RUBÉN CARRASCO: GUARDIÁN DE LOS SONIDOS DE LA ARGENTINA INDÍGENA

                                                                              Entrevista de Nicolás Adamo

                                                                              (con la participación de Esteban Ierardo)

                             

    Rubén Carrasco canta en varias lenguas indígenas, y toca toda la variedad de instrumentos étnicos de la Argentina. Ha grabado ya varias obras y, todos los años, recorre Europa con su música impregnada de sonidos ancestrales. Nació, se crió y educó en la Ciudad de Buenos Aires, pero es de origen indígena Calchaquí; origen que le procede de su abuela paterna Deonisia Sajoma Guaman. Su objetivo principal es ser guardián de los sonidos de la Argentina indígena. En este momento de Temakel, le presentamos un riquísimo diálogo con Carrasco que nos sumergirá en el mundo de los sonidos tradicionales de los diversos pueblos indígenas que generaron su música desde todos los puntos cardinales de la geografía argentina.

    Carrasco ha creado dos sitios webs. En  www.rubencarrasco.cjb.net podrán encontrarse con información sobre la obra musical de Rubén, con ejemplos de su música. Y  en  www.sinlimites.com.ar , que recomendamos fervientemente, encontrarán los principales mitos indígenas argentinos, y, en la sección:  www.sinlimites.com.ar/rubencarrasco/instrumentos.asp ,  hallarán una excelente exposición, con apoyatura fotográfica, de los instrumentos indígenas tradicionales como la quena, el erke, erquencho, las zampoñas, el antara, el sikus, la caja chayera, el serere, el kultrum, entre otros. 

  NA: ¿Cómo podrías describir el trabajo que realizás?
  RC: Estoy desarrollando una forma artística desde lo étnico de Argentina. En éste caso específicamente es la música. Pero incorporando la parte lingüística relacionada con lenguas vivas como el guaraní, el quichua argentino, el mapuche; y después lenguas muertas como son el ona, el tehuelche, el querándico, que sería la lengua original de la ciudad de Buenos Aires. Por lo tanto, trabajo con varios elementos que no se reducen a la música. Pero con respecto a lo estrictamente musical, desarrollo la música étnica desde los elementos que me propone la misma cultura, que son los instrumentos tradicionales.  Hasta el día de hoy hay datados 19 instrumentos, procedentes del noroeste, noreste, centro y Patagonia. Pero en realidad me identifico más al decir que soy un comunicador de la cultura aborigen argentina. Cuando yo hago un trabajo, una muestra musical o un concierto, desarrollo todo eso desde los instrumentos; cada uno con su sonido diferente. Los instrumentos tienen un poder evocativo tremendo. Y cuando uno se remite a la parte  lingüística, también se sigue abarcando todo el tema musical, porque las características fonéticas que tiene cada lengua, es una fuente sonora, musical, para explorar. Por ejemplo la forma de hablar de los mapuches.
A la piedra, ellos le dicen “cura”, pero la pronuncian haciendo un arrastre
de la lengua. Entonces, hablando rápido y diciendo muchas cosas hay una
música que suena. En el guaraní, utilizan mucho la eñe. En el caso del
quichua argentino, que todavía se habla en Santiago del Estero, ellos
pronuncian mucho la ye. Después también hay mezclas de palabras de habla hispana y quichua. Toda esa suma de elementos es lo que hace al trabajo que estoy desarrollando.
  NA: ¿Qué es lo que habría que transmitir de la cosmovisión indígena a nivel musical? ¿Cómo sería ese mundo indígena expresado a través de la música? ¿Cómo lo pensás si lo tuvieras que transmitir verbalmente?
  RC:  Cuando suena un instrumento étnico, ahí se está transmitiendo algo; ahí hay un sonido, un mensaje. Ya cuando suena un instrumento tiene una carga, ya sugiere algo. Y hay un punto en donde toda la especie humana de diferentes razas se encuentran en un lugar. Y la  música es el elemento más profundo que hay para relacionarse. Por ejemplo la trutruca, que es un instrumento mapuche, o el erke, que es andino. Tanto el erke como la trutruca pueden tener distintos tamaños. El erke (foto derecha) tiene un sonido más grave y misterioso con respecto a la trutruca, que tiene un sonido más agudo. Cuando estos dos instrumentos suenan, tienen reminiscencias con otros instrumentos del planeta. En el caso del erke y la trutruca, forman parte de los aerófonos gigantes del planeta, que son el Alp horn ( el Cuerno de Los Alpes que se ejecuta en Suiza y en Austria), las Trompetas Tibetanas y Digjeridoo de Australia. Estos tres instrumentos, junto con el erke andino y la trutruca patagónica que nombré antes, tienen la virtud de que cuando suenan tienen esa carga misteriosa y antigua. Además, son elementos de comunicación, sirven para la comunicación a larga distancia, utilizando el eco de las montañas. Aquí es donde coinciden todos estos instrumentos. La cosmogonía que proponen las músicas étnicas del mundo es el punto de
relación entre todas la razas que hay en la tierra porque te sumergen en el
mundo de la fantasía, de la mística. Y es en ese lugar donde todos somos
iguales. Aquí empiezan a surgir las creencias, empiezan a surgir las
leyendas, y casi todas tienen algo en común. Se trata de la relación que hay
entre todas las razas a través de lo místico. Para poner un ejemplo, puedo
comentar la leyenda de la declaración del universo de los Indios Pampa, que no se conoce mucho. Esta leyenda cuenta que Chachao y Gualicho eran dos hermanos que representaban el bien y el mal respectivamente. Entonces, una vez, el viejo Chachao baja a La Pampa  por la Vía Láctea, porque hasta ese momento la Vía Láctea pasaba por La Pampa. El planeta todavía estaba en un estado muy primitivo. Cuando Chachao llegó, se puso a hacer unos muñecos de barro con piernas y brazos; y con el mismo barro hizo animales como el ñandú y la llama. En un descuido, bajó su hermano, Gualicho, y sopló a los muñecos; y así estos cobraron vida. A partir de entonces, los muñecos serían los hombres y los animales. Esto coincide en el origen desde el barro, que está en casi todas las razas del mundo. Cuando se va al origen de la especie humana, lo primero que hay es el barro. Por lo tanto, este es un punto de relación entre todas las razas.
  NA: En el caso tuyo específicamente, cuando ejecutás tu música de inspiración indígena, ¿hay algún tipo de emoción o situación que quieras especialmente transmitir, o simplemente permitís que la música fluya?
  RC: Dejo que fluya todo directamente. Porque el acercamiento que tuve a la música fue muy intuitiva. Lo que sí reconozco es que a la hora de ejecutar, hay que estar con la antena muy encendida porque bajan cosas, suceden cosas. Muchas veces me pasa de estar ejecutando algo y a la vez estar llorando. Hay una emoción que aparece, y que escapa al control del raciocinio, o a la necesidad intelectual de explicar lo que está sucediendo. Ahí no se puede explicar nada; es algo que está o no está, sucede o no sucede. En mi caso, lo que me sucedió es que la música me surgió muy espontáneamente.
  NA: ¿Cómo se vive el hecho de ser un representante de la cultura indígena en un lugar como la ciudad, donde justamente lo indígena está totalmente olvidado?
  RC: El sentimiento es fuerte. Yo estoy convencido y tengo claro de que aquí hubo una cultura que se olvidó y se la dejó de lado por toda esta historia de la conquista. El argentino está todavía en pañales. Yo no estoy de acuerdo con esa frase que dice que “nosotros, los argentinos, bajamos de un barco”. Es decir, que todos los demás en América Latina tienen raíces, tienen orígenes, y los argentinos no. Con eso no estoy de acuerdo. El argentino tiene una prehistoria que data desde los 10.000 a.C. Empecemos desde ahí. Podemos hablar del desarrollo artístico, de la Cueva de Las Manos, de los sitios arqueológicos de Ampaitín, de las boleadoras de Chapadmalal, que van más allá de los 10.000 a.C. El Carbono 14 no les dio una fecha estimada. Es la reliquia arqueológica de Argentina más antigua. La clasificación es que pertenece al Cuaternario Inferior, o sea que va de 10.000 a.C. a 1.000.000 a.C. (dato extraído del volumen 1 de Historia Argentina de José María Rosa). Entonces si uno ya se pone hablar de elementos de su país, de su tierra, que pertenecen a momentos prehistóricos muy lejanos, es como que la historia argentina a partir de la llegada de los españoles empieza a caerse porque ya no tiene sustento. Los argentinos estamos mezclados, estamos fusionados. Y me parece que ya es hora de empezar a construir una realidad diferente, una historia diferente, y tomando mucho de la riqueza prehistórica que tenemos. Por eso es que yo no siento el peso de la ciudad, ya que tengo claro cuáles son los orígenes de nuestra tierra. Pero lamentablemente, la mayoría de los argentinos padecen de falta de memoria e identidad. Y también es cierto que, muchas veces, se plantea lo indígena desde una mirada un poco idealista como la contracara del hombre europeo sin dioses, el hombre europeo sin grandes pasiones y sin amor por la tierra.

  EI: ¿Creés que esta supuesta alternativa es así? ¿Pensás que los indígenas mantienen un vínculo real con la tierra? De ser así, ¿en qué consiste ése vínculo o de dónde procede?
  RC: El más vivo ejemplo que puedo citar del vínculo de los indígenas con su  tierra es el Niguillatúm, que es una ceremonia prehistórica de la comunidad mapuche. Ellos siguen practicándola hasta el día de hoy con sus reservas, porque normalmente, hasta la actualidad un blanco no puede tener acceso al Niguillatúm. Es una ceremonia sólo para ellos. Esto principalmente se debe a la destrucción que sufrieron las etnias en Argentina. Una primera destrucción fue cultural; y, después, la destrucción fue étnica. Por ejemplo, Julius Poper,  tuvo la misión de exterminar a la etnia ona en veinte años. Cuando él puso los pies en Tierra del Fuego, en la Patagonia Argentina, fue con el consentimiento del gobierno argentino que exterminó a los onas en alrededor de dos décadas. A éste hombre le encantaba posar con piezas humanas. Poper impuso la modalidad de una libra esterlina por cada seno o testículo y cincuenta centavos por las orejas de los niños. Luego esta modalidad se adoptó en  el continente cuando empezó el proceso de extermino de los tehuelches por parte de los ingleses, los irlandeses y algunos hidalgos como los Menendes Betis. El segundo de Poper era Mc Lenan, que fue el escocés genocida más famoso en la Argentina. Le decían “el chancho colorado”. Poper era el que daba las órdenes y las directivas, y Mc Lenan las llevaba a cabo. El exterminio se siguió practicando siempre. Por ejemplo en la época de la última dictadura militar (1976-1983), Videla y cia., contaminaban con virus de viruela a las comunidades indígenas del norte, las comunidades tobas y wichis con el fin de seguir “limpiando” el territorio argentino.
  EI: ¿Qué es lo más auténtico que todavía perdura en el indígena que tiene cierto contacto con el hombre blanco, si es que todavía hay una
perduración fuerte de las tradiciones ancestrales?
  RC: Me parece que perdura mucho el sentimiento místico que se expresa en la adoración a dioses como la Pachamama, Jelataschoz, Tubá, Nguenechén. Por otra parte, en la cultura andina, que uno puede encontrar en las quebradas del noroeste, se conservan mucho las tradiciones. La gente de las comunidades mantienen muy fuertes las creencias. La República Argentina hay que separarla en dos con el tema aborigen, es decir, de La Pampa para abajo y de La Pampa para arriba. Por ejemplo, una cosa es la cultura mapuche, la cultura tehuelche, la cultura pampa junto con el querándico, y otra cosa es la parte del norte. El último malón que tuvo el Gobierno Central de Buenos Aires fue en el norte en el año 1937, y lo ejecutó la etnia toba. Esto no tiene nada que ver con la Campaña del Desierto que fue cerca de 1870. Es decir que todavía a fines de la década del ´30, el gobierno argentino estaba en guerra con el indígena. A partir de ése último malón que fue vencido por el Ejército Argentino, la Argentina fue declarada liberada de la guerra con el indio. De ahí surgieron los nombres de algunas ciudades. Por ejemplo Reconquista, por la reconquista al indio; Resistencia, por la resistencia contra el indio. La etnia toba fue la más fuerte y la más aguerrida de la historia de las etnias indígenas argentinas, fue la más dura. Y como será de dura la etnia toba, que por ejemplo fue la primera etnia que consiguió la educación bilingüe oficial. Volviendo al tema de las tradiciones, en las pocas comunidades indígenas que quedan en la República Argentina, sean mapuches, wichis, tobas o guaraníes, todavía existe tirantez con el tema del cristianismo; todavía existe una tensión muy fuerte.
  NA: Rubén Carrasco, como un representante de la cultura aborigen, ¿qué maneras encuentra para que la gente que pertenece al mundo urbano le preste atención a lo que transmite, le dé importancia a lo que informa?
  RC: Me siento en condiciones de transmitir la cultura indígena porque soy
descendiente de indios; tengo un apellido indio muy característico. Pero a
la vez, también soy consciente de que soy porteño,  ya que nací en Buenos
Aires. Y por ende, gran parte de las cosas las veo como todos los porteños. Entonces, yo pienso desde el punto de vista de que soy porteño, de que nací, me crié y me eduqué en Buenos Aires. Y desde otro punto de vista, soy un descendiente de calchaquíes, nacido y educado en territorio querandí. Hay comunidades que hablan solamente sus lenguas, que no saben hablar español y no quieren aprender a hablarlo ya que no desean relacionarse con nadie que sea blanco y que hable otra lengua. Esta gente tiene que existir para conservar las raíces hasta la última instancia. Pero también tienen que existir aquellos indios que además de hablar mapuche, quichua o guarani también hablen inglés, francés, alemán, o lo que sea,  porque, caso contrario, es imposible enfrentarte al mundo. Yo todo esto lo vivo con mucha seguridad porque, a pesar de ser un ciudadano, mis raíces pertenecen a la cultura indígena.
  EI: Volviendo un poco al tema de la música. Al empezar la charla hablaste de los poderes evocativos de determinados instrumentos. ¿Cuáles son los instrumentos que tienen un poder evocativo muy singular que quizás se diferencian de los instrumentos a los que el oído blanco occidental está  habituado?
  RC: En la cultura del noroeste de Argentina está el erke, el erkencho, la
tarca, la antara, la caja, la quena. En la cultura noreste y norte, que
sería toba, mataco y guaraní, podemos encontrar el naseré, el sereré, el
coioc, el sistro, el nobike, el jelataschoz, etc. Ahora paso a nombrar los poderes evocativos de algunos instrumentos. Por ejemplo, el Kultrun (foto izquierda). El  Kultrun es un instrumento de percusión que por lo general es un instrumento femenino, porque lo ejecuta la machi, o sea, la mujer sacerdotisa de los mapuches. Y cada vez que lo ejecuta es por el tema de la rogativa, para pedir o rogar un bien. Por otra parte, la pifilca es un instrumento de madera finito que tiene un solo sonido. Este único sonido de la pifilca representa el grito que pega el ñandú en la Patagonia. ¿Por qué grita el ñandú? El ñandú es un pájaro que tiene crías. Las crías son unos pollos chiquitos. En la Patagonia hay juncos grandes y también hay fuertes vientos. Estos animalitos suelen perderse entre los juncos, y al perderse, esta especie corre el peligro de extinguirse.
Entonces la madre emite un chiflido similar al de la pifilca y, a lo lejos, se
escucha como un coro de chifliditos más agudos que son los pollos que están respondiendo. Así la madre tiene una ubicación espacial de dónde se encuentra cada uno de sus hijos, y va en su busca. Así es como se preserva esta especie.
    El pilolay, es un instrumento que tiene varios agujeritos al azar, no tiene afinación. Cuando se lo moja, suena mejor. Su sonido representa el rechiflar del viento entre las piedras y entre los juncos de la Patagonia, lugar donde el viento es eterno, no para jamás. La trutruca, en la cosmogonía mapuche, representa el trueno. En la Patagonia y en La Pampa, cuando en las noches de tormenta hay relámpagos y truenos poderosos, los indios creen que Chachao y Gualicho están discutiendo por aquel viejo problema que tuvieron en el inicio del mundo. Porque cuando vino Gualicho, y le hizo la broma a Chachao de darle vida a todos los muñecos de barro que éste último había creado, aparecieron los hombres. Chachao entonces se espantó. Y, acto seguido, agarró su hacha de piedra y cortó el camino de la Vía Láctea; y desde ese momento la Vía Láctea nunca más pasó por La Pampa. Y antes de cortar este camino, cuando
cobraron vida los animales y los hombres, el ñandú corrió por la Vía Láctea con la intención de irse a las alturas celestiales. Entonces el viejo
Chachao sacó las boleadoras que tenía, lo atrapó y lo bajó. Cortó el
camino de la Vía Láctea y se fue. Pero Gualicho quedó en La Pampa, y no pudo volver. La huella de aquel suceso histórico está en el cielo, en la Cruz del Sur. La Cruz del Sur es un grupo de cuatro estrellas que forman una cruz, de las cuales una está más abajo. Las tres estrellas de arriba son los tres dedos del ñandú, y la que está más abajo es el garrón de atrás de la pata del ñandú. Y abajo de la Cruz del Sur se hallan dos estrellas fuertes, que son el Alfa y Beta del Centauro. Esas dos estrellas son las marcas de las boleadoras que quedaron incrustadas ahí. Por lo tanto, la riqueza de la cultura aborigen argentina es tremenda.
  NA: ¿Y qué otros poderes encontrás dentro de la música indígena?
  RC: Los poderes curativos por ejemplo. Los onas curaban a los enfermos con cantos rituales, como una especie de “om”. Como no tenían instrumentos musicales, o mejor dicho, no se los ha encontrado, la manifestación musical de ellos era gutural. Y comúnmente las melodías tenían dos notas, una quinta y una octava. Por lo tanto, en la parte curativa hay otra forma mística de relación entre el mundo abstracto y el mundo concreto. En Brasil todavía hay muchos curanderos indios que están en el Amazonas, que preparan remedios con yerbas y raíces para curar a la gente, y en consecuencia se habla de que suceden cosas que se les llaman “milagrosas”. Ahí hay mucha práctica de los poderes curativos.

  EI: Imaginemos que hay un dios que, entre los diversos instrumentos indígenas fundamentales que antes mencionaste, tiene que elegir uno en especial para que lo represente, ya sea por lo sutil, por lo poderoso de ese sonido, o por otra cosa. ¿Cuál te parece que sería ese instrumento que una divinidad, tal vez indígena, podría elegir y por qué?
  RC: Me parece que un instrumento que podría elegir sería el jelataschoz, o vulgarmente llamado arco musical. Este es un instrumento mataco-wichi, y es para los adentros. Porque para fuera casi no se escucha, pero cuando lo ejecutás, experimentas una sensación de que te sumerge en un mundo interior, y te atraviesa el cuerpo.  El poder del sonido aquí es muy fuerte. Al ejecutar el jelataschoz, su sonido te lleva a comunicarte con algo, interior, espiritual.

  EI: Este efecto de sonido que repercute y se proyecta por todo el cuerpo, por toda la masa ósea incluso, ¿podría tener un parentesco con esos sonidos bajos, también penetrantes del digjeridoo, un instrumento indígena australiano muy antiguo?
  RC: Sí. Lo que tiene el digjeridoo como particularidad es que para ejecutarlo, es necesario aprender la respiración continua, circular. Es decir, el instrumento debe sonar continuamente, sin pausa. Hay técnicas para hacerlo. Una es llenar un espacio de la boca para tener como reserva mientras que del otro espacio se expulsa el aire. Una vez que se acaba éste aire, se utiliza el recién cargado, y la parte que está vacía se vuelve a llenar, y así sucesivamente.
  NA: Según lo que antes mencionaste del arco musical, parece ser que tiene un efecto introspectivo. ¿Es el único instrumento que tiene ese poder?
  RC: No. También está el erke, que pertenece a la gama de los instrumentos andinos. O si no el naseré, que pertenece a la cultura guaraní. Este instrumento sirve para comunicarse con los pájaros. Al igual que el coioc, que es un instrumento de los tobas. Sus niños lo usan mucho para dialogar con los pájaros. Así se genera una forma de juego, donde en realidad se está desarrollando una forma de comunicación con el mundo animal. También los guaraníes, a través del naseré, se comunican con las aves. Aquí es donde se rompen las barreras que normalmente debe tener el ser humano. Aquí queda demostrado el poder que puede ejecutar el ser humano. El poder de la abstracción, el poder de la comunicación con lo diferente.
  NA: ¿Existe en Buenos Aires un público oyente de la música étnica?
  RC: Las pocas veces que me presenté en Buenos Aires, la gente quedó muy impactada. En Europa me sucedió lo mismo. Después de escuchar un concierto con toda esta gama de instrumentos y desarrollar un lenguaje musical con ellos, la gente no sabe bien si le gustó o no le gustó. Lo que sí saben es que nunca vieron algo así. Por ejemplo, los jóvenes europeos se entusiasman mucho con este tipo de cosas. Todo lo que sea misterioso y que escape a lo que conocen, para ellos es algo sublime.
  EI: ¿Eso significa que ellos puedan tener realmente un vínculo auténtico con lo que transmite esta música o es el puro amor por lo exótico?
  RC: Hay una fascinación por lo exótico, pero también hay otro lugar que pasa por la educación; los europeos son muy respetuosos. Además, Europa es el lugar de tránsito planetario más grande del mundo. Entonces, el público europeo está acostumbrado desde hace muchos años a recibir gente de todas partes; es gente muy abierta y bien predispuesta a recibir toda la cultura que proviene del exterior. Y el respeto que ellos tienen por los músicos procede de los juglares medievales. Los juglares eran las personas que servían como medios de comunicación entre una ciudad y otra de Europa. Mediante el canto y la ejecución del laud, el juglar informaba en el centro de la ciudad las noticias o novedades que habían ocurrido o estaban ocurriendo en otra ciudad. Los juglares eran los primeros comunicadores de todo lo que sucedía en el continente europeo.
  NA: ¿Podrías contar algún lugar de Argentina que posee un nombre debido a un hecho histórico vinculado con la conquista española de América indígena?
  RC: Cuando empezó la conquista, Pedro de Mendoza, uno de los primeros en desembarcar, se encontró con los querandíes, que eran los habitantes de la tierras donde hoy se levanta la Ciudad de Buenos Aires. Caespen, Derdian, Bagual y Telomiancondic fueron los cuatro caciques que destruyeron el primer asentamiento de la conquista de Argentina. Con ellos se inició el enfrentamiento entre el blanco dictador y el aborigen argentino. A raíz de la reacción de estos cuatro caciques, Telomiancondic desapareció. Cuando Telomiancondic fue secuestrado por los españoles, todavía no estaba avanzado el enfrentamiento, pero ya había rencillas entre ellos. Los españoles pactaron con los indios que le entregarían a Telomiancondic río adentro, en el Río Matanza. Cuando fueron los indios al encuentro para rescatar a Telomiancondic, los españoles los estaban esperando para aniquilarlos con los arcabuces y cañones. De ahí viene el nombre de La Matanza y del Río Matanza. La cuestión es que se produjo la gran matanza, y Telomiancondic desapareció. Para algunos historiadores, como Colazo (que se especializa en el tema querandí y en los indios de Buenos Aires), Telomiancondic es el primer desaparecido de la historia argentina, alrededor del 1540. Estamos hablando, al fin de cuentas, de cosas que tendría que saber todo ciudadano argentino.