MIYAMOTO MUSASHI

MIYAMOTO MUSASHI

Shinmen Musashi No Kami Fujiwara No Genshin, más conocido como Miyamoto Musashi, nació en 1584, en la población de Miyamoto, en la provincia de Mimasaka. Los ancestros de Musashi eran una rama del poderoso clan Harima, originario de la provincia de Kyushu, la isla más meridional de Japón. Su abuelo, Hirada Shokan, era un servidor de Shinmen Iga No Kami Sudeshige, amo del castillo de Takeyama y un importante señor feudal de la época.

Cuando Musashi tenía siete años de edad, su padre, Munisai, murió o desapareció (no se sabe exactamente). Ya que su madre había fallecido tiempo atrás, el chico fué puesto bajo la tutela de un sacerdote, tío materno suyo. Con esto encontramos a Musashi como huerfano durante la época de las campañas de unificación del pais del Taiko Hideyoshi. Hijo de samurai, durante una de las épocas más violentas de la historia de Japón, los escritos le describen como un joven de carácter tumultuoso, con gran fuerza de voluntad, y físicamente muy desarrollado para su edad. Su tío insistió en que estudiase las artes del guerrero, y esto, unido a su desarrollo físico y su carácter violento, hizo que pronto se viese involucrado en combates. Se guarda registro de una lucha en la cual derrotó y mató a un guerrero adulto, teniendo tan solo trece años de edad. Su oponente era Arima Kigei, un experto samurai de la escuela de artes marciales Shinto. Musashi le lanzó a tierra y acabó con él golpeandole la cabeza con un palo cuando intentaba levantarse.

El siguiente combate serio acerca del que se tiene constancia, ocurrió cuando Musashi tenía 16 años, y en el cual derrotó a Tadashima Akiyama. En la misma época, abandonó su casa para comenzar un peregrinaje en el cual perfeccionó sus habilidades a través de numerosos combates, tanto en luchas individuales como en batallas. Finalmente se asentó cuando tenía 50 años, ya que consideró haber aprendido todo lo que podía aprender a base de vagabundear. En ese periodo de la historia de Japón hubo muchos guerreros embarcados en peregrinajes similares, algunos en solitario, como Musashi; otros bajo el patrocinio de alguna escuela de lucha o algún señor feudal.

Durante todo este periodo de su vida, Musashi se mantuvo relativamente aparte de la sociedad, dedicándose exclusivamente a la búsqueda de iluminación a través del Camino de la Espada. Dedicado solamente a perfeccionar sus habilidades, vivió de una forma bastante precaria, vagabundeando por el país y durmiendo al raso en lo más frio del invierno, sin preocuparse de su aspecto físico, ni tomar esposa, ni dedicarse a ninguna profesión, aparte de su propio estudio. Se dice que nunca se le vió en un baño público, ya que no quería ser sorprendido sin sus armas. Su apariencia estaba a tono con este tipo de vida.

Musashi continuó sus vagabundeos por Japón, llegando a convertirse en una leyenda viviente. Se encuentran menciones a su nombre en numerosos registros, diarios y monumentos, canciones populares y relatos, desde Tokyo a Kyushu. Antes de haber cumplido 29 años ya había constancia de alrededor de sesenta duelos, todos los cuales había vencido.

En 1605, Musashi visitó el templo Zen de Hozoin, al sur de Kyoto. Este era un templo regido por monjes guerreros. Allí tuvo un encuentro con el principal luchador del templo. El monje era un experto en la Naginata (alabarda), y este fué el arma que empleó. Musashi se enfrentó a él, armado solamente con su espada de madera, y le derrotó en los dos combates que mantuvieron. Tras esto, permaneció en el templo durante una temporada, estudiando técnicas de lucha y Zen.

El combate más famoso de Musashi tuvo lugar en 1612, cuando se encontraba en Ogura, en la provincia de Bunzen. Su adversario era un tal Sasaki Kojiro, un samurai que había desarrollado una técnica muy potente y especial de lucha, conocida como Tsubame-gaeshi (la Parada de la Golondrina), inspirada en el movimiento de la cola de las golondrinas en vuelo. Kojiro estaba al servicio del señor de la provincia, Hosokawa Tadaoki. El periso para el duelo fué concedido, y se decidió que tendría lugar a las 8 de la mañana siguiente, en la isla de Ganryu, situada a unos kilómetros de Ogura. Aquella noche, Musashi abandonó el lugar donde se alojaba, y se fué a casa de un antiguo conocido. Esto inspiró el rumor de que la fama de invencible que tenía la técnica de Kojiro, había asustado a Musashi y este se preparaba para huir. A la mañana siguiente, Musashi fué llevado en barca hacia la isla donde tendría lugar el duelo, y por el camino, se dedicó a construir un cordel de papel trenzado para sujetar las mangas de su kimono, y después, a tallar una espada de madera utilizando el remo de repuesto.

Cuando el bote llegó al lugar del combate, Kojiro y sus seguidores se quedaron asombrados ante el aspecto de Musashi, espada de madera en mano, las mangas sujetas con tiras de papel, y una toalla anudada a la cabeza. Kojiro desenvainó su espada, y lanzó a un lado la funda. Musashi le provocó diciendole que, ya que se había deshecho de la funda, no volvería a tener necesidad de ella, al tiempo que se colocaba en guardia manteniendo su propia espada sujeta al cinto. Enfuereciendose, Kojiro lanzó el primer golpe, que arrancó la toalla de la cabeza de Musashi, al tiempo que éste, esquivando por poco, golpeó la cabeza de Kojiro con la espada de madera, y acabando con él.

Después de este combate, Musashi no volvió a usar la espada de verdad en ningún duelo. Era invencible, y a partir de entonces se dedicó a estudiar y a buscar la forma de comprender plenamente el Camino del Kendo.

En 1643 se retiró para llevar una vida de ermitaño en la cueva de Reigendo, lugar donde escribió el “Libro de los Cinco Anillos”, el cual dedicó a su pupilo Teruo Magonojo. Terminó de escribir el libro unas semanas antes de su muerte, el 19 de mayo de 1645.

Musashi es conocido en Japón como “Kinsei”, que significa algo así como “Sacerdote de la Espada”. El Libro de los Cinco Anillos encabeza cualquier bibliografía sobre Kendo, y resulta único entre todos los libros sobre artes marciales, en el sentido de que trata la estrategia de guerra a gran escala exactamente de la misma forma que el combate individual. El libro no es una tesis sobre estrategia, sino, usando las palabras del propio Musashi: “una guía para aquellos que desean aprender acerca de la estretegia”. Como tal guía, sus contenidos siempre están más allá de lo que los estudiantes son capaces de percibir. Cuanto más se lee el libro, más se encuentra en sus páginas. Se trata, de alguna manera, de “la última voluntad” de Musashi, la llave para abrir el sendero que el había recorrido. Al igual que otros ronin de la época, Musashi podría haber fundado una escuela cuando rondaba la treintena, siendo ya famoso y respetado, y haberse dedicado a disfrutar del éxito. Sin embargo, la opción que siguió fué la de continuar en solitario con su estudio, tal y como había hecho hasta entonces. Incluso en sus últimos años, abandonó la vida confortable que disfrutaba en el castillo de Kumamoto, y vivió dos años más en una cueva, en soledad, y dedicado a la contemplación y a escribir lo que había aprendido.

Escribió que “cuando has comprendido el Camino de la Estrategia, no existe una sola cosa que no seas capaz de comprender”, y “puedes ver el Camino en todas las cosas”. De hecho, se convirtió en un maestro en casi todas las artes y artesanías. Realizó obras maestras de pintura en tinta, posiblemente más valoradas que las de cualquier otro pintor. Fué un experto en el arte de la caligrafía, realizó esculturas en madera, trabajos en metal, e incluso fundó una escuela de artesanos “Tsuba” (las empuñaduras labradas de las espadas). También se dice que escribió poemas y canciones, aunque ninguno de éstos se ha conservado en la actualidad. Su obras estaban firmadas habitualmente con su sello “Musashi”, y también con el sobrenombre de “Niten”. Niten significa “dos cielos” y es el nombre que dió a su “escuela” de estrategia. Tal y como escribió: “estudia los Caminos de todas las profesiones”. Y evidentemente fué el primero en seguir su propio consejo.

Fue autor de: El Libro de los Cinco Anillos.

Su verdadero nombre era Shinmen Musashi No Kami Fujiwara No Genshin, en rigor de verdad no se sabe con absoluta certeza su lugar de nacimiento, algunos historiadores dicen que nació en el pueblo llamado Miyamoto de la antigua provincia Mimasaka en 1584. “Musashi” es el nombre de un área del sudoeste de Tokio, y la denominación “No Kami” quiere decir persona noble del área, mientras “Fujiwara” es el nombre de una de las primeras familias nobles del Japón de hace más de mil años. Él dice de sí mismo: “soy un samurai de la provincia de Harima”.

Hirada Shokan, su abuelo, era un servidor de Shinmen Iga No Kami Sudeshige, el señor del castillo de Takeyama. Se piensa que Hirada Shokan era un favorito de su señor que finalmente se casó con su hija.

Cuando Musashi tenía siete años, su padre, Munisai, o murió o abandonó al niño, aproximadamente un año después de que su madre, Omasa, muriera. Ben No Suke, como era conocido Musashi durante su niñez, quedó al cuidado de un tío materno, un sacerdote budista. Así es que encontramos a Musashi, un huérfano hijo de un samurai, durante las campañas de unificación del Shogun Hideyoshi, en una tierra infeliz y violenta. Él era un joven bullicioso, de fuerte voluntad y físicamente grande para su edad. No se sabe si su inclinación hacia el Kendo fue a instancias de su tío, o si su naturaleza agresiva lo llevó a él, (“desde mi primera juventud mi corazón se inclinó hacia el Camino del Guerrero”), pero esta registrado que en el primer combate en el que mató a un hombre sólo tenía trece años de edad. No olvidemos que la época de la que estamos hablando, siglo 16, fue un período sangriento tanto en Japón como en occidente. Aún así, a los 13 años de edad se es muy joven para matar a alguien, especialmente en un duelo. El rival fue Arima Kibei, un famoso samurai de la zona, de la escuela Shinto Ryu de Kenjiutsu, experto con la espada y la lanza, quien se había paseado por el pueblo desafiando a todos y colocado un aviso que decía: “Quien me quiera desafiar será aceptado”. Cuando Musashi lo leyó le agregó abajo: “Yo lo desafiaré mañana” y escribió su nombre. Esa tarde llegó una nota de Kibei aceptando el desafío e indicando el lugar del duelo. A la mañana siguiente Musashi partió hacia el sitio del duelo con una espada de madera en la mano, el muchacho derribó al hombre cuando éste desenvainó su espada, y le pegó en la cabeza cuando intentaba levantarse. Kibei murió vomitando sangre. Originalmente, las escuelas de Kenjiutsu se fundaban en torno a los templos shinto. Las más antiguas se encontraban en la región denominada Kanto, próxima a Tokio, donde se hallaban los importantes templos de Kashima y Katori.

El siguiente duelo registrado ocurrió cuando tenía dieciséis años, derrotó a un samurai llamado Tadashima Akiyama de la provincia de Tajima. Aproximadamente en este tiempo dejó su casa y comenzó a viajar en busca de experiencia, encontrando todo tipo de duelos y concursos de los que resultó vencedor, (“recorrí provincia tras provincia luchando con guerreros de todo tipo y formación, mas ninguno pudo vencerme en los más de sesenta duelos en que participé”), hasta que finalmente se estableció a la edad de cincuenta años, habiendo alcanzado el fin de su búsqueda de conocimientos. Hubo muchos ronin (samurai sin amo) viajando por el país en expediciones similares, algunos solos como Musashi, otros que disfrutaban del patrocinio de alguna escuela o sector feudal como el famoso samurai Tsukahara Bokuden, creador de la escuela Mutekatsu Ryu, que había viajado con un séquito de más de cien hombres en el siglo anterior. A este tipo de viajes de peregrinación en busca de experiencia y perfeccionamiento se lo denominaba Musha Shugyo.

En esta parte de su vida, Musashi vivía prácticamente apartado de la sociedad, consagrado con una feroz mentalidad individualista a la exclusiva búsqueda del esclarecimiento en el camino de la espada. Sólo tenía relación con lo concerniente a perfeccionar su habilidad, vivió como un vagabundo, viajando por Japón y durmiendo a la intemperie soportando los vientos fríos de invierno; no arreglaba su cabello, nunca tomó a una esposa (aunque hay algunas referencias de que tuvo una novia llamada Otsu), ni se dedicó a alguna profesión. Se dice que nunca entró en una bañera por temor a ser sorprendido desarmado, y que su apariencia era tosca y salvaje.

En la batalla de Sekigahara (1600) entre los ejércitos de Tokugawa Ieyasu y Ishida Mitsunari por la sucesión al trono como Shogun de Japón, Musashi, que aquí contaba con 19 años, se unió a las filas del ejército de Ishida para luchar contra Tokugawa. Sobrevivió a tres días de terribles combates durante los cuales murieron setenta mil personas, y también a la posterior caza y matanza del ejército vencido.

A los veintiún años viajó a Kyoto, éste será el escenario de su venganza contra la prestigiosa familia Yoshioka. Los Yoshioka habían sido los instructores del Clan Ashikaga por generaciones. Munisai, el padre de Musashi, había sido invitado a Kyoto años antes por el Shogun Ashikaga Yoshiaka. Munisai era un esgrimista competente, y un experto con el “jyutte”. La historia dice que Munisai luchó contra tres de los integrantes del Clan Yoshioka, ganando dos de los duelos, y que quizás esto tuvo alguna ingerencia en la conducta de Musashi hacia la familia.

Yoshioka Seijiro, la cabeza de la familia, fue el primero en luchar con Musashi, en un páramo fuera de la ciudad. No se sabe porqué Seijiro aceptó este desafío ya que pertenecía a una familia samurai de clase social alta y Musashi era un desconocido samurai de 21 años de una clase inferior y que no le aportaba ningún mérito. Cuando llegó la hora pactada para el encuentro Musashi no se presentó, enviaron servidores a buscarlo y lo encontraron dos horas después en una posada, durmiendo. Envió las disculpas pertinentes diciendo que iría rápidamente, pero tardó dos horas más. Cuando finalmente llegó a la escena del duelo Seijiro estaba enfadado e impaciente, armado con una espada real, y Musashi con una espada de madera. Musashi enfrentó a Seijiro con un ataque feroz y le pegó salvajemente, derribándolo y dejándolo inconsciente. Los servidores lo llevaron a su casa dónde por vergüenza se cortó la coleta de samurai.

” La Estrategia es el Arte del Samurai ”

Luego de esto Musashi decidió permanecer en la capital, su presencia continua fastidió aún más a los Yoshioka. El segundo hermano, Denshichiro, desafió a Musashi a un duelo, en un intento por restaurar el honor de la familia. Musashi en forma premeditada nuevamente se retrasó a la cita, cuando finalmente se presentó, Denshichiro estaba lo suficientemente desconcentrado y enfadado, un segundo después de comenzada la lucha le rompió el cráneo con su espada de madera. Denshichiro estaba muerto. El clan emitió otro desafío, esta vez de Hanshichiro, el joven hijo de Seijiro. Hanshichiro era un niño, todavía no había alcanzado su adolescencia. Esto quiere decir que en realidad era una artimaña, a pesar de que el desafío había sido lanzado en su nombre, Musashi debería enfrentarse a toda su guardia samurai. El duelo sería llevado a cabo debajo de un gran pino adyacente a un arrozal, a este pino se lo conoce con el nombre de Ichijoji Sagari Matsu “el pino bajando de Ichijoji”. Ichijoji era un templo fundado por el monje Tendai en el año 981, que ya no existe, y del cual también toma el nombre la zona. Ya en la antigüedad, el pino era un hito para los viajeros, pues confluían los límites de las provincias de Shiga, Shiratori o Imaji, al este de las montañas de Kyoto. Un trozo de ese árbol se encuentra preservado en el cercano templo de Hachidai. El pino que aún hoy se encuentra allí, es la cuarta generación de aquél. Por todo esto, este duelo es conocido históricamente como el Duelo de Ichijoji. Esta vez, Musashi llegó al lugar de reunión antes del tiempo designado y esperó escondido la llegada de su enemigo. El niño llegó vestido formalmente con su armadura de guerra rodeado de su séquito de servidores bien armados, determinados a acabar con Musashi. Musashi esperó, escondido en las sombras. Estaban planificando lo que harían cuando se presentase, pues seguramente llegaría tarde nuevamente; en ese preciso instante apareció repentinamente en medio de ellos y atacó al muchacho. Entonces, utilizando ambas espadas, abrió un camino a través de ellos escapando de la trampa, seguido por una lluvia de flechas.

Después de ese notable episodio vagó por Japón, volviéndose una leyenda en su propio tiempo. Se encuentran menciones de su nombre e historias de sus proezas en registros, diarios y monumentos desde Tokio hasta Kyushu. A la edad de veintinueve años había enfrentado más de sesenta duelos, y los ganó todos. La recopilación más temprana de estos hechos aparece en el Niten Ki, o “Crónicas de los Dos Cielos”, un registro compilado por sus alumnos una generación después de su muerte.

El mismo año en el que ocurrieron los sucesos con el Clan Yoshioka, 1605, visitó el templo Zen llamado Kofuku en el sur de la capital en Nara. Aquí tuvo un duelo con Hozoin Kakuzenbo Inei (1521-1607), sacerdote de la secta Nichiren y hábil guerrero. El sacerdote era un experto con la lanza (creador de la escuela de lanza Hozoin Ryu, aún activa), pero Musashi lo derrotó dos veces con su espada corta de madera. Se quedó en el templo durante algún tiempo para estudiar técnicas de lucha y disfrutar de las charlas sobre Zen con los sacerdotes. Actualmente, los monjes de Hozoin continúan con la práctica tradicional de las formas de lucha con lanza. Es interesante decir que en tiempos antiguos la palabra “Osho” que ahora quiere decir sacerdote quería decir “maestro de la lanza”. Hozoin Inei era alumno de Kamiizumi Nobutsuna, maestro de Kendo sintoísta. Las lanzas usadas por estos sacerdotes tenían forma de cruz, su denominación real es Jumonji Yari.

Cuando transitaba por la provincia de Iga se enfrentó con Shishido Baiken, un experto en el manejo del Kusarigama (una especie de hoz en cuyo mango tiene inserta una larga cadena que termina en una pequeña bola de metal). Haciendo uso de su estrategia, Musashi fue llevando el desarrollo del combate hacia un pequeño bosquecillo y cuando Shishido quiso usar su cadena, ésta se enredó, Musashi sacó una daga y la clavó en su pecho. Los compañeros de Shishido atacaron a Musashi pero él los hizo huir en cuatro direcciones.

En cierta oportunidad Musashi estaba en Akashi, provincia de Harima, cortando una madera para confeccionar un arco, cuando se presentó un samurai llamado Muso Gonnosuke Katsuyoshi para desafiarlo. Este era un samurai experto en las escuelas de Kenjiutsu Tenshin Shoden Katori Shinto Ryu y Jikishinkage Ryu, su habilidad era tal, que nunca había sido derrotado anteriormente, hasta que se encontró con Musashi. Gonnosuke estaba armado con un Odachi (sable largo) y en las solapas de su Haori (especie de saco grande que se ponía sobre el kimono), llevaba escrito: “Heiho Tenka Ichi” (el mejor artista marcial de la tierra). Estaba rodeado por seis seguidores y comenzó a alardear sobre que nadie era su igual. Le dijo: “hace años, en mis viajes, he visto las técnicas de su padre, Munisai, pero todavía no he visto las suyas”. Musashi, que comenzaba a irritarse, le responde: “si usted vio las técnicas de mi padre, las mías no son diferentes”. Presumiendo ante sus estudiantes Gonnosuke presionó aún mas diciendo: “mis técnicas no son para mostrárselas a cualquiera”. Musashi le espetó: “no importa como usted me ataque, yo lo detendré, ésa es mi técnica, haga lo que quiera y como quiera”. Tomando una espada de madera de más de 1,20 metros de largo, Gonnosuke inició sin ninguna formalidad un ataque feroz, pero Musashi caminó directamente hacia él y lo golpeó ligeramente entre los ojos con la vara como si fuese una espada. Gonnosuke se marchó raudamente.

En uno de sus viajes llegó a la provincia de Izumo. Visitó al señor de la comarca llamado Matsudaira y le pidió permiso para luchar con su experto de Kendo más fuerte. Había muchos buenos estrategas en Izumo. El permiso fue concedido contra un hombre que usaba un bo de madera hexagonal de casi dos metros y medio de largo. Ya que era un desafío “amistoso” no sería a muerte, el mismo se llevó a cabo en los jardines de la mansión. Musashi, utilizando dos espadas de madera, acorraló al samurai en dos pasos contra un pórtico y lo desarmó golpeándolo en ambos brazos. Ante la sorpresa de los servidores congregados, el señor Matsudaira le pidió a Musashi que luchara con él. Cuando Matsudaira comenzó a asumir una posición de guardia, Musashi golpeó fuertemente su espada partiéndola en dos antes de que terminara de prepararse. El señor reconoció su derrota y Musashi se quedó durante algún tiempo como su maestro.

El duelo más famoso de Musashi se llevó a cabo en 1612, cuando se encontraba en la ciudad de Ogura, antigua provincia de Buzen, Kyushu. Su rival fue Sasaki Kojiro, un hombre joven, de unos cuarenta años de edad, que había desarrollado una fuerte técnica de esgrima conocida como Tsubame-gaeshi, inspirado por el movimiento de la cola de una golondrina en vuelo y creador del estilo Ganryu Ryu, lo cual se había transformado en su pseudónimo pues todos se referían a él como Ganryu. Tal era su fama, que este duelo quedó en la historia como “el duelo de la isla de Ganryu”, aunque en realidad la isla tenía otro nombre. Sasaki servía como instructor de Kenjiutsu para el señor de la provincia, Hosokawa Tadaoki. Musashi solicitó a Hosokawa el permiso para luchar con Sasaki a través de las oficinas de uno de sus oficiales, llamado Nagaoka Sato Okinaga, que a la sazón había sido alumno del padre de Musashi. El permiso para el duelo fue concedido y debería llevarse a cabo a las ocho de la mañana siguiente,14 de abril de 1612, el lugar sería la pequeña isla de Funa Shima, distante algunos kilómetros de Ogura (cerca de lo que hoy se conoce como Shimonoseki). Esa noche Musashi dejó su alojamiento y se trasladó a la casa de un antiguo conocido llamado Kobayashi Taro Zaemon. Esto inspiró el rumor de que había escapado, asustado por la técnica de Sasaki. El día siguiente a las ocho Musashi seguía durmiendo pues había bebido mucho, tuvo que ser despertado por uno de los oficiales congregados en la isla. Se levantó, bebió y se lavó con el agua que le trajeron (tomándose su tiempo para desayunar) y bajó directo a la orilla. Mientras Sato remaba hacia la isla decidió relajarse confeccionando un cordel de papel que usaría como Tasuki (cordón o tira de tela que se usa para atar las amplias mangas del kimono y evitar que incomoden o perjudiquen los movimientos), luego hizo una espada de madera con el remo de repuesto.

“…el verdadero Arte de la Espada no puede ser entendido desde los estrechos confines del mero manejo de la espada”.

Cuando el barco llegó al lugar del duelo, Sasaki y los oficiales que esperaban no lo podían creer, quedaron pasmados al ver la extraña apariencia de Musashi, con su pelo desaliñado atado con una toalla, las mangas del kimono atadas con tiras de papel, saltando del barco con un largo remo de madera en las manos y apresurándose a través de las olas hacia la playa al encuentro de su enemigo. Fastidiado por el espectáculo Sasaki desenvainó su espada larga, una fina hoja hecha por Nagamitsu de Bizen, y tiró la vaina. Al ver esto Musashi le dijo: “Usted ya ha perdido, ha hecho eso porque no la necesitará más” (queriendo indicar que al arrojar la vaina daba por hecho su propia muerte), lo cual encolerizó aún más a Sasaki y provocó que lance el primer ataque, Musashi saltó hacia arriba y atrás, utilizando probablemente una técnica conocida en Kendo como Nuki Waza, y esquivándolo por muy poco lo golpeó con el remo en la cabeza. Cuando Sasaki cayó muerto, su espada había cortado la toalla de la cabeza de Musashi y el dobladillo de su hakama. Saludó a los pasmados oficiales y volvió corriendo a su barco.

A partir de entonces, jamás en su vida volvió a usar las espadas verdaderas en ningún duelo. Era invencible, y en adelante se consagraría a la búsqueda del perfecto entendimiento por la vía de Kendo.

En 1614 y 1615 tuvo la oportunidad de adquirir más experiencia en el arte de la guerra y el asedio. Tokugawa Ieyasu sitió a la fortaleza de Osaka donde se habían resguardado los insurrectos partidarios de la familia Ashikaga. Musashi se unió a las fuerzas de Tokugawa durante las campañas de invierno y verano, luchando ahora contra aquellos que habían luchado junto a él en su juventud en la batalla de Sekigahara.

Castillo de KumamotoSegún sus propios escritos, llegó a entender el arte de la estrategia a la edad de cincuenta años, en 1634. Ese año él y su hijo adoptivo Iori, un huérfano que había encontrado en la provincia de Dewa en sus viajes, se asentaron en Ogura. Nunca volvió a dejar la isla de Kyushu. La casa de Hosokawa le había confiado la comandancia de un sitio neurálgico de la provincia de Higo, el Castillo de Kumamoto, y el nuevo señor de Buzen era Ogasawara. Iori encontró empleo bajo las órdenes Ogasawara Tadazane, como capitán de su ejército luchó contra los Cristianos en el levantamiento de Shimabara de 1638, Musashi tenía cincuenta y cuatro años. Los señores de las provincias del sur siempre habían sido antagónicos a los Tokugawa y habían sido los instigadores de intrigas con los poderes extranjeros y los Cristianos japoneses. Musashi era un miembro del estado mayor del ejército de Ogasawara en Shimabara donde los Cristianos fueron masacrados. Después de esto, Tokugawa cerró los puertos de Japón a la comunicación extranjera, y así permanecerían durante más de doscientos años.

Después de seis años en Ogura, fue invitado a quedarse como huésped por el señor del castillo de Kumamoto, Hosokawa Churi. Se quedó unos años con el señor Hosokawa utilizando su tiempo en la enseñanza y pintando. En 1643, se retiró a una vida de aislamiento en una cueva llamada “Reigendo” en el Monte Iwato.
Aquí escribió Go Rin No Sho, dirigido a su alumno Teruo Nobuyuki, terminándolo unas semanas antes de su muerte, el 19 de mayo de 1645.

Entrada a la cueva “Reigendo”

“El Camino del Guerrero, se ha dicho siempre, es el doble Sendero de la pluma y de la espada”.

Musashi escribió “Cuando hayas comprendido el Camino de la estrategia no habrá una sola cosa que no puedas entender” y “Verás el Camino en todas las cosas”. Él, de hecho, se convirtió en Maestro de artes y destrezas. Produjo obras maestras de pinturas en tinta, probablemente más valoradas por los japoneses que las pinturas en tinta de cualquier otro. Sus trabajos incluyen cormoranes, garzas, el Dios sintoísta Hotei, dragones, pájaros con flores, el pájaro en un árbol muerto, Daruma (Bodhidharma), y otros. Era un calígrafo experto, evidenciado en su obra “Senki” (Espíritu de Guerra). Hay una pequeña escultura de madera de la deidad budista Fudo Myoo en manos privadas. Una escultura de Kwannon, recientemente perdida. Hizo trabajos en metal, y fundó una escuela de fabricantes de “Tsuba” (guardas de espada) en las que firmaba “Niten”, después de su nombre (en alusión a su escuela Ni Ten Ichi Ryu) . Se dice que escribió poemas y canciones, pero ninguno de éstos ha llegado a nuestros días. También se dice que fue comisionado por el Shogun Tokugawa Iemitsu para pintar la salida del sol sobre del castillo de Edo.

Musashi es conocido por los japoneses como “Kensei”, es decir, “Esgrimista Divino” o “Santo de la Espada”. Go Rin No Sho (Libro de los cinco anillos, en referencia a Tierra, Agua, Fuego, Viento y Vacío, los cinco elementos del Universo del Budismo), encabeza cada bibliografía de Kendo, es el único entre los libros de artes marciales que trata no solo de la estrategia militar o el combate individual con espada, sino de cualquier situación en la cuál es necesario usar la táctica. Los hombres de negocios japoneses usan el “Libro de los Cinco Anillos” como un manual de gestión empresarial, desarrollando campañas de ventas tal y como si fuesen operaciones militares. Y que funcione bien o no, depende simplemente de lo bien que se hayan comprendido los Principios de la Estrategia.

“Al llegar a los treinta reflexioné sobre mi pasado. Entendí que todas mis victorias no se debían exclusivamente a mi maestría en el combate; que quizá sólo se debían a mi habilidad natural, o a que los deseos del cielo me eran favorables, o a que las estrategias de las demás escuelas eran inferiores a la mía. Tras esta conclusión estudié mañana y noche para buscar los Principios, y sólo a los cincuenta años llegué a comprender el Camino del Guerrero. Desde entonces he vivido sin seguir a ninguna escuela en particular y con la virtud del guerrero practiqué muchas artes y habilidades distintas: todo lo que ningún maestro me podía enseñar”.

El libro no es una tesis en la estrategia, según sus palabras es “una guía para hombres que quieren aprender la estrategia”, escribió sobre los diversos aspectos del Kendo, de tal forma que cada uno puede estudiar según su nivel. Un principiante puede sacar provecho a nivel de principiante, así como un experto puede captar sutilezas a nivel experto. Cuanto más se lee, más se encuentra en sus páginas. Es en definitiva su último legado, la llave del camino que él transitó. Cuando a los treinta años se había convertido en un experto luchador, no se estableció y fundó una escuela, repleto de éxito, sino que se abocó doblemente al estudio. En sus últimos días, igualmente, desdeñó la vida de comodidad con el señor Hosokawa y vivió dos años profundamente solo en una cueva de las montañas, inmerso en la contemplación.
La vida de Musashi se refiere, creo yo, a la búsqueda de un objetivo, a fijarse una meta y perseguirla mas allá de contratiempos y dificultades. A tener convicciones y defenderlas. A acumular experiencia durante nuestro aprendizaje en la vida, capitalizando y potenciando lo bueno sin olvidar los errores, para no volver a cometerlos.

2 comentarios

  • Crow

    Del aspecto conmovedor de las cosas

    —¿Significa eso que los guerreros leales y los rebeldes malignos son lo mismo después de muertos?

    —¡No! —exclamó Musashi—. Un samurai considera su nombre sagrado. Si lo ensucia, no hay posibilidad de reparación a lo largo de todas las generaciones.

    —Entonces, ¿por qué el Buda trata por igual a los servidores leales y a los malos?

    —Porque todas las personas son iguales en lo fundamental. Algunas están tan cegadas por el egoísmo y el deseo que se convierten en rebeldes o bandoleros. El Buda está dispuesto a hacer la vista gorda. Insta a todos por igual a que acepten la iluminación, abran los ojos a la verdadera sabiduría. Ese es el mensaje de un millar de escrituras. Por supuesto, cuando uno muere, no hay más que el vacío.

    —Ya veo —dijo Iori, sin ver nada realmente. Reflexionó en el asunto durante varios minutos y entonces preguntó—: Pero eso no le ocurre al verdadero samurai, ¿verdad? No hay un vacío total cuando un samurai muere.

    —¿Por qué dices eso?

    —Su nombre sigue viviendo, ¿no es cierto?

    —Así es.

    —Si es un mal nombre, sigue siendo malo. Si es un buen nombre, sigue siendo bueno, aun cuando el samurai haya quedado reducido a unos huesos. ¿No ocurre así?

    —Sí, pero en realidad no es tan sencillo —dijo Musashi, preguntándose de qué manera podría orientar la curiosidad de su discípulo—. Mira, el samurai sabe apreciar el aspecto conmovedor de las cosas, la belleza profunda de lo existente unida al patetismo de su naturaleza efímera. Un guerrero que carezca de esa sensibilidad es como un arbusto en el desierto. Ser un luchador fuerte y nada más es como ser un tifón. Lo mismo les sucede a los espadachines que no tienen en la cabeza más que la espada, la espada, la espada. Un verdadero samurai, un espadachín auténtico, tiene sentimientos compasivos, comprende el patetismo de la vida.

    Bibliografía: Yoshikawa, Eiji; – Musashi 5 – El camino de la vida y de la muerte , pag. 43

  • Crow

    Dos espadas

    Musashi conocía algunas de las canciones, pues de niño las había cantado y, provisto de una máscara, había participado en las danzas del santuario de Sanumo.

    La espada que protege a la gente, la
    gente de todas las tierras. Colguémosla
    festivamente ante la deidad, colguémosla
    festivamente ante la deidad.

    La revelación le alcanzó como un rayo. Musashi había estado mirando las manos de uno de los tambores, que blandían dos palillos cortos, en forma de porra. Aspiró hondo y exclamó en voz alta, casi gritando: «¡Eso es! ¡Dos espadas!».

    Sobresaltado por la voz, Iori desvió la vista del escenario el tiempo suficiente para mirar abajo y decir:
    —Ah, estás ahí.

    Musashi ni siquiera alzó los ojos. Miraba adelante, no sumido en una embelesada ensoñación como los demás, sino con una mirada tan penetrante que habría asustado a cualquiera que la viese.

    —Dos espadas —repitió—. Es el mismo principio. Dos palillos de tambor, pero un solo sonido. —Se cruzó de brazos y escrutó cada movimiento del tambor.

    Desde cierto punto de vista, aquello era la quintaesencia de la sencillez. El ser humano nace con dos manos; ¿por qué no usarlas ambas? Pero los espadachines luchaban con una sola espada y, a menudo, con una sola mano. Esto tenía sentido siempre que todo el mundo siguiera la misma práctica, pero si uno de los combatientes empleara dos espadas a la vez, ¿qué posibilidades de vencer tendría un adversario que usara una sola?

    Cuando se enfrentó a la Escuela Yoshioka en Ichijóji, Musashi descubrió el juego que daban la espada larga en la mano derecha y la corta en la izquierda. Blandió ambas armas instintivamente, de una manera inconsciente, cada brazo aplicado al máximo a la función protectora. En una lucha a vida o muerte, había reaccionado de una manera heterodoxa. Ahora, de súbito, la base lógica le parecía natural, si no inevitable.

    Si dos ejércitos se enfrentaran en una batalla* bajo las reglas del Arte de la Guerra sería impensable que cualquiera de ellos utilizara un solo flanco mientras permitía al otro permanecer ocioso. ¿No encerraba esto un principio cuya ignorancia no podía permitirse el espadachín individual? Desde el encuentro de Ichijóji, a Musashi le había parecido que el uso de ambas manos y de las dos espadas era el sistema normal y humano.

    Solamente la costumbre, seguida incondicionalmente durante siglos, era la causante de que pareciera anormal. Tenía la sensación de haber llegado a una verdad innegable: la costumbre había hecho que lo antinatural pareciera natural y viceversa.

    Si bien la costumbre estaba alimentada por la experiencia cotidiana, hallarse en el límite entre la vida y la muerte era algo que sólo ocurría en contadas ocasiones a lo largo de la vida. Sin embargo, el objetivo final del Camino de la Espada era el de ser capaz de permanecer al borde de la muerte en cualquier momento: enfrentarse a la muerte de frente, impávidamente, debería ser algo tan familiar como todas las demás experiencias cotidianas. Y el proceso tenía que ser consciente, aunque el movimiento debería ser tan libre como si fuese puramente reflejo.

    El estilo de esgrima con dos espadas debía tener esa naturaleza: consciente pero, al mismo tiempo, tan automático como un reflejo, completamente libre de las restricciones inherentes a la acción consciente. Durante cierto tiempo, Musashi había tratado de unir en un principio válido lo que sabía instintivamente con lo que había aprendido por medios intelectuales.

    Ahora estaba cercano a su formulación verbal, y ello le haría famoso en todo el país y a través de las generaciones venideras.

    Dos palillos de tambor, un solo sonido. El tambor era consciente de la izquierda y la derecha, la derecha y la izquierda, pero al mismo tiempo inconsciente de ellas. Allí, ante sus ojos, estaba la esfera budista de la interpretación libre. Musashi se sentía iluminado, realizado.

    Bibliografía: Yoshikawa, Eiji; – Musashi 5 – El camino de la vida y de la muerte , pag. 55-57