La Cultura Anasazi

La Cultura Anasazi

De: http://lapaz.usembassy.gov/anasazi/quienes.htm
¿Quiénes fueron los Anasazi?

Fueron los antepasados de los indígenas que hoy viven en Nuevo México y Arizona. Fueron una cultura que se asentó y tuvo sus cultivos en la región de Las Cuatro Esquinas entre el año 1 y 1300 DC. Produjeron cestería, alfarería, vestimenta, herramientas y adornos finos. Sus logros arquitectónicos incluyeron los cliff dwellings, o moradas en cuevas de peñascos, y los pueblos (aldeas al estilo de complejos de departamentos). Con el crecimiento y expansión de su población, sus comunidades intercambiaban mercaderías a través de una elaborada red de comercio. Las diferencias regionales surgieron con la adaptación de cada comunidad a sus alrededores de manera ligeramente distinta. Hoy se reconocen varias ramas distintas de esta cultura, entre ellas San Juan del Norte, Chaco, Kayenta, Virgen y Río Grande.

Anasazi es un vocablo navajo que significa “los antiguos” o “los antiguos enemigos”. En la actualidad estos pueblos rechazan ese apelativo como referencia a sus ancestros. Sus propios idiomas no comparten un nombre común para referirse a esa cultura, por lo que actualmente se utiliza el término “pueblos ancestrales”.
¿Qué ocurrió con ellos?

Por cientos de años, los primeros agricultores tuvieron bastante éxito en el área de Las Cuatro Esquinas; sin embargo, hacia 1300 DC, ya habían abandonado toda la región.

Estudios muestran que esta gente comenzó a asentarse en el área de Dolores en grupos pequeños alrededor del año 500 DC. Estos asentamientos estuvieron densamente poblados entre los años 600 y 900 DC, cuando las condiciones para la agricultura fueron las más favorables. El número de moradas, villorrios y poblados creció con el crecimiento de la población.

Las condiciones ambientales comenzaron a cambiar alrededor de 900 DC. Las sequías constantes y las mortales heladas hicieron que la agricultura no fuese confiable. Las familias comenzaron a abandonar el área de Dolores para buscar un medio agrícola y una vida comunitaria en otros lugares. Se continuó utilizando el área en menor escala, como lo hizo el Pueblo Escalante, en el siglo XII.

Después de haber llegado al límite de los recursos naturales disponibles y cuando los cultivos fallaron uno tras otro, la gente se trasladó o comenzó a depender en mayor manera de la caza y la recolección. Los arqueólogos también han observado evidencias de cambios sociales con el tiempo, cambios que quizás tuvieron relación con presiones internas o la competencia externa de grupos que no eran parte de los pueblos.
¿Cómo se vestían?

La vestimenta para protegerse del frío la hacían entretejiendo fibras de yuca envueltas en tiras de pelaje de conejo o plumas de pavo. Los cueros de animal proveían los materiales para las frazadas, taparrabos y delantales. Los tejidos en grandes telares probablemente eran hechos por los hombres que trabajaban en las kivas. Tejían frazadas, camisas, túnicas, delantales, faldas, taparrabos y cinturones con fibras vegetales, pelo humano y animal, y algodón obtenido mediante el comercio con las áreas del sur.

Su calzado lo constituían las sandalias, mocasines y probablemente calzados para la nieve. Las sandalias, generalmente hechas de fibras trenzadas o entretejidas de yuca, estaban disponibles en variedad de estilos.
El Arte de la Cerámica

Algunos productos de la alfarería hecha en esta área llevaban atrevidos diseños negros sobre fondo blanco. Estos diseños podían representar a la familia, la pertenencia a un clan o pueblo, o simplemente la imaginación del alfarero. Entre otros tipos de alfarería estaban los recipientes de cocción lisos y texturizados (“acanalados”). La alfarería con diseños negros sobre fondo rojo provenientes de Arizona era comercializada en toda la región de Las Cuatro Esquinas, así como lo era la de estilos de diseños rojos proveniente de Utah. Las formas variaban desde jarras, tazones, cántaros, calderos, cantimploras, hasta figurines y miniaturas.
¿Cómo se comunicaban con otros grupos?

Estos grupos ancestrales no permanecían aislados unos de otros, o de otras culturas en el oeste norteamericano. Eran partícipes de una red comercial de amplio alcance que traía productos exóticos de lugares tan alejados como las costas del Pacífico y del Golfo de México. Estos artículos “exóticos” probablemente recorrían territorios pasando de mano en mano y de grupo en grupo.

En su ámbito local, un alfarero podía observar que sus utensilios estaban en alta demanda, así como un agricultor exitoso podía observar lo mismo para su producción excedentaria de maíz. Los “socios” matrimoniales probablemente venían de aldeas cercanas. Este tipo de actividades mantuvo abiertas las líneas de comunicación entre distintos grupos.
Ceremonias Religiosas

Como los pueblos de hoy, los antiguos probablemente tuvieron ceremonias públicas y privadas con la intención de beneficiar al grupo en su totalidad. Distintos segmentos de su sociedad pueden haber sido responsables de eventos diferentes, siendo todos importantes para el bienestar espiritual y material de la comunidad.

El mantenimiento de la armonía con el mundo natural era clave para la supervivencia de estos ancestros. La observación cuidadosa del sol, la luna y las estrellas era esencial para la planificación de actividades como la época de siembra y cuándo prepararse para el invierno. Como en muchas otras sociedades agrícolas, los rituales se enfocaban en eventos anuales como el solsticio de invierno o el principio de la temporada de cosecha. Durante la primavera y el verano, se dedicaban casi exclusivamente a la agricultura y la recolección de plantas silvestres; durante el otoño y el invierno, se dedicaban a la caza. Sus conceptos y eventos religiosos estaban asociados a estas tareas.
Arte Rupestre

Muchos pueblos prehistóricos grabaron o pintaron imágenes en los peñascos de arenisca. Algunos pueden haber sido garabatos sin motivo alguno; sin embargo, basados en la información provista por los nativos del suroeste norteamericano, la mayoría de las figuras seguramente tenía un significado más profundo.

Por ejemplo, algunas espirales pueden significar el movimiento del sol, o el paso del tiempo. En ciertos lugares, los rayos de sol llegan a una espiral de modo distinto en los equinoccios de primavera y otoño y los solsticios de invierno y verano. Estas espirales seguramente sirvieron como parte de un calendario ritual. En otros lugares, de acuerdo con los indígenas de nuestros días, las espirales son símbolos de la migración de un grupo de un lugar a otro.

Otros símbolos pueden haber funcionado como mapas, apuntando hacia la ubicación de poblados y otros lugares. Las figuras animales pueden haber jugado roles en rituales o plegarias para una caza exitosa. Los maizales pueden haber representado una cosecha exitosa. Algunos símbolos representan la pertenencia a una familia, clan o sociedad ceremonial. Muchos de estos mismos diseños aparecen en las decoraciones de la antigua alfarería.
Las Ruinas de la Cultura Anasazi

En 1776, una pequeña expedición se dirigió hacia el norte desde Santa Fe, buscando una ruta hacia las misiones en California y a la vez explorando territorio desconocido. El grupo estaba liderizado por el padre Francisco Atanasio Domínguez. Otro franciscano, el padre Silvestre Vélez de Escalante, mantuvo registro de la expedición. No lograron llegar a California, pero sí describieron y cartografiaron gran parte del oeste interior.

En las primeras semanas de su viaje, la expedición acampó cerca de un río, al que llamaron Río de Nuestra Señora de los Dolores, cercano al actual poblado de Dolores. El 13 de agosto de 1776, Escalante escribió en su diario:

“Luego de una elevación en el lado sur del río, hubo en tiempo inmemorial un pequeño asentamiento del mismo tipo que el de los indígenas de Nuevo México, tal como los muestran las ruinas que inspeccionamos a propósito”.

Las ruinas visitadas por Escalante y Domínguez pueden haber sido los lugares que hoy llevan sus nombres. Sus registros fueron los primeros informes escritos sobre la existencia de asentamientos de grupos en lo que ahora es el estado de Colorado. Se excavó y estabilizó estos sitios en 1976, los que quedan adyacentes al ahora Centro del Patrimonio Anasazi.
Pueblo Domínguez

El Pueblo Domínguez fue un pequeño asentamiento en los predios de lo que ahora es el Centro del Patrimonio Anasazi. Todo lo que queda hoy son las rocas de los cimientos de cuatro habitaciones. La estructura originalmente estaba cubierta por un techo con varas, matorrales y una amalgama de barro. Un poco al sur del bloque de la habitación se hallaba una kiva donde los residentes debieron haber llevado a cabo actividades sociales y religiosas. Ese lugar, típico de esta región en el siglo XII, fue ocupado en la misma época que el Pueblo Escalante en la cima de la montaña. Las excavaciones realizadas en el sitio arqueológico Domínguez recuperaron 6.900 cuentas de turquesa, mármol negro y conchas; un pendiente en forma de rana y mosaicos de concha y turquesa; dos vasijas de cerámica fina, seis raspadores de hueso; un felpudo tejido y muchos otros artículos.
Pueblo Escalante

Algunos arqueólogos interpretan al Pueblo Escalante como un puesto de avanzada de la cultura chaco, que tuvo su centro en Nuevo México. Este pueblo se construyó entre 1120 y 1130 DC, cuando los pueblos prosperaban en toda la región de Las Cuatro Esquinas y el comercio entre los distintos grupos era activo.

Estos pueblos muestran una arquitectura de estilo chaco, habitaciones rectangulares grandes, donde estaban las áreas de estar, almacenamiento y una kiva. También eran características las paredes exteriores de piedra, rellenas con un centro de grava y el ventilador de aire fresco de subsuelo de la kiva. Existían varios asentamientos pequeños al estilo de San Juan del Norte alrededor de Escalante, incluyendo al Pueblo Domínguez.