Empresa autogestionada

La empresa autogestionada o empresa de trabajadores es un modelo de empresa ética, de carácter privado y asociativo, en que la propiedad y gestión de la misma están en poder directo de los individuos que trabajan en ella, en calidad de socios de esta empresa[1][2][3][4]. Este modelo de emprendimiento hace a la persona dueña de su trabajo, por ello es promovido por los anarquistas[5][6].

Esta asociación económica convierte en socios de ésta solo a personas naturales, cada una con un puesto de trabajo y un voto, dándoles igualdad en derechos y obligaciones. Esto la vuelve una empresa democrática de socios-trabajadores, que a partir de este principio básico deciden cómo organizarse y funcionar, la empresa es quien decide si opera primordialmente en función del costo-beneficio o en función del bienestar humano.
Contenido

    * 1 Régimen de propiedad
    * 2 Gestión interna
    * 3 Responsabilidad social
    * 4 Método y objetivo
    * 5 Carácter político
    * 6 Cuestionamientos
    * 7 Ejemplos de empresas
    * 8 Notas
    * 9 Enlaces bibliográficos

Régimen de propiedad

Esta empresa convierte al trabajador en dueño de su producción al democratizar radicalmente la propiedad privada y los salarios, y enfatizando su derecho al control y dirección, originado precisamente de ser trabajador. Es una empresa privada asociativa y normalmente para ser socio se deben efectuar aportes materiales (financieros, tecnológicos) y de gestión (trabajo individual y en equipo).

La propiedad de la misma puede tenerse a título individual de los socios a manera de capitales asociados o acciones, o de manera conjunta en calidad de propiedad común, o de forma mixta que es lo usual; sus beneficios, luego del pago por el uso del capital y otros costos, se distribuyen entre sus socios ya sea de forma igualitaria o diferenciada.

Gestión interna

La economía de la empresa de autogestión pone al mismo nivel la eficiencia económica y la gratificación humana. Los socios-trabajadores generan sus propios recursos: compartiendo riesgos y beneficios, financiándose por medio de su propio trabajo, elaborando o comercializando productos de la forma más directa posible, escogiendo de qué modo trabajar. En el puesto de trabajo se busca que cada asociado posea autonomía en su desempeño, por medio de equipos de trabajo interdepartamentales o repartición de ganancias de acuerdo a la productividad, conservando la igualdad de asociación y en un clima de compañerismo.

La gestión interna tanto de los equipos departamentales como de la empresa en su conjunto es en base a democracia directa y a una producción cooperativa y creativa, siendo esto parte integral de su eficiencia y responsabilidad social. Puesto que la empresa funciona bajo una normativa previamente acordada, las acciones a tomarse deben regirse a ésta y las consultas sobre un tema sólo deben darse cuando haya una duda, conflicto o un asunto nuevo que plantear. Ya que cada área es manejada directamente por su equipo correspondiente, sólo las grandes decisiones de la empresa son hechas por todos los trabajadores durante un consejo.

Aquí la gerencia tiene solo una función coordinadora y ejecutiva más no deliberativa, en empresas pequeñas la realizan usualmente los trabajadores en su conjunto de forma directa o con delegados relativamente informales, en casos de empresas más amplias la gerencia está a cargo de algún comité o administradores independientes, que son elegidos directamente y rinden cuentas ante un consejo asambleario de trabajadores cada vez que sea necesario.

Responsabilidad social

La gestión directa de las actividades por parte sus actores y esta interacción libre e igualitaria con su labor y sus compañeros genera un sentido de equidad distributiva, facilita la formación de metas compartidas y estimula una mayor productividad. Es considerado el impacto de todas sus prácticas empresariales sobre el desarrollo pleno de sus miembros, su dignidad, sus derechos humanos y su vida familiar, no meramente la dimensión adquisitiva del ingreso, rehumanizando así la acción económica. La autogestión empresarial, en todas sus formas, es una forma avanzada de organización solidaria y se presenta como una estrategia innovadora y viable para un desarrollo económico y social participativo y autosostenible en una economía globalizada.

En este modelo de empresa, el fomento al desarrollo local y sostenible fortalece la continuidad de sus proyectos y da mayor coherencia a sus principios. Una posible condición positiva para la productividad es que el desarrollo de empresas autogestionadas en una sociedad determinada sea a una escala viable o sostenible, es decir pequeña y mediana, para lograr la distribución equilibrada del empleo, la riqueza e incluso de la población urbana.

Método y objetivo

Su estructura, organización y, aún su existencia, es y será fruto del deseo, el pensamiento y la acción de los miembros del grupo económico involucrado, sin preconceptos ni imposiciones, como también lo serán las modalidades que pueda tomar en cada caso. La empresa de autogestión es método y objetivo, es decir, su fin es ella misma en tanto plena participación del individuo en su conjunto profesional-económico, asumiendo en forma directa y colectiva la marcha de su grupo.

La única forma de lograr la autogestión en la empresa mediante la ejecución de acciones autogestionarias. Debe aclararse que la empresa de autogestión pretende la emancipación del ser humano en su rol integral de actor o emprendedor económico, rol que comprende ser a la vez trabajador y propietario sin distinción, superando y eliminando de la economía los roles y divisiones clasistas de empleado y patrón.

Carácter político

En el campo político este tipo de empresas son promovidas principalmente por los anarquistas, quienes propugnan la autonomía del individuo, y pretenden que ésta sea obtenida en la empresa y la economía al ser dirigidas por quienes están directamente vinculados a la producción, distribución y uso de bienes y servicios. Su aplicación en la empresa es ejemplo de la posibilidad de extender esta práctica a cualquier asociación humana, la gestión y democracia directa como modelo de funcionamiento de las entidades de participación colectiva.

Entienden al individuo como un ente que con-vive con sus iguales, de los que depende y que, a su vez, también dependen de él. En este sentido, la gestión es la tramitación de diligencias para un asunto de interés individual y colectivo, lo que siempre implica la participación de más de una persona. Es claro ver que, si esta gestión se realiza en el seno de un grupo que persigue fines compartidos, mediante acuerdos internos y con otros grupos, sin coacciones exteriores, entonces para nada se afecta la libertad individual sino al contrario se potencia, permitiendo que un compromiso se alcance no sobre la base del sometimiento sino en autonomía responsable.

Cuestionamientos

Los críticos, usualmente burócratas, gerentes y capitalistas, a más de oponerse a que los trabajadores tengan el poder de la empresa, argumentan que consultar a todos ellos por cada pequeña cuestión significa un consumo de tiempo, ineficiente y, por lo tanto, inefectivo. Esto es desmentido por los partidarios de la autogestión de la empresa puesto que según el principio de democracia directa únicamente deben decidir las personas directamente afectadas por una consulta en particular, en el caso de la empresa según el área o departamento de trabajo específico, eliminando así tiempos muertos y control de unos sobre otros.

Ejemplos de empresas

Hasta el momento, la práctica autogestiva ha funcionado exitosamente en casos particulares de empresas, siendo empresas asociativas tales realizaciones provienen principalmente de iniciativas de la economía social para generar autoempleo, de empresas urbanas medianas y pequeñas -negocios donde los socios se conocen y tratan cara a cara-, de algunas empresas cooperativas de visión radicalizada, de fábricas cerradas por los empleadores y de cooperativas agrarias.

Algunas de estas empresas ofrecen sus productos o servicios en base al concepto de comercio justo. Existen experiencias contemporáneas de empresas autogestionadas, las siguientes pueden servir de ejemplo:

    * La editorial anarquista AK Press, en Estados Unidos
    * La empresa de distribución Eroski, en el País Vasco
    * Un sector de las empresas recuperadas, en Argentina[7]
    * Las empresas democráticas, en Emilia-Romagna