Amor y erotismo en el México prehispanico

Amor y erotismo en el México prehispanico

“Oye bien hija mía, niña mia:
no es un lugar agradable la tierra…
Pero para que no estemos
viviendo en lloros por siempre,
para que no fenezcamos de tristeza los hombres,
él, Nuestro Señor,
se dignó a darnos la risa, el sueño y
nuestro sustento, nuestra fuerza,
nuestro brio.
Y esto más: lo terrenal, el sexo,
para que sea la reproducción.
Todo esto embriaga la vida sobre la tierra
para que nadie ande llorando”

-Huehuetlatolli.

Para los antiguos mexicanos la actividad sexual, el erotismo y la reproducción eran considerados regalos que los dioses otorgaban a fin de compensar a los mortales y hacer más llevadero su sufrimiento y dolor en este mundo. De la misma manera en que se pensaba que las privaciones constituían una parte de la vida misma, así se veía a los escasos placeres disponibles a los seres terrestres gracias a la benevolencia de los dioses.

“Quitaos vuestras ropas,
desatad vuestras cabelleras;
quedaos como llegasteis aquí sobre el mundo,
virgenes, mujeres mozas”

-Kay Nicté.
Cantares de Dzitbalché.

“Tengo gran deseo de los
de Xaltepetlapan: son huexotzincas,
y de los cautivos de Cuetlaxtla,
son cuetlaxtecas traviesos…
¡Tengo que ver que se acaban!”

-Cantares de las mujeres de Chalco.
Poema de Aquiauhtzin de Ayapanco.

Sólo había dos formas de relaciones sexuales permitidas: las que tenían lugar dentro del matrimonio; y las de guerreros solteros con sacerdotisas dedicadas a la prostitución ritual. Estas últimas estaban protegidas por la diosa Xochiquétzal, se presentaban adornadas y maquilladas y proporcionaban al hombre alucinógenos y afrodisiacos que estimulasen su apetito sexual. Siempre mantenían este tipo de relaciones antes de que lso guerreros partiesen a la batalla. El adulterio, sin embargo era severamente castigado.

“¿Acaso caerá en vano
tu corazón,
noble Axayácatl?
He aquí tus nobles manos,
ya con tus manos
tómame a mí.
Tengamos placer.
En tu estera de flores
en donde tú existes,
noble compañero,
poco a poco entrégate,
al sueño,
queda tranquilo, niñito mío,
tú, Señor Axayácatl…”

-Cantares de las mujeres de Chalco.
Poema de Aquiauhtzin de Ayapanco.

De esa manera, lo que era moralmente reprensible era el exceso de las relaciones sexuales, pues implicaba ciertos riesgos. Por ejemplo, la pérdida del semen del hombre provocaría la pérdida de la grasa de su cuerpo, dejándolo demasiado flaco y débil para trabajar y pelear.
En el caso de la mujer, dado que ella no expulsaba su fluido seminal como lo hacía el hombre, era considerada como insaciable. El siguiente extracto, tomado de la descripción que un misionero hace de un juicio de mujeres ancianas acusadas de .adulterio, muestra esa conceptualización:

”En tiempos del señor Nezahualcóyotl
fueron apresadas dos ancianas
de cabello encanecido
blanco como la nieve,
yerto como la fibra seca del maguey.
Fueron encerradas
porque se las aprehendió
cuando iban a cometer adulterio:
ya que sus respectivos maridos
eran también muy viejos
iban ellas a tener trato carnal
con unos estudiantillos, con unos
jovencillos.
El señor Nezahualcóyotl
les preguntó, les dijo:
Señoras nuestras,
¿qué es lo que se oye?
¿Qué es lo que me haréis saber?
¿Acaso todavía
deseáis las cosas de la carne?
¿No estáis ya satisfechas,
estando ya como estáis?
¿Cómo vivíais
cuando erais aún jóvenes?
Decídmelo, declarádmelo
que para esto estáis aquí.
Le respondieron:
señor, rey, señor nuestro,
recibe, escucha:
Vosotros los hombres ya viejos,
vosotros sentís desgana de la carne,
porque os abandonó ya la potencia,
os gastasteis todo de prisa
y ya no os queda nada.
Pero nosotras las mujeres
no nos cansamos de esto
porque hay en nosotras
como una cueva, un barranco.
Sólo espera
lo que habréis de echarle
porque su oficio es recibir”.

Huehuetlatolli.
Traducido por José Leon-Portilla.

Una de las creencias más interesantes asociadas con el acto sexual es su relación con un ser supernatural -el tonalli- que cada individuo contenía dentro de sí. El tonalli era un ente espiritual responsable dela relación entre la divinidad y el individuo y su condición se manifestaba mediante la suerte. Ese ser era responsable asimismo, por el temperamento y el vigor del alma. Se creía que el tonalli salía del cuerpo cuando la persona se enfermaba, se emborrachaba, se contaminaba involuntariamente y también durante el acto sexual. De hecho, se pensaba que los tonalli de los amantes se abrazaban durante el coito, y que para que pudieran regresar con seguridad al cuerpo -tanto del hombre como de la mujer- era preciso que ella llegara al orgasmo y él a la eyaculación; ya que sólo así podría restablecerse el equilibrio anterior permitiendo el retorno pacífico del tonal1i al cuerpo. Una repentina interrupción del acto sexual debido a algún susto o al coito interrumpido podría hacer que esta entidad perdiera su camino de regreso y dejara así en peligro la salud y el bienestar de su anfitrión.

“Yo te vine a dar placer, florida vulva mía
paladarcito inferior mío.
Tengo gran deseo del Rey Axayacatito.
Mira por favor mis cantaritos floridos,
Mira por favor mis cantaritos floridos:
¡son mis pechos!”.

-Cantares de las mujeres de Chalco.
Poema de Aquiauhtzin de Ayapanco.