Religion y espiritualidad de los antiguos mexicanos

Religión y Espiritualidad entre los Antiguos Mexicanos

Para los Pueblos nahoas, la religión lo era todo, la naturaleza,
la
comida, la guerra, la paz, el amor, la sabiduría, etc…

Toda la vida era una consagración y espacio donde se manifestara
lo
Sagrado.

La religión sin embargo, fué un proceso largo. Las formas
religiosas
pasan por etapas de maduración, de profundidad, de síntesis.
Casi
todo lo que se oye sobre la religión mesoamericana es sobre su
etapa
final, pero antes, hubo otras.

La primera idea de Dios se construyó alrededor de la Casa (Kalli).
AHí todo parecía depender del fuego. La seguridad
(psicológica y
física), el alimento, la salud…
Del fuego se hablaba como centro, como base, como ejemplo. Cuando se
quería trascender una situación como las señaladas,
probablemente la
imágen, la palabra y el concepto que venían a la mente era
precisamente el fuego.
A Dios se le entendió entonces bajo el símbolo del Fuego,
Xiuhtecutli
y se le representó como un anciano ( Sabiduría, autoridad)
sentado
que sostenía un brasero en su cabeza.

Después la vida tribal se volvió más compleja y más
allá de la cueva
o la cabaña, se encontró el Hombre ANtiguo ante fuerzas
misteriosas,
vitales, necesarias: la fecundidad, la maternidad, la Tierra. Por
aquel entonces, las mujeres inventaban la agricultura y transformaban
la civilización.
Esto se puede ver en las muchas figurillas femeninas con caderas y
senos prominentes, símbolo de la fecundidad y muy parecidas a las
llamadas “venus” europeas.

Aparece Tlaloc (dios de la lluvia) y su contraparte dialéctica
Chalchiutlicue ( la del Vestido de Esmeraldas). El primero, como el
que da bebida a la tierra, ésta segunda, el verdor de la
naturaleza,
la diosa que cubre todo de verde vegetal. Estamos en lo que suele
llamarse religión agrícola.
Los manantiales, los rayos, los ríos y todo lo conectado con la
vida
agrícola está animado por Tlaloc y sus fuerzas animadas son los
Tlaloques.

La etapa siguiente, más compleja aún hizo ver a los Pueblos,
que
Dios, Lo Sagrado, trascendía la casa y la aldea, la naturaleza, y
lo
tangible…
Dios es el señor de Cielo y Tierra. Cielo como lo trascendente.
Tierra como lo Cotidiano.

“In iluhícac in Tlaltipaque”. Dios Trascendente que incluso supera
la
muerte y la vida: “Ipalnemohuani” “El que nos da la Vida”.

Mas tarde, la mística y la filosofía llevaron a descubrir un
“´Dios
existente por sí mismo” el Moyocoyani, EL Teotl. Dios es Dios.

Y para que Dios no quedara en pura abstracción y trascendencia
ajena
a lo cotidiano, los Pueblos se preocuparon de vincular a Teotl con su
propia historia:
Así, el Fuego, el Dios Viejo, fué llamado Huehue-Teótl,
Tlaloc y
Chalchiutlicue eran invocados junto con el nombre Teotl. A ese Teotl
lo pensaron y representaron inpalpable e invisible,. como el viento y
la noche: In Yóhualli in Ehecatl. De esta manera Dios conservaba
su
Trascendencia y al mismo tiempo permanecía vitalmente en la
historia
personal,fasmiliar, agrícola, social y espiritual.

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Esto quiere decir, que la Divinidad en los Pueblos Antiguos era Una,
Dual ( Padre y Madre)( Lluvia del Cielo-Verdor de la Tierra), y sus
múltiples manifestaciones eran llamadas por la religiosidad
popular “dioses”.

Es decir. Un Dios Dual. Con diversas manifestaciones. Pero también
un
proceso hasta llegar a ésta Teología.