Sri Ranjit Maharaj

Sri Ranjit Maharaj

Sri Ranjit Maharaj nació el 4 de enero de 1913. A la edad de 12 años encontró a su Maestro, Siddharameshwar Maharaj, un gran Maestro casi desconocido en su propia época. Siddharameshwar Maharaj murió a la edad de 48 años, en 1936. Ranjit Maharaj no comenzó a enseñar hasta 1983, a la edad de 70 años, cuando un número creciente de buscadores se presentaban a su puerta. Lo que distingue sus enseñanzas es su simplicidad y su inmediatez. En esta tradición se sintió que la enseñanza debía estar disponible para todos, con ejemplos cotidianos, y sin conceptos complicados. Las vidas de estos dos maestros tienen características similares. Hay una abertura a todos y sus vidas personales son simples, sin consideración por el confort físico o la adulación. Ranjit Maharaj ha vivido en el mismo apartamento de una sola habitación durante 55 años, y sólo ha dejado la India cuando fue invitado a enseñar en occidente por sus estudiantes occidentales. Los tres aspectos principales de la enseñanza son: 1º la comprensión a través de los diálogos, 2º la meditación del mantra, y 3º el culto.

Sri Nisargadatta Maharaj -4158

Sri Nisargadatta Maharaj

Sri Nisargadatta Maharaj nació en Bombay en 1897. Sus padres, que le dieron el nombre de Maruti, tenían una pequeña granja en la aldea de Kandalgaon y fue allí donde pasó sus primeros años. En 1924 contrajo matrimonio, haciéndose más tarde comerciante de cigarrillos en Bombay donde él y su esposa formaron una familia. Desde la temprana infancia había mostrado un agudo interés en los asuntos espirituales, y sus conversaciones con hombres de santidad aguzaron su mente inquisitiva y encendieron en él un fuego espiritual. A la edad de 34 años encontró a su Gurú y tres años más tarde se realizó a sí mismo, tomando el nombre de Nisargadatta. Continuó viviendo la vida de un comerciante indio ordinario pero sus enseñanzas, que expuso en su obra maestra I Am That y que están arraigadas en la antigua tradición upanishádica, constituyen una significativa ruptura filosófica con el pensamiento contemporáneo. Hasta su muerte en 1981, devotos de todo el mundo han viajado para oír el mensaje único de Sri Nisargadatta Maharaj.

Michael James

Michael James

Michael James conoció las enseñanzas espirituales de Bhagavan Sri Ramana en 1976 mientras viajaba alrededor de la India buscando algo que diera un significado y propósito a su vida. Lo poco que escuchó al principio, acerca de la vida y enseñanzas de Sri Ramana, despertaron su interés, así que Michael decidió visitar Tiruvannamalai (la ciudad al sur de la India donde Él vivió durante cincuenta y cuatro años) para aprender más, y donde terminó viviendo los veinte años siguientes.
Al poco tiempo de estar en Tiruvannamalai encontró la ayuda de Sri Sadhu Om quien le ofreció respuestas simples y claras acerca de la filosofía y la práctica de las enseñanzas de Sri Ramana. Durante los más de ocho años que pasó en compañía de Sri Sadhu Om, pudo bajo su clara dirección estudiar minuciosamente y en profundidad todas las escrituras originales del tamil de Sri Ramana, y otros trabajos importantes tales como Gurú Vachaka Kovai, que es el registro más comprensivo y profundo de los dichos de Sri Ramana, compilados en la forma de versos tamiles por su primer discípulo, Sri Muruganar. De esta manera, Michael tuvo una oportunidad única de conseguir penetrar profundamente en la enseñanza de Sri Ramana, aprendiendo directamente de los textos originales en su tamil original con la ayuda y la dirección personal de uno de sus discípulos más cercanos (término que no sólo significa que fueron bendecidos para vivir cerca de Él físicamente, sino que siguieron sus enseñanzas lo más de cerca posible y fielmente).
Habiendo trabajado tan estrechamente con Sri Muruganar y con su extensa obra poética, Sri Sadhu Om tenía una comprensión muy íntima de todos sus versos, así que cuando Michael le ayudó a traducir al inglés el Gurú Vachaka Kovai, él fue capaz de explicarle el fondo de muchos de los versos, e indicarle todas las implicaciones sutiles contenidas en cada uno de ellos. De la misma manera, arreglando los versos de Sri Ramana Jnana Bodham, él le explicaba a menudo su significado profundo y sutil.
Lamentablemente, Michael, no fue capaz por entonces de registrar por escrito todas estas explicaciones. Sin embargo, toda esta enseñanza penetró profundamente en su mente, construyendo una base firme de profunda comprensión, que ahora es capaz de compartir con otros a través de sus actuales escritos tales como La Felicidad y El Arte de Ser, con el único propósito de guiarnos y animarnos en nuestra búsqueda práctica de la experiencia directa, inmediata, no-dual y absoluta del auto-conocimiento verdadero.

Ativarnashramî. El Libro de las Contemplaciones.

Ativarnashramî, el no nacido, el no mortal por tanto, es el autor de estas meditaciones, Ativarnashramî somos todos, lo queramos o no, es lo que somos, la realidad imperecedera y única desde la cual se os convoca a todos vosotros, si es que lo queréis.

La mano por la que estas meditaciones fueron escritas es la de alguien que en un cierto momento no se hallaba en este mundo aparente, en este mundo que aparece cada mañana al abrir los ojos. Ese no encontrarse, ese no encontrar paz duradera, definitiva, de una vez por todas, esa paz que no está sometida a la zozobra de cada día y de lo que cada día trae, es el anhelo que pone en marcha la búsqueda de uno mismo y la escritura de estas meditaciones.
Después de mucho dar vueltas, de leer libros, de practicar primero el catolicismo, después el Islam, luego las doctrinas hindúes en sus representantes más actuales y genuinos y finalmente y viendo que todo estaba poco más o menos que al principio de la búsqueda, parándose a meditar consigo mismo, con seriedad, con dedicación preferente y continuada, las preguntas claves fueron brotando y sus respuestas correctas también.
Poco importan entonces los detalles biográficos, las títulos académicos, las distinciones universitarias, las condecoraciones, los méritos mundanos, los méritos de este mundo de la vigilia, irreales desde todos los puntos de vista.
¿Estas meditaciones sirven de ayuda a alguien? Sí, ya han servido y por eso están aquí a disposición de los que las encuentren, y no sólo los escritos, sino la persona misma que los escribió no hace mucho tiempo.

¿Por qué Ativarnashrami el nombre del autor? ¿Por qué “Ha sido escuchado” el título del libro? Ativarnashrami quiere decir “sin color” y también “sin nacimiento”. Luego el autor es literalmente “nadie”. “Ha sido escuchado” quiere decir exactamente que “Ha sido escuchado”; también que “Ha sido visto” o que “Ha sido saboreado”. Esta obra no es un tratado sobre el Vedanta Advaita ni sobre ninguna otra doctrina. No esta estructurada, no ha sido concebida ni pensada como una “obra”. No se ha pretendido hacer nada “vedantino” ni nada con un color cualquiera que sea. Es la puesta por escrito de una autoindagación llevada al día. Esta obra está hecha sólo de preguntas. Si ayuda a alguien a encontrar sus propias respuestas será para él una cosa buena. En caso contrario, será una cosa inútil.

¿Que es el budismo Theravada?

¿Que es el budismo Theravada?

De acuerdo con el Dipavamsa (La Crónica de la Isla de Sri Lanka), una obra muy antigua escrita en pali a principios de la era común, el nombre “Theravada” se utilizó para referirse al Canon Pali según éste fue compilado por los “theras” – quinientos Arahants (personas iluminadas) – en el Primer Concilio Buddhista celebrado en Rajagaha (hoy día Rajgir, India) tres meses después de la muerte de Buddha en el siglo sexto antes de la era común.

Theravada es una palabra pali compuesta de “thera” que significa antiguo, viejo, monje y “vada” que se traduce como palabra o doctrina. Theravada significa literalmente “la doctrina o enseñanza de los antiguos”. La tradición theravada se fundamenta en el Canon Pali o las Tres Canastas (Tipitaka) que todos los estudiosos reconocen contiene la compilación más antigua de las enseñanzas del Buddha, y que para la tradición theravada representa las palabras y enseñanzas originales del Buddha.

Las Tres Canastas del Canon Pali son: (1) Vinaya Pitaka, la reglas de disciplina para los monjes (bhikkhus) y monjas (bhikkhunis), (2) Sutta o Suttanta Pitaka, los discursos de Buddha, (3) Abhidhamma Pitaka, enseñanza superior de la psicología y filosofía buddhista.

Por muchos siglos el theravada ha sido la filosofía y la religión predominante en Sri Lanka, Myanmar (Birmania), Tailandia, Camboya y Laos. También se encuentra en Vietnam, Malasia, Singapur y otros países del Oriente. En las últimas décadas se ha expandido a Europa, Estados Unidos y Canadá, y más recientemente a México, Brasil, Puerto Rico y otros países latinoamericanos.

Los textos canónicos theravadas están escritos en pali, una lengua muy antigua emparentada con el sánscrito, que de acuerdo a la tradición theravada el Buddha utilizó para impartir sus enseñanzas. El Venerable Ananda, primo y asistente personal del Buddha, memorizó todos sus discursos. Tres meses después de la muerte del Buddha los monjes se reunieron y recitaron todo lo que habían escuchado decir al Buddha. Así se estableció una transmisión oral de las enseñanzas hasta que estas fueron escritas en hojas de palma en pali cien años antes de la era común en la isla de Sri Lanka. El aprender y entender conceptos en la Lengua Pali es de beneficio para los estudiantes de esta tradición

No hay fuego tan ardiente como la pasión; (Codicia)

No hay desastre comparable al odio; (Hostilidad y Aversión)

No hay nada tan frágil como el cuerpo; (Confusión y Delusión)

No hay felicidad superior al Nirvana. (Estado primordial)

Las Semillas de la meditación Buddhista se plantaron en la India
Y fueron desarrolladas por los Theravadin.

Sin estas semillas, el Arco Iris del Buddhismo no habría sido tan magnifico
como para ayudar a todos los seres.
Aquellos que practican y entienden las semillas y las raíces pueden dejar el apego a sus
propias prácticas y salir de la cárcel de sus individuales torres Buddhistas

EL SERMÓN DEL FUEGO
El oído está ardiendo; los sonidos están ardiendo…
La nariz está ardiendo; los olores están ardiendo…
La lengua está ardiendo; los sabores están ardiendo…
La mente- conciencia está ardiendo;
Las impresiones recibidas por la mente están ardiendo;
Sea cual fuere la sensación: agradable, desagradable, o indiferente,
se origina en dependencia de las impresiones recibidas por la mente, que también está ardiendo

NYANAPONIKA THERA

En la Doctrina Buddhista, la mente es el punto inicial, el punto focal,
y también, en la mente liberada y purificada del Santo, el punto culminante.

Para poder entrar en el camino, el punto inicial es saber que la mente está fuera de control como un caballo loco que corre constantemente sin sentido natural. Por tanto, la única solución al principio del camino es pacificar primero al caballo.

La manera de pacificación depende, en el sistema Theravadin, de la naturaleza del caballo y también de la manera en que la mente está manchada.

Algunos pueden entrar en el camino por vía de la CONTEMPLACIÓN.
Pero la mayoría de las personas necesitan entrar por vía de la CONCENTRACIÓN.

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Hay una diferencia fundamental entre la Concentración y la Contemplación.

La Concentración es como un microscopio que dirige la atención hacia un tema u objeto, excluyendo a todos los otros estímulos. Las técnicas son sutiles en el Buddhismo, pero la idea es de apaciguar la mente. Los métodos de la CONCENTRACIÓN son las Semillas.

La Contemplación es como un telescopio con una lente de ángulo amplio, que puede ver todo el cielo sin prestar atención a ninguna estrella.

En el Buddhismo, la idea es no rechazar ni excluir de la atención los sentimientos, las emociones, o los pensamientos que entran en la conciencia cuando se hace la contemplación.

El crecimiento de CONTEMPLACIÓN es el desarrollo de las Raíces.

La Concentración y La Contemplación son formas diferentes de meditación y cualquier persona que ha entrado en grupos de meditación (incluidos sistemas no Buddhistas) sabe que la gran dificultad es que los pensamientos, las sensaciones y las emociones entran continuamente en la mente, interrumpiendo la tranquilidad.

El secreto del éxito de la CONCENTRACIÓN y la CONTEMPLACIÓN en cualquier vehículo Buddhista es no resistir estos visitantes indeseables, pero tampoco aceptar su presencia y rendirse.

Necesitas desarrollar una neutralidad en su presencia de manera que sabes que están presentes, pero sin prestarles la más mínima atención.

CONCENTRACIÓN THERAVADIN

En la Concentración, la actitud con respecto a las sensaciones, emociones, y pensamientos es igual que en la Contemplación, pero en la Concentración, la mente está dirigida, con recta atención, a uno de los siguientes temas inicialmente elegido por el maestro:

Las Reflexiones, Los Elementos, la Repugnancia de la Comida —— Meditación de Acceso
Partes del Cuerpo o Cadáveres ——————————————————– Primer Jhana (nivel)
Amor Benevolente, Júbilo por Otros, Compasión —————————— Tercer Jhana (nivel)
Ecuanimidad ————————————————————————————— Cuarto Jhana (nivel)
Espacio Infinito ———————————————————————————- Quinto Jhana (nivel)
Conciencia Infinita ——————————————————————————-Sexto Jhana (nivel)
Vacuidad ———————————————————————————————- Séptimo Jhana (nivel)
Las Kasinas, La Respiración, Ni Percepción ni No-Percepción ————Octavo Jhana (nivel)

LOS PRIMEROS CUATRO JHANAS

El primer jhana refrena los estímulos externos y nuestras respuestas internas a los mismos.

El segundo jhana intensifica la serenidad; la mente no analiza, ni reflexiona, ni se mueve en agitación.

En el tercer jhana, comienzas a ver las experiencias directas de sufrimiento, compasión, amor benevolente, y júbilo.
Hay una imperturbabilidad y calma completa.

El cuarto jhana presenta un estado ajeno de dualidad y de placer o alegría mundana, y la experiencia de la ecuanimidad, que no es indiferencia.

Los jhanas más avanzados
Con buenas prácticas y aplicación, puedes avanzar y eventualmente progresar en los niveles hasta la comprensión de que
no hay percepción ni no percepción.

Esto es la Concentración.

En el sistema Theravadin, ¿cómo se elige el tema de Meditación?
En el Buddhismo, los Jhanas son de importancia secundaria en la cultivación de la sabiduría trascendental. Sin embargo, tienen grandes ventajas para la preparación de la mente.

La clave de los avances en la meditación de acceso a los Jhanas es la cualidad de la Atención Recta. Es esta misma atención recta que es la base para la meditación mas allá de los Jhanas. La esencia de atención recta es énfasis en la recepción de la mente de estimulos y no la reacción.

LA ATENCIÓN RECTA

La esencia de la Atención Recta es enfocar sólo en la recepción del objeto de atención y no desarrollar respuestas mentales. La exclusión de formaciones mentales relacionadas con el sujeto permite una atención más pura.

Los sistemas graduales utilizan la concentración junto con la contemplación, introduciendo el sistema de concentración hasta que todos los hábitos e impedimentos acumulados en la vida sean disueltos.

En ese momento, con sólo la base de las identidades presentes, se entra en la contemplación, y se permite que los residuos de las identidades: Yo, Ego y Súper Ego, se escurran como agua en la mano.

Los métodos que empiezan por la concentración se llaman métodos graduales.

Los métodos de sólo contemplación, como Chan y Dzogchen, se llaman métodos directos, súbitos o repentinos.

Ninguno es más rápido ni mejor que ningún otro.

No existen doctrinas (o caminos) inmediatas y graduales. Como hay gente con una mente rápida y gente que no lo es tanto, los desorientados se unen por grados. Pero una vez que los unos y otros logran comprender su propio corazón de la mente y contemplar su propia naturaleza, el despertar es igual para todos.”

Entonces, ¿Por qué se habla del despertar gradual y súbito si Doctrina solo hay una?
Porque unos son lentos y otros raudos en alcanzarlo. Por eso se habla de caminos inmediatos y graduales.

Recuerda: nunca han existido diferentes vehículos; es la ley única la que adopta diferentes formas de transporte, según los niveles de capacidad del corazón de la mente de las gentes.

El Camino de la Contemplación Theravadin
Como hemos dicho arriba, después de los Jhanas de La CONCENTRACIÓN, viene la verdadera Meditación en la Vía Theravadin, LA CONTEMPLACIÓN, que también tiene su base en la Atención Recta.

Aquí se comienza el CAMINO DE LA CONTEMPLACIÓN llamado “VIPASSANA”.

Hay cinco etapas de CONTEMPLACIÓN:

La Etapa de LA RECTA ATENCIÓN DIRIGIDA
La Etapa de las REFLEXIONES
La Etapa del PSEUDO NIRVANA
La Etapa de la REALIZACIÓN DEL IMPULSO DE ESCAPARSE
La Etapa de VIPASSANA SIN ESFUERZO

Estas cinco son Etapas en El Camino al Prajna (Sabiduría Trascendental).
Las Etapas anteriores de CONCENTRACIÓN son Etapas de Samadhi (Absorción).

En la Etapa de la RECTA ATENCIÓN DIRIGIDA, la Recta Atención está desarrollada y dirigida a las Funciones del Cuerpo, Sensaciones, Estados Mentales y Fenómenos procedentes de la Mente.

En la siguiente Etapa de REFLEXIÓN estos procesos son percibidos de siete maneras:

Hay una clara discriminación entre la atención y el aparente objeto de meditación.
Hay una experiencia de “no ser”.
Las discriminaciones no tienen sustancia ni ninguna identidad como procesos.
Hay una experiencia de impermanancia.
Todo parece transitorio en cada momento de la Meditación.
Los procesos no son ni agradables, ni desagradables.
Hay una experiencia de sufrimiento inaceptable.

La Etapa de PSEUDO NIRVANA consiste en la clara percepción de los aparentes momentos sucesivos de la mente. Está acompañada por una variedad de diferentes experiencias de tranquilidad y ecuanimidad.

La Etapa de la REALIZACIÓN DEL IMPULSO DE ESCAPARSE consiste en la realización de la naturaleza no satisfactoria de los fenómenos físicos y mentales. Está acompañada por la disolución de las experiencias anteriores, y la iniciación del dolor físico

La Etapa de VIPASSANA SIN ESFUERZO consiste en entrar en la verdadera CONTEMPLACIÓN sin esfuerzo, incansable, y con la comprensión instantánea del sufrimiento, el no ser, y la impermanencia.

Entonces, el meditador entra en la ETAPA DE CESACIÓN. En esta etapa están:
NIRVANA, que es la cesación de todo fenómeno físico y mental
y
NIRODA, que es la cesación total de la conciencia.

La madurez de VIPASSANA es la disolución de las cadenas de las Identidades
y de la conceptualización del universo.

Eso es el conocimiento de la NO DUALIDAD, El ESTADO PRIMORDIAL

El Sendero Súbito Theravadin
El Sendero Súbito en el vehículo Theravadin es VIPASSANA BHAVANA. Es una aprehensión directa de la realidad de las cosas tal como son, Nianatiloka dijo,

“Vipassana es la luz intuitiva que brota como una relámpago, revelando la verdad de la impermanencia, el sufrimiento y la naturaleza impersonal e insustancial de todos los fenómenos de la existencia, tanto físicos como mentales”

Según el Visuddhi Magga, los 18 principales tipos de conocimiento del Vipassana son:

La contemplación de:
La reflexión que vence la negligencia y la falta de atención
El rechazo a los fenómenos que desata los nudos y vence el aferramiento
La permanencia que disuelve la idea de permanencia
El cambio que disuelve la idea de duración
La degradación que disuelve la idea de consistencia
El sufrimiento que disuelve la idea de felicidad
La infelicidad o el peligro que vence el anhelo y el apego
La aversión que elimina el apego
El abandono que vence el apego
La ausencia de deseo que vence el disfrute
El desapego que combate la avidez
La extinción que vence la idea de la aparición
La desaparición que combate la acumulación de Karma negativo
La impersonalidad que disuelve la idea de identidad
Lo incondicionado que vence las condiciones
El vacío que disuelve las formas
La experiencia directa que vence el anhelo y el apego a la idea de sustancia
El conocimiento y la visión del estado primordial que vence el apego al Ego y al mundo

Es solo la IGNORANCIA lo que hace la separación, más aparente que real.
Cuando ves la humildad y compasión de los Maestros Theravadin de la Nueva Era
puedes ver al Bodhisattva que tienen escondido por dentro.

En el sistema Theravadin original, el concepto de la Renuncia era prominente.
En este siglo, el énfasis ha cambiado, gracias a Maestros como Nerada Maha Thera y Nayanaponika Thera.

La nueva era Theravadin, con Recta Atención como ayuda en la vida cotidiana, y como clave de la puerta de la Concentración,
ha reunido el Theravadin conceptualmente con el Mahayana

Las enseñanzas basicas

LA POSICIÓN EN MEDITACIÓN
Las técnicas de meditación tienen una cosa en común…

La primera meditación no comienza después de  sentarse en postura de meditación encima del cojin… El momento en que has decidido hacer la meditación, no importa donde estés en ese momento, la meditación ha comenzado, porque te estás preparando para abrir la puerta a la meditación, de la misma manera que te preparas para entrar en tu casa, por el acto de sacar la llave de tu bolsito.

Entonces, el primer paso es decirte a ti mismo con sinceridad “ahora estoy en camino de la meditación, que puede abrir la puerta de mi propia naturaleza”. Sin otros pensamientos en tu cabeza, te diriges al lugar de tu meditación, pensando calmadamente en esta meditación, sabiendo que tu deber es empalmarte a ti mismo con la meditación ,y con el objetivo de la meditación.

PRINCIPIOS BASICOS DEL BUDISMO

    *  Las cuatro verdades nobles  y Octuple Sendero                    Mas importante

    * Las tres características de la existencia
    * Los cinco agregados
    * Los cinco obstáculos
    * Los siete factores de iluminación
    * Las diez perfecciones
    *  Los cuatro estados ilimitados
    *  Las diez cadenas de la existencia

   

Las cuatro verdades nobles

    * 1.El sufrimiento existe
    * 2.El sufrimiento surge del apego al deseo
    * 3.El sufrimiento cesa cuando el apego a la dualidad cesa
    * 4.La liberación del sufrimiento es posible mediante la práctica del noble camino óctuple

El noble camino óctuple

        * Las dos Cualidades de virtud (Actitudes)
        * Recto punto de vista
        * Recta Actitud

    Los tres de Comportamientos

        * Habla correcta
        * Acción correcta
        * Ganarse la vida correctamente

    Los tres de Meditación

        * Esfuerzo correcto (Recta energía y Intención)
        * Atención correcta
        * Contemplación o Concentración correcta

Las tres características de la existencia

    * 1. Impermanencia
    * 2. La verdad del Sufrimiento
    * 3. La verdad de no Identidad

Los cinco agregados (skandhas)

    *  1.Forma (rupa) compuesta de los cosas percibidas como reales por los sentidos.
    * 2.Sensaciones (vedana) y emociones compuestas de lo agradable desagradable neutro Las emociones surgen del contacto entre los seis órganos internos y los seis objetos externos

    Órganos internos – Objetos externos: Ojo – Vista, Oído- Sonido, Nariz- Olor, Lengua -Gusto, Cuerpo- Tacto, Mente -Objeto mental.

    *  3.Percepción (samjna) está relacionada con los seis objetos externos
    * 4.Volición (samskara) es la respuesta de la voluntad a los seis objetos externos
    * 5.Conciencia (vijnana) aprehende las características de los seis objetos externos

            * Conciencia visual
            * Conciencia auditiva
            * Conciencia olfativa
            * Conciencia gustativa
            * Conciencia táctil
            * Conciencia mental

Los cinco obstáculos

    * 1.Apetito sensual
    *  2.Mala voluntad
    * 3.Apatía y pereza
    * 4.Inquietud y preocupación
    *  5.Duda escéptica

Los siete factores de iluminación

    * 1.Atención
    * 2.Correcta actitud del Dharma
    * 3.Energía
    * 4.Introspección correcta
    * 5.Tranquilidad
    * 6.Concentración
    * 7.Ecuanimidad

Las diez perfecciones

    * 1.Generosidad sin Identidad
    * 2.Virtud sin Identidad ni culpabilidad
    * 3.Renunciación natural
    *  4.Sabiduría natural (no cognitiva)
    * 5.Energía correcta
    *  6.Paciencia
    *  7.La Verdad internalizada
    * 8.Decisiones claras sin Identidad
    * 9.Bondad hacia todos los seres
    * 10.Ecuanimidad

Los cuatro estados ilimitados

Los estados ilimitados se consideran amigos en el camino.

Ayudan a disolver la idea de un yo independiente.

    *  1.Amor Benevolente
    * 2.Compasión
    * 3.Alegría
    * 4.Ecuanimidad

Diez caras de Mara: Las diez cadenas de la existencia

    * 1.Autoengaño
    * 2.Duda
    * 3.Aferrarse al simple ritual
    * 4.Apetito sensual
    * 5.Mala voluntad
    * 6.Deseo de una buena vida material
    * 7.Deseo de existencia inmaterial
    * 8.Orgullo
    * 9.Inquietud
    * !0.Ignorancia

LAS CUATRO NOBLES VERDADES

LAS CUATRO NOBLES VERDADES

Las palabras no pueden expresar la Verdad.
Lo que expresan las palabras no es la Verdad.

“Subhuti, no digáis que el Tathagata conciba una idea o que haya de exponer una enseñanza.
Porque si alguien dice que el Tathagata expone una enseñanza, en realidad calumnia a Buddha y es incapaz de explicar lo que enseño.

Tal como en cualquier sistema declarador de la Verdad, la Verdad no es declarable; así “una enunciación de la Verdad” es sólo el nombre que se le da.”

Este mundo está en las tinieblas; pocos son los que aquí pueden ver.
Sólo los osados se remontan al cielo, como pájaros liberados de la red.

Las enseñanzas que Shakyamuni dictó durante el período en el cual transmitió las Cuatro Nobles Verdades constituyen el primer dharmachakra o “giro de la rueda de la doctrina”, base del Buddhismo Theravadin (“que se adhiere a lo antiguo”).

Es la forma del Buddhismo que impera en el Sudeste de Asia y Shri Lanka y en el resto de las escuelas los Mahayana le llaman Hinayana o “vehículo estrecho”, cuyo objetivo es la obtención de la liberación individual con respecto al duhkha (insatisfacción y sufrimiento que constituye la Primera Noble Verdad) y la existencia signada por el duhkha, que se conoce como Samsara o “existencia cíclica”.

EL PRIMER GIRO

La VÍA DE LOS ANCIANOS

“Monjes, por no despertar a las Cuatro Nobles Verdades, ni penetrar en ellas, nos sucede
este largo, largo padecer y trajinar, tanto a mí como a vosotros.”

¿Cuáles son estas cuatro verdades?

“Monjes, es por no despertar,
es por no penetrar la noble verdad acerca del surgimiento del mal,
es por no penetrar la noble verdad acerca de la detención del mal,
es por no penetrar la noble verdad acerca del curso que conduce a la detención del mal,
que este largo, largo padecer y trajinar nos suceden tanto a mi como a vosotros.

Pero si estas cuatro Nobles Verdades son despertadas y penetradas, se desarraiga el deseo
del devenir, se destruye el conducto para el devenir, luego no hay otra vez devenir.”

“Oh, monjes, me viene a la mente esta idea. La serie está terminada. El último término de la misma es la conciencia. Así es como se nace, se muere, se desaparece y se renace. La conciencia tiene por condición la no-forma. La no-forma tiene por condición la conciencia. Los seis dominios (de los sentidos) tienen por condición la no-forma. El contacto tiene por condición los seis dominios (de los sentidos). Luego vienen la sensación, la sed, la apropiación, la existencia, el nacimiento, la vejez y la muerte. Así como los sufrimientos, las lamentaciones, el dolor, los desengaños y la desesperación. Tal es el origen de este gran cúmulo de miserias.”

ESTA ES LA PRIME

DESPIERTA AL SUFRIMIENTO

Si Dante, el autor del ‘Infierno’, pudiera ver el mundo de hoy con la gran fuerza de auto destrucción que posee, podría revisar su concepto del infierno. Después de la muerte, podría devolver a los seres una vez más aquí, con la misma mente. Esto podría ser suficiente castigo. En este mundo, Mara es más que un Rey, es un Emperador, Maestro de esclavos, y todo el mundo está bajo su mando. Pero, afortunadamente, en una oscura esquina de este mundo, hay una salida. Es el camino del DHARMA.

Sí, hay autodestrucción pero, ¿HAY SUFRIMIENTO?

Parece una pregunta tonta, ¿verdad? Todo el mundo sabe que el sufrimiento existe, por lo menos el sufrimiento mental. Pero si el sufrimiento de la mente es sólo una delusión, entonces, la pregunta no es tan tonta. Para aquellos que permiten el sufrimiento una pregunta importante es:
¿por qué los seres humanos permiten esta delusión del sufrimiento?

¿Por qué todo el mundo acepta el sufrimiento?

El sufrimiento es una señal de que no has conseguido lo que te gusta.
El sufrimiento es una señal de que puedes perder lo que has conseguido.
El sufrimiento es un látigo de motivación para que hagas más.

Llamamos al primer sufrimiento el sufrimiento del deseo.
Llamamos al segundo el sufrimiento del apego.

Bien, pero ¿quién es el maestro del tercer sufrimiento, el látigo?

No es lógico que el ser humano necesite usar un látigo contra sí mismo. Una explicación puede ser que estamos poseídos por una criatura dentro del cuerpo que manda, lo que no es nuestra verdadera naturaleza. Las religiones antiguas creen en este fenómeno y llaman a esta criatura Tentación, o el Diablo. Es un concepto interesante, pero no es de gran utilidad, porque la
consecuencia de estas ideas es entrar en combate contra la Tentación o el Diablo.

¿Cuál es la causa de todo el sufrimiento de este mundo?
ESTA ES LA SEGUND el deseo y el apego
Tal como el viento derriba un árbol débil, así la tentación vence a aquel que sólo vive para el placer, que es inmoderado, perezoso y débil.

Tal como el viento no derriba una montaña, así la tentación no derriba a aquel que vive sin buscar el placer, que es moderado, fiel y fuerte.

Tal como la lluvia penetra en una casa mal techada, así el deseo penetra en
una mente mal adiestrada.

Tal como la lluvia no penetra en una casa bien techada, así el deseo no penetra en una mente bien entrenada.

Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado, se funda en nuestros pensamientos y está hecho por nuestros pensamientos. Si un hombre actúa o habla con
un mal pensamiento, el sufrimiento lo sigue como la rueda sigue los cascos de la bestia que arrastra el carro.

Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado: se funda en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos. Si un hombre habla o actúa con un buen pensamiento, la felicidad lo sigue como una sombra que nunca lo abandona.

El hombre que habla mucho de la enseñanza pero no la practica es como el vaquero que cuenta el ganado de los otros: no tiene parte en la Hermandad.

El hombre que no repite sino poca cosa de la Enseñanza, pero que la vive; que abandona el deseo, el odio y la ilusión; que posee el recto conocimiento y la calma; que no se aferra a nada en este u otro mundo; es un seguidor del Bendito.

¿Puede el ser humano desenredar las dos serpientes del deseo y apego?

¿Cuál es la causa de todo el sufrimiento de este mundo?

ESTA ES LA TERCERA NOBLE VERDAD sta red de sufrimiento

Aquellos que viven en un mundo de confort necesitan dejar el apego al confort.
Aquellos que viven en un mundo donde se sienten mínimamente seguros, necesitan dejar el apego a la seguridad.
Aquellos que viven en un mundo de poder y control sobre los otros, necesitan dejar el apego al poder y control.
Este es el primer paso.

Aquellos que viven en un mundo de confort necesitan ver claramente, con más que la mente, que el control de todo su comportamiento está en manos de su identidad visceral, con demandas por la saciedad del confort.
Necesitan ver que la identidad visceral no es su naturaleza.
Aquellos que viven en un mundo de seguridad y apego a la seguridad, necesitan ver, con más que la mente, que el control de toda su vida está bajo el mando de su ego y emociones.
Necesitan ver claramente que esta identidad no es su propia naturaleza.
Aquellos que viven en un mundo de poder, sin interés en el dinero, necesitan ver que su mente y cuerpo están controlados por su identidad de pensamientos y pasiones.
Necesitan ver claramente que esta identidad no es de ninguna manera su propia naturaleza.
Este es el segundo paso.

Todos aquellos en el mundo de confort, seguridad, o dominio necesitan dejar estas identidades y ver la verdad de la liberación personal con la experiencia directa.
Este es el despertar y es el tercer paso.

Todos necesitan andar en el mundo sin impedimentos y sin identidad, encontrando cómo enlazar su naturaleza con la vida en el mundo externo.
Este es el puente y es el cuarto paso.

Recuperar tu propia naturaleza con el entendimiento de cómo puedes actuar para ayudar a todos los demás en este infierno.

Esto es la iluminación Buddhista y el último
paso a la liberación.

Confía totalmente en tu propia Naturaleza Buddhista.

Esta es La Clave IMPORTANTE

Si no puedes confiar, las meditaciones y las prácticas serán en vano 

Pero, ¿Qué es exactamente el camino?

El camino es el óctuple sendero

LA CUARTA NOBLE VERDAD

Todos los que han leído algún texto de Buddhismo conocen el Óctuple Sendero, pero pocos entienden que este sendero forma parte de las cuatro verdades:

Hay sufrimiento.
Hay una base conocida, la aparente causa de este sufrimiento.
Hay un camino que disuelve esta base.
El camino está disponible en la forma del Óctuple Sendero.

Esto está bien, pero luego hay dos posibilidades.
La primera es disolver el sufrimiento hasta el punto en que la vida sea aparentemente feliz sin grandes problemas o sufrimientos.
Para conseguir este fin, puedes ir a un psicólogo.
La segunda es disolver totalmente la ignorancia.

La mayoría de las personas pueden estar satisfechas con la primera, y para ellas el Óctuple Sendero no es fundamental. Aquellos que viajan en el camino para disolver toda la ignorancia necesitan ver y entender el Óctuple Sendero.

El Octuple Sendero
Comprensión correcta
Actitud correcta
Palabra correcta
Acción correcta
Vida y vocación correctas
Intención correcta
Atención correcta
Concentración correcta

Parece bastante simple, ¿verdad?, Pero, ¿qué significa “correcta”?

No hay en el Buddhismo bueno o malo, recto o no recto. “Correcta” simplemente significa que no hace daño al propio cuerpo ni a la propia mente, y,MUY IMPORTANTE, NO HACER DAÑO AL CUERPO O A LA MENTE DE OTRAS PERSONAS.

El Óctuple Sendero no representa un sendero recto sobre el que avanza el practicante, sino que tiene tres etapas:

VIRTUD Primera etapa:
Palabra correcta
Acción correcta
Vida y vocación correctas
MEDITACIÓN Segunda etapa:
Intención correcta
Atención correcta
Concentración correcta
SABIDURÍA Tercera etapa:
Comprensión correcta
Actitud correcta

DOS FACTORES DE SABIDURÍA
Comprensión correcta: Samma Ditthi
Para caminar por el sendero debemos mirar la vida tal y como es, pero no desde el punto de vista de siempre. Necesitamos ser conscientes permanente y constantemente de la naturaleza de la existencia y de los factores y elementos que estructuran el desarrollo y la continuación de nuestro Yo, Ego y Súper Ego. Por eso necesitamos entender la impermanencia de todas las cosas, el sufrimiento, y comprender que el Yo, Ego y Súper Ego son delusiones construidas por la mente.

Actitud correcta: Samma Sankappa
Necesitamos entender que nuestra mente es fundamentalmente pura, libre de confusión, libre de codicia y libre de aversión y hostilidad. Al propio tiempo, estaremos dispuestos a renunciar todo lo que mancha nuestra pureza. Pero es importante que seamos constantemente conscientes de beneficiar a todos los seres sintientes.

tres FACTORES DE virtud
Palabra correcta: Samma Vaca
Evitar las mentiras, la maledicencia, la charla fútil y la aspereza en la manera de hablar cuando sale de nuestra identidad. Ser libre de aserciones dogmáticas y discriminatorias. No hablar con emociones inflamadas. No hablar para impresionar a uno mismo ni a los demás. No hablar para nuestras propias ganancias.

Acción correcta: Samma Kammanta
No matar, sino amar y no dañar en absoluto.
No tomar lo que no es dado, sino practicar la generosidad.
No evocar en sí mismo ni en los otros una conducta sexual con Ego como base.
No promover la falsedad en las acciones.
No participar a tomar intoxicantes o drogas que causan daño físico o atolondramiento.

Vida y vocación correctas: Samma Avija
Sólo perseguir una ocupación que no cause daño o injusticia a otros seres. Practicar tu vida y vocación sin ideas de auto engrandecimiento y sin ideas de codicia. Disponer en tu vida un sentido de servicio y acción para el beneficio de todos los seres.

tres FACTORES DE MEDITACIÓN
Intenciones correctas: Samma Vayama
Promover las energías de las Intenciones correctas. Ser consciente de las cualidades innobles personales, y fomentar las cualidades nobles. Ser consciente de las tentaciones que todavía no se hayan originado. Ser consciente de las intenciones incorrectas, cuando salen en tu mente. Ser consciente de tu propia naturaleza pura que puede formar intenciones correctas que todavía no se hayan originado. Ser consciente de las intenciones correctas cuando salen en tu mente, y cultivar la bondad y la ecuanimidad en la acción.

Atención correcta: Samma Sati
Ser constantemente vigilante, observando tu cuerpo, tus sentimientos, tus emociones y tu mente y las ideas generadas en ella. El objetivo de esto es de no dejarse arrastrar por erróneas apreciaciones. Es la combinación de un proceso intelectual y el funcionamiento de tu naturaleza Buddhista.

Concentración correcta: Samma Samadhi
Cuando hablamos de concentración, nos referimos también a la contemplación, una meditación abierta y flexible dirigida a las cosas tal y como son realmente. Permite que la concentración y contemplación salgan de tu propia naturaleza sin objetivos, sin identidad. No forzar la meditación. Es algo completamente natural.

Las palabras no pueden expresar la Verdad.
Lo que expresan las palabras no es la Verdad.
Buddha

El Tao que pude ser expresado no es el Tao perpetuo;
El nombre que puede ser nombrado no es el nombre perpetuo.
Sin nombre, es el principio del Cielo y de la Tierra;
Con nombre, es la madre de todas las cosas.

Que nunca haya deseos para que pudiéramos ver su sutileza.
Que siempre haya deseos para que pudiéramos ver su conclusión.
Ambos son iguales, Pero después de producirse, tienen nombres distintos.
Ambos se pueden llamar misteriosos. Misterio sobre misterio.
Lao Tzu

Entonces de esta manera tú, la meditación y el aparente objetivo son una misma cosa, y tú pierdes importancia como  persona.
Cuando entras en la sala de meditación, piensa “en este sitio puedo encontrar mi propia liberación”. Si hay otras personas presentes, haces una inclinación con las manos juntas y piensas “Estoy ahora junto con todas estas personas que pueden también encontrar su propia liberación”. Haces tus inclinaciones al Buda pronunciando el refugio en el Dharma (de manera profunda y correcta), y después vas al sitio donde puedes sentarte, y aquí también piensa “precisamente, en este sitio, puedo encontrar mi propia liberación”.
Ahora, siéntate. Si puedes hacer la posición del loto  bien, si es medio loto, esto también está bien, y si no puedes hacer ninguno de los lotos no tiene tanta importancia si el resto de tu postura es correcta .

Hay varias posiciones para las manos, pero como principiante mejor es poner una mano en cada rodilla, palmas arriba, tocando los dedos pulgar e índice.

Cuando pones las manos en esta posición, piensa que en este momento tus manos están preparadas para recibir todos los beneficios de esta meditación.

Pon tu espalda recta, tu barbilla empujada ligeramente hacia dentro, y la posición con la sensación de que estás ligeramente tensado  por un hilo encima de tu coronilla que tira para arriba.
Balancéate a la izquierda y derecha como un péndulo, ligeramente colocándote, hasta ser sentado con tu espalda recta.
Tu lengua ligeramente tocando tu paladar arriba, en una posición muy natural; entreabre tus ojos, y fíjate en un punto medio metro enfrente de ti. En este momento puedes ver las cosas de manera en que parece que ves todas las cosas a través de un vidrio oscuro de un cuarto de baño. Tranquiliza tu mente, y deja tu aliento de manera relajada.
Recuerda que en la meditación puedes encontrar mucha distracción por las emociones, las sensaciones y los pensamientos…Esto es perfectamente normal…Lo que pasa es que estos pensamientos son normalmente presentes en cada momento del dia, y tú eres más consciente de ellos en este momento.
La cosa importante es no resistir o empujar a estos pensamientos, y tampoco rendirse enfrente de estos pensamientos. Permite que pasen como nubes, y simplemente no pongas ninguna atención a los contenidos de los pensamientos…No es fácil y necesitamos mucha practica hasta que consigas una meditación buena.

Fuego nuevo informacion real

Se localiza en el sureste de la Ciudad de México. Su acceso es por la calzada Ermita-Iztapalapa; antes de llegar a la avenida Rojo Gómez se toma el camino que lleva al lugar conocido como El Calvario. El paso con vehículo está permitido sólo hasta el museo de sitio.

Las fuentes históricas señalan que los antiguos habitantes del altiplano central conocían este lugar con el nombre de el Huizachtecatl. El sitio fue muy importante debido a que en él se realizaba la ceremonia del Fuego Nuevo, la cual tenía un profundo significado para los pobladores del Altiplano y sus alrededores.

La zona se encontraba en el extremo sureste del gran lago de Texcoco. Los estudios arqueológicos revelan que estuvo habitada desde el Preclásico Medio (1000 a.C.) hasta la llegada de los españoles. Los primeros pobladores del sitio se asentaron en las laderas del Huizachtecatl, donde fundaron aldeas, practicaron una incipiente agricultura y tuvieron una organización social rudimentaria. Se cree que estos grupos realizaron los petroglifos que se localizan en el lugar conocido como Cerro Chiquito.

Cerro de la Estrella, Distrito Federal

En la parte poniente de Huizachtecatl se han descubierto materiales cerámicos y líticos que al parecer corresponden a los años 500 al 100 a.C. y se asemejan a los que fueron localizados en la región de Zacatenco. Las construcciones que se edificaron entre los años 100 y 650 d.C. se encuentran en la parte norte, y sus restos consisten en cimientos y muros de palacios que presentan influencia teotihuacana.

Algunos vestigios arqueológicos revelan la existencia de una zona habitacional en la mitad del cerro, la cual corresponde al horizonte Clásico Tardío (600 a 900 d.C.). En esa época se construyeron numerosas estructuras de tipo civil para atender el aumento de la población. Desafortunadamente, las evidencias se han perdido bajo los actuales asentamientos.

Sahagún, Motolinía, Torquemada y los Anales de Cuautitlán, entre otras fuentes, señalan que alrededor de los años 900 y 1300 d.C. los chichimecas se asentaron en la parte poniente del cerro, donde fundaron el pueblo de Culhuacán.

Cerro de la Estrella, Distrito FederalEstos pobladores lograron importantes avances tecnológicos y sociales; al perecer estuvieron regidos por un sistema teocrático y posteriormente, por una dinastía de reyes. Entre los años 1300 y 1521 d.C. los mexicas invadieron el área, sometieron a sus habitantes y, para vigilarlos, fundaron el pueblo de Iztapalapa que junto con el de Culhuacán, tenía la función de proteger por el sur a la gran Tenochtitlan y de proporcionar alimentos a los habitantes del centro.

Se sabe que en esa época fueron construidas las plataformas que se encuentran en la cima del cerro. Los mexicas concebían el universo como una gran flor de cuatro pétalos, en el centro de la cual se encontraba la gran Tenochtitlan.

Cada pétalo representaba uno de los cuatro puntos cardinales; la región del este estaba simbolizada por el glifo de acatl (la caña), el oeste por el de calli (casa), en el norte por el de tecpatl (cuchillo de pedernal) y en el sur por el de tochitl (conejo). Como una tradición heredada de los toltecas, adoraban al Sol, deidad que regía la vida de todos los seres y creían que para agradarle era necesario alimentarlo con los corazones y la sangre de los guerreros que habían hecho prisioneros.

Cerro de la Estrella, Distrito FederalPor ello, cada 52 años, cuando coincidía el inicio de los calendarios (el religioso y el civil), la clase sacerdotal realizaba la ceremonia del Fuego Nuevo para evitar la muerte del Sol, la cual, pensaban, ocasionaría la total oscuridad del universo, permitiendo el surgimiento de los tsitsimeme, entes devoradores de seres humanos.

Al atardecer del gran día los sacerdotes principales se vestían con sus mejores galas y encabezados por el sacerdote del barrio de Copolco, se dirigían a la cima de Huizachtecatl para iniciar la ceremonia. Previamente, se colocaba en el altar principal del templo a un prisionero, al cual, llegaba la hora, se le prendía en el pecho un madero o mamahuastli para encender el Fuego Nuevo; mientras tanto, la gran Tenochtitlan y los pueblos de los alrededores de la gran laguna permanecían en completa oscuridad.

El sacerdote principal del barrio de Copolco tomaba el fuego del pecho y lo transmitía a una hoguera. Posteriormente se sacrificaba al prisionero, a quien se le extraía el corazón para arrojarlo a las llamas. Había mensajeros que se encargaban de entregar el Fuego Nuevo en teas a los sacerdotes de los pueblos que habían acudido al Huizachtecatl.

Cerro de la Estrella, Distrito Federal

En la gran Tenochtitlan se colocaba frente a la deidad principal, desde donde se llevaba a los templos de los demás dioses, y éstos a los aposentos de los grandes señores.

Cerro de la Estrella, Distrito Federal

De acuerdo con las investigaciones, los colhuas fueron los primeros en utilizar la cima del cerro para realizar la ceremonia del Fuego Nuevo o Toxiuhmopolli; las fuentes históricas señalan que en este lugar se llevaron a cabo cuatro de estas ceremonias; en 1351, 1403, 1455 y 1507. La gran Tenochtitlan fue vencida por las huestes españolas antes de que la quinta de ellas pudiera realizarse.

Tomado de la miniguía editada por el INAH.
Texto: arqueólogo Enrique Méndez Martínez.
Fotografía: Gerardo González.

http://www.inah.gob.mx/ZonasArqueologicas/…me/za00702.html

http://jsa.revues.org/document1996.html

Danièle Dehouve
El Fuego Nuevo: interpretación de una « ofrenda contada » tlapaneca (Guerrero, México)

Journal de la Société des Américanistes, 2001, 87, pp. 89-112.

Résumé

Le Feu Nouveau : interprétation d’une « offrande comptée » tlapanèque (Guerrero, Mexique). Bien que la première description des offrandes comptées tlapanèques date de 1930 et que, dans les années soixante, Karl Nowotny ait signalé l’existence d’une parenté entre celles-ci et certaines images des codex du Groupe Borgia, les interprétations des séquences numériques ont peu progressé depuis. Cet article présente les premiers résultats d’une recherche en cours dans plusieurs communautés d’une municipalité tlapanèque. Elle compare une offrande au Feu réalisée dans deux villages, de façon à faire apparaître, par-delà les variantes, la structure de l’offrande végétale composée de trois niveaux, ainsi que la conception et la symbolique des nombres sacrés.
Abstract

New Fire: Interpretation of a numerical offering by the Tlapanecs (Guerrero, Mexico). The first description of Tlapanec numerical offerings dates from 1930 and Karl Nowotny showed the relation between them and some images belonging to the Borgia Group codex. However, since that date, the interpretations have not progressed notably. This article presents the first results of an ongoing research in various communities of a Tlapanec municipality. It compares an offering to Fire performed in two villages, in order to bring to light, beyond surface variations, its three level structure and the native conception of sacred symbolical numbers.
Resumen

El Fuego Nuevo: interpretación de una « ofrenda contada » tlapaneca (Guerrero, México). Aunque la primera descripción de las ofrendas contadas tlapanecas fue realizada en 1930, y que en los años sesenta, Karl Nowotny señaló la relación que tenían con ciertas imágenes de unos códices del Grupo Borgia, desde aquella fecha se han registrado pocos avances en las interpretaciones. Este artículo presenta los primeros resultados de una investigación en curso en varias comunidades de un municipio tlapaneco. Compara una ofrenda al Fuego realizada en dos pueblos, de modo que surja, allende las variantes, la estructura de la ofrenda vegetal compuesta de tres niveles, así como la concepción y la simbólica de los números sagrados.
Table des matières
Los rituales de cambio de las autoridades y año nuevo
El fuego nuevo
La ofrenda al fuego nuevo: el modelo
1. La construcción del cuadrado de leña
2. La ofrenda vegetal
3. Los regalos
4. Los intermediarios
El fuego nuevo en Apetzuca
1. La construcción del cuadrado de leña
2. La ofrenda vegetal
El fuego nuevo en Tres Cruces
1. La construcción del cuadrado de leña
2. La ofrenda vegetal
El uso de los números
1. El simbolismo numérico
2. Atar para crear grupos
3. Multiplicar para crear categorías semánticas
4. La fuerza mágica de los números
Reflexiones finales
Texte intégral

Las civilizaciones mesoamericanas han basado una gran parte de su organización social y de su religión en una ciencia de los números. Sin embargo, los investigadores no han estudiado el uso de la aritmética en todos sus campos de aplicación, sino que han privilegiado algunos como, por ejemplo, los cómputos calendáricos. Pensamos que otro centro de interés sería el de las « ofrendas contadas », es decir, la costumbre de presentar ofrendas constituidas de varios objetos en números cuidadosamente contados1.

La primera descripción de los rituales con ofrendas contadas fue realizada entre los indígenas de habla tlapaneca por el geógrafo Leonhardt Schultze Jena quien viajó por la Montaña de Guerrero en los años treinta2. Varias décadas después, dos antropólogos, Marion Oettinger y Peter van der Loo, hicieron a su vez varias descripciones de rituales tlapanecos3. Mientras tanto, se registraba la existencia de costumbres semejantes en otros grupos indígenas de México, como los chontales y mixes del estado de Oaxaca4. Así se diseñaba un área geográfica incluyendo los estados de Guerrero y Oaxaca, que puede aparecer como un foco cultural (o uno de los focos culturales) de las ofrendas contadas.

Varios códices del llamado Grupo Borgia (Fejérváry-Mayer, Laud y Cospi5) presentan series numéricas. Aunque no se conozca exactamente su procedencia, se puede pensar que fue alguna región del centro de México. El hecho es que su contenido quedó mucho tiempo sin explicación. En los años sesenta, Karl Nowotny, apoyándose en las descripciones de rituales tlapanecos actuales realizadas por Schultze Jena, pudo demostrar que las series numéricas de los códices representan ofrendas contadas destinadas a unas deidades precortesianas6. Sin embargo, desde aquella fecha, se han registrado pocos avances en las interpretaciones y todavía no disponemos de una teoría general del papel desempeñado por la numeración de los objetos ofrendados.

Para progresar en este camino, propongo un método de análisis de las ofrendas contadas que consiste en:
1. No buscar el significado de los números en sí mismos, sino ubicándolos en el marco de una teoría de la ofrenda. En otros términos y como se va a explicar a continuación, pienso que es imposible dar razón del uso de los números si no se logra entender lo que es una ofrenda y cuáles son sus varios estratos o niveles.
2. No satisfacerse de la descripción de una ofrenda dada en un pueblo dado. Una observación de este tipo es incapaz de desembocar en un modelo de la ofrenda, el cual sólo se puede deducir de una comparación entre varios lugares. El método de análisis que tengo la intención de proseguir durante varios años consiste en comparar las mismas ofrendas en varios pueblos distintos. En este artículo presento un primer resultado que se desprende de la comparación de una sola ofrenda en dos pueblos distintos.

Espero así llegar a proponer un modelo interpretativo de las ofrendas y del uso de los números en ellas para confrontarlo con otras descripciones realizadas en las regiones indígenas de México.
Los rituales de cambio de las autoridades y año nuevo

La ofrenda que voy a presentar pertenece a un conjunto de rituales realizados a principios de enero en ocasión del cambio anual de las autoridades municipales de nivel subalterno. En efecto, un municipio contiene dos niveles de administración. El ayuntamiento municipal encabezado por un presidente municipal, electo por tres años, tiene su sede en un pueblo mayor que sirve de cabecera. Los pueblos subalternos, que en la región tlapaneca de Guerrero, llegan a un número de 50 a 100 por municipio, acostumbran elegir anualmente sus autoridades encabezadas por un « comisario municipal ». Después de recibir las insignias de su poder (sellos y bastones de mando) de manos del presidente municipal, las autoridades de los pueblos subalternos realizan una serie de ritos que se extienden durante una semana y comprenden numerosas ofrendas contadas.

Anteriormente existían tres municipios tlapanecos, de este a oeste: Malinaltepec, Tlacoapa y Zapotitlán Tablas. Los rituales de sólo los dos primeros han sido objeto de descripciones: Malinaltepec por Leonhardt Schultze Jena en los años treinta y Peter van der Loo en los ochenta, Tlacoapa por Marion Oettinger en los setenta. En lo que se refiere a Malinaltepec, no tenemos ninguna noticia de la existencia histórica de rituales de cambio de comisarios del tipo que nos interesa. Sin embargo, Marion Oettinger recuerda una fiesta celebrada en Tlacoapa por un cuerpo municipal llamado « inspectores » que desapareció en 1960. Aunque este autor no diga en qué momento del año se verificaba el ritual, pienso que estaba relacionado con los del mes de enero:

« […] Los inspectores celebraban una fiesta del tipo mayordomía. Veneraban una imagen llamada iya wha (agua que brota) en lengua tlapaneca, que no tiene ningún equivalente católico o español […] Cuando en 1960 llegaron los sacerdotes de la Misión, se espantaron al ver este tipo de culto y en cuanto se recobraron de la sorpresa, prohibieron la veneración de este « santo » del inspector y trasladaron la imagen a la ciudad de México » (Oettinger 1980, p. 139).

El tercer municipio tlapaneco, Zapotitlán Tablas, no fue el objeto de ninguna monografía etnográfica. Cuando lo visité entre 1974 y 1976, me enteré que se realizaban aún los rituales de cambios de autoridades municipales que habían sido señalados por uno de sus sacerdotes: el cura de la parroquia de Atlixtac que mencionó la particularidad de Teocuitlapa (que perteneció mucho tiempo al municipio de Zapotitlán Tablas) « donde, cada año bañan al comisario entrante a media noche con todos sus regidores, para que tengan buena suerte » (Catedral 1953, p. 51).

En 1993, el municipio de Zapotitlán Tablas se separó en dos: la parte septentrional conservó el nombre de su cabecera, y la parte meridional, encabezada por el pueblo de Acatepec, se volvió un municipio independiente. Los rituales de cambio de autoridades permanecen vigentes en ambas partes hasta la actualidad. Los pueblos donde los estudio pertenecen al nuevo municipio de Acatepec.

Hay que hacer notar que la existencia de rituales semejantes ha sido señalada en otras regiones indígenas de México, como entre los mixes de Oaxaca, a propósito de los cuales Frank Lipp señala el baño ritual de las autoridades en Atlixco y describe el ritual de año nuevo que se celebró por última vez en 1970 en Ixcatlán (Lipp 1991, pp. 140-146).

Para mi propósito, los rituales de enero presentan un interés excepcional, en primer lugar porque son comunales y, por lo tanto, realizados al mismo tiempo en muchos pueblos donde se pueden observar y comparar. Los dos municipios de Zapotitlán Tablas y Acatepec tienen un número aproximado de cien localidades ; un estudio de su historia permite reconstruir el poblamiento de la sierra y trazar la filiación entre las comunidades. Aparece de este modo cuáles pueblos son los más antiguos y cuáles se han fundado a partir de mediados del siglo xix. Tengo la intención, en el futuro, de deducir un proceso de « divergencia » ritual de dicho proceso de segmentación poblacional7.

Por el momento, quiero proporcionar unos resultados de las observaciones realizadas en el pueblo de Tres Cruces (al sur del municipio de Acatepec) en enero de 2000, y en el pueblo de Apetzuca (al norte del mismo municipio) en enero de 2001. En ambas localidades, los rituales se prolongan durante una semana y culminan una noche de viernes a sábado, durante la cual las ofrendas contadas son presentadas simultáneamente en varios puntos sagrados de la periferia del territorio comunal. La misma noche, las autoridades municipales se bañan en un ojo de agua para realizar una purificación ritual, antes de entrar solemnemente en el local municipal para tomar posesión oficialmente de su cargo. Los responsables civiles tienen la obligación de guardar una « dieta », es decir, comer comida preparada sin condimentos y, según el lugar, observar una abstinencia sexual durante un periodo de una semana a tres meses. En el transcurso de la semana ritual, todavía no tienen el derecho de hacer justicia ni mandar a los policías, de tal forma que el pueblo queda sin autoridad formal. El objetivo de los rituales públicos, además de otorgar una legitimación al poder político, es « pedir el año », es decir, la vida de cada uno de los habitantes del pueblo, de lo que se encargan las autoridades civiles. Un error en la confección de las ofrendas o una ruptura de la abstinencia sexual por parte de uno de los hombres en puesto puede provocar la muerte de los vecinos del lugar8.

Los oficiantes principales de estos rituales son, pues, las autoridades municipales de los pueblos subalternos del municipio. En Tres Cruces (900 habitantes) los responsables civiles anuales son unos cuarenta hombres, más o menos lo mismo que en Apetzuca (600 habitantes). A su lado intervienen unos ancianos llamados xiña (abuelito) que ayudan a elaborar las ofrendas, las sahuman con copal y se reparten los puntos sagrados donde se depositan durante la última noche de la semana. Todos se encuentran bajo el mando de un xiña xuahi (abuelito del pueblo) que puede recibir la ayuda de otro hombre, generalmente un poco más joven. Estos dos ancianos son los especialistas religiosos encargados años tras años de encabezar los rituales, es decir, decidir del número de los objetos contados en las ofrendas y del número de los puntos sagrados venerados, rezar y presentar las ofrendas principales y dirigir la actividad de la totalidad de los hombres presentes en la fiesta. No es aquí lugar para discutir sobre la naturaleza de su cargo. Baste con decir que no sacrificaré a la moda que quiere que los especialistas de la religión tradicional reciban automáticamente el nombre de « chamanes » y prefiero guardar el término local. Ayuda a los « abuelitos del pueblo » un cuerpo de responsables nombrados cada año al mismo tiempo que las otras autoridades, cuerpo que comprende cuatro mayo (un primero ayudado por otros tres) y una decena de jóvenes, el término mayo proviene del español mayor. Corresponde al primer mayo ayudar a los « abuelitos del pueblo », mandar a que los jóvenes vayan a cortar las hojas y las flores y supervisar la confección de las ofrendas. Los mayo representan, pues, una clase de cuerpo religioso tradicional rotativo que ayuda a los « abuelitos del pueblo », quienes ocupan su cargo de manera casi permanente.

La ofrenda que vamos a presentar en este artículo forma parte de los rituales de cambio de autoridades municipales y es dirigida al Fuego Nuevo.
El fuego nuevo

En un momento de la semana ritual de enero, los « abuelitos del pueblo » y las autoridades realizan una ofrenda al Fuego, mbatso en tlapaneco, traducido en español como « Señor Lumbre ». Al contrario de las otras ofrendas que se depositan en la periferia del territorio comunal, ésta se hace en el centro del pueblo, en uno de sus locales públicos.

Todas las localidades de los municipios de Zapotitlán Tablas y Acatepec tienen una « casa de topiles » en la que arde una gran lumbre alimentada perpetuamente por tres troncos de árboles. Es la « lumbre del pueblo » ; además, tiene la ventaja de calentar a los responsables civiles, quienes, en esa región de hábitat disperso, se hospedan en la « casa de topiles » cuando su cargo requiere su presencia en el lugar. Esta lumbre es la que se apaga durante la semana ritual, y se vuelve a encender después de presentar la ofrenda. En la noche que sigue esta ceremonia, los vecinos del pueblo apagan las lumbres de sus casas y vienen a tomar un poco de la nueva para sus propios hogares.

Los lectores especialistas de Mesoamérica seguramente reconocieron en esa descripción ciertas características bien conocidas del dios mexica del Fuego: Xiuhtecuhtli-Huehueteotl. Esta divinidad estaba claramente relacionada con el centro (de la casa, del templo o del universo) como la representa el Códice Fejérváry-Mayer (lám. 1). Además, Xiuhtecuhtli era el Señor del Año o del Tiempo, asociado con el registro de los periodos anuales, cuadrienales, octoenales y seculares. Las más conocidas eran las fiestas celebradas en cada « atadura » del siglo mexica, es decir, cada 52 años, cuando el pueblo entero apagaba sus lumbres mientras una nueva era encendida haciendo girar un palo sobre un agujero practicado en una tabla encima del pecho de un cautivo sacrificado en la cima del monte del Huizache. Luego se quemaba completamente el cuerpo del sacrificado y unos indios corrían para llevar la nueva lumbre en unas « teas de pino » a cada uno de los pueblos de los alrededores de Tenochtitlán9.

La ofrenda al Fuego Nuevo que vamos a presentar tiene claramente la finalidad de iniciar un periodo de tiempo, durante el cual mandarán las autoridades municipales anuales. En Apetzuca, la ceremonia se realiza una vez al año, en enero ; pero en Tres Cruces, se celebra dos veces, la primera en enero, y la segunda en junio. En esa comunidad, pues, el periodo que cubre la nueva lumbre se extiende más o menos entre el solsticio de invierno (fines de diciembre) y el solsticio de verano (junio) ; se vuelve a encender una nueva lumbre en la primera semana de junio para el periodo que se extiende entre el solsticio de verano y el de invierno10. En ambos casos, el fuego nuevo abre un periodo que corresponde a un « sol »: en Apetzuca, el sol que rige entre los solsticios de invierno ; en Tres Cruces, el que rige de un solsticio al otro. Esa idea corresponde a la costumbre local de dar el nombre de « luz » a la vez al sol y a la lumbre11. Así coinciden el ciclo solar con el periodo político simbolizado por el fuego.
La ofrenda al fuego nuevo: el modelo

De las observaciones realizadas en los dos pueblos mencionados, se desprende un modelo de ofrenda al Fuego. Cabe hacer notar que solamente la comparación entre las ofrendas efectivamente realizadas en cada uno de estos pueblos me ha permitido extraer una matriz común que voy a exponer. Por el momento, no mencionaré en detalle los números de los objetos contados y me concentraré en la estructura misma de la ofrenda.
1. La construcción del cuadrado de leña

Una primera etapa consiste en construir el nuevo Señor Lumbre con unos leños de ocote colocados en cuadrado unos sobre otros, para elaborar una clase de caja: se deposita, al este, un leño en el suelo y, a un metro de distancia y paralelamente, un leño al oeste ; perpendicularmente y apoyándose sobre estos, un leño al norte, y uno al sur. Sobre el cuadrado así formado, se siguen acumulando los leños (Figuras 1 y 2). El número total de leños es propio del Fuego. De esta manera, se elabora una representación efectiva de la deidad obtenida por medio de dos de sus características: su número (escogido de manera arbitraria por cada pueblo) y el cuadrado. Como para los antiguos mexicas, el Fuego se encuentra en medio de los cuatro rumbos del universo. Cada lado de la caja de lumbre corresponde a un punto cardinal, lo que significa que sus ángulos señalan direcciones a medio camino de cada uno de los puntos cardinales, a semejanza de la Lámina 1 del Códice Fejérváry-Mayer. Pero el cuadrado de Fuego tiene otro simbolismo asociado: « es como un corral, dentro tiene su pueblo, no va a pasar otra gente que hace mal, no puede pasar porque es un corral ». En otros términos, el cuadrado aparece también como una representación del pueblo en medio de (y protegido por) los cuatro rumbos. Es como una imagen miniaturizada del centro de la localidad rodeada por los puntos sagrados de la periferia de su territorio, donde se depositan las ofrendas de manera simultánea en la noche de viernes, ritual que tiene por objeto alcanzar la protección simbólica de la comunidad, como dentro de una caja12.

Hay que señalar que el Códice Vindobonensis, uno de los códices « mixtecos » de contenido religioso y genealógico, representa en varias ocasiones el dibujo de un cuadrado, en el que reconocemos la construcción del cuadrado de leña tal como lo realizan todavía los tlapanecos (Figura 4).
2. La ofrenda vegetal

La ofrenda vegetal se dispone en medio del cuadrado de leña, en Apetzuca, y a su lado, en Tres Cruces. En el primer caso, la ofrenda se quema al encender el fuego en el cuadrado, y en el segundo lugar, se prende fuego primero al cuadrado y se tira después la ofrenda vegetal en medio de él. Así, al final, la ofrenda vegetal está destinada a quemarse junto con el cuadrado de leña.

Image1

Fig. 1 – El cuadrado de leña representando el Señor Lumbre en Apetzuca.

Image2

Fig. 2 – El cuadrado de leña representando el Señor Lumbre en Tres Cruces.

Esta ofrenda se deposita de manera estrictamente orientada en el espacio. El « abuelito » se acuclilla a un lado del cuadrado de leña, mirando hacia el oriente, de modo que la lumbre se encuentre entre él y el oriente. Los objetos elaborados con vegetales se colocan en el suelo siguiendo una orientación espacial rigurosa: la base de las hojas, hojuelas, flores y velas debe estar dirigida hacia el oriente.

El principio de la ofrenda vegetal es repetir varias veces, con varios vegetales dispuestos de varias formas, el número propio del dios Fuego. Así se pueden distinguir varios niveles:

A. La base o cama

Se realiza con los vegetales que constituyen el primer nivel de la ofrenda. En Apetzuca, tierra fría a 2 000 metros de altura al norte del municipio, son hojas de helechos (nikto’) y en Tres Cruces, a 1 500 metros de altura en la vertiente del Pacífico, hojas de « palmilla », una clase de palma ornamental. Las hojas de helecho y de palmilla presentan una estructura común, pues sus hojuelas se reparten de cada lado del tallo de manera simétrica. Inclusive, en Tres Cruces, los hombres toman un cuidado especial en verificar que las hojuelas se desprendan del tallo exactamente en el mismo lugar de manera a formar pares equilibrados. Obviamente el principio que rige la estructura, es el de « dualidad » y esos vegetales son escogidos por la implantación simétrica de sus hojuelas.

Varias hojas de helechos o palmilla, en números contados, se depositan en el suelo para formar la base de los niveles superiores.

B. En el primer nivel: los manojos de hojuelas

El primer nivel de la ofrenda se realiza con los helechos o palmillas. Sus hojuelas se desprenden del tallo, se cuentan y se juntan de manera a formar unos manojos. Se repiten el número de hojuelas y el número de manojos, como, por ejemplo, para formar 24 manojos de 24 hojuelas cada uno. Este número puede variar según el pueblo, pero, en todo caso, se utiliza el número reconocido localmente como propio del Fuego. Como lo veremos, es posible, pero no necesario, añadir manojos atribuyéndoles números con otros significados.

Este nivel es el más potente (« tiene más fuerza, por eso va primero ») y, al mismo tiempo, el que puede atraer mayores peligros en caso de equivocarse en los números, por cuyas razones los manojos son elaborados únicamente por los « abuelitos del pueblo ».

C. En el segundo nivel: las mechas

El segundo nivel de la ofrenda se realiza con base en los hilos de algodón utilizados para elaborar las velas que se presentan en un carrete de hilos dobles. El abuelito dobla el hilo doble alrededor de su mano el número de veces deseado y lo corta. Obtiene así una « mecha » (guma notrigo, « mecha contada ») del tamaño de una palma de mano, hecha de 4 hilos en caso de doblar una vez el doble hilo, 8 hilos en caso de doblarlo dos veces, etcétera. La finalidad es repetir el número del dios del Fuego con este nuevo material, por ejemplo obteniendo 24 mechas de 4 hilos cada una. El paquete de mechas se baña luego en cebo, de manera que cada mecha se parezca a una vela en miniatura. Pero la mecha no se enciende, sino que se coloca encima de los manojos. Se dice que « también es potente la mecha ».

Se reconocen en estas mechas los hilos torcidos de algodón que el cura Hernando Ruiz de Alarcón aseguraba, en 1629, haber visto en la región nahua de Guerrero:

« Con esto salía (el penitente) a su viaje, llevando para su primera ofrenda, copal que es incienso desta tierra, y unas madejas de hilo grueso de algodón mal hilado, al modo del que se hace el pabillo, o algún pañuelo tejido de aquel genero de hilo, que por esto llaman Poton13: quiere decir poco torcido que a trechos descubre el algodón, y así lo he hallado yo en las ofrendas de los montones de piedra […] » (Hernando Ruiz de Alarcón, Tratado, cap. IV, « De la adoración y sacrificio que hasian en los cerros a los idolos, y montones de piedras por los caminos que estan señalados hasta hoy », p. 140).

« He hallado en los cerros muchas ofrendas de copal, que es incienso desta tierra, y madejas de hilo y pañitos de lo que llaman Poton, mal hilado, y candelas y ramilletes, unas muy antiguas y otras frescas » (ibid., cap. II, p. 134).

D. En el tercer nivel: las cadenas de hojas y flores

El tercer nivel está compuesto de cadenas o « rosarios » de flores y hojas. Con un lazo de majahua o un hilo de plástico o algodón, según el caso, se trata de realizar cadenas de flores o de hojas enrolladas como cigarros, que forman una rueda. Este nivel es menos « potente » que los que preceden, pero es grande el número de cadenas requerido e importante el trabajo necesario. Por esa razón, todos los hombres disponibles participan en su confección, según el lugar, las autoridades civiles, los abuelitos y los jóvenes ayudantes del mayo.

Como mínimo, hay que repetir el número del Fuego ya mencionado en los niveles anteriores. Así, para imitar las 24 mechas de 4 hilos, se elaboran 24 cadenas de 4 flores u hojas. Pero este nivel, menos peligroso y estructurado que los demás, es el lugar de una gran variedad de formas y vegetales.

Las flores son muy preciadas pero no se dan en cada época y, además, puede ocurrir que no se encuentren en número suficiente. En este caso, en lugar de flores, se utilizan las hojas.

Las flores fueron utilizadas en Tres Cruces únicamente en el mes de junio: fueron flores de Plumeria rubra (en tlapaneco, ri’so, traducido en español como « flor de juberito »). Las flores cortadas en Apetzuca en enero fueron Tagetes erecta (la clásica « flor de muerto » o sempoalsochil), la más preciada, y las brácteas rojas de la Flor de Noche Buena.

Se utilizaron hojas de laurel (ina rahto ; Litsea glaucescens, Litsea neesiana14) en Tres Cruces y de una clase de Salvia (ina skemba) en Apetzuca, todas presentan la característica de tener un olor fuerte. Ambos pueblos utilizan además una hoja trilobulada (ina ri’xua).

Las formas de las cadenas son diversas. En Apetzuca, se elabora una cadena grande de Tagetes erecta o de brácteas de Flor de Noche Buena, la que se corta luego en trozos de cuatro flores o brácteas cada uno. Todas las otras cadenas forman una rueda de flores o de hojas cuyo número rebasa ocho.

E. La cadena-collar

Una cadena especial termina esta parte de la ofrenda. Se puede decir que es un « collar » destinado a concluir la representación del Fuego realizada en el cuadrado de leña y la ofrenda vegetal. El collar de flores es un símbolo honorífico destinado a honrar una « persona » (xabu, en tlapaneco) como, por ejemplo, los responsables civiles en cierto momento del ritual. « El señor Lumbre es una persona como nosotros », y, por lo tanto se termina la confección de su imagen con esta muestra de veneración.

F. La separación: el algodón

Una vez concluida la representación de la deidad en la ofrenda vegetal, se coloca encima un pequeño pedazo de algodón en greña. Me parece que su función principal es la de separar la primera etapa ya concluida de la ofrenda, antes de volver a encimar unos objetos con otro significado.

Las explicaciones recogidas fueron diversas: « es como una chamarra que se ofrece ». « Es ropa para Lumbre ». « El significado es diferente según la ofrenda ; en una ofrenda a Lumbre o a la Tierra, es un vestido. En una ofrenda a San Marcos (el cerro), representa una nube ». « La hoja es como una mesa, el algodón como un mantel » sobre el que van a presentar la comida a la deidad.

Estas frases recuerdan las que recogió Hernando Ruiz de Alarcón en la región nahua de Guerrero y continúan la cita sobre los hilos gruesos de algodón (ver supra):

« acompañaban la ofrenda con el que llama quauhamatl, que es una manera de papel blanco como lienzo que se hace en Tepoztlan de una corteza de árbol blanda ; en este papel iba envuelta la ofrenda y servía con el algodón como para que se vistiese el dios o ídolo a quien se ofrecía, y así responden hoy los que ofrecen, que es para que se vistan los Angeles que andan en las nubes, o portillos y encrucijadas de los caminos » (Ruiz de Alarcón, Tratado I, cap. IV, subrayado por nosotros).

Según este texto, el pabillo de algodón grueso (las « mechas » de nuestra ofrenda tlapaneca referidas supra) tenían el mismo objeto que el lienzo de papel (el algodón en greño de nuestra ofrenda tlapaneca): vestir al « dios o ídolo ». Como en el caso que estudiamos, el pabillo iba primero y el papel, al final, cubría la totalidad de la ofrenda. En la actualidad, aparte de las « mechas » y del algodón, la ofrenda va envuelta en una gran hoja en Tres Cruces, y en una bolsa de plástico en Apetzuca. Finalmente las ofrendas envueltas de este modo en estos pueblos llegan a parecerse a la ofrenda envuelta en una clase de « lienzo » que aparece al lado del cuadrado de leña en el Códice Vindobonensis (Figuras 3 y 4).

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Fig. 3 – La ofrenda vegetal amarrada destinada al Fuego en Tres Cruces.

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Fig. 4 – Dibujo interpretado en este artículo como un cuadrado de leña y una ofrenda amarrada, sacado de la Lámina 17 del Códice Vindobonensis (en F. Anders, M. Jansen y L. Reyes García, Origen e Historia de los Reyes mixtecos. Libro explicativo del llamado Códice Vindobonensis, 1992).
3. Los regalos

Terminada esta primera etapa de la ofrenda, los objetos depositados a continuación pertenecen a una nueva categoría: los dones al Fuego, que reciben el nombre español de « recompensa ». « Es como hacer mole para una persona y regalarle su refresco ».

A. La comida

En Apetzuca, se ofreció un huevo, y en Tres Cruces, un pollo degollado ; su sangre fue salpicada encima de la lumbre ardiente en el cuadrado de leña.

B. La bebida

Fue ofrecida solamente en Tres Cruces, donde se llenaron de « chilote » cuatro trozos de bambúes.

C. El tributo en metálico

En Tres Cruces, una vez la ofrenda vegetal y la « recompensa » de pollo y chilote puestas en el cuadrado ardiente de lumbre, el abuelito salpicó la lumbre con un polvo metálico que llamó « oro ». A mi pregunta, contestó que este polvo se compraba en el mercado de Ayutla en los puestos que venden también el copal. En Apetzuca, antes de encender el fuego, el abuelito colocó encima de la ofrenda un pedazo de mineral proveniente de una veta local15.

El simbolismo del metal (llamado en Apetzuca: « platinas millonarios ») es el mismo en ambos pueblos: se trata de un tributo en metálico pagado a cambio de la vida del pueblo y del uso de la tierra: « Este pueblo está comprado a la Tierra ». « El metal significa compra de la vida, es como la moneda ». « Es la compra de la vida de los hombres, mujeres, niños del pueblo para el año ». El significado asociado es: « para tener dinero », se supone que el don de dinero debe atraer la riqueza en dinero al pueblo, del mismo modo que el sacrificio de un pollo tiene por consecuencia la multiplicación de los pollos caseros. Este tributo en metálico tiene, pues, el doble significado de pago (un tributo o una renta) y de reciprocidad (se ofrece algo para recibirlo de vuelta).
4. Los intermediarios

Por fin, ciertos actos y objetos son necesarios para hacer llegar la ofrenda a su destino. En primer lugar, las autoridades civiles tienen que soplar sobre la ofrenda vegetal para indicar quiénes son los beneficiados del ritual. Soplan en nombre de todos los habitantes de su pueblo que no necesitan participar en persona para « recibir su año », es decir, el derecho de vivir un poco más en ese mundo.

Las velas son los vehículos de mayor importancia, porque « Lumbre está sentado en ellas », y lleva los mensajes a donde deben llegar. Cabe hacer notar que los hilos de las velas también son contados, y para el Fuego, son cuatro (es decir, dos hilos dobles) como las velas mismas. El abuelito reza la parte más importante de su plegaria con las cuatro velas prendidas en las manos y, después, las coloca en el suelo, en fila delante del Fuego, en Tres Cruces, y a los lados del cuadrado de leña, en Apetzuca, donde las deja hasta que se acaben. Las velas más gruesas, que se consumen lentamente, permiten alcanzar una vida más larga.

La resina del copal, echada en las brasas de la lumbre, tiene una función semejante. La ofrenda se sahuma cuatro veces, antes de la ceremonia del soplo y el humo del copal acompaña todas las plegarias y la quema del cuadrado de lumbre y de las velas.

El modelo de ofrenda que terminamos de presentar proporciona el marco que permite describir las costumbres propias a los dos pueblos considerados, e introducir el problema del uso de los números.
El fuego nuevo en Apetzuca

La ofrenda realizada en Apetzuca comprende la repetición sencilla del número del Fuego: 24 (Figura 5).

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Fig. 5 – La ofrenda vegetal al Fuego en Apetzuca.
1. La construcción del cuadrado de leña

El cuadrado está construido con 24 leños puestos en cuadrado.
2. La ofrenda vegetal

A. La base o cama: 24 ó 25 hojas de helechos.

B. En el primer nivel: 24 manojos de 24 hojuelas de helechos.

C. En el segundo nivel: 24 mechas de 4 hilos cada una.

D. En el tercer nivel: 24 trozos de cadena de 4 flores de Tagetes erecta.

E. El collar: está formado de una cadena de 100 flores de Tagetes erecta puesta encima del cuadrado de leña, dentro del cual se encuentra la ofrenda vegetal. Es posible que las 100 flores signifiquen el tiempo, el periodo que abre el Señor Lumbre y para el cual el pueblo pide su vida.

Las otras etapas de la ofrenda son comunes con el otro pueblo y no las vuelvo a describir.
El fuego nuevo en Tres Cruces

La ofrenda realizada en Tres Cruces es más compleja (Figura 6).

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Fig. 6 – La ofrenda vegetal al Fuego en Tres Cruces.
1. La construcción del cuadrado de leña

El cuadrado está construido con 39 leños en total16. Una parte de ellos sirve para formar el cuadrado y los demás se ponen verticalmente adentro del cuadrado. El 39 es el número de la Lumbre por la razón siguiente: Lumbre está constituida de 4 hombres que corresponden a las 4 direcciones. Como 8 es el número del hombre, 4 hombres son 4 x 8 = 32. Pero « detrás de cada hombre, hay una mujer », y Lumbre también tiene su esposa. Como el número de la mujer es 7, la Lumbre entera está formada de 4 hombres más una mujer, es decir, 4 x 8 + 7 = 39.
2. La ofrenda vegetal

A. La base o cama: 8 hojas grandes de palma ornamental.

B. En el primer nivel (Figura 7):

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Fig. 7 – Primer nivel de la ofrenda al Fuego en Tres Cruces: los manojos de hojuelas.

a) Un manojo de 100 hojuelas de palma y un manojo de 50 hojuelas de palma. Representan « el empiezo del año », lo que significa el periodo de tiempo de vida que piden los vecinos del pueblo.
cool.gif 34 manojos de 34 hojuelas de palma. Representan el Fuego, dado que 34 es su número.
c) 8 manojos de 8 hojuelas de palma y 7 manojos de 7 hojuelas de palma. El significado se desprende del simbolismo del 8 (hombre) y 7 (mujer). Expresado en hojuelas de palma y en este nivel de la ofrenda, significan el maíz (8, masculino) y el frijol (7, feminino). Juntos representan la cosecha o productos de la tierra que son pedidos en la ofrenda.

C. En el segundo nivel: 4 mechas de 8 hilos cada una y una mecha de 7 hilos. El significado de 8 y 7 es de nuevo el de hombre y mujer, pero aquí sirve para designar el Fuego. Las 4 mechas de 8 hilos significan los 4 hombres-Fuego que corresponden a las 4 direcciones (este, oeste, norte y sur). La mecha de 7 hilos es la mujer del Fuego.

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Fig. 8 – Último nivel de la ofrenda al Fuego en Tres Cruces: las cadenas de flores y el algodón.

D. En el tercer nivel (Figura 8): el Fuego está representado bajo la apariencia de los 4 hombres que lo componen. Es decir que se repite 4 veces la representación de uno de estos personajes, realizada en hojas de encino (en enero) y flores de Plumeria rubra (en junio).

a) 4 veces 8 cadenas de 8 flores. Basadas en el simbolismo masculino del 8, las 8 cadenas de 8 flores representan un hombre-Fuego. Hay 4 montones de 8 cadenas de 8 flores para representar a los 4 hombres-Fuego.
cool.gif 7 cadenas de 7 flores, una sola vez. Basadas en el simbolismo femenino del 7, representan la mujer única de los 4 hombres-Fuego.
c) 4 collares de flores no contadas para honrar cada uno de los 4 hombres-Fuego representados en forma de las 8 cadenas ya mencionadas.
d) 4 rollos de hoja trilobulada que completan la representación de los 4 hombres-Fuego.
e) 4 manojos de 8 botones de flor, que representan la casa de cada uno de los 4 hombres-Fuego.
f) Un manojo de 7 botones de flor, que representa la casa de la mujer-Fuego. Este manojo se coloca junto a (cool.gif las 7 cadenas de 7 flores.
El uso de los números

Las diferencias notadas entre las ofrendas de los dos pueblos nos permiten plantear la cuestión del uso de los números en ellas.

Antes de empezar el análisis, hay que mencionar el principio de dualidad, principio general que rige todo el pensamiento tlapaneco y ya ha sido el objeto de una abundante literatura por parte de los especialistas de Mesoamérica. En función de este principio, cualquier entidad se puede dividir en dos entidades portadoras de un principio masculino y femenino17. Enunciado en unas frases como « detrás de cada hombre hay una mujer » o « cualquiera tiene su compañero », este principio estructura el pensamiento tlapaneco sobre todas las cosas: el tiempo (el año se divide en dos por medio de los solsticios de verano e invierno), el cuerpo humano (dos manos y dos pies), la familia (dos padres y dos hijos), la cosecha (maíz y frijol), etcétera.
1. El simbolismo numérico

La elaboración de los objetos contados se hace con base en unos cuantos números simbólicos, que son, para los dos casos considerados: 4, 24, 34, 8, 7 y 100.

El 4 representa a la vez el carácter completo de una persona y sus elementos constitutivos. Así, me han dicho que una persona humana tiene cuatro miembros (dos manos, dos pies), una familia se puede simbolizar por cuatro personas (dos padres, dos hijos, es decir, una pareja masculina y femenina en la primera generación, y lo mismo en la segunda). En el caso del Fuego, la deidad se sienta en el centro del universo constituido por cuatro direcciones. Esto está en conformidad con la creencia de los antiguos nahuas quienes llamaban al Fuego Nauhyotecuhtli (Señor del conjunto de Cuatro o, más bien dicho, Señor de la « Cuadruplidad »).

El 24, número del Fuego en Apetzuca, aparece por varias razones como el número perfecto de Lumbre18. Termina por el 4 (20 + 4) y es divisible por 4 (6 x 4). Pero, además, y del mismo modo que los cuatro miembros se dividen en dos manos y dos pies, y que la familia se divide en dos personas padres y dos personas hijas, el 24 de Lumbre es divisible por 2 (12 x 2), y el 12 aparece como un número cargado de simbolismo. Al dividirse 24, me dicen que « deja 12 al este, y 12 al oeste ; y hay 12 meses en el año ». Quizá 12 evoca el año, es decir, el tiempo, y sabemos que el Fuego era el Señor del Tiempo entre los mexicas y lo sigue siendo entre los tlapanecos.

El número de base del Fuego en Tres Cruces es 34. Pienso que se trata de una evolución a partir del 24. En efecto, 34 termina por 4, cifra de los cuatro rumbos del universo y por consiguiente del Fuego, pero 24 tiene un valor numeral inferior (20 + 4), mientras 34 se compone de 30 + 4. Como lo demostraré más adelante, un número mayor tiene una eficacia mágica y religiosa mayor. Esto estaría en acuerdo con la preocupación manifestada en Tres Cruces de variar los números del Fuego, y preferir los que son altos. En efecto, el segundo número del Fuego en este pueblo es 39. Se obtiene por medio de una operación aritmética realizada con base en el número 4 (simbólico del Fuego), 8 (simbólico del elemento masculino) y 7 (femenino):

4 (el Fuego) x 8 (el hombre) = 32 (los 4 hombres-Fuego) + 7 (su mujer) = 39.

En Tres Cruces, el estrato de las cadenas de flores y hojas consiste en la representación individual de los cuatro hombres-Fuego (basado en los números 4 x 8) que nos recuerda con fuerza que el Códice Borgia (p. 46) ofrece una representación figurativa de los cuatro hombres-Fuego muy semejante a la representación abstracta proporcionada por los tlapanecos: un sacerdote taladra el Fuego en el corazón de una deidad, el humo sube y los dioses del Fuego se dispersan hacia las cuatro direcciones (Figura 9).

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Fig. 9 – Los cuatro dioses del Fuego según el Códice Borgia, lámina 46.

El 8 y el 7 representan en Tres Cruces el elemento masculino y el femenino. Según el estrato de la ofrenda, evocan al hombre-fuego y su mujer, o el maíz (masculino) y el frijol (femenino).

El 100 alude a un periodo de tiempo. Aparece en Apetzuca en la cadena-collar que adorna la representación completa de Lumbre (100 flores) y, en Tres Cruces, en el manojo de 100 hojuelas de palma, acompañado por « su compañero », el manojo de 50 hojuelas. Pienso que la existencia de estos dos últimos manojos se debe a la aplicación del mismo principio de dualidad, que quiere que cualquier entidad se pueda, y deba, dividir en dos.
2. Atar para crear grupos

Los números tienen un valor simbólico, el cual, al confeccionar la ofrenda, se encarna en un material vegetal. Para tal efecto, hay que agrupar flores y hojas: la atadura de los elementos vegetales sueltos permite la materialización del número. El medio es el hilo o lazo.

Así, cuando se confecciona un manojo de 24 hojuelas, una hojuela adicional sirve para atarlo. En un primer momento, se agrupan las hojuelas con la mano y la hojuela adicional enlaza su base para formar un bloque. Pero como, en función del principio de dualidad, cualquier entidad se compone de dos partes, la hojuela-lazo pasa verticalmente entre las hojuelas del manojo de manera a dividirlas en dos partes. Al mismo tiempo, la hojuela-lazo queda metida en medio del haz, formando una atadura sólida. De esta manera, el nudo queda integrado a la estructura misma del manojo.

Para confeccionar una cadena, existen dos métodos. Se atan cada hoja enrollada por medio de un nudo de modo que un mismo lazo las reúna todas, o se ensartan las flores en un hilo por medio de una aguja. Luego un último nudo cierra la rueda.

« Es como si se amarra un animal, se amarra bien para que no se pierda, para que no se suelte »: la atadura simboliza la confección de un grupo que no se puede deshacer.
3. Multiplicar para crear categorías semánticas

La multiplicación permite poner los números en acción y crear categorías semánticas, por eso se utiliza de manera sistemática. Se puede decir que ella es la que crea una entidad a partir de un número simbólico. Así, 4 simboliza el Fuego por sus cuatro rumbos, de ahí se forman 24 y 34 en los que descansa el mismo simbolismo. Pero construir el Fuego con vegetales requiere una multiplicación: 24 x 4, 24 x 24, 34 x 34, o 4 x 8, realizada al formar 24 cadenas de 4 flores, 24 manojos de 24 hojuelas, etcétera. De la misma manera, 8 simboliza el principio masculino, pero construir la entidad hombre (sea hombre-fuego o hombre-maíz) quiere se multiplique 8 por 8, de tal manera, por ejemplo, que el hombre-fuego se representa por 8 cadenas de 8 flores, y el hombre-maíz por 8 manojos de 8 hojuelas.
4. La fuerza mágica de los números

Los números no son únicamente un modo de crear categorías semánticas, es decir, no representan sólo un lenguaje. También están dotados de eficacia mágica. Los objetos contados con ciertos números no solamente « dicen » el nombre del Fuego, sino que, también, lo construyen y lo materializan. Por eso es que la ofrenda tiene realmente consecuencias benéficas para el pueblo, pero también requiere una preparación especial de los participantes (dieta y abstinencia sexual) y se puede volver sumamente peligrosa en caso de equivocarse de números o presentarlos en forma incompleta.

Los números altos están cargados de una fuerza y eficacia mayor. Esto no debe sorprendernos tratándose de una cultura en la que una larga vida (la posesión de muchos años) y una gran riqueza (la posesión de muchos pesos) otorgan la potencia. En consecuencia, no es una casualidad que el número de la mujer (7) se forme restando 1 al número del hombre (8), concebido como más fuerte.

Para otorgar a la ofrenda una eficacia mayor, un método consiste, pues, en aumentar los valores numéricos utilizados. Creo que este procedimiento es el que llevó los habitantes de Apetzuca a utilizar el 24 en lugar del 4, y los de Tres Cruces a utilizar el 34 en lugar del 24. Esa hipótesis tendrá que guiar mi futura investigación.
Reflexiones finales

Las ofrendas observadas en los dos pueblos tlapanecos ostentan características comunes ; están constituidas de varios niveles con significados distintos.

En primer lugar, se representa o, más bien dicho, se construye el Fuego como un cuadrado de leños en el que descansa un simbolismo múltiple: el Tiempo (inicia un periodo de poder político, y un ciclo solar) ; el Espacio (está al centro de los cuatro rumbos) ; el Pueblo (como un centro protegido por los rumbos de su territorio).

Luego viene la ofrenda vegetal, que también es una representación de la deidad: se repite el número del Fuego en tres estratos sucesivos (manojos de hojuelas, mechas de algodón y cadenas de hojas y flores). Tengo la hipótesis que cada uno de estos estratos representa una parte distinta de la deidad ; los manojos serían su mero cuerpo, por eso tendrían la mayor eficacia, pero también atraerían mayores peligros en caso de equivocarse de números ; las mechas representarían sus vestidos, pues el algodón es originario de estas tierras tropicales y simboliza la indumentaria de los señores y dioses ; por fin, las cadenas y collares constituirían sus adornos19. Esta representación está dotada de eficacia, no sólo dice sino que hace, de ella depende el logro de los rezos.

El nivel superior es totalmente distinto, ya que consiste en dones de comida, bebida y metal.

Las cifras ofrecen el código que permite la representación de la deidad. El número, a partir de un simbolismo de base, se materializa en un objeto vegetal y adquiere así un valor semántico. Este uso de los números es muy alejado al que acostumbramos en nuestra sociedad. De manera espontánea, el antropólogo tiende a multiplicar y sumar las hojas y las flores para obtener un total. Yo lo hice, y la primera vez que vi 8 manojos de 8 hojuelas, enuncié: 64 ; para 34 manojos de 34 hojuelas: 1156. Encuentro reacciones de este tipo en otros libros de antropología, como el de Frank Lipp, quien describe varios rituales mixes de ofrendas contadas y efectúa sistemáticamente las sumas de espinas de pino. Por ejemplo, dice que el paquete que reúne 18 manojos, cada uno con un número distinto de espinas (12 x 38 + 29 – 27 – 22 – 12 – 13 – 14), contiene 573 espinas (Lipp 1991, p. 110). El mismo autor presenta la p. 5 del Códice Fejérváry-Mayer (ibid., Fig. 11, p. 115) que muestra tres estratos de números (10 veces 11 objetos no identificados en el estrato superior ; lo mismo en el estrato que precede, y 11 veces 10 objetos no identificados en el estrato inferior), y calcula el total del modo siguiente: 10 x 11 + 10 x 11 + 11 x 11 = 34120.

Este análisis de las ofrendas tlapanecas es todavía demasiado limitado como para ofrecer un marco general explicativo para las ofrendas mesoamericanas. Sin embargo, me parece que el papel categorizante del número debe ser un rasgo esencial del sistema. En todo caso, no se trata de numerar espinas, hojuelas o flores para llegar a sumar cientos o miles de ellos, sino de crear categorías semánticas eficaces21. En este ejemplo, los números permiten representar la deidad y, de manera secundaria, lo que se pide (la cosecha) y el periodo para el cual se pide (el Tiempo)22. La comparación debe ser proseguida para sacar a luz los modelos de ofrendas (niveles y estratos con significados distintos) y los simbolismos numéricos, que suponemos deben variar según los lugares.
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1985 Historia general de las cosas de Nueva España, Ed. Porrúa, México.

Schultze Jena Leonhardt
1938 « Bei den Aztekan, Mixteken und Tlapaneken der sierra Madre del Sur von Mexiko », Indiana, G. Fischer, Jena, vol. 3.

Siméon Rémi
1977 Diccionario de la lengua Náhuatl, Siglo XXI, México.

Turner Paul R.
1972 The Highland Chontal, Holt, Rinehart & Winston, New York.

van der Loo Meter
1982 « Rituales con manojos contados en el Grupo Borgia y entre los Tlapanecos de hoy día », Coloquio Internacional, Los Indígenas de México en la época prehispánica y en la actualidad, Rutgers B.V., Leiden, pp. 232-243.

1987 Códices, Costumbres, Continuidad, un estudio de la religión mesoamericana, Archeologisch Centrum R.U., Leiden.
Notes de bas de page
1 Deseo expresar mi agradecimiento a Antonio González García, ex presidente del municipio de Acatepec y a las autoridades municipales y xiña de la comunidad de Apetzuca, en especial Alberto Neri Nayo, comisario, Bacilio Dircio Librado, coordinador, Emilio Lorenzo Espinoza, delegado de la palabra de Dios, Prisciliano García Flores, consejero del pueblo. Igualmente a las autoridades y xiña de Tres Cruces, en especial, Marcelino Reyes Agustino y Antonio Casimiro. Agradezco también a Rodolfo Avila Villegas, Concepción Asuar (CEMCA) y Jean-Marc Chavy (UMR 7535, Nanterre) su ayuda en la presentación de las ilustraciones no. 4, 5, 6 y 9. Las fótos (Fig. 1, 2, 3, 7 y 8) se deben a la ayuda de Jean-Dominique Bailleul (Universidad Paris VIII) y los Films du Village. Finalmente agradezco a Helios Figuerola y Guilhem Olivier unas observaciones y consejos valiosos.
2 Leonhardt Schultze Jena 1938, vol. 3.
3 Ver la descripción de un ritual en Oettinger 1973 y 1980, pp. 218-236 ; de tres rituales de Malinaltepec en van der Loo 1982 y 1987. Véase también Códice Cospi, 1994, pp. 267-287.
4 Carrasco 1960 ; Turner 1972 y Lipp 1991.
5 Provienen, según los autores, de la región de Cholula, de la Mixteca Alta o de la Costa del Golfo. Para una síntesis sobre este punto muy discutido, véase van der Loo, op. cit., 1987, pp. 28-31.
6 Nowotny 1961.
7 El proceso de fraccionamiento de los pueblos en la historia está detallado en Dehouve 2001.
8 Un artículo sobre el significado de estos rituales en la legitimación sagrada del poder político está actualmente en preparación.
9 De la abundante bibliografía dedicada al dios del Fuego señalamos unos títulos más importantes: entre los documentos originales, véanse la lámina 1 del Códice Fejérváry-Mayer, lap. 46 del Códice Borbónico y la obra de Sahagún (1985, L. VII, cap. X-XIII). Entre los análisis, Anders, Jansen y Reyes García 1991 ; López Luján 1993 ; López Austin 1985.
10 Broda 2000, pp. 225-267.
11 La relación entre un nuevo poder político y el sol está señalado por Guilhem Olivier 1995, p. 136, nota 45, citando a Sahagún: « Ahora alumbra el sol, es día: significa que algo nuevo aparece, un nuevo uso empieza, o el señor se asienta, está escogido ».
12 El cuadrado de leños no se realiza únicamente con finalidades rituales, sino que también sirve en la vida cotidiana para secar los leños verdes. Helios Figuerola (comunicación personal) ha notado la misma costumbre en Cancuc, en los Altos de Chiapas, donde, además, en una que otra ocasión, los campesinos se sirven de dicho cuadrado para encerrar de manera temporaria alguna gallina. Reconocemos aquí el papel secundario de « caja » o « corral » del cuadrado. Cabe precisar que el mismo simbolismo está compartido por otras construcciones, en particular el granero de maíz (cuezcomatl en náhuatl), en el cual se pone a salvo la cosecha.
13 El término náhuatl poton puede estar relacionado con potonia: « poner una cataplasma a alguién, emplumar a alguién ; en s. f. consolar, agraciar, ser misericordioso, liberal, dar una limosna », Siméon 1977, p. 394.
14 Según Berlin, Breedlove y Raven 1974 (ver el término tzeltal cilcil ’uhc’). El significado del término tlapaneco ina es hoja.
15 En la época prehispánica y colonial, esa región pagó muchos tributos de oro y todavía se conocen « minas » en ella.
16 El significado de los números que presento aquí y a continuación ha sido proporcionado por los habitantes de los pueblos, en especial, los xiña. Lo único que añadí a su exégesis son las referencias al pasado precortesiano.
17 Véase en particular León-Portilla 1993 [1956].
18 Cabe notar que 24 fue el número del Fuego en la « quema de leña » matrimonial realizada en presencia de Schultze Jena en los años treinta (Schultze Jena, op. cit., vol. 3, p. 149).
19 Los códices del Grupo Borgia y los códices mixtecos pintan muy a menudo los señores y los dioses con collares y coronas de flores: véase, por ejemplo, el personaje identificado por Alfonso Caso como un rey en el Códice Bodley 7-II (Caso 1977, t. I: Lámina V d). Alain Ichon señala por su parte que « On s’imagine les dieux rassemblés à l’Est autour d’une “Grande Table” couverte de fleurs et d’aliments, et eux-mêmes bien vêtus, bien ornés de colliers et de couronnes de fleurs » (Ichon 1969, p. 142).
20 Seler había tratado de hacer lo mismo, buscando números con significado astronómico, sin éxito. Por esa razón, había sido criticado por Nowotny (1961) y Peter van der Loo (1987).
21 Alain Ichon llega a conclusiones semejantes a propósito de los totonacos: « Il semble donc que les muñecos de bois totonaques correspondent aux figurines de papier tepehuas […] et otomies, le symbolisme numérique remplaçant pour désigner les dieux, celui de la forme et de la couleur. Mais ce symbolisme est limité aux nombres symboliques eux-mêmes : 4, 7 et 17, 12 et 13, 20, 25, et multiples de 25 ; alors que les combinaisons permises par les papiers découpés sont illimitées. Aussi assiste-t-on chez les Tepehuas à une évolution qui tend de plus en plus à éloigner la figurine de ce qu’elle était à l’origine et de ce qu’elle est restée chez les Totonaques : une représentation de la divinité » (Ichon, op. cit., p. 235).
22 El tema se presta para la comparación antropológica, y cabe señalar la interpretación proporcionada por el Veda hindú de la construcción del Fuego con 24 ladrillos (Malamoud 1986, pp. 77-98).

Pour citer cet article
Danièle Dehouve, « El Fuego Nuevo: interpretación de una « ofrenda contada » tlapaneca (Guerrero, México) », Journal de la Société des Américanistes, 2001, tome 87, [En ligne], mis en ligne le 17 novembre 2005. URL : http://jsa.revues.org/document1996.html. Consulté le 12 novembre 2007.
Danièle Dehouve

Laboratoire d’ethnologie et de sociologie comparative, UMR 7535 du CNRS
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Brevísima relación de la destrucción de las Indias

Brevísima relación de la destrucción de las Indias
[Crónica de Indias: Texto completo]
Fray Bartolomé de las Casas

Brevísima relación de la destruición de las Indias, colegida por el obispo don fray Bartolomé de Las Casas o Casaus, de la orden de Santo Domingo, año 1552

ARGUMENTO DEL PRESENTE EPÍTOME

Todas las cosas que han acaecido en las Indias, desde su maravilloso descubrimiento y del principio que a ellas fueron españoles para estar tiempo alguno, y después, en el proceso adelante hasta los días de agora, han sido tan admirables y tan no creíbles en todo género a quien no las vido, que parece haber añublado1 y puesto silencio y bastantes a poner olvido a todas cuantas por hazañosas que fuesen en los siglos pasados se vieron y oyeron en el mundo. Entre estas son las matanzas y estragos de gentes inocentes y despoblaciones de pueblos, provincias y reinos que en ella se han perpetrado, y que todas las otras no de menor espanto. Las unas y las otras refiriendo a diversas personas que no las sabían, y el obispo don fray Bartolomé de las Casas o Casaus, la vez que vino a la corte después de fraile a informar al Emperador nuestro señor (como quien todas bien visto había), y causando a los oyentes con la relación de ellas una manera de éxtasis y suspensión de ánimos, fué rogado e importunado que de estas postreras pusiese algunas con brevedad por escripto. Él lo hizo, y viendo algunos años después muchos insensibles hombres que la cobdicia y ambición ha hecho degenerar del ser hombres, y sus facinorosas obras traído en reprobado sentido, que no contentos con las traiciones y maldades que han cometido, despoblando con exquisitas especies de crueldad aquel orbe, importunaban al rey por licencia y auctoridad para tornarlas a cometer y otras peores (si peores pudiesen ser), acordó presentar esta suma, de lo que cerca de esto escribió, al Príncipe nuestro señor, para que Su Alteza fuese en que se les denegase; y parecióle cosa conveniente ponella en molde, porque Su Alteza la leyese con más facilidad. Y esta es la razón del siguiente epítome, o brevísima relación.

FIN DEL ARGUMENTO

PRÓLOGO

Del obispo fray Bartolomé de las Casas o Casaus para el muy alto y muy poderoso señor el príncipe de las Españas, don Felipe, nuestro señor

Muy alto e muy poderoso señor:

Como la Providencia Divina tenga ordenado en su mundo que para direción y común utilidad del linaje humano se constituyesen, en los reinos y pueblos, reyes, como padres y pastores (según los nombra Homero), y, por consiguiente, sean los más nobles y generosos miembros de las repúblicas, ninguna dubda de la rectitud de sus ánimos reales se tiene, o con recta razón se debe tener, que si algunos defectos, nocumentos2 y males se padecen en ellas, no ser otra la causa sino carecer los reyes de la noticia de ellos. Los cuales, si les constasen, con sumo estudio y vigilante solercia3 extirparían. Esto parece haber dado a entender la divina Escriptura de los proverbios de Salomón. Rex qui sedet in solio iudicit, dissipatomne malum intuitu suo. Porque de la innata y natural virtud del rey, así se supone, conviene a saber, que la noticia sola del mal de su reino es bastantísima para que lo disipe, y que ni por un momento solo, en cuanto en sí fuere, lo pueda sufrir.

Considerando, pues, yo (muy poderoso señor), los males e daños, perdición e jacturas4 (de los cuales nunca otros iguales ni semejantes se imaginaron poderse por hombres hacer) de aquellos tantos y tan grandes e tales reinos, y, por mejor decir, de aquel vastísimo e nuevo mundo de las Indias, concedidos y encomendados por Dios y por su Iglesia a los reyes de Castilla para que se los rigiesen e gobernasen, convirtiesen e prosperasen temporal y espiritualmente, como hombre que por cincuenta años y más de experiencia, siendo en aquellas tierras presente los he visto cometer; que, constándole a Vuestra Alteza algunas particulares hazañas de ellos, no podría contenerse de suplicar a Su Majestad con instancia importuna que no conceda ni permita las que los tiranos inventaron, prosiguieron y han cometido [que] llaman conquistas, en las cuales, si se permitiesen, han de tornarse a hacer, pues de sí mismas (hechas contra aquellas indianas gentes, pacíficas, humildes y mansas que a nadie ofenden), son inicuas, tiránicas y por toda ley natural, divina y humana, condenadas, detestadas e malditas; deliberé, por no ser reo, callando, de las perdiciones de ánimas e cuerpos infinitas que los tales perpetraran, poner en molde algunas e muy pocas que los días pasados colegí de innumerables, que con verdad podría referir, para que con más facilidad Vuestra Alteza las pueda leer.

Y puesto que el arzobispo de Toledo, maestro de Vuestra Alteza, siendo obispo de Cartagena me las pidió e presentó a Vuestra Alteza, pero por los largos caminos de mar y de tierra que Vuestra Alteza ha emprendido, y ocupaciones frecuentes reales que ha tenido, puede haber sido que, o Vuestra Alteza no las leyó o que ya olvidadas las tiene, y el ansia temeraria e irracional de los que tienen por nada indebidamente derramar tan inmensa copia de humana sangre e despoblar de sus naturales moradores y poseedores, matando mil cuentos5 de gentes, aquellas tierras grandísimas, e robar incomparables tesoros, crece cada hora importunando por diversas vías e varios fingidos colores, que se les concedan o permitan las dichas conquistas (las cuales no se les podrían conceder sin violación de la ley natural e divina, y, por consiguiente, gravísimos pecados mortales, dignos de terribles y eternos suplicios), tuve por conveniente servir a Vuestra Alteza con este sumario brevísimo, de muy difusa historia, que de los estragos e perdiciones acaecidas se podría y debería componer.

Suplico a Vuestra Alteza lo resciba e lea con la clemencia e real benignidad que suele las obras de sus criados y servidores que puramente, por sólo el bien público e prosperidad del estado real, servir desean. Lo cual visto, y entendida la deformidad de la injusticia que a aquellas gentes inocentes se hace, destruyéndolas y despedazándolas sin haber causa ni razón justa para ello, sino por sola la codicia e ambición de los que hacer tan nefarias obras pretenden, Vuestra Alteza tenga por bien de con eficacia suplicar e persuadir a Su Majestad que deniegue a quien las pidiere tan nocivas y detestables empresas, antes ponga en esta demanda infernal perpetuo silencio, con tanto terror, que ninguno sea osado desde adelante ni aun solamente se las nombrar.

Cosa es esta (muy alto señor) convenientísima e necesaria para que todo el estado de la corona real de Castilla, espiritual y temporalmente, Dios lo prospere e conserve y haga bienaventurado. Amén.

BREVÍSIMA RELACIÓN DE LA DESTRUICIÓN DE LAS INDIAS

Descubriéronse las Indias en el año de mil y cuatrocientos y noventa y dos. Fuéronse a poblar el año siguiente de cristianos españoles, por manera que ha cuarenta e nueve años que fueron a ellas cantidad de españoles; e la primera tierra donde entraron para hecho de poblar fué la grande y felicísima isla Española, que tiene seiscientas leguas en torno. Hay otras muy grandes e infinitas islas alrededor, por todas las partes della, que todas estaban e las vimos las más pobladas e llenas de naturales gentes, indios dellas, que puede ser tierra poblada en el mundo. La tierra firme, que está de esta isla por lo más cercano docientas e cincuenta leguas, pocas más, tiene de costa de mar más de diez mil leguas descubiertas, e cada día se descubren más, todas llenas como una colmena de gentes en lo que hasta el año de cuarenta e uno se ha descubierto, que parece que puso Dios en aquellas tierras todo el golpe o la mayor cantidad de todo el linaje humano.

Todas estas universas e infinitas gentes a todo género crió Dios los más simples, sin maldades ni dobleces, obedientísimas y fidelísimas a sus señores naturales e a los cristianos a quien sirven; más humildes, más pacientes, más pacíficas e quietas, sin rencillas ni bullicios, no rijosos, no querulosos, sin rencores, sin odios, sin desear venganzas, que hay en el mundo. Son asimismo las gentes más delicadas, flacas y tiernas en complisión6 e que menos pueden sufrir trabajos y que más fácilmente mueren de cualquiera enfermedad, que ni hijos de príncipes e señores entre nosotros, criados en regalos e delicada vida, no son más delicados que ellos, aunque sean de los que entre ellos son de linaje de labradores.

Son también gentes paupérrimas y que menos poseen ni quieren poseer de bienes temporales; e por esto no soberbias, no ambiciosas, no codiciosas. Su comida es tal, que la de los sanctos padres en el desierto no parece haber sido más estrecha ni menos deleitosa ni pobre. Sus vestidos, comúnmente, son en cueros, cubiertas sus vergüenzas, e cuando mucho cúbrense con una manta de algodón, que será como vara y media o dos varas de lienzo en cuadra. Sus camas son encima de una estera, e cuando mucho, duermen en unas como redes colgadas, que en lengua de la isla Española llamaban hamacas.

Son eso mesmo de limpios e desocupados e vivos entendimientos, muy capaces e dóciles para toda buena doctrina; aptísimos para recebir nuestra sancta fee católica e ser dotados de virtuosas costumbres, e las que menos impedimientos tienen para esto, que Dios crió en el mundo. Y son tan importunas desque una vez comienzan a tener noticia de las cosas de la fee, para saberlas, y en ejercitar los sacramentos de la Iglesia y el culto divino, que digo verdad que han menester los religiosos, para sufrillos, ser dotados por Dios de don muy señalado de paciencia; e, finalmente, yo he oído decir a muchos seglares españoles de muchos años acá e muchas veces, no pudiendo negar la bondad que en ellos veen: «Cierto estas gentes eran las más bienaventuradas del mundo si solamente conocieran a Dios.»

En estas ovejas mansas, y de las calidades susodichas por su Hacedor y Criador así dotadas, entraron los españoles, desde luego que las conocieron, como lobos e tigres y leones cruelísimos de muchos días hambrientos. Y otra cosa no han hecho de cuarenta años a esta parte, hasta hoy, e hoy en este día lo hacen, sino despedazarlas, matarlas, angustiarlas, afligirlas, atormentarlas y destruirlas por las extrañas y nuevas e varias e nunca otras tales vistas ni leídas ni oídas maneras de crueldad, de las cuales algunas pocas abajo se dirán, en tanto grado, que habiendo en la isla Española sobre tres cuentos de ánimas que vimos, no hay hoy de los naturales de ella docientas personas. La isla de Cuba es cuasi tan luenga como desde Valladolid a Roma; está hoy cuasi toda despoblada. La isla de Sant Juan e la de Jamaica, islas muy grandes e muy felices e graciosas, ambas están asoladas. Las islas de los Lucayos, que están comarcanas a la Española y a Cuba por la parte del Norte, que son más de sesenta con las que llamaban de Gigantes e otras islas grandes e chicas, e que la peor dellas es más fértil e graciosa que la huerta del rey de Sevilla, e la más sana tierra del mundo, en las cuales había más de quinientas mil ánimas, no hay hoy una sola criatura. Todas las mataron trayéndolas e por traellas a la isla Española, después que veían que se les acababan los naturales della. Andando en navío tres años a rebuscar por ellas la gente que había, después de haber sido vendimiadas, porque un buen cristiano se movió por piedad para los que se hallasen convertirlos e ganarlos a Cristo, no se hallaron sino once personas, las cuales yo vide. Otras más de treinta islas, que están en comarca de la isla de Sant Juan, por la misma causa están despobladas e perdidas. Serán todas estas islas, de tierra, más de dos mil leguas, que todas están despobladas e desiertas de gente.

De la gran tierra firme somos ciertos que nuestros españoles por sus crueldades y nefandas obras han despoblado y asolado y que están hoy desiertas, estando llenas de hombres racionales, más de diez reinos mayores que toda España, aunque entre Aragón y Portugal en ellos, y más tierra que hay de Sevilla a Jerusalén dos veces, que son más de dos mil leguas.

Daremos por cuenta muy cierta y verdadera que son muertas en los dichos cuarenta años por las dichas tiranías e infernales obras de los cristianos, injusta y tiránicamente, más de doce cuentos de ánimas, hombres y mujeres y niños; y en verdad que creo, sin pensar engañarme, que son más de quince cuentos.

Dos maneras generales y principales han tenido los que allá han pasado, que se llaman cristianos, en estirpar y raer de la haz de la tierra a aquellas miserandas naciones. La una, por injustas, crueles, sangrientas y tiránicas guerras. La otra, después que han muerto todos los que podrían anhelar o sospirar o pensar en libertad, o en salir de los tormentos que padecen, como son todos los señores naturales y los hombres varones (porque comúnmente no dejan en las guerras a vida sino los mozos y mujeres), oprimiéndolos con la más dura, horrible y áspera servidumbre en que jamás hombres ni bestias pudieron ser puestas. A estas dos maneras de tiranía infernal se reducen e ser resuelven o subalternan como a géneros todas las otras diversas y varias de asolar aquellas gentes, que son infinitas.

La causa por que han muerto y destruído tantas y tales e tan infinito número de ánimas los cristianos ha sido solamente por tener por su fin último el oro y henchirse de riquezas en muy breves días e subir a estados muy altos e sin proporción de sus personas (conviene a saber): por la insaciable codicia e ambición que han tenido, que ha sido mayor que en el mundo ser pudo, por ser aquellas tierras tan felices e tan ricas, e las gentes tan humildes, tan pacientes y tan fáciles a sujetarlas; a las cuales no han tenido más respecto ni dellas han hecho más cuenta ni estima (hablo con verdad por lo que sé y he visto todo el dicho tiempo), no digo que de bestias (porque pluguiera a Dios que como a bestias las hubieran tractado y estimado), pero como y menos que estiércol de las plazas. Y así han curado de sus vidas y de sus ánimas, e por esto todos los números e cuentos dichos han muerto sin fee, sin sacramentos. Y esta es una muy notoria y averiguada verdad, que todos, aunque sean los tiranos y matadores, la saben e la confiesan: que nunca los indios de todas las Indias hicieron mal alguno a cristianos, antes los tuvieron por venidos del cielo, hasta que, primero, muchas veces hubieron recebido ellos o sus vecinos muchos males, robos, muertes, violencias y vejaciones dellos mesmos.

DE LA ISLA ESPAÑOLA

En la isla Española, que fué la primera, como dijimos, donde entraron cristianos e comenzaron los grandes estragos e perdiciones destas gentes e que primero destruyeron y despoblaron, comenzando los cristianos a tomar las mujeres e hijos a los indios para servirse e para usar mal dellos e comerles sus comidas que de sus sudores e trabajos salían, no contentándose con lo que los indios les daban de su grado, conforme a la facultad que cada uno tenía (que siempre es poca, porque no suelen tener más de lo que ordinariamente han menester e hacen con poco trabajo e lo que basta para tres casas de a diez personas cada una para un mes, come un cristiano e destruye en un día) e otras muchas fuerzas e violencias e vejaciones que les hacían, comenzaron a entender los indios que aquellos hombres no debían de haber venido del cielo; y algunos escondían sus comidas; otros sus mujeres e hijos; otros huíanse a los montes por apartarse de gente de tan dura y terrible conversación. Los cristianos dábanles de bofetadas e puñadas y de palos, hasta poner las manos en los señores de los pueblos. E llegó esto a tanta temeridad y desvergüenza, que al mayor rey, señor de toda la isla, un capitán cristiano le violó por fuerza su propia mujer.

De aquí comenzaron los indios a buscar maneras para echar los cristianos de sus tierras: pusiéronse en armas, que son harto flacas e de poca ofensión e resistencia y menos defensa (por lo cual todas sus guerras son poco más que acá juegos de cañas e aun de niños); los cristianos con sus caballos y espadas e lanzas comienzan a hacer matanzas e crueldades extrañas en ellos. Entraban en los pueblos, ni dejaban niños y viejos, ni mujeres preñadas ni paridas que no desbarrigaban e hacían pedazos, como si dieran en unos corderos metidos en sus apriscos. Hacían apuestas sobre quién de una cuchillada abría el hombre por medio, o le cortaba la cabeza de un piquete o le descubría las entrañas. Tomaban las criaturas de las tetas de las madres, por las piernas, y daban de cabeza con ellas en las peñas. Otros, daban con ellas en ríos por las espaldas, riendo e burlando, e cayendo en el agua decían: bullís, cuerpo de tal; otras criaturas metían a espada con las madres juntamente, e todos cuantos delante de sí hallaban. Hacían unas horcas largas, que juntasen casi los pies a la tierra, e de trece en trece, a honor y reverencia de Nuestro Redemptor e de los doce apóstoles, poniéndoles leña e fuego, los quemaban vivos. Otros, ataban o liaban todo el cuerpo de paja seca pegándoles fuego, así los quemaban. Otros, y todos los que querían tomar a vida, cortábanles ambas manos y dellas llevaban colgando, y decíanles: “Andad con cartas.” Conviene a saber, lleva las nuevas a las gentes que estaban huídas por los montes. Comúnmente mataban a los señores y nobles desta manera: que hacían unas parrillas de varas sobre horquetas y atábanlos en ellas y poníanles por debajo fuego manso, para que poco a poco, dando alaridos en aquellos tormentos, desesperados, se les salían las ánimas.

Una vez vide que, teniendo en las parrillas quemándose cuatro o cinco principales y señores (y aun pienso que había dos o tres pares de parrillas donde quemaban otros), y porque daban muy grandes gritos y daban pena al capitán o le impedían el sueño, mandó que los ahogasen, y el alguacil, que era peor que el verdugo que los quemaba (y sé cómo se llamaba y aun sus parientes conocí en Sevilla), no quiso ahogarlos, antes les metió con sus manos palos en las bocas para que no sonasen y atizoles el fuego hasta que se asaron de despacio como él quería. Yo vide todas las cosas arriba dichas y muchas otras infinitas. Y porque toda la gente que huir podía se encerraba en los montes y subía a las sierras huyendo de hombres tan inhumanos, tan sin piedad y tan feroces bestias, extirpadores y capitales enemigos del linaje humano, enseñaron y amaestraron lebreles, perros bravísimos que en viendo un indio lo hacían pedazos en un credo, y mejor arremetían a él y lo comían que si fuera un puerco. Estos perros hicieron grandes estragos y carnecerías. Y porque algunas veces, raras y pocas, mataban los indios algunos cristianos con justa razón y santa justicia, hicieron ley entre sí, que por un cristiano que los indios matasen, habían los cristianos de matar cien indios.

LOS REINOS QUE HABÍA EN LA ISLA ESPAÑOLA

Había en esta isla Española cinco reinos muy grandes principales y cinco reyes muy poderosos, a los cuales cuasi obedecían todos los otros señores, que eran sin número, puesto que algunos señores de algunas apartadas provincias no reconocían superior dellos alguno. El un reino se llamaba Maguá, la última sílaba aguda, que quiere decir el reino de la vega. Esta vega es de las más insignes y admirables cosas del mundo, porque dura ochenta leguas de la mar del Sur a la del Norte. Tiene de ancho cinco leguas y ocho hasta diez y tierras altísimas de una parte y de otra. Entran en ella sobre treinta mil ríos y arroyos, entre los cuales son los doce tan grandes como Ebro y Duero y Guadalquivir; y todos los ríos que vienen de la una sierra que está al Poniente, que son los veinte y veinte y cinco mil, son riquísimos de oro. En la cual sierra o sierras se contiene la provincia de Cibao, donde se dicen las minas de Cibao, donde sale aquel señalado y subido en quilates oro que por acá tiene gran fama. El rey y señor deste reino se llamaba Guarionex; tenía señores tan grandes por vasallos, que juntaba uno dellos dieciséis mil hombre de pelea para servir a Guarionex, e yo conocí a algunos dellos. Este rey Guarionex era muy obediente y virtuoso, y naturalmente pacífico, y devoto a los reyes de Castilla, y dió ciertos años su gente, por su mandado, cada persona que tenía casa, lo hueco de un cascabel lleno de oro, y después, no pudiendo henchirlo, se lo cortaron por medio e dió llena mitad, porque los indios de aquella isla tenían muy poca o ninguna industria de coger o sacar el oro de las minas. Decía y ofrescíase este cacique a servir al rey de Castilla con hacer una labranza que llegase desde la Isabela, que fué la primera población de los cristianos, hasta la ciudad de Sancto Domingo, que son grandes cincuenta leguas, porque no le pidiesen oro, porque decía, y con verdad, que no lo sabían coger sus vasallos. La labranza que decía que haría sé yo que la podía hacer y con grande alegría, y que valiera más al rey cada año de tres cuentos de castellanos, y aun fuera tal que causara esta labranza haber en la isla hoy más de cincuenta ciudades tan grandes como Sevilla.

El pago que dieron a este rey y señor, tan bueno y tan grande, fué deshonrarlo por la mujer, violándosela un capitán mal cristiano: él, que pudiera aguardar tiempo y juntar de su gente para vengarse, acordó de irse y esconderse sola su persona y morir desterrado de su reino y estado a una provincia que se decía de los Ciguayos, donde era un gran señor su vasallo. Desde que lo hallaron menos los cristianos no se les pudo encubrir: van y hacen guerra al señor que lo tenía, donde hicieron grandes matanzas, hasta que en fin lo hobieron de hallar y prender, y preso con cadenas y grillos lo metieron en una nao para traerlo a Castilla. La cual se perdió en la mar y con él se ahogaron muchos cristianos y gran cantidad de oro, entre lo cual pereció el grano grande, que era como una hogaza y pesaba tres mil y seiscientos castellanos, por hacer Dios venganza de tan grandes injusticias.

El otro reino se decía del Marién, donde agora es el Puerto Real, al cabo de la Vega, hacia el Norte, y más grande que el reino de Portugal, aunque cierto harto más felice y digno de ser poblado, y de muchas y grandes sierras y minas de oro y cobre muy rico, cuyo rey se llamaba Guacanagarí (última aguda), debajo del cual había muchos y muy grandes señores, de los cuales yo vide y conocí muchos, y a la tierra deste fué primero a parar el Almirante viejo que descubrió las Indias; al cual recibió la primera vez el dicho Guacanagarí, cuando descubrió la isla, con tanta humanidad y caridad, y a todos los cristianos que con él iban, y les hizo tan suave y gracioso recibimiento y socorro y aviamiento7 (perdiéndosele allí aun la nao en que iba el Almirante), que en su misma patria y de sus mismos padres no lo pudiera recibir mejor. Esto sé por relación y palabras del mismo Almirante. Este rey murió huyendo de las matanzas y crueldades de los cristianos, destruído y privado de su estado, por los montes perdido. Todos los otros señores súbditos suyos murieron en la tiranía y servidumbre que abajo será dicha.

El tercero reino y señorío fué la Maguana, tierra también admirable, sanísima y fertilísima, donde agora se hace la mejor azúcar de aquella isla. El rey del se llamó Caonabó. Éste en esfuerzo y estado y gravedad y cerimonias de su servicio, excedió a todos los otros. A éste prendieron con una gran sutileza y maldad, estando seguro en su casa. Metiéronlo después en un navío para traello a Castilla, y estando en el puerto seis navíos para se partir, quiso Dios mostrar ser aquella con las otras grande iniquidad y injusticia y envió aquella noche una tormenta que hundió todos los navíos y ahogó todos los cristianos que en ellos estaban, donde murió el dicho Caonabó cargado de cadenas y grillos. Tenía este señor tres o cuatro hermanos muy varoniles y esforzados como él; vista la prisión tan injusta de su hermano y señor y las destruiciones y matanzas que los cristianos en los otros reinos hacían, especialmente desde que supieron que el rey su hermano era muerto, pusiéronse en armas para ir a cometer y vengarse de los cristianos; van los cristianos a ellos con ciertos de caballo (que es la más perniciosa arma que puede ser para entre indios) y hacen tanto estragos y matanzas que asolaron y despoblaron la mitad de todo aquel reino.

El cuarto reino es el que se llamó de Xaraguá; éste era como el meollo o médula o como la corte de toda aquella isla; excedía a la lengua y habla ser más polida; en la policía y crianza más ordenada y compuesta; en la muchedumbre de la nobleza y generosidad, porque había muchos y en gran cantidad señores y nobles; y en la lindeza y hermosura de toda la gente, a todos los otros. El rey y señor dél se llamaba Behechio; tenía una hermana que se llamaba Anacaona. Estos dos hermanos hicieron grandes servicios a los reyes de Castilla e inmensos beneficios a los cristianos, librándolos de muchos peligros de muerte, y después de muerto el rey Behechio quedó en el reino por señora Anacaona. Aquí llegó una vez el gobernador que gobernaba esta isla con sesenta de caballo y más trecientos peones, que los de caballos solos bastaban para asolar a toda la isla y la tierra firme, y llegáronse más de trescientos señores a su llamado seguros, de los cuales hizo meter dentro de una casa de paja muy grande los más señores por engaño, e metidos les mandó poner fuego y los quemaron vivos. A todos los otros alancearon e metieron a espada con infinita gente, e a la señora Anacaona, por hacerle honra, ahorcaron. Y acaescía algunos cristianos, o por piedad o por codicia, tomar algunos niños para ampararlos no los matasen, e poníanlos a las ancas de los caballos: venía otro español por detrás e pasábalo con su lanza. Otrosí, estaba el niño en el suelo, le cortaban las piernas con el espada. Alguna gente que pudo huir desta tan inhumana crueldad, pasáronse a una isla pequeña que está cerca de allí ocho leguas en la mar, y el dicho gobernador condenó a todos estos que allí se pasaron que fuesen esclavos, porque huyeron de la carnicería.

El quinto reino se llamaba Higüey e señoreábalo una reina vieja que se llamó Higuanamá. A ésta ahorcaron; e fueron infinitas las gentes que yo vide quemar vivas y despedazar e atormentar por diversas y nuevas maneras de muertes e tormentos y hacer esclavos todos los que a vida tomaron. Y porque son tantas las particularidades que en estas matanzas e perdiciones de aquellas gentes ha habido, que en mucha escritura no podrían caber (porque en verdad que creo que por mucho que dijese no pueda explicar de mil partes una), sólo quiero en lo de las guerras susodichas concluir con decir e afirmar que en Dios y en mi conciencia que tengo por cierto que para hacer todas las injusticias y maldades dichas e las otras que dejo e podría decir, no dieron más causa los indios ni tuvieron más culpa que podrían dar o tener un convento de buenos e concertados religiosos para robarlos e matarlos y los que de la muerte quedasen vivos, ponerlos en perpetuo cautiverio e servidumbre de esclavos. Y más afirmo, que hasta que todas las muchedumbres de gentes de aquella isla fueron muertas e asoladas, que pueda yo creer y conjecturar, no cometieron contra los cristianos un solo pecado mortal que fuese punible por hombres; y los que solamente son reservados a Dios, como son los deseos de venganza, odio y rancor que podían tener aquellas gentes contra tan capitales enemigos como les fueron los cristianos, éstos creo que cayeron en muy pocas personas de los indios, y eran poco más impetuosos e rigurosos, por la mucha experiencia que dellos tengo, que de niños o muchachos de diez o doce años. Y sé por cierta e infalible sciencia que los indios tuvieron siempre justísima guerra contra los cristianos, e los cristianos una ni ninguna nunca tuvieron justa contra los indios, antes fueron todas diabólicas e injustísimas e mucho más que de ningún tirano se puede decir del mundo; e lo mismo afirmo de cuantas han hecho en todas las Indias.

Después de acabadas las guerras e muertes en ellas, todos los hombres, quedando comúnmente los mancebos y mujeres y niños, repartiéronlos entre sí, dando a uno treinta, a otro cuarenta, a otro ciento y docientos (según la gracia que cada uno alcanzaba con el tirano mayor, que decían gobernador). Y así repartidos a cada cristiano dábanselos con esta color: que los enseñase en las cosas de la fe católica, siendo comúnmente todos ellos idiotas y hombres crueles, avarísimos e viciosos, haciéndoles curas de ánimas. Y la cura o cuidado que dellos tuvieron fué enviar los hombres a las minas a sacar oro, que es trabajo intolerable, e las mujeres ponían en las estancias, que son granjas, a cavar las labranzas y cultivar la tierra, trabajo para hombres muy fuertes y recios. No daban a los unos ni a las otras de comer sino yerbas y cosas que no tenían sustancia; secábaseles la leche de las tetas a las mujeres paridas, e así murieron en breve todas las criaturas. Y por estar los maridos apartados, que nunca vían a las mujeres, cesó entre ellos la generación; murieron ellos en las minas, de trabajos y hambre, y ellas en las estancias o granjas, de lo mesmo, e así se acabaron tanta e tales multitudes de gentes de aquella isla; e así se pudiera haber acabado todas las del mundo. Decir las cargas que les echaban de tres y cuatro arrobas, e los llevaban ciento y doscientas leguas (y los mismos cristianos se hacían llevar en hamacas, que son como redes, acuestas de los indios), porque siempre usaron dellos como de bestias para cargar. Tenían mataduras en los hombros y espaldas, de las cargas, como muy matadas bestias; decir asimismo los azotes, palos, bofetadas, puñadas, maldiciones e otros mil géneros de tormentos que en los trabajos les daban, en verdad que en mucho tiempo ni papel no se pudiese decir e que fuese para espantar los hombres.

Y es de notar que la perdición destas islas y tierras se comenzaron a perder y destruir desde que allá se supo la muerte de la serenísima reina doña Isabel, que fué el año de mil e quinientos e cuatro, porque hasta entonces sólo en esta isla se habían destruído algunas provincias por guerras injustas, pero no de todo, y éstas por la mayor parte y cuasi todas se le encubrieron a la Reina. Porque la Reina, que haya santa gloria, tenía grandísimo cuidado e admirable celo a la salvación y prosperidad de aquellas gentes, como sabemos los que lo vimos y palpamos con nuestros ojos e manos los ejemplos desto.

Débese de notar otra regla en esto: que en todas las partes de las Indias donde han ido y pasado cristianos, siempre hicieron en los indios todas las crueldades susodichas, e matanzas, e tiranías, e opresiones abominables en aquellas inocentes gentes; e añadían muchas más e mayores y más nuevas maneras de tormentos, e más crueles siempre fueron porque los dejaba Dios más de golpe caer y derrocarse en reprobado juicio o sentimiento.

DE LAS DOS ISLAS DE SANT JUAN Y JAMAICA

Pasaron a la isla de Sant Juan y a la de Jamaica (que eran unas huertas y unas colmenas) el año de mil e quinientos y nueve los españoles, con el fin e propósito que fueron a la Española. Los cuales hicieron e cometieron los grandes insultos e pecados susodichos, y añadieron muchas señaladas e grandísimas crueldades más, matando y quemando y asando y echando a perros bravos, e después oprimiendo y atormentando y vejando en las minas y en los otros trabajos, hasta consumir y acabar todos aquellos infelices inocentes: que había en las dichas dos islas más de seiscientas mil ánimas, y creo que más de un cuento, e no hay hoy en cada una doscientas personas, todas perecidas sin fe e sin sacramentos.

DE LA ISLA DE CUBA

El año de mil e quinientos y once pasaron a 1a isla de Cuba, que es como dije tan luenga como de Valladolid a Roma (donde había grandes provincias de gentes), comenzaron y acabaron de las maneras susodichas e mucho más y más cruelmente. Aquí acaescieron cosas muy señaladas. Un cacique e señor muy principal, que por nombre tenia Hatuey, que se había pasado de la isla Española a Cuba con mucha gente por huir de las calamidades e inhumanas obras de los cristianos, y estando en aquella isla de Cuba, e dándole nuevas ciertos indios, que pasaban a ella los cristianos, ayuntó mucha de toda su gente e díjoles: “Ya sabéis cómo se dice que los cristianos pasan acá, e tenéis experiencia cuáles han parado a los señores fulano y fulano y fulano; y aquellas gentes de Haití (que es la Española) lo mesmo vienen a hacer acá. ¿Sabéis quizá por qué lo hacen?” Dijeron: “No; sino porque son de su natura crueles e malos.” Dice él: “No lo hacen por sólo eso, sino porque tienen un dios a quien ellos adoran e quieren mucho y por haberlo de nosotros para lo adorar, nos trabajan de sojuzgar e nos matan.” Tenía cabe sí una cestilla llena de oro en joyas y dijo: “Veis aquí el dios de los cristianos; hagámosle si os parece areítos (que son bailes y danzas) e quizá le agradaremos y les mandará que no nos hagan mal.” Dijeron todos a voces: “¡Bien es, bien es!” Bailáronle delante hasta que todos se cansaron. Y después dice el señor Hatuey: “Mira, como quiera que sea, si lo guardamos, para sacárnoslo, al fin nos han de matar; echémoslo en este río.” Todos votaron que así se hiciese, e así lo echaron en un río grande que allí estaba.

Este cacique y señor anduvo siempre huyendo de los cristianos desque llegaron a aquella isla de Cuba, como quien los conoscía, e defendíase cuando los topaba, y al fin lo prendieron. Y sólo porque huía de gente tan inicua e cruel y se defendía de quien lo quería matar e oprimir hasta la muerte a sí e toda su gente y generación, lo hubieron vivo de quemar. Atado a un palo decíale un religioso de San Francisco, sancto varón que allí estaba, algunas cosas de Dios y de nuestra fee, (el cual nunca las había jamás oído), lo que podía bastar aquel poquillo tiempo que los verdugos le daban, y que si quería creer aquello que le decía iría al cielo, donde había gloria y eterno descanso, e si no, que había de ir al infierno a padecer perpetuos tormentos y penas. Él, pensando un poco, preguntó al religioso si iban cristianos al cielo. El religioso le respondió que sí, pero que iban los que eran buenos. Dijo luego el cacique, sin más pensar, que no quería él ir allá, sino al infierno, por no estar donde estuviesen y por no ver tan cruel gente. Esta es la fama y honra que Dios e nuestra fee ha ganado con los cristianos que han ido a las Indias.

Una vez, saliéndonos a recebir con mantenimientos y regalos diez leguas de un gran pueblo, y llegados allá, nos dieron gran cantidad de pescado y pan y comida con todo lo que más pudieron; súbitamente se les revistió el diablo a los cristianos e meten a cuchillo en mi presencia (sin motivo ni causa que tuviesen) más de tres mil ánimas que estaban sentados delante de nosotros, hombres y mujeres e niños. Allí vide tan grandes crueldades que nunca los vivos tal vieron ni pensaron ver.

Otra vez, desde a pocos días, envié yo mensajeros, asegurando que no temiesen, a todos los señores de la provincia de la Habana, porque tenían por oídas de mi crédito, que no se ausentasen, sino que nos saliesen a recibir, que no se les haría mal ninguno (porque de las matanzas pasadas estaba toda la tierra asombrada), y esto hice con parecer del capitán; e llegados a la provincia saliéronnos a recebir veinte e un señores y caciques, e luego los prendió el capitán, quebrantando el seguro que yo les había dado, e los quería quemar vivos otro día diciendo que era bien, porque aquellos señores algún tiempo habían de hacer algún mal. Vídeme en muy gran trabajo quitarlos de la hoguera, pero al fin se escaparon.

Después de que todos los indios de la tierra desta isla fueron puestos en la servidumbre e calamidad de los de la Española, viéndose morir y perecer sin remedio, todos comenzaron a huir a los montes; otros, a ahorcarse de desesperados, y ahorcábanse maridos e mujeres, e consigo ahorcaban los hijos; y por las crueldades de un español muy tirano (que yo conocí) se ahorcaron más de doscientos indios. Pereció desta manera infinita gente.

Oficial del rey hobo en esta isla que le dieron de repartimiento trescientos indios e a cabo de tres meses había muerto en los trabajos de las minas los docientos e setenta, que no le quedaron de todos sino treinta, que fue el diezmo. Después le dieron otros tantos y más, e también los mató, e dábanle más y más mataba, hasta que se murió y el diablo le llevó el alma.

En tres o cuatro meses, estando yo presente, murieron de hambre, por llevarles los padres y las madres a las minas, más de siete mil niños. Otras cosas vide espantables.

Después acordaron de ir a montear los indios que estaban por los montes, donde hicieron estragos admirables, e así asolaron e despoblaron toda aquella isla, la cual vimos agora poco ha y es una gran lástima e compasión verla yermada y hecha toda una soledad.

LA CREACION

LA CREACION
Victor Antonio Caso
Referencia
Caso, Antonio. “La Creación de los Dioses” en El Pueblo del Sol. México: FCE, 1971. Ometecuhtli y Omecíhuatl -también llamados Tonacatecuhtli y Tonacacihuatl-, tuvieron cuatro hijos a los que encomendaron la creación de los otros dioses, del mundo y de los hombres. Los cuatro dioses hijos de la primitiva pareja divina fueron el Tezcatlipoca rojo, llamado también Xipe y Camaxtle; el Tezcatlipoca negro, llamado comúnmente Tezcatlipoca; Quetzalcóatl, dios del aire y de la vida, y Huitzilopochtli, el Tezcatlipoca azul.

Una de las ideas fundamentales de la religión azteca consiste en agrupar a todos los seres según los puntos cardinales y la dirección central, o de abajo arriba. Por eso en la mentalidad mexicana son tan importantes los números 4 y 5, como en la mentalidad mágica occidental es importante el número 3.
Los cuatro hijos de la pareja divina (que representa la dirección central, arriba y abajo, es decir, el cielo y la tierra) son los regentes de las cuatro direcciones o puntos cardinales; por eso vemos que tres de ellos se nos presentan con colores diferentes: rojo, negro y azul, que corresponden al este, al norte y al sur, mientras que Quetzalcóatl está quizá en el lugar que debió tener en el mito primitivo un Tezcatlipoca blanco, que correspondería al oeste.

En efecto, en el Códice de Bolonia o Cospi aparece un Tezcatlipoca blanco, con todas las características del dios de la providencia, del que no difiere sino por el color. El Códice de Bolonia pertenece a la misma región poblano-tlaxcalteca que el Códice Borgia ya mencionado, y estos manuscritos están pintados en un estilo idéntico al de las pinturas que decoran los altares de Tizatlán en Tlaxcala y a la cerámica policroma que se encuentra en este mismo lugar y en otros muchos sitios del valle de Puebla, como Tepeaca, Atlixco, Totimihuacán, etc., lo que demuestra que los códices o manuscritos pictóricos de lo que se ha llamado, con razón, el Grupo del Borgia pertenecen a las culturas que florecieron en la región poblano-tlaxcalteca.

Esta idea fundamental de los cuatro puntos cardinales y de la región central (abajo-arriba), que da la quinta región o sea la región central, se encuentra en todas las manifestaciones religiosas del pueblo azteca y es uno de los conceptos que sin duda este pueblo recibió de las viejas culturas de Mesoamérica.
No sólo los colores y los dioses quedan agrupados en esta forma; también los animales, los árboles, los dias y los hombres, por el día en que nacen, pertenecen a una de las cuatro regiones del mundo, pues el hombre recibe el mismo nombre del dia en que nace, dentro del calendario ritual de 260 dias, que después explicaremos, y que se divide en cuatro partes de 65 dias cada una, que corresponden al este, al norte, al oeste y al sur, y que se repiten en la infinitud del tiempo.

El mundo y el hombre han sido creados varias veces, según la concepción azteca, porque a una creación ha seguido siempre un cataclismo que ha puesto fin a la vida de la humanidad. La última vez que el hombre fue creado, según uno de los mitos, conservado por Mendieta, Quetzalcóatl, el Prometeo mexicano, el dios benéfico para todos, bajó al mundo de los muertos para recoger los huesos de las generaciones pasadas y, regándolos con su propia sangre, creó la nueva humanidad.
El hombre ha sido creado por el sacrificio de los dioses y debe corresponder ofreciéndoles propia sangre. El sacrificio humano es esencial en la religión azteca, pues si los hombres no han podido existir sin la creación de los dioses, éstos a su vez necesitan que el hombre los mantenga con su propio sacrificio y que les proporcione como alimento la sustancia mágica, la vida, que se encuentra en la sangre y en el corazón humanos. Esta idea de que el hombre es un colaborador indispensable de los dioses, ya que éstos no pueden subsistir si no son alimentados, se encuentra claramente expresada en el sangriento culto de Huitzilopochtli, que es una manifestación del dios solar.

Huitzilopochtli es el Sol, el joven guerrero que nace todas las mañanas del vientre de la vieja diosa de la tierra, y muere todas las tardes, para alumbrar con su luz apagada el mundo de los muertos.
Según la leyenda, Coatlicue, la vieja diosa de la tierra, era sacerdotisa en el templo y vivia una vida de retiro y castidad, después de haber engendrado a la Luna y a las estrellas; pero un dia, al estar barriendo, encontró una bola de plumón, que guardó sobre su vientre. Cuando terminó sus quehaceres, busco la bola de plumón, pero había desaparecido, y en el acto se sintió embarazada. Cuando la Luna, llamada Coyolxauhqui, y las estrellas, llamadas Centzonhuitznáhuac, supieron la noticia, se enfurecieron hasta el punto de decidir matar a la madre. Lloraba Coatlicue por su próximo fin, pues ya la Luna y las estrellas se armaban para matarla, pero el prodigio que estaba en su seno le hablaba y consolaba diciéndole que, en el preciso momento, él la defendería contra todos. Cuando los enemigos llegaron a sacrificar a la madre, nació Huitzilopochtli y, con la serpiente de fuego, cortó la cabeza a la Coyolxauhqui y puso en fuga a los Centzonhuitznáhuac. Por eso, al nacer el dios, tiene que entablar combate con sus hermanos, las estrellas, y con su hermana la Luna, y armado de la serpiente de fuego, el rayo solar, todos los días los pone en fuga y su triunfo significa un nuevo dia de vida para los hombres. Al consumar su victoria es llevado en andas hasta el medio del cielo por las almas de los guerreros, que han muerto en la guerra o en la piedra de los sacrificios y, cuando empieza la tarde, es recogido por las almas de las mujeres muertas en parto, que se equiparan a los guerreros porque fallecieron al tomar prisionero a un hombre, el recién nacido. Durante la tarde, las almas de las madres conducen al Sol hasta el ocaso, en donde mueren los astros, y adonde el Sol, que se compara al águila, cae y muere y es recogido otra vez por la tierra. Todos los dias se entabla este divino combate; pero para que triunfe el Sol es menester que sea fuerte y vigoroso, pues tiene que luchar contra las innumerables estrellas del norte y del sur, y ahuyentarlas a todas con la flecha de luz. Por eso el hombre debe alimentar al Sol; pero, como dios que es, desdeña los alimentos groseros de los hombres y sólo puede ser mantenido con la vida misma, con la sustancia magica que se encuentra en la sangre del hombre, el chalchiuatl, el “líquido precioso”, el terrible néctar de que se alimentan los dioses. El azteca, el pueblo de Huitzilopochtli, es el pueblo elegido por el Sol; es el encargado de proporcionarle su alimento; por eso para él la guerra es una forma de culto y una actividad necesaria, que lo llevó a establecer la Xochiyaóyotl o “Guerraflorida”, que a diferencia de sus otras guerras de conquista no tenía por objeto apoderarse de nuevos territorios, ni imponer tributo a los pueblos conquistados, sino procurarse prisioneros para sacrificarlos al Sol. El azteca es un hombre que pertenece al pueblo elegido por el Sol, es su servidor y debe ser, en consecuencia, antes que nada, un guerrero y prepararse desde su nacimiento para la que será su actividad más constante, la Guerra Sagrada, especie de torneo al que concurrían especialmente los enemigos “de la casa”, los tlaxcaltecas, los hombres del bezote curvo en forma de garra, adornados como los aztecas con sus mejores galas y haciendo ostentación de los grandes penachos de plumas ricas y de las armaduras, divisas y escudos, suntuosamente adornados con mosaicos de plumas y piedras preciosas, y láminas y cascabeles de oro.

Dos son los dioses que alternativamente han creado las diversas humanidades que han existido: Quetzalcóatl, el dios benéfico, el héroe descubridor de la agricultura y de la industria, y el negro Tezcatlipoca, el dios todopoderoso, multiforme y ubicuo, el dios nocturno, patrono de los hechiceros y de los malvados. Los dos dioses combaten y su lucha es la historia del universo; sus triunfos alternativos son otras tantas
Las tradiciones no están de acuerdo en el orden que deben seguir las diversas creaciones. Según una de ellas, la primera época del mundo o Sol se inicia así:Tezcatlipoca el nocturno, el que tiene por nahual o disfraz al tigre, cuya piel manchada semeja el cielo con los enjambres de estrellas, fue el primero que se hizo sol y empezó la era inicial del mundo. Los primeros hombres fueron entonces los gigantes, que habían sido creados por los dioses y no sembraban ni cultivaban la tierra, sino que vivían comiendo bellotas y otras frutas y raíces silvestres. Tezcatlipoca era también la constelación de la Osa Mayor, que a los aztecas se les figuraba un tigre, y cuando gobernaba el mundo como sol que era, su enemigo Quetzalcóatl le dio un golpe con un bastón y cayó al agua transformándose en tigre y se comió a los gigantes, quedando despoblada la tierra y sin sol el universo. Esto ocurrió en el día llamado “4. Tigre”.

Quetzalcóatl se hizo entonces sol y lo fue hasta que el tigre Tezcatlipoca lo derribó de un zarpazo. Se levantó entonces gran viento y todos los árboles fueron derribados y la mayor parte de los hombres perecieron, pero algunos quedaron convertidos en monos; es decir, en hombres disminuidos. Esto sucedió en el día “4. Viento”. Los hombres sólo comían entonces piñones de los pinos o acocentli.
Los dioses creadores pusieron entonces por sol al dios de la lluvia y el fuego celeste, Tláloc, pero Quetzalcóatl hizo que lloviera fuego y los hombres perecieron o quedaron convertidos en pájaros. Esto sucedió en el día “4. Lluvia.” La comida de los hombres durante esta edad era una semilla llamada acecentli o sea “maíz de agua”. Entonces Quetzalcóatl puso por sol a la hermana de Tláloc, la diosa Chalchiuhtlicue, “la de las faldas de jade”, diosa del agua, pero fue quizá Tezcatlipoca el que hizo que lloviera con tal fuerza, que la tierra se inundó y perecieron los hombres o fueron transformados en peces. Esto sucedió en el día llamado “4. Agua”. Durante esta edad comían cencocopi o teocentli. El cielo, que es de agua, cayó sobre la tierra y fue menester que Tezcatlipoca y Quetzalcóatl lo levantaran para que empezara a aparecer ésta; por eso vemos a Quetzalcóatl sosteniendo el cielo con sus manos, en el Cddice de Viena.
Siguiendo otras tradiciones, la primera destrucción debía haberse hecho por el agua, y los hombres quedaron convertidos en peces, la segunda por el fuego y los hombres quedaron convertidos en aves, la tercera por el viento y los hombres quedaron convertidos en monos, y la cuarta y última por los tigres que se comieron a los gigantes, quedando entonces despoblada la tierra. En favor de esta tradición tenemos el hecho de que los gigantes, llamados quinametzin, se mencionan ya en las tradiciones históricas habitando la tierra y aun peleando con los hombres, principalmente en la región de Tláxcala.

Por otra parte, la destrucción por el agua, fuego, aire y tigres, y la conversión de la humanidad en peces, aves, monos y gigantes, parece ya señalar una idea no de evolución, pero si de progreso en los diversos ensayos que hacen los dioses, idea que también se encuentra, como vamos a verlo, en las tradiciones de otros pueblos de Mesoamérica, así que en el primer ensayo la humanidad se transformaría en peces, y en el segundo en aves; en el tercero, el intento de crear a la humanidad resultaria también fallido, pero los hombres ya quedarían convertidos en monos, mientras que en el cuarto intento ya eran hombres, sólo que con características de bárbaros, que no sembraban y que vivían, como dice la tradición, de comer bellotas y raíces.
Del mismo modo las diversas plantas que se citan como comida de la humanidad van acercándose progresivamente al ideal de alimentación del indio mesoamericano que, casi es inútil deeirlo, está representado por el maíz. En efecto, la última planta citada, el cencocopi, no es otra cosa que el teocentli, planta tan semejante al maíz; que se ha llegado a considerar que es el antepasado silvestre de esta graminea, o bien, según las últimas investigaciones, una de las plantas que por hibridación ha engendrado el maíz actual. A veces se citan sólo los nombres esotéricos de los alimentos de las humanidades pretéritas; así las bellotas se llamaban “7. Hierba”; el acocentli se llamaba ”1. Serpiente”; el acecentli (Milium) se llamaba “4.Flor” y el teocentli, “7. Pedernal”; mientras que el maiz actual se llamaba “7. Serpiente”.

Había en la idea de las múltiples creaciones, además de ese sentimiento de ensayo divino, que los dioses destruyen por imperfecto, la idea de que los mundos que se van creando se van acercando a la perfección. Para el azteca, en consecuencia, no todo tiempo pasado fue mejor; la edad de oro no hay que colocarla en el principio de las cosas, sino que son los dioses los que al ir ensayando sus múltiples creaciones lograron encontrar al fin la solución que los lleva a la creación de una humanidad perfecta y un alimento perfecto.
Concuerda en gran parte esta idea de las múltiples creaciones con los mitos que nos han quedado de los quichés, pues en su libro sagrado, el Popol Vuh, se relata que el creador hizo varios intentos antes de realizar su obra perfecta. Así se crearon primero los venados y las aves; pero, como no pudieron elevar al cielo sus plegarias, fueron condenados y sus “carnes serán molidas entre los dientes”. La segunda creación fue de hombres de barro, la tercera de hombres de madera, pero tuvieron que ser destruidos porque carecían de corazón y no podian alabar a los dioses. Sólo cuando éstos emplearon la semilla del maíz para const~uir el cuerpo del hombre, éste pudo vivir~ y los cuatro hombres construidos con maíz pudieron al fin dar gracias a los dioses por su creación. También aquí encontramos la idea de que los dioses exigen de los hombres un culto constante, y que la creación no es un don gracioso hecho al hombre por el dios, sino un compromiso que implica la obligación de una adoración continua por parte del hombre.

El mito quiché, como el mito azteca, indica además que para estos pueblos los bárbaros que no sembraban maíz y que no tenian el culto organizado de las grandes teocracias centroamericanas eran como remedos de hombres que tenían que ser destruidos, pues no había aparecido para ellos el alba de la cultura, según se expresa en el Popol Vuh, y vemos también que la idea de las creaciones múltiples es, como entre los aztecas, la expresión de ensayos progresivos que hacen los dioses, creando primero los animales y ensayando después materias más y más nobles, hasta dar con el maiz, que es aquí otra vez la sustancia divina de la que está formado el cuerpo del hombre.
Después que se destruyó la última humanidad-sea por el agua como lo quiere una de las tradiciones, o porque los dioses acabaron con los gigantes como lo quiere la otra, es de todos modos cierto que el Sol se había perdido en la catástrofe, y que no había quien iluminara al mundo. Entonces se reunieron todos los dioses en Teotihuacán y determinaron que uno de ellos se sacrificara y se convirtiera en Sol.
Dos dioses se prestaron para este sacrificio; uno de ellos, rico y poderoso, se preparó ofreciendo al padre de los dioses bolas de copal y liquidámbar, y en vez de espinas de maguey, tintas en su propia sangre, ofrecía espinas hechas de preciosos corales. El otro dios, pobre y enfermo, no podía ofrecer más que bolas de heno y las espinas de maguey teñidas con la sangre de su sacrificio.

Cuatro días seguidos ayunaron y se sacrificaron los dioses que iban a intentar la prueba, y al quinto todas las deidades se colocaron en dos filas, al final de las cuales se encontraba el brasero sagrado, en el que ardía un gran fuego, para que se arrojaran los que habían de intentar la prueba y salieran purificados para alumbrar con su brillo al mundo. El dios pobre y el dios rico se prepararon para intentarla. Tocó el primer lugar al rico, como más poderoso, pero aun cuando se lanzó tres veces siempre se detuvo al borde de la hoguera sin atreverse a dar el salto.
Probó entonces el desvalido su valor, y cerrando los ojos dio un salto y cayó en medio del brasero divino que alzó gran llama. Cuando ésta se apagaba, el rico, avergonzado de su pusilanimidad, se arrojó a la hoguera y se fue consumiendo. También el tigre entró en las cenizas y salió con la piel manchada, y el águila también entró, y por eso tiene las plumas de la cola y de las alas ennegrecidas. Los dioses que se sacrificaron habian desaparecido, pero el astro no se mostraba aún y las otras deidades inquietas se pregunt~ban por dónde aparecería. Por fin salió el Sol y casi inmediatamente brotó la Luna, que brillaba tanto como el primero. Los dioses indignados por su osadía le dieron en el rostro un golpe con un conejo, dejándole esta señal que aún conserva, pues para el azteca las manchas de la Luna representan la figura de un conejo. Pero el Sol no se movía; estaba en la orilla del cielo y no parecía dispuesto a hacer su camino.
Preguntáronle entonces el motivo las deidades, y la respuesta fue terrible. El Sol exigía el sacrificio de los otros dioses; es decir, de las estrellas. Uno de ellos, el planeta Venus, le lanzó una flecha para herirlo, pero el Sol la tomó y con }a misma flecha lo dejó muerto, siguiendo después los otros dioses y muriendo al final Xólotl, el hermano gemelo de Venus, que es a veces la primera y otras la última estrella que desaparece entre los rayos del Sol. Pero como Xólotl, además de ser el dios de los gemelos y por esta misma razón el dios de monstruos, era un extra ordinario hechicero, su muerte no fue tan sencilla, pues se transformó primero en maguey doble que se llama mexólotl, y en el maíz doble y en otras muchas cosas dobles o monstruo sas, y por último se transformó en el axólotl o “ajolote” que vive en el agua, y allí lo mató el Sol.

Pero en el mito azteca de la creación de los soles hay una idea que no encontramos en el libro quiché; la de que este quinto Sol que actualmente nos alumbra también ha de acabar como los otros, y que su fin lo han de causar los terremotos en un día llamado “4. Temblor”.

Esta catástrofe se esperaba que ocurriera precisamente al terminar un siglo indígena de 52 años. Llegada la noche de ese día, se apagaban todos los fuegos en la ciudad y se encaminaban los sacerdotes en procesión, seguidos por el pueblo, hasta un templo que estaba en la cumbre del cerro de la Estrella, cerca de Ixtapalapa. Llegados allí, esperaban hasta la medianoche, y si una estrella, con la que ellos tenían su cuenta, que probablemente era Aldebarán o el conjunto de las Pléyades o “Cabrillas”, pasaba en su curso por lo que ellos consideraban que era el medio del cielo, quería decir eso que el mundo no teminaría, y que el Sol saldría a la mañana siguiente , para combatir contra los poderes nocturnos. Pero si Aldebarán, llamado Yohualtecuhtli, no hubiera pasado del medio del firmamento en esa noche, entonces las estrellas y los planetas, los tzitzimime, habrían bajado a la tierra y convertidos en fieras espantables devorarían a los hombres, antes que los terremotos arruinaran al Sol.

Por eso cuando Aldebarán pasaba el meridiano, se encendía el fuego y con gran alegría se llevaba a los templos locales y de allí a los hogares, indicando en tal forma que los dioses se habían apiadado de la humanidad y le concedían un siglo más de vida.
Nótese cómo el fin de cada época, en la leyenda de los soles, acaece precisamente en un dia que tiene el numeral 4; lo que también sucede con las épocas mayas, pues precisamente la anterior a la actual terminó, según los mayas, con un día de nombre “4. Ahau”, y la época que había precedido a ésta también terminó con otro día que llevaba el mismo nombre.

Persistencia de la identidad indígena-4056

Persistencia de la identidad indígena

Por Federico González

Esta ponencia tiene por título “Persistencia de la identidad indígena” y lleva implícito un interrogante: ¿Existe en nuestros días, está viva, la Tradición precolombina? Responderemos afirmativamente dada la evidencia testimoniada por cuarenta y cinco millones de indígenas en toda América y diremos que esto es así puesto que no puede subsistir verdaderamente nada alejado de las fuentes tradicionales, que son precisamente las que generan la posibilidad de una cultura, cualquiera que ésta fuera. Por lo tanto nuestra respuesta a la pregunta es un sí, basado en la experiencia y confirmado por prácticamente la totalidad de antropólogos, arqueólogos, simbolistas y otros investigadores.

Queremos destacar que este tema de la sobrevivencia de las antiguas culturas precolombinas es de vital importancia, puesto que generalmente se dá por descontado que estas culturas están muertas, o sólo sobreviven de ellas jirones inofensivos, etiquetados con el nombre de folklore que deben su validez al pintoresquismo exótico y colorido, superficial, de vestimentas, bailes, costumbres, leyendas, ceremonias, etc. Desde nuestro punto de vista, y si esto sólo fuera así, sería muy relativo el interés que nos despertarían estas culturas apenas sobrevivientes, más ligadas a la óptica del turismo que a la de la gnosis.

Por lo que deseamos señalar aquí dos puntos disímiles que servirán para dar coherencia a nuestro discurso:

a) La asimilación por parte de los indígenas americanos de determinados elementos del cristianismo, que ya existían en sus cosmogonías, comenzando por la cruz, y siguiendo por arcángeles, ángeles y santos, como imágenes de sus dioses. Estas asociaciones a su vez son más o menos claras en la actualidad según los lugares y pueblos indígenas, aunque debe destacarse por sobre todo matiz la capacidad autóctona de verdadera comprensión del cristianismo en su aspecto más elevado, el anagógico, mismo del que no eran conscientes todos los misioneros, y la mayor parte de los cristianos de hoy día. Esta síntesis o sincretismo, si se quiere, ha hecho posible, por otra parte, la supervivencia de la antigua tradición, aunque ésta jamás se dejó atrapar por la totalidad de los dogmas religiosos, y ha mantenido siempre hasta la actualidad el culto paralelo de otras teofanías y diversas expresiones soteriológicas, vinculadas con los estados de un Ser Universal -o nombres divinos- perdidos en la visión cristiana contemporánea. De más casi está decir que esta actitud mental y espiritual indígena ha llevado también a rechazar los usos y costumbres del hombre blanco occidental ya que no se corresponden en absoluto con su cosmovisión, donde el macro y el microcosmos juegan papeles y roles precisos y armónicos, totalmente alejados de un valor individual y separado, y mucho menos de exaltación competitiva de lo personal y culto a lo más material, grosero y finito. Aunque se debe hacer la salvedad de que ciertas manifestaciones han subsistido de manera bastante adulterada, tanto en su esencia como en las formas en que se expresan, y algunas particularidades aparecen como no fundamentadas claramente en la cosmovisión indígena Tradicional (análoga a la Cosmogonía Perenne y Unánime, expresada en símbolos y mitos presentes en sus monumentos y códices), sino degradadas, signadas por la superstición -que comparten con mestizos y blancos-, y la “brujería” más elemental.

Se tienen motivos fundamentales, dada la identidad de todo tipo evidente, para hablar de una Tradición Precolombina, aunque en realidad son numerosas las culturas y civilizaciones que existían, o mejor, coexistían a la época del descubrimiento, así como son muchas las que hoy subsisten con formas bastante distintas, asociadas a diversos símbolos de fauna, flora, regímenes de lluvias y agrarios, etc. Ya volveremos sobre ello más adelante, bástenos ahora tener presentes estos dos temas para adentrarnos en la comprensión de lo indoamericano actual, a saber: por un lado que las formas tradicionales indígenas se expresan muchas veces de modo cristianizado y al amparo de la religión católica, aunque conservando en mayor o menor grado su estructura Precolombina y que, en algunos casos, esta Tradición, heredera de la Gran Tradición Atlante, se ha ido contaminando hasta degradar de una manera grosera como lo acreditan ciertos indígenas, pseudoindígenas, o varios. Por otro, que hay motivos para hablar de una Tradición Precolombina común a los distintos pueblos aborígenes.

Pasemos ahora a la cuestión de la identidad indígena. El mismo enunciado de este tema es dual y supone una visión general de las culturas observadas desde el punto de vista europeo-occidental y no un asunto propio de las culturas aborígenes que jamás se preguntan esta cuestión, y por ende no tienen respuesta para ella. En primer lugar, diremos que un miembro de una comunidad americana tradicional no se ve a si mismo como un indio -y ya se sabe que ese mismo término es completamente espúreo- sino como el heredero de los dioses, la posibilidad de ser el hombre verdadero, es decir el Hombre Universal, el ser humano como intermediario creacional.

Por otra parte, las distintas tradiciones indígenas no se identifican entre sí, y tienden a considerar a los integrantes de otras naciones, tribus, o mismo clanes, como extranjeros, cuando no enemigos, dadas las rivalidades y las guerras que han tenido a lo largo del pasado -y que posibilitaron en gran parte su propia conquista-, muchas de las cuales se perpetúan en la actualidad, a nivel local y aún familiar, en forma de enconos.

Eso se debe a que cada pueblo en sí se considera el Centro del Mundo y piensa que su cultura y su lengua es la que mantiene viva la posibilidad del Ser en ese mundo, que se perpetúa gracias a su hacer sagrado (sacrificio) y al conocimiento de los misterios cosmogónicos y metafísicos, que les fueron revelados a sus ancestros en el Origen. Los pueblos indígenas de América no mantienen mucha comunicación entre sí, ni la han mantenido, salvo a través de un sencillo comercio de trueque y las constantes guerras, (que por otro lado forman parte de su concepción dialéctica del cosmos) que han generado y generan siempre interrelaciones y todo tipo de secuelas. Por lo tanto no sienten que pertenecen a un tronco ancestral común, ya que cada pueblo tiene el propio, que enraiza directamente con lo vertical, o divino. Esto hace que un indígena tradicional contemporáneo no se sienta “indio”, o perteneciente a una “raza”; ni siquiera solidario con la idea de América o Nuevo Mundo, y tampoco con la del país republicano a que “pertenece” actualmente. Sólo desde hace aproximadamente 20 ó 30 años han comenzado, junto con la irrupción de los medios de comunicación, y la “universalización” del globo terráqueo, a conocerse entre ellos y a tratar de entablar algún contacto directo, lo que se ha dado tan sólo entre algunos grupos y tomando en común temas no estrictamente ligados con su tradición metafísica y cosmogónica propios de los chamanes y jefes autóctonos, sino secundarios, aunque muy importantes, acerca del trato social, económico y cultural que han padecido y siguen padeciendo de cara a la pretendida civilización del hombre blanco, su crueldad, su deshumanización y su injusticia.1

Sin embargo, y a pesar de que los indios americanos no se conozcan o se hayan tratado poco entre ellos, para un observador imparcial, sus culturas se encuentran íntimamente ligadas, como ya hemos dicho en cuanto comparten una misma cosmogonía y símbolos, mitos y ritos análogos, además de un cierto tipo humano común y otros innumerables rasgos y costumbres que los emparentan a la gran mayoría de ellos entre sí. Hemos de señalar de paso que lo mismo sucede con los distintos pueblos europeos, aunque la situación, por diversos motivos no es exactamente la misma.

De otro lado, las comunidades indígenas actuales son “primitivas”, en el sentido que poseen una clara y sencilla sabiduría sin complicaciones, otra mentalidad, o sea que su punto de vista es más sintético que el del hombre blanco, su intuición mayor y directa sin necesidad de discursos y su conocimiento de los ciclos y ritmos naturales y cósmicos más profundo, al punto de llevarlos tan encarnados que constituyen casi parte de su ser, lo que paradójicamente dificulta la comunicación con el mundo moderno, al cual, por otra parte, se le suele conocer de manera incompleta.

En la actualidad hay varios movimientos y asociaciones interétnicos y muchos de ellos pretenden unir distintas tribus en una misma república moderna, o en el conjunto continental, tratando de “concientizar” al indígena, generalmente en cuanto a sus derechos humanos constantemente avasallados, a sus propiedades perennemente en disputa, y a reconocerse como una minoría explotada y marginada, en el mejor de los casos: tolerada, aunque como un lastre productivo, y vivida como un peso muerto en los países de mayoría indígena, donde se los menosprecia, rechaza, e inclusive por un complicado proceso de culpa, se les teme.

Esta incipiente comunicación de los pueblos indígenas, de cara al hombre blanco, se ha visto desde el comienzo, desgraciadamente, influida por la política continental y mundial y algunos de los líderes indígenas, muchos de los cuales no conocen el significado verdadero de su Tradición, están condicionados por ideologías extrañas a sus naciones y que nada tienen que ver con ellas, sino con el hombre blanco, tal el marxismo (que pretende disminuir el valor de la Tradición interpretándolo materialmente y desvirtuándolo al ponerlo al nivel económico de una mera lucha de clases), aunque la mayor parte de las comunidades autóctonas rechaza estas actitudes.

Para seguir aclarando nuestro panorama acerca de la identidad indígena debemos recordar el grado y la diferencia de aculturación de los diversos pueblos y las formas que ésta ha tomado en cada caso. En efecto, numerosos grupos están mucho más cerca de la cultura occidental que otros y sus miembros son bi o trilingües y por lo tanto con un acceso mayor a los medios de comunicación, e intercambio cultural; de otro lado, hay comunidades indígenas ricas y otras pobres, y el mismo concepto de propiedad: reserva, ejido, propiedad comunitaria y privada, varía de acuerdo a los diferentes pueblos y estados. La ubicación geográfica es en este asunto determinante, y puede observarse que los indios que en general habitan cerca de las grandes ciudades, o en lugares accesibles, están lógicamente más aculturizados que los que viven en sitios remotos y aún hoy casi impenetrables. Es prácticamente una ley que estos últimos conservan su Tradición y su identidad en escala mucho mayor que aquellos que han sido absorbidos totalmente por el cristianismo y la cultura de consumo, hasta el punto de ser, o querer convertirse en “ladinos”, para lo cual, casi con regularidad dejan de usar el traje regional que cambian por camisa y pantalón, y sobre todo, no usan ya su calzado, sino zapatos. Esto es casi dejar su condición de indios, a lo que va unido la pérdida de la memoria tradicional, por el corte voluntario con las propias raíces. Este fenómeno ha sido y es constante desde la época de la conquista. Por cierto hay excepciones a la regla y se da el caso de ciertas comunidades indígenas que han guardado sus tradiciones hasta hoy pese a su contacto con extranjeros de todo tipo y la cercanía de grandes ciudades y medios de comunicación. Esta situación se presenta particularmente en los Estados Unidos de América, donde numerosas comunidades, en reservas, o en pequeñas ciudades o pueblos, han incorporado determinados elementos del “american way of life” (heladera, televisión, automóvil, tractor, casa de material, etc.), aunque conservando sus tradiciones y ritos. Sobre el particular, o sea sobre el grado de aculturación, o pérdida de los valores tradicionales, de ninguna manera se puede generalizar y es necesario tomar cada caso en particular, lo cual no es tan engorroso como a simple vista parece, puesto que existen actualmente elementos para efectuar una evaluación equilibrada, tomando como base las manifestaciones emanadas de los propios autóctonos.

Igualmente hemos de considerar a los pueblos indígenas que no quieren comunicarse con el hombre blanco, con los mestizos, o alguien en particular. Son la mayoría, y aunque uno pueda acercarse a ellos son impenetrables y salvo algún caso particular nada dirán de sí mismos ni de nada. Estas comunidades se han retirado a las más elevadas y abruptas montañas, o viven en las profundidades de la selva, aunque no siempre se encuentran tan aisladas, y hace ya largos años que evitan todo contacto con el universo profano de los invasores, al precio de soportar las condiciones físicas más extremas y una pobreza completa.

Por otra parte, el tema del indigenismo, en las modernas repúblicas americanas o la toma de conciencia del “problema” indígena nace a finales del siglo pasado, con el desarrollo de la Etnología, y es precisamente en un país “indígena” como México, donde alcanza su mayor evolución, ya que esta república no sólo se encuentra a la cabeza de América Latina en cuanto investigación arqueológica e histórica, sino también en antropología, y en el trato de las diferentes instancias relativas a la vida de los aborígenes y su inserción en el “mundo moderno” y el ámbito nacional. Numerosas instituciones, organismos y medios, así oficiales (los distintos Institutos Nacionales Indigenistas, propios de cada país, cuyas políticas han sido discutidas y debatidas constantemente) como internacionales o privadas (nos place destacar aquí la importante labor cumplida por el Instituto Indigenista Interamericano, fundado en 1940 y dependiente de la Organización de Estados Americanos y su órgano de difusión la revista “América indígena”), contribuyen actualmente a esclarecer y actualizar las diversas modalidades de su cultura, así como ponen en evidencia el abandono de que son objeto por parte del Estado y la sociedad civil en general.

En realidad los indios así como la naturaleza y el paisaje americano han sido descritos, al igual que su cultura, “creencias”, y usos y costumbres, por los cronistas españoles y también portugueses, franceses e ingleses desde los primeros tiempos del descubrimiento, comenzando por el almirante Cristóbal Colón y siguiendo por una legión de escritores, casi todos sacerdotes (aunque no faltaron licenciados y guerreros), que dejaron asentado con mayor o menor fortuna, y muchas veces por encargo de los reyes europeos, sus impresiones acerca de los naturales, indagando en su historia y en sus orígenes. A ellos han seguido los libros escritos por los indios en su propia lengua pero con caracteres latinos, y la literatura mestiza o criolla del siglo XVII y XVIII, mucha de ella basada en documentos de los autóctonos, o en sus narraciones transmitidas de una manera directa. Hay que agregar los relatos posteriores de viajeros, y desde mediados del siglo pasado el interés científico y universitario tanto en la arqueología como en la etnología, cada vez más sostenido hasta los tiempos actuales (aunque con una visión literal, utilitaria y material que no hace sino reflejar la época y el estado de la ciencia oficial a que pertenecen).

Para dar ahora una imagen de lo vivas que están estas culturas y su multiplicidad pasaremos a citar algunas de las muchísimas lenguas en que se expresan aún hoy los indoamericanos y el número de hablantes que las practican. Todas estas etnias en un grado u otro conservan sus tradiciones, ritos, costumbres, etc. y tienen sacerdotes-chamanes entre ellos; los aborígenes que las integran se sienten parte de una tradición que involucra a sus ancestros temporales, imagen de los orígenes primordiales, y a toda su vida, su tribu, en definitiva, su ser; por lo que puede decirse que a pesar de los V siglos transcurridos desde el descubrimiento se puede comprobar la persistencia de su identidad, aunque no es como “indígenas” tal cual ellos se perciben, o al menos no sienten la necesidad de compartir con otros americanos a los que han oído tal vez nombrar en el mejor de los casos, o desconocen totalmente, pero a los que no ubican en ningún lugar preciso, ya que en general ignoran todo lo referido a la geografía, a menos que no sea lo que les circunda o lo recorrido en determinada zona. Por otra parte, ya que diremos algo de la distribución de las lenguas añadiremos que en algunas comunidades la ignorancia de los idiomas europeos, que funcionan como “lingua franca”, es, a veces, del 50%; se podrá tener una idea del aislamiento en que vive el indio a la fecha, y el por qué si bien tiene una identidad, dada por la tradición, no se siente indio, en cuanto a lo que nosotros entendemos por tal: un miembro de una raza que puebla un inmenso continente. Vayamos a las cifras:

Existen tres millones de hablantes quechuas en el Perú, millón y medio en el Ecuador, al igual que en Bolivia; en Argentina llegan a cien mil, por lo que podemos calcular que son unos seis millones de personas que utilizan esa lengua, de las cuales el 40% no dominan el castellano. El aymara es hablado por trescientas treinta mil personas en Perú y un millón ciento setenta mil en Bolivia y Chile. Ochocientos ochenta mil se comunican en náhuatl, el 90% de los paraguayos se expresan en guaraní, mientras sólo el 50% lo hacen en castellano. El maya yucateco se habla en todo Yucatán, en Guatemala el quiché, el k”ek”chí, el cackchiquel, el mam, aparte de casi otras veinte lenguas son usadas cotidianamente. En México el otomí, el tarasco, el mixteco, el tzotzil, el zapoteco y otras decenas de idiomas se hallan vivos, y utilizados cada uno de ellos por cientos de miles de gentes, al igual que los de la Patagonia Argentina y Chile, en especial el araucano, o tehuelche que es practicado por 550.000 parlantes.

En las selvas y montañas de Brasil, Colombia y Venezuela, se hablan decenas de lenguas. En los Estados Unidos, el Canadá y entre los esquimales -estos últimos suman sesenta y dos mil- la situación es análoga, y aún si pudiera decirse más desordenada; en EE.UU. es confusa, ya que constantes migraciones, antes y después de la invasión europea, el hecho de que fueran nómadas, y la propia organización histórico-política del país hacen sumamente dificultosa, si no imposible esa tarea, al igual que la de catalogar de manera exacta las distintas tribus o naciones indígenas. Lo que agrava la situación es que muchos pueblos tienen idénticas costumbres, símbolos, mitos y ritos y distintas lenguas, y a la inversa, pueblos de la misma lengua poseen diferencias en su estructura cultural, y aún grandes rivalidades en el uso y manejo de la tradición común.

Quien se ocupe de estas culturas, ha de actuar con sumo cuidado, tratando de estudiar cada caso cultural particular, a la vez que lo articula a la estructura de conjunto; de otro lado ha de investigar los materiales emanados no sólo por la Lingüística sino por la Historia, la Arqueología, etc. y en todos ellos encontrará datos tradicionales necesarios, aparte de lo que pueda significar su conocimiento y contacto directo, su “trabajo de campo”, por llamarlo así, no sólo con los indígenas sino con la geografía de América, con su tierra, aún en formación, así se trate de montes, valles o sierras, lugares todos donde se asentaron las antiguas culturas tradicionales, sitios donde aún algunas subsisten, pese a los traslados de que han sido objeto. Si se ha especializado en algún área en particular es lógico que estudie las vecinas para encontrar analogías y diferencias; en realidad numerosos investigadores han actuado de esta manera ampliando el marco de referencia hasta abarcar la totalidad de América. Otros aún han ido más lejos al punto -y esto ha sucedido desde las primeras crónicas sobre los nativos- de comparar su cultura con la de los griegos y romanos, y particularmente con la historia y tradición judía, que como cristianos -algunos de ellos convertidos- conocían bien; no han faltado quienes han mencionado el origen atlante de estas culturas.

Pensamos que han contribuido con su testimonio a conservarlas, como todos los estudiosos, americanos y europeos, que se han ocupado de ellas, hasta la presente fecha, lo han hecho directa e indirectamente. Directamente puesto que por su labor, muchas veces bastante sacrificada, hemos logrado comprender estas culturas hasta donde se puede, desde luego, y podemos percibir entonces sus valores tradicionales, diferentes y análogos, con otros pueblos del mundo, y compartir con ellos sus concepciones sobre la cosmogonía, el significado de la vida, la sacralidad de los ritos cósmicos y las leyes en que se organiza la Inteligencia Universal. Indirectamente, porque al valorizar su cultura y tradición por medios letrados y universitarios se consigue que las instituciones oficiales se ocupen de los indígenas, a los que no sólo debe otorgárseles los mismos derechos que a los demás integrantes de las distintas repúblicas modernas, sino también a su cultura, la que debe ser respetada, incluso conservada, como fragmentos vivos amenazados de casi inmediata extinción; por otra parte también se obtiene la aceptación de sus formas tradicionales por los propios indígenas y mestizos que las ven apreciadas, lo cual vuelve sus ojos a su propia identidad, de cara a la anarquía completa de la sociedad de consumo y el mundo moderno.

Anteriormente hemos mencionado que en la actualidad las culturas precolombinas subsisten en estado “primitivo”, pese a que muchas de ellas constituyeron en el pasado grandes civilizaciones. Esa misma forma en que se manifiestan es para nosotros parte de su atractivo porque expresan de modo sintético su cosmogonía y su metafísica, la que es percibida y vivida de manera directa y de acuerdo al ritmo y los ciclos en que se produce el Universo entero. A través de un trato directo con la naturaleza el indígena conoce su origen sobrenatural y los espíritus y deidades que la conforman; esta realización es y ha sido constante a lo largo de su vida al extremo de constituir su identidad, ya que él de ninguna manera es ajeno a este proceso. Las cosas, los seres y los fenómenos se encuentran en perfecto devenir y nosotros con ellos en un mundo permanentemente animado y en proceso de creación, y por lo tanto cualquier signo está simbolizando directamente ese proceso que él conforma. De hecho la creación perenne se manifiesta de acuerdo a los símbolos que en cantidad indefinida existen en ella. Por ese motivo la cosmogonía indígena se mueve en su propio medio y es ritualizada a cielo abierto, o en ranchos, o tiendas con muy pocos elementos ceremoniales, todos ellos extraídos del entorno.

Los mitos son el paradigma de estos ritos y sus símbolos aritmético- geométricos, y minerales, vegetales y animales, se corresponden con los movimientos del sol (en el día y año), la luna (mes, año), venus, las pléyades, y otras entidades celestes, de fácil observación y cuyos ritmos evidentes son fundamentales en su pensamiento; igualmente en lo que concierne a los espíritus o deidades atmosféricas, o intermediarias: en especial los vientos y todo lo ligado a la lluvia. Por otra parte, como decíamos, esa cosmogonía se describe de manera muy sencilla y se percibe de modo directo; este modelo cosmogónico se encuentra presente en todo el continente americano, con algunas leves diferencias secundarias y perfectamente explicables. He aquí la comunicación del antropólogo G. Reichel-Delmatoff, referida a los indios Kogi de Colombia2: -“Partiendo de un concepto dualístico, de opuestos complementarios, se amplían luego las dimensiones, a una estructura de cuatro puntos de referencia. Es este un concepto estático, bidimensional, en el cual, en un plano horizontal se divide el mundo en cuatro segmentos. El modelo paradigmático son los cuatro puntos cardinales: Norte, Sur, Este y Oeste. Asociada con ellos encontramos nuevamente una larga serie de otros aspectos, personajes míticos, animales, plantas, colores y actitudes. En primer lugar, los progenitores de los cuatro clanes principales, junto con sus mujeres respectivas, ocupan los cuatro puntos cardinales y son sus ‘Dueños’. En segundo lugar, se asocian con estas direcciones los animales que se relacionan con los clanes: en el Norte el marsupial y su mujer el armadillo; en el Sur el puma y su mujer el venado; en el Este el jaguar y su mujer el cerdo salvaje, y en el Oeste el búho y su mujer la culebra. Ya que se trata de clanes patri y matrilineales en que la pertenencia se hereda de padre a hijo y de madre a hija, la relación de los opuestos complementarios se expresa en el hecho de que el animal ‘femenino’ (armadillo, venado, cerdo, culebra) es precisamente la presa y comida preferencial del animal ‘masculino’ (marsupial, puma, jaguar, búho). Son pares de antagonistas simbólicos. Siguen luego las asociaciones de colores: Norte-azul, Sur-rojo, Este-blanco y Oeste-negro. Por otro lado, el color rojo (Sur) se clasifica entre los colores claros y forma así, junto con el blanco (Este) un ‘lado bueno’, en oposición al ‘lado malo’ formado por el Norte y el Oeste que tienen colores ‘obscuros’. Las asociaciones con cada punto cardinal son múltiples pues cada clan es al mismo tiempo ‘Dueño’ de ciertos otros animales, de plantas, minerales, fenómenos atmosféricos, objetos manufacturados, bailes, cantos y otros elementos más.

“Los cuatro puntos de la estructura cósmica los encontramos luego en muchísimas versiones microcósmicas. El mundo está sostenido por cuatro hombres míticos; la Sierra Nevada se divide en cuatro sectores; las poblaciones construidas según el plan tradicional (como Seráncua) tienen cuatro entradas y alrededor de ellas se encuentran cuatro lugares sagrados donde se depositan ofrendas. Las casas ceremoniales también tienen una estructura cósmica pues en éstas hay cuatro grandes fogones alrededor de los cuales se sientan los miembros de los cuatro clanes principales. Por cierto, en la casa ceremonial, la línea divisoria que separa el círculo en dos segmentos, agrupa a los indios nuevamente en pares antagónicos y los del lado derecho’ (rojo) ‘saben menos’ mientras que los del ‘lado izquierdo’ (azul) ‘saben más’, pues estos últimos se encuentran más cerca de las fuerzas negativas que rigen el universo.

“Pero un esquema de cuatro puntos lleva a un quinto, un punto central, un punto de en medio. El simbolismo del ‘punto de en medio’ es de suma importancia para los Kogi. Es el centro del universo, es la Sierra Nevada, y es el punto central del círculo de la casa ceremonial donde están enterradas las principales ofrendas y donde se sienta Máma cuando quiere ‘hablar con dios’. En las prácticas de adivinación el individuo coloca sobre el suelo cuatro objetos rituales o grupos de objetos: piedras, semillas, conchas, orientándolos según los puntos cardinales. Pero en el centro coloca un diminuto banquito tallado de piedra o de madera. Es su ‘asiento’, su ‘puesto’, desde el cual la esencia de su ser, una réplica diminuta e invisible de su persona, recibe las contestaciones a las preguntas que formula. La importancia cosmogónica de la orientación ritual, se repite luego en muchos otros detalles de la cultura”.3

Para los indoamericanos tradicionales el mundo se está haciendo ahora, la creación entera es un experimento del que participan activamente como sujetos, su vida es eso, -aunque ellos no lo enuncien en estos términos- al contrario del hombre moderno que ve al mundo como estático y a sí mismo como un observador fuera de cualquier proceso, por lo que la existencia se convierte en una representación teatral tristísima, donde se repiten mecánicamente los parlamentos y se reiteran cíclicamente los roles sin que los sujetos adviertan siquiera la pesadilla en que se encuentran sumergidos.

El indio tradicional está en la vida, o mejor, es la vida, y él es eso, su aprehensión de símbolos es, por así decirlo, intuitiva y directa. Los contemporáneos para comprender los signos han de utilizar un camino indirecto, donde los mecanismos lógicos y racionales juegan un importante papel. La visión actual de los integrantes de la Tradición precolombina es esquemática y sencilla; la de la cultura europea es complicada en cuanto se utilizan estructuras complejas y largos recorridos; en la arquitectura del templo, y en los ritos que en él se practican resulta este hecho evidente si comparamos una sencilla ceremonia a cielo descubierto, o en una choza o tienda cultual, con una misa pontificial celebrada en una catedral gótica.

Tarahumaras, yaquis, mayos, huicholes, phurépechas, náhuas, totonacas, mixtecos, zapotecos, lacandones, tzotziles, tzetzales, yucatecos, quichés, cakchiqueles, tzutuhiles, arahuacos, guajiros, guambias, quechuas, aymaras, guaraníes, otavalenses, tarabucos, mapuches, e indefinidas tribus de la selva amazónica brasileña, colombiana, peruana, venezolana y ecuatoriana, son algunos de los pueblos que aún mantienen vivas sus tradiciones y creencias sólo en el área latinoamericana, aunque están completamente amenazados por el mundo moderno, materialista y profano, que los atrae con la seducción de sus engañosas promesas y la idea de un progreso inexistente. Todas ellos llevan vestimentas y usan lenguas que los identifican inmediatamente y los distinguen del hombre blanco. Expresan su ontología, mediante su cosmovisión y metafísica, muchas veces de manera totalmente cristianizada, o alterna, en la que se practican ritos en la iglesia y en otros lugares sagrados, o propiamente precolombinos, donde la actuación chamánica, y en muchos casos la ingestión de sustancias psicotrópicas, juegan un papel decisivo.

Todo esto nos mueve a pensar que si las culturas son símbolos vivos, aparte de cuestiones humanitarias, y si, sobre todo, nos lamentamos de la destrucción de aquella en la que nos hemos educado, la europea, ¿cómo no interesarse en la supervivencia de los que aún conservan su Tradición viva aunque fuese fragmentariamente? Una persona que se dedique a la investigación de lo Precolombino, en cualquier rama que fuere, tarde o temprano terminará encontrándose con el indio de hoy, de carne y hueso. También si sabe mirar se encontrará con una Tradición viva que, con leves diferencias, regla la vida de 45.000.000 de personas, o aún más. Se encontrará asimismo con una forma de ser indígena, con algo difícil de definir que puede tomar el modo del silencio, la atención, la más extrema sencillez junto a la más increíble metáfora, una serenidad y diafanidad extremas unidas a un completo sentido del humor y la paradoja… Igualmente, si le ha tocado vivir en América, o nacer allí, podrá valorizar el hecho asombroso de la geografía americana, su exhuberancia y variedad inagotable, su extensión, y los constantes movimientos telúricos que generan permanentemente catástrofes de distinto tipo: terremotos, erupciones volcánicas, desbordes y cambios de ríos, etc. Esta perpetua “novedad” del continente conforma parte esencial de la Tradición Precolombina, ya que sus culturas se gestaron en este medio, y por lo tanto con situaciones de geografía sagrada particulares a su período cíclico.4 Por lo que pensamos que estas culturas deberían ser estudiadas con mayor cuidado y profundidad, sobre todo por aquellos que han nacido en América, y por una serie de prejuicios culturales no han podido acercarse con el debido respeto ni atención a un medio que tienen muy cerca y que podría depararles muchas sorpresas, ya que muchos de los que se han aproximado, lo cual ha sido frecuente en los E.E.U.U., han terminado por identificarse con él y su cosmovisión. De todo lo dicho creemos que se pueden sacar las siguientes :

Conclusiones

1 – Existe una identidad indígena de acuerdo a la pertenencia a una Tradición que se remonta a más allá de los tiempos históricos; esa Tradición común está viva, aunque diseminada en corpúsculos, los cuales prácticamente se desconocen entre sí, y que han comenzado a contactarse merced a problemas comunes respecto al hombre blanco.

2 – Algunas veces cuesta reconocer el meollo o la espiritualidad de sus mitos, ritos y símbolos por la amalgama con elementos cristianos; en otros casos, como en los ritos de fecundación, imploración de lluvias, y todo lo ligado con la agricultura y la generación, altamente sagradas para ellos, las ceremonias son más arcaicas; ni qué decir que en las iniciaciones guerreras y todo lo ligado al chamanismo, la Tradición se presenta casi intacta.

3 – Consideramos que si se protegen ciertos sitios y monumentos históricos, incluso señalándolos como “patrimonio de la humanidad” y se gastan presupuestos en su conservación, con qué mayor razón debieran ser protegidas las culturas indígenas, algunas de ellas fragmentos vivos de la Tradición. En este sentido es obvio que el fomento al estudio de las lenguas indígenas dentro de las mismas comunidades, así como la educación bilingüe, son factores de integración, e identificación, como es obvio, aunque no tenemos aquí el espacio para tratar en extenso el tema.

4 – Los estudiosos e interesados en las culturas indígenas, por la misma valoración de esas culturas y por su familiaridad con ellas, pueden hacer tal vez más de lo que piensan para su preservación, así como ellas les pueden retribuir generosamente en orden de conocimientos. Para eso es necesario que tanto ellos como los propios indígenas se pongan en la perspectiva de los autores de esa cultura y no en la moderna, y así vayan al fondo mismo de su Tradición, que es tan válida hoy como cuando fue creada, y que por lo tanto es capaz de generar nuevos frutos en cualquier momento.

Notas:

(1) Los indígenas que no son monolingües hablan, según donde viven, el castellano, portugués, o inglés; esos idiomas se constituyen en lingua franca para los que habitando un mismo país, o comarca, no conocen las lenguas de otras tribus. Lo que también muestra que lo que tienen en común es en relación con los hombres blancos (en este caso la lengua), pero no en cuanto a ellos entre sí.

(2) Los Kogi son una tribu de dos mil indios de habla chibcha que habita en la actualidad las faldas meridionales de la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia, y guardan aún hoy completamente su visión cosmogónica, tradicional y metafísica, la que se expresa por medio de variados ritos, símbolos y prácticas culturales. G. Reichel-Dolmatoff (La Antropología Americanista en la Actualidad, 1989, tomo I) ha estudiado este pueblo y sus conceptos cosmogónicos, religiosos y sociales.

(3) El autor citado también afirma: “Subyacente a muchas formas de pensar y de actuar de los indios de la Sierra Nevada de Santa Marta, se observa un concepto de dualismo que se expresa sobre muy diversos planos. A nivel del individuo, como ente biológico, es el cuerpo humano que da el modelo, formado por la ideación de principios opuestos pero siempre complementarios. Son la aparente simetría bilateral del cuerpo y las diferencias sexuales lo que da la norma. Sobre otro nivel, el del grupo social, encontramos una división dualista entre ‘gente de arriba’, ‘gente de abajo’, no referente a la situación altitudinal de su habitat respectivo sino agrupándose así ciertos clanes, que forman grupos opuestos pero complementarios. Las poblaciones mismas están divididas en dos partes y una línea divisoria invisible, pero reconocida por todos, separa la aldea en dos segmentos. Las casas ceremoniales también se imaginan como divididas en dos mitades, cada una con su propio poste central; una línea diametral entre las dos puertas opuestas, divide el plan circular de la construcción en un ‘lado derecho’ y un ‘lado izquierdo’. Ya en un nivel cósmico, esta misma división separa el universo en dos lados, determinados por el sol, el cual, dirigiéndose de Este a Oeste, divide al mundo en un lado derecho y un lado izquierdo. Los dualismos de este tipo son innumerables: hombre-mujer, macho-hembra, mano derecha-mano izquierda, calor-frío, luz-obscuridad, etc., se asocian con ciertas categorías de animales y de plantas, con colores, vientos, enfermedades y, desde luego, con conceptos del Bien y del Mal. Entonces el simbolismo con este concepto de dualismo básico, se manifiesta continuamente, en todas las prácticas mágico-religiosas. Por cierto, muchas de estas manifestaciones dualísticas tienen esencialmente el carácter de antagonistas simbólicos que, en el fondo, comparten una sola esencia; tal como existen divinidades tribales que en un solo ser reúnen aspectos benéficos y maléficos, cada hombre lleva en sí mismo esa polaridad vital del Bien y el Mal.

“Los Kogi creen en la existencia de un principio del Bien (derecho) cuya permanencia y función benéfica está determinada por la existencia simultánea de un principio del Mal (izquierdo). Así, para asegurar la existencia del Bien es necesario fomentar el Mal ya que, si éste desapareciese, por no encontrar una justificación de su existencia, se eliminaría al mismo tiempo el Bien. Es necesario pues que el individuo cometa pecados que atestigüen la influencia activa del Mal. Es aquí donde yace, según los Kogi, el principal problema de la condición humana: en equilibrar estas dos fuerzas opuestas pero complementarias, y en establecer entre éstas una relación armónica. El concepto básico se denomina yulúka, lo que podría traducirse por ‘estar de acuerdo’, ‘ser igual’, ‘estar identificado’. Este estar ‘de acuerdo’, el saber equilibrar las energías productivas y destructivas, en el camino de la vida que lleva del Oriente hacia el Occidente, es pues el principio fundamental de la conducta humana; así pues el Máma, al pesar en sus manos las hojas de coca u otros objetos ritualizados, primero trata de establecer este equilibrio hasta que, por fin, la mano derecha, es decir el principio del Bien, ‘pesa más’. Más adelante las asociaciones continúan. El universo, el huevo cósmico, se interpreta como un útero, el útero de la Madre Universal, dentro del cual vive aún la humanidad. Asimismo la tierra es un útero, la Sierra Nevada lo es, cada cerro, cada casa ceremonial, cada casa de vivienda y, finalmente, cada entierro. Las cavernas y grietas de la tierra se interpretan como orificios del cuerpo de la Madre. Los grandes ‘nidos’ construidos en forma de un embudo formado por varas, y rellenos con paja en analogía con el pubis, que se levantan sobre las casas ceremoniales, son el órgano sexual de la Madre dispuesta a ser fecundada por el cielo donde se depositan ofrendas que representan un concepto de fertilización. Estas son ‘puertas’ que se abren hacia el nivel cósmico de ‘arriba’. De lo más alto del interior del techo cónico de la casa, baja un hilo que representa el cordón umbilical y es sentado en el centro de la casa donde el Máma establece el contacto con las fuerzas sobrenaturales, etc.” Discúlpesenos estas largas citas, pues el autor sintetiza aquí una cosmogonía que podríamos llamar “ejemplar” para el conjunto de la Tradición Precolombina, perfectamente asimilable u homologable con toda cultura tradicional.

(4) Véase por ejemplo el dios Kabrakan del Popol Vuh, su relación con los terremotos -con su hermano practicaban estos juegos, con los montes- y de todo el texto quiché con los volcanes de esa geografía. Igual el dios unípede taíno “Hurakán” -del cual deriva el nombre de ese fenómeno meteorológico, etc.- directamente emparentado con el quiché homónimo.

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