La iluminación es lo que nos permite alcanzar la Vía. Pero no es nada sencillo p

La iluminación es lo que nos permite alcanzar la Vía. Pero no es nada sencillo pasar directamente de la esclavitud en que se hala la gente común a la experiencia trascendental de los sabios. Para ello debes tomar una firme determinación. Si quieres ir más allá del nacimiento y la muerte es necesario que tu mente sea dura como el acero, debes aceptar tu verdadera naturaleza original, dejar de considerar a los fenómenos como si fueran externos o internos, dominar todos los obstáculos de tu mente y procurar que tus acciones emerjan desde lo más profundo de tu ser.

  El punto más importante del aprendizaje Ch’an consiste en profundizar la raíz y robustecer el troco. Sé consciente de dónde estás y de que haces durante las veinticuatro horas del día.
  Cuando tu mente se libere de los pensamientos y nada la enturbie, te fundirás con el infinito y alcanzarás la vacuidad  el sosiego total. Entonces, tus acciones dejarán de verse interrumpidas por la inseguridad y la duda.
  A esto se le llama dominar la cuestión fundamental. Apenas aparezca la menor interpretación u opinión o en el mismo momento en que desees alcanzar el Ch’an  o convertirte en maestro, habrás caído en el dominio de lo psicológico y lo material. Entonces, te hallarás a mercede de los sentidos y las percepciones ordinarias, de las ideas de pérdida y ganancia, de los conceptos de verdadero y falso. Y si estás medio ebrio y medio sobrio, tu conducta será necesariamente inadecuada.
  Cualquier fijación u obstrucción que puedas sentir son debidos a la fantasía. La mente debe hallarse tan transparente e impoluta como el espacio, como un espejo, como el resplandor del sol y si no has alcanzado una visión clara y verdadera caerás en los extremos y perderás el contacto con la realidad.

                        Yuanwu /maestro ch’an.