El chaman para las gestalt

El chamanismo es otro aspecto esencial de la espiritualidad gestáltica:

Más que a un maestro zen, Fritz se parecía al terapeuta transpersonal más temprano: el chamán, que también es el precedente del rol del terapeuta gestáltico: el rol de un guía experimentado, un conductor consciente. Lo que le hace particularmente chamanístico es su versatilidad, su movimiento orgánico entre los dominios sensorial, afectivo, cognitivo, interactivo e imaginativo (Naranjo, 1989, p. 203).

Mircea Eliade, reconocido estudioso del fenómeno chamánico ,define al chamán como el gran especialista del alma humana, el maestro del éxtasis en culturas donde la experiencia extática se considera la experiencia relígiosa por excelencia. Cada chamán utiliza un método de su exclusiva pertenencia, aunque todos hayan recibido una doble instrucción: de orden extático (sueños, trances, etc.) y de orden tradicional (técnicas, nombre y funciones de los espíritus, mitología del clan, lenguaje secreto…) que equivale a una iniciación. Si el chamán puede ser un guía es porque ha sufrido y atravesado su propia patología. Joseph Campell lo diferencia del sacerdote:

que es un miembro iniciado socialmente, instalado ceremonialmente, que ocupa un rango y actúa como usufructuario de un cargo que otros ostentaron antes que él, mientras que el chamán es alguien que, como consecuencia de una crisis psicológica personal, ha obtenido ciertos poderes propios. Los visitantes espirituales que se le presentaron en la visión nunca antes habían sido vistos por ningún otro, eran sus familiares personales y protectores.

Eliade insiste en este punto:

El chamán es un enfermo que se ha conseguido curar y que se ha curado a sí mismo. Su instrucción es demasiado complicada para ser accesible a un neurótico, no pueden ser considerados como simples enfermos porque su experiencia psicopática tiene un contenido teórico. Si se curan a sí mismos y saben curar a los demás es, entre otras cosas, porque conocen el mecanismo, o mejor dicho aún, la «teoría» de la enfermedad.

Fritz Perls era un chamán «en su confianza en la intuición, en su orientación científico- artística, en su combinación de fuerza y ordinariez, en su anticonvencionalismo y desafío a la tradición, su familiaridad con los cielos y los infiernos y, tal vez lo más importante, su mente dionisíaca y apreciación de la rendición» (Naranjo, 1989, p. 204). Mucho de esto está en la terapia gestalt donde se alienta el estilo propio del terapeuta, el uso de sí, su experiencia en atravesar la neurosis para poder acompañar a otros, su heterodoxia, etc. Pero el aspecto chamánico más reseñable de la espiritualidad gestáltica es su carácter no santurrón: Fritz decía de sí que era 50% hijo de Dios y 50% hijo de puta, lo cual escandalizaba a las personas de creencias religiosas rígidas y contribuyó a considerar a la gestalt «antiespiritual».

También su forma confrontativa de trabajar,

su insistencia en la frustración para desarticular las manipulaciones del paciente… contribuyó a dar una visión de la gestalt como una terapia dura, a veces cruel y afianzada en lo real, y permitió que algunos discípulos de Perls siguieran un modelo limitado y estrecho donde frustrar era más importante que la autorrealización… la separación entre Yo-Tú (recuérdese la oración gestáltica) se convirtió en una finalidad en lugar de ser un medio hacia el encuentro con otros seres humanos y con todas las manifestaciones de la vida y de la energía

Esencias y realidades

Atemporalidad

EL TODO Y LA NADA

Entre la esencia y las realidades ilusorias

Nunca hubo una “nada” en los confines del “Todo”. Ni confines. Nunca hubo un
“Dios” o “Energía” que “ocupara” un determinado “espacio”, más allá del
cual, un no-espacio fuera una “nada”. Es decir, lo que hubo siempre fue un
“Algo” no “situado” en un “espacio” con confines. Ese “Algo” no es el
opuesto de una “nada”: no tiene opuestos. El problema de las concepciones
filosóficas humanas ha sido tratar de dimensionar ese “Principio Creador”
desde una perspectiva dualista en la que “hubo un momento en que se puso a
crear”; “momento” que podría entenderse como “a partir de”, como si sólo
desde entonces el Principio Creador hubiera entrado en actividad luego de
una eternidad nula. Lo dualista está dado en estos razonamientos, en los
conceptos de “antes era quietud” – “después fue el movimiento”. El Principio
Creador es dimensionado a partir de la existencia de lo que conocemos como
Universo”, por el mero hecho de que es científicamente demostrable que el
Universo tuvo un principio que puede ser calculado en una determinada
cantidad de miles de millones de años terrestres. Por lo tanto, las
especulaciones teológicas plantean la noción de un Dios que entró en acción
a partir del momento en que el Universo pasó a existir. No hay un
planteamiento filosófico acerca de que durante toda la eternidad anterior al
Universo-Tiempo, ese Principio Creador tuviera una existencia y acción de
alguna forma que no tuviera nada que ver con tiempos, espacios y universos.
Se limita la búsqueda de la concepción de Dios a términos de “Creación”; es
decir, “Dios es Dios en tanto Creador”, y “Creador es Creador en tanto hay
materia-energía, tiempo-espacio”. La idea es que antes de la Creación, todo
era quietud… Como si ese Creador se hubiera pasado la eternidad
pre-universal dormido.

De la potencia al acto

Si nunca existió la Nada, porque siempre existió un “Algo”, pero hablamos de
un “Siempre” sin tiempo, esa eternidad pre-universal no debe ser entendida
en términos de tiempo. Eternidad no significa “mucho tiempo”, o “todo el
tiempo”, o “todos los tiempos de antes y después”; eternidad es no-tiempo. Y
no-tiempo no implica “quietud”, por oposición a que “tiempo” implique
“movimiento”. La perspectiva dualista de la visión humana pretende entender
la eternidad del no-tiempo, por oposición a la temporalidad. Entonces, “si
en el tiempo hay movimiento, en el no-tiempo, debe haber quietud”. Por lo
tanto, “el Creador estaba quieto antes de que existiera el tiempo”. Tenemos,
así, un Creador que nunca había hecho nada, hasta que hizo todo; un todo
que, por oposición a esa nada, concibe al espacio-tiempo como dimensión de
movimiento, en oposición a un no-espacio y no-tiempo como una no-dimensión;
una no-existencia; una nada. No es raro que, bajo esa visión, haya
científicos que especulen con que, de pronto, una partícula estática entró a
dinamizarse, y desde entonces, cuando estalló y comenzó el universo, es
cuando todo empezó a existir, incluso el tiempo. No le llaman “Dios” a esa
partícula o energía primordial, pero al final están de algún modo
divinizándola: le atribuyen la facultad de dar origen a todo lo que existe.

Ya sea una partícula o bien una energía gigantesca, el error de los
científicos y de los metafísicos consiste en pensar en términos de “muy
pequeño” y “muy grande”, respectivamente. Es decir, conceptos ligados a la
noción de “espacio”. Como el espacio tiene medida, el no-espacio suele ser
difícil de entender, ¿cómo imaginar lo que es el opuesto de lo que es grande
o pequeño, si no es ni grande ni pequeño; si no está “situado” de modo que
podamos medirlo?

Sin espacio, sin tiempo, sin antes, sin después; un Ser, una existencia, una
realidad que no tiene lógica, porque lo lógico hubiera sido el no-ser, la
nada. Es entendible que de haber existido una nada, nada existiría; lo que
cuesta entender es por qué existe todo, si de la nada no sale nada. Por lo
tanto es un todo que no “salió” ni de la nada ni de algo. No salió, no
comenzó; es. No creó “hacia afuera”; no hizo un espacio donde emanar energía
para que ese espacio “externo” existiera como universo. No creó “hacia
adentro”; es decir, un agujero dimensional donde volcar energía para crear
ese universo. No puede haber ni “adentro”, ni “afuera” en un Ser que no es
medible en términos de espacio. Por lo tanto, no estamos, como universo, en
“un lugar” fuera o dentro de ese Ser: no “estamos”: somos. La
temporalidad-espacialidad en la idea de “estar” es una sensación humana, de
mentes limitadas que no son manifestación, sino negación del ser. Por eso en
la sociedad materialista es más importante tener, estar y parecer, que ser.
Porque la sola conciencia del ser que somos, haría perder sentido a
posesiones, localizaciones y apariencias. La teología que pretende situar al
Ser fuera de nosotros, trascendente al universo, perdería todo sustento,
porque comprobaríamos la inmanencia divina en todas las cosas. Y esa
divinidad que está en todo lo que existe, es atemporal, no fue “creada”
porque “siempre” existió. No pudo haber un momento a partir del cual esa
esencia divina que somos empezó a “ser”, siempre fuimos.

Nosotros en la existencia

Pero “siempre” es otra palabra engañosa, porque es el opuesto de “nunca”: no
podría ser que nosotros “nunca” hubiéramos sido hasta que “fuimos”, porque
en tal caso el “nunca” debería haber comprendido al futuro también, pues no
puede haber un “nunca” que alguna vez termine, cuando lo que no era, empieza
a ser. Entonces, no podemos venir de un “nunca”; no podemos siquiera
“venir”: si encontrándonos en una dimensión temporal-espacial, procediéramos
de un Todo sin tiempo del cual nos separamos para estar aquí, no sería
cierto que éramos atemporales, porque lo atemporal no puede temporalizarse.
En otras palabras, nuestro ser, nuestro espíritu, sigue siendo atemporal; no
“vino” aquí desde donde “es”: nuestra mente no es otra cosa que una
proyección temporal en la cual nuestro espíritu no puede “estar”
circunscripto, limitado por variables de espacio-tiempo. Somos espíritus que
no estamos aquí, ni venimos de ninguna parte ni vamos a ninguna parte: sólo
movemos sondas materiales y mentales a través de campos dimensionales en
diversas escalas. No somos “nosotros” quienes nos movemos como sonsas, sino
nuestras mentes y cuerpos. La ilusión consiste en creer que somos esas
mentes y cuerpos, de la misma forma que con un casco y visor de realidad
virtual podemos creer que estamos donde nuestra tecnología cibernética lo
configure para que ilusoriamente nos creamos metidos en esa realidad
ficticia.

Realidades

Somos divinidades del no-tiempo; ésa es nuestra única realidad. Jugamos a la
realidad virtual donde perdemos el sentido de que no estamos aquí. De
pronto, algunos de nosotros despiertan algo de su conciencia bloqueada, y
donde hay una persona ven otra cosa; ven entidades del astral por todas
partes, se superponen dimensiones, y ya nada es lo que parece. Algunos se
dice que son esquizofrénicos, porque hablan con gente que “no existe”; pede
que ni siquiera estén viendo seres en el astral, y que sea tan sólo una
proyección mental, pero para el caso es lo mismo: las percepciones falsas de
esta realidad, o verdaderas de otra realidad, relativizan, en cualquier
caso, la absolutividad de que en estas dimensiones del tiempo-espacio haya
algo que “sea” objetivamente; hay cosas que unos las captan y otros no, o
que existen sólo en la mente de un único observador que cree verlas y en
realidad no están. O que en realidad sí están, pero sólo para un observador
entre cien que miran y no ven lo que también es realidad que para ellos no
existe. Lo cual es muy distinto de que no estén pudiendo ver lo que el
observador ve; no se trata de cien ciegos que no ven lo que hay, sino de
cien que no ven lo que efectivamente no existe, y que a su vez sí existe lo
que hay alguien que sí lo ve, porque es una realidad exclusiva suya, de la
cual nadie más puede participar. Una realidad que no está en el
tiempo-espacio colectivo, sino que es una proyección individual y subjetiva
del no-tiempo-no espacio del ser cuya sonda mental la observa.

Conocemos a alguien, hallamos un objeto que nadie vio donde pasaron cientos
de personas y lo levantamos. Y estamos muy seguros de que ese alguien y ese
objeto pueden ser vistos por cualquiera. O que mucho de lo que pensamos o
sabemos podremos decirlo a cualquiera y que cualquiera lo entienda. Y puede
suceder que nada de todo eso sea accesible a nadie más que nosotros. Que
para cualquier otra persona, nada de eso exista. Estamos muy convencidos de
la realidad de lo que experimentamos y conocemos. Pero puede que existan
ciertas realidades nuestras que no formen parte alguna de la realidad
colectiva. Si algunas de ellas fueran, por ejemplo, ideales de
transformación mundial, es posible que, llevadas a términos explicativos
para comunicarlas a los demás, sean consideradas por ellos como delrios de
un iluso que debería “bajar a la realidad”, poner “los pies sobre la
tierra”. Con el paso del tiempo, cuando comprobamos que esos ideales que
tuvimos no se cumplieron, creemos que efectivamente fuimos delirantes ilusos
fuera de la realidad. Pues sí, eso somos como esencias atemporales y
aespaciales: entes ajenos a esta realidad; no la dimensionamos
objetivamente, y por lo tanto la vemos como nos parece que es o que pueda
ser si la transformamos. Nadie verá las cosas como las vemos transformadas
en una realidad adonde la de aquí no regirá, y por lo tanto, las mentes
aferradas a la realidad de aquí se resistirán a tener una visión atemporal
en la que puedan, como nosotros, concebir que todo puede ser distinto de lo
que está siendo.

Un buen autor o promotor de propuestas de cambio social y planetario no será
alguien que maneje la atemporalidad, sino las secuencias temporales a las
que las mentes están ancladas. No se puede obtener adhesión y participación
de la gente con promesas de un paraíso en la Tierra que “ya existe” en la
atemporalidad, y que está situado en un futuro que es tan ilusorio como
nuestro presente. Porque el hambre que muchos tienen lo sienten demasiado
temporal y real para que en vez de hablarles del pan de hoy aquí, les hablen
del paraíso mundial de mañana en la atemporalidad que ya le está dando
existencia antes de ser en la materia.

Las urgencias de muchos no aceptan filosofías y metafísicas que no son su
realidad. Por lo tanto, un espíritu que esté logrando desbloquear la mente
física para que ésta sea capaz de crear realidades, no deberá pretender que
las conciencias de los demás cambien y, entonces sí, comprender que el mundo
puede cambiar. Los cambios deberán ser producidos yendo a contramarcha de
una sociedad que no creerá en los idealistas que los propongan. Porque serán
producidos no con palabras, sino con hechos, siendo que la gente debe creer
en los hechos y no en las palabras. Cuando muchos comprueben que la realidad
puede cambiar porque ya habrá hechos que así lo demuestren, entonces haber
carecido de las palabras en el momento de la difusión de los ideales no
habrá sido importante, porque de haber recibido esas palabras no las habrían
creído fundadas en algo posible.

Entre lo cósmico y lo onírico

Muchas cosas no tenemos por qué decirlas; no pertenecen a realidades
colectivas o masivas. Por ejemplo, si tenemos algo de conciencia de nuestra
atemporalidad y divinidad, decirles a los evangélicos pentecostales que
“todos somos dioses”, es hacer un mal uso de esa conciencia, porque para
ellos Dios está afuera y nos teledirige. Para ellos el Padre Universal es
Dios; ignoran que hay millones de Padres Universales en millones de
universos esféricos que existen paralelamente a éste, y ninguno de esos
Creadores Universales es Dios; todos proceden de un Gran Creador que, a su
vez, tampoco es Dios. Porque todos los Creadores y cadenas de niveles de
Creadores son apenas manifestaciones cósmicas en tiempos y espacios, de
“Eso” que no tuvo Alfa ni Omega, ni localización, ni duración, y a lo cual
se le ha dado en llamar “Dios” para confundir queriendo simplificar, porque
al final hasta Jehová y el hacedor de este mundo se han autodenominado
“Dios”, y de hecho lo eran, pero dentro de la pluralidad de una palabra que
no había sido concebida para designar al UNO o el TODO, sino al carnaval de
deidades que desfilaron sobre la Tierra a lo largo de la historia. Para no
confundir y no simplificar, mantengamos cierta dificultad de definición,
pese a la cual tratemos de entender que los Creadores o Padres Universales
son insignificantes ante la magnitud de ese TODO, ese UNO atemporal, sin
principio ni fin, del cual es difícil precisar si somos “parte” como
“dioses” omnipotentes, porque a algo que es “UNO” no se lo puede concebir
como hecho de partes. Partes que, como dijimos, no son “salidas” de ese Ser,
porque no estamos fuera de Él (ni “situados” dentro de Él en algún “lugar”).
Posiblemente ni siquiera “estemos” en este Universo esférico galáctico
expansivo, y apenas tengamos aquí proyecciones mentales de lo que realmente
somos, y sea todo esto apenas un escenario ilusorio de realidad virtual
donde creemos que nos estamos moviendo. Incluso, cuando dormimos, creemos
que nos movemos en otro de los niveles ilusorios de esta realidad, y estamos
muy convencidos de que los sueños son algo que existe y donde tenemos
experiencias. Algo donde tan real es la cosa, que los habitantes de esa
realidad tratan con nosotros como entidades totalmente ajenas a nosotros,
como si tuvieran existencia autónoma.

Cuando soñamos, los seres que existen en nuestros sueños tienen vida propia;
podrán ser cambiantes conforme a nuestras mentes que los van adaptando, pero
existen por sí mismos como creaciones nuestras que se tornan independientes.
Puede que dejen de existir cuando nos despertamos, que reaparezcan volviendo
a existir en otros sueños, o que nunca más sepamos de ellos. Pero
concentrémonos tan sólo en un sueño, y en un determinado ser que vemos en el
sueño. Ese ser no puede ser deshecho por nuestra mente, porque desde que
ella lo creó, le da existencia autónoma. Si despertamos, esa existencia se
desvanece, porque ese ser autónomo depende de que la realidad en la que ha
sido creado se mantenga. Pero como los sueños son realidades fragmentarias,
como capítulos unitarios de una serie televisiva donde el héroe siempre
somos nosotros y los demás actores varían, ellos sólo existen mientras los
soñemos. Sólo que en vez de que les demos papeles para que los interpreten,
esos actores hacen lo que quieren; incluso lo que nos pueda disgustar o
desfavorecer. Pueden incluso matarnos. Pero llegado a ese extremo, o bien
despertamos, con lo que comprobamos que no hemos muerto más que en esa
realidad, pero no en ésta, o bien seguimos vivos dentro de ese sueño; no
podemos morir, o bien “morimos” siguiendo vivos, aunque estemos decapitados.
Si alguien nos mata en el sueño es porque tiene autonomía para existir sin
necesidad de la mente que lo sueña (al menos en teoría, por más que en la
práctica, al despertar el que sueña, el personaje del sueño se desvanezca).

Esa realidad mental en la que viven entidades, es como la realidad en la que
nuestro Yo mental es virtual. Una realidad que existe en una dimensión donde
creemos que estamos, fuera de la cual no existe esto que creemos que somos,
sino que existimos como realmente somos. Vista desde esa realidad por
nuestro verdadero ser, esta dimensión virtual puede tener millones de años
luz de tamaño y millones de galaxias de contenido, pero no por eso deja de
ser una proyección ilusoria con respecto a la atemporalidad a la que
nuestras esencias pertenecen.

Pero he aquí que hablar de “virtual” o “ilusorio” no significa hablar de
“irrealidades”: son realidades también, tan reales como la atemporalidad del
Increado; tan reales como la virtualidad de los sueños en los que creemos
estar, así como creemos estar aquí durante la vigilia, y si según estemos
despiertos o dormidos, o bien desde aquí o bien desde el sueño, vemos como
real al estado actual y como ajeno a nuestra realidad de ese momento o bien
al sueño o a la vigilia, entonces ni una cosa ni la otra pueden ser del todo
reales; sólo son reales en la relatividad de las dimensiones de
tiempo-espacio. Y el mundo onírico no es inmaterial y atemporal; es una
dimensión más de lo espacial y temporal; es algo donde todavía nuestro Yo
tiene identidad artificial, personalidad acorde con el plano de realidad del
mundo físico, de la vida y la conciencia social. Es un mundo paralelo a este
mundo, que constituimos mentalmente como complementario de éste, pero que
sigue siendo abismalmente aislado de la atemporalidad donde somos lo que
somos y no lo que en esta vida parecemos o nos creemos.

Soñar o estar despiertos son dos niveles de realidad tan ajenos el uno como
el otro a la realidad en la que somos un Todo en el UNO, donde el otro y yo
somos lo mismo. Por eso cuando queremos trasladar aquí el concepto maya de
que “tú eres otro yo, yo soy otro tú”, no lo entendemos porque usamos la
mente física, el ego por el cual aquí nadie es otro yo; cada uno es cada
cual, distinto del otro, separado. Suena muy bonita la frase maya, pero no
es aplicable en los términos de nuestra personalidad. Suena muy bonito el
“te amo”, pero en realidad está queriendo decir “mi ego está a gusto con el
tuyo”. Perdidos en el espacio-tiempo, incapaces de amarnos permitiéndonos
ser, bloqueando nuestro ser nos relacionamos con egos que bloquean a su ser
y que sean reflejo de nuestros egos. ¿Qué somos realmente?, no nos importa;
como estamos, “está todo bien”: nosotros aquí, nuestro espíritu allá, el
Increado más allá… y eso es la vida. ¡Qué pobreza! La experiencia de la
vida en las galaxias bajó a un nivel de realidad que parece lamentable.

Dónde estamos

Sin embargo, ser ignorantes y haber sido capaces de amenazar la continuidad
de la vida en el planeta es algo que no podía haber sido evitable, desde que
la Totalidad comprende infinitas opciones de realidades, y ésta es una. Nos
preguntamos por qué justo a nosotros nos vino a tocar estar acá, entre
infinitas alternativas en las que podríamos haber sido y estado mejor (algo
así como “por qué a mí me tocó ser yo”). Algunos se preguntarán por qué
nacieron justo ahora, y no en siglo pasado o el que vendrá. Y quizá así haya
sido también y así será; quizá todos estamos aquí no por casualidad, sino
porque siempre estuvimos en todos los tiempos. ¿No estaremos también en
todas las realidades infinitas? ¿Nos tocó estar circunscriptos en esta
realidad de este universo, o desde la atemporalidad en la que nuestras
esencias existen, tenemos proyecciones como ésta en infinitas direcciones de
tiempos, espacios o de no-tiempos y no-espacios?

En fin; si es que no estamos aquí en realidad, sino que aquí apenas hay una
proyección nuestra a la que creemos que es nosotros, pero no por ser una
realidad virtual, deja de ser real, no porque esto no seamos nosotros, vamos
a dejar de vivir esta realidad. Tan pequeño es al final un universo, que,
después de todo, un átomo puede ser grandísimo; nuestras pequeñeces pueden,
entonces, ser tan inmensas que ponerse a escribir algo como esto o a
preparar un té, sentarse a mirar el paisaje o una dibujar, pueden ser
acciones grandiosas en vez de insignificancias.

El valor subjetivo de las cosas

Por lo tanto, vale lo mismo querer salvar al planeta que salvar a la gallina
del zorro que anda por ahí; vale lo mismo reforestar un bosque que plantar
un árbol en el jardín. Para el dueño del gallinero y el dueño del jardín, no
hay planeta ni hay bosque más importantes que la gallina o el arbolito. Y
ése es el mundo al cual nos estaremos dirigiendo los que queremos que la
humanidad cambie: un mundo donde predominan las personas que no ven más allá
de su entorno inmediato. Por lo tanto tenemos que pensar en términos de
entorno inmediato para hablarle a gente así: qué es lo que les estaremos
proponiendo para su vida cotidiana, y no para que ellos actúen localmente
pensando globalmente. Quizá les falte mucho para siquiera pensar localmente,
porque hasta pueden vivir tapados de basura sin que les moleste el mal olor.
Y olvidémonos de hablarles del ser y la nada, o del no-ser y del Todo, o de
todas estas cosas que compartimos entre nosotros los elitistas que podemos
por lo menos querer tratar de entenderlas, juntándonos entre nosotros al
margen de los ignorantes con los que perderíamos nuestro tiempo.

Entonces, de elitistas que somos, nos metemos tanto en nuestras convicciones
de realidades cuánticas, que nos alejamos del dueño del gallinero y del
jardín, y nos incapacitamos para descubrir y planificar de qué le vamos a
hablar a gente de ésa, conforme a lo que para ella tiene valor, y no
conforme a nuestros valores. Después nos preguntamos por qué no logramos
acelerar los cambios mundiales que preveíamos; por qué el calendario
gregoriano no se pudo cambiar por el de las Trece Lunas. Y nos damos cuenta
de que el elitismo en el que habíamos ingresado podía estar bien para una
realidad subjetiva, pero no para la realidad colectiva de la que nos
habíamos separado. De pronto las naves evacuadoras no vinieron con sus
comandantes a salvarnos, y seguíamos acá, en el mundo de los ignorantes e
incrédulos, porque nos creímos que si nos volvíamos distintos de ellos
íbamos a ser transportados a otra realidad. Queríamos irnos de ésta, en vez
de cambiarla. Entonces empezamos a entender que el Plan de Evacuación estaba
mal planteado, y que se trataba no ya de convertirse en los “elegidos” de
los extraterrestres para ir en las naves a otros mundos, sino en ser cada
uno elegido por sí mismo para seguir en este mundo, obrando cambios hacia
adentro y no pretendiendo que el mundo cambiara. Pero ahí fue cuando todo
volvió a fallar, al darnos cuenta de que las mantralizaciones y meditaciones
no nos hacían cambiar en nada; tan sólo nos pretendían hacernos sentir más
espirituales, pero volvíamos a nuestras relaciones con los demás y seguíamos
siendo los mismos intolerantes, egoístas y conflictuados.

En fin, todo el proceso de búsqueda interior terminó siendo de afirmación de
lo exterior, bajo apariencia espiritualoide. Habría sido más fácil no buscar
nada, no pretender espiritualización de nada, y ponerse a hacer cosas no
alejados de los ignorantes, sino entre ellos, es decir, sabiendo coexistir
con lo que para ellos tiene valor y que para nosotros no lo tiene, al menos
ahora si es que alguna vez sí lo tuvo a nuestro entender. Nos habíamos
alejado del fútbol porque “eso es cosa de ignorantes” (como nosotros cuando
éramos ignorantes que no habíamos accedido a la “iluminación”), y por lo
tanto no estábamos más allí para participar de la reunión de la Asociación
de Fútbol en la que directivos, árbitros, jugadores y aficionados buscaban
soluciones al problema de la violencia en el deporte. Como se supone que el
fútbol es cosa de ignorantes, entonces los iluminados que podrían resolver
los problemas allí, no están: en vez de quedarse a brindar servicio, se
fueron a meditar a la montaña.

Reflexiones en una fecha especial

Hoy, 25 de julio de 2003, es el día del no-tiempo del calendario maya de las
Trece Lunas. Realmente me había olvidado por completo de eso hasta hace un
rato, cuando ya llevaba como dos o tres horas escribiendo estas reflexiones.
Quizá mi forma de celebrarlo ha sido, inconscientemente, escribiendo esto y
no reuniéndome con los con gente espiritual a hacer rondas y participar en
ceremonias como en las que otras veces sí estuve para esta fecha. Quizá esto
de la atemporalidad del ser lo esté escribiendo en un día en el que no pocos
adherentes a la cuestión del calendario maya se estén preguntando todavía
qué es esto del día que no es del año que terminó ayer ni del que empieza
mañana; qué es esto del día del no-tiempo, si al final tan difícil es
siquiera entender lo que es el tiempo.

Si es que acaso he escrito esto porque haya recibido alguna influencia
cósmica o humana ligada a la fecha tan especial que mucha gente hoy celebra,
lo único que sé es que hoy, para mí, es un día como cualquier otro, pero que
si para muchos es motivo de festejo, que lo disfruten; algo de positivo le
estarán transmitiendo al mundo.

Comandante Clomro

Desde la nave mental Tiempo-Tierra 2003, y bla, bla, bla…

Visite sitio de la Organización de la Humanidad Unida
www.geocities.com/libertylove.geo/OHU.htm

Plantas shamanismo y estados de conciencia

Presentamos un fragmento de ‘El Arte de Ver’, artículo de Alexander Shulgin incluído en el libro ‘Plantas, Chamanismo y estados de Conciencia’. En esta exposición, el Dr. Shulgin presenta de un modo muy directo lo que para él son y pueden ser las sustancias enteógenas dentro de un uso ‘apropiado’.

[…]

Donde sea que me dirija a un público que no esté familiarizado con estos ámbitos de interés, me enfrento siempre a preguntas predecibles:

‘¿Qué hacen estas cosas?’

No es lo que HACEN. Es lo que PUEDEN hacer. Pueden mejorar la memoria. Pueden hacer más brillantes los colores. Pueden hacer que oigas con más agudeza. Y pueden hacer que experimentes una extraordinaria empatía, una forma de comunicación, con la naturaleza.

‘¿Cómo funcionan estas cosas?’

La verdad es que en realidad no lo sé. Es fácil hablar de receptores. Uno de los agentes psiquedélicos más potentes, el 2,5-dimetoxi-4iodoanfetamina [DOI], se ha utilizado como ayuda para definir las zonas del cerebro humano en las que se ha comprobado que se concentran las drogas psiquedélicas. El dominio del uso de técnicas de tomografía por emisión de positrones puede seguir las rutas tomadas por una droga psiquedélica adecuadamente etiquetada. Pero en el mejor de los casos estos instrumentos responden a la pregunta: ‘¿A dónde van estas cosas?’. Porque con respecto a la pregunta ‘¿Cómo funcionan estas cosas?’ no lo sé, y lo cierto es que tampoco nadie lo sabe.

‘¿Producen alucinaciones?’

En gran medida, no. Para mí, una alucinación es la yustaposición de una realidad personal sobre la realidad consensual normal, y la pérdida de consciencia que nos hace distinguir la diferencia. Sí, alguna de estas drogas pueden provocar este estado ilusorio, similar al sueño, pero la mayoría de ellas no.

‘Entonces, ¿qué es lo que HACEN realmente estas drogas?’

Paulatinamente estoy llegando a la conclusión de que la acción principal de cualquier droga psiquedélica es la de permitirnos ver dentro de nosotros mismos. En realidad no HACEN nada. Los psiquedélicos permiten que las cosas pasen. Te permiten comunicarte contigo mismo.

Sencillamente, es absurdo imaginar que las visiones del mundo interno, las intrincadas pautas, los viajes en el tiempo y el espacio, los recuerdos reales del nacimiento o anteriores, todo ello esté contenido en una planta. O que estén contenidos en una pequeña cantidad de droga.

Sólo hay un lugar en el que pueda existir toda esta magia. Dentro de ti. Dentro de tu alma. Dentro de tu psique. Las drogas psiquedélicas sencillamente te permiten expresarte.

Hace un par de años se me pidió que hablara a una pequeña familia de aplicados exploradores en Río. Me preguntaron cómo era posible que una droga como el MDMA, por ejemplo, pudiera contener este conocimiento, esta sabiduría. Intente explicarles que dicho conocimiento y dicha sabiduría estaban ya en ellos. Y que darle poder a un compuesto químico era eliminar sus propios poderes.

En una comida, aquí en San Luís de Potosí hace un par de días, se me consultó lo mismo. Se me preguntó qué pensaba sobre el modo en que la ayahuasca permitía ver con más hondura en el reino vegetal, haciendo que cada experiencia nos abriera más al conocimiento sobre otras plantas.

Di de nuevo la misma respuesta: No está en la ayahuasca. Está en ti.

La próxima vez que alguien te diga que tal droga hace esto o tal droga hace aquello, sugiérele que quizás tal droga o tal otra LE PERMITA hacer esto o aquello. Creo que dichas substancias en realidad nos permiten ver.

Eres quien emprende la búsqueda; eres la persona que puede ver. Eres la persona que finalmente define la realidad que constituye tu mundo.

Y cuando puedas lograr acceder a la parte de ti que puede ver las fuerzas, los impulsos que hay detrás de tus propios actos y emociones, serás capaz de dirigir el curso de tu vida con mayor claridad y consciencia.

Como decían los antiguos: la sabiduría es comprender a los demás, pero comprenderse a sí mismo es la iluminación.

[…]

Fragmento de ‘El Arte de Ver’, por Alexander Shulgin
charla introductoria al seminario realizado en San Luís de Potosí en 1992 recogida, junto con las principales conferencias pronunciadas, en el libro:
‘Plantas, Chamanismo y Estados de Conciencia’

Editado y prologado por Josep Maria Fericglá
Publicado por ‘Los Libros de la Liebre de Marzo’, Colección Cogniciones
Barcelona, 1994

leyendas de canarias

De: Atacuperche  (Mensaje original) Enviado: 20/01/2004 09:00 a.m.
Dicen que murio la raza, pero nunca fue raza muerta. Raza que murio en la historia pá vivir en la LEYENDA.

Tamaragüa (Buen dia)
Atacuperche

LAS PROFECIAS DE GUAÑAMEÑE

Bencomo, el más terrible de los menceyes, hizo matar a Guñameñe, el adivino, pero sus vaticinios no se acallaron , y el tiempo los vio cumplidos.
  Ya sus palabras habían sido pronunciadas cuando Guetón, el heredero del Mencey de Güimar, fue hecho prisionero por Bencomo.
Pretextando unos robos de ganado Bencomo invadió Guimar, haciendo prisionero a Gueton y también a Guañameñe. Llamó Bencomo a su presencia al adivino y le pregunto por el futuro; esto fue lo que le dijo:
“Llegarán aves blancas y grandes alas por el mar, extrañas huellas cubrirán las arenas de las playas y se cuajará la tierra suelta de los montes. Estará todo dispuesto entonces para que se escuche el cruel sonido de la batalla. Arduo y prolongado será el combate. A su término sólo un terrible despojo será la isla, amargo, como la derrota”.
Bencomo no aceptó aquella profecía que hablaba de derrota, por eso mandó a matar a Guañameñe, el adivino. Sin embargo, pronto llegarían a las costas de Añaza galeones de guerra, y la sangre comenzaría a correr.

Llahtakunah atipayninwanqa, tihsimuyuta kuyuchisunchismi

De: sietevientos (Mensaje original) Enviado: 23/12/2003 10:14 a.m.
Qhapaj Raymi o Navidad? ¿Inti Raymi o San Juan? Por la recuperación de nuestros valores de identidad, cultura y religiosidad

CANO – Toronto, Canada – (Posted on Dec-21-2003)

¿QHAPAJ RAYMI O NAVIDAD? ¿INTI RAYMI O SAN JUAN?
POR LA RECUPERACION DE NUESTROS VALORES DE IDENTIDAD, CULTURA Y RELIGIOSIDAD

Tras la violenta invasión europea a nuestro continente Abya-Yala se sucedieron una serie de cambios impuestos por la fuerza sobre nuestros pueblos tanto a nivel cultural, político, religioso, económico, militar, jurídico, etc. Estos cambios se dieron de diferentes maneras y procesos, desde las más sutiles hasta las más abruptas y turbulentas. Sin duda que una que una de ellas se dió en el plano religioso cuyos representantes mediante la Santa Inquisición justificaron sus crímenes de lesa religiosidad produciendo la colonización espiritual de nuestros antepasados.

La expansión de la religiosidad occidental tomó la forma de sectas a medida que los concflictos internos en la iglesia católica y el caos cristiano oficiales se iban agudizando irremediablemente. En este proceso es en el que se inscriben por ejemplo la suplantación descarada de nuestras festividades, rituales y ceremonias religiosas, con otros nombres relacionados con la religion dominante, con otros elementos ceremoniales, con otros conceptos y visiones del mundo, y tratando de adecuar y hacer coincidir de modo sutil las fechas más importantes de las festividades andinas en nombre de un supuesto sincretismo religioso.

Y de esta híbrida mezcla emergieron nuevos rituales, nueva simbología, nuevas creencias, etc. que a decir verdad no son mas que grotescas caricaturas de nuestras verdaderas tradiciones espirituales y religiosas, las mismas que en su mayoría son practicadas por la iglesia católica sobre la población criollo-mestiza principalmente en los centros urbano-citadinos en donde mas influencia tuvo la invasión.

Sin embargo de todo esto, conforme pasaba el tiempo y de acuerdo a la tradición y transmision oral andina, constatamos que en infinidad de nuestras comunidades originarias aun conservamos intacto la semilla pura de nuestra religiosidad, presta a echar nuevamente las raíces, a germinar y brotar como el maíz de la tierra. Esto en el propósito de mostrar lo que esencialmente representa para nuestro mundo andino el porqué de nuestra fe, de nuestra esperanza y de nuestro júbilo.

En nuestros sagrados Andes existen cuatro momentos importantes en el ciclo vital del maíz como referencia esencial, los que científicamente establecidos constituyen determinados puntos en el tiempo llamados equinoccios y solsticios, durante el lapso de un año, tiempo en el que nuestro planeta gira dando una vuelta entera alrededor del sol.

Entre estos solsticios se distinguen nuestras celebraciones del Inti Raymi y del Qhapaj Raymi, festividades que nuestros antepasados solían celebrar el 21 de Junio y el 21 de Diciembre de cada año, fechas en las cuales el sol alcanza su máxima distancia en su alejamiento del centro equinoccial de la tierra, llamado también el Inti-ñan o Inti-guatana, lo que significa la ceremonia de protección del Padre Sol, el Tata Inti, a fin de evitar que esta deidad suprema se aleje extremadamente de nuestro planeta y, contrariamente, permita la germinación y maduración de los frutos que nacen de nuestra Madre Tierra, la Pachamama, otra de nuestras divinidades supremas.

Nuestros sabios Amawtas y Achachilas de los Andes nos enseñaron a venerar la Madre Tierra, porque ella constituye fuente inagotable de vida, que nos provee de alimentos, nos provee de medios para protegernos de los desastres naturales, nos provee del placer de convivir con nuestros congéneres, con la madre naturaleza y con los otros seres vivientes que habitan nuestro planeta.

Conforme a la naturaleza de nuestra cosmovisión, el equinoccio de septiembre simboliza la época de la siembra, tiempo en el que la tierra muestra su máxima pureza y fertilidad, tiempo en el que ella se muestra desnuda, virgen, con su color y aroma inconfundible, lista para recibir la semilla. Es la festividad del Q’uya Raymi, dedicada al agradecimiento a la tierra y al mismo tiempo a la veneración de la feminidad (mujer), porque es ella quien entrega la vida al universo. Esta celebración ha sido superpuesta con la llamada fiesta de la Virgen María por parte de la invasion europea.

Con el transcurrir de los días, las semanas y los meses, la semilla sembrada es alimentada y protegida constantemente por su madre, la tierra, y en sus entrañas, esta semillita sufre una transformación grandiosa, el de la transición de la muerte a la vida, la semilla se transforma y pasa a ser una planta viva, es el momento en que celebramos el renacer de la muerte a la vida, hoy comunmente celebrado como el día de los difuntos.

Entonces ya cuando el tierra en su desplazamiento sitúa al sol en su extremo derecho, o geográficamente hablando hacia el polo sur, se produce un otro solsticio, el 21 de diciembre. Para este tiempo, la semilla ha brotado del vientre de su madre, ahora ya es una planta, pequeñita y llena de vida. Los ojos de nuestros abuelos y abuelas expresan nítidamente el júbilo que sienten por su hermosura, su bondad, su fortaleza.

A este momento y visión los sabios y Amawtas lo llamaron Inti Qhapaj Raymi, pues la influencia del sol, sumado a la de todo el cosmos renueva la vida a través de las semillas plantadas en el vientre virgen de la Tierra. Estas tiernas plantitas se comparan a la llegada del niño esperado, y que luego es arrullado en los brazos de sus padres. Como nuestros niños, juguetones, sonrientes y alegres, las pequeñas plantas llegan a poblar la Tierra y ellas darán fruto, seguridad y bienestar a la siguiente generación.

El ritual del Qhapaj Raymi o la gran fiesta de la nueva vida, ancestralmente se la celebraba con mayor majestuosidad que en los tiempos actuales. Pues como se trataba de una festividad dedicada a la continuación de la vida, estaba explícitamente dedicada a las nuevas generaciones, a los niños y jóvenes, que luego del gran ritual pasaban a formar parte viva, activa y sujetos de la sociedad en sí.

Cuenta la tradición oral, que los mayores engalanaban a las futuras generaciones con obsequios celebrando el ritual de la dotación simbólica a los recién nacidos, de prendas de vestir, los valores más preciados, los útiles y herramientas más esenciales para que ellos sean los continuadores de su compromiso natural adquirido en la vida y que los irían trasmitiendo de generación en generación. Este acto de ofrenda a los menores, se traducía en base al compromiso y la participación recíproca de todos los integrantes de la comunidad.

Tal era la magnificencia de nuestras fiestas, que los invasores venidos de occidente a través de la imposición de símbolos y creencias, tuvieron que buscar modos para reemplazarlas con algo que también tuviera gran peso y esplendor material y espiritual conforme a lo que acontecía en este tiempo. Y esta imposición fue suplantando nuestras festividades.

Por ejemplo la Fiesta del Inti Raymi que se celebra cada 21 de Junio fué maliciosamente yuxtapuesta por la fiesta católica llamada San Juan, una muestra clara de esta intención es que por ejemplo las tradicionales danzas y formas musicales que se bailaban en esa fiesta en la región de Imbabura, fueron denominados “San Juanitos”, a fin de demostrar que eran ritmos dedicados a la fiesta San Juan.

Igual hicieron con la fiesta del Qhapaj Raymi, que lo celebramos el 21 de Diciembre. Pretendieron convercernos de que esta celebración era la misma a la que ellos denominaban la fiesta de la Pascua de Navidad, dedicada al nacimiento del niño Jesus considerado por ellos redentor de la humanidad, y que se la debía efectuar los días 24 y 25 de Diciembre. Igualmente los cánticos y danzas tradicionales de la época llamadas Ch’untunkis fueron denominados Villancicos de Navidad.

Así, bajo el nombre de sincretismo religioso se pretende yuxtaponer valores religiosos traídos de occidente. En la actualidad estas festividades son difundidas profusamente desde El Vaticano, hecho que es muy bién recibido por el mundo capitalista para estimular el florecimiento de la sociedad de consumo.

Este gigantesco proceso de usurpación y suplantación de símbolos y rituales originarios ha ocasionado la pérdida de la identidad de grandes grupos de hermanos y hermanas durante estas más de 5 centurias. En este tiempo del Pachakuti, estamos retomando el camino de la recuperación, estamos re-emprendiendo la senda de la emanciapción espiritual, estamos pasando de la reflexión a la acción, a la defensa de nuestras vidas y la de todos los seres que habitan la tierra. Estamos emprendiendo el proceso de sanación del cosmos y la tierra.

Por: Ivan Ignacio

maestroa amazonicos plantas de poder

Un hombre de ciencia del grupo étnico más numeroso de la selva amazónica peruana nos cuenta qué mensajes transmiten las plantas de poder para la sanación de la persona y del planeta. En esta entrevista, Mariano Wolfson dialoga con el chamán shiripiari Juan Gilberto Flores Salazar.

Alguna vez sucederá que las relaciones entre Occidente y el mundo indígena serán distintas. Ya no se tratará de acercarse a los aborígenes para satisfacer nuestra buena conciencia burguesa y cierto afán romántico que nuestra manera cotidiana de vivir se empeña en desmentir. Si los vientos colaboran, algún día seremos capaces de reconocer que tenemos mucho que aprender de su modo de participar de la vida. Paradojas de la historia, ha sido la periodista española Margarita Farrán, quien supo definirlo: ‘aunque sea difícil de explicar en términos lógicos, cuanto más conocemos de los pueblos indígenas, más fuerte se hace la sensación de que ellos tienen algo que nosotros hemos perdido’.
Mientras tanto, y como si hiciera falta algún otro testimonio de sus buenas relaciones, con el universo, estos hombres y mujeres ‘primitivos’ todavía tienen la amabilidad de visitarnos para transmitir su sabiduría, haciéndonos ver que no fue suficiente toda la muerte y destrucción que supimos sembrar entre ellos como para que el odio anidara en sus corazones. Uno de ellos, Juan Gilberto Flores Salazar, ‘hombre de la ciencia’ del grupo étnico asháninka, el más numeroso de la selva amazónica, estuvo en Buenos Aires durante el mes de junio invitado por la Fundación Desde América para dirigir una serie de talleres vivenciales sobre las plantas medicinales de su tierra.

Juan Gilberto tiene una experiencia de treinta y seis años en la práctica de la medicina tradicional, y en la actualidad dirige la Fundación de la Escuela de Plantas Medicinales Mayanyu Yacu, ubicada en el departamento de Huanuco, provincia de Puerto del Inca, distrito de Honoria de la Quebrada de Aguas Termales, Amazonia, Perú. Allí se realizan curaciones y se imparten enseñanzas acerca de las plantas y de la protección de la ecología. La comunidad donde vive este maestro esta formada por apenas treinta familias instaladas junto al Río Pachitea, en el distrito de Nuevo Honoria, en plena selva alta. De la jungla tropical a la jungla de cemento: sus respuestas breves y simples fueron calmando poco a poco mi desordenado torrente inquisidor, la mañana del viernes que nos encontramos.

Usted empezó a trabajar con plantas medicinales desde muy niño. ¿Es algo que eligió o siente que fue elegido para esta tarea?

Yo mismo la elegí; porque mi papá fue un shiripiari [hombre de la ciencia]. Veía lo que él hacía, la preparación de la ayahuasca, sus formas de tomar, entonces me nació la idea de ser yo también un shiripiari. Pero como mi papá murió, no tuve la oportunidad de tomar con él. Entonces decidí hacerlo con un maestro que se llama Eusébio Dávila: fui a verlo, conversamos y me aceptó la propuesta. Aunque yo tenía poca edad – apenas once años – me dijo: ‘ven, vamos a tomar’. Me puso a su lado y me dio la primera toma de ayahuasca. Esos fueron mis principios, en el año 1961. Seguí tomando con mi maestro durante tres años, y luego me independicé, empecé a practicar, a buscar otros amigos que quisieran tomar, siempre con la capacidad de dirigirlos. A partir de los quince años comencé a curar chiquitos, bebés con ‘sustos’, criaturas que tenían como un macharí, un mal aire que venía y no los dejaba tranquilos. Y más o menos a los dieciocho empecé a trabajar con personas adultas y con enfermedades mas graves. En esa época, yo era solamente un practicante de la medicina tradicional; con el tiempo los mismos pacientes me dieron el nombre de shiripiari: para llegar a tener este nombre se debe atravesar un largo proceso, porque primero tienen que ver el trabajo que realiza uno con las personas que vienen a consultar.

¿Cuándo dice medicina tradicional, a que se refiere?
Me refiero al trabajo que hacemos con varias clases de plantas de la selva

¿Las plantas se aplican a la enfermedad o a una persona en particular?
Bueno, hay plantas que se pueden utilizar con varias personas, y hay otras que se pueden aplicar a una persona en especial, según como esté su enfermedad. Por ejemplo: si la persona se siente algo mal, con dolores – nosotros lo llamamos reumatismo o artritis -, entonces se le convida sanango o bobinsana para contrarrestar las dolencias que tiene en los huesos; estas plantas apuntan directamente a donde están estas enfermedades que nosotros también denominamos ‘resfríos’, porque son fríos dentro de los huesos. Y si la persona tiene úlceras en el estómago o está cancerada, usamos la resina de copaiba, que se extrae del corazón del árbol [dentro tiene una vena muy grande que llega hasta la copa] y es muy purificada.

¿Cómo adquirió el conocimiento sobre las plantas? ¿Lo experimentó usted, le fue dado por su maestro, o es algo que conoce toda la comunidad?
Primero voy experimentando en mi propio cuerpo. Hago una dieta de por lo menos ocho días, pruebo la planta, que hace dentro de mí y cuales son sus efectos. Una vez transcurrida esta experiencia ya hay una base dentro de mí mismo como para hacer el tratamiento con la persona que está enferma. Entonces no tengo ningún riesgo de que el paciente se pueda sentir afectado por el remedio que le convido.

O sea que tiene que comprender que es lo que la planta tiene para dar, y lo prueba dentro de sí mismo… ¿Nunca tuvo algún inconveniente?
Hasta el momento no. Porque conozco el equilibrio, las dosis, como debo tomar, como se debe hacer.

Cuando usted habla de ‘dieta’ se refiere a un tiempo que se aísla, se queda a solas, y tiene la posibilidad de sentir que es lo que le pasa…
Sí, al hacer el remedio con la planta tengo que entrar a un lugar de silencio, estar solo durante ocho días y contar con una persona que me atienda. Si el que va a entrar a la ‘tienda’ es un paciente, debo atenderlo y cuidarlo o nombrar a otra persona que lo haga.

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Confluencia de saberes

Cuándo la persona viene a consultar ¿usted la interroga, quiere saber que sucede en su vida, o simplemente le pregunta que es lo que le duele y ya puede sugerirle un remedio?
Primero hacemos unas preguntas; según la enfermedad le pregunto si ha consultado algún doctor de farmacia o si ha pasado por alguna pantalla o examen. Si lo ha hecho estoy más seguro de donde esta la enfermedad. Esas son mis primeras preguntas. Luego el paciente entra al tratamiento.

O sea que usted valora la medicina occidental, le parece que tiene aspectos positivos…
Sí, lo que se está tratando en estos últimos años es de hacer la unión con la medicina farmacéutica, de los doctores, para que la enfermedad de la persona no tenga por donde escapar. La medicina de farmacia por un lado, y la tradicional por el otro. Para que la curación vaya por los dos lados.

¿Por qué les interesa unir estos saberes?
Porque hay enfermedades en las que nosotros los shiripiaris, no estamos tan precisos. Hay enfermedades para sacar, donde las operaciones pueden actuar más rápido. Para ayudar a ese corte nosotros también aplicamos el remedio, pero solo después de la operación. Esta es la forma en la que se esta trabajando.

Es decir, que ustedes aceptan que hay casos en los cuales conviene aplicar la ‘medicina de farmacia’, y otros en los que es más recomendable utilizar los remedios de la medicina tradicional…
Sí, es indispensable utilizar los dos campos. Yo mismo tengo varios hijos, a veces se enferman, y si veo o siento que no es para mi campo, los llevo al doctor. Y luego quedo a la expectativa. Entre los niños es muy duro aplicar la medicina tradicional, el tratamiento deben hacerlo los doctores con más delicadeza.

¿Por que le parece que se enferma una persona?
Bueno, en el caso de los niños, a veces por descuido de los padres. Y la persona adulta se enferma por el descuido de sí misma, porque no se protege. Y es que la enfermedad no viene siempre viene de una fuerza espiritual; a veces comienza con algo insignificante: en algunos miembros de las comunidades, por ejemplo, es común ver como a raíz de una ‘picada’ que no se ha curado adecuadamente se forma una ulcera… y cuando nos sentimos sanos, creemos que estamos seguros, pero en realidad no tenemos la certeza de estar tan protegidos; necesitamos que algo nos refuerce para que la enfermedad no ingrese al cuerpo. Para eso se hace la protección: la ayahuasca tiene la misión de proteger, aunque para esto también hay otras plantas.

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Saber entregarse
¿Por qué llaman maestras a las plantas?
Las plantas son maestras, en primer término, porque nosotros los shiripiaris, estudiantes de las plantas, nos entregamos a ellas. La planta tiene un espíritu, una fuerza que viene y nos enseña: nos habla mediante los sueños, nos dice y nos muestra que remedio es bueno para una enfermedad. Por eso las llamamos maestras: ellas nos dirigen y nosotros acatamos lo que nos dicen. Los shiripiaris nos entregamos a la planta con la cual vamos a hacer la dieta, para que ella trabaje con nosotros y nosotros con ella

Es decir que entran en relación, se relacionan con la planta…
Sí, a eso llamamos entregarse a la planta

¿Usted se entrega para recibir una enseñanza?
Exactamente, para eso se hacen las dietas.

¿Y la planta enseña un camino para usted o para la persona que viene a consultar?
Si la tomo yo, va a venir a enseñarme como y que debo hacer con las personas que van a venir mas adelante. Y cuando la toma el paciente le hace la curación

¿Todas las plantas son maestras?
Todas son maestras porque todas tienen sus espíritus. No hay ninguna que no lo tenga, por más pequeña que sea.

Sin embargo la ayahuasca parece ser la madre de todas las plantas medicinales…
En general nosotros tenemos como director al tabaco, es el eje principal para dirigir a todas las plantas en la medicina tradicional. Y se dirige por medio de la ‘soplada’ [una técnica que consiste en echar el humo del tabaco sobre diferentes partes del cuerpo, especialmente la cabeza, para liberar a la persona de energías negativas]: toda planta preparada tiene que tener una ‘soplada’ o un icaro [una canción a la planta] para darle mas fuerza y para convidar al paciente. El tabaco funciona con la ayahuasca: las dos realizan las primeras funciones para empezar la curación de un paciente, son la base para seguir el camino de las plantas.

¿Qué destino le daba su maestro a la ayahuasca?
Mi maestro tomaba para hacer sus curaciones. Algunos de sus pacientes estaban ‘asustados’, otros con heridas, úlceras, dolores en el estómago… siempre me quedaba mirando lo que él hacía, sus trabajos, pensando que yo también algún día sería un shiripiari más en la vida. La costumbre es que la gente viene a consultar con el maestro para ver que enfermedad tiene y como puede hacer con el tratamiento.

¿Lo consideran un maestro al chamán?
Sí, pero el nombre original es shiripiari. Chamán es una denominación que viene de EEUU

¿Puede una persona tomar ayahuasca por su cuenta o es conveniente que lo haga siempre con un guía?
Para dar los primeros pasos tiene que hacerse con un guía. La persona no puede tomar sola porque hay fuerzas opuestas que pueden desvincularla y luego no sabe como conducirse. Toda persona tiene que tomar con un maestro, con un shiripiari que la pueda dirigir.

¿Cuál es el riesgo si la persona toma por su cuenta?
En principio, no sabe cuál es la dosis para tomar y además no conoce las energías que tienen las plantas, que fuerza se va a presentar. A veces ni yo conozco que fuerzas espirituales pueden venir el día en que voy a hacer el trabajo con la ayahuasca. Por eso es recomendable que la persona que va a tomar por primera vez lo haga con alguien que tenga conocimientos. Después de haber tenido muchas experiencias, si es fuerte, si está capacitado para tomar, puede hacerlo sola.

¿Y para el paciente es simplemente un medio mas para curarse o además es un camino de crecimiento?
La ayahuasca tiene la propiedad de dar primero fuerza al cuerpo, manteniendo la vida física y después ayudar al florecimiento, a la ampliación…

Mucha gente de las ciudades se acerca a las plantas para expandir su conciencia, para poder percibir cosas que habitualmente no puede ¿Qué le parece esta actitud?
Yo opino que – aunque hay de todo – en general a las personas de occidente hay una cosa que les falta dentro del cuerpo, una fuerza que se busca… Y lo que les falta está en el sistema espiritual que trae la planta. Al día siguiente de haber tomado su ayahuasca, las personas amanecen tranquilas. Entonces me parece que les falta comunicar con la tierra. Porque la ayahuasca esta preparada solamente con la planta y el agua – en realidad se utilizan dos plantas para prepararla, la ayahuasca propiamente dicha, que es una soga, una liana, y la chacruna, un árbol muy bonito que siempre mantiene las hojas verdes; ambas plantas se unen se cocinan y de allí sale el extracto de ayahuasca – y al tomarla la persona está comunicándose con la tierra y la planta. Y llega a tener una tranquilidad, a recibir una fuerza maestra.

¿En la comunidad toman todos?
Bueno, en la selva toda persona quiere tener su limpieza. A veces los que comen demasiado toman el remedio y este les dice que no conviene que haya tantas cosas ahí guardadas durante mucho tiempo, y entonces lo sacan todo… A los siete días la persona queda normal, tranquila, y siente que ha recuperado algo en su vida. Eso es lo que se busca.

¿La ceremonia habitualmente se hace en grupo?
Sí, en grupos de diez o quince. Yo los cuido día a día, veo como va el proceso, como se están sintiendo; hago una revisión general de los pacientes. Las personas toman distintas plantas de acuerdo con sus deseos o enfermedad.

¿Cómo se sintió al venir a una gran ciudad como Buenos Aires?
Tengo que agradecer a la República Argentina y también a la Fundación Desde América. Me siento muy tranquilo: con todas las personas que se han acercado a conversar me he sentido bien; la mayor parte de las personas se han sentido muy a gusto con la planta y me hicieron muchas consultas personales.

Estuvo haciendo talleres con la gente, mostrándole como trabaja con las plantas…
Sí, traje muestras de la ayahuasca, porque había que mostrar a la gente como es su tronco y la edad que tiene. El ejemplar que traje tiene cincuenta años; hay plantas que tienen cien años pero son muy raras, las que usamos habitualmente cuentan entre veinticinco y treinta, porque tienen más fuerza y son mas curativas que las tiernas. Decidí preparar un remedio bueno para traer a la Argentina, para que les caiga bien a las personas.

¿A ustedes les interesa que se empiece a conocer cómo trabajan?
Desde muy tierno tuve el deseo de llegar a ser un shiripiari y tener mis conocimientos. Y sé que estos conocimientos van a servir en el futuro, mas adelante; por ello mi deseo es que se difunda esta ciencia, que es muy desconocida entre las personas que están mas elevadas que los indígenas. Para eso he seguido un estudio, un proceso de trabajo: como shiripiari estoy trabajando con los EEUU, Rusia, estoy conectado con Francia y Asia. Esta tradición esta regándose por todo el universo. Hoy, las plantas medicinales y la clase indígena están dando un paso en todo el mundo, abriendo nuevos horizontes que van a servir para el futuro, para las demás personas, para los niños que vienen.

Remedios de la selva
Ayahuasca
[Banistereopsis Caapi] Planta maestra y purgativa. Utilizada para la curación de enfermedades emocionales y del espíritu. Es la madre de las plantas en la selva amazónica
Bobinsana
[Calliandra angustifolia] Crece a orillas de los ríos y arroyos de la selva. Sirve para depurar el organismo en general, y se utiliza como protector del cuerpo energético
Catahua
[Hura crepitans] Se la investiga actualmente para aplicar en pacientes HIV
Copaiba
[Copaitera reticulata] Su resina es poderosa para cicatrizar úlceras, heridas internas y externas. Estimula el sistema inmunológico y ayuda a detener los procesos oncológicos
Piri – piri Se utiliza la raíz. Es una planta que ayuda a abrir el campo de percepción y conocimiento. También utilizada como protectora
Sanango Empleada para enfermedades reumáticas, artritis, artrosis. Refuerza el nivel inmunológico del organismo
Shishinto
[Mascaria phsilóphila] Utilizada para curar lepra y enfermedades de transmisión sexual. Tiene la particularidad de producir hipertermias
Tabaco

[Nicotina tabacum] Es el ‘director’ de las plantas maestras. Sirve para enderezar el cuerpo energético cuando este es interferido. También se lo emplea para problemas emocionales y mentales.
Aplicado sobre las mordeduras de serpientes, neutraliza el veneno
Toé Planta maestra que enseña a trabajar en curación. Sus hojas son utilizadas para soñar y guiar los sueños. También es protectora
Wairurú Utilizada como protección

Fuente: Fundación Desde América

El dia que me volvi invicible

De: sietevientos (Mensaje original) Enviado: 19/12/2003 08:30 p.m.
minero….a veces eres increible…
y, auqnue yo no este muy de acuerdo con el llanterio me acuerdo en este momento de aquella deuda pendiente que deje con mi madre….una semana antes de su partida me dijo:”nena….quiero ir a ver las cosas del querer, la estrenan este jueves en el teatro…” yo le dije…”claro!! porque no!!”..solo que esa semana tenía mucho trabajo…una exposicion se me venia encima y aunque sabía que terminaria (como siempre) mis esculturas encima de la fecha…trabajaba a destajo….
Ese jueves…pasó…tambien el fin de semana.,..yo seguia trabajando…pero el lunes me llamaron de mi casa ..urgentemente….mi madre habia decidido partir y me esperaba….
ella habia querido “hablar” de las cosas del querer….y yo estaba apurada…y sorda….aunque me creia muy astuta y espiritual….era espantosamente sorda y a a veces aun padezco de esa misma sordera…
saludos..
aymara

sentada en esta silla que me ofrece el camino…

De: sietevientos (Mensaje original) Enviado: 19/12/2003 05:37 p.m.
Sur la mare haute je suis montee

la tete pleine mais le coeur… pas je sais

(Estoy subida en lo alto de la marea

la cabeza en orden pero el corazón… no sé)

Lhasa de Sela ( mexicana exiliada en Canadá)

Los voy leyendo…

Día a día leo sus mensajes. Algún que otro domingo los cruzo en el chat. De a poco les voy conociendo por lo que dicen. Sé que muchos de ustedes son muy jóvenes y eso los hace casi inimputables porque aún, en ésta pesadumbre de mundo que le ha tocado vivir tienen ese poco de coraje que se necesita para la Búsqueda.

El año Gregoriano va finiquitándose, para mí será un segundo fin de año porque el Inti Raymi ( año nuevo de la Nación Aymara) lo he festejado el 21 de junio pasado. Comenzarán a llegar salutaciones de uno y otro lado y seguramente todas competirán en belleza y ornamentos. Los finales de año tienen, en todas las sociedades, fuertes connotaciones mágicas que siempre traen esperanzas renovando los deseos y los sueños.

En ésta semana he leído tres mails que han sido en cierta forma el disparador para que yo esté ahora aquí… escribiéndoles. Uno hablaba sobre los pastores que en las montañas belgas matan a los lobos, el otro ( de la misma persona) hablaba sobre las inclemencias de los campesinos y la ingratitud de la vida en la montaña y el último era de un viejo amigo Caminante en plena etapa de preguntas filosóficas.

Cuando respondía los dos primeros recordaba a Don Eusebio Illa Osco, el mallku de la Comunidad Kelley Belem de Copacabana (Bolivia); un hombre comprometido con su pueblo, pequeño, enjuto y extremadamente dulce. Don Illa Osco camina cuatro horas para llegar de su comunidad a la pequeña ciudad, cualquiera que lo cruzara en el camino ( así fue que lo conocí) tal vez ni se le acercara a hablarle ¿Qué podría aportarnos a nosotros, grandes lectores, ” entendidos de reojo”, buscadores cosmopolitas, universitarios, políglotas y neo-chamanes… ese humilde hombre empolvado de la tierra del camino? Sin embargo, él me hizo el honor de detenerse a hablarme y durante el trecho que duró nuestra caminata dejó en mi un poco de todo su Conocimiento. Mis Hermanos de los Andes jamás se quejan, ellos dicen que hay que agradecer a la Pachamama absolutamente todo… lo bueno y lo malo porque asi se lo enseñaron los Antiguos; muchas veces yo misma me he preguntando que agradecen cuando agradecen… la miseria? La injusticia? El olvido? la usurpación de sus tierras? el atropello a su cultura? Que?. Imperturbables e inocentes llevan sus ofrendas a la virgen de Copacabana porque de tanto esconder… hasta le hemos cambiado el nombre a nuestra Madre Tierra. Don Illa Osco jamás se preguntaría el porque del destino del lobo y su cazador, tampoco por las normas que introduce el gobierno para perjudicarlos aún mas… el se levanta, mira el Illimani y trabaja… no hay tiempo para especulaciones ni filosofías…la cosecha de la papa espera, la preparación del chuño lleva tiempo, el maíz lo demanda..Porque la Madre Tierra tiene sus tiempos y hay que respetarlos. Él dice ” allá del otro lado también hay gente, el Pachakuti llegará mas fuerte si no nos cuidamos entre todos”. Pero la “gente del otro lado” se llega hasta allí solo para ver como viven esos pobres aymaras y tras sus “clic-clic”, se llevan de recuerdo un poco de la colorida miseria de mis Hermanos a su primer mundo. Solo que no escuchan… o escuchan a medias… porque creen que el Pachakuti es solo una mas de nuestras leyendas que ni siquiera los rozará.

Así viven los Hermanos de todos los Pueblos de Orígen agradeciendo y no pidiendo mas de lo que la Madre Tierra da.

Me pregunto cuantos de nosotros en este fin de año seremos capaces de compartir lo que tenemos. Cuantos de nosotros destinarán ese monto que tenemos separado para regalos y lo repartiremos entre los que más necesitan. Quienes de nosotros llevarán a su casa a alguno de los desposeídos con los que a menudo nos topamos para esperar el nuevo año. Cual de nosotros será capaz de llegarse a la casa más humilde y esperar las doce junto a ellos. Tenemos en verdad el coraje del despojo? Es cierto que sublimamos nuestro ego? Estamos seguros que somos desapegados?? Vaya… podemos en verdad responder sin sonrojarnos estas preguntas? No. O es que daremos crédito a los new-age que dicen que la prosperidad se trabaja con la mente y cada uno tiene lo que merece..o lo que le corresponde por karma…vaya….ya me dan ganas de reir…

Mi amigo Caminante me hablaba de Chopra y Castaneda… entonces me acordé de ustedes. Que hubiera sido de nuestros Yatiris, nuestros Kallawallas, los Mallkus, los Amautas… si hubieran tenido que esperar a que nacieran estos geniecillos??? Se hubieran muerto de aburrimiento… Si queremos enseñanza vayamos por ella, caminemos los senderos pedregosos del Camino, tumbémonos en la fatiga, lloremos en la decepción, hablemos con los más miserables porque son ellos los Mensajeros. Mi madre decía: “el que quiere pescado que se moje el trasero” y les aseguro que no es detrás de libros y ordenadores donde esta el Conocimiento… allí podrán hallar el disparador pero al resto hay que hallarlo a pata pela’ o pata raja’

Cierta vez se llegó por aquí un mexica que preparaba temascales. En uno de ellos mandó a quemar todos los libros de Castaneda, de esoterismo y hasta los de arqueología. Cuando lo vi… me asusté… recordé la quema de Viena y la de la propia dictadura de Argentina… los ojos le brillaban cada vez que alimentaba el fuego, yo estaba al borde del entendimiento sin poder saber si eso era bueno o malo… Han pasado varios años de aquel hecho y he caminado un poco, no tanto como quisiera… Francisco Melo tenía razón.

No voy a disculparme por la extensión de mi carta… ya estoy vieja y me he ganado el derecho a decir lo que debo decir. Soy Mujer inimputable, irreverente e irrespetuosa y no teman que éstas mismas preguntas que a ustedes les hago he de compartirlas, no acostumbro mandar a la penitencia sin saber lo que es el pecado…

aymara

Si alguien estaba a la espera de algun guerrero del arcoiris

De: sietevientos (Mensaje original) Enviado: 09/12/2003 05:30 p.m.
Nombres en Quechua (Busqueda Dinámica)
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