preparacion para la muerte

La Muerte.

Ninguna otra civilización estudió a la muerte con mas detenimiento que el hombre del Anáhuac, a tal grado de trasformarla en una ciencia. La ciencia de la muerte lleva al hombre a un desarrollo pleno de sus facultades humanas y va mas allá. Esta ciencia es la que le permitió crear civilizaciones magnánimas como la Atlante Tolteca.

Lo único que tenemos seguro en las regiones del Chinauhmictlan (el reinado de la muerte o el mundo material) es que vamos a morir tarde o temprano. Este es el único punto en donde coincidimos todos sin excepción alguna, por lo cual los sabios nahóas lo tomaron como punto de referencia, como eje central de su conocimiento.

A trabes de sus estudios descubrieron que la muerte es un ir y venir, un entrar y salir de los mundos materiales a los mundos espirituales. Descubrieron que en los mundos espirituales, después del mundo del Omeyocan (el mundo de la nada, del silencio eterno) existían los cielos o mundos de los semidioses, y mas allá de estos mundos existía el Tlalocan, el cielo mas elevado, el mundo de los Cuatro Divinos Varones.

Todas las “almas” son conducidas al Omeyocan de allí se determina a que lugar partirá dicha “alma”. El Omeyocan no es un lugar donde se juzgue y condene a las “almas” simplemente las separa y agrupa por la ley de los similares (similar atrae similar). Si el hombre se comportó en vida como animal, la ley dice que ese hombre sirve mejor al universo como un animal, ya que no sabe ser hombre ¿para que desperdiciar un cuerpo de hombre con un “alma” que no sabe usarla? Los hombres que vagaban en el mundo sin un propósito divino, es decir los hombres que solo sirvieron para crecer, reproducirse y morir, puede ser que regresen como hombres nuevamente, a expensas de las leyes de la naturaleza. Los hombres que sirvieron concientemente a los propósitos de algún semidiós, son transportados al mundo de dicho semidiós donde se le juzgara por sus leyes. El hombre que sirve al poder universal, a los Divinos Varones, es transportado al mundo del Tlalocan, donde habita el HOMBRE JAGUAR. Y el hombre que se logra liberar se transforma en la encarnación del poder mismo, en la encarnación del conocimiento, este es el grado Quetzalcoatl al cual todos los hombres del Anáhuac aspiraban. El poder encarnado es la misma ley, no hay diferencia entre sus actos y la voluntad del mismo Dios, Huitzilopochtli Mexi.

Los seres que habitamos el universo podemos degradar y evolucionar. Es falso que ya no se puede ir hacia atrás, un semidiós puede terminar como mineral si se descuida y un mineral puede convertirse en semidiós si se esfuerza. Claro que hablamos de un ciclo muy largo del cual se trata que aspiremos a la libertad.

Preparación para la Muerte.

Si tuviéramos conciencia real de lo magno que es el Universo podríamos darnos cuenta de que el periodo que llamamos vida no es mas que un pestañeo. Que las cosas que aquí obtenemos o los títulos y nombramientos que logramos en realidad no valen nada. Que los placeres mundanos a los cuales solemos entregarnos son efímeros y pasajeros. Que aspirar a tener una vida serena y tranquila llena de comodidades y lujos es algo completamente inútil. Nos daríamos cuenta de que hay tantas cosas tan inútiles por las cuales nos preocupamos.

Para vivir la vida como debe vivirse tenemos que darnos cuenta de que somos mortales. Esto lo sabemos, pero no lo sentimos, no lo vivimos, no lo creemos, lo vemos muy alejado de nosotros lo que nos hace ser pasivos y negligentes.

Los placeres, los lujos, títulos, nombramientos, experiencias agradables y desagradables, sentimientos, y una larga lista mas, son borradas con la llegada de la muerte, todo esto desaparece, nada queda de ello, si esto es lo que cultivamos en vida entonces podemos tener plena certeza de que al momento de que llegue la muerte esta nos hará añicos y esa vida que vivimos de nada habrá servido. Habrá sido una vida vacía, una vida totalmente inútil, una perdida de tiempo.

Si fuésemos concientes de nuestra muerte buscaríamos las cosas que realmente valen la pena, pelearíamos por aquello que la muerte no puede borrar. Lucharíamos por acrecentar nuestra conciencia de nosotros mismos, por forjar nuestra Voluntad. La Voluntad es lo único que puede coexistir en todos los planos de la creación, ya sean materiales o espirituales. La Voluntad es lo único que interesa.

Pero al decir Voluntad no me refiero a hacer lo que nuestros deseos nos demanden y por lo general siempre nos demandan cosas enfocadas hacia el placer, lujos, gloria personal y comodidad. La Voluntad es la energía que sostiene al universo. La energía que se necesita para llevar a cabo cualquier empresa. Y la Voluntad solo se forja cumpliendo con nuestro deber y no haciendo lo que deseamos. Primero el deber y después el placer.

Muchas veces podemos confundir el camino, y ponernos al servicio del placer pensando que es el deber. Para no caer en este error es necesario un guía que ya haya recorrido parte del camino, o un maestro que lo conozca en su totalidad.

Solo el guía o maestro puede darnos un propósito que sirva al poder universal, en el caso de nuestro linaje Nahuatl (aztecas, toltecas, mayas etc.) es el servicio a la causa del Sr. Huitzilopochtli Mexi. Un propósito desligado de nuestro beneficio personal directo, para de esta manera tener la certeza de que nuestros actos no sirven al placer o la comodidad. Un propósito que compromete a la humanidad a buscar el triunfo de la Voluntad sobre las leyes de la naturaleza ya que en este lado de la creación las leyes de la naturaleza son sumamente poderosas y aprensibles.

Como ya lo dijo el Gran Sabio Otomitl en el Tercer Sol, “El hombre fue creado para servir al poder universal.”

Las leyes de la naturaleza nos dicen que nuestro propósito es nacer, crecer, reproducirse y morir. Estas leyes desprenden una gran cantidad de consecuencias, como apegos o aprensiones de las cuales se derivan miles de ilusiones que vivimos como si fuesen reales.  Estas leyes, son las que los animalitos siguen al pie de la letra y de las cuales no pueden escapar. Pero debido a que carecen de razón y conciencia de si mismos no se enredan con ilusiones como lo hace el hombre. El hombre tiene conciencia, lo cual lo hace capaz de acceder a las leyes universales, las cuales implican conocimiento, dominio de si mismo y creación. El hombre que no crea, que no se pone al servicio del poder universal es un hombre completamente inútil, un hombre que ninguna falta hace al universo y en ocasiones hasta se trasforma en un estorbo el cual hay que eliminar.

La Voluntad de un hombre se mide por sus creaciones. y cuando estas creaciones traen orden al universo y ayudan al triunfo de la Voluntad sobre las leyes de la naturaleza, quiere decir que la Voluntad de ese hombre es de una elevada calidad.

El Sr. Huitzilopochtli Mexi es el Divino Varón el cual nuestros antiguos nahóas identificaron como la encarnación mismas de la Voluntad. El triunfo de la Voluntad es el triunfo del Sr. Mexi.

Prepararnos para morir es igual a forjar nuestra Voluntad, pues al hacerlo nos hacemos una Unidad un Ce con la energía del Sr. Mexi. Y al momento de llegar la muerte podrá quitarnos todo menos la Voluntad que logramos forjar. De esta forma nuestra vida habrá sido de utilidad.