Animal viene de Anima

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 22/07/2005 12:00

ANIMAL VIENE DE ANIMA. EL “HOMO TECNOLOGICUS”.. ¡QUE BESTIA!

(Artículo de Pedro Burruezo para The Ecologist)

Cuando era pequeño, solía contemplar las fotos del libro “Etología.
La conducta animal, un modelo para el hombre”. Nadie entre los míos
tenía antecedentes eruditos sobre la materia, pues procedo de una
familia muy humilde. La verdad es que todavía desconozco cómo llegó
aquel libro a mi habitación. Es posible que lo regalaran con la
compra de una cubertería o una nevera, porque sus bonitas imágenes
gustarían a cualquiera y el lustroso volumen quedaría impecable y a
juego en los muebles típicos de sala de estar o de comedor. Pero el
caso es que, sin darme cuenta, empezaba a nutrirme de una filosofía
remota y fascinante que quedó grabada a fuego en mi memoria y que
contribuyó con un gran peso, sin duda alguna, a forjar un pensamiento
libre (en parte) de los condicionamientos represivos de la cultura
tecnocientífica, base del neoliberalismo depredador que hoy impera en
el mundo. Años más tarde, no sentí extrañeza alguna al leer la
sentencia de Henry S. Salt: “De todas las ficciones con que la
Humanidad se ha permitido autoengañarse, ninguna es tan vana como la
creencia de que el ‘instinto’ de los animales es peor que la ‘razón’
de los humanos y que estas especies son autómatas tontas y carentes
de alma, separadas de los humanos por algo profundo e insalvable”.
Las poblaciones vernáculas, indígenas y/o algunas religiones antiguas
lo sabían desde hace mucho, mucho tiempo…

DARWINISTAS Y NEODARWINISTAS
Para la mayoría de personas que conozco, Charles Darwin es un
personaje importante de la Historia, que contribuyó con su
inteligencia a dar pasos trascendentes en la comprensión del mundo.
Lo cierto es que, no obstante, tras sus estudios sobre la evolución
de las especies, los trabajos de Darwin y algunos de sus escritos
contribuyeron de forma emblemática a consolidar algunos de los
axiomas que le han permitido a la sociedad excedentaria crear un
sistema económico basado en el “elitecentrismo” y el expolio de los
bienes humanos y naturales.
En mi barrio todavía existe, creo, una tienda de animales que se
llama Charles Darwin. ¡Qué horror! “La Naturaleza está en una guerra
constante”, afirmó rotundamente este sujeto. Luego, llegaron los
neodarwinistas, fueron más lejos todavía y legitimaron con sus
teorías la ley de la jungla en la sociedad humana. También sus
doctrinas justificaron la esquilmación sin precedentes de los
recursos de Gaia.
Como muy bien ha explicado el profesor Hossein Nasr, si todo eso
fuera verdad, si los animales fueran gladiadores constantes y si no
existiera la colaboración entre los diferentes grupos de moradores
que pueblan el planeta, las especies nos hubiéramos devorado unas a
otras hace cientos de miles de años. El judeocatolicismo (es decir,
una interpretación baldía, interesada y antropo y etnocéntrica de los
textos sagrados originales y de las doctrinas de los sabios eremitas
antiguos) diseñó unas bases filosóficas sobre las que el
neoliberalismo creció hasta nuestros días: el hombre es el único
dotado de inteligencia y de alma en el mundo natural; por tanto,
tiene derecho a colocarse en el eslabón más alto de la jerarquía
gaiana para reinar como un tirano.(…)
Sin embargo, resulta muy curioso observar cómo la misma ciencia
secularizada y al servicio del poder (político, económico…)
descubre que se ha equivocado. W. H. Thorpe ha escrito: “La evidencia
de un cierto grado de conciencia, especialmente entre los animales
superiores, pero también quizá en niveles más bajos de la escala
animal, es abrumadora…”. (…)Pero el sistema no descansa jamás.
Películas como Tiburón, Orca, la ballena asesina o El planeta de los
simios presentaron/presentan al mundo animal como descarnado, inmoral
y asesino. Como muy bien explica Romà Gubern, esas películas
surgieron en un momento en que los pioneros grupos ecologistas en
Estados Unidos e Inglaterra estaban poniendo en entredicho el
antropocentrismo y las “verdades a medias” de Darwin y de gran parte
de los científicos ortodoxos actuales. ¿Qué es Tarzán, el rey de la
selva? Sin duda, una metáfora fílmica impuesta por el nuevo orden
mundial acerca de la victoria del hombre blanco sobre las leyes del
mundo natural… En la sociedad tecnológica, nada es gratuito ni
ingenuo… Por otro lado, en Spider-man, se justifica la modificación
genética animal para crear un superhombre… ¿No es demencial?

EL MECANICISMO, ESE ERROR…
Seamos claros. La visión mecanicista (y cartesiana) del mundo, que
Galileo Galilei, Descartes y Francis Bacon, entre otros,
contribuyeron a crear… es un error y sus consecuencias prácticas,
devastadoras.
Para los mecanicistas, la Tierra es un pedazo de tierra que vaga sin
ton ni son por el espacio. Para ellos, un minúsculo feto en gestación
es algo así como un forúnculo. El corazón, una glándula… Un
neurólogo muy famoso comentaba hace unos días en La Vanguardia que el
cerebro humano es un poco más de un kilo de grasa. En ese contexto,
para el sistema… los animales son algo así como máquinas a
explotar, sin capacidad ni individual ni colectiva.
Lo queramos o no, el sistema utiliza las ideas antropocéntricas (pese
a su desfase ético y científico), desgraciadamente, para justificar y
legitimar que podamos vejar los ecosistemas y reducir los espacios
vitales de los animales; confinarlos en condiciones patéticas en
establos o granjas para producir, producir y producir; podemos
realizar tests y estudios de todo tipo sin tener jamás en cuenta su
sufrimiento; podemos estudiarlos (¿con qué permiso?) alterando sus
condiciones de vida; convertirlos en aburridas mascotas encarceladas
en casas humanas o en jaulas para nuestro deleite; apresarlos en
parques zoológicos o temáticos para satisfacción de mediocres
urbanitas ávidos de Naturaleza; modificarlos genéticamente,
clonarlos…
Hay que dar un paso atrás y volver a una noción animista de la vida.
Para nuestros ancestros y para los colectivos indígenas y las
religiones antiguas que todavía sobreviven a la era
tecnocientífica… todo tiene alma. Los animales, también. Todo es
sagrado. Ellos también tienen conciencia e inteligencia.
Para un buen número de especialistas, la conciencia no es un
privilegio exclusivo del ser humano. Algunos investigadores hablan de
la conciencia de los sistemas naturales, o de “bioconciencia”. Y
Theilard de Chardin, un jesuita que fue excomulgado por la iglesia
católica por su pensamiento, llegó a atribuir una conciencia
primitiva incluso a los átomos. (…)
El primitivismo, las ideas animistas (o panteístas), son las únicas
que pueden devolverle al ser humano una vida en armonía con el
entorno y con sus hermanos, los animales y los vegetales.

Carolyn Merchant aporta luz en la comprobación de cómo la supresión
del animismo significó el principio del desastre: “La eliminación de
los supuestos de carácter animista y orgánico acerca del cosmos
constituyó la muerte de la Naturaleza. Es el efecto de más alcance de
la revolución científica. Como la Naturaleza era considerada ahora un
sistema de partículas inertes, muertas, animadas por fuerzas externas
en lugar de inherentes, el sistema mecánico mismo podía legitimar la
manipulación de aquélla. Es más, en cuanto sistema conceptual, el
orden mecánico llevaba asociado un sistema de valores basado en el
poder, plenamente compatible con la dirección tomada por el
capitalismo comercial” (5). Tampoco podemos olvidar, como señalan el
mismo Goldsmith y el citado Thorpe, que no hay que sobrevalorar la
importancia de la conciencia. Los patrones de comportamiento humanos
no sólo o no siempre están basados en la conciencia. La mayoría de
los científicos de la corriente mayoritaria en la era tecnológica
ignoran o desconocen el conocimiento inconsciente o inefable (o
esencial). (…)

LAS CAUSAS DE LA EVOLUCIÓN
El homo tecnologicus se ha equivocado de una forma definitoria en su
visión del mundo. Tanto es así que ha pretendido comprender el mundo
en base a su limitado estudio mecanicista y conductista de la
realidad de Gaia. Incapaz de asimilar el verdadero y legítimo secreto
de la existencia y de la evolución, poco práctico para su sociedad
materialista, el hombre moderno ha modificado la verdad para hacerla
encajar en su paradigma tecnocientífico y así justificar su sociedad
decadente y aberrante.
Por ejemplo, para la ciencia actual siguen siendo el azar y la
lotería natural los que rigen los procesos de evolución de las
especies. Es un pez que se muerde la cola. El científico estudia con
un prisma parcial y la realidad que ve… la ajusta a su visión. Esta
visión le permite legitimar… su visión parcial. Bajo las
coordenadas de un análisis holístico, ecológico, del mundo… es
evidente que es la causalidad y no la casualidad la que impera en el
mundo natural. Las especies evolucionan porque tienen propósitos. El
azar es algo muy, muy secundario.
Dicho de otra forma, los seres no sólo se adaptan a su medio, sino
que adaptan este medio a sus necesidades. Los seres vivos y Gaia son
tan dinámicos que, a falta de estímulos, pueden crearlos o
imaginarlos, para con ellos adaptarse y adaptar el medio a su favor.
Esto, sumado a una enorme dosis de creatividad, es lo que lleva a las
especies a evolucionar de una u otra forma.
Para la clase tecnocientífica y para la sociedad excedentaria, el
mundo gaiano es el resultado de un proceso de selección mediante
mutaciones fortuitas. Nada que ver con la realidad del planeta. Los
seres evolucionan porque son capaces de anticiparse a los hechos, de
comprender su relación con el medio…
Podemos pensar que las teorías conductistas y mecanicistas son
ciertas o no; lo mismo que las teorías que analizan el mundo natural
desde una perspectiva ecológica. Pero, ojo: la diferencia es que las
primeras no son ingenuas: sustentan una sociedad depredadora. Las
segundas quieren restablecer en Gaia sus legítimas y primigenias
leyes, que, por fortuna, todavía no han conseguido ser derogadas.
(…)

ANIMALES INTELIGENTES
A estas alturas, señores, considero que poner ejemplos de la
inteligencia y de la conciencia de que son capaces las diversas
especies animales es un purito perogrullo.(…)
En cuanto a la conducta “moral” de los animales, es evidente que
existe. Los depredadores cazan sólo para alimentarse, por ejemplo.
Respecto a la jerarquización de los colectivos en los casos de
animales sociales, como el lobo o el ciervo, las luchas son
brusquedades intimidatorias que jamás llegan al “asesinato”. Éste
sólo se da en condiciones excepcionales: por ejemplo, en animales
cautivos. Un lobo macho y adulto, fuerte y poderoso, podría matar a
su oponente de una sola dentellada, pero nunca lo hace. Se inhibe.
Las conductas de animales no humanos son un compendio de actos
congénitos y culturales. Es decir, lo heredado y lo aprehendido.
Vitus B. Dröscher explica muy bien en sus libros la capacidad moral
de las especies salvajes. Entre babuinos, por ejemplo, se utilizan
las demostraciones de fuerza para establecer jerarquías. Pero luego,
si el babuino violento en el poder no gobierna de forma positiva para
la horda, será destituido de su cargo. Si un lobo macho gobierna su
manada como un tirano, la “asamblea” de lobos elegirá a uno más
sabio. Ésta es la realidad del mundo natural y no las ideas
darwinistas basadas sólo en el poder de la fuerza, aunque a nadie le
interese. La etología debería ser una asignatura primordial en la
educación de nuestros pequeños.(…)

LA COOPERACIÓN ES FUNDAMENTAL
La Ley Natural o bioconciencia tiene una ética que debería ser un
modelo para el hombre. Existe siempre un interés común en preservar
la parte, sí, pero también el Todo, la Unidad. La cooperación es la
premisa fundamental del mundo natural. Alfred N. Whitehead, Eugène
Odum y otros dotados investigadores lo han repetido hasta la
saciedad… En cualquier ecosistema natural (incluidos aquellos en
los que vive inmerso el hombre tradicional), la Naturaleza es un
ejemplo increíble de colaboración entre individuos y especies
animales y vegetales. Se produce lo máximo con lo mínimo sin generar
ningún impacto.
Para Odum, “la cooperación para el beneficio mutuo, una estrategia de
supervivencia más que habitual en los sistemas naturales, es algo que
la Humanidad necesitaría emular”. Sin embargo, la economía
excedentaria sigue conspirando sin tregua y continúa presentando la
realidad de la Madre Tierra como una guerra constante. Todavía hay
libros de texto de Ecología y otras disciplinas que reflejan esta
ideología criminal. Verdaderamente, sólo podemos considerar que una
sociedad es avanzada cuando, además de repartir con equidad los
recursos, incide en el mantenimiento y en el crecimiento de la
riqueza (y belleza) biótica, como señalaba Aldo Leopold.(…)

LO SAGRADO Y LO LÓGICO
El tema de la exclusividad espiritual del reino humano en el mundo
natural es un tema harto debatido, la verdad. Incluso, puede llegar a
ser algo estéril.
Particularmente, lo que a mí me interesa más es comprobar cómo
aquellas religiones animistas y las culturas antiguas, donde los
animales eran considerados sagrados y con alma, diseñaron normas y/o
tabúes que impedían los actos horrorosos y bárbaros que suceden con
toda normalidad en la era tecnocientífica contra rumiantes, simios,
insectos, peces, aves… salvajes o domésticos. Por otro lado, los
conocimientos sobre la Naturaleza de estos pueblos eran una mezcla de
Tradición y observación directa, la auténtica sabiduría.

Tal vez a algunas personas les pueda parecer ingenuo que pensemos
que, como se cree en algunas culturas del mundo, los animales son
nuestros hermanos, que tienen espíritu y conciencia. El sabio maya
Hunbatz Men ha dicho: “Somos uno con todo lo que nos rodea, las
hormigas, los jaguares, las águilas, los insectos… Nuestros
antepasados tenían el conocimiento. Hubieran podido hacerlo
evolucionar en el mismo sentido que los europeos y cometer los mismos
crímenes contra la Naturaleza: no lo hicieron porque nunca separaron
nada en conceptos filosóficos. El hombre natural está en la
Naturaleza, formando una unidad con ella. Para él, todo es sagrado,
los animales, las plantas y también las piedras”.
Este tipo de pensamiento ha sido, verdaderamente, el que les ha
permitido a los pueblos tradicionales vivir en armonía con su entorno
durante milenios y milenios, en el orden cósmico. Esta forma de
pensamiento, lo quiera o no el homo tecnologicus, tuvo durante
milenios unas consecuencias biológicas que, en la práctica,
resultaron intachables. En las comunidades vernáculas, la caza, los
sacrificios y una pequeña producción de uso doméstico siempre han
sido más o menos habituales. Sin embargo, esto jamás ha puesto en
peligro a las especies ni ha conllevado el sufrimiento innecesario de
un gran número de animales.
De forma tendenciosa, el sistema neoliberal se encarga de vez en
cuando de recordarnos que algunos pueblos vernáculos realizan
ceremonias rituales donde son sacrificados animales o cómo algunos
colectivos amazónicos sobreviven traficando con especies en peligro
de extinción. Lo único cierto es que es la economía globalizada la
que hace desaparecer a las especies y la que esquilma los recursos
naturales sin ningún escrúpulo. (…)

NO HAY DISTANCIA
(…)Mientras el hombre tec-no-lógico (que no es lógico) no sea capaz
de regresar a la humildad que le permita suprimir la distancia que él
mismo ha creado entre sí y el mundo natural, mientras no sea capaz de
bajarse del vanidoso podio en el que él mismo se ha subido… nuestra
civilización estará condenada para siempre a la soledad y al fracaso.
Por más que nos esforcemos, no existe tal distancia.
Edward Goldsmith me comentó: “Si estudiamos el mundo desde la
perspectiva ecológica, tarde o temprano nos daremos cuenta de que no
hay fronteras fundamentales que nos dividan del resto de seres vivos
que pueblan el planeta. Existen diferencias de conducta y de
estructuras, pero compartimos las generalidades básicas”. En
cualquier caso, si esa distancia existiera, debería ser utilizada con
responsabilidad y respeto, y jamás como se hace en la actualidad…
Por otra parte, sería necesario ya y de una vez por todas abandonar
la idea de que la ética tiene que ser solo humana. La ética de la Ley
Natural es la más perfecta: la nuestra ha sido claramente perjudicada
por siglos de decadencia y de una existencia de espaldas a la Madre
Tierra… A este respecto, es importante señalar que, como confirman
muchos estudios de etología, los resultados de investigaciones en
animales cautivos y salvajes de una misma especie cambian mucho,
tanto que llegan a mostrar conductas claramente opuestas. Si
extrapolamos esta idea a la sociedad humana, no sería ilógico
recapacitar que, confinados como estamos en megalópolis contaminadas,
en estrechos pisos, encorsetados por el egocentrismo materialista,
por horarios exhaustivos y responsabilidades administrativas,
encarcelados ante la pírrica visión de los medios de información y de
nuestras creencias e ideologías, nuestra conducta moral con respecto
a la sociedad y con respecto a Gaia es pérfida… Por ello, es
prioridad absoluta para el hombre moderno reintegrarse de inmediato
al mundo natural y, con lo ya aprendido, no volver a caer en los
mismos errores.

ESTADO DE SITIO MENTAL
Volviendo al animismo, quiero recordar las palabras de Joseph E.
Brown a este respecto; nada más lejos de mi intención el idealizar el
pasado, pero sí conviene ver la Historia con los ojos de la Verdad y
no con el velo a que hemos sido abocados por décadas y décadas de
clonación cultural: “Purificación, expansión e identidad son la
dimensión clave en la estructura del mundo de Alce Negro, como lo
son, en verdad, de todas las tradiciones legítimas y todos los
sistemas espirituales del mundo. Dentro de esta estructura, la
Naturaleza no se entiende con el vago y romántico sentimentalismo que
hoy constituye generalmente nuestra relación con ella. Más bien, los
mensajes de la Naturaleza, para los indios, están tan situados en el
marco de tradiciones de origen sagrado… que constituyen una ciencia
ardua y compleja, cuya comprensión completa, como todo conocimiento
verdadero, exige un intenso sacrificio”.
Como indican diferentes estudios, y en especial el informe
Perspectivas del medio ambiente mundial del PNUMA, editado en España
por Mundi-Prensa, “la diversidad biológica mundial se está perdiendo
a un ritmo varias veces superior al de la extinción natural debido a
la conversión de tierras, cambio climático, contaminación,
explotación no sostenible de los recursos e introducción de especies
foráneas”. Además del desastre biótico, quiero hablarles del desastre
filosófico que encierra esta cuestión. El ser humano actual,
confinado por la sociedad consumista, cartesiana, materialista y
mecanicista, vive en un estado de sitio mental permanente. Hemos
perdido la intimidad con el medio natural y con las formas de
conducta originarias. Si desaparecen aquellas comunidades humanas que
viven en una estrecha armonía con el medio, y si desaparecen también
un buen número de especies de mamíferos y no mamíferos de los que
tanto tenemos que aprender, ¿cuáles serán las referencias que tendrá
el hombre futuro (si es que sobrevive) para comprender las normas de
nuestra especie en consonancia con el ritmo de la Naturaleza más
primigenia?

SERES SINTIENTES
(…)La visión animista del mundo de la que hablamos, que es la única
que podemos calificar de ecológica en su aspecto más profundo, jamás
permitiría las atrocidades que la sociedad tecnológica lleva a cabo
con nuestros hermanos, los animales. Es la visión más legítima y
soberana, una visión que escapa de la razón cartesiana y que
comprende la ecología como una fe, una Revelación espiritual (de la
que muchos ecologistas deberían aprender…). Por otro lado, creo que
las personas con convicciones religiosas o filosóficas que creen en
la exclusividad espiritual humana, ya sean banqueros o buenos chicos
de ONG’s, sean carpinteros o sacerdotes católicos, sean nobles
campesinos o hacendosos naturalistas, deben reflexionar hasta qué
punto ese tipo de ideas antropocéntricas, que pueden ser ciertas o
no, que pueden haber surgido bienintencionadamente o no, se
transforman en políticas y economías aberrantes y destructoras en
manos del anónimo sistema que cada día nos aplasta.
Desde el triunfo absoluto del antropocentrismo, desde que el hombre
decidió divorciarse del mundo natural, deificarse a sí mismo y
secularizar la vida (a partir de la Edad Media, en Occidente…), la
verdad es que llevamos cinco siglos de un desastre imparable, de un
proceso brutal de degeneración y caos…

Una elite cultural mundial ha visto clara la innegable relación que
existe entre el antropocentrismo, el darwinismo y el mecanicismo y el
implacable proceso de destrucción de Gaia a manos del sistema
neoliberal… Es hora, pues, de regresar a la sociedad cósmica, de
entender de una vez que toda manifestación vital es sagrada, que la
Ley Natural no tiene que ser juzgada… (…) En realidad, todo lo
escrito hasta ahora se podría resumir de esta forma: “Si los animales
son tus hermanos, si sabes que tienen alma e inteligencia, si son tan
sagrados como tú mismo… ¿los vas a esquilmar o a respetar? ¿Con tus
leyes o con las suyas?”. ¿Por qué el hombre moderno ha llegado a
tratar con tanta crueldad a las demás especies? Tal vez porque, como
dijo Herman Hesse, “las verdaderas virtudes molestan siempre y
provocan odio”.

Pedro Burruezo