Los pueblos indígenas y la búsqueda de su propia identidad

Los pueblos indígenas y la búsqueda de su propia identidad

  1. Introducción

  2. Hipótesis
  3. Los pueblos americanos antes de la invasión
  4. La colonización ibérica
  5. La creación del indio
  6. Pensamiento político de los aborígenes en América latina
  7. La desaparición del indio
  8. Las bases de la indianización americana
  9. La opinión aborigen sobre la conquista
  10. Conclusión
  11. Bibliografía

INTRODUCCION:

“Si a las tribus que invadieron Europa desde el este se los llamó “bárbaros y vándalos”, términos que quedaron en el habla como signos de destrucción, qué es lo que tendría que decirse de los Pizarro, los Almagro, los Pedro de Alvarado, capaces de todas las traiciones, mendacidades, felonías, crímenes signados por la deslealtad, el faltar a la palabra empeñada, el abuso de confianza, la perfidia.

El militar, el cura, el proletariado y el funcionario fueron el cuadriunvirato que exterminó a las civilizaciones y los modus vivendis del continente conquistado y dejó una herencia permanente que significó autoritarismo, atraso, miedo y pecado. Todo lo demás fue rebasado por el mismo continente hollado, como los increíbles vegetales de sus selvas que eran capaces antes, hasta que los gases letales del consumismo de la postrera civilización de los países centrales la redujera y esclavizada, de cubrir ciudades y cultura.” (1)

A través de esta investigación, se tratará por medio de la hipótesis, de demostrar cómo con la invasión del continente, por parte del conquistador europeo, el aborigen se transformó en indio, y hoy es él mismo quien creará al nuevo indígena americano.

La importancia de este problema reside en la comprensión de las luchas que llevan a cabo los movimientos indígenas para lograr mantener su cultura y costumbres sin que el sistema imperialista disfrazado de globalización se lo impida. Para esto, recurren a los valores y virtudes de las antiguas grandes civilizaciones, de las cuales descienden y son legítimos herederos de su legado cultural.

Al llegar el invasor europeo a un continente casi virgen y tomar contacto con los aborígenes que lo habitaban, se inició el proceso de estructuración del indio, primero como ser infrahumano, casi animal, como inferior después (dogma que persiste en la actualidad en la cultura occidental, no así entre los pueblos indígenas).

Ese mismo etnocentrismo llevó al conquistador a negar y esconder el desarrollo, los pensamientos y virtudes de los pueblos y civilizaciones americanas.

En la creación del indio influyó en gran medida la matanza, la esclavitud, la infamia en la que el aborigen vivió en los primeros siglos de la conquista, sumado al colonialismo, al hambre y a la miseria que se sumó después, justificada por la hipocresía y el exacerbado etnocentrismo del capitalismo occidental.

Pero es en la actualidad, cuando el antiguo indio subordinado del imperio mercantil salvacionista primero, y del capitalismo después, está de pie luchando por su dignidad, elevando la figura de sus ancestros, desistiendo de vivir la historia de Europa para reconstruir en forma continua la propia, luchando por demostrar que no son “una raza débil que va extinguiéndose” (2) como opinaba Hegel, sino que sigue existiendo orgullosa y soberbia.

Es así como se construirá al nuevo indio americano, unido a las diferentes etnias a través del panindianismo.

  1. Bayer, Osvaldo. “LA SOMBRA DEL INACAYAL”(fragmento) Artículo diario Clarín, abril 1999.

  2. Colombres, Adolfo. La colonización cultural de la América indígena. Serie antropológica-Ediciones del Sol. Buenos Aires (S.F.)

HIPÓTESIS

Hace quinientos años el europeo crea, dialécticamente, al indio. Hoy es el indio el que se crea a sí mismo, negando a la cultura occidental y reafirmando la propia previa a la invasión de América.

LOS PUEBLOS AMERICANOS ANTES DE LA INVASIÓN

Los pueblos que habitaban América antes de la conquista habían alcanzado a desarrollar sociedades urbanas, mientras que otros sólo practicaban una agricultura simple o se dedicaban a la caza y la recolección.

Los mayas, aztecas e incas construyeron complejas obras de riego, aplicaron técnicas agrícolas y organizaron estados teocráticos. También inventaron un calendario de 365 días (mientras que Europa se guiaba por el gregoriano, menos exacto que el maya) y un alfabeto. Pero quizás, lo que más se destaca sea la ciudad de Teotihuacán que en el año 500 d.C. era la ciudad más grande del mundo con 200.000 habitantes.

Hasta la invasión, los aborígenes se aseguraban los alimentos y los bienes necesarios para vivir a través de relaciones de reciprocidad y redistribución. La primera, consistía en la práctica de la solidaridad y ayuda mutua entre los miembros de la comunidad. Se ayudaban entre sí a cultivar y a cosechar. Mientras que la redistribución, consistía en el cobro de fuertes tributos en productos y en trabajo que eran contabilizados para determinar en que zonas sobraban o faltaban alimentos para luego distribuirlos en las poblaciones más necesitadas. Esto confirma el espíritu comunitario de los pueblos aborígenes americanos.

LA COLONIZACIÓN IBERICA

Al llegar el invasor ibérico con toda su maquinaria bélica y su ideología despectiva de pseudosuperioridad, comienza a construir al “indio” como ser inferior, bárbaro.

Por lo general, antes de la conquista de América, el conquistador hacía suya la cultura del conquistado, al mismo tiempo que enriquecía la de éste. Todo lo contrario ocurrió en América, el conquistador y el conquistado se presentan como oposiciones cerradas, imposibles de sintetizar. El conquistador no quiere ser asimilado, pero tampoco asimilar. Busca imponerse manteniendo su propia identidad, no quiere ser identificado con los hombres y pueblos que ha sometido. Los conquistadores ibéricos trataron de imponer su cultura y de extirpar la aborigen, ya que era vista como “demoníaca”.

Los europeos no pudieron desarraigar la cultura aborigen, pese a que destruyeron templos, dioses y otras expresiones culturales. Debido a este fracaso, se planteó otra estrategia: la cristianización.

Los ibéricos intentaron buscar una justificación filosófica y moral para la conquista. La encontraron en Aristóteles que decía: “Algunos seres desde el momento en que nacen, están destinados, uno a obedecer y otros a mandar”. Según esta visión, no todos los hombres son iguales, sino distintos por naturaleza.

Aristóteles afirmaba: “La naturaleza… hace distintos los cuerpos de los hombres libres y de los esclavos, dando a éstos el vigor necesario para las obras penosas y haciendo a los primeros incapaces para los trabajos duros”. O sea, que los indios sabían hacer, estaban capacitados, pero no sabían cómo; quien se lo debía decir era el europeo.

Ante todo esto, la iglesia católica creía que los errores paganos debían ser desarraigados y la verdad cristiana impuesta a toda costa. Hubo numerosos teólogos, como Juan Guinés de Sepúlveda, que estuvieron de acuerdo con la conversión forzada de los indios, mientras que otros como Bartolomé de Las Casas, sólo aceptaban la persuasión como único medio para la evangelización. Pero nadie reconoció en aquella época el derecho de los indígenas a mantener su propia religión.

Juan Guinés de Sepúlveda decía que los indios no fueron creados por Dios y que no son personas ya que viven fuera de la “ley natural”, debido a su comportamiento. Dicha ley establece que lo perfecto domina a lo imperfecto, por lo que, la supuesta superioridad de los españoles será el derecho a dominar y a conquistar al indígena.

Sepúlveda también afirmaba que los aborígenes estaban mucho más abajo que lo humano, cercano a lo animal. Decía que eran débiles, cobardes, tímidos y carecían de virtud.

Todo lo contrario pensaba Bartolomé de Las Casas, que creía que, si bien el indio era débil, también era un hombre y como tal, ante los ojos de Dios, era igual que un español, por lo cual este último debía cuidarlo y educarlo.

Pero más allá de estas teorías, lo que ocurrió en América fue un verdadero genocidio seguido de un fuerte etnocidio, muy importante para la construcción del indio como ser inferior.

Es relevante tener en cuenta que en 1.492, la cultura ibérica no era necesariamente moderna y racionalista, ni tampoco quienes manejaban el aparato colonizador; ni los invasores, eran precisamente una luminaria, sino más bien, estaban influenciados por la religión y la intolerancia que se desprendía de ésta, debido a lo cual sólo podían mirar a los indios a través de su estrecho prisma cultural. Los indios tenían que ser convertidos a la religión verdadera, pero a cambio de su oro y sus tierras. En caso de la más mínima resistencia se recurría a la violencia.

Esto ocurría con vertiginosa frecuencia, ya que los conquistadores justificaban a través de la religión la explotación, la esclavitud y los malos tratos.

Toda esta violencia y esta masacre terminó por convertir a los aborígenes en indios, ya que ellos mismo se convencieron de la pseudosuperioridad del europeo. Las atrocidades realizadas por estos últimos no se pueden explicar solo por la codicia y el poder, sino también por una construcción de los indios por los españoles, como seres inferiores, a medio camino entre lo humano y lo animal, como pregonaba Sepúlveda.

LA CREACIÓN DEL INDIO

A lo largo de 500 años de conjunción con agentes culturales europeos, los pueblos americanos resultaron profundamente afectados, sus sociedades fueron remoldeadas desde la base, se vio alterada su composición étnica y degradada su cultura. De esta forma, se logró la transformación de una multiplicidad de pueblos autónomos, poseedores de tradiciones auténticas en unas pocas sociedades de cultura alienada.

Los europeos al invadir América introdujeron una carga de conceptos y preconceptos (algunos ya mencionados) referidos a sí mismos y a los demás pueblos. Estos últimos, además de perder su riqueza (acumulada por siglos) y de convertirse en mano de obra esclava, sufrieron la degradación de asumir como imagen propia la visión despectiva de los europeos que los consideraban racialmente inferiores. A través de esta visión, se explicaba el atraso de los pueblos indígenas derivando de sus características innatas como la pereza, la falta de ambición, etc.

Estos son los motivos por los cuales los aborígenes se acostumbraron a verse a sí mismos como pueblos infrahumanos destinados a un papel subalterno, debido, según los europeos, a la pérdida de virtudes resultante del mestizaje, al clima tropical, etc.

De esta forma, el invasor colonialista impone su dominio y a la vez se autodignifica degradando la imagen étnica del aborigen.

La iglesia católica del imperio salvacionista ibérico tuvo gran relevancia en la construcción del indio como ente cultural alienado, ya que la religión cristiana se mezcla en él con creencias africanas y aborígenes, formando cultos sincréticos. Estos llenaban satisfactoriamente su cometido de dar a conocer al indígena la gloria de la vida eterna ultraterrena, para consolarlo ante la miseria de su destino terreno y a la vez justificar el dominio europeo, induciéndolos a una actitud pasiva y resignada.

Todas estas justificaciones de la dominación colonial y cultural constituyen la más pesada herencia dejada por la civilización occidental y cristiana a los pueblos conquistados. Actuaron en conjunto como cristales deformadores que le han impedido a estos pueblos crear una imagen auténtica del mundo y una visión genuina de sí mismos.

PENSAMIENTO POLÍTICO DE LOS ABORIGENES EN AMERICA LATINA

En la actualidad, los aborígenes luchan por rescatar su identidad y darse a conocer al mundo. Para esto, forman organizaciones políticas que se autodenominan indias o indígenas, o bien adoptan el nombre del grupo étnico al que representan. Todos estos grupos pregonan una identificación pan-india opuesta a occidente y a las políticas indigenistas de los gobiernos latinoamericanos, ya que éstos tienen como objetivo la integración de los indios en un modelo de estado nacional napoleónico, que no refleja el carácter pluriétnico de las sociedades englobadas en él. Por lo tanto, estas tentativas integradoras responden a la necesidad capitalista de consolidar y ampliar el mercado interno.

El Movimiento Indigenista Latinoamericano se crea en 1.940 con la realización del primer Congreso Indigenista Interamericano. En él, se reconoce la existencia del pluralismo étnico y la necesidad consecuente de políticas especiales para los pueblos indígenas. Éstas deben tender a la incorporación integral de los indígenas en la vida nacional y estimular el desarrollo de las culturas indias.

Existe también otro indigenismo, el practicado por las iglesias. Éste es rechazado por los auténticos grupos indigenistas, ya que la esencia misma del trabajo evangelizador ha sido siempre etnocida. Esto sin considerar el papel que históricamente han desempeñado las iglesias en América latina, como arma no siempre espiritual de la conquista, como garante del sometimiento de los colonizados y como aliada de las clases dominantes. Con esto, no se quiere decir que rechaza el cristianismo, todo lo contrario, sino que no acepta su autopostulación, como portavoz de las culturas indígenas.

LA DESAPARICIÓN DEL INDIO

El indio surge ( como ya fue mencionado antes) con la llegada del europeo a América, antes no había indios, sino pueblos diversos con identidades propias. Al indio lo crean los occidentales, como ser diferente e inferior.

Los pueblos aborígenes (atrasados), son elegidos para ingresar al progreso quemando etapas, gracias a que otro pueblo más avanzado logra enderezarles el rumbo.

La categoría de indios es supraétnica, es decir, no hace referencia de la diversidad de pueblos que quedan englobados bajo esa expresión. La política india actual es paniandianista, trata de estructurar a toda la población indígena. La base de esto es el reconocimiento de su condición común de colonizados, que comparten por encima de las diferencias étnicas. Éste es el fundamento del proyecto de indianidad, que, dialécticamente, se cumplirá con la desaparición del indio. Esto último será el resultado de la desaparición del estado colonial y cuya consecuencia será el resurgimiento de todas las etnias.

La perduración de los grupos étnicos se basan sobre dos factores fundamentales: el lenguaje común (que es el pensamiento según el cual se organiza la comprensión del mundo) y el modo de consumo (prolongación de las características étnicas ancladas en lo cotidiano).

La cotidianidad permite crear y reproducir un modo distinto de vida en lo cotidiano. Existen hábitos sociales en los que las relaciones, los contenidos y los significados culturales resultan compartidos. La familia, las actividades hogareñas, etc. encuentran entre las instancias institucionalizadas que permiten una práctica cotidiana diferenciada y hacen posible la permanencia de la identidad étnica.

LAS BASES DE LA INDIANIZACION AMERICANA

El pensamiento político indio está en oposición a la civilización occidental. Hace legítimo el pensamiento propio y no el occidental. Por lo tanto, no hay hi hubo conquista, sino invasión. El indio ha resistido y luchado contra el europeo, y aún sigue en pie, lo cual demuestra que no ha sido conquistado.

El mestizaje sufrido no conduce a una nueva cultura, ni es fusión. Las únicas auténticas son las que encarnan los pueblos, lo demás es occidente.

La civilización occidental es colonialista e imperialista. América tiene la suya, que es legítima, y se opone globalmente a occidente debido a su dominio neocolonial.

Todos los pueblos indios participan de ella. La diversidad de culturas y lenguas no impide la unidad civilizatoria.

Quienes afirman que las diferencias étnicas dividen, lo hacen como estrategia de dominio, a favor de la neocolonización occidental. Ante esto, las políticas indigenistas tratan de demostrar la existencia de una única y diferente civilización india, logrando una unión panindígena.

Para alcanzar este objetivo, es relevante la descolonización de la historia, ya que ésta ha sido escrita y enseñada por el colonizador. Pero existe otra, la del indio, que es al revés; los héroes de la primera son los villanos de ésta, sus méritos son su oprobio.

Si la historia oficial ha sido parte de la justificación de la dominación, ésta deberá colaborar con la liberación.

Se aprende a ser indio si se conoce la verdad de lo que ocurrió en América. Aún los desindianizados pueden encontrar su lado aborigen si se adentran en estos hechos y rechazan los relatados por occidente, postulados como historia oficial o universal, en la cual se menosprecia y distorsiona a la civilización india.

Esto se debe a que el colonizador ha querido ocultar la grandeza de las culturas indias pasadas y actuales, debido a que la superioridad de éstas no se aprecia según las escalas de los valores occidentales, que privilegian lo material por sobre lo humano. La inferioridad que se le atribuye a éstos se basa en lo moral y ético.

La vida india contemporánea se presenta, en su mundo comunal, llena de valores profundos como el amor, la honradez, el respeto y la solidaridad. Según éstos, la organización productiva y la tecnología aborigen son superiores a las accidentales, si se compara su utilidad ética, y no sólo su productividad.

Gracias a estas virtudes, las políticas indígenas no hacen discriminación, sino que trata de incorporar a la civilización india al mestizo y al blanco, a través de un proyecto de indianización opuesto al utilizado por el europeo 500 años atrás.

Además de la creación de su nueva identidad, los pueblos indios americanos deben luchar contra otras miserias como la pobreza, el hambre y demás yugos que impone el imperialismo globalizado de occidente. Quizás, una posible solución sería plantearse su propia modernidad, que como señala Adolfo Colombres estaría dada por distinguirse de la clase dominante, y podría ser definida como “periférica”.

LA OPINIÓN ABORIGEN SOBRE LA CONQUISTA

“El Consejo Internacional Independiente Emancipación e Identidad DE América Latina 1492-1992, reunido en sesión de trabajo en la ciudad de México los días 5 y 6 de enero de 1991 declara”:

          o Que el 12 de octubre de 1942, que según la visión eurocentrista esta considerado como descubrimiento y encuentro entre dos mundos, implico el inicio de uno de los mayores genocidios, pillajes y saqueos de la historia humana, y que la pretensión de celebrar su V centenario constituye un acto de arrogancia y desprecio frente a los pueblos del tercer mundo.

          o Que estos mecanismos persisten hoy en la división de la humanidad conocida como primer mundo y tercer mundo. En este ultimo, el 85 % de la especie humana esta obligada a trabajar para el bienestar del 15% restante.” ( 3 )

( 3 ) Rigoberta Menchu, Noam Chomsky, etc. “DECLARACIÓN DE MÉXICO” (fragmento) MÉXICO 1991.

CONCLUSIÓN

“Hubo un tiempo en el que todo era bueno. Un tiempo feliz en el que nuestro dioses velaban por nosotros.

No había enfermedades entonces, no había pecado entonces, no había dolores de huesos. No había fiebres, no había viruela, no había ardor de pecho. No había enflaquecimientos. Sanos vivíamos.

Nuestros cuerpos estaban entonces rectamente erguidos. Pero ese tiempo acabo, desde que ellos llegaron con su odio pestilentes y su nuevo dios y sus horrorosos perros de caza, sus sanguinarios perros de guerra de ojos extrañamente amarillos. Sus perros asesinos.

Bajaron de sus barcos de hierro: sus cuerpos envueltos por todas partes y sus caras blancas y sus cabellos amarillos y la ambición y el engaño y la traición y nuestro dolor de siglos reflejados en sus ojos inquietos, nada quedo en pie, todo lo quemaron, todo lo arrasaron, lo aplastaron, lo torturaron, lo mataron. Cincuenta y seis millones de los nuestros cincuenta y seis millones de hermanos indios esperan desde su oscura muerte, desde su espantoso genocidio, que la pequeña luz que aun arde como ejemplo de lo que fueron algunas de las mas grandes culturas del mundo, que se propague y arda en una llama enorme y alumbre por fin nuestra verdadera identidad, y de ser así que se sepa la verdad, la terrible verdad de cómo mataron y esclavizaron a un continente entero para saquear el oro, la plata y la tierra. De cómo nos quitaron hasta las lenguas, el idioma y cambiaron nuestros dioses atemorizándonos con terribles castigos, como si pudiera haber castigo mayor, que el de haberlos confundido con nuestros propios dioses y dejarlos que entraran en nuestras casas y templos y valles y montañas.

Pero no nos han vencido, hoy, al igual que ayer todavía peleamos por nuestra propia identidad.” ( 4 ).

Antes de la invasión, el continente americano era habitado por seres humanos iguales unos a otros a pesar de las castas sociales. A estas personas que habitaron miles de años estas tierras, sin tener ningún tipo de contacto con el hombre blanco en todo este tiempo (salvo tal vez algunas incursiones vikingas en Norteamérica) se los conoce como aborígenes.

Ahora bien, si previamente a la conquista existieron seres humanos capaces de organizarse en ciudades-estados teocráticos y crear calendarios y alfabetos, no se explica la concepción del aborigen acuñada por los europeos; sino a través de una óptica religiosa intolerante, en conjunto con el verdadero móvil de la invasión, que no fue otro que la ambición, convirtiéndose el primero en justificación del segundo.

Es así como el conquistador, al expandir por América su verdadera y absoluta religión, junto con sus sistemas cuasifeudales y esclavizantes, impulsado por la codicia desmoralizada de la cual está impregnada la invasión de América, produce una transmutación en el aborigen, cuyo resultado es el indio, un ser inferior e infrahumano.

En esta metamorfosis sufrida por el ser autóctono americano, tuvieron gran relevancia las masacres y las enfermedades que diezmaron la población, además de las creencias religiosas que los inducía a una vida pacífica y resignada.

Pero el invasor no se conformó con degradar al aborigen a un plano casi animal , sino que su exacerbado etnocentrismo lo llevó también a envilecer la cultural autóctona por medio del etnocidio y la deculturación.

Hoy, 500 años después, el indio es conciente de lo que le ocurre a sí mismo y a sus hermanos en toda América; se da cuenta del lugar que ocupa en la sociedad occidental y del concepto de sí mismo que esta cultura etnocéntrica le impone. Él conoce de discriminación, violencia y miseria más que nadie; sabe del peso de creerse inferior.

Pero es en la actualidad cuando comienza a reencontrarse con sus raíces, comienza a rechazar la universalidad de la historia europea para creer en la propia, callada por varios siglos. Es precisamente en ésta, junto con la cotidianidad de sus costumbres y la repetición de sus ritos ancestrales, en donde reside la base de la nueva identidad india. Ésta, ya no será de pseudoinferioridad, sino que se basará en una escala de valores propia de su cultura, que es la continuación de la aborigen previa a la invasión.

Finalmente, el europeo transforma al aborigen (un ser humano pensante, racional, con un patrón cultural propio) en un ente casi animal, sin capacidad de pensar y gobernado por instintos viles, que no es otro que el indio. Esta concepción, que tilda a los pueblos americanos autóctonos de inferiores, perduró casi cinco siglos en la mente de todos los pueblos, y es en la actualidad cuando el indio se reconoce como igual, ve en su historia una continuidad que no ha sido interrumpida por la invasión y gracias a eso, es que puede rescatar parte de su antigua identidad cultural para conformar la nueva.

( 4 ) Editorial “LA MORALEJA”. Octubre 1997

BIBLIOGRAFÍA

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    * Zea, Leopoldo “FILOSOFIA DE LA HISTORIA AMERICANA” Editorial F.C.E, México 1987.

TRABAJO REALIZADO POR:

MARCELO GALAZ

AVELLANEDA-SANTA FE-ARGENTINA

galazmarcelo14[arroba]hotmail.com

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