Práctica – Pathworking – Ed Fitch

FITCH, Ed. RENEE, Janine., Ritos mágicos del pozo de cristal. Luís cárcamo editor, 1984. Madrid.

TRABAJOS DE SENDERO.

Los viajes por los planos internos o “trabajos de sendero” son una técnica para entrenar la mente y prepararla para el viaje astral. De hecho, utilizados por aquellos bien experimentados en magia y meditación, los viajes por los planos internos se convierten enseguida en viajes astrales.

En el Libro de las Sombras y en otras fuentes pueden encontrarse numerosos trabajos de sendero. Los miembros de un coven puede, sin embargo, crear sus propios viajes; en tales casos lo mejor es usar el material mitológico o arquetípico, para estar seguros de que el viaje resultante sea absolutamente consistente con sus fuentes. Los viajes interiores que no se adapten a los arquetipos humanos fundamentales causarán profundos problemas psicológicos y mágicos.

El director del ejercicio, ya sea la Sacerdotisa, el Sacerdote o simplemente el miembro del grupo que sea el mejor narrador, debe estar completamente familiarizado con cualquier viaje por los planos internos que se vaya a emprender. Se debe prestar atención, y se deben mencionar los sucesos y apariciones importantes en los momentos y lugares en los que serían lógicamente percibidos por primera vez. Por ejemplo, que no se describa una torre o una arcada con toso lujo de detalles… para decir al final cuál es su color. Éste debería ser percibido ya desde lejos o en una primera mirada. En resumen, el narrador no debe forzar a su audiencia a borrar mentalmente o desandar lo ya recorrido, ya que ello va en detrimento de la concentración y estropea el efecto de un trabajo de planos internos.

Excepto en el caso de covens muy avanzados, es sabio evitar el aspecto Crone, es decir, áreas oscuras, peligrosas y amenazantes…, tales como viajes al mundo inferior o que tengan que ver en cualquier modo con el sendero de la mano izquierda. La estabilidad mental y las defensas psíquicas de todos los miembros del grupo deben igualar o, mejor, superar, al grado de desafío de cualquier trabajo de planos internos que el grupo pueda emprender. Sólo se deben asumir riesgos en asuntos de importancia capital.

Es bueno recordar también que durante el viaje, cada miembro del grupo probablemente visualizará el entorno de forma algo diferente. El que varias personas perciban exactamente las mismas imágenes o sensaciones durante un ejercicio, es una buena indicación de un psiquismo actuante. Hay que esforzarse por conseguir este tipo de sincronicidad, ya que desarrolla unos vínculos mentales más estrechos entre los miembros del grupo y aumenta la sensitividad. También es corriente que varios individuos “se vayan” en el curso de un trabajo de sendero y se alejen considerablemente de la ruta del viaje, volviendo de vez en cuando con el resto del grupo. Tales personas pueden en verdad ver otros lugares y sucesos de importancia que serán interesantes e iluminadores para el resto del grupo, incluso para el narrador. Estas divagaciones deben describirse para todos una vez que el trabajo de sendero haya terminado. Sin embargo, el propio narrador nunca debe desviarse, sino que debe permanecer en control total de la situación.

Uno de los valores principales de estos viajes es la visita “en persona” a los Grandes Arquetipos en busca de un mejor entendimiento de las verdades realmente básicas y fundamentales. En los planos internos pueden aprenderse y utilizarse técnicas mágicas avanzadas de considerable fuerza y efectividad. Los estudiantes e iniciados adelantados con mucha experiencia pueden conseguir grandes resultados de estos trabajos. Las operaciones de planos internos especialmente poderosos para usos mágicos son, por supuesto, mejor llevadas a cabo por grupos de voluntarios de miembros altamente entrenados.

Es deseable que el narrador esté familiarizado, o al menos tenga alguna base, con la hipnosis, ya que esto resulta de gran ayuda en la efectividad de los viajes interiores. Una voz suave y expresiva, la capacidad de elaborar una atmósfera y de mantenerla, la viveza de las descripciones para evocar una imaginería visual clara y dramática… todas éstas son características importantes.

Como preparación para un trabajo de planos internos es necesario crear un ambiente adecuado. Velas e incienso, quizá luz proveniente de un hogar, teléfonos desconectados, relojes de cuco silenciados, animales fuera de la casa, o al menos lejos del grupo. Los bebés y niños demasiado pequeños como para mantener la férrea disciplina del silencio y la inmovilidad, deben hallarse totalmente fuera del rango de audición. Incluso una música suave puede resultar una distracción. No se debe permitir que nadie influido lo más mínimo por el alcohol (marcado o “chispa”) tome parte en el sendero. Y en particular, las drogas no tienen cabida en absoluto en este tipo de trabajos. Nada debe interferir con la pureza de la experiencia interior que se busca.

Una vez todo dispuesto, los miembros del grupo deben relajarse en el área, mientras se discute sobre el tema concreto del trabajo de sendero. El narrador debe describir el marco y los aspectos importantes del trabajo a emprender, aunque no es necesario contar a los miembros de antemano un avance del itinerario y la imaginería. Se deben promover preguntas y diálogo de todo tipo. También hay que aconsejar de antemano a los individuos que no se levanten demasiado deprisa después de (o durante) el trabajo, ya que el shock resultante de la ruptura demasiado rápida del estado superrelajado y casi hipnótico, puede ocasionar marcos o dolor de cabeza y otros problemas. También deben ser advertidos de permanecer despiertos y en alerta a pesar del ambiente de gran relajación, ya que es muy fácil dormirse durante estas operaciones. Nada malo resulta de ello, sin embargo, y en verdad el que se queda dormido completa con frecuencia todo el viaje, sólo que con la parte inconsciente de la mente, y por supuesto sin memoria consciente de ello.

Cuando ya no hay más preguntas o comentarios, el narrador pide a todos que se relajen por completo (la mayoría prefiere tumbarse sobre almohadones o suelos alfombrados, a menudo cubriéndose con mantas lijeras o vestidos con túnicas calientes), que cierren los ojos y que dejen a sus mentes vagar a la deriva. Esta sugerencia se repite varias veces y a todos se les dice que hagan varias respiraciones profundas y que se relajen totalmente. Con voz uniforme, continua y suave, el narrador da entonces el tipo de sugestiones para la relajación que él o ella personalmente conozcan mejor. Se debe sugerir que las distintas partes del cuerpo se relajen, se sientan pesadas y en total libertad. Se puede empezar por los pies, y pasar quizá un minuto sugiriendo su total relajación, luego se repite el progreso hacia arriba pasando por las rodillas, los muslos, las caderas, el torso, los hombros y el cuello (¡particularmente importante!), brazos y manos.

Alternativamente, o adicionalmente se puede dar a todos en el coven ejercicios de respiración poral, primero de Tierra, para concentrar gradualmente el elemento Tierra en sus cuerpos y convertirse en muy pesados y masivos, luego se disipa el elemento Tierra y se inspira el elemento Aire por el mismo procedimiento, haciéndose más y más ligeros todavía, disipando después este elemento y volviendo al estado normal. El narrador debe entonces parar y permitir tanto como medio minuto de silencio total, a continuación puede empezar a contar el viaje. Él o ella no deben divagar. La mayoría de los trabajos de planos internos duran normalmente entre veinte y cuarenta minutos.

Después de completar el viaje o trabajo de sendero, el narrador debe permitir algo de tiempo para que los miembros del grupo se incorporen, después cada uno describe sus propios sentimientos y saca a relucir sus experiencias. Cuando todos han tenido la oportunidad de relatar sus particulares visiones y experiencias, se debe servir café o cualquier otro estimulante suave para “cerrar” la sensibilidad psíquica y mantenerse despiertos en el trayecto de vuelta a casa.