Las Dos Torres resumen

Las Dos Torres

(Libro 3)

1. La Partida de Boromir

Aragorn sigue el camino de Frodo hasta la cima de Amon Hen; allí oye el sonido del cuerno de Boromir en medio de los gritos de muchos orcos, y corre para ayudar a Boromir. Llega demasiado tarde: Boromir se está muriendo, y en sus últimas palabras le dice a Aragorn lo sucedido con Frodo y que los orcos han cogido a los otros hobbits como prisioneros. Gimli y Legolas vuelven poco después, y juntos llevan el cuerpo de Boromir a una barca dejando que vaya rio abajo.
Descubren que un barco y el equipaje de Sam han desaparecido, y deducen que Frodo y Sam deben de haber cruzado el rió en dirección a Mordor mientras todos los demás estaban buscando Frodo. Deciden no seguirlos ya que quizá ahora se encuentren demasiado lejos. Aragorn decide seguir a los orcos e intentar rescatar a Merry y a Pippin. Empiezan la persecución enseguida y a gran velocidad, ya que los orcos les han ganado una ventaja de varias horas.

2. Los Jinetes de Rohan

Aragorn, Gimli y Legolas continúan su persecución durante tres días corriendo a gran velocidad a través de la tierra de Rohan, pero parece que los orcos apenas descansan, y su ventaja aumenta cada vez más. Al cuarto día se encuentran una compañía de Rohirrim, los Hombres de Rohan, dirigidos por Éomer, el Tercer Mariscal de Rohan y sobrino de Théoden, el Rey de Rohan. Aragorn les explica el propósito de su caza y Éomer les dice que mataron a esos orcos dos días antes, pero que no encontraron ningún hobbit entre los cadáveres. Intercambian algunas noticias y Éomer queda impresionado cuando Aragorn le habla del trayecto recorrido y con la rapidez con que se desplazan. Les da permiso para viajar a través de Rohan, y les da caballos de repuesto.

Aragorn, Gimli y Legolas continúan su camino y alcanzan el sitio de la batalla, cerca de los limites del gran bosque de Fangorn. No encuentran ningún rastro de los hobbits. Esa noche un hombre viejo aparece (y desaparece rápidamente) cerca de su campamento, y sus caballos huyen; sospechan que el hombre podría ser el mago Saruman.

3. Los Uruk-Hai

Entretanto Pippin y Merry siguen apresados por los orcos. Estos tienen órdenes de no matar a los cautivos. Durante algún tiempo, los orcos los llevan a cuestas, pero luego son obligados a correr, con la única ayuda de un extraño licor que los fortalece durante algún tiempo. La banda de los orcos está compuesta por tipos diferentes: un pequeño grupo de las Montañas Nubladas, algunos orcos de Mordor (dirigidos por Grishnakh) y los grandes Uruk-hai de Isengard, dirigidos por un capitan llamado Uglúk. Empiezan las discusiones cuando hablan sobre dónde se debe llevar a los prisioneros, y la palabra de Uglúk prevalece y continúan el viaje hacia Isengard.

Por la tarde, cerca de Fangorn, son rodeados por un grupo de Jinetes de Rohan. Los Jinetes lanzan ataques ligeros y esperan al alba antes del ataque final. Por la noche, Grishnakh va a donde estaban los hobbits para encontrar el Anillo y quedárselo él. Los coge e intenta escapar con ellos, pero es descubierto y matado por los Jinetes. Los hobbits se arrastran inadvertidos hacia bosque. Al alba los Jinetes atacan el campamento orco y mueren todos en la batalla.

4. Barbol

Merry y Pippin continúan adentrándose en el bosque, y pronto se encuentran con Barbol el Ent. Los ents son criaturas extrañas, altas y muy viejas cuya apariencia se parece a los árboles. Hablan sobre muchas cosas: los hobbits le dicen a Barbol los percances de su viaje, y este les habla sobre los Ents, su historia y el Bosque de Fangorn. Los ents están amenazados por Saruman cuyos orcos están destruyendo el bosque y talando árboles innecesariamente. Barbol siente que ya es hora de hacer algo al respecto, y los ents se reúnen en la Cámara de los Ents, donde debaten este problema. Puesto que los ents no son criaturas apresuradas, la asamblea dura dos días y dos noches, pero al final deciden atacar Isengard. Barbol se lleva a los hobbits en su marcha, y muchos ents se unen a ellos.

5. El Caballero Blanco

Aragorn, Legolas y Gimli investigan el lugar de la batalla a la mañana siguiente, y encuentran una hoja de mallorn y algunas migas de lembas. Con esta evidencia de la presencia de los hobbits, continúan su búsqueda en el bosque de Fangorn y alcanzan la colina donde los hobbits se habían encontrado a Barbol. Entonces se encuentran a un hombre viejo que creen al principio que es Saruman, pero en realidad es Gandalf que ha derrotado al Balrog y ha vuelto ahora más poderoso que nunca, vistiendo una túnica blanca.

Gandalf les cuenta algunas noticias, particularmente que los hobbits se encontraron a Barbol y que los ents están marchando hacia Isengard; les aconseja ir a Rohan y ayudar en la guerra que se está fraguando allí. Llama a su caballo, Sombragrís, también vienen con él los caballos de Aragorn y Legolas encontrados la noche anterior después de haber huido de pánico. Gandalf y los tres compañeros montan en dirección a Edoras, la corte de Théoden el Rey de Rohan.

6. El Rey del Castillo Dorado

En Meduseld, el castillo de rey Theoden, no son bien recibidos, y se les exige dejar sus armas fuera antes de ver al rey. Théoden está bajo la influencia de su consejero Gríma (también llamado Lengua de Serpiente) quien lo ha convencido de que Gandalf siempre es una señal de problemas, y no debe ser bienvenido. Gandalf impone silencio a Lengua de Serpiente con un hechizo de relámpago, y lleva al rey fuera, al aire fresco y a la luz del día. Aquí Théoden comprende que las venenosas palabras de Gríma le hacían sentirse más viejo y más débil de lo que realmente era, y abre su corazón al consejo de Gandalf .

Prepara a los Rohirrim para partir enseguida al oeste, hacia Isengard, pasando primero por el Abismo de Helm. Lengua de Serpiente se opone a esto, pero Gandalf lo revela como el espía de Saruman; Théoden le da la opción de unirse a la guerra o irse para siempre, y Gríma se va a caballo. Entonces el rey les da regalos a los compañeros: permite a Gandalf montar a Sombragrís y da una armadura excelente a Aragorn, Legolas y Gimli. Finalmente el rey marcha hacia la batalla, y Éowyn, la hermana de Éomer, queda para gobernar al resto de las personas de Rohan en la ausencia del rey.

7. El Abismo de Helm

Gandalf se va hacia Isengard a más velocidad que el resto del ejército del rey, que se dirige al Abismo de Helm, una fortaleza en las montanas. Allí, en la torre de Cuernavilla, la morada de Erkenbrand, el amo del Folde Este, varios Rohirrim de esa región ya habían buscado refugio. El rey entra en el Abismo de Helm y se prepara para la defensa. Son atacados por un gran ejército de orcos y dunlendinos, y a pesar del valor de los defensores, estos deben retirarse a Cuernavilla y sus cuevas.

Al alba del día siguiente, el rey de los Rohirrim ataca con firmeza y los orcos desanimados huyen ante él. Al mismo tiempo Gandalf aparece, así como Erkenbrand y su ejercito; los orcos son rodeados y se pierden en un bosque que aparece de repente. Es un bosque de Ucornos (ents en estado arbóreo), y ningún orco sale vivo de él.

8. El Camino de Isengard

Gandalf, Aragorn, Gimli, Legolas, Théoden, Éomer, y una parte del ejército de los Rohirrim parten hacia Isengard. Gimli le habla a Legolas sobre la belleza de las Cavernas de Aglarond, y deciden que algún día volverán juntos y verán ambos el Bosque de Fangorn y las Cavernas de Aglarond. La compañía viaja a través del bosque de los ents y pasan por un gran montículo de tierra donde se enterraron los Rohirrim que cayeron en las batallas cercanas. Por la noche ven una gran sombra que vuela hacia Isengard.

Finalmente alcanzan el Anillo de Isengard, donde Saruman tenía su morada desde hacía largo tiempo, convirtiéndola en una gran fortaleza; pero ahora ha sido derrotado por los ents. En las puertas encuentran a Merry y Pippin, disfrutando de una gran comilona con vino y tabaco de pipa. Estos dirigen a Gandalf y a Théoden hacia la pared norte, donde pueden encontrar a Barbol.

9. Restos y Despojos

Entretanto Aragorn, Legolas y Gimli se quedan con los dos hobbits que les cuentan sus aventuras desde la ruptura de la Comunidad del Anillo: el viaje con los orcos, la reunión con Barbol y el ataque de los ents a Isengard. A los ents no le afectan apenas las flechas o hachas, y gracias a eso han destrozado las puertas y muros de Isengard; pero les resulta imposible dañar la torre de Orthanc, así que Saruman está encerrado en la torre. Los Ucornos han formado un bosque alrededor de Isengard, donde todos los orcos que huyen de Isengard son atrapados allí. Los ents han construido diques y han excavado trincheras, y han dirigido el agua del rió Isen hacia Isengard, donde han inundado las cuevas subterráneas y sofocado los fuegos de Saruman. Merry y Pippin siguen contando que Gandalf llegó allí a pedir ayuda (del bosque que apareció después de la batalla del Abismo de Helm) y Lengua de Serpiente llegó más tarde y pretendió pasar por el mensajero de Théoden. Barbol, a quien Gandalf había advertido sobre Gríma, le dio la opción de entrar en Orthanc o esperar a la llegada de Théoden, pero este vadeó los charcos y las lagunas y entró en la torre.

10. La Voz de Saruman

Gandalf, Théoden, Éomer, Aragorn, Gimli y Legolas llegan hasta los escalones de Orthanc para hablar con Saruman, mientras los otros esperan un poco más alejados. Saruman tiene una voz dulce e hipnótica que puede influir a muchos fácilmente. Se dirige a Théoden primero y propone paz y alianza entre Isengard y Rohan prometiendo grandes beneficios. Su voz encanta a los Jinetes, y parece que convence a Théoden también, pero entonces este se niega y Saruman monta en cólera pero consigue calmarse. Entonces Saruman habla con Gandalf e intenta convencerlo de unirse y usar su poder y sabiduría para gobernar las tierras. Gandalf se ríe de esto y entonces le da una ultima oportunidad a Saruman para bajar y ayudarlos en su causa, o permanecer cerrado con llave en Orthanc. Saruman rechaza esta oferta, y Gandalf da por finalizada la conversación y lo expulsa de la orden de los Istari.

Un globo de cristal lanzado por Gríma cae desde una de las ventana. Gandalf lo toma e indica que podría ser un objeto de gran importancia. La compañía dice adiós a Barbol (que promete que los ents guardarán Orthanc e impedirán a Saruman escapar) y se prepara para partir.

11. El Palantir

La compañía decide volver a Edoras. En una de las acampadas, Pippin siente curiosidad sobre la esfera de cristal que había recogido; y por la noche cuando todos duermen, la toma de debajo del brazo de Gandalf. No puede resistirse, y cuando piensa que ya está lejos, mira la bola, y al rato cae coltando un grito.

Gandalf le pregunta lo que ha visto y hecho mientras miraba en la piedra: ha visto la Torre Oscura, y fue interrogado por un siervo de Sauron. El siervo creyó que la piedra todavía estaba en Orthanc, y que el hobbit era el prisionero de Saruman, y sólo le dejó un recado a Pippin: decirle a Saruman que entregara al prisionero a Mordor. La piedra resulta ser un palantir, una de las siete piedras usadas por los reyes antiguos que utilizaban para comunicarse con los lugares lejanos, así Saruman podía hablar con el Señor Oscuro. Una sombra pasa encima del campamento: es uno de los Espectros del Anillo que está montado ahora en una criatura alada horrible, y parece dirigirse a Isengard. Gandalf decide adelantarse a los otros partiendo inmediatamente con Pippin montados en Sombragrís en dirección a Minas Tirith tan rápido como sea posible.

La Comunidad del Anillo (Libro 2) resumen

La Comunidad del Anillo

(Libro 2)
 
1. Muchas Reuniones

Frodo despierta en Rivendel, donde ha sido cuidado durante tres días por el propio Elrond, y su brazo está ahora casi curado. Gandalf también está allí y le explica brevemente lo que ha sucedido. Una gran fiesta se celebra en conmemoración de la victoria del Vado del Bruinen, y los cuatro hobbits son los invitados de honor. Frodo ve muchas caras nuevas: Elrond, su hija Arwen, y Glóin, uno de los doce enanos que habían acompañado a Bilbo en su gran viaje. Se lleva una grata sorpresa cuando se encuentra allí con Bilbo que ha vivido en Rivendel desde que dejara La Comarca. Entonces mientras los Elfos cantan y escuchan los cuentos, él y Frodo hablan durante mucho tiempo de sus aventuras.

2. El Concilio de Elrond

Se celebra un gran concilio en Rivendel en el cual se debe decidir qué hacer para impedir que Sauron encuentre el Anillo y domine el mundo. En este Concilio están Elrond, Gandalf, Frodo, Bilbo, Glóin, Glorfindel, Aragorn, muchos Elfos de Rivendel, así como viajeros del extranjero, como Legolas, hijo de Thranduil Rey de los Elfos de Bosque Negro, y Boromir, hijo de Denethor el Senescal de Gondor.

Glóin dice que varios mensajeros de Mordor han hablado con los Enanos y han buscado información sobre Bilbo y su Anillo. Entonces se cuenta la historia del Anillo, desde su forja hasta las aventuras de Bilbo y Frodo. Gandalf explica los problemas que tuvo en el verano, cuando fue hecho prisionero por Saruman el Blanco; antes sabio jefe de los Istari, y ahora una marioneta de Sauron.

El Concilio concluye que el Anillo no puede ser usado por nadie excepto por Sauron, ni puede guardarse para siempre; por ello, debe destruirse en los fuegos del Monte del Destino. Al final, Frodo decide aceptar esta tarea (asombrándose de sus propias palabras), y Elrond lo aprueba.

3. El Anillo va hacia el Sur

Se mandan muchos exploradores desde Rivendel a todas las direcciones para buscar noticias de cualquier sirviente del Enemigo, y vuelven aproximadamente dos meses después sin haber descubierto ninguna noticia importante. Elrond escoge a los compañeros de Frodo; y la Comunidad del Anillo queda formada por Frodo, Sam, Gandalf, Aragorn (Trancos), Legolas, Gimli, Boromir, Merry y Pippin. Bilbo regala su espada, Dardo, y su cota de mithril a Frodo. La Comunidad parte hacia el sur, viajando al oeste de las Montanas Nubladas durante muchos días, principalmente bajo la oscuridad de la noche. Observan que muchos cuervos y halcones vuelan sobre ellos, y piensan que los pájaros podrían ser espías del Enemigo. La compañía intenta cruzar las Montanas Nubladas a través del Paso del Caradhras, pero parece que la montaña los odia: una gran tormenta y avalanchas de nieve les obligan a retroceder, para no morir congelados.

4. Un viaje en la oscuridad

La única manera para la Comunidad de alcanzar el otro lado de las Montañas, es atravesar las minas de Moria, o Khazad-dûm que antiguamente era un reino espléndido de Enanos, pero que ahora está desolado y es conocido como un lugar terrible. La compañía es atacada por Huargos, grandes lobos al servicio de Sauron, y aunque tienen éxito en su primer ataque, parece que el viaje a través de Moria es ahora la única solución para evitar ser sorprendidos por los lobos otra noche. Encuentran las Puertas de Moria y Gandalf descubre la contraseña que las abre. Tan pronto entran, unos tentáculos de una criatura desconocida indudablemente maligna, se arrastran fuera de la laguna, y casi consigue arrastrar a Frodo a sus profundidades. Al escapar, la compañía entra rápidamente y descubren que las Puertas han sido creadas para abrir desde fuera. Viajan a través de la oscuridad de las Minas durante dos días, y Frodo frecuentemente cree oír pasos distantes que los siguen. En la mañana del tercer día alcanzan la tumba de Balin.

5. El Puente de Khazad-Dûm

Gandalf encuentra un libro y lee las crónicas durante algún tiempo; también descubre entre otras cosas, la situación de la tumba dentro de Moria. Sin embargo, cuando piensan volver de nuevo fuera de la habitación, son atacados por un gran número de Orcos acompañados por Trolls. Se defienden valientemente en la cámara de la tumba, y durante algún tiempo detienen los ataques hasta que consiguen escapar a través de la otra puerta fuera de la tumba. Gandalf intenta cerrar la puerta con un hechizo; pero algo se le opone; al parecer hay un antagonista muy fuerte, y bajo su presión, la puerta se rompe y se derrumba la cámara. Esto bloquea el pasaje y libra a la compañía durante algún tiempo de la persecución. Siguen descendiendo y alcanzan el Primer nivel, debajo de las Puertas. Aquí los Orcos han preparado una trampa de fuego. Pero todavía hay una manera de salir: atravesar el Puente de Durin que pasa sobre un gran abismo, que se hizo como una defensa para los antiguos enanos. Los Trolls traen tablas de piedra para cruzar su barrera de fuego, y antes de que la Comunidad piense en cruzar el puente, un Balrog aparece: una ardiente criatura del mundo antiguo que los enanos despertaron con sus excavaciones. Gandalf lucha con él en el puente; al final el mago y el Balrog caen en al abismo mientras el puente se rompe. El resto de la Comunidad corre fuera de Moria.

6. Lothlórien

Gimli y Frodo visitan el Lago Espejo. Entonces la compañía continúa su marcha, y Aragorn atiende las heridas de Frodo y Sam. Entran en el bosque de Lórien, y cruzan el río Nimrodel. Son detenidos por tres guardias Elfos de Lothlórien que les permiten dormir en sus flets (talan). Esto les protege de los orcos y de los curiosos ojos de Gollum. Puesto que los mensajes de Elrond ya han llegado a Lórien, la Compañía se dirige a Caras Galadhono con sus ojos vendados y acompañados por dos guardias. Se encuentran más Elfos al día siguiente que traen un mensaje del Señor y Señora de los Galadhrim dando permiso a la compañía para caminar sin vendas. Lórien es una tierra extraña, maravillosa, donde muchas cosas antiguas y justas todavía se mantienen vivas desde los Antiguos días. Pasan por Cerin Amroth, el Montículo de tierra de Amroth del que Aragorn parece tener recuerdos muy agradables.

7. El Espejo de Galadriel

La compañía se pasa varios días en la ciudad más importante de Lothlórien, Caras Galadon; allí encuentran al Señor Celeborn y a la Señora Galadriel, y habla con ellos sobre su causa y sobre Gandalf. Galadriel lleva a Frodo y a Sam a un jardín con un seto frondoso, llena de agua un pilón de plata creando un Espejo mágico. Ella les permite mirar en el espejo, pero les advierte que puede mostrar el pasado o el futuro, y puede ser traicionero si se actúa en consonancia con lo que muestra el espejo. Sam mira primero en el espejo, y ve árboles cortados en La Comarca. Le toca a Frodo mirar en el espejo, y ve muchas cosas: Gandalf en una túnica blanca; Bilbo, recorriendo su cuarto, el Mar y el Ojo de Sauron. Frodo ve en el dedo de Galadriel el Nenya, uno de los Tres Anillos de los Elfos, y le ofrece el Anillo Único, pero ella lo rechaza.

8. Adiós a Lórien

La Comunidad esta a punto de dejar Lorien, y los Elfos les dan tres barcas para bajar por el Anduin y así aliviar su viaje; también les dan las capas élficas grises, varias cuerdas y lembas, un tipo especial de pan que da bastante fuerza a uno durante un día entero. Cuando navegan rió abajo durante algún tiempo, se encuentran una nave cuya forma se parece a un cisne. A bordo de él están Celeborn y Galadriel, y la compañía es invitada a bordo para una fiesta de despedida. Galadriel le da un regalo a cada miembro de la compañía, entre los que destacaban un frasco de luz a Frodo, una caja de tierra de Lórien a Sam, y un broche color de plata con una gema verde a Aragorn. Entonces la compañía deja Lórien finalmente y continúa su viaje; dejar esa tierra es un gran pesar para todos ellos.

9. El Río Grande

El viaje hacia el sur a través del Anduin, el Gran río, en las barcas élficas, sigue durante varios días. Gollum les sigue en un tronco de madera, mientras los orcos frecuentan la orilla este del rio. De lejos observan un águila en el cielo, y deciden viajar de noche para minimizar las oportunidades de ser descubiertos. Una noche, estando muy cerca de los Rápidos de Sarn Gebir, son atacados por orcos del lado este. Una extraña forma oscura vuela encima de ellos, y Legolas le dispara una flecha dándole de lleno; esto desanima a los enemigos, el ataque se detiene y la compañía se retira a una orilla. Aquí descubren que habían pasado casi un mes en Lórien. Llevan sus barcos y equipaje a lo largo de un camino viejo mas allá de los Rápidos, y continúan el viaje mas allá del las Argonath, los Pilares de los Reyes, las grandes estatuas de Isildur y Anarion construidas hace tiempo por los Numenoreanos. Poco después llegan a las Cataratas del Rauros, donde deben decidir qué camino tomar: ir al este a Mordor, o seguir al sur hacia Minas Tirith.

10. La Disolución de la Comunidad

La compañía pasa la noche en la orilla occidental del río. La hoja de Dardo, la espada de Frodo, empieza a brillar, indicando que los orcos no están lejos. Al día siguiente deben decidir su camino. Frodo siente la necesidad de tomar la decisión a solas, y los otros le dan una hora para tomar una determinación. Se aleja para intentar tomar una decisión clara. Entretanto, Boromir se aleja de la compañía con disimulo, encuentra a Frodo en el bosque y le insta a que le dé el Anillo. Frodo piensa ahora firmemente en ir a Mordor e intentar destruir el Anillo; Boromir se enfada y empieza a amenazarlo para que Frodo le dé el Anillo. Frodo se lo pone y corre lejos. Va a la cima de la colina de Amon Hen, donde puede ver (todavía llevando el Anillo) las tierras cercanas y distantes hasta las fronteras de las tierras de Mordor. Siente el Ojo de Sauron que lo busca, y finalmente se quita el Anillo. Decide dejar la compañía en secreto, enseguida, porque nunca volvería a tener el valor suficiente para partir de nuevo. Entretanto Boromir regresa con la compañía y empiezan a buscar a Frodo; mientras los otros están investigando, Sam comprende que Frodo está intentando dejarlos, y vuelve a las barcas justo cuando Frodo está arrastrando una hacia el agua. Enseguida Sam y Frodo salen juntos, cruzan el río y parten hacia el suroeste, hacia Mordor.

La Comunidad del Anillo (Libro 1) resumen

La Comunidad del Anillo

(Libro 1)

1. Una Reunión muy Especial

Han pasado sesenta años desde que Bilbo Bolsón, el héroe de El Hobbit, había vuelto de su viaje. En Hobbiton se le conoce gracias a su legendaria riqueza y al hecho de que la edad no parece afectarlo.
Bilbo está apunto de batir una marca record de edad: 111 años, por ello anuncia una gran celebración en su honor y en el de su sobrino Frodo, que cumple 33 años el mismo día. Frodo había sido adoptado hace algunos años como heredero y Bilbo le trajo para vivir con él en Bolsón Cerrado.
La fiesta es un éxito. Acuden a ella un gran número de hobbits; pero Bilbo se ha sentido extraño últimamente, y ha decidido tomarse unas vacaciones lejos de La Comarca. Así, después de pronunciar un discurso de sobremesa delante de 144 invitados entre los amigos más íntimos de Frodo y sus parientes, Bilbo se pone su anillo mágico y desaparece causando gran sorpresa. Habla una última vez con Gandalf antes de partir, y casi cambia su intención de dejar el anillo a Frodo; pero Gandalf lo persuade de su idea, y Bilbo sale, dejando mucho atras pero más feliz que en toda su vida. Frodo hereda el anillo, y Gandalf le advierte de no usarlo. Al día siguiente Frodo está ocupado dando los regalos que Bilbo había dejado para los hobbits, y una muchedumbre de personas rodea la casa, muchos de ellos excavando alrededor y buscando los tesoros imaginarios de Bilbo. Gandalf marcha, y no volverá en mucho tiempo.

2. La Sombra del Pasado

Gandalf visita a Frodo algunas veces en los años siguientes. Frodo se acostumbra a ser el amo de Bolsón Cerrado, y se hace amigo de alguno de los hobbits mas jóvenes (como Peregrin Tuk y Merry Brandigamo) mientras la mayoría lo consideran raro, tal y como pensaban de su tío Bilbo. Empiezan a aparecer rumores de eventos extraños fuera de La Comarca, como de la restauración del Poder Oscuro en la Tierra de Mordor, aunque la mayoría de los hobbits no los creen todavía. En el quincuagésimo año de Frodo, Gandalf lo visita de nuevo y tienen una larga charla acerca del anillo que Frodo había heredado de Bilbo. Gandalf le habla a Frodo sobre la naturaleza y la historia del anillo que realmente es el más grande de los Anillos de Poder y fue hecho hace tiempo por Sauron, el Señor Oscuro de Mordor. Sauron esta buscándolo ahora ávidamente, y si lo encuentra su poder crecería inmensamente. El Anillo debe destruirse para que Sauron no pueda encontrarlo; pero solo puede destruirse en las llamas del Orodruin, el Monte del Destino en Mordor. Parece que Sauron ya había oído hablar de Bilbo y de La Comarca gracias a Gollum, así que ahora La Comarca probablemente ya no sea un lugar seguro para Frodo. Este decide salir para destruir el Anillo, acompañado por el joven Sam Gamyi, su jardinero, que al contrario que la mayoría del hobbits, cree en los viejos cuentos y le encantaría ver a los magníficos Elfos.

3. Tres es Compañía

Frodo vende Bolsón Cerrado a los Sacovilla-Bolsón y compra una casa en Los Gamos, al este de La Comarca, donde él había pasado su juventud, para evitar sospechas del motivo de su marcha. En su quincuagésimo cumpleaños parte de Bolsón Cerrado junto con sus amigos Pippin (Peregrin Tuk) y Sam Gamyi. Gandalf se había marchado durante un tiempo en busca de noticias, pero no había vuelto todavía, lo que preocupa a Frodo.

Al día siguiente descubren que los misteriosos Jinetes Negros les están siguiendo. Sin saber qué son exactamente, Frodo, muy cuidadoso, decide no dejarse ver por estos Jinetes. Andando por la tarde se encuentran con un grupo errante de Elfos cuyo jefe es Gildor Inglorion. Frodo habla durante mucho tiempo con Gildor, y este le aconseja que intente llegar a Rivendel a pesar de la ausencia de Gandalf, y le dice que los Jinetes Negros son sirvientes peligrosos del Enemigo.

4. Un Atajo hacia los Hongos

Al día siguiente Frodo decide tomar un atajo hacia el río Brandivino, donde Merry se suponía que les esperaba ese día. Atajaron para llegar allí más pronto, y para evitar ser vistos de nuevo por los Jinetes Negros. De camino, sienten que alguien se acerca y uno de los Jinetes aparece en el camino segundos después de dejarlo. Después de un pasaje largo y desagradable a través de los bosques, alcanzan la propiedad del Granjero Maggot que es conocido por azuzar a sus perros a cualquier intruso que intente coger sus hongos (como el propio Frodo había experimentado en su juventud). Por suerte MAggot les recibe de buena gana, sobre todo cuando descubre a Pippin, amigo suyo. Maggot les dice que un jinete negro extraño y aterrador le hizo preguntas por un tal Bolsón por la mañana. Maggot les acoge en su casa y por la mañana temprano les lleva en carreta hasta el punto donde habían quedado con Merry.

5. Conspiración desenmascarada

En cuanto cruzan el río, notan la presencia de una figura negra que está de pie en el muelle desde el que habían salido. Los hobbits se dirigen a la nueva casa de Frodo en Cricava, y hablan sobre sus aventuras en el viaje. Frodo piensa decirles finalmente a sus amigos que va a salir lo más pronto posible, cuando ellos le dicen que ya saben lo del Anillo y el propósito de su viaje, y que ellos piensan acompañarlo y ayudarlo. Después del susto inicial, Frodo acepta su ayuda alegremente y deciden partir al día siguiente temprano a través del Bosque Viejo, un lugar conocido como raro y peligroso, evitando así los caminos que probablemente estén vigilados por los Jinetes.

6. El Bosque Viejo

Los hobbits entran en el Bosque Viejo y pronto empiezan a sentir su rareza, como si los árboles estuvieran vigilándolos y los odiaran. Alcanzan el Claro de la Hoguera, donde los hobbits quemaron muchos árboles hace tiempo. De allí, siguen un camino que los lleva a una colina que sube fuera del Bosque, y desde allí hacia el Río Tornasauce, la parte central y más extraña del bosque. Quieren evitarlo y dejar el camino, pero el terreno siempre es más difícil en la dirección que les gustaría ir. Más tarde llegan al Río Tornasauce y encuentran un camino que corre paralelo a su cauce. Este camino los lleva al viejo Hombre-Sauce donde empiezan a sentirse soñolientos de repente. Frodo, Merry y Pippin se duermen, y el árbol tira a Frodo al agua y captura a Merry y Pippin bajo sus raíces. Sam y Frodo no pueden rescatarlos, y corren por el camino gritando auxilio. Se encuentran con Tom Bombadil, un hombre extraño que canta canciones sin sentido. Tom canta la melodía correcta, y el Hombre-Sauce permite salir a Merry y a Pippin; entonces Tom invita a los hobbits a su casa, donde vive con Baya de Oro, la Hija del Río.

7. La Casa de Tom Bombadil

Después de tomar una cena magnifica, se van a dormir, y cada uno de ellos tiene sueños diferentes y extraños. Al día siguiente llueve mucho (día del lavado de Baya de Oro) y los hobbits hablan con Tom durante todo el día. Tom les habla sobre el Bosque, sobre los árboles y los animales, el viejo Hombre-Sauce, las Quebradas, y la historia antigua; porque él es el Antiguo, el Amo que ya estaba allí en los Antiguos Días en la Primavera de Arda, antes de que los Elfos hubieran despertado. Luego hablan sobre La Comarca, y del viaje de los cuatro hobbits. Durante la conversación, Tom se pone el Anillo y para asombro de los hobbits, descubren que no tiene poder sobre él. Tom les da consejo al día siguiente, y les enseña una rima para llamarlo si necesitan su ayuda.

8. Niebla en las Quebradas de los Túmulos

Los hobbits dejan la casa de Tom y piensan cruzar las Quebradas. Las Quebradas es un área montañosa llena de túmulos antiguos con leyendas terribles. Adelantan bastante por la mañana, y al mediodía se detienen para descansar al lado de una piedra grande extrañamente fría que está de pie en la cima llana de una colina. Se quedan dormidos y se despiertan a la puesta del sol rodeados por niebla. Están desorientados y marchan en una dirección que creen que es la correcta hacia el Camino. Frodo descubre que se han equivocado y cuando mira para atrás oye los gritos de sus compañeros y ve que han desaparecido. Intenta seguir el sonido pero es capturado por un tumulario. Entonces despierta dentro de un túmulo, y descubre que sus amigos están dormidos mientras una mano esta arrastrándose hacia ellos. Frodo canta la rima que Tom Bombadil les había enseñado el día antes, y Tom irrumpe en el túmulo dejando entrar la luz del día. Tom despierta a los otros tres hobbits, y da a cada uno una espada de entre los tesoros que había dentro del túmulo. También les trae sus potros que habían huido por la noche; y los acompaña hasta las fronteras de su tierra. Los hobbits continúan, y alcanzan el pueblo de Bree por la tarde.

9. Bajo la Enseña del Poney Pisador

Los hobbits entran en El Poney Pisador, una posada grande de Bree. Esta es una posada donde acuden los viajeros en busca de una habitación o para tomar algún trago. En ella pueden encontrarse a los hobbits locales y hombres, enanos del camino, los hombres extraños del Sur, y un misterioso montaraz conocido como Trancos.

Después de la cena Frodo, Sam y Pippin deciden charlar con los allí presentes, mientras Merry se marcha a tomar el aire. Pippin llama la atención contando una historia sobre el Alcalde de La Comarca, y ya animado por la gente empieza a contar la fiesta de la despedida de Bilbo. Frodo no quiere mencionar la desaparición de Bilbo, y para interrumpir a Pippin, salta en una mesa y empieza a cantar y bailar. Salta y se cae de la mesa, y mientras se cae, el Anillo se resbala en su dedo y desaparece. Esto causa mucha desconfianza y a pesar de sus explicaciones de haberse arrastrado bajo la mesa hasta el rincón donde estaba Trancos, la mayoría de la clientela se marcha asustada.

Trancos parece saber su nombre real y la verdadera causa de su desaparición y le pide que tengan una charla. Cebadilla Mantecona, el posadero, también recuerda algo y le pide una conversación privada a Frodo.

10. Trancos 

Trancos habla con Frodo, Sam y Pippin. Este se ofrece a ser su guía, y parece saber mucho de Frodo; sin embargo, debido a su apariencia, los hobbits no confian en él. Entonces Mantecona llega y explica que Gandalf dejó hace varios meses una carta para un tal Frodo Bolsón que Mantecona olvidó enviar a La Comarca. Los hobbits parecen encajar con la descripción que Gandalf dio a Mantecona, y este le da la carta a Frodo. Entre otras cosas, en esta carta Gandalf aconseja que acepten la ayuda de un amigo suyo, un hombre llamado Trancos (con el verdadero nombre de Aragorn). Así Frodo decide aceptar su ayuda como guía a Rivendel. Merry, que estaba fuera, entra en la habitación y dice que ha visto a los Jinetes Negros, y parece que tienen espías en Bree. Los hobbits deciden no ir a sus cuartos, y duermen todos juntos en otras habitación, después de atrancar ventanas y puertas.

11. Un Cuchillo en la Oscuridad

Esa misma noche, los Jinetes Negros irrumpen en la casa de Frodo en Cricava y descubren que no esta allí. Enseguida se dirigen a Bree a gran velocidad. Irrumpen en la posada, o más específicamente en el cuarto especialmente habilitado para hobbits viajeros. Así los hobbits se salvan, pero todos los caballos y los potros de la posada escapan aterrorizados. Al día siguiente compran un potro y suministros de comida. Se dirigen a Rivendel, y Trancos los lleva a través del pantano de Moscagua hasta la Colina de los Vientos que ofrece una vista privilegiada. Parece que Gandalf había estado allí tres días antes que ellos. Esa tarde son atacados por cinco de los Jinetes en una cañada debajo de la Colina de los Vientos; Frodo no puede resistirse al deseo de ponerse el Anillo, e inmediatamente después de hacerlo, comprende que le pueden ver los Jinetes muy claramente a pesar de la oscuridad. El capitán de los Jinetes ataca a Frodo que lanza un golpe a los pies del Jinete; pero este le clava un cuchillo en el hombro izquierdo y se desmaya inmediatamente después.

12. Huyendo hacia el Vado

Trancos hace lo que puede para curar a Frodo, pero sólo puede recibir un tratamiento apropiado en Rivendel. Cruzan el río Fontegrís, o Mitheithel, y para evitar el camino, atraviesan una zona montañosa e incluso alcanzan el país de los trolls donde Bilbo había experimentado su primera aventura hace tantos años. Tienen que cruzar una cordillera de colinas para acercarse de nuevo al Camino, ya que su única esperanza de llegar a tiempo a Rivendel es seguir el Camino que cruza el río Sonora, o Bruinen: deben llegar al Vado del Bruinen. En el Camino se encuentran con Glorfindel, un Señor-Elfo que ha sido enviado desde Rivendel para encontrarlos y ayudarlos. Cerca del Vado del Bruinen, son emboscados por los Jinetes Negros, cinco que los siguen por detrás y cuatro que esperan en el Vado. Frodo consigue escapar de ellos y cruzar el río en el caballo de Glorfindel. Entonces una gran avalancha de agua viene río abajo arrastrando a los Jinetes lejos de allí.

El hobbit (resumen)

EL HOBBIT

1. Una Tertulia inesperada

Bilbo Bolson era un hobbit acomodado que vivía en hobbiton, en La Colina. Una mañana como cualquier otra Bilbo había acabado de desayunar y estaba fumando una pipa a la puerta de su casa , cuando llegó un anciano llamado Gandalf ofreciéndole participar en una aventura (habéis de saber que a los hobbits no les gustan las aventuras, ni cualquier cosa que se les parezca). Pero Bilbo la rehusó amablemente invitándole a tomar el té al día siguiente. Pues bien , al día siguiente no apareció solamente Gandalf, sino que con él llegaron ¡12 enanos!. Entre ellos estaba Thorin Escudo de Roble, hijo de Thrain y nieto de Thor, que habían escapado de su hogar, situado en la Montaña Solitaria, al lado del Lago Largo, tiempo atrás por culpa de un gran dragón llamado Smaug el Dorado. El caso es que habían decidido hacerse con los servicios de Bilbo para recuperar su hogar. Bilbo no pudo rehusarse y al día siguiente tuvo que partir con ellos.

2. Carnero Asado

Atravesaron las tierras de los hobbits y llegaron a un bosquecillo donde se disponían a acampar. De pronto vislumbraron una luz y decidieron que , ya que el trabajo del hobbit era el de saqueador, Bilbo fuera a averiguar que era esa luz. Y allá fue Bilbo, y descubrió que en aquel bosquecillo habían acampado 3 trolls y habían hecho un fuego. Bilbo fue descubierto y poco después los enanos, pero gracias a la astucia de Gandalf consiguieron salir ilesos de esta aventura.

3. Un Breve Descanso

Partieron de nuevo y llegaron a las Montañas Nubladas pasando por Rivendel , donde fueron aconsejados por Elrond el Medio Elfo. Este descubrió las runas lunares que escondía el mapa de Thorin, que ponían: “cinco pies de altura y tres pasan con holgura”. Gracias a Elrond descifran lo que les quedaba por descubrir del mapa. A la mañana siguiente se ponen de nuevo en camino por las Montañas Nubladas.

4. Sobre la Colina y bajo la Colina

Cuando llegaron a las Montañas, tuvieron problemas de nuevo , esta vez causados por una tormenta que los obligó a resguardarse en una cueva. Pero ocurrió que esa cueva era la entrada a las cavernas de los trasgos , y los atacaron de noche y los hicieron prisioneros. Tuvieron la suerte de contar con Gandalf , que no había sido hecho prisionero. Con la sorpresa, los enanos se revelaron matando a algunos trasgos, y consiguen liberarse; pero fueron perseguidos por los túneles y Bilbo se perdió.

5. Acertijos en las Tinieblas

El pobre estaba muy asustado y fue arrastrándose por los túneles cuando su mano tocó algo metálico y pequeño, un anillo. Bilbo se lo guardó y continuó arrastrándose hasta que llegó al borde de un lago, donde se encontró con una inesperada compañía. En el lago vivía una criatura espantosa llamada Gollum. Era pequeño y delgado , pero era muy rápido , y además , para alimentarse tenía un anillo que lo hacía invisible. Fue este el anillo que encontró Bilbo, y fue gracias a él que escapó tras jugar a las adivinanzas con Gollum , el cual le había prometido que le enseñaría la salida si le ganaba. Bilbo ganó, pero tuvo que salir por patas ya que Gollum estaba hambriento y enfadado.

6. De la Sartén al fuego

Cuando logró salir encontró a sus amigos rápidamente y siguieron su camino. Pero tuvieron un percance: unos trasgos y huargos fueron detrás de ellos cuando pensaban que ya había pasado todo. Tuvieron que refugiarse en lo alto de los árboles, y Gandalf prendió varias piñas para espantar a los huargos. Pronto estuvieron envueltos en llamas y el Señor de las Águilas fue para ver qué pasaba. Viendo la situación de Gandalf y sus compañeros, los sacó de allí volando. Así consiguieron dejar las Montañas Nubladas.

7. Extraños Aposentos

Después de que las Águilas les dejaran, siguieron su camino a pie. Se desviaron, y llegaron a la casa de Beorn, un hombre que se podía transformar en oso. Pues bien, allí llegaron y este les dio alojamiento. Estuvieron hablando de sus aventuras y Beorn los ayudó dándoles poneys para que llegaran rápidamente al sendero del bosque negro.

8. Moscas y Arañas

Bilbo y los enanos pronto encuentran dificultades en el corazón del Bosque Negro. Las arañas consiguen apresarlos a todos menos a Bilbo, que gracias al Anillo se vuelve invisible y consigue escapar del ataque. Bilbo hace un plan excelente por el cual consigue derrotar a todas las arañas y liberar a los enanos usando a Dardo.

9. Barriles de Contrabando

Cuando los enanos intentan encontrar la salida del Bosque Negro son capturados por los elfos y llevados ante su Rey Thranduil. Este les interroga sin éxito acerca de sus planes, por lo que decide encerrarlos a todos en celdas separadas.
Mientras, Bilbo, que había conseguido escapar haciéndose invisible, descubre una compuerta en la ladera de la colina, donde nace el curso subterráneo del río del Bosque. Se le ocurre un plan y, aprovechando que el guardia que vigila las celdas de los enanos se queda dormido, los libera y los aleja de los dominios de los elfos metidos en barriles.

10. Una cálida Bienvenida

Siguiendo el cauce del río llegan a la ciudad de los hombres del lago, Esgaroth, construida sobre la superficie del Lago Largo. Los elfos de la almadía y los barqueros corren a celebrar la llegada de los barriles de mercancía y enviarlos de regreso. Mientras tanto el hobbit saca uno a uno a todos los enanos.
Los enanos se presentan ante el gobernador, con Thorin a la cabeza. El gobernador, temeroso, los acoge con hospitalidad. Una vez repuestos y bien provistos de alimentos, caballos y poneys abandonan la ciudad y parten en busca de Smaug.

11. En el Umbral

Tras varias jornadas de viaje agotador, encuentran una piedra tras la cual se levanta una pared desnuda. A pesar de no tener cerradura por ninguna parte, están seguros de haber encontrado la puerta de la montaña. Tratan de abrirla de todas las formas imaginables, pero no lo consiguen. De repente, durante la puesta de sol, un rayo rojo cae sobre la superficie lisa de la roca. Se desprende un trozo de la pared y aparece una especie de cerradura. Thorin introduce la llave que lleva colgada del cuello, y la pared cae. Poco a poco aparece ante ellos una puerta. Todo tiene lugar como indicaban las letras lunares.

12. Información Secreta

El hobbit se introduce en la montañay, a través de un túnel, llega al sótano donde Smaug esconde el preciado tesoro. Mientras el dragón duerme plácidamente, Bilbo coge un copín de doble asa y huye, lo que provoca la ira de Smaug al despertar. El dragón busca sin éxito al ladrón por toda la montaña. Los enanos se han escondido en el túnel para no ser encontrados.

13. Un Cuchillo en la Oscuridad

El grupo avanza a través del túnel hasta el salón del tesoro. Bilbo encuentra la codiciada Piedra del Arca y se la mete en su bolsillo sin que nadie repare en ello: todos han quedado estupefactos ante la grandeza del tesoro. El hobbit los apremia a buscar la salida antes de que el dragón regrese. Guidados por Thorin encuentran la Puerta Principal y salen al exterior.

14. Fuego y agua

Smaug se enfrenta contra los hombres de Esgaroth, la ciudad del Lago. Cuando la ciudad se encuentra prácticmente destruida, Bardo, capitán de un grupo de arqueros logra mantenerse firme hasta el final, dispara una flecha sobre el punto débil del dragón, un hueco en su pecho izquierdo, causándole la muerte.
Los hombres nombran rey a Bardo, que solicita la ayuda de los Elfos para reconstruir la ciudad arrasada y marchar a la Montaña en busca del tesoro.

15. El Encuentro de las Nubes

Los enanos, al ser avisados de que los ejércitos de los Hombres del Lago y los Elfos se dirigen hacia allí, mejoran las fortificaciones de la entrada principal, única disponible, para impedirles el paso.
Hombres y Elfos llegan dispuestos a negociar el reparto del tesoro, pero la avaricia ha endurecido el corazón de Thorin y ante su negativa a compartir el tesoro, que considera exclusivamente propiedad de los Enanos, deciden sitiar la Montaña.

16. Un Ladrón en las Noche

Bilbo, harto de todo el asunto, toma la decisión de iniciar conversaciones por su cuenta con el Rey Elfo y Bardo, a quienes entrega la preciada Piedra del Arca, pensando que así facilitará futuras negociaciones con los enanos.

17. Las Nubes Estallan

Bardo y el Rey Elfo, con la Piedra del Arca en su poder, intentan de nuevo negociar con Thorin, el cual enfurece al descubrir la traición de Bilbo. Al final, confiando en que la inminente llegada de Dáin y su ejército de Enanos le libraría de cumplir su parte del trato, Thorin accede a dar la catorceava parte del tesoro en oro y plata a cambio de la codiciada Piedra.
Pero los enanos de las colinas de Hierro, conducidos por Dáin, no eran los únicos que se dirigían hacia la Montaña Solitaria: un ejército de Trasgos y Huargos los seguía muy de cerca.
Así se produjo la Batalla de los Cinco Ejércitos entre Trasgos, Huargos, Elfos, Hombres y Enanos, además de la participación de las Águilas en contra de las criaturas oscuras.

18. El Viaje de Vuelta

Tras ser golpeado en la cabeza con una piedra y haber quedado inconsciente. Bilbo se recupera y es llevado ante Thorin, que yace en su lecho de muerte, para reconciliarse con él. Bilbo es informado más tarde acerca del desenlace de la Batalla: a pesar de que los Trasgos eran superiores en número, fueron derrotados. El tesoro se repartió con justicia entre los vencedores y Thorin fue enterrado bajo la Montaña con la Piedra del Arca sobre el pecho.
La aventura había terminado y bilbo podía regresar a su añorado hogar.

19. La Última Jornada

En el camino de vuelta junto a Gandalf, Bilbo hace una parada en la casa de Elrond, donde permanece una semana recuperándose del cansancio acumulado a lo largo de su aventura.
Por fin llegan a La Comarca y tras la sorpresa inicial de que sus bienes estaban siendo subastados al haber sido declarado “presuntamente muerto”, pudo volver poco a poco a su vida cotidiana

Prefacio de la edición revisada de El Señor de los Anillos

Prefacio de la edición revisada de
El Señor de los Anillos

de

JRR Tolkien

El DTI ofrece aquí una traducción del Prefacio incluido por Tolkien en la edición revisada de “El Señor de los Anillos”, publicada en 1966. Esta traducción responde al hecho de que este prefacio no aparezca en las ediciones más habituales del Minotauro, al haberse éstas traducido directamente de la edición original de 1954:

Prefacio
(Foreword)

Este relato creció a medida que se iba narrando, hasta convertirse en una historia de la Gran Guerra del Anillo e incluyó muchos vislumbres de la historia aún más antigua que lo precedía. Fue comenzado poco después de haberse escrito “El Hobbit” y antes de su publicación en 1937; pero no continué con esta secuela porque quería primero completar y poner en orden la mitología y leyendas de los Días Antiguos, que habían estado tomando forma durante varios años. Y deseaba hacer esto para mi satisfacción personal, y tenía escasas esperanzas de que otros pudieran estar interesados en este trabajo, especialmente por proceder de inspiración básicamente lingüística y haberse comenzado con la intención de proporcionar el necesario trasfondo a la “historia” de las lenguas élficas.

Cuando aquellos cuyo consejo y opinión busqué corrigieron “escasas esperanzas” por “ninguna esperanza”, volví a la secuela, animado por las peticiones de los lectores sobre más información concerniente a los hobbits y sus aventuras. Pero el relato se había dirigido irresistiblemente hacia el mundo antiguo, y se convirtió en una crónica, tal y como estaba, de su fin y desaparición antes de que su inicio y mitad se hubieran narrado. El proceso había empezado con la escritura de “El Hobbit”, en el cual había ya algunas referencias a los asuntos antiguos: Elrond, Gondolin, los Altos Elfos, y los orcos, así como vislumbres que habían surgido sin quererlo de cosas que eran más altas, profundas u oscuras que en su superficie: Durin, Moria, Gandalf, el Nigromante, el Anillo. El descubrimiento de la significación de esos vislumbres y de su relación con las historias antiguas revelaron la Tercera Edad y su culminación en la Guerra del Anillo.

Aquellos que habían solicitado más información sobre los hobbits finalmente la tuvieron, pero hubieron de esperar mucho tiempo; pues la composición de “El Señor de los Anillos” se hizo a intervalos entre los años 1936 y 1949, un período en el que yo tenía muchas obligaciones que no descuidaba, y muchos otros intereses como aprendiz y profesor que con frecuencia me absorbían. El retraso fue, por supuesto, aumentado por el estallido de la guerra en 1939, año al final del cual el relato no había aún alcanzado el final del Libro Primero. A pesar de la oscuridad de los siguientes cinco años sentí que la narración no podía ser abandonada del todo, y trabajé mucho en ella, normalmente por la noche, hasta situarme en la tumba de Balin, en Moria. Allí me detuve por un tiempo. Fue casi un año más tarde cuando continué y llegué así a Lothlórien y al Río Grande, a finales de 1941. En el año siguiente escribí los primeros esbozos de los temas que ahora se encuentran en el Libro Tercero, y los principios de los capítulos I y III del Libro Quinto; y allí, mientras las almenaras se encendían en Anórien y Théoden llegaba al Valle Sagrado me detuve. La previsión había fallado y no había tiempo para más atención.

Fue durante 1944 cuando, dejando los cabos sueltos y confusiones de una guerra que era mi tarea conducir, o al menos relatar, me obligué a abordar el viaje de Frodo a Mordor. Esos capítulos, que con el tiempo se convertirían en el Libro Cuarto, fueron escritos y enviados por entregas a mi hijo, Christopher, entonces en Sudáfrica con la RAF. Sin embargo pasaron otros cinco años antes de que la historia fuese llevada a su presente final; en aquel tiempo cambié de casa, sillón y colegio, y los días aunque menos oscuros no eran menos laboriosos. Entonces, cuando el “final” había sido al fin alcanzado la historia entera tenía que ser revisada, e incluso largamente reescrita hacia atrás. Y tenía que ser mecanografiada, y re-mecanografiada: por mí; el coste del mecanografiado profesional por los diez dedos estaba más allá de mis posibilidades.

“El Señor de los Anillos” ha sido leído por mucha gente desde que finalmente apareció impreso; y querría decir algo aquí en referencia a las muchas opiniones o conjeturas que he recibido o leído concernientes a los motivos y el significado de la historia. El motivo primero era el deseo de un narrador de historias de intentar de su propia mano narrar un relato realmente largo que mantuviese la atención de los lectores, los divirtiese, los deleitase e incluso, a veces, tal vez los excitase o conmoviese profundamente. Como guía tenía sólo mis propias impresiones ante lo que iba sucediendo o desarrollándose, y con frecuencia el guía estaba inevitablemente desorientado. Algunos de los que han leído el libro, o al menos lo han juzgado, lo han hallado aburrido, absurdo o desdeñable; y no tengo motivos para quejarme, puesto que yo tengo similares opiniones de sus obras, o de los tipos de narración que ellos evidentemente prefieren. Pero incluso desde los puntos de vista de muchos que han disfrutado mi historia una gran parte no llega a complacerles. Es quizás imposible en una historia larga dar gusto a todo el mundo en todos los puntos, así como disgustar a todos en los mismos puntos; pues he extraído de las cartas que he recibido que todos los pasajes o capítulos que son para algunos una mancha en el conjunto de la obra son especialmente aprobados por otros. El crítico más severo de todos, yo mismo, encuentra ahora numerosos defectos, menores y mayores, pero no estando, afortunadamente, bajo obligación alguna de revisar el libro o reescribirlo de nuevo, pasará sobre ellos en silencio, excepto sobre uno que ha sido detectado por otros: el libro es demasiado corto.

En cuanto a cualquier significado oculto o “mensaje”, no hay alguno en la intención del autor. No es una obra alegórica ni tópica. Mientras la historia crecía, echó raíces (en el pasado) y extendió inesperadas ramas: pero su tema principal fue establecido desde el inicio por la inevitable elección del Anillo como el vínculo entre la misma y “El Hobbit”. El capítulo crucial, “La Sombra del Pasado”, es una de las partes más antiguas del relato. Fue escrito mucho antes de que el ensombrecimiento de 1939 se hubiese convertido incluso en una amenaza de desastre inevitable, y desde ese punto la historia se habría desarrollado hacia adelante esencialmente en las mismas líneas, si ese desastre hubiese sido advertido. Sus fuentes estaban desde mucho antes en mi mente, o en algunos casos ya escritas, y poco o nada en ello fue modificado por la guerra que empezó en 1939 o sus secuelas.

La guerra real no se asemeja a la guerra legendaria en su desarrollo ni conclusión. Si hubiese inspirado o dirigido el desarrollo de la leyenda, entonces ciertamente el Anillo habría sido tomado y utilizado contra Sauron; él no habría sido aniquilado sino esclavizado, y Barad-dûr no habría sido destruida sino ocupada. Saruman, al fallar en su intento de posesión del Anillo, habría aprovechado la confusión y traiciones de la época para encontrar en Mordor los eslabones perdidos de su propia investigación en la ciencia de los Anillos, y mucho antes habría fabricado un Gran Anillo para él con el cual desafiar al autoproclamado Soberano de la Tierra Media. En ese conflicto, los hobbits habrían sido aborrecidos y despreciados por ambos bandos: no habrían sobrevivido mucho tiempo ni siquiera como esclavos.

Otras conexiones podían ser inventadas de acuerdo a los gustos o visiones de aquellos a los que gustan las referencias alegóricas o tópicas. Pero a mí cordialmente me disgusta la alegoría en todas sus manifestaciones, y siempre ha sido así desde que me hice mayor y lo suficientemente cauteloso como para detectar su presencia. Prefiero de largo la historia, real o ficticia, con su variada aplicabilidad al pensamiento y experiencia de los lectores. Creo que muchos confunden “aplicabilidad” con “alegoría”; pero la una reside en la libertad del lector, y la otra en la expresa voluntad de dominación del autor.

Un autor no puede por supuesto permanecer completamente ajeno a su experiencia, pero las formas en las que una semilla narradora usa el abono de la experiencia son extremadamente complejas, y los intentos de definir el proceso son más adivinados que evidentes lo cual es inadecuado y ambiguo. Es también falso, aunque naturalmente atractivo, cuando las vidas de un autor y crítico se solapan, suponer que los movimientos del pensamiento o de los eventos del tiempo comunes a ambos son necesariamente las influencias más poderosas. Uno tiene realmente que caer bajo la sombra de la guerra para sentir plenamente su opresión; pero como los años pasan, parece ahora olvidarse con frecuencia que ser atrapado en la juventud en 1914 no fue una experiencia menos horrible que estar enredado en 1939 y los años siguientes. En 1918 todos excepto uno de mis amigos más íntimos habían muerto. O considerando un asunto menos grave: ha sido supuesto por algunos que “El Saneamiento de la Comarca” refleja la situación en Inglaterra en la época en que yo finalizaba mi historia. No es así. Es una parte esencial de la trama, prevista desde el inicio, aunque finalmente modificada por el personaje de Saruman, tal y como se desarrolló en la historia sin, debo señalar, ninguna significación alegórica o referencia política contemporánea o lo que sea. Tiene de hecho alguna base en la experiencia, aunque leve (pues la situación económica era completamente diferente), y mucho más atrás. La región en que viví mi infancia estaba siendo mezquinamente destruida antes de que yo cumpliera los diez años, en días en los que los automóviles eran objetos extraños (yo nunca había visto uno) y los hombres estaban construyendo aún vías de tren suburbanas. Recientemente vi en un diario una fotografía de la última decrepitud del una vez próspero molino de grano junto a su estanque que durante mucho tiempo me pareció tan importante. Nunca me gustó el aspecto del Joven molinero, pero su padre, el Viejo molinero, tenía una barba negra, y no se llamaba Arenas.

“El Señor de los Anillos” se publica ahora en una nueva edición, y se ha aprovechado la oportunidad para revisarlo. Cierto número de errores e inconsistencias que había en el texto han sido corregidos, y se ha hecho un intento de proporcionar información en algunos puntos que los lectores atentos han reclamado. He considerado todos sus comentarios y preguntas, y si algunos parecen haber predominado sobre otros puede ser porque haya fracasado en mantener mis notas en orden; pero muchas preguntas sólo podían ser contestadas por apéndices adicionales, o incluso por la producción de un volumen accesorio conteniendo mucho del material que no incluí en la edición original, en particular información lingüística más detallada. Mientras tanto, esta edición ofrece este Prefacio, una adición al Prólogo, algunas notas, y un índice de los nombres de personas y lugares. Este índice es intencionadamente completo en elementos pero no en referencias, pues para el presente propósito ha sido necesario reducir su volumen. Un índice completo, haciendo uso total del material preparado para mí por la Sra. N. Smith, pertenece más bien al volumen accesorio

Cuentos inconclusos (reseñas)

CUENTOS INCONCLUSOS: INTRODUCCIÓN

Los problemas con que se enfrenta quien tiene la responsabilidad de los escritos de un autor fallecido son difíciles de resolver. Puede que en esta situación, algunas personas decidan que no se publique ninguna clase de material, excepto la obra que esté virtualmente acabada a la muerte del autor. En el caso de los trabajos inéditos de J. R. R. Tolkien quizá ésta parezca a primera vista la medida más adecuada; puesto que él mismo, muy riguroso y exigente con su propia obra, ni siquiera hubiera soñado en permitir la publicación de estas narraciones -aun las más acabadas- sin que pasaran antes por un largo proceso de reelaboración.

Por otra parte, me parece que la naturaleza y el alcance de su capacidad inventiva ponen a sus historias, aun las abandonadas, en una posición peculiar. Que El Silmarillion no llegara a conocerse es para mí impensable, a pesar de su estado desordenado, y de las conocidas aunque irrealizadas intenciones de transformarlo que tenía mi padre; y en este caso, después de mucho vacilar, me atreví a presentar la obra no en la forma de un estudio histórico, un complejo de textos divergentes eslabonados por comentarios, sino como un cuerpo completo y coherente. Las narraciones comprendidas en este libro, en verdad, pisan un terreno del todo distinto: tomadas en conjunto, no constituyen un todo, y el libro no es nada más que una colección de escritos dispares en forma, intención, acabamiento, y fecha de composición (y también, en el tratamiento que les di), referidos a Númenor y la Tierra Media. Pero el argumento en defensa de su publicación no es por naturaleza distinto, aunque sí de menor fuerza, del que sostuve para justificar la publicación de El Silmarillion. Los que nunca hubieran renunciado voluntariamente a ciertas imágenes: Melkor con Ungoliant, cuando juntos contemplan desde la cima de Hyarmentir “los campos y pastos de Yavanna, oro bajo los altos trigales de los dioses”; las sombras que arroja el ejército de Fingolfin al salir por primera vez la luna en el Occidente; Beren, que atisba encarnado en un lobo bajo el trono de Morgoth; o la luz del Silmaril súbitamente revelada en la oscuridad del Bosque de Neldoreth, comprobarán, según creo, que las imperfecciones de forma de estos cuentos quedan con mucho compensadas por la voz de Gandalf (que se oye aquí por última vez) cuando se burla del altivo Saruman en la reunión del Concilio Blanco en el año 2851, o cuando cuenta en Minas Tirith, después de terminada la Guerra del Anillo, cómo llegó a enviar a los Enanos a la celebrada fiesta de Bolsón Cerrado; por la aparición de Ulmo, Señor de las Aguas, al levantarse del mar en Vinyamar; o por la de Mablung de Doriath, escondido “como un ratón de campo” bajo las ruinas del puente en Nargothrond; o por la muerte de Isildur cuando sale luchando del lodo del Anduin.

Muchas de las piezas que componen esta colección son desarrollos de temas contados más brevemente, o al menos mencionados, en otros sitios; y hay que decir sin más demora que muchos lectores de El Señor de los Anillos no encontrarán satisfactoria gran parte de este libro, pues considerarán que la estructura histórica de la Tierra Media es un medio y no un fin, el modo de la narración y no su objetivo, y tendrán escasos deseos de seguir más adelante la exploración por sí misma; no querrán conocer cómo se organizaron los jinetes de la Marca de Rohan, y de buen grado dejarían en paz a los Hombres Salvajes del Bosque de Drúadan. Mi padre, por cierto, no los consideraría equivocados. Dijo en una carta escrita en marzo de 1955, antes de la publicación del tercer volumen de El Señor de los Anillos:

¡Ojalá no hubiera prometido que seguirían unos apéndices! Pues creo que su aparición en forma truncada y comprimida no satisfará a nadie: por cierto, no a mí; es evidente por las cartas que recibo (en cantidad abrumadora) que tampoco satisfará a la gente que gusta de esas cosas -sorprendentemente abundante-; mientras que quienes disfrutan del libro como “historia heroica” solamente, y encuentran en las “perspectivas inexplicadas” parte del efecto literario, con razón no harán caso de los apéndices.

Ya no estoy tan seguro ahora de que la tendencia a tratar toda la obra como una especie de vasto juego sea en verdad acertada; por cierto no para mí, pues esas cosas me resultan fatalmente atractivas. Que tantos clamen por mera “información” o “conocimientos” es quizá un tributo al curioso efecto que tiene una historia fundada en una muy minuciosa elaboración de su geografía, su cronología y su lengua:

En una carta del año siguiente escribió:
… mientras que muchos como usted solicitan mapas, otros desean indicaciones geológicas más que la situación de los lugares; muchos quieren gramáticas, fonologías y especímenes élficos; algunas métricas y prosodias … Los músicos quieren melodías y notaciones musicales; los arqueólogos, cerámicas y metalurgia; los botánicos una más precisa descripción de los mallorn, elanor, niphredil, alfirin, mallos y symbelmynë; los historiadores desean más detalles acerca de la estructura social y política de Gondor; los curiosos quieren información sobre los Aurigas, los Harad, los orígenes de los Enanos, los Hombres Muertos, los Beórnidas y los dos magos desaparecidos (de los cinco mencionados).

Pero sea cual fuere el punto de vista que se adopte sobre esta cuestión, algunos, como yo encontrarán un mayor valor que la mera revelación de detalles curiosos en el hecho de saber que Vëantur el Númenóreano llevó su barca Entulessë, “El Regreso”, a los Puertos Grises ayudado por los vientos de la primavera del sexcentésimo año de la Segunda Edad; que la tumba de Elendil el de la Alta Talla fue erigida por Isildur su hijo en la cima de la colina del fanal de Halifirien; que el jinete Negro que vieron los hobbits en la neblinosa oscuridad de la ladera lejana de Los Gamos era Khamûl, el jefe de los Espectros de los Anillos de Dol Guldur, o aún que la infancia de Tarannon, décimo Rey de Gondor, que no tuvo hijos (hecho registrado en un apéndice de El Señor de los Anillos), tenía relación con los gatos, hasta ahora enteramente misteriosos, de la Reina Berúthiel.
La construcción del libro ha sido difícil, y el resultado obtenido, algo complejo. Las narraciones son todas “inconclusas”, pero en distintos grados, y en distintos sentidos de la palabra; por tanto, han exigido un tratamiento diferente; más adelante diré algo sobre cada una de ellas, y aquí sólo llamaré la atención sobre algunos rasgos generales.

El más importante es la cuestión de la “coherencia”: el mejor ejemplo es el texto titulado “La historia de Galadriel y Celeborn”. Se trata de un “Cuento inconcluso” en un sentido amplio: no una narración que se interrumpa bruscamente como “De Tuor y su llegada a Gondolin”, ni una serie de fragmentos como “Cirion y Eorl”, sino una hebra primaria de la historia de la Tierra Media que nunca fue definida con claridad, y que nunca tuvo forma escrita definitiva. La inclusión de las narraciones y esbozos de narraciones inéditas, por tanto, implica la aceptación de la historia no como realidad fija, con existencia independiente que el autor “comunica” (en el “papel” de traductor y redactor), sino como concepción imaginaria en desarrollo y que cambiaba en su mente. Desde el momento en que el autor dejó de publicar él mismo sus obras, después de someterlas a una minuciosa crítica y a un juicio comparativo, el más avanzado conocimiento de la Tierra Media que pueda encontrarse en sus escritos inéditos entra a menudo en conflicto con lo que ya “se sabe”; y los nuevos elementos incorporados al edificio existente contribuyen menos a la historia del mundo inventado que a la historia de su invención. En este libro he aceptado desde el principio que por fuerza ha de ser así; y salvo en relación con detalles menores, tales como cambios de nomenclatura (que hubieran creado una confusión desproporcionada, o la necesidad de una dilucidación desproporcionada) no he cambiado nada para que fuera coherente con la obra ya publicada, y en cambio he llamado la atención en todo momento sobre conflictos y variaciones. Por tanto, en esto, Cuentos inconclusos es esencialmente diferente de El Silmarillion, en el que un objetivo primordial, pero no exclusivo, era lograr cierta cohesión, tanto interna como externa; y, salvo en determinados pocos casos, he tratado en verdad la forma publicada de El Silmarillion como un punto de referencia fijo, al igual que los escritos que mi mismo padre publicó, sin tener en cuenta las innumerables decisiones “inautorizadas” que hube de adoptar entre las variantes y versiones rivales.

El contenido del libro es enteramente narrativo (o descriptivo): he excluido todos los escritos acerca de la Tierra Media o Aman de naturaleza primordialmente filosófica o especulativa, y, donde se abordan tales materias, no las he continuado. Di al texto una estructura sencilla, mediante una división en Partes, que corresponden a las primeras Tres Edades del Mundo; hubo inevitablemente algunas superposiciones, como en el caso de la leyenda de Amroth que figura en “La historia de Galadriel y Celeborn”.

La cuarta parte es un apéndice, y quizá exija cierta justificación en un libro llamado “Cuentos inconclusos”, pues los textos que contiene son ensayos de tipo general, discursivos, con muy pocos elementos narrativos o aun con ninguno. La sección de los Drúedain debió por cierto su inclusión original a la historia de “La piedra fiel”, de la que es parte; y esta sección me llevó a incorporar las referencias a los Istari y las Palantiri, pues éstas (especialmente las primeras) son asuntos por los que mucha gente manifestó curiosidad, y este libro pareció un lugar conveniente para exponer todo lo que queda por decir.

Puede que las notas resulten en algunas partes excesivamente densas, pero se ver que en los casos extremos (como en “El desastre de los Campos Gladios”) se deben menos al editor que al autor, que en sus obras tardías tendía a componer de este modo, llevando varios temas al mismo tiempo mediante notas entrelazadas. En todo momento he intentado poner en claro qué es lo que pertenece al editor y qué no. Y a causa de esta abundancia de material original, en las notas y los apéndices, me pareció mejor no restringir las referencias a las páginas del índice, sino cubrir con ellas el libro entero excepto la Introducción.

He supuesto en todo momento por parte del lector una familiaridad suficiente con la obra publicada de mi padre (más específicamente con El Señor de los Anillos), pues de lo contrario se habrían agrandado en exceso las aclaraciones adicionales, que para algunos ya serán más que suficientes. No obstante, he incluido cortas notas definitorias en casi todos los artículos más importantes del índice, con la esperanza de ahorrarle al lector la consulta constante de otros materiales. Si he dado alguna explicación inadecuada o he sido involuntariamente oscuro, la Complete Guide to Middle-earth (Guía completa de la Tierra Media) del señor Robert Foster constituye, como pude comprobarlo mediante una frecuente consulta, una admirable obra de referencia.

Sigue a continuación un conjunto de notas primordialmente bibliográficas sobre los diversos textos:

Cuentos Inconclusos: Primera parte De Tuor y su llegada a Gondolin

Mi padre dijo más de una vez que “La caída de Gondolin” era el primero, de los cuentos de la Primera Edad, que había compuesto, y no hay pruebas de que no sea así. En una carta de 1964 declaró que lo estuvo escribiendo “en mi cabeza” durante una licencia por enfermedad que le permitió dejar el ejército en 1917, y en otras oportunidades dio como fechas 1916 o 1916-7. En una carta que me dirigió en 1944 decía: “Empecé por primera vez a escribir [El Silmarillion] en barracas militares atestadas, llenas de un ruido de gramófonos”; y en verdad algunos versos en los que aparecen los Siete Nombres de Gondolin están garrapateados en el dorso de un pedazo de papel en que se enumera “la cadena de responsabilidades en un batallón”. El primer manuscrito existe todavía, y cubre dos pequeños cuadernos de ejercicios escolares; estaba escrito rápidamente con lápiz, y luego reescrito y anotado en parte con tinta. De este texto, mi madre, quiz en 1917, sacó una copia bastante limpia; pero ésta a su vez fue abundantemente corregida en una fecha que me es imposible determinar, pero que puede situarse en 1919-20, cuando mi padre estaba en Oxford, donde participaba en la composición del Diccionario, por entonces inconcluso. En la primavera de 1920, fue invitado a leer una disertación en el Club de Ensayos de su escuela (Exeter), y allí leyó “La caída de Gondolin”. Las notas de lo que intentaba decir a modo de introducción a su “ensayo” subsisten todavía. En éstas se disculpaba por no haber podido redactar un artículo crítico, y continuaba: “Por tanto, debo leer algo ya escrito y, movido por la desesperación, he recurrido a este cuento. Por supuesto, nunca había visto antes la luz … Desde hace algún tiempo un ciclo completo de acontecimientos desarrollados en una tierra feérica de mi propia fantasía viene gestándose (o más bien construyéndose) en mi mente. Algunos de los episodios han sido apuntados … Este cuento no es el mejor de ellos, pero es el único hasta ahora que ha sido revisado y todo eso; aunque la revisión no ha sido acabada, me atrevo a leerlo en voz alta”.

El cuento de Tuor y los Exiliados de Gondolin (como se titulaba “La caída de Gondolin” en los primeros manuscritos) permaneció inalterado durante muchos años, aunque mi padre, en algún momento, probablemente entre 1926 y 1930, escribió una breve versión resumida de la historia para incorporarla a El Silmarillion. (título que, entre paréntesis, apareció por primera vez en la carta enviada a The Observer del 20 de febrero de 1938); y esta versión se cambió luego de acuerdo con otras alteraciones introducidas en otras partes del libro. Mucho más tarde empezó a trabajar en un relato enteramente modificado, titulado “De Tuor y la caída de Gondolin”. Es muy probable que fuera escrito en 1951, cuando El Señor de los Anillos estaba terminado, pero la publicación era todavía dudosa. Con profundo cambio de estilo y atmósfera, aunque reteniendo gran parte de la historia escrita en su juventud, “De Tuor y la caída de Gondolin” habría contado con todo detalle la leyenda que constituye el breve capítulo 23 de El Silmarillion; pero desdichadamente no avanzó más allá de la llegada de Tuor y Voronwë al último portal y la visión de Gondolin en la lejanía, más allá de la llanura de Tumladen. No se sabe por qué abandonó esta narración.

Éste es el texto que se ofrece aquí. Para evitar confusiones lo he retitulado “De Tuor y su llegada a Gondolin”, pues nada dice de la caída de la ciudad. Como siempre ocurre con los escritos de mi padre, hay varias lecturas posibles y, en una breve parte (el pasaje en que Tuor y Voronwë se acercan al río Sirion y lo cruzan), varias versiones excluyentes; por tanto, fue necesario cierto trabajo menor de redacción.

Así, pues, es notable el hecho de que la única narración completa escrita nunca por mi padre acerca de la estadía de Tuor en Gondolin, su unión con Idril Celebrindal, el nacimiento de Eärendil, la traición de Maeglin, el saqueo de la ciudad y la huida de los fugitivos -historia que era un elemento fundamental en su concepción de la Primera Edad- fuera esta narración juvenil. No cabe duda, sin embargo, que la narración (realmente notable) no se presta a ser incluida en este libro. Está escrita en el estilo extremadamente arcaico que mi padre empleaba en ese tiempo, e inevitablemente incorpora concepciones incompatibles con el mundo de El Señor de los Anillos y la versión publicada de El Silmarillion. Pertenece a la fase más temprana de la mitología “El Libro de los Cuentos Perdidos”, una obra sustancial y de sumo interés para quienes se preocupen por los orígenes de la Tierra Media, pero que en todo caso requiere un largo y complejo trabajo preliminar.

La historia de los hijos de Húrin

El desarrollo de la leyenda de Túrin Turambar es en ciertos aspectos el más enmarañado complejo de elementos narrativos en la historia de la Primera Edad. Como el cuento de Tuor y la caída de Gondolin, retrocede a los comienzos de la Primera Edad, y sobrevive en una temprana narración en prosa (uno de los “Cuentos perdidos”) y en un largo poema inconcluso escrito en versos aliterados. Pero mientras la posterior “versión larga” de “Tuor” nunca progresó demasiado, mi padre dio a la “versión larga” de Túrin una mayor extensión, y la llevó casi a término. Tiene ésta por título “Narn i Hîn Húrin”; y es la narración que se ofrece en el presente libro.

Hay sin embargo grandes diferencias en el curso de la larga “Narn”, y la forma no es siempre definitiva. En la última parte (desde “La Vuelta de Túrin a Dor-lómin” hasta “La Muerte de Túrin”) sólo se ha introducido alguna alteración marginal; mientras que la primera (hasta el final de la estadía de Túrin en Doriath) exigió abundantes revisiones y eliminaciones, y en algunos lugares, un cierto trabajo de condensación, pues los textos originales eran fragmentarios y discontinuos. Pero la parte central de la narración (Túrin entre los proscritos, Mim el Enano Pequeño, la tierra de Dor-Cúarthol, la muerte de Beleg en manos de Túrin y la vida de Túrin en Nargothrond) planteó un problema de redacción mucho más difícil. La “Narn” se encuentra aquí en su estado menos acabado, y en ciertos pasajes es sólo un esbozo de posibles desarrollos. Mi padre estaba todavía elaborando esta parte cuando decidió abandonar el relato, y no escribiría la versión más breve para El Silmarillion hasta que la “Narn” estuvo más desarrollada. En la preparación del texto de El Silmarillion, tuve necesariamente que recurrir a este mismo material, cuyas variaciones e interrelaciones son de una complejidad extraordinaria.

Para la primera parte de esta sección central, hasta el comienzo de la estadía de Túrin en la morada de Mim en Amon Rûdh, he compuesto una narración, en la misma escala que otras partes de la “Narn”, a partir de los materiales existentes (con una laguna, véanse págs. 126 y 127 y nota 12); pero desde ese punto en adelante (véase página 137), hasta la llegada de Túrin a Ivrin después de la caída de Nargothrond, no me pareció conveniente intentar lo mismo. Las lagunas de la “Narn” son aquí extremadamente grandes, y sólo podían llenarse con el texto publicado de El Silmarillion; pero en un Apéndice (páginas 195 y siguientes), cité fragmentos aislados de esta parte de la proyectada ampliación.

En la tercera parte de la “Narn” (que empieza con La Vuelta de Túrin a Dor-lómin) una comparación con El Silmarillion descubre muchas estrechas correspondencias y aun idéntica redacción, mientras que en la primera parte hay dos extensos pasajes que he excluido del presente texto (véanse pág. 80 y nota 1, y pág. 90 y nota 2), pues son variantes muy parecidas de pasajes que aparecen en otro sitio, y se incluyen en la versión publicada de El Silmarillion. Esta sobreposición e interrelación entre una y otra obra puede explicarse de distintos modos, desde distintos puntos de vista. Mi padre se complacía en retomar un relato y contarlo en una escala diferente, pero algunos textos no exigían un tratamiento más extenso, pues eran partes de una versión más amplia, y no era necesario volver a escribirlos. Además, cuando todo era todavía fluido, y nada se sabía aún de la organización definitiva de las distintas narraciones, el mismo pasaje podía situarse experimentalmente en cualquiera de ellas. Pero en un diferente nivel puede haber otra explicación. Leyendas como la de Túrin Turambar habían tenido forma poética mucho tiempo atrás -en este caso, la “Narn i Hîn Húrin” del poeta Dírhavel- y las que después fueron historias condensadas de los Días Antiguos (como el El Silmarillion) preservaron intactas frases o aun pasajes enteros (especialmente en momentos de extrema retórica, como cuando Túrin le habla a su espada antes de morir).

Cuentos Inconclusos: Segunda Parte I Descripción de la Isla de Númenor

Aunque descriptivos más que narrativos, he incluido aquí algunos pasajes sobre Númenor, sobre todo en lo que concierne a la naturaleza física de la Isla, pues clarifica y naturalmente ilustra la historia de Aldarion y Erendis. Este texto existía sin duda en 1965, y fue probablemente escrito poco antes de esa fecha.

He rehecho el mapa a partir de un pequeño y rápido esbozo de mi padre, pues, según parece, es el único que él hizo de Númenor. Sólo los nombres y los accidentes presentes en el original se han incorporado en el nuevo mapa.

Además, el original muestra otro puerto en la Bahía de Andúnië, no muy lejos hacia el oeste de la misma Andúnië; el nombre no es fácil de leer, pero casi con toda certeza dice Almaida. No tengo conocimiento de que aparezca en otra parte.

II Aldarion y Erendis

Esta historia es la que se halla menos desarrollada de toda esta colección, y en algunos sitios ha exigido trabajos de redacción tan abundantes, que dudé de la conveniencia de incluirla. No obstante, su gran interés por ser la única historia (fuera de registros y anales) que sobrevivió de las largas edades de Númenor, antes del episodio de su caída (el Akallabêth) y como historia única por su contenido entre los escritos de mi padre, me persuadió de que no sería acertado omitirla en esta colección de Cuentos inconclusos.

Para apreciar la necesidad de tales trabajos de redacción, hay que explicar que mi padre recurría abundantemente en la composición de sus relatos a “esbozos de argumentos”, concediendo escrupulosa atención a la cronología, de modo que dichos esbozos tienen en parte apariencia de anales incluidos en una crónica. En el presente caso hay nada menos que cinco de estos esquemas, que varían constantemente en cuanto a su relativo desarrollo en diferentes momentos, y que con no poca frecuencia se contradicen en general y en los detalles. Pero estos esquemas tendían siempre a convertirse en pura narración, especialmente mediante la introducción de breves pasajes en discurso directo; y en el quinto y último de estos esquemas para la historia de Aldarion y Erendis, el elemento narrativo es tan pronunciado que el texto alcanza unas sesenta páginas manuscritas.

Este alejamiento del estilo analítico staccato en tiempo presente, que luego se transformaba en una escritura auténticamente narrativa, era sin embargo muy gradual a medida que la escritura del esbozo avanzaba; y en la primera parte de la historia he reescrito mucho en el intento de conseguir cierta homogeneidad estilística a lo largo de toda la narración. Esta reescritura es exclusivamente una cuestión de redacción y nunca altera significados ni introduce elementos inauténticos.

El último “esquema”, el texto que principalmente se ha seguido, se titulaba La Sombra de la Sombra: el Cuento de la Esposa del Marinero; y el Cuento de la Reina Pastora. El manuscrito acaba abruptamente, y no explica con seguridad por qué mi padre lo abandonó. Una copia dactilografiada de enero de 1965 se interrumpe en el mismo punto. Hay también dos páginas dactilografiadas que son quizá los materiales más tardíos del relato. Se trata evidentemente del principio de lo que iba a ser la versión definitiva de la historia, y se reproduce en las páginas 223-226 de esta obra (donde los esbozos del argumento se muestran menos explícitos). Se titulaba Indis i · Kiryamo “La Esposa del Marino”: un cuento de la antigua Númenórë en que se escuchan por primera vez rumores de la Sombra.

Al final de esta narración (pág. 263) he dado los escasos datos accesibles sobre el desarrollo posterior de esta historia

III La línea de Elros: Reyes de Númenor

Aunque es en su forma un mero registro dinástico, lo he incluido porque constituye un importante documento para la historia de la Segunda Edad, y porque gran parte de los materiales que conciernen a esa Edad aparecen de alguna manera en los textos y comentarios de este libro. Es un magnífico manuscrito, en el que las fechas de los Reyes y las Reinas de Númenor y de sus reinados han sido abundante y a veces oscuramente corregidos: he procurado dar la última redacción. El texto introduce varios acertijos cronológicos menores, pero también permite la clarificación de algunos errores aparentes en los Apéndices de El Señor de los Anillos.

El cuadro genealógico de las primeras generaciones de la Línea de Elros ha sido tomada de varios cuadros estrechamente relacionados, que cubren el período de la formulación de las leyes de sucesión en Númenor (págs. 266-267). Hay algunas variantes en nombres menores: así, Vardilmë aparece también como Vardilyë, y Yávien como Yávië. Creo que las formas que doy en el cuadro I son posteriores

IV La historia de Galadriel y Celeborn

Esta sección del libro difiere de las demás (salvo las de la Cuarta Parte) en que no hay un texto único, sino más bien un ensayo al que se incorporan algunas citas. La naturaleza del material obligó a este tratamiento; como el curso del ensayo lo pone en claro, una historia de Galadriel sólo puede ser la historia de las concepciones cambiantes de mi padre, y la naturaleza “inconclusa” del cuento no es en este caso sino la de un escrito particular. Me he limitado a la presentación de escritos inéditos sobre el tema, y me he abstenido de toda exposición acerca de las cuestiones más amplias implicadas en el desarrollo; pues ello habría obligado a reconsiderar toda la relación entre los Valar y los Elfos, después de la decisión inicial (descrita en El Silmarillion) de llamar a los Eldar a Valinor y otros numerosos asuntos, sobre los que mi padre escribió muchas cosas que no se incluyen en este libro.

La leyenda de Galadriel y Celeborn está tan entretejida con otras leyendas e historias -la de Lothlórien y los Elfos Silvanos, la de Amroth y Nimrodel, la de Celebrimbor y la creación de los Anillos del Poder, la de la guerra contra Sauron y la intervención númenóreana- que no puede tratarse aisladamente, de modo que esta sección del libro, junto con sus cinco apéndices, reúne virtualmente todo el material inédito de la historia de la Segunda Edad en la Tierra Media (y la exposición en ciertos pasajes se extiende inevitablemente hasta la Tercera). Se dice en el cómputo de los años que aparece en el Apéndice B de El Señor de los Anillos: “Éstos fueron los años oscuros para los Hombres de la Tierra Media, y los días de gloria de Númenor. Los registros de lo acaecido en la Tierra Media son escasos y breves, y su fecha es a menudo incierta”. Pero aun lo que sobrevivió de los “años oscuros” fue modificándose, a medida que se desarrollaban y cambiaban las concepciones de mi padre; y no he hecho esfuerzo alguno por evitar incoherencias; al contrario, las he señalado y he llamado la atención sobre ellas.

No es siempre necesario en verdad en el caso de las versiones tratar de establecer siempre cuál fue la original; y mi padre como “autor” o “inventor” no siempre se distingue, en este domino, del “cronista” de antiguas tradiciones, perpetuadas en distintas formas, en distintos pueblos, a lo largo de los años (cuando Frodo encontró a Galadriel en Lórien, habían transcurrido más de seis siglos desde que ella había ido hacia el este por sobre las Montañas Azules, abandonando las ruinas de Beleriand). “De esto se dicen dos cosas, aunque cuál sea la verdadera sólo lo saben los Sabios que ya han partido.”

Durante sus últimos años mi padre se ocupó a menudo de la etimología de los nombres de la Tierra Media. Estos ensayos, de carácter discursivo, incorporan no pocas leyendas e historias; pero como se subordinaban al propósito filológico fundamental, y se las mencionaba como de paso, fue necesario extractarlas. Ésa es la razón por la cual esta parte del libro está compuesta en gran medida por citas cortas, y el Apéndice incluye materiales de la misma especie.

TERCERA PARTE : I El desastre de los Campos Gladios

Ésta es una narración “tardía”, lo que sólo significa que en ausencia de indicios claros, pertenece al último período en que mi padre escribió sobre la Tierra Media, al igual que “Cirion y Eorl”, “Las Batallas de los Vados de Isen”, “los Drúedain” y los ensayos filológicos cuyos extractos forman “La historia de Galadriel y Celeborn”, y no al tiempo de la publicación de El Señor de los Anillos y los años que la siguieron. Hay dos versiones: una dactilografiada muy corregida de la totalidad (obviamente la primera etapa de la composición) y otra bien dactilografiada que incorpora numerosos cambios y se interrumpe en el punto en que Elendur insta a Isildur a huir. Aquí la mano correctora tuvo poco que hacer.

II Cirion y Eorl y la amistad de Gondor y Rohan

Considero que estos fragmentos pertenecen al mismo período que “El desastre de los Campos Gladios”, cuando mi padre estaba sumamente interesado en la historia temprana de Gondor y Rohan; estaban destinados sin duda a constituir una historia sustancial, que desarrollaría en detalle las crónicas sumarias que se ofrecen en el Apéndice A de El Señor de los Anillos. El material pertenece a una primera etapa de la composición, muy desordenada, plagada de variantes, interrumpida por anotaciones en parte ilegibles.

III La búsqueda de Erebor

En una carta escrita en 1964 mi padre decía:

Hay, por supuesto, muchos eslabones entre El hobbit y El Señor de los Anillos que no están bien puestos en claro. Fueron escritos o esbozados, pero eliminados luego para aligerar la carga del bote: tales como los viajes de exploración de Gandalf y sus relaciones con Aragorn y Gondor; todos los movimientos de Gollum hasta que se refugió en Moria, etcétera. Escribí en realidad una crónica cabal de lo que verdaderamente sucedió antes de la visita de Gandalf a Bilbo y la subsiguiente “Fiesta Inesperada” tal como el mismo Gandalf la vio. Hubiera tenido que aparecer durante una conversación retrospectiva mantenida en Minas Tirith; pero hubo que eliminarla, y sólo aparece en forma abreviada en el Apéndice A, aunque allí no se citan las dificultades que Gandalf tuvo con Thorin.

El relato de Gandalf es el que aparece en el volumen tercero de esta obra. La compleja situación textual se describe en el Apéndice, donde incorporo sustanciales extractos de una versión anterior.

IV La búsqueda del Anillo

Hay abundante material escrito en relación con los acontecimientos del año 3018 de la Tercera Edad, acontecimientos que se citan en otras partes, como el cómputo de los años y los informes de Gandalf y otros en el Concilio de Elrond; y estos escritos son sin duda los “esbozados” a que se refiere la carta. Les he dado el título de “La búsqueda del Anillo”. Los manuscritos mismos, en una grande aunque no excepcional confusión, son descritos en “La Tercera Edad”. Pero cabe mencionar aquí la cuestión de la fecha (pues creo que todos pertenecen al mismo período, incluyendo “Sobre Gandalf, Saruman y la Comarca”, presentados como la tercera parte de esta sección). Fueron escritos después de la publicación de El Señor de los Anillos, pues hay referencias a la paginación del texto impreso; pero difieren en la fecha que se da a ciertos acontecimientos en el cómputo de los años del Apéndice B. Es obvio que se escribieron después de la publicación del primer volumen, pero antes de la del tercero, que contenía los apéndices.

V La batalla de los Vados de Isen

Ésta, junto con la crónica de la organización militar de los Rohirrim y la historia de Isengard que se da en el apéndice del texto, corresponde al mismo grupo de escritos posteriores, estrictamente históricos. No presenta ningún problema de orden textual, y sólo está inconclusa en el sentido más directo del término

Cuarta Parte: I Los Drúedain

Hacia el final de su vida, mi padre reveló muchas más cosas acerca de los Hombres Salvajes del Bosque Drúadan y las estatuas de los Hombres Púkel en el camino al Sagrario. La narración que se ofrece aquí, en la que aparecen los Drúedain, que vivían en Beleriand durante la Primera Edad, y que contiene la historia de “La Piedra Fiel”, fue extraída de un largo ensayo discursivo e inconcluso que se refiere sobre todo a las interrelaciones de las lenguas de la Tierra Media. Como se verá, los Drúedain se remontarían a la historia de Edades más tempranas; pero no hay huella de esto en la versión publicada de El Silmarillion.

II Los Istari

Después de decidida la publicación de El Señor de los Anillos, se propuso que hubiera un índice al final del tercer volumen, y parece que mi padre empezó a trabajar en él en el verano de 1954, cuando los dos primeros volúmenes estaban en prensa. Escribió sobre el asunto en una carta de 1956: “Se había previsto un índice de nombres cuya interpretación etimológica proporcionaría un amplio vocabulario élfico … Trabajé en él durante meses e hice un índice de los dos primeros volúmenes [ésa fue la causa principal del retraso del volumen III] hasta que fue evidente que el tamaño y el costo serían ruinosos”.

Por tanto, no hubo índice para El Señor de los Anillos hasta la segunda edición de 1966, pero el borrador original de mi padre había sido preservado. De él extraje el plan para el índice de El Silmarillion, con traducción de los nombres y breves notas explicativas, y también, tanto en El Silmarillion como en el índice de este libro, ciertas traducciones, y la redacción de “definiciones”. De él proviene también el “ensayo sobre los Istari” con que se abre esta sección del libro: una nota que por su longitud escapa a las características del índice original, pero que no es ajena a la manera en que a menudo trabajaba mi padre.

Para otras citas en esta sección, he dado en el texto mismo las indicaciones de fecha disponibles

III Las Palantiri

Para la segunda edición de El Señor de los Anillos (1966) mi padre hizo correcciones sustanciales a un pasaje de Las Dos Torres (III, ii) que concierne a “El Palantir” y algunas otras en el mismo sentido en El Retorno del Rey, V, 7, “La Pira de Denethor”, aunque estas correcciones no se incorporaron al libro hasta la segunda impresión de la edición revisada (1967). Esta sección del presente libro se basa en los escritos sobre las palantiri asociados con esta revisión; no hice más que montarlos en un único texto.

Historia de la Tierra Media

Historia de la Tierra Media

El Libro de los Cuentos Perdidos (1 y 2)

   

Los dos volúmenes de que consta El Libro de los Cuentos Perdidos son los primeros de la serie de Historia de la Tierra Media, en los que Christopher Tolkien presenta una visión “longitudinal” de los textos sobre las leyendas de los Elfos que escribió su padre: comenzando por las primeras versiones escritas en la época de la I Guerra Mundial, hasta los últimos trabajos. Como es natural debido al estilo de J.R.R. Tolkien, que revisaba una y otra vez lo escrito hasta el infinito, a lo largo de los volúmenes de esta colección se repiten las mismas historias que finalmente se publicaron póstumamente en El Silmarillion, aunque en formas muy diferentes, más alejadas de esta última cuanto más se retrocede en el tiempo.

Por eso El Libro de los Cuentos Perdidos, la primera de las versiones, escritos a partir de 1916 inspirándose en poemas compuestos años atrás, es toda una curiosidad llena de encanto para aquél que conoce y ha disfrutado de las obras más conocidas de Tolkien. Las leyendas son más o menos las mismas que en El Silmarillion, pero por su gran distanciamiento resultan del todo novedosas, tanto en forma como en contenido. Para comenzar, cuando se escribieron estos cuentos aún faltaban muchos años para que Tolkien pensara en los hobbits, por lo que el autor imaginario de esta obra, al contrario que en El Señor de los Anillos, no tiene nada que ver con ellos; es en cambio Ottor Wáefre, un marinero danés supuesto padre de Hengest y Horsa (los fundadores de la Inglaterra anglosajona), amigo de los elfos, quienes lo llamaron Eriol y le contaron la historia de la Isla y sus mágicos habitantes. En estos dos libros se narran las experiencias de Eriol cuando llegó navegando a la Isla Solitaria y los cuentos que allí le relataron los elfos, desde el mito de La Música de los Ainur hasta la llegada de los Hombres en el primer volumen, y las grandes leyendas sobre la guerra contra Morgoth en el segundo.

El Libro de los Cuentos Perdidos es una lectura sorprendente para el lector de Tolkien acostumbrado a las obras “canónicas” sobre la Tierra Media. Al contrario que en ellas, están repletas de figuras feéricas que luego desaparecerían como hadas, duendes y silfos; Beren es un elfo, y en lugar de Sauron sale un gato malvado apellidado Miaugion; se nos muestra a unos Valar mucho más humanizados y vívidos, como los Ases escandinavos con quienes se les llega a comparar explícitamente; y sobre todo, tiene una gran vinculación directa con Inglaterra, siendo la Isla Solitaria la antecesora geográfica de ésta, y muchos lugares de la historia meras traslaciones de Warwick, Oxford y otros lugares queridos por Tolkien, que trataba así de cumplir su deseo original al componer estas leyendas: crear “una mitología para Inglaterra”. De hecho, la mitología élfica debía enlazarse al final de los cuentos con la tradición anglosajona, y no había lugar para la historia de Númenor. Pero hay otros motivos que hacen su lectura atractiva: a pesar de que algunos capítulos están poco o nada desarrollados, sobre todo el de la llegada de los Hombres, así como el del viaje de Earendel [sic] y los posteriores, otros tienen un nivel de detalle que jamás volvió a reproducirse en las versiones más tardías de las leyendas. Los ejemplos más notables son, sin duda, El Cuento del Sol y la Luna y La Caída de Gondolin.

El Cuento del Sol y la Luna (que se presenta en el primer volumen) es siete veces más extenso que su análogo en El Silmarillion (que ocupa sólo las cuatro primeras páginas del capítulo once), y es asombrosa la riqueza narrativa y poética de este cuento, cuando narra los numerosos intentos vanos y amargos de resucitar los Árboles, o cuando detalla los descomunales trabajos de los Valar para hacer los navíos del Fruto del Sol y la Flor de la Luna, de lo cual casi nada hay en la versión tristemente resumida que aparece en El Silmarillion.

El otro cuento destacable es La Caída de Gondolin, que aparece en el segundo volumen. Doblemente significativo por haber sido el primero que compuso Tolkien, durante su convalecencia en la I Guerra Mundial, la comparación de su longitud con la del capítulo de El Silmarillion es aún más escalofriante: la batalla en Gondolin, que en la obra póstuma se menciona fugazmente en una decena de líneas, se desarrolla con un detallismo brutal a lo largo de veinte páginas del libro. Es de hecho el texto más importante que existe para investigar los equipamientos y organizaciones bélicas de los elfos en la Primera Edad; y resulta lamentable que esta parte de la historia nunca se volviera a reescribir, más aún cuando sí existe -en los Cuentos Inconclusos- una reescritura de la primera parte, cuya magnitud hace pensar que de haberse continuado, a la luz de esta versión primitiva de lo que sigue, se podría haber obtenido una obra colosal, como pocas de fantasía épica se han escrito.

Las Baladas de Beleriand

Poco después de escribir los Cuentos Perdidos y durante los años veinte, Tolkien experimentó con una nueva forma de transmitir las historias de los Elfos y los Hombres en los Días Antiguos. A imitación de las tradiciones nórdicas y anglosajonas, puso en verso las leyendas más importantes de los Cuentos. Algunas como la Caída de Gondolin, la Balada de Earendel o el Juramento de Fëanor y el exilio de los Noldoli apenas pasaron del borrador; pero dos de ellas las desarrolló hasta alcanzar un exquisito nivel de detalle, que no se llegó a alcanzar en las versiones en prosa más tardías que se reprodujeron en El Silmarillion: éstas son La Balada de los Hijos de Húrin y La Balada de Leithian.

La Balada de los Hijos de Húrin es un poema aliterado (al estilo del famoso poema anglosajón Beowulf) complejo y evocador, en el que se cuenta la tragedia de Túrin hasta su estancia en Nargothrond, momento en el que se interrumpe. Complejo sobre todo por el estilo arcaizante, que incluso obligó a Christopher Tolkien a incluir en el libro -en la versión en inglés- un glosario de palabras arcaicas para que los lectores (aun los ingleses) pudieran entenderlo completamente. Evocador en parte por este estilo, y también porque además de la riqueza de la composición en verso, destaca la profusión en las descripciones y los diálogos, notablemente reducidos en la versión de El Silmarillion, que no se recuperaron hasta la Narn i Hîn Húrin (en los Cuentos Inconclusos), y en algunos casos ni siquiera en esa larga historia en prosa. Es digna de destacar sobre todo la parte en la que se cuenta con abrumadores detalles la aventura desdichada de Beleg en Taur-na-Fuin para liberar a Túrin de los orcos, y el posterior viaje de Túrin hasta Nargothrond con el terrible peso de la memoria de Beleg en su conciencia. Asimismo, en una versión más tardía del mismo poema se multiplican los detalles narrados sobre el comienzo de la historia, hasta la estancia de Túrin en Doriath, pero esta versión se interrumpe aun antes, durante la fiesta anterior a que Túrin se exiliara.

El caso de La Balada de Leithian es parecido, pero aún más destacable, pues si bien de la historia de Túrin hay en la Narn i Hîn Húrin una versión tardía y también muy extensa, la leyenda de Beren y Lúthien nunca se volvió a componer de forma tan detallada como en este poema, salvo en un intento de retomar esta versión en verso que no llegó a desarrollarse mucho más allá de la llegada de Beren a Doriath. Cuando al principio del capítulo De Beren y Lúthien en El Silmarillion se dice “aquí se cuenta la historia con menos palabras y sin canto”, bien se puede ver que Tolkien deseaba que esta historia fuese en realidad un poema, y en la tentativa mucho posterior (en 1955) de volver a componerlo que también se recoge en este libro, se adivina que este deseo fue firmemente sostenido durante muchos años, y posiblemente siempre fue así. Por lo tanto, este poema tiene el valor añadido de ser lo más cercano a la forma “verdadera” que debía haber tenido la historia de Beren y Lúthien. Lamentablemente, también es incompleta, pues no se desarrolla mucho más allá de la pérdida del silmaril en las fauces de Carcharoth, pero no por ello es menos cautivadora. Escrita en verso (rimado en inglés, del mismo estilo que el fragmento cantado por Aragorn en la Cima de los Vientos, que no trata de ser otra cosa que una pequeña parte de este poema completo) tiene una extraordinaria fuerza y hermosura tanto en la narración como en las descripciones. En muchas ocasiones no puede ser imitada por ninguna forma en prosa, tanto que en la versión de El Silmarillion se incluyeron algunos cortos pasajes de este mismo poema; y a lo largo de toda la balada es tanto lo que se cuenta y que no sale en ninguna otra versión de la historia, que saber que Tolkien no llegara hacer una versión completa y definitiva del poema provoca una enorme sensación de pérdida.

Además de estos poemas, Las Baladas de Beleriand también contiene un par de curiosidades: Una de ellas es una crítica a la Balada de Leithian, escrita por C.S. Lewis como si fuera el estudio realizado por unos filólogos ficticios sobre un antiguo poema de autor desconocido y transmitido a través de varias reconstrucciones, al estilo de los estudios que se hacían sobre los textos que investigaban los profesores de Oxford. La otra es un comentario de Christopher Tolkien en el que da detalles sobre los textos concretos que su padre envió a Allen&Unwin -y que fueron rechazados- cuando le pidieron más obras para publicar después de El Hobbit, algunos de los cuales están íntimamente relacionados con lo publicado en este libro.

La Formación de la Tierra Media

En 1926, mientras escribía Las Baladas de Beleriand, J.R.R. Tolkien comenzó lo que, después de muchos años y transformaciones, se convertiría en El Silmarillion. Hubiera sido difícil pensarlo a juzgar por este comienzo: tan sólo era un resumen de La Balada de los Hijos de Húrin, el poema que Tolkien había estado escribiendo y quería enseñar a Richard W. Reynolds; resumen que hizo para que su amigo entendiese el contexto, dado que Tolkien no había llegado a terminar el poema. Este resumen creció y se convirtió en un “esbozo de la mitología” que fue extendiéndose hasta relatar de forma esquemática todos los acontecimientos de los Días Antiguos; y a partir de este esbozo Tolkien recompuso las leyendas en nuevas e imaginativas formas.

El contexto imaginario de estas historias era el mismo que el del Libro de los Cuentos Perdidos, o más bien una reelaboración del mismo: el marinero inglés Ælfwine, que llegó a Tol Eressëa, fue instruido por el sabio elfo Pengoloð, de quien aprendió las historias de los Eldar y los Hombres y su lucha contra Morgoth. Con estas enseñanzas, Ælfwine compuso varios textos que son los que J.R.R. Tolkien escribió y Christopher Tolkien presenta (en sus primeras versiones) en este libro.

Uno de ellos era la crónica titulada “Historia de los Gnomos”, que en quenya y noldorin era Qenta Noldorinwa y Pennas-na-Ngoelaidh, respectivamente. Esta crónica relata, al modo de las sagas nórdicas, toda la historia del mundo desde el principio hasta la derrota de Morgoth, e incluso la Profecía de Mandos sobre el Fin del Mundo. El Qenta Noldorinwa (más tarde llamado Quenta Silmarillion, “Historia de los Silmarils”) fue reescrito y ampliado a lo largo de muchos años, pero se mantuvo su esquema inicial, e incluso gran parte del texto. Sin embargo, como se ve en otros volúmenes de Historia de la Tierra Media, lo que esta composición fue ganando en extensión a través de las revisiones, lo fue perdiendo en completitud, de modo que la única versión “completa”, que cuenta todas las historias hasta el final (aunque muy resumidas y con bastantes cosas que habrían de cambiar), es este primer y primitivo Qenta Noldorinwa.

Otros textos muy importantes incluidos en este libro, y que experimentaron las mismas fases de evolución que el Qenta Noldorinwa/Quenta Silmarillion, fueron los Anales de Beleriand y los Anales de Valinor. De hecho, parece que sendos anales eran textos compañeros del anteriormente comentado, escritos mas o menos simultáneamente, que lo complementaban con algunos datos nuevos y, sobre todo, con la inclusión de las fechas en que ocurrió cada cosa (antes de que salieran la luna y el sol en los Anales de Valinor, y los acontecimientos posteriores en los Anales de Beleriand).

Además, se incluye en este libro uno de los textos de Rúmil, que de entre los elfos era quien más conocía del Mundo y del saber de los Valar en general: éste es el Ambarkanta, la “Forma del Mundo”, que muestra en palabras y dibujos la geografía de la Tierra Media, Valinor y los Mares, tal como Tolkien lo concebía durante esta época del Qenta Noldorinwa y los Anales (finales de los años veinte y comienzos de los treinta). Este documento resulta especialmente valioso, por ser el que con más claridad muestra la cosmogonía del mundo subcreado por Tolkien, y el único con diversos mapas que completan las explicaciones. Casi todos estos mapas se refieren al mundo antes del cataclismo de Númenor, pero hay también uno que muestra cómo era después. Otro mapa más detallado de Beleriand tal como se concebía en esta época también se encuentra en este libro, reproducido a color en dos partes que decoran la primera y la última página del libro.

En conjunto, La Formación de la Tierra Media da una visión completa de cómo era la historia y el mundo de los elfos, en la época en que se comenzó a gestar la estructura del Quenta Silmarillion publicado por Christopher Tolkien en El Silmarillion. A pesar de que este libro repite buena parte del texto que se lee en El Silmarillion, resulta interesante por ser el único “Quenta Silmarillion” enteramente escrito por J.R.R. Tolkien, sin modificar, y completo (pues como se decía antes, las revisiones que J.R.R. Tolkien hizo posteriormente están inconclusas); pero también porque muestra el gran ingenio de Tolkien en las estrategias tan creativas, más sofisticadas que en El libro de los Cuentos Perdidos, que elaboró en torno al contexto imaginario de sus leyendas: un corpus de múltiples textos que cuentan las mismas historias en distintas formas, de distintas fuentes pero volcados por un mismo cronista. El remate a este ardid se muestra en este libro en la reconstrucción de fragmentos del Qenta Noldorinwa, los Anales de Valinor y los Anales de Beleriand en inglés antiguo, la lengua en que, se supone, Ælfwine los escribió originalmente.

El Camino Perdido

En los años treinta, mientras J.R.R. Tolkien escribía y revisaba las historias que se reproducen en La Formación de la Tierra Media, surgió un tema que desde entonces tendría una importancia capital en su legendario: la historia de Númenor y el cataclismo que cambió la forma del mundo. Esta historia nació como producto de un reto literario que se planteó con C.S. Lewis y dos obsesiones de Tolkien: la creación de lenguajes y un sueño recurrente en el que Tolkien veía a la Atlántida hundirse bajo una gran ola. Estas tres cosas cristalizaron en El Camino Perdido, una ficción con tintes autobiográficos que se incluye en este libro y le da título, en la que el protagonista retrocede en el tiempo hasta el pasado en que los hombres hablaban las lenguas por él inventadas y sucedía el hundimiento de Númenor o Atalantë.

Aunque originalmente escrita con otro propósito, la historia de El Camino Perdido fue “absorbida” por la mitología élfica hasta que la parte sobre el hundimiento de la Atlántida se convirtió en una obra aparte que resultaba ser una prolongación de las leyendas sobre los Elfos y los Silmarils: La Caída de Númenor, también incluida en este libro, y que no era sino una primera versión de lo que años más tarde sería la Akallabêth que se puede leer en El Silmarillion.

Pero las cavilaciones lingüísticas que se ven en El Camino Perdido también se siguieron desarrollando por su cuenta, hasta alcanzar dos obras independientes que también se incluyen en este libro: el Lhammas o “Historia de las Lenguas” (un ensayo sobre las múltiples lenguas inventadas por Tolkien y los vínculos entre ellas) y las Etimologías, un asombroso diccionario etimológico con cuatro mil palabras en distintos idiomas élficos, referencia obligada para todo aquél que quiera conocer la lingüística tolkieniana.

Además, en El Camino Perdido también se encuentran las revisiones hechas durante los años treinta de los textos más importantes que se dieron en La Formación de la Tierra Media: el Quenta Silmarillion, los Anales de Valinor y los Anales de Beleriand, así como otros textos contemporáneos que hablan también de estos asuntos: el arriba mencionado Lhammas y el Ainulindalë o “La Música de los Ainur”, la forma original del capítulo del mismo nombre con el que comienza El Silmarillion. Si a todo esto le sumamos una lista de genealogías, otra de nombres, y la reproducción del segundo y último mapa de Beleriand que dibujó Tolkien (en el que por cierto se basó su hijo para hacer el de El Silmarillion), todo lo cual está también en este libro, y por último consideramos también el Ambarkanta publicado en el volumen anterior, tenemos que, así como La Formación de la Tierra Media nos mostraba el Quenta Silmarillion tal como era en su primera forma, al añadirle el material de El Camino Perdido obtenemos la versión completa y genuina de El Silmarillion tal como era cuando Tolkien trató de publicarlo por primera vez en 1937, antes de que El Señor de los Anillos entrara en juego. (Ya con ese nombre: Silmarillion, o I·Eldanyáre -“La Historia de los Elfos”-, era el nombre con el que Tolkien titulaba el conjunto formado por estas obras escritas contadas por Pengoloð a Ælfwine.)

Pero El Camino Perdido es un libro destacable, no sólo por la gran cantidad de información que da o por mostrar esta visión más auténtica -si bien no definitiva- de El Silmarillion, sino también por sí mismo, pues en estos textos se desarrollan más que en ningún otro sitio las inquietudes más intensas de Tolkien, la filología en las dos distintas vertientes tolkienianas; sobre todo en el relato que da título al libro, donde las lenguas élficas y las leyendas de los elfos subcreadas por Tolkien se entrelazan con el anglosajón y las leyendas de los anglosajones como la del Rey Sheaf, en una misma trama narrativa.

La Caída de Númenor

Es sabido que El Señor de los Anillos fue siendo atraído, según se escribía, por la mitología antes creada por Tolkien (la cual ya estaba ampliamente desarrollada en 1937 -cuando comenzó a componer la historia de Frodo y el Anillo-, como se ve en El Silmarillion de El Camino Perdido). Pero también es cierto que dicha mitología se vio fuertemente afectada por la influencia de El Señor de los Anillos, ya mientras éste se estaba escribiendo. Uno de los primeros elementos en sufrir esta influencia fue la historia de Númenor, cuyo origen se cuenta en el volumen anterior de la colección, y cuya siguiente fase se refleja en los textos de éste. Esta reelaboración de la leyenda de Númenor se hizo alrededor de 1945, en plena composición de El Señor de los Anillos, y sigue los mismos pasos que el nacimiento de la misma, de modo que distintas partes de La Caída de Númenor se pueden comparar con las de El Camino Perdido.

El comienzo fue una nueva ficción titulada Los Papeles del Notion Club, que forma la primera parte de este libro. A pesar de las notables diferencias, la historia que aquí se cuenta es la misma que en El Camino Perdido, sólo que aplicada en un contexto mucho más sofisticado: en vez de narrarse en forma de relato, está escrita en un supuesto libro de actas del llamado “Notion Club”; pero los acontecimientos principales son parecidos en fondo -ya que no en la forma-, y tiene la misma carga autobiográfica (de hecho, el significado de “notion” en inglés es similar al de “inkling”, y los miembros del imaginario club recuerdan en carácter y a veces en nombre a los mismos Inklings).

Las diferencias fundamentales se encuentran en los otros textos que se desarrollaron a partir del impulso creativo de Los Papeles del Notion Club. Al igual que El Camino Perdido parece directamente relacionado con los textos lingüísticos publicados en libro homónimo, de Los Papeles del Notion Club nace directamente un nuevo estudio lingüístico, pero esta vez sobre una nueva lengua, bastante distinta de las élficas que Tolkien había desarrollado hasta entonces: se trata del adunaico, una lengua inventada para los númenóreanos, de la que Tolkien compuso una gramática que también se incluye en este libro. El adunaico resulta ser la única lengua de la que Tolkien redactó de forma tan clara y completa su gramática (también existe bastante material sobre el quenya, pero muy disperso y confuso), por lo que sólo por esta parte, este libro tiene un gran interés para los lingüistas.

Por otra parte, la escritura de Los Papeles del Notion Club también condujo a la revisión de La Caída de Númenor, el antecedente de la Akallabêth que en su momento había nacido del cuento de El Camino Perdido. Pero en esta revisión no sólo se observan una ampliación de la narrativa y ajustes de la trama, como en revisiones de escritos anteriores, sino también un fuerte compromiso por dotar a la historia de esa “consistencia interna de la realidad” que estaba siendo aplicada a El Señor de los Anillos en ese momento. Tanto era así que llegó a cuestionar algunos elementos fundamentales “poco consistentes” de la mitología de la que había nacido la historia, como la planitud del mundo antiguo; en una de las versiones aquí recogidas, titulada El Hundimiento de Anadûnê, se afirmaba de hecho que el mundo siempre había sido redondo y que las historias sobre el mundo plano eran tergiversaciones de la mitología de los hombres, influida por las mentiras de Sauron.

Con todo esto, La Caída de Númenor es posiblemente uno de los libros de lectura más amena de toda la serie de Historia de la Tierra Media. En parte por su menor longitud en comparación con los demás volúmenes (debida a que es sólo una de las dos partes en que se dividió el original en inglés, Sauron Defeated, para la edición en español de la obra). Pero sobre todo porque su mayor parte, Los Papeles del Notion Club, es una composición nueva y sorprendente, con muy pocas notas editoriales de Christopher Tolkien, y aunque está inconclusa, resulta muy emocionante y grata de leer. Por otra parte, aun el material repetido de El Silmarillion y otros volúmenes de esta serie resulta en parte novedoso a causa del giro tan brusco que se le da por influencia de El Señor de los Anillos; y para el lector aficionado a las lenguas y caligrafías es tremendamente atractiva la gramática del adunaico, así como algunos textos en inglés antiguo y escritos en tengwar, y notas sobre esta caligrafía que también se incluyen en el libro.

El Anillo de Morgoth: El Silmarillion posterior – 1

Del mismo modo que rehizo la leyenda de Númenor (cf. La Caída de Númenor), según Tolkien terminaba El Señor de los Anillos se volcó en la reescritura del Silmarillion que ya tenía compuesto en 1937 (cf. El Camino Perdido). Ante la perspectiva de que finalmente pudiera ser publicado, su objetivo era ajustar los acontecimientos narrados sobre los Días Antiguos a lo que había escrito en El Señor de los Anillos. En El Anillo de Morgoth y en el siguiente volumen La Guerra de las Joyas, Christopher Tolkien plasma esta nueva y última versión que su padre intentó hacer del Silmarillion, antes de que el desarrollo descontrolado del mismo desbordara la estructura de la antigua obra. Concretamente, en El Anillo de Morgoth se incluyen los textos que tratan desde el principio del mundo hasta el comienzo de la Primera Edad.

Primero se dan las dos nuevas versiones del Ainulindalë que Tolkien hizo a la luz del dilema sobre la “consistencia interna de la realidad”, planteado al escribir durante los años cuarenta El Hundimiento de Anadûnê (cf. La Caída de Númenor): si el mundo se redondeó a causa del cataclismo, o si como todo el mundo sabe, siempre fue redondo, y la luna y el sol existen también desde el principio. Seguidamente se plasman los Anales de Aman (reescritura a primeros de los años cincuenta de Los Anales de Valinor) y la nueva versión del Quenta Silmarillion que realizó en la misma época, hasta que llega a la Primera Edad. En estos textos se puede apreciar la fuerza del impulso narrativo que supuso El Señor de los Anillos, hasta el punto en que el extenso Silmarillion que había escrito en 1937 se queda en nada, comparado con la ampliación y transformación que estaba sufriendo. Los Anales de Aman no pueden considerarse ya una relación cronológica de acontecimientos, pues la narración bajo cada fecha crece hasta que estas secciones parecen capítulos y no anales. El Quenta Silmarillion, por su parte, crece a la par que los anales, y más aún en una segunda revisión realizada a finales de los cincuenta, donde las historias añadidas se convierten primero en nuevos capítulos, y luego casi en escritos independientes.

Estas nuevas historias tenían además una gran carga filosófica. En esta fase la duda sobre si el mundo podía haber sido plano estaba incluso en un segundo lugar, y motivado por el episodio del segundo matrimonio de Finwë, Tolkien reflexionó ampliamente sobre la vida, la muerte y el matrimonio de los elfos; y también sobre el mal, de su fuente en Melkor y de cómo éste lo extendió en todo el mundo, que era por lo tanto para Morgoth como el Anillo para Sauron. La última parte de este libro es, de hecho, una colección de pequeños ensayos, relacionados con el Silmarillion pero independientes de él, sobre estos y otros temas -como el origen de los orcos-, en los que Tolkien se volcó durante esta época. También se incluye una obra independiente de extensión considerable, la Athrabeth Finrod ah Andreth (“Debate de Finrod y Andreth”) de incalculable valor para el aficionado a los asuntos filosóficos, pues trata en forma de discusión entre el elfo y la mortal los temas más graves: de la naturaleza de los Hijos de Ilúvatar y del Mundo; de la mortalidad, del mal en Arda y de la unión entre elfos y hombres.

El Anillo de Morgoth es, pues, uno de los volúmenes más citados de la Historia de la Tierra Media. Aunque el principio del mismo repite mucho de otros textos (de hecho, los primeros capítulos de El Silmarillion están casi completamente construidos con parte de lo que se reproduce aquí), la segunda mitad contiene más carga filosófica que todos los publicados anteriormente, y resulta imprescindible la referencia a él para múltiples tipos de ensayos y reflexiones sobre el mundo de Tolkien.

La Guerra de las Joyas: EL Silmarillion posterior – 2

Este volumen es el compañero de El Anillo de Morgoth, como El Libro de los Cuentos Perdidos 2 lo es de El Libro de los Cuentos Perdidos 1. En él se presentan los textos escritos por J.R.R. Tolkien en aquella misma etapa, posterior a la finalización de El Señor de los Anillos, aunque aquí se centra en las historias que siguen a la salida de la Luna y el Sol y el comienzo de la Primera Edad.

Así pues, del mismo modo que en El Anillo de Morgoth aparecen los Anales de Aman y el Quenta Silmarillion hasta el capítulo sobre el Oscurecimiento de Valinor, en La Guerra de las Joyas nos encontramos con los Anales Grises y los demás capítulos del Quenta Silmarillion que llegaron a reescribirse. Los Anales Grises (llamados así porque relatan los hechos en los que participaron los Elfos Grises) son la evolución de los anteriores Anales de Beleriand, que como en el caso de los de Aman, se convierten en una narración casi tan extensa y detallada como el propio Silmarillion, y en algunos puntos más todavía. De hecho, casi todo el trabajo sobre las leyendas de la Primera Edad en estos años cincuenta se plasmó únicamente en los Anales Grises; y los capítulos correspondientes del Quenta Silmarillion apenas se cambiaron o corrigieron respecto a lo que ya había escrito en 1937, salvo en el que se narra el origen de los Enanos y las Tres Casas de los Edain en Beleriand. Con estos textos y los del libro anterior se obtiene una visión casi completa de en qué situación se encontraba el Silmarillion cuando Christopher Tolkien se vio ante el desafío de editarlo para su publicación, y se puede advertir la terrible dificultad de dicha tarea, cuyo elemento crítico es que ninguna de estas narraciones posteriores continúa después de la historia de Túrin Turambar.

Al igual que en El Anillo de Morgoth hay publicados algunos textos filosóficos que tienen su base en las historias del Silmarillion pero no pueden considerarse parte de él, en La Guerra de las Joyas se presentan narraciones nacidas de las mismas leyendas, pero que se salen completamente de su esquema y sus dimensiones. La más notable es Los vagabundeos de Húrin, que al principio era sólo una extensión de los Anales Grises, pero se convirtió en un relato inacabado de las dimensiones de la Narn i Chîn Húrin de los Cuentos Inconclusos. Le acompañan otros textos, como el de Ælfwine y Dírhaval, otro sobre Maeglin (el más tardío sobre la Primera Edad, escrito alrededor de 1971), el De los Ents y las Águilas y La Cuenta de los Años; pero Los vagabundeos de Húrin tienen un interés mucho mayor que todos los demás, sobre todo para el que desea conocer cosas nuevas sobre la Tierra Media, pues la mayor parte de esa larga y emocionante historia no había sido contada en ninguno de los libros anteriormente publicados. Es sin duda el texto más atractivo de este volumen, junto al asombroso ensayo que lo cierra, Los Quendi y los Eldar, un inaudito estudio sociolingüístico que tiene la finalidad de explicar los nombres utilizados por los elfos para referirse a ellos mismos y a otras criaturas, pero va mucho más allá: Los Quendi y los Eldar proporciona un conocimiento preciso de las relaciones sociales y culturales entre sus distintos clanes, y es con diferencia uno de los escritos más importantes, junto a las Etimologías (cf. El Camino Perdido), para comprender la naturaleza de las lenguas élficas.

Como ocurre con el volumen anterior, la primera parte de La Guerra de las Joyas, que analiza los Anales y el Quenta, resulta algo repetitiva con respecto a El Silmarillion y los libros precedentes de la colección, pero queda muy bien compensado por los nuevos textos que van después. Aquellos que tengan interés por leer de la pluma de Tolkien algo de su estilo narrativo más detallado, como lo es la historia inconclusa de Húrin, y sobre todo los estudiosos de su creación lingüística, agradecerán enormemente la presencia de este libro en su biblioteca.

Los pueblos de la Tierra Media

Una cosa que caracterizaba a Tolkien en su forma de componer el legendarium que lo ha hecho famoso, era su afición por desviarse de repente del curso principal de las historias que estaba escribiendo, y desarrollar extensas notas, a veces verdaderos ensayos, sobre pequeños detalles como la etimología de un nombre, los antepasados de un personaje o las costumbres y leyendas de un pueblo. De hecho esta peculiaridad de su proceso creativo (que ocurría con especial frecuencia desde que escribió El Señor de los Anillos) es lo que ha proporcionado a la Tierra Media un trasfondo tan inmenso y asombroso, por el que le alaban y admiran sus aficionados.

Después de describir el largo camino que recorrió el Silmarillion, desde los Cuentos Perdidos en 1916 hasta el Quenta Silmarillion “posterior” de 1958, Christopher Tolkien cierra la colección de Historia de la Tierra Media con este volumen, cuyos textos muestran cómo su padre enriqueció la historia, la lingüística y la personalidad de hobbits, enanos, elfos, humanos… de todos los pueblos de la Tierra Media, con esta particular y discursiva forma de escribir.

En la primera mitad de este último libro toma una tarea que había quedado pendiente después de publicar la Historia de El Señor de los Anillos: examinar los borradores de los Apéndices, que fueron componiéndose paralelamente a la narración principal, pero que por su naturaleza y por el tipo de información que proporcionan, pueden considerarse coherentes con el resto de textos ofrecidos en este volumen. También aprovecha para describir la historia de la Akallabêth, en cierto modo bastante relacionada con el desarrollo de la historia de los reinos de Arnor y Gondor, que se cuenta en los Apéndices.

La segunda mitad del libro, como viene acostumbrándonos Christopher Tolkien desde un par de volúmenes atrás, trata en cambio de textos hasta ahora inéditos y desconocidos, para el deleite del lector. En esta ocasión, muchos de ellos son ensayos de origen lingüístico de los años sesenta y setenta, como los que aparecen en los Cuentos Inconclusos (de hecho, gran parte de los textos de ese tipo en dicho libro son sólo extractos de lo que en Los Pueblos de la Tierra Media aparece en su versión casi completa); ensayos que Tolkien empezó a escribir para explicar peculiaridades lingüísticas, como la escritura de los enanos en el libro de Mazarbul, el uso de la “s” en quenya, los nombres de los descendientes de Finwë, el de Glorfindel o el de Elros… y que derivaron en nuevas y muy interesantes historias sobre los enanos, los hombres y los elfos, que van mucho más allá de la explicación lingüística.

También hay una breve sección en la que se reproducen las respuestas que Pengoloð, el sabio superviviente de Gondolin, daba al marinero inglés Ælfwine en Tol Eressëa, sobre el cambio de la lengua de los elfos y sobre el lembas. Y no menos curiosos, se dan también dos comienzos de cuentos que Tolkien no llegó a desarrollar más allá de su principio, ambientados en la Tierra Media, pero desde puntos de vista muy poco habituales: En La Nueva Sombra se iba a relatar el resurgimiento de un culto a la Oscuridad, cuando durante el reinado de Eldarion hijo de Aragorn, los hombres en Gondor comenzaron a “saciarse” de paz. El otro cuento, Tal-Elmar, cuenta a través de los ojos de un joven algo “peculiar” entre los Hombres Oscuros nativos de la Tierra Media, cómo éstos veían con terror la llegada de los Númenóreanos en la Segunda Edad.

En definitiva, puede decirse que Christopher Tolkien se ha despedido de sus lectores con todo un regalo. Quizá no se aprecie así la primera parte de este libro, que en sus más de trescientas páginas apenas aporta información nueva, salvo en detalles lingüísticos, genealógicos e históricos que en los Apéndices se publicaron bastante más reducidos; aunque resulta interesante (y también frustrante) ver cómo si la presión de los plazos editoriales hubiera sido menor, habríamos tenido unos Apéndices de El Señor de los Anillos bastante más jugosos. En cambio, las restantes partes del libro posiblemente serán de las más interesantes de los nueve volúmenes para aquéllos que quieren “saber más” sobre la Tierra Media, su historia y sus personajes, a quienes en su tiempo le fascinaron los Cuentos Inconclusos, y aún tengan sed de esos detalles que se insinúan en sus historias, pero “se cuentan en otro lugar”.

Diccionario Enciclopedico Tolkien

Diccionario Enciclopedico Tolkien

-A-

Adûnakor – Decimonoveno rey de Númenor.
Aegnor – Cuarto hijo de Finarfin.
Amandil – El último señor de Andúnië en Númenor.
Amlach – Sirvio a Maedhros.
Amras y Amrod – Hijos gemelos de Fëanor.
Amroth – Rey elfo de Lothlórien.
Anárion – Rey dúnadan de Gondor, padre de Elendil e Isildur.
Ancalagon – Dragón de Angband.El primero y mayor de los dragones alados.
Angrod – Tercer hijo de Finarfin .
Annael – Elfo gris de Mithrim.
Aragorn – Capitán dúnadan de arnor.Legítimo rey de arnor y gondor.
Aranwë – Elfo de Gondolin, padre de Voronwë
Arathorn – Padre de Aragorn.
Aredhel – Hermana de Turgon de Gondolin.
Ar-Pharazôn – Último rey de Númenor.
Arien – Guardian Maia del Sol.
Arwen – pricesa élfica de rivendel, hija de Elrond.
Azog – Rey orco de Moria.
Aulë – Vala, “El Herrero”
Azaghâl – Rey enano de Belegost .

-B-

Balin – Enano de Thorin y compañía.
Barahir – Padre de Beren.
Bardo el Arquero – Hombre del valle y matador de dragones.
Baya de Oro – La Hija del Río de Bosque Viejo.
Beleg – Llamado Cúthalion”Arcofirme”.
Bëor – “el viejo” , coductor de los primeros hombres.
Beorn – Cacique beórnida, hombre del norte.
Beren – Señor de los edain de Dorthonion, “El Manco”, Arranco uno de los Silmaris a Morgoth.
Bifur – Enano de Thorin y Compañia.
Bilbo Bolsón – Hobbit de la Comarca.Portador del Anillo.
Bór – Capitán de los Orientales.
Bofur – Enano de Thorin y Compañía.
Bolg – Rey orco de las Montañas Nubladas.
Bombur – Enano de Thorin y Compañía.
Boromir – Biznieto de Bëor, abuelo de Barahir.
Boromir – Señor dúnadan de Gondor, hijo primogénico de Denethor ii, Senescal de Gondor.
Brandir – “el Cojo”regidor del pueblo de Haleth.

-C-

Carcharoth – Lobo guadián de las puertas de Angband.
Caranthir – El cuarto hijo de Fëanor.
Celeborn – Rey elfo de Lothlórien, Esposo de Galadriel.
Celebrían – Pincesa éfica de Lothlórien.
Celegorm – Tercer hijo de Fëanor.
Celebrimbor – Señor elfo de Eregion, creador de los Anillos de Poder.
Cirdan – Señor elfo de los Puertos Grises.
Ciryon – Tercer hijo de Isildur.
Corteza – Ent del Bosque de Fangorn.
Crinblanca – Meara,caballo de Rohan.
Curufin – Quinto hijo de Fëanor.

-D-

Dáin I – Rey enano de las Montañas grises.
Dáin II – Rey enano de Erebor.
Denethor – Hijo de Lemwë, conductor de los elfos Nandorin.
Denethor I – Señor dúnadan d gondor.
Denethor II – ültimo Senecal de Gondor.
Dior – Rey elfo de Doriath.
Dori – Enano de Thorin y Compañia.
Draugluin – Licántropo de Tol-in-Gaurhoth.
Durin I – el primero y mas anciano de los Siete Padres de los enanos.
Durin II – Rey enano de Khazad-dûm.
Durin III – Rey enano de Khazad-dûm, famoso por su amistad con los herreros elfos.
Durin VI – Rey enano de Moria. Desperto al Balrog.
Durin VII – Rey enano del Ültimo Reino.
Dwalin – Enano de Thorin y compañía.

-E-

Eärendil – Portador del Silmaril, matador de Dragones, el marinero.
Eärnur – último rey de Gondor .
Eärwen – Hija de Olwë de Alqualondë.
Ecthelion – Señor elfo de Gondolin, mató a Gothmog.
Edrahil – Capitán de los elfos de Nargothrond.
Elendil – Rey dúnadan de Arnor y Gondor.
Elendur – hijo mayor de Isildur.
Elenwë – Esposa de Turgon.
Elladan y Elrohir – Principes elfos de Rivendel.
Elros – Primer Rey de los edain supervivientes de Númenor.
Elrond – Señor elfo de Rivendel.
Elwë – Rey elfo de los Teleri. Llamado posteriormente Thingol.
Elwing – Princesa élfica de Doriath.
Ella – Laraña – Araña de Cirith Ungol.
Emeldir – “Corazón Viril”, esposa de Barahir.
Éomer – Príncipe de Rohan.
Eönwë – Maia, Heraldo de Manwë.
Eöl – El elfo oscuro.
Eorl – Señor de los éothéod.Rey de Rohan.
Éowyn – sobrina del rey Théoden.
Estë – Vala, “la Curadora”.

-F-

Fangorn – Llamado Barbol, el mas viejo de los ents.
Faramir – Noble dúnadan de Gondor.
Fëanor – Príncipe elfo de Eldamar, creador de los Silmarils.
Felaróf – Meara, caballo de Rohan.
Fíli – Enano de thorin y compañía.
Finarfin – Gobernó en Tirion, como rey , a los Noldor de Eldamar.
Findulias – Princesa dúnadan de Dol-Amroth.
Fingolfin – Gran Rey Noldor de Beleriand, goberno en Hithlum.
Fingon – Gran Rey Noldor en Beleriand, gobernó en Dor-lómin.
Finrod – Señor Noldor de Beleriand, gobernó en Nargothrond, Conocido como Felagund”el señor de las cuevas”
Finwë – Primer gran rey Noldor en Eldamar.
Frodo Bolsón – Hobbit de la comarca y Portador del Anillo.
Fuinur – Famoso renegado Númenóreano.

-G-

Gandalf – Istar, mago de la tierra media, espíritu Maia de Lórien.
Galadriel – Reina élfica de Lothlórien.
Galdor – Hijo de Hador lórindol.LLamado el Alto.
Gelmir – Elfo de Nargothrond, hermano de Gwindor.
Gelmir – Elfo del pueblo de Angrod.
Ghân – buri – Ghân – Cacique wose de Druadan.
Gil-Galad – Rey elfo de Lindon, hijo de Fingon.
Gimli – Enano de Erebor.
Glaurung – Gran dragón de Angband, el primero de los uruloki.
Glóin – Enano de Thorin y Compañía.
Glorfindel – Señor elfo de Rivendel.
Glorfindel – Elfo de Gondolin.
Gollum – Antiguo hobbit, Portador del Anillo.
Gorbag – Uruk-Hai de Minas Morgul.
Gothmog – Balrog de Angband.Espiritu Maia de fuego en su origen.
Grishnákh – Orco de Mordor.
Gundor – Hijo menor de Hador Lórindol.
Gwaihir – El Señor de los Vientos, Águila de las Montañas Nubladas.
Gwindor – Elfo de Nargothrond, hermano de Gelmir.

-H-

Hador(Lórindol) – Padre de Galdor y padre de Hurin.
Haleth – Conductora de los Haladin
Halmir – Señor de los Haladin.
Hareth – Madre de Húrin y huor
Herumor – Renegado Númenóreano.
Helm Manomartillo – Hombre del norte , Rey de Rohan.
Huam – Perro de Oröme,regalado al principe Noldo Celegorm.
Huor – Hijo de Galdor de Dor-Lómin.
Húrin – Señor Edain de Dorthonion, padre de Turin.

-I-

Idril – “Celebrindal”, hija de Turgon.
Ilmarë – Docella Maia de Varda.
Imrahil – Príncipe dúnadan de Dol-Amroth.
Indis – Mujer elfo de los Vanyar.
Ingwë – Rey elfo de Eldamar, Gran Rey de los Vanyar, el primer lin¡aje. Irmo – el vala Lórien.
Isildur – Rey dúnadan de Gondor.

-K-

Khamûl – Nazgûl, Antiguo rey de los Orientales.
Kíli – Enano de Thorin y Compañía.
Khîm – Hijo de Mîm, enano mezquino.

-L-

Landroval – Águila de las Montañas Nubladas.
Lenwë – Conductor de los Teleri,padre de Denethor.
Legolas – Príncipe elfo del Reino del Bosque.
Lengua de Serpiente – Hombre de Rohan.
Lorgan – Capitán de los Orientales de Hithlum.
Lórien – Vala.Señor de los Sueños.
Luthien – Princesa élfica de Doriath.

-M-

Mablung – Elfo de Doriath, primer capitán de Thingol.
Maedhros – Hijo mayor de Fëanor, llamado el Alto
Maeglin – Hijo de Arendhel y Eöl.
Maglor – Segundo hijo de Fëanor, gran trovador.
Magor – Hijo de Malach Aradan.
Mahtan – Gran herrero de los Noldor.
Malach – Hijo de Marach.
Mandos – Vala, señor del destino, Amo de la casa de los muertos.
Manwë – Vala, rey de Arda.Señor del aire.
Marach – Conductor de los hombres.
Melian – Reina Maia de Doriath, casada con Thingol.
Melkor – Vala,Señor de las Tinieblas.Llamado tambien Morgoth, El Enemigo Oscuro. Meneldil – Hijo de Anárion.
Meriadoc Brandigamo – Hobbit de la comarca.
Miembros de Junco – Ent mujer, esposa de Bárbol.
Mîm – Enano Mezquino, rey de Amon Rûdh.
Míriel – Primera esposa de Finwë.
Míriel – Hija de tar-Palantir.
Morgoth – ver Melkor.
Morwen – Hija de Baragund.

-N-

Nahar – El gigantesco caballo blanco de Oromë.
Nerdanel – “la sabia” , esposa de Fëanor.
Nessa – Vala, llamada” la bailarina”.
Nienna – Vala, llamada “la plañidera”.
Nienor – Hermana de Túrin.
Nimloth – Mujer elfo de Doriath.
Nimrodel – Doncella élfica de Lothlórien.
Nori – Enano de Thorin y Compañía.

-O,P-

Óin – Enano de Thorin y Compañía.
Ohtar – escudero de Isildur.
Olwë – Rey elfo de Alqualondë.
Ori – Enano de Thorin y Compañía.
Orodreth – Segundo hijo de Finarfin.
Oromë – Vala, llamado “el cazador”.
Ossë – Espíritu Maia del mar, servidor de Ulmo.
Peregrin Tuk – Hobbit de la comarca.

-R-

Radagast – Istar, Mago de la Tierra Media.
Radbug – Orco de Cirith Ungol.
Ramaviva – Ent del Bosque de Fangorn.
Rían – Hija de Belegund, esposa de Huor.
Rey Brujo – Nazgûl, Señor de los Espectros del Anillo.
Roäc,el Cuervo – Señor de los cuervos de Erebor.
Rochallor – El caballo de Fingolfin.
Roheryn – Caballo de Aragorn .
Rúmil – Sabio Noldorin de Tirion.

-S-

Saeros – Elfo Nandorin, consejero de Thingol.
Salmar – Maia de Ulmo.
Samsagaz Gamyi – Hobbit de la Comarca, Portador del Anillo.
Saruman – Istar, Mago de Isengard. Curumu , espiritu Maia de Aüle.
Sauron – Maia, Señor de los Anillos, Espiritu Maia de Aüle atraido por Melkor.
Scatha – Dragón de las Montañas Grises.
Shagrat – Uruk-Hai de Cirith Ungol.
Silmarien – Hija de Tar-Elendil.
Smaug el Dorado – Dragón de Erebor.
Snaga – Orco de Cirith Ungol.
Sombragris – Meara, caballo de Rohan.

-T-

Tar – Ancalimon – Decimocuarto rey de Númenor.
Tar – Atanamir – Decimotercer rey de Númenor.
Tar – Calion – ver Ar – Pharazôn.
Tar – Elendil – Padre de Silmarien.
Tar – Palantir – Vigesimotercer rey de Númenor.
Telchar – El más renombrado entre los herreros de Nogrod.
Théoden – Rey de Rohan.
Thingol – Ver Elwë.
Thorin I -Rey enano de las montañas grises.
Thorin II – Rey enano en el exilio.
Thorin III – Rey enano de Erebor.
Thorondor – Águila de las Montañas Circundantes, Rey de las águilas en la 1ª edad del sol.
Thranduil – Elfo y Rey Sindarin de los Elfos de la Floresta del Bosque negro, padre de Legolas.
Thráin I – Rey enano de Erebor.
Thráin II – rey enano en el exilio.
Thuringwethil – Maia y vampiro al servicio de Melkor.
Tilion – Guardian Maia de la Luna.
Tom Bombadil – Maia, señor del Bosque Viejo.
Tulkas – Vala, llamado”el Luchador”.
Tuor – Edain de Dor-Lómin, padre de Eärendil.
Turgon – Rey elfo de Gondolin.
Túrin – Edain de Dor-Lómin, matador de dragones.

-U-

Uglúk – Uruk-hay de Isengard.
Uinen – Maia, espiritu del mar. e
Uldor – Llamado el maldecido,hijo de Ulfang el negro
Ulfang – capitán de los orientales.
Ulfast – Hijo de Ulfang el negro.
Ulmo – Vala, Señor del Oceáno.
Ulwarth – Hijo de Ulfang el Negro.
Ungoliath – Araña de Avathar,en origen un corrupto espírirtu maia.

-V;Z-

Varda – Vala, Reina de la Estrellas.
Vairë – Vala, “la Tejedora”.
Vána – vala, “la siempre joven”.
Voronwë – Elfo de Gondolin.
Yavanna – Vala, Reina de la Tierra.
Zarcillo – Ent del Bosque de Fangorn

El Anillo de Barahir

El Anillo de Barahir

Descripción:
Era un anillo de oro que representaba dos serpientes con ojos de esmeralda y una corona de flores doradas que era sostenida por una de ellas y la otra la comenzaba a devorar. Esta era la insignia de la Casa de Finarfin. Este anillo no tenía ningún poder, pero quien lo tuviera era respetado por los Elfos Noldor y más tarde por los Dúnedain.

Historia:
    Barahir recibió este anillo como sello de la promesa de amistad y ayuda a él y a su gente que le hizo el rey de Nargothrond, Finrod Felagund porque lo salvó de una hueste de orcos que lo tenían rodeado en el Paso del Sirion, durante la Batalla de la Llama Súbita.

    Barahir fue perseguido a muerte por Morgoth junto con todos sus compañeros, entre los que se encontraba su hijo Beren. Su escondite fue descubierto y todos fueron asesinados por una banda de orcos, exepto Beren, que los persiguió. El jefe de los orcos cortó la mano de Barahir en que llevaba el anillo, como prueba de que habían cumplido su misión, pero Beren lo alcanzó y le dió muerte, arrebatándole la mano cortada de su padre. Así recuperó el anillo.

    Beren guardó el anillo y después se lo heredó a su hijo Dior y Dior a su hija Elwing. De ella pasó a Elros, el primer rey de Númenor y lo guardaron los primeros cuatro reyes de la isla, hasta que Tar-Elendil (el cuarto rey) se lo dio a su hija mayor, Silmariën, que no heredó el trono. Silmariën se casó con Elatan del puerto de Andúnië. Su hijo fue Valandil, primer Señor de Andúnië y en adelante el anillo pasó a ser heredad de los Señores de Andúnië.

    Elendil, el último Señor de Andúnië,  lo salvó de la anegación de Númenor y lo llevó a la Tierra Media. Elrond Medioelfo lo guardó en Rivendel cuando se formó la Última Alianza de Elfos y Hombres e hicieron la guerra a Mordor. Después de que murieran Elendil y su heredero Isildur, Elrond Medioelfo dio el anillo al único hijo sobreviviente de Isildur, Valandil y en adelante lo guardaron los reyes del Reino Dúnedain del Norte.

    Arvedui, el último rey de Arnor, le dio el anillo en muestra de agradecimiento por su ayuda al jefe de los Lossoth, los hombres de nieve, antes de que zarpara en un barco de los Elfos hacia los Puertos Grises. Así se salvó el anillo, pues el barco naufragó y todos los que iban en él murieron. Arvedui llevaba consigo otros tesoros del Reino del Norte, de los más importantes fueron las Palantiri de Amon Sûl y Anúmminas, que se perdieron para siempre.

    El anillo fue recuperado por los Capitanes de lo los Dunedain, pero le fue entregado a Elrond en custodia. Elrond se lo regresó al trigésimonoveno Heredero de Isildur: Aragorn hijo de Arathorn, cuando cumplió veinte años de edad. Lo guardó durante gran parte de su vida, pero al jurarle amor a Arwen la hija de Elrond, se lo dio como sello de su promesa. No se dice nada más acerca de la suerte del anillo después de esto.

Narsil o Andúril

Narsil o Andúril

Significado de los Nombres:
nar “fuego”; sil “brillar con luz blanca o plateada”
Narsil “fuego brillante”.

andúnë “occidente, donde se pone el sol”; ril “brillo, luminosidad”
Andúril “brillo de occidente”, traducido en El Señor de los Anillos como “Llama del Oeste”.

Historia:
Espada forjada por el eneno Telchar de Nogrod durante la Primera Edad, llamada en un principio Narsil. Pasó a Númenor y sobrevivió al Hundimiento al ser llevada de nuevo a la Tierra Media por Elendil el Alto.

    Elendil usó esa espada durante toda la guerra de la Ultima Alianza de Elfos y Hombres contra Sauron y con ella misma abatió a Sauron, aunque él mismo y el rey Elfo Gil-Galad cayeran muertos también. La espada se quebró cerca de la empuñadura e Isildur -el hijo de Elendil- la tomó y con ella cortó el dedo de Sauron en que llevaba el Anillo Unico y se lo guardó. Sauron se desvaneció por muchos años gracias a esto.

    La espada fue lo único que se salvó cuando Isildur fue asaltado en los Campos Gladios (Gladden Fields) por una banda muy numerosa de Orcos. Narsil fue llevada por el escudero de Isildur, Ohtar a Valandil, el único hijo sobreviviente de Isildur y pasó a ser una herencia del reino de Arnor.

    Elrond Medioelfo predijo que la espada no sería forjada de nuevo hasta que el Anillo Único no apareciera de nuevo y Sauron despertara. Eso no sucedió hasta los tiempos de Aragorn, el heredero de Isildur. La espada fue forjada nuevamente en Rivendel y Aragorn le cambió el nombre, le puso Andúril. Con ella luchó durante toda la Guerra del Anillo.

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