Mahasi Sayadaw Meditación Vipassana

Mahasi Sayadaw

Meditación Vipassana

El venerable Mahasi Sayadaw nació en Seikkhun (Birmania) en 1904. A los seis años de edad ingreso en el monasterio de Pyinmana en Seikkhun, donde recibe el nombre de Shin Sobhana, siendo ordenado bikkhu a la edad de 19 años. Pronto empezó sus estudios sobre el  Mahasatipatthana Sutta, recibiendo enseñanzas del gran maestro Mingun Jetavan Sayadaw quien le inició en la práctica de la meditación Vipassana. Al estallar la Segunda Guerra mundial tuvo que regresar a su ciudad natal de Seikkhun donde enseñó la meditación y escribió su Manual de meditación Vipassana, uno de los mejores trabajos de esta disciplina.

                                                                   

En 1952 Mahasi Sayadaw fue honorado con el titulo de Aggamahapandita (Sabio Exaltado) por el primer ministro de Birmania. Durante el sexto concilio Budista celebrado en Birmania logro reavivar el interés por el budismo Theravada entre los budistas Mahayana, iniciando una importante relación con monjes japoneses.

Como un verdadero hijo de Buddha,  vivió valientemente  extendiendo la palabra del Maestro a lo largo del mundo y ayudó a muchos miles de personas en el Camino de la iluminación y Liberación hasta su muerte en 1982

La Vipassana es una de las técnicas de meditación más antiguas de la India. Estuvo perdida durante siglos para la humanidad, y fue redescubierta por Gautama el Buda hace más de 2.500 años. Vipassana significa ver las cosas tal y como son en realidad. Es un proceso de auto – purificación mediante la auto – observación. Se comienza observando la respiración natural para concentrar la mente y luego con la conciencia agudizada, se procede a observar la naturaleza mutable del cuerpo y de la mente; y se experimenta las verdades universales de la impermanencia, el sufrimiento y la carencia de un ego permanente. Éste es el proceso de la purificación: el conocimiento de la verdad a través de la experiencia directa. Todo el camino (Dhamma) es un remedio universal para problemas universales y no tiene nada que ver con ninguna religión organizada ni con ninguna secta y por ésta razón puede ser practicada por todo el mundo, en cualquier momento y lugar, sin que se produzca ningún conflicto por motivo de raza, religión o comunidad a la que se pertenezca y será igualmente beneficioso para todos y cada uno.

La meditación Vipassana permite alcanzar las metas espirituales más elevadas: la liberación total y el pleno despertar. Su propósito no es curar las enfermedades físicas. No obstante, como consecuencia de la purificación mental, desaparecen muchas de las enfermedades psicosomáticas. En verdad, la Vipassana elimina las tres causas de la infelicidad: deseo, aversión e ignorancia. Mediante la práctica continuada, la meditación elimina las tensiones que se van desarrollando en la vida cotidiana deshaciendo los nudos que ha ido atando nuestra vieja costumbre de reaccionar de forma desmedida a las situaciones agradables o desagradables.

Aunque la Vipassana fue desarrollada como técnica por el Buda, su práctica no queda limitada a los budistas y bajo ningún concepto hay nada parecido a una conversión. La técnica funciona sobre la sencilla base de que todos los seres humanos comparten los mismos problemas; y que una técnica que pueda erradicar esos problemas tendrá una aplicación universal. Los beneficios producidos por la meditación Vipassana han sido experimentados por personas con muy diversas creencias religiosas sin que hayan tenido ningún conflicto con la fe que procesan.

Las leyes científicas que operan en nuestras  sensaciones, sentimientos, pensamientos y  juicios llegan a  hacerse evidentes. Mediante la experiencia directa, se comprende la naturaleza de como uno crece o decrece, de como uno produce sufrimiento o se libera de él. La vida se va caracterizando por una intensificación de la conciencia, por la ausencia de engaño, por el auto-control y la paz.

El propio Mahashi nos presenta la práctica Vipassana con las siguientes palabras:

En este mundo nuestro, los seres humanos están realizando todos los esfuerzos posibles para prevenir y aliviar el sufrimiento, y para disfrutar la felicidad. Sin embargo, sus esfuerzos están dirigidos principalmente hacia el bienestar físico por medios materiales. La felicidad está, después de todo, condicionada por las actitudes de la mente; y aún son tan sólo unos pocos los que consideran seriamente desarrollar la mente; aún menos son los que practican meditación en serio.

Para ilustrar este punto, es necesario dirigir la atención a los hábitos comunes de la limpieza del cuerpo; la búsqueda incesante de alimentos, vestido y habitación; y el tremendo progreso tecnológico alcanzado para mejorar el nivel material de vida, para mejorar los medios de transporte y comunicaciones y para la prevención y cura de las enfermedades. Todos estos esfuerzos están principalmente relacionados con el cuidado y mantenimiento del cuerpo. Se debe reconocer que son esenciales. Sin embargo, estos esfuerzos y logros humanos no pueden de ninguna manera aliviar o erradicar el sufrimiento asociado con la vejez y la enfermedad, la infelicidad familiar y las dificultades económicas; en breve, la insatisfacción de deseos y necesidades. Los sufrimientos de esta naturaleza no se superan por medios materiales; ellos pueden ser superados solamente por medio de la práctica y el desarrollo mental.

Por lo tanto, queda claro que se debe buscar el camino correcto para entrenar, estabilizar y purificar la mente. Este camino se encuentra en el Mahasatipatthana Sutta, un discurso muy conocido de Buddha predicado hace más de 2500 años. Buddha declaró lo siguiente:

Éste es el único camino para la purificación de los seres, para superar la pena y el lamento, para erradicar el dolor y el pesar, para alcanzar el recto sendero, para realizar el Nibbana; es decir los cuatro fundamentos de la atención completa.

Los cuatro fundamentos de la atención completa son 1) la contemplación del cuerpo, 2) la contemplación de las sensaciones, 3) la contemplación de la mente y 4) la contemplación de los objetos mentales (dhamma).

Obviamente, este camino debería ser seguido por aquellos que buscan la felicidad, con el objetivo de eliminar las impurezas de la mente que son las causas del sufrimiento.

Si alguien nos preguntara si deseamos superar la pena y el lamento, seguramente diremos: “sí.” Por lo tanto, todos deberían practicar los cuatro fundamentos de la atención completa.

Si alguien nos preguntara si deseamos erradicar el dolor y el pesar, sin duda responderemos afirmativamente. Por lo tanto, todos deberían practicar los cuatro fundamentos de la atención completa.

Si alguien nos preguntara si deseamos alcanzar el recto sendero y realizar el Nibbana, la libertad absoluta de la vejez, del deterioro y de la muerte, y de todos los sufrimientos, ciertamente daremos una respuesta afirmativa. Por lo tanto, todos deberían practicar los cuatro fundamentos de la atención completa.

¿Cómo se practican los cuatro fundamentos de la atención completa? En el discurso Mahasatipatthana Sutta, Buddha dijo: “Medite contemplando el cuerpo, contemplando las sensaciones, contemplando la mente y contemplando los objetos mentales.” Sin embargo, sin la guía de un maestro calificado no será fácil para una persona promedio practicar estas contemplaciones de una manera sistemática para progresar hacia el desarrollo de la concentración y la penetración.

Después de haberme sometido a un curso muy intensivo de meditación Satipatthana bajo la supervisión personal del muy venerable Mingun Jetavan Sayadaw de Thaton, he impartido esta técnica de meditación desde 1938 y he instruido personalmente y por medio de libros y conferencias a miles de meditadores. De acuerdo a los requerimientos de aquellos de los grupos iniciales, que se han beneficiado de mis instrucciones personales, escribí un tratado sobre meditación vipassana en dos volúmenes.

El tratado fue completado en el año 1944 y se ha publicado en siete ediciones.

VIPASSANA PRÁCTICA
Venerable Mahasi Sayadaw

Traducción española por U Nandisena

                                                 

PREFACIO

Es un truismo decir que nadie desea el sufrimiento y que todos buscan la felicidad. En este mundo nuestro, los seres humanos están realizando todos los esfuerzos posibles para prevenir y aliviar el sufrimiento, y para disfrutar la felicidad. Sin embargo, sus esfuerzos están dirigidos principalmente hacia el bienestar físico por medios materiales. La felicidad está, después de todo, condicionada por las actitudes de la mente; y aún son tan sólo unos pocos los que consideran seriamente desarrollar la mente; aún menos son los que practican meditación en serio.

Para ilustrar este punto, es necesario dirigir la atención a los hábitos comunes de la limpieza del cuerpo; la búsqueda incesante de alimentos, vestido y habitación; y el tremendo progreso tecnológico alcanzado para mejorar el nivel material de vida, para mejorar los medios de transporte y comunicaciones y para la prevención y cura de las enfermedades. Todos estos esfuerzos están principalmente relacionados con el cuidado y mantenimiento del cuerpo. Se debe reconocer que son esenciales. Sin embargo, estos esfuerzos y logros humanos no pueden de ninguna manera aliviar o erradicar el sufrimiento asociado con la vejez y la enfermedad, la infelicidad familiar y las dificultades económicas; en breve, la insatisfacción de deseos y necesidades. Los sufrimientos de esta naturaleza no se superan por medios materiales; ellos pueden ser superados solamente por medio de la práctica y el desarrollo mental.

Por lo tanto, queda claro que se debe buscar el camino correcto para entrenar, estabilizar y purificar la mente. Este camino se encuentra en el Mahasatipatthana Sutta, un discurso muy conocido de Buddha predicado hace más de 2500 años. Buddha declaró lo siguiente:

Éste es el único camino para la purificación de los seres, para superar la pena y el lamento, para erradicar el dolor y el pesar, para alcanzar el recto sendero, para realizar el Nibbana; es decir los cuatro fundamentos de la atención completa.

Los cuatro fundamentos de la atención completa son 1) la contemplación del cuerpo, 2) la contemplación de las sensaciones, 3) la contemplación de la mente y 4) la contemplación de los objetos mentales (dhamma).

Obviamente, este camino debería ser seguido por aquellos que buscan la felicidad, con el objetivo de eliminar la impurezas de la mente que son las causas del sufrimiento.

Si alguien nos preguntara si deseamos superar la pena y el lamento, seguramente diremos: “sí.” Por lo tanto, todos deberían practicar los cuatro fundamentos de la atención completa.

Si alguien nos preguntara si deseamos erradicar el dolor y el pesar, sin duda responderemos afirmativamente. Por lo tanto, todos deberían practicar los cuatro fundamentos de la atención completa.

Si alguien nos preguntara si deseamos alcanzar el recto sendero y realizar el Nibbana, la libertad absoluta de la vejez, del deterioro y de la muerte, y de todos los sufrimientos, ciertamente daremos una respuesta afirmativa. Por lo tanto, todos deberían practicar los cuatro fundamentos de la atención completa.

¿Cómo se practican los cuatro fundamentos de la atención completa? En el discurso Mahasatipatthana Sutta, Buddha dijo: “Medite contemplando el cuerpo, contemplando las sensaciones, contemplando la mente y contemplando los objetos mentales.” Sin embargo, sin la guía de un maestro calificado no será fácil para una persona promedio practicar estas contemplaciones de una manera sistemática para progresar hacia el desarrollo de la concentración y la penetración.

Después de haberme sometido a un curso muy intensivo de meditación Satipatthana bajo la supervisión personal del muy venerable Mingun Jetavan Sayadaw de Thaton, he impartido esta técnica de meditación desde 1938 y he instruido personalmente y por medio de libros y conferencias a miles de meditadores. De acuerdo a los requerimientos de aquellos de los grupos iniciales, que se han beneficiado de mis instrucciones personales, escribí un tratado sobre meditación vipassana en dos volúmenes. El tratado fue completado en el año 1944 y se ha publicado en siete ediciones. En todos los capítulos, excepto en el Capítulo V, las disertaciones y discusiones se hacen con referencia a los Textos Pali, Comentarios y Subcomentarios. En el Capítulo V opté por escribir en lenguaje común para facilitar el aprendizaje de mis alumnos sobre cómo ellos deberían comenzar y luego proceder paso a paso, enunciando completamente los puntos prominentes, en línea con el Visuddhimagga (Camino de la Purificación) y algunos otros textos.

Este libro es la traducción inglesa del mencionado Capítulo V. Las primeras catorce páginas del original birmano fueron traducidas al inglés en 1954 por U Pe Thin, un alumno mío de mucho tiempo, para el beneficio de aquellos extranjeros que vinieron a nuestro centro de meditación. Las páginas 15 a 51 del original birmano fueron traducidas al inglés, de acuerdo con el deseo del venerable Nyanaponika Mahathera, por Myanaung U Tin, un discípulo y benefactor mío. A propósito, debemos mencionar que el área de nuestro centro de meditación, Sasana Yeiktha, es aproximadamente de 24 acres, con más de 50 edificios para hospedar a los instructores de meditación, meditadores, monjes y también hombres y mujeres laicos.

El venerable Nyanaponika Mahathera puso esta traducción en su forma final luego de recibir sus valiosas sugerencias. La traducción de U Pe Thin fue revisada y mejorada, en lo que se refiere al estilo, por Miss Mary McCollum, una señora budista norteamericana. Ella practicó meditación Satipatthana bajo la  supervisión de Anagarika Munindra en el monasterio birmano en Bodhgaya, Bihar, India. Anagarika Munindra residió con nosotros por un período considerable de tiempo. Él nos envió la revisión para nuestra lectura y aprobación. Después fue enviada al venerable Nyanaponika Mahathera. Este libro es, por lo tanto, el resultado de la coordinación y publicación combinada de ambas traducciones mencionadas, con mi prefacio incluido.

El Capítulo V de mi tratado en birmano, como mencioné anteriormente, fue escrito en lenguaje común. Quisiera mencionar aquí que los términos doctrinales encontrados en este libro sin sus equivalentes en pali se explican completamente en el libro The Progress of Insight, traducido de mi tratado en pali al inglés por el venerable Nyanaponika Mahathera. Su libro, The Heart of Buddhist Meditation, es una fuente muy buena de información e instrucción en este tema de vital importancia.

Para concluir, quisiera decir: 1) que aprecio profundamente los servicios de aquellos que han realizado las traducciones y revisiones así como también los servicios de aquellos responsables en la publicación de este libro, 2) exhorto a los lectores de este libro a no contentarse con el conocimiento teórico aquí contenido sino de aplicar este conocimiento a la práctica sostenida y sistemática  y 3) expresar mi serio deseo para que alcancen pronto la penetración y puedan disfrutar de todos los beneficios garantizados por Buddha en el preámbulo del discurso Mahasatipatthana Sutta.

1 de octubre de 1970                                                                                    Bhaddanta Sobhana

Sasana Yeiktha,                                                                                            Agga Maha Pandita

16, Hermitage Road, Rangoon Birmania                                                          Mahasi Sayadaw

PRIMERA PARTE: PRÁCTICA BÁSICA

Etapa Preparatoria

Si desea sinceramente desarrollar la contemplación y alcanzar la penetración en esta vida, debe abandonar las acciones y los pensamientos mundanos durante el período de meditación. Este curso de acción es para la purificación de la conducta, el requisito previo y esencial para el desarrollo correcto de la contemplación. Debe observar las reglas de disciplina prescritas para laicos (o para monjes, según el caso) porque ellas son importantes para alcanzar la penetración. Para los laicos, esta reglas consisten en los ocho preceptos que los budistas observan durante sus festividades religiosas (uposatha) y durante los períodos de meditación. Una regla adicional es no hablar con desdén, bromear o hablar con malicia con aquellos o de aquellos que han alcanzado los estados de santidad[ii]. Si ha incurrido en esta acción verbal, personalmente discúlpese o hágalo por medio del instructor de meditación. Si en el pasado ha usado lenguaje desdeñoso para con alguno de los nobles individuos que ahora no están presentes  o que han fallecido, confiese esta ofensa al instructor de meditación o introspectivamente a usted mismo.

Los maestros budistas de antaño sugieren que nos encomendemos al Iluminado, Buddha, durante el período de meditación, pues podríamos alarmarnos si encontramos durante la contemplación visiones desagradables y perturbadoras. También póngase bajo la supervisión y guía de su instructor de meditación, porque, de esta manera, él podrá hablar francamente de su práctica y darle las indicaciones que sean necesarias. Éstas son las ventajas de encomendarse o poner nuestra confianza en Buddha y practicar meditación bajo la guía del instructor. El objetivo de esta práctica y su mayor beneficio es liberarnos del apego, el enojo y la ignorancia, las raíces de todo mal y sufrimiento. Este curso intensivo en vipassana puede conducirlo a tal liberación. Por lo tanto trabaje intensamente con este objetivo en mente para que su práctica se complete exitosamente. Esta meditación, basada en los fundamentos de la atención completa (Mahasatipatthana), ha sido practicada por los sucesivos Buddhas y los nobles individuos que alcanzaron la liberación. Usted debe ser felicitado por tener la oportunidad de seguir el mismo camino que ellos.

Es también importante comenzar la práctica con las “cuatro protecciones” que el Iluminado, Buddha, le ofrece como reflexión. A este punto es bueno para su bienestar psicológico reflexionar en ellas. Las cuatro reflexiones protectoras son Buddha, benevolencia, el aspecto repulsivo del cuerpo y la reflexión de la muerte.

Primero, encomiéndese a Buddha apreciando sinceramente sus nueve atributos:

Realmente, Buddha es Arahant, completamente iluminado (sammasambuddho), dotado de visión y conducta (vijja-caranasampanno), sublime (sugato)[iii], conocedor del universo (lokavidu), incomparable líder de aquellos capaces de la purificación (anuttaro purisadammasarathi), maestro de divinidades y hombres (sattha devamanussanam), iluminado (buddho) y afortunado (bhagava).

Segundo, reflexione sobre todos los seres vivientes como recipientes de su amor; siéntase fortificado de su amor e identifíquese con todos los seres vivientes sin distinción, así:

¡Qué yo esté libre de enemistad, enfermedad y pesar. Igualmente que mis padres, preceptores, maestros, familiares, personas indiferentes y enemigos estén libres de enemistad, enfermedad y pesar! ¡Qué ellos se liberen del sufrimiento!

Tercero, reflexione sobre la naturaleza repulsiva del cuerpo para ayudar  a disminuir el apego malsano que tantas personas tienen por el cuerpo. Reflexione sobre algunas de sus impurezas, como el estómago, intestinos, flema, pus, sangre[iv]. Examine estas impurezas de tal manera de poder eliminar la absurda afición por el cuerpo.

La cuarta protección, para su beneficio psicológico, es contemplar la muerte que se está acercando siempre. Las enseñanzas budistas hacen hincapié en que la vida es incierta, pero la muerte es cierta, la vida es precaria, pero la muerte es segura. La vida tiene la muerte como su fin. Hay nacimiento, enfermedad, sufrimiento, vejez y eventualmente la muerte. Éstos son todos los aspectos del proceso de la existencia.

Para comenzar la práctica, siéntese con las piernas cruzadas. Usted se podría sentir más confortable si las piernas no están trabadas sino colocadas en el suelo sin presionarse una a otra. Si sentarse en el suelo interfiere con la contemplación, entonces busque una forma más confortable de sentarse. Ahora proceda con cada uno de los ejercicios de contemplación descritos.

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                                                      EJERCICIO BÁSICO I

Trate de colocar su mente (no los ojos) en el abdomen. De este modo vendrá a conocer los movimientos de dilatación y contracción de este órgano. Si estos movimientos no son claros al comienzo, puede colocar ambas manos en el abdomen para sentir estos movimientos de dilatación y contracción. Después de algún tiempo, los movimientos hacia arriba de inspiración y hacia abajo de espiración serán distinguibles. Luego diga mentalmente, “ascenso” para el movimiento de dilatación, “descenso” para el movimiento de contracción. La anotación mental para cada movimiento debe ser realizada mientras éste ocurre. De este ejercicio aprenderá la verdadera manera de los movimientos de dilatación y contracción del abdomen. Usted no está interesado en la forma del abdomen. Lo que realmente percibe es la sensación de presión causada por el ascenso del mismo. Por lo tanto, no contemple su forma y proceda con este ejercicio. Para el principiante éste es un método efectivo para desarrollar las facultades de atención, concentración y penetración durante la contemplación. Con la práctica, la manera del movimiento será clara. La habilidad de conocer cada una de las sucesivas ocurrencias de los procesos físicos y mentales en cada uno de los seis órganos de los sentidos se obtiene solamente cuando la contemplación se desarrolla completamente. Dado que usted es un principiante cuya atención y poder de concentración son aún débiles, podría encontrar difícil mantener la mente en cada movimiento sucesivo de ascenso y descenso cuando éstos ocurren. En vista de esta dificultad, podría pensar: “sencillamente no se como mantener mi mente en cada uno de estos movimientos.” Luego, simplemente recuerde que éste es un proceso de aprendizaje. Los movimientos de ascenso y descenso del abdomen están siempre presentes, y por la tanto no hay necesidad de buscarlos. En realidad es fácil para el principiante mantener su mente en estos dos simples movimientos. Continúe con este ejercicio atendiendo completamente los movimientos de dilatación y contracción del abdomen. Nunca repita verbalmente las palabras “ascenso”, “descenso” y no piense estos movimientos como palabras. Esté consciente solamente del proceso real de ascenso y descenso del abdomen. Evite respirar profunda o aceleradamente con el propósito de hacer los movimientos abdominales más conspicuos, porque esto causa fatiga que interfiere con la práctica. Simplemente esté totalmente consciente de los movimientos de dilatación y contracción mientras estos ocurren durante el período normal de respiración.

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                                                    EJERCICIO BÁSICO II

Mientras está ocupado con el ejercicio de observar cada movimiento abdominal, otras actividades mentales podrían ocurrir entre las observaciones de cada ascenso y descenso. Pensamientos u otras funciones mentales tales como intenciones, ideas, imaginaciones podrían ocurrir entre cada anotación mental de ascenso y descenso. Ellos no deben ser desatendidos. Una anotación mental se debe realizar cada vez que alguna de estas actividades mentales tienen lugar.

Si imagina algo, debe reconocer la actividad de imaginar y realizar una anotación mental “imaginando.” Si piensa sobre algo, note mentalmente “pensando.” Si reflexiona, “reflexionando.” Si se propone hacer algo, “proponiéndose.” Cuando la mente se distrae del objeto de meditación o el ascenso y descenso del abdomen, note mentalmente “distracción.” Si imagina que está yendo a algún lugar, note mentalmente “yendo.” Cuando llegue, “llegando.” Cuando en sus pensamientos se encuentra con una persona, note “encontrando.” Si habla con él o ella, “hablando.” Si en su imaginación discute con esa persona, “discutiendo.” Si imagina una luz o color, note “viendo.” Una visión mental se debe notar en cada ocurrencia de su aparición hasta que ésta desaparece. Después de su desaparición continúe con el ejercicio básico I, atendiendo a cada movimiento de ascenso y descenso del abdomen. Proceda cuidadosamente sin aflojar. Si tiene la intención de tragar la saliva mientras está practicando, haga una anotación mental “intención.” Durante la acción de tragar, “tragando.” Si desea escupir, “escupiendo.” Después regrese al ejercicio de ascenso y descenso del abdomen. Suponga que tiene la intención de doblar el cuello, nota “intentando.” En la acción de doblar, “doblando.” En la acción de enderezar el cuello, “enderezando.” Los movimientos de doblar y enderezar el cuello deben ser realizados lentamente. Después de notar mentalmente cada una de estas acciones, continúe con la contemplación de los movimientos de ascenso y descenso del abdomen.

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                                                    EJERCICIO BÁSICO III

Cuando medita por mucho tiempo en una misma posición, sentado o acostado, posiblemente experimentará intensa fatiga, rigidez en el cuerpo o en los brazos y piernas. Si esto ocurriera, enfoque su mente en la parte del cuerpo donde estas sensaciones ocurren y continúe la contemplación notando “cansancio” o “rigidez.” Haga esto naturalmente, ni muy rápido ni muy lento. Estas sensaciones gradualmente disminuirán y luego desaparecerán totalmente. Si alguna de estas sensaciones se intensificara al punto de que la fatiga o rigidez es insoportable, cambie su postura. Sin embargo, no olvide realizar una anotación mental de la intención, “intención,” antes de proceder a cambiar la posición. Cada movimiento se debe contemplar en su respectivo orden.

Si intenta levantar la mano o pierna, haga una anotación mental, “intención.” Durante la acción de levantar la mano o pierna, “levantando.” Cuando extienda la mano o pierna, “extendiendo.” Cuando dobla, “doblando.” Cuando coloca, “colocando.” Cuando toca, “tocando.” Realice todas estas acciones lenta y deliberadamente. Tan pronto como se ha establecido en una nueva posición, continúe con la contemplación de los movimientos abdominales. Si se siente incómodo por el calor en la nueva posición, continué la contemplación en otra posición siguiendo las instrucciones descritas en este párrafo.

Si siente comezón en alguna parte del cuerpo, coloque la mente en ese lugar y haga una anotación mental, “comezón.” Haga esto de una manera regular, ni muy rápido ni muy lento. Después que la comezón desaparece, continúe con el ejercicio de observación de la dilatación y contracción del abdomen. Si la comezón continúa y se intensifica y tiene la intención de rascarse, no olvide realizar una anotación mental, “intención.” Lentamente levante la mano, notando simultáneamente las acciones de “levantar” y “tocar” cuando la mano toca la parte que causa la comezón. Rásquese lentamente y con completa atención. Cuando la comezón ha desaparecido e intenta dejar de rascarse, sea consciente de esta actividad realizando la usual anotación mental, “intención.” Lentamente retire la mano, concurrentemente haga una anotación mental de la acción, “retirando.” Cuando la mano descansa en su lugar habitual tocando la pierna, “tocando.” Luego dedique su tiempo a observar los movimientos abdominales.

Si siente dolor o incomodidad, coloque la mente en la parte del cuerpo donde la sensación aparece. Haga una anotación mental de la particular sensación cuando ésta ocurra, como “dolor,” “presión,” “punzada,” “cansancio,” “mareo.” Es necesario hacer hincapié en que la anotación mental no debe ser hecha con fuerza ni con demora sino calma y naturalmente. El dolor podría eventualmente aumentar o disminuir. No se alarme si aumenta. Continúe constantemente con la contemplación. Si así lo hace, descubrirá que el dolor casi siempre desaparece. Pero si, después de un rato, el dolor se ha incrementado y se vuelve insoportable, debe ignorar el dolor y continuar con la contemplación de los movimientos del abdomen.        A medida que progresa en la práctica podría experimentar sensaciones de dolor intenso: sensaciones de ahogo, cortaduras, punzadas, aguijonazos desagradables o como pequeños insectos hormigueando sobre el cuerpo. Podría experimentar sensaciones de comezón, picazón, frío intenso. Tan pronto como la contemplación se discontinúa, descubrirá que estas sensaciones dolorosas desaparecen. Cuando reanuda la contemplación, ellas regresarán nuevamente tan pronto como desarrolle la concentración. Estas sensaciones dolorosas no deben ser consideradas como algo serio. Ellas no son la manifestación de una enfermedad, son factores comunes siempre presentes en el cuerpo y que usualmente son oscurecidos cuando la mente está ocupada con objetos más notorios. Cuando las facultades mentales se han agudizado usted es más consciente de estas sensaciones. Con el continuo desarrollo de la contemplación, llegará un tiempo en que superará estas sensaciones desagradables y desaparecerán completamente. Si procede con la contemplación, con perseverancia, no sufrirá daño alguno. Si perdiese el coraje y preso de la indecisión discontinuase la contemplación temporalmente, podría encontrar estas sensaciones desagradables una y otra vez mientras procede con la práctica. Si continúa con determinación, muy probablemente superará estas sensaciones dolorosas y podría nunca más experimentarlas durante la práctica de meditación.

Si desea mecer el cuerpo, note “intención.” Durante el movimiento, “meciendo.” Cuando medita podría descubrir ocasionalmente que el cuerpo se balancea hacia atrás y adelante. No se alarme; no se sienta complacido ni intente continuar meciéndose. El movimiento desaparecerá si mantiene la mente en el movimiento y continúa notando “meciendo” hasta que la acción desaparezca. Si el movimiento aumenta a pesar de que está realizando anotaciones mentales, reclínese contra un muro o poste o acuéstese por un rato. Posteriormente proceda con la contemplación. Siga el mismo procedimiento si se encuentra temblando o sacudiéndose. Cuando la contemplación ha progresado, a veces podría sentir escalofríos en la espalda o en todo el cuerpo. Éste es un síntoma del intenso interés, entusiasmo o arrobamiento; ocurre naturalmente durante el curso de una buena contemplación. Cuando su mente está firme en la contemplación, podría sobresaltarse al más mínimo sonido. Esto es debido a que usted siente más intensamente el efecto de la impresión sensoria mientras está en un estado de buena concentración.

Si mientras medita siente sed, note la sensación “sediento.” Cuando se propone levantarse, “intención.” Luego haga una anotación mental de cada movimiento preparatorio. Mantenga la mente ocupada en la acción de levantarse, y mentalmente note “levantando.” Después de levantarse, cuando mira hacia adelante, note “mirando,” “viendo.” Si intentase avanzar, mentalmente note cada paso como “caminando,” “caminando” o “izquierdo,” “derecho.” Es importante, cuando camina, estar atento en cada momento de cada paso desde el comienzo hasta el final. Siga el mismo procedimiento cuando da un paseo o camina para ejercitarse. Trate de hacer una anotación mental de cada paso en dos secciones de la siguiente manera: “levantando,” “colocando,” “levantando,” “colocando.” Cuando tiene suficiente práctica de esta manera de caminar, intente hacer una anotación mental de cada paso en tres secciones: “levantando,” “empujando,” “colocando”; o “arriba,” “adelante,” “abajo.”

Cuando mira el grifo o la fuente de agua, al llegar al lugar donde beberá, no olvide de hacer una anotación mental “mirando,” “viendo.”

Cuando se detiene, “deteniendo.”

Cuando extiende la mano, “extendiendo.”

Cuando la mano toca la taza, “tocando.”

Cuando la mano toma la taza, “tomando.”

Cuando la mano lleva la taza al agua, “llevando.”

Cuando la mano trae la taza a los labios, “trayendo.”

Cuando la taza toca los labios, “tocando.”

Si siente frío cuando la taza toca los labios, “frío.”

Cuando bebe, “bebiendo.”

Cuando regresa la taza a su lugar, “regresando.”

Cuando retira la mano, “retirando.”

Cuando coloca su mano abajo, “colocando.”

Cuando la mano toca el costado del cuerpo, “tocando.”

Si se propone girarse, “intención.”

Cuando gira, “girando.”

Cuando camina, “caminando.”

Cuando llega al lugar donde se propone detenerse, “intención.”

Cuando se detiene, “deteniendo.”

Si permanece parado por algún tiempo continúe con la contemplación de los movimientos del abdomen. Pero si se propone sentarse, note “intención.” Cuando camina, “caminando.” Cuando llegue al lugar en que desea sentarse, “llegando.” Cuando gira para sentarse, “girando.” Durante la acción de sentarse, “sentando.” Siéntese lentamente y coloque la mente en el movimiento del cuerpo hacia abajo. Debe observar cada movimiento de ubicación de las manos y piernas. Luego continúe con el ejercicio recomendado, contemplando los movimientos abdominales.

Si intentara acostarse, “intención.” Luego proceda a contemplar cada movimiento del proceso de acostarse: “levantando,” “extendiendo,” “tocando,” “yaciendo.” Contemple cada movimiento de ubicación de manos, piernas y cuerpo. Realice estas acciones lentamente. Posteriormente continúe con la dilatación y contracción del abdomen. Si experimenta dolor, fatiga, comezón o alguna otra sensación, no olvide observar cada una de ellas. Observe todas las sensaciones, pensamientos, ideas, consideraciones, reflexiones, todos los movimientos de las manos, piernas, brazos y cuerpo. Si no hay nada especial para observar, mantenga la mente en los movimientos del abdomen. Haga una anotación mental, “somnoliento,” cuando tenga sueño. Después de haber desarrollado suficientemente la concentración, podrá superar la somnolencia y el sopor y se sentirá fresco como resultado. Luego proceda con el objeto básico de contemplación. En caso de que no pueda superar la somnolencia, debe continuar contemplando hasta que se duerma.

El estado de sueño es una sucesión de momentos de la conciencia de continuidad vital. Es similar al primer momento de conciencia, la conciencia de reconexión, y al último momento de conciencia cuando la muerte ocurre. Este estado de conciencia es débil y, por ende, incapaz de percibir el objeto. Cuando está despierto, la conciencia de continuidad vital ocurre regularmente entre los procesos cognitivos de la conciencia visual, auditiva, gustativa, olfativa, táctil y mental. Debido a que estas ocurrencias de la conciencia de continuidad vital son de corta duración, ellas usualmente no son claras y por lo tanto imperceptibles. La conciencia de continuidad vital funciona durante el sueño; éste es un hecho obvio cuando uno se despierta; debido a que es en el estado de vigilia donde son perceptibles los pensamientos y objetos conspicuos.

La contemplación debería comenzar en el momento en que uno se despierta. Dado que usted es un principiante, podría no ser posible comenzar a meditar desde este preciso primer momento. Pero debería comenzar a meditar cuando recuerda que tiene que contemplar. Por ejemplo, si cuando se despierta reflexiona sobre algo, debería ser consciente de este hecho y comenzar a meditar haciendo una anotación mental, “reflexionando.” Después proceda con la contemplación de los movimientos de ascenso y descenso del abdomen. Cuando se levanta, debería atender cada detalle de las actividades del cuerpo. Cada movimiento de manos, piernas y caderas debe ser realizado con perfecta atención. Si piensa sobre el momento del día cuando se despierta, note “pensando.” Si se propone levantarse de la cama, note “intención.” Si se prepara para mover el cuerpo para levantarse, “preparando.” Mientras se levanta lentamente, “levantando.” Cuando está sentado, “sentado.” Si estuviese sentado por algún tiempo, regrese a la contemplación de los movimientos abdominales de dilatación y contracción.

Realice las actividades de lavado de la cara o de tomar un baño en sucesión y con total atención de cada movimiento. Por ejemplo, “mirando,” “viendo,” “extendiendo,” “asiendo,” “tocando,” “sintiendo frío,” “frotando.” Durante las acciones de vestirse, de hacer la cama, de abrir y cerrar las puertas y ventanas, de manipular objetos ocúpese de cada detalle de estas acciones en orden sucesivo.

Debe, también, atender cada detalle de la acción de comer:

Cuando mira la comida, “mirando.”

Cuando acomoda la comida, “acomodando.”

Cuando lleva la comida a la boca, “llevando.”

Cuando inclina la cabeza, “inclinando.”

Cuando la comida toca la boca, “tocando.”

Cuando coloca la comida en la boca, “colocando.”

Cuando cierra la boca, “cerrando.”

Cuando retira la mano, “retirando.”

Cuando la mano toca el plato, “tocando.”

Cuando endereza la cabeza, “enderezando.”

Cuando mastica, “masticando.”

Cuando es consciente del gusto, “gustando.”

Cuando traga la comida, “tragando.”

Si mientras traga, la comida toca la garganta, “tocando.”

Contemple de esta manera cada vez que consuma una bocado de comida hasta que termine de comer. Al comienzo de la práctica habrá muchas omisiones. No importa. No vacile en sus esfuerzos. Si persiste con la práctica, hará menos omisiones. Cuando alcance el estado avanzado de la práctica, será capaz de observar más detalles que los mencionados anteriormente.

Progreso en la Contemplación

Después de haber practicado por un día y una noche, podría descubrir que su contemplación ha mejorado considerablemente y que es capaz de prolongar el ejercicio básico de los movimientos de dilatación y contracción. En este caso observará que generalmente hay un intervalo (interrupción) entre los movimientos de dilatación y contracción. Si está sentado, llene la pausa con una anotación mental de la acción de estar sentado, de esta manera: “ascenso,” “descenso,” “sentado.” Cuando realiza la anotación mental de la postura, coloque la mente en la posición erguida del torso. Cuando está acostado, debería contemplar de la siguiente manera: “ascenso,” “descenso,” “yaciendo.” Si esto es fácil, continúe observando estas tres secciones. Si descubriera que una pausa ocurre tanto al final del dilatación como de la contracción, luego continúe de esta manera: “ascenso,” “sentado,” “descenso,” “sentado.” O cuando está acostado: “ascenso,” “yaciendo,” “descenso,” “yaciendo.” En el caso de que no fuera fácil hacer una nota mental de tres o cuatro objetos, como ha sido descrito anteriormente, regrese al procedimiento inicial de notar sólo dos secciones, “ascenso” y “descenso.”

Mientras está ocupado con el ejercicio regular de contemplar los movimientos abdominales, no necesita ocuparse de los objetos visuales y auditivos. Mientras pueda mantener la mente en los movimientos abdominales de dilatación y contracción, está cumpliendo con el propósito de la contemplación. Sin embargo, si mira intencionalmente algún objeto, haga simultáneamente una anotación mental, “viendo,” dos o tres veces. Después continúe con la contemplación de los movimientos del abdomen. Suponga que una persona entra dentro de su campo visual. Haga una nota mental, “viendo,” dos o tres veces, después regresa la atención a la dilatación y contracción del abdomen. ¿Oyó el sonido de una voz? ¿Escuchó la voz? En caso afirmativo haga una anotación mental, “oyendo,” “escuchando.” Suponga que oye sonidos fuertes, tales como ladridos de perros, gente hablando muy alto o cantando. En este caso, inmediatamente haga una anotación mental, “oyendo,” dos o tres veces. Luego proceda con el ejercicio básico de contemplar el ascenso y el descenso del abdomen. Si dejara de hacer una anotación mental y desechara tales distintivos sonidos y objetos visuales cuando ellos ocurren, podría inadvertidamente incurrir en reflexiones sobre estos objetos en vez de proceder con la atención del ascenso y descenso del abdomen, y estos movimientos podrían perder claridad y distinción. Es debido a tal debilidad de la atención que las impurezas que corrompen la mente se originan y multiplican. Si estas reflexiones ocurren, haga una anotación mental dos o tres veces, “reflexionando,” y nuevamente regrese a la contemplación de los movimientos abdominales. Si olvida hacer una anotación mental de los movimientos del cuerpo, piernas o brazos, mentalmente note “olvidando,” y regrese a la contemplación habitual de los movimientos del abdomen. Puede ocurrir que a veces la respiración es lenta o que los movimientos de dilatación y contracción del abdomen no se perciben claramente. Cuando esto ocurra, y esté en la posición sentado, simplemente continúe observando “sentado,” “tocando.” Si está acostado, “yaciendo,” “tocando.” Mientras contempla “tocando,” su mente no se debera colocarse en la misma parte del cuerpo sino en diferentes partes sucesivamente. Hay varios lugares de contacto y al menos seis o siete deberían ser contemplados[v].

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                                                    EJERCICIO BÁSICO IV

Hasta aquí usted ha dedicado bastante tiempo al curso de entrenamiento. Podría haber sentido pereza después de comprender que no ha progresado lo suficiente. De ninguna manera abandone. Simplemente note la “pereza.” Hasta que gane suficiente vigor en la atención, concentración y penetración, podría dudar de la exactitud y utilidad de este método. En tales circunstancias contemple el pensamiento, “dudando.” ¿Espera o desea buenos resultados? En caso afirmativo, contemple estos pensamientos, “esperando” o “deseando.” ¿Está tratando de recapitular la manera como se ha conducido la práctica hasta ahora? ¿Sí? Entonces, contemple estos pensamientos, “recordando.” ¿Hay ocasiones cuando examina el objeto de contemplación para determinar si es mente o materia? Si es así, esté consciente, “examinando.” ¿Lamenta el hecho de que no hay progreso en su práctica? De ser así, note, “lamentando.” A la inversa, ¿se siente feliz de que su contemplación está mejorando? Si es así, contemple el sentirse “feliz.” Ésta es la forma de cómo hacer una anotación mental de cada ítem de comportamiento mental cuando éste ocurre; y si no hay pensamientos o percepciones interviniendo, debería volver a la contemplación de la dilatación y contracción del abdomen. Durante un curso estricto de meditación, el período de práctica es desde el momento que se despierta hasta que se duerme. Repito, debe estar constantemente ocupado ya sea con el ejercicio básico o atendiendo los otros objetos durante todo el día y durante las horas nocturnas de vigilia. No debe haber descanso. Una vez alcanzado cierto grado de progreso en la contemplación, no sentirá sueño a pesar de las prolongadas horas de práctica. Por el contrario, podrá continuar meditando día y noche.

Resumen

En este breve esbozo del método de entrenamiento se ha enfatizado que debe contemplar cada ocurrencia mental, buena o mala; cada movimiento corporal, grande o pequeño; cada sensación, física o mental, placentera o desagradable; y así sucesivamente. Si, durante el curso de entrenamiento, hay momentos cuando no hay nada especial para contemplar, mantenga su atención ocupada totalmente con el ascenso y descenso del abdomen. Cuando debe caminar para realizar alguna actividad, cada paso debera ser observado con atención completa, “caminando,” “caminando” o “izquierda,” “derecha.” Pero cuando está practicando meditación caminando, contemple cada paso en tres secciones, “arriba,” “adelante,” “abajo.” El estudiante que así se dedica día y noche a la práctica desarrollará después de no mucho tiempo la concentración hasta la etapa inicial del cuarto conocimiento de vipassana (el conocimiento del surgir y el cesar)[vi] y hacia las etapas más altas de vipassana (vipassana-bhavana).

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                              SEGUNDA PARTE: PRÁCTICA AVANZADA

Cuando, como se ha mencionado anteriormente, en virtud de la diligencia en la práctica, la atención y la concentración han mejorado, el meditador notará a la par la ocurrencia de un objeto y el conocimiento del mismo; tales como el ascenso del abdomen y su conocimiento, el descenso del abdomen y su conocimiento, la postura de sentado y su conocimiento, la acción de doblar y su conocimiento, la acción de levantar y su conocimiento, la acción de colocar y su conocimiento. Por medio de la atención completa el meditador sabe cómo distinguir cada proceso físico y mental: “el movimiento de elevación es un proceso; el conocimiento del mismo es otro proceso.” Él comprende que cada acto de conocimiento tiene la naturaleza de “ir hacia el objeto.” Tal descubrimiento se refiere a la característica de la mente de inclinarse hacia un objeto o conocer un objeto. Mientras más claramente se observa el objeto material, más evidente es el proceso mental que es consciente del mismo. Este hecho es expresado de la siguiente manera en el Visuddhimagga:

Cuando la materialidad es bien definida, separada y evidente a él; luego, en la misma proporción, los estados mentales que tienen la materialidad por objeto son, también, evidentes en sí mismos.

Cuando el meditador conoce la diferencia entre el proceso material y el proceso mental, si es una persona ordinaria, reflexionaría sobre esta experiencia directa así: “Existe el ascenso y su conocimiento; el descenso y su conocimiento, y así sucesivamente. No hay nada más aparte de ellos (de estos dos procesos). Las palabras ‘hombre’ o ‘mujer’ se refieren al mismo proceso; no hay una ‘persona’ o ‘alma’.” Si es una persona bien informada, reflexionaría por medio de su conocimiento directo sobre la diferencia entre el proceso material como objeto y el proceso mental que lo conoce, así: “Es verdad que existe sólo el cuerpo y la mente. Aparte de ellos no hay entidades tales como hombre o mujer. Durante la contemplación uno nota un proceso material como objeto y un proceso mental que conoce el objeto; y es a este par que se refieren los términos convencionales ‘ser’, ‘persona’ o ‘alma’, ‘hombre’ o ‘mujer’.  Pero aparte de este proceso dual (mente y materia) no existe una persona o ser separado, ego, hombre o mujer.” Cuando tales reflexiones ocurren, el meditador debe notar “reflexionando,” “reflexionando” y continuar con los movimientos del abdomen[vii].

Con ulterior progreso en la meditación, la conciencia de la intención es evidente antes de que el movimiento del cuerpo ocurra. El meditador primero nota la intención. Aunque también al comienzo de la práctica, nota “intención,” “intención” (por ejemplo cuando desea doblar un brazo), aún no puede discernir este estado de conciencia con claridad. Ahora, en esta etapa avanzada, distingue claramente la conciencia que tiene la intención de doblar. Entonces, primero distingue la intención de realizar un movimiento corporal, después el movimiento corporal en particular. Al comienzo, debido a la omisión de notar la intención, piensa que el movimiento corporal es más rápido que la mente que lo conoce. Ahora, en esta etapa avanzada, la mente se manifiesta como la precursora. El meditador distingue con facilidad la intención de doblar, extender, sentarse, pararse, moverse, etc. También reconoce con claridad las acciones de doblar, extender, etc. Entonces, comprende el hecho de que la mente que conoce el proceso corporal es más rápida que el proceso material. Experimenta directamente que un proceso corporal tiene lugar después de una previa intención. Nuevamente, conoce por experiencia directa que la intensidad del calor o del frío aumenta cuando está observando “calor,” “calor” o “frío,” “frío.” Cuando contempla los movimientos corporales regulares y espontáneos tales como la dilatación y contracción del abdomen, advierte uno después de otro en continuidad. También advierte la ocurrencia de imágenes mentales tales como Buddha, un Arahant, y también cualquier tipo de sensación que aparece en el cuerpo (comezón, dolor, calor), con la atención dirigida hacia el lugar donde la sensación ocurre. Una sensación ha desaparecido apenas, cuando otra aparece; y, las distingue a todas una después de otra. Mientras observa cada objeto surgir, descubre que el proceso mental de conocimiento depende de un objeto. A veces, el ascenso y descenso del abdomen son tan indistintos que el meditador no encuentra nada para observar. Descubre que no puede haber conocimiento sin objeto. Cuando la observación de los movimientos del abdomen no es posible, debería prestar atención a la postura de sentado y a los puntos de contacto o a la postura de acostado y a los puntos de contacto. Los puntos de contacto se deben observar alternativamente. Por ejemplo, después de notar “sentado,” note la sensación de contacto en el pie derecho (causada por su contacto con el suelo o asiento). Después de notar “sentado,” note la sensación de contacto en el pie izquierdo. De la misma manera, note la sensación de contacto en distintos lugares. Nuevamente, observando el proceso visual y auditivo, el meditador comprende con claridad que la conciencia visual surge debido al contacto entre ojo y el objeto visual y la conciencia auditiva surge debido al contacto entre el oído y el sonido.

Además, reflexiona: “Los procesos materiales de doblar, extender, etc., siguen a los procesos mentales de la intención de doblar, extender, etc.” Reflexiona de nuevo: “El cuerpo siente calor o frío debido al elemento calórico; el cuerpo depende del alimento y la nutrición; la conciencia ocurre porque hay objetos a ser conocidos: la conciencia visual ocurre porque hay objetos visuales, la conciencia auditiva ocurre porque hay sonidos y también porque existen los órganos de los sentidos, ojos, oídos, etc., como factores condicionantes. La intención y la observación son el resultado de experiencias anteriores; todos los tipos de sensaciones son consecuencia de acciones (kamma) anteriores en el sentido de que los procesos mentales y materiales tienen lugar desde el momento de concepción debido a las acciones (kamma) anteriores. No hay nadie que ha creado este cuerpo y mente, y todo lo que ocurre tiene una causa.” Tales reflexiones ocurren al meditador mientras está observando los objetos cuando éstos ocurren. Él no se detiene a reflexionar. Mientras observa surgir los objetos, estas reflexiones son tan rápidas que parecen automáticas. El meditador debe notar: “Reflexionando, reflexionando, reconociendo, reconociendo,” y continuar observando los objetos de la manera usual. Después de haber reflexionado que los procesos materiales y mentales observados están condicionados por procesos previos de una misma naturaleza, el meditador reflexiona seguidamente que el cuerpo y la mente en las existencias anteriores fueron condicionados por causas precedentes; que en las futuras existencias el cuerpo y la mente serán el resultado de las mismas causas, y que aparte de este proceso dual no existe un ‘ser’ o ‘persona’ separada, solamente causas y efectos. Tales reflexiones deben ser notadas y posteriormente se debe continuar contemplando de la manera usual[viii]. En aquellas personas con inclinaciones intelectuales, estas reflexiones serán muchas y menos para aquellas sin estas inclinaciones. De una u otra manera, todas estas reflexiones deben ser observadas con energía. Observándolas ellas se reducirán a un mínimo, permitiendo a la meditación progresar sin el impedimento de un exceso de las mismas. Se debe dar por sentado que un mínimo de estas reflexiones es aquí suficiente.

Cuando se practica intensivamente la concentración, el meditador podría experimentar sensaciones insoportables, tales como comezón, dolor, calor, pesadez, rigidez. Si la observación con atención es descontinúa, tales sensaciones desaparecerán. Cuando se reanuda la observación, reaparecerán. Tales sensaciones ocurren como consecuencia de la sensibilidad natural del cuerpo y no son los síntomas de una enfermedad. Si se observan con intensa concentración, desaparecerán gradualmente.

Si a veces el meditador ve imágenes de todo tipo como con sus propios ojos; por ejemplo, Buddha se aparece con su divino resplandor; una procesión de monjes en el cielo; pagodas e imágenes de Buddha; encuentro con los seres queridos; árboles o bosques, cerros o montañas, jardines, edificios; cuerpos hinchados o esqueletos; nuestro cuerpo hinchado, cubierto de sangre, desecho en pedazos y reducido a un mero esqueleto, las entrañas y órganos vitales y aun gusanos; los habitantes del infierno y del cielo. Éstas no son otra cosa que criaturas de nuestra imaginación, agudizada por la intensa concentración. Estas visiones son similares a aquellas que ocurren en los sueños. Ellas no deben ser ni bienvenidas y disfrutadas ni debe asustarse de ellas. Estos objetos que aparecen durante el curso de la contemplación no son reales, son meras imágenes o imaginaciones; en cambio, la mente que conoce estos objetos es real. Pero, los procesos puramente mentales, inconexos con los cinco sentidos, no son fáciles de distinguir con claridad y detalle. Por lo tanto, atención principal se debería dar a los objetos de los sentidos que pueden ser fácilmente observados y a aquellos procesos mentales que ocurren en conexión con las percepciones de los sentidos. Entonces, el meditador debe observar cualquier objeto que aparece, repitiendo mentalmente, “viendo,” “viendo,” hasta que desaparece. El objeto se alejará, desaparecerá o se desvanecerá. Al comienzo, esto requerirá varias observaciones, digamos de cinco a diez. Pero cuando se ha desarrollado la concentración, el objeto desaparecerá después de un par de observaciones. Sin embargo, si el meditador desea disfrutar el objeto visual o mirarlo detenidamente o, por lo contrario, si se asusta del mismo; es probable que el objeto permanecerá por algún tiempo. Si el objeto se origina deliberadamente; luego, a causa del placer, éste durará por mucho tiempo. Entonces, se debe tener cuidado de no pensar o inclinarse hacia objetos externos cuando la concentración es buena. Si tales pensamientos aparecen, deben ser observados y eliminados inmediatamente. Es el caso de algunas personas que no experimentan objetos o sensaciones extraordinarias; y mientras contemplan de la manera usual, sienten pereza. Ellos deben observar la pereza: “pereza,” “pereza,” hasta que se elimina. En esta etapa, ya sea que se experimenten objetos o sensaciones extraordinarias o no, los meditadores distinguen claramente la fase inicial, intermedia y final de cada observación. Al comienzo de la práctica, durante la observación de un objeto, tenían que dirigir la atención hacia la ocurrencia de un objeto diferente; no distinguían con claridad la desaparición del objeto previo. Ahora, después de observar la desaparición de un objeto, ellos notan el nuevo objeto que surge. De esta manera, tienen un conocimiento claro de la fase inicial, intermedia y final del objeto observado.

En esta etapa, cuando adquiere práctica, el meditador percibe en cada acto de observación que el objeto aparece repentinamente y desaparece instantáneamente. Su percepción es tan clara que reflexiona así: “Todo tiene un final; todo desaparece. Nada es permanente; todo es realmente impermanente.” Su reflexión está de acuerdo con lo expresado en el Comentario de las Escrituras Pali: “Todo es impermanente en el sentido de destrucción, inexistencia después de haber sido.” Además reflexiona: “Es debido a la ignorancia que nosotros disfrutamos de la vida. Pero en realidad no hay nada que disfrutar. Hay un continu surgir y cesar que siempre nos está acosando. Esto es realmente terrible. En cualquier momento podríamos morir y, cuando esto ocurra, todo seguro terminará. Esta impermanencia universal es realmente espantosa y terrible.” Su reflexión está de acuerdo con lo expresado en los Comentarios: “Lo que es impermanente es sufrimiento; sufrimiento en el sentido de terror; sufrimiento en el sentido de opresión por el surgir y el cesar.” Nuevamente, cuando experimenta dolor, reflexiona así: “Todo es sufrimiento; Nada es satisfactorio.” Esta reflexión coincide con lo se dice en el Comentario: “Él percibe el sufrimiento como una púa, como un hervor, como un dardo.” Además él reflexiona: “Esto es una totalidad de sufrimiento; el sufrimiento es inevitable. Surgiendo y desapareciendo, carece de valor. Este proceso no puede ser detenido. Está más allá de nuestro poder. (Este proceso) sigue su curso natural.”  Estos pensamientos están de acuerdo con el Comentario que dice: “Aquello que es sufrimiento es impersonal; impersonal en el sentido de no poseer substancia, debido a que no podemos ejercer control sobre él.” El meditador debe observar todas estas reflexiones y continuar contemplando de la manera usual.

Habiendo de esta manera percibido las tres características por medio de la experiencia directa, el meditador, infiriendo de la experiencia directa de los objetos observados, comprende que todos los objetos aún no observados (objetos futuros) son impermanentes, sujetos al sufrimiento e impersonales.

Con relación a los objetos que no se han experimentado personalmente, concluye: “Ellos también tienen las mismas características: son impermanentes, sufrimiento e impersonales.” Ésta es una inferencia a partir de su experiencia directa actual. Esta comprensión no es lo suficientemente clara para aquellos con una capacidad intelectual limitada o conocimiento limitado y que no prestan atención a la reflexión y continúan notando los objetos. Pero tal comprensión ocurre con frecuencia a aquellos propensos a la reflexión; y, en algunos casos, podría ocurrir en cada acto de observación. Sin embargo, la excesiva reflexión es un impedimento para el progreso en la práctica. Aun si en esta etapa tales reflexiones no ocurren; en las etapas superiores la comprensión será cada vez más clara. Por lo tanto, no se debería prestar atención a tales reflexiones. Durante la contemplación habitual, el meditador debe notar también estas reflexiones si ocurren, pero no debería contemplar en ellas[ix].

Después de comprender las tres características, el meditador ya no reflexiona pero procede con la observación de aquellos objetos mentales y materiales que se van presentando continuamente. Cuando las cinco facultades mentales; es decir fe, energía, atención completa, concentración y sabiduría, están correctamente balanceadas, el proceso mental de observación se acelera, como si se elevara, y los procesos materiales y mentales a ser observados también ocurren más rápidamente. Durante el momento de inspiración, el ascenso del abdomen se presenta en rápida sucesión, y el descenso también es más rápido. Una rápida sucesión es también evidente en el proceso de doblar y extender. Aun los movimientos leves se difunden por todo el cuerpo. En algunos casos, sensaciones de escozor y comezón aparecen momentáneamente en rápida sucesión. En general estas sensaciones son difíciles de soportar. El meditador no puede seguir al mismo paso esta rápida sucesión de diversas experiencias si intenta observarlas por su nombre. La observación aquí se debe realizar de una manera general, pero con atención completa. En esta etapa no es necesario tratar de observar los detalles de los objetos ocurriendo en rápida sucesión, pero hay que observarlos de una manera general. Si desea rotularlos, una designación colectiva es suficiente. Si intenta seguirlos detalladamente, pronto se cansará. Lo importante es observar con claridad y comprender lo que está ocurriendo. En esta etapa, la contemplación usual de unos pocos objetos seleccionados se debería dejar de lado y se debería atender cada objeto que se presenta en las seis puertas de los sentidos. Sólo cuando uno no está familiarizado con este tipo de observación, debería regresar a la contemplación habitual.

Los procesos materiales y mentales son una cantidad de veces más rápidos que un parpadeo o un relámpago. Pero, si el meditador continúa simplemente observando estos procesos, puede comprender completamente cuando éstos ocurren. La atención completa es muy firme. En consecuencia, la atención completa aparece como si se arrojase hacia el objeto que surge. El objeto también aparece como encontrándose con la atención completa. Uno comprende cada uno de los objetos clara e individualmente. El meditador después comprende: “Los procesos materiales y mentales son realmente muy rápidos. Ellos son tan rápidos como una máquina o un motor. Y aún, ellos pueden ser observados y comprendidos. Tal vez, no hay nada más que conocer. Aquello a ser comprendido ha sido comprendido.” Él piensa de esta forma porque conoce por experiencia directa lo que antes ni había soñado.

Como resultado de la meditación, una luz brillante se aparece al meditador. También experimenta arrobamiento, que produce piel de gallina, lágrimas, temblor en los miembros. Experimenta una emoción sutil y regocijo. Se siente como si estuviera en un columpio. Incluso, se pregunta si está simplemente mareado. Experimenta tranquilidad mental y con ésta, agilidad mental. Cuando está sentado, parado o acostado, se siente muy cómodo. Tanto el cuerpo como la mente son ágiles en su funcionamiento, son dóciles porque pueden atender el objeto deseado; son manejables porque pueden atender los objetos por cualquier espacio de tiempo. No siente rigidez, calor, dolor. La mente penetra los objetos con facilidad. La mente es sana y recta y uno desea evitar completamente el mal. Debido a una fe inconmovible, la mente es muy radiante. Cuando no hay objetos para observar, la mente permanece tranquila por un largo tiempo. Surgen pensamientos tales como: “Realmente Buddha es omnisciente. Verdaderamente, los proce