Año internacional de la física, hay que joderse

Año internacional de la física, hay que joderse

No mire usted ahora, pero los promotores del pensamiento irracional deben estar echando humo por las orejas normales y por algunos otros orificios paranormales de cuyo nombre no quiero acordarme.

Resulta que la ONU decidió proclamar a 2005 como Año Internacional de la Física.

En lugar de hacer las “Jornadas de la psicofonía patológica”, el “Año internacional de la astrología”, la “Celebración kármica del desplumamiento de incautos y ayuda al bien morir de los crédulos mediante medicinas alternativas” o, cuando menos, la “Semana del investigador que investiga cómo ganar más plata”, los tontazos de la ONU se ocupan de la física.

¿Qué ha hecho la física por mí?, preguntarán indignados los creyentes que, a fuerza de escuchar los sonoros rebuznos de Josep Guijarro, Javier Sierra, Jotajota Benítez, Bruno Cardeñosa y el resto del pequeñísimo club de “los que cobran”, están convencidos de que la ciencia nada bueno tiene, nada válido ofrece, ningún conocimiento aporta, sólo es una conspiración dogmática, cerrada y fascista cuya única razón de existir es combatir a personajes tan importantes como creen ser estos pobres ilusos en sus delirios nocturnos.

Pues nada, la verdad. La física no ha hecho nada.

Como todo mundo sabe, las telecomunicaciones no son producto de los conocimientos del electromagnetismo, la aeronáutica y otras disciplinas “FODYC” (fascistas-oficiales-dogmáticas-y-cerradas, para abreviar). Internet, los teléfonos celulares o móviles, el teléfono, la televisión y la radio en la que medran los arriba mentados, son resultado de profundas investigaciones paranormales, cómo no.

Tampoco vaya usted a pensar que los avances en la la óptica, la electrónica, los materiales y la mecánica, o algún otro conocimiento FODYC usado en la cirugía son producto de los descubrimientos de la física y su aplicación al mundo real. Como todo hijo de Von Däniken sabe, nos los trajeron los extraterrestres.

En la lucha por una energía renovable y limpia, que permita un mundo sostenible, no están los físicos que fingen desvivirse para crear, digamos, baterías de hidrógeno y otras opciones al petróleo. Para eso tenemos a los psicofoneros, a Paco Porras y a Walter Mercado.

Los físicos creen ciegamente en una cosa llamada “Tabla periódica” que, alegan desde su posición FDC, enumera y contiene a todos los elementos del universo, incluidos muchos que no existen pero que podrían existir, dependiendo del número de protones de sus núcleos, cuando los parapitólogos insisten, sin tener que dar ninguna prueba, en que hay “materiales que no conocemos” y que nos traen los extraterrestres todos los sábados a la decimosexta cerveza.

Si la física ha creado mejores mezclas de cemento (conretos u hormigones) para crear edificaciones más resistentes, seguras y baratas, tal cosa palidece ante la capacidad de los investigadores soplapitos de encontrar caras en el cemento, que para eso sí hay que estudiar.

Todo el mundo sabe que es más importante fotografiar “fantasmas” que inventar la fotografía, aunque sea a color.

Los físicos tratan de explicar el universo, los parnormalólogos explican de un plumazo y, especialmente por un módico precio, todo lo que no está en el universo.

No es raro, pues, que los ocultistas empiecen este año con un dejo de amargura en la parte posterior del paladar. Otra vez el mundo “oficial” y FODYC los hace a un lado para celebrar a unos tarados que nunca han hecho nada.

Otra vez no quitarán las materias FODYC de las escuelas (biología, química y, sobre todo, física) para llamarlos a ilustrar a la juventud sobre sus maravillosas disciplinas que tanto han dado a la humanidad.

¿Quién podría comparar a un Einstein, pobre papanatas que además tocaba muy mal el violín, con Pedro Amorós, que además de ser un investigador de tres pares de cojones y cuatro pares de cojines es, además, tan simpático? ¿Qué podría hacer un baboso como Max Planck junto a Manolo Capella, que es simpatiquisísimo y además se ocupa de cosas trascendentes como la ouija y no de tonterías como la composición subatómica de la materia? ¿Qué papel puede reclamar para sí Newton cuando tenemos en el horizonte a Jaime Maussán? ¿Y qué aporta un simulador como Stephen Hawking (que ni siquiera tiene programa de radio) junto a la sapiencia, dedicación investigadora y aportaciones sociales de Íker JIménez?

No, si van a tener razón, lo del Año Internacional de la Física es una ofensa contra todo irracional que se respete y que, además, respete, venere y engrandezca día a día su irracionalidad.

Ya vendrán tiempos mejores para el ocultismo irracional. De momento, tendrán que aguantar que durante un año los físicos se sientan importantes, aunque todos sepamos que ninguno de ellos le llega ni a la suela de los zapatos a gente tan preparada como los investigadores del mundo misteriológico.