LA CRUZADA DE LOS MILITARES ESPIRITISTAS

Revista espiritista “La Conciencia”
Año X, número 160, marzo-abril de 1958

Nota de la dirección: Unas líneas para explicar el porqué de esta selección de hoy. No somos –cuanto menos hasta que se nos presente evidencia suficiente– espiritistas. Pero sabemos que bastantes lectores sí lo son, además del hecho de respetar todos los enfoques de estas temáticas. Así que hemos seleccionado este artículo por varias razones: (a) para satisfacer el interés de quienes se sientan atraídos por esa escuela de pensamiento; (b) porque la ya desaparecida revista “La Conciencia” constituyó uno de los más serios y profundos esfuerzos intelectuales argentinos para difundir, junto al espiritismo, una incipiente parapsicología, y muchos de sus trabajos encierran semillas de descubrimientos posteriores, y (c) porque una nota que vinculara tan taxativamente a ciertos militares con el espiritismo, además de curiosa, nos explica determinados hilos que en las sombras se movieron tras la geopolítica sudamericana de los últimos decenios…

LA CRUZADA DE LOS MILITARES ESPIRITISTAS

escribe: Gral. Levino Cornelio Wischral

    La Cruzada de los Militares Espiritistas nació de la voluntad de un grupo de militares espíritas, al afirmar públicamente su creencia en el Espiritismo; de vivir unidos y, por lo tanto, en comunión evangélica con las demás criaturas humanas, difundiendo entre las Fuerzas Armadas el amor crístico, mediante la difusión de los preceptos de la codificación de Allan Kardec. La Cruzada de los Militares Espiritistas, congrega elementos del Ejército, la Aeronáutica, la Marina, las fuerzas policiales, la guardia civil, cuerpos de bomberos, etc., del Brasil como, asimismo, señoras, civiles y reservistas de cualquier categoría.

    El Guía Espiritual de la Cruzada de los Militares Espiritistas es el capitán Mauricio, ex Comandante de la histórica Legión Tebana, del siglo III. En el mundo católico es conocido como San Mauricio, cuya fiesta se celebra el 22 de setiembre. Fue mártir del cristianismo en el año 286, sucumbiendo horriblemente supliciado con toda su legión, integrada por 6.661 soldados. Todos han sido ultimados por haberse negado a homenajear y adorar las falsas divinidades esculpidas en barro, antes de entrar en combate, rehusándose de esta manera a cumplir con los usos y costumbres paganas de aquel siglo. Ellos tenían que cumplir con esos sacrificios inútiles, regados con sangre, a cambio de cierta victoria sobre el enemigo. Al negarse a esas bárbaras costumbres, toda la Legión Tebana ha sido exterminada por las fuerzas amigas de otras legiones. La tropa de Mauricio no podía proceder de forma diferente pues poco antes había aceptado a Jesús como excelso modelo de amor, paz y vida, y no de desamor, guerra y muerte.

    Bajo las luces del espíritu del capitán Mauricio fue, pues, fundada en Río de Janeiro, el 10 de diciembre de 1944, la Cruzada de los Militares Espiritistas, debidamente registrada en la Escribanía, siendo sus estatutos publicados en el “Diario Oficial” del 20 de marzo de 1952.

    Su actual presidente es el General Duque Estrada, ocupando la vicepresidencia el mariscal Mario Travasses, ambas figuras de relieve en el Ejército y también esforzados siervos de la siembra de Jesús. Núcleos de esa Cruzada funcionan en todos los sectores del Ejército, de la Aeronáutica y de la Marina, pues solamente en el Ejército funcionan 33 de esos núcleos. El entrelazamiento espiritual es cada vez más amplio, de cofrades civiles y militares, ya que éste es uno de los principales objetivos de sus dirigentes.

    Dentro de la Academia Militar de Agujas Negras, antigua Escuela Militar, y en el Colegio Militar de Río de Janeiro, existen esos núcleos, habiendo en el ámbito de la Academia Militar uno que se especializó en la realización de sesiones de materializaciones de espíritus, dirigido por oficiales y profesores de aquella Academia. Por eso mismo, hace unos años atrás, nuestros aspirantes a oficiales, se sentían orgullosos, al egresar de las escuelas, de ser materialistas, ateos y positivistas, hoy, gracias a Dios, observamos satisfechos que existe gran número de oficiales, de profesores, de sargentos, de alumnos y soldados estudiando con amor y sinceridad la Ley de la Reencarnación, la Ley de Causa y Efecto, y la continuación de la Vida. Nótase un extraordinario despertar espiritual, y todos se esfuerzan en ser también auténticos soldados de Cristo.

    Nos agradaría, pues, substituir en los diccionarios de los pueblos el vocablo “matar” por la palabra salvadora de Jesús que tanto exaltó: “amar”. Momentáneamente, eso podrá parecer torpe pretensión, una insensatez, pues sabemos que el espíritu del capitán Mauricio, nuestro mentor, viene influenciando desde hace siglos para que las guerras se tornen más humanas, hasta llegarse a la completa anulación de las desinteligencias existentes entre las naciones.

    De un mensaje de Mauricio, recientemente recibido a través de canales mediumnímicos, destacamos algunas consideraciones como éstas:

    “Nuestra Cruzada no derrama sangre, sino luz y amor para todos, sin distinción de la fe, cultura, posición social o económica, color o raza; en ella militan civiles y soldados hasta el grado de mariscal”.

    Refiriéndose a los militares en particular, aconseja y formula preguntas como éstas:

    “¿Cuántos tendrán el coraje de transformar vuestros símbolos de guerra en objetivos de paz?. ¿Cuántos podrán alcanzar el sentido íntimo de vuestra renuncia a los emblemas bélicos, convirtiéndolos en insignias de sumisión a Cristo?. ¿Cuántos comprenderán vuestras negativas al brillo efímero del mundo terreno, para confiaros a la gloria eterna de la paz espiritual, que es también la paz Universal?. Regimentad, pues, vuestras energías creadoras, como vanguardistas de la más conmovedora lucha que se ha de trabar, en breve, sobre el orbe terráqueo, cuando la luz de Cristo despejará las tinieblas del odio, de la crueldad y el egoísmo. Fustigad todo eso, sin hacer uso de las pasiones inferiores, librándoos de los grillos de la vanidad, del amor propio y del orgullo!. ¡Combatid en vosotros los impulsos primitivos del hombre-carne y sed los centinelas atentos y eternos del Hombre-Amor!. La Cruz Redentora que fulguró en los estandartes de Constantino, protector de la religión cristiana, imprimirá a vuestras almas el sello Sublime del Divino Pastor. ¡Lanzaos, decididos, a la conquista de los corazones adversarios, aliándoos a las huestes defensoras del Cristianismo!. El júbilo y la esperanza se hacen más vivos en el espacio cuando los soldados belicosos de la Tierra truecan los símbolos de guerra por la mansedumbre de Jesús!. Aceptad el distintivo de la fe, en el amor a Jesús y además de la eternidad, la lúcida espada sin filo”.

    Así terminó nuestro patrono su exhortación a los militares. ¡Seamos todos “cruzados” del ejército de Jesús!. Paz.