Lluvias extrañas

LLUVIAS EXTRAÑAS

escribe SEBASTIÁN JARRÉ
XRN@Hotmail.com

    Charles Fort, durante años se dedicó obstinadamente a reunir miles de datos que tratan de extrañas lluvias caídas en distintos sitios del planeta. Consiguió reunir más de 60 mil notas –todas extraídas de revistas y diarios muy renombrados– que daban cuenta de esas raras lluvias.

    En el archivo de Fort hay comprobadas lluvias de peces sobre Londres  y otras ciudades , lluvias rojas, negras y amarillas, lluvias de ranas, caída de enormes bloques de hielo (¡algunos del tamaño de un elefante!), lluvias de carne, de trozos de algodón, de lodo, de arena, y tambien de… sangre.

    – En el año 1800, en Seringapatam, en la India, se registraron (según la revista Nature del 1° de noviembre, anota Fort) una sucesión  de lluvias de granizo. Durante una de ellas se encontraron dos piezas de hielo que tenían el tamaño de un elefante pequeño.

    Ese mismo año, informes del instituto Smithsoniano revelan que en los EE.UU cayeron piedras de hielo de 2 y 3 Kgs de peso.

    – EL 27 de febrero de 1877 en Penchloch, Alemania, cayó una espesa lluvia amarilla color oro, cuya materia tenía 3 formas distintas: semejaban una flecha, un grano de café y un disco. No se encontraron trazas de polen y la sustancia despedía un fuerte olor animal. El análisis químico reveló la presencia de nitrógeno y amoníaco.

    Charles Fort, en su obra “El libro de los condenados” al hablar de esta lluvia, dice: “Tal vez fueran símbolos jeroglíficos de alguien que intentaba decirnos algo”.

    – El 14 de febrero de 1870, cayó en Génova (Italia) según el profesor Beccardo, director del instituto Genovés  de Física, citado por Fort, una sustancia amarilla que cubrió las calles, al punto de que era difícil caminar. Según se estimó, la cantidad de esta materia amarilla que cubrió Génova era de aproximadamente 100 mil toneladas.

    – El 30 de abril de 1887 se produjo una lluvia densa ardiente, negra y pestilente. El mismo fenómeno se repitió el 9 de octubre de 1907 y el 2 de marzo de 1908. La “explicación” fue que se trataba de polvo de carbón que habría flotado en el aire desde las minas de Gales. Pero una lluvia similar se registró el 20 de enero de 1911 en Suiza y otra en el cabo de Buena Esperanza, el 5 de febrero de 1912.

    Según el reverendo James Rust una lluvia negra cayó en Slains, Escocia, el 14 de enero. Otra en Carluke, a 250 km de Slains, el 1 de mayo. Y otras dos en este sitio el 20 de mayo de 1862 y el 21 de octubre de 1863. El informe químico identificó esta sustancia no como un producto volcánico o ceniza, sino como escoria de fundición.  “Resulta imposible” –dice Fort– “imaginar que un producto artificial como es la escoria de hierro haya podido caer en tan grandes cantidades y en sitios tan distintos”. Y agrega un dato sorprendente: el 9 de noviembre de 1819 cayó una lluvia negra de escoria de metal sobre una vasta zona de Canadá.

    Esta lluvia fue acompañada de una sacudida sísmica y de una intensa oscuridad aunque era pleno día.

    No sólo caen –según Fort– diversos colores desde el cielo. En ciertos momentos de la Historia, y en los más variados lugares, se produjo la precipitación de sustancias realmente increíbles. El 13 de agosto de 1819 en la ciudad de Amherst, en Massachusetts (EEUU), un objeto misterioso, recubierto de una pelusilla como la que se encuentra en la fábrica de paños, se abatió contra el suelo. Separada la pelusa apareció una sustancia pulposa de color amarillento que despidiendo un olor muy nauseabundo, se volvió de color rojo vivo por el simple contacto con el aire.

    – En Londres, la tarde del 5 de mayo de 1848, cayó una lluvia extrañisima. Traducida textualmente la nota de Charles Fort dice lo siguiente: “A las 5 de la tarde el cielo estaba apacible sobre la ciudad de Londres. De pronto sin previo aviso, comenzó a soplar un fuerte vendaval que hizo volar a toldos y sombreros. El sol se apagó y una oscuridad densa se desplomó sobre la ciudad. Apenas se podía ver a dos pasos.

    A partir de ese momento comenzó a caer desde lo alto un copioso chubasco de agua y peces. Durante casi 1 hora cayeron miles y miles de pequeños peces de unos 15 cm de largo, de color plateado y grandes aletas. Examinados por los expertos no pudieron ser reconocidos. Se enviaron muestras a todas las Universidades de Inglaterra y ninguna pudo decir de qué especie eran esos peces. Finalmente, una comunicación llegada desde El Cairo y firmada por el Decano de la Facultad de Ciencias Naturales de esa ciudad informó que esos peces correspondían a una especie de agua dulce que prolifera en el mar de Galilea. No se pudo explicar cómo habían caído sobre Londres esos peces que los palestinos llaman Pez de San Pedro”.

    – En agosto de 1894, miles de medusas grandes como un chelín fueron señaladas sobre la ciudad de Bath, en Inglaterra. En el mismo momento no lejos de ahí, en Wigan, cayó una lluvia de pequeñas ranitas.

    – En una nota tomada de Comptes Rendus, Fort anota que la “sustancia negra caída en Entre Ríos, Argentina, el 30 de junio de 1880, recuerda a ciertas formas de lignito”. Es de color negro verdusco, similar a otras que se precipitaron en Francia (1868), Australia (1861), India (1867) y Portugal (1902). Fort, que murió en 1932 dejando muchos seguidores, no conoció la proliferación de los Ovnis. Como dijo Louis Pauwels –uno de sus discípulos más brillantes– “tal vez hubiese anotado en su archivo que cuando cesaron las lluvias extrañas, apareció en el tranquilo horizonte del planeta, una rara constelación de objetos voladores no identificados…”.

    Tras la muerte de Charles Fort las lluvias acontecidas fueron más insólitas que las que describió: Chaparrones de tela de araña mojando pueblos y ciudades están desconcertando a meteorólogos del mundo entero, que no obtienen explicación a tan inusual y original fenómeno.

    La caída más frecuente es la de trozos de hielo, que en algunas ocasiones pesan 45 kg. A éstas le siguen las de ranas, peces y cangrejos, que parecen preferir ambientes fríos como los del norte de Gran Bretaña para caer.

    Cabe señalar un suceso muy raro ocurrido un atardecer de verano de 1969: los ventanales de una hostería de los Alpes alemanes próxima a Oberstdorf fueron literalmente destrozados por una lluvia de monedas antiguas, en especial rupias maravedíes y piastras. El violento chaparrón paleomonetario se repitió a la mañana siguiente, y atrajo a numerosos curiosos a la zona. La policía destacó en el lugar a 4 patrulleros y una unidad de perros especializados, que rastrearon la zona sin encontrar pista alguna sobre el extraño ataque. Los dueños del establecimiento declararon que durante las 2 precipitaciones de monedas se oyeron voces en lenguas extrañas, que algunos huéspedes interpretaron como griego antiguo y otros como sánscrito.

    Quiero hacer mención de un caso ocurrido en Argentina (Bs. As.) hace más de 45 años (con exactitud no poseo la fecha) según testimonios de personas que presenciaron el fenómeno: “Una lluvia de ranas en estado de congelación –como dentro de cubitos de hielo– cayó sobre la Capital Federal. No sólo cayeron ranas sino también rosas y flores en el mismo estado de congelación que las ranas…”.

    Siguiendo un poco con más sucesos en el mundo:

    Durante 4 años, en la década de 1980 la población de Evans, Colorado (EE.UU) vio caer del cielo millones de granos de maíz, semilla que nadie cultivaba en 10 km a la redonda. El fenómeno, aunque suene increíble, tuvo antecedentes documentados en Winchester (Inglaterra) y en otras partes del mundo.

    Pero si consideramos a esta lluvia insólita… ¿qué podemos decir cuando son sapos, ranas y peces los involucrados?. Como el caso ocurrido el 31 de marzo de 1977: se desató una fuerte tormenta en Ohio, en los  EEUU. Luego de la misma, todos los jardines y espacios abiertos de la ciudad aparecieron cubiertos por sapos pequeños del tamaño de una uña.

    – En los primeros días de Julio de 1979, la agencia soviética de noticias Tass –poco amiga de dar informes sensacionalistas– comunicó que una tormenta dejó caer millones de ranas sobre un poblado llamado Dargan-ata cerca del mar Aral. En este caso, la ciencia soviética intentó explicar el fenómeno argumentando que un remolino había succionado toda clase de objetos y animales de pequeño tamaño llevándolos hasta las nubes. Una explicación a todas luces poco convincente.

    Este tipo de relatos no es nuevo. Si nos remitimos a la Biblia, la descripción del Gran Éxodo explica que el río “crió ranas”, que entraron a todas las casas y subieron a las camas y a las mesas, cubrieron toda la tierra de Egipto, hasta el palacio del Faraón”.

    Tampoco hubo explicación para la lluvia conjunta de sapos y ranas el 30 de junio de 1892. La explicación de trombas que succionan los animales y los depositan a la distancia deja sin responder cientos de preguntas, siendo la más evidente la relativa a la “selectividad” de los tornados, que parecen elegir sapos y no ranas o al revés y –casi nunca– ningún otro tipo de animal. Además ¿de qué manera los anfibios transportados por el viento son depositados en las nubes, y desde allí, redistribuidos por la lluvia?

    Hoy en día este increible fenómeno no ha sido explicado. Si Fort viviera en esta época, gracias a los avances de la tecnologia, lo que siempre muchos –no todos– tomaron como una leyenda o producto de la imaginación colectiva, ahora empezaría a ofrecer testimonios concretos, como fotografias y mayormente filmaciones. Ésta prueba, ante fenómenos de insólita naturaleza, es por lo general más que contundente.

    Tal vez, luego de leer esto, amigo lector, cuando en una tormentosa lluvia observe el cielo, el recuerdo de lo que el cielo nos puede ofrecer y mostrar llenará cada rincón de su curiosa mente. Y como la frase bien dice: “Hay más cosas en el cielo y en la Tierra de lo que podemos imaginar y comprender”.

UNA REALIDAD INCONTESTABLE:naturaleza y misión de los extraterrestres

UNA REALIDAD INCONTESTABLE:
naturaleza y misión de los extraterrestres

escribe JOSÉ GARCÍA ÁLVAREZ

Nota de la Dirección:

    Tal vez el espíritu del artículo que ustedes se aprestan a leer sorprenderá a algunos de nuestros más antiguos amigos, conocedores de nuestra filosofía respecto al espinoso tema de los “contactados” y los “hermanos superiores del cosmos”. Sin embargo –y asumiendo plenamente la responsabilidad que pueda cabernos frente a las críticas que se nos harán– creemos oportuno incluir este artículo por dos razones a nuestro modesto saber y entender importantes: por un lado, el extenso artículo de nuestro # 18 sobre los ataques del “chupacabras” en Chile, ha mostrado –si es que el fenómeno tiene connotación con los OVNIs y no responde a otros orígenes, quizás aún más oscuros– una vertiente, digamos, agresiva y terrorífica del mismo. Esto, seguramente, no habrá sido del agrado de aquellos suscriptos que, con todo el derecho, tienen una concepción más espiritual de la fenomenología. Así que, aunque no se trata de una réplica al artículo citado, este –que hemos solicitado a su autor– muestra la otra vertiente del interés ovnilógico: cada uno sacará sus propias conclusiones.

    La segunda  razón por la cual lo hemos incluído es que, habiendo seguido el asunto del “contacto”  y el –perdón– “mesianismo extraterrestre”, realmente poco nos había alentado a aceptarlo, entre otras cosas, la intolerancia y la pobreza intelectual de muchos de sus seguidores. Y este es, precisamente, el caso contrario. Porque aunque no compartamos muchos de los conceptos y la filosofía de nuestro amigo Álvarez, creemos que, si somos coherentes con nuestro deseo de ser objetivos y honestos, tenemos aquí una exposición clara, con sus fundamentos y bien estructurada. En síntesis, un digno y reflexivo contendiente.

    Dejamos entonces a nuestros lectores su opinión y la invitación a seguir alimentando la reflexión constructiva y, para aquellos que pueden sentir alguna inquina por ceder espacios a quienes no necesariamente ven las cosas como nosotros (el mismo espacio que nos obligaríamos a cederle aun a un escéptico recalcitrante que lo reclamara) les recordamos aquella frase de Voltaire con que iniciamos cada número de esta revista: “Disiento con…”.

escribe JOSÉ GARCÍA ÁLVAREZ

    El planeta Tierra se encuentra bajo el control asiduo de Criaturas Superiores procedentes de mundos evolucionados, del espacio sideral, y a pesar de que los responsables del gobierno de la Humanidad de este planeta quieran ignorarlo y ocultarlo, a cualquier precio, un Plan metódico hace tiempo entró en acción por parte de los Extraterrestres para la solución global a todos los aspectos negativos que afligen, desde hace mucho tiempo, el equilibrio evolutivo de la especie humana.

    A pesar del escepticismo de la Ciencia terrestre, de la incapacidad de ciertos investigadores, de la falsedad de algunos pseudo-contactados y de la vesanía de ciertas organizaciones con mentes diabólicas encargadas de disuadir y confundir, estas Inteligencias Cósmicas están procediendo al redimensionamiento de un determinado número de Almas, con el fin de provocar una estabilidad relativa de los valores universales. Ahora, el momento de caminar hacia la quiebra total de la obra humana ha llegado. El proceso ya ha comenzado y su desarrollo es el preludio de un Juicio severo que no debería ser ignorado por nadie. Los acontecimientos que se suceden con una gravedad siempre creciente demuestran con evidencia que el género humano es culpable de no haber sabido realizar, en la luz de la Justicia y del Amor, los planes de la Inteligencia Creadora, tendientes a la evolución progresiva, libre y pacífica de todas las Almas vivientes.

    El debate, entre el Bien que acusa y el Mal que reacciona, llega a su fin. El tiempo de las LLamadas y de las Advertencias ya se ha terminado desde hace algún tiempo. Ahora, llega el momento de rendir cuentas y de la condenación definitiva del mal. Los justos, los buenos, los puros de corazón y los pacíficos no tienen que preocuparse, porque se salvarán y serán libres. Los que tienen que temer la Justicia Celeste son los que han preferido no arrepentirse, sino ignorar completamente los valores reales del bien Universal.

    Relacionado con esto, las actividades manifestativas de los Extraterrestres encaminadas a sensibilizar a la masa humana, no tienen el fin de volver a muchos cerebralmente emotivos de entusiasmo, ni convencerles racionalmente de su presencia real en nuestra dimensión, sino principalmente son para desarrollar y ampliar los conceptos que alimentan los valores eternos de la Hermandad Universal. Su Misión en nuestro planeta trata de predisponer a todos aquellos que demuestran buena voluntad para asimilar y practicar algunas coordinaciones válidas para desarrollar una sintonía con las dimensiones y Leyes Superiores.

    Los Extraterrestres no están, pues, sobre la Tierra para realizar espectáculos teatrales o para hacer números circenses, ni para exhibir las capacidades de su alta Ciencia, ni para ser identificados con engendros sanguinarios producto maquiavélico y retorcido de cerebros desquiciados. Se crea o no, todo eso no les impedirá realizar su Misión, ni provocar el cambio de los actuales valores cósmicos que trabajan negativamente en nuestro planeta y, en consecuencia, en nuestro Sistema Solar.

    También es cierto que tienen el preciso deber de preservar, tutelar y rescatar a todos los que, despiertos y conscientes de los valores superiores y de las Leyes que los gobiernan, no desean ser contagiados por el peligroso morbo de la involución. En un futuro ya cercano, trasladarán a esos designados a lugar seguro, mientras el resto de la masa impía tendrá que enfrentarse a su destino. Esa también será una realidad incontestable.

    Paz a todos.

LOS EXTRATERRESTRES EN LA HISTORIA

LOS EXTRATERRESTRES EN LA HISTORIA

escribe Enzo Daedro
daedro@yahoo.com

    La historia de la humanidad se puede dividir en dos partes. Por una lado están los hechos verídicos, lo que sucedió fehacientemente. En el otro extremo se encuentran los mitos, la cultura encubierta. Típico del ser humano es confundir las dos líneas y como resultado generar la verdad.

    A pesar de todo hoy llegamos a dilucidar, entre alguna que otra neblina, lo cierto de lo incierto. La pérdida de valores y creencias ha generado un vacío en el hombre moderno. Allí están los extraterrestres, esperando ser tomados en cuenta. Con una esperanza REAL. Pero son los falsos profetas –como se escribió en la Biblia hace 2000 años– los que entorpecen el camino de la humanidad, derivándola hacia cualquier lado. Creo, humildemente, que en el futuro el papel de la investigación extraterrestre cobrará una importancia fundamental para la comprensión de la historia por venir.

LOS ADAMITAS

    Marcos P. Salso, escritor colombiano, relató en su libro LA FILOSOFIA ADAMITA (Ed. Alaucar, 1982) un encuentro nocturno entre hermanos con un OVNI. Los adamitas fueron un grupo sectario surgido a principios del 1600 en la Europa meridional. Uno de los miembros más reconocidos fue el célebre pintor Jeroen Van Aken, alias El Bosco. Este personaje fue acusado en reiteradas ocasiones por la antigua Iglesia Católica de realizar extrañas y pecaminosas prácticas sexuales, donde todo movimiento es generado por la mismísima boca del demonio. Lo que Salso remarca es que el único texto que se posee sobre las actividades, ritos y celebraciones de los Adamitas (ADAMOS MURIS, Biblioteca Municipal de Munich) miente en muchos aspectos. Según él, las crónicas del alquimista Francis Earing durante su prolongada estadía en Munich no concuerdan con el ADAMOS. Earing fue miembro de la secta y practicó todos los ritos desde Julio de 1612 hasta Enero de 1614. Luego regresó a la prédica de la alquimia por los caminos europeos hasta llegar a Praga donde colaboró con Emailon Preta, astrónomo de renombre. Salso afirma que los adamitas alemanes no celebraban el Sabbath Negro durante el solsticio de Verano. Sin embargo, en el ADAMOS MURIS se explica que sí.

    Salso interpretó, en la crónica 91 del ADAMOS, que la noche del Sabbath Negro de 1611 los hermanos adamitas Fraund Tolomie y Eck Anon, avistaron un objeto luminoso que irradiaba una clase de fuego azul a los costados que aterrizó por el lapso de una hora en tierra firme. El contacto fue de tercer tipo. Diez extraterrestres obligaron a los adamitas a subir a la luz móvil donde se les obligó a unirse en sexo y mente, también extrajeron muestras de sangre y vello. La descripción del interior del objeto volante es un tanto ambigua. Los hermanos detallan tres mesas brillantes, unidas por lo que parecería ser una cruz de piedra con insólitos signos giratorios en su epicentro. Eck detalló que se les pidió vestirse con unas togas blancas que pendían del cielo raso. Ellos se negaron, primeramente. Luego sintieron un espinoso ardor en sus cabezas. Dos extraterrestres los empujaron hasta dejarlos recostados en los lechos. Se les ató de manos a piernas con una soga elástica que se contraía y expandía. Fraund contempló a su compañero mientras le cercenaban ciertos fragmentos de la rodilla izquierda. La carne era depositada con gran cuidado en una marmita férrea. Los movimientos del alienígeno eran similares a los de un sacerdote católico en el momento de la consagración de la oblea. Elevaba su instrumento, decía  algunas palabras y hundía el filo en la carne. Los adamitas creían que serían sacrificados a nombre de algún Dios de un culto rival. Comprendamos que aquella era un época de discordia religiosa.

    A posteriori fueron abandonados y encontrados desnudos a orillas de un río. Salso teme que la Iglesia de aquel entonces corrompiera la historia y transfigurase lo que realmente sucedió. Dice que el manuscrito original del ADAMOS MURIS fue quemado y reemplazado por el que hoy se puede leer en la Biblioteca Municipal de Munich.

IL DOTTORI DELLA PIENA LUNA

    Oneva, Italia. Febrero de 1894. El Dr. Milano Tormanetti y su esposa Sofía encuentran un bebé abandonado en unos arbustos a pocos metros de su casa. El niño presentaba una cantidad de golpes en la espalda, rodillas y cabeza. Una marca en diagonal le atravesaba una de las plantas del pie. El Dr. Tormanetti le efectuó los debidos tratamientos y sanaciones. Al día siguiente comenzaron la búsqueda de la madre y padre de la criatura. Tuvo que pasar un mes para que descubrieran que ninguna criatura había nacido en el pueblo desde abril del pasado año. Tormanetti viajó hasta los pueblos aledaños a Oneva. Nada. Ningún bebé se había extraviado. Decidieron, entonces, adoptarlo.

      A la edad de 7 años el niño Fabrizio Tormanetti presentó una alta fiebre de origen inexplicable. Milano y Sofía temieron por su vida. Por las noches emitía largos gemidos que despertaban a más de un pueblerino. Milano llevó a su hijo hasta el Hospital zonal donde permaneció hasta el verano. Fue atendido por Laurencio Di Pace quien pronosticó unas pocas horas de vida. La fiebre aumentaba su intensidad. Fabrizio lloraba desmesuradamente. Tormanetti permaneció inmóvil al lecho de su hijo. Se le aplicó gran cantidad de medicamentos pero ninguno dio suficiente resultado. El niño perecería con el transcurrir de las horas…

    Repentinamente, Sofía recibió la visita en el Hospital de tres extraños sujetos. Todos llevaban largos mantos negros –como si se tratase de clérigos– con un pequeño tatuaje de luna llena en el mentón, una cadenilla en la muñeca izquierda y una calvicie en general. Se presentaron como Dottori della Piena Luna, una organización médica italiana que estudiaba las enfermedades más perjudiciales para los italianos campestres. Uno de ellos pidió a los Tormanetti que abandonaran la habitación. Iban a tomar muestras de sangre, orina y piel. La pareja accedió.

    Una hora después, la puerta de la habitación se abrió. El pequeño Fabrizio salió caminando. Sofía, al contemplar a su hijo, se desmayó. Milano, temeroso, levantó a su hijo y lo abrazó apasionadamente. Los tres doctores dejaron el lugar con sabio silencio. Un tanto más tarde llegó el Dr. Di Pace quien, al examinar a la criatura, determinó que la fiebre… ¡Había desaparecido!. ¿De dónde habían salidos aquellos Dottori?. Nadie pudo responder esta pregunta.

    Se supo que Milano Tormanetti siguió la pista de los Dottori hasta Roma. La comunidad médica allí presente negó rotundamente la existencia de una organización paramédica móvil. Milano continuó hasta su muerte persiguiendo una causa oscura, sin desenlace. Su hijo Fabrizio, ya adulto, se convirtió en médico rural. No quiso volver a tocar el tema de los Dottori. Su nieto, Tomás Tormanetti, es hoy en día director de un prestigioso hospital en Sicilia.

LOS VAMPIROS  DE NOSEVILLE

    Noseville es un pequeño pueblo rural a unos 230 kilómetros de Londres. La mayoría de sus habitantes descienden de irlandeses (debido a la inmigración de 1890) mientras que el resto son plenos nativos ingleses. Se los conoce, en la lengua de la calle, como personas calladas  de  gestos ariscos  y  modales extraños. Pero lo que la gente común ignora es un acontecimiento sucedido hace ya más de 50 años que cambió la historia de Noseville para siempre.

    Diciembre de 1949. Fiestas de la natividad. John Wall, un reconocido empresario industrial, y su novia Margarite Damon terminan de comprar los obsequios para sus familias en una prestigiosa tienda del centro de la ciudad. Debido al horario pierden el tren que los llevaría de vuelta a su hogar en las afueras de Noseville. Wall invita a Margarite a pasar la noche en un hotel. Ella acepta. Se acuestan a las 12:20 de la madrugada.

    A las 2:35 se escucha un fuerte golpe en la puerta del cuarto. Wall despierta, un tanto asustado, a su novia. Otro golpe lo obliga a incorporarse. Wall camina hasta la puerta y pregunta quién es. Ninguna respuesta. Silencio. Luego de unos siete u ocho minutos decide abrir la puerta. Lentamente descubre que el pasillo del hotel está impregnado por una pequeña y densa niebla. Cierra la puerta y vuelve al lecho. Su novia le pregunta qué pasó. No responde.

    3:32. Margarite comienza a sentir en la base de su cuello una pequeña picazón. Intenta rascarse. Sin querer abre los ojos y descubre a un hombre delgado, de ojos penetrantes, que lame con lentitud su cuello. Ella intenta gritar. El individuo la obliga a salir de la habitación. A partir de aquí lo acontecido con Margarite es desconocido. Durante la matina se la buscó por toda Noseville. Ningún rastro. Wall pagó a cuatro detectives durante un año entero para que investigaran. Finalmente decidió darla por muerta luego de recibir el informe de los investigadores privados.

    Este no fue el único acontecimiento extraño en esta localidad. Al mes siguiente (Enero) se extraviaron doce niños comprendidos entre las familias Faraday, Emelsen, Welles, Hann, Wanen, Damilson, Picktop, Andersen, Johnson, Lemarc, Ower y Smith. Esta vez fue exigida la presencia del cuerpo policial de Scotland Yard. El detective Kenneth Link se hizo cargo de la investigación a partir del 20 de ese mes.

    Cuatro días después se descubre, en un edificio abandonado, el cuerpo del niño Francis Picktop. Los padres, traumatizados, exigen a Link una rápida captura del asesino. Se lleva el cadáver a Londres donde los forenses determinan que la causa de la muerte es un desangramiento agudo con punciones en cuello y extremidades. Entre tanto Link y los oficiales a su cargo interrogan a Madame Innen, tarotista barata a la cual se la acusa de rendir culto al Diablo. Noseville despliega su odio hacia esta mujer.

    La noche del 26 de Enero ocurre algo sinceramente increíble. Link y dos oficiales (Marcus O´Brien y Ernest Sayde) llevaban en automóvil a Madame Innen hacia la comisaría donde se la encarcelaría en forma preventiva. De repente el coche se detuvo. Link intimidó a O´Brien para que solucione el problema. Poco antes de abrir la puerta una fuerte luz ilumina el vehículo. Los presentes quedaron inmovilizados. La luz cambiaba constantemente de color, como si tuviera un ritmo. Durante tres minutos Link observó cómo “cinco extrañas figuras nos rodearon, parecían bailar al son del cambio lumínico”. A posteriori el coche recuperó potencia. La luz y sus rastros desaparecieron. Link descubrió que Madame Innen había desaparecido. El pueblo atribuyó la luz y la habilidad de desaparecer como afirmación del tributo diabólico al cual estaba sometida Innen.

    Marzo de 1950. Luego de visitar a un amigo enfermo el Dr. Sean Reagen descubre a una mujer desnuda en medio de la carretera Nº 23. Al intentar ayudarla se percata de que ha sido golpeada en varias zonas del cuerpo y herida  en uno de los brazos. La lleva inmediatamente al hospital más cercano. Allí se le practican las primeras curas. Una de las enfermeras que la atiende descubre que se trata de Madame Innen. Secretamente comunica el dato a la familia Picktop que toma inmediatamente cartas en el asunto. Link regresa a Noseville, esta vez con la intención de encontrar los cuerpos de los demás niños.

    Abril de 1950. Se somete a juicio a Innen. Ella niega todos los cargos. Un testigo, el cartero Frank Olsen, afirma haber  visto a esta extraña mujer comprar una gran cantidad de carnes y velas en las tiendas del pueblo. Así mismo explica que  ella gustaba que la carne esté cruda, para ofrecerla como muestra de su devoción al demonio. Se sabe que la mayoría del jurado fue sobornado por las familias de los niños desaparecidos. Ellos querían la muerte de Innen, a quien identificaron como la asesina de sus hijos. El Juicio terminó a principios de Julio con la condena perpetua de Innen. Link siguió con la investigación pero nunca fueron encontrados los otros niños. Poco a poco Noseville se fue oscureciendo. Algunos emigraron mientras que otros permanecieron allí en forma de tributo. Este es un claro ejemplo de la ignorancia de la gente. Lo que se trató de un simple caso de abducción, devino en conspiración infernal.

EL DIA ETERNO

    Tunguska, Rusia. Mira Topanik, una anciana de 79 años, regresa a su casa luego de visitar a una amiga en un pueblo aledaño. Atraviesa poco a poco el oscuro y frío bosque. Repentinamente siente un malestar en una de sus piernas. Detiene el paso, se sienta en una piedra. Busca en una de sus bolsas un poco de vino. Bebe unas gotas mientras observa, con curiosidad, una serie de pequeños destellos azulados a lo lejos. No le da importancia. Se incorpora y vuelve a caminar. Quince minutos después siente que alguien la sigue. Se vuelve. Un hombre la saluda. Ella, un tanto asustada, devuelve el saludo. El hombre le pide que se vaya lo más rápido posible. Por favor, señora. Tome aquel atajo. Salga del bosque. Mira acepta el consejo sin preguntas, ha quedado convencida. El hombre da unos pasos y desaparece.

    Mira llega a su casa. Ha pasado media hora desde el encuentro con el extraño en el bosque de Tunguska. Poco antes de acostarse oye un estruendo aterrador. Abre una de las ventanas. Una fuerte luminancia atraviesa la oscuridad de la habitación. Mira deduce que es imposible que sea de día. Se viste y sale de su casa. Una imagen digna de la cinematografía hollywoodense: gran parte de los árboles del bosque han quedado completamente destruidos. En el centro de este caos una gran bola de luz blanquiazul ilumina todo a su alrededor. Mira intenta acercarse. Ver aquella cosa era imposible… sentí que perdía la consciencia como relata Wassily Brukanov en el libro “TUNGUSKA A TRAVÉS DEL TIEMPO”. Mira regresa a su hogar lo más rápido posible. Cierra ventanas y puertas. Se recuesta temiendo de lo que vendrá.

    ¿Quién era el hombre que la previno sobre el impacto por venir? ¿Acaso un extraterrestre? ¿Algún vidente zarista?. El relato de Mira Topanik es uno de los más concretos a la hora de examinar los sucesos concernientes a Tunguska. Brukanov afirma en uno de los capítulos de su libro que  la mayoría de los testigos fueron silenciados por el gobierno de turno; algo se intentaba cubrir. También deduce que el misterioso hombre no es más ni menos que el mismísimo Rasputín, el monje negro. La historia de Rusia está escrita completamente al revés. A modo de opinión personal creo que afirmar esto último sería un tanto arriesgado, para no decir estúpido. Deduzco que la Sra. Topanik descubrió una minúscula parte de un gran plan extraterrestre para el control natal mundial. Lástima que no se pudieran realizar exámenes genéticos de su cuerpo en la actualidad, tal vez se encontrarían rastros de abducción. En todo caso… ¿Porqué habrían de salvar la vida de una anciana?

HIJO DE LA OSCURIDAD

    En ciertas provincias del este checoslovaco se celebra, en el final del solsticio de invierno, el carnaval diabólico. Inspirados en una leyenda tan arcaica como los cimientos de sus casas, los checos construyen diversos carros de coloridas láminas que son cremados en el clímax del festejo. Las calles se llenan de una inusitada alegría. Los rencores se olvidan, se transmiten al símbolo diablo. Resulta curioso que este encuentro no sea exclusivo de las culturas septentrionales. En Colombia y Bolivia existen agasajos similares. El rey de las tinieblas tiene fanáticos alrededor del mundo.

    Bastian Powell era un estudiante universitario, sencillo y de carácter poético. Su principal pasión era el estudio de las culturas primitivas. Por tanto se dedicó a cursar la carrera de arqueología en la emblemática New York University. Allí conoció a Humberto Trona Dávile, estudiante de intercambio colombiano. Descubrieron intereses en común en varias pláticas de café. La amistad creció en tal medida que el latinoamericano le invitó a pasar las vacaciones en su país de origen. Bastian aceptó la oferta. Partieron luego de concretar varios exámenes pendientes, vitales para el acopio de la cursada.

    Sorprendido por las costumbres locales, el americano se interesó fundamentalmente por la reacción que tenían los colombianos con las cuestiones paranormales. Humberto le llevó a conocer a varios chamanes que practicaban ceremonias rituales en las planicies sureñas. Entre estos conoció a Dino Fuentes, astrólogo de prestigio. Con él partieron una noche hacia una despoblada región bautizada por los aldeanos como tierra seca. Los mitos creados alrededor de esta zona eran tan atractivos como turbulentos. Acamparon a la espera de lo sobrenatural.

    Cerca de la medianoche se oyó el primer ruido. Los tres visitantes dormían en una pequeña carpa, amparados por una delgada malla. Bastian se incorporó y despertó a sus compañeros. Buscó su cámara fotográfica y un cuaderno. Un ruido punzante lo interrumpió. De pronto, se vieron iluminados por una cautelosa y rígida luz amarillenta. Una sombra multiforme apareció. Rasgó varias veces la carpa. Los gritos no se hicieron faltar. Humberto describió, en la siguiente jornada, que la entidad tenía dos largos cuernos emergentes de lo que parecía ser el cráneo. La aparición persistió algunos minutos más hasta que desapareció por completo. Nadie se atrevió a salir hasta entrada la madrugada.

    Una marca –de cinco metros cuadrados– alrededor de la carpa fue la resultante del encuentro. La policía negó una intervención divina aludiendo que bien podría haber sido creada por el americano y los colombianos. Un poco de alcohol y una cerilla. La visión no podía escapárseles del subconsciente. Se acercaron hasta un diario local. La noticia fue publicada en un pequeño apartado en la sección policial. Bastian, desilusionado por el artículo “EL DIABLO ATACA”, retornó a los Estados Unidos para concluir sus estudios. Humberto se quedó a investigar junto con Dino. Publicaron al año un libro en donde relataban otros dos encuentros con la entidad demoníaca.

PROYECTO “CÓNDOR”

PROYECTO “CÓNDOR”

especial de CEUFO
escribe “Quique” MARIO
desde La Pampa-Argentina

    El Proyecto Cóndor surgió como conclusión del I Congreso de Investigadores de OVNI realizado en abril de 1999 en la ciudad de Santa Rosa, provincia de La Pampa, Argentina. Por aquel entonces uno de los más veteranos participantes aseveró sobre el evento “este congreso va a marcar historia de la investigación OVNI en el mundo”. De hecho surgieron dos grandes acuerdos entre investigadores de Argentina y Chile, en primer lugar el admitir pública y categóricamente que nos encontramos –sin lugar a dudas– frente a un fenómeno inteligente; y segundo, se aceptó el compromiso de trabajar en un proyecto común de relevamiento y estadística: el PROYECTO CÓNDOR. Con el tiempo, a los grupos iniciales se sumaron investigadores de otros puntos del planeta que hoy participan mes a mes activamente del emprendimiento, único en el mundo por sus sencillas características.

 

EL PROYECTO CÓNDOR

    Frente al bombardeo de información del que somos objeto todos los que nos adentramos en el estudio de este fenómeno, a través de fotografías y filmaciones trucadas y hasta personas que se atribuyen ser voceros de civilizaciones extraterrestres, pasando por recopilaciones metódicas de cientos de miles de casos, este proyecto parece ser insignificante en cuanto al nivel de sensacionalismo que podría producir.

    Sus participantes se ubican en alguna zona del planeta procurando la mejor visibilidad (en lo posible alejado de los centros urbanos para evitar el reflejo de la iluminación artificial). Observan el cielo, sacan fotografías con determinada frecuencia (cada una hora) y filman en forma reiterada el espacio, miden, marcan, anotan durante un período que en principio fue de seis horas, pero que en la actualidad se redujo a cuatro, durante un día prefijado de cada mes.

    Parece, a simple vista, un trabajo de escasa relevancia, sin embargo, de esta aplicación metódica es posible obtener algunas conclusiones que permitirán realizar afirmaciones con un grado de seguridad con el que antes no se trabajó.

    El manejo de información metódica permite realizar estadísticas creíbles y por tanto, resultados del mismo tenor. Las jornadas de observación se denominan ALERTA OVNI y en la primera de ellas, el CEUFO obtuvo una excelente fotografía de un objeto que ninguno de los observadores destacados vio a simple vista: sólo fue captado por película fotográfica de 400 ASA. En jornadas siguientes los resultados fueron irregulares, es decir que en algunas no se produjeron novedades, mientras que en otras se produjeron registros de fenómenos anómalos.

    Si bien el proyecto se inició con un puñado de entusiastas investigadores de campo de Argentina y Chile, con el paso del tiempo y merced a la comunicación fantástica que representa Internet, creció en forma espectacular en poco tiempo.

    En la actualidad, participan activamente del Proyecto Cóndor más de 60 grupos de diecisiete países del mundo que una vez al mes realizan la vigilia del calendario del PROYECTO CONDOR y así, sus integrantes cubren los cielos de Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Puerto Rico, Estados Unidos, España, Méjico, Portugal, Santo Domingo, Venezuela, Uruguay, Perú, Brasil, El Salvador, Nicaragua y Cuba, entre otros.

         

LA BÚSQUEDA CIENTÍFICA

    La investigación del fenómeno se puede realizar de dos maneras: una, sacando conclusiones de casos específicos y otra, analizando la generalidad de ellos. La primera tiene en su contra el hecho de que, en la mayoría de los casos, los testigos o protagonistas no están preparados para realizar una toma de muestras, datos y mediciones, por lo que, además de la anécdota, suele extraerse muy poca información contundente que, no obstante, no es desechable. Por otro lado, aun sacando conclusiones de ese caso específico, no es generalizable al fenómeno OVNI en toda su casuística.

    Surge entonces una segunda opción válida, pues del cotejo de todos los casos surgen conclusiones más rotundas. Para ello es fundamental que todos los interesados en el fenómeno trabajemos mancomunadamente. En definitiva, es a ello a lo que apunta el PROYECTO CÓNDOR.

    Desde un primer momento se realizaron las jornadas de ALERTA OVNI y de ellas surgieron conclusiones sobre la frecuencia normal de aparición de uno y otro tipo de casos y las circunstancias en que se produjeron. Pero ahora, a este trabajo se suma el de la casuística que aportan los investigadores, testigos y protagonistas de los sucesos que permitirán la creación de una base de datos que facilitará la ubicación y comparación de los hechos que se produzcan, almacenados en www.ovni.org.ar .

CALENDARIO

    El acuerdo de fechas para la realización de las vigilias denominadas ALERTA OVNI, que conforman el PROYECTO CÓNDOR, no fue elegido al azar ni mucho menos. Con la coordinación del Centro de Estudios UFO, se acordó realizarlo el primer sábado de cada mes.

    La elección del día sábado no es casual, sino más bien terrenal, ya que a todos los investigadores ese día les permite desplazarse a los lugares de óptima visión con mayor soltura, ya que normalmente se produce por la tarde el cese de las actividades laborales.

    Lejos entonces la determinación del calendario de una supuesta fecha que coincida con las mejores estadísticas. Aún no estamos en condiciones de predecir absolutamente nada en ese sentido y sólo se acuerda en base a la comodidad para los desplazamientos de los puestos de observación.

    Las jornadas de Alerta Ovni para lo que resta del año están fijadas entonces para los días 2 de septiembre, 7 de octubre, 4 de noviembre y 2 de diciembre del año 2000. Al promediar el mes de diciembre, se anuncian las fechas del PROYECTO CONDOR para el año 2001.

HORARIOS

    Si bien en principio se realizaban vigilias de 12 horas,  con el paso del tiempo se acordó reducir las jornadas y adaptarlas cada uno a sus posibilidades. Hoy en día, en cada país los grupos cubren un mínimo de cuatro horas (entre las 21 y la 1 de la madrugada del día siguiente).

    Durante ese tiempo, además de convivir e intercambiar relatos y experiencias, los grupos registran en planillas específicas datos fundamentales para la observación, en los que se detalla la fecha, las horas que comprende, el estado del tiempo, una breve descripción geográfica del lugar en que se instaló el puesto, temperatura, y otros detalles que los investigadores consideren de interés.

    Durante la jornada se anotan en la planilla todos los movimientos que ocurran, ya sea el paso de aviones, satélites, meteoritos y obviamente la observación de algún hecho anormal, que luego se remite al CEUFO a la dirección 2001@cpenet.com.ar donde se centraliza la estadística que luego puede ser consultada por todos los integrantes del proyecto a través de un informe final.

         

SUGERENCIAS DE CEUFO

    El Centro de Estudios UFO propone algunas pautas para poner en práctica durante las vigilias:

a) Cumplir las tomas fotográficas y filmaciones de acuerdo a un parámetro que dispongan los propios investigadores y que facilitarán su ubicación en el tiempo al momento de su revelado;

b) ubicación del punto cardinal Norte que facilitará la distinción de los movimientos que realice un objeto para cotejar con otras informaciones;

c) tener en cuenta las condiciones meteorológicas, datos que se pueden solicitar en las estaciones afines de cada región;

d) observar la nubosidad reinante, humedad y temperatura;

e) en lo posible, conocer de antemano ruta y horario de vuelo de aviones comerciales;

f) tomar referencias de cuerpos de diferentes tamaños a la distancia que nos permitan establecer comparaciones (ej. Si es la mitad de la Luna llena, es un dato muy importante a la hora de sistematizar la información);

g) posición en el espacio: ubicar el objeto con un sencillo procedimiento con nuestro brazo extendido hacia el horizonte y comenzando a elevarlo hasta dar con la posición del objeto lo que nos permitirá estimar el ángulo en el que fue observado (ej.: nuestro brazo extendido sobre la cabeza perpendicular al horizonte, indica un ángulo de 90º).

LA RACIONALIDAD Y SUS LÍMITES

LA RACIONALIDAD Y SUS LÍMITES

Revista “OVNIs”
Año 1, Nº 1, Junio de 1974

Dr I. Grattan-Guinness

Catedrático de Matemáticas en Middlesex. Historiador de Matemáticas y Lógica Matemática. Autor de dos libros publicados por el Massachussets Institute Of Technology.

    La Librería Dillon de Londres tiene su stock de libros de OVNIs en la sección de Historia y Filosofía de las Ciencias. Me parece un admirable lugar para ellos, ya que el problema de los OVNIs parece ser no sólo una extensa historia, sino también un excepcional terreno de características filosóficas. Esta nota está interesada en este último aspecto.

1)    Es ampliamentre sabido entre los científicos e igualmente los no científicos, que el propósito de las teorías científicas es explicar lo desconocido en términos de lo conocido. Conocemos ciertas cosas; pero debemos valernos de nuestra razón y de nuestras observaciones para conocer cosas que actualmente ignoramos. Esto puede ser una ajustada descripción de la “cronología” de nuestros descubrimientos pero es un falso análisis del conocimiento que obtenemos. Porque las teorías científicas, como teorías, explican lo conocido en términos de lo desconocido. “Conocemos” nuestras observaciones; y las explicamos con teorías cuyos componentes básicos son “desconocidos”. Por ejemplo, la Ley de Gravitación de Newton explicó el movimiento de los cuerpos físicos en la Tierra –y el de los planetas del sistema solar– en términos de fuerzas que obedecen a determinadas leyes de atracción. Ahora bien, son precisamente estas fuerzas las que nos son desconocidas, y no los movimientos que ellas explican. Una de las máximas aspiraciones de los estudiosos de los OVNIs es obtener una explicación de los fenómenos en los cuales están interesados. Debe comprenderse que la explicación será en términos de “lo desconocido” en el sentido ya apuntado, y que por consiguiente será más extraña que las propias explicaciones que la inspiran, y no más familiar.

2)    La relación entre “lo conocido” y “lo desconocido” es un importante aspecto de la Lógica de la Explicación y su frecuente falsedad es una característica correspondientemente significativa de lo que la concepción popular tiene de la racionalidad. Porque cuando se busca una explicación “racional” del fenómeno OVNI, la racionalidad es concebida como el proceso de pasar de lo desconocido a lo conocido, de la ignorancia al conocimiento, del error a la certidumbre. Pero el argumento precedente expone un sentido en donde esta concepción de la racionalidad es errónea. Llamamos a esta perspectiva de la racionalidad, “dogmática”, significando no que ella afirme algún dogma particular, sino más bien que comparte con todos los dogmas una creencia en la infalibilidad de sus principios y en la certeza de sus deducciones. Por contraste, la visión de la racionalidad como un medio de descubrir nuevos desconocidos puede ser llamada “crítica”, acentuando su espíritu motivacional en la búsqueda de errores y efectos imprevistos. La racionalidad crítica mira a la racionalidad como una colección actual de expectativas habituales que pueden requerir una revisión inmediatamente después de su utilización. La racionalidad dogmática ve a la racionalidad como un sistema de criterios establecidos, desde cuyo standard deben abordarse todos los problemas.

3)    La racionalidad dogmática se perfila hacia el rechazo de las apariciones de OVNIs. Los presuntos fenómenos son “físicamente imposibles” (esto es, caen fuera del plano de nuestras experiencias probadas). Por tanto, los OVNIs no existen. Va de suyo que la conclusión puede ser verdadera; pero este tipo de argumento resulta insuficiente, porque confía en la correccción de la racionalidad dogmática, que en realidad ha sido algunas veces rebatidas por fenómenos físicos ordinarios. El carácter erróneo de la racionalidad no es ampliamente reconocido, al menos por la gente común cuya creencia en ella motiva su hostilidad hacia los informes de supuestos OVNIs.

4)    La racionalidad crítica puede proporcionarnos algunas ideas para entender nuestra relación con posibles especies superiores. En relación a nosotros, éstas deben parecer supra-racionales, con órdenes de conocimiento técnico más allá de nuestras capacidades corrientes. De allí que la aparente imposibilidad de sus acciones sea precisamente lo único que podamos esperar de las mismas. Además, si aquí se observaran varias especies diferentes, algunas tendrían que ser –con relación a otras– también de un nivel diferente de supra-racionalidad. Sería importante conocer casos donde fueran visualizadas simultáneamente especies aparentemente diferentes. La mención de la posibilidad de distintos niveles de supra-racionalidad acentúa el hecho de que la supra-racionalidad no es omnisciencia. Las especies superiores pueden aventajarnos; pueden aún haber sido nuestros dioses en el pasado, pero no son Dios. En verdad, su supra-racionalidad será crítica al igual que nuestra racionalidad, y sujeta igualmente a revisión y adaptación.

5)    Debemos admitir la superioridad de especies superiores sólo con respecto a su física y tecnología (y por implicación, quizás, a sus potencialidades matemáticas y lingüísticas). Pero es un error inferir que deban igualmente tener códigos éticos, morales y jurídicos mucho más elevados. No existe una necesaria correlación entre ciencia y ética; las manadas de lobos no tienen que tener audiencias Watergate. Este último punto es una de las varias razones por las que no gusto de las comparaciones entre humanos y animales para ser utilizadas en discusiones sobre especies superiores. Tales comparaciones están destinadas a ser endebles, porque tienen que hacerse extensivas –en orden a su aplicación– a comparaciones de nosotros mismos con especies superiores, y en el proceso bien pueden presentarse factores que previamente fueron irrelevantes. La racionalidad crítica es un importante ejemplo; debe desempeñar en la vida animal un rol más remoto y limitado que el que tiene en nosotros o en alguna cultura más avanzada, desde que requiere entre otras cosas considerable capacidad lingüística.
    Una de las más desafortunadas características de la ciencia del siglo XX han sido las pretensiones groseramente exageradas de las teorías psicológicas. La capacidad de explicación universal de éstas es proclamada como un triunfo; pero en verdad es un defecto, porque si cinco teorías diferentes explican el mismo fenómeno, entonces al menos cuatro son erróneas, y su irrefutabilidad nos impide descubrir lo que son. Además, la psicología se encuentra a veces involucrada en el problema OVNI debido a las razones erróneas ya anticipadas. Supongamos que alguien reporta una aparición que la racionalidad dogmática considera como imposible. Por consiguiente, algo no funciona correctamente en esa persona, y su trasfondo psicológico debe explorarse en orden a descubrir sus fallas (presunto “desconocido” en nuestro lenguaje). Ahora bien, aun en el supuesto de que tales fallas fueran convincentemente determinadas, me parece que a veces podrían interpretarse mejor en términos de toda una gama de capacidades humanas, y que en nuestra forma dogmática llamamos “lo paranormal”: telepatía, percepción extrasensorial, parapsicología y así sucesivamente. Parece no haber dudas de que algunas personas tienen dotes en estas direcciones, aunque actualmente nadie sabe cómo y por qué. Estas dotes conforman un conjunto de datos con los cuales el fenómeno OVNI a veces parece estar involucrado, y el descubrimiento de una nueva serie de “desconocidos” en cuyos términos pueden ser explicados, es un vital aunque desconcertante problema. Son quizás indicios de nuestras propias posibilidades supra-racionales, y en verdad constituyen un formidable desafío a las expectativas de la racionalidad crítica.

ESCALERAS A LOS DIOSES

ESCALERAS A LOS DIOSES

                                escribe GUSTAVO FERNÁNDEZ

El “rewe” y la “machi”

        Enclavados en las frías montañas del sur argentino, en las provincias de Neuquén y Río Negro, viven aún grupos de indígenas mapuches. Hace ya seis siglos que pisan esos suelos y han quedado lejos sus orígenes en las costas del Océano Pacífico. Pueblo endurecido en la lucha contra los elementos y asentado en inhóspitos sitios, representa el mejor ejemplo de las posibilidades de supervivencia del hombre sobre el medio.

        Vamos a revisar ciertos aspectos de la cultura de esas tierras, comenzando con un personaje imprescindible de sus rituales religiosos, la “machi” (utilizamos el artículo femenino a causa de que generalmente es una mujer quien desempeña este papel, o un hombre con tendencias homosexuales exacerbadas). Aunando conocimientos de la farmacopea indígena con poderes adivinatorios y facultades de hechicería, pero principalmente siendo la intermediaria con los dioses (recordemos que el budismo, refiriéndose  a los poderes  del yogui  –“siddhis”–  dice  que oyen  sonidos  humanos y celestes a  la vez –“dighannokaya”–). Esta definición cuadraría para la machi, con lo que puede ser entendida como una shamán (intermediario con los cielos en otras partes del mundo) principalmente en la región euroasiática vecina al Círculo Polar Ártico.

        Un elemento importante atañe al carácter homosexual del machi varón y posiblemente al lesbianismo de la machi femenina. Mircea Eliade habla de los “chukchis”, de chamanes “transformados en mujeres”, que cambian sus ropas y maneras masculinas por femeninas. Añade que hacen esto respondiendo a un orden anterior; tal hecho también se registra entre los “kachandales” (esquimales asiáticos) y “koryakos”. En América, además de entre los mapuches y araucanos, se los rastrea en la parte norte del continente, entre los arapahos, cheyennes y utes, entre otros. Un investigador que visita a los araucanos cincuenta años atrás, encuentra a un reconocido hermafrodita asumiendo el papel de machi. Por otra parte, en todo el mundo hay ejemplos de shamanes epilépticos, enfermos nerviosos y, en general, individuos con rasgos físicos diferenciales.

            A través de esta descripción de la machi y sus características, ingresamos en el ritual indígena. En una de sus principales ceremonias, la consagración de la machi, aparece un destacado elemento a ella asociado.

            Este es el “rewe” o escala sagrada; se trata de un tronco de unos tres metros de altura con una plataforma en su tope, a la que se accede por escalones tallados en el mismo. En la ceremonia, las iniciadas ascienden al rewe en un estado de éxtasis inducido, llegan a la plataforma, y allí entrarán en contacto con Ngüenechén (dios creador, el “dominador de los hombres”), luego caen desvanecidas. Más tarde contarán su visión del dios. Como final de la iniciación algunos observadores comentan que dos machis viejas hacen un tajo en la lengua de la iniciada y le introducen allí hojas de canela.

            ¿Por qué nos importa tanto el “rewe”?. Por su simbolismo. Recordemos que M. Eliade piensa que pueblos distribuidos en todo el orbe se rigen por la idea de que el Eje del Mundo pasa por el centro de su hábitat. Una de las representaciones de este eje sería el árbol. Tal cosa ocurre en México, Siberia y otros lugares. También entre los mapuches y araucanos, donde el Eje del Mundo se identifica con el rewe.

            ¿Cómo se difundió entre sitios tan lejanos entre sí esta curiosa leyenda?. Misterio. Y aún más, históricamente la encontramos hasta donde llegan las inferencias arqueológicas (por ejemplo, en el culto al pilar de la antigua Creta, o en la isla de Pascua, llamada “Rapa Nui” o “Te Pito Te Henua” –“el ombligo del mundo”– entre esos aborígenes). Aclaremos que el eje del Mundo sería el medio de comunicación entre la tierra y el cielo; y tal comunicación es la que establece la machi al subir al rewe, batiendo frenéticamente su tambor. Dentro del mismo, hay un puñado de piedras, entre las que se encuentran verdes, que ya veremos más adelante (los shamanes altaicos suben a un abedul, los sacerdotes mayas a un ceibo sagrado). Y aquí conviene recordar que René Guenon identifica la rama vertical de la Cruz cristiana con el Eje del Mundo.

            Uno de los más importantes accesorios de la machi son ciertas piedras de índole mágico. Las hay negras, de origen volcánico (“likan”) y también verdes (“llanka”) o “cháquiras” (cuentas de collar). La compleja simbología que acompaña a estas piedras está muy distante de ser aclarada. Pero resulta posible tender algunas líneas de investigación. Enumeraremos simplemente otros lugares del planeta en que se ha dado encontrar tales elementos en parecidas circunstancias. Entre grupos del Caribe, el shamán (o “chamán”) posee guijarros, cada uno de los cuales representa un espíritu. Igual cosa ocurre en grupos del Alto Amazonas que estudiara A. Métraux. Por otra parte, en un estudio de Eduardo Crivelli se comenta la forma en que un araucano llama al corazón: “llankapiuke” o “corazón de llanka”, habiéndose visto que llanka eran las piedras verdes.

            Crivelli llama la atención sobre el hecho de que en el lenguaje esotérico azteca el nombre para el corazón sacrifical era “chalchihuitl”, pasible de ser traducido como “esmeralda”, “jade”, “piedra preciosa”, o “piedra verde”. Recordemos que el dios principal zapoteca era Choschatepetl, y que su significado era “corazón del pueblo”. Agreguemos que se representaba con una esmeralda, y en esa esmeralda van grabadas un ave y una serpiente, símbolos éstos de la “serpiente emplumada”, por ende, voladora, y de aquí nos proyectamos al dragón.

            René Guenon, al comentar el origen del Santo Grial nos recuerda que, según una leyenda, esa copa habría sido tallada por los ángeles en una esmeralda desprendida de la frente de Lucifer. Inmediatamente la compara con el “tilka”, perla frontal que ocupa a veces el lugar del tercer ojo en Shiva, según la iconografía hindú. Más adelante identificará al símbolo de la copa (Grial) con el del corazón, y es aquí donde cobran importancia los hechos apuntados.

            Volviendo al rewe, observemos que es a su alrededor que se celebra todos los años el “Nguillatún”, rogativa en base a danzas pantomímicas para las que se emplea un tocado especial: plumas de avestruz, cascabeles y cola… para semejar una serpiente emplumada. Al margen del enigma que constituye de suyo la presencia de este símbolo “centroamericano” en tan australes tierras, no deja de ser sugestivo que el emblema maya y azteca que muchos investigadores vinculan con la presencia de seres extraterrestres en la antigüedad se halle presente en una festividad donde se suma al rewe, una verdadera entrada al cielo en busca de los dioses, y a la presencia de las piedras verdes, expresión de sabiduría y misterio, siempre presente en la frente de los dragones (que según la mitología china trajeron el conocimiento del cielo a los humanos) o en el extremo superior del rewe, sentando el precedente de que esos guijarros privinieron de “allí”.

            ¿Meteoritos?. Quizás, si no fuera porque los “meteoritos verdes” son asaz extraños y además, la piedra verde, de forma generalmente oval, está siempre asociada a manifestaciones de tipo divino o cósmico, acompañando algún otro enigma y no en forma independiente.

            Las observaciones de “grandes globos de fuego verde”, evolucionando bajo control inteligente sobre los desiertos norteaericanos en 1949, persiguiendo aviones e interfiriendo comunicaciones (al punto de motivar un estudio militar norteamericano sobre los mismos, el “Project Twinkle” o “Proyecto Centella”), quizás nos den la respuesta.

            La simbología, al margen de las hipótesis que a modo de respuestas aquí planteamos, dejan sentada una cosa: la entrada al “ngüechén” (cielo) sólo es posible desde un punto elevado (rewe) y por medio de una “llanka” (piedra verde). Más aún, sólo por seres (machis) de características físicas muy peculiares. Con esto no queremos decir que los cosmonautas extraterrestres conocidos en aquel remoto pasado en que surgió el mito fueran homosexuales, sino que esta peculiaridad psicofisiológica, indudablemente tan extraña para los aborígenes como esas manifestaciones del cielo, haya sido el medio por el cual se quisiera perpetuar esa constante antropológica.

        Y tampoco puedo evitar esta asociación (¿ilícita?) de ideas: si tomamos globalmente al fenómeno OVNI como un metamensaje a través de los tiempos, ¿será casualidad que uno de los “encuentros de tercer tipo” más sonados en Argentina, un ya lejano 16 de setiembre de 1973, le ocurriera a un camionero llamado, justamente, Dionisio Llanca?.

un espíritu inmortal a la luz de la Astrología

CARL GUSTAV JUNG:

un espíritu inmortal a la luz de la Astrología

                                                                        escribe OTÁVIO AZEVEDO

    El 26 de julio de 1875 nace en Kesswill, en la Basilea suiza, aquél que sería más tarde uno de los mayores humanistas de nuestro tiempo: Carl Gustav Jung, hijo de Paul Jung, un pastor protestante y Emilia Preisswerk. Psiquiatra, psicólogo, sociólogo, antropólogo pero, principalmente, un estudioso del alma humana, a lo largo de su vida iremos encontrándolo dedicado a todas estas actividades.

    Desde pequeño siempre se sintió divido en dos personalidades. Una, un chico solitario, introvertido, que sentía una enorme ansiedad por no poder adaptarse al ambiente familiar y las ideas vigentes. La segunda, la de un ser bello y sabio, digno de todo respeto. Esta división perduró por muchos años.

    Aún siendo un infante, tiene algunos sueños que lo marcarán profundamente. El primero, a los cuatro años de edad, lo llevó a las profundidades del inconsciente, donde entró en contacto con una dinámica espiritual que lo marcaría para toda la vida. a los doce años tiene su segundo gran sueño: Dios se le aparece sentado en un trono de oro, por encima del mundo. Del fondo del trono caía una enorma cantidad de excrementos sobre el techo de una iglesia, destruyéndola. A partir de estos sueños comenzaron sus conflictos y sus dudas. Sólo mucho más tarde podrá interpretarlos. En aquél momento, sólo puede vivir la terrible angustia que le provocan.

    Cuando Jung habla de su madre, podemos percibir que fue la figura señera de su infancia. En cuanto a su padre, fue muy diferente; nunca consiguió realmente comunicarse con él. Al intentar aproximársele, le parecía que sus preguntas entristecían a su progenitor.

    En 1895, después de grandes debates internos, decide estudiar medicina en Basilea, donde obtiene el título de médico. Su carrera evoluciona rápidamente. En 1902, pasa a ser segundo médico asistente en Burgholzli, Manicomio Cantonal y Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Zürich. En 1903, ya era primer asistente. A esta época pertenecen sus primeros trabajos sobre psicología y patología de los fenómenos ocultos. Ese mismo año se casa con Emilia Rauschenbach, con la que tiene cinco hijos. Continúa trabajando como médico en la clínica de Zürich, donde es nombrado jefe de clínica. Realiza estudios sobre hipnosis, psicología de la demencia precoz, asociaciones verbales normales y patológicas; también establece la Teoría de los Complejos. En 1906 estudia las obras de Freud y al año siguiente se encuentra con él en Viena. En esta época don Sigmund era persona non grata en el mundo universitario y resultaba perjudicial para todo reputado científico tener relaciones con él. Sin embargo, luego de algunas luchas internas, Jung decide tomar abiertamente partido por Freud y luchar por ello.

    Comienza entonces un período de intensa colaboración entre los dos. Mientras estaba escribiendo “Metamorfosis y Símbolos de la Libido”, Jung advirtió de antemano que el capítulo titulado “El Sacrificio” le costaría la amistad de Freud, ya que en él expone su propia concepción del incesto, de la naturaleza de la libido y otras ideas. Después de meses de indecisión, optó por seguir adelante, con las consecuencias aceptadas.

    Después de la ruptura, comenzó un período de desorientación y más dudas, lo que se tradujo, paradójicamente, en una de las épocas más ricas pero a la vez difíciles de su vida. Sólo el fin de la Primera Guerra Mundial le trajo un poco de tranquilidad.

    “De 1918 a 1920 se tornó claro para mí que la meta del desarrollo psíquico es el “sí mismo”. Una aproximación en dirección a éste no es lineal, es circular… Comprender eso me dio firmeza y, progresivamente, se restableció mi paz interior. La paz interior que se manifiesta a través del “mandala”, el símbolo del “sí mismo”, es el último descubrimiento al que podía llegar. Alguien podrá ir más allá; yo, no”.

    A partir de este momento, toda su vida se resumió en elaborar todo lo que surgiera durante esos años de vivencias internas. Estudio, investigación, viajes, todo lo fue en función de elaborar y dar forma al contenido de sus sueños, fantasías y experiencias, y cumplir la misión para la que se sentía predestinado desde el principio.

    “Presentía desde el vamos la singularidad de mi destino, y el sentido de mi vida sería cumplirlo. Esto me daba una seguridad interior que nunca me pude probar a mí mismo, pero que era permanentemente probada. Nadie consiguió perturbar mi certeza de que estaba en el mundo para hacer lo que Dios quería y no lo que yo quería”.

    A partir de sus experiencias internas, se presentó la necesidad de encontrar sus raíces en la historia. Sin ello no podría fortalecer la convicción en sus ideas. El encuentro con la alquimia fue decisivo, y de 1918 a 1926, se sumerge en estudios gnósticos. En 1922 compra un terreno en Bollingen, donde construye la famosa Torre: una casa de dos niveles que va siendo construída y reformada conforme a sus necesidades internas. Allí renuncia a la electricidad y al agua corriente, hacha, leña y cocina: “Esos trabajos simples hacen a los hombres simples; lo que no es simple”.

    A principios de 1944 se fractura un pie, y poco después sufre un infarto. Durante la dolencia pasó mucho tiempo en cama y tuvo varios sueños que contribuirían enormemente para una mayor transformación. Murió en su casa el 6 de junio de 1961. Diez días antes terminaba el ensayo “Exploración del Inconsciente” para “El Hombre y sus Símbolos”.

Mapa astrológico de Jung

    Ascendente Acuario, Sol en Leo y Luna en Tauro: en el mapa astrológico de Jung predominan los signos fijos en sus principales puntos, lo que debe haber colaborado para su actitud profunda, sus firmes convicciones y tremendas transformaciones interiores por las que atravesó. Una perfecta cuadratura Sol-Neptuno-Ascendente es el punto culminante de su carta natal, indicando espiritualidad y una misión en ese sentido; con esa aspectación Jung transitaba en el mundo de los sueños, los símbolos y el inconsciente con la misma naturalidad con que caminaba por las calles de Basilea. Este es un aspecto crucial. Las personas con Sol-Neptuno difícilmente se encuadrarán en aquello que de ellas se espera, especialmente sus padres, educadores o ambientes inmediatos. Este aspecto disuelve el ego, y en ciertos períodos de la vida arroja al individuo en la sensación de la más completa inutilidad, muchas veces teniendo que depender de otros, acarreando sentimientos de culpa y llevándole a sentirse completamente ausente del ambiente en que se encuentra. Por otro lado, este aspecto puede conducir a la persona a los reinos del espíritu, al contacto con el mundo de los símbolos, los arquetipos, el inconsciente.

    Vamos a encontrar este aspecto Sol-Neptuno actuando también en otros sectores de la vida de Jung. Su fuerte unión con Freud, indicada por el sol en Leo en la séptima casa, estaba también destinada al fracaso, puesto que con Sol-Neptuno Jung habría de contrariar algún día las expectativas de todos aquellos que confiaban en una supuesta lealtad. Así fue con su padre, así fue con Freud. Con este aspecto la “lealtad” jamás es destinada a una persona, a un ser humano de carne y hueso. Existe aquí una lealtad mayor, que se resume en el cosmos, en el Todo, en la vivencia de la totalidad, y cuando una visión espiritual infinita invade el alma, esa libertad de elección hace que la persona no tenga fuerzas para mantenerse atada a los tenues lazos materiales y humanos. Jung, en el fondo, necesitaba contrariar a su padre y a su maestro para encontrarse.

    Jung vive plenamente el mito que tanto exploró, la búsqueda de la “individuación”, el alcance de la totalidad, el mito de Sol-Leo. Vive el mito de su Sol pero también por la influencia de este aspecto con Neptuno, que refuerza esa necesidad de “vivir el mito”. Jung pregonaba la totalidad; para él era más importante alcanzar la totalidad que la “perfección”. La cuestión aquí es no rechazar los aspectos “feos” de la existencia humana, a los que da la denominación de “sombra”, sino incorporarlos a la consciencia.

    Con Plutón en la tercera casa en Tauro, cuadratura con Saturno en la primera casa, vamos a encontrar aquí una persona capaz de entender este costado “oscuro” de la naturaleza humana. Con Sol y Urano en Leo, vemos su lado infantil, y Saturno en Acuario en la Casa I muestra el lado del “viejo sabio”. Una personalidad dividida, confusa, aquí también por presentarse los aspectos de Neptuno al Ascendente y al Sol.

    Jung vive plenamente su Neptuno: un ser espiritualizado. Muy pocas personas son capaces de vivir conscientemente la vibración de este planeta, sin duda la última etapa en el camino de la evolución humana. Para vivirlo, es necesario entregarse a toda contradicción, paradojas, desvíos, inutilidad, locura, sueños, ilusión y, aun así, transitar este mundo e integrarse con él, porque en esta etapa final la gran tarea es unificar todas las paradojas y polaridades en un todo que, por estar compuesto de todas las incoherencias, es la coherencia final, la consciencia plena. Por estar influído por la fuerza predominante de Neptuno, Jung entró y salió de este mundo como una sombra, vivió e integró sus incoherencias, y descubrió que en la vida no existe nada que pueda ser separado, y que todo precisa ser incorporado. Por haber luchado con tantas complejidades y profundidades de la naturaleza humana, se convirtió, al fin, en un hombre simple.

Mapa natal de Jung

EL REGRESO DE LA NAVE DE EZEQUIEL

                                                                            escribe GUSTAVO FERNÁNDEZ

            Este trabajo de mi autoría data originalmente del año 1978. Si lo resucito ahora aquí es porque además de creer que merece una atinada difusión, lo hago porque impone una mesurada reflexión sobre las consecuencias contemporáneas que puede tener la fenomenología OVNI emparentada con nuestro más remoto pasado.

            Reconozco que escribir esto puede parecer aventurar pseudo revelaciones de orden religioso. Imagino muchos fanáticos que de aquí en más podrían a partir de esto aventurar la “presencia del profeta” entre nosotros.

            Y es que estoy hablando del profeta Ezequiel. Uno de los hombres que en la antigüedad –así parecen demostrarlo las Escrituras– fue “arrebatado hacia el cielo” por “la gloria de Jehová”. Sin entrar en discusiones de orden teológico, lo que para mí fue indubitablemente el secuestro de un ser humano por los tripulantes de un vehículo extraterrestre dirigido.

            Años atrás, me encontraba repasando un dossier de material sobre el tema, en círculo de interesados, cuando nos detuvimos particularmente en el sonado “caso Cocoyoc”, la aparición de un OVNI sobre la localidad mexicana homónima y las fotografías –reales– que le fueron tomadas. Allí en realidad empezó esta nota.

            “Este OVNI –me dije, mientras los demás se empantanaban en discusiones técnicas– es idéntico a la “nave de Ezequiel”. Más aún, ¡diría que es el mismo!”.

            Confieso que me quedé de una pieza, observando estúpidamente las fotografías. Luego me golpeé la frente. El relacionar testimonio con testimonio, prueba con prueba, ha sido durante los últimos veinte años la llave que ha abierto algunas –no todas– las puertas de este misterio. Comparar caso con caso, pauta con pauta, no importando su localización geográfica ni su ubicación en el tiempo.

            Esa noche regresé a mi mesa de trabajo y permanecí largo tiempo meditando sobre las placas. Hablar de la “nave de Ezequiel”, a esta altura de las cosas, considero que es un tanto superfluo ya que los trabajos de Erich Vön Däniken y Josef Blumrich, en ese sentido, ya han recorrido el mundo. La historia es bien conocida: Josef Blumrich, científico de la NASA, condecorado seis veces con la “Medalla a los servicios Prestados” que otorga dicho organismo estatal,  leyó hace unos años el libro de Däniken “Recuerdos del Futuro”, con la serena –e imprudente– convicción cientificista de que todo cuanto iba allí a leer era una sarta de absurdos. Se detuvo especialmente en el capítulo donde el escritor suizo se refiere a las observaciones del profeta Ezequiel y su interpretación de que se trataba de una nave extraterrestre. Blumrich le prestó una especial atención, pues dada su formación profesional podía opinar ampliamente sobre el asunto. Entonces fue en busca de una Biblia, ya que se sentía seguro de poder refutar al autor en pocos minutos. ¿Y qué ocurrió?. Pues que fue por lana y volvió esquilado.

            Lo que de pronto sólo le iba a ocupar unos momentos, se transformó en largas noches de estudios, de pruebas, de análisis, buscando una explicación “coherente y terrestre” para algo que se le escapaba de las manos. Por fin tuvo que rendirse a la evidencia: en su descripción de la “gloria de Jehová”, Ezequiel relataba el avistaje de una nave voladora técnicamente posible. La figura de la izquierda del diagrama nos muestra la interpretación que Blumrich y su equipo de ingenieros hizo de las palabras del profeta. La de la derecha… el OVNI de Cocoyoc.

            Este OVNI fue observado la mañana del domingo 3 de noviembre de 1973 por un matrimonio que no ha suministrado sus nombres (lo que invalida todo intento de publicidad) al que llamaremos Jiménez, la mucama de los mismos y varios niños.

            Poco después de haber dejado la localidad nominada, mientras se dirigían hacia la ciudad de México, la señora Jiménez vio “algo” extraño en el cielo, haciendo que su esposo detuviera el coche y bajara a investigar. Vio entonces dos objetos que describe como peras, con una pequeña cúpula en su parte superior y varios tentáculos que se descolgaban. De su relato inferimos que dichos tentáculos eran rígidos.

            Poco después de obtenidas las fotografías, los OVNIs se alejaron rumbo al horizonte. He aquí una comparación entre las palabras del señor Jiménez y las de Ezequiel, según La biblia, antigua versión de Casidoro de la Reina, revisada por Cipriano de Varela y cotejada con diversas traducciones, editada por la Sociedad bíblica americana:

“Detuve el coche, me bajé y vi un objeto realmente extraño, en forma de pera pero con su vértice hacia abajo y alrededor le colgaban unos tentáculos”.

“Y miré, y he aquí que un viento tempestuoso venía del aquilón, una gran nube, con un fuego envolvente y en medio del fuego una cosa como ámbar.”

“Debo hacer notar que parecía que los tentáculos le servían como medio de locomoción en el aire ya que los proyectaba en sentido opuesto del lugar donde se dirigía (…) y observamos que iba a aterrizar, proyectando los tentáculos esta vez como patas de aterrizaje”.

“Y en medio de ella, figura de cuatro animales. Y este era su parecer: había en ellos semejanza de hombre. Y cada uno tenía cuatro rostros y cuatro alas. Y los pies de ellos eran derechos como la planta de pie de becerro y centelleaban a manera de bronce muy bruñido”.

            Además en las fotografías se observa una pequeña cúpula en la parte superior del OVNI (“y sobre las cabezas de cada animal aparecía una expansión a manera de cristal maravilloso, extendido encima de sus cabezas”).

            En el diagrama comparativo que acompaña esta investigación, se observa claramente la sorprendente semejanza de las naves. Vale aclarar que no hace a la extensión de este trabajo detallar el método con que Blumrich reconstruyó el OVNI que había visto Ezequiel. El interesado encontrará al respecto abundante bibliografía en cualquier librería.

Semejanza 1: ambos cuerpos poseen prolongaciones o tentáculos que utilizan a manera de tren de aterrizaje y todos ellos terminados en bases planas o “plantas de pie de becerro”.

Semejanza 2: los dos cuerpos muestran claramente una línea divisoria que marca el paso de una línea aerodinámica de sustentación (inferior) a una de escape (superior).

Semejanza 3: las partes inferiores son geométricamente llamadas “toro” y señalan a estos cuerpos como aeroformas perfectamente ideales para el ingreso a cualquier tipo de atmósfera (algo así como un módulo de aterrizaje que dependa de una astronave mayor), ya que el toro permite atenuar el efecto de “pérdida” de un cuerpo que caiga libremente.

Semejanza 4:  el extremo de la “pera invertida”, punto clave del sistema de propulsión (“… cuanto a la semejanza de los animales, su parecer era como de carbones encendidos, de fuego encendido, discurría entre los animales; y el fuego resplandecía entre ellos y del fuego salían relámpagos”).

Semejanza 5: las “expansiones de cristal” de Ezequiel, idénticas a las cúpulas que señalan las fotografías.

Semejanza 6: los “bordes de ataque” de estas aeroformas, que completan su imagen de “pera” o de trompo.

            Tiempo atrás, Däniken aventuró que la nave de Ezequiel (el cual, tiempo después, desaparecería hacia el cielo por “gracia de la gloria de Jehová”) pudo haber secuestrado al profeta y llevarlo hacia el planeta de origen de estos extraterrestres, a velocidades superiores a la de la luz. Así, lo que para los tripulantes habría sido un viaje de unos años cuanto mucho, para un observador terrestre habrían transcurrido cientos o miles de años.

            Quizás Ezequiel llegó a ese planeta, fue concienzudamente interrogado o tal vez preparado para alguna misión que desconocemos y así devuelto a la Tierra, tras otros años de viaje espacial… en la misma nave que se lo llevó, mientras que para nuestro observador (y suponemos inmortal) terrestre imaginario, habrían corrido casi tres mil años.

            Pasaron los profetas, pasaron los tiempos bíblicos. Pero Ezequiel sería ahora sólo unos años más viejo, por obra y gracia de aquella contracción del tiempo a mayor velocidad que la de la luz que un viejito judío alemán llamado Einstein una vez planteó.

            Por supuesto, esto no pasa de ser una mera disquisición. Pero la pregunta sigue en pie. ¿Ese plácido domingo mexicano, el matrimonio Jiménez observó el regreso de un hombre que había dejado la Tierra cuando Cristo aún no había nacido?.

Chi lo sá…

Arriba, el Ovni de Cocoyoc. Debajo, la comparación con el diseñado por J. Blumrich, en base a la descripción del profeta Ezequiel.

LA AUTOPSIA DE UN EXTRATERRESTRE:

LA AUTOPSIA DE UN EXTRATERRESTRE:

SU DEFENSA

                                                                      Escribe GUSTAVO FERNÁNDEZ

            Es prácticamente innecesario, a esta altura de las circunstancias, ocupar un espacio tal vez más digno de mejores conceptos esbozando una introducción al tema planteado en el título. A caballo de los massmedia, es difícil suponer que exista alguna región del planeta medianamente civilizada que no haya oído la historia de un OVNI estrellado en la localidad norteamericana de Roswell en 1947 y la también supuesta autopsia efectuada sobre el cadáver de uno de sus tripulantes y que, filmada, soportó una autocensura de su autor por casi cincuenta años antes de ganar los circuitos comerciales televisivos.

            Introducción poco más que inoportuna a los alcances de este artículo ya que presupone en el lector un conocimiento aunque más no fuere circunstancial de los hechos, una observación tan siquiera casual del film y, lo que más me importa, un conocimiento somero de las críticas con las que se ha tratado de “demostrar” la impostura, el fraude que sería el mismo.

            De forma tal que dando por conocida la anécdota y visto el film centraré mis reflexiones en el análisis de las críticas que se le han hecho (si no tanto al episodio Roswell en sí, cuanto menos a esa autopsia) para discernir hasta qué punto la presunción de fraude que parece haber imbuido a la opinión pública merece tal respeto.

            Obviamente, he de comenzar desde una óptica muy regionalista, si se quiere, ya que no obran en mi poder testimonios directos de las refutaciones que clamorosamente pueden haberse levantado en otras latitudes; empero, sé que es tal el celo de quienes a partir de ahora consideraré mis contendientes intelectuales, que no me queda duda alguna de que, de haberlas en grado distinto o superlativo a las que aquí reflejo y que fueron esgrimidas en su momento por los escépticos locales, habrían sido puntillosamente recogidas y ventiladas por los mismos.

            Así que para los memoriosos, dirigiré su atención a cuatro realizaciones televisivas argentinas durante setiembre y octubre de 1995, a saber: dos puestas en el aire por el canal abierto Telefé que bajo la conducción de Fernando Bravo emitiera en su unitario “Siglo XX Cambalache”; y otros dos, por Canal 9 (hoy Canal Azul), en el ciclo “Memoria” y con la moderación de Samuel “Chiche” Gelblung. En ambos participaron, además de especialistas en ovnilogía (de intervención más bien pobre, debo decir) integrantes de un tal Centro Argentino para la Investigación y Refutación de las Pseudociencias (del que he hablado en otro lugar) y especialistas en efectos especiales, magos e ilusionistas convocados como “especialistas” para emitir su dictamen.

            En consecuencia, y para hacer más sintético y transparente este abordaje, lo que presentaré a continuación es un listado de las refutaciones aducidas, acompañada cada una de mi –si se me permite el neologismo– “contrarrefutación”. Por supuesto, la simple negación de las críticas no valida necesariamente la credibilidad de la película, pero cuanto menos reduce el problema al margen de una duda generosa, demostrando por otra parte la validez del viejo axioma de que una “prueba” nunca tiene valor por sí misma sino sólo inserta dentro de una hipótesis en proceso de verificación. De hecho, lo que yo puedo presentar como prueba de mis creencias podría ser empleado por un eventual contrincante como prueba de lo exactamente opuesto.

            Y, desde el vamos, dejar sentada una observación: a la par de importante que analizar las críticas es evaluar la fuente de las mismas. Es decir, quién lo dice y, en casos como éste, a qué eventuales intereses puede responder o a qué beneficios acceder por la presentación de las mismas. Lo que no es tan maquiavélico como podría pensarse: en el caso concreto de este film uno de los puntos que los escépticos remarcan (que aunque no invalide por sí mismo el tema en discusión arroja un pretendido manto de sospecha sobre la honestidad de sus difusores, lo que crea en la opinión pública una susceptible reserva) es la naturaleza “comercial” del mismo: en efecto, su  factótum Ray Santilli ha comercializado algunas decenas de copias en un valor millonario en dólares. Ahora bien, ¿eso necesariamente tiñe de sospecha el film?. ¿Asumirse como comerciante es sinónimo de deshonestidad y fraude?.

            Quienes conocemos el ambiente periodístico sabemos con qué liviandad se le endilga el mote de “comerciante” a quien se desea defenestrar por un supuesto lucro ilícito, y yo, que provengo de una familia de honestos comerciantes, pienso hasta qué medida no sería una experiencia interesante el someter a estos periodistas a unos años de administración de un comercio, experimentando los mil y un sinsabores de vivir el resultado directo de su trabajo e inversión de riesgo, para ver después a qué nivel de adjetivación queda reducido el término. Porque Santilli ganó una verdadera fortuna, es cierto, ¿pero no es exactamente eso lo que haría cualquiera de nosotros en caso de tener un material tan candente entre manos?. ¿O seremos tan ingenuos de creer que esos escépticos refutadores, aggiornados fiscales por decisión propia de los méritos o defectos ajenos, cederían con total altruismo ese material a los cenáculos científicos sin exigir nada a cambio?. No nos engañemos: detrás de esa aparente ansia de refutación objetiva, pueden esconderse también otros intereses: afán de notoriedad, viáticos gratis y artículos gráficos pagos –porque la opinión de un opositor siempre genera polémicas y eso reditúa en público– son sólo algunos de los beneficios que se me ocurren.

            Así que veamos cuáles son las “refutaciones” que se le oponen al film y nuestra (creemos) oportuna objeción a las mismas:

–  “Si la historia fuera real y las autoridades norteamericanas hubieran querido detenerlo, ya lo habrían hecho, no llegando las cosas a este punto”.

¿Y quién dice que ya no lo han hecho?. ¿O acaso no puede considerarse propio de una campaña de “debunking” (quique ¡significado opuesto! DEBUNK=familiar, decir la verdad, desmitificar) la aparición de tantos grupos de “escépticos racionalistas” que cuentan con sugestivos fondos para viajar, recibir y distribuir información, editar publicaciones, etcétera?. Por otra parte, si el “detener” la historia hubiera consistido en acallar, pacífica o violentamente, a los testigos, la historia negra saldría a la luz tarde o temprano, ratificando así las sospechas iniciales de certeza. Hay algo mucho más efectivo de cara a la opinión pública que acallar: ridiculizar.

–  “Oportunamente tuvo difusión mundial un informe de investigadores norteamericanos refutando el film”.

        Sí, pero, ¿cuándo tuvo difusión?. El día siguiente a su televisación mundial. Y fuera del hecho sospechoso de que las agencias noticiosas propalaron el cable de un “informe descalificador” sin aclarar puntualmente en qué consistía esa descalificación, el hecho de que salga a la luz el día después es extraño. ¿Acaso terminaron los “especialistas” su informe contra reloj y no llegaron a tiempo para alertar a la opinión pública del fraude que se les iba a “vender”?. Si lo tuvieron unos días antes, entonces, ¿por qué no lo difundieron?.
        De existir ese informe, se me ocurre que no lo hicieron –otra vez– por intereses creados (algo así como no abortar con una mano el negocio que hace la otra) pero, realmente, de haber sucedido esto, ninguna seriedad puede inspirarnos un equipo de “investigadores científicos” que se prestan a un juego de negociaciones monetarias.

– “La autopsia es desprolija, no pudiéndose aceptar que forenses procedan de esta manera”.

        Yo tengo la convicción de que se trató en realidad de una autopsia clandestina, efectuada por algún “grupo de tareas” autónomo dentro de la estructura militar norteamericana, con “zona libre” para operar (recordar en este sentido las propias tristes experiencias en nuestro país durante la última dictadura militar) posiblemente en busca de información específica que no les obligara a guardar las formas protocolares; a fin de cuentas, tendrían otros tres cadáveres de reserva. Tal vez se trataba de médicos militares, con escasa experiencia patológica pero amplias atribuciones jerárquicas. Tengo la presunción de que la “sala” era en realidad el interior de un camión adaptado a tales efectos, y la ausencia de radiólogos, odontólogos y otros, apunta precisamente a reforzar la clandestinidad de la autopsia.

– La mediocre técnica empleada (camilla inadecuada, forma de emplear el instrumental inapropiada –como tomar las tijeras entre el dedo pulgar y el índice en vez de hacerlo entre el pulgar y el medio–) apunta a señalar el fraude.

        Es cierto que la tijera es tomada incorrectamente (eso lo advertí hasta yo mismo, que no soy médico) pero aquí opongo un razonamiento que creo que invalida toda refutación posterior: en un “negocio” de semejante magnitud, ¿no contemplaría Santilli, si de truco se tratara, deslizar algunos miles de dólares a algún cirujano o forense para que guardando el anonimato viera el film un par de veces y señalara los errores?. Si las películas de ficción cuidan hasta el hartazgo los detalles, ¿no lo iban a cuidar en un producto que va a tratar de hacerse pasar como real?. ¿Podría ser Santilli tan hábil para negociar, convencer a las grandes corporaciones televisivas y tan torpe a la hora de las facturas técnicas?.

–  “El corte inicial de la autopsia (en “Y” o “copa de champaña”) está totalmente en desuso”.

        Pues ése es el punto. Si la técnica fuera “reciente”, entonces desconfiaríamos. Pero como estamos hablando de una autopsia de más de cincuenta años, es lógico esperar algunas técnicas “hoy en desuso”.

– El famoso cordón del teléfono.

        La propia General Electric ya aclaró este punto: el cordón helicoidal –o “en resorte”– existía desde 1937. Bien es que aún era “poco usual”, pero convengamos en que el lugar de la autopsia es un lugar “poco usual”.

– Inseguridad en los operadores.

        Esta crítica fue formulada por un médico cirujano forense que, adujo, alguien convocado para este trabajo debería cuidar cuanto menos tener algunas miles de autopsias ya en su carrera. Al margen de las consideraciones hechas párrafos atrás: ¿cómo estaría ese mismo forense si, de buenas a primeras, le tocara hacer la autopsia de un extraterrestre?.

– Faltan tomas de muestras

    También faltan rollos de película.

– Fuera de foco en los primeros planos.

        Evidentemente, quien dijo esto no ha operado una cámara Bell & Howell embutido dentro de un traje contra radiaciones o agentes virósicos. Como cualquier operador de cámara sabe, no es tan fácil hacer foco sobre la marcha, en movimiento, con un cristal cubriendo el rostro y las manos incómodas con guantes, además del hecho de que  la Bell & Howell además de –obvio– no contar con “autofocus” también impide tomar primeros planos cercanos.

        A despecho de otras tonterías (como la afirmación de que se detectaron “ciento ochenta y siete errores”, pero siempre se habla de los mismos siete u ocho) y el hecho de que los refutadores parecen más empeñados en hacerse promoción que en analizar objetivamente el tema (un tal Ferdinando da Vinci sumó, a la pedantería de sus decires, el papelón de escenificar una “pseudo autopsia” donde el muñeco reafirmaba su condición de tal y acentuaba por simple comparación la presunción de realidad del otro), recordando esas emisiones televisivas surge una necesaria reflexión: habiendo sido Telefé quien tuvo la primicia para esta parte del Cono Sur, con los derechos de televisación y sabiendo que su competidor, Canal 9, no se destaca precisamente por la falta de sensacionalismo periodístico (aún recuerdo algunas cómicas y antológicas notas del desaparecido periodista José de Zer en ese canal, en busca de duendes y fantasmas), es evidente que la emisión de “Memoria”, más que un intento de clarificación fue la “vendetta” esperable de un imperio contra otro, de una corporación despechada por la pérdida de una primicia que necesariamente debía dar nota sobre la misma pero sin llevar más laureles a las arcas de la competencia. Qué mejor entonces que su destrucción sistemática. A partir de argumentos endebles.

        Porque la misma afirmación de los escépticos en el sentido de que “cualquiera de ellos, con medios y tiempo, podría hacer lo mismo” además de una exhibición de escasa modestia y poca verosimilitud (lo demostrarían luego en la mediocre y chapucera pseudo autopsia) no demuestra absolutamente nada: a fin de cuentas los expertos en trucos especiales pueden presentar en el cine accidentes de aviones monstruosamente convincentes lo que no es impedimento, por desgracia, para que los accidentes de aviones también ocurran en la vida real.

        Y dos pensamientos acuden ahora a mi mente: uno, preguntarme por qué tantos colegas ufólogos, a los que considero honestos, serios y reflexivos, se han sumado graciosamente a esta ola mundial de opinión despectiva respecto a esta autopsia. Es como que el slogan de moda es: “lo de Roswell ocurrió, sí, pero la autopsia es un fraude”. Ciertamente no creo que tengan otras objeciones que hacerle que las mismas que he señalado hasta aquí y en muchos casos –por lo menos con algunos que he conversado personalmente– ni siquiera eso. Y concluyo que se trata de una “inercia” intelectual, la necesidad de adoptar inconcientemente una tesitura que parece más seria y “científica” ante los ojos de los demás. Creo que no es más que una involuntaria y freudiana demanda de aceptación.

        En segundo lugar, pienso que si “ellos” –está bien, es sólo un juego de mi imaginación– desde algún lugar observan ese rechazo generalizado a la credibilidad de la autopsia (cuando parece que, al mismo tiempo pocos, muy pocos, hemos sentido pena sólo ante la posibilidad de que ese pobre ser sí haya venido a encontrar el final de sus días aquí), pienso, decía, que muy bien podrían tomarlo como otro indicio más de nuestra inmadurez. ¿Por qué acaso no cabe pensar que la masiva negación, incluso de muchos “fanáticos”, y en la mayoría de los casos sin una teoría coherente, no es más que una expresión intelectualizada del rechazo involuntario a la prueba más contundentre de que ellos ya están aquí?.  ¿Y si sólo se tratara de un colectivo mecanismo de negación?. Tengo la extraña sensación de que el grito silencioso de la gente en el sentido de “¡No!. ¡No puede ser!” (y-de-alguna-manera-tengo-que-justificarme) es una vez más el prehistórico y arquetípico horror a lo Desconocido.

        Lo único que surge cristalinamente de este fárrago, seguramente, es que algunos escépticos no aceptarían la presencia de un extraterrestre ni aunque éste descendiera de su nave frente a ellos, ya que siempre daría lugar, si no a la presunción de fraude, sí a la de conspiración paranoide…

DETECCIÓN DE LA PROPIA CAPACIDAD PARAPSICOLÓGICA

DETECCIÓN DE LA PROPIA CAPACIDAD PARAPSICOLÓGICA

escribe Gustavo Fernández

            Es indiscutible que una de las principales motivaciones que llevan al público aficionado a estas disciplinas a consumir masivamente cuanta conferencia, curso o congreso se realice, o a devorar, con idéntico entusiasmo, libros, revistas y filmografía que sobre Parapsicología se perpetra por allí, es el secreto deseo de descubrirse uno mismo como detentador de supuestos poderes paranormales, algo así como el “sueño del pibe” esotéricamente hablando. E igualmente cierto es que son numerosos los conferencistas –por poner sólo un ejemplo– que alientan estas expectativas proponiendo convocatorias del tipo “¡Asómbrese!. ¡Usted puede vencer mentalmente a sus enemigos!” o “¡Maraville a sus amigos con el poder de su mente!”. Por supuesto, hay algo patético en la conducta de quienes responden a esos llamados: creer que sólo las revelaciones de un “poder” desconocido en ellos –o la compra de ese poder– puede hacerles remontar la corriente inexorable de las posibilidades perdidas que, como puertos dejados atrás por el rápido boyar de una canoa, la vida fue escamoteándoles. Preocupa pensar en esa necesidad de poder que tiene la gente, un algo que les permita sobresalir, ser distintos a los demás, que es como decir, por una especie de toque mágico, ser distintos de lo que hemos sido hasta ahora.

            Consideraciones de este tenor quizás sean motivo de otras líneas. Pero valga la referencia como introducción a una reflexión que busca cumplir el rol de cubrir la higiene mental de la población: a nadie se le entrega un “poder mental” que no nazca del esfuerzo y el entrenamiento cotidianos, y lo que muchas veces se vende (esa es la palabra adecuada) como tal, es apenas el despertar, brusco y alterado, motivado por el mismo supuesto instructor, de un monstruo dormido que debería seguir así: nuestro Inconsciente. Buscar sacar a la luz las capacidades extrasensoriales significa correr el riesgo de que otros parásitos mentales también se atropellen buscando la salida, con el consabido peligro para la estabilidad de nuestra consciencia. Esto se hace más entendible si ilustramos cuáles son las sectorizaciones psicológicas, entendiéndose que hablar de una división en sectores o estratos del aparato psíquico sólo tiene valor a efectos ejemplificadores: en realidad, la mente no se divide en capas sino que es un todo interactuante, holístico y homogéneo.

            Así, podemos distinguir un área Consciente, el aquí y ahora, el “yo soy” de la volición psíquica, la suma de instancias mentales bajo el control de nuestro ego voluntario. Por debajo (y este “debajo”, como dijera, sólo debe entenderse en sentido figurado) ya hallamos al Inconsciente, pero, entre ambos, podemos discernir un Preconsciente, una tenue zona fronteriza asiento de un sinnúmero de mecanismos subliminales; por el Preconsciente pasan las percepciones en esos momentos crepusculares entre el estado de vigilia y el sueño, al acostarnos o despertarnos, cuando aún no sabemos muy bien si estamos de “este” lado o de “aquel”, las alucinaciones hipnagógicas (al entrar en el sueño), y las alucinaciones hipnopómpicas (al salir de él). En el Preconsciente tiene asiento la percepción psicológica del “dejá vù”, que en francés significa “ya visto”, y hace referencia a esa sensación, relativamente común, que tenemos al ingresar a un lugar o vivir una determinada situación, de que ya hemos vivido eso antes; y se impone una pequeña digresión para aclarar este concepto, ya que algunos parapsicólogos hablan en estos casos de “premonición” (conocimiento clarividente de un futuro) o, insólitamente (para el caso de arribar por primera vez a un lugar que parece conocido) a “recuerdos de vidas pasadas”.

            En realidad el fenómeno de “dejá vù” es, estrictamente hablando, neurológico más que psicológico. Y recordemos que consiste, precisamente, en el repentino “darse cuenta” de que una determinada situación ya la habíamos atravesado: pero es el “darse cuenta ahora”, es decir, cuando la situación está siendo vivida. Para que podamos hablar de “premonición”, uno debería haber tenido la “visión” o sensación bastante antes de atravesarla en la realidad para que, al cotejarla, advirtiera su similitud.

            ¿Y qué es este “ya visto”, entonces?. Pues planteémoslo así.

            Cuando yo estoy, por ejemplo, observando una situación determinada, esa “información” (la percepción visual) ingresa por mis ojos y, a través de numerosas ramificaciones, los impulsos eléctricos resultantes llegan al córtex (la corteza cerebral) donde, activando determinadas áreas corticales, movilizan las funciones psíquicas asociadas que, de esta forma, estructuran la función mental de “toma de consciencia”: yo tomo consciencia de que estoy mirando una determinada situación. Esto es, lógicamente, en tiempo presente. ¿Pero qué ocurriría si, por una determinada disfunción neurológica –por ejemplo, deficiente conexión de los axones de un específico conjunto neuronal en un área localizada– esa “información”, al desplazarse por uno de los ramales, sufre un “retraso” en relación a la que corre por el otro?. Pues bien, cuando ese dato retrasado llega a la corteza cerebral, este órgano se dispone, en su conjunto, a efectuar la “toma de consciencia” de que habláramos. Pero al hacerlo, descubre que en otros sectores de sí mismo ya estaba el mismo dato (el que llegó, diríamos así, por el ramal “sano”), desde unos microsegundos antes (la diferencia de tiempo que puede insumir el “rodeo” efectuado por el dato que corría por el ramal “deficiente” en relación al “sano”). Entonces, al descubrir que en parte de sí mismo ya existía esa información con anterioridad, el cerebro no elabora una “toma de consciencia” en el tiempo presente, sino un recuerdo. Un recuerdo de apenas unas fracciones de segundo, pero recuerdo al fin.

            Por eso creemos darnos cuenta ahora de que parecíamos saberlo antes; a diferencia de la premonición, que desde antes venimos sabiendo con qué vamos a encontrarnos ahora.

            Además del “dejá vú”, en el Preconsciente se asientan los Mecanismos de Defensa del Yo; algo así como un filtro protector que impide que nuestra consciencia se vea invadida, saturada y dominada por aquello que anida en el inconsciente; la Racionalización, la Negación, la Introyección, la Sublimación, son algunos de esos mecanismos. Cuando éstos son excesivamente flexibles y tenues, es cuando el material inconsciente pugna por salir. Entre otras cosas, la Potencialidad Parapsicológica del individuo, que se manifiesta más plásticamente, verbigracia, en un campesino imbuido de mentalidad mágica que en un universitario cosmopolita, donde la racionalización (esas antiparras que la academización tiende a imponernos) rigidiza su Preconsciente impidiendo la fácil emanación de lo parapsicológico.

            Pero anteción, que esto no significa creer que es más conveniente carecer de esa formación intelectual: si los Mecanismos de Defensa del Yo son débiles, no sólo salen al exterior manifestaciones parapsicológicas; también lo harán traumas, complejos y todos los detritos mentales sabiamente dormidos en el Inconsciente, como una represa que al derrumbarse no sólo deja fluir el agua como una catarata sino también arrastra desechos, barro, cadáveres…

            Una excesiva fosilización de los Mecanismos de Defensa del Yo es inmovilizante, quietista, un corset puesto a nuestra evolución, es cierto. Pero igualmente es cierto que un inconsciente sin freno es un animal desbocado capaz de destruir todo a su paso. Como escribiera Confucio: “el estudiar sin pensar es vano, el pensar sin estudiar es peligroso”.

            Desde el punto de vista social, esto habla del creciente peligro que significa esa nueva conceptualización mágica que grupos crecientes de público comienzan a tener alrededor de disciplinas tales como la Parapsicología, el Ocultismo, etcétera, y que parecen despreciar la aproximación científica al tema, la crítica objetiva, la prolongada experimentación, sacrificando todo esto en aras de ciertos preconceptos (¿o deberíamos decir “prejuicios”?) que esa gente parece tener acerca de los mismos.

            Esto tiene que ver también con otro concepto fundamental; excepto en el caso donde el fenómeno extrasensorial es producto de un cuidadoso entrenamiento, el activar imprudentemente estos fenómenos, lejos de ser sinónimo de evolución espiritual, puede ser la antesala del caos psicológico. Al tirar del extremo de la madeja, todo el hilo se desenrolla: la represa se ha roto. Más aún, el propio desarrollo controlado de los fenómenos parapsicológicos puede ser inconveniente, ya que centra nuestra atención en el aspecto meramente circense de mover una caja de fósforos mentalmente o adivinar lo que le está pasando al vecino; puede distraer esa atención y nuestro tiempo del objetivo principal, trascendente: seguir adelante en el camino del Autoconocimiento y el crecimiento interior, valiéndonos de esos fenómenos, no como un fin en sí mismos, sino como herramientas en esa búsqueda permanente que es nuestra vida.

            Por eso los antiguos maestros orientales decían a sus discípulos: “Cuídense de los “siddhis (que es como ellos llaman a los fenómenos paranormales) pues “engancharnos” con ellos nos quita del objetivo de ser “yoguis” (es decir, “hombres justos”), conformándose con ser meros fakires. Y si bien las “hazañas” del fakir nos asombran (no cualquiera se pasa veinte años con los brazos en alto, o enterrado vivo una semana) hay en su exhibicionismo algo tristemente patético porque en definitiva, pregunto, ¿de qué sirve todo ello de cara al desarrollo espiritual?.

            Entonces concluímos que, pese a ser despreciado incluso didácticamente (¿cuántos de quiénes están leyendo esto recuerdan su aprendizaje del colegio sobre consciente e inconsciente pero recién ahora toman conocimiento de la existencia de un preconsciente?), la función profiláctica de ese estrato mental es altamente destacable.

            Y ahora debemos hablar del fenómeno Inconsciente haciendo dos salvedades previas: primero, que es incorrecto escribir (como hacen ciertos autores) “subconsciente” ya que, como dijéramos, en la mente todo es un todo interactuante; no hay nada dividido, estratificado, “arriba de” o “debajo de” (“sub”). Yo siempre digo que el empleo de ese término dice hasta dónde llegan realmente los conocimientos de Psicología de quien lo emplea.

            En segundo lugar, y siguiendo la escuela junguiana de pensamiento, debemos decir que, para complicar las cosas, no contamos con un solo Inconsciente, sino con dos:

a)    un Inconsciente Personal, que es la suma de vivencias, antecedentes culturales y emociones experimentadas desde el nacimiento, que modelan nuestra personalidad haciéndonos distintos unos de otros, precisamente porque todos provenimos de distintos entornos psicosociales y familiares, atravesando en nuestras vidas distintas experiencias. Pero así como todos tenemos elementos psicológicos que nos distinguen unos de otros, también todos compartimos un sinnúmero de elementos psicológicos comunes, los que integran un…

b)    Inconsciente Colectivo, formado por los elementos psicológicos comunes a todos los seres humanos en todas las épocas; algo así como una gigantesca memoria racial, una mente mundial repartida entre innúmeros cuerpos. Estos elementos psicológicos, que llamamos “arquetipos” son, a diferencia de los que integran el Inconsciente Personal, comunes a todos los seres humanos, y precisamente por ello integran el Inconsciente Colectivo.

      Ahora bien. Entre lo que llamamos el Inconsciente Personal y el Inconsciente Colectivo, hallamos la Potencialidad Parapsicológica del ser humano. Pertenece al Inconsciente Colectivo, ya que al ser innata en todos los seres humanos es, por ello, arquetípica. Pero también es función de las circunstancias vivenciales de cada sujeto siendo que sus problemáticas, sus angustias, sus deseos, la despiertan o la inhiben y es por ello parte también del Inconsciente Personal. Podríamos decir entonces que la Potencialidad Parapsicológica es al Inconsciente Colectivo respecto del Personal, como el Preconsciente es del Inconsciente Personal respecto del Consciente: un filtro que aísla nuestra actividad mental de la presión de tres millones de años de arrastre genético y que cuando detona es la exteriorización fenomenológica del pensamiento mágico que, como un monstruo aletargado, empuja desde las profundidades como el magma de un volcán que busca aliviar la presión.

      Esto significa que todos los llamados fenómenos parapsicológicos no son solamente aquellos que nos maravillan al expresarse en nuestra vida cotidiana sino que, emanando desde las fronteras del I.C., pueden materializarse en el I.P. aunque no tomemos consciencia de ello.

      Pongamos un ejemplo para que esto resulte comprensible. Tomemos el caso de los sueños parapsicológicos que no se limitan necesariamente a los “sueños premonitorios”, es decir, aquellos en los cuales soñamos eventos que después (horas, días, años) ocurren en la realidad. No. Llamamos también “sueños parapsicológicos” a ciertas ensoñaciones cuyo contenido emana del Inconsciente Colectivo (recordemos que las imágenes oníricas acontecen durante el dormir como función propia del Inconsciente Personal) y que si se plasman como tales es a expensas de la flexibilización de la Potencialidad Parapsicológica. Tal es el caso cuando un individuo sueña que se ve en una noche de luna llena bailando desnudo alrededor de un fuego, o devorando trozos de carne humana en el fondo de una caverna. Más allá de las forzadas interpretaciones freudianas de tales vivencias, podemos afirmar que es difícil que alguno de nuestros lectores haya presenciado una adoración pagana al fuego o participado de algún ritual antropofágico (o, al menos, eso esperamos). ¿Y de dónde proviene entonces tal información?. Pues de posibles recuerdos genéticos ancestrales, cuando remotísimos antepasados sí frecuentaban tales costumbres.

      Resumiendo, podríamos ilustrar las funciones psíquicas así (siempre recordando que tales divisiones son sólo a título ilustrativo):

                    Tres picos  Tres picos

      Cada pico es un ser humano distinto, cada uno, como un continente que pese al aparente aislamiento que el océano impone, descansan sobre un fundamento común.

      Todo este esquema se complementa e interactúa con otras tres instancias primarias: el Ello (la pulsión ancestral, los instintos e impulsos primitivos, animales, en el hombre); el Yo (el campo de la acción voluntaria) y el Superyo (las pautas referenciales morales, culturales, sociales y religiosas, que en situaciones extremas pueden actuar como mecanismos represores).

CLASIFICACIÓN DE LOS FENÓMENOS PARAPSICOLÓGICOS

Los fenómenos parapsicológicos pueden ser divididos en dos grandes grupos:

Subjetivos        y        Objetivos
          También llamados:

Psi Gamma          y        Psi Kappa
              Abreviados:

  PG              y        PK
            Que incluyen:

Clarividencia              Dermoóptica

Clariaudiencia              Telekinesis

Clariestesia                Psicokinesis

Postcognición              Hiloclastia

Precognición                Aporte

Telepatía                  Teleportación

Criptestesia                Levitación

Pantomnesia                Ectoplasmia

Psicometría                Termogénesis

Autognosis                  Ectocoloplasmía

Percep.Extrasens.Simple    Dermografía

Xenoglosia                  Raps

                            Poltergeist

                            Telergia

                            Psicofonías

                            Psicoimágenes

                            Escotofotografía

                            Psicografía

CLARIVIDENCIA. Conocimiento de hechos, circunstancias e informaciones en tiempo presente y sin que intervenga, directa o indirectamente, ninguna vía sensorial, con respuestas que se presentan como imágenes mentales.

CLARIAUDIENCIA. Percepción auditiva de sonidos o voces pronunciados con simultaneidad pero con la imposibilidad física de un conocimiento directo.

CLARIESTESIA. Sensaciones táctiles que se corresponden con contenidos de percepción extrasensorial (sensación de ser “tocado” por algo invisible).

POSTCOGNICIÓN (o Retrocognición): clarividencia efectuada sobre lo pasado.

PRECOGNICIÓN (o Premonición): clarividencia efectuada sobre lo futuro.

TELEPATÍA. Enlace psíquico con transferencia de información entre dos o más sujetos, recíproca.

CRIPTESTESIA. Percepción específica de elementos que se saben ocultos.

PANTOMNESIA. Recuerdo instantáneo y absoluto de todo lo aprehendido.

PSICOMETRÍA. Percepción de la información vinculada a un objeto, al contacto con éste (no confundir el mismo término empleado en Psicología, que define el uso de los “tests”).

PERCEPCIÓN EXTRASENSORIAL SIMPLE. Contacto psíquico de un individuo a otro, en un solo sentido. Suele ser confundido con la telepatía.

AUTOGNOSIS. Clarividencia interna. Autodiagnóstico.

PSICOFONÍA. Impresión telérgico-telepática sobre una cinta magnetofónica.

PSICOIMÁGENES. Idem, sobre video o película fotográfica.

DERMOÓPTICA. Lectura y visión con los dedos, los codos u otros puntos anatómicos.

TELEKINESIA. Movimiento de objetos inanimados con la mente.

PSICOKINESIS. Influjo de energía Psi sobre sistemas físicos en evolución (v.gr., gota de agua que cae, planta en crecimiento, arroje de dados, etc.)

RAPS. En Espiritismo, los “golpes” tras la aparición de un espíritu. En Parapsicología, se le denomina “torbismo” o “tiptología”.

TELERGIA. Acto de emisión de energía Psi.

ESCOTOFOTOGRAFÍA. Etimológicamente, “fotografía en la oscuridad”. Impresión telérgica en una película virgen, fotográfica o fílmica.

TELEPORTACIÓN. Traslado mediante energía psíquica de un cuerpo, de un punto a otro del espacio.

LEVITACIÓN. Autoelevación en el aire, en suspensión de la ley de gravedad.

DERMOGRAFÍA. Aparición sobre la piel de letras, figuras o signos. Fenómenos emparentados con la estimagtización.

PSICOGRAFÍA. Escritura “mediumnímica” inconsciente o semi-inconsciente. Fenómeno mecánico involuntario a través del cual el sujeto pone en evidencia manifestaciones telepáticas o clarividentes, postcognocitivas o precognocitivas.

TERMOGÉNESIS. Aumento de la temperatura, o descenso de la misma, en un sistema cerrado, por acción psíquica. Cuando se produce una combustión, se habla de “pirogénesis”.

XENOGLOSIA. También llamada “glosolalia”, es la capacidad inconsciente de hablar y entender idiomas que se desconocían.

ECTOPLASMIA. Sustancia exudada por algunos agentes a través de los orificios naturales del cuerpo, de una materia extremadamente sutil compuesta, hasta donde se sabe, de lípidos, tejido conectivo y células epiteliales.

ECTOCOLOPLASMIA. Cuando el ectoplasma adopta una forma definida y reconocible.

HILOCLASTIA. Rotura paranormal de objetos.

APORTE. Paso de un objeto sólido a través de otro por lo que suponemos es un fenómeno de “polarización molecular”. Describámoslo. Supongamos que tenemos dos mazos de cartas, con las mismas dispuestas en distintas direcciones. Tratemos de mezclar ambos mazos. Veremos que nos resulta imposible. Pero acomodemos las cartas, todos los bordes parejos entre sí y el trabajo resulta muy sencillo. Por analogía, diremos que la “polarización molecular” es cuando las moléculas de dos cuerpos se disponen en planos paralelos permitiendo la interpenetración de ambos.

            Para concretar la clasificación general de fenómenos observados, añadiremos que, sintetizando, Fenómenos Subjetivos son todos aquellos a los que no accedemos por comprobación directa sino únicamente circunstancial y estadísticamente, englobando los fenómenos de “mente-a-mente” y “mente-a-circunstancia”, en tanto Fenómenos Objetivos son todos aquellos en que la energía psíquica actúa sobre la materia y a los cuales sí accedemos por comprobación directa.

            Terminológicamente, reconocemos que todos los fenómenos se producen por intermedio de la ENPSI (acróstico de “energía psíquica”).

            Usamos el término “energía” por convencionalismo, ya que esta palabra debería aplicarse únicamente para energías físicas y la Enpsi no lo es. Veamos por qué.

            Una energía física, para ser tal, debe cumplir, entre otros requisitos, aquél que dice que su coeficiente debe ser inversamente proporcional al cuadrado de la distancia y el tiempo en que actúa.

            Tomemos un ejemplo: tengo un mechero encendido. Acerco mi mano al mismo. Siento un determinado calor. Ahora, voy alejando mi mano, y observo que cuanto más la alejo, menos calor siento. La energía (calórica, en este caso) es inversamente proporcional a la distancia.

            Supongamos ahora que caliento un cuchillo en el mechero. Apago éste, y observo que cuanto más tiempo pasa, menos calor irradia el cuchillo. La energía aquí es inversamente proporcional al tiempo.

            Con la Enpsi ello no ocurre; la telepatía nos demuestra que se manifiesta tanto a un metro como (tal el caso de la célebre experiencia de los astronautas del Apolo XIV) a cien mil kilómetros. Y la existencia de la postcognición y la premonición pone de manifiesto que el tiempo en nada influye..

INTRODUCCIÓN A LA INVESTIGACIÓN ESTADÍSTICA

            Como ya hemos visto, la investigación de los fenómenos paranormales ha reconocido dos categorías de identificación: los llamados fenómenos “subjetivos” y los “objetivos”.

            Estos últimos, que interactúan con la materia, son “mensurables”, es decir, estudiables en laboratorio. En cambio, a los primeros sólo podemos aproximarnos estadísticamente. En principio nos valemos para ello de las llamadas “cartas Zenner”, ideadas por el científico homónimo, colaborador de Joseph Rhine, padre de la parapsicología científica.

            Conforman un mazo de veinticinco cartas, repitiendo cinco símbolos (5 x 5 = 25): estrella, cuadrado, círculo, cruz y tres ondas. Se trata de “detectar” qué símbolo corresponde a cada carta sobre la que dirijimos nuestra atención para estudiar, a partir de allí, los fenómenos de clarividencia, telepatía, percepción extrasensorial simple, precognición y retrocognición.

            Dice el cálculo de probabilidades, que en veinticinco cartas sólo podríamos adivinar por azar cinco de ellas, esto es, el 20%. Más de esta cifra indica una tendencia a manifestar determinado fenómeno paranormal. Por debajo es simplemente azar o casualidad, a menos que el índice obtenido sea del 0%, vale decir, ningún acierto. En este caso, también existe un fenómeno paranormal de naturaleza inhibitoria, conocida como “Factor Psi Regresivo”.

            Las experiencias más comunes son:

DT o Down Through (“hacia abajo y a través”): Todo el mazo apilado, mencionando de corrido todas las cartas desde la superior hasta la última inferior, sin tocarlas.

BT o Broken Technique (“técnica quebrada”): A la inversa del DT, es decir, desde la de abajo hacia las de arriba.

Percepción simple: Las 25 cartas distribuídas boca abajo sobre la mesa y el sensitivo indicando una por una.

            Estas tres metodologías se emplean en trabajos investigativos sobre clarividencia, precognición y postcognición. Para telepatía, prescindimos de las cartas, visualizando mentalmente la simbología, indicando el momento de “emisión” y una vez que el “receptor” nos da el conforme, asentamos en planillas –ambos– los signos correspondientes elaborados o supuestos, a fin de mantener registro de los mismos a efectos del posterior análisis.

            También suele emplearse la técnica GESP (“General Extra Sensory Perception”, o Percepción Extrasensorial General”) que consiste en, tabique de por medio, que el agente-emisor vaya tomando una por una las cartas, observando y tratando de “transmitir” al percipiente-receptor quien las asienta en planilla. En este caso se habla de percepción extrasensorial “general”, porque no podemos saber si el conocimiento es por vía clarividente –directamente sobre la carta– o telepática –actuando en la esfera psíquica de quien las observa–.

            Una sola experiencia de 25 cartas se llama experiencia piloto. De ella no podemos concluir nada, sino simplemente inferir que el sujeto manifiesta tendencias hacia determinado fenómeno paranormal.

            De ello concluímos que debemos recurrir a otro sistema si buscamos expedirnos con seguridad respecto de la potencialidad parapsicológica de un individuo. Para ello, efectuamos un “testeo general” consistente en efectuar 25 veces seguidas la experiencia piloto de 25 cartas ( 25 x 25 = 625 pasos). El análisis de la información así obtenida de la misma nos da los porcentajes reales totales de la fenomenología. Sin embargo, debemos cumplir otro requisito si buscamos una conclusión ciento por ciento exacta. Debemos efectuar la gráfica de esta experiencia sobre un eje de ordenadas y uno de abcisas, indicando sobre el eje horizontal los 25 ensayos, y sobre la recta vertical los porcentuales de aciertos (de a 4) trabajando, obviamente, con distintas escalas de valores en numeración a adjudicar. Luego, señalamos con un punto la intersección del ensayo 1 con su correspondiente porcentaje de aciertos, luego la intersección del ensayo 2 con su porcentual, y así sucesivamente.

            Una vez concluido este paso, unimos todos los puntos con una curva; si existió fenómeno paranormal, debe aparecer una curva con altos valores al comienzo de la misma, descendiendo hasta casi desaparecer al promediar y tendiendo a elevar sus índices al final, sin alcanzar los valores iniciales. Esta es la llamada “curva U”. Y es lógico que este efecto se produzca, ya que la frescura y atención del sujeto son mayores al comienzo, alentado por la curiosidad, llegando al hastío si el experimento se prolonga demasiado y revitalizando en las postrimerías su interés, ante la pronta finalización de la rutina de trabajo.

            Una interesante variante que podemos agregar a la experimentación es la llamada “retroalimentación” del sujeto. Ello consiste en que luego de cada ciclo de 25 cartas (o luego de cada paso individual), le revelemos el resultado obtenido. De esta forma se observará una tendencia a incrementar los porcentajes, por lo que en ese caso resultará inútil buscar una “curva U” inexistente ya que la gráfica representará reiterados “picos” y “valles”, consecuencia del ascenso o descenso porcentual inmediato a la retroalimentación.

            Para la investigación de tres fenómenos específicos, a saber, clarividencia, premonición y retrocognición, el procedimiento es muy sencillo.

            Emplearemos a tal efecto, una sola planilla elaborada con información Zenner. Los aciertos adjudicables a fenómenos clarividentes (siempre y cuando, como se recordará, superen el 20%) serán aquellos en que paralelamente a la “señal” se encuentra el acierto o adivinación (líneas horizontales) ya que clarividencia es la percepción “en presente” de información oculta. En consecuencia, para detectar pre y postcogniciones deberemos controlar las correlaciones anteriores y posteriores (líneas inclinadas). Si el intento número 4 (por ejemplo) se corresponde con el número 3 y así sucesivamente, estaremos ante fenómenos de postcognición, pues el agente acertó la carta inmediatamente anterior (en pasado) al momento de concentrarse. Si al pensar, por ejemplo, en la carta 5 acertó la 6 (en futuro) estaremos ante una premonición.

Tabla

Tabla

Curva “U”

REENCARNACIÓN Y CLONACIÓN:UN TÚNEL DEL TIEMPO EGIPCIO

REENCARNACIÓN Y CLONACIÓN:
UN TÚNEL DEL TIEMPO EGIPCIO

                                                Escribe Gustavo Fernández

Más allá de lo que los papás de uno pensaban cuando por sobre la cuna miraban a ese rozagante bebé que años después se transformaría en quien esto escribe, todo se complota en convencerme de que nacemos con ciertos destinos prefijados. Que aunque, por ejemplo, uno sueñe con ser un intelectual más del montón, razonablemente tolerado por sus congéneres, las cosas ocurren para demostrarnos que ni siquiera somos dueños de nuestras ideas. Es el tipo de cosas que suelen pasarme: no puedo evitar la compulsión, a lo largo de los años, de volcarme a actividades o proponer cuestiones que despierten el sarcasmo, la burla escéptica o el escándalo. Me pasó cuando decidí ser parapsicólogo, me volvió a ocurrir cuando, en vez de apoltronarme en la comodidad conceptual de una parapsicología científica, opté por volcarme al Ocultismo, o cuando viajé en busca de extraterrestres en el pasado argentino por toda nuestra dilatada geografía, o cuando no tuve mejor idea que irme de paseo a hacer experiencias parapsicológicas a la cumbre del Aconcagua, o cuando fui en busca de extraños seres en la Caverna de las Brujas, o cuando tras una improbable serpiente marina hice decenas de kilómetros en una temblorosa piragua por el río Pilcomayo, o las noches cuya cuenta he perdido en cementerios a la caza de fantasmas, o…

O cuando, como ahora, mientras leía atrasados artículos sobre los últimos experimentos sobre clonación, una idea se filtró en mi mente y, aún en contra de mi voluntad, creció hasta convertirse en una teoría. Una teoría que, debo reconocerlo, empieza a gustarme. Y que me parece absolutamente dictada “desde afuera”. Es feo eso de sentirse un instrumento pero, en fin, si el destino es ser canal de algún metafísico registro akhásico, no será un servidor quien se resista. Así que con la tranquilidad que da creerse entonces poco responsable de lo que uno dice, aquí va esta propuesta.

Que consiste básicamente en repasar –y concatenar– tres instancias: una biológica y genética –la clonación– otra esotérica –la reencarnación– y una parapsicológica –el así llamado “punto de anclaje”–. Y, si me apuran, una cuarta: lo extraterrestre –a través del conocimiento legado por visitantes en la antigüedad–. Repasemos algunos conceptos y aclaremos posturas frente a los mismos.

De la clonación no hay mucho interesantemente nuevo que pueda decir –perdón, escribir–. En mayor o menor grado, todos han escuchado de ese sistema novedoso –o no tanto, ya que sus fundamentos figuran en manuales de divulgación científica de cuarenta años atrás– que consiste en copiar seres vivos –incluso humanos– reproduciendo el patrón genético de un sujeto en células soporte de otro individuo. Sobre este apasionante campo se ha generado una discusión más filosófica que técnica y de una dudosa moralina. En efecto, las Iglesias han cuestionado la ética de clonar seres humanos, por aquello de la biodiversidad y que cada fulano que camina sobre el planeta es único e irrepetible; considero, sin embargo, que no sólo se ha enfocado erróneamente la cuestión, sino que incluso se ha informado malamente a la población, acudiendo a cuestionables golpes bajos emocionales (¿”qué pasaría si se clonaran muchos Hitler”?, es la tontera más habitual) para responder a oscuros intereses. Y nunca mejor empleado lo de “oscuros”. Lamentablemente, por estrechez mental o por maquiavélicas razones, muchas de las religiones dominantes hoy en día se han opuesto durante siglos al avance del conocimiento en todas sus formas. Antes, se quemaba a sus responsables. Hoy, se les cubre de ridículo, lo que es todavía peor, ya que el ridículo jamás ha creado mártires. Aún más, se les sindica de amorales, y la razón es sencilla: sólo se domina a la gente a través del miedo, y el miedo es hijo dilecto de la ignorancia. Para controlar a las masas, no hay que dejarles pensar ni informarse sanamente. De donde podríamos inferir lo que vamos a llamar (si les parece bien) la Primera Ley de Fernández: “Toda estructura religiosa o pseudorreligiosa necesitada de bienes y recursos materiales y apoyo político crece numéricamente de manera inversamente proporcional a la masa de información y del buen uso que del raciocinio hagan sus feligreses”.

Porque si se hace un clon de Hitler tendremos un tipo bajito, de cabello chuzo y bigote cortito, gesticulante y pocaspulgas, pero lo realmente importante, es decir, todo lo demás, lo que es mentalmente, espiritualmente, emocionalmente, moralmente, no es producto de la clonación: no existe –eso los científicos lo saben muy bien– un gen del crimen. El ser humano es más que la suma de sus partes biológicas. Los factores ambientales, familiares, culturales, modelan la personalidad, sus virtudes y defectos. No cometamos el error de hablar de una moral de la clonación que necesariamente, para contradicción de las iglesias, sólo es defendible si se niega el espíritu; que no está en el ADN. Mil fulanos fotocopiados físicamente van a ser muy distintos psicológicamente, y esa es la única biodiversidad que cuenta.

¿Hablamos de reencarnación?. No es necesario: si usted está leyendo estas líneas es porque, crea o no en ella, la conoce. Si no, ¿no se habrá equivocado de publicación?.

Pero sí dediquemos algunas líneas a un concepto parapsicológico ni siquiera muy difundido entre los especialistas: el “punto de anclaje”. Llámase “punto de anclaje” a un lugar, objeto o persona que, por la intensidad emocional que conlleva, resulta la única referencia cognoscible para un “paquete de memoria”. Este término (“paquete de memoria”) fue propuesto por el biólogo francés Jean Jacques Delpasse para definir a lo que vulgarmente se denomina “fantasma”, es decir, el residuo psíquico superviviente de una persona fallecida.

El “paquete de memoria”, luego de la destrucción biológica del cuerpo que le contuvo, tiende a “adherirse” a aquello que más significado emocional tuvo durante su vida física. En el estado pseudosonambúlico y desconcertante que atraviesa post mortem, el “paquete de memoria”, quizás no comprendiendo su nueva situación y condición, busca desesperadamente –si en vida ha carecido de la evolución espiritual necesaria para comprender lo que le ocurre y evolucionar a planos superiores de manifestación, “despegándose” así de esta realidad– aquella referencia que le es conocida.

Como está privado de medios sensoriales, su forma de orientarse es el sentir, ya que sólo puede valerse de lo único que tiene porque es lo único que es: psiquismo residual y emocionalidad. Y así como cuando nos perdemos en una ciudad desconocida buscamos puntos de referencia conocidos –una iglesia, el hotel donde nos alojamos, una plaza central o la terminal de ómnibus– el “paquete de memoria” se “fija” –se “ancla”– a lo más importante que jalonó su vida: sus seres queridos, su casa, un objeto muy apreciado o ambicionado, sus propios restos mortales. Ello se transforma, entonces, en el “punto de anclaje”. Los puntos de anclaje explican las viviendas con “presencias”, por ejemplo. Los objetos “malditos”, o las entidades detectadas en cementerios, también.

Bien. Supongamos por un momento que los antiguos egipcios conocieran el efecto “punto de anclaje”, lo que no es extraño, por otra parte, a su religión. Desde que se inició en las tinieblas de la prehistoria, sus prácticas rituales obligan a conservar no sólo el cuerpo, momificado, de sus difuntos, sino sus vísceras en vasijas ad hoc, además de sus tesoros (un buen motivo para “aferrarse” en esta vida), efectos personales de todo tipo y, en ciertas épocas, seres queridos que eran sepultados junto a ellos en sucesivas generaciones. Ellos mismos, en textos de todo tipo, papiros y petroglifos especialmente, señalan la importancia de estas prácticas para que, mientras el espíritu del difunto pueda ascender a los cielos, el “ka”, o doble astral, diríamos ahora, permanezca “vigilante” junto a los restos. De hecho, ellos entendían que la naturaleza humana se dividía en tres planos: “ka”, o cuerpo astral, “ba” o psiquismo, y “sit” o espíritu, como una versión microcósmica y adelantada en siglos al judeocristianismo de una Trinidad a escala humana.

Siempre me he preguntado el porqué de esa obsesión en querer conservar la materia carnal en las mejores condiciones el mayor tiempo posible. La suposición de la ortodoxia arqueológica en el sentido de que lo hacían porque, en su ingenuidad supersticiosa, creían que en el futuro “resucitarían” carnalmente, me parece cuanto menos una ofensa a la inteligencia que a los propios egipcios le atribuímos, considerando sin ir más lejos su arquitectura, su astronomía o su arte plástico. Por otro lado, me parece mucho menos supersticioso que las creencias cristianas contemporáneas que esperan esa misma resurrección “en cuerpo y alma” aun cuando el paso de los siglos, qué digo, de los milenios, reduce a inveterado polvo hasta el más resistente de los huesos. Pero a esto hoy le llamamos, displicentemente, “devoción” y “fe”, y convivimos culturalmente con esa creencia que tantos –universitarios, políticos, intelectuales– consideran lógica. En cambio, cuando suponemos que los egipcios conservaban la materia para que los “dioses” en el futuro le devolvieran la vida al ser, sonreímos sardónicamente y nos reímos de su “ignorancia”. En fin, si eso no es soberbia vana, no sé qué lo es.

Así que mi teoría es simple. Aceptemos una presencia extraterrestre en el antiguo Egipto. Aceptemos que esa presencia fue intelectualizada como “dioses” por el primitivo pueblo violentamente arrancado de su oscurantismo y proyectado como la nación más poderosa de la Tierra en pocos años. Aceptemos que algunos egipcios, particularmente inteligentes, fueron iniciados en los “misterios” de la ciencia extraterrestre. Aceptemos que esos extraterrestres conocían y manejaban la clonación. Y así aceptaremos, entonces, la transmisión, generación tras generación, del dato fundamental que cuanto más del cuerpo –especialmente de alguien dominante– se conservara en las mejores condiciones, podría ser clonado –reproducido, revivido– en algún momento futuro.

¿Y qué tiene que ver el “ka”, el “paquete de memoria”, el “punto de anclaje” y toda esa parrafada con esto, dirán ustedes?. Simplemente, que se me ocurre que, aunando ambas posibilidades, los antiguos faraones, los antiguos sacerdotes, nobles y jerarcas militares, conocedores, directa o indirectamente de los grandes secretos científicos traídos por los extraterrestres, sabían cómo resucitar no sólo en cuerpo, sino también en alma: si el “paquete de memoria” era obligado a permanecer junto a los restos mortales, y si de esos restos podía, en algún momento del futuro, obtenerse un “duplicado”, sólo bastara que el “paquete de memoria”, “anclado” en la tumba, ingresara en el nuevo individuo (el clonado, digo) mediante posesión para que, tres, cuatro o cinco mil años después, Ramsés II, Tuth-Ankh-Amón, Nefertari, Menes o el que fuera regresara a la vida (¿necesito repetirlo?) completamente en cuerpo y alma.

Se me ocurre una –una de tantas, quizás– objeciones que harán ustedes. Pero si el paquete de memoria está “anclado” en la tumba, ¿cómo hará para encontrar e incorporarse (poseer) su nuevo cuerpo?. Podría decir que, simplemente, a un paquete de memoria la ubicuidad en el tiempo y el espacio no le afecta como a nosotros, prisioneros de la carne, con lo cual tal vez le sería fácil encontrar, deambulando sobre la faz de la Tierra, su nuevo receptáculo. Pero se me ocurre algo más simple y, si se quiere, obvio. Supongamos que algún día los científicos perfeccionan in extremis el arte de la clonación. Supongamos que ceden a la tentación –y la curiosidad– de clonar seres humanos completando las cadenas genéticas, necesariamente deterioradas, de hombres muertos milenios atrás. Supongamos que uno de esos experimentos se hace con tejido de la momia de un faraón, admirablemente conservado. ¿Hace falta mucha imaginación para suponer que el individuo, así clonado y quizás en algún momento consciente de su origen, no podría evitar la tentación de visitar la tumba y los restos de quien, en definitiva, sería su “padre”?. Si cualquiera de ustedes descubrieran que son clones del Tuth-Ankh-Amón, ¿resistirían la tentación suprema de viajar a Egipto para visitar su tumba?. Y allí, esperando, estaría el paquete de memoria…

Es muy personal este comentario, pero debe ser sincero: entre considerarse que los egipcios eran históricamente una masa de cretinos hábiles para obras de ingeniería que nosotros no podríamos reproducir pero imbéciles que creían en una mágica resurrección de tejidos deteriorados a los cuales, por otra parte, deben haber rastreado durante sus milenios de historia ajenos a cualquier resucitación vaticinada, y aceptar una teoría que nos muestre maestros extraterrestres preparando a los habitantes del Nilo en un plan cósmico cuyas consecuencias últimas hoy también nos siguen evadiendo, me quedo con esto último.

Oh, pero no nos preocupemos. Todo esto –seguramente alguien dirᖠes sólo el delirio de una mente febril. Quizás.

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