Poema chino, de Amor Autor: Du Mun ( 803 – 852 )

Poema chino, de Amor
Autor: Du Mun ( 803 – 852 )

“Du Mun”, natural de Chang’an, fue uno de los grandes poetas Tang. Se dice que aprobó dos veces los exámenes imperiales y que fue asistente de personas influyentes en la corte, pero no pudo realizar sus ambiciones políticas. En su juventud llevó una vida plácida. Este es uno de sus poemas más conocidos.

        La canción de Zhang Hao hao

        Mirando a la audiencia arrojaste las mangas al suelo;
        luego, entonaste una melodiosa canción
        como sólo lo hubiera hecho un joven Fénix.

        Las cuerdas de los instrumentos callaron de golpe;
        los sonidos del armonio se quebraron:
        no pudieron seguir el ritmo de tu voz
        a medida que se remontaba al cielo y se dilataba en el aire.

        Una y otra vez el anfitrión demostró su admiración por ti,
        tus canciones eran inolvidables, decía.
        Entonces te obsequió con un amplio brocado
        Decorado con la figura flotante de un celestial caballo
        y con una exquisita peineta de colmillo de rinoceronte.

        Luego celebramos la llegada del otoño en las arenas del Gran Dragón,
        en noches con luna navegamos el Lago del Este.

        Tantas veces nos vimos
        que rara fue la semana en que al menos
        tres noches nos encontrábamos.

        Poco a poco, tu cuerpo de jade, fue apareciendo ante mi;
        tus miradas poco a poco, se hicieron más encantadoras;
        poco a poco, tus rojos labios fueron más exquisitos,
        comparables a tu gracia, porte y postura.

        Las arenas de la primavera calentaron los juncos a lo largo del Juxi.
        Cuando una cueva se cierra, el agua que gotea suena a la distancia,
        cuando la luna alcanza al inmortal conejo, aparece solitaria.
        y el lago y las nubes se han vuelto otra vez un clamor del otoño
        un rayo del sol cae sobre la blanca rama de un sauce
        mientras un viento helado recorre mi silla solitaria.

        Mi abrigo está húmedo con las lágrimas,
        mientras pongo punto final a este corto poema
        donde he hablado en voz alta de mis pensamientos.

CONSEJOS GENERALES PARA VIVIR EN EL TAO

CONSEJOS GENERALES PARA VIVIR EN EL TAO
El maestro taoísta Tian Chen Yang es un auténtico y cualificado representante de la tradición taoísta de China,y aqui daremos algunos de sus consejos.
Para iniciarse en el Tao hace falta un maestro,y los libros solos no pueden llevarnos a una práctica meditativa bien orientada y guiada.El maestro enseña las indicaciones sobre el mejor lugar para meditar,las mejores horas del dia para hacerlo,la dieta,la intensidad de la luz,la sexualidad más adecuada,el estado de salud o el clima atmosférico más propicio y demás.Ademas el maestro enseña la posicion de los ojos,manos,lengua,espalda,asi como la forma de respirar.
Debemos recordar en los foros de discusión y en los mensajes que debemos buscar la calma en todo momento,pues el maestro enseña que la paz interior es más importante que todas las cosas y personas del exterior.
El trabajo del taoísmo es sobre uno mismo,no sobre la opinión ajena,es un trabajo en tu propio cuerpo,en tu mente y en tu energia,y nunca una búsqueda o una dependencia de las cosas o luchas externas.
Aqui en occidente,orientamos mucho nuestra energía a las emociones del corazón y a los pensamientos de la cabeza,de tal modo que con tanto exceso de pensamientos y de emociones cambiantes,perdemos mucha energia y acortamos nuestra vida sagrada.La vida asi disminuye en duración y en calidad.Cuando alguien nos contraríe lo mejor es centrarse en el ombligo y no permitir que la ira o el desprecio y la susceptibilidad tomen las riendas de nuestrta consciencia.
Entrar en la puerta del taoísmo es ser siempre benevolente y amoroso,es ser fiel a un camino de paz y ser generoso con los demás.Es necesario practicar vde verdad la cortesía y el respeto incluso con los que nos atacan.Si somos taoístas de verdad,hemos de ser humildes y sabios,sinceros y personas de confianza.
SOLO CON ESTO TENEMOS TRABAJO PARA TODA LA VIDA.

Taoísmo: su origen, desarrollo y práctica

Taoísmo: su origen, desarrollo y práctica

El Taoísmo constituye una de las tres religiones de China (Sanjiao)1, que tradicionalmente se enseñaron  al pueblo chino. Junto a él figuraron el Confucianismo y el Budismo. Estas tres enseñanzas se influenciaron mutuamente generando un sincretismo popular que se practica hasta nuestros días. Sin embargo, el Taoísmo, en su forma pura y original se desarrolló en forma paralela y relativamente independiente de la religiosidad popular. Todo comenzó, según cuentan las leyendas, con el mítico Emperador semihumano Fu Xi. Hace miles de años este rey tribal, mago y chamán descubrió en el lomo de un caballo surgido del río Lo un diagrama mágico conocido como el Ho-Tou2. De este se derivó la secuencia de los Ocho Trigramas del Cielo Anterior del I-Ching, el famoso Libro de las Mutaciones. Con este diagrama mágico y con los ancestrales conocimientos de los Sabios de la Alta Antigüedad del Asia Central (hace ya más de 7000 años) se inició la Cultura Tradicional China, un concepto antropológico que es inseparable de lo que habría de llamarse posteriormente “Taoísmo”. No es sencillo revisar un universo de conocimientos y prácticas tan vasto como el del fenómeno religioso y mágico de la Cultura China. Inevitablemente en este breve artículo deberemos omitir un montón de datos importantes, detalles, historias y elementos que no pueden ser incluidos por una cuestión de tiempo y espacio. Dejamos al lector la tarea de indagar con paciencia a partir de los esbozos que aquí, a modo de resumen y guía, podamos entregarle.

Lo que conocemos por Taoísmo Chino, se denomina Daojiao en su tierra de origen. Dao quiere decir (en este contexto) Camino, Sendero, Vía Trascendente. Jiao a su vez es el vocablo chino para decir Religión. ¿Es que el Taoísmo es una religión? Sí, absolutamente. En nuestras librerías circulan enormes cantidades de libros que hablan supuestamente sobre Taoísmo y que en nada guardan relación con lo que éste realmente es. Muchos remiten los orígenes del Taoísmo al Gran Sabio Lao Zi3. Si bien esto no es tan equivocado, la verdad es que los Taoístas hacen remontar sus enseñanzas mucho más atrás que el período de la Dinastía Chou (La época de Lao Zi y de Confucio) Para muchos, la raíz del Taoísmo se encuentra en las prácticas y conocimientos de otro Gran Sabio que vivió hace unos cinco mil años: el Emperador Amarillo, Huang Ti. Este antiguo gobernante es considerado como el Padre de la nación China. Fue él quien comenzó el largo proceso de recolección de textos y enseñanzas de los chamanes y maestros de las arcaicas tribus nómadas del Asia Central. Así, los taoístas son los herederos de estas tradiciones recopiladas por Huang Ti. Durante los varios miles de años posteriores al Emperador Amarillo, las artes de longevidad, adivinación, curación e inmortalidad experimentaron grandes progresos. Para la época de la Dinastía Chou Oriental, ya había todo un complejo mundo de experiencias acumuladas. Fue así como, en una época de gran decadencia moral, aparecieron dos personajes contemporáneos que representaron dos visiones opuestas de la sociedad de su tiempo: Lao Zi y Kong Zi. El primero, más conocido con la grafía de Lao-Tse, fue uno de los más grandes representantes del pensamiento místico taoísta, mientras que el otro, conocido por su nombre latinizado de Confucio, fue el gran representante de la filosofía ética del Confucianismo. Como es sabido, Lao Zi, el Anciano Maestro, fue el autor del clásico Tao Te King, obra fundamental de todas las corrientes taoístas. Este pensamiento trascendente fue posteriormente elaborado (y llevado al extremo) en un estilo literario distinto, en otros textos de maestros tales como Zhuang Zi (o Chuang-Tse), Lie Zi (o Lie-Tse) y Huai Nan Zi, todos los cuales originaron clásicos homónimos. Textos como estos cuatro ya citados, mas otros que se han perdido o han llegado solo parcialmente hasta nosotros (como el “Yin Zi”) fraguaron el espíritu rebelde y subversivo, incluso anarquista, del Taoísmo. Ya en la época del Zhuang Zi existía una clase de hombres muy especiales, denominados como los Fang Shi, los Maestros de las Fórmulas. Estos Sabios eran los Magos y Chamanes de aquel período, expertos en las artes de la adivinación, la medicina, el exorcismo y las técnicas psicofísicas4 para el logro de la Inmortalidad. El famoso Clásico de Huainan Zi es un libro en el que se recogen los consejos y enseñanzas que estos Maestros le dieron al príncipe de Huainan. En ellos es posible ver la primera amalgama de conocimientos propiamente Taoístas, algo muy cercano a lo que corresponde hoy en día al mundo del Daojiao Chino. La filosofía de Lao Zi, la alquimia y la magia se fusionaron y complementaron mutuamente para configurar los primeros atisbos de la religión Taoísta. Fue precisamente uno de estos “Maestros de las Fórmulas” el que daría inicio, algo menos de cuatro siglos más tarde, al primer movimiento organizado de Taoístas. Este genio se llamó Zhang Daoling, creador de la famosa escuela de los Maestros Celestiales, hoy día conocida como Zhengyi Mengwei Tianshi Pai, quien vivió durante la Dinastía Han Oriental (25 – 219 d.C.) alcanzando los 123 años de edad. El Maestro Zhang tuvo una revelación de manos del mismísimo Lao Zi en las montañas de la provincia de Sichuan, en el año 142  d.C. Fue su nieto, el tercer Maestro Celestial, llamado Zhang Lu, quien logró afianzar la escuela alcanzando el poder político sobre un pequeño estado independiente de carácter teocrático (algo similar a lo que ocurría en el Tíbet con la institución de los sucesivos Dalai-Lamas)5 ubicado en la región central de China y que fue reconocido oficialmente por el estado de Wei.  Este estado teocrático subsistió hasta hace poco tiempo, en las cumbres de los montes Long-Hu6, pero fue aplastado por las tropas comunistas del Ejército Rojo durante la época de las revueltas políticas de la década del ’60. El entonces 53º Maestro Celestial tuvo que exiliarse en la isla de Taiwán, la única “provincia” china que se mantuvo aislada del dominio del Partido Comunista, bajo el gobierno rebelde del Partido Republicano7. 

Desde aquella época de la institución de los Maestros Celestiales, se fueron formando cientos de sectas y escuelas con diversas orientaciones, pero todas ellas siempre han compartido el mismo trasfondo común. Al mismo tiempo que la escuela de Zhang Daoling, surgió el movimiento de los Turbantes Amarillos o Taiping Dao, la Vía de la Gran Paz. Sin embargo, este movimiento de características mesiánicas y milenaristas no tuvo tanta suerte como el de los Maestros Celestiales. Se rebeló contra la Casa Imperial de entonces, la Dinastía de los Han, llegando a alzarse en armas en el 184 de nuestra era, movimiento que fue aplastado por el ejército Imperial. No obstante, los anuncios proféticos de los Turbantes Amarillos respecto del fin de dicha dinastía se hicieron realidad de manera abrupta y trágica, con el advenimiento de la Época de los Tres Reinos (Wei, Shu y Wu) en el año 220.

A partir de entonces surgen una serie de agrupaciones. En un primer instante, la tendencia se centra en el empleo de la Magia Talismánica8 para la protección de las familias, la curación de enfermedades y la expulsión de malos espíritus. Por ello el énfasis de estas escuelas antiguas (de la corriente Zhengyi) estuvo puesto sobre el ceremonial mágico y los ritos cíclicos, marcados por diferentes períodos astrológicos, de acuerdo con el calendario lunar Chino.  Durante el siglo VII d.C. se sumó a lo anterior la corriente alquímica taoísta. La experimentación alquímica en China data desde muy antiguo. En un principio se centró en la búsqueda externa de un elixir que permitiese lograr la Inmortalidad. La constante búsqueda llevó al descubrimiento de sustancias que empleamos hasta el día de hoy, tales como la pólvora o la anestesia. Sin embargo, la síntesis de un elixir de inmortalidad resultó infructuosa para la inmensa mayoría. Es más, muchos incautos y falsos practicantes (entre ellos varios Emperadores) fallecieron envenenados a causa de la ingestión de sustancias venenosas y metales pesados, en la forma de diversos preparados a partir de sustancias típicas de la alquimia China como el cinabrio, oro, mercurio, arsénico, mica o plomo. Esta experimentación  incluyó en algunos casos el empleo de sustancias provenientes del reino vegetal. Así mismo, hubo quienes buscaron durante décadas el famoso “Hongo” de la Inmortalidad, prodigiosa seta mítica cuya sola ingestión conduciría a la detención de la rueda del tiempo. Todo ello constituye la llamada práctica del Weidan, la Alquimia Externa. Puede parecer demasiado fabuloso o fantástico, pero la leyenda nos cuenta que hubo algunos pocos adeptos afortunados que, gracias a sus profundos conocimientos de la Naturaleza y la elección propicia de los materiales, el lugar y los tiempos de ejecución dentro de los ciclos cósmicos, lograron obtener la Gran Panacea. Entre estos figura el famoso Wei Poyang de la dinastía Han Oriental, quien ascendió al Cielo a plena luz del día junto con su fiel perro y un discípulo, tras haber ingerido los tres la píldora de la inmortalidad, elaborada en su mismo laboratorio al interior de una caverna sobre las montañas. Al mismo tiempo que la práctica de la Alquimia Externa, los sabios primitivos de la dinastía Han complementaron la ingestión de hierbas y minerales con la calistenia, la meditación y el yoga sexual. Fue posteriormente, durante la dinastía Tang (618 a 960 d.C.) que la Alquimia Exterior se diferenció con claridad y se separó definitivamente del Neidan, la Alquimia Interior. Esta última constituye el fundamento de la mística taoísta. La nomenclatura mineral pasó a ser simbólica y a designar procesos internos que se desarrollaban dentro del propio cuerpo. Sin embargo, dependiendo de la escuela y secta de que se trate, el énfasis está puesto sobre una interpretación y práctica más fisiológica o bien más psicológica de la alquimia interna. El proceso alquímico se entiende, en el Taoísmo, como una obra en la que operando conscientemente los principios cósmicos que rigen el mundo y que están presentes en nuestro interior a modo de microcosmos, el adepto logra manipular y fundir las tres esencias sutiles del organismo, sublimándolas progresivamente hasta la conformación de un “embrión” inmortal formado por la energía inmaculada del Tao Primordial, cuerpo espiritual indestructible que le permitirá al practicante ascender a los más altos Cielos tras el proceso de separación del cadáver (la muerte). Ahora bien, existen diversos niveles de Inmortalidad en el desarrollo espiritual taoísta. El nivel antes descrito corresponde al logro más comúnmente observado en la mayoría de los buenos practicantes, no obstante, existen grados mayores que llegan hasta el grado de la Inmortalidad física9. Previo al nivel de Inmortalidad, están los logros menores de Longevidad y Salud, todos ellos más fácilmente accesibles a través de prácticas más conocidas por Occidente, como el Chi Kung o el popular Tai Chi Cuan. Como una parte integral de las prácticas salutíferas se desarrolló así mismo en gran medida la ciencia de la Medicina Tradicional China, cuyos logros terapéuticos son indiscutibles10, y la dietética taoísta o Chang Ming. Durante el siglo XII el Taoísmo se fusiona con el Budismo, y especialmente con la escuela Chan o Zen y adopta los preceptos confucianos en algunos casos para dar origen a las diversas corrientes eclécticas del Quanzhen Dao, en las que se hará especial hincapié en las prácticas de meditación y de Alquimia Interna. Pero aún falta por mencionar el aspecto más complicado de aceptar por parte del mundo Occidental, esto es, el ámbito netamente religioso. Desde los inicios de la escuela de los Maestros Celestiales, surge el culto ritual, las ofrendas y la creencia en un numeroso y vasto panteón de Dioses. Muchos de ellos ya existían en la alta antigüedad china, otros se fueron incorporando con el tiempo. Estas entidades divinas representan los diversos aspectos en los que se manifiesta el Tao dentro del mundo fenoménico y no implican una forma de positivismo frente a la filosofía ‘negativa’ de Lao Zi. Muy por el contrario, las Deidades e Inmortales encarnan dentro de sí al Origen Misterioso que no tiene nombre ni forma, sustancia ni existencia fenomenal. Son la expresión pura en el mundo energético de lo Informe y lo Sublime. Constituyen una forma de paso, un puente entre nuestra mente formal y el Absoluto Incognoscible. No son por lo tanto, imágenes supersticiosas ni figuras de un culto idólatra. Es más, en el Taoísmo no existe la idea, tan común a la mentalidad Judeocristiana, de adoración. Los Dioses Taoístas son aspectos manifiestos de lo que no es manifiesto, enlaces con lo Celeste para el reino humano. Por ende, no constituyen motivos de adoración o idolatría alguna, sino más bien de veneración y respeto por lo que ellos representan. En última instancia es el Tao Supremo lo que siempre importa al taoísta.  Pero para que dicha conexión sea real y no un mero juego intelectual, el adepto emplea el sendero de las Deidades como arquetipos cósmicos. Así, para acceder al dominio de lo Sin-Forma, se realiza el dominio de la Forma Pura, Ser y No-Ser en conjunción y cópula. Pero ¿por qué los occidentales parecen no poder aceptar este simple hecho? En el Taoísmo existe lo que se denomina el linaje Koujue, que corresponde a la transmisión oral de las enseñanzas y las explicaciones de los textos que realiza un Maestro Taoísta para su discípulo. Al mismo tiempo, esta transmisión oral de las enseñanzas de una escuela es complementada por el altamente secreto grupo de textos y escrituras Mijue, un compendio de explicaciones sobre los libros sagrados y las instrucciones propias del linaje que usualmente aparecen codificadas de maneras crípticas y simbólicas para evitar la usurpación por parte de los profanos no iniciados. Y para ser iniciado un Maestro debe hacerse cargo personalmente de un discípulo tras haberlo observado durante algún tiempo y poner a prueba su idoneidad para el trabajo espiritual. Los comentadores occidentales de los textos no han tenido acceso alguno a ninguna de estas dos herramientas indispensables para la interpretación de las enseñanzas, por lo que a muchos les parece que el Daojiao es solo un conjunto de numerosas fórmulas supersticiosas y de creencias inverosímiles. Además, mucha gente no está dispuesta a abandonar esa visión romántica e idealizada que tienen de la filosofía Taoísta, que más que sentar un precedente en sus vidas para aprender algo nuevo, les ha servido para encajarlo sobre sus prejuicios ya establecidos y justificar un paradigma agnóstico y relativista que solo ha surgido desde sus propias ideas y no desde el Taoísmo genuino.

Luego de la desastrosa Revolución Cultural China impulsada por Mao Zedong durante la década de los sesenta y setenta, el Taoísmo, así como el Budismo Chino y el Confucianismo, sufrieron grandes persecuciones y pérdidas. Nada con sabor a religión podía seguir existiendo en la nueva República Popular China11, lo que llevó a que los pocos monjes y Maestros que sobrevivieron a las matanzas y encarcelamientos huyeran al exilio. En aquella turbulenta época el Taoísmo agonizaba. Lo poco y nada que quedó se dispersó en el este y sureste, entre Taiwán, Singapur, Hong-Kong12, Malasia, etcétera. Afortunadamente, hoy en día la política del Gobierno Chino se ha abierto a la religión y está admitiendo lentamente la restauración y construcción de templos dentro de su territorio y la práctica privada de la religiosidad. Es así como muchos monjes y sacerdotes ya ancianos han podido regresar a sus quehaceres y se está conformando una nueva generación de estudiantes y discípulos taoístas por toda China. 

El Gran Camino Que No Tiene Nombre ha sido la fascinación de miles de grandes hombres y mujeres que en una incansable búsqueda por lo eterno e indestructible han desarrollado a lo largo de miles de años, un sendero hacia lo divino, hacia el Origen al que finalmente todo retorna. La belleza inconmensurable de esta visión del hombre y la naturaleza sigue siendo tan actual como hace dos mil años. Y su mensaje esperanzador, la superación de la vejez, la enfermedad y la muerte siguen esparciéndose lenta pero continuamente por el mundo, incluso mucho más allá de los límites de China. Ojalá que este pequeño ensayo pueda servir de bocado para todos los buscadores sinceros de la Inmortalidad y para aquellos que disfrutan el sabor único e indiferenciado del gran Tao.

¡Larga vida y felicidad a todos los diez mil seres!

1 Vocablo compuesto, en el que San significa Tres y Jiao, Religiones.
2 El Ho-Tou es un “Cuadrado Mágico” que describe el mundo primigenio antes de la separación del Cielo y la Tierra. 
3 Lao Zi (Viejo Maestro) se llamaba Li Er, era un funcionario menor de la Dinastía Chou Oriental que se encargaba de la Biblioteca Real. Cansado de la decadencia del Imperio, tomó rumbo al Oeste sobre el lomo de un buey, dejando para siempre la China, sin que se halla vuelto a saber de él.
4 Entre estas técnicas podemos citar algunas aún en boga, como los múltiples estilos de Qi Gong (Maestría del Aliento) o las prácticas de Dao Yin (estiramientos y contracciones similares a las del Yoga Hindú).
5 De hecho, en el Tíbet Oriental se desarrolló la escuela Budista de los Shakyapas, quienes detentaron el poder político durante un breve período de la historia tibetana. Sus patriarcas son nombrados a través de una sucesión sanguínea dentro de la familia Khon, lo que guarda curiosa similitud con el estilo más antiguo de los Maestros Celestiales.
6 Montaña del Dragón y el Tigre ubicada en la provincia de Sichuan.
7 Esta es la razón de las constantes disputas entre China continental y el gobierno de Taiwán, problema político que subsiste hasta nuestros días.
8 En la mayoría de los Templos Taoístas es posible conseguir estos talismanes de protección, fabricados en el contexto de un complejo ritual, a partir de tinta roja sobre papel amarillo dispuesta en diagramas y caracteres especiales.
9 No debe interpretarse erróneamente el raro fenómeno de la Inmortalidad física. Siendo un logro muy escaso y difícil, no constituye una violación de las leyes naturales por todos conocidas, en las que la muerte es un suceso inevitable. Esto es así puesto que el complejo desarrollo de semejante logro implica una transmutación elevadísima de la materia corporal en energía pura de acuerdo a los principios rectores de la madre Naturaleza. Recuérdese el llamado “Cuerpo de Gloria” que Cristo adoptó luego de su resurrección.
10 La Organización Mundial de la Salud ha reconocido desde hace varios años la utilidad demostrada de la acupuntura como efectivo anestésico y analgésico natural, lo mismo que la utilidad de la farmacopea fitoterapéutica china. 
11 Este es el nombre con el que el Partido Comunista de China bautizó a la nueva y “reformada” nación.
12 Hong-Kong fue una colonia británica fuera del poder del partido rojo hasta hace muy poco tiempo. Solo en el año 2001 esta isla se reintegró al territorio Chino.

Este artículo fue redactado en Marzo del 2003 por Pablo Ianiszewski F

Los tres aspectos de la energía: Shen, Chi y Ching

  Los practicantes taoístas oímos muchas veces hablar de la energía interna o Chi, la fuerza vital que todo organismo vivo posee y que por medio de distintas disciplinas marciales es desarrollada con vistas al logro de una mayor armonía, salud y longevidad.La base de esta fuerza vital, que no está relacionada ni con la complexión ni con el estado físico, suele ser situada en el denominado tan t´ien o hara ( para los japoneses ),la zona ubicada cinco dedos por debajo del ombligo, en la pelvis.

  Sin embargo, y si bien comúnmente solemos aludir a ella cuando nos referimos a la energía vital interna, esta no es sino sólo una de sus manifestaciones, ya que, tradicionalmente, el taoísmo siempre ha asignado a la energía interior una existencia tripartita, bajo la tradicional denominación de ¨los tres tesoros¨: el chi, el ching y el shen.

  Referirnos a estos tres aspectos de la energía implica introducirnos en una cuestión eminentemente práctica, puesto que, su desarrollo conjunto, no es sino posible a partir de la puesta en ejercicio de determinadas disciplinas o prácticas, y del progreso en cada una de ellas.

  ¿Pero cúal es el significado de cada uno de estos tres aspectos? ¿Cómo desarrollarlos? ¿Qué simboliza cada uno de ellos? Intentaremos responder brevemente a estas preguntas, sabiendo que toda exposición que aquí pueda hacerse será incompleta, pero que su conocimiento por parte del taoísta practicante es necesaria para su desarrollo conciente.

  Suele identificarse al Ching con los fluidos, la materia, la parte burda del organismo, como así también los músculos y los tendones. El Ching simboliza la tierra y su desarrollo depende fundamentalmente del entrenamiento físico y las dietas.

  El Shen, segundo aspecto de la energía interna vital, representa a los pensamientos y la conciencia; simboliza el cielo, y su desarrollo se produce fundamentalmente por ejercicios de visualización, silencio interior y comprensión.

  Finalmente tenemos al Chi, el hálito viviente, los sentimientos más elevados. Este aspecto simboliza al ser humano en su integridad y su desarrollo depende especialmente de los ejercicios de respiración y aceptación.

  No debemos olvidar que dicha distinción es a propósitos teóricos y que en la práctica, ninguno de estos aspectos se encuentra disociado del otro, razón por la cual el desarrollo de uno de ellos siempre implicará el desarrollo de los demás. El hecho de dedicarnos a una técnica determinada posibilita el prestar mayor atención a uno de estos tres aspectos inseparables, lo que ayudará sin dudas a profundizar en una determinada manifestación de la energía; sin embargo, el verdadero progreso del taoísta practicante se lleva a cabo por medio de estos tres caminos, que son uno solo, constituyendo este aspecto una aparente pero ¨comprensible¨ paradoja taoísta.

Cuento Taoísta LA SUERTE

    Cuento Taoísta
    LA SUERTE

    Poemas, prosa, pintura, escultura… Un granjero vivía en una pequeña y pobre aldea. Sus paisanos le consideraban afortunado porque tenía un caballo que utilizaba para labrar y transportar la cosecha. Pero un día el caballo se escapó. La noticia corrió pronto por el pueblo, de manera que al llegar la noche, los vecinos fueron a consolarlo por aquella grave pérdida: “¡Que mala suerte has tenido!”. La respuesta del granjero fue un sencillo: “puede ser”.

    Pocos días después el caballo regresó trayendo consigo dos yeguas salvajes que había encontrado en las montañas.

    Enterados los aldeanos acudieron de nuevo, esta vez a darle la enhorabuena y comentarle su buena suerte, a lo que él volvió a contestar: “puede ser”.

    Al día siguiente, el hijo del granjero trató de domar a una de las yeguas, pero está lo arrojó al suelo y el joven se rompió una pierna. Los vecinos visitaron al herido y lamentaron su mala suerte; pero el padre respondió otra vez: “puede ser”.

    Una semana más tarde aparecieron en el pueblo los oficiales de reclutamiento para llevarse a los jóvenes al ejército. El hijo del granjero fue rechazado por tener la pierna rota. Al atardecer, los aldeanos que habían despedido a sus hijos se reunieron en la taberna y comentaron la buena estrella del granjero, más este, como podemos imaginar, contesto nuevamente: “puede ser”.

La conducta humana según Lao Tse

La conducta humana según Lao Tse

( Estas reflexiones sobre la conducta del hombre según el taoísmo de Lao Tse están sustentadas en la ¨Breve historia de la filosofía china¨ del renombrado filósofo chino Feng Youlan y no pretenden ser un análisis exhaustivo de la conducta del taoísta, sino más bien aportar unas líneas para la reflexión y para posteriores desarrollos sobre este mismo tema).

  En un artículo anterior ( El arte de la vida ) expuse en breves líneas uno de los principios esenciales que rigen el camino de vida de aquel que transita el sendero del tao. En esta nueva oportunidad, quisiera compartir con ustedes otras reflexiones sobre la conducta propia del taoísta, los rasgos que la definen y los principios que guían su movimiento por la vida.

  Uno de los problemas originales de los taoístas fue el de cómo preservar la vida, evitar el daño y el peligro en el mundo humano y ajustar sus acciones al principio del tao.

  De acuerdo con el Viejo Maestro, el hombre que vive prudentemente, esto es, el Sabio, debe poseer tres características esenciales:

– ser dócil

– ser humilde

– ser fácil de contentar

  La docilidad creía Lao Tse es el medio para preservar la fuerza y ser fuerte.

  La humildad es un signo de que se está lejos de llegar al límite ( desde este punto de vista, la arrogancia sería signo de que el avance ha llegado a su límite extremo ).

  Y el saber contentarse es el principio que garantiza no ir demasiado lejos, y por lo tanto, no llegar al extremo. Sin embargo, no debemos confundir este último punto con la común adscripción realizada a los taoístas como ¨hombres del justo medio¨ , ya que, y si bien el desarrollo de este aspecto implicaría iniciar otra reflexión que la que aquí he propuesto, tal adscripción está estrechamente enlazada con la idea de un comportamiento razonable, moderado, medido; es decir, sujeto a una norma y esta es una de las ideas que el taoísta combate más radicalmente. ( Una ilustración de esta idea del saber contentarse podemos encontrarla en la tablilla XXIX del Tao te King, donde el Viejo Maestro sentencia: ¨el sabio evita los excesos, la extravagancia y la indulgencia¨).

  El taoísta en su cotidiana acción ( aunque tal vez fuera más justo llamarla in-acción, en términos de la teoría taoísta del wu-wei), debe conocer las leyes de la naturaleza y conducir sus actividades de acuerdo a ellas. Esto es lo que Lao Tse denomina ¨practicar la lucidez¨, principio que implica: que si se quiere lograr alguna cosa, se debe empezar por su contrario, y si se quiere retener alguna cosa, se debe admitir en ella algo de su contrario. Feng Youlan, en su volúmen sobre filosofía oriental expone como ejemplos de tal principio el hecho de que si uno quiere ser fuerte, debe empezar primero con un sentimiento de que es débil y si uno quiere preservar el capitalismo como sistema, debe admitir en él algunos elementos del socialismo.

  Podemos encontrar numerosos ejemplos del principio de ¨practicar la lucidez¨ en el Tao te King, Ejemplo de ello son las tablas XII y XXII que aluden al primer principio ( el de lograr algo comenzando por su contrario ), y las tablas XLV y XXII – una vez más – que ilustran la otra cara de este principio ( el de retener algo aceptando algo de su contrario ). Sería interesante que dada la oportunidad, otros caminantes – esto es, taoístas – de este foro pudieran aportar algún indicio de dicho principio taoísta en alguno de los otros maestros de esta filosofía. Pero no todo termina aquí.

Otra de las características distintivas de la conducta taoísta, ampliamente desarrollada por el Viejo Maestro y contenida también en el principio del wu-wei es la de actuar sin artificialidad ni arbitrariedad. Esto implica su contrario, es decir, taoísta es aquel que en su cotidiano vivir es natural y espontáneo, se conduce de acuerdo a las leyes de su propia naturaleza, y de esta manera, en armonía consigo mismo y con todo lo que lo rodea, entra en comunión íntima con el tao. No olvidemos además que ser natural implica seguir el propio te – esto es la virtud – sin ningún esfuerzo arbitrario. La noción de te y su relación con el tao es realmente compleja y excedería los propósitos de este artículo, pero dejemos sentadas las bases de su significado. De acuerdo con el Viejo Maestro, del tao nacen todas las cosas. En este proceso de nacimiento y desarrollo, cada cosa individual obtiene algo del tao universal, y este algo es llamado te, implicando esto que, el te de una cosa es lo que naturalmente es. Si el tao es aquello de donde provienen todas las cosas, el te es aquello por lo que las cosas son lo que son.

  Feng Youlan, atendiendo al pensamiento de Lao Tse, expone que la gente ha perdido su original te porque tiene demasiados conocimientos y deseos. En un posterior artículo ahondaremos más en esta idea.

  Finalmente vamos a tomar un último concepto guía de la conducta del taoísta de acuerdo a la filosofía de Lao Tse, muy íntimamente ligada a la necesidad de ¨ser natural¨ que hemos visto líneas arriba. En efecto, si ser natural implica seguir el propio te sin ningún tipo de esfuerzo, no debemos dejar de lado la sencillez ( pu ) como guía para la acción ( in-acción ) taoísta.

  La idea de la sencillez es de especial relevancia para Lao Tse y los taoístas. El tao, concebido como un ¨bloque no tallado¨ ( pu ), es la sencillez en sí. Nada hay más sencillo que el inabarcable tao. El te encuentra en segundo lugar en esta escala, y finalmente, el hombre que vive en el tao y sigue el te debe llevar una vida lo más sencilla posible.

  Estos son los principios básicos que de acuerdo a Lao Tsé, el Viejo Maestro, rigen la conducta del sabio taoísta. La docilidad, la humildad, el contentamiento, la espontaneidad, la naturalidad y la sencillez están profundamente imbricados en una vida acorde con los principios del tao y del te, porque de ellos surgen, y por ellos… alcanzan su sentido y su fundamento.

El libro del patio amarillo

EL LIBRO DEL PATIO AMARILLO

Cl?sico tao?sta de los siglos IV-V
( trad. del chino : Patrick Carré versi?n al castellano de Montse Bofill )

LIBRO EXTERNO

1

Tranquilamente sentado, el Viejo Maestro
compuso estos hept?metros
En los que explica el cuerpo
y los dioses.
En lo alto est? el patio amarillo
abajo, el principio de los pasos ;
Detr?s se levantan las sombr?as torres ;
delante, las puertas del destino.
Respirad la vacuidad :
entraréis en el campo de cinabrio.
Que el agua pura del estanque de jade
riegue la ra?z m?gica.
El muchachito en quien los reales se juntan
traga la saliva del embri?n.
Si os ejercit?is en ello verdaderamente,
podréis existir durante largo tiempo.

2

El ser verdadero del Patio Amarillo
est? vestido de vermell?n.
Al principio de los pasos, la varilla macho
del cerrojo conjunta los dos batientes.
Entre las sombr?as torres trepando
a alturas vertiginosas,
Esencia y aliento son sutiles
en el campo de cinabrio.
La tierra fertiliza con agua pura
del estanque de jade.
Ra?z m?gica firme y dura :
vejez sin decrepitud.

3

El estanque central alberga un gentilhombre
vestido de rojo y vermell?n.
Tres pulgadas por debajo del campo
son lugares habitados por dioses.
Cerrad herméticamente el espacio
que separa el dentro del fuera :
En la choza de los dioses,
trabajad para reformaros.
El misterioso pecho y el canal del aliento
acojen el talism?n de la esencia.
Apresuraos a refozar vuestra simiente
si queréis preservaros.

4

En el coraz?n del palacio est? un gentilhombre
siempre vestido de carmes?.
Si consegu?s verlo,
venceréis la enfermedad.
De través, Largo-de Un-Pie
ci?e el est?mago.
Si consegu?s guardarlo,
dejaréis atr?s el sufrimiento.
Respirad en la choza :
saldaréis cuentas con vosotros mismos.
Protegedla en su integridad y su firmeza :
recibiréis sus bendiciones.
En el coraz?n de vuestra pulgada cuadrada
escondedlo con cuidado y veneraci?n.
Con la vuelta de la esencia y del esp?ritu,
rejuveneceréis al envejecer.
La obra de las sombr?as torres
es derrame y fin.
Alimentad vuestro ?rbol de jade
y tallad de él un bast?n para la vejez.

5

La v?a suprema no es dif?cil
pero ignora las aproximaciones.
La terraza m?gica se hunde en el cielo
y se inclina sobre el erial central.
En el centro de la pulgada cuadrada,
se llega bajo las torres gemelas.
En la habitaci?n de jade
se abre la puerta de los dioses.
Todas estas cosas me han sido ense?adas
por el Pr?ncipe de los Dioses.

6

La sala de las luces llega a los cuatro horizontes
a la manera de la fuente de los mares.
El hombre real Cinabrio Hijo
est? delante de m?.
En el coraz?n de los tres pasos,
esencia y aliento son profundos.
Vosotros, los que aspir?is a la Inmortalidad,
cultivad el Monte-Caos.

7

Al templo carmes?
por los doce niveles del pabell?n doble.
En la habitaci?n de rub?,
los cinco colores se re?nen.
El hijo del dios rojo
se levanta en el estanque central.
Bajo él : la larga muralla,
el valle misterioso y la ciudad.
Los secretos de la longevidad se reducen
a los ardores de la alcoba.

8

Renunciad al deseo l?brico
concentrando vuestra esencia.
En el campo de una pulgada, el palacio de un pie,
es posible regular la propia vida.
Atad vuestros largos chorreos,
el coraz?n apacible y sereno.
Contemplad vuestro pensamiento, y vuestro esp?ritu
jugar? con las tres maravillas m?gicas.
Paz supema del coraz?n
en el colmo de la ociosidad.

9

Continuad en la habitaci?n de jade :
la divina claridad la invadir?.
A cada instante, evocad el granero supremo
y no tendréis m?s hambre ni sed.
Llamad a las Seis Ding,
que se acerquen las j?venes diosas !
Cerrad las puertas de vuestra esencia
y viviréis mucho tiempo.

10

En la c?mara derecha
los dioses tienen su estancia.
Purificad vuestro coraz?n, controlaos
y no os manchéis en absoluto.
Tened una clara visi?n de vuestra cinco v?sceras :
conoceréis sus menstruaciones.
Restaurados, vuestros seis recept?culos
inmaculados parecen seda blanca.

Vacuidad y espontaneidad
son las causas de la V?a.

11

Entre las cosas, hay una espont?nea :
el Tao no es dif?cil.
Ofrenda de no-actuar sobre las palmas abiertas :
para la paz del cuerpo.
Un cuerpo vac?o donde no hay nada :
ocio natural del esp?ritu.
Estallido de calma y silencio
cuando la boca se calla.
Solo y uno mismo para reparar la armon?a :
palacio del hombre real.
Desapegado, sin deseos :
paseo por el jard?n de la virtud.
Puras, suaves, inmaculadas,
persisten las chicas de jade.
Cultivad la virtud : la claridad invadir?
las puertas de la V?a.

12

Para obrar en la V?a, disfrutad de la vida
en la soledad.
Sustentad lo natural y lo vital
preservando la vacuidad.
Desapegados, en pleno no-actuar,
cu?les ser?an vuestras preocupaciones ?
Cuando vuestras alas sean perfectas
ser?n espesas y vastas.
Viviréis mucho tiempo una eterna juventud,
después, levantaréis el vuelo.

13

Entremezcl?ndose, los cinco elementos
comparten ra?z y nudos.
Los tres cinco juntan su aliento :
lo esencial al uno fundamental.
Quién los acompa?a ? La Osa,
el Sol y la Luna.
Besad la perla, el jade perfecto :
la armon?a reina en vuestra habitaci?n.
Cuando pod?is guardar el uno,
todo asunto llegar? a su fin.
Vosotros est?is provistos de él de forma natural :
guardadlo sin perderlo.
Si queréis no morir,
escondedlo en la c?mara de oro.

14

Sale el Sol, entra la Luna :
he aqu? mi V?a.
El cielo, siete, la tierra, tres,
que guarde la inversi?n.
Sube, baja, avanza y retrocede :
el uno se une al nueve.
Dispersos guijarros de jade :
he aqu? mi tesoro.
Vosotros también sois ricos de ello :
por qué no lo protegéis ?
Habiendo comprendido la ra?z y la base,
el coraz?n nutre la espléndida floraci?n.
Obedeced al cielo y a la tierra
escondiéndolo en el océano de los alientos.
En siete d?as,
regreso cumplido : uni?n.
Sobre la esencia del Monte-Caos
no os confundiréis m?s.

15

La monta?a de las Nueve Fuentes
se alza tan alto !
All? vive un ser real
dispuesto a ejecutar vuestras ?rdenes.
Al abrigo del templo p?rpura,
en el piso de los muros cinabrinos ;
Entre el Sol y la Luna
parecen perlas fugaces.
Diez mil a?os de resplandeciente claridad :
aquellos tiempos ignoran los c?lculos.
Sobre la base exterior de los tres yang,
la cosa viene por s? misma.
Alimentad en vosotros los tres divinos
y viviréis mucho tiempo.
Las almas espirituales quieren subir al cielo
y las sensitivas sumergirse en el abismo.
Que estas almas inviertan sus alientos
siguiendo la via de la espontaneidad !
M?s de uno, entonces, concretando la perla,
consolidar? su ra?z m?gica.

16

Esfera armilar y perlas suspendidas
giran sin fin.
Cerradura de jade y llave de oro :
cuerpo intacto y fuerte.
Apoyados en la tierra, dad vueltas al cielo
cumpliendo una revoluci?n
A imagen de las cuatro estaciones,
y enrojeced como cinabrio.

Delante : elevado ; detr?s : bajo.
Cada uno su puerta.
Volved a acompa?ar al cinabrio volcado
y confiadlo a la fuente de los misterios.
Imitad a la tortuga al conducir vuestros alientos
hasta la ra?z m?gica.

17

En el centro est? un ser real
peinado con un turbante de oro.
Cubierto con una armadura, apretando un talism?n,
él abre las siete puertas.
He aqu? lo que no es en absoluto hoja o rama
sino, realmente, ra?z.
Pensad en ello noche y d?a,
y perduraréis.

18

Los Inmortales humanos y los adeptos del Tao
niegan la existencia de los dioses.
Acumulad vuestra esencia, amontonad vuestro aliento :
os convertiréis en reales.
Todos los hombres comen cereales
cediendo a los cinco sabores.
S?lo yo me alimento de los alientos
yin y yang de la armon?a suprema.
No podré morir jam?s,
como el cielo interminable.

19

Intentemos expicar las leyes
propias de cada v?scera.
El coraz?n es el due?o del reino,
el rey de las cinco v?sceras.
El pensamiento que se mueve y se para en él,
el aliento que le acompa?a.
La V?a : preservar naturalmente,
los rayos de mi divina claridad.
Yo he perforado mi esencia florida,
armonizo yin y yang.
Durante el d?a, cuantas luces !
En la noche, se conserva por s? solo.
Sedientos, tendréis bebida ;
hambrientos, seréis hartados.
Recorred los seis recept?culos
y escondeos en mao y you.
Desviad el yin del yang
y ocultadlo en el nueve.
Expertos en este arte,
ignoraréis el envejecer.

20

El aliento del h?gado resplandece,
largo y afilado.
Debidamente ordenadas, las cinco v?sceras
producen tres rayos de luz.
En lo alto, se unen al triple calentador ;
abajo, a la escarcha de jade.
Mi divino y mis almas
se encuentran en medio.
Fuente que brota, la saliva
disipa los perfumes y los miasmas.
Se levanta contra el tap?n invertido,
y la sala de las luces la contiene.
El fagor del trueno
reverbera en ecos.
A la izquierda mao y a la derecha you :
he aqu? mi tesoro.
Posternado a las puertas del misterio,
esperad la via del cielo.
Est? muy cercana. Solo queda
guardarla de forma natural.
A lo divino le gusta fijarse
en lo puro y en el no-actuar.
Esencia y dios suben y bajan :
claras son sus razones.
Libremente circulad sobre la via del cielo
– hierba de larga vida.
Recorred los siete orificios :
ignoraréis la vejez.
Volved a sentaros a las puertas del cielo
y esperad yin y yang.
Volved a bajar por la garganta
para entrar en la divina claridad.
Pasad bajo los doseles floridos,
donde se est? puro y fresco.
Arrojaos al abismo claro y fr?o :
veréis mi forma.
Si consegu?s volver al cinabrio
podréis vivir mucho tiempo.
Abajo est? el estanque florido
donde la esencia de los ri?ones se emite.
Se alza hasta la sala de las luces
y llega al campo de cinabrio.
Obrad de modo que los dioses
abran las puertas del destino.
Progresad en la v?a del cielo
hasta la ra?z m?gica.
Yin y yang desfilar?n
como estrellas fugaces.

21

El aliento de los pulmones
se eleva en el triple calentador.
Posternaos a las puertas del cielo
y esperad la antigua v?a.
Los licores puros de la fuente exquisita
impregnan los seis recept?culos.
Sube y baja por las narices.
las orejas lo saben.
Observad el cielo y la tierra :
preservad al muchachito.
El armonioso equilibrio de las esencias tornasoladas
inhibe los cabellos y la dentadura.
Tenéis un aspecto radiante
sin recorrer a ninguna droga.
Esto vuelve a descender por la garganta
en forma de gotitas de lluvia
Que los dioses reunidos
recogen juntos.
M?s abajo, en el templo carmes?,
un resplandor purp?reo se extiende.
Sumergios en el dosel florido
hasta la divina choza.
No guardéis m?s que el coraz?n o su dios :
se interpelar?n.
Contemplando mi divina claridad,
aparto a los demonios.
Encontrad al dios de vuestro bazo,
os habréis reunido con la gran familia.
Id después hasta el tubo del est?mago :
entrad en la vacuidad.
Escoded la ra?z m?gica y cultivadla
para que nunca se marchite.
Cerrad las puertas del destino
como las de la Capital de Jade.
Vuestra longevidad, durante decenas de miles
de a?os, no tendr? fin.

22

El principio divino del bazo
domina el centro.
Por la ma?ana, departe con los cinco dioses ;
armoniza las tres luminarias.
En lo alto, toca las puertas del cielo
y se recoge en la sala de las luces.
Impregna los seis recept?culos y los cuida
equilibrando los cinco elementos.
Metal, madera, agua y fuego
tienen por monarca la tierra.
Sol, luna y constelaciones :
manifiestan el yin y el yang.
Invadiendo las venas,
el sudor se hace elixir.
Defended las siete cavidades :
separad de ellas los malos augurios.
Dos dioses se abrazan :
ca?da de cimas antiguas.
Desde lo alto recibid el aliento primordial :
vuestros a?os siempre se alargar?n.

23

Se?or de las cinco v?sceras,
el ri??n es el venerable mayor.
Posternado ante el yin supremo,
esconde su realidad.
Entra por los dos orificios ; vuelve a salir de ellos :
uni?n en el Patio Amarillo.
Respiraci?n de vacuidad
manifiesta mi forma.
Consolida mis tendones y mis huesos ;
mis venas desbordan de sangre.
Mi coraz?n se ilumina y yo desaparezco
visitando lo puro y lo m?gico.
Sentado en la choza,
contemplo al muchachito.
Mantengo mi pensamiento en la respiraci?n interior :
resplandece la divina claridad.
Surgiendo de las puertas del cielo,
accedo a lo ininterrumpido.
Sin deseo y desligados de todo,
cultivad la ra?z florida.
Alimentaos del aliento oscuro
y viviréis largo tiempo.
De vuelta a las siete puertas,
bebed en el abismo supremo.
Atravesad el pecho misterioso :
recorreréis las magias de la pureza.
Sentados en la choza,
percibiréis al muchachito.
Os interroga sobre el Tao de la Inmortalidad,
os pregunta vuestras técnicas especiales.
He absorbido hierbas m?gicas,
el p?rpura de las cimas floridas.
Peinado con la m?s simple blancura,
tengo los talones en el campo de cinabrio.
Me ba?o en el estanque florido
para regar la ra?z m?gica.
El acuerdo de las cinco v?sceras
abre las puertas del destino.
Los cinco sabores alcanzan su perfecci?n :
es el regreso del aliento de bondad.
Practicad con el pelo suelto
y viviréis largo tiempo.

24

La gran V?a, es la inmensidad
que ning?n pensamiento puede complicar.
He aqu?, he dicho. No habléis de ello
vanamente.
Di?logos para el Tao Supremo para el mundo.

El taoismo

El Tao Te Ching es sin duda uno de los libros más importantes y enigmáticos que ha producido el pensamiento oriental. La palabra Tao (1) significa vía, camino. Algunos traductores, siguiendo una interpretación china más tardía, describen camino celeste debido a una correspondencia simbólica con la vía láctea. Otros usan la palabra regla o regla celeste, lo que traduce en forma demasiado libre, en nuestro concepto, la idea de Tao, pudiéndose entender en un sentido normativo y dogmático, lo que no corresponde a la concepción metafísica de los taoístas. Mucho peor nos parece el uso del término razón, que se remonta, según creemos, a las versiones de los misioneros (2). Además de referirse al pensamiento lógico y discursivo -que nada tiene que ver con el Tao- no tiene en cuenta que el chino prefiere las implicaciones de la imagen a lo implícito del concepto.

Por otro lado, la fama consagrada por la larga historia de esta palabra constítuye una suficiente razón para no traducirla. La idea es la de un principio primordial, anterior a toda manifestación, más allá de todo nombre, origen de todo y al cual todo debe retornar. Se trata del camino por excelencia y no de un camino.

La palabra “Te” (teu, teh, tö, to, todos fonemas aproximados a la pronunciación clásica) significa eficacia, manera de conformarse a (Tao). Ha sido traducida por “virtud” (en el sentido del latín clásico “virtus” cuya raíz “vis”, fuerza, del sánscrito “var”, no tiene connotación moral) y también por “poder”, traducciones que hemos empleado en nuestra versión según los casos. Contrariamente al uso corriente de la escritura “King”, hemos preferido la transcripción “Ching”, de acuerdo con la pronunciación castellana, la que corresponde a la del chino clásico. Palabra que originariamente significaba “tejido”, “trama” (véase el sánscrito “sutra”) y que significa en el sentido común “libro” y, por excelencia, “libro sagrado”, “libro canónico” o clásico, aunque Confucio y sus escoliastas letrados no lo hayan -por evidentes razones- incluido en el canon, cuyo aprendizaje indispensable en la formación de los letrados y funcionarios era objeto de los famosos exámenes.

Las informaciones que ofreceremos al lector más adelante acerca de los problemas que enfrenta el traductor, debido a las características de la lengua china y a la extrema concisión de nuestro texto, permitirán una mejor comprensión de estas breves explicaciones complementadas por las notas.

El Taoísmo es esencialmente una doctrina iniciática, que implica realizaciones en el orden metafísico y no “místico”, como algunos intérpretes han traducido equivocadamente (3). Por esta razón -y sin que esto signifique negar la existencia histórica de Lao Tzu- la doctrina taoísta se dirige más hacia el mito y la cosmogonía que a la historia; por esto el simbolismo y las imágenes tienen mayor importancia que los hechos históricos en cuanto tales. La leyenda de Lao Tzu y del origen del Tao Te Ching se relaciona entonces muy estrechamente con la comprensión profunda de la doctrina taoísta. Por otro lado, los antropólogos y los historiadores de las religiones saben muy bien lo que significa un mito de origen que se remonta a un tiempo indeterminado (4). Es conocida la existencia de una leyenda de fundación o mito de origen en toda organización iniciática (5).

Un destacado sinólogo francés, L. Laloy, ha recogido la leyenda de fuentes taoístas y la presenta por extenso. En dicha leyenda Lao aparece en este mundo por nacimiento virginal. Su madre le dio a luz bajo la sombra de un ciruelo, después de haber tragado un huevo en forma de perla. El embarazo duró setenta y dos años (6). Lao nació como niño viejo, con cabello cano y rostro arrugado, y como tenía orejas más grandes de lo normal se le dio el nombre de Li-Ar (orejas de ciruelo); luego tuvo el nombre de Li-Tan (orejas largas), el que fue sustituido después por sus seguidores con el de Lao Tzu (el viejo sabio). La leyenda indica luego varios viajes a distintos países de oriente y su vuelta a la China donde ejerció un cargo de funcionario en el estado de Chu. Pero terminó bruscamente su carrera, cuando subió sobre un carro conducido por un buey azul, para alcanzar las fronteras del reino. Allí encontró a Yin-hi, oficial gobernador del paso de Han-ku, hombre virtuoso, que escondía su sabiduría. Yin-hi, que había tenido una premonición de que iba a encontrarse con un gran sabio, luego de haber conversado con Lao-Tzu, le suplicó que pusiera por escrito su enseñanza. Éste sería el origen del Tao Te Ching -según la leyenda- en la que el libro aparece como una especie de testamento espiritual dejado por el sabio antes de pasar la frontera del Tibet o de la India.

Entre las numerosas implicaciones que el simbolismo de la leyenda nos ofrece, tenemos que considerar de manera especial que la “frontera del imperio”, a la cual hay numerosas alusiones en nuestro texto, equivale a los límites o umbrales del mundo (entendiéndose el mundo como el mundo humano y civilizado). Otro elemento evidentemente legendario es la atribución a Lao Tzu de la paternidad del “Libro de la Ascensión hacia el Oeste”, de autor desconocido, que con el titulo de “Sermones a las Gentes de los Reinos Bárbaros”, contendría sus enseñanzas, luego de que Lao Tzu abandonó la China (7). La leyenda se relaciona también estrechamente con la doctrina del “alma embrionaria” cuyo desarrollo (a no ser que se trate de un Sabio, “Sheng Jen”) depende únicamente de cada ser humano y de su manera de vivir, siguiendo la voluntad del cielo, lo cual no implica ninguna revelación particular. Esta realización fue objeto de numerosas enseñanzas y prácticas taoístas. La idea del “alma embrión” está en evidente relación con la madre secreta y universal, que se halla en numerosos pasajes de nuestro texto (8). En cuanto al equilibrio necesario para el desarrollo del “alma-embrión”, éste depende de un cultivo armónico entre el cuerpo y las varias almas (vital, mental, espiritual). La doctrina de las almas múltiples se deriva de la antigua enseñanza china. No existe ninguna razón de peso para atribuirla a un supuesto chamanismo, puesto que es común a muchos pueblos y religiones antiguas (9).

Fuentes de la doctrina Taoista

Las remotas fuentes de la doctrina taoísta se hallan sin duda en los primeros desarrollos de la más antigua cultura china, que toma su denominación del río amarillo (“Hoang Ho”) y de la gran llanura fertilizada por este río. Antes de su expansión hacia el norte y el oeste, esta cultura de campesinos se manifestó con una asombrosa originalidad, y de ella salió la idea del Tao, al parecer concebida primero como principio del orden universal impersonal, que en sus sucesivas elaboraciones metafísicas, sociales, políticas y morales, debía dar vida a todo el pensamiento chino, sea al de Confucio como al de Lao Tzu.

La doctrina del Tao es entonces mucho más antigua que el Taoísmo propiamente dicho. La tabla publicada por Hsu-Ti-Shan y hasta hoy unánimemente aceptada indica cómo los “brujos” y los analistas que rodeaban al rey campesino contribuyeron, cada uno por su lado, a su formación arcaica, de acuerdo con sus investigaciones, las que tenían como denominador común las preocupaciones cósmicas, puesto que su asesoramiento se refería a la confección del calendario, para asegurar la correspondencia armónica entre el ciclo de las estaciones y el ciclo de la vida agrícola y social (10).

De estas dos “escuelas” habría nacido el “Yi Ching” (libro de los cambios) obra metafísica y cosmológica, que luego fue usada como oráculo imperial, a través de una serie de añadiduras y elaboraciones posteriores. Del “Yi Ching” provienen las doctrinas confucianas, taoístas y la del “Tao Te”. Aunque señalando influjos recíprocos, Hsu-Ti- Shan indica como antecedentes directos de la doctrina específicamente taoísta la doctrina de los “brujos”, y el Yi Ching, la “escuela de los números” (una especie de numerología o numerosofía parecida a la de los pitagóricos), luego la doctrina de las artes mágicas, de los adivinos, de los astrónomos (y astrólogos), la del “Tao Te” y las escuelas de Mo Tzu. Siguen la medicina, la higiene sexual, la escuela del calendario y la del Yin Yang, la doctrina de los cinco elementos y la de la inmortalidad. Todas estas doctrinas habrían confluido en la formación del Taoísmo.

Pero nos parece evidente que una línea más directa, por cuanto se refiere a Lao Tzu y al Taoísmo antiguo, puede señalarse a partir del Yi Ching, en las “escuelas” del Tao Te, la del Yin Yang y de la Inmortalidad. La idea de la armonía entre cielo y tierra y el hombre (por excelencia el rey) intermediario entre los dos, son principios comunes a toda la cultura china. Una definición del Tao que ofrece Hi-Tzu:

Yi Yin – un aspecto Ying

Yi Yang – un aspecto Yang

Che wei Tao – eso es el Tao

Se refiere naturalmente al “Tao que tiene nombre” de nuestro texto y que, unido al Tao impersonal y no manifestado, en la corriente engendrada por la polaridad de los dos principios, o sea el atractivo Yin (receptivo, femenino) y por el expansivo Yang (activo, masculino), es la “madre” (porque ha dado origen, ha cobijado en su seno) de los diez mil seres (todos los seres existentes) (11).

El registro de la historia (Shi-Chin) de Sse-Ma-Chien (145-82 antes de Cristo) es sin duda alguna la fuente escrita más importante para la historia del Taoísmo antiguo.

La doctrina del Yin Yang en el Tao te Ching

La doctrina del Yin Yang es uno de los productos más geniales de la metafísica china, pero no siempre ha sido bien entendida por los intérpretes occidentales.

Cuando comenzó a ser conocida en occidente (12) se señaló cierto paralelismo con la díada de los pitagóricos, teniéndose especialmente en cuenta los ejemplos que se encuentran en la “Metafísica” de Aristóteles. En efecto, en ambas doctrinas existe la coincidencia en atribuir a la dualidad y no a la unidad el principio de la multiplicidad (13).

La unidad es concebida como Tai Ki, la mónada, en ambos casos en el sentido metafísico y no matemático; quizá esto se explique por faltarles tanto a los chinos como a los griegos el cero, del cual la unidad metafísica toma, a veces, el lugar.

La díada de lo pitagóricos se asemeja algo al Yin Yang, pero no ha tenido ni la importancia ni las aplicaciones sucesivas a todas las ciencias que se han producido en la cultura china debido a que a Grecia le ha faltado un libro como el Yi Ching.

Se han registrado también analogías entre Lao y Heráclito, y éstas no pueden negarse por cierto en lo que se refiere al uso constante de la paradoja, a una dialéctica subordinada a la metafísica, la que lleva siempre implícita la idea de una unidad superior. En este sentido el Logos heraclíteo tiene cierto parecido con el Tao. Pero en cuanto se refiere a la explicación de la dinámica del mundo, “pólemos” y “eros” no pueden asimilarse al Yin Yang, puesto que se presentan como fuerzas opuestas de atracción y repulsión; mientras que el Yin y el Yang son principios polares complementarios, más bien que opuestos, y solamente el desequilibrio entre ellos determina la falta de armonía.

Marcel Granet, en sus obras sobre la cultura china, ha descrito muy bien el proceso de descubrimiento del ritmo del Yin y del Yang en esa antigua cultura. Como todos los pueblos dedicados a la agricultura, los chinos han atribuido una gran importancia a los ciclos astronómicos y a su influencia constante en la vida de la sociedad humana y de sus labores.

El período Yin, durante el año, corresponde al otoño y al invierno, y durante el ciclo diario, a la noche y a la luna. En este periodo no hay trabajo en el campo, la sociedad subsiste por las labores de las mujeres que tejen, que son activas en el hogar. Se ha notado también la relación entre el ciclo menstrual y las fases del mes lunar.

El período Yang, durante el año corresponde a la primavera y al verano, al día, al sol, al calor. Los hombres trabajan el campo con la fuerza de sus brazos. Yang corresponde al sexo fuerte.

Las antiguas canciones nupciales chinas, traducidas por Chavannes, celebran los “matrimonios” masivos que se efectuaban durante la primavera, cuando los jóvenes cruzaban a nado el río para unirse con las jóvenes y procrear. Esta era la unión del Yin Yang. La explicación de Granet, sin embargo, pretende atribuir el descubrimiento del Yin Yang a causas puramente sociológicas y concibe la naturaleza un poco a la manera del hombre moderno, como un conjunto de fenómenos, dentro de una cosmovisión “naturalista” algo desligada de la metafísica y no según el testimonio de toda la cultura china tradicional, de una visión global del mundo, de aquella visión que Henry Corbin ha definido como Hierocosmología.

Granet parece olvidar que el orden superior a lo humano estaba en poder del Augusto Cielo (“K’wang-t’ien”), llamado también el Señor de lo Alto (“Shang-ti”) que reside en la Osa Mayor. Y lo más grave es que -contra toda la tradición china, sin una sola excepción- concibe el Yin Yang como anterior al Tao. Para pensar en las fases de la luna, hay primero que pensar en la luna; de esta manera, primero hay la idea de un orden y luego de sus ritmos.

Así, el Yin y el Yang son a la vez principios metafísicos y, en forma subordinada, aspectos de la naturaleza del cosmos, de la especie humana, de los animales, de las plantas y hasta de las cosas, que no son concebidas como inanimadas, porque llevan fuerzas Yin y Yang. En la dinámica de la vida universal, aun en lo físico, pero debido a su naturaleza metafísica que depende del orden superior que es el Tao, hay un orden de prioridad que se expresa así:

Tao
Yin Yang

y no, Tao = Yin Yang.

Algo enigmática aparece la razón por la cual el Yin receptivo y oscuro, antecede tradicionalmente al Yang, expansivo y luminoso. Los sociólogos aducen una razón histórica y antropológica; la que el régimen matriarcal habría sido anterior al patriarcal en la China arcaica, y este hecho explicaría por qué la tradición pone el Yin antes que el Yang. Parece difícil creer que los pensadores chinos -y sobre todo aquellos de la “escuela del Yin Yang”- hayan mantenido por esta sola razón histórica y durante el patriarcado, este orden sin alterarlo, sin que haya intervenido otra razón.

Pensando en el alma-embrión, hay que tener en cuenta la anterioridad de la situación subterránea, oscura, de la semilla, del caos, del huevo, a la del árbol, del orden cósmico, de las aves y de los seres orgánicos. Hay que considerar la idea de lo embrionario, en cuanto tiene en sí, en principio, todas las virtualidades de sus desarrollos futuros. Es sabido cómo esta idea es de suma importancia en el Taoísmo y en su constante del retorno al caos primordial, que es una imagen de la unidad indistinta a partir de la cual se expandió el mundo mediante un movimiento en torbellino, que hizo que las cosas individuales (los diez mil seres) se desprendiesen en sus distintas combinaciones de Yin y de Yang.

Por otro lado, no hay lector perspicaz de nuestro texto que no vea la insistencia en los símbolos del Yin como particularmente significativa, en relación con el Te. Los textos sobre las ventajas del agua, de la humildad, de la receptividad, de la oscuridad, de la debilidad -todos ellos símbolos del aspecto Yin- contrapuestos a los correspondientes del aspecto Yang, parecen sugerir que el Te consiste en el elegir el Yin para realizar el Yang.

Los confucianos -que conciben el Yin Yang con menor profundidad- sitúan el Yang en absoluta superioridad y le confieren también un rasgo de superioridad moral.

Al producirse la decadencia del Taoísmo tardío, en la práctica de la magia, la doctrina del Yin Yang produjo una cantidad de prácticas extrañas, pero no cesó nunca de mantenerse en vigencia.

Es innegable que, aunque nuestro texto se inspira en una noble afirmación de sabiduría, hay en él algunos pasajes que pueden prestarse a esta clase de interpretaciones, quizá debido al influjo de lo que se ha propiamente denominado la “escuela del Yin Yang” (a la que se remonta la alquimia china), por lo menos en la época de la redacción de Wang Pi (siglo II D.C.).

Hacer-no-haciendo (Wey-Wu-Wey)

Lo que acabamos de decir a propósito de la mayor importancia de lo latente y oscuro, como “modo de proceder” (que por otro lado resulta conforme a la naturaleza iniciática) del Tao, nos obliga a ofrecer una explicación indispensable acerca de la expresión china “Wu-Wey”, “No-hacer”, muy usada en nuestro libro, y que muchos occidentales poco perspicaces han interpretado como quietismo y pasividad.

Aquí podríamos citar aquel fragmento de Heráclito que se refiere al poder del niño y que puede confrontarse con los numerosos pasajes que nuestro texto ofrece acerca del niño (14). En verdad, es muy difícil para un hombre occidental moderno -como para todo oriental “occidentalizado”- entender una doctrina de la acción como aquella del “Wey-Wu-Wey” (hacer-no-haciendo). La idea taoísta es la de un retorno a la acción espontánea, como la del niño que juega, únicamente por jugar, como la del viento que mueve los árboles, como la del riachuelo que corre.

La moderna psicología occidental atribuye a los juegos del niño una importancia muy notable en el desarrollo futuro de su personalidad. Los mismos psicólogos han notado en el hombre el prevalecer de la memoria de los hechos remotos y el remontarse a la niñez como a una “edad de oro”, lo que explica también la predilección de los viejos hacia los niños y su mayor comprensión de la mentalidad infantil; hechos cuya importancia no carece de significado si se piensa en la experiencia de vida que el anciano posee.

Los taoístas están aquí en oposición abierta y expresan su rechazo por los ideales confucianos y por la falacia de su manera de concebir la existencia humana, valorizando esencialmente la maduración racional y la experiencia como factores enteramente positivos. Rechazan además la imposición de las actitudes solemnes en el trato con los demás y con todos los convencionalismos fijados por el ritual, que el niño desconoce.

Esto nos aclara además las aparentes extravagancias y los modales de “niños traviesos” adoptados por los taoístas en los medios populares (15). La conciencia “difusa”, la visión abierta del niño, cuya mente no esta todavía esclavizada por los prejuicios y los hábitos, es comparable a la actividad natural y puede relacionarse con otros famosos textos taoístas como aquel que afirma que el sol no necesita conciencia de dar la luz y el calor (la vida) a la tierra para darla; que el cielo manda la lluvia sin “tener la intención” de beneficiar a la tierra, etc.

“El buen caminante no deja huellas”, dice nuestro texto. Se trata de la acción impersonal, espontánea, que actúa como los fenómenos naturales.

Mientras que en los medios confucianistas hasta los gestos y las palabras están rígidamente reglamentados, como la “piedad filial”, la “benevolencia” (“Jen”), nuestro texto afirma que el cielo no es “Jen” (benévolo, humano) y tampoco lo es el sabio (“Sheng Jen”) que procede de acuerdo con el Tao.

La conciencia del “yo” y la “referencia al yo” (en sánscrito “Ahamkara”) se adueña de la acción, la estropea y la malogra, porque la subordina -más o menos claramente- a sus propios fines. Se trata de una concepción que no es tan sólo taoísta pues la encontramos en toda la espiritualidad del oriente tradicional y que es propia también de los contemplativos occidentales. La aceptación receptiva (y no pasiva) de la voluntad del cielo es la que está representada repetidamente en nuestro texto, mediante el símbolo del “valle” y el “espíritu del valle” (“Ku Shen”); es la ley del sabio, y el actuar conforme a esta ley -sin tener en cuenta sus propios deseos o su voluntad propia- es el camino trazado por el cielo, es llegar al Tao, puesto que la ley de la tierra es el cielo, y la ley del cielo es el Tao (16). En la concepción de los taoístas, el hombre está rodeado de fuerzas que tienden a desvirtuar sus acciones y su conducta. No solamente el contacto con los hombres es contaminante, sino lo es también con los objetos, con las cosas que pueden servir de soporte a las “influencias errantes”, fuerzas invisibles que el hombre profano desconoce, pero que pueden determinarlo a asumir como propios, deseos y logros que provienen de estos influjos.

Asimismo, el Taoísmo condena la autosuficiencia, la ley que uno se da a sí mismo, arbitrariamente, puesto que se da en la ignorancia de sus causas ocultas. La “etiqueta” social, y los ritos civiles, como los concebía Confucio, de acuerdo con el “Li-Ki” (“Libro de los Ritos”) no representan una manera de estar en constante armonía con la ley del Cielo, a través de una complicada sintonización con los ritmos de la naturaleza. Para el taoísta todo esto se ha vuelto un artificio y una sofisticación de lo natural, lo que desvirtúa precisamente esa armonía.

Por eso, el verdadero sabio se presenta a los hombres como un mendigo, como un torpe (17), como un loco. Todo el convencionalismo social hace que el sabio tome esta actitud de contrapie y se presenta como envuelto en las fuerzas oscuras del Yin, templando la luz interior, como dice nuestro texto. Porque ésa no es “su luz” sino la luz, no es “su gloria” sino la gloria. Sólo así puede ser el “valle del mundo” o el “cauce del mundo”, sólo así puede “estar en el centro” que es la posición polar; ser el inmóvil señor del movimiento, que todo lo dirige sin dirigirlo.

Hay un texto que dice que el taoísta tiene que “llegar a ver la estrella polar desde el hemisferio austral”. Tiene que “ver sin los ojos”, “oír sin los oídos”, etc., como reza el “Pankoatu” (18), porque su posición polar está liberada de las limitaciones espaciales, es el “Eje del Mundo”, niño y viejo al mismo tiempo; porque se vuelve una personificación del espacio sagrado” como el Tao lo es del “tiempo sagrado” siempre reversible por su primordialidad.

Hacer-no-haciendo es “nutrirse en el seno de la madre” (cósmica) Como dice el texto, lo que constituye su gloria suprema. El Wu-Wey es entonces una doctrina de la acción. El Te que realiza este tipo de acción tiene su fundamentación en una ley que es aquella de las “acciones y reacciones concordantes”. Esta ley se halla indicada en nuestro texto y en particular en uno de los capítulos, pero con la indicación final que prohibe enseñarla a los profanos: “Las armas del reino no se muestran al extranjero”.

Por lo que sabemos de fuentes taoístas orales, se trataría de uno de los pilares de la tradición taoísta, y tiene una especial aplicación referida a la ley del movimiento. La escuela mágica del Yin Yang la tuvo en cuenta en sus desarrollos en el Taoísmo más tardío. Puesto que la ley del mundo, en cuanto a su dinámica, es Yin Yang, ésta se aplica a los dos tipos de movimientos cuyo alternarse caracteriza la vida biológica y natural. Al movimiento Yin = Contracción, sigue el Yang = expansión, y el “continuum” de la vida está constituido por esta discontinuidad en cuanto es rítmica (por ejemplo sístole y diástole en el corazón). Producir una contracción significa provocar una reacción expansiva. Según los taoístas, se trata de cosas que todo hombre profano sabe, pero a las que no se les da todo el alcance que tienen.

No podemos extendernos sobre las implicaciones cósmicas o psicológicas de esta doctrina. Por otro lado, en nuestro texto se encuentran muchas alusiones a ella, a través de ejemplos numerosos y variados. Solamente tenemos que aclarar que el “Te” está esencialmente fundamentado en ella, teniendo en cuenta que el criterio ético no tiene nada que ver con esta doctrina. “Que se quede el pez en la profundidad del agua”, dice Lao Tzu. Porque es demasiado evidente que esta ley puede ser aplicada (y seguramente lo ha sido en algunos medios y oportunidades) para conseguir fines no precisamente nobles.

La concepción del hombre en el Taoismo

El Taoísmo ha impreso un sello particular a la concepción general del hombre que es propia de la China tradicional, o sea a aquella que tiene su origen común en el pensamiento arcaico.

Entre las muchas tríadas que existen en la tradición china (19) una de ellas se refiere al hombre, situado entre el cielo (lo trascendente, lo espiritual) y la tierra (lo inmanente, lo material); siendo el hombre -como hijo del cielo y de la tierra- intermediario entre los dos, este rol es personificado por excelencia en el rey y luego por el emperador, “hijo del cielo”. Esto está en cierta correspondencia con otra tríada: cielo, tierra y centro (espacio intermediario, en chino “chung-ho”, que significa “centro”, “unión en el centro”) lo que corresponde a los “tres mundos” del cosmos religioso hindú (“bhu- bhuvarshar”) y también a los tres “pachas” de la religión incaica.

Ya hemos dicho que la unidad, “Tai-Ki”, no es considerada como primer número impar, por representar la unidad metafísica. Tres es el primer número impar, por representar el número del cielo (Yang) en cuanto a su naturaleza, como dos es el primer número par y representa la naturaleza de la tierra (Yin); pero en cuanto se refiere a la acción recíproca del cielo y de la tierra, la que no puede darse sino en el centro (“chung-ho”), y a su mesura y modo de manifestación, el cielo está representado por el número cinco (2 + 3) y la tierra por el número seis (2 x 3) (20).

La concepción del hombre se halla entonces relacionada con esta posición central; por eso, el emperador, al celebrar los grandes sacrificios, tenía que estar “situado” en este centro.

Si consideramos el Taoísmo como una religión, tendríamos, de acuerdo con el criterio de Von Glasenapp, que clasificarlo entre las religiones del orden eterno del mundo (que en este caso tiene el nombre de Tao) en contraposición con aquellas que se fundamentan en la revelación histórica de Dios (personal), como Israel, el Cristianismo y el Islam. Sería entonces una religión que pertenece al mismo grupo en el cual se sitúan el Hinduismo y el Budismo. El sentido de una revelación del orden eterno del universo procede por analogía de la naturaleza (esa “analogía universi” que tampoco era desconocida por la escolástica cristiana medieval) llevando a través de una “cosmología sagrada” a la metafísica. Pero aunque el Taoísmo debía tomar en un determinado momento la forma de una religión (con sus monjes, ritos, etc.), todos los autores reconocen que eso no proviene de su naturaleza propia, sino de un influjo posterior del Budismo, única religión que apareció al principio de nuestra era, en la China, proveniente de la India. Esto permitió al Taoísmo influir notablemente en el Budismo chino y especialmente en la escuela “Chan” (escuela de meditación, más conocida en occidente a través de su versión japonesa, el Budismo Zen).

Tao Te King

TAO TE KING, LAO TSE

I
El Tao que puede ser expresado
no es el verdadero Tao.
El nombre que se le puede dar
no es su verdadero nombre.
Sin nombre es el principio del universo;
y con nombre, es la madre de todas las cosas.
Desde el no-ser comprendemos su esencia;
y desde el ser, sólo vemos su apariencia.
Ambas cosas, ser y no-ser, tienen el mismo
origen, aunque distinto nombre.
Su identidad es el misterio.
Y en este misterio
se halla la puerta de toda maravilla.
————————————————————————

II
Todo el mundo toma lo bello lo bello,
y por eso conocen qué es lo feo.
Todo el mundo toma el bien por el bien,
y por eso conocen qué es el mal.
Porque, el ser y el no-ser se engendran mutuamente.
Lo fácil y lo difícil se complementan.
Lo largo y lo corto se forman el uno de otro.
Lo alto y lo bajo se aproximan.
El sonido y el tono armonizan entre sí.
El antes y el después se suceden recíprocamente.
Por eso, el sabio adopta la actitud de no-obrar
y practica una en sin palabras.
Todas las cosas aparecen sin su intervención.
Nada usurpa ni nada rehúsa.
Ni espera recompensa de sus obras,
ni se atribuye la obra acabada,
y por eso, su obra permanece con él.
————————————————————————

III
No ensalzar los talentos
para que el pueblo no compita.
No estimar lo que es difícil de adquirir
para que el pueblo no se haga ladrón.
No mostrar lo codiciable
para que su corazón no se ofusque.
El sabio gobierna de modo que
vacía el corazón,
llena el vientre,
debilita la ambición,
y fortalece los huesos.
Así evita que el pueblo tenga saber
ni deseos,
para que los más astutos
no busquen su triunfo.
Quien practica el no-obrar todo
lo gobierna.
————————————————————————

IV
El Tao es vacío,
imposible de colmar,
y por eso, inagotable en su acción.
En su profundidad reside el origen
de todas las cosas.
Suaviza sus asperezas,
disuelve la confusión,
atempera su esplendor,
y se identifica con el polvo.
Por su profundidad parece ser eterno.
No sé quién lo concibió,
pero es más antiguo que los dioses.
————————————————————————

V
El universo no tiene sentimientos;
todas las cosas son para él como perros de paja.
El sabio no tiene sentimientos;
el pueblo es para él como un perro de paja.
El universo es como un fuelle,
vacío, pero nunca agotado.
Cuanto más se mueve,
más produce.
Quien más habla
menos le comprende.
Es mejor incluirse en él.
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VI
El espíritu del valle no muere.
Es la hembra misteriosa.
La puerta de lo misterioso femenino
es la raíz del universo.
Ininterrumpidamente, prosigue
su obra sin fatiga.
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VII
El cielo es eterno y la tierra permanece.
El cielo y la tierra deben su eterna duración
a que no hacen de sí mismos
la razón de su existencia.
Por ello son eternos.
El sabio se mantiene rezagado
y así es antepuesto.
Excluye su persona
y su persona se conserva.
Porque es desinteresado
obtiene su propio bien.
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VIII
La suprema bondad es como el agua.
El agua todo lo favorece y a nada combate.
Se mantiene en los lugares
que más desprecia el hombre
y,.así, está muy cerca del Tao.
Por esto, la suprema bondad es tal que,
su lugar es adecuado.
Su corazón es profundo.
Su espíritu es generoso.
Su palabra es veraz.
Su gobierno es justo.
Su trabajo es perfecto.
Su acción es oportuna.
Y no combatiendo con nadie,
nada se le reprocha.
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IX
Más vale renunciar antes que sostener
en la mano un vaso lleno
sin derramarlo.
La espada que usamos y afilamos
continuamente
no conservará mucho tiempo su hoja.
Una sala llena de oro y jade
nadie la puede guardar.
Quien se enorgullece de sus riquezas
atrae su propia desgracia.
Retirarse de la obra acabada,
del renombre conseguido,
esa es la ley del cielo.
————————————————————————

X
Unir cuerpo y alma en un conjunto
del que no puedan disociarse.
Dominar la respiración hasta hacerla
tan flexible como la de un recién nacido.
Purificar las visiones hasta
dejarlas limpias.
Querer al pueblo y gobernar el Estado
practicando el no-hacer.
Abrir y cerrar las puertas del cielo
siendo como la mujer.
Conocer y comprenderlo todo
usar la inteligencia.
Engendrar y criar,
engendrar sin apropiarse,
obrar sin pedir nada,
guiar sin dominar,
esta es la gran virtud.
————————————————————————

XI
Treinta radios convergen en el centro
de una rueda,
pero es su vacío
lo que hace útil al carro.
Se moldea la arcilla para hacer la vasija,
pero de su vacío
depende el uso de la vasija.
Se abren puertas y ventanas
en los muros de una casa,
y es el vacío
lo que permite habitaría.
En el ser centramos nuestro interés,
pero del no-ser depende la utilidad.
————————————————————————

XII
Los cinco colores ciegan al hombre.
Los cinco sonidos ensordecen al hombre.
Los cinco sabores embotan al hombre.
La carrera y la caza ofuscan al hombre.
Los tesoros corrompen al hombre.
Por eso, el sabio atiende al vientre
y no al ojo.
Por eso, rechaza esto y prefiere aquello.
————————————————————————

XIII

El favor y la desgracia inquietan por igual.
La fortuna es un gran dolor como nuestro cuerpo.
¿Qué quiere decir: favor y desgracia inquietan por
igual ?
El favor eleva y la desgracia abate.
Conseguir el favor es la inquietud.
Perderlo es la inquietud.
Este es el sentido de «favor y desgracia inquietan por
igual»
¿Qué quiere decir: la fortuna es un gran dolor como
nuestro cuerpo?
La causa por la que padezco dolor es mi propio cuerpo.
Si no lo tuviese,
¿qué dolor podría sentir?
Por esto, quien estime al mundo igual a la fortuna de
su propio cuerpo,
puede gobernar el mundo.
Quien ame al mundo como a su propio cuerpo,
se le puede confiar el mundo.
————————————————————————

XIV
Se le llama invisible porque mirándole
no se le ve.
Se le llama inaudible porque escuchándole
no se le oye.
Se le llama impalpable porque tocándole
no se le siente.
Estos tres estados son inescrutables
y se confunden en uno solo.
En lo alto no es luminoso,
en lo bajo no es oscuro.
Es eterno y no puede ser nombrado,
retorna al no-ser de las cosas.
Es la forma sin forma
y la imagen sin imagen.
Es lo confuso e inasible.
De frente no ves su rostro,
por detrás no ves su espalda.
Quien es fiel al Tao antiguo
domina la existencia actual.
Quien conoce el primitivo origen
posee la esencia del Tao.
————————————————————————

XV
Los sabios perfectos de la antigüedad
eran tan sutiles, agudos y profundos
que no podían ser conocidos.
Puesto que no podían ser conocidos,
sólo se puede intentar describirlos:
Eran prudentes, como quien cruza un arroyo en in-
vierno;
cautos, como quien teme a sus vecinos por todos lados;
reservados, como un huésped;
inconstantes, como el hielo que se funde;
compactos, como un tronco de madera;
amplios, como un valle;
confusos, como el agua turbia.
¿Quién puede, en la quietud, pasar lentamente de lo
turbio a la claridad?
¿Quién puede, en el movimiento, pasar lentamente
de la calma a la acción?
Quien sigue este Tao
no desea ser pleno.
No siendo pleno
puede quedar en lo viejo
sin renovarse.

XVI
Alcanza la total vacuidad
para conservar la paz.
De la aparición bulliciosa de todas las cosas,
contempla su retorno.
Todos los seres crecen agitadamente,
pero luego, cada una vuelve a su raíz.
Volver a su raíz es hallar el reposo.
Reposar es volver a su destino.
Volver a su destino es conocer la eternidad.
Conocer la eternidad es ser iluminado.
Quien no conoce la eternidad
camina ciegamente a su desgracia.
Quien conoce la eternidad
da cabida a todos.
Quien da cabida a todos es grandioso.
Quien es grandioso es celestial.
Quien es celestial es como Tao
Quien es como el Tao es perdurable.
Aunque su vida se extinga, no perece.
————————————————————————

XVII
El gran gobernante pasa inadvertido por el pueblo.
A éste sucede el que es amado y elogiado por el pueblo.
Después, el que es temido.
Y finalmente, el despreciado.
Si no hay una confianza total,
se obtiene la desconfianza.
El gran gobernante practica el no-hacer
y así, a la obra acabada sigue el éxito.
Entonces, el pueblo cree vivir según su propia ley.
————————————————————————

XVIII
Cuando se abandona el Tao
aparecen la bondad y la justicia.
Con la inteligencia y la astucia
surgen los grandes hipócritas.
Cuando no existe armonía entre los seis parientes,
se necesita la piedad filial y el amor paternal.
Cuando hay revueltas en el reino,
se inventa la fidelidad del buen súbdito.
————————————————————————

XIX
Rechaza la sabiduría y el conocimiento,
y aprovechará cien veces más al pueblo.
Rechaza la benevolencia y desecha la justicia,
y el pueblo volverá a la piedad y el amor.
Rechaza la habilidad y su provecho,
y no habrá más bandidos ni ladrones.
Pero estas tres normas no bastan.
Por esto, atiende a lo sencillo. y genuino, reduce tu
egoísmo, y restringe los deseos.
————————————————————————

XX
Suprime el estudio y no habrá preocupaciones.
¿Qué diferencia hay entre el sí y el no?
¿Qué diferencia hay entre el bien y el mal?
No es posible dejar de temer
lo que los hombres temen.
No es posible abarcar todo el saber.
Todo el mundo se enardece y disfruta,
como cuando se presencia un gran sacrificio,
o como cuando se sube a una torre en primavera.
Sólo yo quedo impasible,
como el recién nacido que aún no sabe sonreír.
Como quien no sabe adónde dirigirse,
como quien no tiene hogar.
Todo el mundo vive en la abundancia,
sólo yo parezco desprovisto.
Mi espíritu está turbado
como el de un ignorante.
Todo el mundo está esclarecido,
sólo yo estoy en tinieblas.
Todo el mundo resulta penetrante,
sólo yo soy torpe.
Como quien deriva en alta mar.
Todo el mundo tiene algo que hacer,
sólo yo soy un inútil.
Sólo yo soy diferente a todos los demás
porque aprecio a la Madre que me nutre.
————————————————————————

XXI
La grandeza de toda virtud
reside en su fidelidad al Tao.
El Tao es algo confuso e intangible.
Es confuso e intangible, pero tiene formas.
Es confuso pero brillante porque abarca muchas cosas.
Es profundo y oscuro pero contiene una esencia.
Esta esencia es verdadera.
Desde los tiempos más remotos conserva invariable su nombre.
Es el origen de todos los seres.
¿Cómo conocer el origen de todos los seres?
Por esto mismo.
————————————————————————

XXII
Lo humillado será engrandecido.
Lo inclinado será enderezado.
Lo vacío será lleno.
Lo envejecido será renovado.
Lo sencillo y puro será alcanzado,
pero lo complicado y extenso causará confusión.
Por esto, el sabio abraza la unidad
y es el modelo del mundo.
Destaca porque no se exhíbe.
Brilla porque no se guarda.
Merece honores, porque no se ensalza.
Posee el mando, porque no se impone.
Nadie le combate porque él a nadie hace la guerra.
¿Son acaso vanas las palabras del antiguo proverbio:
«lo humillado será engrandecido»?
Por esto mismo, el sabio preservará su grandeza.
————————————————————————

XXIII
Hablar poco es lo natural.
Un huracán no dura toda la mañana.
Un aguacero no dura todo el día.
¿Quién hace estas cosas?
El cielo y la tierra.
Sí las cosas del cielo y la tierra
no pueden durar eternamente,
¿cómo las cosas del hombre?
Así, quien sigue el Tao
se une al Tao.
Quien sigue la virtud,
se une a la virtud.
Quien sigue el defecto,
se une al defecto.
Quien se identifica con una de estas cosas,
por ella es acogido.
Pero a esto no se da suficiente crédito.
————————————————————————

XXIV
Quien se sostiene de puntillas no permanece mucho
tiempo en pie.
Quien da largos pasos no puede ir muy lejos.
Quien se exhibe carece de luz.
Quien se alaba no brilla.
Quien se ensalza no merece honores.
Quien se glorifica no llega.
Para Tao, estos excesos,
son como excrecencias y restos de comida que a todos
repugnan.
Por eso, quien posee el Tao
no se detiene en ellos.
————————————————————————

XXV
Antes aún que el cielo y la tierra
ya existía un ser inexpresable.
Es un ser vacío y silencioso, libre,
inmutable y solitario.
Se encuentra en todas partes
y es inagotable.
Puede que sea la Madre del universo.
No sé su nombre,
pero lo llamo Tao.
Si me esfuerzo en nombrarlo
lo llamo «grande».
Es grande porque se extiende.
Su expansión le lleva lejos.
La lejanía le hace retornar.
El Tao, pues, es grande y el cielo es grande.
La tierra es grande y también lo es el hombre.
En el universo hay cuatro cosas grandes,
y el hombre del reino es una de ellas.
El hombre sigue la ley de la tierra.
La tierra sigue la ley del cielo.
El cielo sigue la ley del Tao.
El Tao sigue su propia ley.
————————————————————————

XXVI
Lo pesado es la raíz de lo ligero.
La calma somete a lo agitado.
Así, el sabio cuando viaja
no se aleja de la caravana.
Aunque pueda disfrutar de las cosas más excelsas,
conserva su paz y se hace superior.
¿Cómo el dueño de diez mil carros
puede obrar con ligereza en el imperio?
Quien se comporta ligeramente
pierde la raíz de su poder.
Quien se ofusca,
se pierde a sí mismo.
————————————————————————

XXVII
Un buen caminante no deja huellas.
Un buen orador no se equivoca ni ofende.
Un buen contable no necesita útiles de cálculo.
Un buen cerrajero no usa barrotes ni cerrojos,
y nadie puede abrir lo que ha cerrado.
Quien ata bien no utiliza cuerdas ni nudos,
y nadie puede desatar lo que ha atado.
Así, el sabio que siempre ayuda a los hombres,
no los rechaza.
El sabio que siempre conserva las cosas,
no las abandona.
De él se dice que está deslumbrado por la luz.
Por esto, el hombre bueno no se considera maestro
de los hombres;
y el hombre que no es bueno estima como buenas las
cosas de los hombres.
No amar el magisterio ni la materia de los hombres,
y aparentar ignorancia, siendo iluminado,
éste es el secreto de toda maravilla.
————————————————————————

XXVIII
Quien conoce su esencia masculina,
y se mantiene en el principio femenino,
es como el arroyo del mundo.
Mientras sea como el arroyo del mundo
la virtud eterna no lo abandonará,
y retornará a la infancia.
Quien conoce su propia blancura,
y se mantiene en la oscuridad,
es como ser el modelo del mundo.
Mientras sea como el modelo del mundo,
la virtud eterno no se alterará en él,
y retornará a lo absoluto.
Quien conoce su gloria,
y se mantiene en la desgracia,
es como el valle del mundo.
Mientras sea como el valle del mundo
la virtud eterna le colmará
y retornará a la sencillez.
Lo sencillo, cuando se divide,
modela todos los útiles.
El sabio, cuando gobierna
rige a todos los ministros
y así conserva la unidad.
————————————————————————

XXIX
Quien pretende el gobierno del mundo
y transformar éste,
se encamina al fracaso.
El mundo es. un vaso espiritual que no se puede ma-
nipular.
Quien lo manipula lo empeora,
quien lo tiene lo pierde.
Porque, en las cosas,
unas van por delante, otras detrás.
Unas soplan suavemente, otras con fuerza.
Unas son vigorosas, otras débiles.
Unas permanecen, otras caen.
Por esto, el sabio rechaza todo exceso,
evita lo pródigo
y rebaja toda exhuberancia.
————————————————————————

XXX
Quien gobierna ateniéndose a Tao
no acosa al mundo con las armas
porque es un uso que tiende a retomar.
Donde acamparon las tropas
sólo pueden nacer espinas y zarzas,
y tras los ejércitos, vienen los años de miseria.
Así, el hombre bueno se conforma con lo obtenido
sin usar la violencia.
Y todo lo toma sin enorgullecerse,
sin jactancia,
sin obstinación,
sin enriquecerse.
Porque, las cosas, cuando han llegado a su madurez
empiezan a envejecer.
Esto ocurre a todo lo opuesto a Tao.

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XXXI
Las armas son instrumentos nefastos.
El hombre de Tao nunca se sirve de ellas.
El hombre de bien considera la izquierda como sitio
de honor,
pero permanece a la derecha cuando porta armas.
Las armas son instrumentos nefastos,
no adecuados para el hombre de bien.
Sólo las usa en caso de necesidad,
y lo hace comedidamente,
sin alegría en la victoria.
El que se alegra de vencer
es el que goza con la muerte de los hombres.
Y quien se complace en matar hombres
no puede prevalecer en el mundo.
Para los grandes acontecimientos
el sitio de honor es la izquierda,
y la derecha para los hechos luctuosos.
El segundo jefe se coloca a la izquierda,
y el primer jefe a la derecha, que es el lugar reservado
en los ritos fúnebres.
Quien haya matado
debe llorar con dolor y tristeza.
La victoria en la guerra
debe seguir el rito funerario.
————————————————————————

XXXII
El Tao, en su eternidad, carece de nombre.
Aunque mínimo en su unidad,
el mundo no puede contenerla.
Si los príncipes y los reyes
pudieran permanecer en el Tao
todos los seres se les someterían.
El cielo y la tierra
se unirían para llover dulce rocío
El pueblo, sin gobierno
por sí mismo se ordenaría con equidad.
Cuando en el principio se dividió, dando formas a
a todas las cosas,
tuvo nombres.
Con los nombres supo contenerse,
y así, no corre peligro.
El Tao es al universo
como los riachuelos y los valles son respecto a los
ríos y al mar.
————————————————————————

XXXIII
El que conoce a los demás es inteligente.
El que se conoce a sí mismo es iluminado.
El que vence a los demás es fuerte.
El que se vence a sí mismo es la fuerza.
El que se contenta es rico.
El que se esfuerza sin cesar es voluntarioso.
El que permanece en su puesto, vive largamente
El que muere y no perece, es eterno.
————————————————————————

XXIV
El gran Tao es como río que fluye en todas las direc-
ciones.
Todos los seres le deben la existencia
y él a ninguno se la niega.
Cuando realiza su obra, no se la apropia.
Cuida y alimenta a todos los seres sin adueñarse de
ellos.
Carece de ambiciones,
por eso puede ser llamado pequeño.
Todos los seres retornan a él sin que los reclame,
y por eso puede ser llamado grande.
De la misma forma, el sabio nunca se considera grande,
y así, perpetúa su grandeza.
————————————————————————

XXXV
El que guarda la Gran Forma
es el modelo del mundo.
El mundo no sufre mal alguno
y queda en paz, prosperidad y equilibrio.
La música y los manjares
detienen al caminante,
pero lo que exhala el Tao
no tiene sabor.
Se mira el Tao y no complace a la vista.
Se escucha el Tao y no complace al oído.
Se bebe del Tao y es inagotable.
————————————————————————

XXXVI
Quien quiera contraer
algo, antes debe extenderlo.
Quien quiera debilitar algo,
antes debe fortalecerle.
Quien quiera destruir algo,
antes debe levantarlo.
Quien quiera obtener algo,
antes debe haberlo dado.
Así es el misterio profundo.
Lo tierno y lo débil
vencen lo duro y fuerte.
No debe salir el pez de ‘a profundidad de las aguas.
Ni deben exhibirse los objetos más valiosos del reino.
————————————————————————

XXXVII
El Tao, por su naturaleza, no actúa,
pero nada hay que no sea hecho por él.
Si los príncipes y los reyes
pudieran adherírsele,
todos los seres evolucionarían por sí mismos.
Si al evolucionar
apareciera el deseo de obrar,
yo lo mantendría en la simplicidad sin nombre.
En la simplicidad sin nombre no existe el deseo.
Sin deseos es posible la paz
y el mundo se ordena por sí mismo.
————————————————————————

XXXVIII
La virtud superior no se precia de virtuosa,
esa es su virtud.
La virtud inferior aprecia su propia virtud,
por eso no tiene virtud.
La virtud superior no actúa
ni tiene objetivos que alcanzar.
La virtud inferior actúa
y tiene objetivos que alcanzar.
La bondad superior actúa
y no tiene objetivos.
La justicia superior actúa
y tiene objetivos.
El rito superior actúa
y, si no halla respuesta, la fuerza.
Así, perdido el Tao, queda la virtud.
Perdida la virtud, queda la bondad.
Perdida la bondad, queda la justicia.
Perdida la justicia, queda el rito.
El rito es sólo apariencia de fidelidad
y origen de todo desorden.
El conocimiento es sólo flor del Tao
y origen de la necedad
Así, el hombre grande
observa lo profundo y no lo superficial.
Se atiene al fruto y no a la flor,
rechaza esto y prefiere aquello.
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XXXIX
Lo que antiguamente llegó a la unidad:
El cielo, en su unidad, obtiene la claridad.
La tierra, en su unidad, se torna quieta.
Los espíritus, en su unidad, se hacen poderosos.
El valle, en su unidad, se vuelve lleno.
Todos los seres, en su unidad, se reproducen.
Los príncipes y los soberanos, en su unidad, pueden
gobernar el mundo.
Si el cielo no fuera claro, se descompondría.
Si la tierra no fuera estable, se derrumbaría.
Si los espíritus no fueran poderosos, perecerían.
Si el valle no fuera pleno, desaparecería
Si los seres no se procrearan, se extinguirían.
Si los príncipes y reyes no destacasen, perderían el
gobierno.
Así, la nobleza tiene su raíz en la vileza.
Lo alto tiene por fundamento lo bajo.
Por esto los soberanos se llaman a sí mismos
«el huérfano», «el indigno», «el pobre».
¿No es esto considerar al humilde como su raíz?
El honor máximo es de aquel que no lo pretende.
No se debe preferir ser como el jade,
sino como el más vulgar guijarro.
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XL
El retorno es el movimiento del Tao.
La debilidad es la manifestación del Tao.
Todos los seres han nacido del Ser
y el Ser ha nacido del no-ser.
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XLI
El espíritu superior que oye hablar del Tao,
lo practica con diligencia.
El espíritu mediocre que oye hablar del Tao,
tanto lo conserva como lo pierde.
El espíritu inferior que oye hablar del Tao,
ríe ruidosamente.
Y, por esta risa, se conoce la grandeza del Tao.
Lo dice el proverbio:
Iluminar con el Tao es como oscurecer.
Progresar con el Tao es como retroceder.
Engrandecer con el Tao es como vulgarizar.
La virtud superior es semejante a un valle en su
oquedad.
El supremo candor es semejante a la ignominia.
La vasta virtud es insuficiente.
La virtud ya fundada es indolente.
La virtud más pura es como un adulterio.
El Tao es como un gran cuadrado que no tiene ángulos,
como una gran vasija que se elabora lentamente,
como un gran sonido de escasa tonalidad,
como un gran cuerpo sin forma.
El Tao es oculto y sin nombre.
Pero el Tao es generoso y realiza todos los seres.
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XLII
El Tao engendra el Uno,
el Uno engendra el dos,
el dos engendra el tres.
El tres engendra todos los seres.
Todos los seres llevan la sombra a sus espaldas
y la luz en los brazos.
Y el aliento de la nada resuelve la armonía.
Aquello que el hombre aborrece,
la soledad, la pobreza, la indignidad,
es el título requerido por los soberanos.
Porque lo que se disminuye crece
y lo que se engrandece es disminuido.
Yo enseño lo que otros han enseñado:
«el hombre violento no tendrá una muerte natural».
Esta es la guía de mi enseñanza.
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XLIII
Lo más blando del mundo
vence a lo más duro.
La nada penetra donde no hay resquicio.
Por esto conozco la utilidad de la no-acción.
Enseñanza sin palabras.
Eficacia en la no-acción.
Pocos en el mundo llegan a comprenderlo.
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XLIV
¿Qué es más íntimo a nuestra naturaleza,
la fama o el propio cuerpo?
¿Qué es más apreciable, la salud o la riqueza?
¿Qué nos duele más,
ganar una cosa o perder la otra?
Quien mucho estima su nombre, despilfarra su amor.
Quien mucho acapara, mucho pierde.
Quien se contenta con poco nunca es agraviado.
Quien se contiene no sufre peligros y vivirá largamente.

XLV
La mayor perfección es de apariencia imperfecta,
pero su acción es inagotable.
La mayor plenitud es de apariencia vacía,
pero su acción es inagotable.
La mayor rectitud es en apariencia retorcida.
La mayor habilidad es en apariencia torpe.
La mayor elocuencia es en apariencia incongruente.
El movimiento vence al frío.
La quietud vence al calor.
La quietud absoluta es la norma del mundo.
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XLVI
Cuando el Tao reina en el mundo
los caballos de guerra acarrean estiércol.
Cuando no hay Tao en el mundo
los caballos de guerra abundan en los arrabales.
No hay mayor error que consentir los deseos.
No hay mayor desgracia que ser insaciable.
No hay mayor vicio que ser codicioso.
Quien sabe contentarse
siempre está saciado.
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XLVII
Sin salir de la puerta
se conoce el mundo.
Sin mirar por la ventana
se ve el camino del cielo.
Cuanto más lejos se va,
menos se aprende.
Así, el sabio,
no da un paso y llega,
no mira y conoce,
no actúa y cumple.
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XLVIII
Por el estudio se acumula día a día.
Por el Tao se disminuye día a día.
Disminuyendo cada vez más
se llega a la no-acción.
Por la no-acción
nada se deja sin hacer.
El mundo siempre se ha ganado sin acción.
La acción no es suficiente para ganar el mundo.
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XLIX
El sabio no tiene un espíritu constante.
Hace suyo el espíritu del pueblo.
Ama a los buenos
y también a los que no son buenos,
y así consigue la bondad.
Confía en el sincero
y también en los que no son sinceros,
y así consigue la fidelidad.
El sabio vive en el respeto de todos.
A todos reúne en su espíritu.
El pueblo vuelve hacia él sus ojos y acerca sus oídos,
y el sabio los trata como a niños.
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L
Vivir es llegar y morir es volver.
Tres hombres de cada diez caminan hacia la vida.
Tres hombres de cada diez caminan hacia la muerte.
Tres hombres de cada diez mueren en el ansia de vivir.
¿Cómo puede sobrevivir el décimo hombre?
He oído decir que quien sabe cuidarse
viaja sin temor al rinoceronte
ni al tigre,
y va desarmado al combate.
El rinoceronte no encuentra donde hincarle el cuerno,
ni el tigre donde clavarle su garra,
ni el arma donde hundir su filo.
¿Por qué?
Porque en él nada puede morir.
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LI
El Tao engendra.
La virtud nutre.
La materia conforma.
La energía perfecciona.
Por esto, de todos los seres
no hay ninguno
que no venere al Tao
y estime la virtud.
Esta veneración al Tao
y la estima de la virtud
no es impuesta sino
una eterna inclinación espontánea.
Porque el Tao los engendra,
la virtud los nutre,
los hace crecer, los perfecciona,
los conserva, los madura
y los protege.
Engendrar y criar,
engendrar sin apropiarse,
obrar sin pedir nada,
guiar sin dominar,
esta es la gran virtud.
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LII
Todo cuanto existe tuvo un origen,
la madre del mundo.
Quien conoce a la madre
conoce a los hijos.
Quien conoce a los hijos
preserva a la madre
y su vida no correrá peligro.
Tapa los orificios,
cierra las puertas,
y vivirás sin fatiga.
Abre los orificios,
aumenta los trabajos,
y estarás indefenso toda la vida.
Ver lo pequeño
es clarividencia.
Conservarse débil
es fortaleza.
Usar la luz
para volver a la claridad,
y proteger el cuerpo de todo daño,
es vestirse de eternidad.
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LIII
Quisiera poseer la sabiduría
para poder marchar por el gran camino
sin temor a desviarme.
El gran camino es llano
pero la gente ama los senderos.
La corte de todo tiene abundancia
pero los campos están llenos de malas hierbas
y los graneros vacíos.
Vestirse ropas lujosas,
ceñir afiladas espadas,
hartarse de bebida y de manjares,
retener grandes riquezas,
es como el robo;
no es Tao.
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LIV
Lo que está bien plantado no será arrancado.
Lo que está bien abrazado no será soltado.
A los antepasados ofrecerán siempre sacrificios los
hijos y los nietos
Si la cultiva en sí mismo
su virtud será verdadera.
Si la cultiva en su familia
su virtud será abundante.
Si la cultiva en su pueblo
su virtud será grande.
Si la cultiva en el Estado
su virtud será poderosa.
Si la cultiva en el mundo
su virtud será universal
Por esto, conoce a otros por sí mismo;
conoce las familias por la virtud de su familia;
conoce los pueblos por la virtud de su pueblo;
conoce los estados por la virtud de su estado;
conoce el mundo por la virtud del mundo.
¿Cómo saber que así se conoce el mundo?
Por esto mismo.
no sele puede despreciar
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LV
Quien alcanza la mayor virtud
es como un recién nacido.
Los reptiles venenosos no le pican.
Las fieras salvajes no le atacan.
Las aves rapaces no le arrebatan.
Tiene blandos los huesos
y débiles los tendones,
pero agarra firmemente.
Ignora la unión de los sexos,
pero posee la íntegra plenitud de su esperma.
Grita todo el día,
pero no enronquecer;
es la perfecta armonía.
Conocer la armonía es eternidad.
Conocer la eternidad es ser iluminado.
Intensificar la vida es nefasto.
Controlar el aliento es fortaleza.
Los seres, cuando han llegado a su madurez,
empiezan a envejecer.
Esto ocurre a todo lo opuesto a Tao.
Y lo puesto a Tao pronto acaba.
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LVI
Quien le conoce no habla
y quien habla no le conoce.
Tapa los orificios,
cierra las puertas,
suaviza las asperezas,
disuelve la confusión
atenúa los resplandores,
se identifica con el polvo,
esta es la unidad misteriosa.
No se le puede atraer;
no se le puede rechazar;
no se le puede beneficiar;
no sele puede perjudicar;
no sele puede honrar;
Por esto, es lo más valioso del mundo.
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LVII
Con rectitud se gobierna el Estado.
Con sagacidad se lucha en la guerra.
Con la no-acción se conquista el mundo.
Cómo lo sé?
Por esto:
Cuantas más limitaciones y prohibiciones haya,
más pobre será el pueblo.
Cuantas más armas,
mas desorden habrá en el reino.
Cuanta más astucia,
mas hechos extraños ocurren.
Cuantas más leyes y decretos,
más ladrones aparecen.
Por esto el sabio dice:
Yo nada hago
y el pueblo por sí mismo progresa.
Yo quedo en la quietud
y el pueblo por sí mismo mejora.
Yo no negocio
y el pueblo por sí mismo se enriquece.
Yo nada deseo
y el pueblo por sí mismo vuelve a la sencillez.
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LVIII
Cuando el gobierno es inactivo,
el pueblo es diligente.
Cuando el gobierno es activo,
el pueblo es indolente.
La desgracia reposa en la dicha,
y la dicha reposa en la desgracia.
¿Quién conoce el punto medio?
No hay una norma.
La rectitud degenera en extravagancia
y la bondad en monstruosidad.
Mucho tiempo hace que el hombre se engaña por esto.
Así, el sabio es recto pero no tajante,
anguloso pero no hiriente,
firme pero no insolente,
claro pero no deslumbra
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LIX
En el gobierno de los hombres y al servicio del cielo,
lo mejor es la moderación.
La moderación todo lo somete.
Quien consigue pronto el sometimiento,
acumula mucha virtud.
Con la virtud acumulada,
vencerá en todo.
Venciendo en todo,
llegará a límites insospechados.
Puede incluso apoderarse del reino.
Poseyendo a la Madre del reino,
puede durar mucho tiempo.
Es el camino de la profunda raíz de la sólida base,
del largo vivir y vista duradera.
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LX
Se gobierna un gran Estado
con el cuidado conque se fríen los pececillos.
Si se gobierna el mundo con Tao,
los manes de los muertos no usarán su poder.
No porque los manes no se hagan espíritus,
sino porque éstos no dañarán a los hombres.
Los espíritus no dañarán a los hombres,
y tampoco el sabio los daña.
Si no se perjudican mutuamente,
la virtud reúne a ambos.
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LXI
Un gran reino es un cauce profundo
hacia el que todo fluye.
Es la hembra del mundo.
La hembra, por su quietud, vence al macho y perma-
nece abajo.
Un gran reino se humilla ante el pequeño,
y así lo posee.
Un reino pequeño se humilla ante el grande,
y así se engrandece.
Uno vence humillándose
y el otro quedando abajo.
El gran reino desea reunir y criar.
El pequeño reino desea servir.
Para provecho de ambos y el logro de sus deseos,
el más grande debe mantenerse abajo.
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LXII
El Tao es lo más profundo de todos los seres.
Es el tesoro del hombre bueno,
y el amparo del que no es bueno.
Las bellas palabras ganan honores,
los bellos actos elevan al hombre.
Así, al coronarse un emperador, y nombrar a sus tres
ministros,
mejor que llevar jade en las manos,
y presentar la cuadriga,
vale más cumplir con Tao.
Los antiguos estimaban a Tao porque quien busca su
posesión, aleja la culpa.
Pero esto, es lo más valioso del mundo.
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LXIII
Actuar y no actuar,
realizar y no realizar,
sabroso e insípido,
grande y pequeño,
mucho y poco,
en todo rige la virtud.
Acomete la dificultad por su lado más fácil.
Ejecuta lo grande comenzando por lo más pequeño.
Las cosas más difíciles se hacen siempre abordándolas
en lo que es más fácil,
y las cosas grandes en lo que es más pequeño.
El sabio no emprende grandes cosas,
y en ello está su propia grandeza.
El que promete a la ligera
merece poco crédito.
El que todo lo encuentra fácil
difícil le será todo.
Por esto, el sabio en todo considera la dificultad,
y en nada la halla.
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LXIV
Lo que está en reposo es fácil de retener.
Lo que no ha sucedido es fácil de resolver.
Lo que es frágil es fácil de romper.
Lo que es menudo es fácil de dispersar.
Prevenir antes de que suceda,
y ordenar antes de la confusión.
El árbol que casi no puede rodearse con los brazos,
brotó de un germen minúsculo.
La torre de nueve pisos,
comenzó por un montón de tierra. El viaje de mil [ li ],
empezó con un paso.
Quien actúa, fracasa.
Quien tiene, pierde,
Por esto, el sabio nada hace y no fracasa;
nada posee, y nada pierde.
El hombre suele malograr la obra cuando va a con-
cluirla.
Cuidando del final como del principio,
ninguna obra se perdería.
Por esto, el sabio aspira a no desear nada
y a despreciar lo valioso.
Aprende a no aprender,
regresa por el camino que los demás ya han recorrido,
y así, sin atreverse a obrar,
favorece la evolución natural de todos los seres.
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LXV
Los antiguos que seguían el Tao
no esclarecían con ello al pueblo;
lo conservaban, por el contrario, en su sencillez.
Si un pueblo es difícil de gobernar,
es culpa de los avispados.
Quien gobierna con la inteligencia
arruina el Estado.
Quien gobierna sin servirse de la astucia
enriquece el Estado.
Conocer estas dos cosas
es conocer la verdadera norma.
Conocer esta norma
es poseer la misteriosa virtud.
La misteriosa virtud es profunda y extensa;
es lo inverso a todas las cosas,
pero por ella todo se armoniza.
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LXVI
Los ríos y los mares son los reyes de los Cien Valles
porque se mantienen abajo.
Por esto, pueden ser reyes de todos los valles.
Así, el sabio que quiere ser superior al hombre
se rebaja en sus palabras.
Para ser la cabeza del pueblo,
se queda atrás.
Así, el sabio permanece arriba
y el pueblo no siente su peso.
Conserva el primer puesto
y no molesta al pueblo.
Todo el mundo lo alza con entusiasmo sin cansarse
de él.
Como a nadie combate
nadie le ataca.
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LXVII
En el mundo todos dicen que soy grande
y no lo parezco.
Porque soy grande
no lo parezco.
Si lo pareciera hubiera dejado de serio,
y hace mucho tiempo que sería pequeño.
Poseo tres tesoros que guardo:
el primero es amor,
el segundo es moderación,
el tercero es humildad.
Por el amor puedo ser valeroso.
Por la moderación puedo ser generoso.
Por la humildad puedo ser el primero.
Pero sin amor no se puede ser valeroso,
sin moderación no se puede ser generoso,
sin humildad no se puede ser el primero.
De otro modo se camina a la muerte.
Quien ataca con amor, vence.
Quien se defiende con amor, es firme.
Quien por el cielo es salvado, le protege el amor.

LXVIII
El buen militar no es belicioso
El buen guerrero no es irascible.
El buen vencedor evita la guerra
El buen conductor de hombres,
se supedita a ellos.
Esta es la virtud de no-combatir
para poder conducir a los hombres.
Este es el modo más perfecto
de unirse a la norma del cielo.
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LXIX
Dice un viejo proverbio militar:
«Es preferible ser huésped que anfitrión.
Es preferible retroceder un pie
que avanzar una pulgada».
A esto se llama
progresar sin avanzar,
rechazar sin usar los brazos,
replicar sin herir,
y vencer sin armas.
No hay peligro mayor
que desestimar al enemigo.
Así se arriesga el tesoro.
Por esto, el ejército más afligido por la guerra,
alcanza la victoria.
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LXX
Mis palabras son fáciles de comprender
y fáciles de practicar.
Pero nadie en el mundo las comprende,
nadie las practica.
Mis palabras tienen su fundamento
y los actos tienen su dueño.
Pero nadie los conoce y nadie me conoce a mí.
Raros son los que siguen
y éste es el máximo valor.
El sabio oculta bajo pobres vestidos
piedras preciosas en su pecho.
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LXXI
Conocer y no saberlo, ésta es la perfección.
No conocer y estimarse sabio,
éste es el mal.
Conocer el propio mal
es liberarse de mal.
El sabio no tiene mal;
porque lo reconoce no lo padece.
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LXXII
Si el pueblo no teme el peligro,
le amenaza el peor peligro.
No padezcas por tu casa estrecha,
no padezcas por tu vida pobre.
No permitas la pena y no la sufrirás.
El sabio se, conoce
y no se exhibe.
Se ama a sí mismo
pero no se a recia.
Deja esto y sigue aquello.
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LXXIII
El valor del osado le conduce a la muerte.
El valor del prudente le conserva la vida.
Uno es el perjudicado
y el otro el beneficiado.
Del que resulta dañado,
¿quién sabe los motivos del cielo?
Esta es la duda del sabio.
El camino del cielo
es saber vencer sin combatir,
responder sin hablar,
atraer sin llamar,
y actuar sin agitarse.
Amplia es la red del cielo
y de anchas mallas,
pero nada se le escapa.
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LXXIV
Sí el pueblo no teme la muerte,
¿Cómo atemorizarlo con la muerte?
Pero si teme la muerte,
lo que siempre teme,
y el que viola la ley puede ser apresado y matado,
¿quién se atreverá a hacer este mal?
La muerte s6lo es propia de un verdugo.
Quien mata en su lugar
es como sustituir al carpintero en el uso de su herra-
mienta,
raro es que no se hiera la mano.
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LXXV
El pueblo tiene hambre
porque los monarcas exigen muchos impuestos,
Por esto tiene hambre.
El pueblo se rebela
porque el monarca actúa demasiado.
Por esto se rebela.
El pueblo no teme la muerte
porque vive con dificultad.
Por esto no teme la muerte.
Quien vive con mucha dificultad
no puede estimar la vida.
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LXXVI
El hombre al nacer es blando y flexible,
y al morir queda rígido y duro.
Las plantas al nacer son tiernas y flexibles
y al morir quedan duras y secas.
Lo duro y lo rígido
son propiedades de la muerte.
Lo flexible y blando
son propiedades de la vida.
Por esto, la fortaleza de las armas
es la causa de su derrota,
y el árbol robusto es abatido.
Lo duro y fuerte es inferior
y lo blando y frágil es superior
————————————————————————

LXXVII
El camino del cielo
semeja a quien tensa el arco.
Humilla lo alto y alza lo bajo.
Rebaja lo que sobra y completa lo que falta.
El camino del cielo
es quitar al que le sobra
y dar al que le falta.
El camino del hombre,
sin embargo, es muy distinto:
quita al que le falta
y añade al que le sobra.
¿Quién ofrece al mundo todo lo que le sobra?
Sólo quien tiene el Tao.
El sabio hace y no retiene,
nada exige por su obra
y oculta su sabiduría.
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LXXVIII
Nada hay en el mundo tan blando como el agua.
Pero nada hay que la supere contra lo duro.
Lo blando vence a lo duro,
lo débil vence a lo fuerte.
Nadie desconoce esta verdad
pero nadie la practica.
Por esto el sabio dice:
Aquel que asume todas las corrupciones de un reino,
merece ser su soberano.
Aquel que soporta todos los males de un reino,
puede ser soberano del imperio.
Las palabras de la Verdad parecen paradójicas.
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LXXIX
Aunque la paz se haga entre grandes enemigos,
persiste entre ambos el rencor.
¿Es esto un bien?
El sabio prefiere la peor parte de un contrato,
y no se querella con los demás.
El virtuoso se atiene a lo acordado.
El que no tiene virtud persigue su ganancia.
El camino del cielo a nadie favorece,
pero siempre beneficia al hombre bueno.
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LXXX
Un reino pequeño, de poca población,
no emplearía todas sus cosas.
Los habitantes temerían la muerte
y no se alejarían en largas expediciones.
Aunque tuvieran bancos y carros,
no los utilizarían.
Aunque tuvieran armas y corazas,
no las mostrarían.
El pueblo volvería a ocuparse
de anudar cuerdas.
Y encontraría sabrosa su comida,
buenas sus ropas,
tranquilas sus casas,
alegres sus costumbres.
En dos reinos vecinos,
tan cercanos que mutuamente se oirían sus perros y
gallos,
las gentes morirían muy viejas
sin haberse visitado jamás.
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LXXXI
Las palabras veraces no son agradables,
y las agradables no son veraces.
El hombre bueno no gusta de discutir,
y el que discute no es hombre bueno.
El sabio no es erudito
y el erudito no es sabio.
El sabio no atesora,
y ofreciendo a los demás,
se hace rico.
El camino del cielo beneficia y no perjudica.
La norma del sabio es obrar sin combatir.

FIN

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