Nuestro Altar del Hatun Puncha – Inti Raymi

Nuestro Altar del Hatun Puncha – Inti Raymi

El 23 de junio, luego del Baño Ritual, confortados corporal y espiritualmente por nuestra Yaku Mama o madre agua, a más del castillo también nos preocupamos de arreglar el altar familiar que es un nicho en la parte central alta de nuestras casas debajo de la ubicación del castillo. En este lugar reposan las imágenes y cuadros de santos y vírgenes católicos como San Juan Bautista, Cristo, San Isidro, San Andrés, La Virgen maría, La virgen del Quinche, la Virgen de Agua Santa de Baños, la Virgen de Las Lajas, entre otras. Cada una de estas imágenes son herencias especiales y preciadas de padres a hijos de generación en generación. En muchas ocasiones son el producto de las peregrinaciones y romerías de la familia hacia los lugares de culto de estas imágenes. En este lugar siempre existe un espacio para prender una vela para alumbrar.

En este día limpiamos y adornamos el altar con telas y papeles de colores, cambiamos la vestimenta de las imágenes con trajes de fiesta, diseñamos los adornos al gusto y creatividad de cada familia, en fin cada año este lugar tiene que vestirse de fiesta.

Los abuelos nos cuentan que en tiempos pasados en los altares reposaban las wakas de la comunidad, de la familia, muchos eran de materiales preciosos como oro, plata, platino, piedras preciosas, figuras de barro, piedras, cruces de madera. etc. Con la llegada de los españoles los curas se adueñaron de estas imágenes sagradas cuando las llevaban a pasar toda la noche y “oir misa” para que se carguen de milagros en las iglesias, situación que hasta el momento persiste ya que muchas imágenes que contienen un valor histórico “se pierden” porque son llevadas “equivocadamente” por otros fieles. Por esta situación hoy en día solamente tenemos cuadros e imágenes en yeso.

En la vivencia de la comunidad de Kotama, el altar es la “casa” de Atsil-Yaya y Pacha-Mama y nuestro hogar es privilegiado porque nuestras Deidades también viven junto a nosotros. Por ello tenemos que esmerarnos en cuidar nuestro altar, tenemos que tener contento a Atsil Yaya, Pacha Mama, los cerros, los aya, los ángeles, las vírgenes, los santos y otros para que nos acompañen y fortalezcan en nuestras vidas. Por ello en cada Inti Raymi, en cada casa, bailamos, bromeamos, comemos, bebemos, tocamos música y zapateamos con fuerza frente al altar y su castillo.

El altar siempre ocupa la parte alta del centro de la casa porque los centros y las esquinas son sagradas para nuestros pueblos, allí están siempre el Gran Espíritu de la Vida Atsil-Yaya y la Eterna Pacha-Mama, conviviendo, hablando, bebiendo, bailando, trabajando, sufriendo, llorando y comiendo junto al runa. Igualmente en este lugar también coexisten las otras deidades tanto ancestrales como impuestas. El altar es extremadamente sagrado y junto a la chakra o lugar de trabajo y cultivo son lugares en donde podemos conversar con el hawa pacha o el mundo de arriba, el kay pacha o este mundo, el uku pacha o el mundo interior y el chayshuk pacha o el mundo de los muertos. Aquí, en estos lugares nos hablamos de igual a igual con nuestras Deidades, con nuestros aya, con nuestros animales, con nuestras plantas, con nuestros misterios, con nuestros difuntos, en fin, nos intercomunicamos entre todos.
Nuestro altar representa la eterna y diversa presencia visible de la Pacha-Mama cobijada con el infinito Gran Espíritu de la Vida Atsil-Yaya. Muestras deidades propias conjuntamente con las imágenes religiosas impuestas conviven juntas en nuestra religiosidad andina, dándonos a entender que Dios no llegó a nuestros pueblos hace 500 años con los españoles sino que siempre ha estado presente y viviendo entre nosotros desde hace milenios y que no está alejado del mundo en el cielo, sino que está presente concretamente en el todo y compartiendo nuestra cotidianidad.

Año tras año, en cada Hatun Puncha – Inti Raymi los pueblos originarios andinos del Norte del Ecuador al reflexionar en nuestros altares que tenemos en nuestras casas nos damos cuenta que somos herederos de un pueblo que nunca separó la ciencia de la religión, por ello nuestras Deidades son capaces de convivir con las Divinidades impuestas sin conflictos ni imposiciones, y como tal, bailando frente al altar y el castillo hasta el agotamiento estamos orando y en comunión con la vida eterna y universal.

¡ Atsil-Yaya, Pacha-Mama yanapachun !
¡ Que Atsil-Yaya y Pacha-Mama nos ayuden !

Luis Enrique “Katsa” Cachiguango