AVARIN(las Seis Palabras)

AVARIN(las Seis Palabras)

“Los Avari eran aquellos elfos que permanecieron satisfechos con la Tierra Media y rehusaron las convocatorias de los Poderes; pero ellos y sus variadas lenguas secretas no conciernen a este libro”, escribió Tolkien en una versión temprana de los Apéndices sobre los idiomas que estaba preparando para SdlA ((*)PM:29-30). ¿Significa esto que algunos Avari desarrollaron deliberadamente o alguna vez crearon nuevos idiomas para el propósito del secretismo? Pero algunas lenguas avarin fueron evidentemente similares a las eldarin: Felagund interpretó rápidamente el idioma del pueblo de Bëor, y una razón por la que podía hacer esto era que “estos Hombres tenían trato desde hacía ya mucho con los Elfos Oscuros, al este de las montañas, y que de ellos habían aprendido gran parte de la lengua élfica; y como todas las lenguas de los Quendi tenían un único origen, la lengua de Bëor y su gente se asemejaba a la lengua élfica en muchas palabras” (Silmarillion cp. 17). Efectivamente se dice que “en el Norte y en el Este del Mundo Antiguo [los Hombres] aprendieron el idioma directa y completamente de los Elfos de los que eran amigos desde su infancia y tempranas divagaciones” ((*)PM:30), y Faramir alguna vez afirmó que “todas las lenguas de los hombres en este mundo son de procedencia élfica” (GA:187 (WR:159), (*)PM:63). En los primeros días, esta influencia élfica en las hablas de los Hombres sólo podía venir del avarin.

Parece que alguna vez los Enanos tomaron algunas palabras de los Elfos no Elda, probablemente mucho antes de que conocieran a los Eldar en Beleriand. En (*)WJ:391, Tolkien expone que “el nombre para decir Orcos en la lengua de los Enanos, Rukhs pl. Rakhâs, parece mostrar puntos de coincidencia con los nombres élficos, y fue posiblemente derivado del avarin en última instancia”. Se dice que en las lenguas avarin (también como en las Eldarin), había algunas derivaciones de la raíz primitiva RUKU, la fuente de las palabras quenya y sindarin para “Orco”. -(*)WJ:389.

Tolkien se interesa en la rama Eldarin de la familia de idiomas élfica, y parece que dejó las lenguas avarin virtualmente inexploradas. Las únicas formas actuales en avarin que son citadas en material publicado, y muy posiblemente todas las formas avarin que Tolkien mencionó, son seis descendientes del primitivo kwendî (De dónde la palabra quenya quendi) que se listan en (*)WJ:410: kindi, cuind, hwenti, windan, kinn-lai, penni. (Se dice que los descendientes del primitivo kwendî eran “frecuentemente encontrados” en las lenguas avarin.) Se dice que estas formas avarin son “citadas por los Sabios [¿eldarin?]”, que evidentemente tuvieron algún interés científico en las lenguas avarin. Cada una de estas formas pertenece a un idioma avarin diferente, así que debe haber seis de estos idiomas como poco, y probablemente muchos más (de acuerdo con (*)WJ:410, los dialectos avarin “eran numerosos, y a menudo extensamente influyentes en otros como lo eran ellos de las formas Eldarin de las lenguas élficas”). Estas palabras avarin no significan actualmente  lo mismo que su correspondiente en quenya, quendi, i.e. “Elfos en general”. Eran los nombres que los Avari se daban a si mismos. Tolkien anota: “Evidentemente ellos han continuado llamándose a si mismos *kwendî, ‘la Gente’, respecto a aquellos que se fueron [esto son los Eldar], desertores.”

Comparando las formas que Tolkien menciona a la forma primitiva *kwendî conseguimos lo que pueden ser los únicos ejemplos de los cambios de sonidos avarin que podamos tener nunca:

– Kindi perdió la w y cambió la e por la i, quizás por asimilación al sufijo de plural -i, que también nos cuenta que las vocales finales largas originales evolucionaron a vocales cortas (como en quenya; v. también hwenti, penni más abajo).

– Cuind (¿tiene algún significado que Tolkien use c en lugar de k?) cambió la semi vocal original w en una vocal completa u. El sufijo original se perdió. ¿Es la i sólo una forma posterior de la vocal original e, o es un infijo que indica plural? (¿quizás alguna clase de acento causada por la terminación de plural -î antes de que fuera perdida?) ¿¿¿Puede el singular ser *cund??? (< *kuend < *kwend < kwende?) - Hwenti muestra un cambio kw > hw y d > t, y la terminación original larga -î evolucionó a la corta -i (como en kindi arriba y penni abajo). Si hw denota el mismo sonido que en quenya (w sorda), este hw puede ser el producto de [x] (como la palabra alemana ach-Laut) en contacto con [w]. Quizás esta rama del avarin convirtió las oclusivas sordas originales en aspiradas, como [k] > [x], y ‘ensordeció’ las oclusivas sonoras originales, como [d] > [t].

– Windan perdió la k inicial, convirtió la e en i y aparentemente intensificó la -e original del primitivo sg. kwende convirtiéndolo en -a. Este idioma avarin parece haber introducido una nueva terminación final para el plural, -n, que no descendió directamente del original -î. Es probablemente derivado del elemento de plural -m que se ve en el idioma primitivo (ver CP:417 (LR:360), raíz 3Ô). Algunos de los casos quenya también muestran un plural en -n, p. ej. la desinencia del locativo plural -ssen; puede que esto también venga del primitivo -m.

– Kinn-lai puede provenir de un idioma avarin íntimamente relacionado con el del que viene  kindi (arriba); notamos el mismo cambio kwe- > ki. Aquí también tenemos la asimilación nd > nn. El último elemento  lai no está desde luego derivado del primitivo sufijo para plural -î. Mas bien debe de estar relacionado con el quenya lië “pueblo”, de aquí “kinn – pueblo”. La raíz; LI, el causante del quenya lië, puede haber producido lai mediante un infijo A (bien documentado en el idioma primitivo).

– Penni es una forma que está resaltada como especialmente interesante por Tolkien. Muestra el mismo cambio kw > p que en el telerin común (por lo cual el sindarin y el telerin de Aman), sugeriendo “que  ya halla ocurrido entre los Lindar [Teleri] antes de la Separación” ((*)WJ:410). Por lo demás vemos la misma asimilación nd > nn como en kinn-lai, aunque un descendiente de la terminación primitiva -î está aún presente,  aunque  evolucionó a vocal corta como en kindi y hwenti. Tolkien nos informa que “la forma penni se cita como originada del idioma de los ‘Elfos del Bosque’ del Valle del Anduin”

Por lo demás, hay muy poco. El nombre del Elfo Oscuro Eöl, que no puede ser analizado ((*)WJ:320), puede ser avarin. Se dice que aunque los clanes originales fueron todavía recordados entre los Avari, “no hay relación entre su uso del nombre Ñoldo [que es, cualquier descendiente directo del primitivo ñgolodô] en ninguna forma avarin reconocible”. ((*)WJ:381).

Aquellos que desean entablar en una “ficción de aficionado” pueden empezar creando los idiomas avarin a los que pertenecen las palabras Kindi, Cuind etc., derivándolas del quendiano primitivo de Tolkien.

DORIATHRIN (La lengua materna de Lúthien)

DORIATHRIN
(La lengua materna de Lúthien)

También llamado (en CP:433): doriáthrico

Todo lo que conocemos de la lengua de Doriath son unas ochenta palabras halladas en las Etimologías en CP:403-462, más una o dos del capítulo 21 del Silmarillion. Sin embargo, alguna vez fue la lengua hablada en la corte del Rey Thingol, que rigió Beleriand durante cuatro mil años del Sol, y procreó a “los más hermosos de todos los Hijos de Ilúvatar que fueron o serán” (Silm. cap. 4). El doriathrin debe haber sido la lengua materna de Lúthien Tinúviel. Cuando, más tarde, ella aprendió la lengua Humana nativa de Beren, él llegó a preguntarle por qué se tomaba la molestia, “dado que su propio idioma era más rico y hermoso” (PM:369).

¿Debe considerarse al doriathrin como una lengua élfica separada, o como una variante del sindarin? Las Etimologías se escribieron mucho tiempo antes de que Tolkien se percatara de que el idioma de sonido semejante al galés de su mitología no era el que los Noldor habían traído consigo desde Valinor, como había pensado durante más de treinta años, sino el de los Elfos Grises en la Tierra Media. Así, de pronto, el sindarin y el doriathrin se encontraron en una relación muchísimo más estrecha que antes. El doriathrin, como lengua distinta, ¿sobrevivió a esta revisión general? Más tarde, Tolkien habla del “sindarin de Doriath” (PM:369). Pero en el Silmarillion, incluso en las partes revisadas luego de que Tolkien publicara el SdlA, los nombres y las frases en doriathrin subsisten: Mablung, Nauglamîr, Dagnir Glaurunga, Dior. Al menos con respecto a estos nombres, el doriathrin alcanzó finalmente la forma madura de la mitología. Quizás el idioma doriathrin del que se tienen atisbos en las Etimologías pueda pasar por una forma arcaica del sindarin, aunque parece tener peculiaridades completamente propias, y ser diferente del “NA” (noldorin antiguo, léase sindarin antiguo) de las Etimologías. El doriathrin definitivamente pertenece a la misma rama del telerin común que lleva hacia el sindarin, pero parece haber establecido su propia rama bastante antes de que se alcanzara el élfico gris clásico, y ha cambiado menos a partir del telerin común que el sindarin. Pero a menudo son factores extralingüísticos los que determinan qué se considera un idioma separado y qué un dialecto. Quizás por una decisión política el doriathrin sea una forma del sindarin, la lengua de los súbditos de Thingol – aunque el Rey despreciara el dialecto septentrional del élfico gris (PM:369, 372).

Sin embargo, la canción de Lúthien, en Las Baladas de Beleriand p. 406 parece ser sindarin puro. (Lo que allí se reproduce es una fuente post-SdlA). Por esta razón y por otras, algunos expertos sostienen que el Doriathrin de las Etimologías -la lengua de la que se ocupa principalmente este artículo- no es ya un idioma “válido” en la mitología para el escenario ligüístico que el Tolkien más anciano había llegado a visualizar. Según este punto de vista, la lengua de Doriath debería imaginarse ahora simplemente como una variante particularmente arcaica del sindarin que conocemos por el SdlA, y el doriathrin de las Etimologías debe hoy dejarse de lado, en su mayor parte, como una noción obsoleta – excepto algunos nombres, mencionados más arriba, que Tolkien evidentemente transfirió al sindarin cuado desechó el doriathrin como lengua separada. En este asunto no se puede alcanzar una solución definitiva (sin embargo, véase el apartado para roth más abajo, en la lista de palabras). La lengua tratada aquí fue al menos la lengua de Doriath en un estadio del escenario siempre cambiante de Tolkien.

:Puede citarse aquí un comentario tardío acerca de la lengua del Reino Escondido: “El habla de Doriath … era, incluso en los días de Túrin, más antigua que la usada en otros lugares. Algo (según observó Mîm) de lo que Túrin nunca pudo deshacerse, a pesar de su encono contra Doriath, era el habla que había adquirido durante su crianza. A pesar de ser un Hombre, hablaba como un Elfo del Reino Escondido, que es la impresión que ahora daría un hombre cuya habla y aprendizaje hasta la edad adulta se hubieran desarrollado en algún país encerrado, donde la lengua inglesa hubiera permanecido más cercana a la de la corte de Isabel I que a la de Isabel II” (WJ:312)

LA ESTRUCTURA DEL DORIATHRIN

En lo que respecta a la estructura del doriathrin, puede observarse lo siguiente: mientras que el sindarin expresa las relaciones de genitivo sólo con el orden de las palabras (Ennyn Durin “Las Puertas [de] Durin”), el doriatrhrin todavía conserva un genitivo diferente en -a. Se advierte en la inscripción que algunos elfos de Doriath grabaron sobre la piedra de la tumba de Túrin: Túrin Turambar Dagnir Glaurunga, “Túrin Turambar la Ruina de Glaurung” (traducido en el índice del Silmarillion). De acuerdo con Tolkien, el genitivo sindarin sin terminación representa probablemente formas flexionadas de la lengua antigua, así que en este aspecto un hablante del sindarin normal efectivamente encontraría arcaico el doriathrin.

De acuerdo con las Etimologías, bajo la raíz NAUK, el “genitivo [doriathrin] en -a(n) precedía” a la palabra a la cual regía. La palabra en discusión allí era Nauglamîr, “el Collar de los Enanos”, literalmente *”de-Enano-Collar” (naugla + mîr). Sin embargo, el orden de las palabras descrito aquí no puede haber sido el único posible: cfr. Dagnir Glaurunga.

La terminación de genitivo plural era -ion, como en region “de acebos” (también el nombre Region). Cfr. el quenya -ion como en Silmarillion “(relato) de los Silmarils”. Pero quizás la terminación -ion haya sido reinterpretada con el significado de tierra o región; cfr. el sindarin Eregion.

Mientras que es típico que el sindarin forme el plural de los sustantivos cambiando las vocales, al estilo del inglés man/men o goose/geese, el doriathrin tiene una terminación plural -in. Los cambios de vocal en sindarin (al igual que los del inglés) son originalmente fenómenos de inflexión activados por una antigua terminación plural que contenía la vocal -i, de modo que una vez más el doriathrin puede ser llamado arcaico en comparación con el sindarin:

    Eld “Elfo, Elda” pl. Eldin
    orth “montaña”, pl. orthin
    roth “caverna”, pl. rodhin (la sonoridad de la consonante final del tema ROD se conserva en posición intervocálica; quizás el doriathrin no pudiera tener fricativas sonoras en posición final)
    urch “orco”, pl. urchin

También está regorn “acebo”, pl. regin (reg-orn es literalmente “acebo-árbol”, y la terminación de plural está sufijada directamente al tema reg “acebo”; cf además el genitivo plural region). Esta terminación de plural no debe confundirse con la terminación de adjetivo que se ve en ngorthin “horrible”, de ngorth “horror” (con variante -en, en lóm “eco”, lómen “que tiene eco”)

El doriathrin no parece tener la inflexión característica del sindarin normal. La i en la sílaba final de urchin no hace que la u se transforme en y por asimilación; compárese con el sindarin orch pl. yrch (que representan formas arcaicas como *urkô pl. *urki o *urkoi).

Sin embargo, las Etimologías dan una pista para pensar que el doriathrin era similar al sindarin por lo menos en un aspecto. A veces se listan allí formas dobles: Dolmed y Ndolmed (nombre de una montaña), gol y ngol “sabio, mágico”, gold y ngold “Noldo”, golo y ngolo “magia, sabiduría”. Los temas son NDOL y NGOL, de modo que las formas alternativas reflejan el grupo inicial original. Quizás, lo mismo que en sindarin, la combiación original influya en la forma usada detrás de ciertas partículas, como el artículo definido: cfr. el sindarin golodh “Noldo”, pero i ngolodh “el Noldo”. De modo similar, el gold doriathrin puede aparecer como ngold en determinados entornos.

Hay una palabra doriathrin que trae aparejada una cuestión peculiar: Los elfos de Doriath, ¿habían dejado de lado el sistema numérico duodecimal de los Quendi (basado en el número 12) por uno decimal, como el nuestro? Según WJ:423, todos los elfos, en todo momento, calculaban por docenas; pero el nombre Menegroth se traduce “Las Mil Cavernas” (según CP:443, raíz ROD, los elementos son meneg + roth, evidentemente = “mil” + “caverna[s]”). Pero en un sistema duodecimal, no hay nada en especial en el número 1000; éste se expresaría como 6-11-4 (entiéndase 6 x 144 + 11 x 12 + 4 x 1). El millar no sería de ningún modo un “número redondo”. El primer número de cuatro dígitos en un sistema duodecimal es 1728 (12 x 12 x 12). Ése sería el “número elevado” proverbial para alguien acostumbrado a pensar en términos duodecimales, del mismo modo que el 1000 lo es para nosotros. ¿Podría ser que la traducción “Las Mil Cavernas” sea idiomática, pero inexacta si se la considera estrictamente, y que Menegroth signifique en realidad “Las 1728 Cavernas”? Si es así, la traducción correcta simplemente no quedaría bien en castellano.

LISTA DE PALABRAS DORIATHRIN con notas etimológicas

Nota: las palabras primitivas “reconstruídas” por Tolkien mismo no están marcadas con asterisco.

     -a terminación de genitivo, apreciada en Dagnir Glaurunga “Ruina de Glaurung”. La terminación de genitivo del eldarin común era -hô > -ô, derivada de un “antiguo elemento adverbial” HO que significaba “lejos, desde, de entre” (WJ:368). El apartado correspondiente en las Etimologías (mucho más tempranas) parece ser 3O (3Ô) “desde, lejos de, de entre, fuera de” (LR:360). ¿Podría el -ô primitivo devenir -a en doriathrin? Hay algunas palabras ilkorin que parecerían mostrar un desarrollo semejante, y por el modo en que Tolkien veía las cosas cuado escribió las Etimologías el ilkorin y el doriathrin eran parientes cercanos (ambos tenían una terminación de genitivo -a). En la terminación de genitivo plural -ion, el elemento “de genitivo” (< 3O o HO) aparece como o; véase -ion.      argad "fuera del cerco", el exterior, el afuera (CP:414 s. v. GAT(H), también CP:404 s. v. AR2). En Doriath, "el cerco" se refiere por supuesto al Cinturón de Melian. El prefijo ar- significa "fuera de", derivado de la raíz AR2, no definida en las Etimologías, aunque el apéndice del Silmarillion da ar- "junto a, fuera de". El segundo elemento es gad "cerco", q. v.      argador evidentemente, el nombre doriathrin de las tierras fuera de Doriath (GAT(H), cfr. ELED). Compuesto de argad y dor, q. v., por lo tanto *"fuera-del-cerco-tierra", *"tierra exterior".      cwindor "narrador" (CP:424 s. v. KWET). Es ésta una palabra dudosa, según la concepción posterior de Tolkien; en la rama del eldarin a que pertenece el doriathrin, el grupo KW primitivo se convirtió en P mucho antes en la historia lingüística élfica (WJ:375 cfr. 407 nota 5). ¿Hay que leer *pindor? De todos modos, Tolkien afirmó que cwindor proviene de kwentro "narrador", es decir, una variante con infijo nasal de la raíz KWET- "decir" combinada con la terminación de agente masculina -ro (cfr. Dior de ndeuro). La o de cwindor se desarrolló probablemente para romper un grupo consonántico final, dado que la forma en el eldarin común habría sido *kwetr tras la pérdida de -o (además de -a, -e) breve final. Esta es la única palabra dentro de nuestro reducido corpus que da alguna evidencia del cambio nt > nd. Curiosamente, la e se transforma aquí en i. Parece que este cambio ocurre ante grupos consonánticos que comienzan con nasal; cfr. nîw “nariz”, de NEÑ-WI (probablemente pasando por una forma intermedia *niñw- antes de la pérdida de la ñ y el alargamiento compensatorio de la i en î).
     dagnir *”matador” (Silmarillion, fin del capítulo 21). Algunos dirían que esto es sindarin normal y que no ha de relacionárselo con el doriathrin de las Etimologías. Está claro que los elementos deben conectarse con las raíces NDAK “matar” (CP:433) y DER, reforzado NDER, “hombre” (CP:434). Al igual que en sindarin, las oclusivas sordas postvocálicas se sonorizan, de ahí que k > g en NDAK > dag-. Podríamos haber esperado que NDER diera *dir, *ndir en vez de nir; quizás el nd original se transforme en n detrás de una consonante en el medio de un compuesto (¿y de igual modo m, n donde primeramente había mb, ng?).
     dair “sombra de árboles”. Derivado de una raíz DAY “sombra” (CP:410); la forma primitiva sería probablemente *dairê (cfr. el adjetivo quenya laira “umbrío”, evidentemente de *dairâ).
     Daeron (nombre propio, = sindarin Daeron). (CP:410 s. v. DAY). El primer elemento, evidentemente, debe considerarse equivalente al dair arriba mencionado; en todo caso, el nombre Dairon deriva de la misma raíz. El apéndice del Silmarillion, bajo dae, define este elemento como “sombra” y señala que “quizás” aparezca en el sindarin Daeron. La terminación de masculino -on está documentada en varias lenguas eldarin; Dairon puede representar un *Dairondo primitivo.
     Denithor “Denethor”, nombre propio masculino que en CP:218 se hace derivar de ndani-thârô, “salvador de los Dani” (= Nandor, Elfos Verdes). El segundo elemento thârô no puede relacionarse fácilmente con ningún elemento incluido en las Etimologías; THAR “a través de, más allá de” (CP:452) parece incapaz de dar el significado “salvador”, a menos que un thârô sea literalmente alguien que lleva a alguien o algo más allá del peligro. Thârô no parece una formación de agente primitiva frecuente. De todas maneras, Tolkien, muchos años más tarde, propuso una etimología bastante distinta para el nombre Denethor; en WJ:412 (donde no se menciona forma doriathrin alguna) se dice que significa “flexible-y-delgado”, a partir de dene- “fino y fuerte, dobladizo, delgado”, y thara “alto (o largo) y esbelto”. (No es posible conectar estos elementos con nada más en el corpus publicado).

Telerin

TELERIN

También llamado Lindalambe, Lindárin (denominación propia, WJ:371)

HISTORIA INTERNA

El Silmarillion, en su quinto capítulo, cuenta cómo los Teleri, después de cruzar el Mar, habitaron primero en Tol Eressëa: “Allí habitaron los Teleri como lo desearon bajo las estrellas del cielo, y sin embargo a la vista de Aman y de las costas inmortales; y por esa larga estadía en la Isla Solitaria la lengua de ellos fue separándose de la de los Vanyar y los Noldor”. Más tarde llegaron finalmente a Aman. Algunos sostuvieron que la lengua de los Teleri era un dialecto del quenya, pero los propios Teleri la consideraron un idioma independiente, el Lindalambe o “lengua de los Lindar”. En Aman, los hablantes del telerin sobrepasaban en número a los Vanyar y Noldor, que hablaban quenya, pero ni los Teleri ni su lenguaje estaban llamados a tener un rol predominante en la historia de Arda. Probablemente el telerin y el quenya fueran mutuamente inteligibles, pero su fonología difería grandemente, siendo el telerin a menudo más conservador que el quenya. (Se dice que Finarfin, hablante del quenya noldorin, aprendió telerin, lo cual indica claramente que éste era un lenguaje marcadamente distinto del suyo propio; CI:292 UT:229). El telerin de Aman fue el descendiente mejor conservado del telerin común, la lengua hablada por los Teleri del Gran Viaje desde Cuiviénen y en Beleriand antes de que muchos del Tercer Clan partieran por sobre el Mar. Vuelto a la Tierra Media, el telerin común produjo el nandorin y el sindarin.

Hay al menos un caso de adopción de una palabra telerin por parte del quenya. El descendiente lineal del telerin común *kyelepê “plata” se manifestó como telpe (o telepi) en telerin, y como tyelpe en quenya. Sin embargo: “En quenya la forma telpe fue de uso común por influencia del telerin; porque los Teleri apreciaban la plata más que el oro, y su habilidad como orfebres era estimada aun por los Noldor. Así, Telperion era más común que Tyelperion como nombre del Árbol Blanco de Valinor” (CI:337 UT:266).

HISTORIA EXTERNA

El telerin como lengua juega un papel muy pequeño en la narrativa de Tolkien, y el hecho de que éste, pese a ello, construyera algunas de sus partes confirma que, para él, los idiomas eran tan importantes como las historias, si no más. Los Elfos del Mar estuvieron siempre presente en la mitología de Tolkien, aunque bajo nombres diversos; en los textos más tempranos son llamados Solosimpi (originalmente, Tolkien aplicó el nombre de Teleri al Primer Clan, los Vanyar posteriores). Cualquiera fuera su nombre, evidentemente siempre se visualizó una lengua separada para los Elfos del Mar. En la primera lista de palabras élficas, el “Qenya Lexicon” de 1915, leemos (p. 38): “Felpa alga. Una palabra Solosimpe = filqe. So[losimpe] transformó q > p.” Evidentemente, filqe es el equivalente “Qenya” de esta palabra “Solosimpe”. Es sorprendente ver que una característica central de la fonología telerin posterior existía ya en 1915: que esta lengua tenía p en lugar del quenya qu (q). El Qenya Lexicon alude brevemente a algunas alternancias vocálicas que tienen lugar en “Solosimpe”, pero no parece probable que esta información sea todavía válida en el telerin que Tolkien visualizó más tarde; la palabra felpa no se incluye en la lista más abajo.

Por lo que conocemos, Tolkien nunca mencionó ninguna inspiración específica para el telerin (como el finlandés fue la inspiración principal del quenya, y el galés del sindarin). Algunos detectan un aire italiano en el telerin. Al menos, a Tolkien le gustaba ese idioma: “Sigo enamorado del italiano, y me siento perdido sin la oportunidad de hablarlo” (Cartas #167) [mala traducción de Minotauro: “Sigo estando enamorado de Italia, y me siento perdido sin la oportunidad de hablar de ello”].

LA ESTRUCTURA DEL TELERIN

Fonología conservadora

A pesar de que a menudo se piensa que el quenya es el lenguaje que menos cambió a partir de la lengua original inventada por los Elfos en Cuiviénen, parece que este honor en realidad pertenece al telerin, al menos en el campo fonológico. La fonología del telerin era conservadora en muchos aspectos. Por ejemplo, el grupo inicial del antiguo quendiano *sp no cambia, como en spanga “barba” a partir de la raíz SPÁNAG. Ninguna otra lengua eldarin, excepto el nandorin, conserva este grupo; tanto el sindarin como el quenya lo cambiaron por f. En tanto que el quenya cambió las b y las d iniciales por v y l (a veces n) respectivamente, estos sonidos permanecen inalterados en telerin: Bala por el quenya Vala (primitivo *Bálâ), delia “ir” por el quenya lelya (primitivo *del-ja, WJ:360). Después de una vocal, d se transforma en r en quenya, pero no cambia en telerin: el primitivo *awada “lejos” (reconstrucción mía) produce el quenya oar y el telerin avad. El grupo medio *kt tampoco cambió (escrito ct en telerin), mientras que se hizo ht en quenya (compárese el telerin hecta- “rechazar” con su equivalente quenya hehta-). La palabra gáialá “caído, terrible, duro” contiene un ejemplo absolutamente único de una vocal final larga (este tipo de vocales eran frecuentes en la lengua primitiva) todavía conservada en una lengua eldarin tardía: el primitivo *gayalâ (reconstrucción mía). En quenya estas vocales se habían abreviado, en sindarin se habían perdido. Sin embargo, parece que las vocales finales largas normalmente se abreviaban en telerin al igual que en quenya, cfr. aráta, no *arátá, del primitivo *arâtâ “noble” (PM:363).

Los principales cambios fonológicos son: el cambio en telerin común de KW por P (Pendi por Quendi) y la simplificación de ñg y mb iniciales por g y b (el nd inicial probablemente se convirtió en d, como en sindarin, pero nuestro pequeño corpus no contiene ejemplo alguno de esto). El quenya, en cambio, simplificó estos grupos a ñ > n y m (telerin golodo por quenya Ñoldo, Noldo, primitivo *ñgolodo; telerin bar “hogar” por quenya mar, primitivo *mbar). El telerin simplificó ny inicial por n; compárese el telerin nelli *”cantantes” (en Fallinelli) con el quenya nyeldi. El primitivo ky devino t, probablemente pasando por ty, todavía conservado en quenya. La secuencia dl evidentemente se asimiló en ll: edlo (WJ:363) pasa a Ello. Puede observarse que en la palabra engole “sabiduría” (raíz ÑGOL) se ha desarrollado una vocal e delante de una ñ evidentemente silábica; en quenya esta vocal fue i (ingolë, WJ:383 cfr. PM:360; compárese también el telerin endo con el quenya indyo, ambos a partir de la raíz ÑGYÔ). La primitiva w inicial se convirtió en v, p. ej. en vilverin “mariposa” de la raíz WIL; compárese con el prefijo vó- que desciende de WO. En posición intervocálica se dio el mismo cambio, pues *kawâ “casa” (reconstrucción mía) produce cava (en quenya coa; el cambio de áwa, *áua por oa no ocurrió en telerin). Según WJ:367, “v sigue sonando como w”; ¿significa esto que no ocurrió en realidad ningún cambio, sino que las convenciones de escritura del quendiano primitivo y el telerin simplemente diferían en cuanto a la representación de [w]? Entre una consonante y una vocal, la semivocal w se convirtió en una vocal u plena; compárese el quenya Olwë, vanwa con el telerin Olue, vanua. De modo similar, y (también escrito como j por Tolkien) se hizo i, pues el primitivo delja “ir” produce delia (contrástese con el quenya lelya). El nombre Findo “Thingol” sugiere que el primitivo th se mafestó como f en telerin, por lo menos en posición inicial: la palabra bredele “haya” a partir de BERÉTH parece indicar que, después de una vocal, *th se hace, en cambio, d; ¿todas las oclusivas aspiradas sordas se convirtieron en oclusivas sonoras en esa posición? ph inicial da como resultado f, como en ferne a partir de PHÉREN, de modo que raíces como THIN y PHIN deben haberse mezclado en telerin. En una fuente tardía, Tolkien afirmó que el telerin poseía þ, sc. th como en el inglés think (PM:332), pero este sonido no aparece en nuestro corpus. En otras lenguas élficas que sí tienen þ, el th primitivo aspirado es siempre uno de los orígenes de este sonido, de modo que Tolkien quizás había cambiado de opinión con respecto al desarrollo de esta aspirada en telerin. Pero, por supuesto, el telerin también puede haber desarrollado þ por otras vías.

El problema de la síncopa: El 17 de diciembre de 1972 (muy reciente = muy confiable), Tolkien escribió a Richard Jeffery: “Tienes razón, por supuesto, al ver que la palabra para “plata” apunta a un[a forma] orig[inal] *kyelepê: q[uenya] tyelpe (con síncopa regular de la segunda e]; s[indarin] celeb, y telerin telepi (en telerin la síncopa de la segunda vocal en una secuencia de 2 vocales cortas de la misma calidad no era regular, sino que se daba en palabras largas, como Telperion)” (Cartas #347; se ha confirmado que telepi es una lectura errónea de *telepe; obsérvese que Humphrey Carpenter, al editar esta carta, se equivocó al leer el quenya ortane como “ortani” en la misma página de Cartas). Esto concuerda con material de las ya lejanas Etimologías de fines de los ’30, y a la vez lo contradice. Bajo ÑGOL encontramos la foma sin síncopa golodo como la palabra telerin para “Noldo” (primitivo *ñgolodô, PM:360/WJ:383). Sin embargo, en las Etimologías la palabra telerin para “plata” se da como telpe (KYELEP/TELEP), no telepi. En el ensayo Quendi y Eldar, de aproximadamente 1960, la palabra telerin para Noldo se da en la forma con síncopa goldo (WJ:383), no golodo. Debemos aceptar la información más reciente de Cartas, y rechazar la forma goldo, y más aún si la forma sin síncopa golodo reaparece en un ensayo no anterior a 1968 (PM:360). Sin embargo, los compuestos Goldórin y Goldolambe como nombres telerin del quenya pueden permanecer, siendo “palabras largas” en las que golodo se contraía, tal como telepe se contrae en Telperion. Nótese que el nombre telerin de Galadriel, Alatáriel, nombre que le dio su amante teleri Teleporno/Celeborn, sufrió una síncopa y quedó como Altáriel cuando se lo adaptó al quenya (aunque es cierto que la forma quenya debería haber sido Ñaltariel, PM:347). La mayor parte de las evidencias, así, apoyan la idea de que normalmente no había síncopa en las palabras telerin. Parecería que Tolkien estaba en una fase “de síncopa” cuando escribió el importante ensayo Quendi y Eldar cerca de 1960; nótese que la palabra para “árbol” se da aquí como galla (cambiado por Tolkien a partir de galda), que representa obviamente el primitivo galadâ. Luego de que Tolkien revisara (¡otra vez!) la fonología, la palabra telerin para “árbol” hubiera sido, probablemente, *galada. (Todavía podemos aceptar galla como una palabra telerin válida; quizás se vio influida por el quenya alda. Los Teleri pueden haber adaptado el dual quenya Aldu, referido a los Dos Árboles, como *Gallu, haciendo luego una forma singular basada en esta palabra).

A la luz de los muchos rasgos conservadores de la fonología telerin, ¿cómo podían los Noldor insistir en que era el quenya, más que el telerin, la lengua que conservó “de manera más fiel el antiguo carácter del habla élfica”? (WJ:374). Es cierto que Tolkien imaginó que los Elfos tenían una comprensión más profunda de su lengua como un todo (PM:398), así que quizás debamos entender que la estructura fundamental contaba tanto como el “sonido” exterior de la lengua. El que el quenya hubiera convertido la oclusiva sonora original b en una v fricativa fue percibido quizás como un cambio totalmente superficial, dado que esto implicaba meramente una nueva forma de producir el fonema /b/. El telerin, por otra parte, no había introducido muchos sonidos nuevos si se lo compara con el élfico primitivo, pero había habido algunas simplificaciones de envergadura en el sistema fonémico. Había abandonado las series palatalizadas y velarizadas, y las había mezclado con otras clases, con el cambio de kw a p como ejemplo prominente: esto no era meramente una nueva forma de producir un fonema previamente existente, sino una combinación con un fonema existente, dado que la lengua ya tenía /p/. Los Noldor pueden haber percibido los cambios en el sistema fonémico como algo muy drástico, incluso si el “sonido” general de la lengua seguía siendo parecido. El quenya, por otra parte, retuvo muchas de las oposiciones fonémicas originales. El hecho de que la producción efectiva de los fonemas en cuestión haya cambiado a menudo puede haber parecido menos importante para los Eldar: a la hora de decidir si una lengua era “conservadora” o no, pueden haberse fijado más en que la estructura profunda permaneciera intacta, y no tanto en la producción exterior y superficial de esta estructura. (Cfr. la vehemente oposición de Feanor a la mezcla que se estaba produciendo en el quenya entre þ y s: esto, una vez más, implicaba la combinación de dos fonemas originalmente distintos, y los Amos del Conocimiento estuvieron universalmente en contra de un cambio tal. Véase PM:335).

Gramática telerin

Nuestro conocimiento, por supuesto, es totalmente fragmentario. Pueden hacerse las siguientes observaciones:

El plural: La terminación de plural era aparentemente -i en todos los casos: él “estrella” pl. éli, Ello “Elfo, Elda” pl. Elloi. El quenya tiene la misma terminación, como en Quendi, Teleri, pero se prefería la terminación de plural -r en el caso de raíces terminadas en vocales distintas de e, como en Valar, Noldor. El telerin también usa -i en el caso de raíces de ese tipo: compárese el quenya Lindar con el telerin Lindai. Según PM:402, la terminación de plural -r era una innovación que surgió primero en quenya noldorin, adoptada luego por los Vanyar, pero que evidentemente nunca llegó al telerin. Quizás el telerin usara también -i en las formas plurales de los verbos: él síla “brilla una estrella”, *éli sílai “brillan estrellas”.

Terminaciones de caso: Es muy probable que el telerin tuviera un sistema de casos tan elaborado como el quenya, pero sólo conocemos un par de terminaciones. Éstas sugieren que eran en general similares a las terminaciones del quenya. El telerin tenía la misma terminación de genitivo -o que el quenya. Era “usado más ampliamente que en quenya puro, es decir, en la mayoría de los casos en que el inglés usaría la inflexión -‘s, u of” (WJ:369). A diferencia del sistema quenya, -o no se convirtió en -on en el plural (presumiblemente, se añadió simplemente al tema plural en -i, de modo que el genitivo plural de -él sería *-élio). La terminación de alativo -na (quenya -nna) está documentada en la palabra lúmena a partir del equivalente telerin de Elen síla lúmenn’ omentielvo: Él síla lúmena vomentielguo. Compárese con el -na del sindarin Tuorna *”hacia Tuor”.

Verbos: Sólo se conocen unos pocos verbos. Se da el pasado de delia- “ir” como delle, formado evidentemente directamente de la raíz del-; los verbos quenya (C)VC- también forman su pasado con la terminación -lë cuando la consonante final es l (p. ej., wil- “volar”, wille “voló”). El presente (continuativo) está marcado, aparentemente, por la terminación -a, como en síla “brilla”, idéntico a la forma quenya. Lo mismo que en quenya, las raíces verbales básicas parecen tener su vocal de la raíz alargada en el presente: de ahí que la forma sea síla, no **sila (raíz SIL). Probablemente la terminación de pasado quenya -në sea válida también en telerin, así que el pasado de hecta- “rechazar” sería *hectane (en quenya hehta-, hehtanë), pero no está documentada esta terminación en nuestro pequeño corpus. El perfecto del (muy irregular) verbo auta- “partir, alejarse” se da como avánie, lo cual sugiere que en telerin, tanto como en quenya, se usa el truco de prefijar la vocal de la raíz como un aumento en el perfecto. Es evidente que los imperativos tienen, al igual que en quenya, la terminación -a, como en éla! “¡mira!”.

Pronombres: Conocemos un pronombre impersonal pen “uno, alguien, alguno”. Se ve una terminación pronominal -n “yo”, conocida también a partir del quenya, en aban “yo rehuso”. Hay dos terminaciones de posesivo documentadas: -ria “su (de él)” en cavaria “la casa de él, *su casa” (WJ:369) y *-ngua “nuestro” (dual inclusivo), documentado solamente con la terminación de genitivo -o en vomentielguo “de nuestro encuentro” (WJ:407). Esta terminación -ria cubre probablemente tanto “su (de él)” como “su (de ella)”, como lo hace el quenya -rya. En el caso de un poseedor individual, a menudo se usó, en lugar de la terminación de genitivo, una construcción que incluía estas terminaciones de pronombre posesivo: “La casa de Olwë” se diría normalmente cavaria Olue “la casa de él, Olwe”, en vez de cava Olueo. En quenya era válida una construcción similar. Las relaciones de genitivo también podían expresarse con sólo el orden de las palabras: cava Olue o (más antiguo) Olue cava; pero tales construcciones, al parecer, eran menos comunes.

Derivación: Se advierte una terminación de genitivo -ia en arpenia, adjetivo derivado del sustantivo arpen “(hombre) noble”. La terminación -ima, “-able/-ible”, bien conocida por el quenya, aparece en abapétima, “que no se ha de decir, *indecible”.

Orden de los elementos en los compuestos: En PM:346, se nos informa que “el orden de los elementos en los compuestos, especialmente en los nombres propios, permaneció bastante libre en las tres lenguas eldarin [quenya, telerin, sindarin; ¿olvidó Tolkien el nandorin?], pero el quenya prefería el orden (más antiguo) en el que las raíces adjetivas precedían, mientras que en telerin y en sindarin los elementos de adjetivo a menudo estaban situados en segundo lugar, especialmente en los nombres de factura reciente, según la ubicación normal de los adjetivos en el habla ordinaria de esos idiomas”. A causa de esto, a veces era más fácil sindarizar los nombres telerin que los del quenya puro, como Findaráto y Angaráto (con el elemento de adjetivo aráto [véase aráta en la lista de palabras] al final), que devienen Finrod y Angrod en sindarin.

Cosmogenesis

PROLOGO

En todas las generaciones, el hombre ha tratado de encontrar respuesta satisfactoria, a la incógnita de Su propio origen, y el de las cosas y mundos que lo rodean.

Las claves de que se ha servido para dar respuesta satisfactoria a esas dudas, estuvieron en manos de las religiones, las cuales antes de estatuir sus códigos de moral y ética, esta tuyeron el “Génesis” del cosmos y del hombre.

El hombre, al analizarse, con relación a la tierra en la cual habita, a los seres que la  pueblan, a todo aquello que está bajo su planta y todo aquello que está sobre su cabeza, se siente diferente, extraño; siente su soledad y le aterra, siente su pequeñez y se acobarda, siente su debilidad ante la magnitud y fuerza de los elementos, se mueve, goza de independencia y sin embargo se sabe un prisionero de la tierra.

Ante este miraje, se repliega sobre sí mismo, y así, se encuentra en sí mismo.

Ya sea que, las diferentes condiciones climatéricas o topo gráficas, o por las distintas condiciones alimenticias o por condiciones de vida social diferentes, hechos estos que lo influenciaban física y mentalmente, el giro del pensamiento individual por esas causas, miraba desde distintos ángulos y exponía de un modo diferente todos los hechos a fenómenos siderales, terrestres o humanos. Pero esa “”Génesis”, objeto de sus dudas e incertidumbres aunque diferentemente expuesta la conclusión era la misma: El hombre era una resultante, no una causa. Por analogía deductiva, comprendió que el planeta en el cual habitaba por sus elementos constituyentes era también una resultante y no la causa o principio.

La Causa o Principio generatriz de esas “resultantes” estaba más allá del alcance de sus sentidos y de sus facultades; esa “causa”, era Dios en la síntesis de lo deducido, o eran Dioses en la observación parcial de “Causas”.

La observación de los distintos fenómenos cósmicos, naturales y humanos dio origen a los diferentes Mitos y se fue encauzando el conocimiento en sus diferentes ramas. De ese modo el cielo fue plasmando en la conciencia del hombre la Astronomía, la Naturaleza, plasmó la agricultura, etc.; el hombre plasmó en el hombre la sociología, filosofía, etc.; la Génesis plasmó la teogonía y teología.

El aforismo de Hermes y la Tabla Esmeraldina llegaron a su tiempo a ser el compendio de todas estas ciencias; la respuesta lógica y aclaratoria a las incógnitas del hombre y la síntesis de saber que el pensamiento del hombre, generación tras generación fue acumulando.

Los sabios de la era antigua para conocer al hombre; al Cosmos y sus leyes, se valieron de la introspección; el hombre se conoció a sí mismo y conoció al Universo. Los antiguos no dejaron instrumentos pero sí conocimientos. Caldea, cuna y fuente de saber ¡Egipto! He ahí sus pirámides; joya perenne que ancla a perpetuidad la conquista del genio de la antigüedad.

El aforismo de Hermes, “como es arriba es abajo, como es lo grande es la pequeño”, es la palanca que pedía Arquímedes, pues, su punto de apoyo es la Unidad en toda su grandeza y en todas sus expresiones; es el Reino de Dios, de Jesús; el conocimiento basado en esta Unidad, viene por añadidura.

. Esta era la clave o método seguido por los antiguos; la ciencia moderna día a día, confirma las conquistas del saber ya obtenidas por los sabias en pretéritas edades.

“Cosmogénisis” del Dr. J. Adoum es una obra como la de los Iniciados en la antigua ciencia; sus métodos de investigación son los mismos, adentrándose en sí mismo y en el pensamiento de sus predecesores ha logrado volcar en sus páginas con una audacia galileana, hipótesis desde todo punto de vista novedosas, pero por sobre todo, lógicas, pues están ajustadas y basadas en aquel principio creador, sapiente y ordenador que es y está en la raíz de todos los cuerpos de todas las formas y de todas las cosas.

La razón humana está sujeta a error, pero la razón cósmica no puede salirse de sus marcos, de sus leyes; pues donde quiera que se pose la luz del pensamiento se verá que el número y la medida geometrizan en la creación, en un lenguaje de perfección.

La vida en sus infinitas manifestaciones nos habla de una escala evolutiva. Este es otro punto de apoyo que el autor utiliza en la exposición de sus ideas; con estas bases el libro nos da un más amplio sentido, una mejor base para estimar la razón lógica y trascendente de la vida en la creación, y el trabajo mancomunado de la creación toda; parece que el autor quiere resumir su magnífico trabajo, compendiándolo en una sola sentencia:

“TODO ES UNO y UNO ES TODO”

A. HARB. M.

Capítulo I LA NATURALEZA y EL UNIVERSO

1. – Existe un antagonismo entre el hombre y la naturaleza: El se esfuerza siempre por construir y ella por destruir, y así el hombre no puede mantener la estabilidad de sus creaciones, sino a fuerza de luchar siempre contra esa fatalidad o destino. La naturaleza se nos presenta como una fuerza destructora y sin embargo, ella es creadora y conservadora.

2. – La Naturaleza, que destruye todo lo que queremos, es fuerza natural que no conoce ni tiempo ni espacio y parece despreciar la vida humana; aparece entre nosotros como un implacable destino; sigue su marcha sin importarle nuestro llanto ni nuestras lamentaciones; indujo a ciertos hombres a fabricar una filosofía llamada “EL PANTEISMO”. Aquella filosofía no reconoce ni adora más que a la naturaleza.

3. – Los oculistas creen que la Naturaleza es la emanación o el reflejo de un Principio Superior .o Divino. Por el momento debemos hablar solamente de la naturaleza. Pues bien, vemos que alrededor nuestro se encuentran tres planos: el mineral, el vegetal y el animal. El conjunto de estos seres y .fuerzas terrestres, constituyen lo que los antiguos llamaban el Mundo Elemental.

4. – También esos astros que recorren un camino determinado, son seres vivientes como la tierra. Todo ser existente está dotado de vida. Sí, la tierra es una esfera, pero es un ser viviente.

5. – Alrededor de cada planeta giran los satélites ya su vez los planetas obedecen la atracción del Sol. Esto fue llamado el Mundo de los Orbes.

6. – El mundo tiene siete planetas o regiones que separan el Sol del Zodíaco. Esto no quiere decir que solamente hay siete planetas, sino que el mundo de los Orbes tiene siete influencias o siete zonas celestes. Este mundo está compuesto: 1 del Sol; 2 de los planetas con sus satélites y 3 de corrientes de fuerzas astrales que circulan entre estos diferentes astros .

7. – “Todos estos planetas tienen conos de sombras, que son llamados planetas oscuros. Esto significa que cuando el sol ilumina una parte del planeta, la otra parte está oscura. Así es como la tierra tiene algo negro durante la noche, por que el sol ilumina la otra parte de ella. Esta oscuridad fue llamada por los antiguos: Erbo, y por Jesús: las tinieblas externas. Este cono o mundo negro no está dentro de la tierra, sino en el espacio que ella ocupa. En este lugar las almas expían sus faltas y depuran su astral de todo lo que es grosero y material. De este lugar provienen los seres astrales que se manifiestan en sesiones espiritistas y de magia inferiores, adonde acuden en busca de placeres, y por eso ellos piden siempre la oscuridad para su manifestación.

8. – La mayoría tiene miedo a la oscuridad y todo la oscuro causa en ella tristeza; y por ello cuando alguien muere, se viste de negro. “Los cristianos encienden velas cerca de sus muertos, como quien quiere alumbrar al ser que entra en las tinieblas externas o en la oscuridad del cono, para protegerlo de los peligros que le acechan durante la primera noche que sigue a su deceso. Esta idea justamente explica el por qué la gente tiene miedo a la oscuridad; porque el Erbo está pleno de seres malignos que tratan de dañar a los hombres.”

9. – Siempre se habla de Macrocosmos y Microcosmos, y de que “tal como es arriba es abajo”, etc. Vamos a ver y estudiar estas analogías. El Universo está compuesto por, un zodíaco, un sol, planetas y satélites. / En el hombre, cada glóbulo rojo de sangre está formado de un zodíaco o de una envoltura redonda. En los batracios esta envoltura es elíptica. El núcleo del glóbulo sanguíneo es el sol y los pequeños corpúsculos son los planetas que giran alrededor del núcleo; en estos pequeños corpúsculos existen seres que se mueven como los hombres y se llaman microbios (seres vivos microscópicos). Estos microbios pueden negar la existencia del hombre que lo lleva en él, como algunos hombres niegan la existencia de Dios o de la Causa sin Causa en la cual “viven, se mueven y tienen el ser”.

10. – “Hay en el espacio soles de varios colores: azules, rojos, verdes, etc… Nuestro sol es amarillo de tercera clase; es linfático. También dentro del hombre existe una chispa sol o un pensamiento de lo Absoluto, y muchos soles de varios colores”.

11. – Las células de nuestro cuerpo son seres vivientes y pueden también hallarse entre ellas, quienes se creen abandonadas a su suerte. Como cuando, el hombre se queja diciendo: “Estoy abandonado de Dios y de los hombres”. Así existen en su universo ciertos planetas y soles que se creen aislados y que dudan de recibir el flujo divino Entonces, entre estos soles comienzan a circular 1os glóbulos rojos” del Universo, que son los Cometas, y que como los glóbulos rojos de la sangre no guardan nada para sí; y llevan al Ser Universal, llamado Adán Kadmon, el fuego, y las almas liberadas que pasan de un zodíaco a otro para su evolución; y así los cometas establecen las relaciones diplomáticas entre un mundo y otro.

12. – Este universo es como nuestro cuerpo. La conciencia Divina obra en este Cosmos, como nuestro espíritu y actúa en. nuestro cuerpo tomado de la tierra.

13. – La ciencia ha demostrado que todo tiene vida y vive. El mineral es un ser viviente que aumenta su volumen sin cambiar de lugar. Es un pequeño sol terrestre que recibe y emana rayos y sigue aumentándose.

14. – Los vegetales son también seres vivientes, que se dirigen hacia la luz sin moverse de su puesto y que crecen en sentido vertical. La cabeza del vegetal está metida en el suelo de donde absorbe su alimento. Las raíces son los cabellos, el tronco es el abdomen y las ramas son las piernas. Los órganos de reproducción se dirigen hacia lo alto para dar sus frutos.

15. – Los astros son también seres vivientes, pero no pueden moverse libremente sino en conjunto. Son como una familia humana que está obligada a emigrar de un lugar a otro. Un astro no puede viajar solo, sino que debe desplazar con él a los demás. No es un animal porque no tiene independencia de movimiento y no es vegetal porque no puede estar fijo en un solo lugar .

16. – El animal tiene la facultad de moverse en el planeta en donde vive. Pero el animal vive horizontalmente y no como el vegetal, verticalmente.

17. – El hombre vive perpendicularmente; su cabeza se dirige hacia el cielo y su órgano de reproducción hacia la tierra. El hombre tiene algo que no procede de la tierra, es aquella Luz Divina que le hace obrar con conciencia, libertad y voluntad independiente y propia.

18. – Los genios son una colectividad de hombres que se entienden perfectamente. Dos almas gemelas que se aman y se complementan, forman el embrión del genio. El genio es como un adepto que modifica el ambiente a su manera. La  imaginación del genio modela las ,mentes y los hombres son. los ejecutores de su voluntad.

19. – Cerca de cada planeta existe un astro oscuro o negro, en donde se reúnen los elementos de un nuevo mundo, destinado a ocupar el puesto del antiguo, cuando éste desaparezca. Cada planeta en su desintegración, después de un tiempo determinado, pasa del .plano astral al plano físico.

20. – “Sucede con los planetas como sucede a veces con los continentes: A la desaparición de Atlántida nació otro continente en el hemisferio terrestre opuesto. Egipto era una colonia de los atlantes. En aquellos remotos tiempos, el Nilo no regaba Egipto, sino que formaba con sus aguas el mar de lo que actualmente es el Sahara. Cuando los talantes llegaron a este país, cambiaron el curso del Nilo y le dieron el  lecho actual. Este río fecundó una tierra nueva arenosa, pero, con ello, se secó el mar interno. El canal de Suez existía con es clusas de bronce hasta 1.600 años antes de Cristo. Los ingenieros talantes llegaron a un grado de civilización muy avanzado. Pero aquella civilización se derrumbó toda, en una noche, por un cataclismo. Por eso vemos en los cuadros egipcios que entre diez hombres hay uno blanco, uno amarillo, uno negro y los otros son rojos iguales a los que vemos en América”.

21. – No fue Atlántida la primera región hundida. Lemuria en el Pacífico se hundió en una época anterior y dio nacimiento a la Atlántida. En Lemuria apareció la raza amarilla. Así cada vez que se hunde un continente, aparece otro; esta es la ley que rige nuestra vida terrestre. Así también, al desintegrarse o sumergirse un planeta en su polo astral, nace otro en el polo material.

22. – Las leyes de la involución y evolución de los continentes terrestres, se aplican al ser humano ya la familia. Desaparece el abuelo y nacerá el nieto. Todo está ligado a la ley un centro de emisión de ondas electromagnéticas, las que al tocar las atmósferas de los diversos planetas, se transforman en calor, luz y electricidad. Así, cuando el fluido solar llega a la tierra, se produce la fuerza magnética que genera también el calor y la luz. Debemos saber que el espacio interplanetario es todo oscuro y que, por lo tanto, el espacio más allá de la atmósfera terrestre, hasta el sol, es todo tinieblas. De esta manera podemos afirmar que la luz y las fuerzas físicoquímicas terrestre nacen del encuentro invisible del fluído del sol con nuestro planeta. Tomando en cuenta este punto, ya se puede comprender el significado del Génesis: “y el Espíritu de Dios aleteaba sobre las tinieblas” y “Hágase la luz y la luz fue hecha”.

28. – Tampoco hay fuego en el centro de la tierra; pueden perforarla desde un polo hasta otro y no encontrarán fuego central. Los metales de la tierra con sus filones, forman el sistema nervioso de la misma. Cuando el fluido del sol llega al magnetismo de la tierra, engendra la electricidad y el calor en estos filones minerales, a tal punto, que se producen a veces corto circuitos, especialmente en las rocas metálicas de las montañas. Este calor es tan poderoso que funde el granito, y los gases internos originados, revientan la corteza de la tierra y así se producen las erupciones volcánicas, y no como dicen los ingenuos cientistas: que el fuego centrar produce los volcanes”. El agua juega un papel importante en estos corto circuitos eléctricos; por eso vemos que, genera1mente,  los volcanes se hallan cerca del mar. Así, la naturaleza contiene fuerzas secretas, y, feliz aquel que puede ser amigo e hijo verdadero de Ella para aprender sus misterios.

29. – ¿ y el hombre, cuándo vino a la tierra? También tenemos ideas y tradiciones muy distintas a las de la ciencia oficial. Tenemos muchos archivos preciosos y maravillosas bibliotecas, pero ni la ciencia oficial quiere aceptar su contenido, porque no puede medir sus misterios, ni los Maestros quieren dar carne al estómago infantil; sin embargo, queremos exponer aquí una leyenda de la formación de la tierra y de la sucesión de las razas humanas, que  tiene por lo menos el mérito de la originalidad. En nuestra obra ‘El Pueblo de las Mil y Una Noches’, hemos comprobado que aquellos cuentos infantiles del libro inmortal, ”LAS MIL y UNA NOCHES”, eran misterios iniciáticos velados y profundas verdades revestidas con el ropaje del mito.

30. -¿ Ya podéis aceptar la idea de que nuestra tierra es un ser “viviente e inteligente? Pues quién se da cuenta de esta verdad, admitida por los antiguos, puede asimilar el resto de las enseñanzas. Todos sabemos que nuestra tierra está compuesta de partes sólidas o continentes y de inmensas superficies líquidas o mares y oceanos. “Según la tradición secreta, cada polo terrestre ocupa sucesivamente, ocho posiciones diferentes, y al final de cierto número de años, un continente se sumerge para ser reemplazado inmediatamente por un océano. Sin embargo, este continente no desaparece jamás totalmente; quedan sus altas montañas que se convierten en pequeñas islas. Inglaterra es una de aquellas islas que llevaba la misión de civilizar, porque representa el espíritu aventurero de la humanidad, que debe manifestarse siempre en alguna parte. Ahora bien, cada hundimiento de un continente es seguido por la aparición de una nueva tierra en, el hemisferio opuesto”.

31. – Ahora surge otra pregunta: ¿Por qué el volumen de los continentes es inferior al de los mares y océanos? Aquí comienza el alimento fuerte para los estómagos débiles. Pero hay que seguir adelante, porque tenemos suficiente paciencia para esperar a que la ciencia oficial llegue, algún día, a descubrir la verdad de nuestras enseñanzas. La contestación a la pregunta es: Porque la luna ha rechazado la idea de hacer parte de la tierra e incrustarse en ella. Esta obstinación del Espíritu: de la Luna (interpretada y enseñada, según la religión, por la desobediencia de Lucifer al mandato de Dios), ha causado la inclinación de nuestro globo sobre la eclíptica y la variación del clima y de  las estaciones de nuestra tierra.

32. – La tierra actualmente tiene cinco continentes: Europa, Africa, Asia, Australia y América. Según las enseñanzas ocultas y las revelaciones secretas, cuatro continentes tu vieron que sucederse, en la hegemonía sobre nuestro planeta.1Lemuria, que se encontraba en el Océano Pacífico; 2Atlántida, en el Océano Atlántico; 3 Africa y 4 Europa. Cada uno de ellos tiene una historia más o menos velada en los sagrados anales de todos los pueblos.

33. – Cada continente tiene su personalidad o su carácter étnico, que estampa su marca distintiva en los seres vivientes que habitan en él. Así, Africa, tiene su flora y fauna característica y su raza humana propia, cuyo color es el negro.

34. – Nuevamente surge otra pregunta. Si la tierra es una ¿por qué existen estas diferencias étnicas y los distintos colores de las razas humanas? “Antes de contestar directamente esta pregunta, debemos saber que nosotros somos casi los últimos seres humanos venidos aquí y fuimos precedidos por otras razas en la marcha de la civilización. Existe una tradición griega antiquísima, que afirma que ciertos pueblos no han conocido la luna. Estos pueblos se llamaban antelunares y por consiguiente son anteriores a la existencia de la luna. Hay otra leyenda, que afirma que cada continente terrestre no era más que un muy viejo planeta salvado providencialmente de la decadencia y la disolución. Ya es una contestación para la pregunta.  Ya sabemos ahora que todo ser o astro, cuando termina su evolución material tiene que pasar al estado radiante o astral, tal como fue; explicado anteriormente, porque de este estado astral fue sacado a la materialización. De aquí deducimos que los seres que dirigen la marcha evolutiva de un universo, mantienen el equilibrio  de las fuerzas de un Zodíaco. Pero llega siempre el momento en que las partículas de tal o cual planeta que se halla en vías de -desintegración, son todavía utilizables; entonces, el Gran Omnisciente, las ampara y las une y forma de ellas nuevos mundos, sea de la misma condición, sea superior o inferior y de esta manera se crea un astro nuevo. En esta obra de incrustación, siempre se halla un continente más avanzado que los otros, de donde surge la primera raza humana encargada de civilizar a los habitantes de las diversas partes del planeta así formado”.

35. – “Pero debemos saber de una vez por todas que la verdadera evolución no se hace más que en Astral. No es cierto que en el plano físico: “un perro se convierte en caballo y un mono en hombre”, por ejemplo. La evolución se opera únicamente en el plano intermediario, entre los principios y las cosas mismas. De la misma manera, cuando un planeta debe formarse por medio de la unión con astros más viejos, las humanidades de estos globos entran o duermen en el estado astral, en donde se opera ”la liturgia impuesta por los grandes Mensajeros Divinos”, como diría Michel de Figaniéres. Cuando el nuevo planeta está definitivamente constituido, se despiertan en él los seres humanos, reencarnándose, y así reanudan sus trabajos- como si nunca hubieran abandonado su primera morada, ni jamás hubieran dejado de trabajar. .

36. – Todos hemos leído en la mitología griega, que un diluvio destruyó la Grecia y todo el género humano, y que la tierra fue repoblada de una curiosa manera, por Deucalión y su mujer Pyrrha que fueron salvados del agua. Estos echaron piedras sobre el suelo y éstas se transformaban en hombres y mujeres. Esta fábula oculta una importante verdad cósmica. Esto establecido, ya podemos exponer ahora las teorías del Cosmogénesis de Michel de Figaniéres, y otros, sobre la Fabricación de la tierra (La vie Universelle).

37. – “Existió un planeta que ocupaba todo el espacio de nuestra tierra actual. Reinaba la a11monía en este astro: no existían sequías ni tempestades, ni lluvias muy abundantes. La atmósfera era pura y no tenía sino dos estaciones: La primavera y el otoño. Las hojas, las flores y los frutos se sucedían sin interrupción. En fin, doce satélites aseguraban, durante la noche, la iluminación de este dichoso planeta. La humanidad de ese globo era sumamente feliz y recibía en éxtasis las inspiraciones para realizar los más nobles trabajos. Sus satélites se agrupaban alrededor del más poderoso de ellos, que era la luna, la cual llegó a ser directora. Pero el orgullo perdió a esta última y fracasó en su misión, y hasta trató de llevar a sus compañeros en el camino del mal, rebelándose contra los Divinos Guías y por eso la situación de los satélites llegó a ser muy grave. Entonces los Divinos Guías resolvieron reunir cinco de entre ellos, en un solo astro: La luna, Asia, M rica, América y Europa. La luna rechazó la proposición que le hubiera sido provechosa. Los otros aceptaron y se incrustaron en la parte restante de la tierra (Australia), que en seguida comenzó su trabajo. El fluído electromagnético iba a desempeñar un papel importante, Asia tenía un pueblo de cuerpo amarillo-rojo. También fue unida a Asia una raza indomable, pero en la cual la providencia tenía grandes esperanzas; esa era la raza blanca. Africa tenia la raza negra y América la roja. El eje de la unión de estos diferentes planetas partía de Judea y ella fue también destinada a recibir al Cristo Salvador del mundo”. (Obra cit.).

38. – Después cada raza, en su apogeo y desarrollo comercial, dio o bautizó a un mar con el nombre de su color; así tenemos el mar Rojo, el mar Negro, el mar Amarillo y el mar Blanco, a pesar de que sus aguas tienen todas el mismo color. Cuando los negros, en un tiempo, poseyeron la India y dominaron hasta el Cáucaso y todo el sur de Europa, y sobre todo el litoral de la Rusia meridional de hoy, dieron al mar situado en aquel lugar el nombre de “Mar de Pelaskos” o “De Negros” o “MAR NEGRO”.

39.-  “Los rojos, cuya civilización intelectual fue superior a la de los negros, quienes sólo dominaron por la fuerza bruta, tuvieron y fundaron grandes colonias, y algunas de ellas subsistían hasta el momento de la aparición de la Raza Blanca y el dominio por ésta de los negros. Estas se extendían desde China hasta el Tibet, en la India, y sobre el litoral del Atlántico y del Mediterráneo; pero la más bella de todas esas colonias, fue sin duda Egipto,
que ejerció una influencia notable sobre el alma de la humanidad occidental”.

40. -“La maravillosa civilización de los atlantes, sorprendería y causaría envidia a la raza blanca actual, poseedora de muchos inventos y descubrimientos. Pues, por ejemplo, bajo la dirección de sus sabios y poderosos sacerdotes, ejecutaron en Egipto el maravilloso trabajo de desviar el curso del Nilo, y con ello privaron a los negros de su fuente dc vida, y transformaron la tierra árida de Egipto en un edén”. Los rojos, al privar a los negros de su riqueza, por la desviación del curso del Nilo, al que enviaron al Mediterránea, comenzaron a navegar, desde entonces, en el mar situado entre Arabia y Egipto, al cual dieron el nombre de “MAR ROJO”.

41. -:.- Los lemurianos fueron los Maestros de la tierra, antes de los atlantes. Dominaron muchos continentes, y en China y Japón fueron los iniciadores de los seres humanos allí existentes, los que dieron al mar cerca del cual habitaban, el nombre de el “MAR AMARILLO”.

42.- “Nuestros antepasados tuvieron el “MAR BLANCO”. Los negros dominaron la Europa meridional. Sus exploradores descubrieron a los primeros ejemplares de la raza Blanca, en los bosques del Centro y del norte de Europa, cuyo color era distinto al de ellos. En aquellos tiempos los seres de color ébano poseían Nubia y Abisinia y dieron a los blancos el nombre de “ESPUTO”. Estos blancos habían bajado del norte de Ross-Land, “Tierra de los Caballos”, que es la Rusia actual. Atravesaron la tierra superior o elevada “Roll-Land” o Polonia, y pasaron a Deutsch-Land o Tierra divina. En fin, llegaron a Dahn.Mark, o “LIMITE DE LAS ALMAS” a Holl-Land o Goli-Land, “TIERRAS BAJAS O INFERIORES”, La Galia en el sur estaba ocupada por los Giañ-Ben: Gian o los negros”.

43. – Los negros adoraban entonces el arte cíclope o las inmensas piedras colocadas sin cimientos, las unas sobre las otras. Los rojos preferían el arte triangular y hasta sus figuras humanas fueron dibujadas en formas triangulares. Entonces comenzó el conflicto entre estas dos razas, completamente diferentes, tanto en físico como en moral y así sobrevino una lucha enérgica entre ellos, para mantener la propia autonomía y afirmar su preponderancia en el mundo.

44. – Los espiritualistas creemos que hay una Providencia que ayuda a los pueblos para que puedan cumplir la misión confiada a ellos. Pero debemos reconocer que la humanidad es relativamente libre. Ella está colocada ante destinos trazados de antemano. Cada ser tiene una individualidad propia y ]a libertad de hacer lo que quiere, pero aquél que sólo trata de perturbar el orden establecido será reprimido por esta Provincia que se preocupa sin cesar de la marcha hacia adelante o hacia la evolución. Cada raza, cada hombre, tiene cualidades distintas de las demás: pero existen seres que tienen a su cargo conservar y restablecer el orden, directa o indirectamente.

45. – Según el capitán Bruk, cada nación tiene un ciclo de vida bien determinado y es de 1040 años. En efecto, este genio belga ha demostrado, apoyándose sobre hechos históricos, cuáles son las leyes de la circulación de esta fuerza que atrae la brújula hacia el norte y que se llama magnetismo terrestre. Según Bruk, se debe notar la estrecha relación que existe entre la infancia, el apogeo y la decadencia de un pueblo y cl desplazamiento del fluido magnético sobre su territorio. Se puede recordar .tanto la historia de las luchas como de los tratados de paz entre los diversos pueblos blancos, y se constatará siempre matemáticamente estos hechos. Nadie puede batirse ni guerrearse cuando quiere, pero sí en ciertas épocas fijas.

46. – “Sobre un planisferio es fácil trazar el círculo de las batallas modernas por el método siguiente: Como punto de partida se toma la mitad de la línea recta que une los dos principales centros de civilización de las dos naciones en guerra; luego se aplica. una punta de un compás sobre aquel centro, para luego recorrer con la otra punta y con un radio igual a la mitad, de aquella recta, alrededor. Se comprobará que la guerra afectará a todas las regiones por donde pasa el compás; y que generalmente, todos sus pueblos estarán envueltos en ella.

47. – Toda raza humana debe dominar la tierra durante 12.500 años, o un año plutoniano; luego sobrevendrá un cataclismo, del cual hablan los libros sagrados. Uno de estos cataclismos fue el diluvio universal y su resultado, el hundimiento de un continente y su reemplazo por un océano. Estos hechos tienen lugar en una época fácilmente determinada de antemano (Bruk: El Magnetismo del Globo).

Capítulo II EL HOMBRE
1. – La esfinge es la síntesis más clara del hombre, porque representa las diversas potencias y etapas evolutivas del ser humano: las fuerzas físicas están simbolizadas por el toro; las fuerzas morales y las virtudes, por el León; las intelectuales por el águila; y la fuerza divina por la cabeza del hombre, que dirige a las tres fuerzas animales.

2. – El toro es la naturaleza linfática, la sanguínea el león, la nerviosa el águila y la voluntad el hombre.

3. – Los cuatro evangelistas fueron representados por los cuatro animales de la esfinge: Mateo por el toro; Marcos por el León; Lucas por el hombre y Juan por el águila. Cada evangelio está adaptado a. un temperamento humano.

4. – El ser humano está formado de tres centros orgánicos: la cabeza, el pecho y el vientre. A la cabeza pertenece la fuerza nerviosa, al pecho la sangre y al vientre la linfa, aunque las tres se mezclan y obran en los tres centros.

5. – El hombre está regido por tres fuerzas llamadas: subconsciente, consciente y super-consciente. La primera es la vida orgánica del hombre; que actúa estando éste dormido o despierto; la segunda obra durante la vigilia; mientras que la super-consciencia es el estado espiritual del
hombre.

6. – El subconsciente es aquel estado de vida que nos ata a todo el sistema solar y es llamado el cuerpo astral; es el alma de la Biblia y de las religiones, por la cual podemos comunicarnos con el mundo interno. Esto nos da la clave de los fenómenos telepáticos.

7. – Entonces el subconsciente o el alma se forma en el astral y vive en él; es el puente entre el cuerpo y el Espíritu. El Astral es el mundo de los presentimientos, de las inspiraciones, de los deseos, de las batallas o del León de la Esfinge.

8. – El cuerpo físico, el cuerpo astral o el alma y el espíritu, forman al hombre. En sánscrito se denominan Rupa, que significa ropa, forma, apariencias o vestido; Jiva (Eva) vida, vitalidad; y Atma, espíritu o alma de Dios encarnada en nosotros. Las letras del sánscrito representan los tres mundos: el físico está representado por las letras, el astral por las barras
y el divino por los acentos que se intercalan algunas veces.

9. – La escritura de un pueblo indica ‘siempre el sentido de la marcha de su civilización. Los semitas escriben de derecha a izquierda e indican que su filosofía y ciencia las adquirieron del Sur; los hindúes escriben como los latinos de izquierda a derecha; los descendientes de los lemurianos, o chinos, escriben desde el cielo a la tierra o de este a oeste; y los atlantes, rojos y los negros escriben de la tierra al cielo o de occidente a oriente.

10. El hombre se alimenta usando tres especies de alimentos: el primero es el alimento sólido o líquido, absorbidos por el estómago; el segundo, el aire que respira, que es el alimento del alma o cuerpo astral, y el tercero, las sensaciones. Las tres categorías de alimentos tienen una importancia capital para nuestra evolución.

11. -Ninguna clase de comida usada parcamente, impide el desarrollo espiritual. Dejemos a los Maestros de Escuelas que filosofen a su manera con respetco a la carne; “Nada de la que entra por la boca macula el hombre. Lo que sale por ella, sí”. Sin embargo, el iniciado sabe lo que más le conviene a su cuerpo y evita durante una época del año es comer carne y otros manjares pesados. Sabe ayunar y abstenerse.

12.- Hay ciertas personas que afirman que es un crimen alimentarse de carne de animal; pero ellos ignoran que el régimen vegetariano, absoluto, expone a graves perturbaciones fisiológicas. Por otra parte el muy evolucionado San Pablo recomienda: comer de todo la que se vende en las tiendas sin preocuparse por la conciencia. Dijo un maestro: «Si por no comer carne se llega a la maestría, la vaca debe ser el más grande de los maestros”. En fin: el régimen mixto es el mejor.

13. – Ya se ha dicho que el hombre está compuesto de tres elementos principales: el cuerpo material proveniente de la tierra; el astral o alma formado por la Naturaleza; y el Espíritu (que equivocadamente es llamado alma) de origen divino o espiritual. La unión de estos tres principios producen todos los elementos y facultades del hombre.

14. – El cuerpo físico está animado por el Anima, alma o cuerpo astral, que constituye el Ser animal o inconsciente en el hombre. El espíritu es el Rayo Divino que se manifiesta por el consciente. Durante el sueño el Consciente cesa de funcionar aparentemente y el animal o astral continúa su funcionamiento.

15. – Alrededor del problema del cuerpo astral hubo muchas discusiones que no nos interesan. El astral es simplemente lo que anima y mueve al hombre sin intermedio del consciente. El centro de su acción es la cavidad toráxica y sus reservas circulan en los nervios del gran simpático. Este cuerpo astral o alma es doble: una sección mira hacia el Espíritu y la otra hacia la materia. De manera que el carácter del cuerpo astral o alma es doble y este carácter no reside en el organismo, aunque sirve al espíritu y al cuerpo. Al cuerpo físico le da vida y al Espíritu le permite comunicarse con el mundo exterior.

16. – En el sueño o el desvanecimiento se interrumpen las relaciones del espíritu con el cuerpo. El astral provee de la fuerza nerviosa imprescindible para la acción del espíritu sobre la materia. El cuerpo astral transforma una parte de la sangre, en fluído nervioso que circula en los pedúnculos cerebelosos. Durante la vigilia esta fuerza o fluído pasa del cerebelo al cerebro por el pedúnculo cerebeloso superior. El resto desbordante o excesivo del fluido se dirige por el pedúnculo inferior hacia la espina dorsal y los ganglios simpáticos

17. – En el hombre existe un principio inteligente que preside la confección y la renovación de todos los órganos cada siete años. Esta inteligencia no está solamente dentro del hombre sino fuera de él. Es ella la que hace marchar y mover todos los astros y estrellas del universo. De manera que el principio orgánico del hombre es simplemente una célula del Universo y por consiguiente, él sigue las leyes que rigen a todos los habitantes del mundo. Estas leyes están regidas por una inteligencia que podemos llamar Inteligencia de la Naturaleza.

Adonay

Dr. JORGE ADOUM
(MAGO JEFA)
ADONAY
NOVELA INICIATICA DEL COLEGIO DE LOS MAGOS
NOVENA EDICION
EDITORIAL KIER,S,A. Av. SANTA FE 1260 1059 BUENOS Al RES

NOTA PRELIMINAR
Ediciones en español:
1° edición — Dr. Jorge Adoum
2° edición — Dr. Jorge Adoum — Buenos Aires, 1949
Ediciones argentinas en español Editorial KIER S.A., Buenos Aires:
años: 1972 —1977 — 1979 —1984
1988 —1991 – 1993
Diseño de tapa:
Graciela Gotdsmidt
LIBRO DE EDICION ARGENTINA ISBN: 950—17—0003—8
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
© 1993 by Editorial KIER S.A., Buenos Aires
Impreso en la Argentina Printed in Argentina

NOTA PRELIMINAR

Más de veinte años han transcurrido desde la primera edición de esta particularísima creación del doctor Jorge E. Adoum. Y a pesar de ese lapso puede afirmarse, con absoluta certeza, que su valor fundamental no ha disminuido y que las situaciones planteadas a lo largo de la trama mantienen una actualidad plenamente vidente.
La razón de la positiva trascendencia del trabajo del doctor Adoum radica, en sustancia, en que al escribir estas páginas no concentró toda su garra en la construcción de escenas hipotéticas. Su intención fue esbozar un enorme friso de la humanidad con su variada gama de dolor y dicha, placidez y guerra, enfrentamiento y concordia, salacidad y pureza.
Con esos elementos imprescriptibles en la raza humana trazó los rasgos cabales de ésta, su novela iniciática del Colegio de los Magos.
En el orden puramente literario muchas han sido las variantes producidas. Sin embargo, más allá de la forma superficial, ADONAY sigue siendo una novela del presente, sincera, objetiva, vitalizada por la espiritualidad de un autor que vivió sus convicciones y convirtió a la fe en una gimnasia diaria de experiencia consciente. El doctor Adoum estampó así su rúbrica de elevación y edificación sublimes…
Y es, precisamente, por esa limpidez de miras y sinceridad altamente moralizante, que la Editorial KIER se complace en reeditar el trabajo de un hombre que supo rendir su testimonio con calidad y virtud indiscutidas.
LOS EDITORES

PARTE PRIMERA

Capítulo I
LIBANO

¿Qué es el Líbano?
Seguramente, querido lector, me contestarás que es un país montañoso del Asia Menor, famoso por sus cedros y limitado al Oeste por el Mediterráneo, al Sur por Palestina, al Este por Siria y al Norte por el territorio de los Alauitas. Se extiende sobre una superficie de 10.860 kilómetros cuadrados, que la ocupan 1.000.000 de habitantes. Capital, Beirut.
Pero, al magnífico y eterno Líbano no se lo define con un criterio geográfico. No son suficientes datos, sobre la situación y el terreno, para decir lo que es el punto más hermoso del mundo y el más elogiado por la Sagrada Escritura.
El Líbano, no desapareció, como creen algunos, con los profetas David y Salomón. No, el Líbano no es sólo el nombre de una montaña o de un país. Es una palabra poética que encierra un incógnito murmullo entre sus letras. Líbano es un sentimiento en el alma, un deseo en el corazón y un pensamiento en la mente. Su cielo límpido y el juguetear de sus aguas cristalinas son una alusión a la eternidad y una materialización del amor, la belleza y la inspiración. Sus cumbres ancianas y canosas inspiran un sentimiento de respeto. La verdura de sus campiñas —como la figura de un niño— produce placer y alegría. El cedro —emblema de lo eterno— es una decoración, un adorno colocado por la mano de los siglos en el pecho del Líbano. Llora el invierno y sus lágrimas son trocadas en perfumadas perlas con que se atavían los campos del Líbano.
La primavera, “aquel Dios invisible” —como la visualizó el maravilloso árabe Gibran Kalil Gibran— recorre el mundo con la velocidad de un viajero, y al llegar a Líbano se detiene para descansar y conversar con sus semejantes, los dioses que revolotean por aquel cielo. Se olvida de su viaje y permanece allí casi hasta el fin del verano. Pero cuando le acaricia el húmedo viento del otoño, despierta del suave letargo que le brindó el Líbano y vuelve a reanudar su interrumpido viaje y se aleja,, mirando hacia atrás de vez en cuando.
El verano del Líbano sacia los cuerpos hambrientos con sus frutos —únicos rezagos de la tierra prometida— y el otoño embriaga a las almas sedientas con el vino del amor.
En sus noches, las brisas resucitan los cantares de Salomón y el arrullo de la cítara de David al oído de los enamorados y poetas. Porque el Líbano es la patria del amor y la poesía.
Sonríe el día y se disipa del corazón toda amargura y hace de la vida una alegría eterna, como nos alegra la sonrisa de la mujer amada. Líbano y la mar son dos enamorados que juegan con sus caricias eternamente. Ella empuja desde el horizonte las olas para mezclar la plata de su espuma con el oro de las arenas de él, para unir la masa platinada de sus rizos con el cabello áureo de su enamorado como si se unieran en un beso. Ella, en el flujo, le abraza, y en el reflujo —dolorosa ausencia de quienes se aman—, le estrecha los pies como última caricia y como final protesta a la derrota.
Líbano es la inspiración de los poetas, de los músicos y de los pintores. Líbano es el Paraíso Perdido del mundo.

Capítulo II
COSTUMBRES LIBANESAS

En este capítulo, no censuro ni apruebo. Es el lector el que después de leer este relato —escrito como por un imparcial historiador—, está llamado a censurar o aprobar.
No importa lo que se diga de mí, porque al escribir esta obra no he abrigado ningún anhelo de gloria literaria. Lo he hecho para saciar el deseo de relatar una historia de la que he sido testigo.
Así, pues, este capítulo es un segundo prólogo. Es la antesala de los hechos que vendrán después.
La vida de los libaneses es una copia de la de los patriarcas que desfilan por la Biblia.
La palabra del padre es una ley y se respeta la voluntad del primogénito.
Con el anuncio del nacimiento de un varón, llega al hombre de Líbano la alegría. Pero, al contrario, la tristeza se refleja en el rostro de todos los familiares con el nacimiento de una mujer. Tal vez es un resabio, una herencia grabada en lo profundo de su psicología y legada de los árabes antiguos que enterraban a sus hijas vivas, apenas sus ojos se abrían a la luz de la existencia, para evitar que la familia y la tribu se mancharan con su deshonra. Pero, aunque anhelan que el ser que se forma en el seno de la mujer sea varón, saben amarlo si es una mujer, también como herencia o recuerdo de la milenaria costumbre de amar a la mujer.
El libanés es inteligente y perspicaz. Su lengua está dotada de gran facilidad para aprender otros idiomas, en poco tiempo.
Ama a la mujer. La quiere no como a un ser débil sino como a un igual. Ambos ejecutan los mismos trabajos. Y ambos son generosos. Exceptuando las ciudades marítimas —las que conocen más viajeros y extraños— en Líbano no existen hoteles. Cada casa es un hogar para quien no lo tiene. Y este sentimiento de ayuda encierra el de privación: la madre y los hijos se abstienen de cualquier costoso manjar para ofrecérselo a sus huéspedes, que pueden vivir al amparo de la hospitalidad por varios días, sin pensar en el mañana.
En el Líbano no existe la mendicidad. Han desaparecido de su escenario los actores de la miseria. Los mendigos no pueden ser vistos en las calles del país. Y ante la vista de los libaneses han desaparecido los rostros hambrientos y los harapos deshechos. Ni angustia de hambre, ni quejido de frío turban la felicidad del país. Y si viene un mendigo de fuera, un hombre de otras regiones que vive de la caridad, es bien recibido como cualquier persona libanesa.
Preguntaron a Restom Baja, ex mutsarrif del Líbano: “¿Qué tal es el Líbano?” Y él respondió: “Si se extinguiera en el Líbano el clero y las cabras sería un paraíso”.
Porque a pesar de que el libanés adora su independencia, se ve allí también la eterna esclavitud de los hombres: el pobre es esclavo del rico; el poderoso está sujeto al gobernante y el gobernante es esclavo del sacerdote, que se dice el servidor de Dios en la tierra. ¡Que tedio debe sentir Dios con tales servidores y esclavos!
El libanés ordena o prohibe el matrimonio de sus hijos. El padre elige la que será esposa del hijo y la hija se casa con el elegido de la familia. No obstante los casos de matrimonio, bastante numerosos, en los que la felicidad no fue la compañera, es raro el marido que traiciona a la esposa, y más rara aún es la infidelidad de la mujer. Si ésta ha perdido su honor, los castigos que caen sobre ella pueden tomar proporciones gigantescas, pudiendo culminar con la muerte. Porque si al habitante de Líbano se le abofetea u ofende, puede olvidar la ofensa y perdonar la bofetada. Pero si se trata de su nombre y su honor, ni el mismo rey puede escapar a su venganza. Su religión es la vendetta. Pero si llega a perdonar, ninguna ofensa queda archivada en su memoria.
Es el libanés muy imitador y se amolda fácilmente a las características del más fuerte. Cada uno se cree capaz de todo, aunque en realidad no sea capaz de nada. Es por esta pretensión, por este sentimiento de su valer, que nunca esta de acuerdo con su compañero. Siempre están en pugna sus ideales y caracteres, por lo que dijo un escritor: “Los libaneses convinieron en discrepar”.
Todo libanés tiene algo de poeta. Quizá la poesía del panorama o la de su género de vida se ha proyectado hacia lo interno del espíritu… El doctor Filip Hatti, decía: “Ante la cascada del Niágara, el hombre del Líbano piensa cómo atacar a la cascada con sus versos, mientras que el americano piensa cómo explotarla”.
Y a estas características de los habitantes de esa tierra, se amoldan o están amoldados los sirios en general.

Capítulo III
COSAS DE TODOS LOS DIAS

Los hijos de la ciudad, de la metrópoli populosa, se han olvidado de aquella vida hermosa y sencilla del alejado pueblo. Ignoran la vida de aquellos centros diminutos, florecientes con las galas de la primavera, cargada en el verano, en el otoño brindando la policromía y el alboroto de las cosechas, y reposada en la calma nostálgica y nevada del invierno. No saben nada de la vida de los pueblos, vida en que la madre Naturaleza se presenta más pequeña, como se presenta en el infante la misma vida del adulto.
El hombre de la ciudad es más rico que el del pueblo. Pero éste es más digno que aquél. El primero es esclavo de la ambición y el segundo es hijo del desinterés. Aquél vive la vida mezclada con el temor y el tedio, y éste la bebe limpia y pura, con tranquilidad y alegría. Es quizá porque a los pueblos no se ha arrastrado la oruga del capitalismo maquinista, ni han llegado hacia ellos los agitadores políticos.
Llegó la calma de la noche.
Se apagaron los candiles de las casas de N…, un pueblo libanés de doscientos habitantes. Se engalanó el firmamento con el cortejo de la luna, reina de la noche, que dejó caer su manto argentado sobre los olivos y moreras. Y miró orgullosa a las nevadas montañas y los demás pueblos vecinos, que recostaban su cabeza en el seno de otras colinas más lejanas.
Era una noche de la primavera del año 1918. En aquella hora llena de calma hechicera, un individuo apareció junto al tronco de un olivo. Y luego comenzó a andar sigilosamente como si su presencia debiera ser ignorada. Como el ladrón o el asesino que ocultos en la sombra, se arrastran para consumar su delito.
Su rostro era una sombra completa. El ala de su sombrero lo hacía invisible.
Semejándose a un reptil se escurría entre los árboles. Y poco a poco, quedamente, fue acercándose a una casita, arrojó de su mano algo que, al dar contra el suelo, hirió débilmente el supremo silencio de la noche.
Ante la señal convenida —¡ah, la eterna y romántica señal, lenguaje de los amantes que no pueden conocer los profanos!— abrióse una ventana de la mansión, y entre sus hojas dejó ver la cabeza de un ser humano, que apenas se divisaba por la ausencia de la luz. Como un murmullo, más suave aún, como el quejido de la brisa nocturna ante el obstáculo de la enramada, se oyó una palabra.
—¡Querido!
Era una mujer. Su voz apagada se perdía en la inmensidad del silencio y de la noche.
—¡Amada!
Y el feliz amante que le esperaba, se arrojó a ella con la locura propia del corazón enamorado, y las sombras envolvieron a dos seres que mutuamente se encarcelaban en sus brazos, uniendo sus pechos palpitantes de emoción y amor.
¡Querido! ¡Amada!
¿Quién ha podido comprender el misterio que estas voces encierran?
Ni la sapiencia salomónica vertida en los Cantares pudo explicar el significado de estas palabras.
Querido y querida son dos personas sublimes que engendran una tercera más sublime aún: el amor.
¿Pero, qué es el amor? ¿Quién puede comprenderlo?
Conocemos del amor, como de la corriente eléctrica, sus efectos pero no su esencia. El amor cambia el sueño de la juventud en un perpetuo despertar. Pero es un despertar más agradable que la ilusión lejana y utópica de los sueños. El amor desata la lengua, abre los párpados y rasga la garganta. Es la luz que brota de nuestra alma para alumbrar mil mundos etéreos e inmateriales. Es un hálito que se agita en el espíritu, como la idea majestuosa en la mente del poeta y la armonía de la música en los labios del artista.
Amor es cielo de libertad a donde no llegan las mentiras convencionales de las leyes de la humanidad. Porque el amor es la sola ley.
El amor juega con el corazón de los hombres a su capricho: lo contrae reduciéndolo a la nada o lo dilata, elevándolo a lo infinito.
De las manos de Dios se desprendió la primera materia, la masa ígnea. De esta masa formó la tierra, la que engendró la vida. Y de esta vida nació un hombre al que Dios dijo: “¡Ámame!”; y se detuvo en su creación.
Y Dios se ocultó entonces en la inmensidad del caos.
Los amantes se abrazaron callados. Porque el amor habla en silencio con el idioma del beso. ¿Qué idioma hay en el mundo más vasto, más elocuente y más sublime que el del beso…? Los hombres ignoran el significado de este lenguaje, lo afean y lo prostituyen, como afea y prostituye la belleza de la música un profano.
Besa el sol a su hija, la tierra, y con su ósculo la vivifica. El beso de la madre es la ternura. El del hijo, gratitud. El de los esposos cariño.
Pero ésta no es la verdadera esencia del beso. En su simbolismo máximo, en su elevación suprema, se lo encuentra sólo en los labios de los amantes. Entonces es algo que se escapa, rebelde a las palabras. Y el beso puro, quintaesenciado, es aquél que no se puede definir. Es aquel cuya esencia es ignota, es incognoscible.
—¿Qué ha sucedido hoy, querida? —preguntó el joven a su enamorada.
—Oh, nada amor mío. Sólo que mi padre sigue con su testarudez.
El suspiró profundamente y dijo:
—Mi padre amenazó con echarme de la casa si volvía a oír hablar de lo que él llama “nuestra aventura”.
Y se hizo el silencio.
Habló después el joven, levantando su mirada nostálgica a la grandiosidad del firmamento:
—¡Dios mío! ¿Hasta cuándo? ¿Nuestro amor nos hace el blanco de todas las burlas y conduce todos nuestros honestos deseos a la reputación de una bajeza…? Dios mío, el corazón humano es la puerta de entrada al paraíso de la vida. ¿Por qué no creaste la igualdad entre estos corazones…? La eternidad es más digna del encuentro de los amantes, que este miserable mundo… Ven, muerte, amiga de los amantes…
Ella puso cariñosa mordaza con su mano, en los labios del joven.
—¡Calla, hombre de poca fe! —le reprochó—. ¿Ignoras que el que anhela la muerte para encontrar descanso en ella, no logra descansar después de muerto…? ¡Sublime valor el tuyo! ¡Se deshace con la primera tempestad y no es capaz de levantarse. La tela que tejen las arañas es más resistente que tu ánimo…! Olvidemos la muerte y ocupémonos de los sucesos de la vida… ¿Dime, has ido al sacerdote?
—Sí —contestó él, con voz saturada de blasfemia.
—¿Y qué te dijo?
—¿Qué me dijo?… ¿Qué podemos esperar, amada mía, de un sacerdote que es capaz de vender hasta su alma para comprar la amistad de los ricos y poderosos? ¿Ignoras que el clero y el capitalismo se alían contra los pobres y los humildes? Los cuerpos de los pobres construyen los palacios de los ricos, y las tumbas de los fieles sometidos, por su fanatismo, edifican los templos de los sacerdotes. El rico ata las manos del labrador y del campesino, y al mismo tiempo el sacerdote vacía los bolsillos del explotado… Y así, querida, entre el representante de la fuerza y el de la religión exprimen los cuerpos y las almas.
—Querido, todo esto está muy bien y muy hermoso…, pero no me has dicho aún qué es lo que le dijiste, ni qué es lo que te contestó.
—Pedí una audiencia secreta —refirió el amante—. Y una vez que le hice jurar que guardaría secreto sobre mis palabras, le dije: “Padre, quiero casarme”. El sonrió como sonríe un trabajador que va a recibir su salario. Mezcló a su indiferencia la ternura de un padre, y me dijo: “Muy bien pensado, hijo mío”. Y continuó: “¿Quién es esta feliz mujer elegida para esposa, por nuestro elocuente abogado e inspirado poeta…” Callé un momento. Y pensando cuidadosamente mis palabras, le dije: “Padre, quiero hacerle algunas preguntas. ¿Nuestro Señor Jesucristo prohibió el matrimonio de la rica con el pobre, y del noble con la humilde? ¿Acaso los abuelos de los ricos han sido hechos y formados con la plata, y los abuelos de los pobres y de los humildes con el limo de la tierra?… Padre, amo a María, hija de José Bey Harkuch. A vos, he venido para que bendigáis nuestra unión. Os suplico que nos unáis secretamente. Ella me ama y yo la amo. ¿Por qué los hombres impiden nuestra Unión…?” Espantado, como si el espectro de la muerte se presentara ante sus ojos, dio un salto, cual si huyera de una víbora. “¿Qué dices?”, gritó. “¡Dios mío! ¿Quieres casarte secretamente con María? ¿Y quieres que sea yo quien te case…? Pero hombre, tú deseas mi ruina, mi condenación, mi excomunión…” No le dejé terminar. “Sí, sí, —le dije—. Sí. Quiero derramar sobre vuestra cabeza la cólera del cielo y abriros, para que os traguen, las puertas del infierno.” Y así diciendo, salí dejando al sacerdote lamentándose y rabiando como un perro con fiebre…
Sin interrumpir la corriente de sus ideas, María dejó que hablara su enamorado. A veces sonreía y a veces su rostro se entristecía. Pero cuando él hubo terminado, ella tomó la palabra diciendo:
—Paciencia, amor mío. Ya te he dicho y te repetiré siempre: soy tuya hasta la muerte. Además, ¿qué nos importa el sacerdote?… Dios está leyendo en nuestros corazones; no puede echarnos del paraíso del amor… Detengámonos ante la tempestad para que no nos separe este océano revuelto. Tú no ignoras que la vida y sus placeres no nos son dados gratuitamente. En verdad te digo, que si desde el principio hubiéramos obtenido el consentimiento de nuestros padres, nuestro amor se habría enfriado: porque lo prohibido es anhelado y precisamente, porque es la lucha la que nos obliga a estar unidos; y unidos seguiremos hasta vencer. Ante tal optimismo, sonrió el joven y preguntó:
—¿Estás segura de vencer?
—Sí. Estoy segura de la victoria, porque estoy segura de mi misma. Quisiera que el cura Juan conozca lo que es amor, porque el hombre que no ama no puede aliviar las desgracias de los infelices. Pero nada debemos reprocharle, pues es imposible pedir sabiduría al ignorante, del mismo modo que no puede pedirse la claridad del día en la lobreguez de la noche.
En tanto, la luz de la aurora había venido a ocupar el lugar que la noche dejara vacío. Era la aurora que cruelmente obliga a los enamorados a despedirse. Era la aurora que traía consigo el beso de la separación.
—Amor mío —murmuró él—. Ya llega la aurora.
—Sí —respondió María—. Pero si la aurora nos separa, la noche nos unirá.
Y una tenue claridad presenció el beso de dos almas enamoradas.

Capítulo IV
EXTREMOS CONTRARIOS

La aurora de la primavera en Siria, es sinónimo de alegría, de esplendor y de luz. Es ilusión de poetas y ambición de pintores. No se puede hablar de una aurora bella sin conocer antes la aurora del Líbano. Se separaron los amantes con un beso. María se quedó contemplando la luz de la mañana que venía saltando sobre los montes. Aspiró el aroma de las brisas y contemplando la hermosura de la naturaleza, sintió empaparse su alma de nueva esperanza y de nuevos anhelos.
Al contemplar a María en aquel momento, encerrada en el marco de la ventana, se diría repitiendo las palabras del poeta turco; “Es un sol que se asoma en su prisión o una rosa brotada en la hendidura de la roca”. Y a la luz del nuevo día, el rostro de la joven era un nuevo presente de la mañana: su rostro se destacaba con la belleza y la dulzura de quien ha visto pasar por su mirada veinte primaveras. En sus ojos se retrataba alguna indefinible melancolía, un encanto que atrae, que fascina. Hablaban sus facciones: su mirada decía sencillez, su boca fragancia y exotismo, su sonrisa era la metáfora del pudor. Y si callaba, su silencio era el de la elocuencia y contemplación. Era María la encarnación de la belleza en la mujer del Líbano.
Los pensamientos y anhelos de la muchacha, se dirigían a un solo blanco: la libertad. Pensaba en su independencia, aquella diosa que había escrito en las paredes de su alma, con letras de fuego, la palabra mágica, el grito de rebelión contra las costumbres milenarias. Y María se sentía poseída de la capacidad necesaria, para ser el caudillo que lucharía por la libertad de sus hermanas.
En tanto, las aves tomaron en las copas de los árboles su asiento para comenzar su himno de alabanza a la vida. Y a lo lejos sonaba la voz metálica de una campana llamando a la oración.
Y extasiada María esperaba los dorados rayos del sol, que bañaban las ancianas nieves de la vieja montaña de Sannin.
El viento comenzó a jugar con las flores, y una brisa indiscreta acarició, con su helada mano, los senos de la joven. María sintió como si se despertara de su sueño, y recorriendo con la mirada aquel concierto de la mañana, exclamó:
—¡Bendita seas, oh aurora! ¡Cuan felices son los ebrios de tu belleza y tranquilidad, y qué hermosa y divina sería la existencia, si fuera una alborada sin fin…!
Y levantando la mirada, oró silenciosamente: “Dios mío: Tú has sembrado en nuestros pechos la simiente de los anhelos. Estas simientes han crecido y se han desarrollado, y viven ahora en nuestras almas el amor y la libertad… Pero quieren librarse de su prisión. ¡No nos castigues, Señor, si rompemos nuestras cadenas! Y pensando luego en su situación, y en la de todas las mujeres de su patria, añadió: “¡Oh, libertad…!”
“¡Qué desgraciada es la mujer oriental, que apenas despierta de la niñez se ve obligada a soportar la esclavitud de un hombre a quien no ama, y que en lugar de beber el vino del amor que Dios derramó en cada alma, tiene que beber, el llanto de sus propios ojos!” Y encarándose con la realidad del día, acudió a vestirse.
Hay en la vida una mano, divina o satánica, que ata y desata a los hombres. Une a los adversarios y en sus corazones aparece el amor. Y cuando por ese mismo amor dos seres se han fundido en uno solo, esa mano brutal de la naturaleza los separa.
Y corazones bajos vemos aliados con corazones nobles, y seres grandes unidos con seres pequeños y despreciables.
Entre José Bey Harkuch y su hija María, había puesto la naturaleza caracteres opuestos, diferencias de inmensa proporción. Pero cuando estos dos seres se encontraban, la contradicción se disipaba. Porque los defectos del uno, tomaban un matiz halagüeño para el otro. Siempre el hombre se alegra al encontrar en otro hombre su defecto. Sólo en esto no es egoísta. El ermitaño que ha sentido  desgarrarse su vientre por el hambre, y el pecador que siente despedazarse su alma por sus pecados, se unen. Y la causa de esa unión es el mismo hambre. José Bey Harkuch, tenía bajo su piel una constitución de acero, que desmentía a sus 65 años. Orgulloso en su ignorancia. El labio inferior caído daba la noticia de la dureza de su corazón. Y a esto se añadía la protesta de su cuerpo para aumentar su talla. Era ley su palabra, y esta ley se unificaba en sus anhelos, ideas y actos.
Adoraba a María. Ya su vida jugaba a las escondidas con los años, y el amor a su hija —única a quien la muerte no arrebató como a sus otros hijos— le vivificaba y rejuvenecía. Y como depositaba en María todas sus ilusiones de viejo, buscaba para ella un joven noble y rico.
Un día. el Emir Said Mahni, habló así al padre de María: —José Bey. ¿Quieres darme tu potranca para mi potro? El Bey respondió:
—La potranca y el padre están a la disposición de su Alteza. Y soñaba desde entonces en ese matrimonio.
El “potro” del Emir conoció a la hija de José Bey, y la encontró provocativa y exquisita. Pero María sólo vio en él al holgazán que hace alarde de sus abuelos, su nobleza y su fortuna. Su mejor cualidad era la de rizarse los bigotes.
María, ante él, se consideraba como una flor ante un fangal.
José Bey Harkuch. adoraba a Dios en todo cuanto significaba oro. Como dijo el Evangelio: “No adorarás al Señor y al dinero”, se decidió por lo último. (Si el Emir Said no hubiera sido rico, sino por el contrario un hombre aliado de la pobreza, no hubiera pensado en dar a María para el “potro del Emir”.)
Ante los ojos de María, no significaba nada el dinero, porque no era adepta a la religión del oro. Para ella, no había otra ley válida que los dictados de su corazón, y a ella obedecía, aunque se opusieran o no los ricos.
Por eso no consentía en atar su cuerpo puro a un cadáver putrefacto. Ella no consentía en entregar su alma celestial, por medio de la injusta ley de un matrimonio impuesto a un ser terrenal. Sólo obedecía a su conciencia, y su corazón era la guía única en los senderos en los que faltaba la luz.
Juan Bakal, el amante de María, oyó de labios de su padre las siguientes palabras:
—Hijo mío: ya la vida no me cuenta entre sus hijos, pues yo pertenezco más a la muerte. He trabajado durante todos mis días para dejarte una herencia cuantiosa. Pero la suerte no fue mi amiga. Hoy he meditado largamente sobre el porvenir tuyo, con el que tendrás que estar en constante lidia. Y he comprendido que la riqueza no hará tu felicidad. Millones y millones se pierden en un segundo: fortunas inmensas se deshacen como los castillos de arena que levantan los niños en la playa. Y así, la mejor herencia que yo puedo legarte es la ciencia. La riqueza intelectual, hijo mío, es un tesoro que no se agota jamás. Con ella, si llegas a gobernar, tendrás en ti mismo la clave para gobernar rectamente a tus súbditos. Y con ella, si eres pobres, sabrás vivir y desafiar a los embates del destino, sin que logren esclavizarte los fanáticos por la religión o el dinero… Irás este año a la Universidad Jesuita de Beirut. Allí tienes que consagrarte al estudio, hasta obtener el título que certifique tu capacidad para médico, abogado o ingeniero. No te preocupe el dinero. Yo sabré conseguirlo de cualquier manera, y si es necesario, invertiré en tus estudios la herencia que me han trasmitido mis antepasados…
Juan Bakal ingresó en la Universidad de San José. A los cuatro años, regresó a su hogar, doctorado en derecho. Y al entregarle el diploma que autorizaba el empleo de su ciencia, dijo a su padre:
—Padre: quiera Dios alargar tu vida, para poder pagarte mi deuda. He aquí mi diploma, como prueba de que no has sembrado en terreno estéril.
El padre colocó sus manos sobre la cabeza de su hijo, y exclamó: —Bendito seas, hijo mío, y benditos sean tus actos porque alegran los momentos de mi vejez. Ahora sí, levanta tu frente con orgullo como la levantarás ante los ignorantes y ante los que quieran humillarte por su poder… Ahora siéntate y escucha los consejos que te da tu padre, al arrastrarse hacia la tumba. Besó la frente de Juan, y después de corto silencio dijo:
—Una ciencia es como un árbol sin cultivo. Has aprendido, hijo mío, y ahora tienes que cultivar tu ciencia para que produzca sus frutos, en bien de la humanidad y en bien tuyo. ¿Has entendido?
Primero para el bien de la humanidad… En nuestro país, llaman al abogado ladrón. Yo quiero que seas el defensor de lo justo y del débil. No quiero que sólo cuides de tu riqueza y robes al que te busca para que defiendas lo suyo. Con estos actos podrás pagar tu deuda hacia mi, aunque Dios no me conceda larga vida. Nunca me pagarás con dinero, porque sabes que para mi nada significa la materia; pero sí, el buen nombre. Te has graduado en Derecho y conoces lo injusto y lo justo, lo lícito y lo ilícito. Defiende todo juicio honrado, sin preocuparte de tu ganancia económica, pero cuídate de defender la injusticia, porque mancharás con tu mismo acto mi nombre y mi vejez, y hasta me obligarías a negar que soy tu padre. Yo no he tenido un solo enemigo en mi larga existencia. No lo seas tú, hijo mío… Tu madre, que era el ejemplo de la virtud, la pureza y de la esposa fiel, murió cuando tú tenías cuatro años. Tu presencia me traía su recuerdo, porque tus facciones son el reflejo de las de ella. Te veía crecer como un arbusto, y me dediqué a educarte y conservar así la reliquia que me dejó tu madre. Hice lo posible para grabar en tu alma lo poco de bueno que tengo, y ocultarte lo malo que soy… Creo que Dios escuchó mi oración, porque hizo de ti un hijo bueno.
Juan no pudo reprimir una lágrima, al evocar a su madre desconocida. ¡La madre! ¿Qué cosa puede igualar a su amor?
El hombre puede tener muchas esposas, amigos e hijos, pero no tiene sino una sola madre. Y no debe despreciarla. Al ver a Juan llorando, lo abrazó diciendo: —Tienes un corazón sensible… Llora, hijo mío. Las lágrimas en el hombre, son como el aroma en la flor. El hombre que no sabe llorar es una nube sin agua, un desierto sin oasis. La risa y el llanto son dos remedios que nos ayudan a vivir. Y siguió la voz del anciano prodigando consejos:
—Haz bien y evita el mal… Todos los del pueblo, no obstante nuestra pobreza, nos quieren y estiman. Sé bueno con ellos. Tu título de doctor no te autoriza a ser orgulloso, a creer que eres superior a los demás. Considera al anciano como a tu padre, y al joven como a tu hermano… El Emir Said y José Bey Harkuch, son los hombres de mayor importancia en el pueblo. Son amigos del Obispo, y con él se asemejan a aquel árbol adorado por los indios, que exprime a los seres, absorbe su sangre, y después sus hojas decaen hipócritamente como si no hicieran mal alguno. No te enemistes con ellos, porque nuestro país es aristócrata y religioso… No desoigas mis consejos, hijo mío.
—Te prometo, padre mío —respondió Juan abrazando al anciano—, que jamás seré amigo de los nobles ni de los religiosos, y tampoco me enemistaré con ellos. Pero he de aplastarlos como a insectos, si les sorprendo abusando de los débiles y de los pobres.
—Así hizo tu padre, hijo mío. y por eso toda la vida fue víctima de la miseria.
—Y yo seguiré las pisadas del autor de mis días.
—Ya la vida te enseñará, hijo mío. la verdad de mis palabras… Ahora, toma esta escopeta que he comprado para ti, y vete a descansar, porque lo mereces, después de tantos años de trabajo. Yo ya no puedo salir al campo y quiero que repares mi falta. Sal a cazar todos los días, ama la naturaleza, ama la luz del sol, ama la vida en todas sus fases. Porque la vida no nos pertenece: es una cosa consignada que tarde o temprano tenemos que devolverla. Por eso hay que aprovecharla y aprovisionarse. Puedes salir por la mañana al campo y volver por la tarde, porque quiero retenerte a mi lado el mayor tiempo posible, antes de que vayas a encararte con la vida y a arrostrar el porvenir. Quiero alegrar mis ojos, mirándote antes de que se cieguen por la muerte. Y cambiando de tono su voz, el anciano gritó:
—¡Adela! Sirve la comida para nuestro huésped. Y a sus palabras acompañó el ruido de dos palmadas.

El filósofo autodidacto Abentofail

El filósofo autodidacto

Abentofail

Prólogo del autor

¡En el nombre de Dios, clemente y misericordioso! Bendiga Dios a nuestro Señor Mahoma y a su familia y compañeros, y deles la paz.

Motivo ocasional de este libro: el éxtasis

Me pediste, hermano sincero (Dios te dé la inmortalidad eterna y te haga gozar la perpetua felicidad), que te comunicase aquellos misterios de la Sabiduría iluminativa que me fuera posible divulgar, los cuales menciona el maestro y príncipe [de los filósofos] Abu Ali b. Sina. Has de saber, pues, que el que quiera alcanzar la verdad pura, debe estudiar estos secretos y esforzarse por conocerlos. Tu pregunta ha sugerido en mi ánimo una noble idea, que me ha conducido a la visión intuitiva de un estado [místico o éxtasis], que antes no experimenté, y me ha llevado a un término tan maravilloso, que ni lengua alguna podría describir [su naturaleza] ni razonamiento alguno demostrar [su existencia], porque es de una categoría y de un mundo completamente distinto de ellas; sólo que la alegría, contento y placer que este estado lleva consigo, no permiten que la persona que a él llega o que alcanza algunos de sus grados, pueda ocultarlo y guardarlo secreto, sino que, dominado por la emoción, el entusiasmo, la alegría y la satisfacción, se inclina a manifestarlo, de una manera vaga e indistinta. Si es hombre inculto, habla de él sin tino, hasta llegar a decir alguno, a propósito de este estado: «¡Glorificado sea yo! ¡Cuán grande es mi condición!». Otro dijo: «Yo soy la Verdad». Y otro: «No hay, bajo estos vestidos, sino Dios».

El maestro Abu Hamid al-Gazali [Algazel], cuando alcanzó este estado, aplicóle el verso siguiente:

Sea lo que quiera (que yo no he de decirlo), cree tú que es un bien y no pidas de él noticias.

Pero este [filósofo] era experto tan sólo en los conocimientos racionales y estaba versado únicamente en las ciencias.

Opinión de Avempace acerca del éxtasis

Considera luego las palabras de Abu Bark b. al-Sayg [Avempace] que van a continuación de su tratado, en el que describe la unión: [del entendimiento humano con Dios]: «Cuando se comprende, dice, el sentido oculto a que se aspira, se ve claramente que ningún conocimiento de las ciencias ordinarias puede ser colocado en su mismo rango, y que quien de él se forma idea viene a estar, cuando comprende ese sentido oculto, en una condición [o grado] en el cual se ve a sí mismo, separado ya de todo cuanto antes conoció, con otras creencias que no son materiales, pues que son demasiado nobles para referirlas a la vida física; son estados más bien propios de los bienaventurados, que están ya limpios de toda composición inherente a la vida física, dignos de ser llamados estados divinos, que Dios concede a aquellos de sus siervos a quienes bien le place». A esta condición, que indica Abu Bakr, se llega por el método de la ciencia especulativa y de la investigación racional. Él, sin ninguna duda, la alcanzó y no la perdió nunca.

Por lo que toca al grado que hemos citado primeramente, es distinto de éste, si bien es el mismo en el sentido de que no se manifiesta en él nada que sea diferente de lo que en éste se manifiesta, pero de él se distingue tan sólo por una mayor evidencia; su visión intuitiva se produce por una que nosotros, sólo metafóricamente, llamamos potencia, por no encontrar en la lengua vulgar ni en la terminología técnica nombres que signifiquen esta cosa, en cuya virtud se produce esta especie de visión intuitiva.

Opinión de Avicena acerca del éxtasis

El estado que antes hemos mencionado y a cuya primera intuición o gusto nos ha llevado tu pregunta, es el número de aquellos estados a que aludía el maestro Abu Ali [Avicena] al decir: «Después, cuando el esfuerzo constante por lograr la perfección espiritual y la doctrina ascética han llevado al hombre hasta un cierto grado, se le aparecen fugitivos y gratos destellos de la luz de la Verdad, semejantes a relámpagos, que de pronto alumbran y velozmente se extinguen. Después, se le multiplican estos desvanecimientos extáticos, si persiste en la práctica preparatoria de la disciplina ascética, luego, ahondando más en ella, llega hasta producirlos sin aquel ejercicio. De todas las cosas que vislumbra, solamente considera su relación con la Santidad Divina, aunque dándose alguna cuenta de las cosas mismas. Después, una nueva iluminación le desvanece y ve ya en casi toda cosa a Dios, que es la Verdad. Finalmente, el ejercicio lo conduce a un punto, en que el carácter transitorio [de la intuición] se cambia en permanente, lo fugitivo viene a ser habitual, el relámpago se convierte en estrella brillante, y alcanza el místico ya una intuición definitiva, como si constantemente le acompañase». Sigue luego Avicena describiendo los grados sucesivos, que terminan en la obtención, que es un grado en el cual «lo íntimo de su alma viene a ser como un espejo pulimentado en el cual se refleja un aspecto de la Verdad. Entonces se derraman sobre él los deleites sublimes y su alma se regocija por los vestigios de la Verdad que hay en ella. Tiene ya en este grado una mirada para la Verdad y otra para su alma, fluctuando de la una a la otra, hasta que termina por perder la conciencia de sí mismo, no mirando sino a la Santidad Divina; y si a su alma mira, únicamente lo hace considerándola en cuanto que ella es quien contempla; y entonces es cuando tiene lugar la unión completa». Con estos estados que Avicena describe, quiere sólo significar que ellos son para el [místico] una intuición, y no al modo de la percepción especulativa que se obtiene de razonamientos formados con premisas y consecuencias.

Diferencia entre la percepción mística y la percepción filosófica.

Si quieres un ejemplo que te manifieste claramente la diferencia que existe entre la percepción, tal como la entiende esta escuela [sufí], y la percepción, tal como los demás la entienden, imagínate a un ciego de nacimiento, pero que sea de buen talento natural, de entendimiento penetrante, de memoria tenaz, de espíritu recto, que se haya criado desde su niñez en una ciudad cualquiera, a cuyas gentes conozca perfectamente; que conozca también muchas especies de animales y de minerales, las calles y callejuelas de la ciudad, sus casas, sus mercados, usando sólo de las percepciones de los sentidos que le quedan, hasta el extremo de andar por esa ciudad sin lazarillo y de conocer de primera intención a todo el que se tropieza; los colores, los conoce también por explicación de sus nombres y por algunas definiciones que los designan.

Suponte, pues, que, tras de haber llegado a este estado, sus ojos se abren, adquiere la vista y recorre toda la ciudad, dándole la vuelta. No encontrará en ella nada, distinto de lo que él se creía, ni cosa alguna, que no reconozca; coincidirán los colores con las descripciones que de ellos se le habían dado.
Solamente encontrará nuevo, en todo esto, dos grandes cosas, consecuencia la una de la otra: una mayor evidencia y claridad y un más grande placer.

El estado de los hombres que investigan la verdad por las solas fuerzas de la razón, que no han alcanzado el grado de la santidad perfecta, es el primer estado del ciego; los colores que en este estado son conocidos sólo por descripción de sus nombres, son aquellas cosas de las que dijo Abu Bakr [Avempace] que son «demasiado nobles para referirlas a la vida física, y que Dios concede a quien le place de entre sus siervos» ; el estado de los hombres que investigan la verdad por las solas fuerzas de la razón, pero que alcanzan el grado de la santidad perfecta y a quienes otorga Dios aquella cosa, que nosotros hemos llamado metafóricamente potencia, es el estado segundo de aquel ciego. Pero es muy raro encontrar un hombre que sea siempre de vista perspicaz, con los ojos abiertos, y que no necesite de la especulación racional.

Y con la frase «percepción de los hombres que investigan la verdad por las solas fuerzas de la razón», no entiendo yo lo que ellos perciben del mundo de la naturaleza física, ni por «percepción de los santos», lo que ellos entienden de lo metafísico, pues estas dos percepciones se diferencian mucho entre sí y no se confunde la una con la otra; lo que yo entiendo por «percepción de los hombres que investigan la verdad por las fuerzas de la razón», es aquello que ellos perciben de lo metafísico o suprasensible, como lo que percibió Abu Bakr [Avempace]. Es condición precisa, en esta clase de percepción, que lo percibido sea verdad positiva, y, por tanto, la diferencia entre la percepción de los que emplean sólo las fuerzas de la razón y la percepción de los santos, está en que éstos conocen lo suprasensible en sí mismo, penetrando su esencia íntima, aparte de una mayor claridad y una gran delectación. Abu Bakr [Avempace] prostituyó este deleite, ofreciéndoselo al vulgo; lo atribuyó a la facultad imaginativa y prometió describir de una manera clara y precisa cómo debe producirse entonces el estado de los bienaventurados. Convendría decirle a este propósito aquello de «no digas que es dulce ningún alimento sin probarlo, ni pisotees los cuellos de los hombres veraces». Pero nuestro hombre no hizo nada de lo que dijo ni cumplió su promesa. Parece que le dificultó su intento la falta de tiempo a que él mismo alude y sus ocupaciones en el viaje a Orán; y acaso vio que, si describía este estado, tendría necesidad de decir cosas que afearan su manera de vivir y que desautorizaran todos los esfuerzos que él había hecho para adquirir y acumular grandes riquezas, y todas las variadas artes con que se ingenió para procurárselas.

Pero nos hemos apartado del propósito a que nos había conducido tu pregunta, un poco más de lo que era necesario.

Naturaleza de la visión extática

Por lo expuesto se ve claramente que tu pregunta tiene por objeto uno de dos fines: puede ser que preguntes por lo que ven los que gozan ya de la visión intuitiva, de la experiencia mística y de la presencia de Dios en la cumbre de la santidad perfecta; y ésta es una de aquellas cosas cuya naturaleza real no puede consignarse exactamente en un libro; y cuando alguno intenta hacerlo y se esfuerza en explicarla por medio de la palabra o de la escritura, la naturaleza real de esto que quiere explicar se cambia y viene a parar al otro género, al especulativo; porque al revestirse con letras y sonidos y aproximarse al mundo sensible, no le queda absolutamente nada del carácter y condición que antes tenía; y las explicaciones que acerca de ella se dan son, además, varias y muy diferentes: unos se apartan [al dar esas explicaciones] muy lejos del camino recto, creyendo que otros se han apartado, cuando no ha sido así. Y ello se debe únicamente a que se trata de explicar una cosa infinita, que se refiere a una epifanía divina de tan amplios horizontes, que abarca o comprende sin poder ser comprendida o abarcada.

El segundo fin que dijimos podía tener tu pregunta, es que quieras conocer esta cosa por el método de aquellos que investigan la verdad por las solas fuerzas de la razón; y esto (¡hónrete Dios con su santidad!) ya es cosa que puede ser consignada en los libros, y de la cual cabe dar explicaciones; pero ella es más escasa que el azufre rojo, y señaladamente en este país en que vivimos, pues tal conocimiento es en él tan raro, que sólo algún individuo aislado tras otro logran adquirirlo, y el que consigue conquistar algo de ello, no lo comunica a la gente sino por medio de alegorías, porque la religión musulmana y la ley verdadera prohiben dedicarse a su estudio y ponen en guardia contra él.

Estado de los conocimientos místicos en Al-Andalus

Ni vayas a creer que la filosofía que ha llegado hasta nosotros en los libros de Aristóteles y de Abu Nasr [al-Farabi] y en el libro al-Safa [de Avicena] bastan para lograr lo que tú quieres, ni pienses tampoco que ningún andalusí haya escrito acerca de esto nada que sea suficiente. Porque todos los hombres de espíritu elevado que han vivido en al-Andalus, antes de que se divulgase en este país la ciencia de la lógica y de la filosofía, consagraron su vida únicamente a las ciencias matemáticas, alcanzando en ellas un alto grado, y no pudieron estudiar lo demás. Después, sucedió a éstos otra generación que profundizó más que ellos en el conocimiento de la lógica. Éstos sí que especularon ya en esta ciencia, pero ella no les condujo a la verdad perfecta. Hubo entre ellos uno que dijo:

Estoy muy afligido porque las ciencias de los hombres son dos y nada más que dos:

Una, verdadera, cuya adquisición es difícil; y otra, fácil de adquirir, pero inútil.

Escritos de Avempace sobre filosofía

Después de éstos, vino otra generación de hombres más hábiles en la especulación y más próximos a la Verdad. Ninguno hubo entre ellos de entendimiento más fino, de especulación más segura, de visión más veraz, que Abu BaKR b. al-SaYg [Avempace]; pero las cosas de este mundo lo tuvieron tan ocupado, que la muerte lo arrebató antes de que publicase los tesoros de su ciencia y divulgase los secretos de su sabiduría. La mayor parte de las obras suyas que se han conservado están incompletas y sin terminar, como, por ejemplo, su Libro sobre el alma, El régimen del solitario, sus escritos sobre lógica y sobre física. En cuanto a sus obras completas, son libros abreviados y tratados escritos de prisa. Él mismo lo confiesa, diciendo que la idea que trata demostrar en su Tratado de la unión [con el entendimiento activo] no la demuestra claramente este libro, sino después de gran trabajo y dificultad; que el orden de su exposición en algunos lugares no se sujeta al método más perfecto; y que si hubiese podido disponer de más tiempo, se habría decidido a modificarlo. En este estado ha llegado hasta nosotros la ciencia de este hombre, a quien por otra parte, no hemos conocido personalmente. Respecto a algunos contemporáneos suyos que son considerados como de su mismo nivel intelectual, no hemos visto de ellos ninguna obra, y por lo que toca a sus sucesores y contemporáneos nuestros, o están aún en vías de desarrollo, o se han detenido antes de llegar a la perfección, o no ha llegado a nuestra noticia su verdadera labor.

Escritos de Al-Farabi, conocidos de los españoles

En cuanto a los escritos de Abu Nasr [al-Farabi] que han llegado hasta nosotros, la mayor parte se refieren a la lógica; y los que tratan de la filosofía, contienen muchas cosas dudosas. Así, en el Kitab al-milla al-fadila afirma que las almas de los malos, después de la muerte, permanecen eternamente en tormentos sin fin; pero después, en su Siyasa al-madimiyya, dice francamente que estas almas se disuelven y reducen a la nada, y que no sobreviven, sino las almas virtuosas y perfectas; finalmente, en su comentario al Kitab al ajlaq, describe algo de lo que se refiere a la felicidad humana, y allí dice que sólo se la halla en esta vida y en este mundo. A continuación añade una frase cuyo sentido es: «Y todo lo que se diga, fuera de esto, son chocheces y cuentos de viejas». Esta doctrina hace desesperar a los hombres de la misericordia de Dios, pues pone al bueno y al malo en el mismo nivel, al afirmar que el fin de todos es la nada. Tal aserto es un error que no tiene nombre y una falta que no tiene perdón. Sin contar, además, las perversas teorías que profesa respecto de la profecía, que él cree una propiedad natural de la facultad imaginativa, inferior en rango a la filosofía; con otras muchas cosas que no tenemos necesidad de recordar aquí.

Obras de Avicena referentes a mística

Por lo que toca a los escritos de Aristóteles, el maestro Abu Ali [Avicena] se encarga de explicarnos su contenido y sigue el método de su filosofía en el Kitab al-Safa . Al principio del libro, dice que la Verdad es, en su opinión, cosa distinta de cuanto en el libro trata, y que únicamente lo ha compuesto siguiendo la doctrina de los peripatéticos, pero que quien quiera conocer la Verdad pura, debe leer su Libro sobre la filosofía iluminativa. El que se tome el trabajo de leer el Kitab al-Safa y las obras de Aristóteles, verá con evidencia que coinciden en la mayor parte de las cosas, aunque hay en el Kitab al-Safa algunas que no han llegado a nosotros por medio de Aristóteles. Mas si se toman todas las doctrinas de los libros de Aristóteles y del Kitab al-Safa en su sentido literal, sin tratar de penetrar su sentido secreto y esotérico, no se llegará con ellas a la perfección, según advierte el maestro Abu Ali en su Kitab al-Safa.

Ideas de Al-Gazali en punto a mística

Tocante a los escritos del maestro Abu Hamid [Al-Gazali], hay que advertir que, como habla para el vulgo, ata en un lugar y desata en otro, anatemiza ciertas doctrinas, que después él mismo profesa. Entre las doctrinas de los filósofos que condena como impías en su libro al-Tahafut, está la negación de la resurrección de los cuerpos y la afirmación de que los premios y los castigos recaerán sólo sobre las almas, luego, en el principio de su libro al-Mizan, dice que esta opinión es de los doctores sufíes, exclusivamente; después, en su libro al-Munqid min al-dalal wa-l-mufasih bi-l-ahwal, afirma que el opina lo mismo que los sufíes y que llegó a esta convicción después de un largo examen. Y cosas de esta especie verás muchas en sus libros quien los examine y estudie atentamente.

Ha tratado de excusarse de tal conducta, al final del libro Mizan al-amal, diciendo que hay tres clases de opinión: la que uno profesa acomodándose a la que el vulgo sigue; la que se acomoda a la consulta hecha por el que pregunta y desea ser dirigido; y, finalmente, la que tiene el hombre para sí mismo y que no manifiesta sino a quien comparte sus convicciones. Después de lo cual añade: «Y aunque estas palabras no tuviesen otra virtud que la de hacerte dudar de tus convicciones heredadas, tendrían ya utilidad suficiente; porque el que no duda, no mira; el que no mira, no ve; y el que no ve, permanece en la ceguera y en la perplejidad».
Luego cita este verso proverbial:

Toma lo que ves y deja lo que has oído decir: cuando sale el Sol, te puedes pasar sin Saturno.

Tal es la característica de su doctrina. La mayor parte de ella consiste en alegorías y alusiones, que no le pueden ser útiles sino al que fija en ellas, primero, la mirada de su alma, y luego se las oye a sí mismo interiormente, o al que, siendo de un espíritu despierto, está ya preparado para comprenderlas, porque le basta la más pequeña alusión. En su libro al-Yawahir, dice el mismo autor que él ha compuesto libros esotéricos, en los cuales se contiene la verdad pura; pero, que nosotros sepamos, ninguno de ellos ha llegado a al-Andalus; mejor diré: han llegado libros que algunos piensan que son esos libros esotéricos, pero no es así. Estos libros son el Kitab al-ma’arif al-aqliya, el Kitab al-nafj wa-l-taswiya y una colección de cuestiones, distinta de los libros anteriores. Estos libros, aunque contienen algunas alusiones, no añaden mucha mayor ilustración respecto de lo que ya consta en sus libros conocidos. En el titulado al-Maqsad al-asna se encuentran cosas más oscuras que las tratadas en aquellos libros; él declara que el citado libro no es esotérico, de lo cual resulta necesariamente que los libros de este autor que han llegado [a nosotros] no son los esotéricos. Un autor moderno sospecha que el pasaje que se encuentra al fin de su libro al-Miskat contiene un gravísimo problema, que hace caer a al-Gazali en un precipicio sin salvación. Y es que, después de enumerar allí las clases de hombres ofuscados por los velos de las luces [divinas], al pasar luego a mencionar los que ya han llegado [a la unión con Dios], dice que éstos advierten que este Ser está dotado de un atributo incompatible con la unidad pura. Quieren inferir de aquí que [Algazel] creía que en la esencia del Ser Primero, de la Verdad (¡glorificado sea!), hay cierta multiplicidad. ¿Dios está muy por encima de lo que de Él dicen los hombres injustos! A nosotros, sin embargo, no nos cabe duda alguna de que el maestro Abu Hamid [al-Gazali] fue de los que alcanzaron la felicidad suprema y de que llegó a los grados más sublimes de la unión [con Dios]; pero sus libros esotéricos, los que tratan de la ciencia de la revelación extática, no han llegado hasta nosotros.

Ibn Tufayl se declara discípulo de Al-Gazali y de Avicena, con cierto eclecticismo

Aun así, la verdad a la que nosotros hemos llegado y que es el fin y meta de nuestra ciencia, no la hemos alcanzado sino siguiendo la doctrina de al-Gazali y la del maestro Abu Ali [Avicena], relacionándolas entre sí una con otra y ambas con las opiniones que han aparecido en nuestros días, adoptadas fervorosamente por gentes que hacen profesión de filósofos, hasta que así hemos llegado a alcanzar la Verdad, primero, por el método de la investigación y de la especulación racional, y obteniendo después por la visión intuitiva esta exigua dosis de experiencia mística que ahora gustamos.

Quiere comunicar sus ideas acerca de la mística, y para ello escribe este libro con la historia de Hayy Ibn Yaqzan y la de Absal y Salaman

Entonces nos hemos creído ya en condiciones de decir alguna cosa que deje huella de nosotros, y nos hemos resuelto a que seas tú el primero a quien regalemos lo que poseemos [de estas cosas] y a quien lo expongamos, movidos por la sinceridad de tu amistad y por la pureza de tu cariño. Sólo que si te damos a conocer los resultados a que hemos llegado en esta materia, sin asegurarte previamente en sus principios, no te servirá esto más de lo que te serviría una doctrina sumaria, impuesta por la mera autoridad de un maestro, como tampoco te serviría de nada si nos dieses tu aprobación por causa del cariño y la íntima amistad que nos profesas, y no porque creas que justamente merecemos que se acepten nuestras doctrinas. Nosotros no nos contentaremos tampoco con que tu alcances este grado, ni quedaremos de ello satisfechos si no te elevas luego hasta otro grado que está por encima de él, pues ese grado no te garantiza la salvación, ni mucho menos el acceso al más alto de los grados. Queremos llevarte por los caminos por los cuales nosotros hemos caminado antes que tú; queremos hacerte nadar en el mar que nosotros hemos atravesado primero, para que tú llegues adonde hemos llegado nosotros, y veas lo que nosotros hemos visto, y te cerciores por ti mismo de todo lo que nosotros nos hemos cerciorado, y no tengas necesidad de atar tu ciencia a lo que nosotros hemos conocido. Tal intento exige un espacio de tiempo no pequeño, ausencia de preocupaciones y aplicación de todos los esfuerzos a este género de estudio. Si tomas sinceramente esta determinación y tienes intención pura de trabajar activamente para lograr este fin, alabarás al amanecer tu viaje nocturno, recibirás la bendición divina por tus esfuerzos y habrás satisfecho a tu Señor, que también quedará satisfecho de ti.

Por mi parte, estoy a tu disposición para conducirte cuando quieras por el camino más recto, más libre de obstáculos y accidentes; y aunque por ahora sólo se me aparece una pequeña vislumbre, a modo de estímulo y acicate para entrar en el camino te contaré la historia de Hayy ibn Yaqzan y de Asal y  Salaman, a quienes puso nombre el maestro Abu Ali [Avicena]. Su historia sirve de lección a los hombres dotados de penetración, que, sin detenerse en la corteza de los problemas, profundizan lo más abstruso de ellos, su médula y esencia, y «de aviso a todo hombre que tiene corazón, que escucha y que ve».

Historia de Hayy Ibn Yaqzan

Posibilidad de que haya una región en el mundo, en la cual el hombre nazca por generación espontánea

Cuentan nuestros virtuosos antepasados (¡Dios se compadezca de ellos!) que hay una isla en la India, situada bajo la línea ecuatorial, en la cual nace el hombre sin madre ni padre, a causa de ser la temperatura de aquel lugar la más templada de la faz de la tierra y de resultar la mejor dispuesta para recibir los rayos de luz [de la región] más alta. Ciertamente que tal aserto está en contradicción con lo que opina la generalidad de los filósofos y grandes médicos, quienes afirman que la temperatura más templada del mundo es la de los países habitados del cuarto clima. Si dicen esto porque creen cosa segura que no los hay en la línea ecuatorial, a causa de una dificultad propia de aquel suelo, tienen alguna razón al afirmar que el clima cuarto es el más templado en el resto del mundo. Pero si solamente quieren decir con semejante afirmación que los países situados bajo la línea ecuatorial son muy calurosos, según manifiesta la mayoría de los autores, es un error, cuyo contrario puede demostrarse.

Está admitido como cierto en las ciencias naturales que el calor no puede producirse sino por una de estas causas: el movimiento, el contacto con los cuerpos cálidos, o la luz. También se demuestra en ellas que el sol, por su esencia, no tiene calor propio, ni está dotado de ninguna de las cualidades inherentes a los cuerpos mixtos. Y en las mismas ciencias se prueba también que los cuerpos que mejor reciben la luz son los pulimentados no transparentes, siguiéndoles en esta condición receptiva los opacos no pulimentados; los transparentes sin opacidad alguna no reciben la luz de ninguna manera. Ésta es una de las cosas que sólo el maestro Abu Ali [Avicena] ha demostrado, sin que la hubiera mencionado ninguno de sus predecesores.
Si estas premisas son ciertas, forzoso es concluir de ellas que el sol no calienta a la tierra, en la misma forma en que los cuerpos cálidos calientan a otros cuerpos con los que están en contacto, puesto que el sol, por su esencia, no tiene calor. La tierra tampoco se calienta por el movimiento, porque está inmóvil y en un mismo estado, al tiempo de la salida del sol y al de su puesta, y porque los sentidos nos manifiestan sus diferentes estados de calefacción y de enfriamiento en estas dos fases distintas. Tampoco se puede decir que el sol calienta primero a la atmósfera y, por medio del calor atmosférico, calienta luego a la tierra. Si esto fuera así, ¿cómo explicar que hallemos, en el tiempo del calor, las capas atmosféricas más cercanas a la tierra mucho más calientes que las superiores, más lejanas? Resta, pues, que la calefacción del sol a la tierra se haga únicamente por medio de la luz. Porque el calor sigue siempre a la luz, hasta el extremo de que si la luz se concentra en espejos ustorios, enciende lo que se coloque frente a ella.

Además, consta en las ciencias matemáticas, por demostraciones convincentes, que el sol es de figura esférica, lo mismo que la tierra; que aquél es mucho más grande que ésta; que la parte de la tierra alumbrada por el sol es siempre más de su mitad; que de esta mitad alumbrada de la tierra, la parte que en todo tiempo tiene más cantidad de luz es la central, porque es el lugar más retirado de la oscuridad y porque presenta frente al sol una superficie mayor; y que lo más cercano a la periferia tiene menos luz, hasta llegar a la oscuridad en la periferia del círculo que constituye la parte iluminada de la tierra.

Solamente un lugar es el centro del círculo de la luz, cuando el sol está en el cenit de los que habitan en aquel lugar, en tal caso, el calor será allí el más fuerte posible. Si el lugar es tal, que el sol se aleja en él de su cenit, el frío será muy fuerte; si el lugar es tal, que el sol gira en él hacia su cenit, el calor será extremo. Mas la astronomía ha demostrado que en la superficie de la tierra situada sobre la línea ecuatorial, el sol no está en el cenit sino dos veces en el año: cuando pasa por los signos de Aries y Libra, respectivamente; en el resto del año está seis meses al Norte y otros seis al Sur; no tienen, pues, en esta línea ni calor ni frío excesivos, y su clima es, por tanto, siempre uniforme.

Esta doctrina exige una demostración más extensa que la expuesta y que no cae dentro de nuestro propósito; solamente la hemos hecho notar, por ser una de las cosas que confirman la exactitud de la opinión que admite la posibilidad de que en esta región el hombre nazca sin madre ni padre.

Algunos cortan la cuestión y resuelven diciendo que Hayy ibn Yaqzan es uno de los que han nacido en esta región, sin madre ni padre. Otros lo niegan, y cuentan la historia de ese asunto en la forma que te vamos a referir.

Opinión de los que creen a Hayy hijo de una princesa, que para evitar el deshonor se ve obligada a abandonarlo, arrojándolo al mar

Dicen que enfrente de esta isla en la que Hayy vivió, había otra, más grande, de playas extensas, de muchas riquezas y muy populosa, en la cual reinaba un hombre de carácter altanero y orgulloso. Este rey tenía una hermana, a quien impedía contraer matrimonio. Rechazaba todos los pretendientes, por no encontrar ninguno que le pareciera digno de ella. La joven tenía un vecino, llamado Yaqzan, con quien casó secretamente, según uso permitido por la religión dominante entonces en aquel país. Ella concibió de él y parió un niño. Y temiendo que se descubriese su deshonor y se revelase su secreto, colocó al niño (después de haberle dado el pecho) en una caja, cuya cerradura aseguró; salió con su preciosa carga al principio de la noche, acompañada de sus esclavas y personas de confianza, hacia la orilla del mar, llevando su corazón abrasado de amor hacia el niño y lleno de temor por su causa. Luego, se despidió de él diciendo:

«¡Oh, Dios! Tú eres quien ha creado este niño, que no era nada ; Tú lo has alimentado en lo profundo de mis entrañas y Tú te has cuidado de él hasta que ha estado acabado y perfecto. Temerosa de este rey violento, orgulloso y terco, yo lo confío a tu bondad, y espero que le concederás tu favor. Está a su lado y no lo abandones, ¡oh, el más piadoso de los piadosos!». Después arrojó la caja al agua. Una ola impetuosa la arrastró y la llevó, durante la noche, a la playa de la vecina isla, anteriormente citada.

Hayy, salvado en tierra, es recogido por una gacela

La marea llegaba en aquel entonces a un lugar al que no podía alcanzar hasta pasado un año. La ola llevó la caja a un bosquecillo de espesa maleza, de suelo agradable, resguardado contra los vientos y la lluvia, a cubierto del sol, cuyos rayos «no podían penetrar allí, mientras que subía ni mientras que bajaba».

Después la marea empezó a bajar, y la caja quedó en aquel sitio. Las arenas subieron, hasta el punto de impedir la entrada de agua al bosquecillo y de no permitir que las olas llegaran hasta él.

Cuando el movimiento del agua arrojó la caja a este lugar, se habían roto sus cerraduras y desunido las tablas. El niño, atormentado por el hambre, comenzó a llorar, a sollozar y a intentar moverse. Su llanto llegó a oídos de una gacela, que había perdido su cría. El animal siguió la voz creyendo que era la de su cachorro, y llegó hasta la caja. Intentó abrirla con sus pezuñas, a la vez que el niño, desde dentro, empujaba al moverse, hasta que saltó una tabla de la caja. La gacela tuvo compasión del niño, sintió cariño hacia él y le presentó sus pezones, dándole de mamar toda la leche que él quiso. Después no dejó de visitarle, y le crió apartándole de todos los peligros.

Tales son los principios de la historia de Hayy, según los que niegan el nacimiento sin padre ni madre. Después contaremos nosotros cómo se crió y los progresos que tuvo hasta alcanzar la más alta perfección.

Explicación que dan los partidarios del nacimiento de Hayy por generación espontánea

Los que opinan que nació sin padre ni madre, dicen: Que en el centro de esta isla existía una arcilla o tierra que había fermentado en el transcurso de los años, de manera que el calor y el frío, la humedad y la sequedad se habían mezclado en ellas por partes iguales y con perfecto equilibrio de fuerzas. Era la fermentada una cantidad muy grande, y parte de ella superaba a la otra por la exactitud de la composición y por la disposición para formar los humores seminales. La parte central de aquella tierra era la más proporcionada y la que tenía un parecido más perfecto con el compuesto humano; al agitarse, produjo, por causa de su viscosidad, unas burbujas, como las del agua que hierve. En el centro de ella apareció una burbuja pequeñísima, dividida en dos partes por una finísima membrana, y llena de un cuerpo sutil, aéreo, constituido exactamente según las convenientes proporciones. Entonces se unió a este cuerpo el espíritu que emana de Dios, con una unión tan perfecta, que ni los sentidos ni la razón pueden concebir que se separe.

Emanación del espíritu

Pues está demostrado que este espíritu emana perennemente de Dios, el Glorioso, el Alto. Es comparable a la luz del sol, que constantemente se extiende sobre el mundo. Hay cuerpos que no reflejan su luz, como es el aire muy transparente. Hay otros que la reflejan en parte; tales son los opacos no pulimentados; estos difieren en cuanto a la reflexión, y, en la misma forma, respecto a sus colores. Y otros cuerpos la reflejan en el más alto grado; éstos son los pulimentados, como los espejos y sus semejantes; y si los espejos son cóncavos de una forma determinada, se produce en ellos el fuego por el exceso de luz. Lo mismo es el alma, que emana de Dios: fluye, se extiende sobre todos los seres. Y hay algunos que no manifiestan los vestigios de ella, porque les falta aptitud; tales son los minerales, que no tienen vida: corresponden al aire en el ejemplo citado. Otros hay que los muestran, según sus diversas aptitudes; así, las distintas clases de plantas; corresponden a los cuerpos opacos del mismo ejemplo. Y otros que lo hacen completamente; tales son las diversas especies de animales: corresponden a los cuerpos pulimentados en el ejemplo anterior. Hay cuerpos pulimentados que tienen una gran capacidad receptiva de la luz del sol, hasta el punto de reflejar una imagen semejante. Así también entre los animales los hay que reciben muy fácilmente el espíritu, hasta el punto de que lo reflejan y son hechos a su imagen. El hombre es el más especial de estos animales y a él se alude en el dicho del Profeta: (¡bendígale Dios y sálvelo!) «Creó Dios a Adán a su imagen». Y si en el hombre se  robustece esta imagen, hasta el extremo de que las demás imágenes o formas se desvanezcan ante aquélla, quedando sola y consumiendo la majestad de sus esplendores todo cuanto la misma alcanza, entonces viene el hombre a ser algo así como el espejo cóncavo que incendia todos los demás objetos en el ejemplo anterior. Tal cosa no acaece sino en los Profetas (¡las bendiciones de Dios sean sobre ellos!). Todo está demostrado en los lugares correspondientes.

Pero, en fin, veamos qué es lo que opinan quienes creen en este modo de generación.

Las potencias se someten al espíritu

Una vez que el espíritu -dicen- fue fijado en aquel lugar, se le sometieron todas las potencias y se inclinaron completamente ante él por orden de Dios.

Enfrente de este receptáculo se formó otra burbuja, dividida en tres compartimentos, a los que separaba una membrana finísima y comunicantes por aberturas, llenos de un cuerpo aeriforme parecido al que ocupa el recinto primero, pero todavía más tenue que él; en estos tres departamentos, divididos de una sola concavidad, se alojaron una porción de aquellas potencias que se habían sometido al primer espíritu. Éstas fueron encargadas de guardar a las otras, de cuidarlas y de hacer llegar al espíritu, colocado en el primer receptáculo, todas las modificaciones, pequeñas o grandes, que en ellas se observasen.

Enfrente del primero, por la parte opuesta al segundo receptáculo, se formó una tercera burbuja, llena de un cuerpo aeriforme, pero más denso que los dos primeros, y en el cual se alojó otra parte de las potencias sometidas, que fue encargada de guardarlas y cuidarlas.

Los tres departamentos fueron lo primero que se formó de la arcilla fermentada, por el orden que hemos dicho. Tenían necesidad unos de otros: el primero necesitaba de los demás para hacerse servir y obedecer, y éstos de aquél, como los dirigidos precisan del director, y los gobernados del gobernante; todos eran, por razón de los miembros formados de ellos, gobernantes y no gobernados; uno, el segundo, era superior al tercero en poder directivo.

Formación del corazón y del resto del cuerpo

El primero de estos tres, una vez que se le unió el espíritu y se desarrolló su calor, tomó la figura cónica del fuego; el cuerpo denso que lo rodeaba, la tomó también, y vino a ser una carne dura, por  encima de la cual se formo una envoltura membranácea que la protegía. La totalidad de este órgano se llamó corazón. Como el calor produce la disolución y destrucción de los humores, este órgano necesitaba de alguna cosa que lo repusiese, lo alimentase y le restituyera continuamente lo que perdía y sin lo cual no podía subsistir; también necesitaba percibir lo que le convenía, para adquirirlo, y lo que le era contrario, para rechazarlo. Uno de los órganos, por medio de las potencias, de las que era asiento y origen, se encargó de satisfacerle la primera necesidad; y el otro órgano se encargó de subvenir a la segunda. El encargado de la percepción fue el cerebro; y el de la alimentación, el hígado. Estos dos órganos necesitaban del corazón, para que los proveyese de su calor y de las fuerzas peculiares a cada uno de los dos, pero originarias de aquél. Para esto se formó entre los citados órganos una red de sendas y de caminos, unos más anchos que otros, según pedía la necesidad: las arterias y las venas.

Después siguen describiendo los partidarios de esta teoría la creación de todo el cuerpo, en la forma en que los físicos entienden que se desarrolla el embrión en la matriz, sin omitir detalle, hasta llegar a la formación completa del organismo y de sus miembros, y hasta el momento en que el feto está preparado para salir del vientre de la madre. En toda esta exposición, han acudido a la hipótesis de la arcilla grande y fermentada, que era apta para sacar de ella todo lo que es preciso en la formación del hombre: las membranas que protegen el feto. Cuando estuvo completamente formado, estas envolturas se separaron de él, como ocurre en el parto, y se abrió el resto de la arcilla por acción de la sequedad. Después, el niño empezó a gritar, a causa de la falta de alimento y acuciado por el hambre. Una gacela que había perdido la cría, vino en su auxilio.

Hayy es criado por la gacela y vive los primeros años entre estos animales

Desde aquí coinciden los partidarios de la segunda versión con los de la primera, respecto al crecimiento del niño. Dicen, de común acuerdo, que la gacela que lo había recogido, encontró pastos abundantes y fuertes y engordó; tuvo mucha leche, hasta el extremo de criarlo de la mejor manera posible. Estaba con él, sin apartarse de su lado más que cuando le obligaba la necesidad de ir a pacer. El niño se acostumbró de tal modo a la gacela, que, cuando se retardaba, con su llanto la hacía volver apresuradamente a su lado.

Creció el niño, en esta isla, libre de animales dañinos, criándose con la leche de la gacela, hasta alcanzar los dos años de edad. Aprendió a andar y echó los dientes. El niño la seguía, y ella era buena y complaciente con él. Lo llevaba a los sitios en que había árboles frutales, y le daba a comer los frutos que se caían del árbol, dulces y maduros; si tenían cáscara dura, los partía con sus muelas; cuando él volvía a las ubres, lo amamantaba; cuando quería agua, lo llevaba a abrevar; si el sol le molestaba, lo ponía a la sombra; si tenía frío, lo calentaba; y al llegar la noche, conducíale a su primera guarida y lo cubría con su mismo cuerpo y con plumas que quedaban allí, resto de las que había en la caja en que lo arrojaron al mar. Un rebaño de gacelas tenía costumbre de acompañarles al pasto por la mañana y por la tarde, y de pasar la noche en el mismo lugar que ellos. El niño siguió viviendo con las gacelas en la forma dicha; imitaba los gritos de ellas con su voz, hasta el punto de no hallarse diferencia entre ambos, y del mismo modo reproducía, con gran exactitud, todos los cantos de pájaros o gritos de otras especies de animales que oía. Pero lo que mejor imitaba eran los gritos que daban las gacelas en demanda de socorro, para comunicarse, para pedir algo o para rechazarlo; porque los animales en cada uno de estos distintos estados, dan un grito diferente. Ellos y Hayy se conocían mutuamente, y no se repelían ni se trataban como extraños. Cuando se habían fijado en el espíritu del niño las representaciones de las cosas, una vez desaparecida su percepción actual, nacía en él o el deseo hacia algunas de ellas, o la aversión respecto de otras.

Observa Hayy las diferencias que tiene respecto de los demás animales, viéndose inferior a ellos

A la vez que todo esto, él miraba a los demás animales y los veía revestidos de pelo, de lana o de pluma; observaba su rapidez para la carrera, su fuerza y las armas de que estaban dotados para rechazar al que los persiguiese, como, por ejemplo, los cuernos, los colmillos, los cascos, los espolones, las garras.

Luego, contemplándose a sí mismo, veía su desnudez, su falta de armas, su lentitud para la carrera, su poca fuerza respecto de los animales que le disputaban los frutos, que se los apropiaban en contra de su voluntad y le vencían en la lucha, sin que pudiese repelerlos ni escapar de ninguno de ellos.

Veía también que a sus compañeros, los hijos de las gacelas, les salían cuernos que primeramente no tenían; que se volvían fuertes en la carrera, cuando antes eran débiles. Y en sí mismo no veía nada de esto; reflexionaba acerca de ello y no encontraba la causa. Y al no hallar en sí mismo ningún parecido con los animales, los juzgaba deformes o enfermos. Se puso a observar los esfínteres en los otros animales, y vio que estaban resguardados: el anal por las colas; el urinario por pelos o cosa parecida, además de que sus uretras estaban más ocultas que la de él. Estas observaciones le afligían y atormentaban.

A los siete años de edad, Hayy se viste con hojas de los árboles y emplea varas como armas en su lucha con los animales

Como su tristeza por tal causa se prolongase mucho tiempo y, llegando a tener cerca de siete años, desesperase de alcanzar aquellas cosas cuya falta le producía dolor, cogió hojas grandes de árboles, y unas se las puso por detrás y otras por delante, e hizo con hojas de palmera y de esparto un cinturón que rodeó a su cuerpo, con el cual sujetó las hojas. Pero éstas tardaron poco tiempo en marchitarse, secarse y caer. Siguió cogiendo otras y las colocaba en capas superpuestas; quizá duraban algo más, pero siempre poquísimo tiempo. Tomó ramas de árboles como lanzones, las igualó en sus extremos, las unió por las puntas y las empleaba contra los animales con quienes peleaba, atacando a los más débiles y resistiendo a los más fuertes. Entonces concibió cierta idea de su poder y vio que su mano tenía una gran superioridad sobre las garras de los animales, puesto que con ella le era posible cubrir sus vergüenzas y coger bastones con los que se defendía de los seres que le rodeaban, lo cual le permitía pasarse sin cola y sin armas naturales.

Se viste con las plumas y la piel de un águila muerta

Durante este intervalo creció y sobrepasó los siete años de edad. Siguió teniendo el cuidado de renovar las hojas con que se cubría. Entonces le ocurrió la idea de coger la cola de un animal muerto para colocársela él mismo; sólo que como había visto que los animales vivos se guardaban de los muertos y huían de ellos, no se atrevía a hacerlo; hasta que un día encontró por casualidad un águila muerta y pudo realizar su deseo. Aprovechó la ocasión viendo que los animales no se asustaban de ella, y se dirigió adonde estaba; cortó las alas y la cola, enteras y cabales; le arrancó el plumaje; quitóle el resto de la piel y la dividió en dos partes: una se la colocó él mismo a la espalda, y la otra sobre el ombligo y las partes pudendas; colgóse la cola sobre el trasero y las dos alas sobre sus brazos. Hayy adquirió así un vestido con que cubrirse y calentarse y con que imponer respeto a todos los animales, hasta el punto de que ninguno peleaba con él, ni le resistía, ni se le acercaba ya más, excepto la gacela que lo había amamantado y criado; ambos, jamás se separaron.

Muerte de la gacela: Hayy trata de explicarse este fenómeno

La gacela envejeció y enfermó. Hayy la llevaba adonde había buenos pastos, le cogía frutos dulces y se los daba a comer. Pero la debilidad y la extenuación no dejaron de seguir en aumento, hasta que al fin le sobrevino la muerte; pararon todos sus movimientos y cesaron todos sus actos. Cuando el niño la vio en aquel estado, se afligió vehementísimamente y poco faltó para que muriese de dolor.

Llamábala con el grito con que ordinariamente se buscaban, alzando la voz todo lo fuerte que podía; pero no veía en ella ningún movimiento ni cambio alguno.

Miraba sus orejas y sus ojos y no observaba en ellos daño manifiesto; asimismo miraba sus restantes miembros, y en ninguno de ellos encontraba lesiones.

Deseaba ardientemente descubrir el lugar donde radicase el mal, para quitárselo, y que volviese al estado anterior; pero nada de esto se le manifestaba, y él nada podía hacer.

Lo que a Hayy había inspirado esta idea fue algo que observara en sí mismo anteriormente: notó que si cerraba los ojos o los tapaba con un objeto cualquiera, no veía nada hasta que se removía aquel obstáculo; que si metía los dedos en los oídos y los apretaba, nada oía mientras que no desaparecía tal impedimento; que si se tapaba las narices con los dedos, no percibía ningún olor hasta que las abría de nuevo. De esto dedujo que todas las facultades de percepción y de acción tenían en la gacela obstáculos que les impedían [ejercitarse], y que si él pudiera libertarla de ellos, volverían a obrar.

Piensa que la muerte de la gacela había sido originada por un daño en algún miembro oculto del cuerpo

Como hubiese examinado todos los miembros externos del animal sin encontrar en ellos daño aparente, y a la vez hubiese visto que la inacción era total y no limitada a un miembro determinado, pensó que el daño que la había conducido a aquel estado radicaba en un órgano oculto a sus ojos, situado en el interior del cuerpo; supuso que aquel sería indispensable a los otros exteriores para sus acciones respectivas; y que, cuando sufre una lesión, se generaliza el daño y viene la paralización total. Suponía que si encontraba este órgano y quitaba de él [el obstáculo] que le había sobrevenido, volvería la gacela a su primer estado, habría de extenderse por todo el cuerpo el alivio y recuperaría sus funciones como anteriormente las tenía.

Este órgano debe radicar en el centro del cuerpo

Ya antes había observado, en los cadáveres de los animales salvajes y otros, que todos sus miembros eran macizos, y que sólo tenían concavidad el cráneo, el pecho y el vientre. Entonces pensó que el órgano en cuestión debía radicar en uno de estos tres lugares. Iba venciendo en él poderosamente la idea de que acaso se hallaría en el medio de esos tres lugares, puesto que él creía firmemente que todos los otros órganos del cuerpo necesitaban de él, y, según esto, era necesario que se hallase situado en el centro; a más de que si ponía atención en sí mismo, sentía en su pecho algo semejante a lo que sospechaba. Y como quiera que, suspendiendo la acción de sus miembros, como la mano, el pie, el oído, la nariz y el ojo, podía privarse de ellos, juzgó que no le eran indispensables; pero cuando reflexionaba sobre este algo que tenía en su pecho, veía que no podía prescindir de él, ni durante un abrir y cerrar de ojos.

Asimismo, en sus luchas con los animales, lo que más procuraba librar de sus cuernos era el pecho, por la presunción de lo que dentro de él hubiera.

Una vez que tuvo el convencimiento de que el miembro en el que había acaecido el daño a la gacela no podía estar más que en su pecho, se resolvió a observarlo y a examinarlo, pues quizá encontrase allí el obstáculo, y, en este caso, lo quitaría del animal. Pero temió que lo que iba a hacer fuese peor que el mal existente y ocasionase a la gacela un perjuicio [irreparable]. Luego, reflexionó si acaso había visto algún animal salvaje o semejante que, habiendo venido a parar a este estado [a la muerte], volviera de nuevo a su primera condición, y no encontró ninguno. Desesperó, por tanto, de que la gacela volviese a ser como era, si él la abandonaba, y, en cambio, le quedaba alguna esperanza de que pudiese revivir, si encontraba el órgano indicado y quitaba de allí el mal. Se decidió, pues, a abrirle el pecho y a buscar lo que en él hubiese.

Hayy hace la disección de la gacela y halla el corazón

Cogió trozos de piedras duras y astillas de caña seca, semejantes a cuchillos, y con ellas hizo una incisión por las costillas, hasta cortar la carne que hay entre ellas, llegando a la envoltura interior de las costillas[la pleura].

Al verla resistente, se fortificó su creencia de que semejante envoltura no podía servir sino para un órgano como [el que él deseaba hallar]. Esperaba que, de pasar adelante, encontraría lo que iba buscando, y quiso cortarla; pero esto le era difícil por la falta de instrumentos, puesto que no tenía más que piedras y cañas. Las repasó, las aguzó y se esforzó por hendir la envoltura, hasta que logró cortarla y se encontró con el pulmón. Al principio creyó haber hallado lo que iba buscando, y no cesaba de examinarlo y de investigar el sitio en el que pudiese estar el mal, pero de primera intención sólo encontró la mitad del pulmón, que está en un lado del pecho, y cuando la vio inclinada hacia un costado (como él entendía que el órgano [que buscaba] no podía estar más que en el centro, así a lo ancho como a lo largoo del cuerpo), no dejó de sondear en el centro del pecho, hasta que dio con el corazón. Violo revestido de una envoltura extremadamente fuerte, sujeto por ligamentos muy sólidos, rodeado por el pulmón en el sitio en que empezó a cortar. «Si este órgano – decía Hayy entre sí- tiene por el otro lado una parte igual a la de éste, sin duda ninguna está en el centro y no hay dificultad en que sea el que yo busco, sobre todo considerando la excelencia de su posición, la elegancia de su forma, su gran cohesión, la dureza de su carne y la envoltura que lo protege, distinta de la que tienen los restantes órganos que conozco». Examinó por el otro lado del pecho y encontró la envoltura interior de las costillas y un pulmón igual que el primero. Juzgó, pues, que este órgano, el corazón, era el que buscaba. Quiso rasgar la envoltura del corazón y abrir sus membranas. Lo consiguió, no sin trabajo y esfuerzo, después de haber puesto en el intento su mayor diligencia.

Después de un minucioso análisis del corazón, Hayy se convence de que el ser que había en sus compartimentos se ha marchado

Puso al descubierto el corazón y lo halló macizo por todos sus lados. Miró para ver si encontraba en él algún daño aparente, y nada vio. Lo apretó con la mano y notó que estaba hueco. «Tal vez lo que busco -pensó- sólo se halla dentro de este órgano, y hasta ahora no he dado con ello». Abrió, pues, el corazón y encontró en él dos cavidades: una al lado derecho, otra al izquierdo. La del derecho estaba llena de sangre coagulada; la otra, vacía completamente. «Es preciso -reflexionó- que lo que yo busco se encuentre en uno de estos dos compartimentos. En el de la derecha no veo más que sangre cuajada; no hay duda de que la coagulación no se ha verificado hasta que todo el cuerpo ha venido a parar al estado [actual]» (porque Hayy había observado que la sangre, cuando fluye y sale del cuerpo, se coagula y espesa). «Esta sangre debe de ser como todas las demás; noto que se halla en todos los órganos, y no exclusivamente en uno. Ahora bien, lo que busco no es una cosa de esta naturaleza; la que anhelo encontrar es algo que tenga a este miembro como lugar propio suyo y sin la cual no puedo subsistir ni siquiera un instante, y tras la que voy desde el principio. Por lo que toca a la sangre, ¡cuántas veces me han herido los animales en la lucha y he derramado gran cantidad, sin sentir daño alguno, ni perder nada de mis facultades! En este comportamiento, pues, no está lo que yo busco. En cuanto al de la izquierda lo veo absolutamente vacío; pero no puedo creer que sea inútil. Yo he visto que cada órgano tiene su función propia. ¿Cómo ha de ser inútil ese compartimiento, cuya perfección he comprobado? No puedo menos de creer que lo que busco estaba en él, pero que se ha marchado y lo ha dejado vacío; y a consecuencia de esto ha sobrevenido al cuerpo la paralización actual, ha perdido las percepciones y se ha visto privado de los movimientos». Y cuando vio que el ser, habitante de aquel compartimiento, se había marchado antes de su disgregación, abandonándolo, intacto aún, juzgó más natural pensar que no había de volver después del daño y destrucción que se le había ocasionado.

Siente desprecio por el cuerpo y admiración por el ser que lo gobernaba

Entonces el cuerpo entero le pareció vil y sin valor, en relación con aquel ser, de cuya residencia allí durante algún tiempo estaba firmemente convencido, y se apartó del cadáver en seguida. Concentró, pues, toda su reflexión sobre aquel algo, [intentando averiguar] qué y cómo era, qué nexo tenía con el cuerpo, adónde se había ido, por qué puertas salió al abandonarlo, qué causa lo expulsó, y si su salida fue obligada, o qué motivo le hizo odioso el cuerpo, hasta el extremo de abandonarlo, si esto sucedió por propia voluntad. Reflexionó mucho sobre estas cuestiones; perdió de vista el cuerpo y dejó de pensar en él.

Comprendió que su madre, que tan buena fue siempre con él y lo había amamantado, era sólo el algo que había desaparecido y del cual emanaban todos sus actos, y no aquel cuerpo inerte, que realmente sólo era como un instrumento, a semejanza de las estacas que el cogía para pelear con los animales. Apartó desde entonces todo su afecto del cuerpo, para ponerlo en el dueño y motor de él, y sólo para éste tuvo cariño.

En torno a la autogestion

http://espora.org/biblioweb/bitacora.html#parte6_4

VI.4) “En torno a la autogestión”

Explicando el concepto

La autogestión es una de las metas que el anarquismo se propone. Es conveniente por tanto exponer que entendemos bajo esa idea y revisar sus problemas, alcances, posibilidades, etc.

La autogestión es un proyecto o movimiento social que tiene como método y objetivo que la empresa, la economía y la sociedad entera estén dirigidas por los trabajadores de todos los sectores vinculados a la producción y distribución de bienes y servicios, propugnando la gestión y democracia directa.

Examinemos lo anterior con detenimiento. La autogestión se opone a la heterogestión, que es la forma de conducir las empresas, la economía, la política o la sociedad desde fuera del conjunto de los directamente afectados, tal como ocurre ahora, que a las empresas y a la economía las dirige el Capital, a la política los partidos, a la sociedad el Estado.

La autogestión es un proyecto o movimiento, es decir no es un modelo acabado. Su estructura, organización y aun su existencia es y será fruto del deseo, el pensamiento y la acción de los miembros del grupo involucrado (una fábrica, una finca, una escuela o la sociedad toda) sin preconceptos ni imposiciones.

La autogestión es social en tanto no es individual. La gestión es la tramitación de diligencias para un asunto, por lo que implica la participación de más de una persona. Si esta gestión se realiza en el seno de un grupo, mediante acuerdos y sin coacciones exteriores, no se afecta la libertad individual que es la base para que un acuerdo no sea sometimiento.

La autogestión es método y objetivo, es decir, su fin es ella misma en tanto la plena participación del individuo en el conjunto social, asumiendo en forma directa y colectiva la conducción de su grupo. La única forma de lograrlo es mediante la ejecución de acciones autogestionarias. No hay un método que nos lleve a la autogestión excepto su propio ejercicio en el seno de un colectivo.

Se mencionaron dos aspectos, social y económico, y en este último hay dos niveles: microeconómico y 1macroeconómico. En el nivel microeconómico, la empresa autogestionada se caracteriza por estar la dirección en manos de los trabajadores y no en manos de los dueños, sean privados o el Estado. En el nivel macroeconómico lo anterior se traduce en la total perdida de peso del Capital en las decisiones económicas, siendo los trabajadores y sus intereses colectivos quienes dirigen la economía; creando para ello, si es necesario, nuevos sistemas de organización. Extender la autogestión a la sociedad implica hacer desaparecer todos los centros de poder que ahora se reservan la gestión político-social, tales como los partidos políticos, las burocracias sindicales, el Estado, el Ejército, etc.; poniendo en manos de todos los miembros de la colectividad sus asuntos, sin intermediarios o dirigentes, organizándose de la manera que a buen saber y entender juzguen más adecuada.

(CORREO A, # 4, p. 4, mayo 1988)

¿Autogestión o cogestión?

Antes definimos lo que es autogestión y hemos tratado de analizar lo que significa. En pocas palabras, es la toma por parte de los trabajadores, directamente, de sus propios asuntos, tanto económicos como políticos, sociales, de defensa, sin la injerencia de otras instancias como serían los representantes del Capital, los partidos políticos, el Estado o las Fuerzas Armadas.

Hay dando vueltas otro concepto que la burocracia sindical o los empresarios enarbolan de cuando en vez y es el de cogestión. La cogestión es un modelo de participación, caracterizado por la composición paritaria de las instituciones. En otras palabras, patronos y trabajadores participan en igual número en la dirección de la empresa (en el mejor y más hipotético de los casos), con un hombre “neutral” para resolver situaciones de empate. Este sistema opera en Alemania desde 1976, y en menor o semejante grado en otros países.

La autogestión es algo muy diferente de la cogestión. Como dijimos, la cogestión es una forma de participación, es decir, tener parte en una cosa. Pero tener parte, en este caso, significa admitir una estructura preexistente, la empresa o la fábrica, haciendo los trabajadores un aporte a la dirección de algo que no les pertenece. En la cogestión el patrón cede inteligentemente una parte de su poder dictatorial para conciliar o superar fricciones entre empleados y propietarios. Pero de ninguna manera se pone en duda quien manda, quien tiene la última palabra, quien es el dueño: el Capital, sea privado o estatal, nunca los trabajadores.

La autogestión no es participación. En la autogestión no hay dueño del capital, privado o estatal, que participe o coparticipe. Es la totalidad de trabajadores la que asume la dirección y administración de la empresa. No se trata de limitar el papel del “natural interés de los capitalistas” en la conducción de la empresa, sino de eliminarlo, transformando radicalmente la manera de concebir la empresa. Con la autogestión la empresa no tiene porque desaparecer, ni perder eficiencia, ni dejar de contribuir a la satisfacción de sanas necesidades, sino que tiene que cambiar el polo alrededor del cual giran sus intereses. Si les parece imposible, es lo mismo que cuando sucedió cuando Copérnico dijo que la Tierra giraba alrededor del Sol y no el Sol alrededor de la Tierra. Y resultó que así anduvo mejor la Astronomía.

A esto se suma que la autogestión también pretende una transformación total y radical de la sociedad, y no sólo de la empresa, porque se trata de otra versión de la revolución copernicana. En cambio la cogestión es un sistema de participación que puede coexistir con cualquier sistema político y adaptarse a cualquier organización social. La autogestión es un intento de modificar la organización social y la noción de política, poniendo en manos de todos y cada uno, de manera directa y sin intermediarios, todos sus asuntos.

(CORREO A, # 6, p. 8; agosto 1988)

Autodescubrimiento = autogestión

Muchos han sido y serán los comentarios respecto al V Centenario del 12 de octubre de 1492. Es llamado el Descubrimiento, el Encuentro de Dos Mundos o la Salvaje Conquista de América. En cada caso hay razones que justifican que se lo considere de una u otra forma. Llamarlo Descubrimiento se funda en que nuestro continente no era conocido… en Europa. Nombrarlo como Encuentro de Dos Mundos minimiza los hechos de violencia que acompañaron al acontecimiento, así como llamarlo Salvaje Conquista ignora todo el aporte cultural que de la península ibérica vino a estas tierras y que es innegable. Sin olvidar la gran influencia que en bastantes zonas de América tuvo la etnia africana, que también es “invasora”, aunque habiendo sido forzada a ello.

Asomar y discutir estos temas es positivo, pero creo que no debe de ofuscarnos de manera que descuidamos lo que estimo debe ser nuestra principal preocupación. Medio milenio es mucho tiempo de mezcla entre ibéricos, indios y negros. Sin negar la importancia del origen, ha surgido de ello un tipo singular de habitante del planeta fruto de esas culturas que lo constituyeron, pero también de una geografía, de una historia, de experiencias, de éxitos, de fracasos, de luchas, de esperanzas, que les son propias. Esta humanidad que aquí se ha desarrollado no es peninsular, ni indígena, ni negra, ni una sumatoria de ellos. Es diferente. Diferente de las otras oportunidades en que mezclas étnicas semejantes han ocurrido. Es un ser humano distinto, ni mejor ni peor que otros sino con sus aspectos positivos y negativos que lo distinguen.

Este hombre latinoamericano, ya con 500 años de historia, tiene una empresa de capital importancia para su futuro y los tiempos están maduros para que la asuma. Llamo a esta empresa su AUTODESCUBRIMIENTO. Descubrirse a sí mismo, pero no solamente mirando al pasado, discutiendo su origen, lamentando las oportunidades perdidas o regocijándonos en los logros de los que ya fueron, sino atentos al futuro. Es buscar en nosotros mismos, indagar lo que somos, en lo bueno que tenemos y en lo que son nuestros defectos, para seleccionar las metas que orienten hacia el futuro que elijamos construir. Apuntar a lo que queremos, que no tiene que ser lo que otros quieren, y tratar de alcanzarlo de la manera que mejor se adapte a lo que somos, que tampoco tiene que ser la manera en que otros consiguen lo que se propusieron. Hace por lo menos 50 años que hay el sentimiento de estar corriendo detrás de algo que no es nuestro, utilizando modelos que no terminan de convencernos, mal copiando las experiencias ajenas, con el resultado de un deterioro económico, cultural y moral de nuestros hombres y mujeres. Son tiempos de retomar la obra que los más visionarios constructores de la Independencia advirtieron pero que no pudieron concluir: AUTODESCUBRIRNOS como humanidad latinoamericana, como condición primera para poder AUTOGESTIONAR nuestro futuro.

(CORREO A, # 17, p. 13; noviembre 1991)

Empresa autogestionada

La empresa autogestionada o empresa de trabajadores es un modelo de empresa ética, de carácter privado y asociativo, en que la propiedad y gestión de la misma están en poder directo de los individuos que trabajan en ella, en calidad de socios de esta empresa[1][2][3][4]. Este modelo de emprendimiento hace a la persona dueña de su trabajo, por ello es promovido por los anarquistas[5][6].

Esta asociación económica convierte en socios de ésta solo a personas naturales, cada una con un puesto de trabajo y un voto, dándoles igualdad en derechos y obligaciones. Esto la vuelve una empresa democrática de socios-trabajadores, que a partir de este principio básico deciden cómo organizarse y funcionar, la empresa es quien decide si opera primordialmente en función del costo-beneficio o en función del bienestar humano.
Contenido

    * 1 Régimen de propiedad
    * 2 Gestión interna
    * 3 Responsabilidad social
    * 4 Método y objetivo
    * 5 Carácter político
    * 6 Cuestionamientos
    * 7 Ejemplos de empresas
    * 8 Notas
    * 9 Enlaces bibliográficos

Régimen de propiedad

Esta empresa convierte al trabajador en dueño de su producción al democratizar radicalmente la propiedad privada y los salarios, y enfatizando su derecho al control y dirección, originado precisamente de ser trabajador. Es una empresa privada asociativa y normalmente para ser socio se deben efectuar aportes materiales (financieros, tecnológicos) y de gestión (trabajo individual y en equipo).

La propiedad de la misma puede tenerse a título individual de los socios a manera de capitales asociados o acciones, o de manera conjunta en calidad de propiedad común, o de forma mixta que es lo usual; sus beneficios, luego del pago por el uso del capital y otros costos, se distribuyen entre sus socios ya sea de forma igualitaria o diferenciada.

Gestión interna

La economía de la empresa de autogestión pone al mismo nivel la eficiencia económica y la gratificación humana. Los socios-trabajadores generan sus propios recursos: compartiendo riesgos y beneficios, financiándose por medio de su propio trabajo, elaborando o comercializando productos de la forma más directa posible, escogiendo de qué modo trabajar. En el puesto de trabajo se busca que cada asociado posea autonomía en su desempeño, por medio de equipos de trabajo interdepartamentales o repartición de ganancias de acuerdo a la productividad, conservando la igualdad de asociación y en un clima de compañerismo.

La gestión interna tanto de los equipos departamentales como de la empresa en su conjunto es en base a democracia directa y a una producción cooperativa y creativa, siendo esto parte integral de su eficiencia y responsabilidad social. Puesto que la empresa funciona bajo una normativa previamente acordada, las acciones a tomarse deben regirse a ésta y las consultas sobre un tema sólo deben darse cuando haya una duda, conflicto o un asunto nuevo que plantear. Ya que cada área es manejada directamente por su equipo correspondiente, sólo las grandes decisiones de la empresa son hechas por todos los trabajadores durante un consejo.

Aquí la gerencia tiene solo una función coordinadora y ejecutiva más no deliberativa, en empresas pequeñas la realizan usualmente los trabajadores en su conjunto de forma directa o con delegados relativamente informales, en casos de empresas más amplias la gerencia está a cargo de algún comité o administradores independientes, que son elegidos directamente y rinden cuentas ante un consejo asambleario de trabajadores cada vez que sea necesario.

Responsabilidad social

La gestión directa de las actividades por parte sus actores y esta interacción libre e igualitaria con su labor y sus compañeros genera un sentido de equidad distributiva, facilita la formación de metas compartidas y estimula una mayor productividad. Es considerado el impacto de todas sus prácticas empresariales sobre el desarrollo pleno de sus miembros, su dignidad, sus derechos humanos y su vida familiar, no meramente la dimensión adquisitiva del ingreso, rehumanizando así la acción económica. La autogestión empresarial, en todas sus formas, es una forma avanzada de organización solidaria y se presenta como una estrategia innovadora y viable para un desarrollo económico y social participativo y autosostenible en una economía globalizada.

En este modelo de empresa, el fomento al desarrollo local y sostenible fortalece la continuidad de sus proyectos y da mayor coherencia a sus principios. Una posible condición positiva para la productividad es que el desarrollo de empresas autogestionadas en una sociedad determinada sea a una escala viable o sostenible, es decir pequeña y mediana, para lograr la distribución equilibrada del empleo, la riqueza e incluso de la población urbana.

Método y objetivo

Su estructura, organización y, aún su existencia, es y será fruto del deseo, el pensamiento y la acción de los miembros del grupo económico involucrado, sin preconceptos ni imposiciones, como también lo serán las modalidades que pueda tomar en cada caso. La empresa de autogestión es método y objetivo, es decir, su fin es ella misma en tanto plena participación del individuo en su conjunto profesional-económico, asumiendo en forma directa y colectiva la marcha de su grupo.

La única forma de lograr la autogestión en la empresa mediante la ejecución de acciones autogestionarias. Debe aclararse que la empresa de autogestión pretende la emancipación del ser humano en su rol integral de actor o emprendedor económico, rol que comprende ser a la vez trabajador y propietario sin distinción, superando y eliminando de la economía los roles y divisiones clasistas de empleado y patrón.

Carácter político

En el campo político este tipo de empresas son promovidas principalmente por los anarquistas, quienes propugnan la autonomía del individuo, y pretenden que ésta sea obtenida en la empresa y la economía al ser dirigidas por quienes están directamente vinculados a la producción, distribución y uso de bienes y servicios. Su aplicación en la empresa es ejemplo de la posibilidad de extender esta práctica a cualquier asociación humana, la gestión y democracia directa como modelo de funcionamiento de las entidades de participación colectiva.

Entienden al individuo como un ente que con-vive con sus iguales, de los que depende y que, a su vez, también dependen de él. En este sentido, la gestión es la tramitación de diligencias para un asunto de interés individual y colectivo, lo que siempre implica la participación de más de una persona. Es claro ver que, si esta gestión se realiza en el seno de un grupo que persigue fines compartidos, mediante acuerdos internos y con otros grupos, sin coacciones exteriores, entonces para nada se afecta la libertad individual sino al contrario se potencia, permitiendo que un compromiso se alcance no sobre la base del sometimiento sino en autonomía responsable.

Cuestionamientos

Los críticos, usualmente burócratas, gerentes y capitalistas, a más de oponerse a que los trabajadores tengan el poder de la empresa, argumentan que consultar a todos ellos por cada pequeña cuestión significa un consumo de tiempo, ineficiente y, por lo tanto, inefectivo. Esto es desmentido por los partidarios de la autogestión de la empresa puesto que según el principio de democracia directa únicamente deben decidir las personas directamente afectadas por una consulta en particular, en el caso de la empresa según el área o departamento de trabajo específico, eliminando así tiempos muertos y control de unos sobre otros.

Ejemplos de empresas

Hasta el momento, la práctica autogestiva ha funcionado exitosamente en casos particulares de empresas, siendo empresas asociativas tales realizaciones provienen principalmente de iniciativas de la economía social para generar autoempleo, de empresas urbanas medianas y pequeñas -negocios donde los socios se conocen y tratan cara a cara-, de algunas empresas cooperativas de visión radicalizada, de fábricas cerradas por los empleadores y de cooperativas agrarias.

Algunas de estas empresas ofrecen sus productos o servicios en base al concepto de comercio justo. Existen experiencias contemporáneas de empresas autogestionadas, las siguientes pueden servir de ejemplo:

    * La editorial anarquista AK Press, en Estados Unidos
    * La empresa de distribución Eroski, en el País Vasco
    * Un sector de las empresas recuperadas, en Argentina[7]
    * Las empresas democráticas, en Emilia-Romagna

Autogestion

Autogestión
De Anarcopedia

La autogestión es la gestión directa (autoorganizada) y la propiedad conjunta de una empresa por parte de sus propios trabajadores. En este régimen económico de participación activa y control democrático rige el principio de que los mismos trabajadores son los propietarios efectivos, siendo todos ellos socios empresariales y compañeros de trabajo a la vez; el concepto está principalmente enfocado al aspecto económico, pudiéndose extender su uso a otros ámbitos relacionados con el autogobierno. Es una práctica promovida principalmente por el anarquismo.

Contenido

    * 1 Principios
          o 1.1 Eficiencia
          o 1.2 Incompatibilidad
    * 2 Ejemplos de cooperativas autogestionarias
    * 3 Enlaces externos

Principios

En la autogestión, siendo los trabajadores socios y compañeros, se enfoca al empoderamiento efectivo de la acción empresarial y de la producción económica por parte de cada uno de sus actores, promoviendo creatividad y cooperación como principios. La administración de este organismo por sus partícipes se dá en un régimen autoorganizado por democracia directa o por decisiones consesuadas y su origen conceptual indica que las tareas que son sencillas de hacer, conviene que las hagan las personas directamente afectadas.

Cada uno de los trabajadores participan asociadamente tanto de la propiedad como de las decisiones administrativas en igualdad de condiciones para generar sus propios recursos: compartiendo riesgos y beneficios, generando sus propios recursos, financiándose por medio de su trabajo propio, elaborando sus propios productos, escogiendo cuánto y cómo producirlos, distribuyéndolos de la forma más directa posible, etc. Las empresas pueden tener diversas escalas aunque tienden a una escala amigable (micronegocios o empresas cooperativas, etc).

En este modelo de empresa, el desarrollo local y sostenible es necesario para una continuidad de los proyectos coherente con sus principios, así mismo este modelo tiene en cuenta que donde el trabajo es colectivo la propiedad debe ser colectiva.

Eficiencia

La economía de autogestión pone al mismo nivel la eficiencia económica y la gratificación humana, siendo ambas esenciales para su manejo, pero por la prioridad que se le da al capital humano y a la razón social, se puede malentender que esta economía no busca la eficiencia, la primera respuesta a esto es que si no se buscara aquello no podría haber continuidad en las operaciones de la empresa.

Los críticos (burócratas, gerentes y capitalistas) argumentan que consultar a todos los trabajadores por cada pequeña cuestión significa un consumo de tiempo, ineficiente y, por lo tanto, inefectivo (además de oponerse a que ellos tengan efectivamente la propiedad); sin embargo esta apreciación es contraria al principio mismo de autogestión ya que el poder de acción lo tiene cada participante en cojunto con sus compañeros, como se ha visto en algunos ejemplos prácticos, sólo las grandes decisiones son hechas por todos los trabajadores durante un consejo. Siguiendo el principio de democracia directa, únicamente deben decidir las personas directamente afectadas por una consulta en particular según el área o departamento de trabajo específico, eliminando así tiempos muertos y control de unos sobre otros.

Entonces la empresa autogestiva, cuando se ha instalado con firmeza, puede ser más eficiente e innovadora que la empresa capitalista o la empresa estatal; esto debido al empoderamiento de la acción por parte de cada trabajador y a la gestión cooperativa que hacen a un lado la centralización, la competencia interna, la alienación por el trabajo, entre otras causas de ineficiencia. Incluso el saberse dueños en conjunto de lo que hacen lo consideran justo, dándoles ánimo y haciendo que gusten de su actividad, rehumanizando así la acción económica.
[editar] Incompatibilidad

Es incompatible con varias funciones tradicionales de las economías (que dentro de la autogestión se consideran tanto injustas como inadecuadas) debido a que no existe ni la figura del patrón, dueño o jefes ni la de empleados subordinados. No debe confundirse con modelos aparentemente similares, ya que no siempre es lo mismo que el control obrero, el cual puede mantener la jerarquía y el control externo del organismo (o fábrica) a algún otro organismo o instancia superior (como un partido político, o un sindicato burócrata por ejemplo); no debe tampoco ser confundida con la cogestión, donde el patrón tiene la mayor parte de la propiedad y le cede un porcentaje a los trabajadores.

El perjucio en la salud del “coraje”

El enojo, coraje o “broncas” fue evaluado desde mas de 2 milenios atrás por la Medicina Tradicional China como un perjuicio para el funcionamiento correcto del hígado. En aquellas personas intolerantes y corajudas la medicina china encontró que desarrollan amargor en la boca, dolor del lado derecho debajo de la costilla, calor en la planta de los pies y en la punta de la cabeza, migrañas, temblor, calambres, palpitaciones aunque todos los estudios cardiacos salgan bien, manchas cafés en la cara, acné, ojos rojos y/o amarillos, hongos en las unas, insomnio, problemas de estreñimiento, muchos gases para abajo, coágulos en la menstruación, bajo deseo sexual de la mujer.
La agencia Associated Press anuncio en Dallas un estudio hecho por la University of North Carolina at Chapel Hill por la epidemologista Janice Williams que existen evidencias que el enojo o “coraje” puede producir a las personas que lo tienen tres veces mayor incidencia de un ataque al corazón. También desarrollo de alta presión arterial o una imposibilidad de controlarla en los niveles correctos. También en este mismo estudio problemas con colesterol elevado y sobrepeso.
El mayor perjuicio fue encontrado en mujeres y hombres de edad media.
Los doctores chinos tenían razón hace miles de años. La medicina más antigua tiene también una conexión entre lo que comemos y el “coraje”. No coma chile, picantes, puerco, salsas de tomate compradas, café, comidas fritas con aceite o mantequilla.
Aunque usted crea que tiene razón no se enoje ante nada. Perjudicara su hígado, lo pondrá más “corajudo” y según los estudios perjudicara su corazón.
Cuando sienta que la emocion lo inunda con deseos coléricos, cuente hasta 10 despacio y haga varias respiraciones profundas.

JESUS PIZARRO CH.

1 10 11 12 13 14