Eltum o elogum

De: Alias de MSNThe_dark_crow_v301  (Mensaje original) Enviado: 16/05/2005 21:52

Septiembre 2002

Texto: Asociación de Profesores Mapuche

Eltun o Elugun

Para el Mapuche, la vida humana no sólo es un instante, un momento, sino un continuom entre el fenómeno de la existencia terrestre y la vida que continúa mas allá del tránsito de la muerte, el sitio que sirve de escenario cuando muere un mapuche se denomina en algunas zonas Eltun, Eltum y en otra Eluwün según diferencias dialectales, estos términos definen lo que en idioma winka significa cementerio.

Para esta última etapa de tránsito existencial en el lof- aillarehue se elegía un lugar en condiciones determinadas, apropiadas para el desarrollo del rito funerario, este cementerio es un puerto de paso a la otra etapa de la vida El pueblo Mapuche ancestral de tiempos inmemorables siente el más profundo respeto por la vida humana y todo lo que concierne a su entorno, la tierra y sus componentes, el espacio sideral y los astros son creaciones animadas de vida provenientes de una fuente común.

Esta estructura cognitiva concerniente a las etapas de vida en diferentes planos es un componente cultural vigente que hace del eltun (cementerio) un sitio de respeto, panteón en el cual cada mapuche independiente de su linaje o lugar social en el lof tiene un lugar digno desde el cual inicia la búsqueda del camino de viaje hacia el oriente o puel mapu.

El rito funerario según las circunstancias de tiempo de paz o de guerra eran diferentes, en tiempos de guerra un kona muerto se colocaba en una canoa representativa de la forma mas solemne de funeral, en el proceso de paso a la otra etapa de vida de un Lonko, Ülmen, Machi; eran enterrados con todas sus pertenencias es decir tantos como de sus prendas como de sus herramientas de trabajo, como es el “Tranan”(arado), el “Rali”(cultrun) el “toqui cura”(hacha de piedra), se enterraban a 4 metros de profundidad, las visitas del día siguiente también debían ser 4, las cuales debían realizarse antes de que apareciera el “Antü”(sol). El uso del Eltün en tiempos de paz, ancestralmente para el Lonko, Ülmen, Machi, Toqui, estaban reservados todos los homenajes que su rango le hacía merecer, se les acompañaba de diversos “purrun”(bailes), bebidas como el Mudai, Metahues con alimentos(cantaros), también se contaba con la presencia de la música y de diversos instrumentos, como la pifilka, trutruca y se comía en abundancia, El entierro de estas autoridades del pueblo Mapuche lo realizaban 4 ancianos, estos ingresaban al muerto en una canoa o cajón, luego de algunos días funerarios se le llevaba al “eltün”en “huando”(al hombro), subido por palos largos a esto se le precedía una serie de discursos haciendo referencia a la vida, a sus logros como también de sus fracasos previo a la solicitud de entrar al Eltün. Luego se realizaba el “Nguilalmahuen”, que es una oración al “Alhue-espíritu que se desprende del fallecidoa.

Estos procesos espirituales culturales del pueblo mapuche fueron demonizados y transformados por la política de evangelización aplicada por la Iglesia Católica, una característica de ello es la introducción de la cruz en los Eltün manifestada de diversas formas ya sea en los “che-mamul” o simplemente colocándola sobre el muerto costumbre que permanece en la actualidad.

El presente artículo es un extracto de la investigación realizada por el profesor Mapuche integrante de la Asociación de Profesores Mapuches Likan Mapu (RM) peñi Francisco Manquelipe R La fuente de datos corresponde a los Eltun de: Metrenco de Temuco, Roble Guacho, Cudihue de Carahue, Alpewe de Melipeuko, Milcahuin de Loncoche La Asociación de Profesores Mapuches Likan Mapu, agradece a los peñis informantes.

LA CRUZ DEL CULTRÚN MAPUCHE. Por Alicia Carballo

LA CRUZ DEL CULTRÚN MAPUCHE. Por Alicia Carballo

PRESENTACIÓN

Los mapuches aún hoy conservan con orgullo muchas de sus tradiciones ancestrales. Habitan en el sur de Chile y en la Patagonia Argentina. En su universo cultural, destaca el ngillatún, su ceremonia de rogativa e imploración a Nguechen, su dios, a fin de que éste conceda bienestar y fertilidad. En el tesoro mitológico mapuche se destaca el mito de la creación relacionado con la historia de la lucha entre las serpientes míticas Tren-Tren y Kai-Kai Filu. En las ceremonias mapuches poseen destacada participación las machis, las sacerdotisas. Ellas tocan el cultrún. Un instrumento ancestral, mágico, simbólico. Su simbolismo es aquí sagazmente desplegado por la escritora y poeta patagónica Alicia Carballo (muchos de cuyos escritos pueden ser visitados en la página www.zoolook.com.ar ).  La cruz en el cultrún mapuche nos otorgará el don de navegar entre nuevas aguas de un sol cultural que irradia rayos distintos a los nuestros.

LA CRUZ EN EL CULTRÚN MAPUCHE
El cultrún mapuche con la cruz que lo atraviesa (en imagen para ampliar). Sobre la dimensión simbólica de este mágico instrumente se explaya inmediatamente abajo el artículo de Alicia Carballo
 

La cruz compuesta es el símbolo pintado con tinturas o con sangre de algún animal sacrificado sobre la membrana del cultrún, instrumento de percusión membranófono que es de exclusivo uso del chamán mapuche (machi).
Está inscripta en la membrana circular del cultrún y tiene múltiples significados íntimamente relacionados.
Según una interpretación, las cuatro demarcaciones que resultan de los brazos mismos de la cruz son los puntos o direcciones cardinales y determina en el área del círculo lo que los mapuches llaman Meli Huitran Mapu (tierra de los cuatro lugares), o Meli Esquina Mapu (tierra de las cuatro esquinas), o Meli Changquiñ Mapu (tierra de las cuatro ramas).
El signo repetido cuatro veces entre los brazos de la cruz representa al sol en los cuatro tiempos del año o estaciones y en las cuatro fases de un día: sol del amanecer, sol del mediodía, sol del crepúsculo y sol oscuro bajo la tierra.
A cada esquina del mundo o punto cardinal se le asigna un elemento: el aire al Norte, el agua al Oeste, el fuego al Oriente y la tierra al Sur.
Los remates curvos de los extremos de la cruz son las fases principales de la luna. Trazando las bisectrices de los ángulos rectos, el círculo queda dividido en cuatro sectores circulares, dentro de los cuales el doble trazado de la cruz determina siete espacios. Esos siete espacios corresponden a los siete días de la semana (imagen 1).
Cuatro sectores circulares iguales determinan un mes lunar de veintiocho días. El año lunar resulta multiplicando esos veintiocho días por trece, múltiplo que se obtiene por la adición de los doce extremos de la cruz lunada, más el círculo central (imagen 2). De este modo se obtienen 364 días, a los que hay que agregar la unidad del punto central para obtener los 365 días del año solar.

La presencia del calendario de la luna en el cultrún procede del carácter lunar del arte chamánico mapuche, pues ella es la que preside la fertilidad de la tierra, el nacimiento de los seres humanos, determina el sexo, impulsa la procreación animal y da vida, bienestar, salud y buena fortuna.
Por esta razón a las machis se les llama nguenküyen (señoras de la luna) y el Machitún (ceremonia de curación) se realiza siempre de noche.
Desde el punto de vista de la mitología, esas cuatro fases de la luna son también los cuatro espíritus o dioses lunares invocados en los nguillatunes y machitunes, según la estructura cuaternaria del panteón mapuche.
Según otra interpretación, los remates curvos de la cruz representan el relmu (arco iris), que tiene una especial significación para el hombre antiguo porque surge de la conjunción de la luz solar y la lluvia, es decir, de la armonía de dos contrarios, lo que lo hace un signo muy propicio.
En los nguillatunes (rogativas), el mapuche pide al cielo la lluvia y el buen tiempo, los que son simbolizados por una bandera negra y una blanca respectivamente.
La coexistencia de la lluvia y la luz solar en un instante excepcional indica el paso del tiempo lluvioso al tiempo claro y representa la síntesis de esos contrarios: la armonía cósmica o el equilibrio de lluvia y bonanza. Cuatro arco iris situados en los puntos cardinales u horizontes, significan la armonía cósmica establecida en los cuatro lugares de la tierra.
En un sentido mitológico, esos cuatro arco iris son también los cuatro espíritus o familias de espíritus de los puntos cardinales que presiden la acción de las fuerzas naturales, determinando las condiciones climáticas. Se ha dicho, por esto, que el arco iris es la bandera del Señor (Ñidol) enarbolada por los Meli Huitrán (dioses de los cuatro lugares).
En lo que al arco iris se refiere, hay un diseño del cultrún en el que al centro de la membrana se ubica una estrella de cinco puntas y sobre ella, en el borde superior del cultrún, un arco iris formado por tres bandas de color azul, amarillo y verde. En este diseño, el azul representa el cielo (huenü) y se sitúa en la banda exterior, en el borde mismo de la membrana del cultrún. El amarillo representa al sol o la luz del día (Antü) y se sitúa en la banda central. El verde representa a la tierra (Mapu) y se sitúa en la banda inferior del arco.
Este arco iris abreviado expresa la armonía cósmica como el perfecto acuerdo del cielo con la tierra por el influjo de la luz divina, en cuanto la divinidad suprema tiene su milla ruca (casa de oro) en el sol, fuente de vida.
La estrella roja de cinco puntas no es otra sino el planeta Venus o Lucero (Guñelve, en lengua mapuche).

En otro diseño aparece alternada con la swástica, en una policromía de rojo y azul.
La posición de la estrella en dos campos opuestos alude, sin duda, a la evolución de Venus en la bóveda celeste, por la que se transforma de lucero de la tarde en lucero de la mañana y viceversa, y al ciclo en que el planeta Venus se desplaza y vuelve a un mismo punto inicial de observación.
Se sabe que los movimientos de Venus eran conocidos por los sabios aborígenes antiguos, pues lo corroboran recientes investigaciones sobre el significado de los signos de la cerámica ceremonial.
Resumida de este modo la escasa información recibida de fuente aborigen, se hace necesario considerar el símbolo de la cruz inscripta en el círculo en el contexto de la tradición simbólica universal.
Se pensará tal vez que no es posible extraer de este símbolo conclusiones allende lo que la cultura mapuche autorizaría. En respuesta a esa posible objeción, se debe tener presente que en esta etapa de las investigaciones en ciencias humanas puede afirmarse que no hay mundos culturales cerrados, de manera que todos los símbolos antiguos obedecen a patrones provenientes de una tradición sapiencial al parecer única. Esto se puede comprobar por la similitud de formas y funciones que todos los símbolos antiguos van presentando a medida que se retrocede en el tiempo hacia la antigüedad más remota.
La cruz compuesta del cultrún mapuche no presenta ningún elemento extraño a la tradición simbólica universal y en sus líneas fundamentales puede ser considerada como un símbolo construido conforme a patrones comunes a todos los pueblos. La simbología universal, en cuyo contexto es analizado este símbolo, lejos de contradecir las informaciones de fuente aborigen y las conclusiones que pueden extraerse de la mitología y de los textos de las plegarias, las confirman, las completan y las desarrollan.
La cruz inscripta en el círculo es un símbolo cuyo significado surge de las instancias mismas de su construcción, ya que el círculo fue considerado por todos los pueblos antiguos como la forma geométrica perfecta, imagen misma del ser supremo, del gran todo o del absoluto.
Su relación con el sol es evidente en forma y significado, pues este astro es el que mejor representa al ser supremo como fuente de vida y de luz.
Las propiedades que hacen de él la forma geométrica perfecta son la regularidad y la totalidad.
La regularidad (simetría) implica unidad, en oposición a la irregularidad, que implica diversidad. La regularidad absoluta es aquella que no reconoce partes y sólo el círculo es regular en ese sentido absoluto. En el círculo, a esta propiedad que es común a todos los polígonos regulares, se le agrega la de totalidad porque, al no admitir complemento, es símbolo del infinito, es decir, del gran todo o gran uno.
Ahora bien, para dibujar la cruz es preciso visualizar el centro, es decir, el punto que se halla a igual distancia de todos los puntos de la circunferencia.
La sola visualización de ese punto, le da una determinación nueva como una forma mínima que, dentro del círculo, representa la unidad o primera semilla de la manifestación.

  La instancia siguiente es el diseño del brazo horizontal y vertical de la cruz, que representan tradicionalmente el principio materno o receptivo y el principio paterno o creativo del universo. Estos dos principios, fundamentos dinámicos de todo lo creado, son los que en la tradición china toman los nombres de Yin y Yang, representados en el conocido símbolo clásico.
Se sabe, no obstante, por la más remota tradición, que el signo de la cruz fue instituido muchos milenios antes de este evolucionado diseño clásico y constituyó la más antigua representación simbólica de la dialéctica universal, como puede apreciarse en la siguiente cita de un texto del historiador chino Tchui Hi, de la dinastía Song:
“Fue el emperador Hien Yuen Chi, quien unió dos trozos de madera, uno horizontal y otro vertical, para honrar al Altísimo, es decir, instituyó el signo de la cruz como símbolo de la unión del principio creativo y del principio receptivo del universo. El nombre de este soberano proviene de las palabras que designan los brazos Este-Oeste y Norte-Sur de la cruz, que son Hien y Yuen”.
En cuanto al origen de la cruz del cultrún, nada puede saberse con precisión, salvo que presumiblemente su diseño data de una época muy anterior a la radicación del pueblo mapuche en Chile. No obstante, los pueblos primitivos de América no pueden haber visto en el símbolo de la cruz otro significado que el ha tenido para todos los antiguos, lo que puede rastrearse en algunos cantos de la machi que, refiriéndose a los brazos de la cruz, los llama padre y madre:

Tengo
mi cultrún.
Tuya es su madera.
Tenlo siempre presente.
En el espacio vacío
en la tierra
me están diciendo
dos veces la madre
dos veces el padre antiguo.

 

Los dos últimos versos se refieren a la característica duplicación de los brazos Norte-Sur y Este-Oeste de la cruz del cultrún (aunque excepcionalmente se encuentran cruces simples).
Esta dualidad se aviene con la denominación empleada por los mapuches para designar al ser supremo como Fucha Chau (padre anciano) y la Cushe Ñuke (madre anciana), forma mítica de aludir a la dialéctica universal del principio creativo y receptivo del universo y a su acción en el tiempo.
Dichos nombres suelen ser más complejos y variados; así, por ejemplo, el anciano y la anciana son nombrados como Huenu rey Fücha (anciano rey en lo alto del cielo) y Huenu rey Cushe (anciana reina en lo alto del cielo). La palabra “rey” corresponde a una transculturación, pero no altera el sentido original de estas antiquísimas denominaciones religiosas.
También suele llamarse a esta pareja Fücha Chachai (esposo padre) y Ñuque Papai (esposa madre), o se agrega a dichas denominaciones el nombre genérico de Ñidol (supremo). Otra denominación usada es Nguenechén (señor de los hombres, dios).
Se debe tener presente, sin embargo, que hay discusiones en torno al tema de la denominación y naturaleza de la divinidad en la religión mapuche por las muy variadas y aparentemente contradictorias informaciones entregadas por los mismos mapuches, o que parecen tales por una incompatibilidad de lenguaje que sólo se aclara cuando el investigador se sintoniza con el enfoque mítico de la cosmovisión aborigen.
La denominación y naturaleza de la divinidad es uno de los puntos más oscuros, entre otras razones porque la evangelización, con todos sus supuestos filosóficos y teológicos, intervino en la cultura mapuche y alteró sus originales formas de expresión religiosa, al punto que hasta hoy no es posible formarse una idea clara sobre este aspecto.
En todo caso, la denominación dual de la divinidad es, sin duda, la más antigua; al igual que la cruz en el círculo, se emparenta con antiguos arquetipos sapienciales del extremo Oriente de Asia.
Este parentesco es más estrecho aún, si se considera que el esquema dialéctico del Yin y del Yang chinos no es completo a menos que sea visto en su evolución dinámica a través del tiempo, constituyendo un cuaternario o doble pareja, como puede apreciarse por sus representaciones lineales prehistóricas.
En él cada principio de la dialéctica tiene dos formas de representación: una antigua y otra joven, lo que insinúa una personificación mítica tal vez más antigua.
Este esquema parece tener su equivalente mítico mapuche en el cuaternario formado por la pareja de ancianos ya mencionada y otra de jóvenes que, junto a ella, constituye el cuaternario supremo.
La segunda pareja está constituida por un hombre joven dios y una joven doncella diosa, a los que se agrega, en ciertas invocaciones, el apelativo de renovadores, como se da en el I Ching al Yin y al Yang jóvenes.
En lo que se refiere a las representaciones lineales del Yin y del Yang, se advierte claramente que ellas proceden de la descomposición de la cruz instituida antes por Hien Yuen Chi, pues el trazo entero del Yang y el trazo quebrado del Yin, no resultan sino del acoplamiento del brazo vertical y el horizontal de la cruz, el cual debe ser abierto o perforado por el que representa la fuerza activa descendente.
Lo anterior tiene una clara connotación sexual, en cuanto el sexo masculino es una vara y el sexo femenino es una abertura, y constituyen la más directa y patente concreción de ambos principios en el mundo visible.
Asimismo, se advierte claramente que la pareja del Yin y del Yang jóvenes, y del Hueche Huentru y Ulcha Domo, corresponden a la proyección de los principios fundamentales de la dialéctica en las creaturas.
De esta manera, la relación que hay entre la expresión vieja y la joven de cualquiera de los principios es la misma que hay entre estos y sus respectivas manifestaciones cósmicas, tales como cielo y tierra, hombre y mujer, fuego y agua, día y noche.
Por eso se dice en el I Ching que la pareja Yin y el Yang viejos es estática y que la pareja joven es dinámica. Esto, naturalmente, no está explicitado en la sabiduría mapuche, sino que persiste como la expresión de una verdad mítica, pero podría ser el origen de la duplicación de los brazos de la cruz en el cultrún.
La cruz en el círculo constituye una representación de las dos primeras instancias de la creación, las cuales son la unidad o simiente única del mundo y la dualidad de los principios receptivo y creativo. Unidos en la cruz, ambos principios generan el movimiento creador. El punto de conjunción o acoplamiento, que coincide con el centro, suele ser destacado con un círculo pequeño, para indicar que allí está el punto de generación y expansión de la fuerza creadora. (*)

(*) Fuente: Artículo editado originalmente por Alicia Carballo en la página

  www.zoolook.com.ar

  Obras recomendadas para profundizar en la cultura mapuche: 

Gregorio Alvarez, El tronco de oro, Folklore del Neuquén, Editorial Siringa, ciudad de Neuquén, Patagonia Argentina.

Bertha Koessler-Ilg, Cuentan los araucanos, Editorial Nuevo Extremo, Ciudad de Buenos Aires, Argentina.

Costumbres Mapuches

El Wenumapu es el cielo en la mitología mapuche. En él viven los dioses.
El mayor de ellos y en cierto modo el único es Ngnechen. El controla a los dioses menores. En el wenumapu se realizan las mismas acciones que en la mapu o tierra realizan los hombres.
También se afirma que existe un solo creador, con distintos nombres.
El Minchemapu representa lo contrario: el mal, las profundidades. Es un mundo de espíritus malignos o wekufes. El poder de ellos produce las enfermedades y la muerte.
Además de Ngnechen, dueño o tutor de los hombres, existe el Chau o Antu. Es llamado también Antu fucha (anciano rey sol) y en su dimensión femenina es el Antu kuche (anciana reina luna).

Espacios Espirituales

El Ad-mapu constituye el saber permanente.
Este saber es un conjunto de símbolos y de prácticas tradicionales como también de creencias que señalan que tanto mapuche como tierra fueron creados por el Chao.
Con los ritos se recrea el Ad-mapu y así también la reciprocidad con Ngnechen, por los nuevos dones otorgados: la vida, la salud, la fertilidad.
El Peuma o sueño es el saber contingente. A través de él la machi puede saber el ritmo de los acontecimientos y el significado del sueño en los hechos cotidianos.
El Perrimontún son las premoniciones, a través de las cuales la machi recibe advertencias y anuncios sobre los sucesos del futuro.

Machitún

Esta ceremonia es la que se realiza para la curación de las enfermedades. La ejecuta la Machi que, en la actualidad casi siempre es mujer. Ella recibe a través de sueños las enseñanzas ancestrales y el poder de influir sobre la naturaleza de las enfermedades y otros fenómenos naturales.
El viajero E. R. Smith (mediados siglo XIX) la describe así:.
«Cuando se recurre a un machi, este hace su visita al amanecer, porque es la más precisa para sus manejos …
El enfermo se tiende de espaldas en medio de la ruca y echan afuera a todos los parientes o se sientan vueltos hacia la pared. Después de examinar los síntomas de la enfermedad, el machi principia una larga ceremonia mágica que consiste en un canto monótono acompañado por el golpeteo de un pequeño tambor, formado de un cuero de oveja estirado sobre un aparato de madera.

Machitún

Se excita, haciendo gestos y contorsiones violentas hasta que cae de espaldas como en ataque epiléptico, con los ojos vueltos hacia arriba, la espuma saliendo de la boca y el cuerpo agitado por convulsiones… y yace en el suelo como muerto, por mucho rato. A esta señal, unos jóvenes desnudos y pintados de una forma que causa espanto, montan a caballo sin montura, y corren furiosamente alrededor del rancho, llenando el aire con sus alaridos y gritos. Llevan antorchas que agitan sobre sus cabezas y blanden lanzas para espantar los malos espíritus que se supone están en acecho para dañar al enfermo.
Cuando se recobra de su ataque, el médico declara la naturaleza de la enfermedad y procede a administrar los remedios al paciente. Manipula al mismo tiempo la parte del cuerpo afectada, hasta que puede extraer la causa del mal, que exhibe con demostraciones de triunfo. Ésta generalmente asume la forma de una araña, un sapo u otro bicho que el machi ha tenido escondido».

Nquillatún

El Nquillatún es una ceremonia en la cual se congregan varias comunidades con el objeto de obtener buenas cosechas, o bien para ahuyentar calamidades como sismos, mal tiempo, erupciones volcánicas, etc.
También se realiza para evitar y curar epidemias y enfermedades.
Esta ceremonia consiste en el sacrificio de un animal criado especialmente para este efecto. Se enciende un fuego sagrado y se planta un rewe (árbol sagrado). Se baila y canta en torno a él.
Según la importancia de lo que se pide, el Nguillatún dura de uno a más días.
En cada uno de ellos se sacrifica un nuevo animal.

Nquillatún

Pascual Coña, cacique mapuche, describe así este ritual:
«… El cacique principal suele matar dos animales vacunos, cuatro ovejas, un caballo y un chancho (…) Cada uno de los comprendidos en la colectividad organizadora beneficia animales (…) Luego grita ¡ooo! y mete sus dedos en el vaso con sangre, rocia hacia arriba y suplica: ¡Aquí estás padre, Cielo azul, Aplastador del río (…) tú nos has criado; (…) danos abundante sustento, toda clase de productos del campo, (…) senos propicio y ten compasión, nos mandarás otra vez sol y lluvia, me piden mis corderos, dirás de nosotros, Ooom… !»
Más adelante señala: «Convienen en practicar en ese día los ritos preparatorios y plantar el árbol sagrado (rewe) en el lugar destinado a la fiesta…»

« Luego todos ensillan sus caballos: los caciques, los mocetones, la juventud y las mujeres; todos se van al lugar de la fiesta, llevan a la machi para que toque un corto baile. Cuando está erigido el rewe, anima el oficiante: ¡Ya! hacemos un baile en honor a nuestro rewe; que toque la flauta; ¡la caja, machi! (…) Ahora empiezan a bailar estruendosamente dando vueltas alrededor del rewe (…) Mientras lo ejecutan, profieren súplicas como lo hicieran antes con la sangre…»
La larga y detallada descripción concluye con:
« Otra vez ordena el nguenpín: ¡acérquense los invitados, fórmense los mocetones; ligero, ligero (…) Eso es alistaos señoras, hijos; apurémonos; el día ya declina! (…) Se juntan junto al rewe y luego dicen: Ya bailemos… la danza se mueve alrededor del rewe, dos hombres llevan, durante el baile, uno la bandera blanca y otro la negra.
Finalmente dice a los invitados: Bueno pues, hoy se llevó a cabo nuestra fiesta en la que habeis tomado parte; la fiesta del año siguiente corre por cuenta vuestra…»

El culto de los aymaras del norte de Chile

Por Bernardo Guerrero

Durante enero y febrero, en el altiplano del norte grande de Chile, se realizan dos festividades religiosas que provienen de la tradición andina prehispánica: el día del compadre y el floreo de los llamos. La primera se realiza en la falda de los cerros y el segundo en el corral de los animales. Uno es en honor a los Mallkus y el otro a la Pachamama, respectivamente. Es el llamado culto autóctono.

Este culto se articula en torno a tres divinidades claves, sobre las cuales es posible construir la imagen de una mesa apoyada en sus tres patas. Una de ellas es el Mallku (espíritu de las montañas que circundan sus pueblos); la otra es la Pachamama (madre tierra, cuyo culto se realiza en la zona altiplánica) y la tercera, Amaru (la serpiente que se liga a la economía de las aguas de los ríos y canales en la zona agrícola). Estas tres divinidades simbolizan lo que se denomina Acapacha o mundo de acá.

Cada pueblo del altiplano tiene sus cerros a los que adjudican cualidades, tanto de protección como de castigo. Los aymaras hablan respetuosamente del Mallkus; y no sólo eso, también dialogan con él. Representa la fuente de la vida, pues por sus blancas cumbres, en épocas de deshielo, cae el agua que lentamente va regando la vida. El Mallku halla su mejor representación en el cóndor, animal majestuoso y respetado. En una fecha movible, en el mes de enero, se realiza su culto en la falda del cerro. En el lenguaje ritual, esta celebración se conoce con el nombre de Día del Compadre. En orden de importancia del culto aymara, el Mallku representa la cumbre, no sólo geográfica, sino también jerárquica.

Más abajo, no ya en las frías cumbres sino en el altiplano propiamente tal, se enseñorea con su bondad y también con su indiferencia o castigo, según sea el caso, la Pachamama. En enero o febrero, en el corral de los animales se lleva a cabo la fiesta del Floreo de los Llamos. El puma, el lagarto o el sapo son los animales que indistintamente la simbolizan. Los motivos principales de demanda para esta divinidad se relacionan con la abundancia de la vida, agua, etc. y con la fertilidad y prosperidad del ganado.

Amaru, por su parte, tiene que ver con el agua que corre por los ríos y vertientes que hacen posible el sueño de que la semilla se transforme en hortalizas. Se relaciona con la precordillera, zona apta para la agricultura. El pez y la serpiente son los animales que lo simbolizan y su fiesta, en el mes de agosto, es la limpieza de los canales que se lleva a cabo en los campos regados.

Mitos y Creencias Religiosas

Es difícil hacer una comparación entre la moral primitiva del Mapuche y las normas que rigen al hombre actual civilizado. Ellos poseían una moral negativa sin preceptos, sólo con prohibiciones. Por ejemplo, el robo ejercido fuera del ámbito familiar se consideraba una habilidad si no dejaba huellas ni traía trastornos a la familia. El homicidio no siempre constituía un hecho reprobable. El aborto y el infanticidio eran permitidos puesto que se trataba de la destrucción de un bien propio.

Entre los Mapuches había que evitar todo lo que contrariase a los espíritus benéficos o protectores. En general la vida religiosa mágica de los Mapuches estaba basada en creencias animistas. Ellos creían que las distintas manifestaciones de la naturaleza, luna, viento, volcanes, ríos, plantas, piedras, etc. estaban “animados” pues poseían un espíritu o ánima en su interior. Por eso los reverenciaban como divinidades o potencias poseedoras de cualidades superiores. Cuando alguien moría, su espíritu-alma se trasladaba a otras regiones o se convertía en otra manifestación de la naturaleza. El ya citado cronista, Padre Diego Rosales entrega interesantes observaciones de las creencias araucanas sobre el más allá distinguiendo entre el destino de las almas de los caciques y el de los guerreros muertos en combate. Las almas de estos últimos se remontaban hacia los cielos y quedándose entre las nubes se manifestaban como relámpagos y truenos. En cambio, las almas de los toquis difuntos, en algunos casos se transformaban en moscardones y regresaban a participar en las fiestas y borracheras indígenas, y otras se trasladaban al interior de los volcanes.

El espíritu de la gente común se dirigía al morir, a la “otra banda del mar” donde gozaría de una vida idéntica a la que abandonaba. Por otra parte los guerreros muertos en acción continuaban sus prácticas de guerra en los cielos. El Padre Alonso de Ovalle en su “Histórica Relación del Reyno de Chile”, cuenta al referirse a las creencias erróneas de los Mapuches acerca del más allá la forma cómo el cacique Quetobileun asistió y aconsejó a su hijo moribundo: “Ya es llegada la hora de vuestra muerte, hijo mío, esforzaos, para que lleguéis a la otra vida con bien y mirad hijo mío, que llegando a la otra parte del mar, sembréis luego que lleguéis muchas habas, arvejas y maíz, papas y cebadas y todas las legumbres. Y haced una casa grande para que quepamos todos en ella porque vuestra madre y yo estamos ya más de muerte que de vida por la mucha edad que tenemos que presto estaremos con vos por allá y por esto os digo que sembréis mucho para que entremos comiendo. Y con esto llorando unos y otros se despidieron”.

El Pillán ha sido generalmente asimilado a la idea de Dios. Sin embargo, constituyó para los Mapuches un confuso concepto de animista. Se los invocaba y representaba ya sea como anciano, joven, hombre, mujer, dueño de los hombres y del mundo, morando en el interior de los volcanes o en los cielos. Otras veces se identificaba al Pillán con las almas de los espíritus superiores y de los grandes antepasados. Los guerreros Mapuches cuyos restos eran incinerados, y por medio del fuego ascendían a las nubes, también se convertían en Pillanes. Sin embargo, estas creencias sobre el Pillán o los Pillanes configuraron la idea más próxima con sus atributos de divinidad e infinitud al concepto cristiano de Dios Supremo Creador y Progenitor. Debido al mandato del Pillán germinaban las semillas que les daba salud a los hombres y se evitan sus enfermedades, reuniendo en sí las mayores cualidades benéficas. Por otra parte, existían espíritus malignos los que aunque superiores en jerarquía al Pillán, actuaban por su cuenta para producir daños y maleficios entre los Mapuches. Los o las Machis tenían como principal misión contrarrestar la acción malévola y dañina de los Huecufes, tratando de combatirlos mediante exorcismos.

El uso de narcóticos, el ayuno, la autosugestión, las danzas desenfrenadas en torno del árbol sagrado del canelo hasta caer en trances hipnóticos los capacitaban para ejercer y mantener un considerable ascendiente sobre la tribu. Ello agregado a notables condiciones de prestidigitación y ventrilocuismo transformaban a los Nguillatunes o rogativas para pedir por la salud de un enfermo o por el envío de lluvias o cosechas abundantes en impresionantes espectáculos donde hablaban los espíritus o Pillanes a través de las Machis, con las más diversas voces, asombrando a los participantes con sus “magias”, sacándose los ojos o cortándose las orejas…

El Padre Diego Rosales dice al respecto: “… salen de sí todos los hechiceros, porque entra el demonio en ellos y dan saltos y carreras, moviéndose las unas partes en otras, sin poner los pies en el suelo, bailando sobre el fuego con los pies descalzos, tragándose tizones ardiendo y arrojando en el fuego los vestidos, sin recibir en sí ni los vestidos lesión ninguna. Y de esa suerte hacen otras maravillas aparentes, sacándole a unos los ojos, cortándole a otros las narices, quitándole a este las llancas que trae colgadas al pecho, al otro las orejas, y así en otras burlas y juegos que hacen aparentemente y por arte del diablo, con que tienen abobada la gente suspensa con tales pruebas…”.

Posteriormente estos sacerdotes o sacerdotisas dejaron sus prácticas chamanicas y solamente ejercieron el oficio de “mei’cas” y curanderos. Aún se mantiene entre muchos indígenas la creencia de que si alguien cae enfermo repentinamente, ha sido porque otro le ha enviado un espíritu maligno, un Huecufe o flecha invisible, para provocarle el mal. Se hace necesario entonces recurrir a la Machi par que le extraiga el mal que le ha entrado al cuerpo. Además de los Machis, existieron otros brujos que practicaban la magia negra, preparando filtros amorosos (hualichos), amuletos y pociones para los más diversos propósitos.

Secretos de una sanadora mapuche

ecretos de una sanadora mapuche

Entrevista a Luisa Matías Nahuelpán

Doña Luisa vive en Villa Nahuel, Mehuín Alto y como ella dice no es meica ni machi pero sabe “hacer la hierba para sanar a las personas”. Ella recibió el don de sanar de un sueño, tal como le ocurre a machis y meicas de la tradición espiritual mapuche.

Doña Luisa recibió el don de sanar en sueño, tal como le ocurre a machis y meicas de la tradición espiritual mapuche: “yo en sueños recibí. Vino un hombre del aire, tomó mi mano fuerte y me dijo: ‘su mano esta ungida’. Esto lo soñó eso sí después de acercarse a la religión cuando yo entendí que un Dios vivo que tenemos, un Dios que sana, que opera. Lo incurable lo sana. Es la fe que tengo anclada a la roca del corazón como se dice”. Y aclara: “nosotras somos evangélicas, creemos en Dios. Porque todos estamos aquí con la bendición de Dios. Dios da la vida y salud. Yo soy tierra y tengo que volver a la tierra algún día”.

Heredó de las mujeres de la familia los conocimientos prácticos para curar con hierbas. “Yo todo no lo sé, porque yo era un poquito loquita. No me gustaba cuando ella (su abuela) me llamaba para enseñarme. Yo me arrancaba y ella me decía “mire loca algún día se va a casar, va tener hijos que van a estar llorando y yo no voy a estar ¿Quién te va ayudar? esto es para su bien”.

Luisa Matías se acordó de su abuela cuando se enfermaron sus niños, cuando ya era tarde “pero mi mamá vivía, así que me dejó completa (enseñanza): esto es pa’ la sangre , pa’ la vida, pa’ el empacho pa’ todo, me dijo”. Aseguró que, de todos modos, el que quiere aprende el arte de curar con hierbas. “Algunos pueden saber. El que tiene voluntad para saber lo hace, el que no, no”.

Mal de Ojo y Empacho

Para el Mal de Ojo, atribuido a la envidia en la tradición oral, la señora Luisa tiene tiene sus recetas infalibles “se da remedio fresco (mezcla de hierbas) y reprendo ese aire. Le pongo la mano en la mollera y lo reprendo: ‘aquí no pertenece, suéltelo déjelo en paz. Si te han mandado dígale que aquí no puede, porque esta criatura está en manos de Cristo. Yo soy faltante, soy pecadora de pensar, en mirar, en hablar ante mi padre, pero la guagua no, claro. Obedezca, mire. Yo te reprendo en el nombre del señor Jesús Cristo, te reprendo, sale y deja en paz esta criatura sana porque está la mano de Dios sobre la mollera. Sale, tú eres el dañino, tú eres el engañador, el envidioso, le envidias la vida a esta criatura, pero él (divinidad) dice que no tiene poder”. Hasta ahora no le pasado que espíritus dañinos no salgan de los cuerpos “la mano Dios es más poderosa que ese demonio” explica.

Luego de esta oración, que mezcla elementos cristianos con la espiritualidad mapuche, el pequeño se sana. Luisa Matías nos explica esta singular enfermedad “yo creo que ese ojo es el espíritu, es ese aire malo que coloca la persona que dice a la guagua nanaicito (arrumaco). Eso le produce como una fiebre al niño, dura unos días le entra un calor se aflige y se va”, dice.

plateria mapuche

8-05-2005
Entrevista a Jacqueline Domeyko, directora

Platería Mapuche: un viaje de significados

Solange Domíguez

El mundo está inundado de formas, de reliquias que configuran el mundo, lo que hoy es un signo o una silueta de un museo, ayer fue una significación de existencia, un elemento que ayudaba a fraguar la vida. El tiempo pasa, pero ese sentido profundo no muere, ahora el objeto se vuelve testimonio, palabra muda de aquel que lo vivió, que lo construyó y que un día se desprendió de él. Este tránsito entre el significado material y el esencial, fue el viaje que realizó Jacqueline Domeyko para intentar comprender que esas piezas de colección eran motivos de una cultura: el tesoro que posee la platería mapuche.

Todo comenzó con la idea de hacer una muestra de estas piezas.“Primero está lo que siente cualquier coleccionista, que en el fondo pasa por el deseo de no guardar en forma egoísta las piezas, sino que de mostrarlas. Entonces dijimos “hagamos una exposición de joyas mapuches”. Sin embargo, mientras avanzaba en el proceso de analizar cómo presentar las joyas, algo se volvía incomprensible: “Ha medida que me iba informando, no me cuajaba por qué en minutos de desesperanzas extremas, cuando no tenían que comer, se estaban empobreciendo de la manera más espantosa, estaban realmente oprimidos, recién ahí se desprenden de estas joyas con la intención de recuperarlas”.

El momento en el que ocurre este desprendimiento, vía préstamo, es durante la llamada pacificación de la Araucanía. Lo incomprensible era que el valor económico de las joyas era muy alto y no recurrían a ellas para subsanar sus problemas. “Había mujeres que tenían veinte kilos de plata colgadas en el cuerpo, entonces claramente tenían una manada de bueyes”. Sin embargo, pese al hambre y la miseria, no se deshacían de estas joyas para obtener dinero. Era extraño y simple: no eran joyas.

A partir de esto se detiene el proceso de la exposición y comienza uno de investigación para Jacqueline Domeyko. “Entonces decidí empezar a investigar qué había detrás de estas joyas. Un recorrido muy personal sobre qué significaban estas piezas, qué contenían, qué guardaban celosamente”. Ese recorrido, que incluyó viajes a comunidades mapuches al sur del país y conversaciones con investigadores, como Raúl Morris, quien es curador de esta exposición, se comenzaron a develar los misterios. “Empezamos a descubrir que toda la platería es un fiel reflejo de un mundo que existe, donde viven sus dioses, sus temores, su universo, su tierra, sus ancestros recientes, sus ancestros primeros, la dualidad mapuche, la luna, la fertilidad, sus rezos, sus elementos protectores, su valentía. Eso es la platería mapuche”.

Desde esta perspectiva se puede comprender la platería como representación de su cosmovisión a través de las formas y diseños, y también de la ritualidad, pues no existe sólo el momento en el cual se usan las joyas, sino un momento fundamental: el traspaso que va de generación en generación. La imagen de la abuela entregando su platería a su nieta va más allá de una herencia. “Le está entregando un trozo de su pasado, un elemento de pertenencia con el cual se espera que viva su presente y proyecte su futuro”. La platería se vuelve, como explica Jacqueline Domeyko un puente que conecta al mapuche con el mundo al que pertenece. Ahí estaba la respuesta: “Por qué demoraron tanto y fue tanto el drama para ellas de desprenderse de esas piezas porque sentían que se rompía una cadena. La mayor víctima, la mayor tragedia de la pacificación araucana es la platería”.

Luego de este descubrimiento se retoma la idea de la muestra, pero con la finalidad de reflejar de alguna manera la visión e historia contenida en la platería. Es a partir de ello que se construye una exposición que a través de las piezas de plata busca recrear una atmósfera que permita un acercamiento. Ya no es una muestra de joyas, es la manifestación de una cultura y su reconocimiento. “Esta exposición pretende de forma categórica rendir un homenaje al pueblo mapuche, a una cultura desgraciadamente muy desconocida por ellos mismos y brutalmente ignorada por nosotros”.

Después de la presentación en el Museo de Bellas Artes, la idea es llevar la exposición fuera de Chile y convertirla en una muestra itinerante. Sin embargo, por el momento no hay ningún proyecto concretado en el exterior y Jacqueline espera que sea un proceso más rápido que el que llevó a concretar la muestra actual. Fueron casi ocho años de trabajo y ciento cinco reuniones con el sector privado para conseguir auspiciadores y montar la exposición, hasta que finalmente se consiguió el apoyo de la empresa CMPC. Por eso afirma Jacqueline: “El tema ojalá se fortaleciera con la venia, la contribución del Gobierno y el sector privado porque hacer estos proyectos sola es imposible”.

Todo el ayer contenido en la platería se conecta con una cotidianeidad, un presente marcado por la presencia del pueblo mapuche en estos momentos y esta conjugación de tiempos no es desconocida por la directora de esta muestra: “No pretendo que esta exposición sea una conexión con un pasado, una exposición de un pasado. Pretendo recuperar elementos de una cultura, hoy viva, traer estos elementos, estos valores culturales, está simbología a un presente para que desde ese trabajo, desde esa recuperación iniciar un camino de reconocimiento, de valores y de respeto”.

Sobre el inicio del mundo (mapuches)

De: sietevientos (Mensaje original) Enviado: 07/11/2003 11:31 a.m.
DOMO Y LITUCHE

Hace infinidad de lluvias, en el mundo no había más que un espíritu que habitaba en el cielo. Solo él podía hacer la vida. Así decidió comenzar su obra cualquier día.
Aburrido un día de tanta quietud decidió crear a una criatura vivaz e imaginativa, la cual llamó “Hijo”, porque mucho le quiso desde el comienzo. Luego muy contento lo lanzó a la tierra. Tan entusiasmado estaba que el impulso fue tan fuerte que se golpeó duramente al caer. Su madre desesperada quiso verlo y abrió una ventana en el cielo. Esa ventana es Kuyén, la luna, y desde entonces vigila el sueño de los hombres.
El gran espíritu quiso también seguir los primeros pasos de su hijo. Para mirarlo abrió un gran hueco redondo en el cielo. Esa ventana es Antú, el sol y su misión es desde entonces calentar a los hombres y alentar la vida cada día. Así todo ser viviente lo reconoce y saluda con amor y respeto. También es llamado padre sol.
Pero en la tierra el hijo del gran espíritu se sentía terriblemente solo. Nada había, nadie con quién conversar. Cada vez más triste miró al cielo y dijo: ¿Padre, porqué he de estar solo?
En realidad necesita una compañera -dijo Ngnechén, el espíritu progenitor.
Pronto le enviaron desde lo alto una mujer de suave cuerpo y muy graciosa, la que cayó sin hacerse daño cerca del primer hombre. Ella estaba desnuda y tuvo mucho frío. Para no morir helada echó a caminar y sucedió que a cada paso suyo crecía la hierba, y cuando cantó, de su boca insectos y mariposas salían a raudales y pronto llegó a Lituche el armónico sonido de la fauna.
Cuando uno estuvo frente al otro, dijo ella: – Qué hermoso eres. ¿Cómo he de llamarte? . Yo soy Lituche el hombre del comienzo. Yo soy Domo la mujer, estaremos juntos y haremos florecer la vida amándonos -dijo ella-. Así debe ser, juntos llenaremos el vacío de la tierra -dijo Lituche.
Mientras la primera mujer y el primer hombre construían su hogar, al cual llamaron ruka, el cielo se llenó de nuevos espíritus. Estos traviesos Cherruves eran torbellinos muy temidos por la tribu.
Lituche pronto aprendió que los frutos del pewén eran su mejor alimento y con ellos hizo panes y esperó tranquilo el invierno. Domo cortó la lana de una oveja, luego con las dos manos, frotando y moviéndolas una contra otra hizo un hilo grueso. Después en cuatro palos grandes enrolló la hebra y comenzó a cruzarlas. Desde entonces hacen así sus tejidos en colores naturales, teñidos con raíces.
Cuando los hijos de Domo y Lituche se multiplicaron, ocuparon el territorio de mar a cordillera. Luego hubo un gran cataclismo, las aguas del mar comenzaron a subir guiadas por la serpiente Kai-Kai. La cordillera se elevó más y más porque en ella habitaba Tren-Tren la culebra de la tierra y así defendía a los hombres de la ira de Kai-Kai. Cuando las aguas se calmaron, comenzaron a bajar los sobrevivientes de los cerros. Desde entonces se les conoce como “Hombres de la tierra” o Mapuches.
Siempre temerosos de nuevos desastres, los mapuches respetan la voluntad de Ngnechén y tratan de no disgustarlo. Trabajan la tierra y realizan hermosa artesanía con cortezas de árboles y con raíces tiñen lana. Con fibras vegetales tejen canastos y con lana, mantas y vestidos.
Aún hoy en el cielo Kuyén y Antú se turnan para mirarlos y acompañarlos. Por eso la esperanza de un tiempo mejor nunca muere en el espíritu de los mapuches, los hombres de la tierra.

Los distintos ASPECTOS de la REALIDAD

PD: Tradición Mapuche
http://www.geocities.com/aukanawel/ruka/chillka/presentacion.html

Los distintos ASPECTOS de la REALIDAD
y el ESTADO de CONCIENCIA CHAMÁNICO

Una misma realidad tiene muchos aspectos, el hombre habitualmente conoce sólo dos: la realidad ordinaria, la del mundo que lo rodea cuando está despierto, y la realidad no ordinaria, percibida en los sueños.
El mundo de los sueños es sólo uno de los muchos niveles de la realidad no ordinaria.
Todo ser o cosa tiene un aspecto en la realidad ordinaria o cotidiana, por ej.: una piedra: pero esa misma cosa tiene a su vez otro u otros aspectos muy distintos en los diferentes niveles de la realidad no ordinaria.
Siguiendo el ejemplo de la piedra, ésta será “una piedra” en la realidad ordinaria, pero en cambio en uno de los distintos niveles de la realidad no ordinaria ya no será una piedra sino una “lagartija”, y en otro nivel un “enanito con alas”.
El ser sigue siendo el mismo lo único que varían son sus características acorde al nivel ontológico en que se manifieste. O sea que la piedra, la lagartija y el enanito alado son el mismo ser aunque con distintos aspectos, según el plano de referencia que se tome.
No hay que omitir que en los niveles de realidad no ordinaria están abolidas la mayoría de las limitaciones físico-temporales, así como algunos conceptos empíricos de posibilidad
Ahora bien, los individuos que ven a la piedra del ejemplo dirán que sólo es una piedra, mientras conserven su conciencia en ese nivel de realidad ordinaria pero si desplazan su conciencia hacia los otros niveles, podrán percibir, ya a la lagartija, ya al enanito alado.
Estos cambios de percepción producidos por el desplazamiento de la conciencia, sin pérdida ni distorsión de la misma, han recibido distintos nombres y definiciones según los investigadores.
Al estado en que la conciencia está enfocada en un nivel de realidad ordinaria, o sea el estado de vigilia consciente del hombre moderno, lo llamaremos estado de conciencia ordinario, y a aquellos estados en los cuales la conciencia está desplazada hacia realidades no ordinarias los denominaremos con el nombre genérico de estado de conciencia chamánico, por ser éste una característica típica de las culturas chamánicas, como la mapuche. Pero no se interprete esto erróneamente creyendo que es un atributo propio de los chamanes.
Es importante destacar que los tipos de realidad, junto con sus respectivos niveles, son siempre objetivos, es decir externos al sujeto y por lo tanto susceptibles de ser percibidos por innumerables sujetos simultáneamente.
En cambio, los estados de conciencia correspondientes a cada uno de esos tipos o niveles de realidad son siempre subjetivos, propios del sujeto que los vivencia.
El estado de conciencia chamánico, como antes dijéramos, ha recibido distintos nombres según los investigadores que lo han estudiado:
Eliade 10 …………….. estado extático.
Ludwig 11 …………… estado alterado de conciencia.
Zinberg 12 …………… estado alterno de conciencia.
Reinhard 13 …………. estado psíquico no-normal sin pérdida de la conciencia.
Castaneda 14 ……….. “ver” o percepción de la realidad no normal.
Lowie 15 …………….. percepción de las manifestaciones extraordinarias de la realidad.
Harner 16 ……………. estado chamánico de conciencia.
Aukanaw …………….. estado chamánico de conciencia, est. de conciencia expandido,
etc., etc.
La diferencia entre ambos estados de conciencia se puede precisar mejor si consideramos seres como los duendes, las hadas, los dragones o en nuestro caso (el mapuche): el chupeitoro, el choñchoñ, el waillepen, el shompalwe o el antüpaiñamku, etc.
Un individuo cuya conciencia se encuentre en un estado ordinario los considerará como “fantásticos”; en cambio otro sujeto que esté consciente en el estado chamánico podrá percibir a esos seres como reales, y a su vez como ilusorias a las experiencias del estado de conciencia ordinario o sea de la realidad ordinaria o cotidiana.
Ambos sujetos están en lo cierto, considerando el punto de vista particular de sus respectivos estados de conciencia. Es muy difícil emitir juicios imparciales sobre la validez de un estado de conciencia determinado desde su opuesto.
Como sostiene Carl Gustav Jung 17 “La idea, en tanto existe, es psicológicamente verdadera”.
Incluso a nivel de la Física-matemática, en la interpretación pluricósmica de la mecánica cuántica propuesta por Hugh Everett, de Princeton, y desarrollada posteriormente por Bryce S. de Witt y John A. Wheeler, de la Universidad de Texas (en Austin) y el profesor George Gale, de la Universidad de Missouri (Kansas) hallan confirmación los niveles ontológicos de la realidad no ordinaria.
Dos conclusiones de tal interpretación son: que la existencia de indefinidos mundos alternativos no puede ser descartada por pruebas físicas y que todos estos niveles o mundos son igualmente reales. 18
Una conclusión semejante fué a la que arribara también por vía del cálculo Gotffried W. von Leibnitz.
Existen diversos grados de desplazamiento de la conciencia, o alteración según algunos, dentro de los niveles de la realidad no ordinaria: desde ligero: los aborígenes en general; pasando por el profundo: los chamanes, los machi, los Ava-Katu-Ete del Paraguay, etc.; llegando al muy profundo, semejante en apariencia al “estado de coma”: los chamanes arcaicos, los machi de antaño, los renü mapuche en la actualidad, ciertos lamas tibetanos, algunos maestros taoístas y saddhus indostánicos, etc.
El estado de conciencia chamánico es más seguro que el soñar. En los sueños uno no tiene control de sus actos, en cambio en el estado chamánico sí lo tiene, así como también puede entrar a voluntad y, dado que está en un estado de vigilia consciente, se puede salir del mismo en cualquier momento.
Es interesante hacer notar el paralelo, aunque sólo válido en la esfera psicológica, con la “Psicoterapia por ensueño dirigido” elaborada por Robert Desoille. 19
En ella se trabaja con una leve alteración de la conciencia, así como también se considera la existencia de distintos niveles de conciencia con características propias, a través de los que se hacen desplazar imágenes míticas sugeridas por el terapeuta. Dichas imágenes se transformarán acorde al nivel que atraviesen pero siempre manteniendo su identidad esencial. Esta técnica se basa en los trabajos de Charles Henry y A. Lemouche, habiendo sido posteriormente desarrollada por Nicole Fabre, entre otros.

PD: Texto completo en Aukanaw – Tradición Mapuche
http://www.geocities.com/aukanawel/obras/cienciasecreta/medicina/medicina.html

no somos chilotes somos mapuches

Entrevista a werken Alex Caicheo, Buta Huapi Chilhue *

Pedro Cayuqueo

En diferentes puntos del Wallmapu, comunidades se organizan para redescubrir su negada identidad y reivindicar aquellos derechos que una historia plagada de abusos y atropellos han intentado inútilmente silenciar a través del tiempo. La isla de Chiloe –hoy amenazada por el avance de las empresas pesqueras nacionales y extranjeras, y el supuesto ecologismo profundo de magnates llegados del “primer mundo”- es uno de estos puntos donde el renacer mapuche se expresa con renovada fuerza. He aquí la voz de uno de sus jóvenes exponentes: Alex Caicheo, werken del Buta Huapi Chilhue.
-¿Qué trabajos desarrollan ustedes, como organización, en dicha zona del Wallmapu?.

Nosotros como mapuche-hulliche somos parte del Consejo General de Caciques del Buta Huapi Chilhue. En estos momentos nos encontramos en un proceso de fortalecimiento de nuestra organización y de cada una de las comunidades que la componen, ya que son comunidades nuevas, la más antigua tiene sólo 10 años. Se trata de comunidades nuevas y por ello nuestra principal labor hoy en día dice relación con el
fortalecimiento de la identidad. Nosotros creemos en la isla que una de las maneras de mantenerse en pie e ir generando conciencia en nuestra gente es primero aceptándose a si mismo como mapuche, reconociendo nuestra identidad, nuestra cultura e ir aprendiendo, para después involucrarnos en proyectos más grandes y relacionados con temas políticos, como sucede hoy en otras zonas del territorio.

-Dificulta el trabajo que ustedes realizan esta especie de doble identificación que existe en Chiloe. Es decir, el hecho de que mucha de nuestra gente se sienta mapuche y chilote a la vez.

Es difícil, porque generalmente todo el mundo tiende a identificar a quienes viven en la isla como chilotes. Y la posición que nosotros tenemos como organización es que no somos chilotes, sino mapuche-huilliche. Creemos que dentro de la isla si existen dos culturas claramente definidas, que son los chilotes y nosotros los huilliche, que estamos organizados tradicionalmente, con una historia antigua, con comunidades de muchos años que nos han transmitido y nos siguen transmitiendo la identidad que nos define como diferentes ante el winka. Lo chilote para nosotros es una cultura muy reciente, que esta en constante cambio, que surgió producto de la colonización española y chilena de la isla y que si bien tiene presencia y es muy rica en algunos aspectos, nos interesa que se entienda que no es la única identidad que allí existe. En este sentido, nosotros estamos dando una lucha muy fuerte porque se nos reconozca en la isla como identidad mapuche-huilliche, ya que por lo demás somos los originales habitantes de este territorio.

Pero además de esto, existen otros factores que dificultan nuestro trabajo. Por ejemplo, el alto grado de industrialización en la isla ha resultado en un fuerte sometimiento de la juventud huilliche a través del dinero. Muchos de nuestros hermanos han abandonado sus labores en el mar, sus propias comunidades, para trabajar hoy como empleados en las propias salmoneras. Ellos no han dejado la comunidad para estudiar y lograr ser profesionales, sino para acceder a puestos de trabajo sin calificación en las empresas, donde son simples obreros y empleados.
Esta situación de sometimiento a que nos vemos enfrentados por la falta de trabajo existente también dificulta nuestro trabajo, pero tenemos la esperanza de lograr avanzar en nuestro trabajo de concientización. Con el paso de los años hemos logrado agrupar a cada vez más comunidades y eso nos hace albergar la esperanza que de aquí a un par de años más tendremos un nivel de organización mucho más fuerte como mapuche-huilliche.

-Peñi, en términos concretos, ¿Cuántas comunidades integran hoy el movimiento huilliche en la isla?.

En este momento el Consejo de Caciques agrupa alrededor de 28 comunidades. En el año 1993 el Consejo de Caciques tenía agrupadas a sólo 15 comunidades, hoy día somos 28 que estamos a lo largo de la isla. Generalmente esas originales 15 comunidades se encontraban al sur de la isla, hoy estamos organizados en todo el territorio de Chiloe. También existe otra organización paralela que se formó hace poco y que se denomina Federación de Comunidades Huilliche, quienes tienen su línea política vinculada principalmente a organismos del Estado. Nosotros hemos optado por un trabajo distinto, por reforzar el aspecto identitario y plantearnos una posición más crítica con el gobierno y sus políticas, debido a que gran parte de los problemas que aquejan a las comunidades mapuche en otras zonas, como Arauko o Temuko, se repiten en la isla. Nosotros acá también tenemos que luchar por el territorio, ya que gran parte de la isla se encuentra en manos de gente no mapuche e incluso inversionistas extranjeros.

Hoy uno de los extranjeros que ha comprado cerca del 20% del territorio huilliche de la isla es Jeremiah Jenderson, un norteamericano que está instalado en la zona y que creemos necesario dar una lucha por el borde costero, el territorio marino, ya que una cantidad impresionante de salmoneras ocupando espacios que históricamente son mapuche, espacios que nuestros mayores ocuparon en el pasado como áreas de trabajo o espacios para desarrollar su religiosidad. Todas esas áreas están siendo ocupadas hoy por empresarios vinculados a la política chilena, tanto de gobierno como de la oposición, por tanto creemos que existe una responsabilidad del Estado en toda esta situación de atropello.

* Periódico Mapuche Azkintuwe – Mayo de 2004

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