Dioses prehispanicos

DIOSES

HUITZILOPOCHTLI
“Colibri Siniestro” fue el dios principal de los Mexicas. Hijo de Coatilicue y hermano de Coyolxauhqui. Dentro de la mitologia de los Aztecas ocupa el lugar principal, incluso delante de su madre Coatlicue (la de la falda de serpientes). Se practicaban sangrientas ceremonias en su honor. Era una divinidad de horror y sangre a la que se levantaron templos majestuosos en el centro de Tenochtitlan, y en honor de la cual se efectuaron sangrientos sacrificios humanos. Se le llamo tambien Mexitli y con otros nombres, pero en todo caso era una divinidad temida por sus propios fieles, y que su culto conducia siempre a la muerte.

Ha sido identificado con el sol. Generalmente su imagen era representada con un yelmo de colibrí en la cabeza con una mano sostiene una serpiente de turquesa y con la otra un escudo con cinco adornos de plumones y una bandera ritual y el

COATLICUE
Coatlicue (La de la falta de serpientes), se representa como una mujer decapitada, de cuyo cuello surge dos cabezas de serpientes, que simbolizan corrientes de sangre. Sobre los senos caídos luce un collar de corazones y manos y un pendiente de cráneos que simbolizan la vida y la muerte. Falda de serpientes entrelazadas y sujetas atrás por un broche de cráneo con cascabeles y fiecos. Las manos se representan por cabezas de serpientes con las fauces abiertas y los pies con garras de águila. En la base tiene esculpido un Tlaltecuhtli, el señor de la tierra. Sangrientas ceremonias se practicaban en su honor, igual que lo hacían en honor de su hijo. Fue madre de muchos hijos, siendo los principales Huitzilopochtli y Coyolxauhqui. Es su figura una de las más importantes en la Sala Azteca del Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México.

COYOLXAUHQUI Coyolxauhqui es una representación de la Luna. Se le representa en la forma de una cabeza cercenada por su hermano Huitzilopochtli, que es también el dios Sol. Por eso su aspecto es de una muerta que tiene los ojos esculpidos en forma de media luna. Sus mejillas están adornadas con cascabeles de plumón, éstas relacionadas con el sacrificio. Sus orejas y el adorno labial representan los rayos solares. En la parte inferior figuran los símbolos de la guerra sagrada y el sacrificio. Se le llama también Coyolxauhqui-Chantico, patrona del fuego y representan la Luna, sacrificada por el Sol.

XOCHIPILLI
Xochipilli, dios de las Flores (o Príncipe de las Flores), deidad del amor, el baile, la poesía símbolo del verano, la alegría, la abundancia, la vegetación, y las cosechas. Como dios de la danza lleva una máscara de madera cuyo borde inferior se percibe debajo de la barba. Viste una capa adornada con flores y un moño cuyas puntas terminan en flecos y cascabeles. Sus manos están dispuestas en forma de sostener un ramo de flores. Está sentado en su trono de flores xiuhcoatl “serpiente preciosa” su arma mágica.

El origen del Dios Mexica Huitzilopochtli

Mucho honraban los mexicas a Huitzilopochtli,
sabían ellos que su origen, su principio
fue de esta manera:

En Coatepec, por el rumbo de Tula,
habia estado viviendo,
allíhabitaba una mujer
de nombre Coatlicue.
Era madre de los cuatrocientos Surianos
y de una hermana de éstos
de nombre Coyolxauhqui.

Y esta Coatlicue allí hacía penitencia,
barría, tenía a su cargo el barrer,
así hacía penitencia,
en Coatepec, la Montaña de la serpiente.
Y una vez,
cuando barría Coatlicue,
sobre ella bajó un plumaje,
como una bola de plumas finas.
En seguida lo recogió Coatlicue,
lo colocó en su seno.
Cuando terminó de barrer,
buscó la pluma, que había colocado en su seno,
pero nada vio allí.
En ese momento Coatlicue quedó encinta.

Al ver los cuatrocientos Surianos
que su madre estaba encinta
mucho se enojaron, dijeron:
“Quién le ha hecho esto?,
quién la dejó encinta?
Nos afrenta, nos deshonra.”

Y su hermana Coyolxauhqui
les dijo:
“Hermanos, ella nos ha deshonrado,
hemos de matar a nuestra madre,
la perversa que se encuentra ya encinta.
Quién le hizo lo que lleva en el seno?

Cuando supo esto Coatlicue,
mucho se espantó,
mucho se entristeció.
pero su hijo Huitzilopochtli, que estaba en su seno,
la confortaba, le decía:
“No temas,
yo sé lo que tengo que hacer.”
Habiendo oído Coatlicue
las palabras de su hijo,
mucho se consoló,
se calmó su corazón,
se sintió tranquila.

Y entretanto, los cuatrocientos Surianos
se juntaron para tomar acuerdo,
y determinaron a una
dar muerte a su madre,
porque ellos la habían infamado.
Estaban muy enojados,
estaban muy irritados,
como si su corazón se les fuera ha salir.
Coyolxauhqui mucho los incitaba,
avivaba la ira de sus hermanos,
para que mataran a su madre.
Y los cuatrocientos Surianos
se aprestaron,
se ataviaron para la guerra.

Y estos cuatrocientos Surianos,
eran como capitanes,
torcían y enredaban sus cabellos,
como guerreros arreglaban su cabellera.
Pero uno llamado Cuahuitlícac
era falso en sus palabras.
Lo que decían los cuatrocientos Surianos,
en seguida iba a decírselo,
iba a comunicárselo a Huitzilopochtli.
Y Huitzilopochtli le respondía:
“Ten cuidado, está vigilante,
tío mío, bien sélo que tengo que hacer.”ç

Y cuando finalmente estuvieron de acuerdo,
estuvieron resueltos los cuatrocientos Surianos
a matar, a acabar con su madre,
luego se pusieron en movimiento,
los guiaba Coyolxauhqui.
Iban bien robustecidos, ataviados,
guarnecidos para la guerra,
se distribuyeron entre sí sus vestidos de papel,
su anecúyotl, sus ortigas,
sus colgajos de papel pintado,
se ataron campanillas en sus pantorrillas,
las campanillas llamadas oyohualli.
Sus flechas tenían puntas barbadas.

Luego se pusieron en movimiento,
iban en orden, en fila,
en ordenado escuadrón,
los guiaba Coyolxauhqui.
Pero Cuahuitlícac subió en seguida a la montaña,
para hablar desde allía Huitzilopochtli,
le dijo:
“Ya vienen.”
Huitzilopochtli le respondió:
“Mira bien por dónde vienen.”
Dijo entonces Cuahuitlícac:
“Vienen ya por Tzompantitlan.”
Y una vez más le dijo Huitzilopochtli:
“Por dónde vienen ya?”
Cuahuitlícac le respondió:
“Vienen ya por Coaxalpan.”
Y de nuevo Huitzilopochtli preguntóa Cuahuitlícac:
“Mira bien por dónde vienen.”
En seguida le contestó Cuahuitlícac:
“Vienen ya por la cuesta de la montaña.”
Y todavía una vez más le dijo Huitzilopochtli:
“Mira bien por dónde vienen.”
Entonces le dijo Cuahuitlícac:
“Ya están en la cumbre. ya llegan,
los viene guiando Coyolxauhqui.”

En ese momento nació Huitzilopochtli,
se vistió sus atavíos.
su escudo de plumas de águila,
sus dardos, su lanza-dardos azul,
el llamado lanza-dardos turquesa.
Se pintó su rostro
con franjas diagonales,
con el color llamado “pintura de niño”.
Sobre su cabeza colocó plumas finas,
se puso sus orejeras.
Y uno de sus pies, el izquierdo era enjuto,
llevaba una sandalia cubierta de plumas,
y sus dos piernas y sus dos brazos
los llevaba pintados de azul.

Y el llamado Tochancalqui
puso fuego a la serpiente hecha de teas llamada Xiuhcóatl,
que obedecía a Huitzilopochtli.
Luego con ella hirió a Coyolxauhqui,
le cortó la cabeza,
la cual vino a quedar abandonada
en la ladera de Coatépetl.
El cuerpo de Coyolxauhqui
fue rodando hacia abajo,
cayó hecho pedazos,
por diversas partes cayeron sus manos,
sus piernas, su cuerpo.

Entonces Huitzilopochtli se irguió,
persiguió a los cuatrocientos Surianos,
los fue acosando, los hizo dispersarse
desde la cumbre del Coatépetl, la montaña de la culebra.
Y cuando los había seguido
hasta el pie de la mosntaña.
Cuatro veces los hizo dar vueltas.
En vano trataban de hacer algo en contra de él,
en vano se revolvían contra él
al son de los cascabeles
y hacían golpear sus escudos.

Nada pudieron hacer,
nada pudieron lograr,
con nada pudieron defenderse.

Huitzilopochtli los acosó, los ahuyentó,
los destruyó, los aniquiló, los anonadó.
Y nie entonces los dejó,
continuaba persiguiéndolos.
pero, ellos mucho le rogaaban, le decían:
“Basta ya!”

Pero Huitzilopochtli no se contentó con esto,
con fuerza se ensañaba contra ellos,
los perseguía.
Sólo unos cuantos pudieron escapar de su presencia,
pudieron librarse de sus manos.
Se dirigieron hacia el sur,
se llamaban Surianos,
los pocos que escaparon
de las manos de Huitzilopochtli.

Y cuando Huitzilopochtli les hubo dado muerte.
Cuando hubo dado salida a su ira,
les quitó sus atavíos, sus adornos, su anecúyotl,
se los puso, se los apropió,
los incorporó a su destino,
hizo de ellos sus propias insignias.

Y este Huitzilopochtli, según se decía,
era un portento,
porque con sólo una pluma fina,
que cayó del vientre de su madre, Coatlicue,
fue concebido.
nadie apareció jamás como su padre.
A él lo veneraban los mexicas,
le hacíanb sacrificios,
lo honraban y servían.
Y Huitzilopochtli recompensaba
a quien así obraba.
Y su culto fué tomado de allí,
de Coatépec, la montaña de la serpiente,
como se practicaba desde los tiempos más antiguos.

Fuentes:

León Portilla, Miguel. Los Antiguos Mexicanos. México., Editoral Fondo de Cultura Económica. Colección Popular. Undécima reimpresión, 1995. Páginas 200.

León Portilla, Miguel. Literaturas de Mesoamérica. México., Editorial del Consejo Nacional de Fomento Educativo. Colección Cien de México. Primera edición, 1984. Páginas 277.