento y relevancia para la existencia humana. 3

La RNO no es una realidad consensual e indudablemente, si lo fuera, los chamanes no tendrían función alguna, ya que su responsabilidad es alterar su estado de conciencia y percibir lo que otros no pueden percibir. Una de las caracerísticas que distingue al chamán es la capacidad de moverse a gusto entre ambas realidades con disciplina y propósito para sanar y ayudar a los demás.

Un principio corolario es que las formas individuales que se encuentran en la realidad no ordinaria son reales en sí. Se les llama “espíritus” y el practicante chamánico los considera reales porque interactúa con ellos. Esta interacción implica percepción directa con todos los sentidos. En otras palabras, para el practicante chamánico la existencia de los espíritus no es una creencia ni una hipótesis, sino un hecho empírico (ver también Turner) 4. En RNO los chamanes ven, tocan, huelen y oyen a los espíritus; para ellos son tan reales como los seres humanos con quienes interactúan en la RO. A medida que desarrolla su trabajo, el chamán va descubriendo cuáles de los entes que ha encontrado son de ayuda personal o espíritus tutelares que ofrecen ayuda milagrosa para sanar y predecir.

Otro principio chamánico característico es el que dice que los miembros de todas las especies vivientes, incluído el hombre, tienen almas o espíritus personales que les acompañan toda la vida. Estoy definiendo el alma como la esencia espiritual de un individuo, necesaria para la vida de ese individuo. Así, está presente desde el momento de la concepción o el nacimiento, hasta la muerte; el grado en que esté presente puede variar. Cuando el individuo muere, el alma sigue existiendo, tal como existía antes del nacimiento pero varía el tempo que existe así como una entidad identificable. Para los practicantes chamánicos las almas son entidades identificables ya que tienen contacto directo con ellas en la realidad no ordinaria, lo mismo que con otros espíritus.
Por mucho tiempo la posición chamánica en cuanto a la realidad de los espíritus ha sido inaceptable para la ciencia occidental. Pese a que un espíritu, Dios, puede ser invocado ocasionalmente, como Einsten lo hacía frecuentemente, los “espíritus” o “almas” son anatema e inaceptables como parte del paradigma. Los orígenes históricos de esta actitud se encuentran en los ataques de la iglesia contra científicos pioneros como Galileo y Copérnico durante el Renacimiento y la Reforma. En reacción, durante la Iluminación la ciencia y la medicina occidental decretaron que las almas y los espíritus no existen y por lo tanto eran irrelevantes para el estudio científico y la práctica médica. Es posible entender esta posición, en su contexto histórico, sin embargo, su perpetuación hoy en día limita los parámetros científicos decretando a priori que cierto fenómeno no puede existir.

El resultado de esta infortunada situación es que el avance del conocimiento en el Occidente está limitado por una ciencia truncada cuyo talón de Aquiles es que se basa parcialmente en una creencia que no ha sido comprobada: la creencia que ni los espíritus ni las almas puedan existir. En términos reales, por supuesto que la ciencia jamás ha demostrado que los espíritus no existen. Y reprobar una teoría o falsedad es lo fundamental del método científico (cf Popper)5 Mientras la teoría de la existencia de los espíritus no sea falsa, por lógica no puede ser ignorada por la ciencia. En otras palabras, la posición de la ciencia en esta material es poco científica e, irónicamente, se basa en fe. En la ausencia de la ciencia, la investigación experimental sobre la existencia y propiedades de los espíritus ha quedado en su mayoría en manos de los chamanes. En miles de años y miles de culturas diferentes, independientemente en cinco continents los chames han realizado innumerables experimentos de sanación con sus clients, a menudo en situaciones de vida a muerte, con resultados que consistentemente apoyan la teoría de la realidad de los espíritus. Por esta razón, lo básico de la práctica chamánica indígena es extraordinariamente consistente en todo el mundo.

Mi trabajo personal del estudio de los espíritus comenzó en 1961. Entoces y luego en 1964 y 1973 me entrenaron chamanes de dos tribus diferentes del Alto Amazonas; también me dediqué a la investigación exhaustiva sobre el chamanismo a través del mundo para descubrir sus principios y prácticas básicas a través de las culturas. A estos fundamentos los llamé “chamanismo nuclear”.

Además de mi práctica privada de chamanismo y sanación chamánica, a comienzos de los años 70 empecé a enseñar el “chamanismo nuclear” a otros occidentals, para aplicación práctica en sus vidas y las de otros. En la última década, aproximadamente, he sido asistido en esta docencia por colegas de la Facultad Internacional para la Fundación de Estudios Chamánicos, un organismo sin afán de lucro fundado para estudiar, restaurar y enseñar el chamanismo y la sanación chamánica por todo el mundo.

La enseñanza y el uso de los principios básicos y prácticas del “chamanismo nuclear” han precipitado el rápido resurgimiento de las prácticas de sanación chamánica en el Occidente y en todas partes. Porque no imitamos ninguna tradición cultural específica sino que enseñamos los principios comunes que cruzan todas las culturas, el “chamanismo nuclear” se presta especialmente para ser usado por un occidental que quiera un sistema relativamente libre de toda cultura que pueda adoptar e integrar a su vida actual. Hoy, el “chamanismo nuclear” es la modalidad práctica dominante del chamanismo en casi todo el Occidente.

En mi libro, “The Way of the Shaman” (“El camino del Chamán) 6 se puede encontrar una pequeña introducción a algunos de los principios y prácticas del “chamanismo nuclear”. Sin embargo, la enseñanza práctica más importante en chamanismo, sea nuclear o indígena, no se encuentra en la literatura. Más bien es el resultado de la instrucción práctica de persona a persona, por ejemplo, por comunicación directa con los espíritus y por experimentación personal y práctica. Más aún, mucho de este aprendizaje práctico es inefable y por ende no se ha podido comunicar a los observadores y entrevistadores occidentals no participantes.

El desarrollo del chamanismo nuclear se ha basado en una combinación de trabajo en terreno e investigación a través de diferentes culturas, en experimentación continua con antiguas técnicas chamánicas para sanar, predecir y otras, y la práctica de estos métodos con clientes. Una y otra vez hemos encontrado que la existencia de los espíritus es una explicación consistente parsimoniosa de nuestros éxitos en el uso de métodos chamánicos.

Para asistir a otros que deseen continuar la investigación chamánica quiero ahora delinear brevemente la estrategia de investigación que yo desarrollé en los últimos treintaiocho años de práctica chamánica personal, investigación y docencia. Esta estrategia no es solo mía, pertenece también a la Fundación de Estudios Chamánicos. Fundamental a esta estrategia es el respeto por el conocimiento espiritual acumulado de las culturas chamánicas. Así los indígenas se consideran maestros, no objetos. Si sus enseñanzas resultan extrañas o incomprensibles, ese es problema nuestro, no de ellos y evidencia nuestra necesidad de aprender más, en sus términos.No importa cuán imposible sus palabras o afirmaciones puedan parecer a primera vista, nuestra premisa de entrada es que ellos saben de lo que están hablando. No debemos reducir sus puntos de vista por la aplicación prematura de actuales paradigmas explicatorios occidentales. Para que se entienda, son inocentes hasta que se compruebe la culpabilidad y generalmente hemos encontrado que nosotros somos culpables si es que no los probamos inocentes a ellos.

Para entender mejor el chamanismo y la sanación chamánica es preciso buscar experiencia personal activamente dondequiera y cuando quiera. Así, otro aspecto básico de mi estrategia es observación participante seria o “participación radical” en términos antropológicos contemporáneos, porque no basta simplemente ser espectador y entrevistador. Ejemplos tempranos de participación radical, antes de que se acuñase el término, incluyen al etnólogo Frank Cushing (quien participó en las prácticas espirituales de los Zuni) y James Mooney (participó en la Danza de los Espíritus de la Llanura y también ayudó a fundar al Iglesia Nativa Norteamericana). Ellos traspasaron los límites tradicionales de observación participante que se manejaba en trabajo antropológico en terreno, entrando en dominios más allá de las tareas domesticas diarias de las personas con quienes estudiaban.

Los estudios comparativos de reportes etnográficos son también parte importante de la estrategia para descubrir regularidades de práctica, que lleva a resultados, los que, por los estándares científicos normales del Occidente serían consideradon imposiblen. Esos pueden incluir viajes chamánicos a otros mundos, desmembramiento, posesión y desposesión, comunicación con los muertos, servir de medium, trabajo detallado de predicción para desconocidos y sanación milagrosa.

A continuación en la estrategia viene el empleo experimental de prácticas para determinar si son replicables. La replicación de los resultados depende del descubrimiento, a través de dicha experimentación, de los principios fundamentals que están operando. Uno de esos es que existen espíritus tutelares (que ayudan) compasivos dispuestos a asistir al chamán para que alivie el sufrimiento, el dolor y la ignorancia espiritual. La aplicación de esos principios posibilita que terceros repliquen los resultados.

En esta estrategia experimental la inducción y la deducción juegan roles interdependientes siendo especialmente importante la inducción en las etapas primarias de las líneas de investigación. A medida que se avanza, se descubren los principios deductivos y se empiezan a emplear para lograr resultados predecibles. Cuando se emplean estos principios, incluyendo el de la realidad de los espíritus, los resultados son tan replicables que es posible enseñar cursos orientados experimentalmente a muchos alumnos con resultados confiables para sus propios experimentos. En otras palabras, la Fundación para Estudios Chamánicos es un laboratorio de chamanismo pionero en la ciencia de los espíritus y sus alumnos aprenden a emplear su conocimiento de los espíritus para obtener éxito en su práctica chamánica personal.

Usando los principios chamánicos nucleares, incluyendo el de la existencia de los espíritus, los estudiantes avanzados, con la ayuda de sus espíritus tutelares, son capaces de realizar no solo sorprendentes actos de sanación sino también rituales chamánicos clásicos como los del chamán atado o “la carpa que se sacude” conocido de una u otra forma por los indígenas de Norteamérica y el Ártico. Si hubieran sido sólo espectadores, en sus mentes habría quedado la duda de si esos rituales eran solo ilusorios o falsos. Pero por el hecho de participar como practicantes, ellos saben por conducto directo que no hay falsedad, como sucede cuando están atados firmemente con cordeles y de repente las ataduras se caen. 7

Este fenómeno se puede explicar de acuerdo a los principios científicos de parsimonia y la explicación parsimoniosa es que los espíritus son reales. Esto no sugiere que uno evite buscar explicaciones no espirituales para el fenómeno chamánico. Hasta ahora, sin embargo, ninguna explicación no espiritual del fenómeno chamánico ha sido tan efectiva como el principio de la realidad de los espíritus, lo que no es sorprendente ya que se ha examinado y lo apoyan en contexto chamánico a través de las culturas por miles de años.. El hecho de que las personas que lo han probado sean analfabetas y no lleven delantales blancos no hace sus experimentos, con pacientes y en situaciones de vida o muerte, menos dignos de respeto.

No pretendo aquí tratar de persuadir a nadie de estos puntos de vista sólo por medio de palabras; eso significaría pedirle al lector que tuviera fe en que yo no estuviera equivocado. Este tipo de persuasion de la realidad ordinaria no es la estrategia del chamanismo ni de la sanación chamánica. El chamanismo es un camino de conocimiento, no de fe y ese conocimiento no puede venir de mi ni de otra persona en esta realidad. Para adquirir este conocimiento, incluyendo el de la realidad de los espíritus, es preciso cruzar el umbral de las puertas del chamán y adquirir evidencia empírica.

El camino está abierto y el primer paso necesita sólo, como lo haría para un verdadero científico, curiosidad honrada, una mente abierta y un poco de valor. Una vez cruzado el umbral, las preconcepciones son reemplazadas por experiencia personal y uno mismo puede examinar la validez de los principios de la realidad de los espíritus. Un pequeño aviso, sin embargo, a aquellos que llegan recién a la práctica: tú y tu perspectiva de la realidad jamás volverán a ser las mismas porque al cruzar ese umbral sera el comienzo de un cambio tremendo en el paradigma, no solo para ti pero finalmente para los parámetros de la ciencia y la ciencia por fin no estará truncada por una suposición etnocéntrica y cognocéntrica a priori de lo que es imposible.

* Una version previa de este artículo fue presentada a la reunion anual de la Sociedad Norteamericana de Antropología el 4 de diciembre de 1998 en Filadelfia

El significado de enfermedad y curación en el chamanismo y en la

El significado de enfermedad y curación en el chamanismo y en la
medicina moderna 
Jean Achterberg

La palabra curar, así como todos sus derivados, son términos vagamente
pérfidos en la medicina moderna, en la que curandero es sinónimo de
matasanos o de «evangelista untuoso y charlatán». En realidad, desde el
punto de vista de la ciencia contemporánea, incluso la capacidad natural
de un individuo para curar prácticamente todo trauma mental, corporal y
espiritual recibe escaso reconocimiento en términos de investigación,
así como tampoco se suele otorgar crédito alguno a su propia capacidad
de recuperación. La remisión espontánea de una dolencia se tilda de
anomalía, el efecto placebo supone un fastidio para la investigación y
toda enfermedad que no se ajuste a las estadísticas es groseramente
calificada de diagnóstico erróneo, remisión temporal, o simplemente
histeria. Claramente, la curación no goza de popularidad.

En cualquier caso, ¿qué significa curar o ser curado? Las «claves» que
uno acepte como representativas de la curación varían enormemente y son
distintas para cada cultura. En las culturas chamánicas tradicionales,
la curación guarda escasa relación con la remisión de los síntomas
físicos. Se refiere más bien a formar un todo o a armonizar con la
comunidad, con el planeta y ciertamente con las circunstancias privadas
de uno mismo. Esto puede ir, o no, acompañado de la curación física, e
incluso cabe que el paciente fallezca, lo que inspira una enorme
desconfianza, evidentemente, entre los observadores ajenos a dicha
tradición. Después de todo, ¿qué clase de curanderos son esos chamanes,
si sus pacientes se mueren? Sin embargo, desde el punto de vista del
chamán, el curso de la vida y la muerte carece de importancia, ya que no
son más que distintas experiencias a lo largo del continuo de la
existencia.

Evidentemente, la actitud chamánica sugiere una definición bastante
diferente de curación que aquella con la que la civilización occidental
está primordialmente familiarizada, es decir la de «regresar a la
normalidad», normalidad que se define culturalmente de acuerdo con unos
niveles creados por los miembros de dicha sociedad. Es oportuno
mencionar aquí el siguiente comentario de un curandero indio: «Con la
medicina del hombre blanco, uno sólo vuelve a ser como antes; con la
medicina india, uno puede llegar a ser incluso mejor».

No obstante, cabe destacar que el espíritu humano emerge frecuentemente
victorioso, incluso del más atroz de los tratamientos médicos. En esta
cultura, la gente supera creativamente las enfermedades, aprende de
ellas y las trasciende. Y para el terapeuta, la posibilidad de
participar en este viaje con pacientes muy excepcionales y a menudo
gravemente enfermos, supone un gran don y una fuente de sabiduría. Claro
que no todo el mundo es capaz o está dispuesto a hacerlo, y se suele
precisar mucho apoyo para realizar el esfuerzo necesario.

El viaje de autotransformación

Existe un claro paralelismo entre el viaje de crecimiento personal que
emprenden los que atraviesan una enfermedad de suma gravedad y el viaje
de iniciación del curandero. Ahora estoy convencida de que, para el
curandero, dicho viaje significa un progreso más o menos constante en su
labor simultáneamente alegre y dolorosa de autoconcienciamiento y
autodesarrollo, además de un compromiso con su misión de servicio. En
las sociedades chamánicas tradicionales, se consideraba dicha
transformación como parte imprescindible de la formación del curandero
para el correcto ejercicio de su vocación, mientras que en la medicina
moderna ha sido prácticamente olvidada. No obstante, la senda
tradicional de autodescubrimiento emprendido por los curanderos
indígenas durante su proceso de iniciación, cuenta con un prototipo
moderno que adquiere cada día mayor popularidad. Dicho viaje
transformador no sólo es compatible con la medicina moderna, sino
esencial para ella. La sabiduría de la curación sólo podrá progresar si
se combinan inteligentemente los mejores aspectos de todos los sistemas.

Utilizando mi experiencia como ejemplo, diré que el viaje de iniciación
no tuvo lugar en preparación para mi trabajo sino a causa del mismo.
Además, no fue una elección consciente, ni siquiera fue el deseo lo que
impulsó el proceso. Existe un proverbio latino que dice «quien vaya por
su propia voluntad, será guiado por los Hados; quien vaya contra su
voluntad, será arrastrado por ellos». La segunda parte es la que mejor
describe mi participación.

Ni los reconocidos métodos de la ciencia médica ni los principios de la
religión moderna me fueron de gran ayuda para guiar mis pensamientos, mi
investigación, o mi trabajo clínico con pacientes gravemente enfermos.
La confusión, la incertidumbre, el enojo y la frustración provocaron la
necesidad de aprender otras tradiciones culturales como el chamanismo, e
incluso de identificarme con las mismas, ya que sólo éstas parecían
capaces de inyectar cierta sabiduría en áreas de la medicina
esterilizadas por la objetividad.

En primer lugar parecía que, en interés de la tecnología y del dogma, la
medicina pasaba por alto la esencia de lo que significa ser humano.  Los
que padecen enfermedades crónicas y los moribundos, ambos fuera del
alcance de la medicina tal como se conceptualiza en la actualidad, han
sido los que más dolorosamente han sentido dicho olvido.

En mis primeros años de investigación, yo también presencié sucesos
totalmente inexplicables según los conocimientos que poseemos sobre el
cuerpo humano, o de lo que cabe esperar del tratamiento médico.2 Por
ejemplo, algunos pacientes con cierto tipo de personalidad tenían
mayores probabilidades de vivir más tiempo, después de un diagnóstico de
enfermedad «terminal». Los análisis de sangre de dichos pacientes
revelaban una asombrosa correlación entre los cambios hematológicos y
los resultados de pruebas psicológicas. Era posible predecir
estadísticamente la longevidad, basándose en la visión que tenían dichos
pacientes cancerosos de su propia enfermedad, sus defensas y el
tratamiento.3 Muchos fallecieron cuando no lo preveían las teorías
vigentes. A menudo eran demasiado jóvenes o estaban excesivamente sanos,
o su enfermedad, según los libros de texto, no era lo suficientemente
grave como para causarles un deterioro tan rápido. El «curso biológico
de la enfermedad», frase con la que se intenta describir el progreso
independiente de la misma según su propia naturaleza, pasó a tener muy
poco sentido.

Por otra parte, comprobé que algunos pacientes a quienes se había
administrado los últimos sacramentos se recuperaban, reincorporándose a
una vida satisfactoria y productiva, También he sido testigo del milagro
de vidas gratificantes bajo las más traumáticas limitaciones físicas y
del milagro de aquellos que avanzan hacia la etapa final de esta vida
con toda conciencia y claridad. En todos los casos, estas curaciones
aparentemente milagrosas podían ser atribuidas a recursos internos
mentales y espirituales. Estos sucesos son excepcionales, pero el hecho
de que ocurran merece estudio y consideración.

El significado de enfermedad en el chamanismo y en la medicina moderna

Toda enfermedad, esté clasificada por el sistema occidental como mental
o como física, está dotada de unas características verdaderamente
extrañas. Por ejemplo, uno raramente se encuentra con ningún caso
«clásico». Los diagnósticos se realizan de acuerdo con un conjunto de
síntomas semejantes los manifestados por otros individuos y a los que se
ha otorgado un nombre. Dichos diagnósticos son frecuentemente
arbitrarios, pero parecen contentar a la gente. El doctor se alegra de
haber identificado algo y el paciente de que lo que padece sea «real» y
tenga un nombre.

Sin embargo, la verdad es que cada cuerpo/mente/espíritu parece
responder de un modo único a la vida interior y exterior, estrechándose
o ampliándose por aquí o por allá. Sugiero que, además del sistema
típicamente occidental, existen otras formas de ver la enfermedad, más
adecuadas para la identificación de sus causas. El énfasis chamánico en
los conceptos clave de discordancia, miedo y pérdida del alma es una de
esas formas.

Por ejemplo, los chamanes hace tiempo que reconocieron que la enfermedad
es inevitable si la vida pierde significado y uno olvida la sensación de
pertenencia y de conexión (discordancia). Asimismo, una sensación
crónica de miedo hace que el individuo pierda el amor, la alegría y la
confianza, cimientos básicos de la salud, sin los cuales la propia
fuerza de la vida parece comenzar a retirarse del cuerpo. Las
inferencias de estos diagnósticos chamánicos aparecen desparramadas a lo
largo de este capítulo. Ambas, a su vez, se manifiestan en las
enfermedades identificables en la medicina occidental. Así pues, los
síntomas que, a nuestro entender, representan la enfermedad, puede que
sean simplemente los epifenómenos de problemas mucho más básicos.

La pérdida del alma, por otra parte, se considera como el diagnóstico
más grave en la nomenclatura chamánica, ya que se cree la causa
principal de la enfermedad y de la muerte. Sin embargo, no se menciona
en absoluto en los libros de medicina occidental moderna. No obstante,
cada día está más claro que lo que los chamanes denominan pérdida del
alma, es decir una lesión en el centro inviolable que es la esencia de
la persona, se manifiesta como desolación, deterioro inmunológico,
cáncer y muchas otras enfermedades de suma gravedad. Esto parece ocurrir
después de algún grave fracaso sentimental, profesional, o algún otro
tipo de ruptura significativa.

El curador herido y la imaginación

Existe un vínculo invisible de poder entre el curador herido y el curado. Dicho
vínculo constituye la esencia del trabajo del curador. Todo lo demás,
los rituales, instrumentos, las maniobras médicas del cuerpo y
manipulaciones de la mente, son meros recuerdos del proceso divino. Los
chamanes lo saben perfectamente y refuerzan el vínculo con su ritual.
Hay quien lo denomina amor. Emana del deseo de convertir y convertirse
en sano o completo.

Como seres humanos que avanzamos a trompicones por la senda de la
perfección, hemos invertido nuestra fe en lo que nuestros sentidos nos
indican que es real. En nuestra sociedad es real la cirugía, los
medicamentos y, hasta cierto punto, las vitaminas y la acupuntura. Para
las culturas chamánicas, por otra parte, lo real son los tambores, la
succión de objetos y los cristales. Todo ello tiene cierta energía, a
menudo bastante sutil, que es percibida por los sentidos y, por
consiguiente, determina cierto cambio físico. Sin embargo, además del
poder de los sentidos, los chamanes reconocen el poder de la imaginación.

El curador herido, aquel hombre o mujer conocedor del paisaje del reino
espiritual, facilita el momento de la unión entre el curador y el curado,
alcanzando las dimensiones interiores del espíritu con su propia
imaginación. De este modo, mostrándole el camino, el curador ayuda al
curado a recordar lo olvidado.

El chamán que viaja por el mundo del espíritu, conoce a fondo el mundo
de la imaginación, la imaginación genera el más atroz de los dolores,
paraliza y mata con la certeza de un despiadado asesino. Son incontables
los casos de gente que fallece, no a causa de su enfermedad, sino del
miedo. Buscan apoyo, respuestas que les orienten en su viaje a través de
la enfermedad, pero con demasiada frecuencia no las encuentran.

La imaginación es también el mayor recurso curativo. No hay nada escrito en
la historia de la medicina, ni en los descubrimientos de la ciencia
moderna, que lo contradiga. La información que poseemos sobre la salud y
la enfermedad se debe en mayor grado a los sueños, las visiones y otros
productos de la imaginación, que a cualquier otro fenómeno.’

La asociación íntima, y en realidad inseparable, que existe entre la mente y
el cuerpo, no sólo permite que se realice un diagnóstico exquisito, sino
que se ejerza un control fisiológico. Ningún pensamiento deja de marcar
corporalmente; ninguna señal neuroquímica tiene lugar sin ser registrada
por la mente.

Los instrumentos destinados a utilizar la imaginación con propósitos curativos
y diagnósticos reciben muchos nombres distintos. Pueden ser conocidos
como hipnosis, trance, meditación, viajes, imaginería, u oración. Sea
cual fuere su nombre, lo que se precisa es modificar el concienciamiento,
para poder oír de un modo intuitivo los mensajes procedentes del propio
complejo cuerpo/mente/espíritu. El cambio permite una comunicación con
una mente universal, un poder superior, un inconsciente colectivo, o con
lo que yazca en el interior: aquello que da sentido, substancia y
orientación a la vida.

La investigación procedente de numerosos campos perfectamente verosímiles
sugiere que la imaginación puede influir en la actividad de los procesos
corporales, o incluso dirigirla. Puede que esto sólo ocurra con gran
esfuerzo y mucha práctica, y cuando el mensaje es transmitido
repetidamente con suma precisión. Parece ser de una importancia
relativamente insignificante que las imágenes correspondan, según los
libros de texto, a la realidad común. Lo necesario es la precisión de la
dinámica en un sentido sano. Esto exige cierta apreciación de la
realidad biológica y fisiológica, aunque la forma del mensaje dirigido
al cuerpo sea eminentemente simbólica.

Existe, todavía, otra forma en la que cura la imaginación, consistente
en entrar en un momento en el que se sienta la verdad extática de ser
absoluta y totalmente inseparable de todos los demás aspectos de la
creación. Dicho momento en sí constituye la definición y el propósito de
la curación. En algunos casos desaparecen los problemas físicos y en
otros el paciente fallece. De un modo u otro, en el instante de conexión,
de unión, tiene lugar la curación.

El poder de los símbolos

El poder curativo de los símbolos externos, ya sean de origen chamánico
o alopático occidental, crece y decrece. Existe un viejo chiste en la
profesión médica, según el cual los medicamentos y las técnicas
quirúrgicas deberían usarse con frecuencia cuando son nuevos, porque
después de cierto tiempo en el mercado pierden su eficacia; es cierto.
Por consiguiente, a nadie deberían asombrarle los espectaculares
descubrimientos que constantemente se dan a conocer como remedios contra
el SIDA y el cáncer, con resultados decepcionantes después de las
primeras pruebas clínicas, la correspondiente turbación de los
investigadores y la frustración del público.

Después de años de observación de quienes reciben tratamientos
convencionales de medicina occidental y quienes han elegido tratamientos
alternativos, parece factible llegar a la conclusión de que todo puede
curar o no hacerlo. He visto pacientes que se han recuperado después de
ser sometidos a quimioterapia contra el cáncer, que ha estado a punto de
costarles la vida, otros que lo han hecho después de «abrir y cerrar»
(es decir, cirugía exploratoria que ha revelado un estado excesivamente
avanzado de la enfermedad para justificar una extirpación), y a otros
que lo han logrado después de estar a punto de morir de hambre,
siguiendo algún extraño régimen difícilmente tolerable.

La esposa de un doctor a quien conocí, recibía la mejor atención médica
para un cáncer óseo que la deterioraba progresivamente, hasta que su
oncólogo le sugirió que probara cualquier cosa, porque él ya no podía
ayudarla. Así lo hizo, acudiendo incluso a un vidente, y volvió sin
rastro alguno de la enfermedad. ¡El oncólogo estaba furioso!

Por otra parte, una mujer que acudió a mí para que la ayudara con
técnicas de imaginería contra el cáncer, se había negado a tomar un
medicamento reductor de estrógeno que le habían recetado para sus
tumores, que se «alimentaban» de estrógeno. En su lugar, había adoptado
un tratamiento que incluía un régimen alimenticio macrobiótico,
meditación profunda y estudios con un gurú, que curaba con colores,
además de un adivino que colgaba un péndulo sobre sus muestras de sangre.
Sus tumores se siguieron desarrollando hasta que por fin se sometió a la
medicina moderna, cuando empezaron a decrecer. Una vez más, todo o nada
se cura, según el poder invertido en el símbolo. Ha llegado sobradamente
el momento de investigar este misterio y con toda probabilidad, el SIDA
y el cáncer nos conducirán penosamente a la verdad.

El papel del curador herido en la actualidad

Si, como lo he venido sugiriendo, la curación es una decisión personal
por parte del paciente y el poder procede enteramente del interior,
¿cuál es la función del curador y cómo puede éste evaluar su propio
éxito?

Supongo que con cierta tristeza y sin falsa modestia, debo afirmar que
soy incapaz de forzar una curación. Ni siquiera puedo acceder
consistentemente a mis propios mecanismos curativos. Todos tenemos mucho
que aprender. A fin de cuentas, el «milagro» de la curación, la solución
de los complejos problemas de la enfermedad, tanto física como mental,
tal como los conocemos, así como el punto de la trascendencia, es algo
que debemos definir, buscar y alcanzar individualmente.

Podemos aprender muchísimo del chamanismo, especialmente respecto a la
más difícil de las lecciones para los que nos dedicamos profesionalmente
a ayudar a los demás: aprender a respetar la singularidad de la senda de
cada individuo. Cabe la posibilidad de que no existan dos enfermedades,
ni su propósito en la vida del paciente, que sean exactamente iguales.
No obstante, emergen ciertas líneas generales. En primer lugar, existen
técnicas respetables y eficaces en todo sistema curativo, tanto el del
chamán como el del médico occidental, trazadas para aliviar el
sufrimiento y facilitar el proceso natural de curación. Pero sea cual
fuere el método de tratamiento, debe utilizarse con compasión y buen
juicio profesional.

Así pues, en el papel curativo moderno, con todas sus limitaciones, nada
le impide a uno tocar, rezar y facilitar las transiciones. Podemos
compartir el conocimiento que recibimos de nuestros pacientes, de
nuestros colegas y de nuestras mentes inquietas y torturadas, a fin de
facilitar el viaje de autotransformación que hemos emprendido, y en el
que debe basarse nuestra práctica curativa.

En mis estudios, tanto del paradigma chamánico como del occidental,
coincido con la curandera senneca, Twylah Nitsch, que sugiere que en
dicho viaje existen cuatro orientaciones a las que el curador debe
aspirar: 1) ¿Soy feliz en lo que hago? 2) ¿En qué contribuyo a la
confusión? 3) ¿Qué estoy haciendo en pos de la paz y de la satisfacción?
4) ¿Cómo se me recordará, en la ausencia y en la muerte?

La primera pregunta hace referencia a lo básicamente apropiado o
inapropiado de la vocación o «llamada» personal del curador: ¿satisface
su profesión las necesidades más profundas de su alma? Sin dicha
satisfacción, como lo han reconocido los chamanes, se sentirán
carcomidos por una sensación de frustración que absorberá
ineludiblemente su energía, conduciéndoles finalmente al fracaso y
posiblemente al desastre. De ahí su importancia primordial.

Las preguntas segunda y tercera hacen referencia a la capacidad y
eficacia del individuo: ¿puedo ayudar realmente al paciente a alcanzar
una mayor claridad de concienciamiento que le permita aprender las
lecciones necesarias de su enfermedad para lograr paz y plenitud? O, por
otra parte, ¿estoy simplemente aumentando la confusión y el sufrimiento
del paciente? Evidentemente, la respuesta a esta pregunta es también de
suma importancia.

La cuarta cuestión concierne al juicio de la comunidad: ¿estoy
realizando una contribución lo suficientemente significativa como para
que se me recuerde cuando ya no esté presente? No olvidemos que es el
interés de la comunidad en su conjunto, además del de cada uno de sus
miembros, el que el chamán se compromete a servir. Por consiguiente, es
importante tener en cuenta el juicio de los demás. Además, sin su apoyo,
reconocimiento y aliento, su trabajo como curador carecerá de una
importante fuente de poder.

————

Citas:

1. J. De Angulo, Indian Overalls, en B. Calahan (ed.) A jaime de Angulo
Reader (Berkeley, Turtle Island, 1979). Las observaciones de primera
mano de De Angulo sobre la actividad chamánica en diversas tribus indias
son de especial inter´s para estos materiales.

2. J. Achtenmebr, Imaginery in Healing, Boston, Shambala, 1985). La
investigación a la que se refiere brevemente en este capítulo es objeto
de un análisis detallado en el libro mencionado.

3. J. Achtenberg y G. F. Lawlis, Imaginery asn disease: A Diagnistic
Tool (Champaign, Ill., Institute for Personality and Ability Testing,
1985).

4. R. Grossinger, Planet Medicine (Boulder, Shambala, 1984).

Espiritus y Curacion Chamánica entrevista a MICHAEL HARNER

Espíritus y Curación Chamánica
Entrevista a MICHAEL HARNER

Entrevista de Bonnie Horrigan
para Alternative Therapies Magazine.

Traducción: Alicia Luengas Gates
Michael Harner es antropólogo en la Fundación para Estudios Chamánicos, una organización internacional sin ánimo de lucro dedicada a preservar el conocimiento chamánico para que sobreviva en el planeta y a la enseñanza de los principios básicos de este conocimiento para su aplicación práctica en el mundo contemporáneo.

Harner ha practicado la curación chamánica desde 1961. Obtuvo su doctorado en la Universidad de California-Berkeley. Ha sido profesor y consejero del departamento de antropología de la Facultad para Graduados de la Nueva Escuela para Investigación Social en Nueva York y ha enseñando en Columbia, Yale, y UC Berkeley. Ha sido director de antropología en la Academia de Ciencias de Nueva York. Autor de libros como “The Jivaro”, “Hallucinogens and Shamanism” (“Alucinógenos y Chamanismo”), y el clásico libro “The Way of the Shaman” (“La senda del Chamán”).

Durante sus estudios académicos de chamanismo, Harner vivió y trabajó con indígenas del Alto Amazonas, México, Perú, en el Ártico de Canadá, Samiland, y la costa oeste de Norte América.

Harner afirma con rotundidad que “no estamos solos” y que en curación chamánica “hay un flujo de poder de la realidad no ordinaria a la realidad ordinaria… Es así como sucede la curación”.

Pregunta: ¿Qué es el chamanismo?
Respuesta: La palabra “Chamán” tiene su origen en el lenguaje Tungus y hace referencia a una persona que hace viajes a la “realidad no-ordinaria en un estado alterado de consciencia”. A pesar de que el término viene de Siberia, la práctica del chamanismo ha estado presente en todos los continentes habitados.

Después de años de extensa investigación, Mircea Eliade en su libro “Chamanismo y las Técnicas Arcaicas del Éxtasis”, concluyó que el chamanismo es anterior a las otras tradiciones espirituales en el planeta y que lo que es más distintivo en el chamanismo -pero no lo único- es el viaje a otros mundos en un estado alterado de conciencia.

Los Chamanes han sido llamados “los que ven”, o “la gente que sabe”, en el lenguaje de las tribus, porque están involucrados en un sistema de conocimientos basados en experiencias de primera mano. El chamanismo no es un sistema de creencias, está basado en experiencias personales que llevan a obtener información, curación u otras cosas. El hecho es que, si los chamanes no obtuviesen resultados, no serían consultados por la tribu. La gente me pregunta: “¿Cómo se sabe que alguien es un Chamán?” Yo contesto: ” Es muy simple. Está viajando a otros mundos. Y está haciendo milagros.

P.- ¿Es el chamanismo una religión?
R.- La práctica del chamanismo es un método, no una religión. Puede coexistir con las religiones establecidas en muchas culturas. En Siberia ustedes encontrarán chamanismo coexistiendo con Budismo y Lamaísmo y en Japón con Budismo. Es cierto que los chamanes vivieron en culturas animistas (animismo significa que la gente cree que hay espíritus). En las culturas chamánicas, donde los chamanes interactúan con los espíritus para obtener resultados en las curaciones, no es sorprendente que la gente crea en espíritus, pero los chamanes no creen en espíritus, los chamanes hablan, interactúan con ellos. No “creen” que haya espíritus, para ellos son tan reales como tener una casa donde vivir o tener una familia. Esto es muy importante, porque el chamanismo no es un sistema de fe.

P.- Entiendo que hay dos aspectos de la curación chamánica: una medicinal y otra espiritual.
R.- Los chamanes hablan con las plantas y los animales; con toda la naturaleza. Esto no es sólo una metáfora. Lo hacen en un estado alterado de conciencia. Recientemente, nuestros estudiantes han descubierto que al hablar con las plantas pueden descubrir cómo utilizarlas para hacer remedios. Los chamanes han hecho esto desde tiempos ancestrales. Tradicionalmente saben mucho acerca de las plantas, pero no es esencial para la práctica del chamán. Por ejemplo, los chamanes esquimales no tienen acceso a muchas plantas, así que trabajan con otras cosas. Un estudiante nuestro en Estados Unidos desarrolló todo un sistema de utilización de plantas con fines curativos basándose en el aprendizaje directo de la planta, y encontró que sus descubrimientos eran muy cercanos a la ancestral y clásica farmacología china sobre cómo utilizar las plantas para curar.
Esto llama nuestra atención sobre el tema de cómo todo lo que se ha sabido a través del tiempo y todo lo que puede ser conocido está a disposición del chamán durante el sueño, o sea, en el viaje chamánico. De ahí que los chamanes puedan ser profetas; es por esto que pueden ir hacia atrás y ver el pasado. Con disciplina, entrenamiento y ayuda de los espíritus podemos tener acceso a esta fuente de conocimiento.

P.- ¿Qué pasa cuando una persona enferma le pide curación al chamán?
R.- Por ejemplo, el chamán puede hacer un viaje con el propósito de diagnosticar o de obtener información acerca de los problemas que tiene la persona, desde un punto de vista espiritual. No importa tanto cuál es el diagnóstico desde un punto de vista real. No hay una simple concordancia entre la enfermedad espiritual y la enfermedad en la realidad ordinaria. Así, el chamán con frecuencia hará un viaje para encontrar cuál es la causa espiritual de la enfermedad del paciente.
Desde la perspectiva chamánica, la gente que no está llena de poder espiritual tiene tendencia a enfermar, a tener accidentes o a la mala suerte. Esto va más allá de la definición normal de enfermedad. El chamán restaura la conexión de la persona con su poder espiritual. Este poder espiritual es algo análogo al sistema inmunológico, en el plano espiritual. El poder espiritual hace que uno sea resistente a la enfermedad. Si alguien está enfermo con frecuencia, está claro que necesita una reconexión con el poder espiritual. Una persona sana, que no está enferma, puede ir “en busca de una visión” para conectarse con el poder espiritual. Uno de los trabajos del chamán es ayudar a la gente que no está en condiciones de hacer esto por ellos mismos.
Hoy en día se habla mucho de la conexión mente-cuerpo, pero el hecho de que la mente esté conectada con el cuerpo no es algo nuevo, se ha sabido durante miles de años. Lo más importante del chamanismo, en mi opinión, es que el chamán sabe que no estamos solos. Con esto quiero decir que, cuando un ser humano trabaja con compasión para aliviar el dolor y el sufrimiento de otro ser humano, los espíritus se muestran interesados y vienen en su ayuda, se involucran. Cuando alguien que no conocemos, no un familiar, se interesa y ayuda a otro a aliviar la enfermedad y el dolor con generosidad y compasión, entonces es cuando suceden los milagros. Así, la novedad es que el chamanismo no sólo enseña que la cabeza está conectada al resto del cuerpo, sino que no estamos solos.

P.- ¿Qué es la recuperación del alma?
R.- Cualquier persona que haya tenido un trauma, desde la perspectiva chamánica, puede que haya sufrido una perdida de alma. Por alma entendemos la esencia espiritual necesaria en nuestra vida, que está con nosotros desde nuestra concepción hasta nuestra muerte. El método de sanación para curar la pérdida de alma se llama “recuperación de alma”, uno de los clásicos métodos chámanicos donde el chamán va en busca de las partes del alma para traerlas de nuevo al paciente.
De hecho, si se pregunta a un grupo de gente: “¿Cuántos de ustedes sienten que han perdido parte de su alma?”, es típico que casi todos alcen la mano. A un nivel profundo hay una consciencia de este problema. Aun en traumas menores puede haber pérdida de alma y puede ser tratado.
Otra importante técnica de curación chamánica es la extracción. La extracción incluye eliminar una intrusión espiritual. Así como hay infecciones en el cuerpo real (físico), puede haber intrusiones espirituales. No estamos hablando de intrusión de un espíritu sino de intrusiones espirituales. Así como hay termitas en una casa de madera, algo que no le pertenece y necesitamos quitar, del mismo modo el chamán trabaja para eliminar las intrusiones, cosas que no pertenecen y que interfieren con la buena salud de la persona. Si hay alguna intrusión espiritual, la extrae. Esto no se hace a través del viaje chamánico, se trabaja en el “mundo de en medio” en un estado alterado de conciencia.

P.- ¿Cómo se obtiene el estado alterado de conciencia?
R.- Un 90% de los estados alterados de conciencia que se usan en chamanismo se obtienen a través de un cambio de conciencia que utiliza técnicas de percusión de sonidos monótonos, hechas típicamente con un tambor, pero también con maracas y otros instrumentos. Tal vez en un 10% de las culturas los chamanes usan drogas psicodélicas para cambiar su estado de conciencia.

En 1961 fui introducido en el trabajo chamánico con los Indios Conibo del este de Perú con la ayuda de psicodélicos propios de la región. Cuando regresé a Estados Unidos no podía obtener Ayahuasca, y experimenté con el tambor, quedando sorprendido de lo bien que funcionaba. No debería haberme sorprendido, ya que los tambores, a través del tiempo, han sido utilizados por los chamanes de casi todo el mundo. Casi todo lo que se hace en chamanismo se hace porque funciona. Durante miles de años, los chamanes han desarrollado el sistema más probado a través de los tiempos usando espíritu, mente y corazón para curar, junto con los remedios hechos de plantas. Con el tiempo, el sistema ha demostrado ser efectivo, y como el 90% de los chamanes usan el método del tambor, nosotros le prestamos atención, y desde luego que funcionó.

Regresando a la técnica de extracción, ésta incluye un estado alterado de conciencia que permite ver dentro del cuerpo del paciente. El chamán aprende a ver el cuerpo con una visión de rayos-X. Ve la enfermedad y su localización y, con la ayuda de los espíritus, la extrae.

Los chamanes también hacen otro tipo de curación, ayudan a los muertos al igual que a los vivos. A estos chamanes se les llama “psicopompos” (conductor de las almas). Cuando una persona está en estado de coma (que desde el punto de vista chamánico significa que está casi muerto), el chamán se comunica con el espíritu para saber si la persona quiere regresar o seguir adelante. El chamanismo no es un sistema que intenta que la gente se quede en nuestra realidad, porque el chamán sabe que ésta no es necesariamente la mejor realidad. Así es que, el chamán, viaja hasta la persona que está en estado de coma para averiguar qué es lo que desea. Si desea regresar, el trabajo del chamán es traerlo de regreso. Pero si desea seguir adelante, pasar, entonces el trabajo del chamán es llevarlo al lugar donde estará contento, y no dejarlo aquí, en el mundo de en medio.

P.- En relación con la curación de extracción, desde la perspectiva chamánica, ¿de dónde viene la enfermedad que necesita ser extraída?

R.- Desde la perspectiva chamánica toda la gente tiene un aspecto espiritual, lo reconozca o no. Cuando la gente se enfada, está celosa, tiene una actitud hostil y lo expresa, puede causar, no sólo abuso físico, sino también abuso espiritual sin saberlo. En otras palabras, si alguien desconoce los principios chamánicos, puede hacer daño a otra personal en un nivel espiritual sin saberlo.

Esto no significa que una persona no pueda enfadarse con otra, lo que significa es que necesitamos disciplina y saber que hay límites, de modo que, aunque alguien se enfade con otro y lo exprese, tenga control sobre su lado espiritual y sea consciente de no perjudicar al otro.

P.- ¿Puede hablar de la diferencia entre ” realidad ordinaria” y “realidad no ordinaria”?
R.- Los términos “realidad ordinaria” y “realidad no ordinaria” vienen de Carlos Castaneda. La realidad ordinaria es la realidad que todos percibimos, es la realidad con la que todos podemos estar de acuerdo (hay un reloj en la pared). La realidad no ordinaria, es la realidad asociada con el estado de conciencia alterado, es decir, cuando eres capaz de ver lo que normalmente no ves en un estado ordinario de conciencia.
La realidad ordinaria es algo en lo que virtualmente todo el mundo puede estar de acuerdo. La realidad no ordinaria es muy específica de cada persona. La información obtenida de la realidad no ordinaria está hecha a medida del individuo. Puede ser que otras personas no la perciban en absoluto, al contrario que la información obtenida en la realidad ordinaria, de la cual todos obtienen la misma información.
P.- ¿Qué pasa una vez que el chamán contacta a los espíritus?
R.- Hay un cruce de poder entre la realidad no ordinaria y realidad ordinaria.

El chamán es capaz de mover el poder de una realidad a la otra. Cuando esto se hace con éxito es cuando tiene lugar la curación y hablamos de milagros. Cuando usted comience a viajar como los chamanes, si es la clase de persona por la que los espíritus sienten compasión y quieren ayudar, verá que va a recibir muchas enseñanzas que nunca pidió ni esperó, porque una vez que pasa por esas puertas, los espíritus le enseñarán de acuerdo a su preparación, y su vida cambiará. Un solo viaje puede transformar su vida.

Fuente Original:

Revista Natural en Verano 2001

http://www.revistanatural.com/

LA POESÍA DE LOS PUEBLOS. Poemas ancestrales de diversos pueblos.

LA POESÍA DE LOS PUEBLOS. Poemas ancestrales de diversos pueblos.

PRESENTACIÓN 
“Toda mi vida canto, y canto como respiro”, le asegura un esquimal al explorador Knud Rasmussen. La poesía resopla en todos los ventisqueros de la vida cotidiana de los llamados pueblos primitivos. Para la diversidad de estas culturas la cadencia poética es tan indispensable como el aire. La poesía popular suele ser esencialmente religiosa. Guenon observa que la palabra latina carmen (canto) proviene de la palabra sánscrita karma (rito). El cantar poético es puente o tránsito hacia la divinidad. Los nahuas del Antiguo México creen que lo poético es la expresión de Dios en la tierra. El fluir poético puede fundirse con la danza y la música, como en el caso de los tarahumaras (también de México) cuya danza devocional dura dos noches. Las “Danzas del Venado” de los yaquis comunican  el mundo natural y el sobrenatural. En las primeras estrofas se alude a un hecho del mundo físico; en la segunda estrofa se presenta  este suceso en el mundo místico llamado “Tierra Florida”, ubicado debajo del Amanecer. La poesía es incandescencia de la vida interior. Los maidu de California dicen: “No se necesita la luz de las hogueras porque se tiene la luz interior”.  Y la poesía de los pueblos puede expresar soledad, un sentimiento de abandono. En muchos de sus poemas, los pigmeos se lamentan diciendo que Dios los ha abandonado. Los poemas impregnados de belleza sacra pueden proceder de los sueños. Sioux y guaraníes aseguran que sus poemas sagrados nacen de los sueños. En las Islas Fiji el sueño es incursión en el mundo de los espíritus. Allí se ofrecen los poemas, o estos pueden brotar de trances hipnóticos como en las Danzas del Espíritu de los indios arapos. 

Algunos poemas sólo pueden ser dichos por una persona en especial, por su propietario exclusivo; o puede ser pronunciado únicamente en el momento de la muerte. Algunos movimientos artísticos de vanguardia hablan de la recuperación de la materialidad del lenguaje verbal o musical. El lenguaje que vale más por su condición material o sensorial que por el plano del significado. Mucho antes de estas búsquedas filosóficas modernas, los yámanas de Tierra del Fuego componían cantos de sonidos, sin significado conceptual. Lo sonoro como expresión de gozo o sorpresa. Algunos creen que estos quizás sean los cantos más antiguos de la humanidad.

La poesía primitiva distingue niveles de recepción. Los guaraníes creen que muchos cantos son comprensibles para todos, pero otros sólo podrán ser entendidos por unos pocos. El lenguaje también se diversifica. Hay un lenguaje religioso (con “las palabras de los situados arriba de nosotros”) que es válido entre ancianos y ancianas que han recibido revelaciones de la comunidad, y existe un lenguaje secreto compuesto por escasas oraciones y palabras que sólo se revelan a los iniciados. E incluso existen “los cantos verdaderos” de una profundidad y sacralidad que los hace incomprensible para sus cantores.

La continuidad tradicional de la poesía de los pueblos es también parte de su esencia medular. Los araucanos destacan que sólo la oralidad conserva la inspiración y espesor del canto. La palabra escrita pierde, disgrega.

  La poesía ancestral alimenta el verbo de la diversidad de los pueblos y culturas. Y también manifiesta la universalidad del canto poético como oración religiosa, como fuerza hechicera de curación o como revelación del mundo sobrenatural.

LA POESÍA DE LOS PUEBLOS
Congo. África

Oh gran Nzambi, lo que tú haces es bueno, pero tú nos has dado una gran tristeza con la muerte. Tú debías haber hecho que no muriéramos. Oh Nzambi, tenemos una gran tristeza.

Pueblo Cunas. Panamá
Canto mágico para curar la locura (Fragmento)

El curandero en un extremo del piso de plata, en un asiento de oro, en un asiento pequeño, está sentado mirando el lugar.

El viento del norte se hace más fuerte; el curandero está mirando el lugar. El viento del norte y el viento del sur están peleando; el curandero está mirando el lugar; él es el curandero.  Las olas del mar se están levantando con espuma; el curandero está mirando el lugar; él es el curandero.  Los olas del mar casi lo alcanzan; el curandero está mirando el lugar; él es el curandero. Las olas del mar casi se han calmado; el curandero está mirando el lugar; él es el curandero. Las olas del mar casi se han alisado; el curandero está mirando el lugar; él es el curandero. La saliva de las olas del mar está salpicando; el curandero está mirando el lugar. La saliva de las olas del mar está formando hilos; el curandero está mirando el lugar. Las olas del mar están resplandeciendo con blancura, como la de la garza, las olas del mar están blanqueando; el curandero está mirando el lugar. Los cocoteros del mar se están doblando por el viento; el curandero está mirando el lugar. Las manzanas de los cocos del mar están brillando en el viento; el curandero está mirando el lugar. Las manzanas de los cocos del mar están luciendo en el viento; el curandero está mirando el lugar. Las puntas de los cocos están resonando por el viento; el curandero está mirando el lugar. Las hojas secas de los cocoteros se están moviendo por el viento; el curandero está mirando el lugar. El sol le está oscureciendo la tierra, el curandero va a acostarse en la hamaca, las sogas de las hamacan están rechinando…

Dos poesías esquimales 
1. El monte Koonak 
El gran monte Koonak allá en el sur, yo lo veo. El gran monte Koonak allá en el sur, lo contemplo. El luminoso resplandor allá en el sur, estoy mirando. Tras el Koonak se extiende la misma luz que cubre el Koonak del lado del mar. Mira cómo en el sur las nubes crecen y cambian; unas a otras se hacen bellas; mientras la cumbre está cubierta del lado del mar por cambiantes nubes, está cubierta del lado del mar unas a otras se hacen bellas. El otoño viene sonado con el recio viento del norte. Rudamente todo lo abate con su enormidad. El mar amenaza con volcar mi kayak. Y ay, yo tiemblo, tiemblo, porque el viento y el mar  me pueden enviar a lo profundo, al lado del fondo del mar lleno de conchas. Rara vez veo calma, las olas juegan conmigo, y yo tiemblo, tiemblo, pensando en la hora en que las gaviotas hambrientas picotearán mi cuerpo.   
Fiord en primavera 
Yo iba en mi canoa iba en el mar remando suavemente en el fiord Ammassivik. Había hielo en el agua y en el agua un petrel, movían la cabeza a un lado y al otro no me vio remando. De pronto sólo se vio la cola después nada. Se hundió pero no por mí: una gran cabeza sobre el agua la gran foca peluda cabeza enorme con enormes ojos, y bigotes, toda reluciente, chorreando agua, y la foca se me acercó despacio. ¿Por qué no la arponeé? ¿Me dio lástima? ¿Sería por el día, el día de primavera, y la foca jugando en el sol como yo? 

Galas. África. 
Oración   
Dios de la tierra, mi Señor, tú estás por encima de mí, yo estoy debajo de ti. Si la desgracia cae sobre mí, si los árboles me ocultan el sol, aparta de mí la desdicha, Señor, sé mi sombra protectora. Suplicándote paso el día, suplicándote paso la noche. Cuando la luna se levanta lejos, no me abandones. Cuando yo me levanto no te abandono. Aparta de mí el peligro. Dios, mi Señor, Sol de treinta rayos, si el enemigo se me acerca, no dejes que mate a tu gusano de la tierra, apártalo. Igual que nosotros vemos a un gusano: si se nos antoja lo aplastamos, si se nos antoja lo dejamos con vida: igual como nosotros aplastamos un gusano del suelo, así, si se te antoja, viéndonos en tierra, aplástanos. Yo, cuando veo a uno o dos hombres, viéndolos con los ojos los conozco; tú, aunque no ves con ojos, ves en ti mismo. Un hombre malvado ha arrojado a todo los hombres de su casa, ha dispersado a los hijos y a la madre como gallinas. El enemigo malvado ha arrancado a los niños de la mano de la madre y los ha matado. Todo esto tú lo has permitido. ¿Por qué has hechos esto? Tú lo sabes. Tú has hecho crecer los cereales. Los has puestos delante de nuestros ojos: el hambriento se consolaba viéndolos. Cuando el trigo estaba en flor has enviado las langostas y los insectos, los saltamontes, los pichones. Todo esto ha venido de tu mano. Tú eres quien lo ha hecho. ¿Por qué los has hecho? Tú lo sabes. Mi Señor, perdona a los hombres que te ruegan. Como el propietario del grano ata a quien roba su grano, así átanos, mi Señor. Si has atado a aquel que tú amas, desata a aquel que tú amas. Así me amas, desátame a mí que te suplico de corazón. Si no clamo a ti de corazón, no me escuchas. Si grito de corazón, tú lo sabes, tú me escuchas.

Oración

¡Óyenos, antiquísimo Dios, tú que tienes orejas! ¡Míranos, antiquísimo Dios, tú que tiene ojos! ¡Cobíjanos, antiquísimo Dios, tú que tienes manos! Si amas los bellos caballos, tómalos. Óyenos, Dios.

Pueblo guaraní

Oración matutina al Creador

¡Oh, verdadero Padre Ñamandú, el Primero! En tu tierra el Ñamandú de corazón grande (el sol) se está levantando con el reflejo de su divina sabiduría. Y porque tú dispusiste que aquellos a los que proveíste  de arcos nos irguiésemos, es que volvemos a erguirnos. Y por eso, palabras indestructibles, que jamás, en ningún tiempo, se debilitarán, nosotros, unos pocos huérfanos del paraíso, volvemos a pronunciar al levantarnos. Por eso séanos permitido levantarnos repetidas veces, ¡Oh, verdadero Padre Ñamandú, el Primero!

Sioux. América del norte
La canción del oso
 
Mi zarpa es sagrada, todas las cosas son sagradas.

Padre, píntame la tierra en mi cuerpo.

Padre, píntame la tierra en mi cuerpo.

Padre, píntame la tierra en mi cuerpo.

Una nación yo voy a transformar.

Una nación de hombres yo haré sagrada.

Padre, píntame la tierra en mi cuerpo.

Miskitos. Nicaragua. 
Carta a la amada 
Yo soy más alto que el cocotero porque mis ojos alcanzan sus palmas y aun las aves que el cocotero quisiera atrapar. Yo soy más largo que el río Waki porque oigo el lejano rumor del mar o cerrando los ojos reconstruyo su playa brillante. Yo tengo más pecho que la leona de Alamikamba porque mi dolor escrito llega más allá de su rugido hasta las manos de mi muchacha en Bilwaskarma. Muchacha, estoy triste por ti. Recuerdo el olor de tu piel. Quisiera recostar mi cabeza en tu regazo, pero estoy solo, recostado bajo un árbol, oyendo únicamente el ruido del mar. El oleaje revienta mar afuera: pero no oigo tu voz.

Negritos. Malaya.   
El jengibre 
Su tallo se dobla al brotar las hojas, se dobla hasta las raíces y se mece, se dobla y se mece de muchos modos, sus hojas se frotan y se hacen suaves, en la escarpada Inas se agita, en la escarpada Inas que es nuestra casa. Se agita con la brisa leve, se agita en la niebla, se agita en la bruma, se agitan sus retoños, se agitan en la bruma de las montañas, se agitan en la brisa leve, se mecen y mecen en las montañas, montañas de Beching, montañas de Inas, montañas de Malau, montañas de Kuwi, montañas de Mantan, montañas de Lumu, en todas las montañas que son nuestra casa.   
Pigmeos. África.   
La noche está oscura en el cielo negro, hemos dejado la aldea de nuestros padres, el Creador está airado con nosotros. ¡Estrellas resplandecientes de la noche blanca, luna que brilla allá arriba, atravesando el bosque con tus pálidos rayos, estrellas, amigas de los espíritus blancos, luna, su protectora! Dios nos ha abandonado. El creador del sol no nos da vida. Oh pálida luna, el creador del sol no nos da vida. Espíritus del bosque, espectros de la noche, que durante el claro día, como el murciélago que chupa la sangre de los hombres, están colgados de las paredes resbaladizas de las grandes cavernas, detrás del musgo verde, detrás de las grandes piedras blancas. Dinos: quién los ha visto, a los espectros de la noche, dinos: quién los ha visto. 
El elefante   
En el bosque lloroso, bajo el viento de la tarde, la noche, toda negra, se ha acostado contenta. En el cielo las estrellas han huido temblando, luciérnagas que brillan vagamente y se apagan; arriba la luna está oscura, su luz blanca apagada. Los espíritus andan  dando vueltas. ¡Cazador de elefantes, toma tu arco! ¡Cazador de elefantes, toma tu arco! El árbol duerme en el bosque medroso, las hojas están muertas, los monos han cerrado los ojos, colgados de las ramas  allá arriba. Los antílopes se deslizan con pasos silenciosos, comen la hierba fresca, aguzan atentamente los oídos, levantan la cabeza y escuchan asustados. La cigarra se calla, detiene su canto rechinante. ¡Cazador de elegantes, toma tu arco! ¡Cazador de elefantes, toma tu arco!  En el bosque azotado por la gran lluvia, papá elefante camina pesadamente, baou, baou, sin cuidado y sin miedo, seguro de su fuerza, papá elefante a quien nadie puede vencer; entre los árboles quebrados se para, y sigue otra vez. Come, ruge, bota los palos y busca a su hembra. Papá elefante, se te oyó desde lejos. ¡Cazador de elefantes, toma tu arco! ¡Cazador de elefantes, toma tu arco!  En el bosque donde nadie pasa sino tú, cazador, ten valor, salta y camina, allí tienes carne, el gran trozo de carne, la carne que camina como una loma, la carne que alegra el corazón, la carne que se va a asar en el fuego, la carne en la que se entierran los dientes, la rica carne roja y la sangre que se bebe humeante. ¡Cazador de elefantes, toma tu arco! ¡Cazador de elefantes, toma tu arco!
Yamanes. Tierra del Fuego
Lamento  Mi padre, ¿por qué me ha castigado ÉL,  allá en lo alto? Lamento Mi padre de arriba está irritado conmigo ¡ay! Sí, el Matador de la montaña está irritado ¡ay!

Canto de júbilo

(Sin sentido o significado conceptual) Ja ma la Ja ma la Ja ma la. O la la la la la la la la la.

Yaquis. México.
Venadito de flores, ya vienes a jugar en esta agua de flores. Allá lejos, en la Tierra Florida, en el patio florido, estás jugando en un agua de flores. Venadito tierno de flores, ya vienes a jugar en el agua de flores.  Venadito de flores, bajo la flor de la cholla te pares a frotar tus cuernos, encorvado y volteando tus cuernos para frotarlos.  Y allá lejos, en la Tierra Florida, debajo del Amanecer, bajo otra flor de cholla te paras a frotar tus cuernos; venadito de flores, bajo la flor de la cholla te paras  encorvando y volteando tus cuernos para frotarlos. ¿Adónde es que silbas tú, palo seco? Allí estás silbando tú, palo seco.  Allá lejos, en la Tierra Florida, en medio del monte, allá lejos, en aquel lugar, estás silbando, palo viejo seco. Allá estás silbando, palo viejo seco.  Cuando viene la fresca noche,  te levantas de la rama de mesquite, pájaro negro. Y allá lejos, en la Tierra Florida, debajo del Amanecer, allá lejos, en aquel lugar, te levantas de una rama de mesquite, pájaro negro. Parecen venir hacia acá, las palomitas del monte, las tres cabecitas gris meneándose rápidas, caminando hacia el agua de flores, luego las tres cabecitas grises se alejan juntas caminando lentamente. Y allá lejos, en la Tierra Florida, debajo del Amanecer, van tres cabecitas grises meneándose, hacia el agua de flores, y luego juntas, alejándose lentamente. En verano viene las lluvias y nace la hierba. Es la época en que el ciervo tiene cuernos nuevos. Corres delante de la tempestad de polvo, venado encantado, haciendo mucho ruido. El venado mira a una flor.
Navajos. América del Norte 
La ardilla con su camisa está allá de pie. La ardilla con su casa está allá de pie. Esbelta, está allá de pie; rayada, está allá de pie. ¡La voz que embellece la tierra! La voz de arriba, la voz del trueno, entre las nubes negras, está sonando y sonando, la voz que embellece la tierra.  ¡La voz que embellece la tierra! La voz de abajo, la voz de saltamontes entre las flores y la hierbas, está sonando y sonando la voz que embellece la tierra. 
Oración Dichosos pueda caminar. Dichoso con abundantes nubes negras pueda caminar. Dichoso con abundantes lluvias pueda caminar. Dichoso con abundantes plantas pueda caminar. Dichosos por un sendero de polen pueda caminar. Dichoso pueda caminar. Igual como fue en días lejanos ahora pueda caminar. Todo sea bello delante de mí. Todo sea bello detrás de mí. Todo sea bello debajo de mí. Todo sea bello arriba de mí. Todo sea bello alrededor de mí. En belleza esto termina. En belleza esto termina.

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