Influencias en la obra de carlos castaneda

En la Universidad de California en Los Ángeles, Castaneda estudió con
el etnometodólogo (rama que deriva de la fenomenologia, aplicada al
analisis social)
Harold Garfinkel, que a su vez estudió con Alfred Schutz —
mencionado más arriba. (Garfinkel
[1967], que estaba en el comité evaluador de la disertación de
Castaneda en la Universidad
de California en Los Ángeles, se hizo famoso por sus experimentos
diseñados para probar que
la esencia de la realidad
social consiste de significados convencionales asociados a las
actividades diarias por
consenso comunal. Los experimentos consistían en hacer que los
estudiantes subieran a los
autobuses y se negaran a pagar el billete, o hacer que, cuando
fueran a casa y se sentaran a
cenar, se negaran a pasar la sal.) Inspirado por sus mentores
fenomenológicos, Castaneda decidió hacer un trabajo de campo que lo
incluyera a él en los
símbolos y en los significados convencionales de un experiencia
vivida totalmente diferente de
la realidad social occidental.

La influencia de la fenomenología de Garfinkel se manifiesta en el
poco leído apéndice técnico
del primer libro de Castaneda, Las enseñanzas de Don Juan. Aquí
Castaneda muestra su
aprendizaje con Don Juan como una búsqueda por el consenso validado
que convierta los
elementos componentes no-ordinarios que componen sus experiencias
de ilusión en realidad.
(En otras palabras, si dos personas tienen la misma fantasía, ya no
es una fantasía.) Puesto
que estos elementos componentes no-
ordinarios no estaban sujetos al consenso ordinario, su “realidad
percibida” habría sido sólo
una ilusión si no hubiera sido capaz de obtener acuerdo sobre su
existencia. Para Castaneda,
el “consenso especial” vino del propio personaje de su libro: “En
las enseñanzas de Don Juan, consenso
especial quería decir acuerdo tácito o implícito sobre los
elementos componentes de la realidad
no-ordinaria… Este consenso especial no era
en modo alguno fraudulento o espúreo, como el que dos personas
pueden darse entre sí al
describir los elementos componentes de sus sueños particulares. El
consenso especial que Don
Juan proporcionaba era sistemático… Con la adquisición del
consenso sistemático las acciones
de los elementos percibidos en la realidad no-ordinaria se
convirtieron en reales
consensualmente…” (1969:232)
“había otro campo de realidad, de realidad aparte pero ya no no-
ordinaria, la ‘realidad del
consenso especial'”. (Ibid.:250)

——–
la realidad de nuestra vida diaria consiste en un fluir interminable
de interpretaciones perceptuales que nosotros, como individuos que
comparten una membrecía específica, hemos aprendido a realizar en
común con los demas
La idea de que las interpretaciones perceptuales que configuran el
mundo tienen un fluir es congruente con el hecho de que corren sin
interrupción y rara vez, o nunca, se ponen en tela de juicio. De
hecho, la realidad del mundo que conocemos se da a tal grado por
sentada que la premisa básica de la brujería, la de que nuestra
realidad es apenas una de muchas descripciones.

?Hablas demasiado contigo mismo. No eres único en eso. Cada uno de
nosotros lo hace. Sostenemos una conver­sación interna. Piensa en eso.
¿Qué es lo que siempre haces cuando estás solo?
?Hablo conmigo mismo.
?¿De qué te hablas?
?No sé; de cualquier cosa, supongo.
?Te voy a decir de qué nos hablamos. Nos hablamos de nuestro mundo.
Es más, mantenemos nuestro mundo con nuestra conversación interna.
?¿Cómo es eso?
?Cuando terminamos de hablar con nosotros mismos, el mundo es siempre=

como debería ser. Lo renovamos, lo encendemos de vida, lo sostenemos
con nuestra conversa­ción interna. No sólo eso, sino que también
escogemos nuestros caminos al hablarnos a nosotros mismos. De allí
que repetimos las mismas preferencias una y otra vez hasta el día en
que morimos, porque seguimos repitiendo la misma conversación interna
una y otra vez hasta el día en que morimos.

?Antes que nada debes usar tus oídos a fin de quitar a tus ojos parte=

de la carga. Desde que nacimos hemos es­tado usando los ojos para
juzgar el mundo. Hablamos a los demás, y nos hablamos a nosotros
mismos, acerca de lo que vemos. Un guerrero se da cuenta de esto y
escucha el mundo; escucha los sonidos del mundo.
Guardé mis notas. Don Juan rió y dijo que no buscaba llevarme a
forzar el proceso, que escuchar los sonidos del mundo debía hacerse
armoniosamente y con gran paciencia.
?Un guerrero se da cuenta de que el mundo cambiará tan pronto como
deje de hablarse a sí mismo ?dijo?, y debe estar preparado para=
esa
sacudida monumental.
?¿Qué es lo que quiere usted decir, don Juan?
?El mundo es asi?y?así o así?y?asá sólo porqu=
e nos de­cimos a nosotros
mismos que esa es su forma. Si dejamos de decirnos que el mundo es
así?y?asá, el mundo deja de ser así?y?asá. En este =
momento no creo
que estés listo para un golpe tan enorme de lleguar a ver otros
mundos que ya no seran asi y asa , si no que seran asi y asi; por eso
debes empezar despacio a deshacer el mundo.

?Te he dicho que el diálogo interno es lo que nos hace
arrastrar ?dijo don Juan?. El mundo es así como es sólo porque =

hablamos con nosotros mismos acerca de que es así como es.
Toda mundo o realidad es mantenida por un dialogo interno que la
configura, (consenso especial entre los participantes que comparten y
componen esa realidad)

——-
La etnometodología fue propuesta por el sociólogo Harold Garfinkel
(1967) en los años sesenta. Se trató de una respuesta crítica a la
sociología estructural de su tiempo, ya que rechaza aquellos
discursos sociales que calificaban la acción humana de automatista,
así como las teorías que daban por sentados conceptos como
estructura, clase social, cultura, sistema, familia, identidad, etc.
Asimismo, defiende la idea de que los fenómenos sociales no tienen
capacidad, por sí solos, para imponerse a las personas, sino que son
estas las que hacen posible la producción de hechos sociales en su
práctica social cotidiana. Cabe señalar que la etnometodología no
niega las estructuras, sino su factibilidad separada de las prácticas
humanas, o sea, las considera un proceso y no un estado. En nuestro
caso, la familia es vista como una actividad social que solo es
posible descubrir y conocer en la acción y explicaciones que dan de
ella los propios miembros que la componen y la construyen.
Los etnometodólogos utilizan como metáfora para explicar el proceder
de la gente ordinaria la práctica científica: del mismo modo que los
científicos están constantemente intentando entender el mundo y
utilizan sus hallazgos para proceder apropiadamente ante tales
situaciones, la gente utiliza modelos, manipula información, tiene
percepciones de la realidad, así como sus propios métodos de
investigación y proceder ante la naturaleza y su entorno social; de
ahí el nombre de etnometodología.
En resumen, la etnometodología parte de dos supuestos:
Los hechos sociales no determinan desde fuera la conducta humana,
sino que ellos mismos son el resultado de la interacción social que
se produce continuamente a través de su actividad práctica cotidiana.
Los seres humanos no son “idiotas culturalizados”, sino agentes
activos capaces de articular procedimientos que les son propios para
definir, según las circunstancias y los significados, las situaciones
sociales en las que están implicados.
Estas ideas llevaron a Garfinkel a diseñar una propuesta metodológica
que le permitió conocer empíricamente las creencias, teorías,
modelos, metáforas y métodos que emplean las personas para construir
su mundo social buscando la explicación en los mismos actores que lo
producen y en el curso de la propia acción. Para llegar a tal fin,
propuso las siguientes herramientas conceptuales:
Indicación (indexicality). Se parte de la creencia de que la vida
social se construye a través de la utilización del lenguaje y del
significado de una palabra o expresión en el marco de un contexto en
particular. Es necesario estudiar cuándo se utilizan las palabras y
expresiones para comprender la dimensión exacta de lo que se está
diciendo. Expresiones indicativas como “esto, yo, usted, aquí, ella,
allá, etc.” están rodeadas de una situación y de un contexto
lingüístico. Es decir, aunque una palabra o expresión pudiera tener
un significado transituacional, también podría tener uno diferente en
cada contexto particular. Por ello se dice que la combinación de
palabras y contexto es lo que da sentido a una expresión (Potter,
1998). Así, cuando una madre califica a su hijo de tonto, es
necesario ampliar la explicación sobre los momentos, ocasiones y
acciones que explican el sentido preciso de tal término en lugar de
asumir el significado recto del vocablo desde nuestra posición.
Reflexividad. Este concepto destaca el hecho de que el lenguaje no
solo se utiliza para referirse a algo, sino también, y
principalmente, para hacer algo; es decir, no se limita a representar
el mundo, sino que interviene en ese mundo de una manera práctica
(Garfinkel, 1967). En otras palabras, la reflexividad destaca el
hecho de que una descripción es una referencia a algo y, al mismo
tiempo, forma parte de su construcción. Siguiendo con el ejemplo
anterior, cuando la madre califica a su hijo de tonto, el sentido de
la palabra utilizada va más allá de la representación o referencia de
algo, pues –lo que es más importante– organiza la interacción madre-
hijo, así como la que se da entre otros miembros de la familia que
participan en ese cuadro social. Por lo tanto, aunque tonto sea una
referencia a una persona concreta, desde esta perspectiva es algo que
se origina, desarrolla y tiene sentido solo en la conversación y la
práctica social.
Descripciones (accounts). Para la etnometodología, toda la acción
social es descriptible, inteligible, relatable y analizable. Por
ello, el concepto de discurso no se limita al uso lingüístico, sino
que se refiere a toda la acción social. Es como hacer visible el
mundo y hacer comprensible la acción al describirla, ya que el
sentido de la acción social se revela en el marco de los
procedimientos que se emplean para expresarla. De este modo, cuando
la madre se refiere a su hijo como un tonto, detrás de tal
calificativo existe seguramente toda una explicación razonable por
parte de la madre, del propio hijo y de otros miembros que participan
del mismo cuadro social. Todos ellos no son “idiotas que
interactúan”, que necesitan del experto para comprender la verdadera
y objetiva explicación de sus comportamientos, sino personas que
están organizados mediante explicaciones racionales que ellos mismos
han producido, y, si se les pregunta y escucha, nos sorprenderá
conocer que tienen una respuesta razonable y lógica.
Miembro. Para los etnometodólogos, convertirse en miembro de un grupo
o de una organización no supone solo adaptarse, sino también
participar activamente en la construcción de este. El miembro no
adopta pasivamente las reglas del grupo, es decir, no es un “idiota
culturalizado”, sino corresponsable de su construcción cuando
participa en él. Los grupos, organizaciones o instituciones se crean
y se recrean en la práctica cotidiana de sus miembros. El miembro es
una persona dotada de un conjunto de procedimientos, métodos y
actividades que la hacen capaz de inventar dispositivos de adaptación
para dar sentido al mundo que la rodea. La familia que hemos venido
utilizando como ejemplo es la familia García, y ser miembro de esta
familia implica participar en una serie creencias y métodos que la
distinguen de otras familias, de modo que cada uno de sus integrantes
es miembro activo y constructor de la familia García.
Identidad y síntoma en el discurso tácito
Una de las ideas centrales que defendemos en este trabajo es la
relación que existe entre identidad y síntoma con el discurso tácito.
Esta idea surgió a raíz de los resultados de la investigación
etnometodológica que llevó a cabo H. Garfinkel (1967). Este autor
observó un contexto simbólico, no verbal, que el grupo asume cuando
habla e interactúa. Este uso del lenguaje implícito que la gente
utiliza en su vida cotidiana es compartido tácitamente por la
comunidad local, y, más que ser un lenguaje banal y rutinario, señala
este autor, tiene un papel importante en la configuración de la vida
social de una cultura.
Por ejemplo, un investigador le pregunta a una persona que se
encuentra al final de una larga fila: “¿Qué está haciendo aquí
parado?”; la persona responde: “Estoy haciendo una fila para comprar
un boleto con el fin de entrar al cine”; el investigador pregunta de
nuevo: “¿Qué es una fila?”; la persona contesta irritada: “Una fila
es una manera en que varias personas se organizan para comprar un
boleto en orden”; el investigador continúa su interrogatorio: “¿Qué
es un boleto?”; el individuo, con una expresión de extrañeza y
confusión, reflexiona y, después de una larga pausa, responde: “Un
boleto es un billete que valida que pagó la entrada al cine y te
permite entrar”; “¿Qué es el cine?”…, y así sucesivamente. El
experimento muestra que, aunque una persona no hable, cuando actúa,
está utilizando un discurso implícito, un conocimiento tácito local
que le permite organizarse en comunidad, interactuar con los otros y
utilizar una serie de métodos cotidianos.
Creemos que este contexto simbólico tácito que estudia la
etnometodología es de una enorme utilidad para el análisis de la
identidad y del síntoma en terapia familiar.
Existen innumerables teorías que abordan el concepto de identidad
personal, y no es el objetivo de este trabajo hacer un análisis
exhaustivo. Las teorías de la identidad personal, en general, se
dividen entre las que la consideran una representación psíquica o
biológica única y constante, como una esencia o estado mental
predeterminado, ya sea por la historia infantil o por la interacción
de procesos psicosociales y neuronales, ubicada siempre en el cuerpo
de un individuo (C. F. Presley, 1967), y las que la conceptúan como
un proceso indeterminado que se da solo en la interacción social (G.
H. Mead, 1972; E. Goffman, 1984; K. Gergen, 1992).

Para intentar descubrir el sustrato de la realidad social, lo
invisible de la interaccíon entre las personas, los etnometodólogos:
(a) adaptaron las técnicas de investigación usualmente utilizadas por
la etnografía (ciencia que estudia, describe y clasifica las razas o
pueblos) para el estudio de las sociedades ágrafas (es decir, que no
contaban con medios de escritura) al estudio de comunidades pequeñas
y delimitadas dentro de sociedades complejas (hospitales, escuelas,
parques públicos, cárceles); (b) desarrollaron la “experimentación
etnometodológica” la cual consiste en irrumpir en situaciones de la
vida cotidiana rompiendo las “reglas de juego”, procurando con ello
desconcertar a los participantes por medio de la negación de los
supuestos tácitos que rigen tales situaciones; el desconcierto y la
interacción desorganizada subsecuente permiten esclarecer cómo se
construyen y mantienen las reglas de juego y las estructuras
significativas en las situaciones normales.
El principio básico que sustenta esta teoría es que entre el
individuo y la realidad social se da una relación dialéctica; el
individuo (colectivo) crea la realidad social; pero, esta realidad
social, objetivada, crea al individuo. La relación entre hombre
(productor) y mundo social (producto) es dialéctica; hombre (no
aislado sino en comunidades) y mundo social interactúan; el producto
vuelve a actuar sobre el productor; la sociedad es un producto
humano, es una realidad objetiva; así que el hombre es un producto
social.
De acuerdo con la Teoría Dialéctica, tres son los procesos sociales
que explican la vinculación Hombre-Sociedad: (a) externalización:
existen pautas de interacción institucionalizadas de acuerdo con las
cuales es esperable que el individuo se comporte en determinadas
situaciones; conforman un orden social previo y superior al individuo
actuante que éste da por supuesto; según esto, las conductas
individuales serían externalizaciones de este orden social; (b)
objetivación: cada individuo se enfrenta a conductas de otros actores
y a reglas y significaciones institucionalizadas que, desde su
perspectiva subjetiva, se le objetivizan como una realidad ante si
mismo que le constriñe; y, (c) internalización: esta estructura
social objetivada que los individuos no alcanzan a percibir como su
creación colectiva se perpetúa -aunque también cambia- por medio de
la internalización que cada quien hace de las reglas, pautas de
conducta, tipificaciones e instituciones de la sociedad en que vive
(la internalización, vista desde la perspectiva de la sociedad, es lo
que se llama socialización).
Como síntesis, la convergencia de todas las fuentes filosóficas y
antropológicas que le sirven de sustrato permiten afirmar que
la sociología fenomenológica se centra en el individuo y su pequeño
grupo, actuante en un medio geográfico delimitado. Su intención
fundamental es comprender cómo cada individuo hace para dar sentido a
su vida y a su acción dentro del mundo concreto de relaciones cara a
cara en que se desenvuelve.

—————
Garfinkel (1964, 1967), etnometodólogo, se interesa por analizar la
acción
humana entendida como un sistema que permite que las personas actúen
en multiples
ocasiones de la vida cotidiana de forma regular, utilizando “métodos”
que les
permiten dar sentido a las estructuras sociales. Observa que el
instrumento privilegiado
que posee el ser humano para dar sentido a las diferentes
circunstancias en que
se encuentra es, precisamente, el uso lingüístico. Por eso afirma
que “to do interaction
is to tell interaction” (hacer interacción es decir la interacción),
ya que es en la
interacción verbal donde emergen los significados sociales.
Un principio teórico básico de la etnometodología es que la realidad
social se
construye, se negocia, se mantiene o se cambia; no se descubre, sino
que se interpreta.
Y son los participantes, a través de sus interacciones, quienes
construyen y mantienen
la realidad social (Attewell, 1974). Por ello, esta corriente de la
sociología se
dedicará a estudiar los métodos étnicos (propios de quienes
participan en una interacción)
para producir e interpretar las relaciones sociales. Garfinkel (1964)
señala la
importancia de mostrar los mecanismos que utilizamos en nuestra vida
cotidiana y
“normal” y que “damos por sentados”, mecanismos que se basan en el
conocimiento
de “sentido común” y que sólo emergen tras un análisis detallado de
situaciones aparentemente
nimias y habituales en las que se descubren comportamientos complejos
que descansan sobre ex p e c t a t ivas basadas en la experiencia (b
a ck g round expectations)
de lo que se considera una actuación “normal” en un contexto social
determi-
EL ANÁLISIS DE LA CONVERSACIÓN: ENTRE LA ESTRUCTURA Y EL SENTIDO
135
nado. En ese sentido, Garfinkel propone, en el trabajo citado, una
serie de “ejercicios”
que permiten descubrir lo que parece obvio porque lo damos por
sentado.
Algunos de esos ejercicios son los siguientes:
1. Transcribir una conversación breve, anotando
a) a la izquierda, lo que realmente se dijo,
b) a la derecha, lo que se pretendía o se entendía.
2. Pedir aclaraciones a todo lo que nos dicen en una conversación
entre conocidos.
3. Actuar como invitados en la propia casa.
4. Responder a lo que nos dicen como si estuvieran escondiendo la ve
r d a d,
como si nos quisieran engañar.
5. Regatear en lugares donde eso no se hace.
6. Acercar, mientras hablamos, mucho la cara a la de nuestro
interlocutor.
Estos ejercicios proponen actividades que suponen una desviación
respecto a
los comportamientos habituales y ponen de manifiesto que las personas
reaccionan
con sorpresa, incomodidad o disgusto precisamente porque se
trasgreden expectativas
que se dan por sentadas respecto a cuáles deberían ser las acciones
verbales y no
verbales apropiadas en cada situación.
G o ffman (1971) plantea que la conversación cotidiana requiere un
doble nivel de
análisis; por un lado, un análisis sistémico que atienda a la
organización y la gestión
de los turnos y, por otro, un análisis que se ocupe de los ritos de
la interacción, que
son reflejo de las relaciones sociales. El primer nivel dará cuenta
de cómo se va const
ru yendo el edificio conversacional por medio de la alternancia de
turnos y de las
e s t r a t egias que quienes participan en una interacción utilizan
para hacerse entender
( a u t o facilitación) y para entender a los demás
(heterofacilitación); es lo que Alber &
Py (1986) denominan “bricolaje interactivo”, típico de las
conversaciones “ex o l i ngües”,
en las que una persona conoce mejor el código que la/s otra/s. El
segundo nive l
atenderá a los aspectos rituales de toda conversación, que están
presididos por la no
i nvasión del territorio del otro y por la conservación de la propia
imagen.
El habla está organizada socialmente, no sólo en términos de quién
habla a
quién en qué lengua, sino también como un pequeño sistema de acción
cara a
cara, acordado mutuamente y regulado de forma ritual. Una vez se ha
llegado a
un acuerdo sobre una situación de habla, tiene que haber indicios
disponibles
para pedir la palabra y concederla, para informar al hablante sobre
la estabilidad
del foco de atención que está recibiendo. Se debe mantener una
colaboración
estrecha para asegurar que un turno de palabra nunca se solapa con el
anterior demasiado tiempo, ni faltan recursos para conversar, ya que
el turno de
una persona debe estar siempre avanzando (Goffman, 1964: 135-36).
AMPARO TUSÓN VALLS
136

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La no directividad en la entrevista antropológica etnometodologica se
basa en tres procedimientos:
· la atención flotante del investigador,
· la asociación libre del informante y
· la categorización diferida del investigador
Describiremos cada uno de estos procedimientos:
La atención flotante está descripta como un estado de permanencia del
investigador, como un modo de escuchar que consiste en no privilegiar
de antemano ningún punto del discurso, promueve la asociación libre
del informante , que es el modo en que el informante introduce sus
prioridades y revela los nudos problemáticos de su realidad social,
tal como la percibe desde su universo cultural.
El investigador se convierte en una especie de guía por áreas
desconocidas: el investigador aprende a acompañar al informante por
los caminos de su lógica, lo cual requiere gran cautela y advertir,
sobre todo, las intrusiones incontroladas. Empieza a aparecer una
especie de confianza en el informante, cimentada en que se acompaña y
comprende la lógica del informante: ese punto de intersección entre
confianza y comprensión es la Perspectiva del Actor.
En el proceso de recibir información, esta confianza se pone de
manifiesto en el acto de categorizar. La categorización diferida se
define como “una lectura de lo real -mediatizada por el informante-
donde se relativizan los conceptos y categorías del investigador. Por
ejemplo, frente a una formulación incomprensible del informante, se
suele caer en la tentación de reducirla a los preconceptos del
investigador, ejerciendo un control categorial o una categorización a
priori. En cambio, frente a una formulación incomprensible, puede
pensarse que está referida a otro marco interpretativo, puede
promover y descubrir nuevas preguntas y relativizar el propio
universo.
La categorización diferida se concreta en la formulación de preguntas
abiertas, en el registro de la información, en la paciencia del
tiempo de espera.
Las preguntas abiertas se van encadenando sobre el discurso del
informante, establecen un tipo de diálogo en el que el entrevistador
tiene un papel activo, no sólo para identificar los intersticios del
discurso del informante para colarse a su interior y reconocer y
construir la lógica del actor, sino también activo hacia sí mismo, en
el sentido de reconocer que sus propias pautas de categorización son
algunas de las posibles pero no las únicas.
También la categorización diferida se lleva a cabo en el registro de
información aparentemente irrelevante desde el marco interpretativo
del investigador, que con la transición del proceso, cobra
importancia en la medida en que se relativiza la propia mentalidad
del investigador. Comporta un proceso simultáneo de reconocimiento
del otro y autoconocimiento.
En la factibilidad de este proceso se encuentra un paciente y
confiado tiempo de espera activa, en la que la expectativa está
puesta en poder integrar fragmentos dispersos, comprensiones
parciales, mientras se relaciona, se hipotetiza, se confirman o
refutan explicaciones.
En definitiva, cuando el investigador va al encuentro de un
informante concreto y entabla una conversación, marcha con sus
herramientas teóricas en base a las cuales después hará su
interpretación, pero esto no es lo único que estructura el
intercambio: intervienen también las intuiciones, los afectos, los
hábitos de pensamiento del sentido común. De modo que se revelaría el
carácter provisorio de las herramientas teóricas y cognitivas del
investigador y a la vez, no sería posible partir desde otro punto que
no sea esa provisoriedad.

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acuerdos entre enfoques

-se analiza el habla espontanea. esto diferencia estos estudios de la
teoria del acto de habla, de algunas aplicaciones de la pragmatica y
de los analisis de la psicologia experimentalista.

-se trabaja en el contexto de habla y con su organizacion social, mas
que con su organizacion linguistica. esto lo distingue de los
estudios linguisticos que se abstraen del contexto y se preocupan mas
por la forma del discurso que por su contenido.

-parece que excepto ac todas las demas corrientes asumen que en el
contexto existe discurso y accion

-en algunos casos se habla tambien de otros modos simbolicos de
representacion como son las imagenes, los objetos , los gestos y el
lenguaje corporal, los tiempos(ritmos,prosadiaverbal y no verbal). se
inicia el estudio de la diversidad de estructuras comunicativas y la
articulacion entre ellas

-la interaccion discursiva cara a cara esta regida por reglas de
construccion y por una normatividad interaccional.

-la actividad se realiza con base en estructuras de participacion.

-los enunciados y la actividad se interpretan con base en claves de
contextualizacion que pueden ser verbales o no verbales. para el
analista no tiene que interpretar las claves de contextualizacion
sino que es necesario estudiar como interpretan lo participantes y
como reaccionan ante los actos de habla

-competencia comunicativa es la capasidad de leer e interpretar las
claves de contextualizacion de manera que permite participar de
acuerdo con cieras normas culturales y de contexto

-la indexicalidad se refiere a que el significado de los enunciados
depende del contexto de la interaccion discursiva y depende
especificamente de la secuencia de los turnos. por lo tanto se
comparte la idea de que el significado se construye en contexto y, de
ahi , se deriva la importancia del contexto para dar significado a la
interaccion.

-la reflexividad es otro conecepto discursivo que es compartido entre
las diferentes corrientes, pero, en este caso, es comprendido de
manera distinta en cada caso. en etnometodologia , la reflexividad se
entiende que las descripciones estan diseñadas para tener un efecto
en la interaccion. para bakhtin tiene que ver con la realacion
dialogica entre hablante y oyente y su vinculo con el significado
construido. para la microetnografia (Erickson y Shultz) la
reflexividad se refiere a que las personas con conformadas y
conforman en contexto y , para la sociolinguistica y la etnografia
que actualmente trabajan con conceptos como el de intertextualidad
(bloome y baley ), es la relacion emica entre diferentes tiempos y
voces del pasado con el presente y el futuro posible y tambien la
relacion dialectica entre el discurso y la cultura.

-actualmente se incluye tambien la importancia de estudiar las
caracteristicas discursivas diferenciadas por disciplina academica
(hicks ). para esto se usan recursos semioticos como los patrones
tematicos (lemke ) , los generos del habla (wells), las formas de
construccion de la factualidad (potter ) , etc.

-parece haber un acuerdo en la necesidad de combinar el estudio de la
estructura con el del contenido para encontrar el significado . sin
embargo no muchos trabajos lo hacen en la practica, encontrandose
muchos otros que estudian la estructura sin tomar en cuenta el
contenido.