El sol y la luna

EL SOL Y LA LUNA

Los relatos que nos legaron nuestros sabios nahóas  se encuentran llenos de sabiduría y de enseñanzas, las cuales han sido malinterpretadas por la arqueología convencional o incluso han sido tergiversados por los invasores, ya que estos tenían una concepción diferente del mundo y juzgaban de maligno todo el conocimiento y sabiduría del hombre de Anáhuac.

Uno de los relatos más interesantes nos habla del nacimiento del Sr. Huitzilopochtli, el cual es representado con el símbolo del Sol, el Sr. Huitzilopochtli es considerado como un dios solar. En el relato de su nacimiento nos narra como es que el Sr. Huitzilopochtli Mexi nace y se manifiesta como adulto, vestido de guerrero; como libra una batalla en contra de los 400 Huiznáhuac encabezados por la poderosa diosa Coyolxauqui, representada por la luna.

En la batalla la diosa Coyolxauqui quedo hecha pedazos, y el divino Guerrero Azul dio muerte a varios de los 400 Huiznáhuac  en tanto que otros lograron escapar.

En esta narración podemos aprecias como se produce la lucha entre el sol y la luna y como la luna queda hecha pedazos por el sol y como es que finalmente el sol se alza valeroso y triunfante. Con esto podemos afirmar que la cultura del Anáhuac es una cultura solar.

Una cultura o un conocimiento solar es aquel que busca seguir el ejemplo del sol, el sol siempre sale, lo podemos apreciar con el mismo brillo, con la misma intensidad siempre, el permanece allí, en su lugar, sólido, firme, nada lo mueve, quizás las nubes lo tapen algunas veces, pero eso no quiere decir que el no este allí. Alegóricamente podemos decir que el sol cada noche desciende a la tierra de la oscuridad, a librar su batalla nocturna, pero podemos siempre tener plena certeza de que al día siguiente saldrá, nuevamente alzándose triunfante, podemos siempre contar con el, confiar en que al día siguiente siempre saldrá.

La luna en cambio, a veces sale, a veces no sale, a veces sale completa, otras veces sale llena o a medias, a veces sale en la noche y en otras ocasiones la podemos apreciar en el día.

Por estos ejemplos podríamos decir que el hombre que toma como ejemplo al sol debe de ser ecuánime, siempre esta de buen humor, podemos confiar que es inalterable, es sólido, sobrio, podemos confiar en que si nos dio su palabra la mantendrá. El hombre solar siempre atiende sus compromisos ya que su solidez lo hace ser sumamente responsable.

El hombre lunar es voluble, no se puede confiar en el porque cambia su punto de vista según su conveniencia, no tiene honor, no siempre da la cara por sus actos, sino que a veces la da y a veces desaparece como la luna.

Cuando el hombre solar reina en la humanidad, este imparte su conocimiento a los demás, funge como guía, ilumina todos y cada uno de los aspectos de la vida, todo es claro e identificable. El hombre permanece tranquilo, pues sabe y conoce su destino su tonalli. De esa forma el hombre crece internamente y sus sociedades son verdaderamente humanas, si la luz del hombre solar se prolonga por mucho tiempo entonces la civilización llega un momento en que se transforma en una civilización divina.

Cuando el hombre lunar funge como guía, llega la oscuridad y la sombra, todo es fantasmal, quimérico y confuso. La realidad se distorsiona y el hombre se llena de miedos, temores y prejuicios. El hombre se vuelve instintivo, y si la penumbra continúa por un largo tiempo el hombre se transforma en subhumano, un hombre animalizado, un hombre simio.

Como nos muestran los relatos de los antiguos nahóas el hombre solar es el destructor del hombre lunar, Huitzilopochtli destruyó a Coyolxauqui y a su legión de 400 Huiznáhuac el solo, lo cual nos habla de que un solo hombre con la firmeza del Sol puede arrasar o influir sobre los hombres que reinan y viven en la oscuridad de la ignorancia.

La sociedad actual es una sociedad lunar, estamos en la noche de la historia. Esta noche es de tiempo indefinido, así como puede llegar a su fin el día de mañana también puede prolongarse hasta el fin de la era. El hombre solar no es un redentor que venga a salvarnos y sacarnos de la oscuridad. El hombre solar se encuentra dentro de cada uno de nosotros, nosotros mismos tenemos que encenderlo con el fuego del conocimiento sagrado. Es responsabilidad de nosotros mismos traer un nuevo amanecer.

Existen muchos hombres en este tiempo que ya están cansados de abitar en las tinieblas y que con el fuego del conocimiento sagrado Mexicano están encendiéndose. Y estos hombres no toleraran al hombre lunar, lo destruirán de la misma manera en que Huitzilopochtli destruyó a la Coyolxauqui. De nosotros depende la decisión de ser hombres solares, Guerreros del Sol.

Dedicado a Ana cuyo nick en el Nuevo Imperio del Anáhuac es Tonanzin.

Una Verdadera Guerrero del Sol.

Bienvenidos al Imperio Yaocíhuatl11, gangsofnaples, Mazacoatl del Mictlan, Quetzalcoatl, Vane77 y Emperador delFuegoAzteca