LA SOMBRA INTERIOR El cuero negro como símbolo en el comic de superhéroes

LA SOMBRA INTERIOR
El cuero negro como símbolo en el comic de superhéroes

Los héroes cambian con los tiempos y la segunda mitad de los años 80 trajeron consigo oscuridad y pesimismo. No podía ser de otra manera en un mundo quebrado por las inseguridades sociales y económicas, la omnipresencia del SIDA y la corrupción política a nivel internacional. Tiempos semejantes reclamaban héroes ominosos y villanos ambiguos. El cine se llenó de asesinos seriales y los comics hicieron lo propio con superhéroes violentos que coqueteaban con el asesinato y el armamentismo descarado. Y todos vestían de cuero y metal. (1)

Como si no hubiera mejor forma de expresar el lado oscuro, el cuero, cuya presencia en la iconografía superheroica había sido bastante limitada, ahora cubría rostros, brazos y torsos declarando el nuevo estado de salvajismo derrotista de personajes como el Punisher, Wolverine y los mutantes de turno, y hasta un ‘renovado’ Batman, más serio y psicótico que nunca, oculto en un rústico traje de cuero negro. Ligado a las profundidades del infierno y a las propiedades destructivas de la noche, el color negro refuerza el simbolismo violento del cuero, su presencia evoca la muerte del animal sacrificado. Por primera vez en la narrativa gráfica, las connotaciones profundas del cuero negro como símbolo de la animalidad y el mal aparecían sin sublimaciones y el fetichismo se hacía norma en el vestuario del superhéroe. El cuero negro parecía la mejor expresión iconográfica de nuestras sombras interiores. (2)

Carl G. Jung denominó ‘sombra’ a la dimensión de nuestra psiquis que se hace depositaria de lo que no nos gusta admitir, de aquello que no sabemos de nosotros, y aún de aquello que nos prohibieron. Eso es lo que solemos llamar ‘el lado oscuro’. El villano y el monstruo que acosaron desde siempre a todo héroe que se preciara de tal no son más que figuras que se hacen cargo de estos miedos, temores e inseguridades. Por ello siempre han estado presentes en las narraciones humanas, tanto en Oriente como en Occidente. Pero de repente, en los 80, el héroe se vistió de cuero negro y comenzó a hacer gala de una violencia que se creía reservada para el villano y el monstruo, y éstos a su vez, eran capaces de demostrar una profundidad psicológica que sólo podía calificarse de humana. Ya nada era como debía ser.

El primer gran antecedente de esta tendencia fue Rouben Flagg, el protagonista de la serie ‘American Flagg’ (1983), quizás el primer comic norteamericano en explorar las capacidades expresivas de la violencia gráfica. El estilo narrativo de las historias futuristas de este policía corrupto, misógino y oportunista, pronto se transformaron en un referente de las nuevas posibilidades expresivas del medio. (3) Rouben Flagg fue el primer héroe oscuro, aún a pesar de los uniformes de cuero multicolor que usaba. De formas geométricamente duras, el corte militarista de su ropa graficaba su carácter determinadamente violento. Entrada la década de los 80, la violencia era un elemento más de la narrativa superheroica, pero pronto se llevó a límites impensados y la actitud prepotente y fanfarrona de Rouben Flagg palidecieron frente a la violencia extrema de personajes monstruosos, devenidos inesperadamente en héroes indiscutidos.

Ciertamente los monstruos no eran nuevos en el comic. En los 50, la editorial EC Comics hizo del horror un gran negocio hasta que la censura la llevó a la quiebra. Sin embargo, sus monstruos no eran más que contingencias contextuales en un universo donde las historias estaban protagonizadas por hombres y mujeres ordinarios que se veían continuamente expuestos al acoso de criaturas sobrenaturales. El monstruo era apenas una fuerza narrativa. Los héroes monstruosos de los 80 en cambio, eran el núcleo narrativo de historias que los establecían como verdaderos protagonistas del relato.

Tampoco era nueva la presencia de personajes como The Thing (‘Los Cuatro Fantasticos’), Hulk o Swamp Thing, que eran nuevas formulaciones del viejo monstruo trágico del Romanticismo Alemán. Nosferatu, Cesare (del film ‘El Gabinete del Dr. Caligari’, 1919), o incluso el Monstruo de Frankenstein fueron las figuras consulares de una sensibilidad emocional que hacía del horror un experiencia moral y generaron una influencia en la cultura popular a la que el comic no fue ajeno. The Thing, Man-Bat, Swamp Thing y muchos otros eran animados por esa sensibilidad donde la deformidad de los cuerpos ocultaba la inocencia moral. (4)

Pero el nuevo monstruo de los 80 del que hablamos ahora, nada tenía de inocente. El primero de ellos sería Ghost Rider, el demonio de la venganza. Este personaje de cráneo flameante hacía suya la imaginería violenta de cadenas y camperas de cuero que los motociclistas vienen cultivando desde los años 50. Merodeando en su motocicleta en llamas, enloquecía a sus enemigos al confrontarlos con sus propios miedos y culpas. Heredero de personajes que habían alcanzado sus estatus superheróico a través de la muerte (Deadman, el Espectro), Ghost Rider se delineaba como la propia encarnación de la sombra de Jung, y su éxito fue arrollador.

Pronto le seguirían numerosos personajes, todos víctimas de muertes violentas que regresaban como demonios vengativos. El Cuervo, tal vez la figura más arquetípica de esta tipología narrativa, se destacaría entre ellos alcanzando la fama internacional a través de una película de estética oscura, estigmatizada por la muerte de su actor principal, Brandon Lee, en un ominoso accidente de filmación. (5) La manera en que El Cuervo ejecutó a la pandilla que lo había asesinado era cruel y despiadada, casi tanto como su maquillaje de guerra. Aunque nunca usó un traje en particular, sus ropas eran estrictamente negras y el cuero jamás estaba ausente, como dejando en claro su pertenencia a las dimensiones profundas de la noche y el inconsciente. El Cuervo aunaba en sí la marginalidad trágica del monstruo y la fantasía revanchista fuertemente compensatoria del superhéroe, transformándose en un icono de la sensibilidad goth de los 90.

Para mediados de esa década, el simbolismo fetichista y oscuro del cuero había dejado de ser un asunto que exigía discreción y se volvió un requisito de todo héroe monstruoso y violento. Antes considerada como el rostro privilegiado de la sombra jungiana, la animalidad que está asociada al cuero se volvió un tópico común. Pero no toda la violencia era grave, taciturna o flameante. También el humor paródico, la ironía furiosa, y la violencia sin sentido de personajes como Lobo o Marshall Law harían del cuero una forma de expresión de la sensibilidad de la época, redimensionando su simbolismo tradicional de instintividad y violencia nocturna. (6)

Lobo era un asesino a sueldo alienígena salido de un concierto de rock pesado. Vestido con camperas de cuero enormes, tatuajes, jeans raídos y cadenas que terminaban en un gancho de carnicero, Lobo se transformó en manos de Simon Bisley (el artista que redefiniría su aspecto) en una broma no demasiado sutil sobre la parafernalia escenográfica que abundaba en el negocio de la música rock. Caben muchas dudas acerca de si los seguidores del personaje captaron la acidez del comentario de Bisley, o si apenas se lanzaron a la catarsis del humor sangriento. Lobo, por su parte, con un temperamento tan violento como su estupidez, se enfrentó a cuanto personaje se le cruzó, desde Superman al Conejo de Pascua y hasta a un libertino Papá Noel que explotaba sexualmente a sus duendes fabricantes de juguetes. (7)

Marshall Law por su parte, era un policía sádico y fetichista encargado de eliminar héroes indeseables. No dejó en pie a ningún cliché del género, liquidando a cualquiera, desde alienígenas que decían luchar por la Verdad, la Justicia y el ‘American Way of Life’ hasta hombres arácnidos y mujeres maravillosas. Pat Mills y Kevin O’Neil, sus autores, habían trabajado juntos en ‘Judge Dredd’, un comic británico pionero en la conjunción de violencia desatada y humor satírico, y utilizaron a ‘Marshall Law’ para dejar en claro su opinión respecto a los anacronismos y vicios narrativos del comic de superhéroes norteamericano. No perdonaron nada, incluyendo la tendencia de violencia depresiva que parecía obligatoria desde mediados de los 80. (8)

En el universo de Marshall Law el fetichismo del cuero, una particularidad sexual que ha estado tradicionalmente condenada a la clandestinidad, era sinónimo de la ley cristiana, y esta resultó la más sangrienta de las bromas de Mills y O’Neil. Casi sin demasiado ruido, este comic se transformó en una obra de culto. De una vez, la violencia, el humor sádico y el uso imaginativo de la estética del fetichismo en cuero se erigieron en voz crítica del género de superhéroes pero también del puritanismo chovinista prevalente en la mentalidad norteamericana. (9)

Obviamente no todos los ejemplos de violencia paródica tienen propósitos formales, algunos se contentan con la catarsis brutalizada. ‘Johnny The Homicidal Maniac’ cuenta las ‘aventuras’ de un post adolescente enloquecido y vestido enteramente de cuero negro, que deambula por el mundo matando a cuanta gente encuentra, generalmente de maneras tan ingeniosas como dolorosa, y siempre sin razón alguna. (10) Como un demonio travieso, Johnny desconoce toda dimensión moral. Johenn Vázquez, su autor, dibuja los rostros de sus víctimas con trazos simples y directos que invariablemente provocan en el lector una sonrisa culpable, arrastrándolo al caos de la ambigüedad emocional. Al seguir el único apetito físico que conserva, la emoción perversa del homicidio, Johnny da forma a una de las figuras arquetípicas del inconsciente definidas por el psicoanalista Paul Radin, el ‘trickster’ o ‘granuja’, una imagen que encarna las pulsiones de nuestra conciencia. (11)

Sádico, mentiroso, dañino, tradicionalmente representado bajo la forma de un animal, el ‘trickster’ sólo responde a sus impulsos instintivos. Su comportamiento está más allá de nuestras reglas, y por lo tanto de nuestra comprensión. Johnny, Hieronymous Posch (de la serie ‘Oh My Goth!’), Typhoid Mary o los Harlequinae del comic ‘The Invisibles’, representan fuerzas caóticas que corrompen la idea heróica y apolínea del superhéroe tradicional y pueden identificarse fácilmente con la figura del ‘trickster’.

Según Nietzsche, mientras la mesura, la sujeción moral y la corrección de lo ordenado define lo apolíneo, el caos, el exceso y el descontrol definen lo dionisiaco. Nuestras sociedades, y aún nuestras sensibilidades pueden clasificarse de acuerdo a estas categorías, y los arquetipos culturales no son la excepción. (12) El perfil del superhéroe clásico surge como una formulación moderna del arquetipo heróico, cuya función es establecer un orden que permita la organización social. El villano, el monstruo y especialmente, el ‘trickster’ son las fuerzas dionisíacas que disputan este orden, por lo cual deben ser subjugados, aún cuando para ello sean necesarios superpoderes, capas y trajes ceñidos. Quizás esto explique la ausencia del cuero en las coloridas vestimentas del superhéroe tradicional, mientras que los héroes monstruosos de fines de los 80 y de los 90 hacen un despliegue prepotente de cuero negro.

Sin embargo, el ‘trickster’ no se contrapone necesariamente al héroe. El propio Paul Radin establece que el ‘granuja’ es apenas la primera etapa en el ciclo del héroe arquetípico. Todo personaje asimilable al arquetipo del trickster representa entonces un aspecto de nuestro crecimiento social y emocional. La locura de Johnny no es más que la confusión ética de la adolescencia, tensionada por los impulsos contradictorios del cuerpo, la mente y el mundo social. La devoradora atracción sexual de Purgatory es el terror fascinante provocado por la sexualidad femenina desatada. Finalmente, el sin sentido irritante de los Harlequinae es el reflejo del absurdo de la vida contemporánea. Con estos personajes y otros tantos, el cuero negro y la estética fetichista resurgieron nuevamente como recursos expresivos de aquellas profundidades psíquicas que no podemos nombrar. (13)

Los héroes oscuros, los monstruos y los tricksters son entonces fantasías compensatorias, que cumplen con la importante función de representar nuestras inquietudes. Ellos dan nombre y forma a las inseguridades que nos preocupan, hacen tangibles los miedos, pero de una manera sublimada y por lo tanto manejable. Estas imágenes extremas, tan marcadas por la lógica nocturna y animal del cuero negro, hacen de este material un recurso expresivo que funciona como testimonio de su condición arquetípica, utilizando su densidad de significados para anclarse en el imaginario colectivo occidental. Roublen Flagg, Ghost Rider, El Cuervo, Lobo, Marshal Law, Purgatory, Johnny y los Harlequinae son los rostros mediáticos de las ambigüedades e incapacidades que nos acechan desde nuestra propia psiquis como animales agazapados. Aparentemente es más seguro, y más divertido, ver nuestros miedos en el papel que en el espejo a la mañana, al menos hasta que suframos en carne propia el impulso por vestir de negro y jugar con cuchillos. (14)

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Bibliografía:

Bamford, Laura (ed.). Bloussons de Cuir. France, Editions Soline, 1997.

Barbieri, Daniele. Los lenguajes del comic. Barcelona, Ed. Paidós, 1993.

De Santis, Pablo. La historieta en la edad de la razón. Buenos Aires, Ed. Paidós, 1998.

Desiato, Massimo. Nietzsche, crítico de la postmodernidad. Caracas, Monte Avila, 1998.

Jung, Carl G. El hombre y sus símbolos. Barcelona, Caralt, 1997.

Salamanovich, David-Elliot. El Mercado de lo Perverso. 2000, http://www.cueronet.com/moda/perversidad.htm

espejismos

Orden de Templos Operativos
ESPEJISMO EN LOS NIVELES ETERICOS, MAYA.
Vamos a considerar los modos por los cuales el Maya puede ser eliminado y así el discípulo “liberarse de la fuerza del plano físico”.

El hombre siempre se halla en medio de FUERZAS. Pero MAYA sólo llega a ser un problema cuando se lo reconoce como tal, y este reconocimiento se produce cuando uno se encuentra en el Sendero y no es posible en las primeras etapas de evolución.

En el Sendero, se comienza a observar y a descubrir los efectos de las fuerzas, uno llega a ser “conscientemente víctima de las fuerzas incontroladas”.

Maya es predominantemente una dificultad del cuerpo etérico, porque tratamos con las fuerzas que afluyen a través de todos o algunos de los siete centros o chacras, produciendo “reacciones y efectos deseables o desastrosos”.

Toda manifestación, en cualquier nivel, es una expresión de fuerza, pero Maya, es la suma de esas energías incontroladas y esos impulsos no dirigidos que emanan del mundo de prana (energía vital) y de la fuerza latente en la materia misma, arrastrando al hombre a una actividad incorrecta, rodeándolo de un torbellino de efectos y condiciones en las cuales se encuentra totalmente indefenso. Es víctima de la fuerza masiva contenida en la naturaleza animal o en el mundo, y de las circunstancias ambientales en que se halla.

Los impulsos latentes en la vida de la personalidad, cuando están divorciados del alma y fuera de su control, se fusionan con los fluidos pránicos (energía vital) existentes en la periferia del aura, (personalidad es la suma de los cuatro cuerpos inferiores), entonces se convierten en potentes corrientes dirigidas de fuerzas que tratan de emerger a la manifestación física por medio de los siete centros del cuerpo físico.

Estas fuerzas o impulsos, más el prana disponible, constituyen el cuerpo etérico de los NO evolucionados y frecuentemente del hombre medio. Esto nos da una idea de, en que medida el hombre no evolucionado es víctima de la energía masiva de tipo inferior.
Hasta que llega al Sendero de Probación o Purificación, momento en que toma una definida dirección y un control superior, mediante la aspiración orientada y la disciplina mental.

Sin embargo, en ese momento, la fuerza etérica o vital, entra en conflicto con el aspecto inferior del hombre, su cuerpo físico denso, y comienza la batalla de los pares de opuestos inferiores.

Es interesante observar que en esta etapa se da importancia a las disciplinas físicas, la abstinencia, el celibato y el vegetarianismo, así como la higiene y el ejercicio físico. Por medio de estas disciplinas, o control de la vida de la materia, puede neutralizarse la expresión inferior del tercer aspecto de la divinidad, que es Maya.

Haciendo una amplia generalización podría decirse que, para la familia humana en conjunto, este conflicto físico-etérico se libró en las Guerras Mundiales, imponiendo una tremenda prueba y disciplina. (Recordemos que las pruebas y disciplinas son auto impuestas, y surgen de nuestras limitaciones y oportunidades). Esto dio por resultado la entrada en el Sendero de Probación de un número muy grande de seres humanos, debido a la expiación y purificación a que fueron sometidos.
El aspirante sólo tiende a pensar en sí mismo, en “sus pruebas y experiencias individuales”. Debe aprender a pensar en los acontecimientos globales y su efecto preparatorio, en lo que a la humanidad se refiere. La Guerra Mundial fue el punto culminante en el proceso de “desvitalizar el maya mundial”. Se liberó y agotó mucha fuerza y se empleó gran cantidad de energía.

Hoy la mayoría de las personas aplican en sus vidas el mismo proceso y conflicto. En pequeña escala, lo que se efectuó en la Guerra Mundial, se lleva a cabo en sus propias vidas. De allí el creciente énfasis puesto en la cultura física, en el deporte, gimnasia y entrenamiento militar, a pesar de los móviles erróneos, y los efectos terribles y malignos.

La humanidad estaría bien orientada, si no interpretara mal el proceso y aplicara móviles erróneos a las actividades correctas.

ESPEJISMO EN LOS PLANOS MENTALES SUPERIORES. EL MORADOR EN EL UMBRAL (Guardián del Umbral).
Frecuentemente se considera al Morador en el Umbral (Guardián del Umbral), como algo desastroso, un horror que debe ser evitado y el último y culminante mal. El Morador en el Umbral puede ser definido como la suma total de las fuerzas de la naturaleza inferior, que se expresan en la personalidad antes de la iluminación, inspiración e Iniciación . La personalidad, en esta etapa, es demasiado poderosa y el Morador personifica todas las fuerzas físicas y mentales que en el transcurso de las épocas han sido desarrolladas y nutridas por el hombre. También puede ser considerado como el poder que posee la triple forma material, antes de su consagración y dedicación a la vida del alma y al servicio de de la Jerarquía, de Dios y de la Humanidad.

El Morador en el Umbral, constituye todo lo que el hombre es “fuera de su ser espiritual Superior”. Es el tercer aspecto de la divinidad y el tercer aspecto debe oportunamente quedar subordinado al segundo aspecto:

PRIMER ASPECTO ESPIRITU
SEGUNDO ASPECTO ALMA
TERCER ASPECTO PERSONALIDAD

Este material tiene por fin hacernos reflexionar, e instarnos a descubrir, en la experiencia práctica, la naturaleza de la batalla que cada uno tiene que librar. Para lo cual es indispensable analizar los rayos que rigen nuestros cuerpos, descubriendo cual de ellos corresponde a los nuestros:

RAYOS QUE RIGEN EL CUERPO MENTAL……………………………….1º – 4º – 5º
RAYOS QUE RIGEN EL CUERPO ASTRAL…………………………………2º – 6º
RAYOS QUE RIGEN EL CUERPO FISICO…………………………………. 3º – 7º

Esta afirmación, respecto a la regencia de los rayos es una regla infalible, salvo en el caso de los discípulos aceptados, en los que por determinadas causas es indispensable otra regencia.

Aquel Rayo que predomina en nuestra personalidad, se considerará el Rayo de la Personalidad . Considerando a la personalidad como la suma de los tres cuerpos inferiores.

El mundo de hoy está dividido en tres grupos, sujetos a ciertos aspectos del espejismo:

Iº GRUPO: Aquellos que poseen conciencia Atlante, y por lo tanto , los seduce completamente el espejismo:

a.- DE LO MATERIAL Y LO DESEABLE
b.- DE LO QUE “SIENTEN” EN TODA CLASE DE RELACIONES
c.- DE LO QUE “CREEN QUE ES IDEAL, VERDADERO O JUSTO” basándose en las reacciones que despiertan en ellos los pensadores del momento. Sin comprenderlos mentalmente.
d.- DE LO QUE EXIGEN COMO “BELLEZA Y BIENESTAR EMOCIONAL”.
e.- DE LO QUE LES PRODUCE “GOZO ESPIRITUAL” en el campo de la religión y del deseo religioso.

2º.- GRUPO: Los que poseen una conciencia más definidamente ARIA. En los que el factor mente está despertando, constituyendo la dificultad, de que las ilusiones del plano mental se suman ahora a los espejismos del plano astral. Ilusiones de naturaleza teórica e intelectual.

3º.- GRUPO: Un grupo que está surgiendo de los anteriores, atento a la “Voz DELSILENCIO” y a las demandas del Alma. Cada alma encarnada, que logra liberar su conciencia del mundo de la ilusión y del espejismo, sirve definidamente a la raza y ayuda a liberar a la humanidad de esta antigua y potente esclavitud.

La naturaleza de los espejismos depende de las personas, porque la cualidad de rayo determina el tipo de espejismo o ilusión ante el cual sucumbe más fácilmente el hombre y ese tipo de espejismo que con mayor facilidad creará. Los discípulos tienen que aprender a diferenciar entre:

UNO: El espejismo o espejismos, existentes en su ámbito, los cuales lo atraerán o él atraerá fácilmente, ya que al convivir con ellos constituyen la línea de menor resistencia.
DOS: El espejismo que él crea, cuando enfrenta la vida con su “equipo particular”, matizado por las experiencias de encarnaciones anteriores y por la cualidad del rayo bajo el cual vino a la existencia.

Expondremos los espejismos principales, incluidas las diversas ilusiones y mayas, a los que está predispuesto el hombre debido al rayo a que pertenece. Si los aplicamos a los tres vehículos de expresión, y a la personalidad y al Alma, comprenderán lo complicado del problema.

Sin embargo debemos tener en cuenta que en este sistema solar, el triunfo del Alma y su dominio y control final está decidido, “no interesando la magnitud del espejismo ni la violencia de la lucha”.

El método de liberación es la comprobación exacta, por cada uno de nosotros, de cual es el rayo que nos influye, el RAYO DEL ALMA y el de la PERSONALIDAD. Luego, mediante un estudio de los diferentes tipos físicos, de las reacciones emocionales y de las tendencias mentales, se dedicará a descubrir los rayos de los DEMAS VEHÍCULOS.
Y también debemos tener en cuenta el SIGNO BAJO EL CUAL HEMOS NACIDO este indicará las tendencias personales y personifica las características heredadas del pasado. Considerándose el SIGNO ASCENDENTE como el indicador del camino que el alma del hombre le impele a seguir.

Estos son algunos de los innumerables espejismos de rayo. Si analizamos cuidadosamente estas listas, podremos determinar a cual o cuales de ellos sucumbimos con más facilidad:

PRIMER RAYO

El Espejismo de la FUERZA FÍSICA.
El Espejismo del MAGNETISMO PERSONAL.
El Espejismo de la AUTOCENTRALIZACIÓN Y LA POTENCIA PERSONAL.
El Espejismo del UNO EN EL CENTRO.
El Espejismo de la AMBICIÓN PERSONAL EGOÍSTA.
El Espejismo del LIDER, el DICTADOR y del ILIMITADO CONTROL.
El Espejismo del COMPLEJO MESIANICO EN EL CAMPO DE LA POLITICA.
El Espejismo del DESTINO EGOÍSTA, el DERECHO DIVINO QUE LOS REYES EXIGEN.
El Espejismo de la DESTRUCCIÓN.
El Espejismo del AISLAMIENTO, de la SOLEDAD y del RETRAIMIENTO.
El Espejismo de la VOLUNTAD IMPUESTA, EN OTROS Y EN GRUPOS.

SEGUNDO RAYO

EL Espejismo del AMOR DE SER AMADO.
El Espejismo de la POPULARIDAD.
El Espejismo de la SABIDURÍA PERSONAL.
El Espejismo de la RESPONSABILIDAD EGOISTA.
El Espejismo de una COMPRENSIÓN MUY COMPLETA, QUE IMPIDE ACTUAR CORRECTAMENTE.
El Espejismo de la AUTOCONMISERACIÓN, básico de este rayo.
El Espejismo de la NECESIDAD MUNDIAL, Y DEL COMPLEJO MESIANICO RELIGIOSO.
El Espejismo del TEMOR, POR UNA INDEBIDA SENSIBILIDAD.
El Espejismo del AUTOSACRIFICIO.
El Espejismo del ALTRUÍSMO EGOÍSTA. El Espejismo de la PROPIA SATISFACCIÓN.
El Espejismo del SERVICIO EGOÍSTA.

TERCER RAYO

El Espejismo de ESTAR OCUPADO.
El Espejismo de la COLABORACIÓN CON EL PLAN, EN FORMA INDIVIDUAL Y NO GRUPAL.
El Espejismo del PLANEAMIENTO ACTIVO.
El Espejismo del TRABAJO CREADOR, SIN MOTIVO VERDADERO.
El Espejismo de las BUENAS INTENCIONES, LAS BÁSICAMENTE EGOÍSTAS.
El Espejismo de LA ARAÑA EN EL CENTRO.
El Espejismo de DIOS EN LA MÁQUINA.
El Espejismo de la CONSTANTE E INCIERTA MANIPULACIÓN.
El Espejismo de la PROPIA IMPORTANCIA, Desde el punto de vista del CONOCIMIENTO Y EFICIENCIA.

CUARTO RAYO

El Espejismo de la ARMONÍA, PERSIGUIENDO LA COMODIDAD Y LA SATISFACCIÓN PERSONAL.
El Espejismo de la GUERRA.
El Espejismo del CONFLICTO, CON EL OBJETIVO DE IMPONER LA RECTITUD Y LA PAZ.
El Espejismo de una VAGA PERCEPCIÓN ARTÍSTICA.
El Espejismo de la PERCEPCIÓN PSÍQUICA EN VEZ DE LA INTUICIÓN.
El Espejismo de la PERCEPCIÓN MUSICAL.
El Espejismo de los PARES DE OPUESTOS, EN SU SENTIDO SUPERIOR.

QUINTO RAYO

El Espejismo del MATERIALISMO, DE LA SOBREESTIMACIÓN DE LA FORMA.
El Espejismo del INTELECTO.
El Espejismo del CONOCIMIENTO Y DE LA DEFINICIÓN.
El Espejismo de ESTAR TOTALMENTE SEGURO, BASADO EN UN ESTRECHO PUNTO DE VISTA.
El Espejismo de la FORMA QUE OCULTA LA REALIDAD.
El Espejismo de la ORGANIZACIÓN.
El Espejismo de lo EXTERNO QUE OCULTA LO INTERNO.

SEXTO RAYO

El Espejismo de la DEVOCIÓN.
El Espejismo de la ADHESIÓN A LAS FORMAS Y A LAS PERSONAS.
El Espejismo del IDEALISMO.
El Espejismo de la LEALTAD Y DEL CREDO.
El Espejismo de la RESPUESTA EMOCIONAL.
El Espejismo del SENTIMENTALISMO.
El Espejismo de la INTERFERENCIA.
El Espejismo de los PARES DE OPUESTOS INFERIORES.
El Espejismo de los SALVADORES E INSTRUCTORES DEL MUNDO.
El Espejismo de la VISIÓN LIMITADA. El Espejismo del FANATISMO.

SEPTIMO RAYO

El Espejismo del TRABAJO MÁGICO.
El Espejismo de la RELACIÓN DE LOS OPUESTOS.
El Espejismo de los PODERES SUBTERRENALES.
EL Espejismo de AQUELLO QUE UNE.
El Espejismo del CUERPO FISICO.
El Espejismo de la MAGIA SEXUAL.
El Espejismo de lo MISTERIOSO Y SECRETO.
El Espejismo del SURGIMIENTO DE LAS FUERZAS MANIFESTADAS.

Vencer parcialmente el espejismo y evadir la total esclavitud impuesta por la ilusión, indican a la atenta Jerarquía que un hombre está preparado para los procesos de la Iniciación.. Mientras no se deje engañar totalmente y hasta tanto logre pensar casi libremente, no podrá enfrentar al Ángel que aguarda, y atravesar el Portal.

LA DISIPACIÓN DE LOS ESPEJISMOS GRUPAL Y MUNDIAL

El trabajo grupal para disipar el espejismo mundial deben hacerlo, evidentemente, aquellos que están TRABAJANDO PARA DISIPAR EL ESPEJISMO EN SUS PROPIAS VIDAS y han aprendido a emplear la fórmula.

El trabajo de disipación debe ser llevado a cabo por aquellos que vienen a la manifestación de acuerdo a las líneas de energía que personifican el SEGUNDO, CUARTO Y SEXTO RAYOS. Hacemos hincapié sobre esto pues frecuentemente los discípulos emprenden tareas para las cuales no están particularmente adaptados y cuyos rayos no los ayudan a cumplir y a veces impiden que las efectúen.

DISCIPULOS DE PRIMER RAYO
Las personas que pertenecen al primer rayo pueden dominar el espejismo, con relativa facilidad, cuando se dan cuenta que constituye una limitación de la personalidad.

DISCÍPULOS DE SEGUNDO RAYO
Los que pertenecen a este rayo, por lo general son conscientes de cualquier espejismo que está tratando de aferrarlos, pues tienen la facultad innata de percibir con claridad. Su problema consiste en destruir en sí mismos su rápida respuesta a la atracción magnética del plano astral y sus espejismos.

No responden tan frecuentemente a un solo espejismo sino a todos, en forma relativamente momentánea, demorando su progreso. Debido a su clara visión, suman, a su sensibilidad al espejismo, la capacidad de sufrir por él y considerar su respuesta como un pecado y fracaso, demorando así la liberación del mismo por una actitud negativa de inferioridad y angustia. Se beneficiarán mucho con el uso de la fórmula, hasta que sean conscientes del espejismo/s
pero SIN SER AFECTADOS POR EL/LOS.

DISCÍPULOS DE TERCER RAYO
Estas personas son tan susceptibles al mismo, como lo son las de SEXTO RAYO, sus mentes tortuosas, desviadas y planeadoras, y la rapidez con que pueden engañarse a sí mismos (y a menudo engañar a otros) obstaculizan grandemente su trabajo de despejar el espejismo. La incapacidad, de explicar con claridad su pensamiento por medio de la palabra, pone en evidencia su pronunciada tendencia a ser víctimas del espejismo.

Se ha cuidado a sí mismo durante muchas vidas, formulando pensamientos e ideas dudosas, y raras veces puede describir con claridad lo que quiere decir. Por esta razón las personas de 3º y 6º rayo, por lo general e inevitablemente, son incapaces de enseñar. En consecuencia, ambos deben aprender a emplear esta fórmula, y apresurarían grandemente el proceso de disipación si se esforzaran por hablar o escribir, con CLARIDAD. Tampoco deben ser ambiguos, expresando a medias sus pensamientos,. ni hacer insinuaciones o sugerencias, sino tratar de explicar con claridad las ideas que desean exponer.

DISCÍPULOS DE CUARTO RAYO
Son particularmente propensos a caer en el espejismo y a producir así una condición extremadamente difícil. Podríamos definir su problema diciendo que tienden a descender sus ilusiones al plano astral y revestirlas de espejismo, teniendo, en consecuencia, un doble problema en sus manos: la unificación del espejismo y la ilusión. Sin embargo, constituyen el grupo de almas que revelarán oportunamente la verdadera naturaleza de la intuición, lo cual será el resultado de su lucha irreal e ilusoria en el mundo de las apariencias.

DISCÍPULOS DE QUINTO RAYO
Son las personas que menos sufren de espejismos, siendo especialmente VICTIMAS DE LA ILUSIÓN, para ellos es de primordial importancia emplear la Técnica de la Presencia, porque estas personas son propensas a negar, y a veces rehúsan aceptar, la realidad del YO SUPERIOR. Se creen autosuficientes. Responden con mucha facilidad y satisfacción al poder del pensamiento, el orgullo por la capacidad mental que poseen, es su pecado inevitable, y por lo tanto, tienen propósitos fijos y se ocupan del mundo de lo concreto y de lo intelectual. Cuando el Ángel de la Presencia llega a ser una realidad para ellos, comienza a debilitarse y desaparecer su respuesta a la ilusión. Su principal problema no es la negación de la existencia del cuerpo astral o emocional, pues tienden a menospreciar su aferramiento. Su mente concreta inferior se interpone entre ellos y la visión, la Mente Superior o Yo Espiritual.

DISCÍPULOS DE SEXTO RAYO
Son los trabajadores más eficaces para la disipación, los que son de 6º rayo, o cuyo rayo del ALMA es de 6º rayo, o que siendo de cualquier otro rayo tienen poderosos vehículos emocionales de 6º rayo.

Están sujetos a una especial dificultad, a pesar de la aspiración y la buena intención, raras veces son conscientes de los espejismos que los dominan. Les resulta excesivamente difícil, admitir que están sujetos a un espejismo, particularmente cuando este es de naturaleza espiritual, de categoría muy elevada. En dichos casos el espejismo se agranda, debido a la energía de la devoción que lo solidifica, haciéndolo muy difícil de penetrar. Su seguridad llega a ser un serio obstáculo para realizar el trabajo con clara visión, pues TODO debe desaparecer antes de que pueda llevar a cabo, con éxito, el trabajo de disipación.

DISCÍPULOS DE SEPTIMO RAYO
Estas personas tienen la dificultad de crear formas mentales bien nítidas. Por lo tanto, los espejismos que las dominan son precisos y definidos, y aunque se cristalizan y se disipan muy rápidamente, constituyen aquello que los impele totalmente.

Los 5 recordatorios

1. Estoy hecho de la naturaleza del envejecer. No hay forma de evitar la vejez.

2. Estoy hecho de la naturaleza del enfermar. No hay forma de evitar la enfermedad.

3. Estoy hecho de la naturaleza del morir. No hay forma de evitar la muerte.

4. Todo lo que me gusta y todos los que quiero están hechos de la naturaleza del cambio. No hay forma de evitar ser separado de ellos.

5. Mis acciones son mis únicas verdaderas pertenencias. No puedo evitar las consecuencias de mis acciones. Mis acciones son el suelo donde me paro.

Sombra

Estuve buscando material que me ayudara a ordenar ideas sobre el trabajo con la Sombra  interna, sobre material de psicologia no halle  mucho que fuera sobre trabajo practico. de entre  los libros que estuve encontrando al respecto  se encuentra el siguiente:
No temas al mal. de Eva Pierrakos. Est. Pax.
Buscando en internet vi  que si bien ya estan  armando  cursos al respecto (ni modo) el libro esta digerible y mucho mejor que  los de autoestima. Es interesante la posturas que tiene al respecto, aunque ya en los cursos ya meten  otras cosas como  flores de bach (no  estoy en contra de eso pero ya se sale un poco  afuera del asunto).
La nocion del pecado  es bastante  interesante  y es muy similar los primeros capitulos que he estadoleyendo  a  algunas cosas que queria  trabajar por aca. Ahorita  loque estoy buscando  es material  jungiano  sobre la Sombra y referencias tambien  de la Sombra dentro del ninjutsu que es de donde hay unmaterialbastante sabroso. Tambienme lei momentaneamente el  Curso de milarggoss,  perdon milagros, hay cosas  interesantes sin embargo  me parece demasiado  azucar  para mi  gusto. El libro  del maestro es el  que me andoleyendo pues loque son los ejercicios esos si no los aguanto. Un  “pero” que le  pongo  al  curso de milagros esque al negar esta realidad (pues segun eso es aqui donde se  halla la ficcion de la obscuridad) se pone en primer lugarlo espiritual  y en ulyimo  el fisico que no  es menos importante,  ya me ha tocado gente que ha estado en  Curso de milagros que luego  anda en la  babia (como dice Orozco) pero se olvida de darle el desayuno  a los hijos  o  sus  problemas economicos. Como  dicen por alli todo con medida.
Los libros de Pierrakos (el que estoy leyendo) no  estan tan edulcorado y  es bastante interesante lo de la trasformacion del  Ser inferior al maestro interno. Los otros dos me faltan por checarlos.
Por  lo mientras ya con material para ubicarme  en un seguimiento pues a chambearle. Por  lo mientras ya tambien  tengo material jungiano, lo de  chamanismo y cosas de ninjitsu para  irme  ubicando.
Nos vemos en la noche chavos.

NO TEMAS EL MAL
una observacion compasiva y transformadora de nuestro lado oscuro

DEL MIEDO AL AMOR
un viaje hacia amar sin miedo y la realizacion con un espiritu hermano. Editorial Pax

ENCONTRANDO A DIOS EN MI INTERIOR
un cambio hacia la entrega que tiene poco que ver con el trabajo con la sombra o volver a repasar las heridas de la infancia. Es un nivel espiritual de entrega a la voluntad de Dios.

El  indice del segundo libro  suena interesante, aunque cabe señalar que como  varias cosas lo  de Eva Pierrakos    ya se comercializo tambien  bien  y bonito  y como  en varias cosas  por explotar demasiado  algo  uno  termina  ya de desvanecer el origen, por  lo mientras el  primer libroe sta digerible. Los cursos por internet  ya  son otra cosa que senti un tanto  alejado ya del origen. Por lo mientras  por aca se  los dejo a conveniencia de cada quien.

=)

INDICE CAPITULAR:

Parte I: Principios cósmicos y conceptos Psicológicos.

1. Las relaciones 2. Los principios masculino y femenino en el proceso creativo 3. Las fuerzas del amor, el eros y la sexualidad 4. El significado espiritual de las relaciones 5. Reciprocidad: ley y principio cósmicos.

Parte II: Cómo descubrir y vencer los obstáculos hacia una relación enriquecedora.

6. El deseo de ser infeliz y el temor de amar 7. El legítimo deseo de ser amado 8. Objetividad y subjetividad en las relaciones 9. La compulsión de recrear y superar las heridas de la infancia 10. Apego ade la fuerza vital a las situaciones negativas 11. Vida, amor y muerte 12. De la interacción negativa inconsciente a la elección consciente del amor.

Parte III: Las relaciones en la edad de la conciencia expandida.

13. La fusíon: el significado espiritual de la sexualidad 14. La nueva mujer y el nuevo hombre 15. El nuevo matrimonio.

Sobre los colores estos se encuentran en el siguiente orden:
Negro (la etapa del cuervo)
Blanco (posterior a la cruxificcion)
Rojo
Amarillo

En diversas escuelas del conocimiento ya sea alquimia, chamanismo, taoismo, budismo, etc. Es necesario pasar por una etapa preparatoria habia el trabajo interior; esa etapa preparatoria estaba enfocada a tomar control y domar la Sombra atraves de en primera instancia de sumergirse a algo similar al inframundo o a los infiernos internos. El pasaje hacia ese infierno interno es un tunel, y es descendiendo el camino para ascender, esto es, las referencias que se hacen sobre las pruebas de Hercules vendria siendo las acciones a realizar dentro de nuestro interior. Solo que los antiguos eran un poco dados a la alegoria y luego costaba bastante trabajo entenderles.

Dentro de las proyecciones de la Sombra se encuentra el hecho que hay sujetos que nosotros mismos utilizamos para distorsionar la vision de la realidad y verlos como los portadores de un mal o de los elementos de la Sombra misma ya sea individual o colectiva, es a estas personas a las que se les llama los Portadores de la Sombra, y podrian ser segun los casos por ejemplo en Europa los imigrantes; en caso de EUA los negros, latinos y arabes; en el caso de los arabes los gringos; etc.
Hay portadores dela Sombra colectiva, que termirarian siendo los representantes de todo aquello que odiamos, y no deseamos cerca de nosotros pero que sin embargo como colectividad nos pertenece.

La Caverna y el Laberinto

Subject:
[fratreslucis] La Caverna y el Laberinto
Date:
Wed, 11 Sep 2002 12:31:07 -0300
From:
raqueltb@adinet.com.uy

LIBERTAD – IGUALDAD – FRATERNIDAD
LUZ – VIDA – AMOR

QQ.’. HH.’. de la O.’.F.’.L.’.

Saludos al amparo de nuestros Seis Principios:

Remito a Uds. un artículo titulado “La caverna y el laberinto”, del autor
René Guénon, y al pie del mismo figura el link a la página de la Revista
de Estudios Arquitectónicos, donde podrán encontrar muy buenos artículos
para vuestra instrucción y meditaciones futuras.

Para aquellos que aún no son Hermanos Intimos de la OFL y que deseen intercambiar
consultas y/o comentarios, les recuerdo que pueden escribir a cualquiera
de los Cancellarius de la O.F.L. o a cualquiera de los Círculos de la OFL,
quienes con muchísimo gusto intercambiaremos opiniones; ello sin perjuicio
de los comentarios vertidos en la Lista General.

Con un gran abrazo a todos, me despido
En L.’.V.’.X.’.
S.L. Alêthéia
______________________________________________________________________
LA CAVERNA Y EL LABERINTO (1)
René GUÉNON

En un libro reciente (2), W. F. Jackson Knight expone interesantes investigaciones
que tienen por punto de partida el pasaje del libro VI de la Eneida donde
se describen las puertas del antro de la Sibila de Cumas: ¿por qué el laberinto
de Creta y su historia están figurados en esas puertas? El autor se niega
con razón a ver en ello, como lo han hecho algunos que no van más allá de
las concepciones ?literarias? modernas, una simple digresión más o menos
inútil; estima, al contrario, que ese pasaje debe tener un valor simbólico
real, fundándose en una estrecha relación entre el laberinto y la caverna,
vinculados ambos con la misma idea de un viaje subterráneo. Esta idea, según
la interpretación que el autor da de hechos concordantes pertenecientes
a épocas y regiones muy diversas, habría estado originariamente en relación
con los ritos funerarios y luego, en virtud de cierta analogía, habría sido
transportada a los ritos iniciáticos; volveremos más en particular sobre
este punto en lo que sigue, pero debemos antes formular algunas reservas
sobre el modo en que el autor concibe la iniciación.

Parece, en efecto, encararla únicamente como un producto del “pensamiento
humano?, dotado por otra parte de una vitalidad que le asegura una especie
de permanencia a través de las edades, aun si a veces no subsiste, por así
decirlo, sino en estado latente; no tenemos necesidad alguna, después de
todo cuanto hemos ya expuesto acerca de este asunto, de mostrar una vez
más la insuficiencia de ese punto de vista, ya por el solo hecho de que
no tiene en cuenta los elementos ?sobrehumanos?, que en realidad constituyen
precisamente lo esencial. Insistiremos solo en esto: la idea de una subsistencia
en estado latente trae aparejada la hipótesis de una conservación en un
?subconsciente colectivo?, tomada de ciertas teorías psicológicas recientes;
como quiera que se opine acerca de éstas, hay en todo caso, en la aplicación
así efectuada, un completo desconocimiento de la necesidad de la ?cadena?
iniciática, es decir, de una transmisión efectiva e ininterrumpida. Cierto
es que hay otra cuestión que es preciso guardarse de confundir con aquélla:
ha podido ocurrir a veces que cosas de orden propiamente iniciático llegaran
a expresarse a través de individualidades que no eran conscientes en modo
alguno de su verdadera significación, y nos hemos explicado anteriormente
sobre ello con motivo de la leyenda del Graal (3); pero, por una parte,
eso nada tiene que ver con lo que es la realidad de la iniciación misma,
y, por otra, no podría entenderse así el caso de Virgilio, en quien hay,
como en Dante, indicaciones demasiado precisas y demasiado manifiestamente
conscientes para que sea posible admitir que haya sido extraño a toda vinculación
iniciática efectiva. Aquello de que aquí se trata nada tiene que ver con
la “inspiración poética? tal como se la entiende en la actualidad, y a este
respecto Jackson Knight está por cierto demasiadamente dispuesto a compartir
los puntos de vista ?literarios? a los cuales, sin embargo, su tesis se
opone en lo demás; pero no por eso hemos de desconocer todo el mérito que
corresponde a un autor universitario por tener el valor de abordar ese tema,
e incluso, simplemente, de hablar de iniciación.

Dicho esto, volvamos a la cuestión de las relaciones entre la caverna funeraria
y la caverna iniciática: aunque esas relaciones sean ciertamente reales,
la identificación de ambas, en cuanto a su simbolismo, no representa sino,
cuando mucho, una media verdad. Observemos, por lo demás, que, inclusive
desde el mero punto de vista funerario, la idea de hacer derivar el simbolismo
del ritual en lugar de ver, al contrario, en el ritual mismo el simbolismo
en acción, como en realidad es, pone ya al autor en grandes dificultades
cuando comprueba que el viaje subterráneo va seguido casi siempre de un
viaje al aire libre, representado por muchas tradiciones como una navegación;
esto seria inconcebible, en efecto, si no se tratara sino de la descripción
por imágenes de un rito sepulcral, pero, en cambio, se explica perfectamente
cuando se sabe que se trata en realidad de las fases diversas atravesadas
por el ser en el curso de una migración que es real y verdaderamente ?de
ultratumba?, y que no concierne en nada al cuerpo que ese ser ha dejado
tras de si al abandonar la vida terrestre. Por otra parte, en razón de la
analogía existente entre la muerte entendida en el sentido ordinario y la
muerte iniciática, de que hemos hablado en otra oportunidad, una misma descripción
simbólica puede aplicarse por igual a lo que ocurre al ser en uno y otro
caso; tal es, en cuanto a la caverna y al viaje subterráneo, la razón de
la asimilación antes establecida, en la medida en que está justificada;
pero, en el punto en que ella debe legítimamente detenerse, nos hallamos
todavía en los preliminares de la iniciación y no en la iniciación misma.

En efecto, nada más que una preparación para ella puede verse, en estricto
rigor, en la muerte al mundo profano seguida del ?descenso a los Infiernos?,
el cual, claro está, es la misma cosa que el viaje al mundo subterráneo
al cual da acceso la caverna; y, en lo que hace a la iniciación misma, lejos
de ser considerada como una muerte, lo es al contrario como un ?segundo
nacimiento?, y como un paso de las tinieblas a la luz. Pero el lugar de
este nacimiento es también la caverna, por lo menos en los casos en que
la iniciación se efectúa en ella, real o simbólicamente, pues va de suyo
que no hay que generalizar demasiado, y que, como en el caso del laberinto,
al cual nos referiremos en seguida, no se trata de algo necesariamente común
a todas las formas iniciáticas sin excepción. Lo mismo aparece; por lo demás,
incluso exotéricamente, en el simbolismo cristiano de la Natividad, con
igual nitidez que en otras tradiciones; y es evidente que la caverna como
lugar de nacimiento no puede tener precisamente la misma significación que
la caverna como lugar de muerte o sepultura. Se podría hacer notar, sin
embargo, por lo menos para vincular entre sí esos aspectos diferentes y
hasta en apariencia opuestos, que muerte y nacimiento no son, en suma, sino
las dos faces de un mismo cambio de estado, y que el paso de un estado a
otro se considera siempre como que debe efectuarse en la oscuridad (4);
en este sentido, la caverna seria más exactamente, pues, el lugar mismo
de ese tránsito: pero esto, aun siendo estrictamente verdadero, no se refiere
aún sino a uno de los aspectos de su complejo simbolismo.

Si el autor no ha logrado ver el otro aspecto de este simbolismo, ello se
debe muy probablemente al influjo ejercido sobre él por las teorías de ciertos
?historiadores de las religiones? : siguiendo a és-tos admite, en efecto,
que la caverna deba vincularse siempre a los cultos ?ctonios?, sin duda
por la razón, algo demasiado ?simplista?, de que esta situada en el interior
de la tierra; pero esto está muy lejos de la verdad.(5) Con todo, nuestro
autor no puede menos de advertir que la caverna iniciática se da ante todo
como una imagen del mundo(6), pero su hipótesis le impide sacar la consecuencia
que sin embargo se impone, a saber : siendo las cosas así, la caverna debe
formar un todo completo y contener en sí misma la representación del cielo
tanto como de la tierra; si ocurre que el cielo se mencione expresamente
en algún texto o figure en algún monumento como correspondiente a la bóveda
de la caverna, las explicaciones propuestas a este respecto se tornan a
tal punto confusas y poco satisfactorias que ya no es posible seguirlas.
La verdad es que, muy lejos de constituir un lugar tenebroso, la caverna
iniciática está iluminada interiormente, de modo que, al contrario, la oscuridad
reina fuera de ella, pues el mundo profano se asimila naturalmente a las
“tinieblas exteriores? y el ?segundo nacimiento? es a la vez una ?iluminación?.(7)
Ahora, si se pregunta por qué la caverna es considerada así desde el punto
de vista iniciático, responderemos que la solución se encuentra, por una
parte, en el hecho de que el símbolo de la caverna es complementario con
respecto al de la montaña, y, por otra, en la relación que une estrechamente
el simbolismo de la caverna con el del corazón; nos proponemos tratar por
separado estos dos puntos esenciales, pero no es difícil comprender, después
de cuanto hemos tenido ya ocasión de decir en otros lugares, que todo eso
está en relación directa con la figuración misma de los centros espirituales.

Pasaremos por alto otras cuestiones que, por importantes que sean en sí
mismas, no intervienen aquí sino accesoriamente, como por ejemplo la de
la significación de la ?rama de oro?; es muy discutible que pueda identificársela,
salvo en un aspecto muy secundario, con el bastón o la varita que en formas
diversas se encuentra muy generalmente en el simbolismo tradicional (8).
Sin insistir más en ello, examinaremos ahora )o que concierne al laberinto,
cuyo sentido puede parecer aún más enigmático, o al menos más disimulado,
que el de la caverna, y las relaciones existentes entre ésta y aquél.

El laberinto, como bien lo ha visto Jacksor Knight, tiene una doble razón
de ser, en cuanto permite o veda, según los casos, el acceso a determinado
lugar donde no todos pueden penetrar indistintamente; solo los que están
“cualificados? podrán recorrerlo hasta el fin, mientras que los otros se
verán impedidos de penetrar o extraviarán el camino. Se ve inmediatamente
que hay aquí la idea de una ?selección?, en relación evidente con la admisión
a la iniciación misma: el recorrido del laberinto no es propiamente, pues,
a este respecto, sino una representación de las pruebas iniciáticas; y es
fácil comprender que, cuando servia efectivamente como medio de acceso a
ciertos santuarios, podía ser dispuesto de tal manera que los ritos correspondientes
se cumplieran en ese trayecto mismo. Por otra parte, se encuentra también
la idea de ?viaje?, en el aspecto en que esa idea se asimila a las pruebas
mismas, como puede verificárselo aún hoy en ciertas formas iniciáticas,
la masonería por ejemplo, donde cada una de las pruebas simbólicas se designa,
precisamente, como un ?viaje?. Otro simbolismo equivalente es el de la ?peregrinación?;
y recordaremos a este respecto los laberintos que se trazaban otrora en
las lajas del piso de ciertas iglesias, cuyo recorrido se consideraba como
un “sustituto” del peregrinaje a Tierra Santa; por lo demás, si el punto
en el que termina ese recorrido representa un lugar reservado a los “elegidos?,
ese lugar es real y verdaderamente una ?Tierra Santa? en el sentido iniciático
de la expresión: en otros términos, ese punto no es sino la imagen de un
centro espiritual, como todo lugar de iniciación lo es igualmente (9).

Va de suyo, por otra parte, que el empleo del laberinto como medio de protección
o defensa admite aplicaciones diversas, fuera del dominio iniciático; así,
el autor señala particularmente su empleo “táctico? a la entrada de ciertas
ciudades antiguas y otros lugares fortificados. Solo que es un error creer
que en este caso se trate de un uso puramente profano, el cual incluso hubiera
sido cronológicamente el primero, para sugerir luego la idea de una utilización
ritual; hay en esta idea, propiamente, una inversión de las relaciones normales,
conforme, por otra parte, a las concepciones modernas pero solo a ellas,
y que por lo tanto es enteramente ilegítimo atribuir a las civilizaciones
antiguas. De hecho, en toda civilización de carácter estrictamente tradicional,
todas las cosas comienzan necesariamente por el principio o por lo que es
más próximo a él, para descender luego a aplicaciones cada vez más contingentes;
y, además, inclusive estas últimas no se encaran jamás desde un punto de
vista profano, que no es, según lo hemos explicado a menudo, sino el resultado
de una degradación por la cual se ha perdido la conciencia de la vinculación
de esas aplicaciones con el principio. En el caso de que se trata, podría
fácilmente percibirse que hay algo distinto de lo que verían los ?tácticos?
modernos, por la simple observación de que ese modo de defensa, ?laberíntico?,
no se empleaba solamente contra los enemigos humanos sino también contra
los influjos psíquicos hostiles, lo que indica a las claras que debía tener
por si mismo un valor ritual.(10) Pero hay más todavía: la fundación de
las ciudades, la elección de su sitio y el plan según el cual se las construía
se hallaban sometidos a reglas pertenecientes esencialmente a la ?ciencia
sagrada? y, por consiguiente, estaban lejos de responder solo a fines ?utilitarios”,
por lo menos en el sentido exclusivamente material que se da actualmente
a esa palabra; por completamente extrañas que sean estas cosas a la mentalidad
de nuestros contemporáneos, es preciso sin embargo tomarlas en cuenta, sin
lo cual quienes estudian los vestigios de las civilizaciones antiguas jamás
podrán comprender el verdadero sentido y la razón de ser de lo que observan,
aun en lo que corresponde simplemente a lo que se ha convenido en llamar
hoy el dominio de la “vida cotidiana?, pero que entonces tenía también,
era realidad, un carácter propiamente ritual y tradicional.

En cuanto al origen del nombre del ?laberinto?, es bastante oscuro y ha
dado lugar a muchas discusiones; parece que, al contrario de lo que algunos
han creído, no se relaciona directamente con el nombre de la lábrys o doble
hacha cretense, sino que ambas derivan igualmente de una misma palabra muy
antigua que designaba la piedra (raíz la-, de donde lâos en griego, lapis
en latín), de suerte que, etimológicamente, el laberinto podría no ser en
suma otra cosa que una construcción de piedra, perteneciente al género de
las construcciones llamadas ?ciclópeas?. Empero, no es ésa sino la significación
más exterior de la palabra, que, en sentido más profundo, se vincula al
conjunto del simbolismo de la piedra, al cual hubimos de referirnos en diversas
oportunidades, sea con motivo de los ?betilos?, sea con motivo de las ?piedras
del rayo? (identificadas, precisamente, con el hacha de piedra o Lábrys),
y que presenta aún muchos otros aspectos. Jackson Knight lo ha entrevisto
por lo menos, pues alude a los hombres ?nacidos de la piedra? (lo que, señalémoslo
de paso, da la explicación de la palabra griega laós (‘pueblo, gente’),
de lo cual la leyenda de Decaulión ofrece el ejemplo más conocido: esto
se refiere a cierto período un estudio más preciso del cual, si fuera posible,
permitiría seguramente dar a la llamada ?edad de piedra? un sentido muy
otro del que le atribuyen los prehistoriadores. Por otra parte, esto nos
reconduce al tema de la caverna, la cual, en cuanto excavada en la roca,
natural o artificialmente, está también muy próxima a ese simbolismo (11);
pero debemos agregar que ésta no es razón para suponer que el mismo laberinto
haya debido también forzosamente ser excavado en la roca : aunque haya podido
serlo en ciertos casos, ello no es sino un elemento accidental, podría decirse,
y no entra en su definición, pues, cualesquiera sean las relaciones entre
el laberinto y la caverna, importa no confundirlos, sobre todo cuando se
trata de la caverna iniciática, que aquí consideramos más en particular.

En efecto, es muy evidente que, si la caverna es el lugar en que se cumple
la iniciación misma, el laberinto, lugar de las pruebas previas, no puede
ser sino el camino que conduce a ella, a la vez que el obstáculo que veda
el acercamiento a los profanos “no cualificados?. Recordaremos, por otra
parte, que en Cumas el laberinto estaba representado en las puertas, como
si, de alguna manera, esa figuración sustituyera al propio laberinto(12);
y podría decirse que Eneas, mientras se detiene a la entrada para contemplarla,
recorre en efecto el laberinto, mental ya que no corporalmente. Por otra
parte, no parece que ese modo de acceso haya sido siempre exclusivamente
reservado para santuarios establecidos en cavernas o asimilados simbólicamente
a e}las, pues, como lo hemos explicado ya, no se trata de un rasgo común
a todas las formas tradicionales; y la razón de ser del laberinto, tal como
la hemos definido antes, puede convenir igualmente a los aledaños de todo
lugar de iniciacion, de todo santuario destinado a los ?misterios? y no
a los ritos públicos. Formulada esta reserva, hay sin embargo una razón
para suponer que, en el origen por lo menos, el empleo del laberinto -haya
de haber estado más particularmente vinculado con la caverna iniciática:
pues uno y otra parecen haber pertenecido al comienzo a las mismas formas
tradicionales, las de esa época de los ?hombres de piedra? a que aludíamos
poco ha; habrían comenzado, pues, por estar estrechamente unidos, aunque
no lo hayan quedado invariablemente en todas las formas ulteriores.

Si consideramos el caso en que el laberinto está en conexión con la caverna,
ésta, a la cual rodea con sus repliegues y en la cual finalmente desemboca,
ocupa entonces, en el conjunto así constituido, el punto más interno y central,
lo que corresponde perfectamente a la idea de un centro espiritual, y concuerda
además con el equivalente simbolismo del corazón, sobre el cual nos proponemos
volver. Ha de hacerse notar aún que, cuando la misma caverna es a la vez
el lugar de la muerte iniciática y el del ?segundo nacimiento?, debe entonces
ser considerada como acceso no solo a los dominios subterráneos o ?infernales”,
sino también a los dominios supraterrestres; esto también responde a la
noción del punto central, que es, era el orden ?macrocósmico”, al igual
que en el ?microcósmico?, aquel donde se efectúa la comunicación con todos
los estados superiores e inferiores; y solamente así la caverna puede ser,
según lo hemos dicho, la imagen completa del mundo, en cuanto todos esos
estados deben reflejarse igualmente en ella; de no ser así, la asimilación
de su bóveda al cielo seria absolutamente incomprensible. Pero, por otra
parte, si el ?descenso a los Infiernos? se cumple en la caverna misma, entre
la muerte iniciática y el ?segundo nacimiento?, se ve que no puede considerarse
a ese descenso como representado por el recorrido del laberinto, y entonces
cabe aún preguntarse a qué corresponde en realidad este último: son las
?tinieblas exteriores?, a las cuales hemos aludido ya, y a las que se aplica
perfectamente el estado de ?errancia?, si es lícito usar este término, del
cual tal recorrido es la exacta expresión. Este asunto de las ?tinieblas
exteriores? podría dar lugar a otras precisiones, pero nos harían traspasar
los límites del presente estudio; creemos, por lo demás, haber dicho bastante
para mostrar, por una parte, el interés que presentan investigaciones como
las expuestas en el libro de Jackson Knight, pero también, por otra, la
necesidad, para dar precisión a los resultados y captar su verdadero alcance,
de un conocimiento propiamente ?técnico? de aquello de que se trata, conocimiento
sin el cual no se llegará nunca sino a reconstrucciones hipotéticas e incompletas,
que, aun en la medida en que no estén falseadas por alguna idea preconcebida,
permanecerán tan ?muertas? como los vestigios mismos que hayan sido su punto
de partida.

NOTAS:
(1)Cap. XXIX de Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada, Eudeba-Colihue,
Buenos Aires, 19883 [Publicado en É. T., octubre y noviembre de 1937.]

(2) W. F. Jackson Knight, Cumaean Gates, a reference of the Sixth “Aeneid”
to lnitiation Pattern, Basil Blackwell, Oxford.
(3) (Ver caps. III y IV.)
(4) Podría recordarse también, a este respecto, el simbolismo del grano
de trigo en los misterios de Eleusis.

(5) Esta interpretacion unilateral lleva al autor a una singular confusión:
cita, entre otros ejemplos, el mito shintoísta de la danza ejecutada ante
la entrada de una caverna para hacer salir de ella a la “diosa ancestral?
allí escondida; desgraciadamente para su tesis, no se trata de la ?tierra
madre”, romo lo cree y lo dice expresamente, sino de la diosa solar, lo
cual es enteramente distinto.

(6) En la masonería ocurre lo mismo con la logia, cuyo nombre algunos han
relacionado incluso con la palabra sánscrita loka [?mundo’], lo que en efecto
es exacto simbólicamente, si etimológicamente no; pero ha de agregarse que
la logia no se asimila a ]a caverna, y que el equivalente de ésta se encuentra
solo, en ese caso, al comienzo mismo de las pruebas iniciáticas, de modo
que no se le da otro sentido que el de lugar subterráneo en relación directa
con las ideas de muerte y de “descenso?.

(7) En el simbolismo masónico igualmente, y por las mismas razones, las
?luces? se encuentran obligatoriamente en el interior de la logia; y la
palabra loka, recién mencionada, se relaciona también directamente con una
raíz cuyo sentido primero designa la luz.

(8) Sería ciertamente mucho más exacto asimilar esta ?rama de oro? al muérdago
druídico y a la acacia masónica, para no mencionar los ?ramos? de la fiesta
cristiana que lleva precisamente este nombre, en cuanto símbolo y prenda
de resurrección e inmortalidad.
(9) Jackson Knigh menciona estos laberintos, pero no les atribuye sino una
significación simplemente religiosa; parece ignorar que su trazado no pertenecía
en modo alguno a la doctrina exotérica, sino exclusivamente al simbolismo
de las organizaciones iniciáticas de constructores.

(10) No insistiremos, para no apartarnos demasiado de nuestro asunto, sobre
la marcha “laberíntica? de ciertas procesiones y ?danzas rituales”, que,
presentando ante todo el carácter de ritos de protección, o ?apotropaicos”,
como dice el autor, se vinculan directamente y por eso al mismo orden de
consideraciones: se trata esencialmente de detener y desviar los influjos
maléficos, por una ?técnica? basada en el conocimiento de ciertas leyes
según las cuales aquéllos ejercen su acción.

(11) ? Las cavernas prehistóricas fueron, verosímilmente, no habitaciones,
como de ordinario se cree, sino los santuarios de los “hombres de la piedra”,
entendidos en el sentido que acabamos de indicar; así, pues, la caverna
habría recibido en las formas tradicionales del período de que se trata,
y en relación con cierta ?ocultación? del conocimiento, el carácter de símbolo
de los centros espirituales, y consiguientemente de lugar de iniciación.

(12) Un caso similar, a este respecto, es el de las figuras ?laberínticas”
trazadas en paredes, en Grecia antigua, para vedar el acceso de los influjos
maléficos a las casas.

http://arquitectes.coac.net/rea/art_cyl.htm

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AUGUSTA COMUNIDAD DE LOS FRATRES LUCIS en LVX LIF
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LA TRADICIÓN ESCRITA DE LOS ANTIGUOS EGIPCIOS

LA TRADICIÓN ESCRITA DE LOS ANTIGUOS EGIPCIOS

Carlos del Tilo

Las fuentes principales son Los Textos de las Pirámides, Los Textos de los Sepulcros (1) y los papiros de las varias recensiones del Libro de los Muertos.

Esta denominación procede del eminente egiptólogo R. Lepsius, que publicó en el año 1842, un manuscrito jeroglífico del Museo de Turín con su traducción. Este texto es el ejemplar al cual se refieren todas las citas de los egiptólogos. No se trata —dice R. Lepsius— de la obra de un único redactor, sino de una colección de párrafos independientes unos de otros, cuya regla de coordinación no ha sido la misma en todas las épocas. Sus redacciones proceden de fuentes y de épocas diferentes. La mayoría de los papiros conservados en los museos de Europa proceden de manuscritos hallados en las tumbas junto con la momia. En gran parte fueron escritos por escribas de la casta sacerdotal, que los redactaban de antemano dejando en blanco el nombre del difunto, al cual añadían casi siempre el nombre de su madre (2).

S. Mayassis, que ha profundizado especialmente en el carácter iniciático de este libro, prefiere el título de El Libro de la Salida a la luz del Día, apoyándose en varios capítulos del mismo texto. Para él, como para Maspero, el Libro de la Salida a la luz del Día era para los antiguos egipcios como un pasaporte, ya que su propósito no era únicamente el guiar al alma en su viaje al país de Ultratumba; pretendía también darle la llave de los problemas esenciales relativos al mundo de los hombres y al de los dioses. (3) A primera vista, estos escritos parecen constituir una guía para el uso del espíritu del difunto en el mundo oculto, es decir, una guía post mortem.

El egiptólogo griego S.Mayassis no parece ser de esta opinión al esforzarse en demostrar en su obra citada que El Libro de los Muertos es un libro de Iniciación, ya que la iniciación se refiere a una experiencia que normalmente se realiza antes de la muerte. En efecto, la muerte física es como la imagen de la muerte iniciática, que puede realizarse de forma ritual t simbólica, pero que es una experiencia real de regeneración. La doctrina del Libro de los Muertos —dice Mayassis— parece íntimamente ligada con el culto de Osiris, el culto difundido en todo Egipto. Osiris, por su supuesta vida, por su muerte funesta y por su resurrección, era el arquetipo del hombre y representaba especialmente para el alma el carácter de Dios Salvador. Todo el libro enseña al alma declarada justa, que se identifica con Osiris para resucitar e inmortalizarse con él. (4) Estos textos —continúa Mayassis— eran inscripciones secretas, una literatura secreta que ningún profano no podía ver ni leer, ya que quedaban encerradas con la momia o inscritas sobre las paredes de los pasillos de las tumbas-pirámides, sobre los sarcófagos o sobre los rollos confiados a las momias. En todos los sitios y siempre,el difunto fue el guardián del secreto y la tumba su caja-fuerte. Los egipcios confiaban en el silencio del muerto y en la inviolabilidad de la tumba. (5)

Todas esas hazañas respecto a los secretos de la naturaleza y a los misterios de la regeneración del hombre sólo se transmitían, a través de la muerte iniciática, fuera del alcance de los profanos, en las escuelas sacerdotales; de modo que el difunto, al cual se refiere el Libro de los Muertos, también representa, de cierta manera, al iniciado en la vía de regeneración. La preocupación principal de los egipcios, en la época de su decadencia, era conservar el cuerpo físico incorrupto, mediante una técnica muy perfeccionada de momificación, lo que impedía al mismo tiempo la disolución normal del espíritu (llamado cuerpo astral). El espíritu permanecía en unión con la momia y, de este modo, el alma del difunto evitaba la reencarnación, pero también evitaba la oportunidad de una nueva experiencia encarnada en este bajo mundo, a fin de lograr su liberación y realización definitiva. La momificación, pues, no es más que un simulacro y la imagen de la resurrección, realizada por los sabios, siguiendo la Vía real de Osiris. La momificación es para los muertos, la resurrección para los vivos.

¿Acaso este libro llamado de los muertos, no sería más bien El Libro de los Vivos? Este libro ha sido compuesto por Isis para su hermano Osiris, a fin de hacer revivir su alma, reanimar su cuerpo y devolver el vigor y la juventud a todos sus miembros divinos, a fin de que él sea finalmente reunido con el Sol, su padre. (SA.HU.) (6).

En conclusión, según la lista que nos proporcionó Mayassis, los textos del antiguo Egipto de los que disponemos son los siguientes:

1. Los Textos de las Pirámides inscritos en el interior de cinco pirámides-tumbas: de Unas, de Pepi,de Meri-Ré, de Pepi II en Saqarah y que pertenecen a la Vª y VIª dinastía.

2. El Libro de las Puertas, pertenece a la literatura funeraria y real del nuevo Imperio hacia finales de la XVIIª dinastía. Decora las tumbas d’Horemheb, de los seis Ramsés, de Seti I y II, de Menephtah, etc.

3. El Libro de lo que hay en el Hades o El Libro del Hades,cuya recensión más antigua fue hallada en las tumbas de Thuthmés III, Amenhotep II y III en Tebas, en las tumbas de los Ramsés; pero la más completa y mejor ilustrada es la de la tumba de Seti I. Al comienzo, este libro, al igual que el Libro de los Muertos, estaba grabado sobre las paredes de las tumbas, luego sobre los sarcófagos y ataúdes de madera y, finalmente, sobre los rollos de papiros… Según W. Budge, su origen se remonta a la época en la que Egipto no estaba del todo civilizada.

4. El Libro de las Cavernas. Según A. Piankoff es un texto de los misterios, en relación con el misterio de la transformación, del paso de la vida a la muerte y de la muerte a la vida. Este libro con el Libro de las Puertas y el Libro de lo que hay en el Hades, representa una de las tres composiciones religiosas del Imperio Medio.

5. Los Textos de los sepulcros datan del Imperio Medio.

Presentamos a continuación algunos fragmentos de textos egipcios:

¡Oh Padre!, tú estás en mi corazón y nadie puede conocerte, sino yo, tu hijo. Akhenatón

¡Oh!, que yo sea regenerado, que mi espíritu sea purificado y sublimado, que sople en mi el Espíritu de arriba, que yo vea el fuego divino. Plegaria egipcia

Yo soy el Ayer y conozco el Mañana. Soy el dueño de renacer por segunda vez, misterio del alma, creadora de los dioses y productora de los alimentos para quienes acceden al oeste del cielo, timón del este, Señor de las caras que ven por su resplandor, Señor de la resurrección que sale de las tinieblas. Libro de los Muertos, cap. LXIV

¡Oh Osiris N (8)! Has tomado el cielo. Has heredado la tierra. -¿Cómo has tomado el cielo? – Ve: Como un dios, joven y bello, justo de voz contra sus enemigos. -Como Ra, príncipe de los dioses; como Horus, lugarteniente de Osiris.Textos de los sarcófagos, 5

Os saludo dioses que habitáis en la Sala de la Verdad. El mal no está en vuestro seno, vivís de la Verdad en An; vuestros corazones se alimentan de la Verdad delante de Horus en su disco. Liberadme del dios del mal, que vive en las entrañas de los grandes, el día del gran juicio entre vosotros. Osiris N. viene hacia vosotros: no hay mal ni pecado ni manchas ni impurezas en él, no hay acusación ni oposición contra él. Vive de la Verdad, se alimenta de la Verdad. El corazón está encantado por lo que ha hecho. Lo que ha hecho, los hombres lo proclaman, los dioses se alegran de ello. Se ha conciliado con Dios por su amor. Ha dado pan al que tenía hambre, agua al que tenía sed, vestiduras al que estaba desnudo… (9) Salvadle, protegedle, no acusándole ante el Señor de las momias, pues su boca es pura, sus manos son puras. Libro de los Muertos,cap.CXXV,35-39

El alma del difunto está viva por la eternidad, no muere de nuevo, está iniciado en el misterio de Tiau (10), penetra en los misterios de la divina región inferior. Libro de los Muertos,cap.CXXX,27

Los nombres de Osiris:

Osiris, ser bueno.

Osiris viviente

Osiris dueño de la vida

Osiris dueño de todo

Osiris que reside en la morada del Ser

Osiris que reside en los granos

Osiris en la región del sur

Osiris en la región del norte

Osiris dueño de los años

Osiris-Ptah dueño de la vida

Osiris dueño de la tierra de vida

Osiris en el cielo

Osiris sobre la tierra

Osiris en posesión del trono

Osiris engendrador

Osiris señor eterno

Osiris maestro de la eternidad

Osiris que lleva Horus

Osiris el que abre los caminos del su, dueño de la doble tierra.

Osiris el que abre los caminos del norte, dueño del cielo.

Ptah, estable y augusto asiento del sol

Osiris en todas sus salas

Osiris en todas sus creaciones

Osiris en todos sus nombres

Osiris en todas sus funciones

Se le rinde homenaje por los cuidados a Osiris N.

Libro de los Muertos,cap.CXLII

Libro que da la perfección al difunto en el seno de Ra, dándole la preeminencia ante Tum, haciéndole grande ante Osiris, fuerte ante el residente del Amentit, haciéndole temible ante los dioses… Es el misterio de Tiau… la supresión de las manchas, la entrada en el Valle misterioso cuya entrada se desconoce; esto da el verdor al corazón del difunto, prolonga su marcha, le hace avanzar y le hace forzar la entrada del Valle para penetrar en él con el dios… Los dioses se le acercarán y le tocarán, pues será como uno de ellos. Este libro le hará conocer lo que ocurrió al principio. Este libro misterioso y verdadero, nadie más lo ha conocido,en ningún lugar, nunca. Ningún hombre lo ha declamado, ningún ojo lo ha interpretado, nunguna oreja lo ha oído (11). Que sólo sea visto por ti y por aquel que te lo ha enseñado. No hagas de él numerosos comentarios producto de tu imaginación y de tu memoria…… Es un verdadero misterio que ningún hombre del vulgo conoce, en ningún lugar… Hace que esté vivo para siempre jamás y que nada prevalezca en contra suyo. Libro de los Muertos,cap.CXLVIII,5-8

Estoy intacto, intacto como mi padre Osiris-Khepra, cuya imagen es el hombre cuyo cuerpo no se descompone.

Libro de los Muertos.cap.CLIV.2

(1): L. Speleers, Textes des Pyramides égiptiennes y Textes des Cercueils du Moyen Empire égyptien, Av. Marie José 159. Bruselas, 1946.

(2): Ver P. Pierret, el prefacio de su traducción del Livre des Morts des anciens égyptiens, Leroux, París, 1907.

(3): S. Mayassis, Le Livre des Morts de l’Egypte Ancienne est un Livre d’Initiation, B.A.O.A. Athènes 1955. pág.1

(4): Op. cit., pág.2

(5): Op. cit., pág.29

(6): SA = el piloto de delante de la Barca Solar. HU = el piloto de detrás. SA = la inteligencia de RA. HU: la Palabra creadora de RA. Ver S. Mayassis, Op. cit.pág. 327

(7): Op. cit. pág. 30

(8): El Osiris N.: el difunto creyente se identifica con Osiris, es por ello que se llama Osiris tal. Cómo él muere y cómo él resucita. En Osiris quien resucita con él. San Pablo enseñaba la misma relación de los primeros cristianos (Epist. a los Romanos VI,5): Si en efecto, hemos sido injertados en él (Cristo), por la semejanza de su muerte, lo seremos también por la de su resurrección. El Osiris N. es Horus engendrado por su madre Isis, alimentado por Nefitis, así como lo hicieron estas divinidades para con Horus, que rechazaba a los asociados de Set. Libro de los Muertos,cap. CXXXIV,6-7.

(9): Ver San Mateo XXV, 35 y 11: Porque tuve hambre y me disteis de comer. Tuve sed y me disteis de beber. Fui peregrino y me acogisteis…Véase también Isaías LVIII,7.

(10): Nota de P. Pierret en su traducción del Libro de los Muertos, pa´g,11: Tiau es el campo de recorrido nocturno del sol, el hemisferio inferior, el espacio que une el horizonte occidental al horizonte oriental del cielo. El difunto cuando llega al oeste (hacia el norte) pasa por el juicio que lo declarará puro delante de Osiris, entonces se levanta como un dios vivo, o sea, resucitando como Horus y recorriendo el cielo: se identifica con RA, después atraviesa el Nun o abismo celeste y vuelve al Tiau: se identifica con Osiris; y, finalmente, se une con los dioses, entre los que reside. Véase la nota 12 del artículo De Isis y Osiris de Plutarco.Tiau parece ser lo mismo que Ialu.

(11): Ver I Corintios, II,9.

LOS MISTERIOS EGIPCIOS SEGÚN EL TRATADO

DE ISIS Y OSIRIS DE PLUTARCO

Carlos del Tilo

Los griegos han recogido el saber de los egipcios, se puede encontrar íntegramente en la tradición griega. Pero nos es muy difícil en la actualidad establecer las correspondencias entre los símbolos y las imágenes de ambas tradiciones. Además, aunque podemos entender la lengua egipcia, es decir los textos escritos en jeroglíficos en las tumbas y monumentos, no tenemos, sin embargo, la llave de las vocales, o sea, de su pronunciación.

La mayoría de los filósofos griegos fueron a instruirse con los sacerdotes egipcios. Citemos por ejemplo, a Orfeo, Homero (1), Thales, Solón, Pitágoras, Demócrito, Herodoto, Platón, Eudoxio de Cnide (2), el Hermes griego, Plotino, Jámblico, Proclo y a Plutarco.

Este último nos interesa particularmente porque nos dejó un tratado entero dedicado a la ciencia sagrada de los egipcios(3), explicándonos el sentido de sus principales figuras e imágenes.

Era gran sacerdote de Apolo e iniciado en los misterios de Dionisio; estaba muy atraído por Egipto, así como sus maestros preferidos, Pitágoras y Platón. Allí tuvo contacto con los sacerdotes de Osiris.

Este historiador y filósofo griego vivió en Queronea del año 45 al 125 después de J.C. Mario Meunier, en el prefacio de su traducción De Isis y Osiris de Plutarco (4), afirma: «Todos los egiptólogos están de acuerdo en este punto: Plutarco se apoya en documentos puramente egipcios; no hay duda -dicen- de que Plutarco esté bien informado en cuanto a la religión egipcia».

El tratado, que nos proponemos resumir en este artículo, constituye uno de los mejores y más completos testimonios antiguos sobre los misterios egipcios y el mito de Isis y Osiris.

Desde el principio, Plutarco nos avisa de que las prescripciones o prohibiciones, las imágenes o fábulas no deben ser tomadas al pie de la letra, pues no son más que símbolos que sirven para elevarnos al conocimiento verdadero de los dioses: «Por ello, tantas veces como oigas lo que la mitología egipcia relata sobre los dioses: que anduvieron errantes, que fueron desmembrados, que sufrieron innumerables tormentos; tendrás que recordar lo que hemos dicho, sin creer que todo ello sucediera de la manera como se cuenta». (5)

Toda la mitología de los egipcios y de sus misterios están centrados en el mito de Osiris; su vida, su pasión, muerte y resurrección.

Según Plutarco, de la diosa del Cielo, Rea, NUIT o NEIT para los egipcios, nacieron cinco dioses:

-OSIRIS, hijo de Ra, el Sol.

-ARUERIS, llamado Horus el viejo, hijo de Ra.

-TIFÓN o SET, el enemigo, dios de la sequedad, hijo de Geb (Cronos para los griegos) dios de la Tierra.

-ISIS, hija de Thot (Hermes para los griegos).

-NEFITIS (Afrodita para los griegos, hija de Geb).

Antes de relatar la historia de Osiris el autor nos explica el sentido de algunos de estos nombres.

Isis (6) es la diosa sabia y amiga de la Sabiduría; su nombre parece proceder de un verbo antiguo isemi: saber.

Tifón, su enemigo, deriva de otro verbo tufein: cegar. Está cegado por el humo de la ignorancia y del error, y no procura más que destrozar y empeñar la Palabra Sagrada, representada por Osiris. Pero la diosa Isis sabe reunirla, mantenerla en orden y transmitirla a los iniciados que se consagran al culto de su divinidad. El Ser primero y soberano vive y reside con ella.

Por otra parte, el nombre mismo del templo de la diosa indica que encierra el conocimiento de la ciencia del Ser que Es: se llama Iseión, es decir: la casa en la que se puede adquirir la ciencia del Ser; además, el jeroglífico egipcio que forma la palabra Isis sirve para escribir la palabra morada, residencia, sede. Plutarco dice que Isis vive y cohabita con el Ser primero. Isis es la sede y el receptáculo de la generación.

Isis es quien revela las cosas divinas.

Según este autor, parece ser que la diosa griega Atenea corresponde a la Isis egipcia. Tenía un templo en la ciudad egipcia de Sais; era la esposa de Osiris y sobre su estatua (se llamaba también Nuit o Neit) se podía leer esta inscripción:«Soy todo lo que ha sido, todo lo que es y todo lo que será, y mi velo no ha sido nunca levantado por ningún mortal; el fruto que he engendrado ha sido el Sol».

Por otra parte, el nombre propio de Zeus en lengua egipcia es Amún, nombre que los egipcios han alterado pronunciándolo Ammón. Amún, según Manetón, quiere decir: cosa oculta, o acción de ocultar.

La raíz Amn parece significar también: ‘crear’. Los egipcios lo llamaban también Amún Ra, dios solar, este dios se confundió finalmente con Osiris y representa el fuego oculto difundido en la naturaleza (7).

El mito de Osiris

Lo resumimos en sus puntos esenciales.

Osiris tuvo por mujer a Isis, Nefitis era esposa de Tifón. Osiris reinó en Egipto, estableció sus leyes, enseñó al pueblo a cultivar el trigo y la viña y la elaboración del vino; recorría la tierra y atraía a los hombres por la persuasión y, también, seduciéndoles mediante sus cantos y su música. (Orfeo encantaba a las fieras con su lira). Plutarco afirma que Osiris es el mismo dios que Dionisio o Baco en Grecia.

Cuando Osiris regresó de su viaje, Tifón, su enemigo, con la ayuda de setenta y dos cómplices, le hizo caer en una emboscada y lo encerró en un cofre, el cual fue arrojado al río, que lo llevó hasta el mar.

Estos acontecimientos ocurrieron, según se cuenta, el día 17 del mes de atir (octubre-noviembre, signo de Escorpión), en el vigésimo año del reinado de Osiris.

Isis se vistió de luto y buscó el cofre, acompañada por el dios Anubis (8), hijo de Osiris y Nefitis. Lo encontró parado al pie de un tamarisco en el territorio de Biblos, ciudad Fenicia, célebre por su culto a Adonis, dios que, como Osiris, moría para resucitar.

Después de varios acontecimientos, Isis trajo de nuevo a Egipto el cuerpo de su esposo, dejándolo en un lugar retirado. Tifón lo encontró y lo cortó en catorce pedazos que dispersó en todas direcciones. Isis se puso a buscarlos y cada vez que encontraba un trozo del cuerpo de Osiris, elevaba una tumba, esto dice la leyenda, a fin de que Tifón permaneciera en la ignorancia de la verdadera tumba de Osiris. La única parte de su cuerpo que Isis no pudo encontrar fue el miembro viril, al cual ordenó honrar en los templos (9).

Horus (10), hijo de Osiris y de Isis luchó contra Tifón, que fue capturado finalmente. Isis no lo mató; al contrario, lo dejó en libertad después de castrarle (11).

Plutarco termina la narración del mito osiriano, diciendo que es la imagen de una cierta verdad, que se manifiesta por medio de los múltiples símbolos, ritos y cultos que suscita. Existía, por ejemplo, la costumbre de cortar leña en la ceremonia celebrada durante una fiesta en honor de Isis; consistía en cortar un pino, quitándole el corazón y sustituirlo en una estatua de Osiris, hecha de la misma madera.

En una colección de dichos de Cristo, llamada Logía agrafa, es decir, palabras que la tradición nos conservó, pero que no están en los libros canónicos, encontramos esta frase: «Parte el leño y allí estoy». El símbolo del Árbol de Navidad parece proceder de Egipto y, sobre todo, el del leño de la Nochebuena: en los países del Norte, al pie del Árbol de Navidad se pone un niño Jesús acostado en un leño, vaciado en forma de cuna. De esto procede la costumbre de comer, en esta ocasión, un pastel en forma de leño.

Antes de empezar la interpretación profunda del mito, Plutarco explica el sentido de la palabra Amentit que significa: ‘el que recibe y da’. Parece corresponder al Hades de los griegos, la morada de las sombras, y al Sheol hebreo. Es la región donde van los muertos siguiendo la puesta del sol en dirección al Norte (12). Según Maspero (13) en medio de esta región se situaban lis jardines de Ialu, lugar de fertilidad inagotable donde las almas de los justos quedaban protegidas: el Jardín de Edén. El Amentit, como el Hades, es quien recibe a los espíritus y, también quien les entrega la recompensa (14).

Osiris, dice Plutarco, representa el Nilo, porque es el principio y la potencia de todo lo que es húmedo, la causa de toda generación y de la sustancia de todo germen. Osiris se une Isis o la tierra.

Tifón, en cambio, está representado por el mar, a causa de la sal que contiene. Es, pues, el principio de todo lo que es desecación, de todo lo que es ardiente, en una palabra, de todo lo que es hostil al húmedo generador.

Tifón es de color rojizo. Osiris, de color marrón oscuro. El buey Apis o Mnevis es de color negro, así como la tierra de Egipto, llamada chemia: ‘tierra negra’.

Dionisio (15), el soberano señor de la naturaleza húmeda, es llamado ués húmedo y, Plutarco añade, este dios griego no es otro que Osiris que los egipcios pronuncian Hysirus, de la misma raíz que ués.

En cuanto a la identidad entre Osiris y Dionisio, Plutarco dice que los misterios de Dionisio son los mismos que los de Osiris. Diodoro de Sicilia afirma lo mismo y añade que Isis es la misma que Demeter o Ceres.

El junco estaba consagrado a Osiris, representando el principio húmedo y de generación. Era un emblema fálico. Dios es, en efecto, el principio multiplicador de todo y dice Plutarco: «Tenemos costumbre de representar la multiplicación por el número tres; por ejemplo: Tres veces feliz».

En cuanto a la narración del mito que dice que Tifón arrojó al río el miembro viril de Osiris, al que Isis no pudo encontrar pero que ordenó honrarlo, esta narración significa que la potencia fecundadora y reproductora de Dios encontró su primer elemento en lo húmedo, por medio del cual se comunica a todo lo que es por naturaleza capaz de engendrar.

Además, un historiador griego cuenta que Dionisio era también llamado por los egipcios: Arsafés, palabra que significa energía viril; era un dios-carnero, un dios-aries, indicando la fuerza generativa que actúa, sobre todo, a partir del equinoccio de primavera. El dios Aries de los egipcios representa, pues, el espíritu generador de Amún-Ra-Sol, Osiris, Zeus para los griegos, que se manifiesta particularmente en primavera.

Puesto que la crecida del Nilo baja en el mes de noviembre, es decir, en el mes de atir (16), tercer mes del año egipcio, los egipcios dicen que es en este momento cuando Osiris muere y desaparece (17).

Los egipcios decían que Osiris vivió veintiocho años, número que corresponde a los días de la luna. El desmembramiento de Osiris en catorce trozos está relacionado con los días de la luna menguante. Cabe observar con más detalle esta relación entre Osiris y la Luna (o Isis): Plutarco nos dice que los egipcios celebraban una fiesta llamada «la entrada de Osiris en la Luna»; se celebraba al principio de la primavera, en el mes de famenot, séptimo mes (finales de febrero y marzo); era la fiesta de la luna llena de primavera, cuya aparición coincide con el despertar de las fuerzas de la Naturaleza. Observemos que en el ciclo litúrgico cristiano, la fiesta de Pascua de Resurrección se ha fijado en el domingo siguiente a la luna llena de primavera. Así pues, Plutarco dice que los egipcios, colocando en la luna la potencia de Osiris, quieren enseñar que este dios se une con Isis, la fuerza productora. Por esto, llaman a Isis «la Madre del Mundo» y le atribuyen una naturaleza a la vez varonil y femenina, puesto que fecundada y preñada por el sol, emite a su vez y siembra en los aires principios generadores (18). Hemos visto que el jeroglífico que sirve para escribir Isis, significa también ‘sede, morada, residencia’ y podría ser en este sentido que los cabalistas hebreos dijeran: «Mucha gente quiere ver al Rey, pero olvidan preguntar, primero, dónde está la casa del Rey».

Nefitis, esposa de Tifón, tuvo relaciones con Osiris y engendró de éste a Anubis; Isis reconoció a este niño. En efecto, Nefitis representa lo que está debajo de la tierra, lo que no se ve. Isis, al contrario, lo que está sobre la tierra, lo que se ve. Así pues, Anubis es llamado «horizonte», porque es común a los dos; es, a la vez, subterráneo y celeste.

De todo lo que ha sido expuesto hasta ahora resulta, dice Plutarco, que si bien cada una de estas explicaciones en particular no es exacta, en su conjunto, sí se les considera como justas. En efecto, no son las sequías causadas por el calor, el viento, el mar salado o las tinieblas los que representan a Tifón, sino, más bien, todo lo que la naturaleza contiene de nocivo y destructor.

Más adelante, Plutarco nos habla del problema del mal y dice que existe una doctrina sobre ello que procede de la más remota antigüedad. Se encuentra en todas las tradiciones, en los ritos iniciáticos tanto de los bárbaros como de los griegos.

Esta doctrina enseña que el bien y el mal están mezclados y que no existe nada de lo que produce la naturaleza que esté exento de esta mezcla. Todo nos viene de dos principios opuestos, de dos fuerzas contrarias. Es la mezcla inherente a la vida. Si nada se hace sin causa, es necesario que haya en la naturaleza, tal y como ocurre con el bien, un principio particular que cause el mal.

Después de hablar de la doctrina del mago Zoroastro que vivió dice, cinco mil años antes de la guerra de Troya, Plutarco vuelve a la teología egipcia, en la que dos principios opuestos están representados por Osiris y por Tifón. La lucha de ambos termina con la derrota del principio del mal y la victoria de Horus, u Osiris resucitado.

Osiris representa todo lo que es y se hace de excelente.

Tifón, por el contrario, es todo lo que hay de apasionado, de no razonable, todo lo que hay de perecedero y de nocivo en el cuerpo y en el espíritu del Universo.

Otro nombre de Tifón es Set, que significa: fuerza opresiva o vuelco; también se llama Bebon, que significa: ‘obstáculo, impedimento’.

El asno para los egipcios simboliza a Tifón; es de color rojizo como la arena y la roca árida del desierto. También el hipopótamo y el cocodrilo representan a Tifón. En los sacrificios que se hacen en el séptimo día del mes de tibi, día llamado «el Regreso de Osiris», se modela en galletas la figura de un hipopótamo encadenado; para significar la sujeción del principio del mal.

El mes de tibi, el quinto mes, corresponde a finales de diciembre y a enero. El regreso de Osiris o su Epifanía se sitúa en el momento del año que el sol empieza a crecer, o sea, en el solsticio de invierno. Es precisamente en esta misma época cuando los cristianos celebran la Navidad y la Epifanía, palabra que significa: ‘manifestación, aparición, visión’. Aparición del niño Jesús o del niño Osiris-Horus. Observemos que el asno está presente en el Pesebre, pero en este caso está pacificado (19). El asno, como el hipopótamo, es un símbolo de Tifón, el principio del mal, que parece indispensable para la manifestación de la divinidad. Si la presencia de Tifón o el asno, los dioses no pueden manifestarse sobre la tierra. Así se explica la lucha entre Osiris-Isis-Horus por una parte, y Tifón por otra, lucha que terminó con la derrota de Tifón que no fue muerto, sino solamente castrado. Su fuerza nociva le fue quitada, de este modo se convirtió en el buen asno que lleva a los dioses. El Señor se manifiesta sobre un asno. (20) El asno es, pues, el lazo, el vínculo de la Palabra, del Verbo, necesario para que éste se condense. En hebreo la palabra que significa asno quiere decir también: soporte, asiento y al mismo tiempo estúpido. El Zohar dice lo siguiente: «Se puede esclavizar al asno (o sea, al diablo) con el nombre sagrado Shaddaï y por esto la Escritura dice que el Mesías viene montando un asno » (21).

En el tratado de Saint-Baque de Bufor, titulado la Concordancia Físico-Mito-Cábala-Hermética (22), leemos lo siguiente:

«La materia del Arte sacerdotal es un limo compuesto de tierra y agua, o sea, de dos substancias, una fija y otra volátil. Los sacerdotes egipcios personificaron estas dos sustancias; llamaron a Osiris o fuego oculto: el principio activo, seco, cálido y masculino: en cambio, llamaron a Isis el principio pasivo, frío, húmedo y femenino. Añadieron un tercer principio, al que llamaron Tifón, considerado como el hermano uterino porque las sustancias homogéneas, radicales y celestes que representan a Isis y Osiris deben al cielo su origen, y, en cambio, los espíritus heterogéneos, impuros, accidentales y terrestres significados por Tifón, son los vapores de la tierra, que en la ficción se supone que es la madre común. Así pues, aunque la teología egipcia considere a Tifón execrable, es preciso observar que sin él, Isis y Osiris no pueden ser congelados ni vueltos sensibles; de modo que es debido a esta deidad impura que los Sabios pueden conocer su Primera Materia, la cual, sin esta causa de condensación, permanecería invisible, tal como está en el aire».

Plutarco continúa sus explicaciones diciendo que Osiris está representado por un ojo y un cetro, significando respectivamente la previsión y la potencia. Otro símbolo de Osiris es el gavilán.

La luna o Isis era denominada la «Madre del Mundo» porque desprende en el aire los principios fundamentales que recibió del Sol. Isis es, pues, la naturaleza considerada como mujer y apta para recibir toda generación. Es en este sentido que Platón la llama «nodriza y la que contiene todo». La mayoría de autores la llaman «Diosa de los innumerables nombres», porque recibe toda clase de formas y apariencias. Apuleyo, en su obra llamada Las Metamorfosis o el Asno de Oro llama a Isis «Reina del Cielo» y cuando se manifiesta al protagonista llamado Lucius, le dice:

«Soy la naturaleza, la madre de las cosas, dueña de todos los elementos, origen y principio de los siglos, divinidad suprema, reina de los manes, o espíritus de los muertos, primera entre los habitantes del cielo, prototipo uniforme de los dioses y diosas. Soy yo, cuya voluntad gobierna las bóvedas luminosas del cielo, los soplos saludables del océano, el silencio lúgubre de los infiernos. Potestad única, soy, por el universo entero, adorada bajo diversas formas, con ceremonias diversas, bajo mil nombres diferentes. Los frigios, primeros nacidos sobre la tierra, me llaman Diosa de Pesimonte y madre de los dioses; los Atenienses me denominan Minerva Cecropiana, soy Venus de Pafos para los habitantes de Chipre; Diana Dictina en Creta, Proserpina en Sicilia donde se hablan tres idiomas; soy Ceres, la antigua divinidad, para los habitantes de Eleusis; Juno para unos, Bellona para otros; Hécate para estos, Ramnusia para aquellos. Pero en los que están iluminados primero por los divinos rayos del Sol naciente, los pueblos de Etiopía, de Aria y los Egipcios, poderosos por su saber antigüo, son los únicos que me honran con el culto que me es propio; sólo ellos me llaman por mi verdadero nombre, a saber, La reina Isis». (23)

Plutarco continúa: Isis tiene un amor innato por el primer principio, que ejerce un poder supremo sobre todas las cosas; lo quiere y lo persigue, pero huye y rechaza toda participación con el principio del mal. Se ofrece al primero y se alegra en su unión con él, para difundir y propagar después los gérmenes productores.

Toda generación es, en efecto, una imagen en la materia de la sustancia fecundante. No es un despropósito si los egipcios afirman, en su mitología, que el alma de Osiris es eterna e incorruptible, que su cuerpo es a menudo desmembrado y escondido por Tifón, y que Isis yerra, lo busca y, finalmente, consigue reconstituirlo. Es el cuerpo de Osiris personificado por Horus. Hablando en términos cristianos, Osiris representaría al Padre, Horus al hijo, e Isis al Espíritu Santo en su aspecto fecundador y vivificador.

Así pues, la naturaleza más perfecta y divina, se compone de tres principios que son: La Inteligencia, la Materia y el producto de su unión: el mundo organizado y perfecto.

Parece probable, según Plutarco, que los egipcios hayan considerado el triángulo rectángulo como el más hermoso de los triángulos, comparándolo con la naturaleza del universo.

El lado del ángulo recto representa al elemento masculino, el padre; la base, al femenino, la madre, y la hipotenusa el engendrado, el hijo. Son Osiris, Isis y Horus, como resultado de su unión: 3 es el primer número impar y perfecto; cuatro es el cuadrado del primer número par, y el cinco, compuesto de 2 y de 3, procede a la vez de su padre y de su madre.

Cinco, en griego pente, deriva de la palabra panta: universo. Además cinco al cuadrado da el número de las letras del alfabeto egipcio.

Los egipcios tenían también la costumbre de denominar a Horus con la palabra min, que significa: ‘visto’, porque el mundo perfecto que representa, es sensible y visible.

Así pues, cabe subrayar que, según Plutarco, la realización osiriana es sensible y esta es la marca de la autenticidad de toda tradición original: la regeneración del hombre caído no es solamente espiritual sino sensible, tangible. El paralelismo con el cristianismo es sorprendente, ya que la realización crística es también sensible. Además, si la encarnación y la resurrección de Osiris se producen mediante la acción de Isis, su madre, esposa y hermana, también para los cristianos el misterio de Cristo no puede separarse del misterio virginal y marial.

En cuanto a Isis, los egipcios la llaman a veces Mut y a veces Atiri o Hator, lo que significa, respectivamente, ‘madre’ y ‘habitación terrestre’ de Horus.

Hay que pensar que la diosa Isis participa siempre en la vida del Dios supremo y permanece siempre unida a él por el amor que siente por los bienes que emanan de él, y nunca se le resiste. La diosa desea siempre con ardor a su esposo y quiere llenarse de sus esencias más puras.

Así, cuando Tifón ataca las últimas emanaciones de este dios y se apodera de ellas, se dice entonces que Isis se entristece. Busca lo que queda de Osiris y lo recoge en los pliegues de su vestido; entonces, esconde los trozos con cuidado, a fin de reproducirlos en un nuevo nacimiento, de que resurjan en su seno.

Efectivamente, las manifestaciones y las emanaciones de Osiris que brillan en el cielo y en los astros, se conservan en un estado permanente; pero las que están diseminadas en los elementos sujetos a modificaciones, en la tierra, en el mar, en las plantas y en los animales, se disuelven todas, se sepultan, para reaparecer a la luz y manifestarse en un nuevo nacimiento.

Es lo que enseña la mitología cuando cuenta que Tifón fue el esposo de Nefitis y que Osiris tuvo relaciones secretas con ella. En efecto, los últimos estados de la materia llamados Nefitis o Teleute, están, más que ninguna otra cosa, sometidos al principio destructor o Tifón. El principio conservador y fecundo, Osiris, no esparce más que gérmenes débiles a los que Tifón sofoca, salvo los que Isis recoge, salva, alimenta y reconstituye.

Plutarco nos da la etimología de la palabra Dios en griego, Teos, formado de dos palabras: teatos y teón significando respectivamente: ‘contemplado’ y ‘que corre’ (24).

Según Plutarco, el nombre de Isis procede de dos palabras: Movimiento y Ciencia. Y el nombre de Osiris está formado también de dos palabras: osios: ‘santo’ y ieros: ‘sagrado’. Existe pues una relación entre las cosas que se encuentran en el cielo y las que están en el Hades; los antiguos denominaban santas las cosas del cielo y sagradas las de la tierra. Esto es Osiris (25). Observemos que la palabra ieros en griego, significa también ‘templo consagrado a los dioses’, pero significa además ‘el hueso sacro’ situado en la base de la columna vertebral.

Plutarco condena la teoría que consiste en ver en Osiris, únicamente, un antiguo dios de la vegetación. De hecho, su condena se dirige a los que toman el símbolo por la cosa significada, a los que piensan que Osiris es el grano de trigo o los brotes nuevos de la vegetación, por ejemplo:

«Los diversos nombres y los ritos sirven de símbolos, los unos más oscuros, los otros más claros para aquellos que se dedican a los estudios sagrados. Estos símbolos les conducen, no sin algunos peligros, ala inteligencia de las cosas divinas. Efectivamente, algunos de entre ellos, tomando el mal camino, caen del todo en la superstición; pero otros huyendo de esta superstición como de una marisma llena de barro, han caído, sin darse cuenta, en el ateísmo como en un precipicio»

En otro tratado, Plutarco nos da esta explicación del más puro monoteísmo:

«La divinidad no puede ser múltiple, ella llena la eternidad de un ahora que no acaba nunca. La mejor manera de nombrar a Dios y saludarle, es el adoptar esta fórmula de algunos antiguos: Tú eres uno; pero es preciso añadir necesariamente: que lo que es, sea uno y que lo que es uno, sea. Los egipcios llamaban a la divinidad: El uno que es único y que no tiene segundo» (26).

Esto nos recuerda las profesiones de fe de las grandes religiones llamadas monoteístas: Judaísmo, Cristianismo, Islam. No es de extrañar, si pensamos que proceden de Egipto. Pero no nos fiemos de la aparente simplicidad de la afirmación monoteísta, ya que si fuese tan evidente para los fieles no les sería necesario repetirla cada día. En realidad se trata de un problema muy profundo: la unidad divina se ha perdido para el hombre caído y su reintegración, su regeneración, consiste precisamente en reunir al Osiris de abajo con el Osiris de arriba. Los hebreos enseñan que el nombre de Adonai se ha dividido en dos por el hecho de la transgresión adámica. Los justos son aquellos que reunifican el nombre de Dios. Es lo que dice Zacarías XIV, 9: «Es este día el Señor será uno y su nombre, uno». Esta unidad sólo se puede conocer experimentalmente; es el resultado de una realización y no, tal y como podría pensarse, de una simple fórmula dogmática y especulativa.

Tal como lo hemos dicho al principio de este artículo, parece cierto que Plutarco escribió en una época en que la tradición egipcia había degenerado y caído en la superstición.

Su objetivo consistía en hacer comprender que los nombres de los dioses, sus personalidades, sus cultos e imágenes, los ritos, los animales de la religión egipcia, no son más que símbolos de las cosas sagradas.

«Así pues – concluye el autor- si los Sabios más estimados, tan pronto como hubieron observado en los objetos inanimados y en las cosas inorgánicas alguna misteriosa relación con la divinidad, no creyeron deber despreciarla; con mayor razón, me parece, debieron respetar las particularidades que, en las criaturas sensibles, dotadas de vida, inclinaciones y costumbres, les presentaban, según su manera de ser, alguna analogía con el Ser divino»

A propósito de la Ciencia sagrada, un Sabio escribió esta frase que nos parece resumir el pensamiento de nuestro filósofo griego: «Las cosas dicen la Palabra, pero la Palabra no está dicha por las cosas. Las palabras dicen la Cosa, pero la Cosa no está dicha por las palabras».

________________________

(1): Según Clemente de Alejandría, Homero era de origen egipcio.

(2): Diodoro de Sicilia afirma que Euxodio introdujo la astrología egipcia en Grecia.

(3): También Jámblico, Diodoro de Sicilia y Clemente de Alejandría nos han proporcionado datos sobre la tradición egipcia.

(4): Ver Plutarco, Los Misterios de Isis y Osiris, edit. GLOSA, Barcelona, 1976.

(5): Íbidem, §11.

(6): A propósito del jeroglífico de Isis, leer el artículo: «La Dame aux mille noms» de J. Simar, en la revista belga Le Fil d’Ariane, num.6

(7): Es curioso observar que los egipcios hayan asociado Amún que significa: ‘cosa oculta’, con Ra el dios solar, que precisamente es la cosa más visible que existe en la naturaleza. He aquí lo que dice el filósofo hermético Saint-Baque de Bufor a propósito de este tema: «El fuego celeste está representado por Júpiter, Zeus en griego, y el fuego central está representado por Vulcano; los dos proceden de una misma raíz, ya que Vulcano, antes de ser precipitado sobre la tierra, estaba en los cielos. Así pues, debe concluirse que el fuego central procede del fuego vital celeste a causa de la circulación eterna que Dios ha impuesto a este último y que, por lo tanto lo que está arriba es como lo que está abajo». Al dios Amún podría corresponderle esta sentencia: «Dios, el fuego secreto que suscita los universos, que los mantiene y que los consume». De El Mensaje Reencontrado, en su dedicatoria de la primera página.

(8): Anubis: dios-perro. El que abre los caminos. Dios del crepúsculo y del horizonte, lugar donde el cielo y la tierra se mezclan. La unión del cielo y de la tierra.

(9): No solamente los egipcios, dice Diodoro de Sicilia, sino también otras muchas otras naciones, han dedicado sus misterios al órgano de la generación. De esta manera, honran al principio fecundante.

Existe una relación entre el sexo y la palabra, por ejemplo, la muda de la voz de la pubertad. Todas las tradiciones hablan en términos más o menos velados de este misterio. Los dos están en relación con la fuerza generativa del universo. Los griegos llamaban Logos a la Palabra creadora.

(10): Horus niño o Horus el joven, era llamado Harpócrates, el Sol naciente. Plutarco dice que personifica al germen que empieza a brotar. Horus representa a Osiris resucitado, después de la reunión hecha por Isis de sus miembros dispersados por Tifón.

(11): El principio del mal personificado por Tifón, no fue destruido, sino simplemente neutralizado.

(12): Referente al norte, consultar Henry Corbín: L’homme de Lumière, París, 1971, capítulo III, pág.63-83.

(13): G. Maspero, Bibliothèque Egyptologique. Etudes de Mythologie et d’Archéologie Egyptiennes. 8 Vols.

(14): Sheol en hebreo proviene de una raíz, shaal, que significa pedir. El Sheol siempre pide y nunca está saciado. En el centro de su infierno, en el lugar más profundo, Dante sitúa a Lucifer inmovilizado hasta el vientre en un lago de hielo y que devora con avidez a los habitantes de la tenebrosa morada. Virgilio, el guía que acompaña a Dante en su viaje, le permite atravesar sin daño la triste región de envidia y desolación y hallar impunemente la salida que conduce al Paraíso de los elogios, a los Jardines de Ialu de los egipcios. El Sheol, el Amentit son, pues, el norte, de donde proviene lo bueno y lo malo. La puerta del norte es la puerta cerrada. Allí se encuentra la estrella del Norte, que permite al viajero, al náufrago, orientarse, la estrella que conduce y guía a los sabios Magos a Belén; es, también, la columna de luz que iba delante del pueblo elegido en su salida de la tierra de exilio. Para ellos era luz, y al mismo tiempo, era tinieblas para los impíos e infieles. Los antiguos persas, discípulos de Zoroastro, enseñaban que la morada del Ángel de la iniciación, Sraosha, está situada al norte, en el Polo donde se encuentra la estrella Polar. Los musulmanes shiitas de Irán le llaman el «Imam escondido». Ver: H.Corbin, En Islam Iranien, vol. IV, p. 303: «Le douzième Imam et la Chevalerie Spirituelle».

(15): Del mismo modo que Osiris fue desmembrado por Tifón, reconstruido por Isis y después resucitado, también Dionisio fue desmembrado por los Titanes y devorado. Los Titanes fueron castigados por Zeus y reducidos a ceniza. Dionisio volvió a la vida gracias a la ayuda de divinidades femeninas, Athena, Rea, Demeter. El mito también dice que de las cenizas de los Titanes nacieron los hombres. Cada uno de ellos posee, en sí mismo, una parcela ínfima de Dionisio. Este Dionisio, encarcelado en el cuerpo humano y en el mundo como en una prisión, debe liberarse con la ayuda del Dionisio celeste; así, el hombre pasa de la vidas titánica, o exiliada, a la vida olímpica o única.

(16): El día diecisiete de este mes: los Pitagóricos tienen un horror absoluto y sagrado por este número, ya que separa el número cuadrado 16 y el número rectangular 18 (4×4 y 3×6).

(17): En astrología el signo de Escorpión corresponde a la casa VIII y significa la muerte y la regeneración. . El sol se debilita y es como si muriese la naturaleza. Los campesinos dicen que no se puede trasplantar un árbol, antes del día dos de Noviembre, el día de los muertos en el calendario litúrgico católico, porque solamente a partir de esta fecha se considera que la savia ya no circula en las plantas.

(18): El autor de El Mensaje Reencontrado parece hablar el mismo lenguaje cuando dice (II, 71’): «La Madre Universal que existe por Dios quien la modela a su gusto. La fecundadora del cielo. La fecundada de Dios. La fecunda de la tierra».

(19): El Mensaje Reencontrado (XL, 16): «Muchos pastores son de buena voluntad, pero han perdido la sal de la sabiduría, y los más instruidos de entre ellos ya no la conocen más que por símbolos y de oídas, sin saber en verdad de qué se trata. -Felices quienes se acuerdan de que el Señor nació en un humilde establo, muy felices quienes se encuentran su huella en este mundo y felicísimos quienes le calientan de nuevo como asnos sabios».

(20): Ed. Obelisco. Barcelona, 1986, p. 63

(21): ver la Fiesta de Ramos en la que se celebra su entrada en Jerusalén. (Mateo XXI-I, 11).

(22): Zacarías IX, 9

(23): Platón dice, que los primeros hombres que habitaron en Grecia, según parece, no conocieron otros dioses que los que todavía hoy en día son honrados en el país de los bárbaros: el sol, la luna, los astros, el cielo y la tierra. Como los veían en perpetuo movimiento y siempre corriendo, a causa de esta propiedad que manifiestan: ‘correr’, tein, los llamaron Teoi: ‘dioses’.

(24): Libro XI,1.

(25): El Corán dice: «Él es Allah en los cielos y la tierra.»

(26): «Sobre la E de Delfos», en Obras Morales y de Costumbres, 393-B. Ed. AKAL; Barcelona 1987 p.159.

MUERTE INICIATICA-1330

MUERTE INICIATICA

René Guénon

Otra cuestión que parece ser poco comprendida por la mayor parte de nuestros contemporáneos interesados en estos estudios, es la de la denominada “muerte iniciática”; así pues, a veces nos hemos encontrado expresiones como la de “muerte ficticia”, lo cual demuestra la más completa incomprensión sobre las realidades de este orden.

Quienes así se expresan sólo ven la parte exterior del rito, sin tener ninguna idea de los efectos que deben producirse sobre aquellos que están verdaderamente cualificados; habría que decir que esta “muerte”, muy lejos de ser “ficticia”, es, por el contrario, en cierta manera, más real incluso que la muerte entendida en el sentido ordinario de la palabra, pues es evidente que el profano que muere no consigue la iniciación. La diferenciación del orden profano (incluyendo en éste no sólo todo lo desprovisto del carácter tradicional, sino también todo exoterismo) y del orden iniciático es la única que sobrepasa las contingencias inherentes a los estados particulares del ser y que tiene, por ello, un valor profundo y permanente desde el punto de vista universal. Nos conformamos con recordar que todas las tradiciones insisten en la diferencia esencial existente en los estados póstumos del ser humano según se trate de un profano o de un iniciado; si las consecuencias de la muerte, considerada en su significado habitual, están condicionadas por esta diferenciación, el cambio que da acceso al orden iniciático corresponde pues a un grado superior de la realidad.

Es evidente que la palabra “muerte” debe ser tomada aquí en su sentido más general, según el cual podemos decir que todo cambio de estado es a la vez una muerte y un nacimiento, según se mire desde un lado u otro: muerte con relación al estado anterior y nacimiento con relación al estado resultante. La iniciación es descrita en general como un “segundo nacimiento”, como es en efecto; pero este “segundo nacimiento” implica necesariamente la muerte al mundo profano después de la cual vendrá inmediatamente el “nacimiento”, siendo estos dos fenómenos las dos caras de un mismo cambio de estado. En cuanto al simbolismo del rito, estará basado en la analogía que existe entre todos los cambios de estado; en razón de esta analogía, la muerte y el nacimiento en el sentido ordinario simbolizan en sí mismos la muerte y el nacimientos iniciáticos, como imágenes que han sido transpuestas por el rito para expresar otro orden de la realidad. Puede señalarse al respecto que todo cambio de estado se lleva a cabo desde las tinieblas, lo cual explica el simbolismo del color negro: el candidato a la iniciación debe pasar por la oscuridad donde se efectúa lo que es designado como el “descenso a los Infiernos”, de lo que ya hemos hablado en otro lugar: podríamos decir que es como una especie de “recapitulación” de los estados antecedentes, por la cual las posibilidades relacionadas con el estado profano quedan agotadas definitivamente, a fin de que el ser pueda desarrollar libremente desde entonces otras posibilidades de orden superior que lleva dentro de él, y cuya realización pertenece al dominio iniciático.

Por otra parte, como pueden aplicarse consideraciones similares a todo cambio de estado, y además los grados ulteriores y sucesivos de la iniciación corresponden también a otros cambios de estado, puede decirse que, para acceder a cada uno de ellos, habrá muerte y nacimiento, aunque el “corte” sea menor no tan importante ni fundamental como en la iniciación primera (la que pasa del orden profano al orden iniciático). Además, los cambios sufridos por el ser en el curso de su desarrollo son de una multitud indefinida; los grados iniciáticos conferidos de forma ritual, dentro de cualquier tradición, sólo pueden corresponder a una clasificación general de las principales etapas que se han de recorrer, y cada uno de ellos puede resumir en sí mismo todo un conjunto de etapas secundarias e intermediarias. Pero hay un punto más importante en particular, dentro de este proceso, en donde el simbolismo de la muerte debe aparecer de nuevo de una manera más explícita; y esto requiere aún algunas explicaciones.

El “segundo nacimiento”, entendido como correspondiente a la iniciación primera, es, tal como ya hemos dicho, lo que puede denominarse una regeneración psíquica; y es, en efecto, en el orden psíquico, es decir en el orden donde se sitúan las modalidades sutiles del ser humano, en donde deben efectuarse las primeras fases del desarrollo iniciático; pero esta fases no constituyen un objetivo en sí misma, pues sólo son preparatorias con relación a la realización de las posibilidades de un orden más elevado, y queremos decir del orden espiritual en el verdadero sentido de esta palabra. El punto del proceso iniciático al que acabamos de aludir es el que marcará el paso del orden psíquico al orden espiritual; y este paso podrá ser considerado como una “segunda muerte” y un “tercer nacimiento”. Conviene añadir que este “tercer nacimiento” será representado mejor como una “resurrección” que como un nacimiento ordinario, porque no se trata ya de un “comienzo” en el sentido que se le daba a la iniciación primera; las posibilidades ya desarrolladas, y adquiridas de una vez por todas, deberán encontrarse después de este paso, pero “transformadas”, de una manera análoga a como el “cuerpo glorificado” o “cuerpo de resurrección” representa la “transformación” de las posibilidades humanas, más allá de las convicciones limitantes que definen el modo de existencia de la individualidad como tal.

La cuestión es bastante simple; lo que la complica son, como casi siempre, las confusiones que se comenten al mezclar consideraciones que se refieren a otras cosas diferentes. Es lo que sucede sobre todo con respecto a la “segunda muerte”, a la que muchos pretenden otorgar un significado fastidioso, ya que no saben hacer ciertas distinciones esenciales entre los diversos casos en que tal expresión puede ser empleada. La “segunda muerte”, después de lo que acabamos de decir, no es otra cosa que la “muerte psíquica”; puede considerarse este hecho como algo susceptible de producirse fuera de todo proceso iniciático, en un plazo más o menos largo después de la muerte corporal de cualquier hombre ordinario; pero entonces esta “segunda muerte” no dará acceso al dominio espiritual, y el ser, saliendo del estado humano, pasará simplemente a otro estado individual de manifestaci6n. Nos encontramos aquí con una eventualidad temible para el profano, quien tiene la ventaja de ser mantenido mediante lo que hemos llamado los “prolongamientos” del estado humano, lo cual además constituye, la principal razón de ser de los ritos funerarios en todas las tradiciones. Pero es diferente para el iniciado, ya que éste sólo realiza las posibilidades del estado humano para llegar a superarlas, debiendo salir necesariamente de tal estado, sin tener necesidad para ello de disolver la apariencia corporal, para pasar a los estados superiores.

Añadamos aún, para no omitir ninguna posibilidad, que hay otro aspecto desfavorable de la “segunda muerte”, relacionado con la “contrainiciación”; ésta, de hecho, imita a la verdadera iniciación en sus fases, pero sus resultados son contrarios, en ningún caso puede acceder al dominio espiritual, pues por el contrario sólo aleja al ser cada vez más de tal dominio. Cuando el individuo que sigue esta vía llega a la “muerte psíquica”, se encuentra en una situación no exactamente parecida a la del puro y simple profano, sino peor aún, debido al desarrollo que ha dado a las posibilidades más inferiores del orden sutil; pero no insistiremos más en adelante, y nos contentaremos con remitimos a algunas alusiones que ya hemos hecho en otras ocasiones, pues, en verdad, es un caso que no presenta más interés que desde un punto de vista muy especial, y que no tiene nada que ver con la verdadera iniciación. Los llamados comúnmente “magos negros” sólo se consideran a sí mismos, y sería por lo menos inútil el proporcionar un alimento a las divagaciones más o menos fantásticas como ya sucede muy a menudo; sólo conviene ocuparse de ellos para denunciar sus fechorías cuando las circunstancias lo exijan; y desgraciadamente, en una época como la nuestra, estas fechorías están tan singularmente extendidas que no pueden imaginárselas quienes no hayan tenido la ocasión de percatarse directamente.

Consideraciones sobre la iniciación

Simbolismo del suicidio

Simbolismo del suicidio
de la obra de Gabriel García de Consuegra Muñoz: El Suicidio en las Siete Villas de los Pedroches

Identidad y método elegido
El hombre es un “animal simbólico”, ha afirmado el filósofo E. Cassirer. Y, como la mayor parte de las conductas humanas, el suicidio también tiene un marcado carácter simbólico, hasta ahora poco señalado y menos estudiado.
En nuestra recogida de datos, nos sorprendió un dato aparentemente sin sentido ni significado y, además, absurdo, pero que, por su repetición frecuente, de ninguna manera podía ser casual. El hecho en cuestión era un comportamiento común a bastantes suicidas, a modo de una conducta ritual en los momentos previos al acto final; consistente, para el caso del hombre, en descalzarse de zapatos y calcetines, desvestirse de ciertas ropas tales como chaqueta, chaleco y, a veces, camisa, y desprenderse de sombrero o boina; y, para el caso de la mujer, despojarse del pañuelo a la cabeza y de la toquilla femenina o de la clásica rebeca, y descalzarse de las zapatillas y medias; o incluso muchas personas lo realizaban en ropas menores. Este comportamiento semejante afectaba a cerca de un 25% de los casos estudiados.
Acudir a interpretaciones fáciles como la comodidad en la realización del acto o similares no tenía sentido ni resultaba realista y eran fácilmente refutables, ya que, por ejemplo, descalzarse antes de arrojarse al tren supone pisar un suelo duro e inhóspito, cubierto de piedras sueltas; o igualmente despojarse de zapatos y calcetines para inmediatamente después ahorcarse de una viga no representa ninguna ventaja o comodidad. Al igual que desechamos comprender esta conducta como una indicación o señal para los familiares de la desaparición de la persona, pues únicamente tendría sentido en el caso de los sumergidos en un pozo, pero no en el del resto, cuyos cuerpos se encontraban a la vista junto a la ropa, zapatillas, medias…
Por tanto, ¿qué explicación cabe para esta conducta ritual de muchos suicidas? Sólo si la interpretamos desde el simbolismo de la muerte, como una preparación (“iniciática”) de esa experiencia fundamental que es el morir, adquiere sentido el desprenderse de la ropa y el descalzarse, quedando los pies desnudos sobre el suelo.
La muerte es el momento más sagrado de la vida, el instante religioso por excelencia, en un sentido profundo del término, y como tal será vivido por la conciencia de la persona que decide acabar con su vida. Ante lo sagrado de este momento atemporal, la conciencia se recoge en sí misma, percibiendo el final irrevocable de la muerte. Por ello, para esta representación final, uno debe desprenderse de lo que le liga a la tierra y a los demás e iniciar la salida de este mundo “ligero de equipaje” como dijo Machado, sin ataduras culturales, en un estado semejante al nacimiento.
La muerte se vive en el Inconsciente Colectivo como un viaje del alma hacia otro lugar, adonde parte liberada en busca de su destino. Las distintas religiones y mitologías han reflejado ese viaje último con ligeras variaciones; para los griegos, los muertos eran transportados por el remero Caronte a través de la laguna Estigia hasta el Hades; y los egipcios representaban al alma (“ba”) como un halcón antropocéfalo que volaba hacia el Cielo después de la muerte. Desde este arquetipo del alma viajera (Jung), activo en el inconsciente del suicida, puede entenderse el descalzarse o desnudarse de ciertas ropas de quien va a morir, pues se está pisando, en ese momento sublime de la muerte, suelo sagrado, tierra que comprende y representa un ámbito religioso, desde donde se inicia el viaje definitivo al más allá. Se podría decir que el hombre recupera con la conciencia de su muerte un sentido de trascendencia religiosa, independientemente de las ideas y creencias que la persona tenga sobre la divinidad y la inmortalidad.
Un ejemplo representativo de este tipo de muerte marcada por el simbolismo lo tenemos en el suicidio del ensayista y diplomático Ángel Ganivet. Extraigo la descripción de su muerte de una semblanza de la prensa escrita (Diario “Córdoba”) sobre su persona. Dice así: “A media mañana del 29 de noviembre de 1898, Ángel Ganivet, cónsul de España en Riga, sale de su domicilio. Va vestido de etiqueta, sin chistera que nunca usó, y calzado con alpargatas. Su hermana Josefa, única persona que lo acompaña en este nuevo destino, al indagarle acerca del atuendo, ha recibido la contestación de que viste así porque va “en busca del mar y que había de entrar en él con vestimenta ceremonial”. Josefa ha debido quedarse en la duda de atribuir o no tal declaración a una broma de su hermano, a una de sus extravagantes salidas, pues lo lógico fuera que vistiese así por exigencias del cargo para alguna recepción. Pero no las tiene todas consigo y se asoma a la ventana. Ángel solemne, imperturbable entra en el río Duina en busca del mar. Lo ve y no puede creerlo, presa de la mayor consternación. La calle, inminente al muelle, ha ido animándose ante la sorpresa de los transeúntes, los cuales profieren voces y se vuelcan sobre la orilla. Botan una embarcación, y se apresuran. Llegan a tiempo de rescatarlo de las gélidas, sombrías aguas. Pero Ángel forcejea. No lo pueden detener y cae de nuevo al agua, y ya se hunde. Es el fin. Frisaba los treinta y tres años. No sólo es un escritor insigne; es algo más: un escritor con leyenda propia.”.
Abundando en esta búsqueda de relaciones simbólicas de las distintas formas de suicidio, encontramos una cierta interdependencia entre la elección del método y la diferencia de sexos, que podría interpretarse desde conceptos tomados del psicoanálisis (culpa, castigo, liberación, purificación…), como más adelante veremos.
Ya discutimos en el apartado que se refiere a los métodos las dificultades para establecer una división objetiva para los métodos y las variables que intervienen en la posible elección de la forma de morir (disponibilidad, cultura…). Parece que el miedo al dolor no es el criterio fundamental por el se rigen muchos suicidas, dado que los medios más habituales se repiten una y otra vez y no son, precisamente, los menos dolorosos presumiblemente.
A pesar de estas dificultades para establecer criterios claros respecto a los métodos, hay una cierta relación entre las formas de suicidarse y los sexos. Así, en nuestro trabajo, los hombres eligen más ahorcarse que ahogarse y las mujeres al contrario; cortarse el cuello, arrojarse al tren y dispararse son modos usados preferentemente por hombres; e intoxicarse es más propio de mujeres y adolescentes. El trabajo de María Cátedra sobre los Vaqueiros de alzada, de Asturias, realizado en un medio rural muy específico, basado en la trashumancia del ganado, confirma estas preferencias electivas en cuanto a los varones.
Parece existir una relación significativa (simbólica) entre el método (signo) y la personalidad básica del suicida (identidad). Si toda conducta o acción humana expresa y manifiesta a la persona en su totalidad, según afirma la psicología, también la elección de la forma de morir será expresión de la personalidad del sujeto. De este modo, se refuerza la opinión de que todo suicidio, en el fondo, es un mensaje múltiple.
En la muerte por sumersión, el elemento básico es el AGUA. Un arquetipo fundamental que simboliza el principio de todas las cosas; las aguas remiten al vientre materno donde se ha formado el niño en medio del líquido amniótico y adonde el ahogado/a desea volver por una reminiscencia inconsciente, tratando de recuperar las primeras experiencias pacíficas y unificadas del feto. Esto explicaría que sea un medio usado por ambos sexos. Además, el agua se relaciona con la idea de purificación y renacimiento (bautismo, diluvio universal, fuentes de la eterna juventud…), por lo que a través de la sumersión se intenta lavar la culpa y liberarse de la angustia, renaciendo purificado de las aguas de la muerte.
En el caso de la suspensión por ahorcadura, predomina la agresión derivada del complejo de castración infantil. El triple deseo que Menninger atribuye a cualquier suicida (deseo de matar, de morir y de ser matado) se presenta en este método de forma bien identificable. En un lenguaje de signos, es el medio más violento: la rigidez del cuerpo, su balanceo de la cuerda tirante, la cara congestionada… componen una teatralidad fantasmal de la escena, en la cual se manifiesta un mensaje aterrador de muerte y de agresión proyectada hacia los demás. A través de este acto, el ahorcado expresa la agresividad reprimida derivada del complejo de castración infantil y la consiguiente auto-punición o castigo. Este mensaje se muestra con claridad en el caso de un joven suicida de 16 años ahorcado que aparece completamente desnudo, posiblemente como consecuencia de ciertos abusos homosexuales cometidos contra su persona. Aparte de que este mismo suceso evidencia cómo todo suicidio es un mensaje implícito para los demás.
Desde esta interpretación, se explicaría que la ahorcadura sea un método elegido más por hombres que por mujeres, puesto que la castración cuestionaría de manera más conflictiva la identidad del varón y sería éste quien viviese con mayor angustia la cercenadura de su personalidad, en tanto que la mujer en general tendría mejor asimilada la castración, por razones biológicas y culturales, de su personalidad social.
La intoxicación se puede considerar de antemano el método menos fiable y el más inseguro, por ello lo encontramos utilizado en bastantes intentos de suicidio, practicados por mujeres jóvenes y adolescentes, a quienes no atribuimos una expresa intención de muerte, sino más bien un deseo de perder la conciencia para no sufrir, buscando despertarse como de un sueño liberados de la culpa, vergüenza, frustración, temor… que originaron el acto suicida. Quizás, esto nos da la clave para entender la personalidad básica del intoxicado adolescente: el niño que quiere dormir y despertar seguro en los brazos de su madre. Y habría que añadir que el uso de fármacos y sedantes es un sustitutivo de la toma de la leche materna, conducta previa a la dulce sensación del dormir inmediato del bebé.
Los demás métodos serían similares a alguno de los tipos descritos y participarían de sus significados. La precipitación se identificaría con la sumersión, puesto que la madre tierra representa el mismo arquetipo que el agua. Arrojarse al tren y cortarse el cuello entrarían dentro del esquema de la castración. Y quemarse prendiéndose fuego conllevaría la idea símbolo del fuego purificador que todo lo asimila y disuelve en la unidad primigenia, o sea, la total destrucción de quien se siente impuro y formado de los trozos del caos.
Esto nos conduce a no infravalorar los motivos inconscientes que actúan en toda conducta suicida y que, en buena parte de los casos, se hilan en madeja con las razones conscientes que alega ante su conciencia el propio sujeto. E incluso habría que suponer que estos motivos inconscientes, por enraizar con más hondura y antigüedad en el psiquismo del individuo, tendrían mayor fuerza de empuje que los motivos conscientes en la decisión del suicida.
Acaso no sobren este tipo de explicaciones, si nos ayudan a entender mejor este acto aparentemente incomprensible que es el suicidio, rechazando de plano opiniones como la de Cioran, para quien: “El suicidio es soledad absoluta, que ninguna explicación científica puede dilucidar: es el acto individual por excelencia”.

HE-MAN: SU MITOLOGÍA Y SIMBOLISMO

HE-MAN: SU MITOLOGÍA Y SIMBOLISMO

Por Francisco Mazzucco

Este pequeño estudio trata sobre el simbolismo presente en la serie animada para niños “He-man, and the mas ers of the universe”. Se verá que ya desde su mismo nombre presenta todos los rasgos de un carácter tradicional, sacro y guerrero.

El dibujo animado tiene como protagonista a un noble, un prínceps (título que distingue al “primero entre todos”), llamado Adam. Vemos aquí la nobleza del héroe, su preeminencia y su ser como el primer hombre (sea el Adán santo e inocente de antes de la caída, o el adán caído en el mundo y que debe reconstituirse; aquí está el ser príncipe).

Adam debe transmutarse a través de la espada, que lo hace pasar por una muerte ritual (simbolizada por la calavera del castillo de Gray-Skull, que aparece durante la transformación, cuyo final incluye una explosión de luz que baña al héroe). Tal acto no sólo lo vuelve más fuerte, sino que muta su suave carácter de Adam “afeminado” y condescendiente al aguerrido hombre universal. A la vez muta también el tigre que lo acompaña (símbolo de su emotividad interna). Y la transformación lo deja con un nuevo atributo real: ¨(ya tengo) el poder¨.

La iniciación le ha sido dada por un ser femenino: la sacerdotisa del castillo Gray-Skull que le entrega la espada del poder. Puede parecer un hecho antitradicional (la iniciación guerrera dada por una mujer), pero aquí representa el mismo símbolo que la “Dama del Lago”, que posee en su seno la espada Excalibur. La mujer en sí es la que custodia el símbolo iniciático, en su papel de madre cuida la tradición y espera al hombre que es el elegido -no ya de portar la tradición, la espada; sino de alzarla otra vez al cielo, llevarla a lo alto-. La espada es la verdadera iniciadora del guerrero (la mujer es su ángel guardiana).

Adam (el primer hombre, el príncipe santo e inocente
1) Carácter dócil, suave, “afeminado”.

2) Su ropaje es suntuoso, de color blanco y rosa, símbolos de la pureza y la inocencia,pero también de la delicadeza, la niñez y la femeniedad). Lleva un atuendo típico de un noble ¨cortés¨(que sólo mora en el ambiente cerrado del palacio)

3) Compañero: el tigre de la cobardía. Su nombre es ¨Cringer¨, que significa servil y adulón; el espíritu del ¨cortesano¨gentil.
He-Man (“Él-Hombre” universal)
1) Carácter duro, seco, aguerrido.

2) Desnudez extrema: la falta de ropajes como ascésis del guerrero(el no-adorno). En su pecho lleva una cruz templaria roja (ima cruz de la orden de Malta, para ser exacto), que simboliza el carácter del guerrero-sacro, a veces llamado también ¨monje guerrerp¨.

3) Compañero: el tigre de la fiereza. Su nombre es ¨Battlecat¨(gato de la batalla), significando el espíritu de combate del noble guerrero.

Hemos visto que la primera dualidad, la interna, se produce entre un “ego”, un “yo” mundano, el hombre sin carácter (de hombre), y un “super-ego”, el “yo-arquetípico”, el hombre con todos los atributos de la hombría sagrada. Y esta dualidad se resuelve con el paso por el castillo de la muerte iniciática (castillo y no templo, de Grey-Skull) y su re-nacer con el Poder y la fuerza. [Dualidad; ser-humano; hombre viril y heroico]

La segunda dualidad es la externa: se produce entre el ego del héroe y el alter-ego, el antihéroe representado por el ser sacerdotal: Skeletor. Se resuelve en la lucha-eterna entre ambos. [Dualidad: Héroe; anti-Héroe]

1) He-Man: el Héroe-guerrero, con el atributo de la vida (cuerpo joven, bello y fuerte)

2) Armas: la Espada (el poder), el Hacha de doble filo (propia del Apolo hiperbóreo -la autoridad de lo es espiritual sobre la materia)

3) Animales relacionados: el Aguila (sorceress, la sacerdotisa que lo inicia, pero no tiene el poder de darle órdenes); además cabalga el Tigre (Battle-cat), de suyo todo un símbolo sacro y guerrero, de control, habilidad y equilibrio.

4) Compañeros: Sorceress, que representa la mujer sumisa (que necesita que el héroe la rescate de las garras de la muerte, de Skeletor; Orko (el bufón-mago, papel de la espiritualidad baja y desordenada, que se mete en líos y hace reír y que sólo puede hacer trucos de magia que fallan -es asustado por la fiereza del tigre ); “Man-at-arms” (es el maestro de armas del hombre adámico, y el escudero del hombre universal); Teela (es la gemela femenina de He-man; pero se pone en claro que la mujer no tiene sus elementos, de allí que ella porte un báculo con forma de serpiente que ondula -para la mujer la vía sacerdotal-guerrera es buena); luego hay seres que pueden volar (símbolo de su contacto con lo celeste): Stratos, el hombre pájaro; Buzz-off, el hombre abeja (y Sorceress, la mujer halcón); y seres con el atributo de la fuerza: Ram-man, el hombre ariete; Fisto, el hombre de puño de hierro.

5) El papel de He-man es mantener el Orden, reconstituyendo aquello que la muerte de Skeletor ha corrompido; así como proteger el castillo y el reino. 1) Skeletor: el anti-héroe sacerdotal, con capucha y con el atributo de lo caduco (es lo muerto, el esqueleto en el trono de huesos)
2) Arma: el Báculo (un hueso con la calavera de una cabra en su extremo-simbolizando lo satánico, demoníaco).

3) Animales relacionados: La Serpiente (la montaña-serpiente donde mora, sitio de tinieblas y sombra, con una serpiente enroscada a la cima); además cabalga una pantera negra (Panthor), que simboliza la fuerza de lo kaótico y demoníaco.

4) Secuaces: el hombre-bestia (bestialidad); Merman (el hombre del agua, que es lo caótico y femíneo); Trap-jaw (el hombre mecanizado); Evil-Lyn (la mujer Lilith, en el sentido de salvaje y desobediente al Adam, que termina siempre sojuzgándola; Skeletor no logra hacerla obedecer sus órdenes); Tri-clops (un ser que parece simbolizar lo oriental, si uno se fija en el rasgo de su ojo que gira); ¨Faker¨ (como su nombre lo indica -¨fraude, imitación falsa¨-, este personaje es la sombra del héroe -no su antípoda-. Es el He-man obscuro: su copia mecánica y sin alma, es su ¨pseudo-ego¨, el héroe en su mera apariencia. De allí que tenga todos sus rasgos, y aún su propia espada, pero no posee el poder como el héroe; hay también otros seres animales (femíneos): el hombre lagarto (símbolo de lo que se arrastra; un ser lagartija; es la tierra), el hombre langosta (es el agua)

5) El papel de Skeletor es vencer a He-man; luego en menor medida apoderarse del castillo (de Gray-Skull), robar la espada del oder y traer el Kaos al reino.

Esta dualidad combate por el dominio del Reino de Eternia (por el ¨reino eterno¨ si falta aclarar); simbolizando la luz del héroe y la noche del hechicero. Es una lucha heroica: a tener en cuenta que por tanto es una lucha aristocrática (por eso la intervención de las tropas de palacio es sólo de decorado; por eso Skeletor no tiene hordas de zombies a su servicio, sino un selecto grupo de monstruos): estos héroes aristócratas que pugnan son los ¨maestros del universo¨ que acompañan a He-Man en el título del dibujo animado (lo acompañan como amigos y enemigos). Héroes aristócratas: maestros, amos, señores universales; en suma hombres universales a la par de He-Man (con los atributos del saber, el poder y el dominio).

El último punto a tener en cuenta es que la autoridad no está en juego: el rey Randor es quien tiene el mando real (el deber del mando). Su hijo el príncipe, a pesar de tener el poder (con el cual depondría, de querer, a su padre) no cuestiona jamás la autoridad ni se revela ante ella; los demás súbditos (Man-at-arms, Teela, Orko,…) jamás dejarían de obedecerlo para postrarse ante otro (sea un Skeletor o un He-Man). A la vez el enemigo máximo, y que por tanto es quien concentra nás atributos de la subversión y lo antitradicional, tampoco deja el buen camino (como ser tradicional busca defenestrar el poder -de He-Man- y apropiárselo; a su vez no intenta convertirse él mismo en el rey robándole la legitimidad al verdadero soberano; y finalmente posee Skeletor su propia jerarquía obscura, en la cual él ocupa el trono de huesos, señal de que aun en el caos hay orden, de que hay tradición hasta en lo que aparentemente atenta contra ella).

Tanto el rey Randor, com la reina Marlena, tienen su manifestación sentados al trono (o sea, aparecen en postura regia, inamovibles de tal sitial simbólico; y sus vidas manifestadas no van más allá de eso).

Como Zeus (Odín) al trono, está Randor; su hijo Apolo (Thor), He-Man, es el enviado ante el mal de Loki, Skeletor. Y atención: que en un capítulo de la serie, se insinúa que Skeletor sería Keldor, el hermano perdido de Randor; así como en la leyenda Loki fuera hermano de Odín.

Todo lo anterior muestra que ¨He-Man¨ (y los ¨dioses¨ del universo) se basa en simbolismos ario-paganos tradicionales, y no en una simple visión de carácter dualista-cristiano medioeval; y menos aún en el azar de pensamientos de un productor de tevé.

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