llanto lakota

Las historias son medicina. Tienen ese poder. No requieren que hagamos, seamos o actuemos nada —sólo necesitamos escuchar. Los remedios para reparar o reclamar cualquier impulso psíquico están contenidos en las historias. Las historias generan excitación, tristeza, preguntas, anhelos y comprensiones que espontáneamente traen el arquetipo de nuevo a la superficie.

Aliento a las personas a hacer su propia labor de minería buscando historias, pues los nudillos raspados, dormir en el suelo frío, andar a tientas en la oscuridad y las aventuras del camino lo valen todo. Debe haber un poco de sangre derramada en cada historia, si es que ésta habrá de llevar medicina.

— Clarissa Pinkola Estés

Llanto Lakota
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por Leonardo Martínez Lanz

Miro aquí,
bajo mis pies,
la tierra roja
de mis viejos que fueron.

Miro allá,
entre mis cabellos,
la roja tierra
de los diferentes que fueron.

Agua les doy
de mis ojos
a los muertos.

Mientras,
canto a la montaña,
para que sane
el hombre blanco que fue.

Oigo en el viento
que algún día
seremos uno solo.

cuento huichol (ixachilan Icuic)

EN BUSCA DEL FUEGO

In tlazohtlalnantzin Anáhuac (en nuestra amada patria Anáhuac), han
existido varios pueblos, que aman a nantzihuan yuhquizaliztli (la
madrecita naturaleza), ellos han aprendido a ser parte de ella, la
cuidan la aman , la respetan. Uno de esos pueblos místicos, son los
huicholes; por siglos han cultivado in tlahlli (la tierra), su mayor
cualidad es el respeto que le tienen a la naturaleza, su trato con
ella es como si se tratara de mocenyeliz (su familia). In cocoleh
(los abuelos) son Tonatiuh (el sol) ihuan in tetl (y el fuego), in
cihtli (las abuelas), Metztli (la luna) ihuan in tlahlli (y la
tierra), su cihuatatli (su tía) in atl (el agua) ihuan in
quiyahuitl (y la lluvia), y sus hermanos mayores, in zemtli (el
maíz), ihuan in peyotl (el peyote), Cuentan in cocoleh (los abuelos)
que hace muchos xihuitl (años), los huicholes no tenían in tetl (el
fuego), ellos pasaban grandes penurias por este caso, solo esperaban
el paso del invierno para que tonatiuh (nuestro padre sol) calentara
sus cuerpos y no perecieran en las garras del frió.

Estaban tan preocupados por el paso del invierno que ya no prestaban
atención a sus cultivos, ni en la elaboración de tan bellas
artesanías que realizaban, era tanta la preocupación por la falta de
energía solar que siempre parecían enfermos.

Un día en una aldea cercana se escucho un estruendo, del ilhuicatl
(cielo) serpenteando cayo un poderoso rayo destruyendo parte de
ella, y con ella dio origen al tetl (fuego), estos aldeanos
antagónicos de los huicholes cuidaron con sumo cuidado este preciado
tesoro, ya que decían que si ellos habían padecido esta desgracia,
era lógico que solo ellos fueran los poseedores del tetl (fuego).
Para conservarlo hicieron u na gran fogata en el centro de su aldea,
tuvieron que cortar cuahuitl tras cuahuitl (árbol tras árbol), era
un inmenso tetl (fuego) que consumio varios árboles, con esto
saciaron el hambre del tetl (fuego), pues se dieron cuenta que para
que siguiera vivo necesitaba comer y comer.

Como sabían que los huicholes querían también el fuego, armaron un
gran ejercito, el cual mantenía una guardia de día y de noche, los
huicholes argüían una serie de planes para lograr llevar tetl
(fuego) a su calli (casa), sin embargo muchos murieron en el intento
atravesados por flechas enemigas, algunos otro cayeron prisioneros y
fueron arrojados al fuego para alimentarlo.

Los animalitos del tepetl (cerro) se enteraron de esto y como los
huicholes amaban a nanzihuan yuhquizaliztli (la madrecita
naturaleza) en el seno del tepetl (cerro) se reunieron: in coyotl
(el coyote), in mazatl (el venado, in ayotochtli (el armadillo), in
cipactli (el lagarto), ihuan in tlacuah (y el tlacuache);
discutieron toda la noche para idear una forma de ayudar a in cuach
huichol (al amigo huichol). Ala mañana siguiente optaron por ser
ellos los que irian a traer el fuego hasta la aldea contraria,
salieron uno por uno tras el fuego, pero al ser sorprendidos por los
guardias, murieron sin lograr su propósito. Tan solo quedaba in
tlacuach (el tlacuache), que también decidió ayudar a los huicholes,
paso mucho tiempo ideando la manera que no le permitiera fallar, se
acerco lo mas que pudo al campamento, luego se enroscó de tal forma
que parecía una bola y paso chicome ilhuitl (siete días) sin
moverse, así consiguió que los guardias se acostumbraran a verlo
como parte del paisaje.

En esos días se dedico a estudiar los movimientos de la aldea, noto
que en la madrugada antes de la llegada de Tonatiuh (el sol) , los
guardias dormían. Entonces el séptimo ilhuitl (día) aprovecho que
tan solo un soldado estaba despierto, y lentamente rodó hasta la
hoguera, metió la cola en las llamas de in tetl (el fuego) que ya
incendiada ilumino el campamento, de prisa con el hocico tomo un
tizón y se alejo corriendo. El soldado pensó que la cola del
tlacuach (tlacuache) era un leño, pero cuando lo vio moverse muy
rápido, dio el grito de alarma en la aldea:

Julio -detente ladronzuelo

Pero tlacuach (tlacuache) corría a gran velocidad millares de
flechas surcaron ilhuicatl (el cielo) y varias de ellas se
incrustaron el cuerpecillo de el noble animal, al verse moribundo,
tlacuach (tlacuache), tomo la braza de tizon y la guardo en su
marsupia, que es una bolsita que tiene en el vientre, fue cuando sus
perseguidores le dieron alcance, y apagando su cola lo arrojaron sin
piedad a un barranco y se alejaron pregonando su victoria, mientras
sus compañeros en la aldea danzaban alrededor del fuego:

Julio -Nadie nos quitara el fuego, -dijeron
Julio -Nadie tendrá fuego ¡¡¡nadie!!!

Mientras el buen tlacuach (tlacuache) recobraba el conocimiento, se
vio el cuerpo lleno de heridas, aun así en un arrojo de valentía, se
arrastro con dificultad hasta la aldea de los huicholes, allí ante
la alegría y el asombro de todos, deposito la brasa que guardaba en
su bolsa y dijo:

Emilio -Por ser un pueblo noble y bueno con nosotros, sus hermanos
los animales, les traigo in tetl (el fuego), solo prometan que jamás
cambiaran, y les enseñaran a sus hijos, y a los hijos de sus hijos,
a amar y respetar a nantzihuan yuhquizaliztli (nuestra madre
naturaleza), por que solo así preservaran su vida en la xoxouhqui
xicaltzintli (jicara azul, la tierra), por que solo amando a todo
ser sobre la ella sea planta, animal u objeto se logra amarse así
mismo.
Los huicholes asombrados y conmovidos le prometieron a in tlacuach
(el tlacuache) que cumplirían con su petición ya que ellos siempre
habían respetado su entorno, y ahora gracias a el reafirmaban el
amor por tonantzintlahlli (nuestra amada tierra), después tomaron la
brasa y con ella hicieron un gran fuego, y curaron al cuach tlacuach
(amigo tlacuache) de sus heridas y danzaron de alegría y
agradecimiento.
Así pues recordemos que si actuamos bien con nuestros vecinos,
hermanos y seres que comparten nuestro tiempo y espacio en la
xoxouhqui xicaltzintli (jícara azul, la tierra) obtendremos de ellos
el mejor de los regalos in tzolpilyolohtli (un corazón dulce).

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