LA FIESTA GRANDE

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 16/09/2005 11:16

LA FIESTA GRANDE

Danzantes mayas

En las cálidas riberas del río Grijalva se localiza la fundación colonial más antigua del estado mexicano de Chiapas. Es la ciudad de Chiapa de Corzo, escenario de la Fiesta Grande o Fiesta de los Parachicos, una gran celebración mestiza.

Texto y fotos por David Díaz Gómez

Chiapa de Corzo, establecida en 1528 por el español Diego de Mazariegos, creció con la mezcla de tres culturas: la indígena, la europea y la africana, esta última aportada por los esclavos negros que llegaron a la zona en los siglos XVI y XVII y que al integrarse a la población ya establecida generaron la actual sociedad chiapacorceña, rica en costumbres y tradiciones. Una de ellas es la llamada Fiesta Grande de Enero o Fiesta de los Parachicos que, a juicio de muchos, no sólo representa la mejor celebración mestiza de la entidad sino de todo el sureste mexicano.

Trajes típicos    La fiesta se hace para honrar a tres santos patronos: el Señor de Esquipulas, San Antonio Abad y San Sebastián Mártir, los días 15, 17 y 20 de enero, respectivamente. Como inauguración, la noche del 14 aparecen por las calles de la ciudad grupos de chuntás: hombres vestidos de mujer y maquillados, que usan canastitas con banderas de papel en la cabeza y agitan sonajas; algunos se disfrazan de personajes carnavalescos o artistas de cine y televisión. Las chuntás realizan su recorrido nocturno visitando las casas y los templos en donde se veneran las imágenes de los santos festejados; con aquéllas, vienen los músicos de tambor y flauta de carrizo, y a veces mariachis o bandas de música de viento. El 19 de enero el gobierno municipal premia a los mejores grupos y a los disfraces más representativos en un acto que se efectúa en la plaza principal.

    Pero el alma de la fiesta son los parachicos, cuyo disfraz consiste en una máscara de cedro o guanacaste (árbol de la región que se utiliza para la ebanistería) tallada con los rasgos físicos del rostro “español” y laqueada con aceite obtenido del insecto al que llaman aje (Cocus axin). La áspera cabellera es una peluca de ixtle, fibra de la planta del agave que se adorna con flores y listones. El parachico viste un colorido sarape (cobija de lana o algodón, generalmente con abertura en el centro para la cabeza) y sobre los tubos del pantalón luce imágenes bordadas en chaquiras y lentejuelas. Los parachicos aparecen los días 15, 17, 18, 20, 22 y 23 de enero. Estos personajes, agitando sus sonajas y bailando, recorren los barrios y las iglesias de la ciudad mientras acompañan al “patrón” quien, por ser el líder, porta una máscara diferente a todas las demás.

Danzantes mayas    Los parachicos entran a las casas en donde hay imágenes de los santos venerados y rezan ante los altares adornados con múltiples arreglos florales. Algunos se hincan y el “patrón” los flagela con un látigo, en acto de purificación ritual, mientras los demás bailan sones y zapateados que interpretan con el tambor y la flauta de carrizo.

    Las tres juntas de festejos, una para cada santo, organizan las actividades de las celebraciones: los rezos, los arreglos florales, las misas y los “anuncios”, multitudinarios paseos populares que se realizan marchando casi a media noche entre cohetes y la música de banda de viento, pregonando la víspera de la fiesta. Estos paseos terminan en la madrugada con las Mañanitas, la tradicional canción de cumpleaños en México, al santo festejado. El prioste, quien tiene a su cargo la imagen del santo venerado, prepara un gigantesco banquete hasta para dos mil personas. En él participan los visitantes y los parachicos, que disfrutan una maravilla culinaria: la pepita con tasajo, carne de res en crema de semilla de calabaza.

    Dos momentos culminantes de la fiesta son el combate naval, un espectáculo de luces y colores en las orillas del río Grijalva, y el desfile de los carros alegóricos en memoria de María de Angulo, benefactora de la entidad. Entonces las mujeres salen a la calle luciendo el traje de chiapaneca, bordado de flores con hilos de seda en color oro, plata y al natural.