YO SOY ESO Conversaciones con Sri Nisargadatta Maharaj

YO SOY ESO

Conversaciones con

Sri Nisargadatta Maharaj 

Eso en quien todos los seres residen y que reside en todos los seres, que es el dador de gracia a todos, El Alma Suprema del uni-verso, el ser sin límites —yo soy eso.
Amritbindu Upanishad

Eso que penetra todo, a lo que nada transciende y que, como el espacio universal nos rodea, llena todo completamente desde dentro y desde fuera, ese Supremo Brahman no dual —eso eres tú.

Sankaracharya

El buscador es el que está en busca de sí mismo.

Abandone todas las preguntas excepto una: «¿quién soy yo?». Después de todo, el único hecho del que usted está seguro es que usted es. El «yo soy» es cierto. El «yo soy esto» no. Esfuércese en encontrar lo que usted es en realidad.

Para saber lo que usted es, primero debe investigar y conocer lo que usted no es.

Descubra todo lo que usted no es —el cuerpo, los sentimientos, los pensamientos, el tiempo, el espacio, esto o eso— nada, concreto o abstracto, que usted perciba puede ser usted. El acto mismo de percibir muestra que usted no es lo que usted percibe.

Cuanto más claro comprenda que en el nivel de la mente usted solo puede ser descrito en términos negativos, tanto más rápida-mente llegará al fin de su búsqueda y se dará cuenta de que usted es el ser sin límites.

Sri Nisargadatta Maharaj

Prefacio

Que debía haber todavía otra edición de YO SOY ESO no es una sorpresa, pues la sublimidad  de las palabras habladas por Sri Nisargadatta Maharaj, su franqueza y la lucidez con la que se refiere a lo Más Alto ya han hecho de este libro una literatura de suprema importancia. De hecho, muchos lo consideran como el único libro de enseñanza espiritual realmente digno de ser estudiado.

Hay varias religiones y sistemas de filosofía que pretenden dotar de significado a la vida humana. Pero sufren de algunas limitaciones inherentes. Expresan en palabras finas sus creencias e ideologías tradicionales, teológicas o filosóficas. Sin embargo, más pronto o más tarde, los creyentes descubren el limitado alcance del significado y de la aplicabilidad de esas palabras. Acaban desilusionados y tienden a abandonar los sistemas, de la misma manera en que se abandonan las teorías científicas, cuando son cuestionadas por demasiados datos empíricos contradictorios.

Cuando un sistema de interpretación espiritual llega a ser poco convincente y no es capaz de ser justificado racionalmente, muchas gentes se permiten ser convertidos a algún otro sistema. Al poco tiempo, no obstante, encuentran también limitaciones y contradicciones en el otro sistema. En esta búsqueda infructuosa de aceptación y re-chazo, lo que les queda  es solo el escepticismo y el agnosticismo, lo que les conduce a una manera de vivir insensata, inmersos en las ventajas groseras de la vida consu-miendo solo bienes materiales. A veces, no obstante, aunque raramente, el escepti-cismo da lugar a una intuición de una realidad básica, más fundamental que la de las palabras, las religiones o los sistemas filosóficos. Extrañamente, ello es un aspecto positivo del escepticismo. Fue en un tal estado de escepticismo, pero teniendo tam-bién una intuición de la realidad básica, cuando aconteció que leí YO SOY ESO de Sri Nisargadatta Maharaj. Fui tocado inmediatamente por la finalidad y la inexpug-nable certeza de sus palabras. Limitado por su naturaleza misma, puesto que son pa-labras, encontré, por así decir, que las declaraciones de Maharaj, eran ventanas trans-parentes y pulidas.

Sin embargo, ningún libro de enseñanzas espirituales puede reemplazar la pre-sencia del maestro mismo. Sólo las palabras habladas directamente para usted por el Gurú desalojan su opacidad completamente. En la presencia del Gurú los últimos límites erigidos por la mente se desvanecen. Sri Nisargadatta Maharaj es ciertamente tal Gurú. Él no es un predicador, pero proporciona precisamente esas indicaciones que el buscador necesita. La realidad que emana de él es inalienable y Absoluta. Es auténtica. Habiendo experimentado la veracidad de sus palabras en las páginas de YO SOY ESO, y siendo inspirados por ello, muchos occidentales han encontrado su camino en Maharaj, para buscar la iluminación.

La interpretación de la verdad por parte de Maharaj, no es diferente de la del Jna-na Yoga/Advaita Vedanta. Pero, él tiene una manera suya propia. Las múltiples for-mas que nos rodean, dice, están constituidas por los cinco elementos. Ellas son tran-sitorias, y están en un estado de flujo perpetuo. También son gobernadas por la ley de la causación. Todo esto se aplica al cuerpo y también a la mente, que son transitorios y que están sujetos al nacimiento y a la muerte. Sabemos que sólo por medio de los sentidos corporales y la mente puede ser conocido el mundo. Como en la teoría de Kant, el mundo es correlativo del sujeto humano que conoce, y, por lo tanto, tiene la estructura fundamental de nuestra manera de conocer. Esto significa que el tiempo, el espacio y la causalidad no son entidades «objetivas» o extrañas, sino categorías men-tales en las que todo es moldeado. La existencia y forma de todas las cosas depende  de la mente. La cognición es un producto mental. Y el mundo, tal como se ve desde la mente, es un mundo subjetivo y privado, que cambia continuamente en concor-dancia con la inquietud de la mente misma.

En oposición a la mente inquieta, con sus categorías limitadas —intencionalidad, subjetividad, dualidad etc.— se erige suprema la sensación sin límites de «yo soy». La única cosa de la que yo puedo estar seguro es de que «yo soy»; no como un pen-samiento de «yo soy» en el sentido de Descartes, sino sin ningún predicado. Una y otra vez, Maharaj dirige nuestra atención hacia este hecho básico, con la intención de que nos demos cuenta de nuestra sensación de «yo soy», y de que nos deshagamos así de todas las prisiones hechas que nos hemos hecho nosotros mismos. Él dice: la única afirmación verdadera es «yo soy». Todo lo demás es mera inferencia.

He aquí que el experimentador real no es la mente, sino mí mismo, la luz en la que todo aparece. El sí mismo es el factor común en la raíz de toda experiencia, la presenciación en la que todo acontece. El campo entero de la consciencia es solo como una película, o una mota, en «yo soy». Al ser consciente de la consciencia, este «yo soy» se presencia a sí mismo. Y es indescriptible, debido a que no tiene atributos. Es solo ser mí mismo, y ser mí mismo es todo lo que hay. Todo lo que existe, existe como mi mismo. No hay nada que sea diferente de mí. No hay ninguna dualidad y, por consiguiente, ningún sufrimiento. No hay ningún problema. Es la esfera de amor, en la que todo es perfecto. Lo que acontece, acontece espontáneamente, sin intenciones —como la digestión, o el crecimiento del cabello. Dése cuenta de esto, y sea libre de las limitaciones de la mente.

He aquí el sueño profundo, en el que no hay ninguna noción de ser esto o eso. Sin embargo «yo soy» permanece. Y he aquí el ahora eterno. La memoria parece traer cosas al presente desde el pasado, pero todo lo que acontece, acontece solo en el pre-sente. Es solo en el ahora atemporal donde los fenómenos se manifiestan. Así pues, el tiempo y la causación no se aplican en realidad. Yo soy antes del mundo, antes del cuerpo y de la mente. Yo soy la esfera en la que ellos aparecen y desaparecen. Yo soy la fuente de todos ellos, el poder universal por el que el mundo con su pasmosa di-versidad deviene manifiesto.

Sin embargo, a pesar de su primicia, la sensación de «yo soy» no es lo Más Alto. No es lo Absoluto. La sensación de «yo soy», o el sabor de «yo soy» no está absolu-tamente fuera del tiempo. Al ser la esencia de los cinco elementos, de una cierta ma-nera, depende del mundo. Surge a partir del cuerpo, que, a su vez, esta hecho de ali-mento, el cual está constituido de los elementos. La sensación de «yo soy» desapare-ce cuando el cuerpo muere, como la chispa se extingue cuando el bastoncillo de in-cienso se consume. Cuando se alcanza la presenciación pura, ya no existe ninguna necesidad, ni siquiera la de «yo soy», que es solo un señalador útil, un indicador de dirección hacia lo Absoluto. Entonces la presenciación de «yo soy» cesa fácilmente. Lo que prevalece es eso que no puede ser descrito, eso que es más allá de las palabras. Este «estado» es el más real, un estado de potencialidad pura, que es antes de todo. El «yo soy» y el universo son meros reflejos de él. Es esta realidad la que ha realizado un jnani.

Lo mejor que usted puede hacer es escuchar atentamente al jnani —de quien Sri Nisargadatta es un ejemplo vivo— y confiar y creer en él. Por medio de una tal escu-cha usted se dará cuenta de que la realidad del jnani es la realidad de usted. Él le ayuda a usted a ver la naturaleza del mundo y del «yo soy». Él le insta a usted a estu-diar las operaciones del cuerpo y de la mente con solemne e intensa concentración, a reconocer que usted no es ninguno de ellos y a deshacerse de ellos. Él le sugiere que vuelva usted una y otra vez a «yo soy» hasta que ello sea su única morada, fuera de lo cual no existe nada; hasta que el ego, como una limitación de «yo soy», haya des-aparecido. Es entonces cuando la realización más lata acontecerá sin esfuerzo.

Dése cuenta de las palabras del jnani, que rebasan todos los conceptos y dogmas. Maharaj dice: «Hasta que uno deviene autorrealizado, hasta que uno alcanza el cono-cimiento del sí mismo, hasta que uno transciende el sí mismo, hasta entonces, se pro-porcionan todas estas historias, todos estos conceptos»?. Sí, ellos son conceptos, in-cluso «yo soy» es un concepto, pero ciertamente no hay conceptos más preciosos. Es incumbencia del buscador considerarlos con la máxima seriedad, porque ellos indican la Realidad Más Alta. No hay disponibles mejores conceptos para deshacerse de todos los conceptos.

Estoy agradecido a Sudhakar S. Dikshit, el editor, por invitarme a escribir el Pre-facio para esta nueva edición de YO SOY ESO y darme así una oportunidad de ren-dir homenaje a Sri Nisargadatta Maharaj, quien ha expuesto el conocimiento más alto en las palabras más simples, más claras y más convincentes.

Facultad de Filosofía Douwe Tiemersma
Universidad Erasmus
Rotterdam, Holanda

Junio, 1981

26 comentarios

  • Crow

    ¿Quién es Nisargadatta Maharaj?

    ¡Cuando pregunté acerca de la fecha de su nacimiento, el Maestro contestó sua-vemente que él nunca había nacido!

    Escribir una nota biográfica sobre Sri Nisargadatta Maharaj es una tarea frustrante y sin recompensa. Pues, no solo es desconocida la fecha de su nacimiento, sino que tampoco hay disponibles datos verificados concernientes a los primeros años de su vida. No obstante, algunos de sus familiares y amigos más ancianos dicen que nació en el mes de Marzo de 1897 en un día de luna llena, que coincide con el festival de Hanuman Jayanti, cuando los hindúes rinden homenaje a Hanuman, llamado también Maruti, el dios-mono del famoso Ramayana. Y para asociar su nacimiento con este día auspicioso, sus padres le llamaron Maruti.

    La información disponible sobre su adolescencia y temprana juventud es fraccio-naria y está desconectada. Sabemos que su padre, Shivrampant, fue un hombre pobre, que trabajó por algún tiempo como criado doméstico en Bombay y, más tarde se ganó la vida a duras penas como pequeño granjero en Kandalgaon, un pequeño poblado en los remotos bosques de Ratnagiri, distrito de Maharastra. Maruti creció casi sin educación. Cuando era un muchacho, ayudaba a su padre en aquellas labores que estaban dentro de su capacidad —atendía al ganado, conducía los bueyes, trabajaba en los campos y hacía recados. Sus placeres eran simples, como sus quehaceres, pero él estaba dotado con una mente inquisitiva, que bullía con preguntas de todo tipo.

    Su padre tenía un amigo brahmin llamado Vishnu Haribhau Gore, que era un hombre piadoso y demasiado erudito para el medio rural. Gore hablaba frecuente-mente de temas religiosos y el muchacho Maruti escuchaba atentamente y se intere-saba en estos temas mucho más de lo que nadie podía suponer. Gore fue para él el hombre ideal —serio, bueno y sabio.

    Cuando Maruti llegó a la edad de dieciocho años murió su padre, dejando atrás a su viuda, cuatro hijos y dos hijas. Los escasos ingresos de la pequeña granja mengua-ron después de la muerte del anciano y no era suficiente para alimentar tantas bocas. El hermano mayor de Maruti dejó el poblado por Bombay en busca de trabajo y él lo siguió poco después. Se dice que en Bombay trabajó unos cuantos meses como aprendiz mal pagado en una oficina, pero abandonó el trabajo disgustado. Entonces emprendió un pequeño comercio de mercería y puso una tienda de venta de ropa de niños, tabaco y cigarrillos hechos a mano. Se dice que este negocio prosperó con el curso del tiempo, dándole algún tipo de seguridad financiera. Durante este periodo se casó y tuvo un hijo y tres hijas.

    Infancia, juventud, matrimonio, progenie —Maruti vivió la vida monótona y sin acontecimientos de un hombre común hasta su mediana edad, sin ningún atisbo de la santidad que había de seguir. Entre sus amigos de este periodo, había uno, Yashwan-trao Baagkar, que era discípulo de Sri Siddharameshwar Maharaj, un maestro espiri-tual del ?Navnath Sampradaya, una secta del hinduismo. Una tarde, Baagkar llevó a Maruti a su Gurú, y aquella tarde probó ser el punto crucial de su vida. El Gurú le dio un mantra e instrucciones para la meditación. En su práctica pronto comenzó a tener visiones y ocasionalmente incluso caía en trance. Por así decir, algo explotó dentro de él, dando nacimiento a una consciencia cósmica, una sensación de vida eterna. La identidad de Maruti, el pequeño tendero, se disolvió y la personalidad iluminante de Sri Nisargadatta emergió.

    La mayoría de la gente vive en el mundo de auto consciencia y no tiene el deseo o la capacidad de abandonarlo. Existen solo para sí mismos; todos sus esfuerzos están dirigidos hacia el logro de la auto satisfacción y de la auto glorificación. sin embargo, Sin embargo, hay veedores, maestros y reveladores que, aunque viven aparentemente en el mismo mundo, viven simultáneamente en otro mundo también —el mundo de la consciencia cósmica, efulgente de conocimiento infinito. Después de su experiencia de iluminación Sri Nisargadatta Maharaj comenzó a vivir de esta manera dual. Dirigía su tienda, pero dejó de ser un comerciante centrado en el beneficio. Mas tarde, abandonando a su familia y su negocio, devino un mendicante, un peregrino por la vastedad y la variedad de la escena religiosa india. Anduvo descalzo en su camino hacia los Himalayas donde planeaba pasar el resto de sus años en gesta de una vida eterna. Pero pronto volvió sobre sus pasos y regresó a su casa comprendiendo la futilidad de una tal gesta. Percibió que la vida eterna, no había que buscarla; él ya la tenía. Habiendo ido más allá de la idea de «yo soy el cuerpo», había adquirido un estado mental tan gozoso, tan apacible y tan glorioso que, comparado con él, todo aparecía sin valor. Había obtenido la realización de sí mismo.

    Aunque el Maestro carece de instrucción, su conversación esta iluminada a un grado extraordinario. Aunque nacido y criado en la pobreza, él es el más rico de los ricos, pues tiene la riqueza ilimitada del conocimiento perenne, comparado con el cual los tesoros más fabulosos son meros oropeles. Él es de corazón cálido y tierno, de un humor sagaz, absolutamente franco y absolutamente verdadero —inspira, guía y apoya a todo el que viene a él.

    Cualquier intento de escribir una nota biográfica sobre un hombre tal es frívola y fútil. Pues él no es un hombre con un pasado o un futuro; él es el presente vivo —eterno e inmutable. Él es el sí mismo que ha devenido todas las cosas.

    Nota del Traductor

    Encontré a Sri Nisargadatta Maharaj hace algunos años y quedé impresionado por la simplicidad espontánea de su apariencia y comportamiento y por su seriedad pro-funda y genuina al exponer sus experiencias.

    Pese a que su pequeño apartamento es humilde y difícil de descubrir entre las ca-llejuelas de Bombay, muchos han encontrado su camino allí. La mayor parte de ellos son indios, que conversan libremente en su lengua nativa, pero había también muchos extranjeros que necesitaban un traductor. Siempre que yo estaba presente la tarea me tocaba a mí. Muchas de las preguntas que se hacían y de las respuestas que se daban eran tan interesantes y significativas que se llevó una grabadora. Mientras que la mayor parte de las cintas eran del tipo marathi-inglés, algunas eran conversaciones políglotas en varios idiomas indios y europeos. Más tarde, cada cinta fue descifrada y traducida al inglés.

    No era fácil traducir literalmente y al mismo tiempo evitar repeticiones y reitera-ciones tediosas. Se espera que la presente traducción de las cintas grabadas no redu-cirá el impacto de este ser humano de espíritu claro, generoso y en muchos sentidos completamente inusual.

    Una versión en lengua marathi de estas conversaciones, verificadas por Sri Nisar-gadatta Maharaj mismo, ha sido publicada por separado.

    Bombay, Maurice Frydman
    16 de octubre de 1973 Traductor

    Nota del Editor

    La presente edición de YO SOY ESO es una versión revisada y re-editada de las 101 conversaciones que aparecieron en dos volúmenes en las anteriores ediciones. No solo el contenido ha sido actualizado en una forma más legible y con encabezamiento en cada capítulo, sino que se han incluido nuevas fotografías de Sri Nisargadatta Maharaj y los apéndices contienen un material valioso no publicado hasta ahora.

    Llamo la atención especial del lector hacia la contribución titulada «Nisarga Yo-ga» (Apéndice I), en la que mi estimado amigo, el difunto Maurice Frydman, ha pre-sentado sucintamente las enseñanzas de Maharaj. La simplicidad y la humildad son las claves de sus enseñanzas, como observa Maurice. El Maestro no propone ningún concepto ni ninguna doctrina intelectual. No pone ninguna precondición a los busca-dores y es feliz con ellos tal como ellos son. De hecho, Sri Nisargadatta Maharaj está particularmente libre de todo desprecio y condena; el pecador y el santo son mera-mente etiquetas intercambiables; el santo ha pecado, el pecador puede ser santificado. Es el tiempo el que los separa; es el tiempo el que los juntará. El maestro no evalúa; su único interés está en «el sufrimiento y el fin del sufrimiento». Por su experiencia personal y permanente sabe que las raíces del sufrimiento están en la mente, y que es la mente la que tiene que ser liberada de sus hábitos distorsionantes y destructivos. De estos hábitos, la identificación del sí mismo con sus proyecciones es el más fatal. Con su precepto y su ejemplo Sri Nisargadatta muestra una salida, alógica pero empíricamente congruente. Cuando se comprende, opera.

    Revisar y editar YO SOY ESO ha sido para mí un peregrinaje a mí sí mismo in-terior —a la vez ennoblecedor e iluminativo. He hecho mi trabajo con un espíritu de dedicación, con una gran seriedad. He tratado las preguntas de cada interlocutor co-mo mis propias preguntas y he embebido las respuestas del Maestro con una mente vaciada de todo lo que ella conocía. No obstante, en este proceso de lo que puede ser llamado una meditación a dos voces, es posible que en algunos lugares pueda haber fallado en la puntillosa sangre fría sobre la sintaxis y la puntuación, que se esperan de un editor. Para tales lapsus, si los hay, apelo a la benevolencia del lector.

    Antes de acabar, quiero expresar mi más sentido agradecimiento al Profesor Douwe Tiemersma de la Facultad de Filosofía Erasmus, de la Universidad de Rotter-dam, en Holanda, por contribuir con un nuevo Prefacio para esta edición. Que él ac-cediera a mi petición inmediatamente hace que me sienta completamente agradecido.

    Bombay,           Sudhakar S. Dikshit
    Julio de 1981                             Editor           

    Contenido

    Prefacio IV
    ¿Quién es Nisargadatta Maharaj? VIII
    Nota del Traductor XI
    Nota del editor XII
    1. La sensación de «Yo soy» 1
    2.  La Obsesión con el Cuerpo 4
    3.  El presente Vivo 6
    4.  El mundo Real está Más Allá de la Mente 9
    5.  Lo que Nace debe Morir 11
    6.  La Meditación 13
    7. La Mente 15
    8. El Sí Mismo Está Más Allá de la Mente 18
    9. Respuestas de la Memoria 22
    10. La Presenciación 24
    11. La Presenciación y la Consciencia 27
    12. La Persona no es la Realidad 29
    13. Lo Supremo, la Mente y el Cuerpo 32
    14. Las Apariencias y la Realidad 37
    15. El Jnani 41
    16. La No Deseación, la Dicha Más Alta 44
    17. Lo Que es Siempre Presente 49
    18. Para Saber Lo que usted Es, Descubra Lo que usted No Es 51
    19. La Realidad está en la Objetividad 55
    20. Lo Supremo es Más Allá de Todo 58
    21. ¿Quién soy yo? 63
    22. La Vida es Amor y el Amor es Vida 68
    23. La Discriminación conduce al Desapego 72
    24. Dios es el Omnihacedor, el Jnani es un No hacedor 78
    25. Aférrese a «Yo soy» 84
    26. La Personalidad, un Obstáculo 89
    27. Lo que es sin Comienzo Comienza Siempre 94
    28. Todo Sufrimiento Nace del Deseo 99
    29. Vivir es el único propósito de la Vida 103
    30. Usted es Libre AHORA 109
    31. No Infravalore la Atención 113
    32. La Vida es el Gurú Supremo 118
    33. Todo Acontece por Sí mismo 123
    34. La Mente es la Inquietud misma 130
    35. El Gurú Más Grande es su Sí mismo Interior 136
    36. Matar Daña al Matador, no al Matado 142
    37. Más allá del Sufrimiento y del Placer hay Dicha 148
    38. La Práctica Espiritual es Voluntad Sostenida y Resostenida 154
    39. Por Sí mismo Nada tiene Existencia 161
    40. Solo el Sí mismo es Real 165
    41. Desarrolle la Actitud de Presenciador 169
    42. La Realidad no puede ser Expresada 173
    43. La Ignorancia puede ser Reconocida, no Jnana 178
    44. «Yo soy» es Verdadero, todo lo demás es Inferencia 183
    45. Lo que Viene y Va no tiene ningún Ser 187
    46. La Presenciación de Ser es Felicidad 192
    47. Observe su Mente 197
    48. La Presenciación es Libre 201
    49. La Mente Causa Inseguridad 209
    50. La Presenciación de Sí mismo es el Presenciador 213
    51. Sea Indiferente al Sufrimiento y al Placer 217
    52. Ser Feliz, Hacer Feliz es el Ritmo de la Vida 224
    53. Los Deseos Satisfechos, Engendran más Deseos 227
    54. El Cuerpo y la Mente, son Síntomas de Ignorancia 231
    55. Abandone Todo y Usted Gana Todo 236
    56. Al Surgir la Consciencia, Surge el Mundo 241
    57. Más allá de la Mente, no hay ningún Sufrimiento 246
    58. La Perfección, el Destino de Todo 250
    59. El Deseo y el Temor son Estados Egocentrados 254
    60. Viva Hechos, no Fantasías 258
    61. La Materia es la Consciencia misma 262
    62. En lo Supremo, el Presenciador aparece 268
    63. La Noción de Ser un Hacedor es Esclavitud 273
    64. Todo lo que le Complace a usted, le Retiene 276
    65. Una Mente Serena es Todo lo que Usted Necesita 282
    66. Toda Búsqueda de Felicidad es Miseria 287
    67. La Experiencia no es la Cosa Real 294
    68. Busque la Fuente de la Consciencia 298
    69. La Transitoriedad es la Prueba de la Irrealidad 302
    70. Dios es el Fin de Todo Deseo y Conocimiento 308
    71. En la Autopresenciación usted Aprende sobre Usted mismo 314
    72. Lo que es Puro, Sin mezcla, Sin apego, es Real 320
    73. La Muerte de la Mente es el Nacimiento de la Sabiduría 328
    74. La Verdad es Aquí y Ahora 335
    75. En Paz y en Silencio usted Crece 343
    76. Saber que Usted no sabe, es Verdadero Conocimiento 348
    77. «Yo» y «Mío» son Ideas Falsas 355
    78. Todo Conocimiento es Ignorancia 359
    79. La Persona, el Presenciador y lo Supremo 365
    80. La Presenciación 370
    81. La Causa Raíz del Temor 375
    82. La Perfección Absoluta es Aquí y Ahora 381
    83. El Gurú Verdadero 387
    84. Su Meta es Su Gurú 394
    85. «Yo soy»: El Fundamento de toda Experiencia 401
    86. Lo No Conocido es el Hogar de lo Real 406
    87. Mantenga la Mente Silente y Usted Descubrirá 413
    88. El Conocimiento por la Mente, no es Conocimiento Verdadero 417
    89. El Progreso en la Vida Espiritual 422
    90. Abandónese a Su Propio Sí mismo 426
    91. El Placer y la Felicidad 433
    92. Vaya Más allá de la Idea de «yo soy el cuerpo» 437
    93. El Hombre no es el Hacedor 442
    94. Usted es Más allá del Espacio y del Tiempo 446
    95. Acepte la Vida como Viene 451
    96. Abandone los Recuerdos y las Expectativas 456
    97. La Mente y el Mundo no están Separados 461
    98. La Liberación de la Autoidentificación 468
    99. Lo Percibido no puede ser el Perceptor 475
    100. La Comprensión conduce a la Liberación 482
    101. El Jnani no Atrapa ni Retiene 487

    Apéndices

    I. El Nisarga Yoga 494
    II. El Navanath Sampradaya 498
    III. Glosario 500

  • Crow

    La sensación de «Yo soy»

    Interlocutor: Es su hecho de experiencia diaria que al despertar el mundo aparece repentinamente. ¿De dónde viene?
    Maharaj: Antes de que algo pueda venir a ser debe haber alguien a quien venga. Toda aparición y desaparición presupone un cambio respecto a un trasfondo sin cambio.
    Int: Antes de despertar yo era inconsciente.
    Mah: ¿En qué sentido? ¿Por haber olvidado o por no haber experimentado? ¿No experimenta usted aunque esté inconsciente? ¿Puede usted existir sin conocer? Un lapso en la memoria: ¿es una prueba de no existencia? ¿y puede usted hablar válida-mente sobre su propia no existencia como una experiencia efectiva? Usted no puede decir siquiera que su percepción no existía. ¿No se despertó usted al ser llamado? Y al despertar, ¿no fue la sensación de «yo soy» lo que vino primero? Alguna semilla de consciencia debe haber estado existiendo incluso durante el sueño o el desvane-cimiento. Al despertar la experiencia se desarrolla así: «Yo soy —el cuerpo— en el mundo». Puede parecer que surge en sucesión pero de hecho es todo simultáneo, una única idea de tener un cuerpo en un mundo. ¿Puede haber la sensación de «yo soy» sin ser alguien?
    Int: Yo soy siempre alguien con sus recuerdos y hábitos. No conozco ningún otro «yo soy».
    Mah: ¿Quizás algo le impide a usted conocer? Cuando usted no conoce algo que otros conocen, ¿qué hace usted?
    Int: Busco la fuente de su conocimiento bajo su instrucción.
    Mah: ¿No es importante para usted saber si usted es un mero cuerpo, o algo dife-rente? ¿O, quizás nada en absoluto? No ve usted que todos sus problemas son pro-blemas de su cuerpo —comida, vestido, cobijo, familia, amigos, nombre, fama, segu-ridad, supervivencia— todos estos pierden su significado en el momento en que us-ted se da cuenta de que usted no puede ser un mero cuerpo.
    Int: ¿Qué beneficio hay en saber que yo no soy el cuerpo?
    Mah: Decir que usted no es el cuerpo no es completamente cierto. En un sentido usted es todos los cuerpos, corazones y mentes y mucho más. Profundice dentro de la sensación de «yo soy» y encontrará. ¿Cómo encuentra usted una cosa que ha perdido u olvidado? Usted la mantiene en su mente hasta que la recupera. La sensación de ser, de «yo soy» es lo primero que emerge. Pregúntese de dónde viene, o sólo obsér-vela con calma. Cuando la mente permanece en el «yo soy» sin moverse, usted entra en un estado que no puede ser verbalizado pero que puede ser experimentado. Todo lo que usted necesita hacer es insistir una y otra vez. Después de todo la sensación de «yo soy» está siempre con usted, sólo que usted le ha adjuntado todo tipo de cosas —cuerpo, sensaciones, pensamientos, ideas, posesiones etc. Todas esas auto-identificaciones son extraviatorias. Debido a ellas usted se toma por lo que usted no es.
    Int: ¿Entonces qué soy yo?
    Mah: Es suficiente saber lo que usted no es. Usted no necesita saber lo que usted es. Puesto que, mientras que conocimiento signifique descripción en términos de lo que ya se conoce, ya sea por percepción, o por conceptualización, no puede haber ninguna cosa tal como conocimiento de sí mismo, pues lo que usted es no puede ser descrito, excepto como negación total. Todo lo que usted puede decir es: «yo no soy esto, yo no soy eso», usted no puede decir a sabiendas «esto es lo que yo soy». Eso es una insensatez. Lo que usted puede señalar como «esto» o «eso» no puede ser usted mismo. Ciertamente, usted no puede ser otro «algo». Usted no es nada percep-tible o imaginable. Sin embargo, sin usted no puede haber ni percepción ni imagina-ción. Usted observa al corazón sentir, a la mente pensar, al cuerpo actuar; el acto mismo de percibir muestra que usted no es lo que usted percibe. ¿Puede haber per-cepción, experiencia, sin usted? Una experiencia debe «pertenecer». Alguien debe venir y declararla como suya propia. Sin un experimentador la experiencia no es real. Es el experimentador el que imparte realidad a la experiencia. Una experiencia que usted no puede tener, ¿de qué valor es para usted?
    Int: La sensación de ser un experimentador, la sensación de «yo soy», ¿no es también una experiencia?
    Mah: Obviamente, toda cosa experimentada es una experiencia. Y en toda expe-riencia surge el experimentador de ella. La memoria crea la ilusión de la continuidad. En realidad cada experiencia tiene su propio experimentador y la sensación de iden-tidad se debe al factor común en la raíz de todas las relaciones experimentador-experiencia. Identidad y continuidad no son lo mismo. De la misma manera que cada flor tiene su propio color, aunque todos los colores son causados por la misma luz, así muchos experimentadores aparecen en la presenciación indivisa e indivisible, cada uno separado en la memoria, idéntico en la esencia. Esta esencia es la raíz, el funda-mento, la «posibilidad» atemporal y aespacial de toda experiencia.
    Int: ¿Cómo puedo llegar a ella?
    Mah: Usted no necesita llegar a ella, pues usted lo es. Ella vendrá a usted si usted le da una oportunidad. Abandone su apego a lo irreal y lo real caerá en su propia cuenta rápida y suavemente. Deje de imaginarse que usted es o que usted hace esto o aquello y la comprehensión de que usted es la fuente y el corazón de todo amanecerá en usted. Con esto vendrá un gran amor que no es elección o predilección, ni apego, sino un poder que hace a todas las cosas dignas de amor y amables.

    2

    La Obsesión con el Cuerpo

    Interlocutor: Maharaj, usted está sentado en frente de mí y yo estoy aquí a sus pies. ¿Cuál es la diferencia básica entre nosotros?
    Maharaj: No hay ninguna diferencia básica.
    Int: Sin embargo debe haber alguna diferencia real. Yo vengo a usted, usted no viene a mí.
    Mah: Debido a que usted imagina diferencias, usted va aquí y allá en busca de gente «superior».
    Int: Usted también es una persona superior. Usted proclama conocer lo real, mientras yo no lo hago.
    Mah: ¿Le he dicho yo a usted alguna vez que usted no sabe y que, por lo tanto, usted es inferior? Deje que quienes han inventado tales distinciones las prueben. Yo no pretendo saber lo que usted no sabe. De hecho, yo sé mucho menos que usted.
    Int: Sus palabras son sabias, su comportamiento noble, su gracia todopoderosa.
    Mah: Yo no sé nada sobre todo eso y no veo ninguna diferencia entre usted y yo. Mi vida es una sucesión de acontecimientos, igual que la suya. Sólo, yo estoy des-apegado y veo el espectáculo que pasa como un espectáculo que pasa, mientras que usted se apega a las cosas y se mueve con ellas.
    Int: ¿Qué le hizo a usted tan desapasionado?
    Mah: Nada en particular. Aconteció que confié en mi Gurú. Él me dijo que yo no soy nada sino mí mismo y yo le creí. Al confiar en él, me comporté en consecuencia y dejé de inquietarme por lo que no era mí mismo, ni mío.
    Int: ¿Por qué tuvo usted la fortuna de confiar en su maestro plenamente, mientras nuestra confianza es nominal y verbal?
    Mah: ¿Quién puede decirlo? Aconteció así. Las cosas acontecen sin causa ni razón y, después de todo, ¿qué importa quién es quién? Su elevada opinión de mí es solo su opinión. En cualquier momento usted puede cambiarla. ¿Por qué dar impor-tancia a las opiniones, ni siquiera a las suyas?
    Int: Sin embargo, usted es diferente. Su mente parece estar siempre calmada y fe-liz. Y en torno a usted ocurren milagros.
    Mah: Yo no sé nada sobre milagros, y me pregunto si la naturaleza admite excep-ciones a sus leyes, a menos de que convengamos que todo es un milagro. En cuanto a mi mente, no hay ninguna cosa tal. Hay consciencia, en la que todo acontece. Es completamente evidente y está dentro de la experiencia de todo el mundo. Única-mente, usted no observa con suficiente cuidado. Observe bien, y vea lo que yo veo.
    Int: ¿Qué ve usted?
    Mah: Yo veo lo que usted también podría ver, aquí y ahora, si no fuera por el en-foque incorrecto de su atención. Usted no se presta ninguna atención a usted mismo. Su mente está toda con las cosas, las gentes y las ideas, nunca con usted mismo. Póngase a usted mismo en el foco, devenga consciente de su propia existencia. Vea como funciona usted, observe los motivos y los resultados  de sus acciones. Estudie la prisión que ha construido en torno a usted mismo, por inadvertencia. Al saber lo que usted no es, usted llega a conocerse a usted mismo. La vía de vuelta a usted mismo es a través de la negación y del rechazo. Una cosa es cierta: lo real no es ima-ginario, no es un producto de la mente. La sensación de «yo soy» no es continua, aunque es un indicador útil; muestra dónde buscar, pero no qué buscar. Solo obsérve-la. Una vez que usted está convencido de que usted no puede decir verdaderamente nada sobre usted mismo excepto «yo soy», y de que nada que puede ser señalado, puede ser usted mismo, la necesidad del «yo soy» ha terminado —usted ya no intenta verbalizar lo que usted es. Todo lo que usted necesita es deshacerse de la tendencia a definirse a usted mismo. Todas las definiciones se aplican solo a su cuerpo y a sus expresiones. Una vez que desaparece esta obsesión con el cuerpo, usted revertirá a su estado natural, espontáneamente y sin esfuerzo. La única diferencia entre nosotros es que yo soy presenciador de mi estado natural, mientras usted está aturdido. Lo mismo que el oro convertido en ornamentos no tiene ninguna ventaja sobre el oro en polvo, excepto cuando la mente lo establece así, de igual modo nosotros somos uno en el ser —diferimos solo en apariencia. Lo descubrimos siendo serios, buscando, indagando, preguntando cada día y cada hora, dando la propia vida a este descubrimiento.

    3

    El Presente Vivo

    Interlocutor: Por lo que yo puedo ver, no hay nada irregular en mi cuerpo ni en mi ser real. Ninguno de ellos son de hechura mía y no necesitan ser mejorados. Lo que no ha ido bien es el «cuerpo interior», llámelo mente, consciencia, antahkarana, cualquiera que sea el nombre.
    Maharaj: ¿Qué considera usted que no va bien en su mente?
    Int: Es inquieta, codiciosa de lo agradable y temerosa de lo desagradable.
    Mah: ¿Qué hay de malo en su búsqueda de lo agradable y en su huida de lo des-agradable? El río de la vida corre entre las orillas del dolor y del placer. Es solo cuando la mente se niega a correr con la vida y se aferra a las orillas, cuando eso de-viene un problema. Por correr con la vida quiero decir aceptación —dejar que venga lo que viene y que se vaya lo que se va. No desee, no tema, observe lo que acontece, cómo y cuando acontece, pues usted no es lo que acontece, usted es a quien ello acontece. Finalmente usted no es ni siquiera el observador. Usted es la potencialidad última de la que la consciencia omniabarcante es la manifestación y expresión.
    Int: Sin embargo, entre el cuerpo y el sí mismo hay una nube de pensamientos y de sentimientos que no sirven ni al cuerpo ni al sí mismo. Estos pensamientos y sen-timientos son inconsistentes, transitorios y desprovistos de significación, mero polvo mental que ciega y sofoca; sin embargo, están ahí, oscureciendo y destruyendo.
    Mah: Ciertamente, la memoria de un acontecimiento no puede pasar por el acon-tecimiento mismo. Tampoco lo puede su anticipación. Hay algo excepcional, único, en el acontecimiento presente, que no tienen el acontecimiento pasado ni el venidero. Hay en él una viveza, una actualidad; destaca como si estuviera iluminado. En lo que acontece ahora hay el «sello de la realidad», que el pasado y futuro no tienen.
    Int: ¿Qué es lo que da al presente ese «sello de la realidad»?
    Mah: No hay nada peculiar en el acontecimiento presente que lo haga diferente del pasado y del futuro. Por un momento el pasado fue actual y el futuro lo devendrá también. ¿Qué hace al presente tan diferente? Obviamente, mi presencia. Yo soy real porque yo soy siempre ahora, en el presente, y lo que está conmigo ahora participa en mi realidad. El pasado está en la memoria, el futuro —en la imaginación. No hay nada en el acontecimiento presente mismo que lo haga destacar como real. Puede ser un suceso simple, periódico, como la campanada de un reloj. A pesar de nuestro co-nocimiento de que las campanadas sucesivas son idénticas, la campanada presente es completamente diferente de la anterior y de la siguiente —en tanto que recordada, o esperada. Una cosa enfocada en el ahora está conmigo, pues yo soy siempre presente; es mi propia realidad la que yo imparto al acontecimiento presente.
    Int: Pero nosotros tratamos cosas recordadas como si fueran reales.
    Mah: Nosotros consideramos los recuerdos, solo cuando irrumpen en el presente. Lo olvidado no cuenta hasta que uno lo recuerda —lo cual implica traerlo al ahora.
    Int: Sí, puedo ver que hay en el ahora algún factor desconocido que da realidad momentánea a la actualidad transitoria.
    Mah: Usted no necesita decir que es desconocido, pues usted lo ve en constante operación. Desde que usted nació, ¿ha cambiado alguna vez? Las cosas y los pensa-mientos han estado cambiando todo el tiempo. Pero la sensación de que lo que es ahora es real no ha cambiado nunca, ni siquiera en sueño.
    Int: En el sueño profundo no hay ninguna experiencia de la realidad presente.
    Mah: La vacuidad del sueño profundo se debe enteramente a la falta de recuerdos específicos. Pero hay una memoria general de bienestar. Hay una diferencia de sensación cuando decimos «yo estaba profundamente dormido» y «yo estaba ausente».
    Int: Vamos a repetir la pregunta con la que comenzamos: entre la fuente de la vida y la expresión de la vida (que es el cuerpo), está la mente y sus estados siempre cambiantes. La corriente de los estados mentales es sin fin, sin significación y dolo-rosa. El dolor es el factor constante. Lo que nosotros llamamos placer es sólo un lap-so, un intervalo entre dos estados dolorosos. El deseo y el temor son la trama y la urdimbre del hecho de vivir, y ambos están hechos de dolor. Nuestra pregunta es: ¿puede haber una mente feliz?
    Mah: El deseo es el recuerdo del placer y el temor es el recuerdo del dolor. Am-bos hacen a la mente inquieta. Los momentos de placer son meramente lapsos en la corriente del dolor. ¿Cómo puede ser feliz la mente?
    Int: Eso es verdad cuando deseamos placer o esperamos dolor. Pero hay momen-tos de dicha inesperada, imprevista. Dicha pura, no contaminada por el deseo. No buscada, no merecida, dada por Dios.
    Mah: Sin embargo, la dicha solo es dicha frente a un trasfondo de dolor.
    Int: ¿El dolor es un hecho cósmico, o puramente mental?
    Mah: El universo es completo y donde hay completud, donde no falta nada, ¿qué puede dar dolor?
    Int: El universo puede ser completo como un todo, pero incompleto en los deta-lles.
    Mah: Una parte del todo vista en relación al todo es también completa. Solo cuando se ve aisladamente deviene deficiente y así un foco de dolor. ¿Qué es lo que lleva al aislamiento?
    Int: Las limitaciones de la mente, por supuesto. La mente no puede ver el todo por la parte.
    Mah: Muy bien. La mente, por su naturaleza misma, divide y opone. ¿Puede haber alguna otra mente, que una y armonice, que vea el todo en la parte y la parte como totalmente relacionada con el todo?
    Int: La otra mente —¿dónde buscarla?
    Mah: Yendo más allá de la mente que limita, divide y opone. Poniendo fin al proceso mental tal como nosotros lo conocemos. Cuando éste llega a su fin, nace esa mente.
    Int: ¿En esa mente ya no existe el problema de la alegría y de la pena?
    Mah: No como nosotros las conocemos, como deseable o repugnante. Deviene más bien una cuestión de amor que busca expresión y que encuentra obstáculos. La mente inclusiva es amor en acción, batallando contra las circunstancias, inicialmente frustrado, finalmente victorioso.
    Int: Entre el espíritu y el cuerpo, ¿es el amor el que proporciona el puente?
    Mah: ¿Quién más? La mente crea el abismo, el corazón lo cruza.

    4

    El Mundo Real está Más Allá de la Mente

    Interlocutor: En varias ocasiones se ha formulado la pregunta en cuanto a si el universo está sujeto a la ley de causación, o si existe y funciona al margen de la ley. Usted parece sostener el punto de vista de que es incausado, de que todo, por peque-ño que sea, es incausado, que surge y desaparece sin ninguna razón cualquiera que sea.
    Maharaj: Causación significa sucesión en el tiempo de acontecimientos en el es-pacio, ya sea ese espacio físico o mental. Tiempo, espacio, causación son categorías mentales, que surgen y se sumergen con la mente.
    Int: Mientras la mente opera, la causación es una ley válida.
    Mah: Como todo lo mental, la supuesta ley de causación se contradice a sí misma. Ninguna cosa en la existencia tiene una causa particular; el universo entero contribuye a la existencia aún de la cosa más pequeña; nada podría ser como es sin que el universo sea lo que es. Cuando la fuente y fundamento de todo es la única causa de todo, hablar de causalidad como una ley universal es incorrecto. El universo no está limitado por su contenido, porque sus potencialidades son infinitas; además es una manifestación o expresión de un principio fundamental y totalmente libre.
    Int: Sí, finalmente, uno puede ver que hablar de una cosa como la única causa de otra cosa es enteramente incorrecto. Sin embargo, en la vida de hecho nosotros ini-ciamos invariablemente la acción con miras a un resultado.
    Mah: Sí, hay mucha actividad de ese tipo, debido a la ignorancia. Con sólo que las gentes supieran que nada puede acontecer a menos que el universo entero lo haga acontecer, lograrían mucho más con menos gasto de energía.
    Int: Si todo es una expresión de la totalidad de las causas, ¿cómo podemos hablar de una acción intencionada hacia un logro?
    Mah: El impulso mismo de lograr es también una expresión del universo total. Muestra meramente que la energía potencial ha subido a un punto particular. Es la ilusión del tiempo lo que le hace a usted hablar de causalidad. Cuando el pasado y el futuro se ven en el ahora atemporal como partes de un modelo común, la idea de causa-efecto pierde su validez y la libertad creativa ocupa su lugar.
    Int: Sin embargo, yo no puedo ver cómo algo puede llegar a ser sin una causa.
    Mah: Cuando digo que una cosa es sin causa, quiero decir que puede ser sin una causa particular. Su propia madre no era necesaria para darle a usted nacimiento; usted podría haber nacido de alguna otra mujer. Pero usted no podría haber nacido sin el sol y la tierra. Ni siquiera estos podrían haber causado su nacimiento sin el factor más importante: su propio deseo de nacer. Es su deseo lo que da nacimiento, lo que da nombre y forma. Lo deseable es imaginado y deseado y se manifiesta como algo tangible o concebible. Así se crea el mundo en el que vivimos, nuestro mundo personal. El mundo real está más allá del alcance de la mente; nosotros lo vemos a través de la red de nuestros deseos, dividido en placer y dolor, justo e injusto, interior y exterior. Para ver el universo como es, usted debe ir más allá de la red. No es difícil hacerlo, pues la red está llena de agujeros.
    Int: ¿Qué quiere usted decir por agujeros? ¿Y cómo encontrarlos?
    Mah: Mire la red y sus muchas contradicciones. Usted hace y deshace a cada pa-so. Usted quiere paz, amor, felicidad y trabaja duramente para crear dolor, odio y guerra. Usted quiere longevidad y se sobrealimenta, usted quiere amistad y explota a los demás. Vea su red como hecha de tales contradicciones y suprímalas —su mismo verlas harán que desaparezcan.
    Int: Puesto que mi ver la contradicción hace que desaparezca, ¿no hay ningún lazo causal entre mi ver y su desaparecer?
    Mah: La causalidad, incluso como concepto, no se aplica al caos.
    Int: ¿Hasta qué punto es el deseo un factor causal?
    Mah: Uno de los muchos. Para cada cosa hay innumerables factores causales. Pe-ro la fuente de todo lo que es, es la Posibilidad Infinita, la Realidad Suprema, que está en usted y que da su fuerza, su luz y su amor a toda experiencia. Pero, esta fuen-te no es una causa y ninguna causa es una fuente. Debido a eso, yo digo que todo es incausado. Usted puede intentar descubrir cómo acontece una cosa, pero usted no puede averiguar porqué una cosa es como es. Una cosa es como es, porque el universo es como es.

    5

    Lo que Nace debe Morir

    Interlocutor: ¿La consciencia que presencia es permanente o no?
    Maharaj: No es permanente. El conocedor surge y se sumerge con lo conocido. Eso en lo que tanto el conocedor como lo conocido surgen y se sumergen, es más allá del tiempo. Las palabras permanente o eterno no se aplican.
    Int: En el sueño profundo no hay ni lo conocido, ni el conocedor. ¿Qué mantiene al cuerpo sensitivo y receptivo?
    Mah: Ciertamente usted no puede decir que el conocedor estaba ausente. La ex-periencia de las cosas y de los pensamientos no estaba, eso es todo. Pero la ausencia de experiencia también es experiencia. Es como entrar en una habitación oscura y decir: «No veo nada». Un hombre ciego de nacimiento no sabe lo que significa la oscuridad. Similarmente, sólo el conocedor sabe que no sabe. El sueño profundo es meramente un lapso en la memoria. La vida continua.
    Int: ¿Y qué es la muerte?
    Mah: Es el cambio en el proceso de vida de un cuerpo particular. La integración acaba y comienza la desintegración.
    Int: ¿Pero qué hay sobre el conocedor? ¿Con la desaparición del cuerpo, desapa-rece el conocedor?
    Mah: Justamente como el conocedor del cuerpo aparece en el nacimiento, así desaparece en la muerte.
    Int: ¿Y no queda nada?
    Mah: Queda la vida. La consciencia necesita un vehículo y un instrumento para su manifestación. Cuando la vida produce otro cuerpo, otro conocedor viene al ser.
    Int: ¿Hay un lazo causal entre los sucesivos conocedores del cuerpo o perceptores del cuerpo?
    Mah: Sí, hay algo que puede ser llamado el cuerpo de la memoria, o cuerpo cau-sal, un registro de todo lo que se pensó, se deseó y se hizo. Es como una nube de imágenes que se mantienen juntas.
    Int: ¿Qué es esta sensación de una existencia separada?
    Mah: Es un reflejo en un cuerpo separado de la única realidad. En este reflejo lo ilimitado y lo limitado están confundidos y se toman como si fueran lo mismo. Des-hacer esta confusión es el propósito del Yoga.
    Int: ¿No deshace la muerte esta confusión?
    Mah: En la muerte solo muere el cuerpo. La vida no muere, la consciencia no muere, la realidad no muere. Y la vida nunca está tan viva como después de la muer-te.
    Int: ¿Pero acaso renace uno?
    Mah: Lo que nació debe morir. Solo lo innacido es sin muerte. Encuentre qué es lo que nunca duerme ni nunca se despierta, y cuyo pálido reflejo es nuestra sensación de «yo».
    Int: ¿Cómo voy a llevar a cabo este encuentro?
    Mah: ¿Cómo hace usted para encontrar algo? Mantiene sobre ello su mente y su corazón. Debe haber un interés y una recordación sostenidos. Recordar lo que necesi-ta ser recordado es el secreto del éxito. Usted llega a ello por medio de la seriedad.
    Int: ¿Quiere usted decir que sólo con querer encontrar es suficiente? Ciertamente, también se necesitan cualificaciones y oportunidades.
    Mah: Ambas vendrán con la seriedad. Lo que es supremamente importante es es-tar libre de contradicciones: la meta y la vía no deben estar en niveles diferentes; la vida y la luz no deben pelearse; el comportamiento no debe traicionar a la creencia. Llámelo honestidad, integridad, entereza; usted no debe retroceder, deshacer, desrai-zar, abandonar el terreno conquistado. La tenacidad de propósito y la honestidad en la búsqueda le llevarán a usted a su meta.
    Int: ¡Tenacidad y honestidad son dones, ciertamente! Yo no tengo ni rastro de ellos.
    Mah: Todo vendrá a medida que usted avance. Dé usted primero el primer paso. Todas las bendiciones vienen de dentro. Vuelva adentro. «Yo soy», usted lo sabe. Sea con ello todo el tiempo que usted pueda permitirse, hasta que usted revierta a ello espontáneamente. No hay ninguna vía más simple ni más fácil.

    6

    La Meditación

    Interlocutor: Todos los maestros aconsejan meditar. ¿Cuál es el propósito de la meditación?
    Maharaj: Nosotros conocemos el mundo exterior de sensaciones y de acciones, pero de nuestro mundo interior de pensamientos y sentimientos sabemos muy poco. El propósito principal de la meditación es devenir consciente y familiarizado con nuestra vida interior. El propósito último es alcanzar la fuente de la vida y de la consciencia.
    Incidentalmente, la práctica de la meditación afecta profundamente a nuestro carácter. Nosotros somos esclavos de lo que no conocemos; de lo que conocemos somos señores. Cualquier vicio o flaqueza en nosotros mismos, cuyas causas y fun-cionamientos descubrimos y comprendemos, los vencemos por el conocimiento mismo; lo inconsciente se disuelve cuando se trae a lo consciente. La disolución de lo inconsciente libera energía; la mente se siente adecuada y se torna calmada.
    Int: ¿Cuál es la utilidad de una mente calmada?
    Mah: Cuando la mente está en calma, nosotros llegamos a conocernos a nosotros mismos como el presenciador puro. Nos retiramos de la experiencia y de su experi-mentador y permanecemos aparte en la presenciación pura, que está entre ellos y más allá de ellos. La personalidad, basada en la autoidentificación, en imaginarse que uno es algo: «yo soy esto, yo soy eso», continúa, pero solo como una parte del mundo objetivo. Su identificación con el presenciador se rompe.
    Int: Por lo que comprendo, yo vivo en muchos niveles y la vida en cada nivel re-quiere energía. El Sí mismo por su propia naturaleza se deleita en todo y sus energías fluyen hacia fuera. ¿No es el propósito de la meditación contener las energías en los niveles más altos, o empujarlas hacia atrás y hacia arriba, a fin de permitir que los niveles más altos prosperen también?
    Mah: No es tanto una cuestión de niveles como de gunas (cualidades). La medi-tación es una actividad sattvica y apunta a la completa eliminación de tamas (inercia) y de rajas (motividad). Sattva puro (armonía) es libertad perfecta de la pereza y del desasosiego.
    Int: ¿Cómo fortalecer y purificar el sattva?
    Mah: El sattva es siempre puro y fuerte. Es como el sol. Puede aparecer obscure-cido por nubes y polvo, pero solo desde el punto de vista del perceptor. Ocúpese de las causas del oscurecimiento, no del sol.
    Int: ¿Cuál es la utilidad de sattva?
    Mah: ¿Cuál es la utilidad de la verdad, de la bondad, de la armonía, de la belleza? Ellas son su propia meta. Se manifiestan espontáneamente y sin esfuerzo cuando las cosas son dejadas a sí mismas, cuando no se interfiere en ellas, cuando no se las elu-de, ni se las desea, ni se las conceptualiza, sino que sólo se experimentan en la pre-senciación plena. Tal presenciación es ella misma sattva. Ella no utiliza ni las cosas ni a las gentes —les da realidad.
    Int: Puesto que yo no puedo mejorar sattva, ¿tengo que ocuparme de tamas y ra-jas solo? ¿Cómo puedo ocuparme de ellos?
    Mah: Observando su influencia en usted y sobre usted. Preséncieles en operación, observe sus expresiones en sus pensamientos, palabras y obras, y gradualmente su poder sobre usted decrecerá y emergerá la clara luz de sattva. No es un proceso difícil ni largo; la seriedad es la única condición del éxito.

    7

    La Mente

    Interlocutor: Hay muchos libros interesantes escritos por gentes aparentemente muy competentes, en los que se niega la ilusoriedad del mundo (aunque no su transi-toriedad). Según ellos, existe una jerarquía de seres, desde el más bajo al más alto; en cada nivel la complejidad del organismo permite y refleja la profundidad, la amplitud y la intensidad de la consciencia, sin ninguna culminación visible o cognoscible. Una ley suprema gobierna por todas partes: la evolución de las formas por el crecimiento y el enriquecimiento de la consciencia y la manifestación de sus potencialidades infi-nitas.
    Mah: Esto puede ser así, o no. Incluso si es así, lo es solo desde el punto de vista de la mente, pero de hecho el universo entero (mahadakasha) existe solo en la cons-ciencia (chidakasha), mientras que yo tengo mi estación en lo Absoluto (parama-kasha). En el ser puro emerge la consciencia; en la consciencia el mundo aparece y desaparece. Todo lo que es, es mí mismo; todo lo que es, es mío. Antes de todos los comienzos, después de todos los finales —yo soy. Todo tiene su ser en mí, en el «yo soy», que brilla en todo ser vivo. Incluso el no ser es impensable sin mí. Ocurra lo que ocurra, yo debo estar ahí para presenciarlo.
    Int: ¿Por qué le niega usted el ser al mundo?
    Mah: Yo no niego el mundo. Yo lo veo como aparece en la consciencia, que es la totalidad de lo conocido en la inmensidad de lo no conocido.
    Lo que comienza y acaba es mera apariencia. El mundo se puede decir que apare-ce, pero no que es. La apariencia puede durar mucho en alguna escala de tiempo, y ser muy breve en otra, pero finalmente equivale a lo mismo. Todo lo que está sujeto al tiempo es momentáneo y no tiene ninguna realidad.
    Int: Ciertamente, usted ve el mundo existente que le rodea a usted ¡Usted parece comportarse con entera normalidad!
    Mah: Eso es lo que le parece a usted. Lo que en su caso ocupa todo el campo de la consciencia es sólo una mota en la mía. El mundo dura, pero sólo un momento. Es su memoria lo que le hace a usted pensar que el mundo continúa. Yo mismo, no vivo de memoria. Yo veo el mundo como es; una apariencia momentánea en la conscien-cia.
    Int: ¿En su consciencia?
    Mah: Toda idea de «yo» y «mío», incluso de «yo soy» está en la consciencia.
    Int: ¿Es entonces su «ser absoluto» (paramakasha) inconsciencia?
    Mah: La idea de inconsciencia existe solo en la consciencia.
    Int: Entonces, ¿cómo sabe usted que usted está en el estado supremo?
    Mah: Porque yo soy en él. Es el único estado natural.
    Int: ¿Puede usted describirlo?
    Mah: Solo por negación, como incausado, independiente, incomparable, indiviso, incompuesto, imperturbable, incuestionable, inalcanzable por el esfuerzo. Toda defi-nición positiva viene de la memoria y, por lo tanto, es inaplicable. Y sin embargo mi estado es supremamente real y, por lo tanto, posible, realizable, asequible.
    Int: ¿No está usted inmerso atemporalmente en una abstracción?
    Mah: La abstracción es mental y verbal y desaparece en el sueño profundo, o en el desvanecimiento; reaparece en el tiempo; yo soy en mi propio estado (swarupa) atemporalmente en el ahora. El pasado y el futuro están solo en la mente —yo soy ahora.
    Int: El mundo es también ahora.
    Mah: ¿Qué mundo?
    Int: El mundo que nos rodea.
    Mah: Es su mundo lo que usted tiene en la mente, no el mío. ¿Qué sabe usted de mí, cuando incluso mi conversación con usted está solo en su mundo? Usted no tiene ninguna razón para creer que mi mundo es idéntico al suyo. Mi mundo es real, ver-dadero, como es percibido, mientras que el suyo aparece y desaparece, según el esta-do de su mente. Su mundo es algo extraño, y usted tiene miedo de él. Mi mundo es mí mismo. Yo soy en casa.
    Int: Si usted es el mundo, ¿cómo puede usted ser consciente de él? ¿No es el suje-to de la consciencia diferente de su objeto?
    Mah: La consciencia y el mundo aparecen y desaparecen juntos, de manera que son dos aspectos del mismo estado.
    Int: En el sueño profundo yo no soy, y el mundo continúa.
    Mah: ¿Cómo lo sabe usted?
    Int: Al despertar lo sé. Mi memoria me lo dice.
    Mah: La memoria está en la mente. La mente continúa en el sueño.
    Int: Está parcialmente en suspenso.
    Mah: Pero su imagen del mundo no es afectada. Mientras que la mente está ahí, su cuerpo y su mundo están ahí. Su mundo está hecho de mente, es subjetivo, está encerrado dentro de la mente, es fragmentario, temporal, personal, cuelga del hilo de la memoria.
    Int: ¿Es así el suyo?
    Mah: ¡Oh, no! Yo vivo en un mundo de realidades, mientras que el suyo es de imaginaciones. Su mundo es personal, privado, incompartible, íntimamente suyo. Nadie puede entrar en él, ver como usted ve, oír como usted oye, sentir sus emocio-nes y pensar sus pensamientos. En su mundo usted está verdaderamente solo, ence-rrado en su sueño siempre cambiante, que usted toma por la vida. Mi mundo es un mundo abierto, común a todos, accesible a todos. En mi mundo hay comunidad, pe-netración inteligible, amor, cualidad real; lo individual es lo total, la totalidad —en lo individual. Todos son uno y el Uno es todos.
    Int: ¿Está su mundo lleno de cosas y de gentes como lo está el mío?
    Mah: No, está lleno de mí mismo.
    Int: ¿Pero usted ve y oye como nosotros?
    Mah: Sí, yo parezco oír y ver y hablar y actuar, pero para mí eso sólo acontece, como acontecen para usted la digestión o la transpiración. La máquina del cuerpo-mente se ocupa de eso pero me deja fuera de ella. Lo mismo que usted no necesita ocuparse del crecimiento de su cabello, así yo no necesito ocuparme de las palabras y las acciones. Ellas simplemente acontecen y me dejan en paz, pues en mi mundo nada marcha nunca incorrectamente.

    8

    El Sí Mismo Está Más Allá de la Mente

    Interlocutor: Cuando era un niño experimenté muy a menudo estados de felicidad completa, cercanos al éxtasis. Más tarde, cesaron. Pero desde que vine a la India re-aparecieron, particularmente desde que le encontré a usted. Sin embargo estos esta-dos, por maravillosos que sean, no son duraderos. Vienen y van y no hay ningún co-nocimiento de cuando volverán de nuevo.
    Mah: ¿Cómo puede algo ser estable en una mente que ella misma no es estable?
    Int: ¿Cómo puedo hacer que mi mente sea estable?
    Mah: ¿Cómo puede una mente inestable hacerse a sí misma estable? Por supuesto no puede. La naturaleza de la mente es vagar de un lado a otro. Todo lo que usted puede hacer es llevar el foco de la consciencia más allá de la mente.
    Int: ¿Cómo se hace?
    Mah: Deseche todos los pensamientos excepto uno: el pensamiento «yo soy». La mente se rebelará al comienzo, pero con paciencia y perseverancia cederá y se tran-quilizará. Una vez que usted esté tranquilo, las cosas comenzarán a acontecer es-pontáneamente y completamente naturales, sin ninguna interferencia de su parte.
    Int: ¿Puedo evitar esta dilatada batalla con mi mente?
    Mah: Sí, puede. Viva su vida como viene, pero siempre alerta, siempre vigilante, dejando que todo acontezca como acontece, haciendo las cosas naturales de modo natural, sufriendo, regocijándose —como la vida lo traiga. Eso también es una vía.
    Int: Bien, entonces puedo casarme, tener hijos, llevar un negocio… ser feliz.
    Mah: Ciertamente. Usted puede ser feliz o no, tómelo a su paso.
    Int: Pero yo quiero felicidad.
    Mah: La verdadera felicidad no puede ser encontrada en las cosas que cambian y se desvanecen. El placer y el dolor alternan inexorablemente. La felicidad viene del sí mismo y sólo puede encontrarse en el sí mismo. Encuentre su sí mismo real (swarupa) y todo lo demás vendrá con él.
    Int: Si mi sí mismo real es paz y amor, ¿por qué está tan inquieto?
    Mah: No es su sí mismo real el que está inquieto, pero su reflejo en la mente apa-rece inquieto porque la mente es inquieta. Es como el reflejo de la luna en el agua agitada por el viento. El viento del deseo agita a la mente, y el «yo», que no es más que un reflejo del Sí mismo en la mente, aparece cambiante. Pero esas ideas de mo-vimiento, de inquietud, de placer y de dolor están todas en la mente. El Sí mismo está más allá de la mente, presenciador consciente, pero no implicado.
    Int: ¿Cómo alcanzarlo?
    Mah: Usted es el Sí mismo aquí y ahora. Deje a la mente en paz, permanezca consciente y no implicado y usted se dará cuenta de que estar alerta pero desapegado, observando cómo los acontecimientos vienen y se van, es un aspecto de su naturaleza real.
    Int: ¿Cuáles son los otros aspectos?
    Mah: Los aspectos son infinitos en número. Dése usted cuenta de uno, y se dará cuenta de todos.
    Int: Dígame usted algo que me ayude.
    Mah: ¡Usted sabe mejor lo que usted necesita!
    Int: Yo estoy inquieto. ¿Cómo puedo obtener paz?
    Mah: ¿Para qué necesita usted paz?
    Int: Para ser feliz.
    Mah: ¿No es usted feliz ahora?
    Int: No, no lo soy.
    Mah: ¿Qué le hace a usted infeliz?
    Int: Tengo lo que no quiero, y quiero lo que no tengo.
    Mah: ¿Por qué no lo invierte usted?: quiera lo que usted tiene y no se preocupe por lo que no tiene.
    Int: Quiero lo que es agradable y no quiero lo que es doloroso.
    Mah: ¿Cómo sabe usted lo que es agradable y lo que no lo es?
    Int: Por la experiencia pasada, por supuesto.
    Mah: Guiado por la memoria usted ha estado persiguiendo lo agradable y esqui-vando lo desagradable. ¿Lo ha logrado usted?
    Int: No, no le he logrado. Lo agradable no dura. El dolor vuelve de nuevo.
    Mah: ¿Cuál dolor?
    Int: El deseo del placer, el miedo del dolor, ambos son estados de miseria. ¿Hay un estado de placer sin mezcla?
    Mah: Todo placer, físico o mental, necesita un instrumento. Ambos instrumentos físico y mental son materiales, se fatigan y se agotan. El placer que proporcionan es necesariamente limitado en intensidad y duración. El dolor es el trasfondo de todos sus placeres. Usted los quiere porque sufre. Por otra parte, la búsqueda misma del placer es la causa del dolor. Es un círculo vicioso.
    Int: Puedo ver el mecanismo de mi confusión, pero no veo mi salida de él.
    Mah: El examen mismo del mecanismo muestra la salida. Después de todo, su confusión está solo en su mente, que hasta ahora nunca se ha rebelado contra la con-fusión y nunca ha logrado hacerse con ella. Se ha rebelado solo contra el dolor.
    Int: ¿De modo que todo lo que puedo hacer es permanecer confundido?
    Mah: Esté alerta. Indague, observe, investigue, aprenda todo lo que pueda sobre la confusión, como opera, lo que le hace a usted y a otros. Viendo claramente la con-fusión usted deviene limpio de la confusión.
    Int: Cuando miro dentro de mí mismo, encuentro que mi deseo más fuerte es crear un monumento, construir algo que me sobreviva. Incluso cuando pienso en un hogar, esposa e hijos, es porque ello es un testimonio de mí mismo duradero, sólido.
    Mah: De acuerdo constrúyase un monumento. ¿Cómo se propone usted hacerlo?
    Int: Importa poco qué construya, mientras sea permanente.
    Mah: Ciertamente, usted puede ver por usted mismo que nada es permanente. Todo se gasta, se viene abajo, se disuelve. El terreno mismo sobre el que usted cons-truye cede. ¿Qué puede usted construir que sobreviva a todo?
    Int: Intelectualmente, verbalmente, yo soy consciente de que todo es transitorio. Sin embargo, de algún modo mi corazón quiere permanencia. Quiero crear algo que dure.
    Mah: Entonces usted debe construirlo de algo duradero. ¿Qué tiene usted que sea duradero? Ni su cuerpo ni su mente durarán. Usted debe buscar en otra parte.
    Int: Anhelo la permanencia, pero no la encuentro en ninguna parte.
    Mah: Usted mismo, ¿no es usted permanente?
    Int: Yo he nacido, y moriré.
    Mah: ¿Puede usted decir verdaderamente que usted no era antes de nacer y puede usted decir cuando esté muerto: «Ahora ya no soy». Usted no puede decir desde su propia experiencia que usted no es. Usted solo puede decir «yo soy». Los demás tampoco pueden decirle a usted que «usted no es».
    Int: No hay ningún «yo soy» en el sueño profundo.
    Mah: Antes de hacer afirmaciones tan perentorias, examine usted cuidadosamente su estado de vigilia. Usted descubrirá pronto que está lleno de vacíos, cuando la mente se queda en blanco. Note cuán poco recuerda usted incluso cuando está ple-namente despierto. Usted no puede decir que usted no estuvo consciente durante el sueño. Simplemente, usted no recuerda. Un vacío en la memoria no es necesariamente un vacío en la consciencia.
    Int: ¿Puedo hacerme a mí mismo recordar mi estado de sueño profundo?
    Mah: ¡Por supuesto! Eliminando los intervalos de inadvertencia durante sus horas de vigilia, usted eliminará gradualmente el largo intervalo de atención ausente que usted llama sueño. Usted sabrá que está dormido.
    Int: Sin embargo el problema de la permanencia, de la continuidad del ser, no está resuelto.
    Mah: La permanencia es una mera idea, nacida de la acción del tiempo. El tiempo a su vez depende de la memoria. Por permanencia usted quiere decir una memoria sin cortes a través de un tiempo sin fin. Usted quiere eternizar la mente, lo cual no es posible.
    Int: ¿Entonces qué es eterno?
    Mah: Eso que no cambia con el tiempo. Usted no puede eternizar una cosa transi-toria —solo lo que no cambia es eterno.
    Int: Yo estoy familiarizado con el sentido general de lo que usted dice. No anhelo más conocimiento. Todo lo que quiero es paz.
    Mah: Usted puede tener toda la paz que quiera pidiendo.
    Int: Estoy pidiendo.
    Mah: Debe usted pedir con un corazón indiviso y vivir una vida integrada.
    Int: ¿Cómo?
    Mah: Desapéguese de todo lo que torna a su mente inquieta. Renuncie a todo lo que perturba su paz. Si usted quiere paz, merézcala.
    Int: Ciertamente todo el mundo merece paz.
    Mah: Sólo la merecen aquellos que no la perturban.
    Int: ¿De qué manera perturbo yo la paz?
    Mah: Siendo un esclavo para sus deseos y temores.
    Int: ¿Incluso cuando están justificados?
    Mah: Las reacciones emocionales nacidas de la ignorancia o de la inadvertencia nunca están justificadas. Busque una mente clara y un corazón limpio. Todo lo que usted necesita es mantenerse tranquilamente alerta, indagando en la naturaleza real de usted mismo. Ésta es la única vía hacia la paz.

  • Crow

    Respuestas de la Memoria

    Interlocutor: Unos dicen que el universo ha sido creado. Otros dicen que siempre ha existido y que siempre está sufriendo transformaciones. Unos dicen que está sujeto a leyes eternas. Otros niegan incluso la causalidad. Unos dicen que el mundo es real. Otros —que no tiene ningún ser.
    Mah: ¿Sobre qué mundo está usted preguntando?
    Int: El mundo de mis percepciones, por supuesto.
    Mah: El mundo que usted puede percibir es ciertamente un mundo muy pequeño. Y es enteramente privado. Tómelo como un sueño y entiéndaselas con él.
    Int: ¿Cómo puedo tomarlo como un sueño? Un sueño no dura.
    Mah: ¿Cuánto durará su pequeño mundo propio?
    Int: Después de todo, mi pequeño mundo no es sino una parte del total.
    Mah: ¿No es la idea de un mundo total una parte de su mundo personal? El uni-verso no viene a decirle a usted que usted es una parte de él. Es usted el que ha in-ventado una totalidad para que le contenga a usted como una parte. De hecho, todo lo que usted conoce es su mundo privado propio, por muy bien que usted lo haya amueblado con sus imaginaciones y expectativas.
    Int: ¡Ciertamente, la percepción no es imaginación!
    Mah: ¿Qué otra cosa es? la percepción es reconocimiento, ¿no es así? Algo ente-ramente desconocido puede ser sentido, pero no puede ser percibido. La percepción implica la memoria.
    Int: Concedido, pero la memoria no lo convierte en ilusión.
    Mah: Percepción, imaginación, expectación, anticipación, ilusión —todas se basan en la memoria. Apenas hay líneas fronterizas entre ellas. Simplemente se funden unas en otras. Todas son respuestas de la memoria.
    Int: Sin embargo, la memoria está aquí para probar la realidad de mi mundo.
    Mah: ¿Cuánto recuerda usted? Trate de escribir de memoria lo que usted ha esta-do pensando, diciendo y haciendo el día 30 del mes pasado.
    Int: Sí, hay un vacío.
    Mah: No está tan mal. Usted recuerda un montón —es la memoria inconsciente la que hace tan familiar el mundo en el que vive.
    Int: Admitido que el mundo en el que vivo es subjetivo y parcial. ¿Qué hay sobre usted? ¿En qué tipo de mundo vive usted?
    Mah: Mi mundo es como el suyo. Yo veo, oigo, siento, pienso, hablo y actúo en un mundo que percibo, lo mismo que usted. Pero para usted eso es todo, mientras que para mí es casi nada. Sabiendo que el mundo es una parte de mí mismo, yo no le presto más atención que la que usted presta al alimento que usted ha comido. Mien-tras está siendo preparado y comido el alimento está separado de usted y su mente está con él; una vez tragado, usted deviene totalmente inconsciente de él. Yo me he comido el mundo y ya no necesito pensar más en él.
    Int: ¿No deviene usted completamente irresponsable?
    Mah: ¿Cómo podría? ¿Cómo puedo yo hacer daño a algo que es uno conmigo? Al contrario, sin pensar en el mundo, todo lo que yo hago le será beneficioso. Lo mismo que el cuerpo se pone bien inconscientemente, así yo estoy incesantemente activo poniendo bien al mundo.
    Int: No obstante, ¿usted es consciente del inmenso sufrimiento del mundo?
    Mah: Por supuesto que lo soy, mucho más de lo que lo es usted.
    Int: ¿Entonces que hace usted?
    Mah: Lo miro a través de los ojos de Dios y encuentro que todo está bien.
    Int: ¿Cómo puede decir usted que todo está bien? Mire las guerras, la explotación, la lucha cruel entre el ciudadano y el estado.
    Mah: Todos esos sufrimientos los hace el hombre y está dentro del poder del hombre ponerles un fin. Dios ayuda poniendo al hombre frente a los resultados de sus acciones y pidiendo que el equilibrio sea restaurado. El karma es la ley que trabaja por la rectitud; es la mano curativa de Dios.

    10

    La Presenciación

    Interlocutor: Yo estoy lleno de deseos y quiero cumplirlos. ¿Cómo puedo lograr lo que quiero?
    Maharaj: ¿Merece usted lo que desea? De un modo u otro usted tiene que traba-jar por el cumplimiento de sus deseos. Invierta energía y espere los resultados.
    Int: ¿De dónde voy a sacar la energía?
    Mah: El deseo mismo es energía.
    Int: ¿Entonces por qué no se cumplen todos los deseos?
    Mah: Quizás no fue bastante fuerte ni duradero.
    Int: Sí, ese es mi problema. Quiero cosas, pero soy perezoso cuando llega el mo-mento de la acción.
    Mah: Cuando su deseo no es claro ni fuerte, no puede tomar forma. Además, si sus deseos son personales, para su propio disfrute, la energía que usted les da es ne-cesariamente limitada; no puede ser más que la que usted tiene.
    Int: Sin embargo, a menudo personas ordinarias alcanzan lo que desean.
    Mah: Después de desearlo muchísimo y durante mucho tiempo. Incluso entonces, sus logros son limitados.
    Int: ¿Y qué hay de los deseos no egoístas?
    Mah: Cuando usted desea el bien común, el mundo entero quiere con usted. Haga suyo propio el deseo de la humanidad y trabaje usted por él. Ahí usted no puede fra-casar.
    Int: La humanidad es obra de Dios, no mía. Yo estoy interesado en mí mismo. ¿No tengo el derecho de ver mis deseos legítimos cumplidos? No harán daño a nadie. Mis deseos son legítimos. Son deseos justos, ¿por qué no se hacen realidad?
    Mah: Los deseos son justos o injustos según las circunstancias; depende de cómo usted los considere. Es solo para el individuo para el que una distinción entre justo e injusto es válida.
    Int: ¿Cuáles son las líneas directrices para tal distinción? ¿Cómo puedo yo saber cuales de mis deseos son justos y cuales son injustos?
    Mah: En su caso los deseos que llevan al sufrimiento son injustos y los que llevan a la felicidad son justos. Pero usted no debe olvidar a los demás. Su sufrimiento y su felicidad también cuentan.
    Int: Los resultados están en el futuro. ¿Cómo puedo yo saber lo que serán?
    Mah: Use su mente. Recuerde, observe. Usted no es diferente de los demás. La mayoría de sus experiencias son válidas para usted también. Piense clara y profun-damente, penetre la estructura entera de sus deseos y sus ramificaciones. Ellos son una parte importantísima de su entramado mental y emocional y afectan poderosa-mente a sus acciones. Recuerde, usted no puede abandonar lo que no conoce. Para ir más allá de usted mismo, usted debe conocerse.
    Int: ¿Qué quiere decir conocerme a mí mismo? Al conocerme a mí mismo, ¿qué es exactamente lo que llego a conocer?
    Mah: Todo lo que usted no es.
    Int: ¿Y no lo que yo soy?
    Mah: Lo que usted es, usted ya lo es. Sabiendo lo que usted no es, usted se libra de ello y permanece en su propio estado natural. Todo ello acontece de modo ente-ramente espontáneo y sin esfuerzo.
    Int: ¿Y qué descubro?
    Mah: Usted descubre que no hay nada que descubrir. Usted es lo que usted es y eso es todo.
    Int: ¿Pero finalmente qué soy yo?
    Mah: La negación última de todo lo que usted no es.
    Int: ¡Yo no comprendo!
    Mah: Es su idea fija de que usted debe ser una cosa u otra la que le ciega a usted.
    Int: ¿Cómo puedo deshacerme de esta idea?
    Mah: Si usted confía en mí, crea cuando le digo que usted es la presenciación pu-ra que ilumina la consciencia y su contenido infinito. Dése usted cuenta de esto y viva de acuerdo con ello. Si usted no me cree, entonces vaya usted al interior, inda-gando «¿qué soy yo?», o enfoque su mente sobre «yo soy», lo cual es ser puro y sim-ple.
    Int: ¿De qué depende mi fe en usted?
    Mah: De su penetración en el corazón de otras gentes. Si usted no puede ver de-ntro de mi corazón, vea dentro del suyo propio.
    Int: Yo no puedo hacer ni lo uno ni lo otro.
    Mah: Purifíquese usted por una vida bien ordenada y útil. Observe sus pensa-mientos, sus sentimientos, sus palabras y sus acciones. Eso aclarará su visión.
    Int: ¿No debo renunciar a todas las cosas primero, y vivir una vida sin hogar?
    Mah: Usted no puede renunciar. Usted puede dejar su casa y dar un disgusto a su familia, pero los apegos están en la mente y no le dejarán a usted hasta que usted conozca su mente por dentro y por fuera. Lo primero es lo primero —conózcase a usted mismo, todo lo demás vendrá con ello.
    Int: ¡Pero usted ya me ha dicho que yo soy la Realidad Suprema!. ¿No es eso co-nocimiento de sí mismo?
    Mah: ¡Por supuesto que usted es la Realidad Suprema! ¿Pero y qué? Cada grano de arena es Dios; saberlo es importante, pero eso es solo el comienzo.
    Int: Bien, usted me ha dicho que yo soy la Realidad Suprema. Yo le creo a usted. ¿Qué es lo siguiente que tengo que hacer?
    Mah: Ya se lo he dicho. Descubra todo lo que usted no es. Ni el cuerpo, ni los sentimientos, ni los pensamientos, ni las ideas, ni el tiempo, ni el espacio, ni el ser ni el no ser, ni esto ni eso —nada concreto ni abstracto que usted pueda señalar es usted. Una mera afirmación verbal no bastará —usted puede repetir una fórmula inaca-bablemente sin ningún resultado. Usted debe observarse continuamente —particularmente su mente— momento a momento, sin omitir nada. Esta presenciación es esencial para la separación entre el sí mismo y el no sí mismo.
    Int: La presenciación —¿no es mi naturaleza real?
    Mah: Para presenciar, debe haber algo que presenciar. ¡Estamos todavía en la dualidad!
    Int: ¿Qué hay sobre presenciar al presenciador? ¿La presenciación de la presen-ciación?
    Mah: Juntar palabras no le llevará a usted lejos. Vaya usted adentro y descubra lo que usted no es. Nada más importa.

    11

    La Presenciación y la Consciencia

    Interlocutor: ¿Qué hace usted cuando está dormido?
    Maharaj: Soy presenciador del hecho de estar dormido.
    Int: ¿No es el sueño profundo un estado de inconsciencia?
    Mah: Sí, yo soy presenciador del hecho de estar inconsciente.
    Int: ¿Y cuando está despierto, o soñando?
    Mah: Soy presenciador del hecho de estar despierto, o soñando.
    Int: No le entiendo a usted. ¿Qué quiere decir usted exactamente? Permítame aclarar mis términos: por estar dormido quiero decir inconsciente, por estar despierto quiero decir consciente, por soñar quiero decir consciente de la mente de uno mismo, pero no de lo que me rodea.
    Mah: Bien, es poco más o menos lo mismo para mí. Sin embargo, parece haber una diferencia. En cada estado usted olvida los otros dos, mientras que para mí no hay más que un solo estado de ser, que incluye y transciende los tres estados mentales de vigilia, sueño con sueños y sueño profundo.
    Int: ¿Ve usted en el mundo una dirección y un propósito?
    Mah: El mundo no es más que un reflejo de mi imaginación. Todo lo que quiero ver, puedo verlo. ¿Pero por qué debería yo inventar modelos de creación, evolución y destrucción? Yo no los necesito. El mundo está en mí, el mundo es mí mismo. No tengo miedo de él y no tengo ningún deseo de encerrarlo en una imagen mental.
    Int: Volviendo al sueño. ¿Sueña usted?
    Mah: Por supuesto.
    Int: ¿Qué son sus sueños?
    Mah: Ecos del estado de vigilia.
    Int: ¿Y su sueño profundo?
    Mah: La consciencia cerebral está suspendida.
    Int: ¿Es usted entonces inconsciente?
    Mah: Inconsciente de mi entorno —sí.
    Int: ¿No totalmente inconsciente?
    Mah: Permanezco presenciador del hecho de que estoy inconsciente.
    Int: Usted usa las palabras «presenciador» y «consciente» ¿No son lo mismo?
    Mah: La presenciación es primordial; es el estado original, sin comienzo, sin fin, incausado, sin soporte, sin partes, sin cambio. La consciencia es por contacto, un reflejo sobre una superficie, un estado de dualidad. No puede haber ninguna cons-ciencia sin presenciación pero puede haber presenciación sin consciencia, como en el sueño profundo. La presenciación es absoluta, la consciencia es relativa a su conteni-do; la consciencia es siempre consciencia de algo. La consciencia es parcial y cam-biante, la presenciación es total, sin cambio, calma y silente. Y es la matriz común de todas las experiencias.
    Int: ¿Cómo va uno más allá de la consciencia a la presenciación?
    Mah: Puesto que es la presenciación lo que hace posible la consciencia, hay pre-senciación en todo estado de consciencia. Por lo tanto, la consciencia misma de ser consciente es ya un movimiento en la presenciación. El interés en su corriente de consciencia le lleva a usted a la presenciación. No es un estado nuevo. Es reconocido inmediatamente como la existencia original, básica, la cual es la vida misma, y tam-bién amor y gozo.
    Int: Puesto que la realidad está siempre con nosotros, ¿en qué consiste la realiza-ción de sí mismo?
    Mah: La realización es únicamente lo opuesto de la ignorancia. Tomar el mundo como real y el sí mismo de uno como irreal es ignorancia, la causa del sufrimiento. Conocer el sí mismo como la única realidad y todo lo demás como temporal y transi-torio es liberación, paz y gozo. Todo esto es muy simple. En lugar de ver las cosas como las imagina, aprenda a verlas como son. Cuando usted pueda ver todo como ello es, usted también se verá a usted mismo como usted es. Es como limpiar un es-pejo. El mismo espejo que le muestra a usted el mundo como es, también le mostrará a usted su propio rostro. El pensamiento «yo soy» es el paño de pulir. Úselo.

    12

    La Persona no es la Realidad

    Interlocutor: Por favor, díganos cómo se realizó usted.
    Maharaj: Encontré a mi Gurú cuando tenía 34 años y realicé a los 37.
    Int: ¿Qué ocurrió? ¿Cuál fue el cambio?
    Mah: El placer y el dolor perdieron su dominio sobre mí. Yo estaba libre de deseo y de temor. Me encontré a mí mismo pleno, sin necesidad de nada. Vi que en el océano de la presenciación pura, en la superficie de la consciencia universal, las in-numerables olas de los mundos fenoménicos emergen y se sumergen sin comienzo ni fin. En tanto que consciencia, todos ellos están en mí. En tanto que eventos, todos son míos. Hay un poder misterioso que cuida de ellos. Ese poder es la presenciación, el Sí mismo, la Vida, Dios, déle usted el nombre que quiera. Es el fundamento, el soporte último de todo lo que es, lo mismo que el oro es la base de toda la joyería. ¡Y es tan íntimamente nuestro! Haga abstracción del nombre y la forma de las joyas y el oro deviene manifiesto. Libérese del nombre y de la forma, y de los deseos y temores que crean —¿qué queda entonces?
    Int: Nada.
    Mah: Sí, el vacío queda. Pero el vacío está lleno a rebosar. Es la potencialidad eterna, como la consciencia es la actualidad eterna.
    Int: ¿Por potencialidad usted quiere decir el futuro?
    Mah: El pasado, el presente y el futuro —los tres están ahí. E infinitamente más.
    Int: Pero puesto que el vacío es vacío, es de poca utilidad para nosotros.
    Mah: ¿Cómo puede usted decir eso? Sin ruptura en la continuidad, ¿cómo puede haber renacimiento? ¿Puede haber renovación sin muerte? Incluso la obscuridad del sueño profundo es refrescante y rejuvenecedora. Sin la muerte habríamos sido traga-dos para siempre en el pantano de la senilidad eterna.
    Int: ¿No hay ninguna cosa tal como la inmortalidad?
    Mah: Cuando vida y muerte se ven como esenciales una a otra, como dos aspec-tos de un sólo ser, eso es inmortalidad. Ver el fin en el comienzo y el comienzo en el fin es el indicio de la eternidad. Definitivamente, inmortalidad no es continuidad. Solo el proceso de cambio continúa. Nada dura.
    Int: ¿ La presenciación dura?
    Mah: La presenciación no es del tiempo. El tiempo existe solo en la consciencia. Más allá de la consciencia, ¿dónde están el tiempo y el espacio?
    Int: Dentro del campo de su consciencia está también su cuerpo.
    Mah: Por supuesto. Pero la idea «mi cuerpo», como algo diferente de los demás cuerpos, no está ahí. Para mí es «un cuerpo», no «mi cuerpo», «una mente», no «mi mente». La mente cuida del cuerpo perfectamente, yo no necesito interferir. Lo que es necesario que se haga se hace, de la manera normal y natural.
    Usted puede no ser enteramente consciente de sus funciones fisiológicas, pero cuando se trata de pensamientos y sentimientos, deseos y temores, usted deviene agudamente consciente de usted mismo. Para mí éstos son también ampliamente in-conscientes. Yo me encuentro a mí mismo hablando a las gentes, o haciendo cosas de modo correcto y apropiado, sin ser muy consciente de ellas. Parece como si yo viviera mi vida física, mi vida de vigilia, automáticamente, reaccionando espontánea y exactamente.
    Int: ¿Viene esta respuesta espontánea como resultado de la realización, o por en-trenamiento?
    Mah: Por ambos. La devoción a su meta le hace a usted vivir una vida limpia y ordenada, entregada a indagar la verdad y a ayudar a las gentes, y la realización hace fácil y espontánea la virtud noble, suprimiendo para siempre los obstáculos en la forma de deseos y miedos e ideas erróneas.
    Int: ¿Usted ya no tiene deseos y temores?
    Mah: Mi destino fue nacer como un hombre simple, alguien común, un humilde comerciante, con poca educación formal. Mi vida era del tipo común, con deseos y temores comunes. Cuando, a través de mi fe en mi maestro y de la obediencia a sus palabras, realicé mi ser verdadero, dejé atrás mi naturaleza humana al cuidado de sí misma, hasta que su destino se agote. Ocasionalmente tiene lugar en la mente una vieja reacción emocional o mental, pero inmediatamente es advertida y desechada. Después de todo, mientras uno carga el fardo de una persona, uno está expuesto a sus idiosincrasias y hábitos.
    Int: ¿No tiene usted miedo de la muerte?
    Mah: Yo ya estoy muerto.
    Int: ¿En qué sentido?
    Mah: Yo estoy doblemente muerto. No solo estoy muerto a mi cuerpo, sino a mi mente también.
    Int: ¡Bien, usted no parece muerto en absoluto!
    Mah: ¡Eso es lo que usted dice! ¡Usted parece conocer mi estado mejor que yo!
    Int: Lo siento. Pero es que no comprendo. Usted dice que usted es sin cuerpo y sin mente mientras que yo le veo a usted bien vivo y coherente.
    Mah: Un trabajo tremendamente complejo se lleva a cabo continuamente en su cerebro y en su cuerpo, ¿es usted consciente de él? No, en absoluto. Sin embargo, para alguien exterior todo parece efectuarse inteligentemente y con un propósito. ¿Por qué no admitir que toda la vida personal de uno está ampliamente inmersa por debajo del umbral de la consciencia y que no obstante opera con cordura y fluidez?
    Int: ¿Es normal?
    Mah: ¿Qué es normal? ¿Es normal su vida —obsesionada por deseos y temores, llena de porfía y de lucha, carente de significado y de dicha? ¿Es normal ser aguda-mente consciente de su cuerpo? ¿Es normal estar desgarrado por los sentimientos, torturado por los pensamientos? Un cuerpo saludable, una mente saludable viven en gran medida no percibidos por su propietario; sólo ocasionalmente, a través del dolor o del sufrimiento reclaman atención y conocimiento. ¿Por qué no extender lo mismo a toda la vida personal? Uno puede funcionar correctamente, respondiendo bien y plenamente a todo lo que acontece, sin tener que traerlo al foco de la presenciación. Cuando el control de sí mismo deviene una segunda naturaleza, la presenciación lleva su foco hacia niveles de existencia y acción más profundos.
    Int: ¿No deviene usted un robot?
    Mah: ¿Qué daño hay en hacer automático, lo que es habitual y repetitivo? Es au-tomático de todos modos. Pero cuando también es caótico, causa dolor y sufrimiento y reclama atención. Todo el propósito de una vida limpia y bien ordenada es liberar al hombre de la esclavitud del caos y del fardo del sufrimiento.
    Int: Usted parece estar a favor de una vida computerizada.
    Mah: ¿Qué hay de malo en una vida libre de problemas? La personalidad es solo un reflejo de lo real. ¿Por qué el reflejo no habría de ser fiel al original como algo dado por supuesto, automáticamente? ¿Necesita la persona tener designios suyos propios? La vida de la que es una expresión la guiará. Una vez que usted se haya dado cuenta de que la persona es solo una sombra de la realidad, pero no la realidad misma, usted deja de inquietarse y de afligirse. Usted acepta ser guiado desde dentro y la vida deviene un tránsito en lo no conocido.

    13

    Lo Supremo, la Mente y el Cuerpo

    Interlocutor: Por lo que nos ha dicho parece que usted no es completamente consciente de su entorno. A nosotros usted nos parece extremadamente alerta y acti-vo. Nos cuesta creer que usted está en una suerte de estado hipnótico, que no deja ninguna memoria detrás. Por el contrario, su memoria parece excelente. ¿Cómo te-nemos que comprender su afirmación de que el mundo y todo lo que incluye no exis-te, en lo que a usted concierne?
    Maharaj: Todo es una cuestión de enfoque. Su mente está enfocada en el mundo; la mía está enfocada en la realidad. Es como la luna a la luz del día —cuando el sol brilla, la luna apenas es visible. O bien, observe como toma usted su comida. Mientras está en su boca, usted es consciente de ella; una vez tragada, usted ya no se interesa más en ella. ¡Sería fastidioso tenerla constantemente en mente hasta su eliminación! La mente debe estar normalmente en suspenso —la actividad incesante es un estado mórbido. El universo funciona por sí sólo —eso yo lo sé. ¿Qué más necesito saber?
    Int: Así pues, un jnani sabe lo que está haciendo solo cuando vuelve su mente hacia ello; de otro modo únicamente actúa, sin estar implicado.
    Mah: El hombre ordinario no es consciente de su cuerpo como tal. Es consciente de sus sensaciones, sentimientos y pensamientos. Incluso éstos, una vez que comienza el desapego, se alejan del centro de la consciencia y acontecen espontáneamente y sin esfuerzo.
    Int: ¿Qué es entonces lo que es en el centro de la consciencia?
    Mah: Eso a lo que no puede darse nombre ni forma, porque es sin cualidad y más allá de la consciencia. Usted puede decir que es un punto en la consciencia, que es más allá de la consciencia. Como un agujero en el papel, que está a la vez en el papel y que sin embargo no es papel, así es el estado supremo en el centro mismo de la consciencia, y sin embargo más allá de la consciencia. Es como una abertura en la mente a través de la que la mente se inunda de luz. La abertura no es la luz. Es sólo una abertura.
    Int: Una abertura es sólo vacío, ausencia.
    Mah: Efectivamente. Desde el punto de vista de la mente, es sólo una abertura para que la luz de la presenciación entre en el espacio mental. Por sí misma la luz solo puede compararse a una masa de presenciación pura, sólida, densa, como una roca, homogénea y sin cambio, libre de los modelos mentales de nombre y forma.
    Int: ¿Hay alguna conexión entre el espacio mental y la morada suprema?
    Mah: Lo supremo da existencia a la mente. La mente da existencia al cuerpo.
    Int: ¿Y qué hay más allá?
    Mah: Tome un ejemplo. Un venerable yogui, un maestro en el arte de la longevi-dad, de alrededor de 1000 años de edad, viene a enseñarme su arte. Yo respeto ple-namente y admiro sinceramente sus logros, sin embargo todo lo que puedo decirle es: ¿de qué utilidad es para mí la longevidad? Yo soy más allá del tiempo. Por muy larga que pueda ser una vida, es sólo un momento y un sueño. De la misma manera yo soy más allá de todos los atributos. Ellos aparecen y desaparecen en mi luz, pero no pue-den describirme. El universo es todo nombres y formas, basados en cualidades y sus diferencias, mientras yo soy más allá. El mundo está ahí debido a que yo soy, pero yo no soy el mundo.
    Int: ¡Pero usted está viviendo en el mundo!
    Mah: ¡Eso es lo que usted dice! Yo sé que hay un mundo, que incluye este cuerpo y esta mente, pero yo no considero que sean más «míos» que otros cuerpos y mentes. Ellos están ahí, en el tiempo y el espacio, pero yo soy atemporal y aespacial.
    Int: Pero puesto que todo existe por su luz, ¿no es usted el creador del mundo?
    Mah: Yo no soy ni la potencialidad ni la actualización ni la actualidad de las co-sas. En mi luz ellas vienen y van como las motas de polvo que danzan en un rayo de sol. La luz ilumina las motas, pero no depende de ellas. Tampoco se puede decir que las crea. Ni siquiera se puede decir que las conoce.
    Int: Yo le estoy haciendo a usted una pregunta y usted está respondiendo, ¿es us-ted consciente de la pregunta y de la respuesta?
    Mah: En realidad yo no estoy escuchando ni respondiendo. En el mundo de los aconteceres la pregunta acontece y la respuesta acontece. Nada acontece a mí. Todo sólo acontece.
    Int: ¿Y usted es el presenciador?
    Mah: ¿Qué significa presenciador? Mero conocimiento. Ha estado lloviendo y ahora la lluvia ha cesado. Yo no me he mojado. Yo sé que ha llovido, pero yo no soy afectado. Yo sólo he presenciado la lluvia.
    Int: El hombre plenamente realizado, que mora espontáneamente en el estado su-premo, parece comer, beber y demás. ¿Es presenciador de ello, o no?
    Mah: A eso en lo que la consciencia acontece, la consciencia o mente universal, nosotros lo llamamos el éter de la consciencia. Todos los objetos de la consciencia forman el universo. Lo que es más allá de ambos, lo que soporta a ambos, es el estado supremo, un estado de quietud y silencio totales. Quienquiera que llega ahí, des-aparece. Es inalcanzable por las palabras, o la mente. Usted puede llamarlo Dios, o Parabrahman, pero estos son nombres dados por la mente. Es el estado sin nombre, sin contenido, sin esfuerzo y espontáneo más allá del ser y del no ser.
    Int: ¿Pero uno permanece consciente?
    Mah: Como el universo es el cuerpo de la mente, así la consciencia es el cuerpo de lo supremo. Ello no es consciente, pero hace emerger la consciencia.
    Int: En mis acciones diarias muchas funcionan por hábito, automáticamente. Soy consciente del propósito general, pero no de cada movimiento en detalle. A medida que mi consciencia se ensancha y profundiza, los detalles tienden a receder, deján-dome libre para las tendencias generales. ¿No le acontece lo mismo a un jnani, pero mucho más?
    Mah: En el nivel de la consciencia —sí. En el estado supremo, no. Este estado es enteramente uno e indivisible, un bloque de realidad sólido y simple. El único modo de conocerlo es serlo. La mente no puede alcanzarlo. Para percibirlo, no se necesitan los sentidos; para conocerlo, no se necesita la mente.
    Int: Así es como Dios rige el mundo.
    Mah: Dios no está rigiendo el mundo.
    Int: ¿Entonces quién lo rige?
    Mah: Nadie. Todo acontece por sí solo. Usted está haciendo la pregunta y usted está dando la respuesta. Y usted sabe la respuesta cuando hace la pregunta. Todo es un juego en la consciencia. Todas las divisiones son ilusorias. Usted sólo puede co-nocer lo falso. Lo verdadero debe serlo usted mismo.
    Int: Hay la consciencia presenciada y hay la consciencia que presencia. ¿Es la se-gunda lo supremo?
    Mah: Hay las dos —la persona y el presenciador, el observador. Cuando usted los ve como uno, y va más allá, usted está en el estado supremo. No es perceptible, debi-do a que es lo que hace la percepción posible. Es más allá del ser y del no ser. No es ni el espejo ni la imagen en el espejo. Es lo que es —la realidad atemporal, increí-blemente dura y sólida.
    Int: El jnani —¿es el presenciador o lo Supremo?
    Mah: Él es lo Supremo, por supuesto, pero también puede ser considerado como el presenciador universal.
    Int: ¿Pero sigue siendo una persona?
    Mah: Cuando usted mismo cree ser una persona, usted ve personas por todas par-tes. En realidad no hay personas, solo entramados de recuerdos y de hábitos. En el momento de la realización cesa la persona. La identidad permanece, pero la identidad no es una persona, es inherente a la realidad misma. La persona no tiene ningún ser en sí misma; es un reflejo en la mente del presenciador, del «yo soy», que también es un modo del ser.
    Int: ¿Es consciente lo Supremo?
    Mah: Ni consciente ni inconsciente, le estoy hablando a usted por experiencia.
    Int: Prajnanam Brahma. ¿Qué es ese Prajna?
    Mah: Es el conocimiento no consciente de sí mismo de la vida misma.
    Int: ¿Es la vitalidad, la energía de la vida, la vida misma?
    Mah: La energía viene primero. Pues todo es una forma de energía. La conscien-cia está muy diferenciada en el estado de vigilia. Menos en el sueño con sueños. To-davía menos en el sueño profundo. Es homogénea —en el cuarto estado. Más allá es la realidad monolítica inexpresable, la morada del jnani.
    Int: Me he cortado la mano. Ha sanado. ¿Por qué poder ha sanado?
    Mah: Por el poder de la vida.
    Int: ¿Cuál es ese poder?
    Mah: Es la consciencia. Todo es consciente.
    Int: ¿Cuál es la fuente de la consciencia?
    Mah: La consciencia misma es la fuente de todo.
    Int: ¿Puede haber vida sin consciencia?
    Mah: No, ni consciencia sin vida. Ambas son una. Pero en realidad sólo lo Último es. El resto es cuestión de nombre y forma. Y mientras usted se aferre a la idea de que solo existe lo que tiene nombre y forma, lo Supremo le parecerá a usted no exis-tente. Cuando usted comprenda que los nombres y las formas son cascarones vacíos sin ningún contenido, y que lo que es real es sin nombre y sin forma, pura energía de vida y luz de la consciencia, usted estará en paz —inmerso en el profundo silencio de la realidad.
    Int: Si el tiempo y el espacio son meras ilusiones y usted es más allá, dígame, se lo ruego, ¿qué tiempo hace en New York? ¿Hace calor o está lloviendo?
    Mah: ¿Cómo puedo decírselo? Tales cosas necesitan un entrenamiento especial. O simplemente viajar a New York. Yo puedo estar completamente seguro de que soy más allá del tiempo y del espacio, y sin embargo ser incapaz de colocarme a voluntad en algún punto del tiempo y del espacio; no estoy suficientemente interesado; no veo ningún propósito en emprender un entrenamiento yóguico especial. Yo sólo he oído hablar de New York. Para mí es una palabra. ¿Por qué debería yo saber más que lo que la palabra transmite? Cada átomo puede ser un universo, tan complejo como el nuestro. ¿Debo conocerlos todos? Puedo —si me entreno.
    Int: Al hacer la pregunta sobre el tiempo en New York, ¿dónde ha estado mi error?
    Mah: El mundo y la mente son estados del ser. Lo supremo no es un estado. Pe-netra todos los estados, pero no es un estado de alguna otra cosa. Es enteramente incausado, independiente, completo en sí mismo, más allá del tiempo y del espacio, de la mente y la materia.
    Int: ¿Por cuál signo lo reconoce usted?
    Mah: Esa es la cuestión, que no deja ningún rastro. No hay nada por lo cual reco-nocerlo. Debe ser visto directamente, abandonando toda búsqueda de signos y de accesos. Cuando todos los nombres y formas han sido abandonados, lo real es con usted. Usted no necesita buscarlo. La pluralidad y la diversidad son solo el juego de la mente. La realidad es una.
    Int: Si la realidad no deja ninguna evidencia, no se puede hablar sobre ella.
    Mah: Es. No puede ser negada. Es profunda y obscura, misterio más allá del mis-terio. Pero es, mientras todo lo demás meramente acontece.
    Int: ¿Es lo no conocido?
    Mah: Es más allá de ambos, de lo conocido y lo no conocido. Pero yo lo llamaría más bien lo conocido que lo no conocido. Pues siempre que se conoce algo, es lo real lo que se conoce.
    Int: ¿Es el silencio un atributo de lo real?
    Mah: Esto también es de la mente. Todos los estados y condiciones son de la mente.
    Int: ¿Cuál es el sitio del samadhi?
    Mah: No hacer uso de su consciencia es samadhi. Usted deja su mente en paz. Usted no quiere nada, ni de su cuerpo ni de su mente.

    14

    Las Apariencias y la Realidad

    Interlocutor: Usted ha estado diciendo repetidamente que los aconteceres son sin causa, que una cosa acontece y que no puede asignársele ninguna causa. Ciertamente todo tiene una causa, o varias causas. ¿Cómo he de comprender yo la acausalidad de las cosas?
    Maharaj: Desde el punto de vista más alto el mundo no tiene ninguna causa.
    Int: ¿Pero cuál es su propia experiencia?
    Mah: Todo es incausado. El mundo no tiene ninguna causa.
    Int: Yo no estoy preguntando sobre las causas que condujeron a la creación del mundo. ¿Quién ha visto la creación del mundo? Quizás sea sin un comienzo, siempre existente. Pero yo no estoy hablando del mundo. Yo tomo el mundo como existente —de algún modo. Contiene tantas cosas. Ciertamente, cada una debe tener una cau-sa, o varias causas.
    Mah: Una vez que usted crea para usted mismo un mundo en el tiempo y el espa-cio, gobernado por la causalidad, usted está obligado a buscar y encontrar causas para todo. Usted hace la pregunta e impone una respuesta.
    Int: Mi pregunta es muy simple: Yo veo todo tipo de cosas y comprendo que cada una debe tener una causa o un número de causas. Usted dice que son incausadas —desde su punto de vista. Pero, para usted nada tiene ser y, por lo tanto, la cuestión de la causación no se plantea. Sin embargo usted parece admitir la existencia de las co-sas, aunque les niega la causación. Esto es lo que no puedo entender. Una vez que usted acepta la existencia de las cosas, ¿por qué rechazar sus causas?
    Mah: Yo sólo veo consciencia, y sé que todo es únicamente consciencia, lo mismo que usted sabe que la imagen en la pantalla de cine es únicamente luz.
    Int: Sin embargo, los movimientos de la luz tienen una causa.
    Mah: La luz no se mueve en absoluto. Usted sabe muy bien que el movimiento es ilusorio, una sucesión de interceptaciones y de iluminaciones en la película. Lo que se mueve es la película —la cual es la mente.
    Int: Eso no hace que la imagen sea sin causa. La película está ahí, y los actores con los técnicos, el director, el productor, los diversos operarios. El mundo está go-bernado por la causalidad. Todo está entrelazado.
    Mah: Por supuesto, todo está entrelazado. Y por lo tanto todo tiene innumerables causas. El universo entero contribuye a la menor de las cosas. Una cosa es como es porque el mundo es como es. Vea usted, usted se ocupa de ornamentos de oro y yo —del oro. Entre los diferentes ornamentos no hay ninguna relación causal. Cuando usted refunde un ornamento para hacer otro, no hay ninguna relación causal entre los dos. El factor común es el oro. Pero usted no puede decir que el oro es la causa. No puede ser llamado una causa, pues no causa nada por sí mismo. Se refleja en la mente como «yo soy», como el nombre y la forma particular del ornamento. Sin embargo, todo es únicamente oro. De la misma manera la realidad hace todo posible y sin embargo nada de lo que hace que una cosa sea lo que es, su nombre y su forma, viene de la realidad.
    ¿Pero por qué preocuparse tanto de la causación? ¿Qué importan las causas, cuando las cosas mismas son transitorias? Deje venir lo que viene e ir lo que se va —¿por qué aferrarse a las cosas e indagar sobre sus causas?
    Int: Desde el punto de vista relativo, todo debe tener una causa.
    Mah: ¿De qué utilidad es para usted el punto de vista relativo? Usted es capaz de ver desde el punto de vista absoluto —¿por qué retroceder a lo relativo? ¿Tiene usted miedo de lo absoluto?
    Int: Tengo miedo. Tengo miedo de caer dormido sobre mis supuestas certezas ab-solutas. Para vivir una vida decentemente los absolutos no ayudan. Cuando usted necesita una camisa, usted compra tela, recurre a un sastre y demás.
    Mah: Toda esta conversación muestra ignorancia.
    Int: ¿Y cuál es la visión del conocedor?
    Mah: Hay solo luz y la luz es todo. Todo lo demás no es más que una imagen hecha de luz. La imagen está en la luz y la luz está en la imagen. Vida y muerte, sí mismo y no sí mismo —abandone todas esas ideas. No son de ninguna utilidad para usted.
    Int: ¿Desde qué punto de vista niega usted la causación? Desde lo relativo —el universo es la causa de todo. Desde lo absoluto —no hay nada en absoluto.
    Mah: ¿Desde qué estado está preguntando usted?
    Int: Desde el estado de vigilia diario, el único en el que tienen lugar todas estas discusiones.
    Mah: En el estado de vigilia surgen todos estos problemas, pues tal es su natura-leza. Pero, usted no está siempre en ese estado. ¿Qué bien puede usted hacer en un estado en el que usted cae y del que usted emerge, sin poder remediarlo? ¿De qué manera le ayuda a usted saber que las cosas están causalmente relacionadas —cómo pueden parecer estarlo en su estado de vigilia?
    Int: El mundo y el estado de vigilia emergen y se sumergen juntos.
    Mah: Cuando la mente está en calma, absolutamente silente, el estado de vigilia ya no es.
    Int: Palabras como Dios, universo, el todo, absoluto, supremo son sólo ruidos en el aire, porque con ellas no puede emprenderse ninguna acción.
    Mah: Usted está planteando cuestiones que sólo usted puede responder.
    Int: ¡No me rechace usted así! Usted está muy dispuesto a hablar de la totalidad, del universo y de todas esas cosas imaginarias. Ellas no pueden venir y prohibirle a usted hablar en su nombre. Yo odio esas generalizaciones irresponsables. Y usted está muy inclinado a personalizarlas. Sin causalidad no habría ningún orden; ninguna acción a propósito sería posible.
    Mah: ¿Quiere usted conocer todas las causas de cada acontecer? ¿Es ello posible?
    Int: ¡Yo sé que es posible! Todo lo que quiero saber es si hay causas para todo y si las causas pueden ser influenciadas, afectando con ello a los acontecimientos.
    Mah: Para influir en los acontecimientos, usted no necesita conocer las causas. ¡Qué manera indirecta de hacer las cosas! ¿No es usted la fuente y el fin de todo acontecimiento? Contrólelo en la fuente misma.
    Int: Cada mañana hojeo el periódico y leo con consternación que los sufrimientos del mundo —la pobreza, el odio, y las guerras— continúan sin disminuir. Mis pre-guntas conciernen al hecho del sufrimiento, a la causa, al remedio. ¡No me rechace diciendo que esto es budismo! No me clasifique. Su insistencia en la acausalidad quita toda esperanza de que el mundo cambie alguna vez.
    Mah: Usted está confundido debido a que usted cree que usted está en el mundo, no el mundo en usted. ¿Quién vino primero —usted o sus padres? Usted imagina que usted nació en un cierto tiempo y lugar, que usted tiene un padre y una madre, un cuerpo y un nombre. ¡Este es su pecado y su calamidad! Ciertamente usted puede cambiar su mundo si usted trabaja en ello. Trabaje sin falta. ¿Quién le detiene a us-ted? Yo nunca le he desanimado. Causas o no causas, usted ha hecho este mundo y usted puede cambiarlo.
    Int: Un mundo sin causa está enteramente más allá de mi control.
    Mah: Al contrario, un mundo cuya única fuente y fundamento es usted está ente-ramente dentro de su poder cambiarlo. Lo que se crea siempre puede ser disuelto y recreado. Todo acontecerá como usted lo quiera, provisto que usted lo quiera real-mente.
    Int: Todo lo que yo quiero saber es cómo tratar los sufrimientos del mundo.
    Mah: Usted los ha creado de sus propios deseos y temores, trate con ellos. Todo se debe a que usted ha olvidado su propio ser. Puesto que usted ha dado realidad a la imagen en la pantalla, usted ama a sus gentes y sufre por ellos y busca salvarlos. Eso no es así. Usted debe comenzar con usted mismo. No hay ninguna otra vía. Trabaje, por supuesto. No hay ningún mal en trabajar.
    Int: Su universo parece contener toda experiencia posible. El individuo traza una línea a través de él y experimenta estados agradables y desagradables. Esto da lugar a la interrogación y a la búsqueda, lo cual amplía la visión y permite al individuo ir más allá de su mundo angosto y autocreado, limitado y egocéntrico. Este mundo personal puede ser cambiado —en el tiempo. El universo es atemporal y perfecto.
    Mah: Tomar la apariencia por la realidad es un pecado grave y la causa de todas las calamidades. Usted es la presenciación —consciencia omnipenetrante, eterna e infinitamente creativa. Todo lo demás es local y pasajero. No olvide lo que usted es. Mientras tanto trabaje para contento de su corazón. El trabajo y el conocimiento de-ben ir mano a mano.
    Int: Mi propio sentimiento es que mi desarrollo espiritual no está en mis manos. Hacerse uno sus propios planes y llevarlos a cabo no conduce a ninguna parte. Yo sólo doy vueltas en torno de mí mismo. Cuando Dios considere que el fruto está ma-duro, Él lo cogerá y lo comerá. Cualquier fruto que Le parezca verde permanecerá en el árbol del mundo por otro día.
    Mah: ¿Usted piensa que Dios le conoce? Él no conoce ni siquiera el mundo.
    Int: El suyo es un Dios diferente. El mío es diferente. El mío es misericordioso. Sufre con nosotros.
    Mah: Usted reza para salvar a uno, mientras mueren millares. Y si todos dejaran de morir, ya no habría ningún espacio sobre la tierra.
    Int: Yo no tengo miedo de la muerte. Mi preocupación es la miseria y el sufri-miento. Mi Dios es un Dios simple y más bien impotente. No tiene ningún poder para obligarnos a ser sabios. Sólo puede estar y esperar.
    Mah: Si usted y su Dios son ambos impotentes, ¿no implica eso que el mundo es accidental? Y si lo es, la única cosa que usted puede hacer es ir más allá de él.

  • Crow

    El Jnani

    Interlocutor: Sin el poder de Dios no puede hacerse nada. Ni siquiera usted estaría sentado ahí hablándonos sin Él.
    Maharaj: Todo es Su obra, sin duda. ¿Qué importancia tiene para mí, puesto que yo no quiero nada? ¿Qué puede Dios darme o quitarme? Lo que es mío es mío y era mío incluso cuando Dios no era. Por supuesto, es una cosa muy pequeña, una mota —la sensación de «Yo soy», el hecho de ser. Éste es mi propio lugar, nadie me lo ha dado. La tierra es mía; lo que crece en ella es de Dios.
    Int: ¿Le arrendó usted la tierra a Dios?
    Mah: Dios es mi devoto y ha hecho todo esto por mí.
    Int: ¿No hay ningún Dios aparte de usted?
    Mah: ¿Cómo puede haberlo? «Yo soy» es la raíz, Dios es el árbol. ¿A quién he de adorar yo, y para qué?
    Int: ¿Es usted el devoto o el objeto de devoción?
    Mah: No soy ni uno ni otro, soy la devoción misma.
    Int: No hay suficiente devoción en el mundo.
    Mah: Usted está siempre detrás de la mejora del mundo. ¿Cree usted realmente que el mundo le está esperando a usted para ser salvado?
    Int: Yo no sé cuanto puedo hacer por el mundo. Todo lo que puedo hacer, es in-tentar. ¿Hay algo más que usted querría que yo hiciera?
    Mah: Sin usted, ¿hay algún mundo? Usted sabe todo sobre el mundo, pero sobre usted mismo usted no sabe nada. Usted mismo es la herramienta de su trabajo, usted no tiene ninguna otra herramienta. ¿Por qué no se ocupa usted de la herramienta antes de pensar en el trabajo?
    Int: Yo puedo esperar, pero el mundo no puede.
    Mah: Mientras usted no indague, usted mantiene al mundo esperando.
    Int: ¿Esperando qué?
    Mah: A alguien que pueda salvarlo.
    Int: Dios gobierna el mundo, Dios lo salvará.
    Mah: ¡Eso es lo que usted dice! ¿Acaso Dios ha venido y le ha dicho a usted que el mundo es creación y asunto Suyo y no de usted?
    Int: ¿Por qué debería ser únicamente asunto mío?
    Mah: Atienda. El mundo en el cual usted vive, ¿quién más sabe sobre él?
    Int: Usted sabe. Todo el mundo sabe.
    Mah: ¿Acaso ha venido alguien de fuera de su mundo a decírselo a usted? Yo mismo y todos los demás aparecemos y desaparecemos en su mundo. Todos nosotros estamos a su merced.
    Int: ¡No puede ser tan malo! Yo existo en su mundo como usted existe en el mío.
    Mah: Usted no tiene ninguna evidencia de mi mundo. Usted está completamente envuelto en el mundo que usted mismo ha hecho.
    Int: Ya veo. Completamente, pero —¿sin esperanza?
    Mah: Dentro de la prisión de su mundo aparece un hombre que le dice a usted que el mundo de penosas contradicciones, que usted ha creado, no es ni continuo ni permanente y que se basa en un malentendido. Él le suplica a usted que salga de él por la misma vía por la que usted ha entrado. Usted entró en él por el olvido de lo que usted es y usted saldrá de él conociéndose a usted mismo como usted es.
    Int: ¿En qué modo afecta eso al mundo?
    Mah: Cuando usted está libre del mundo, usted puede hacer algo por él. Mientras usted es un prisionero de él, usted es impotente para cambiarlo. Al contrario, todo lo que usted hace agravará la situación.
    Int: La rectitud me hará libre.
    Mah: La rectitud indudablemente le hará a usted y a su mundo un lugar conforta-ble, incluso feliz. ¿Pero cuál es su utilidad? No hay en él ninguna realidad. No puede durar.
    Int: Dios ayudará.
    Mah: Para ayudarle a usted Dios debe conocer su existencia. Pero usted y su mundo son sólo estados soñados. En sueño usted puede sufrir agonías. Nadie lo sabe, y nadie puede ayudarle.
    Int: ¿Así pues todas mis preguntas, mi búsqueda y mi estudio no son de ninguna utilidad?
    Mah: Éstos son sólo los movimientos de un hombre que está cansado de dormir. No son las causas del despertar, sino sus signos precursores. Pero, usted no debe hacer preguntas ociosas, cuyas respuestas usted ya conoce.
    Int: ¿Cómo puedo obtener una verdadera respuesta?
    Mah: Haciendo una verdadera pregunta —no verbalmente, sino atreviéndose a vivir de acuerdo con sus luces. Un hombre dispuesto a morir por la verdad, la tendrá.
    Int: Otra pregunta. Hay la persona. Hay el conocedor de la persona. Hay el pre-senciador. ¿Son el conocedor y el presenciador lo mismo, o son  estados separados?
    Mah: ¿El conocedor y el presenciador son dos o uno? Cuando el conocedor se ve como separado de lo conocido, el presenciador permanece aparte. Cuando lo conoci-do y el conocedor se ven como uno, el presenciador deviene uno con ellos.
    Int: ¿Quién es el jnani? ¿El presenciador o lo supremo?
    Mah: El jnani es lo supremo y también el presenciador. Es a la vez ser y presen-ciación. En relación a la consciencia es presenciación. En relación al universo es ser puro.
    Int: ¿Y qué hay sobre la persona? ¿Qué viene primero, la persona o el conocedor?
    Mah: La persona es una cosa muy pequeña. En realidad es un compuesto, no puede decirse que exista por sí misma. No percibida, no está aquí. No es más que la sombra de la mente, la suma total de la memoria. El ser puro se refleja en el espejo de la mente, como conocimiento. Lo que se conoce toma la forma de una persona, basado en la memoria y el hábito. No es más que una sombra, o una proyección del conocedor en la pantalla de la mente.
    Int: El espejo está aquí, el reflejo está aquí. ¿Pero dónde está el sol?
    Mah: Lo supremo es el sol.
    Int: Ello tiene que ser consciente.
    Mah: Ello no es ni consciente ni inconsciente. No piense en ello en términos de consciencia o de inconsciencia. Ello es la vida, la cual contiene a ambas y es más allá de ambas.
    Int: La vida es muy inteligente. ¿Cómo puede ser inconsciente?
    Mah: Usted habla de lo inconsciente cuando hay un lapso en la memoria. En rea-lidad solo hay consciencia. Toda vida es consciente, toda consciencia —está viva.
    Int: ¿Incluso las piedras?
    Mah: Incluso las piedras son conscientes y están vivas.
    Int: La dificultad conmigo es que tengo propensión a negar la existencia a lo que no puedo imaginar.
    Mah: Usted sería más sabio negando la existencia de lo que usted imagina. Es lo imaginado lo que es irreal.
    Int: ¿Es irreal todo lo imaginable?
    Mah: La imaginación basada en la memoria es irreal. El futuro no es enteramente irreal.
    Int: ¿Qué parte del futuro es real y cuál no?
    Mah: Lo inesperado e impredecible es real.

    16

    La No Deseación, la Dicha Más Alta

    Interlocutor: Yo he encontrado a muchas gentes realizadas, pero nunca a un hombre liberado. ¿Ha encontrado usted a un hombre liberado, o la liberación signifi-ca, entre otras cosas, abandonar también el cuerpo?
    Maharaj: ¿Qué entiende usted por realización y liberación?
    Int: Por realización entiendo una maravillosa experiencia de paz, bondad y belle-za, cuando el mundo tiene sentido y hay una omnipenetrante unidad de sustancia y esencia. Aunque tal experiencia no dura, no puede ser olvidada. Brilla en la mente, a la vez como recuerdo y anhelo. Sé de lo que estoy hablando, pues he tenido tales experiencias.
    Por liberación entiendo estar permanentemente en ese estado maravilloso. Lo que estoy preguntando es si la liberación es compatible con la supervivencia del cuerpo.
    Mah: ¿Qué hay de malo en el cuerpo?
    Int: El cuerpo es tan débil y tiene una vida tan breve. Crea necesidades y codicias. Le limita a uno penosamente.
    Mah: ¿Cómo es eso? Deje que las expresiones físicas sean limitadas. La liberación es que el sí mismo se libere de sus ideas falsas y autoimpuestas; no está contenida en ninguna experiencia particular, por muy gloriosa que sea.
    Int: ¿Dura para siempre?
    Mah: Toda experiencia está sujeta al tiempo. Todo lo que tiene un comienzo debe tener un final.
    Int: ¿Así pues la liberación, según mi entendimiento de la palabra, no existe?
    Mah: Al contrario, uno es siempre libre. Usted es, a la vez consciente y libre de ser consciente. Nadie puede quitarle a usted eso. ¿Alguna vez se conoce usted a usted mismo no existente, o inconsciente?
    Int: Yo puedo no recordar, pero eso no refuta el que yo sea ocasionalmente in-consciente.
    Mah: ¿Por qué no se aparta usted de la experiencia al experimentador y se da cuenta de la plena significación de la única afirmación verdadera que usted puede hacer: «yo soy»?
    Int: ¿Cómo se hace?
    Mah: No hay ningún «cómo» ahí. Permanezca atento a la sensación de «yo soy», sumérjase en ella, hasta que su mente y sensación devengan uno. Mediante intentos repetidos usted encontrará el justo equilibrio de la atención y de la afección y su mente se establecerá firmemente en el pensamiento-sensación de «yo soy». Cualquier cosa que usted piense, diga o haga, esta sensación de ser, inmutable y entrañable, permanece como el trasfondo siempre presente de la mente.
    Int: ¿Y usted lo llama liberación?
    Mah: Yo lo llamo lo normal. ¿Qué hay de malo en ser, conocer y actuar sin es-fuerzo y dichosamente? ¿Por qué considerarlo tan inusual como para esperar la in-mediata destrucción del cuerpo? ¿Qué hay de malo en el cuerpo para que tenga que morir? Corrija su actitud hacia su cuerpo y déjelo en paz. No lo mime, no lo torture. Sólo manténgalo operativo, la mayor parte del tiempo por debajo del umbral de la atención consciente.
    Int: El recuerdo de mis experiencias maravillosas me obsesiona. Quiero que vuelvan.
    Mah: Debido a que usted quiere que vuelvan, por eso no puede tenerlas. El estado de deseación de algo bloquea toda experiencia más profunda. Nada de valor puede acontecerle a una mente que sabe exactamente lo que quiere. Pues nada de lo que la mente puede visualizar y querer es de mucho valor.
    Int: ¿Entonces qué merece ser querido?
    Mah: Quiera lo mejor. La dicha más alta, la libertad más grande. La no deseación es la dicha más alta.
    Int: La liberación del deseo no es la liberación que yo quiero. Yo quiero la libertad de cumplir mis anhelos.
    Mah: Usted es libre de cumplir sus anhelos. De hecho, usted no hace nada más.
    Int: Lo intento, pero hay obstáculos que me dejan frustrado.
    Mah: Vénzalos.
    Int: No puedo, soy demasiado débil.
    Mah: ¿Qué le hace a usted débil? ¿Qué es debilidad? Otros cumplen sus deseos, ¿por qué usted no?
    Int: Debe faltarme energía.
    Mah: ¿Qué le pasó a su energía? ¿A dónde fue a parar? ¿Acaso no la desparrama usted en muchos deseos e intereses contradictorios? Usted no tiene una provisión infinita de energía.
    Int: ¿Por qué no?
    Mah: Sus fines son pequeños y bajos. No requieren más. Solo la energía de Dios es infinita —debido a que Él no quiere nada para Sí mismo. Sea como Él y todos sus deseos se cumplirán. Cuanto más altos sean sus fines y más vastos sus deseos, tanta más energía tendrá usted para su cumplimiento. Desee el bien de todos y el universo trabajará con usted. Pero si usted sólo quiere su propio placer, usted debe ganarlo duramente. Antes de desear —merezca.
    Int: Estoy dedicado al estudio de la filosofía, la sociología y la educación. Pienso que se necesita más desarrollo mental antes de que yo pueda soñar en la realización de sí mismo. ¿Estoy en la buena senda?
    Mah: Para ganarse la vida se necesita algún conocimiento especializado. El cono-cimiento general desarrolla la mente, sin duda. Pero si usted va a pasarse la vida amasando conocimiento, usted construirá un muro alrededor de usted mismo. Para ir más allá de la mente, no se necesita una mente bien provista.
    Int: ¿Qué se necesita entonces?
    Mah: Desconfíe de su mente, y vaya más allá.
    Int: ¿Qué encontraré más allá de la mente?
    Mah: La experiencia directa de ser, conocer y amar.
    Int: ¿Cómo va uno más allá de la mente?
    Mah: Hay muchos puntos de partida —todos ellos conducen a la misma meta. Usted puede comenzar con un trabajo no egoísta, abandonando los frutos de la ac-ción; usted puede entonces dejar el pensamiento y acabar dejando todos los deseos. Aquí, el abandono (tyaga) es el factor operativo. O, usted puede no preocuparse por ninguna cosa que usted quiera, o piense, o haga y permanecer sólo en el pensamiento y la sensación de «yo soy», enfocando «yo soy» firmemente en su mente. Todo tipo de experiencias pueden venirle a usted —permanezca inamovible en el conocimiento de que todo lo que es perceptible es transitorio, y de que solo el «yo soy» dura.
    Int: Yo no puedo dar toda mi vida a tales prácticas. Tengo mis deberes que aten-der.
    Mah: Atienda a sus deberes. La acción en la que usted no está emocionalmente implicado y que es beneficiosa y no causa sufrimiento no le atará a usted. Usted pue-de estar comprometido en varias direcciones y trabajar con enorme empeño, y sin embargo permanecer interiormente libre y calmo, con una mente como un espejo, la cual refleja todo, sin ser afectada.
    Int: ¿Es eso un estado realizable?
    Mah: Yo no hablaría sobre ello, si no lo fuera. ¿Por qué iba yo a ocuparme de quimeras?
    Int: Todo el mundo cita las escrituras.
    Mah: Aquellos que conocen solo las escrituras no saben nada. Conocer es ser. Yo sé de lo que estoy hablando; no es por la lectura, ni por haberlo oído.
    Int: Yo estoy estudiando sánscrito con un profesor, pero realmente solo estoy le-yendo las escrituras. Estoy en la búsqueda de la realización de sí mismo y he venido a obtener la guía necesaria. Por favor, dígame lo que tengo que hacer.
    Mah: Puesto que usted ha leído las escrituras, ¿por qué pregunta?
    Int: Las escrituras muestran las directrices generales pero el individuo necesita instrucciones personales.
    Mah: Su propio sí mismo es su maestro último (sadguru). El maestro exterior (Gurú) es solo un indicador. Es únicamente su maestro interior, el que caminará con usted hasta la meta, pues él es la meta.
    Int: El maestro interior no se alcanza fácilmente.
    Mah: Puesto que él está en usted y con usted, la dificultad no puede ser seria. Mi-re usted dentro, y le encontrará.
    Int: Cuando miro dentro, encuentro sensaciones y percepciones, pensamientos y sentimientos, deseos y temores, recuerdos y expectativas. Yo estoy inmerso en esta nube y no veo nada más.
    Mah: Eso que ve todo esto, y la nada también, es el maestro interior. Sólo él es, todo lo demás sólo parece ser. Él es su propio sí mismo (swarupa) (de usted), su es-peranza y garantía de liberación; encuéntrele y aférrese a él y usted estará a salvo y seguro.
    Int: Le creo, pero cuando se trata de encontrar efectivamente a este sí mismo in-terno, encuentro que se me escapa.
    Mah: La idea «se me escapa», ¿dónde emerge?
    Int: En la mente.
    Mah: ¿Y quién conoce la mente?
    Int: El presenciador de la mente conoce la mente.
    Mah: ¿Ha venido alguien a usted y le ha dicho: «yo soy el presenciador de su mente»?
    Int: Por supuesto que no. Habría sido solo otra idea en la mente.
    Mah: ¿Entonces quién es el presenciador?
    Int: Yo soy.
    Mah: Así pues, usted conoce al presenciador porque usted es el presenciador. Us-ted no necesita ver al presenciador frente a usted. Aquí nuevamente, ser es conocer.
    Int: Sí, veo que yo soy el presenciador, la presenciación misma. ¿Pero de qué manera me beneficia?
    Mah: ¡Qué pregunta! ¿Qué tipo de beneficio espera usted? ¿Saber lo que usted es, no es suficiente?
    Int: ¿Cuál es la utilidad del conocimiento de sí mismo?
    Mah: Le ayuda a usted a comprender lo que usted no es y le mantiene a usted li-bre de ideas, de deseos y de acciones falsas.
    Int: Si yo soy solo el presenciador, ¿qué importa lo que está bien y lo que está mal?
    Mah: Lo que le ayuda a conocerse a usted mismo está bien. Lo que se lo impide está mal. Conocer el sí mismo real de uno es dicha, olvidarle —es aflicción.
    Int: ¿Es la consciencia-presenciador el Sí mismo real?
    Mah: Ella es el reflejo de lo real en la mente (buddhi). Lo real es más allá. El pre-senciador es la puerta a cuyo través usted pasa más allá.
    Int: ¿Cuál es el propósito de la meditación?
    Mah: Ver lo falso como lo falso, es meditación. Esto debe operar todo el tiempo.
    Int: Se nos ha dicho que meditemos regularmente.
    Mah: El ejercicio deliberado y diario de la discriminación entre lo verdadero y lo falso, y la renuncia a lo falso es meditación. Hay muchos tipos de meditación con los que comenzar, pero todos ellos convergen finalmente en uno.
    Int: Por favor, dígame cual senda hacia la realización de sí mismo es la más corta.
    Mah: Ninguna vía es corta o larga, pero algunas gentes tienen más seriedad y otras menos. Yo puedo hablarle a usted sobre mí mismo. Yo era un hombre simple, pero confié en mi Gurú. Lo que él me dijo que hiciera, eso hice. Me dijo que me con-centrara sobre «yo soy» —eso hice. Me dijo que yo soy más allá de todo lo percepti-ble y concebible —yo le creí. Le di mi corazón y mi alma, toda mi atención y todo mi tiempo libre (yo tenía que trabajar para mantener a mi familia). Como resultado de la fe y de la aplicación seria, yo realicé mi sí mismo (swarupa) en tres años.
    Usted puede escoger cualquier vía que le convenga; su seriedad determinará el grado del progreso.
    Int: ¿Ninguna sugerencia para mí?
    Mah: Establézcase firmemente en la presenciación de «yo soy». Esto es el co-mienzo y también el fin de toda la tarea.

    17

    Lo Que es Siempre Presente

    Interlocutor: Los poderes más altos de la mente son la comprensión, la inteligencia y la intuición. El hombre tiene tres cuerpos —el físico, el mental y el causal (prana, mana, karana). El físico refleja su ser, el mental su saber y el causal su creatividad gozosa. Por supuesto, todos estos son formas en la consciencia. Pero parecen estar separados, con cualidades suyas propias. La inteligencia (buddhi) es el reflejo en la mente del poder de conocer (chit). Es lo que hace que la mente conozca. Cuanto más brillante es la inteligencia, tanto más amplio, más profundo y más verdadero es el conocimiento. Conocer cosas, conocer gentes y conocerse uno mismo son todas funciones de la inteligencia: la última es la más importante y contiene a las otras dos. La no comprensión de uno mismo y del mundo conduce a falsas ideas y deseos, que a su vez conducen a la esclavitud. La justa comprensión de uno mismo es necesaria para la liberación de la esclavitud de la ilusión. Yo comprendo todo esto en teoría, pero cuando llega la práctica, encuentro que fallo desesperadamente en mis respuestas a las situaciones y a las gentes y que por mis reacciones inapropiadas lo único que hago es aumentar mi esclavitud. La vida es demasiado rápida para mi mente obtusa y lenta. Comprendo, pero demasiado tarde, cuando los antiguos errores ya se han repe-tido.
    Maharaj: ¿Cuál es entonces su problema?
    Int: Necesito una respuesta a la vida, no solo inteligente sino también muy rápida. No puede ser rápida a menos de que sea perfectamente espontánea. ¿Cómo puedo lograr una espontaneidad tal?
    Mah: El espejo no puede hacer nada para atraer al sol. Sólo puede mantenerse brillante. Tan pronto como la mente está dispuesta, el sol brilla en ella.
    Int: ¿La luz es del Sí mismo, o de la mente?
    Mah: Ambas. Ella es incausada e invariable por sí misma y coloreada por la men-te, a medida que ésta se mueve y cambia. Se parece mucho a un cinematógrafo. La luz no está en la película, pero la película colorea la luz y hace que parezca que se mueve al interceptarla.
    Int: ¿Está usted ahora en el estado perfecto?
    Mah: La perfección es un estado de la mente, cuando la mente es pura. Yo soy más allá de la mente, sea cual sea su estado, puro o impuro. La presenciación es mi naturaleza; finalmente yo soy más allá del ser y del no ser.
    Int: ¿Me ayudará la meditación a alcanzar su estado?
    Mah: La meditación le ayudará a usted a descubrir sus ataduras, a aflojarlas, a desatarlas y a soltar sus amarras. Cuando usted ya no está atado a nada, usted ha hecho su parte. El resto se hará para usted.
    Int: ¿Por quién?
    Mah: Por el mismo poder que le ha traído a usted hasta aquí, que ha incitado a su corazón a desear la verdad y a su mente a buscarla. Es el mismo poder que le man-tiene a usted vivo. Usted puede llamarlo Vida o lo Supremo.
    Int: El mismo poder me mata a su debido tiempo.
    Mah: ¿No estaba usted presente en su nacimiento? ¿No estará usted presente en su muerte? Encuentre lo que es siempre presente y su problema de respuesta es-pontánea y perfecta estará resuelto.
    Int: La realización de lo eterno y una respuesta adecuada y sin esfuerzo al aconte-cer temporal siempre cambiante son dos cuestiones diferentes y separadas. Usted parece mezclarlas en una. ¿Por qué lo hace usted así?
    Mah: Realizar lo Eterno es devenir lo Eterno, el todo, el universo, con todo lo que contiene. Todo acontecer es el efecto y la expresión del todo y está en armonía fun-damental con el todo. Toda respuesta desde el todo debe ser justa, sin esfuerzo e ins-tantánea.
    No puede ser de otra manera, si es justa. La respuesta que se demora es una res-puesta errada. El pensamiento, el sentimiento y la acción deben ser uno y simultáneos con la situación que los reclama.
    Int: ¿Cómo ocurre eso?
    Mah: Ya se lo he dicho a usted. Encuentre al que estaba presente en su nacimien-to y que presenciará su muerte.
    Int: ¿Mi padre y mi madre?
    Mah: Sí, su padre-madre, la fuente de donde usted vino. Para resolver un proble-ma usted debe seguirle el rastro hasta su fuente. Solo en la disolución del problema en los solventes universales de la indagación y el desapasionamiento puede ser en-contrada la solución justa.

    18

    Para Saber Lo que usted Es,
    Descubra Lo que usted No Es

    Interlocutor: Su manera de describir el universo como consistente de materia, mente y espíritu es una entre muchas. Hay otros modelos a los que se espera que el universo se conforme, y uno está perdido a la hora de saber cual modelo es verdadero y cual no lo es. Uno acaba sospechando que todos los modelos son solo verbales y que ningún modelo puede contener la realidad. Según usted la realidad consiste en tres dominios: El dominio de la materia-energía (mahadakasha), el dominio de la consciencia (chidakasha) y el del puro espíritu (paramakasha). El primero es algo que tiene a la vez movimiento e inercia. Eso que percibimos. Nosotros también sabemos que percibimos —somos conscientes y también presenciamos que somos conscientes. Así pues, tenemos dos: materia-energía y consciencia. La materia parece estar en el espacio mientras que la energía está siempre en el tiempo, estando relacionada con el cambio y siendo medida por el grado del cambio. La consciencia parece ser algo aquí y ahora, en un único punto del tiempo y del espacio. Pero usted parece sugerir que la consciencia también es universal —lo cual la hace atemporal, aespacial e impersonal. Yo puedo comprender un poco que no hay ninguna contradicción entre lo atemporal y aespacial y el aquí y ahora, pero la consciencia impersonal yo no puedo sondearla. Para mí la consciencia está siempre focalizada, centrada, individualizada, es siempre una persona. Usted parece decir que puede haber un percibir sin un perceptor, un conocer sin un conocedor, un amar sin un amante, un actuar sin un actor. Yo siento que la trinidad del conocer, del conocedor y de lo conocido puede ser vista en cada movimiento de la vida. La consciencia implica un ser consciente, un objeto de consciencia y el hecho de ser consciente. A eso que es consciente yo lo llamo una persona. Una persona vive en un mundo, es una parte de él, afecta al mundo y es afectada por él.
    Maharaj: ¿Por qué no indaga usted cuán reales son el mundo y la persona?
    Int: ¡Oh, no! No necesito indagar. Me basta con que la persona no sea menos real que el mundo en que la persona existe.
    Mah: ¿Entonces cuál es la cuestión?
    Int: ¿Son las personas reales, y los universales conceptuales, o son reales los uni-versales y las personas imaginarias?
    Mah: Ni unos ni otros son reales.
    Int: Ciertamente, yo soy suficientemente real como para merecer su respuesta y soy una persona.
    Mah: No cuando está dormido.
    Int: La sumersión no es ausencia. Incluso cuando estoy dormido, yo soy.
    Mah: Para ser una persona usted debe ser consciente de usted mismo. ¿Lo es us-ted siempre?
    Int: No cuando estoy dormido, por supuesto, ni cuando estoy en un desvaneci-miento, o drogado.
    Mah: ¿Durante sus horas de vigilia es usted continuamente consciente de usted mismo?
    Int: No, a veces estoy mentalmente ausente, o simplemente absorto.
    Mah: ¿Es usted una persona en los vacíos de consciencia de usted mismo?
    Int: Por supuesto yo soy la misma persona en todo eso. Me acuerdo de cómo fui ayer y el año pasado —definitivamente, yo soy la misma persona.
    Mah: ¿De modo que, para ser una persona, usted necesita la memoria?
    Int: Por supuesto.
    Mah: Y sin la memoria, ¿qué es usted?
    Int: Una memoria incompleta entraña una personalidad incompleta. Sin memoria yo no puedo existir como una persona.
    Mah: Ciertamente usted puede existir sin memoria. Usted existe así —en el sueño profundo.
    Int: Solo en el sentido de permanecer vivo. No como una persona.
    Mah: Puesto que usted admite que como una persona usted tiene solo una exis-tencia intermitente, ¿puede usted decirme lo que es usted en los intervalos entre sus experiencias de usted mismo como una persona?
    Int: Yo soy, pero no como persona. Puesto que yo no soy consciente de mí mismo en los intervalos, solo puedo decir que yo existo, pero no como persona.
    Mah: ¿Podemos llamarlo existencia impersonal?
    Int: Yo lo llamaría más bien existencia inconsciente; yo soy, pero no sé que yo soy.
    Mah: Usted lo ha dicho ahora: «Yo soy pero no sé que yo soy» ¿Le sería a usted posible decirlo cuando está usted inconsciente?
    Int: No, no podría.
    Mah: Usted solo puede describirlo en el pretérito pasado: «Yo no sabía. Yo esta-ba inconsciente» en el sentido de no recordar.
    Int: Habiendo estado inconsciente, ¿cómo podría yo recordar, y qué?
    Mah: ¿Estaba usted realmente inconsciente, o usted solo no recuerda?
    Int: ¿Cómo puedo saberlo?
    Mah: Considérelo. ¿Recuerda usted cada segundo de ayer?
    Int: Por supuesto, no.
    Mah: ¿Estuvo usted entonces inconsciente?
    Int: Por supuesto, no.
    Mah: ¿Así pues, usted es consciente y sin embargo no recuerda?
    Int: Sí.
    Mah: Quizás usted fue consciente en el sueño profundo y sólo no recuerda.
    Int: No, yo no era consciente. Yo estaba dormido. No me comportaba como una persona consciente.
    Mah: Nuevamente, ¿cómo lo sabe usted?
    Int: Me lo han dicho así quienes me han visto dormido.
    Mah: Todo lo que ellos pueden testificar es que le han visto a usted yaciendo tranquilamente con los ojos cerrados y respirando regularmente. Ellos no podrían saber si usted estaba consciente o no. Su única prueba (de usted) es su propia memo-ria. ¡Es una prueba bien incierta!.
    Int: Sí, admito que según mis propios términos yo soy una persona solo durante mis horas de vigilia. Lo que soy entre tanto, yo no lo sé.
    Mah: ¡Al menos usted sabe que no sabe! Puesto que usted pretende no ser cons-ciente en los intervalos entre las horas de vigilia, deje a los intervalos en paz. Consi-deremos solo las horas de vigilia.
    Int: Yo soy la misma persona en mis sueños.
    Mah: De acuerdo. Considerémoslos juntos —vigilia y sueño. La diferencia está solo en la continuidad. Si sus sueños fueran consistentemente continuos, trayendo noche tras noche los mismos entornos y las mismas gentes, usted sería incapaz de saber cual es la vigilia y cual es el sueño. En adelante, cuando hablemos del estado de vigilia, incluiremos también el estado de sueño.
    Int: De acuerdo. Yo soy persona sólo en una relación consciente con un mundo.
    Mah: ¿Son esenciales el mundo y la relación consciente para que usted sea una persona?
    Int: Incluso tabicado en una cueva, yo sigo siendo una persona.
    Mah: Eso implica un cuerpo y una cueva. Y un mundo en el que puedan existir.
    Int: Sí, puedo verlo. El mundo y la consciencia del mundo son esenciales para mi existencia como una persona.
    Mah: Eso hace de la persona una parte del mundo, o viceversa. Los dos son uno.
    Int: La consciencia está sola. La persona y el mundo aparecen en la consciencia.
    Mah: Usted ha dicho: aparecen. ¿Podría usted agregar: desaparecen?
    Int: No, no puedo. Yo solo puedo ser consciente de mí y de la aparición de mi mundo. Como una persona, yo no puedo decir: «el mundo no es». Sin un mundo yo no estaría aquí para decirlo. Debido a que hay un mundo, yo estoy aquí para decir: «hay un mundo».
    Mah: Quizás es todo lo contrario. Debido a que usted es, hay un mundo.
    Int: Para mí una tal afirmación no tiene sentido.
    Mah: Su ausencia de sentido puede desaparecer en la investigación.
    Int: ¿Dónde comenzamos?
    Mah: Todo lo que yo sé es que todo lo que depende, no es real. Lo real es verda-deramente independiente. Puesto que la existencia de la persona depende de la exis-tencia del mundo y está circunscrita y definida por el mundo, no puede ser real.
    Int: No puede ser un sueño, ciertamente.
    Mah: Incluso un sueño tiene existencia, cuando es apercibido y gozado, o padeci-do. Todo lo que usted piensa y siente tiene ser. Pero puede no ser lo que usted cree que es. Lo que usted piensa que es una persona puede ser algo completamente dife-rente.
    Int: Yo soy lo que sé que yo soy.
    Mah: ¡Usted no puede decir que usted es lo que usted piensa que es! Sus ideas sobre usted mismo cambian de día en día y de momento en momento. Su imagen de usted mismo es la cosa más cambiante que usted tiene. Es sumamente vulnerable, y está a merced de cualquier recién llegado. Una privación, la pérdida de un trabajo, un insulto, y su imagen de usted mismo, a la que usted llama su persona, cambia pro-fundamente. Para saber lo que usted es, usted debe investigar y saber primero lo que usted no es. Y para saber lo que usted no es, usted debe observarse cuidadosamente, rechazando todo lo que no está necesariamente con el hecho básico: «yo soy». Las ideas: Yo nací en un lugar determinado, a una hora determinada, de mis padres, y ahora soy fulano, que vive en, casado con, padre de, empleado por, etc., no son in-herentes a la sensación de «yo soy». Nuestra actitud usual es de «yo soy esto». Sepa-re consistente y perseverantemente el «yo soy» de «esto» o «eso», y trate de sentir lo que significa ser, sólo ser, sin ser «esto» o «eso». Todos nuestros hábitos van contra ello y la tarea de combatirlos es larga y dura a veces, pero una clara comprensión ayuda mucho. Cuanto más claramente comprenda usted que en el nivel de la mente usted sólo puede ser descrito en términos negativos, tanto más rápidamente llegará usted al final de su búsqueda y realizará su ser ilimitado.

    19

    La Realidad está en la Objetividad

    Interlocutor: Yo soy pintor y me gano la vida pintando cuadros. ¿Tiene esto algún valor desde el punto de vista espiritual?
    Mah: Cuando pinta, ¿en qué piensa usted?
    Int: Cuando pinto, hay solo la pintura y yo.
    Mah: ¿Qué está haciendo usted ahí?
    Int: Pinto.
    Mah: No, usted no pinta. Usted ve que la pintura adelanta. Usted solo está obser-vando, todo lo demás acontece.
    Int: ¿El cuadro se está pintando por sí solo? ¿O hay algún mí mismo más profun-do o algún Dios que está pintando?
    Mah: La consciencia misma es el pintor más grande. El mundo entero es un cua-dro.
    Int: ¿Quién pintó el cuadro del mundo?
    Mah: El pintor está en el cuadro.
    Int: ¡El cuadro está en la mente del pintor y el pintor está en el cuadro, el cual está en la mente del pintor que a su vez está en el cuadro! ¿No es absurda esta infinitud de estados y de dimensiones? Desde el momento en que hablamos del cuadro que está en la mente, la cual está ella misma en el cuadro, llegamos a una sucesión sin fin de presenciadores, donde el presenciador más alto presencia al más bajo. ¡Es como estar entre dos espejos y sorprenderse de la muchedumbre!
    Mah: Completamente cierto, solo usted y el doble espejo son. Entre los dos, sus formas y sus nombres son innumerables.
    Int: ¿Cómo ve usted el mundo?
    Mah: Yo veo a un pintor pintando un cuadro. Al cuadro lo llamo el mundo, al pintor lo llamo Dios. Yo no soy ni uno ni otro. Yo no creo, ni tampoco soy creado. Yo contengo todo, nada me contiene.
    Int: Cuando veo un árbol, un rostro, una puesta de sol, el cuadro es perfecto. Cuando cierro mis ojos, la imagen en mi mente es desvaída y borrosa. Si es mi mente la que proyecta el cuadro, ¿por qué necesito abrir los ojos para ver una bella flor y con los ojos cerrados la veo vagamente?
    Mah: Eso se debe a que sus ojos externos son mejores que sus ojos internos. Su mente está toda vuelta hacia fuera. Cuando usted aprenda a observar su mundo men-tal, usted lo encontrará aún más colorido y perfecto que el que puede proporcionar el cuerpo. Por supuesto, usted necesitará algún entrenamiento. ¿Pero por qué discutir? Usted imagina que el cuadro debe provenir del pintor que lo pintó efectivamente. Usted busca constantemente orígenes y causas. La causalidad está solo en la mente; la memoria da la ilusión de continuidad y la repetitividad crea la idea de causalidad. Cuando las cosas acontecen juntas repetidamente, nosotros tendemos a ver un lazo causal entre ellas. Eso crea un hábito mental, pero un hábito no es una necesidad.
    Int: Usted acaba de decir que el mundo está hecho por Dios.
    Mah: Recuerde que el lenguaje es un instrumento de la mente; está hecho por la mente para la mente. Una vez que usted admite una causa, entonces Dios es la última causa y el mundo el efecto. Son diferentes, pero no separados.
    Int: Las gentes hablan de ver a Dios.
    Mah: Cuando usted ve el mundo usted ve a Dios. No hay ningún ver a Dios, aparte del mundo. Más allá del mundo, ver a Dios es ser Dios. La luz por la cual us-ted ve el mundo, que es Dios, es la pequeña chispa: «yo soy», aparentemente tan pequeña, y sin embargo lo primero y lo último en todo acto de conocimiento y de amor.
    Int: ¿Debo ver el mundo para ver a Dios?
    Mah: ¿Y cómo si no? Ningún mundo, ningún Dios.
    Int: ¿Y qué queda?
    Mah: Usted queda, como ser puro.
    Int: ¿Y qué devienen el mundo y Dios?
    Mah: Ser puro (avyakta).
    Int: ¿Es lo mismo que la Gran Expansión (paramakasha)?
    Mah: Usted puede llamarlo así. Las palabras no importan, pues no lo alcanzan. Retroceden en profunda negación.
    Int: ¿Cómo puedo yo ver el mundo como Dios? ¿Qué quiere decir ver el mundo como Dios?
    Mah: Es como entrar en una habitación obscura. Usted no ve nada —usted puede tocar, pero usted no ve— ningún color, ningún contorno. La ventana se abre y la habitación se inunda de luz. Colores y formas vienen al ser. La ventana es el dador de luz, pero no su fuente. El sol es la fuente. Similarmente, la materia es como la habi-tación oscura; la consciencia —la ventana— inunda la materia de sensaciones y de percepciones, y lo supremo es el sol, la fuente de la materia y de la luz. La ventana puede estar cerrada, o abierta, el sol brilla siempre. Eso es toda la diferencia para la habitación, pero no para el sol. Sin embargo, todo esto es secundario para la pequeña cosa que es el «yo soy». Sin el «yo soy» no hay nada. Todo conocimiento es sobre el «yo soy». Las ideas falsas sobre este «yo soy» conducen a la esclavitud, el conoci-miento justo conduce a la liberación y a la felicidad.
    Int: ¿Es «yo soy» y «hay» lo mismo?
    Mah: «Yo soy» denota lo interior, «hay» —lo exterior. Ambos se basan en la sensación de ser.
    Int: ¿Es lo mismo que la experiencia de la existencia?
    Mah: Existir significa ser algo, una cosa, un sentimiento, un pensamiento, una idea. Toda existencia es particular. Solo ser es universal, en el sentido de que cada ser es compatible con todos los demás seres. Las existencias chocan, ser —nunca. Existencia significa devenir, cambio, nacimiento y muerte y nacimiento otra vez, mientras que en ser hay paz silente.
    Int: Si yo he creado el mundo, ¿por qué lo he hecho malo?
    Mah: Cada uno vive en su propio mundo. No todos los mundos son igualmente buenos o malos.
    Int: ¿Qué determina la diferencia?
    Mah: La mente que proyecta el mundo, lo colorea a su propio modo. Cuando us-ted encuentra a un hombre, es un extraño. Cuando usted se casa con él, deviene su propio sí mismo de usted. Cuando usted se pelea, deviene su enemigo. Es la actitud de su mente la que determina lo que él es para usted.
    Int: Yo puedo ver que mi mundo es subjetivo. ¿Eso lo hace también ilusorio?
    Mah: Es ilusorio mientras es subjetivo y solo en esa medida. La realidad está en la objetividad.
    Int: ¿Qué significa objetividad? Usted ha dicho que el mundo es subjetivo y ahora usted habla de objetividad. ¿No es todo subjetivo?
    Mah: Todo es subjetivo, pero lo real es objetivo.
    Int: En qué sentido?
    Mah: No depende de los recuerdos ni de las expectativas, de los deseos ni de los temores, de los agrados ni de los desagrados. Todo se ve como es.
    Int: ¿Es lo que usted llama el cuarto estado (turiya)?
    Mah: Llámelo como usted quiera. Es sólido, firme, sin cambio, sin comienzo ni fin, siempre nuevo, siempre fresco.
    Int: ¿Cómo se alcanza?
    Mah: La no deseación y la ausencia de temor le llevarán a usted allí.

    20

    Lo Supremo es Más Allá de Todo

    Interlocutor: Usted dice, la realidad es una. La unicidad, la unidad, es el atributo de la persona. ¿Es entonces la realidad una persona, con el universo como su cuerpo?
    Maharaj: Todo lo que usted puede decir será a la vez verdadero y falso. Las pa-labras no llegan más allá de la mente.
    Int: Yo sólo estoy intentando comprender. Usted está hablándonos de la Persona, el Sí mismo y lo Supremo (vyakti, vyakta, avyakta). La luz de la Presenciación Pura, (prajna) enfocada como «yo soy» en el Sí mismo (jivatma), ilumina como consciencia (chetana) la mente (antahkarana), y como vida (prana) vitaliza el cuerpo (deha). Todo esto está muy bien hasta donde llegan las palabras. Pero cuando se trata de dis-tinguir en mí mismo la persona del Sí mismo, y el Sí mismo de lo Supremo, todo es confuso.
    Mah: La persona no es nunca el sujeto. Usted puede ver una persona, pero usted no es la persona. Usted es siempre lo Supremo que aparece en un punto dado del tiempo y del espacio como el presenciador, un puente entre la presenciación pura de lo Supremo y la consciencia múltiple de la persona.
    Int: Cuando me miro a mí mismo, encuentro que soy varias personas que luchan entre sí por el uso del cuerpo.
    Mah: Corresponden a las diferentes tendencias (samskara) de la mente.
    Int: ¿Puedo hacer la paz entre ellas?
    Mah: ¿Cómo va a poder usted? ¡Son tan contradictorias! Véalas como son —meros hábitos de pensamientos y de sentimientos, paquetes de recuerdos y de impul-sos.
    Int: No obstante, todas ellas dicen «yo soy».
    Mah: Únicamente porque usted se identifica con ellas. Una vez que usted se da cuenta de que nada de cuanto aparece ante usted puede ser usted, ni puede decir «yo soy», usted está liberado de todas su «personas» y de sus demandas. La sensación de «yo soy» es suya propia. Usted no puede separarse de ella, pero usted puede im-partírsela a algo, como cuando usted dice: yo soy joven, yo soy rico, etc. Tales auto-identificaciones son patentemente falsas y son la causa de esclavitud.
    Int: Ahora puedo comprender que yo no soy la persona sino eso que, cuando se refleja en la persona, le da una sensación de ser. Ahora, ¿qué hay sobre lo Supremo? ¿De qué modo me conozco yo a mí mismo como lo Supremo?
    Mah: La fuente de la consciencia no puede ser un objeto en la consciencia. Cono-cer la fuente es ser la fuente. Cuando usted se da cuenta de que usted no es la persona sino el presenciador puro y calmo, y de que la presenciación inmutable es su ser mismo, usted es el ser. Es la fuente, la Posibilidad Inagotable.
    Int: ¿Hay muchas fuentes o una sola para todo?
    Mah: Depende de cómo lo considere usted, desde qué extremidad. Los objetos en el mundo son muchos, pero el ojo que los ve es uno. Lo más alto aparece siempre como uno para lo más bajo, y lo más bajo como múltiple para lo más alto.
    Int: ¿Las formas y los nombres son todos de uno y el mismo Dios?
    Mah: Nuevamente, todo depende de cómo usted lo considere. En el nivel verbal todo es relativo. Lo absoluto debe ser experimentado, no discutido.
    Int: ¿Cómo se experimenta lo Absoluto?
    Mah: No es un objeto que pueda reconocerse y almacenarse en la memoria. Está más bien en el presente y en la sensación. Tiene que ver más con el «cómo» que con el «qué». Está en la cualidad, en el valor; siendo la fuente de todo, está en todo.
    Int: Si es la fuente, ¿porqué y cómo se manifiesta?
    Mah: Da nacimiento a la consciencia. Todo lo demás está en la consciencia.
    Int: ¿Porqué hay tantos centros de consciencia?
    Mah: El universo objetivo (mahadakasha) está en constante movimiento, proyec-tando y disolviendo innumerables formas. Siempre que se infunde vida (prana) en una forma, la consciencia (chetana) aparece por reflejo de la presenciación en la ma-teria.
    Int: ¿Cómo es afectado lo Supremo?
    Mah: ¿Qué puede afectarlo y cómo? La fuente no es afectada por los vaivenes del río ni tampoco lo es el metal —por la forma de la joya. ¿Es afectada la luz por la imagen en la pantalla? Lo Supremo hace todo posible, eso es todo.
    Int: ¿Cómo es que algunas cosas acontecen y otras no?
    Mah: Buscar las causas es un pasatiempo de la mente. No hay ninguna dualidad de causa y efecto. Todo es su propia causa.
    Int: ¿No es posible entonces ninguna acción intencional?
    Mah: Todo lo que digo es que la consciencia contiene todo. En la consciencia to-do es posible. Usted puede tener causas, si usted así lo quiere, en su mundo. Otro puede contentarse con una sola causa —la voluntad de Dios. La causa raíz es sólo una: la sensación de «yo soy».
    Int: ¿Cuál es el lazo entre el Sí mismo (Vyakta) y lo Supremo (Avyakta)?
    Mah: Desde el punto de vista del sí mismo el mundo es lo conocido, lo Supremo —lo No conocido. Lo No conocido da nacimiento a lo conocido, pero permanece No conocido. Lo conocido es infinito, pero lo No conocido es una infinitud de infinitos. Lo mismo que un rayo de luz no se ve nunca a menos de que sea interceptado por las motas de polvo, así lo Supremo hace todo conocido, permaneciendo ello mismo No conocido.
    Int: ¿Quiere eso decir que lo No conocido es inaccesible?
    Mah: Oh, no. Lo Supremo es lo más fácil de alcanzar, pues es su verdadero ser (de usted). Basta con dejar de pensar y no desear nada, sino lo Supremo.
    Int: ¿Y si no deseo nada, ni siquiera lo Supremo?
    Mah: Entonces usted es como si estuviera muerto, o es lo Supremo.
    Int: El mundo está lleno de deseos. Todo el mundo desea una cosa u otra. ¿Quién es el deseador? ¿La persona o el sí mismo?
    Mah: El sí mismo. Todos los deseos, santos y no santos, vienen del sí mismo, to-dos ellos penden de la sensación de «yo soy».
    Int: Yo puedo comprender los deseos santos (satyakama) que emanan del sí mis-mo. Pueden ser la expresión del aspecto de felicidad de Satchitananda (Ser—Presenciación—Felicidad) del Sí mismo. ¿Pero por qué los deseos no santos?
    Mah: Todos los deseos apuntan a la felicidad. Su forma y cualidad dependen de la psique (antahkarana). Donde predomina la inercia (tamas), encontramos perver-siones. Con la energía (rajas), surgen las pasiones. Con la lucidez (sattva) el motivo detrás del deseo es la buena voluntad, la compasión, el impulso a hacer feliz más bien que a ser feliz. Pero lo Supremo es más allá de todo, y debido a su infinita per-meabilidad, todos los deseos poderosos pueden ser cumplidos.
    Int: ¿Cuáles deseos son poderosos?
    Mah: Los deseos que destruyen a sus sujetos, u objetos, o que no se aplacan al ser satisfechos son contradictorios en sí mismos y no pueden ser cumplidos. Solo los deseos motivados por amor, buena voluntad y compasión son beneficiosos tanto para el sujeto como para el objeto y pueden ser satisfechos.
    Int: Todos los deseos son penosos, tanto los santos como los no santos.
    Mah: No son lo mismo y el sufrimiento tampoco es el mismo. La pasión es peno-sa, la compasión —nunca. El universo entero se esfuerza para cumplir un deseo na-cido de la compasión.
    Int: ¿Lo supremo se conoce a sí mismo? ¿Es lo Impersonal consciente?
    Mah: La fuente de todo tiene todo. Todo lo que brota de ella debe estar ya allí en forma de semilla. Y de la misma manera que una semilla es la última de innumerables semillas y contiene la experiencia y la promesa de innumerables bosques, así lo No conocido contiene todo lo que fue o podría haber sido y todo lo que será o podría ser. La totalidad del campo del devenir está abierto y accesible; el pasado y el futuro coexisten en el eterno ahora.
    Int: ¿Está usted viviendo en lo Supremo No Conocido?
    Mah: ¿Dónde, si no?
    Int: ¿Qué le hace a usted decir eso?
    Mah: Ningún deseo surge nunca en mi mente.
    Int: ¿Es usted entonces inconsciente?
    Mah: ¡Por supuesto que no! Yo soy plenamente consciente, pero puesto que ningún deseo o temor entra en mi mente, hay silencio perfecto.
    Int: ¿Quién conoce el silencio?
    Mah: El silencio se conoce a sí mismo. Es el silencio de la mente silente, cuando las pasiones y los deseos están silentes.
    Int: ¿Experimenta usted deseos ocasionalmente?
    Mah: Los deseos son sólo ondas en la mente. Usted conoce una onda cuando la ve. Un deseo es sólo una cosa entre muchas. Yo no siento ningún impulso de satisfa-cerlos, no hay necesidad de emprender ninguna acción al respecto. La liberación del deseo significa esto: la compulsión de satisfacer está ausente.
    Int: ¿Por qué surgen los deseos?
    Mah: Debido a que usted imagina que usted ha nacido, y que usted morirá si no cuida usted de su cuerpo. El deseo de existencia en el cuerpo es la causa raíz de la aflicción.
    Int: Sin embargo, hay muchos jivas metidos en cuerpos. Ciertamente no puede ser un error de juicio. Debe haber un propósito. ¿Cuál podría ser?
    Mah: Para conocerse, el sí mismo debe enfrentarse con su opuesto —el no sí mismo. Los deseos  conducen a la experiencia. La experiencia conduce a la discrimi-nación, al desapego, al conocimiento de sí mismo —a la liberación. ¿Y qué es la li-beración después de todo? Saber que usted es más allá del nacimiento y de la muerte. Al olvidar quien es usted y al imaginarse a usted mismo como una criatura mortal, usted se ha creado tanta aflicción que tiene usted que despertar, como de un mal sue-ño.
    La indagación también le despierta a usted. Usted no necesita esperar al sufri-miento; indagar en la felicidad es mejor, pues la mente está en armonía y en paz.
    Int: ¿Quién es exactamente el experimentador último —el Sí mismo o lo No Co-nocido?
    Mah: El Sí mismo, por supuesto.
    Int: ¿Por qué introducir entonces la noción de lo Supremo No conocido?
    Mah: Para explicar el Sí mismo.
    Int: ¿Pero hay algo más allá del Sí mismo?
    Mah: Fuera del Sí mismo no hay nada. Todo es uno y todo está contenido en «yo soy». En los estados de vigilia y de sueño es la persona. En el sueño profundo y en turiya es el Sí mismo. Más allá de la alerta atención de turiya hay la gran paz silente de lo Supremo. Pero de hecho todo es uno en esencia y relativo en apariencia. En la ignorancia el veedor deviene lo visto y en la sabiduría es la visión.
    ¿Pero por qué interesarse en lo Supremo? Conozca al conocedor y todo será co-nocido.

  • Crow

    ¿Quién soy yo?

    Interlocutor: Se nos aconseja que adoremos a la realidad personificada como Dios o como el Hombre Perfecto. Se nos dice que no intentemos la adoración de lo abso-luto, porque es muy difícil para una consciencia centrada en el cerebro.
    Maharaj: La Verdad es simple y abierta a todos. ¿Por qué la complica usted? La Verdad es benigna y amable. Incluye todo, acepta todo, purifica todo. Es la no ver-dad lo que es difícil y una fuente de aflicción. Siempre está deseando, esperando, exigiendo. Siendo falsa, está vacía, siempre en busca de confirmación y de reafirma-ción. Tiene miedo de indagar y evita indagar. Se identifica con cualquier soporte, por débil y momentáneo que sea. Todo lo que logra lo pierde, y pide más y más. Por lo tanto, no ponga usted ninguna fe en lo consciente. Nada de lo que usted puede ver, sentir o pensar es tal. Ni siquiera el pecado y la virtud, el mérito y el demérito son lo que parecen. Usualmente lo malo y lo bueno son un asunto de convención y de cos-tumbre y se les elude o se les acoge acordemente a como se usen las palabras.
    Int: ¿No hay deseos buenos y malos, deseos elevados y bajos?
    Mah: Todos los deseos son malos, peros algunos son peores que otros. Cualquier deseo que persiga usted, siempre le aportará a usted aflicción.
    Int: ¿Incluso el deseo de liberarse del deseo?
    Mah: ¿Por qué desear? Desear un estado de liberación del deseo no le liberará a usted. Nada puede liberarle a usted, porque usted es libre. Véase a usted mismo con claridad sin deseo, eso es todo.
    Int: Lleva tiempo conocerse a uno mismo.
    Mah: ¿Cómo puede el tiempo ayudarle a usted. El tiempo es una sucesión de momentos; cada momento aparece de la nada y desaparece en la nada, para no reapa-recer jamás. ¿Cómo puede usted construir sobre algo tan efímero?
    Int: ¿Qué es permanente?
    Mah: Mírese a usted mismo para lo permanente. Bucee profundamente adentro y encuentre lo que es real en usted.
    Int: ¿Cómo buscarme a mí mismo?
    Mah: Acontezca lo que acontezca, le acontece a usted. Haga usted lo que haga, el hacedor está en usted. Encuentre al sujeto de todo lo que usted es como persona.
    Int: ¿Qué otra cosa puedo ser?
    Mah: Encuentre. Incluso si yo le digo a usted que usted es el presenciador, el ob-servador silente, esto no significará nada para usted, a menos de que usted encuentre la vía hacia su propio ser.
    Int: Esta es mi pregunta: ¿Cómo encontrar la vía hacia el propio ser de uno?
    Mah: Abandone todas las preguntas excepto una: «¿Quién soy yo»? Después de todo, el único hecho del que usted está seguro es que usted es. El «yo soy» es cierto. El «yo soy esto» no lo es. Esfuércese usted por encontrar lo que usted es en realidad.
    Int: No he hecho otra cosa durante los últimos 60 años.
    Mah: ¿Qué hay de malo en esforzarse? ¿Por qué buscar resultados? El esfuerzo mismo es su naturaleza real.
    Int: Esforzarse es penoso.
    Mah: Usted lo hace penoso al buscar resultados. Esfuércese sin buscar, esfuércese sin codicia.
    Int: ¿Por qué Dios me ha hecho como yo soy?
    Mah: ¿De qué Dios está usted hablando? ¿Qué es Dios? ¿Acaso no es la luz misma por la cual usted hace la pregunta? «Yo soy» mismo es Dios. La búsqueda misma es Dios. Al buscar usted descubre que usted no es ni el cuerpo ni la mente, y que el amor del sí mismo en usted es por el sí mismo en todo. Los dos son uno. La consciencia en usted y la consciencia en mí, aparentemente dos, una en realidad, busca la unidad y eso es amor.
    Int: ¿Cómo voy a encontrar ese amor?
    Mah: ¿Qué ama usted ahora? El «yo soy». Déle su corazón y su mente, no piense en nada más. Esto, cuando es sin esfuerzo y natural, es el estado más alto. En él, el amor mismo es el amante y el amado.
    Int: Todo el mundo quiere vivir, existir. ¿No es esto amor de sí mismo?
    Mah: Todos los deseos tienen su fuente en el sí mismo. La cuestión es elegir el deseo justo.
    Int: Lo que es justo y lo que es injusto varía con el hábito y la costumbre. Los modelos varían con las sociedades.
    Mah: Deseche todos los modelos tradicionales. Déjelos para los hipócritas. Solo lo que le libera a usted del deseo, del miedo y de las ideas falsas es bueno. Mientras que usted se inquiete por el pecado y la virtud usted no tendrá paz.
    Int: Estoy de acuerdo con que el pecado y la virtud son normas sociales. Pero puede haber también pecados y virtudes espirituales. Por espiritual quiero decir lo absoluto. ¿Hay una cosa tal como el pecado absoluto o la virtud absoluta?
    Mah: El pecado y la virtud se refieren solo a una persona. Sin una persona peca-dora o virtuosa, ¿qué es el pecado o la virtud? En el nivel de lo absoluto no hay per-sonas; el océano de la presenciación pura no es ni virtuoso ni pecador. El pecado y la virtud son invariablemente relativos.
    Int: ¿Puedo deshacerme de tales nociones innecesarias?
    Mah: No mientras usted piense que usted es una persona.
    Int: ¿Por cuál signo sabré que estoy más allá del pecado y de la virtud?
    Mah: Cuando usted esté libre de todo deseo y de todo temor, libre de la idea misma de que usted es una persona. Alimentar las ideas: «Yo soy un pecador, yo no soy un pecador», es pecado. Identificarse uno mismo con lo particular es todo el pe-cado que hay. Lo impersonal es real, lo persona aparece y desaparece. «Yo soy» es el Ser impersonal. «Yo soy esto» es la persona. La persona es relativa y el Ser puro —fundamental.
    Int: Ciertamente el Ser puro no es inconsciente, ni está desprovisto de discrimi-nación. ¿Cómo puede estar más allá del pecado y de la virtud? Díganos, por favor, ¿tiene inteligencia o no?
    Mah: Todas estas preguntas surgen de su creencia de que usted mismo es una persona. Vaya usted más allá de lo personal y vea.
    Int: ¿Qué quiere decir usted exactamente cuando me pide que deje de ser una per-sona?
    Mah: Yo no le pido a usted que deje usted de ser —eso no está en su poder. Yo solo le pido que deje usted de imaginar que usted ha nacido, que tiene padres, que tiene un cuerpo, que morirá y así sucesivamente. Inténtelo, comience —no es tan difícil como usted piensa.
    Int: Pensarse uno mismo como lo personal es el pecado de lo impersonal.
    Mah: ¡He aquí de nuevo el punto de vista personal! ¿Por qué insiste usted en manchar lo impersonal con sus ideas de pecado y de virtud? Simplemente, no se aplica. Lo impersonal no puede ser descrito en términos de bueno y de malo. Es Ser —Sabiduría —Amor —todo absoluto. ¿Dónde hay lugar aquí para el pecado? Y la virtud es solo lo opuesto del pecado.
    Int: Hablamos de la virtud divina.
    Mah: La verdadera virtud es la naturaleza divina (swarupa). Lo que usted es re-almente, es su virtud. Pero lo opuesto del pecado, que usted llama virtud, es solo obediencia nacida del temor.
    Int: ¿Entonces, por qué se esfuerzan todos en ser buenos?
    Mah: Eso le mantiene a usted en movimiento. Usted sigue y sigue hasta que en-cuentra a Dios. Entonces Dios le toma a usted en Sí mismo —y le hace a usted como Él es.
    Int: La misma acción se considera natural en un punto y pecado en otro. ¿Qué la hace pecaminosa?
    Mah: Todo lo que usted hace contra su mejor conocimiento es un pecado.
    Int: El conocimiento depende de la memoria.
    Mah: Recordarse a usted mismo es virtud, olvidarse de usted mismo es pecado. Todo se reduce al lazo mental o psicológico entre el espíritu y la materia. Nosotros podemos llamar al lazo psique (antahkarana). Cuando la psique está cruda, sin des-arrollar, completamente primitiva, está sujeta a groseras ilusiones. Cuando crece en amplitud y sensitividad, deviene un lazo perfecto entre la pura materia y el puro espí-ritu y da significado a la materia y expresión al espíritu.
    Hay el mundo material (muhadakash) y el espiritual (paramakash). Entre ambos está la mente universal (chidakash), la cual es también el corazón universal (prema-kash). Es sabio el amor que hace a los dos uno.
    Int: Algunas gentes son estúpidas, otras son inteligentes. La diferencia está en su psique . Los maduros tienen más experiencia tras de sí. Lo mismo que un niño crece comiendo y bebiendo, durmiendo y jugando, así también la psique del hombre se forma con todo lo que piensa y siente y hace, hasta que es suficientemente perfecta como para servir de puente entre el espíritu y el cuerpo. Como un puente permite el tráfico entre las dos orillas, así también la psique une la fuente y su expresión.
    Mah: Llámelo amor. El puente es amor.
    Int: Finalmente todo es experiencia. Todo lo que pensamos, sentimos, hacemos es experiencia. Detrás de ella está el experimentador. De modo que todo lo que nosotros conocemos consiste en éstos dos: el experimentador y la experiencia.. Pero los dos son realmente uno —el experimentador sólo es la experiencia. Sin embargo, el expe-rimentador toma la experiencia como exterior a él. De la misma manera el espíritu y el cuerpo son uno; solo aparecen como dos.
    Mah: Para el espíritu no hay ningún segundo.
    Int: ¿A quién aparece entonces el segundo? A mí me parece que la cualidad es una ilusión inducida por la imperfección de la psique. Cuando la psique es perfecta, la dualidad ya no se ve.
    Mah: Usted lo ha dicho.
    Int: Sin embargo, todavía tengo que repetir mi misma simple pregunta: ¿quién hace la distinción entre pecado y virtud?
    Mah: El que tiene un cuerpo, peca con el cuerpo, el que tiene una mente, peca con la mente.
    Int: Ciertamente, la mera posesión de mente y cuerpo no empuja a pecar. Debe haber un tercer factor en la raíz de ello. Vuelvo una y otra vez a esta cuestión del pecado y la virtud, porque hoy día las gentes jóvenes insisten en que no hay ninguna cosa tal como el pecado, que uno no necesita ser escrupuloso y que debería seguir sin demora el deseo del momento. No quieren aceptar ni la tradición ni la autoridad y solo pueden ser influenciados por un pensamiento sólido y honesto.
    Si se contienen de hacer algunas acciones, es por temor de la policía más bien que por convicción. Indudablemente, debe haber algo en lo que dicen, pues podemos ver como nuestros valores cambian de un lugar a otro y de un tiempo a otro. Por ejemplo —matar en la guerra es una gran virtud hoy y puede ser considerado un crimen horrible el próximo siglo.
    Mah: Un hombre que se mueve con la tierra experimentará necesariamente los días y las noches. El que está con el sol no conocerá ninguna oscuridad. Mi mundo no es el suyo. Como yo lo veo, todos ustedes están actuando en un escenario. No hay ninguna realidad en sus idas y venidas. ¡Y sus problemas son tan irreales!
    Int: Quizás somos sonámbulos, o estamos sometidos a pesadillas. ¿No hay nada que usted pueda hacer?
    Mah: Lo estoy haciendo. He entrado en su estado semejante al sueño para decir-les a ustedes —«Dejen de hacerse daño a ustedes mismos y a los demás, dejen de sufrir, despierten»
    Int: ¿Por qué entonces no nos despertamos?
    Mah: Ustedes lo harán. Yo no fracasaré. Puede llevar algún tiempo. Cuando us-tedes comiencen a cuestionar su sueño, el despertar no estará lejos.

    22

    La Vida es Amor y el Amor es Vida

    Interlocutor: ¿Es siempre consciente la práctica del Yoga? ¿O puede ser comple-tamente inconsciente, por debajo del umbral de la presenciación?
    Mah: En el caso de un principiante la práctica del Yoga es a menudo deliberada y requiere gran determinación. Pero aquellos que lo han estado practicando sincera-mente durante muchos años, están inmersos en la autorealización siempre, ya sean conscientes de ello o no. La sadhana inconsciente es sumamente efectiva debido a que es espontánea y regular.
    Int: ¿Cuál es la situación del hombre que ha sido un sincero estudiante de Yoga durante algún tiempo y que después se ha desanimado y ha abandonado todos los esfuerzos?
    Mah: Lo que un hombre parece hacer, o no hacer es a menudo engañoso. Su apa-rente letargia puede ser un acopio de fuerza. Las causas de nuestro comportamiento son muy sutiles. Uno no debe apresurarse a condenar, ni tampoco a elogiar. Recuerde que el Yoga es el trabajo del sí mismo interior (vyakta) sobre el sí mismo exterior (vyakti). Todo lo que el exterior hace lo hace meramente en respuesta al interior.
    Int: No obstante, el exterior ayuda.
    Mah: ¿Cómo puede ayudar y de qué manera? Tiene algún control sobre el cuerpo y puede mejorar su postura y su respiración. Sobre los pensamientos y sentimientos de la mente tiene poco dominio, pues él mismo es la mente. Es el interior (vyakta) el que controla al exterior (vyakti). Que el exterior obedezca será sabio y prudente.
    Int: Si es el interior el que es finalmente responsable del desarrollo espiritual del hombre, ¿por qué se exhorta y se anima tanto al exterior?
    Mah: El exterior puede ayudar manteniéndose sereno y libre del deseo y del te-mor. Usted puede haber notado que todo consejo al exterior es en forma de negacio-nes: no, detente, contente, renuncia, abandona, sacrifica, entrégate, ve lo falso como falso. Incluso la más pequeña descripción de la realidad que se da, se da a través de negaciones —«ni esto, ni eso» (neti, neti). Todos los positivos pertenecen al sí mismo interior, como todos los absolutos —a la Realidad.
    Int: ¿Cómo distinguimos el interior del exterior en la experiencia efectiva?.
    Mah: El interior es la fuente de inspiración, el exterior es movido por la memoria. La fuente es irrastreable, mientras que toda memoria comienza en alguna parte. Así, el exterior es siempre determinado, mientras que el interior no puede ser atrapado en las palabras. El error de los estudiantes consiste en que imaginan que el interior es algo que se puede obtener, y en que olvidan que todo lo que es perceptible es transitorio, y por consiguiente irreal. Solo eso que hace la percepción posible, llámelo usted Vida o Brahman, o lo que usted quiera, es real.
    Int: ¿Debe la Vida tener un cuerpo para su auto expresión?
    Mah: El cuerpo busca vivir. No es la vida la que necesita el cuerpo; es el cuerpo el que necesita la vida.
    Int: ¿Lo hace la vida deliberadamente?
    Mah: ¿Actúa el amor deliberadamente? Sí y no. La vida es amor y el amor es vi-da. ¿Qué mantiene al cuerpo unido sino el amor? ¿Qué es el deseo, sino amor del sí mismo? ¿Qué es el miedo sino el impulso de protegerse? ¿Y qué es el conocimiento sino el amor de la verdad? Los medios y las formas pueden ser erróneos, pero el mo-tivo detrás es siempre el amor —amor del mí mismo y de lo mío. El mí mismo y lo mío pueden ser pequeños o explotar y abarcar el universo, pero el amor permanece.
    Int: La repetición del nombre de Dios es muy común en la India ¿Hay alguna vir-tud en ello?
    Mah: Cuando usted conoce el nombre de una cosa, o de una persona, usted puede encontrarla fácilmente. Llamando a Dios por Su nombre, usted le hace venir a usted.
    Int: ¿En cuál figura viene?
    Mah: De acuerdo con lo que usted espera. Si acontece que usted es desafortunado y algún alma santa le da a usted un mantra para la buena suerte y usted lo repite con fe y devoción, su mala suerte no tendrá más remedio que cambiar. Una fe firme es más fuerte que el destino. El destino es el resultado de causas, en su mayor parte accidentales, y por lo tanto está entretejido de una manera muy suelta. La confianza y la buena esperanza lo vencerán fácilmente.
    Int: Cuando se recita un mantra, ¿qué acontece exactamente?
    Mah: El sonido del mantra crea la forma que incorporará el Sí mismo. El Sí mismo puede incorporar cualquier forma —y operar a través de ella. Después de todo, el Sí mismo se está expresando a sí mismo en la acción —y un mantra es pri-mariamente energía en acción. Actúa sobre usted, actúa sobre su entorno.
    Int: El mantra es tradicional. ¿Debe serlo?
    Mah: Desde tiempos inmemoriales se creó un lazo entre ciertas palabras y las energías correspondientes, lazo reforzado por innumerables repeticiones. Es lo mismo que un camino a la hora de caminar. Es una vía fácil —sólo se necesita fe. Usted confía en que el camino le lleve a usted a su destino.
    Int: En Europa no hay ninguna tradición de un mantra, excepto en algunas órde-nes contemplativas. ¿Cuál es su utilidad para un joven occidental moderno?
    Mah: Ninguna, a menos de que se sienta muy atraído. Para él el procedimiento adecuado es adherirse al pensamiento de que él es el fundamento de todo conoci-miento, la presenciación inmutable y perenne de todo lo que acontece a los sentidos y a la mente. Si lo mantiene presente siempre, consciente y alerta, no dejará de quebrar los lazos de la no presenciación y emergerá a la vida pura, a la luz y al amor. La idea —«Yo soy solo el presenciador» purificará el cuerpo y la mente y abrirá el ojo de la sabiduría. Entonces el hombre va más allá de la ilusión y su corazón se libra de todos los deseos. Lo mismo que el hielo se convierte en agua y el agua en vapor, y el vapor se disuelve en el aire y desaparece en el espacio, así el cuerpo se disuelve en la pre-senciación pura (chidakash), y después en el ser puro (paramakash), que es más allá de toda existencia y no existencia.
    Int: El hombre realizado come, bebe y duerme. ¿Qué le hace hacerlo?
    Mah: El mismo poder que mueve el universo, le mueve también a él.
    Int: Todos son movidos por el mismo poder: ¿cuál es la diferencia?
    Mah: Sólo ésta: El hombre realizado sabe lo que los demás sólo oyen, pero no experimentan. Intelectualmente pueden parecer convencidos, pero en la acción ponen en evidencia su esclavitud, mientras que el hombre realizado es siempre acorde.
    Int: Todo el mundo dice «yo soy». El hombre realizado también dice «yo soy». ¿Dónde está la diferencia?
    Mah: La diferencia está en el significado que se da a las palabras «yo soy». En el hombre realizado la experiencia: «yo soy el mundo, el mundo es mío» es suprema-mente válida —piensa, siente y actúa integralmente y en unidad con todo lo que vive. Puede no conocer siquiera la teoría y la práctica de la realización de sí mismo y haber nacido y haber sido criado libre de nociones religiosas y metafísicas. Pero no tendrá la menor tacha en su comprensión y compasión.
    Int: Yo pudo cruzarme con un mendigo, desnudo y hambriento y preguntarle: ¿quién es usted? Él puede responder: «Yo soy el Sí mismo Supremo». «Bien», diría yo, «Puesto que usted es el Sí mismo Supremo, cambie su estado presente» ¿Qué hará él?
    Mah: Él le preguntará a usted: ¿Cuál estado? ¿Qué hay aquí que necesite cambio? ¿Qué hay de malo en mí?
    Int: ¿Por qué respondería así?
    Mah: Debido a que ya no está limitado por las apariencias, él no se identifica con el nombre y la forma. Usa su memoria, pero la memoria no puede usarle a él.
    Int: ¿No se basa todo conocimiento en la memoria?
    Mah: El conocimiento inferior —sí. El conocimiento más alto, el conocimiento de la Realidad, es inherente a la verdadera naturaleza del hombre.
    Int: ¿Puedo decir que yo no soy aquello de lo que soy consciente, ni tampoco la consciencia misma?
    Mah: Mientras usted sea un buscador, aférrese mejor a la idea de que usted es consciencia pura, libre de todo contenido. Ir más allá de la consciencia es el estado supremo.
    Int: El deseo de realización, ¿se origina en la consciencia o más allá?
    Mah: En la consciencia, por supuesto. Todo deseo nace de la memoria y está de-ntro del reino de la consciencia. Lo que es más allá está libre de todo esfuerzo. El deseo mismo de ir más allá de la consciencia está todavía en la consciencia.
    Int: ¿Hay algún rastro, o huella, del más allá en la consciencia?
    Mah: No, no puede haberlo.
    Int: ¿Entonces cuál es el lazo entre los dos? ¿Cómo puede encontrarse un pasaje entre dos estados que no tienen nada en común? ¿No es la presenciación pura el lazo entre los dos?
    Mah: Incluso la presenciación pura es una forma de consciencia.
    Int: ¿Entonces qué hay más allá? ¿Vacuidad?
    Mah: La vacuidad se refiere solo a la consciencia. Plenitud y vacuidad son térmi-nos relativos. Lo Real es verdaderamente más allá —más allá, no en relación a la consciencia, sino más allá de todas relaciones sean cuales fueren. La dificultad viene de la palabra «estado». Lo Real no es un estado de alguna otra cosa —no es un esta-do de la mente, o de la consciencia, o de la psique —no es algo que tiene un comien-zo y un final, ser y no ser. Todos los opuestos están contenidos en ello —pero ello no está en el juego de los opuestos. Usted no debe tomarlo como el fin de una transición. Ello es ello mismo, después de que la consciencia como tal ya no es. Entonces las palabras «yo soy hombre», o «yo soy Dios» no tienen ningún significado. Solo en silencio y oscuridad puede ser oído y visto.

    23

    La Discriminación conduce al Desapego

    Maharaj: Todos ustedes están empapados pues está lloviendo fuerte. En mi mun-do siempre hace buen tiempo. No hay noche ni día, ni calor ni frío. Allí no me acosan ni inquietudes ni pesadumbres. Mi mente está libre de pensamientos, pues no hay ningún deseo que esclavice.
    Interlocutor: ¿Hay dos mundos?
    Mah: Su mundo es transitorio, cambiante. Mi mundo es perfecto, sin cambio. Us-ted puede decirme lo que le agrada a usted de su mundo —yo le escucharé cuidado-samente, incluso con interés, sin embargo no olvidaré un solo momento que su mundo no es, que usted está soñando.
    Int: ¿Qué distingue su mundo del mío?
    Mah: Mi mundo no tiene características por las cuales pueda ser identificado. Us-ted no puede decir nada sobre él. Yo soy mi mundo. Mi mundo es mí mismo. Es completo y perfecto. Toda impresión es borrada, toda experiencia —rechazada. Yo no necesito nada, ni siquiera a mí mismo, pues a mí mismo yo no me puedo perder.
    Int: ¿Ni siquiera a Dios?
    Mah: Todas estas ideas y distinciones existen solo en su mundo; en el mío no hay nada de tal. Mi mundo es único y muy simple.
    Int: ¿Allí no acontece nada?
    Mah: Todo lo que acontece en su mundo, solo allí tiene validez y evoca una res-puesta. En mi mundo nada acontece.
    Int: El hecho mismo de que usted experimente su propio mundo implica la duali-dad inherente a toda experiencia.
    Mah: Verbalmente —sí. Pero sus palabras no me alcanzan. El mío es un mundo no verbal. En su mundo lo no hablado no tiene ninguna existencia. En el mío —las palabras y sus contenidos no tienen ningún ser. En su mundo nada permanece, en el mío —nada cambia. Mi mundo es real, mientras que el suyo está hecho de sueños.
    Int: Sin embargo estamos hablando.
    Mah: La conversación está en su mundo. En el mío —hay silencio eterno. Mi si-lencio canta, mi vacuidad está llena, yo no carezco de nada. Usted no puede conocer mi mundo hasta que usted esté allí.
    Int: Parece como si solo usted estuviera en su mundo.
    Mah: ¿Cómo puede usted decir solo o no solo, cuando las palabras no se aplican? Por supuesto yo estoy sólo, porque yo soy todo.
    Int: ¿Viene usted alguna vez a nuestro mundo?
    Mah: ¿Qué es venir e ir para mí? Éstas son nuevamente palabras. Yo soy. ¿De dónde voy a venir y a dónde voy a ir?
    Int: ¿De qué utilidad es su mundo para mí?
    Mah: Usted debe considerar más minuciosamente su propio mundo, examínelo críticamente y, repentinamente, un día usted se encontrará en el mío.
    Int: ¿Qué ganamos con ello?
    Mah: Usted no gana nada. Usted deja atrás lo que no es suyo y encuentra lo que usted no ha perdido nunca —su ser propio.
    Int: ¿Quién es el gobernante de su mundo?
    Mah: Aquí no hay ningún gobernante ni ningún gobernado. No hay ninguna dua-lidad. Usted solo está proyectando sus propias ideas. Sus escrituras y sus dioses no tienen ningún significado aquí.
    Int: Sin embargo, usted tiene todavía un nombre y una forma, y nuestra conscien-cia y actividad.
    Mah: En su mundo yo aparezco así. En el mío yo solo tengo ser. Nada más. Us-tedes son ricos con sus ideas de posesión, de cantidad y de cualidad. Yo soy comple-tamente sin ideas.
    Int: En mi mundo hay desórdenes, miseria y desesperación. Usted parece estar viviendo de algún ingreso oculto, mientras que yo debo esclavizarme para ganarme la vida.
    Mah: Haga como usted quiera. Usted es libre de dejar su mundo por el mío.
    Int: ¿Cómo se hace el paso?
    Mah: Vea su mundo como es, no como usted imagina que es. La discriminación conducirá al desapego; el desapego asegurará la acción justa; la acción justa construirá el puente interior hacia su ser real. La acción es una prueba de seriedad. Haga usted lo que se le dice con diligencia y lealtad y todos los obstáculos se disolverán.
    Int: ¿Es usted feliz?
    Mah: En su mundo yo sería muy miserable. Despertarse, comer, hablar, dormir nuevamente —¡Qué fastidio!
    Int: ¿De modo que usted ni siquiera quiere vivir?
    Mah: Vivir, morir —¡qué insignificantes son estas palabras! Cuando usted me ve vivo, yo estoy muerto. Cuando usted piensa que estoy muerto, yo estoy vivo. ¡Cuán confuso está usted!
    Int: ¿Cómo de indiferente es usted? ¿Todos los sufrimientos de nuestro mundo no  son nada para  usted?
    Mah: Yo soy completamente consciente de sus aflicciones.
    Int: ¿Entonces, qué hace usted por ellas?
    Mah: No hay nada que yo necesite hacer. Ellas vienen y se van.
    Int: ¿Se van por el hecho mismo de que usted les presta su atención?
    Mah: Sí. La dificultad puede ser física, emocional o mental; pero es siempre in-dividual. Las calamidades a gran escala son la suma de innumerables destinos indivi-duales y lleva tiempo arreglarlo. Pero la muerte nunca es una calamidad.
    Int: ¿Ni siquiera cuando se mata a un hombre?
    Mah: La calamidad es para el matador.
    Int: Con todo, parece que haya dos mundos, el mío y el suyo.
    Mah: El mío es real, el suyo es solo de la mente.
    Int: Imagine una roca y un agujero en la roca y una rana en el agujero. La rana puede pasar su vida en perfecta felicidad, sin apuros, sin trastornos. Fuera de la roca el mundo continúa. Si a la rana en el agujero se le hablara sobre el mundo exterior, diría: «No hay ninguna cosa tal. Mi mundo es de paz y de felicidad. Su mundo es solo una estructura verbal, no tiene ninguna existencia». Es lo mismo con usted. Cuando usted nos dice que nuestro mundo simplemente no existe, entonces no hay ningún terreno común para la discusión. O, tome otro ejemplo. Yo voy a un médico y me quejo de dolor de estómago. Él me examina y dice: «Usted está perfectamente». «Pero me duele» —digo. «Su dolor es mental» —afirma él. Yo digo «no me ayuda nada saber que mi dolor es mental. Usted es un médico, cúreme de mi dolor. Si usted no puede curarme, usted no es mi médico».
    Mah: Completamente justo.
    Int: Usted ha construido la vía, pero por falta de un puente no puede pasar ningún tren. Construya usted el puente.
    Mah: No hay ninguna necesidad de un puente.
    Int: Debe haber algún lazo entre su mundo y el mío.
    Mah: No hay ninguna necesidad de un lazo entre un mundo real y un mundo imaginario, pues no puede haberlo.
    Int: ¿Qué hemos de hacer entonces?
    Mah: Investigue su mundo, aplíquele su mente, examínele críticamente, escrute todas sus ideas sobre él; eso bastará.
    Int: El mundo es demasiado grande para la investigación. Todo lo que sé es que yo soy, que el mundo es, que el mundo me perturba y que yo perturbo al mundo.
    Mah: Mi experiencia es que todo es felicidad. Pero el deseo de felicidad crea el sufrimiento. Así pues, la felicidad misma deviene la semilla del sufrimiento. La tota-lidad del universo del sufrimiento nace del deseo. Abandone usted el deseo de placer y usted no sabrá siquiera lo que es el sufrimiento.
    Int: ¿Por qué debe ser el placer la semilla del sufrimiento?
    Mah: Porque por causa del placer usted está cometiendo muchos pecados. Y los frutos del pecado son el sufrimiento y la muerte.
    Int: Usted dice que el mundo no es de ninguna utilidad para nosotros —solo una tribulación. Yo siento que eso no puede ser así. Dios no está tan loco. A mí me parece que el mundo es una gran empresa para cambiar lo potencial en lo efectivo, la materia en vida, lo inconsciente en presenciación plena. Para realizar lo supremo, nosotros necesitamos la experiencia de los opuestos. Lo mismo que para construir un templo necesitamos piedra y mortero, hierro y madera, cristal y tejas, así también para convertir a un hombre en un sabio divino, un señor de la vida y de la muerte, se necesita el material de toda la experiencia. Al igual que una mujer va al mercado, compra provisiones de todo tipo, regresa a casa, cocina, hornea y alimenta a su señor, así también nosotros mismos nos horneamos lentamente en el fuego de la vida y ali-mentamos a nuestro Dios.
    Mah: Bien, si usted piensa así, actúe en consecuencia. Alimente a su Dios.
    Int: Un niño va a la escuela y aprende muchas cosas, que no le serán de ninguna utilidad más tarde. Pero en el curso del aprendizaje crece. De igual modo, nosotros pasamos a través de innumerables experiencias y las olvidamos todas, pero mientras tanto crecemos siempre. ¡Y qué es un jnani sino un hombre con un genio para la rea-lidad! Este mundo mío no puede ser un accidente. Tiene sentido, debe haber un plan detrás de él. Mi Dios tiene un plan.
    Mah: Si el mundo es falso, entonces el plan y su creador también son falsos.
    Int: Nuevamente, usted niega el mundo. No hay ningún puente entre nosotros.
    Mah: No hay ninguna necesidad de un puente. Su error consiste en su creencia de que usted ha nacido. Usted no ha nacido nunca ni nunca morirá, pero usted cree que usted nació en una cierta fecha y en un cierto lugar y que un cuerpo particular es suyo propio.
    Int: El mundo es, yo soy. Estos son hechos.
    Mah: ¿Por qué preocuparse del mundo antes de ocuparse de usted mismo? Usted quiere salvar el mundo, ¿no es así? ¿Puede usted salvar al mundo antes de salvarse a usted mismo? ¿Y qué significa ser salvado? ¿Salvado de qué? De la ilusión. La sal-vación es ver las cosas como son.  Realmente yo no me veo a mí mismo vinculado a nadie ni a nada.  Ni siquiera a un sí mismo, cualquier cosa que el sí mismo pueda ser. Yo permanezco siempre —no definido. Yo estoy dentro y más allá —íntimo e in-abordable.
    Int: ¿Cómo llegó usted a ello?
    Mah: Por mi confianza en mi Gurú. Él me dijo: «Solo tú eres», y yo no dudé de él. Simplemente estuve indagando sobre ello, hasta que me di cuenta de que es abso-lutamente verdadero.
    Int: ¿Convicción por repetición?
    Mah: Por darme cuenta de mí mismo. Encontré  que yo soy consciente y feliz ab-solutamente, y que solo por error yo pensaba que debía el «ser-consciencia-felicidad» al cuerpo y al mundo de los cuerpos.
    Int: Usted no es un hombre instruido. Usted no ha leído mucho y lo que usted ha leído u oído, quizás no se contradecía. Yo estoy muy bien educado y he leído mucho, y he encontrado que los libros y los maestros se contradicen unos a otros irremedia-blemente. De aquí que todo lo que leo u oigo, lo tomo en un estado de duda. «Puede que así sea, o puede que no sea así» es mi primera reacción. Y como mi mente es incapaz de decidir lo que es verdadero y lo que no lo es, me quedo atrapado en mis dudas. En el Yoga una mente dubitativa es una tremenda desventaja.
    Mah: Me alegra escucharlo; pero mi Gurú también me enseñó a dudar —de todo y absolutamente. Él me dijo: «niega la existencia a todo excepto a ti mismo». Por medio del deseo usted ha creado el mundo con sus sufrimientos y placeres.
    Int: ¿Debe ser también penoso?
    Mah: ¿Y cómo no iba a serlo? Por su naturaleza el placer es limitado y transitorio. Del sufrimiento nace el deseo, en el sufrimiento busca su satisfacción, y acaba en el sufrimiento de la frustración y de la desesperación. El sufrimiento es el trasfondo del placer, toda búsqueda de placer nace en el sufrimiento y acaba en el sufrimiento.
    Int: Todo lo que usted dice está claro para mí. Pero cuando vine alguna perturba-ción física o mental, mi mente se embota y se enturbia, o busca frenéticamente un alivio.
    Mah: ¿Y eso qué importa? Es la mente la que está confusa o inquieta, no usted. Mire, todo tipo de cosas acontecen en esta habitación. ¿Acaso soy yo quien hace que acontezcan? Acontecen sin más. Lo mismo ocurre con usted —el rollo del destino se devana por sí sólo y actualiza lo inevitable. Usted no puede cambiar el curso de los acontecimientos, pero usted puede cambiar su actitud y lo que importa realmente es la actitud y no el acontecimiento desnudo. El mundo es la morada de los deseos y de los miedos. Usted no puede encontrar la paz en él. Para la paz usted debe ir más allá del mundo. La causa raíz del mundo es el amor de sí mismo. A causa de él nosotros buscamos el placer y evitamos el sufrimiento. Reemplace usted el amor de sí mismo por el amor de Sí mismo y entonces cambia el cuadro. Brahma, el Creador, es la suma total de todos los deseos. El mundo es el instrumento de su cumplimiento. Las almas toman cualquier placer que desean y lo pagan en lágrimas. El tiempo salda todas las cuentas. La ley del equilibrio reina suprema.
    Int: Para ser un superhombre uno debe ser primero un hombre. La humanidad es el fruto de innumerables experiencias. El deseo conduce a la experiencia. De aquí que en su propio tiempo y nivel el deseo es justo.
    Mah: Todo esto es verdadero en un sentido. Pero llega un día en que usted ya ha amasado suficiente y debe comenzar a construir. Entonces discriminar y desechar (viveka-vairagya) son absolutamente necesarios. Todo debe ser escrutado y lo inne-cesario debe ser destruido inmisericordemente. Créame, nunca puede haber demasia-da destrucción. Pues en realidad nada es de valor. Sea apasionadamente desapasiona-do —eso es todo.

    24

    Dios es el Omnihacedor,
    el Jnani es un No hacedor

    Interlocutor: Algunos Mahatmas (seres iluminados) mantienen que el mundo no es ni un accidente ni un juego de Dios, sino el resultado y la expresión de un gran-dioso plan de trabajo cuya finalidad es el despertar y el desarrollo de la consciencia por todo el universo. Desde la no vida a la vida, desde la inconsciencia a la conscien-cia, desde el embotamiento a la brillante inteligencia, desde la no comprehensión a la claridad —esa es la dirección en la cual el mundo se mueve incesante e inexorable-mente. Por supuesto, hay momentos de reposo y de aparente obscuridad, en los que el universo parece estar durmiendo, pero el reposo se acaba y se reasume el trabajo sobre la consciencia. Desde nuestro punto de vista, el mudo es un valle de lágrimas, un lugar para escapar de él tan pronto como sea posible y por todos los medios posibles. Para los seres iluminados el mundo es bueno pues sirve a un propósito bueno. Ellos no niegan que el mundo es una estructura mental y que finalmente todo es uno, pero ven y dicen que la estructura tiene un significado y que sirve a un propósito supremamente deseable. Lo que nosotros llamamos la voluntad de Dios no es un antojo caprichoso de una deidad juguetona, sino la expresión de una necesidad abso-luta de creer en amor y sabiduría y poder, de actualizar los infinitos potenciales de la vida y de la consciencia.
    Lo mismo que un jardinero cultiva flores desde una minúscula semilla hasta una perfección gloriosa, así, en Su propio jardín, Dios hace crecer, entre los demás seres, a algunos hombres hasta el grado de superhombres, que conocen y aman y trabajan junto con Él.
    Cuando Dios reposa (pralaya), aquellos cuyo crecimiento no se completó, devie-nen inconscientes por un tiempo, mientras que los perfectos, que han ido más allá de todas las formas y contenidos de la consciencia permanecen conscientes del silencio universal. Cuando llega el tiempo de la emergencia de un nuevo universo, los dur-mientes se despiertan y comienza su trabajo. Los más avanzados se despiertan prime-ro y preparan el terreno para los menos avanzados —que encuentran así formas y modelos de comportamiento adecuados a su posterior crecimiento.
    Así discurre la historia. La diferencia con su enseñanza es ésta: usted insiste en que el mundo no es bueno y que se debe escapar de él. Ellos dicen que el disgusto por el mundo es una etapa pasajera, necesaria, aunque temporaria, y que pronto es remplazada por un amor omnipenetrante, y una firme voluntad de trabajar con Dios.
    Maharaj: Todo lo que usted dice es cierto para la vía de salida (pravritti). Para la vía de retorno (nivritti) anonadarse a uno mismo es necesario. Mi estación es donde nada es (paramakasha); las palabras no llegan ahí, ni los pensamientos. Para la mente, ello es todo oscuridad y silencio. Entonces la consciencia comienza a bullir y des-pierta a la mente (chidakasha), la cual proyecta el mundo (mahadakasha), construido de memoria e imaginación. Una vez que el mundo viene al ser, todo lo que usted dice puede ser así. Está en la naturaleza de la mente imaginar objetivos, esforzarse hacia ellos, buscar medios y vías, desplegar visión, energía y coraje. Estos son atributos divinos y yo no los niego. Pero yo tengo mi estación donde no existe ninguna dife-rencia, donde las cosas no son, ni tampoco las mentes que las crean. Ahí yo estoy en casa. Acontezca lo que acontezca, no me afecta —las cosas actúan sobre las cosas, eso es todo. Libre de la memoria y de la expectación, yo soy fresco, inocente y cor-dial. La mente es el gran operario (mahakarta) y necesita reposo. No necesitando nada, yo soy sin temor. ¿De quién tener miedo? No hay ninguna separación, nosotros no somos sí mismos separados. Hay solo un Sí mismo, la Realidad Suprema, en la que lo personal y lo impersonal son uno.
    Int: Todo lo que yo quiero es ser capaz de ayudar al mundo.
    Mah: ¿Quién dice que usted no puede ayudar? Usted compuso su mente sobre lo que la ayuda significa y necesita, y se metió a usted mismo en un conflicto entre lo que usted debe hacer y lo que usted puede hacer, entre la necesidad y la capacidad.
    Int: ¿Pero por qué hacemos eso?
    Mah: Su mente proyecta una estructura y usted se identifica con ella. Está en la naturaleza del deseo incitar a la mente a crear un mundo para su satisfacción. Incluso un deseo pequeño puede dar comienzo a una larga línea de acción; ¿qué hay entonces si se trata de un deseo fuerte? Un deseo puede producir un universo; sus poderes sin milagrosos. Lo mismo que una pequeña cerilla puede incendiar un enorme bosque, así también un deseo enciende los fuegos de la manifestación. El propósito mismo de la creación es el cumplimiento del deseo. El deseo puede ser noble o innoble, el espacio (akasha) es neutral —uno puede llenarlo con lo que uno quiera. Usted debe ser muy cuidadoso con lo que usted desea. Y en lo que concierne a las gentes que usted quiere ayudar, ellos están en sus respectivos mundos por causa de sus deseos, no hay ningún modo de ayudarlos excepto a través de sus deseos. Usted solo puede enseñarles a tener deseos justos, a fin de que puedan elevarse por encima de ellos y librarse del impulso a crear y recrear mundos de deseos, moradas de sufrimiento y de placer.
    Int: Debe llegar un día en que el espectáculo se acaba; un hombre debe morir, un universo debe llegar a su fin.
    Mah: Lo mismo que un hombre que duerme olvida todo y se despierta para otro día, o muere y emerge en otra vida, así también los mundos del deseo y del miedo se disuelven y desaparecen. Pero el presenciador universal, el Sí mismo Supremo nunca duerme y nunca muere. El gran Corazón late eternamente y a cada latido un nuevo universo viene al ser.
    Int: ¿Es consciente?
    Mah: Él es más allá de todo lo que la mente concibe. Es más allá del ser y del no ser. Él es el Sí y el No de todo, es más allá y dentro, creando y destruyendo, inimagi-nablemente real.
    Int: ¿Dios y el Mahatma son uno o dos?
    Mah: Son uno.
    Int: Debe haber alguna diferencia.
    Mah: Dios es el Omnihacedor, el jnani es un no hacedor. Dios mismo no dice: «Yo estoy haciendo todo». Para Él las cosas acontecen por su propia naturaleza. Para el jnani todo es hecho por Dios. No ve ninguna diferencia entre Dios y la naturaleza. Tanto Dios como el jnani saben de sí mismos que son el centro inmutable de lo mu-table, el presenciador eterno de lo transitorio. El centro es un punto de vacío y el pre-senciador un punto de presenciación pura; saben de sí mismos que son nada, por lo tanto nada puede resistirlos.
    Int: ¿Cómo se ve y se siente esto en su experiencia personal?
    Mah: Siendo nada, yo soy todo. Todo es mí mismo, todo es mío. Lo mismo que mi cuerpo se mueve por mi mero pensar en el movimiento, así también las cosas acontecen cuando pienso en ellas. Entienda usted, yo no hago nada. Solo las veo acontecer.
    Int: ¿Las cosas acontecen como usted quiere que acontezcan, o usted quiere que acontezcan como acontecen?
    Mah: Las dos cosas. Yo acepto y soy aceptado. Yo soy todo y todo es mí mismo. Siendo el mundo, yo no tengo miedo del mundo. Siendo todo, ¿de qué tendría yo miedo?, el agua no tiene miedo del agua, ni el fuego del fuego. De igual modo, yo tampoco tengo miedo porque yo no soy nada que pueda experimentar el miedo, o que pueda estar en peligro. Yo no tengo forma, ni nombre. Es el apego a un nombre y a una forma lo que alimenta el miedo. Yo no estoy apegado. Yo soy nada, y la nada no tiene miedo de nada. Por el contrario, todo tiene miedo de la Nada, porque cuando una cosa toca la Nada, deviene nada. Es como un pozo sin fondo, todo lo que cae dentro, desaparece.
    Int: ¿No es Dios una persona?
    Mah: Mientras usted se piensa a usted mismo como una persona , Él es también una persona. Cuando usted es todo, usted le ve a Él como todo.
    Int: ¿Puedo yo cambiar los hechos cambiando de actitud?
    Mah: La actitud es el hecho. Tome usted la cólera. Yo puedo estar furioso, reco-rriendo la habitación arriba y abajo; al mismo tiempo yo sé lo que soy, un centro de sabiduría y amor, un átomo de pura existencia. Todo se calma y la mente se sumerge en el silencio.
    Int: Sin embargo, usted se encoleriza a veces.
    Mah: ¿Con quién iba yo a estar encolerizado y porqué? La cólera vino y se disol-vió al recordarme a mí mismo. Todo es un juego de los gunas (cualidades de la mate-ria cósmica). Cuando me identifico con ellos, soy su esclavo. Cuando estoy aparte, soy su señor.
    Int: ¿Puede usted influenciar al mundo con su actitud? Al separarse usted mismo del mundo usted pierde toda esperanza de ayudarlo.
    Mah: ¿Cómo puede ser eso? Todo es mí mismo —¿no puedo yo ayudarme a mí mismo? Yo no me identifico a mí mismo con nadie en particular, pues yo soy todo —tanto lo particular como lo universal.
    Int: ¿Puede usted entonces ayudarme a mí, a la persona particular?
    Mah: Pero si yo le ayudo a usted siempre —desde dentro. Mí sí mismo y su sí mismo son uno. Yo lo sé, pero usted no. Esa es toda la diferencia —y no puede du-rar.
    Int: ¿Y cómo ayuda usted al mundo entero?
    Mah: Gandhi está muerto, y sin embargo su mente impregna la tierra. El pensa-miento de un jnani impregna la humanidad y trabaja sin cesar por el bien. Siendo anónimo, viniendo desde dentro, es más poderoso y eficaz. Así es como el mundo mejora —lo interior ayuda y bendice a lo exterior. Cuando un jnani muere, él ya no es, en el mismo sentido en el que un río ya no es cuando se sumerge en el mar; el nombre, la forma, ya no son, pero el agua permanece y deviene una con el océano Cuando un jnani se une a la mente universal, toda su bondad y su sabiduría devienen la herencia de la humanidad y elevan a todos los seres humanos.
    Int: Nosotros estamos apegados a nuestra personalidad. Nuestra individualidad, nuestro ser diferente de los demás, nosotros lo valoramos muchísimo. Usted parece denunciar a ambas como inútiles. Su no manifestado, ¿de qué utilidad es para noso-tros?
    Mah: No manifestado, manifestado, individualidad, personalidad (nirguna, sagu-na, vykta, vyakti): todo esto son meras palabras, puntos de vista, actitudes mentales. No hay ninguna realidad en ellas. Lo real se experimenta en silencio. Usted se aferra a la personalidad —pero usted es consciente de ser una persona solo cuando usted está perturbado— cuando usted no está perturbado usted no piensa en usted mismo.
    Int: Usted no me ha dicho la utilidad de lo No manifestado.
    Mah: Ciertamente, usted debe estar dormido a fin de despertar. Usted debe morir a fin de vivir, usted debe fundir para dar forma de nuevo. Usted debe destruir para construir, aniquilar antes de crear. Lo supremo es el solvente universal, corroe todo recipiente, consume todos los obstáculos. Sin la negación absoluta de todo la tiranía de las cosas sería absoluta. Lo Supremo es el Gran armonizador, la garantía del equi-librio último y perfecto —de la vida en libertad. Ello le disuelve a usted y así reafirma su verdadero ser.
    Int: Todo eso está muy bien sobre su propio nivel. ¿Pero cómo opera en la vida diaria?
    Mah: La vida diaria es una vida de acción. Le guste a usted o no, usted debe fun-cionar. Todo lo que usted hace para su propio provecho se acumula y llega a ser ex-plosivo; un día estalla y da al traste con usted y su mundo. Cuando usted se engaña a usted mismo con que usted trabaja por el bien de todos, entonces es todavía peor, pues usted no debería guiarse por sus propias ideas de lo que es bueno para los de-más. Un hombre que pretende saber lo que es bueno para los demás es peligroso.
    Int: ¿Cómo ha de trabajar uno entonces?
    Mah: Ni por usted mismo ni por los demás, sino por el trabajo mismo. Una cosa digna de hacerse es su propio propósito y significado. No haga nada como un medio hacia algo más. No limite. Dios no crea una cosa para servir a otra. Cada una se hace por su propio cometido. Debido a que se hace para sí misma, no interfiere. Usted está usando las cosas y a las gentes para fines ajenos a ellos, y con ello usted está dando al traste con el mundo y con usted mismo.
    Int: Nuestro ser real está siempre con nosotros, dice usted. ¿Cómo es que nosotros no lo notamos?
    Mah: Sí, usted es siempre lo Supremo. Pero su atención está fijada en las cosas, físicas o mentales. Cuando su atención se retira de una cosa y aún no se ha fijado en otra, en el intervalo usted es puro ser. Cuando a través de la práctica de la discrimi-nación y del desapego (viveka-vairagya), usted pierde la visión de los estados senso-riales y mentales, el ser puro emerge como el estado natural.
    Int: ¿Cómo acaba uno con esta sensación de separatividad?
    Mah: Al enfocar la mente en «yo soy», en la sensación de ser, «yo soy fulano» se disuelve, «yo soy solo un presenciador» permanece, y eso también se sumerge en «yo soy todo». Entonces el todo deviene el Uno, y el Uno —usted mismo, no está separado de mí. Abandone la idea de un «yo» separado y la pregunta «¿de quién es la experiencia?» no surgirá.
    Int: Usted habla desde su propia experiencia. ¿Cómo puedo hacerla mía?
    Mah: Usted habla de mi experiencia como diferente de su experiencia, debido a que usted cree que nosotros estamos separados. Pero no lo estamos. En un nivel más profundo mi experiencia es su experiencia. Indague profundamente dentro de usted mismo y usted la encontrará fácil y simplemente. Vaya usted en la dirección de «yo soy».

  • Crow

    Aférrese a «Yo soy»

    Interlocutor: ¿Está usted alguna vez alegre o triste? ¿Conoce usted la felicidad y el sufrimiento?
    Maharaj: Llámelos como usted quiera. Para mí son solo estados de la mente, y yo no soy la mente.
    Int: ¿Es el amor un estado de la mente?
    Mah: Nuevamente, depende de lo que usted entienda por amor. El deseo es, por supuesto, un estado de la mente. Pero la realización de la unidad es más allá de la mente. Para mí, nada existe por sí mismo. Todo es el Sí mismo, todo es mí mismo. Verme a mí mismo en todos, y a todos en mí mismo, es certísimamente amor.
    Int: Cuando veo algo agradable, lo quiero. ¿Quién lo quiere exactamente? ¿El sí mismo o la mente?.
    Mah: La pregunta está mal hecha. No hay ningún «quien». Hay deseo, temor, cólera, y la mente dice —esto es mí mismo, esto es mío. No hay ninguna cosa a la cual pueda llamarse «yo» o «mío». El deseo es un estado de la mente, percibido y nombrado por la mente. Sin la mente que lo perciba y lo nombre, ¿dónde está el de-seo?.
    Int: ¿Pero hay una cosa tal como percibir sin nombrar?
    Mah: Por supuesto. Nombrar no puede ir más allá de la mente, mientras que per-cibir es la consciencia misma.
    Int: ¿Cuando alguien muere, qué acontece exactamente?
    Mah: Nada acontece. Algo deviene nada. Nada era, nada queda.
    Int: Ciertamente hay una diferencia entre vivo y muerto. Usted habla vivo como muerto y muerto como vivo.
    Mah: ¿Por qué se inquieta usted por un solo hombre que muere y se olvida de los millones que mueren cada día? Universos enteros implotan y explotan a cada instante —¿acaso voy a ponerme yo a llorar por ellos? Una cosa está completamente clara para mí: todo lo que es, vive y se mueve y tiene su ser en la consciencia y yo soy en esa consciencia y más allá de esa consciencia. Yo soy en ella como el presenciador. Yo soy más allá de ella como Ser.
    Int: Ciertamente usted se preocupa cuando su hijo está enfermo, ¿no es así?
    Mah: No me lleno de desasosiego. Hago lo necesario. No me inquieto por el futu-ro. En mi naturaleza hay una adecuada respuesta a cada situación. Yo no me paro a pensar lo que tengo que hacer. Actúo y sigo adelante. Los resultados no me afectan. Ni siquiera me cuido de si son buenos o malos. Sean lo que sean, son —si vuelven a mí, los trato de nuevo. O, más bien, me acontece que los trato de nuevo. No hay ningún sentido de propósito en mi hacer algo. Las cosas acontecen como acontecen —no debido a que yo las haga acontecer, sino que debido a que yo soy ellas aconte-cen. En realidad nunca acontece nada. Cuando la mente está agitada, hace que Shiva dance, lo mismo que las agitadas aguas del lago hacen que dance la luna. Es todo apariencia, debida a ideas falsas.
    Int: Ciertamente, usted es consciente de muchas cosas y se comporta de acuerdo con su naturaleza. Usted trata a un niño como un niño y a un adulto como un adulto.
    Mah: Lo mismo que el sabor de la sal impregna el gran océano y cada minúscula gota de agua de mar lleva el mismo sabor, así cada experiencia me da el toque de la realidad, la realización siempre fresca de mi propio ser.
    Int: ¿Existo yo en su mundo, como usted existe en el mío?
    Mah: Por supuesto, usted es y yo soy. Pero solo como puntos en la consciencia; nosotros no somos nada aparte de la consciencia. Esto debe comprenderse muy bien: el mundo pende del hilo de la consciencia; ninguna consciencia, ningún mundo.
    Int: Hay muchos puntos en la consciencia; ¿hay otros tantos mundos?
    Mah: Tome usted el sueño por ejemplo. En un hospital puede haber muchos pa-cientes, todos durmiendo, todos soñando, cada uno soñando su propio sueño privado, personal, incomunicado, inafectado, con un único factor en común —la enfermedad. Similarmente, nosotros nos hemos divorciado en nuestra imaginación del mundo real de la experiencia común y nos hemos encerrado a nosotros mismos en una nube de deseos y temores, de imágenes y pensamientos, de ideas y conceptos personales.
    Int: Esto puedo comprenderlo. ¿Pero cual podría ser la causa de la tremenda va-riedad de los mundos personales?
    Mah: La variedad no es tan grande. Todos los sueños están sobreimpuestos sobre un mundo común. En alguna medida se configuran y se influencian entre sí. La uni-dad básica opera a pesar de todos. En la raíz de todo ello está el olvido de sí mismo; no saber quien soy yo.
    Int: Para olvidar, uno debe saber. ¿Sabía yo quien soy yo, antes de haberlo olvi-dado?
    Mah: Por supuesto. El olvido de sí mismo es inherente al conocimiento de sí mismo. La consciencia y la inconsciencia son dos aspectos de una sola vida. Ambos coexisten. Al conocer el mundo usted olvida el sí mismo —al conocer el sí mismo usted olvida el mundo. ¿Qué es el mundo después de todo? Una colección de recuer-dos. Aférrese a una sola cosa, a saber, aférrese a «yo soy» y deje partir todo lo demás. Esto es sadhana. En la realización no hay nada que atrapar ni nada que olvidar. Todo se conoce, nada se recuerda.
    Int: ¿Cuál es la causa del olvido de sí mismo?
    Mah: No hay ninguna causa, debido a que no hay ningún olvido. Los estados mentales se suceden unos a otros, y cada uno de ellos oblitera el anterior. El recuerdo de sí mismo es un estado mental y el olvido de sí mismo es otro. Alternan como el día y la noche. La Realidad es más allá de ambos.
    Int: Ciertamente debe haber una diferencia entre olvidar y no saber. No saber no necesita ninguna causa. Olvidar presupone un conocimiento previo y también la ten-dencia o la capacidad de olvidar. Admito que yo no puedo indagar en la razón del no saber pero el olvido debe tener alguna base.
    Mah: No hay ninguna cosa tal como no saber. Hay solo olvido. ¿Qué hay de malo en el olvido? Olvidar es tan simple como recordar.
    Int: ¿No es una calamidad olvidarse de uno mismo?
    Mah: Tan malo como recordarse a uno mismo continuamente. Hay un estado más allá del olvido y del no olvido —el estado natural. Recordar, olvidar —estos son es-tados de la mente, limitados por el pensamiento, limitados por la palabra. Tome, por ejemplo, la idea de haber nacido. Se me dijo que yo había nacido. Yo no recuerdo. Se me ha dicho que moriré. Yo no lo espero. Usted me dice que yo he olvidado, o que me falta imaginación. Pero yo no puedo recordar lo que nunca ha acontecido, ni es-perar lo que es patentemente imposible. Los cuerpos nacen y los cuerpos mueren, ¿pero en qué me concierne eso a mí? Los cuerpos vienen y van en la consciencia y la consciencia misma tiene sus raíces en mí. Yo soy la vida, y míos son la mente y el cuerpo.
    Int: Usted dice que en la raíz del mundo está el olvido de sí mismo. Para olvidar debo recordar: ¿Qué he olvidado recordar? Yo  no he olvidado que yo soy.
    Mah: Este «yo soy» también puede ser una parte de la ilusión.
    Int: ¿Cómo puede ser? Usted no puede probarme que yo no soy. Incluso conven-cido de que yo no soy —yo soy.
    Mah: La Realidad no puede ser probada ni desaprobada. Dentro de la mente usted no puede, más allá de la mente usted no lo necesita. En lo real, la pregunta «¿qué es lo real?» no surge. Lo manifestado (saguna) y lo no manifestado (nirguna) no son diferentes.
    Int: En ese caso todo es real.
    Mah: Yo soy todo. Como mí mismo todo es real. Aparte de mí, nada es real.
    Int: Yo no siento que el mundo sea el resultado de un error.
    Mah: Usted puede decir eso solo después de una plena investigación, no antes. Por supuesto, cuando usted discierne y deja partir todo lo que es irreal, lo que queda es real.
    Int: ¿Queda algo?
    Mah: Lo real queda. ¡Pero no se deje usted extraviar por las palabras!
    Int: Desde tiempo inmemorial, durante innumerables nacimientos, he construido y mejorado y embellecido mi mundo. No es ni perfecto ni irreal. Es un proceso.
    Mah: Usted está en un error. El mundo no tiene ninguna existencia aparte de us-ted. En todo momento no es sino un reflejo de usted mismo. Usted lo crea, usted lo destruye.
    Int: Y lo construyo de nuevo, mejorado.
    Mah: Para mejorarlo, usted debe refutarlo. Se debe morir para vivir. No hay ningún renacimiento, excepto a través de la muerte.
    Int: Su universo puede ser perfecto. Mi universo personal está mejorando.
    Mah: Su universo personal no existe por sí mismo. Es meramente una visión li-mitada y distorsionada de lo real. No es el universo el que necesita mejora, sino su modo de mirar.
    Int: ¿Cómo lo ve usted?
    Mah: Es un escenario donde se está representando un drama del mundo. La cua-lidad de la representación es todo lo que importa; no lo que los actores dicen y hacen, sino cómo lo dicen y cómo lo hacen.
    Int: A mí no me gusta esta idea de lila (juego, representación). Yo compararía el mundo más bien a un terreno edificable donde nosotros somos los constructores.
    Mah: Usted lo toma demasiado seriamente. ¿Qué hay de malo en el juego? Usted tiene un propósito sólo mientras usted no está completo (purna); hasta entonces la completud, la perfección, es el propósito. Pero cuando usted está completo en usted mismo, plenamente integrado dentro y fuera, entonces goza del universo; usted no trabaja en él. Para el desintegrado usted puede parecer que está trabajando duro, pero eso es una ilusión suya. Los deportistas parecen hacer tremendos esfuerzos: sin em-bargo su único motivo es jugar y exhibirse.
    Int: ¿Quiere usted decir que Dios sólo está divirtiéndose, que está dedicándose a una acción carente de propósito?
    Mah: Dios no es solo verdadero y bueno, también es bello (satyam-shivam-sundaram). Él crea belleza —por el gozo de la belleza.
    Int: ¡Bien, entones la belleza es su propósito!
    Mah: ¿Por qué introduce usted el propósito? El propósito implica movimiento, cambio, una sensación de imperfección. Dios no tiene como meta la belleza —todo lo que hace es bello. ¿Diría usted acaso que una flor está intentando ser bella? Es bella por su naturaleza misma. Similarmente, Dios es la perfección misma, no un esfuerzo hacia la perfección.
    Int: El propósito se cumple a sí mismo en la belleza.
    Mah: ¿Qué es lo bello? Todo lo que se percibe en plenitud de dicha es bello. La dicha es la esencia de la belleza.
    Int: Usted habla de Sat-Chit-Ananda. Que yo soy es evidente. Que yo sé es evi-dente. Que yo soy dichoso no es en absoluto evidente. ¿Adónde ha ido a parar mi dicha?
    Mah: Sea usted plenamente presenciador de su propio ser y usted estará en la di-cha conscientemente. Debido a que usted retira su mente de usted mismo y la hace morar en lo que usted no es, usted pierde su sentido de bienestar, de estar bien.
    Int: Hay dos sendas ante nosotros —la vía del esfuerzo (yoga marga) y la vía de la comodidad (bhoga marga). Ambas conducen a la misma meta —la liberación.
    Mah: ¿Por qué la llama usted a bhoga una vía? ¿Y cómo puede la comodidad lle-varle a usted a la perfección?
    Int: El perfecto renunciador (yogi) encontrará la realidad. El perfecto gozador (bhogi) también llegará a ella.
    Mah: ¿Cómo puede ser eso? ¿Acaso no son contradictorios?
    Int: Los extremos se tocan. Ser un perfecto bhogi es más difícil que ser un perfec-to Yogi.
    Yo soy un hombre humilde y no puedo aventurar juicios de valor. Tanto el Yogi como el Bhogi, después de todo, están interesados en la búsqueda de la felicidad. El Yogi la quiere permanente, el Bhogi se satisface con lo intermitente. A menudo el Bhogi se esfuerza mucho más duramente que el Yogi.
    Mah: ¿De qué valor es su felicidad cuando usted tiene que esforzarse por ella? La verdadera felicidad es espontánea y sin esfuerzo.
    Int: Todos los seres buscan la felicidad. Sólo los medios difieren. Algunos la bus-can dentro y por ello se les llama Yogis; algunos la buscan fuera y por ello se les condena como Bhogis. Sin embargo se necesitan unos a otros.
    Mah: El placer y el dolor alternan. La dicha es inconmovible. Lo que usted puede buscar y encontrar no es la cosa real. Encuentre lo que usted nunca ha perdido, en-cuentre lo inalienable.

    26

    La Personalidad, un Obstáculo

    Interlocutor: Según puedo ver, el mundo es una escuela de Yoga y la vida misma es práctica del Yoga. Todo el mundo se esfuerza por la perfección, ¿y qué es el Yoga sino esfuerzo? No hay nada despreciable en las supuestas gentes «comunes» ni en sus vidas «comunes». Se esfuerzan tan duramente y sufren tanto como el Yogi, solo que no son conscientes de su verdadero propósito.
    Maharaj: ¿En qué modo son sus gentes comunes —Yogis?
    Int: Su meta última es la misma. Lo que el Yogi se asegura por la renuncia (tyaga) el hombre común lo realiza a través de la experiencia (bhoga). La vía del Bhoga es inconsciente, y por lo tanto, repetitiva y prolongada, mientras que la vía del Yoga es deliberada e intensa y, por lo tanto, puede ser más rápida.
    Mah: Quizás los periodos de Yoga y Bhoga alternan. Primero Bhogi, después Yogi, después nuevamente Bhogi, después de nuevo Yogi.
    Int: ¿Cuál puede ser el propósito?
    Mah: Los deseos débiles pueden ser eliminados por la introspección y la medita-ción, pero los deseos fuertes, los deseos profundamente enraizados deben ser cum-plidos y sus frutos, dulces o amargos, deben ser bien saboreados.
    Int: ¿Por qué, entonces, debemos rendir homenaje a los Yogis y hablar a la ligera de los Bhogis? De una cierta manera, todos son Yogis.
    Mah: En la escala de los valores humanos el esfuerzo deliberado se considera meritorio. En realidad tanto el Yogi como el Bhogi siguen su propia naturaleza, de acuerdo con las circunstancias y las oportunidades. La vida del Yogi está gobernada por un solo deseo —encontrar la Verdad: el Bhogi, por el contrario, sirve a muchos señores. Pero el Bhogi deviene un Yogi, y el Yogi puede dar un vuelco en un asalto de Bhoga. El resultado final es el mismo.
    Int: Se cuenta que el Buddha dijo que es tremendamente importante haber escu-chado que hay la iluminación, una reversión y transformación completa en la cons-ciencia. La buena noticia se compara a una chispa en una carga de algodón; lenta pero inexorablemente la totalidad de la carga se convertirá en cenizas. Similarmente, la buena noticia de la iluminación llevará a cabo, más pronto o más tarde, una trans-formación.
    Mah: Sí, primero escuchar (shravana), después recordar (smarana), después me-ditar (manana) y así sucesivamente. Estamos en un terreno familiar. El hombre que escucha la noticia deviene un Yogi; mientras que el resto continúa en su Bhoga.
    Int: Pero usted está de acuerdo en que vivir una vida —vivir sólo la monótona vi-da del mundo, nacer para morir y morir para nacer— hace avanzar al hombre única-mente por su peso muerto, lo mismo que el río encuentra su camino hacia el mar úni-camente por el peso del volumen del agua que recoge.
    Mah: Antes de que el mundo fuera, la consciencia era. En la consciencia el mundo viene al ser, en la consciencia dura y en la consciencia pura se disuelve. En la raíz de todo, está la sensación de «yo soy». El estado de mente: «hay un mundo» es se-cundario, para ser yo no necesito el mundo, el mundo me necesita.
    Int: El deseo de vivir es una cosa tremenda.
    Mah: Todavía más grande es la liberación del impulso de vivir.
    Int: ¿La libertad de la piedra?
    Mah: Sí, la libertad de la piedra, y mucho más también. Libertad ilimitada y consciente.
    Int: ¿No se requiere la personalidad para tener experiencia?
    Mah: Como usted es ahora, la personalidad es solo un obstáculo. La identifica-ción de sí mismo con el cuerpo puede ser buena para un niño, pero el verdadero cre-cimiento depende de apartar el cuerpo a un lado. Normalmente, uno debería rebasar pronto en la vida los deseos basados en el cuerpo. Incluso el Bhogi, que no niega los disfrutes, no necesita anhelar los que ya ha saboreado. El hábito, el deseo de repeti-ción, frustran tanto al Yogi como al Bhogi.
    Int: ¿Por qué sigue usted desechando a la persona (vyakti) como carente de im-portancia? La personalidad es el hecho primario de nuestra existencia. Ocupa el es-cenario entero.
    Mah: Mientras usted no vea que es sólo un hábito, construida de recuerdo, movi-da por el deseo, usted seguirá pensando de usted mismo que usted es una persona —que usted vive, siente, piensa; que usted es activo o pasivo, que está satisfecho o acongojado. Cuestiónese a usted mismo, pregúntese a usted mismo «¿es esto así?», «¿quién soy yo?», «¿qué hay detrás y más allá de todo esto? Y pronto usted verá su error. Y está en la naturaleza misma de un error cesar de ser, cuando se ve.
    Int: El Yoga de vivir, de la vida misma, podemos llamarlo el Yoga Natural (ni-sarga yoga). A mí me recuerda el Yoga Primordial (adhi Yoga) mencionado en Rig-Veda, el cual ha sido descrito como el matrimonio de la vida con la mente.
    Mah: Una vida vivida meditativamente, en presenciación plena, es por sí misma el Nisarga Yoga.
    Int: ¿Qué quiere decir el matrimonio de la vida y de la mente?
    Mah: Vivir en la presenciación espontánea, consciencia de vivir sin esfuerzo, estar plenamente interesado en la propia vida de uno —todo esto está implicado.
    Int: Sharada Devi, la esposa de Sri Ramakrishna Paramahansa, solía reñir a sus discípulos por esforzarse demasiado. Los comparaba a mangos en el árbol a quienes se arranca antes de que estén maduros. «¿Por qué apresurarse?», solía decir. «Esperad hasta que estéis plenamente maduros, en sazón y dulces».
    Mah: ¡Cuanta razón tenía! ¡Hay tantos que toman el amanecer por el mediodía, una experiencia momentánea por la plena realización y que destruyen así aún lo poco que ganan por un exceso de orgullo! La humildad y el silencio son esenciales para un sadhaka, por muy avanzado que esté. Solo un jnani plenamente maduro puede per-mitirse la completa espontaneidad.
    Int: Parece que hay escuelas de Yoga donde, después de la iluminación, se obliga al estudiante a guardar silencio durante 7, 12, 15 o incluso 25 años. Incluso Bhagavan Sri Ramana Maharshi se impuso a sí mismo 20 años de silencio antes de comenzar a enseñar.
    Mah: Sí, el fruto interior debe madurar. Hasta entonces debe continuar la disci-plina, la vida en la presenciación. Gradualmente la práctica deviene cada vez más sutil, hasta que deviene enteramente sin forma.
    Int: Krishnamurti también habla de vivir en la presenciación.
    Mah: Él siempre apunta directamente a lo «último». Sí, finalmente todos los Yo-gas acaban en su adhi yoga, el matrimonio de la consciencia (la novia) con la vida (el novio). La consciencia y el ser (sat-chit) se encuentran en la dicha (ananda). Para que haya dicha debe haber encuentro, contacto, la afirmación de la unidad en la dualidad.
    Int: El Buddha también ha dicho que para la obtención del nirvana uno debe ir hacia los seres vivos. La consciencia necesita vivir para crecer.
    Mah: El mundo mismo es contacto —la totalidad de todos los contactos actuali-zados en la consciencia. El espíritu toca a la materia y resulta la consciencia. Tal consciencia, cuando se tiñe de memoria y de expectativa, deviene esclavitud. La ex-periencia pura no esclaviza; la experiencia atrapada entre el deseo y el temor es im-pura y crea karma.
    Int: ¿Puede haber felicidad en la unidad? ¿Toda felicidad no implica necesaria-mente contacto, y por lo tanto dualidad?
    Mah: No hay nada malo en la dualidad mientras no crea conflicto. La multiplici-dad y la variedad sin pugna es dichosa. En la consciencia pura hay luz. Para el calor, se necesita el contacto. Por encima de la unidad del ser está la unión del amor. El amor es el significado y el propósito de la dualidad.
    Int: Yo soy un hijo adoptado. A mi padre no lo conozco. Mi madre murió cuando yo nací. Mi padre adoptivo, para agradar a mi madre adoptiva, que era estéril, me adoptó ¬¬¬¬¬¬—casi por accidente. Es un hombre simple —un propietario y conductor de camiones. Mi madre se ocupa de la casa. Ahora tengo 24 años. Desde hace dos años y medio me dedico a viajar, sin descanso, buscando. Quiero vivir una vida buena, una vida santa. ¿qué tengo hacer?
    Mah: Vuelva a casa, encárguese del negocio de su padre, cuide de sus padres en su ancianidad. Cásese con la muchacha que le está esperando, sea leal, sea simple, sea humilde. Oculte su virtud, viva silentemente. Los cinco sentidos y las tres cualidades (gunas) son sus ocho pasos en el yoga. Y «yo soy» es el Gran Recordador (mahamantra). Usted puede aprender de ellos todo lo que usted necesita saber. Esté atento, inquiera sin cesar. Eso es todo.
    Int: Si vivir solo la propia vida de uno libera, ¿por qué, entonces, no se liberan todos?
    Mah: Todos están siendo liberados. Que usted viva no es lo que importa, lo que importa es cómo vive usted. La idea de la iluminación es de suma importancia. El solo hecho de saber que hay tal posibilidad cambia por completo la visión de uno. Actúa como una cerilla encendida en un montón de serrín. Todos los grandes maes-tros no hicieron nada más. Una chispa de verdad puede quemar una montaña de men-tiras. Lo opuesto también es verdad. El sol de la verdad permanece oculto detrás de la nube de la identificación de sí mismo con el cuerpo.
    Int: Esta difusión de la buena noticia de la iluminación parece muy importante.
    Mah: El hecho mismo de escucharla, es una promesa de iluminación. El hecho mismo de encontrar un Gurú es la seguridad de la liberación. La perfección es dadora de vida y creativa.
    Int: ¿Piensa un hombre realizado alguna vez: «yo estoy realizado»? ¿No se sor-prende cuando las gentes hacen tanto de él? ¿No se toma a sí mismo como un ser humano ordinario?
    Mah: Ni ordinario, ni extraordinario. Solo un ser consciente y afectivo —intensamente. Se ve a sí mismo sin caer en autodefiniciones ni auto-identificaciones. No se conoce a sí mismo como algo aparte del mundo. Él es el mundo. Está comple-tamente librado de sí mismo, como un hombre que es muy rico, pero que da conti-nuamente sus riquezas. No es rico, pues no tiene nada; no es pobre, pues da abundan-temente. Simplemente es sin propiedad. Similarmente, el hombre realizado es sin ego; ha perdido la capacidad de identificarse a sí mismo con algo. Él es sin ubicación, sin lugar, más allá del espacio y del tiempo, más allá del mundo. Más allá de las palabras y de los pensamientos, él es.
    Int: Bien, es para mí un profundo misterio. Yo soy un hombre simple.
    Mah: Es usted el que es profundo, complejo, misterioso, difícil de comprender. Yo soy la simplicidad misma, comparado con usted. Yo soy lo que es —sin ninguna distinción entre lo interno y lo externo, lo mío y lo suyo, lo bueno y lo malo. Que el mundo es, yo soy; que yo soy, el mundo es.
    Int: ¿Cómo acontece que cada hombre crea su propio mundo?
    Mah: Cuando un número de gentes están dormidas, cada una de ellas sueña su propio sueño. Únicamente al despertar surge la cuestión de muchos sueños diferentes, y solo se disuelve cuando se ven todos como sueños, como algo imaginado.
    Int: Incluso los sueños tienen un fundamento.
    Mah: En la memoria. Incluso entonces, lo que se recuerda, no es nada sino otro sueño. El recuerdo de lo falso no puede suscitar nada más que lo falso. No hay nada malo en la memoria como tal. Lo que es falso es su contenido. Recuerde usted hechos, olvide opiniones.
    Int: ¿Qué es un hecho?
    Mah: Lo que se percibe en la presenciación pura, no afectada por el deseo ni por el temor, es un hecho.

    27

    Lo que es sin Comienzo Comienza Siempre

    Interlocutor: El otro día estuve preguntándole a usted sobre las dos vías de cre-cimiento —de la renuncia y del goce (yoga y bhoga). La diferencia no es tan grande como parece —el Yogi renuncia para gozar; el Bhogi goza para renunciar. El Yogi renuncia primero, el Bhogi goza primero.
    Mah: ¿Y qué? Deje usted al Yogi con su Yoga y al Bhogi con su Bhoga.
    Int: La vía del Bhoga a mí me parece la mejor. El Yogi es como un mango verde, separado del árbol prematuramente y guardado para que madure en una cesta de mimbre. Sin aire y sobrecalentado, ciertamente madura, pero se pierden el sabor y la fragancia auténticos. El mango que se deja en el árbol crece hasta su pleno tamaño, color y dulzor, un gozo en todo. Sin embargo, de algún modo el Yoga tiene todas las alabanzas, y el Bhoga todas las maldiciones. Como yo lo veo, el Bhoga es el mejor de los dos.
    Mah: ¿Qué le hace a usted decir eso?
    Int: He visto a los Yogis y sus enormes esfuerzos. Incluso cuando se realizan, hay algo amargo o astringente en ello. Parecen pasar mucho de su tiempo en trances, y cuando hablan, meramente recitan sus escrituras. Como mucho tales jnanis son como flores —perfectas, pero sólo florecillas, que exhalan su fragancia dentro de un corto radio. Hay algunos otros, que son como bosques —ricos, variados inmensos, llenos de sorpresas, un mundo en sí mismos. Debe haber una razón para esta diferencia.
    Mah: Bien, usted lo ha dicho. Según usted uno se queda retenido en su Yoga, mientras que el otro ha florecido en su Bhoga.
    Int: ¿Acaso no es así? El Yogi tiene miedo de la vida y busca la paz, mientras que el Bhogi es aventurero, está lleno de ánimo y de ímpetu. El Yogi está limitado por un ideal, mientras que el Bhogi está siempre dispuesto a explorar.
    Mah: Todo es cuestión de desear mucho o de estar satisfecho con poco. El Yogi es ambicioso mientras que el Bhogi es meramente aventurero. Su Bhogi parece ser más rico y más interesante, pero en realidad no es así. El Yogi es agudo como el filo del cuchillo. Tiene que serlo —¬para cortar profunda y llanamente, para penetrar infa-liblemente las múltiples capas de lo falso. El Bhogi adora en muchos altares; el Yogi no sirve a nadie excepto a su propio Sí mismo verdadero.
    Es enteramente vano oponer el Yogi al Bhogi. La vía de salida (pravritti) precede necesariamente a la vía de retorno (nivriti). Sentarse a juzgar y a repartir calificaciones es ridículo. Todo contribuye a la perfección última. Algunos dicen que hay tres aspectos de la realidad —Verdad-Sabiduría-Dicha. El que busca la Verdad deviene un Yogi, el que busca la Sabiduría deviene un jnani y el que busca la felicidad devie-ne un hombre de acción.
    Int: Se nos ha hablado de la dicha de la no dualidad.
    Mah: Tal dicha es más de la naturaleza de una gran paz. El placer y el sufrimiento son los frutos de las acciones —justas e injustas.
    Int: ¿Qué hace la diferencia?
    Mah: La diferencia está entre dar y retener. Cualquiera que sea la vía de acerca-miento, finalmente todas devienen una.
    Int: Si no hay ninguna diferencia en la meta, ¿por qué discriminar entonces entre diferentes acercamientos?
    Mah: Deje que cada uno actúe según su naturaleza. El propósito último será ser-vido en todos los casos. Todas sus discriminaciones y clasificaciones están muy bien, pero no existen en mi caso. Lo mismo que la descripción de un sueño puede ser deta-llada y exacta, aunque no tiene ningún fundamento, así también su modelo no co-rresponde a nada excepto a sus propias presunciones. Usted comienza con una idea y acaba con la misma idea bajo un disfraz diferente,
    Int: ¿Cómo ve usted las cosas?
    Mah: Uno y todo son lo mismo para mí. La misma consciencia (chit) aparece como ser (sat) y como dicha (ananda): Chit en movimiento es Ananda; Chit sin mo-vimiento es ser.
    Int: Sin embargo, usted está haciendo una distinción entre movimiento y no mo-vimiento.
    Mah: La no distinción habla en el silencio. Las palabras suscitan las distinciones. Lo no manifestado (nirguna) no tiene nombre, todos los nombres se refieren a lo manifestado (saguna). Es inútil esforzarse con las palabras para expresar lo que es más allá de las palabras. La consciencia (chidananda) es espíritu (purusha), la cons-ciencia es materia (prakrti). El espíritu imperfecto es materia, la materia es espíritu. En el comienzo como en el fin, todo es uno.
    Toda división está en la mente (chitta); no hay ninguna en la realidad (chit). El movimiento y el reposo son estados de la mente y no pueden ser sin sus opuestos. Por sí mismo nada se mueve, nada reposa. Es un grave error atribuir a las construcciones mentales una existencia absoluta. Nada existe por sí mismo.
    Int: Usted parece identificar el reposo con el Estado Supremo.
    Mah: Hay el reposo cono un estado de la mente (chidaram) y hay el reposo como un estado de ser (atmaram). El primero viene y va, mientras que el verdadero reposo es el corazón mismo de la acción. Desgraciadamente, el lenguaje es una herramienta mental y trabaja solo con opuestos.
    Int: Como un presenciador, ¿está usted trabajando o en reposo?
    Mah: La presenciación es una experiencia y el reposo es la liberación de la expe-riencia.
    Int: ¿No pueden coexistir, como coexisten el tumulto de las olas y la quietud de la profundidad en el océano?
    Mah: Más allá de la mente (chit) no hay ninguna cosa tal como la experiencia. La experiencia es un estado dual. Usted no puede hablar de la realidad como una expe-riencia. Una vez que se comprende esto, usted ya no buscará el ser y el devenir como separados y opuestos. En realidad son uno e inseparables, como raíces y ramas del mismo árbol. Ambos pueden existir solo en la luz de la consciencia, que, nuevamente, surge en el despertar de la sensación de «yo soy». Este es el hecho primordial. Si usted lo pierde, usted pierde todo.
    Int: ¿Es la sensación de ser un producto de la experiencia solo? ¿El gran dicho (mahavakya) Tat-Sat (Eso Es) es sólo un modo de mentación?
    Mah: Todo lo que se habla es sólo lenguaje. Todo lo que se piensa es sólo pen-samiento. El significado real es inexplicable, aunque experienciable. El Mahavakya es verdadero, pero las ideas de usted son falsas, pues todas las ideas (kalpana) son falsas.
    Int: ¿Es falsa la convicción: «Yo soy Eso»?
    Mah: Por supuesto. La convicción es un estado mental. En «Eso» no hay ningún «yo soy». Con la emergencia de la sensación de «yo soy», «Eso» se obscurece, como con la salida del sol las estrellas se esfuman. Pero lo mismo que con el sol viene la luz, así también con la sensación de sí mismo viene la dicha (chidananda). La causa de la dicha se busca en el «no-yo» y así comienza la esclavitud.
    Int: ¿En su vida diaria es usted siempre consciente de su estado real?
    Mah: Ni consciente, ni inconsciente. Yo no tengo necesidad de convicciones. Yo vivo de coraje. El coraje es mi esencia, el cual es amor de la vida. Yo soy libre de recuerdos y de anticipaciones, despreocupado de lo que soy y de lo que no soy. Yo no soy adicto a las autodescripciones, soham y brahmasmi («Yo soy Él», «Yo soy lo Supremo») no son de ninguna utilidad para mí; yo tengo el coraje de ser como nada y de ver el mundo como es: nada. ¡Suena simple, pero inténtelo!
    Int: ¿Pero qué le da a usted el coraje?
    Mah: ¡Cuán viciadas están sus maneras de ver! ¿Necesita el coraje ser dado? Su pregunta implica que la ansiedad es el estado normal y que el coraje es anormal. Es justamente al revés. La ansiedad y la esperanza nacen de la imaginación —yo estoy libre de ambas. Yo soy simple ser y no necesito nada sobre lo que apoyarme.
    Int: A menos de que usted se conozca a usted mismo, ¿de qué utilidad es su ser para usted? Para ser feliz con lo que usted es, usted debe saber que usted es.
    Mah: El ser brilla como conocimiento, el conocimiento es calor en el amor. Todo es uno. Usted imagina separaciones y se perturba a usted mismo con preguntas. No se interese usted tanto en las formulaciones. El ser puro no puede ser descrito.
    Int: A menos de que una cosa sea cognoscible y gozable, no tiene ninguna utilidad para mí. Primero de todo, debe devenir una parte de mi experiencia.
    Mah: Usted está reduciendo la realidad al nivel de la experiencia. ¿Cómo puede la realidad depender de la experiencia, cuando ella es el terreno (adhar) mismo de la experiencia? La realidad está en el hecho mismo de la experiencia, no en su naturale-za. Después de todo, la experiencia es un estado de la mente, mientras que el ser no es en modo alguno un estado de la mente.
    Int: ¡Nuevamente estoy confundido! ¿Está el ser (sat) separado del conocer (chit)?
    Mah: La separación es una apariencia. Lo mismo que el sueño no está separado del soñador, así el conocer no está separado del ser. El sueño es el soñador, el cono-cimiento es el conocedor, la distinción es meramente verbal.
    Int: Ahora puedo ver que sat y chit son uno. ¿Pero qué hay sobre la dicha (anan-da) El ser y la consciencia están siempre presentes juntos, pero la dicha brilla sólo ocasionalmente.
    Mah: El estado no perturbado del ser es dicha; el estado perturbado es lo que apa-rece como el mundo. En la no dualidad hay dicha; en la dualidad —experiencia. Lo que vine y va es experiencia con su dualidad de sufrimiento y de placer. La dicha no tiene que conocerse. Uno es siempre dicha, pero nunca dichoso. La dicha no es un atributo.
    Int: Tengo otra pregunta que hacer: Algunos Yogis alcanzan su meta, pero no es de ninguna utilidad para los demás. No saben compartir, o no son capaces de hacerlo. Aquellos que pueden compartir lo que tienen, inician a otros. ¿Dónde está la diferen-cia?
    Mah: No hay ninguna diferencia. Su manera de entenderlo es errónea. No hay ningunos otros a quienes ayudar. A un hombre rico, cuando traspasa toda su fortuna a su familia, no tiene ni un céntimo para dar a un mendigo; así es el hombre sabio (jnani) despojado de todos sus poderes y posesiones. Nada, literalmente nada, puede decirse sobre él. No puede ayudar a nadie, pues él es todo. Él es el pobre y también su pobreza, el ladrón y también su robo. ¿Cómo puede decirse que ayuda, cuando él no está separado? Quien se piensa a sí mismo como separado del mundo, que ayude al mundo.
    Int: Sin embargo, hay dualidad, hay sufrimiento, hay necesidad de ayuda. Denun-ciándolo como un mero sueño no se logra nada..
    Mah: La única cosa que puede ayudar es despertar del sueño.
    Int: Se necesita un despertador.
    Mah: Que, nuevamente, está en el sueño. El despertador significa el comienzo del fin. No hay ningún sueño eterno.
    Int: ¿Incluso cuando es sin comienzo?
    Mah: Todo comienza con usted. ¿Qué más es sin comienzo?
    Int: Yo comencé al nacer.
    Mah: Eso es lo que se le ha dicho a usted. ¿No es así? ¿Se vio usted a usted mis-mo comenzar?
    Int: Yo comienzo justamente ahora. Todo lo demás es memoria.
    Mah: Correcto. Lo que es sin comienzo comienza siempre. De la misma manera, yo doy eternamente, porque no tengo nada. Ser nada, no tener nada, no guardar nada para uno mismo es el mayor don, la generosidad más alta.
    Int: ¿No queda ningún interés en sí mismo?
    Mah: Por supuesto yo estoy interesado en mi sí mismo, pero el sí mismo es todo. En la práctica toma la forma de buena voluntad, inagotable y universal. Usted puede llamarlo amor, omnipenetrante, omniredimiente. Tal amor es supremamente activo —sin la sensación de hacer.

    28

    Todo Sufrimiento Nace del Deseo

    Interlocutor: Yo vengo de un país lejano. He tenido algunas experiencias interio-res propias y me gustaría cambiar impresiones.
    Maharaj: No faltaba más. ¿Se conoce usted a usted mismo?
    Int: Sé que yo no soy el cuerpo. Tampoco soy la mente.
    Mah: ¿Qué le hace a usted decir eso?
    Int: No siento que yo esté en el cuerpo. Me parece que estoy en todos los lugares, por todas partes. En cuanto a la mente, puedo conectarla y desconectarla, por así de-cir. Esto me hace sentir que yo no soy la mente
    Mah: Cuando usted se siente a usted mismo por todas partes en el mundo, ¿per-manece usted separado del mundo? ¿O es usted el mundo?
    Int: Ambas cosas. Algunas veces me siento a mí mismo que no soy ni la mente ni el cuerpo sino un único ojo omnividente. Cuando profundizo más en ello, me en-cuentro a mí mismo siendo todo lo que veo y el mundo y yo mismo devienen uno.
    Mah: Muy bien. ¿Qué hay sobre los deseos? ¿Tiene usted alguno?
    Int: Sí, vienen, breves y superficiales.
    Mah: ¿Y qué hace usted con ellos?
    Int: ¿Qué puedo hacer? Vienen y se van. Yo los observo. A veces veo mi cuerpo y mi mente ocupados en satisfacerlos.
    Mah: ¿Los deseos de quién están siendo satisfechos?
    Int: Son una parte del mundo en el que vivo. Están ahí lo mismo que los árboles y las nubes están ahí.
    Mah: ¿No son un signo de alguna imperfección?
    Int: ¿Por qué deberían serlo? Ellos son como son, y yo soy como soy. ¿Cómo puede afectarme la aparición y desaparición de deseos? Por supuesto, afectan a la forma y al contenido de la mente?
    Mah: Muy bien. ¿Cuál es su trabajo?
    Int: Soy oficial de pruebas.
    Mah: ¿Qué significa eso?
    Int: Los delincuentes juveniles son puestos en libertad a prueba y hay oficiales especiales que vigilan su comportamiento y que les ayudan a prepararse y a encontrar trabajo.
    Mah: ¿Debe usted trabajar?
    Int: ¿Quién trabaja? Acontece que el trabajo tiene lugar.
    Mah: ¿Necesita usted trabajar?
    Int: Lo necesito por causa del dinero. Me gusta, debido a que me pone en contac-to con seres vivos.
    Mah: ¿Para qué los necesita usted?
    Int: Puede que ellos me necesiten a mí y son sus destinos los que me han hecho emprender este trabajo. Es una única vida, después de todo.
    Mah: ¿Cómo llegó usted a su presente estado?
    Int: Las enseñanzas de Sri Ramana Maharshi me pusieron en mi camino. Después encontré a un tal Douglas Harding que me ayudó mostrándome como trabajar sobre el «¿quién soy yo?»
    Mah: ¿Fue repentino o gradual?
    Int: Fue repentino. Como algo completamente olvidado, que regresa a la mente de uno. O como un flash de comprensión repentina. «¡Cuán simple —dije; yo no soy lo que pensaba que soy! No soy ni lo percibido ni el perceptor; soy el percibir sólo»
    Mah: Ni siquiera el percibir sino eso que hace todo esto posible.
    Int: ¿Qué es el amor?
    Mah: Cuando la sensación de distinción y de separación está ausente, usted puede llamarlo amor.
    Int: ¿Por qué se da tanta importancia al amor entre el hombre y la mujer?
    Mah: Debido a que es tan prominente el elemento de felicidad en él.
    Int: ¿No es lo mismo en todo amor?
    Mah: No necesariamente. El amor puede causar sufrimiento. Usted lo llama en-tonces compasión.
    Int: ¿Qué es la felicidad?
    Mah: La armonía entre lo interior y lo exterior es felicidad. Por otra parte, la identificación de sí mismo con las causas externas es sufrimiento.
    Int: ¿Cómo acontece la identificación de sí mismo?
    Mah: El sí mismo por su naturaleza se conoce a sí mismo sólo. Por falta de expe-riencia todo lo que percibe lo toma como si fuera sí mismo. Golpeado, aprende a discriminar (viveka) y a vivir en solitario (vairagya). Cuando el comportamiento justo (uparati) deviene normal, un poderoso impulso interior (mukmukshutva) le hace buscar su fuente. La llama del cuerpo se enciende y todo deviene claro y brillante (atmaprakash).
    Int: ¿Cuál es la causa real del sufrimiento?
    Mah: La identificación de sí mismo con lo limitado (vyaktitva). Las sensaciones como tales, por muy fuertes que sean, no causan sufrimiento. Es la mente, confundida por las ideas erróneas, adicta a pensar: «yo soy esto, yo soy eso», la que teme perder y ansía ganar y la que sufre cuando se frustra.
    Int: Un amigo mío solía tener noche tras noche sueños horribles. Ir a dormir le aterrorizaba. Nada podía ayudarle.
    Mah: La compañía de los verdaderamente buenos (satsang) le ayudaría.
    Int: La vida misma es una pesadilla.
    Mah: La amistad noble (satsang) es el remedio supremo para todas las enferme-dades, físicas y mentales .
    Int: Generalmente uno no puede encontrar tal amistad.
    Mah: Busque usted dentro. Su propio sí mismo es su mejor amigo.
    Int: ¿Por qué está la vida tan llena de contradicciones?
    Mah: Sirve para demoler el orgullo mental. Debemos darnos cuenta de cuan po-bres y desvalidos somos. Mientras nos engañemos a nosotros mismos con lo que imaginamos que somos, que sabemos, que tenemos, que hacemos, estamos verdade-ramente en una triste condición. Solo en la completa negación de sí mismo hay una posibilidad de descubrir nuestro ser real.
    Int: ¿Por qué se hace tanto hincapié en la negación de sí mismo?
    Mah: Tanto como en la realización de sí mismo. El sí mismo falso debe ser aban-donado antes de que el sí mismo real pueda ser encontrado.
    Int: El sí mismo que usted escoge llamar falso es para mí penosísimamente real. Es el único sí mismo que conozco Lo que usted llama el sí mismo real es un mero concepto, una manera de hablar, una criatura de la mente, un fantasma atractivo. Mi sí mismo cotidiano no es una belleza, lo admito, pero es mi propio y único sí mismo. Usted dice que yo soy, o que tengo, otro sí mismo. ¿Lo ve usted —es realidad para usted, o quiere usted que yo crea lo que usted mismo no ve?
    Mah: No se precipite usted a sacar conclusiones. Lo concreto no necesita ser lo real, lo concebido no necesita ser falso. Las percepciones basadas sobre sensaciones y configuradas por la memoria implican un perceptor, cuya naturaleza usted nunca se ha tomado el trabajo de examinar. Dedíquele usted su atención plena, examínele con amoroso cuidado y usted descubrirá alturas y profundidades de ser que usted jamás ha soñado, absorto como está usted en su precaria imagen de usted mismo.
    Int: Debo estar en la disposición adecuada para examinarme a mí mismo fructífe-ramente.
    Mah: Usted debe ser serio, decidido, verdaderamente interesado. Usted debe estar lleno de buena voluntad hacia usted mismo.
    Int: Yo soy muy egoísta.
    Mah: Usted no lo es. Usted está todo el tiempo destruyéndose a usted mismo y a lo suyo propio, sirviendo a dioses extraños, hostiles y falsos. Sea usted de verdad egoísta —de la manera justa. Deséese bien a usted mismo, trabaje en lo que es bueno para usted. Destruya todo lo que se interpone entre usted y la felicidad. Sea todo —ame todo —sea feliz — haga feliz. Ninguna felicidad es más grande.
    Int: ¿Por qué hay tanto sufrimiento en el amor?
    Mah: Todo sufrimiento nace del deseo. El verdadero amor nunca se frustra. ¿Cómo puede ser frustrada la sensación de unidad? Lo que puede ser frustrado es el deseo de expresión. Tal deseo es de la mente. Como ocurre con todas las cosas men-tales, la frustración es inevitable.
    Int: ¿Cuál es el lugar del sexo en el amor?
    Mah: El amor es un estado de ser. El sexo es energía. El amor es sabio, el sexo es ciego. Una vez que se comprende la verdadera naturaleza del amor y del sexo ya no hay ningún conflicto ni confusión.
    Int: Hay tanto sexo sin amor.
    Mah: Sin amor todo es malo. La vida misma sin amor es mala.
    Int: ¿Qué puede hacerme amar?
    Mah: Usted es el amor mismo —cuando usted no tiene miedo.

    29

    Vivir es el único Propósito de la Vida

    Interlocutor: ¿Qué significa fracasar en Yoga? ¿Quién es un fracaso en Yoga (yoga bhrashta)?
    Maharaj: Es solo una cuestión de incompletud. A aquel que no pudo completar su Yoga por alguna razón se le llama fracasado en Yoga. Tal fracaso es solo temporario, pues no puede haber ninguna derrota en el Yoga. Esta batalla se gana siempre, pues es una batalla entre lo verdadero y lo falso. Lo falso no tiene ninguna posibilidad.
    Int: ¿Quién fracasa? La persona (vyakti) o el Sí mismo (vyakta)?
    Mah: La pregunta está planteada erróneamente. No es una cuestión de fracaso, ni a corto ni a largo plazo. Es como recorrer un camino largo y difícil en un país desco-nocido. De todos los innumerables pasos es solo el último el que le lleva a usted a su destino. Sin embargo, usted no considerará todos los pasos anteriores como fracasos. Cada uno de ellos le acercó a usted más a su meta, aunque usted haya tenido que dar marcha atrás para sortear un obstáculo. En realidad cada paso le lleva a usted hacia su meta, debido a que estar siempre en movimiento, aprendiendo, descubriendo, en-contrando, es su destino eterno. Vivir es el único propósito de la vida. El sí mismo no se identifica con el éxito o el fracaso —la idea misma de devenir esto o aquello es impensable. El sí mismo comprende que el éxito y el fracaso son relativos y que están interconectados, que son la trama y la urdimbre misma de la vida. Aprenda usted de ambos y vaya más allá. Si usted no ha aprendido, repita.
    Int: ¿Qué tengo que aprender?
    Mah: A vivir sin interés en usted mismo. Para esto usted debe conocer su propio ser verdadero (swarupa) como indomable, sin temor, siempre victorioso. Una vez que usted sabe con absoluta certeza que nada puede perturbarle a usted excepto su propia imaginación, usted llega a desinteresarse de sus deseos y temores, de sus conceptos e ideas, y a vivir con la verdad solo.
    Int: ¿Cuál puede ser la razón de que algunas gentes tengan éxito y de que otros fracasen en Yoga? ¿Es el destino o el carácter, o solo accidente?
    Mah: Nadie fracasa jamás en Yoga. Todo es cuestión de ritmo de progreso. Es lento al comienzo y rápido al final. Cuando uno está plenamente maduro, la realiza-ción es explosiva. Tiene lugar espontáneamente o a la más ligera alusión. Lo rápido no es mejor que lo lento. La maduración lenta y el florecimiento rápido alternan. Ambos son naturales y justos.
    Sin embargo, todo esto es así solo en la mente. Como yo lo veo, no hay nada de tal. En el gran espejo de la consciencia las imágenes surgen y desaparecen y solo la memoria les da continuidad. Y la memoria es material —destructible, perecedera, transitoria. Sobre cimientos tan insustanciales nosotros construimos un sentido de existencia personal —vaga, intermitente, semejante a un sueño. Esta vaga persuasión: «yo soy fulano» obscurece el estado sin cambio de la presenciación pura y nos hace creer que hemos nacido para sufrir y para morir.
    Int: Lo mismo que un niño no tiene más remedio que crecer, así también un hom-bre, compelido por la naturaleza, hace progresos. ¿Por qué esforzarse? ¿Dónde está la necesidad del Yoga?
    Mah: Hay progreso siempre. Todo contribuye al progreso. Pero éste es el progreso de la ignorancia. Los círculos de la ignorancia pueden estar siempre en crecimiento, pero, no obstante, la ignorancia sigue siendo esclavitud. A su debido tiempo aparece un Gurú para enseñarnos e inspirarnos a practicar el Yoga, y entonces tiene lugar una maduración con el resultado de que la noche inmemorial de la ignorancia se disuelve ante la salida del sol de la sabiduría. Pero en realidad nada ha acontecido. El sol está siempre ahí, para él no hay ninguna noche; la mente cegada por la idea «yo soy el cuerpo» teje interminablemente su hilo de ilusión.
    Int: Si todo es parte de un proceso natural, ¿dónde está la necesidad del esfuerzo?
    Mah: Incluso el esfuerzo es una parte del proceso. Cuando la ignorancia deviene obstinada y dura y se pervierte el carácter, el esfuerzo y el sufrimiento devienen in-evitables por ello. En la obediencia completa a la naturaleza no hay ningún esfuerzo. La semilla de la vida espiritual crece en silencio y obscuridad hasta su hora señalada.
    Int: Nos encontramos con grandes hombres que en su vejez devienen infantiles, mezquinos, irascibles y rencorosos. ¿Cómo han podido deteriorarse tanto?
    Mah: No eran Yogis perfectos, que tuvieran sus cuerpos bajo un control completo. O bien no se tomaron el cuidado de proteger sus cuerpos de la decadencia natural. Uno no debe sacar conclusiones sin comprender todos los factores. Por encima de todo, uno no debe hacer juicios de inferioridad o de superioridad. La juventud es más una cuestión de vitalidad (prana) que de sabiduría (jnana).
    Int: Uno puede hacerse viejo, ¿pero por qué debería perder toda su vigilancia y discriminación?
    Mah: La consciencia y la inconsciencia, mientras se está en el cuerpo, dependen de la condición del cerebro. Pero el sí mismo es más allá de ambas, más allá del ce-rebro, más allá de la mente. El fallo del instrumento no se refleja en su usuario.
    Int: Se me ha dicho que un hombre realizado jamás hará nada inconveniente. Siempre se comportará de una manera ejemplar.
    Mah: ¿Quién establece el ejemplo? ¿Por qué un hombre liberado debe seguir ne-cesariamente las convenciones? En el momento en que deviene predecible, no puede ser libre. Su libertad está en que es libre para satisfacer la necesidad del momento, para obedecer a la necesidad de la situación. La libertad de hacer lo que a uno le pla-ce es en realidad esclavitud, mientras que ser libre para hacer lo que uno debe, lo que es justo, es la libertad real.
    Int: Sin embargo, debe haber algún modo de saber quién ha realizado y quién no. Si uno es indistinguible del otro, ¿cuál es su utilidad?
    Mah: El que se conoce a sí mismo no tiene ninguna duda sobre ello. Tampoco le importa si otros reconocen o no su estado. Es raro el hombre realizado que descubre su realización y son afortunados aquellos que le encuentran, pues lo hace para su bienestar permanente.
    Int: Cuando se mira alrededor, uno se espanta por el volumen de sufrimiento in-necesario que está ocurriendo. Gentes que deberían ser ayudadas no reciben ninguna ayuda. Imagine una gran sala hospitalaria llena de incurables, agitándose y gimiendo. Si se le diera a usted autoridad para matarlos a todos y acabar con su tortura, ¿no lo haría usted?
    Mah: Yo les dejaría decidir a ellos.
    Int: ¿Pero si su destino es sufrir? ¿Cómo puede usted interferir en el destino?
    Mah: Su destino es lo que acontece. No hay ninguna contravención del destino. ¿Quiere usted decir que la vida de todos está totalmente determinada en su nacimien-to? ¡Qué extraña idea! Si así fuera, el poder que determina cuidaría de que nadie su-friera.
    Int: ¿Qué hay sobre la causa y el efecto?
    Mah: Cada momento contiene la totalidad del pasado y crea la totalidad del futu-ro.
    Int: ¿Pero el pasado y el futuro existen?
    Mah: Solo en la mente. El tiempo está en la mente, el espacio está en la mente. La ley de causa y efecto es también un modo de pensamiento. En realidad todo es aquí y ahora y todo es uno. La multiplicidad y la diversidad están solo en la mente.
    Int: Sin embargo, usted está a favor de aliviar el sufrimiento, incluso a través de la destrucción del cuerpo incurablemente enfermo.
    Mah: Nuevamente, usted mira desde fuera mientras que yo miro desde dentro. Yo no veo a alguien que sufre, yo soy el que sufre. Yo le conozco desde dentro y hago lo que es justo espontáneamente y sin esfuerzo. Yo no sigo ninguna regla ni establezco ninguna regla. Yo fluyo con la vida —fiel e irresistiblemente.
    Int: Sin embargo, usted parece ser un hombre muy práctico con pleno control de su ambiente inmediato.
    Mah: ¿Qué otra cosa espera usted que sea? ¿Un inadaptado?
    Int: Pero usted no puede ayudar mucho a los demás.
    Mah: Ciertamente, puedo ayudar. Usted también puede ayudar. Todo el mundo puede ayudar. Pero el sufrimiento se recrea siempre. Solo el hombre puede destruir en sí mismo las raíces del dolor. Los demás solo pueden ayudar con el dolor, pero no con su causa, que es la estupidez abismal de la humanidad.
    Int: ¿Llegará a su fin esta estupidez alguna vez?
    Mah: En el hombre —por supuesto. En cualquier momento. En la humanidad —como nosotros la conocemos— después de muchísimos años. En la creación —nunca, pues la creación misma está enraizada en la ignorancia; la materia misma es ignoran-cia. No saber, y no saber que uno no sabe es la causa del sufrimiento sin fin.
    Int: Se nos ha hablado de los grandes avataras, los salvadores del mundo.
    Mah: ¿Lo salvaron? Vinieron y se fueron —y el mundo continúa afanoso. Por supuesto, hicieron mucho y abrieron nuevas dimensiones en la mente humana. Pero hablar de salvar al mundo es una exageración.
    Int: ¿No hay ninguna salvación para el mundo?
    Mah: ¿Qué mundo quiere usted salvar? ¿El mundo de su propia proyección? Sálvelo usted mismo. ¿Mi mundo? Muéstreme usted mi mundo y yo me las arreglaré con él. Yo no soy consciente de ningún mundo separado de mí mismo, al cual yo soy libre de salvar o no salvar. ¿Qué asunto se trae usted con salvar al mundo, cuando todo lo que el mundo necesita es que lo salven de usted? Salga usted del cuadro y vea si queda algo que salvar.
    Int: Usted parece insistir sobre el punto de que sin usted su mundo no habría exis-tido y que, por lo tanto, la única cosa que usted puede hacer por él es acabar el es-pectáculo. Esto no es una salida. Incluso si el mundo fuera de mi propia creación, este conocimiento no lo salva. Solo lo explica. Queda la pregunta: ¿Por qué he creado yo un mundo tan infeliz y qué puedo hacer para cambiarlo? Usted parece decir: olvídelo usted todo y admire su propia gloria. Ciertamente, usted no quiere decir eso. La descripción de una enfermedad y de sus causas no la curan. Lo que nosotros nece-sitamos es la medicina adecuada.
    Mah: La descripción y la causación son el remedio para una enfermedad causada por el embotamiento y la estupidez. Lo mismo que una enfermedad de deficiencia se cura por medio del suministro del factor que falta, así también las enfermedades del vivir se curan mediante una buena dosis de desapego inteligente (viveka-vairagya).
    Int: Usted no puede salvar al mundo predicando consejos de perfección. Las gen-tes son como son. ¿Deben sufrir?
    Mah: Mientras sean como son, no hay ninguna escapatoria del sufrimiento. Quite usted el sentido de separatividad y no habrá ningún conflicto.
    Int: Un mensaje impreso puede ser solo papel y tinta. Es el texto lo que importa. Al analizar el mundo en elementos y cualidades perdemos lo más importante —su significado. Su reducción de todo a un sueño no tiene en cuenta la diferencia entre el sueño de un insecto y el sueño de un poeta. Todo es sueño, concedido. Pero no todos son iguales.
    Mah: Los sueños no son iguales, pero el soñador es uno. Yo soy el insecto. Yo soy el poeta —en sueño. Pero en realidad yo no soy ni uno ni otro. Yo soy más allá de todos los sueños. Yo soy la luz en la que todos los sueños aparecen y desaparecen. Yo soy a la vez dentro y fuera del sueño. Lo mismo que un hombre que tiene dolor de cabeza conoce el dolor y sabe también que él no es el dolor, así yo conozco el sueño, a mí mismo soñando y a mí mismo no soñando —todo al mismo tiempo. Yo soy lo que soy antes, durante y después del sueño. Pero lo que veo en el sueño, yo no lo soy.
    Int: Todo es una cuestión de imaginación. Uno imagina que uno está soñando, otro imagina que uno no está soñando. ¿No son ambos lo mismo?
    Mah: Lo mismo y no lo mismo. No soñar, como un intervalo entre dos sueños es, por supuesto, una parte del soñar. No soñar como una serena permanencia, y un morar atemporal en la realidad no tiene nada que ver con soñar. En ese sentido yo nunca sueño ni nunca soñaré.
    Int: Si tanto el sueño como la escapatoria del sueño son imaginaciones, ¿cuál es la salida?
    Mah: ¡No hay ninguna necesidad de una salida! ¿No ve usted que una salida es también una parte del sueño? Todo lo que usted tiene que hacer es ver el sueño como sueño.
    Int: Si comienzo la práctica de desechar todo como un sueño, ¿adónde me lle-vará?
    Mah: A dondequiera que le lleve, será un sueño. La idea misma de ir más allá del sueño es ilusoria. ¿Por qué ir a alguna parte? Sólo dése cuenta de que usted está so-ñando un sueño que usted llama el mundo, y deje usted de buscar salidas. El sueño no es su problema. Su problema es que a usted le agrada una parte del sueño y no otra. Ámelas a todas, o a ninguna, y deje usted de quejarse. Cuando usted ha visto el sueño como un sueño, usted ha hecho todo lo que se necesita hacer.
    Int: ¿Está causado el soñar por el pensamiento?
    Mah: Todo es un juego de ideas. En el estado libre de ideación (nirvikalpa sa-madhi) no se percibe nada. La idea raíz es: «yo soy». Esta idea raíz quiebra el estado de consciencia pura y es seguido por las innumerables sensaciones y percepciones, sentimientos e ideas cuya totalidad constituye Dios y Su mundo. El «yo soy» perma-nece como el presenciador, pero es por la voluntad de Dios por lo que todo acontece.
    Int: ¿Por qué no por mi voluntad?
    Mah: Nuevamente, usted se ha dividido a usted mismo —en Dios y presenciador. Ambos son uno.

    30

    Usted es Libre AHORA

    Interlocutor: Hay tantas teorías sobre la naturaleza del hombre y del universo. La teoría de la creación, la teoría de la ilusión, la teoría del sueño —un gran número de ellas. ¿Cuál es la verdadera?
    Maharaj: Todas son verdaderas, todas son falsas. Puede usted escoger la que más le guste.
    Int: Usted parece favorecer la teoría del sueño.
    Mah: Todas éstas teorías son maneras de juntar palabras. Algunos favorecen a una manera, otros favorecen a otra. Las teorías no son ni acertadas ni erróneas. Son intentos de explicar lo inexplicable. No es la teoría lo que importa, sino la manera en que se la pone a prueba. Es la prueba de la teoría lo que la hace fructífera. Experi-mente usted con cualquier teoría que sea de su agrado —si usted es verdaderamente serio y honesto, el logro de la realidad será suyo. Como un ser vivo usted está atra-pado en una insostenible y penosa situación y usted está buscando una salida. Se le están ofreciendo a usted varios planos de su prisión, ninguno de ellos completamente verídico. Todos ellos son de algún valor, pero solo si usted es presa de una seriedad verdadera. Es la seriedad la que libera y no la teoría.
    Int: La teoría puede ser extraviadora y la seriedad —ciega.
    Mah: Su sinceridad le guiará a usted. La devoción a la meta de la liberación y de la perfección le hará a usted abandonar todas las teorías y sistemas y vivir por la sa-biduría, la inteligencia y el amor activo. Las teorías pueden ser buenas como puntos de partida, pero deben ser abandonadas, cuanto antes —mejor.
    Int: Hay un Yogi que dice que para la realización no es necesario el óctuple Yoga; que basta únicamente con el poder de la voluntad. Es suficiente concentrarse sobre la meta con plena confianza en el poder de la voluntad pura para obtener sin esfuerzo y rápidamente lo que a otros les lleva décadas lograr.
    Mah: ¡Concentración, plena confianza, pura voluntad! Con tales recursos no hay que sorprenderse de que uno tenga éxito inmediatamente. Este Yoga de la voluntad es idóneo para el buscador maduro, que se ha deshecho de todos los deseos excepto uno. Después de todo, ¿qué es la voluntad sino la firmeza del corazón y de la mente? Dada una firmeza semejante todo puede lograrse.
    Int: Siento que ese Yogi no quería significar mera firmeza de propósito, con el resultado de una persecución y aplicación incesantes. Quiere decir que con la volun-tad fijada sobre la meta no se necesita ninguna persecución ni aplicación. El mero hecho de querer atrae a su objeto.
    Mah: Sea cual fuere el nombre que usted le dé: voluntad, o propósito firme, o concentración de la mente en un solo punto, usted vuelve de nuevo a la seriedad, a la sinceridad, a la honestidad. Cuando usted es presa de una seriedad verdadera, usted pliega cada incidente, cada segundo de su vida a su propósito. Usted no gasta tiempo ni energía en otras cosas. Usted está totalmente dedicado, llámelo usted voluntad, o amor, o simplemente honestidad. Nosotros somos seres complejos, en guerra adentro y afuera. Nos contradecimos a nosotros mismos a cada instante, deshaciendo hoy el trabajo de ayer. No hay que sorprenderse de que no avancemos. Un poco de integri-dad supondría una gran diferencia.
    Int: ¿Qué es más poderoso, el deseo o el destino?
    Mah: El deseo da forma al destino.
    Int: Y el destino da forma al deseo. Mis deseos están condicionados por la heren-cia y las circunstancias, por las oportunidades y los accidentes, por lo que nosotros llamamos destino.
    Mah: Sí, usted puede decirlo así.
    Int: ¿En qué punto soy libre para desear lo que quiero desear?.
    Mah: Usted es libre ahora. ¿Qué es eso que usted quiere desear? Deséelo.
    Int: Por supuesto, yo soy libre para desear, pero no soy libre para actuar según mi deseo. Otros impulsos me descarrían. Mi deseo no es suficientemente fuerte, incluso si tiene mi aprobación. Otros deseos, que desapruebo, son más fuertes.
    Mah: Quizás usted se está engañando a usted mismo. Quizás usted está dando expresión a sus deseos reales, y los que usted aprueba se mantienen en la superficie solo por causa de la respetabilidad.
    Int: Puede que sea como usted dice, pero esto es otra teoría. El hecho es que yo no me siento libre para desear lo que pienso que debería desear, y cuando me parece que deseo justamente, no actúo en consecuencia.
    Mah: Todo se debe a la debilidad de la mente y a la desintegración del cerebro. Recoja y fortalezca su mente y usted encontrará que sus pensamientos y sentimientos, palabras y acciones se alinearán por sí solas en la dirección de su voluntad.
    Int: ¡De nuevo un consejo de perfección! ¡Integrar y fortalecer la mente no es una tarea fácil! ¿Cómo comienza uno?
    Mah: Usted puede comenzar sólo desde donde usted es. Usted es aquí y ahora, usted no puede salir de aquí y ahora.
    Int: ¿Pero qué puedo hacer aquí y ahora?
    Mah: Usted puede ser consciente de su ser —aquí y ahora.
    Int: ¿Eso es todo?
    Mah: Eso es todo. No hay nada más que hacer.
    Int: Durante toda mi vigilia y mis sueños, yo soy consciente de mí mismo. Eso no me ayuda mucho.
    Mah: Usted era consciente del pensamiento, del sentimiento, de los hechos. Usted no era consciente de su ser.
    Int: ¿Cuál es el nuevo factor en el cual usted quiere introducirme?
    Mah: En la actitud de la presenciación pura, de la observación de los aconteci-mientos sin tomar parte en ellos.
    Int: ¿Qué me hará eso a mí?
    Mah: La debilidad de la mente se debe a una falta de inteligencia, de compren-sión, que a su vez es el resultado de una no presenciación. Al esforzarse en la presen-ciación usted recoge la mente y la fortalece.
    Int: Yo puedo ser plenamente consciente de lo que está pasando, y sin embargo ser completamente incapaz de influenciarlo de ninguna manera.
    Mah: Usted está equivocado. Lo que está pasando es una proyección de su mente. Una mente débil no puede controlar sus propias proyecciones. Por lo tanto, sea consciente de su mente y de sus proyecciones. Usted no puede controlar lo que usted no conoce. Por otra parte, el conocimiento da poder. En la práctica es muy simple. Para controlarse a usted mismo —conózcase a usted mismo.
    Int: Quizás pueda llegar a controlarme a mí mismo, ¿pero seré capaz de tratar el caos en el mundo?
    Mah: No hay ningún caos en el mundo, excepto el caos que su mente crea. Es au-tocreado en el sentido de que en su centro mismo está la falsa idea de uno mismo como una cosa diferente y separada de las demás cosas. En realidad, usted no es una cosa, ni está separado. Usted es la potencialidad infinita, la posibilidad inagotable. Debido a que usted es, todo puede ser. El universo es solo una manifestación parcial de su ilimitada capacidad de devenir.
    Int: Encuentro que estoy totalmente motivado por el deseo del placer y el miedo del sufrimiento. Por muy noble que sea mi deseo y por muy justificado que esté mi miedo, el placer y el sufrimiento son los dos polos entre los cuales oscila mi vida.
    Mah: Vaya usted a la fuente de ambos, del sufrimiento y del placer, del deseo y del miedo. Observe, investigue, intente comprender.
    Int: Ambos, el deseo y el miedo son sentimientos causados por factores físicos o mentales. Están ahí, son fácilmente observables. ¿Pero por qué están ahí? ¿Por qué deseo el placer y tengo miedo del sufrimiento?
    Mah: El placer y el sufrimiento son estados de la mente. Mientras usted piense que usted es la mente, o más bien, el cuerpo-mente, usted está obligado a formular tales preguntas.
    Int: Y cuando me dé cuenta que yo no soy el cuerpo, ¿estaré libre del deseo y del miedo?
    Mah: Mientras haya un cuerpo y una mente para proteger al cuerpo, operarán las atracciones y las repulsiones. Estarán ahí, dentro del campo de los acontecimientos, pero a usted no le concernirán. El foco de su atención estará en otra parte. Usted no será distraído.
    Int: Sin embargo estarán ahí. ¿Nunca será uno completamente libre?
    Mah: Usted es completamente libre incluso ahora. Lo usted llama destino (karma) es solo el resultado de su propia voluntad de vivir. Cuan fuerte es esta voluntad, usted puede juzgarlo por el horror universal de la muerte.
    Int: Las gentes mueren voluntariamente muy a menudo.
    Mah: Solo cuando la alternativa es peor que la muerte. Pero tal disposición a morir fluye de la misma fuente que la voluntad de vivir, una fuente más profunda incluso que la vida misma. Ser un ser vivo no es el estado último; hay algo más allá, mucho más maravilloso, que no es ni ser ni no ser, ni vivir ni no vivir. Es un estado de presenciación pura, más allá de las limitaciones del espacio y del tiempo. Una vez que se abandona la ilusión de que el cuerpo-mente es uno mismo, la muerte pierde su terror, deviene una parte del vivir.

    31

    No Infravalore l

  • Crow

    Mah: Ahora.
    Int: Ahora no acaba.
    Mah: Usted no le deja.
    Int: Yo quiero que acabe.
    Mah: No, usted no quiere. Toda su vida está conectada con él. Su pasado y su fu-turo, sus deseos y sus temores, todos tienen sus raíces en el mundo. Sin el mundo, ¿dónde está usted, quién es usted?
    Int: Pero eso es exactamente lo que vine a descubrir.
    Mah: Y yo le estoy diciendo a usted exactamente esto: encuentre un fundamento firme más allá y todo será claro y fácil.

    32

    La Vida es el Gurú Supremo

    Interlocutor: Nosotros dos venimos de países lejanos; uno de nosotros es británi-co, el otro americano. El mundo en el que hemos nacido se está desplomando y, puesto que somos jóvenes, nos importa. Las gentes de edad esperan morir su propia muerte, pero los jóvenes no tienen ninguna tal esperanza. Muchos de nosotros se niegan a matar, pero ninguno puede negarse a ser matado. ¿Podemos esperar poner el mundo en orden dentro de nuestro plazo de vida?
    Mah: ¿Qué le hace a usted pensar que el mundo va a perecer?
    Int: Los instrumentos de destrucción han devenido increíblemente potentes. Nuestra productividad misma ha devenido destructiva de la naturaleza y de los valo-res culturales y sociales.
    Mah: Usted está hablando de los tiempos presentes. ¿Ha sido así por todas partes y siempre? La situación aflictiva puede ser temporaria y local. Una vez que pase, se olvidará.
    Int: La escala de la catástrofe que nos amenaza es increíblemente grande. Vivimos en medio de una explosión.
    Mah: Cada hombre sufre solo y muere solo. Los números son irrelevantes. Hay tanta muerte cuando muere un millón como cuando perece uno.
    Int: La naturaleza mata por millones, pero esto no me asusta. Puede haber en ello tragedia o misterio, pero no crueldad. Lo que me horroriza es el sufrimiento, la des-trucción y la desolación que causa el hombre. La naturaleza es magnífica en sus obras y destrucciones. Pero hay insensatez y locura en los actos del hombre.
    Mah: Justo. Así pues, sus problemas no son el sufrimiento y la muerte, sino la in-sensatez y la locura que hay en su raíz. ¿No es la insensatez también una forma de locura? ¿Y no es la locura el mal uso de la mente? El problema de la humanidad está solo en este mal uso de la mente. Todos los tesoros de la naturaleza y del espíritu están abiertos al hombre que usa su mente adecuadamente.
    Int: ¿Cuál es el uso adecuado de la mente?
    Mah: El miedo y la codicia causan el mal uso de la mente. El uso adecuado de la mente está en el servicio del amor, de la vida, de la verdad, de la belleza.
    Int: Es más fácil decirlo que hacerlo. El amor de la verdad, del hombre, la buena voluntad —¡cuánto lujo! Necesitamos una gran abundancia de ello para poner el mundo en orden, ¿pero quién lo proporcionará?
    Mah: Usted puede pasarse una eternidad buscando por todas partes la verdad y el amor, la inteligencia y la buena voluntad, implorando a Dios y al hombre —todo en vano. Usted debe comenzar en usted mismo, con usted mismo —ésta es la ley inexo-rable. Usted no puede cambiar la imagen sin cambiar el rostro. Primero dése usted cuenta de que su mundo es solo un reflejo de usted mismo y deje usted de encontrar faltas en el reflejo. Préstese atención a usted mismo, póngase a usted mismo en orden —mental y emocionalmente. Lo físico lo seguirá automáticamente. Usted habla mu-cho de reformas: económica, social, política. Deje en paz las reformas y ocúpese del reformador. ¿Qué tipo de mundo puede crear un hombre que es estúpido, codicioso, desalmado?
    Int: Si tenemos que esperar un cambio de corazón, tendremos que esperar indefi-nidamente. El suyo es un consejo de perfección que es también un consejo de deses-peración. Cuando todos nosotros seamos perfectos, el mundo será perfecto. ¡Qué perogrullada inútil!
    Mah: No es eso lo que he dicho. He dicho únicamente que usted no puede cam-biar el mundo antes de cambiarse a usted mismo. No he dicho —antes de cambiar a todo el mundo. No es ni necesario ni posible cambiar a los demás. Pero sí usted puede cambiarse a usted mismo, y encontrará que no se necesita ningún otro cambio. ¡Para cambiar la imagen usted meramente cambia la película, usted no ataca a la pantalla!
    Int: ¿Cómo puede usted estar tan seguro de usted mismo? ¿Cómo puede usted sa-ber que lo que usted dice es verdadero?
    Mah: No es de mí mismo de quien estoy seguro, estoy seguro de usted. Todo lo que usted necesita es dejar de buscar fuera lo que solo puede ser encontrado dentro. Ponga usted su visión en orden antes de obrar. Usted está sufriendo de incompren-sión aguda. Clarifique su mente, purifique su corazón, santifique su vida —ésta es la vía más rápida hacia un cambio de su mundo.
    Int: Muchos santos y místicos vivieron y murieron. Ellos no cambiaron mi mundo.
    Mah: ¿Cómo hubieran podido? Su mundo no es el de ellos, ni el mundo de ellos es el de usted.
    Int: Ciertamente hay un mundo efectivo común a todos.
    Mah: ¿El mundo de las cosas, de la energía y de la materia? Incluso si hubiera un tal mundo común de cosas y de fuerzas, ese no es el mundo en el que nosotros vivi-mos. El nuestro es un mundo de sentimientos y de ideas, de atracciones y de repul-siones, de escalas de valores, de motivos e incentivos; un mundo enteramente mental. Biológicamente nosotros necesitamos muy poco; nuestros problemas son de un orden diferente. Los problemas creados por los deseos y los miedos, y por las ideas erróneas solo pueden resolverse sobre el nivel de la mente. Usted debe conquistar su propia mente y para esto usted debe ir más allá de ella.
    Int: ¿Qué quiere decir ir más allá de la mente?
    Mah: Usted ha ido más allá del cuerpo, ¿no es así? Usted no sigue de cerca su di-gestión, su circulación o su eliminación. Han devenido automáticas. De la misma manera la mente debe trabajar automáticamente, sin reclamar atención. Esto no acon-tecerá a menos de que la mente trabaje impecablemente. La mayor parte de nuestro tiempo, nosotros somos conscientes del cuerpo-mente debido a que constantemente están reclamando asistencia. El dolor y el sufrimiento son solo el cuerpo y la mente que piden atención. Para ir más allá del cuerpo usted debe estar sano; para ir más allá de la mente, usted debe tener su mente en perfecto orden. Usted no puede dejar un desorden detrás e ir más allá. Un desorden le anegará a usted como una ciénaga. «Recoja su basura» parece ser una ley universal. Y una ley justa también.
    Int: ¿Se me permite preguntarle cómo fue usted más allá de la mente?
    Mah: Por la gracia de mi Gurú.
    Int: ¿Qué forma tomó su gracia?
    Mah: El me dijo lo que es verdadero.
    Int: ¿Qué le dijo a usted?
    Mah: Me dijo que yo soy la Realidad Suprema.
    Int: ¿Qué hizo usted al respecto?
    Mah: Confié en él y lo recordé.
    Int: ¿Es eso todo?
    Mah: Sí, yo le recordaba; recordaba lo que había dicho.
    Int: ¿Quiere usted decir que esto fue suficiente?
    Mah: ¿Qué más se necesita hacer? Era mucho recordar al Gurú y sus palabras. Mi consejo para usted es aún menos difícil que esto —solo recuérdese a usted mismo. «Yo soy» es suficiente para sanar su mente y llevarle a usted más allá. Tenga solo alguna confianza. Yo no le engaño a usted. ¿Por qué iba a hacerlo? ¿Acaso quiero algo de usted? Deseo su bien —tal es mi naturaleza. ¿Por qué iba yo a engañarle a usted?
    El sentido común también le dirá a usted que para dar cumplimiento a un deseo usted debe mantener su mente puesta en él. Si usted quiere conocer su verdadera na-turaleza, usted debe tenerse a usted mismo en la mente todo el tiempo, hasta que el secreto de su ser se revele.
    Int: ¿Por qué el recuerdo de sí mismo le lleva a uno a la realización de sí mismo?
    Mah: Porque ambos son dos aspectos del mismo estado. El recuerdo de sí mismo está en la mente, la realización de sí mismo es más allá de la mente. La imagen en el espejo es del rostro más allá del espejo.
    Int: Es suficiente. ¿Pero cuál es el propósito?
    Mah: Para ayudar a los demás, uno debe estar más allá de la necesidad de ayuda.
    Int: Todo lo que quiero es ser feliz.
    Mah: Sea feliz, para hacer feliz.
    Int: Que los demás se cuiden de sí mismos.
    Mah: Señor, usted no está separado. La felicidad que usted no puede compartir es falsa. Solo lo que es compartible es verdaderamente deseable.
    Int: De acuerdo. ¿Pero necesito yo un Gurú? Lo que usted me dice es simple y convincente. Lo recordaré. Esto no hace de usted mi Gurú.
    Mah: No es la devoción hacia una persona lo que es crucial, sino la firmeza y la profundidad de su devoción a la tarea. La vida misma es el Gurú Supremo; esté usted atento a sus lecciones y sea obediente a sus mandatos. Cuando usted personaliza su fuente, usted tiene un Gurú exterior; cuando usted los toma de la vida directamente, el Gurú está dentro. La palabra de su Gurú, ya sea externo o interno —recuérdela, medítela, pondérela, viva con ella, ámela, crezca usted dentro de ella, crezca usted con ella, hágala suya propia. Ponga usted todo y usted obtendrá todo. Yo lo hice. Todo mi tiempo, yo se lo daba a mi Gurú y a lo que él me dijo.
    Int: Yo soy escritor de profesión. ¿Puede usted darme algún consejo para mí es-pecíficamente?
    Mah: Escribir es a la vez un talento y un arte. Crezca en talento y desarróllese en arte. Desee usted lo que es digno de ser deseado y deséelo bien. Lo mismo que usted encuentra su camino en una multitud, pasando entre las gentes, así también usted encuentra su camino entre los aconteceres, sin perder su dirección general. Es fácil si usted es serio.
    Int: Usted menciona tantas veces la necesidad de ser serio. Pero nosotros no so-mos hombres de una sola voluntad. Somos agregados de deseos y de necesidades, de instintos y de impulsos. Reptan unos sobre otros, dominando a veces uno, a veces otro, pero nunca por mucho tiempo.
    Mah: No hay necesidades, solo deseos.
    Int: ¿Comer, beber, cubrirse el cuerpo; vivir?
    Mah: El deseo de vivir es el único deseo fundamental. Todos los demás dependen de él.
    Int: Nosotros vivimos porque debemos vivir.
    Mah: Vivimos porque ansiamos la existencia sensorial.
    Int: Una cosa tan universal no puede ser dañina.
    Mah: Dañina no, por supuesto. En su propio lugar y tiempo nada es dañino. Pero cuando usted está interesado en la verdad, en la realidad, usted debe cuestionar todas las cosas, su vida misma. Al afirmar la necesidad de la experiencia sensorial e inte-lectual usted reduce su indagación a la búsqueda de confort.
    Int: Yo busco felicidad, no confort.
    Mah: ¿Más allá del confort de la mente y del cuerpo qué felicidad conoce usted?
    Int: ¿Hay alguna otra?
    Mah: Encuentre por usted mismo. Cuestione usted cada impulso, no tenga usted por legítimo ningún deseo. Vacío de posesiones, físicas y mentales, libre de todo autointerés, esté usted abierto al descubrimiento.
    Int: Es una parte de la tradición espiritual india que el mero hecho de vivir en la proximidad de un santo o sabio es conductivo a la liberación y que no se necesita ningún otro medio. ¿Por qué no organiza usted un ashram a fin de que las gentes puedan vivir cerca de usted?
    Mah: En el momento en que yo creo una institución devengo su prisionero. Como asunto de hecho, yo estoy disponible para todos. El techo y la comida comunes no harán que las gentes sean mejor bienvenidas. «Vivir cerca» no significa respirar el mismo aire. Significa confiar y obedecer, no dejar que las buenas intenciones del maestro se pierdan. Tenga usted a su Gurú siempre en su corazón y recuerde sus ins-trucciones —esto es morar realmente con lo verdadero. La proximidad física es me-nos importante. Haga de su vida entera una expresión de su fe y de su amor por su maestro —esto es vivir realmente con el Gurú.

    33

    Todo Acontece por Sí mismo

    Interlocutor: ¿Muere un jnani?
    Maharaj: El jnani es más allá de la vida y de la muerte. Lo que nosotros tomamos como inevitable —nacer y morir— a él le parece solo como un modo de expresar el movimiento en lo Inmutable, el cambio en lo sin cambio, el fin en lo sin fin. Para el jnani es evidente que nada nace y nada muere, que nada dura y nada cambia, que todo es como es —atemporal.
    Int: Usted dice que el jnani es más allá. ¿Más allá de qué? ¿Más allá del conoci-miento?
    Mah: El conocimiento tiene su amanecer y su ocaso. La consciencia llega a ser y deja de ser. Es una cuestión de ocurrencia y de observación diaria. Todos nosotros sabemos que a veces somos conscientes y a veces no. Cuando no somos conscientes, eso se nos aparece como una oscuridad o como un vacío. Pero un jnani se sabe a sí mismo como ni consciente ni inconsciente, sino puramente presente, un presenciador de los tres estados de la mente y de sus contenidos.
    Int: ¿Cuándo comienza esta presenciación?
    Mah: Para un jnani nada tiene comienzo ni fin. Lo mismo que la sal se disuelve en el agua, así todo se disuelve en el ser puro. La sabiduría está negando eternamente lo irreal. Ver lo irreal es sabiduría. Más allá de esto está lo inexpresable.
    Int: En mí hay la convicción: «yo soy el cuerpo». Concedido, estoy hablando desde la falta de sabiduría. Pero el estado de sentirse uno mismo el cuerpo, el cuerpo-mente, la mente-cuerpo, o incluso la mente pura —¿cuándo comenzó?
    Mah: Usted no puede hablar de un comienzo de la consciencia. Las ideas mismas de comienzo y de tiempo están dentro de la consciencia. Para hablar significativa-mente del comienzo de algo, usted debe salir fuera de ello. Y en el momento en que usted sale fuera, usted se da cuenta de que no hay ninguna cosa tal y de que nunca la ha habido. Hay solo la realidad, en la cual ninguna «cosa» tiene ser suyo propio. Lo mismo que las olas son impensables sin el océano, así toda existencia está enraizada en el ser.
    Int: El hecho es que aquí y ahora yo le estoy preguntando a usted: ¿Cuándo surgió la sensación de «yo soy el cuerpo»? ¿En mi nacimiento? ¿O esta mañana?
    Mah: Ahora.
    Int: ¡Pero yo recuerdo haberla tenido ayer también!
    Mah: La memoria de ayer es ahora solo.
    Int: Pero ciertamente yo existo en el tiempo. Tengo un pasado y un futuro.
    Mah: Eso es como usted se lo imagina —ahora.
    Int: Debe haber habido un comienzo.
    Mah: Ahora.
    Int: ¿Y que hay sobre el fin?
    Mah: Lo que no tiene ningún comienzo no puede tener fin.
    Int: Pero yo soy consciente de mi pregunta.
    Mah: Una pregunta falsa no puede ser respondida. Solo puede ser vista como fal-sa.
    Int: Para mí es real.
    Mah: ¿Cuándo le pareció real a usted? Ahora.
    Int: Sí, es completamente real para mí —ahora.
    Mah: ¿Qué es real en su pregunta? Ella es un estado de la mente. Ningún estado de la mente puede ser más real que la mente misma. ¿Es real la mente? No es más que una colección de estados, cada uno de ellos transitorio. ¿Cómo puede considerarse real una sucesión de estados transitorios?
    Int: Como las cuentas de un collar, los acontecimientos siguen a los aconteci-mientos —por siempre.
    Mah: Todos ellos están enhebrados en la idea básica: «yo soy el cuerpo». Pero incluso ésta es un estado mental y no dura. Viene y va como todos los demás estados. La ilusión de ser el cuerpo-mente está aquí, debido solo a que no se investiga. La no investigación es el hilo en el que están enhebrados todos los estados de la mente. Es como la oscuridad en una habitación cerrada. Esta ahí —aparentemente. Pero cuando la habitación se abre —¿adónde va? No va a ninguna parte, debido a que no estaba ahí. Todos los estados de la mente, todos los nombres y formas de existencia tienen su raíz en la no indagación, en la no investigación, en la imaginación y en la creduli-dad. Es justo decir «yo soy», pero decir «yo soy esto», «yo soy eso», es un signo de no indagación, de no examen, de debilidad mental o de letargia.
    Int: Si todo es luz, ¿cómo surgió la oscuridad? ¿Cómo puede haber oscuridad en medio de la luz?
    Mah: No hay ninguna oscuridad en medio de la luz. El olvido de sí mismo es la oscuridad. Cuando nos absorbemos en las otras cosas, en el no sí mismo, olvidamos el sí mismo. No hay nada innatural en ello. ¿Pero, por qué olvidar el sí mismo por un exceso de apego? La sabiduría está en no olvidar nunca el sí mismo como la fuente siempre presente del experimentador y de su experiencia.
    Int: En mi estado presente la idea «yo soy el cuerpo» viene espontáneamente, mientras que la idea «yo soy el ser puro» debe ser impuesta a la mente como algo verdadero pero no experimentado.
    Mah: Sí, la sadhana (la práctica) consiste en acordarse intensamente de la pura «eseidad» de uno, de no ser algo en particular, ni tampoco una suma de particulares, ni siquiera la totalidad de todos los particulares, la cual constituye el universo. Todo existe en la mente, incluso el cuerpo es una integración en la mente de un vasto número de percepciones sensoriales, cada una de las cuales es también un estado mental. Si usted dice: «yo soy el cuerpo», demuéstrelo.
    Int: Helo aquí.
    Mah: Solo cuando usted piensa en él. Tanto el cuerpo como la mente son estados intermitentes. La suma total de estos destellos crea la ilusión de la existencia. Averi-güe lo que es permanente en lo transitorio, real en lo irreal. Esto es la sadhana.
    Int: El hecho es que yo me pienso a mí mismo como el cuerpo.
    Mah: Piense en usted mismo sin falta. Pero no introduzca la idea de un cuerpo en el cuadro. Hay solo una corriente de sensaciones, de percepciones, de recuerdos y de ideaciones. El cuerpo es una abstracción, creado por nuestra tendencia a buscar la unidad en la diversidad —lo que, nuevamente, no es dañino.
    Int: Se me ha dicho que pensar «yo soy el cuerpo» es una mácula en la mente.
    Mah: ¿Por qué hablar así? Tales expresiones crean problemas. El sí mismo es la fuente de todo, y de todos —el destino final. Nada es externo.
    Int: Cuando la idea del cuerpo deviene obsesiva, ¿no es enteramente dañina?
    Mah: No hay nada malo en la idea de un cuerpo, ni siquiera en la idea «yo soy el cuerpo». Pero limitarse uno mismo a un cuerpo solo es un error. En realidad toda existencia, toda forma, es mía propia, está dentro de mi consciencia. Yo no puedo decir lo que yo soy porque las palabras solo pueden describir lo que yo no soy. Yo soy, y debido a que yo soy, todo es. Pero yo soy más allá de la consciencia y, por lo tanto, en la consciencia yo no puedo decir lo que yo soy. Sin embargo, yo soy. La pregunta «¿quién soy yo?» no tiene ninguna respuesta. Ninguna experiencia puede responderla, pues el sí mismo es más allá de la experiencia.
    Int: Sin embargo, la pregunta «¿quién soy yo?» debe ser de alguna utilidad.
    Mah: No tiene ninguna respuesta en la consciencia y, por lo tanto, ayuda a ir más allá de la consciencia.
    Int: Aquí, yo soy —en el momento presente. ¿Qué es real en ello, y qué no lo es? Ahora, se lo ruego, no me diga usted que mi pregunta es errónea. Cuestionar mis preguntas no me lleva a ninguna parte.
    Mah: Su pregunta no es errónea. Es innecesaria. Usted ha dicho: «Aquí y ahora, yo soy». Deténgase ahí, esto es real. No convierta usted un hecho en una pregunta. Ahí está su error. Usted no es ni el conocer, ni el no conocer, ni la mente ni la materia; no intente describirse a usted mismo en términos de mente y materia.
    Int: Justamente ahora ha venido a usted un joven con un problema. Usted le ha dicho unas pocas palabras y él se ha ido. ¿Le ha ayudado usted?
    Mah: Por supuesto.
    Int: ¿Cómo puede usted estar tan seguro?
    Mah: Ayudar es mi naturaleza.
    Int: ¿Cómo llegó usted a saberlo?
    Mah: No hay ninguna necesidad de saber. Ella opera por sí misma.
    Int: Sin embargo, usted ha hecho una afirmación. ¿En qué se basa?
    Mah: En lo que las gentes me dicen. Pero es usted quien pide pruebas. Yo no las necesito. Enderezar las cosas está en mi naturaleza misma, que es satyan, shivam, sundaram (lo verdadero, lo bueno, lo bello).
    Int: Cuando un hombre viene a usted a por consejo y usted le da el consejo, ¿de dónde proviene y por qué poder ayuda?
    Mah: El propio ser de ese hombre afecta a su mente e induce una respuesta.
    Int: ¿Y cuál es el papel de usted?
    Mah: En mí el hombre y su sí mismo se unen.
    Int: ¿Por qué el sí mismo no ayuda al hombre sin usted?
    Mah: ¡Pero si yo soy el sí mismo! Usted me imagina como separado, de ahí su pregunta. No hay ningún «mi sí mismo» y «su sí mismo». Hay solo el Sí mismo, el único Sí mismo de todo. Extraviado por la diversidad de los nombres y de las formas, de las mentes y de los cuerpos, usted imagina múltiples sí mismos. Nosotros somos ambos el sí mismo, pero usted no parece estar convencido. Esta conversación del sí mismo personal y del sí mismo universal es la etapa del principiante; vaya usted más allá, no se quede atascado en la dualidad.
    Int: Volvamos de nuevo al hombre necesitado de ayuda. Ese hombre viene a us-ted.
    Mah: Si viene, puede estar seguro de obtener ayuda. Debido a que su destino es obtener ayuda, por eso ha venido. No hay en ello ninguna fantasía. Yo no puedo ayudar a unos y rechazar a otros. Todo el que viene es ayudado, pues tal es la ley. Solo la forma que toma la ayuda varía de acuerdo con la necesidad.
    Int: ¿Por qué debe venir aquí a obtener consejo? ¿No puede obtenerlo desde de-ntro?
    Mah: Él no escuchará. Su mente está vuelta hacia fuera. Pero de hecho toda expe-riencia está en la mente, e incluso su venida a mí y la obtención de ayuda está todo dentro de él mismo. En lugar de encontrar una respuesta dentro de sí mismo, imagina una respuesta que proviene de afuera. Para mí no hay ningún mí mismo, ningún hombre, ningún dar. Todo esto es meramente un parpadeo en la mente. Yo soy paz y silencio infinitos en los cuales nada aparece, puesto que todo lo que aparece —desaparece. Nadie viene a por ayuda, nadie ofrece ayuda, nadie obtiene ayuda. Todo es únicamente una manifestación en la consciencia.
    Int: Sin embargo, el poder de ayudar está ahí y hay alguien o algo que manifiesta ese poder, llámelo usted Dios o Sí mismo o la Mente Universal. El nombre no impor-ta, pero el hecho sí importa.
    Mah: Esta es la postura que toma el cuerpo-mente. La mente pura ve las cosas como son —burbujas en la consciencia. Estas burbujas están apareciendo, desapare-ciendo y reapareciendo —sin tener ningún ser real alguno. No puede adscribírseles ninguna causa particular, pues cada una de ellas es causada por todas y afecta a to-das. Cada burbuja es un cuerpo y todos estos cuerpos son míos.
    Int: ¿Quiere usted decir, que usted tiene el poder de hacer todo justamente?
    Mah: No hay ningún poder como separado de mí. Ello es inherente a mi verdade-ra naturaleza. Llámelo usted creatividad. De un lingote de oro usted puede hacer mu-chos ornamentos —cada uno de ellos seguirá siendo oro. Similarmente, sea cual fuere el papel en el cual yo pueda aparecer y sea cual fuere la función que yo pueda des-empeñar —yo permanezco lo que yo soy— el «yo» inmutable, inquebrantable, inde-pendiente. Lo que usted llama el universo, la naturaleza, es mi creatividad espontá-nea. Acontezca lo que acontezca —acontece. Pero mi naturaleza es tal que todo acaba en dicha.
    Int: Yo tengo el caso de un muchacho que se ha quedado ciego debido a que su estúpida madre le dio a beber alcohol metílico. Le suplico a usted que le ayude. Us-ted está lleno de compasión y, obviamente, anhelante de ayudar. ¿Por cuál poder puede usted ayudarle?
    Mah: Su caso está registrado en la consciencia. Está ahí —indeleblemente. La consciencia operará.
    Int: ¿Constituye alguna diferencia el que yo le pida usted que le ayude?
    Mah: Su petición de ayuda es una parte de la ceguera del muchacho. Debido a que el es ciego, usted pide. Usted no ha agregado nada.
    Int: ¿Pero será la ayuda de usted un factor nuevo?
    Mah: No, todo está contenido en la ceguera del muchacho. Todo esta en ella —la madre, el muchacho, usted y yo y todo lo demás. Es un solo acontecer.
    Int: ¿Quiere usted decir que incluso nuestra conversación sobre el caso del mu-chacho estaba predestinada?
    Mah: ¿Cómo podría ser de otro modo? Todas las cosas contienen su futuro. El muchacho aparece en la consciencia. Yo soy más allá. Yo no doy órdenes a la cons-ciencia. Yo sé que está en la naturaleza de la presenciación enderezar las cosas. ¡Deje que la consciencia cuide de sus creaciones! La aflicción del muchacho, la piedad de usted, que yo le escuche a usted y la acción de la consciencia —todo esto es un solo hecho— no lo divida usted en componentes y entonces haga preguntas.
    Int: ¡Cuán extrañamente funciona su mente!
    Mah: Usted es el extraño, no yo. Yo soy normal. Yo soy sano. Yo veo las cosas como son y por lo tanto no tengo miedo de ellas. Pero usted tiene miedo de la reali-dad.
    Int: ¿Por qué iba a tener miedo?
    Mah: Es la ignorancia de usted mismo lo que le hace a usted tener miedo y tam-bién lo que le hace a usted no presenciador de que usted tiene miedo. No intente us-ted no tener miedo. Derribe usted primero el muro de la ignorancia.
    Las gentes tienen miedo de morir, debido a que no saben lo que es la muerte. El jnani ha muerto antes de su muerte, ha visto que no había nada de qué tener miedo. En el momento en que usted conoce su ser real, usted no tiene miedo de nada. La muerte da libertad y poder. Para ser libre en el mundo, usted debe morir al mundo. Entonces el universo es suyo propio, deviene su cuerpo, una expresión y una herra-mienta. La felicidad de ser absolutamente libre está más allá de descripción. Por otra parte, el que tiene miedo de la libertad no puede morir.
    Int: ¿Quiere usted decir que el que no puede morir, no puede vivir?
    Mah: Póngalo como usted quiere; el apego es esclavitud, el desapego es libertad. Desear es esclavizarse.
    Int: ¿De ello se sigue que si usted se salva, el mundo se salva?
    Mah: Como un todo el mundo no necesita salvarse. El hombre comete errores y crea aflicción; cuando entra en el campo de la presenciación, de la consciencia de un jnani, se reordena. Tal es la naturaleza del jnani.
    Int: Podemos observar lo que se puede llamar el progreso espiritual. Un hombre egoísta se vuelve religioso, se controla a sí mismo, refina sus pensamientos y senti-mientos, se entrega a la práctica espiritual, realiza su ser verdadero. ¿Un tal progreso espiritual está gobernado por la causalidad, o es accidental?
    Mah: Desde mi punto de vista todo acontece por sí mismo, de un modo entera-mente espontáneo. Pero el hombre imagina que trabaja por un incentivo, hacia una meta. Tiene siempre una recompensa en la mente y se esfuerza por ella.
    Int: Un hombre rudo, no evolucionado no trabajará sin una recompensa. ¿No es justo ofrecerle incentivos?
    Mah: En cualquier caso, creará incentivos por sí solo. No sabe que crecer está en la naturaleza de la consciencia. Progresará de motivo en motivo e irá a la caza de Gurús para la satisfacción de sus deseos. Cuando por las leyes de su ser encuentra la vía de retorno (nivritti), entonces abandona todos los motivos, pues su interés en el mundo ha terminado. No desea nada —ni de los demás ni de sí mismo. Muere a todo y deviene el Todo. No desear nada y no hacer nada —¡eso es verdadera creación! Contemplar el universo emergiendo y sumergiéndose en el corazón de uno es una maravilla.
    Int: El gran obstáculo al esfuerzo interior es el aburrimiento. El discípulo se abu-rre.
    Mah: La inercia y la inquietud (tamas y rajas) trabajan juntas y mantienen sojuz-gada a la claridad y la armonía (sattva). Tamas y rajas deben ser conquistados antes de que sattva pueda aparecer. Todo llegará a su debido tiempo, de manera entera-mente espontánea.
    Int: ¿No hay ninguna necesidad de esfuerzo entonces?
    Mah: Cuando se necesite esfuerzo, el esfuerzo aparecerá. Cuando el no esfuerzo devenga esencial, se presentará por sí solo. Usted no necesita empujar a la vida. Solo fluya con ella y entréguese completamente a la tarea del momento presente, que es el morir ahora al ahora. Pues vivir es morir. Sin la muerte la vida no puede ser.
    Comprenda usted la cosa esencial de que el mundo y el sí mismo son uno y per-fectos. Solo su actitud es deficiente y necesita reajuste.
    Este proceso o reajuste es lo que usted llama sadhana. Usted llega a ello poniendo fin a la indolencia y usando toda su energía para abrir la vía a la claridad y a la caridad. Pero en realidad todos éstos son signos de un crecimiento inevitable. No tenga usted miedo, no resista, no se retrase. Sea lo que usted es. En eso no hay nada que temer. Confíe e inténtelo. Experimente honestamente. Dé usted a su ser real una posibilidad de dar forma a su vida. Usted no lo lamentará.

    34

    La Mente es la Inquietud misma

    Interlocutor: Soy sueco de nacimiento. Ahora estoy enseñando Hatha Yoga en México y en los Estados Unidos.
    Maharaj: ¿Dónde lo aprendió usted?
    Int: Tuve un maestro en los Estados Unidos, un swami indio.
    Mah: ¿Qué le ha aportado a usted?
    Int: Me ha aportado buena salud y un medio de vida.
    Mah: Está muy bien. ¿Eso es todo lo que usted quiere?
    Int: Busco la paz de la mente. Llegué a estar enormemente disgustado con todas las cosas crueles hechas por los presuntos cristianos en el nombre de Cristo. Durante algún tiempo estuve sin religión. Entonces me sentí atraído por el Yoga.
    Mah: ¿Qué ganó usted?
    Int: Estudie la filosofía del Yoga y eso me ayudó.
    Mah: ¿De qué manera le ayudó a usted? ¿Por cuáles signos concluyó usted que usted ha sido ayudado?
    Int: La buena salud es algo enteramente tangible.
    Mah: No hay duda de que es muy agradable sentirse bien. ¿Es placer todo lo que usted esperaba del Yoga?
    Int: EL gozo del bienestar es la recompensa del Hatha Yoga. Pero el Yoga en ge-neral aporta más que eso. Da respuesta a muchas preguntas.
    Mah: ¿Qué entiende usted por Yoga?
    Int: Toda la enseñanza de la India —la evolución, la reencarnación, el karma y todo lo demás.
    Mah: Perfecto, usted ha adquirido todo el conocimiento que usted quería. ¿Pero de qué manera se ha beneficiado usted de ello?
    Int: Me aportó paz de mente.
    Mah: ¿Lo hizo? ¿Está su mente en paz? ¿Ha terminado su búsqueda?
    Int: No, todavía no.
    Mah: Naturalmente. Eso no tendrá ningún fin, debido a que no hay ninguna cosa tal como la paz de la mente. Mente quiere decir perturbación; la inquietud misma es la mente. El Yoga no es un atributo de la mente, ni tampoco un estado de la mente.
    Int: Alguna medida de paz saqué del Yoga.
    Mah: Examine atentamente y usted verá que la mente bulle de pensamientos. Puede quedarse en blanco ocasionalmente, pero solo por un tiempo y de nuevo re-vierte a su inquietud habitual. Una mente encalmada no es una mente en paz.
    Usted dice que quiere pacificar su mente. ¿Está en paz ese mismo que quiere pa-cificar la mente?
    Int: No. Yo no estoy en paz, , por eso recurro a la ayuda del Yoga.
    Mah: ¿No ve usted la contradicción? Durante muchos años usted ha buscado la paz de la mente. Usted no podía encontrarla, pues una cosa esencialmente inquieta no puede estar en paz.
    Int: Hay alguna mejora.
    Mah: La paz que usted pretende haber encontrado es muy precaria; cualquier me-nudencia puede perturbarla. Lo que usted llama paz es solo ausencia de perturbación. Apenas merece este nombre. La paz real no puede ser perturbada. ¿Puede usted pre-tender a una paz de mente que es inexpugnable?
    Int: Me esfuerzo en ello.
    Mah: Esforzarse demasiado es una forma de inquietud.
    Int: ¿Así pues, que queda?
    Mah: El sí mismo no necesita ser puesto en reposo. Es la paz misma, no está en paz. Solo la mente es inquieta. Todo lo que ella conoce es la inquietud, con sus múltiples modos y grados. Lo agradable se considera superior y lo penoso —se elude. Lo que nosotros llamamos progreso es meramente un cambio de lo desagradable a lo agradable. Pero los cambios por sí mismos no nos llevan a lo que es sin cambio, pues todo lo que tiene un comienzo debe tener un final. Lo real no comienza; solo se revela a sí mismo como sin comienzo y sin fin, omnipenetrante, todo poderoso, primer motor inmutable, atemporal, sin cambio.
    Int: ¿Así pues qué tiene uno que hacer?
    Mah: A través del Yoga usted ha acumulado conocimiento y experiencia. Esto no puede negarse. ¿Pero de qué utilidad es todo eso para usted? Yoga significa unión, junción. ¿Qué ha reunido usted, qué ha juntado?
    Int: Estoy intentando volver a unir la personalidad al sí mismo real.
    Mah: La personalidad (vyakti) es solo un producto de la imaginación. El sí mismo (vyakta) es la víctima de esta imaginación. Es el hecho de tomarse a usted mismo por lo que usted no es, es lo que le tiene a usted atrapado. La persona no puede decirse que exista por su derecho propio; es el sí mismo el que cree que hay una persona y el que es consciente de ser esa persona. Más allá del sí mismo (vyakta) está lo no mani-festado (avyakta), la causa sin causa de todo. Incluso hablar de reunir a la persona con el sí mismo no es correcto, debido a que no hay ninguna persona, solo una imagen mental a quien se da una realidad falsa por convicción. Nada fue dividido y no hay nada que unir.
    Int: El Yoga ayuda en la búsqueda y en el encuentro del sí mismo.
    Mah: Usted puede encontrar lo que usted ha perdido. Pero usted no puede encon-trar lo que usted no ha perdido.
    Int: Si yo no hubiera perdido nunca nada, habría sido un iluminado. Pero no lo soy. Estoy buscando. ¿No es mi búsqueda misma una prueba de que he perdido algo?
    Mah: Su búsqueda solo muestra que usted cree que usted ha perdido algo. ¿Pero quién lo cree? ¿Y qué cree que ha perdido? ¿Ha perdido usted a una persona como usted mismo? ¿Cuál es el sí mismo que usted está buscando? ¿Qué espera encontrar usted exactamente?
    Int: El verdadero conocimiento del sí mismo.
    Mah: El verdadero conocimiento del sí mismo no es un conocimiento. No es algo que usted encuentra buscando, mirando por todas partes. No puede ser encontrado en el espacio o en el tiempo. El conocimiento es solo memoria, un modelo de pensa-miento, un hábito mental. Todos éstos están motivados por el placer y el dolor. Se debe a que usted es aguijoneado por el placer y el dolor por lo que usted está a la búsqueda de conocimiento. Ser uno mismo es completamente más allá de toda moti-vación. Usted no puede ser usted mismo por alguna razón. Usted es usted mismo, y no se necesita ninguna razón.
    Int: Haciendo Yoga encontraré la paz.
    Mah: ¿Puede haber paz aparte de usted mismo? ¿Está usted hablando de su pro-pia experiencia o solo de libros? Su conocimiento por los libros es útil para comenzar, pero debe abandonarse pronto por la experiencia directa, que por su naturaleza misma es inexpresable. Las palabras pueden usarse para la destrucción también; las imágenes están construidas de palabras, y pueden destruirse con palabras. Usted se ha metido en su estado presente por medio del pensamiento verbal; usted debe salir de él de la misma manera.
    Int: Yo he alcanzado un grado de paz interior. ¿He de destruirlo?
    Mah: Lo que ha sido alcanzado puede ser perdido nuevamente. Solo cuando us-ted realice la verdadera paz, la paz que usted nunca ha perdido, esa paz permanecerá con usted, pues jamás se había ausentado. En lugar de buscar lo que usted no tiene, encuentre usted qué es eso que usted nunca ha perdido. Eso que está ahí antes del comienzo y después del final de todo; eso para lo que no hay ni nacimiento, ni muer-te. Ese estado inmutable, que no es afectado por el nacimiento y la muerte de un cuerpo o de una mente, usted debe percibir ese estado.
    Int: ¿Cuáles son los medios para tal percepción?
    Mah: En la vida no puede tenerse nada sin vencer obstáculos. Los obstáculos a la percepción clara del verdadero ser de uno son el deseo de placer y el miedo del dolor. Es la motivación placer-dolor lo que obstaculiza la vía. La liberación misma de toda motivación, el estado en el que no surge ningún deseo es el estado natural.
    Int: ¿Necesita tiempo tal abandono de los deseos?
    Mah: Si usted lo deja al tiempo, se necesitarán millones de años. Abandonar un deseo tras otro es un proceso lento cuyo fin no se ve nunca. Deje usted en paz a sus deseos y miedos, ponga usted toda su atención en el sujeto, en el que está detrás de la experiencia del deseo y del miedo. Pregunte usted: ¿quién desea? Deje usted que cada deseo le retrotraiga a usted mismo.
    Int: La raíz de todos los deseos y temores es la misma —el anhelo de felicidad.
    Mah: La felicidad que usted puede pensar y anhelar, es mera satisfacción física o mental. Tal placer sensorial o mental no es la felicidad real, la felicidad absoluta.
    Int: Incluso los placeres sensoriales y mentales y el sentido de bienestar general que surge con la salud física y mental, deben tener sus raíces en la realidad.
    Mah: Tienen su raíz en la imaginación. Un hombre a quien se le da una piedra y se le asegura que es un diamante preciadísismo estará enormemente complacido hasta que se dé cuenta de su error; de la misma manera, los placeres pierden su sabor y los sufrimientos sus espinas cuando se conoce el sí mismo. Ambos se ven como son —respuestas condicionadas, meras reacciones, simples atracciones y repulsiones basadas sobre recuerdos o preconcepciones. Usualmente tanto el placer como el sufrimiento se experimentan cuando se esperan. Todo es cuestión de hábitos y de convicciones adquiridos.
    Int: Bien, el placer puede ser imaginario. Pero el sufrimiento res real.
    Mah: El sufrimiento y el placer van siempre juntos. La liberación de uno significa la liberación de ambos. Si usted no se preocupa del placer, usted no tendrá miedo del sufrimiento. Pero hay la felicidad que no es ninguno de ambos, que es completamente más allá. La felicidad que usted conoce es descriptible y mensurable. Es objetiva, por así decir. Pero lo objetivo no puede ser suyo propio. Sería un grave error identificarse a usted mismo con algo externo. Esta mezcla de niveles no conduce a ninguna parte. La realidad es más allá de lo subjetivo y de lo objetivo, más allá de todos los niveles, más allá de toda distinción. Definitivamente, la realidad no es el origen del sufrimiento y del placer, no es su fuente o su raíz. Éstos vienen de la ignorancia de la realidad, no de la realidad misma, que es indescriptible, más allá del ser y del no ser.
    Int: He seguido a muchos maestros, he estudiado muchas doctrinas, y sin embargo ninguno me ha dado lo que yo quería.
    Mah: El deseo de encontrar el sí mismo ciertamente se cumplirá, provisto que us-ted no quiera nada más. Pero usted debe ser honesto con usted mismo y no querer realmente nada más. Si mientras tanto usted quiere otras muchas cosas y se ocupa usted de lograrlas, su propósito principal puede retrasarse hasta que usted crezca en sabiduría y deje usted de dividirse entre impulsos contradictorios. Vaya usted dentro, sin vacilar, sin mirar nunca hacia fuera.
    Int: Pero mis deseos y mis miedos están todavía aquí.
    Mah: ¿Dónde están sino en su memoria? Dése usted cuenta de que su raíz está en la expectativa nacida de la memoria —y dejarán de obsesionarle a usted.
    Int: He comprendido muy bien que el servicio social es una tarea sin fin, debido a que la mejora y la decrepitud, el progreso y el declive, van siempre juntos. Podemos verlo por todas partes y a todos los niveles. ¿Qué permanece?
    Mah: Cualquier trabajo que usted haya emprendido —complételo. No asuma us-ted nuevas tareas, a menos de que sean requeridas por una situación concreta de su-frimiento y de alivio del sufrimiento. Encuéntrese a usted mismo primero, y de ahí se seguirán bendiciones sin fin. Nada aprovecha al mundo tanto como el abandono de los provechos. Un hombre que ya no piensa las cosas en términos de pérdida y de ganancia es el hombre verdaderamente no violento, porque está más allá de todo con-flicto.
    Int: Sí, yo he estado siempre atraído por la idea de ahimsa (no violencia).
    Mah: Primariamente, ahimsa significa lo que dice: «No hacer daño». No es hacer el bien lo que viene primero, sino dejar de hacer daño, no aumentar el sufrimiento. Agradar a los demás no es ahimsa.
    Int: Yo no estoy hablando de agradar, pero estoy completamente por ayudar a los demás.
    Mah: La única ayuda digna de ser dada es la que libera en adelante de la necesi-dad de ayuda. La ayuda repetida no es ayuda en absoluto. No hable usted de ayudar a otro, a menos de que usted le ponga más allá de toda necesidad de ayuda.
    Int: ¿Cómo va uno más allá de la necesidad de ayuda, y cómo puede uno ayudar a otro a hacer lo mismo?
    Mah: Cuando usted ha comprendido que toda existencia, en separación y limita-ción, es dolorosa, y cuando usted quiere y es capaz de vivir integralmente, en unidad con toda la vida, como puro ser, usted ha ido más allá de toda necesidad de ayuda. Usted puede ayudar a otro mediante el precepto y el ejemplo y, sobre todo, por su ser (de usted). Usted no puede dar lo que usted no tiene y usted no tiene lo que usted no es. Usted solo puede dar lo que usted es —y de eso usted puede dar ilimitadamente.
    Int: ¿Pero es verdad que toda existencia es dolorosa?
    Mah: ¿Cuál otra puede ser la causa de esta búsqueda universal del placer? ¿Busca un hombre feliz la felicidad? ¡Cuán inquietas están las gentes, cuán constantemente agitadas! Es porque sufren por lo que buscan alivio en el placer. Toda la felicidad que pueden imaginar está en la garantía del placer repetido.
    Int: Si lo que yo soy, como yo soy, la persona por quien me tomo, no puede ser feliz, ¿qué tengo que hacer entonces?
    Mah: Usted solo puede dejar de ser —como usted parece ser ahora. No hay nada cruel en lo que digo. Despertar a un hombre de una pesadilla es compasión. Usted viene aquí debido a que usted sufre, y todo lo que yo digo es: despierte, conózcase a usted mismo, sea usted mismo. El fin del sufrimiento no está en el placer. Cuando usted se da cuenta de que usted es más allá del sufrimiento y del placer, remoto e inexpugnable, entonces cesa la persecución de la felicidad, y también la aflicción resultante. Pues el sufrimiento aspira al placer y el placer acaba en el sufrimiento, inexorablemente.
    Int: ¿En el estado último no puede haber ninguna felicidad?
    Mah: Ni aflicción. Solo libertad. La felicidad depende de una cosa u otra y puede perderse; la libertad de todo no depende de nada y no puede perderse. La libertad de la aflicción no tiene ninguna causa, y por lo tanto, no puede ser destruida. Realice esa libertad.
    Int: ¿No he nacido yo para sufrir como resultado de mi pasado? ¿Es siquiera po-sible la libertad? ¿Acaso he nacido yo por mi propia voluntad? ¿Acaso no soy yo solo una criatura?
    Mah: ¿Qué es el nacimiento y la muerte sino el comienzo y el fin de una corriente de aconteceres en la consciencia? Debido a la idea de separación y de limitación son dolorosos. Al alivio momentáneo del sufrimiento nosotros lo llamamos placer —y construimos castillos en el aire en la esperanza de un placer sin fin al que llamamos felicidad. Todo ello es incomprensión y abuso. Despierte usted, vaya más allá, viva realmente.
    Int: Mi conocimiento es limitado, mi poder insignificante.
    Mah: Puesto que es la fuente de ambos, el sí mismo es más allá tanto del conoci-miento como del poder. Lo observable está en la mente. La naturaleza del sí mismo es pura presenciación, pura presencia, inafectada por la presencia o la ausencia de cono-cimiento o de predilección alguna.
    Tenga usted su ser fuera de este cuerpo de nacimiento y de muerte y todos sus problemas estarán resueltos. Ellos solo existen debido a que usted se cree a usted mismo nacido para morir. Desengáñese y sea libre. Usted no es una persona.

    35

    El Gurú Más Grande es su Sí mismo Interior

    Interlocutor: Por todas partes oigo que estar libre de deseos e inclinaciones es la primera condición de la realización de sí mismo. Sin embargo, encuentro la condición de cumplimiento imposible. La ignorancia de uno mismo causa los deseos y los de-seos perpetúan la ignorancia. ¡Un verdadero círculo vicioso!
    Maharaj: No hay ninguna condición que cumplir. No hay nada que deba hacerse, nada que deba abandonarse. Solo mire y recuerde; perciba usted lo que perciba, eso no es usted ni es suyo. Está ahí, en el campo de la consciencia, pero usted no es el campo ni su contenido, ni siquiera el conocedor del campo. Es su idea de que usted tiene que hacer cosas lo que le enreda a usted en los resultados de sus esfuerzos —el motivo, el deseo, el malogro de su obtención, el sentido de frustración— todo esto le retiene a usted. Simplemente observe a todo lo que acontece y sepa que usted es más allá.
    Int: ¿Significa esto que debo abstenerme de hacer algo?
    Mah: ¡Usted no puede abstenerse! ¡Lo que está en marcha debe continuar! Si us-ted se para repentinamente, usted se estrellará.
    Int: ¿Se trata de que lo conocido y el conocedor devengan uno?
    Mah: Ambos son ideas en la mente y palabras que las expresan. No hay ningún sí mismo en ellos. El sí mismo no es ninguno de ambos, ni está entre ambos, ni más allá de ambos. Buscarlo en el nivel mental es fútil. Deje usted de buscar, y vea —es aquí y ahora— es ese «yo soy» que usted conoce tan bien. Todo lo que usted necesita hacer es dejar de considerarse a usted mismo dentro del campo de la consciencia. A menos de que usted ya haya considerado estas cuestiones cuidadosamente, escu-charme a mí una vez más no servirá de nada. Olvide usted sus pasadas experiencias y logros, permanezca desnudo, expuesto a los vientos y a las lluvias de la vida y usted tendrá una posibilidad.
    Int: ¿Tiene la devoción (bhakti) algún lugar en su enseñanza?
    Mah: Cuando usted no está bien, usted va a un médico que le dice lo que anda mal y cuál es el remedio. Si usted tiene confianza en él, esa confianza simplifica las cosas: usted toma la medicina, sigue las restricciones de la dieta y se pone bien. ¡Pero si usted no confía en él, todavía puede tener una posibilidad, o bien puede estudiar medicina usted mismo! En todos los casos es su deseo de recuperarse el que le mueve a usted, no el médico.
    Sin confianza no hay ninguna paz. Usted siempre confía en una persona u otra —puede ser su madre o su esposa. De todas las gentes, el conocedor del sí mismo, el hombre liberado, es el más digno de confianza. Pero no basta con confiar sólo. Usted debe desear también. Sin deseo de liberación, ¿de qué utilidad es la confianza de que usted puede adquirir la liberación? Deseo y confianza deben ir juntos. Cuanto más fuerte es el deseo, tanto más fácilmente viene la ayuda. El Gurú más grande es impo-tente mientras el discípulo no está deseoso de aprender. El anhelo y la seriedad son importantísimos. La confianza vendrá con la experiencia. Sea usted devoto de su meta —la devoción hacia aquél que puede guiarle a usted vendrá por sí sola. Si su deseo y su confianza son fuertes, actuarán y le llevarán a usted a su meta, pues usted no causará retrasos por vacilaciones ni compromisos.
    El Gurú más grande es su sí mismo interior. Verdaderamente, él es el maestro su-premo. Solo él puede llevarle a usted a su meta, y solo él le recibe a usted al final del camino. Confíe en él y usted no necesitará ningún Gurú exterior. Pero, nuevamente, usted debe tener el fuerte deseo de encontrarle y no hacer nada que cree obstáculos y retrasos. Y no malgaste usted energía y tiempo en lamentos. Aprenda de sus errores y no los repita.
    Int: ¿Si a usted no le importa que le haga una pregunta personal?…
    Mah: Sí, adelante.
    Int: Veo que usted está sentado sobre una piel de antílope. ¿Cómo concuerda esto con la no violencia?
    Mah: Toda mi vida de trabajo he sido un fabricante de cigarros, contribuyendo así a que las gentes arruinaran su salud. Y en frente de mi puerta la municipalidad ha puesto un lavatorio público, que arruina mi salud. En este mundo violento, ¿cómo puede uno mantenerse alejado de la violencia de uno u otro tipo?
    Int: Ciertamente toda la violencia evitable debería evitarse. Y sin embargo en la India cada santo tiene su piel de tigre, de león, de leopardo o de antílope para sentar-se sobre ella.
    Mah: Quizás se debe a que en los tiempos antiguos no había plásticos disponibles y a que la piel era lo mejor para aislarse de la humedad. ¡El reumatismo no tiene ningún encanto, ni siquiera para un santo! Así surgió la tradición de que para las me-ditaciones largas se necesitaba una piel. Lo mismo que la piel de tambor en un templo, así es la piel de antílope de un Yogi. Nosotros apenas lo notamos.
    Int: Pero el animal tuvo que ser matado.
    Mah: Yo nunca he tenido noticia de que un Yogi haya matado a un tigre por su piel. Los matarifes no son Yogis y los Yogis no son matarifes.
    Int: ¿No debería usted expresar su desaprobación negándose a sentarse sobre una piel?
    Mah: ¡Qué idea! Yo desapruebo el universo entero, ¿por qué solo una piel?
    Int: ¿Qué hay de malo en el universo?
    Mah: El olvido de su Sí mismo es el daño más grande; todas las calamidades flu-yen de ahí. Cuide usted de lo más importante, lo menos importante cuidará de sí mismo. Usted no hace limpieza en una habitación oscura. Usted abre las ventanas primero. Dejar entrar la luz hace todo más fácil. Así pues, pospongamos la mejora de los demás hasta que nos hayamos visto a nosotros mismos como nosotros somos —y hayamos cambiado. No hay ninguna necesidad de dar vueltas y vueltas en una ronda de preguntas sin fin; encuéntrese a usted mismo y todo se colocará en su lugar apro-piado.
    Int: El impulso de retornar a la fuente es muy raro. ¿Es realmente natural?
    Mah: Ir hacia afuera es natural en el comienzo, ir hacia adentro —lo es en el final. Pero en realidad los dos son uno, lo mismo que inspirar y expirar son uno.
    Int: ¿De la misma manera, ¿no son uno el cuerpo y el morador en el cuerpo?
    Mah: Los aconteceres en el tiempo y el espacio —el nacimiento y la muerte, la causa y el efecto— éstos pueden ser tomados como uno; pero el cuerpo y lo incorpo-rado no son del mismo orden de realidad. El cuerpo existe en el tiempo y el espacio, es transitorio y limitado, mientras que el morador es atemporal y aespacial, eterno y omnipenetrante. Identificar los dos es un grave error y la causa de sufrimiento sin fin. Usted puede hablar de la mente y del cuerpo como uno, pero el cuerpo-mente no es la realidad subyacente.
    Int: Quienquiera que sea, el morador tiene el control del cuerpo y por lo tanto es responsable de él.
    Mah: Hay un poder universal que controla y es responsable.
    Int: ¿Así pues, puedo hacer lo que quiera y echar la culpa a algún poder universal? ¡Qué fácil!
    Mah: Sí, muy fácil. Dése usted cuenta del Movedor Único detrás de todo lo que se mueve y déjelo todo a Él. Si usted no vacila, ni hace trampa, ésta es la vía más corta a la realidad. Permanezca sin deseo ni temor, abandonando todo control y toda responsabilidad.
    Int: ¡Qué locura!
    Mah: Sí, locura divina. ¿Qué hay de malo en dejar que se vaya la ilusión del con-trol y de la responsabilidad personal? Ambos están solo en la mente. Por supuesto, mientras usted se imagine que es usted mismo quien controla, usted debe imaginar también que es usted mismo el responsable. Lo uno implica lo otro.
    Int: ¿Cómo puede lo universal ser responsable de lo particular?
    Mah: Toda la vida sobre la tierra depende del sol. Sin embargo usted no puede culpar al sol por todo lo que acontece, aunque es la causa última. La luz causa el color de la flor, pero ni lo controla ni es responsable de él directamente. Lo hace posible, eso es todo.
    Int: Lo que no me gusta en todo esto es lo de refugiarse en algún poder universal.
    Mah: Usted no puede batirse con los hechos.
    Int: ¿Los hechos de quién? ¿Los suyos o los míos?
    Mah: Los suyos. Usted no puede negar mis hechos, pues usted no los conoce. Si usted los conociera, usted no los negaría. Aquí se encuentra la dificultad. Usted toma sus imaginaciones por hechos y mis hechos por imaginación. Yo sé con toda certeza que todo es uno. Las diferencias no separan. O bien usted no es responsable de nada, o bien lo es de todo. Imaginar que usted controla y es responsable de un solo cuerpo es únicamente la aberración del cuerpo-mente.
    Int: Sin embargo, usted está limitado por su cuerpo.
    Mah: Solo en las cuestiones concernientes al cuerpo. Esto no me molesta. Es co-mo soportar las estaciones del año. Vienen, se van —apenas me afectan. De la misma manera, los cuerpos-mentes vienen y se van —la vida está siempre buscando nuevas expresiones.
    Int: En la medida en que usted no pone todo el peso del mal sobre Dios, estoy sa-tisfecho. Puede haber un Dios para todo, lo sé, pero para mí es un concepto proyec-tado por la mente humana. Él puede ser una realidad para usted, pero para mí la so-ciedad es más real que Dios, pues yo soy tanto su criatura como su prisionero. Los valores de usted son la sabiduría y la compasión; el valor de la sociedad es el egoísmo sagaz. Yo vivo en un mundo totalmente diferente del suyo.
    Mah: Nadie le obliga.
    Int: Nadie le obliga a usted pero yo estoy obligado. Mi mundo es un mundo malo, lleno de sangre y de lágrimas, de fatiga y de sufrimiento. Eludirlo por medio del inte-lectualismo, suscitando teorías de evolución y de Karma es meramente sumar insultos a la injuria. El Dios de un mundo malo es un Dios cruel.
    Mah: Usted es el dios de su mundo y usted es ambas cosas, estúpido y cruel. Deje usted que Dios sea un concepto —su propia creación (de usted). Encuentre quién es usted, cómo ha llegado usted a vivir, anhelando la verdad, la bondad y la belleza en un mundo lleno de maldad. ¿De qué utilidad es su argumentación a favor o contra Dios, cuando usted no sabe quien es Dios ni de qué está usted hablando? El Dios nacido del miedo y de la esperanza, formado por el deseo y la imaginación, no puede ser el Poder Que Es, la Mente y el Corazón del universo.
    Int: Estoy de acuerdo en que el mundo en el que vivo y el Dios en el que creo son ambos criaturas de la imaginación. ¿Pero de qué manera son creados por el deseo? ¿Por qué imagino yo un mundo tan doloroso y un Dios tan indiferente? ¿Qué hay de malo en mí para que yo me torture a mí mismo tan cruelmente? El hombre iluminado viene y me dice: «es solo un sueño al que hay que poner fin», ¿pero acaso no es él mismo una parte del sueño? Me encuentro atrapado y no veo ninguna salida. Usted dice que usted es libre. ¿De qué es usted libre? Por amor del cielo no me alimente usted con palabras, ilumíneme, ayúdeme a despertar, puesto que es usted quien me ve agitándome en mi sueño.
    Mah: Cuando digo que yo soy libre, meramente afirmo un hecho. Si usted es un adulto, usted está libre de la infancia. Yo soy libre de toda descripción e identifica-ción. Oiga usted lo que oiga, vea usted lo que vea, piense usted lo que piense, yo no soy eso. Yo estoy libre de ser un percepto, o un concepto.
    Int: Sin embargo, usted tiene un cuerpo y usted depende de él.
    Mah: De nuevo usted asume que su punto de vista es el único correcto. Repito: Yo no he sido, yo no soy, y yo no seré un cuerpo. Para mí esto es un hecho. Yo tam-bién estuve bajo la ilusión de haber nacido, pero mi Gurú me hizo ver que el naci-miento y la muerte son meras ideas —el nacimiento es meramente la idea: «yo tengo un cuerpo», y la muerte: «yo he perdido mi cuerpo». Ahora bien, cuando yo sé que yo no soy un cuerpo, el cuerpo puede estar aquí o puede no estar —¿qué diferencia constituye eso? El cuerpo-mente es como una habitación. Está aquí, pero yo no nece-sito vivir en ella siempre.
    Int: No obstante, hay un cuerpo y usted cuida de él.
    Mah: El poder que ha creado el cuerpo cuida de él.
    Int: Estamos saltando de un nivel a otro todo el tiempo.
    Mah: Hay dos niveles a considerar —el físico— de los hechos, y el mental —de las ideas. Yo soy más allá de ambos. Ni sus hechos, ni sus ideas son míos. Lo que yo veo es más allá. Cruce usted a mi lado y vea conmigo.
    Int: Lo que quiero decir es muy simple. Mientras yo crea: «yo soy el cuerpo» no puedo decir: «Dios cuidará de mi cuerpo». Dios no lo hará. Le dejará pasar hambre, enfermar y morir.
    Mah: ¿Qué más espera usted de un mero cuerpo? ¿Por qué está usted tan ansioso a su respecto?
    Debido a que usted piensa que usted es el cuerpo, usted lo quiere indestructible. Usted puede extender su vida considerablemente mediante prácticas apropiadas, pero ¿por cuál bien último?
    Int: Es mejor vivir mucho y con salud. Eso nos da una posibilidad de evitar los errores de la infancia y de la juventud, las frustraciones de la madurez, las miserias y la imbecilidad de la vejez.
    Mah: No faltaba más, viva usted mucho. Pero usted no es el patrón. ¿Puede usted decidir los días de su nacimiento y de su muerte? Nosotros no estamos hablando el mismo lenguaje. La suya es una charla hecha de creencias, prendidas todas de supo-siciones y de asumiciones. Usted habla con seguridad sobre cosas de las que usted no está seguro.
    Int: Sin embargo, yo estoy aquí.
    Mah: Usted no está todavía aquí. Yo estoy aquí. ¡Entre! Pero usted no quiere. Us-ted me quiere hacer vivir su vida, sentir sus sentimientos, usar su lenguaje. Yo no puedo hacerlo, y ello no le ayudaría a usted. Usted debe venir a mí. Las palabras son de la mente y la mente obscurece y distorsiona. De ahí la necesidad absoluta de ir más allá de las palabras y de pasar a mi lado.
    Int: Tómeme.
    Mah: Lo estoy haciendo, pero usted resiste. Usted da realidad a los conceptos, mientras que los conceptos son distorsiones de la realidad. Abandone toda concep-tualización y permanezca silente y atento. Sea serio en esto y todo irá bien para usted.

  • Crow

    Matar Daña al Matador, no al Matado

    Interlocutor: Hace un millar de años un hombre vivió y murió. Su identidad (an-tahkarana) ha reaparecido en un cuerpo nuevo. ¿Por qué no recuerda su vida ante-rior? Y si lo hace, ¿puede ese recuerdo ser traído a la consciencia?
    Maharaj: ¿Cómo puede usted saber que la misma persona ha reaparecido en el cuerpo nuevo? Un cuerpo nuevo puede significar una persona completamente nueva.
    Int: Imagine usted un cuenco de ghee (mantequilla clarificada india). Cuando el cuenco se rompe, el ghee permanece y puede ser transferido a otro cuenco. El cuenco viejo tenía su propio olor, el nuevo tiene el suyo. El ghee llevará los olores de un cuenco a otro. De la misma manera la identidad personal se transfiere de un cuerpo a otro cuerpo.
    Mah: Todo eso está muy bien. Cuando hay el cuerpo, sus peculiaridades afectan a la persona. Sin el cuerpo nosotros tenemos la identidad pura en la sensación de «yo soy». Pero cuando usted renace en un cuerpo nuevo, ¿dónde está el mundo experi-mentado anteriormente?
    Int: Cada cuerpo experimenta su propio mundo.
    Mah: En el cuerpo presente, ¿qué es el cuerpo viejo —meramente una idea, o un recuerdo?
    Int: Una idea, por supuesto. ¿Cómo puede un cerebro recordar lo que no ha expe-rimentado?
    Mah: Usted ha respondido a su propia pregunta. ¿Por qué jugar con las ideas? Conténtese con aquello de lo que usted está seguro. Y la única cosa de la que usted puede estar seguro es de «yo soy». Permanezca usted con ello, y rechace todo lo de-más. Esto es Yoga.
    Int: Yo puedo rechazar solo verbalmente. Como mucho me acuerdo de repetir la fórmula: «esto no es mí mismo, esto no es mío. Yo soy más allá de todo esto».
    Mah: Es suficiente. Primero verbalmente, después mental y emocionalmente, después en la acción. Preste atención a la realidad dentro de usted, y ella saldrá a la luz. Es como batir la crema para sacar la mantequilla. Hágalo correcta y asiduamente y el resultado vendrá seguro.
    Int: ¿Cómo puede lo absoluto ser el resultado de un proceso?
    Mah: Tiene usted razón, lo relativo no puede resultar en lo absoluto. Pero lo rela-tivo puede bloquear lo absoluto, lo mismo que no batir la crema puede impedir la separación de la mantequilla. Es lo real quien crea el impulso; lo interior empuja a lo exterior y lo exterior responde con el interés y el esfuerzo. Pero finalmente no hay ningún interior, ni exterior; la luz de la consciencia es a la vez el creador y la criatura, el experimentador y la experiencia, el cuerpo y lo incorporado. Ocúpese usted del poder que proyecta todo esto y sus problemas se acabarán.
    Int: ¿Cuál es el poder que proyecta?
    Mah: Es la imaginación empujada por el deseo.
    Int: Yo conozco todo esto, pero no tengo ningún poder sobre ello.
    Mah: Esto es otra ilusión suya, nacida de la codicia de resultados.
    Int: ¿Qué hay de malo en la acción intencionada?
    Mah: No viene al caso. En estos asuntos no se trata en absoluto de propósito ni de acción. Todo lo que usted necesita es escuchar, recordar, meditar. Es como tomar alimento. Todo lo que usted puede hacer es morder, masticar y tragar. Todo lo demás es inconsciente y automático. Escuche, recuerde y comprenda —la mente es a la vez el actor y el escenario. Todo es de la mente y usted no es la mente. La mente nace y renace, no usted. La mente crea el mundo y toda su pasmosa variedad. Lo mismo que en una buena obra de teatro usted tiene todo tipo de caracteres y situaciones, así us-ted necesita un poco de todo para hacer un mundo.
    Int: Nadie sufre en una obra de teatro.
    Mah: A menos de que uno se identifique a sí mismo con ella. No se identifique usted con el mundo y usted no sufrirá.
    Int: Otros sufrirán.
    Mah: Entonces haga usted su mundo perfecto. Si usted cree en Dios, trabaje con Él. Si usted no cree, devenga usted uno. O bien ve usted el mundo como una obra de teatro, o bien trabaja usted en él con todas sus fuerzas. O ambas cosas.
    Int: ¿Qué hay sobre la identidad del hombre moribundo? ¿Qué le acontece a esa identidad cuando muere? ¿Esta usted de acuerdo en que continúa en otro cuerpo?
    Mah: Continúa y sin embargo no continúa. Todo depende de cómo lo mire usted. ¿Qué es la identidad, después de todo? ¿Continuidad en la memoria? ¿Puede usted hablar de identidad sin memoria?
    Int: Sí, sí puedo. El niño puede no conocer a sus padres, sin embargo las carac-terísticas hereditarias estarán ahí.
    Mah: ¿Quién las identifica? Alguien con una memoria para registrar y comparar. ¿No ve usted que la memoria es la urdimbre de su vida mental? Y la identidad es meramente un patrón de eventos en el tiempo y en el espacio. Cambie usted el patrón y usted ha cambiado al hombre.
    Int: El patrón es significativo e importante. Tiene su propio valor. Al decir que un diseño tejido es meramente hilos coloreados usted elude lo más importante —su be-lleza. O al describir un libro como papel con manchas de tinta en él, usted elude el significado. La identidad es valiosa porque es la base de la individualidad; eso que nos hace únicos e irremplazables. «Yo soy», es la intuición de la singularidad.
    Mah: Sí y no. Identidad, individualidad, singularidad —son los aspectos más va-liosos de la mente, pero solo de la mente. «Yo soy todo lo que hay» es también una experiencia igualmente válida. Lo particular y lo universal son inseparables. Son los dos aspectos de lo sin nombre, como se ve desde fuera y desde dentro. Desafortuna-damente, las palabras solo mencionan, pero no transmiten. Intente ir más allá de las palabras.
    Int: ¿Qué muere con la muerte?
    Mah: La idea «Yo soy este cuerpo» muere; el presenciador no.
    Int: Los Jainas creen en una multiplicidad de presenciadores siempre separados.
    Mah: Esa es su tradición basada en la experiencia de algunas grandes personas. El único presenciador se refleja a sí mismo en los innumerables cuerpos como «yo soy». Mientras los cuerpos duran, por muy sutiles que sean, «yo soy» aparece como muchos. Más allá del cuerpo solo hay el Uno.
    Int: ¿Dios?
    Mah: El Creador es una persona cuyo cuerpo es el mundo. Lo Sin nombre es más allá de todos los dioses.
    Int: Sri Ramana Maharshi murió. ¿Qué diferencia supuso esto para él?
    Mah: Ninguna. Lo que él era, él es —la Realidad Absoluta.
    Int: Pero para el hombre común la muerte supone una diferencia.
    Mah: Lo que él piensa de sí mismo que es antes de la muerte, continúa siéndolo después de la muerte. Su imagen de sí mismo sobrevive.
    Int: El otro día hubo una conversación sobre el uso por el jnani de pieles de ani-males para la meditación etc. No me quedé convencido. Es fácil justificar todo haciendo referencia a la costumbre y a la tradición. Las costumbres pueden ser crueles y la tradición corrupta. Ellas explican, pero no justifican.
    Mah: Nunca he dado a entender que la licencia siga a la realización de sí mismo. Un hombre liberado es extremadamente apacible. Pero sus leyes son las leyes de su sí mismo real, no las de su sociedad. Las leyes de su sociedad las observa, o las rompe de acuerdo con las circunstancias y la necesidad. Pero nunca será caprichoso ni desordenado.
    Int: Lo que yo no puedo aceptar es la justificación por la costumbre y el hábito.
    Mah: La dificultad está en nuestros diferentes puntos de vista. Usted habla desde el punto de vista del cuerpo-mente. El mío es el del presenciador. La diferencia es básica.
    Int: Sin embargo, la crueldad es crueldad.
    Mah: Nadie le obliga a usted a ser cruel.
    Int: Aprovecharse de la crueldad de otras gentes es crueldad por delegación.
    Mah: Si usted observa de cerca el proceso de la vida, usted encontrará la crueldad por todas partes, pues la vida se alimenta de la vida. Esto es un hecho, pero este hecho no hace que usted se sienta culpable por estar vivo. Usted comenzó una vida de crueldad provocando a su madre trastornos inacabables. Hasta el último día de su vida usted competirá por la comida, el vestido, el cobijo, aferrándose a su cuerpo, luchando por sus necesidades, queriendo estar seguro en un mundo de inseguridad y de muerte. Desde el punto de vista del animal ser matado no es la peor forma de mo-rir; es ciertamente preferible a la enfermedad y al declive senil. La crueldad está en el motivo, no en el hecho. Matar daña al matador, no al matado.
    Int: De acuerdo; entonces uno no debe aceptar los servicios de cazadores y mata-rifes.
    Mah: ¿Quién quiere usted que acepte?
    Int: Usted acepta.
    Mah: ¡Así es como usted me ve! ¡Cuán rápidamente usted acusa, condena, sen-tencia y ejecuta! ¿Por qué comenzar conmigo y no con usted mismo?
    Int: Un hombre como usted debería constituir un ejemplo.
    Mah: ¿Está usted dispuesto a seguir mi ejemplo? Yo estoy muerto al mundo, yo no deseo nada, ni siquiera vivir. Sea usted como yo soy, haga usted como yo hago. Usted está juzgándome por mis vestidos y mi comida, mientras que yo solo miro sus motivos; si usted cree ser el cuerpo y la mente y actúa de acuerdo con ello, usted es culpable de la mayor crueldad —crueldad hacia su propio ser real. Comparadas con ésta todas las demás crueldades no cuentan.
    Int: Usted se está refugiando en la pretensión de que usted no es el cuerpo. Pero usted controla el cuerpo y es responsable de todo lo que hace. ¡Permitir al cuerpo una total autonomía sería una imbecilidad, una locura!
    Mah: Modérese. Yo estoy también contra toda matanza de animales por la carne o por la piel, pero me niego a darle un primer lugar. El vegetarianismo es una causa meritoria, pero no es lo más urgente; todas las causas son servidas mejor por el hom-bre que ha retornado a su fuente.
    Int: Cuando estuve en Sri Ramanashram, sentía a Bhagavan por todas partes, om-nipenetrante, omnipercibiente.
    Mah: Usted tenía la fe necesaria. Aquellos que tienen verdadera fe en él le verán por todas partes y en todos los tiempos. Todo acontece acordemente a su fe y su fe es la forma de su deseo.
    Int: La fe que usted tiene en usted mismo, ¿no es también la forma de un deseo?
    Mah: Cuando digo: «yo soy», no quiero decir una entidad separada con un cuerpo como su núcleo. Quiero decir la totalidad del ser, el océano de la consciencia, el universo entero de todo lo que es y conoce. Yo no tengo nada que desear pues yo soy completo siempre.
    Int: ¿Puede usted tocar la vida interior de otras gentes?
    Mah: Yo soy las gentes.
    Int: No quiero decir identidad de esencia o de sustancia, ni la similaridad de la forma. Quiero decir el hecho de entrar efectivamente en las mentes y en los corazones de los demás y participar en sus experiencias personales. ¿Puede usted sufrir y regocijarse conmigo, o usted solo infiere lo que yo siento a partir de la observación y de la analogía?
    Mah: Todos los seres están en mí. Pero traer al cerebro el contenido de otro cere-bro requiere un entrenamiento especial. No hay nada que no pueda lograrse por el entrenamiento.
    Int: Yo no soy una proyección suya, ni usted es una proyección mía. Yo soy por mi derecho propio, no meramente como una creación de usted. Esta ruda filosofía de imaginaciones y proyecciones no me atrae. Usted está privándome de toda realidad. ¿Quién es la imagen de quién? ¿Es usted mi imagen o yo soy la de usted? ¡O yo soy una imagen en mi propia imagen! No, algo no marcha bien en alguna parte.
    Mah: Las palabras revelan su vaciedad. Lo real no puede describirse, debe expe-rimentarse. Yo no puedo encontrar palabras mejores para lo que yo sé. Lo que digo puede sonar ridículo. Pero lo que las palabras intentan transmitir es la verdad más alta. Todo es uno, por mucho que nosotros juguemos con las palabras. Y todo se hace para agradar a la única fuente y meta de todos los deseos, a quien todos nosotros co-nocemos como el «yo soy».
    Int: Es el sufrimiento lo que está en la raíz del deseo. El impulso básico es escapar del sufrimiento.
    Mah: ¿Cuál es la raíz del sufrimiento? La ignorancia de su sí mismo. ¿Cuál es la raíz del deseo? El impulso a encontrarse a usted mismo. Toda creación se afana por su sí mismo y no reposará hasta que retorne a él.
    Int: ¿Cuándo retornará?
    Mah: Usted puede retornar siempre que usted lo quiera.
    Int: ¿Y el mundo?
    Mah: Usted puede llevarlo con usted.
    Int: ¿Debo esperar para ayudar al mundo hasta haber alcanzado la perfección?
    Mah: ¡Ayude usted al mundo! Usted no ayudará mucho, pero el esfuerzo le hará crecer a usted. No hay nada malo en intentar ayudar al mundo.
    Int: Ciertamente ha habido gentes, gentes comunes, que ayudaron enormemente.
    Mah: Cuando le llega al mundo la hora de ser ayudado, a algunas gentes se les da la voluntad, la sabiduría y el poder para operar grandes cambios.

    37

    Más allá del Sufrimiento y del Placer hay Dicha

    Maharaj: Primero de todo, usted debe darse cuenta de que usted es la prueba de todo, incluido de usted mismo. Nadie puede probar la existencia de usted, porque la existencia de alguien debe ser confirmada por usted primero. Su ser y su conocer, usted no se los debe a nadie. Recuerde, usted es enteramente por derecho propio. Usted no viene de ninguna parte, usted no va a ninguna parte. Usted es ser y presen-ciación atemporal.
    Interlocutor: Hay una diferencia básica entre nosotros. Usted conoce lo real mientras que yo solo conozco las operaciones de mi mente. Por lo tanto lo que usted dice es una cosa, lo que yo oigo es otra. Lo que usted dice es verdad; lo que yo com-prendo es falso, aunque las palabras son las mismas. Hay una laguna entre nosotros. ¿Cómo llenar la laguna?
    Mah: Abandone la idea de ser lo que usted piensa que usted es y ya no habrá nin-guna laguna. Al imaginarse a usted mismo como separado usted ha creado la laguna. Usted no necesita cruzarla. Solo deje usted de crearla. Todo es usted y de usted. No hay nadie más. Esto es un hecho.
    Int: ¡Cuán extraño! Las mismas palabras que para usted son verdaderas, para mí son falsas. «No hay nadie más» —¡Cuán evidentemente falso!
    Mah: Verdaderas o falsas, las palabras no importan. Lo que importa es la idea que usted tiene de usted mismo, pues ella le bloquea a usted. Abandónela.
    Int: Desde mi más temprana infancia se me enseñó a pensar que yo estoy limitado a mi nombre y a mi forma. Una mera afirmación de lo contrario no borrará el surco mental. Se necesita un buen lavado de cerebro —si es que puede hacerse.
    Mah: Usted lo llama lavado de cerebro. Yo lo llamo Yoga —nivelar todos los surcos mentales. Usted no debe ser forzado a pensar los mismos pensamientos una y otra vez. ¡Adelántese!
    Int: Es más fácil decirlo que hacerlo.
    Mah: ¡No sea usted pueril! Es más fácil cambiar, que sufrir. Salga usted de su puerilidad, eso es todo.
    Int: Tales cosas no se hacen. Acontecen.
    Mah: Todo acontece todo el tiempo, pero usted debe estar dispuesto a ello. La disposición es madurez. Usted no ve lo real debido a que su mente no está dispuesta a ello.
    Int: Si la realidad es mi naturaleza real, ¿cómo puedo yo no estar dispuesto siem-pre?
    Mah: La no disposición quiere decir miedo. Usted tiene miedo de lo que usted es. Su destino es el todo. Pero usted tiene miedo de perder su identidad. Esto es puerili-dad, aferrarse a los juguetes, a sus deseos y miedos, opiniones e ideas. Abandónelo todo y permanezca dispuesto a que lo real se manifieste. Esta automanifestación tiene su mejor expresión en las palabras: «yo soy». Nada más tiene ser. De esto usted tiene una certeza absoluta.
    Int: «Yo soy», por supuesto, pero «yo sé» también. Y yo sé que yo soy fulano, el poseedor del cuerpo, en relaciones múltiples con otros poseedores.
    Mah: Todo es memoria traída al ahora.
    Int: Yo solo puedo estar seguro de lo que es ahora. El pasado y el futuro, la me-moria y la imaginación, éstos son estados mentales, pero son todo lo que conozco y son ahora. Usted me está diciendo que los abandone. ¿Cómo se abandona el ahora?
    Mah: Usted se está moviendo hacia el futuro todo el tiempo, le guste a usted o no.
    Int: Yo me estoy moviendo desde el ahora al ahora —yo no me muevo en absolu-to. Todo lo demás se mueve —no yo.
    Mah: Concedido. Pero su mente se mueve. En el ahora usted es a la vez lo móvil y lo inmutable. Hasta aquí usted se ha tomado a usted mismo como lo móvil y ha pasado por alto lo inmutable. Vuelva usted la mente hacia dentro. Pase por alto lo móvil y se encontrará que usted mismo es la realidad sin cambio, siempre presente, inexpresable, pero sólida como una roca.
    Int: Si ella es ahora, ¿por qué no soy consciente de ella?
    Mah: Debido a que usted se aferra a la idea de que usted no es consciente de ella. Abandone esa idea.
    Int: Eso no me hace consciente.
    Mah: Espere. Usted quiere estar a ambos lados del muro al mismo tiempo. Usted puede, pero debe quitar el muro. O bien dése usted cuenta que el muro y sus dos la-dos son un solo espacio, al que no se aplica ninguna idea de «aquí» o «allí».
    Int: Los símiles no prueban nada. Mi única queja es ésta: ¿por qué yo no veo lo que usted ve, por qué sus palabras no suenan verdaderas en mi mente? Hágame saber solo esto; todo lo demás puede esperar. Usted es sabio y yo soy estúpido; usted ve, y yo no. ¿Dónde y cómo encontraré mi sabiduría?
    Mah: ¡Si usted se conoce a usted como estúpido, usted no es estúpido en absolu-to!
    Int: Lo mismo que saberme enfermo no me pone bien, así también saberme necio no me hace sabio.
    Mah: Para saber que usted está enfermo, ¿no debe haber estado usted bien ini-cialmente?
    Int: Oh, no. Yo conozco por comparación. Si yo soy ciego de nacimiento y usted me dice que usted conoce las cosas sin tocarlas, mientras que yo debo tocar para co-nocer, yo soy consciente de que soy ciego sin saber lo que significa ver. Similarmente, yo sé que me falta algo cuando usted afirma cosas que no puedo entender. Usted está diciéndome cosas tan maravillosas sobre mí mismo; según usted yo soy eterno, omnipresente, omnisciente, supremamente dichoso, creador, preservador y destructor de todo lo que hay, la fuente de toda la vida, el corazón del ser, el señor y el amado de todas las criaturas. Usted me iguala con la Realidad Última, la fuente y la meta de toda existencia. Yo solo parpadeo, porque me conozco a mí mismo como un minús-culo paquete de deseos y de miedos, una burbuja de sufrimiento, un destello transito-rio de consciencia en un océano de obscuridad.
    Mah: Antes de que el sufrimiento fuera, usted es. Después de que el sufrimiento haya partido, usted permanece. El sufrimiento es transitorio, usted no.
    Int: Lo siento, pero yo no veo lo que usted ve. Desde el día en que nací hasta el día en que me muera, el sufrimiento y el placer tejerán el patrón de mi vida. De ser antes del nacimiento y después de la muerte yo no sé nada. Ni le acepto ni le niego a usted. Oigo lo que usted dice, pero yo no lo sé.
    Mah: Usted es consciente ahora, ¿no es así?
    Int: Por favor, no me pregunte usted sobre el antes y el después. Yo solo conozco lo que es ahora.
    Mah: Muy bien. Usted es consciente. Aférrese a ello. Hay estados en los que us-ted no es consciente. Llámelo ser inconsciente.
    Int: ¿Ser inconsciente?
    Mah: La consciencia y la inconsciencia no se aplican aquí. La existencia está en la consciencia, la esencia es independiente de la consciencia.
    Int: ¿Es vacío? ¿Es silencio?
    Mah: ¿Por qué elaborar? El ser penetra y transciende la consciencia. La cons-ciencia objetiva es una parte de la consciencia pura, no va más allá de ella.
    Int: ¿Cómo puede usted llegar a conocer un estado de ser puro, que no es ni cons-ciente ni inconsciente? Todo conocimiento está solo en la consciencia. ¿Puede haber un estado tal como la suspensión de la mente? ¿Aparece la consciencia entonces co-mo el presenciador?
    Mah: El presenciador solo registra aconteceres. En la suspensión de la mente se disuelve incluso el sentido de «yo soy». No hay ningún «yo soy» sin la mente.
    Int: Sin la mente quiere decir sin pensamientos. «Yo soy», como pensamiento, se desvanece. «Yo soy», como la sensación de ser, permanece.
    Mah: Toda experiencia se desvanece con la mente. Sin la mente no puede haber ningún experimentador ni experiencia.
    Int: ¿No permanece el presenciador?
    Mah: El presenciador meramente registra la presencia o la ausencia de experiencia. No es una experiencia por sí mismo, pero deviene una experiencia cuando surge el pensamiento: «Yo soy el presenciador».
    Int: Todo lo que yo sé es que a veces la mente opera y a veces se detiene. A la experiencia del silencio mental yo la llamo la suspensión de la mente.
    Mah: Llámelo silencio, o vacío, o suspensión, el hecho es que ninguno de los tres —ni el experimentador, ni el experimentar, ni la experiencia— están. En la presencia, en la presenciación, en la consciencia de sí mismo, la sensación de ser esto o eso, no está. El ser no identificado permanece.
    Int: ¿Cómo un estado de inconsciencia?
    Mah: Con referencia a algo, es lo opuesto. Está también entre los opuestos y más allá de todos los opuestos. No es ni consciencia ni inconsciencia, ni entre ambas, ni más allá de ambas. Es por sí mismo, no con referencia a algo que pueda ser llamado experiencia o ausencia de experiencia.
    Int: ¡Qué extraño! Usted habla de ello como si fuera una experiencia.
    Mah: Cuando pienso en ello —deviene una experiencia.
    Int: ¿Lo mismo que la luz invisible, cuando es interceptada por una flor, deviene color?
    Mah: Sí, puede usted decirlo así. Está en el color pero no es el color.
    Int: La misma antigua negación cuádruple de Nagarjuna: ni esto ni eso, ni ambos, ni no ambos. ¡Mi mente zozobra!
    Mah: Su dificultad proviene de la idea de que la realidad es un estado de cons-ciencia, uno entre muchos. Usted tiende a decir: «Esto es real. Eso no es real. Y esto es en parte real, y en parte irreal», como si la realidad fuera un atributo o una cualidad que se tiene en medidas variables.
    Int: Permítame plantearlo diferentemente. Después de todo, la consciencia devie-ne un problema solo cuando es dolorosa. Un estado siempre dichoso no da lugar a preguntas. Todos nosotros encontramos que la consciencia es una mezcla de lo agra-dable y de lo doloroso. ¿Por qué?
    Mah: Toda consciencia es limitada, y por lo tanto dolorosa. En la raíz de la cons-ciencia está el deseo, la necesidad de experimentar.
    Int: ¿Quiere usted decir que sin deseo no puede haber ninguna consciencia? ¿Y cuál es la ventaja de ser inconsciente? Si tengo que renunciar al placer para liberarme del sufrimiento, mejor me quedo con los dos.
    Mah: Más allá del sufrimiento y del placer hay dicha.
    Int: Una dicha inconsciente, ¿de qué utilidad es?
    Mah: Ni consciente ni inconsciente. Real.
    Int: ¿Cuál es su objeción a la consciencia?
    Mah: Es un fardo. El cuerpo significa fardo. Sensaciones, deseos, pensamientos —todos éstos son fardos. Toda consciencia es consciencia de conflicto.
    Int: La realidad se describe como ser verdadero, consciencia pura, dicha infinita. ¿Qué tiene que ver con ella el sufrimiento?
    Mah: El sufrimiento y el placer acontecen, pero el sufrimiento es el precio del placer, y el placer es la recompensa del sufrimiento. A menudo, en la vida también usted se complace haciendo daño y hace daño al complacer. Saber que el sufrimiento y el placer son uno, es la paz.
    Int: Todo esto es muy interesante, sin duda, pero mi objetivo es más simple. Yo quiero más placer y menos sufrimiento en la vida. ¿Qué tengo que hacer?
    Mah: Mientras hay consciencia, debe haber placer y sufrimiento. Está en la natu-raleza del «yo soy», de la consciencia, identificarse a sí misma con los opuestos.
    Int: ¿Entonces de que utilidad es todo esto para mí? Ello no me satisface.
    Mah: ¿Quién es usted, quién está insatisfecho?
    Int: Yo soy, el hombre del sufrimiento-placer.
    Mah: El sufrimiento y el placer son ambos ananda (dicha). Heme aquí sentado frente a usted y a usted le digo —desde mi propia experiencia inmediata e incambia-ble— el sufrimiento y el placer son las crestas y los valles de las olas en el océano de la dicha. En la profundidad hay plenitud absoluta.
    Int: ¿Es su experiencia constante?
    Mah: Es atemporal y sin cambio.
    Int: Todo lo que yo conozco es el deseo del placer y el miedo del sufrimiento.
    Mah: Eso es lo que usted piensa sobre usted mismo. Deténgalo. Si usted no puede romper un hábito de golpe, considere entonces su manera familiar de pensar y vea su falsedad. Cuestionar lo habitual es el deber de la mente. Lo que la mente ha creado, la mente debe destruirlo. O bien dése usted cuenta de que no hay ningún deseo fuera de la mente y permanezca al margen.
    Int: Honestamente, yo no tengo confianza en esta explicación suya de todo como hecho por la mente. La mente es solo un instrumento, lo mismo que el ojo es un ins-trumento. ¿Puede usted decir que la percepción es creación? Yo veo el mundo a través de la ventana, no en la ventana. Todo lo que usted dice parece sostenerse debi-do al fundamento común, pero yo no sé si su fundamento está en la realidad, o solo en la mente. Yo solo puedo tener una imagen mental de ello. Lo que significa para usted yo no lo sé.
    Mah: Mientras usted tenga su sitio en la mente, usted me verá en la mente.
    Int: ¡Cuán inadecuadas para la comprensión son las palabras!
    Mah: Sin palabras, ¿qué hay que comprender? La necesidad de comprender surge de la incomprensión. Lo que yo digo es verdadero, pero para usted es solo una teoría. ¿Cómo llegará usted a saber que es verdadero? Escuche, recuerde, reflexione, visua-lice, experimente. Aplíquelo también en su vida diaria. Tenga paciencia conmigo y sobre todo, tenga paciencia con usted mismo, pues usted es su único obstáculo. La vía conduce a través de usted mismo más allá de usted mismo. Mientras usted crea que solo lo particular es real, consciente y feliz, y rechace la realidad no dual como algo imaginado, un concepto abstracto, usted me encontrará tratando de conceptos y de abstracciones. Pero una vez que usted haya tocado lo real dentro de su propio ser, usted me encontrará describiendo lo que para usted es lo más cercano y lo más queri-do.

    38

    La Práctica Espiritual es Voluntad
    Sostenida y Resostenida

    Interlocutor: Los occidentales que ocasionalmente vienen a verle a usted se en-frentan con una dificultad peculiar. La noción misma de un hombre liberado, de un hombre realizado, de un conocedor de sí mismo, de un conocedor de Dios, de un hombre más allá del mundo, es desconocida para ellos. Todo lo que tienen en su cul-tura cristiana es la idea de un santo: un hombre piadoso, respetuoso de la ley, temero-so de Dios, amante de su prójimo, dado a la oración, inclinado a veces a los éxtasis y confirmado por unos pocos milagros. La idea misma de un jnani es ajena a la cultura occidental, algo exótica y más bien increíble. Incluso cuando se acepta su existencia, se le considera con sospecha, como un caso de euforia autoinducida causada por pos-turas físicas y actitudes mentales extrañas. La idea misma de una nueva dimensión en la consciencia a ellos les parece implausible e improbable.
    Lo que les ayudaría es la oportunidad de escuchar a un jnani contar su propia ex-periencia de realización, sus causas y sus comienzos, sus progresos y sus logros y su práctica efectiva en la vida diaria. Mucho de lo que dice el jnani puede permanecer extraño, incluso carente de sentido, sin embargo quedará una sensación de realidad, una atmósfera de experiencia efectiva, inefable, y sin embargo real, un centro desde el que puede vivirse una vida ejemplar.
    Maharaj: La experiencia puede ser incomunicable. ¿Puede uno comunicar una experiencia?
    Int: Sí, si uno es un artista. La esencia del arte es la comunicación del sentimiento, de la experiencia.
    Mah: Para recibir comunicación, usted debe ser receptivo.
    Int: Por supuesto. Debe haber un receptor. Pero si el transmisor no transmite, ¿de qué utilidad es el receptor?
    Mah: El jnani pertenece a todos. Se da incansable y completamente a todo el que viene a él. Si no es un dador, no es un jnani. Todo lo que tiene, lo comparte.
    Int: ¿Pero puede compartir lo que él es?
    Mah: ¿Quiere decir usted que si puede hacer a otros jnanis? Sí y no. No, puesto que los jnanis no se hacen, se realizan a sí mismos como tales, cuando retornan a su fuente, a su naturaleza real. Yo no puedo hacer de usted lo que usted ya es. Todo lo que puedo decirle a usted es la vía que yo recorrí e invitarle a usted a que la tome.
    Int: Esto no responde a mi pregunta. Tengo en mi mente al occidental crítico y escéptico que niega la posibilidad misma de estados de consciencia más elevados. Recientemente las drogas han abierto una brecha en su descreencia, sin afectar a sus expectativas materialistas. Drogas o no drogas, el cuerpo sigue siendo el hecho pri-mario y la mente es secundaria. Más allá de la mente, no ven nada. Desde el Buddha en adelante el estado de realización de sí mismo se ha descrito en términos negativos, como «ni esto, ni eso». ¿Es inevitable? ¿No es posible ilustrarlo, si no describirlo? Lo admito, ninguna descripción verbal funcionará, cuando el estado descrito está más allá de las palabras. Sin embargo, está también en las palabras, la poesía es el arte de poner en palabras lo inexpresable.
    Mah: No hay escasez de poetas religiosos. Vuélvase a ellos para lo que usted quiere. En lo que a mí concierne, mi enseñanza es simple: confíe en mí por un tiempo y haga usted lo que le digo. Si usted persevera, encontrará que su confianza estaba justificada.
    Int: ¿Y qué hacer con las gentes que están interesadas, pero que no pueden con-fiar?
    Mah: Si pudieran estar conmigo, llegarían a confiar en mí. Una vez que confían en mí, seguirán mi consejo y descubrirán por sí mismos.
    Int: No es por la instrucción por lo que estoy preguntando ahora, sino por los re-sultados. Usted tuvo ambos. Usted está dispuesto a decirnos todo sobre la instruc-ción, pero cuando se llega a los resultados, usted se niega a compartir. O bien nos dice que su estado es más allá de las palabras, o bien que no hay ninguna diferencia; que donde nosotros vemos una diferencia, usted no ve ninguna. En ambos casos a nosotros se nos deja sin ninguna visión de su estado.
    Mah: ¿Cómo puede usted tener alguna visión de mi estado cuando usted no tiene ninguna visión del suyo propio? Cuando falta el instrumento mismo de la visión, ¿no es importante encontrarlo primero? Es como un hombre ciego que quiere aprender a pintar antes de recuperar la vista. Usted quiere conocer mi estado —¿pero conoce usted el estado de su esposa o de su sirviente?
    Int: Solo estoy pidiendo algunas indicaciones.
    Mah: Bien, voy a darle a usted una clave muy significativa —donde usted ve di-ferencias, yo no las veo. Para mí es suficiente. Si usted piensa que no es suficiente, yo solo puedo repetirlo; es suficiente. Píenselo profundamente y usted llegará a ver lo que yo veo.
    Usted parece querer una visión instantánea, olvidando que el instante es precedi-do siempre por una larga preparación. El fruto cae repentinamente pero la maduración lleva tiempo.
    Después de todo, cuando hablo de confiar en mí, es solo por un tiempo breve, jus-to el tiempo suficiente para que usted comience a moverse. Cuanto más serio sea usted, tanta menos creencia necesita, pues pronto encontrará justificada su fe en mí. ¡Usted quiere de mí que yo le pruebe que soy digno de confianza! ¿Cómo puedo hacerlo y por qué debería hacerlo? Después de todo, lo que le estoy ofreciendo a us-ted es el acceso operacional, tan corriente en la ciencia occidental. Cuando un cientí-fico describe un experimento y sus resultados, usualmente usted acepta sus afirma-ciones en base a la confianza y repite su experimento como él lo describe. Una vez que usted logra los mismos resultados o resultados similares, usted ya no necesita confiar más en él; usted confía en su propia experiencia. Animado por ello, usted continúa y llega finalmente a resultados sustancialmente idénticos.
    Int: La mente india ha sido preparada para los experimentos metafísicos por la cultura y la educación. Para el indio palabras como «percepción directa de la Reali-dad Suprema» tienen sentido y suscitan respuestas desde las profundidades mismas de su ser. Pero las mismas palabras significan poco para un occidental; aunque haya sido educado en alguna de las variedades del cristianismo, no piensa más allá de la conformidad a los mandamientos de Dios y a las prescripciones de Cristo. El cono-cimiento directo de la realidad no solo está más allá de su ambición, sino también más allá de su concepción. Algunos indios me dicen: «No hay esperanza. El occidental no lo logrará, pues no puede. No le diga nada de la realización de sí mismo; déjele vivir una vida útil y ganarse un renacimiento en la India. Solo entonces tendrá una oportunidad». Otros dicen: «La Realidad es para todos igualmente, pero no todos están igualmente dotados con la capacidad para aprehenderla. La capacidad vendrá con el deseo, que se convertirá en devoción y finalmente en una total autodedicación. Con integridad y seriedad y una determinación de hierro para vencer todos los obstá-culos, el occidental tiene la misma posibilidad que el hombre oriental. Todo lo que necesita es el despertar del interés». Para despertar su interés en el conocimiento de sí mismo necesita ser convencido de sus ventajas.
    Mah: ¿Usted cree que es posible transmitir una experiencia personal?
    Int: Yo no lo sé. Usted habla de unidad, de identidad del que ve con lo visto. Cuando todo es uno, la comunicación debería ser factible.
    Mah: Para tener la experiencia directa de un país uno debe ir y vivir allí. No pida usted lo imposible. La victoria espiritual de un hombre beneficia sin duda a la huma-nidad, pero para beneficiar a otro individuo, se requiere una relación personal estre-cha. Tal relación no es accidental y no todo el mundo puede pretenderla. Por otra parte, el acceso científico es para todos. «Confíe-pruebe-saboree». ¿Qué más necesita usted? ¿Por qué hacer tragar la Verdad a gargantas que no quieren? Sea como sea, eso no puede hacerse. ¿Sin un receptor qué puede hacer el dador?
    Int: La esencia del arte es usar la forma exterior para transmitir una experiencia interior. Por supuesto, uno debe ser sensible a lo interior, antes de que lo exterior pueda ser significativo. ¿Cómo crece uno en sensibilidad?
    Mah: Lo ponga usted como lo ponga, llegamos a lo mismo. Dadores hay muchos; ¿dónde están los receptores?
    Int: ¿No puede usted compartir su propia sensibilidad?
    Mah: Sí, puedo, pero compartir es una calle de doble dirección. Se necesitan dos para compartir. ¿Quién está dispuesto a tomar lo que yo estoy dispuesto a dar?
    Int: Usted dice que nosotros somos uno. ¿No es esto suficiente?
    Mah: Yo soy uno con usted. ¿Es usted uno conmigo? Si usted lo es, no hará pre-guntas. Si usted no lo es, si usted no ve lo que yo veo, ¿qué puedo hacer yo más allá de mostrarle a usted la manera de mejorar su visión?
    Int: Lo que usted no puede dar no es suyo propio.
    Mah: Yo no pretendo nada como mío propio. Cuando el «yo» no está, ¿dónde está lo «mío»? Dos personas miran un árbol. Uno ve el fruto oculto entre las hojas y el otro no. Al margen de esto, no hay ninguna diferencia entre los dos. El que ve sabe que con un poco de atención el otro verá también, pero no se plantea la cuestión de compartir nada. Créame, no soy ningún avaro, no me estoy quedando con su parte de realidad. Al contrario, soy todo suyo, cómame y bébame. Pero mientras usted repite verbalmente: «déme, déme», usted no hace nada para tomar lo que se ofrece. Le es-toy mostrando a usted un camino corto y fácil para que sea capaz de ver lo que yo veo, pero usted se aferra a sus viejos hábitos de pensamiento, de sentimiento y de acción y me echa a mí toda la culpa. Yo no tengo nada que usted no tenga. El cono-cimiento de sí mismo no es una pieza de propiedad que se ofrezca y que se acepte. Es una dimensión completamente nueva, donde no hay nada que dar o tomar.
    Int: Dénos al menos alguna visión del contenido de su mente mientras usted vive su vida cotidiana. Comer, beber, hablar, dormir —¿cómo se siente todo esto en us-ted?
    Mah: Las cosas comunes de la vida: yo las experimento lo mismo que usted. La diferencia está en lo que no experimento. No experimento miedo ni codicia, odio ni cólera. No pido nada, no rechazo nada, no guardo nada. En estas cuestiones yo no transijo. Quizás es ésta la diferencia más destacable entre nosotros. Yo no transigiré, yo soy fiel a mí mismo, mientras que usted tiene miedo de la realidad.
    Int: Desde el punto de vista del occidental hay algo perturbador en sus maneras. Sentarse en un rincón consigo mismo y estarse repitiendo: «yo soy Dios, Dios yo soy», parece simple locura. ¿Cómo convencer a un occidental de que tales prácticas conducen a la cordura suprema?
    Mah: El hombre que pretende ser Dios y el hombre que lo duda —ambos se en-gañan. Hablan en su sueño.
    Int: Si todo es sueño, ¿qué es la vigilia?
    Mah: ¿Cómo describir el estado de vigilia en el lenguaje de la tierra de los sue-ños? Las palabras no describen, son solo símbolos.
    Int: Nuevamente la misma excusa de que las palabras no pueden transmitir la rea-lidad.
    Mah: Si usted quiere palabras, le daré algunas de las antiguas palabras de poder. Repita cualquiera de ellas incesantemente; pueden hacer maravillas.
    Int: ¿Habla usted en serio? ¿Le diría usted a un occidental que repita «Om» o «Ram» o «Hare Krishna» incesantemente, aunque carezca completamente de la fe y de la convicción que nacen del trasfondo cultural y religioso apropiado? Sin confian-za ni fervor, repitiendo mecánicamente los mismos sonidos, ¿logrará alguna vez algo?.
    Mah: ¿Por qué no? Es el impulso, el motivo oculto lo que importa, no la forma que tome. Cualquier cosa que haga, si lo hace por amor de encontrar su propio sí mismo real, puede estar seguro de que le llevará a su sí mismo.
    Int: ¿No hay ninguna necesidad de fe en la eficacia de los medios?
    Mah: No hay ninguna necesidad de esa fe que es solo la expectativa de los resul-tados. Aquí solo cuenta la acción. Todo lo que usted hace por amor de la verdad, le llevará a usted a la verdad. Solo sea serio y honesto. La forma que ello tome apenas importa.
    Int: ¿Dónde está entonces la necesidad de dar expresión al anhelo de uno?
    Mah: No hay ninguna necesidad. Da igual no hacer nada. El anhelo solo, no di-luido por el pensamiento ni la acción, el anhelo puro, concentrado, le llevará a usted rápidamente a su meta. Es el verdadero motivo lo que importa, no la manera.
    Int: ¡Increíble! ¿Cómo puede ser efectiva la pesada repetición en un aburrimiento que toca de cerca a la desesperación?
    Mah: Los hechos mismos de la repetición, de la pugna continua, del aguante y de la perseverancia —a pesar del aburrimiento, de la desesperación y de la falta completa de convicción— son realmente cruciales. En sí mismos no son importantes, pero la sinceridad que hay detrás de ellos es importantísima. Debe haber un empuje desde dentro y un tirón desde fuera.
    Int: Mis preguntas son típicas del occidente. Allí las gentes piensan en términos de causa y efecto, de medios y de objetivos. No ven que conexión causal puede haber entre una palabra particular y la Realidad Absoluta.
    Mah: No hay ninguna. Pero hay una conexión entre la palabra y su significado, entre la acción y su motivo. La práctica espiritual es voluntad sostenida y resostenida. Quien no tiene la osadía no aceptará lo real aún cuando se lo ofrezcan. La falta de voluntad nacida del miedo es el único obstáculo.
    Int: ¿De qué se tiene miedo?
    Mah: De lo no conocido. Del no ser, del no saber, del no hacer. Del más allá.
    Int: ¿Quiere usted decir que aunque usted puede compartir la manera de su reali-zación, usted no puede compartir los frutos?
    Mah: Por supuesto que puedo compartir los frutos y lo estoy haciendo todo el tiempo. Pero el mío es un lenguaje silente. Aprenda a escuchar y a comprender.
    Int: Yo no veo como puede uno comenzar sin convicción.
    Mah: Permanezca conmigo durante algún tiempo, o entregue usted su mente a lo que digo y hago y surgirá la convicción.
    Int: No todo el mundo tiene la suerte de encontrarle a usted.
    Mah: Encuentre usted a su propio sí mismo. Estése usted con su propio sí mismo, escúchelo, obedézcalo, quiéralo, téngalo sin cesar presente. Usted no necesita ningún otro guía. Mientras su impulso por la verdad afecte a su vida diaria, todo irá bien para usted. Viva su vida sin hacer daño a nadie. No hacer daño es una poderosísima forma de Yoga y le llevará a usted rápidamente a su meta. Esto es lo que yo llamo nisarga yoga, el Yoga Natural. Es el arte de vivir en paz y armonía, en amistad y amor. Su fruto es la dicha, incausada y sin fin.
    Int: Sin embargo, todo esto presupone alguna fe.
    Mah: Vuélvase hacia dentro y usted llegará a confiar en usted mismo. En todo lo demás la confianza viene con la experiencia.
    Int: Cuando un hombre me dice que conoce algo que yo no conozco, yo tengo el derecho de preguntar: «¿qué es eso que usted conoce, que yo no conozco?».
    Mah: ¿Y si le dice a usted que no puede ser transmitido en palabras?
    Int: Entonces le miro de cerca e intento descifrar.
    Mah: ¡Y esto es exactamente lo que yo quiero que usted haga! Sea interesado, preste atención, hasta que se establezca una corriente de comprensión mutua. Enton-ces compartir será fácil. Es un hecho que toda realización es solo compartir. Usted entra en una consciencia más amplia y en ella comparte. La no disposición a entrar y a compartir es el único obstáculo. Yo nunca hablo de diferencias, pues para mí no hay ninguna. Usted sí lo hace, de modo que le corresponde a usted mostrármelas. Adelante, muéstreme usted las diferencias. Para esto tendrá usted que comprender-me, pero entones usted ya no hablará más de diferencias. Comprenda bien una sola cosa, y usted habrá llegado. Lo que le impide a usted conocer no es la falta de opor-tunidad, sino la falta de habilidad para enfocar su mente en lo que usted quiere com-prender. Con solo que usted pudiera mantener en su mente que usted no sabe, ello le revelaría a usted sus secretos. Pero si usted es superficial e impaciente, no suficien-temente serio para mirar y esperar, usted es como un niño que llora por la luna.

    39

    Por Sí mismo Nada tiene Existencia

    Interlocutor: Cuando le escucho a usted encuentro que es inútil hacerle preguntas. Sea cual sea la pregunta, invariablemente usted le da la vuelta sobre sí misma y me lleva al hecho básico de que estoy viviendo en una ilusión de mi propia creación y que la realidad es inexpresable en palabras. Las palabras meramente aumentan la confusión y la única directiva sabia es la silente búsqueda interior.
    Maharaj: Después de todo, es la mente la que crea la ilusión y es la mente la que se libera de ella. Las palabras pueden agravar la ilusión, las palabras pueden también ayudar a disiparla. No hay nada malo en repetir la misma verdad una y otra vez hasta que se hace realidad. El trabajo de la madre no se acaba con el nacimiento del hijo. Ella le alimenta día tras día, año tras año hasta que ya no la necesita. Las gentes ne-cesitan escuchar palabras hasta que los hechos les hablan más alto que las palabras.
    Int: ¿Así pues, nosotros somos niños a quienes se alimenta con palabras?
    Mah: Mientras ustedes den importancia a las palabras, ustedes son niños.
    Int: Perfectamente, entonces sea usted nuestra madre.
    Mah: ¿Dónde estaba el niño antes de nacer? ¿No estaba con la madre? Debido a que ya estaba con la madre pudo nacer.
    Int: Ciertamente, la madre no llevaba al niño cuando ella misma era una niña.
    Mah: Potencialmente, ella era la madre. Vaya usted más allá de la ilusión del tiempo.
    Int: Su respuesta es siempre la misma. Una especie de mecanismo de relojería que marca las mismas horas una y otra vez.
    Mah: No puede remediarse. Lo mismo que el único sol se refleja en un billón de gotas de rocío, así lo atemporal se repite sin fin. Cuando repito: «yo soy, yo soy», meramente afirmo y reafirmo un hecho siempre presente. Usted se cansa de mis pa-labras debido a que usted no ve la verdad viva detrás de ellas. Entre en contacto con ella y usted encontrará el pleno significado de las palabras y del silencio —de ambos.
    Int: Usted dice que la niña es ya la madre de su hijo futuro. Potencialmente —sí. efectivamente —no.
    Mah: Lo potencial deviene efectivo por el pensamiento. El cuerpo y sus asuntos existen en la mente.
    Int: Y la mente es la consciencia en movimiento, y la consciencia es el aspecto condicionado (saguna) del Sí mismo. Lo no condicionado (nirguna) es el otro aspec-to y más allá está el abismo de lo Absoluto (paramartha).
    Mah: Completamente cierto —lo ha expresado usted bellamente.
    Int: Pero para mí éstas son palabras solo. Oírlas y repetirlas no es suficiente, deben experimentarse.
    Mah: Nada le detiene a usted excepto su preocupación por lo exterior, lo cual le impide a usted enfocar lo interior. No queda más remedio, usted no puede eludir su sadhana. Usted tiene que apartarse del mundo e ir adentro, hasta que lo interior y lo exterior se fundan y usted pueda ir más allá de lo condicionado, ya sea interior o ex-terior.
    Int: Ciertamente, lo no condicionado es meramente una idea en la mente condi-cionada. Por sí mismo no tiene ninguna existencia.
    Mah: Por sí mismo nada tiene existencia. Todo necesita su propia ausencia. Ser, es ser distinguible, ser aquí y no allí, ser ahora y no luego, ser así y no de otro modo. Lo mismo que el agua toma la forma del recipiente, así todo está determinado por las condiciones (gunas). Lo mismo que el agua permanece agua independientemente de los recipientes, lo mismo que la luz permanece luz independientemente de los colores que manifiesta, así también lo real permanece lo real, independientemente de las condiciones en las que se refleja. ¿Por qué mantener solo el reflejo en el foco de la consciencia? ¿Por qué no lo real mismo?
    Int: La consciencia misma es un reflejo. ¿Cómo puede abarcar lo real?
    Mah: Saber que la consciencia y su contenido son solo reflejos, cambiantes y transitorios, es el enfoque de lo real. La negativa a ver la serpiente en la cuerda es la condición necesaria para ver la cuerda.
    Int: ¿Solo necesaria, o también suficiente?
    Mah: Uno debe saber también que existe una cuerda y que parece una serpiente. Similarmente, uno debe saber que existe lo real y que es de la naturaleza del presen-ciador consciente. Por supuesto, es más allá del presenciador, pero para entrar en ello uno debe darse cuenta primero del estado de presenciación pura. La presenciación de las condiciones le lleva a uno a lo no condicionado.
    Int: ¿Puede experimentarse lo no condicionado?
    Mah: Conocer lo condicionado como condicionado es todo lo que puede decirse sobre lo no condicionado. Los términos positivos son meras indicaciones y son ex-traviatorios.
    Int: ¿Podemos nosotros hablar de presenciar lo real?
    Mah: ¿Cómo podemos? Nosotros podemos hablar solo de lo irreal, de lo ilusorio, de lo transitorio, de lo condicionado. Para ir más allá, debemos pasar a través de la negación total de todo como dotado de existencia independiente. Todas las cosas dependen.
    Int: ¿De qué dependen?
    Mah: De la consciencia. Y la consciencia depende del presenciador.
    Int: ¿Y el presenciador depende de lo real?
    Mah: El presenciador es el reflejo de lo real en toda su pureza. Depende de la condición de la mente. Donde predominan la claridad y el desapego, el presenciador consciente viene al ser. Es lo mismo que decir que donde el agua es clara y tranquila, la imagen de la luna aparece. O como la luz del día que aparece como un destello en el diamante.
    Int: ¿Puede haber consciencia sin el presenciador?
    Mah: Sin el presenciador deviene inconsciencia, solo vida. El presenciador está latente en todo estado de consciencia, lo mismo que la luz está en todos los colores. No puede haber ningún conocimiento sin el conocedor y ningún conocedor sin su presenciador. Usted no solo sabe, sino que sabe que usted sabe.
    Int: Si lo no condicionado no puede experimentarse, puesto que toda experiencia es condicionada, ¿entonces por qué hablar de ello?
    Mah: ¿Cómo puede haber conocimiento de lo condicionado sin lo no condiciona-do? Debe haber una fuente de la que fluye todo esto, un fundamento en el que todo se sostiene. La realización de sí mismo es primariamente el conocimiento del propio condicionamiento de uno y la presenciación de que la variedad infinita de las condi-ciones depende de nuestra capacidad infinita para ser condicionados y para manifes-tar esa variedad. Para la mente condicionada lo no condicionado aparece como la totalidad y también como la ausencia de todo. No puede ser experimentado directa-mente, pero esto no lo hace no existente.
    Int: ¿No es una sensación?
    Mah: Una sensación es también un estado de la mente. Lo mismo que un cuerpo sano no reclama atención, así es lo no condicionado cuando no hay experiencia. Tome la experiencia de la muerte. El hombre ordinario tiene miedo de morir, debido a que tiene miedo del cambio. El jnani no tiene miedo porque su mente ya está muerta. Él no piensa: «yo vivo». Sabe: «hay vida». En ello no hay ningún cambio ni tampoco ninguna muerte. La muerte aparece como un cambio en el tiempo y en el espacio. Donde no hay ni tiempo ni espacio, ¿cómo puede haber muerte? El jnani ya está muerto al nombre y a la forma. ¿Cómo puede afectarle su pérdida? El hombre en el tren viaja de un lugar a otro, pero el hombre fuera del tren no va a ninguna parte, pues no está sujeto a ningún destino. No tiene a dónde ir, no tiene nada que hacer, no tiene nada que devenir. Aquellos que hacen planes nacerán para llevarlos a cabo. Aquellos que no hacen planes no necesitan nacer.
    Int: ¿Cuál es el propósito del sufrimiento y del placer?
    Mah: ¿Existen por sí mismos, o solo son en la mente?
    Int: Como quiera que sea, existen. Dejemos la mente a un lado.
    Mah: El sufrimiento y el placer son meramente síntomas, los resultados del cono-cimiento erróneo y del sentimiento erróneo. Un resultado no puede tener un propósito suyo propio.
    Int: En la economía de Dios todo debe tener un propósito.
    Mah: ¿Conoce usted a Dios para que hable usted de él tan libremente? ¿Qué es Dios para usted? ¿Un sonido, una palabra sobre papel, una idea en la mente?
    Int: Por su poder he nacido y me mantengo vivo.
    Mah: Y sufre, y muere. ¿Está usted contento?
    Int: Quizás es mi propia falta que yo sufra y muera. Yo fui creado para la vida eterna.
    Mah: ¿Por qué eterna en el futuro y no en el pasado? Lo que tiene un comienzo debe tener un final. Solo lo que es sin comienzo es sin fin.
    Int: Dios puede ser un mero concepto, una teoría de trabajo. ¡Un concepto muy útil, sin embargo!
    Mah: Para esto debe estar libre de contradicciones internas, lo cual no es el caso. ¿Por qué no trabajar con la teoría de que usted es su propia creación y su propio creador. Al menos no habrá ningún Dios externo con el que batallar.
    Int: El mundo es tan rico y tan complejo —¿cómo podría haberlo creado yo?
    Mah: ¿Se conoce usted mismo lo suficiente como para saber lo que usted puede hacer y lo que no puede? Usted no conoce sus propios poderes. Usted nunca ha in-vestigado. Comience con usted mismo.
    Int: Todo el mundo cree en Dios.
    Mah: Para mí usted es su propio Dios. Pero si usted piensa de otro modo, píenselo hasta el final. Si hay Dios, entonces todo es de Dios y todo es para mejor. Acoja todo lo que viene con un corazón contento y agradecido. Y ame a todas las criaturas. Esto también le llevará a usted a su Sí mismo.

  • Crow

    40

    Solo el Sí mismo es Real

    Maharaj: El mundo no es más que un espectáculo, brillante y vacío. Es, y sin embargo no es. Está ahí solo mientras yo quiero verlo y tomar parte en él. Cuando dejo de interesarme, se disuelve. No tiene ninguna causa y no sirve a ningún propósi-to. Solo acontece cuando estamos distraídos. Aparece exactamente como aparece, pero no hay en él ninguna profundidad, ni significado. Sólo el espectador es real, llámele Sí mismo o Atma. Para el Sí mismo el mundo es solo un espectáculo colorido del que goza mientras dura y que olvida cuando acaba. Lo que acontece en la escena le hace temblar de terror o revolcarse de risa, sin embargo él siempre está presente al hecho de que es solo un espectáculo. Sin deseo ni miedo, él lo goza, como acontece.
    Interlocutor: La persona inmersa en el mundo tiene una vida de muchos sabores. Llora, ríe, ama y odia, desea y teme, sufre y goza. ¿El jnani sin deseo y sin miedo, qué vida tiene? ¿No se ha quedado seco en su distanciamiento?
    Mah: Su estado no es tan desolado. Saborea una dicha pura, no causada y no di-luida. Es feliz y es plenamente consciente de que esa felicidad es su naturaleza misma y de que no necesita hacer nada, ni esforzarse por nada para asegurarla. Ella le sigue, más real que el cuerpo, más cerca que la mente misma. Usted imagina que sin causa no puede haber ninguna felicidad. Para mí, la dependencia de algo para la felicidad es una miseria completa. El placer y el sufrimiento tienen causas, mientras que mi estado es mío propio, totalmente no causado, independiente, inexpugnable.
    Int: ¿Cómo una obra de teatro en el escenario?
    Mah: La obra estaba escrita, planeada y ensayada. El mundo viene al ser de nada y retorna a nada.
    Int: ¿No hay ningún creador? ¿No estaba el mundo en la mente de Brahma, antes de que fuera creado?
    Mah: Mientras usted esté fuera de mi estado, usted tendrá Creadores, Preservadores y Destructores, pero una vez conmigo usted solo conocerá el Sí mismo y se verá a usted mismo en todo.
    Int: Usted funciona, no obstante.
    Mah: Cuando usted tiene vértigo, usted ve el mundo girando en torno a usted. Obsesionado con la idea de los medios y del fin, del trabajo y del objetivo, usted me ve funcionando aparentemente. En realidad, yo solo observo. Todo lo que se hace, se hace en la escena. La alegría y la tristeza, la vida y la muerte, todo esto es real para el hombre en esclavitud; para mí todo esto está en el espectáculo, es tan irreal como el espectáculo mismo.
    Puedo percibir el mundo lo mismo que usted, pero usted cree estar en él, mientras que yo lo veo como una gota iridiscente en la vasta extensión de la consciencia.
    Int: Todos nosotros nos hacemos viejos. La vejez no es agradable —todo son achaques y sufrimientos, debilidad y el final que se acerca. ¿Cómo se siente un jnani en tanto que anciano? ¿Cómo ve su sí mismo interior su propia senilidad?
    Mah: A medida que envejece deviene cada vez más feliz y apacible. Después de todo, está regresando a casa. Como un viajero que se acerca a su destino y que recoge su equipaje, él deja el tren sin ningún pesar.
    Int: Ciertamente hay una contradicción. Se nos ha dicho que el jnani es más allá de todo cambio. Su felicidad ni crece ni mengua. ¿Cómo puede devenir más feliz a medida que envejece, y eso a pesar de la debilidad física y de todo lo demás?
    Mah: No hay ninguna contradicción. La madeja del destino está llegando a su fin —la mente está feliz. La niebla de la existencia corporal se disipa —el fardo del cuerpo decrece día a día.
    Int: Digamos que el jnani está enfermo. Ha cogido alguna gripe y todas las arti-culaciones están doloridas y febriles. ¿Cuál es su estado de mente?
    Mah: Toda sensación es contemplada con perfecta ecuanimidad. No hay ningún deseo ni rechazo de ellas. Son como son y el las mira con una sonrisa de afectuoso desapego.
    Int: Él puede estar desapegado de su propio sufrimiento, sin embargo el sufri-miento está ahí.
    Mah: Está ahí pero no importa. Cualquier estado en el que estoy, lo veo como un estado de la mente que ha de aceptarse como es.
    Int: El sufrimiento es sufrimiento. Usted lo experimenta de todos modos.
    Mah: El que experimenta el cuerpo, experimenta sus sufrimientos y sus placeres. Yo no soy ni el cuerpo, ni el experimentador del cuerpo.
    Int: Digamos que usted tiene veinticinco años. Se concierta su matrimonio y se lleva a cabo, y los deberes de la casa se acumulan sobre usted. ¿Cómo se sentiría?
    Mah: Lo mismo que me siento ahora. Usted sigue insistiendo en que mi estado interior está moldeado por los eventos exteriores. No es así en absoluto. Acontezca lo que acontezca, yo permanezco. En la raíz de mi ser hay presenciación pura, una chispa de luz intensa. Esta chispa, por su naturaleza misma, irradia y crea imágenes en el espacio y eventos en el tiempo —sin esfuerzo y espontáneamente. Mientras es me-ramente presenciación no hay ningún problema. Pero cuando la mente discriminativa viene al ser y crea distinciones, surgen el placer y el sufrimiento. Durante el sueño profundo la mente está en suspenso y también lo están el sufrimiento y el placer. El proceso de creación continúa pero no se nota. La mente es una forma de consciencia, y la consciencia es un aspecto de la vida. La vida crea todo, pero lo Supremo es más allá de todo.
    Int: Lo Supremo es el señor y la consciencia —su servidor.
    Mah: El señor es en la consciencia, no más allá de ella. En términos de consciencia lo Supremo es a la vez creación y disolución, concreción y abstracción, lo focal y lo universal. Pero a la vez no es ninguno de ellos. Las palabras no llegan allí, ni la mente.
    Int: El jnani parece ser un ser muy solitario, todo por sí mismo.
    Mah: Él es solo, pero él es todo. No es ni siquiera un ser. Él es la eseidad de todos los seres. Ni siquiera eso. Ninguna palabra conviene. Él es lo que es, el terreno donde todo crece.
    Int: ¿No tiene usted miedo de morir?
    Mah: Le diré a usted cómo murió el Gurú de mi Gurú. Después de anunciar que su fin se acercaba, dejó de comer, sin cambiar la rutina de su vida diaria. ¡Al undé-cimo día, a la hora de la oración, estaba batiendo palmas vigorosamente y súbitamen-te murió! Justamente así, entre dos movimientos, como una vela que se apaga. Cada uno muere como vive. Yo no tengo miedo de la muerte debido a que no tengo miedo de la vida. Vivo una vida dichosa y moriré una muerte dichosa. La miseria es nacer, no morir. Todo depende de cómo lo mire usted.
    Int: No puede haber ninguna evidencia de su estado. Todo lo que yo sé sobre él es lo que usted dice. Todo lo que yo veo es un anciano muy interesante.
    Mah: ¡Usted es el anciano interesante, no yo! Yo no he nacido nunca. ¿cómo puedo envejecer? Lo que yo parezco ser existe solo en su mente. Es algo que no me concierne.
    Int: Incluso como un sueño usted es un sueño muy inusual.
    Mah: Yo soy un sueño que puede despertarle a usted. Usted tendrá la prueba de ello en su despertar mismo.
    Int: Imagine que le llega a usted la noticia de que yo he muerto. Alguien le dice a usted: «¿Conoce usted a fulano?… ha muerto». ¿Cuál sería su reacción?
    Mah: Estaría muy feliz de tenerle a usted de regreso a casa. Realmente feliz de verle a usted fuera de esta locura.
    Int: ¿Qué locura?
    Mah: La de pensar que usted ha nacido y que morirá, que usted es un cuerpo que manifiesta una mente y todas las demás insensateces. En mi mundo nadie nace y na-die muere. Algunos salen de viaje y regresan, otros no le dejan nunca. ¿Qué diferen-cia hay puesto que viajan a tierras de sueños, cada uno de ellos envuelto en su propio sueño? Solo el despertar es importante. Es suficiente conocer el «yo soy» como rea-lidad y también como amor.
    Int: Mi perspectiva no es tan absoluta, de aquí mi pregunta. En todo el Occidente las gentes están a la búsqueda de algo real. Se vuelven a la ciencia, la cual les dice mucho sobre la materia, un poco sobre la mente, y nada sobre la naturaleza y el propósito de la consciencia. Para ellos la realidad es objetiva, exterior, lo observable y descriptible, directamente o por inferencia; sobre el aspecto subjetivo de la realidad no saben nada. Es extremadamente importante hacerles saber que hay un realidad y que ha de ser encontrada liberando a la consciencia de la materia y de sus limitaciones y distorsiones. La mayoría de las gentes en el mundo no saben que hay una realidad y que puede encontrarse y experimentarse en la consciencia. Parece muy importante que oigan la buena noticia de alguien que ha experimentado efectivamente. Tales testigos han existido siempre y su testimonio es precioso.
    Mah: Por supuesto. El evangelio de la realización de sí mismo, una vez oído, no se olvidará nunca. Como una semilla depositada en la tierra, esperará la estación ade-cuada y brotará y se transformará en un árbol vigoroso.

    41

    Desarrolle la Actitud de Presenciador

    Interlocutor:  ¿Cuál es el estado de mente día a día y hora a hora de un hombre realizado? ¿Cómo ve, oye, come, bebe, está despierto y dormido, trabaja y descansa? ¿Qué prueba hay de que su estado es diferente del nuestro? Aparte del testimonio verbal de las supuestas gentes realizadas, no hay ninguna manera de verificar su es-tado objetivamente. ¿No hay algunas diferencias observables en sus respuestas fi-siológicas y nerviosas, en su metabolismo, o en las ondas del cerebro, o en su estruc-tura psicosomática?
    Mah: Usted puede encontrar diferencias, o puede que no las encuentre. Todo de-pende de su capacidad de observación. Sin embargo, las diferencias objetivas son las menos importantes. Lo que importa es su visión, su actitud, que es de total desapego, de total no mezclarse, de permanecer aparte.
    Int: ¿No siente dolor un jnani cuando muere su hijo, no sufre?
    Mah: Sufre con aquellos que sufren. El evento mismo es de poca importancia, pe-ro el jnani está lleno de compasión por el ser que sufre, bien esté vivo o muerto, en el cuerpo o fuera de él. Después de todo, el amor y la compasión son su naturaleza misma. Él es uno con todo lo que vive y el amor es esa unidad en acción.
    Int: Las gentes tienen mucho miedo de la muerte.
    Mah: El jnani no tiene miedo de nada. Pero compadece al hombre que tiene mie-do. Después de todo, nacer, vivir y morir es natural. Tener miedo no. Al evento, por supuesto, se le presta atención.
    Int: Imagine que usted está enfermo —fiebre elevada, dolores, escalofríos. El médico le dice a usted que su estado es grave, que le quedan solo unos pocos días de vida. ¿Cuál sería su primera reacción?
    Mah: Ninguna reacción. Como es natural que el bastoncillo de incienso se queme, así también es natural que el cuerpo muera. En realidad, es una cuestión de muy poca importancia. Lo que importa es que yo no soy ni el cuerpo ni la mente. Yo soy.
    Int: Su familia estará desesperada, por supuesto. ¿Qué les diría usted a ellos?
    Mah: Los tópicos habituales: no temáis, la vida continúa, Dios os protegerá, pronto estaremos juntos de nuevo y cosas por el estilo. Pero para mí toda esa conmo-ción carece de sentido, pues yo no soy la entidad que se imagina a sí misma viva o muerta. Yo no he nacido ni puedo morir. Yo no tengo nada que recordar u olvidar.
    Int: ¿Qué hay sobre las oraciones por los muertos?
    Mah: ¡Oh sí!, rece usted por los muertos. Les complace muchísimo. Les halaga. El jnani no necesita sus oraciones. Él es la respuesta a sus oraciones.
    Int: ¿Cómo le va al jnani después de la muerte?
    Mah: El jnani está ya muerto. ¿Espera usted que muera de nuevo?
    Int: Ciertamente, la disolución del cuerpo es un evento importante incluso para un jnani.
    Mah: No hay ningún evento importante para un jnani, excepto cuando alguien al-canza la meta más alta. Solo entonces se regocija su corazón. Todo lo demás carece completamente de importancia. El universo entero es su cuerpo, toda vida es su vida. Como en una ciudad iluminada, cuando se funde una bombilla, no afecta a la red, así tampoco la muerte de un cuerpo afecta al todo.
    Int: Lo particular puede no importar al todo, pero importa a lo particular. El todo es una abstracción, lo particular, lo concreto, es real.
    Mah: Eso es lo que usted dice. Para mí puede ser lo contrario —el todo es real, la parte viene y va. Lo particular nace y renace, cambiando de nombre y de forma, el jnani es la Realidad Sin Cambio que hace posible lo que cambia. Pero él no puede darle a usted la convicción. Ella debe venir con su propia experiencia. Conmigo todo es uno, todo es igual.
    Int: ¿Son el pecado y la virtud uno y lo mismo?
    Mah: ¡Ambos son valores hechos por el hombre! ¿Qué son para mí? Lo que acaba en felicidad es virtud, lo que acaba en sufrimiento es pecado. Ambos son estados de la mente. El mío no es un estado de la mente.
    Int: Nosotros somos como los ciegos a quienes falta comprender lo que significa ver.
    Mah: Usted puede decirlo como quiera.
    Int: ¿Es la práctica del silencio efectiva como sadhana?
    Mah: Todo lo que usted hace por causa de la iluminación le llevará a usted más cerca. Todo lo que usted hace sin recordar la iluminación le aleja. ¿Pero por qué complicar las cosas? Sepa solo que usted es por encima y más allá de todas las cosas y pensamientos. Lo que usted quiere ser, usted ya lo es. Solo téngalo presente.
    Int: Yo le oigo a usted decirlo, pero no puedo creerlo.
    Mah: Yo mismo estuve en la misma situación. Pero confié en mi Gurú y el probó que estaba en lo cierto. Confíe en mí, si puede. Mantenga presente lo que le digo: no desee nada, pues a usted no le falta nada. La búsqueda misma impide que usted en-cuentre.
    Int: ¡Usted parece ser tan indiferente a todo!
    Mah: Yo no soy indiferente, soy imparcial. No doy ninguna preferencia al mí mismo y a lo mío. Un cesto de tierra y un cesto de joyas, ninguno de ambos tiene preferencia. La vida y la muerte son lo mismo para mí.
    Int: La imparcialidad le hace a usted indiferente.
    Mah: Al contrario, la compasión y el amor son mi núcleo mismo. Vacío de toda predilección, soy libre para amar.
    Int: El Buddha dijo que la idea de la iluminación es extremadamente importante. La mayor parte de las gentes pasan sus vidas sin saber siquiera que hay una cosa tal como la iluminación, por no decir nada de esforzarse por ella. Una vez que han oído sobre ella, se ha plantado una semilla que no puede morir. Por lo tanto él enviaba a sus bhikhus a predicar incesantemente durante ocho meses al año.
    Mah: «Se puede dar comida, vestido, cobijo, conocimiento, afecto, pero el don más alto es la noticia de la iluminación», solía decir mi Gurú. Usted está en lo cierto, la iluminación es el bien más alto. Una vez que usted la tiene, nadie puede arrebatár-sela.
    Int: Si usted hablara así en el occidente, las gentes le tomarían por loco.
    Mah: ¡Por supuesto, lo harían! Para el ignorante todo lo que no puede comprender es locura. ¿Y qué? Dejemos que sean como son. Yo soy como yo soy, sin ningún mérito mío, y ellos son como son, sin ninguna culpa suya. La Realidad Suprema se manifiesta a sí misma de innumerables maneras. Infinitos en número son sus nombres y formas. Todos surgen, todos se sumergen en el mismo océano, la fuente de todo es una. La búsqueda de causas y resultados es solo un pasatiempo de la mente. Lo que es, es amable. El amor no es un resultado, es el terreno mismo del ser. Dondequiera que usted vaya, usted encontrará ser, consciencia y amor. ¿Por qué y para qué hacer preferencias?
    Int: Cuando por causas naturales se extinguen miles y millones de vidas (como ocurre en las inundaciones y en los terremotos), tal cosa no me aflige. Pero cuando un hombre muere a manos del hombre, eso me aflige extremadamente. Lo inevitable tiene su propia majestad, pero matar es evitable y, por consiguiente, feo y enteramen-te horrible.
    Mah: Todo acontece como acontece. Las calamidades, bien sean naturales o hechas por el hombre, acontecen, y no hay ninguna necesidad de sentirse horrorizado.
    Int: ¿Cómo puede algo ser sin causa?
    Mah: En cada acontecer se refleja el universo entero. La causa última es irras-treable. La idea misma de causación es solo una manera de pensar y de hablar. Noso-tros no podemos imaginar una emergencia incausada. Sin embargo, esto no prueba la existencia de la causación.
    Int: La naturaleza no tiene mente, de aquí que sea irresponsable. Pero el hombre tiene una mente. ¿Por qué es tan perverso?
    Mah: Las causas de la perversidad son también naturales —herencia, ambiente y demás. Usted es demasiado rápido en la condena. No se inquiete por los demás. Trate su propia mente primero. Cuando usted se dé cuenta de que su mente también es una parte de la naturaleza, la dualidad cesará.
    Int: Hay algún misterio en ello que yo no puedo sondear. ¿Cómo puede la mente ser una parte de la naturaleza?
    Mah: Debido a que la naturaleza está en la mente; sin la mente, ¿dónde está la na-turaleza?
    Int: Si la naturaleza está en la mente y la mente es mía, yo debería ser capaz de controlar la naturaleza, lo cual no es realmente el caso. Fuerzas más allá de mi control determinan mi comportamiento.
    Mah: Desarrolle la actitud de presenciador y usted encontrará en su propia expe-riencia que el desapego trae el control. El estado de presenciación está lleno de poder, no hay nada pasivo en él.

    42

    La Realidad no puede ser Expresada

    Interlocutor:  He notado un sí mismo nuevo emergiendo en mí, independiente del sí mismo viejo. En cierto modo coexisten. El sí mismo viejo continúa por sus derro-teros habituales; el nuevo deja que el viejo sea, pero no se identifica con él.
    Maharaj: ¿Cuál es la diferencia principal entre el sí mismo viejo y el nuevo?
    Int: El sí mismo viejo quiere todo definido y explicado. Quiere que las cosas con-cuerden entre sí verbalmente. El nuevo no se preocupa por las explicaciones verbales —acepta las cosas como son y no busca relacionarlas con cosas recordadas.
    Mah: ¿Es usted plena y constantemente consciente de la diferencia entre lo habi-tual y lo espiritual. ¿Cuál es la actitud del sí mismo nuevo hacia el viejo?
    Int: El nuevo solo observa al viejo. No es ni amistoso ni no amistoso. Acepta al sí mismo viejo junto con todo lo demás. No niega su ser, pero no acepta su valor y va-lidez.
    Mah: El nuevo es la negación total del viejo. El nuevo permisivo no es realmente nuevo. No es más que una nueva actitud del viejo. El realmente nuevo oblitera al viejo completamente. Los dos no pueden estar juntos. ¿Hay un proceso de autodes-nudación, una constante negativa a aceptar las ideas y los valores viejos, o hay una mutua tolerancia? ¿Cuál es su relación?
    Int: No hay ninguna relación particular. Coexisten.
    Mah: Cuando usted habla del sí mismo viejo y del nuevo, ¿a quién tiene usted en la mente? Como hay continuidad en la memoria entre los dos, cada uno recordando al otro, ¿cómo puede usted hablar de dos sí mismos?
    Int: Uno es un esclavo de los hábitos, el otro no. Uno conceptualiza, el otro está libre de toda idea.
    Mah: ¿Por qué dos sí mismos? Entre el esclavo y el libre no puede haber ninguna relación. El hecho mismo de la coexistencia prueba su unidad básica. No hay más que un único sí mismo —él es siempre ahora. Lo que usted llama el otro sí mismo —viejo o nuevo— no es más que una modalidad, otro aspecto del único sí mismo. El sí mismo es uno. Usted es ese sí mismo y usted tiene ideas de lo que usted ha sido o será. Pero una idea no es el sí mismo. Justo ahora, usted está sentado frente a mí, ¿cuál sí mismo es usted? ¿El viejo o el nuevo?
    Int: Los dos están en conflicto.
    Mah: ¿Cómo puede haber conflicto entre lo que es y lo que no es? El conflicto es la característica del viejo. Cuando el nuevo emerge, el viejo ya no es. Usted no puede hablar del nuevo y del conflicto al mismo tiempo. Incluso el trabajo de esforzarse por el sí mismo nuevo lo hace el viejo. Siempre que hay conflicto, trabajo, pugna, es-fuerzo, anhelo de cambio, el nuevo no es. ¿Hasta qué punto está usted libre de la ten-dencia habitual a crear y a perpetuar conflictos?
    Int: No puedo decir que yo soy ahora un hombre diferente. Pero he descubierto cosas nuevas sobre mí mismo, estados tan diferentes de los que conocía antes, que siento justificado llamarlos nuevos.
    Mah: El sí mismo viejo es su propio sí mismo. El estado que surge repentinamente y sin causa, no tiene ningún rastro de sí mismo; usted puede llamarlo «dios». Lo que es sin semilla y sin raíz, lo que no brota ni crece, ni florece ni fructifica, lo que viene al ser repentinamente y en plenitud de gloria, misteriosa y maravillosamente, usted puede llamar a eso «dios». Es enteramente inesperado y sin embargo inevitable, infinitamente familiar y sin embargo sumamente sorprendente, más allá de toda esperanza y sin embargo absolutamente cierto. Debido a que es sin causa, es sin obstáculo. Obedece solo a una ley: la ley de la libertad. Nada que implica una conti-nuidad, una secuencia, un paso de una etapa a otra puede ser lo real. No hay ningún progreso en la realidad, es final, perfecta, incomparable.
    Int: ¿Cómo puedo provocarla?
    Mah: Usted no puede hacer nada para provocarla; pero puede evitar crear obstá-culos. Observe su mente, como viene al ser, como funciona. Cuando usted observa su mente, usted se descubre a usted mismo como el observador. Cuando usted permane-ce inmóvil, solo observando, usted se descubre a usted mismo como la Luz detrás del observador. La fuente de la luz es obscura, lo no conocido es la fuente del conoci-miento. Solo esa fuente es. Retorne a esa fuente y more ahí. No está en el cielo ni en el omnipenetrante éter. Dios es todo lo que es grande y maravilloso; yo no soy nada, no tengo nada, no puede hacer nada. Sin embargo todo sale de mí —la fuente es mí mismo; la raíz, el origen es mí mismo.
    Cuando la realidad estalla en usted, usted puede llamarlo experiencia de Dios. O, más bien, es Dios experimentándole a usted. Dios le conoce a usted cuando usted se conoce a usted mismo. La realidad no es el resultado de un proceso; es una explosión. Está definitivamente más allá de la mente, pero todo lo que usted puede hacer es conocer bien su mente. No es que la mente vaya a ayudarle a usted, pero conociendo su mente usted puede evitar que su mente le incapacite. Usted tiene que estar muy alerta, o su mente le engañará a usted. Es como vigilar a un ladrón —no es que usted espere nada de un ladrón, sino que usted no quiere ser robado. De la misma manera usted presta suma atención a la mente sin esperar nada de ella.
    O tome otro ejemplo. Nosotros tenemos la vigilia y el sueño. Después del trabajo de un día viene el sueño. Ahora, ¿voy yo a dormir o es la inadvertencia —característica del estado de sueño— la que viene a mí? En otras palabras —nosotros estamos despiertos debido a que estamos dormidos. Nosotros no nos despertamos a un estado de despertar real. En el estado de vigilia el mundo emerge debido a la igno-rancia y le introduce a uno dentro de un estado de vigilia soñado. Tanto el sueño co-mo la vigilia son nombres mal dados. Nosotros solo estamos soñando. El verdadero despertar y el verdadero dormir solo los conoce el jnani. Nosotros soñamos que es-tamos despiertos, nosotros soñamos que estamos dormidos. Los tres estados son solo variedades del estados de sueño. Tratar todo como un sueño libera. Mientras usted da realidad a los sueños, usted es su esclavo. Al imaginar que usted ha nacido como fulano, usted deviene un esclavo para fulano. La esencia de la esclavitud es imagi-narse a usted mismo como un proceso, tener pasado y futuro, tener historia. En reali-dad, nosotros no tenemos ninguna historia, no somos un proceso, no nos desarrolla-mos, ni decaemos; de modo que vea todo como un sueño y permanezca fuera de él.
    Int: ¿Qué beneficio saco de escucharle a usted?
    Mah: Le estoy pidiendo que retorne a usted mismo. Todo lo que le pido es que se mire a usted mismo, hacia usted mismo, dentro de usted mismo.
    Int: ¿Con cuál propósito?
    Mah: Usted vive, siente, piensa. Prestando atención a su vivir, sentir y pensar, us-ted se libera de ellos y va más allá de ellos. Su personalidad se disuelve y solo queda el presenciador. Entonces usted va más allá del presenciador. No pregunte como acontece. Solo busque dentro de usted mismo.
    Int: ¿Qué es lo que constituye la diferencia entre la persona y el presenciador?
    Mah: Los dos son modos de la consciencia. En uno usted desea y teme, en el otro usted no es afectado por el placer y el dolor y no es perturbado por los aconteceres. Usted los deja venir y partir.
    Int: ¿Cómo se establece uno en el estado más alto, en el estado de presenciación pura?
    Mah: La consciencia no brilla por sí misma. Brilla por una luz más allá de ella. Habiendo visto la cualidad como de sueño de la consciencia, busque la luz en la que aparece, la cual le da ser. Hay el contenido de la consciencia tanto como la presen-ciación de ella.
    Int: Yo sé y sé que yo sé.
    Mah: Eso es, con tal de que el segundo conocimiento sea no condicional y atem-poral. Olvide lo conocido, pero recuerde que usted es el conocedor. No esté todo el tiempo inmerso en sus experiencias. Recuerde que usted es más allá del experimen-tador, por siempre no nacido y sin muerte. Al recordarlo, la cualidad del conocimien-to puro emergerá, la luz de la presenciación incondicional.
    Int: ¿En qué punto experimenta uno la realidad?
    Mah: La experiencia es del cambio, viene y va. La realidad no es un acontecer, no puede ser experimentada. No es perceptible de la misma manera en que es perceptible un acontecer. Si usted espera que tenga lugar un acontecimiento, con la llegada de la realidad, usted esperará siempre, pues la realidad ni viene ni va. Tiene que ser percibida, no esperada. No tiene que prepararse ni anticiparse. El mismo anhelo y búsqueda de la realidad es el movimiento, la operación, la acción de la realidad. Todo lo que usted puede hacer es aprehender el punto central, a saber, que la realidad no es un acontecer y que no acontece, y que todo lo que acontece, todo lo que viene y va, no es la realidad. Vea el acontecer solo como acontecer, lo transitorio solo como transitorio, la experiencia como mera experiencia y usted ha hecho todo lo que usted puede hacer. Entonces usted es vulnerable a la realidad, ya no está armado contra ella, como usted lo estaba cuando daba realidad a los aconteceres y experiencias. Pero tan pronto como hay algún agrado o desagrado, usted ha corrido una cortina.
    Int: ¿Diría usted que la realidad se expresa a sí misma en la acción más bien que en el conocimiento? ¿O es una sensación especial?
    Mah: Ni la acción, ni la sensación, ni el pensamiento expresan la realidad. No hay ninguna cosa tal como una expresión de la realidad. Usted está introduciendo una dualidad donde no hay ninguna. Solo la realidad es, no hay nada más. los tres estados de vigilia, de sueño y de sueño profundo no son mí mismo y yo no estoy en ellos. Cuando yo muera, el mundo dirá —«¡Oh, Maharaj ha muero!». Pero para mí éstas son palabras sin contenido, no tienen ningún significado. Cuando se hace el culto ante la imagen del Gurú, todo tiene lugar como si él se despertara y se bañara y comiera y reposara, y saliera a dar un paseo y regresara, les bendijera a todos y se fuera a dormir. Todo se cumple hasta en los más mínimos detalles y sin embargo hay un sentido de irrealidad en todo ello. Así es el caso conmigo. Todo acontece según se necesita, sin embargo nada acontece. Yo hago lo que parece ser necesario, pero al mismo tiempo sé que nada es necesario, que la vida misma es solo una ficción.
    Int: ¿Por qué vivimos entonces? ¿Por qué todo este innecesario venir e ir, desper-tar y dormir, comer y digerir?
    Mah: Nada es hecho por mí, todo acontece. Yo no espero, no planeo, solo obser-vo acontecer los aconteceres, sabiendo que son irreales.
    Int: ¿Fue usted siempre así desde el primer momento de la iluminación?
    Mah: Los tres estados siguen su curso como de costumbre —hay vigilia y sueño, y vigilia de nuevo, pero no me acontecen a mí. Solo acontecen. A mí nunca me acon-tece nada. Hay algo sin cambio, sin movimiento, inmutable, semejante a una roca, inexpugnable; una masa sólida de puro ser-consciencia-felicidad. Yo nunca estoy fuera de ella. Nada puede sacarme de ella, ninguna tortura, ninguna calamidad.
    Int: ¡Sin embargo, usted es consciente!
    Mah: Sí y no. Hay paz —profunda, inmensa, inconmovible. Los aconteceres se registran en la memoria, pero no tienen ninguna importancia. Yo apenas soy cons-ciente de ellos.
    Int: Sí, le comprendo a usted correctamente, este estado no vino por cultivo.
    Mah: No hubo ninguna venida. Fue así —siempre. Hubo un descubrimiento y fue repentino. Lo mismo que al nacer usted descubre el mundo repentinamente, tan re-pentinamente yo descubrí mi ser real.
    Int: ¿Estaba oculto por la niebla y su sadhana la disolvió? Cuando su verdadero estado devino claro para usted, ¿permaneció claro, o se obscureció de nuevo? ¿Es su condición permanente o intermitente?
    Mah: Absolutamente estable. Haga yo lo que haga, permanece como una roca —inamovible. Una vez que usted ha despertado a la realidad, usted permanece en ella. ¡Un niño no retorna a la matriz! Es un estado simple, más pequeño que lo más pe-queño, más grande que lo más grande. Es evidente por sí mismo y sin embargo más allá de descripción.
    Int: ¿Hay una vía hacia él?
    Mah: Todo puede devenir una vía, provisto que usted esté interesado. Quebrarse la cabeza con mis palabras e intentar aprehender su significado pleno es una sadhana completamente suficiente para derribar el muro. Nada me perturba. Yo no ofrezco ninguna resistencia a la perturbación —por lo tanto no se queda conmigo. En el lado de usted hay demasiada perturbación. En el mío no hay ninguna perturbación en ab-soluto. Venga a mi lado. Usted es propenso a la perturbación. Yo soy inmune. Acon-tezca lo que acontezca —lo que se necesita es un interés sincero. La seriedad lo logra.
    Int: ¿Puedo lograrlo yo?
    Mah: Por supuesto. Usted es enteramente capaz de cruzar. Solo sea sincero.

    43

    La Ignorancia puede ser Reconocida,
    no Jnana

    Interlocutor:  De año en año su enseñanza permanece la misma. Parece no haber ningún progreso en lo que usted nos dice.
    Maharaj: En un hospital se trata a los enfermos hasta que se curan. El tratamiento es rutina, con apenas cambios, pero no hay nada monótono en la salud. Mi enseñanza puede ser rutina, pero su fruto es nuevo de hombre a hombre.
    Int: ¿Qué es la realización? ¿Qué es un hombre realizado? ¿Por qué se le reconoce al jnani?
    Mah: No hay ninguna marca distintiva de jnana. Solo la ignorancia puede ser re-conocida, pero no jnana. Un jnani tampoco pretende ser algo especial. Todos aquellos que proclaman su propia grandeza y singularidad no son jnanis. Están tomando equivocadamente algún desarrollo inusual por la realización. El jnani no muestra ninguna tendencia a proclamarse a sí mismo un jnani. Se considera a sí mismo per-fectamente normal, fiel a su naturaleza real. Proclamarse a uno mismo la deidad om-nipotente, omnisciente y omnipresente es un claro signo de ignorancia.
    Int: ¿Puede el jnani transmitir su experiencia al ignorante? ¿Puede transmitirse jnana de un hombre a otro?
    Mah: Sí, puede. Las palabras de un jnani tienen el poder de disipar la ignorancia y la obscuridad en la mente. No son las palabras lo que importan, sino el poder detrás de ellas.
    Int: ¿Cuál es ese poder?
    Mah: El poder de convicción, basado en la realización personal, en la propia ex-periencia directa de uno.
    Int: Algunas gentes realizadas dicen que el conocimiento debe ganarse, no reci-birse. Otras solo pueden enseñar, pero aprender es cosa de uno.
    Mah: Viene a ser lo mismo.
    Int: Hay muchos que han practicado Yoga durante años y años sin ningún resul-tado. ¿Cuál puede ser la causa de su fracaso?
    Mah: Algunos son adictos a los trances, con su consciencia en suspenso. Sin ple-nitud de consciencia, ¿qué progreso puede haber?
    Int: Muchos están practicando samadhis (estados de absorción extática). En los samadhis la consciencia es muy intensa, y sin embargo no resultan en nada.
    Mah: ¿Qué resultados espera usted? ¿Y por qué debe ser jnana el resultado de al-go? Una cosa conduce a otra, pero jnana no es una cosa que esté sujeta a causas y resultados. Es enteramente más allá de la causalidad. Es morar en el sí mismo. El Yogi llega a conocer muchas maravillas, pero permanece ignorante del sí mismo. El jnani puede parecer y sentirse completamente ordinario, pero conoce bien el sí mismo.
    Int: Hay muchos que se esfuerzan seriamente por el conocimiento de sí mismo, pero con escasos resultados. ¿Cuál puede ser la causa de ello?
    Mah: No han investigado suficientemente las fuentes del conocimiento, no cono-cen suficientemente bien sus sensaciones, sentimientos y pensamientos. Esto puede ser una de las causas del retraso. La otra es que algunos deseos pueden estar vivos todavía.
    Int: Altibajos en la sadhana son inevitables. Sin embargo, el buscador serio avanza laboriosamente a pesar de todo. ¿Qué puede hacer el jnani por un buscador tal?
    Mah: Si el buscador es serio, puede darse la luz. La luz es para todos y está siem-pre aquí, pero los buscadores son pocos, y entre esos pocos, aquellos que están listos son muy raros. La madurez de corazón y de mente es indispensable.
    Int: ¿Obtuvo usted su propia realización por medio del esfuerzo o por la gracia de su Gurú?
    Mah: La enseñanza fue suya y la confianza mía. Mi confianza en él me hizo aceptar sus palabras como verdaderas, profundizar en ellas, vivirlas, y así es como llegué a darme cuenta lo que yo soy. La persona y las palabras del Gurú me hicieron confiar en él y mi confianza hizo que dieran fruto.
    Int: ¿Pero puede un Gurú dar la realización sin palabras, sin confianza, simple-mente así, sin ninguna preparación?
    Mah: Sí, puede, ¿pero dónde está el receptor? Mire usted, yo estaba tan sintoni-zado con mi Gurú, confiaba tan completamente en él, hubo tan poca resistencia en mí, que todo aconteció fácil y rápidamente. Pero no todo el mundo es tan afortunado. La pereza y la agitación a menudo obstaculizan la vía y hasta que se ven y se suprimen, el progreso es lento. Todos aquellos que se han dado cuenta en el acto, por simple contacto, mirada o pensamiento, estaban maduros para ello. Pero esos son muy pocos. La mayoría necesita algún tiempo para madurar. La sadhana es una maduración acelerada.
    Int: ¿Qué le hace madurar a uno? ¿Cuál es el factor de la maduración?
    Mah: La seriedad por supuesto, uno debe estar realmente ansioso. Después de to-do, el hombre realizado es el hombre más serio. Haga lo que haga, lo hace comple-tamente, sin limitaciones ni reservas. La integridad le llevará a usted a la realidad.
    Int: ¿Ama usted al mundo?
    Mah: Cuando a usted le hieren, usted grita. ¿Por qué? Debido a que usted se ama a usted mismo. No embotelle usted su amor limitándolo al cuerpo, manténgalo abier-to. Será entonces el amor de todo. Cuando se desechan todas las falsas auto-identificaciones, lo que queda es amor omniabarcante. Deshágase de todas las ideas sobre usted mismo, incluida la idea de que usted es Dios. Ninguna autodefinición es válida.
    Int: Estoy cansado de promesas. Estoy cansado de sadhanas, que se llevan todo mi tiempo y mi energía y no me aportan nada. Yo quiero la realidad aquí y ahora. ¿Puedo tenerla?
    Mah: Claro que puede, con tal de que usted esté realmente harto de todo, inclu-yendo sus sadhanas. ¡Cuando usted no pida nada del mundo, ni de Dios, cuando usted no quiere nada, no busque nada, no espere nada, entonces el Estado Supremo vendrá a usted sin ser invitado ni esperado!
    Int: Si un hombre inmerso en la vida familiar y en los asuntos del mundo hace su sadhana estrictamente según se prescribe en sus escrituras, ¿logrará resultados?
    Mah: Resultados logrará, pero estará envuelto en ellos como en un capullo.
    Int: Muchos santos dicen que cuando uno esté maduro y listo, uno se realizará. Sus palabras pueden ser verdaderas, pero son de poca utilidad. Debe haber una vía de salida, independiente de la madurez que necesita tiempo, y de la sadhana que necesi-ta esfuerzo.
    Mah: No lo llame una vía; es más un tipo de pericia. No es ni siquiera eso. Per-manezca abierto y sereno, eso es todo. Lo que usted busca está tan cerca de usted, que no hay ningún sitio para una vía.
    Int: Hay muchos ignorantes en el mundo y muy pocos jnanis. ¿Cuál puede ser la causa de ello?
    Mah: No se preocupe usted de los demás, hágase cargo de usted mismo. Usted sabe que usted es. No se cargue de nombres, solo sea. Cualquier nombre o forma que usted se da a usted mismo obscurece su naturaleza real.
    Int: ¿Por qué debe acabar la búsqueda antes de que uno pueda realizar?
    Mah: El deseo de la verdad es el más alto de todos los deseos, sin embargo, es todavía un deseo. Todos los deseos deben abandonarse para que lo real sea. Recuerde que usted es. Esto es su capital de trabajo. Hágalo circular y habrá mucho provecho.
    Int: ¿Por qué debe haber búsqueda?
    Mah: La vida es búsqueda, uno no puede evitar buscar. Cuando toda búsqueda cesa, es el Estado Supremo.
    Int: ¿Por qué el Estado Supremo viene y va?
    Mah: Ni viene ni va. Es.
    Int: ¿Habla usted desde su propia experiencia?
    Mah: Por supuesto. Es un estado atemporal, siempre presente.
    Int: En mi caso viene y va, en el suyo no. ¿Por qué está diferencia?
    Mah: Quizás se deba a que yo no tengo ningún deseo. O quizás usted no desea lo Supremo con suficiente fuerza. Usted debe sentirse desesperado cuando su mente está fuera de contacto.
    Int: Toda mi vida he estado esforzándome y he logrado muy poco. He estado le-yendo. He estado escuchando —todo en vano.
    Mah: Escuchar y leer ha devenido un hábito en usted.
    Int: También lo he abandonado. Hoy día ya no leo.
    Mah: Lo que usted ha abandonado no tiene ninguna importancia ahora. ¿Qué es lo que usted no ha abandonado? Encuentre eso y abandone eso. La sadhana es una búsqueda de lo que hay que abandonar. Vacíese usted mismo completamente.
    Int: ¿Cómo puede un necio desear la sabiduría? Uno necesita conocer el objeto del deseo para desearlo. Cuando lo Supremo no es conocido, ¿cómo puede ser desea-do?
    Mah: El hombre madura naturalmente y deviene listo para la realización.
    Int: ¿Pero cuál es el factor de la maduración?
    Mah: El recuerdo de sí mismo, la presenciación de «yo soy» le madura poderosa y rápidamente. Abandone a todas las ideas sobre usted mismo y simplemente sea.
    Int: Estoy cansado de todas las vías y medios y pericias y trucos, de todas estas acrobacias mentales. ¿Hay un modo de percibir la realidad directa e inmediatamente?
    Mah: Deje de hacer uso de su mente y vea lo que ocurre. Haga esta única cosa cabalmente. Eso es todo.
    Int: Cuando era más joven, tuve experiencias extrañas, breves pero memorables, de ser nada, simplemente nada, y sin embargo plenamente consciente. Pero el peligro es que uno tiene el deseo de recrear desde la memoria los momentos que han pasado.
    Mah: Todo esto es imaginación. En la luz de la consciencia acontecen todo tipo de cosas y es necesario no dar especial importancia a ninguna. La vista de una flor es tan maravillosa como la visión de Dios. Dejémoslas en paz. ¿Por qué recordarlas y convertir después la memoria en un problema? Sea gentil con ellas; no las divida en elevadas y bajas, internas y externas, duraderas y transitorias. Vaya más allá, retorne a la fuente, vaya al sí mismo que es el mismo acontezca lo que acontezca. Su debilidad se debe a su convicción de que usted ha nacido en el mundo. En realidad el mundo es siempre recreado en usted y por usted. Vea todo como emanando de la luz que es la fuente de su propio ser. Usted encontrará que en esa luz hay amor e infinita energía.
    Int: Si yo soy esa luz, ¿por qué no lo sé?
    Mah: Para saber, usted necesita una mente que sepa, una mente capaz de conocer. Pero su mente está siempre en movimiento, nunca quieta, nunca plenamente reflexiva. ¿Cómo puede usted ver la luna en toda su gloria cuando el ojo está velado por la desazón?
    Int: Podemos decir que aunque el sol es la causa de la sombra, uno no puede ver el sol en la sombra. Uno debe darse la vuelta.
    Mah: Nuevamente usted ha introducido la trinidad del sol, el cuerpo y la sombra. No hay ninguna división tal en la realidad. Lo que estoy hablando no tiene nada que ver con dualidades ni trinidades. No mentalice ni verbalice. Solo vea y sea.
    Int: ¿Debo ver, para ser?
    Mah: Vea lo que usted es. No pregunte a otros, no deje que otros le hablen a us-ted sobre usted mismo. Mire dentro y vea. Todo lo que el maestro puede decirle a usted es solo esto. No hay ninguna necesidad de ir de uno a otro. El mismo agua está en todos los pozos. Sáquela del más cercano. En mi caso el agua está dentro de mí y yo soy el agua.

    44

    «Yo soy» es Verdadero, todo lo demás es Inferencia

    Maharaj: El perceptor del mundo, ¿es antes del mundo o viene al ser junto con el mundo?
    Int: ¡Qué extraña pregunta! ¿Por qué hace usted tales preguntas?
    Mah: A menos de que usted sepa la respuesta correcta, usted no encontrará la paz.
    Int: Cuando me despierto por la mañana, el mundo ya está aquí, esperándome. Ciertamente el mundo viene al ser primero. Yo vengo, pero mucho más tarde, en el comienzo de mi nacimiento. Sin el cuerpo no habría ni mí mismo ni el mundo.
    Mah: El cuerpo aparece en su mente, y su mente es el contenido de su conscien-cia; usted es el presenciador inmutable del río de la consciencia que cambia eterna-mente sin que usted cambie de ninguna manera. Su propio no cambio es tan evidente que usted no lo nota. Obsérvese a usted mismo atentamente y todas estas incompren-siones y concepciones erróneas se disolverán. Lo mismo que todas las pequeñas vidas acuáticas están en el agua y no pueden ser sin agua, así todo el universo está en usted y no puede ser sin usted.
    Int: Nosotros lo llamamos Dios.
    Mah: Dios es solo una idea en su mente. El hecho es usted. La única cosa que us-ted sabe con certeza es: «Aquí y ahora yo soy». Quite el «aquí y ahora», el «yo soy» permanece, inaprehensible. El mundo existe en la memoria, la memoria está en la consciencia; la consciencia existe en la presenciación y la presenciación es el reflejo de la luz sobre en las aguas de la existencia.
    Int: Sin embargo, yo no veo como puede el mundo estar en mí cuando lo opuesto, «yo estoy en el mundo», es tan evidente.
    Mah: Incluso decir «yo soy el mundo, el mundo es mí mismo», es un signo de ig-norancia. Pero cuando yo mantengo en la mente y confirmo en la vida mi identidad con el mundo, surge en mí un poder que destruye la ignorancia, que la quema com-pletamente.
    Int: ¿Está el presenciador de la ignorancia separado de la ignorancia? Decir: «yo soy ignorante» ¿no es una parte de la ignorancia?
    Mah: Por supuesto. Todo lo que puedo decir verdaderamente es: «yo soy», todo lo demás es inferencia. Pero la inferencia ha devenido un hábito. Destruya todos los hábitos de pensar y de ver. La sensación de «yo soy» es la manifestación de una cau-sa más profunda, que usted puede llamar sí mismo, Dios, Realidad o por cualquier otro nombre. El «yo soy» está en el mundo; pero es la llave que puede abrir la puerta de salida del mundo. La luna que danza en el agua se ve en el agua, pero es causada por la luna en el cielo y no por el agua.
    Int: Todavía parece que se me escapa el punto principal. Puedo admitir que el mundo en el que vivo y me muevo, y en el que tengo mi ser, es de mi propia creación, una proyección de mí mismo, de mi imaginación, en el mundo no conocido, el mundo como es, el mundo de la «materia absoluta», lo que quiera que esta materia pueda ser. El mundo de mi propia creación puede ser completamente diferente del mundo último, del mundo real, lo mismo que la pantalla de cine es completamente diferente de las imágenes proyectadas en ella. No obstante, este mundo absoluto existe, completamente independiente de mí mismo.
    Mah: Eso es, el mundo de la Realidad Absoluta, en el que su mente ha proyecta-do un mundo de irrealidad relativa, es independiente de usted mismo, por la simple razón de que es usted mismo.
    Int: ¿No hay contradicción en los términos? ¿Cómo puede la independencia pro-bar la identidad?
    Mah: Examine el movimiento del cambio y usted verá. Lo que puede cambiar mientras usted no cambia, puede decirse que es independiente de usted. Pero lo que es sin cambio debe ser uno con todo lo que es sin cambio. Pues la dualidad implica interacción y la interacción significa cambio. En otras palabras, lo absolutamente material y lo absolutamente espiritual, lo totalmente objetivo y lo totalmente subjetivo son idénticos, tanto en substancia como en esencia.
    Int: Como en una imagen tridimensional, la luz forma su propia pantalla.
    Mah: Ninguna comparación valdrá. El punto principal que hay que aprehender es que usted ha proyectado en usted mismo un mundo de su propia imaginación, basado en recuerdos, en deseos y temores, y que usted se ha aprisionado a usted mismo en él. Rompa el hechizo y sea libre.
    Int: ¿Cómo rompe uno el hechizo?
    Mah: Afirme su independencia en pensamiento y acción. Después de todo, todo depende de su fe en usted mismo, en la convicción de que lo que usted ve y oye, piensa y siente es real. ¿Por qué no cuestiona su fe? Sin ninguna duda, este mundo es pintado por usted en la pantalla de la consciencia y es enteramente su propio mundo privado. Solo su sensación de «yo soy», aunque está en el mundo, no es del mundo. Usted no puede cambiar por ningún esfuerzo de lógica o de imaginación el «yo soy» en «yo no soy». La negación misma de su ser lo afirma. Una vez que usted se da cuenta de que el mundo es su propia proyección, usted es libre de él. ¡Usted no nece-sita liberarse de un mundo que no existe, excepto en su propia imaginación! Sea como sea la pintura, bella o fea, usted es quien la pinta y usted no está sujeto a ella. Dése usted cuenta de que no hay nadie que se la imponga a usted, de que se debe al hábito de tomar lo imaginario por real. Vea lo imaginario como imaginario y sea libre del miedo.
    Lo mismo que los colores de esta alfombra son manifestados por la luz, pero la luz no es el color, así el mundo es causado por usted, pero usted no es el mundo.
    Eso que crea y sustenta el mundo, usted puede llamarlo Dios o providencia, pero finalmente usted es la prueba de que Dios existe, no al revés. Pues, antes de que pue-da hacerse ninguna pregunta sobre Dios, usted debe estar aquí para hacerla.
    Int: Dios es una experiencia en el tiempo, pero el experimentador es atemporal.
    Mah: Incluso el experimentador es secundario. Primero es la infinita expansión de la consciencia, la posibilidad eterna, el potencial inmensurable de todo lo que fue, es y será. Cuando usted mira algo, es lo último lo que usted ve, pero usted imagina que ve una nube o un árbol.
    Aprenda a mirar sin imaginación, a escuchar sin distorsión: eso es todo. Deje de atribuir nombres y formas a lo esencialmente sin nombre y sin forma, dése cuenta de que todo modo de percepción es subjetivo, de que lo que se ve o se oye, se toca o se huele, se siente o se piensa, se espera o se imagina, está en la mente y no en la reali-dad, y usted experimentará paz y liberación del temor.
    La sensación de «yo soy» se compone de luz pura y de la sensación de ser. El «yo» está aquí incluso sin el «soy». Igualmente, la luz pura está aquí tanto si usted dice «yo» como si no lo dice. Devenga consciente de esa luz pura y nunca la perderá. La eseidad en el ser, la presenciación en la consciencia, el interés en cada experiencia —eso no es descriptible, aunque es perfectamente accesible, pues no hay nada más.
    Int: Usted habla de la realidad directamente —como la primera causa omnipene-trante, siempre presente, eterna, omnisciente, omnienergizante. Hay otros maestros que se niegan a discutir la realidad en absoluto. Dicen que la realidad está más allá de la mente mientras que todas las discusiones están dentro del reino de la mente, que es el hogar de lo irreal. Su acercamiento es negativo; señalan lo irreal y así van más allá de ello a lo real.
    Mah: La diferencia está solo en las palabras. Después de todo, cuando yo hablo de lo real, lo describo como no irreal, aespacial, atemporal, acausal, sin comienzo y sin fin. Viene a ser lo mismo. Mientras conduzca a la iluminación, ¿qué importa cómo se diga? ¿Qué importa que usted tire del carro o lo empuje, mientras siga moviéndose? Usted puede sentirse atraído por la realidad durante un tiempo y repelido por lo falso en otro; éstos son solo estados de ánimo que alternan; ambos son necesarios para la perfecta libertad. Usted puede ir por una vía u otra —pero cada vez será la vía adecuada al momento; solo vaya de todo corazón, no malgaste el tiempo dudando o vacilando. Se necesitan muchos tipos de alimento para hacer que el niño crezca, pero el acto de comer es el mismo. Teóricamente —todas las vías son buenas. En la práctica, y en un momento dado, usted procede solo por una vía. Más pronto o más tarde usted está obligado a descubrir que si realmente quiere encontrar, usted tiene que cavar solo en un sitio —dentro.
    Ni su cuerpo ni su mente pueden darle a usted lo usted busca —el ser y el cono-cerse a usted mismo y la gran paz que viene con ello.
    Int: Ciertamente hay algo válido y valioso en todas las vías de acercamiento.
    Mah: En cada caso el valor está en que le lleve a usted a la necesidad de buscar dentro. Jugar con varias vías de acercamiento puede deberse a la resistencia a ir de-ntro, al miedo de tener que abandonar la ilusión de ser algo o alguien en particular. Para encontrar agua usted no cava pequeños pozos por todas partes, sino que cavará profundamente en un solo lugar. Similarmente, para encontrarse a usted mismo, usted tiene que explorarse a usted mismo. Cuando usted se dé cuenta de que usted es la luz del mundo, usted se dará cuenta también de que usted es el amor de él; de que cono-cer es amar y amar es conocer.
    De todas las afecciones el amor de uno mismo viene primero. Su amor del mundo es el reflejo de su amor de usted mismo, pues su mundo es de su propia creación. La luz y el amor son impersonales, pero se reflejan en su mente como conocerse y que-rerse bien a uno mismo. Nosotros somos siempre amistosos con nosotros mismos, pero no siempre somos sabios. Un Yogi es un hombre cuya buena voluntad está aliada con la sabiduría.

    45

    Lo que Viene y Va no tiene ningún Ser

    Interlocutor:  Yo he venido a estar con usted más bien que a escuchar. Se puede decir poco en palabras, puede transmitirse mucho más en silencio.
    Maharaj: Primero las palabras, después el silencio. Se debe estar maduro para el silencio.
    Int: ¿Puedo yo vivir en silencio?
    Mah: El trabajo no egoísta conduce al silencio, pues cuando usted trabaja no egoístamente, usted no necesita pedir ayuda. Indiferente a los resultados, usted traba-ja gustoso con los medios más inadecuados. Usted no se preocupa de si está muy dotado y bien equipado. Tampoco pide reconocimiento ni asistencia. Usted solo hace lo que hay que hacer, dejando el éxito y el fracaso a lo no conocido. Pues todo es causado por innumerables factores, de los que su esfuerzo personal es solo uno. Sin embargo, es tanta la magia de la mente y del corazón del hombre que lo más impro-bable acontece cuando la voluntad y el amor humano tiran juntos.
    Int: ¿Qué hay de malo en pedir ayuda cuando la obra lo merece?
    Mah: ¿Qué necesidad hay de pedir? Ello muestra solo que hay debilidad y ansie-dad. Trabaje, y el universo trabajará con usted. Después de todo la idea misma de hacer la cosa justa le viene a usted de lo no conocido. Deje a lo no conocido los re-sultados, usted haga solo los movimientos necesarios. Usted es meramente uno de los eslabones en la larga cadena de la causación. Fundamentalmente, todo acontece solo en la mente. Cuando usted trabaja por algo de todo corazón y firmemente, ello acon-tece, pues es la función de la mente hacer que las cosas acontezcan. En realidad, no falta nada y no se necesita nada, toda obra está solo en la superficie. En las profundi-dades hay paz perfecta. Todos sus problemas surgen debido a que usted se ha defini-do a usted mismo y por lo tanto limitado. Cuando usted no piensa que usted es esto o eso, todo conflicto cesa. Cualquier intento de hacer algo sobre sus problemas está condenado al fracaso, pues lo que está causado por el deseo solo puede deshacerse con la liberación del deseo. Usted se ha encerrado a usted mismo en el tiempo y el espacio, se ha comprimido en el lapso de la duración de una vida y en el volumen de un cuerpo y ha creado así los innumerables conflictos de la vida y la muerte, del pla-cer y el dolor, de la esperanza y el temor. Usted no puede deshacerse de los proble-mas sin abandonar las ilusiones.
    Int: Una persona está limitada naturalmente.
    Mah: No hay ninguna cosa tal como una persona. Solo hay restricciones y limita-ciones. La suma total de éstas define a la persona. Usted piensa que se conoce a usted mismo cuando usted sabe que usted es. Pero usted nunca sabe quien es usted. La persona meramente parece ser, como el espacio dentro del cántaro parece tener la forma y el volumen y el olor del cántaro. Vea que usted no es lo que usted cree ser. Luche con toda la fuerza a su disposición contra la idea de que usted es nombrable y descriptible. Usted no lo es. Niéguese a pensarse a usted mismo como esto o eso. No hay ninguna otra salida de la miseria, que usted mismo se ha creado por la ciega aceptación sin investigación. El sufrimiento es una llamada a la indagación, todo sufrimiento necesita investigación. No sea perezoso para pensar.
    Int: La actividad es la esencia de la realidad. No hay ninguna virtud en no traba-jar. Junto con el pensamiento debe hacerse algo.
    Mah: Trabajar en el mundo es duro, abstenerse de todo trabajo innecesario es aún más duro.
    Int: Para la persona que yo soy todo esto parece imposible.
    Mah: ¿Qué sabe usted sobre usted mismo? Usted solo puede ser lo que usted es en realidad; usted solo puede parecer lo que usted no es. Usted nunca se ha apartado de la perfección. Toda idea de mejora de sí mismo es convencional y verbal. Como el sol no conoce la obscuridad, así el sí mismo no conoce el no sí mismo. Es la mente la que, conociendo lo otro, deviene lo otro. Sin embargo, la mente no es nada sino el sí mismo. Es el sí mismo el que deviene lo otro, el no sí mismo, y, no obstante, sigue siendo el sí mismo. Todo lo demás es una asumición. Lo mismo que una nube obscu-rece el sol sin afectarle de ninguna manera, así la asumición obscurece la realidad sin destruirla. La idea misma de destrucción de la realidad es ridícula; el destructor es siempre más real que lo destruido. La realidad es el destructor último. Toda separa-ción, todo tipo de enajenación y de alienación es falso. Todo es uno —ésta es la so-lución última de todos los conflictos.
    Int: ¿Cómo es que a pesar de tanta instrucción y asistencia nosotros no hacemos ningún progreso?
    Mah: Mientras nos imaginemos a nosotros mismos como personalidades separa-das, unos completamente aparte de los otros, no podemos aprehender la realidad que es esencialmente impersonal. Primero debemos conocernos a nosotros mismos solo como presenciadores, centros de observación adimensionales y atemporales, y des-pués realizar ese inmenso océano de pura presenciación, que es a la vez mente y ma-teria y más allá de ambas.
    Int: Sea yo lo que sea en realidad, no obstante me siendo a mí mismo como una persona pequeña y separada, uno entre muchos.
    Mah: Su ser una persona se debe a la ilusión del espacio y del tiempo; usted se imagina que está en un cierto punto y que ocupa un cierto volumen; su personalidad se debe a su autoidentificación con el cuerpo. Sus pensamientos y sentimientos exis-ten en sucesión, tienen su momento en el tiempo y, debido a la memoria, hacen que usted imagine que usted tiene duración. En realidad, el tiempo y el espacio existen en usted; usted no existe en ellos. Son modos de percepción, pero no son los únicos. El tiempo y el espacio son como palabras escritas sobre papel; el papel es real, las pala-bras son meramente una convención. ¿Qué edad tiene usted?
    Int: ¡Cuarenta y ocho años!
    Mah: ¿Qué le hace a usted decir cuarenta y ocho años? ¿Qué le hace a usted de-cir: yo estoy aquí? Hábitos verbales nacidos de asumiciones. La mente crea el tiempo y el espacio y toma sus propias creaciones por realidad. Todo es aquí y ahora, pero nosotros no lo vemos. Verdaderamente, todo es en mí y por mí. No hay nada más. La idea misma de «más» es un desastre y una calamidad.
    Int: ¿Cuál es la causa de la personificación, de la autolimitación en el tiempo y el espacio?
    Mah: Eso que no existe no puede tener una causa. No hay ninguna cosa tal como una persona separada. Incluso desde el punto de vista empírico es evidente que todo es la causa de todo, que todo es como es debido a que el universo entero es como es.
    Int: Sin embargo, la personalidad debe tener una causa.
    Mah: ¿Cómo viene al ser la personalidad? Por la memoria. Identificando el pre-sente con el pasado y proyectándolo en el futuro. Piense en usted mismo como mo-mentáneo, sin pasado ni futuro, y su personalidad se disuelve.
    Int: ¿No permanece «yo soy»?
    Mah: La palabra «permanece» no se aplica aquí. «Yo soy» es siempre nuevo. Us-ted no necesita recordar para ser. Como una cuestión de hecho, antes de que usted pueda experimentar algo, debe haber la sensación de ser. Al presente su ser está mezclado con la experiencia. Todo lo que usted necesita es desenredar el ser de la madeja de las experiencias. Una vez que usted ha conocido el ser puro, sin ser esto o eso, usted lo discernirá entre las experiencias y ya no será extraviado por los nombres y las formas.
    La autolimitación es la esencia misma de la personalidad.
    Int: ¿Cómo puedo devenir universal?
    Mah: Usted es universal. Usted no necesita y no puede devenir lo que usted ya es. Solo deje de imaginar que usted es lo particular. Lo que viene y va no tiene ningún ser. Debe su aparición misma a la realidad. Usted sabe que hay un mundo, ¿pero le conoce el mundo a usted? Todo conocimiento fluye de usted, lo mismo que todo ser y toda dicha. Dése cuenta de que usted es la fuente eterna y acepte todo como suyo propio. Tal aceptación es verdadero amor.
    Int: Todo lo que usted dice suena muy bello. ¿Pero cómo lo convierte uno en una manera de vivir?
    Mah: Sin haber dejado nunca la casa usted está preguntando por el camino a casa. Deshágase de las ideas erróneas, eso es todo. Coleccionar ideas justas no le llevará a usted a ninguna parte tampoco. Solo deje de imaginar.
    Int: No es una cuestión de logro sino de comprensión.
    Mah: ¡No intente comprender! Es suficiente con que usted no comprenda mal. No se apoye en su mente para la liberación. Es la mente la que le ha esclavizado a usted. Vaya enteramente más allá de ella.
    Lo que es sin comienzo no puede tener una causa. No es que usted supiera lo que usted es y que después lo haya olvidado. Una vez que usted sabe, usted no puede olvidar. La ignorancia no tiene ningún comienzo, pero puede tener un final. Indague: ¿quién es ignorante?, y la ignorancia se disolverá como un sueño. El mundo está lleno de contradicciones, de aquí su búsqueda de armonía y de paz. Éstas usted no puede encontrarlas en el mundo, pues el mundo es el hijo del caos. Para encontrar orden usted debe buscar dentro. El mundo viene al ser solo cuando usted nace en un cuer-po. Si no hay cuerpo —no hay mundo. Indague primero si usted es el cuerpo. La comprensión del mundo vendrá después.
    Int: Lo que usted dice suena convincente, ¿pero de qué utilidad es para la persona privada, que sabe que está en el mundo y que es del mundo?
    Mah: Millones comen pan, pero pocos saben todo sobre el trigo. Sin embargo, so-lo aquellos que saben pueden mejorar el pan. Similarmente, solo aquellos que conocen el sí mismo, que han visto más allá del mundo pueden mejorar el mundo. Su valor para las personas privadas es inmenso, pues son su única esperanza de salvación. Lo que está en el mundo no puede salvar al mundo; si a usted le preocupa realmente ayudar al mundo, usted debe salir de él.
    Int: ¿Pero puede uno salir del mundo?
    Mah: ¿Quién nació primero, usted o el mundo? Mientras usted da el primer lugar al mundo, usted está limitado por él; una vez que usted se da cuenta, más allá de todo rastro de duda, de que el mundo está en usted y no usted en el mundo, usted está fuera de él. Por supuesto, su cuerpo permanece en el mundo y es del mundo, pero usted ya no es engañado por él. Todas las escrituras dicen que antes de que el mundo fuera, el Creador era. ¿Quién conoce al Creador? Solo el que era antes del Creador, su propio ser real, la fuente de todos los mundos con sus creadores.
    Int: Todo lo que usted dice se apoya sobre su asumición de que el mundo es su propia proyección. Usted admite que usted se refiere a su mundo subjetivo, personal, el mundo que se le da a usted a través de sus sentidos y de su mente. En ese sentido cada uno de nosotros vive en un mundo de su propia proyección. Estos mundos pri-vados apenas se tocan entre ellos y surgen y se sumergen en el «yo soy» en su centro. Pero ciertamente detrás de estos mundos privados debe haber un mundo objetivo común, del que los mundos privados son meras sombras. ¿Niega usted la existencia de un tal mundo objetivo, común a todos?
    Mah: La realidad no es ni subjetiva ni objetiva, ni mente ni materia, ni tiempo ni espacio. Estas divisiones necesitan a alguien a quien acontecer, un centro consciente separado. Pero la realidad es todo y nada, la totalidad y la exclusión, la plenitud y la vacuidad, plenamente consistente, absolutamente paradójica. Usted no puede hablar sobre ella, usted solo puede perder su sí mismo en ella. Cuando usted niega la reali-dad a algo, usted llega a un residuo que no puede ser negado.
    Toda conversación sobre jnana es un signo de ignorancia. Es la mente la que imagina que no sabe y que después llega a saber. La realidad no sabe nada de estas contorsiones. Incluso la idea de Dios como el creador el falsa. ¿Debo yo mi ser a algún otro ser? Debido a que yo soy, todo es.
    Int: ¿Cómo puede ser eso? Un niño nace en el mundo, no el mundo en el niño. El mundo es viejísimo y el niño es nuevo.
    Mah: El niño nace en su mundo de usted. Ahora bien, ¿nació usted en su mundo, o su mundo apareció en usted? Nacer significa crear un mundo alrededor de usted mismo como centro. ¿Pero se ha creado usted alguna vez a usted mismo? ¿O alguien le creó a usted? Cada uno crea un mundo para sí mismo y vive en él, aprisionado por su propia ignorancia. Todo lo que tenemos que hacer es negar la realidad a nuestra prisión.
    Int: Lo mismo que el estado de vigilia existe en forma de semilla durante el sueño, así el mundo que el niño crea al nacer existe antes de su nacimiento. ¿En quién se encuentra la semilla?
    Mah: En el que es el presenciador del nacimiento y de la muerte, pero que no nace ni muere. Solo él es la semilla de la creación, así como su residuo. No pida a la mente que le confirme lo que es más allá de la mente. La experiencia directa es la única confirmación válida.

  • Crow

    46

    La Presenciación de Ser es Felicidad

    Interlocutor:  Soy médico de profesión. Comencé con la cirugía, continué con la psiquiatría y también escribí algunos libros sobre salud mental y curación por la fe. Vengo a usted a aprender las leyes de la salud espiritual.
    Maharaj: Cuando usted está intentando curar a un paciente, ¿qué está usted intentando curar exactamente? ¿Qué es la cura? ¿Cuándo puede decir usted que un hombre está curado?
    Int: Busco curar el cuerpo así como mejorar el lazo entre el cuerpo y la mente. También busco ordenar la mente.
    Mah: ¿Ha investigado usted la conexión entre la mente y el cuerpo? ¿En qué pun-to están conectados?
    Int: La mente está entre el cuerpo y la consciencia que lo habita.
    Mah: ¿no está el cuerpo hecho de alimento? ¿Y puede haber una mente sin ali-mento?
    Int: El cuerpo está constituido y se mantiene por el alimento. Sin alimento la mente usualmente se debilita. Pero la mente no es mero alimento. Hay un factor transformador que crea una mente en el cuerpo. ¿Cuál es ese factor transformador?
    Mah: Lo mismo que la leña produce el fuego, el cual no es la leña, así el cuerpo produce la mente, la cual no es el cuerpo. ¿Pero a quién aparece la mente? ¿Quién es el perceptor de los pensamientos y sentimientos que usted llama la mente? Hay leña, hay fuego y hay el saboreador del fuego. ¿Quién saborea la mente? ¿Es el saboreador también un resultado del alimento, o es independiente de él?
    Int: El perceptor es independiente.
    Mah: ¿Cómo lo sabe usted? Hable desde su propia experiencia. Usted no es el cuerpo ni la mente. Usted lo dice. ¿Cómo lo sabe usted?
    Int: Realmente no lo sé. Lo supongo.
    Mah: La verdad es permanente. Lo real es sin cambio. Lo que cambia no es real, lo que es real no cambia. Ahora bien, ¿qué es en usted eso que no cambia? Mientras hay alimento, hay cuerpo y mente. Cuando el alimento se acaba, el cuerpo muere y la mente se disuelve. ¿Pero perece el observador?
    Int: Supongo que no. Pero no tengo ninguna prueba.
    Mah: Usted mismo es la prueba. Usted no tiene, ni puede tener ninguna otra prueba. Usted es usted mismo, usted se conoce a usted mismo, usted se ama a usted mismo. Haga lo que haga la mente, lo hace por el amor de su propio sí mismo. La naturaleza misma del sí mismo es amor. Es el amado, el amante, y lo amable. Es el sí mismo el que hace al cuerpo y a la mente tan interesantes, tan queridísimos. La aten-ción misma que se les da viene del sí mismo.
    Int: Si el sí mismo no es el cuerpo ni la mente, ¿puede existir sin el cuerpo y la mente?
    Mah: Sí, puede. Es un hecho de experiencia efectiva que el sí mismo tiene ser in-dependiente de la mente y del cuerpo. Es ser—presenciación—felicidad. La presen-ciación de ser es felicidad.
    Int: Puede ser un hecho de experiencia efectiva para usted, pero no es mi caso. ¿Cómo puedo llegar yo a la misma experiencia? ¿Qué prácticas seguir, que ejercicios emprender?
    Mah: Para saber que usted no es ni el cuerpo ni la mente, obsérvese a usted mismo con tesón, y viva inafectado por su cuerpo y mente, completamente al margen, como si usted estuviera muerto. Eso significa que usted no tiene puesto ningún interés en el cuerpo ni en la mente.
    Int: ¡Peligroso!
    Mah: Yo no le estoy pidiendo que cometa un suicidio. Ni tampoco puede usted cometerlo. Usted solo puede matar el cuerpo, pero no puede detener el proceso men-tal, ni puede poner fin a la persona que usted piensa que es. Solo permanezca inafec-tado. Este completo estar al margen, no interesado en la mente ni en el cuerpo, es la mejor prueba de que en el núcleo de su ser usted no es ni la mente ni el cuerpo. Lo que le acontece al cuerpo y a la mente puede no estar dentro de su poder cambiarlo, pero usted siempre puede poner fin a su imaginación de que usted es el cuerpo y la mente. Acontezca lo que acontezca, recuerde que solo su cuerpo y su mente son afec-tados, no usted mismo. Cuanto más serio sea usted en el recuerdo de lo que se nece-sita recordar, más pronto será usted consciente de usted mismo como usted es, pues la memoria devendrá experiencia. La seriedad revela al ser. Lo que se imagina y se quiere deviene realidad —aquí está tanto el peligro como la salida.
    Dígame, ¿qué pasos ha dado usted para separar su sí mismo real, eso que en usted es sin cambio, de su cuerpo y mente?
    Int: Yo soy médico, he estudiado mucho, me he impuesto a mí mismo una disci-plina estricta a base de ejercicios y de ayunos periódicos y soy vegetariano.
    Mah: ¿Pero en el fondo de su corazón qué es lo que usted quiere?
    Int: Quiero encontrar la realidad.
    Mah: ¿Qué precio está usted dispuesto a pagar por la realidad? ¿Cualquier precio?
    Int: Aunque en teoría estoy dispuesto a pagar cualquier precio, en la vida de hecho me siento impulsado una y otra vez a comportarme de maneras que se interpo-nen entre mí mismo y la realidad. El deseo me pierde.
    Mah: Aumente y ensanche sus deseos hasta que nada sino la realidad pueda satis-facerlos. No es el deseo lo que es malo, sino su estrechez y pequeñez. El deseo es devoción. Así pues, sea devoto de lo real, de lo infinito, del eterno corazón del ser. Transforme el deseo en amor. Todo lo que usted quiere es ser feliz. Todos sus deseos, cualesquiera que sean, son expresiones de su anhelo de felicidad. Básicamente, usted se desea el bien a usted mismo.
    Int: Sé que yo no debería…
    Mah: ¡Espere! ¿Quién le dice a usted que usted no debería? ¿Qué hay de malo en querer ser feliz?
    Int: El sí mismo debe partir, lo sé.
    Mah: Pero el sí mismo está aquí. Sus deseos están aquí. Su anhelo de ser feliz está aquí. ¿Por qué? Debido a que usted se ama a usted mismo. Así pues, ámese a usted mismo —sabiamente. Lo que es malo es amarse a sí mismo con estupidez, de manera que se haga sufrir a usted mismo. Ámese a usted mismo sabiamente. Tanto la indulgencia como la austeridad tienen en vista el mismo propósito —hacerle a usted feliz. La indulgencia es el camino estúpido, la austeridad es el camino sabio.
    Int: ¿Qué es austeridad?
    Mah: Una vez que usted ha pasado por una experiencia, no pasarla de nuevo es austeridad. Evitar lo innecesario es austeridad. No anticipar el placer o el sufrimiento es austeridad. Tener las cosas bajo control en todas las ocasiones es austeridad. El deseo por sí mismo no es malo. El deseo es la vida misma, el impulso a crecer en conocimiento y experiencia.
    Son las elecciones que usted hace las que son malas. Imaginar que alguna pequeña cosa —como el alimento, el sexo, el poder, la fama— le hará feliz a usted es en-gañarse a uno mismo. Solo algo tan vasto y tan profundo como su sí mismo real pue-de hacerle a usted verdadera y duraderamente feliz.
    Int: Puesto que no hay nada básicamente malo en el deseo como una expresión del amor de sí mismo, ¿cómo debe manejarse el deseo?
    Mah: Viva su vida inteligentemente, con los intereses de su sí mismo más pro-fundo siempre presentes. Después de todo, ¿qué quiere usted en realidad? No es per-fección; usted ya es perfecto. Lo que usted busca es expresar en la acción lo que us-ted es. Para esto usted tiene un cuerpo y una mente. Tómelos de la mano y haga que le sirvan.
    Int: ¿Quién es el operador aquí? ¿Quién tiene que tomar de la mano el cuerpo-mente?
    Mah: La mente purificada es el fiel servidor del sí mismo. Se hace cargo de los instrumentos, interiores y exteriores, y les hace servir a su propósito.
    Int: ¿Y cuál es su propósito?
    Mah: El sí mismo es universal y sus metas son universales. No hay nada personal en el sí mismo. Viva una vida ordenada, pero no haga de ello una meta por sí misma. Solo debe ser el punto de partida para la elevada aventura.
    Int: ¿Me aconseja usted que venga a la India repetidamente?
    Mah: Si usted es serio, no necesita moverse. Usted es usted mismo dondequiera que está, y usted crea su propio clima. La locomoción y el transporte no le darán a usted la salvación. Usted no es el cuerpo y llevar el cuerpo de un sitio a otro no le llevará a usted a ninguna parte. Su mente es libre de recorrer los tres mundos —haga pleno uso de ella.
    Int: Si yo soy libre, ¿por qué estoy en un cuerpo?
    Mah: ¡Usted no está en el cuerpo, el cuerpo está en usted! La mente está en usted. Ambos le ocurren a usted. Están aquí debido a que usted los encuentra interesantes. Su naturaleza misma tiene la capacidad infinita de saborear. Está llena de sabor y de afección. Derrama su brillo sobre todo lo que entra dentro de su foco de presencia-ción y nada está excluido. No conoce el mal ni la fealdad, espera, confía, ama. Usted no sabe cuanto se pierde por no conocer su propio sí mismo verdadero. Usted no es ni el cuerpo ni la mente, ni el combustible ni el fuego. Ellos aparecen y desaparecen según sus propias leyes.
    Eso que usted es, su verdadero sí mismo, usted lo ama, y haga usted lo que haga, usted lo hace por su propia felicidad. Encontrarlo, conocerlo, quererlo es su impulso básico. Desde un tiempo inmemorial usted se ha amado a usted mismo, pero nunca sabiamente. Use su cuerpo y su mente sabiamente en el servicio del sí mismo, eso es todo. Sea fiel a su propio sí mismo, ame a su sí mismo absolutamente. No pretenda que usted ama a los demás como a usted mismo. A menos de que usted se haya dado cuenta de que son uno con usted mismo, usted no puede amarlos. No pretenda ser lo que usted no es, no rechace ser lo que usted es. Su amor de los demás es el resultado del conocimiento de sí mismo, no su causa. Sin la realización de sí mismo, ninguna virtud es genuina. Cuando usted sepa más allá de toda duda que la misma vida corre por todo lo que es y que usted es esa vida, usted amará todo natural y espontánea-mente. Cuando usted se da cuenta de la profundidad y plenitud de su amor de usted mismo, usted sabe que todos los seres vivos y el universo entero están incluidos en su afección. Pero cuando usted mira a algo como separado de usted, usted no puede amarlo pues usted tiene miedo de ello. La alienación causa miedo y el miedo depende de la alienación. Es un círculo vicioso. Solo la realización de sí mismo puede romperlo. Vaya a por ella resueltamente.

    47

    Observe su Mente

    Interlocutor:  En la búsqueda de lo esencial, uno se da cuenta pronto de su inade-cuación y de la necesidad de un guía o un maestro. Esto implica una cierta disciplina pues se espera de uno que confíe en su guía y que siga implícitamente su consejo e instrucción. Sin embargo, las exigencias y las presiones sociales son tan grandes, los deseos y temores personales son tan poderosos, que la simplicidad de mente y de voluntad, esenciales en la obediencia, no es fácil que se presenten. ¿Cómo establecer un equilibrio entre la necesidad de un Gurú y la dificultad de obedecerle implícita-mente?
    Maharaj: Lo que se hace bajo la presión de la sociedad y de las circunstancias no importa mucho, pues en su mayor parte es mecánico, una mera reacción a los impac-tos. Es suficiente observarse a uno mismo desapasionadamente para aislarse comple-tamente de lo que está ocurriendo. Lo que se ha hecho sin atención, ciegamente, pue-de sumarse al karma (destino) de uno, de otro modo apenas importa. El Gurú solo pide una cosa: claridad e intensidad de propósito, un sentido de responsabilidad para con uno mismo. La realidad misma del mundo debe ser cuestionada. ¿Quién es el Gurú, después de todo? El que conoce el estado en el que no hay ni el mundo ni el pensamiento de él, es el Maestro Supremo. Encontrarle significa alcanzar el estado en el que la imaginación ya no se toma por realidad. Se lo ruego, comprenda que el Gurú representa la realidad, la verdad, lo que es. Es un realista en el sentido más elevado del término. No puede llegar y no llegará a un arreglo con la mente y sus engaños. Viene para llevarle a usted a lo real; no espere de él que haga nada más.
    El Gurú que usted tiene en la mente, que le da a usted información e instruccio-nes, no es el Gurú real. El Gurú real es el que conoce lo real, más allá del encanto de las apariencias. Para él sus preguntas sobre la obediencia y la disciplina no tienen ningún sentido, pues a sus ojos la persona por la que usted se toma no existe. Las preguntas de usted son sobre una persona no existente. Lo que existe para usted no existe para él. Lo que usted da por supuesto, él lo niega absolutamente. Él quiere que usted se vea a usted mismo como él le ve. Entonces usted no necesitará un Gurú a quien obedecer y seguir, pues usted obedecerá y seguirá a su propia realidad. Dése cuenta de que, piense usted lo que piense que usted es, se trata solo de una corriente de aconteceres; de que mientras que todo acontece, viene y va, solo usted es, lo sin cambio entre lo cambiante, lo autoevidente entre lo inferido. Separe lo observado del observador y abandone las falsas identificaciones.
    Int: Para encontrar la realidad, uno debe desechar todo lo que se interpone en la vía. Por otra parte, la necesidad de sobrevivir dentro de una sociedad dada le obliga a uno a hacer y a soportar muchas cosas. ¿Tiene uno que abandonar su profesión y su nivel social para encontrar la realidad?
    Mah: Haga su trabajo. Cuando usted tenga un momento libre, mire dentro. Lo que es importante es no perder la oportunidad cuando se presenta. Si usted es serio usará su ocio plenamente. Eso es suficiente.
    Int: En mi búsqueda de lo esencial y en mi rechazo de lo no esencial, ¿hay algún espacio para el vivir creativo? Por ejemplo, me gusta pintar. ¿Me ayudará en algo si dedico mis horas de ocio a pintar?
    Mah: Tenga usted lo que tenga que hacer, observe su mente. También debe usted tener momentos de completa paz y quietud interior, cuando su mente está absoluta-mente serena. Si usted los pierde, usted pierde la cosa entera. Si no los pierde, el si-lencio de la mente disolverá y absorberá todo lo demás.
    Su dificultad estriba en que usted quiere la realidad y tiene miedo de ella al mis-mo tiempo. Usted tiene miedo de ella debido a que usted no la conoce. Las cosas familiares son conocidas, usted se siente seguro con ellas. Lo no conocido es incierto y por lo tanto peligroso. Pero conocer la realidad es estar en armonía con ella. Y en la armonía no hay ningún lugar para el temor.
    Un niño pequeño conoce su cuerpo, pero no las distinciones basadas en el cuerpo. Es solo consciente y feliz. Después de todo, ese era el propósito para el que nació. El placer de ser es la forma más simple del amor de sí mismo, que más tarde se convierte en amor del Sí mismo. Sea como un niño, sin nada que se interponga entre el cuerpo y el sí mismo. El ruido contante de la vida psíquica está ausente. En el silencio profundo el sí mismo contempla el cuerpo. Es como el papel blanco en el que todavía no se ha escrito nada. Sea como el niño, en lugar de intentar ser esto o eso, sea dicho-so de ser. Usted será un presenciador plenamente despierto del campo de la cons-ciencia. Pero no debe haber ningún sentimiento ni idea interponiéndose entre usted y el campo.
    Int: Contentarse solo con ser, parece un modo sumamente egoísta de pasar el tiempo.
    Mah: ¡Un modo sumamente valioso de ser egoísta! ¡No faltaba más, sea egoísta renunciando a todo excepto el Sí mismo! Cuando usted ama al Sí mismo y nada más, usted va más allá del egoísmo y del no egoísmo. Todas las distinciones pierden su significado. El amor de uno y el amor de todo se funden en el amor, puro y simple, dirigido a nadie, negado a nadie. Permanezca en este amor, vaya cada vez más pro-fundamente dentro de él, investíguese a usted mismo y ame la investigación, y usted resolverá no solo sus propios problemas, sino también los problemas de la humanidad. Usted sabrá qué hacer. No haga preguntas superficiales; aplíquese a los fundamentos, a las raíces mismas de su ser.
    Int: ¿Hay para mí alguna manera de acelerar mi realización del sí mismo?
    Mah: Por supuesto que la hay.
    Int: ¿Quién hará esta aceleración? ¿Lo hará usted por mí?
    Mah: Ni usted lo hará, ni yo tampoco. Acontecerá.
    Int: Mi venida misma aquí lo ha probado. ¿Se debe esta aceleración a la compañía santa? Cuando partí la última vez, esperaba regresar. ¡Y así lo hice! Ahora estoy desesperado de tener que partir tan pronto para Inglaterra.
    Mah: Usted es como un niño recién nacido. El niño ya era antes, pero no era consciente de su ser. A su nacimiento un mundo surgió en él, y con él la consciencia de ser. Ahora usted solo tiene que crecer en consciencia, eso es todo. El niño es el rey del mundo —cuando crece, se hace cargo de su reino. Imagine que en su infancia cayó gravemente enfermo y que el médico lo curó. ¿Significa eso que el joven rey debe su reino al médico? Sólo, en cuanto a uno de los factores contribuyentes. Hubo muchos otros; todo contribuyó. Pero el factor principal, el más crucial, fue el hecho de haber nacido hijo de un rey. Similarmente, el Gurú puede ayudar. Pero la principal cosa que ayuda es tener la realidad dentro. Ella se afirmará a sí misma. Su venida aquí definitivamente le hay ayudado a usted. No es la única cosa que va a ayudarle. La cosa principal es su propio ser. Su seriedad misma da testimonio de ello.
    Int: ¿El hecho de que yo siga una vocación niega mi seriedad?
    Mah: Ya se lo he dicho. Mientras usted se de a usted mismo una abundancia de momentos de paz, usted puede practicar sin perjuicio su honorabilísima profesión. Estos momentos de quietud interior quemarán todos los obstáculos. No dude de su eficacia. Inténtelo.
    Int: ¡Pero si ya lo intenté!
    Mah: Nunca fielmente, nunca firmemente. De otro modo usted no estaría hacien-do tales preguntas. Usted está preguntando debido a que no está seguro de usted mismo. Y usted no está seguro de usted mismo debido a que usted nunca se ha pres-tado atención a usted mismo, solo a sus experiencias. Interésese en usted mismo más allá de toda experiencia, sea con usted mismo, ámese a usted mismo; la seguridad última se encuentra solo en el conocimiento de sí mismo. La cosa principal es la se-riedad. Sea honesto con usted mismo y nada le traicionará. Las virtudes y los poderes solo son signos para que se entretengan los niños. Son útiles en el mundo, pero no le sacan a usted de él. Para ir más allá usted necesita la inmovilidad alerta, la atención serena.
    Int: ¿Qué le ocurre entonces al ser físico de uno?
    Mah: Mientras usted está sano, usted continúa viviendo.
    Int: Esta vida de inmovilidad interior, ¿no afectará a la salud?
    Mah: Su cuerpo es alimento transformado. Como sea su alimento, denso o sutil, así será su salud.
    Int: ¿Y qué pasa con el instinto sexual? ¿Cómo puede controlarse?
    Mah: El sexo en un hábito adquirido. Vaya más allá. Mientras su foco esté en el cuerpo, usted permanecerá en las garras del alimento y del sexo, del miedo y de la muerte. Encuéntrese a usted mismo y sea libre.

    48

    La Presenciación es Libre

    Interlocutor:  Acabo de llegar de Sri Ramanashram. He pasado allí siete meses.
    Maharaj: ¿Qué práctica ha estado siguiendo usted en el Ashram?
    Int: Me concentraba tanto como podía en el «¿quién soy yo?».
    Mah: ¿De qué manera lo hacía usted? ¿Verbalmente?
    Int: En mis momentos libres durante el curso del día. A veces murmuraba para mí mismo «¿quién soy yo?», «yo soy, ¿pero quién soy yo?». O lo hacía mentalmente. Ocasionalmente tenía alguna sensación agradable o entraba en un estado de serena felicidad. En general trataba de estar tranquilo y receptivo, más bien que esforzarme en tener experiencias.
    Mah: ¿Qué experimentaba usted exactamente cuando estaba en el estado adecua-do?
    Int: Una sensación de serenidad, de paz y de silencio interior.
    Mah: ¿Se notaba a usted mismo devenir inconsciente?
    Int: Sí, ocasionalmente y durante un brevísimo tiempo. De otro modo, solo estaba sereno, interior y exteriormente.
    Mah: ¿Qué tipo de quietud era? ¿Algo parecido al sueño profundo, y sin embargo consciente? ¿Una suerte de sueño despierto?
    Int: Sí. Alertamente dormido (jagrit-sushupti).
    Mah: La cosa principal es estar libre de emociones negativas —deseo, miedo, etc., los «seis enemigos» de la mente. Una vez que la mente está libre de ellos, el resto vendrá fácilmente. Lo mismo que la tela mantenida en agua limpia se volverá limpia, así la mente se purificará en la corriente del sentimiento puro.
    Cuando usted se sienta tranquilo y se observa a usted mismo, todo tipo de cosas pueden venir a la superficie. No haga nada con ellas, no reaccione hacia ellas; como han venido así se irán, por sí mismas. Todo lo que importa es la atención, la presen-ciación total de uno mismo o más bien, de la mente de uno.
    Int: ¿Por «uno mismo» quiere usted decir el sí mismo cotidiano?
    Mah: Sí, la persona, que es lo único objetivamente observable. El observador está más allá de la observación. Lo que es observable no es el sí mismo real.
    Int: Siempre puedo observar al observador, en una recesión sin fin.
    Mah: Usted puede observar la observación, pero no al observador. Usted sabe que usted es el observador último por conocimiento directo, no por un proceso lógico basado en la observación. Usted es lo que usted es, pero usted sabe lo que usted no es. El sí mismo se conoce como ser, el no sí mismo se conoce como devenir. Pero en realidad todo está en la mente. Lo observado, la observación y el observador son construcciones mentales. Solo el sí mismo es.
    Int: ¿Por qué crea la mente todas estas divisiones?
    Mah: Dividir y particularizar está en la naturaleza misma de la mente. No hay ningún mal en dividir. Pero la separación va en contra del hecho. Las cosas y las gen-tes son diferentes, pero no están separados. La naturaleza es una, la realidad es una. Hay opuestos, pero ninguna oposición.
    Int: Encuentro que por naturaleza soy muy activo. Aquí se me aconseja evitar la actividad. Cuanto más intento permanecer inactivo, tanto más grande es el impulso a hacer algo. Esto no solo me hace activo exteriormente, sino también luchar interior-mente para ser lo que por naturaleza no soy. ¿Hay algún remedio contra el deseo de trabajar?
    Mah: Hay una diferencia entre el trabajo y la mera actividad. Toda la naturaleza trabaja. El trabajo es naturaleza, la naturaleza es trabajo. Por otra parte, la actividad se basa en el deseo y el miedo, en el anhelo de poseer y de disfrutar, en el temor del sufrimiento y de la aniquilación. El trabajo es por el todo y para el todo, la actividad es por uno mismo y para uno mismo.
    Int: ¿Hay algún remedio contra la actividad?
    Mah: Obsérvela y cesará. Use todas las oportunidades para acordarse de que us-ted está en una esclavitud, de que todo lo que le acontece a usted se debe al hecho de su existencia corporal. El deseo, el temor, los trastornos, el gozo, no pueden aparecer a menos de que usted esté aquí para que se le aparezcan. Sin embargo, acontezca lo que acontezca, todo apunta a su existencia como centro perceptor. No haga caso de los indicadores y sea consciente de lo que indican. Es muy simple, pero hay que hacerlo. Lo que importa es la persistencia con la que usted se mantiene volviéndose a usted mismo.
    Int: Me sumerjo en estados peculiares de profunda absorción dentro de mí mismo, pero impredeciblemente y momentáneamente. No me siento a mí mismo controlando tales estados.
    Mah: El cuerpo es una cosa material y necesita tiempo para cambiar. La mente no es más que un conjunto de hábitos mentales, de maneras de pensar y de sentir, y para cambiar deben llevarse a la superficie y examinarse. Esto también lleva tiempo. Decídase y persevere, el resto cuidará de sí mismo.
    Int: Me parece que tengo una idea clara de lo que hay que hacer, pero me veo a mí mismo cansándome y deprimiéndome y buscando compañía humana, y malgas-tando así el tiempo que debería darse a la soledad y a la meditación.
    Mah: Haga lo que usted siente que le agrada hacer. No se hostigue a usted mismo. La violencia le volverá a usted duro y rígido. No luche con lo que usted toma por obstáculos en su vía. Interésese en ellos, mírelos, obsérvelos, indague. Deje que todo acontezca —bueno o malo. Pero no se deje sumergir por lo que acontece.
    Int: ¿Cuál es el propósito de acordarse todo el tiempo de que uno es el observa-dor?
    Mah: La mente debe aprender que más allá de la mente móvil hay el trasfondo de la presenciación, que no cambia. La mente debe llegar a conocer al verdadero sí mismo y a respetarlo y dejar de cubrirlo, lo mismo que la luna que obscurece al sol en un eclipse. Solo dése usted cuenta de que nada observable, o experimentable, es usted, o le tiene atado a usted. No se fije en lo que no es usted mismo.
    Int: Para hacer lo que usted me dice debo ser consciente incesantemente.
    Mah: Ser consciente es estar despierto. Inconsciente quiere decir dormido. Usted es consciente de todos modos, no necesita tratar de serlo. Lo que usted necesita es ser consciente de ser consciente. Ser consciente deliberada y conscientemente, amplía y profundiza el campo de la presenciación. Usted es siempre consciente de la mente, pero usted no es consciente de usted mismo en tanto que consciente.
    Int: Según puedo entender, usted da significados distintos a las palabras «mente», «consciencia» y «presenciación».
    Mah: Mírelo de esta manera. La mente y produce pensamientos incesantemente, incluso cuando usted no los observa. Cuando usted sabe lo que está ocurriendo en su mente, usted lo llama consciencia. Esto es su estado de vigilia —su consciencia cam-bia de una sensación a otra, de una percepción a otra, de una idea a otra, en sucesión sin fin. Después viene la presenciación, el conocimiento directo de toda la conscien-cia, de la totalidad de la mente. La mente es como un río, que corre incesantemente en el lecho del cuerpo; usted se identifica a usted mismo por un momento con alguna minúscula ola particular y a eso lo llama: «mi pensamiento». Todo aquello de lo que usted es consciente, es su mente; la presenciación es el conocedor de la consciencia como un todo.
    Int: Todo el mundo es consciente, pero no todo el mundo conoce su presencia-ción.
    Mah: No diga: «todo el mundo es consciente». Diga: «hay consciencia», en la cual todo aparece y desaparece. Nuestras mentes son solo olas en el océano de la consciencia. En tanto que olas, vienen y van. En tanto que océano, son infinitas y eternas. Conózcase a usted mismo como el océano del ser, la matriz de toda existen-cia. Todo esto son metáforas, por supuesto; la realidad es más allá de toda descrip-ción. Usted solo puede conocerla siéndola.
    Int: ¿Merece la pena su búsqueda?
    Mah: Sin ella todo es aflicción. Si usted quiere vivir sana, creativa y dichosamen-te, y tener riquezas infinitas que compartir, busque lo que usted es.
    Mientras que la mente está centrada en el cuerpo, y la consciencia está centrada en la mente, la presenciación es libre. El cuerpo tiene sus necesidades y la mente sus sufrimientos y placeres. La presenciación es desapegada e inamovible. Es lúcida, silente, apacible, alerta, y carente de miedo, sin deseo ni temor. Medite en ella como su verdadero ser y trate de serla en su vida diaria, y usted la realizará en su plenitud.
    La mente está interesada en lo que acontece, mientras que la presenciación está interesada en la mente misma. El niño va detrás del juguete, pero la madre observa al niño, no al juguete.
    Observando incansablemente, devine completamente vacío y con esta vacuidad todo regresó a mí excepto la mente. Encuentro que he perdido la mente irremedia-blemente.
    Int: Según nos habla usted ahora, ¿es usted inconsciente?
    Mah: Yo no soy ni consciente ni inconsciente, yo soy más allá de la mente y de sus diferentes estados y condiciones. Las distinciones son creadas por la mente y se aplican solo a la mente. Yo soy la Consciencia pura misma, la presenciación indivisa de todo lo que es. Yo soy en un estado más real que el suyo. Yo soy no distraído por las distinciones y separaciones que constituyen una persona. Mientras el cuerpo dura, tiene sus necesidades igual que cualquier otro, pero mi proceso mental ha terminado.
    Int: Usted se comporta como una persona que piensa.
    Mah: ¿Por qué no? Pero mi pensamiento, como mi digestión, es inconsciente y expreso.
    Int: Si su pensamiento es inconsciente, ¿cómo sabe usted que es justo?
    Mah: No hay ningún deseo ni temor que lo distorsione. ¿Qué puede hacerlo injus-to? Una vez que me conozco a mí mismo y lo que yo significo, no necesito verifi-carme a mí mismo todo el tiempo. Cuando usted sabe que su reloj marca la hora co-rrecta, usted no duda cada vez que lo consulta.
    Int: ¿En este mismo momento, quién habla, si no es la mente?
    Mah: Eso que escucha la pregunta, la responde.
    Int: ¿Pero quién es?
    Mah: No quién, sino qué. Yo no soy una persona en su sentido de la palabra, aunque pueda parecerle una persona a usted. Yo soy ese infinito océano de conscien-cia en el que todo acontece. Yo soy también más allá de toda existencia y conoci-miento, pura dicha de ser. No hay nada de lo que yo me sienta separado, de aquí que yo soy todo. Ninguna cosa es mí mismo, de modo que yo soy nada.
    El mismo poder que hace que el fuego arda y que el agua corra, que las semillas broten y que los árboles crezcan, me hace responder a sus preguntas. No hay nada personal en mí, aunque el lenguaje y el estilo puedan parecer personales. Una persona es un patrón de deseos y de pensamientos, y de las acciones resultantes; no hay ningún tal patrón en mi caso. No hay nada que yo desee o tema —¿cómo puede haber un patrón?
    Int: Ciertamente, usted morirá.
    Mah: La vida escapará, el cuerpo morirá, pero ello no me afectará en lo más mínimo. Más allá del espacio y del tiempo, yo soy, no causado, no causante, y sin embargo la matriz misma de la existencia.
    Int: ¿Se me permite preguntar cómo llegó usted a su presente condición?
    Mah: Mi maestro me dijo que me aferrara tenazmente a la sensación de «yo soy» y que no me separara de ella ni siquiera un momento. Yo hice lo mejor que pude para seguir su consejo y en un tiempo relativamente corto me di cuenta dentro de mí mis-mo de la verdad de su enseñanza. Todo lo que hice fue recordar su enseñanza, su rostro, sus palabras constantemente. Esto puso fin a la mente; en la quietud de la mente me vi a mí mismo como yo soy —ilimitado.
    Int: ¿Fue su realización repentina y gradual?
    Mah: Ni una ni otra. Se es lo que se es atemporalmente. Es la mente la que se da cuenta cuando se limpia de deseos y de temores.
    Int: ¿Incluso el deseo de la realización?
    Mah: El deseo de poner fin a todos los deseos es un deseo muy peculiar, lo mismo que el temor de tener miedo es un temor muy peculiar. Uno le detiene a usted en su afán de poseer y el otro le detiene a usted en su afán de escapar. Usted puede usar las mismas palabras, pero los estados no son los mismos. El hombre que busca la realización no es adicto a los deseos; es un buscador que va contra el deseo, no con él. Un anhelo general por la liberación es solo el comienzo; encontrar los medios adecuados y usarlos es el paso siguiente. El buscador solo tiene una meta en vista: encontrar su propio ser verdadero. De todos los deseos, éste es el más ambicioso, pues nada ni nadie puede satisfacerlo; el buscador y lo buscado son uno y solo la búsqueda importa.
    Int: La búsqueda acabará. El buscador permanecerá.
    Mah: No, el buscador se disolverá, la búsqueda permanecerá. La búsqueda es la realidad última y atemporal.
    Int: Búsqueda significa carencia, necesidad, incompletud e imperfección.
    Mah: No, significa negación y rechazo de lo incompleto y de lo imperfecto. La búsqueda de la realidad es ella misma el movimiento de la realidad. De una cierta manera, toda búsqueda lo es de la felicidad real, o de la felicidad de lo real. Pero aquí por búsqueda queremos decir la búsqueda de uno mismo como la raíz del ser cons-ciente, como la luz más allá de la mente. Está búsqueda no acabará nunca, mientras que la sed incesante de todo lo demás debe terminar, para que el progreso real tenga lugar.
    Uno tiene que comprender que la búsqueda de la realidad, o de Dios, o del Gurú, y la búsqueda del sí mismo, son lo mismo; cuando se encuentra uno, se encuentran todos. Cuando «yo soy» y «Dios es» devienen indistinguibles en su mente, entonces acontecerá algo y usted sabrá sin ningún rastro de duda que Dios es debido a que usted es, que usted es debido a que Dios es. Los dos son uno.
    Int: Puesto que todo está predeterminado, ¿está también predeterminada nuestra realización de sí mismo? ¿O somos libres en eso al menos?
    Mah: El destino solo se refiere al nombre y a la forma. Puesto que usted no es ni el cuerpo ni la mente, el destino no tiene ningún control sobre usted. Usted es com-pletamente libre. El vaso está condicionado por su forma, material, uso, y demás. Pero el espacio dentro del vaso es libre. Acontece que está en el vaso solo si se con-sidera en conexión con el vaso. De otro modo es solo espacio. Mientras hay un cuer-po, usted parece estar incorporado. Sin el cuerpo usted no está desincorporado —usted simplemente es.
    El destino mismo no es más que una idea. ¡Hay tantos modos de juntar palabras! Las explicaciones pueden diferir, ¿pero operan algún cambio en lo que ocurre? Se han inventado muchas teorías para explicar las cosas —todas son plausibles, ninguna es verdadera. Cuando usted conduce un coche, usted está sujeto a las leyes de la mecánica y de la química: bájese del coche y usted está bajo las leyes de la fisiología y de la bioquímica.
    Int: ¿Qué es la meditación y cuáles son sus usos?
    Mah: Mientras usted es un principiante algunas meditaciones o plegarias formali-zadas pueden ser buenas para usted. Pero para un buscador de la realidad solo hay una única meditación —el riguroso rechazo a dar acogida a los pensamientos. Ser libre de los pensamientos es ello mismo meditación.
    Int: ¿Cómo se hace?
    Mah: Usted comienza dejando que los pensamientos fluyan y observándolos. La observación misma aquieta la mente hasta que se detiene enteramente. Una vez que la mente está quieta, manténgala quieta. No se aburra de la paz, sea en ella, profundice en ella.
    Int: He oído sobre aferrarse a un único pensamiento para mantener apartados otros pensamientos. ¿Pero cómo mantener apartados todos los pensamientos? La idea misma es también un pensamiento.
    Mah: Experimente de nuevo, no se guíe por la experiencia pasada. Observe sus pensamientos y obsérvese a usted mismo observando los pensamientos. El estado de liberación de todos los pensamientos acontecerá repentinamente y usted lo reconocerá por su dicha.
    Int: ¿No está usted interesado en absoluto en el estado del mundo? Mire los horrores en el Pakistán Oriental. ¿No le conmueven a usted?
    Mah: Leo los periódicos. ¡Sé lo que está pasando! Pero mi reacción no es como la suya. Usted está buscando una cura, mientras yo estoy interesado en la prevención. Mientras haya causas, también debe haber resultados. Mientras las gentes se inclinen a dividir y a separar, mientras sean egoístas y agresivos, tales cosas acontecerán. Si usted quiere paz y armonía en el mundo, usted debe tener paz y armonía en su co-razón en su mente. Un cambio tal no puede ser impuesto. Debe venir desde adentro. Aquellos que aborrecen la guerra deben arrojar la guerra fuera de su sistema. Sin gentes apacibles, ¿cómo puede usted tener paz en el mundo? Mientras las gentes sean como son, el mundo debe ser como es. Yo estoy haciendo mi parte intentando ayudar a las gentes a conocerse a sí mismos como la única causa de su propia miseria. En ese sentido soy un hombre útil. Pero lo que yo soy en mí mismo, lo que es mi estado normal, no puede expresarse en términos de consciencia y de utilidad social.
    Yo puedo hablar sobre ello, usar metáforas o parábolas, pero soy agudamente consciente de que ello no es así. No es que eso no pueda experimentarse. ¡Es el expe-rimentar mismo! Pero no puede describirse en los términos de una mente que debe separar y oponer para conocer.
    El mundo es como una hoja de papel en la que se teclea algo. La lectura y el sig-nificado variarán con el lector, pero el papel es el factor común, siempre presente, raramente percibido. Cuando se quita la cinta de la máquina de escribir, el tecleado no deja ningún rastro sobre el papel. Así es mi mente —las impresiones siguen vi-niendo, pero no queda ningún rastro.
    Int: ¿Por qué se sienta usted aquí a hablar a las gentes? ¿Cuál es su motivo real?
    Mah: Ningún motivo. Usted dice que debo tener un motivo. Yo no estoy sentado aquí ni estoy hablando. No hay ninguna necesidad de buscar motivos. No me con-funda usted con el cuerpo. Yo no tengo ningún trabajo que hacer, ningún deber que cumplir. Esa parte de mí que usted puede llamar Dios cuida del mundo. Este mundo de usted, que tanto necesita que le cuiden, vive y se mueve en su mente. Profundice en él, usted encontrará sus respuestas ahí y solo ahí. ¿De dónde más espera usted que vengan? ¿Existe algo fuera de su consciencia?
    Int: Puede existir sin que yo lo conozca nunca.
    Mah: ¿Qué tipo de existencia sería? ¿Puede el ser estar divorciado del conocer? Todo ser, como todo conocer se refiere a usted. Una cosa es, debido a que usted sabe que ella es, ya sea en su experiencia o en su ser. Su cuerpo y su mente existen mien-tras usted lo cree así. Deje de pensar que son suyos y se disolverán. Por supuesto, deje que su cuerpo y mente funcionen, pero no deje que le limiten. Si usted observa imperfecciones, continúe observándolas: la atención misma que les presta enderezará su corazón y su mente y su cuerpo.
    Int: ¿Puedo curarme a mí mismo de una enfermedad grave con solo tomar cono-cimiento de ella?
    Mah: Tome conocimiento de su totalidad, no solo de los síntomas exteriores. To-da enfermedad comienza en la mente. Cuide de la mente primero, rastreando y elimi-nando todas las ideas y emociones dañinas. Viva entonces y trabaje sin prestar aten-ción a la enfermedad y no piense más en ella. Con la supresión de las causas el efecto no tiene más remedio que partir.
    El hombre deviene lo que él mismo cree ser. Abandone todas las ideas sobre usted mismo y encontrará que usted es el presenciador puro, más allá de todo lo que puede acontecerle al cuerpo o a la mente.
    Int: Si yo devengo cualquier cosa que pienso que soy, y comienzo a pensar que yo soy la Realidad Suprema, ¿no seguirá siendo mi Realidad Suprema una mera idea?
    Mah: Primero alcance ese estado y entonces haga la pregunta.

    49

    La Mente Causa Inseguridad

    Interlocutor:  Las gentes vienen a usted a por consejo. ¿Cómo sabe usted lo que debe responder?
    Maharaj: Lo mismo que oigo la pregunta, así también oigo la respuesta.
    Int: ¿Y cómo sabe usted que su respuesta es justa?
    Mah: Una vez que conozco la verdadera fuente de las respuestas, no necesito du-dar de ellas. De una fuente pura solo manará agua pura. No se trata de que esté inte-resado en los deseos y los temores de las gentes. Yo estoy a tono con los hechos, no con las opiniones. El hombre toma su nombre y su forma como si fueran él mismo, mientras que yo no tomo nada como si fuera yo mismo. Si yo pensara de mí mismo que soy un cuerpo conocido por su nombre, no habría sido capaz de responder a sus preguntas. Si yo le tomara a usted por un mero cuerpo, no habría ningún beneficio para usted en mis respuestas. Ningún verdadero maestro cae en las opiniones. Ve las cosas como son y las muestra como son. Si usted toma a las gentes por lo que ellos mismos piensan que son, usted solo les hará daño, como ellos se hacen daño a sí mismos tan lastimosamente todo el tiempo. Pero si usted los ve como son en realidad, eso les hará un bien enorme. Si le preguntan a usted qué hacer, qué prácticas adoptar, cuál modo de vida seguir, responda: «No haga nada, solo sea. En el ser todo acontece naturalmente».
    Int: A mí me parece que en sus charlas usted usa las palabras «naturalmente» y «accidentalmente» indiscriminadamente. Siento que hay una profunda diferencia en el significado de las dos palabras. Lo natural es ordenado, sujeto a ley; uno puede confiar en la naturaleza; lo accidental es caótico, inesperado, impredecible. Uno pue-de argumentar que todo es natural, sujeto a las leyes de la naturaleza; pero mantener que todo es accidental, sin ninguna causa, es ciertamente una exageración.
    Mah: ¿Le agradaría a usted más si uso la palabra «espontáneo» en lugar de «acci-dental»?
    Int: Usted puede usar la palabra «espontáneo» o «natural» como opuesto a «acci-dental». En lo accidental hay el elemento de desorden, de caos. Un accidente es siempre una ruptura de las reglas, una excepción, una sorpresa.
    Mah: ¿No es la vida misma una corriente de sorpresas?
    Int: Hay armonía en la naturaleza. Lo accidental es una perturbación.
    Mah: Usted habla como una persona, limitada en el tiempo y en el espacio, redu-cida a los contenidos de un cuerpo y de una mente. Lo que le agrada, usted lo llama «natural»; y lo que le desagrada, usted lo llama «accidental».
    Int: Me agrada lo natural, lo que está sujeto a la ley, lo esperado; y temo lo que rompe la ley, lo desordenado, lo inesperado, lo insensato. Lo accidental es siempre monstruoso. Puede haber supuestos «accidente afortunados», pero solo prueban la regla de que en un universo propenso al accidente la vida seria imposible.
    Mah: Siento que hay malentendido. Por «accidente» quiero decir algo a lo cual no se aplica ninguna ley conocida. Cuando digo que todo es accidental, incausado, solo quiero decir que las causas y las leyes acordemente a las cuales operan están más allá de nuestro conocimiento, o aún de nuestra imaginación. Si usted llama natural a lo que usted toma por ordenado, armonioso, predecible, entonces lo que obedece a leyes más altas y se mueve por poderes más altos puede llamarse espontáneo. Así pues, tendremos dos órdenes naturales: el personal y predecible y el impersonal o suprapersonal e impredecible. Llámelo naturaleza más baja y naturaleza más alta y deseche la palabra accidental. A medida que usted crece en saber y conocimiento, la frontera entre la naturaleza más baja y más alta va retrocediendo, pero las dos per-manecen hasta que se ven como una. ¡Pues de hecho, todo es maravillosamente inex-plicable!
    Int: La ciencia explica muchísimo.
    Mah: La ciencia trata con nombres y formas, cantidades y calidades, modelos y leyes; está bien en su lugar adecuado. Pero la vida tiene que vivirse; no hay tiempo para el análisis. La respuesta debe ser instantánea —de aquí la importancia de lo es-pontáneo, de lo atemporal. Es en lo no conocido donde nosotros vivimos y nos mo-vemos. Lo conocido es el pasado.
    Int: Yo puedo apoyarme sobre lo que siento que yo soy. Yo soy un individuo, una persona entre personas. Algunas gentes están integradas y armonizadas, y otras no lo están. Algunos viven sin esfuerzo, responden espontáneamente a cada situación co-rrectamente, haciendo plena justicia a la necesidad del momento, mientras que otros van a tientas, errando, y constituyendo generalmente una catástrofe para sí mismos. Las gentes armonizadas pueden llamarse naturales, gobernadas por la ley, mientras que las desintegradas son caóticas y están sujetas a los accidentes.
    Mah: La idea misma de caos presupone el sentido de lo ordenado, lo orgánico, lo interrelacionado. ¿No son el caos y el cosmos dos aspectos del mismo estado?
    Int: Pero usted parece decir que todo es caos, accidental, impredecible.
    Mah: Sí, en el sentido de que no todas las leyes del ser son conocidas y de que no todos los aconteceres son predecibles. Cuanto más capaz de comprender es usted, tanto más satisfactorio deviene el universo, emocional y mentalmente. La realidad es buena y bella; nosotros creamos el caos.
    Int: Si usted quiere decir que es el libre albedrío del hombre el que causa los ac-cidentes, estoy de acuerdo. Pero todavía no hemos discutido el libre albedrío.
    Mah: Su orden es lo que le da a usted placer y el desorden es lo que le da a usted sufrimiento.
    Int: Usted puede decirlo de ese modo, pero no me diga que los dos son uno. Hábleme en mi propio lenguaje —el lenguaje de un individuo en busca de felicidad. No quiero ser confundido por charlas no dualistas.
    Mah: ¿Qué le hace a usted creer que usted es un individuo separado?
    Int: Yo me comporto como un individuo. Funciono a mi propia manera. Me con-sidero primero a mí mismo, y a los demás solo en relación a mí mismo. En pocas palabras, me ocupo de mí mismo.
    Mah: Bien, continúe ocupándose de usted mismo. ¿Para qué asunto ha venido us-ted aquí?
    Int: Para mi viejo asunto de ponerme a salvo y de hacerme feliz. Confieso que no he tenido demasiado éxito. No estoy a salvo ni soy feliz. Por lo tanto, heme aquí. Este lugar es nuevo para mí, pero mi razón para venir aquí es vieja: la búsqueda de una felicidad segura, y de una seguridad feliz. Hasta ahora no la he encontrado. ¿Puede usted ayudarme?
    Mah: Lo que nunca se ha perdido jamás se puede encontrar. Su búsqueda misma de seguridad y de goce le mantiene a usted alejado de ellos. Detenida la búsqueda, cesa la pérdida. La enfermedad es simple y el remedio igualmente simple. Es su mente solo la que le hace a usted inseguro e infeliz. La anticipación le hace a usted inseguro, la memoria —infeliz. Deje de usar mal su mente y todo estará bien en usted. Usted no necesita enderezarla —se enderezará por sí misma, tan pronto como usted abandone todo interés en el pasado y en el futuro y viva enteramente en el ahora.
    Int: Pero el ahora no tiene ninguna dimensión. ¡Devendré un nadie, una nada!
    Mah: Exactamente. Como nada y nadie usted está a salvo y feliz. Usted puede te-ner la experiencia preguntando. Inténtelo.
    Pero volvamos a lo que es accidental y a lo que es espontáneo, o natural. Usted ha dicho que la naturaleza es ordenada mientras que el accidente es un signo de caos. Yo he negado la diferencia y he dicho que nosotros llamamos a un acontecimiento accidental cuando sus causas no pueden ser rastreadas. No hay ningún lugar para el caos en la naturaleza. Solo en la mente del hombre hay caos. La mente no abarca el todo —su foco es muy estrecho. Ve solo fragmentos y no llega a percibir el cuadro. Lo mismo que un hombre que oye sonidos, pero que no comprende el lenguaje, puede acusar al orador de cháchara sin sentido, y de estar enteramente equivocado. Lo que para uno es una corriente de sonidos caótica, es un bello poema para otro.
    El rey Janaka soñó una vez que era un mendigo. Al despertar preguntó a su Gurú —Vasishta: «¿Soy un rey que sueña que es un mendigo o un mendigo que sueña que es un rey?» El Gurú respondió: «Tú no eres ni uno ni otro, eres ambos. Tú eres, y no obstante no eres lo que piensas que eres. Eres debido a que te comportas como si lo fueras; no eres debido a que ello no dura. ¿Puedes ser siempre un rey o un mendigo? Todo está sujeto al cambio. Tú eres lo que no cambia. ¿Qué eres tú?» Janaka dijo: «Sí, yo no soy ni un rey ni un mendigo, yo soy el presenciador desapasionado». El Gurú dijo: «Ésta es tú última ilusión, la de que tú eres un jnani, la de que eres diferente y superior al hombre común. De nuevo te identificas a ti mismo con tu mente, en este caso una mente de buen comportamiento y en todo modo ejemplar. Mientras que veas la más mínima diferencia, eres un extraño para la realidad. Estás en el nivel de la mente. Cuando el “yo soy mí mismo” parte, el “yo soy todo” viene. Cuando el “yo soy todo” parte, el “yo soy” viene. Cuando el “yo soy” parte, solo la realidad es y en ella cada “yo soy” es preservado y glorificado. La diversidad sin separatividad es lo último que la mente puede tocar. Más allá todas las actividades cesan, debido a que en ello se alcanzan todas las metas y se cumplen todos los propósitos».
    Int: Una vez que el Estado Supremo es alcanzado, ¿puede compartirse con otros?
    Mah: El Estado Supremo es universal, aquí y ahora; todo el mundo participa ya en él. Es el estado de ser —conocer y amar. ¿Quién no ama ser, o no conoce su propia existencia? Pero nosotros no sacamos ninguna ventaja de esta dicha de ser consciente, no entramos en ella y no la purificamos de todo lo que le es ajeno. Este trabajo de autopurificación mental, la limpieza de la psique, es esencial. Lo mismo que una mota en el ojo, al causar inflamación, puede borrar el mundo, así también la idea errónea: «yo soy el cuerpo-mente» causa la egoismidad, que oscurece el universo. Es inútil combatir la sensación de ser una persona limitada y separada hasta que se saquen a la luz sus raíces. La egoismidad está enraizada en las ideas erróneas de uno mismo. La clarificación de la mente es Yoga.

    50

    La Presenciación de Sí mismo es el Presenciador

    Interlocutor:  Usted me dijo que puedo ser considerado bajo tres aspectos: el per-sonal (vyakti), el suprapersonal (vyakta) y el impersonal (avyakta). El avyakta es el «yo» puro, universal y real; el vyakta es su reflexión en la consciencia como «yo soy»; el vyakti es la totalidad de los procesos físicos y vitales. Dentro de los estrechos confines del momento presente, lo suprapersonal es consciente de la persona a la vez en el espacio y en el tiempo; no solo de una persona, sino de la larga serie de personas ensartadas en el hilo del karma. Esencialmente, es a la vez el presenciador y el residuo de las experiencias acumuladas, la sede de la memoria, y el hilo conector (sutratma). Es el carácter del hombre que la vida construye y conforma de nacimiento en nacimiento. Lo universal es más allá de todos los nombres y formas, más allá de la consciencia y del carácter, puro ser no consciente de sí mismo. ¿He transcrito sus puntos de vista correctamente?
    Maharaj: En el nivel de la mente —sí. Más allá del nivel mental ninguna palabra se aplica.
    Int: Puedo comprender que la persona es una construcción mental, un nombre co-lectivo para un conjunto de recuerdos y de hábitos. Pero, aquel a quien la persona le acontece, el centro de presenciación, ¿es mental también?
    Mah: Lo personal necesita una base, un cuerpo con el que identificarse a uno mismo, al igual que un color necesita de una superficie sobre la cual aparecer. La visión del color es independiente del color —es la misma, sea cual sea el color. Uno necesita un ojo para ver un color. Los colores son muchos, el ojo es uno. Lo personal es como la luz en el color y también en el ojo, que es simple, única, indivisible e im-perceptible, excepto en sus manifestaciones. No que no sea cognoscible, aunque sí es imperceptible, no objetivable, inseparable. Ni material ni mental, ni objetiva ni subje-tiva, es la raíz de la materia y la fuente de la consciencia. Más allá del mero vivir y morir, es la Vida omni-inclusiva, y omni-exclusiva, en la que el nacimiento es muerte y la muerte es nacimiento.
    Int: Lo Absoluto o Vida de la que usted habla, ¿es real, o una mera teoría para encubrir nuestra ignorancia?
    Mah: Ambas cosas. Para la mente, una teoría; en sí misma —una realidad. Es realidad en su espontáneo y total rechazo de lo falso. Lo mismo que la luz destruye la obscuridad por su presencia misma, así también lo Absoluto destruye la imaginación. Ver que todo conocimiento es una forma de ignorancia es ello mismo un movimiento de la realidad. El presenciador no es una persona. La persona viene al ser cuando hay una base para ello, un organismo, un cuerpo. En él lo absoluto se refleja como pre-senciación. La presenciación pura deviene presenciación de sí mismo. Cuando hay un sí mismo, la presenciación de sí mismo es el presenciador. Cuando no hay ningún sí mismo que presenciar, tampoco hay presenciador. Todo es muy simple; es la presencia de la persona la que lo complica. Vea que no hay ninguna cosa tal como una persona permanentemente separada y todo deviene claro. Presenciación —mente —materia —son una única realidad en sus dos aspectos de inmutable y mutable, y en los tres atributos de inercia, energía y armonía.
    Int: ¿Qué viene primero: la consciencia o la presenciación?
    Mah: La presenciación deviene consciencia cuando tiene un objeto. El objeto cambia todo el tiempo. En la consciencia hay movimiento; la presenciación por sí misma es sin movimiento y atemporal, aquí y ahora.
    Int: En la hora presente hay sufrimiento y derramamiento de sangre en el Pakistán Oriental. ¿Cómo lo ve usted? ¿Qué le parece a usted? ¿Cómo reacciona usted a ello?
    Mah: En la consciencia pura nada acontece jamás.
    Int: ¡Por favor, baje usted de esas alturas metafísicas! ¿De qué utilidad es para un hombre que sufre que se le diga que nadie es consciente de su sufrimiento excepto él mismo? Relegar todo a la ilusión es agregar el insulto a la injuria. El bengalí del Pa-kistán Oriental es un hecho y su sufrimiento es un hecho. ¡Por favor, no los analice fuera de la existencia! Usted lee los periódicos, usted oye a las gentes hablar sobre ello. Usted no puede alegar ignorancia. Ahora, ¿cuál es su actitud hacia lo que está ocurriendo?
    Mah: Ninguna actitud. Nada está ocurriendo.
    Int: Cualquier día puede haber un alboroto frente a usted, quizás las gentes se ma-ten unos a otros. Ciertamente usted no puede decir: no está ocurriendo nada y perma-necer al margen.
    Mah: Yo jamás he hablado de permanecer al margen. Usted podría verme también saltando en medio del tumulto a salvar a alguien y ser matado. Sin embargo a mí nada me acontecería.
    Imagine que un gran edificio se viene abajo. Algunas habitaciones están en ruinas, otras están intactas. ¿Pero puede usted hablar del espacio como en ruinas o intacto? Es solo la estructura la que ha sufrido y las gentes que acontecía que vivían en ella. Nada le ha ocurrido al espacio mismo. Similarmente, nada le ocurre a la vida cuando las formas se vienen abajo y los nombres se borran. El orfebre funde ornamentos viejos para hacer otros nuevos. A veces una pieza buena va con la mala. Él la in-troduce en su crisol, pues sabe que ningún oro se pierde.
    Int: No es contra la muerte contra lo que me rebelo. Es contra la manera de morir.
    Mah: La muerte es natural, la manera de morir es hechura del hombre. La separa-tividad causa temor y agresión, lo que a su vez causa violencia. Suprima las separa-ciones hechas por el hombre y todo este horror de gentes matándose unos a otros acabará ciertamente. Pero en realidad no hay ningún matar ni ningún morir. Lo real no muere, lo irreal jamás ha vivido. Enderece su mente y todo se enderezará. Cuando usted sepa que el mundo es uno, que la humanidad es una, usted actuará acordemen-te. Pero primero de todo usted debe prestar atención al modo en que usted siente, piensa y vive. A menos de que haya orden en usted mismo, no puede haber ningún orden en el mundo.
    En realidad nada acontece. Sobre la pantalla de la mente el destino proyecta siempre sus imágenes, recuerdos de proyecciones anteriores y así la ilusión se renueva a sí misma constantemente. Las imágenes vienen y van —la luz interceptada por la ignorancia. Vea la luz y deseche la imagen.
    Int: ¡Qué manera tan insensible de mirar. Hay gentes que matan y gentes que son matadas y aquí usted habla de imágenes!
    Mah: No faltaba más, vaya y hágase matar —si eso es lo que usted piensa que debe hacer. O bien vaya usted y mate, si usted considera que es su deber. Pero ese no es el modo de acabar con el mal. El mal es el hedor de una mente enferma. Cure us-ted su mente y dejará de proyectar imágenes distorsionadas, teñidas de fealdad.
    Int: Comprendo lo que usted dice, pero emocionalmente no puedo aceptarlo. Esta visión meramente idealista de la vida me repele profundamente. No puedo pensarme a mí mismo como permanentemente en un estado de sueño.
    Mah: ¿Cómo puede usted estar permanentemente en un estado causado por un cuerpo impermanente? La incomprensión se basa en su idea de que usted es el cuerpo. Examine la idea, vea sus contradicciones inherentes, dése cuenta que su existencia presente es como una lluvia de chispas, donde cada chispa dura un segundo y la lluvia misma —un minuto o dos. Ciertamente una cosa cuyo comienzo es el fin, no puede tener ningún medio. Respete sus términos. La realidad no puede ser momentá-nea. Es atemporal, pero la atemporalidad no es duración.
    Int: Admito que el mundo en el que vivo no es el mundo real. Pero hay un mundo real, del que veo una imagen distorsionada. La distorsión puede deberse a alguna tara en mi cuerpo o en mi mente. Pero cuando usted dice que no hay ningún mundo real, solo un mundo de sueño en mi mente, yo no puedo aceptarlo. Yo querría poder creer que todos los horrores de la existencia se deben a que tengo un cuerpo. El suicidio sería entonces la salida.
    Mah: Mientras usted preste atención a ideas, suyas propias o de otros, usted es-tará en la confusión. Pero si usted desecha todas las enseñanzas, todos los libros, todo lo que está puesto en palabras, y cava profundamente dentro de usted mismo y se encuentra a usted mismo, solo esto resolverá todos sus problemas y le dejará a usted en el pleno dominio de todas las situaciones, debido a que usted no será dominado por sus ideas sobre la situación. Tome un ejemplo, usted está en compañía de una atractiva mujer. Usted se hace ideas sobre ella y esto crea una situación sexual. Se crea un problema y usted comienza a buscar libros sobre la continencia, o el disfrute. Si usted fuera un bebé, ustedes dos podrían estar desnudos y juntos sin que surgiera ningún problema. Dejen de pensar que ustedes son cuerpos y los problemas del amor y del sexo perderán su significado. Desaparecido todo sentido de limitación, el te-mor, el sufrimiento y la búsqueda de placer —todo cesa. Solo la presenciación per-manece.

  • Crow

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    Sea Indiferente al Sufrimiento y al Placer

    Interlocutor: Soy francés de nacimiento y residencia y desde hace unos diez años he estado practicando Yoga.
    Maharaj: Después de diez años de trabajo, ¿está usted de alguna manera más cer-ca de su meta?
    Int: Un poco más cerca, quizás. Es un trabajo duro, ya sabe usted.
    Mah: El Sí mismo está cerca y la vía a él es fácil. Todo lo que usted necesita hacer es no hacer nada.
    Int: Sin embargo yo encontré mi sadhana muy difícil.
    Mah: Su sadhana es ser. El hacer acontece. Sea solo observador. ¿Dónde está la dificultad de recordar que usted es? Usted es todo el tiempo.
    Int: La sensación de ser está aquí todo el tiempo —no hay duda. Pero el campo de atención está a menudo inundado de toda suerte de eventos mentales —emociones, imágenes, ideas. La sensación de ser pura está usualmente atestada.
    Mah: ¿Cuál es su procedimiento para limpiar la mente de lo innecesario? ¿Cuáles son sus medios, sus herramientas para la purificación de la mente?
    Int: Básicamente, el hombre tiene miedo. De quien más miedo tiene es de sí mismo. Yo me siento como un hombre que lleva encima una bomba a punto de ex-plotar. No puede desactivarla, ni puede arrojarla. Está terriblemente asustado y está buscando frenéticamente una solución, que no puede encontrar. Para mí la liberación es deshacerme de esta bomba. No sé mucho sobre la bomba. Solo sé que proviene de la temprana infancia; me siento como el niño asustado que protesta enérgicamente contra el hecho de no ser amado. Está lleno de ansia de amor y debido a que no lo obtiene, está atemorizado y colérico. A veces siento que me gustaría matar a alguien, o a mí mismo. Este deseo es tan fuerte que estoy constantemente asustado. Y no sé como librarme del miedo.
    Vea usted, hay una diferencia entre una mente hindú y una mente europea. La mente hindú es comparativamente simple. El europeo es un ser mucho más complejo. El hindú es básicamente sattvico. No comprende la desazón del europeo, su infa-tigable persecución de lo que piensa que necesita hacerse, su mayor conocimiento general.
    Mah: Su capacidad de razonar es tan grande, que se racionalizará a sí mismo fuera de toda razón. Su autoafirmatividad se debe a su confianza en la lógica.
    Int: Pero pensar, razonar es el estado normal de la mente. La mente no puede de-jar de trabajar.
    Mah: Puede ser el estado habitual, pero no tiene por qué ser el estado normal. Un estado normal no puede ser penoso, mientras que el mal hábito conduce a menudo al sufrimiento crónico.
    Int: Si no es el estado natural o normal de la mente, ¿cómo detenerlo entonces? ¡Debe haber una manera de aquietar la mente! ¡Cuántas veces me digo a mí mismo: basta, párate ya por favor; basta de esta cháchara sin fin, de sentencias repetidas una y otra vez! Pero mi mente no se detiene. Siento que uno puede detenerla por un rato, pero no por mucho tiempo. Incluso las gentes supuestamente «espirituales» usan trucos para mantener su mente quieta. Repiten fórmulas, cantan, rezan, respiran in-tensa o suavemente, se agitan, dan vueltas, se concentran, meditan, persiguen trances, cultivan virtudes —todo el tiempo, para cesar de trabajar, de perseguir, de moverse. Si no fuera tan trágico, sería ridículo.
    Mah: La mente existe en dos estados: como agua y como miel. El agua vibra a la menor perturbación, mientras que la miel, por mucho que se la perturbe, retorna rápidamente a la inmovilidad.
    Int: Por naturaleza la mente es inquieta. Quizás puede ser aquietada, pero no es quieta por sí misma.
    Mah: Usted puede tener fiebre crónica y estar tiritando todo el tiempo. Es el de-seo y el temor lo que hace a la mente inquieta. Libre de todas las emociones negativas la mente es quieta.
    Int: Usted no puede proteger al niño de las emociones negativas. Tan pronto como nace conoce el sufrimiento y el miedo. El hambre es un cruel maestro y enseña la dependencia y el odio. El niño ama a la madre debido a que ella lo alimenta y la odia debido a que se retrasa con ese alimento. Nuestra mente inconsciente está llena de conflictos, que invaden la mente consciente. Vivimos sobre un volcán; estamos siempre en peligro. Estoy de acuerdo en que la compañía de gentes cuya mente es apacible tiene un efecto muy sedante, pero tan pronto como estoy lejos de ellos, vuelve de nuevo la vieja perturbación. Por esto es por lo que vengo periódicamente a la India a buscar la compañía de mi Gurú.
    Mah: Usted piensa que usted viene y va, que pasa por diferentes estados y humo-res. Yo veo las cosas como son, aconteceres momentáneos, que se presentan a mí por sí solos en rápida sucesión, que derivan su ser de mí, y que, no obstante, definitiva-mente, no son mí mismo ni míos. Entre los fenómenos yo no soy ninguno, ni estoy sujeto a ninguno. Yo soy independiente, tan simple y totalmente, que su mente, acos-tumbrada a la oposición y a la negación, no puede aprehenderlo. Quiero decir lite-ralmente lo que digo: no necesito oponer, o negar, debido a que es evidente para mí que yo no puedo ser lo opuesto o la negación de nada. Yo soy más allá, en una di-mensión enteramente diferente. No me busque en identificación u oposición con algo: yo soy donde el deseo y el temor no son. Ahora, ¿cuál es su experiencia? ¿siente usted también que usted está totalmente al margen de todas las cosas transitorias?
    Int: Sí —ocasionalmente. Pero de repente se introduce una sensación de peligro, me siento aislado, fuera de toda relación con los demás. Vea usted, aquí se encuentra la diferencia entre nuestras mentalidades. En el hindú, la emoción sigue al pensa-miento. Dé a un hindú una idea y se levantan sus emociones. En el occidente es lo opuesto: déle una emoción y producirá una idea. Las ideas de usted son muy atracti-vas —intelectualmente, pero emocionalmente yo no respondo.
    Mah: Deje su intelecto a un lado. No lo use en estas materias.
    Int: ¿De qué utilidad es un consejo que no se puede llevar a cabo? Todo esto son ideas y usted quiere que yo responda con sentimiento a estas ideas, porque sin senti-miento no puede haber ninguna acción.
    Mah: ¿Por qué habla usted de acción? ¿Actúa usted realmente alguna vez? Algún poder no conocido actúa y usted imagina que usted está actuando. Usted solo está observando lo que acontece, sin ser capaz de influenciarlo de ninguna manera.
    Int: ¿Por qué hay en mí una resistencia tan tremenda a aceptar que no puedo hacer nada?
    Mah: ¿Pero qué puede hacer usted? Usted es como un paciente bajo anestésicos en quien un cirujano lleva a cabo una operación. Cuando usted se despierta encuentra que la operación ha terminado; ¿puede usted decir que ha hecho usted algo?
    Int: Pero soy yo quien ha elegido someterse a una operación.
    Mah: Ciertamente no. Es su enfermedad por una parte y la presión de su médico y de su familia por otra lo que ha hecho que usted decida. Usted no tiene ninguna elec-ción, solo la ilusión de tenerla.
    Int: Sin embargo, siento que no estoy tan desvalido como usted me hace aparecer. Siento que puedo hacer todo lo que puedo pensar, solo que no sé cómo. No es la fuerza lo que me falta sino el conocimiento.
    Mah: ¡No conocer los medios es admitidamente tan malo como no tener la fuerza! Pero dejemos el tema por el momento; después de todo no es importante por qué nos sentimos desvalidos, mientras veamos claramente que por el momento estamos desvalidos.
    Yo tengo ahora 74 años. Y sin embargo siento que soy un niño. Siento claramente que a pesar de todos los cambios soy un niño. Mi Gurú me dijo: «ese niño, que eres tú incluso ahora, es tu sí mismo real (swarupa). Retorna a ese estado de ser puro, donde el “yo soy” está todavía en su pureza antes de contaminarse con “yo soy esto” o “yo soy eso”. Tu carga es solo de falsas autoidentificaciones —abandónalas todas». Mi Gurú me dijo: «Confía en mí. Te digo: tú eres divino. Tómalo como la verdad absoluta. Tu dicha es divina, tu sufrimiento es divino también. Todo viene de Dios. Recuérdalo siempre. Tu eres Dios, solo se hace tu voluntad». Yo Le creí y pronto me di cuenta de cuan maravillosamente verdaderas y exactas eran sus palabras. Yo no condicioné mi mente con el pensamiento: «yo soy Dios, yo soy maravilloso, yo soy más allá». Simplemente seguí su instrucción, que era enfocar la mente en el ser puro «yo soy» y permanecer en él. Yo solía sentarme durante horas, sin nada en mi mente excepto el «yo soy» y pronto la paz y la dicha y un profundo amor omniabarcante devinieron mi estado normal. En él todo desapareció —mí mismo, mi Gurú, la vida que yo vivía, el mundo de mi entorno. Solo quedó la paz y un insondable silencio.
    Int: Todo eso parece muy simple y fácil, pero no es así. A veces el maravilloso estado de paz dichosa amanece en mí y entonces miro y pienso: cuan fácilmente ha venido y cuan íntimo parece, cuan totalmente mío propio. ¿Dónde está la necesidad de esforzarse tan duramente por un estado que está tan cerca de la mano? Esta vez, ciertamente, ha venido para quedarse. Sin embargo, cuan pronto se disuelve todo y me deja pensando —era un gusto de la realidad u otra aberración. Si era la realidad, ¿por qué se ha ido? Quizás se necesita alguna experiencia única para fijarme de una vez por todas en el estado nuevo y hasta que venga esta experiencia crucial debe con-tinuar este juego de ocultación y de búsqueda.
    Mah: Su expectación de algo único y dramático, de alguna explosión maravillosa, solo está obstaculizando y retrasando su realización de sí mismo. Usted no tiene que esperar una explosión, pues la explosión ya ha tenido lugar —en el momento en que usted nació, cuando usted se dio cuenta de usted mismo como ser-conocer-sentir. Hay solo un error, que usted está cometiendo: usted toma lo interior por lo exterior y lo exterior por lo interior. Lo que está en usted, usted lo toma como si estuviera fuera de usted, y lo que está fuera, usted lo toma como si estuviera en usted. La mente y los sentimientos son externos, pero usted los toma como íntimos. Usted cree que el mundo es objetivo, mientras es enteramente una proyección de su psique. Esa es la confusión básica y ninguna nueva explosión la rectificará. Usted tiene que pensarse a usted mismo fuera de ella. No hay ninguna otra vía.
    Int: ¿Cómo me voy a pensar a mí mismo fuera cuando mis pensamientos vienen y van como quieren? Su cháchara sin fin me distrae y me agota.
    Mah: Observe sus pensamientos como usted observa el tráfico de la calle. Las gentes vienen y van; usted registra sin respuesta. Puede no ser fácil al comienzo, pero con alguna práctica usted encontrará que su mente puede funcionar en muchos nive-les al mismo tiempo y usted puede ser consciente de todos ellos. Es solo cuando us-ted ha volcado el interés en algún nivel particular, cuando su atención se queda atra-pada en él y usted se apaga en los otros niveles. Incluso entonces el trabajo en los niveles apagados continúa, fuera del campo de la consciencia. No luche con sus re-cuerdos y pensamientos; intente solo incluir en su campo de atención éstas otras cuestiones más importantes, como «¿quién soy yo?», «¿cómo aconteció que yo nací?», «¿de dónde viene este universo que me rodea?», «¿Qué es real y que es mo-mentáneo?». Ningún recuerdo persistirá, si usted pierde el interés en él; es el lazo emocional el que perpetúa la esclavitud. Usted está siempre buscando el placer, evi-tando el sufrimiento, siempre tras de la felicidad y de la paz. ¿No ve usted que es su búsqueda misma de la felicidad la que le hace a usted sentirse miserable? Inténtelo al revés: indiferente al sufrimiento y al placer, ni pidiendo, ni rechazando, dé usted toda su atención al nivel en el que «yo soy» es atemporalmente presente. Pronto se dará usted cuenta de que la paz y la felicidad están en su naturaleza misma y que lo que perturba es solo buscarlas a través de algunos canales particulares. Evite la perturba-ción, eso es todo. No hay ninguna necesidad de buscar; usted no buscaría lo que us-ted ya tiene. Usted mismo es Dios, la Realidad Suprema. Para comenzar, confíe en mí, confíe en el Maestro. Esto le permite dar a usted el primer paso —y entonces su confianza se ve justificada por su propia experiencia. En toda marcha en la vida la confianza inicial es esencial; sin ella puede hacerse poco. Toda comprensión es un acto de fe. ¡Incluso su pan cotidiano usted lo come en base a la confianza! Recordan-do lo que le he dicho, usted logrará todo. Se lo digo otra vez: usted es la realidad omnipenetrante, omnitrascendente. Compórtese en consecuencia: piense, sienta y actúe en armonía con el todo, y la experiencia efectiva de lo que digo amanecerá en usted inmediatamente. No se necesita ningún esfuerzo. Tenga fe y actúe con ella. Se lo ruego, vea que yo no quiero nada de usted. Es en su propio interés que hablo. De-bido a que por encima de todo usted se ama a usted mismo, usted se quiere a usted mismo seguro y feliz. No se avergüence de ello, no lo niegue. Es natural y bueno amarse a sí mismo. Solo que usted debe saber qué ama usted exactamente. No es el cuerpo lo que usted ama, es la vida —percibir, sentir, pensar, hacer, amar, esforzarse, crear. Lo que usted ama es esa Vida, la cual es usted, la cual es todo. Realícela en su totalidad, más allá de todas las divisiones y limitaciones, y todos sus deseos se fun-dirán en ella, pues lo más grande contiene a lo más pequeño. Encuéntrese por tanto a usted mismo, pues el al encontrar eso usted lo encuentra todo.
    Todo el mundo está contento de ser. Pero pocos conocen la plenitud de ello. Us-ted llega a conocer morando en su mente en «yo soy», «yo conozco», «yo amo» —con la voluntad de alcanzar el significado más profundo de estas palabras.
    Int: ¿Puedo pensar «yo soy Dios»?
    Mah: No se identifique a usted mismo con una idea. Si usted entiende por Dios lo No Conocido, entonces diga meramente: «yo no sé lo que yo soy». Si usted conoce a Dios como usted conoce a su sí mismo, usted no necesita decirlo. Lo mejor es la simple sensación de «yo soy». More en ella pacientemente. Aquí paciencia es sabi-duría; no considere el fracaso. No puede haber ningún fracaso en esta tarea.
    Int: Mis pensamientos no me dejarán.
    Mah: No les preste ninguna atención. No los combata. No haga nada a su respec-to, déjelos estar, sean cuales sean. Si usted los combate eso mismo les da vida. No los mire. Mire a su través. Acuérdese de recordar que: «acontezca lo que acontezca —acontece debido a que yo soy». Todo le recuerda a usted que usted es. Aprovéchese plenamente del hecho de que para experimentar usted debe ser. Usted no necesita dejar de pensar. Solo deje de ser interesado. Es su desinterés lo que libera. No se afe-rre, eso es todo. El mundo está hecho de anillas. Los ganchos son todos suyos. Ende-rece sus ganchos y nada podrá engancharle. Abandone sus adicciones. No hay nada más que abandonar. Detenga su rutina de adquirir, su hábito de buscar resultados y la liberación del universo es suya. Sea sin esfuerzo.
    Int: La vida es esfuerzo. Hay tantas cosas que hacer.
    Mah: Lo que necesita hacerse, hágalo. No resista. Su equilibrio debe ser dinámico, basado en hacer solo la cosa justa, de momento en momento. No sea un niño que no quiere crecer. Los gestos y las posturas estereotipadas no le ayudarán. Apóyese enteramente sobre su claridad de pensamiento, pureza de motivo e integridad de ac-ción. Usted posiblemente no puede malearse. Todo este asunto de ser un niño no querido por una madre sin amor está enteramente en la mente. Vaya más allá y déjelo todo atrás.
    Int: ¿Pero puede dejarse algo por completo?
    Mah: Usted quiere algo como un éxtasis sin fin. Los éxtasis vienen y se van, ne-cesariamente, pues el cerebro humano no puede soportar la tensión por mucho tiempo. Un éxtasis prolongado abrasaría su cerebro, a no ser que sea extremadamente puro y sutil. En la naturaleza nada permanece quieto, todo pulsa, aparece y desaparece. El corazón, la respiración, la digestión, el sueño y la vigilia —el nacimiento y la muerte, todo viene y va en olas. El ritmo, la periodicidad, la armoniosa alternancia de los extremos es la regla. Es inútil rebelarse contra el modelo mismo de la vida. Si usted busca lo Inmutable, vaya más allá de la experiencia. Cuando digo: «Recuerde “yo soy” todo el tiempo», quiero decir: «vuelva a él repetidamente». Ningún pensamiento particular puede ser el estado natural de la mente, solo el silencio. No la idea del silencio, sino el silencio mismo. Cuando la mente está en su estado natural, revierte al silencio espontáneamente después de cada experiencia o, más bien, toda experiencia acontece en el fondo del silencio.
    Ahora, lo que usted ha aprendido aquí deviene la semilla. Usted puede olvidarlo —aparentemente. Pero vivirá y a su debido tiempo brotará y crecerá y dará flores y frutos. Todo acontecerá por sí mismo. Usted no necesita hacer nada, solo no lo impi-da.

    52

    Ser Feliz, Hacer Feliz es el Ritmo de la Vida

    Interlocutor: Vine de Europa hace unos pocos meses a una de mis visitas periódi-cas a mi Gurú cerca de Calcuta. Ahora voy de regreso a casa. Fui invitado por un amigo a venir a encontrarle a usted y estoy contento de haber venido.
    Maharaj: ¿Qué aprendió usted de su Gurú y qué práctica ha seguido usted?
    Int: Mi Gurú es un venerable anciano de unos ochenta años. Filosóficamente es un vedantino y la práctica que enseña tiene mucho que ver con despertar las energías inconscientes de la mente y traer a la consciencia los obstáculos y bloqueos ocultos. Mi sadhana personal estaba relacionada con mi peculiar problema de la primera in-fancia y la niñez. Mi madre no pudo darme el sentimiento de estar seguro y de ser amado, tan importantes para el desarrollo normal del niño. Era una mujer que no era adecuada para ser madre; llena de ansiedades y de neurosis, insegura de sí misma, me sentía como una responsabilidad y una carga más allá de su capacidad soportar. Ella nunca quiso que yo naciera. No quería que creciera y me desarrollara, quería devolverme a su matriz, que no naciera, que no existiera. Resistía a todos los movi-mientos de la vida en mí, combatía ferozmente todos los intentos de ir más allá del estrecho círculo de su existencia habitual. Cuando niño yo era a la vez sensible y afectivo. Ansiaba amor por encima de todo lo demás, y el amor, el simple e instintivo amor de una mujer por su hijo se me negó. La búsqueda del hijo por su madre devino el motivo conductor de mi vida y nunca me he emancipado de ella. Un niño feliz, una infancia feliz devino una obsesión para mí. La preñez, el nacimiento, la infancia me interesaban apasionadamente. Llegué a ser un ginecólogo de cierto renombre y contribuí al desarrollo del método del parto sin dolor. Un hijo feliz de una madre feliz —eso era el ideal de toda mi vida. Pero mi madre estaba siempre ahí —ella misma infeliz, no quería y no podía verme feliz. Se manifestaba de maneras extrañas. Siempre que yo no estaba bien, ella se sentía mejor; cuando yo estaba en buena forma, ella se venía debajo de nuevo, maldiciéndose a sí misma y a mí también. Como si nunca me perdonara el crimen de haber nacido, me hacía sentir culpable de estar vivo. «Vives debido a que me odias. Si me amas —muérete», era su mensaje constante, aunque silencioso. Y así he pasado mi vida, siéndome ofrecida la muerte en lugar del amor. Prisionero como estaba de mi madre, el niño perenne, no puede desarrollar una relación significativa con ninguna mujer; la imagen de la madre se interponía siempre, despiadada. Busque solaz en mi trabajo y encontré mucho; sin embargo, no podía salir del pozo de la infancia. Finalmente me volví hacia la búsqueda espiritual y estoy en esta línea firmemente desde hace muchos años. Pero, en cierto modo es la misma vieja búsqueda del amor de la madre, llámelo Dios o Atma o Realidad Suprema. Básicamente, yo quiero amar y ser amado; desgraciadamente las supuestas gentes religiosas están contra la vida y a favor de la mente. Cuando se enfrentan a las necesidades e impulsos de la vida, comienzan a clasificar, abstraer y conceptualizar y entonces hacen la clasificación más importante que la vida misma. Piden concentrarse e impersonalizarse sobre un concepto. En lugar de la espontánea integración a través del amor recomiendan una deliberada y laboriosa concentración sobre una fórmula. ¡Bien sea Dios o Atma, el mí mismo o el otro, viene a ser lo mismo! ¡Algo sobre lo que pensar, no alguien a quien amar! No son teorías y sistemas lo que yo necesito; hay muchos otros igualmente atractivos o plausibles. Necesito un movimiento de corazón, una renovación de la vida, y no una nueva manera de pensar. No hay maneras de pensar nuevas, pero los sentimientos siempre pueden ser frescos. Cuando amo a alguien, medito sobre él espontánea y poderosamente, con un calor y un vigor que mi mente no puede dominar.
    Las palabras son buenas para dar forma a los sentimientos; las palabras sin senti-miento son como vestidos sin ningún cuerpo dentro —frías y lacias. Esta madre mía —me drenó de todos mis sentimientos —mis fuentes se han secado. ¿Puedo encon-trar aquí la riqueza y abundancia de emociones, que necesito en medida tan amplia como un niño?
    Mah: ¿Dónde está su niñez ahora? ¿Y cuál es su futuro?
    Int: ¿He nacido, he crecido, y moriré.
    Mah: Usted está pensando en su cuerpo, por supuesto. Y en su mente. Yo no es-toy hablando de su fisiología y psicología. Son una parte de la naturaleza y están gobernados por las leyes de la naturaleza. Estoy hablando de su búsqueda de amor. ¿Tuvo un comienzo? ¿Tendrá un fin?
    Int: Realmente no puedo decirlo. Está aquí —desde el momento más antiguo al último momento de mi vida. Este anhelo de amor —¡cuán constante y cuán desespe-rado!
    Mah: En su búsqueda de amor ¿qué está usted buscando exactamente?
    Int: Simplemente esto: amar y ser amado.
    Mah: ¿Quiere usted decir una mujer?
    Int: No necesariamente. Un amigo, un maestro, un guía —mientras el sentimiento sea brillante y claro. Por supuesto, una mujer es la respuesta usual. Pero no necesita ser la única.
    Mah: De los dos ¿qué preferiría usted, amar o ser amado?
    Int: ¡Querría más bien tener ambos! Pero puedo ver que amar es más grande, más noble, más profundo. Ser amado es dulce, pero no le hace crecer a uno.
    Mah: Puede usted amar por usted mismo, o debe hacérsele a usted amar?
    Int: Uno debe encontrar a alguien amable, por supuesto. Mi madre no solo no amaba, tampoco era amable.
    Mah: ¿Qué hace a una persona amable? ¿No es precisamente el ser amada? Pri-mera usted ama y después usted busca las razones.
    Int: Puede ser al revés. Usted ama lo que le hace a usted feliz.
    Mah: ¿Pero qué le hace a usted feliz?
    Int: No hay ninguna regla al respecto. Todo el asunto es altamente individual e impredecible.
    Mah: Justo. Lo ponga usted como lo ponga, a menos de que usted ame no hay ninguna felicidad. ¿Pero el amor le hace a usted siempre feliz? ¿No es la asociación del amor con la felicidad una etapa más bien temprana, infantil? ¿Cuándo el amado sufre, no sufre usted también? ¿Y deja usted de amar debido a que usted sufre? ¿De-ben el amor y la felicidad venir y partir juntos? ¿Es el amor meramente la expectativa del placer?
    Int: Por supuesto que no. Puede haber mucho sufrimiento en el amor.
    Mah: ¿Entonces qué es el amor? ¿No es un estado de ser más bien que un estado de mente? ¿Debe usted saber que usted ama para amar? ¿No amaba usted a su madre sin saberlo? Su anhelo del amor de ella, de una oportunidad de amarla, ¿no es el mo-vimiento del amor? ¿No es el amor una parte de usted, tanto como la consciencia de ser? Usted buscaba el amor de su madre, debido a que usted la amaba.
    Int: ¡Pero ella no me dejaba!
    Mah: Ella no pudo impedírselo.
    Int: ¿Entonces por qué he sido desdichado toda mi vida?
    Mah: Debido a que usted no profundizó en las raíces mismas de su ser. Es su completa ignorancia de usted mismo, la que encubrió su amor y su felicidad y le hizo a usted buscar lo que usted nunca había perdido. El amor es voluntad, la voluntad de compartir su felicidad con todo. Ser feliz —hacer feliz —éste es el ritmo del amor.

    53

    Los Deseos Satisfechos, Engendran más Deseos

    Interlocutor:  Debo confesar que hoy vengo con un humor rebelde. He tenido una mala pasada en la oficina de las líneas aéreas. Cuando me enfrento a tales situaciones todo me parece dudoso, todo me parece inútil.
    Maharaj: Éste es un estado de ánimo muy útil. Dudar todo, rechazar todo, no querer aprender a través de otro. Es el fruto de su larga sadhana. Después de todo uno no estudia para siempre.
    Int: Es suficiente. Ello no me ha llevado a ninguna parte.
    Mah: No diga «a ninguna parte». Le ha llevado a usted a donde usted ésta —ahora.
    Int: Es de nuevo el niño y sus rabietas. No me he movido ni una pulgada de don-de estaba.
    Mah: Usted comenzó como un niño y usted acabará como un niño. Haya adquiri-do usted lo que haya adquirido mientras tanto, usted debe perderlo y acabar en el comienzo.
    Int: Pero el niño patalea. Cuando es infeliz o se le niega algo patalea.
    Mah: Déjelo patalear. Sólo observe el pataleo. Y si usted tiene demasiado miedo de la sociedad para patalear convincentemente, observe al miedo también. Sé que es un asunto penoso. Pero no hay ningún remedio —excepto uno— la búsqueda de re-medios debe cesar.
    Si usted está enfadado o sufre, sepárese del enfado y del sufrimiento y obsérve-los. La externalización es el primer paso hacia la liberación. Manténgase apartado y observe. Los aconteceres físicos continuarán ocurriendo, pero por sí solos no tienen ninguna importancia. Es la mente sola lo que importa. Ocurra lo que ocurra, usted no puede patalear y dar gritos en unas oficinas aéreas o en un Banco. La sociedad no lo permite. Si a usted no le gustan sus normas, o no está preparado para soportarlas, no vaya en avión o no lleve dinero. Vaya a pie, y si usted no puede caminar, no viaje. Si usted trata con la sociedad debe aceptar sus normas. Pues las normas de la sociedad son las normas de usted. Las necesidades y demandas de usted las han creado. Los deseos de usted son tan complejos y contradictorios, que no hay que sorprenderse de que la sociedad que usted crea sea también compleja y contradictoria.
    Int: Veo y admito que el caos exterior es meramente un reflejo de mi propia des-armonía interior. ¿Pero cuál es el remedio?
    Mah: No busque remedios.
    Int: A veces uno está en un «estado de gracia» y la vida es feliz y armoniosa. ¡Pe-ro un tal estado no dura! El humor cambia y todo se echa a perder.
    Mah: Con solo que usted pudiera mantenerse sereno, limpio de recuerdos y de expectativas, usted sería capaz de discernir el bello patrón de los aconteceres. Es su obtusa agitación la que causa el caos.
    Int: Durante las tres horas completas que pasé en la oficina de las líneas aéreas estuve practicando la paciencia y el aguante. Ello no aceleró los trámites.
    Mah: ¡Al menos no los retrasó, como su pataleo y griterío ciertamente lo habrían hecho! ¡Usted quiere resultados inmediatos! Aquí no administramos magia. Todo el mundo comete el mismo error: rechazan los medios, pero quieren los fines. Usted quiere paz y armonía en el mundo, pero se niega a tenerlas en usted mismo. Siga mi consejo implícitamente y no será decepcionado. Yo no puedo resolver su problema solo con palabras. Usted tiene que actuar y perseverar en lo que le digo. No es el consejo justo lo que libera, sino la acción basada en él. Lo mismo que un médico, después de poner una inyección al paciente, le dice: «Ahora, manténgase tranquilo. No haga nada más, solo manténgase tranquilo», así yo le digo a usted: usted ya ha recibido su «inyección», ahora manténgase tranquilo, solo manténgase tranquilo. Usted no tiene nada más que hacer. Mi Gurú hizo lo mismo. Me decía algo y enton-ces me aconsejaba: «Ahora manténte tranquilo. No continúes rumiando todo el tiem-po. Basta. Sé silencioso».
    Int: Puedo mantenerme tranquilo durante una hora por la mañana. Pero el día es largo y ocurren muchas cosas que me sacan de mi equilibrio. Es fácil decir «esté usted en silencio», pero estar en silencio cuando todo está vociferando en mí y alrededor mío —se lo ruego, dígame cómo se hace.
    Mah: Todo lo que necesita hacerse puede hacerse en paz y en silencio. No hay ninguna necesidad de alterarse.
    Int: Todo es una teoría que no concuerda con los hechos. Voy a regresar a Europa sin nada que hacer allí. Mi vida está completamente vacía.
    Mah: Con solo que usted intente mantenerse tranquilo, todo vendrá —el trabajo, la fuerza para el trabajo, el motivo justo. ¿Debe usted saber todo de antemano? No esté ansioso sobre su futuro —esté tranquilo ahora y todo se pondrá en su sitio. Lo inesperado no tiene más remedio que ocurrir mientras que lo que se anticipa puede no venir nunca. No me diga que usted no puede controlar su naturaleza.  Usted no necesita controlarla. Arrójela por la borda. No tenga ninguna naturaleza a la que combatir, o a la que someter. Ninguna experiencia le hará daño, provisto que usted no la transforme en un hábito. De la totalidad del universo usted es la causa sutil. Todo es debido a que usted es. Entienda este punto firme y profundamente y more en él repetidamente. Darse cuenta de esto como absolutamente verdadero, es liberación.
    Int: ¡Si yo soy la semilla de mi universo, entonces yo soy una semilla podrida! Por el fruto se conoce la semilla.
    Mah: ¿Qué hay de malo en su mundo para que usted reniegue de él?
    Int: Está lleno de sufrimiento.
    Mah: La naturaleza no es ni agradable ni penosa. Es toda inteligencia y belleza. El sufrimiento y el placer están en la mente. Cambie su escala de valores y todo cambiará. El placer y el dolor son una mera perturbación de los sentidos; trátelos por igual y solo habrá dicha. Y el mundo es, lo que usted hace de él; por todos los me-dios, hágalo feliz. Solo el contento puede hacerle a usted feliz —los deseos satisfe-chos engendran más deseos. Este mantenerse al margen de todos los deseos y el con-tento con lo que viene por sí mismo es un estado muy fructífero —una precondición del estado de plenitud. No desconfíe de su aparente esterilidad y vacuidad. Créame, es la satisfacción de los deseos la que engendra la miseria. La liberación de los deseos es la dicha.
    Int: Hay cosas que necesitamos.
    Mah: Lo que usted necesita vendrá a usted, si usted no pide lo que no necesita. Sin embargo solo muy pocas gentes alcanzan este estado de completo desapasiona-miento y desapego. Es un estado muy alto, el umbral mismo de la liberación.
    Int: He sido estéril durante los dos últimos años, he estado desolado y vacío y a menudo he rezado para que viniera la muerte.
    Mah: Bien, con su venida aquí los acontecimientos han empezado a funcionar. Deje que las cosas acontezcan como acontecen —finalmente, se arreglarán por sí solas felizmente. Usted no necesita esforzarse hacia el futuro —el futuro vendrá a usted por sí solo. Durante algún tiempo más, usted seguirá como un sonámbulo, como usted está ahora, desprovisto de significado y de seguridad; pero este periodo acabará y usted encontrará su trabajo a la vez fecundo y fácil. Hay siempre momentos en los que uno se siente vacío y extraño. Tales momentos son muy deseables pues significan que el alma ha arrojado sus amarras y que navega hacia lugares distantes. Esto es desapego: cuando lo viejo ha partido y lo nuevo todavía no ha llegado. Si usted tiene miedo, el estado puede ser aflictivo; pero no hay nada que temer. Recuerde las ins-trucciones: se encuentre con lo que se encuentre —vaya más allá.
    Int: Los Buddhas mandan: recordar lo que se necesita recordar. Pero yo encuentro tan difícil recordar la cosa justa en el momento justo. ¡En mi caso el olvido parece ser la regla!
    Mah: No es fácil recordar cuando cada situación suscita una tormenta de deseos y de temores. El anhelo nacido del recuerdo es también el destructor del recuerdo.
    Int: ¿Cómo puedo combatir al deseo? No hay nada más fuerte.
    Mah: Las aguas de la vida caen impetuosas sobre las rocas de los objetos —deseables o detestables. Suprima las rocas por la indagación y el desapego y las mismas aguas correrán profunda, silenciosa y mansamente, con mayor volumen y con mayor fuerza. No teorice al respecto, déle tiempo al pensamiento y a la consideración; si usted desea ser libre, no pase por alto el paso inmediato hacia la liberación. Es como escalar una montaña: no puede suprimirse ningún paso. Un paso de menos —y no se alcanzará la cima.

    54

    El Cuerpo y la Mente, son Síntomas de Ignorancia

    Interlocutor:  Estuvimos discutiendo un día sobre la persona —el presenciador —lo absoluto (vyakti-vyakta-avyakta). Hasta donde recuerdo, usted dijo que solo lo absoluto es real y que el presenciador es lo absoluto mismo en un punto dado del espacio y del tiempo. La persona es el organismo, grosero y sutil, iluminado por la presencia del presenciador. Me parece que no logro entender el asunto claramente; ¿podríamos tratarlo de nuevo? Usted también usa los términos mahadakash, chida-kash y paramakash. ¿Cómo se relacionan con la persona, el presenciador y lo absolu-to?
    Maharaj: Mahadakash es la naturaleza, el océano de las existencias, el espacio físico con todo lo que se puede contactar a través de los sentidos. Chidakash  es la expansión de la presenciación, el espacio mental del tiempo, de la percepción y de la cognición. Paramakash es la realidad atemporal y aespacial, sin mente, indiferencia-da, la potencialidad infinita, la fuente y el origen, la substancia y la esencia, a la vez la materia y la consciencia —y no obstante más allá de ambas. No puede percibirse, pero puede experimentarse como presenciando siempre al presenciador, percibiendo siempre al perceptor, el origen y el fin de toda manifestación, la raíz del tiempo y del espacio, la causa primera en toda cadena de causación.
    Int: ¿Cuál es la diferencia entre vyakta y avyakta?
    Mah: No hay ninguna diferencia. Es como la luz y la luz del día. El universo está lleno de luz que usted no ve; pero la misma luz usted la ve como la luz del día. Y lo que la luz del día revela es el vyakti. La persona es siempre el objeto, el presenciador es el sujeto y la relación de mutua dependencia es el reflejo de su absoluta identidad. Usted imagina que son estados distintos y separados. No lo son. Son la misma cons-ciencia en reposo y en movimiento, cada estado consciente del otro. En chit el hom-bre conoce a Dios y Dios conoce al hombre. En chit el hombre da forma al mundo y el mundo da forma al hombre. Chit es el vínculo, el puente entre los extremos, el factor de equilibrio y de unión en toda experiencia. La totalidad de lo percibido es lo que usted puede llamar materia. La totalidad de todos los perceptores es lo que usted llama la mente universal. La identidad de los dos, que se manifiesta a sí misma como perceptibilidad y percepción, armonía e inteligencia, belleza y amor, se reafirma a sí misma eternamente.
    Int: Los tres gunas, sattva—rajas—tamas, ¿están solo en la materia o están tam-bién en la mente?
    Mah: En ambas por supuesto, debido a que las dos no están separadas. Es solo lo Absoluto lo que es más allá de los gunas. De hecho, éstos no son más que puntos de vista, maneras de observar. Existen solo en la mente. Más allá de la mente todas las distinciones cesan.
    Int: ¿Es el universo un producto de los sentidos?
    Mah: Lo mismo que usted recrea su mundo al despertarse, así se devana el uni-verso. La mente con sus cinco órganos de percepción, cinco órganos de acción, y cinco vehículos de consciencia aparece como memoria, pensamiento, razón y sí mismidad.
    Int: Las ciencias ha hecho muchos progresos. Nosotros conocemos el cuerpo y la mente mucho mejor que nuestros antepasados. Su manera tradicional de describir y de analizar la mente y la materia, ya no es válida.
    Mah: ¿Pero dónde están sus científicos con sus ciencias? ¿No son nuevamente imágenes en su propia mente?
    Int: ¡Aquí se encuentra la diferencia básica! Para mí ellos no son mis propias proyecciones. Eran antes de que yo naciera y estarán aquí cuando yo haya muerto.
    Mah: Por supuesto. Una vez que usted acepta el tiempo y el espacio como reales, usted se considerará a usted mismo minúsculo y de corta vida. ¿Pero son reales? ¿Dependen ellos de usted, o usted de ellos? Como cuerpo, usted está en el espacio. Como mente, usted está en el tiempo. ¿Pero es usted un mero cuerpo con una mente en él? ¿Ha investigado usted alguna vez?
    Int: Yo no tenía ni el motivo ni el método.
    Mah: Yo le estoy sugiriendo a usted ambos. Pero el trabajo efectivo de discrimi-nación y de desapego (viveka-vairagya) es suyo.
    Int: El único motivo que puedo percibir es mi propia felicidad acausal y atempo-ral. ¿Y cuál es el método?
    Mah: La felicidad es incidental. El motivo verdadero y efectivo es el amor. Usted ve a la gente sufrir y usted busca la mejor manera de ayudarlos. La respuesta es evi-dente —primero póngase usted mismo más allá de la necesidad de ayuda. Cerciórese de que su actitud es de buena voluntad pura, libre de expectación de cualquier tipo.
    Aquellos que buscan mera felicidad pueden acabar en una sublime indiferencia, mientras que el amor no descansará jamás.
    En cuanto al método, solo hay uno —usted debe llegar a conocerse a usted mismo —tanto lo que usted parece ser como lo que usted es. La claridad y la caridad van juntas —cada una necesita y fortalece a la otra.
    Int: La compasión implica la existencia de un mundo objetivo, lleno de sufri-miento evitable.
    Mah: El mundo no es objetivo y su sufrimiento no es evitable. La compasión no es sino otra palabra para la negativa a sufrir por razones imaginarias.
    Int: Si las razones son imaginarias, ¿por qué el sufrimiento debe ser inevitable?
    Mah: Es siempre lo falso lo que le hace sufrir a usted, los falsos deseos y temores, los falsos valores e ideas, las falsas relaciones entre la gente. Abandone lo falso y usted está libre del sufrimiento; la verdad hace feliz —la verdad libera.
    Int: La verdad es que yo soy una mente aprisionada en un cuerpo y ésta es una verdad muy infeliz.
    Mah: Usted no es el cuerpo ni está en el cuerpo —no hay ninguna cosa tal como el cuerpo. Usted se confunde gravemente a usted mismo; para comprender correcta-mente —investigue.
    Int: Pero yo nací como un cuerpo, estoy en un cuerpo y moriré con el cuerpo, como un cuerpo.
    Mah: Ésta es su equivocación. Indague, investigue, póngase en duda a usted mismo y a los demás. Para encontrar la verdad, usted no debe agarrarse a sus convic-ciones; si usted está seguro de lo inmediato, usted nunca alcanzará lo último. Su idea de que usted ha nacido y de que morirá es absurda: tanto la lógica como la experien-cia la contradicen.
    Int: De acuerdo, no insistiré en que yo soy el cuerpo. Usted gana aquí. Pero aquí y ahora, según le estoy hablando a usted, yo estoy en mi cuerpo —evidentemente. El cuerpo puede no ser mí mismo, pero es mío.
    Mah: El universo entero contribuye incesantemente a su existencia. Por lo tanto, el universo entero es su cuerpo. En este sentido —estoy de acuerdo.
    Int: Mi cuerpo me influencia profundamente. En más de una manera mi cuerpo es mi destino. Mi carácter, mis humores, la naturaleza de mis reacciones, mis deseos y temores —innatos o adquiridos— todos ellos se basan en el cuerpo. Un poco de al-cohol, una droga u otra y todo cambia. Mientras persiste el efecto de la droga me convierto en otro hombre.
    Mah: Todo esto acontece debido a que usted piensa que usted es el cuerpo. Reali-ce su sí mismo real y ni siquiera las drogas tendrán ningún poder sobre usted.
    Int: ¿Usted fuma?
    Mah: Mi cuerpo ha conservado unos cuantos hábitos que pueden continuar tam-bién hasta que muera. No hay ningún daño en ellos.
    Int: ¿Usted come carne?
    Mah: Nací entre las gentes que comen carne y mis hijos comen carne. Como muy poca —y no tengo reparos.
    Int: Comer carne implica matar.
    Mah: Evidentemente. Yo no tengo ninguna pretensión a la congruencia. Usted piensa que la congruencia absoluta es posible; pruébelo con el ejemplo. No predique lo que usted no practica.
    Volviendo a la idea de haber nacido. Usted está atrapado en lo que sus padres le dijeron: todo sobre la concepción, la preñez y el nacimiento, el bebe, el niño, el mu-chacho, el adolescente, y demás. Ahora, despójese de la idea de que usted es el cuer-po con la idea contraria de que usted no es el cuerpo. Es también una idea, no hay duda; trátela como algo que hay que abandonar cuando haya hecho su labor. La idea de que yo no soy el cuerpo da realidad al cuerpo, cuando de hecho no hay ninguna cosa tal como el cuerpo; es solo un estado de mente. Usted puede tener tantos cuer-pos y tan diversos como usted quiera; solo recuerde firmemente lo que usted quiere y rechace los incompatibles.
    Int: Yo soy como una caja dentro de otra caja dentro de otra caja, donde la caja exterior actúa como el cuerpo y la que le sigue —como el alma que lo habita. Abs-traiga la caja exterior y la siguiente deviene el cuerpo y la siguiente a ella el alma. ¿Es una serie infinita, una apertura de cajas sin fin —o hay una última, el alma última?
    Mah: Si usted tiene un cuerpo, usted debe tener un alma; aquí su símil de un jue-go de cajas es válido. Pero aquí y ahora, a través de todos sus cuerpos y almas, brilla la presenciación, la pura luz de chit. Aférrese a ella inconmoviblemente. Sin presen-ciación el cuerpo no duraría ni un segundo. Hay en el cuerpo una corriente de energía, de afección y de inteligencia, que guía, mantiene y da energía al cuerpo. Descubra esta corriente y permanezca con ella.
    Por supuesto, todo esto son maneras de hablar. Las palabras son tanto una barrera como un puente. Encuentre la chispa de la vida que teje los tejidos de su cuerpo y sea con ella. Es la única realidad que tiene el cuerpo.
    Int: ¿Qué le acontece a esa chispa de vida después de la muerte?
    Mah: Ella es más allá del tiempo. El nacimiento y la muerte solo son puntos en el tiempo. La vida teje eternamente sus múltiples tramas. El tejer está en el tiempo, pero la vida misma es atemporal. Cualquiera que sea el nombre y la forma que usted dé a sus expresiones, ella es como el océano —siempre sin cambio, siempre cambiante.
    Int: Todo lo que usted dice suena bellamente convincente, sin embargo mi sensa-ción de ser solo una persona en un mundo extraño y ajeno, a menudo inamistoso y peligroso, no cesa. Siendo una persona, limitado en el espacio y el tiempo, ¿cómo puedo realizarme a mí mismo como lo opuesto, como una presenciación despersona-lizada y universalizada, de nada en particular?
    Mah: Usted afirma ser lo que usted no es, y niega ser lo que usted es. Usted omite el elemento de puro conocimiento, de presenciación libre de todas las distorsiones personales. A menos de que usted admita la realidad de chit, usted nunca se conocerá a usted mismo.
    Int: ¿Qué voy a hacer? Yo no me veo a mí mismo como usted me ve. Quizás us-ted está en lo cierto y yo estoy equivocado, ¿pero cómo puedo dejar de ser lo que siento que yo soy?
    Mah: Un príncipe que se cree que es un mendigo, únicamente puede convencerse concluyentemente de una sola manera: debe comportarse como un príncipe y ver lo que ocurre. Compórtese como si lo que yo digo fuera verdadero —y juzgue por lo que ocurra. Todo lo que pido es la poca fe que se necesita para dar el primer paso. Con la experiencia vendrá la confianza, y usted ya no me necesitará para proseguir. Yo sé lo que usted es y se lo estoy diciendo. Confíe en mí por un tiempo.
    Int: Para estar aquí y ahora, necesito mi cuerpo y sus sentidos. Para comprender, necesito una mente.
    Mah: El cuerpo y la mente son solo síntomas de ignorancia, de incomprensión. Compórtese como si usted fuera presenciación pura, sin cuerpo y sin mente, aespacial y atemporal, más allá del «donde», del «cuando» y del «cómo». More en ella, piense en ella, aprenda a aceptar su realidad. No se oponga a ella y no la niegue todo el tiempo. Mantenga una mente abierta al menos. El Yoga es someter lo exterior a lo interior. Haga que su mente y su cuerpo expresen lo real que es todo y más allá de todo. Usted lo logrará haciendo, no discutiendo.
    Int: Permítame amablemente volver de nuevo a mi primera pregunta. ¿Cómo se origina el error de ser una persona?
    Mah: Lo absoluto precede al tiempo. La presenciación viene primero. Un paquete de recuerdos y de hábitos mentales atrae la atención, la presenciación se focaliza y repentinamente aparece una persona. Retire la luz de la presenciación, vaya a dormir o desvanézcase —y la persona desaparece. La persona (vyakti) fluctúa, la presenciación (vyakta) contiene todo el espacio y el tiempo, lo absoluto (avyakta) —Es.

    55

    Abandone Todo y Usted Gana Todo

    Interlocutor:  ¿Cuál es su estado en el momento presente?
    Maharaj: Un estado de no-experiencia. En él toda experiencia está incluida.
    Int: ¿Puede usted entrar en la mente y el corazón de otro hombre y compartir su experiencia?
    Mah: No, tales cosas requieren un entrenamiento especial. Yo soy como un ma-yorista del trigo. Sé muy poco sobre panes y pasteles. Puedo no conocer siquiera el sabor de unas gachas de trigo. Pero sobre el grano de trigo lo sé todo y lo sé bien. Yo conozco la fuente de toda experiencia. Pero las innumerables formas particulares que puede tomar la experiencia no las conozco, ni tengo necesidad de conocerlas. Mo-mento a momento, lo poco que necesito saber para vivir mi vida, de algún modo acontece que lo sé.
    Int: ¿Su existencia particular y mi existencia particular, existen ambas en la mente de Brahma?
    Mah: Lo universal no es consciente de lo particular. La existencia como una per-sona es un asunto personal. Una persona existe en el tiempo y el espacio, tiene nom-bre y forma, comienzo y fin; lo universal incluye a todas las personas y lo absoluto es en la raíz de todo y más allá de todo.
    Int: A mí no me interesa la totalidad. Mi consciencia personal y su consciencia personal —¿cuál es el lazo entre las dos?
    Mah: ¿Cuál puede ser el lazo entre dos que sueñan?
    Int: Pueden soñarse el uno al otro.
    Mah: Eso es lo que las gentes están haciendo. Cada uno imagina a «otros» y bus-ca un lazo con ellos. El buscador es el lazo, no hay ningún otro.
    Int: Ciertamente debe de haber algo en común entre los muchos puntos de cons-ciencia que somos.
    Mah: ¿Dónde están los muchos puntos? En su mente. Usted insiste en que su mundo es independiente de su mente. ¿Cómo puede serlo? Su deseo de conocer las mentes de otras gentes se debe a su no conocimiento de su propia mente. Primero conozca usted su propia mente y encontrará que la cuestión de otras mentes ya no se plantea en absoluto, pues no hay otras gentes. Usted es el factor común, el único lazo entre las mentes. Ser es consciencia; «yo soy» se aplica a todos.
    Int: La Realidad Suprema (Parabrahman) puede estar presente en todos nosotros. ¿Pero de qué utilidad es para nosotros?
    Mah: Usted es como un hombre que dice: «Necesito un sitio donde guardar mis cosas, ¿pero de qué utilidad es el espacio para mí?» o «Necesito leche, té, café o so-da, pero para el agua no tengo ninguna aplicación». ¿No ve usted que la Realidad Suprema es lo que hace posible todo? Pero si usted pregunta de qué utilidad es para usted, debo responder: «de ninguna». En los asuntos de la vida cotidiana el conoce-dor de lo real no tiene ninguna ventaja; puede estar más bien en desventaja: al estar libre de deseo y temor, no se protege a sí mismo. La idea misma de provecho le es ajena; aborrece amontonar; su vida es un constante despojarse, compartir, dar.
    Int: Si no hay ninguna ventaja en ganar lo Supremo, ¿por qué molestarse enton-ces?
    Mah: Hay molestia solo cuando usted se aferra a algo. Cuando usted no se aferra a nada, no surge ninguna molestia. El abandono de lo más pequeño es la obtención de lo más grande. Abandone todo y usted gana todo. Entonces la vida deviene lo que estaba en ella ser: pura radiación de una fuente inagotable. En esa luz el mundo apa-rece tenue como un sueño.
    Int: Si mi mundo es meramente un sueño y usted es una parte de él, ¿qué puede usted hacer por mí? Si el sueño no es real, si no tiene ningún ser, ¿cómo puede afec-tarle la realidad?
    Mah: Mientras dura, el sueño tiene un ser temporal. Es su deseo de aferrarse a él lo que crea el problema. Deje que se vaya. Deje de imaginar que el sueño es suyo.
    Int: Usted parece dar por supuesto que puede haber un sueño sin un soñador y que yo me identifico a mí mismo con el sueño de mi propia dulce voluntad. Pero soy el soñador y también el sueño. ¿Quién va a dejar de soñar?
    Mah: Deje que el sueño se devane por sí solo hasta su fin. Usted no puede reme-diarlo. Pero usted puede ver el sueño como un sueño, negarle el sello de la realidad.
    Int: Estoy aquí, sentado ante usted. Yo estoy soñando y usted está observándome hablar en mi sueño. ¿Cuál es el lazo entre nosotros?
    Mah: Mi intención de despertarle a usted es el lazo. Mi corazón quiere que usted despierte. Le veo a usted sufrir en su sueño y sé que usted debe despertar para que acaben sus aflicciones. Cuando usted ve su sueño como sueño, entonces despierta. Pero yo no estoy interesado en su sueño mismo. Es suficiente para mí saber que usted debe despertar. Usted no necesita que su sueño tenga una conclusión definida, o hacerlo noble o feliz o bello; todo lo que necesita es darse cuenta de que usted está soñando. Deje de imaginar, deje de creer. Vea las contradicciones, las incongruencias, la falsedad y el sufrimiento del estado humano, la necesidad de ir más allá. Dentro de la inmensidad del espacio flota un minúsculo átomo de consciencia y en él está contenido el universo entero.
    Int: Hay afecciones en el sueño que parecen reales y duraderas. ¿Desaparecen al despertar?
    Mah: En el sueño usted ama a unos y no a otros. Al despertar usted encuentra que usted es el amor mismo, que lo abarca todo. El amor personal, por intenso y genuino que sea, invariablemente ata; el amor en libertad es amor de todos.
    Int: Las gentes vienen y van. Uno ama a quien encuentra, no se puede amar a to-dos.
    Mah: Cuando usted es el amor mismo, usted es más allá del tiempo y de los números. Al amar a uno usted ama a todos, al amar a todos, usted ama a cada uno. Uno y todos no son excluyentes.
    Int: Usted dice que está en un estado atemporal. ¿Significa eso que el pasado y el futuro están abiertos a usted? ¿Se ha encontrado usted con Vashishta Muni, el Gurú de Rama?
    Mah: La pregunta está en el tiempo y se refiere al tiempo. De nuevo usted me está preguntando sobre los contenidos de un sueño. La atemporalidad es más allá de la ilusión del tiempo, no es una extensión en el tiempo. El que se llamaba a sí mismo Vashishta conoció a Vashishta. Yo soy más allá de todos los nombres y formas. Vas-hishta es un sueño en el sueño de usted. ¿Cómo puedo conocerle? Usted está dema-siado interesado en el pasado y el futuro. Todo se debe a su anhelo de continuar, de protegerse a usted mismo contra la extinción. Y como usted quiere continuar, usted quiere que otros le acompañen, de aquí su interés en la supervivencia de ellos. Pero lo que usted llama supervivencia no es más que la supervivencia de un sueño. La muerte es preferible. Hay una posibilidad de despertar.
    Int: Usted es consciente de la eternidad, por lo tanto usted no está interesado en la supervivencia.
    Mah: Es al revés. La liberación de todo deseo de durar es eternidad. Todo apego implica temor, debido a que todas las cosas son transitorias. Y el temor le hace a uno esclavo. Esta liberación del apego no viene con la práctica; es natural, cuando uno conoce el verdadero ser de uno. El amor no ata; atar no es amar.
    Int: ¿Así pues, no hay ninguna manera de ganar el desapego?
    Mah: No hay nada que ganar. Abandone todas las imaginaciones y conózcase a usted mismo como usted es. El conocimiento de sí mismo es desapego. Todo anhelo se debe a una sensación de insuficiencia. Cuando usted sabe que a usted no le falta nada, que todo lo que hay, es usted y de usted, el deseo cesa.
    Int: ¿Para conocerme a mí mismo debo practicar la presenciación?
    Mah: No hay nada que practicar. Para conocerse a usted mismo, sea usted mismo. Para ser usted mismo, deje de imaginarse que usted es esto o aquello. Solo sea. Deje que su verdadera naturaleza emerja. No perturbe su mente con la búsqueda.
    Int: Llevará mucho tiempo si solo me dedico a esperar la realización de sí mismo.
    Mah: ¿Qué tiene usted que esperar cuando ya está aquí y ahora? Usted solo tiene que mirar y ver. Mire a su sí mismo, a su propio ser. Usted sabe que usted es y a usted le gusta. Abandone toda imaginación, eso es todo. No confíe en el tiempo. El tiempo es la muerte. Quien espera —muere. La vida es solo ahora. No me hable sobre el pasado y el futuro —solo existen en su mente.
    Int: Usted también morirá.
    Mah: Yo ya estoy muerto. La muerte física no constituirá ninguna diferencia en mi caso. Yo soy ser atemporal. Estoy libre del deseo y del temor, debido a que no recuerdo el pasado, ni imagino el futuro. Donde no hay ningún nombre ni ninguna forma, ¿cómo puede haber deseo y temor? Con la no deseación viene la atemporali-dad. Yo estoy a salvo, debido a que lo que no es, no puede tocar a lo que es. Usted se siente inseguro, debido a que usted imagina el peligro. Por supuesto, su cuerpo como tal es complejo y vulnerable y necesita protección. Pero usted no. Una vez que usted se de cuenta de su propio ser inexpugnable, usted estará en paz.
    Int: ¿Cómo puedo encontrar paz mientras el mundo sufre?
    Mah: El mundo sufre por razones muy válidas. Si usted quiere ayudar al mundo, usted debe estar más allá de la necesidad de ayuda. Entonces todo su hacer así como su no hacer ayudarán al mundo con mucha efectividad.
    Int: ¿Cómo puede ser útil la no acción donde se necesita la acción?
    Mah: Donde se necesita la acción, la acción acontece. El hombre no es el actor. Lo suyo es ser consciente de lo que ocurre. Su presencia misma es acción. Una ven-tana es ausencia de pared y da aire y luz debido a que está vacía. Ser vacío de todo contenido mental, de toda imaginación y esfuerzo, y la ausencia misma de obstáculos hará que la realidad irrumpa impetuosa. Si usted quiere realmente ayudar a una per-sona, manténgase ausente. Si usted se siente emocionalmente inclinado a ayudar, usted no logrará ayudar. Usted puede estar muy ocupado y muy complacido con su naturaleza caritativa, pero no se hará mucho. Un hombre es realmente ayudado cuan-do ya no necesita más ayuda. Todo lo demás es solo futilidad.
    Int: No hay tiempo suficiente para sentarse y esperar que la ayuda acontezca. Uno debe hacer algo.
    Mah: ¡No faltaba más —hágalo! Pero lo que usted puede hacer es limitado; solo el sí mismo es ilimitado. Dé ilimitadamente —de usted mismo. Todo lo demás usted puede darlo solo en pequeñas dosis. Solo usted es inconmensurable. Ayudar es su naturaleza misma. Incluso cuando usted come y bebe usted ayuda a su cuerpo. Para usted mismo, usted no necesita nada. Usted es puro don, sin comienzo, sin fin, inago-table. Cuando usted vea dolor y sufrimiento, sea con ellos. No se precipite a la acti-vidad. Ni la enseñanza ni la acción pueden ayudar realmente. Sea uno con el sufri-miento y ponga al descubierto sus raíces —ayudar a comprender es la ayuda real.
    Int: Mi muerte se acerca.
    Mah: Su cuerpo es de tiempo corto, no usted. El tiempo y el espacio están solo en la mente. Usted no está limitado. Solo compréndase a usted mismo —eso mismo es la eternidad.

  • Crow

    56

    Al Surgir la Consciencia, Surge el Mundo

    Interlocutor:  Cuando un hombre ordinario muere, ¿qué le acontece?
    Maharaj: Según su creencia, así acontece. Como la vida antes de la muerte es solo imaginación, así es la vida de después. El sueño continúa.
    Int: ¿Y qué hay sobre el jnani?
    Mah: El jnani no muere debido a que nunca ha nacido.
    Int: Pero a los demás sí se lo parece.
    Mah: Pero no a sí mismo. En sí mismo es libre de las cosas —físicas y mentales.
    Int: No obstante usted debe conocer el estado del hombre que ha muerto. Al me-nos por las propias vidas pasadas de usted.
    Mah: Hasta que encontré a mi Gurú, yo sabía muchas cosas. Ahora no sé nada, pues todo conocimiento está solo en el sueño y no es válido. Yo me conozco a mí mismo y no encuentro ninguna vida ni muerte en mí, solo puro ser —no ser esto o eso, sino solo ser. Pero en el momento en que la mente, sacando su provisión de re-cuerdos, comienza a imaginar, llena el espacio de objetos y el tiempo de aconteceres. Como yo no conozco ni siquiera este nacimiento, ¿cómo puedo conocer nacimientos pasados? Es la mente la que, ella misma en movimiento, ve todo en movimiento, y habiendo creado el tiempo, se inquieta por el pasado y el futuro. Todo el universo está contenido en la consciencia (maha tattva), la cual surge donde hay orden y ar-monía perfectos (maha sattva). Como las olas están en el océano, así están todas las cosas físicas y mentales en la presenciación. De aquí que lo más importante es la presenciación misma, no su contenido. Profundice y ensanche su presenciación de usted mismo y fluirán todas las bendiciones. Usted no necesita buscar nada, todo vendrá a usted de la manera más natural y sin esfuerzo. Los cinco sentidos y las cua-tro funciones de la mente —memoria, pensamiento, entendimiento y sí mismidad; los cinco elementos —tierra, agua, fuego, aire y éter; los dos aspectos de la creación —materia y espíritu, todos están contenidos en la presenciación.
    Int: Sin embargo, usted debe creer en haber vivido antes.
    Mah: Las escrituras dicen eso, pero yo no sé nada sobre ello. Yo me conozco a mí mismo como yo soy; como yo aparezco o apareceré no está dentro de mi experiencia. No es que yo no recuerde. Es que no hay nada que recordar. La reencarnación implica un sí mismo que se reencarna. No hay ninguna cosa tal. El paquete de recuerdos y de esperanzas, llamado el «yo», se imagina a sí mismo existiendo perennemente y crea el tiempo para dar acomodo a su falsa eternidad: Para ser, yo no necesito ningún pasado ni ningún futuro. Toda experiencia nace de la imaginación; yo no imagino, de modo que a mí mismo ningún nacimiento ni muerte acontecen. Solo aquellos que se piensan a sí mismos nacidos pueden pensarse a sí mismos renacidos. Usted me está acusando de haber nacido —¡yo no me reconozco culpable!
    Todo existe en la presenciación y la presenciación ni muere ni renace. Es la reali-dad inmutable misma.
    Todo el universo de la experiencia nace con el cuerpo y muere con el cuerpo; tiene su comienzo y su fin en la presenciación, pero la presenciación no conoce ningún comienzo, ni ningún fin. Si usted lo piensa cuidadosamente y lo medita durante largo tiempo, usted llegará a ver la luz de la presenciación en toda su claridad y el mundo desaparecerá de su visión. Es como mirar a un bastoncillo de incienso encendido; usted ve el bastoncillo y el humo primero; cuando usted nota el punto ígneo, usted se da cuenta de que tiene el poder de consumir montañas de bastoncillos y de llenar el universo de humo. Atemporalmente, el sí mismo se actualiza a sí mismo sin agotar sus posibilidades infinitas. En el símil del bastoncillo de incienso, el bastoncillo es el cuerpo y el humo es la mente. Mientras la mente está ocupada con sus contorsiones, no percibe su propia fuente. Entonces viene el Gurú y vuelve su atención hacia la chispa de dentro. Por su naturaleza misma la mente está vuelta hacia fuera; siempre tiende a buscar la fuente de las cosas entre las cosas mismas; el que se le diga a uno que busque la fuente dentro es, de alguna manera, el comienzo de una nueva vida. La presenciación ocupa el lugar de la consciencia; en la consciencia hay el «yo», que es consciente, mientras que la presenciación es indivisa; la presenciación es consciente de sí misma. El «yo soy» es un pensamiento, mientras la presenciación no es un pen-samiento; no hay ningún «yo soy consciente» en la presenciación. La consciencia es un atributo, mientras la presenciación no lo es; uno puede ser presenciación de ser consciente, pero no consciente de ser presenciación. Dios es la totalidad de la cons-ciencia, pero la presenciación es más allá de todo —del ser y del no ser.
    Int: Yo había comenzado con la pregunta sobre la condición de un hombre des-pués de la muerte. Cuando su cuerpo es destruido, ¿qué le acontece a su consciencia? ¿Lleva con él sus sentidos de la visión, el oído, etc., o los deja tras de sí? Y, si pierde sus sentidos, ¿qué le ocurre a su consciencia?
    Mah: Los sentidos son meros modos de percepción. Cuando los modos más gro-seros desaparecen, emergen estados de consciencia más finos.
    Int: ¿No hay ninguna transición a la presenciación después de la muerte?
    Mah: No puede haber ninguna transición desde la consciencia a la presenciación, pues la presenciación no es una forma de consciencia. La consciencia solo puede devenir más sutil y más refinada y eso es lo que acontece después de la muerte. Cuando los diferentes vehículos del hombre mueren, los modos de consciencia indu-cidos por ellos también desaparecen.
    Int: ¿Hasta que solo queda la inconsciencia?
    Mah: ¡Mírese a usted mismo hablando de la inconsciencia como de algo que viene y va! ¿Quién queda ahí para ser consciente de la inconsciencia? Mientras la ventana está abierta, hay luz solar en la habitación. Con las ventanas cerradas, el sol sigue estando ahí, ¿pero acaso ve la obscuridad en la habitación? ¿Hay algo como la obscuridad para el sol? No hay ninguna cosa tal como la inconsciencia, pues la in-consciencia no es experimentable. Nosotros inferimos la inconsciencia cuando hay un lapso en la memoria o en la comunicación. Si yo dejo de reaccionar, usted dirá que estoy inconsciente. En realidad puedo ser agudísimamente consciente, solo que inca-paz de comunicar o de recordar.
    Int: Estoy haciendo una pregunta simple: hay alrededor de cuatro mil millones de personas en el mundo y todos ellos están condenados a morir. ¿Cuál será su condi-ción después de la muerte —no físicamente, sino psicológicamente? ¿Continuará su consciencia? ¿Y si lo hace, en cuál forma? No me diga que no estoy haciendo la pre-gunta correcta, o que usted no sabe la respuesta, o que en su mundo mi pregunta no tiene sentido; en el momento en que usted comienza a hablar sobre su mundo y mi mundo, como diferentes e incompatibles, usted construye un muro entre nosotros. O bien vivimos en un único mundo o su experiencia no es de ninguna utilidad para no-sotros.
    Mah: Por supuesto, vivimos en un único mundo. Solo que yo lo veo como es, mientras usted no. Usted se ve a usted mismo en el mundo, mientras que yo veo al mundo en mí mismo. Para usted, usted nace y muere, mientras que para mí, el mundo aparece y desaparece. Nuestro mundo es real, pero su visión de él no lo es. No hay ningún muro entre nosotros, excepto el construido por usted. No hay nada malo en los sentidos, es su imaginación lo que le extravía a usted. Ella cubre al mundo como es, con lo que usted imagina que el mundo es —algo que existe independientemente de usted y que no obstante se ajusta estrechamente a los patrones heredados o adqui-ridos por usted. Hay una profunda contradicción en su actitud, que usted no ve y  que es causa de aflicción. Usted se aferra a la idea de que usted ha nacido en un mundo de dolor y de aflicción; yo sé que el mundo es hijo del amor, y que tiene su comienzo, su crecimiento y su cumplimiento en el amor. Pero yo soy más allá del amor también.
    Int: Si usted ha creado el mundo de amor, ¿por qué está tan lleno de dolor?
    Mah: Tiene usted razón —desde el punto de vista del cuerpo. Pero usted no es el cuerpo. Usted es la inmensidad e infinitud de la consciencia. No asuma lo que no es verdadero y usted verá las cosas como yo las veo. Dolor y placer, bueno y malo, justo e injusto: éstos son términos relativos y no deben tomarse absolutamente. Son li-mitados y temporales.
    Int: En la tradición budista se dice que un Nirvani, un Buddha iluminado, tiene la liberación del universo. Puede conocer y experimentar por sí mismo todo lo que exis-te. Puede ordenar e interferir en la naturaleza, en la cadena de la causación, cambiar el orden de los aconteceres, deshacer el pasado incluso. El mundo está todavía con él, pero él es libre en el mundo.
    Mah: Lo que usted describe es Dios. Por supuesto, donde hay un universo, habrá también su contrapartida, que es Dios. Pero yo soy más allá de ambos. Había un reino en busca de un rey. Encontraron el hombre adecuado y le hicieron rey. Él no había cambiado de ninguna manera. Solo se le dio el nombre, los derechos y los deberes de un rey. Su naturaleza no fue afectada, solo sus acciones. Ocurre similarmente con el hombre iluminado; el contenido de su consciencia sufre una transformación radical. Pero él no se extravía. Él conoce lo inmutable.
    Int: Lo inmutable no puede ser consciente. La consciencia lo es siempre del cam-bio. Lo inmutable no deja ningún rastro en la consciencia.
    Mah: Sí y no. El papel no es el escrito, sin embargo soporta al escrito. La tinta no es el mensaje, tampoco la mente del lector es el mensaje —pero todos ellos hacen posible el mensaje.
    Int: ¿Proviene la consciencia de la realidad o es un atributo de la materia?
    Mah: La consciencia como tal es la contrapartida sutil de la materia. Lo mismo que la inercia (tamas) y la energía (rajas) son atributos de la materia, así la armonía (sattva) se manifiesta como consciencia. Usted puede considerarla de algún modo como una forma de energía muy sutil. Siempre que la materia se organiza en un or-ganismo estable, la consciencia aparece espontáneamente. Con la destrucción del organismo la consciencia desaparece.
    Int: ¿Qué sobrevive entonces?
    Mah: Eso, de lo que la materia y la consciencia son solo aspectos, que ni nace ni muere.
    Int: Si es más allá de la materia y de la consciencia, ¿cómo puede ser experimen-tado?
    Mah: Puede ser conocido por sus efectos en ambas; búsquelo en la belleza y en la dicha. Pero usted no comprenderá ni el cuerpo ni la consciencia a menos de que vaya más allá de ambos.
    Int: Se lo ruego, hablemos claramente: ¿es usted consciente o inconsciente?
    Mah: El iluminado (jnani) no es ni lo uno ni lo otro. Pero en su iluminación (jna-na) está contenido todo. La presenciación contiene toda la experiencia. Pero el que es presenciación es más allá de todas las experiencias. Él es más allá de la presenciación misma.
    Int: Hay el trasfondo de la experiencia, llámelo materia. Hay el experimentador, llámelo mente. ¿Qué hace el puente entre los dos?
    Mah: La brecha misma entre ambos es el puente. Eso, que en una punta parece materia y en la otra mente, es en sí mismo el puente. No separe la realidad en mente y cuerpo y no habrá ninguna necesidad de puentes.
    Al surgir la consciencia, surge el mundo. Cuando usted considera la sabiduría y la belleza del mundo, usted lo llama Dios. Conozca la fuente de todo ello, que está en usted mismo, y usted encontrará respondidas todas sus preguntas.
    Int: ¿El veedor y lo visto son uno o dos?
    Mah: Hay solo ver; el veedor y lo visto están contenidos en el ver. No cree dife-rencias donde no hay ninguna.
    Int: Comencé con la pregunta sobre el hombre que moría. Usted dijo que sus ex-periencias tomarán forma por sí solas de acuerdo con sus expectativas y creencias.
    Mah: Antes de que usted naciera usted esperaba vivir de acuerdo con un plan que usted mismo ha establecido. Su propia voluntad fue la espina dorsal de su destino.
    Int: Ciertamente, el karma interfirió.
    Mah: El karma da forma a las circunstancias: las actitudes son propias de usted. En último recurso su carácter da forma a su vida y solo usted puede dar forma a su carácter.
    Int: ¿Cómo da forma uno a su carácter?
    Mah: Viéndolo como es, y lamentándolo sinceramente. Este ver-sentir integral puede hacer milagros. Es como fundir una imagen de bronce; el metal solo o el fuego solo no lo harán; tampoco el molde solo sería de ninguna utilidad; usted tiene que fundir el metal al calor del fuego y verterlo en el molde.

    57

    Más allá de la Mente, no hay ningún Sufrimiento

    Interlocutor:  Le veo a usted sentado en la casa de su hijo esperando que se sirva la comida. Y me pregunto si el contenido de su consciencia es similar al mío, o par-cialmente diferente, o totalmente diferente. ¿Está usted hambriento y sediento como yo lo estoy, esperando más bien impacientemente que se sirva la comida, o está usted en un estado de mente completamente diferente?
    Maharaj: No hay mucha diferencia en la superficie pero hay muchísima en la profundidad. Usted se conoce a usted mismo solo a través de los sentidos y de la mente. Usted se toma a usted mismo como lo que ellos sugieren; al no tener ningún conocimiento directo de usted mismo, usted tiene solo ideas; todas mediocres, de segunda mano, de oídas. Cualquier cosa que usted piensa que usted es lo toma como verdadero; el hábito de imaginarse a usted mismo como perceptible y descriptible es muy fuerte en usted.
    Yo veo como usted ve, oigo como usted oye, saboreo como usted saborea, como como usted come. Yo también siento sed y hambre y espero que mi comida se sirva a la hora. Cuando paso hambre o estoy enfermo, mi cuerpo y mi mente se debilitan. Todo esto lo percibo con entera claridad, pero de algún modo yo no estoy en ello, me siento a mí mismo como si flotara sobre ello, remoto y desapegado. Ni siquiera re-moto y desapegado. Hay lejanía y desapego como hay sed y hambre; hay también la presenciación de todo ello y un sentido de inmensa distancia, como si el cuerpo y la mente y todo lo que les acontece estuvieran en alguna parte remotísima en el hori-zonte. Yo soy como una pantalla de cine —limpia y vacía— las imágenes pasan sobre ella y desaparecen, dejándola tan limpia y vacía como antes. La pantalla no es afectada de ninguna manera por las imágenes, ni las imágenes son afectadas por la pantalla. La pantalla intercepta y refleja las imágenes, no las produce. No tiene nada que ver con los rollos de las películas. Estos son como son, paquetes de destino (pra-rabha), pero no mi destino; son los destinos de las gentes que aparecen en la pantalla.
    Int: ¡Usted no querrá decir que las gentes en una película tienen destinos! Los destinos pertenecen a la historia, pero la historia no es de ellos.
    Mah: ¿Y qué hay sobre usted? ¿Da usted forma a su vida o es usted formado por ella?
    Int: Sí, tiene usted razón. La historia de una vida se devana por sí sola, una histo-ria en la que yo soy uno de los actores. Yo no tengo ningún ser fuera de ella, como ella no tiene ningún ser sin mí. Yo soy meramente un personaje, no una persona.
    Mah: El personaje devendrá una persona cuando comience a dar forma a su vida en lugar de aceptarla como viene, e identificarse con ella.
    Int: Cuando yo hago una pregunta y usted responde, ¿qué acontece exactamente?
    Mah: La pregunta y la respuesta —ambas aparecen en la pantalla. Los labios se mueven, el cuerpo habla —y de nuevo la pantalla está limpia y vacía.
    Int: Cuando usted dice: limpia y vacía, ¿qué quiere usted decir?
    Mah: Quiero decir libre de todo contenido. Para mí mismo yo no soy perceptible ni concebible; no hay nada que yo pueda señalar y decir: «esto soy yo». Usted se identifica con todo muy fácilmente; yo lo encuentro imposible. La sensación: «yo no soy esto o eso, ni nada es mío» es tan fuerte en mí que tan pronto como aparece una cosa o un pensamiento, viene inmediatamente la sensación «yo no soy esto».
    Int: ¿Quiere decir que usted pasa su tiempo repitiendo «yo no soy esto, yo no soy eso»?
    Mah: Por supuesto que no. Solo estoy verbalizando por causa de usted. Por la gracia de mi Gurú me he dado cuenta de una vez por todas de que yo no soy ni el objeto ni el sujeto, y no necesito recordármelo a mí mismo todo el tiempo.
    Int: Encuentro difícil entender lo que quiere usted decir exactamente al decir que usted no es ni el objeto ni el sujeto. En este momento mismo en que estamos hablan-do, ¿no soy yo el objeto de su experiencia, y usted el sujeto?
    Mah: Mire, mi dedo pulgar toca a mi dedo índice. Ambos tocan y son tocados. Cuando mi atención está sobre el pulgar, el pulgar es el que siente y el índice —el sí mismo. Cambio el foco de atención y la relación se invierte. De alguna manera, en-cuentro que al cambiar el foco de atención, yo devengo la cosa misma que miro y experimento el tipo de consciencia que ella tiene; yo devengo el presenciador interior de la cosa. A esta capacidad de entrar en otros puntos de consciencia focales —yo la llamo amor; usted puede darle cualquier nombre que usted quiera. El amor dice: «Yo soy todo». La sabiduría dice: «Yo soy nada». Entre ambos fluye mi vida. Puesto que en cualquier punto del tiempo y del espacio yo puedo ser a la vez el sujeto y el objeto de experiencia, lo expreso diciendo que yo soy ambos, y ninguno, y más allá.
    Int: ¡Usted hace todas estas extraordinarias afirmaciones sobre usted mismo! ¿Qué le hace a usted decir estas cosas? ¿Qué quiere usted decir cuando dice que us-ted es más allá del espacio y del tiempo.
    Mah: Usted pregunta y la respuesta viene. Yo me observo a mí mismo —observo la respuesta y no veo ninguna contradicción. Está claro para mí que le estoy diciendo a usted la verdad. Todo es muy simple. Pero usted debe confiar en que yo quiero decir lo que digo, en que soy completamente serio. Como ya le he dicho a usted, mi Gurú me mostró mi verdadera naturaleza —y la verdadera naturaleza del mundo. Habiendo realizado que yo soy uno con el mundo, y sin embargo más allá del mundo, devine libre de todo deseo y temor. No razoné que debía ser libre —me encontré a mí mismo libre— inesperadamente, sin el menor esfuerzo. Esta liberación del deseo y del temor han permanecido conmigo desde entonces. Otra cosa que noté era que no necesitaba hacer ningún esfuerzo; la obra seguía al pensamiento, sin retraso ni fricción. También encontré que los pensamientos devenían autocumplidos; las cosas se ponían en su sitio llana y exactamente. El principal cambio estaba en la mente; devino sin movimiento y silente, respondiendo rápidamente pero sin perpetuar la respuesta. La espontaneidad devino un modo de vida, lo real devino natural y lo na-tural devino real. Y, sobre todo, una afección infinita, un amor profundo y sereno, irradiando en todas direcciones, abarcando todo, haciendo todo interesante y bello, significativo y auspicioso.
    Int: Se nos ha dicho que hay diferentes poderes Yógicos que surgen espontánea-mente en un hombre que ha realizado su propio ser verdadero. ¿Cuál es su experiencia en estas materias?
    Mah: El quíntuple cuerpo del hombre (físico, etc.) tiene poderes potenciales más allá de nuestros más fantásticos sueños. No solo el universo entero se refleja en el hombre, sino que también el poder de controlar el universo está esperando ser usado por él. El hombre sabio no está ansioso de usar tales poderes, excepto cuando la si-tuación lo requiere. Encuentra las capacidades y destrezas de la personalidad humana completamente adecuadas para los asuntos de la vida cotidiana. Algunos de los pode-res pueden ser desarrollados por un entrenamiento especializado, pero el hombre que ostenta sus poderes está todavía en la esclavitud. El hombre sabio no cuenta nada como suyo propio. Cuando en algún tiempo y lugar se atribuye a alguien algún mila-gro, él no establecerá ningún lazo causal entre los acontecimientos y la persona, ni permitirá que se saque ninguna conclusión. Todo habrá acontecido como haya acon-tecido debido a que tenía que acontecer; todo acontece como acontece, debido a que el universo es como es.
    Int: El universo no parece un lugar feliz para vivir en él. ¿Por qué hay tanto su-frimiento?
    Mah: El dolor es físico; el sufrimiento es mental. Más allá de la mente no hay ningún sufrimiento. El dolor es una señal de que el cuerpo está en peligro y requiere atención. Similarmente, el sufrimiento nos advierte que la estructura de los recuerdos y hábitos, que nosotros llamamos la persona (vyakti) está amenazada por la pérdida o el cambio. El dolor es esencial para la supervivencia del cuerpo, pero nadie le obliga a sufrir. El sufrimiento se debe enteramente al apego o a la resistencia; es un signo de nuestra resistencia a proseguir, a fluir con la vida.
    Como una vida sana está libre de dolor, así una vida santa está libre de sufrimien-to.
    Int: Nadie ha sufrido más que los santos.
    Mah: ¿Se lo han dicho ellos a usted o es usted quien lo dice? La esencia de la santidad es la total aceptación del momento presente, la armonía con las cosas como ellas acontecen. Un santo no desea que las cosas sean diferentes de lo que son; sabe que, considerando todos los factores, son inevitables. Es amistoso con lo inevitable y, por lo tanto, no sufre. Puede conocer el dolor, pero el dolor no le quebranta. Si puede, hace lo necesario para restaurar el equilibrio perdido —o deja que las cosas sigan su curso.
    Int: Puede morir.
    Mah: ¿Y eso qué? ¿Qué gana si continúa viviendo y qué pierde si muere? Lo que ha nacido, debe morir; lo que nunca ha nacido no puede morir. Todo depende de lo que piensa que él es.
    Int: Imagine que usted cae mortalmente enfermo. ¿No lo lamentaría y se resentiría usted?
    Mah: Yo ya estoy muerto, o, más bien, ni vivo ni muerto. Usted ve mi cuerpo comportándose de la manera habitual y saca sus propias conclusiones. Usted no ad-mitirá que sus conclusiones no conciernen a nadie más que a usted. Vea que la imagen que usted tiene de mí puede ser enteramente errónea. Su imagen de usted mismo es errónea también, pero eso es su problema. Usted no necesita crearme problemas a mí y después pedirme que los resuelva. Yo no estoy creando problemas ni resolvién-dolos.

    58

    La Perfección, el Destino de Todo

    Interlocutor:  Cuando se le pregunta a usted por los medios de la realización de sí mismo, usted invariablemente enfatiza la importancia de que la mente more en la sensación de «yo soy». ¿Dónde está el factor causal? ¿Por qué debe resultar este pen-samiento particular en la realización de sí mismo? ¿Cómo me afecta a mí la contem-plación de «yo soy»?
    Maharaj: El factor mismo de la observación altera al observador y a lo observado. Después de todo, lo que impide la visión dentro de la verdadera naturaleza de uno es la debilidad y estrechez de la mente y su tendencia a pasar por alto lo sutil y a enfocar solo lo grosero. Cuando usted sigue mi consejo e intenta mantener su mente en la noción de «yo soy» solo, usted deviene plenamente consciente de su mente y de sus desvaríos. La presenciación, al ser armonía lúcida (sattva) en acción, disuelve la estupidez y aquieta la agitación de la mente y de modo pausado pero firme cambia su substancia misma. Este cambio no necesita ser espectacular; puede que apenas se note; sin embargo es un cambio profundo y fundamental desde la obscuridad a la luz, desde la inadvertencia a la presenciación.
    Int: ¿Debe ser la fórmula «yo soy»? ¿No funcionará alguna otra sentencia? Si yo me concentro en «hay una mesa», ¿no servirá al mismo propósito?
    Mah: Como un ejercicio de concentración —sí. Pero no le llevará a usted más allá de la idea de una mesa. Usted no está interesado en mesas, usted quiere conocerse a usted mismo. Para esto mantenga firmemente en el foco de la conciencia la única pista que usted tiene: su certeza de ser. Sea con ella, juegue con ella, medite sobre ella, cave profundamente en ella, hasta que la concha de la ignorancia se rompa y usted emerja en el reino de la realidad.
    Int: ¿Hay algún lazo causal entre mi enfoque del «yo soy» y la ruptura de la con-cha?
    Mah: El impulso a encontrarse a uno mismo es un signo de que usted está dis-puesto. El impulso siempre viene desde dentro. A menos de que haya llegado su tiempo, usted no tendrá ni el deseo ni la fuerza para emprender la indagación de sí mismo con todo su corazón.
    Int: ¿No es la Gracia del Gurú responsable del deseo y de su cumplimiento? ¿No es el rostro radiante del Gurú el señuelo que nos atrapa y que nos saca de esta ciénaga de aflicción?
    Mah: Es el Gurú Interior (sadguru) el que le lleva a usted al Gurú Exterior, como una madre que lleva a su hijo a un maestro. Confíe en su Gurú y obedézcale, pues es el mensajero de su Sí mismo Real.
    Int: ¿Cómo encuentro un Gurú en quien pueda confiar?
    Mah: Su propio corazón se lo dirá a usted. No hay ninguna dificultad en encon-trar un Gurú, debido a que el Gurú está buscándole a usted. El Gurú está siempre dispuesto; es usted quien no está dispuesto. Usted tiene que estar dispuesto a apren-der; o, en otro caso, usted puede encontrar a su Gurú y echar a perder su oportunidad por su inatención y obstinación agudas. Tome mi ejemplo; no había nada en mí que prometiera mucho, pero cuando me encontré con mi Gurú, le escuché, confié y obe-decí.
    Int: ¿No debo examinar al maestro antes de ponerme enteramente en sus manos?
    Mah: ¡No faltaba más, examine! ¿Pero qué puede usted encontrar? Solo como él aparece en su propio nivel de usted.
    Int: Observaré si es congruente, si hay armonía entre su vida y su enseñanza.
    Mah: Usted puede encontrar mucha desarmonía —¿y qué? Eso no prueba nada. Solo los motivos importan. ¿Cómo conocerá usted sus motivos?
    Int: Debo esperar al menos que sea un hombre con control de sí mismo y que viva una vida recta.
    Mah: Usted encontrará muchos así —y no serán de ninguna utilidad para usted. Un Gurú puede mostrar la vía de regreso a casa, a su sí mismo real. ¿Qué tiene esto que ver con el carácter, o el temperamento de la persona que él parece ser? ¿No le dice a usted claramente que él no es la persona? El único modo en que usted puede juzgar es por el cambio en usted mismo cuando usted está en su compañía. Si usted se siente más en paz y más feliz, si usted se comprende a usted mismo con mayor claridad y profundidad que lo habitual, eso significa que usted ha encontrado al hombre justo. Tómese su tiempo, pero una vez que usted ha decidido confiar en él, confíe en él absolutamente y siga cada instrucción plena y fielmente. No importa mucho si usted no le acepta como su Gurú y está satisfecho con su compañía. El Sat-sang solo también puede llevarle a usted a su meta, siempre que sea sin mezcla y sin perturbación. Pero una vez que usted acepta a alguien como su Gurú, escuche, re-cuerde y obedezca. Entregar el corazón solo a medias es un asunto grave y la causa de mucha aflicción autocreada. La equivocación no es nunca del Gurú; la falta es siempre la estrechez y la malicia del discípulo.
    Int: ¿No echa o descalifica entonces el Gurú al discípulo?
    Mah: ¡No sería un Gurú si lo hiciera! Aguarda su momento y espera hasta que el discípulo, purificado y sobrio, regresa a él con un ánimo más receptivo.
    Int: ¿Cuál es el motivo? ¿Por qué el Gurú se toma tantas molestias?
    Mah: La aflicción y el fin de la aflicción. El Gurú ve a las gentes sufriendo en sus sueños y quiere despertarlos. El amor es intolerante con el dolor y el sufrimiento. La paciencia de un Gurú no tiene límites y, por lo tanto, no puede ser derrotada. El Gurú nunca fracasa.
    Int: ¿Es mi primer Gurú también el último, o tengo que pasar de un Gurú a otro?
    Mah: El universo entero es su Gurú. Usted aprende de todo, si está usted alerta y es inteligente. Con solo que su mente estuviera clara y su corazón limpio, usted aprendería de todo transeúnte. Se debe a que usted es indolente o agitado, por lo que su Sí mismo interior se manifiesta como el Gurú exterior y hace que usted confíe en él y le obedezca.
    Int: ¿Es inevitable un Gurú?
    Mah: Eso es como preguntar «¿Es inevitable una madre?». Para elevarse en la consciencia de una dimensión a otra, usted necesita ayuda. La ayuda puede que no sea siempre en la forma de una persona humana, puede ser una presencia sutil, o una chispa de intuición, pero la ayuda debe venir. Su Sí mismo interior está observando y esperando que el hijo retorne a su padre. En el momento justo, él lo dispone todo con afección y efectividad. Donde se necesita un mensajero o un guía, envía al Gurú a hacer lo necesario.
    Int: Hay una cosa que no puedo entender. Usted habla del sí mismo interior como sabio y bueno y bello y en todo modo perfecto, y de la persona como un mero reflejo sin ningún ser suyo propio. Por otra parte, usted se toma muchas molestias para ayu-dar a la persona a realizarse a sí misma. Si la persona es tan insignificante, ¿por qué estar tan interesado en su bienestar? ¿A quién le importa una sombra?
    Mah: Usted ha introducido la dualidad donde no hay ninguna. Hay el cuerpo y hay el Sí mismo. Entre ellos está la mente, en la que el Sí mismo se refleja como «yo soy». Debido a las imperfecciones de la mente, a su rudeza y agitación, a su falta de discernimiento y de visión, ella se toma a sí misma por el cuerpo, no por el Sí mismo. Todo lo que se necesita es purificar la mente a fin de que pueda realizar su identidad con el Sí mismo. Cuando la mente se sumerge en el Sí mismo, el cuerpo no presenta ningún problema. Sigue siendo lo que es, un instrumento de cognición y de acción, la herramienta y la expresión del fuego creativo interior. El valor último del cuerpo es que sirve para descubrir el cuerpo cósmico, que es el universo en su totalidad. Cuando usted se da cuenta de usted mismo en la manifestación, usted continúa descubriendo que usted es siempre más de lo que usted había imaginado.
    Int: ¿No hay ningún fin al descubrimiento de sí mismo?
    Mah: Como no hay ningún comienzo, tampoco hay ningún fin. Pero lo que yo he descubierto por la Gracia de mi Gurú, es que yo no soy nada que pueda ser señalado. Yo no soy un «esto» o un «eso». Esto es absolutamente verdadero.
    Int: ¿Dónde entra entonces el descubrimiento que nunca se acaba, el transcender-se a uno mismo que nunca termina en las nuevas dimensiones?
    Mah: Todo esto pertenece al reino de la manifestación; está en la estructura misma del universo, el que lo más alto solo pueda ser tenido a través de la liberación de lo más bajo.
    Int: ¿Qué es lo más bajo y qué es lo más alto?
    Mah: Mírelo en los términos de la presenciación. Cuanto más amplia y más pro-funda, tanto más elevada es la consciencia. Todo lo que vive, trabaja para proteger, perpetuar y expandir la consciencia. Éste es el único significado y propósito del mundo. Es la esencia misma del Yoga —elevar siempre el nivel de la consciencia, descubrir nuevas dimensiones, con sus propiedades, cualidades y poderes. En ese sentido el universo entero deviene una escuela de Yoga (yogakshetra).
    Int: ¿Es la perfección el destino de todos los seres humanos?
    Mah: De todos los seres vivos —en última instancia. La posibilidad deviene una certeza cuando la noción de la iluminación aparece en la mente. Una vez que un ser vivo ha oído y comprendido que la liberación está dentro de su alcance, jamás lo olvidará, pues es el primer mensaje de su interior. Echará raíces y crecerá y a su de-bido tiempo tomará la bienaventurada forma del Gurú.
    Int: ¿Así pues, todo nuestro verdadero interés está en la redención de la mente?
    Mah: ¿Y en qué más podría estar? La mente se extravía, la mente vuelve a casa. Incluso la palabra «se extravía» no es apropiada. La mente debe conocerse a sí misma en todos los estados. Nada es una equivocación a menos de que se repita.

    59

    El Deseo y el Temor son Estados Egocentrados

    Interlocutor:  Me gustaría entrar de nuevo en la cuestión del placer y del dolor, del deseo y del temor. Comprendo el temor que es recuerdo y anticipación del dolor. Es esencial para la preservación del organismo y de su patrón de vida. Las necesida-des, cuando se sienten, son dolorosas y su anticipación está llena de temor; nosotros tememos verdadera y justamente no ser capaces de satisfacer nuestras necesidades básicas. El alivio que se experimenta cuando se satisface una necesidad, o cuando se aplaca una ansiedad se debe enteramente al cese del dolor. Podemos dar a esto nom-bres positivos como placer, o gozo, o felicidad, pero esencialmente es alivio del dolor. Es el temor del dolor el que mantiene unidas nuestras instituciones sociales, económicas y políticas.
    Lo que me confunde es que nosotros derivamos placer de cosas y estados de men-te que no tienen nada que ver con la supervivencia. Al contrario, nuestros placeres son usualmente destructivos. Dañan o destruyen el objeto, el instrumento y también el sujeto del placer. De otro modo, el placer y la persecución del placer no serían ningún problema. Esto me lleva al meollo de mi pregunta: ¿por qué el placer es destructivo? ¿Por qué, a pesar de su destrucción, es deseado?
    Puedo agregar que no tengo en la mente el modelo placer-dolor por el que la na-turaleza nos compele a seguir sus directrices. Pienso en los placeres hechos por el hombre, a la vez sensoriales y sutiles, que van desde los más groseros, como comer en exceso, a los más refinados. La adicción al placer, a toda costa, es tan universal que debe haber algo significativo en su raíz.
    Por supuesto, no toda la actividad del hombre debe ser utilitaria, diseñada para satisfacer una necesidad. El juego, por ejemplo, es natural y el hombre es el animal más juguetón en la existencia. El juego llena la necesidad del descubrimiento de sí mismo y del desarrollo de sí mismo. Pero incluso en sus juegos el hombre deviene destructivo de la naturaleza, de los demás y de sí mismo.
    Maharaj: En resumen, usted no pone objeciones al placer, sino solo a su precio en dolor y aflicción.
    Int: Si la realidad misma es dicha, entonces el placer debe estar vinculado a ella de algún modo.
    Mah: No prosigamos con la lógica verbal. La dicha de la realidad no excluye el sufrimiento. Además, usted solo conoce el placer, no la dicha del ser puro. Así pues, examinemos el placer en su propio nivel.
    Si usted se mira a usted mismo en sus momentos de placer o de dolor, usted en-contrará invariablemente que no es la cosa en sí misma la que es agradable o penosa, sino la situación de la que es una parte. El placer está en la relación entre el gozador y lo gozado. Y la esencia de ello es la aceptación. Cualquiera que pueda ser la situación, si es aceptable, es placentera. Si no es aceptable, es dolorosa. Lo que la hace aceptable no es importante: la causa puede ser física, o psicológica, o irrastreable; la aceptación es el factor decisivo. Inversamente, el sufrimiento se debe a la no aceptación.
    Int: El dolor no es aceptable.
    Mah: ¿Por qué no? ¿Ha intentado usted aceptarlo alguna vez? Inténtelo y encon-trará en el dolor una dicha que el placer no puede trasmitir, por la simple razón de que la aceptación del dolor le hace a usted mucho más profundo que la aceptación del placer. El sí mismo personal (o ego), por su naturaleza misma, está persiguiendo constantemente el placer y evitando contantemente el dolor. El final de este patrón de comportamiento es el final del sí mismo personal. El final del sí mismo personal (o ego) con sus deseos y temores le permite a usted retornar a su naturaleza real, la fuente de toda felicidad y de toda paz. El perenne deseo de placer es el reflejo de la armonía atemporal interior. Es un hecho observable que uno deviene consciente de sí mismo solo cuando está atrapado en el conflicto entre el placer y el dolor, el cual requiere elección y decisión. Es este choque entre el deseo y el temor, el cual causa cólera, lo que es el gran destructor de la cordura en la vida. Cuando se acepta el dolor por lo que es, una lección y una advertencia, y se mira profundamente dentro y se le presta atención, la separación entre dolor y placer se desmorona, y ambos devienen experiencia —penosa cuando se resiste, gozosa cuando se acepta.
    Int: ¿Aconseja usted esquivar el placer y perseguir el dolor?
    Mah: No, ni perseguir el placer ni esquivar el dolor. Acepte ambos como vengan, goce de ambos mientras duren, y déjelos partir —cuando partan.
    Int: ¿Cómo es posible que yo pueda gozar del dolor? El dolor físico reclama ac-ción.
    Mah: Por supuesto. Y el dolor mental también. La dicha está en la presenciación de él, no en retirarse, ni en apartarse de él. Toda felicidad viene de la presenciación. Cuanto más conscientes somos, más profundo es el gozo. La aceptación del dolor, la no resistencia, el coraje y la paciencia —todos éstos abren fuentes profundas y pe-rennes de felicidad real, de dicha verdadera.
    Int: ¿Por qué debe ser el dolor más efectivo que el placer?
    Mah: El placer se acepta rápidamente, mientras que todas las facultades del sí mismo (ego) rechazan el dolor. Como la aceptación del dolor es la negación del sí mismo (ego), y el sí mismo (ego) se interpone en la vía de la verdadera felicidad, la aceptación sincera del dolor libera las fuentes de la felicidad.
    Int: ¿Actúa de la misma manera la aceptación del sufrimiento?
    Mah: El hecho del dolor se lleva fácilmente dentro del foco de la presenciación. Con el sufrimiento no es tan simple. Enfocar el sufrimiento no es suficiente, pues la vida mental, como nosotros la conocemos, es una corriente continua de sufrimiento. Para alcanzar las capas más profundas del sufrimiento usted debe ir a sus raíces y poner al descubierto su vasta red subterránea, donde el temor y el deseo se entretejen estrechamente y las corrientes de las energías de la vida se oponen, se obstruyen y se destruyen entre sí.
    Int: ¿Cómo puedo deshacer un nudo que está enteramente por debajo del nivel de mi consciencia?
    Mah: Siendo con usted mismo, el «yo soy»; observándose a usted mismo en su vida diaria con interés alerta, con la intención de comprender más bien que de juzgar, en la plena aceptación de cualquier cosa que emerja, debido a que ella está ahí, usted anima a la profundidad a salir a la superficie y enriquece su vida y su consciencia con sus energías cautivas. Éste es el gran trabajo de la presenciación; quita los obstáculos y libera las energías comprendiendo la naturaleza de la vida y de la mente. La inteligencia es la puerta a la liberación y la atención alerta es la madre de la inteli-gencia.
    Int: Una pregunta más. ¿Por qué el placer acaba en dolor?
    Mah: Todo tiene un comienzo y un final y el placer también los tiene. No anticipe y no lamente, y no habrá ningún dolor. Es el recuerdo y la imaginación lo que causa sufrimiento.
    Por supuesto, el dolor después del placer puede deberse al abuso del cuerpo o de la mente. El cuerpo conoce su medida, pero la mente no. Sus apetitos son innumera-bles e ilimitados. Observe su mente con gran diligencia, pues ahí se encuentra su esclavitud y también la llave de la liberación.
    Int: Mi pregunta todavía no ha sido plenamente respondida: ¿Por qué son destruc-tivos los placeres del hombre? ¿Por qué encuentra tanto placer en la destrucción? El interés de la vida se encuentra en la protección, la perpetuación y la expansión de sí misma. En esto es guiada por el dolor y el placer. ¿En qué punto se tornan destructi-vos?
    Mah: Cuando la mente domina, recuerda y anticipa, deviene exagerada, distor-siona y ciega. El pasado es proyectado en el futuro y el futuro traiciona las expectati-vas. Los órganos de sensación y de acción son estimulados más allá de su capacidad e inevitablemente se vienen abajo. Los objetos de placer no pueden dar lo que se espera de ellos y se gastan, o se destruyen por el abuso. De todo ello resulta un exceso de dolor donde se buscaba el placer.
    Int: ¡Nosotros no solo nos destruimos a nosotros mismos, sino a otros también!
    Mah: Naturalmente, la egoismidad (egocentricidad) es siempre destructiva. El deseo y el temor, ambos son estados egocéntricos. Entre el deseo y el temor surge la cólera, con la cólera surge el odio, con el odio surge la pasión por la destrucción. La guerra es el odio en acción, organizado y equipado con todos los instrumentos para la muerte.
    Int: ¿Hay algún modo de acabar con estos horrores?
    Mah: Cuando más gentes lleguen a conocer su naturaleza real, su influencia, por sutil que sea, prevalecerá y la atmósfera emocional del mundo se suavizará. Las gen-tes siguen a sus líderes y cuando entre los líderes aparezca alguno, grande de corazón y de mente, y absolutamente libre de pretensiones egocentradas, su impacto será su-ficiente para hacer imposibles las crueldades y crímenes de la presente edad. Enton-ces puede venir una nueva edad de oro y durar por un tiempo y sucumbir finalmente a su propia perfección. Pues la bajamar comienza cuando la pleamar está en su punto más alto.
    Int: ¿No hay ninguna cosa tal como la perfección permanente?
    Mah: Sí, la hay, pero incluye todas las imperfecciones. Es la perfección de nuestra verdadera naturaleza la que hace todas las cosas posibles, perceptibles, interesantes. No conoce ningún sufrimiento, pues ni desea ni detesta, ni acepta ni rechaza. La creación y la destrucción son los dos polos entre los que teje su modelo siempre cambiante. Líbrese de las predilecciones y preferencias y la mente, con su fardo de aflicción, ya no será más.
    Int: Pero yo no soy el único que sufre. Hay otros.
    Mah: Cuando usted va a ellos con sus deseos y temores, usted meramente aumen-ta sus pesares. Libérese primero del sufrimiento usted mismo y solo entonces espere ayudar a otros. Usted ni siquiera necesita esperar —su existencia misma será la mayor ayuda que un hombre puede dar a sus semejantes.

    60

    Viva Hechos, no Fantasías

    Interlocutor:  Usted dice que todo lo que ve es usted mismo. Usted también ad-mite que ve el mundo como nosotros lo vemos. He aquí un periódico de hoy con to-dos los horrores que están pasando. Puesto que el mundo es usted mismo, ¿cómo puede usted explicar tales desmanes?
    Maharaj: ¿Qué mundo tiene usted en la mente?
    Int: Nuestro mundo común, en el cual vivimos.
    Mah: ¿Está usted seguro de que vivimos en el mismo mundo? No quiero decir la naturaleza, el mar y la tierra, las plantas y los animales. Ello no son el problema, ni tampoco lo es el espacio ilimitado, ni el tiempo infinito, ni el poder inagotable. No se engañe a usted porque como y fumo, leo y hablo. Mi mente no está aquí, mi vida no está aquí. Su mundo, lleno de deseos y sus satisfacciones, de temores y sus evasiones, definitivamente no es mi mundo. Yo ni siquiera lo percibo, excepto a través de lo que usted me dice sobre él. Es su mundo de sueño privado y mi reacción a él es pedirle a usted que deje de soñar.
    Int: Ciertamente, las guerras y las revoluciones no son sueños. Las madres en-fermas y los niños hambrientos no son sueños. La riqueza, mal obtenida y peor usada, no es un sueño.
    Mah: ¿Qué más?
    Int: Un sueño no puede ser compartido.
    Mah: Tampoco puede serlo el estado de vigilia. Los tres estados —de vigilia, sueño y sueño profundo— son subjetivos, personales, íntimos. Todos acontecen y están contenidos dentro de la pequeña burbuja en la consciencia, llamada «yo». El mundo real está más allá del sí mismo personal (o ego).
    Int: Sí mismo o no sí mismo, los hechos son reales.
    Mah: ¡Por supuesto que los hechos son reales! Yo vivo entre ellos. Pero usted vive con fantasías, no con hechos. Los hechos nunca se entrechocan, mientras que su vida y su mundo están llenos de contradicciones. La contradicción es la marca de lo falso; lo real nunca se contradice a sí mismo.
    Por ejemplo, usted se queja de que las gentes son abyectamente pobres. Sin em-bargo usted no comparte sus riquezas con ellos. Usted se inquieta por la guerra en la puerta de al lado, pero apenas le dedica un pensamiento cuando tiene lugar en algún país remoto. La cambiante fortuna de su ego determina sus valores; «yo pienso», «yo quiero», «yo debo» se convierten en absolutos.
    Int: No obstante, el mal es real.
    Mah: No más real de lo que usted es. El mal está en el enfoque erróneo de los problemas creados por la incomprensión y el abuso. Es un círculo vicioso.
    Int: ¿Puede romperse el círculo?
    Mah: Un círculo falso no necesita ser roto. Es suficiente verlo como es —no exis-tente.
    Int: Pero, es suficientemente real para hacer que nos sometamos y para infligirnos indignidades y atrocidades.
    Mah: La locura es universal. La cordura es rara. Sin embargo hay esperanza, de-bido a que en el momento en que percibimos nuestra locura, estamos en el camino hacia la cordura. Ésta es la función del Gurú —hacernos ver la locura de nuestra vida diaria. La vida le hace a usted consciente, pero el maestro le hace a usted presencia-ción.
    Int: Señor, usted no es ni el primero ni el último. Desde tiempos inmemoriales las gentes han irrumpido en la realidad. ¡Sin embargo, cuán poco ha afectado eso a nues-tras vidas! Los Ramas y los Krishnas, los Buddhas y los Cristos han venido y se han marchado y nosotros estamos como estábamos; revolcándonos en sudor y lágrimas. ¿Qué han hecho los grandes, cuyas vidas hemos presenciado? ¿Qué ha hecho usted, señor, para aliviar la esclavitud del mundo?
    Mah: Solo usted puede deshacer el mal que usted mismo ha creado. Su propia egoismidad callosa está en su raíz. Ponga primero su propia casa en orden y usted verá que su trabajo está hecho.
    Int: Los hombres de sabiduría y amor, que vinieron antes que nosotros, se ende-rezaron a sí mismos, a menudo a un tremendo costo. ¿Cuál fue el resultado? Una estrella fugaz, por muy brillante que sea, no hace la noche menos obscura.
    Mah: Para juzgarlos a ellos y a su obra usted debe devenir uno de ellos. Una rana en un pozo no sabe nada sobre los pájaros del cielo.
    Int: ¿Quiere usted decir que entre el bien y el mal no hay ningún muro?
    Mah: No hay ningún muro, debido a que no hay ningún bien ni ningún mal. En cada situación concreta hay solo lo necesario y lo innecesario. Lo necesario está bien, lo innecesario está mal.
    Int: ¿Quién decide?
    Mah: La situación decide. Cada situación es un desafío que requiere la respuesta justa. Cuando la respuesta es justa, se salda el desafío y cesa el problema. Si la res-puesta no es justa, no se salda el desafío y el problema se queda sin resolver. Sus problemas no resueltos —eso es lo que constituye su karma. Resuélvalos correcta-mente y sea libre.
    Int: Usted parece llevarme siempre de regreso a mí mismo. ¿No hay ninguna so-lución objetiva a los problemas del mundo?
    Mah: Los problemas del mundo han sido creados por innumerables gentes como usted, cada uno de ellos lleno de sus propios deseos y temores. ¿Quién puede liberar-le a usted de su propio pasado, personal y social, excepto usted mismo? ¿Y cómo lo hará usted a menos de que usted vea la urgente necesidad de librarse primero de sus ansias nacidas de la ilusión? ¿Cómo puede usted ayudar verdaderamente, mientras usted mismo necesite ayuda?
    Int: ¿De qué manera ayudaron los antiguos sabios? ¿De qué manera ayuda usted? Unos pocos individuos se aprovechan, sin duda; su guía y ejemplo pueden significar mucho para ellos; ¿pero de qué manera afecta usted a la humanidad, a la totalidad de la vida y de la consciencia? Usted dice que usted es el mundo y que el mundo es us-ted; ¿qué impacto ha tenido usted en él?
    Mah: ¿Qué tipo de impacto espera usted?
    Int: El hombre es estúpido, egoísta, cruel.
    Mah: El hombre es también sabio, afectivo y bueno.
    Int: ¿Por qué no prevalece la bondad?
    Mah: Lo hace —en mi mundo real. En mi mundo, incluso lo que usted llama el mal es el servidor del bien y por lo tanto necesario. Es como los forúnculos y las fie-bres que limpian el cuerpo de impurezas. La enfermedad es penosa, incluso peligrosa, pero si se trata adecuadamente, cura.
    Int:  O mata.
    Mah: En algunos casos la muerte es la mejor cura. Una vida puede ser peor que la muerte, la cual es solo raramente una experiencia desagradable, sean cuales sean las apariencias. Por lo tanto, compadézcase de los vivos, nunca de los muertos. Este pro-blema de las cosas buenas y malas en sí mismas, no existe en mi mundo. Lo necesario es bueno y lo innecesario es malo. En su mundo lo agradable es bueno y lo penoso es malo.
    Int: ¿Qué es lo necesario?
    Mah: Crecer es necesario. Sobrepasarse es necesario. Dejar atrás lo bueno por causa de lo mejor es necesario.
    Int: ¿Para qué fin?
    Mah: El fin está en el comienzo. Usted acaba donde usted comienza —en lo ab-soluto.
    Int: ¿Por qué todo este trastorno entonces? ¿Para retornar a donde he comenzado?
    Mah: ¿El trastorno de quién? ¿Cuál trastorno? ¿Compadece usted a la semilla que va a crecer y a multiplicarse hasta devenir un frondoso bosque? ¿Mata usted a un niño para salvarle de la molestia de vivir? ¿Qué hay de malo en la vida, siempre más y más vida? Quite los obstáculos al crecimiento y todos sus problemas personales, sociales, económicos y políticos se disolverán. El universo es perfecto como un todo y el esfuerzo de las partes por la perfección es una modalidad de la dicha. Sacrifique voluntariamente lo imperfecto a lo perfecto y ya no habrá más charla sobre el bien y el mal.
    Int: Sin embargo, nosotros tenemos miedo de lo mejor y nos aferramos a lo peor.
    Mah: Esto es nuestra estupidez, que roza la locura.

    61

    La Materia es la Consciencia misma

    Interlocutor: Yo he tenido la fortuna de tener compañía santa toda mi vida. ¿Es suficiente para la realización de sí mismo?
    Mah: Depende de lo que usted haga con ello.
    Int: Se me dijo que la acción liberadora del satsang es automática. Lo mismo que un río le lleva a uno al estuario, así la influencia sutil y silente de las gentes buenas me llevará a la realidad.
    Mah: Ella le llevará a usted al río, pero la travesía es solo asunto suyo. La libera-ción no puede ganarse ni mantenerse sin voluntad de liberarse. Usted debe esforzarse por la liberación; lo menos que usted puede hacer es descubrir y quitar los obstáculos diligentemente. Si usted quiere paz debe esforzarse por ella. Usted no logrará la paz quedándose quieto.
    Int: Un niño solo crece. No hace planes de crecimiento, ni tiene un modelo; no crece por fragmentos, una mano aquí, una pierna allí; crece integralmente e incons-cientemente.
    Mah: Se debe a que está libre de imaginación. Usted también puede crecer así, pero no debe consentirse a usted mismo tener previsiones ni planes, nacidos de la memoria y de la imaginación. Una de las peculiaridades de un jnani es que no está interesado en el futuro. El interés de usted por el futuro se debe al temor del dolor y al deseo del placer, pero para el jnani todo es dicha: es feliz con todo lo que le acon-tece.
    Int: Ciertamente, hay muchas cosas que harían miserable incluso a un jnani.
    Mah: Un jnani puede encontrarse con dificultades, pero no le harán sufrir. Criar a un niño desde el nacimiento a la madurez puede parecer una tarea dura, pero para una madre los recuerdos de esas fatigas son un gozo. No hay nada malo en el mundo. Lo que está mal es la manera en que usted lo mira. Es su propia imaginación lo que le extravía a usted. Sin imaginación no hay ningún mundo. Su convicción de que usted es consciente de un mundo es el mundo. El mundo que usted percibe está hecho de consciencia; lo que usted llama materia es la consciencia misma. Usted es el espacio (akash) en el que ella se mueve, el tiempo en el que ella dura, el amor que le da vida. Corte la imaginación y el apego ¿y qué queda?
    Int: El mundo queda. Yo quedo.
    Mah: Sí, pero cuan diferente es cuando usted puede verlo como es, no a través de la pantalla del deseo y del temor.
    Int: ¿Para qué son todas estas distinciones —realidad e ilusión, sabiduría e igno-rancia, santo y pecador? Cada quien anda buscando la felicidad, todo el mundo se esfuerza desesperadamente. Todo el mundo es un Yogi y su vida una escuela de sa-biduría. Cada quien aprende a su propia manera las lecciones que necesita. La socie-dad aprueba unas y desaprueba otras; no hay reglas aplicables por todas partes y para todos los tiempos.
    Mah: En mi mundo el amor es la única ley. Yo no pido amor, lo doy. Tal es mi naturaleza.
    Int: Yo le veo a usted vivir su vida de acuerdo con un patrón. Usted lleva una cla-se de meditación por la mañana, charla y tiene discusiones regularmente; dos veces al día hay culto (puja), y canto religioso (bhajan) por la tarde. Usted parece adherirse a la rutina escrupulosamente.
    Mah: El culto y el canto están como me los encontré y no he visto ninguna razón para interferir. La rutina general está de acuerdo con los deseos de las gentes con quienes acontece que vivo o que vienen a escuchar. Son gentes que trabajan, con muchas obligaciones, y los horarios son para su conveniencia. Cierta rutina repetitiva es inevitable. Incluso los animales y las plantas tienen sus horarios.
    Int: Sí, nosotros vemos una secuencia regular en toda la vida. ¿Quién mantiene el orden? ¿Hay un ordenador interno, que establece las leyes y hace cumplir el orden?
    Mah: Todo se mueve de acuerdo con su naturaleza. ¿Dónde está la necesidad de un policía? Toda acción crea una reacción que equilibra y neutraliza la acción. Todo acontece, pero hay una continua cancelación, y finalmente es como si nada aconte-ciera.
    Int: No me consuele con las armonías finales. La cuenta cuadra, pero la pérdida es mía.
    Mah: Espere y vea. Usted puede acabar con un provecho suficientemente bueno como para justificar los gastos.
    Int: Hay una larga vida tras de mí y a menudo pienso si sus múltiples aconteci-mientos tuvieron lugar por accidente o si había un plan. ¿Había un plan establecido antes de que yo naciera por el cual he tenido que vivir mi vida? Si es que sí, ¿quién hizo el plan y quién lo hace cumplir? ¿Pudo haber desviaciones y errores? Algunos dicen que el destino es inmutable y que cada segundo de vida está predeterminado; otros dicen que el puro accidente decide todo.
    Mah: Usted puede ponerlo como quiera. Usted puede distinguir en su vida un patrón o ver meramente una cadena de accidentes. Las explicaciones tienen la inten-ción de agradar a la mente. No necesitan ser verdaderas. La Realidad es indefinible e indescriptible.
    Int: ¡Señor, usted está evadiendo mi pregunta! Yo quiero saber como lo ve usted. Dondequiera que miramos encontramos estructuras de increíble inteligencia y belleza. ¿Cómo puedo creer que el universo es sin forma y caótico? Su mundo, el mundo en el que usted vive, puede ser sin forma, pero no necesita ser caótico.
    Mah: El universo objetivo tiene estructura, es ordenado y bello. Nadie puede ne-garlo. Pero la estructura, el modelo, el plan implican constricción y compulsión. Mi mundo es absolutamente libre; todo en él se determina por sí mismo. Por lo tanto, yo sigo sosteniendo que todo acontece por sí mismo. En mi mundo también hay orden, pero no se impone desde afuera. Viene espontánea e inmediatamente, debido a su atemporalidad. La perfección no está en el futuro. Ella es ahora.
    Int: ¿Afecta su mundo al mío?
    Mah: En un punto solo —en el punto del ahora. Le da ser momentáneamente, un efímero sentido de realidad. El contacto se establece en la presenciación plena. Nece-sita una atención sin esfuerzo, no consciente de sí misma.
    Int: ¿No es la atención una actitud de la mente?
    Mah: Sí, cuando la mente está ansiosa de realidad, presta atención. No hay nada malo en su mundo, es su pensamiento de usted mismo como separado de él el que crea el desorden. La egoismidad es la fuente de todos los males.
    Int: Vuelvo a mi pregunta. Antes de que yo naciera, ¿decidió mi sí mismo interior los detalles de mi vida, o fue enteramente accidental y estuvo a merced de la herencia y de las circunstancias?
    Mah: Aquellos que pretenden haber elegido a su padre y a su madre y decidido como van a continuar viviendo su próxima vida quizás lo sepan por sí mismos. Yo sé por mí mismo que jamás he nacido.
    Int: Yo le veo a usted sentado frente a mí y contestado a mis preguntas.
    Mah: Usted ve solo el cuerpo que, por supuesto, ha nacido y morirá.
    Int: Es en la historia de la vida de este cuerpo-mente en lo que yo estoy interesa-do. ¿Fue dispuesta por usted o por algún otro, o aconteció accidentalmente?
    Mah: Hay un dilema en su pregunta misma. Yo no hago ninguna distinción entre el cuerpo y el universo. Ciertamente, cada uno es la causa del otro; cada uno es el otro. Pero yo estoy fuera de todo ello. Cuando le estoy diciendo a usted que yo nunca he nacido, ¿por qué seguir preguntándome cuáles fueron mis preparativos para el próximo nacimiento? En el momento en que usted permite que su imaginación teja, al instante teje todo un universo. No es en absoluto como usted imagina, y yo no es-toy limitado por sus imaginaciones.
    Int: Requiere inteligencia y energía construir y mantener un cuerpo vivo. ¿De dónde provienen?
    Mah: Solo hay imaginación. La inteligencia y el poder se consumen enteramente en su imaginación. Ella le ha absorbido a usted tan completamente que usted no pue-de entender cuan lejos de la realidad se ha extraviado usted. No cabe duda de que la imaginación es ricamente creativa. Dentro de ella se construyen universos dentro de universos. Sin embargo, todos están en el espacio y el tiempo, en el pasado y el futu-ro, los cuales no existen.
    Int: Recientemente he leído un informe sobre una niña que fue tratada muy cruelmente en su temprana niñez. Fue gravemente mutilada y desfigurada y creció en un orfanato completamente ajena a todo lo que le rodeaba. La pequeña era tranquila y obediente, pero completamente indiferente. Una de las monjas que cuidaba de los niños, estaba convencida de que la niña no era mentalmente retrasada, sino solo re-traída y sin respuesta. Se pidió a un joven psicoanalista que se hiciera cargo del caso y durante dos años vio a la niña una vez por semana e intentó romper el muro del aislamiento. La niña era dócil y se comportaba bien, pero no prestaba ninguna aten-ción al médico. Le llevó una casa de juguete, con habitaciones y mueblario y muñecos que representaban al padre, a la madre y a sus hijos. Esto logró una respuesta, la niña se interesó. Un día las viejas heridas revivieron y afloraron a la superficie. Gra-dualmente la niña se recuperó, un número de operaciones devolvieron a su rostro y a su cuerpo su aspecto normal y ella creció y se hizo una eficiente y atractiva joven. Al doctor le llevó más de cinco años, pero se hizo el trabajo. ¡Él fue un Gurú real! No estableció condiciones ni hablo sobre disposición y elegibilidad. Sin fe, sin esperanza, solo con amor, lo intentó una y otra vez.
    Mah: Sí, esa es la naturaleza de un Gurú. Nunca abandonará. Pero, para triunfar, no debe encontrar demasiada resistencia. La duda y la desobediencia necesariamente ocasionan retrasos. Dadas la confianza y la docilidad, puede llevar a cabo un cambio radical en el discípulo rápidamente. Conocimiento profundo en el Gurú y seriedad en el discípulo, ambos son necesarios. Fuera cual fuera su condición, la niña de su histo-ria había sufrido demasiado para no ser seria. Los más difíciles son los intelectuales. Hablan mucho, pero no son serios.
    Lo que usted llama realización es algo natural. Cuando usted esté dispuesto, su Gurú estará esperando. La sadhana es sin esfuerzo. Cuando la relación con su maes-tro es correcta, usted crece. Sobre todo, confíe en él. Él no puede extraviarle a usted.
    Int: ¿Incluso cuando me pida que haga algo patentemente dañino?
    Mah: Hágalo. A un sannyasi su Gurú le pidió que se casará. Él obedeció y sufrió amargamente. Pero sus cuatro hijos fueron todos santos y veedores, los más grandes del Maharashtra. Sea feliz con todo lo que le viene a usted de su Gurú y usted crecerá hacia la perfección sin esforzarse.
    Int: Señor, ¿tiene usted alguna necesidad o algún deseo? ¿puedo hacer algo por usted?
    Mah: ¿Qué puede usted darme que yo no tenga? Las cosas materiales se necesitan para el contento. Pero yo estoy contento conmigo mismo. ¿Qué más necesito?
    Int: Ciertamente, cuando usted está hambriento necesita alimento, y cuando está enfermo necesita medicina.
    Mah: El hambre trae el alimento y la enfermedad trae la medicina. Todo es obra de la naturaleza.
    Int: Si traigo algo que creo que usted necesita, ¿lo aceptará usted?
    Mah: El amor que hace que usted ofrezca hará que yo acepte.
    Int: ¿Y si alguien ofrece construirle un bello ashram?
    Mah: Que lo haga, no faltaba más. Que gaste una fortuna, que dé trabajo a cientos de personas, que dé de comer a miles.
    Int: ¿No es un deseo?
    Mah: No, en absoluto. Solo le estoy pidiendo que lo haga bien, no con mezquin-dad, ni con un corazón a medias. Él está cumpliendo su propio deseo, no el mío. Que lo haga bien y que sea famoso entre los hombres y los dioses.
    Int: ¿Pero usted lo quiere?
    Mah: Yo no lo quiero.
    Int: ¿Lo aceptará usted?
    Mah: Yo no lo necesito.
    Int: ¿Residirá usted en él?
    Mah: Si se me obliga.
    Int: ¿Qué puede obligarle?
    Mah: El amor de aquellos que están en busca de la luz.
    Int: Sí, veo lo que quiere decir usted. Ahora, ¿cómo tengo que entrar en el sa-madhi?
    Mah: Si usted está en el estado adecuado, vea usted lo que vea le hará entrar en samadhi. Después de todo, el samadhi no es nada inusual. Cuando la mente está in-tensamente interesada, deviene uno con el objeto de interés —el veedor y lo visto devienen uno en el ver, el oidor y lo oído devienen uno en el oír, el amante y lo ama-do devienen uno en el amar. Toda experiencia puede ser el terreno para el samadhi.
    Int: ¿Está usted siempre en un estado de samadhi?
    Mah: Por supuesto que no. El samadhi es un estado de la mente, después de todo. Yo soy más allá de toda experiencia, incluso de la experiencia del samadhi. Yo soy el gran devorador y destructor: todo lo que toco se disuelve en el vacío (akash).
    Int: Yo necesito los samadhis para la realización de sí mismo.
    Mah: Usted tiene toda la realización de sí mismo que necesita pero no confía en ella. Tenga coraje, confíe en usted mismo, vaya, hable, actúe; déle una oportunidad de probarse a sí misma. En algunos la realización viene imperceptiblemente, y de alguna manera ellos necesitan convencerse. Han cambiado, pero no lo notan. Tales casos no espectaculares son a menudo los más fiables.
    Int: ¿Puede uno creerse que está realizado y estar equivocado?
    Mah: Por supuesto. La idea misma «yo estoy realizado» es una equivocación. No hay ningún «yo soy esto» o «yo soy eso» en el Estado Natural.

  • Crow

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    En lo Supremo, el Presenciador aparece

    Interlocutor: Hace cuarenta años J. Krishnamurti dijo que hay solo vida y que to-da charla sobre personalidades e individualidades no tiene ningún fundamento en realidad. Él no intentó describir la vida —dijo meramente que mientras que la vida no necesita y no puede ser descrita, sí puede ser plenamente experimentada, si se suprimen los obstáculos a su experiencia. El principal escollo se encuentra en nuestra idea del tiempo y en nuestra adicción a él, en nuestro hábito de anticipar un futuro a la luz del pasado. La suma total del pasado deviene el «yo fui», lo esperado para el futuro deviene el «yo seré» y la vida es un constante esfuerzo por pasar desde lo que «yo fui» a lo que «yo seré». El momento presente, el «ahora» es perdido de vista. Maharaj habla de «yo soy». ¿Es una ilusión, como «yo fui» y «yo seré», o hay algo real en ello? Y si el «yo soy» es también una ilusión, ¿cómo se libera uno de él? La noción misma de «yo soy» libre de «yo soy» es una absurdidad. ¿Hay algo real, algo duradero, en el «yo soy» a diferencia del «yo fui» o «yo seré», los cuales cambian con el tiempo, a medida que los recuerdos crean nuevas expectativas?
    Maharaj: El presente «yo soy» es tan falso como el «yo fui» y el «yo seré». Es meramente una idea en la mente, una impresión dejada por la memoria, y la entidad separada que crea es falsa. Este hábito de referirse a un falso centro debe ser supri-mido; la noción: «yo veo», «yo siento», «yo pienso», «yo hago», debe desaparecer del campo de la consciencia; lo que queda cuando lo falso ya no es, es real.
    Int: ¿Qué son todas estas grandes palabras sobre la eliminación del sí mismo? ¿Cómo puede el sí mismo eliminarse a sí mismo? ¿Qué tipos de acrobacias metafísicas pueden conducir a la desaparición del acróbata? Finalmente reaparecerá, enor-memente orgulloso de su desaparición.
    Mah: Usted no necesita dar caza al «yo soy» para matarlo. Usted no puede hacer-lo. Todo lo que usted necesita es un sincero anhelo de la realidad. Nosotros lo lla-mamos atma-bhakti, el amor de lo Supremo: o moksha-sankalpa, la determinación a librarse de lo falso. Sin el amor y la voluntad inspiradas por el amor, no se puede hacer nada. Hablar meramente sobre la Realidad sin hacer nada al respecto es auto-derrotarse. Debe haber amor en la relación entre la persona que dice «yo soy» y el observador de ese «yo soy». Mientras el observador, el sí mismo interior, el sí mismo «más alto», se considere a sí mismo aparte del observado, del sí mismo «más bajo», lo desprecie y lo condene, la situación es sin esperanza. Solo cuando el observador (vyakta) acepta a la persona (vyakti) como una proyección o manifestación de sí mismo, y, por así decir, toma al sí mismo dentro del Sí mismo, la dualidad del «yo» y «esto» desaparece, y en la identidad de lo exterior y de lo interior la Suprema Reali-dad se manifiesta.
    Esta unión del veedor y de lo visto acontece cuando el veedor deviene consciente de sí mismo como el veedor; él no está meramente interesado en lo visto, lo cual él es de todos modos, sino que está interesado también en su estar interesado, prestando atención a la atención, presenciando su ser consciente. La presenciación afectuosa es el factor crucial que trae a la Realidad al punto de enfoque.
    Int: Según los teosofistas y demás ocultistas aliados, el hombre consta de tres as-pectos: personalidad, individualidad y espiritualidad. Más allá de la espiritualidad está la divinidad. La personalidad es estrictamente temporal y válida para un solo nacimiento. Comienza con el nacimiento del cuerpo y acaba con el nacimiento del siguiente cuerpo. Una vez acabada, ha acabado para siempre; no queda nada de ella excepto unas pocas lecciones dulces o amargas.
    La individualidad comienza con el hombre-animal y acaba con el hombre plena-mente humano. La división entre personalidad y la individualidad es característica de nuestra presente humanidad. Por una parte la individualidad con su anhelo por lo verdadero, lo bueno y lo bello; por el otro una fea lucha entre el hábito y la ambición, el temor y la codicia, la pasividad y la violencia.
    El aspecto de la espiritualidad está todavía ausente. No puede manifestarse a sí mismo en una atmósfera de dualidad. Solo cuando la personalidad está reunida con la individualidad y deviene una expresión, tal vez limitada, pero verdadera de ella, la luz y el amor y la belleza de lo espiritual vienen por sí mismos.
    Usted enseña sobre el vyakti, el vyakta, y el avyakta (el observador, lo observado, y el terreno de observación). ¿Concuerda esto con el otro punto de vista?
    Mah: Sí, cuando el vyakti se da cuenta de su no existencia por separado del vyak-ta, y el vyakta ve al vyakti como su propia expresión, entonces la paz y el silencio del estado de avyakta vienen al ser. En realidad, los tres son uno: el vyakta y el avyakta son inseparables, mientras que el vyakti es el proceso de darse cuenta-sentir-pensar, basado en el cuerpo hecho de los cinco elementos y alimentado por ellos.
    Int: ¿Cuál es la relación entre el vyakta y el avyakta?
    Mah: ¿Cómo puede haber relación cuando son uno? Toda charla de separación y de relación se debe a la influencia distorsionante y corruptora de la idea «yo soy el cuerpo». El sí mismo exterior (vyakti) es meramente una proyección en el cuerpo-mente del sí mismo interior (vyakta), que a su vez es solo una expresión del Sí mismo Supremo (avyakta), que es todos y ninguno.
    Int: Hay maestros que no quieren hablar del sí mismo más alto y del sí mismo más bajo. Se dirigen al hombre como si solo existiera el sí mismo más bajo. Ni el Buddha ni Cristo mencionaron nunca un sí mismo más alto. J. Krishnamurti también se esfuerza en evitar cualquier mención del sí mismo más alto. ¿Por qué es así?
    Mah: ¿Cómo puede haber dos sí mismos en un solo cuerpo? El «yo soy» es uno. No hay ningún «yo soy más alto» y «yo soy más bajo». Todo tipo de estados de men-te se presentan a la presenciación y hay identificación de sí mismo con ellos. Los objetos de observación no son lo que parecen ser y las actitudes con las que son reci-bidos no son lo que necesitan ser. Si usted piensa que el Buddha, Cristo o Krishna-murti hablan a la persona, usted está equivocado. Ellos saben bien que el vyakti, el sí mismo exterior, no es más que una sombra del vyakta, el sí mismo interior, y ellos se dirigen y amonestan al vyakta solamente. Le dicen que preste atención al sí mismo exterior, que le guíe y que le ayude, que se sienta responsable de él; brevemente, que sea plenamente presenciador de él. La presenciación viene de lo Supremo y penetra el sí mismo interior; el supuesto sí mismo exterior es solo esa parte del ser de uno de la que uno no es presenciador. Uno puede ser consciente, pues todos los seres son conscientes, pero uno no es siempre presenciador. Lo que está incluido en la presen-ciación deviene lo interior y participa de lo interior. Usted puede ponerlo diferente-mente: el cuerpo define el sí mismo exterior, la consciencia el interior, y en la pre-senciación pura se contacta lo Supremo.
    Int: Usted ha dicho que el cuerpo define el sí mismo exterior. Puesto que usted tiene un cuerpo, ¿tiene usted también un sí mismo exterior?
    Mah: Lo tendría, si estuviera apegado al cuerpo y lo tomará por mí mismo.
    Int: Pero usted es consciente de él y atiende a sus necesidades.
    Mah: Lo contrario está más cerca de la verdad —el cuerpo me conoce y es cons-ciente de mis necesidades. Pero tampoco es realmente así. Este cuerpo aparece en su mente; en mi mente nada es.
    Int: ¿Quiere usted decir que usted es completamente inconsciente de tener un cuerpo?
    Mah: Al contrario, soy consciente de no tener un cuerpo.
    Int: ¡Yo le estoy viendo fumar!
    Mah: Exactamente. Usted me ve fumando. Encuentre por usted mismo cómo ha llegado usted a verme fumando, y usted se dará cuenta fácilmente de que es su estado de mente «yo soy el cuerpo» el que es responsable de esta idea de «yo le estoy viendo fumar».
    Int: Hay el cuerpo y hay mí mismo. Yo conozco el cuerpo. Aparte de él, ¿qué soy yo?
    Mah: No hay ningún «yo» aparte del cuerpo, ni tampoco hay ningún mundo. Los tres aparecen y desaparecen juntos. En la raíz está la sensación de «yo soy». Vaya más allá de ella. La idea: «yo no soy el cuerpo» es meramente un antídoto para la idea «yo soy el cuerpo», la cual es falsa. ¿Qué es ese «yo soy»? A no ser que usted se co-nozca a usted mismo, ¿qué más puede usted conocer?
    Int: De lo que usted dice concluyo que sin el cuerpo no puede haber ninguna libe-ración. Si la idea: «yo no soy el cuerpo» conduce a la liberación, la presencia del cuerpo es esencial.
    Mah: Completamente exacto. Sin el cuerpo, ¿cómo puede venir al ser la idea: «yo no soy el cuerpo»? La idea «yo soy libre» es tan falsa como la idea «yo soy esclavo». Encuentre el «yo soy» común a ambas y vaya más allá.
    Int: Todo es solo un sueño.
    Mah: Todo son meras palabras; ¿de qué utilidad son para usted? Usted está atra-pado en la tela de las definiciones y de las formulaciones verbales. Vaya más allá de sus conceptos e ideas; la verdad se encuentra en el silencio del deseo y del pensa-miento.
    Int: Uno tiene que acordarse de no acordarse. ¡Qué tarea!
    Mah: No puede hacerse, por supuesto. Debe acontecer. Pero acontece cuando us-ted ve verdaderamente la necesidad de ello. Nuevamente, la seriedad es la llave de oro.
    Int: En el fondo de mi mente hay un murmullo todo el tiempo. Numerosos pen-samientos pequeños y frágiles proliferan y pululan y esta nube informe está siempre conmigo. ¿Es lo mismo en usted? ¿Cuál es el fondo de su mente?
    Mah: Donde no hay ninguna mente, no hay ningún fondo de la mente. ¡Yo soy todo frente, no hay ningún fondo! El vacío habla, el vacío queda.
    Int: ¿No queda ningún recuerdo?
    Mah: No queda ningún recuerdo del placer o del dolor pasado. Cada momento es recién nacido.
    Int: Sin memoria usted no puede ser consciente.
    Mah: Por supuesto que soy consciente, y plenamente presenciador de ello. ¡Yo no soy un tronco de madera! Compare la consciencia y su contenido a una nube. Usted está dentro de la nube, mientras que yo la observo. Usted está perdido en ella, apenas es capaz de ver las puntas de sus dedos, mientras que yo veo la nube y muchas otras nubes y el cielo azul también, y el sol, la luna y las estrellas. La Realidad es una para ambos, pero para usted es una prisión y para mí es un hogar.
    Int: Usted ha hablado de la persona (vyakti), del presenciador (vyakta) y de lo Supremo (aviakta). ¿Cuál viene primero?
    Mah: En lo Supremo el presenciador aparece. El presenciador crea la persona y se piensa a sí mismo como separado de ella. El presenciador ve que la persona aparece en la consciencia, que a su vez aparece en el presenciador. Este darse cuenta de la unidad básica es la operación de lo Supremo. Lo Supremo es el poder detrás del pre-senciador, la fuente de la que fluye todo. No puede ser contactado, a menos de que haya unidad y amor y ayuda mutua entre la persona y el presenciador, a menos de que el hacer esté en armonía con el ser y el conocer. Lo Supremo es a la vez la fuente y el fruto de tal armonía. Cuando le hablo a usted, yo estoy en el estado de presencia-ción desapegada pero afectuosa (turiya). Cuando esta presenciación se vuelve sobre sí misma, usted puede llamarlo el estado Supremo (turiyatita). Pero la realidad fun-damental es más allá de la presenciación, más allá de los tres estados del devenir, del ser y del no ser.
    Int: ¿Cómo es que aquí mi mente se entrega a tópicos elevados y encuentra fácil y agradable explayarse con ellos, y cuando regreso a casa me encuentro a mí mismo olvidado de todo lo que he aprendido aquí, agitado e inquieto, incapaz de recordar mi naturaleza real ni siquiera un momento? ¿Cuál puede ser la causa?
    Mah: Es a su infantilismo a donde usted retorna. Usted no está plenamente creci-do, hay niveles que se han quedado sin desarrollar debido a que no se les ha atendi-do. Preste una completa atención a lo que en usted es crudo y primitivo, irracional y grosero, enteramente infantil, y usted madurará. Es la madurez del corazón y de la mente lo que es esencial. Viene sin esfuerzo cuando se quita el principal obstáculo —la inatención, la no presenciación. En la presenciación usted crece.

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    La Noción de Ser un Hacedor es Esclavitud

    Interlocutor: Nosotros hemos estado en el Ashram de Satya Sai Baba durante algún tiempo. También hemos pasado dos meses en Sri Ramanashram en Tiruvan-namalai. Ahora estamos camino de regreso a los Estados Unidos.
    Maharaj: ¿Ha causado la India algún cambio en ustedes?
    Int: Sentimos que nos hemos despojado de nuestro fardo. Sri Satya Sai Baba nos dijo que le dejáramos todo a él y que vivamos día a día tan rectamente como sea po-sible. «Sed buenos y dejadme el resto a mí», solía decirnos.
    Mah: ¿Qué estuvieron haciendo ustedes en el Sri Ramanashram?
    Int: Continuamos con el mantra que nos dio el Gurú. También hicimos alguna meditación. No había mucho que pensar ni que estudiar; solo intentábamos mante-nernos serenos. Nosotros estamos en la vía de bhakti y somos más bien pobres en filosofía. No tenemos mucho en lo que pensar —solo confiar en nuestro Gurú y vivir nuestras vidas.
    Mah: La mayoría de los bhaktas confían en su Gurú solo mientras todo les va bien. Cuando vienen los problemas, se sienten abandonados y se van en busca de otro Gurú.
    Int: Sí, nosotros estamos advertidos contra este peligro. Estamos intentando tomar lo duro junto con lo blando. La sensación: «Todo es Gracia» debe ser muy fuerte. Un sadhu estaba caminando hacia el este, desde donde comenzó a soplar un fuerte viento. El sadhu se volvió sobre sus pasos y caminó hacia el oeste. Nosotros espera-mos vivir justamente así —ajustándonos a las circunstancias según nos sean enviadas por nuestro Gurú.
    Mah: Hay solamente vida. No hay nadie que viva una vida.
    Int: Eso lo comprendemos, sin embargo constantemente hacemos intentos de vivir nuestras vidas en lugar de vivir solo. Hacer planes para el futuro parece ser un hábito inveterado en nosotros.
    Mah: Hagan ustedes planes o no, la vida continúa. Pero, en la vida misma, surge una pequeña espira en la mente, que acoge las fantasías y que se imagina a sí misma dominando y controlando la vida.
    La vida misma es sin deseo. Pero el falso sí mismo quiere continuar —agradablemente. Por lo tanto está siempre comprometido en la tarea de asegurar la propia continuidad de uno. La vida está libre de temor y es libre. Mientras usted ten-ga la idea de influenciar en los aconteceres, la liberación no es para usted: la noción misma de ser un hacedor, de ser una causa, es esclavitud.
    Int: ¿Cómo podemos vencer la dualidad del hacedor y de lo hecho?
    Mah: Contemple la vida como infinita, indivisa, siempre presente, siempre activa, hasta que usted se de cuenta de que usted mismo es uno con ella. No es muy difícil, pues usted solo estará retornando a su propia condición natural.
    Una vez que usted se da cuenta de que todo viene de dentro, de que el mundo en el que usted vive no ha sido proyectado sobre usted sino por usted, su temor acaba. Si usted no se da cuenta de esto usted se identifica a usted mismo con cosas exterio-res, como el cuerpo, la mente, la sociedad, la nación, la humanidad, incluso con Dios o lo Absoluto. Pero todos éstos son solo escapes del miedo. Solo cuando usted acepta plenamente su responsabilidad por el pequeño mundo en el que usted vive y observa el proceso de su creación, preservación y destrucción, usted puede ser libre de su esclavitud imaginaria.
    Int: ¿Por qué debo imaginarme a mí mismo tan infeliz?
    Mah: Usted lo hace solo por hábito. Cambie sus maneras de sentir y de pensar, haga inventario de ellas y examínelas estrechamente. Usted está en la esclavitud por inadvertencia. La atención libera. Usted da por supuestas muchas cosas. Empiece a cuestionar. Las cosas más evidentes son las más dudosas. Hágase a usted mismo pre-guntas tales como «¿He nacido yo realmente?» «¿Soy yo realmente fulano?» «¿Cómo sé yo que yo existo?» «¿Quiénes son mis padres?» «¿Me han creado ellos a mí, o los he creado yo a ellos?» «¿Debo creer todo lo que se me dice sobre mí mismo?» «¿Quién soy yo, en cualquier caso?». Usted ha puesto mucha energía en construir una prisión para usted mismo. Ponga otra tanta para demolerla. De hecho, la demolición es fácil, pues lo falso se disuelve cuando es descubierto. Todo pende de la idea «yo soy». Examínela muy exhaustivamente. Ella está en la raíz de todos los trastornos. Es una suerte de piel que le separa a usted de la realidad. Lo real está a la vez dentro y fuera de la piel, pero la piel misma no es real. Esta idea de «yo soy» no ha nacido con usted. Usted podía haber vivido muy bien sin ella. Vino más tarde debido a su autoidentificación con el cuerpo. Creó una ilusión de separación donde no había ninguna. Le hizo a usted un extranjero en su propio mundo e hizo que el mundo fuera para usted ajeno y enemigo. Sin la sensación de «yo soy» la vida continúa. Hay mo-mentos en los que estamos sin la sensación de «yo soy», en paz y dichosos. Con el retorno del «yo soy» comienza el trastorno.
    Int: ¿Cómo tiene que librarse uno de la sensación de «yo»?
    Mah: Usted debe tratar con la sensación de «yo» si quiere librarse de ella. Obsér-vela en operación y en paz, cómo comienza y cuándo cesa, lo que quiere y cómo lo obtiene, hasta que usted vea claramente y comprenda plenamente. Después de todo, todos los Yogas, sean cuales sean su fuente y su carácter, tienen solo una meta: sal-varle a usted de la calamidad de la existencia separada, de ser solo un punto insigni-ficante en un vasto y hermoso cuadro.
    Usted sufre debido a que usted se ha enajenado a usted mismo de la realidad y ahora usted busca un escape de esta enajenación. Usted no puede escapar de sus pro-pias obsesiones. Usted solo puede dejar de alimentarlas.
    Es porque el «yo soy» es falso por lo que quiere continuar. La Realidad no nece-sita continuar —sabiéndose a sí misma indestructible, es indiferente a la destrucción de las formas y expresiones. Para fortalecer y estabilizar el «yo soy» nosotros hace-mos todo tipo de cosas —todo en vano, pues el «yo soy» tiene que ser reconstruido de instante en instante. Es un trabajo que no cesa y la única solución radical es disol-ver la sensación separativa de «yo soy tal y tal persona» de una vez por todas. El ser permanece, pero no el auto-ser.
    Int: Yo tengo aspiraciones espirituales definidas. ¿No debo trabajar para su cum-plimiento?
    Mah: Ninguna ambición es espiritual. Todas las ambiciones son por amor del «yo soy». Si usted quiere hacer progresos reales debe abandonar toda idea de logro per-sonal. Las ambiciones de los presuntos Yogis son descabelladas. El deseo de un hombre por una mujer es la inocencia misma comparado con la codicia de una dicha personal perpetua. La mente es un fraude. ¡Cuánto más piadosa parece, tanto peor será el engaño!
    Int: Las gentes vienen a usted muy a menudo con sus problemas mundanales y piden ayuda. ¿Cómo sabe usted lo que decirles?
    Mah: Les digo lo que me viene a la mente en el momento. No tengo ningún pro-cedimiento fijo para tratar con las gentes.
    Int: Usted está seguro de usted mismo. Pero cuando las gentes vienen a mí a pe-dirme consejo, ¿cómo estoy seguro de que mi consejo es justo?
    Mah: Observe en qué estado está usted, desde qué nivel habla usted. Si usted habla desde la mente, usted puede estar equivocado. Si usted habla desde la plena visión en la situación, con sus hábitos mentales propios en suspenso, su consejo puede ser una verdadera respuesta. El punto principal es ser plenamente consciente de que ni usted ni el hombre frente a usted son meros cuerpos; si su presenciación es clara y plena, el error es menos probable.

    64

    Todo lo que le Complace a usted, le Retiene

    Interlocutor: Soy un contable titulado en retiro y mi esposa se dedica a la labor social con las mujeres pobres. Nuestro hijo acaba de partir para los Estados Unidos y hemos venido para verle partir. Somos punjabis, pero vivimos en Delhi. Tenemos un Gurú de la fe Radha-Soami y valoramos altamente el satsang. Nos sentimos muy afortunados de haber sido traídos aquí. Nos hemos encontrado con muchas personas santas y estamos contentos de encontrarnos con una más.
    Maharaj: Usted se ha encontrado con muchos anacoretas y ascetas, pero un hom-bre plenamente realizado consciente de su divinidad (swarupa) es difícil de encontra-r. Los santos y los Yogis, mediante esfuerzos y sacrificios inmensos, adquieren mu-chos poderes milagrosos y pueden hacer mucho bien en cuanto a ayudar a las gentes y a inspirar fe, sin embargo esto no les hace perfectos. No es una vía a la realidad, sino meramente un enriquecimiento de lo falso. Todos los esfuerzos conducen a más esfuerzo; todo lo que se edifica debe ser mantenido, todo lo que se adquiere debe ser protegido contra la decadencia o la pérdida. Todo lo que puede perderse no es real-mente propio de uno; y lo que no es suyo propio, ¿de qué utilidad puede ser para usted? En mi mundo nada es provocado, todo acontece por sí mismo. Toda existencia está en el espacio y en el tiempo, es limitada y temporal. El que experimenta la exis-tencia es también limitado y temporal. Yo no estoy interesado ni en «lo que existe» ni en «quien existe». Yo tengo mi estado más allá, donde yo soy ambos y ninguno.
    Las personas que, después de mucho esfuerzo y penalidades, han cumplido sus ambiciones y se han asegurado niveles de experiencia y de acción más altos, usual-mente son agudamente conscientes de su nivel; dividen a las gentes en jerarquías, distribuyéndolas desde el no realizador más bajo al realizador más alto. Para mí todos son iguales. Hay diferencias en la apariencia y la expresión, pero no importan. Lo mismo que la forma de un ornamento de oro no afecta al oro, así la esencia del hombre permanece inafectada. Donde falta este sentido de igualdad, ello significa que la realidad no ha sido tocada.
    El mero conocimiento no es suficiente; el conocedor debe ser conocido. Los Pan-dits y los Yogis pueden conocer muchas cosas, ¿pero de qué utilidad es el mero co-nocimiento cuando no se conoce al sí mismo? Ciertamente, será mal usado. Sin el conocimiento del conocedor no puede haber ninguna paz.
    Int: ¿Cómo llega uno a conocer al conocedor?
    Mah: Yo solo puedo decirle a usted lo que sé por mi propia experiencia. Cuando me encontré con mi Gurú, él me dijo: «Tú no eres lo que crees ser. Encuentra lo que eres. Observa la sensación de “yo soy”, encuentra tu sí mismo real». Yo le obedecí, debido a que confié en él. Hice lo que me había dicho. Todo mi tiempo libre lo pasaba observándome a mí mismo en silencio. ¡Y qué diferencia supuso eso, y qué pronto! Me llevó solo tres años darme cuenta de mi verdadera naturaleza. Mi Gurú murió poco después de haberle encontrado, pero eso no constituyo ninguna diferencia. Yo recordaba lo que él me dijo y perseveré. El fruto de ello está aquí, conmigo.
    Int: ¿Qué es?
    Mah: Me conozco a mí mismo como yo soy en realidad. Yo no soy el cuerpo ni la mente ni las facultades mentales. Yo soy más allá de todos éstos.
    Int: ¿Es usted simplemente nada?
    Mah: Vamos, sea razonable. Por supuesto que yo soy —tangibilísimamente. So-lamente que yo no soy lo que usted puede pensar que soy. Esto le dice a usted todo.
    Int: Eso no me dice nada.
    Mah: Debido a que no puede decirse. Usted debe ganar su propia experiencia. Usted está acostumbrado a tratar con cosas, físicas y mentales. Yo no soy una cosa, ni tampoco usted lo es. Nosotros no somos ni materia ni energía, ni cuerpo ni mente. Una vez que usted tenga un atisbo de su propio ser, usted no me encontrará difícil de comprender.
    Nosotros creemos en muchas cosas solo de oído. Creemos en tierras y gentes re-motas, en cielos e infiernos, en dioses y diosas, debido a que así se nos ha dicho. Si-milarmente, también se nos han dicho cosas sobre nosotros mismos, nuestros padres, nombre, posición, deberes y demás. Jamás nos tomamos la molestia de verificar. La vía a la verdad pasa por la destrucción de lo falso. Para destruir lo falso, usted debe cuestionar sus creencias más arraigadas. De todas ellas, la idea de que usted es el cuerpo es la peor. Con el cuerpo viene el mundo, con el mundo —Dios, que se supone que ha creado el mundo, y así comienzan los temores, las religiones, las plegarias, los sacrificios, y toda suerte de sistemas— todos para proteger y sostener al hombre aniñado, asustado por los monstruos de su propia producción. Dése cuenta de que lo que usted es no puede nacer ni morir, y una vez partido el temor todos los sufrimien-tos acaban.
    Lo que la mente inventa, la mente lo destruye. Pero lo real no se inventa y no puede ser destruido. Aférrese a eso sobre lo que la mente no tiene ningún poder. Lo que le estoy diciendo a usted no está ni en el pasado ni en el futuro. Tampoco está en la vida diaria tal como fluye en el ahora. Es atemporal y su total atemporalidad es más allá de la mente. Mi Gurú y sus palabras: «Tú eres mí mismo» están atemporalmente conmigo. Al comienzo yo tenía que fijar mi mente en ellas, pero ahora ha devenido natural y fácil. El punto cuando la mente acepta las palabras del Gurú como verdaderas, y vive por ellas espontáneamente y en cada detalle de la vida diaria, es el umbral de la realización. En cierto modo es la salvación por la fe, pero la fe debe ser intensa y duradera.
    Usted no debe pensar que la fe por sí misma es suficiente. Sin embargo, la fe ex-presada en la acción es un medio cierto a la realización. De todos los medios es el más efectivo. Hay maestros que rechazan la fe y que confían solo en la razón. En realidad, no es la fe lo que niegan, sino la fe ciega. La fe no es ciega. Es la voluntad de inten-tarlo.
    Int: Se nos ha dicho que, de todas las formas de práctica espiritual, la práctica de la actitud de un mero presenciador es la más eficaz. ¿Cómo se compara con la fe?
    Mah: La actitud de presenciador también es fe; es fe en uno mismo. Usted cree que usted no es lo que usted experimenta y observa todo desde una distancia. No hay ningún esfuerzo en presenciar. Usted comprende que usted es solo el presenciador y la comprensión actúa. Usted no necesita nada más, solo recordar que usted es única-mente el presenciador. Si en el estado de presenciador usted se pregunta: «¿quién soy yo?», la respuesta viene inmediatamente, aunque es sin palabras y silente. Cese de ser el objeto y devenga el sujeto de todo lo que acontece; una vez vuelto hacia dentro, usted se encontrará a usted mismo más allá del sujeto. Cuando usted se haya encontrado a usted mismo, usted encontrará que usted está también más allá del obje-to, que ambos, el sujeto y el objeto, existen en usted, pero usted no es ninguno de ellos.
    Int: Usted habla de la mente, de la consciencia que presencia más allá de la mente y de lo Supremo, que es más allá de la presenciación. ¿Quiere usted decir que inclu-sive la presenciación no es real?
    Mah: Mientras usted trate con los términos: real – irreal, la presenciación es la única realidad que puede ser. Pero lo Supremo es más allá de todas las distinciones y a ello el término «real» no se aplica, pues en ello todo es real y, por lo tanto, no nece-sita ser etiquetado como tal. Es la fuente misma de la realidad, imparte realidad a todo lo que toca. Pero no puede ser comprendido a través de las palabras. Incluso una experiencia directa, por muy sublime que sea, meramente da testimonio, nada más.
    Int: ¿Pero quién crea el mundo?
    Mah: La Mente Universal (chidaksh) hace y deshace todo. Lo Supremo (parama-kash) imparte realidad a todo lo que viene al ser. Decir que es el amor universal puede ser lo más cerca que podemos aproximarnos a ello con palabras. Lo mismo que el amor, ello hace todo real, bello, deseable.
    Int: ¿Por qué deseable?
    Mah: ¿Por qué no? ¿De dónde vienen todas las poderosas atracciones que hacen que todas las cosas creadas se respondan unas a otras, que unen a las gentes, si no es de lo Supremo? No esquive el deseo; vea solo que fluye por los canales justos. Sin deseo usted está muerto. Pero con deseos bajos usted es un espectro.
    Int: ¿Cuál es la experiencia que se acerca más a lo Supremo?
    Mah: Paz inmensa y amor ilimitado. Dése cuenta de que todo cuanto es verdade-ro, noble y bello en el universo, todo viene de usted, de que usted mismo está en la fuente de ello. Los dioses y las diosas que supervisan el mundo pueden ser seres ma-ravillosos y gloriosos; sin embargo son como los sirvientes vestidos espléndidamente que proclaman el poder y las riquezas de su señor.
    Int: ¿Cómo se alcanza el Estado Supremo?
    Mah: Renunciando a todos los deseos menores. Mientras usted está satisfecho con lo más bajo, usted no puede tener lo más alto. Todo lo que le complace a usted, le retiene. Hasta que usted se dé cuenta de la insatisfactoriedad de todas las cosas, de su transitoriedad y de su limitación, y recoja sus energías en un único gran anhelo, ni siquiera se habrá dado el primer paso. Por otra parte, la integridad del deseo por lo Supremo es por sí misma una llamada desde lo Supremo. Nada, físico o mental, pue-de darle a usted la libertad. Usted es libre una vez que usted comprende que su escla-vitud es su propia obra y deja usted de forjar las cadenas que le atan.
    Int: ¿Cómo encuentra uno la fe en un Gurú?
    Mah: Encontrar el Gurú y también la confianza en él es una suerte rara. No acon-tece a menudo.
    Int: ¿Es el destino el que dispone?
    Mah: Llamarlo destino explica poco. Cuando acontece, usted no puede decir por qué acontece y usted meramente encubre su ignorancia llamándolo karma o Gracia, o la voluntad de Dios.
    Int: Krishnamurti dice que el Gurú no se necesita.
    Mah: Alguien debe hablarle a usted sobre la Realidad Suprema y la vía que con-duce a ella. Krishnamurti no está haciendo nada más. De una cierta manera tiene razón —la mayoría de los presuntos discípulos no confían en sus Gurús; los desobe-decen y finalmente los abandonan. Para tales discípulos habría sido infinitamente mejor que no hubieran tenido ningún Gurú y que hubieran buscado dentro su guía. Encontrar un Gurú vivo es una rara oportunidad y una gran responsabilidad. Uno no debe tratar estas materias a la ligera. Ustedes salen a comprarse el cielo e imaginan que el Gurú se lo suministrará por un precio. Buscan cerrar un negocio ofreciendo poco pero pidiendo mucho. Ustedes no engañan a nadie excepto a ustedes mismos.
    Int: A usted su Gurú le dijo que usted es lo Supremo y usted confió en él y actuó en consecuencia. ¿Qué le dio a usted esta confianza?
    Mah: Digamos que, sencillamente, yo fui razonable. Habría sido necio no confiar en él. ¿Qué interés hubiera podido tener él en extraviarme?
    Int: Usted dijo a un interlocutor que nosotros somos lo mismo, que somos iguales. Yo no puedo creerlo. Puesto que no le creo, ¿de qué utilidad es su afirmación para mí?
    Mah: Que usted no lo crea no importa. Mis palabras son verdaderas y harán su labor. Ésta es la belleza de la compañía noble (satsang).
    Int: ¿Sentarse cerca de usted puede considerarse práctica espiritual?
    Mah: Por supuesto. El río de la vida está corriendo. Algo de su agua está aquí, pero mucha de ella ha alcanzado ya su meta. Usted conoce solo el presente. Yo veo mucho más lejos en el pasado y en el futuro, en lo que usted es y en lo que usted puede ser. Yo no puedo verle a usted sino como a mí mismo. Está en la naturaleza misma del amor no ver ninguna diferencia.
    Int: ¿Cómo puedo llegar a verme a mí mismo como usted me ve?
    Mah: Es suficiente con que usted no se imagine que usted es el cuerpo. Es la idea de «yo soy el cuerpo» la que es tan calamitosa. Ella le ciega a usted completamente a su naturaleza real. No piense ni por un momento que usted es el cuerpo. No se dé usted ningún nombre, ninguna forma. La realidad es encontrada en la obscuridad y en el silencio.
    Int: ¿No debo pensar con alguna convicción que yo no soy el cuerpo? ¿Dónde voy a encontrar tal convicción?
    Mah: Compórtese como si usted estuviera plenamente convencido y la confianza vendrá. ¿Cuál es la utilidad de las meras palabras? Una fórmula, un patrón mental no le ayudarán a usted. Pero la acción no egoísta, libre de todo interés en el cuerpo y en sus intereses le llevará a usted al corazón mismo de la Realidad.
    Int: ¿De dónde voy a sacar el coraje para actuar sin convicción?
    Mah: El amor le dará a usted coraje. Cuando usted se encuentre con alguien completamente admirable, digno de amor, sublime, su amor y admiración le empu-jarán a usted a actuar noblemente.
    Int: No todo el mundo sabe admirar lo admirable. La mayoría de las gentes son totalmente insensibles.
    Mah: La vida les hará apreciar. El peso mismo de la experiencia acumulada les dará ojos para ver. Cuando usted se encuentre con un hombre que lo merece, usted le amará y confiará en él y seguirá su consejo. Éste es el papel de la persona realizada —establecer un ejemplo de perfección que otros admiren y amen. La belleza de vida y de carácter es una tremenda contribución al bien común.
    Int: ¿No debemos sufrir para crecer?
    Mah: Es suficiente saber que hay sufrimiento, que el mundo sufre. Por sí mismos ni el placer ni el dolor iluminan. Solo la comprensión lo hace. Una vez que usted ha entendido la verdad de que el mundo está lleno de sufrimiento, de que nacer es una calamidad, usted encontrará el impulso y la energía para ir más allá de ello. El placer le hace dormir a usted y el dolor le despierta. Si usted no quiere sufrir, no se eche a dormir. Usted no puede conocerse a usted mismo a través de la felicidad solo, pues la felicidad es su naturaleza misma. Usted debe hacer frente a lo opuesto, a lo que usted no es, para encontrar la iluminación.

  • Crow

    65

    Una Mente Serena es Todo lo que Usted Necesita

    Interlocutor: Yo no estoy bien, me siento más bien débil. ¿Qué tengo que hacer?
    Mah: ¿Quién no está bien, usted o el cuerpo?
    Int: Mi cuerpo, por supuesto.
    Mah: Ayer usted se sentía bien. ¿Qué se sentía bien?
    Int: El cuerpo.
    Mah: Usted estaba contento cuando el cuerpo estaba bien y usted se entristece cuando el cuerpo no está bien. ¿Quién está contento un día y triste al siguiente?
    Int: La mente.
    Mah: ¿Y quién conoce a la variable mente?
    Int: La mente
    Mah: La mente es el conocedor. ¿Quién conoce al conocedor?
    Int: ¿El conocedor no se conoce a sí mismo?
    Mah: La mente es discontinua. Una y otra vez se queda en blanco, como en el sueño profundo o en el desvanecimiento, o en la distracción. Debe haber algo conti-nuo para registrar la discontinuidad.
    Int: La mente recuerda. Esto significa continuidad.
    Mah: La memoria es siempre parcial, no fiable y evanescente. Ella no explica el fuerte sentido de identidad que impregna la consciencia, la sensación de «yo soy». Encuentre lo que está en la raíz de ello.
    Int: Por muy profundamente que miro, solo encuentro la mente. Sus palabras «más allá de la mente» no me dan ninguna pista.
    Mah: Mientras mire con la mente, usted no puede ir más allá de ella. Para ir más allá, usted debe mirar desde fuera de la mente y de sus contenidos.
    Int: ¿En cuál dirección tengo que mirar?
    Mah: ¡Todas las direcciones están dentro de la mente! Yo no le estoy pidiendo a usted que mire en alguna dirección particular. Solamente mire fuera de todo lo que acontece en su mente y tráigalo a la sensación de «yo soy». El «yo soy» no es una dirección. Es la negación de toda dirección. Finalmente, incluso el «yo soy» tendrá que partir, pues usted no necesita estar afirmando lo que es evidente. Traer la mente a la sensación de «yo soy» meramente ayuda a apartar la mente de todo lo demás.
    Int: ¿Dónde me conduce todo eso?
    Mah: Cuando la mente se mantiene apartada de sus preocupaciones, se torna se-rena. Si usted no perturba esta quietud y permanece en ella, usted encuentra que está impregnada de una luz y de un amor jamás conocidos por usted; y sin embargo, usted lo reconoce al momento como su naturaleza propia. Una vez que usted ha pasado a través de esta experiencia, usted ya nunca será el mismo hombre otra vez; la mente ingobernable puede romper su paz y obstruir su visión; pero retornarán, siempre que se siga sosteniendo el esfuerzo; hasta que llega el día en que todos los lazos se rom-pen, todas las ilusiones y apegos se acaban y la vida deviene supremamente concen-trada en el presente.
    Int: ¿Qué diferencia constituye esto?
    Mah: La mente ya no está. Hay solo amor en acción.
    Int: ¿Cómo reconoceré este estado cuando lo alcance?
    Mah: No habrá ningún temor.
    Int: Rodeado por un mundo lleno de misterios y de peligros, ¿cómo puedo per-manecer sin miedo?
    Mah: Su propio pequeño cuerpo también está lleno de misterios y de peligros, y sin embargo usted no tiene miedo de él, pues usted lo toma como suyo propio. Lo que usted no sabe es que el universo entero es su cuerpo y que usted no necesita tener miedo de él. Usted puede decir que tiene dos cuerpos, el personal y el universal. El personal viene y va, el universal está siempre con usted. La creación entera es su cuerpo universal. Usted está tan cegado por lo que es personal, que no ve lo universal. Esta ceguera no acabará por sí misma —debe ser deshecha diligente y delibera-damente. Cuando todas las ilusiones son comprendidas y abandonadas, usted alcanza el estado libre de error y perfecto en el que todas las distinciones entre lo personal y lo universal ya no son más.
    Int: Yo soy una persona y por lo tanto estoy limitado en el espacio y en el tiempo. Ocupo poco espacio y duro unos pocos momentos; ni siquiera puedo concebirme a mí mismo como eterno y omnipenetrante.
    Mah: Sin embargo, usted es. Cuando usted profundice en usted mismo en busca de su verdadera naturaleza, usted descubrirá que solo su cuerpo es pequeño y que solo su memoria es breve; mientras que el vasto océano de la vida es suyo.
    Int: Las palabras mismas «yo» y «universal» son contradictorias. Una excluye a la otra.
    Mah: No lo son. El sentido de identidad impregna lo universal. Indague y descu-brirá la Persona Universal, que es usted mismo, e infinitamente más.
    En cualquier caso, comience dándose cuenta de que el mundo está en usted, no usted en el mundo.
    Int: ¿Cómo puede ser eso? Yo soy solo una parte del mundo. ¿Cómo puede la to-talidad del mundo estar contenida en la parte excepto por reflejo, como en un espejo?
    Mah: Lo que usted dice es verdadero. Su cuerpo personal es una parte en la que la totalidad se refleja maravillosamente. Pero usted tiene también un cuerpo universal. Usted ni siquiera puede decir que no lo sabe, debido a que usted lo ve y lo expe-rimenta todo el tiempo. Solo que usted lo llama «el mundo» y tiene miedo de él.
    Int: Siento que conozco poco mi cuerpo pequeño, mientras que el otro no lo co-nozco, excepto a través de la ciencia.
    Mah: Su cuerpo pequeño está lleno de misterios y de maravillas que usted no co-noce. Ahí también la ciencia es su única guía. Tanto la anatomía como la astronomía le describen a usted.
    Int: Inclusive si acepto su doctrina del cuerpo universal como una teoría de traba-jo, ¿de qué manera puedo comprobarla y de qué utilidad es para mí?
    Mah: Al conocerse a usted mismo como el habitante en ambos cuerpos, usted no excluirá nada. Todo el universo será incumbencia suya; usted amará a cada cosa viva y la ayudará tierna y sabiamente. No habrá ningún choque de intereses entre usted y los demás. Toda explotación cesará absolutamente. Cada acción suya será benéfica, cada movimiento será una bendición.
    Int: Es muy tentador, ¿pero cómo debo proceder para darme cuenta de mi ser universal?
    Mah: Usted tiene dos maneras: usted puede entregar su corazón y su mente al descubrimiento de usted mismo, o puede aceptar mis palabras con confianza y actuar consecuentemente. En otras palabras, o bien usted deviene totalmente interesado en sí mismo o bien totalmente desinteresado de sí mismo. Es la palabra «totalmente» lo que importa. Usted debe ser extremo para alcanzar lo Supremo.
    Int: ¿Cómo puedo aspirar a tales alturas, pequeño y limitado como yo soy?
    Mah: Dése usted cuenta de usted mismo como el océano de la consciencia en la que todo acontece. Esto no es difícil. Un poco de atención, de estrecha observación de uno mismo, y usted verá que ningún acontecer está fuera de su consciencia.
    Int: El mundo está lleno de aconteceres que no aparecen en mi consciencia.
    Mah: Incluso su cuerpo está lleno de aconteceres que no aparecen en su cons-ciencia. Esto no le impide a usted reclamar su cuerpo como suyo propio. Usted cono-ce el mundo exactamente como conoce su cuerpo —a través de sus sentidos. Es su mente la que ha separado el mundo de fuera de su piel del mundo de dentro y los ha puesto en oposición. Esto ha creado el miedo y el odio y todas las miserias del vivir.
    Int: Lo que no sigo es lo que usted dice sobre ir más allá de la consciencia. Com-prendo las palabras, pero no puedo visualizar la experiencia. Después de todo, usted mismo ha dicho que toda experiencia está en la consciencia.
    Mah: Tiene usted razón, no puede haber ninguna experiencia más allá de la cons-ciencia. Sin embargo, hay la experiencia de ser a secas. Hay un estado más allá de la consciencia que no es inconsciente. Algunos lo llaman superconsciencia o consciencia pura o consciencia suprema. Es presenciación pura, libre del nexo sujeto-objeto.
    Int: He estudiado la Teosofía y no encuentro nada familiar en lo que usted dice. Admito que la Teosofía trata solo de la manifestación. Describe el universo y sus habitantes con gran detalle. Admite muchos niveles de materia y los correspondientes niveles de experiencia, pero no parece ir más allá. Lo que usted dice va más allá de toda experiencia. Si no es experimentable, ¿por qué hablar sobre ello en absoluto?
    Mah: La consciencia es intermitente, está llena de lagunas. Sin embargo hay la continuidad de la identidad. ¿A qué se debe este sentido de identidad sino a algo más allá de la consciencia?
    Int: Si yo soy más allá de la mente, ¿cómo puedo cambiarme a mí mismo?
    Mah: ¿Dónde está la necesidad de cambiar algo? La mente está cambiando de to-dos modos todo el tiempo. Observe a su mente desapasionadamente; esto es suficien-te para calmarla. Cuando está serena, usted puede ir más allá de ella. No la mantenga ocupada todo el tiempo. Deténgala —y solo sea. Si usted le da reposo, ella se sere-nará y recobrará su pureza y su fuerza. El pensamiento constante la extenúa.
    Int: Si mi verdadero ser está siempre conmigo, ¿cómo es que yo soy ignorante de él?
    Mah: Debido a que es muy sutil y su mente es grosera, está llena de pensamientos y de sentimientos groseros. Calme y clarifique su mente y usted se conocerá a usted mismo como usted es.
    Int: ¿Necesito la mente para conocerme a mí mismo?
    Mah: Usted es más allá de la mente, pero usted conoce con su mente. Es evidente que el alcance, la profundidad y el carácter del conocimiento dependen del instru-mento que usted use. Mejore su instrumento y su conocimiento mejorará.
    Int: Para conocer perfectamente necesito una mente perfecta.
    Mah: Una mente serena es todo lo que usted necesita. Todo lo demás acontecerá adecuadamente, una vez que su mente esté serena. Como el sol con su salida hace que el mundo entre en actividad, así también la presenciación de sí mismo efectúa cambios en la mente. A la luz de la presenciación de sí mismo calma y estable, las energías interiores se despiertan y obran milagros sin ningún esfuerzo de su parte.
    Int: ¿Quiere usted decir que el mayor trabajo se hace no trabajando?
    Mah: Exactamente. Comprenda que usted está destinado a la iluminación. Coope-re con su destino, no vaya en su contra, no lo tuerza. Permítale que se cumpla. Todo lo que usted tiene que hacer es prestar atención a los obstáculos creados por la nece-dad de la mente.

    66

    Toda Búsqueda de Felicidad es Miseria

    Interlocutor: He venido desde Inglaterra y voy de camino de Madrás. Allí me en-contraré con mi padre y regresaremos por tierra en coche a Londres. Estoy estudiando psicología, pero todavía no sé lo que haré cuando obtenga mi licenciatura. Puedo probar psicología industrial, o psicoterapia. Mi padre es médico de medicina general, yo puedo seguir la misma línea.
    Pero esto no agota mis intereses. Hay ciertas cuestiones que no cambian con el tiempo. Entiendo que usted tiene algunas respuestas a tales cuestiones y esto me ha hecho venir a verle.
    Maharaj: Me pregunto si soy el hombre adecuado para responder a sus preguntas. Yo sé muy poco sobre las cosas y las gentes. Yo sólo sé que yo soy, y eso usted también lo sabe. Somos iguales.
    Int: Por supuesto, yo sé que yo soy. Pero no sé lo que eso quiere decir.
    Mah: Lo que usted toma por el «yo» en el «yo soy» no es usted. Saber que usted es, es natural; saber lo que usted es, es el resultado de mucha investigación. Usted tendrá que explorar todo el campo de la consciencia e ir más allá de ella. Para esto usted debe encontrar el maestro adecuado y crear las condiciones necesarias para el descubrimiento. Hablando generalmente, hay dos caminos: el externo y el interno. O bien usted vive con alguien que conoce la Verdad y se somete enteramente a su guía e influencia moldeadora, o bien usted busca el guía interior y sigue a la luz interior dondequiera que le lleve. En ambos casos sus deseos y temores personales deben ser desechados. Usted aprende ya sea por proximidad o ya sea por investigación, la vía pasiva o la vía activa. O bien se deja usted llevar por el río de la vida y del amor re-presentado por su Gurú, o bien usted hace sus propios esfuerzos, guiado por su estre-lla interior. En ambos casos usted debe avanzar, usted debe ser serio. Son raras las gentes que tienen la suerte de encontrar a alguien digno de confianza y de amor. La mayoría de ellos deben tomar la vía dura, la vía de la inteligencia y de la compren-sión, de la discriminación y del desapego (viveka-vairagya). Ésta es la vía abierta a todos.
    Int: Estoy de suerte al haber venido aquí; aunque tengo que partir mañana, una conversación con usted puede afectar a mi vida entera.
    Mah: Sí, una vez que usted dice «quiero encontrar la Verdad», toda su vida será profundamente afectada por ello. Todos sus hábitos mentales y físicos, sus senti-mientos y emociones, deseos y temores, planes y decisiones sufrirán una transforma-ción radical.
    Int: Una vez que he decidido encontrar la Realidad, ¿qué hago seguidamente?
    Mah: Depende de su temperamento. Si usted es serio, escoja usted la vía que es-coja le llevará a su meta. La seriedad es el factor decisivo.
    Int: ¿Cuál es la fuente de la seriedad?
    Mah: Es el instinto innato, que hace que el pájaro vuelve a su nido y el pez al to-rrente donde nació. La semilla vuelve a la tierra, cuando el fruto está maduro. La madurez es todo.
    Int: ¿Y qué me madurará a mí? ¿Necesito experiencia?
    Mah: Usted tiene ya toda la experiencia que necesita, de otro modo usted no habría venido aquí. Usted no necesita recoger nada más, más bien debe ir más allá de la experiencia. Haga usted el esfuerzo que haga, siga usted el método (sadhana) que siga, eso solo generará más experiencia, pero no le llevará a usted más allá. Leer libros tampoco le ayudará a usted. Enriquecerán su mente, pero la persona que usted es permanecerá intacta. Si usted espera algunos beneficios de su búsqueda —materiales, mentales o espirituales— ha fallado el tiro. La Verdad no da ninguna ventaja. No le da a usted ninguna posición más alta, ningún poder sobre los demás; todo lo que usted obtiene es la verdad y la liberación de lo falso.
    Int: Ciertamente, la verdad le da a usted el poder de ayudar a los demás.
    Mah: ¡Esto es mera imaginación, por muy noble que sea! En la verdad usted no ayuda a los demás, debido a que no hay ningún otro. Usted divide a las gentes en nobles e innobles y pide que los nobles ayuden a los innobles. Usted separa, usted evalúa, usted juzga y condena —en el nombre de la verdad usted la destruye. Su de-seo mismo de formular la verdad la niega, debido a que no puede ser contenida en palabras. La verdad solo puede ser expresada por la negación de lo falso —en acción. Para esto usted debe ver lo falso como falso (viveka) y rechazarlo (vairagya). El abandono de lo falso libera y da energía. Deja abierta la senda a la perfección.
    Int: ¿Cuándo sé yo que he descubierto la verdad?
    Mah: Cuando la idea «esto es verdad», «eso es verdad» no surge. La verdad no se afirma a sí misma, está en ver lo falso como falso y rechazarlo. Es inútil buscar la verdad, cuando la mente está ciega a lo falso. Ella debe ser purgada de lo falso com-pletamente antes de que la verdad pueda amanecer en ella.
    Int: ¿Pero qué es lo falso?
    Mah: Ciertamente, lo que no tiene ningún ser es falso.
    Int: ¿Qué entiende usted por no tener ningún ser? Lo falso está aquí, duro como un clavo.
    Mah: Lo que se contradice a sí mismo, no tiene ningún ser. O tiene ser solo mo-mentáneamente, lo cual viene a ser lo mismo. Pues, lo que tiene un comienzo y un final, no tiene ningún centro. Está hueco. Tiene solo el nombre y la forma que le da la mente, pero no tiene ni substancia ni esencia.
    Int: Si todo lo que pasa no tiene ningún ser, entonces el universo no tiene ningún ser tampoco.
    Mah: ¿Quién lo niega? Por supuesto, el universo no tiene ningún ser.
    Int: ¿Qué lo tiene?
    Mah: Eso que no depende de nada para su existencia, que no surge con el surgi-miento del universo, ni se pone con la puesta del universo, que no necesita ninguna prueba, sino que imparte realidad a todo lo que toca. Es la naturaleza de lo falso que parezca real por un momento. Uno podría decir que lo verdadero deviene el padre de lo falso. Pero lo falso está limitado en el tiempo y el espacio y es producido por las circunstancias.
    Int: ¿Cómo voy a deshacerme de lo falso y asegurar lo real?
    Mah: ¿Con qué propósito?
    Int: A fin de vivir una vida mejor, más satisfactoria, integrada y feliz.
    Mah: Cualquier cosa que es concebida por la mente debe ser falsa, pues está obligada a ser relativa y limitada. Lo real es inconcebible y no puede ser aparejado a un propósito. Debe ser querido por sí mismo.
    Int: ¿Cómo puedo querer lo inconcebible?
    Mah: ¿Qué más hay que sea digno de ser querido? Concedido, lo real no puede ser querido, como se quiere una cosa. Pero usted puede ver lo irreal como irreal y desecharlo. Es el desecho de lo falso lo que abre la vía hacia lo verdadero.
    Int: Yo comprendo, ¿pero a qué se parece esto en la vida diaria de hecho?
    Mah: El egointerés y el egoprovecho son los puntos focales de lo falso. Su vida diaria oscila entre el deseo y el temor. Obsérvela asiduamente y usted verá como la mente asume innumerables nombres y formas, como un río espumeante entre rocas. Siga el rastro de cada acción hasta su motivo egoísta y observe el motivo asiduamente hasta que se disuelva.
    Int: Para vivir, uno debe mirar por uno mismo, debe ganar dinero para uno mismo.
    Mah: Usted no necesita ganar para usted mismo, pero puede tener que hacerlo —para una esposa y un hijo. Usted puede tener que continuar trabajando por causa de otros. Incluso continuar viviendo puede ser un sacrificio. No hay ninguna necesidad de ser egoísta. Deseche todo motivo interesado tan pronto como lo vea y usted no necesitará buscar la verdad; la verdad le encontrará a usted.
    Int: Hay un mínimo de necesidades.
    Mah: ¿No han sido satisfechas desde que usted fue concebido? Abandone la es-clavitud de ser interesado y sea lo que usted es —inteligencia y amor en acción.
    Int: ¡Pero uno debe sobrevivir!
    Mah: ¡Usted no puede evitar sobrevivir! El usted real es atemporal y está más allá del nacimiento y de la muerte. Y el cuerpo sobrevivirá mientras haya necesidad de él. No es importante que viva mucho. Una vida plena es mejor que una vida larga.
    Int: ¿Quién tiene que decir lo que es una vida plena? Eso depende de mi trasfon-do cultural.
    Mah: Si usted busca la realidad usted debe librarse de todas los trasfondos, de to-das las culturas, de todos los patrones de pensamiento y de sentimiento. Incluso la idea de que yo soy un hombre o una mujer, o aún humano, debe ser desechada. El océano de la vida contiene todo, no solo a los humanos. Así pues, primero de todo abandone toda autoidentificación, deje de pensarse a usted mismo como fulano, o como mengano, como esto o aquello. Abandone todo interés propio, no se inquiete por su bienestar, material o espiritual, abandone todos los deseos, groseros o sutiles, deje de pensar en lograr algo, de cualquier tipo que sea. Usted es completo aquí y ahora, usted no necesita absolutamente nada.
    Esto no quiere decir que usted deba ser insensato o temerario, imprevisor o indi-ferente; solo que la ansiedad básica por uno mismo debe partir. Usted necesita ali-mento, vestido y cobijo para usted y los suyos, pero esto no creará problemas mien-tras la codicia no se tome por una necesidad. Viva a tono con las cosas como son y no como se imaginan.
    Int: ¿Qué soy yo si no soy humano?
    Mah: Eso que le hace a usted pensar que usted es un humano no es humano. No es más que un punto de consciencia sin dimensiones, una nada consciente; todo lo que usted puede decir sobre usted mismo es: «yo soy». Usted es ser puro —presenciación— felicidad. Darse cuenta de esto es el fin de toda búsqueda. Usted llega a ello cuando ve que todo lo que usted piensa ser es solo imaginación, y perma-nece en la presenciación pura de lo transitorio como transitorio, de lo imaginario como imaginario, de lo irreal como irreal. No es en absoluto difícil, pero se necesita desapego. Es el hecho de aferrarse a lo falso lo que hace tan difícil ver lo verdadero. Una vez que usted comprende que lo falso necesita tiempo y que lo que necesita tiempo es falso, usted está más cerca de la Realidad, la cual es atemporal, siempre en el ahora. La eternidad en el tiempo es mera repetitividad, como el movimiento de un reloj. Fluye desde el pasado al futuro interminablemente, una perpetuidad vacía. La Realidad es lo que hace al presente tan vital, tan diferente del pasado y del futuro, los cuales son meramente mentales. Si usted necesita tiempo para lograr algo, ello debe ser falso. Lo real es siempre con usted, usted no necesita esperar para ser lo que usted es. Únicamente, usted no debe permitir que su mente salga de usted mismo a buscar. Cuando usted quiera algo, pregúntese a usted mismo: ¿realmente lo necesito?, y si la respuesta es no, entonces abandónelo.
    Int: ¿No debo ser feliz? Tal vez no necesite una cosa, pero si puede hacerme feliz, ¿no debo hacerme con ella?
    Mah: Nada puede hacerle a usted más feliz que usted es. Toda búsqueda de feli-cidad es miseria y conduce a más miseria. La única felicidad digna del nombre es la felicidad natural de ser consciente.
    Int: ¿No necesito un montón de experiencia antes de poder alcanzar un nivel de presenciación tan alto?
    Mah: La experiencia solo deja recuerdos tras de sí y aumenta el fardo que ya es suficientemente pesado. Usted no necesita ninguna experiencia más. Las pasadas son suficientes. Y si usted siente que usted necesita más, mire dentro de los corazones de las gentes que le rodean. Usted encontrará una variedad de experiencias por las que usted no podría pasar ni en un millar de años. Aprenda de las aflicciones de los de-más y ahórrese usted las suyas propias. No es experiencia lo que usted necesita, sino la liberación de toda experiencia. No tenga avidez de experiencia, usted no necesita ninguna.
    Int: ¿No pasa por experiencias usted mismo?
    Mah: Las cosas acontecen a mi alrededor, pero yo no tomo parte en ellas. Un acontecer deviene una experiencia solo cuando yo estoy emocionalmente implicado. Yo estoy en un estado que es completo, y que no busca mejorarse a sí mismo. ¿De qué utilidad es la experiencia para mí?
    Int: Uno necesita conocimiento, educación.
    Mah: Para tratar con las cosas se necesita el conocimiento de las cosas. Para tratar con las gentes, usted necesita agudeza, simpatía. Para tratar con usted mismo usted no necesita nada. Sea lo que usted es: ser consciente, y no se aparte de usted mismo.
    Int: La educación universitaria es sumamente útil.
    Mah: Sin duda, le ayuda a usted a ganarse la vida. Pero no le enseña a usted cómo vivir. Usted es un estudiante de psicología. Eso puede ayudarle a usted en al-gunas situaciones. ¿Pero puede usted vivir por la psicología? La vida es digna de este nombre solo cuando refleja la Realidad en la acción. Ninguna universidad le enseñará a usted cómo vivir de modo que cuando llegue el tiempo de morir, usted pueda decir: yo he vivido bien, no necesito vivir de nuevo. La mayoría de nosotros muere deseando poder vivir de nuevo. Son tantos los errores cometidos, tanto lo que queda por hacer. La mayoría de las gentes vegetan, pero no viven. Meramente acumulan experiencia y enriquecen su memoria. Pero la experiencia es la negación de la Reali-dad, que no es ni sensorial ni conceptual, ni del cuerpo, ni de la mente, aunque inclu-ye y trasciende a ambos.
    Int: Pero la experiencia es sumamente útil. Por la experiencia usted aprende a no tocar una llama.
    Mah: Ya le he dicho a usted que el conocimiento es muy útil para tratar con las cosas. Pero el conocimiento no le dice a usted cómo tratar con las gentes y con usted mismo, cómo vivir una vida. Nosotros no estamos hablando de conducir un coche, o de ganar dinero. Para esto usted necesita experiencia. Pero para ser una luz para usted mismo, el conocimiento material no le ayudará. Usted necesita algo mucho más íntimo y más profundo que el conocimiento mediato, para ser su sí mismo en el ver-dadero sentido de la palabra. Su vida exterior carece de importancia. Usted puede devenir una noche un sereno y vivir felizmente. Es lo que usted es interiormente lo que importa. Su paz y su dicha interiores tiene usted que ganarlas. Es mucho más difícil que ganar dinero. Ninguna universidad puede enseñarle a usted a ser usted mismo. La única manera de aprender es por la práctica. Justamente ahora comience a ser usted mismo. Deseche todo lo que usted no es y profundice siempre cada vez más. Lo mismo que un hombre que cava un pozo desecha lo que no es agua, hasta que alcanza la capa acuífera, así también usted debe desechar lo que no es suyo propio, hasta que no queda nada que usted pueda desechar. Usted encontrará que lo que queda no es nada a lo que la mente pueda aferrarse. Usted no es ni siquiera un ser humano. Usted simplemente es —un punto de presenciación, coextensivo con el tiempo y el espacio y más allá de ambos, la causa última, ella misma incausada. Si usted me pregunta: ¿quién es usted? Mi respuesta sería: nada en particular. Sin em-bargo, yo soy.
    Int: Si usted no es nada en particular, entonces usted debe ser lo universal.
    Mah: ¿Qué es ser universal —no como un concepto, sino como un modo de vida? No separar, no oponer, comprender y amar todo lo que entra en contacto con usted, eso es vivir universalmente. Ser capaz de decir verdaderamente: yo soy el mundo, el mundo es mí mismo, yo estoy en casa en el mundo, el mundo es mío. Toda existencia es mi existencia, toda consciencia es mi consciencia, toda aflicción es mi aflicción y todo gozo es mi gozo —esto es vida universal. Sin embargo, mi ser real, y el suyo también, es más allá del universo y, por lo tanto, más allá de las categorías de lo particular y de lo universal. Es lo que es, totalmente autocontenido e independiente.
    Int: Encuentro difícil comprender.
    Mah: Usted debe darse a usted mismo tiempo para empollar estas cosas. Los vie-jos surcos de su cerebro deben ser borrados, sin que se formen otros nuevos. Usted debe darse cuenta de usted mismo como lo inmutable, detrás y más allá de todo lo que se mueve, el presenciador silente de todo lo que acontece.
    Int: ¿Significa eso que debo abandonar toda idea de una vida activa?
    Mah: En absoluto. Habrá matrimonio, habrá hijos, habrá ganar dinero para man-tener a la familia; todo esto acontecerá en el curso natural de los aconteceres, pues el destino debe cumplirse; usted lo pasará sin resistencia, haciendo las tareas según vengan, atento y concienzudo, tanto en las cosas pequeñas como en las grandes. Pero la actitud general será de afectuoso desapego, de enorme buena voluntad, sin expec-tativa de retribución, de constante dar sin pedir. En el matrimonio usted no es ni el marido ni la mujer. Usted es el amor entre los dos. Usted es la claridad y la bondad que hace todo ordenado y feliz. Esto puede parecerle vago, pero si piensa un poco, usted encontrará que la mística es sumamente práctica, pues hace su vida creativa-mente feliz. Su consciencia es elevada a una dimensión más alta, desde la que usted ve todo mucho más claro y con mayor intensidad. Usted se da cuenta de que la per-sona que usted devino con el nacimiento y que cesará de ser con la muerte es tempo-raria y falsa. Usted no es la persona sensual, emocional e intelectual, presa de los deseos y los temores. Descubra su ser real. ¿Quién soy yo? es la pregunta fundamen-tal de toda filosofía y psicología. Entre en ella profundamente.

    67

    La Experiencia no es la Cosa Real

    Maharaj: El buscador es el que está en la búsqueda de sí mismo. Pronto descubre que su propio cuerpo no puede ser él. Una vez que la convicción: «yo no soy el cuer-po» deviene tan bien cimentada que ya no puede sentir, pensar ni actuar para el cuer-po ni en beneficio del cuerpo, descubrirá fácilmente que él es el ser, el conocer y el actuar universal, que en él y a través de él el universo entero es real, consciente y activo. Éste es el corazón del problema. O bien usted es un cuerpo consciente y un esclavo de las circunstancias, o usted es la consciencia universal misma —y en pleno control de todo acontecer.
    Sin embargo, la consciencia, individual o universal, no es mi verdadera morada; yo no soy en ella, ella no es mía, no hay ningún «mí mismo» en ella. Yo soy más allá, aunque no es fácil explicar cómo uno puede ser ni consciente ni no consciente, sino simplemente más allá. Yo no puedo decir que yo soy en Dios o que yo soy Dios; Dios es la luz y el amor universal, el presenciador universal; yo soy aún más allá de lo universal.
    Int: En ese caso usted es sin nombre ni forma. ¿Qué tipo de ser tiene usted?
    Mah: Yo soy lo que yo soy, ni con forma ni sin forma, ni consciente ni no cons-ciente. Yo soy fuera de todas estas categorías.
    Int: Usted está tomando el planteamiento de neti-neti (ni esto, ni eso).
    Mah: Usted no puede encontrarme con la negación solo. Yo soy tanto todo, como nada. Ni ambos, ni ninguno de ambos. Estas definiciones se aplican al Señor del Universo, no a mí.
    Int: ¿Intenta usted comunicarme que usted es simplemente nada?
    Mah: ¡Oh, no! Yo soy completo y perfecto. Yo soy la eseidad del ser, la cogniti-vidad del conocer, la plenitud de la felicidad. ¡Usted no puede reducirme a la vacui-dad!
    Int: Si usted es más allá de las palabras, ¿sobre qué hablaremos? Hablando me-tafísicamente, lo que usted dice es congruente; no hay ninguna contradicción interna. Pero no hay ningún alimento para mí en lo que usted dice. Está completamente más allá de mis necesidades urgentes. Cuando estoy pidiendo pan, usted está dando joyas. Son bellas, sin duda, pero yo tengo hambre.
    Mah: No es así. Le estoy ofreciendo a usted exactamente lo que usted necesita —despertar. Usted no tiene hambre y no necesita ningún pan. Usted necesita cesación, abandono, desenredarse. Lo que usted cree que necesita no es lo que usted necesita. Su necesidad real yo la sé, usted no. Usted necesita volver al estado en el que yo soy —su estado natural. Todo lo demás que usted pueda pensar es una ilusión y un obstáculo. Créame, usted no necesita nada excepto ser lo que usted es. Usted imagina que usted aumentará su valor por la adquisición. Es como el oro imaginándose que una adición de cobre le mejorará. La eliminación y purificación, el abandono de todo lo que extraño a su naturaleza es suficiente. Todo lo demás es vanidad.
    Int: Es más fácil decirlo que hacerlo. Un hombre viene a usted con dolor de estómago y usted le aconseja que deseche su estómago. Por supuesto, sin la mente no habrá ningún problema. Pero la mente está aquí —muy tangiblemente.
    Mah: Es la mente lo que le dice a usted que la mente está aquí. No se engañe. Todos los inagotables argumentos sobre la mente son producidos por la mente misma, para su propia protección, continuación y expansión. Es la clara negativa a considerar los rodeos y convulsiones de la mente lo que puede llevarle a usted más allá de ella.
    Int: Señor, yo soy un humilde buscador, mientras usted es la Suprema Realidad misma. Ahora el buscador se acerca a lo Supremo a fin de ser iluminado. ¿Qué hace lo Supremo?
    Mah: Escuche lo que le estoy diciendo a usted y no se aparte de ello. Piense en ello todo el tiempo y en nada más. Habiendo alcanzado ese punto, abandone todos los pensamientos, no solo del mundo, sino de usted mismo también. Permanezca más allá de todos los pensamientos, en silente presenciación del ser. No es un progreso, pues a lo que usted llega está ya aquí en usted, esperándole.
    Int: Así pues, usted dice que debo intentar detener el pensamiento y permanecer firme en la idea: «yo soy».
    Mah: Sí, y todos los pensamientos que vengan a usted en conexión con el «yo soy», vacíelos de todo significado, no les preste ninguna atención.
    Int: Me ocurre que me encuentro con muchos jóvenes que vienen de occidente y encuentro que hay una diferencia básica cuando los comparo con los indios. Parece que su psique (antahkarana) es diferente. Conceptos como el sí mismo, la Realidad, la mente pura, la consciencia universal, la mente india los comprende fácilmente. Les suenan familiares, les saben dulces. La mente occidental no responde a ellos, o sim-plemente los rechaza. Concretiza y quiere utilizarlos inmediatamente en el servicio de los valores aceptados. Estos valores son a menudo personales: la salud, el bienestar, la prosperidad; a veces son sociales —una sociedad mejor, una vida más feliz para todos; todos están conectados con problemas mundanales, personales o impersonales. Otra dificultad con la cual uno se tropieza muy a menudo al hablar con los occidentales es que para ellos todo es experiencia —lo mismo que quieren experi-mentar la comida, la bebida y las mujeres, el arte y los viajes, así también quieren experimentar el Yoga, la realización y la liberación. Para ellos es solo otra experiencia, que se tiene por un precio. Imaginan que tal experiencia puede comprarse y regatean el costo. Cuando un Gurú cotiza demasiado alto, en términos de tiempo y de esfuerzo, se van a otro, que ofrece cómodos plazos, aparentemente muy fáciles, pero rodeados de condiciones irrealizables. ¡Es la vieja historia de no pensar en el mono gris cuando se toma la medicina! En este caso es no pensar en el mundo, «abandonar toda egoismidad», «extinguir todos los deseos», «devenir célibes perfectos», etc. Naturalmente hay un vasto engaño a todos los niveles y los resultados son nulos. Algunos Gurús, agudamente desesperados, abandonan toda disciplina, no prescriben ninguna condición, aconsejan el no esfuerzo, la naturalidad, vivir simplemente en la presenciación pasiva, sin ningún modelo de «debes» y «no debes». Y hay muchos discípulos cuyas experiencias pasadas les han llevado a un disgusto de sí mismos tan grande que ya no quieren ni mirarse. Si no están disgustados, están sumidos en el tedio. Están empachados del conocimiento de sí mismos, quieren algo más.
    Mah: Que no piensen en sí mismos, si ello no les gusta. Que permanezcan con un Gurú, que lo miren, que piensen en él. Pronto experimentarán un tipo de dicha, com-pletamente nueva, jamás experimentada antes, excepto, tal vez, en la infancia. La experiencia es tan inequívocamente nueva, que atraerá su atención y creará interés; una vez que el interés se despierte, la aplicación seguirá por sí misma.
    Int: Estas gentes son muy críticas y suspicaces. No pueden ser de otro modo, al haber pasado por tanta instrucción y tanto desengaño. Por una parte quieren expe-riencia, por la otra desconfían de ella. ¡Cómo llegar a ellos, sólo Dios lo sabe!
    Mah: La visión y el amor verdaderos llegarán a ellos.
    Int: Cuando tienen alguna experiencia espiritual, surge otra dificultad. Se quejan de que la experiencia no dura, de que viene y se va de una manera imprevisible. Habiéndose agarrado al caramelo, quieren chuparlo todo el tiempo.
    Mah: La experiencia, por sublime que sea, no es la cosa real. Por su naturaleza misma viene y se va. La realización del Sí mismo no es una adquisición. Es más de la naturaleza de la comprensión. Una vez llegado a ella, no puede perderse. Por otra parte, la consciencia es cambiante, fluyente, sufre transformaciones de un momento a otro. No se aferre a la consciencia ni a sus contenidos. La consciencia en quietud, cesa. Intentar perpetuar un atisbo de visión, o una efusión de dicha es destructivo de lo que se quiere preservar. Lo que viene debe partir. Lo permanente es más allá de todas las venidas y partidas. Vaya a la raíz de toda experiencia, a la sensación de ser. Más allá del ser y del no ser está la inmensidad de lo real. Inténtelo una y otra vez.
    Int: Para intentarlo uno necesita fe.
    Mah: Primero debe haber el deseo. Cuando el deseo es fuerte, la voluntad de in-tentarlo vendrá. Usted no necesita la garantía del éxito, cuando el deseo es fuerte. Usted está dispuesto a jugar sin más.
    Int: Deseo fuerte, fe fuerte —viene a ser lo mismo. Estas gentes no confían ni en sus padres ni en la sociedad, ni siquiera en sí mismos. Todo lo que tocan se convierte en cenizas. Déles una experiencias absolutamente genuina, indudable, más allá de las argumentaciones de la mente y ellos le seguirán a usted hasta el fin del mundo.
    Mah: ¡Pero yo no estoy haciendo nada más! Incansablemente atraigo su atención al único factor incontrovertible —el de ser. Ser no necesita ninguna prueba —prueba todo lo demás. Con solo que profundicen en el hecho de ser y descubran la vastedad y la gloria a la que el «yo soy» es la puerta, y crucen la puerta y vayan más allá, su vida se llenará de felicidad y de luz. Créame, el esfuerzo requerido es como si fuera nada cuando se compara con los descubrimientos a los que se llega.
    Int: Lo que usted dice es cierto. Pero estas gentes no tienen ni confianza ni pa-ciencia. Un corto esfuerzo les fatiga. Es realmente patético verles tanteando a ciegas y sin embargo incapaces de agarrarse a la mano que les ayuda. Fundamentalmente son gentes buenas, pero están totalmente desconcertados. Yo les digo: ustedes no pueden tener la verdad en sus propios términos. Ustedes deben aceptar las condiciones. A esto ellos responden: Algunos aceptarán las condiciones y otros no. La aceptación o no aceptación son superficiales y accidentales; la realidad está en todos; debe haber una vía que todos puedan recorrer —sin ninguna condición aferente.
    Mah: Hay una tal vía, abierta a todos, sobre todos los niveles, en todos los ámbi-tos de la vida. Todo el mundo presencia que es consciente de sí mismo. Profundizar y ampliar la presenciación de sí mismo es la vía real. Llámela observancia o aplicación o solo atención —es para todos. Nadie está inmaduro para ella y nadie puede fracasar.
    Pero, por supuesto, usted no debe estar meramente alerta. Su observancia debe incluir a la mente también. La presenciación es primariamente presenciar la cons-ciencia y sus movimientos.

    68

    Busque la Fuente de la Consciencia

    Interlocutor: El otro día estuvimos hablando sobre las directivas de la mente oc-cidental moderna y de la dificultad que encuentra para someterse a la disciplina inte-lectual y moral del Vedanta. Uno de los obstáculos se encuentra en la preocupación de los jóvenes europeos o americanos por la desastrosa condición del mundo y la urgente necesidad de arreglarlo.
    No tienen ninguna paciencia con las gentes como usted que predican la mejora personal como una precondición para la mejora del mundo. Dicen que ello no es po-sible ni necesario. La humanidad está ya preparada para un cambio de sistemas —sociales, económicos, políticos. Un gobierno mundial, una policía mundial, una planificación mundial y la abolición de todas las barreras físicas e ideológicas: esto es suficiente, no se necesita ninguna transformación personal. No hay duda de que las gentes dan forma a la sociedad, pero la sociedad da forma a las gentes también. En una sociedad humana las gentes serán humanas; además, la ciencia proporciona la respuesta a muchas preguntas que antaño eran del dominio de la religión.
    Maharaj: No cabe ninguna duda, esforzarse por la mejora del mundo es una ocu-pación muy meritoria. Hecha sin egoismidad, aclara la mente y purifica el corazón. Pero pronto el hombre se dará cuenta de que persigue un espejismo. Una mejora local y temporaria es siempre posible y se han llevado a cabo una y otra vez bajo la influencia de un gran rey o de un maestro, pero se acabaron pronto, dejando a la humanidad en un nuevo ciclo de miseria. Está en la naturaleza de toda la manifesta-ción que lo bueno y lo malo se sucedan uno a otro en igual medida. El verdadero refugio está solo en lo no manifestado.
    Int: ¿No está usted aconsejando un escape?
    Mah: Al contrario. La única vía a la renovación pasa por la destrucción. Usted debe fundir las joyas viejas en un oro sin forma antes de poder moldear una nueva. Solo las gentes que han ido más allá del mundo pueden cambiar el mundo. Jamás ha ocurrido de otro modo. Los pocos cuyo impacto fue duradero eran todos conocedores de la realidad. Alcance su nivel y solo entonces hable usted de ayudar al mundo.
    Int: No es a los ríos y a las montañas a quienes nosotros queremos ayudar, sino a las gentes.
    Mah: No hay nada malo en el mundo, excepto las gentes que lo hacen malo. Vaya y pídales que se comporten bien.
    Int: El deseo y el miedo les hace comportarse como lo hacen.
    Mah: Exactamente. Mientras el comportamiento humano esté dominado por el deseo y el temor, no hay mucha esperanza. Y para saber cómo acercarse a las gentes efectivamente, usted mismo debe estar libre de todo deseo y temor.
    Int: Algunos deseos y temores básicos son inevitables, tales como los que están conectados con el alimento, el sexo y la muerte.
    Mah: Éstos son necesidades y, como necesidades, son fáciles de satisfacer.
    Int: ¿Incluso la muerte es una necesidad?
    Mah: Habiendo vivido una vida larga y fructífera usted siente la necesidad de morir. Solo cuando se aplican erróneamente, el deseo y el temor son destructivos. Desee usted lo justo y tema lo injusto. Pero cuando las gentes desean lo que es injusto y temen lo que es justo, crean caos y desesperación.
    Int: ¿Qué es lo justo y que es lo injusto?
    Mah: Relativamente, lo que causa sufrimiento es injusto, lo que lo alivia es justo. Absolutamente, lo que le devuelve a usted a la realidad es justo y lo que obnubila la realidad es injusto.
    Int: Cuando nosotros hablamos de ayudar a la humanidad, entendemos una lucha contra el desorden y el sufrimiento.
    Mah: Usted habla meramente de ayudar. ¿Ha ayudado usted alguna vez, realmen-te, a un solo hombre? ¿Ha puesto usted alguna vez a una sola alma más allá de la necesidad de más ayuda? ¿Puede usted dar a un hombre carácter, basado al menos en la plena realización de sus deberes y oportunidades, si no en la visión de su verdadero ser? Cuando usted no sabe lo que es bueno para usted mismo, ¿cómo puede usted saber lo que es bueno para los demás?
    Int: El adecuado suministro de medios de vida es bueno para todos. Usted puede ser Dios mismo, pero usted necesita un cuerpo bien alimentado para hablarnos.
    Mah: Es usted quien necesita mi cuerpo para que le hable. Yo no soy mi cuerpo, ni lo necesito. Yo soy solo el presenciador. Yo no tengo ninguna forma de mi pro-piedad.
    Ustedes están tan acostumbrados a pensarse a ustedes mismos como cuerpos que tienen consciencia, que sencillamente no pueden imaginar a la consciencia teniendo cuerpos. Una vez que usted se da cuenta de que la existencia corporal es solo un es-tado de mente, un movimiento en la consciencia, de que el océano de la consciencia es infinito y eterno, y de que, cuando usted está en contacto con la consciencia, usted es solo el presenciador, usted será capaz de retirarse enteramente más allá de la cons-ciencia.
    Int: A nosotros se nos ha dicho que hay muchos niveles de existencia, ¿existe us-ted y funciona en todos los niveles? Mientras usted está en la tierra, ¿está usted tam-bién en el cielo (swarga)?
    Mah: ¡Yo no estoy en ninguna parte, de manera que pueda ser encontrado! Yo no soy una cosa a la que se da un lugar entre otras cosas. Todas las cosas están en mí, pero yo no estoy entre las cosas. Usted me está hablando sobre la superestructura, mientras que yo me intereso en los cimientos. Las superestructuras surgen y caen, pero los cimientos duran. Yo no estoy interesado en lo transitorio, mientras que usted no habla de nada más.
    Int: Perdóneme una extraña pregunta. Si alguien con una espada bien afilada le cortara a usted repentinamente la cabeza, ¿qué diferencia constituiría eso para usted?
    Mah: Ninguna en absoluto. El cuerpo perderá su cabeza, algunas líneas de comu-nicación se cortarán, eso es todo. Dos personas hablan entre sí por teléfono y se corta el hilo. Nada les acontece a las personas, solamente deben buscar algún otro medio de comunicación. La Bhagavad Gita dice: «la espada no lo corta». Es literalmente así. Está en la naturaleza de la consciencia sobrevivir a sus vehículos. Es como el fuego. Quema el combustible, pero no a sí mismo. Lo mismo que el fuego puede sobrevivir a una montaña de combustible, así también la consciencia sobrevive a innumerables cuerpos.
    Int: El combustible afecta a la llama.
    Mah: Mientras dura. Cambie la naturaleza del combustible y el color y la apa-riencia de la llama cambiarán.
    Ahora estamos hablándonos unos a otros. Para esto se necesita la presencia; a menos de que estemos presentes, nosotros no podemos hablar. Pero la presencia por sí misma no es suficiente. Debe haber también el deseo de hablar.
    Por encima de todo, nosotros queremos permanecer conscientes. Soportaremos todo sufrimiento y humillación, pero a pesar de todo querremos permanecer cons-cientes. A menos de que nos rebelemos contra esta insaciabilidad de experiencia y dejemos que lo manifestado parta enteramente, no puede haber ningún alivio. Conti-nuaremos atrapados.
    Int: Usted dice que usted es el presenciador silente y también que usted es más allá de la consciencia. ¿No hay ninguna contradicción en ello? Si usted es más allá de la consciencia, ¿a qué está usted presenciando?
    Mah: Yo soy consciente y no consciente, a la vez consciente y no consciente, y ni consciente ni no consciente —de todo esto yo soy el presenciador— pero en realidad no hay ningún presenciador, debido a que no hay nada de lo que ser presenciador. Yo soy perfectamente vacío de todas las formaciones mentales, vacío de mente —y sin embargo plenamente consciente. Esto es lo que intento expresar al decir que yo soy más allá de la mente.
    Int: ¿Cómo puedo alcanzarle a usted entonces?
    Mah: Sea presenciador de ser consciente y busque la fuente de la consciencia. Eso es todo. En las palabras puede transmitirse muy poco. Es hacer lo que yo le digo lo que traerá la luz, no que yo se lo diga. El medio no importa mucho; es el deseo, el anhelo, la seriedad lo que cuenta.

  • Crow

    69

    La Transitoriedad es la Prueba de la Irrealidad

    Interlocutor: Mi amigo es alemán y yo he nacido en Inglaterra de padres france-ses. Estoy en la India desde hace alrededor de un año errando de ashram en ashram.
    Maharaj: ¿Alguna práctica espiritual (sadhana)?
    Int: Estudios y meditación.
    Mah: ¿En qué ha meditado usted?
    Int: En lo que leo.
    Mah: Bien
    Int: ¿Qué está haciendo usted, señor?
    Mah: Estoy sentado.
    Int: ¿Y qué más?
    Mah: Estoy hablando.
    Int: ¿Sobre qué está usted hablando?
    Mah: ¿Quiere usted una conferencia? Mejor pregunte algo que realmente le toque a usted, de modo que usted lo sienta intensamente. A menos de que usted esté emo-cionalmente implicado, usted puede argumentar conmigo, pero no habrá ninguna comprensión real entre nosotros. Si usted dice: «nada me preocupa, yo no tengo ningún problema», para mí eso está bien, podemos estar callados. Pero si algo le toca a usted realmente, entonces hay motivos para hablar.
    Le preguntaré a usted, ¿cuál es el motivo de su deambular de un lugar a otro?
    Int: Para encontrarme con gentes, para intentar comprenderlos.
    Mah: ¿Qué gentes está usted intentando comprender? ¿Qué persigue usted exac-tamente?
    Int: La integración.
    Mah: Si usted quiere la integración, usted debe saber a quien quiere usted inte-grar.
    Int: Al encontrarse con gentes y al observarlas, uno llega a conocerse a uno mismo también. Ambas cosas van juntas.
    Mah: No van juntas necesariamente.
    Int: Uno mejora al otro.
    Mah: Las cosas no funcionan de esa manera. El espejo refleja la imagen, pero la imagen no mejora al espejo. Usted no es ni el espejo ni la imagen en el espejo. Una vez perfeccionado el espejo para que refleje correctamente, verdaderamente, usted puede volver el espejo y ver en él un verdadero reflejo de usted mismo —verdadero hasta donde el espejo puede reflejar. Pero el reflejo no es usted mismo —usted es el veedor del reflejo. Compréndalo claramente —perciba usted lo que perciba, usted no es lo que usted percibe.
    Int: ¿Yo soy el espejo y el mundo es la imagen?
    Mah: Usted puede ver ambos, la imagen y el espejo. Usted no es ninguno de am-bos. ¿Quién es usted? No recurra a fórmulas. La respuesta no está en las palabras. Lo más cercano que usted puede decir con palabras es: yo soy lo que hace la percepción posible, la vida más allá del experimentador y de su experiencia.
    Ahora, ¿puede usted separarse a la vez del espejo y de la imagen en el espejo y permanecer completamente solo, completamente con usted mismo?
    Int: No, no puedo.
    Mah: ¿Cómo sabe usted que no puede? Hay tantos cosas que usted está haciendo sin saber cómo lo hace. Usted digiere, usted hace circular su sangre y su linfa, usted mueve sus músculos —todo sin saber cómo. De la misma manera, usted percibe, usted siente, usted piensa sin saber el porqué ni el cómo de ello. similarmente, usted es usted mismo sin saberlo. No hay nada mal en usted en tanto que el Sí mismo. Ello es lo que es perfectamente. Es el espejo lo que no es claro ni verdadero y, por lo tan-to, le da a usted imágenes falsas. Usted no necesita corregirse a usted mismo —solo rectificar su idea de usted mismo. Aprenda a separarse de la imagen y del espejo, manténgase recordando: yo no soy ni la mente ni sus ideas: hágalo pacientemente y con convicción y usted llegará ciertamente a la visión directa de usted mismo como la fuente del ser-conocer-amar, eterno, omniabarcante, omnipenetrante. Usted es lo infinito enfocado en un cuerpo. Ahora usted ve solo el cuerpo. Inténtelo seriamente y usted llegará a ver solo lo infinito.
    Int: La experiencia de la realidad, cuando viene, ¿dura?
    Mah: Toda experiencia es necesariamente transitoria. Pero el trasfondo de toda experiencia es inmutable. Nada que pueda ser llamado un acontecer durará. Pero algunos aconteceres purifican la mente y otros la manchan. Los momentos de visión interior profunda y de amor omniabarcante purifican la mente, mientras que los de-seos y los temores, las envidias y la ira, las creencias ciegas y la arrogancia intelectual ensucian y embotan la psique.
    Int: ¿Es tan importante la realización de sí mismo?
    Mah: Sin ella, usted será consumido por los deseos y los miedos, que se repiten a sí mismos insensatamente en un sufrimiento sin fin. La mayoría de las gentes no sa-ben que puede haber un final del sufrimiento. Pero una vez que han oído la buena noticia, obviamente, ir más allá de toda pugna y de toda lucha es la tarea más urgente que pueda haber. Usted sabe que usted puede ser libre y ahora ello es incumbencia suya. O bien usted se queda ahí, por siempre hambriento, sediento, anhelante, pose-sivo, retenido, siempre perdiendo y siempre lamentando, o bien sale de todo corazón en busca del estado de perfección atemporal al que nada puede ser agregado —del que nada puede ser sustraído. En él todos los deseos y temores están ausentes, no debido a que se abandonen, sino debido a que han perdido su significado.
    Int: Hasta aquí he estado siguiéndole a usted. Ahora, ¿qué se espera que yo haga?
    Mah: No hay nada que hacer. Solo sea. No haga nada. SEA. Nada de escalar montañas ni de sentarse en cavernas. Yo ni siquiera digo: «sea usted mismo», puesto que usted no se conoce a usted mismo. Solo sea. Una vez visto que usted no es ni el mundo «exterior» de las cosas perceptibles, ni el mundo «interior» de las cosas con-ceptibles, que usted no es ni el cuerpo ni la mente —solo sea.
    Int: Ciertamente, hay grados de realización.
    Mah: No hay etapas en la realización de sí mismo. No hay nada gradual en ello. Acontece repentinamente y es irreversible. Usted rota en una nueva dimensión, desde la que las dimensiones anteriores se ven como meras abstracciones. Lo mismo que a la salida del sol usted ve las cosas como son, así también con la realización de sí mismo usted ve todo como ello es. El mundo de las ilusiones es dejado atrás.
    Int: ¿Cambian las cosas en el estado de realización? ¿Devienen llenas de color y plenas de significado?
    Mah: La experiencia es completamente justa, pero no es la experiencia de la rea-lidad (sadanubhava), sino de la armonía (satvanubhava) del universo.
    Int: No obstante, hay progreso.
    Mah: Solo puede haber progreso en la preparación (sadhana). La realización es repentina. El fruto madura lentamente, pero cae repentinamente y sin retorno.
    Int: Yo estoy física y mentalmente en paz. ¿Qué más necesito?
    Mah: El suyo puede que no sea el estado último. Usted reconocerá que usted ha retornado a su estado natural por una completa ausencia de todo deseo y de todo temor. Después de todo, en la raíz de todo deseo y de todo temor está la sensación de no ser lo que usted es. Lo mismo que una articulación dislocada solo duele mientras está fuera de su sitio, y se olvida tan pronto como se coloca, así también toda inquietud por sí mismo es un síntoma de distorsión mental que desaparece tan pronto como uno está en el estado normal.
    Int: Sí, ¿pero cuál es la sadhana para lograr el estado natural?
    Mah: Aférrese a la sensación de «yo soy» con exclusión de todo lo demás. Cuan-do la mente deviene así completamente silente, brilla con una luz nueva y vibra con un conocimiento nuevo. Todo ello viene espontáneamente, usted solo necesita afe-rrarse al «yo soy». Lo mismo que al emerger del sueño profundo o de un estado de rapto usted se siente descansado y sin embargo usted no puede explicar por qué ni cómo ha llegado a sentirse tan bien, de la misma manera con la realización usted se siente completo, pleno, libre del complejo placer-dolor, y sin embargo no siempre capaz de explicar lo que ha acontecido, por qué ni cómo. Usted solo puede ponerlo en términos negativos: «Ya no hay nada mal en mí». Es solo por comparación con el pasado como usted sabe que usted está fuera de él. De otro modo —usted es solo usted mismo. No intente transmitirlo a otros. Si usted puede hacerlo, no es la cosa real. Sea silente y obsérvelo expresarse a sí mismo en la acción.
    Int: Si usted pudiera decirme lo que devendré, ello podría ayudarme a observar mi desarrollo.
    Mah: ¿Cómo puede alguien decirle a usted lo que usted devendrá cuando no haya ningún devenir? Usted meramente descubre lo que usted es. Todo amoldarse uno mismo a un patrón es una calamitosa pérdida de tiempo. No piense ni en el pasado ni en el futuro, solo sea.
    Int: ¿Cómo puedo ser solamente? Los cambios son inevitables.
    Mah: Los cambios son inevitables en lo que cambia, pero usted no está sujeto a ellos. Usted es el trasfondo sin cambio, contra el que se perciben los cambios.
    Int: Todo cambia, el trasfondo también cambia. No hay ninguna necesidad de un trasfondo sin cambio para notar los cambios. El sí mismo es momentáneo —es me-ramente el punto donde el pasado se encuentra con el futuro.
    Mah: Por supuesto, el sí mismo basado en la memoria es momentáneo. Pero ese sí mismo requiere una continuidad sin ruptura detrás de él. Usted sabe por experiencia que hay lagunas en las que su sí mismo es olvidado. ¿Qué lo trae de nuevo a la vida? ¿Qué le despierta a usted por la mañana? Debe haber algún factor constante que salva las lagunas en la consciencia. Si usted observa cuidadosamente, encontrará que incluso su consciencia diaria opera en destellos, con lagunas que se intercalan todo el tiempo. ¿Qué hay en las lagunas? Qué puede haber sino su ser real, que es atemporal; la mente y la ausencia de mente son uno para él.
    Int: ¿Hay algún lugar particular adónde usted me aconseje ir para el logro espiri-tual?
    Mah: El único lugar adecuado está dentro. El mundo exterior ni puede ayudar ni obstaculizar. Ningún sistema, ningún modelo de acción le llevará a usted a su meta. Abandone todo trabajo para un futuro, concéntrese totalmente en el ahora, interésese solo en su respuesta a cada movimiento de la vida tal como acontece.
    Int: ¿Cuál es la causa del impulso a andar errante?
    Mah: No hay ninguna causa. Usted meramente sueña que usted anda errante. De-ntro de unos pocos años su estancia en la India le parecerá a usted como un sueño. Usted estará soñando algún otro sueño en ese momento. Dése cuenta de que no es usted quien se mueve de un sueño a otro, sino que son los sueños quienes fluyen ante usted y usted es el presenciador inmutable. Ningún acontecer afecta a su ser real —esto es la verdad absoluta.
    Int: ¿No puedo moverme por ahí físicamente y mantenerme estable interiormente?
    Mah: Usted puede hacerlo, ¿pero de qué servirá eso? Si usted es serio, encontrará que finalmente usted esta harto de andar de acá para allá y lamentará el derroche de energía y de tiempo. Para encontrarse a usted mismo usted no necesita dar un solo paso.
    Int: ¿Hay alguna diferencia entre la experiencia del Sí mismo (atman) y de lo Ab-soluto (Brahman)?
    Mah: No puede haber ninguna experiencia de lo Absoluto, pues es más allá de toda experiencia. Por otra parte, el sí mismo es el factor que experimenta en toda experiencia y así, de alguna manera, valida la multiplicidad de las experiencias. El mundo puede estar lleno de cosas de gran valor, pero si no hay nadie para comprarlas, entonces su precio es nulo. Lo Absoluto contiene todo lo experimentable, pero sin el experimentador todo se reduce a nada. Eso que hace la experiencia posible es lo Ab-soluto. Eso que la hace efectiva es el Sí mismo.
    Int: ¿No alcanzamos lo absoluto a través de una gradación de experiencias? Co-menzando con la más grosera, acabamos con la más sublime.
    Mah: No puede haber ninguna experiencia sin deseo de ella. Puede haber grada-ción entre los deseos, pero entre el deseo más sublime y la liberación de todos los deseos hay un abismo que debe ser cruzado. Lo irreal puede parecer real, pero es transitorio. Lo real no tiene miedo del tiempo.
    Int: ¿No es lo irreal la expresión de lo real?
    Mah: ¿Cómo puede ser? Es como decir que la verdad se expresa a sí misma en sueños. Para lo real lo irreal no es. Parece ser real debido solamente a que usted cree en ello. Dúdelo, y cesa. Cuando usted está enamorado de alguien, usted le da realidad —usted imagina que su amor es todopoderoso y que durará siempre. Cuando se acaba usted dice: «Yo pensaba que era real, pero no lo era». La transitoriedad es la mejor prueba de la irrealidad. Lo que está limitado en el tiempo, y en el espacio y se aplica a una única persona solamente, no es real. Lo real es para todos y para siempre.
    Por encima de todo lo demás usted se quiere a usted mismo. Usted no aceptaría nada a cambio de su existencia. El deseo de ser es el más fuerte de todos los deseos y solo partirá con la realización de su verdadera naturaleza.
    Int: Incluso en lo irreal hay un toque de realidad.
    Mah: Sí, la realidad que usted le imparte al tomarlo por real. Habiéndose conven-cido usted mismo, usted está atrapado por su convicción. Cuando el sol brilla, los colores aparecen. Cuando se pone, desaparecen. ¿Dónde están los colores sin la luz?
    Int: Esto es pensar en términos de dualidad.
    Mah: Todo pensamiento está en la dualidad. En la identidad ningún pensamiento sobrevive.

    70

    Dios es el Fin de Todo Deseo y Conocimiento

    Maharaj: ¿De dónde viene usted? ¿Para qué ha venido?
    Interlocutor: Yo vengo de América y mi amigo es de la República de Irlanda. Yo vine hace seis meses y he estado viajando de ashram en ashram. Mi amigo ha venido por su cuenta.
    Mah: ¿Qué ha visto usted?
    Int: He estado en Sri Ramanashram y también he visitado Rishikesh. ¿Puedo pre-guntarle a usted cuál es su opinión de Sri Ramana Maharshi?
    Mah: Ambos estamos en el mismo estado antiguo. ¿Pero qué sabe usted de Ma-harshi? Usted se toma a usted mismo por un nombre y un cuerpo, de modo que todo lo que usted percibe son nombres y cuerpos.
    Int: Si usted se encontrara con el Maharshi, ¿qué ocurriría?
    Mah: Probablemente nos sentiríamos muy felices. Podríamos incluso intercambiar algunas palabras.
    Int: ¿Pero él le reconocería a usted como un hombre liberado?
    Mah: Por supuesto. Lo mismo que un hombre reconoce a un hombre, así también un jnani reconoce a un jnani. Usted no puede apreciar lo que usted no ha experimen-tado. Usted es lo que usted mismo piensa que usted es, pero usted no puede pensar que usted es lo que usted no ha experimentado.
    Int: Para devenir un ingeniero debo aprender ingeniería. Para devenir Dios, ¿qué debo aprender?
    Mah: Usted debe desaprender todo. Dios es el fin de todo deseo y conocimiento.
    Int: ¿Quiere usted decir que yo devengo Dios abandonando meramente el deseo de devenir Dios?
    Mah: Todos los deseos deben ser abandonados, debido a que al desear usted toma la forma de sus deseos. Cuando no queda ningún deseo, usted revierte a su estado natural.
    Int: ¿Cómo llegó a saber que he logrado la perfección?
    Mah: Usted no puede conocer la perfección, usted solo puede conocer la imper-fección. Para que el conocimiento sea, debe haber separación y desarmonía. Usted puede conocer lo que usted no es, pero usted no puede conocer su ser real. Lo que usted es, usted solo puede serlo. El modo de acercamiento es a través de la compren-sión, la cual está en la visión de lo falso como falso. Pero para comprender, usted debe observar desde fuera.
    Int: El concepto vedántico de Maya, ilusión, se aplica a lo manifestado. Por lo tanto, nuestro conocimiento de lo manifestado no es fiable. Pero debemos ser capaces de confiar en nuestro conocimiento de lo no manifestado.
    Mah: No puede haber ningún conocimiento de lo no manifestado. Lo potencial es incognoscible. Solo lo actual puede ser conocido.
    Int: ¿Por qué el conocedor debe permanecer desconocido?
    Mah: El conocedor conoce lo conocido. ¿Conoce usted al conocedor? ¿Quién es el conocedor del conocedor? Usted quiere conocer lo no manifestado. ¿Puede usted decir que usted conoce lo manifestado?
    Int: Yo conozco cosas e ideas y sus relaciones. Es la suma total de todas mis ex-periencias.
    Mah: ¿De todas?
    Int: Bien, de todas las experiencias efectivas. Admito que no puedo conocer lo que no ha ocurrido.
    Mah: Si lo manifestado es la suma total de todas las experiencias efectivas, inclu-yendo sus experiencias, ¿cuánto del total conoce usted? Ciertamente, una pequeñísi-ma parte. ¿Y qué es lo poco que conoce usted?
    Int: Algunas experiencias sensoriales que se relacionan conmigo mismo.
    Mah: Ni siquiera eso. Usted solo sabe que usted reacciona. ¿Quién reacciona y a qué?, usted no lo sabe. Al contacto, usted sabe que usted existe, —«yo soy». El «yo soy esto», «yo soy eso» son imaginarios.
    Int: Yo conozco lo manifestado debido a que participo en ello. Admito que mi parte es muy pequeña, sin embargo es tan real como la totalidad de ello. Y lo que es más importante, le doy significado. Sin mí el mundo es obscuro y silente.
    Mah: ¡Una luciérnaga iluminando el mundo! Usted no da significado al mundo, usted se lo encuentra. Profundice en su sí mismo y encuentre la fuente de donde flu-yen todos los significados. Ciertamente, no es la mente superficial la que puede dar significado.
    Int: ¿Qué me hace limitado y superficial?
    Mah: Lo total es abierto y está a disposición, pero usted no lo tomará. Usted está apegado a la pequeña persona que usted piensa que usted es. Sus deseos son estre-chos, sus ambiciones —mezquinas. Después de todo, sin un centro de percepción, ¿dónde estaría lo manifestado? No percibido, lo manifestado vale tanto como lo no manifestado. Y usted es el punto perceptor, la fuente no dimensional de todas las dimensiones. Conózcase a usted mismo como lo total.
    Int: ¿Cómo puede un punto contener un universo?
    Mah: Hay suficiente espacio en un punto para una infinitud de universos. No hay ninguna falta de capacidad. La autolimitación es el único problema. Pero usted no puede huir de usted mismo. Por muy lejos que usted vaya, usted vuelve a usted mis-mo y a la necesidad de comprender este punto, que es como nada y que, sin embargo, es la fuente de todo.
    Int: He venido a la India en busca de un maestro de Yoga. Todavía estoy buscan-do.
    Mah: ¿Qué tipo de Yoga quiere usted practicar, el Yoga de tomar, o el Yoga de dar?
    Int: ¿No viene a ser lo mismo finalmente?
    Mah: ¿Cómo pueden ser lo mismo? Uno esclaviza, el otro libera. El motivo im-porta supremamente. La liberación viene a través de la renuncia. Toda posesión es esclavitud.
    Int: Si tengo la fuerza y el coraje para obtener, ¿por qué debo abandonar? Y si no he logrado la fuerza, ¿cómo puedo abandonar? No comprendo esta necesidad de abandonar. Cuando quiero algo, ¿por qué no debo perseguirlo? La renuncia es para los débiles.
    Mah: Si usted no tiene la sabiduría y la fuerza para abandonar, observe simple-mente sus posesiones. Su mera observación las reducirá a cenizas. Si usted puede permanecer fuera de su mente, usted encontrará pronto que el abandono total de las posesiones y de los deseos es la cosa más evidentemente razonable que se puede hacer.
    Usted crea el mundo y entonces se preocupa por él. Devenir egoísta le hace a us-ted débil. Si usted piensa que usted tiene la fuerza y el coraje para desear, ello se de-be a que usted es joven y sin experiencia. Invariablemente el objeto del deseo destru-ye los medios de adquirirlo y entonces él mismo se marchita. Todo es para bien, de-bido a que le enseña a usted a evitar el deseo como un veneno.
    Int: ¿Cómo voy a practicar la no deseación?
    Mah: No hay ninguna necesidad de práctica. No hay ninguna necesidad de actos de renuncia. Solo aparte su mente, eso es todo. El deseo es meramente la fijación de la mente en una idea. Sáquela de su carril negándole la atención.
    Int: ¿Eso es todo?
    Mah: Sí, eso es todo. Sea cual sea el deseo o el temor, no more en él. Pruebe y vea por usted mismo. Aquí y allí usted puede olvidar, no importa. Vuelva a sus intentos hasta que el barrido de todo deseo y temor, de toda reacción devenga automático.
    Int: ¿Cómo puede uno vivir sin emociones?
    Mah: Usted puede tener todas las emociones que quiera, pero guárdese de las re-acciones, de las emociones inducidas. Sea enteramente auto-determinado y goberna-do desde dentro, no desde fuera.
    Abandonar una cosa para conseguir otra mejor no es un verdadero abandono. Abandónela debido a que usted ve su total falta de valor. A medida que usted aban-done, encontrará que usted crece espontáneamente en inteligencia y poder, y amor y gozo inagotables.
    Int: ¿Por qué tanta insistencia en el abandono de todos los deseos y temores? ¿No son naturales?
    Mah: No lo son. Están hechos enteramente por la mente. Usted tiene que abando-nar todo para saber que usted no necesita nada, ni siquiera su cuerpo. Sus necesidades son irreales y sus esfuerzos carecen de sentido. Usted imagina que sus posesiones le protegen. En realidad ellas le hacen a usted vulnerable. Dése usted cuenta de usted mismo como totalmente independiente de todo lo que puede señalarse como «esto» o «eso». Usted no puede ser alcanzado por ninguna experiencia sensorial o construc-ción verbal. Apártese de ellas. Niéguese a personalizarse.
    Int: Después de haberle escuchado, ¿qué tengo que hacer?
    Mah: Escuchar solo no le ayudará a usted mucho. Usted debe guardarlo en la mente y meditar en ello e intentar comprender el estado de mente que me hace decir lo que digo. Yo hablo desde la verdad; tienda su mano y tómela. Usted no es lo que piensa que usted es, se lo aseguro. La imagen que usted tiene de usted mismo está construida de recuerdos y es puramente accidental.
    Int: Lo que yo soy es el resultado de mi karma.
    Mah: Lo que usted parece ser, no es usted. Karma es solo una palabra que usted ha aprendido a repetir. Usted no ha sido, ni será nunca una persona. Niéguese a con-siderarse como una persona. Pero mientras usted no dude siquiera de que usted es el señor fulano, hay poca esperanza. Cuando usted se niega a abrir los ojos, ¿qué puede serle enseñado?
    Int: Yo imagino que el karma es un poder misterioso que me empuja hacia la per-fección.
    Mah: Eso es lo que las gentes le han dicho. Usted es ya perfecto, aquí y ahora. Lo perfectible no es usted. Usted imagina ser lo que usted no es —deje de hacerlo. Es la cesación lo que es importante, no lo que usted va a dejar de hacer.
    Int: ¿No me ha obligado el karma a devenir lo que soy?
    Mah: Nada obliga. Usted es como usted mismo cree que usted es. Deje de creer.
    Int: Usted está sentado aquí en su asiento y me está hablando. Lo que le obliga a usted a hacerlo es su karma.
    Mah: Nada me obliga. Yo hago lo que es necesario hacer. Pero usted hace muchas cosas innecesarias. Es su negativa a examinar lo que crea el karma. Es la indiferencia a su propio sufrimiento lo que le perpetúa.
    Int: Sí, es verdad. ¿Qué puede poner fin a esta indiferencia?
    Mah: El impulso debe venir desde dentro como una oleada de desapego, o de compasión.
    Int: ¿Podría yo encontrar este impulso a mitad de camino?
    Mah: Por supuesto. Vea su propia condición, vea la condición del mundo.
    Int: A nosotros se nos ha hablado sobre el karma y la reencarnación, sobre la evo-lución y el Yoga, sobre maestros y discípulos. ¿Qué tenemos que hacer con todo este conocimiento?
    Mah: Déjelo todo detrás de usted. Olvídelo. Vaya adelante, descargado de ideas y creencias. Abandone todas las estructuras verbales, todas las verdades relativas, todos los objetivos tangibles. Lo Absoluto solo puede ser alcanzado por una devoción absoluta. No sea de corazón tibio.
    Int: Yo debo comenzar con alguna verdad absoluta. ¿Hay alguna?
    Mah: Sí, la hay, la sensación: «yo soy». Comience con eso.
    Int: ¿Nada más es verdadero?
    Mah: Todo lo demás no es ni verdadero ni falso. Parece real cuando aparece, des-aparece cuando es negado. Una cosa transitoria es un misterio.
    Int: Yo pensaba que lo real es el misterio.
    Mah: ¿Cómo puede serlo? Lo real es simple, abierto, claro y benigno, bello y go-zoso. Es completamente libre de contradicciones. Es siempre nuevo, siempre fresco, inagotablemente creativo. El ser y el no ser, la vida y la muerte, todas las distinciones se sumergen en ello.
    Int: Yo puedo admitir que todo es falso. ¿Pero hace eso a mi mente no existente?
    Mah: La mente es lo que ella piensa. Para hacerla verdadera, piense verdadero.
    Int: Si la forma de las cosas es mera apariencia, ¿qué son en realidad?
    Mah: En realidad solo hay percepción. El perceptor y lo percibido son conceptua-les, el hecho de percibir es efectivo.
    Int: ¿Dónde interviene lo Absoluto?
    Mah: Lo Absoluto es el lugar de nacimiento de la percepción. Hace posible la percepción.
    Pero demasiado análisis no le conducirá a usted a ninguna parte. Hay en usted el núcleo del ser, que es más allá del análisis, más allá de la mente. Usted solo puede conocerlo en la acción. Expréselo en la vida diaria y su luz crecerá cada vez más bri-llante.
    La legítima función de la mente es decirle a usted lo que no es. Pero si usted quie-re conocimiento positivo, usted debe ir más allá de la mente.
    Int: ¿En todo el universo hay alguna cosa de valor?
    Mah: Sí, el poder del amor.

  • Crow

    71

    En la Autopresenciación usted Aprende sobre Usted mismo

    Interlocutor:  Es nuestra experiencia repetida que los discípulos hacen mucho da-ño a sus Gurús. Hacen planes y los llevan a cabo sin considerar los deseos del Gurú. Finalmente, solo hay una preocupación inacabable para el Gurú y amargura para sus discípulos.
    Maharaj: Sí, tal cosa ocurre.
    Int: ¿Quién obliga al Gurú a someterse a estas indignidades?
    Mah: El Gurú es básicamente sin deseo. Ve lo que acontece, pero no siente ningún impulso a interferir. No hace ninguna elección, no toma ninguna decisión. Como presenciador puro, observa lo que está aconteciendo y permanece inafectado.
    Int: Pero su trabajo sufre.
    Mah: La victoria es siempre suya —finalmente. Sabe que si los discípulos no aprenden de sus palabras, aprenderán de sus propios errores. Interiormente permanece en quietud y en silencio. No tiene ninguna sensación de ser una persona separada. El universo entero es suyo propio, incluidos sus discípulos con sus pequeños planes. Nada en particular le afecta, o, lo que viene a ser lo mismo, el universo entero le afecta en igual medida.
    Int: ¿No hay ninguna cosa tal como la gracia del Gurú?
    Mah: Su gracia es constante y universal. No se le da a uno y se le niega a otro.
    Int: ¿Cómo me afecta a mí personalmente?
    Mah: Se debe a la gracia del Gurú el que su mente se haya comprometido en la búsqueda de la verdad y es por su gracia como usted la encontrará. Ella trabaja infa-tigablemente hacia el bien último de usted. Y es para todos.
    Int: Algunos discípulos están dispuestos, maduros, y otros no lo están. ¿No debe el Gurú ejercer la elección y tomar decisiones?
    Mah: El Gurú conoce lo Último y empuja incansablemente al discípulo hacia ello. El discípulo está lleno de obstáculos, que él mismo debe vencer. El Gurú no está muy interesado en las superficialidades de la vida de los discípulos. Es como la gravita-ción. El fruto debe caer —cuando ya nada lo impide.
    Int: Si el discípulo no conoce la meta, ¿cómo puede distinguir los obstáculos?
    Mah: La meta la muestra el Gurú, los obstáculos son descubiertos por el discípulo. El Gurú no tiene ninguna preferencia, pero aquellos que tienen obstáculos que vencer parecen quedarse rezagados.
    En realidad el discípulo no es diferente del Gurú. Es el mismo centro de percep-ción sin dimensiones y el mismo amor en acción. Es solo su imaginación y su auto-identificación con lo imaginado, lo que le encierra y le convierte en una persona. El Gurú se interesa poco en la persona. Su atención está en el observador interno. Es la tarea del observador comprender y eliminar con ello a la persona. Mientras hay gracia por un lado, debe haber dedicación a la tarea por el otro.
    Int: Pero la persona no quiere ser eliminada.
    Mah: La persona es meramente el resultado de una incomprensión. En realidad, no hay ninguna cosa tal. Las sensaciones, los pensamientos y las acciones corren ante el observador en sucesión inacabable, dejando su rastro en el cerebro y creando una ilusión de continuidad. Un reflejo del observador en la mente crea la sensación de «yo» y la persona adquiere una existencia aparentemente independiente. En realidad no hay ninguna persona, solo el observador idenficándose a sí mismo con el «yo» y lo «mío». El maestro dice al observador: usted no es esto, no hay nada de usted en esto, excepto el pequeño punto de «yo soy», que es el puente entre el observador y su sueño. «Yo soy esto, yo soy eso» es solo sueño, mientras que el «yo soy» puro tiene el sello de la realidad en él. Usted ha saboreado muchas cosas —todas se han resuelto en nada. Solo la sensación de «yo soy» ha persistido —sin cambio. Permanezca con lo que es sin cambio entre lo que cambia, hasta que usted sea capaz de ir más allá.
    Int: ¿Cuándo acontecerá?
    Mah: Acontecerá tan pronto como usted quite los obstáculos.
    Int: ¿Cuáles son los obstáculos?
    Mah: El deseo de lo falso y el temor de lo verdadero. Usted, en tanto que la per-sona, imagina que el Gurú está interesado en usted como una persona. No hay nada de eso en absoluto. Para él usted es una molestia y un estorbo con el que hay que acabar. De hecho, su propósito es su eliminación como un factor en la consciencia.
    Int: Si yo soy eliminado, ¿qué quedará?
    Mah: Nada quedará, todo quedará. La sensación de identidad permanecerá, pero no la identificación con un cuerpo particular. El ser—presenciación—amor brillará en todo su esplendor. La liberación nunca es para la persona, es siempre de la persona.
    Int: ¿Y no queda ningún rastro de la persona?
    Mah: Queda una vaga memoria, como el recuerdo de un sueño, o de la infancia. Después de todo, ¿qué hay que recordar? ¿Un flujo de aconteceres, en su mayor parte accidentales y sin sentido? ¿Una sucesión de deseos y de temores y de necios dispa-rates? ¿Hay algo digno del recuerdo? La persona no es sino una concha que le apri-siona a usted. Rompa la concha.
    Int: ¿A quién está pidiendo usted que rompa la concha? ¿Quién tiene que romper la concha?
    Mah: Rompa las ataduras de la memoria y de la autoidentificación y la concha se romperá por sí misma. Hay un centro que imparte realidad a todo lo que percibe. Todo lo que usted necesita es comprender que usted es la fuente de la realidad, que usted da realidad en lugar de recibirla, que usted no necesita ningún soporte ni nin-guna confirmación. Las cosas son como son, debido a que usted las acepta como son. Deje de aceptarlas y se disolverán. Todo aquello sobre lo cual usted piensa con deseo o con temor aparece ante usted como real. Mírelo sin deseo ni temor y pierde su substancia. El placer y el dolor son momentáneos. Es más simple y más fácil no hacerles caso que actuar sobre ellos.
    Int: Si todas las cosas acaban, ¿por qué aparecieron?
    Mah: La creación está en la naturaleza misma de la consciencia. La consciencia causa las apariencias. La realidad es más allá de la consciencia.
    Int: Mientras nosotros somos conscientes de las apariencias, ¿cómo es que no somos conscientes de que éstas son meras apariencias?
    Mah: La mente encubre la realidad, sin saberlo. Para conocer la naturaleza de la mente, usted necesita inteligencia, la capacidad de observar a la mente en presencia-ción silente y desapasionada.
    Int: Si yo soy de la naturaleza de la consciencia omnipenetrante, ¿cómo pudieron acontecerme la ignorancia y la ilusión?
    Mah: Ni la ignorancia ni la ilusión le han acontecido a usted nunca. Encuentre al sí mismo al que usted adscribe la ignorancia y la ilusión y su pregunta será respondi-da. Usted habla como si conociera el sí mismo y lo viera bajo el dominio de la igno-rancia y de la ilusión. Pero, de hecho, usted no conoce el sí mismo, ni presencia la ignorancia. Devenga usted presenciador —esto le llevará al sí mismo y usted se dará cuenta de que no hay ninguna ignorancia ni ilusión en él. Es como decir: si hay sol, ¿cómo puede ser la obscuridad? Lo mismo que debajo de la piedra hay obscuridad, por muy brillante que sea la luz del sol, así también a la sombra de la consciencia «yo soy el cuerpo» debe haber ignorancia e ilusión.
    Int: ¿Pero por qué vino al ser la consciencia corporal?
    Mah: No pregunte «¿por qué?», pregunte «¿cómo?». Está en la naturaleza de la imaginación creativa identificarse a sí misma con sus creaciones. Usted puede dete-nerlo en cualquier momento retirando su atención. O por medio de la investigación.
    Int: ¿Viene la creación antes que la investigación?
    Mah: Primero usted crea un mundo, entonces el «yo soy» deviene una persona, que no es feliz por diversas razones. Sale en busca de la felicidad, encuentra un Gurú que le dice: «Usted no es una persona, descubra quién es usted». Él lo hace y va más allá.
    Int: ¿Por qué no lo hizo en el comienzo mismo?
    Mah: No se le ocurrió. Necesitó que alguien se lo dijera.
    Int: ¿Fue eso suficiente?
    Mah: Fue suficiente.
    Int: ¿Por qué no funciona en mi caso?
    Mah: Usted no confía en mí.
    Int: ¿Por qué es débil mi fe?
    Mah: Los deseos y los miedos han embotado su mente. Necesita una buena frie-ga.
    Int: ¿Cómo puedo limpiar mi mente?
    Mah: Observándola incansablemente. La inatención obnubila, la atención aclara.
    Int: ¿Por qué los maestros indios recomiendan la inactividad?
    Mah: La mayoría de las actividades de las gentes carecen de valor, cuando no son completamente destructivas. Dominados por el deseo y el temor, no pueden hacer nada bueno. Dejar de hacer el mal precede al comienzo de hacer el bien. De aquí la necesidad de detener todas las actividades durante un tiempo, a fin de investigar los impulsos de uno y sus motivos, de ver todo lo que es falso en la vida de uno, de pur-gar la mente de lo malo, y solo entonces reemprender el trabajo, comenzando por los deberes evidentes de uno. Por supuesto, si usted tiene una oportunidad de ayudar a alguien, hágalo sin falta y sin tardanza, no lo mantenga esperando hasta que usted sea perfecto. Pero no devenga un hacedor del bien profesional.
    Int: Yo no siento que haya demasiados hacedores del bien entre los discípulos. A la mayoría de éstos los encuentro demasiado absorbidos en sus propios conflictos minúsculos. No tienen corazón para los demás.
    Mah: Tal autocentricidad es temporaria. Sea paciente con tales gentes. Durante muchos años dieron su atención a todo excepto a sí mismos. Deje que se vuelvan hacia sí mismos para un cambio.
    Int: ¿Cuáles son los frutos de la autopresenciación?
    Mah: Usted crece en inteligencia. En la presenciación usted aprende. En la auto-presenciación usted aprende sobre usted mismo. Por supuesto, usted solo puede aprender lo que usted no es. Para saber lo que usted es, usted debe ir más allá de la mente.
    Int: ¿No está la presenciación más allá de la mente?
    Mah: La presenciación es el punto en el que la mente se prolonga más allá de sí misma dentro de la realidad. En la presenciación usted no busca lo que complace, sino lo que es verdadero.
    Int: Encuentro que la presenciación provoca un estado de silencio interior, un es-tado de vacío psíquico.
    Mah: Todo va bien como va, pero no es suficiente. ¿Ha sentido usted la omnia-barcante vacuidad en la que el universo flota como una nube en el cielo azul?
    Int: Señor, permítame primero llegar a conocer bien mi propio espacio interior.
    Mah: Destruya el muro que separa, la idea «yo soy el cuerpo», y lo interior y lo exterior devendrán uno.
    Int: ¿Voy a morir?
    Mah: La destrucción física no es lo que importa. Es su aferrarse a la vida sensata lo que le ata a usted. Si usted pudiera experimentar el vacío interior plenamente, la explosión en la totalidad estaría cerca.
    Int: Mi propia experiencia espiritual tiene sus estaciones. A veces me siento glo-rioso, y después nuevamente abatido. Soy como un columpio —arriba, abajo, arriba, abajo.
    Mah: Todos los cambios en la consciencia se deben a la idea de «yo soy el cuer-po». Desvestida de esta idea la mente deviene completamente estable. Hay ser puro, libre de la experiencia de algo en particular. Pero para darse cuenta de ello usted debe hacer lo que su maestro le dice. Escuchar solo, incluso memorizando, no es suficiente. Si usted no se esfuerza duramente por aplicar cada palabra en su vida diaria, no se queje de que usted no hace ningún progreso. Todo progreso real es irreversible. Los altibajos muestran meramente que la enseñanza no se ha tomado en serio y que no se ha traducido en acción plenamente.
    Int: El otro día usted nos dijo que no hay ninguna cosa tal como el karma. Sin embargo nosotros vemos que todas las cosas tienen una causa y que la suma total de todas las causas puede ser llamada karma.
    Mah: Mientras usted se crea a usted mismo un cuerpo, usted adscribirá causas a todo. Yo no digo que las cosas no tengan causas. Cada cosa tiene innumerables cau-sas. Ella es como es, debido a que el mundo es como es. Toda causa en sus ramifica-ciones cubre el universo.
    Cuando usted se da cuenta de que usted es absolutamente libre para ser lo que us-ted consiente ser, de que usted es lo que usted parece ser debido a la ignorancia o a la indiferencia, usted es libre para rebelarse y cambiar. Usted se permite a usted mismo ser lo que usted no es. ¡Usted está buscando las causas de ser lo que usted no es! Es una búsqueda inútil. No hay ninguna causa, excepto su ignorancia de su ser real, que es perfecto y más allá de toda causación. De todo lo que acontece, todo el universo es responsable y usted es la fuente del universo.
    Int: Yo no sé nada sobre ser la causa del universo.
    Mah: Debido a que usted no investiga. Indague, busque dentro y usted sabrá.
    Int: ¿Cómo puede una mota como yo crear el vasto universo?
    Mah: Cuando usted está infectado con el virus de «yo soy el cuerpo», un universo entero viene al ser. Pero cuando usted ha tenido suficiente de él, usted atesora algu-nas ideas fantasiosas sobre la liberación y sigue líneas de acción totalmente inútiles. Usted se concentra, medita, usted tortura su mente y su cuerpo, usted hace todo tipo de cosas innecesarias, pero usted omite lo esencial, que es la eliminación de la perso-na.
    Int: Al comienzo tenemos que rezar y meditar durante algún tiempo antes de estar dispuestos para la autoindagación.
    Mah: Si usted lo cree así, continúe. Para mí, todo retraso es una pérdida de tiem-po. Usted puede omitir toda la preparación e ir directamente a la búsqueda última dentro. De todos los Yogas es el más simple y el más corto.

    72

    Lo que es Puro, Sin mezcla, Sin apego, es Real

    Maharaj: ¡Usted de regreso a la India! ¿Dónde ha estado usted, qué ha visto us-ted?
    Interlocutor: Vengo de Suiza. He estado allí con un hombre notable que pretende haberse realizado. Ha hecho muchos Yogas en su pasado y ha tenido muchas expe-riencias que han desaparecido. Ahora no pretende tener ninguna habilidad ni cono-cimiento especiales; la única cosa inusual en él está conectada con las sensaciones; es incapaz de separar el veedor de lo visto. Por ejemplo, cuando ve a un coche que viene hacia él, no sabe si el coche viene hacia él, o él hacia el coche. Él parece ser ambos al mismo tiempo, el veedor y lo visto. Ellos han devenido uno. Vea lo que vea, se ve a sí mismo. Cuando le hice algunas preguntas vedánticas, dijo: «Realmente no puedo responder. Yo no lo sé. Todo lo que sé es esta extraña identidad con todo lo que per-cibo. Sabe usted, yo esperaba cualquier cosa menos esto».
    En general, es un hombre humilde; no hace ningún discípulo y no se pone a sí mismo en un pedestal. Está dispuesto a hablar sobre su extraña condición, pero eso es todo.
    Mah: Ahora él sabe lo que sabe. Todo lo demás ha terminado. Al menos todavía habla. Pronto puede dejar de hablar.
    Int: ¿Qué hará entonces?
    Mah: La inmovilidad y el silencio no son inactivos. La flor llena el espacio de perfume, la vela —de luz. Ellos no hacen nada, y sin embargo cambian todo con su mera presencia. Usted puede fotografiar la vela, pero no su luz. Usted puede conocer al hombre, su nombre y apariencia, pero no su influencia. Su presencia misma es acción.
    Int: ¿No es natural ser activo?
    Mah: Todo el mundo quiere ser activo, ¿pero dónde se originan sus acciones? No hay ningún punto central, cada acción engendra otra, involuntaria y dolorosamente, en sucesión sin fin. Ahí no hay ninguna alternancia de trabajo y de pausa. Primero encuentre el centro inmutable donde todo movimiento tiene su nacimiento. Lo mismo que una rueda gira alrededor de un agujero vacío, así también usted debe estar siempre en el centro y no girando en la periferia.
    Int: ¿Cómo lo llevo a la práctica?
    Mah: Siempre que un pensamiento o emoción de deseo o de temor venga a su mente, simplemente apártese de él.
    Int: Suprimiendo mis pensamientos y sentimientos provocaré una reacción.
    Mah: Yo no estoy hablando de supresión. Solo niéguele la atención.
    Int: ¿No debo hacer uso del esfuerzo para detener los movimientos de la mente?
    Mah: No tiene nada que ver con el esfuerzo. Solo apártese, mire entre los pensa-mientos más bien que a los pensamientos. Cuando a usted le acontece caminar en medio de una multitud, usted no lucha con cada hombre que se encuentra —usted encuentra su camino entre ellos.
    Int: Si uso mi voluntad para controlar la mente, ello solo fortalece al ego.
    Mah: Por supuesto. Cuando usted lucha, usted invita a la lucha. Pero cuando us-ted no resiste, usted no encuentra ninguna resistencia. Cuando usted se niega a jugar el juego, usted está fuera de él.
    Int: ¿Cuánto tiempo me llevará liberarme de la mente?
    Mah: Puede llevarle un millar de años, pero en realidad no se requiere ningún tiempo. Todo lo que usted necesita es una seriedad verdadera. Aquí la voluntad es la obra. Si usted es sincero, usted la tiene. Después de todo, es una cuestión de actitud. Nada le detiene a usted de ser un jnani aquí y ahora, excepto el miedo. Usted tiene miedo de ser impersonal, del ser impersonal. Todo es muy simple. Apártese de sus deseos y temores y de los pensamientos que crean, y usted está inmediatamente en su estado natural.
    Int: ¿Nada de reacondicionar, cambiar o eliminar la mente?
    Mah: Nada en absoluto. Deje a su mente en paz, eso es todo. No la siga. Después de todo, no hay ninguna cosa tal como la mente aparte de los pensamientos que vie-nen y van obedeciendo a sus propias leyes, no a las de usted. Ellos le dominan debido solo a que usted está interesado en ellos. Es exactamente como dijo Cristo, «No resistáis al mal». Al resistir al mal usted meramente lo fortalece.
    Int: Sí, ahora veo. Todo lo que tengo que hacer es negar la existencia al mal. En-tonces se esfuma. ¿Pero no se reduce eso a algún tipo de autosugestión?
    Mah: La autosugestión está en plena operación ahora, cuando usted se piensa a usted mismo como una persona atrapada entre el bien y el mal. Lo que le estoy pi-diendo a usted que haga es que le ponga fin, que despierte y vea las cosas como son.
    Sobre su estancia en Suiza con ese extraño amigo suyo: ¿qué ha ganado usted en su compañía?
    Int: Absolutamente nada. Su experiencia no me afectó en absoluto. Una cosa he comprendido: no hay nada que buscar. Vaya donde vaya, nada me espera al final del viaje. El descubrimiento no es el resultado del transporte.
    Mah: Sí, usted es completamente aparte de todo lo que puede ser ganado o perdi-do.
    Int: ¿Lo llama usted vairagya, abandono, renuncia?
    Mah: No hay nada a lo que renunciar. Es suficiente con que usted deje de adqui-rir. Para dar usted debe tener, y para tener usted debe tomar. Mejor no tome. Es más simple que practicar la renuncia, la cual conduce a una peligrosa forma de orgullo «espiritual».
    Todo este andar pesando, eligiendo, escogiendo, cambiando —es como ir de compras a algún mercado «espiritual». ¿Qué se le ha perdido a usted ahí? ¿Qué tipo de trato va usted a cerrar? Si usted no está por el negocio, ¿cuál es la utilidad de esta inacabable ansiedad de escoger? La inquietud no le lleva a usted a ninguna parte. Algo le impide a usted ver que no hay nada que usted necesite. Encuéntrelo y vea su falsedad. Es como haber tragado algún veneno y sufrir de una insaciable avidez de agua. En lugar de beber más allá de toda medida, ¿por qué no eliminar el veneno y liberarse así de está sed abrasadora?
    Int: ¡Tendré que eliminar el ego!
    Mah: La sensación de «yo soy una persona en el tiempo y el espacio» es el vene-no. De una cierta manera, el tiempo mismo es el veneno. En el tiempo todas las cosas acaban y nacen otras nuevas, para ser devoradas a su vez. No se identifique a usted mismo con el tiempo, no pregunte ansiosamente: «¿Qué hay después, qué hay des-pués?». Salga del tiempo y véalo devorar el mundo. Diga: «Bien, está en la naturaleza del tiempo ponerle fin a todo. Que así sea. Ello no es incumbencia mía. Yo no soy combustible, ni necesito recoger combustible».
    Int: ¿Puede ser el presenciador sin las cosas que presencia?
    Mah: Siempre hay algo que presenciar. Si no es una cosa, entonces es su ausencia. Presenciar es natural y no es ningún problema. El problema es el excesivo interés, el cual lleva a la autoidentificación. Todo aquello en lo que usted está absorbido, usted lo toma como real.
    Int: ¿Es el «yo soy» real o irreal? ¿Es el «yo soy» el presenciador? ¿Es el presen-ciador real o irreal?
    Mah: Lo que es puro, sin mezcla, sin apego, es real. Lo que es tintado, mezclado, dependiente y transitorio es irreal. No se extravíe en las palabras —una única palabra puede transmitir varios significados e incluso significados contradictorios. El «yo soy» que persigue lo agradable y que elude lo desagradable es falso; el «yo soy» que ve el placer y el dolor como inseparables ve correctamente. El presenciador que está inmerso en lo que percibe es la persona; el presenciador que se mantiene a distancia, impasible e intocado, es la atalaya de lo real, el punto en el que la presenciación, in-herente a lo no manifestado, toca lo manifestado. No puede haber ningún universo sin el presenciador, no puede haber ningún presenciador sin el universo.
    Int: El tiempo consume el mundo. ¿Quién es el presenciador del tiempo?
    Mah: El que es más allá del tiempo —lo In-nombrable. Un ascua encendida, mo-vida en círculo con suficiente rapidez, aparece como un círculo brillante. Cuando el movimiento cesa, el ascua permanece. Similarmente, el «yo soy» en movimiento crea el mundo. El «yo soy» en paz deviene lo Absoluto. Usted es como un hombre con una linterna caminando por una galería. Usted solo puede ver lo que está dentro del haz de luz. El resto está en la obscuridad.
    Int: Si yo proyecto el mundo, debería ser capaz de cambiarlo.
    Mah: Por supuesto, usted puede. Pero usted debe cesar de identificarse a usted mismo con él e ir más allá. Entonces usted tiene el poder de destruir y de recrear.
    Int: Todo lo que quiero es ser libre.
    Mah: Usted debe saber dos cosas: De qué se va usted a liberar y qué le mantiene a usted preso.
    Int: ¿Por qué quiere usted aniquilar el universo?
    Mah: Yo no estoy interesado en el universo. Dejémoslo ser o no ser. Basta con que yo me conozca a mí mismo.
    Int: Si usted es más allá del mundo, entonces usted no es de ninguna utilidad para el mundo.
    Mah: ¡Compadezca al sí mismo que es, no al mundo que no es! Inmerso en un sueño usted ha olvidado su verdadero sí mismo.
    Int: Sin el mundo no hay ningún lugar para el amor.
    Mah: Así es. Todos estos atributos: ser, consciencia, amor y belleza son reflejos de lo real en el mundo. Sin lo real —no hay reflejo.
    Int: El mundo está lleno de cosas y de gentes deseables. ¿Cómo puedo imaginarlo no existente?
    Mah: Deje todo lo deseable para aquellos que desean. Cambie la corriente de su deseo desde tomar a dar. La pasión de dar, de compartir, lavará naturalmente la idea de un mundo exterior fuera de su mente, y la idea de dar también. Solo quedará la pura radiación del amor, más allá de dar y de recibir.
    Int: En el amor debe haber dualidad, el amante y el amado.
    Mah: En el amor no hay ni siquiera el uno, ¿cómo puede haber dos? El amor es la negación a separar, a hacer distinciones. Antes de que usted pueda pensar en la uni-dad, usted debe crear primero la dualidad. Cuando usted ama verdaderamente, usted no dice: «te amo»; donde hay mentación, hay dualidad.
    Int: ¿Qué es lo que me trae una y otra vez a la India? No puede ser solo lo com-parativamente barata que está la vida aquí. Ni el colorido y variedad de las impresio-nes. Debe haber algún factor importante.
    Mah: Hay también el aspecto espiritual. La división entre lo exterior y lo interior es menor en la India. Aquí es más fácil expresar lo interior en lo exterior. La integra-ción es más fácil. La sociedad no es tan opresiva.
    Int: Sí, en occidente todo es tamas y rajas. En la India hay más sattva, más ar-monía y equilibrio.
    Mah: ¿No puede usted ir más allá de los gunas? ¿Por qué escoger sattva? Sea lo que usted es dondequiera que usted esté y no se preocupe de los gunas.
    Int: Yo no tengo la fuerza.
    Mah: Eso muestra meramente que usted ha ganado poco en la India. Lo que usted tiene verdaderamente, usted no puede perderlo. Si usted estuviera bien estabilizado en su sí mismo, el cambio de lugar no le afectaría.
    Int: En la India la vida espiritual es fácil. No es así en occidente. Uno tiene que conformarse al medio ambiente en una medida mucho más grande.
    Mah: ¿Por qué no crea usted su propio ambiente? El mundo tiene tanto poder so-bre usted como usted le dé. Rebélese. Vaya más allá de la dualidad, no haga ninguna diferencia entre oriente y occidente.
    Int: ¿Qué puede uno hacer cuando uno se encuentra en un ambiente muy inespiri-tual?
    Mah: No haga nada. Sea usted mismo. Permanezca al margen. Miré más allá.
    Int: Puede haber choques en casa. Los padres raramente comprenden.
    Mah: Cuando usted conoce su verdadero ser, usted no tiene ningún problema. Usted puede complacer a sus padres o no, casarse o no, hacer un montón de dinero o no; todo es lo mismo para usted. Actúe de acuerdo con las circunstancias, aunque en estrecho contacto con los hechos, con la realidad en cada situación.
    Int: ¿No es ese un estado muy alto?
    Mah: Oh no, es el estado normal. Usted lo llama alto debido a que usted tiene miedo de él. Primero líbrese del miedo. Vea que no hay nada de lo que tener miedo. La ausencia de miedo es la puerta a lo supremo.
    Int: Ninguna suma de esfuerzo puede hacerme no tener miedo.
    Mah: La ausencia de miedo viene por sí misma cuando usted ve que no hay nada de lo cual tener miedo. Cuando usted camina en una calle atestada, usted sortea a las gentes. Usted ve a algunos, a otros solo los vislumbra, pero usted no se detiene. Es la detención la que crea el embotellamiento. ¡Siga moviéndose! Omita los nombres y las formas, no se apegue a ellos; su apego es su prisión.
    Int: ¿Qué debería hacer si un hombre me golpea en la cara?
    Mah: Usted reaccionará según su carácter, innato o adquirido.
    Int: ¿Es inevitable? ¿Estamos yo y el mundo condenados a permanecer como so-mos?
    Mah: Un joyero que quiere rehacer un ornamento, primero lo funde en un oro sin forma. Similarmente, uno debe retornar a su estado original antes de que un nombre y una forma nuevos puedan emerger. La muerte es esencial para la renovación.
    Int: Usted está insistiendo siempre en la necesidad de ir más allá, del alejamiento, de la soledad. Usted apenas usa alguna vez las palabras «bien» y «mal». ¿Por qué es esto así?
    Mah: Está bien ser uno mismo, está mal no serlo. Todo lo demás es condicional. Usted está ansioso de separar lo que está bien de lo que está mal, debido a que usted necesita alguna base para la acción. Usted está siempre detrás de hacer una cosa u otra. Pero, la acción motivada personalmente, basada en alguna escala de valores, y que apunta a algún resultado es peor que la inacción, pues sus frutos son siempre amargos.
    Int: ¿Son la presenciación y el amor uno y lo mismo?
    Mah: Por supuesto. La presenciación es dinámica, el amor es ser. La presenciación es amor en acción. Por sí misma la mente puede actualizar cualquier número de posibilidades, pero a menos que sean suscitadas por el amor, carecen de valor. El amor precede a la creación. Sin amor solo hay caos.
    Int: ¿Dónde está la acción en la presenciación?
    Mah: ¡Es usted tan incurablemente operacional! A no ser que haya movimiento, agitación, barullo, usted no lo llama acción. El caos es el movimiento solo por el movimiento. La acción verdadera no desplaza, transforma. Un cambio de lugar es mera transportación; un cambio de corazón es acción. Pero recuerde, nada perceptible es real. La actividad no es acción. La acción es oculta, desconocida, incognoscible. Usted solo puede conocer el fruto.
    Int: ¿No es Dios omnihacedor?
    Mah: ¿Por qué introduce usted un hacedor externo? El mundo se recrea a sí mis-mo de sí mismo. Es un proceso sin fin, lo transitorio engendra lo transitorio. Es su ego lo que le hace a usted pensar que debe haber un hacedor. Usted crea un Dios a su propia imagen de usted, por lúgubre que sea la imagen. A través de la película de su mente usted proyecta un mundo y también un Dios para darle causa y propósito. Es todo imaginación —salga de ahí.
    Int: ¡Cuán difícil es ver el mundo como algo puramente mental! Su realidad tan-gible parece muy convincente.
    Mah: Esto es el misterio de la imaginación, que parezca ser tan real. Usted puede estar casado o soltero, ser monje o un hombre con familia; ese no es el asunto. ¿Es usted un esclavo de su imaginación, o no lo es? Toda decisión que usted tome, todo trabajo que usted haga, se basarán invariablemente en la imaginación, en asumiciones que se presentan como hechos.
    Int: Heme aquí sentado frente a usted. ¿Qué parte de ello es imaginación?
    Mah: Todo. Incluso el espacio y el tiempo son imaginados.
    Int: ¿Significa ello que yo no existo?
    Mah: Yo tampoco existo. Toda existencia es imaginaria.
    Int: ¿Es el ser imaginario también?
    Mah: El ser puro, que llena todo y que es más allá de todo, no es la existencia, la cual es limitada. Toda limitación es imaginaria, solo lo no limitado es real.
    Int: Cuando usted me mira, ¿qué ve usted?
    Mah: Le veo a usted imaginándose que usted es.
    Int: Hay muchos como yo. Sin embargo cada uno es diferente.
    Mah: La totalidad de todas las proyecciones es lo que se llama maha-maya, la Gran Ilusión.
    Int: Pero cuando usted se mira a usted mismo, ¿qué ve usted?
    Mah: Depende de cómo mire. Cuando miro a través de la mente, veo innumera-bles gentes. Cuando miro más allá de la mente, veo al presenciador. Más allá del presenciador está la intensidad infinita de la vacuidad y el silencio.
    Int: ¿Cómo tratar con las gentes?
    Mah: ¿Por qué hacer planes y para qué? Tales preguntas muestran ansiedad. La relación es una cosa viva. Esté en paz con su sí mismo interior y usted estará en paz con todo el mundo.
    Dése cuenta de que usted no es el dispositor de lo que acontece, usted no puede controlar el futuro excepto en materias puramente técnicas. La relación humana no puede ser planeada, es demasiado rica y variada. Solo sea comprensivo y compasivo, libre de toda mira por usted mismo.
    Int: Ciertamente, yo no soy el dispositor de lo que acontece. Soy más bien su es-clavo.
    Mah: No sea ni dispositor, ni esclavo. Permanezca al margen.
    Int: ¿Implica esto evitar la acción?
    Mah: Usted no puede evitar la acción. Ella acontece, como todo lo demás.
    Int: Mis acciones, ciertamente, puedo controlarlas.
    Mah: Inténtelo. Pronto verá que usted hace lo que debe.
    Int: Yo puedo actuar acordemente a mi voluntad.
    Mah: Usted conoce su voluntad solo después de haber actuado.
    Int: Yo recuerdo mis deseos, las elecciones que he hecho, las decisiones que he tomado y actúo acordemente.
    Mah: Entonces es su memoria quien decide, no usted.
    Int: ¿Dónde entro yo?
    Mah: Usted lo hace posible prestándole atención.
    Int: ¿No hay ninguna cosa tal como el libre albedrío? ¿No soy yo libre de desear?
    Mah: Oh no, usted no puede remediar desear. En la India, la idea misma del libre albedrío es inexistente, de manera que no hay ninguna palabra para ella. La voluntad es compromiso, fijación, esclavitud.
    Int: Yo soy libre de escoger mis limitaciones.
    Mah: Usted debe ser libre primero. Para ser libre en el mundo usted debe ser libre del mundo. De otro modo, su pasado decide por usted y su futuro. Usted está atrapa-do entre lo que ha acontecido y lo que debe acontecer. Llámelo destino o karma, pero nunca —libertad. Primero retorne a su verdadero ser y entonces actúe desde el co-razón del amor.
    Int: Dentro de lo manifestado, ¿cuál es el sello de lo no manifestado?
    Mah: No hay ninguno. En el momento en que usted comienza a buscar el sello de lo no manifestado, lo manifestado se disuelve. Si usted intenta comprender lo no ma-nifestado con la mente, en el acto usted va más allá de la mente —como cuando us-ted atiza el fuego con un palo de madera, usted quema el palo. Use la mente para investigar lo manifestado. Sea como el pollito que pica el cascarón. Especular sobre la vida fuera del cascarón habría sido de poca utilidad para él, pero picar el cascarón lo rompe desde dentro y libera al pollito. Similarmente, rompa la mente desde dentro con la investigación y la exposición de sus contradicciones y absurdidades.
    Int: El anhelo de romper el cascarón, ¿de dónde viene?
    Mah: De lo no manifestado.

  • Crow

    73

    La Muerte de la Mente es el Nacimiento de la Sabi-duría

    Interlocutor:  Antes de que uno pueda realizar su verdadera naturaleza, ¿no se necesita ser una persona? ¿No tiene el ego su valor?
    Maharaj: La persona es de poca utilidad. Está profundamente inmersa en sus propios asuntos y es completamente ignorante de su verdadero ser. A menos que la consciencia presenciadora comience a operar sobre ella y la persona devenga el objeto de observación más bien que el sujeto, la realización no es factible. Es el presenciador el que hace la realización deseable y alcanzable.
    Int: Llega un punto en la vida de una persona, en que la persona deviene el pre-senciador.
    Mah: Oh, no. La persona por sí misma no devendrá el presenciador. Es como es-perar que una vela fría comience a arder en el curso del tiempo. La persona puede quedarse en la obscuridad de la ignorancia para siempre, a menos que la llama de la presenciación la toque.
    Int: ¿Quién enciende la vela?
    Mah: El Gurú. Sus palabras, su presencia. En la India, muy a menudo es el man-tra. Una vez que se enciende la mecha, la llama consumirá la vela.
    Int: ¿Por qué es tan efectivo el mantra?
    Mah: La repetición constante del mantra es algo que la persona no hace por su propio beneficio. El beneficiario no es la persona. Lo mismo que la vela, que no crece al arder.
    Int: ¿Puede devenir la persona presenciadora de sí misma por sí misma?
    Mah: Sí, acontece a veces como resultado de mucho sufrimiento. El Gurú quiere ahorrarle a usted el sufrimiento inacabable. Tal es su gracia. Incluso cuando no hay ningún Gurú exterior conocido, hay siempre el sadguru, el Gurú interior, que dirige y ayuda desde dentro. Las palabras «exterior» e «interior» son relativas solo al cuerpo; en realidad todo es uno, puesto que el exterior es meramente una proyección del in-terior. La presenciación viene como de una dimensión más alta.
    Int: Antes de que la chispa se encienda y después, ¿cuál es la diferencia?
    Mah: Antes de que la chispa se encienda no hay ningún presenciador para percibir la diferencia. La persona puede ser consciente, pero no presenciadora de ser cons-ciente. Está completamente identificada con lo que piensa y siente y experimenta. La obscuridad que hay en ella es de su propia creación. Cuando la obscuridad es cues-tionada, se disuelve. El deseo de cuestionar es plantado por el Gurú. En otras pala-bras, la diferencia entre la persona y el presenciador es la misma que hay entre no conocerse y conocerse a uno mismo. El mundo visto en la consciencia tiene que ser de la naturaleza de la consciencia, cuando hay armonía (sattva); pero cuando la actividad y la pasividad (rajas y tamas) aparecen, obscurecen y distorsionan y usted ve lo falso como real.
    Int: ¿Qué puede hacer la persona para prepararse para la venida del Gurú.
    Mah: El deseo mismo de estar dispuesto significa que el Gurú ya ha venido y que la llama está encendida. Puede ser una palabra al azar, o la página de un libro; la gra-cia del Gurú trabaja misteriosamente.
    Int: ¿No hay ninguna cosa tal como la autopreparación? Oímos hablar tanto sobre la sadhana yoga.
    Mah: No es la persona la que está haciendo sadhana. La persona está inquieta y llena de resistencia hasta el final mismo. Es el presenciador el que trabaja en la per-sona, en la totalidad de sus ilusiones, pasadas, presentes y futuras.
    Int: ¿Cómo podemos saber que lo que usted dice es verdadero? Aunque es con-gruente y está libre de contradicciones internas, ¿cómo podemos saber que no es un producto de una fértil imaginación, alimentada y enriquecida por la repetición cons-tante?
    Mah: La prueba de la verdad está en su efecto en el que la escucha.
    Int: Las palabras pueden tener un efecto muy poderoso. Escuchando, o repitiendo palabras, uno puede experimentar diversos tipos de trances. Las experiencias del que escucha pueden ser inducidas y no pueden ser consideradas como una prueba.
    Mah: El efecto no necesita ser necesariamente una experiencia. Puede ser un cambio en el carácter, en la motivación, en la relación con las gentes y con uno mis-mo. Los trances y las visiones inducidos por palabras, o por drogas, o por cualesquiera otros medios sensoriales o mentales son pasajeros e inciertos. La verdad de lo que se dice aquí es inmutable y sempiterna. La prueba de ello está en el que escucha, en los cambios profundos y permanentes en su ser entero. No es algo que él pueda dudar, a no ser que dude de su propia existencia, lo cual es impensable. Cuando mi experiencia deviene su propia experiencia también, ¿qué mejor prueba quiere usted?
    Int: El experimentador es la prueba de su experiencia.
    Mah: De acuerdo, pero el experimentador no necesita ninguna prueba. «Yo soy, y sé que yo soy». Usted no puede pedir más pruebas.
    Int: ¿Puede haber conocimiento verdadero de las cosas?
    Mah: Relativamente —sí. Absolutamente —no hay ninguna cosa. Saber que nada es es verdadero conocimiento.
    Int: ¿Cuál es el lazo entre lo relativo y lo absoluto?
    Mah: Son idénticos.
    Int: ¿Desde cuál punto de vista son idénticos?
    Mah: Cuando se han dicho las palabras, hay silencio. Cuando lo relativo acaba, queda lo Absoluto. El silencio anterior a que se digan las palabras, ¿es diferente del silencio que viene después? El silencio es uno, y sin él las palabras no podrían haberse escuchado. Está siempre aquí —detrás de las palabras. Cambie su atención de las palabras al silencio y usted lo escuchará. La mente está sedienta de experiencia, y el recuerdo de la experiencia lo toma por conocimiento. El jnani es más allá de toda experiencia y su memoria está vacía de pasado. Está enteramente desvinculado de todo lo particular. Pero la mente está sedienta de formulaciones y de definiciones, siempre ansiosa de comprimir la realidad dentro de una forma verbal. De todo quiere una idea, pues sin ideas la mente no es. La realidad es esencialmente sola, pero la mente no quiere dejarla en paz —y en lugar de ello trata de lo irreal. Y sin embargo es todo lo que la mente puede hacer —descubrir lo irreal como irreal.
    Int: ¿Y ver lo real como real?
    Mah: No hay ningún tal estado como ver lo real. ¿Quién va a ver qué? Usted so-lamente puede ser lo real —lo cual usted es, de todos modos. El problema es solo mental. Abandone las ideas falsas, eso es todo. No hay ninguna necesidad de ideas verdaderas. No hay ninguna idea verdadera.
    Int: ¿Por qué entonces se nos anima a buscar lo real?
    Mah: La mente debe tener un propósito. Para animarla a liberarse de lo irreal se le promete algo a cambio. En realidad, no hay ninguna necesidad de propósito. Ser libre de lo falso es bueno en sí mismo, no requiere ninguna recompensa. Es como ser limpio —que es su propia recompensa.
    Int: ¿No es el conocimiento de sí mismo la recompensa?
    Mah: La recompensa del conocimiento de sí mismo es la liberación del sí mismo personal. Usted no puede conocer al conocedor, pues usted es el conocedor. El hecho de conocer prueba al conocedor. Usted no necesita ninguna otra prueba. El conoce-dor de lo conocido no es cognoscible. Lo mismo que la luz es conocida solo en los colores, así también el conocedor es conocido solo en el conocimiento.
    Int: ¿Es el conocedor solo una inferencia?
    Mah: Usted conoce su cuerpo, su mente y sus sensaciones. ¿Es usted solo una in-ferencia?
    Int: Yo soy una inferencia para los demás, pero no para mí mismo.
    Mah: Igualmente soy yo. Una inferencia para usted, pero no para mí mismo. Siendo mí mismo, yo me conozco a mí mismo. Lo mismo que usted, siendo usted un hombre, usted se conoce a usted mismo como un hombre. Usted no se está recordan-do continuamente a usted mismo que usted es un hombre. Solo cuando su humanidad es cuestionada usted la afirma. Similarmente, yo sé que yo soy todo. Yo no necesito repetirme continuamente: «Yo soy todo, yo soy todo». Solo cuando usted me toma por un particular, por una persona, protesto. Lo mismo que usted es un hombre todo el tiempo, así también yo soy lo que yo soy —todo el tiempo. Lo que usted es inmu-tablemente, eso usted lo es más allá de toda duda.
    Int: Cuando preguntó cómo sabe usted que usted es un jnani, usted responde: «yo no encuentro ningún deseo en mí». ¿No es esto una prueba?
    Mah: Aunque yo estuviera lleno de deseos, siempre habría sido lo que yo soy.
    Int: Mí mismo, lleno de deseos y usted, lleno de deseos; ¿qué diferencia habría?
    Mah: Usted se identifica a usted mismo con sus deseos y deviene su esclavo. Para mí los deseos son cosas entre otras cosas, meras nubes en el cielo mental, y yo no me siento compelido a actuar con ellos.
    Int: El conocedor y su conocimiento, ¿son uno o dos?
    Mah: Son ambos. El conocedor es lo no manifestado, lo conocido es lo manifes-tado. Lo conocido está siempre en movimiento, cambia, no tiene ninguna forma suya propia, ningún lugar de morada. El conocedor es el soporte inmutable de todo cono-cimiento. Cada uno necesita al otro, pero la realidad está detrás. El jnani no puede ser conocido, debido a que no hay nadie a quien conocer. Cuando hay una persona, usted puede decir algo sobre ella, pero cuando no hay ninguna identificación de sí mismo con lo particular, ¿qué puede decirse? Usted puede decir a un jnani cualquier cosa; la pregunta del jnani siempre será: «¿sobre quién está usted hablando? No hay ninguna persona tal». Lo mismo que usted no puede decir nada sobre el universo debido a que éste incluye todas las cosas, así tampoco puede decirse nada sobre un jnani, pues él es todo y a la vez nada en particular. Usted necesita un clavo para col-gar de él su imagen; cuando no hay ningún clavo, ¿sobre qué colgará usted su ima-gen? Para localizar una cosa usted necesita espacio, para localizar un acontecer usted necesita tiempo; pero lo atemporal y aespacial desafía todo manejo. Hace que todo sea perceptible, mientras ello mismo es más allá de la percepción. La mente no puede conocer lo que es más allá de la mente, pero la mente es conocida por lo que es más allá de ella. El jnani no conoce ni el nacimiento ni la muerte; la existencia y la no existencia son lo mismo para él.
    Int: Cuando su cuerpo muere, usted permanece.
    Mah: Nada muere. El cuerpo es solo imaginado. No hay ninguna cosa tal.
    Int: Antes de que pase otro siglo, usted estará muerto para todo lo que le rodea. Su cuerpo será cubierto de flores, después quemado y esparcidas las cenizas. Eso será nuestra experiencia. ¿Cuál será la suya?
    Mah: El tiempo acabará. A esto se lo llama la Gran Muerte (mahamrityu), la muerte del tiempo.
    Int: ¿Significa eso que el universo y sus contenidos llegarán a su fin?
    Mah: El universo es su experiencia personal. ¿Cómo puede ser afectado? Usted podría haber estado dando una conferencia durante dos horas; ¿a dónde ha ido una vez terminada? Se ha sumergido en el silencio, en el que tanto el comienzo, como el medio y el fin de la conferencia coinciden juntos. El tiempo ha llegado a una deten-ción, fue, pero ya no es. El silencio después de una vida de charla y el silencio des-pués de una vida de silencio es el mismo silencio. La inmortalidad es la liberación de la sensación: «yo soy». Sin embargo no es extinción. Al contrario, es un estado infi-nitamente más real, consciente y feliz de lo que usted puede pensar. Solo la cons-ciencia de sí mismo ya no es.
    Int: ¿Por qué la Gran Muerte de la mente coincide con la «pequeña muerte» del cuerpo?
    Mah: ¡No coinciden! Usted puede morir un centenar de muertes sin una sola fisu-ra en el barullo mental. O, usted puede conservar su cuerpo y morir solo en la mente. La muerte de la mente es el nacimiento de la sabiduría.
    Int: La persona parte y solo queda el presenciador.
    Mah: ¿Quién queda para decir: «¿yo soy el presenciador?». Cuando no hay ningún «yo soy», ¿dónde está el presenciador? En el estado atemporal no hay ningún sí mismo para refugiarse.
    El hombre que lleva un paquete está ansioso de no perderlo —es consciente del paquete. El hombre que ama la sensación «yo soy» es consciente de sí mismo. El jnani no se aferra a nada y no puede decirse que es consciente. Y sin embargo no es no consciente. Es el corazón mismo de la presenciación. Nosotros le llamamos di-gambara, vestido de espacio, el Desnudo, más allá de toda apariencia. No hay ningún nombre ni forma bajo los cuales pueda decirse que existe, sin embargo él es el único que verdaderamente es.
    Int: No puedo entenderlo.
    Mah: ¿Quién puede? La mente tiene sus límites. Es suficiente llevarle a usted a las fronteras mismas del conocimiento y ponerle frente a la inmensidad de lo no co-nocido. Sumergirse en ello es incumbencia suya.
    Int: ¿Qué hay sobre el presenciador? ¿Es real o irreal?
    Mah: Es ambos. El último remanente de la ilusión, el primer toque de lo real. De-cir: yo soy solo el presenciador es a la vez falso y verdadero: falso debido al «yo soy», verdadero debido al presenciador. Es mejor decir: «hay presenciación». En el momento en que usted dice: «yo soy», el universo entero, junto con su creador, vie-nen al ser.
    Int: Otra pregunta: ¿podemos visualizar a la persona y al sí mismo como dos hermanos menor y mayor? El hermano menor es travieso y egoísta, rudo e inquieto, mientras que el hermano mayor es inteligente y bueno, razonable y considerado, libre de la consciencia corporal con sus deseos y temores. El hermano mayor conoce al menor, pero el menor es ignorante del mayor y piensa de sí mismo que él es entera-mente por su cuenta. El Gurú viene y dice al hermano menor: «Usted no está solo, usted viene de una familia muy buena, su hermano es un hombre muy notable, sabio y bueno, y le ama a usted muchísimo. Recuérdele, piense en él, encuéntrele, sírvale, y usted devendrá uno con él». Ahora, la pregunta es, ¿hay dos en nosotros, el sí mismo personal y el individual, el falso y el verdadero, o es solo un símil?
    Mah: Es ambos. Parecen ser dos, pero al investigar se encuentran que son uno. La dualidad solo dura mientras no es cuestionada. La trinidad: mente, sí mismo y espíri-tu (vyakti, ayakta, avyakta), cuando se examina, deviene unidad. Éstos son solo mo-dos de experiencia: de apego, de desapego y de transcendencia.
    Int: Su asumición de que nosotros estamos en un estado de sueño hace su posición inasequible. Todas las objeciones que suscitamos, usted simplemente niega su validez. ¡Uno no puede discutir con usted!
    Mah: El deseo de discutir es también un mero deseo. El deseo de saber, de tener el poder, incluso el deseo de existir son solo deseos. Todo el mundo desea ser, so-brevivir, continuar, pues nadie está seguro de sí mismo. Pero todo el mundo es in-mortal. Usted se hace mortal al tomarse a usted mismo por el cuerpo.
    Int: Puesto que usted ha encontrado su liberación, ¿no querrá usted darme un po-co de ella?
    Mah: ¿Por qué un poco? Tómela toda. Tómela, está aquí para ser tomada. ¡Pero usted tiene miedo de la liberación!
    Int: Swami Ramdas tuvo que tratar con una petición similar. Algunos devotos se juntaron a su alrededor un día y comenzaron a pedir la liberación. Ramdas escuchaba sonriendo y entonces de repente se puso serio y dijo: «Ustedes puede tenerla, aquí y ahora, la liberación absoluta y permanente. El que la quiera, que se adelante». Nadie se movió. Por tres veces repitió la oferta. Nadie aceptó. Entonces dijo: «Se retira la oferta».
    Mah: El apego destruye el coraje. El dador está siempre dispuesto a dar. El toma-dor está ausente. Liberación significa dejar marchar. Las gentes no están por dejar marchar todo. No saben que lo finito es el precio de lo infinito, como la muerte es el precio de la inmortalidad. La madurez espiritual está en la disposición a dejar marchar todo. El abandono es el primer paso. Pero el abandono real está en darse cuenta de que no hay nada que abandonar, pues nada es suyo propio. Es como el sueño profun-do —usted no abandona su cama cuando usted se duerme —usted solo la olvida.

    74

    La Verdad es Aquí y Ahora

    Interlocutor:  Mi pregunta es: ¿cuál es la prueba de la verdad? Los seguidores de toda religión, metafísica o política, filosófica o ética, están convencidos de que la suya es la única verdad, de que todo lo demás es falso y toman su propia convicción inquebrantable por la prueba de la verdad. «Yo estoy convencido, de modo que debe ser verdadero», dicen. A mí me parece que ninguna filosofía o religión, que ninguna doctrina o ideología, por muy completa que sea, por muy libre de contradicciones internas que sea, y por muy emocionalmente atractiva que sea, puede ser la prueba de su propia verdad. Ellos son como los vestidos que se ponen los hombres, que varían con los tiempos y las circunstancias y que siguen la moda.
    Ahora bien, ¿puede haber una religión o una filosofía que sea verdadera y que no dependa de la convicción de alguien? ¿Y que no dependa tampoco de las escrituras, debido a que éstas dependen a su vez de la fe de alguien en ellas? ¿Hay una verdad que no dependa de la confianza, que no sea subjetiva?
    Mah: ¿Qué hay sobre la ciencia?
    Int: La ciencia es circular, acaba donde comienza, con los sentidos. Trata con la experiencia, y la experiencia es subjetiva. No hay dos personas que tengan la misma experiencia, aunque puedan expresarla en las mismas palabras.
    Mah: Usted debe buscar la verdad más allá de la mente.
    Int: Señor, en cuanto a trances ya tengo suficiente. Cualquier droga puede indu-cirlos, de una manera barata y rápida. Inclusive los samadhis clásicos, causados por ejercicios respiratorios o mentales, no son muy diferentes. Hay samadhis de oxígeno y samadhis de dióxido de carbono y samadhis auto-inducidos causados por la repeti-ción de una fórmula o una cadena de pensamientos. La monotonía es soporífera. Yo no acepto el samadhi, por muy glorioso que sea, como una prueba de la verdad.
    Mah: El samadhi es más allá de la experiencia. Es un estado sin cualidad.
    Int: La ausencia de experiencia se debe a la inatención. Reaparece con la atención. Cerrar los ojos no prueba nada contra la luz. Atribuir realidad a estados negativos no nos llevará lejos. La negación misma contiene una afirmación.
    Mah: Por una parte usted tiene razón. ¿Pero no ve usted?, usted está pidiendo la prueba de la verdad sin explicar cuál es la verdad que usted tiene en la mente y cuál prueba le dará satisfacción a usted. Usted puede probar cualquier cosa, provisto que usted confíe en su prueba. ¿Pero qué probará que su prueba es verdadera? Yo puedo llevarle fácilmente a usted a la admisión de que usted solo conoce que usted existe —que usted es la única prueba que usted puede tener de todo lo demás. Pero yo no identifico la mera existencia con la realidad. La existencia es momentánea, siempre en el tiempo y en el espacio, mientras que la realidad es inmutable y omnipenetrante.
    Int: Señor, yo no sé lo que es verdad y lo que puede probarla. No me abandone a mis propios recursos. No tengo ninguno. Aquí usted es el conocedor de la verdad, no yo.
    Mah: Usted niega el testimonio como la prueba de la verdad; la experiencia de otros no tiene ninguna utilidad para usted, usted rechaza toda inferencia de las afir-maciones concurrentes de un vasto número de testigos independientes; de modo que es incumbencia suya decirme cuál es la prueba que le daría satisfacción a usted —¿cuál es su referencia de una prueba válida?
    Int: Honestamente, yo no sé lo que constituye una prueba.
    Mah: ¿Ni siquiera su propia experiencia?
    Int: Ni mi experiencia, ni tampoco mi existencia. Ambas dependen de que yo sea consciente.
    Mah: ¿Y de qué depende que usted sea consciente?
    Int: No lo sé. Antaño, habría dicho: de mi cuerpo; ahora puedo ver que el cuerpo es secundario, no primario, y que no puede ser considerado como una evidencia de existencia.
    Mah: Me alegra que usted haya abandonado la idea «yo soy el cuerpo», la princi-pal fuente de error y de sufrimiento.
    Int: La he abandonado intelectualmente, pero la sensación de ser lo particular, una persona, está todavía conmigo. Yo puedo decir: «yo soy», pero lo que yo soy no puedo decirlo. Yo sé que existo, pero no sé qué existe. Cualquiera que sea la manera en que lo ponga, me enfrento con lo desconocido.
    Mah: Su ser mismo es lo real.
    Int: Ciertamente, nosotros no estamos hablando de la misma cosa. Yo no soy algún ser abstracto. Yo soy una persona, limitado y consciente de sus limitaciones. Yo soy un hecho, pero un hecho sumamente insubstancial. No hay nada que pueda construir sobre mi momentánea existencia como una persona.
    Mah: ¡Sus palabras son más sabias que usted! Como una persona, su existencia es momentánea. ¿Pero es usted solo una persona? ¿Es usted una persona en absoluto?
    Int: ¿Cómo voy a responder? Mi sensación de ser solo prueba que yo soy; no prueba nada que sea independiente de mí. Yo soy relativo, a la vez criatura y creador de lo relativo. La prueba absoluta de la verdad absoluta —¿qué es, dónde está? ¿Pue-de ser la prueba de la realidad la mera sensación de «yo soy»?
    Mah: Por supuesto que no. «Yo soy» y «el mundo es» están relacionados y son condicionales. Se deben a la tendencia de la mente a proyectar nombres y formas.
    Int: Nombres y formas e ideas y convicciones, no son la verdad. Si no es por us-ted, yo habría aceptado la relatividad de todo, incluyendo la verdad, y aprendido a vivir de asumiciones. Pero entonces me encuentro con usted y le oigo a usted hablar de lo Absoluto como dentro de mi alcance y también como supremamente deseable. Las palabras como paz, dicha, eternidad, inmortalidad, atrapan mi atención, lo mismo que la oferta de liberación del sufrimiento y del temor. Mis instintos innatos: búsqueda del placer y curiosidad se despiertan y comienzo a explorar el reino que usted ha abierto. Todo parece sumamente atractivo, y naturalmente yo pregunto. ¿Es alcanzable? ¿Es real?
    Mah: Usted es como un niño que dice: pruébeme que el azúcar es dulce, solo en-tonces la tomaré. La prueba del dulzor está en la boca, no en el azúcar. Para saber que es dulce usted debe saborearla, no hay ninguna otra manera. Por supuesto, usted comienza preguntando: ¿es azúcar? ¿es dulce? Y usted acepta mi certeza hasta que usted la prueba. Solo entonces todas las dudas se disuelven y su conocimiento devie-ne de primera mano e inquebrantable. Yo no le pido a usted que me crea. Solo tenga la confianza suficiente para comenzar. Cada paso se aprueba o se desaprueba por sí mismo. Usted parece querer que la prueba de la verdad preceda a la verdad. ¿Y cuál será la prueba de la prueba? Vea usted, usted está cayendo dentro de una regresión. Para cortarla usted debe poner fin a su pedir pruebas y aceptar, solo por un momento, algo como verdadero. No importa realmente lo que sea. Puede ser Dios, o mí mismo, o su propio sí mismo. En cada caso usted acepta algo o a alguien desconocido como verdadero. Ahora, si usted actúa sobre la verdad que usted ha aceptado, aunque sea por un momento, muy pronto usted será llevado al paso siguiente. Es como trepar a un árbol en la obscuridad —usted solo puede agarrarse a la rama siguiente cuando usted se ha apoyado sobre la anterior. Para probar una teoría, usted lleva a cabo un experimento de acuerdo con las instrucciones operativas establecidas por aquellos que han hecho el experimento antes que usted. En la búsqueda espiritual la cadena de experimentos que uno tiene que hacer se llama Yoga.
    Int: Hay tantos Yogas, ¿cuál elegir?
    Mah: Por supuesto, cada jnani sugerirá la vía de su propio logro como la que co-noce más íntimamente. Pero la mayoría de ellos son muy liberales y adaptan su con-sejo a las necesidades del buscador. Todas las vías le llevan a usted a la purificación de la mente. La mente impura es opaca a la verdad; la mente pura es transparente. La verdad puede verse a su través fácil y claramente.
    Int: Lo siento, pero parezco incapaz de expresar mi dificultad. Estoy preguntando sobre la prueba de la verdad y se me están dando los métodos de alcanzarla. Asu-miendo que sigo los métodos y que alcanzo algún estado sumamente maravilloso y deseable, ¿cómo llego a saber que mi estado es verdadero? Todas las religiones co-mienzan con la fe y prometen algún éxtasis. ¿Es el éxtasis de lo real o el producto de la fe? Pues, si es un estado inducido, yo no tendré nada que ver con él. Tome el Cris-tianismo, que dice: Jesús es tu Salvador, cree y serás salvado del pecado. Cuando preguntó a un cristiano pecador, cómo es que no ha sido salvado del pecado a pesar de su fe en Cristo, responde: mi fe no es perfecta. De nuevo estamos en el círculo vicioso —sin fe perfecta— no hay salvación, sin salvación —no hay fe perfecta, y por consiguiente no hay salvación. Se imponen condiciones que son irrealizables y entonces se nos culpa por no cumplirlas.
    Mah: Usted no se da cuenta de que su presente estado de vigilia es un estado de ignorancia. Su pregunta sobre la prueba de la verdad nace de la ignorancia de la rea-lidad. Usted contacta con sus estados sensoriales y mentales en la consciencia, en el punto de «yo soy», mientras que la realidad no tiene mediación, no se contacta, no se experimenta. Usted está tomando por supuesto la dualidad hasta tal punto, que ni siquiera la nota, mientras que para mí la variedad y la diversidad no crean separación. Usted imagina la realidad aparte de los nombres y las formas, mientras que para mí los nombres y las formas son las expresiones siempre cambiantes de la realidad y no se apartan de ella. Usted pide la prueba de la verdad mientras que para mí toda existencia es la prueba. Usted separa la existencia del ser y el ser de la realidad —mientras que para mí todo es uno. Por muy convencido que esté usted de la verdad de su estado de vigilia, usted no pretende que es permanente y sin cambio, como cuando yo hablo del mío. Sin embargo yo no veo ninguna diferencia entre nosotros, excepto que usted está imaginando cosas, mientras yo no lo hago.
    Int: ¡Primero usted me descalifica para preguntar sobre la verdad, y después me acusa de imaginación! Lo que es imaginación para usted es realidad para mí.
    Mah: Hasta que usted investigue. Yo no estoy acusándole a usted de nada. Solo le estoy pidiendo a usted que pregunte sabiamente. En lugar de buscar la prueba de la verdad, que usted no conoce, examine las pruebas que tiene de lo que usted cree sa-ber. Usted encontrará que usted no sabe nada cierto —usted solo confía en lo que ha oído. Para conocer la verdad, usted debe pasar por su propia experiencia.
    Int: Yo tengo un miedo mortal de los samadhis y demás trances, sea cual sea su causa. Una bebida, una fumada, una fiebre, una droga, respirar, cantar, agitarse, dan-zar, girar, rezar, el sexo o el ayuno, los mantras o alguna vertiginosa abstracción pueden sacarme de mi estado de vigilia y darme alguna experiencia extraordinaria, debido a que no es familiar. Pero cuando la causa cesa, el efecto se disuelve y solo queda un recuerdo, obsesivo pero desvaneciéndose.
    Abandonemos todos los medios y sus resultados, pues los resultados están sujetos a los medios; hagamos la pregunta de nuevo, ¿puede ser encontrada la verdad?
    Mah: ¿Dónde está el lugar de morada de la verdad de modo que usted pueda ir en su busca? ¿Y cómo sabrá usted que usted la ha encontrado? ¿Qué piedra de toque lleva usted consigo para probarla? Usted ha retornado a su pregunta inicial: ¿cuál es la prueba de la verdad? Debe haber algo erróneo en la pregunta misma, pues usted tiende a repetirla una y otra vez. ¿Por qué pregunta usted cuáles son las pruebas de la verdad? ¿No se debe a que usted no conoce la verdad de primera mano, y a que tiene miedo de que pueda ser engañado? Usted imagina que la verdad es una cosa que lle-va el nombre de «verdad» y que es ventajoso tenerla, provisto que sea genuina. De aquí su miedo de ser engañado. Usted sale a comprar la verdad, pero no confía en los mercaderes. Usted tiene miedo de las falsificaciones e imitaciones.
    Int: Yo no tengo miedo de ser engañado, tengo miedo de engañarme a mí mismo.
    Mah: Pero usted está engañándose a usted mismo en su ignorancia de sus verda-deros motivos. Usted está pidiendo la verdad, pero de hecho usted busca meramente comodidad, que quiere que dure para siempre. Ahora bien, nada, ningún estado de mente, puede durar para siempre. En el tiempo y el espacio hay siempre un límite, debido a que el tiempo y el espacio mismos son limitados. Y en lo atemporal las pa-labras «para siempre» no tienen ningún significado. Lo mismo con la «prueba de la verdad». En el reino de la no dualidad todo es completo, todo es su propia prueba, su significado y su razón. Donde todo es uno, no se necesita ningún soporte. Usted ima-gina que la permanencia es la prueba de la verdad, que lo que dura más es de algún modo más verdadero. El tiempo deviene así la medida de la verdad. Y puesto que el tiempo está en la mente, la mente deviene el árbitro y busca dentro de sí misma la prueba de la verdad —¡una tarea enteramente imposible y sin esperanza!
    Int: Señor, si usted dijera: nada es verdad, todo es relativo, yo estaría de acuerdo con usted. Pero usted mantiene que hay la verdad, la realidad, el conocimiento per-fecto, por lo tanto yo pregunto: ¿qué es y cómo lo sabe usted? ¿Y qué me hará decir a mí: «sí, Maharaj estaba en lo cierto»?
    Mah: Usted se está aferrando a la necesidad de una prueba, de un testimonio, de una autoridad. Usted continúa imaginando que la verdad necesita ser señalada y que se le diga a usted: «Mire, he aquí la verdad». No es así. La verdad no es el resultado de un esfuerzo, el final de un camino. Está aquí y ahora, en el anhelo y en la búsque-da mismos de ella. Está más cerca que la mente y el cuerpo, más cerca que la sensa-ción de «yo soy». Usted no la ve debido a que usted mira demasiado lejos de usted mismo, fuera de su ser más íntimo. Usted ha objetivado la verdad e insiste en sus pruebas y análisis típicos, los cuales solo se aplican a las cosas y a los pensamientos.
    Int: Todo lo que puedo entender de lo que usted dice es que la verdad es más allá de mí y que yo no estoy cualificado para hablar de ella.
    Mah: Usted no solo está cualificado, sino que usted es la verdad misma. Única-mente que usted toma lo falso por lo verdadero.
    Int: Usted parece decir: no pida pruebas de la verdad. Interésese solo en lo no verdadero.
    Mah: El descubrimiento de la verdad está en el discernimiento de lo falso. Usted puede conocer lo que no es. Lo que es —usted solo puede serlo. El conocimiento es relativo a lo conocido. En un sentido es la contrapartida de la ignorancia. Donde la ignorancia no es, ¿dónde está la necesidad del conocimiento? Por sí mismos ni la ignorancia ni el conocimiento tienen ser. Son solo estados de la mente, que a su vez no es más que una apariencia de movimiento en la consciencia, la cual es inmutable en su esencia.
    Int: ¿Está la verdad dentro del reino de la mente o más allá?
    Mah: Las dos cosas y ninguna. No puede ponerse en palabras.
    Int: Esto es lo que escucho siempre —inexpresable (anirvachaniya). Esto no me hace más sabio.
    Mah: Es verdad que esta expresión cubre a menudo una aguda ignorancia. La mente puede operar con términos de su propia cosecha, pero no puede ir más allá de sí misma. Eso que no es ni sensorial ni mental, y sin lo cual sin embargo ni lo sensorial ni lo mental pueden existir, no puede estar contenido en ellos. Comprenda que la mente tiene sus límites; para ir más allá, usted debe consentir al silencio.
    Int: ¿Podemos decir que la acción es la prueba de la verdad? Puede no verbalizar-se, pero puede demostrarse.
    Mah: Ni la acción ni la inacción. Es más allá de ambas.
    Int: ¿Puede un hombre decir alguna vez: «Sí, esto es verdadero»? ¿O está limita-do a la negación de lo falso? En otras palabras, ¿es la verdad pura negación? ¿O llega un momento en que deviene aserción?
    Mah: La verdad no puede ser descrita, pero puede ser experimentada.
    Int: La experiencia es subjetiva, no puede compartirse. Las experiencias de usted me dejan donde estoy.
    Mah: La verdad puede ser experimentada, pero no es mera experiencia. Yo la co-nozco y puedo transmitirla, pero solo si usted está abierto a ella. Estar abierto signifi-ca no querer nada más.
    Int: Yo estoy lleno de deseos y de temores. ¿Significa ello que no soy apto para la verdad?
    Mah: La verdad no es una recompensa por el buen comportamiento, ni un premio por pasar algunas pruebas. No puede ser provocada. Es lo primario, lo no nacido, la fuente antigua de todo lo que es. Usted es apto debido a que usted es. Usted no necesita ningún mérito para la verdad. Es suya propia. Solo deje de ir de un lado para otro corriendo tras ella. Permanezca calmo, sea en quietud.
    Int: Señor, si usted quiere que el cuerpo este calmo y la mente quieta, dígame cómo se hace. En la autopresenciación veo el cuerpo y la mente movidos por causas más allá de mi control. La herencia y el entorno me dominan absolutamente. El po-deroso «yo soy», el creador del universo, puede ser borrado por una droga tempora-riamente, o por una gota de veneno —permanentemente.
    Mah: Nuevamente, usted se toma a usted mismo por el cuerpo.
    Int: Incluso si depongo este cuerpo de huesos, carne y sangre como no mí mismo, todavía sigo con el cuerpo sutil hecho de pensamientos y sensaciones, recuerdos e imaginaciones. Si depongo éstos también como no mí mismo, todavía sigo con la consciencia, la cual también es un tipo de cuerpo.
    Mah: Usted está completamente acertado, pero no necesita detenerse ahí. Vaya más allá. Ni la consciencia, ni el «yo soy» en el centro de ella son usted. Su verdadero ser es enteramente no consciente de sí mismo, completamente libre de toda auto-identificación con ninguna cosa cualquiera que sea, grosera, sutil o transcendental.
    Int: Puedo imaginarme a mí mismo ser más allá. ¿Pero qué prueba tengo? Para ser, debo ser alguien.
    Mah: Es enteramente al revés. Para ser usted debe ser nadie. Pensarse a usted mismo siendo algo, o alguien es muerte e infierno.
    Int: He leído que en el antiguo Egipto las gentes eran admitidas a algunos miste-rios donde, bajo la influencia de drogas o encantaciones eran expelidos de sus cuer-pos y podían experimentar efectivamente estar fuera y contemplar sus propias formas postradas. Esto tenía el propósito de convencerles de la realidad de la existencia postmortem y de crear en ellos un profundo interés en su destino último, tan prove-choso para el estado y para el templo. Pero la autoidentificación con la persona pro-pietaria del cuerpo permanecía.
    Mah: El cuerpo está hecho de alimento, como la mente está hecha de pensamien-tos. Véalos como son. La no identificación, cuando es natural y espontánea, es libe-ración. Usted no necesita saber lo que usted es. Es suficiente saber lo que usted no es. Lo que usted es, usted nunca lo sabrá, pues cada descubrimiento revela nuevas di-mensiones por conquistar. Lo no conocido no tiene ningún límite.
    Int: ¿Implica eso la ignorancia para siempre?
    Mah: Significa que la ignorancia jamás ha sido. La verdad está en el descubri-miento, no en lo descubierto. Y para el descubrimiento no hay ningún comienzo ni ningún fin. Cuestione los límites, vaya más allá, póngase a usted mismo tareas apa-rentemente imposibles —ésta es la vía.

    75

    En Paz y en Silencio usted Crece

    Interlocutor:  La tradición india nos dice que el Gurú es indispensable. ¿Para qué es indispensable? Una madre es indispensable para dar al niño un cuerpo. Pero ella no da el alma. Su papel es limitado. ¿Cómo es con el Gurú? ¿Es su papel limitado también?, y si es así, ¿a qué se limita? ¿O él es indispensable en general, incluso ab-solutamente?
    Maharaj: La luz más interior, que brilla apacible y atemporalmente en el corazón, es el Gurú real. Todos los demás solo muestran el camino.
    Int: Yo no estoy interesado en el Gurú interior, solamente en el que muestra el camino. Hay gentes que creen que sin un Gurú el Yoga es inaccesible. Están siempre a la búsqueda del Gurú adecuado, cambiando uno por otro. ¿De qué valor son tales Gurús?
    Mah: Son Gurús temporarios, sujetos al tiempo. Usted los encuentra en todos los pasos de la vida. Usted los necesita para adquirir un conocimiento o un oficio.
    Int: Una madre es solo para una vida, comienza con el nacimiento y acaba con la muerte. Ella no es para siempre.
    Mah: Similarmente, el Gurú sujeto al tiempo, no es para siempre. Cumple su co-metido y deja su sitio al siguiente. Es completamente natural y no hay ninguna culpa aparejada a ello.
    Int: ¿Para cada tipo de conocimiento, o habilidad, necesito un Gurú separado?
    Mah: No puede haber ninguna regla en estas cuestiones, excepto la regla de que «lo exterior es transitorio, lo más interior —permanente y sin cambio» aunque siempre nuevo en apariencia y acción.
    Int: ¿Cuál es la relación entre los Gurús interior y exterior?
    Mah: El exterior representa al interior, el interior acepta al exterior —durante un tiempo.
    Int: ¿De quién es el esfuerzo?
    Mah: Del discípulo, por supuesto. El Gurú exterior da las instrucciones, el interior envía la fuerza, la aplicación alerta incumbe al discípulo. Sin voluntad, inteligencia y energía por parte del discípulo el Gurú exterior no puede hacer nada. El Gurú interior pide su oportunidad. La obcecación y las búsquedas erróneas provocan una crisis y el discípulo se despierta a su propia condición. Es sabio el que no espera un choque, que puede ser muy duro.
    Int: ¿Es una amenaza?
    Mah: No es una amenaza, es una advertencia. El Gurú interior no está compro-metido con la no violencia. Puede ser muy violento a veces, hasta el punto de destruir la personalidad obcecada o pervertida. El sufrimiento y la muerte, tanto como la vida y la felicidad, son sus herramientas de trabajo. Es solo en la dualidad donde la no violencia deviene la ley unificante.
    Int: ¿Tiene uno que tener miedo de su propio sí mismo?
    Mah: No miedo, pues el sí mismo significa el bien. Pero debe tomarse seriamente. Pide atención y obediencia; cuando no es escuchado, pasa de la persuasión a la compulsión, pues aunque puede esperar, no podrá ser negado. La dificultad no se encuentra en el Gurú, interior o exterior. El Gurú está siempre a disposición. Lo que falta es el discípulo maduro. Cuando una persona no está dispuesta, ¿qué se puede hacer?
    Int: ¿Dispuesta o que quiera?
    Mah: Ambas cosas. Ello viene a ser lo mismo. En la India lo llamamos adhikari. Significa a la vez capaz y cualificado.
    Int: ¿Puede el Gurú exterior dar la iniciación (diksha)?
    Mah: Puede dar todo tipo de iniciaciones, pero la iniciación a la Realidad debe venir de adentro.
    Int: ¿Quién da la iniciación última?
    Mah: Se da a sí misma.
    Int: Siento que estamos dando vueltas. Después de todo, yo solo conozco un úni-co sí mismo, el sí mismo presente, el sí mismo empírico. El sí mismo interior o más alto no es más que una idea concebida para explicar y alentar. Nosotros hablamos de él como si tuviera existencia independiente. No la tiene.
    Mah: Tanto el sí mismo exterior como el interior son imaginados. La obsesión de ser un «yo» necesita otra obsesión con un «súper yo» para curarse, lo mismo que uno necesita una espina para quitarse una espina, o un veneno para neutralizar a un vene-no. Toda aserción hace llamada a una negación, pero esto es solo el primer paso. El siguiente es ir más allá de ambos.
    Int: Yo comprendo que el Gurú exterior se necesita para llamar mi atención hacia mí mismo y para la urgente necesidad de hacer algo sobre mí mismo. También com-prendo cuan inútil es cuando se llega a algún cambio profundo en mí. Pero aquí usted introduce el sadguru, el Gurú interior, sin comienzo, sin cambio, la raíz del ser, la promesa firme, la meta cierta. ¿Es un concepto o una realidad?
    Mah: Él es la única realidad. Todo lo demás es una sombra, proyectada por el cuerpo-mente (deha-buddhi) sobre la faz del tiempo. Por supuesto, incluso una som-bra depende de la realidad, pero en sí misma no es real.
    Int: Yo soy la única realidad que conozco. El sadguru está aquí mientras yo pien-so en él. ¿Qué gano yo trasladando la realidad a él?
    Mah: Su pérdida es su ganancia. Cuando la sombra se ve solo como una sombra, usted deja de seguirla. Usted se vuelve y descubre el sol, que estaba allí todo el tiem-po —¡detrás de su espalda!
    Int: ¿El Gurú interior también enseña?
    Mah: Él da la convicción de que usted es la realidad-consciencia-amor eterna, sin cambio, dentro y más allá de todas las apariencias.
    Int: Una convicción no es suficiente. Debe haber certeza.
    Mah: Completamente de acuerdo. Pero en este caso la certeza toma la forma de coraje. El temor cesa absolutamente. Este estado de no temor es tan inequívocamente nuevo, y se siente no obstante como tan profundamente propio, que no puede ser negado. Es como el amor del hijo propio. ¿Quién puede dudarlo?
    Int: Nosotros oímos hablar de progreso en nuestras tareas espirituales. ¿Qué tipo de progreso tiene usted en la mente?
    Mah: Cuando usted vaya más allá del progreso, usted sabrá lo que es progreso.
    Int: ¿Qué es lo que nos hace progresar?
    Mah: El silencio es el principal factor. En paz y en silencio usted crece.
    Int: La mente es tan absolutamente inquieta. ¿Cuál es la vía para aquietarla?
    Mah: La confianza en el maestro. Tome mi propio caso. Mi Gurú me ordenó estar atento a la sensación de «yo soy» y no prestar atención a nada más. Yo solo obedecí. No seguí ningún curso particular de respiración o de meditación, o de estudio de las escrituras. Aconteciera lo que aconteciera, yo apartaba mi atención de ello y perma-necía con la sensación de «yo soy». Puede parecer demasiado simple, incluso crudo. Mi única razón para hacerlo era que mi Gurú me dijo que lo hiciera. ¡Sin embargo funcionó! La obediencia es un poderoso disolvente de todos los deseos y temores.
    Solo apártese de todo lo que ocupa la mente; haga cualquier trabajo que usted tenga que completar, pero evite las obligaciones nuevas; manténgase vacío, mantén-gase a disposición, no resista a lo que viene sin ser invitado.
    Finalmente, usted alcanza un estado de no avidez, de no apego gozoso, de holgu-ra y libertad interior indescriptible, y sin embargo maravillosamente real.
    Int: Cuando un buscador de la verdad practica seriamente sus Yogas, ¿le guía y le ayuda su Gurú interior o le deja a sus propios recursos, a la espera del resultado?
    Mah: Todo acontece por sí mismo. Ni el buscador ni el Gurú hacen nada. Las co-sas acontecen como acontecen; la culpa o la alabanza vienen más tarde, después de que aparece el sentido de hacedor.
    Int: ¡Cuán extraño! Ciertamente el hacedor viene antes que la obra.
    Mah: Es exactamente al revés; la obra es un hecho, el hacedor un mero concepto. Su lenguaje mismo muestra que mientras la obra es cierta, el hacedor es dudoso; tras-ladar la responsabilidad es un juego peculiarmente humano. Considerando la inaca-bable lista de factores requeridos para que algo acontezca, a uno no le queda más remedio que admitir que todo es responsable de todo, por muy remoto que sea. El hacedor es un mito nacido de la ilusión del «mí mismo» y «lo mío».
    Int: ¿Tan poderosa es la ilusión?
    Mah: Sin duda alguna, debido a que está basada en la realidad.
    Int: ¿Qué es real en ella?
    Mah: Descúbralo, discerniendo y rechazando todo lo que es irreal.
    Int: No he comprendido bien el papel del sí mismo interior en la tarea espiritual. ¿Quién hace el esfuerzo? ¿Es el sí mismo exterior, o el interior?
    Mah: Usted ha inventado las palabras como esfuerzo, sí mismo interior, sí mismo exterior, etc. y busca imponerlas sobre la realidad. Las cosas acontece que son como son, pero nosotros queremos introducirlas dentro de un marco patrón, establecido por la estructura de nuestro lenguaje. Este hábito es tan fuerte, que tendemos a negar la realidad a lo que no puede ser verbalizado. Nos negamos a ver que las palabras son meros símbolos, conectados por la convención y el hábito a experiencias repetidas.
    Int: ¿Cuál es el valor de los libros espirituales?
    Mah: Ayudan a disipar la ignorancia. Son útiles al comienzo, pero devienen un obstáculo al final. Uno debe saber cuando desecharlos.
    Int: ¿Cuál es el lazo entre atma y sattva, entre el sí mismo y la armonía universal?
    Mah: El mismo que hay entre el sol y sus rayos. La armonía y la belleza, la com-prensión y la afección son todas expresiones de la realidad. Es la realidad en acción, el impacto del espíritu sobre la materia. Tamas obscurece, rajas distorsiona, sattva armoniza. Con la maduración del sattva todos los deseos y temores llegan a su fin. El ser real se refleja en la mente no distorsionada. La materia es redimida, el espíritu —revelado. Los dos se ven como uno. Son siempre uno, pero la mente imperfecta los veía como dos. La perfección de la mente es la tarea humana, pues la materia y el espíritu se encuentran en la mente.
    Int: Me siento como un hombre ante una puerta. Sé que la puerta está abierta pero está guardada por los perros del deseo y del temor. ¿Qué he de hacer?
    Mah: Obedezca al maestro y desafíe a los perros. Compórtese como si no estuvie-ran ahí. De nuevo, la obediencia es la regla de oro. La libertad se gana por la obe-diencia. Para escapar de la prisión uno debe obedecer incuestionablemente las ins-trucciones enviadas por aquellos que trabajan por la liberación de uno.
    Int: Las palabras del Gurú, cuando solo se escuchan, tienen poco poder. Uno debe tener fe para obedecerlas. ¿Qué crea una tal fe?
    Mah: Cuando llega el momento, llega la fe. Todo llega en su momento. El Gurú está siempre dispuesto a compartir, pero no hay ningún receptor.
    Int: Sí, Sri Ramana Maharshi solía decir: Gurús hay muchos, ¿pero dónde están los discípulos?
    Mah: Bien, en el curso del tiempo todo acontece. Todo llegará, no se perderá ni una sola alma (jiva).
    Int: Yo tengo mucho miedo de emprender la comprensión intelectual para la rea-lización. Puedo hablar de la verdad sin conocerla, y puedo conocerla sin que se diga una sola palabra.
    Tengo entendido que estas conversaciones van a ser publicadas. ¿Cuál será su efecto sobre el lector?
    Mah: En el lector atento y meditativo madurarán y darán flores y frutos. Las pa-labras basadas en la verdad, si se verifican plenamente, tienen su propio poder.

  • Crow

    76

    Saber que Usted no sabe, es Verdadero Conocimiento

    Maharaj: Hay el cuerpo. Dentro del cuerpo parece haber un observador y fuera —un mundo bajo observación. El observador y su observación, así como el mundo observado aparecen y desaparecen juntos. Más allá de todo ello, hay el vacío. Este vacío es uno para todos.
    Int: Lo que usted dice parece simple, pero no todo el mundo lo diría. Es usted, y solo usted, quien habla de los tres y del vacío más allá. Yo solo veo el mundo, el cual incluye todo.
    Mah: Incluso el «yo soy».
    Int: Incluso el «yo soy». El «yo soy» está aquí, debido a que el mundo esta aquí.
    Mah: Y el mundo está aquí, debido a que el «yo soy» está aquí.
    Int: Sí, funciona en ambos sentidos. Yo no puedo separar los dos, ni ir más allá. Yo no puedo decir que algo es, a menos que lo experimente, lo mismo que no puedo decir que algo no es, debido a que no lo experimento. ¿Qué es eso que usted experi-menta, que le hace hablar a usted con tanta seguridad?
    Mah: Yo me conozco a mí mismo como yo soy —atemporal, aespacial, acausal. A usted le acontece que no sabe —pues usted está absorbido en otras cosas.
    Int: ¿Por qué estoy tan absorbido?
    Mah: Debido a que usted está interesado.
    Int: ¿Qué me hace interesado?
    Mah: El temor del dolor, el deseo del placer. Lo agradable es el final del dolor y lo penoso el fin del placer. Ambos rotan en sucesión inacabable. Investigue el círculo vicioso hasta que se encuentre a usted mismo más allá de él.
    Int: ¿No necesito su gracia para que me lleve más allá?
    Mah: La gracia de su Realidad Interior está atemporalmente con usted. Su misma petición de gracia es un signo de ello. No se preocupe por mi gracia, pero haga lo que se le dice. La prueba de la seriedad es el hacer, no la espera de la gracia.
    Int: ¿Sobre qué tengo que ser serio?
    Mah: Investigue asiduamente todo lo que se cruza en su campo de atención. Con la práctica el campo se expandirá y la investigación se profundizará, hasta que de-venga espontánea e ilimitada.
    Int: ¿No está usted haciendo de la realización el resultado de la práctica? La práctica opera dentro de las limitaciones de la existencia física. ¿Cómo puede dar nacimiento a lo ilimitado?
    Mah: Por supuesto, no puede haber ninguna conexión causal entre la práctica y la sabiduría. Pero los obstáculos a la sabiduría son profundamente afectados por la práctica.
    Int: ¿Cuáles son los obstáculos?
    Mah: Las ideas y los deseos erróneos que conducen a las acciones erróneas, cau-san disipación y debilidad de mente y de cuerpo. El descubrimiento y el abandono de lo falso, suprime lo que impide que lo real entre en la mente.
    Int: Yo puedo distinguir dos estados de mente: «yo soy» y «el mundo es»; surgen y se sumergen juntos. Las gentes dicen: «yo soy, debido a que el mundo es». Usted parece decir: «El mundo es, debido a que “yo soy”». ¿Cuál es el verdadero?
    Mah: Ninguno de ambos. Los dos son uno y el mismo estado, en el espacio y el tiempo. Más allá, hay lo atemporal.
    Int: ¿Cuál es la conexión entre el tiempo y lo atemporal?
    Mah: Lo atemporal conoce el tiempo, el tiempo no conoce lo atemporal. Toda consciencia está en el tiempo y para ella lo atemporal aparece no consciente. Sin em-bargo es lo que hace la consciencia posible. La luz brilla en la obscuridad. En la luz la obscuridad no es visible. O bien, usted puede ponerlo al revés —en el océano sin límites de la luz aparecen las nubes de la consciencia— obscuras y limitadas, percep-tibles por contraste. Éstos son meros intentos de expresar en palabras algo muy sim-ple, y sin embargo enteramente inexpresable.
    Int: Las palabras deben servir como un puente para cruzar.
    Mah: Las palabras se refieren a un estado de la mente, no a la realidad. El río, las dos orillas, el puente a través —todos éstos están en la mente. Las palabras solo no pueden llevarle a usted más allá de la mente. Debe haber el inmenso anhelo de la verdad, o la fe absoluta en el Gurú. Créame, no hay ninguna meta ni ninguna vía para alcanzarla. Usted es la vía y la meta, no hay nada más que alcanzar excepto usted mismo. Todo lo que usted necesita es comprender y la comprensión es el floreci-miento de la mente. El árbol es perenne, pero la floración y la fructificación vienen en su estación. La estaciones cambian, pero no el árbol. Usted es el árbol. Usted ha producido innumerables ramas y hojas en el pasado y usted puede producirlas tam-bién en el futuro —sin embargo usted permanece. Usted debe conocer no lo que fue o lo que será, sino lo que es. El suyo es el deseo que crea el universo. Conozca el mundo como su propia creación y sea libre.
    Int: Usted dice que el mundo es el hijo del amor. Cuando yo sé los horrores de los que el mundo está lleno, las guerras, los campos de concentración, las explotaciones inhumanas, ¿cómo puedo reconocerlo como mi propia creación? Por muy limitado que yo sea, no podría haber creado un mundo tan cruel.
    Mah: Encuentre a quién aparece este mundo cruel y usted sabrá por qué parece tan cruel. Sus preguntas son perfectamente legítimas, pero no pueden responderse a menos de que usted sepa de quién es el mundo. Para descubrir el significado de una cosa usted debe preguntar a su hacedor. Y yo le digo: usted es el hacedor del mundo en el que usted vive —solo usted puede cambiarlo, o deshacerlo.
    Int: ¿Cómo puede decir usted que yo he hecho el mundo? Apenas lo conozco.
    Mah: No hay nada en el mundo que usted no pueda conocer, cuando se conoce a usted mismo. Al pensar que usted es el cuerpo, usted conoce el mundo como una colección de cosas materiales. Cuando usted se conoce a usted mismo como un cen-tro de consciencia, el mundo aparece como el océano de la mente. Cuando usted se conoce a usted mismo como usted es en realidad, usted conoce el mundo como usted mismo.
    Int: Todo eso suena muy bonito, pero no responde a mi pregunta. ¿Por qué hay tanto sufrimiento en el mundo?
    Mah: Si usted se mantiene aparte, solo como observador, usted no sufrirá. Usted verá el mundo como un espectáculo, un espectáculo muy entretenido ciertamente.
    Int: ¡Oh, no! Yo no aceptaré esta teoría de lila. El sufrimiento es demasiado agu-do y omnipenetrante. ¡Qué perversión —entretenerme en el espectáculo del sufri-miento! ¡Que Dios tan cruel está usted ofreciéndome!
    Mah: La causa del sufrimiento está en la identificación del perceptor con lo per-cibido. De ella nace el deseo y con el deseo la acción ciega, de resultados imprevisi-bles. Mire usted alrededor y verá —el sufrimiento es una cosa hecha por el hombre.
    Int: Si un hombre creara solo su propia aflicción, yo estaría de acuerdo con usted. Pero en su locura hace que otros sufran. Uno que sueña tiene su propia pesadilla pri-vada y nadie sufre excepto él mismo. ¿Pero qué tipo de sueño es el que arruina las vidas de otros?
    Mah: Las descripciones son múltiples y contradictorias. La realidad es simple —todo es uno, la armonía es la ley eterna, nadie obliga a sufrir. Es solo cuando usted intenta describir y explicar, cuando las palabras le faltan.
    Int: Recuerdo que Gandhiji me decía una vez que el Sí mismo no está sujeto a la ley de la no violencia (ahimsa). El Sí mismo tiene la libertad de imponer el sufri-miento a sus expresiones a fin de enderezarlas.
    Mah: En el nivel de la dualidad puede ser así, pero en la realidad solo hay la fuente, obscura en sí misma, que hace que todo brille. Ella misma no percibida, causa la percepción. Ella misma no pensable, causa el pensamiento. Ella misma no ser, da nacimiento al ser. Ella es el trasfondo inmutable del movimiento. Una vez que usted está ahí usted está en casa por todas partes.
    Int: Si yo soy eso, ¿entonces qué me hizo nacer?
    Mah: La memoria de los deseos pasados no cumplidos absorbe energía, que se manifiesta a sí misma como una persona. Cuando su carga se agota, la persona muere. Los deseos no cumplidos son trasladados al siguiente nacimiento. La identificación de sí mismo con el cuerpo crea siempre deseos nuevos y no hay ningún fin para ellos, a menos que este mecanismo de esclavitud se vea claramente. Es la claridad la que libera, pues usted no puede abandonar el deseo, a menos que sus causas y efectos se vean claramente. Yo no digo que renazca la misma persona. La persona muere, y muere de una vez por todas. Pero sus recuerdos, sus deseos y temores permanecen. Éstos aportan la energía para una nueva persona. Lo real no toma ninguna parte en ello, pero lo hace posible dándole la luz.
    Int: Mi dificultad es ésta. Según puedo verlo, toda experiencia es su propia reali-dad. Está aquí —experimentada. En el momento en que la cuestiono y me pregunto a quién acontece, quién es el observador y así sucesivamente, la experiencia se ha aca-bado y todo lo que puedo investigar es solo el recuerdo de ella. No puedo investigar el momento vivo —el ahora. Mi presenciación es del pasado, no del presente. Cuan-do soy consciente, realmente no vivo en el ahora, sino solo en el pasado. ¿Puedo tener realmente una presenciación del presente?
    Mah: Lo que usted está describiendo no es la presenciación en absoluto sino solo el pensamiento sobre la experiencia. La verdadera presenciación (samvid) es un esta-do de presenciación pura, sin el menor intento de hacer nada sobre el acontecer pre-senciado. Sus pensamientos y sensaciones, palabras y acciones pueden ser también una parte del acontecer; usted observa todo sin inmiscuirse a la plena luz de la clari-dad y de la comprensión. Usted comprende precisamente lo que está aconteciendo debido a que no le afecta. Parece ser una actitud de frío distanciamiento, pero no es realmente así. Una vez que usted esté en ello, encontrará que usted ama lo que usted ve, cualquiera que pueda ser su naturaleza. Este amor sin elección es la prueba de la presenciación. Si no está aquí, usted está meramente interesado —por algunas razones personales.
    Int: Mientras hay dolor y placer, uno no tiene más remedio que estar interesado.
    Mah: Y mientras uno es consciente, habrá dolor y placer. Usted no puede luchar contra el dolor y el placer en el nivel de la consciencia. Para ir más allá de ellos, usted debe ir más allá de la consciencia, lo cual solo es posible cuando usted mira a la consciencia como algo que le acontece a usted y que no es de usted, como algo ex-terno, ajeno, sobreimpuesto. Entonces, repentinamente, usted es libre de la conscien-cia, realmente solo, sin nada intruso. Y eso es su verdadero estado. La consciencia es una erupción urticante que hace que usted se arrasque. Por supuesto, usted no puede salir de la consciencia porque la idea misma de salir está en la consciencia. Pero si usted aprende a observar su consciencia como una suerte de fiebre, personal y priva-da, en la que usted está encerrado como un pollito en su cascarón, de esta actitud misma vendrá la crisis que romperá el cascarón.
    Int: El Buddha dijo que la vida es sufrimiento.
    Mah: Debe haber querido decir que toda consciencia es penosa, lo cual es eviden-te.
    Int: ¿Y la muerte ofrece liberación?
    Mah: El que cree de sí mismo que ha nacido tiene muchísimo miedo de la muerte. Por otra parte, para el que se conoce a sí mismo verdaderamente, la muerte es un acontecimiento feliz.
    Int: La tradición Hindú dice que el sufrimiento lo trae el destino y que el destino es merecido. Mire las inmensas calamidades, naturales o hechas por el hombre, inun-daciones y terremotos, guerras y revoluciones. ¿Podemos atrevernos a pensar que cada uno sufre por sus propios pecados, de los cuales puede no tener ninguna idea? Los billones que sufren, ¿son todos ellos criminales justamente castigados?
    Mah: ¿Debe uno sufrir solo por sus propios pecados? ¿Están realmente separados? En este vasto océano nosotros sufrimos por los pecados de otros, y hacemos que otros sufran por nuestros pecados. Por supuesto, la ley del equilibrio gobierna su-premamente y finalmente las cuentas cuadran. Pero mientras la vida dura, nosotros nos afectamos profundamente unos a otros.
    Int: Sí, como dice el poeta: «Ningún hombre es una isla».
    Mah: Detrás de toda experiencia está el Sí mismo y su interés en la experiencia. Llámelo deseo, llámelo amor —las palabras no importan.
    Int: ¿Puedo yo desear el sufrimiento? ¿Puedo buscar deliberadamente el dolor? ¿No soy yo como un hombre que se ha hecho un mullida cama con la esperanza de una buena noche de sueño y entonces es visitado por una pesadilla y se agita y grita en su sueño? Ciertamente, no es el amor el que produce las pesadillas.
    Mah: Todo sufrimiento es causado por el aislamiento egoísta, por la insularidad y la codicia. Cuando la causa del sufrimiento se ve y se suprime, el sufrimiento cesa.
    Int: Yo puedo suprimir mis causas de aflicción, pero los demás se quedarán su-friendo.
    Mah: Para comprender el sufrimiento, usted debe ir más allá del dolor y del pla-cer. Sus propios deseos y temores le impiden a usted comprender y con ello ayudar a otros. En realidad no hay ningunos otros y ayudándose a usted mismo usted ayuda a todos los demás. Si usted es serio con los sufrimientos de la humanidad, usted debe perfeccionar el único medio de ayuda que usted tiene —usted mismo.
    Int: Usted sigue diciendo que yo soy el creador, preservador y destructor de este mundo, omnipresente, omnisciente, omnipotente. Cuando medito sobre lo que usted dice, me pregunto a mí mismo: ¿cómo es que hay tanto mal en mi mundo?
    Mah: No hay ningún mal, no hay ningún sufrimiento; la dicha de vivir predomina por todas partes. Mire como todo se aferra a la vida, cuan querida es la existencia.
    Int: En la pantalla de mi mente las imágenes se suceden unas a otras en sucesión sin fin. No hay nada permanente en mí.
    Mah: Tenga una mirada mejor hacia usted mismo. La pantalla está aquí —no cambia. La luz brilla constantemente. Solo la película se mueve y hace que las imá-genes aparezcan. Usted puede llamar a la película —destino (prarabdha).
    Int: ¿Qué crea el destino?
    Mah: La ignorancia es la causa de la inevitabilidad.
    Int: ¿Ignorancia de qué?
    Mah: Ignorancia de usted mismo primeramente. También, ignorancia de la ver-dadera naturaleza de las cosas, de sus causas y efectos. Usted parece dar vueltas sin comprender y toma las apariencias por la realidad. Usted cree que usted conoce el mundo y a usted mismo —pero es solo su ignorancia lo que le hace decir a usted: yo sé. Comience con la admisión de que usted no sabe y vea a partir de ahí.
    No hay nada que pueda ayudar al mundo más que el hecho de que usted ponga fin a la ignorancia. Entonces, usted no necesita hacer nada en particular para ayudar al mundo. Su ser mismo es una ayuda, haya acción o no acción.
    Int: ¿Cómo puede conocerse la ignorancia? Conocer la ignorancia presupone el conocimiento.
    Mah: Completamente acertado. La admisión misma: «yo soy ignorante» es el amanecer del conocimiento. Un hombre ignorante es ignorante de su ignorancia. Us-ted puede decir que la ignorancia no existe, pues en el momento en que es vista, ya no es. Por consiguiente, usted puede llamarla inconsciencia o ceguera. Todo lo que usted ve alrededor y dentro de usted es que usted no sabe y no comprende, sin saber siquiera que usted no sabe y no comprende. Saber que usted no sabe y no comprende es verdadero conocimiento, el conocimiento de un corazón humilde.
    Int: Sí, Cristo dijo: bienaventurados los pobres de espíritu…
    Mah: Póngalo como usted quiera; el hecho es que el conocimiento es solo de la ignorancia. Usted sabe que usted no sabe.
    Int: ¿Acabará la ignorancia alguna vez?
    Mah: ¿Qué hay de malo en no saber? Usted no necesita saber todo. Es suficiente saber lo que usted necesita saber. El resto puede cuidar de sí mismo sin que usted sepa cómo lo hace. Lo que es importante es que su inconsciente no trabaje contra lo consciente, que haya integración en todos los niveles. Saber no es tan importante.
    Int: Lo que usted dice es correcto psicológicamente. Pero cuando se trata de co-nocer a los demás, de conocer el mundo, mi saber que yo no sé nada no es de mucha ayuda.
    Mah: Una vez que usted está interiormente integrado, el conocimiento exterior viene a usted espontáneamente. En cada momento de su vida usted sabe lo que nece-sita saber. En el océano de la mente universal está contenido todo el conocimiento; es suyo a petición. La mayor parte de él, usted puede no necesitar saberlo nunca —pero de todos modos es suyo.
    Como ocurre con el conocimiento, así ocurre con el poder.
    Todo lo que usted siente que necesita hacerse, acontece infaliblemente. Sin nin-guna duda, Dios atiende a esta tarea de dirigir el universo; pero Le contenta tener alguna ayuda. Cuando el ayudador es aegoísta e inteligente, todos los poderes del universo están a su disposición.
    Int: ¿Incluso los poderes ciegos de la naturaleza?
    Mah: No hay poderes ciegos. La consciencia es poder. Sea consciente de lo que se necesita hacer y se hará. Solo manténgase alerta —y en quietud. Una vez que usted alcanza su destino y conoce su naturaleza real, su existencia deviene una bendición para todos. Usted puede no saberlo, y el mundo puede no saberlo, pero la ayuda irradia. Hay gentes en el mundo que hacen mayor bien que todos los estadistas y filántropos juntos. Irradian luz y paz sin ninguna intención o conocimiento. Cuando otros les hablan sobre los milagros que han hecho, ellos también se llenan de pasmo. Pero, como no toman nada como suyo propio, no se enorgullecen ni están ávidos de reputación. Simplemente, son incapaces de desear nada para sí mismos, ni siquiera la alegría de ayudar a otros, pues saben que Dios es bueno y están en paz.

    77

    «Yo» y «Mío» son Ideas Falsas

    Int: Yo estoy muy apegado a mi familia y a mis posesiones. ¿Cómo puede con-quistar este apego?
    Mah: Este apego nace junto con la sensación de «yo» y «mío». Encuentre el ver-dadero significado de estas palabras y usted será libre de toda esclavitud. Usted tiene una mente que se expande en el tiempo. Una tras otra, todas las cosas le acontecen a usted, y queda el recuerdo. No hay nada malo en ello. El problema surge solamente cuando el recuerdo de los dolores y los placeres pasados —que son esenciales a toda vida orgánica— permanece como un reflejo, dominando el comportamiento. Este reflejo toma la forma de «yo» y usa el cuerpo y la mente para sus propósitos, que son invariablemente alguna búsqueda del placer o alguna huida del dolor. Cuando usted reconoce el «yo» como es, un paquete de deseos y de temores, y la sensación de «mío», como abarcando a todas las cosas y gentes necesitadas para el propósito de evitar el dolor y de asegurar el placer, usted ve que el «yo» y lo «mío» son ideas fal-sas, que no tienen ningún fundamento en la realidad. Creadas por la mente, gobiernan a su creador mientras él las toma por verdaderas; cuando se cuestionan, se disuelven.
    El «yo» y lo «mío», puesto que no tienen ninguna existencia en sí mismos, nece-sitan un soporte que encuentran en el cuerpo. El cuerpo deviene su punto de referen-cia. Cuando usted habla de «mi» marido y de «mis» hijos, usted entiende el marido del cuerpo y los hijos del cuerpo. Abandone la idea de ser el cuerpo y hágase cargo de la pregunta: ¿quién soy yo? Inmediatamente se pondrá en movimiento un proceso que le devolverá a la realidad, o, más bien, que llevará la mente a la realidad. Sola-mente, usted no debe tener miedo.
    Int: ¿De qué voy a tener miedo?
    Mah: Para que la realidad sea, las ideas de «yo» y «mío» deben partir. Partirán si usted las deja partir. Entonces reaparece su estado natural, en el que usted no es ni el cuerpo ni la mente, ni el «yo» ni lo «mío», sino que usted está en un estado de ser completamente diferente. Es pura presenciación de ser, sin ser esto o eso, sin ninguna identificación de sí mismo con nada en particular, o en general. En esa pura luz de la consciencia no hay nada, ni siquiera la idea de nada. Hay solo luz.
    Int: Hay gentes a quienes amo. ¿Debo abandonarlos?
    Mah: Usted solo deje marchar su presa sobre ellos. El resto es incumbencia de ellos. Quizás pierdan el interés en usted, o quizás no lo pierdan.
    Int: ¿Cómo podrían? ¿No son míos propios?
    Mah: Ellos son de su cuerpo, no de usted. O, mejor, no hay nadie que no sea de usted.
    Int: ¿Y qué hay sobre mis posesiones?
    Mah: Cuando lo «mío» ya no es, ¿dónde están sus posesiones?
    Int: Por favor, dígame, ¿debo perder todo al perder el «yo»?
    Mah: Quizás lo pierda o quizás no. Para usted será todo lo mismo. Su pérdida será la ganancia de algún otro. A usted no le importará.
    Int: ¡Si no me importa, lo perderé todo!
    Mah: Una vez que usted no tiene nada, usted no tiene ningún problema.
    Int: Me quedo con el problema de la supervivencia.
    Mah: Es el problema del cuerpo y se resolverá comiendo, bebiendo y durmiendo. Hay suficiente para todos, provisto que todos compartan.
    Int: Nuestra sociedad se basa en la acaparación, no en la repartición.
    Mah: Al compartir usted la cambiará.
    Int: Yo no siento que quiera compartir. De todos modos, ya pago los impuestos de mis posesiones.
    Mah: Esto no es lo mismo que compartir voluntariamente. La sociedad no cam-biará por compulsión. Requiere un cambio de corazón. Comprenda que nada es suyo propio, que todo pertenece a todos. Solo entonces la sociedad cambiará.
    Int: La comprensión de un solo hombre no llevará al mundo muy lejos.
    Mah: El mundo en el que usted vive será afectado profundamente. Será un mun-do saludable y feliz, que irradiará y comunicará, crecerá y se expandirá. El poder de un corazón verdadero es inmenso.
    Int: Se lo ruego, hablemos más.
    Mah: Hablar no es mi afición. A veces hablo, otras no. Que hable, o no hable, es parte de una situación dada y no depende de mí. Cuando hay una situación en la que tengo que hablar, me escucho a mí mismo hablar. En alguna otra situación puedo no escucharme a mí mismo hablar. Todo es lo mismo para mí. Bien sea que yo hable o que no hable, la luz y el amor de ser lo que yo soy no son afectados ni están bajo mi control. Ellos son, y yo sé que son. Hay una presenciación dichosa, pero nadie que sea dichoso. Por supuesto, hay un sentido de identidad, pero es la identidad de un rastro de la memoria, como la identidad de una secuencia de imágenes en la pantalla siempre presente. Sin la luz y la pantalla no puede haber ninguna imagen. Saber que la imagen es el juego de la luz en la pantalla, libera de la idea de que la imagen es real. Todo lo que usted tiene que hacer es comprender que usted ama al sí mismo y que el sí mismo le ama a usted, y que la sensación de «yo soy» es el lazo entre ustedes dos, un toque de identidad a pesar de la aparente diversidad. Mire al «yo soy» como un signo de amor entre lo interno y lo externo, lo real y lo aparente. Lo mismo que en un sueño todo es diferente, excepto la sensación de «yo», que le permite a usted decir «yo he soñado», así también la sensación de «yo soy» le permite a usted decir «yo soy mi Sí mismo real de nuevo. Yo no hago nada, ni nada se me hace a mí. Yo soy lo que yo soy y nada puede afectarme. Yo parezco depender de todo, pero de hecho todo depende de mí».
    Int: ¿Cómo puede usted decir que usted no hace nada? ¿No está usted hablándo-me?
    Mah: Yo no tengo la sensación de estar hablando. Hay este estar hablando, eso es todo.
    Int: Yo hablo.
    Mah: ¿Habla usted? Usted se oye a usted mismo hablar y dice: yo hablo.
    Int: Todo el mundo dice: «Yo trabajo, yo vengo, yo voy».
    Mah: Yo no tengo ninguna objeción a las convenciones de su lenguaje, pero ellas distorsionan y destruyen la realidad. Una manera más exacta de decirlo habría sido: «Hay estar hablando, estar trabajando, estar yendo, estar viniendo». Para que algo acontezca, el universo entero debe coincidir. Es erróneo creer que algo en particular puede causar un acontecer. Toda causa es universal. Su cuerpo mismo no existiría sin que el universo entero esté contribuyendo a su creación y supervivencia. Yo soy ple-namente presenciador de que las cosas acontecen como acontecen debido a que el mundo es como es. Para afectar el curso de los aconteceres yo debo introducir un factor nuevo en el mundo y tal factor solo puede ser mí mismo, el poder del amor y de la comprensión enfocados en mí.
    Cuando el cuerpo nace, le acontecen todo tipo de cosas y usted toma parte en ellas, debido a que usted se toma a usted mismo por el cuerpo. Usted es como el hombre en el cine, que ríe y llora con la película, aunque sabe muy bien que él está todo el tiempo en su butaca y que la película no es nada más que el juego de la luz. Es suficiente llevar la atención desde la pantalla a uno mismo para romper el hechizo. Cuando el cuerpo muere, el tipo de vida que usted vive ahora —una sucesión de aconteceres físicos y mentales— se acaba. Puede acabar ahora mismo —sin esperar a la muerte del cuerpo— es suficiente llevar la atención al Sí mismo y mantenerla ahí. Todo acontece como si hubiera un poder misterioso que crea y que mueve todo. Dése cuenta de que usted no es el movedor, solo el observador, y usted estará en paz.
    Int: ¿Está ese poder separado de mí?
    Mah: Por supuesto que no. Pero usted debe comenzar siendo el observador des-apasionado. Solo entonces usted se dará cuenta de su ser pleno como el amante y actor universal. Mientras usted esté inmerso en las tribulaciones de una personalidad particular, usted no puede ver nada más allá de ella. Pero finalmente usted llegará a ver que usted no es ni lo particular ni lo universal —usted es más allá de ambos. Lo mismo que la minúscula punta del lápiz puede dibujar innumerables imágenes, así también el punto sin dimensiones de la presenciación dibuja los contenidos del vasto universo. Encuentre ese punto y sea libre.
    Int: ¿De qué creo yo este mundo?
    Mah: De sus propios recuerdos. Mientras usted es ignorante de usted mismo co-mo el creador, su mundo es limitado y repetitivo. Una vez que usted va más allá de su autoidentificación con su pasado, usted es libre de crear un mundo nuevo de armonía y belleza. O usted simplemente permanece —más allá del ser y del no ser.
    Int: ¿Qué quedará conmigo, si dejo que se vayan mis recuerdos?
    Mah: Nada quedará.
    Int: Tengo miedo.
    Mah: Usted tendrá miedo hasta que experimente la libertad y sus bendiciones. Por supuesto, se necesitan algunos recuerdos para identificar y guiar al cuerpo y tales recuerdos permanecen, pero no queda ningún apego al cuerpo como tal; el cuerpo ya no es el terreno del deseo y del temor. Todo esto no es muy difícil de comprender y de practicar, pero usted debe estar interesado. Sin interés, no puede hacerse nada.
    Habiendo visto que usted es un paquete de recuerdos sujetos por el apego, salga y mírelo desde fuera. Usted puede percibir por primera vez algo que no es recuerdo. Usted cesa de ser un señor fulano, ocupado en sus propios asuntos. Usted está por fin en paz. Usted se da cuenta de que nada ha estado nunca mal en el mundo —solo us-ted estaba mal y ahora todo ha terminado. Usted nunca más será atrapado en las re-des del deseo nacido de la ignorancia.

    78

    Todo Conocimiento es Ignorancia

    Int: ¿Se nos permite pedirle que nos cuente la manera de su realización?
    Mah: En cierto modo fue muy simple y muy fácil en mi caso. Mi Gurú, antes de morir, me dijo: «Créeme, tú eres la Realidad Suprema. No dudes de mis palabras, no dejes de creerme. Te estoy diciendo la verdad —verifícalo». Yo no podía olvidar sus palabras, y no olvidando —he realizado.
    Int: ¿Pero qué hizo usted de hecho?
    Mah: Nada especial. Vivía mi vida, atendía a mi comercio, cuidaba de mi familia, y todos los momentos libres los pasaba recordando a mi Gurú y sus palabras. El murió poco después, y yo solo tenía el recuerdo a quien recurrir. Eso fue suficiente.
    Int: Debe haber sido la gracia y el poder de su Gurú.
    Mah: Sus palabras eran verdaderas y así se realizaron. Las palabras verdaderas siempre se realizan. Mi Gurú no hizo nada; sus palabras actuaron debido a que eran verdaderas. Todo lo que yo hacía venía de dentro, sin ser solicitado e inesperado.
    Int: ¿El Gurú comenzó un proceso sin tomar ninguna parte en él?
    Mah: Póngalo como usted quiera. Las cosas acontecen como acontecen —¿quién puede decir por qué y cómo? Yo no hice nada deliberadamente. Todo vino por sí mismo —el deseo de dejar partir, de estar solo, de ir adentro.
    Int: ¿Usted no hizo ningún tipo de esfuerzos?
    Mah: Ninguno. Créalo o no, yo no estaba ni siquiera ansioso de realizar. Él sola-mente me dijo que yo soy lo Supremo y entonces murió. Yo no podía no creerle. El resto aconteció por sí mismo. Me encontré a mí mismo cambiado —eso es todo. No hay que decir que yo estaba atónito. Pero surgió en mí un deseo de verificar sus pala-bras. Yo estaba tan seguro de que él no podía haber dicho una mentira, que sentí que o bien realizaba el pleno significado de sus palabras o bien moriría. Me sentía com-pletamente determinado, pero no sabía qué hacer. Pasaba horas pensando en él y en su certeza, sin argumentar, solo recordando lo que él me dijo.
    Int: ¿Qué le aconteció a usted entonces? ¿Cómo supo usted que usted es lo Su-premo?
    Mah: Nadie vino a decírmelo. Ni tampoco se me dijo interiormente. De hecho, fue solo al comienzo, cuando estuve haciendo esfuerzos, cuando pasé por algunas experiencias extrañas; ver luces, oír voces, encontrar dioses y diosas y conversar con ellos. Una vez que el Gurú me dijo: «Tú eres la Realidad Suprema», dejé de tener visiones y trances y devine muy calmo y simple. Me encontré a mí mismo deseando y sabiendo cada vez menos, hasta que pude decir presa de total estupefacción: «No sé nada, no quiero nada».
    Int: ¿Estaba usted genuinamente libre del deseo y del conocimiento, o usted per-sonificaba a un jnani de acuerdo con la imagen dada a usted por su Gurú?
    Mah: No se me dio ninguna imagen, ni yo tampoco tenía ninguna. Mi Gurú jamás me dijo lo que tenía que esperar.
    Int: Pueden acontecerle a usted más cosas. ¿Está usted al final de su viaje?
    Mah: Jamás hubo ningún viaje. Yo soy, como he sido siempre.
    Int: ¿Cuál fue la Realidad Suprema que se supone que usted alcanzó?
    Mah: Yo fui desengañado, eso es todo. Yo solía crear un mundo y poblarlo —ahora ya no lo hago más.
    Int: ¿Dónde vive usted, entonces?
    Mah: En el vacío más allá del ser y del no ser, más allá de la consciencia. Este vacío es también plenitud; no se compadezca de mí. Es como un hombre que dice: «He hecho mi trabajo, no queda nada más que hacer».
    Int: Usted está dando una cierta fecha a su realización. Ello significa que algo le aconteció a usted en esa fecha. ¿Qué aconteció?
    Mah: La mente cesó de producir aconteceres. La antigua e incesante búsqueda se detuvo —yo no quería nada, no esperaba nada, no aceptaba nada como mío propio. No quedaba ningún «yo» por el que esforzarme. Incluso el desnudo «yo soy» se es-fumó. La otra cosa que notaba era que había perdido todas mis habituales certezas. Antes yo estaba seguro de muchas cosas, ahora no estoy seguro de nada. Pero siento que no he perdido nada con no saber, debido a que todo mi conocimiento era falso. Mi no saber era en sí mismo conocimiento del hecho de que todo conocimiento es ignorancia, de que «yo no sé» es la única afirmación verdadera que la mente puede hacer. Tome la idea «yo he nacido». Usted puede tenerla por verdadera. No lo es. Usted jamás ha nacido, y jamás morirá. Es la idea lo que ha nacido y lo que morirá, no usted. Al identificarse a usted mismo con ella usted devino mortal. Lo mismo que en un cine todo es luz, así también la consciencia deviene el vasto mundo. Mire bien de cerca, y verá que todos los nombres y formas son solo olas transitorias sobre el océano de la consciencia, que solamente la consciencia puede decirse que es, pero no sus transformaciones.
    En la inmensidad de la consciencia una luz aparece, un minúsculo punto que se mueve rápidamente y traza formas, pensamientos, y sensaciones, conceptos e ideas, lo mismo que la pluma escribiendo sobre el papel. Y la tinta que deja un rastro es la memoria. Usted es ese minúsculo punto y por su movimiento el mundo es siempre recreado. Deje de moverse, y no habrá ningún mundo. Mire dentro y usted descubrirá que el punto de luz es la reflexión de la inmensidad de la luz en el cuerpo, como la sensación de «yo soy». Hay solamente luz, todo lo demás aparece.
    Int: ¿Conoce usted esa luz? ¿La ha visto usted?
    Mah: Para la mente aparece como obscuridad. Solo puede conocerse a través de sus reflexiones. A la luz del día se ve todo —excepto la luz del día.
    Int: ¿Debo entender que nuestras mentes son similares?
    Mah: ¿Cómo puede ser? Usted tiene su propia mente privada, tejida con los re-cuerdos, bien sujetos por los deseos y los temores. Yo no tengo ninguna mente mía propia; lo que necesito saber el universo lo pone ante mí, lo mismo que me sirve el alimento que como.
    Int: ¿Sabe usted todo lo que usted quiere saber?
    Mah: No hay nada que yo quiera saber. Pero lo que necesito saber, llego a saberlo.
    Int: ¿Este conocimiento viene a usted desde dentro o desde fuera?
    Mah: No se trata de eso. Mi interior está fuera y mi exterior está dentro. Puedo obtener de usted el conocimiento necesario en el momento, pero usted no es aparte de mí.
    Int: ¿Qué es turiya, el cuarto estado sobre el cual hemos oído hablar?
    Mah: Ser el punto de luz que traza el mundo es turiya. Ser la luz misma es turiya-tita. ¿Pero de qué utilidad son los nombres cuando la realidad está tan cerca?
    Int: ¿Hay algún progreso en su condición? Cuando usted compara al usted mismo de ayer con el usted mismo de hoy, ¿se encuentra a usted mismo cambiado, haciendo progresos? ¿Crece su visión de la realidad en amplitud y profundidad?
    Mah: La realidad es inmutable y sin embargo está en constante movimiento. Es como un poderoso río —fluye y sin embargo está aquí— eternamente. Lo que fluye no es el río con su lecho y sus orillas, sino su agua; así también el guna sattva, la armonía universal, juega sus juegos contra tamas y rajas, las fuerzas de la obscuridad y de la desesperación. En sattva hay siempre cambio y progreso, en rajas hay cambio y regresión, mientras que tamas representa el caos. Los tres gunas juegan eternamente unos contra otros —es un hecho y no puede haber ninguna disputa con un hecho.
    Int: ¿Debo yo siempre embotarme con tamas y desesperarme con rajas? ¿Qué hay sobre sattva?
    Mah: Sattva es la irradiación de su naturaleza real. Usted puede encontrarla siempre más allá de la mente y de sus múltiples mundos. Pero si usted quiere un mundo, usted debe aceptar los tres gunas como inseparables —materia—energía—vida— uno en esencia, distinto en apariencia. Ellos se mezclan y fluyen —en la consciencia. En el tiempo y el espacio hay flujo eterno, nacimiento y muerte de nue-vo, avance, retiro, otra vez avance, de nuevo retiro —aparentemente sin comienzo y sin fin; la realidad es atemporal, sin cambio, sin cuerpo, sin mente; la presenciación es dicha.
    Int: Comprendo que, según usted, todo es un estado de consciencia. El mundo está lleno de cosas —un grano de arena es una cosa, un planeta es una cosa. ¿Cómo se relacionan con la consciencia?
    Mah: Donde no alcanza la consciencia, comienza la materia. Una cosa es una forma de ser que nosotros no hemos comprendido. No cambia —es siempre la mis-ma— parece estar aquí por su propia cuenta —algo extraño y ajeno. Por supuesto está en la chit, la consciencia, pero parece estar fuera debido a su aparente inmutabilidad. El fundamento de las cosas está en la memoria —sin la memoria no habría ningún reconocimiento. Creación—reflexión—rechazo, Brahma—Vishnu—Shiva, éste es el proceso eterno. Todas las cosas están gobernadas por él.
    Int: ¿No hay ningún escape?
    Mah: Yo no estoy haciendo nada más que mostrar el escape. Comprenda que lo Uno incluye los Tres y que usted es lo Uno, y usted será libre del proceso del mundo.
    Int: ¿Qué le acontece entonces a mi consciencia?
    Mah: Después de la etapa de la creación, viene la etapa del examen y de la re-flexión y, finalmente, viene la etapa del abandono y del olvido. La consciencia per-manece, pero en un estado latente, en un estado de quietud.
    Int: ¿Permanece el estado de identidad?
    Mah: El estado de identidad es inherente a la realidad y jamás se desvanece. Pero la identidad no es la personalidad transitoria (vyakti), ni la individualidad sujeta al karma (vyakta). Es lo que queda cuando toda autoidentificación se abandona como falsa —la consciencia pura, el sentido de ser todo lo que es, o podría ser. La cons-ciencia es pura en el comienzo y pura en el fin; entre ambos se contamina por la ima-ginación, que está en la raíz de la creación. En todo tiempo la consciencia permanece la misma. Conocerla como es, es la realización y la paz atemporal.
    Int: ¿Es la sensación de «yo soy» real o irreal?
    Mah: Ambos. Es irreal cuando decimos: «Yo soy esto, yo soy eso». Es real cuan-do entendemos: «yo no soy esto, yo no soy eso».
    El conocedor viene y va con lo conocido, y es transitorio; pero eso que sabe que no sabe, que está libre de memoria y de anticipación, es atemporal.
    Int: ¿Es «yo soy» mismo el presenciador, o están separados?
    Mah: Sin uno el otro no puede ser. Sin embargo, no son uno. Es como la flor y su color. Sin la flor —no hay ningún color; sin el color —la flor permanece invisible. Más allá está la luz, que al contacto con la flor crea el color. Dése cuenta de que su verdadera naturaleza es solo la de la luz pura, y de que tanto lo percibido como el perceptor vienen y se van juntos. Eso que hace que ambos sean posibles, y que sin embargo no es ninguno de ambos, es su ser real, lo cual significa no ser un «esto» o un «eso», sino presenciación pura de ser y no ser. Cuando la presenciación se vuelve sobre sí misma, la sensación es de no saber. Cuando se vuelve hacia fuera, los cog-noscibles vienen al ser. Decir: «yo me conozco a mí mismo» es una contradicción en los términos, puesto que lo que es «conocido» no puede ser «mí mismo».
    Int: Si el sí mismo es siempre lo no conocido, ¿qué se realiza entonces en la rea-lización de sí mismo?
    Mah: Saber que lo conocido no puede ser mí mismo ni mío, es suficiente libera-ción. La liberación de la autoidentificación con un flujo de los recuerdos y de los hábitos, el estado de maravillamiento ante los infinitos alcances del ser, su inagotable creatividad y total transcendencia, la absoluta ausencia de temor nacida de darse cuenta de la ilusoriedad y transitoriedad de todo modo de consciencia —fluyen de una fuente profunda e inagotable. Conocer la fuente como fuente y la apariencia co-mo apariencia, y a uno mismo solo como la fuente es la realización de sí mismo.
    Int: ¿De qué lado está el presenciador? ¿Es real o irreal?
    Mah: Nadie puede decir: «yo soy el presenciador». El «yo soy» es siempre pre-senciado. El estado de presenciación no apegada es la consciencia presenciador, el «espejo de la mente». Surge y se pone con su objeto, y así no es completamente lo real. Pero sea cual sea su objeto, permanece idéntico a sí mismo, de aquí que también es real. Participa a la vez de lo real y de lo irreal y por lo tanto es un puente entre los dos.
    Int: Si todo le acontece solo al «yo soy», si el «yo soy» es lo conocido y el cono-cedor y el conocimiento mismo, ¿qué hace el presenciador? ¿De qué utilidad es?
    Mah: No hace nada y no es de ninguna utilidad.
    Int: Entonces, ¿por qué hablamos de él?
    Mah: Porque está aquí. El puente solo sirve para un único propósito —para cruzar. Usted no edifica casas en un puente. El «yo soy» mira las cosas, el presenciador ve a través de ellas. Las ve como son —irreales y transitorias. Decir «ni mí mismo, ni mío» es la tarea del presenciador.
    Int: ¿Es lo manifestado (saguna) eso por lo que es representado lo no manifestado (nirguna)?
    Mah: Lo no manifestado no es representado. Nada manifestado puede representar a lo no manifestado.
    Int: Entonces, ¿por qué habla usted de ello?
    Mah: Porque es mi patria.

  • Crow

    79

    La Persona, el Presenciador y lo Supremo

    Interlocutor: Nosotros tenemos una larga historia de consumo de drogas a nues-tras espaldas, en su mayoría drogas de la variedad que expande la consciencia. Ellas nos han dado la experiencia de otros estados de consciencia, altos y bajos, y también la convicción de que las drogas no son de fiar y de que, puestos en lo mejor, son transitorias, y en lo peor, destructivas del organismo y de la personalidad. Estamos buscando medios mejores para desarrollar la consciencia y la transcendencia. Que-remos que los frutos de nuestra búsqueda se queden con nosotros y enriquezcan nuestras vidas, en lugar de volverse pálidos recuerdos e impotentes lamentaciones. Si por lo espiritual entendemos la autoinvestigación y el desarrollo, nuestro propósito al venir a la India es definidamente espiritual. La etapa del hipismo feliz ha quedado atrás; ahora somos serios y estamos en marcha. Sabemos que hay una realidad que hay que encontrar, pero no sabemos cómo encontrarla y hacernos con ella. No nece-sitamos ningún convencimiento, solo guía. ¿Puede usted ayudarnos?
    Mah: Usted no necesita ayuda, solo consejo. Lo que usted busca está ya en usted. Tome mi propio caso. Yo no hice nada para mi realización. Mi maestro me dijo que la realidad está dentro de mí; yo miré dentro y la encontré allí, exactamente como mi maestro me dijo. Ver la realidad es tan simple como verse la cara en un espejo. Solo que el espejo debe estar limpio y ser fiel. Una mente quieta, no distorsionada por deseos ni temores, libre de ideas y opiniones, clara en todos los niveles, es lo que se necesita para reflejar la realidad. Sea claro y quieto —alerta y desapegado, todo lo demás acontecerá por sí mismo.
    Int: Usted tuvo que hacer su mente clara y quieta antes de poder realizar la ver-dad. ¿Cómo lo hizo?
    Mah: Yo no hice nada. Solo aconteció. Yo vivía mi vida, atendiendo a las necesi-dades de mi familia. Tampoco mi Gurú lo hizo. Solo aconteció, como él dijo que acontecería.
    Int: Las cosas no acontecen porque sí. Debe haber una causa para todo.
    Mah: Todo lo que acontece es la causa de todo lo que acontece. Las causas son innumerables; la idea de una sola causa es una ilusión.
    Int: Usted debe haber estado haciendo algo específico —alguna meditación o Yoga. ¿Cómo puede usted decir que la realización acontecerá por sí sola?
    Mah: Nada específico. Yo solo vivía mi vida.
    Int: ¡Me deja estupefacto!
    Mah: Así estaba yo. ¿Pero qué hubo ahí para sentirse estupefacto? Las palabras de mi maestro se realizaron. ¿Y qué? Él me conocía mejor de lo que me conocía yo mismo, eso es todo. ¿Por qué buscar causas? En el comienzo mismo estuve prestando alguna atención y tiempo a la sensación de «yo soy», pero solo al comienzo. Poco después mi Gurú murió, yo continúe viviendo. Sus palabras se probaron verdaderas. Eso es todo. Es todo un único proceso. Usted tiende a separar las cosas en el tiempo y entonces busca las causas.
    Int: ¿Cuál es su trabajo ahora? ¿Qué está usted haciendo?
    Mah: Usted imagina que ser y hacer son idénticos. No es así. La mente y el cuer-po se mueven y cambian y hacen que otras mentes y cuerpos se muevan y cambien y a eso se le llama hacer, acción. Yo veo que está en la naturaleza de la acción crear más acción, como el fuego que al arder continúa. Yo no actúo ni hago actuar a otros; yo soy presenciación atemporal de lo que está aconteciendo.
    Int: ¿En su mente, o también en otras mentes?
    Mah: Hay solo una única mente, la cual bulle de ideas: «yo soy esto, yo soy eso, esto es mío, eso es mío». Yo no soy la mente, nunca lo he sido, ni nunca lo seré.
    Int: ¿Cómo vino la mente al ser?
    Mah: El mundo consiste en materia, energía e inteligencia. Se manifiestan de muchas maneras. El deseo y la imaginación crean el mundo, y la inteligencia recon-cilia los dos y causa un sentido de armonía y de paz. Para mí todo acontece; yo soy presenciador, pero inafectado.
    Int: Usted no puede ser presenciador, pero inafectado. Hay una contradicción en los términos. La percepción es cambio. Una vez que usted ha experimentado una sensación, la memoria no le permitirá a usted volver al estado anterior.
    Mah: Sí, lo que se agrega a la memoria no puede borrarse fácilmente. Pero cier-tamente puede hacerse, y, de hecho, yo lo estoy haciendo todo el tiempo. Como un pájaro sobre sus alas, yo no dejo ningún rastro.
    Int: ¿Tiene el presenciador nombre y forma, o está más allá de éstos?
    Mah: El presenciador es meramente un punto en la presenciación. No tiene nom-bre ni forma. Es como el reflejo del sol en una gota de rocío. La gota de rocío tiene nombre y forma, pero el pequeño punto de luz es causado por el sol. La claridad y la tersura de la gota es una condición necesaria pero no suficiente por sí misma. Simi-larmente la claridad y el silencio de la mente son necesarios para que el reflejo de la realidad aparezca en la mente, pero por sí mismos no son suficientes. Debe haber la realidad más allá de ella. Puesto que la realidad es atemporalmente presente, el hin-capié se hace sobre las condiciones necesarias.
    Int: ¿Puede acontecer que la mente esté clara y en quietud y que no obstante no aparezca ningún reflejo?
    Mah: Hay que considerar el destino. Lo no consciente está en la presa del destino; de hecho, es el destino. Uno puede tener que esperar. Pero por muy pesada que sea la mano del destino, puede ser levantada con paciencia y control de sí mismo. La integridad y la pureza eliminan los obstáculos y la visión de la realidad aparece en la mente.
    Int: ¿Cómo gana uno el control de sí mismo? ¡Yo soy de una disposición tan débil!
    Mah: Comprenda primero que usted no es la persona que usted cree ser. Lo que usted piensa que usted es, es mera sugestión o imaginación. Usted no tiene padres, usted no ha nacido, ni tampoco morirá. O bien confía usted en mí cuando yo le digo esto, o bien usted llega a ello mediante el estudio y la investigación. La vía de la fe total es rápida, la otra es lenta pero sostenida. Ambas deben verificarse en la acción. Actúe con lo que usted piensa que es verdadero —ésta es la vía a la verdad.
    Int: ¿Merecer la verdad es uno y lo mismo que el destino?
    Mah: Sí, ambos están en lo no consciente. El mérito consciente es mera vanidad. La consciencia es siempre consciencia de los obstáculos; cuando no hay ningún obstáculo, uno va más allá de ella.
    Int: ¿La comprensión de que yo no soy el cuerpo me dará la fuerza de carácter necesaria para el control de sí mismo?
    Mah: Cuando usted sabe que usted no es ni el cuerpo ni la mente, usted no será dominado por ellos. Usted seguirá a la verdad dondequiera que ella le lleve y hará lo que sea necesario hacer, cualquiera que sea el precio que haya que pagar.
    Int: ¿Es esencial la acción para la realización de sí mismo?
    Mah: Para la realización, lo esencial es la comprensión. La acción es solo inci-dental. Uno hombre de comprensión firme no evitará la acción. La acción es la veri-ficación de la verdad.
    Int: ¿Se necesitan verificaciones?
    Mah: Si usted no se verifica a usted mismo todo el tiempo, usted no será capaz de distinguir entre la realidad y la fantasía. La observación y el razonamiento íntimo ayudan en alguna medida, pero la realidad es paradójica. ¿Cómo sabe usted que usted ha comprendido a menos que usted observe sus pensamientos y sensaciones, palabras y acciones y se maraville de los cambios que tienen lugar en usted sin que usted sepa por qué ni cómo? Se debe exactamente a que son tan sorprendentes por lo que usted sabe que son reales. Lo previsto y esperado raramente es verdadero.
    Int: ¿Cómo viene al ser la persona?
    Mah: Exactamente de la misma manera en que aparece una sombra cuando una luz es interceptada por el cuerpo, así surge la persona cuando la autopresenciación pura es obstruida por la idea de «yo soy el cuerpo». Y lo mismo que la sombra cambia de forma y de posición de acuerdo con la pendiente del terreno, así también la persona parece regocijarse y sufrir, descansar y faenar, encontrar y perder de acuerdo con el patrón del destino. Cuando el cuerpo ya no es, la persona desaparece comple-tamente sin retorno, solamente queda el presenciador y lo Gran No Conocido.
    El presenciador es eso que dice «yo sé». La persona dice «yo hago». Ahora bien, decir «yo sé» no es que no sea verdadero —es meramente limitado. Pero decir «yo hago» es enteramente falso, debido a que no hay nadie que haga; todo acontece por sí mismo, incluyendo la idea de ser un hacedor.
    Int: ¿Entonces que es la acción?
    Mah: El universo está lleno de acción, pero no hay ningún actor. Hay innumera-bles personas pequeñas, grandes y grandísimas, que, a través de la identificación, se imaginan que están actuando, pero ello no cambia el hecho de que el mundo de la acción (mahadakash) es un todo único en el cual todo depende de todo y afecta a todo. Las estrellas nos afectan profundamente y nosotros afectamos a las estrellas. Receda de la acción a la consciencia, deje la acción al cuerpo y a la mente, es su do-minio. Permanezca como presenciador puro, hasta que la presenciación se disuelva en lo Supremo.
    Imagine una espesa jungla llena de buena madera. Se hace un tablero de la madera y un pequeño lapicero para escribir en él. El presenciador lee el escrito y sabe que mientras que el lapicero y el tablero están distantemente emparentados a la jungla, el escrito no tiene nada que ver con ella. Está totalmente sobreimpuesto y su desapari-ción no importa. La disolución de la personalidad va acompañada siempre por un sentido de gran alivio, como si hubiera caído un pesado fardo.
    Int: Cuando usted dice, yo soy en el estado más allá del presenciador, ¿cuál es la experiencia que le hace a usted decir esto? ¿En qué modo difiere de la etapa de ser un solo presenciador?
    Mah: Es como lavar una tela estampada. Primero se borra el dibujo, después el fondo y finalmente la tela es completamente blanca. La personalidad cede el sitio al presenciador, entonces el presenciador parte y queda la presenciación pura. La tela era blanca al comienzo y es blanca al final; los dibujos y los colores han acontecido —durante un tiempo.
    Int: ¿Puede haber presenciación sin un objeto de presenciación?
    Mah: A la presenciación con un objeto la llamamos presenciar. Cuando también hay autoidentificación con el objeto, causada por el deseo y el temor, a tal estado se lo llama una persona. En realidad hay solo un único estado; cuando es distorsionado por la autoidentificación es llamado una persona, cuando se colorea con el sentido de ser, es el presenciador; cuando es sin color y sin límites, es llamado lo Supremo.
    Int: Encuentro que siempre estoy inquieto, anhelante, esperando, buscando, en-contrando, disfrutando, abandonando, buscando de nuevo. ¿Qué es lo que me man-tiene en ebullición?
    Mah: En realidad, usted está en busca de usted mismo, sin saberlo. Usted está an-helante de amor por lo que es digno de amor, lo perfectamente adorable. Debido a la ignorancia usted lo está buscando en el mundo de los opuestos y de las contradiccio-nes. Cuando usted lo encuentre dentro, su búsqueda habrá terminado.
    Int: Siempre habrá este penoso mundo con el que contender.
    Mah: No anticipe. Usted no sabe. Es verdad que toda manifestación está en los opuestos. Placer y dolor, bueno y malo, alto y bajo, progreso y retroceso, descanso y esfuerzo —todos ellos vienen y se van juntos— y mientras haya un mundo, sus con-tradicciones estarán aquí. Puede haber también periodos de perfecta armonía, de gozo y de belleza, pero solo por un tiempo. Lo que es perfecto, retorna a la fuente de toda perfección, y solo los opuestos continúan.
    Int: ¿Cómo puedo alcanzar la perfección?
    Mah: Manténgase tranquilo. Haga su trabajo en el mundo, pero interiormente manténgase en quietud. Entonces todo vendrá a usted. No confíe en su trabajo para la realización. Puede aprovechar a otros, pero no a usted. Su esperanza se encuentra en mantenerse silente en su mente y tranquilo en su corazón. Las gentes realizadas son muy tranquilas.

    80

    La Presenciación

    Interlocutor: ¿Lleva tiempo realizar el Sí mismo, o el tiempo no puede ayudar a realizar? ¿Es la realización del sí mismo solo una cuestión de tiempo, o depende de otros factores, además del tiempo?
    Mah: Toda espera es vana. Depender del tiempo para resolver nuestros problemas es engañarse a sí mismo. El futuro, dejado a sí mismo, repite meramente el pasado. El cambio solo puede acontecer ahora, nunca en el futuro.
    Int: ¿Qué provoca un cambio?
    Mah: Vea la necesidad del cambio con la claridad del cristal. Esto es todo.
    Int: ¿La realización de sí mismo acontece en la materia, o más allá? ¿No es una experiencia que depende del cuerpo y de la mente para su acontecimiento?
    Mah: Toda experiencia es ilusoria, limitada y temporal. No espere nada de la ex-periencia. La realización por sí misma no es una experiencia, aunque puede conducir a una nueva dimensión de experiencias. Sin embargo, las nuevas experiencias, por interesantes que sean, no son más reales que las viejas. Definitivamente, la realización no es una nueva experiencia. Es el descubrimiento del factor atemporal en toda experiencia. Es la presenciación, que hace posible la experiencia. Lo mismo que en todos los colores la luz es el factor incoloro, así también en toda experiencia la pre-senciación está presente, pero no es una experiencia.
    Int: Si la presenciación no es una experiencia, ¿cómo puede ser realizada?
    Mah: La presenciación está siempre aquí. No necesita ser realizada. Abra la puerta de la mente, y será inundada de luz.
    Int: ¿Qué es la materia?
    Mah: Lo que usted no comprende es materia.
    Int: La ciencia comprende la materia.
    Mah: La ciencia meramente hace retroceder las fronteras de nuestra ignorancia.
    Int: ¿Y qué es la naturaleza?
    Mah: La totalidad de las experiencias conscientes es la naturaleza. Como un sí mismo consciente usted es parte de la naturaleza. Como presenciación, usted es más allá. Ver la naturaleza como mera consciencia es presenciación.
    Int: ¿Hay niveles en la presenciación?
    Mah: Hay niveles en la consciencia, pero no en la presenciación. Es de una sola pieza, homogénea. Su reflejo en la mente es amor y comprensión. Hay niveles de claridad en la comprensión y de intensidad en el amor, pero no en su fuente. La fuen-te es simple y única, pero sus dones son infinitos. Solamente no tome los dones por la fuente. Dése cuenta de usted mismo como la fuente y no como el río; eso es todo.
    Int: Yo soy el río también.
    Mah: Por supuesto, usted lo es. Como un «yo soy» usted es el río, que fluye entre las orillas del cuerpo. Pero usted es también la fuente y el océano y las nubes en el cielo. Dondequiera que hay vida y consciencia, usted es. Más pequeño que lo más pequeño, más grande que lo más grande, usted es, mientras que todo lo demás apare-ce.
    Int: La sensación de ser y la sensación de vivir —¿son uno y lo mismo, o son di-ferentes?
    Mah: La identidad en el espacio crea una, la continuidad en el tiempo crea la otra.
    Int: Usted dijo una vez que el veedor, la visión y lo visto son una única cosa, no tres. Para mí los tres están separados. Yo no dudo de sus palabras, solo que no com-prendo.
    Mah: Mire bien de cerca y usted verá que el veedor y lo visto solo aparecen cuando hay visión. Son atributos de la visión. Cuando usted dice «yo estoy viendo esto», «yo estoy» y «esto» vienen con la visión, no antes. Usted no puede tener un «esto» no visto ni un «yo estoy» que no vea.
    Int: Puedo decir: «yo no veo».
    Mah: El «yo estoy viendo esto» ha devenido «yo estoy viendo que no veo», o «yo estoy viendo la obscuridad». La visión permanece. En la triplicidad: lo conocido, el conocimiento y el conocedor, solo el conocimiento es un hecho. El «yo estoy» y «esto» son dudosos. ¿Quién conoce? ¿Qué es conocido? No hay ninguna certeza, excepto que hay conocimiento.
    Int: ¿Por qué estoy seguro del conocimiento, pero no del conocedor?
    Mah: El conocimiento es un reflejo de su verdadera naturaleza junto con el ser y el amor. El conocedor y lo conocido son agregados por la mente. Está en la naturaleza de la mente crear una dualidad sujeto-objeto donde no hay ninguna.
    Int: ¿Cuál es la causa del deseo y del temor?
    Mah: Obviamente, el recuerdo de los sufrimientos y de los placeres pasados. No hay ningún gran misterio en ello. Los conflictos solo surgen cuando el deseo y el temor se refieren al mismo objeto.
    Int: ¿Cómo poner fin al recuerdo?
    Mah: No es necesario, ni posible. Dése cuenta de que todo acontece en la cons-ciencia y de que usted es la raíz, la fuente, el fundamento de la consciencia. El mun-do es solo una sucesión de experiencias, y usted es lo que las hace conscientes y lo que, no obstante, permanece más allá de toda experiencia. Es como el calor, la llama y la madera que arde. El calor mantiene la llama, la llama consume la madera. Sin calor no habría ni llama ni combustible. Similarmente, sin la presenciación no habría ninguna consciencia, ni tampoco vida, la cual transforma la materia en un vehículo de la consciencia.
    Int: Usted mantiene que sin mí no habría ningún mundo, y que el mundo y mi conocimiento del mundo son idénticos. La ciencia ha llegado a una conclusión com-pletamente diferente: el mundo existe como algo concreto y continuo, mientras que yo soy un subproducto de la evolución biológica del sistema nervioso, el cual, prima-riamente, no es tanto una sede de la consciencia, como un mecanismo de superviven-cia en tanto que individuo y especie. El suyo es un punto de vista enteramente subje-tivo, mientras que la ciencia intenta describir todo en términos objetivos. ¿Es inevi-table esta contradicción?
    Mah: La confusión es aparente y puramente verbal. Lo que es, es. No es ni subje-tivo ni objetivo. La materia y la mente no están separadas, son aspectos de una única energía. Considere la mente como una función de la materia y usted tiene la ciencia; considere la materia como el producto de la mente y usted tiene la religión.
    Int: ¿Pero cuál es la verdadera? ¿Qué viene primero, la mente o la materia?
    Mah: Ninguna de ambas viene primero, pues ninguna de ambas aparece sola. La materia es la forma, la mente es el nombre. Juntas hacen el mundo. La Realidad es omnipenetrante y trascendente, es ser—consciencia—felicidad pura, la verdadera esencia de usted.
    Int: Todo lo que yo conozco es la corriente de la consciencia, una inacabable su-cesión de aconteceres. El río del tiempo corre, trayendo y llevando sin parar. La transformación del futuro en pasado prosigue todo el tiempo.
    Mah: ¿No es usted la víctima de su lenguaje? Usted habla sobre el flujo del tiem-po, como si usted fuera estacionario. Pero los aconteceres que usted ha presenciado ayer algún otro puede verlos mañana. Es usted quien está en movimiento y no el tiempo. Deje de moverse y el tiempo cesará.
    Int: ¿Qué quiere decir —el tiempo cesará?
    Mah: El pasado y el futuro se sumergirán en el eterno ahora.
    Int: ¿Pero qué significa en la experiencia efectiva? ¿Cómo sabe que para usted el tiempo ha cesado?
    Mah: Puede significar que el pasado y el futuro ya no importan. También puede significar que todo lo que ha acontecido y acontecerá deviene un libro abierto donde se puede leer a voluntad.
    Int: Puedo imaginar una suerte de memoria cósmica, accesible con algún entre-namiento. ¿Pero cómo puede conocerse el futuro? Lo inesperado es inevitable.
    Mah: Lo que es inesperado en un nivel, se puede tener la certeza de que aconte-cerá, cuando se ve desde un nivel más alto. Después de todo, nosotros estamos dentro de los límites de la mente. En realidad nada acontece, no hay ningún pasado ni futuro; todo aparece y nada es.
    Int: ¿Qué significa, nada es? ¿Se queda usted en blanco, o se va a dormir? ¿O us-ted disuelve el mundo y nos mantiene a todos en suspenso, hasta que somos traídos de regreso a la vida en el siguiente parpadeo de su pensamiento?
    Mah: Oh no, no es tan malo. El mundo de la mente y de la materia, de los nom-bres y de las formas, continúa, pero no es incumbencia mía en absoluto. Es como tener una sombra. Está aquí —siguiéndome a dondequiera que voy, pero sin estor-barme de ninguna manera. Sigue siendo un mundo de experiencias, pero no de nom-bres y de formas relacionados conmigo por deseos y temores. Las experiencias son sin cualidad, experiencia puras, si se puede decir así. Las llamo experiencias a falta de una palabra mejor. Son como las olas sobre la superficie del océano, siempre pre-sentes, pero sin afectar a su apacible poder.
    Int: ¿Quiere usted decir que una experiencia puede ser sin nombre, sin forma, no definida?
    Mah: En el comienzo toda experiencia es así. Es solo el deseo y el temor, nacidos de la memoria, los que le dan nombre y forma y la separan de las demás experiencias.
    No es una experiencia consciente, pues no está en oposición a otras experiencias, pero sin embargo es una experiencia.
    Int: Si no es consciente, ¿por qué hablar sobre ella?
    Mah: La mayor parte de sus experiencias no son conscientes. Las conscientes son muy pocas. Usted no presencia este hecho debido a que para usted solo cuentan las conscientes. Devenga presenciador de lo no consciente.
    Int: ¿Puede uno ser presenciador de lo no consciente? ¿Cómo se hace?
    Mah: El deseo y el temor son los factores que obscurecen y distorsionan. Cuando la mente está libre de ellos lo no consciente deviene accesible.
    Int: ¿Significa eso que lo no consciente deviene consciente?
    Mah: Es más bien al contrario. Lo consciente deviene uno con lo no consciente. La distinción cesa, cualquiera que sea la manera en que usted lo mire.
    Int: Estoy sorprendido. ¿Cómo puede uno presenciar y a la vez ser no consciente?
    Mah: La presenciación no está limitada a la consciencia. Es presenciación de todo lo que es. La consciencia es consciencia de la dualidad. No hay ninguna dualidad en la presenciación. Es de una sola pieza, cognitividad pura. De la misma manera uno puede hablar del ser puro y de la creación pura —sin nombre, sin forma, silente y sin embargo absolutamente real, poderosa, efectiva. Que sea indescriptible no le afecta en lo más mínimo. Aunque son no conscientes, son esenciales. Lo consciente no puede cambiar fundamentalmente, solo puede modificarse. Toda cosa, para cambiar, debe pasar por la muerte, por el oscurecimiento y la disolución. La joyería de oro debe ser fundida antes de que pueda ser moldeada en otra forma. Lo que se niega a morir no puede renacer.
    Int: Excluyendo la muerte del cuerpo, ¿cómo muere uno?
    Mah: Abandonar, distanciarse, dejar marchar es muerte. Para vivir plenamente, la muerte es esencial; cada final constituye un nuevo comienzo.
    Por otra parte, comprenda que solo lo muerto puede morir, no lo vivo. Eso que está vivo en usted, es inmortal.
    Int: ¿De dónde saca el deseo su energía?
    Mah: Su nombre y su forma lo saca de la memoria. La energía fluye de la fuente.
    Int: Algunos deseos son completamente injustos. ¿Cómo pueden los deseos injus-tos brotar de una fuente sublime?
    Mah: La fuente no es ni justa ni injusta. Tampoco el deseo es por sí mismo justo o injusto. No es nada más que afán por la felicidad. Habiéndose identificado a usted mismo con la mota de un cuerpo, usted se siente perdido y busca desesperadamente el sentido de plenitud y de completud —usted lo llama felicidad.
    Int: ¿Cuándo lo perdí? Nunca lo tuve.
    Mah: Usted lo tenía antes de despertarse esta mañana. Vaya más allá de su cons-ciencia y usted lo encontrará.
    Int: ¿Cómo voy a ir más allá?
    Mah: Usted ya lo sabe; hágalo.
    Int: Eso es lo que usted dice. Yo no sé nada sobre ello.
    Mah: Sin embargo, repito —usted lo sabe. Hágalo. Vaya más allá, vuelva a su es-tado normal, natural, supremo.
    Int: Estoy confundido.
    Mah: Una mota en el ojo le hace pensar que usted es ciego. Lávela y mire.
    Int: ¡Ya miro! Solo veo obscuridad.
    Mah: Quite la mota y sus ojos se inundarán de luz. La luz está aquí —esperando. Los ojos están aquí —listos. La obscuridad que usted ve no es más que la sombra de la minúscula mota. Deshágase de ella y vuelva a su estado natural.

    81

    La Causa Raíz del Temor

    Maharaj: ¿De dónde viene usted?
    Interlocutor: Soy de Estados Unidos, pero vivo la mayor parte del tiempo en Eu-ropa. A la India he venido recientemente. He estado en Rishikesh, en dos ashrams. Se me ha enseñado a meditar y a respirar.
    Mah: ¿Cuánto tiempo estuvo usted allí?
    Int: Ocho días en uno, seis días en otro. No era feliz allí y me fui. Entonces du-rante tres semanas estuve con unos lamas tibetanos. Pero estaban completamente inmersos en fórmulas y rituales.
    Mah: ¿Y cuál ha sido el resultado neto de todo ello?
    Int: Definitivamente hubo un aumento de energía. Pero antes de partir apara Ris-hikesh, hice algún ayuno y dieta en un Sanatorio de Cura Natural en Pudukkotai en el sur de la India. Ello me ha hecho un bien enorme.
    Mah: Quizás el acceso de energía se debió a una salud mejor.
    Int: No puedo decirlo. Pero como resultado de todos estos intentos algunos fue-gos comenzaron a arder en diversos lugares de mi cuerpo y oí cantos y voces donde antes no había ninguno.
    Mah: ¿Y qué persigue usted ahora?
    Int: Bien, ¿qué estamos persiguiendo todos? Alguna verdad, alguna certeza inter-na, alguna felicidad real. En las diversas escuelas de realización de sí mismo se habla tanto de presenciación, que uno acaba con la impresión de que la presenciación misma es la realidad suprema. ¿Lo es? El cuerpo es cuidado por el cerebro, el cerebro es iluminado por la consciencia; la presenciación observa la consciencia; ¿hay algo más allá de la presenciación?
    Mah: ¿Cómo sabe usted que usted está presenciando?
    Int: Yo siento que yo soy. No puedo expresarlo de otro modo.
    Mah: Cuando usted lo sigue cuidadosamente desde el cerebro a través de la cons-ciencia hasta la presenciación, usted encuentra que el sentido de dualidad persiste. Cuando usted va más allá de la presenciación, hay un estado de no dualidad, en el cual no hay ninguna cognición, solo ser puro, que también puede llamarse no ser, si por ser usted entiende ser algo en particular.
    Int: Lo que usted llama ser puro, ¿es ser universal, es ser todo?
    Mah: Todo implica una colección de particulares. En el ser puro la idea misma de lo particular está ausente.
    Int: ¿Hay alguna relación entre el ser puro y el ser particular?
    Mah: ¿Qué relación puede haber entre lo que es y lo que meramente parece ser? ¿Hay alguna relación entre el océano y sus olas? Lo real hace posible que lo irreal aparezca y causa su desaparición. La sucesión de momentos transitorios crea la ilusión del tiempo, pero la realidad atemporal del ser puro no está en movimiento, pues todo movimiento requiere un trasfondo inmutable. El ser puro mismo es el trasfondo. Una vez que usted lo ha encontrado en usted mismo, usted sabe que nunca había perdido ese ser independiente, independiente de todas las divisiones y separaciones. Pero no lo busque en la consciencia, usted no lo encontrará ahí. No lo busque en ninguna parte, pues nada lo contiene. Por el contrario, el ser puro contiene todo y manifiesta todo. Es como la luz del día que hace visible todo mientras ella misma permanece invisible.
    Int: Señor, ¿de qué utilidad es para mí que usted me diga que la realidad no puede ser encontrada en la consciencia? ¿Dónde más puedo buscarla? ¿Cómo la aprehende usted?
    Mah: Es muy simple. Si yo le pregunto a usted cuál es el sabor de su boca, todo lo que usted puede decir es: no es ni dulce ni amargo, ni ácido ni soso; es lo que queda cuando todos estos sabores no son. Similarmente, cuando todas las distinciones y reacciones ya no son, lo que queda es la realidad, simple y sólida.
    Int: Todo lo que yo comprendo es que estoy preso de una ilusión sin comienzo. Y no veo cómo puede acabar. Si pudiera acabar —si quisiera acabar— lo habría hecho hace mucho tiempo. Debo haber tenido tantas oportunidades en el pasado como pue-da tenerlas en el futuro. Lo que no ha podido acontecer no puede acontecer. O, si aconteció, no pudo durar. Nuestro deplorabilísimo estado después de todos estos incontables millones de años conlleva, como mucho, la promesa de la extinción última, o, lo que es peor, la amenaza de una inacabable e insignificante repetición.
    Mah: ¿Qué prueba tiene usted de que su estado presente es sin comienzo y sin fin? ¿Cómo era usted antes de que usted naciera? ¿Cómo será usted después de la muerte? Y de su estado presente —¿cuánto sabe usted? ¿Sabe usted siquiera cuál era su condición antes de que usted se despertara esta mañana? Usted solo sabe un poco de su estado presente, y de ello usted saca conclusiones para todos los tiempos y to-dos los lugares. Usted puede estar solo soñando e imaginando que su sueño es eterno.
    Int: Llamarlo un sueño no cambia la situación. Repito mi pregunta: ¿qué esperanza queda que la eternidad que me ha precedido no ha podido cumplir? ¿Por qué debería ser mi futuro diferente de mi pasado?
    Mah: En su estado febril, usted proyectó un pasado y un futuro y los toma por re-ales. De hecho, usted solo conoce su momento presente. ¿Por qué no investiga lo que es ahora, en lugar de cuestionar el pasado y el futuro imaginarios? Su estado presente no es sin comienzo ni fin. Se acaba en un instante. Observe cuidadosamente de dónde viene y adónde va. Usted descubrirá pronto la realidad atemporal detrás de él.
    Int: ¿Por qué no lo he hecho antes?
    Mah: Lo mismo que cada ola se sumerge en el océano, así también cada momento retorna a su fuente. La realización consiste en descubrir la fuente y morar ahí.
    Int: ¿Quién la descubre?
    Mah: La mente descubre.
    Int: ¿Encuentra las respuesta?
    Mah: Encuentra que se queda sin preguntas, que no se necesita ninguna respuesta.
    Int: Nacer es un hecho. Morir es otro hecho. ¿Cómo le aparecen al presenciador?
    Mah: Un niño nació; un hombre ha muerto —solo aconteceres en el curso del tiempo.
    Int: ¿Hay algún progreso en el presenciador? ¿Evoluciona la presenciación?
    Mah: Lo que se ve puede sufrir muchos cambios cuando la luz de la presenciación se enfoca sobre ello, pero es el objeto el que cambia, no la luz. Las plantas crecen a la luz del sol, pero el sol no crece. Por sí mismos tanto el cuerpo como el presenciador son sin movimiento, pero cuando se juntan en la mente, ambos parecen moverse.
    Int: Sí, puedo ver que lo que se mueve y cambia es solo el «yo soy». ¿Se necesita el «yo soy»?
    Mah: ¿Quién lo necesita? Está aquí —ahora. Ha tenido un comienzo y tendrá un final.
    Int: ¿Qué queda cuando el «yo soy» se va?
    Mah: Lo que no viene ni se va —queda. Es la mente siempre llena de avidez la que crea las ideas de progreso y de evolución hacia la perfección. Ella perturba y habla de orden, destruye y habla de seguridad.
    Int: ¿Hay progreso en el destino, en el karma?
    Mah: El karma es solo un almacén de energías no gastadas, de deseos no cumpli-dos y de temores no comprendidos. El almacén se está rellenando constantemente con deseos y temores nuevos. Pero no hay necesidad de que sea así para siempre. Comprenda la causa raíz de sus temores —distánciese de usted mismo y de los dese-os— el anhelo por el sí mismo, y su karma se disolverán como un sueño. La vida discurre entre el cielo y la tierra. Nada es afectado, solo los cuerpos crecen y decaen.
    Int: Entre la persona y el presenciador, ¿cuál es la relación?
    Mah: No puede haber ninguna relación entre ellos debido a que son uno. No se-pare y no busque la relación.
    Int: Si el veedor y lo visto son uno, ¿cómo aconteció la separación?
    Mah: Fascinado por los nombres y las formas, que por su naturaleza misma son distintos y diversos, usted distingue lo que es natural y separa lo que es uno. El mun-do es rico en diversidad, pero su sentido de extrañeza y de miedo se debe a la falta de comprensión. Es el cuerpo el que está en peligro, no usted.
    Int: Puedo ver que la ansiedad biológica básica, el instinto de conservación, toma muchas formas y distorsiona mis pensamientos y sensaciones. ¿Pero cómo vino al ser está ansiedad?
    Mah: Es un estado mental causado por la idea de «yo soy el cuerpo». Puede ser eliminado por la idea contraria: «yo no soy el cuerpo». Ambas ideas son falsas, pero una elimina a la otra. Dése usted cuenta de que ninguna idea es suya propia, de que todas ellas le vienen a usted de fuera. Usted debe pensarlo todo por usted mismo, devenir usted mismo el objeto de su meditación. El esfuerzo de comprenderse a usted mismo es Yoga. Sea un Yogi, dé su vida a eso, empolle, indague, busque, hasta que usted llegue a la raíz del error y a la verdad más allá del error.
    Int: En la meditación, ¿quién medita, la persona o el presenciador?
    Mah: La meditación es un intento deliberado de penetrar en los estados más altos de la consciencia y finalmente ir más allá de ella. El arte de la meditación es el arte de cambiar el foco de la atención hacia niveles siempre más sutiles, sin perder la propia presa sobre los niveles dejados atrás. En cierto modo es como tener a la muerte bajo control. Uno comienza con los niveles más bajos: las circunstancias sociales, las costumbres y los hábitos; el ambiento físico, la postura y la respiración del cuerpo; los sentidos, sus sensaciones y percepciones; la mente, sus pensamientos y sentimientos; hasta que se abarca y se sujeta firmemente la totalidad del mecanismo de la personalidad. La etapa final de la meditación se alcanza cuando el sentido de iden-tidad va más allá del «yo soy fulano», más allá del «así soy yo», más allá del «yo soy solo el presenciador», más allá del «hay», más allá de todas las ideas adentro del ser puro impersonalmente personal. Pero usted debe ser enérgico cuando emprenda la meditación. Definitivamente no es una ocupación a tiempo parcial. Límite sus inter-eses y actividades a lo que es necesario para las necesidades más desnudas de usted y de las personas que dependen de usted. Ahorre todas sus energías y su tiempo para romper el muro que su mente ha construido alrededor de usted. Créame, usted no lo lamentará.
    Int: ¿Como llego a saber que mi experiencia es universal?
    Mah: Al final de su meditación todo se conoce directamente, no se requiere ningún tipo de pruebas. Lo mismo que cada gota del océano lleva el sabor del océano, así también cada momento lleva el sabor de la eternidad. Las definiciones y las des-cripciones tienen su lugar como incentivos útiles para una búsqueda ulterior, pero usted debe ir más allá de ellas adentro de lo que es indefinible e indescriptible, ex-cepto en términos negativos.
    Después de todo, incluso la universalidad y la eternidad son meros conceptos, los opuestos de estar sujeto al espacio y al tiempo. La realidad no es un concepto, ni la manifestación de un concepto. No tiene nada que ver con los conceptos. Interésese en su mente, elimine sus distorsiones e impurezas. Una vez que usted ha tenido el sabor de su propio sí mismo, usted lo encontrará por todas partes y en todo tiempo. Por lo tanto, es sumamente importante que usted llegue a él. Una vez que usted lo conoce, usted nunca lo perderá.
    Pero usted debe darse a usted mismo la oportunidad por medio de la meditación intensiva, incluso ardua.
    Int: ¿Qué quiere usted que haga exactamente?
    Mah: Entregue su corazón y su mente a empollar el «yo soy», ¿qué es? ¿cómo es? ¿cuál es su fuente? ¿su vida? ¿su significado? Se parece mucho a cavar un pozo. Usted desecha todo lo que no es agua, hasta que usted alcanza la fuente dadora de vida.
    Int: ¿Cómo sabré que me estoy moviendo en la dirección justa?
    Mah: Por su progreso en la aplicación, en la claridad y en la devoción a la tarea.
    Int: Nosotros, los europeos, encontramos muy difícil mantenernos en quietud. El mundo está demasiado con nosotros.
    Mah: Oh, no, ustedes son también gentes que sueñan. Nosotros solo diferimos en los contenidos de nuestros sueños. Ustedes persiguen la perfección —en el futuro. Nosotros estamos intentando encontrarla —en el ahora. Solo lo limitado es perfecti-ble. Lo ilimitado es ya perfecto. Usted es perfecto, solo que usted no lo sabe. Apren-da a conocerse a usted mismo y usted descubrirá maravillas.
    Todo lo que usted necesita está ya dentro de usted, solo que usted debe acercarse a su sí mismo con reverencia y amor. La autocondena y la autodesconfianza son erro-res calamitosos. Su constante huida del dolor y búsqueda del placer es un signo del amor que usted se tiene a usted mismo; todo lo que le aconsejo a usted es esto: haga el amor de usted mismo perfecto. No se niegue a usted mismo nada —dé a su sí mismo infinitud y eternidad y descubrirá que usted no las necesita; usted es más allá.

    82

    La Perfección Absoluta es Aquí y Ahora

    Interlocutor: La guerra está en marcha. ¿Cuál es su actitud hacia ella?
    Maharaj: En un lugar u otro, en una forma u otra, la guerra está siempre en mar-cha. ¿Ha habido algún tiempo en el que no hubiera ninguna guerra? Algunos dicen que es la voluntad de Dios. Otros dicen que es el juego de Dios. Es otra manera de decir que las guerras son inevitables y que nadie es responsable.
    Int: ¿Pero cuál es su actitud propia?
    Mah: ¿Por qué imponerme actitudes? Yo no tengo ninguna actitud que pueda llamar mía propia.
    Int: Ciertamente alguien es responsable de esta horrible e insensata carnicería. ¿Por qué las gentes se matan unos a otros tan dispuestamente?
    Mah: Busque al culpable dentro. Las ideas de «yo» y «mío» están en la raíz de todos los conflictos. Líbrese de ellas y usted estará fuera de conflictos.
    Int: ¿Qué pasa con que yo esté fuera del conflicto? Ello no afectará a la guerra. Si yo soy la causa de la guerra, estoy dispuesto a ser destruido. Sin embargo, sigue siendo válida la razón de que la desaparición de un millar como yo no detendrá las guerras. Ellas no comenzaron con mi nacimiento ni acabarán con mi muerte. Yo no soy responsable. ¿Quién lo es?
    Mah: La pugna y la lucha son una parte de la existencia. ¿Por qué no indaga usted quién es responsable de la existencia?
    Int: ¿Por qué dice usted que la existencia y el conflicto son inseparables? ¿No puede haber ninguna existencia sin lucha? Yo no necesito luchar con otros para ser yo mismo.
    Mah: Usted lucha con otros todo el tiempo para su supervivencia como un cuer-po-mente separado, como un nombre y forma particular. Para vivir usted debe des-truir. Desde el momento en que fue concebido, usted comenzó una guerra con su entorno —una guerra inmisericorde de exterminio mutuo, hasta que la muerte le libera a usted.
    Int: Mi pregunta permanece sin responder. Usted está describiendo meramente lo que yo ya conozco —la vida y sus aflicciones. Pero quién es responsable, usted no lo dice. Cuando le presiono, usted echa la culpa a Dios, o al karma, a mi propia codicia y miedo —lo cual meramente hace llamada a más preguntas. Déme usted la respuesta final.
    Mah: La respuesta final es ésta: nada es. Todo es una apariencia momentánea en el campo de la consciencia universal; la continuidad como nombre y forma es solo una formación mental, fácil de disipar.
    Int: Yo estoy preguntando sobre lo inmediato, lo transitorio, la apariencia. He aquí una imagen de un niño matado por soldados. Es un hecho —que le mira fijamente a usted. Usted no puede negarlo. Ahora, ¿quién es responsable de la muerte del niño?
    Mah: Nadie y todos. El mundo es lo que contiene y cada cosa afecta a todas las demás. Todos nosotros matamos al niño y todos nosotros morimos con él. Todo acontecer tiene innumerables causas y produce innumerables efectos. Es inútil llevar las cuentas, nada es rastreable.
    Int: Sus gentes hablan del karma y de la retribución.
    Mah: Es meramente una aproximación grosera; en realidad todos nosotros somos creadores y criaturas unos de otros, que causamos y soportamos el fardo unos de otros.
    Int: Así pues, ¿el inocente sufre por el culpable?
    Mah: En nuestra ignorancia somos inocentes; en nuestras acciones somos culpa-bles. Nosotros pecamos sin saber y sufrimos sin comprender. Nuestra única esperanza es: detenernos, mirar, comprender y salir de las trampas de la memoria. Pues la memo-ria alimenta la imaginación y la imaginación genera el deseo y el temor.
    Int: ¿Por qué imagino?
    Mah: La luz de la consciencia pasa a través de la película de la memoria y arroja imágenes en su cerebro. Debido al estado deficiente y distorsionado de su cerebro lo que usted percibe es distorsionado y coloreado por sentimientos de agrado y de des-agrado. Ponga su pensamiento en orden y líbrelo de los tintes emocionales, y usted verá las gentes y las cosas como son, con claridad y caridad.
    El presenciador del nacimiento, de la vida y de la muerte es uno y el mismo. Es el presenciador del sufrimiento y del amor. Pues aunque la existencia en la limitación y la separación es penosa, nosotros la amamos. La amamos y odiamos al mismo tiempo. Nosotros luchamos, matamos, destruimos la vida y la propiedad y sin embargo somos afectuosos y autosacrificados. Cuidamos al niño tiernamente y lo dejamos huérfano también. Nuestra vida está llena de contradicciones. Sin embargo, nos aferramos a ella. Este aferrarse está en la raíz de todo. No obstante, es enteramente superficial. Nosotros nos agarramos a algo o a alguien con todas nuestras fuerzas y al momento siguiente lo olvidamos; lo mismo que un niño que hace sus pasteles de barro y al momento los abandona alegremente. Tóquelos —y chillará enrabietado, divierta al niño y entonces los olvida. Pues nuestra vida es ahora y el amor de ella es ahora. Nosotros amamos la variedad, el juego del dolor y del placer, estamos fascinados por sus contrastes. Para esto necesitamos los opuestos y su aparente separación. Gozamos de ellos por un tiempo y entonces nos cansamos y anhelamos la paz y el silencio del ser puro. El corazón cósmico late incesantemente. Yo soy el presenciador y el corazón también.
    Int: Yo puedo ver el cuadro, ¿pero quién es el pintor? ¿Quién es el responsable de esta terrible y sin embargo adorable experiencia?
    Mah: El pintor está en el cuadro. Usted separa el pintor del cuadro y le busca. No separe y no haga falsas preguntas. Las cosas son como son y nadie en particular es responsable. La idea de la responsabilidad personal proviene de la ilusión de que hay un agente. «Alguien debe haberlo hecho, alguien es responsable». La sociedad como es ahora, con su estructura de leyes y costumbres, se basa sobre la idea de una perso-nalidad separada y responsable, pero ésta no es la única forma que una sociedad pue-de tomar. Puede haber otras formas, donde el sentido de separación es débil y la res-ponsabilidad difusa.
    Int: Un individuo con un sentido de la personalidad débil —¿está más cerca de la realización del sí mismo?
    Mah: Tome el caso de un niño pequeño. El sentido de «yo soy» todavía no está formado, la personalidad es rudimentaria. Los obstáculos al conocimiento de sí mis-mo son pocos, pero faltan el poder y la claridad de la presenciación, su anchura y profundidad. Con el curso de los años la presenciación se hará más fuerte, pero tam-bién emergerá la personalidad latente y lo obscurecerá y lo complicará todo. Lo mismo que cuanto más dura es la madera, tanto más caliente es la llama, así también cuanto más fuerte es la personalidad, tanto más brillante es la luz generada por su destrucción.
    Int: ¿No tiene usted ningún problema?
    Mah: Tengo problemas. Ya se lo he dicho a usted. Ser, existir con un nombre y una forma es penoso, sin embargo yo lo amo.
    Int: ¡Pero usted ama todo!
    Mah: En la existencia está contenido todo. Mi naturaleza misma es amor; incluso lo penoso es amable.
    Int: Ello no lo hace menos penoso. ¿Por qué no permanecer en lo ilimitado?
    Mah: Es el instinto de exploración, el amor de lo no conocido, lo que me trae a la existencia. Está en la naturaleza del ser ver la aventura en el devenir, como está en la naturaleza misma del devenir buscar la paz en el ser. Esta alteración del ser y del devenir es inevitable; pero mi hogar es más allá.
    Int: ¿Está su hogar en Dios?
    Mah: Amar y adorar a Dios también es ignorancia. Mi hogar es más allá de todas las nociones, por muy sublimes que sean.
    Int: ¡Pero Dios no es una noción! Es la realidad más allá de la existencia.
    Mah: Puede usar cualquier palabra que usted quiera. Piense usted lo que piense, yo soy más allá de ello.
    Int: Una vez que usted conoce su hogar, ¿por qué no quedarse en él? ¿Qué le saca a usted de él?
    Mah: Se nace por amor de la existencia en el cuerpo y una vez nacido, uno se en-reda en el destino. El destino es inseparable del devenir. El deseo de ser lo particular le convierte a usted en una persona con todo su pasado y su futuro personal. Mire a algún gran hombre —¡qué maravilloso hombre era! Y sin embargo cuan atormentada fue su vida y cuan exiguos sus frutos. ¡Cuán estrechamente dependiente es la perso-nalidad del hombre y cuán indiferente es su mundo! Y sin embargo nosotros lo amamos y lo protegemos por su insignificancia misma.
    Int: La guerra está en marcha y hay caos y a usted se le pide que se haga cargo de un centro asistencial. A usted se le da lo que se necesita, se trata solo de llevar a cabo la tarea. ¿Se negaría usted?
    Mah: Trabajar, o no trabajar, es uno y lo mismo para mí. Puedo hacerme cargo, o puedo no hacerme cargo. Puede haber otros, mejor dotados para tales tareas, que yo —asistentes profesionales, por ejemplo. Pero mi actitud es diferente. Yo no miro a la muerte como una calamidad, ni tampoco me regocijo con el nacimiento de un niño. El niño viene a la aflicción mientras el muerto sale de ella. El apego a la vida es apego a la aflicción. Nosotros amamos lo que nos da tormento. Tal es nuestra naturaleza.
    Para mí el momento de la muerte será un momento de júbilo, no de temor. Yo llo-raba cuando nací y moriré riendo.
    Int: ¿Cuál es el cambio de la consciencia en el momento de la muerte?
    Mah: ¿Qué cambio espera usted? Cuando la proyección de la película acaba, todo permanece lo mismo que cuando comenzó. El estado antes de que usted naciera es también el estado de después de la muerte, si usted recuerda.
    Int: Yo no recuerdo nada.
    Mah: Debido a que usted nunca lo ha intentado. Es solo cuestión de sintonía en la mente. Requiere entrenamiento, por supuesto.
    Int: ¿Por qué no toma usted parte en la obra social?
    Mah: ¡Pero si no estoy haciendo nada más todo el tiempo! ¿Y cuál es la obra so-cial que usted quiere que yo haga? Remendar no es para mí. Mi posición es clara: produzca para distribuir, alimente antes de comer, dé antes de tomar, piense en los demás antes de pensar en usted mismo. Solo una sociedad no egoísta basada en com-partir puede ser estable y feliz. Ésta es la única solución práctica. Si usted no la quiere —entonces luche.
    Int: Es todo una cuestión de gunas. Donde predominan tamas y rajas, debe haber guerra. Donde gobierna sattva, habrá paz.
    Mah: Póngalo como usted quiera, viene a ser lo mismo. La sociedad está cons-truida sobre motivos. Ponga buena voluntad en los cimientos y usted no necesitará trabajadores sociales especializados.
    Int: El mundo está mejorando.
    Mah: El mundo ha tenido todo el tiempo para mejorar, sin embargo no lo ha hecho. ¿Qué esperanza hay para el futuro? Por supuesto, ha habido y habrá periodos de armonía y de paz, cuando sattva estaba en ascendencia, pero las cosas son des-truidas por su propia perfección. Una sociedad perfecta es necesariamente estática, y por lo tanto, se estanca y decae. Desde la cima todos los caminos llevan hacia abajo. Las sociedades son como las gentes —nacen, crecen hasta un punto de relativa per-fección y entonces decaen y mueren.
    Int: ¿No hay un estado de absoluta perfección que no decaiga?
    Mah: Todo lo que tiene un comienzo debe tener un final. En lo atemporal todo es perfecto, aquí y ahora.
    Int: ¿Pero alcanzaremos lo atemporal a su debido tiempo?
    Mah: A su debido tiempo volveremos al punto de partida. El tiempo no puede sa-carnos del tiempo, como el espacio no puede sacarnos del espacio. Todo lo que usted obtiene esperando es esperar más. La perfección absoluta es aquí y ahora, no en algún futuro, próximo o lejano. El secreto está en la acción —aquí y ahora. Es su com-portamiento el que le ciega a usted mismo. Abandone todo lo que usted piensa que usted es y actúe como si usted fuera absolutamente perfecto —cualquiera que pueda ser su idea de perfección. Todo lo que usted necesita es coraje.
    Int: ¿Dónde encuentro yo tal coraje?
    Mah: En usted mismo, por supuesto. Mire dentro.
    Int: Su gracia ayudará.
    Mah: Mi gracia está diciéndole a usted ahora: mire dentro. Todo lo que usted ne-cesita usted lo tiene. Úselo. Compórtese como mejor sepa, haga lo que usted piensa que debe hacer. No tenga miedo de los errores; usted siempre puede corregirlos; solo las intenciones importan. La forma que las cosas tomen no está dentro de su poder; los motivos de sus acciones si lo están.
    Int: ¿Cómo puede la acción nacida de la imperfección conducir a la perfección?
    Mah: La acción no conduce a la perfección; la perfección se expresa en la acción. Mientras usted se juzgue a usted mismo por sus expresiones, usted les prestará una atención extrema; cuando usted se dé cuenta de su propio ser, su comportamiento será perfecto —espontáneamente.
    Int: Si yo soy atemporalmente perfecto, entonces ¿por qué he nacido siquiera? ¿Cuál es el propósito de esta vida?
    Mah: Es como preguntar: ¿en qué le aprovecha al oro ser convertido en un orna-mento? El ornamento recibe el color y la belleza del oro; el oro no es enriquecido. Similarmente, la realidad expresada en la acción hace que la acción sea significativa y bella.
    Int: ¿Qué gana lo real a través de sus expresiones?
    Mah: ¿Qué puede ganar? Nada en absoluto. Pero está en la naturaleza del amor expresarse a sí mismo, afirmarse a sí mismo, vencer dificultades. Una vez que usted ha comprendido que el mundo es amor en acción, usted lo mirará de una manera por completo diferente. Pero primero debe cambiar su actitud hacia el sufrimiento. El sufrimiento es primariamente una petición de atención, que ella misma es un movi-miento de amor. Más que felicidad el amor quiere crecimiento, el ensanchamiento y la profundización de la consciencia y del ser. Todo lo que lo impide deviene una causa de sufrimiento y el amor no elude el sufrimiento. Sattva, la energía que trabaja por la rectitud y el desarrollo ordenado, no debe ser impedida de hacerlo. Cuando es obs-truida se vuelve contra sí misma y deviene destructiva. Siempre que el amor es im-pedido y se permite que el sufrimiento se extienda, la guerra deviene inevitable. Nuestra indiferencia a la aflicción de nuestro prójimo trae el sufrimiento a nuestra puerta.

  • Crow

    83

    El Gurú Verdadero

    Interlocutor: Usted estuvo diciendo el otro día que en la raíz de su realización es-tuvo la confianza en su Gurú. Él le aseguró que usted era ya la Realidad Absoluta y que no había nada más que hacer. Usted confió en él y lo dejo así, sin resistencia, sin esfuerzo. Ahora, mi pregunta es: sin la confianza en su Gurú, ¿se habría usted reali-zado? Después de todo, lo que usted es, usted lo es, ya sea que su mente confíe o no; ¿obstruye la duda la acción de las palabras del Gurú y las hace inoperantes?
    Mah: Usted lo ha dicho —habrían sido hechas inoperantes— durante un tiempo.
    Int: ¿Y que le acontecería a la energía, o al poder de las palabras del Gurú?
    Mah: Permanecería latente, no manifestado. Pero toda esta cuestión se basa en un malentendido. El maestro, el discípulo, el amor y la confianza entre ellos, todo esto es un único hecho, no son muchos hechos independientes. Cada uno es una parte del otro. Sin amor y confianza no habría habido ningún Gurú ni ningún discípulo, ni nin-guna relación entre ellos. Es como dar a la llave de la luz para encender una bombilla. Se debe a que la bombilla, el cable, la llave, el transformador, las líneas de transmisión y la central eléctrica forman un único todo, por lo que usted puede tener luz. Si faltara alguno de estos factores no habría ninguna luz. Usted no debe separar lo inseparable. Las palabras no crean hechos; o bien los describen o los distorsionan. El hecho es siempre no verbal.
    Int: Todavía no comprendo; ¿puede la palabra del Gurú quedarse sin cumplir o invariablemente se probará verdadera?
    Mah: Las palabras de un hombre realizado nunca fallan su propósito. Esperan el advenimiento de las condiciones adecuadas, lo cual puede tomar algún tiempo, y esto es natural, pues hay una estación para sembrar y otra estación para cosechar. Pero la palabra de un Gurú es una semilla que no puede perecer. Por supuesto, el Gurú debe ser un Gurú real, que es más allá del cuerpo y de la mente, más allá de la consciencia misma, más allá del espacio y del tiempo, más allá de la dualidad y de la unidad, más allá de la comprensión y de la descripción. Las gentes buenas, que han leído mucho y que tienen mucho que decir, pueden enseñarle a usted muchas cosas útiles, pero no son Gurús reales cuyas palabras invariablemente se realizan. Ellos también pueden decirle a usted que usted es la realidad última misma, ¿pero y qué con eso?
    Int: No obstante, si por alguna razón acontece que confió en ellos y los obedezco, ¿seré yo el perdedor?
    Mah: Si usted es capaz de confiar y de obedecer, usted encontrará pronto su Gurú real, o, más bien, él le encontrará a usted.
    Int: ¿Todo conocedor del Sí mismo deviene un Gurú o puede uno ser un conoce-dor de la Realidad sin ser capaz de llevar a otros a ella?
    Mah: Si usted sabe lo que usted enseña, usted puede enseñar lo que usted sabe. Aquí la visión y la maestría son uno. Pero la Realidad Absoluta es más allá de ambos. Los Gurús autoproclamados hablan de madurez y de esfuerzo, de méritos y de logros, de destino y de gracia; todo esto son meras formaciones mentales, proyeccio-nes de una mente adicta. En lugar de ayudar obstruyen.
    Int: ¿Cómo puedo distinguir a quién seguir y de quién desconfiar?
    Mah: Desconfíe de todo, hasta que usted esté convencido. El Gurú verdadero nunca le humillará, ni le hará a usted un extraño para usted mismo. Constantemente le hará regresar al hecho de su perfección inherente y le alentará a buscar dentro. Él sabe que usted no necesita nada, ni siquiera a él, y nunca se cansa de recordárselo. Pero el Gurú autoproclamado está más interesado en él mismo que en sus discípulos.
    Int: Usted ha dicho que la realidad está más allá del conocimiento y de la ense-ñanza de lo real. ¿No es el conocimiento de la realidad lo supremo mismo y la ense-ñanza la prueba de su obtención?
    Mah: El conocimiento de lo real, o del sí mismo, es un estado de mente. Enseñar a otro es un movimiento en la dualidad. Ambos conciernen solo a la mente; el guna sattva no deja de ser un guna.
    Int: ¿Qué es lo real entonces?
    Mah: El que conoce la mente como no realizada y realizada, él que conoce la ig-norancia y el conocimiento como estados de la mente, él es lo real. Cuando a usted se le dan diamantes mezclados con grava, usted puede no ver los diamantes o puede verlos. Es la visión lo que importa. ¿Dónde está la opacidad de la grava y la belleza del diamante, sin el poder de ver? Lo conocido es solo una forma y el conocimiento es solo un nombre. El conocedor es solo un estado de la mente. Lo real es más allá.
    Int: Ciertamente, el conocimiento objetivo y de las ideas de las cosas y el cono-cimiento de sí mismo no son una y la misma cosa. Uno necesita un cerebro, el otro no.
    Mah: Para el propósito de la discusión usted puede ordenar las palabras y darles un significado, pero permanece el hecho de que todo conocimiento es una forma de ignorancia. El mapa más seguro es, no obstante, solo un papel. Todo conocimiento está en la memoria; es solo reconocimiento, mientras que la realidad es más allá de la dualidad del conocedor y lo conocido.
    Int: ¿Entonces por qué o por quién es conocida la realidad?
    Mah: ¡Cuánto confunde su lenguaje! Usted asume, inconscientemente, que la rea-lidad también es accesible por medio del conocimiento. ¡Y entonces usted introduce un conocedor de la realidad más allá de la realidad! Comprenda que para ser la reali-dad no necesita ser conocida. La ignorancia y el conocimiento están en la mente, no en lo real.
    Int: Si no hay ninguna cosa tal como el conocimiento de lo real, ¿entonces cómo puedo alcanzarlo?
    Mah: Usted no necesita alcanzar lo que está ya con usted. Su mismo querer al-canzarlo hace que usted lo pierda. Abandone la idea de que usted no lo ha encontrado y deje que venga al foco de la percepción directa, aquí y ahora, eliminando todo lo que es de la mente.
    Int: Cuando todo lo que puede irse, se va, ¿qué queda?
    Mah: Queda la vacuidad, queda la presenciación, queda la luz pura del ser cons-ciente. Es como preguntar qué queda de una habitación cuando se quita todo el mue-blario. Queda una habitación sumamente disponible. Y cuando se echan abajo incluso las paredes, queda el espacio. Más allá del espacio y del tiempo es el aquí y el ahora de la realidad.
    Int: ¿Queda el presenciador?
    Mah: Mientras hay consciencia, su presenciador está también aquí. Los dos apa-recen y desaparecen juntos.
    Int: Si el presenciador también es transitorio, ¿por qué se le da tanta importancia?
    Mah: Solo para romper el hechizo de lo conocido, la ilusión de que solo lo per-ceptible es real.
    Int: La percepción es primaria, el presenciador —secundario.
    Mah: Esto es el corazón del asunto. Mientras que usted cree que solo el mundo exterior es real, usted permanece su esclavo. Para devenir libre, su atención debe ser llevada al «yo soy», al presenciador. Por supuesto, el conocedor y lo conocido son uno, no dos, pero para romper el hechizo de lo conocido el conocedor debe ser lleva-do a la primera línea. Ninguno de ambos es primario, ambos son reflejos en la me-moria de la experiencia inefable, siempre nueva y siempre ahora, indescriptible, más veloz que la mente.
    Int: Señor, yo soy un humilde buscador, errante de Gurú en Gurú en busca de ali-vio. Mi mente está enferma, ardiendo de deseo, congelada de miedo. Mis días pasan velozmente, encendidos de dolor, grises de tedio. Mi edad avanza, mi salud declina, mi futuro es obscuro y me asusta. A este paso viviré en la aflicción y moriré en la desesperación. ¿Hay alguna esperanza para mí? ¿O he venido demasiado tarde?
    Mah: No hay nada malo en usted, pero las ideas que usted tiene de usted mismo son enteramente erróneas. No es usted quien desea, teme y sufre, sino la persona construida sobre el cimiento de su cuerpo por las circunstancias y las influencias. Usted no es esa persona. Esto debe establecerse claramente en su mente y nunca debe ser perdido de vista. Normalmente, necesita una prolongada sadhana, años de auste-ridades y de meditación.
    Int: Mi mente es débil y vacilante. Yo no tengo la fuerza ni la tenacidad para la sadhana. Mi caso es desesperado.
    Mah: En un sentido el suyo es un caso sumamente esperanzador. Hay una alter-nativa a la sadhana, que es la confianza. Si usted no puede tener la convicción nacida de una fructífera investigación, entonces aprovéchese de mi descubrimiento, que yo estoy tan deseoso de compartir con usted. Yo puedo ver con la claridad más extrema que usted nunca ha estado, ni está, ni estará alejado de la realidad, que usted es la plenitud de la perfección aquí y ahora y que nada puede privarle a usted de su heren-cia, de lo que usted es. Usted no es de ninguna manera diferente de mí, solo que us-ted no lo sabe. Usted no sabe lo que usted es y, por lo tanto, usted se imagina que usted es lo que usted no es. De aquí los deseos y miedos y la abrumadora desespera-ción. Y toda esa insensata actividad para poder escapar.
    Simplemente confíe en mí y viva confiando en mí. Yo no le extraviaré. Usted es la Realidad Suprema más allá del mundo y de su creador, más allá de la consciencia y de su presenciador, más allá de todas las afirmaciones y negaciones. Recuérdelo, piense en ello, actúe de acuerdo con ello. Abandone todo sentido de separación, véa-se a usted mismo en todo y actúe acordemente. Con la acción vendrá la dicha y, con la dicha, la convicción. Después de todo, usted duda de usted mismo debido a que usted está en la aflicción. La felicidad natural, espontánea y duradera no puede ser imaginada. O bien está aquí, o no está. Una vez que usted comienza a experimentar la paz, el amor y la felicidad que no necesitan de ninguna causa exterior, todas sus dudas se disolverán. Solo aférrese fuertemente a lo que le digo y viva de acuerdo con ello.
    Int: ¿Me está usted diciendo que viva por el recuerdo?
    Mah: Usted está viviendo por el recuerdo de todos modos. Solamente le estoy pi-diendo que reemplace los viejos recuerdos por el recuerdo de lo que le he dicho. Lo mismo que usted actuaba de acuerdo con sus viejos recuerdos, actúe ahora de acuer-do con el nuevo. No tenga miedo. Durante algún tiempo es forzoso que haya un con-flicto entre lo viejo y lo nuevo, pero si usted se pone resueltamente del lado de lo nuevo, la lucha se acabará pronto y usted realizará el estado de ser uno mismo sin esfuerzo, de no ser engañado por deseos ni temores nacidos de la ilusión.
    Int: Muchos Gurús tienen el hábito de dar prendas de su gracia —su turbante, o su bastón, o su escudilla de mendicante, o su túnica, transmitiendo o confirmando así la realización de sí mismos de sus discípulos. Yo no puedo ver ningún valor en tales prácticas. No es la realización de sí mismo lo que se transmite, sino la egoimportancia. ¿De qué utilidad práctica es que se diga algo muy halagador, pero que no es ver-dadero? Por una parte usted está advirtiéndome contra la multitud de los Gurús auto-proclamados, por otra usted quiere que yo confíe en usted. ¿Por qué pretende usted ser una excepción?
    Mah: Yo no le pido a usted que confíe en mí. Confíe en mis palabras y recuérde-las; yo quiero su felicidad, no la mía. Desconfíe de aquellos que ponen una distancia entre usted y su verdadero ser y se ofrecen ellos mismos como intermediarios. Yo no hago nada de tal. Ni siquiera hago promesas. Yo meramente digo: si usted confía en mis palabras y las pone a prueba, descubrirá por usted mismo cuan absolutamente verdaderas son. Si usted pide una prueba antes de aventurarse, yo solo puedo decir: yo soy la prueba. Yo confié en las palabras de mi maestro y las mantuve en mi mente y encontré que él estaba en lo cierto, que yo era, yo soy y yo seré la Realidad Infinita, que abarca todo, que transciende todo.
    Como usted dice, usted no tiene ni el tiempo ni la energía para unas prácticas pro-longadas. Yo le ofrezco a usted una alternativa. Acepte mis palabras con confianza y viva como de nuevo, o bien viva y muera en la aflicción.
    Int: Parece demasiado bueno para ser verdadero.
    Mah: No se deje extraviar por la simplicidad del consejo. Son muy pocos los que tienen el coraje de confiar —solo los inocentes y los simples. Saber que usted es un prisionero de su mente, que usted vive en un mundo imaginario de su propia creación es el amanecer de la sabiduría. No querer nada de él, estar listo para abandonarlo enteramente es disposición. Solo una tal disposición, nacida de la verdadera desespe-ración, le hará a usted confiar en mí.
    Int: ¿No he sufrido ya bastante?
    Mah: El sufrimiento le ha embotado a usted, le ha vuelto incapaz de ver su enor-midad. Su primera tarea es ver la aflicción en usted y alrededor de usted; la siguiente es anhelar intensamente la liberación. La intensidad misma del anhelo le guiará a usted; usted no necesita ninguna otra guía.
    Int: El sufrimiento me ha embotado, me ha vuelto indiferente incluso hacia el su-frimiento mismo.
    Mah: Quizás no ha sido la aflicción sino el placer lo que le ha embotado a usted. Investigue.
    Int: Sea cual sea la causa, estoy embotado. No tengo ni la voluntad ni la energía.
    Mah: Oh, no. Usted tiene suficiente para el primer paso. Y cada paso generará su-ficiente energía para el siguiente. La energía viene con la confianza y la confianza viene con la experiencia.
    Int: ¿Está bien cambiar de Gurú?
    Mah: ¿Por qué no cambiar? Los Gurús son como los postes indicadores. Es natu-ral proseguir de uno a otro. Cada uno le dice a usted la dirección y la distancia, mien-tras que el sadguru, el Gurú eterno, es el camino mismo. Una vez que usted se da cuenta de que el camino es la meta y de que usted está siempre en el camino, no para alcanzar una meta, sino para gozar de su belleza y de su sabiduría, la vida deja de ser un trabajo y deviene natural y simple, un éxtasis en sí misma.
    Int: Así pues, ¿no hay ninguna necesidad de culto, ni de rezos, ni de practicar ningún Yoga?
    Mah: Un poco de barrido, de lavado y de baño diario no puede hacer ningún da-ño. La autopresenciación de sí mismo le dice a usted en cada paso lo que se necesita hacer. Cuando se ha hecho todo, la mente queda en quietud.
    Ahora usted está en el estado de vigilia, una persona con nombre y forma, gozos y aflicciones. La persona no estaba aquí antes de que usted naciera, ni estará aquí después de que usted muera. En lugar de luchar con la persona para hacerla devenir lo que no es, ¿por qué no ir más allá del estado de vigilia y abandonar la vida personal completamente? Ello no significa la extinción de la persona; solo significa verla en la perspectiva correcta.
    Int: Una pregunta más. Usted ha dicho que antes de nacer yo era uno con el ser puro de la realidad; si es así, ¿quién decidió que yo naciera?
    Mah: En realidad usted no ha nacido nunca y nunca morirá. Pero ahora usted imagina que usted es, o que usted tiene un cuerpo y pregunta qué ha producido este estado. Dentro de los límites de la ilusión la respuesta es: el deseo nacido de la me-moria le atrae a usted a un cuerpo y le hace pensar que usted es uno con él. Pero esto es verdadero solo desde el punto de vista relativo. De hecho, no hay ningún cuerpo, ni un mundo que lo contiene; hay solo una condición mental, un estado semejante al sueño, fácil de disipar cuestionando su realidad.
    Int: Después de que usted muera, ¿vendrá usted nuevamente? Si vivo suficiente, ¿le encontraré a usted de nuevo?
    Mah: Para usted el cuerpo es real, para mí no hay ninguno. Yo, como usted me ve, existo solo en su imaginación. Ciertamente, usted me verá de nuevo, si me necesita y cuando me necesite. Eso no me afecta, como el Sol no es afectado por sus salidas y sus puestas. Debido a que no es afectado, es cierto que está aquí cuando se necesita.
    A usted le atrae el conocimiento, a mí no. Yo no tengo ese sentido de inseguridad que le hace a usted ansiar conocer. Yo soy curioso, como es curioso un niño. Pero no hay ninguna ansiedad que me haga buscar refugio en el conocimiento. Por lo tanto, yo no estoy interesado en si renaceré o en cuanto durará el mundo. Todas éstas son preguntas que nacen del temor.

    84

    Su Meta es Su Gurú

    Interlocutor: Usted ha estado diciéndonos que hay muchos Gurús autoproclama-dos, pero que un Gurú real es muy raro. Hay muchos jnanis que se imaginan a sí mismos realizados, pero todo lo que tienen es conocimiento libresco y una elevado opinión de sí mismos. A veces impresionan, incluso fascinan, atraen discípulos y les hacen perder su tiempo en prácticas inútiles. Después de algunos años, cuando el discípulo hace balance de sí mismo, no encuentra ningún cambio. Cuando se queja a su maestro, recibe el reproche usual de que no lo ha intentado con el suficiente em-puje. La culpa se le achaca a la falta de fe y de amor en el corazón del discípulo, mientras que en realidad la culpa es del Gurú, que no ha tenido ningún reparo en aceptar discípulos y suscitar sus esperanzas. ¿Cómo protegerse contra tales «Gurús»?
    Mah: ¿Por qué interesarse tanto en los demás? Cualquiera que sea el Gurú, si es puro de corazón y actúa de buena fe, no hará ningún daño a sus discípulos. Si no hay ningún progreso, la falta está en los discípulos, en su pereza y falta de control de sí mismos. Por otra parte, si el discípulo es serio y se aplica inteligentemente y con celo a su sadhana, no puede no encontrar un maestro más cualificado, que le llevará más lejos. Sus preguntas brotan de tres asumiciones falsas: que uno necesita interesarse por los demás; que uno puede evaluar a los demás y que el progreso del discípulo es la tarea y la responsabilidad de su Gurú. En realidad, el papel de Gurú es solo instruir y alentar; el discípulo es totalmente responsable de sí mismo.
    Int: A nosotros se nos ha dicho que el abandono total al Gurú es suficiente, que el Gurú hará el resto.
    Mah: Por supuesto, cuando hay abandono total, abandono completo de todo in-terés en el propio pasado, presente y futuro de uno, en la propia seguridad y posición tanto física como espiritual de uno, entonces amanece una vida nueva, llena de amor y de belleza; entonces el Gurú no es importante, pues el discípulo ha roto la concha de la autodefensa. El abandono completo de sí mismo, es por sí mismo la liberación.
    Int: Cuando el discípulo y su maestro son inadecuados, ¿qué acontecerá?
    Mah: A la larga todo irá bien. Después de todo, el Sí mismo real de ambos no es afectado por la comedia que representan durante un tiempo. Cobrarán sobriedad y madurarán y pasarán a un nivel de relación más alto.
    Int: O pueden separarse.
    Mah: Sí, pueden separarse. Después de todo, ninguna relación es para siempre. La dualidad es un estado temporario.
    Int: ¿Es por accidente cómo me he encontrado con usted, y es por otro accidente como nosotros nos separemos para no encontrarnos nunca de nuevo? ¿O es mi en-cuentro con usted una parte de algún modelo cósmico, un fragmento en el gran drama de nuestras vidas?
    Mah: Lo real es significativo y lo significativo expresa la realidad. Si nuestra re-lación es significativa para usted y para mí, no puede ser accidental. El futuro afecta al presente tanto como el pasado.
    Int: ¿Cómo puedo distinguir quién es un santo real y quién no lo es?
    Mah: Usted no puede hacerlo, a menos que usted tenga una clara visión del co-razón del hombre. Las apariencias son engañosas. Para ver claramente, su mente debe ser pura y desapegada. A menos que usted se conozca a usted mismo bien, ¿cómo puede usted conocer a otro? Y cuando usted se conoce a usted mismo —usted es el otro.
    Deje a los demás en paz por algún tiempo y examínese a usted mismo. Hay tantas cosas que usted no sabe de usted mismo —¿qué es usted, quién es usted, cómo llegó a nacer usted, qué está usted haciendo ahora y por qué, a dónde va usted, cuál es el significado y el propósito de su vida, de su muerte, de su futuro? ¿Tiene usted un pasado, tiene usted un futuro? ¿Cómo llegó usted a vivir en medio de la inquietud y de la aflicción, mientras su ser entero se afana por la felicidad y la paz? Éstas son cuestiones de peso y tienen que ser atendidas primero. Usted no tiene ninguna nece-sidad, ni tiempo para descubrir quién es un jnani y quién no lo es.
    Int: Debo seleccionar a mi Gurú correctamente.
    Mah: Sea el hombre adecuado, y el Gurú adecuado ciertamente le encontrará a usted.
    Int: Usted no está respondiendo a mi pregunta: ¿Cómo encontrar el Gurú adecua-do?
    Mah: Sí he respondido a su pregunta. No busque un Gurú, ni siquiera piense en ello. Haga de su meta su Gurú. Después de todo, el Gurú no es más que un medio hacia un fin, no el fin mismo. Él no es importante, es lo que usted espera de él lo que es importante para usted. Ahora, ¿qué espera usted?
    Int: Por su gracia yo seré hecho dichoso, poderoso, y apacible.
    Mah: ¡Qué ambiciones! ¿Cómo puede ser feliz una persona limitada en el tiempo y el espacio, un mero cuerpo-mente, un suspiro de dolor entre el nacimiento y la muerte? Las condiciones mismas de su aparición hacen imposible la felicidad. Paz, poder, felicidad, éstos no son nunca estados personales, nadie puede decir «mi paz», «mi poder» —debido a que «mío» implica exclusividad, la cual es frágil e insegura.
    Int: Yo solo conozco mi existencia condicionada; no hay nada más.
    Mah: Ciertamente, usted no puede decir eso. En el sueño profundo usted no es condicionado. ¡Cuán dispuesto y deseoso está usted de irse a dormir, cuán apacible, libre y dichoso es usted cuando duerme!
    Int: Yo no sé nada de ello.
    Mah: Póngalo negativamente. Cuando usted duerme, usted no está afligido, ni limitado, ni inquieto.
    Int: Veo lo que quiere decir usted. Mientras estoy despierto, yo sé que yo soy, pe-ro no soy feliz; en el sueño profundo yo soy, yo soy feliz, pero no lo sé. Todo lo que necesito es saber que yo soy libre y feliz.
    Mah: Exactamente. Ahora, vaya dentro, a ese estado que usted puede comparar a un estado de dormir despierto, en el que usted es presenciador de usted mismo, pero no del mundo. En ese estado usted sabrá sin el menor rastro de duda, que en la raíz de su ser usted es libre y feliz. El único problema es que usted es adicto a la expe-riencia y que usted mima sus recuerdos. En realidad es enteramente al revés; lo que se recuerda nunca es real; lo real es ahora.
    Int: Todo esto lo entiendo verbalmente, pero no deviene una parte de mí mismo. Permanece como una imagen en mi mente, una imagen a la que se mira. ¿No es la tarea del Gurú dar vida a la imagen?
    Mah: Nuevamente, es enteramente al revés. La imagen está viva; lo muerto es la mente. Lo mismo que la mente está hecha de palabras y de imágenes, así también lo está todo reflejo en la mente. La mente cubre la realidad con la verbalización y en-tonces se queja. Usted dice que se necesita un Gurú, para que haga milagros con us-ted. Usted solo está jugando con las palabras. El Gurú y el discípulo son una única cosa, como la vela y su llama. A menos que el discípulo sea serio, no puede llamarse un discípulo. A menos que el Gurú sea todo amor y don de sí mismo, no puede lla-marse un Gurú. Solo la Realidad engendra la realidad, no lo falso.
    Int: Puedo ver que yo soy falso. ¿Quién me hará verdadero?
    Mah: Las palabras mismas que usted dice lo harán. La sentencia: «Puedo ver que yo soy falso» contiene todo lo que usted necesita para la liberación. Medítela, entre en ella profundamente, vaya a su raíz; ella hará todo. El poder está en la palabra, no en la persona.
    Int: No le comprendo a usted plenamente. Por una parte usted dice que se necesi-ta un Gurú; por otra —que el Gurú solo puede dar consejo, pero que el esfuerzo es mío. Por favor, dígalo claramente —¿puede uno realizar el Sí mismo sin un Gurú, o es esencial el encuentro de un Gurú verdadero?
    Mah: Más esencial es el encuentro de un discípulo verdadero. Créame, un discí-pulo verdadero es muy raro, pues en un instante va más allá de la necesidad de un Gurú, al encontrar su propio sí mismo. No pierda su tiempo intentando averiguar si el consejo que usted recibe proviene solo del conocimiento, o de la experiencia válida. Solo sígalo fielmente. La vida le traerá a usted otro Gurú, si fuera preciso otro. O bien le privará a usted de toda otra guía externa y le dejará a usted a sus propias luces. Es muy importante comprender que es la enseñanza lo que importa, no la persona del Gurú. Usted recibe una carta que le hace reír o llorar. No es el cartero el que lo hace. El Gurú solo le dice a usted la buena noticia sobre su Sí mismo real y le muestra el camino de regreso a él. En cierta manera, el Gurú es su mensajero. Habrá muchos mensajeros, pero el mensaje es solo uno: sea lo que usted es. O, usted puede ponerlo diferentemente: hasta que se realice a usted mismo, usted no puede saber quién es su Gurú real. Cuando usted se realiza, encuentra que todos los Gurús que usted ha tenido han contribuido a su despertar. Su realización es la prueba de que su Gurú era real. Por lo tanto, tómele como él es, haga lo que le dice con seriedad y celo y confíe en que su corazón le advertirá si algo va mal. Si comienzan a surgir dudas, no las combata. Aférrese a lo que es inmutable y deje lo dudoso en paz.
    Int: Tengo un Gurú y le amo muchísimo. Pero si él es mi verdadero Gurú, eso no lo sé.
    Mah: Obsérvese a usted mismo. Si usted se ve cambiar, crecer, eso significa que usted ha encontrado el hombre adecuado. El puede ser bello o feo, agradable o des-agradable, puede halagarle a usted o bronquearle; nada de eso importa excepto el único hecho crucial del crecimiento interior. Si usted no crece, bien, él puede ser su amigo, pero no su Gurú.
    Int: Cuando me encuentro con un europeo con alguna educación y le hablo sobre un Gurú y sus enseñanzas, su reacción es: «ese hombre debe estar loco para enseñar tal insensatez». ¿Qué tengo que decirle?
    Mah: Condúzcale a sí mismo. Muéstrele cuan poco sabe de sí mismo, como toma las más absurdas afirmaciones sobre sí mismo por verdades sacrosantas. Se le ha dicho que él es el cuerpo, que ha nacido, que morirá, que tiene padres, deberes; se le ha enseñado a que le agrade lo que a otros les agrada y a que tema lo que otros temen. Al ser totalmente una criatura de la herencia y de la sociedad, vive de recuerdos y actúa por hábitos. Ignorante de sí mismo y de sus verdaderos intereses, persigue objetivos falsos y está siempre frustrado. Su vida y su muerte no tienen sentido y son penosas, y no parece haber ninguna salida. Dígale entonces que hay una salida fácil-mente dentro de su alcance, no una conversión a otro sistema de ideas, sino una libe-ración de todas las ideas y patrones de vida. No le hable de Gurús y discípulos —esta manera de pensar no es para él. La suya es una vía interior, él está movido por un impulso interior y es guiado por una luz interior. Invítele a rebelarse y responderá. No intente impresionarle con que fulano es un hombre realizado y que puede ser aceptado como Gurú. Mientras él no confíe en sí mismo, no puede confiar en otro. Y la confianza vendrá con la experiencia.
    Int: ¡Cuán extraño! Yo no puedo imaginar la vida sin un Gurú.
    Mah: Es una cuestión de temperamento. Usted también tiene razón. Para usted, cantar las alabanzas de Dios es suficiente. Usted no necesita el deseo de la realiza-ción, ni adoptar una sadhana. El nombre de Dios es todo el alimento que usted nece-sita. Viva de él.
    Int: Esta constante repetición de unas pocas palabras, ¿no es un tipo de locura?
    Mah: Es una locura, pero una locura deliberada. Toda repetitividad es tamas, pero repetir el nombre de Dios es sattva-tamas debido a su elevado propósito. A causa de la presencia de sattva, todo tamas se consumirá y tomará la forma de un completo desapasionamiento, desapego, abandono, distanciamiento, inmutabilidad. Tamas deviene el firme fundamento sobre el que puede vivirse una vida integrada.
    Int: ¿Muere lo inmutable?
    Mah: Es lo que cambia lo que muere. Lo inmutable ni vive ni muere; es el pre-senciador atemporal de la vida y de la muerte. Usted no puede llamarlo muerto, pues es el presenciador. Tampoco puede llamarlo vivo, pues no cambia. Es lo mismo que su magnetófono. Graba, reproduce —todo por sí mismo. Usted solo escucha. Simi-larmente, yo observo todo lo que acontece, incluyendo mis palabras a usted. No soy yo quien habla, las palabras aparecen en mi mente y entonces yo las escucho decirse.
    Int: ¿No es el caso de todo el mundo?
    Mah: ¿Quién ha dicho que no? Pero usted insiste en que usted piensa, en que us-ted habla, mientras que para mí hay solo pensamiento, hay solo habla.
    Int: Hay que considerar dos casos. O bien he encontrado un Gurú, o no lo he en-contrado. En cada caso ¿cuál es la cosa adecuada que hay que hacer?
    Mah: Usted nunca está sin un Gurú, pues él está atemporal presente en su co-razón. A veces se externaliza y viene a usted como un factor de elevación y de re-forma en su vida, una madre, una esposa, un maestro; o bien permanece como un impulso interior hacia la rectitud y la perfección. Todo lo que usted tiene que hacer es obedecerle y hacer lo que le dice. Lo que el quiere que usted haga es simple —que aprenda autopresenciación, autocontrol, y autoabandono. Puede parecer arduo, pero es fácil si usted es serio. Y completamente imposible si usted no lo es. La seriedad es a la vez necesaria y suficiente. Todo se rinde a la seriedad.
    Int: ¿Qué le hace a uno serio?
    Mah: La compasión es el fundamento de la seriedad. Compasión por usted mismo y por los demás, nacida del sufrimiento, del suyo propio y del de los demás.
    Int: ¿Debo sufrir para ser serio?
    Mah: Usted no necesita sufrir, si usted es sensible y responde a las aflicciones de los demás, como le ocurría al Buddha. Pero si usted es insensible y despiadado, su propio sufrimiento hará que usted se haga las preguntas inevitables.
    Int: Me encuentro a mí mismo sufriendo, pero no suficiente. La vida no es agra-dable, pero es soportable. Mis pequeños placeres me compensan de mis pequeños dolores y en conjunto estoy más cómodo que la mayor parte de las gentes que conoz-co. Sé que mi condición es precaria, que puede sobrevenirme una calamidad en cual-quier momento. ¿Debo esperar que una crisis me ponga en el camino de la verdad?
    Mah: En el momento en que  usted ha visto cuan frágil es su condición, usted ya está alerta. Ahora, manténgase alerta, preste atención, indague, investigue, descubra sus errores de mente y de cuerpo y abandónelos.
    Int: ¿De dónde va a venir la energía? Yo soy como un hombre paralizado en una casa en llamas.
    Mah: ¡Incluso las gentes paralizadas encuentran sus piernas en un momento de peligro! Pero usted no está paralizado, usted meramente lo imagina. Dé el primer paso y usted estará en su propio camino.
    Int: Siento que mi presa sobre el cuerpo es tan fuerte que no puedo abandonar la idea de que yo soy el cuerpo. Ella se aferrará a mí mientras el cuerpo dure. Hay gen-tes que mantienen que ninguna realización es posible mientras se está vivo y yo me siento inclinado a estar de acuerdo con ellos.
    Mah: Antes de estar de acuerdo o en desacuerdo, ¿por qué no investiga usted la idea misma de un cuerpo? ¿Aparece la mente en el cuerpo o el cuerpo en la mente? Ciertamente debe haber una mente para concebir la idea «yo soy el cuerpo». Un cuerpo sin mente no puede ser «mi cuerpo». «Mi cuerpo» está invariablemente au-sente cuando la mente está en suspenso. Está también ausente cuando la mente está profundamente inmersa en pensamientos y sensaciones. Una vez que usted se da cuenta de que el cuerpo depende de la mente, y la mente de la consciencia, y la cons-ciencia de la presenciación, y no al revés, su pregunta sobre la espera para la realiza-ción del sí mismo, hasta que usted muera, está respondida. No es que usted deba li-brarse de la idea de «yo soy el cuerpo» primero, y después realizar el sí mismo. Es definitivamente al revés —usted se aferra a lo falso, debido a que usted no conoce lo verdadero. La seriedad, no la perfección, es una precondición para la realización de sí mismo. Las virtudes y los poderes vienen con la realización, no antes.

    85

    «Yo soy»: El Fundamento de toda Experiencia

    Interlocutor: Le escucho a usted hacer afirmaciones sobre usted mismo tales co-mo: «Yo soy atemporal, inmutable, más allá de los atributos», etc. ¿Cómo sabe usted estas cosas? ¿Y qué le hace a usted decirlas?
    Mah: Solo estoy intentando describir el estado antes de que el «yo soy» surgiera, pero el estado mismo, al ser más allá de la mente y de su lenguaje, es indescriptible.
    Int: El «yo soy» es el fundamento de toda experiencia. Lo que usted está inten-tando describir debe ser también una experiencia, limitada y transitoria. Usted habla de usted mismo como inmutable. Yo escucho el sonido de la palabra, recuerdo su significado por el diccionario, pero la experiencia de ser inmutable yo no la tengo. ¿Cómo puedo romper la barrera y saber personalmente, íntimamente lo que significa ser inmutable?
    Mah: La palabra misma es el puente. Recuérdela, piense en ella, explórela, rodée-la, mírela desde todas las direcciones, profundice en ella con seria perseverancia: soporte todas las demoras y contrariedades hasta que repentinamente la mente se dé la vuelta, se aparte de la palabra, hacia la realidad más allá de la palabra. Es como intentar encontrar a una persona conociendo solo su nombre. Llega un día en que sus indagaciones le llevan a usted hasta él y la palabra deviene realidad. Las palabras son valiosas, pues entre la palabra y su significado hay un lazo y si uno investiga la pala-bra asiduamente, se cruza más allá del concepto a la experiencia en la raíz del con-cepto. De hecho, tales intentos repetidos de ir más allá de las palabras es lo que se llama meditación. La sadhana es solo un persistente intento de cruzar desde lo verbal a lo no verbal. La tarea parece desesperada hasta que repentinamente todo deviene claro y simple y maravillosamente fácil. Pero, mientras usted esté interesado en su presente manera de vivir, usted eludirá el salto final a lo no conocido.
    Int: ¿Por qué debería interesarme en lo no conocido? ¿De qué utilidad es lo no conocido?
    Mah: De ninguna utilidad en absoluto. Pero merece la pena saber lo que le man-tiene a usted dentro de los estrechos confines de lo conocido. Es el conocimiento pleno y correcto de lo conocido lo que le lleva a usted a lo no conocido. Usted no puede pensar en ello en términos de usos y ventajas; ser sereno y desapegado, más allá del alcance de todo autointerés, de toda consideración egoísta, es una condición infaltable de la liberación. Usted puede llamarlo muerte; pero para mí es vivir en su significado e intensidad máximos pues yo soy uno con la vida en su totalidad y pleni-tud —intensidad, significación, armonía; ¿qué más quiere usted?
    Int: No se necesita nada más, por supuesto. Pero usted habla de lo cognoscible.
    Mah: De lo no cognoscible solo el silencio habla. La mente solo puede hablar de lo que conoce. Si usted investiga diligentemente lo cognoscible, esto se disuelve y solo queda lo no cognoscible. Pero con el primer parpadeo de la imaginación y del interés, lo no cognoscible se obscurece y lo conocido viene al primer plano. Lo co-nocido, lo que cambia, es con lo que usted vive —lo que no cambia no es de ninguna utilidad para usted. Solo cuando usted está saciado de lo que cambia y anhela lo que no cambia, usted está listo para el giro y para entrar en lo que puede ser descrito, cuando se ve desde el nivel de la mente, como vacuidad y obscuridad. Pues la mente tiene avidez de contenido y de variedad, mientras que, para la mente, la realidad es sin contenido e invariable.
    Int: Para mí eso se parece a la muerte.
    Mah: Lo es. Es también omnipenetrante, omniabarcante, intenso más allá de las palabras. Ningún cerebro ordinario puede soportarlo sin hacerse añicos; de aquí la absoluta necesidad de una sadhana. La pureza del cuerpo y la claridad de la mente, la no violencia y la no egoismidad en la vida son esenciales para la supervivencia como una entidad inteligente y espiritual.
    Int: ¿Hay entidades en la Realidad?
    Mah: La identidad es Realidad, la Realidad es identidad. La Realidad no es una masa sin forma, un caos sin palabra. Es poderosa, presenciadora, dichosa; comparada con su vida es como una vela comparada con el sol.
    Int: Por la gracia de Dios y de su maestro usted perdió todo deseo y temor y al-canzó el estado inmutable. Mi pregunta es simple —¿cómo sabe usted que su estado es inmutable?
    Mah: Solo se puede pensar y hablar de lo que cambia. Lo que no cambia solo puede realizarse en silencio. Una vez realizado, afectará profundamente a lo que cambia, permaneciendo ello mismo inafectado.
    Int: ¿Cómo sabe que usted es el presenciador?
    Mah: Yo no lo sé, yo lo soy. Yo lo soy, debido a que para ser todo debe ser pre-senciado.
    Int: La existencia también puede ser aceptada de oídas.
    Mah: Sin embargo, finalmente usted llega a la necesidad de un presenciador di-recto. La presenciación, si no es personal y efectiva, debe ser al menos posible y fac-tible. La experiencia directa es la prueba final.
    Int: La experiencia puede ser defectiva y extraviadora.
    Mah: De acuerdo, pero no el hecho de la experiencia. Cualquiera que pueda ser la experiencia, verdadera o falsa, el hecho de que está teniendo lugar una experiencia no puede ser negado. Él es su propia prueba. Obsérvese a usted mismo estrechamente y verá que cualquiera que sea el contenido de la consciencia, su presenciación no depende del contenido. La presenciación es ella misma, y no cambia con el acontecer. El acontecer puede ser agradable o desagradable, menor o importante, la presen-ciación es la misma. Tome nota de la naturaleza peculiar de la presenciación pura, de su autoidentidad natural sin el menor rastro de autoconsciencia, y vaya a su raíz, y pronto usted se dará cuenta de que la presenciación es su verdadera naturaleza y de que nada que usted pueda presenciar, puede llamarlo suyo propio.
    Int: ¿No es la consciencia y su contenido uno y lo mismo?
    Mah: La consciencia es como una nube en el cielo y las gotas de agua son el con-tenido. La nube necesita el sol para devenir visible, y la consciencia necesita ser en-focada en la presenciación.
    Int: ¿No es la presenciación una forma de consciencia?
    Mah: Cuando el contenido es observado sin agrado ni desagrado, la consciencia de ello es presenciación. Pero, no obstante, hay una diferencia entre la presenciación como se refleja en la consciencia y la presenciación pura más allá de la consciencia. La presenciación reflejada, el sentido: «yo estoy presenciando» es el presenciador, mientras que la presenciación pura es la esencia de la realidad. El reflejo del sol en una gota de agua es un reflejo del sol, sin duda, pero no es el sol mismo. Entre la presenciación reflejada en la consciencia como el presenciador y la presenciación pura hay un abismo, que la mente no puede cruzar.
    Int: ¿No depende de la manera en que usted lo mira? La mente dice que hay dife-rencia. El corazón dice que no hay ninguna.
    Mah: Por supuesto que no hay ninguna diferencia. Lo real ve lo real en lo irreal. Es la mente la que crea lo irreal y es la mente la que ve lo falso como falso.
    Int: Comprendo que la experiencia de lo real sigue a la visión de lo falso como falso.
    Mah: No hay ninguna cosa tal como la experiencia de lo real. Lo real es más allá de la experiencia. Toda experiencia está en la mente. Usted conoce lo real siendo lo real.
    Int: Si lo real es más allá de las palabras y de la mente, ¿por qué hablamos tanto sobre ello?
    Mah: Por el gozo de hacerlo, por supuesto. Lo real es la dicha suprema. Incluso hablar de ello es felicidad.
    Int: Yo le escucho hablar a usted de lo inconmovible y dichoso. ¿Qué hay en su mente cuando usted usa estas palabras?
    Mah: No hay nada en la mente. Lo mismo que usted escucha las palabras, así también las escucho yo. El poder que hace que todo acontezca, las hace acontecer también a ellas.
    Int: Pero está hablando usted, no yo.
    Mah: Eso le parece a usted. Como yo lo veo, dos cuerpos-mentes intercambian ruidos simbólicos. En la Realidad no está aconteciendo nada.
    Int: Escuche, señor. He venido a usted debido a que estoy afligido. Yo soy una pobre alma perdida en un mundo que no comprendo. Tengo miedo de la Madre Natu-raleza que quiere que yo crezca, que procree y que muera. Cuando pregunto por el significado y por el propósito de todo esto, ella no responde. He venido a usted por-que se me ha dicho que usted es bueno y sabio. Usted habla sobre lo que cambia co-mo falso y transitorio y esto puedo comprenderlo. Pero cuando usted habla de lo in-mutable, me siento perdido. «Ni esto, ni eso, más allá del conocimiento, de ninguna utilidad» —¿por qué hablar de ello entonces? ¿Existe, o es solo un concepto, un opuesto verbal a lo que cambia?
    Mah: Ello es, solo ello es. Pero en su estado presente no es de ninguna utilidad para usted. Lo mismo que el vaso de agua cerca de su cama no es de ninguna utilidad para usted, cuando usted sueña que se está muriendo de sed en un desierto. Yo estoy intentando despertarle, cualquiera que sea su sueño.
    Int: Por favor, no me diga que estoy soñando y que pronto despertaré. Yo querría que así fuera. Pero estoy despierto y afligido. Usted habla de un estado sin sufrimien-to, pero agrega que yo no puedo tenerlo en mi presente condición. Me siento perdido.
    Mah: No se sienta perdido. Yo sólo digo que para encontrar lo inmutable y di-choso usted debe abandonar su presa sobre lo mutable y penoso. Usted está interesa-do en su propia felicidad y yo le estoy diciendo a usted que no hay ninguna cosa tal. La felicidad no es nunca suya propia, es donde el «yo» no es. Yo no digo que esté más allá de su alcance; usted solo tiene que ir más allá de usted mismo, y la encon-trará.
    Int: Si tengo que ir más allá de mí mismo, ¿por qué recibí la idea de «yo soy» en el primer ejemplo?
    Mah: La mente necesita un centro para trazar un círculo. El círculo puede crecer y con cada crecimiento habrá un cambio en la sensación de «yo soy». Un hombre que se ha tomado a sí mismo entre manos, un Yogi, trazará una espiral, pero el centro permanecerá, por muy vasta que sea la espiral. Entonces llega un día en que la totali-dad de la empresa se ve como falsa y se abandona completamente. El punto central ya no es y el universo deviene el centro.
    Int: Sí, quizás sea así. ¿Pero qué tengo que hacer ahora?
    Mah: Observe asiduamente su vida siempre cambiante, indague profundamente los motivos más allá de sus acciones y usted pinchará pronto la burbuja en la que está encerrado. Un pollito necesita el cascarón para crecer, pero llega un día en que el cascarón debe ser roto. Si no se rompe, habrá sufrimiento y muerte.
    Int: ¿Quiere usted decir que si no emprendo el Yoga, estoy condenado a la extin-ción?
    Mah: Hay el Gurú que vendrá en su rescate. Mientras tanto conténtese con obser-var el flujo de su vida; si su observación es profunda y sostenida, siempre vuelta hacia la fuente, se moverá gradualmente corriente arriba hasta que repentinamente devenga ella misma la fuente. Ponga su presenciación a trabajar, no su mente. La mente no es el instrumento adecuado para esta tarea. Lo atemporal solo puede ser alcanzado por lo atemporal. Su cuerpo y su mente están ambos sujetos al tiempo; solo la pre-senciación es atemporal, incluso en el ahora. En la presenciación usted presencia hechos y la realidad ama los hechos.
    Int: Usted confía enteramente en mi presenciación para que se haga cargo de mí, y no en el Gurú y Dios.
    Mah: Dios da el cuerpo y la mente y el Gurú muestra la manera de usarlos. Pero retornar a la fuente es su tarea propia.
    Int: Dios me ha creado, él cuidará de mí.
    Mah: Hay innumerables dioses, cada uno en su propio universo. Ellos crean y re-crean eternamente. ¿Va usted a esperar que ellos le salven? Lo que usted necesita para su salvación está ya dentro de su alcance. Úselo. Investigue lo que usted sabe hasta su último extremo y usted alcanzará las capas no conocidas de su ser. Vaya más lejos y lo no esperado explotará en usted y volatilizará todo.
    Int: ¿Significa eso la muerte?
    Mah: Significa la vida —por fin.

    86

    Lo No Conocido es el Hogar de lo Real

    Interlocutor: ¿Quién es el Gurú y quién es el Gurú supremo?
    Maharaj: Todo lo que acontece en su consciencia es su Gurú. Y la presenciación pura más allá de la consciencia es el Gurú supremo.
    Int: Mi Gurú es Sri Babaji. ¿Cuál es su opinión de él?
    Mah: ¡Qué pregunta para formularla! Al espacio de Bombay se le pregunta cuál es su opinión del espacio de Poona. Los nombres difieren, pero no el espacio. La palabra «Babaji» es meramente una dirección. ¿Quién vive en esa dirección? Usted hace preguntas cuando está afligido. Indague quién está afligiendo y a quién.
    Int: Comprendo que todo el mundo está bajo la obligación de realizar. ¿Es su de-ber, o es su destino?
    Mah: La realización es darse cuenta del hecho de que usted no es una persona. Por lo tanto, no puede ser el deber de la persona cuyo destino es desaparecer. El des-tino es el deber del que se imagina que es la persona. Descubra quién es ese y la per-sona imaginada se disolverá. La liberación, lo es de algo. ¿Qué es usted, para liberarse de qué? Obviamente, usted debe liberarse de la persona por quien usted se toma, pues es la idea que tiene de usted mismo la que le mantiene sumido en la esclavitud.
    Int: ¿Cómo es eliminada la persona?
    Mah: Por la determinación. Comprenda que ella debe partir y quiera que ella parta —partirá si usted es serio al respecto. Alguien, no importa quién, le dirá a usted que usted es consciencia pura, no un cuerpo-mente. Acéptelo como una posibilidad e investigue seriamente. Usted puede descubrir que es así, que usted no es una persona sujeta al espacio y al tiempo. ¡Piense en la diferencia que constituirá esto!
    Int: Si yo no soy una persona, ¿entonces que soy yo?
    Mah: La tela mojada parece, se siente y se huele diferentemente mientras está mojada. Cuando se seca, es nuevamente la tela normal. El agua la ha dejado —¿y quién puede distinguir que estuvo mojada? Su naturaleza real es completamente dife-rente de lo que usted parece ser. Abandone la idea de ser una persona, eso es todo. Usted no necesita llegar a ser lo que usted es de todos modos. Hay la identidad de lo que usted es y hay la persona sobreimpuesta sobre ello. Todo lo que usted conoce es la persona, la identidad —que no es una persona— usted no la conoce, pues usted nunca ha dudado, nunca se ha preguntado a usted mismo la pregunta crucial —«¿Quién soy yo?». La identidad es el presenciador de la persona y la sadhana consis-te en cambiar el énfasis desde la persona superficial y cambiante al presenciador in-mutable y siempre presente.
    Int: ¿Cómo es que la pregunta «¿Quién soy yo?» me atrae tan poco? Prefiero pa-sar mi tiempo en la dulce compañía de los santos.
    Mah: Morar en su propio ser es también santa compañía. Si usted no tiene ningún problema de sufrimiento ni de escape del sufrimiento, usted no encontrará la energía y la persistencia necesarias para la indagación de sí mismo. Usted no puede fabricar una crisis. Debe ser genuina.
    Int: ¿Cómo acontece una crisis genuina?
    Mah: Acontece cada momento, pero usted no está suficientemente alerta. Una sombra sobre el rostro de su prójimo, la inmensa y omnipenetrante aflicción de la existencia es una factor constante en su vida, pero usted elude notarlo. Usted sufre y ve sufrir a los demás, pero usted no responde.
    Int: Lo que usted dice es verdadero, ¿pero qué puedo hacer al respecto? Tal es en verdad la situación. Mi debilidad y embotamiento son una parte de ella.
    Mah: Basta ya. Mírese a usted mismo asiduamente —es suficiente. La puerta que le encierra a usted es también la puerta que le conduce a usted afuera. El «yo soy» es la puerta. Permanezca en ella hasta que se abra. De hecho, está abierta, solo que usted no está en ella. Usted está esperando ante puertas pintadas no existentes que nunca se abrirán.
    Int: Muchos de nosotros hemos estado tomando drogas en algún tiempo y en al-guna medida. Hubo gentes que nos dijeron que tomáramos drogas para acceder a niveles de consciencia más altos. Otros nos aconsejaron que practicáramos el sexo abundantemente con el mismo propósito. ¿Cuál es su opinión del tema?
    Mah: Sin duda, una droga que puede afectar a su cerebro puede afectar también a su mente, y proporcionarle a usted las extrañas experiencias prometidas. ¿Pero qué son todas las drogas comparadas con esa droga que le proporcionó a usted esta in-usualísima experiencia de nacer y de vivir sumido en la aflicción y el temor, buscando sin parar la felicidad, que no llega, o que no dura? Usted debe indagar en la naturale-za de esta droga y encontrar un antídoto.
    El nacimiento, la vida, la muerte —son uno. Encuentre lo que los ha causado. An-tes de nacer, usted ya estaba drogado. ¿Qué tipo de droga era? Usted puede curarse de todas las enfermedades, pero si usted está todavía bajo la influencia de la droga primordial, ¿de qué sirven las curas superficiales?
    Int: ¿No es el karma lo que causa el renacimiento?
    Mah: Usted puede cambiar el nombre, pero permanece el hecho. ¿Cuál es la droga que usted llama karma o destino? Ella hizo que usted creyera que usted es lo que no es. ¿Qué es, y puede usted liberarse de ella? Antes de seguir adelante usted debe aceptar, al menos como una teoría de trabajo, que usted no es lo que usted parece ser, que usted está bajo la influencia de una droga. Solo entonces usted tendrá el empuje y la paciencia para examinar los síntomas y para buscar su causa común. Todo lo que un Gurú puede decirle a usted es: «Mi querido señor, está completamente equivocado sobre usted mismo. Usted no es la persona que piensa que usted es». No confíe en nadie, ni siquiera en usted mismo. Indague, descubra, elimine y abandone todas las asumiciones hasta que alcance las aguas vivas y la roca de la verdad. Hasta que usted esté libre de la droga, todas sus religiones y ciencias, plegarias y Yogas no son de ninguna utilidad para usted, pues al estar basadas en un error, lo fortalecen. Pero si usted permanece con la idea de que usted no es el cuerpo ni la mente, ni tampoco su presenciador, sino enteramente más allá, su mente crecerá en claridad, sus deseos —en pureza, sus acciones —en caridad y esa destilación interior le llevará a usted a otro mundo, un mundo de verdad y de amor sin temor. Resista a sus viejos hábitos de sentir y de pensar, dígase constantemente a usted mismo: «No, así no, no puede ser así; yo no soy así, yo no lo necesito, yo no lo quiero», y ciertamente vendrá un día en que la estructura entera del error y de la desesperación se vendrá abajo y el terreno quedará libre para una nueva vida. Después de todo, usted debe recordar que todas sus preocupaciones están con usted sólo durante las horas de la vigilia y parcialmente en sus sueños; en el sueño profundo todo se deja de lado y se olvida. Cuan poco im-portante es su vida de vigilia, incluso para usted mismo, lo muestra el hecho de que con solo acostarse y cerrar los ojos toda ella puede acabar. Cada vez que usted se va a dormir, lo hace sin la más mínima certeza de despertarse y sin embargo usted acepta el riesgo.
    Int: Cuando usted duerme, ¿es usted consciente o inconsciente?
    Mah: Permanezco consciente, pero no consciente de ser una persona particular.
    Int: ¿Puede usted darnos a saborear la experiencia de la realización de sí mismo?
    Mah: ¡Tómela toda! Está aquí a petición. Pero usted no pide. Incluso cuando us-ted pide, usted no toma. Encuentre lo que le impide a usted tomar.
    Int: Yo sé lo que impide —mi ego.
    Mah: Entonces ocúpese de su ego —déjeme en paz. Mientras usted permanezca encerrado dentro de su mente, mi estado está más allá de su alcance.
    Int: Encuentro que no tengo más preguntas que hacer.
    Mah: Si usted estuviera realmente en guerra con su ego, usted habría hecho mu-chas más preguntas. Usted está falto de preguntas debido a que usted no está real-mente interesado. Actualmente usted está movido por el principio placer-dolor, el cual es el ego. Usted está de parte del ego, no lo está combatiendo. Usted ni siquiera se da cuenta de cuan totalmente dominado está usted por consideraciones personales. Un hombre debe estar siempre en rebelión contra sí mismo, pues el ego, como un espejo combo, empequeñece y distorsiona. Él es el peor de todos los tiranos, le do-mina a usted absolutamente.
    Int: Cuando no hay ningún «yo», ¿quién es libre?
    Mah: El mundo queda libre de una imponente molestia. Es muy bueno.
    Int: ¿Bueno para quién?
    Mah: Bueno para todo el mundo. Es como una soga tendida a través de la calle, que obstruye el tráfico. Enróllela, sigue ahí, como mera identidad, útil cuando se ne-cesita. La liberación del ego es el fruto de la autoindagación.
    Int: Hubo un tiempo en que yo estaba sumamente descontento conmigo mismo. Ahora he encontrado a mi Gurú y estoy en paz, después de haberme abandonado completamente a él.
    Mah: Si usted observa su vida diaria verá que usted no ha abandonado nada. Us-ted meramente ha añadido la palabra «abandono» a su vocabulario y ha convertido a su Gurú en una percha para colgar sus problemas. El abandono real significa no hacer nada, a menos de que sea indicado por el Gurú. Por así decir, usted se pone a un lado y deja que su Gurú viva la vida de usted. Usted meramente observa y se maravilla de cuan fácilmente él resuelve los problemas que a usted le parecían insolubles.
    Int: Mientras estoy sentado aquí, veo la habitación, las gentes. Le veo a usted también. ¿Cómo se ve la cosa desde usted? ¿Qué ve usted?
    Mah: Nada. Yo miro, pero no veo en el sentido de crear imágenes revestidas de juicios. Yo no describo ni evalúo. Miro, le veo a usted, pero ninguna actitud ni opi-nión nublan mi visión. Y cuando aparto mis ojos, mi mente no deja que la memoria se entretenga, sino que en el acto queda libre y fresca para la siguiente impresión.
    Int: Según estoy aquí, mirándole a usted, no puedo localizar el acontecer en el es-pacio y el tiempo. Hay algo eterno y universal en la transmisión de sabiduría que está teniendo lugar. Diez mil años antes, o después, no constituirían ninguna diferencia —el acontecimiento mismo es atemporal.
    Mah: El hombre no cambia mucho a través de las edades. Los problemas humanos permanecen los mismos y requieren las mismas respuestas. Que usted sea consciente de lo que usted llama transmisión de sabiduría muestra que la sabiduría todavía no ha sido transmitida. Cuando usted la tiene, usted ya no es más consciente de ella. Lo que es realmente suyo propio —usted no es consciente de ello. De lo que usted es consciente no es usted ni suyo. Suyo es el poder de percepción, no lo que usted percibe. Es un error tomar lo consciente como la totalidad del hombre. El hombre es lo no consciente, lo consciente y lo supraconsciente, pero usted no es el hombre. Suya es la pantalla, la luz y también el poder de ver, pero la imagen no es usted.
    Int: ¿Debo buscar el Gurú o quedarme con quienquiera que haya encontrado?
    Mah: La pregunta misma muestra que usted todavía no ha encontrado ninguno. Mientras usted no se haya realizado, usted irá de Gurú en Gurú, pero cuando usted se haya encontrado a usted mismo, la búsqueda acabará. Un Gurú es un poste indicador. Cuando usted está de camino, usted pasa muchos postes indicadores. Cuando usted ha alcanzado su destino, es el último solo el que ha importado. En realidad todos importaron en su propio tiempo y ninguno importa ya ahora.
    Int: Usted parece no dar ninguna importancia al Gurú. Él es meramente un inci-dente entre otros.
    Mah: Todos los incidentes contribuyen, pero ninguno es crucial. En el camino cada paso le ayuda a usted a alcanzar su destino, y cada uno es tan crucial como los demás, pues debe darse cada paso —usted no puede omitirlo. ¡Si se niega a darlo, entonces usted se atascará!
    Int: Todo el mundo canta las glorias del Gurú, mientras que usted lo compara con un poste indicador. ¿No necesitamos un Gurú?
    Mah: ¿No necesitamos un poste indicador? Sí y no. Sí, si nosotros no estamos se-guros; no, si conocemos nuestro camino. Una vez que estamos seguros de nosotros mismos, el Gurú ya no se necesita, excepto en un sentido técnico. Su mente es un instrumento, después de todo, y usted debe saber cómo usarla. Lo mismo que a usted se le enseñan los usos de su cuerpo, así también usted debe saber cómo usar su mente.
    Int: ¿Qué gano yo aprendiendo a usar mi mente?
    Mah: Usted gana la liberación del deseo y del temor, los cuales se deben entera-mente a los usos erróneos de la mente. El mero conocimiento mental no es suficiente. Lo conocido es accidental, lo no conocido es el hogar de lo real. Vivir en lo conocido es esclavitud, vivir en lo no conocido es liberación.
    Int: He comprendido que toda práctica espiritual consiste en la eliminación del sí mismo personal. Tal práctica requiere una determinación de hierro y una aplicación incesante. ¿Dónde encontrar la integridad y la energía para tal trabajo?
    Mah: Usted las encuentra en la compañía del sabio.
    Int: ¿Cómo sé yo quién es sabio y quién es meramente inteligente?
    Mah: Si sus motivos son puros, si usted busca la verdad y nada más, usted encon-trará la gente adecuada. Encontrarlos es fácil, lo que es difícil es confiar en ellos y sacar plena ventaja de su consejo y de su guía.
    Int: ¿Es el estado de vigilia más importante para la práctica espiritual que el estado de sueño?
    Mah: En conjunto nosotros damos demasiada importancia al estado de vigilia. Sin el estado de sueño profundo el estado de vigilia sería imposible; sin el sueño pro-fundo uno enloquece o muere; ¿por qué da usted tanta importancia a la consciencia de la vigilia, que depende tan evidentemente de lo no consciente? No solo lo cons-ciente, sino también lo no consciente, debe cuidarse en nuestra práctica espiritual.
    Int: ¿Cómo se atiende a lo no consciente?
    Mah: Mantenga el «yo soy» en el foco de la presenciación, recuerde que usted es, obsérvese a usted mismo incesantemente y lo no consciente fluirá a lo consciente sin ningún esfuerzo especial de su parte. Los deseos y los temores erróneos, las ideas falsas, las inhibiciones sociales están bloqueando e impidiendo a lo no consciente su libre intercambio con lo consciente. Una vez libre de mezclarse, los dos devienen uno y ese uno deviene el todo. La persona se sumerge en el presenciador, el presenciador en la presenciación, la presenciación en el ser puro, pero la identidad no se pierde, solo se pierden sus limitaciones. Se transfigura, y deviene el Sí mismo real, el sadguru, el amigo y guía eterno. Usted no puede acceder a él en el culto. Ninguna actividad externa puede alcanzar el sí mismo interior; el culto y las plegarias perma-necen solo en la superficie; para ir más profundamente es esencial la meditación —el esfuerzo por ir más allá de los estados de sueño profundo, de sueño con sueños y de vigilia. Al comienzo los intentos son irregulares, después recurren cada vez más a menudo, devienen regulares, después continuos e intensos, hasta que se conquistan todos los obstáculos.
    Int: ¿Obstáculos a qué?
    Mah: Al olvido de sí mismo.
    Int: Si el culto y las plegarias son inefectivos, ¿por qué usted también hace culto diariamente, con cantos y música, a imagen de su Gurú?
    Mah: Aquellos que quieren hacerlo, que lo hagan. No veo ninguna razón para in-terferir.
    Int: Pero usted toma parte en ello.
    Mah: Sí, así parece. ¿Pero por qué estar tan interesado en mí? Dé toda su atención a la pregunta: «¿Qué es lo que me hace consciente?», hasta que su mente devenga la pregunta misma y no pueda pensar en nada más.
    Int: Por todas partes se me empuja a meditar. Yo no encuentro ningún sabor en la meditación, pero estoy interesado en muchas otras cosas; algunas las quiero muchí-simo y mi mente va a por ellas; mis intentos de meditar son tibios, ¿qué debo hacer?
    Mah: Pregúntese a usted mismo: «¿a quién acontece todo?». Use todas las cosas como una oportunidad para ir adentro. Ilumine su camino quemando los obstáculos en la intensidad de la presenciación. Cuando le acontezca desear o temer, no es el deseo o el temor lo que es erróneo y debe partir, sino la persona que desea y teme. Está fuera de propósito combatir los deseos y temores, que pueden ser perfectamente naturales y estar justificados; es la persona, que está dominada por ellos, la que es la causa de los errores, pasados y futuros. Esta persona debe ser cuidadosamente exa-minada y debe verse su falsedad; entonces su poder sobre usted acabará. Después de todo, la persona desaparece cada vez que usted se va a dormir. En el sueño profundo usted no es una persona consciente de sí misma, sin embargo usted está vivo. Cuando usted está vivo y consciente, pero no consciente de usted mismo, usted ya no es una persona. Por así decir, durante las horas de vigilia usted está en el escenario, repre-sentando un papel, ¿pero qué es usted cuando termina la obra? Usted es lo que usted es; lo que usted era antes de que la obra comenzara usted lo sigue siendo cuando la obra ha terminado. Mírese a usted mismo como representando un papel en el escena-rio de la vida. La actuación puede ser espléndida o torpe, pero usted no está en ella, usted meramente la observa; con interés y simpatía, por supuesto, pero teniendo siempre presente que usted solo está observando mientras la obra —la vida— se des-envuelve.
    Int: Usted siempre está subrayando el aspecto de cognición de la realidad. Usted apenas menciona alguna vez el afecto, y la voluntad —¿nunca lo hace?
    Mah: La voluntad, el afecto, la dicha —esforzarse y gozar están tan profunda-mente teñidos de lo personal, que no se puede confiar en ellos. La clarificación y la purificación necesarias al comienzo mismo del viaje, solo puede darlas la presencia-ción. El amor y la voluntad vendrán en su momento, pero el terreno debe estar prepa-rado. El sol de la presenciación debe salir primero —todo lo demás seguirá por sí solo.

  • Crow

    87

    Mantenga la Mente Silente y Usted Descubrirá

    Interlocutor: Una vez tuve una extraña experiencia. Yo no era, ni el mundo era, solo había luz —dentro y fuera— y una paz inmensa. Esto duró cuatro días y después volví a la consciencia cotidiana.
    Ahora tengo una sensación de que todo lo que sé es meramente un andamiaje, que cubre y oculta el edificio en construcción. El arquitecto, el diseño, los planos, el propósito —yo no sé nada de esto; hay alguna actividad en marcha; acontecen cosas; eso es todo lo que puedo decir. Yo soy ese andamiaje, algo muy frágil y de corta vi-da; cuando el edificio esté listo, el andamiaje será desmantelado y eliminado. El «yo soy» y «lo que yo soy» no son de ninguna importancia, debido a que una vez que el edificio esté listo, el «yo» partirá, sin dejar ninguna pregunta sobre sí mismo para responder.
    Mah: ¿No es usted el presenciador de todo esto? ¿No es el hecho de la presencia-ción el factor constante?
    Int: Mi sensación de permanencia e identidad se debe a la memoria, que es com-pletamente evanescente y no fiable. ¡Cuán poco recuerdo, incluso del pasado más reciente! He vivido una vida, ¿y ahora qué me queda? Un paquete de aconteceres, como mucho una breve historia.
    Mah: Todo esto tiene lugar dentro de su consciencia.
    Int: Dentro y fuera. Por el día —dentro; por la noche —fuera. La consciencia no es todo. Acontecen muchas cosas más allá de su alcance. Decir que aquello de lo que yo no soy consciente no existe, es enteramente erróneo.
    Mah: Lo que usted dice es lógico, pero de hecho usted solo conoce lo que está en su consciencia. Lo que usted pretende que existe fuera de la experiencia consciente es inferido.
    Int: Puede ser inferido y ser sin embargo más real que lo sensorial.
    Mah: Sea cuidadoso. En el momento en que usted comienza a hablar, usted crea un universo verbal, un universo de palabras, de ideas, de conceptos y de abstraccio-nes, entretejidos e interdependientes, maravillosamente fértiles, que se apoyan y se explican unos a otros y, sin embargo, todos ellos sin esencia ni substancia, meras creaciones de la mente. Las palabras crean palabras, la realidad es silente.
    Int: Cuando usted habla, yo le oigo. ¿No es esto un hecho?
    Mah: Qué usted oye es un hecho. Lo que usted oye —no lo es. El hecho puede ser experimentado, y en ese sentido el sonido de la palabra y las ondas mentales que causa son experimentadas. No hay ninguna otra realidad detrás de ello. Su significa-do es puramente convencional, tiene que ser recordado; un lenguaje puede olvidarse fácilmente, a menos de que se practique.
    Int: Si las palabras no tienen ninguna realidad en ellas, ¿por qué hablar entonces?
    Mah: Sirven a su limitado propósito de la comunicación interpersonal. Las pala-bras no transmiten hechos, los señalan. Una vez más allá de la persona, usted no ne-cesita palabras.
    Int: ¿Qué puede llevarme más allá de la persona? ¿Cómo ir más allá de la cons-ciencia?
    Mah: Las palabras y las preguntas vienen de la mente y le mantienen a usted ahí. Para ir más allá de la mente, usted debe ser silente y sereno. Paz y silencio, silencio y paz —está es la vía más allá. Deje de hacer preguntas.
    Int: Una vez que abandono hacer preguntas, ¿qué tengo que hacer?
    Mah: ¿Qué puede usted hacer sino esperar y observar?
    Int: ¿Qué tengo que esperar?
    Mah: Que el centro de su ser emerja en la consciencia. Los tres estados —sueño profundo, sueño con sueños y vigilia están todos en la consciencia, en lo manifestado; lo que usted llama la no consciencia también se manifestará —a su debido tiempo; completamente más allá de la consciencia está lo no manifestado. Y más allá de todo, y penetrando todo, está el corazón del ser, que late constantemente —manifestado/no manifestado; manifestado/no manifestado, (saguna-nirguna).
    Int: En el nivel verbal todo suena muy bien. Puedo visualizarme a mí mismo como la semilla del ser, un punto en la consciencia, con mi sensación de «yo soy» pulsando, apareciendo y desapareciendo alternadamente. ¿Pero qué tengo que hacer para realizarlo como un hecho, para ir más allá, a la Realidad sin palabras, a la Realidad sin cambio?
    Mah: Usted no puede hacer nada. Lo que el tiempo ha traído, el tiempo se lo lle-vará.
    Int: ¿Por qué entonces todas estas exhortaciones a practicar el Yoga y a buscar la realidad? Hacen que me sienta capaz y responsable, mientras que de hecho es el tiempo el que hace todo.
    Mah: Éste es el fin del Yoga —realizar la independencia. Todo lo que acontece, acontece en la mente y a la mente, no a la fuente del «yo soy». Una vez  que usted se da cuenta de que todo acontece por sí mismo (llámelo destino, o la voluntad de Dios o mero accidente), usted permanece solo como presenciador, comprendiendo y go-zando, pero no perturbado.
    Int: Si dejo de confiar enteramente en las palabras, ¿cuál será mi condición?
    Mah: Hay una estación para confiar —y otra para desconfiar. Deje que las esta-ciones hagan su trabajo, ¿por qué preocuparse?
    Int: De algún modo, yo me siento responsable por lo que acontece a mi alrededor.
    Mah: Usted solo es responsable de lo que usted puede cambiar. Todo lo que usted puede cambiar es su actitud. Ahí está su responsabilidad.
    Int: ¡Usted me está aconsejando que permanezca indiferente a las aflicciones de los demás!
    Mah: No es que usted sea indiferente. Pero todos los sufrimientos de la humani-dad no van a impedirle a usted disfrutar de su próxima comida. El presenciador no es indiferente. Él es la plenitud de la comprensión y de la compasión. Solo como el pre-senciador usted puede ayudar a los demás.
    Int: Toda mi vida he sido alimentado con palabras. El número de palabras que he oído y leído alcanza billones. ¿Me ha beneficiado? ¡No, en absoluto!
    Mah: La mente moldea el lenguaje y el lenguaje moldea la mente. Ambos son herramientas, úselas pero no abuse de ellas. Las palabras pueden llevarle a usted solo hasta su propio límite; para ir más allá, usted debe abandonarlas. Permanezca solo como el presenciador silente.
    Int: ¿Cómo puedo hacerlo? El mundo me perturba enormemente.
    Mah: Ello se debe a que usted se piensa suficientemente grande como para ser afectado por el mundo. No es así. Usted es tan pequeño que nada puede atraparle. Es su mente la que deviene atrapada, no usted. Conózcase a usted mismo como usted es —un mero punto en la consciencia, sin dimensiones y atemporal. Usted es como la punta del lapicero —por mero contacto con usted la mente traza su imagen del mun-do. Usted es único y simple —la imagen es compleja y extensa. No se deje extraviar por la imagen —permanezca presenciador del minúsculo punto— que está por todas partes en la imagen.
    Lo que es, puede dejar de ser; lo que no es, puede llegar a ser; pero lo que ni es ni no es, y de lo que el ser y el no ser dependen, es inaprehensible; conózcase a usted mismo como la causa del deseo y del temor, ella misma libre de ambos.
    Int: ¿Cómo soy yo la causa del temor?
    Mah: Todo depende de usted. Es por su consentimiento como el mundo existe. Retírele su creencia en su realidad y se disolverá como un sueño. El tiempo puede abatir montañas; mucho más usted, que es la fuente atemporal del tiempo. Pues, sin memoria y expectación, no puede haber ningún tiempo.
    Int: ¿Es el «yo soy» lo Último?
    Mah: Antes de que usted pueda decir: «yo soy», usted debe estar aquí para decir-lo. El ser no necesita ser consciente de sí mismo. Usted no necesita saber para ser, pero usted debe ser para saber.
    Int: ¡Señor, me estoy ahogando en un mar de palabras! Puedo ver que todo de-pende de cómo se junten las palabras, pero debe haber alguien para juntarlas —significativamente. Poniendo palabras al azar, el Ramayana, el Mahabharata y la Bhagavata jamás hubieran podido producirse. La teoría de la emergencia accidental no se sostiene. El origen de lo significativo debe estar más allá de ello. ¿Cuál es ese poder que crea el orden del caos? Vivir es más que ser, y la consciencia es más que vivir. ¿Quién es el ser vivo consciente?
    Mah: Su pregunta contiene su respuesta: un ser vivo consciente es un ser vivo consciente. Las palabras son sumamente apropiadas, pero usted no capta su pleno alcance. Profundice en el significado de las palabras: ser, vivo, consciente, y dejará de girar en círculo, haciendo preguntas pero eludiendo las respuestas. Comprenda que usted no puede hacer una pregunta válida sobre usted mismo, debido a que usted no sabe a quién está preguntado. En la pregunta «¿Quién soy yo?» el «yo» no es co-nocido y la pregunta puede hacerse de la siguiente manera: «Yo no sé lo que entiendo por “yo”». Lo que usted es, usted debe descubrirlo. Yo solo puedo decirle lo que usted no es. Usted no es del mundo, usted ni siquiera está en el mundo. El mundo no es, solo usted es. Usted crea el mundo en su imaginación como un sueño. Lo mismo que usted no puede separar el sueño de usted mismo, así usted no puede tener un mundo exterior independiente de usted mismo. Usted es independiente, no el mundo. No tenga miedo de un mundo que usted mismo ha creado. Deje de buscar la felicidad y la realidad en un sueño, y usted despertará. Usted no necesita saber todos los «porqué» y los «cómo», no hay ningún fin para las preguntas. Abandone todos los deseos, mantenga su mente silente y usted descubrirá.

    88

    El Conocimiento por la Mente, no es Conocimiento Verdadero

    Interlocutor: ¿Experimenta usted los tres estados de vigilia, de sueño con sueños y de sueño profundo lo mismo que nosotros, o de otra manera?
    Mah: Los tres estados son sueño para mí. Mi estado de vigilia es más allá de ellos. Cuando les miro a ustedes, todos ustedes aparecen dormidos, soñando mundos suyos propios. Yo soy presenciador, pues no imagino nada. No es samadhi, que no es más que un tipo de sueño. Es un estado inafectado por la mente, libre del pasado y del futuro. En su caso está distorsionado por el deseo y el temor, por los recuerdos y es-peranzas; en el mío es como es —normal. Ser una persona es estar dormido.
    Int: Entre el cuerpo y la presenciación pura está el «órgano interno», antahkarana, el «cuerpo sutil», el «cuerpo mental», cualquiera que sea el nombre. Lo mismo que un espejo giratorio convierte la luz del sol en un patrón de rayos y de colores múltiples, así el cuerpo sutil convierte la simple luz del Sí mismo brillante en un mundo diversificado. Así es como he comprendido su enseñanza. Lo que no puedo entender es cómo surgió por primera vez este cuerpo sutil.
    Mah: Es creado con la emergencia de la idea «yo soy». Los dos son uno.
    Int: ¿Cómo apareció el «yo soy»?
    Mah: En su mundo todo debe tener un comienzo y un fin. Si no es así, usted lo llama eterno. En mi visión no hay ninguna cosa tal como el comienzo o el fin —éstos están relacionados ambos con el tiempo. El ser atemporal es enteramente en el ahora.
    Int: El antahkarana, o el «cuerpo sutil», ¿es real o irreal?
    Mah: Es momentáneo. Real cuando está presente, irreal cuando no está.
    Int: ¿Qué tipo de realidad? ¿Es momentánea?
    Mah: Llámela empírica, o actual, o factible. Es la realidad de la experiencia in-mediata, aquí y ahora, que no puede ser negada. Usted puede cuestionar la descrip-ción y el significado, pero no el acontecer mismo. El ser y el no ser alternan y su realidad es momentánea. La Realidad Inmutable es más allá del espacio y del tiempo. Dése cuenta de la momentaneidad del ser y del no ser y sea libre de ambos.
    Int: Las cosas pueden ser transitorias, sin embargo están mucho con nosotros, en una repetición inacabable.
    Mah: Los deseos son fuertes. Es el deseo lo que causa la repetición. No hay nin-guna recurrencia donde el deseo no está.
    Int: ¿Qué hay sobre el temor?
    Mah: El deseo es del pasado, el temor es del futuro. El recuerdo del sufrimiento pasado y el temor de su recurrencia le hacen a uno ansioso sobre el futuro.
    Int: Hay también el temor de lo no conocido.
    Mah: Quien no ha sufrido no tiene temor.
    Int: ¿Estamos condenados al temor?
    Mah: Hasta que podamos mirar al temor y aceptarlo como la sombra de la exis-tencia personal. Como personas nosotros estamos obligados a tener miedo. Abandone todas las ecuaciones personales y usted estará libre del temor. No es difícil. El no deseo viene por sí solo cuando el deseo se reconoce como falso. Usted no necesita luchar contra el deseo. Finalmente, el deseo es un impulso hacia la felicidad, lo cual es natural mientras hay aflicción. Solo vea que no hay ninguna felicidad en lo que usted desea.
    Int: Pero nosotros nos movemos por el placer.
    Mah: Cada placer está envuelto en el dolor. Pronto descubrirá que usted no puede tener uno sin el otro.
    Int: Hay el experimentador y hay su experiencia. ¿Qué ha creado el lazo entre los dos?
    Mah: Nada lo ha creado. Es. Los dos son uno.
    Int: Siento que hay un obstáculo en alguna parte, pero no sé dónde.
    Mah: El obstáculo está en su mente, que insiste en ver una dualidad donde no hay ninguna.
    Int: Según le escucho a usted, mi mente está toda en el ahora y me sorprende en-contrarme a mí mismo sin preguntas.
    Mah: Usted solo puede conocer la realidad cuando se asombra.
    Int: Puedo entender que la causa de la ansiedad y del temor es el recuerdo. ¿Cuá-les son los medios para poner fin al recuerdo?
    Mah: No hable de medios, no hay ningún medio. Lo que usted ve como falso, se disuelve. Es la naturaleza misma de la ilusión disolverse en la investigación. Investi-gue —eso es todo. Usted no puede destruir lo falso, pues usted lo está creando conti-nuamente. Retírese de ello, ignórelo, vaya más allá, y cesará de ser.
    Int: Cristo también habla de ignorar el mal y de ser como niños.
    Mah: La realidad es común a todos. Solo lo falso es personal.
    Int: Cuando observo a los sadhakas e investigo en las teorías por las que viven, encuentro que meramente han reemplazado las codicias materiales por ambiciones «espirituales». Según lo que usted nos dice parece como si las palabras: «espiritual» y «ambición» fueran incompatibles. Si la «espiritualidad» implica la liberación de la ambición, ¿qué empujará al buscador a continuar? Los Yogas hablan del deseo de la liberación como esencial. ¿No es la forma de ambición más alta?
    Mah: La ambición es personal, la liberación lo es de lo personal. En la liberación tanto el sujeto como el objeto de la ambición ya no son más. La seriedad no es una avidez por los frutos de los afanes de uno. Es la expresión de un cambio interior de interés, lejos de lo falso, de lo no esencial, de lo personal.
    Int: Usted nos dijo el otro día que nosotros no podemos soñar siquiera en la per-fección antes de la realización, pues el Sí mismo, y no la mente, es la fuente de todas las perfecciones. Si no es la excelencia en la virtud lo que es esencial para la libera-ción, ¿entonces qué lo es?
    Mah: La liberación no es el resultado de algunos medios aplicados hábilmente, ni de las circunstancias. Está más allá del proceso causal. Nada puede forzarla, nada puede impedirla.
    Int: ¿Entonces por qué nosotros no somos libres aquí y ahora?
    Mah: Pero nosotros somos libres «aquí y ahora». Es solo la mente la que imagina la esclavitud.
    Int: ¿Qué pondrá fin a la imaginación?
    Mah: ¿Por qué quiere usted ponerle fin? Una vez que usted conoce su mente y sus poderes milagrosos, y elimina lo que la envenena —la idea de una persona separada y aislada —usted la deja en paz con su trabajo entre las cosas, para lo cual está bien dotada. Mantener a la mente en su propio lugar y en su propio trabajo es la liberación de la mente.
    Int: ¿Cuál es el trabajo de la mente?
    Mah: La mente es la esposa del corazón y el mundo es su hogar —para que lo mantenga brillante y feliz.
    Int: Todavía no he comprendido por qué, si nada obstaculiza la vía de la libera-ción, no acontece aquí y ahora.
    Mah: Nada obstaculiza la vía de su liberación y puede acontecer aquí y ahora, a no ser que usted esté más interesado en otras cosas. Y usted no puede luchar contra sus intereses. Usted debe ir con ellos, ver a través de ellos y observar como se revelan como meros errores de juicio y de apreciación.
    Int: ¿No me ayudará si voy y permanezco con algún hombre grande y santo?
    Mah: Gentes grandes y santas están siempre dentro de su alcance, pero usted no los reconoce. ¿Cómo sabrá usted quién es grande y santo? ¿De oídas? ¿Puede usted confiar en otros para estos asuntos, o incluso en usted mismo? Para convencerse más allá de toda sombra de duda usted necesita algo más que una recomendación, algo más incluso que un rapto momentáneo. Usted puede llegar a cruzarse con un gran santo o una gran santa y no saber siquiera durante mucho tiempo su buena fortuna. El hijo pequeño de un gran hombre no sabrá durante muchos años la grandeza de su padre. Usted debe madurar para reconocer la grandeza y purificar su corazón para la santidad. O, en caso contrario, usted perderá su tiempo y su dinero en vano y también perderá lo que la vida le ofrece. Hay gentes buenas entre sus amigos —usted puede aprender mucho de ellos. Correr detrás de los santos es meramente otro juego más. Recuérdese a usted mismo en lugar de ello y observe su vida diaria incesantemente. Sea serio, y usted no dejará de romper las cadenas de la inatención y de la imagina-ción.
    Int: ¿Quiere usted que yo luche completamente solo?
    Mah: Usted no está nunca solo. Hay poderes y presencias que le sirven a usted todo el tiempo, fidelísimamente. Usted puede percibirlos o no percibirlos, no obstante son reales y activos. Cuando usted se da cuenta de que todo está en su mente y de que usted es más allá de la mente, de que usted es verdaderamente solo, entonces todo es usted.
    Int: ¿Qué es la omnisciencia? ¿Es Dios omnisciente? ¿Es usted omnisciente? No-sotros oímos la expresión —presenciador universal. ¿Qué significa? ¿La realización de sí mismo implica omnisciencia? ¿O es una cuestión de entrenamiento especial?
    Mah: Perder enteramente todo interés en el conocimiento resulta en la omnis-ciencia. No es más que el don de saber lo que se necesita saber, en el momento justo, para la acción libre de error. Después de todo, el conocimiento se necesita para la acción y si usted actúa adecuadamente, espontáneamente, sin entrar en lo consciente, tanto mejor.
    Int: ¿Puede uno conocer la mente de otra persona?
    Mah: Conozca su propia mente primero. ¡Ella contiene el universo entero y sobra sitio!
    Int: Su teoría de trabajo parece ser que el estado de vigilia no es básicamente di-ferente del sueño y del sueño sin sueños. Los tres estados son esencialmente un caso de autoidentificación errónea con el cuerpo. Quizás sea verdad, pero yo siento que no es toda la verdad.
    Mah: No intente conocer la verdad, pues el conocimiento por la mente no es co-nocimiento verdadero. Pero usted puede conocer lo que no es verdadero —lo cual es suficiente para liberarle a usted de lo falso. La idea de que usted sabe lo que es ver-dadero es peligrosa, pues la mente le mantiene a usted aprisionado en la mente. Es cuando usted no sabe, cuando usted es libre para investigar. Y sin investigación no puede haber ninguna salvación, debido a que la no investigación es la principal causa de esclavitud.
    Int: Usted dice que la ilusión del mundo comienza con la sensación de «yo soy», pero cuando yo pregunto sobre el origen de la sensación de «yo soy», usted responde que no tiene ningún origen, pues cuando se investiga se disuelve. Lo que es suficien-temente sólido para construir el mundo sobre ello, no puede ser una mera ilusión. El «yo soy» es el único factor sin cambio del cual yo soy consciente; ¿cómo puede ser falso?
    Mah: No es el «yo soy» lo que es falso, sino lo que usted cree que usted es. Yo puedo ver, más allá de la menor sombra de duda, que usted no es lo que usted cree ser. Lógico o no lógico, yo no puedo negar lo evidente. Usted no es nada de lo que pueda ser consciente. Aplíquese diligentemente a desmontar la estructura que ha construido en su mente. Lo que la mente ha hecho, la mente debe deshacerlo.
    Int: Usted no puede negar el momento presente, mente o no mente. Lo que es ahora, es. Usted puede cuestionar la apariencia, pero no el hecho. ¿Qué hay en la raíz del hecho?
    Mah: El «yo soy» está en la raíz de todas las apariencias y es el lazo permanente en la sucesión de aconteceres que llamamos vida, pero yo soy más allá del «yo soy».
    Int: He encontrado que las gentes realizadas usualmente describen su estado en términos tomados de su religión. Acontece que usted es un hindú, de modo que usted habla de Brahma, de Vishnu y de Shiva y hace uso de los planteamientos y de la imaginería hindú. Por favor, díganos, ¿cuál es la experiencia detrás de sus palabras? ¿A que realidad se refieren?
    Mah: Es mi manera de hablar, un lenguaje que me enseñaron a usar.
    Int: ¿Pero qué hay detrás del lenguaje?
    Mah: ¿Cómo puedo ponerlo en palabras, excepto negándolas? Por lo tanto, uso palabras como atemporal, aespacial, acausal. Éstas también son palabras, pero como están vacías de significado, convienen a mi propósito.
    Int: Si no tienen significado, ¿por qué usarlas?
    Mah: Debido a que usted quiere palabras donde ninguna palabra se aplica.
    Int: Puedo ver su punto. ¡De nuevo, usted me ha despojado de mi pregunta!

    89

    El Progreso en la Vida Espiritual

    Interlocutor: Nosotras somos dos muchachas de Inglaterra, de visita en la India. Sabemos poco sobre el Yoga y estamos aquí debido a que se nos han dicho que los maestros espirituales juegan un importante papel en la vida india.
    Maharaj: Sean ustedes bienvenidas. No hay nada nuevo que ustedes vayan a en-contrar aquí. El trabajo que nosotros estamos haciendo es atemporal. Era el mismo hace diez mil años y será el mismo dentro de diez mil años. Los siglos pasan, pero el problema humano no cambia —el problema del sufrimiento y el fin del sufrimiento.
    Int: El otro día vinieron siete jóvenes extranjeros preguntando por un sitio para dormir unas pocas noches. Venían a ver a su Gurú que estaba conferenciando en Bombay. Yo me encontré con él —es un hombre joven que parece muy agradable— aparentemente muy estricto y eficiente, pero con una atmósfera de paz y de silencio alrededor de él. Su enseñanza es tradicional con énfasis sobre el Karma Yoga, el tra-bajo no egoísta, el servicio del Gurú, etc. Como la Gita, él dice que el trabajo no egoísta resultará en la salvación. Está lleno de planes ambiciosos: preparar trabajado-res que comenzarán centros espirituales en muchos países. Parece que no solo les da la autoridad, sino también el poder para hacer el trabajo en su nombre.
    Mah: Sí, hay una cosa tal como la transmisión de poder.
    Int: Cuando estuve con ellos tuve una extraña sensación de devenir invisible. ¡Los devotos, en su entrega a su Gurú, me entregaron a mí también! Todo lo que yo hacía para ellos era hecho por su Gurú, y yo no era considerada, excepto como un mero instrumento. Yo era meramente un grifo que se giraba a la derecha o a la izquierda. No había ninguna relación personal, cualquiera que fuera. Intentaron un poco convertirme a su fe; tan pronto como sintieron que había resistencia, me arrojaron fuera del campo de su atención. Incluso entre ellos mismos no parecían mucho más relacionados; es el interés común en su Gurú lo que les mantiene juntos. Lo encontré más bien frío, casi inhumano. Considerarse uno mismo un instrumento en las manos de Dios es una cosa; negar toda atención y consideración debido a que «todo es Dios» puede conducir a una indiferencia que raya en la crueldad. Después de todo, todas las guerras se hacen «en el nombre de Dios». Toda la historia de la humanidad es una sucesión de «guerras santas». ¡Uno nunca es tan impersonal como en la guerra!
    Mah: Insistir, resistir, están contenidos en la voluntad de ser. Elimine la voluntad de ser, ¿y qué queda? La existencia y la no existencia se refieren a algo en el espacio y en el tiempo; aquí y ahora, allí y entonces, los cuales están nuevamente en la mente. La mente juega un juego de adivinanzas; ella es siempre incierta; presa de ansiedad y de inquietud. Usted se resiente de ser tratado como mero instrumento de algún dios, o Gurú, e insiste en ser tratado como una persona, debido a que usted no está seguro de su propia existencia y no quiere abandonar el confort y la seguridad de una personalidad. Usted puede no ser lo que usted cree ser, pero ello le da a usted conti-nuidad, su futuro fluye al presente y deviene el pasado sin sobresaltos. Que le nie-guen a uno la existencia personal atemoriza, pero usted debe hacerlo frente y encon-trar su identidad con la totalidad de la vida. Entonces el problema de quién es usado por quién ya no se da.
    Int: Toda la atención que tuve fue un intento de convertirme a su fe. Cuando re-sistí, perdieron todo interés en mí.
    Mah: Uno no deviene un discípulo por conversión, o por accidente. Hay usual-mente un lazo antiguo, mantenido a través de muchas vidas y que florece con amor y confianza, sin el cual no hay ningún discipulado.
    Int: ¿Qué le hizo a usted decidirse a devenir un maestro?
    Mah: Yo fui hecho maestro al ser llamado así. ¿Quién soy yo para enseñar y a quién? Lo que yo soy, usted es, y lo que usted es —yo soy. El «yo soy» es común a todos nosotros; más allá del «yo soy» hay la inmensidad de luz y de amor. Nosotros no lo vemos debido a que miramos a otra parte; yo solo puedo señalar al cielo; ver la estrella es su propio trabajo. A algunos les lleva más tiempo ver la estrella, a otros menos; depende de la claridad de su visión y de su seriedad en la búsqueda. Éstas dos cosas deben ser suyas propias —yo solo puedo alentar.
    Int: ¿Qué se espera que haga cuando devengo un discípulo?
    Mah: Cada maestro tiene su propio método, modelado usualmente sobre las en-señanzas de su propio Gurú y sobre la vía que él mismo ha realizado, y tiene también su propia terminología. Dentro de ese marco se hacen ajustes a la personalidad del discípulo. Al discípulo se le da plena libertad de pensamiento y de indagación, y se le alienta a preguntar a satisfacción de su corazón. Debe estar absolutamente seguro de la posición y de la competencia de su Gurú, de otro modo su fe no será absoluta ni su acción completa. Es lo absoluto en usted lo que le lleva a lo absoluto más allá de usted —verdad absoluta, amor, no egoísmo son los factores decisivos en la realiza-ción de sí mismo. Con seriedad pueden alcanzarse.
    Int: Tengo entendido que uno debe abandonar su familia y posesiones para deve-nir un discípulo.
    Mah: Eso varía con el Gurú. Algunos esperan que sus discípulos maduros deven-gan ascetas y reclusos; otros alientan la vida y los deberes de familia. La mayoría de ellos consideran la vida de familia un modelo más difícil que la renuncia, conveniente para una personalidad más madura y mejor equilibrada. En las primeras etapas la disciplina de la vida monástica puede ser aconsejable. Por lo tanto, en la cultura hindú se espera que hasta la edad de 25 años los estudiantes vivan como monjes —en pobreza, castidad y obediencia— para darles una posibilidad de construir un carácter capaz de afrontar los trabajos y tentaciones de la vida marital.
    Int: ¿Quiénes son las gentes que hay en esta habitación? ¿Son sus discípulos?
    Mah: Pregúnteles a ellos. No es en el nivel verbal donde uno deviene un discípu-lo, sino en las profundidades silentes de su ser. Usted no deviene un discípulo por elección suya; es más una cuestión de destino que de voluntad propia. No importa mucho quién sea el maestro —todos ellos quieren su bien. Es el discípulo el que im-porta —su honestidad y su seriedad. El discípulo adecuado encontrará siempre el maestro adecuado.
    Int: Puedo ver la belleza y sentir la bendición de una vida dedicada a buscar la verdad bajo un maestro competente y amoroso. Desgraciadamente, tenemos que vol-ver a Inglaterra.
    Mah: La distancia no importa. Si sus deseos son fuertes y verdaderos, moldearán su vida para su cumplimiento. Siembre su semilla y déjela a las estaciones.
    Int: ¿Cuáles son los signos de progreso en la vida espiritual?
    Mah: La liberación de toda ansiedad; un sentido de tranquilidad y de dicha; paz profunda dentro y abundante energía fuera.
    Int: ¿Cómo lo logró usted?
    Mah: Encontré todo en la sagrada presencia de mi Gurú —yo no hice nada por mí mismo. Él me dijo que estuviera tranquilo —y yo lo hice— tanto como podía.
    Int: ¿Es la presencia de usted tan poderosa como la de él?
    Mah: ¿Cómo voy a saberlo? Para mí —la de él es la única presencia. Si usted está conmigo, usted está con él.
    Int: Cada Gurú me remitirá a su propio Gurú. ¿Dónde está el punto de comienzo?
    Mah: Hay un poder en el universo que trabaja por la iluminación —y la liberación. Nosotros lo llamamos Sadashiva, que está siempre presente en los corazones de los hombres. Es el factor unificador. La unidad —libera. La liberación —une. Final-mente, nada es mío ni suyo —todo es nuestro. Sea uno con usted mismo y usted será uno con todo, estará en casa en todo el universo.
    Int: ¿Quiere usted decir que todas estas glorias vendrán con el mero hecho de mo-rar en la sensación de «yo soy»?
    Mah: Es lo simple lo que es cierto, no lo complicado. De algún modo, las gentes no confían en lo simple, en lo fácil, en lo que está siempre disponible. ¿Por qué no pone usted honestamente a prueba lo que digo? Puede parecer muy pequeño e insig-nificante, pero es como una semilla que se convierte en un poderoso árbol. ¡Concé-dase a usted mismo una oportunidad!
    Int: Veo a tanta gente sentada aquí —en quietud. ¿Para qué han venido?
    Mah: Para encontrarse a sí mismos. En su casa el mundo está demasiado con ellos. Aquí nada les perturba; tienen una posibilidad de dejar por un rato sus preocupacio-nes diarias y entrar en contacto con lo esencial en sí mismos.
    Int: ¿Cuál es el curso de entrenamiento en la autopresenciación?
    Mah: No hay ninguna necesidad de entrenamiento. La presenciación está siempre con usted. La misma atención que usted da al exterior, vuélvala al interior. No se necesita ningún tipo nuevo o especial de presenciación.
    Int: ¿Ayuda usted a las gentes personalmente?
    Mah: Las gentes vienen a discutir sus problemas. Aparentemente derivan alguna ayuda, o no vendrían.
    Int: ¿Son las conversaciones con las gentes siempre en público, o usted les habla privadamente también?
    Mah: Eso es según su deseo. Personalmente, yo no hago ninguna distinción entre lo público y lo privado.
    Int: ¿Está usted siempre disponible, o tiene usted otro trabajo que hacer?
    Mah: Yo estoy siempre disponible, pero las horas matinales y vespertinas son las más convenientes.
    Int: Tengo entendido que ningún trabajo es más alto que el trabajo de un maestro espiritual.
    Mah: El motivo importa supremamente.

    90

    Abandónese a Su Propio Sí mismo

    Interlocutor: Nací en los Estados Unidos, y los últimos catorce meses los he pa-sado en Sri Ramanashram; ahora estoy camino de regreso a los Estados Unidos don-de mi madre me está esperando.
    Maharaj: ¿Cuáles son sus planes?
    Int: Puedo licenciarme como enfermera, o simplemente casarme y tener niños.
    Mah: ¿Qué le hace a usted querer casarse?
    Int: Proporcionar un hogar espiritual es la forma más alta de servicio social que puedo pensar. Pero, por supuesto, la vida puede venir de otro modo. Estoy dispuesta para todo lo que venga.
    Mah: Estos catorce meses en Sri Ramanashram, ¿qué le han dado a usted? ¿En qué es usted diferente de lo que era cuando llegó?
    Int: Ya no tengo miedo. He encontrado alguna paz.
    Mah: ¿Qué tipo de paz es? ¿La paz de tener lo que usted quiere, o de no querer lo que usted no tiene?
    Int: Un poco de ambas, creo. No fue fácil en absoluto. Mientras el ashram es un lugar muy apacible, interiormente yo estaba sumida en la agonía.
    Mah: Cuando usted se da cuenta de que la distinción entre lo interior y lo exterior está solo en la mente, usted ya no tiene miedo.
    Int: Tal comprensión viene y va conmigo. Todavía no he alcanzado la inmutabi-lidad de la completud absoluta.
    Mah: Bien, mientras lo crea así, usted debe continuar con su sadhana, para disipar la idea falsa de no ser completa. La sadhana elimina las sobreimposiciones. Cuando usted se da cuenta de usted misma como menor que un punto en el espacio y en el tiempo, como algo demasiado pequeño para ser cortado y como demasiado breve de vida para ser matado, entonces, y solo entonces, todo temor desaparece. Cuando usted es más pequeña que la punta de una aguja, entonces la aguja no puede atra-vesarla —¡usted atraviesa a la aguja!
    Int: Sí, así es como me siento a veces —inexpugnable. Yo soy más que sin temor —soy el no temor mismo.
    Mah: ¿Qué le hizo venir al ashram?
    Int: Tuve un desgraciado asunto amoroso y sufrí un infierno. Ni la bebida ni las drogas pudieron ayudarme. Andaba a tientas y tropecé con algunos libros sobre Yo-ga. De libro en libro, de pista en pista —llegué a Ramanashram.
    Mah: Si la misma tragedia le aconteciera a usted de nuevo, ¿sufriría usted tanto, considerando su presente estado de mente?
    Int: Oh no, no me dejaría a mí misma sufrir de nuevo. Me mataría.
    Mah: ¡Así pues, usted no tiene miedo de morir!
    Int: Tengo miedo de morir, no de la muerte misma. Imagino que el proceso de morir es penoso y feo.
    Mah: ¿Cómo lo sabe usted? No es necesario que sea así. Puede ser bello y apaci-ble. Una vez que usted sabe que la muerte le acontece al cuerpo y no a usted, usted solo observa como su cuerpo se viene abajo como un vestido desechado.
    Int: Soy plenamente consciente de que mi miedo de la muerte se debe a la apren-sión y no al conocimiento.
    Mah: Innumerables seres humanos mueren cada segundo, el miedo y la agonía de los moribundos pende sobre el mundo como una nube. No hay que sorprenderse de que usted también tenga miedo. Pero una vez que usted sabe que solo el cuerpo mue-re y la continuidad de la memoria y la sensación de «yo soy» reflejada en ella, usted ya no tiene más miedo.
    Int: Bien, muramos y veamos.
    Mah: Preste atención y usted encontrará que el nacimiento y la muerte son uno, que la vida pulsa entre el ser y el no ser, y que cada uno necesita al otro para la com-pletud. Usted nace para morir y muere para renacer.
    Int: ¿No detiene el desapego el proceso?
    Mah: Con el desapego el temor desaparece, pero no el hecho.
    Int: ¿Seré obligada a renacer? ¡Qué temible!
    Mah: No hay ninguna obligación. Usted tiene lo que usted quiere. Usted hace sus propios planes y usted los lleva a cabo.
    Int: ¿Nosotros mismos nos condenamos a sufrir?
    Mah: Nosotros crecemos por medio de la investigación, y para investigar necesi-tamos la experiencia. Tendemos a repetir lo que no hemos comprendido. Si somos sensibles e inteligentes, no necesitamos sufrir. La aflicción es una llamada de atención y el castigo por la pereza. La acción inteligente y compasiva es el único remedio.
    Int: Se debe a que he crecido en inteligencia por lo que yo no toleraría mi sufri-miento de nuevo. ¿Qué hay de malo en el suicidio?
    Mah: Nada malo, si resuelve el problema. ¿Pero y si no lo resuelve? El sufrimiento causado por factores extraños —alguna enfermedad penosa e incurable, o una ca-lamidad insoportable —pueden proporcionar alguna justificación, pero donde faltan la sabiduría y la compasión, el suicidio no ayudará. Una muerte insensata significa el renacimiento de la insensatez. Además hay que considerar la cuestión del karma. Soportar es usualmente la conducta más sabia.
    Int: ¿Se debe soportar el sufrimiento, por muy agudo y desesperado que sea?
    Mah: Soportar es una cosa y una agonía sin esperanza otra. Soportar es significa-tivo y fructífero, mientras que la agonía es inútil.
    Int: ¿Por qué preocuparse por el karma? Él cuida de sí mismo, de todos modos.
    Mah: La mayor parte de nuestro karma es colectivo. Nosotros sufrimos por los pecados de otros, como otros sufren por los nuestros. La humanidad es una. La igno-rancia de ello no cambia el hecho. Podríamos haber sido gentes mucho más felices, si no fuera por nuestra indiferencia hacia los sufrimientos de los demás.
    Int: Encuentro que he crecido mucho más en responsabilidad.
    Mah: Bien. Cuando usted lo dice, ¿qué tiene usted en la mente? ¿A usted misma, como una persona responsable dentro de un cuerpo femenino?
    Int: Hay un cuerpo y hay compasión y hay memoria y un número de cosas y de actitudes; colectivamente pueden ser llamados una persona.
    Mah: ¿Incluyendo la idea de «yo soy»?
    Int: El «yo soy» es como un cesto que contiene las muchas cosas que hacen a una persona.
    Mah: O, más bien, es el hilo del que el cesto está tejido. Cuando usted piensa en usted misma como una mujer, ¿quiere usted decir que usted es una mujer, o que su cuerpo se describe como femenino?
    Int: Depende de mi estado de ánimo. A veces me siento a mí misma como un me-ro centro de presenciación.
    Mah: O, como un océano de presenciación. ¿Pero hay momentos en que usted no es ni hombre ni mujer, ni lo accidental, ocasionado por las circunstancias y las con-diciones?
    Int: Sí, los hay, pero siento vergüenza de hablar sobre ello.
    Mah: Una indicación es todo lo que se puede esperar. Usted no necesita decir más.
    Int: ¿Se me permite fumar en su presencia? Sé que no es la costumbre fumar de-lante de un sabio y más cuando se trata de una mujer.
    Mah: No faltaba más, fume, nadie se molestará. Nosotros comprendemos.
    Int: Siento la necesidad de serenarme.
    Mah: Muy a menudo es así con los Europeos. Después de un tramo de sadhana se cargan de energía y buscan furiosamente una salida. Organizan comunidades, de-vienen maestros de Yoga, se casan, escriben libros —todo excepto mantenerse en quietud y volver sus energías hacia dentro, para encontrar la fuente del poder inago-table y aprender el arte de guardarla bajo control.
    Int: Admito que ahora quiero regresar y vivir una vida muy activa, debido a que me siento llena de energía.
    Mah: Usted puede hacer lo que quiera, mientras no se tome por el cuerpo y la mente. No se trata tanto de abandonar efectivamente el cuerpo y todo lo que conlle-va, como de una clara comprensión de que usted no es el cuerpo, un sentido de dis-tanciamiento, de no implicación emocional.
    Int: Sé lo que usted quiere decir. Hace unos cuatro años pasé por un periodo de rechazo de lo físico; no quería comprar yo misma mis vestidos, comía los alimentos más simples, dormía sobre tablas desnudas. Es la aceptación de las privaciones lo que importa, no la incomodidad efectiva. Ahora me he dado cuenta de que dar la bienvenida a la vida como viene y amar todo lo que ofrece, es lo mejor de ella. Acep-taré todo lo que venga con un corazón alegre y haré lo mejor de ello. Si no puedo hacer nada más que dar la vida y una cultura verdadera a unos pocos hijos —será suficiente; aunque mi corazón sale hacia cada niño, no puedo alcanzar a todos.
    Mah: Usted está casada y es una madre solo cuando usted es consciente del hom-bre-mujer. Cuando usted no se toma a usted misma por el cuerpo, entonces la vida familiar del cuerpo, por muy intensa e interesante que sea, se ve solo como un es-pectáculo en la pantalla de la mente, con la luz de la presenciación como la única realidad.
    Int: ¿Por qué insiste usted sobre la presenciación como lo único real? ¿No es el objeto de la presenciación igualmente real, mientras dura?
    Mah: ¡Pero no dura! La realidad momentánea es secundaria; depende de lo atem-poral.
    Int: ¿Quiere usted decir continuo, o permanente?
    Mah: No puede haber ninguna continuidad en la existencia. La continuidad im-plica identidad en el pasado, el presente y el futuro. Ninguna tal identidad es posible, pues los medios mismos de la identificación fluctúan y cambian. La continuidad, la permanencia, son ilusiones creadas por la memoria, meras proyecciones mentales de un patrón donde no puede haber ningún patrón; abandone todas las ideas de temporario o permanente, de cuerpo o mente, de hombre o mujer: ¿qué queda? ¿Cuál es el estado de su mente cuando toda separación es abandonada? Yo no estoy hablando de abandonar las distinciones, pues sin ellas no hay ninguna manifestación.
    Int: Cuando no separo, estoy dichosamente en paz. Pero de algún modo, pierdo nuevamente mi posición y comienzo a buscar la felicidad en las cosas exteriores. ¿No puedo comprender por qué mi paz interior no es estable?
    Mah: Después de todo, la paz es también una condición de la mente.
    Int: Más allá de la mente hay silencio. No hay nada que decir sobre ello.
    Mah: Sí, toda conversación sobre el silencio es mero ruido.
    Int: ¿Por qué buscamos la felicidad mundana, incluso después de haber saboreado la propia felicidad espontánea natural de uno?
    Mah: Cuando la mente se ocupa de servir al cuerpo, la felicidad se pierde. Para recuperarla, la mente busca el placer. El impulso de ser feliz es justo, pero los medios de procurárselo son engañosos, inseguros y destructivos de la felicidad verdadera.
    Int: ¿Es el placer siempre dañino?
    Mah: El estado y uso adecuados del cuerpo y de la mente son intensamente agra-dables. Es la búsqueda del placer lo que es dañino. No intente hacerse a usted misma feliz, más bien cuestione su búsqueda misma de la felicidad. Debido a que usted no es feliz, usted quiere ser feliz. Descubra por qué es usted infeliz. Debido a que usted no es feliz, usted busca la felicidad en el placer; el placer trae consigo el dolor y por ello usted lo llama mundano; usted anhela entonces algún otro placer, sin dolor, y usted lo llama divino. En realidad, el placer es solo un respiro en el dolor. La felici-dad es a la vez mundana y no mundana, dentro y más allá de todo lo que acontece. No haga ninguna distinción, no separe lo inseparable y no se aliene a usted misma de la vida.
    Int: ¡Qué bien le comprendo a usted ahora! Antes de mi estancia en Ramanashram yo estaba tiranizada por la consciencia, siempre constituida en juicio sobre mí misma. Ahora estoy completamente relajada, aceptándome a mí misma plenamente como soy. Cuando regrese a los Estados Unidos, tomaré la vida como venga, como la gracia de Bhagavan, y gozaré de lo amargo junto con lo dulce. Ésta es una de las cosas que he aprendido en el Ashram —a confiar en Bhagavan. Yo no era así antes. No podía confiar.
    Mah: Confiar en Bhagavan es confiar en usted misma. Sea consciente de que to-do lo que acontece, le acontece a usted, por usted, a través de usted, que usted es el creador, el gozador, y el destructor de todo lo que usted percibe y usted no tendrá miedo. Sin miedo, usted no será infeliz ni buscará la felicidad.
    En el espejo de su mente todo tipo de imágenes aparecen y desaparecen. Sabien-do que son enteramente sus propias creaciones, obsérvelas silentemente venir y partir, esté alerta, pero no perturbada. Esta actitud de observación silente es el fundamento mismo del Yoga. Usted ve la imagen, pero usted no es la imagen.
    Int: Encuentro que el pensamiento de la muerte me da miedo debido a que no quiero renacer. Sé que nadie obliga, sin embargo la presión de los deseos insatisfechos es abrumadora y puede que no sea capaz de resistir.
    Mah: La cuestión de la resistencia no se plantea. Lo que nace y renace no es us-ted. Déjelo acontecer, obsérvelo acontecer.
    Int: ¿Por qué interesarse entonces en absoluto?
    Mah: ¡Pero usted está interesada! Y usted estará interesada mientras la imagen choque con su propio sentido de la verdad, el amor y la belleza. El deseo de armonía y de paz no puede ser desarraigado. Pero una vez cumplido, cesa el interés y la vida física deviene sin esfuerzo y por debajo del nivel de la atención. Entonces, usted no ha nacido ni siquiera estando en el cuerpo. Estar incorporada o estar sin cuerpo es lo mismo. Usted alcanza un punto en que nada puede acontecerle a usted. Sin cuerpo, usted no puede ser matada; sin posesiones usted no puede ser robada; sin mente, us-ted no puede ser engañada. No hay ningún punto donde un deseo o un temor pueda engancharse. ¿Qué importa todo lo demás, si ningún cambio puede acontecerle a usted?
    Int: De algún modo no me agrada la idea de morir.
    Mah: Debido a que usted es muy joven. Cuanto más se conozca a usted misma tanto menos miedo tendrá usted. Por supuesto, la agonía del moribundo nunca es agradable de ver, pero el moribundo raramente es consciente.
    Int: ¿Vuelve él a la consciencia?
    Mah: Se parece mucho al sueño. Durante un tiempo la persona está fuera de foco y después vuelve.
    Int: ¿La misma persona?
    Mah: Puesto que la persona es una criatura de la circunstancias, cambia necesa-riamente junto con ellas, lo mismo que la llama que cambia con el combustible. Solo el proceso continúa, creando el tiempo y el espacio.
    Int: Bien, Dios cuidará de mí. Puedo dejarle todo a Él.
    Mah: Inclusive la fe en Dios es solo una etapa en la vía. Finalmente usted aban-dona todo, pues usted llega a algo tan simple que no hay palabras para expresarlo.
    Int: ¡Pero yo estoy empezando! Al comienzo yo no tenía ninguna fe, ninguna confianza; tenía miedo de dejar que las cosas pasaran. El mundo parecía un lugar muy peligroso e inamistoso. Ahora, al menos puedo hablar de confiar en el Gurú o en Dios. Déjeme crecer. No me empuje. Déjeme avanzar a mi propio paso.
    Mah: No faltaba más, avance. Pero usted no lo hace. Usted está anclada todavía en las ideas de hombre y mujer, viejo y joven, vida y muerte. Continúe, vaya más allá. Una cosa reconocida es una cosa transcendida.
    Int: Señor, dondequiera que voy las gentes consideran su deber encontrarme faltas e incitarme a continuar. Estoy harta de este amasar una fortuna espiritual. ¿Qué hay de malo en mi presente que deba ser sacrificado a un futuro, por muy glorioso que sea? Usted dice que la realidad está en el ahora. Yo amo mi ahora. Lo quiero. No quiero estar eternamente ansiosa respecto a mi estatura y a su futuro. No quiero per-seguir lo más y lo mejor. Déjeme amar lo que tengo.
    Mah: Usted tiene toda la razón; hágalo. Solo sea honesta —ame lo que usted ama— no se esfuerce ni se afane.
    Int: Esto es lo que yo llamo abandonarse al Gurú.
    Mah: ¿Por qué exterioriza? Abandónese a su propio sí mismo, del cual todo es una expresión.

  • Crow

    91

    El Placer y la Felicidad

    Interlocutor: A un amigo mío, un joven de unos veinticinco años, se le ha comu-nicado que padece una enfermedad incurable de corazón. Él me ha escrito que en lugar de una muerte lenta prefiere el suicidio. Yo le he respondido que una enferme-dad incurable para la medicina occidental puede ser curada de alguna otra manera. Hay poderes yóguicos que pueden suscitar cambios casi instantáneos en el cuerpo humano. Los efectos del ayuno repetido rayan también en lo milagroso. Le he escrito que no tenga prisa por morir, que más bien dé una oportunidad a otras opciones.
    Hay un Yogi que no vive lejos de Bombay que posee algunos poderes milagrosos. Está especializado en el control de las fuerzas vitales que gobiernan el cuerpo. Me he encontrado con algunos de sus discípulos y a través de ellos le he enviado al Yogi la carta y la foto de mi amigo. Vamos a ver que acontece.
    Mah: Sí, los milagros son siempre posibles. Pero debe haber el deseo de vivir. Sin él, el milagro no acontecerá.
    Int: ¿Puede instilarse un tal deseo?
    Mah: El deseo superficial, sí. Pero se consumirá. Fundamentalmente, nadie puede obligar a otro a vivir. Además, hubo culturas en las que el suicidio tenía su lugar re-conocido y respetado.
    Int: ¿No es obligatorio vivir el lapso de vida natural acordado a uno?
    Mah: Natural —espontáneamente— fácil —sí. Pero la enfermedad y el sufri-miento no son naturales. Hay una noble virtud en soportar inconmoviblemente todo lo que viene, pero hay también dignidad en negarse a la tortura y a la humillación sin sentido.
    Int: Se me ha dado un libro escrito por un siddha. Describe en él sus múltiples experiencias extrañas, incluso pasmosas. Según él la vía de un sadhaka verdadero acaba con el encuentro de su Gurú y con el abandono a él del cuerpo, la mente y el corazón. En adelante el Gurú se hace cargo y deviene responsable de los menores aconteceres en la vida del discípulo, hasta que los dos devienen uno. Uno puede lla-marlo realización a través de la identificación. El discípulo es tomado por un poder que no puede controlar, ni resistir, y se siente tan desvalido como una hoja en medio de la tormenta. La única cosa que le mantiene a salvo de la locura y de la muerte es su fe en el amor y el poder de su Gurú.
    Mah: Cada maestro enseña según su propia experiencia. La experiencia es mol-deada por la creencia y la creencia es moldeada por la experiencia. Incluso el Gurú es moldeada por el discípulo de acuerdo a su propia imagen. Es el discípulo el que hace grande al Gurú. Una vez que el Gurú es visto como el agente de un poder que libera, un poder que trabaja a la vez desde dentro y desde fuera, el abandono de todo co-razón deviene natural y fácil. Lo mismo que un hombre presa del dolor se pone com-pletamente en las manos de un cirujano, así también el discípulo se confía sin ninguna reserva a su Gurú. Es completamente natural buscar ayuda cuando su necesidad se siente agudamente. Por muy poderoso que sea el Gurú, no debe imponer su voluntad al discípulo. Por otra parte, un discípulo que desconfía y que vacila está condenado a permanecer insatisfecho, sin ninguna culpa de su Gurú.
    Int: ¿Qué acontece entonces?
    Mah: La vida enseña, donde todo lo demás fracasa. Pero las lecciones de la vida tardan mucho tiempo en llegar. Se ahorran muchos retrasos y perturbaciones con-fiando y obedeciendo. Pero esta confianza viene únicamente cuando la indiferencia y la agitación hacen sitio a la claridad y a la paz. Un hombre que se tiene a sí mismo en baja estima, no será capaz de confiar en sí mismo, ni en nadie más. Por lo tanto, al comienzo el maestro intenta tranquilizar lo mejor que puede al discípulo en cuanto a su elevado origen, noble naturaleza y glorioso destino. Le cuenta las experiencias de algunos santos tanto como las suyas propias, instilando confianza en él mismo y en sus posibilidades infinitas. Cuando la confianza en sí mismo y la confianza en el ma-estro se juntan, pueden acontecer cambios rápidos y de largo alcance tanto en el carácter como en la vida.
    Int: Yo puedo no querer cambiar. Mi vida es suficientemente buena como es.
    Mah: Usted habla así debido a que no ha visto cuan penosa es la vida que usted vive. Usted es como un niño durmiendo con el chupete en su boca. Usted puede sen-tirse feliz por un momento al estar totalmente centrado en sí mismo, pero basta echar un vistazo a los rostros humanos para percibir la universalidad del sufrimiento. Inclu-so su propia felicidad es tan vulnerable y tan breve, a merced de una bancarrota o de una úlcera de estómago. Es solo un momento de respiro, un mero lapso entre dos aflicciones. La felicidad real no es vulnerable, porque no depende de las circunstan-cias.
    Int: ¿Está usted hablando de su propia experiencia? ¿Es usted también infeliz?
    Mah: Yo no tengo problemas personales. Pero el mundo está lleno de seres vivos cuyas vidas están presas entre el temor y la codicia. Son como el ganado que se lleva al matadero, que saltan y retozan, despreocupados y felices, pero muertos y desolla-dos dentro de una hora.
    Usted dice que es feliz. ¿Es usted realmente feliz, o está usted meramente inten-tando convencerse a usted mismo? Mírese a usted mismo sin miedo y usted se dará cuenta en el acto de que su felicidad depende de muchas condiciones y circunstan-cias, de aquí que sea momentánea, no real. La felicidad real fluye desde adentro.
    Int: ¿De qué utilidad es su felicidad para mí? Ella no me hace feliz.
    Mah: Usted puede tenerla toda y más, meramente pidiendo. Pero usted no pide. Usted no parece querer.
    Int: ¿Por qué dice usted eso? Yo quiero ser feliz.
    Mah: Usted está completamente satisfecho con los placeres. No queda ningún si-tio para la felicidad. Vacíe su copa y límpiela. No puede llenarse de otro modo. Los demás pueden darle a usted placer, pero nunca felicidad.
    Int: Una cadena de aconteceres placenteros es suficientemente buena.
    Mah: Pronto acabará en aflicción, si no en desastre. ¿Qué es el Yoga después de todo, sino buscar la felicidad duradera dentro?
    Int: Usted solo puede hablar del Oriente. En Occidente las condiciones son dife-rentes y lo que usted dice no se aplica.
    Mah: No hay ningún Oriente ni Occidente para la aflicción y el miedo. El pro-blema es universal —el sufrimiento y el fin del sufrimiento. La causa del sufrimiento es la dependencia, y la independencia es el remedio. El Yoga es la ciencia y el arte de la liberación de sí mismo a través de la comprensión de sí mismo.
    Int: Pienso que yo no soy apto para el Yoga.
    Mah: ¿Para qué otra cosa es usted apto? Todas sus idas y venidas, su búsqueda de placer, sus amores y odios —todo eso muestra que usted lucha contra las limitaciones, ya sean autoimpuestas o aceptadas. En su ignorancia usted comete errores y causa aflicción a usted mismo y a otros, pero el impulso está ahí y no será negado. El mismo impulso que busca el nacimiento, la felicidad y la muerte buscará la comprensión y la liberación. Es como una chispa de fuego en una carga de algodón. Usted puede no saberlo, pero más pronto o más tarde el barco arderá en llamas. La liberación es un proceso natural y a la larga, inevitable. Pero está dentro de su poder traerlo al ahora.
    Int: ¿Entonces por qué hay tan pocas gentes liberadas en el mundo?
    Mah: En un bosque solo algunos de los árboles están en plena floración en un momento dado, sin embargo cada uno tendrá su turno.
    Más pronto o más tarde sus recursos físicos y mentales se acabarán. ¿Qué hará usted entonces? ¿Desesperar? Muy bien, desespere. Usted se cansará de desesperar y comenzará a preguntarse. En ese momento usted será apto para el Yoga consciente.
    Int: Encuentro toda está búsqueda e incubación muy innatural.
    Mah: La suya es la naturalidad de un tullido de nacimiento. Usted puede no ser consciente pero ello no le hace a usted normal. Lo que significa ser natural o normal usted no lo sabe, ni tampoco sabe que usted no lo sabe.
    En el momento presente usted va a la deriva y por lo tanto está en peligro, pues a alguien a la deriva en cualquier momento puede acontecerle cualquier cosa. Sería mejor despertar y ver su situación. Que usted es —usted lo sabe. Lo que usted es —usted no lo sabe. Descubra lo que usted es.
    Int: ¿Por qué hay tanto sufrimiento en el mundo?
    Mah: La egoismidad es la causa del sufrimiento. No hay ninguna otra causa.
    Int: Yo había comprendido que el sufrimiento es inherente a la limitación.
    Mah: Las diferencias y distinciones no son las causas de la aflicción. La unidad en la diversidad es natural y buena. Es solo con la separatividad y la egoismidad co-mo el verdadero sufrimiento aparece en el mundo.

    92

    Vaya Más allá de la Idea de «yo soy el cuerpo»

    Interlocutor: Nosotros somos como los animales, errantes de acá para allá en vanas búsquedas, y no parece haber ningún fin para ello. ¿Hay alguna salida?
    Mah: A usted se le ofrecerán muchas salidas, que no harán otra cosa que hacerle dar vueltas y llevarle de regreso al punto de partida. Primero dése usted cuenta de que su problema existe solo en su estado de vigilia, de que por muy penoso que sea, usted es capaz de olvidarlo enteramente cuando se va a dormir. Cuando usted está despierto usted es consciente; cuando usted está dormido, usted solo está vivo. Cons-ciencia y vida —a ambas usted puede llamarlas Dios; pero usted es más allá de am-bas, más allá de Dios, más allá del ser y el no ser. Lo que le impide a usted conocerse a usted mismo como todo y más allá de todo, es la mente basada en la memoria. Ella tiene poder sobre usted mientras usted confía en ella; no la combata; solo deje de prestarle atención. Privada de atención, se tornará más lenta y revelará el mecanismo de su funcionamiento. Una vez que usted conoce su naturaleza y propósito, usted no la permitirá crear problemas imaginarios.
    Int: Ciertamente, todos los problemas no son imaginarios. Hay problemas reales.
    Mah: ¿Qué problemas puede haber que no los haya creado la mente? La vida y la muerte no crean problemas; los dolores y los placeres vienen y van, experimentados y olvidados. Es la memoria y la anticipación lo que crea problemas de logro o de elusión, coloreados por el agrado y el desagrado. La verdad y el amor son la natura-leza real del hombre y la mente y el corazón son los medios de su expresión.
    Int: ¿Cómo poner la mente bajo control? ¿Y el corazón, que no sabe lo que quiere?
    Mah: Ellos no pueden trabajar en la obscuridad. Necesitan la luz de la presencia-ción pura para funcionar correctamente. Todo esfuerzo para controlarlos solo los someterá a los dictados de la memoria. La memoria es un buen siervo, pero un mal señor. Impide efectivamente el descubrimiento. No hay ningún lugar para el esfuerzo en la realidad. Es la egoismidad, debida a la identificación de sí mismo con el cuerpo, la que constituye el principal problema y la causa de todos los demás problemas. Y la egoismidad no puede ser eliminada por el esfuerzo, sino solo por una clara visión de sus causas y efectos. El esfuerzo es un signo de conflicto entre deseos incompatibles. Deben ser vistos como tales —solo entonces se disuelven.
    Int: ¿Y qué queda?
    Mah: Eso que no puede cambiar, queda. Queda la gran paz, el profundo silencio, la belleza oculta de la realidad. Aunque no puede ser transmitido con palabras, está esperando a que usted lo experimente por usted mismo.
    Int: ¿No debe uno ser apto y merecedor de la realización? Nuestra naturaleza es completamente animal. A menos de que sea conquistada, ¿cómo podemos esperar que la realidad amanezca?
    Mah: Deje al animal en paz. Déjelo estar. Solo recuerde que usted es. Use cada incidente del día para acordarse de que sin usted como presenciador no habría ni animal ni Dios. Comprenda que usted es ambos, la esencia y la substancia de todo lo que hay, y permanezca firme en su comprensión.
    Int: ¿Es suficiente la comprensión? ¿No necesito más pruebas tangibles?
    Mah: Es su comprensión la que decidirá sobre la validez de las pruebas. ¿Pero qué prueba más tangible necesita usted que su propia existencia? Dondequiera que usted vaya usted se encuentra a usted mismo. Por lejos que usted vaya en el tiempo, usted está allí.
    Int: Obviamente, yo no soy omnipenetrante ni eterno. Yo soy solo aquí y ahora.
    Mah: Muy bien. El «aquí» es por todas partes y el ahora —siempre. Vaya más allá de la idea de «yo soy el cuerpo» y encontrará que el espacio y el tiempo están en usted y no usted en el espacio y el tiempo. Una vez que usted ha comprendido esto, el principal obstáculo a la realización está eliminado.
    Int: ¿Qué es la realización que es más allá de la comprensión?
    Mah: Imagine una espesa jungla llena de tigres y usted en una robusta jaula de hierro. Sabiendo que usted está bien protegido por la jaula, usted observará a los ti-gres sin miedo. Seguidamente usted encuentra a los tigres en la jaula y a usted mismo rondando por la jungla. Finalmente —¡la jaula desaparece y usted cabalga sobre los tigres!
    Int: Asistí a una de las sesiones de meditación en grupo, que ha habido reciente-mente en Bombay, y fui testigo del frenesí y del autoabandono de los participantes. ¿Por qué las gentes se meten en tales cosas?
    Mah: Todo eso son invenciones de una mente agitada que halaga a las gentes en busca de sensaciones. Algunos de ellos ayudan a lo inconsciente a vomitar recuerdos y anhelos suprimidos y en esa medida proporcionan un alivio. Pero finalmente dejan al practicante donde estaba —o peor.
    Int: Recientemente he leído un libro escrito por un Yogi sobre sus experiencias en la meditación. Está lleno de visiones y de sonidos, de colores y de melodías, ¡todo un espectáculo y un suntuoso entretenimiento! Finalmente todo aquello se esfumó y solo quedó la sensación de una ausencia de temor extrema. No hay que sorprenderse —¡un hombre que ha pasado por todas estas experiencias ileso, no necesita tener miedo de nada! Sin embargo, yo me preguntaba de qué utilidad es para mí un tal libro.
    Mah: De ninguna utilidad, probablemente, puesto que no le atrae a usted. Otros puede que se impresionen. Las gentes difieren. Pero todos han de afrontar el hecho de su propia existencia. «Yo soy» es el hecho último; «¿quién soy yo»? es la pregunta última a la que cada uno debe encontrar una respuesta.
    Int: ¿La misma respuesta?
    Mah: La misma en esencia, variada en expresión.
    Cada buscador acepta, o inventa, un método que le cuadra, lo aplica a sí mismo con alguna seriedad y esfuerzo, obtiene resultados según su temperamento y expecta-tivas, los vierte en el molde de las palabras, los convierte en un sistema, establece una tradición y comienza a admitir a otros dentro de su «escuela de Yoga». Es todo una construcción sobre la memoria y la imaginación. Ninguna de tales escuelas carece de valor, ni tampoco es indispensable; en cada una se puede progresar hasta el punto en que todo deseo de progreso debe ser abandonado para hacer posible el último progreso. Entonces todas las escuelas son abandonadas, todos los esfuerzos cesan; en soledad y obscuridad se da el último paso, el cual acaba con la ignorancia y el miedo para siempre.
    Además, el maestro verdadero no aprisionará a su discípulo en un reglamento de ideas, sentimientos y acciones prescritas; por el contrario, le mostrará pacientemente la necesidad de estar libre de todas las ideas y patrones de comportamiento, de ser vigilante y serio y de ir con la vida dondequiera que le lleve, no para gozar o sufrir, sino para comprender y aprender.
    Bajo el maestro adecuado el discípulo aprende a aprender, no a recordar y a obe-decer. Satsang, la compañía del noble, no moldea, libera. Guárdese de todo lo que le hace a usted dependiente. La mayor parte de los supuestos «abandonos al Gurú» aca-ban en chasco, si no en tragedia. Afortunadamente, un buscador serio se desengan-chará a tiempo, tanto más sabio por la experiencia.
    Int: Ciertamente, el abandono de sí mismo tiene su valor.
    Mah: El abandono de sí mismo es el abandono de todo interés en sí mismo. Pero no puede hacerse, acontece cuando usted se da cuenta de su verdadera naturaleza. El abandono de sí mismo verbal, aunque vaya acompañado por el sentimiento, es de poco valor y se desmorona bajo presión. Como mucho muestra una aspiración, no un hecho efectivo.
    Int: En el Rigveda se menciona el adhi yoga, el Yoga Primordial, consistente en el «matrimonio de Pragna con Prana», lo cual, como yo lo entiendo, significa la unión de la sabiduría y la vida. ¿Diría usted que significa también la unión de Dharma y Karma, la rectitud y la acción?
    Mah: Sí, siempre que por rectitud usted entienda la armonía con la verdadera na-turaleza de uno y por acción —solo la acción no egoísta y sin deseo.
    En el adhi yoga la veda misma es el Gurú y la mente —el discípulo. La mente asiste a la vida, no la somete a su dictadura. La vida fluye naturalmente y sin esfuerzo y la mente elimina los obstáculos a su manso flujo.
    Int: ¿No es la vida por su naturaleza misma repetitiva? ¿Seguir a la vida no con-ducirá al estancamiento?
    Mah: Por sí misma es inmensamente creativa. Una semilla, a su debido tiempo, deviene un bosque. La mente es como un experto en bosques —que protege y regula el inmenso impulso vital de la existencia.
    Int: Visto como el servicio de la vida por la mente, el adhi yoga es una perfecta democracia. Todo el mundo está entregado a vivir una vida con lo mejor de su capa-cidad y conocimiento, todo el mundo es un discípulo del mismo Gurú.
    Mah: Usted puede decirlo así. Puede ser así —potencialmente. Pero a menos que la vida sea amada y se confíe en ella, se la siga con vehemencia y celo, sería fanta-sioso hablar de Yoga, que es un movimiento en la consciencia, presenciación en ac-ción.
    Int: Una vez estuve observando un torrente correr entre los peñascales. En cada peñasco la conmoción era diferente, según la forma y el tamaño del peñasco. ¿No es cada persona una mera conmoción sobre un cuerpo, mientras la vida es una y eterna?
    Mah: La conmoción y el agua no están separadas. Es la perturbación la que le hace a usted presenciador del agua. La consciencia lo es siempre del movimiento, del cambio. No puede haber ninguna cosa tal como consciencia sin cambio. El no cambio borra la consciencia inmediatamente. Un hombre privado de sensaciones externas o internas se queda en blanco, o va más allá de la consciencia y de la inconsciencia al estado sin nacimiento y sin muerte. Solo cuando se unen el espíritu y la materia nace la consciencia.
    Int: ¿Son uno o dos?
    Mah: Depende de las palabras que usted use: son uno, o dos, o tres. Al investigar los tres devienen dos y los dos devienen uno. Tome el símil del rostro—espejo—imagen. Dos cualesquiera de ellos presuponen el tercero, el cual los une. En la sad-hana usted ve los tres como dos, hasta que usted se da cuenta de que los dos son uno.
    Mientras usted está absorbido en el mundo, usted es incapaz de conocerse a usted mismo: para conocerse a usted mismo, aparte su atención del mundo y vuélvala hacia dentro.
    Int: Yo no puedo destruir el mundo.
    Mah: No hay ninguna necesidad. Solo comprenda que lo que usted ve no es lo que es. Las apariencias se disolverán con la investigación y la realidad subyacente vendrá a la superficie. Usted no necesita quemar la casa para salir de ella. Solo salga. Es solo cuando usted no puede entrar y salir libremente, cuando la casa deviene una cárcel. Yo entro y salgo de la consciencia fácil y naturalmente y, por lo tanto, para mí el mundo es un hogar, no una prisión.
    Int: ¿Pero finalmente hay un mundo, o no hay ninguno?
    Mah: Lo que usted ve no es nada sino usted mismo. Llámelo como usted quiera, ello no cambia el hecho. A través de la película del destino su propia luz pinta imá-genes en la pantalla. Usted es el espectador, la luz, la imagen y la pantalla. Inclusive la película del destino (prarabdha) es auto-elegida y auto-impuesta. El espíritu es un atleta y goza venciendo obstáculos. Cuanto más difícil es la tarea tanto más profunda y más amplia es su realización de sí mismo.

    93

    El Hombre no es el Hacedor

    Interlocutor: Desde el comienzo de mi vida soy perseguido por una sensación de estar incompleto. Desde la escuela a la universidad, al trabajo, al matrimonio, a la opulencia, yo imaginaba que la siguiente cosa seguramente me daría la paz, pero no había ninguna paz. Esta sensación de insatisfacción sigue creciendo a medida que pasan los años.
    Mah: Mientras hay el cuerpo y la sensación de identidad con el cuerpo, la frustra-ción es inevitable. Solo cuando usted se conozca a usted mismo como enteramente ajeno al cuerpo y diferente de él, usted encontrará respiro a la mezcla de temor y de deseación inseparables de la idea de «yo soy el cuerpo». Acallar los temores y satis-facer los deseos no eliminará esta sensación de vacío de la que cual usted está inten-tando escapar; solo el conocimiento de sí mismo puede ayudarle a usted. Por cono-cimiento de sí mismo quiero decir pleno conocimiento de lo que usted no es. Tal conocimiento es asequible y final; pero para el descubrimiento de lo que usted es no puede haber ningún fin. Cuanto más descubre usted, tanto más queda por descubrir.
    Int: Para esto debemos tener padres y escuelas diferentes, vivir en una sociedad diferente.
    Mah: Usted no puede cambiar sus circunstancias, pero sus actitudes sí puede cambiarlas. Usted no necesita estar apegado a lo que no es esencial. Solo lo necesario es bueno. Solo hay paz en lo esencial.
    Int: Es la verdad lo que busco, no la paz.
    Mah: Usted no puede ver lo verdadero a menos que esté en paz. Una mente sere-na es esencial para la percepción justa, lo que a su vez es necesario para la realización de sí mismo.
    Int: Tengo mucho que hacer. No puedo permitirme tener mi mente quieta.
    Mah: Eso se debe a su ilusión de que usted es el hacedor. En realidad las cosas le son hechas a usted, no por usted.
    Int: Si dejo que las cosas acontezcan, ¿cómo puedo estar seguro de que aconte-cerán a mi manera? Ciertamente debo someterlas a mi deseo.
    Mah: Su deseo le acontece a usted junto con su cumplimiento, o no cumplimiento. Usted no puede cambiar ni lo uno ni lo otro. Usted puede creer que se esfuerza, que pugna, que lucha. Nuevamente, todo acontece sin más, incluyendo los frutos de la obra. Nada es por usted ni para usted. Todo está en la imagen expuesta en la pantalla del cine, nada en la luz, incluyendo lo que usted toma por usted mismo, la persona. Usted es solo la luz.
    Int: Si yo soy solo la luz, ¿cómo he llegado a olvidarlo?
    Mah: Usted no ha olvidado. Está en la imagen en la pantalla que usted olvide y después recuerde. Usted nunca deja de ser un hombre, aunque sueñe que es un tigre. Similarmente, usted es la luz pura que aparece como una imagen en la pantalla y que también deviene una con ella.
    Int: Puesto que todo acontece, ¿por qué debo preocuparme?
    Mah: Exactamente. La liberación es liberación de la preocupación. Habiéndose dado cuenta de que usted no puede influenciar los resultados, no preste ninguna aten-ción a sus deseos y temores. Déjelos venir e irse. No les dé el alimento del interés y de la atención.
    Int: Si aparto mi atención de lo que acontece, ¿de qué voy a vivir?
    Mah: Nuevamente es como preguntar: «¿Qué haré, si dejo de soñar?». Deje de soñar y vea. Usted no necesita estar lleno de ansiedad sobre lo que va a ocurrir des-pués. Siempre hay un después. La vida no comienza ni acaba: inmutable —se mueve, momentáneamente —dura. Lo mismo que a la luz ningún número de imágenes pro-yectadas pueden agotarla, así también la vida llena cada forma hasta el borde y vuel-ve a su fuente, cuando la forma se deshace.
    Int: Si la vida es tan maravillosa, ¿cómo pudo acontecer la ignorancia?
    Mah: ¡Usted quiere tratar la enfermedad sin haber visto al paciente! Antes de preguntar sobre la ignorancia, por qué no indaga usted primero —¿quién es el igno-rante? Cuando dice que es ignorante, usted no sabe que usted ha impuesto el concep-to de ignorancia sobre el estado actual de sus pensamientos y sentimientos. Examíne-los tal y como acontecen, présteles su atención plena y encontrará que no hay nada como la ignorancia, solo hay la inatención. Preste atención a lo que le inquieta, eso es todo. Después de todo, la inquietud es un malestar mental y el malestar es invaria-blemente un requerimiento de atención. En el momento en que usted presta atención, el requerimiento cesa y la cuestión de la ignorancia se disuelve. En lugar de esperar una respuesta a su pregunta, descubra quién está haciendo la pregunta y lo que le hace preguntarla. Usted encontrará pronto que es la mente, atizada por el miedo del dolor, quien hace la pregunta. Y en el miedo hay memoria y anticipación, el pasado y el futuro. La atención le trae a usted de vuelta al presente, al ahora, y la presencia en el ahora es un estado siempre a disposición, pero raramente notado.
    Int: Usted está reduciendo la sadhana a una simple atención. ¿Cómo es que otros maestros enseñan sadhanas completas, difíciles y que llevan tiempo?
    Mah: Usualmente, los Gurús enseñan las sadhanas por las que ellos mismos han alcanzado su meta, cualquiera que su meta pueda ser. Esto es enteramente natural, pues ellos conocen su propia sadhana íntimamente. A mí se me enseñó a prestar atención a mi sensación de «yo soy» y yo lo encontré supremamente efectivo. Por lo tanto, puedo hablar de ello con plena confianza. Pero a menudo las gentes vienen con sus cuerpos, cerebros y mentes tan maltrechos, pervertidos y débiles, que el estado de atención sin forma está completamente más allá de ellos. En tales casos, es más apropiado alguna muestra de seriedad más simple. La repetición de un mantra, o la contemplación de una imagen prepararán su cuerpo y su mente para una búsqueda más profunda y más directa. Después de todo, es la seriedad lo que es el factor cru-cial e indispensable. La sadhana es solo una vasija y debe estar llena hasta el borde de seriedad, que no es sino el amor en acción. Pues sin amor no puede hacerse nada.
    Int: Nosotros solo nos amamos a nosotros mismos.
    Mah: ¡Si fuera así, sería espléndido! Ámese a usted mismo sabiamente y usted alcanzará la cima de la perfección. Todo el mundo ama su cuerpo, pero pocos aman a su ser real.
    Int: ¿Mi ser real necesita mi amor?
    Mah: Su ser real es el amor mismo, y la multitud de sus amores son sus reflejos de acuerdo con la situación del momento.
    Int: Nosotros somos egoístas, solo conocemos el amor de uno mismo.
    Mah: Es suficiente para un comienzo. Deséese a usted mismo todo el bien. Piense, sienta profundamente lo que es realmente bueno para usted y afánese por ello seriamente. Muy pronto usted encontrará que lo real es su único bien.
    Int: No obstante, no comprendo por qué los diferentes Gurús insisten en prescribir sadhanas complicadas y difíciles. ¿No conocen nada mejor?
    Mah: Lo que importa no es lo que usted hace, sino lo que usted deja de hacer. Las gentes que comienzan sus sadhanas están tan febriles e inquietos, que tienen que estar muy ocupados para mantenerse a sí mismos en la senda. Una rutina absorbente es buena para ellos. Después de algún tiempo se aquietan y se apartan del esfuerzo. En la paz y en el silencio la piel del «yo soy» se disuelve y lo interior y lo exterior devie-nen uno. La sadhana real es sin esfuerzo.
    Int: A veces tengo la sensación de que el espacio mismo es mi cuerpo.
    Mah: Cuando usted está preso de la ilusión: «yo soy este cuerpo», usted es me-ramente un punto en el espacio y un momento en el tiempo. Cuando la identificación de sí mismo con el cuerpo ya no está, todo el espacio y el tiempo están en su mente, que es una mera ondulación en la consciencia, la cual es la presenciación reflejada en la naturaleza. La presenciación y la materia son los aspectos activo y pasivo del ser puro, que está en ambas y más allá de ambas. El espacio y el tiempo son el cuerpo y la mente de la existencia universal. Mi sensación es que todo lo que acontece en el espacio y el tiempo me acontece a mí, que toda experiencia es mi experiencia, que toda forma es mi forma. Lo que pienso que soy, deviene mi cuerpo, y todo lo que le acontece a ese cuerpo, deviene mi mente. Pero en la raíz del universo hay solo pre-senciación pura, más allá del espacio y del tiempo, aquí y ahora. Sepa que ella es su ser real y actúe acordemente.
    Int: ¿Qué diferencia tendrá en la acción lo que piense que yo soy? Las acciones acontecen de acuerdo a las circunstancias.
    Mah: Las circunstancias y las condiciones gobiernan al ignorante. El conocedor de la realidad no está obligado. La única ley que obedece es la del amor.

    94

    Usted es Más allá del Espacio y del Tiempo

    Interlocutor: Usted sigue diciendo que yo nunca he nacido y que nunca moriré. Si es así, ¿cómo es que yo veo el mundo como alguien que ha nacido y que ciertamente morirá?
    Mah: Usted lo cree así debido a que usted nunca ha cuestionado su creencia de que usted es el cuerpo, el cual, obviamente, nace y muere. Mientras vive, atrae la atención y fascina tan completamente que raramente se percibe la naturaleza real de uno. Es como ver la superficie del océano y olvidar completamente la inmensidad que hay debajo. El mundo no es más que la superficie de la mente y la mente es infinita. Lo que nosotros llamamos pensamientos son solo ondulaciones en la mente. Cuando la mente está quieta, refleja la realidad. Cuando está enteramente inmóvil, se disuelve y solo la realidad permanece. Esta realidad es tan concreta, es tan verdadera, es hasta tal punto más tangible que la mente y la materia, que comparado con ella incluso un diamante es blando como la mantequilla. Esta abrumadora realidad hace que el mun-do parezca como un sueño, nebuloso, irrelevante.
    Int: Este mundo, con tanto sufrimiento en él, ¿cómo puede usted verlo como irre-levante? ¡Qué insensibilidad!
    Mah: Es usted quien es insensible, no yo. Si su mundo está lleno de sufrimiento, haga algo al respecto, no lo aumente con su codicia o indolencia. Yo no estoy atado por su mundo semejante a un sueño. En mi mundo las semillas del sufrimiento, del deseo y del temor no se siembran y el sufrimiento no crece. Mi mundo está libre de opuestos, de discrepancias mutuamente destructivas; la armonía lo penetra; su paz es como una roca; esta paz y silencio son mi cuerpo.
    Int: Lo que usted dice me recuerda el Dharmakaya del Buddha.
    Mah: Puede ser. Podemos prescindir de la terminología. Vea la persona que usted imagina ser como una parte del mundo que usted percibe dentro de su mente y mire a la mente desde fuera, pues usted no es la mente. Después de todo, su único problema es la insaciable identificación de usted mismo con todo lo que usted percibe. Aban-done este hábito, recuerde que usted no es lo que usted percibe, use su poder de dis-tanciamiento alerta. Véase a usted mismo en todo lo que vive y su comportamiento expresará su visión. Una vez que usted se da cuenta de que no hay nada en este mun-do que usted pueda llamar suyo propio, usted lo mira desde fuera lo mismo que usted mira una comedia sobre un escenario, o una imagen en la pantalla, admirando y go-zando, pero realmente impasible. Mientras usted se imagine a usted mismo como algo tangible y sólido, una cosa entre cosas, existiendo efectivamente en el tiempo y en el espacio, de vida breve y vulnerable, naturalmente usted estará preso de la ansiedad de sobrevivir y de sacar provecho. Pero cuando usted se conozca a usted mismo más allá del espacio y del tiempo —solo en contacto con ellos en el punto del aquí y ahora, y de otro modo omnipenetrante y omnicontinente, inaccesible, inaprehensible, invulnerable —usted ya no tendrá miedo. Conózcase a usted mismo como usted es —contra el miedo no hay ningún otro remedio.
    Usted tiene que aprender a pensar y a sentir según estos lineamientos, o usted permanecerá indefinidamente en el nivel personal del deseo y del miedo, de la ga-nancia y de la pérdida, del crecimiento y del declive. Un problema personal no puede ser resuelto en su propio nivel. El deseo mismo de vivir es el mensajero de la muerte, lo mismo que el anhelo de ser feliz es la señal de la aflicción. El mundo es un océano de sufrimiento y de temor, de ansiedad y desesperación. Los placeres son como los peces, pocos y veloces, vienen raramente y se van con rapidez. Un hombre de poca inteligencia cree, contra toda evidencia, que él es una excepción y que el mundo le debe la felicidad. Pero el mundo no puede dar lo que no tiene; él mismo irreal hasta la médula, es completamente inútil para la felicidad real. No puede ser de otro modo. Nosotros buscamos lo real debido a que somos infelices con lo irreal. La felicidad es nuestra naturaleza real y no descansaremos nunca hasta encontrarla. Pero raramente sabemos dónde buscarla. Una vez que usted ha comprendido que el mundo es solo una visión errónea de la realidad, y que no es lo que parece ser, usted se libera de sus obsesiones. Solo lo que es compatible con su ser real puede hacerle a usted feliz y el mundo, como usted lo percibe, es su negación completa.
    Manténgase muy tranquilo y observe lo que viene a la superficie de la mente. Re-chace lo conocido, dé la bienvenida a lo hasta ahora no conocido y rechácelo a su vez. Así, usted llega a un estado en el que no hay ningún conocimiento, solo ser, un estado en el que el ser mismo es conocimiento. Saber por el ser es conocimiento di-recto. Se basa en la identidad del veedor y lo visto. El conocimiento indirecto se basa en la sensación y la memoria, en la proximidad del perceptor y su percepto, confinado por el contraste entre los dos. Lo mismo ocurre con la felicidad. Usualmente usted tiene que estar triste para conocer la alegría y alegre para conocer la tristeza. La ver-dadera felicidad es incausada y ésta no puede desaparecer por falta de estimulación. No es lo opuesto de la aflicción, incluye toda aflicción y sufrimiento.
    Int: ¿Cómo puede uno permanecer feliz entre tanto sufrimiento?
    Mah: No puede evitarse —la felicidad interior es pasmosamente real. Lo mismo que el sol en el cielo, sus expresiones pueden estar nubladas, pero él nunca está au-sente.
    Int: Cuando estamos perturbados, no podemos evitar ser infelices.
    Mah: El miedo es el único trastorno. Conózcase a usted mismo independiente y usted será libre del miedo y de sus sombras.
    Int: ¿Cuál es la diferencia entre la felicidad y el placer?
    Mah: El placer depende de las cosas, la felicidad no.
    Int: Si la felicidad es independiente, ¿por qué no somos siempre felices?
    Mah: Mientras creamos que necesitamos cosas para que nos hagan felices, cree-remos también que en su ausencia debemos ser miserables. La mente siempre se moldea de acuerdo con sus creencias. De aquí la importancia de convencerse de que uno no necesita ser espoleado hacia la felicidad; de que, al contrario, el placer es una distracción y un fastidio, pues meramente crea la falsa convicción de que uno necesita tener y hacer cosas para ser feliz cuando en realidad es justamente lo opuesto.
    ¿Pero por qué hablar de la felicidad siquiera? Usted no piensa en la felicidad ex-cepto cuando es infeliz. Un hombre que dice: «Ahora soy feliz», está entre dos aflic-ciones —la pasada y la futura. Esta felicidad es una mera excitación causada por el alivio del sufrimiento. La felicidad real es totalmente no consciente de sí misma. Se expresa mejor negativamente como: «No hay nada mal en mí. No tengo nada de que preocuparme». Después de todo, el propósito último de toda sadhana es alcanzar un punto en el que está convicción, en lugar de ser solo verbal, está basada en la expe-riencia efectiva y siempre presente.
    Int: ¿Que experiencia?
    Mah: La experiencia de estar vacío, no encerrado en los recuerdos y las expecta-tivas; es como la felicidad de los espacios abiertos, de ser joven, de tener todo el tiempo y la energía para hacer cosas, para el descubrimiento, para la aventura.
    Int: ¿Qué queda por descubrir?
    Mah: El universo fuera y la inmensidad dentro como son en realidad, en la gran mente y corazón de Dios. El significado y el propósito de la existencia, el secreto del sufrimiento, la redención de la vida respecto de la ignorancia.
    Int: Si ser feliz es lo mismo que estar libre de temor y de preocupación, ¿no puede decirse que la ausencia de perturbación es la causa de la felicidad?
    Mah: Un estado de ausencia, de no existencia, no puede ser una causa; la preexis-tencia de una causa está implícita en la noción. Su estado natural, en el que nada existe, no puede se una causa del devenir; las causas están ocultas en el gran y miste-rioso poder de la memoria. Pero el verdadero hogar de usted está en la nada, en la vacuidad de todo contenido.
    Int: Vacuidad y nada —¡cuán temible!
    Mah: ¡Usted lo afronta de lo más alegre, cuando se va a dormir! Descubra por us-ted mismo el estado de sueño despierto, y lo encontrará en completa armonía con su naturaleza real. Las palabras solo pueden darle a usted la idea y la idea no es la expe-riencia. Todo lo que puedo decir es que la verdadera felicidad no tiene ninguna causa y que lo que no tiene ninguna causa es inmutable. Lo cual no significa que sea per-ceptible, como el placer. Lo que es perceptible es el dolor y el placer; el estado de liberación de la aflicción solo puede ser descrito negativamente. Para conocerlo di-rectamente usted debe ir más allá de la mente adicta a la causalidad y a la tiranía del tiempo.
    Int: Si la felicidad no es consciente y la consciencia —no es feliz, ¿cuál es el lazo entre las dos?
    Mah: Puesto que la consciencia es un producto de las condiciones y de las cir-cunstancias, depende de ellas y cambia junto con ellas. Lo que es independiente, no creado, atemporal y sin cambio, y sin embargo siempre nuevo y fresco, es más allá de la mente. Cuando la mente piensa en ello, la mente se disuelve y solo queda la felici-dad.
    Int: Cuando todo parte, no queda nada.
    Mah: ¿Cómo puede haber nada sin algo? Nada es solo una idea, depende del re-cuerdo de algo. El ser puro es completamente independiente de la existencia, la cual es definible y descriptible.
    Int: Por favor, díganos: ¿continúa la consciencia más allá de la mente, o acaba con la mente?
    Mah: La consciencia viene y va, la presenciación brilla inmutablemente.
    Int: ¿Quién presencia en la presenciación?
    Mah: Cuando hay una persona, hay también consciencia. El «yo soy», la mente, la consciencia denotan el mismo estado. Si usted dice «yo presencio», ello solo signi-fica: «yo soy consciente de pensar que presencio». En la presenciación no hay ningún «yo soy».
    Int: ¿Qué hay sobre el presenciador?
    Mah: El presenciador es de la mente. El presenciador parte con lo presenciado. En el estado de no dualidad toda separación cesa.
    Int: ¿Qué hay sobre usted? ¿Continúa usted en la presenciación?
    Mah: La persona, el «yo soy este cuerpo, esta mente, esta cadena de recuerdos, este paquete de deseos y de temores» desaparece, pero algo que usted puede llamar identidad, queda. Ello me permite devenir una persona cuando es preciso. El amor crea sus propias necesidades, incluso la de devenir una persona.
    Int: Se dice que la Realidad se manifiesta a sí misma como existencia—consciencia—felicidad. ¿Son absolutos o relativos?
    Mah: Son relativos entre sí y dependen unos de otros. La Realidad es indepen-diente de sus expresiones.
    Int: ¿Cuál es la relación entre la Realidad y sus expresiones?
    Mah: Ninguna relación. En la Realidad todo es real e idéntico. Como nosotros lo decimos, saguna y nirguna son uno en Parabrahman. Solo hay lo Supremo. En mo-vimiento, es saguna. Sin movimiento, es nirguna. Pero es solo la mente la que se mueve o no. Lo real es más allá, usted es más allá. Una vez que usted ha comprendi-do que nada perceptible ni concebible puede ser usted, usted se libera de sus imagi-naciones. Ver todo como imaginación, nacida del deseo, es necesario para la realiza-ción de sí mismo. Nosotros perdemos lo real por falta de atención y creamos lo irreal por exceso de imaginación.
    Usted tiene que dar su corazón y su mente a estas cosas y empollarlas repetida-mente. Es como cocinar el alimento. Usted debe mantenerlo en el fuego durante algún tiempo antes de que esté listo.
    Int: ¿No estoy yo bajo el poder del destino, de mi karma? ¿Qué puedo hacer con-tra él? Lo que yo soy y lo que yo hago está predeterminado. Incluso mi supuesto libre albedrío está predeterminado; solo que no soy consciente de ello y me imagino que soy libre.
    Mah: Nuevamente, todo depende de cómo usted lo mire. La ignorancia es como una fiebre —hace que usted vea cosas que no están aquí. El karma es el tratamiento prescrito por lo divino. Déle la bienvenida, siga las instrucciones fielmente y usted se pondrá bien. Un paciente dejará el hospital una vez que se recupere. Insistir en la libertad inmediata de elección y de acción solo pospondrá la recuperación. Acepte su destino y cúmplalo —éste es el camino más corto a la liberación del destino, aunque no del amor y de sus compulsiones. Actuar desde el deseo y el temor es esclavitud, actuar desde el amor es liberación.

  • Crow

    95

    Acepte la Vida como Viene

    Interlocutor: Estuve aquí el año pasado. Ahora nuevamente estoy ante usted. Qué es lo que me hace venir realmente, yo no lo sé, pero comoquiera que sea no puedo olvidarle.
    Maharaj: Algunos olvidan, otros no, según sus destinos, lo cual usted puede lla-mar suerte, si así lo prefiere.
    Int: Entre suerte y destino hay una diferencia básica.
    Mah: Solo en su mente. De hecho, usted no sabe qué causa qué. Destino es solo una palabra de envoltura para cubrir su ignorancia. Suerte es igualmente otra palabra.
    Int: Sin conocimiento de las causas y sus resultados, ¿puede haber liberación?
    Mah: Las causas y los resultados son infinitos en número y variedad. Todo afecta a todo. En este universo, cuando una cosa cambia, todo cambia. De aquí el gran po-der del hombre para cambiar el mundo cambiándose a sí mismo.
    Int: Según sus propias palabras, por la gracia de su Gurú, usted cambió radical-mente hace unos cuarenta años. Sin embargo, el mundo permanece como había sido antes.
    Mah: Mi mundo ha cambiado completamente. El suyo permanece el mismo, pues usted no ha cambiado.
    Int: ¿Cómo es que su cambio no me ha afectado?
    Mah: Debido a que no había ninguna comunión entre nosotros. No se considere a usted mismo como separado de mí y compartiremos inmediatamente el mismo estado común.
    Int: Tengo algunas propiedades en los Estados Unidos que intento vender para comprar algo de tierra en los Himalayas. Construiré una casa, plantaré un jardín, cui-daré dos o tres vacas y viviré tranquilamente. Las gentes me dicen que la propiedad y la tranquilidad no son compatibles, que inmediatamente comenzaré a tener problemas con los funcionarios, los vecinos y los ladrones. ¿Es inevitable?
    Mah: Lo mínimo que usted puede esperar es una sucesión inacabable de visitantes que convertirán su casa en una hospedería libre y abierta. Mejor acepte su vida como se presenta, regrese a su casa y cuide de su esposa con amor y cariño. Nadie más le necesita a usted. Sus sueños de gloria le traerán a usted mayores trastornos.
    Int: No es gloria lo que busco. Busco la realidad.
    Mah: Para esto usted necesita una vida bien ordenada y tranquila, paz de mente y una inmensa seriedad. En cada momento, todo lo que viene a usted sin haberlo pedi-do, viene de Dios y ciertamente le ayudará, si usted hace el uso más pleno de ello. Es solo aquello por lo que usted se esfuerza, movido por su imaginación y su deseo, lo que le trastorna a usted.
    Int: ¿Es el destino lo mismo que la gracia?
    Mah: Absolutamente. Acepte la vida como viene y usted encontrará que es una bendición.
    Int: Yo puedo aceptar mi propia vida. ¿Cómo puedo aceptar la suerte de vida que otros se ven obligados a vivir?
    Mah: Usted la está aceptando de todos modos. Las aflicciones de los demás no interfieren en sus placeres. Si usted fuera realmente compasivo, habría abandonado hace mucho tiempo todo interés en sí mismo, y habría entrado en ese estado que es el único desde el que usted puede ayudar realmente.
    Int: Si tengo una casa grande y suficiente tierra, puedo crear un Ashram, con habitaciones individuales, una sala de meditación común, cantina, biblioteca, despen-sa, etc.
    Mah: Los Ashrams no se hacen, acontecen. Usted no puede comenzarlos ni im-pedirlos, lo mismo que usted no puede comenzar ni detener un río. Hay demasiados factores implicados en la creación de un Ashram cumplido, y su madurez interior es solo uno de ellos. Por supuesto, si usted es ignorante de su ser real, todo lo que usted haga se convertirá en cenizas. Usted no puede imitar a un Gurú y salir bien parado. Toda hipocresía acabará en desastre.
    Int: ¿Cuál es el daño en comportarse como un santo, aún antes de serlo?
    Mah: Ensayar la santidad es sadhana. Es perfectamente bueno, siempre que no se reclame ningún mérito.
    Int: ¿Cómo puedo yo saber si soy capaz de dar comienzo a un Ashram a menos de que lo intente?
    Mah: Mientras se tome a usted mismo por una persona, un cuerpo y una mente, separados de la corriente de la vida, con una voluntad suya propia, persiguiendo sus fines, usted está viviendo meramente sobre la superficie y todo lo que usted haga será de vida breve y de poco valor, mera paja para alimentar las llamas de la vanidad. Usted debe invertir un verdadero valor antes de esperar algo real. ¿Cuál es su valor?
    Int: ¿Con cuál medida lo mediré?
    Mah: Mire al contenido de su mente. Usted es lo que usted piensa. ¿No está usted la mayor parte del tiempo ocupado con su propia pequeña persona y sus necesidades diarias?
    El valor de la meditación regular es que le saca a usted del agobio de la rutina diaria y le recuerda que usted no es lo que cree ser. Pero incluso recordar no es sufi-ciente —la acción debe seguir a la convicción. No sea como el hombre rico que ha hecho un testamento detallado, pero se niega a morir.
    Int: ¿No es lo gradual la ley de la vida?
    Mah: Oh, no. Solo la preparación es gradual, el cambio mismo es repentino y completo. El cambio gradual no le lleva a usted a un nivel nuevo del ser consciente. Usted necesita coraje para abandonar.
    Int: Admito que es coraje lo que me falta.
    Mah: Se debe a que usted no está plenamente convencido. La convicción comple-ta genera a la vez el deseo y el coraje. Y la meditación es el arte de obtener la fe por medio de la comprensión. En la meditación usted considera la enseñanza recibida, en todos sus aspectos y repetidamente, hasta que de la claridad nace la confianza y, con la confianza, la acción. La convicción y la acción son inseparables. Si la acción no sigue a la convicción, examine sus convicciones, no se acuse a usted mismo de falta de coraje. El menosprecio de sí mismo no le llevará a usted a ninguna parte. Sin cla-ridad y asentimiento emocional, ¿de qué utilidad es la voluntad?
    Int: ¿Qué quiere usted decir por asentimiento emocional? ¿No tengo que actuar contra mis deseos?
    Mah: Usted no actuará contra sus deseos. La claridad no es suficiente. La energía viene del amor —usted debe amar para actuar— cualquiera que sea la forma y el objeto de su amor. Sin claridad y caridad el coraje es destructivo. Las gentes en la guerra son a menudo enormemente corajudos, ¿pero y qué con eso?
    Int: Veo muy claramente que todo lo que quiero es una casa en un jardín, donde viviré en paz. ¿Por qué no debería actuar según mi deseo?
    Mah: No faltaba más, actúe. Pero no olvide lo inevitable, lo inesperado. Sin lluvia su jardín no florecerá. Usted necesita coraje para la aventura.
    Int: Necesito tiempo para juntar coraje, no me empuje. Déjeme madurar por la acción.
    Mah: Todo su planteamiento es erróneo. La acción pospuesta es una acción abandonada. Puede haber otras oportunidades para otras acciones, pero el momento presente se pierde —se pierde irremediablemente. Toda preparación es para el futuro —usted no puede prepararse para el presente.
    Int: ¿Qué hay de malo en prepararse para el futuro?
    Mah: La actuación en el ahora no es muy ayudada por sus preparaciones. La cla-ridad es ahora, la acción es ahora. Pensar en estar preparado impide la acción. Y la acción es el toque de la realidad.
    Int: ¿Incluso cuando actuamos sin convicción?
    Mah: Usted no puede vivir sin acción, y detrás de cada acción hay algún temor o deseo. Finalmente, todo lo que usted hace está basado en su convicción de que el mundo es real e independiente de usted mismo. Si usted estuviera convencido de lo contrario, su comportamiento habría sido completamente diferente.
    Int: No hay nada malo en mis convicciones; mis acciones son moldeadas por las circunstancias.
    Mah: En otras palabras, usted está convencido de la realidad de sus circunstan-cias, del mundo en el que vive usted. Siga el rastro del mundo hasta su fuente y en-contrará que antes de que el mundo fuera, usted era, y que cuando el mundo ya no es, usted permanece. Encuentre su ser atemporal y su acción dará testimonio de ello. ¿Lo ha encontrado usted?
    Int: No, no lo he encontrado.
    Mah: Entonces, ¿qué más tiene usted que hacer? Ciertamente, ésta es la tarea más urgente. Usted no puede verse a usted mismo como independiente de todo a menos de que usted deje caer todo y permanezca no soportado y no definido. Una vez que usted se conoce a usted mismo, importa poco lo que usted haga, pero para realizar su independencia, usted debe ponerla a prueba dejando partir todo aquello de lo que usted era dependiente. El hombre realizado vive en el nivel de los absolutos; su sabi-duría, su amor y su coraje son completos, no hay nada relativo en él. Por lo tanto, debe verificarse a sí mismo con pruebas muy estrictas, soportar situaciones muy exi-gentes. El verificador, lo verificado y el desarrollo de la verificación están todos de-ntro; es un drama interior en el que nadie puede ser partícipe.
    Int: Crucifixión, muerte, y resurrección —¡estamos en terrenos familiares! Yo he leído, oído y hablado sobre ello inacabablemente, pero me encuentro a mí mismo incapaz de hacerlo.
    Mah: Manténgase tranquilo, no perturbado, y la sabiduría y el poder vendrán por sí mismos. Usted no necesita ansiarlo. Espere en el silencio del corazón y de la mente. Es muy fácil estar tranquilo, pero quererlo es raro. Usted quiere devenir un super-hombre de la noche a la mañana. Permanezca sin ambición, sin el menor deseo, ex-puesto, vulnerable, no protegido, carente de certeza y solo, completamente abierto a la vida y dándole la bienvenida como se presenta, sin la interesada convicción egoísta de que todo debe aportarle a usted placer o provecho, ya sea material o supuesta-mente espiritual.
    Int: Yo asiento a lo que usted dice, pero no veo cómo se hace.
    Mah: Si usted sabe cómo hacerlo, no lo hará. Abandone todo intento, solo sea; no se esfuerce, no luche, deje que se vaya todo apoyo, aférrese a la ciega sensación de ser, barriendo todo lo demás. Esto es suficiente.
    Int: ¿Cómo se hace este barrido? Cuanto más barro, tanto más aflora a la superfi-cie.
    Mah: Niegue su atención, deje que las cosas vengan y se vayan. Los deseos y los pensamientos son también cosas. No les haga caso. Desde un tiempo inmemorial el polvo de los aconteceres ha estado cubriendo el claro espejo de su mente, de modo que usted solo podía ver recuerdos. Barra el polvo antes de que tenga tiempo de se-dimentarse; esto pondrá al descubierto las viejas capas hasta que sea descubierta la verdadera naturaleza de su mente. Es todo muy simple y comparativamente fácil; sea serio y paciente, eso es todo. El desapasionamiento, el desapego, el estar libre del deseo y del temor, de todo interés en sí mismo, la mera presenciación —libre del recuerdo y de la expectación —éste es el estado de mente en el que puede acontecer el descubrimiento. Después de todo, la liberación no es sino la libertad de descubrir.

    96

    Abandone los Recuerdos y las Expectativas

    Interlocutor: Yo soy americano de nacimiento y durante el pasado año he estado en un Ashram en Madhya Pradesh, estudiando el Yoga en sus múltiples aspectos. Teníamos un maestro cuyo Gurú, un discípulo del gran Sivananda Saraswati, reside en Monghyr. También he estado en Ramanashram. Mientras estaba en Bombay he seguido un curso intensivo de meditación birmana conducido por un tal Goenka. Sin embargo, no he encontrado ninguna paz. Hay una mejora en el autocontrol y en la disciplina cotidiana, pero eso es todo. No puedo decir exactamente qué ha causado qué. He visitado muchos lugares sagrados. Cómo ha actuado cada uno en mí, no puedo decirlo.
    Mah: Los buenos resultados vendrán, más pronto o más tarde. ¿Recibió usted al-gunas instrucciones en Sri Ramanashram?
    Int: Sí, algunos ingleses estuvieron enseñándome y también un indio seguidor del jnana yoga, que reside allí permanentemente, estuvo dándome lecciones.
    Mah: ¿Cuáles son sus planes?
    Int: Tengo que regresar a los Estados Unidos debido a unas dificultades con el vi-sado. Tengo intención de completar mi licenciatura, estudiar Cura Natural y hacer de ello mi profesión.
    Mah: Una buena profesión, sin duda.
    Int: ¿Hay algún peligro en la persecución de la vía del Yoga a toda costa?
    Mah: ¿Es peligrosa una cerilla cuando toda la casa está en llamas? La búsqueda de la realidad es la más peligrosa de todas las empresas pues destruirá el mundo en el que usted vive. Pero si su motivo es el amor de la verdad y de la vida, usted no nece-sita tener miedo.
    Int: Tengo miedo de mi propia mente. ¡Es tan inestable!
    Mah: En el espejo de su mente las imágenes aparecen y desaparecen. El espejo permanece. Aprenda a distinguir lo inmutable en lo móvil, lo incambiable en lo cam-biante, hasta que usted se dé cuenta de que todas las diferencia están solo en la apa-riencia y que la unidad es un hecho. Esta identidad básica —usted puede llamarla Dios o Brahman o la matriz (Prakriti), la palabra importa poco —es solo la realización de que todo es uno. Una vez que usted puede decir con la confianza nacida de la experiencia directa: «yo soy el mundo, el mundo es mí mismo», usted está libre del deseo y del temor por una parte y deviene totalmente responsable del mundo por otra. La insensata aflicción de la humanidad deviene su único interés.
    Int: ¡Así pues, incluso un jnani tiene sus problemas!
    Mah: Sí, pero ya no son de su propia creación. Su sufrimiento no está envenenado por un sentido de culpa. No hay nada malo en el sufrimiento por los pecados de los demás. Su Cristianismo se basa en esto.
    Int: ¿No es todo sufrimiento auto-creado?
    Mah: Sí, mientras hay un sí mismo separado para crearlo. Finalmente, usted sabe que no hay ningún pecado, ninguna culpa, ninguna retribución, solo la vida en sus transformaciones sin fin. Con la disolución del «yo» personal el sufrimiento desapa-rece. Lo que queda es la gran tristeza de la compasión, el horror del sufrimiento in-necesario.
    Int: ¿Hay algo innecesario en el esquema de las cosas?
    Mah: Nada es necesario, nada es inevitable. El hábito y la pasión ciegan y extrav-ían. La presenciación compasiva cura y redime. No hay nada que nosotros podamos hacer, solo podemos dejar que las cosas acontezcan de acuerdo con su naturaleza.
    Int: ¿Aboga usted por la pasividad completa?
    Mah: La claridad y la caridad es acción. El amor no es perezoso y la claridad di-rige. Usted no necesita preocuparse de la acción, cuide su mente y su corazón. La estupidez y el egoísmo son el único mal.
    Int: ¿Qué es mejor —la repetición del nombre de Dios o la meditación?
    Mah: La repetición estabilizará su soplo. Con una respiración profunda y tranqui-la, mejorará la vitalidad, lo cual influirá en el cerebro y ayudará a la mente a crecer pura y estable y apta para la meditación. Sin vitalidad se puede hacer poco, de aquí la importancia de su protección y de su aumento. La postura y la respiración son una parte del Yoga, pues el cuerpo debe estar sano y bien controlado; pero demasiado concentración en el cuerpo anula su propio propósito, puesto que al comienzo la mente es lo principal. Cuando la mente ha sido tranquilizada y ya no perturba el es-pacio interior (chidakash), el cuerpo adquiere un nuevo significado y su transforma-ción deviene a la vez necesaria y posible.
    Int: He estado errando por toda la India, encontrándome con muchos Gurús y aprendiendo en pequeñas dosis diferentes Yogas. ¿Está bien probar un poco de todo?
    Mah: No, esto es solo una introducción. Usted se encontrará con un hombre que le ayudará a encontrar su propia vía.
    Int: Siento que el Gurú de mi propia elección no puede ser mi Gurú real. Para ser real debe venir inesperadamente y ser irresistible.
    Mah: Lo mejor es no anticipar. La manera en que usted responda es decisiva.
    Int: ¿Soy yo dueño de mis respuestas?
    Mah: La discriminación y el desapasionamiento practicados ahora darán sus fru-tos en el tiempo apropiado. Si las raíces están sanas y bien regadas, los frutos serán con seguridad dulces. Sea puro, esté alerta, manténgase preparado.
    Int: ¿Son de alguna utilidad las austeridades y las penitencias?
    Mah: ¡Afrontar todas las vicisitudes de la vida es penitencia suficiente! Usted no necesita inventarse agobios. Recibir de buena gana todo lo que la vida le trae es toda la austeridad que usted necesita.
    Int: ¿Qué hay sobre el sacrificio?
    Mah: Comparta de buena gana y con alegría todo lo que usted tiene con quien-quiera que lo necesita —no se invente crueldades autoaplicadas.
    Int: ¿Qué es el abandono de sí mismo?
    Mah: Aceptar lo que viene.
    Int: Siento que soy demasiado débil para sostenerme sobre mis propias piernas. Necesito la sagrada compañía de un Gurú y de gentes buenas. La ecuanimidad está más allá de mí. Aceptar lo que viene como viene, me asusta. Pienso con horror en mi regreso a los Estados Unidos.
    Mah: Regrese y haga el mejor uso de sus oportunidades. Primero obtenga su li-cenciatura. Usted siempre puede volver a la India para sus estudios de Cura Natural.
    Int: Soy muy consciente de las oportunidades que hay en los Estados Unidos. Es la soledad lo que me asusta.
    Mah: Usted tiene siempre la compañía de su propio sí mismo —no necesita sen-tirse solo. Apartado de él, incluso en la India usted se sentirá solo. Toda felicidad viene de complacer al sí mismo. Complázcalo, una vez que regrese a los Estados Unidos, no haga nada que pueda ser indigno de la gloriosa realidad de dentro de su corazón y usted será feliz y permanecerá feliz. Pero usted debe buscar el sí mismo y, habiéndolo encontrado, permanecer con él.
    Int: ¿Será de algún beneficio la completa soledad?
    Mah: Depende de su temperamento. Usted puede trabajar con otros y para otros, alerta y amistosamente, y crecer más plenamente que en soledad, la cual puede em-botarle o dejarle a usted a la merced de la inacabable charla de su mente. No imagine que usted puede cambiar a través del esfuerzo. La violencia dirigida contra usted mismo, como en las austeridades y en la penitencia, permanecerá estéril.
    Int: ¿No hay ninguna manera de saber quién está realizado y quién no lo está?
    Mah: Su única prueba está en usted mismo. Si usted encuentra que se convierte en oro, ello será un signo de que usted ha tocado la piedra filosofal. Permanezca con la persona y observe lo que le acontece a usted. No pregunte a otros. El hombre de ellos puede no ser el Gurú de usted. Un Gurú puede ser universal en su esencia, pero no en sus expresiones. Puede parecer que es colérico o codicioso o que se preocupa demasiado por su Ashram o su familia, y usted puede ser engañado por las aparien-cias, mientras que otros no.
    Int: ¿No tengo el derecho de esperar una perfección completa, tanto interior como exterior?
    Mah: Interior —sí. Pero la perfección exterior depende de las circunstancias, del estado del cuerpo, personal y social, y de otros factores innumerables.
    Int: Se me dijo que encontrara a un jnani para poder aprender de él el arte de ob-tener jnana, y ahora se me dice que todo el planteamiento es falso, que no puedo reconocer a un jnani, y que tampoco puede conquistarse jnana con medios apropia-dos. ¡Es todo tan confuso!
    Mah: Todo se debe a su completa incomprensión de la realidad. Su mente está embebida en los hábitos de evaluación y de adquisición, y no admitirá que lo incom-parable e inasequible está esperando atemporalmente el reconocimiento dentro de su propio corazón. Todo lo que usted tiene que hacer es abandonar todos los recuerdos y expectativas. Manténgase a usted mismo disponible, en total desnudez y nadidad.
    Int: ¿Quién tiene que hacer el abandono?
    Mah: Dios lo hará. Solo vea la necesidad de ser abandonado. No resista, no se aferre a la persona por la que se toma usted. Debido a que usted se imagina ser una persona, usted toma al jnani como una persona también, solo que un poco diferente, mejor informado y más poderoso. Usted puede decir que él es eternamente conscien-te y feliz, pero eso está lejos de expresar toda la verdad. No confíe en las definiciones ni en las descripciones —son groseramente extraviadoras.
    Int: A menos que me digan lo que hacer y cómo hacerlo, me siento perdido.
    Mah: ¡No faltaba más, siéntase perdido! Mientras usted se siente competente y seguro, la realidad está más allá de su alcance. A menos que usted acepte la aventura interior como un modo de vida, el descubrimiento no vendrá a usted.
    Int: ¿El descubrimiento de qué?
    Mah: Del centro de su ser, que es libre de todas las direcciones, de todos los me-dios y de todos los fines.
    Int: ¿Ser todo, conocer todo, tener todo?
    Mah: No ser nada, no conocer nada, no tener nada. Ésta es la única vida digna de ser vivida. La única felicidad digna de ser tenida.
    Int: Puedo admitir que la meta está más allá de mi comprehensión. Al menos, hágame conocer el camino.
    Mah: Usted debe encontrar su propio camino. A no ser que lo encuentre, no será su propio camino y no le llevará a usted a ninguna parte. Viva seriamente su verdad como la ha encontrado —actúe con lo poco que usted ha comprendido. Es la seriedad la que le llevará más allá, no el talento —ni el suyo ni el de ningún otro.
    Int: Tengo miedo de las equivocaciones. He intentado tantas cosas —nada ha re-sultado de ellas.
    Mah: Usted ha dado muy poco de usted mismo, usted ha sido meramente curioso, no serio.
    Int: No conozco nada mejor.
    Mah: Al menos usted sabe eso. Sabiendo que son superficiales, no dé ningún va-lor a sus experiencias, olvídelas tan pronto como acaben. Viva una vida limpia, no egoísta, eso es todo.
    Int: ¿Es la moralidad tan importante?
    Mah: No engañar, no hacer daño —¿no es importante? Por encima de todo usted necesita paz interior —lo cual requiere armonía entre lo interior y lo exterior. Haga lo que usted cree, y crea en lo que usted hace. Todo lo demás es una pérdida de energía y de tiempo.

    97

    La Mente y el Mundo no están Separados

    Interlocutor: Veo aquí los retratos de varios santos y se me ha dicho que son sus antepasados espirituales. ¿Quiénes son y cómo comenzó todo?
    Maharaj: Colectivamente somos llamados los «Nueve Maestros». La leyenda dice que nuestro primer maestro fue el Rishi Dattatreya, la gran encarnación de la Trinidad de Brahma, Vishnu y Shiva. Incluso los «Nueve Maestros» (Navnath) son mitológi-cos.
    Int: ¿Cuál es la peculiaridad de su enseñanza?
    Mah: Su simplicidad, tanto en la teoría como en la práctica.
    Int: ¿Cómo deviene uno un Navnath? ¿Por iniciación o por sucesión?
    Mah: Por ninguna de ambas. La tradición de los Nueve Maestros, Navnath Pa-rampara, es como un río —se sumerge en el océano de la realidad y quienquiera que entra en él es llevado con él.
    Int: ¿Implica ello la aceptación por un maestro vivo perteneciente a la misma tra-dición?
    Mah: Aquellos que practican la sadhana de focalizar sus mentes sobre «yo soy» pueden sentirse vinculados a otros que han seguido la misma sadhana y han logrado la meta. Pueden decidir verbalizar su sensación de parentesco llamándose a sí mismos Navnaths. Ello les da el placer de pertenecer a una tradición establecida.
    Int: ¿Se benefician de alguna manera vinculándose?
    Mah: El círculo de satsang, la «compañía de los santos», se expande en número a medida que pasa el tiempo.
    Int: ¿Se vinculan con ello de una fuente de poder y de gracia cuyo acceso habrían tenido cortado en cualquier otro caso?
    Mah: El poder y la gracia son para todos, y son a demanda. Darse a uno mismo un nombre particular no ayuda. Llámese a usted mismo por cualquier nombre —con tal de que usted esté intensamente atento a usted mismo, los obstáculos acumulados al conocimiento de sí mismo serán barridos.
    Int: Si me agrada su enseñanza y acepto su guía, ¿puedo llamarme a mí mismo un Navnath?
    Mah: ¡Ello agrada a su mente adicta a las palabras! El nombre no le cambiará a usted. Como mucho puede recordarle a usted que se comporte. Hay una sucesión de Gurús y sus discípulos, quienes a su vez instruyen a más discípulos y así se mantiene la línea. Pero la continuidad de la tradición es informal y voluntaria. Es como un ape-llido, pero aquí la familia es espiritual.
    Int: ¿Hay que haberse realizado para vincularse al Sampradaya?
    Mah: El Navnath Sampradaya es solo una tradición, una manera de enseñar y de practicar. No denota un nivel de consciencia. Si usted acepta a un maestro Navnath Sampradaya como un Gurú, usted se vincula a su Sampradaya. Usualmente usted recibe una señal de su gracia —una mirada, un toque, o una palabra, a veces un vívido sueño o un vigoroso recuerdo. A veces el único signo de gracia es un cambio rápido y significativo en el carácter y en el comportamiento.
    Int: Yo le conozco a usted desde hace algunos años y me encuentro con usted re-gularmente. El pensamiento de usted nunca está lejos de mi mente. ¿Me hace eso pertenecer a su Sampradaya?
    Mah: Su pertenencia es un asunto de su propia sensación y convicción. Al fin y al cabo, todo es verbal y formal. En realidad no hay ni Gurú ni discípulo, ni teoría ni práctica, ni ignorancia ni realización. Todo depende de aquello por lo que usted se toma. Conózcase a usted mismo correctamente. No hay ningún sustituto para el co-nocimiento de sí mismo.
    Int: ¿Cuál prueba tendré de que me conozco a mí mismo correctamente?
    Mah: Usted no necesita pruebas. La experiencia es única e inequívoca. Amanecerá en usted repentinamente, cuando los obstáculos sean eliminados en alguna medida. Es como una cuerda gastada que se rompe. Lo suyo es gastar las fibras. La rotura no puede no acontecer. Puede ser retrasada, pero no puede ser impedida.
    Int: Yo estoy confundido por su negación de la causalidad. ¿Quiere ello decir que nadie es responsable de cómo es el mundo?
    Mah: La idea de responsabilidad está en su mente. Usted piensa que debe haber algo o alguien, único responsable de todo lo que acontece. Hay una contradicción entre un universo múltiple y una única causa. Lo uno o lo otro debe ser falso. O am-bos. Como yo lo veo, todo es un sueño a la luz del día. No hay ninguna realidad en las ideas. El hecho es que sin usted, ni el universo ni su causa podían haber llegado a ser.
    Int: Yo no puedo verificar si yo soy la criatura o el creador del universo.
    Mah: «Yo soy» es un hecho siempre presente, mientras «yo soy creado» es una idea. Ni Dios ni el universo han venido a decirle que ellos le han creado. La mente, obsesionada por la idea de la causalidad, inventa la creación y entonces se pregunta: «¿quién es el creador?». La mente misma es el creador. Ni siquiera esto es comple-tamente verdadero, pues lo creado y su creador son uno. La mente y el mundo no están separados. Comprenda que lo que usted piensa que es el mundo, es solo su pro-pia mente.
    Int: ¿Hay algún mundo más allá o fuera de la mente?
    Mah: Todo el espacio y el tiempo están en la mente. ¿Dónde localizará usted un mundo supramental? Hay muchos niveles en la mente y cada uno proyecta su propia versión; sin embargo todos están en la mente y son creados por la mente.
    Int: ¿Cuál es su actitud hacia el pecado? ¿Cómo considera usted a un pecador, a alguien que rompe la ley, interior o exterior? ¿Quiere usted cambiarle o solo le com-padece? ¿O es usted indiferente hacia él debido a sus pecados?
    Mah: Yo no conozco ningún pecado, ningún pecador. Su distinción y evaluación no son vinculantes para mí. Cada uno se comporta de acuerdo con su naturaleza. No puede remediarse, ni hay necesidad de que sea lamentado.
    Int: Otros sufren.
    Mah: La vida vive de la vida. En la naturaleza el proceso es compulsivo, en la so-ciedad debería ser voluntario. No puede haber ninguna vida sin sacrificio. Un peca-dor se niega al sacrificio e invita a la muerte. Esto es como es, y no da ningún motivo para la condena o la compasión.
    Int: Con seguridad usted siente al menos compasión cuando ve a un hombre in-merso en el pecado.
    Mah: Sí, siento que yo soy ese hombre y que sus pecados son mis pecados.
    Int: De acuerdo, ¿y después qué?
    Mah: Deviniendo uno con él el deviene uno conmigo. No es un proceso conscien-te, acontece enteramente por sí mismo. Ninguno de nosotros puede remediarlo. Lo que necesita cambiar cambiará de todos modos; es suficiente conocerse a uno mismo como uno es, aquí y ahora. La investigación intensa y metódica de la propia mente de uno es Yoga.
    Int: ¿Qué hay sobre las cadenas del destino forjadas por el pecado?
    Mah: Cuando la ignorancia, la madre del pecado, se disuelve, el destino, la com-pulsión a pecar de nuevo, cesa.
    Int: Pero hay retribuciones que pagar.
    Mah: Con el fin de la ignorancia todo llega a su fin. Las cosas se ven entonces como son y son buenas.
    Int: Si un pecador, un transgresor de la ley, viene ante usted y pide su gracia, ¿cuál será su respuesta?
    Mah: Obtendrá lo que pide.
    Int: ¿A pesar de ser un hombre malvado?
    Mah: Yo no conozco a nadie malvado, yo solo me conozco a mí mismo. Yo no veo santos ni pecadores, solo seres vivos. Yo no doy la gracia. No hay nada que yo pueda dar o negar, que usted no tenga ya en igual medida. Solo sea presenciador de sus riquezas y haga uso pleno de ellas. Mientras usted imagine que necesita mi gracia, estará a mi puerta mendigándola.
    ¡Si yo mendigara gracia de usted tampoco tendría mucho sentido! Nosotros no es-tamos separados, lo real es común.
    Int: Una madre viene a usted con una historia infortunada. Su único hijo es adicto a las drogas y al sexo y va de mal en peor. Ella le pide a usted su gracia. ¿Cuál será su respuesta?
    Mah: Probablemente me escucharé a mí mismo decirle que todo irá bien.
    Int: ¿Eso es todo?
    Mah: Eso es todo. ¿Qué más espera usted?
    Int: ¿Pero cambiará el hijo de la mujer?
    Mah: Puede que cambie y puede que no.
    Int: Las gentes que se juntan en torno a usted y que le conocen desde hace mu-chos años mantienen que cuando usted dice «todo irá bien» invariablemente acontece como usted dice.
    Mah: Usted puede decir también que es el corazón de la madre el que ha salvado al hijo. Para todo hay innumerables causas.
    Int: Se me ha dicho que el hombre que no quiere nada para sí mismo es omnipo-tente. El universo entero está a su disposición.
    Mah: Si usted lo cree así, actúe en consecuencia. ¡Abandone todo deseo personal y use el poder ahorrado así para cambiar el mundo!
    Int: Ni todos los Buddhas y Rishis han logrado cambiar el mundo.
    Mah: El mundo no admite el cambio. Por su naturaleza misma es penoso y transi-torio. Véalo como es y despójese de todo deseo y temor. Cuando el mundo no le tie-ne atrapado ni le ata a usted, deviene una morada de dicha y de belleza. Usted puede ser feliz en el mundo solo cuando está libre de él.
    Int: ¿Qué es justo y qué es injusto?
    Mah: Generalmente, lo que causa sufrimiento es injusto y lo que lo elimina es justo. El cuerpo y la mente son limitados y por lo tanto vulnerables; necesitan protec-ción, lo cual suscita el temor. Mientras usted se identifica a usted mismo con ellos, usted no puede no sufrir; dése cuenta de su independencia y permanezca feliz. Así se lo digo, éste es el secreto de la felicidad. Creer que usted depende de las cosas y de las gentes para la felicidad se debe a la ignorancia de su verdadera naturaleza; saber que usted no necesita nada para ser feliz, excepto el conocimiento de sí mismo, es sabiduría.
    Int: ¿Qué viene primero, el ser o el deseo?
    Mah: Con el surgimiento del ser en la consciencia, surgen en su mente las ideas de lo que usted es y de lo que usted debería ser. Esto suscita el deseo y la acción, y entonces comienza el proceso del devenir. Aparentemente, el devenir no tiene ningún comienzo ni ningún fin, pues recomienza a cada momento. Con la cesación de la imaginación y del deseo, cesa el devenir, y el ser esto o eso se sumerge en el ser puro, que no es descriptible, solo experimentable.
    El mundo le parece a usted tan abrumadoramente real, debido a que usted piensa en él todo el tiempo; deje de pensar en él y se disolverá como niebla. Usted no nece-sita olvidar; cuando el deseo y el temor acaban, la esclavitud también acaba. Es la implicación emocional, la estructura de agrados y desagrados que nosotros llamamos carácter y temperamento, lo que crea la prisión.
    Int: Sin deseo ni temor, ¿qué motivo hay para la acción?
    Mah: Ninguno, a no ser que usted considere motivo suficiente el amor de la vida, de la rectitud, de la belleza.
    No tenga miedo de liberarse del deseo y del temor. Ello le capacita a usted para vivir una vida muy diferente de todo lo que usted conoce, una vida tan intensa e inte-resante, que, verdaderamente, al perder todo usted gana todo.
    Int: Puesto que usted cuenta su linaje espiritual desde el Rishi Dattatreya, ¿esta-mos acertados al creer que usted y todos sus predecesores son reencarnaciones del Rishi?
    Mah: Usted puede creer en todo lo que usted quiera y si usted actúa con su creen-cia, obtendrá los frutos de ella; pero para mí ello no tiene ninguna importancia. Yo soy lo que yo soy y esto es suficiente para mí. Yo no tengo ningún deseo de identifi-carme a mí mismo con nadie, por muy ilustre que sea. Ni tampoco siento la necesidad de tomar mitos por realidades. Yo solo estoy interesado en la ignorancia y en la liberación de la ignorancia. El papel propio de un Gurú es disipar la ignorancia en los corazones y las mentes de sus discípulos. Una vez que el discípulo ha comprendido, la acción de confirmación le corresponde a él. Nadie puede actuar por otro. Y si no actúa correctamente, ello solo significa que no ha comprendido y que el trabajo del Gurú no ha terminado.
    Int: ¿Debe haber también algunos casos desesperados?
    Mah: Ninguno es desesperado. Los obstáculos pueden ser vencidos. Lo que la vi-da no puede enmendar, la muerte lo acabará, pero el Gurú no puede fracasar.
    Int: ¿Qué le da a usted esa certeza?
    Mah: El Gurú y la realidad interior del hombre son realmente uno y trabajan jun-tos hacia la misma meta —la redención y salvación de la mente. No pueden fracasar. Con las mismas rocas que les obstruyen ellos construyen sus puentes. La consciencia no es la totalidad del ser —hay otros niveles en los que el hombre es mucho más co-operativo. El Gurú está en casa en todos los niveles y su energía y paciencia son in-agotables.
    Int: Usted sigue diciéndome que yo estoy soñando y que ya es hora de que me despierte. ¿Cómo acontece que Maharaj, que ha venido a mí en mis sueños, no ha logrado despertarme? El sigue empujándome y recordándome, pero el sueño contin-úa.
    Mah: Se debe a que usted no ha comprendido realmente que usted está soñando. Esto es la esencia de la prisión —la mezcla de lo real con lo irreal. En su estado pre-sente solo la sensación de «yo soy» se refiere a la realidad; el «qué» y el «cómo yo soy» son ilusiones impuestas por el destino, o por accidente.
    Int: ¿Cuándo comenzó el sueño?
    Mah: Parece ser sin comienzo, pero de hecho es solo ahora. Usted lo está reno-vando de instante en instante. Una vez que ha visto que está soñando, usted se des-pertará. Pero usted no ve, debido a que quiere que el sueño continúe. Vendrá un día en que usted anhele que el sueño acabe con todo su corazón y con toda su mente, y estará dispuesto a pagar cualquier precio; el precio será el desapasionamiento y el desapego, la pérdida del interés en el sueño mismo.
    Int: Cuán desvalido estoy. Mientras el sueño de la existencia dura, yo quiero que continúe. Mientras yo quiera que continúe, durará.
    Mah: Querer que continúe no es inevitable. Vea claramente su condición, su cla-ridad misma le liberará a usted.
    Int: Mientras estoy con usted, todo lo que dice parece muy evidente; pero tan pronto como me alejo, ando de acá para allá inquieto y lleno de ansiedad.
    Mah: Usted no necesita estar alejado de mí, en su mente al menos. ¡Pero su mente corre detrás del bienestar mundano!
    Int: El mundo está lleno de perturbaciones, no hay que sorprenderse de que mi mente también esté llena de ellas.
    Mah: ¿Ha habido alguna vez un mundo sin perturbaciones? Su ser en tanto que persona depende de la violencia a otros. Su cuerpo mismo es un campo de batalla lleno de muertos y de moribundos. La existencia implica violencia.
    Int: En tanto que cuerpo —sí. En tanto que ser humano —definitivamente no. Pa-ra la humanidad la no violencia es la ley de la vida y la violencia la de la muerte.
    Mah: Hay poco de no violencia en la naturaleza.
    Int: Dios y la naturaleza no son humanos y no necesitan ser humanos. Yo solo es-toy interesado en el hombre. Para ser humano debo ser absolutamente compasivo.
    Mah: ¿Se da usted cuenta de que mientras tenga un sí mismo que defender, usted debe ser violento?
    Int: Me doy cuenta. Para ser humano no debo ser egoísta. Mientras soy egoísta, soy subhumano, solo un humanoide.
    Mah: Así pues, nosotros somos todos subhumanos y solo unos pocos raros son humanos. Pocos o muchos, es nuevamente la «claridad y la caridad» lo que nos hace humanos. Los subhumanos —los «humanoides»— están dominados por tamas y rajas, y los humanos por sattva. La claridad y la caridad es sattva según afecta a la mente y a la acción. Pero lo real es más allá de sattva. Desde que le conozco, usted parece estar siempre detrás de ayudar al mundo. ¿Cuánto le ha ayudado?
    Int: Ni una pizca. Ni el mundo ha cambiado, ni yo tampoco. Pero el mundo sufre y yo sufro junto con él. Luchar contra el sufrimiento es una reacción natural. ¿Y qué es la civilización y la cultura, la filosofía y la religión, sino una rebelión contra el sufrimiento? El mal y el fin del mal —¿no es está la preocupación principal de usted? Usted puede llamarlo ignorancia —pero viene a ser lo mismo.
    Mah: Bien, las palabras no importan, ni tampoco importa en cuál forma está usted justamente ahora. Los nombres y las formas cambian incesantemente. Conózcase a usted mismo como el presenciador inmutable de la mente mutable. Eso es suficiente.

  • Crow

    98

    La Liberación de la Autoidentificación

    Maharaj: ¿Puede usted sentarse sobre el suelo? ¿Necesita un cojín? ¿Tiene usted alguna pregunta que hacer? No es que haya necesidad de que pregunte, usted puede también estar callado. Ser, solo ser, es importante. Usted no necesita preguntar nada, ni hacer nada. Tal manera aparentemente ociosa de pasar el tiempo es altamente con-siderada en la India. Significa que por el momento usted está libre de la obsesión: «¿y después qué?». Cuando usted no tiene prisa y la mente está libre de ansiedades, deviene serena y en el silencio puede oírse algo que ordinariamente es demasiado fino y sutil para la percepción. La mente debe estar abierta y serena para ver. Lo que nosotros estamos intentando hacer aquí es poner nuestras mentes en el estado correc-to para comprender lo que es real.
    Int: ¿Cómo aprendemos a eliminar las preocupaciones?
    Mah: Usted no necesita preocuparse por sus preocupaciones. Solo sea. No intente estar tranquilo; no convierta «estar tranquilo» en una tarea que hay que llevar a cabo. No se inquiete por «estar tranquilo», no devenga miserable por «ser feliz». Solo pre-sencie que usted es y permanezca presenciador —no diga: «sí, yo soy; ¿y después qué?». No hay ningún «después qué» en «yo soy». Es un estado atemporal.
    Int: Si es un estado atemporal, se afirmará por sí mismo de todos modos.
    Mah: Usted es lo que usted es, atemporalmente, ¿pero de qué utilidad es para us-ted a menos que usted lo sepa y actúe en consecuencia? Su escudilla de mendigo puede ser de oro puro, pero mientras no lo sepa, usted es un pobre. Usted debe cono-cer su valor interior, confiar en él y expresarlo en el sacrificio diario del deseo y del temor.
    Int: ¿Si me conozco a mí mismo no desearé ni temeré?
    Mah: Durante algún tiempo los hábitos mentales pueden demorarse a pesar de la nueva visión, los hábitos de añorar el pasado conocido y de temer el futuro no cono-cido. Cuando usted sabe que éstos son solo de la mente, usted puede ir más allá de ellos. Mientras usted tiene todo tipo de ideas sobre usted mismo, usted se conoce a usted mismo a través de la niebla de estas ideas; para conocerse a usted mismo como usted es, abandone todas las ideas. Usted no puede imaginar el sabor del agua pura, solo puede descubrirlo abandonando todos los sabores.
    Mientras usted esté interesado en su presente manera de vivir, no la abandonará. El descubrimiento no puede venir mientras usted se aferre a lo familiar. Solo cuando usted se da plena cuenta de la inmensa aflicción de su vida y se rebela contra ella, puede encontrarse una salida.
    Int: Ahora puedo ver que el secreto de la vida eterna de la India se encuentra en estas nuevas dimensiones de la existencia, de las que la India fue siempre el custodio.
    Mah: Es un secreto abierto y siempre ha habido gentes que querían y estaban dis-puestas a compartirlo. Maestros —hay muchos, discípulos sin miedo —muy pocos.
    Int: Yo estoy completamente deseoso de aprender.
    Mah: Aprender las palabras no es suficiente. Usted puede conocer la teoría, pero sin la experiencia efectiva de usted mismo como el centro impersonal y no cualificado del ser, del amor y de la felicidad, el mero conocimiento verbal es estéril.
    Int: ¿Entonces, qué tengo que hacer?
    Mah: Intente ser, solo ser. La palabra de máxima importancia es «intentar». Dis-ponga de tiempo suficiente a diario para sentarse tranquilamente e intentar, solo in-tentar, ir más allá de la personalidad, con sus adicciones y obsesiones. No pregunte cómo, no puede ser explicado. Siga intentando hasta que lo logre. Si usted persevera, no puede haber ningún fracaso. Lo que importa supremamente es la sinceridad, la seriedad; usted debe estar verdaderamente harto de ser la persona que usted es, y ver la urgente necesidad de librarse de esta innecesaria autoidentificación con un paquete de recuerdos y de hábitos. Esta firme resistencia contra lo innecesario es el secreto del éxito.
    Después de todo, usted es lo que usted es todos los momentos de su vida, pero usted nunca es consciente de ello, excepto, quizás, en el punto del despertar del sue-ño profundo. Todo lo que usted necesita es presenciarse ser, no como una afirmación verbal, sino como un hecho siempre presente. La presenciación de que usted es abrirá sus ojos a lo que usted es. Es todo muy simple. Primero de todo, establezca un con-tacto constante con usted mismo, sea con usted mismo todo el tiempo. En la autopre-senciación fluyen todas las bendiciones. Comience como un centro de observación, de cognitividad deliberada, y conviértase en un centro de amor en acción. «Yo soy» es una minúscula semilla que se convertirá en un árbol poderoso —de manera com-pletamente natural, sin rastro alguno de esfuerzo.
    Int: Yo veo mucho mal en mí mismo. ¿No debo cambiarlo?
    Mah: El mal es la sombra de la inatención. A la luz de la autopresenciación se di-fuminará y desaparecerá.
    Toda dependencia de otro es fútil, pues lo que otros pueden dar otros se lo lle-varán. Solo lo que es suyo en el comienzo seguirá siendo suyo al final. No acepte nin-guna guía excepto del interior, e incluso entonces aparte los recuerdos pues ellos le extraviarán. Incluso si usted es completamente ignorante de las vías y de los medios, manténgase tranquilo y mire dentro; la guía vendrá con toda seguridad. A usted nun-ca se le deja sin saber cuál debe ser el siguiente paso. El problema es que usted puede eludirlo. El Gurú está aquí para alentarle a usted, debido a su experiencia y a su rea-lización. Pero solo lo que usted descubre a través de su propia presenciación, de su propio esfuerzo, será de utilidad permanente para usted.
    Recuerde, nada de lo que usted percibe es suyo. Nada de valor puede venirle a usted de fuera; son solo su propia sensación y su propia comprensión las que son rele-vantes y reveladoras para usted. Las palabras, oídas o leídas, solo crearán imágenes en su mente, pero usted no es una imagen mental. Usted es el poder de percepción y de acción detrás y más allá de la imagen.
    Int: Usted parece aconsejarme que esté centrado en mí mismo hasta el punto del egoísmo. ¿No debo ceder a mi interés en otras gentes?
    Mah: Su interés en los demás es egoísta, interesado, orientado hacia usted mismo. Usted no está interesado en los demás como personas, sino solo en la medida en que enriquecen o ennoblecen su propia imagen. Y el último grado del egoísmo es cuidar solo de la protección, conservación y multiplicación del propio cuerpo de uno. Por cuerpo entiendo todo lo que se relaciona con su nombre y forma —su familia, tribu, país, raza, etc. Estar apegado al propio nombre y forma de uno es egoísmo. Un hom-bre que sabe que él no es el cuerpo ni la mente no puede ser egoísta, pues no tiene nada por lo que ser egoísta. O, usted puede decir que él es igualmente «egoísta» en beneficio de todo lo que encuentra; el bienestar de todo es el suyo propio. La sensa-ción de «yo soy el mundo, el mundo es mí mismo» deviene completamente natural; una vez que está establecida, no hay ningún modo de ser egoísta. Ser egoísta significa codiciar, adquirir, acumular en beneficio de la parte y en contra del todo.
    Int: Uno puede ser rico y tener muchas posesiones, por herencia, o por matrimo-nio, o simplemente por buena suerte.
    Mah: Si usted no se aferra a ello, le será arrebatado.
    Int: En su estado presente, ¿puede usted amar a otra persona como una persona?
    Mah: Yo soy la otra persona, la otra persona es mí mismo; en nombre y forma somos diferentes, pero no hay ninguna separación. En la raíz de nuestro ser somos uno.
    Int: ¿No es siempre así dondequiera que hay amor entre las gentes?
    Mah: Así es, pero no son conscientes de ello. Sienten la atracción, pero no saben la razón.
    Int: ¿Por qué es selectivo el amor?
    Mah: El amor no es selectivo, el deseo sí es selectivo. En el amor no hay extraños. Cuando el centro del egoísmo ya no está, todos los deseos de placer y los miedos del dolor cesan; uno ya no se interesa en ser feliz; más allá de la felicidad hay la intensidad pura, la energía inagotable, el éxtasis de dar desde una fuente perenne.
    Int: ¿No debo comenzar resolviendo por mí mismo el problema de lo justo y de lo injusto?
    Mah: Lo que es agradable, las gentes lo toman por bueno; y lo que es penoso, lo toman por malo.
    Int: Sí, así es en nosotros, las gentes ordinarias. ¿Pero cómo es en usted, en el ni-vel de la unidad? ¿Para usted qué es bueno y qué es malo?
    Mah: Lo que aumenta el sufrimiento es malo y lo que lo quita es bueno.
    Int: Así pues usted niega bondad alguna al sufrimiento mismo. Hay religiones en las que el sufrimiento es considerado bueno y noble.
    Mah: El karma o destino es una expresión de una ley benéfica: lo universal tiende hacia el equilibrio, la armonía y la unidad. En cada momento, todo lo que acontece ahora, es para mejor. Puede parecer penoso y feo, un sufrimiento amargo y carente de sentido, pero considerando el pasado y el futuro es para mejor, y la única salida de una situación desastrosa.
    Int: ¿Sufre uno solo por sus propios pecados?
    Mah: Se sufre junto con lo que uno mismo piensa que uno es. Si usted se siente uno con la humanidad, usted sufre con la humanidad.
    Int: ¡Y puesto que usted pretende ser uno con el universo, no hay ningún límite en el tiempo o en el espacio para su sufrimiento!
    Mah: Ser es sufrir. Cuando más estrecho es el círculo de mi auto-identificación, tanto más agudo es el sufrimiento causado por el deseo y el temor.
    Int: El cristianismo acepta el sufrimiento como purificador y ennoblecedor, mien-tras que el hinduismo lo mira con disgusto.
    Mah: El cristianismo es una manera de juntar palabras y el hinduismo otra. Lo real es —detrás y más allá de las palabras, incomunicable, experimentado directamente, explosivo en su efecto sobre la mente. Se tiene fácilmente cuando no se quiere nada más. Lo irreal es creado por la imaginación y perpetuado por el deseo.
    Int: ¿No puede haber ningún sufrimiento que sea necesario y bueno?
    Mah: El sufrimiento accidental o incidental es inevitable y transitorio; el sufri-miento deliberado, aunque se imponga con la mejor de las intenciones, es insensato y cruel.
    Int: ¿Usted no castigaría el crimen?
    Mah: El castigo no es más que crimen legalizado. En una sociedad construida so-bre la prevención, más bien que sobre la represalia, habría muy poco crimen. Las pocas excepciones se tratarían médicamente, como enfermos de mente y de cuerpo.
    Int: Usted parece tener poco sitio para la religión.
    Mah: ¿Qué es la religión? Una nube en el cielo. Yo vivo en el cielo, no en las nu-bes, que son otros tantas palabras enhebradas. Elimine usted la verborrea, ¿y qué queda? Queda la verdad. Mi casa está en lo que no cambia, que parece ser un estado de constante reconciliación e integración de los opuestos. Las gentes vienen aquí a aprender sobre la existencia efectiva de un tal estado, los obstáculos a su emergencia, y, una vez percibido, el arte de estabilizarlo en la consciencia, de modo que no haya ningún choque entre comprender y vivir. El estado mismo es más allá de la mente y no necesita ser aprendido. La mente solo puede enfocar los obstáculos; ver un obstá-culo como obstáculo es efectivo, debido a que es la mente la que actúa sobre la men-te. Comience por el comienzo: preste atención al hecho de que usted es. En ningún tiempo puede usted decir «yo no era» —todo lo que usted puede decir es: «yo no recuerdo». Usted sabe cuan poco fiable es la memoria. Acepte que, inmerso en pe-queños asuntos personales, usted ha olvidado lo que usted es; intente recobrar la memoria pérdida a través de la eliminación de lo conocido. A usted no puede decír-sele lo que acontecerá, ni ello es deseable; la anticipación creará ilusiones. En la búsqueda interior lo inesperado es inevitable; el descubrimiento está invariablemente más allá de toda imaginación. Lo mismo que un niño no nacido no puede conocer la vida de después del nacimiento, pues no tiene nada en su mente con lo que formar una imagen válida, así también la mente es incapaz de pensar en lo real en los térmi-nos de lo irreal, excepto por negación: «Ni esto, ni eso». La aceptación de lo irreal como real es el obstáculo; ver lo falso como falso y abandonar lo falso trae la realidad al ser. Los estados de claridad total, de amor inmenso, de impavidez cabal —éstos son meras palabras ahora, contornos sin color, alusiones a lo que puede ser. Usted es como un hombre ciego que espera ver como resultado de una operación —¡siempre que usted no eluda la operación! En el estado en el que yo soy las palabras no importan en absoluto. Ni tampoco hay ninguna adicción a las palabras. Solo los hechos importan.
    Int: No puede haber ninguna religión sin palabras.
    Mah: Las religiones registradas son meros montones de verbosidad. Las religiones muestran su verdadera cara en la acción, en la acción silente. Para saber lo que un hombre cree, observe como actúa. Para la mayoría de las gentes el servicio de sus cuerpos y de sus mentes es su religión. Pueden tener ideas religiosas, pero no actúan de acuerdo con ellas. Juegan con ellas, a menudo están muy encariñados con ellas, pero no actúan de acuerdo con ellas.
    Int: Las palabras son necesarias para la comunicación.
    Mah: Para el intercambio de información —sí. Pero la comunicación real entre las gentes no es verbal. Para establecer y mantener una relación cariñosa se requiere la presenciación expresada en la acción directa. No es lo que usted dice, sino lo que usted hace, lo que importa. Las palabras son hechas por la mente y tienen significado solo en el nivel de la mente. La palabra «pan», usted no puede comerla ni tampoco vivir de ella; meramente transmite una idea. Adquiere significado solo con el comer efectivo. En el mismo sentido le estoy diciendo a usted que el Estado Normal no es verbal. Yo puedo expresarlo diciendo que es amor sabio expresado en la acción, pero estas palabras dicen poco, a menos que usted las experimente en su plenitud y belleza.
    Las palabras tienen una utilidad muy limitada, pero nosotros no les ponemos ningún límite y así nos llevan al borde del desastre. Nuestras nobles ideas son final-mente contrarrestadas por acciones innobles. Nosotros hablamos de Dios, de la Ver-dad y del Amor, pero en lugar de experiencia directa, tenemos definiciones. En lugar de ampliar y de profundizar la acción, cincelamos nuestras definiciones. ¡E imagi-namos que conocemos lo que podemos definir!
    Int: ¿Cómo puede uno transmitir la experiencia excepto a través de las palabras!
    Mah: La experiencia no puede ser transmitida a través de las palabras. Ella viene con la acción. Un hombre que es intenso en su experiencia irradiará confianza y cora-je. Otros también actuarán y ganarán la experiencia nacida de la acción. La enseñanza verbal tiene su utilidad, prepara a la mente para vaciarse a sí misma de sus acumu-laciones.
    Se alcanza un nivel de madurez mental cuando nada exterior es de ningún valor y el corazón está listo para abandonar todo. Entonces lo real tiene una posibilidad y la aprovecha. Los retrasos, si hay alguno, son causados por la mente que se resiste a ver o a desechar.
    Int: ¿Estamos tan totalmente solos?
    Mah: Oh no, no lo estamos. Aquellos que tienen, pueden dar. Y tales dadores son muchos. El mundo mismo es un don supremo, mantenido por un sacrificio pleno de amor. Pero los receptores idóneos, sabios y humildes, son muy pocos. «Pedid y se os dará» es la ley eterna.
    Ha aprendido usted tantas palabras, ha hablado usted tantas palabras. Usted conoce todo, pero no se conoce a usted mismo. Pues el sí mismo no es conocido por medio de palabras —solo la visión directa lo revelará. Mire dentro, busque dentro.
    Int: Es muy difícil abandonar las palabras. Nuestra vida mental es un flujo de pa-labras continuo.
    Mah: No es cuestión de facilidad o de dificultad. Usted no tiene ninguna alterna-tiva. O usted lo intenta o no lo intenta. Es decisión suya.
    Int: Lo he intentado muchas veces y he fracasado.
    Mah: Inténtelo de nuevo. Si usted continua intentándolo, algo puede acontecer. Pero si no lo intenta, usted está en un atolladero. Usted puede conocer todas las pala-bras justas, citar las escrituras, ser brillante en sus discusiones y sin embargo seguir siendo un saco de huesos. O bien usted puede ser una persona nada llamativa y humilde, una persona enteramente insignificante, pero resplandeciente de bondad amorosa y de profunda sabiduría.

    99

    Lo Percibido no puede ser el Perceptor

    Interlocutor: He estado yendo de un lugar a otro investigando los diferentes Yo-gas disponibles para la práctica y no he podido decidir cuál me convendrá mejor. Estaría agradecido por algún consejo competente. En el momento presente, como resultado de toda esta búsqueda, estoy cansado de la idea de encontrar la verdad. A mí me parece, a la vez innecesario y perturbador. La vida es un gozo como es y no veo ningún propósito en mejorarla.
    Maharaj: Usted es bienvenido a permanecer aquí según su contento —¿pero pue-de usted? La juventud, el vigor, el dinero —todo desaparecerá más pronto de lo que usted espera. La aflicción, esquivada hasta ahora, le perseguirá a usted. Si usted quie-re ser más allá del sufrimiento, usted debe salirle al paso y abrazarlo. Abandone sus hábitos y adicciones, viva una vida simple y sobria, no haga daño a ningún ser vivo; esto es el fundamento del Yoga. Para encontrar la realidad usted debe ser real hasta en la más pequeña de las acciones diarias; no puede haber ningún engaño en la búsqueda de la verdad. Usted dice que encuentra su vida un gozo. Quizás sea así —por el momento. ¿Pero quién la goza?
    Int: Confieso que no conozco al gozador, ni tampoco lo gozado. Solo conozco el gozo.
    Mah: Completamente de acuerdo. Pero el gozo es un estado de la mente —viene y se va. Su impermanencia misma lo hace perceptible. Usted no puede ser consciente de lo que no cambia. Toda consciencia es consciencia del cambio. Pero la percepción misma del cambio —¿no necesita un trasfondo inmutable?
    Int: No, en absoluto. El recuerdo del último estado pasado —comparado con la actualidad del estado presente da la experiencia del cambio.
    Mah: Entre lo recordado y lo actual hay un diferencia básica, que puede ser ob-servada de momento en momento. En ningún punto del tiempo lo actual es lo recor-dado. Entre los dos hay una diferencia de cualidad, no solo de intensidad. Lo actual es inconfundiblemente actual. Usted no puede intercambiar los dos por ningún es-fuerzo de voluntad o de imaginación. Ahora, ¿qué es lo que da esta cualidad única a lo actual?
    Int: Lo actual es real, mientras que hay una buena suma de incertidumbre en lo recordado.
    Mah: Exacto, ¿pero por qué? Un momento atrás lo recordado era actual, en un momento lo actual será lo recordado. ¿Qué es lo que hace único a lo actual? Obvia-mente, es el sentido de que usted está presente. En el recuerdo y en la anticipación hay una clara sensación de que es un estado mental bajo observación, mientras que, en lo actual, la sensación es primariamente la de estar presente y ser presenciador.
    Int: Sí, puedo verlo. Es la presenciación lo que constituye la diferencia entre lo actual y lo recordado. Uno piensa en el pasado o el futuro, pero uno está presente en el ahora.
    Mah: Dondequiera que usted va, el sentido de aquí y ahora usted lo lleva consigo todo el tiempo. Ello significa que usted es independiente del espacio y del tiempo, que el espacio y el tiempo están en usted, no usted en ellos. Es su autoidentificación con el cuerpo, que, por supuesto, es limitado en el espacio y el tiempo, el que le da a usted la sensación de finitud. En realidad usted es infinito y eterno.
    Int: Este sí mismo mío infinito y eterno, ¿cómo puedo conocerlo?
    Mah: El sí mismo que usted quiere conocer, ¿es algún segundo sí mismo? ¿Está usted hecho de varios sí mismos? Ciertamente, solo hay un único sí mismo y usted es ese sí mismo. El sí mismo que usted es, es el único sí mismo que hay. Elimine y abandone sus ideas erróneas sobre usted mismo y helo aquí, en toda su gloria. Es solo su mente lo que impide su conocimiento de sí mismo.
    Int: ¿Cómo puedo deshacerme de la mente? ¿Y es posible la vida sin mente en el nivel humano?
    Mah: No hay ninguna cosa tal como la mente. Hay ideas y algunas de ellas son erróneas. Abandone las ideas erróneas, pues son falsas y obstruyen su visión de usted mismo.
    Int: ¿Cuáles ideas son erróneas y cuáles son verdaderas?
    Mah: Las aserciones son usualmente erróneas y las negaciones —verdaderas.
    Int: ¡Uno no puede vivir negando todo!
    Mah: Solo negando puede uno vivir. La afirmación es esclavitud. Cuestionar y negar es necesario. Es la esencia de la rebelión y sin rebelión no puede haber ninguna liberación.
    No hay ningún segundo sí mismo, ningún sí mismo más alto que buscar. Usted es el sí mismo más alto, solo abandone las ideas falsas que usted tiene sobre usted mis-mo. Tanto la fe como la razón le dicen que usted no es ni el cuerpo, ni sus deseos y temores, que usted no es tampoco la mente con sus ideas fantasiosas, ni el papel que la sociedad le obliga a interpretar, la persona que usted se supone que es. Abandone lo falso y lo verdadero vendrá por sí mismo.
    Usted dice que quiere conocerse a sí mismo. Usted es su sí mismo —usted no puede ser nada sino lo que usted es. ¿Está el conocer separado del ser? Todo lo que usted puede conocer con su mente es de la mente, no es usted; sobre usted mismo usted solo puede decir: «yo soy, yo soy consciente, yo lo quiero».
    Int: Encuentro que estar vivo es un estado penoso.
    Mah: Usted no puede estar vivo pues usted es la vida misma. Es la persona que usted imagina que usted es la que sufre, no usted. Disuélvala en la presenciación. Es meramente un paquete de recuerdos y de hábitos. Desde la presenciación de lo irreal a la presenciación de su naturaleza real hay un abismo que usted cruzará fácilmente, una vez que haya dominado el arte de la presenciación pura.
    Int: Todo lo que sé es que yo no me conozco a mí mismo.
    Mah: ¿Cómo sabe que usted no se conoce a sí mismo? Su intuición directa le dice que usted mismo es lo que usted conoce primero, pues nada existe para usted si usted no está aquí para experimentar su existencia. Usted imagina que no se conoce a usted mismo, debido a que usted no puede describirse. Usted puede decir siempre: «yo sé que yo soy», y usted negará como no verdadera la afirmación: «yo no soy». Pero todo lo que puede describirse no puede ser su sí mismo, y lo que usted es no puede ser descrito. Usted solo puede conocer su sí mismo siendo su sí mismo, sin ningún intento de autodefinición ni de autodescripción. Una vez que usted ha comprendido que usted no es nada perceptible ni concebible, que todo lo que aparece en el campo de la consciencia no puede ser su sí mismo, usted se aplicará a la erradicación de toda autoidentificación como la única vía que puede llevarle a usted a una realización más profunda de su sí mismo. Usted progresa literalmente desechando —un verdadero cohete a reacción. Saber que usted no está ni en el cuerpo ni en la mente, aunque es presenciador de ambos, es ya conocimiento de sí mismo.
    Int: Si yo no soy el cuerpo ni la mente, ¿cómo soy presenciador de ellos? ¿Cómo puedo percibir algo completamente ajeno a mí mismo?
    Mah: «Nada es mí mismo», es el primer paso. «Todo es mí mismo», es el si-guiente. Ambos penden de la idea: «hay un mundo». Cuando ésta idea también es abandonada, usted permanece lo que usted es —el Sí mismo no dual. Usted es ello aquí y ahora, pero su visión está obstruida por sus ideas falsas sobre usted mismo.
    Int: Bien, admito que yo soy, que yo he sido, y que yo seré; al menos desde el na-cimiento a la muerte. No tengo dudas de mi ser, aquí y ahora. Pero encuentro que no es suficiente. Mi vida carece de la alegría nacida de la armonía entre lo interior y lo exterior. Si solo yo soy, y el mundo es meramente una proyección, ¿entonces por qué hay desarmonía?
    Mah: ¡Usted crea la desarmonía y después se queja! Cuando usted desea y teme, y se identifica a usted mismo con sus sensaciones, usted crea aflicción y esclavitud. Cuando usted crea con amor y sabiduría, y permanece no apegado a sus creaciones, el resultado es armonía y paz. Pero cualquiera que sea la condición de su mente, ¿de qué manera se refleja en usted? Es solo su autoidentificación con su mente la que le hace a usted feliz o infeliz. Rebélese contra su esclavitud a su mente, vea sus cadenas como autocreadas y rompa los lazos del apego y de la revulsión. ¡Mantenga en la mente la meta de la liberación, hasta que se haga claro en usted que usted es ya libre, que la liberación no es algo en el futuro distante que tiene que ganarse con penosos esfuerzos, sino que es perennemente propia de uno, lista para ser usada! La liberación no es una adquisición, sino una cuestión de coraje, el coraje para creer que usted es libre ya y para actuar de acuerdo con ello.
    Int: Si hago lo que quiero, tendré que sufrir.
    Mah: No obstante, usted es libre. Las consecuencias de su acción dependerán de la sociedad en la que usted vive y de sus convenciones.
    Int: Puedo actuar temerariamente.
    Mah: Junto con el coraje emergerá la sabiduría y la compasión y la pericia en la acción. Usted sabrá lo que hacer y todo lo que usted haga será bueno para todos.
    Int: Encuentro que los diferentes aspectos de mí mismo están en guerra entre sí y que no hay ninguna paz en mí. ¿Dónde están la libertad y el coraje, la sabiduría y la compasión? Mis acciones meramente aumentan el abismo en el que existo.
    Mah: Todo se debe a que usted se toma por alguien, o por algo. Deje de hacerlo, observe, investigue, haga las preguntas correctas, llegue a las conclusiones correctas y tenga el coraje de actuar en consecuencia y ver lo que acontece. Los primeros pasos pueden hacer que el techo se venga abajo sobre su cabeza, pero la conmoción se aclarará pronto y habrá paz y dicha. Usted sabe muchísimas cosas sobre usted mismo, pero al conocedor usted no lo conoce. Descubra quién es usted, el conocedor de lo conocido. Mire dentro diligentemente, acuérdese de recordar que lo percibido no puede ser el perceptor. Todo lo que usted ve, oye, o piensa, recuerde —usted no es lo que acontece, usted es a quien todo eso acontece. Inquiera profundamente en la sen-sación de «yo soy», y ciertamente usted descubrirá que el centro perceptor es univer-sal, tan universal como la luz que ilumina al mundo. Todo lo que acontece en el uni-verso, le acontece a usted, el presenciador silente. Por otra parte, todo lo que se hace, es hecho por usted, la energía universal e inagotable.
    Int: Sin duda, es muy gratificante escuchar que uno es el presenciador silente así como la energía universal. ¿Pero cómo tiene uno que cruzar desde la afirmación ver-bal al conocimiento directo? Escuchar no es conocer.
    Mah: Antes de poder conocer nada directamente, no verbalmente, usted debe co-nocer al conocedor. Hasta aquí, usted ha tomado a la mente por el conocedor, pero sencillamente no es así. La mente la atiborra a usted de imágenes e ideas, que dejan cicatrices en el recuerdo. Usted toma el recuerdo por el conocimiento. El verdadero conocimiento es siempre fresco, nuevo, inesperado. Brota de dentro. Cuando usted sabe lo que usted es, usted también es lo que usted sabe. Entre conocer y ser no hay ninguna separación.
    Int: Yo solo puedo investigar la mente con la mente.
    Mah: No faltaba más, use su mente para conocer su mente. Es perfectamente legítimo y también la mejor preparación para ir más allá de la mente. Ser, conocer y gozar es suyo. Primero dése cuenta de su propio ser. Esto es fácil debido a que la sensación de «yo soy» está siempre con usted. Entonces encuéntrese a usted mismo como el conocedor, aparte de lo conocido. Una vez que usted se conoce a usted mis-mo como ser puro, el éxtasis de la liberación es suyo.
    Int: ¿Qué Yoga es éste?
    Mah: ¿Por qué preocuparse? Lo que le hace a usted venir aquí es su disgusto con su vida tal como la conoce, la vida de su cuerpo y mente. Usted puede intentar mejo-rarlos, controlándolos y sometiéndolos a un ideal, o usted puede cortar enteramente el nudo de la autoidentificación y presenciar su cuerpo y mente como algo que acontece sin que usted intervenga de ninguna manera.
    Int: ¿Se puede llamar a la vía del control y de la disciplina raja yoga, y a la vía del no apego jnana yoga? ¿Y a la adoración de un ideal —bhakti yoga?
    Mah: Si a usted le place. Las palabras indican, pero no explican. Lo que yo enseño es la vía antigua y simple de la liberación a través de la comprensión. Comprenda su propia mente y su dominio sobre usted se quebrará. La mente no comprende, la no comprensión es su naturaleza misma. La comprensión correcta es el único remedio, cualquiera que sea el nombre que le dé usted. Es lo más antiguo y también lo más reciente, pues trata la mente como es.
    Nada de lo que usted haga le cambiará, pues usted no necesita ningún cambio. Usted puede cambiar su mente o su cuerpo, pero es siempre algo externo a usted lo que ha cambiado, no usted mismo. ¿Por qué preocuparme en absoluto de cambiar? Dése cuenta de una vez por todas de que ni su cuerpo ni su mente, ni tampoco su consciencia es usted mismo y permanezca en paz en su naturaleza verdadera más allá de la consciencia y de la no consciencia. Ningún esfuerzo puede llevarle a usted ahí, solo la claridad de la comprensión. Rastree sus incomprensiones y abandónelas, eso es todo. No hay nada que buscar ni nada que encontrar, pues no hay nada perdido. Relájese y observe el «yo soy». La realidad está justo detrás de él. Manténgase tran-quilo, manténgase silente; ella emergerá, o más bien, le tomará a usted en ella.
    Int: ¿No debo deshacerme de mi cuerpo y mente primero?
    Mah: Usted no puede hacerlo, pues la idea misma le ata a ellos. Solo comprenda y abandone.
    Int: Soy incapaz de abandonar, pues no estoy integrado.
    Mah: Imagine que usted está completamente integrado, su pensamiento y acción plenamente coordinados. ¿Cómo le ayudará ello a usted? Ello no le librará de tomarse a usted mismo erróneamente por el cuerpo o la mente. Véalos correctamente como «no usted», eso es todo.
    Int: ¡Usted quiere que me acuerde de olvidar!
    Mah: Sí, así parece. Sin embargo, no es desesperado. Usted puede hacerlo. Solo póngase a ello con seriedad. Su andar a tientas está lleno de promesas. Su búsqueda misma es el hallazgo. Usted no puede fracasar.
    Int: Debido a que estamos desintegrados, sufrimos.
    Mah: Nosotros sufrimos mientras nuestros pensamientos y acciones sean promo-vidos por deseos y temores. Vea su futilidad y el peligro y el caos que crean se esfu-marán. No intente reformarse a usted mismo, vea solo la futilidad de todo cambio. Lo que cambia, cambia sin cesar, mientras que lo que no cambia, está esperando. No espere que lo que cambia le lleve a usted a lo que no cambia —ello jamás puede acontecer. Solo cuando la idea misma de cambiar se ve como falta y se abandona, lo que no cambia puede venir por sí mismo.
    Int: Por todas partes donde voy, se me dice que debo cambiar profundamente an-tes de poder ver lo real. A este proceso de cambio deliberado, auto-impuesto, se lo llama Yoga.
    Mah: Todo cambio afecta solo a la mente. Para ser lo que usted es, usted debe ir más allá de la mente, dentro de su propio ser. Carece de importancia lo que es la mente que usted deja atrás, siempre que usted la deje atrás de una vez por todas. Nuevamente, esto no es posible sin la realización de sí mismo.
    Int: ¿Qué viene primero —el abandono de la mente o la realización de sí mismo?
    Mah: Definitivamente, la realización de sí mismo viene primero. La mente no puede ir más allá de sí misma por sí misma. Debe explotar.
    Int: ¿Ninguna exploración antes de la explosión?
    Mah: El poder explosivo viene de lo real. Pero usted debe estar muy pendiente de tener su mente lista para ello. El temor siempre puede retrasarlo, hasta que surja otra oportunidad.
    Int: Yo pensaba que siempre hay una posibilidad.
    Mah: En teoría —sí. En la práctica debe surgir una situación, en la que todos los factores necesarios para la realización de sí mismo estén presentes. Esto no debe des-alentarle. Su permanencia en el hecho de «yo soy» pronto creará otra posibilidad. Pues la actitud atrae a la oportunidad. Todo lo que usted sabe es de segunda mano. Solo «yo soy» es de primera mano y no necesita ninguna prueba. Permanezca con ello.

  • Crow

    100

    La Comprensión conduce a la Liberación

    Interlocutor: En muchos países del mundo los policías de investigación siguen ciertas prácticas con el propósito de extraer confesiones de su víctima y de cambiar su personalidad también, si es necesario. Mediante una selección calculada de priva-ciones físicas y morales, y mediante persuasiones, la personalidad vieja es destruida y una personalidad nueva se establece en su lugar. El hombre bajo investigación es-cucha repetir tantas veces que él es un enemigo del Estado y un traidor a su país, que llega un día en que algo se desmorona en él y comienza a sentir con plena convicción que él es un traidor, un rebelde, enteramente despreciable y merecedor del castigo más severo. Este proceso se conoce como «lavado de cerebro».
    Estoy sorprendido de que las prácticas religiosas y Yógicas sean muy similares al «lavado de cerebro». La misma privación física y mental, el mismo confinamiento solitario, un poderoso sentido del pecado, desesperación y un deseo de escapar a través de la expiación y de la conversión, adopción de una nueva imagen de uno mismo y la personalización de esa imagen. La misma repetición de fórmulas estable-cidas: «Dios es bueno, el Gurú (o el partido) sabe, la fe me salvará». En las pretendi-das prácticas Yógicas o religiosas opera el mismo mecanismo. Se hace que la mente se concentre sobre alguna idea particular a exclusión de todas las demás ideas y la concentración se refuerza poderosamente por una disciplina rígida y penosas austeri-dades. Se paga un alto precio en vida y felicidad y, por consiguiente, lo que se recibe a cambio parece ser de gran importancia. Esta conversión amañada, evidente u oculta, religiosa o política, ética o social, puede parecer genuina y duradera, pero hay una sensación de artificialidad en ella.
    Mah: Usted está completamente en lo cierto. Al padecer tantas penalidades la mente se disloca e inmoviliza. Su condición se torna precaria; todo lo que emprende, acaba en una esclavitud más profunda.
    Int: ¿Entonces por qué se prescriben sadhanas?
    Mah: A menos que usted haga tremendos esfuerzos, usted no se convencerá de que el esfuerzo no le llevará a usted a ninguna parte. El sí mismo es tan autosuficien-te, que a menos que se desaliente totalmente, no abandonará. La mera convicción verbal no es suficiente. Solo los hechos puros y duros pueden mostrar la absoluta nadidad de la imagen de sí mismo.
    Int: El lavador de cerebro me vuelve loco, y el Gurú me vuelve cuerdo. La opera-ción es similar. Sin embargo, el motivo y el propósito son totalmente diferentes. Las similitudes son meramente verbales.
    Mah: Invitar, u obligar a sufrir contiene en sí mismo violencia y el fruto de la violencia no puede ser dulce.
    Hay situaciones en la vida inevitablemente penosas, y usted debe tomarlas al pa-so. Hay también situaciones feas que usted ha creado, deliberadamente o por negli-gencia, y de éstas usted tiene que aprender el arte de no repetir el mismo error de nuevo.
    Int: Parece que debemos sufrir, para aprender a vencer el dolor.
    Mah: El dolor tiene que ser soportado. No hay ninguna cosa tal como vencer el dolor y no se necesita ningún entrenamiento. Entrenarse para el futuro, desarrollar actitudes es un signo de temor.
    Int: Una vez que sé hacer frente al dolor, estoy libre de él, no le tengo miedo y, por lo tanto, soy feliz. Esto es lo que le acontece a un prisionero. Acepta su castigo como justo y apropiado y está en paz con las autoridades de la prisión y con el Esta-do. Todas las religiones no hacen nada más que predicar la aceptación y la sumisión. Se nos exhorta a reconocernos culpables, a sentirnos responsables por todos los males del mundo y a señalarnos a nosotros mismos como su única causa. Mi problema es: yo no puedo ver mucha diferencia entre el lavado de cerebro y la sadhana, excepto que en el caso de la sadhana uno no está obligado físicamente. El elemento de sugestión compulsiva está presente en ambos.
    Mah: Como usted ha dicho, las similitudes son superficiales. Usted no necesita insistir en ellas.
    Int: Señor, las similitudes no son superficiales. El hombre es un ser complejo y puede ser al mismo tiempo el acusador y el acusado, el juez, el carcelero y el verdugo. No hay mucho de voluntario en una sadhana «voluntaria». Uno es movido por fuerzas más allá del alcance y del control de uno. Yo puedo cambiar mi metabolismo mental en tan poca medida como el físico, excepto mediante penosos y largos esfuer-zos —lo cual es Yoga. Todo lo que estoy preguntando es: ¿está Maharaj de acuerdo conmigo en que el Yoga implica violencia?
    Mah: Estoy de acuerdo en que el Yoga, como lo presenta usted, significa violen-cia y yo nunca abogo por ninguna forma de violencia. Mi vía es totalmente no vio-lenta. Quiero decir exactamente lo que digo: no violenta. Descubra por usted mismo lo que ella es. Yo meramente digo: es no violenta.
    Int: Yo no estoy abusando de las palabras. Cuando un Gurú me pide que medite dieciséis horas al día durante el resto de mi vida, yo no puede hacerlo sin una extrema violencia hacia mí mismo. ¿Está tal Gurú acertado o equivocado?
    Mah: Nadie le obliga a meditar dieciséis horas al día, a menos de que usted quiera hacerlo. Es solo una manera de decirle: «permanezca con usted mismo, no se pierda entre los demás». El maestro esperará, pero la mente es impaciente.
    No es el maestro, es la mente la que es violenta y también tiene miedo de su pro-pia violencia. Lo que es de la mente es relativo, es una equivocación convertirlo en un absoluto.
    Int: Si permanezco pasivo, nada cambiará. Si soy activo, debo ser violento. ¿Qué es lo que puedo hacer que no sea ni estéril ni violento?
    Mah: Por supuesto, hay una vía que no es ni violenta ni estéril y que, sin embargo, es supremamente efectiva. Solo mírese a usted mismo como usted es, véase a usted mismo como usted es, acéptese a usted mismo como usted es y profundice siempre más dentro de lo que usted es. La violencia y la no violencia describen su actitud hacia los demás; el sí mismo, en relación consigo mismo, no es ni violento ni no violento; es, o bien presenciador o bien no presenciador de sí mismo. Si se conoce a sí mismo, todo estará bien; si no se conoce, todo estará mal.
    Int: ¿Qué entiende usted al decir: yo me conozco a mí mismo como yo soy?
    Mah: Antes de la mente —yo soy. «Yo soy» no es un pensamiento en la mente; la mente me acontece a mí, yo no acontezco a la mente. Y puesto que el tiempo y el espacio están en la mente, yo soy más allá del tiempo y del espacio, eterno y omni-presente.
    Int: ¿Es usted serio? ¿Quiere usted decir realmente que usted existe por todas par-tes y en todos los tiempos?
    Mah: Sí, lo soy. Para mí es tan evidente, como la libertad de movimiento lo es para usted. Imagine un árbol preguntando a un mono: «¿quieres decir seriamente que puedes moverte de un sitio a otro?» Y al mono diciendo: «sí, puedo».
    Int: ¿Está usted también libre de la causalidad? ¿Puede usted producir milagros?
    Mah: El mundo mismo es un milagro. Yo soy más allá de los milagros —yo soy absolutamente normal. Conmigo todo acontece como debe. Yo no interfiero en la creación. ¿De qué utilidad son los pequeños milagros para mí cuando el mayor de todos los milagros está aconteciendo todo el tiempo? Vea usted lo que vea es siempre su propio ser lo que usted ve. Vaya cada vez más profundamente dentro de usted mismo, busque dentro, no hay ni violencia ni no violencia en el descubrimiento de sí mismo. La destrucción de lo falso no es violencia.
    Int: Cuando practico la autoindagación, o profundizo dentro con la idea de que ello me aprovechará de un modo u otro, todavía estoy escapando de lo que yo soy.
    Mah: Completamente cierto. La verdadera indagación es siempre dentro de algo, no fuera de algo. Cuando yo indago cómo obtener o evitar algo, realmente no estoy indagando. Para conocer algo debo aceptarlo —totalmente.
    Int: Sí, para conocer a Dios debo aceptar a Dios —¡asusta pensarlo!
    Mah: Antes de poder aceptar a Dios, usted debe aceptarse a usted mismo, lo cual asusta más aún. Los primeros pasos en la aceptación de sí mismo no son en absoluto agradables, pues lo que uno ve no es una visión feliz. Uno necesita todo el coraje para seguir adelante. Lo que ayuda es el silencio. Mírese a usted mismo en total silencio, no se describa. Mire al ser que usted cree que usted es y recuerde —usted no es lo que usted ve. «Esto no soy yo —¿qué soy yo?» es el movimiento de la autoin-dagación. No hay ningún otro medio para la liberación, todos los medios retrasan. Rechace resueltamente lo que no es usted, hasta que el Sí mismo real emerja en su gloriosa nada.
    Int: El mundo está pasando por cambios rápidos y críticos. Nosotros podemos verlos con gran claridad en los Estados Unidos, aunque acontecen también en otros países. Hay un aumento en la criminalidad por una parte y una santidad más genuina por otra. Se están formando comunidades y algunas de ellas están en un nivel de in-tegridad y de austeridad muy elevado. Parece como si el mal se destruyera a sí mismo por su propio éxito, lo mismo que un fuego que consume combustible, mientras que el bien, como la vida, se perpetúa a sí mismo.
    Mah: Mientras divida los aconteceres en buenos y malos, usted no puede estar acertado. De hecho, el bien deviene el mal y el mal el bien por su propio cumpli-miento.
    Int: ¿Qué hay sobre el amor?
    Mah: Cuando se vuelve lujuria, deviene destructivo.
    Int: ¿Qué es lujuria?
    Mah: Recordar—imaginar—anticipar. Es sensorial y verbal. Una forma de adic-ción.
    Int: Es el brahmacharya, la continencia, imperativo en el Yoga?
    Mah: Una vida de opresión y de supresión no es Yoga. Los deseos deben ser li-bres, la mente relajada. La continencia viene con la comprensión, no con la determi-nación, que es solo otra forma de memoria. Una mente que comprende está libre de deseos y de temores.
    Int: ¿Cómo puedo hacerme a mí mismo comprender?
    Mah: Meditando, lo cual significa prestar atención. Devenga plenamente presen-ciador de su problema, mírelo desde todos los lados, observe como afecta a su vida. Entonces déjele en paz. Usted no puede hacer nada más que eso.
    Int: ¿Ello me hará libre?
    Mah: Usted es libre desde que ha comprendido. Las expresiones externas de la li-bertad puede que se tomen tiempo para aparecer, pero están ya aquí. No espere la perfección. No hay ninguna perfección en la manifestación. Los detalles deben cho-car. Ningún problema se resuelve completamente, pero usted puede retirarse de él a un nivel sobre el que ya no opera.

    101

    El Jnani no Atrapa ni Retiene

    Interlocutor: ¿Cómo procede el jnani cuando necesita que se haga algo? ¿Hace planes, decide los detalles y los lleva a cabo?
    Maharaj: Un jnani comprende una situación completamente y sabe en el acto lo que se necesita hacer. Eso es todo. El resto acontece por sí mismo, y hasta cierto pun-to inconscientemente. La identidad del jnani con todo lo que es, es tan completa, que como él responde al universo, así el universo le responde a él. Está supremamente confiado en que una vez que una situación ha sido conocida, los aconteceres discu-rrirán según la respuesta adecuada. El hombre ordinario está personalmente interesa-do, calcula sus riesgos y posibilidades, mientras el jnani permanece distanciado, se-guro de que todo acontecerá como debe; y no importa mucho lo que acontezca, pues finalmente el retorno al equilibrio y a la armonía es inevitable. El corazón de las cosas está en paz.
    Int: He comprendido que la personalidad es una ilusión, y que el desapego alerta, sin pérdida de identidad, es nuestro punto de contacto con la realidad. Querría usted decirme, por favor —¿es usted en este momento una persona o una identidad auto-presenciadora?
    Mah: Yo soy ambas. Pero el sí mismo real no puede ser descrito excepto en los términos aportados por la persona, en los términos de lo que yo no soy. Todo lo que usted puede decir de la persona no es el sí mismo, y usted no puede decir nada sobre el sí mismo, que no tenga como referencia a la persona, como ella es, como podría ser, como debería ser. Todos los atributos son personales. Lo real es más allá de los atributos.
    Int: ¿Es usted a veces el sí mismo y a veces la persona?
    Mah: ¿Cómo puedo serlo? La persona es lo que yo parezco ser a otras personas. Para mí mismo yo soy la expansión infinita de la consciencia en la que innumerables personas emergen y se sumergen en inacabable sucesión.
    Int: ¿Cómo es que la persona, que para usted es completamente ilusoria, a noso-tros nos parece real?
    Mah: Puesto que usted, el sí mismo, es la raíz de todo ser, consciencia y dicha, imparte su realidad a todo lo que usted percibe. Este impartir realidad tiene lugar invariablemente en el ahora, y no en ningún otro tiempo, debido a que el pasado y el futuro están solo en la mente. El «ser» se aplica solo al ahora.
    Int: ¿No es la eternidad sin fin también?
    Mah: El tiempo es sin fin, aunque limitado; la eternidad está en el corte mo-mentáneo del ahora. Nosotros no la notamos debido a que la mente está siempre sal-tando entre el pasado y el futuro. La mente no se detendrá a enfocar el ahora. Esto puede hacerse con relativa facilidad, si se despierta el interés.
    Int: ¿Qué despierta el interés?
    Mah: La seriedad, el signo de la madurez.
    Int: ¿Y cómo viene la madurez?
    Mah: Manteniendo su mente clara y limpia, viviendo su vida en plena presencia-ción de cada momento como acontece, examinando y disolviendo los propios deseos y temores tan pronto como surgen.
    Int: ¿Es posible tal concentración?
    Mah: Inténtelo. Un paso cada vez es fácil. La energía fluye de la seriedad.
    Int: Encuentro que yo no soy suficientemente serio.
    Mah: La traición de sí mismo en un asunto grave. Pudre la mente como un cáncer. El remedio está en la claridad e integridad de pensamiento. Intente comprender que usted vive en un mundo de ilusiones, examínelas y descubra sus raíces. El intento mismo de hacerlo le hará a usted serio, pues hay felicidad en el esfuerzo justo.
    Int: ¿Dónde me conducirá esto?
    Mah: ¿Dónde puede conducirle a usted sino a su propia perfección? Una vez que usted está bien establecido en el ahora, usted no tiene que ir a ninguna otra parte. Lo que usted es atemporalmente, usted lo expresa eternamente.
    Int: ¿Es usted uno o muchos?
    Mah: Yo soy uno, pero aparezco como muchos.
    Int: ¿Por qué aparece uno?
    Mah: Es bueno ser, y ser consciente.
    Int: La vida es triste.
    Mah: La ignorancia causa aflicción. La felicidad sigue a la comprensión.
    Int: ¿Por qué la ignorancia debe ser penosa?
    Mah: La ignorancia está en la raíz de todo deseo y temor, los cuales son estados penosos y la fuente de errores sin fin.
    Int: He visto a gentes supuestamente realizadas reír y llorar. ¿No muestra esto que no están libres del deseo y del temor?
    Mah: Pueden reír y llorar de acuerdo con las circunstancias, pero interiormente están fríos y lúcidos, observando desapegadamente sus propias reacciones espontá-neas. Las apariencias son engañosas, y tanto más en el caso de un jnani.
    Int: No le comprendo.
    Mah: La mente no puede comprender, pues la mente está entrenada para atrapar y retener mientras que el jnani no atrapa ni retiene.
    Int: ¿A qué me estoy aferrando yo, a lo cual usted no se aferra?
    Mah: Usted es una criatura de los recuerdos; al menos, usted imagina que lo es. Yo soy enteramente no imaginado. Yo soy lo que yo soy, no identificable con ningún estado físico o mental.
    Int: Un accidente destruiría su ecuanimidad.
    Mah: El hecho extraño es que no lo hace. Para mi propia sorpresa, permanezco como yo soy —presenciación pura, alerta a todo lo que acontece.
    Int: ¿Incluso en el momento de la muerte?
    Mah: ¿Qué tiene que ver conmigo que el cuerpo muera?
    Int: ¿No lo necesita usted para contactar con el mundo?
    Mah: Yo no necesito el mundo. Ni tampoco estoy en un mundo. El mundo en el que usted piensa está en su propia mente. Yo puedo verlo a través de sus ojos y de su mente, pero soy plenamente presenciador de que es una proyección de recuerdos; es tocado por lo real solo en el punto de la presenciación, lo cual solo puede ser ahora.
    Int: La única diferencia entre nosotros parece ser que mientras que yo sigo di-ciendo que no conozco mi sí mismo real, usted mantiene que lo conoce muy bien; ¿hay alguna otra diferencia entre nosotros?
    Mah: No hay ninguna diferencia entre nosotros; ni tampoco yo puedo decir que me conozco a mí mismo. Yo sé que no soy descriptible ni definible; hay una inmen-sidad más allá del alcance más remoto de la mente. Esa inmensidad es mi casa; esa inmensidad es mí mismo. Y esa inmensidad es también amor.
    Int: Usted ve amor por todas partes, mientras que yo veo odio y sufrimiento. La historia de la humanidad es la historia del crimen, individual y colectivo. Ningún otro ser vivo se deleita así en matar.
    Mah: Si usted indaga los motivos, encontrará el amor, amor de uno mismo y de las posesiones de uno. Las gentes luchan por lo que imaginan que aman.
    Int: Ciertamente su amor debe ser bastante real cuando están dispuestos a morir por él.
    Mah: El amor es ilimitado. Lo que está limitado a unos pocos no puede llamarse amor.
    Int: ¿Conoce usted tal amor ilimitado?
    Mah: Sí, lo conozco.
    Int: ¿Cómo se siente?
    Mah: Todo es amado y digno de amor. Nada es excluido.
    Int: ¿Ni siquiera lo feo y lo criminal?
    Mah: Todo está dentro de mi consciencia; todo es mío. Es una locura dividirse a uno mismo entre agrados y desagrados. Yo soy más allá de ambos. Yo no estoy ena-jenado.
    Int: Estar libre del agrado y del desagrado es un estado de indiferencia.
    Mah: Puede parecer y sentirse así al comienzo. Persevere en tal indiferencia y florecerá en un amor omnipenetrante y omniabarcante.
    Int: Uno tiene algunos momentos en los que la mente deviene una flor y una lla-ma, pero no duran y la vida vuelve a su gris cotidiano.
    Mah: La discontinuidad es la ley, cuando usted trata con lo concreto. Lo continuo no puede ser experimentado, pues no tiene bordes. La consciencia implica alteracio-nes, el cambio sigue al cambio, cuando una cosa o un estado acaba otro comienza; eso que no tiene ningún borde no puede ser experimentado en el significado común de la palabra. Uno solo puede ser-lo, sin conocerlo, pero se puede saber lo que ello no es. Definitivamente, ello no es la totalidad del contenido de la consciencia, que está siempre en movimiento.
    Int: Si lo inmutable no puede ser conocido, ¿cuál es el significado y el propósito de su realización?
    Mah: Realizar lo inmutable significa devenir inmutable. Y el propósito es el bien de todo lo que vive.
    Int: La vida es movimiento. La inmovilidad es la muerte. ¿De qué utilidad es la muerte para la vida?
    Mah: Yo estoy hablando de inmutabilidad, no de inmovilidad. Usted deviene in-mutable en la rectitud, usted deviene un poder que endereza todas las cosas. Ello puede implicar o no implicar una actividad exterior intensa, pero la mente permanece profunda y tranquila.
    Int: Cuando observo mi mente la encuentro cambiando todo el tiempo, los estados de ánimo se suceden en infinita variedad, mientras que usted parece estar perpe-tuamente en el mismo estado de ánimo de jubilosa benevolencia.
    Mah: Los estados de ánimo están en la mente y no importan. Vaya adentro, pro-fundice. Deje de estar fascinado por el contenido de su consciencia. Cuando alcance las capas profundas de su ser verdadero, encontrará que el juego superficial de la mente le afecta a usted muy poco.
    Int: ¿Pero seguirá habiendo juego?
    Mah: Una mente tranquila no es una mente muerta.
    Int: La consciencia está siempre en movimiento —es un hecho observable. La consciencia inmutable es una contradicción. Cuando usted habla de una mente quieta, ¿qué es? ¿No es la mente lo mismo que la consciencia?
    Mah: Debemos recordar que las palabras se usan de muchas maneras, según el contexto. El hecho es que hay poca diferencia entre lo consciente y lo no consciente —son esencialmente lo mismo. El estado de vigilia difiere del sueño profundo en la presencia del presenciador. Un rayo de la presenciación ilumina una parte de nuestra mente y esa parte deviene nuestra consciencia de sueño o de vigilia, mientras que la presenciación aparece como el presenciador. El presenciador usualmente solo conoce la consciencia. La sadhana consiste en que el presenciador se vuelva primero sobre su consciencia, y después sobre sí mismo en su propia presenciación. La autopresen-ciación es Yoga.
    Int: Si la presenciación es omnipenetrante, ¿entonces un hombre ciego, una vez realizado, puede ver?
    Mah: Usted está mezclando la sensación con la presenciación. El jnani se conoce a sí mismo como él es. Él es también consciente de que su cuerpo está tullido y de que su mente está privada de un orden de percepciones sensoriales. Pero no es afec-tado por la disponibilidad de la vista, ni tampoco por su ausencia.
    Int: Mi pregunta es más específica; cuando un hombre ciego deviene un jnani, ¿se le restaurará la vista o no?
    Mah: A menos que sus ojos y cerebro sufran una renovación, ¿cómo puede ver?
    Int: ¿Pero sufrirán una renovación?
    Mah: Pueden sufrirla o pueden no sufrirla. Todo depende del destino y de la gra-cia. Pero un jnani dispone de un modo de percepción espontánea, no sensorial, que le hace conocer las cosas directamente, sin la intermediación de los sentidos. Él es más allá de lo perceptual y de lo conceptual, más allá de las categorías del tiempo y del espacio, del nombre y de la forma. Él no es ni lo percibido ni el perceptor, sino el factor simple y universal que hace posible el percibir. La realidad está dentro de la consciencia, pero no es la consciencia ni ninguno de sus contenidos.
    Int: ¿Qué es falso, el mundo o mi conocimiento de él?
    Mah: ¿Hay algún mundo fuera de su conocimiento? ¿Puede usted ir más allá de lo que usted conoce? Usted puede postular un mundo más allá de la mente, pero se-guirá siendo un concepto, no probado y no probable. La experiencia de usted es la prueba, y es válida solo para usted. ¿Quién, además de usted, puede tener su expe-riencia, cuando la otra persona es real solo en la medida en que aparece en la expe-riencia de usted?
    Int: ¿Estoy yo tan irremediablemente solo?
    Mah: Usted lo está, en tanto que persona. En su ser real usted es la totalidad.
    Int: ¿Es usted una parte del mundo que tengo en la consciencia, o es usted inde-pendiente?
    Mah: Lo que usted ve es suyo y lo que yo veo es mío. Los dos tenemos poco en común.
    Int: Debe haber algún factor común que nos una.
    Mah: Para encontrar el factor común usted debe abandonar todas las distinciones. Solo lo universal es común.
    Int: Lo que me choca como excesivamente extraño es que mientras que usted dice que yo soy meramente un producto de mis recuerdos y calamitosamente limitado, yo creo un mundo vasto y rico en el que todo está contenido, incluyéndole a usted y su enseñanza. Cómo se crea y se contiene esta vastedad en mi pequeñez es lo que yo encuentro difícil de comprender. Puede ser que usted esté dándome toda la verdad, pero yo estoy captando solo una pequeña parte de ella.
    Mah: Sí, es un hecho —lo pequeño proyecta el todo, pero no puede contener el todo. Por grande y completo que sea su mundo, es auto-contradictorio y transitorio y enteramente ilusorio.
    Int: Puede ser ilusorio pero es maravilloso. Cuando miro y escucho, toco, huelo y saboreo, pienso y siento, recuerdo e imagino, no puedo remediar maravillarme de mi milagrosa creatividad. Miro a través de un microscopio o telescopio y veo maravillas, sigo el rastro de un átomo y escucho el rumor de las estrellas. ¡Si yo soy el único creador de todo esto, entonces yo soy Dios, en verdad! Pero si yo soy Dios, ¿por qué aparezco tan pequeño y desvalido para mí mismo?
    Mah: Usted es Dios, pero no lo sabe.
    Int: Si yo soy Dios, entonces el mundo que creo debe ser verdadero.
    Mah: Es verdadero en esencia, pero no en apariencia. Sea libre de deseos y de temores y al instante su visión se aclarará y usted verá todas las cosas como son. O, usted puede decir que el satoguna crea el mundo, el tamoguna lo obscurece y el ra-joguna lo distorsiona.
    Int: Esto no me dice mucho, debido a que si pregunto lo que son los gunas, la respuesta será: lo que crea — lo que obscurece — lo que distorsiona. Pero el hecho permanece —algo increíble me ha acontecido, y yo no comprendo lo que me ha acontecido, cómo y por qué.
    Mah: Bien, la estupefacción es el amanecer de la sabiduría. Estar sumido en la es-tupefacción constante y consistentemente es sadhana.
    Int: Yo estoy en un mundo que no comprendo y, por lo tanto, tengo miedo de él. Ésta es la experiencia de todos.
    Mah: Usted se ha separado del mundo, y, por lo tanto, él le aflige y le asusta. Descubra su error y sea libre del miedo.
    Int: Usted me está pidiendo que abandone el mundo mientras que yo quiero ser feliz en el mundo.
    Mah: Si usted pide lo imposible, ¿quién puede ayudarle? Lo limitado no puede no ser penoso y agradable por turno. Si usted busca la felicidad real, inasequible e inmu-table, debe dejar atrás el mundo con sus penas y placeres.
    Int: ¿Cómo se hace?
    Mah: La mera renuncia física es solo una señal de seriedad, pero la seriedad sola no libera. Debe haber comprensión, la cual viene con la perceptividad alerta, la inda-gación vehemente y la investigación profunda. Usted debe trabajar infatigablemente por su salvación del pecado y de la aflicción.
    Int: ¿Qué es pecado?
    Mah: Todo lo que le ata a usted.

  • Crow

    Apéndice I

    El Nisarga Yoga

    En la humilde morada de Sri Nisargadatta Maharaj, si no fuera por las luces eléc-tricas y los ruidos del tráfico de la calle, uno no sabría en que periodo de la historia humana está. Hay una atmósfera de atemporalidad en su minúscula habitación; los temas que se discuten son atemporales —válidos para todos los tiempos; la manera en que se exponen y se examinan también es atemporal; los siglos, los milenios y los yugas se desvanecen y uno trata con asuntos inmensamente antiguos y eternamente nuevos.
    Las discusiones que se tienen y las enseñanzas que se imparten habrían sido las mismas hace diez mil años y serán las mismas dentro de otros diez mil años. Siempre habrá seres conscientes preguntándose sobre el hecho de su estar siendo conscientes e indagando sobre su causa y su finalidad. ¿De dónde vengo? ¿Quién soy yo? ¿A dónde voy? Tales preguntas no tienen comienzo ni fin. Y es crucial conocer las res-puestas, puesto que sin una completa comprensión de uno mismo, a la vez en el tiempo y en la atemporalidad, la vida no es más que un sueño, impuesto a nosotros por poderes que no conocemos, para propósitos que no podemos comprender.
    Maharaj no es un hombre de estudios. No hay ninguna erudición detrás de su sencilla lengua materna —el marathi; él no cita a las autoridades, y las escrituras se mencionan raramente; la herencia espiritual pasmosamente rica de la India esta implícita en él, más bien que explícita. Ningún rico Ashram se construyó nunca en torno a él y la mayor parte de sus seguidores son humildes gentes trabajadoras que anhelan la oportunidad de pasar una hora con él de vez en cuando.
    La simplicidad y la humildad son las claves de su vida y de sus enseñanzas; él nunca toma la posición más alta ni física ni interiormente; la esencia del ser de la que habla, la ve en los demás tan claramente como la ve en sí mismo. Admite que mien-tras él es consciente de ella, otros todavía no lo son, pero esta diferencia es temporal y de poca importancia, excepto para la mente y su contenido siempre cambiante.
    Cuando se le pregunta sobre su Yoga, dice que no tiene nada que ofrecer, ningún sistema que proponer, ninguna teología, ni cosmogonía, ni psicología o filosofía. Él conoce la naturaleza real —la suya y la de sus oyentes— y la señala. El oyente no puede verla debido a que no puede ver lo evidente, simple y directamente. Todo lo que sabe, lo sabe con su mente, estimulada por los sentidos. Pero ni siquiera sospecha que la mente en sí misma es un sentido.
    El Nisarga Yoga?, el Yoga «natural» de Maharaj, es desconcertantemente simple —la mente, que es todo lo que deviene, debe reconocer y penetrar su propio ser, no como esto o eso, aquí o allí, entonces o ahora, sino como puro ser atemporal.
    Este ser atemporal es la fuente de la vida y de la consciencia. En términos de tiempo, de espacio y de causación es omnipotente, puesto que es la causa incausada; es omnipenetrante, eterno, en el sentido de que es sin comienzo, sin fin y siempre presente. Incausado, es libre; omnipenetrante, conoce; indivisible, es feliz. Vive, ama y tiene divertimento sin fin, moldeando y remoldeando el universo. Cada hombre lo tiene, cada hombre lo es, pero no todos se conocen a sí mismos como ellos son, y por consiguiente se identifican a sí mismos con el nombre y la forma de sus cuerpos y los contenidos de sus consciencias.
    Para rectificar este malentendido sobre la realidad de uno, el único medio es to-mar pleno conocimiento de los caminos de la mente de uno y convertirla en un ins-trumento de autodescubrimiento. La mente era originalmente una herramienta en la lucha por la supervivencia biológica. Tenía que aprender las leyes y los caminos de la Naturaleza para poder conquistarla. Eso hizo, y eso está haciendo, pues la mente y la Naturaleza, trabajando mano a mano, pueden elevar la vida a un nivel más alto. Pero, en el proceso, la mente adquirió el arte del pensamiento simbólico y de la co-municación, el arte y la pericia del lenguaje. Las palabras devinieron importantes. Las ideas y las abstracciones adquirieron una apariencia de realidad, lo conceptual reemplazó a lo real, con el resultado de que el hombre vive ahora en un mundo verbal, atestado de palabras y dominado por las palabras.
    Obviamente, para tratar con las cosas y las gentes las palabras son sumamente útiles. Pero nos hacen vivir en un mundo totalmente simbólico y, por consiguiente, irreal. Para salir de esta prisión de la mente verbal a la realidad, uno debe ser capaz de cambiar su enfoque desde la palabra a lo que la palabra nombra, a la cosa misma.
    La palabra que se usa más comúnmente y que está preñada de sentimientos y de ideas es la palabra «yo». La mente tiende a incluir en ella de todo, desde el cuerpo a lo Absoluto. En la práctica, representa como un indicador hacia una experiencia que es directa, inmediata e inmensamente significativa. Ser, y saber que uno es, es lo más importante. Y para ser de interés, una cosa debe estar relacionada con la propia exis-tencia consciente de uno, lo cual es el punto focal de todo deseo y de todo temor. Pues, el propósito último de todos los deseos es mejorar e intensificar esta sensación de existencia, mientras que, en su esencia, todo temor es el temor de la autoextinción.
    Indagar en la sensación de «yo» —tan real y tan vital— para alcanzar su fuente es el núcleo del Nisarga Yoga. Puesto que no es continua, la sensación de «yo» debe tener una fuente de la que fluye y a la que retorna. Esta fuente atemporal del ser consciente es lo que Maharaj llama la naturaleza verdadera, el sí mismo real, swarupa.
    En cuanto a los métodos para realizar la identidad suprema de uno con el sí mis-mo real, Maharaj es peculiarmente no comprometido. Dice que cada uno tiene su propia vía a la realidad, y que no puede haber ninguna regla general. Pero, en todas las puertas a la realidad, por cualquier camino que uno llegue a ella, está la sensación de «yo soy». Es comprendiendo el sentido pleno del «yo soy», y yendo más allá de él hasta su fuente, como uno puede realizar el estado supremo, que es también el estado primordial y el estado último. La diferencia entre el principio y el final está solo en la mente. Cuando la mente es obscura y turbulenta, la fuente no es percibida. Cuando es clara y luminosa, deviene un reflejo fiel de la fuente. La fuente es siempre la misma —más allá de la obscuridad y de la luz, más allá de la vida y de la muerte, más allá de lo consciente y de lo no consciente.
    Este morar en la sensación de «yo soy», es el Yoga simple, fácil y natural, el Ni-sarga Yoga. En él no hay ningún secreto ni ninguna dependencia; no se requiere nin-guna preparación ni ninguna iniciación. Quienquiera que está perplejo por su exis-tencia misma como un ser consciente y que anhela seriamente encontrar su propia fuente, puede aprehender la sensación siempre presente de «yo soy» y morar en ella asidua y pacientemente, hasta que las nubes que obscurecen la mente se disuelvan y el corazón del ser sea visto en toda su gloria.
    El Nisarga Yoga, cuando se persevera en él y se le lleva a su madurez, resulta en que uno deviene consciente y activo en lo que uno había sido siempre no consciente y pasivo. No hay diferencia en tipo —solo en la manera —la diferencia entre un lingote de oro y un glorioso ornamento formado de él. La vida sigue, pero es espontánea y libre, plena de sentido y feliz.
    Maharaj describe muy lúcidamente este estado natural y espontáneo, pero de la misma manera que el hombre que ha nacido ciego no puede visualizar la luz ni los colores, así la mente no iluminada es incapaz de encontrar sentido a tales descripcio-nes. Expresiones tales como felicidad desapasionada, desapego pleno de afecto, atemporalidad y acausalidad de las cosas y del ser —todas ellas suenan extrañas y no provocan ninguna respuesta. Intuitivamente sentimos que tienen un profundo signifi-cado, e incluso crean en nosotros un extraño anhelo por lo inefable, una premonición de cosas por venir, pero eso es todo. Como dice Maharaj: las palabras son indicado-res, muestran la dirección pero no vendrán con nosotros. La verdad es el fruto de la acción seria, las palabras solo señalan el camino.

    Maurice Frydman

    Apéndice II

    El Navanath Sampradaya

    El hinduismo comprende numerosas ramas, credos y cultos y el origen de la ma-yor parte de ellos se pierde en la antigüedad. El Nath Sampradaya, conocido más tarde como el Navnath Sampradaya , es una de ellas. Algunos eruditos se inclinan por la idea de que esta rama se originó con las enseñanzas del mítico Rishi Dattatreya, que se cree que fue una encarnación combinada de la sagrada trinidad de Brahma, Vishnu y Shiva. Los logros espirituales únicos de esta figura legendaria se mencionan en el Bhagavata Purana, el Mahabharata y también en algunas Upanishads poste-riores. Otros sostienen que es una rama del Hatha Yoga.
    Cualquiera que sea su origen, con los siglos, las enseñanzas de Nath Sampradaya han devenido de una complejidad laberíntica y han asumido diferentes formas en diferentes partes de la India. Algunos Gurús del Sampradaya, hacen hincapié en bhakti, la devoción; otros en jnana, el conocimiento; otros aún en el yoga, la unión con lo último. En el siglo catorce encontramos a Svatmarama Svami, el gran Hat-hayogin, lamentándose de «la obscuridad que surge de la multiplicidad de opinio-nes», para disipar la cual encendió la lámpara de su famosa obra Hathayogapradipika.
    Según algunos comentadores eruditos, los Gurús del Nath proponen que la crea-ción entera nace de nada (el sonido), el principio divino, y de bindu (la luz), el prin-cipio físico, y la Realidad Suprema, de la que emanan estos dos principios, es Shiva. Según ellos, la liberación es la submersión del alma en Shiva a través del proceso de laya , la disolución del ego humano, la «sensación de yo».
    Sin embargo, en las instrucciones del día a día para sus fieles, los Gurús del Nath rara vez se refieren a la metafísica descubierta por los eruditos en sus enseñanzas. De hecho, su enfoque es totalmente no metafísico, simple y directo. Aunque el canto de himnos sagrados, los cantos devocionales y el culto de imágenes son una característi-ca tradicional de la rama, sus enseñanzas enfatizan que la Realidad Suprema solo puede ser realizada dentro del corazón.
    El Nath Sampradaya vino a ser conocido como el Navnath Sampradaya cuando, en algún tiempo del pasado remoto, los seguidores de la rama eligieron a nueve de sus primeros Gurús como ejemplo de su credo. Pero no hay ninguna unanimidad en lo que se refiere a los nombres de estos nueve Maestros. Sin embargo, la lista que se acepta más generalmente es la siguiente:

    1. Matsyendranath, 2. Gorakhnath, 3. Jalandharnath, 4. Kantinath, 5. Gahininath, 6. Bhartrinath, 7 Revananath, 8. Charpatnath y 9. Naganath.

    De estos nueve Maestros, Gahininath y Revananath tuvieron muchos seguidores en la parte sur de la India, que incluye Maharashtra, el estado al que pertenece Sri Nisargadatta Maharaj. Se dice que Revananath fundó una subrama por sí mismo y que eligió a Kadasiddha como su discípulo jefe y sucesor. Este último inició a Linga-jangam Maharaj y a Bhausahib Maharaj y confió a su cuidado su Ashram y la propa-gación de sus enseñanzas. Bhausahib Maharaj estableció más tarde lo que ha llegado a conocerse como el Inchegeri Sampradaya, un nuevo movimiento dentro del grupo tradicional. Entre sus discípulos estaban Amburao Maharaj, Girimalleshwar Maharaj, Siddharameshwar Maharaj y el célebre filósofo Dr. R. D. Ranade. Sri Nisargadatta Maharaj es el discípulo directo y sucesor de Siddharameshwar Maharaj.
    Aquí puede mencionarse que, aunque oficialmente es el Gurú actual de la rama Inchegeri del Navnath Sampradaya, Sri Nisargadatta no parece dar mucha importan-cia a las ramas, cultos y credos, incluyendo el suyo mismo. En respuesta a un interlo-cutor que quería unirse al Navnath Sampradaya, Sri Nisargadatta dijo:

    «El Navnath Sampradaya es solo una tradición, una manera de enseñar y una práctica. No denota un nivel de consciencia. Si usted acepta a un maestro Navnath Sampradaya como su Gurú, usted se une a su Sampradaya… su pertenencia es un asunto de su propio sentimiento y convicción. Después de todo, ello es completamente verbal y formal. En realidad no hay ni Gurú ni discípulo, ni teoría ni práctica, ni ignorancia ni realización. Todo ello de-pende de lo que usted mismo crea que usted es. Conózcase a usted mismo correctamente. No hay ningún substituto para el conocimiento de sí mismo».

    La enseñanza del Nath Sampradaya ofrece al buscador el camino real a la libera-ción, un camino en el que los cuatro carriles de bhakti, jnana, karma y dhyana pare-cen unirse. Adinath Bhairava, que dijo ser una manifestación del Señor Shiva, en su hagiografía, titulada Nathlingamrita, declara que el camino enseñado por la rama Nath es el mejor de todos y conduce directamente a la liberación.

    Apéndice III

    Glosario

    Adhar
    Soporte.
    Adhi-Yoga
    El Yoga Supremo.
    Ahimsa
    Inocencia, abstenerse de herir a otros en pensamiento, palabra y obra.
    Akash
    El vacío, el éter como un elemento del espacio, el cielo.
    Ananda
    Dicha, bienaventuranza, felicidad.
    Anirvachaniya
    Indescriptible.
    Antahkarana
    La psique, la mente. La mente en un sentido colectivo, incluyendo la inteligen-cia (buddhi), el ego (ahamkara) y la mente (manas).
    Anubhava
    Percepción directa, experiencia, cognición. La experiencia que se alcanza al fi-nal de una acción, de una percepción, sentimiento o pensamiento es anubhava. En todas las experiencias no hay ningún otro experimentador que el «yo». Así, toda anubhava conduce al principio yo —al «yo soy».
    Atma, Atman
    El Sí mismo Supremo, el alma individual. El Atman es más allá de los tres gu-nas de Prakriti. El que actúa no es el atman, sino solamente Prakriti.
    Atma-Bhakti
    Adoración de lo Supremo.
    Atma-Prakash
    La Luz del Sí mismo.
    Atmaram
    El gozo del Sí mismo.
    Avatara
    Encarnación, descenso.

    Avyakta
    Lo no manifestado. Lo opuesto a vyakta.
    Bhajan
    Práctica devocional, oración.
    Bhakti
    Devoción, adoración. De aquí «Bhakta», un devoto.
    Bhoga, Bhogi
    Experiencia de los placeres y sufrimientos mundanos. «Bhogi», el que está im-plicado en los placeres y sufrimientos mundanos. «Bhoga Marga», la vía de los logros mundanos —placeres y sufrimientos.
    Brahma
    Uno de los dioses de la trinidad hindú: Brahma, el creador; Vishnu, el conser-vador y Shiva, el destructor.
    Brahmacharya
    Continencia, estudio religioso con celibato. Brahmacharya, en su sentido más amplio, no sólo se aplica a la abstención de prácticas sexuales, sino a liberarse del ansia de todo goce sensual.
    Brahman
    Lo Absoluto. La Realidad Última, cuyas características son —existencia abso-luta (sat), consciencia absoluta (chit) y felicidad absoluta (ananda). Según Shankaracharya, el Brahman, Lo Absoluto, tiene cinco fases diferentes: Hiran-yagarbha, el Sí mismo Cósmico, Ishvara, el dios personal en la forma de un Avatar; Jiva, el alma individual; Prakriti, la Naturaleza perecedora y Shakti, el poder creativo.
    Brahmasmi
    Yo soy lo Supremo. «Yo soy» (asmi) representa la presenciación pura de la au-toexistencia y, por lo tanto, es la expresión de la consciencia pura o el Purusha. Cuando esta consciencia pura se involucra con la materia, el «yo soy» puro se cambia en «yo soy esto», «yo soy fulano».
    Buddhi
    Inteligencia, reflejo de lo real en la mente. La buddhi es esa facultad que per-mite a la mente percibir objetos en el mundo de los fenómenos. Mientras buddhi funcione a través de la mente, no es posible conocer la consciencia pura.
    Chetana
    Consciencia, despertar interno.

    Chidakash
    El Brahman en su aspecto de conocimiento ilimitado, la expansión de la pre-senciación. Se utiliza indistintamente como consciencia, tanto individual como universal.
    Chidananda
    Consciencia-Felicidad, el gozo del espíritu.
    Chidaram
    El gozo de la consciencia.
    Chit
    Consciencia Universal.
    Chitta
    Consciencia individual. Chitta es de la naturaleza de la consciencia, que es in-material pero que es afectada por la materia. Puede ser descrita como un pro-ducto de ambas, de la consciencia y la materia, o de Purusha y Prakriti. Chitta comprende todos los niveles de la mente, de los que el más bajo es manas.
    Deha
    Cuerpo físico.
    Deha-Buddhi
    El intelecto, que le hace a uno identificar el Sí mismo con el cuerpo físico.
    Digambara
    Desnudo, uno vestido con las direcciones del cielo.
    Gnana
    Conocimiento, especialmente el conocimiento más alto derivado de la medita-ción. Generalmente deletreado «jnana» (jna, conocer) Gnani (Jnani), el cono-cedor. Gnana es la realización de la unidad de todas las cosas en el Brahman.
    Gunas
    Atributos, cualidades. En la filosofía del Samkhya los tres atributos de la Subs-tancia Cósmica (Prakriti) son: Iluminación (sattva), activación (rajas) y res-tricción (tamas).
    Gurú
    Maestro espiritual, preceptor.
    Jagrat-Sushupti
    Despertado al sueño profundo.

    Jiva, Jivatman
    El alma individual, (jiv, vivir). Según el Vedanta, el jiva viene al ser como re-sultado de la falsa identificación del atman con el cuerpo, los sentidos y la mente.
    Kapana
    Imaginación, fantasía.
    Karma
    Acción, especialmente la acción responsable, buena o mala; el karma es de tres tipos: sanchita (acumulado de nacimientos anteriores), prarabdha (porción del karma pasado a purgar en la vida presente) y agami (el karma actual, cuyo re-sultado fructificará en el futuro).
    Karana
    Causa, la causa primaria que antecede invariablemente a un resultado, la causa potencial no manifestada a su debido tiempo, toma la forma del efecto visible, la causa material del universo. Karana es la energía cósmica en forma potencial
    Lila
    Representación, juego, el cosmos visto como el juego divino. Lila no representa la verdad Absoluta del Brahman. Es solo la verdad parcial, que no es diferente de lo no verdadero. Por ejemplo, unos pueden describir el hielo como agua y otros como vapor. Ambas afirmaciones solo son parcialmente verdaderas.
    Mahadakash
    La gran expansión de la existencia, el universo de la materia y la energía.
    Maha-Karta
    El gran hacedor. La mente es el gran hacedor, pues siempre está ocupada, siempre entregada a una cosa u otra.
    Maha-Mantra
    La gran encantación. (ver Mantra).
    Maha-Maya
    La Gran Ilusión, la Irrealidad. Maya es el poder ilusorio que vela la Realidad. La naturaleza de Maya es engañar. Maya es la totalidad de las proyecciones mentales.
    Maha-Mrityu
    La disolución final, la gran muerte de toda la creación.

    Maha-Sattva
    La Armonía Suprema.
    Maha-Tattva
    La Gran Realidad, la Consciencia Suprema.
    Maha-Vakya
    El pronunciamiento sublime. Hay cuatro declaraciones de las Upanishads, que expresan las verdades vedánticas más altas. Son éstas: Prajanam Brahman (la consciencia es Brahman), Aham Brahmasmi (Yo soy el Brahman), Tat tvam asi (Eso eres tú) y Ayam Atma Brahma (el Ser es el Brahman).
    Mana, Manas
    La mente, la comprensión, Manas es la facultad de pensar, la facultad de dis-criminar. En la filosofía del Nyaya se considera que manas es una substancia distinta del Atman, el alma.
    Manana
    Meditación, reflexión.
    Mantra
    Encantación, himno, un instrumento del pensamiento, sonidos ideales visuali-zados como letras y vocalizados como sílabas. El Mantra es un grupo de pala-bras cuya repetición constante produce resultados específicos.
    Marga
    Vía, senda, camino.
    Moksha
    Emancipación, liberación de la existencia mundana. «Mukta», una persona li-berada.
    Moksha-Sankalpa
    Determinación a liberarse de lo falso.
    Mumukshattva
    Deseo justo, que consiste en querer seriamente conocer el Principio Último y alcanzar así la liberación. En la filosofía del Vedanta, una de las cuatro cualifi-caciones del buscador de la Verdad: discriminación justa (viveka), desapasio-namiento justo (vairagya), conducta justa (sat-sampat) y deseo justo (mumuks-hatva). Mumukshatva es un anhelo intenso de la liberación.
    Neti-Neti
    No esto, no esto; el proceso analítico de negar progresivamente todos los nom-bres y formas, (nama-rupa), de los que está hecho el mundo, para llegar a la Verdad Última y Eterna.

    Nirguna
    Lo No Condicionado, sin atributos.
    Nirvana
    Disolución final, extinción de la llama de la vida. Por consiguiente, emancipa-ción de la materia y reunión con el Espíritu Supremo (Brahman). «Nirvani», el buscador del Nirvana.
    Nirvikalpa
    Libre de ideación, sin modificaciones de la mente.
    Nisarga
    Natural, innato.
    Nivritti
    Liberación de la existencia mundana, renunciación.
    Parabrahman
    La Realidad Suprema.
    Paramakash
    La gran expansión. La Realidad atemporal y aespacial. Por tanto, el Ser Abso-luto.
    Paramartha
    La verdad sublime.
    Pragna
    Conocimiento no autoconsciente de sí mismo, consciencia cognoscitiva, pre-senciación pura. También se escribe «prajna». Prajna significa la consciencia más alta.
    Prakriti
    La Substancia Cósmica, la causa original incausada de la existencia fenoménica, que no tiene forma, ni límites, que es inmóvil, eterna y omnipenetrante. También es llamada «Avyakta».
    Pralaya
    Disolución completa, cuando el cosmos se sumerge en lo No manifestado Ab-soluto de la Realidad Suprema.
    Prana
    El soplo de la vida, el principio vital.
    Prarabdha
    Destino, lo que se comenzó como una tarea. Por tanto, el acopio del sanchita karma (el karma de las vidas pasadas) que ha devenido el destino en la vida ac-tual.

    Pravritti
    Actividad continuada, predilección hacia la vida mundana.
    Premakash
    El Brahman en su aspecto de amor ilimitado. Es otro nombre para Chidakash, pero da énfasis al aspecto del amor y no al aspecto del conocimiento. El amor es la expresión del Sí mismo a través del corazón. Premakash es el corazón + yo soy —yo soy el corazón.
    Puja
    Culto, adoración.
    Purna
    Pleno, completo, absoluto, infinito —utilizado para el Brahman.
    Purusha
    El Espíritu Cósmico, la causa eficiente y eterna del universo, que da la aparien-cia de consciencia a todas las manifestaciones de la materia (prakriti). La pri-sión del Purusha en la materia se debe a la consciencia de «yo», consciencia que nace de los Chitta-vrittis, que hacen surgir innumerables deseos.
    Rajas
    Potencia motriz, actividad, energía. Uno de los tres constituyentes de la Subs-tancia Cósmica (sattva, rajas, y tamas) sin el que los otros dos no pueden ma-nifestarse. En Yoga: egoísmo.
    Sad-Chit
    La condición transcendental de la potencialidad universal.
    Sadanubhava
    Experiencia de la Realidad Imperecedera.
    Sadashiva
    La beatitud perpetua, siempre próspera.
    Sadchidananda
    El Principio Último con los tres atributos en perfección absoluta, (sat, ser + chit, consciencia + ananda, felicidad).
    Sadguru
    El maestro espiritual verdadero (sat, ser transcendental verdadero + guru, ma-estro).
    Sadhana
    La práctica que produce el éxito de «Siddhi».
    Sadhu
    Un asceta.

    Saguna
    Condición manifiesta con los tres «gunas» (sattva, rajas y tamas). Lo Absoluto Supremo concebido con cualidades como el amor, la compasión, etc., distin-guiéndose del Absoluto Indiferenciado del Vedanta Advaita.
    Samadhi
    Estado superconsciente, meditación profunda, trance, absorción en rapto. Una práctica del Yoga en la que el buscador (sadhaka) deviene uno con el objeto de su meditación (sadhya), obteniendo así una felicidad no cualificada. El sa-madhi es de cinco tipos: savikalpa, visualizando un objeto de los sentidos (usualmente un ideal o un dios) en la esfera dualística; nirvikalpa, más allá de todas las dudas, nombres y formas; nissankalpa, todos los deseos cesan de ve-nir en la forma de «sankalpa»; nirvrittik, incluso las mentaciones involuntarias (vrittis) cesan; nirvasana, incluso el surgimiento instintivo de los «vasanas» es silenciado.
    Samskara
    Impresión mental, memoria. También se llama vasana, impresión residual.
    Samvid
    Presenciación verdadera.
    Sat
    El aspecto trascendental del Principio Último en condición activa. El opuesto es «asat».
    Sat-sang
    Asociación con la gente sabia y verdadera.
    Sattva
    Ser, existencia, esencia verdadera. En Yoga, la cualidad de pureza o bondad. «Sattvico», puro, verdadero.
    Sattvanubhava
    Experiencia (anubhava) de la armonía verdadera del universo (sattva, ser).
    Satyam-Shivam-Sundaram
    Lo verdadero, lo bueno, lo bello.
    Satyakama
    El que anhela la Verdad Sublime.
    Shiva
    Uno de los dioses de la trinidad hindú —Brahma, el creador; Vishnu, el con-servador y Shiva el destructor. En realidad, Shiva significa auspicioso, propicio. La destrucción del cosmos por el dios Shiva es un acto propicio, pues la destrucción precede a la creación. Shiva es el amor absoluto del «principio yo» en un hombre. Como destructor, Shiva efectúa la aniquilación total del ego humano.
    Shravana
    La escucha de las escrituras, el acto de escuchar.
    Siddha
    La persona realizada, el que ha alcanzado la perfección.
    Smarana
    Recordación, recitación mental.
    Soham
    Yo soy Él.
    Sutratma
    El hilo que une a todos los seres. El hilo que soporta todos los mundos mani-festados, y de aquí la Consciencia Pura que es el substrato de todos los seres. Maharaj usa la palabra para el karma acumulado de una vida a otra.
    Swarga
    Las regiones celestiales.
    Swarupa
    La propia naturaleza verdadera de uno.
    Tamas
    Obscuridad, inercia, pasividad. Uno de los tres constituyentes (gunas) de la Substancia Cósmica, a saber, sattva, rajas, y tamas.
    Tat-Sat
    Eso es la verdad. El texto sagrado es «Om Tat Sat», en el que el Brahman es identificado por cada una de las tres palabras.
    Tattva
    La esencia verdadera.
    Turiya
    El estado supraconsciente del samadhi, el cuarto estado del alma en el que de-viene uno con el Brahman, la presenciación más alta.
    Turiyatita
    Más allá de la presenciación más alta.
    Tyaga
    Renunciación. Tyaga es la renuncia a los frutos de todas las obras, es decir, el tyagi debe cumplir el karma con desapego y sin deseo de resultados.

    Uparati
    Descanso, reposo, tolerancia, y renuncia a todas las observancias de culto. En el Vedanta, una de las seis adquisiciones (sat-sampat), a saber, sama, tranquili-dad; dama, autocontención; uprati, tolerancia; titiksha, aguante; sraddha, fe; y samadhana, equilibrio.
    Vairagya
    Ausencia de deseos mundanos. Indiferencia a lo irreal y transitorio. Por consi-guiente, completa ausencia de cualquier atracción hacia objetos que dan placer.
    Vishnu
    Uno de los dioses de la trinidad hindú —Brahma, Vishnu y Shiva.
    Viveka
    Discriminación. Discriminación justa entre lo verdadero y lo falso, lo real y lo irreal. Viveka es una expresión de la consciencia espiritual oculta detrás de la mente. Viveka conduce a vairagya.
    Vyakta
    Materia manifestada, la Naturaleza manifestada. Lo opuesto de «avyakta».
    Vyakti
    Persona, el sí mismo exterior.
    Vyaktitva
    Personalidad, autoidentificación limitada con el cuerpo.
    Yoga
    Uno de los seis sistemas de la filosofía hindú. El Yoga enseña los medios por los que el espíritu individual (jivatma) puede unirse con el Espíritu Universal (Paramatma). El sistema del Yoga se cree que fue fundado por Patanjali.
    Yoga-Bhrashta
    El que ha caído desde el alto estado del Yoga.
    Yoga-Kshetra
    El campo del Yoga, el cuerpo físico en un sentido filosófico.
    Yoga-Sadhana
    Las prácticas espirituales del Yoga.
    Yogi
    El que practica el Yoga.