Rostro y corazon: Concepto nahuatl del hombre (fragmento)

En el nahuatl prehispanico,como lo prueban textos,se llego a la elaboracion de un concepto afin,aunque de caracteristicas propias y exclusivas.Especialmente en las platicas o discursos,pronunciados de acuerdo con las reglas del “tecpillatolli”,o sea “lenguaje noble y cultivado”,se encuentra una expresion que aparece siempre dirigida por quien habla a su interlocutor.Hay asi frases como estas:
“Hablare a vuestro rostro,a vuestro corazon;no se disguste vuestro rostro,,vuestro corazon;vuestro rostro y vuestro corazon lo sabian…”
Al presentar algunos textos la descripcion del supremo ideal del hombre y la mujer nahuas,se dice de ellos que deben ser”duenos de un rostro,duenos de un corazon”.Y en el caso de la mujer se anade todavia otro rasgo expresivo.Se dice que:”En su corazon y en su rostro debe brillar la femineidad”,expresando esto en nahuatl con el termino abstracto y colectivo a la vez de:CIHUAYOTL.He aqui solo dos textos que muestran lo dicho:

El hombre maduro:
corazon firme como la piedra,
corazon resistente como el tronco de un arbol;
rostro sabio,
dueno de un rostro y un corazon,
habil y comprensivo.

La mujer ya lograda
en la que se ponen los ojos…
la femineidad esta en su rostro…

In Ixtli,in yollotl,rostro y corazon,simbolizan asi el pensamiento nahuatl lo que puede llamarse fisonomia moral y principio dinamico de un ser humano…

El nacimiento de los dioses

El nacimiento de los dioses
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Hace ya muchísimos años, tantos que hasta los viejos más viejos han olvidado cuándo ocurrieron estas cosas, aparecieron los primeros dioses mexicanos.
En lo más alto del cielo, en el Paraíso del Oeste donde crece el maíz maduro, surgieron los primeros dioses.
Allí, ente brumas y misterio, nacieron en el silencio del universo el Viejo Padre y la Vieja Madre.
Nada había sido creado todavía, y no había tierra, ni hombres, ni animales, ni plantas. Con ellos nació la vida y de ellos nacerían después otros dioses; de ellos dependerían todos los hombres. Es por eso que se conocen también con el nombre de El Señor y La Señora de Nuestro Sustento.
No hay nada más hermoso que una noche clara, donde brillan la luna y las estrellas como piedras preciosas. Quizás por eso, y por que los hombres tienden a comparar lo que aman con las cosas más hermosas, a estos viejos dioses del cielo los llamaron tambíen Estrella Brillante y La de la Falda de Estrellas.
Cuenta la leyenda que Falda de Estrellas arrojo un cuchillo de piedra que cayó en la región del norte; a su alrededor nacieron los mil seiscientos dioses mexicanos: los dioses grandes y pequeños, los buenos y los malos, que poblaron las trece capas del cielo y las cuatro regiones del universo.
Cuatro de estos dioses serían, al paso del los tiempos, los más importantes: el dios rojo del Este; el dios negro del Norte y del cielo nocturno, temible y bengativo; el dios blanco del Oeste, protector de los hombres; el dios azul del Sur, el joven guerrero.
Fueron ellos los que crearon el fuego, el calendario, las aguas y la tierra. Pero ésta es ya otra historia. Una historia de luchas entre dioses al final de la cual surgió lo más preciado del universo: EL HOMBRE Y SU MUNDO.

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La leyenda de los soles
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Cuentan que los dioses, después de un largo tiempo de inactividad, decidieron crear la tierra.
Así lo hicieron, sin que se les olvidara nada.
Hicieron las grandes llanuras y las altas montañas; los volcanes que arrojan fuego cuando se estremecen. Los ríos tranquilos de aguas transparentes y los turbios que parece que braman cuando bajan corriendo las montañas.
Hicieron los mares y los grandes lagos. La nieve y la arena. Y no se olvidaron de los animales y las plantas.
Crearon desde los peces tornasolados hasta las caracolas que duermen en las playas. Soltaron pájaros de todos los colores, de plumas verdes, amarillas y pecho color llama; toda clase de aves que cantaban en las sombreadas copas de los árboles. No se olvidaron de las pequeñas hormigas ni de los grillos del campo.
Sin embargo, los hombres no estaban bien hechos. Quizás era la falta de práctica, pues no es nada fácil hacer hombres. Los que habitaban la tierra en este momento eran gigantes, grandes y torpes, que no sabían sembrar ni cultivar la tierra y comían raíces y frutos silvestres.
Todo estaba echo, pero no había luz. Hacía falta un sol que calentara la tierra y que alejara las tinieblas.

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El primer sol: Sol de Tigre
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Fue entonces que el dios del cielo nocturno, que tenía el extraño nombre de Espejo Humeante, se hizo sol y gobernó esta primera época del mundo.
Pero sucedían cosas terribles. El sol no seguía su camino: se paraba en el cielo a mediodía, se hacía de noche y los tigres se comían a las gentes. Todo se oscurecía y las tinieblas y el frío envolvían a la tierra.
El dios del Oeste, Quetzalcóatl, el dios serpiente emplumada, le dio un bastonazo al sol y lo tumbó. Espejo Humeante cayó al agua, se transformo en tigre y devoró a los gigantes.
Quedó despoblada la tierra y sin sol el universo. Así terminó la primera época de la historia de la humanidad. Así acabó el Sol del Tigre.

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El segundo sol: Sol de Viento
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Entonces el dios Serpiente Emplumada, enemigo de Espejo Humeante, se hizo sol y comenzó la segunda época de la tierra. Ésta volvió a poblarse y hubo calma durante un tiempo.
Pero el terrible Espejo Humeante, el dios Tigre, el dios de los hechiceros, estaba al acecho. De un zarpazo derribó a Serpiente Emplumada, y nuevamente la tierra se quedó sin sol.
Se desató un gran viento que derribó todos los árboles; todo fue arrastrado por el viento y la mayoría de la humanidad murió. Por arte de magia, los hombres que no murieron quedaron convertidos en monos. Por los montes se dispersaron los hombres-monos, y así terminó la segunda época de la tierra.
Así acabó el Sol de Viento.

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El tercer sol: Sol de Lluvia de Fuego
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Los dioses creadores pusieron entonces por sol al dios la Lluvia y del Fuego Celeste. Pero Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada, hizo que lloviera fuego.
El fuego cayó del cielo en forma de rayos y relámpagos. Los volcanes abrieron sus bocas y el fuego abrasó la tierra. Decían los viejos que también llovió arena y que hasta las piedras hirvieron. Todo pereció por el fuego y los hombres se quemaron. Los que no murieron se convirtieron en pájaros que huyeron asustados.
Así terminó la tercera época de la tierra. Así acabó al Sol de Lluvia de Fuego.

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El cuarto sol: Sol de Agua
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Después de este último desastre, Quetzalcóatl puso por sol a la Diosa de las Aguas, la hermosa doncella de la falda de jade.
La nueva humanidad no fue más feliz que las anteriores. El celoso Espejo Humeante hizo que lloviera con tanta fuerza que la tierra se inundó, durante días y días la lluvia cayó sin cesar y todo se lo llevó el agua: las plantas, los animales, los hombres.
Los pocos hombres que no perecieron en el diluvio se convirtieron en peces. Así acabó el Sol de Agua.
El cielo, que es de agua, cayó sobre la tierra, y ésta estuvo a punto de destruirse por completo. Entonces Serpiente Emplumada y Espejo Humeante tuvieron que levantarlo para que empezara a aparecer nuevamente.
Cuatro veces habían intentado crear una humanidad y cuatro veces se había destruido el mundo por las rivalidades entre el dios Tezcatlipoca, el Espejo Humeante, y Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada. Nuevamente el mundo estaba frío y obscuro; nuevamente se había quedado sin sol.
¿Cómo podrían los dioses crear, al fin, un mundo que no se destruyera? ¿Cómo harían de nuevo al hombre? ¿Quién aceptaría convertirse en sol? He aquí las terribles preguntas que se hicieron entonces los creadores.

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La creación de los hombres
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Se reunieron enseguida los dioses, preocupados por la suerte de la humanidad. Unos a otros se preguntaban quiénes vivirían ahora en la tierra.
Estaban tristes, apesadumbrados. Y decidieron hablar con Serpiente Emplumada. Si se comprometía a hacer lo que había pensado los dioses, podían crearse nuevamente otros hombres.
Pero la tarea que querían encomendarle a Quetzalcóatl estaba llena de peligros. Sólo un valiente saldría victorioso; sólo un dios de corazón fuerte no temblaría al emprender el largo camino que conducía al Mundo Subterráneo.
Porque los dioses querían que Quetzalcóatl fuese al temido Mundo Subterráneo, al Lugar de los Muertos, a recoger los huesos de los hombres que había perecido en los cuatro Soles destruidos. Con ellos, los dioses harían de nuevo la humanidad.
Salió el dios a cumplir su misión y comenzó a descender al centro de la tierra, por un camino lleno de rocas y rodeado de ríos que corrían entre barrancos muy estrechos. Bajando cada vez más y más, Serpiente Emplumada hizo el recorrido y enfrentó todos los peligros del viaje.
Atravesó desiertos y montañas. Venció a los monstruos que guardaban el camino; la gran Culebra y la Lagartija Maligna. Soportó el viento frío que cortaba como navajas. Atravesó a lomo de un perro el oscuro río que lo separaba del Mundo Subterráneo. Al fin, al cabo de cuatro años, llegó al Mictlán, el reino del mundo del misterio. El lugar oscuro, sin luz ni ventanas, de donde no se sale ni se puede volver.
Allí lo esperaba la prueba final: el enfrentamiento con el temido Señor del Mictlán.
Sentado sobre su trono de huesos lo encontró Quetzalcóatl y así le dijo:
– Vengo a buscar los huesos preciosos que tú guardas. Vengo a llevármelos.
Y le preguntó el dios del Mictlán:
– ¿Qué harás con ellos, Quetzalcóatl?
Le respondió Serpiente Emplumada:
– Los dioses se preocupan porque alguien viva en la tierra.
El dios del Mictlán, falso y maligno, hizo un gesto con la cabeza, como si estuviera de acuerdo con la petición. Pero preparaba una trampa y así le contestó:
– Está bien. Te los llevarás si haces sonar mi caracol y le das vuelta cuatro veces a mi trono.
Quetzalcóatl aceptó, pero cuando fue a soplar el caracol, vio con sorpresa que no tenía agujero y comprendió el engaño. Pero por algo era Quetzalcóatl el más sabio de los dioses.
Rápidamente, llamó en su ayuda a los gusanillos de la tierra, y éstos le hicieron los agujeros; también vinieron las abejas y los abejones, que entraron en el caracol y lo hicieron sonar.
Cuando el dios de los muertos oyó el sonido del caracol, se estremeció de rabia. Disimulando su furia, dijo a Serpiente Emplumada que recogiera los huesos y se los llevara.
Tan pronto como el dios viró las espaldas, el Señor del Mictlán comenzó a gritar a los otros dioses de la oscura región:
– ¡Gentes del Mictlán! ¡No dejen que se los lleve! ¡Díganle a Quetzalcóatl que los tiene que dejar!
Pero Serpiente Emplumada no se dejó intimidar por las amenazas del otro dios y se dijo:
– Pues no; de una vez me apodero de ellos y me los llevo – y decidido a engañar a los guardianes, gritó – : Está bien. ¡Voy a dejarlos!
En lugar de dejarlos, subió inmediatamente y recogió los huesos preciosos. De un lado estaban los huesos de hombre y de otro lado los de mujer. Los recogió y los envolvió en una manta. En ese preciso momento, gritó el dios del Mictlán:
– ¿Pero de verdad se lleva los huesos preciosos? ¡Rápido; hagan un hoyo para que cuando salga se caiga en él y no pueda llevárselos!
Los guardianes lo hicieron, y cuando Serpiente Emplumada salía rápidamente, tropezó y cayó en el hoyo. Se regaron los huesos por el suelo y el dios cayó muerto.
Sin embargo, dice la leyenda que resucitó al poco tiempo. Y cuál no sería su tristeza al ver que había fracasado en su misión. Muchos huesos se habían perdido; otros habían sido picoteados por las codornices.
Luego, pensando todo lo que había pasado y cómo esperaban por él para poder crear a la humanidad, se dijo así: “Aunque esto me ha salido mal, de todos modos puede dar algún resultado.” Y diciendo esto, recogió de nuevo los huesos y emprendió el camino de regreso, para llevarlos al lugar donde se reunían los dioses.
Tan pronto llegó, una de las diosas más viejas molió los huesos y guardó el polvo en una olla muy hermosa. Serpiente Emplumada los regó con su sangre y todos los demás hicieron ofrendas.
De aquel polvo de huesos que el dios regó con su propia sangre para darles vida, nacieron los nuevos hombres. Del sacrificio de un dios, Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada, surgía la nueva humanidad. Surgía el hombre que poblaría la tierra.

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El quinto sol
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Ya había nuevos hombres sobre la tierra, pero todavía era de noche. No había luz, porque no había sol.
Dicen que los dioses se juntaron y se preguntaron preocupados: “¿Quién nos alumbrará? ¿Quién es el que hará amanecer?”
Todos se miraban y ninguna se atrevía a decir nada. Ninguno quería convertirse en sol. Todos ellos, grandes señores, tenían miedo, retrocedían asustados ante la pregunta.
Una y otra vez preguntaron los dioses, hasta que un señor rico y vanidoso, halagado por la idea de ser el sol y de que los demás lo adoraran, alzó su voz y dijo:
“Yo seré el sol”.
Otra vez preguntaron los dioses si había alguien más que quisiera convertirse en sol, pero nadie respondió.
Entre los señores había uno, llamado Nanahual, pobre y humilde, que escuchaba con seriedad. Los dioses se le acercaron y le dijeron: “Tú has sido el escogido, Tú serás el sol”.
Nanahual se sintió muy honrado, pero no se consideraba digno de ese honor. Su cuerpo enfermo, su fealdad, su pobreza, le hacían pensar que no era posible que él mereciera convertirse en el brillante sol del que dependía la vida.
Después los dos señores, el rico y el pobre, se retiraron; debían prepararse para la gran ceremonia. Durante cuatro días tenían que hacer ofrendas a los dioses y, sobre todo, llenarse de valor, pues el día señalado tendrían que lanzarse en una hoguera donde morirían para convertirse en sol.
Es por esto que ninguno había querido aceptar el ofrecimiento de transformarse en sol. El precio que había que pagar era el de la propia vida.
El señor rico ofrecía a los dioses regalos muy hermosos: plumas de quetzal, bolas de oro y espinas de jade y coral. Nanahual, en cambio, sólo tenía ramas de pino, bellotas y espinas de maguey. Pero su corazón era humilde y se preocupaba más por tener el valor suficiente para entregar su vida en el momento en que se hiciese la ceremonia del fuego
Cuando pasaron cuatro noches y llegó el momento esperado por todos, los dioses encendieron un gran fuego en lo alto de un monte y se colocaron en dos filas, a cada lado.
En el centro, estaban el señor rico y el pobre Nanahual. El rico caminaba pavoneándose, orgulloso de su hermosura y de sus ricos vestidos; traía un precioso manto tejido y un gran adorno de plumas blancas en la cabeza. Nanahual era tan pobre que sus adornos y vestidos eran de papel.
Los dioses dijeron al rico: “Es tu turno. Ten valor y lánzate al fuego”
El rico, seguro de su triunfo, trató de arrojarse a la hoguera, pero cuando se acercó, el calor y las chispas que de allí salían lo detuvieron. Tuvo miedo.
Se echó hacia atrás y volvió a intentarlo con todas sus fuerzas. Una y otra vez se acercó, pero siempre retrocedía.
Cuatro veces lo intentó, pero no pudo arrojarse al fuego.
Al ver esto, los dioses se volvieron hacia Nanahual y dijeron que se arrojara. Era su turno.
El pobre, el enfermo Nanahual, no vaciló. Cerró los ojos para no tener miedo; hizo fuerte su corazón y no se detuvo. Se lanzó al fuego y enseguida ardió su cuerpo, consumiéndose entre las llamas.
Avergonzado al ver la conducta de Nanahual, el señor rico hizo un nuevo intento y se lanzó también, aunque dicen que no ardió con una luz tan hermosa como la del señor pobre.
Todos los dioses guardaron silencio y quedaron en espera de lo que iba a suceder. Un hombre bueno, de gran corazón, había dado su vida por convertirse en sol y así salvar a la humanidad. Había que esperar para ver si su sacrificio no había sido inútil.
¿Lo había logrado Nanahual? ¿Qué le había ocurrido al señor rico? ¿Saldría, al fin, el Quinto Sol? Nuevamente los dioses se hacían preguntas de cuyas respuestas dependía la suerte del universo.

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Aparición del sol y de la luna
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Todos los dioses se sentaron y se pusieron a contemplar el cielo, ansiosos de ver por dónde saldría el sol.
Miraban hacía todas partes, sin rumbo fijo, y discutían entre ellos. Para unos el sol saldría por la región del frío, por el norte; otros se quedaban mirando hacia la región de las espinas, hacia el sur. Miraban hacia todas partes, porque había una gran claridad que inundaba todo el cielo.
De pronto, un gritó: “¡Por allá, por allá va a salir al sol!”. Todos miraron hacia donde el dios señalaba con el dedo. Por el este, estaba rojo como una llamarada; y como un disco de fuego, lanzando la luz dorada de sus rayos, apareció Nanahual, ahora hermoso y brillante, convertido en sol; convertido en dios.
Era tan fuerte su luz, que dicen los ancianos que no podía mirársele a la cara. Sus rayos herían los ojos de la gente y llegaban a todas partes. Se habían terminado las sombras y el calor del sol comenzaba a calentar la tierra. Se había salvado la humanidad.
Pero para gran sorpresa de los dioses, detrás de Nanahual salió el señor rico, convertido también en sol. Tal y como cayeron en el fuego volvían a aparecer ahora; primero Nanahual, detrás, el señor rico.
Como nunca se había visto que dos soles iluminaran al mundo, uno de los dioses tomó una determinación. Salió corriendo, atrapando a un conejo con sus manos, lo lanzó con fuerza al rostro del señor rico.
El conejo lo hirió en la cara y oscureció su rostro; su brillo se hizo más pálido y distinto al del sol. Fue así como castigaron la vanidad del señor rico, convirtiéndolo en luna.
Es por eso que los antiguos mexicanos creían que las manchas que se ven en la luna tienen forma de un conejo. Es por eso que la luna brilla menos y siempre va detrás del sol, con su luz fría y sus manchas en la cara.

Fragmento del Popol Vuh

En el principio no existía nada, ni el tiempo, ni el espacio… no había hombres, animales, pájaros, ni pescados ni cangrejos. No se veía aún la superficie de la tierra. Solo estaba el vacío del cielo. Solo había silencio, reposo, oscuridad y tinieblas.

Solo estaba el creador y formador. Los gérmenes de las cosas estaban puestos por él. Estos gérmenes estaban cubiertos como el quetzal por sus plumas verdes, por eso a estos gérmenes se les llama Gucumatz. Al germen que existe en el cielo se le llama también U Qux Cah, o sea: el Corazón del cielo. La manifestación de Corazón del cielo se le llama Jura kan, o sea torbellino de un solo pie.

Y entonces Tepeu (la grandeza oculta), Gucumatz y Corazón del cielo consultaron entre sí cómo hacer la vida y la creación y por milagro, por un instante se formaron la tierra, los montes y los llanos, y se separó el agua de la tierra.

Se formaron después los animales. El venado, los pájaros, los leones y los tigres y se les repartieron sus moradas y su alimento.
Entonces el Creador y formador dijo a los animales: ¡hablen, griten! Cada uno según su especie. Digan nuestro nombre y alábennos. Pero los animales no pudieron hablar y solo soltaron chillidos y gruñidos. Entonces los formadores supieron que eso no estaba bien y por eso, desde entonces los animales sirven de alimento. Así fueron ultrajadas y desechadas sus carnes.

El creador y formador dijo entonces “Haremos una nueva criatura y la formaron con lodo, con tierra fermentada formaron su cuerpo” Pero el hombre así formado no resultó bien porque todo se desbarataba y con el agua se ponía blando y se desmoronaba. Era ciego, además no tenía entendimiento. Y entonces lo desbarataron y lo volvieron a amasar.

Pronunciamiento en el dia internacional de los derechos indigenas

PRONUNCIAMIENTO CONJUNTO

EN EL DIA INTERNACIONAL DE LOS PUEBLOS INDIGENAS

Los pueblos indígenas, sus asociaciones y organizaciones, los organismos que trabajamos con los pueblos indígenas y personas solidarias abajo firmantes, queremos hacer saber a la sociedad nicaragüense y a los organismos internacionales, lo siguiente:

CONSIDERANDO:

Que la base fundamental de la cultura y espiritualidad de los pueblos indígenas reside en la posesión de un territorio determinado; el cual históricamente ha sido preservado, en uso y usufructo de acuerdo a nuestras características particulares.

Que los pueblos indígenas existimos desde tiempos milenarios y que nos opusimos a la conquista y colonización europea; en el caso de los territorios indígenas de la Costa Atlántica su resistencia persiste aún en un proceso mas reciente.

Que las naciones indígenas y negras constituidas por chorotegas, nahuatl, matagalpas, hokanos (sutiabas), jinotegas, sumus/mayangnas, ramas y miskitus, así como los pueblos garífunas y negros criollos hemos preservado nuestra identidad y cultura principalmente por defender nuestros territorios y nuestra cosmovisión indígena, que es una alternativa ante la destrucción de la naturaleza y de la vida humana.

Que en los territorios donde conviven los pueblos indígenas se encuentran los principales recursos naturales y la diversidad biológica, los que constituyen su patrimonio, tanto por cuidarlos, protegerlos y mantenerlos fuera de la voracidad y explotación de las empresas nacionales y extranjeras, así como de las políticas irracionales de los gobiernos.

Que la Organización de las Naciones Unidas declaró 1993 como el Año Internacional de los Pueblos Indígenas y posteriormente en 1994 el Decenio Internacional de los Pueblos Indígenas y los artículos 5, 89, y 181 de la Constitución Política de la República de Nicaragua.

Que diversos gobiernos en donde conviven los pueblos indígenas de nuestra gran Madre Tierra Abya Yala (Amerindia), han ratificado el Convenio num. 169 de la OIT, que regula la existencia, preservación y reconocimiento de derechos especiales para los pueblos indígenas en países cuya cultura etnocentrista ha destruido a diversas culturas y espiritualidades. Este convenio fue suscrito por Nicaragua en 1989, quedando hasta la fecha sin ratificar por parte de la Asamblea Nacional.

Que las naciones indígenas de la Costa Atlántica han demandado ante los organismos internacionales y el gobierno central la amplia participación de sus pueblos en la formulación y elaboración de las leyes relativas a sus territorios.

Que la situación de abandono histórico en que han vivido los pueblos miskitos y mayangnas que habitan en el departamento de Jinotega, en la Reserva de Biosfera BOSAWAS, ha permitido cómodas definiciones de intervenciones políticas a nuestros derechos de desarrollo como pueblos indígenas.

Que en abierta violación a los derechos indígenas, el Gobierno de Nicaragua y el Banco Mundial, éste en particular, en clara oposición a su propia Directriz Operativa 4.20, han procedido a impulsar un anteproyecto de ley que promueve un proceso de consulta sin la participación de los pueblos indígenas.

POR TANTO DECIDIMOS:

1. Continuar de forma inclaudicable nuestra lucha milenaria por la defensa, promoción y respeto de nuestros pueblos indígenas, sobre la base de la unidad de las naciones indígenas y negras que coexistimos en la República de Nicaragua.

2. Hacer valer el respeto y derechos sobre nuestros territorios, preservación de nuestra identidad y cultura; así como a nuestra autodeterminación.

3. Declarar que no permitiremos más concesiones sobre los recursos naturales (tanto del suelo, como del subsuelo y plataforma marina); y que nos oponemos a que el gobierno y las empresas extranjeras estén decidiendo sobre megaproyectos sin el consentimiento de nuestros pueblos indígenas.

4. Demandar que las leyes que se gestionen relativas a las organizaciones, formas de vida, propiedad y usufructo de parte de los pueblos indígenas deben partir desde nosotros mismos y revertir la forma en que hasta el momento se han venido realizando.

5. Exigir el cese a las invasiones, ocupaciones, robo y saqueo de nuestras tierras y recursos naturales, culturales y la diversidad biológica.

6. Oponernos a la concepción globalizante de convertirnos en sujetos del mercado a partir de la mercantilización de nuestros territorios y recursos naturales, culturales y diversidad biológica.

7. Demandamos que el actual proceso de Consulta que ejecuta la Universidad BICU, sobre el Anteproyecto de Ley que regula el Régimen de Propiedad comunal de las comunidades indígenas y de BOSAWAS, asegure una participación informada de nuestras comunidades.

8. Apoyamos la carta de la Coordinadora de la Nación Rama dirigida al presidente del Banco Mundial en la que se demanda el cumplimiento de la Directriz Operativa 4.2 relativa a los pueblos indígenas en la que se asume que “las poblaciones indígenas no serán afectadas negativamente por los proyectos del Banco Mundial” y que “las actividades esenciales para cualquier proyecto que afecta las poblaciones indígenas debe incluir: consultas directas para la identificación de las preferencias locales, sus derechos a los recursos naturales y económicos.”

9. Demandar que la Asamblea Nacional de la República de Nicaragua ratifique el Convenio num. 169 de la OIT.

10. Declarar el 9 de agosto de 1999 como el Día de la Madre Tierra y de las Naciones Indígenas en Nicaragua.

Managua, Nicaragua, 9 de agosto de 1999

Firmantes al Pronunciamiento Conjunto:

    * Movimiento Indígena de Nicaragua (MIN)
    * Movimiento Indígena de la Región Autónoma del Atlántico Sur (MINRAAS)
    * Movimiento Indígena de la Región Autónoma del Atlántico Norte (MINRAAN)
    * Consejo Regional Indígena del Pacífico (Chorotegas, Nauhalt y Hokanos)
    * Consejo Regional Indígena del Centro-Norte (Matagalpas, Jinotegas,
    * Chorotegas, Miskitos del Coco y Mayangnas del Bocay)
    * Consejo de Ancianos, Costa Caribe de Nicaragua
    * Asociación para el Desarrollo del Sector Raudales de las Comunidades Miskitas y Mayangnas (KUNASPAWA)
    * Asociación para el Desarrollo y el Progreso de las Comunidades Indígenas Miskito y Mayangna del Departamento de Jinotega (ADEPCIMISUJIN)
    * Fundación MISKUT
    * Asociación MASAKU
    * Centro Alexander von Humboldt
    * Fundación Alistar
    * CIDCA – UCA
    * URACCAN
    * Centro de Educación para la Paz y la Justicia (CEDUPAZ)
    * Centro de Estudios y Acción por el Desarrollo (CESADE)
    * Comité de Solidaridad Nicaragua-Chiapas

También se suma una lista de personas que a manera individual suscribieron este Pronunciamiento.

Nosotros los purepechas, la danza de los viejitos

sé Luis Huerta

Nosotros los P’urhépecha somos adictos a las danzas; en la meseta y en la región lacustre, existe una gran riqueza en variedad y antigüedad, así como espectaculares, algunas y de un colorido sin igual; de entre todas las danzas sobre sale una, la más antigua, así como la mas reconocida, tanto local, como nacional e internacionalmente, pues esta danza que es la de los viejitos, le ha dado la vuelta al mundo, en todo el mundo es conocida y admirada así como apreciada.

    Antes de que el ser humano desarrollara un lenguaje, la danza fue una de las formas de comunicación e identificación, tanto para otros grupos o clanes, así como con los Dioses y los elementos de la naturaleza tangibles, pero temibles e inteligibles y danzando ciertos chamanes (brujos), entraban (y entran actualmente) en trance y en comunicación con fuerzas sobre naturales y lograban un objetivo, como sanar a un enfermo, conocer el pasado y el futuro, la danza era exclusividad de quien por naturaleza tenía ciertas dotes, que no tenían otros, pero dada su aceptación y espectacularidad, se fue haciendo popular como popular se hace hoy en día cualquier baile o ritmo.

    La original danza de los viejitos tiene su origen en tiempos inmemorables, en el Sur del Continente Americano, en la región de los andes desde donde se cree, emigraron los p’urhépecha, actualmente los Quechuas y los Aimaráes, danzan para lograr la lluvia y para lograr las cosechas, así como para sanar un enfermo, danzan cuatro chamanes.

    Cuatro son los componentes de la danza de los viejitos, pues cuatro son las estaciones del año, cuatro son los rumbos del Universo, Norte, Sur, Este y Oeste, cuatro son los lados de una casa, cuatro son las extremidades del ser humano y cuatro son los elementos que conforman el cosmos tierra, fuego, aire y agua y cuatro son los colores básicos, negro, rojo, amarillo y azul, que combinados uno con otro nos dan toda la gama de colores que existen, y cuatro son las estrellas de la constelación que guiaban a los marinos en la antigüedad y que, equivalen a los cuatro planetas conocidos como estrellas que se observaban a simple vista, Mercurio, Marte, Júpiter y Saturno (Tam – Hoscua)  y cuatro son los colores del maíz, rojo, azul, blanco y amarillo.

    La danza tiene un origen y sentido completamente ritual y religioso, pues se llevaba a cabo, cada cambio de estación, es decir cada solsticio y cada equinoccio y se ejecutaba en honor del dios viejo tata huriata y siempre eran cuatro los danzantes, originalmente uno de los danzantes era representado por una mascara de niño o joven, pues era la estación naciente, y las otras tres estaciones eran representadas con mascaras de viejos, que correspondían a las otras tres estaciones ya pasadas y si se fijan bien, cuando se ejecutan bien se enlazan los cuatro danzantes, el primero le pone mucha, pero mucha energía a su danza y en contraparte el último de la fila aparenta que ya no puede, que esta dando las últimas y ello corresponde a la estación entrante y a la saliente.

    Sólo los chamanes podían ejecutarla, normalmente eran ancianos, pues la sabiduría llega con la edad, y para derrochar tal energía… pues le entraban  a la coca masticada, en el Sur del Continente;

    En la altiplanicie mexicana, le entraban a los pachacuachari (hongos, alucinógenos colorados), con los cuales entraban en trance y podían danzar hasta cuatro horas y en ese trance podían vislumbrar lo bueno y lo malo que tenía la estación entrante, era una danza sagrada, como las de tantos otros pueblos, pero al llegar los gachupines a estas tierras michoacanas, implantaron a sangre y fuego su religión cristiana, la danza quedo proscrita y sólo se ejecutaba a escondidas de los religiosos y de los gobernantes.

    Sólo los guardianes de la cultura Purhépecha los petámutis (brujos chamanes) que conservaban la sabiduría de generación en generación y en los pueblos más apartados y de difícil acceso, pudieron conservar esta rica tradición y sabiduría, pues además, eran ellos los que sabían el secreto de curar con hierbas y raíces, las enfermedades de la gente más pobre y olvidada de nuestros pueblos.

    También se llevaba a cabo otra danza que era ejecutada, ya no por chamanes o cuetaperis, si no por gente común con un solo chaman que representaba a tata huriata (el sol) una maringuilla (hombre vestido de mujer) que representaba a nana Cuerari (la tierra) y ocho viejitos que representaban a los ocho planetas restantes del sistema solar mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón, mas un elemento extra que representaba a un cometa, esta danza era ejecutada imitando los movimientos de estos astros en el universo, cuando se alineaban todos en línea recta, alineación que se da cada 5125 años de la cuenta larga, los ocho danzantes giraban bailando alrededor del sol y de la tierra y el noveno danzante bailaba girando en una vuelta elíptica alrededor de todos ellos, ampliando su área de baile, conforme los otros danzantes se movían y cuando el cometa pasaba  en frente de cada uno de ellos el indiciado incrementaba su ritmo como lumbre, pues eso es lo que hace un cometa cuando pasa cerca de los planetas, como este elemento gastaba mas energía que los otros y se cansaba mas, era reemplazado cada vez que fuera necesario, pues esta danza requiere de mucha energía y es muy cansada para los elementos que bailan y nunca para los que nos deleitamos viéndola; ¿Como la ven P’urhépecha? tenían razón o no los españoles para prohibir estas danzas, pues ellos en el viejo mundo apenas acababan de descubrir que la tierra y los planetas giraban alrededor del sol y nuestros ancestros sabían eso desde tiempos inmemorables.

    Así las cosas, llegó el tiempo que nuestros p’etámutis o chamanes, difícilmente podían encontrarse los cuatro para ejecutar la danza y para preservarla, enseñaron la danza a jóvenes que pudieran aguantar el ritmo y esfuerzo de la misma y aunque inicialmente sólo era acompañada con un teponaxtle (tambor), y una chirimia ( flauta de carrizo o barro ) al perder el sentido místico y ritual, se le fueron agregando músicos e instrumentos, así como danzantes.

      En la meseta y en los pueblos como Patamban, Charapan, Zacan, la danza era ejecutada sólo por purhépecha, con posibilidades económicas y que estuvieran allegados al consejo ciudadano de cada pueblo, que invariablemente estaban ligados al cura del pueblo, pues desde Cortes, hasta la reforma de 1860 y hasta la fecha, los curas tenían un gran peso en todos los pueblos de la meseta, donde la ignorancia y la baja, o nula preparación intelectual de sus gentes, era y es evidente.

      En Patamban, sucedió que en la época de la reforma, los mestizos se apoderaron de la danza y le implementaron unos atavíos distintos, tales como listones de seda china, camisas de la misma, mascaras con rasgos hispanos, y hasta de imágenes sacras, (católicas por supuesto), trajes de charro y camisas vaqueras, todo lo elegante y exótico, tenía cabida en este festejo, que fue ubicado en el calendario religioso en la época del carnaval, así duro todo el siglo pasado esta danza, que dejo de ser ritual y de trance, y se fue incrementando el número de participantes, así como una maringuilla (hombre disfrazado de mujer para bailar en pareja con cada uno de los participantes), y en ocasiones hasta dos maringuillas, las cuales llevan un paso y ritmo distinto del grupo de danzantes, pues ellas marcan un paso muy femenino y recatado.

      Aún así, con todas esas reformas, la danza seguía siendo elitista, pues el ajuar era caro, ya que los calzones de manta labrados, eran costosos, y las camisas de seda más y pagar al grupo musical que les tocaba los sones, era todavía mas caro, ya que se contrataban por lo menos tres días y a veces toda la semana, además de que, como eran unos viejitos muy elegantes, el ultimo día arreglaban la plaza con papel picado, la mandaban barrer, para que estuviera bien limpia y al atardecer del ultimo día, quemaban un torito de luces artificiales y regalaban a todos los niños y principalmente a sus novias, las arrobas (dulces, buñuelitos, panecillos en miniatura, pinole, charamusquitas, garapiñados, etc.), todo esto tenía un costo alto, por eso era elitista, pues sólo los mas riquillos del pueblo podían hacer estos gastos y por lo mismo, se fue incrementado más y más el número de participantes, pues mientras más elementos fueran, más barato les salía,  ya que para entonces se pagaba una música, ya fuera local o traída de Zirahuen, de Quinceo, Huancito o de donde fuera, no importaba el costo, pues es sabido que el p’urhépecha para lo que mas colabora es para las fiestas.

      Era tan prendida y tan bonita la fiesta, que se instituyó como tal, y como en Patamban siempre ha existido la división de barrios (desde Zetacu Tzetzangari), los de arriba y los de abajo, pues la fiesta como ya lo he dicho, era de los mestizos, es decir los de abajo, pues los de arriba, nada contentos hicieron también su organización para danzar y ellos empezaban, cuando terminaban los mestizos o sea los de abajo, y así, esta fiesta duraba dos semanas, de Jueves a Domingo la primera semana de Febrero y también la segunda.

        Pero no contaban con la astucia y desenfado de los auténticos P’urhépecha que vieron como los mestizos les arrebataron su danza y entonces a principio del siglo XX, en la revolución, idearon la forma de divertirse a como diera lugar, pues era su danza y su costumbre, divertirse en carnaval.

        Fue así como de repente y al no tener para comprarse un ajuar, se comenzaron a disfrazar con lo que tenían a la mano, una sabana vieja, un gabán, una  cobijita, o un sombrero todo desecho viejo y mugroso y hasta con sobras de pertrechos militares, y se autonombraron viejos cherekis y al no tener para pagar una música, bailaban unos metros distantes de los viejitos elegantes o elitistas, con las consabidas molestias de los que pagaban la música y estaban mejor organizados, y entonces los charros (danzantes recién incorporados a la danza de los viejos),  les echaban unas carreras fingidas a los viejos cherekis que estaban liderados, por un señor llamado Gregorio Contreras, que a la postre, se quedó con el apodo de chereki que quiere decir mugroso, mal vestido, guandajón, come cuando hay; estos cherequis bailaban de lo más feo, todos en bola, listos a correr, cuando venía el charro, o los charros de los otros viejos a correrlos, lejos de la música, su música.

        Así como lo cuento, se desarrollo esta fiesta, los primeros años de este siglo con una danza de los viejos, ya degenerada y corrupta en manos de los mestizos, pero tenía mucho auge, pues como siempre, la condición humana nos hace ver con buenos ojos, lo que viene de fuera y menospreciar lo nuestro, lo autentico nuestro.

          Finalmente los cherekis, también se organizaron y aunque con muchos trabajos, también contrataron su propia música con base en puras cooperachas y desde un tiempo atrás, juntaban dinero, pero ya no cambiaron ni mejoraron su vestimenta, mas bien cada día la desmejoraban y andaban lo más feo posible, pues era una burla a la danza de los viejos ricos o mestizos, pero entre otras cosas, les traía remembranzas de burla a los gachupines, al usar estos, mascaras con rasgos hispanos.

          Estos cherekis ya organizados, bailaban como todos, en las principales calles del pueblo y en la casa de los encabezados organizadores, y para completar el pago de la música, bailaban enfrente de las tiendas y de los comercios establecidos o ambulantes (el día de plaza), así como en las casas de los riquillos del pueblo y estos agradecidos, les daban unas monedas o un billete para completar el pago de la música; aún vive en Patamban, el señor Heliodoro Herrera ya con 102 años de edad, que fue de los encabezados y organizadores, él recuerda otros nombres que no quiero dejar de nombrar, aunque no son todos, Rudesindo llamado el chavacan, Damián Cristóbal, Benjamín González, Antonio Clemente, Francisco Jaracuaro y el ya mencionado Gregorio Contreras, que se quedo con el apodo de Cheré y su primer maringuilla llamado Pancho chino o Pancho Kuetz, estos viejos cherekis, también aceptaban niños y de esos niños, aún vive Reynaldo Sebastián, quien nos dijo que un tiempo decayó la danza, y ya no se vestían, pero hicieron un segundo esfuerzo, y la revivieron junto con Pascual Morales, Juan Medina, Agustín Mondragón llamado cutiloco y Antonio González Sánchez, este último con sus famosas botas de hule, que solo calzaba para bailar en dicha danza.

        Cuenta Reynaldo (Reino) que aún vive, que eran cinco los responsables, y cada uno de ellos, era responsable de un día, darles de comer a los músicos en su casa, y ahí mismo comenzaban a llegar los cherekis ya ajuarateados, y otros llegaban con su ajuar en el morral, y ahí se cambiaban, pues no querían que la gente supiera su real identidad, así de feo andaban.

          Cuando los cherekis usurpaban la música ajena, Gregorio Contreras (cheré), ideo un estratagema, dada la gran religiosidad de este pueblo, se hizo acompañar de un santito, del cual, él era el propietario llamado San Bruno, es un santito chiquito, le acomodó una mesa, lo vistió bonito con ropa nueva, manteles, flores y demás fantasía y así evitó que lo corretearan con todo y santito.

          El último día, el de las arrobas, los viejos bonitos entregaban sus arrobas ya mencionadas atrás y los cherekis también daban sus arrobas, pero estas contenían unas sorpresas muy desagradables, pues sus regalos eran tales como, caca de borrego bañada en piloncillo, simulando ponteduros, (dulce regional hecho de maíz tostado cubierto de piloncillo )ceniza en lugar de pinole, piñatas llenas de caparis (abejorros), avispas en lugar de dulces, y en lugar de torito con luces pirotécnicas, ellos incendiaban un castillo echo de tabardillo y zacate seco, con esto culminaba la fiesta y la danza, y hasta el próximo año.

            Actualmente esta fiesta, está a punto de desaparecer, sólo el esfuerzo y el entusiasmo de unos cuantos, hace que sobreviva, pues el pueblo, carece de orquesta propia, nuestro gran maestro, tata Daniel Plancarte, está muy enfermo y no tiene el animo de sostener una banda de músicos, banda que en otros tiempos, le dio a el y a Patamban gloria y reconocimiento en la Meseta, pero ocasionalmente se visten y danzan para algunos eventos especiales y sobre todo cuando alguien o alguna institución les paga para que lo hagan actualmente se puede contratarlos (a los cherekis) con el Señor Graciano González Morales (la maringuilla), o con Sabas Morales o con Samuel Cervantes, que son tres de los encabezados de la danza de los cherekis, también otro señor muy animoso es don Gudelio González y algunos de sus hijos principalmente Gerardo.

            Por fortuna otros pueblos de la sierra y de la región lacustre, conservan estas danzas y están mas apegados a las tradicionales y ancestrales, pueblos como Charapan san Felipe de los herreros, Zacan, Tingambato, Sevina y muchos otros, donde es posible ver y disfrutar este espectáculo sin par, la próxima vez que la vean fíjense bien en lo que ven.

            Un p’urhépecha pues.

derecho de los jovenes y niños inidigenas

Plan de acción
Para asegurar los derechos sagrados de nacimiento de los niños y la juventud indígena
Tlahtokan Aztlan, Encuentro Tradicional del Pueblos Indígenas

Adoptado unánimemente por Tlahtokan Aztlan, Encuentro Tradicional Indígena

Territorios de la Nación Tohono O’Odham (hoy conocido como Phoenix, Arizona, Estados Unidos de América), Marzo 7-9, 2003.

Respetuosamente presentado al Foro Permanente de Cuestiones Indígenas, Naciones Unidas Mayo 12-23, 2003.

Preámbulo:

Nosotros, los cien cincuenta y cinco líderes indígenas y representantes de comunidades indígenas de más de treinta y cinco naciones indígenas distintas sobre el continente norteamericano reunidos en discurso pacífico, enfocándose en los derechos y las preocupaciones de los Pueblos Indígenas, en particular los de los niños y juventud indígena y las relaciones aún no nacidas:

Subrayando que es una parte integral de los derechos de nacimiento de los niños y la juventud indígena poder vivir en un ambiente saludable y seguro; de ser salvaguardado de discriminación y intolerancia racial y en otras formas; de tener oportunidades igual a los de los niños y la juventud no- indígena; de mantener y disfrutar su propia identidad, lengua, cultura, valores, y espiritualidad indígena; de desarrollar su personalidad, talentos, y habilidades mentales y físicas hasta su mayor potencia; y para disfrutar el derecho a la educación consistente con todos estos elementos;

Honrando la sabiduría, experiencia e innovación de nuestros ancestros y sus instrucciones de que nosotros tenemos la responsabilidad de estimar y transmitir ésta herencia colectiva para las futuras generaciones para que puedan ellos realizar su potencia;

Recordando la Cumbre Mundial para los Niños, 1990, la Sesión Especial sobre Niños de la Asamblea General de la ONU, 2002; el trabajo del Seminario Experto sobre Niños Indígenas organizado por el Centro de Investigación Innocenti de la UNICEF, 5-7 de Marzo 2003 el Florencia, Italia; y el trabajo del Grupo Inter- Agencia de Apoyo para el Foro Permanente de la ONU, incluyendo el de la UNICEF hacia el reconocimiento y cumplimiento de los derechos de los niños y la juventud indígena;

Notando las contribuciones hechos por otras conferencias, talleres, y seminarios para el reconocimiento y protección de los derechos del niño incluyendo los de Niños Indígenas, especialmente los derechos colectivos de Niños Indígenas hacia sus tierras, territorios, y recursos;

Reconociendo la importancia de la Convención sobre los Derechos del Niño y la necesidad para su ratificación e implementación completa por los Estados;

Expresando preocupación profunda sobre el impacto negativo aumentando diariamente de los esfuerzos de globalización incluyendo libre comercio, industrias grandes extractivas como la minería, proyectos grandes de infraestructura como presas hidroeléctricas, deforestación desenfrenado y comercio ilegal de madera, turismo insostenible, militarización y otras fuerzas impactando los Pueblos Indígenas incluyendo los niños y la juventud indígena, sus tierras, territorios y recursos;

Reafirmando que los lugares de veneración son integrales para venerar, que lugares de ceremonia tradicional indígenas son Lugares Sagrados, y que muchos de nuestros lugares sagrados no son construidos por el hombre, sino es el trabajo del Creador;

Reafirmando aún mas que lugares sagrados son parte de la herencia cultural de los niños y la juventud indígena, y que la profanación y destrucción de nuestros lugares sagrados son actos de genocidio cultural;

Reconociendo la importancia de la protección de nuestras naciones, comunidades, y familias indígenas para la crianza y desarrollo de los niños y la juventud indígena;

Notando con preocupación grave la degradación continua del medio ambiente y la Madre Tierra, y expresando la necesidad de aumentar medidas para restaurar y proteger el medio ambiente y la Madre Tierra para la supervivencia y desarrollo de diversidad cultural y la biodiversidad;

Reafirmando la importancia de los propósitos y principios del Carta de la ONU e los instrumentos internacionales de derechos humanos existentes;

Reafirmando aún mas la importancia de los instrumentos internacionales de derechos humanos de pertenencia para los Pueblos Indígenas como la Convención sobre Pueblos Indígenas y Tribales de la Organización Internacional de Trabajo, 1989, la Convención sobre la Eliminación de Todas Formas de Discriminación Racial, y la Convención sobre Diversidad Biológica; y la necesidad para su ratificación y la implementación plena por los Estados;

Reconociendo el valor de la reciente Declaración Universal sobre Diversidad Cultural de la UNESCO;

Reconociendo aún mas la importancia del borrador de la Declaración sobre los Derechos de Los Pueblos Indígenas de la ONU, y la adaptación de su corriente texto seria un paso mayor hacia avanzando y protegiendo los derechos indígenas, incluyendo el derecho a la Libre Determinación;

Subrayando la importancia fundamental de la Libre Determinación como derecho humano y como prerrequisito para el disfruto de todos otros derechos y libertades;

Expresando preocupación profunda que la Década Internacional del Pueblo Indígena de la ONU (1995-2004) esta llegando a su cierre y que uno de sus objetivos mayores, la adaptación por parte de la Asamblea General de la ONU del borrador de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas no se ha logrado;

Notando que el Relator Especial de la ONU sobre la Situación de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales de los Pueblos Indígenas esta invitado a poner atención especial a violaciones de derechos humanos y libertades fundamentales de los niños indígenas;

Dándole la bienvenida a las contribuciones hechas por conferencias mundiales recientes para la realización de las metas de la Década incluyendo la Cumbre del Milenio de la ONU, 2000, la Conferencia Mundial Contra el Racismo, 2001, y la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Social, 2002;

Expresando preocupación que el impacto de la discriminación en contra de los Pueblos Indígenas no se esta completamente considerando en las estrategias internacionales, incluyendo estrategias para la reducción de la pobreza, para logras metas fundamentales;

Dándole la bienvenida a la creación del Grupo de Apoyo Inter- Agencia de la ONU., el Fondo Voluntario y la Secretaría para el Foro Permanente de Cuestiones Indígenas;

Dándole la bienvenida a la segunda sesión del Foro Permanente, 12-23 de mayo 2003, y su tema “Niños y Juventud Indígena”.

Incitamos fuertemente el Foro Permanente de Cuestiones Indígenas:

1. Continuar avanzando su trabajo a favor de los niños y la juventud indígena.

2. Impulsar a los estados ratificar e implementar la Convención sobre los Derechos del Niño.

3. Impulsar a los estados ratificar y implementar la Convención sobre Pueblos Indígenas y Tribales, 1989 (No. 169) y otros instrumentos internacionales de derechos humanos de pertinencia a Pueblos Indígenas.

4. Recomendar que la ECOSOC solicite al Secretario- General de la ONU que invite a cuerpos pertinentes de la ONU incluyendo a la Asamblea-General de la ONU de tomar todos los pasos necesarios para adoptar el borrador de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU con completa y efectiva participación del los Pueblos Indígenas, antes del fin de la Década.

5. Comisionar un estudio comprensivo sobre el derecho indígena a la Libre Determinación, con vista para identificar métodos diversos en que su placer y ejercicio sea esencial para la salud y bienestar de los niños y jóvenes indígenas.

6. Recomendar que la ECOSOC solicite que el término “Pueblo” como usado en el borrador de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU sea usado en todos los documentos de la ONU perteneciendo a los Pueblos Indígenas sin discriminación, particularmente sin cualquier texto modificante con respeto al uso del término y sus implicaciones en relación a derechos bajo la ley internacional.

7. Continuar dirigiéndose hacia el impacto de conflictos armados sobre los Pueblos Indígenas, sus tierras, territorios y recursos, enfocándose en particular en las mujeres y los niños.

8. Recomendar que la ECOSOC solicite al Secretario- General de la ONU para llamar la convocación de una Cumbre Mundial de los Pueblos Indígenas dentro de los próximos dos años con fin de evaluar la Década y que la Cumbre sea guiada por el liderazgo del Foro Permanente.

9. Recomendar que la ECOSOC solicite a la Asamblea- General de la ONU para proclamar una segunda Década Internacional Mundial del Pueblo Indígena, 2005-2014, y que un objetivo mayor de la segunda Década sea la elaboración de una Convención sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas escrito por el Grupo de Trabajado sobre Poblaciones Indígenas.

10. Solicitar una extensión del plazo del Relator Especial de la ONU sobre la Situación de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales de los Pueblos Indígenas.

11. Recomendar que la ECOSOC promueve el apoyo para la continuación del Grupo de Trabajado Sobre Poblaciones Indígenas.

12. Llamar a Agencias de Desarrollo para incluir en sus estrategias de Desarrollo Orientadas en Metas Milenarias los derechos y preocupaciones de los Pueblos Indígenas, incluyendo el derecho a la participación completa y efectiva en el desarrollo y evaluación de estas estrategias mientras tomando en cuenta el principio del consentimiento libre, previo, e informado de los pueblos involucrados.

13. Recomendar que la ECOSOC solicite a la Asamblea General de la ONU para:

(a) llamar a los Estados que honren y ejecuten los tratados donde existan con Naciones Indígenas incluyendo esos tratados y otros arreglos con Pueblos Indígenas cuales naciones son disecadas por fronteras internacionales modernas; y

(b) establecer un grupo de trabajado para dirigirse a violaciones de tratados y efectos sobre Pueblos Indígenas, naciones, tierras, territorios y recursos.

14. Invitar a la Organización de Alimentos y Agricultura y de el Programa Medioambiental de la ONU, y otras agencias de la ONU pertinentes para avanzar el trabajo con respeto al derecho de Pueblos Indígenas hacia alimentos saludables y adecuados, seguridad de alimentos y soberanía alimentaría enfocándose particularmente en:

(a) esas áreas donde Pueblos Indígenas enfrentan muerte de hambre;

(b) esas áreas donde Pueblos Indígenas, especialmente mujeres, niños, y los ancianos están amenazados por la muerte de hambre y desnutrición;

(c) los efectos de biotecnología en la salud de comunidades indígenas, sistemas y recursos de alimentación incluyendo especias de plantas sagradas, espigas, semillas, animales, aves, y pescados;

(d) los factores principales debilitando sistemas agrícolas indígenas y actividades agro-relacionadas incluyendo intercambio tradicional por medio de trueque y rutas de comercio tradicionales – factores como:

– falta de acceso a tierra y recursos incluyendo agua saludable y adecuada

– la energía y cambio climático

– agro-industrias de escala grande y invasivas.

– contaminación y destruccion de la tierra, fuentes de agua y alimentos por pesticidas y substancias y químicos tóxicos

– proyectos de infraestructura de escala grande

– militarización

(e) medidas inmediatas para corregir la situación, con participación completa y efectiva de los Pueblos Indígenas, por medio de iniciativas que incluye el reconocimiento y protección de los derechos de Pueblos Indígenas a sus tierras, territorios y recursos, la restoración, refuerza y la protección de alimentos y sistemas agrícolas indígenas, su conocimiento tradicional, innovaciones y prácticas agrícolas, sus actividades agro-relacionadas, y sus rutas y costumbres de comercio;

15. Solicitar la Organización Mundial de Salud y otras agencias y cuerpos pertinentes de la ONU para avanzar el trabajo relacionado con la salud, incluyendo salud mental, de los Pueblos Indígenas dando atención especial a:

(a) mujeres, niños, y los ancianos

(b) la filosofía indígena hacia la salud incluyendo su conocimiento tradicional de salud, sus rituales y ceremonias;

(c) los efectos del HIV/SIDA en comunidades indígenas, y

(d) los efectos de turismo insostenible.

16. Llamar a agencias de desarrollo para incluir en sus estrategias datos desagregados sobre la situación de los Pueblos Indígenas, especialmente mujeres, niños y juventud en las áreas de salud, incluyendo salud mental, educación y otras áreas de desarrollo y que estos datos sean evaluados, en conjunto con los Pueblos Indígenas, en fin de

(a) determinar la extensión en que el Pueblo Indígena debería estar a salvaguardado de varios aspectos del desarrollo y

(b) para medir progreso hacia lograr las Metas del Desarrollo Milenaria.

17. Solicitar al UNESCO para organizar un taller en protegiendo los lugares sagrados y sitios ceremoniales de los Pueblos Indígenas con una vista para identificar mecanismos protectores y dirigiéndose a la restauración y la reparación.

18. Invitar a la Organización Mundial sobre Propiedad Intelectual con asistencia del FAO y UNEP para finalizar su trabajo con respeto a la protección de derechos de propiedad intelectual de ellos quien cargan conocimiento tradicional incluyendo los Pueblos Indígenas, y que el trabajo refleje la índole colectiva de la herencia cultural y intelectual de los Pueblos Indígenas incluyendo su derecho colectivo a esta herencia y para compartir en los beneficios resultando de el uso de esta herencia.

19. Animar al UNEP, FAO, y otras agencias y cuerpos pertinentes de la ONU como el Foro sobre Bosques de la ONU. (UNFF) para acelerar el trabajo de mantenimiento forestal sostenible, la conservación, restauración y el desarrollo, poniendo atención especial para

(a) participación completa y colectiva de los Pueblos Indígenas en esas iniciativas mientras tomando en cuenta sus valores culturales y espirituales de relación con la tierra, los bosques y el agua, conocimiento tradicional relacionado con bosques y leyes de costumbre;

(b) sus derechos colectivos a sus tierras, territorios, bosques y otros recursos;

(c) el impacto aumentado, a veces negativo, de pólizas sectoriales transversas como esas preocupadas por derechos relacionados con la tierra y agua, turismo, agricultura especialmente de aserrar y hacienda de escala grande, pólizas de comercio, y desarrollo de infraestructura en bosques y comunidades indígenas forestales;

(d) la participación completa y efectiva del Pueblo Indígena, especialmente mujeres, en iniciativas para la conservación y mantenimiento sostenible del agua, poniendo atención en particular a la relación espiritual y cultural de los Pueblos Indígenas con el agua como viviente y sagrada y que no debería ser mercancía o privatizada.

20. Solicitar a la Oficina del Alto Comisario de Derechos Humanos para convocar una conferencia con el fin de integrar plenamente los derechos de los Pueblos Indígenas dentro del sistema de la ONU y en los niveles regionales y nacionales.

21. Apoyar y recomendar fuertemente la participación completa y efectiva de los Pueblos Indígenas, por medio de sus representantes, en todas las iniciativas propuestas en este Plan de Acción.

Respetuosamente presentado por:

Tlahtokan Aztlan, Encuentro Tradicional del Pueblos Indígenas

Fondo Séptima Generación

American Indian Law Alliance

http://alainet.org/active/show_text.php3?key=3761

carta de una mujer indigena

Carta de una mujer indígena

Fuente: Chelita – Sudamérica. Revista “Yo Indio”, Nº 4

Soy una mujer indígena, hija de la tierra y el sol,
pertenezco a una raza con una cultura milenaria que hoy conservo como
un tesoro…
Convivo con lo que me rodea, con la lluvia, el viento, la montaña, el cielo…
Soy feliz en estas soledades…
tengo tiempo para contar las estrellas,
tiempo para poner mis sueños al día,
para danzar con los pájaros sintiendo el aire fresco del amanecer
y hablar en silencio con los animales, con las plantas, con los espíritus…
Sé sembrar con la Luna los frutos del alimento,
teñir la lana para hacer el tejido,
hacer medicina como me enseñó mi abuela,
cantar al nuevo día.
Sé amasar sencillamente con fidelidad y con ternura…
Soy mujer indígena, mujer como la Madre tierra,
fértil, callada, protectora y fuerte.
Yo no sé de economía, ni de bancos, ni de política ni subvenciones.
Pero si sé cuando mi mundo está en peligro
y sé cuándo las cosas son buenas o no.
No entiendo de muchas cosas,
a la gente del gobierno que vienen con muchas promesas, palabras de aire cuando hay
elecciones y después nada,
a los que vienen a querer cambiar mi mundo, mis vestidos, mi espiritualidad…
los que roban, los que experimentan con mis hijos,
o les sacan sus órganos para los winkas ricos,
los que mienten, los que me sacan las tierras, los que me explotan,
los que intercambian mi arte y mis tejidos por comida o alcohol
y me pagan una miseria por el trabajo de meses
para venderlos en las ciudades lejanas de Europa,
no entiendo a los que se hacen mis amigos para sacarme conocimientos,
los que vienen con grandes máquinas para talar el bosque,
los que agujerean la tierra para sacarle su sangre,
los que esconden en la comunidad basura en bidones para contaminarnos,
los que nos ponen vacunas, los que experimentan con mi sangre,
los que tienen buena fe y creen que vienen a ayudarme a integrarme poniéndome cables de luz
y trayendo la “caja boba” para confundirme,
los que me ponen zapatos,
los que quieren cambiar mis costumbres ancestrales,
los que me miran como un bicho raro y me sacan fotos,
los que quieren que baile por dinero,
los que vienen con muchas palabras bonitas a hacer iglesias
en nuestros lugares sagrados,
los que intentan esclavizarme con dependencias ajenas a mi cultura,
los que entran armados en nuestras tierras para echarnos,
a los extranjeros que vienen de vacaciones de
guerrilla a enfrentarme con los militares y luego
se van protegidos a sus lejanas tierras…
a veces las cosas se ponen peor para nuestra gente, nos apresan, nos matan…
Tampoco entiendo a los que me desprecian,
los que me ignoran,
los que no les importo nada y me roban todo, hasta mi dignidad…
Soy mujer indígena y sé lo que quiero…
cambiar cosas, esas cosas
que duelen dentro y se van agrandando como la impotencia,
el desamparo, la destrucción, las palabras incumplidas, el desamor
y ese sentimiento de estar siendo violada constantemente.
Quiero gritar
¡Déjenme en paz!… Quiero seguir viviendo así
simplemente, con la tierra y mi gente, la que ríe, la que crea,
la que vibra la vida así como es, sin alterar las cosas,
la que comparte, la que acaricia,
la que no tiene prisa y ama sin esperar nada,
la que no se aburre…
Quiero que me respeten,
soy mujer de la tierra, fuerte como el árbol
que resiste al viento como el junco en la corriente,
firme como la montaña más alta, frágil como el colibrí y dulce
como los atardeceres.
Soy mujer indígena, hija de la tierra y el sol
y aunque no entienda muchas cosas,
se lo que quiero, tengo esperanza y sé que las cosas
van a cambiar.

Chiapas y sus mujeres indigenas

Márgara Millán

Chiapas y sus mujeres indígenas.
De su diversidad y resistencia*

Poco sabemos de las mujeres indígenas, de su manera de concebir el mundo y ubicarse dentro de él. De su palabra y su consciencia, sus deseos de transformación y de permanencia. Una de las virtudes del libro de la joven periodista catalana Guiomar Rovira es justamente permitirnos el acceso a las realidades diversas de las indígenas chiapanecas y hacerlo con un material tan vasto de información y experiencia que permite comprender la complejidad de sus procesos, sus distintas dimensiones contradictorias, los puntos de tensión donde gana la represión del estado, de la comunidad, de los varones o de las mismas mujeres por sobre el ímpetu de emancipación femenil, pero también, los puntos de fuga donde se acrecienta el poder de las mujeres.

Conjugando lo mejor de un estilo ligero de crónica con ciertas descripciones etnológicas y las reflexiones de la autora tomando distancia, este texto nos presenta el mosaico que es este estado del suroeste, mostrando una vez más los motivos por los cuáles podemos afirmar que Chiapas es hoy el corazón del mundo. Compartiendo su sorpresa, enojo o tristeza, Guiomar Rovira va descubriéndonos a las mujeres “reales”, las que habitan fuera de los discursos (políticos, antropológicos, incluso feministas). Las mujeres marcadas por sus diferencias (de etnia, de educación, de consciencia política, de vocación y preferencias) construyendo, sin embargo, puentes unitarios de género, de visión de mundo, de imaginario, de futuro.

El zapatismo del primero de enero de 1994: punta del iceberg

Al acercarnos a las mujeres indígenas en Chiapas, zapatistas o no, empieza a predominar la idea de que existe una historia que va a contrapelo, que se abre paso en los cambios cotidianos de la vida de todos los días, que no se constituye en grandes acontecimientos ni noticia de primera plana. La historia como viejo topo, roedor y constructor al mismo tiempo. Cuando el mundo conoce de la insurgencia zapatista y Marcos se vuelve famoso, es de ésta otra historia ya desbordada en fenómeno público, acontecimiento nacional y hasta internacional, de la que está conociendo. Se trata de una urdimbre silenciosa que por largo tiempo ha estado en movimiento. ¿Los implicados? Familias y comunidades enteras. Tanto las que se convierten en zapatistas como las que no lo hacen, guardan el secreto, es el secreto de su propia historia, aquella que decidieron tomar en sus manos, construir todos los días, destruir también todos los días, su propia historia. Para poder re-contarla de nuevo, como lo empiezan a hacer hoy las mujeres indígenas que nos hablan a través de Guiomar. Para que el iceberg se haya dejado ver, muchas cosas han tenido que pasar. El entorno de organización combativa del zapatismo, la historia de lucha civil y pacífica de los y las indígenas campesinos de Chiapas, es un primer nivel dentro de este relato. Las mujeres estaban ahí desde siempre, algunas ya organizadas en proyectos productivos, en cooperativas textiles, en la panadería, en una tienda de la comunidad; otras se enrolaban para ser promotoras de salud, o decir la palabra de dios. Esas mujeres fueron creando espacios. Las comunidades las impulsaban pero también las criticaban. No era claro. Está bien que la mujer participe, pero causa desconfianza que lo haga. De todas formas, algunas siguen participando.

De repente se expande la noticia. Hay un grupo armado. Un grupo que se prepara para cambiar las reglas del juego del cinismo y del abandono, de la prepotencia y la ilegalidad. Algunas mujeres se enteran, siempre porque algún familiar les dice, en muchos casos el padre. De repente, se empieza a construir una opción de vida para las jóvenes indígenas. Es una opción comunitaria, y sólo por eso, una opción personal. Es comunitaria porque las familias y las comunidades la avalan: está bien el zapatismo porque es luchar por que la comunidad exista en el futuro. Muchos testimonios afirman que las opciones para las niñas-adolescentes de 12 a 15 años en los empobrecidos parajes de los altos o de la selva es irse a trabajar a las ciudades cercanas, emplearse como trabajadoras domésticas. Trabajar de zapatista es trabajar por el futuro de toda la comunidad; los otros trabajos son soluciones inmediatas a una situación de precariedad, medio de subsistencia personal y algún apoyo para la familia. Ocurre un desplazamiento en el horizonte de las comunidades, que va de las estrategias de sobrevivencia inmediata a las estrategias para “crear futuro” para todos. Para algunas comunidades indígenas, el zapatismo, así como los trabajos colectivos y el vestido tradicional empezó a significar hacer comunidad , a formar parte de la reciprocidad. Fue asumido como tarea comunitaria, y las hijas e hijos se fueron yendo al ejército zapatista. El resto empezó a trabajar para ellos. Se inicia así el amplio tejido que hoy conocemos como zapatismo y que lejos de ser un proceso aislado de opción por la vía armada, sólo podemos comprender cabalmente si consideramos su carácter comunitario y familiar. 1983 es la fecha con que los insurgentes marcan el comienzo de sus trabajos. Ana María, Mayora Insurgente encargada de la toma de San Cristóbal, ha dicho que en aquél entonces sólo había como dos mujeres en el pequeño grupo de nueve o diez insurgentes. Hoy la tercera parte de la fuerza insurgente son mujeres. Muchas tienen altos cargos y están al mando de importantes destacamentos militares.

Pero el entorno combativo y de organización femenil en Chiapas ocurría no sólo por parte de las indígenas que se volvían insurgentes, y las indígenas que se organizaban en proyectos comunitarios, sino también en la sociedad civil y mestiza que se organizaba para apoyar a las mujeres indígenas y sobre todo, para ayudarlas a encontrar sus propias inquietudes y demandas. Las figuras y grupos no gubernamentales resaltados por Guiomar, como la abogada Martha Figueroa, la periodista Concepción Villafuerte, Yolanda, la asesora de la cooperativa J’pas Joloviletik, el Grupo de Mujeres de San Cristóbal, son muestra de ese entorno. Después del 1 de enero de 1994, muchas otras mujeres del país y fuera de él, se organizan de distintas maneras para apoyar al zapatismo y a las mujeres indígenas en particular. Conpaz, en San Cristóbal, coordina las acciones de organismos no gubernamentales por la paz. Se inicia otra tarea de capacitación urgente a la población, ahora en situación de guerra declarada: la de los derechos humanos. La sensibilidad de la autora es tan amplia como para mostrarnos también los desencuentros entre las mujeres mestizas y las/los indígenas. En ningún caso se idealiza el mundo indígena sino que se le expone con todas sus contradicciones. Ello no desvaloriza la lucha que hoy llevan adelante.

Las mujeres indígenas. Sus propias diversidades, sus formas de resistencia

Delinear las diferencias entre una mujer tojolabal, como la Comandanta Trini, con una indígena tzotzil, como Maruch, fotógrafa chamula o la Comandanta Ramona, y las mujeres tzeltales, como las de Prado Pacayal o la joven comandanta Leticia, para después ir también desestructurando estas identidas étnicas en las experiencias de cada cañada, de la fundación de los poblados en la selva y también en los poblados zapatistas, como Guadalupe Tepeyac, es uno de los mejores aciertos del libro Mujeres de Maíz. Es en este retrato de las diferencias y los contrastes donde la autora nos deja ver lo complicado del proceso de cambio de relaciones de género y de visión del mundo que, pese a todo, se ha desatado en esa región del país.

Sabemos de la explotación de las/los indígenas por el sistema capitalista, de su exterminio físico y cultural, de la prepotencia e ilegalidad que forman su contexto cotidiano, compartido en diferente grado por las mayorías del país. El aislamiento, la ineficacia de la educación y de las políticas sociales de desarrollo. También es conocido el hecho de que son las mujeres las más explotadas dentro de esta escala de miserias, depositarias de la explotación de clase, etnia y género. Las más desnutridas, las más monolingües, las más analfabetas, como resultado de varios poderes: el poder del capitalismo, del estado mexicano y de la estructura de género.

El poder del racismo de la sociedad mexicana que las ha fijado como buenas nanas y sirvientas, incapaces de elaboraciones teóricas y de pensamientos políticos, guardianas de la sabiduría indígena, esa que se parece mucho al pasado que, aunque rico y profundo, pertenece al museo.

El poder del capitalismo que todo lo avasalla, “libera” y homogeniza para venderse en el mercado, destruyendo toda lógica opuesta por “precapitalista”, por ejemplo aquella que dice “queremos seguir siendo indígenas pero dominar nuestros recursos”, para decir, “lo que quiero es mano de obra barata y sin ningún recurso”.

El poder del estado mexicano que no las toma en cuenta, ni en la representación ni en la legislación, un estado que está fincando cada vez más en el Ejército y su capacidad intimidatoria cuando no francamente represora, su principal “centro de servicio a la comunidad”.

Y también, el poder comunitario y sus leyes, las que les impide escoger marido y heredar la tierra, las deja en el hogar, sin opción de aprender otros conocimientos, con responsabilidades en el trabajo pero sin participación en las decisiones, estructura del poder machista que se afirma en algunos lugares más que en otros. Este poder no sólo radica en los varones, sino también en las mujeres en contra de otras mujeres, el poder de la presión social y comunitaria, donde la indígena que se vuelve promotora, o se organiza en cooperativa, es mal vista y mal hablada.

Todos estos poderes son confluyentes en su acción, estructuran no sólo la posición de las mujeres y de los hombres en las comunidades sino también su historia y sus expectativas de futuro. Lo interesante del libro de Guiomar es que muestra como, en una situación tan aparentemente omnipotente y monolítica, existen muchas mujeres y algunos hombres que resisten con niveles y prácticas muy diversas, trabajando, como el viejo topo, en contrasentido de la sujeción femenina.

Guiomar organiza un retrato con bajorrelieves, donde aparecen tanto las indígenas no zapatistas comprometidas en la organización productiva de sus cooperativas, como las mujeres zapatistas de las comunidades que integran las llamadas “bases de apoyo”, las hermanas, madres, tías, amigas o conocidas de alguna o algún insurgente que cumplen tareas de apoyo específicas, las jóvenes insurgentes que se han ido a las montañas y que por años no han regresado a su comunidad ni visto a sus familias, las mujeres con cargo, las capitanas y las mayoras que tienen mando y han realizado acciones militares, las comandantas, indígenas miembros del CCRI. El retrato de todas estas mujeres nos da cuenta de la multiplicidad de lugares y de tareas que conforman la beligerancia femenil. Se ha ido componiendo un amplio repertorio de mujeres con autoridad, moral, política, militar, donde unas figuras apoyan a otras y abren caminos nuevos para todas. Cuando las indígenas, en uno de los encuentros posteriores al alzamiento que se realizó en San Cristóbal, afirman: ¡Qué bueno que salió Ramona! Ella creo que nos quiere, por eso salió a caminar, ella como que nos está jalando. Nos muestra el camino de lo que podemos hacer. Ella es una persona grande, mayor (p. 199), está presente el impacto que causa el movimiento sobre sí mismo y que hace que más mujeres se decidan a participar y a hablar.

Esto es muy importante, porque contribuye a la restauración y creación de una genealogía del poder femenil. Figuras con autoridad, figuras ejemplares, que inspiran respeto y reconocimiento, y que empiezan a reproducirse hasta diseminar la idea-sensación de que a todas nos toca una parte de la lucha por la dignidad. Genealogía arrebatada a las mujeres y más aún a las indígenas. Las imágenes de mujeres sabias, depositarias de un poder (la ilol o curandera, la partera, las ancianas de las comunidades) se amplían con estas otras, la insurgenta, la comandanta, las que se organizan y participan en los talleres y las reuniones. Mujeres indígenas que aprenden dos y más lenguas, que hablan castellano, que hablan en público. El imaginario estalla. Y ahora ellas nos interpelan en nuestro sentido de mundo, en nuestra responsabilidad común, en nuestro ser mujeres y tener palabra.

La historia no va nunca en un sólo sentido y siempre es un campo de batalla

El último atributo que quisiera remarcar de Mujeres de Maíz, es la idea presente a lo largo de todo el texto, de que las mujeres indígenas hoy en Chiapas están en medio al tiempo que produciendo, son producto al tiempo que actoras, de un proceso contradictorio y complejo, en el que sin duda se han fortalecido pero que de ninguna manera es un proceso que tenga un solo sentido. A los “compañeros que ya entienden” hay que agregar a los muchos que todavía no lo hacen, o que aunque entiendan, les gana un momento de desconfianza, de celos, de maledicencia, para cometer actos brutales contra sus propias compañeras. A las mujeres indígenas, zapatistas y no, les toca aquí también un trabajo más: imponerse frente a los varones que no aceptan sus procesos emancipatorios. No es terreno ganado, es terreno en lucha incluso entre los zapatistas. La Ley Revolucionaria de las Mujeres no es el marco jurídico que representa una nueva realidad, sino un deseo de una socialidad otra, el deseo de la eliminación del maltrato hacia las mujeres y de su justo castigo por parte de las comunidades; el deseo del reconocimiento de las mujeres indígenas como sujetos de pleno derecho. Pero también, la ley que por momentos y en territorio “liberado” sí funciona para castigar a los padres y a los maridos que siguen actuando conforme a costumbres que las mujeres han decidido transformar y de esa manera ejercer una nueva legalidad.

Mujeres de Maíz destruye la idea de las indígenas como sólo víctimas: de la historia, de la explotación, de la guerra y de la política. Para develarnos otra parte de su historia y de sus vidas, la del acrecentamiento de sus potencias, su “empoderamiento” como lo definen algunas feministas, sobre todo, su potencia para reivindicarse como sujeto, y más específicamente, como una diversidad de sujetos, capaces de autorrepresentarse. Con esto quiero decir, sujetos femeninos diversos con historias concretas, que elaboran sus propios horizontes de transformación, hasta ahora irrepresentables por el discurso político y por el discurso feminista en tanto teorías generales y universales. Estas mujeres indígenas se afirman como sujetos plenos, con derechos políticos, económicos, sociales y de género frente al estado mexicano y su ley, pero frente a sus comunidades y su ley. Afirman su pertenencia a la vida comunitaria al tiempo que exigen una redefinición de ésta donde su voz sea tomada en cuenta. Son totalmente congruentes con el discurso zapatista, llevándolo en muchos casos más allá de sus propias posibilidades prácticas, porque el “parejo” referido a las mujeres altera y modifica a la familia y la comunidad en un “más”. La transformación del sujeto-mujer indígena es algo que ocurre obligadamente en referencia a su pertenencia comunitaria y no como una “realización personal”. En muchas ocasiones es la propia comunidad la que elige e impulsa a alguna de sus integrantes a asistir a las reuniones, a caminar los caminos, a salir. La comunidad, después de promover la transformación participativa de sus mujeres, tiene también que transformarse. A veces puede, a veces no. Pero algo cambia.

En Chiapas las mujeres enfrentan tanto la violencia ejercida por el estado como por el esposo, como bien afirma Hernández Castillo,1 y el zapatismo como movimiento indígena, con todo y su impulso igualitario y justiciero encuentra en la situación de la mujer un continuo desafío. Queda claro que lo que no demanden y defiendan ellas mismas quedará sin ser demandado ni defendido.

Zapatismo como utopía feminista

Durante trece meses existió un territorio en México autodenominado territorio zapatista. Algunos testimonios describen sus normas y maneras: a las jóvenes indígenas insurgentes se les veía mejor comidas, es decir, menos desnutridas que sus hermanas de las comunidades. Aunque llevaban uniforme y se cubrían el rostro, se les podía observar unos pasadores (los prensa-pelo) acomodando el peinado, la larga trenza brillosa, detenida por algo colorido y los aretes, accesorios de todos los días, al igual que el arma o la linterna, y por supuesto, el pasamontañas o el paliacate amarrado al rostro. Usaban anticonceptivos y condones, porque no querían embarazarse aunque sí gozar de su sexualidad, aún en guerra. Los matrimonios se anunciaban al mando, como un “pedir permiso” a una familia extensa. Si los interesados estaban de acuerdo, no había impedimento. Los divorcios se daban sin trámite, simplemente se separaban las parejas y se decía que ya no eran. Las tareas se repartían. Los hombres aprendieron a hacer todo lo que hacen las mujeres, y las mujeres hicieron lo que generalmente hacen los hombres. Dicen que a ellos les costó más trabajo, pero había voluntad y lo lograron. Cualquier cosa era pretexto para la fiesta, pero ni en la fiesta había bebida. Las mujeres estaban muy contentas por esa prohibición, los varones, no sabemos. Pero sí sabemos que las alzadas usaban toallas sanitarias y les parecía más cómodo que andar manchando la ropa.

Los cuerpos de esos hombres y mujeres fueron cambiando, sin tantos hijos, sin tanto trago, un poco de más comida y mucho ejercicio, sus figuras esbeltas se hicieron más fuertes. Resplandeció la belleza. Venían de esas comunidades donde permanecían sus padres y madres, pero también venían de otros lados más atrás y más delante. Sufrieron mutaciones irreversibles, transformaciones profundas, “revolución de las costumbres”, ampliación de los posibles. Y por momentos se vivió la energía lúdica de la naturaleza, tal vez por estar tan cerca de ella, una especie de armonía, que paradójicamente, hacía la paz dentro de la guerra. Burbuja expuesta al aire de los tiempos, estalló para quedar en la memoria como utopía.

Pero ahí están las palabras y los deseos. Las mujeres indígenas han hablado ya sobre sus propios cuerpos, han modificado la manera en que las entendíamos, y sobre todo, la manera en que se entienden a sí mismas. Para el futuro de todas ellas el deseo de la comandanta Susana2  es: “que estén libres, que lo piensen ellas, que sean libres, muy libres. Que puedan hacer lo que pidan, lo que quieran hacer. Que va a ir allá o que quiere estudiar algo y sí puede. Antes no se podía para nada, ni ir a la escuela ni nada. Yo hasta ahorita no sé leer ni escribir, porque mi papá no me dejaba ir a la escuela, pensaba que es malo, no le gustaba. Ya cambió mucho, ahorita ya toda mi familia, todas sus hijas van a la escuela, ya estudian, es muy diferente que antes (p.212).

Mujeres de Maíz es en sí mismo una artesanía que la autora ha hecho con detalle y paciencia, un tejido de hilos coloridos que se van entrecruzando hasta darnos un panorama mucho más real, por más cercano, de las mujeres indígenas chiapanecas.

Traslado de material de nasdat de msn a .com

Debido  al fallo  que estan presentando continuamente los foros de msn y que posiblemente en unos meses sean de costo trasladare todo el material  que tengo  en nasdat de msn aqui. Son cerca de unos 3 mil  mensajes asi  que espero  que si me voy de a 100 diarios pueda terminan en un mes.

=P

De chamanismo son solamente cerca de 1000 textos aproximadamente aunque unos 150  ya los pase para aca.

Se creo  el  foro de camino Rojo  en rojointenso ahi pasare informacino que solo puede darse a personas conocidas o  serias.

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