Hojas de hierba

WALT WHITMAN
Hojas de hierba
edicomunicación, Barcelona 1988, 104-105 
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Dije que el alma no es más que el cuerpo,
Y dije que el cuerpo no es más que el alma,
Y que nada, ni Dios, es más que uno mismo,
Quien camina una milla sin amor, se dirige a su propio funeral
      envuelto en su propia mortaja;
Y yo y tú, sin tener un centavo, podemos comprar lo más precioso
      de la tierra,
Y la mirada de unos ojos o una arveja en su vaina confunden
      la sabiduría de todos los tiempos,
Y no ha y oficio ni profesión en los cuales el joven que los sigue no
      pueda ser un héroe,
Y no hay cosa tan frágil que no sea el eje de las ruedas del universo,
Y digo a cualquier hombre o mujer: Que tu alma esté serena
      y en paz ante millones de universos.

Y digo a la Humanidad: no hagas preguntas sobre Dios,
Porque yo que pregunto tantas cosas, no hago preguntas sobre
      Dios,
(No hay palabras capaces de expresar mi seguridad ante Dios
      y la muerte)

Escucho y veo a Dios en cada cosa, pero no lo comprendo en lo
      más mínimo,
Ni comprendo cómo pueda exisitir algo más prodigioso
      que yo mismo.

¿Por qué desearía yo ver a Dios mejor que en este día?
Algo veo de Dios en cada hora de las veinticuatro y en cada uno
      de sus minutos,
En el rostro de los hombres y de las mujeres veo a Dios,
      y en mi propio rostro en el espejo;
Encuentro cartas de Dios tiradas por la calle y su firma
      en cada una,
Y las dejo donde están porque sé que dondequiera que vaya
      Otras llegarán puntualmente.