“El cerebro es la sede de todo lo espiritual”

entrevista a neurocirujano. LA VANGUARDIA. 24-7-2003

FRANCISCO J. RUBIA, NEUROBIÓLOGO
“El cerebro es la sede de todo lo espiritual”

/Tengo 65 años, nací en Málaga, viví 22 años en Alemania y ahora en
Madrid. Soy catedrático de Fisiología en la facultad de Medicina de
la
Universidad Complutense y director del Instituto Pluridisciplinar de
esta universidad. Estoy casado, y tengo dos hijas y un nieto. La
política española es para apearse. Dios es una experiencia humana/

VÍCTOR-M. AMELA – 24/07/2003
*-¿Dios creó el cerebro… o el cerebro creó a Dios?*

-No puedo responder a eso.

*-Usted es neurobiólogo…*

-Y sí puedo decirle que toda experiencia espiritual tiene base
cerebral.

*-¿Por ejemplo?*

-El éxtasis místico. Hay estructuras concretas del hemisferio
derecho de
nuestro cerebro directamente implicadas en ese estado.

*-Entonces, ¿también yo puedo ser místico?*

-Es una capacidad universal, ciertamente, pero hay cerebros más
lábiles,
más proclives que otros a entrar en ese estado de éxtasis.

*-¿En qué consiste un éxtasis místico?*

-En una experiencia (transitoria) de disolución de la dualidad
Yo-Naturaleza (o sea, desaparece tu ego, fundido en uno con el todo)
y
de suspensión del flujo del tiempo.

*-O sea… siento que soy infinito y eterno.*

-Y que todo encaja, todo se ilumina, todo está bien. Es un arrobo
que
han descrito muchas personas: poetas, artistas, eremitas, santos,
herejes, visionarios, místicos célebres…

*-Y relatan que han conectado con Dios.*

-Eso los formados en culturas con Dios. Pero si eso lo vive un
budista
(el budismo carece de Dios), le hablará de “iluminación”.

*-¿Qué ha sucedido en esos cerebros?*

-Se ha estimulado el lóbulo temporal derecho (más visuo-espacial, y
de
emociones, afectos…) y se suspende la actividad del lóbulo
parietal
izquierdo (el lógico-matemático, analítico, que capta la dualidad,
las
antinomias como arriba-abajo, antes-después…).

*-El arrobo místico altera nuestra percepción cotidiana de espacio y
tiempo, pues…*

-Quizá espacio y tiempo sean las gafas con que el cerebro mira la
realidad. ¡Un filtro construido por el cerebro! Quizá el cerebro nos
restrinja lo real, cosa útil para sobrevivir como especie. Y, en el
éxtasis místico, ¡el cerebro se quita un ratito esas gafas, ese
filtro!

*-¿Y qué más podemos ver en ese éxtasis?*

-Una luz blanca, sensación de viajar en el espacio, de que estás
volando, levitando…

*-¿Como Santa Teresa de Jesús?*

-Está muy claro que Santa Teresa tenía epilepsia del lóbulo temporal
derecho, que se expresa en el síndrome de Gastaut-Geschwind:
hiperreligiosidad, hipergrafía…

*-¿Por eso escribía desaforadamente?*

-¡Fíjese en la profusa obra escrita de Santa Teresa..! Y también ven
luces cegadoras. ¡Como la que tiró a san Pablo de su caballo!

*-¿Otro epiléptico?*

-La descripción que hace san Pablo de sus visiones encaja en el
mismo
síndrome.

*-¿Todos los fundadores o reformadores religiosos han sido
psicópatas, o
qué?*

-¡La gente que “ve” diferente es la que mueve el mundo! Pero no
tilde el
éxtasis místico de patología: es una función más del cerebro, igual
que
tiene la otra, la analítica.

*-Seguro, pero más exótica…*

-Quienes la viven sienten que esa vivencia es más “real” que la gris
realidad cotidiana. Y eso les insufla tal convicción, tal
entusiasmo..,
¡que se entiende que convenzan a los demás y que lleguen a fundar
religiones!

*-¿Y desde cuándo existen éxtasis místicos?*

-Desde que existe el ser humano. Desde los chamanes prehistóricos.
¡Es
una actividad del sistema límbico de nuestro cerebro!

*-Entonces está usted sugiriendo que el ser humano es religioso por
naturaleza…*

-Sí. La sensación de trascendencia, de unicidad, va con nosotros.
Por
eso todo intento de extirpar la espiritualidad… ¡fracasará!

*-Pero existen los ateos…*

-Eso es una opción cultural, claro. El psicólogo Michael Persinger
estimuló electromagnéticamente el lóbulo temporal derecho de mil
personas: unos dijeron sentir la presencia de Jesús o la Virgen,
otros
de Elías, Mahoma, el Espíritu del Cielo…, según su trasfondo
cultural.
Y había ateos y agnósticos… ¡que hablaron de abducción por
alienígenas..!

*-¿Puedo provocar yo en mi cerebro un estado de éxtasis místico y
ver a
Dios?*

-A lo largo de los siglos se han empleado diversas técnicas: danzas,
músicas, ejercicios respiratorios, rezos, posturas, ayuno y
castidad,
aislamiento, ciertas drogas…

*-¿Y puede declararse espontáneamente?*

-Sí. O por un “shock” emocional. La edad más favorable es entre los
30 y
35 años. Y los pueblos ágrafos, arcaicos, eran más proclives a ese
estado: usaban más el sistema límbico del cerebro (hipocampo,
amígdala),
lo que facilita la conciencia no-egoica, y, así, sentirse animal o
roca
o árbol… Nosotros usamos más el cerebro binario, que separa e
individua las cosas: yo, el mundo, esto, aquello…

*-¿Y qué sucede en nuestro cerebro al morir? Hay quien en ese trance
ve
a Dios…*

-Ese trance se parece a un éxtasis místico: hay anoxia (ausencia de
oxígeno), y eso lo notan antes las células pequeñas, las
interneuronas,
cuya función es inhibir a las grandes, a las neuronas, que así
quedan
desmadradas, desinhibidas: esto excita la corteza visual y nos da
sensación de avanzar por un túnel hacia una luz blanca (el cielo,
Dios…) al fondo (a causa de la fisiología de la fóvea), y, a la
vez,
ese estrés cerebral provoca que el hipocampo repase rápidamente su
memoria episódica: y por ello ves escenas de tu vida.

*-¿Una experiencia grata o desagradable?*

-Muy gratificante, placentera: ¡se multiplica por 300 el volumen de
endorfinas, inhibidoras del dolor! Pero en algunos casos, si
solamente
resulta excitada la amígdala, hay sensaciones de pavor, terrores
desagradables…

*-¿El infierno?*

-Sí: místicos cristianos hablan del demonio, del infierno… Jesús
mismo, mientras ayunaba en el desierto, charló con Satanás.

*-Asombra hablar de esto con un científico.*

-Pues anote lo que dijo Einstein: “Lo místico es la fuente de toda
ciencia verdadera”.

Entrevista a un chamán andino.

Entrevista a un chamán andino.

ENTREVISTA A JUAN RUIZ NAUPARI, chaman andino.
(Realizada por Koldo Aldai para Revista Año Cero, Mayo 2003)

Juan Ruiz no hace fractura entre el cielo y la tierra, entre lo
sagrado y lo cotidiano. La conversación con él y con María, su
compañera inseparable, se queda corta para recoger el compendio de
sabiduría andina y tibetana de la que este hombre es depositario.
Ya desde el principio lo deja bien claro: “El chamanismo no es un
hombre con taparrabos danzando”. Para nosotros, chamán significa
caminante. Es el que transita, no sólo por la vida cotidiana, sino
por los mundos del cóndor, el puma y la serpiente para así
convertirse en un gran iniciado”.
Juan empezó su tránsito en la ciudad de Cuzco, sede de escuelas
iniciáticas tradicionales, donde se preservaba un conocimiento
ancestral y se concentraban los grandes templos sagrados de las 3
regiones: la costa, la montaña y la selva. En ese “vaticano andino”,
segun nuestro entrevistado, se impartió instrucción práctica y
litúrgica al más alto nivel.

Ya de niño su madre intuyó que su hijo saldría “viajero”., pues Juan
no ocultó sus primeras experiencias que tuvo con los animales de
poder. “Invoqué al puma y vino. Me asusté. Era una experiencia muy
fuerte y poderosa.”. Su madre no se equivocó, ¡vaya que si viajó!. No
solo proyectó el chamanismo andino al mundo, sino que lo reactualizó
con nuevas técnicas y sistemas, vinculándolo con otras tradiciones,
especialmente la tibetana.
Hoy Juan preside la asociación cultural Inkarri e imparte cursos en
Europa y América en los que revela muchas de sus investigaciones en
el desarrollo de la “conciencia de Dios”.
Vive el chamanismo como el arte des descubrimiento divino en la vida
cotidiana. Su desarrollo consiste simplemente en sacralizar nuestros
días. Dice: “El chamán vive una experiencia magnífica, interior,
donde se asombra de que todo está lleno de Espíritu”.
“En el interior del hombre hay alguien que lo sabe todo y ese es
nuestro “ser interior” que hemos de redescubrir. Vamos a entrar en
una nueva cultura, pero sólo si tocamos nuestro corazón”.
Según nos explica, para adentrarnos en la otra realidad necesitamos
un mapa. Cada tradición tendría su propia cartografía de la
conciencia, pero todas ellas coincidirían en la existencia de
diversos mundos supraconscientes, conscientes y subconscientes. En la
tradición andina estos son los mundos del cóndor, el puma y la
serpiente.

Pregunta:- ¿Qué papel representa el ego en nuestras aspiraciones
espirituales?
Juan Ruiz: – Los contactos en las dimensiones espirituales, de
corazón a corazón, de espíritu a espíritu, en los que solo prevalece
la verdad, nos permiten ir desplegando en la Tierra una convivencia
transparente basada en el amor. Es el ego el que interrumpe el
proceso natural de comunicación y acalla nuestros sentimientos
nobles. Tergiversa la verdad. Podemos vivir desde la locura del ego o
desde la experiencia íntima de Dios en nosotros. Cuando nos
comunicamos desde esta última, hay amor y comprensión.

P- ¿El ego, pues, tañe los tambores de la guerra?
– Existe la guerra porque aun no hemos aprendido a comunicarnos desde
el Espíritu. El temor se basa en la ignorancia. Nos comunicamos desde
el pasado, desde historias viejas. Ello trae conflictos y descuerdos.
Para optar por el cambio uno ha de convertirse en un vigilante de su
mente y evitar así que su comunicación sea desde el trauma, desde el
miedo. En la psicología espiritual que nos revela la Tradición hay un
elemento que observa, siempre en una actitud acechante sobre el ego.
Si no podemos solucionar nuestros conflictos, hemos de estudiar qué
nos impide esa resolución y acometer un trabajo interior de
observación de nuestras emociones y sentimientos.

– ¿La experiencia de Dios es coto de chamanes?
– En absoluto. Antes, el chamán, a través de sus artes mágicas, se
abría paso a una conciencia privilegiada en la que se le revelaba que
todo es divino. Actualmente el hombre puede acceder de manera más
sencilla a esa experiencia mística. Nosotros hemos recibido un
sistema que consideramos un regalo inspirado que nos permite vivir
esa experiencia de unidad con todo lo creado. Se trata del sistema
pneumático, un tipo de respiración que nos facilita esa conexión
tanto con nuestro espíritu como con el Gran Espíritu.

– ¿En qué consiste esa respiración?
Se trata de crear espacios en nuestro interior para poder contener el
fuego del espíritu y saber mantener la experiencia. La
respiración “pneuma” es una de las técnicas más eficaces para
contactar con el “ser espiritual”.

– No basta explorar, hay que respirar…
-Correcto.El que busca cree en el conocimiento, pero el que
experimenta puede dar fe del mismo. Pretendemos, más que caminar
hacia el conocimiento, experimentarlo.

P:- ¿Nos puede mostrar su mapa?
– El conocimiento es único y esta expresado en diferentes puntos del
planeta. Lo que ocurre es que está más enfatizado en ciertos lugares.
Por ejemplo nosotros observamos la tradición tibetana como una enorme
ayuda en el desentrañamiento de las claves psicológicas del mundo
andino. Nuestra asociación Inkarri simboliza la espera del nuevo
hombre luz, del nuevo hombre iluminado y enriquecido internamente por
las diferentes tradiciones sagradas del planeta.

Juan nos empuja a correr tras el puma, volar con el cóndor, y
enterrarnos con la serpiente.
P:- ¿Por qué sigue las huellas del puma?
– El puma es un gran maestro que esconde mucha información.
Representa el “kay Pacha”, la fuerza, lo cotidiano, el aquí y ahora.
Su fuerza está basada en la relajación que utiliza y muestra. La
relajación le proporciona un estado de alerta. Si al ir a cazar se
pusiera nervioso, evidentemente suis presas se darían cuenta, pero él
se suelta, y así gana en energía para correr y dar el zarpazo. El
puma nos enseña a utilizar la fuerza del estrés a nuestro favor; nos
enseña a vivir conscientes, alertas, sin desperdiciar nuestra energía
y vigilantes de nuestras palabras y emociones.

P:- Tengo entendido que salen juntos de caza…
– Si, así es. Se trata de cazar al ego utilizando la sabiduría que el
puma proporciona. El puma nos enseña no solo a cazar, sino también a
hacer el amor. El puma casi no se mueve. El no movimiento nos lleva a
pensar en una sexualidad tántrica. NI Nacional Geographic ha logrado
filmar al puma haciendo el amor.
El tantra andino también se ve reflejado en unas cerámicas en las que
el hombre y la mujer tienen los ojos abiertos, a la vez que ellos
despiden rayos de luz. Esos rayos de luz están rematados con cabezas
de serpiente. No se percibe movimiento de la pareja, pero sí la
energía sexual que están movilizando. La visión sagrada de la
sexualidad que descubrí a través del puma la vi después en otras
culturas orientales. Tal es su enseñanza y simbología que en la
tradición andina hay templos dedicados al puma.

P:- ¿Alguna lección de caza?
– Si desarticulamos el ego vamos disminuyendo las posibilidades de
agresión de los demás respecto a nosotros. Hemos de desarmar al ego
para evitar el sufrimiento. Podemos sentir dolor por un golpe o una
agresión verbal, pero no tiene sentido vivir en el sufrimiento. Si
abrimos nuestro corazón, no sentiremos miedo… El místico no es un
estúpido, desgrana palabras basadas en la fuerza y la verdad. Es un
guerrero que sabe responder con equilibrio a las circunstancias de la
vida.

P:- Vamos hacia arriba…
– Arriba encontraríamos el mundo del cóndor, el “Jan Pacha”, el mundo
del espíritu. hAy que volar tan alto como el cóndor, pero a la vez
aprender a comer basura. No podemos dudar de nuestro poder como
humanos. Si el cóndor dudara, se mataría. En su primer vuelo no se
pregunta si se mantendrá o no en el vacío. Aguarda a que el sol
caliente el aire y se lanza.

P:- Y ahora vamos hacia abajo…
– Hemos de adentrarnos también en el “Uku Pacha”, o los mundos
subterráneos de la serpiente. Es el territorio de la sombra y la
oscuridad. La serpiente es el único animal que se introduce en los
submundos. ES muy venerada en el área andina, pues representa los
diferentes niveles del subconsciente, el mundo al que no es fácil
acceder, mientras que no desarrollemos los poderes perdidos. Aquí
habitaría el ego. Nos enseña acerca de la naturaleza del alma humana,
del lugar de donde emergen las emociones y donde se gestan las
acciones humanas.

P:- ¿toda la oscuridad es siniestra?
– Hay también una oscuridad amable como, por ejemplo, la del vientre
materno. Es la oscuridad que necesita el huevo de gallina. Si lo
llevamos hasta la claridad del sol, matamos al pollito. El espacio
donde hacemos el amor también esta bien que sea oscuro. Ahí, de
nuevo, le robamos luz a la oscuridad.

P:- Tres animales y 3 plantas…
– En las aulas de iniciación de las tradiciones andinas había
animales y plantas sagrados. Perú tiene 3 regiones y a cada una le
corresponde una planta sagrada. En la de la costa está el “San Pedro”
o “Waychumo”; en la sierra la coca o “kuka” y en la de la selva
encontramos la ayahuasca. Los maestros de cada una de esas zonas
enseñaban a los estudiantes a orientarse por las regiones del cóndor,
el puma y la serpiente. Se les iniciaba en la navegación de esos 3
mundos mediante el uso de plantas sagradas.

P:- ¿También consideras la coca como planta sagrada?
– La coca no tiene el efecto de salto dimensional, no es como el San
Pedro o la ayahuasca. Utilizar la coca para expandir la conciencia es
un secreto muy bien guardado. Puede ser utilizada como alimento y
como sistema oracular, pero no de otra forma.
La coca tiene gran cantidad de vitaminas, minerales y aminoácidos.
Antes de la colonización española existía una agricultura ritual y
los graneros andinos estaban llenos. Los españoles sacaron a los
campesinos de los campos y los llevaron a las minas. Los graneros se
vaciaron. Había una profecía que ponía en boca del elemental o genio
de la coca lo siguiente: “Vendrán y yo quedaré como una alternativa
alimenticia. Yo seré una bendición para ustedes, pero para ellos mi
poder será una maldición”. Así ocurrió y hoy podemos observar la gran
diferencia que hay entre coca y cocaína.

P:- A falta de naipes, buenas son unas hojas de coca…
– Así es, podemos observar un principio de codificación en las hojas
de coca. No hay 2 iguales. Se utilizan, como el tarot, para una
lectura de futuro. Tienen unos complejos códigos de interpretación.
(..)

P:- También la ponen en sus altares o “despachos”.
– Ritualmente la hoja de coca tiene la capacidad de recepcionar
energía cósmica, conjuntamente con la concha marina y la pluma de
cóndor. Muchos elementos muy ricos de los 3 mundos se reúnen allí. Es
como construir los 3 m,undos en uno.

P:- Fueron los indios quines os introdujeron en esos rituales.
– Así es. Sus sacerdotes nos acercaron a una sabiduría olvidada en
gran medida. En el año 1995 se descubrió la gran nación de los
queros. Está formada por 8 comunidades, cerca de Cuzco. Son nómadas y
se dedican a la ganadería. Viven en lugares gélidos, entre 3000 y
5000 metros de altura. Allí nisiquiera hay turismo espiritual.SE
trata de lugares inhóspitos con caminos que hay que conocer. Se
necesitan caballos, comida, etc. Los queros han conservado nuestra
memoria ancestral. Son las voces autorizadas en el mundo andino para
hablar del “Paititi”, nuestro “Shambala” particular. La tradición nos
decía que había unos guardianes, que había un “Paititi”, pero no
sabíamos mucho más. Un buen día aparecieron estos seres y
dijeron: “nosotros somos los guardianes, nuestros padres están en el
Paititi.”

P:- ¿Cuál es el mensaje de los queros?
– Ellos comparten con nosotras la leyenda del “Inkarri”, del inca
rey, el hijo del sol, de la claridad… Para nosotros su regreso no
es el regreso de un hombre o una mujer concretos. Se trata de una
toma de conciencia, de un despertar. Sentimos que “Inkarrí” está
brotando en nuestro interior. Hoy es aun un adolescente, pero pronto
será una persona madura de gran sabiduría. Nuestros amigos y hermanos
queros han estimulado ese despertar. Desde nuestra propia identidad
queremos contribuir al regreso del nuevo Sol, a la instauración de la
paz y la armonía sobre la Tierra.

P:- ¿Por qué se prodigan tan poco en el mundo?
– Nuestro mundo no está hecho a su medida. Cierto, han salido muy
poco fuera. En realidad no lo pueden hacer sin su coca, que es su
comida principal. No se les permite viajar con sus bolsitas de hojas
y ellos las necesitan no solo para comer, sino también para sus
rituales…Pueden ser depositarios de una cultura muy elevada, pero
se trata de gente pobre. Comen patatas a la mañana, al mediodía y por
la noche, más las hojas de coca. Mejor les fue a los tibetanos, por
lo menos tenían otro país, la India, donde exiliarse. Gracias a su
talento salieron a compartir su sabiduría por Occidente. El mundo
andino no tuvo adónde ir.

P:- Habéis contribuido en buena medida a tender el puente andino-
tibetano…
– Poco sabemos del designio de los dioses. Sin embargo, alcanzamos a
ver que América está llamada a ser punto de encuentro, crisol de
tradiciones. Por eso escuchamos atentamente lo que otros caminos
espirituales nos aportan. Hemos trabajado mucho con el Tíbet. Yo
personalmente he integrado aspectos de su bagaje en mi trabajo…
La Pachamama tiene dos pulmones: los Andes y el Himalaya, que se
activan cada cierto tiempo. Ellos han venido a América a depositar
esa energía, a darle paso. De ahí el reflorecer de las culturas
yaquis, huicholes, y de los indios de Norteamérica. Los tibetanos
están haciendo un trabajo pionero: una especie de acupuntura
planetaria, con sus cantos, sus rezos, sus meditaciones, sus
limpiezas de medio ambiente, que son tan poderosas….Y tienen una
tradición ininterrumpida de casi 2500 años.

P:- Pese al ambiente de inquietud tan extendido, ¿podríamos decir que
vivimos tiempos privilegiados?
– Cuando los sacerdotes incas supieron de la llegada de los
españoles, le dijeron al sol: “¡Defiéndenos!”. Y el Sol-Inti les
contestó: “No puedo. Yo mismo he de ocultarme, pero volveré”. Ahora
estaríamos en aquellos tiempos en que Inti volverá a brillar con todo
su esplendor.

Los distintos ASPECTOS de la REALIDAD

PD: Tradición Mapuche
http://www.geocities.com/aukanawel/ruka/chillka/presentacion.html

Los distintos ASPECTOS de la REALIDAD
y el ESTADO de CONCIENCIA CHAMÁNICO

Una misma realidad tiene muchos aspectos, el hombre habitualmente conoce sólo dos: la realidad ordinaria, la del mundo que lo rodea cuando está despierto, y la realidad no ordinaria, percibida en los sueños.
El mundo de los sueños es sólo uno de los muchos niveles de la realidad no ordinaria.
Todo ser o cosa tiene un aspecto en la realidad ordinaria o cotidiana, por ej.: una piedra: pero esa misma cosa tiene a su vez otro u otros aspectos muy distintos en los diferentes niveles de la realidad no ordinaria.
Siguiendo el ejemplo de la piedra, ésta será “una piedra” en la realidad ordinaria, pero en cambio en uno de los distintos niveles de la realidad no ordinaria ya no será una piedra sino una “lagartija”, y en otro nivel un “enanito con alas”.
El ser sigue siendo el mismo lo único que varían son sus características acorde al nivel ontológico en que se manifieste. O sea que la piedra, la lagartija y el enanito alado son el mismo ser aunque con distintos aspectos, según el plano de referencia que se tome.
No hay que omitir que en los niveles de realidad no ordinaria están abolidas la mayoría de las limitaciones físico-temporales, así como algunos conceptos empíricos de posibilidad
Ahora bien, los individuos que ven a la piedra del ejemplo dirán que sólo es una piedra, mientras conserven su conciencia en ese nivel de realidad ordinaria pero si desplazan su conciencia hacia los otros niveles, podrán percibir, ya a la lagartija, ya al enanito alado.
Estos cambios de percepción producidos por el desplazamiento de la conciencia, sin pérdida ni distorsión de la misma, han recibido distintos nombres y definiciones según los investigadores.
Al estado en que la conciencia está enfocada en un nivel de realidad ordinaria, o sea el estado de vigilia consciente del hombre moderno, lo llamaremos estado de conciencia ordinario, y a aquellos estados en los cuales la conciencia está desplazada hacia realidades no ordinarias los denominaremos con el nombre genérico de estado de conciencia chamánico, por ser éste una característica típica de las culturas chamánicas, como la mapuche. Pero no se interprete esto erróneamente creyendo que es un atributo propio de los chamanes.
Es importante destacar que los tipos de realidad, junto con sus respectivos niveles, son siempre objetivos, es decir externos al sujeto y por lo tanto susceptibles de ser percibidos por innumerables sujetos simultáneamente.
En cambio, los estados de conciencia correspondientes a cada uno de esos tipos o niveles de realidad son siempre subjetivos, propios del sujeto que los vivencia.
El estado de conciencia chamánico, como antes dijéramos, ha recibido distintos nombres según los investigadores que lo han estudiado:
Eliade 10 …………….. estado extático.
Ludwig 11 …………… estado alterado de conciencia.
Zinberg 12 …………… estado alterno de conciencia.
Reinhard 13 …………. estado psíquico no-normal sin pérdida de la conciencia.
Castaneda 14 ……….. “ver” o percepción de la realidad no normal.
Lowie 15 …………….. percepción de las manifestaciones extraordinarias de la realidad.
Harner 16 ……………. estado chamánico de conciencia.
Aukanaw …………….. estado chamánico de conciencia, est. de conciencia expandido,
etc., etc.
La diferencia entre ambos estados de conciencia se puede precisar mejor si consideramos seres como los duendes, las hadas, los dragones o en nuestro caso (el mapuche): el chupeitoro, el choñchoñ, el waillepen, el shompalwe o el antüpaiñamku, etc.
Un individuo cuya conciencia se encuentre en un estado ordinario los considerará como “fantásticos”; en cambio otro sujeto que esté consciente en el estado chamánico podrá percibir a esos seres como reales, y a su vez como ilusorias a las experiencias del estado de conciencia ordinario o sea de la realidad ordinaria o cotidiana.
Ambos sujetos están en lo cierto, considerando el punto de vista particular de sus respectivos estados de conciencia. Es muy difícil emitir juicios imparciales sobre la validez de un estado de conciencia determinado desde su opuesto.
Como sostiene Carl Gustav Jung 17 “La idea, en tanto existe, es psicológicamente verdadera”.
Incluso a nivel de la Física-matemática, en la interpretación pluricósmica de la mecánica cuántica propuesta por Hugh Everett, de Princeton, y desarrollada posteriormente por Bryce S. de Witt y John A. Wheeler, de la Universidad de Texas (en Austin) y el profesor George Gale, de la Universidad de Missouri (Kansas) hallan confirmación los niveles ontológicos de la realidad no ordinaria.
Dos conclusiones de tal interpretación son: que la existencia de indefinidos mundos alternativos no puede ser descartada por pruebas físicas y que todos estos niveles o mundos son igualmente reales. 18
Una conclusión semejante fué a la que arribara también por vía del cálculo Gotffried W. von Leibnitz.
Existen diversos grados de desplazamiento de la conciencia, o alteración según algunos, dentro de los niveles de la realidad no ordinaria: desde ligero: los aborígenes en general; pasando por el profundo: los chamanes, los machi, los Ava-Katu-Ete del Paraguay, etc.; llegando al muy profundo, semejante en apariencia al “estado de coma”: los chamanes arcaicos, los machi de antaño, los renü mapuche en la actualidad, ciertos lamas tibetanos, algunos maestros taoístas y saddhus indostánicos, etc.
El estado de conciencia chamánico es más seguro que el soñar. En los sueños uno no tiene control de sus actos, en cambio en el estado chamánico sí lo tiene, así como también puede entrar a voluntad y, dado que está en un estado de vigilia consciente, se puede salir del mismo en cualquier momento.
Es interesante hacer notar el paralelo, aunque sólo válido en la esfera psicológica, con la “Psicoterapia por ensueño dirigido” elaborada por Robert Desoille. 19
En ella se trabaja con una leve alteración de la conciencia, así como también se considera la existencia de distintos niveles de conciencia con características propias, a través de los que se hacen desplazar imágenes míticas sugeridas por el terapeuta. Dichas imágenes se transformarán acorde al nivel que atraviesen pero siempre manteniendo su identidad esencial. Esta técnica se basa en los trabajos de Charles Henry y A. Lemouche, habiendo sido posteriormente desarrollada por Nicole Fabre, entre otros.

PD: Texto completo en Aukanaw – Tradición Mapuche
http://www.geocities.com/aukanawel/obras/cienciasecreta/medicina/medicina.html

la crisis espiritual del hombre moderno Por Seyyed Hossein Nasr

Capítulo I

El problema

Últimamente, se efectuaron numerosos estudios sobre la crisis que la ciencia moderna y sus aplicaciones producen, pero son pocos los que buscaron las profundas causas intelectuales e históricas responsables de este estado de cosas. Cuando nos invitaron a pronunciar en esta Universidad una serie de conferencias sobre el significado de la guerra y la lucha por la preservación de la dignidad humana bajo condiciones que amenazan la existencia humana misma, creímos que sería más apropiado que más bien nos ocupáramos de los principios y causas que de las contingencias y efectos, uno de los cuales es el problema de la acción moral en el nivel social y humano, junto con la posible consecuencia bélica que la tecnología y la ciencia modernas hicieron total. Por tanto, confiamos en exponer el problema que hoy resultó del encuentro del hombre y la naturaleza, en buscar luego las causas subyacentes que produjeron esta condición, y en citar los principios cuyo descuido agudizó tanto la crisis moderna.

Hoy, casi todos los que residen en los centros urbanos del mundo occidental, sienten intuitivamente que en la vida les falta algo. Esto se debe directamente a que se creó un medio ambiente artificial del que, en la máxima extensión posible, se excluyó a la naturaleza. En tales circunstancias, hasta el hombre religioso perdió el significado espiritual de la naturaleza (1). El dominio de ésta se convirtió en una “cosa” carente de significado, y al mismo tiempo el vacío creado por la desaparición de este aspecto vital de la existencia humana continúa viviendo dentro de las almas de los hombres y manifestándose de muchos modos, a veces violenta y desesperadamente.
Además, está amenazado hasta este tipo de existencia secular y urbana, a través del dominio mismo de la naturaleza que lo hizo posible, de modo que la crisis causada a través del encuentro del hombre y la naturaleza y de la aplicación de las ciencias modernas a la tecnología se convirtió en un asunto de interés común (2).
A pesar de todo el clamor oficial acerca del dominio siempre creciente sobre la naturaleza, y del denominado progreso que se supone que es su concomitante económico, muchos advierten íntimamente que los castillos que construyen están sobre arena y que hay un desequilibrio entre el hombre y la naturaleza, que amenaza la aparente victoria del hombre sobre ésta.
Los peligros que produce el dominio del hombre sobre la naturaleza se conocen demasiado bien como para que necesiten ser aclarados. La naturaleza perdió sacralidad para el hombre moderno, aunque este proceso sólo fue llevado a su conclusión lógica en el caso de una pequeña minoría (3). Además, a la naturaleza se la llegó a considerar como algo que hay que usar y gozar al máximo posible. En vez de parecerse a una mujer casada de la que un hombre obtiene beneficio pero hacia la cual también es responsable, para el hombre moderno la naturaleza se volvió parecida a una prostituta, de la que hay que sacar beneficio sin sentido alguno de obligación y responsabilidad hacia ella. La dificultad es que la condición de la naturaleza prostituida se está volviendo tal que hace imposible todo otro goce de ella. Y, de hecho, he ahí por qué muchos empezaron a preocuparse por su condición.
Precisamente, es el “dominio de la naturaleza” el que causó el problema de superpoblación, la falta de “espacio para respirar”, la coagulación y la congestión de la vida de ciudad, el agotamiento de recursos naturales de toda índole, la destrucción de las bellezas naturales, la destrucción del medio ambiente vital por medio de las máquinas y sus productos, el aumento anormal de enfermedades mentales, y mil y una dificultades más, algunas de las cuales parecen completamente insuperables (4). Y finalmente, el mismo “dominio de la naturaleza”, limitado a la naturaleza externa y unido al hecho de dar libertad completa a la naturaleza animal existente dentro del hombre, es lo que tornó tan crucial el problema de la guerra, una guerra que parece inevitable, pero que debido a su naturaleza total y casi “cósmica”, producto de la tecnología moderna, debe ser evitada.
El sentido de dominio sobre la naturaleza y un concepto materialista acerca de ésta por parte del hombre moderno se combinan, además, con una lujuria y un sentido de codicia que plantean una exigencia cada vez mayor sobre el medio ambiente (5). Incitado por el elusivo sueño del progreso económico, considerado como un fin en sí mismo, se desarrolla un sentido del poder ilimitado del hombre y sus posibilidades, junto con la creencia, particularmente bien evolucionada en América, de posibilidades ilimitadas e ilimitables dentro de las cosas, como si el mundo de las formas no fuera finito y no estuviera limitado por los lindes mismos de esas formas (6).
El hombre no sólo quiere dominar a la naturaleza por motivos económicos sino también por una “mística” que es un residuo directo de una relación espiritual unitemporal respecto a la naturaleza. Los hombres no escalan más montañas espirituales, o al menos lo hacen raras veces. No quieren conquistar todas las cimas de las montañas (7). Desean despojar a la montaña de toda su majestad venciéndola, preferentemente siguiendo la línea más difícil de ascenso. Los hombres no disponen más de la experiencia de volar a los cielos, que en el cristianismo es simbolizada por la experiencia espiritual de la Divina Comedia, y en el islamismo por la ascensión nocturna (al-mi’râj) del Profeta Muhammad (la paz sea con él); lo que queda es el impulso de volar al espacio y conquistar los cielos. Por todas partes existe el deseo de conquistar a la naturaleza, pero en ese proceso se destruye el valor del conquistador mismo, que es el hombre, y se amenaza su existencia misma.
En vez de que el hombre decidiera el valor de la ciencia y la tecnología, estas creaciones del hombre se convirtieron en normas del mérito y del valor del hombre (8). En la práctica, la única protesta que se oye es la de los conservacionistas y otros amantes de la naturaleza. Su voz, aunque de mucho valor, no se oye del todo porque sus argumentos se consideran a menudo más bien sentimentales que intelectuales. Teólogos y filósofos muy conocidos guardaron, en su mayoría, silencio o se sometieron para no ofender la tendencia científica que predominaba en su época. Sólo en raras ocasiones se elevó alguna voz para demostrar que creer en el dominio de la naturaleza es, desde el punto de vista religioso, usurpar el papel del hombre como custodio y guardián de la naturaleza (9).
Las mismas ciencias de la naturaleza, que en un sentido son el fruto, y en otro la causa de la crisis actual del encuentro del hombre con la naturaleza, se secularizaron a través de un proceso gradual que examinaremos luego. Y este conocimiento secular de la naturaleza, divorciado de la visión de Dios en la naturaleza, llegó a aceptarse como la única forma legítima de la ciencia (10). Además, debido a la distancia que separa al científico del lego, se creó una distorsión y una discrepancia mayores entre las teorías científicas y su divulgación sobre las que demasiado a menudo se basan sus supuestas implicancias teológicas y filosóficas (11).
Puede decirse que el problema concierne por completo tanto a las ciencias como a los medios con los que se las entiende, interpreta y aplica. Existen crisis tanto en los dominios de la comprensión como de la aplicación. El poder de la razón dado al hombre, su ratio, que es como la proyección o la prolongación subjetiva del intelecto o del intellectus, divorciado de su principio, llegó a ser como un ácido que quema su trayecto a través de la fibra del orden cósmico y amenaza destruirse en ese proceso. Hay un desequilibrio casi total entre el hombre moderno y la naturaleza, como lo atestiguan casi todas las expresiones de la civilización moderna que busca ofrecer un desafío a la naturaleza más que cooperar con ella.
Es un hecho admitido por la mayoría que la armonía entre el hombre y la naturaleza ha sido destruida. Pero no todos se dan cuenta de que este desequilibrio se debe a la destrucción de la armonía entre el hombre y Dios (12). Abarca una relación que concierne a todo el conocimiento. Y, de hecho, las mismas ciencias modernas son el fruto de un conjunto de factores que, lejos de limitarse al dominio de la naturaleza, conciernen a toda la herencia intelectual y religiosa del hombre occidental. Debido a esto, o a menudo como una reacción contra esto, nacieron las ciencias modernas. Es por esa razón que es necesario que empecemos nuestro análisis volviéndonos primero hacia las ciencias naturales y las opiniones que se sostienen con respecto a su significado filosófico y teológico, y luego hacia las limitaciones inherentes a ellas que son responsables de la crisis que su aplicación y la aceptación de su visión del mundo, causaron en el hombre moderno.
Jamás deberá olvidarse que para el hombre que no es moderno -ya sea antiguo o contemporáneo- la materia misma del Universo tiene un aspecto sagrado. El cosmos habla al hombre, y todos sus fenómenos contienen significado. Son símbolos de un grado superior de realidad que el dominio cósmico vela y revela a la vez. La estructura misma del cosmos contiene un mensaje espiritual para el hombre y, en consecuencia, es una revelación que proviene de la misma fuente que la religión misma (13). Ambas son las manifestaciones del Intelecto Universal, del Logos, y el cosmos mismo es parte integral de ese Universo total de significado en el que el hombre vive y muere (14).
A fin de que las modernas ciencias de la naturaleza nacieran, la sustancia del cosmos tuvo primero que vaciarse de su carácter sagrado y volverse profana. La visión del mundo perteneciente a la ciencia moderna, especialmente como se propagó a través de su divulgación, contribuyó a esta secularización de la naturaleza y de las sustancias naturales. Los símbolos de la naturaleza se convirtieron en hechos, en entidades en sí mismas que están totalmente divorciadas de los otros órdenes de la realidad. Así, el cosmos, que había sido transparente, se volvió opaco y espiritualmente sin sentido -al menos para los que estaban inmersos en la visión científica de la naturaleza-, aunque los científicos individualmente creyeran lo contrario. Las ciencias tradicionales como la alquimia, que puede compararse con la celebración de una misa cósmica, se redujeron a una química en la que las sustancias perdieron todo su carácter sacramental. En ese proceso, las ciencias de la naturaleza perdieron su inteligibilidad simbólica, un hecho que es casi directamente responsable de la crisis causada por la moderna visión científica del mundo y sus aplicaciones (15).
El carácter cuantitativo de la ciencia moderna debe señalarse en particular porque existe como una tendencia general que busca como ideal reducir toda calidad a cantidad y todo lo que es esencial en el sentido metafísico a lo material y sustancial (16). El asfixiante medio ambiente material creado por la industrialización y la mecanización, al que lo sienten todos los que viven en los grandes centros urbanos de hoy, es una consecuencia de la naturaleza puramente material y cuantitativa de las ciencias cuyas aplicaciones hicieron posible la industrialización. Además, debido a la falta de una visión total del mundo de naturaleza metafísica en la que pudieran integrarse las ciencias modernas, se olvida el aspecto simbólico de número y cantidad. Se hizo aparecer la teoría pitagórica-platónica de los números, a semejanza de tantas otras ciencias tradicionales, como un cuento de comadres.
Además, las ciencias cuantitativas de la naturaleza que son una ciencia posible y, en circunstancias apropiadas, legítima, de hecho vienen a ser las únicas ciencias válidas y aceptables de la naturaleza. Todo otro conocimiento de los órdenes natural y cósmico es despojado del status de ciencia y relegado al rango de sentimentalismo o superstición. Parece como si la ciencia moderna hubiera condicionado su aceptación al rechazo del conocimiento acerca de la raíz de la existencia misma, aunque, nuevamente, muchos científicos, como individuos, no compartan este criterio (17). El impacto total de la ciencia moderna sobre la mentalidad de los hombres ha sido para proveerles de un conocimiento de los accidentes de las cosas, siempre que renuncien a un conocimiento de la sustancia que subyace en todas ellas. Y esta limitación es la que amenaza con las más horrendas circunstancias al hombre como ser integral (18).
La perspectiva muy restrictiva que se asocia con la ciencia moderna hace que, en el sentido verdadero, sea imposible conocer la cosmología dentro del molde del moderno criterio científico mundial. La cosmología es una ciencia que se ocupa de todos los órdenes de la realidad formal, de la cual el orden material es sólo un aspecto. Es una ciencia sagrada que está obligada a conectarse con la revelación y la doctrina metafísica en cuyo vientre se vuelve significativa y eficaz. Hoy en día no hay cosmología moderna, y usar ese vocablo es realmente usurpar un término cuyo significado original ha sido olvidado (19). Una cosmología que se base solamente en el nivel material y corpóreo de la existencia, por lejos que se extienda en las galaxias, y que además se base en conjeturas individuales que cambien de un día al otro, no es cosmología real. Es una visión generalizada de una física y una química terrestres, y como lo señalaran ciertos teólogos y filósofos cristianos, está realmente desprovista de todo significado teológico directo, a no ser por accidente (20). Además, se basa en una física material que tiende a un análisis y una división cada vez más grandes de la materia con el ideal de llegar a la materia “última” en la base del mundo, ideal que, sin embargo, jamás podrá alcanzarse debido a la ambigüedad e ininteligibilidad que yace dentro de la naturaleza de la materia y la frontera del caos que separa la materia formal de la “materia pura” a la que los filósofos medievales llamaban materia prima (21).
La desaparición de una cosmología real en Occidente se debe, en general, al descuido de la metafísica, y más particularmente a que no se logró recordar las jerarquías del ser y del conocimiento. Los múltiples niveles de la realidad se reducen a un solo dominio psicofísico, como si de repente se quitara la tercera dimensión de nuestra visión de un paisaje. Como resultado, la cosmología no sólo se redujo a las ciencias particulares de las sustancias materiales, sino que, en un sentido más general, predominó vastamente la tendencia de reducir lo superior a lo inferior, y a la inversa, de tratar de hacer que lo mayor nazca de lo menor. Con la destrucción de toda noción de jerarquía en la realidad, desapareció la relación entre los grados del conocimiento y la correspondencia entre varios niveles de realidad sobre los cuales se basaban las ciencias antiguas y medievales, haciendo que estas ciencias aparecieran como superstición (en el sentido etimológico de esta palabra) y como algo cuyo principio o base fue destruido u olvidado.
De modo semejante, la metafísica se redujo a filosofía racionalista, y esta filosofía se convirtió gradualmente en subordinada de las ciencias naturales y matemáticas, hasta que algunas escuelas modernas consideran que el único papel de la filosofía es dilucidar los métodos y aclarar las coherencias lógicas de las ciencias. La función crítica independiente que la razón debe ejercer respecto a la ciencia, que es su propia creación, desapareció de modo que este hijo de la mente humana se convirtió en juez de los valores humanos y en criterio de la verdad. En este proceso de reducción en el que el papel independiente y crítico de la filosofía se sometió a los edictos de la ciencia moderna, se olvida a menudo que la revolución científica del siglo XVII se basa en una posición filosófica particular. No es la ciencia de la naturaleza sino una ciencia que formula ciertas suposiciones sobre la naturaleza de la realidad, el tiempo, el espacio, la materia, etc. (22). Pero una vez que se formularon estos supuestos y que nació una ciencia que se basaba en ellos, se los olvidó cómodamente y los resultados de esta ciencia hicieron que fuera el factor determinante respecto a la naturaleza verdadera de la realidad (23). Por eso es necesario que volvamos, aunque sea brevemente, a la opinión de modernos científicos y filósofos de la ciencia sobre qué significa la ciencia moderna, especialmente la física, en la determinación del sentido de la naturaleza total de las cosas. Nos guste o no, tales opiniones son precisamente las que determinan gran parte del concepto moderno de la naturaleza, aceptado por el público en general, y por ello son elementos importantes en el problema general del encuentro del hombre y la naturaleza.
Sin entrar en pormenores sobre las diferentes escuelas de la filosofía de la ciencia -tarea para la que hay otros mucho mejor preparados que nosotros, y que de hecho fuera llevada a cabo con plenitud en varias obras recientes (24)- es necesario describir algunas tendencias que pertenecen más directamente al tópico que discutimos. De éstas, tal vez la más influyente, ciertamente en los países de habla inglesa, ha sido el positivismo lógico nacido del círculo vienés de R. Carnap, P. Frank, H. Reichenbach y otros (25). En procura de eliminar el último espectro de significado metafísico de la ciencia moderna, los adherentes de esta escuela creen que a la ciencia no le corresponde descubrir la naturaleza de las cosas o algún aspecto de lo real, sino establecer conexiones entre signos matemáticos y físicos (a los que ellos llaman símbolos) que pueden elaborarse por medio de los sentidos externos y los instrumentos científicos, concernientes a la experiencia que se nos presenta como el mundo externo.
Aunque esta escuela fue instrumental al codificar y aclarar algunas definiciones y algunos procedimientos lógicos de la ciencia moderna, en particular la física, también despojó a la ciencia del elemento más importante que le legara la Edad Media, a saber, la búsqueda de lo real. Opuestos a los astrónomos y matemáticos griegos, para quienes el papel de las ciencias matemáticas era concebir modelos conceptuales que “evitaran los fenómenos”, los científicos musulmanes, seguidos luego por los latinos, creían que, hasta en el dominio de la matemática, la función de la ciencia era descubrir un aspecto de lo real. Aplicaban el realismo de la biología y la física aristotélicas al dominio de la exactísima ciencia matemática de la época, a saber, la astronomía, y convertían el sistema epicíclico ptolomeico de configuraciones matemáticas en esferas cristalinas que formaban parte de la textura real del Universo.
En una obra posterior de Ptolomeo, por supuesto, se hace alusión a la naturaleza cristalina de los cielos. Empero, fueron los matemáticos musulmanes, seguidos por los científicos latinos, los que universalizaron esta indicación y la convirtieron en un principio de todas las ciencias para buscar el conocimiento del dominio de la realidad por el que se interesaban. Esta actitud era tan central que, a pesar de la rebelión de la ciencia del siglo XVII, especialmente contra el aristotelismo, la creencia de que la ciencia procura descubrir la naturaleza de la realidad física sobrevivió desde Galileo y Newton hasta los tiempos modernos. También debe añadirse que los positivistas, quienes afirman que están volviendo al punto de vista de los matemáticos y astrónomos griegos contra el realismo de los peripatéticos, olvidan el hecho de que los matemáticos griegos también estaban en busca de un conocimiento de lo real. Sin embargo, para ellos la realidad no estaba en los fenómenos sino en las relaciones matemáticas que poseían un status ontológico gracias a la filosofía pitagórica, que impregnaba su pensamiento.
La interpretación positivista de la ciencia es en realidad un fin para desontologizarla por completo -no mudando el status ontológico del dominio físico al mundo pitagórico-platónico de los arquetipos conectado con la matemática, sino negando plenamente su significado ontológico. Es con justicia que un crítico de la escuela positivista, como J. Maritain, la acusa de confundir un análisis empiriológico de las cosas con su análisis ontológico, y añade que la física moderna “desontologiza las cosas” (26). De modo parecido, ciertos filósofos de la ciencia, entre quienes descuella E. Meyerson, insistieron en el aspecto ontológico que todas las ciencias deben poseer por fuerza (27).
Muy afín a la actitud positivista es la de los operacionalistas conectados principalmente con el nombre de P. Bridgman en el dominio de la física. Tomando como base un desdén hacia una visión unificada del mundo y una metodología monolítica para la ciencia, ata todo el significado de la ciencia a las operaciones que puedan definir sus conceptos. La operación misma, más que lo real, es la matriz última del conocimiento científico. En la filosofía operacional hay un dejo del mundo pluralista de William James, a saber, un desdén hacia un fondo filosófico y metodológico total por parte de la ciencia, característico de la mentalidad anglosajona en general, en comparación con la del Continente. Esto hace acordar del famoso dicho: “la ciencia es lo que los científicos hacen”. Hay diferentes dominios de la indagación que carecen de una teoría unificada y universal (28); “un multiverso más bien que un Universo”, para citar la frase de R. Oppenheimer.
Otra escuela, que también tiene relación con el punto de vista positivista en su negación de una conexión entre los conceptos de la ciencia y lo real, a veces se llama no-realista lógica. Entre sus miembros, los más destacados son H. Poincaré y P. Duhem, ambos célebres matemáticos y físicos. Duhem es también eminente historiador de la ciencia (29), y también lo es en un sentido E. Maeh, físico y filósofo e historiador de la ciencia. No es aquí a propósito la cuestión de si otras formas de conocimiento pueden llegar al nivel de la realidad, pues los diferentes miembros de esta escuela han sostenido distintos criterios sobre la cuestión. La base en la que están de acuerdo es que los aspectos derivados de la intelección, y que constituyen las leyes y el contenido indiscutible de la ciencia moderna, son aspectos no descubiertos de la realidad con un aspecto ontológico. Más bien son irreductibles conceptos mentales y convenciones subjetivas de naturaleza lingüística establecidos por los científicos para que, a su vez, puedan establecer comunicación recíproca. En consecuencia, la ciencia se concibe como un conocimiento de nociones subjetivas más bien que como existencia de una realidad objetiva (30).

Hay otros, como E. Cassirer, a quien H. Morgenau sigue, que aceptan los conceptos irreductibles de la ciencia, y los emplean, pero sólo como conceptos reguladores. Para ellos, estos conceptos se aceptan “como si” existieran, pero en realidad sólo poseen un estado regulador (31). Este grupo, que se llamó neokantiano, precisamente debido a que aceptaba el status als ob -status como si- de los conceptos (punto de vista que, después de Kant, iba a ser sistematizado por Vaihinger), debe, por tanto, considerarse también como no-realista y contrario a conceder a la ciencia la facultad para entender la naturaleza de las cosas.
Está, además, el grupo de los realistas lógicos opuestos a los dos anteriores para quienes los conceptos derivados a través del intelecto tienen un status lógicamente realista; se refieren a un objeto ontológico del conocimiento. Entre este grupo puede mencionarse a A. Grünebaum y F. S. C. Northrop, quienes subrayan la correspondencia entre los conceptos de la física matemática y lo real (32). Northrop procura especialmente demostrar que tanto el mundo newtoniano-kantiano de la física matemática como la visión cualitativa de la naturaleza que subrayara Goethe, a la que él llama histórica natural, y cuyo conocimiento es inmediato y estético más bien que abstracto y matemático, son, en última instancia, reales (33). El mundo es orden o cosmos más bien que caos, un mundo que está vivo como un organismo y que, al mismo tiempo, es gobernado por una ley (34). Pero una vez más se subraya en esta escuela que el conocimiento derivado de las ciencias es el camino que nos conduce hacia un conocimiento último de las cosas. No existe jerarquía del conocimiento; sólo hay un conocimiento del dominio corpóreo que determina al conocimiento como tal.
Entre los científicos -particularmente los físicos- muchos comprendieron que, limitada por relaciones cuantitativas, la ciencia jamás podrá obtener un conocimiento de la naturaleza última y la raíz de las cosas, sino que está obligada a moverse siempre dentro del mundo cerrado y subjetivo de las “lecturas de datos” y los conceptos matemáticos. Esta opinión, popularizada en especial por A. Eddington (35) y, en otra vena, por J. Jeans, la usaron en gran medida los no-científicos para demostrar las limitaciones de la ciencia o el carácter “ideal” del mundo. Sin embargo, tampoco sirvió al propósito de definir el dominio del conocimiento científico dentro de una jerarquía universal del conocimiento. No obstante, es ciertamente significativa la tesis de Eddington en el sentido de que la ciencia es selectiva debido a su método y está ligada a un “conocimiento seleccionado subjetivamente”; empero, sólo se ocupa de un aspecto de la realidad y no de la totalidad de ésta, en la cuestión de la relación entre ciencia, filosofía y religión. Éste es un punto de vista que también expusiera, aunque de modo muy distinto, A. N. Whitehead. Su método filosófico de la naturaleza procuró también poner en evidencia la riqueza de una realidad de la que la ciencia sólo se ocupa en parte (36).
Otros científicos insistieron en que en vez de ser una metodológica búsqueda del conocimiento, la ciencia está tan inextricablemente atada a la práctica y a la historia de la ciencia que sus premisas no pueden formularse independientemente (37). Es una actividad total, y no es atinado hablar de una filosofía y un método claros y explícitos de la ciencia. De modo parecido, algunos científicos insisten en que la física y las otras ciencias no pueden comprobar ni refutar ninguna tesis filosófica en particular, ya sea materialista o idealista, y que no deben buscarse implicancias filosóficas de teorías y opiniones científicas (38). Huelga decir que esta perspectiva no es aceptada totalmente, en especial por los divulgadores no-científicos de la ciencia que a menudo ven implicancias más generales en las teorías científicas que los mismos científicos.
En contraste con este grupo, hay ciertos científicos que han visto las más profundas implicancias en las teorías de la ciencia moderna, ya sea la relatividad o la mecánica cuántica, las teorías corpusculares de la luz o el principio de la indeterminación (39). Sólo que, con demasiada frecuencia, el significado de un descubrimiento científico se eleva muy por encima de los confines del dominio de la física misma, como si fueran inexistentes las autoimpuestas restricciones de la ciencia moderna, que por su elección se limita al aspecto cuantitativo de las cosas. Se hace que la teoría de la relatividad implique que no hay nada absoluto, como si toda la realidad fuera solamente movimiento físico. Se hace que el principio de la indeterminación signifique la libertad de la voluntad humana o la falta de un nexo de causalidad entre las cosas. La hipótesis de la evolución (que es una criatura de la filosofía del siglo XIX) se convierte en un dogma de la biología que se presenta al mundo como una verdad axiomática y, además, una moda mental que ocupa todos los dominios de modo que no se estudia nada más en sí mismo sino sólo su evolución o su historia.
En esta cuestión, los no-científicos fueron mucho más allá, de hecho, que los mismos científicos, especialmente en biología y en la cuestión de la evolución. A veces, las pruebas más superficiales que se presentan en favor de una particular verdad religiosa o filosófica lo son como si la única prueba aceptable fueran teorías científicas recientemente descubiertas. Cuán a menudo se ha oído en las aulas y desde los púlpitos que la física, a través del principio de la indeterminación, “admite” que el hombre sea libre, como si lo menor pudiera determinar lo mayor, o como si la libertad humana pudiera ser determinada externamente por una ciencia que está contenida en la consciencia humana misma.
Debe añadirse que muchos físicos se interesan seriamente por problemas filosóficos y religiosos, con frecuencia más que los que se ocupan de las ciencias sociales y psicológicas. Además, algunos físicos, al tratar de hallar soluciones a los dilemas que la física moderna les plantea, se volvieron hacia las doctrinas orientales -habitualmente, con interés genuino, pero raras veces con la actitud intelectual necesaria para captar su pleno sentido. Entre los que más seriamente se interesan por este campo se puede mencionar a R. Oppenheimer y E. Schrödinger. Este último, que escribió mucho sobre la filosofía de la física moderna, en su particular interés por el problema de la multiplicidad de consciencias que comparten el mundo, se volvió hacia las doctrinas hindúes en procura de una solución. Para explicar esta multiplicidad, cree que debe ser cierto uno de dos milagros: o la existencia de un mundo externo real, o la admisión de que todas las cosas y todas las consciencias son aspectos de una sola realidad, el Uno (40). El mundo es maya que no me concierne, la consciencia que dice “yo”. Sobre este punto, la metafísica oriental añadiría que no es cuestión de escoger entre los dos milagros. Ambos son ciertos, pero cada uno en su propio nivel. El milagro de la existencia misma es el más grande de todos los milagros para quienes residen en el dominio de las cosas existentes, mientras que desde el punto de vista del Uno, del Absoluto, no hay “alteridad” o “separación”. Todas las cosas son una, no material y sustancialmente, sino interior y esencialmente. Además, es cuestión de comprender los niveles de realidad y la jerarquía de los diferentes dominios del ser.
Los científicos tampoco fueron totalmente negligentes respecto de los problemas teológicos y religiosos causados por la divulgación de la opinión científica y por un descuido de sus limitaciones inherentes. Unos pocos, como C. F. von Weizäcker, hasta se interesan por el escepticismo causado por la ciencia moderna y trataron de ocuparse de modo significativo de los encuentros de la teología y la ciencia moderna (41). En este dominio, estos escritos son a veces más serios y pertinentes que algunas obras de teólogos profesionales. Este último grupo descuidó singularmente la cuestión de la naturaleza, y cuando la consideró, fue conducido, a menudo, a problemas irrelevantes o secundarios. Además, los autores religiosos exhibieron con frecuencia un sentido de inferioridad y de temor ante la ciencia moderna, que llevó a una sumisión aún mayor y a una adopción de opiniones científicas con el fin de aplacar al oponente (42). Sin embargo, unos pocos científicos enfocaron el problema sin estas limitaciones, y en consecuencia pudieron efectuar comentarios pertinentes (43).
Para resumir el examen de la opinión corriente sobre la filosofía de la ciencia, puede decirse que para la mayoría la filosofía, y de hecho el uso general de la inteligencia misma, se sometieron a la ciencia. En vez de seguir siendo juez y crítico de los métodos y descubrimientos científicos, la filosofía se convirtió en un reflejo de la ciencia. Existen, por supuesto, las escuelas filosóficas continentales del existencialismo y la fenomenología, que, sin embargo, han tenido poco efecto sobre el movimiento científico (44). La interpretación fenomenológica de la ciencia tuvo hasta ahora poca influencia. Esencialmente, el existencialismo cercena las relaciones del hombre con la naturaleza, y las cuestiones científicas le interesan poco. En medio de esta escena, están los que procuran demostrar las limitaciones de la ciencia y otros que exploran con interés genuino los problemas del encuentro entre la ciencia, la filosofía y la religión. Pero a lo largo de todo esta compleja escena, el único factor que está casi por doquier presente es la falta de un conocimiento metafísico, de una scientia sacra que es la única que podrá determinar los grados de la realidad y de la ciencia. Sólo este conocimiento podrá revelar el significado, simbólico y espiritual, de las teorías científicas y los descubrimientos cada vez más complejos que, en ausencia de este conocimiento, aparecen corno puros hechos opacos y aislados de las verdades de un orden superior (45).
En la medida en que nos interesamos por el aspecto espiritual de la crisis del encuentro entre el hombre y la naturaleza, es también importante discutir brevemente las opiniones de los teólogos y pensadores cristianos sobre este tópico, además de las de los filósofos de la ciencia antes señalados. Para empezar, debe decirse que entre los teólogos cristianos hubo un singular descuido en este dominio, particularmente entre los protestantes. La mayoría de las tendencias teológicas principales se ocupó del hombre y la historia, y más bien se concentró sobre la cuestión de la redención del hombre como un individuo aislado que sobre la redención de todas las cosas. La teología de P. Tillich se concentra sobre el problema del interés último por el fundamento del ser que abarca lo sagrado y lo profano, y más bien se vuelve hacia el papel existencial del hombre en la historia y su posición como un ser aislado ante Dios que como una parte de la creación y dentro del cosmos mismo considerado como una hierofanía. Más apartados aún de esta cuestión están teólogos como K. Barth y E. Brunner, quienes extendieron un muro de hierro alrededor del mundo de la naturaleza (46). Creen que la naturaleza nada le puede enseñar al hombre acerca de Dios y que, en consecuencia, no es de interés teológico ni espiritual (47). En cuanto a los desmitologizadores como R. Bultmann, más bien que penetrar en el significado interior del mito como símbolo de una realidad trascendente que concierne a la relación entre el hombre y Dios en la historia lo mismo que en el cosmos, ellos también descuidan el significado real de la naturaleza, y la reducen al estado de un antecedente artificial sin sentido para la vida del hombre moderno.
No obstante, hay unos pocos que comprendieron la importancia de la naturaleza como fondo de la vida religiosa, y de una ciencia religiosa de la naturaleza como elemento necesario en la vida integral de un cristiano (48). Ellos entendieron la necesidad de creer que la creación pone de manifiesto la marca del Creador a fin de poder tener una fe firme en la religión misma (49).
Ha pasado el tiempo en que se creía que la ciencia, en su siempre continua marcha hacia adelante, derriba los muros de la teología, cuyos principios inmutables, desde el punto de vista de un dinamismo sentimental, aparecen como dogma rígido y petrificado, al menos en muchos círculos académicos principales (50). Hay científicos que comprenden y respetan la importancia de la disciplina teológica, mientras ciertos teólogos cristianos aseveraron que el criterio científico moderno, debido a su ruptura con el cerrado concepto mecanicista de la física clásica, es más compatible con el punto de vista cristiano (51). Este argumento de hecho avanzó en tantos sectores que la gente empezó a olvidar que el criterio mundial secular de la ciencia moderna, una vez sacado de manos del científico profesional y presentado al público, pone un gran obstáculo ante la comprensión religiosa de las cosas.
Aunque en un sentido la destrucción misma de un concepto monolítico y mecanicista del mundo dio cierto “espacio para respirar” a los otros criterios, la popularización de las teorías científicas y de la tecnología privó hoy a los hombres aún más de un contacto directo con la naturaleza y de un concepto religioso del mundo. “Padre nuestro que estás en los cielos” se vuelve incomprensible para una persona despojada de la autoridad patriarcal de padre por la sociedad industrializada y para quien el cielo perdió su significado religioso y cesó de ser algún “donde”, gracias a los vuelos de los astronautas. Es sólo con respecto a la relación teórica entre ciencia y religión que se puede decir en un sentido que la opinión científica moderna es menos incompatible con el cristianismo que las opiniones científicas de los siglos XVIII y XIX.
Sin olvidar el carácter pasajero de las teorías científicas, ciertos escritores cristianos previnieron contra la armonía complaciente y fácil en demasía en la que se efectúan comparaciones superficiales entre los dos dominios. Con demasiada frecuencia, los principios y dogmas de la religión, que son trascendentes e inmutables, se presentan como si estuvieran de conformidad con los últimos hallazgos de la ciencia, siguiendo nuevamente la famosa tendencia de reducir lo mayor a lo menor (52). Además, para el tiempo en que este proceso de conformar la teología a las teorías científicas corrientes se lleva a cabo y la religión se hace “razonable” apareciendo como “científica”, las teorías científicas mismas pasaron de moda. En este dominio puede al menos decirse que entre un grupo pequeño pero significativo hay una reacción contra la actitud simplista prevaleciente en ciertos sectores del siglo XIX, aunque en el nivel masivo hay mucho más retraimiento de la religión ante lo que aparece como científico que en cualquier época anterior.
Empero, otros escritores subrayaron la estrecha relación entre el cristianismo y la ciencia señalando que muchos supuestos fundamentales de la ciencia, como la creencia en el orden del mundo, la inteligibilidad del mundo natural y la confiabilidad de la razón humana dependen del criterio religioso, y más particularmente cristiano, de un mundo creado por Dios en el que encarnó el Verbo (53). Algunos relacionaron el problema de la unidad y la multiplicidad de la naturaleza con la Trinidad del cristianismo (54), mientras otros insistieron en que, en un sentido positivo, sólo el cristianismo hizo posible la ciencia (55). Pero en todos esos casos uno se extraña de la validez total de esta aseveración si se toma en consideración la existencia de ciencias de la naturaleza en otras civilizaciones (particularmente, en el Islam). Estas ciencias insisten en la unidad más que en la trinidad. Además, debemos considerar el estrago que la ciencia moderna y sus aplicaciones causaron dentro del mundo del cristianismo.
Más específicamente, dícese que la relación entre sujeto y objeto como lo sostiene la ciencia moderna deriva de la relación entre el espíritu y la carne en el cristianismo (56). El orden del Universo se identifica con la Mente Divina (57), y se dice que el científico está descubriendo, en sus búsquedas científicas, la mente de Dios (58). Al método científico se lo llamó método cristiano de descubrir la mente de Dios (59).
De más interés central en nuestro problema es el intento de unos pocos teólogos, que se mueven contra la marea de las modernas tendencias generales de la teología, para traer a la vida una vez más el carácter sacramental de toda la creación y devolver a las cosas la naturaleza sagrada de la que las despojaran las recientes modalidades de pensamiento. Este grupo reafirmó la importancia del mundo creado como un sacramento que revela una dimensión de la vida religiosa (60), y ya señaló la olvidada verdad de que, desde el punto de vista cristiano, la encarnación implica la naturaleza sacramental de las cosas materiales, sin destruir de modo alguno el nexo causal entre las cosas (61). Se reafirmó que la única relación entre lo espiritual y lo material que, en un sentido profundo, puede llamarse cristiana (62) es aquella en la que el aspecto externo y material de las cosas actúa como un vehículo de la gracia interior y espiritual que mora en todas las cosas, en virtud de ser creadas por Dios (63). A fin de que Dios sea Creador y también eternamente Él Mismo, Su Creación debe ser sacramental tanto para Sus criaturas como para Él Mismo (64).
El aspecto revelado de todo el Universo fue sacado a luz en los escritos de este pequeño grupo de teólogos que consagraron alguna atención a la cuestión de la relación del hombre con la naturaleza. Si de algún modo la creación no se revelara, no habría revelación posible (65). De modo parecido, toda la creación debe participar, de algún modo, en el acto de la redención como toda la creación es afectada por la corrupción y el pecado del hombre, como lo afirmara san Pablo en la Epístola a los Romanos (capítulo VIII). La salvación total del hombre es posible cuando se redimen no sólo el hombre mismo sino todas las criaturas (66).
Sin embargo, en raras ocasiones entendieron y aceptaron este punto de vista antes propuesto, que podría tener el significado más profundo en la relación del hombre moderno con la naturaleza. Hasta quienes más se consagraron a una teología sacramental fracasaron en su mayoría en aplicarla al mundo de la naturaleza. Como resultado, quienes aún sienten y entienden el significado de lo sagrado, al menos en los ritos religiosos, no logran extenderlo al reino de la naturaleza. El criterio sacramental o simbólico de la naturaleza -si entendemos al símbolo en su sentido verdadero- no fue propagado en general por las modernas escuelas de teología cristiana. De hecho, subsiste lo contrario. En la medida en que lo que prevalecientemente se subrayó fue la redención del individuo y la desatención de la “redención de la creación”, la mayor parte del pensamiento religioso moderno ayudó a secularizar la naturaleza y retrocedió sometiéndose a los dictados de la ciencia en el dominio natural.
Al discutir las opiniones de autores cristianos sobre las ciencias de la naturaleza, no se puede dejar de mencionar a la escuela neotomista que puso en tela de juicio las pretensiones de totalidad y exclusividad de los métodos científicos y les aplicó rigurosos métodos lógicos (67). El principal principio de la posición neotomista fue demostrar que la ciencia está limitada por sus métodos y no pueden aplicarse a una solución de problemas metafísicos. No es permisible usar los mismos métodos y proceder de la misma manera en los dominios de la ciencia y la metafísica. Pues, para citar a santo Tomás, “Es un pecado contra la inteligencia querer proceder de manera idéntica en los dominios típicamente diferentes -físico, matemático y metafísico- del conocimiento especulativo” (68).
El conocimiento de todo el Universo no está dentro de la competencia de la ciencia (69) sino de la metafísica. Además, los principios de la metafísica permanecen independientes de las ciencias y de ningún modo pueden ser refutados por ellas (70). Se debe comprender las diferentes formas de conocimiento y poner cada una dentro de sus propios límites. De hecho, el resultado más importante del criterio neotomista no fue tanto proveer una nueva interpretación espiritual de la naturaleza y devolverle su carácter sagrado y simbólico cuanto proveer a la ciencia una filosofía de la naturaleza y demostrar, a través de argumentos filosóficos, las limitaciones existentes dentro del enfoque científico. Fue salvaguardar la independencia de la teología y la metafísica respecto de las ciencias experimentales (71). Sean cuales fueren sus defectos por ser demasiado racionalista y no lo suficientemente simbólica y metafísica en el verdadero sentido, esta escuela al menos afirmó y aseveró una verdad simple que hoy en día se olvida cada vez más, a saber, que la facultad crítica de la inteligencia y de la razón no puede someterse a los hallazgos de una ciencia espiritual que la razón misma hizo posibles.
Si se echa una mirada sobre todo el campo de la relación entre la ciencia, la filosofía y la teología, como lo hemos hecho de modo escaso y resumido, de inmediato se toma conocimiento de la falta de una base común entre estos tres dominios. Se ha olvidado a la doctrina metafísica, o a la gnosis que es la única que puede ser el terreno donde se reúnan ciencia y religión, y como resultado se desmoronó la jerarquía del conocimiento en una masa confusa en la que los segmentos no se unen más orgánicamente. Mientras la filosofía recapituló y se rindió a la ciencia o reaccionó totalmente contra ella, la teología rehusó considerar el dominio de la naturaleza y sus ciencias o, a su vez, adoptó paso a paso los hallazgos y métodos de las ciencias con el fin de crear una síntesis. Con frecuencia, esto fue tan superficial como pasajero. Además, un equívoco entre las ciencias modernas de la naturaleza y un conocimiento del orden natural que es de significado teológico y espiritual condujo a interminables controversias y errores (72).
Por esta mismo razón, y también a pesar de toda la actividad en las ciencias naturales, hoy no hay filosofía de la naturaleza. Mientras la ciencia medieval de la física, que era verdaderamente una filosofía natural, llegó a ser una ciencia entre otras ciencias naturales, nada ocupó su lugar como el fundamento de todas las ciencias particulares de la naturaleza. Aunque la necesidad de una filosofía de la naturaleza la sienten hasta algunos físicos (y muchos vuelven a la historia de la ciencia precisamente a fin de recibir inspiración en procura de métodos y filosofías que pudieran ser de ayuda en la ciencia moderna), aún no existe una filosofía generalmente aceptada de la naturaleza, a pesar de las filosofías que propusieran varios pensadores modernos como Whitehead y Maritain (73).
Puede decirse hasta con mayor pesar que tampoco hay teología de la naturaleza que pudiera proporcionar satisfactoriamente un puente espiritual entre el hombre y la naturaleza. Algunos comprendieron la necesidad de armonizar la teología cristiana y la filosofía natural para proveer una teología de la naturaleza (74), pero tal tarea no se cumplió y no podrá cumplirse hasta que la teología se entienda a la luz intelectual de los primeros Padres de la Iglesia, los metafísicos cristianos de la Edad Media, como Erigena y Eckhart, o en el sentido de la teosofía de Jacobo Boehme. Mientras por teología se entiende una defensa racional de los dogmas de la fe, no hay posibilidad de una teología real de la naturaleza, ni modo de penetrar en el significado interior de los fenómenos naturales y de hacerlos espiritualmente transparentes. Sólo el intelecto podrá penetrar en lo interior; la razón sólo podrá explicar.
Esta falta de sentido de la transparencia de las cosas, de intimidad con la naturaleza como un cosmos que transmite al hombre un significado que le concierne, se debe por supuesto a la pérdida del espíritu contemplativo y simbolista que ve más bien símbolos que hechos. La cercana desaparición de la gnosis, como se la entiende en su verdadero sentido como conocimiento unitivo o iluminativo, y su reemplazo por misticismo sentimental y el descuido gradual de la teología apofática y metafísica en favor de una teología racional, son todos efectos del mismo acontecimiento que tuvo lugar dentro de las almas de los hombres. En Occidente, la mayoría olvidó la perspectiva simbólica de las cosas, y sólo sobrevive entre pueblos de regiones muy distantes (75), mientras la mayoría de los hombres modernos vive en un mundo desacralizado de fenómenos, cuyo único significado es sus relaciones cuantitativas expresadas en fórmulas matemáticas que satisfacen a la mente científica, o su utilidad material para el hombre considerado como un animal de dos piernas, sin destino más allá de su existencia terrena. Pero para el hombre como ser inmortal no tienen un mensaje directo. O más bien puede decirse que aún tienen el mensaje, pero no existe más la facultad apropiada para descifrarlo.
En este movimiento de la mentalidad contemplativa a la apasionada, de la simbolista a la fáctica, parece que hay una caída en el sentido espiritual correspondiente a la caída original del hombre. Del mismo modo que la caída de Adán del Paraíso implica que la creación, hasta entonces inocente y amistosa y también interior, de esa manera se volvió hostil y también exteriorizada, así el cambio de actitud entre el hombre pre-moderno y el moderno respecto a la naturaleza implica otra etapa de esta alienación. Se destruye la relación yo-tú para ser yo-eso, y ninguna cantidad de uso peyorativo de términos como “primitivo”, “animista” o “panteísta” podrá hacer olvidar la pérdida implícita en este cambio de actitud. En esta nueva caída, el hombre perdió un paraíso y en compensación de éste descubrió una nueva tierra llena de riqueza aparente, pero ilusoria (76). Perdió el paraíso de un mundo simbólico en cuanto a significado para descubrir una tierra de hechos que puede observar y manejar a su arbitrio. Pero en este nuevo papel de una “deidad sobre la tierra” que no refleja más su arquetipo trascendente, está en el atroz peligro de ser devorado por esta misma tierra sobre la que parece ejercer dominio completo, a menos que pueda recuperar una visión del paraíso que perdió.
Entretanto, el concepto totalmente cuantitativo de la naturaleza que gracias a la tecnología empezó a dominar toda la vida está dando muestras gradualmente de grietas en sus paredes. Algunos están contentos con este acontecimiento y creen que es la ocasión de reafirmar la perspectiva espiritual de las cosas. Pero, concretamente, con suma frecuencia las grietas se llenan con los más negativos “residuos psíquicos” y las prácticas de las “ciencias ocultas” que, una vez cercenadas de la gracia de una espiritualidad viva, se convierten en las más insidiosas influencias y son mucho más peligrosas que el materialismo (77). Son más bien el agua que disuelve que la tierra que solidifica. Empero, estas no son las “aguas de arriba” sino las “aguas de abajo”, para usar el muy significativo simbolismo bíblico. Dista de ser accidental que en la mayoría de los círculos pseudo-espiritualistas se dé mucha importancia a la síntesis de ciencia y religión en un “nuevo orden espiritual” como si el hombre pudiera crear por sí mismo una escalera hacia el cielo, o, para hablar en términos cristianos, como si el hombre pudiera unirse con la naturaleza de Cristo a menos que la naturaleza de Cristo se hubiera convertido en hombre.
Lo que se necesita es llenar las grietas de la pared de la ciencia con la luz que proviene de arriba y no con la oscuridad de abajo. La ciencia deberá integrarse en una metafísica de lo alto para que sus hechos indiscutidos puedan también obtener significado espiritual (78). Y porque es imperativa, la necesidad de tal integración se siente en muchos sectores (79) y muchas personas con un grado de perspicacia miran más allá de las peligrosas síntesis psicofísicas de hoy, a las que habitualmente se añade una especie de “sabiduría” pseudo-oriental. Una síntesis real seguiría siendo fiel a los principios más hondos de la revelación cristiana y a las exigencias más rigurosas de la inteligencia. Esta tarea sólo se podrá cumplir redescubriendo el significado espiritual de la naturaleza. Este descubrimiento depende de acordarse de los aspectos más intelectuales y metafísicos de la tradición cristiana que se olvidaron hoy en tantos círculos, junto con el conocimiento de las causas históricas e intelectuales que causan el actual atolladero. Es por eso que primero deberemos ponernos a considerar ciertas fases de la historia de la ciencia y la filosofía de Occidente, en su relación con la tradición cristiana, antes de ponernos a discutir los principios metafísicos y cosmológicos de esta tradición y de las tradiciones orientales que puedan actuar como ayudamemoria de quienes integran el panorama del mundo cristiano.

El Simbolismo Precolombino

El Simbolismo Precolombino

Libro: El Simbolismo Precolombino
Autor: Federico Gonzalez (Director de la revista SYMBOLOS)
Editorial KIER
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La sociedad a la que pertenecemos, es decir la contemporánea, ha
concebido la idea de que Dios -la unidad original- es un invento del
hombre, aunque algunos de sus miembros piensan más bien que la
deidad es un descubrimiento humano producido en cierta etapa de la
historia. En ambos casos es el hombre el que crea a Dios, en
absoluta contradicción con lo aseverado unánimamente por todas las
tradiciones y civilizaciones de que se tenga memoria, las cuales
afirman y establecen la correcta relación jerárquica entre el
creador y su criatura. Esta flagrante inversión nace lógicamente del
desconocimiento actual que poseemos acerca de lo sagrado, razón que
nos obliga inconscientemente a ‘humanizar’ el concepto de Dios, a
hacerlo antropomórfo -lo que equivale a reducir la deidad a las
categorías del pensamiento y la concepción humana- y minimizarlo a
la escala del hombre de hoy día y a la estrechez de su visión. El
cual no encuentra nada mejor entonces que hacer morir a los dioses,
no ‘creer’ ya en ellos sino más bien en lo ‘humano’ -lo cual ¡ay! es
tomado como progreso- como si fuera posible que las energias
cósmicas y armónicas cuyos principios expresan las deidades dejaran
de ser, o existir, por el simple expediente de negarlas.

Estamos acostumbrados a pensar acerca de los panteones griego,
romano, egipcio, caldeo o maya -o aun en el de los judíos,
cristianos, islámicos, hinduistas y budistas- como si sus dioses
fuesen la propiedad privada de esos pueblos y religiones, y que
además esos dioses fueran enteramente diferentes entre sí con
identidades perfectamente particularizadas en un sistema
clasificatorio imaginario. La realidad de lo sagrado queda así
reducida a la capacidad ‘especulativa’ del hombre -o a un membrete
en un casillero- y no se observa sin embargo que esos mismos hombres
reconocieron a la deidad a través de los ‘numeros’, o medidas
armónicas, como patrones o módulos de pensamiento universal y
expresión de las ideas arquetípicas siempre presentes -como partes
constitutivas del cosmos según sus calendarios lo reflejan-, que los
símbolos representan y cuya energía-fuerza no ha dejado ni dejará de
manifestarse mientras existan el tiempo y el espacio.

La idea que manifiesta y a la vez oculta el símbolo es lo que a la
Simbología le interesa. Por lo que el simbólogo aspira no sólo a la
comprensión histórica o meramente intelectual de aquél, sino a su
conocimiento metafísico, a su aprehensión supra-intelectual –
obtenida mediante su concurso-, a la identificación o encarnación de
lo que el símbolo o mito revela; tal cual hacían los integrantes de
los pueblos que los diseñaron con ese propósito, los cuales los
utilizaban -y aún lo hace una minoría- como soportes o vehículos
cognoscitivos entre distintos planos de una realidad que ellos
consideraban única y sagrada, la que era testificada por esos
símbolos y mitos. Dicho en otras palabras: el simbólogo no se ocupa,
salvo de manera secundaria, de los símbolos considerados bajo una
perspectiva histórica o simplemente ‘intelectual’, sino que tomando
en cuenta la identidad de los símbolos tradicionales aparecidos en
distintos tiempos y lugares -material que ha obtenido de la Historia
de las religiones, y de la Religión comparada- trata de comprender,
vivenciar, o encarnar el concepto, o la idea, que ellos representan
y de la cual son los emisarios.

El símbolo como el mito o el rito son el puente entre una realidad
sensible, perceptible y cognoscible a simple vista y el misterio de
su auténtica y oculta naturaleza que es su origen. Ya que ellos son
una expresión que se revela al manifestarse, estableciendo de manera
efectiva el vínculo entre lo conocido y lo desconocido, entre un
plano de la realidad que se percibe ordinariamente y los principios
invisibles que le han dado lugar, lo que por otra parte constituye u
razón de ser como tales, la que ellos testimonian al transformarse
en vehículos. Esto inmediatamente les otorga un carácter sagrado –
tabuado, si se quiere- en cuanto expresión directa de los
principios, las fuerzas y las energías originales, de las cuales
ellos son los mensajeros.

Una sociedad como la nuestra, orgullosamente desacralizada, que ha
roto su conexión con los orígenes y con la idea de un plano superior
a la simple materia o a la comprobación física-empírica, no los
acepta -salvo a veces en sus aspectos psicológicos más elementales-,
por lo que el símbolo como intermediario entre dos realidades -o
planos de la realidad- carece de sentido en un esquema de este tipo,
y su comprensión queda limitada a la versión que hace de él una
oscura señal casi insignificante, que no indica sino algo igualmente
no-significativo o relativo.

Las civilizaciones tradicionales han subordinado lo profano a lo
sagrado y esto es precisamente lo que las diferencia de la sociedad
moderna, que ha sobrevalorizado lo profano al punto de que casi no
conoce otra cosa, mientras que otorga a lo sagrado -cuando lo hace-
un lugar inferior, considerándolo innecesario y hasta nocivo; o se
lo adultera asimilándolo exclusivamente a lo ‘religioso’, a
la ‘santidad’, a lo fraterno, piadoso, sentimental y a veces a lo
comunitario. En ese sentido lo sacro, lo verdaderamente santo, casi
nada tiene que ver para el pensamiento tradicional con lo que hoy
conoce una persona ordinaria de cultura occidental con ese nombre, o
lo que imagina de ello según los patrones internalizados por su
aprendizaje social y religioso. La realidad de lo sagrado, que se
impone por sí misma, es percibida en la interioridad de la
conciencia y se manifiesta como lo único, lo efectivo y verdadero.
Como una presencia no sujeta al devenir, inmutable, que no necesita
de nada ni nadie ya que en sí misma es eterna. Frente a esta
vivencia donde el hombre alcanza su auténtico ser, las demás cosas
serán entonces relativas y su valor estará dado en la medida en que
a su nivel son las expresiones del Ser Universal, al que testifican
y revelan, pasando a ser símbolos, soportes del conocimiento, o
perennes gestos rituales. En ese sentido diremos que los
participantes de una comunidad tradicional, tanto en la vida privada
como en la pública, pasaban su tiempo en sacrificios, oraciones,
fiestas y ritos sagrados de guerra o paz -su vida cotidiana- es
decir, que estaban en estos menesteres y oficios recordatorios de su
cosmogonía, de su imago mundi, siempre y constantemente desde su
nacimiento a su muerte; en suma, que vivían en un mundo
permanentemente sacralizado lo cual se expresa de una manera unánime
en todos los documentos, textos y obras de arte, que nos han quedado
como testimonios de las cultura indígenas, algunas de las cuales
perduran fragmentariamente vivas hasta nuestros dias.
El Simbolismo Precolombino (2)

Federico Gonzalez:

“Tampoco lo sagrado es mojigatería, religiosidad o superstición. No
está vinculado exclusivamente con una moral y sus comportamientos de
acuerdo a leyes coactivas…
Lo sagrado existe en el interior de la conciencia del hombre que
participa del Ser Universal, y sin embargo, este estado, esta
realidad, es tan difícil de describir como la naturaleza de aquello
que ella misma expresa. Tal vez se pudiera afirmar lo sagrado negando
todo lo que no es tal. Pero tomando muy en cuenta que lo santo no es
sólo un ‘sentimiento’, como se pretende, ni una fantasía, como se
sospecha, ni una ‘virtud’ como se imagina. La realidad de lo sagrado,
su verdad, se desprende de la falsedad de lo profano, de su
ineficacia. Se piensa en la salud cuando se comprueba la enfermedad.
Es gracias a la creación que concebimos lo creado; en los substancial
lo esencial es inmanente. Una concepción tradicional de la sacralidad
está íntimamente ligada con el conocimiento de otros planos o mundos
a los que se vivencia como reales y que no están fuera del hombre,
como si constituyeran otros mundos físicos, o lugares, sino que se
hallan en el núcleo de su conciencia con la que puede percibirlos”.
Herejías,rebeldías y otras hierbas en la Civilización.

Me parece muy bien que se debata sobre el tema de si existe o no
existe, de si es “producto de mercado” o “nostalgia del pasado”…me
parece muy bien que se deshoje la margarita.
Yo también fuí así…pues en el fondo lo que me daba miedo era ser
distinto, atreverme a creer en cosas que mi entorno no aprobaba. Sin más.
Querer…primero de nuestros axiomas. ¡Oh querer ardiente que cuando
surjes arrasas con mis negaciones!.

Y es cierto lo que dice Jordi: ¿cómo es posible que no hayamos hecho
amigos en este foro? ¿Cómo es posible que seamos como espectros
informaticos que no tienen contacto real? Absurdo planteamiento de una
tradición, este “chamanismo”, que exige la presencia real, el contacto
directo…la realidad del cuerpo.
¿Cuales son las razones? El temor a ser dañado, a conocer más
mentiras, a defraudar, a romper el precario equilibrio de nuestras
vidas…y mil cosas más.
Pero ojo: desde luego lo que impactó a la cultura fue que la
brujería era “reunión”. Y todavía eso sigue sin entenderse. Esa fue su
principal herejía, su fundamental resistencia, su planteamiento castigado.

“Escrito está en el aire y en la memoria de la piedra”

“Escrito está en el aire y en la memoria de la piedra”

Uno de los procesos mentales naturales es el de recordar mediante la asociación de ideas: versus, veo un tren y me acuerdo de un viaje en ferrocarril de hace unos años. Dándose el misterio de que cuanto más intrincado, sorprendente por invasivo, chocante por su llegada cristalina a la mente, peor conocemos el mecanismo de evocación.
Resultando poco menos que imposible acceder a tal ó cual recuerdo con la calidad fílmica que nos proporciona el recuerdo inesperado, ese que nos viene a bote pronto a la cabeza de manera espontánea.
Siempre he mantenido que somos la pantalla pero que algo entorpece nuestra conexión con nuestro propio disco duro.
Es por eso que hace tiempo emprendí una búsqueda mágica de mi totalidad en el afán de intentar abarcarme a mí mismo, (viaje difícil donde lo haya).
Búsqueda mágica por que estoy convencido de que los recuerdos no los guardamos en la cabeza, ni en las piernas, (al menos la mayoría), creo que los guardamos en el plano astral. He percibido que al igual que el inventor después de mil cábalas infructuosas recibe un soplo en la oreja y grita ¡Eureka, lo encontré!, el mecanismo recordatorio se asemeja. Depositamos la ingente cantidad de información, en imágenes son muchos bytes a lo largo del día, en un picaporte, en un tren, en un paisaje….. Por la noche, en el sueño limpiamos la papelera de reciclaje, pero nada se destruye, simplemente cargamos en el plano astral una gran cantidad de información.
Puesto en esa pista, con la sana intención de encontrar lo que fue de mí he recorrido algunos sitios buscando las claves y lugares mágicos que precipitan la llegada del recuerdo cristalino. Algunas playas, algún paisaje, determinado cuadro, etc.
Definición de sitio mágico: Sitio mágico es aquél que nos sintoniza con la clarividencia interna, o sea es aquel donde nos integramos siendo capaces de asumirnos por entero y leer toda nuestra historia, con sus distintos cambios y diferentes avatares en un solo momento, mágico. Es, desde luego, un sitio donde negociamos con el infinito a través de toda nuestra totalidad desde la asunción de nuestra propia muerte. (Hay veces, en un accidente, que la vida también se precipita en una décima infinita de segundo, ante nuestros ojos.
Pues bien, esos enclaves mágicos, existen. No son los mismos para todos. Aunque `para muchos hay muchos comunes, (la iglesia se apropió de un buen numero cuando se apropió de los lugares de culto paganos)

En torno a la idea de sentirse el elegido

De: Alias de MSNMINERO16 (Mensaje original) Enviado: 26/11/2003 8:36

En torno a la idea de “sentirse el elegido”

Los problemas derivados del uso de la ayahuasca fuera de un contexto chamánico o terapéutico.En especial la tendencia a sentirse “un elegido” ante cierto tipo de visiones producidas no sólo por la ayahuasca, sino por el LSD y otros enteógenos.

Al ser una cosa poco conocida y tan poco experimentada, las personas se arman muchos líos en la cabeza. Creo que se puede afirmar que el hombre moderno no está preparado, por regla general, para asumir este tipo de experiencias. Nuestra cultura carece de un criterio claro a la hora de valorar la experiencia visionaria… Cualquiera se cree un elegido a la mínima ante cierto tipo de visiones. Sólo esto es capaz de bloquear toda maduración posible y por tanto toda realización espiritual…

El engaño vendrá ante las visiones y experiencias de contenido personal a las que, sin embargo, se les otorga un significado trascendente. Este es el caso de los que se sienten elegidos o cosas por el estilo y se dedican a organizar sectas o imaginar nuevas religiones… William James en su libro Las variedades de la experiencia religiosa, diferencia entre un falso misticismo, que no es sino una refinada construcción subjetiva de nuestra prepotencia infantil, y otro misticismo que respondería a una visión desprendida de nosotros mismos. La verdadera vivencia mística pasa por ese desprendimiento y no por un retorno al paraíso perdido de nuestra infancia en el que éramos el centro del mundo…

La apertura del subconsciente que inducen estas sustancias, destapa toda una serie de asuntos de inestimable valor psicológico que deben ser integrados. El trabajo previo debe ir desmontando todas las ensoñaciones personales del individuo en cuestión. Si no se hace así se corre el peligro de que la propia experiencia tienda a reforzar toda esa construcción mitológica como es el caso de los que se sienten elegidos para quién sabe qué. Si no hemos evolucionado a nivel personal y dejado de lado nuestras tendencias infantiles y prepotentes, esta tendencia de niño caprichoso que se coloca en el centro del universo puede emerger en cualquier momento…

De: Alias de MSNsietevientos Enviado: 28/11/2003 13:46
Minero
soy una Mujer Vieja, soy artista plastica desde que tengo uso de razon,por lo tanto saben mis dioses porque misterio siempre he transitado por las realidades paralelas. Los artistas, somos seres raros, un ojo ve hacia afuera, otro hacia adentro y un tercero otea aquello que los demas no ven….por las razones que fueran.
Jamàs he usado drogas quimicas de ningun tipo. La pirmera vez que fumè marihuana ha sido cerca de mis 40 años, jamàs la he comprado….siempre llego cuando debia de llegar.Tuve mis propias plantas de las que solo consumia en ocasiones ceremoniales. Luego tome Wuachuma, despues…me prepare durante cinco largos años para recibir a la Abuelita Ayahuasca.
No solo tengo experiencia en el tema sino que ya estoy dandole la vuelta a la esquina de la Vida….el articulo que has enviado para chequear, me parece de una estupidez supina. Lejos esta el buen hombre de saber bien de que se tratan las Plantas Maestras aunque parece creer que su incontinencia verbal es sufuciente para dar opinion sobre ellas.
No aconsejo el uso de las nuestras Plantas Sagradas, a no ser que se estè totalmente limpio de la quimica, asi mismo de medicamentos…y tambièn con el adentro lo suficientemente integro como para poder aprehender aquello que ellas nos muestran. No son una “experiencia ” mas….son una parte del Camino,.
Aquel que se crea elegido……lo hara porque medite, porque el tarot se lo haya dicho, porque un augur lo haya señalado…etc..etc..etc….hay tantos neo chamanes…aprendices de brujos…..charlatanes….alimentados de porgramas de TV, libros esotericos que ofrecen servicios a precio “dorado” …que alcanzar el punto de “elegido” ya se ha transformado en una suerte de carrera para los que tienen con que pagarla. El pobre idiota que se la crea….y que ademas intente atrapar a otros…pues que pagara muy cara su estupidez.
Hace falta mucho coraje para enfrentar a las Plantas Maestras….tanto como el que se necesita para arrojarse al vacio…morir…y darse permiso para renacer. Cuando renaces, todo vuelve a comenzar…..el Camino no se termina, continua desde otros pàramos…por lo tanto aquel que crea que ya llego….jajajajajajajjaja…gran sorpesa que se llevara….
aymara

Los nombres de los pueblos indios

A

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros
ABEKANI
.
Los que viven por donde sale el sol

Wabanaki
ABSAROKE

Apsaroke

Los Hombres Pájaro

Crow: Los Cuervos
ACHOMAWI
.
El Pueblo del Río
.
ACOLAPISSA
.
Los que Escuchan y Ven
.
AHTENA
.
La Gente del Hielo
.
AKWESASNE
.
Los que Viven en la Tierra de las Perdices
.
ALABAMA

Alibamu

Los que recolectan el Madroño
.
ALGONQUINO
.
Los Aliados

Algoomeakin, Adirondacks, Algoumfouin, Elakomkwik
APACHE

Inde o Tinneh (El Pueblo, vocablo Apache)

Los Enemigos

Apache
APALACHEE
.
Los del Otro Lado
Apalachicola (vocablo Choctaw)
ARAPAHOE

Invna-Ina (Nuestro Pueblo)

Los Comerciantes

Tirapihu (vocablo Pawnee)
ARIKARA

Tanish, Sannish (Los Hombres)

Los que Comen Maíz, Pueblo del Alce

Arikara (del vocablo Pawnee Aridi Ariki )
ASSINIBOIN
.
Los que usan las Piedras para Cocinar

Hobbe (Los Reveldes, vocablo Sioux)
Assiniboin (vocablo Ojibwa Usin-Upwawa )
ATAKAPA
.
Los Devorahombres
.
ATSINA

Haaninn, Aaninena

El Pueblo de la Arcilla Blanca

Atsena (Los que tienen barriga, vocablo Siksina)
Hitunewa (Los Mendigos, vocablo Arapahoe)
ATSUGEWI
.
Los del Riachuelo
.
AVOYEL
.
El Pueblo de las Rocas
.

B

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

BAYOGOULA
.

La Gente de los Pantanos
.

BIDANI
.

Los que Pulen la Madera

Bidani (vocablo Caddo)

BLACKFOOT

Siksika

Los Pies Negros
.

BRULE
.

Los Muslos Quemados
.

C

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

CADDO

Kadohodacho (Nuestra Propia Cultura, vocablo propio)

Los Verdaderos Jefes
Hasinai
Fort Natchitoches

CALUSE
.

El Pueblo Feroz
.

CATAWBA

Issa
Essa

Los Hombres del Río

Katapa (Los Separados, Los Escindicos, vocablo Choctow)
Kotawa (Los Robustos, vocablo Yuchi)

CAYUGA
.

Los que tienen Tierra
El Pueblo de las Orillas
El Pueblo de la Tierra Cenagosa
.

CAYUS

Wailetpu
. .

CHACKCHIUMA
.

La Gente de Crawfish Rojo
.

CHEROKEE
.

La Gente de la Cueva

Tsiloki (Los que hablan otra lengua, vocablo Creek)

CHETCO
.

Los que viven cerca de la Desembocadura del Arroyo
.

CHEYENNE

Dzitsi’stas (Nuestro Pueblo)

Los que Hablan Raro
.

CHICKAHOMINY
.

La Gente de Hominy
.

CHINOOK
. .

Tsinuk (vocablo Chehali)
Cabezas Chatas (de los Colonos Blancos)

CHIPEWA

Ojibwa
An-Ish-Inaub-Ag (Los Hombres Espontáneos)

Los Quemadores de Arriba

Salteaux (Los Hombres de las Cascadas, para los Hurones)
Los que Hablan en la Misma Lengua (para los Cree)

CHIPEWYAN
. .

Los que llevan Capa (vocablo Cree)
Los Pieles Puntiagudas (vocablo Cree)
.

CHITIMACHA
.

Los que tienen Canoas
.

CHOCTAW
.

Los Chatos
.

CHONTAL
.

Los Extranjeros

Chontal (vocablo Nahuati)

CHOULA
.

Los Zorros
.

CHOWWANOC
.

La Gente del Sur
.

CHUMASH
. .

Indios de Santa Bárbara
Los Santa Bárbara

CLALLAM
.

El Pueblo Fuerte
.

CLATSOP
.

Los que Comen Salmón Seco
.

COMANCHE

Nimenim (El Pueblo, vocablo propio)

Los del Camino Ancho
Los Enemigos
.

CREE

Iyiniwok (Los de la Primera Raza)

Los que Estaban al Principio de los Tiempos

Enna (Los Enemigos, vocablo Atapasco del Norte)

CREEK

Muscogi

Los que Viven cerca del Río Ochese Creek

Creek (del Inglés)

CROW

Absaroke

Los Hombres Pájaro

Los Cuervos

D

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

DELAWERE

Lenni-Lenape
Lenape

Los Auténticos Hombres

Los Gatos (según los Iroqueses)

DINE

Navajo
Navaho

Los que Siembran cerca de los Arroyos

Los que Siembran cerca de los Arroyos (vocablo Tewa)

DOGRIB

Thlingchadinne

Pueblo del Lomo del Perro
.

F

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

FLATHEAD

Salish

Los Cabeza Plana
.

FOX

Meshkwaking

El Pueblo de la Tierra Roja

Fox (de los Colonos Británicos)

G

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

GROS VENTRE
.

Los Barriga Grande
Los que usan Piedras para Cocinar

Gros Ventre (del Francés)

H

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

HAIDA

Xaida (vocablo propio)
. .

HAN
.

Los que Viven a lo Largo del Río
.

HAVASUPAI
.

La Gente del Agua Verde y Azul
.

HIDATSA
.

Los Hombres Sauce

Minitaris (Los que cruzaron el Agua, vocablo Mandan)

HIUTE
.

Los Hombres que Caminan Inclinados
.

HONNIASONT
.

Los que Llevan Cosas Colgadas Alrededor del Cuello
.

HOPI
.

El Unico Pueblo Pacífico
.

HOUMA
.

Los Hombres Rojos
.

HUCHNOM
.

La Gente de la Montaña
.

HUNKPAPA
.

Los que Acampan en Círculo
.

HUPA
.

El Pueblo del Valle Hupa
.

HWALABAY

Hualapai

La Gente que ha sabido Sufrir
.

HURON

Wendat
Wyandot
Wendati

El Pueblo de la Península

Hurón (Los Cazadores de Hurones, del francés)

I

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

ILLINOIS

Iliniwek

La Gente
.

IOWA
.

Los que Tienen Sueño
Los Dormilones

Iowa (vocablo Dakota ayuhwa )

IROQUES

Hodinonhsioni

Los que vivimos en Cabañas Alargadas

Las Auténticas Serpientes (vocablo Seneca)

J

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

JATIBONICU

Jatibonuco

El Gran Pueblo de las Altas Aguas Sagradas
.

JHANKTOWAN

Jhanktowana
Yanktonai

Los que ya quedan Pocos
.

JICAQUE
.

Los que Siempre han Vivido Aquí

Los que ya estaban
Los Antiguos (vocablo Nahuati)

JICRILLA
.

Los Tejedores de Cestas

Jicarilla (castellano antiguo)

Subir

K

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

KAINAH

Ahkainah

Los que tienen Numerosos Jefes
.

KAN-HATKI
.

El Pueblo de la Tierra Blanca
.

KANIENKAHAKA
.

La Gente de la Tierra del Pedernal
.

KANSA
.

El Pueblo del Viento del Sur
.

KAROK
.

Los que viven Río Arriba
.

KATO
.

El Pueblo del Lago
.

KAWCHOTTINE
.

La Gente de las Liebres
Los Cazadores de Conejos
.

KETSEI
.

Los que Caminan por la Tierra Húmeda
.

KICKAPOO

Kiwegapan

Los que Viven Aquí

Los que Comen Ciervo (para las Tribus de las llanuras)
Ontarahronon: Pueblo del Lago (vocablo Hurón)

KIOWA
.

La Gente Importante
.

KLALLAM
.

El Pueblo Fuerte
.

KLAMATH

El Pueblo del Lago
. .

KUTCHA-KUTCHIN

Kutchin (el Pueblo, vocablo propio)

Los que viven en la Meseta

Los Bizcos (Tribus Vecinas)

KUTENAI

Kutonaga

Hombres de Agua
.

KWAKIUTL
.

La Gente de Río Arriba
El Humo del Mundo
.

KWUDA
.

Los que Llegaron de Fuera
.

Subir

L

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

LAKE
.

Los del Lago
.

LAKOTA
.

Los Aliados

Enna (Los Enemigos, vocablo Atapasco del Norte)

LATGAWA
.

Los que Viven en las Tierras Altas
.

LENAPE

Delawere
Lenni Lenape

Los Auténticos Hombes

Delawere (nombre dado a la region por los colonos británicos en recuerdo a Lord De La Warr)
Los Gatos (nombre dado por los Iroqueses)

LILLOOET
.

Los que Comen Cebollas Silvestres
.

Subir

M

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

MACHAPUNGA
.

Los que van Sucios
.

MAKAH
.

La Gente del Cabo
.

MALISEET
.

Los Mentirosos
.

MANDAN

Mawatani (vocablo propio)

Los Hombres
.

MARIPOSAN

Yokut

Los Hombres
.

MASSACHUSET
.

Los de las Colinas
.

MDEWANKANTONWAN
.

Los Habitantes del Lago del Espíritu
.

MENOMINEE
.

Los del Arroz Silvestre
.

MIAMI

Twah Twah (vocablo propio)

La Gente de la Península
.

MICHIGAMEA
.

El Pueblo de las Aguas Grandes
.

MIMAC
.

Los Aliados
.

MINICONJOU
.

Los Ricos Gracias al Agua
.

MISSOURI

Niutachi (vocablo propio)

El Pueblo de las Canoas de Madera
.

MIWOKS
.

Los Hombres
.

MOAPA
.

La Gente Mosquito

Moapa (vocablo Creek)

MOATOKNI
.

Los Sureños
.

MODOC
.

Los Sureños
.

MOHAWK

Kaniengehaga (vocablo propio)

El Pueblo del Silex

Mohawk: Los Caníbales
Los Cobardes (vocablo Abekani)

MOHICAN
.

Los Lobos

Mohegan

MOJAV
.

El Pueblo de las Tres Montañas
.

MONETON
.

La Gran Gente del Agua
.

MONTAGNAI

Ne-Enoilno (El Pueblo Perfecto)
.

Los de la Montaña

MUNSEE
.

Los que Habitan el Lugar donde se amontonan las Piedras
.

Subir

N

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

NAHANE
.

El Pueblo del Oeste
.

NAGARRANSETT
.

La Gente de la Pequeña Región
.

NASKAPI

Manenot (Los Hombres Auténticos, vocablo propio)

Los Duros
Los Rústicos

Naskapi (vocablo Montaignai)

NATCHEZ
.

Los Guerreros del Gran Acantilado
.

NATSIT-KUTCHIN
.

Los que Viven en la Meseta
.

NAVAJO

Dine (El Pueblo, vocablo propio)

Los que Siembran los Campos cerca de los Arroyos

Navahuu o Na (vocablo Tewa)

NEZ-PERCE

Minipu (El Pueblo, vocablo propio)

Nariz Oradada (del francés)
.

NIPMUCK
.

Los Pescadores de Río
.

NOOKSACK
.

Los Montañeses
.

Subir

O

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

OGLALA
.

Los que se van Extendiendo
.

OJIBWA

Chipewa An-ish-inaub-ag (Los Hombres Espontáneos)

Los Quemadores de Arriba

Salteaux (vocablo francés en allusion a las cascadas de Sault Sainte Merie)
Los Hombres de las Cascadas (para los Hurones)
Los que Hablan la Misma Lengua (Para los Cree)

OKELOUSA
.

El Pueblo de las Aguas Negras
.

OKMULGEE
.

Los que Viven Arriba donde Hierve el Agua
.

OMAHA
.

Los que Caminan contra el Viento
Los que se Comportan Diferente
.

ONEIDA

Oneniute

Los que se Mantienen Erguidos
Los Duros como Piedras
Los Tercos
.

ONONDAGA

Onontage

El Pueblo que viven en la Cima de la Colina
.

OPATA
.

El Enemigo

Opata (vocablo Pima)

OSAGE

Wazhazhe
.

.

OTO

Chewaerae

Los Lascivos
Los Inconstantes
.

OTTAWA
.

Los Comerciantes
.

Subir

P

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

PAHODJA
.

Los que van Limpios
.

PAIUTE
.

Los Verdaderos Ute
.

PAKIUTLEMA
.

La Gente del Cañón
.

PAMUNKEY
.

El Pueblo de las Tierras Altas
.

PANTCH-PINUNKANSH
.

Los Hombres enteramente Rojos
.

PAPAGOS
.

Los que Huyen
Los Cobardes
.

PASCAGOULA
.

El Pueblo del Pan
.

PASSAMAQUODDY
.

Los que Viven en la Abundancia
.

PAUGUSSET
.

Los que Viven donde se Abre el Barranco
.

PAWNEE

Chahiksichahiks (Los Hombres entre los Hombres)

Los Hombres Cuerno
Los Cazadores
.

PENNACOOK
.

Los de la Colina de Abajo
.

PENEBSCOT
.

Los que Viven en las Rocas Blancas
Los que viven cuenta abajo entre las Piedras
.

PENSACOLA
.

La Gente con Pelo
.

PEORIA
.

Los que llevan Mochila
.

PEQUOT
.

Los Destructores
Los Zorros
.

PIEGAN
.

Los Vestidos con Mala Ropa
.

PITHLAKO
.

Los del Gran Pantano
.

PIMA
.

El Pueblo del Río
.

POJOAQUE
.

El Pueblo del Agua Potable
.

POMO
.

Los Hombres
.

POTTAWATOMI
.

El Pueblo de la Tierra Quemada
La Nación Desperdigada
.

POWHATAN
.

La Gente del Torrente

Powhatan (de los colonos blancos)

PSHWANWAPAM
.

Los que viven en Terreno Pedregoso
.

PUYALLUP
.

Los Oscuros
.

Subir

Q

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

QUAPAW
.

El Pueblo del Río Abajo
.

Subir

S

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

SAC
.

La Gente entre la Gente
El Pueblo de la Tierra Amarilla
.

SALISH

Flatheads

La Cabeza Plana
.

SANS ARC
.

Los que no usan Arco

Hvattoghronon: Pueblo del Poniente (vocablo Hurón)

SCHAGHTICOKE
.

Los Dueños del Río
.

SECOTAN
.

El Pueblo de la Tierra Quemada
.

SEKANI
.

El Pueblo de las Rocas
.

SEMINOLA

Ikaniuksalgi

La Gente de la Península
Los que no se Juntan con Otros

Seminola (Los Fugitivos, vocablo Creek)
Los que no se Juntan con Otros
Los Cimarrones
Los Salvajes (del castellano)

SENECA

Tsonondowaka

Los Hombres de la Montaña

Seneca (deformación del propio nombre por los holandeses y británicos)

SHAWNEE
.

Los Sureños

Shawun (vocablo Algonquino)

SHOSHONE
.

Los que Viven en el Valle

Los Hombres Serpiente (de los colones blancos)

SIKSIKA

Blackfoot

Los Pies Negros

Blackfoot (de los colonos blancos)

SIOUX
.

El Pueblo Serpiente

Los Enemigos (según los Chippewa)
Sioux (vocablo basado en el dado por los Chippewa)

SISITONWAN
.

Los Pescadores
.

SKOKOMISH
.

La Gente del Río
.

SPOKAN
.

El Pueblo del Sol
.

Subir

T

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

TAINO
.

Nosotros la Buena Gente
.

TAKELMA
.

Los que Viven a lo Largo del Río
.

TANANA

Tennuth-Ketchin

La Gente Media
.

TANGIPAHOA
.

Los del Maíz
.

TANTAWATS

Los Hombres del Sur
. .

TATSANOTTINE
.

La Gente del Agua del Color del Cobre
.

TAWAKONI
.

Los que viven del Río entre Colinas Rojas
.

TEJAS
.

Los Amistosos
.

TEWA
.

Los que llevan Mocasines
.

THLINGCHADINNE
.

La Gente de al Lado
.

THOMPSON

Ntlakyapamuk

Los que viven a orillas del Río Thompson (colonos blancos)
.

TLINGIT
.

El Pueblo
.

TIMUCUA

Utina

Los Soberanos
Los Amos
.

TITONWAN
.

Los Habitantes de las Praderas
.

TONKAWA
.

Los que viven Siempre Juntos
.

TSATTINE
.

Los que viven entre Castores
.

TSETSAUT
.

La Gente de Tierra Adentro

Tsetsaut (vocablo Niska)

TSIMSHIAN
.

Pueblo del Río Skeena
.

TUBATULABAL
.

Los que Comen Piñones

Tubatulabal (vocablo Shoshone)

TUSCARORA
.

Los que llevan Camisa
Los que Cosechan Cáñamo
.

TWO KETTLE
.

Dos Ollas
.

Subir

U

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

UNALACHTGO
.

La Gente de la Marea
.

UTE

Notch (vocablo propio)
Utaw
Utsia
Youta

Los que van Limpios
.

UTINA

Timucua

Los Soberanos
Los Amos
.

Subir

W

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

WAHPEKUTE
.

Los que Disparan sin Avisar
.

WAHPETOWAN
.

Los que no Pidieron Permiso para Quedarse
.

WAILAKI
.

Los que Hablan el Idioma del Norte

Wailaki (vocablo Wintu)

WAKOKAI
.

Los que viven cerca de las Garzas
.

WALAPAI
.

El Pueblo de los Arboles Dormidos
.

WALLA-WALLA
.

El Pueblo del Río Pequeño
.

WAMPANOAG

Pueblo del Este
. .

WAPPO
.

Los Valientes
.

WAPTAILMIN
.

La Gente del Río Estrecho
.

WASCO
.

El Pueblo que tiene Vasijas
.

WASHO
.

Los Gente
.

WICHITA

Kirikitishs (Los Verdaderos Hombres)

El Pueblo del Gran Arbol
.

WINNWBAGO

Hochangara: El Pueblo de la Palabra Verdadera
Los que no Mienten

El Pueblo de las Aguas Turbias

Winnebago: El Pueblo de las Aguas Turbias (vocablo Algonquino)

WIWOHKA
.

Los que viven junto al Agua Ruidosa
.

Subir

Y

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

YAKIMA

Waptailmin (Pueblo del Río Estrecho, vocablo propio)

Los Fujitivos
Los que Galopan
.

YANKTONAI

Jhanktowan
Jhanktowana

Los que ya quedan pocos
.

YAVAPAI

La Gente del Sol
Los Mentirosos
. .

YELLOWKNIVES

Tatsanottine (Hombres de la Espuma del Agua, vocablo propio)

Cuchillos Amarillos

Copper Indiasn
Cuchillos Rojos

YOKUT

Mariposan

Los Hombres
.

YONCALLA
.

La Gente que vive cerca de Aynakeld
.

YUCHI

Tsoyama

Los Hombres del Sol

Yuchi: Los que Viven de Lejos

YUKI
.

Los Extranjeros

Yuki (vocablo Wintu)

YUMA

Kwichana

Los Hijos de los Jefes
.

YUNTA-KETCHIN
.

Los que viven entre los Lagos
.

YUROK
.

Los que viven Río Abajo

Yurok (vocablo Karok)

Subir

Z

Nombres más Comunes

Otros Nombres

Significado

Dados por Terceros

ZUÑI

Ashiwi (La Carne, vocablo propio)

La Carne

Keresan

EL NAHUAL: EL HOMBRE-LOBO PREHISPÁNICO

EL NAHUAL: EL HOMBRE-LOBO PREHISPÁNICO

Teorías ocultistas sobre el origen de la raza humana sugieren que el hombre debe haber evolucionado pasando por diferentes formas minerales, vegetales y animales antes de alcanzar su estado actual. Esta es una forma primitiva para explicar el origen de las criaturas mitad hombre, mitad animal.

México es conocido, entre otras cosas, por sus shamanes, hechiceros y curanderos (médicos de la tribu), a veces llamados Nahuales o Naguales. Todos los pueblos y ciudades en México tienen al menos un Nahual.

La palabra azteca para Nahual es Nahualli , que significa lo que es mi vestidura o piel , y se refiere a la habilidad del Nahual de transformarse en una criatura mitad hombre, mitad animal (lobo, jaguar, lince, toro, águila, coyote…). Ese vocablo también se refiere a la nigromancia, ocultismo y malicia.

Antes del apogeo de las grandes civilizaciones prehispánicas como la Azteca o la Maya, los indígenas Yakis, Tarahumaras y Seris que vivían al norte de México y el sur de los Estados Unidos (cerca del 900 d.C.) tenían nahuales. Estas civilizaciones se hallaban asentadas en parte de lo que hoy son los estados americanos de California, Nuevo México y Texas, y los estados mexicanos de Chihuahua, Baja California, Sonora y Sinaloa. Ellos creían que si un hombre puede llegar a conocer su espíritu primitivo o nahual, entonces lo podía usar para curar a la gente y practicar la magia. Muchos dibujos primitivos en viejas cuevas muestran a personas como hombres-lobo.

En el Imperio Azteca los nahuales eran protegidos por Tezcatlipoca, el dios azteca de la guerra y el sacrificio. La leyenda contaba que un nahual podía desprenderse de su piel y transformarse en una de estas criaturas. Muchos cazadores aztecas y colonizadores decían que durante la noche habían matado a un animal y al amanecer el cadáver se había transformado en el de un hombre.

EL Nahual sólo puede transformarse durante la noche y ataca a nuestros hijos con hechizos infernales, dicen las personas desde la época de la Colonia (1500-1800 d.C.) hasta el día de hoy. La Santa Inquisición (el tribunal católico castigaba judíos, brujas, y quien no fuera católico) persiguió a los nahuales durante mucho tiempo. Pero la gente creía en su poder y a veces los protegían, especialmente en las comunidades indígenas.

En nuestros días, Carlos Castañeda, un antropólogo sudamericano que estudia a los nahuales, ha publicado muchos libros acerca del tema desde 1960: Las Enseñanzas de Don Juan, Una Realidad Aparent, y Viaje a Ixtlán . Pero como nadie se ha tomado la molestia de verificar su investigación, muchos dicen que es sólo un fraude.

Tan sólo muestra una parte de los rituales secretos y hierbas utilizadas para transformarse en una de estas criaturas, y la manera de contactar nuestro nahual interno. Los libros son muy confusos y tienen menos información que la que es conocida públicamente. Un nahual puede tener varios espíritus que lo protejan, a la manera de los indios norteamericanos. Básicamente todos los ritos de las civilizaciones americanas se parecen.

El día de hoy mucha gente, especialmente en las comunidades rurales de México, cree en los Nahuales. El tema ha cobrado interés a partir de 1982, porque el genetista Frank Greenberg de la Universidad Baylor de Medicina descubrió a una familia mexicana con una afección que los hace verse como hombres-lobo : sus cuerpos estaban cubiertos de pelo de un modo muy parecido al hombre-lobo de la clásica película de Hollywood The Wolfman (1945).

Esa familia fue segregada de la sociedad, forzada a esconderse en su hogar en el pueblo de Loreto, pudiendo hallar empleo sólo en un circo.

La leyenda de los Nahuales tiene partes obscuras, perdidas en el pasado, en la mágica cosmología mexicana. Tal vez sus verdades sean halladas, pero, hasta ese momento, todo puede ser posible.
ENSEÑANZAS

En el principio todas las cosas estaban en la mente de WAKONDA. Todas las criaturas, incluido el hombre, eran espíritus. Se movían en el espacio entre la tierra y las estrellas. Buscaban un lugar donde pudieran tomar una existencia corporal.

Ascendieron al hasta el sol, pero el sol no era adecuado para vivir en él. se trasladaron a la luna y vieron que tampoco era buena para hacer de ella su morada. entonces descendieron a la tierra. Vieron que estaba cubierta de agua, flotaron por el aire dirigiéndose hacia el norte, el este, el sur y el oeste, y no encontraron tierra seca. Estaban sumamente apenados. De pronto, de en medio del agua surgió una gran roca. Estalló en llamas y las aguas ascendieron por el aire en forma de nubes. Apareció la tierra seca; crecieron las hierbas y los árboles. La muchedumbre de espíritus descendió y se convirtió en seres de carne y hueso. Se alimentaron con las semillas de las plantas y los frutos de los árboles, y la tierra vibraba con sus expresiones de alegría y gratitud hacia WAKONDA, el creador de todas las cosas.

Enseñanzas de la Sociedad del Guijarro Omaha, según Wakidezhinga.

(Un antiguo jefe)

leyenda

CONJURO SIOUX
Gracias Troiteiro

Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux, que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribu, tomados de las mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros y Nube Azul, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.

– Nos amamos…, empezó el joven.
– Y nos vamos a casar…, dijo ella.
– Y nos queremos tanto que tenemos miedo… queremos un hechizo, un conjuro, o un talismán…, algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos…, que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar la muerte.

– Por favor, repitieron. ¿Hay algo que podamos hacer?.

El viejo los miró y se emocionó al verlos tan jóvenes, tan enamorados y tan anhelantes esperando su palabra.

– Hay algo, dijo el viejo pero no sé… es una tarea muy difícil y sacrificada.

– Nube Azul ¿ves el monte al norte de nuestra aldea?. Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte, si lo atrapas deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de luna llena ¿Comprendiste?.

– Y tú, Toro Bravo, deberás escañar la montaña del trueno, cuando llegues a la cima encontrarás la más brava de todas las águilas, y solamente con tus manos y una red deberás atraparla sin heridas y traerlo ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Azul. ¡Salgan ahora!.

Los jóvenes se abrazaron con ternura y luego partieron a cumplir la misión encomendada; ella, hacia el norte y él, hacia el sur.

El día establecido frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con las bolsas que contenían las aves solicitadas.

El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas, eran verdaderamente hermosos ejemplares.

– ¿Y ahora que haremos? ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre?.

– No, dijo el brujo.
– Los cocinaremos y comeremos el valor de su carne, propuso la joven.

– No. Harán lo que les digo: tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.

El joven guerrero y la joven hicieron lo que les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar el vuelo pero sólo consiguieron revolcarse por el suelo. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.

Este es el conjuro. Jamás olviden lo que han visto… son ustedes como un águila y un halcón, si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano empezarán a lastimarse el uno al otro…

Si quieren que el amor entre ustedes perdure…

Vuelen juntos pero jamás atados.

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