Ejemplos prácticos – Fuego y Athame

Fuente: http://www.wyldwytch.com/magic/meditations/fireathame.shtml
Traducción: Red

Meditación Sencilla con Fuego y Athamé

Necesitarás :

Un lugar en el que no seas molestado (desconecta teléfonos, aparta los relojes que hagan ruidos, puertas cerradas.) Viste ropa suelta y confortable. Cuaderno o papel para apuntarLápiz o bolígrafo.Una silla en la que sentarse (opcional) Si puedes sentarte al aire libre o bajo los rayos del sol, mejor.Asegúrate que tienes tiempo libre ( permítete al menos un mínimo de media hora para esta meditación) Una vela roja o naranjaCaldero (sí es posible) Athamé

    Siéntate cómodo en una posición relajada, sujetando tu Athamé ligeramente con ambas manos. Asegúrate de que te estás sentando con la espalda recta. Delicadamente, respira profundamente contando hasta cinco, y  espira otra vez contando hasta cinco. Repite este esquema de respiración dos veces más, un total de 3 respiraciones.

Ahora despacio, deja caer tu cabeza hacia delante contra tu pecho y repite otra vez estás respiraciones de 3 contando 5.
Lentamente, deja tu cabeza volver a su posición anterior.

Ahora déjala caer hacia  la parte más alta de tu columna vertebral, mientras respiras según  el “3-5” esquema. Como antes, haz regresar tu cabeza hacia la posición anterior.

Déjala caer ahora hasta tu hombro izquierdo. Recuerda seguir respirando profundamente según el esquema del 3-5. Coloca tu cabeza en posición central de nuevo.

Ahora deja caer tu cabeza hacia la izquierda mientras repites el esquema 3-5. Después déjala que de una vuelta en el sentido de las agujas del reloj siguiendo respirando cuando cuentas 5, y espirando cuando cuentas 5.

Querrás mover tu cabeza muy despacito. Es más importante relajarte y si quieres dar más vueltas a la cabeza relajando el cuello, no pasa nada. Aquí no hay bien y mal hecho. Cualquier cosa que te resulte más natural será perfecta. Cuando acabes este paso, vuelve a poner la cabeza en la posición normal.

Ahora deja a tu cabeza caer hacia atrás dejar rotar a tu cabeza en contra de las agujas del reloj, siguiendo el esquema de respiración. Despacio, sube tu cabeza a su posición normal.

  Ahora centra tu atención en tus pies. Respira profundamente y relájalos. Mándalos relajarse. Cuando te des cuenta de que has liberado toda la tensión, céntrate en tus dedos de los pies. Una vez más respira profundamente y relaja esta zona. Continúa en el arco de tu pie, el talón, los tobillos, dejando irse a toda la tensión en tus pies.
Deja que esta sensación de relajación suba por tus pantorrillas, tus muslos, tus caderas, tus nalgas, tu columna vertebral, tu estómago, tu pecho, tus hombros, tus antebrazos y tus brazos, muñecas, manos, por tus dedos, hasta tu cuello y tu garganta, tu barbilla, tu mandíbula. Deja que tu mandíbula se relaje y si lo necesita se abra un poco. Ahora relaja tus ojos, tu frente y tu cabellera. Respira profundamente.

Estate atento a tu respiración. Con cada exhalación, libera tensión de dentro de ti. Sigue respirando relajación y liberando tensión. Siéntate confortablemente y totalmente relajado, coloca una vela en un caldero o en un candelabro. 

Coloca tus brazos al lado de tu cuerpo, centra tu atención en la llama de la vela. Ahora apunta tu Áthame hacia la llama. Continúa centrando tu atención. Respira profunda y naturalmente. Deja a la llama de la vela relajar tu cuerpo y tu mente. Siente el poder detrás del Fuego. Deja que la fuerza y el poder del Fuego entren en tu Áthame.

Despacio cierra tus ojos guardando la visión de la vela como si fuese la verdadera y de manera estable. Sujeta tu Áthame otra vez con las dos manos Despacio cierra tus ojos visualizando tu vela, constante y real. Sujeta tu athamé otra vez en ambas manos.
Centra la atención en esta vela que es ahora “tu vela interior”. Mientras meditas en su llama, siente la presencia poderosa del fuego. El fuego puede crear y destruir.  Es constante y poderoso. Sólo una llama de tu vela contiene tanta fuerza.. Piensa que eres también tan fuerte y tan poderoso. Deja la energía que está capturada en tu Athamé elevarse a ti. Siéntelo llenando toda tu potencia y tu fuerza, coraje y voluntad. Mientras continuas respirando profundamente, empieza a cantar lo siguiente:

“Todo poderoso Fuego
dame la fuerza que requiero.
Para transformar y cambiar,
el coraje disponer de otra forma.
Quemando aquello que
no necesito
e iluminando el camino
que debo llevar.
con todo tu Poder
enséñame tu luz”

    Repite este cántico hasta que sientas el poder alzarse dentro de ti. Comienza a respirar según el patrón de respiración antes dado (contando hasta cinco respirando y contando hasta cinco espirando, repitiéndolo tres veces) Siente el poder que has acumulado. Piensa que puedes alcanzar tus metas. Tienes el poder de librarte de aquello que no es bueno para ti. Así como el fuego, puedes quemar todo esto. Si hay algo que quieres fuera de tu vida, energías negativas, malos hábitos, relaciones destructivas, puedes dejarlas ahora. No son ya, parte de ti. Si hay alguna cosa deseas conseguir, pero has estado dudando, debido a la voluntad o el verdadero deseo, tienes ahora el poder de la llama para iluminar tu camino, guiándote y animándote. Piensa que no fallarás y tendrás la fuerza, el coraje y la voluntad para transformar lo que quieras de ti mismo en aquello que deseas.

    Cuando te sientas lleno de energía o estás preparado para realizar transformaciones positivas en tu vida, abre lentamente tus ojos. Respirando profunda y naturalmente. Céntrate de nuevo en la vela del caldero. Céntrate en su llama. Este será el símbolo de tu transformación. Continua respirando profundamente, centrándote en su llama. Mientras la miras, respira profundamente y di lo siguiente en alto en la dirección de la llama:

“Soy Fuerza.
Soy coraje.
Soy voluntad.
Soy poder.
Bendita sea.”

    Tráete de nuevo a la habitación, al presente. Respira profunda y naturalmente. Presta atención al centro de tu cabeza. Despierta esta área lentamente, sintiéndola renovada y  vibrante. Sigue con el resto de tu cuerpo – ojos, mandíbula, garganta, etc… Continúa revitalizando tu cuerpo hasta tus tobillos, talón, planta, dedos de los pies…

Quizá quieras repetir los ejercicios que realizaste al principio de la meditación. Dejando caer tu cabeza hacia el pecho, devolviéndola a su posición; dejándola caer hacía tu espalda, devolviéndola a su posición, hacia un lado y al centro de nuevo, hacia el otro lado, al centro de nuevo, rotando tu cabeza en dirección de las agujas del reloj, y luego de la contraria.

¡Recuerda que aunque hagas esto a un ritmo lento debes sentirte muy energético! Escribe cualquier pensamiento ocurrido durante esta meditación. Ahora deja trabajar a la energía del fuego. Baila, canta, salta si quieres. ¡Festéjalo!