Tecaztlipoca el sacrificado

Tezcatlipoca (Tezcatl-Espejo Tlític-Negro Poca, popoca-que humea, Espejo negro que humea).

Uno de los más importantes dioses de los aztecas, venerado principalmente en Texcoco. Era considerado la misma providencia y representaba al cielo nocturno, en oposición a Huitzilopochtli que representaba al cielo diurno.
Se le representa de color negro con la cara cruzada por rayas horizontales negras y amarillas; es hermano y al mismo tiempo enemigo de Quetzalcoátl con el que lucha y con el que acaba por reconciliarse para sostener juntos el cielo, donde la Vía Láctea señala el camino por ellos recorrido. Es también un dios guerrero e inventor del fuego.
Porta un escudo, un adorno de plumas de garza y el átlatl o lanzadardos. Tiene el cabello cortado en dos diferentes alturas. Pero lo más característico de su representación es el espejo humeante, aludiendo a su nombre, colocado en la sien y en sustitución del pie derecho. Presidía los banquetes con el nombre calendárico de Ome Acatl.
Diccionario de México (Juan Palomar Miguel Edit. Trillas)

Tezcatlipoca.
Deidad mexica cuyo nombre significa el sacrificado.
“Era tenido por verdadero dios e invisible, el cual andaba en todo lugar, en el cielo, en la tierra y en el infierno y tenían que cuando andaba en la tierra, movía guerras, enemistades y discordias y por esto le llamaban Nécoc Yaotl” (Sahágun).
Entendía en el regimiento del mundo y daba y quitaba las riquezas. Era puro espíritu, o sea el viento de la noche, soplo que indica su presencia.
Era el cielo nocturno conectado con todos los dioses estelares y con todas las deidades que significan muerte, maldad y destrucción, por lo que era el patrón de los hechiceros y de los salteadores. Pero no envejece nunca, siempre es jóven, por lo que se le nombre Telpochtli.
Y como patrón de los guerreros en Yaótl, el enemigo. Identificado con Huitzilopochtli y unido con el en una dualidad.
Tezcatlipoca es el guerrero del norte de Mictlán, región de la muerte, mientras que Huitzilopochtli lo es del sur, región de la vida, de la exuberancia.
Como inventor del fuego Tezcatlipoca es llamado Xiuhtecuhtli, Señor del Fuego.
Es el sol mismo, pero el sol que ha muerto en el poniente, donde ha sido sacrificado, convirtiéndose en Yoaltecuthli, señor de la noche, indetificándose con Mictlantecuthli, señor de la muerte, porque la noche es la muerte del Sol del día.

Como gran hechicero aparece en todas partes, es el tigre que guarda el agua dentro de los montes con el nombre de Tepeyolotl, corazón de la montaña, es el coyote hechicero, Huehuecoyotl el coyote anciano.
Uno de sus nahuales es el guajolote, animal en que se transforman los hechiceros durante la noche y entonces se llama Huexólotl, el gran Xolotl, el hermano gemelo de Quetzalcoátl representado por la estrella de la tarde.
Como deidad del norte se identifica con Mixcóatl, la serpiente de las nubes que produce las trombas y que es el gran guerrero y dios de los cazadores.
El jeroglífico que da nombre a esta deidad está formado por un espejo redondo de obsidiana del que brota humo, por lo que se ha traducido como espejo (Tezcatl) negro (Tliltic) que humea (Popoca).
Pero es un jeroglífico ideográfico en que Tezcatl -espejo- debe interpretarse por Téchcatl, piedra del sacrificio y el humo es la ofrenda que se hace a los dioses del cielo. Por tal razón este ideograma debe traducirse “el ofrendado en el sacrificio” o simplemente “el sacrificado”. Por eso el pie que le falta está sustituido por el espejo, indicando que le fue sacrificado. Este pie le fue devorado por el monstruo de la tierra, según la mitología Nahua, pero la purépecha dice que luego de emborracharse los dioses del cielo lo empujaron hacia la tierra y asi quedó cojo.
Parece ser que la constelación que representa a esta deidad en el cielo, es la de la osa mayor, que en este caso debe ser un tigre, tiene una de las estrellas que representan su pie oculto por la tierra en el poniente.
En el códice Telleriano-Remensis y en el Vaticano-Ríos el pie arrancado esta sustituido por el espejo redondo, una serpiente y el jeroglífico de la guerra sagrada.
En la simbiosis religiosa originada por la conquista española el indígena mexicano tomo a Cristo por Tezcatlipoca, en cuanto que Cristo es un sacrificado. Así se ve en la cruz atrial de Taximaroa, hoy Cd. Hidalgo Michoacán, el indio que la labró puso el espejo redondo de obsidiana rodeado de la corona de espinas, allí debía aparecer el rostro de Jesucristo.
Enciclopedia de México.
Director José Rogelio Álvarez.
Tomo XIII
Cd. de México 1996.
ISBN 1-56409-016-7
EdeM

Tezcatlipoca.
Deidad nahua, se le reconocía incluso superior a Huitzilopochtli y a Quetzalcoátl. Durante mucho tiempo se pensó que el nombre de este dios significaba “espejo humeante” ya que el jeroglífico de la deidad esta formado por un espejo redondo de obsidiana del que brota humo. Sin embargo algunos autores sostienen que el jeroglífico es ideográfico y que en realidad su nombre significa “el ofrendado en sacrificio” o el “sacrificado”.
De acuerdo con el códice Zumárraga los dioses originales Tonacatecuhtli y Tonacacíhuatl que habitaban el décimo tercer cielo tuvieron cuatro hijos.
Tlatlauhqui Tezcatlipoca que nació rojo.
Yayauhqui Tezcatlipoca que nació negro.
Quetzalcoátl y
Omiteotl, también llamado Inaquizcóatl o Huitzilopochtli del que nació sólo el esqueleto.
El primer Tezcatlipoca, Tlatlauhqui fue adorado principalmente por los nahuas de Tlaxcala y Huejotzingo por lo que practicamente fue eliminado del panteón mexica. El segundo al que Bernardino de Sahágun llamó el Júpiter mexicano fue venerado principalmente por los pueblos del valle de México y se creía que “estaba en todo lugar, sabía todos los pensamientos y conocía todos los corazones”.
Según la mitología nahua Tonacatecuhtli y Tonacacíhuatl encomendaron a sus cuatro hijos la creaión del mundo, aunque solo Yayauhqui Tezcatlipoca y Quetzalcoátl fueron autores de la creación, después de eso ambas divinidades iniciaron una lucha en la que alternativamente cada uno de ellos vencía y era vencido, como representación de la pugna entre el día y la noche. Finalmente Yayauhqui Tezcatlipoca derrotó a Quetzalcoátl y lo expulsó de Tula. Yayauhqui Tezcatlipoca tenía diversos nombres, según la función que desempeñase en determinado momento: era llamado
Necocyautl-sembrador de discordias en ambas partes.
Moyocoyatzin-el que hace cuanto quiere o el aire
Teyocoyani-el creador
Techimaltini-el protector
Xiuhtecuhtli-señor del fuego
Mictlantecuthli-señor de la muerte
Yaótl-el enemigo, patrono de los guerrero en una simbiosis con Huitzilopochtli.
Telpochtli-el mancebo, puesto que al representar también el vigor no podía envejecer
Yoalehécatl-viento de la noche, patrono de la noche y de los hechiceros para quien se habían mandado poner bancas de piedra en todas las esquinas de la Triple Alianza.
Titlacahua-cuyos esclavos somos, la unica deidad ante la que se arrodillaban los mexica y según Francisco Javier Clavijero “el dios de la providencia, el alma del mundo, el creador del cielo y la tierra y el señor de todas las cosas”.
Tras la conquista y la consiguiente imposición del catolicismo, los indígenas sometidos identificaban a Tezcatlipoca en la figura de Jesucristo, pues este también había sido sacrificado.

Milenios de México: Diccionario enciclopédico de México.
Humberto Musacchio
Edit: Raya en el agua 1999
ISBN Obra completa 968-6565-34-5
ISBN Tomo II 968-6565-36-1

Pedro Miguel
Evocación de Tezcatlipoca

El enigmático Espejo Humeante
Destrucción del logos prehispánico

“Cuando somos un instrumento peligroso no parpadea la locura” Juan Bañuelos Espejo humeante

Dice la versión que recogió Angel Ma. Garibay: “Un día vino a Quetzalcóatl el mago Tezcatlipoca y envuelto en telas traía un espejo de doble faz… Después de saludarlo diciendo: ‘Señor, rey y sacerdote, vengo a mostrarte a Quetzalcóatl Uno Caña: tu cuerpo, tu propia carne’, respondió el rey: ‘¿Cuál es mi imagen? Muéstrala, déjame que yo la vea’. Dijo el mago: ‘Esta que ves es tu imagen… Mírala bien: cual ella del espejo sale, así has de salir tú en tu propia figura corporal’. Vio Quetzalcóatl el espejo y lleno de ira lo arrojó de sí. Dio gritos lleno de enojo: ‘¿Es posible que me vean, que me miren mis vasallos, que me vean sin alterarse, sin que se alejen de mí? Feo es mi cuerpo: ya estoy viejo, ya tengo de arrugas surcado el rostro, todo el cuerpo acancerado y mi figura es espantosa’.” Horrorizado y desolado, el hasta entonces recto gobernante de Tula emborrachose y copuló con Quetzalpétatl, su hermana. En la interpretación de Agustí Bartra dice el Humeante al soberano humillado por sus propios desmanes: “No seré tu fin ni seré tu principio, Quetzalcóatl. Silbo tu Tú. Habito en tu yo. Hagamos división de poderes: sé tú la Estrella de la Mañana y que yo sea la Estrella de la Tarde. Accede a mi sí e hinca la otra rodilla. Nada puedes contra el eternamente joven, la fuerza que domina a la conciencia, el sol de la noche. En mi espejo duerme y vela el tiempo. Lo sé todo.”

Otras definiciones del Espejo Humeante eran titlacahuan, “de quien somos esclavos”, telipchti, “joven”, y moyocoyotzin, “dios caprichoso”. Se lleva muy bien y muy mal con su hermano Quetzalcóatl: colabora con él para restaurar la Tierra, ambos se convierten en árboles gigantescos para ir a la morada de Tonacatecutli a colocar el Cielo en su lugar, se transforman en un nudo de serpientes para derrotar, juntos, al monstruoso Cipactli, quien en el combate devora un pie al Señor Espejo. Se relaciona con la ingesta de excrementos divinos -lo que lo vincula, a su vez, con Atlazoltéotl, la comedora de inmundicias- y con la secreción de “sustancias espumosas” amarillas o blancas.

Entre las deidades de la cultura náhuatl, Tezcatlipoca es -vaya descubrimiento- la más oscura. Pero no hablo de su nocturnidad y de sus humos, sino de la dificultad para entenderla. Con Tláloc uno la tiene fácil: agua, lluvia, versión masculina de la fertilidad; con Quetzalcóatl no está tan en chino: vientos, movimiento, totalidad del universo. Ante la terrible figura de Huitzilopochtli uno puede decir, temblando de susto, que representa eso que se percibe como la ojetez intrínseca del mundo: tu alimento está en los otros seres vivos y tu vida depende de su muerte (no me vengan ahora con historias de bondad vegetariana, porque la semana pasada un enjambre de hormigas borró de este mundo un hermoso naranjal que cultivé durante un año). Matas para sobrevivir y mueres para que otros vivan, ecuación a la que el cristianismo le rebanó piadosamente la primera mitad. Pero está más difícil con este dios con la pierna derecha rematada por un muñón de hueso y que es jaguar, Primer Sol, noche, fuerza principal de la cosmovisión mexica, expresión e instrumento del “Dios dual, Nuestro Padre, Nuestra Madre, y asimismo de todos los dioses” y, en una extrapolación riesgosa, equivalente mesoamericano del demiurgo platónico: “poietes kai pater, hacedor y padre del mundo”. Tezcatlipoca es representación de casi todo y, por consiguiente, no es casi nada: su identidad se disuelve en la inmensidad de sus atributos. Está bien: seré muy tonto y además los inventores de ésta y otras deidades mesoamericanas tenían un pensamiento muy complicado. Pero tal vez la comprensión enfrente un tercer obstáculo, que sería, más o menos, así:

Pasado mañana, día martes, llegan los extraterrestres y le meten fuego a las mil bibliotecas más grandes del mundo, borran con unos imanes potentísimos el contenido de los mayores 10 mil servidores del planeta, achicharran en una gran pira 10 mil millones de discos compactos de todas clases; luego, se pasan los próximos 100 años hurgando en oficinas, tiendas, templos y hogares para detectar y destruir cuanto registro encuentran -en bronce, tela, cartón, madera, celuloide, vinil, acetato, policarbonato, silicio- del conocimiento, la cultura, las creencias y el pasado de los terrícolas, los cuales, para colmo, mueren en el proceso en proporción de 19 de cada 20. Ahora tomemos lo que haya quedado de la civilización humana a comienzos del siglo XXII y tendremos una idea del estado en que quedaron las culturas mesoamericanas en los albores del XVII.

Desconocemos la cantidad de códices que había en las tierras mayas a la llegada de los conquistadores, pero deben haber sido al menos varios centenares. Sólo en el Auto de Fe de Maní (1562), Diego de Landa quemó “27 rollos de signos y jeroglíficos” y se sorprendía, el muy animal, de que sus propietarios mostraran “mucha aflicción” ante tal barbarie. Unas décadas antes, y 2 mil kilómetros al noroeste de Maní, Juan de Zumárraga convirtió en cenizas la biblioteca de Texcoco, que a decir de Servando Teresa de Mier, “se levantaba tan alta como una montaña”. Fuentes y autores de los entrecomillados, en navegaciones.com.mx.

Se ha puesto de moda pensar y decir que el medioevo no fue una época tan mala, e incluso que fue muy bonita. Lo cierto es que en esos tiempos la mayor parte de los europeos se dedicó al deporte de los clavados en las aguas de la ignorancia, el fanatismo y la superstición; mientras tanto, en Damasco, Bagdad, Toledo y Granada, los árabes (a ver si se enteran de esto, anunciadores del “choque de civilizaciones”, el “islamofascismo” y demás idioteces racistas) les cuidaban a su Aristóteles, a su Platón y a su Arquímedes: “En el Occidente cristiano la cultura de la Antigüedad clásica se conoció, en la mayoría de los casos, por traducciones realizadas a la lengua árabe, y sin esta salvedad, no se sabría de gran parte de ellas”. El logos prehispánico no tuvo esa suerte. Las culturas originarias del hemisferio occidental fueron aniquiladas, demolidas, reducidas a una pedacería inconexa. De todos los documentos pictográficos en papel amate y piel de venado que existían en Mesoamérica, sólo quedaron 22, entre ellos tres mayas y cuatro nahuas. Dicho sea de paso, esto no es uno más de esos reproches a destiempo a los españoles: no va contra ustedes, hermanos peninsulares, porque ustedes son tan culpables como nosotros -es decir, nada- por la idiotez criminal de algunos de nuestros ancestros comunes. Dejemos, eso sí, que el tontín de Ratzinger se dé el gusto de creer que la evangelización de América fue un acto de amor. En todo caso, después de tanto amor resulta muy difícil hacerse una idea de la cosmovisión de los antiguos mesoamericanos como un todo más o menos coherente, a la manera en que entendemos las mitologías griega, romana o egipcia. Por eso, el espejo de Tezcatlipoca ya no refleja casi nada.

El sol Tezcatlipoca, una bonita historia

Una parte de un texto encontrado en algun libro arrumbado en la biblioteca del poli.

Viendo que el medio sol que habian creado alumbraba poco, los dioses decidieron crear otro para que alumbrase toda la tierra. Refiriendose a este momento hay varias versiones, bastante diferentes entre si, de lo que es uno de los rasgos generales de las mitologias mesoamericanas, la creencia de una serie de distintos soles, cada uno de los cuales rige una etapa distinta del mundo, que son creados y destruidos por la accion de los varios dioses. Una de las versiones mas completas cuenta que Tezcatlipoca se hizo sol y los dioses crearon a los quinametin o gogantes, tan grande y de tantas feurzas que arrancaban arboles con las manos y comian bellotas. A estos gigantes se les atribuye en algunos mitos la construccion de algunos lugares arqueologicos como Teotihuacan o la piramide de Cholula.
Pasado cierto tiempo Quetzalcoatl pegó al sol con un bastón y lo derribó al agua. El sol Tezcatlipoca entonces se comvirtió en tigre (ocelotl) y mató a los gigantes. Esto sucedió un dia 4 tigre que da nombre a este sol y le era correspondiente.

Bibliografia:

El colegio de México; Historia general de México tomo 1, ed. Harla, p. 244
ISBN-968-12-0080-2
ISBN-968-12-0080-3

tezcatlipoca el espejo humeante

tezcatlipoca

el espejo humeante
por: sebastián sánchez

Tezcatlipoca bajo el aspecto de pavo. (Códice Borbónico).Como en casi todos los nacimientos u orígenes de los dioses de diferentes mitologías, existen muchas versiones sobre el nacimiento del dios azteca Tezcatlipoca. Su padre y madre es el gran dios creador Ometeotl, dios de la dualidad, que al poseer tanto el principio creativo masculino como el femenino, también aparece representado por la pareja Tonacatecuhtli y Tonacacihuatl, señor y señora de Nuestro Sustento.
La versión expresada por la Historia de los mexicanos por sus pinturas y la Leyenda de los Soles sobre el nacimiento de Tezcatlipoca coincide con la que aparece en los monumentos aztecas: Dentro del decimotercer cielo, la pareja creadora dio a luz a cuatro hijos. El primero es el Tezcatlipoca Rojo; el segundo es el Tezcatlipoca Negro (el de mayor importancia en la mitología azteca); el tercer hijo es Quetzalcóatl; y el cuarto Huitzilopochtli, principal dios protector de los aztecas.
Otra versión considera que a partir del sacrificio voluntario de Ometeotl se engendran cuatro Tezcatlipocas, y que con ellos van sucediendo las cuatro edades (las cuatro creaciones del mundo humano). También se identifica a cada uno de los Tezcatlipocas con un color (negro, rojo, azul y blanco), y se los asocia con los cuatro rumbos del universo.
Tezcatlipoca es el dios del cielo nocturno, la luna y las estrellas, señor del fuego y de la muerte. Su nombre se traduce como espejo humeante, porque su ídolo estaba pintado con un tizne de reflejos metálicos, conocido como tezcapoctli, humo espejante. Esta idea de espejo de imagen brumosa e inestable, así como su relación con las actividades profanas, sugieren que Tezcatlipoca es un símbolo de la humanidad, un reflejo de nuestro mundo imperfecto.
Se le atribuye además, el nombre yáotl (el enemigo) y se lo asocia con las fuerzas de la destrucción y del mal. Por esta razón era uno de los dioses más temidos y respetados del panteón azteca. Se creía que andaba de noche aterrando a los cobardes o potenciando la fama de los “supuestos” valientes que soportaban la terrible y desagradable presencia del dios.
Una de sus características más relevantes es poseer la juventud eterna, por eso era llamado telpochtli (el siempre joven).
Era invisible, virtud por la que se lo creía omnipresente.
A tantos nombres complicados para nuestro lenguaje se le suma el de nécoc yáotl, que significa sembrador de discordias de ambas partes. Los aztecas consideraban que Tezcatlipoca incitaba a unos contra otros para que tuviesen guerras.
A pesar de todas las descripciones dantescas que lo caracterizan, Tezcatlipoca siempre equilibra su imagen con buenas acciones, como la creación del aire y la música.
Cuando el sol ingresa en la región de la gravedad y desciende hacia la materia acompañado de las divinidades del oeste, se producen varias etapas señaladas por las sucesivas representaciones del astro: el colibrí, signo de la plenitud, es reemplazado primero por el águila descendente, y luego por el tigre. El simbolismo de Tezcatlipoca recuerda al sol en esta cuarta porción del espacio, porque el tigre, imagen de las profundidades subterráneas, es su principal doble. El otro es el pavo y es probable que sea un símbolo del sol exilado sobre la Tierra, una encarnación del águila caída.
La condición de espejo resume a Tezcatlipoca, los contrastes y dualismos presiden todas sus funciones. Huitzilopochtli es el cielo azul, el cielo del día, y el guerrero del sur, mientras que Tezcatlipoca representa al cielo nocturno, al guerrero del norte.
Otro ejemplo de dualidad y contraste es la rivalidad entre Tezcatlipoca y su otro hermano. Quetzalcóatl, un dios benéfico, descubridor de la agricultura, preside el Calmécac, escuela de los nobles, de donde provienen los jefes cívicos, militares, sacerdotales y de la realeza. Mientras que Tezcatlipoca, el dios todo poderoso, multiforme y ubicuo, preside la casa de los guerreros jóvenes y solteros, el Telpuchcalli, escuela popular donde asisten plebeyos. Los dos dioses son creadores, en forma alternativa, del universo; el triunfo de uno representa la derrota para el otro. Tezcatlipoca fue quien obligó a Quetzalcóatl a huir de Tula, abrumando con pesadumbres a él y a su pueblo. En otra ocasión le regaló un espejo. Quetzalcóatl al ver por primera vez su rostro y descubrir que era un rostro humano temió ser un mortal más. Por eso se emborrachó y cometió incesto con su hermana.
Entre las obsesiones artísticas de Jorge Luis Borges se encontraban los tigres y los espejos, por extensión se encontraba Tezcatlipoca. Me parece una buena excusa honrar al dios azteca deleitándonos con la poesía de Borges “Al espejo”:
¿Por qué persistes, incesante espejo?
¿Por qué duplicas, misterioso hermano,
El menor movimiento de mi mano?
¿Por qué en la sombra el súbito reflejo?
Eres el otro yo de que habla el griego
Y acechas desde siempre. En la tersura
Del agua incierta o del cristal que dura
Me buscas y es inútil estar ciego.
El hecho de no verte y de saberte
Te agrega horror, cosa de magia que osas
Multiplicar la cifra de las cosas
Que somos y que abarcan nuestra suerte.
Cuando esté muerto, copiarás a otro
y luego a otro, a otro, a otro, a otro…
Entre las festividades con sacrificios en honor a Tezcatlipoca se destacaba el Tóxcatl, que era como la pascua de resurrección. En esta festividad se elegía a un prisionero joven y apuesto para vivir un año de lujuria y placer, luego la víctima disfrazada de Tezcatlipoca subía a lo alto del templo, donde se le extraía el corazón. El dios, sacrificado en la persona de un prisionero, renacía en otro hombre joven que lo representaba hasta morir el año siguiente.

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Tezcatlipoca

Imagen de Tezcatlipoca

Dios azteca del cielo nocturno. Dios a la vez creador y a la vez destructor. Dios de la pureza y el pecado. Inventor del fuego, patrón de los príncipes. Tezcatlipoca es dios patrono de guerreros y príncipes. Es un dios providencial que tiene el don de la ubicuidad. Su atributo principal es el espejo que humea; su disfraz es el tigre y su emblema un cuchillo de obsidiana, que representa el viento negro. Tezcatlipoca es, junto con Quetzalcóatl, creador del mundo. Esta imagen procede del Códice Borgia

Para los antiguos mexicanos Tezcatlipoca era una de las deidades más importantes, el espejo humeante, objeto de temor, de veneración y, con ello, de culto. Al mismo tiempo era una de las deidades más cambiantes y versátiles de entre los dioses, con él se relacionaban los conceptos más disímiles y a menudo opuestos. Tezcatlipoca era el omnividente, el omnisciente relieve de Tezcatlipoca y el omnipresente; era también conocido como Telpochtli, “El Mancebo”; Yoalli Ehecatl, “El viento nocturno”; Titlacahua, “Cuyos hombres somos”; Moyocoyani, “El que se inventa a sí mismo”.Era una de las deidades principales del panteón mexica. En las fuentes históricas existen muchos relatos míticos sobre Tezcatlipoca:”Al principio de los tiempo la pareja suprema Tonacatecuhtli y Tonacacihuatl, tuvieron cuatro hijos, de entre ellos dos eran advocaciones de Tezcatlipoca, Tlatlauhqui Tezcatlipoca (El Tezcatlipoca rojo), y Yayauhqui Tezcatlipoca (El Tezcatlipoca negro, y así se dijo de éste: “Y de estos cuatro hijos de Tonacatecuhtli y Tonacacihuatl era el que sabía todos los pensamientos y estaba en todo lugar y conocía los corazones, y por eso lo llamaban Moyocoyani.)” (Teogonía e Historia de los Mexicanos, Angel Ma. Garibay K.). En los mitos de la creación del mundo, Tezcatlipoca es el señor de la primera edad cosmogónica, Ocelotonatiuh, que se designa con la fecha Nahui Ocelotl.También fue uno de los cuatro árboles sostenedores de la bóveda celeste llamado Tezcacuahuitl (árbol de espejos).Su participación dentro de los mitos de origen es de suma importancia; Tezcatlipoca junto con Quetzalcoatl son los principales actores de la creación del mundo, son muchos los mitos en que se habla de la rivalidad que existía entre estas dos deidades, en repetidas ocasiones una de ellas destruye el mundo para tomar el lugar de la otra que en ese momento ocupaba el lugar del sol en las diferentes eras del universo, antes de la creación del quinto sol.”Entre los dos crearon la tierra dividiendo a la diosa Tlaltecuhtli y así mismo separaron a la tierra del cielo. También crearon la vía láctea segun nos dicen los mitos” (Teogonía e Historia de los mexicanos Angel Ma. Garibay K.)En otro mito se dice que Tezcatlipoca fue quien llevó a la ruina a Tula, quien engañó a Quetzalcóatl haciendo que éste cometiera errores, engañándole diciéndole que lo ayudaría a quitarle el mal que lo aquejaba. Cuando Tezcatlipoca finalmente logró que Quetzalcóatl se viera en su espejo, Quetzalcóatl pudo ver en él su destrucción y la de Tula. Con engaños, Tezcatlipoca lo hizo tomar pulque y cometer incesto con su hermana. Por ello, a Quetzalcóatl no le queda otro camino que salir de Tula hacia regiones lejanas, dejando atrás y en total devastación a su gran ciudad.También Tezcatlipoca es conocido en algunos mitos como el gran Dibujo embaucador, recordemos el mito en el que se disfraza a la usanza de los huastecos, desnudo, para vender chiles en el mercado de Tula; la hija de Huemac, señor de Tula, lo mira pasar quedando prendada de él, enfermando de pasión. Para curar la enfermedad de su hija, Huemac manda llamar al Tohueyo, nombre del supuesto huasteco, haciendo que éste se case con su hija para así aliviarla de su mal. Ignorando todos que el Tohueyo era el mismo Tezcatlipoca disfrazado quien trataba, valiéndose de sus grandes embustes, de acabar con la gran ciudad de Tula. Esto se dice en la recopilación que hace Fray Bernardino de Sahagún de los antiguos mitos. (Historia General de las cosas de Nueva España).Tezcatlipoca es también quien trae la música a la tierra. Cierta vez envió a uno de sus seguidores a la casa del sol para traer todos los instrumentos musicales para que los hombres pudieran deleitar a los dioses y a ellos mismos con la música.Por los mitos mencionados, se infiere que la figura de Tezcatlipoca estuvo relacionada tanto con el inframundo como con el mundo solar, dándole a la gente cosas buenas y malas. Por esa y muchas otras razones, es una deidad fascinante que invita a investigar sus misterios.

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Quetzalcóatl

Introducción

Cuando oyes hablar por primera vez de las culturas de Mesoamérica y Sudamérica, siempre te llaman la atención y te sorprenden. Están rodeadas de cierto halo de misterio, con todos esos componentes – los sacrificios humanos, las controvertidas teorías en relación con los ovnis, las pirámides … – tan atrayentes, que uno no puede evitar el interesarse.
Uno de los aspectos más interesantes, en mi opinión, de las culturas precolombinas es el simbolismo, los ritos, la religión: la mitología. Además, impresiona la gran diversidad de civilizaciones que se dieron, sobretodo al caer en una inevitable comparación con el viejo continente. Es difícil elegir, pero me he decantado por los Aztecas, porque es una de las civilizaciones de las que más información hay y, porque no, porque está entre mis favoritas.
Así, escogí uno de los nombres que más me sonaba al tratar este tema: Quetzalcóatl. A lo largo de los años he podido leer un número de libros acerca de mitología, y en algunas alusiones a este dios siempre había algo en su significación que me pareció muy atractivo…

Quetzalcóatl

Quetzalcóatl proviene etimológicamente de quetzal, una especie de ave autóctona de Mesoamérica y muy apreciada por su plumaje de vivos colores, rojo escarlata y verde, ya desde la antigüedad, y de -cóatl, serpiente . Así, su significado es “serpiente emplumada” ( aunque también se ha atribuido otra traducción: gemelo precioso ) .
Su origen es muy antiguo; aunque los máximos difusores de esta deidad fueron los aztecas, no fueron ellos los que lo ” crearon “. La idea de la serpiente emplumada procede al menos de la civilización de Teotihuacán ( siglos III-VIII ), la gran ciudad de la meseta central de México. En aquella época primitiva, probablemente se consideraba a Quetzalcóatl dios de la vegetación, estrechamente vinculado a Tlaloc, dios de la lluvia. Los toltecas ( siglos IX-XII ) lo concebían como dios de las Estrellas Matutina y Vespertina, y bajo esta forma le rendían culto en su principal ciudad, Tula.
Los aztecas asimilaron a Quetzalcóatl y lo veneraban como patrón de los sacerdotes, inventor del calendario y protector de los artesanos .

Este pluralismo en las representaciones de un mismo dios es muy típico de la cultura azteca, y ya se observa en su dios creador Ometecuhtli .

El nacimiento de Quetzalcóatl

Para la historia del nacimiento de Quetzalcóatl hay tres versiones diferentes , unas de tipo más mítico y otras más humano. Como se puede ver, hay elementos en común en las diferentes historias, lo que muestra la dificultad de discernir los orígenes de este dios.
En la primera versión, se dice que Quetzalcóatl nació en el año ” 1 ácatl ” ( uno-caña), a quien se llamó Topiltzin (nuestro príncipe) y sacerdote Quetzalcóatl Ce-ácatl. Se dice que su madre tenía por nombre Chimalman ( escudo recostado ). También se dice de la madre de Quetzalcóatl que lo concibió porque se tragó un chalchíhuitl ( piedra verde ). Esta es la versión más breve de las tres.
En la segunda versión, se dice que hubo un dios llamado Camaxtli que tomó por mujer una diosa llamada Chimalman.
Ésta tuvo de él hijos entre los cuales había uno llamado Quetzalcóatl, el cual nació en la ” barranca del pescado ” y que fue llevado a su abuelo y abuela que le criaron.

Esto fue así porque su madre murió al parir. Después que creció fue llevado a su padre; pero como éste le quería mucho le odiaban los otros hermanos tanto, que decidieron matarlo.
Para hacerlo lo llevaron con engaño a una gran roca, llamada ” roca donde se hace quemar “. Lo dejaron allá y ellos descendieron y prendieron fuego alrededor de la roca. Pero Quetzalcóatl se metió en un agujero que había en la roca, y sus hermanos se fueron pensando que lo habían matado. Habiéndose ido ellos, salió de la roca con arco y flechas, tiró sobre una cierva y la mató; la tomó en sus hombros, y la llevó hacia su padre, y llegó antes que sus hermanos. Llegando éstos, estuvieron asombrados de verlo y pensaron matarlo de otro modo.
Tras varios atentados más y el asesinato de su propio padre, quisieron hacer creer a Quetzalcóatl que su padre se estaba transformando en roca y todos lo persuadieron para que sacrificara y ofreciera alguna cosa a esa roca, como leones, tigres, águilas, venados o mariposas, para tener ocasión de matarle, puesto que él no podría conseguir estas bestias.
Puesto que Quetzalcóatl no quería obedecer, le querían matar, pero él se escapó de sus manos y se subió a un árbol, o lo que es más probable subió a la misma roca y los mató a todos con sus flechas.

Cuando esto pasaba, sus vasallos, que le amaban mucho, le vinieron a traer con muchos honores, tomaron las cabezas de sus hermanos y les sacaron el cerebro haciendo de ellas copas para beber.

Más tarde se fueron a la tierra de México, mientras tardo Quetzalcóatl se quedó algunos días más en un pueblo llamado Tollantzinco, y de allá se fue a Tollan.

En la tercera versión, se cuenta que el padre de Quetzacóatl se llamaba Mixcóatl ( Serpiente de nubes ). Mixcóatl era un gran guerrero; cuando fue a conquistar Huitznáhuac, salió a su encuentro la mujer Chimalman, que puso en el suelo su rodela, tiró sus flechas y su lanzadardos, y quedó en pie desnuda, sin enaguas ni camisa. Mixcóatl le disparó cuatro flechas, pero no le acertó con ninguna. Habiendo fallado los cuatro tiros, se marchó. Mixcóatl volvió más tarde y buscó a la mujer. Cuando la encontró cerca de una caverna, volvió ella a mostrarle sus vergüenzas y él a dispararle, con idéntico resultado. Visto esto, Mixcóatl tomó a Chimalman, se echó con ella y la preñó.

Cuando nació ” Uno-Caña ” ( Quetzalcóatl ), afligió mucho a su madre durante cuatro días; inmediatamente después de nacer, murió su madre. Con posterioridad, la diosa Cihuacóatl-Quilaztli crió a Quetzalcóatl y lo convirtió en un gran guerrero.
Quetzalcóatl y Tezcatlipoca

Con frecuencia vemos en las historias la relación entre Quetzalcóalt y Tezcatlipoca. Tezcatlipoca, el ” Señor del Espejo Humeante ” , fue llevado por los toltecas al centro de México a finales del siglo X, y en los mitos aparece como gran adversario, además de corruptor, del virtuoso dios de este pueblo, Quetzalcóatl, y como su iniciador en la embriaguez y los placeres carnales.

Tezcatlipoca poseía más formas y nombres que ninguna otra deidad: por ejemplo, su identificación con Yaotl ( el Guerrero ) y Yoalli Ehecatl ( Viento Nocturno ) muestra su vínculo con la muerte, la guerra y el reino de la oscuridad.

Su posición destacada se reflejaba en la asociación simbólica con la imaginería del jaguar y sobretodo en su manifestación como Tepeyollotli, el “corazón de la montaña”.
Según la leyenda , cuando Tezcatlipoca quiso provocar la marcha de Quetzalcóatl, lo persuadió mediante engaños de que bebiera el pulque, la bebida sagrada.
Cuando Quetzalcóatl estuvo totalmente ebrio, el malvado Tezcatlipoca lo convenció para que yaciera incestuosamente con su hermana.

Cuando Quetzalcóatl se despertó y vio lo que había hecho, la vergüenza y el disgusto le obligaron a marcharse de la ciudad.

Otra perspectiva explica que, mientras que Quetzalcóatl exigía a sus súbditos sacrificios pacíficos (ofrendas de aves, jade, serpientes, mariposas), Tezcatlipoca impuso rituales más sangrientos y se produjo un enfrentamiento entre ambos, a consecuencia del cual Quetzalcóatl fue expulsado de Tula en el año 987. Se marchó con su séquito al golfo de México, se autoinmoló en una pira y renació como el planeta Venus.
En este mito , el de la serpiente emplumada, se explica que Quetzalcóatl bajó, tras su salida de Tula, al ” agua divina ” ( el Golfo de México ), ayunó durante cuatro días y se engalanó con sus mejores ropas. Después se autoinmoló en la pira funeraria, y mientras lo hacía surgían aves de las llamas.

Cuando el proceso acabó su corazón ascendió al cielo y se convirtió en Venus, la estrella Matutina. Así, el dios simboliza la muerte y la resurrección.
En otra versión, Quetzalcóatl embarcó en una balsa de serpientes y desapareció por el horizonte oriental.

Según una profecía, regresaría algún día, y esta creencia fue explotada por Hernán Cortés, a quien el rey azteca Moctezuma creyó Quetzalcóatl, que había vuelto para tomar posesión de su reino, cuando el conquistador desembarcó en México en 1519.

Los mitos de los soles

La cosmología mesoamericana divide el universo en cinco partes: cuatro puntos cardinales y el centro . Las cuatro direcciones del mundo correspondían a los cuatro hijos de Ometecuhtli, cada una de las cuales encierra importantes valores simbólicos.
El concepto de dualidad es omnipresente en el pensamiento azteca y se personifica en Ometecuhtli, ser cósmico primordial de carácter dual que mantiene la vida desde su posición en el ” ombligo de la tierra “.
Posee aspectos masculino y femenino ( Ometeotl y Omecihuatl ), lo que le permite parir a los cuatro Tezcatlipocas como padre y como madre.

Así, al principio existía Ometecuhtli, Señor de la Dualidad autocreado, que también se presentaba en sus aspectos masculino y femenino como Ometeotl y Omecihuatl.
Los hijos de esta pareja cósmica fueron los cuatro Tezcatlipocas. El Tezcatlipoca Rojo, también llamado Xipe Topec ( el dios desollado ), se asociaba con el este; el Azul o Huitzilopochtli con el sur; el Blanco o Quetzalcóatl con el oeste y el Negro, el Señor del Cielo Nocturno, con el norte. A estos cuatro se añadían Tlaloc, dios de la lluvia, y su consorte, la diosa del agua Chalchiuhtlicue.
Los enfrentamientos entre estas deidades, enzarzadas en una lucha cósmica por la supremacía, desembocaron en la creación y destrucción de cinco eras o ” soles ” mundiales sucesivos, cada uno de ellos identificado por la forma concreta de cataclismo que lo sumergía .
El primer sol estaba regido por Tezcatlipoca y se conocía como ” Cuatro-Jaguar “.
Al cabo de 676 años, Quetzalcóatl arrojó al agua a Tezcatlipoca y la tierra fue consumida por los jaguares.
Después, Quetzalcóatl presidió el segundo sol, conocido como ” Cuatro-Viento “.

Esta era acabó cuando Tezcatlipoca se vengó y destronó a Quetzalcóatl, quien fue arrastrado por un gran huracán.
El tercer sol, llamado ” Cuatro-Lluvia “, estaba dominado por el fuego y regido por el dios de la lluvia, Tlaloc. Acabó cuando el dios Quetzalcóatl envió una gran lluvia que consumió la tierra.
A continuación vino el cuarto sol, ” Cuatro-Agua “,que se suele identificar con Chalchiuhtlicue, diosa del agua, y tocó a su fin cuando el mundo quedo sumergido por un diluvio y las personas se transformaron en peces.
A la zaga de estos mundos imperfectos vino la creación más portentosa, el quinto sol.

El quinto sol

Los cataclismos que destruyeron los cuatro soles anteriores dejaron un vacío en el orden cósmico. Los dioses ofrecieron a las gentes de Mesoamérica una última y efímera oportunidad de vivir al crear y sustentar el quinto sol, la era actual.
El quinto sol fue creado en Teotihuacán cuando el dios Nanahuatzin se arrojó a una hoguera y se transformó místicamente en el sol naciente.

Pero al principio estaba inmóvil, y los demás dioses sacrificaron su sangre para proporcionarle energía para el movimiento celeste. Por eso se conoce la quinta era del mundo como ” Cuatro-Movimiento “.

Su génesis única sentó un precedente mítico para la idea azteca de que la vida del universo sólo puede prolongarse mediante el sacrificio. Sin embargo, se trata de una concesión temporal de los dioses, pues los terremotos también destruirán el quinto sol.
El signo ” Cuatro-Movimiento” encarnaba el concepto del sacrificio humano que impregnaba la religión azteca, que encontró expresión física en el gran calendario de piedra, disco tallado de este material de unos cuatro metros de ancho con la imagen central del rostro de Tonatiuh, dios del sol, rodeada por el signo ” Cuatro-Movimiento “.
Hallado en 1790 cerca del Templo Mayor de Ciudad de México , este objeto de complicada factura representa los principales elementos de la quinta creación. Los aztecas concebían a Tonatiuh como manifestación de su deidad guerrera tribal, Huizilopochtli.

En el complejo simbolismo se aprecia la manipulación de la mitología para justificar la guerra y el sacrificio y expresar estos aspectos de la vida en términos cosmológicos.
La cara de Tonatiuh está flanqueada a ambos lados por dos garras enormes aferradas a su alimento: corazones humanos, tema en el que se profundiza aún más con la lengua, imagen del cuchillo sacrificial de sílex u obsidiana con el que los sacerdotes arrancaban el corazón a sus víctimas.

Según las creencias aztecas, la sangre humana contiene una esencia líquida preciosa denominada chalchihuatl, único alimento adecuado para los dioses. En torno a la imagen del dios del sol hay cuatro figuras encerradas que representan los cuatro soles anteriores, los dedicados al jaguar, el viento, el fuego y el agua. Y alrededor de ellos están los glifos ( emblemas ) de los signos de los veinte días del calendario sagrado o tonalpohualli, y representaciones simbólicas de Tezcatlipoca, Quetzalcóatl y Tlaloc.

El mito del origen del hombre
La leyenda explica que, después de la creación del quinto sol, hubo que volver a crear a la raza humana, que había sido destruida en las confrontaciones anteriores .
Así pues, se consultaron los dioses y se dijeron: ¿El cielo ha sido construido, pero quienes, oh dioses, habitarán la tierra?. Dicho esto, Quetzacóatl bajo al inframundo, llamado Mictlan; llegó al señor y a la señora del reino de los muertos y dijo: ” He venido por los huesos preciosos que tú guardas”. Aquel contestó: “¿Qué harás tú con ellos, Quetzalcóatl?” Otra vez dijo este: ” Los dioses tratan de hacer con ellos quien habite sobre la tierra”. De nuevo dijo el dios de los muertos: ” Sea en buena hora. Toca mi caracol y llévalo cuatro veces alrededor de mi asiento de piedras preciosas”. Pero él no usó el caracol del dios de la muerte: Quetzalcóatl llamó a los gusanos, que le hicieron agujeros, e inmediatamente entraron allí las abejas grandes y las montesas, que lo tocaron, y lo oyó el dios de los muertos. Otra vez dijo este: ” Está bien, tómalos “. Después el dios de los muertos se arrepintió y dijo a sus mensajeros, los moradores del inframundo: ” Id a decirle, dioses, que ha de venir a dejarlos “.

Pero Quetzalcóatl respondió: ” No, me los llevo para siempre “. Pronto subió Quetzalcóatl a la tierra. Luego que cogió los huesos preciosos, estaban juntos en un lado los huesos de varón, y también juntos, de otro lado, los huesos de mujer. Tan pronto como los tomó, Quetzalcóatl hizo de ellos un lío, que se trajo. Otra vez les dijo el dios de los muertos a sus mensajeros: “¡Dioses! De veras se llevó Quetzalcóatl los huesos preciosos. ¡Dioses! Id a hacer un hoyo en su camino”.
Ellos fueron a hacerlo, y por caerse en el hoyo, se golpeó y le espantaron las codornices; cayó desmayado y esparció por el suelo los huesos preciosos, que luego mordieron y royeron las codornices. A poco volvió en sí Quetzalcóatl, y lloró y dijo a su nagual: “¿Cómo será esto, nagual mío?” El cual dijo: “¡Cómo ha de ser! Que se echó a perder la empresa”. Luego los recogió, los juntó e hizo un lío, que inmediatamente llevó a Tamoanchan.
Después que los hizo llegar, los molió la diosa Cihuacóatl – Quilaztli, que a continuación los echó a una vasija preciosa. Sobre él se sangró Quetzalcóatl su miembro; y en seguida hicieron penitencia todos los dioses. Se dice, que después nacieron los hombres, puesto que los dioses habían hecho el sacrificio de su sangre sobre ellos.

Ehecatl, dios del viento

Se asociaba a Ehecatl con los cuatro puntos cardinales, porque el viento sopla en todas direcciones. Sus templos tenían forma cilíndrica, con el fin de ofrecer menos resistencia al viento. En algunos casos se le representa con dos máscaras por las que penetra el viento.
Según el mito azteca, tras la destrucción del cuarto sol los dioses se reunieron en Teotihuacán, y Nanahuatzin y Tecciztecatl se arrojaron al fuego sacrificial y se convirtieron en el sol y la luna. Quedaron inmóviles hasta que Ehecatl sopló con fuerza sobre ellos: al principio, sólo se movió el sol pero cuando el astro se puso en el ocaso, también se movió la luna.
En realidad, Ehecatl es una personificación del dios Quetzalcóatl. Se le representaba como Ehecatl con los símbolos de la concha, la máscara de la trompeta de viento y el quetzal, con las plumas de la cola de color verde iridiscente.

Teología Azteca

Teología Azteca

La teología azteca es una de las cosas más complicadas de entender;
lo mas intrincado por vincular y comprender son las relaciones entre
las distintas advocaciones y representaciones sagradas. Su origen,
sus funciones, su verdadero papel entre las creencias indígenas o su
lugar en el panteón celestial. No existe ningún texto indígena que
especifique en su teogonía el origen de sus dioses, su lugar en
el “cielo” y sus “esferas de acción”. Lo que nos interesa materia de
este artículo, es conocer la figura de Quetzalcoatl, su
personalidad “Divina” , su origen como Dios, su papel religioso y su
culto en el mundo indígena: Dios dual, Quetzalcoatl-
Ehecatl …..Sigue…

Lo primero que hay que decir es que Quetzalcoatl era un dios Dual en
el mundo indígena: Dos deidades son en la unidad, dual trina. Según
los comentariasta de los códices “Telleriano-Remenensis” Y “Vaticano
Latino 3738” (el segundo copia al primero, según el P. Ríos),
Tonacatecuhtli (encarnación primordial), en el momento de la creación
dividió con un soplo el agua del cielo y de la tierra, o sea que dio
forma a la misma escencia, y despues con otro soplo creó a su hijo
Quetzalcoatl con la misión de redimir al mundo con sacrificio y
penitencia. Por eso Quetzalcoatl, soplo del creador, es también
Ehecatl, dios del Viento, entre cuyas obligaciones está limpiar los
caminos para que llegue Tlaloc, dios del Agua. El caracol es el
pectoral de Quetzalcoatl porque hace resonar la voz divina cuando
pasa el viento por su espiral; su nombre es Ehecailacozcatl, el
Caracol Joyel del Viento. Tal vez los caracoles que hacían sonar en
los templos de Tenochtitlán a la media noche era llamadas a
penitencia.

Quetzalcoatl aparece en los Códices con el cuerpo pintado de negro
pues tal atavío es el del sacerdote por excelencia como iniciador del
auto sacrificio, aparece el hueso en su tocado, porque además de con
espinas de maguey también se hacía agujas con huesos de águila o
jaguar, usados en el ritual.
Como vimos en el párrafo anterior, ya se inicia la gran confusión de
los Quetzalcoatls, entre su personalidad divina y su personalidad
humana; entre el Dios Quetzalcoatl y el Sacerdote Quetzalcoatl..
¿Cuántos Quetzalcoatls hay?
¿Cuántos Quetzalcoatls hay?
En el curso de las investigaciones que ha llevado a cabo el maestro
Gutierre Tibón tenemos tres distintos Quetzalcoatl:
1.- El Dios Creador
2.- El Civilizador venido del Oriente
3.- El último rey Tolteca
Bueno y es que obvio es decirlo, los españoles que oían mencionar a
Quetzalcoatl de boca de los indígenas, no pudieron distinguir la
dualidad e hicieron todo un margallate en sus crónicas y escritos,
mismos de donde se han nutrido casi todos los historiadores
mexicanos. Mismas que, al paso del tiempo y las cotejaciones, han
acabado por darse cuenta de que hay varios Quetzalcoatls. La máxima
dificultad está en desglosar la información y ver que corresponde a
cada uno de ellos, o sea, dónde termina el Mito y dónde comienza la
Historia.