Lo peor esta ´por venir

por Manuel Freytas
(IAR Noticias)

16-Octubre-08
del Sitio Web IARNoticias

Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.

Si se quiere entender lógicamente la crisis lo primero que hay que tener en claro es que la presente todavía no es una crisis capitalista (en el sentido global de la expresión) sino la primera fase de un colapso financiero-bursátil con reciclamiento y centralización de la rentabilidad financiera y una reconversión feroz de los grupos que controlan el sistema financiero imperial desde EE.UU. y la Unión Europea.

Solamente la confluencia (a corto plazo) de dos factores complementarios,

La “crisis estructural (recesión económica)

La “crisis social” (el impacto en la sociedad),

…va a detonar como desenlace la “crisis global” del sistema capitalista.

A pesar de los mitos y falsas teorías sobre el “colapso global” o el “derrumbe del Imperio del dólar” todavía el sistema capitalista no está en crisis (entendida como pérdida de control y de gobernabilidad), sino que los que están en crisis son el sistema financiero y los mercados bursátiles.

En este escenario, y aunque suene exagerado, el sistema capitalista todavía no está en crisis, sino que está haciendo negocios con la crisis.

Eso explica porqué en un proceso compulsivo de caídas y subidas de bolsas, de derrumbes bancarios en cadena, la “crisis” todavía no impactó directamente en la economía real de los países y en las sociedades a escala global.

Lo que sí estalló y está en crisis, a partir de septiembre de 2007, es un modelo de acumulación y especulación financiera (la “burbuja inmobiliaria”) cuyo desenlace produjo un nuevo proceso de rentabilidad capitalista en la crisis (los “rescates financieros”) y una reconversión (compras y fusiones) de los grupos súper concentrados que controlan el sistema financiero imperial centralizado en Europa y EE.UU.

Si no se entienden los factores en interacción, la “crisis financiera” (inducida para reciclar la rentabilidad perdida) y la “crisis estructural” de la economía (nacida como emergente de la “crisis financiera”), y la “crisis social” (que llega como consecuencia de la crisis estructural con recesión) se cae en el mito reduccionista, propagado por el propio sistema, de la “crisis bursátil” que deposita todo el problema en el “mal” o “buen” funcionamiento de los bancos y el sistema financiero.

En un orden secuencial, para que la crisis se convierta en “global” (el desenlace) tiene que haber una convergencia interactiva de la “crisis financiera” (los mercados del dinero), la “crisis estructural” (la economía real) y la “crisis social” (el impacto de la crisis económica-financiera en la sociedad).

Solo la convergencia interactiva de estos tres factores (por acumulación de crisis) va a producir (a modo de desenlace) la “crisis global” del sistema capitalista proyectada desde las economías centrales (USA-UE) a los países que integran la red a escala planetaria.

Fase 1 – La “crisis financiera” (El efecto bursátil)

Una “crisis financiera” como la que estamos viviendo, es antes que nada un reciclamiento de la rentabilidad capitalista: Lo que estaba en un casillero, se traslada a otro. Lo que estaba en Merrill Lynch se recicló en el tablero contable de Bank Of América que compró a la entidad semiquebrada.

La “burbuja inmobiliaria” activada por el capital privado llegó a su fin (crisis) en septiembre de 2007, y ahora llega la “burbuja estatal” (reciclamiento) con el Estado imperial como principal operador de los negocios financieros.

En este marco, la operación de “crisis” con el rescate financiero USA-UE, no es otra cosa que una operación de negocios con la crisis que los gobiernos del euro y Washington utilizan para poner en marcha un nuevo ciclo de rentabilidad que reemplaza al ya agotado con el colapso de la hipotecas subprime en EE.UU.

No se trata de una “salida de emergencia” a la “crisis”, sino de una operación de negocios financieros en alta escala activada por los grupos capitalistas sionistas súper concentrados que controlan Washington, Wall Street, la Reserva Federal USA y los bancos centrales de Europa y Asia.

Todavía, vale precisarlo, no hay “crisis global” del sistema capitalista (que va a venir como resultante final del actual proceso) sino una “crisis financiera” inducida principalmente por la necesidad de rentabilidad y de reconversión de los grupos capitalistas que controlan los resortes operativos del sistema financiero imperial desde Wall Street y las metrópolis imperiales europeas.

En las jornadas “negras” que vienen experimentando los mercados del dinero, billones de dólares no se evaporaron sino que solamente se pasaron de unas manos a otras.

En primer lugar, y como concepto central: La llamada “crisis financiera”, es una crisis activada y controlada en todos sus resortes esenciales por medio del “rumor” y la información manipulada que hacen subir o bajar las acciones en Wall Street y las principales plazas financieras del Imperio.

La quiebra en cadena de bancos o de instituciones financieras es inducida, manipulada y estratégicamente operada para producir un reciclamiento de la rentabilidad financiera (en crisis con el colapso subprime) y una reconversión del sistema financiero que centralice el control y el funcionamiento del sistema capitalista mediante una mayor concentración de la riqueza (ley darwiniana del capitalismo).

Los mercados bursátiles no son “libres” (como establece el mito del “libre comercio”) sino instituciones mercantiles que funcionan sujetas a la ley de la oferta y la demanda manejada por los grupos que hegemonizan el control y la información sobre su funcionamiento.

En consecuencia, en las bolsas solo se “oferta” (se vende) o se “demanda” (se compra) aquello que los grupos hegemónicos y controladores quieren.

Las bolsas (y las acciones) suben o bajan atendiendo a una dinámica marcada por los intereses de los controladores del mercado financiero.

Su objetivo es preciso y determinado: Generar un proceso de quiebras y, consecuentemente una crisis del sistema financiero, que posibilite la depreciación a niveles límites de los activos y acciones empresariales que luego los grupos más súper concentrados (los operadores de la “crisis”) comprarán a precio de remate.

En consecuencia, si que hay quebrar a Lehman Brothers o a Merrill Lynch para concentrar súper activos en Bank Of América o Morgan Chase, se hacen bajar (mediante rumores e información manipulada) las acciones de estos dos gigantes, y luego de su quiebra (como consecuencia de la depreciación de sus acciones) serán comprados a precio de remate o se fusionarán en otra sigla.

Pero en esta dinámica nada se pierde, sino que se recicla. En otras palabras, cambian las denominaciones pero los accionistas y los gerenciadores (que son “anónimos”) continúan con una mayor concentración de acciones en sus bolsillos.

Mediante el “rescate financiero”, los Estados imperiales USA-UE reciclaron una nueva “burbuja” ganancial no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado, sino que ponen compulsivamente los recursos públicos al servicio de un nuevo ciclo de rentabilidad capitalista al margen de una ascendente crisis de la economía real que marcha por vía paralela.

Esto implica que, cuando hablamos de “crisis financiera”, estamos hablando de un problema superestructural (y relativamente controlable) del sistema capitalista que todavía no alcanzó su pleno desarrollo de “conflicto global” con proyección y efectos concretos en el plano de la economía real y de la sociedad a escala mundial.

Por lo tanto, y con la “crisis financiera”, solo estamos en las “vísperas” de lo que algunos (sin entender los pasos) apresuradamente ya señalan como “crisis global” del sistema capitalista.

Fase 2 – La “crisis estructural” (el efecto en la economía real)

La “crisis estructural” paralela y emergente (que se potencia y activa con la “crisis financiera”) tiene su origen en el proceso recesivo que ya se verifica en las dos economías centrales del sistema: EE.UU. y la Unión Europea.

Tanto la Reserva Federal de EE.UU. como el Banco Central Europeo, así como el FMI y el Banco Mundial vienen advirtiendo que las economías de Europa y de EE.UU. pararon de crecer, y la desaceleración se acentúa a raíz de la baja del consumo y la suba de los alimentos y de la energía.

La crisis, como fue planteada hasta ahora, viró de lo “financiero” hacia lo “económico-financiero”: Tuvo un epicentro en la crisis hipotecaria de EE.UU., se expandió a los mercados financieros globales (subdesarrollados y desarrollados), y ahora ya toca variables estructurales de la “economía real” por medio del proceso desatado por el cóctel suba del petróleo + suba de alimentos = proceso inflacionario, que ya padecen las economías centrales del sistema capitalista: EE.UU., Unión Europea y China.

A este escenario, se suma la naciente crisis del crédito que (según todos los pronósticos) va a obrar con un efecto de acelerador del proceso inflacionario-recesivo paralizando aún más las primeras economías del sistema capitalista (EE.UU.-Europa-China) con un impacto directo en los países de la periferia.

Como resultante no deseado, la ola de pánico que genera la “crisis financiera” produce (como está sucediendo) el retiro del dinero efectivo en masa, desparece la liquidez, y los bancos restringen créditos: ese es el mecanismo clave que activa la recesión que hoy ya empieza a proyectarse desde los países centrales a la periferia.

La falta de crédito, a su vez, actúa como principal disparador de la detención de la producción y de la suba de precios lo cual genera un consecuente proceso de achicamiento del consumo y despidos en masa de trabajadores y empleados, en EE.UU. y Europa.

Como dicen los expertos: Las “crisis financieras” hacen estallar la confianza en el sistema financiero, y desatan la furia “vendedora” en los mercados donde empresas e inversores se desprenden de sus acciones y tratan de convertirlos en “efectivo” dejando las plazas sin liquidez.

Y un mercado sin liquidez (sin circulación de dinero) genera escasez de dinero.

Y la escasez de dinero genera dos efectos inmediatos: Retracción del crédito y suba de las tasas de interés.

Y la retracción del crédito y su encarecimiento genera como efecto inmediato: Caída de producción y baja de las ventas.

Y caída de producción y achicamiento de ventas en los códigos del empresariado capitalista significa sólo dos alternativas:

Suba de precios

Despido de personal, para conservar el margen de rentabilidad vendiendo y produciendo menos

De esa manera, la “crisis estructural” genera las condiciones para el advenimiento de la “crisis social”.

Fase 3 – La “crisis social” (El efecto en la sociedad)

La “crisis estructural” con proceso recesivo (desatada como emergente de la “crisis financiera”) conduce inevitablemente al sistema capitalista hacia un proceso de “crisis social con pérdida del control y de gobernabilidad política a escala global (Esto ya se verificó con los estallidos sociales durante la escalada de los precios del petróleo).

El tercer factor que media como desenlace (a modo de acción reacción al cierre de empresas y despido de personal) entre la “crisis financiera” y la “crisis estructural” es el “conflicto social”, expresado por huelgas y estallidos sociales masivos.

En América Latina, por ejemplo, entre el 60% y el 70% de la masa laboral está en “negro” (empleos precarios y sin indemnización por despido), y con la recesión y el desaceleramiento productivo las empresas (para conservar su nivel de rentabilidad) van a generar despidos en masa: El detonante de las huelgas y los conflictos sociales.

El efecto más inmediato de la “crisis estructural” con recesión es la desocupación en masa y la suba de precios.

Esto impacta inmediatamente en las capas más desprotegidas (bajas y media bajas) de las sociedades, que se quedan sin el sustento inmediato para subsistir.

Durante la última escalada de precios con el petróleo, que llevó el precio de los alimentos a niveles siderales, se produjeron estallidos y levantamientos sociales simultáneos tanto en los países pobres de la periferia como en los países ricos de Europa.

Pero ese movimiento, en protesta por la suba de precios, resulta insignificante ante una potencial amenaza de despidos en masa que ya proyecta el proceso recesivo y la “crisis estructural” en las economías de Asia, África y América Latina.

De manera tal, que la “crisis social” (emergente de la “crisis financiera” y de la “crisis estructural”) prepara las condiciones para el peor de los escenarios: La “crisis global”.

El desenlace – La “crisis global” (El efecto planetario)

En términos concretos, la “crisis global” del sistema capitalista solo va a estallar cuando la “crisis financiera” devenga en “crisis estructural” por medio de la recesión económica, la que luego se convierta en “crisis social” por medio del desempleo y el achicamiento del consumo a escala masiva.

En un orden secuencial, para que la crisis se convierta en “global” (el desenlace) tiene que haber una convergencia interactiva de la “crisis financiera” (los mercados del dinero), la “crisis estructural” (la economía real) y la “crisis social” (el impacto de la crisis económica-financiera en la sociedad).

La confluencia interactiva de estos tres factores es lo que va a posibilitar, a corto plazo, el desenlace de la “crisis global” del sistema capitalista donde los gobiernos (centrales y periféricos) van a perder el control social y político de sus países por medio de las huelgas y estallidos sociales generados por la desocupación masiva y la suba de precios.

Solo la convergencia interactiva de estos tres factores (por acumulación de crisis) va a producir (a modo de desenlace) la “crisis global” del sistema capitalista proyectada desde las economías centrales (USA-UE) a los países que integran la red a escala planetaria.

La “crisis financiera” y la contracción del crédito en los países centrales ya se proyectan en un proceso creciente de recesión económica global por el alto nivel de entrelazamiento de las economías mundiales en el proceso de importación y exportación.

En el actual modelo globalizado de economía planetaria los PBI juntos de EE.UU., la Unión Europea y China suman más del 50% del PBI mundial, mientras que el sistema capitalista está “dolarizado” (el dólar es la moneda patrón de todas las transacciones comerciales y financieras a escala global).

Pero hay otro dato que convierte a sus economías en el eje económico global: EE.UU., la Unión Europea y China, son los mayores compradores de petróleo y materias primas del mundo.

Estos dos factores centrales explican porqué cualquier oscilación o desequilibrio económico-financiero que tenga a estas tres economías centrales como protagonistas, impacta y se esparce inmediatamente por todo el “sistema”.

EE.UU. y Europa son los principales compradores de productos chinos, y el gigante asiático, a su vez, es el principal importador de petróleo y materias primas de los “países emergentes”, con lo que se puede deducir que si el Imperio estadounidense (en proceso recesivo) reduce sus compras, el impacto se va a proyectar inevitablemente en una crisis de China proyectada a los “países emergentes”.

Con un proceso recesivo de su economía, EE.UU. (el principal comprador de la “gran fábrica” asiática) reduciría drásticamente sus compras a China, y Europa, que ya enfrenta un fenómeno recesivo en su economía comunitaria, ingresaría en una contracción de sus sistema económico productivo.

Como impacto inmediato, la economía china también ingresaría en un proceso recesivo (detención del crecimiento) que la obligaría a reducir sus importaciones de materias primas y de petróleo.

A su vez la reducción en la importación de materias primas y de petróleo por parte de China (el principal importador mundial) impactaría en las economías de Rusia y de los “países emergentes” (los principales exportadores de petróleo y de materias primas a China) que también podrían ingresar en un proceso recesivo.

En resumen, con la “crisis financiera” y crediticia que ya desató el derrumbe bancario en EE.UU. y Europa, comienza a completarse (y a profundizarse) el cuadro de “crisis estructural” recesiva de las economías capitalistas centrales que se irá proyectando cada vez con más fuerza hacia las economías de la periferia (principalmente los países exportadores de materias primas).

Los primeros coletazos inflacionarios-recesivos importados de la central USA-UE ya se verifican en países emergentes (en desarrollo acelerado) como China, India y Brasil, cuyas economías reales ya sufren el impacto de la crisis financiera.

La “crisis estructural” con recesión económica generalizada, proyecta a su vez la amenaza de una “crisis social” a escala global con ruptura de la “gobernabilidad” política por medio de una ola de conflictos sociales y sindicales (cuyos primeros efectos ya se presentaron con la crisis alimentaria) con proyección tanto en las potencias centrales como en los países “emergentes”.

O sea que, y por efecto secuencial, con la “crisis financiera” el sistema capitalista solo está construyendo el primer escalón de la “crisis global”.

Por eso el director del FMI dio en la tecla cuando dijo que:

“Lo peor está por venir”.

La globalizacion es facismo

por Lyndon LaRouche
18 Junio 2007
del Sitio Web LaRouchePub

A continuación publicamos el texto del discurso inicial que pronunció Lyndon LaRouche en el diálogo que sostuvo con dirigentes sindicales de Iberoamérica el pasado 14 de junio. LaRouche fue presentado por Ronald Moncayo. El intercambio se difundió por los sitios de internet www.larouchepub.com/spanish y www.larouchepac.com/spanish, donde todavía puede verse la videograbación.

LaRouche dialoga con sindicalistas iberoamericanos

Muchas gracias.

Como dijo Ronald, acabo de regresar de un viaje muy importante. Estuve en Rusia para participar en una discusión muy importante, en ocasión del cumpleaños de un prestante economista —cumplía 80 años—, una visita en la que también sostuve entrevistas de cierta importancia en la televisión y en otras partes en Moscú.

Luego siguió una visita de tres días a Italia, donde presenté testimonio ante la Comisión de Defensa del Senado de Italia sobre algunos de estos asuntos, y también sostuve varios intercambios igual de importantes.

‘La única oportunidad real que tenemos’

Su importancia es esta: Nos encontramos en uno de los momentos más emocionantes y peligrosos de la historia moderna. El sistema financiero económico mundial inevitablemente desaparecerá de aquí a poco. La pregunta es: ¿con qué lo vamos a remplazar? Ésa es la interrogante. El sistema monetario internacional en su forma actual está en quiebra irremediable; no puede reformarse. Hay que remplazarlo.

Lo que hay que hacer, en esencia, es crear un nuevo sistema monetario, y lo que propongo es lo siguiente: que si Estados Unidos —y esto no es imposible— le propusiera a Rusia, a China y a India copatrocinar la formación de un nuevo orden monetario–financiero internacional, podría hacerse.

El problema es que, la mayoría de las naciones, tales como las de Europa central y occidental, y otras partes del mundo, no pueden actuar de manera independiente, tomar la iniciativa. Sin embargo, si Estados Unidos y Rusia, que son dos de las naciones más grandes del mundo desarrollado, o antes desarrollado, se combinan con China e India, que son las dos naciones asiáticas que representan la porción más grande de la población mundial, entonces se tiene una combinación que puede darle protección a las naciones de Sudamérica, por ejemplo, y de Europa y demás para que actúen en conjunto. Ésa es la única oportunidad real que tenemos.

No es imposible que pueda inducirse a Estados Unidos a hacer eso, aun en las condiciones actuales. Al presente tenemos a Dick Cheney, por supuesto, en una posición muy vulnerable. Ha ocurrido un suceso reciente desde que regresé de Europa, que es el llamado escándalo de la firma BAE (BAE Systems), en el que está implicado alguien que algunos de ustedes conocen: Pinochet, quien ya partió, pero sus reliquias quedan.

Pinochet estaba metido en este escándalo y él, por supuesto, era un fascista. Fue patrocinado por ciertas personas de Estados Unidos y también de Londres, y en sus últimos años se volvió virtualmente un agente británico abierto. Pero también George Shultz en California, que fue uno de los que patrocinó el golpe de Pinochet junto con Félix Rohatyn, un banquero con proclividades fascistas que fue el banquero clave en esta operación. Y, por supuesto, Henry Kissinger funcionó en apoyo a esto en su papel como secretario de Estado.

Ésta es la naturaleza de la situación.

Lo que pasa es lo siguiente: BAE en esencia representa una institución imperial británica que ha agarrado más y más poder en distintas partes del mundo, y ha tratado de obtener un creciente control sobre Estados Unidos mismo. Lo que ha pasado ahora es que, al príncipe Bandar de Arabia Saudita, que ha sido por mucho tiempo un agente de estos círculos, se le ha desenmascarado como parte de esta operación. Tenemos ahora una crisis de implicaciones incalculables a nivel planetario en marcha.

Ésta no es una crisis de finanzas, no es un escándalo financiero como tal, no es un escándalo en el sentido ordinario. Es una crisis para ver quién va a dominar el mundo. ¿Será un grupo de naciones? ¿O será el nuevo imperio británico que emerge, o re-emerge porque nunca desapareció, que toma control de los Estados Unidos y establece su dominio mundial a través de la globalización? Por ejemplo, a través de BAE, que es una manera de asumir el control de las capacidades militares del mundo, con una organización imperial británica, una organización casi privada, pero imperial de todas maneras.

En Sudamérica hemos visto recientemente acontecimientos interesantes y positivos. En parte, por la iniciativa de lo que ha pasado en Argentina, que fue decisiva en esto, se han juntado los países de Sudamérica en lo que no es un bloque consolidado pero es una opción muy prometedora, y forma parte de la solución.

Por tanto, lo que tenemos que hacer es lo siguiente; el actual sistema financiero monetario–financiero internacional está en quiebra. No hay manera de que pueda reformarse por cuenta propia y sobrevivir. Cualquier intento de mantener este sistema significa una desintegración total en una nueva Era de Tinieblas, parecida a la de Europa del siglo 14, con el desplome de algunos de los bancos lombardos de entonces. Eso fue lo que pasó.

Por tanto, la solución es establecer un nuevo sistema monetario–financiero internacional.

Eso puede hacerse en base a las cláusulas especiales de la Constitución estadounidense. Recuerden que, el sistema estadounidense no es un sistema monetarista. Más bien en un sistema de crédito fundado en la autoridad constitucional que tiene el Gobierno de Estados Unidos para emitir y controlar su propia moneda. En otras partes del mundo el sistema financiero nacional lo ha controlado en gran medida el sistema liberal angloholandés, a través de redes de bancos privados llamados bancos centrales que, de hecho, ordenan y controlan gobiernos.

Entonces, hay un sistema financiero económico imperial mundial centrado, en general, en el Imperio Británico desde febrero de 1763. En contra de esto, el único sistema de alguna importancia que sobrevive hoy, en tanto alternativa, es el que dispone las cláusulas constitucionales de Estados Unidos, que establecen al dólar como un mecanismo de crédito del Gobierno de Estados Unidos. Es decir, en nuestro sistema cuando funciona, lo que no siempre ha sido el caso, obviamente, generamos crédito a través de un voto del Congreso, especialmente de la Cámara de Representantes. El Presidente de Estados Unidos luego actúa con base a la autoridad de esta ley federal, para emitir moneda como crédito de Estados Unidos mismo.

Ahora bien, la función principal de este crédito no es nada más imprimir dinero; es crear fondos de capital para inversiones de capital a largo plazo, especialmente en el sector público, pero con efectos secundarios para el sector privado. En el sector público, sobre todo en grandes obras de infraestructura para los estados y para el Gobierno federal. Este crédito en general se emite por un período de 25 a 50 años en la economía moderna.

Tenemos un sistema monetario–financiero internacional que no funciona. Pero, si Estados Unidos afirma su Constitución, y hace acuerdos con las tres otras naciones patrocinadoras principales, y con otras naciones, entonces podemos crear de inmediato un nuevo sistema monetario internacional, y someter al sistema actual a una reorganización por bancarrota para mantener la continuidad de las funciones esenciales, y poner en marcha un programa de crecimiento económico neto y de desarrollo.

El meollo de esto a largo plazo serían inversiones en infraestructura económica básica y en el desarrollo de las economías de diferentes partes del mundo. Un conjunto de tratados de cooperación de 25 a 50 años para la formación de capital, para que el mundo crezca, como era la intención de Franklin Delano Roosevelt hacerlo, de haber vivido al terminar la guerra.

Ésa es nuestra opción. Si hacemos eso, podemos salir del lío en el que nos encontramos. Si no llevamos a cabo una reforma semejante, no hay esperanza para la civilización, y el caos será inevitable. Ninguna parte del mundo podrá resistir los efectos de reacción en cadena de un desplome de la economía estadounidense ahora. El desplome del dólar significaría un desplome de todos los dólares y de los reclamos respecto al dólar en todas partes del mundo. China se iría a la quiebra; India también; Europa quebraría.

Así es que, al presente, no hay manera de que Estados Unidos se desplome y el resto del mundo sobreviva. No hay manera. Por tanto, tenemos que reformar a Estados Unidos de forma congruente con su propia Constitución, ofreciendo cooperar con otros países, y en especial con los principales países, para establecer un nuevo sistema mundial, una nueva versión del viejo sistema de Bretton Woods, que permita programas de recuperación de 25 a 50 años de inversión a largo plazo en el mundo en su totalidad.

Por ejemplo, tenemos el caso de Sudamérica donde ahora ha surgido este Banco del Sur, un suceso muy positivo. Un banco como éste, de operar con la protección y el apoyo de una reforma internacional tal, podría generar su propia inversión de crédito a largo plazo a lo interno de Sudamérica, para proyectos que, obviamente, son necesarios. Tenemos una situación frágil en Sudamérica, algunos acuerdos muy buenos, pero también muchos problemas. Y, por tanto, tenemos que resolver esos problemas encontrando una solución positiva común que junte a la gente en torno a las opciones para el bien, es decir los beneficios, en vez de pelearse los unos a los otros por las discrepancias. Y esto es posible. Esta es la situación que enfrentamos hoy día.

En cuanto a Estados Unidos, la crisis de BAE, el escándalo que entraña a la industria armamentista o el monopolio armamentista de Gran Bretaña, no es, como ya dije, simplemente una crisis monetaria o un escándalo.

Es es una contienda entre dos sistemas:

la raza humana y

el Imperio Británico

Lo que tenemos aquí es una institución de la monarquía británica, BAE, que está usándose para dominar los asuntos militares del mundo, como un monopolio de poderío militar.

Esto ocurre cuando de Estados Unidos y Gran Bretaña emerge una política vinculada con el nombre de Dick Cheney, el vicepresidente, desde que era secretario de Defensa y ahora vicepresidente y casi presidente en funciones de Estados Unidos. Esta política, respaldada por el conocido George Shultz, recordado por su apoyo a Pinochet, se llama una “revolución en los asuntos militares”. El objetivo es establecer un imperio mundial de poderío militar.

Dicho imperio estaría fundado en eliminar las fuerzas terrestres regulares de las naciones, es decir, los ejércitos nacionales, y remplazarlos con ejércitos privados. Pero a la vez, controlar el planeta poniendo armas en el espacio que pueden lanzar proyectiles desde allí sobre cualquier lugar del planeta que no cuente con la aprobación de las autoridades reinantes, y usar el poderío naval de forma menguante para lo mismo.

Vemos la amenaza de un imperio mundial, un nuevo Imperio Británico, de hecho, y lo que ha pasado con esta crisis de BAE es que ciertas fuerzas en Europa, incluso en el Reino Unido y en Estados Unidos, están en un estado de revuelta en contra de esta amenaza de imperio mundial. Ésta se expresa en parte en la resistencia que viene de militares prestantes de Estados Unidos y otras partes, en contra de lo que sucede en el Sudoeste asiático hoy día, y se expresa de otras maneras, y también en este escándalo de BAE.

El que se destapara este escándalo, de que se identificara al príncipe Bandar de Arabia Saudita como una figura clave en este fraude internacional, ha puesto todo el asunto al descubierto. Si cae Bandar, todo el sistema tendería a caer. Y hay mucha gente en Estados Unidos, y alguna en el Reino Unido, y también en Europa que vería esto con buenos ojos.

Así que, nos encontramos en una situación en la que el viejo sistema se ha venido abajo, un sistema podrido que ha existido en esta forma desde 1971, desde el verano de 1971. Este sistema ya cayó. No hay ninguna posibilidad de que el presente sistema monetario–financiero mundial pueda seguir sobreviviendo en su forma actual. La fecha de su defunción es incierta, pero la inevitabilidad de su muerte temprana es absolutamente segura. Por tanto, tenemos que escoger un nuevo sistema. Esto es así para la gente de Londres y otras partes que está detrás de lo que representa el escándalo de BAE; de los que buscan un imperio mundial. La globalización es una nueva forma de imperio mundial.

Nosotros, por otra parte, tenemos una opción. Si Estados Unidos desempeña el papel para el que se le creó como república federal, y se alía con otras naciones del mundo para establecer una coalición de naciones cuya tradición es europea, cuya tradición en otros casos es eurasiática, es decir naciones como Rusia, una nación eurasiática, no una nación europea; tiene raíces europeas pero también raíces asiáticas en su cultura. Tenemos también las grandes culturas de Asia que representan China, India y otras grandes naciones asiáticas.

El objetivo de este planeta debería haber sido, desde hace tiempo, encontrar la manera de juntas estos tres sectores del mundo en alguna forma de cooperación. La cultura europea que representa en su mejor sentido lo que Estados Unidos logró al liberarse de la tradición oligárquica. Rusia ejemplifica el grupo de naciones eurasiáticas, que representan tanto las culturas asiática como la europea; y están las naciones asiáticas como China e India.

Si podemos juntar estas grandes culturas en un programa de recuperación económica para el planeta, ocurrirá lo siguiente. Tenemos un proyecto en ciernes, al que Rusia acaba de darle un impulso, y que yo he venido respaldado por mucho tiempo, que es construir un túnel, un túnel ferroviario desde Siberia hasta Alaska. Esto crearía un cambio planetario en las relaciones humanas del planeta.

Significaría que tendríamos ferrocarriles de alta velocidad o sistemas de transporte de levitación magnética, que llegarían de Europa no sólo a Alaska, sino que bajarían por todas las Américas. Hemos tenido esta intención por mucho tiempo: tener un sistema ferroviario integral que conecte el norte de Norteamérica con el extremo austral de Sudamérica.

De la misma manera, pasando por el sudoeste asiático, y a través de Europa hasta África, podríamos en el futuro inmediato—no necesariamente en mi vida, pero después—unir las partes principales de este planeta en nuevas formas de cooperación económica, como Estados nacionales soberanos vinculados por transporte ferroviario de alta velocidad o de levitación magnética. Habríamos cambiado al mundo de uno dominado por la fuerza marítima a uno dominado por el desarrollo de regiones terrestres o regiones terrestres pobladas.

Este gran cambio está ante nosotros.

Existen nuevas tecnologías, nuevas tecnologías fundamentales como la energía de fisión nuclear, con la que podemos encarar el problema del agua, la carestía de agua dulce en el mundo. Yo estoy a favor de la energía en general. Tenemos las nuevas tecnologías de la fusión termonuclear, que son significativas porque suministran nuevos tipos de isótopos, que pueden manufacturarse en gran medida para suplir varias necesidades, y también como fuente energética.

Tenemos las grandes obras, los grandes proyectos de transporte y otros para reconstruir el planeta en su totalidad, a través de un sistema de cooperación entre Estados nacionales soberanos, en gran medida vinculados por ferrocarriles internacionales de alta velocidad o de levitación magnética, para tomar todas las partes del mundo—las partes más remotas del mundo y las partes más desesperadas de África—y juntarlas en un sistema internacional común de Estados nacionales soberanos.

Y ése es el momento en el que vivimos hoy. Por tanto, por una parte me encuentro optimista en cuanto a lo que se puede hacer, lo que se tiene que hacer. Temo lo que pueda pasarle a la humanidad si no lo hacemos. Lo que tenemos en Sudamérica, en particular, en el intento de lograr alguna cooperación entre los Estados del continente sudamericano, es en extremo importante, porque establece un modelo para naciones que tienen problemas especiales de distintas clases. Los problemas de Bolivia no son los mismos que los de Brasil, aunque están relacionados.

Los problemas de Colombia, de Argentina, todos tienen economías distintas, con intereses al parecer en conflicto. ¡Pero tienen un interés común que se sobrepone! Por tanto, tenemos que tomar a las naciones que tienen intereses en conflicto y juntarlas en torno a la idea de un propósito común, de una meta común para toda la humanidad.

Y esta operación del Banco del Sur que ha surgido en Sudamérica, es clave.

Las naciones de Sudamérica sí tienen el derecho, el derecho implícito, de establecer su propio sistema crediticio, su propio arreglo bancario internacional entre Estados nacionales soberanos, para crear crédito a gran escala y regular sus relaciones las unas con las otras, en base a la idea del principio del tratado de Westfalia. Es decir, que cada nación tome en cuenta el bienestar de las otras como su preocupación central. Y si todas las naciones lo ven de este modo, no tendremos un problema de cooperación con el principio de Westfalia.

Así que, ha llegado el momento en el que tenemos la peor crisis de la historia moderna; una crisis que probablemente sea peor que los problemas del oscurantismo en Europa. Estamos llegando al límite. Tenemos un sistema financiero que no se puede salvar. No podemos funcionar con el actual sistema financiero mundial; ¡no podemos!

Tenemos una crisis en la que el sistema amenaza con desplomarse de varias manera. Tenemos la crisis de BAE, que es ejemplo de ello. Por otra parte, tenemos la posibilidad, fundada en la experiencia y los deseos de gente de conciencia en muchas naciones, de juntar a las naciones en torno a un nuevo sistema monetario internacional, más o menos congruente con la intención de Franklin Roosevelt, al terminar la Segunda Guerra Mundial, de construir un nuevo sistema monetario internacional en base a un sistema de crédito, en vez de un sistema monetario o monetarista depredador.

Tenemos tecnologías y proyectos específicos que o ya existen o pueden perfeccionarse, con los que podemos hacerle frente a la mayoría de los problemas. Podemos unir a todo el planeta en base al mismo principio que celebra el Tratado de Westfalia de 1648.

Es hora de regresar a eso.

El Mundo de la Energía Libre

El Mundo de la Energía Libre
Peter Lindemann, D. Sc.
Original en Inglés, traducción. Se desconoce el autor de la traducción.
El Dr. Peter Lindemann se interesó en la energía libre en 1973, cuando fue introducido al trabajo de Edwin Gray. Para 1981 desarrolló sus propios sistemas de energía libre basados en generadores de reluctancia variable y los diseños de motores pulsados.
Durante los años 80 trabajó con Bruce DePalma y Eric Dollard. En 1988 se unió a Borderland Research Foundation donde sirvió hasta 1999. Durante este período fue autor de más de 20 artículos para el diario de Borderland.
El Dr. Lindemann es una autoridad líder en la aplicación práctica de tecnología etérica y de electricidad fría. Él es actualmente un investigador asociado del Dr. Robert Adams en Nueva Zelanda, así como un colaborador cercano de Trevor James Constable en los EUA. También es director de la investigación para Clear Tech, Inc. en los EUA. El libro del Dr. Lindemann, “The Free Energy Secrets of Cold Electricity”, está disponible de Clear Tech, Inc., y Adventures Unlimited.

Al final de los años 1880, las publicaciones especializadas en el comercio de las ciencias eléctricas predecían la “electricidad libre” en un futuro cercano. Los increíbles descubrimientos sobre la naturaleza de la electricidad llegaban a ser comunes. Nikola Tesla demostraba la “iluminación sin alambres” y otras maravillas asociadas con las corrientes de alta frecuencia. Había un entusiasmo acerca del futuro como nunca antes.
En un plazo de 20 años habría automóviles, aeroplanos, películas, cámaras fotográficas, música grabada, teléfonos y radio. La era Victoriana estaba siendo dejada atrás por algo totalmente nuevo.
Por primera vez en la historia, la personas comunes se animaron a prever un futuro utópico, lleno de abundantes medios de transportación modernos, de comunicación, así como fuentes de trabajo, hogares y alimentos para todos. La enfermedad sería conquistada y así mismo la pobreza. La vida sería mejor, y entonces cada persona iba a poder conseguir “un pedazo del pastel”.
Pero, ¿qué sucedió? En medio de esta explosión tecnológica, ¿adónde se fueron todos esos avances en asuntos de energía? Todo ese entusiasmo sobre la “electricidad libre” que se dio antes de inicios del siglo pasado, ¿fue sólo un optimismo que la “ciencia verdadera” eventualmente se encargó de refutar?

Estado Actual de la Tecnología
Realmente, la respuesta a esa pregunta es “NO”. De hecho, lo opuesto es verdad. Las espectaculares tecnologías de energía fueron desarrolladas junto con otros avances. Desde ese momento, se han desarrollado múltiples métodos para producir grandes cantidades de energía a costos extremadamente bajos. Sin embargo, ninguna de estas tecnologías ha llegado abiertamente al mercado del consumidor. La razón de esto será discutida brevemente.
Pero primero, quisiera describirle a usted una corta lista de las tecnologías de “energía libre” de las cuales estoy actualmente enterado, y las cuales han sido probadas más allá de toda duda razonable. La característica común que conecta todos estos descubrimientos es que utilizan una cantidad pequeña de cierta forma de energía para controlar, activar o liberar, una gran cantidad de energía diferente. Muchas de estas tecnologías utilizan el campo etérico subyacente -una fuente de energía convenientemente ignorada por la ciencia “moderna”-.

1. Energía Radiante
El “Transmisor de Magnificación” de Nikola Tesla, el dispositivo de “Energía Radiante” de T. Henry Moray, el “Motor EMA” de Edwin Gray, y la “Máquina Testatika” de Paul Baumann, todos trabajan a base de “energía radiante”. Esta forma natural de energía (llamada erróneamente electricidad “estática”) se puede recolectar directamente del ambiente o se puede extraer de la electricidad ordinaria por un método llamado “fraccionamiento” (fractionation). La energía radiante puede realizar las mismas maravillas que la electricidad ordinaria, al 1% del costo ordinario. Sin embargo, no se comporta exactamente como la electricidad, lo que ha contribuido al malentendido por parte de la comunidad científica.
La comunidad Methernitha en Suiza cuenta actualmente con cinco o seis modelos operativos de estos dispositivos auto-sostenibles que no requieren combustible.

2. Motores alimentados por Imanes Permanentes
El Dr. Robert Adams (Nueva Zelanda) ha desarrollado asombrosos diseños de motores eléctricos, generadores y calentadores que funcionan con imanes permanentes. ¡Uno de tales dispositivos toma 100 vatios de electricidad de la fuente, genera 100 vatios para recargar la fuente, y produce más de 140 BTUs de calor en dos minutos!
El Dr. Tom Bearden (de los EUA) cuenta con dos modelos de trabajo de un transformador eléctrico alimentado por imán permanente. Utiliza una entrada eléctrica de 6 vatios para controlar la trayectoria de un campo magnético que proviene de un imán permanente. Mediante la canalización del campo magnético, primero a una bobina de salida, luego a una segunda bobina de salida, y repitiendo esto rápidamente varias veces, a manera de “ping-pong”, el dispositivo puede producir una salida eléctrica de 96 vatios, sin piezas móviles. Bearden llama a su dispositivo “generador electromagnético inmóvil” o MEG (Motionless Electromagnetic Generator).
Jean-Louis Naudin ha duplicado el dispositivo de Bearden en Francia. Los principios para este tipo de dispositivo fueron divulgados primero por Frank Richardson (de EUA) en 1978.
Troy Reed (de EUA) tiene modelos de trabajo de un ventilador magnetizado especial que calienta a medida que gira. Utiliza exactamente la misma cantidad de energía para girar, ya sea que esté generando calor o no.
Más allá de estos desarrollos, los inventores han identificado mecanismos de trabajo que producen un esfuerzo de torsión (torque) solamente a partir de los imanes permanentes.

3. Calentadores Mecánicos
Hay dos clases de máquinas que transforman una cantidad pequeña de energía mecánica en una gran cantidad de calor.
Los mejores diseños, puramente mecánicos, son los sistemas a base de un cilindro que rota, diseñados por Frenette y Perkins (en los EUA). En estas máquinas, un cilindro se hace rotar dentro de otro cilindro con cerca de 1/8 de pulgada de separación entre ellos. El espacio entre los cilindros se llena de un líquido, tal como agua o aceite, y es este “fluido operativo” el que se calienta mientras que el cilindro interno se hace girar.
Otro método utiliza los imanes instalados en una rueda para producir grandes corrientes de Foucault en una placa de aluminio, la cual se calienta rápidamente. Estos calentadores magnéticos han sido demostrados por Muller (Canadá), Adams (Nueva Zelanda) y Reed (EUA).
Todos estos sistemas pueden producir 10 veces más calor que los métodos estándares utilizando la misma entrada de energía.

4. Electrólisis Súper-Eficiente
El agua se puede descomponer en hidrógeno y oxígeno utilizando electricidad. Los libros comunes de química establecen que este proceso requiere más energía que la que puede ser recuperada cuando se recombinan los gases. Esto es cierto, pero solamente en el peor de los escenarios.
Cuando el agua es golpeada con su propia frecuencia de resonancia molecular, utilizando un sistema desarrollado por Stan Meyer (EUA), y recientemente por Xogen Power, Inc., el agua colapsa en gas hidrógeno y oxígeno, con un requerimiento eléctrico mínimo. También mediante el uso de diversos electrolitos (aditivos que mejoran las propiedades de conductividad eléctrica del agua) cambia la eficiencia del proceso dramáticamente. También se sabe que ciertas estructuras geométricas y texturas superficiales trabajan mejor que otras. La implicación es que pudieran utilizarse cantidades ilimitadas de combustible hidrógeno para activar motores (como en su coche), al coste de agua.
Aun más sorprendente es el hecho de que una aleación especial de metal, patentada por Freedman (EUA) en 1957, descompone espontáneamente el agua en hidrógeno y oxígeno sin entrada eléctrica del exterior, y sin causar ningunos cambios químicos en el metal mismo. Esto significa que esta aleación especial de metal puede extraer hidrógeno del agua, libremente, por siempre.

5. Motores de Implosión y Vórtices (Vortex)
Todos los motores industriales importantes utilizan el calentamiento para producir la expansión y la presión necesarias para generar trabajo, como en el motor de su coche. La naturaleza utiliza el proceso opuesto, el enfriamiento, para producir la succión y vacío que genera trabajo, como en el interior de un tornado. Viktor Schauberger (Austria), entre los años 30 y 40, fue el primero en construir modelos operativos de lo que se ha denominado motores de implosión. Desde ese tiempo, Callum Coats ha escrito extensivamente sobre el trabajo de Schauberger en su libro “Living Energies”, y subsecuentemente un número de investigadores han construido modelos operativos para turbinas de implosión. Éstos son motores que no requieren combustible y que pueden producir trabajo mecánico a partir de energía derivada de un vacío. Hay también diseños mucho más simples que utilizan movimientos de vórtice para derivar una combinación de fuerzas de gravedad y centrífuga, para producir un movimiento continuo en líquidos.

6. Tecnología de Fusión en Frío
En Marzo de 1989, dos químicos, Martin Fleischmann y Stanley Pons, de la Universidad de Brigham, Utah (EUA), anunciaron que habían producido reacciones de fusión atómica con un simple dispositivo de sobremesa. Sus anuncios fueron desacreditados, y en un período de seis meses se perdió el interés público.
Sin embargo, la fusión en frío es real. No sólo el exceso de producción de calor se ha documentado en reiteradas ocasiones, sino que también transmutaciones atómicas de elementos, con baja energía, han sido catalogadas, involucrando docenas de reacciones diversas. Esta tecnología puede producir definitivamente energía barata y desarrollos importantes en otros procesos industriales.

7. Bombas de Calor asistidas por Energía Solar
El refrigerador en su cocina es la única “máquina de energía libre” que usted actualmente posee. Es una bomba de calor que funciona eléctricamente. Utiliza una cantidad de energía (electricidad) para mover tres cantidades de energía (calor). Esto le da un “coeficiente de desempeño” de cerca de tres. Su refrigerador utiliza una cantidad de electricidad para bombear tres cantidades de calor, del interior del refrigerador hacia el exterior. Éste es su uso típico, pero es la peor manera posible de utilizar la tecnología. Veamos la razón.
Una bomba de calor bombea calor de la “fuente” de calor al “destino” o lugar que absorbe el calor. La “fuente” de calor debe obviamente ser caliente y el “destino” debe obviamente ser frío para que este proceso trabaje mejor. En su refrigerador sucede exactamente lo contrario. La “fuente” de calor está dentro de la caja, que es fría, y el “destino” del calor es el aire a temperatura ambiente de su cocina, que por lo general es más caliente que la fuente. Esta es la razón por la cual el “coeficiente de desempeño” sigue siendo bajo para su refrigerador de cocina. Pero esto no es cierto para todas las bombas de calor.
Coeficientes de desempeño de 8 a 10 se pueden lograr fácilmente con las bombas de calor asistidas por energía solar. En tal dispositivo, una bomba de calor obtiene calor de un colector solar y descarga el mismo en un colector subterráneo grande, que permanece a 55°F (12.78°C); la energía mecánica se extrae en la transferencia. Este proceso es equivalente al de un motor de vapor que extrae energía mecánica entre la caldera y el condensador, excepto que utiliza un líquido que ebulle a temperaturas mucho más bajas que el agua.
Un tal sistema, probado en los años 70, produjo 350 HP (caballos de fuerza), medidos en un dinamómetro, en un motor especialmente diseñado de apenas 100 pies cuadrados de colector solar (éste no es el sistema promovido por Dennis Lee). La cantidad de energía necesaria para hacer funcionar el compresor (entrada) fue menos de 20 HP, así que este sistema produjo 17 veces más energía de la que requirió para mantenerse en funcionamiento. Este dispositivo podría energizar una pequeña vecindad, desde alguna azotea, utilizando exactamente la misma tecnología que mantiene el alimento frío en su refrigerador de cocina.
Actualmente existe una bomba de calor a nivel industrial, al Norte de Kona, Hawaii, que genera electricidad a partir de las diferencias de temperatura en el agua del océano.

8. Otras Tecnologías
Existen docenas de otros sistemas que no he mencionado, y muchos de ellos son tan viables y probados como los que acabo de enumerar.
Pero esta corta lista es suficiente para establecer mi punto: la tecnología de energía libre está aquí, ahora. Ofrece al mundo abundancia de energía, libre de contaminación, para todos, en todas partes.
Es posible ahora parar la producción de gases y cerrar todas las plantas de energía atómica. Podemos ahora desalinizar cantidades ilimitadas de agua de mar, a precios muy económicos, y entregar agua fresca y adecuada, aun para los hábitats más alejados. Los costos de transportación y de producción, para casi todo, podrían bajar dramáticamente. Los alimentos se podrían incluso producir en invernaderos calentados en invierno, dondequiera.
Todas estas ventajas maravillosas, que podrían hacer la vida en este planeta más fácil y mejorarla para cada uno, han sido pospuestas por décadas. ¿Por qué? ¿Quiénes se favorecen con este aplazamiento?

Enemigos Ocultos de la Tecnología Libre
Hay cuatro fuerzas gigantescas que han trabajado juntas para crear esta situación.
Decir que existe y que ha existido una “conspiración” orientada a suprimir esta tecnología conduce solamente a una comprensión superficial del mundo, y establece una culpa totalmente ajena a nosotros mismos. Nuestra voluntad de seguir siendo ignorantes e inactivos ante esta situación ha sido interpretada siempre por dos de estas fuerzas como “consentimiento implicado”.
Así pues, además de “un público no exigente”, ¿cuáles son las otras tres fuerzas que impiden la disponibilidad de la tecnología de energía libre?

[El Monopolio Económico]
En la teoría económica convencional existen tres clases de industria: de capital, mercancías y servicios. Dentro de la primera clase, el capital, existen tres subclases:
1. Capital natural. El capital natural se relaciona con las materias primas (tales como una mina de oro) y las fuentes de la energía (tales como un pozo de petróleo o una presa hidroeléctrica).
2. La moneda se relaciona con la impresión del “dinero de papel” y acuñamiento de monedas; estos son asuntos que competen generalmente al gobierno.
3. El crédito se relaciona con el préstamo del dinero para el interés, y su extensión de valor económico mediante cuentas de depósito.
De esto, es fácil ver que la energía funciona en la economía de la misma manera que el oro, la impresión del dinero por el gobierno o la aplicación del crédito por un banco.
En los Estados Unidos, y en la mayoría de los otros países alrededor del mundo, existe un “monopolio de dinero”. Tengo “libertad” de ganar tanto “dinero” como deseo, pero me pagarán solamente en notas o certificados de la reserva federal. No hay nada que pueda hacer para que me paguen en certificados de oro u otra forma de “dinero”.
Este monopolio de dinero se encuentra en las manos de un número pequeño de bancos privados, y estos bancos son posesión de las familias más ricas del mundo. Su plan es, eventualmente, poder controlar el 100% de todos los recursos de capital del planeta, y así poder controlar la vida de cada persona mediante la disponibilidad (o la no disponibilidad) de bienes y servicios.
Una fuente independiente de abundancia (un dispositivo de energía libre, por ejemplo), en las manos de cada persona en el mundo, arruinaría sus planes para la dominación mundial, permanentemente.
La razón de esto es fácil de ver. Actualmente, la economía de una nación se puede retrasar o acelerar mediante el aumento o disminución de los tipos o tasas de interés. Pero si una fuente independiente de capital (energía) estuviera presente en la economía, cualquier negocio o persona podría levantar un capital importante sin pedirlo prestado a un banco; ésta acción simplemente no tendría los mismos efectos en las tasas de interés.
La tecnología de energía libre cambia el valor del dinero. Las familias más ricas y los emisores de crédito no desean ninguna competencia. Es así de simple. Desean mantener su control actual monopolizando la fuente de dinero. Para ellos, la tecnología de energía libre no solo es algo que debe ocultarse, ¡sino que debe prohibirse permanentemente!

La Primera Fuerza
Así pues, las familias más ricas y sus instituciones de actividades bancarias centrales son la primera fuerza que funciona para retrasar la disponibilidad pública de la tecnología de energía libre.
Sus motivaciones son el imaginado “derecho divino de gobernar”, la avaricia y su necesidad insaciable de controlar todo, excepto a sí mismos.
Las armas que utilizan para cumplir este aplazamiento incluyen la intimidación, “expertos” desacreditadores, la compra y almacenamiento de la tecnología, el asesinato y amenazas de muerte a los inventores, y una amplia variedad de incentivos financieros para manipular a posibles partidarios.
También han promovido la aceptación general de una teoría científica que establece que la obtención de energía libre es imposible (las leyes de la termodinámica por ejemplo).

La Segunda Fuerza [Gobiernos Nacionales]
La segunda fuerza que opera para obstruir o retrasar la disponibilidad pública de la tecnología de energía libre son los gobiernos nacionales.
El problema aquí no tiene que ver tanto con la competencia en la impresión de moneda, sino en el mantenimiento de la “seguridad nacional”.
Se establece que el mundo allá afuera es una selva y que los seres humanos pueden ser considerados muy crueles, deshonestos y tramposos. Es trabajo del gobierno “proveer una defensa común”. Para esto, las “fuerzas policíacas” son delegadas por la rama ejecutiva del gobierno para hacer cumplir “la ley”.
La mayoría de nosotros consentimos la ley porque creemos que es lo correcto, para nuestro propio beneficio. Sin embargo, siempre existen algunos individuos que creen poder obtener un mayor beneficio de un comportamiento que no se conforma voluntariamente con el orden social generalmente convenido. Esta gente elige funcionar “al margen de la ley”, y se les considera proscritos, criminales, subversivos, traidores, revolucionarios o terroristas.
La mayoría de los gobiernos nacionales han descubierto, por ensayo y error, que la única política extranjera que realmente trabaja, con el tiempo, es una política denominada en inglés “tit for tat”. Lo que esto significa para usted y para mí, es que los gobiernos tratan a otros de la misma manera en que están siendo tratados. Hay un constante rejuego para lograr posición e influencia en los asuntos del mundo, ¡ y el partido “más fuerte” gana!
En la economía se denomina “la Regla de Oro”, y establece que “aquel que tiene el oro hace las reglas”. Así también ocurre con la política, pero su aspecto es más “Darwiniano”. e trata simplemente de la “supervivencia del más apto”. En política, sin embargo, el “más apto” ha venido a significar el partido más fuerte, que también está dispuesto a combatir a los “sucios”.
Absolutamente cada medio disponible es utilizado para mantener una ventaja sobre el “adversario”, y todos los “otros” son el “adversario” sin importar si se consideran amigos o enemigos. Todo esto incluye posturas psicológicas indignantes, mentiras, engaños, espionaje, robos, el asesinato de los líderes del mundo, guerras de poder, alianzas y estrategias para el intercambio de puestos, tratados, la ayuda exterior y la presencia de fuerzas militares donde sea posible.
Nos guste o no, ésta es la arena psicológica en la cual los gobiernos nacionales operan. Ningún gobierno nacional dará gratis alguna cosa que beneficie a un adversario. ¡Nunca! Sería suicidio nacional. Cualquier actividad del individuo, dentro o fuera del país, que se interprete como dar a un adversario alguna ventaja, de cualquier forma, será juzgada como una amenaza para la “seguridad nacional”. ¡Siempre!
La tecnología de energía libre constituye la peor pesadilla de un gobierno nacional. Abiertamente reconocida, la tecnología de energía libre dispara una ilimitada carrera armamentista, por parte de todos los gobiernos, en un intento final de ganar ventaja y dominación absolutas.
Piense en esto. ¿Usted no piensa que Japón se sentirá intimidado si China consigue desarrollar tecnología de energía libre? ¿Usted piensa que Israel se sentará de brazos cruzados mientras que Irak adquiere tecnología de energía libre? ¿Piensa usted que la India permitirá que Pakistán desarrolle energía libre? ¿Piensa usted que los EUA no intentaría detener a Osama Bin Laden de querer conseguir tecnología de energía libre?
La energía ilimitada disponible en la actual situación de este planeta conducirá a una modificación inevitable del “equilibrio de poder”. Esto podía convertirse en una guerra de todos para evitar que “el otro” obtenga la ventaja de la “abundancia” y de las energías ilimitadas. Todos la desearán, y al mismo tiempo se deseará evitar que cada uno la consiga.
Así pues, los gobiernos nacionales son la segunda fuerza que opera en la obstrucción y retrasos de la disponibilidad pública de la tecnología de energía libre. Su motivación es el “instinto de conservación”. Este instinto de conservación opera en tres niveles: primero, no dando una ventaja indebida a un enemigo externo; en segundo lugar, previniendo la acción individualizada (anarquía) capaz de desafiar los poderes oficiales dentro del país; y tercero, preservando los flujos de ingresos derivados de gravar las fuentes de energía actualmente en uso.
Sus armas incluyen la prevención de la emisión de patentes basados en argumentos de seguridad nacional, y el hostigamiento, legal e ilegal a los inventores, a base de cargos criminales, intervenciones de impuesto, amenazas, intervención de teléfonos, arrestos, incendios, hurto de la propiedad, y una gran variedad de otras intimidaciones que hacen del negocio de construcción y comercialización de máquinas de energía libre, una empresa imposible.

La Tercera Fuerza  [Fraudes y Falta de Honradez en el Movimiento de la Energía Libre]
La tercera fuerza que obstruye la disponibilidad pública de la tecnología de energía libre consiste de un grupo de inventores fraudulentos, de charlatanes y estafadores.
En la periferia de los extraordinarios avances científicos que constituyen la verdadera tecnología de energía libre, existe un mundo sombrío de anomalías inexplicadas, de inventos marginales y de promotores sin escrúpulos.
Las primeras dos fuerzas han utilizado constantemente los medios para promover los peores ejemplos de este grupo, para distraer así la atención del público y para desacreditar los verdaderos logros, asociándolos a los fraudes obvios.
Durante los pasados 100 años han emergido docenas de historias sobre inventos inusuales. Algunas de estas historias e ideas han cautivado la imaginación del público, de tal manera que se ha creado una mitología sobre estos sistemas que continúa hasta nuestros días. Nombres como Keely, Hubbard, Coler y Hendershot vienen inmediatamente a la mente. Puede haber tecnologías verdaderas detrás de estos nombres, pero simplemente no hay suficientes datos técnicos disponibles en el dominio público para determinarlo con certeza. Sin embargo, estos nombres siguen siendo asociados con una mitología de la energía libre, y son citados por los desacreditadores como ejemplos de fraude.
Pero la idea de la energía libre se mantiene muy profundamente en la mente humana subconsciente. Por otra parte, algunos inventores con tecnologías marginales que demuestran anomalías útiles, han exagerado equivocadamente la importancia de su invención. Algunos de estos inventores también han exagerado equivocadamente la importancia en ellos mismos por haberla inventado. Una combinación de la “fiebre del oro” y/o de un “complejo de Mesías” aparece, retorciendo enteramente cualquier contribución futura que puedan hacer.
En tanto el camino de investigación que ellos siguen se mantenga prometedor, comienzan a confundir entusiasmo con hechos reales, y el valor del trabajo científico en este punto sufre grandemente. Hay una poderosa y sutil seducción que puede quebrantar una personalidad, si llegan a creer que “el mundo descansa sobre sus hombros” o que son el “salvador” del mundo.
Cosas extrañas también suceden a las personas cuando piensan que están cerca de hacerse extremadamente ricas. Toma una enorme disciplina espiritual seguir siendo objetivo y humilde en la presencia de una máquina de energía libre en funcionamiento. Las psiquis de muchos inventores se hacen inestables sólo por creer que ellos tienen una máquina de energía libre.
Mientras que la calidad de la ciencia se deteriora, algunos inventores también desarrollan un “complejo de persecución”, que los hace muy defensivos y esquivos. Este proceso los imposibilita realmente de desarrollar una máquina de energía libre, y alimenta tremendamente las mitologías del fraude.
Entonces hay los estafadores. En los pasados 15 años, ha habido una persona en los EUA que ha hecho de la estafa en asuntos de energía libre un arte profesional. Él ha hecho más de US$100,000,000, se le ha prohibido hacer negocios en el estado de Washington, ha sido encarcelado en California, pero todavía continúa.
Habla siempre de una variación de uno de los sistemas de energía libre verdaderos, le vende a la gente la idea de que pronto podrán obtener uno de estos sistemas, pero lo que les vende en última instancia solamente es información promocional que no da ningún dato verdadero sobre el sistema de energía en sí mismo. Él ha cazado sin piedad en las comunidades cristianas y patrióticas de los EUA, y todavía permanece activo.
La estratagema de este individuo consiste en hacer firmar a centenares de miles de personas por localidades en donde él instalará una máquina de energía libre. En intercambio, por permitirle instalar el generador de energía libre en sus hogares, conseguirán electricidad gratuita de por vida, y su compañía venderá el exceso de la energía de vuelta a la empresa de servicio público local.
Después de haberse convencido de que recibirán la electricidad gratuita de por vida, sin costos por adelantado, compran alegremente un video, el cual ayuda a que se sus amigos caigan en la estratagema también.
Una vez comprendidas las motivaciones y el poder de las primeras dos fuerzas que he discutido, es obvio que el “plan de negocio” de esta persona no podría realmente ser puesto en ejecución. Esta sola persona ha hecho probablemente más daño al movimiento de la energía libre en los EUA que cualquier otra fuerza, destruyendo la confianza del público en esta tecnología.
Así pues, la tercera fuerza que obstruye la disponibilidad pública de la tecnología de energía libre es el fraude y la falta de honradez dentro del movimiento en sí mismo. Las motivaciones son la avaricia, auto engrandecimiento, deseo de poder sobre otras personas y un falso sentido de orgullo.
Las armas usadas son la mentira, el engaño, la estafa, el autoengaño y la arrogancia, combinados con una pésima ciencia.

La Cuarta Fuerza [Un Público No-Exigente]
La cuarta fuerza que obstruye y retrasa la disponibilidad pública de la tecnología de energía libre venimos a ser todo el resto de nosotros. Puede verse fácilmente cómo son de estrechas y despreciables las motivaciones de las otras fuerzas, pero estas motivaciones también están realmente vivas en cada uno de nosotros.
Como las familias más ricas, ¿no abrigamos secretamente falsas ilusiones de superioridad y deseamos controlar a otros en vez de a nosotros mismos? También, ¿no “venderíamos” si el precio es lo bastante alto – si nos dicen, por ejemplo, toma $1 millón de dólares en efectivo, hoy?
O, como los gobiernos, ¿no deseamos cada uno asegurar nuestra propia supervivencia? Si estamos atrapados en el centro de un teatro lleno, en llamas, ¿no nos aterramos y empujamos fuera del paso a toda la gente más débil, en una loca carrera hacia la puerta?
O, como el inventor fraudulento, ¿no negociamos una ilusión cómoda de vez en cuando por un hecho incómodo? Y ¿no nos gusta pensar más en nosotros mismos? O ¿no seguimos temiendo a lo desconocido, incluso si promete una gran recompensa?
Usted puede ver, realmente, que las cuatro fuerzas son apenas diversos aspectos de un mismo proceso, funcionando en diversos niveles de la sociedad.
Existe realmente solamente UNA FUERZA que obstruye la disponibilidad pública de la tecnología de energía libre, y ésa es el comportamiento no-espiritual del animal humano.
En este último análisis, la tecnología de energía libre viene a ser una manifestación exterior de la Abundancia Divina. Es el motor de la economía de una sociedad elevada, donde la gente se comporta voluntariamente de una manera respetuosa y civil unos hacia otros; donde cada miembro de la sociedad tiene todo lo que necesita y no envidia lo que su vecino tiene; donde la guerra y la violencia física son comportamientos sociales inaceptables; y donde las diferencias entre las personas son al menos toleradas, si no disfrutadas.
La aparición de la tecnología de energía libre en el dominio público es el amanecer de una edad verdaderamente civilizada. Es todo un acontecimiento en la historia humana. Nadie puede recibir crédito de ello. Nadie puede hacerse rico de ello. Nadie puede regir el mundo con ello. Es, simplemente, un regalo de Dios. Nos fuerza a todos a tomar la responsabilidad de nuestras propias acciones y de manifestar auto-dominio y auto-disciplina cuando sea necesario.
El mundo, como está ordenado actualmente, no puede tener la tecnología de energía libre sin que antes sea totalmente transformado en algo más. Esta “civilización” ha alcanzado el pináculo de su desarrollo porque ha germinado las semillas de su propia transformación.
La energía libre no se le puede confiar a animales humanos no-espirituales porque harán solamente lo que han hecho siempre, que es tomar ventaja sin piedad, matarse entre ellos mismos, o matarse a sí mismos en el proceso.
Si usted lee el Atlas Ayn Rand (1957) o el informe del “Club de Roma”, “The Limits To Growth” (1972), se hace obvio que las familias más ricas han entendido esto por décadas. Su plan es vivir en “el mundo de la energía libre”, pero congelar permanentemente al resto de nosotros.
Pero esto no es nuevo. La realeza usualmente siempre ha considerado que la población en general (nosotros) somos sus súbditos. Lo nuevo es que usted y yo podemos ahora comunicarnos, el uno con el otro, mejor que en cualquier momento del pasado. El Internet nos ofrece, a la cuarta fuerza, una oportunidad de superar los esfuerzos combinados de las otras fuerzas que están obstruyendo la difusión de la tecnología de energía libre.

La Oportunidad
Lo que está comenzando a suceder es que los inventores están publicando su trabajo en vez de patentarlo y mantenerlo secreto. Más y más, se está “regalando” información sobre estas tecnologías en libros, videos y sitios WEB.
Mientras que todavía hay mucha información inútil sobre energía libre en el Internet, la disponibilidad de buena información está creciendo rápidamente. Compruebe los sitios WEB y los otros recursos detallados al final de este artículo.
Es imperativo que usted comience a recopilar toda la información que usted pueda en cuanto a sistemas de energía libre reales. La razón de esto es simple. Las primeras dos fuerzas nunca permitirán que un inventor o una compañía construya y le venda una máquina de energía libre a usted. La única manera en que usted podrá conseguir una es si usted mismo la construye (o un amigo).
Esto es exactamente lo que están empezando a hacer reservadamente miles de personas. Usted puede sentirse enteramente no apto para esta tarea, pero comience a recopilar la información ahora. Usted puede ser justo un eslabón en la cadena de acontecimientos para que otros se beneficien.
Concéntrese en lo que usted puede hacer ahora, no en lo mucho que todavía falta por hacerse. Los pequeños grupos de investigación privados están resolviendo los detalles mientras que usted lee esto. Muchos están decididos a publicar sus resultados en el Internet.
Todos nosotros constituimos la cuarta fuerza. Si nos mantenemos, y rechazamos seguir siendo ignorantes e inmóviles, podemos cambiar el curso de la historia. Es el agregado de nuestra acción combinada lo que puede hacer la diferencia.
Solamente la acción masiva que representa nuestro consenso puede crear el mundo que deseamos. Las otras tres fuerzas no nos ayudarán a instalar una central eléctrica independiente de combustible en nuestro sótano. No nos ayudarán a estar libres de sus manipulaciones.
A pesar de todo, la tecnología de energía libre está aquí. Es verdadera, y cambiará todo sobre la manera en que vivimos, en que trabajamos y en la cual nos relacionamos el uno al otro. En el análisis anterior, la tecnología de energía libre hace obsoletas la avaricia y el miedo por la supervivencia.
Pero como todos los ejercicios de la fe espiritual, debemos primero manifestar la generosidad y la confianza en nuestras propias vidas.
La fuente de la energía libre está dentro de nosotros. Es ese entusiasmo de querer expresarse libremente. Es nuestra intuición espiritual guiada, que se expresa sin la distracción, la intimidación o la manipulación.
Idealmente, las tecnologías de energía libre sostienen a una sociedad justa, donde cada uno tiene suficiente alimento, ropa, abrigo, fortaleza, autoestima, y tiempo libre para contemplar los más elevados propósitos de la vida.
¿No debemos unos y otros, afrontar nuestros temores y tomar acción para crear este futuro para los hijos de nuestros hijos?
Quizás no soy el único que espera para actuar dentro de una Verdad superior.

Los Tiempos Que Vienen
La tecnología de energía libre está aquí. Ha estado aquí por décadas. La tecnología de las comunicaciones y el Internet han rasgado el velo del secreto de este hecho notable. Las personas alrededor de todo el mundo han empezado a construir dispositivos de energía libre para uso propio. Los banqueros y los gobiernos no quieren que esto suceda, pero no pueden detenerlo.
Enormes inestabilidades económicas y guerras serán utilizadas en el futuro cercano para distraer a las personas de ensamblar el movimiento de la energía libre. Esencialmente, en este aspecto no habrá coberturas importantes de los medios sobre lo que está ocurriendo. Será divulgado simplemente al igual que las guerras y conflictos civiles que entran en erupción por todas partes, conduciendo a la ocupación de más y más países por parte de la O.N.U., el “hacedor de paz”.
La sociedad Occidental se encuentra en una espiral descendente hacia la autodestrucción, debido a los efectos acumulados de la avaricia y de la corrupción a largo plazo. La disponibilidad general de la tecnología de energía libre no puede detener esta tendencia. Puede reforzarla solamente.
Sin embargo, si usted tiene un dispositivo de energía libre, usted puede encontrarse en una mejor posición para sobrevivir la transición socio – político – económica que está en curso.
Ningún gobierno nacional sobrevivirá este proceso. La pregunta es, ¿quién controlará en última instancia el Gobierno Mundial emergente: la primera fuerza o la cuarta fuerza?
La última Gran Guerra aún pesa sobre nosotros. Las semillas están plantadas. Después de esto vendrá el principio de una civilización verdadera. Algunos de nosotros que rechacen luchar, sobrevivirán para ver el amanecer del mundo de la energía libre.
Le desafío a estar entre quienes lo intentan.
Otras Referencias:
Libros:
1. Living Energies by Callum Coats
2. The Free Energy Secrets of Cold Electricity by Peter Lindemann, D.Sc.
3. Applied Modern 20th Century Aether Science by Dr. Robert Adams
4. Physics Without Einstein by Dr. Harold Aspden
5. Secrets of Cold War Technology by Gerry Vassilatos
6. The Coming Energy Revolution by Jeanne Manning
Sitios Web:
1. www.free-energy.cc. Desarrollado por Clear Tech, Inc., y Dr. Peter Lindemann
2. jnaudin.free.fr, desarrollado por JLN Labs en Francia
3. keelynet.com, desarrollado por Jerry Decker en los EE.UU.
4. xogen.com, sitio para la tecnología de la súper electrólisis
5. rumormillnews.com, excelente sitio para toda clase de noticias de alternativas, con muchas ligas
Patentes:
1. La mayoría de patentes se pueden ver en delphion.com. Este resto de la lista es simplemente una muestra de los inventos que producen energía libre.
2. Tesla USP #685,957
3. Freedman USP #2,796,345
4. Richardson USP #4,077,001
5. Frenette USP #4,143,639
6. Perkins USP #4,424,797
7. Gray USP #4,595,975
8. Meyer USP #4,936,961
9. Chambers USP #6,126,794
Este sitio web http://www.freepatentsonline.com/ para investigación de patentes tiene descarga gratis de PDF (en lugar de tener que ir de página en página a través de los TIFFs como en la Oficina de Patentes de los EE.UU.), y es más rápido que el sitio de la Oficina de Patentes de los EE.UU.

OPUS DEI: LA SECTA DEL VATICANO

OPUS DEI: LA SECTA DEL VATICANO   
       
El creciente auge que está adquiriendo el Opus Dei, en los medios políticos y económicos nacionales e internacionales, unido a las numerosas denuncias sobre la naturaleza sectaria de la organización, hace que esta prelatura personal -la única existente en el seno de la Iglesia Católica-, detente un poder que se sugiere como peligroso.

Miembros del Opus Dei proclaman que a su organización sólo le incumbe el bienestar espiritual de sus miembros. Por otra parte, algunos críticos lo comparan a una Mafia “de guante blanco”. Robert Hutchison en un trabajo de investigación publicado en el periódico británico The Guardian, informa sobre esta organización secreta en el corazón de la Iglesia Católica.
La religión y la política siempre han ido peligrosamente de la mano. Los cristianos fundamentalistas han mirado hacia atrás y han introducido un movimiento anticientífico dentro de la política de los EE.UU.

El resurgimiento de partidos políticos islámicos militantes ha restablecido conceptos que se creían fenecidos junto con la Era de la Obscuridad. Pero hay otro movimiento, menos conocido, que ha ido entreabriendo silenciosamente las puertas del poder en los cinco continentes. El Opus Dei, la polémica organización que está en el corazón de la Iglesia Católica Romana, intenta recrear una alianza entre el mundo espiritual y el mundo secular, algo que se intentó por última vez durante el Renacimiento, con resultados catastróficos.

En los países en los que tiene una fuerte presencia, el Opus Dei trabaja en silencio y con tenacidad para asimilar la política del gobierno a la del Vaticano. Pero sus gestiones para introducir un neo-Renacimiento en el mundo católico, hasta ahora han producido resultados contradictorios.

Debido a que constituyen un grupo cerrado y disciplinado guiado por una ideología autoritaria, los estrategas del Opus Dei han cosechado grandes éxitos en el Vaticano. Bajo el mandato de Juan Pablo II, la organización se ha convertido en la fuerza dominante dentro de la Curia Romana, el cuerpo de 2500 prelados y seglares de confianza que gobierna la Iglesia Católica. Las maniobras del Opus Dei despiertan un sinfín de comentarios en Roma, donde situarse en el lado equivocado de la Obra de Dios no es algo que se pueda tomar a la ligera.

Sin embargo, el Opus Dei es un recién llegado a la estructura de poder del Vaticano. Fundado en 1928 por José Mª Escrivá, hijo de un comerciante aragonés arruinado, que encontró poder y fama en la carrera eclesiástica. El ascenso a la influencia y a la fortuna del Opus Dei no ha sido corto ni espectacular. En tanto fenómeno religioso estuvo estrechamente ligado a la política de la España de Franco. Hoy, según el Annuario Pontificio (el anuario del Vaticano), el Opus Dei cuenta con 80.000 miembros en todo el mundo, de los cuales alrededor de 2000 son sacerdotes.

Al ser la única diócesis flotante -lo que se conoce como prelatura personal- está gobernada por un prelado general, que posee el rango de obispo y opera por encima y más allá de la autoridad de los obispos locales. Se dice que es más rico que muchos estados del Tercer Mundo, pero el Opus Dei no publica informes financieros ni listas de miembros y sólo da cuentas al Papa cada cinco años.

Aunque tiene sus cuarteles generales en el opulento distrito Parioli de Roma, el Opus Dei se proclama “pobre” y dice no poseer los medios para llevar adelante una agenda política. Afirma que su única preocupación es el bienestar espiritual de sus miembros. Esto es muy dudoso porque cuanto más se sabe del Opus Dei, es más evidente su naturaleza secreta y elitista. Su objetivo primario es devolver a la Iglesia Católica su puesto central en la sociedad, como en la época medieval.

Visto así puede no resultar peligroso, pero el Opus Dei posee muchas de las características de una secta peligrosa. Sus miembros -que se dividen en dos clases: solteros y casados- se someten a un rito de iniciación secreto. Se jura obediencia al prelado general y a “otras personas autorizadas de la prelatura”. Una vez introducidos deben someterse a lo que se conoce como “normas formativas”, una forma de condicionamiento mental. Ellas incluyen el informe semanal a un “director” que tiene derecho a supervisar todas sus actividades personales y profesionales. Confesarse una vez a la semana con un sacerdote del Opus Dei es prescriptivo. Los solteros consagrados deben llevar cilicios regularmente – un objeto punzante metálico, usado por las comunidades católicas en la Edad Media- y practicar la autoflagelación. A los miembros casados se les estimula para que sus hijos asistan a las escuelas del Opus Dei. Las escuelas sirven como centros de reclutamiento.

Al Opus Dei se le ha acusado de ser una iglesia dentro de la Iglesia. Tiene su propia doctrina que pretende ser de inspiración divina. Aún más, es la única organización Católica Romana -aparte de la propia Iglesia- que cree que ha sido creada por Dios.

La mayoría de las sectas practican el culto al fundador. En este caso el Opus Dei se ha propuesto tener a Escrivá, que murió en 1975, declarado santo antes del milenio. Pero algunos católicos prominentes han protestado alegando que la canonización debilitaría la credibilidad de la Iglesia. Uno de los teólogos dirigentes de España, Juan Martín Velasco, señaló: “no podemos poner como modelo de vida cristiana a alguien que ha servido al poder del Estado y que ha usado ese poder para catapultar su Obra, que ha dirigido con criterios obscuros -como una mafia de guante blanco- sin aceptar el magisterio papal cuando no coincidía con su manera de pensar”.

  Tales sólidas protestas no han inmutado a Juan Pablo II, cuya opinión
  acerca de la santidad de Escrivá y la consideración en la que tiene al Opus  Dei  es bien conocida. En 1978, pocos días antes del primer Cónclave  después de la muerte del papa Pablo VI, (en él se eligió al papa Juan Pablo  I, quien murió sólo treinta y tres días después) el futuro papa visitó la sede  de Villa Tevere y rezó en la tumba de Escrivá. Tras la muerte del sucesor  del fundador, el obispo Álvaro del Portillo, en 1994, Juan Pablo II volvió a la  prelatura y se arrodilló ante  el féretro durante el funeral del prelado general.  Esta ruptura del protocolo -el Papa sólo se arrodilla ante los restos  mortales de un cardenal- fue  contemplado por muchos como un signo de  fidelidad a la organización que no regateó esfuerzos para elevarlo al trono  papal.

A pesar de la oposición del principal consejero de Pablo VI, cardenal Giovani Benelli, en noviembre de 1982, Juan Pablo II elevó al Opus Dei a la posición de única prelatura personal. Benelli murió de un repentino ataque al corazón el mes anterior. Desde entonces el entorno de la casa papal cada vez más se ha situado bajo el dominio del Opus Dei.

La Obra y sus aliados controlan los hilos de la política papal y el Vaticano, después de años de déficits, vuelve a tener beneficios. Se dice que el secretario papal Stanislaw Dziwisz, es un asociado del Opus. Durante los viajes papales Dziwisz procura saludar a los miembros locales de la forma usual en el Opus Dei. El arzobispo del Opus Dei, Julián Herranz, uno de los miembros más poderosos de la Curia romana, es copresidente del Consejo Papal. Los dos presidentes son decididos defensores del Opus Dei, y uno de ellos ha dado testimonios claves al tribunal romano que investiga la santidad de Escrivá. El portavoz del Vaticano Joaquín Navarro Valls, un miembro célibe, tiene un estatus ministerial en el entorno papal.

En el frente seglar, el Opus Dei está bien representado en toda América Latina, en donde se ha introducido en todos los ámbitos militares y financieros. Por ejemplo en Perú, el Opus Dei ha creado una coalición de empresarios, banqueros y políticos que dieron su apoyo al presidente Alberto Fujimori.Cuando los rebeldes de Tupac Amaru asaltaron la embajada japonesa el pasado diciembre, manteniendo rehenes durante 126 días, Fujimori nombró intermediario al Arzobispo Juan Luis Cipriani, de la diócesis montañosa de Ayacucho, por encima del Arzobispo de Lima, Cardenal Augusto Vargas Zamora, un jesuita. Cipriani, uno de los siete obispos del Opus Dei en Perú, ahora es el candidato favorito para suceder al Cardenal Vargas, que ha sobrepasado la edad de la jubilación, como arzobispo de Lima, lo que tradicionalmente significa promoción para obtener el capelo cardenalicio.

La suerte del Opus Dei en Europa no ha sido tan decisiva. España es la excepción, donde su influencia política ha retomado considerable fuerza tras la victoria electoral del conservador José Mª Aznar. Un devoto católico cuya esposa está próxima al Opus Dei. El gobierno de Aznar es una red de dignatarios del Opus Dei.

La ideología política del Opus Dei ha cambiado poco desde 1950, cuando dos de sus estrategas, Rafael Calvo Serer, entonces director del Instituto Español de Londres, y Florentino Pérez-Embid publicaron sus tratados sobre el opus Dei como un revitalizador católico de alcance mundial.

Sostenían que la emergencia de una nueva España dentro de la Comunidad Europea representaba una oportunidad ofrecida por Dios para recrear una forma de Catolicismo militante iniciado por el Emperador Carlos V en el siglo XVI. Carlos V fue conocido como virrey de Dios en la tierra. Su política imperial situó a España en la cima de su éxito creativo, pero también agravó la fricciones entre Católicos y Protestantes europeos y terminó arruinando al imperio. No obstante, colocó en el trono de Pedro a dos papas de su elección.

Calvo Serer y Pérez-Embid argumentaban que, con un secularismo galopante dominando el mundo occidental, la única forma de revitalizar la Cristiandad era recuperar la cruzada Católica de Carlos V – ahora no sólo con los recursos de una nación sino a través de un poderoso y vital movimiento Católico transnacional, encabezado por el Opus Dei. Al igual que el viejo Imperio, la moderna Liga Santa del Opus Dei iba a tener antenas de largo alcance en Latinoamérica y en los Estados Unidos.
La influencia del Opus Dei americano despuntó durante la administración Reagan. La prelatura colocó a sus agentes dentro de la Casa Blanca y reclutó miembros de segunda fila en el Pentágono. Con Clinton la situación es más ambigua, excepto en el caso del FBI cuyo director, Louis Freeh, se dice que es un miembro supernumerario (no célibe). Cuando se le pidió que ratificara tal supuesto, Freeh declinó responder y lo hizo en su lugar un agente especial del FBI. ( El portavoz oficial del FBI en Washington nunca había oído hablar del Opus Dei).

“Aunque no puedo responder a cuestiones específicas, observo que les han `informado´ erróneamente” dijo Jhon E. Collingwood, sin dar más detalles.

Sin embargo, parece que era presisamente el agente especial Collingwood quien estaba mal informado, puesto que al poco el Opus Dei admitió que el hermano de Freeh, Jhon, era el director célibe de un gran centro de la Obra en Pittsburg.

En Bélgica, Francia, Alemania e Italia, miembros del Ops Dei están bien situados en sectores comerciales y de banca y dentro de la burocracia de los gobiernos. El Opus Dei fue presentado a la aristocracia católica europea por la Reina Fabiola de Bélgica, que emparenta a través de la Casa de Aragón con la rama española de los Borbones. Uno de los reveses más amargos del Opus Dei ocurrió a comienzos de este año cuando una comisión parlamentaria belga puso a la organización en la lista de sectas religiosas peligrosas, proponiendo una legislación para someterla a estricto control.

El Opus Dei sufrió otro retroceso con la victoria socialista en Francia, donde tiene fuertes conexiones en el sector empresarial. La mujer del presidente Chirac, Bernardette Chodron de Courcel, aunque no es miembro, es una gran simpatizante del Opus Dei. Algunos miembros del Opus Dei ocupan puestos importantes en el gabinete de Alain Juppé, controlando la política gubernamental y las comunicaciones sociales, proponiendo legislación para volver a penalizar la homosexualidad y jugando un papel decisivo para la privatización de TF1, el canal de televisión nacional.

La presencia del Opus Dei en el Reino Unido aunque está bien encaminada no es tan relevante. Su red de colegios, que reciben subsidios de fondos del Estado, se concentra en Londres, Manchester y Glasgow. Sin embargo, el Opus Dei acaba de instalarse en Belfast, donde sus miembros dirigen un club juvenil llamado Citywise relacionado con varios colegios de Irlanda del Norte. Un club similar existe en Dublín. Ambos tienen apoyo de la Unión Europea dentro del programa de la juventud para Europa.

Es parte del modus operandi del Opus Dei no gastar del propio dinero para financiar “buenas obras” excepto como último recurso. Por el contrario, siempre hace uso de los medios de otros, públicos o privados. Los apoyos financieros de los proyectos del Opus Dei muchas veces son fundaciones privadas o entidades públicas como US AID, Adveniat en Alemania, Unesco (cuyo director general, Federico Mayor Zaragoza es del Opus Dei) o las instancias públicas de la Unión Europea, donde la Obra está muy bien representada.

Las escuelas del Opus en Kenya y Nigeria las financia parcialmente el gobierno británico. El Dr. Jhon Roche, por entonces numerario, permaneció diez años como director del colegio Strathmore en Nairobi. Durante este tiempo el gobierno británico pagó un tercio de su salario en una cuenta en Londres, pero a los miembros numerarios se les exige devolver su salario a la prelatura. En este caso la suma total era de 25.000 libras.

Tras dejar el Opus Dei, Roche, -ahora lector en Oxford- interpuso una demanda en el Tribunal Supremo de Londres para recuperar esta parte de su salario retenida en el Reino Unido y otras sumas que adelantó a la prelatura. El Opus Dei ganó el caso negando que le debiera nada. Más tarde, Roche y sus abogados cuestionaron la autenticidad de ciertos documentos presentados por los defensores. Posteriormente los abogados del Opus Dei admitieron que “algunas de las cartas expuestas no habían sido escritas en la fecha que indicaban sino en 1976” después de archivar el caso. A Roche se le pidieron disculpas y recibió 6.500 libras como parte de un acuerdo amistoso.

Si, como es de esperar, el Arzobispo Cipriani recibe un gorro rojo en el próximo Consistorio -la reunión de los cardenales con el Papa- será el primer cardenal del Opus Dei. Como conservador latinoamericano, joven (53 años) y de formación deportiva (fue atleta olímpico) constituye un excelente candidato papal para el próximo Cónclave. Con los 77 años del Papa Juan pablo II y su pobre salud muchos piensan que el próximo Cónclave no puede estar muy lejos. Si sale elegido un Papa del Opus Dei, los hijos de José Mª Escrivá habrán creado con éxito una estructura de poder neo-Renacentista de sorprendentes paralelismos con la que construyó el Virrey de Dios en el siglo XVI.

http://www.alterguia.com.ve/SECTAS/opus.htm

Revoluciones perdidas

América latina arrastra tres errores desde hace siglos,que son algunas causas de su actual pobreza.

El primero fue la reforma religiosa que ocurrió en Europa gracias a lutero y que cambió la mentalidad de la gente.Ahora no hacía falta intermediarios entre Dios y el pueblo,los sacerdotes no pintaban nada.(Anque por cierto,han acabado igual que lo que criticaban del catolicismo).Los reyes y emperadores ya no recibian el poder desde el cielo,ya no eran divinos.

Desgraciadamente,como esto a España no llegó tampoco a América,y siguieron aceptando represantes divinos en la tierra.Por eso,luego cuando tuvo lugar la independencia del imperialismo se pasó al caudillismo.La gente estaba acostumbrada a que alguien le mandara.

El segundo error ocurrió después del primero,la independencia latinoamericana se copió de las revolución francesa y la de los estados unidos,pero sólo se quedó con la lucha física,no con los ideales que había detrás de estas revolcuoines.Por tanto cuando terminó la lucha y consiguieron la independencia,estaban igual que antes: sin ideales.Otra facilidad más para el surgimiento de caudillos.

Por último,estaría la revolución sexual de los años 60 que ocurrió en el mundo occidental.La igualdad de la mujer,la liberación sexual de los hombres,etc. Esta revolución tampoco llegó,y por eso ahora son tan machistas,y las mujeres están tan reprimidas sexualmente.Hasta se bañan en la playa con la camiseta puesta,como sucedía en occidente antes de la revolución.

En definitiva,estas son algunas de las motivos por los que Latinoamerica tiene hoy en día,en pleno siglo XXI,una moral tan retograda y una economía tan pobre.Además de otras causas,como la revolución industrial (otra revolución más perdida) que nunca llegó.Y cada vez es más díficil que llegue,pues conforme avanza la tecnología cada vez todo es más avanzdo y desarrollado.No es lo mismo tratar de industrializarse en los años 80 con las máquinas de entonces,que con las que hay ahora.

Vamos a ver qué pasa…

Hacia rutas salvajes

Hacia rutas salvajes
Jon Krakauer
Zona: América -> Estados Unidos
 
 
   

En abril de 1992, Chris McCandless, de 24 años, se internó solo y apenas equipado por tierras de Alaska. Había regalado todo su dinero y abandonado su coche. Soñaba con la vida en estado salvaje. “El núcleo esencial del alma humana es la pasión por la aventura”, escribió. Cuatro meses más tarde, unos cazadores encontraron su cuerpo en un autobús abandonado. Todo indicaba que había muerto de inanición. Su historia, difundida en un reportaje de Jon Krakauer, suscitó una agitada polémica. Para unos era un intrépido idealista; para otros un loco, un ingenuo sin el menor conocimiento de la naturaleza. Krakauer decidió investigar las razones que podían haber impulsado a un joven recién graduado a cortar todos los lazos con su familia, para vagar durante años y perderse por fin en una región inhóspita. Chris McCandless había dejado una impresión en muchas de las personas con las que se cruzó. Estaban esos testimonios y también las cartas, los libros de Tolstoi y Thoreau subrayados y el diario hallado junto a su cadáver. Antes de perderse, había escrito a un amigo: “No eches raíces, no te establezcas. Cambia a menudo de lugar, lleva una vida nómada… No necesitas tener a alguien para traer una nueva luz a tu vida. Está ahí fuera, sencillamente”. Luego desapareció. 

Libros interesantes

África:

Arnott, Kathleen. “African Myths and Legends”. Oxford University Press 1962. ***. Historias y leyendas de África.
Armada, Alfonso. “Cuadernos africanos”. Ediciones Península. 1998. ****. Descenso a los infiernos africanos. Conmovedor.
Campbell, Ffyona. On foot through Africa. Orion. 1994. ***. Un viaje a pie por África de la autora de sur a norte.
Chinua Achebe. “Todo se desmorona”. Ediciones del Bronce. 1998. ****. La tragedia de la llegada del hombre blanco a la tribu de los Igbo.
Conrad, Joseph. “El corazón de las tinieblas”. Alianza Editorial. 1996. *****. ¡El horror!. ¡El horror!. Sobrecogedor .
Dinesen, Isak. “Memorias de África”. RBA Editores. 1995. *****. Imprescindible
Dinesen, Isak. Cartas de África. Alfaguara, 1993. ****. Emotivo
Fossey, Dian. Gorilas en la niebla. Salvat. 1990. ***** . Relato de una pasión que cambió su vida.
Gallmann, Kuki. “Siempre soñé con África”. Emecé Editores. 1999. ***. Su pasión por Africa le hizo perder lo mas querido.
Giraud, Victor. “Los lagos del África Ecuatorial”. Timun Mas, 1997. ***. Relato de una expedición clásica
Goytisolo, Luis. “Mzungo”. Mondadori. 1996 ***. Novela ambientada en África
Greene, Graham. “Viaje sin mapas”. Península, 1999. ****. Correrías de un joven Graham Greene por África
Hemingway, Ernest. “Las nieves del Kilimanjaro”. Caralt. 1995. ****. Una gran novela nacida de una pasión indigna, la caza mayor
Hemingway, Ernest. “Las verdes colinas de África”. Caralt. 1986. ***. Más Hemingway
Kennedy, Douglas. “Mas allá de las pirámides”. Ediciones B, 1998. ***. Viaje por un Egipto diferente.
Livingstone, David. El último diario del Doctor Livingstone. Grech, 1987. ***. Narración prolija de sus andares.
Llansana, Jaume. “África en Globo”. Editorial Juventud.1997. ****. Emulador real de las aventuras imaginadas de Julio Verne
Matthews, John. Viaje a Sierra Leona en la costa de África. Espasa Calpe, 1999. ***. Un pais al borde del caos total.
Moravia, Alberto. Paseos por África. Mondadori, 1988. *****. Maravilloso
Meneses, Enrique. “África de Cairo a Cabo”. Plaza & Janés. 1998. *** Un viaje que empezó por una foto. Divertido.
Owens, Mark and Delia. “Cry of the Kalahari. Houghton mifflin company. Boston. USA. 1984. ****. Su pasión por los leones les llevó a dejarlo todo. Salieron ganando.
Patterson, J.H. “Los devoradores de hombres de Tsavo”. Mac Millan. 1979. ***. La construcción del tren lunático y su coste en vidas humanas.
Reverte, Javier. “El sueño de África”. Anaya & Mario Muchnik. 1996. ****. Javier ama África, y se nota
Ridgeway, Rick. “La sombra del Kilimanjaro”. Ed. Península. 2000.
Speke, John Hanning. Diario del descubrimiento de las fuentes del Nilo. Espasa Calpe, 1999. *****. Extraordinario.
Subirós, Pep. “Cita en Tombuctú”. Ediciones Destino. 1996. ***. Un viaje a la ciudad mítica.
T.E.Lawrence. “Los siete pilares de la sabiduría”. Ediciones libertarias. 1997. *****. Una obra maestra para amar el desierto.
Van Der Post, Laurens. The lost world of the Kalahari. Harvest Book. 1958. ****. El bosquimano blanco.
Wood, Barbara. “Bajo el sol de Kenia”. Grijalbo, 1990. ****. Un clásico conmovedor.

América:

Chatwin, Bruce. Theroux, Paul. “Retorno a la Patagonia”. Anaya& mario Muchnik. 1993. ****. Un viaje literario.
Giardinelli, Mempo. “Final de novela en Patagonia”. Ediciones B, 2000. ****. Un viaje físico y literario por Patagonia.
Kane, Joe. “El descenso del Amazonas”. Ediciones B. 1998. ***. La primera expedición que recorrió los 6.300 km del amazonas.
Leguineche, Manuel. “Sobre el volcán”. Ediciones del Bronce. 1999. ****. El volcán de Centroamérica desde su cono.
Morales García, Roman. “Buscando el Sur”. Ediciones La Palma. 1999. ****. Más de 3 años en cruzar a pie Sudamérica de Norte a Sur. Agotador y emocionante.
Muller, Karin. “Por el camino del Inca”. RBA publicaciones. 2001. ***. Andanzas por Perú de una americana y un fotógrafo vegetariano. Divertido.
Nart, Javier. “Viaje al otro Brasil”. Ediciones B. 2002. ***. Andanzas por Brasil. Divertido.
Sepúlveda, Luis. “Patagonia Express”. Tusquets Editores. 1995. ****. El exilio de Luis engrandeció sus horizontes.
Sepúlveda, Luis. “Un viejo que leía novelas de amor”. Tusquets Editores. 1989. ****. Hermosa
Sepúlveda, Luis. “Mundo del fin del mundo”. Tusquets Editores. 1989. ****. Patagonia, ¡te amo!
Spence, Lewis. “Incas, mayas y aztecas”. Edimat Libros. 2000. ***. Las 3 grandes culturas y sus relaciones.
Steinbeck, John. “Viajes con Charley”. Ediciones Península. ****. Un viaje en busca de la norteamérica profunda.
Theroux, Paul. “El viejo expreso la Patagonia”. Ediciones B. 2000. ****. Un viaje en tren por toda América.

Asia:

Dalrymple, William. “Tras los pasos de Marco Polo”. Ediciones B, 1998. ***. Un viaje a Xanadú siguiendo a Marco Polo.
Dalrymple, William. “Desde el Monte Santo”. Ediciones Penínusla, 2002. ***. Un viaje por los monasterios del imperio Bizantino.
Harrer, Heinrich. “Siete años en el Tibet”. Ediciones B. 1997. ***. La guerra convirtió al montañero en aventurero
Nicholl, Charles. “Fronteras”. Ediciones B. 1999. ***. Recorridos por el Triángulo de Oro.
Pallarés, Juan G.. Viaje al país de los kafires. EDAF, 1978. ***. Viaje en furgoneta por Asia.
Peissel, Michel. “Los últimos bárbaros”. Ediciones Península. 1999. ****. Todavía es posible descubrir algo en este mundo.
Sánchez, Jorge. Viaje a Extremo Oriente. Editorial Tierra de Fuego. 1990. ***. Pícaro viaje por Asia.
Theroux, Paul. “En el gallo de hierro”. Ediciones B. 1997. ***. Un viaje por China en tren.
Thubron, Colin. “El corazón perdido de Asia”. Ediciones Península. . 1998. ***. Viaje por Asia central después de la independencia de Moscú.

Oceanía:

Bryson, Bill. “En las antipodas”. RBA, 2000 . ***. Una mirada muy divertida sobre Australia. A los australianos no les gusta nada.
Hansen, Eric. “Un forastero en la selva”. Ediciones Península. 1999. ***. Un viaje por las selvas de Borneo.
Michener, James A.. “Return to Paradise”. Fawcett Crest.1951. ***. Historias de los mares del sur.
Pancorbo, Luis. “Son los mares del Sur”. Maeva Ediciones. 1997. **. Un viaje del conocido periodista y antropólogo.

Generales:

Arthur, Elizabeth. “Surcando el antártico”. Ediciones B. 1999. ***. Un helado relato en un lugar hinóspito.
Calvino, Italo. “Las ciudades invisibles”. Editorial Siruela. 1998. ****. La demostración de que los mejores viajes son los interiores.
Cook, James. “Viaje hacia el polo sur y alrededor del mundo”. Espasa Calpe. 1999. ****. Vuelta al mundo en barco de 1772 a 1775.
Fletcher Gemesse, Jane. “La nómada apasionada”. Ed. Planeta 2001. ***. La vida de una gran viajera
Kaplan, Robert D. “Viaje a los confines de la Tierra”. Ediciones B, 1997. ****. Disección nada alentadora del estado del mundo actual
Leguineche, Manuel. “El camino más corto”. Plaza & Janés. 1995. ****. El comienzo de la pasión viajera de Manu.
Leguineche, Manuel. “La vuelta al mundo en 81 días”. Plaza & Janés. 2000. ***. 20 años después de la primera, se notan los años y los kilos.
Maalouf, Amin. ¨”León el Africano”. Alianza Literaria, 2001. *****. Relato de esplendor Oriental. “Soy hijo del camino, caravana es mi patria, y mi vida la más inesperada travesía”. Genial.
Pancorbo, Luis. La última vuelta al mundo en 80 días. Ediciones B. 2000. ** Un libro de encargo y oportunista.
Pigafetta, Antonio. “Primer viaje en torno al globo”. Espasa Calpe, 1999-08-29. ****. La vuelta al mundo hace 500 años.
Reverte, Javier. “Billete de Ida”. El País-Aguilar, 2000. **. A Javier le están publicando hasta los diarios de la infancia, pero se lo merece.
Rodríguez, Chema. “El diente de la ballena”. El País-Aguilar, 1999. ***. Andanzas por México, África y Asia en busca de nuestra memoria ancestral.

Montaña:

Herzog, Maurice. “Annapurna”. Reprint Society, 1954. ****. La primera subida a un 8000, heroica y trágica.
Hunt, Sir John. “La ascensión al Everest”. Plaza & Janés. 1998. ****. La primera subida al Everest narrada por el director de la expedición. Mas documental que literaria.
Krakauer, Jon. Ediciones B. 1999. “Mal de altura”. **** Una tragedia en el Everest contada por un afectado. Emocionante.
Martínez Hernández, José. “Trekking y ascensiones por las montañas del mundo”. Ed. Desnivel. 1994. **. No están todos los que son, pero son todos los que están.

Fotografía:

BBC Worlwide. “Wildlife Photographer of the Year”. BBC Worldwide, 2000. ****. Las mejores fotografíasde naturaleza del año
National Geographic. “Los últimos lugares salvajes”. National Geographic. 2001. ****. Se te ponen los dientes largos.
Plisson, Philip. “Atlantic Ligths”. Editions Pecheûr D’images. 2000. ****. Extraordinarias fotos de faros de todo el Atlántico europeo
Soriano, Tino. “Fotografía de viajes”. Ed. Juventud. 2001. ***. Un práctico libro para los que viajamos y fotografiamos
http://www.vagamundos.net

El secreto de la televisión

C: Las luces estroboscópicas se utilizan con fines de control mental en la 3ra. Densidad.
R: (L) ¿Luces estroboscópicas localizadas adónde?
C: ¡No es esta una pregunta hecha con demasiada reflexión!
R: (L) Tiene razón. Solamente trataba de hacer que el tema se abriera a discusión. (T) ¿Qué tienen las luces estroboscópicas que ver con todo?
C: Solo déjenlo fluir. Como verán, las sesiones conducidas de esta manera en el pasado son las que han redituado los mejores dividendos para ustedes. Hemos recogido la frecuencia de sus ondas de pensamiento, que están orientadas hacia el progreso, y estamos tratando de ayudarles con su creciente aprendizaje y el progreso de su frecuencia de onda. Verán, ¡todo esto incrementa el nivel de energía! Es aconsejable hacer preguntas, pero no anticipen el contenido de las respuestas de antemano.
R: (L) Está bien. Mencionó luces estroboscópicas. ¿Podría ser que estas luces estroboscópicas que se utilizan para controlar la mente sean algo con lo que podríamos entrar en contacto en el curso de nuestra vida diaria?
C: ¿Acaso no lo saben ya? No dijimos ALGUNAS luces estroboscópicas, dijimos luces estroboscópicas, entiéndase TODAS.
R: (T) Las luces estroboscópicas vienen en muchos tipos y formas. La televisión es una luz estroboscópica. Las pantallas de computadora son luces estroboscópicas. Las bombillas y los fluorescentes también, al igual que las lámparas de la calle.
C: Los vehículos policiales, ambulancias, camiones de bomberos… ¿Por cuánto tiempo ha sido esto así? ¿Han notado algunos cambios últimamente?
R: (F) Hace unos veinte años no había luces estroboscópicas en ninguno de los vehículos que usted menciona. Solían tener las luces de tipo reflector. Ahora, cada vez más, las luces estroboscópicas están apareciendo en más y más lugares. (L) ¡Ahora inclusive las tienen en los autobuses escolares! (T) Y también en los autobuses metropolitanos regulares. (L) Bien, ¿está la luz estroboscópica diseñada de cierta manera que produzca algún efecto especial?
C: Detonante hipnótico.
R: (L) ¿Para qué propósito se emplea un detonante hipnótico de esta manera?
C: Para que no noten la presencia de aparatos extraños. Iniciador del efecto. Es un precursor del proceso de sugestión que sigue después y que es de naturaleza auditiva.
R: ¿A qué sugestión se refiere?
C: Pónganse sus gorras de pensar. El trabajar en equipo consiste en no hacer suposiciones.
R: (T) Ah. ¡Construir las frases en forma de preguntas! Escojo “detonadores hipnóticos” por $200, Alex. ¡Un “Jeopardy” cósmico! (L) Está bien, ha dicho que la sugestión es de naturaleza auditiva. Si es así, ¿de dónde procede esta sugestión auditiva?
C: ¿De dónde es que normalmente se reciben las sugestiones auditivas?
R: (L) La radio, televisión… (T) Teléfono… (L) ¿Es esto de lo que estamos hablando?
C: Sí.
R: (L) Si uno se encuentra una luz estroboscópica mientras va conduciendo el auto o mientras está sentado frente a la televisión, entonces se puede dar la implantación de sugestiones de manera más sencilla en razón de estar en un estado de receptividad hipnótica. ¿Es así?
C: Sí.
R: (L) ¿Y estas sugestiones están orientadas a convencerle a uno de que NO SE VEN cosas que suceden a nuestro alrededor, como por ejemplo el sobrevuelo de naves por encima de nosotros?
C: Sí.
R: (T) ¿Recibimos estas señales a través de la radio del auto aun si no se encuentra encendida?
C: Depende de si hay o no alguna otra fuente, como por ejemplo PEB.
R: (L) ¿Qué es PEB?
C: Pulsasiones extremadamente bajas.
R: (T) FEB, frecuencias extremadamente bajas, y PEB, pulsasiones extremadamente bajas, ¿Son acaso lo mismo?
C: En algunas ocasiones.
R: (T) ¿Se trata de pulsasiones o frecuencias externas?
C: Sí.
R: (T) ¿Tendrían su origen en la misma fuente de las luces estroboscópicas?
C: No. Ambas actúan en unísono.
R: (T) ¿Dos fuentes separadas que actúan en unísono?
C: Aproximadamente.
R: (L) ¿Y este proceso tiene la finalidad de evitar que veamos algo, por ejemplo, una nave que sobrevuela en el cielo en algún momento determinado?
C: O quizás hacer que se vea como algo totalmente diferente.
R: Un momento, creo que debemos detenernos un momento ya que tengo algo que decirles. Durante los últimos meses he estado observando el cielo detenidamente cada vez que tengo una oportunidad. En 3 o 4 ocasiones diferentes he visto lo que parecía ser un avión ordinario. Lo he observado cuidadosamente y he examinado el espacio a la derecha y a la izquierda, pero cuando he mirado de nuevo al sitio donde debería encontrarse el avión con base en la velocidad observable y la dirección, no había NADA allí. Me he quedado parada y he buscado una y otra vez sin poder encontrar nada. Es como si se hubiera DESVANECIDO. Sé que vi algo, que no estaba loca, y sé que no es posible que se hubiera ido por completo, y el hecho de que haya ocurrido en varias ocasiones me ha afectado en buena manera. ¿Cuáles son las implicaciones de todo esto, aparte del hecho de que podríamos estar siendo sobrevolados todo el tiempo por diversas razones y que podríamos, en términos de la gran masa de la población, estar totalmente ignorantes del hecho?
C: Sí, ¡oro monoatómico!
R: (L) ¿Y qué significado tiene la referencia al oro monoatómico?
C: Total aprisionamiento del ser , mente, cuerpo y alma. Las luces estroboscópicas utilizan diminutos filamentos de oro.
R: (L) ¿De qué manera es esto comparable a la ingestión del oro monoatómico?
C: ¿De qué suponen ustedes que se componen los diminutos filamentos? Una pista: ¡no proviene del Fuerte Knox!
R: Oro monoatómico.
C: ¡Bingo! Lo ven, este tiene propiedades extraordinarias.
R: (T) ¡No dudo de que así es! El asunto está en que, si en verdad el oro monoatómico hace lo que David Hudson dice que hace, la estructura de poder ya lo habría silenciado; no habría podido llegar tan lejos. De manera que, si le han dejado llegar hasta donde está, es porque en realidad no produce lo que él dice que produce, sino más bien todo lo contrario. Cuando uno ingiere la sustancia por tantos días y completa el programa, ocurre una reestructuración de los genes. ¿Acaso no es eso lo que nos sucedió a nosotros anteriormente? ¿Querríamos pasar por eso de nuevo? (L) ¿Y acaso no se dijo que se utilizaron ondas de LUZ para cancelar ciertos factores del ADN? (J) ¡Exacto! (L) OK, ¿cómo bloqueamos este tipo de control?
C: No lo bloquean.

Pi: Fe en el caos.

Pi: Fe en el caos.

Es una buena película en blanco y negro,que como suele pasar en estos casos no la conoce casi nadie.Parece que las películas menos conocidas son las mejores,como ocurre con la música y casi todo en la vida.El eterno mundo comercial y el alternativo.

La trama va sobre un matemático que un día descubre que detrás del aparente caos que rigen los acontecimientos de la vida hay una fórmula matemática.Esto lo aplica a la bolsa de Wall Street,y descubre que las subidas y bajadas de valores de las empresas encierran una fórmula matemática.Entonces los grandes magnates se enteran y lo buscan para tratar de robarle la fórmula.

También se habla un poco de la cábala,y se la relaciona con la fórmula de la bolsa y otras ideas sugerentes que no quiero descubrir….

A mi me gustó mucho,es un proyecto vanguardista y eso ya hay que valorarlo.Se tocan temas bastantes interesantes,y el protagonista está muy bien caracterizado.La música también es muy buena,es techno jungle,y le pega bastante al argumento.Hace que se respire un ambiente underground y profundo muy agradable.

En definitiva,yo recomiendo esta pelicula a todas las personas interesadas en ir más allá,para los que les gustan las películas vanguardistas que te hacen pensar.

Irak: un cuento para niños

Comité de Solidaridad
con la Causa Árabe
www.nodo50.org/csca
e-Mail: csca@nodo50.org
Santiago Alba, filósofo y
ensayista, es autor de Dejar
de pensar y Volver a pensar.
Recibió el ‘Premio Anagrama
de Ensayo 1995’por su obra
Las reglas del caos.
Ediciones Orates y Virus
publicaron en 1992 sus guiones
televisivos de “Los electroduendes”
(1984-1988) bajo
el título ¡Viva el mal!, ¡Viva el
capital!
I r a q : un cuento
para niños
Santiago Alba Rico
Se mira siempre desde lejos y desde arriba, impunemente,
y así se cree uno a cubierto de todo contagio y de toda responsabilidad
penal. Cámara o pistola —que técnica, gesto
y lenguaje tanto emparentan—, la víctima lo es sobre todo
de la distancia infinita entre las dos fuerzas así enfrentadas:
la víctima se deja apalear, desnudar, manipular, pero
se ‘deja’ también mirar. Una de las peculiaridades sin duda
de nuestro tiempo es ésta en virtud de la cual los mismos
que protestamos contra todas las otras desigualdades aceptamos
como natural la desigualdad de la mirada, que la
tecnología al mismo tiempo ha globalizado y normalizado.
Unos matan y otros son matados; unos miran y otros son
mirados.
26 de febrero de 2002
I r a q : un cuento para niños
Santiago Alba Rico
Salvo entre enamorados, la mirada siempre establece un régimen de desigualdad que
debería ser equilibrado por algún castigo. Se mira siempre desde lejos y desde arriba,
impunemente, y así se cree uno a cubierto de todo contagio y de toda responsabilidad
penal. Cámara o pistola —que técnica, gesto y lenguaje tanto emparentan—, la víctima lo
es sobre todo de la distancia infinita entre las dos fuerzas así enfrentadas: la víctima se
deja apalear, desnudar, manipular, pero se ‘deja’ también mirar. Una de las peculiaridades
sin duda de nuestro tiempo es ésta en virtud de la cual los mismos que protestamos
contra todas las otras desigualdades aceptamos como natural la desigualdad de la mirada,
que la tecnología al mismo tiempo ha globalizado y normalizado. Unos matan y otros
son matados; unos miran y otros son mirados.
A Bea, que había mirado ya las cosas que luego yo anotaba
LA terrible tenaza que ha matado a 1.600.000 iraquíes en la última década (la mitad de ellos niños)
libera sin querer briznas de poesía. En Bagdad, las noches claras, se puede contemplar el cielo estrellado
porque abajo, en las calles, hay pocas luces encendidas. En Bagdad se puede oír limpiamente la
llamada del almuédano y el reclamo del vendedor de naranjas y hasta el murmullo manso del Tigris
porque hay muy pocos coches circulando por sus avenidas. En Bagdad las paredes exponen a la vista la edad
de los colores y la altura y rango de los edificios (piedra, hierro, ladrillo) porque no hay vallas publicitarias
que amordacen los muros con su incendio chillón de felicidad helada. No es, en cualquier caso, la falta de
luces ni la de coches ni la de anuncios la que se impone inmediatamente a la atención sino la presencia natural,
olvidada, del cielo, el silencio y la materia; y es necesaria una reflexión —como quien se sacude el sueño
de un testarazo— para recordar de qué catástrofe injuriosa proceden estas maravillas.
Pero hay otras ausencias que, al contrario, duelen como un orzuelo y señalan como un dedo. Se ven, por
ejemplo, muy pocos niños y muy pocas mujeres por las calles de Bagdad. Es curioso lo que ocurre con los
niños; hasta qué punto la sensibilidad reconoce a tientas su superioridad manifiesta, incluso al precio paradójico
de sacrificarlos —o descuidarlos— por eso. La imagen de un basurero, ¿no es mucho más triste que la
de un niño buscando en un basurero? ¿No es ésta una extraña forma de rendirles homenaje? ¿No induce a la
tentación de abandonarlos a su suerte, tan perfectos nos parecen en todas las circunstancias? Allí donde no
hay luces nos ilumina el cielo, que estaba primero. Si retiramos los coches, aunque sea a manotazos, recuperamos
el silencio, que es lo que había antes. Pero si retiramos a los niños, lo que queda precisamente son las
huellas de los manotazos que los han hecho desaparecer después. Porque no hay niños, en ausencia de niños,
paseando por la calle Al-Rachid o Al-Mutanabi, el ojo repara precisamente en la basura acumulada en el suelo
que el gobierno sólo puede recoger una vez a la semana por falta de vehículos; y repara en los costurones de
las casas que no se pueden pintar de nuevo; y repara en los comercios vacíos, en los que muy pocos iraquíes
pueden abastecerse; y repara en las bellísimas tiendas de Al-Mustansiriya, otrora hormigueantes de turistas,
en las que se exhiben, junto a viejos bibelots en serie sumergidos en el tiempo, las joyas del ajuar matrimonial
que las mujeres han tenido que vender para mantener a sus familias. La ausencia de electricidad, tráfico
y comercio libera el cielo, el silencio y la materia; la ausencia de niños revela precisamente la falta de electricidad,
tráfico y comercio y la revela como la marca de un zarpazo silencioso que hubiese sacudido la ciudad.
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Los niños hay que buscarlos en otra parte. Hay que buscarlos, por ejemplo, junto a los hombres, al lado de
sus padres, atareados a esas horas en sus inquietas apreturas. Muchos niños iraquíes, en efecto, juegan muy
seriamente a ese juego que los mayores luego proseguimos en una penosa y a menudo ignominiosa imitación:
el trabajo. En los tristes restaurantes de la calle Abu Nuwas algunos niños llevan la sopa y los encurtidos al
comensal solitario o aventan las brasas de la parrilla encendida; hay niños en los cafés recogiendo las cáscaras
del té de encima de las mesas; y en el mercado de Al-Kadhimain se ve pasar a niños que tiran, como de
un camión de juguete, de esos estanques con ruedas en los que, sobre un fondo de agua, boquean las famosas
carpas del Tigris (vendidas a precio de ámbar: 2.000 dinares el kilo, la mitad del sueldo de un profesor universitario).
Hay niños también en el campo, en los talleres, en las tiendas. Durante la última década y a causa
del embargo, un millón de niños de entre doce y quince años, en su mayoría varones, ha tenido que abandonar
la escuela para redondear con sus dos manos la economía familiar. Pero no hay aquí, como en Indonesia
o Egipto —por citar sólo dos casos—, ni explotación a gran escala (niñitos dejándose los ojos en los nudos
de una alfombra o fabricando zapatillas de lujo a ritmo de galera) ni tampoco mendicidad: por contraste con
nuestros propios niños, tan obscenamente pedigüeños, los niños iraquíes saben esperar y saben también dar
las gracias; están lo bastante bien educados como para saber que, por muy duras que sean las circunstancias,
no se debe pedir mientras se tenga al menos un pedazo de pan que llevarse a la boca (y que si se pide otra
cosa más importante —una pelota o una pistola de plástico— hay que hacerlo sin tirar de la manga, con picardía,
con dignidad y con gracia).
Pero hay niños, naturalmente, en las escuelas. Bombardeadas o dañadas en 1991 (hasta 3.800), muchas de
ellas todavía hoy con los cristales rotos, desprovistas de lápices, de libros, de canchas de juego, con los bancos
pelados y los maestros en ayunas, en ellas se sorprende a los niños como corresponde a su estirpe, enredados,
incontables, en manadas, reunidos por fin, aunque sólo sea por la triste obligación de aprender la tabla
de multiplicar. Decir “niño” es como decir “trigo”: el “género” de una sustancia múltiple que parece multiplicarse
ante nuestros ojos. Se puede decir un “niño” como se puede decir un “grano”, metáfora banal para
expresar hasta qué punto una cosa pequeña puede ser valiosa. Pero así como el trigo nos lo representamos
chorreando de un saco —un tesoro de granos o una estampida de espigas—, a los niños nos los representamos
siempre en racimos o a puñados, como los dátiles y como las canicas, una muchedumbre de vidas sueltas
y duras naturalmente inclinadas a amontonarse o, como decía el poeta Caeiro de un rebaño, “mucha cosa
feliz al mismo tiempo desparramada por toda la ladera”. Hace falta aislar a los niños, contemplarlos uno a
uno, para que la infancia nos parezca frágil, sospechosa o trágica. En la escuela primaria An-Nazaha, en el
barrio de Zahra de Basora, los cuarenta niños de Tercero a cargo de la maestra Sindis parecen intimidados por
la presencia de los extranjeros: se levantan, saludan con escansión aprendida, fila tras fila (‘alaikum a-salam
wa rahmat-allah wa barakatu), sobre todo niñas, escurridas y vivas, unas con velo y otras sin él, y dan las
gracias por los lápices con circunspecta timidez. Pero es —claro— una comedia; el ancestral y fingido homenaje
a la autoridad de los mayores. A la mirada le basta saltar al azar entre las caras para sorprender en ellas
una sombra ya de coquetería bajo los ojos, un asomo de burla en los labios, como un mensaje clandestino de
su verdadera, bulliciosa naturaleza, y sobre todo una gran ansiedad —apenas un temblor bajo este disciplinado
apocamiento— por expresar y prolongar la inconmensurable alegría de que hayamos venido a interrumpir
la clase de geografía. Y así se explica la desproporción entre el gesto imperceptible de la maestra y las consecuencias
que provoca: con un dedo, después de todo, se puede dinamitar una casa e iluminar una catedral.
El mismo gesto, en todas las aulas, produce el mismo efecto al mismo tiempo; una especie de explosión, una
onda expansiva que lo derriba todo, y de pronto el patio rectangular, bajo el cielo plomizo, bulle de felicidad
al aire libre. Cientos de niñas entre seis y diez años se atropellan, saltan, levantan la tijera de la victoria en la
punta de los dedos, gritan salvajemente alrededor de un gran cromo. ¿Qué gritan? ¿Qué representa este
cromo? También podemos fijarnos en eso. Repiten una y otra vez, con la energía de un torrente, con la alegría
de un potro liberado de sus cinchas —con una pasión silvestre y hermosa— una consigna rimada en la
que ofrecen su sangre y su alma a Sadam Husein (bi-ruh bi-dam nadik ya sadam). El cromo, por supuesto,
representa al Qaid (al Caudillo). Pero si nos fijamos en eso, que sea a condición de fijarnos bien. ¿Nos escan-
Iraq: un cuento para niños Santiago Alba Rico
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dalizaremos nosotros de la explotación que se hace de la felicidad de los niños? El hombre de Bollicao o de
Tulipán, descendiendo de su helicóptero en un colegio de Madrid, o el patrocinador de Danone que reparte
cromos de Pokemon en un jardín de infancia de Roma, produce la misma revolución; y a todos nos conmueve
que nuestros niños griten el eslogan y exhiban las calcomanías de una multinacional rapaz y trapacera.
Como nos conmueven los niños americanos que, después del 11 de septiembre, agitan sus banderitas, cantan
el himno nacional y ruegan a Dios antes de clase que conceda salud al presidente. La alegría es la misma y
nada tiene que ver con su excipiente; es tan pura que puede destripar ranas sin llegar jamás a degradarse. Con
una diferencia: la que hay —objetiva— entre comer bollicaos y margarina y recibir bombas y respirar uranio
empobrecido.
Me conmovió mucho —lo confieso—, me puso muy contento ver a estos niños, felices de saltarse la geografía,
gritando consignas sacrificiales en el patio de la escuela de An-Nazaha. Los niños tienen básicamente
dos derechos inalienables: repetir y juntarse para hacer ruido (preferiblemente al aire libre). Repetir lo que
sea, el mismo cuento, el mismo postre, el mismo gesto. Y gritar también lo que sea, en tropel y bajo el sol,
incluso una estupidez o un sinsentido. Por eso los niños se prestan tan bien a los trabajos más duros y responden
tan fácilmente a la propaganda. Pero nada de esto es demasiado terrible. Lo verdaderamente terrible
en las escuelas iraquíes no es ni la geografía ni la exaltación del Caudillo; lo verdaderamente terrible es esa
fuerza invisible y calculada, activada desde un remoto edificio de Nueva York mediante un mando a distancia,
que todas las semanas atraviesa las aulas y deja un banco vacío entre dos niños tal vez ya mordidos por
el cáncer. Allí se sentaba Samir y allí Salua. Ahora hay que ir a buscarlos a otra parte.
Mucho más triste que el hecho de que la enfermedad mate es el hecho de que la enfermedad separe.
“Niño”, lo hemos dicho, no se puede declinar en singular; no se puede aprehender por unidades, salvo antes
de perderlas. Por eso no podemos prescindir de la escuela por mucho que acudamos a ella a rastras y a regañadientes;
todos los niños del mundo lo saben: es mejor ser reprimido en grupo que mimado a solas. Eso es
precisamente lo que tiene de angustioso y obsceno un niño mimado: que todas sus ventajas proceden de su
aislamiento; que —en definitiva— está solo. En este sentido, lo contrario de una escuela es justamente un hospital.
A los niños iraquíes, por desgracia, hay que buscarlos también en los hospitales, donde la mirada los
asiste y compadece —y la muerte los prende— uno por uno. Los bombardeos y el embargo se cobran cotidianamente,
desde hace once años, una monótona cosecha de injurioso dolor: trescientos niños menores de
cinco años mueren todos los días como consecuencia de enfermedades que podrían curarse; el número de malformaciones
ha aumentado un 150%; el de cánceres virulentos en edades tempranas en un 450%. La malnutrición,
el tifus, la difteria, incluso el cólera —males desconocidos en Iraq hace una década— tronchan estas
espigas que en Francia o en España se balancearían erguidas bajo el sol. La falta de los medios más elementales,
cuya entrada en el país está vetada por la criminal colusión anglo-americana, convierte a los médicos
en heroicos y angustiados impostores y los hospitales en cantones de desahuciados y dispensarios de buenas
intenciones.
Salvo entre enamorados, la mirada siempre establece un régimen de desigualdad que debería ser equilibrado
por algún castigo. Se mira siempre desde lejos y desde arriba, impunemente, y así se cree uno a cubierto
de todo contagio y de toda responsabilidad penal. Cámara o pistola —que técnica, gesto y lenguaje tanto
emparentan—, la víctima lo es sobre todo de la distancia infinita entre las dos fuerzas así enfrentadas: la víctima
se deja apalear, desnudar, manipular, pero se deja también mirar. Una de las peculiaridades sin duda de
nuestro tiempo es ésta en virtud de la cual los mismos que protestamos contra todas las otras desigualdades
aceptamos como natural la desigualdad de la mirada, que la tecnología al mismo tiempo ha globalizado y normalizado.
Unos matan y otros son matados; unos miran y otros son mirados. El que ve la televisión, ¿nunca
será castigado? ¿Nunca nos moriremos de mirar lo que no debería haber pasado? Los viejos mitos y los viejos
cuentos, que castigan a los “mirones” no menos que a los “matones”, nos recuerdan una visión más antigua
y más cuidadosamente humana: el “curioso” que descorre el cerrojo, enciende la luz o entreabre la corti-
Iraq: un cuento para niños Santiago Alba Rico
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na arriesga su propia alma o su propia vida: Acteón, la mujer de Lot, Psiqué, Melusina, la esposa de Barba
Azul. Y lo hace asumiendo la posibilidad de ese contagio visual que la antropología llama también “magia
simpática”: “Me has mirado como a un animal y te convertirás en animal; me has mirado como a una cosa y
te convertirás en cosa”… Los niños enfermos de leucemia del Hospital Central de Bagdad y del Hospital
Pediátrico de Basora, víctimas del control remoto imperialista, se dejan mirar. Son cosas. Cositas bien extrañas.
Porque menos que perturbarnos que nuestra mirada los cosifique, lo que nos horroriza es que estas cosas
nos miren. Cuando el cuerpo, en efecto, ha sido rebañado hasta los huesos, cuando las fuerzas escurridas no
son capaces de sostener ya la cabeza ni de abrir los labios, en medio de las ruinas, los ojos se mantienen todavía
encendidos. Son ellos los que piden agua, una caricia, una explicación; y si miran asustados (tanto que da
miedo) no es porque sepan que las estadísticas declaran que no hay para su mal posible curación; lo que les
asusta —como algo para ellos más terrible que la muerte, como si fuéramos a reírnos de sus orejas o a mentar
el nombre de su madre— lo que les asusta es que todos esos extraños que han entrado atropelladamente
en su habitación les están mirando.
He mirado a Hamid, 6 años, con la cara podrida de tumores y al que el roce más liviano arranca un gemido
de dolor (¡ay cuando ya ni siquiera se soporta el peso de una mano!). He mirado a Nur, tímidamente atada
a su suero como una cabrita a una estaca. He mirado a Hoda, de dos años, que lleva la mitad de su vida en el
hospital. De otra que también he mirado me gustaría decir el nombre, pero no puedo. Es una niña rubia, flaquita,
guapísima, que aún tiene la inútil coquetería de lucir una coleta en la cabeza y la esperanza de sobrevivir
a su muñeca; y a cuyo rostro un diente mal crecido confiere una gracia inmortal que ninguna enfermedad
puede amenazar. Le pregunto el nombre y ella esconde la cara y sonríe —o casi— con invencible pudor.
Quiero saber su nombre para dejarlo encerrado en estas páginas, como un sobre vacío o una cáscara de nuez,
porque desde hace tiempo vengo creyendo en la superstición de los nombres y en su dureza de diamante; y
porque, como el Crátilo de Platón, me parece mientras la miro que una niña así sólo puede llamarse Zainab
o Amal. Insisto, pues, y la niña entra de nuevo en su sonrisa, como en un caparazón. La madre, a su lado, una
mujer grande y digna que se ha hinchado de orgullo oyendo mis piropos, le pide con cariño que conteste. No
hay nada que hacer. Le pregunto por su muñeca y por sus hermanos, le hablo de España y luego vuelvo a la
carga. ¿Shu ismik? (¿Cómo te llamas?). Pero Zainab o Amal, o como quiera que se llame, sonríe y no dice
nada. Más que su obstinación, fruto de una timidez dulcísima que, asalto tras asalto, acaba por convertirse en
una decisión, me sorprende la de su madre: una, dos, tres veces le pido que sea ella quien me desvele el secreto
y una, dos, tres veces, se inclina ella para presionar con zalamas a su hija. Cuando el forcejeo amenaza con
volverse cruel, desisto: de pronto intuyo que la resistencia de la madre obedece a una superstición de signo
inverso e idéntico a la mía, una superstición que puede rastrearse en todos los pueblos de la tierra y en la que
todos por igual, pobres y ricos, buenos y malos, buscamos inútilmente protección: decir el nombre de su hija,
estando ella presente, enferma pero todavía viva, sería tratarla ya como si estuviese muerta. Nombrar, sí, un
sobre vacío o una cáscara de nuez.
Y he mirado también a Ali, a Ali Hamid, comido por las metástasis en una cama de Basora, al que quizás
en estos momentos ya nadie puede mirar. La madre, que comprende al vuelo el régimen de desigualdad de la
mirada, se apresura a sacar conclusiones desproporcionadas (o proporcionadas tan sólo a su amor y su esperanza).
Si podemos mirar, ¿podemos quizás también…? Sin una lágrima ni una trampa, soportando su protagonismo
como una carga tal vez provechosa, nos pide serenamente en árabe que nos llevemos a su hijo a
Madrid, donde no falta de nada, y se lo devolvamos curado. El médico la deja hablar y luego pasa al inglés
para mostrarse rotundo: nos pide por favor que no alimentemos falsas ilusiones; Ali Hamid —cuyos ojos nos
miran muy fijos, muy brillantes, desde el fondo de una caverna en la que nadie puede entrar— está desahuciado,
el cáncer ha ocupado todos los rincones de su cuerpo, está viviendo quizás sus últimas semanas. La
superioridad de la mirada recibe al menos este escarmiento: es castigada a seguir mirando lo que no puede
cambiar.
Iraq: un cuento para niños Santiago Alba Rico
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Los niños de los hospitales infantiles de Bagdad y Basora se dejan mirar y confieso que los he mirado; y
—como sigo creyendo en los viejos mitos y leyendas— aún no estoy seguro de que no me haya pasado, de
que no me vaya a pasar nada. Los he mirado y no puedo hacer otra cosa que decir que los he mirado; y quiero
que se sepa que si me pasa algo, si me quedo ciego, si se me paralizan las piernas o me convierto de pronto
en un extraño —un ciervo, como Acteón, o un anciano huraño— será por haberlos mirado.
Hay también niños a los que, por mucho que se los busque, ya no se los encuentra en ninguna parte: porque
están muertos. De ellos sólo queda ese siniestro vestigio, mitad réplica, mitad metonimia, que conserva
ante los ojos, próximo lo lejano, presente lo irremediablemente perdido: la fotografía. Hemos visto muchas
fotografías de niños muertos, hasta cuatrocientas, en el barrio de Al-Amiriya, en una de esas incontables
“zonas cero” que los EEUU han ido sembrando, año tras año, por todo el planeta. Allí, en un refugio antinuclear,
cuatrocientos treinta niños, mujeres y viejos, se creían protegidos el 13 de febrero de 1991 de los masivos
bombardeos americanos. A las cuatro de la mañana un misil atravesó el punto más débil de la construcción
—la salida de humos— y estalló en su interior; sólo catorce personas consiguieron abandonarla antes de
que las puertas, de cinco toneladas cada una, se cerraran automáticamente, como sobre los condenados en el
Infierno. Cuatro minutos más tarde, un segundo misil enhebró limpiamente el orificio en el techo y concluyó
la tarea: el suelo se desplomó sobre el piso inferior y la temperatura ascendió a cuatrocientos grados. En cinco
minutos, cuatrocientas dieciséis personas murieron en esta gigantesca olla a presión: en las paredes pueden
verse todavía hoy los ojos de los niños derretidos, así como retales de piel fundidos en la piedra. El refugio
de Al-Amiriya es uno de esos sitios que hay que visitar personalmente, un lugar —en su sentido más estricto—
religioso; es decir, un lugar donde ha pasado algo, donde ha pasado algo tan esencial para la humanidad
que se ha vuelto antiguo desde el principio. Es un lugar mucho más viejo que Babilonia o las Pirámides; tan
terrible que es anterior al Hombre. Ninguna cámara puede registrar esto; la imagen técnica integra todas las
visiones en un umbral “convencional” de experiencia, por muy amplio que se quiera y por mucho que se
pueda maniobrar en él: por eso el vídeo “engrandece” las cosas pequeñas y empequeñece, en cambio, lo que
no se puede medir. Las confiere un formato tranquilizador de monumentalidad o de espectáculo. Aquí no hay
ni una cosa ni otra. Los iraquíes han mantenido intocado el refugio como un museo del horror, han mimado
su espanto como un centro de propaganda antiimperialista; pero ni siquiera esta teatralidad mitiga su energía
antigua, monstruosa y obscena. Cuando se traspasa la puerta finlandesa de cinco mil quilos, se hace el silencio,
uno se deshace en el silencio. Arrojad todas las playas del mundo en el océano y la arena desaparecerá
en el agua; meted una orquesta de cien músicos en el refugio de Al-Amiriya; meted tambores, campanas, cascabeles,
timbales; y este silencio radical se tragará todo el estrépito y toda la bullanga. El silencio se ve agravado,
ahuecado, por las decenas, por los centenares de fotografías —niños licuados en esa madrugada tremenda—
colgadas de las paredes ennegrecidas, junto a ramos de flores mustias e improvisadas leyendas de
solidaridad o protesta. Los americanos que visitan la “zona cero” de Mahattan deberían visitar también la
“zona cero” de Al-Amiriya; los americanos que se conmueven noblemente leyendo las últimas palabras de las
víctimas del 11 de septiembre o los trágicos mensajes de sus parientes, deberían leer también la carta en árabe,
pegada al muro, de un padre iraquí que se acostó el 12 de febrero seguro de que al menos a sus hijos no les
iba a pasar nada: “Mis cuatro niños: no sabía que la mano de la muerte iba a arrebataros esa noche en un instante…
Oí el ruido de sus aviones y el fragor de sus misiles y mi único pensamiento y el único pensamiento
de vuestra madre era que estabais dentro… y tuvimos mucho miedo. Traté en vano de abrir la puerta del refugio,
pero quedasteis dentro como el pájaro masacrado… Hussein, Shima, Mohamed, Mustafa… mis entrañas…
Espero que hayáis encontrado justicia. Porque la vida no tiene sabor para mí sin vosotros. Vuestra madre os
llama constantemente y vuestra hermana se ha quedado sola para siempre. Vuestra habitación, vuestros juguetes,
vuestros muebles siguen en su sitio y nuestras lágrimas no se secarán hasta que volvamos a encontraros.
Hussein, Shima, Mohamed, Mustafa…”. Llamémoslos John, Margaret, Alfred y Paul y se nos romperá el corazón.
• • •
Iraq: un cuento para niños Santiago Alba Rico
CSCAweb 6
Pero —decíamos— no sólo los niños; también se ven muy pocas mujeres en las calles de Bagdad. En un
país que en 1986 tenía los más altos índices del mundo árabe de participación femenina en la vida política,
en el que ellas aportaban la mitad de la fuerza productiva, en el que hay divorcio y planificación familiar, el
embargo ha devuelto a miles de mujeres a sus casas. Las ha devuelto también a las mezquitas. Vemos a cientos
de ellas, cubiertas con sus abbaias negras, en el patio que circunda la bellísima mezquita del Kadhimain,
uno de los lugares santos del chiísmo en Iraq. ¿Será que las dificultades de la guerra y el bloqueo —y su consecuente
sufrimiento— han empujado a las mujeres a buscar refugio en Dios? ¿Se han vuelto místicas a fuerza
de no poder ir al taller ni al parlamento ni al mercado ni al cine? ¿O es que encuentran un vestigio de todos
estos sitios, algo de todas estas cosas, en la práctica de su religión? Basta un vistazo a la vastísima explanada
pululante de gente, reunida en indolentes grupos sentados bajo el sol —como grumos de vida espesados al
azar o matorrales crecidos en desorden— para medir toda la potencia socializadora del Islam, bajo cuyo
manto lo profano y lo santo se alimentan recíprocamente y se funden sin discontinuidad. Estas mujeres de
aspecto luctuoso, estas grandes matronas aparentemente severas, inseparables en el imaginario occidental de
una religión de grilletes y tinieblas, están fumando como camioneros. Una inesperada combinación de picnic,
asamblea y salón de te preside toda la atmósfera. Algunas mujeres calientan sus viandas o hacen hervir
el agua en pequeños hornillos de gas; los vendedores de cigarrillos y de galletas circulan entre los fieles; a lo
largo del recinto, al fondo de un escalón corrido, se abren las puertas de las celdas donde pasan la noche los
peregrinos. Al contrario que en el refugio de Al-Amiriya, el silencio aquí viene de arriba, es aéreo, sopla entre
los cuerpos, un crucigrama de gestos sueltos y voces relajadas. Es éste un extraño, feliz día de campo a la
sombra de los cuatro esbeltos, altísimos minaretes —oro y verde— de la mezquita y de las dos cúpulas doradas,
en forma de gota, del mausoleo. Dios proporciona a estas mujeres algo mucho más importante que consuelo
espiritual para sus penas presentes y apoyo moral para las venideras: les proporciona un espacio donde
no estar solas, donde enredarse en una superficie común, donde intercambiarse historias y devolver consejos;
donde tejer, en fin, ese fondo de realismo que permite soportar todos los delirios y todos los absurdos de este
mundo; y desde el cual se enderezan todas las decisiones y todas las resistencias. Es fácil aquí mirar y entablar
palabra; se está en territorio liberado, como en los parajes de Chiapas o en las noches de Carnaval. Y si
nadie silba es porque —ya se sabe— silbar atrae al demonio; y porque también se silba cuando se tiene miedo.
“¿Miedo?”, tanto sobresalta la dignidad de estas mujeres mi pregunta que acabo por preguntarlo siempre de
otra manera; no si “temen” (anti jaifa min) un nuevo ataque estadounidense sino tan sólo si lo “esperan” (anti
mutawaqa’a). Mohamed se revuelve, pero también Samia, una mujer que ha venido del Sur con su familia y
que me ofrece un raguif de pan. “Hace once años que EEUU hace la guerra al pueblo iraquí”, dice con enérgica
tranquilidad en correctísimo inglés mientras fuma bajo el velo negro; “nada ha cambiado después del 11
de septiembre; tampoco nuestra voluntad de resistencia”. Y luego muda de nuevo a humana vieja en territorio
libre y es ella la que pasa a hacer las preguntas, entre el cigarrillo y el te, curiosa e indulgente, satisfecha
de que en el mundo haya otros países (con gente buena, aunque pardilla y blanducha) y satisfecha, al mismo
tiempo, de estar ella en el suyo.
(Una vez en el exterior me vuelvo hacia la mezquita y una curiosa ceremonia llama mi atención: al atravesar
el arco de salida, bajo el que podría pasar cómodamente una goleta, las mujeres se detienen ante una de
las gigantescas puertas abiertas, besan la superficie de madera maciza y tiran luego de una cuerda para accionar,
por encima de sus cabezas, el enorme aldabón de bronce que repite, una y otra vez, su mazazo seco.
Paradójico rito éste de llamar a una puerta abierta y precisamente cuando se va a salir. O quizás no. Porque
salir de la mezquita es, desde otro punto de vista, entrar de nuevo en el mundo; y con este aldabonazo tal vez
los fieles que salen del Kadhimain no quieren que se les oiga dentro sino que se les responda fuera. Están llamando
a las puertas del mundo, como advertencia y en demanda de hospitalidad, para que les acoja con la
misma dulzura que el Dios-campo que acaban de dejar a sus espaldas. Están llamando. “¿Por qué el silencio
de Occidente y de la Humanidad frente a la masacre permanente del pueblo de Iraq?” nos había preguntado,
bajo ese mismo arco, dos horas antes, el imponente sheij de la mezquita.)
Iraq: un cuento para niños Santiago Alba Rico
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Pero a las mujeres hay que ir a buscarlas también a los hospitales, al lado de sus hijos o sus nietos supliciados
por el embargo. Las mujeres son iguales a los hombres; las madres no; y si las mujeres dejan de tener
hijos, si se dejan arrebatar esta diferencia en nombre de la libertad de tener un patrón y de ir al cine (y de
encerrar su vida en un solo cuerpo, valorizado y programado por los designios del mercado), renunciarán a la
superioridad insuperable, irrebasable, sobre la que pivota la frágil estabilidad de nuestro mundo. En la igualdad,
los hombres y las mujeres atropellarán juntos, sin oposición, los últimos fundamentos; en la igualdad, no
habrá ya ninguna excelencia contra la que choque la pasión de destrucción generalizada. Aquí, en los hospitales
de Iraq, la falta de cloro, de productos de limpieza, de equipos de laboratorio, de aparatos de radioterapia
o protocolos completos de quimioterapia (productos todos prohibidos desde Nueva York), mata y tortura
todos los días, pero no puede nada contra los esquemas profundos de la supervivencia. En el departamento de
leucemia del Hospital Universitario Pediátrico de Bagdad, donde ingresan dos casos nuevos todas las semanas,
las madres mantienen en funcionamiento la intendencia moral del centro con sus infatigables gestos de
andar por casa: hacen de enfermeras, se ocupan de la limpieza, se encargan también de la alimentación de los
enfermos. Hacen, sobre todo, de madres, que es como decir que hacen de mástiles. La dignidad es una especie
de rectitud y al mismo tiempo de reposo; y nuestra imaginación (alimentada por una interminable galería
de cuadros, estatuas y estampas literarias) se la representa siempre sencillamente como una vertical bien
anclada. Está erguida y no se mueve. Es esto lo que impresiona en estas mujeres: algo que tiene que ver con
la hexis corporal o, si se prefiere, con la postura. No hay ninguna diferencia entre el sufrimiento de un niño
pobre y de un niño rico; independientemente de sus causas, en Madrid o en Bagdad, la enfermedad pone ante
nuestros ojos los mismo bubones y las mismas llagas, agonías iguales e igualmente intolerables. ¿Dónde está,
pues, la diferencia? ¿Por qué esta brecha, este brinco de la sensibilidad? ¿Es sólo por lo que sabemos? La diferencia
está en ellas y se manifiesta, si se quiere, a un nivel casi pictórico. Apenas se entra en la habitación la
sacudida se percibe como una inconsecuencia en el espacio, como un error de composición. Las madres no
están donde deberían estar, donde nuestro recuerdo las coloca, donde se colocarían nuestras madres, en una
silla y al lado del lecho, inclinadas sobre la almohada. En cada habitación hay seis camas y en cada cama hay
—no un niño, no— una mujer velada, sentada, erguida, grande, y cada mujer velada sostiene en su regazo a
un niño enfermo. Ellas son las camas de sus hijos. Y las camas son sólo sus peanas. Sonidos, tactos, olores,
todo se esfuma en el aire; pero lo que entra por los ojos… Esta imagen —este ángulo carnal compuesto de una
horizontal vencida y una vertical inamovible, un dolor hacia arriba y otro dolor hacia abajo que lo revela y lo
limita— permanece imborrable en mi memoria, como una mezcla de dolor privado y de confianza universal.
La “postura” de la madre multiplica el sufrimiento y equilibra al mismo tiempo el mundo en una réplica ininterrumpida
en la que sufrimiento y equilibrio se citan y se reflejan al infinito. Habitación tras habitación se
repite el mismo cuadro inmóvil: seis pasos de Semana Santa, seis tallas de la Dolorosa, el corazón roto y los
brazos firmes, que habría que pasear por las calles de Nueva York; seis obras maestras, treinta y seis obras
maestras, setenta y dos obras maestras, que Miguel Ángel no pudo esculpir más que una sola vez. El sufrimiento
de un niño es un escándalo; el sufrimiento de una madre nos tranquiliza. Se mira al niño y uno desea
culpablemente un castigo; se mira a la madre y uno se siente inmediatamente perdonado. No me pasará nada,
no me convertiré en ciervo ni en anciano gruñón ni me quedaré paralítico de las dos piernas, como tal vez
merezco: la superioridad de mi mirada se ve expiada por esta superioridad superior que también se deja mirar.
Enfrentarse a una mujer no es aconsejable, pero es posible; se la puede engañar o seducir o intimidar; a una
madre no. Lo más duro, nos dice el doctor Mohamed Taher, pediatra del hospital, héroe diminuto de apretada
barba negra y ojos febriles que trabaja veinte horas al día por cinco dólares al mes, lo más duro es tener
que traicionar la confianza de las madres, que acuden al centro seguras de su pericia, y decirles que no puede
hacerse nada por sus hijos. Lo más increíble es la respuesta de las madres, a la que uno —felizmente— nunca
llega a acostumbrarse. Sin ellas, sin las madres, no podríamos soportar su dolor.
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Con las pocas cosas que caben en un pañuelo, como demuestran los pigmeos, se puede construir una
sociedad humana. Por encima del umbral de la miseria, la pobreza —recuerdo un título de Guidieri— es una
abundancia o, al menos, una abastanza; por encima del umbral de la miseria, la pobreza maneja valores de
uso, impone solidaridades, genera instituciones. Lo original, lo espontáneo, lo inmanente es el orden, que
tiene que ser permanentemente destruido por una intervención vigilante, irrumpiente, ininterrumpida y violenta.
Incluso en la aldea más pequeña, incluso en los campos de refugiados, incluso en esos lager 1 atroces
que nos describe Primo Levi —en los alvéolos que escapan a la providencia del terror— cristalizan diminutas
constelaciones de objetos, retículas de relaciones que resisten el desorden de la fuerza o de la opresión. Es
ésta una tiranía elemental y un principio antropológico: los hombres experimentan —combinan y veneran—
lo que tienen, no lo que les falta. Quitad a un hombre, una por una, todas las cosas; quitadle todo y dejadle
sólo una cuchara: con ella construirá su casa, se beberá su sopa, defenderá su jardín; en torno a ella se amarán
los jóvenes, se forjarán leyendas, se organizarán doctrinas y cultos; se inventarán también distintos “estilos”
de manejarla o de representarla. Dejadles al menos una cuchara y los hombres lo olvidarán todo en ella.
Todo límite es, al mismo tiempo, un horizonte completo de exigencias y placeres. Si, en contra del mito individualista
del capitalismo, muchos más hombres, a lo largo de la historia, se han sentido irresistiblemente atraídos
por la pobreza (y no sólo santos, místicos, revolucionarios o aventureros) es porque la pobreza concentra
un doble poder ineluctable: el de obligar a establecer relaciones y el de apaciguar las ambiciones, sobre el
fondo de ese acontentamiento que en otro sitio he llamado “la banal positividad del Neolítico”. A la pobreza
no le falta nada. Es exactamente lo contrario de lo que ocurre con la riqueza. A partir de un cierto grado de
opulencia, la riqueza se llena de todas las cosas que aún no tiene, está pendiente tan sólo de lo que le falta,
deja atrás las cosas, las va dejando siempre atrás sin que el que las posee pueda jamás unirse con ellas de ningún
modo ni unirse a través de ellas con ningún hombre. La riqueza es una idea o, si se prefiere, un fantasma.
¿Por qué no hay nunca fantasmas en las chabolas ni en las favelas de lata? ¿No será que el fantasma del
enorme castillo en ruinas se limita a simbolizar eternamente ante nuestros ojos el espectro de la opulencia desaparecida,
del fasto muerto, de la grandeza derribada? ¿No será el castillo mismo el fantasma? Al contrario
que la pobreza, que es intemporal o, si se prefiere, “clásica” —porque repite desde hace un millón de años las
mismas cosas—, la riqueza está siempre amenazada por la fragilidad del poder, por la inconstancia de las
modas, por la discontinuidad del tiempo. La riqueza está siempre a punto de volverse vieja, en trance de volverse
fea. Digo todo esto porque la prueba más impresionante del suplicio que está viviendo Iraq desde hace
once años no son sus niños desnutridos ni los comercios desabastecidos y vacíos ni las madres dolorosamente
rectas en los hospitales. Aquello que está delante de los ojos, al alcance de la mano, por penoso que sea, se
acepta siempre con naturalidad y presencia de ánimo (y por eso hay que pensarlo o recordarlo si lo que se pretende
es cambiarlo); pero lo que no podemos soportar es la visión de lo que ha estado. Donde se reflejan de
un modo más espectacular y más hiriente, más lúgubre también, los efectos del embargo; lo que me ha proporcionado
la imagen más clara —una especie de metro o de medida— del declive inducido de Iraq ha sido
—lo diré de una vez— la visita a dos edificios fantasmas.
El primero está en Basora. Allí, frente a la confluencia del Tigris y el Eufrates, vadeados por un mal puente
de tablas y boyas, se alza el imponente hotel Sheraton como un viejo galeón naufragado o un transatlántico
varado en el fango. Concebidos en serie, como una variante rica del socialismo, para que sus clientes pudieran
viajar de Sheraton en Sheraton sin tener que pasar por ningún país (recuerdo una vieja publicidad en
Egipto: “Fuera es El Cairo, dentro sólo el Sheraton”), los Sheraton alzan sus moles idénticas, en Casablanca
y en Río de Janeiro, como puros no-lugares de transición rápida orientados a la extracción ininterrumpida de
beneficio. Cuando se les despoja del espejuelo de vida del turismo, queda sólo la carrocería, como en Basora,
un resto aparatoso que no se ha llevado el río y que exhibe al mismo tiempo la codicia de sus creadores y la
caducidad de un tiempo que ya no existe. Basora, en otro tiempo famosa por sus dátiles y sus palmerales, rica
en reservas petrolíferas y cuyo nombre ningún lector de Las Mil y Una Noches puede pronunciar sin nostal-
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1 Campos de concentración nazis. [Nota de CSCAweb]
gia —de donde salían y a donde iban a parar todas las historias—, es hoy una ciudad devastada por dos guerras
y un asedio de años que sigue zapando sus entrañas: aguas residuales, uranio empobrecido, cortes de electricidad,
escuelas peladas, hospitales desprovistos de todo menos de muertos. Pero lo más triste es el Sheraton.
Si a Bagdad arriban contados viajeros y a trompicones, a Basora, en la zona de exclusión aérea anglo-americana,
sobrevolada y bombardeada casi a diario por los aviones del Imperio, no llega nadie. Y sin embargo —
y por eso— lo más triste es el Sheraton. El embargo, al vaciar sus salones, ha revelado la superfluidad de su
origen y el carácter subordinado —de una época y de una bulimia— de su arquitectura. Con sus tres cuerpos
oblongos de siete plantas aupándose sobre una ciudad enana, con sus centenares de habitaciones ahora cerradas
y sus salas vastas y marchitas como gigantescos bostezos, no se puede entrar en él sin sentir inmediatamente
el deseo de buscar una hoguera alrededor de la cual se calienten diez desharrapados y dormir tapado
sólo por una manta. Todos los esfuerzos del personal por contener o, al menos, adecentar esta decadencia sólo
sirven para revelar aún más sus estragos. Bajo la luz mortecina de un generador eléctrico todo —hombres,
objetos, comida— parece bañado en un aceite lento que los aleja, inalcanzables, a una distancia infinita. En
los interminables corredores, cubiertos por una sobada moqueta azul, uno tiene la sensación de oír silbar el
viento, o quizás las almas de los turistas muertos, hasta tal punto sobrecoge su solitaria fealdad. Las habitaciones,
abiertas para nosotros, son tan grandes que podrían alojar cómodamente a un par de familias iraquíes;
todo está listo y limpio; pero las sábanas tienen la aspereza y la grisura de un pergamino viejo; los grifos están
oxidados; el agua sale turbia del caño; y una cucaracha se pasea por el suntuoso mármol del lavabo amenazando
mi cepillo de dientes. Fuera es el mundo, sigue siendo el mundo; dentro sólo el Sheraton. El Sheraton
solo. No apetece estar aquí mucho tiempo. Nada hay más triste que el lujo muerto, el oropel agusanado, las
raídas pelucas que ya nadie va a volver a ponerse. Quitadle a un hombre todo; quitadle a un hombre todo
menos las cucharas y creará una civilización. Quitad los hombres y dejad las cucharas. Sed generosos: dejad
también los platos, las mesas, los muebles, los palacios. Y luego poned a un hombre solo en medio de todo
eso y sucumbirá a la melancolía.
El otro edificio al que me refiero, esta vez en Bagdad, es el Jan Maryán, muy cerca de la mezquita del
mismo nombre, en una bocacalle de Al-Rachid. Antiquísimo caravasar (jan) construido por Amin ud-Din
Miryan en 1359, constituye una impresionante muestra de la arquitectura del período selyeúcida: su gran patio
rectangular cubierto a catorce metros del suelo por una bóveda de seis arcos mitrales, las dos galerías superpuestas
que lo rodean con sus puertecitas en punta, la combinación de mortero, ladrillo y madera —todo ello
iluminado por la luz tamizada que entra por los altísimos ventanales— le confiere ese aire ambiguo e imponente
de fortaleza castellana y catedral gótica. Tras muchos años de abandono, en 1935 el edificio fue restaurado
y confiado al Departamento de Antigüedades para que albergara colecciones de arte árabo-islámico.
Después se convirtió en un selecto restaurante, paradero inexcusable, en otro Bagdad más despreocupado y
bullicioso, de viajeros, comerciantes y burguesía local. Habíamos entrevisto la construcción la primera noche,
a través de un cristal y bajo una luz como de antorcha, y nos había cautivado. Volvemos, pues, el último día,
a la hora de comer, en una jornada fría y plomiza, pero con la última visión de una pirámide de naranjas en
una carretilla; y apenas empujamos la puerta tenemos la sensación de haber errado el sitio, la sensación casi
de un accidente revelador: como el que mete el pie entre las breñas y descubre una gruta poblada en el paleolítico
o el que acciona sin querer un resorte y cae a una cripta abandonada en la Edad Media. La gran nave
de catedral del restaurante está completamente vacía. No hay nadie: ni clientes ni camareros. Pero todo ocurre
como en un cuento. Porque cincuenta mesas, coronadas de manteles blancos, con platos, cubiertos y toda
una flotilla de copas y vasos encima del tablero, esperan desde hace una década, perfectamente preparadas, a
doscientos comensales que un día u otro habrán de llegar. Antes de que se produzca la menor señal de vida,
tenemos tiempo de acercarnos y examinarlas: los sillones que aquí llamaríamos fraileros, con brazos de madera
y tapicería de terciopelo, han perdido el color; los manteles, ajados y desteñidos, exhiben algunos discretos
zurcidos o quemaduras de cigarrillo; se ven platos desportillados y un viejo menú con amarilleces de papiro.
La luz de las vidrieras, en este día encapotado, agrava la atmósfera de soledad y abandono. Pero todo ocurre
como en un cuento también porque nuestra presencia —la de sólo dos personas—, como ese gesto que
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despierta después de un siglo un palacio dormido o ese carillón que resucita a los muertos, convoca inmediatamente
a tres, cuatro, hasta seis jóvenes vestidos de Aladino, salidos de no se sabe dónde, que se azacanean
apresuradamente de un lado para otro, nos llenan en un segundo la mesa de viandas, montan en el centro de
la sala un horno en forma de tambor. Al mismo tiempo, al fondo de la nave, se abren misteriosamente dos
puertas de madera y dos viejos, también de cuento, iluminan sus tiendecitas de souvenirs: cuelgan dos alfombras,
montan un muestrario de postales y nos enderezan una mirada, desde el umbral, cargada de pacífica
ansiedad. No podemos resistirnos a la invitación. Mientras los Aladinos acumulan junto a nuestros platos, una
tras otra, grandes boinas de pan, nosotros examinamos lamparitas sin genio dentro, películas soviéticas de
super-8, chapitas anamórficas del Caudillo, y sobre todo —sobre todo— unos muñequitos en atavíos tradicionales,
tan pequeños, tan ingenuos, tan cubiertos de polvo, tan necesitados de una mirada, que adquirimos
de pronto la conciencia de todo el sufrimiento que pueden albergar también los objetos. Nuestra presencia, en
fin, activa el edificio muerto, en toda su extensión, punto por punto y línea por línea: despliega en pocos minutos
toda la energía que lleva dentro. Nosotros dos somos, de alguna forma, los doscientos comensales que el
Jan Maryán estaba esperando desde toda la eternidad.
Pero este cuento, por desgracia, es muy banal y muy triste. Uno de los camareros se llama Ahmed, tiene
veinte años y procede de un pueblo del Nasriya, donde ha dejado a sus padres y a su novia. Su padre y su tío
han combatido en dos guerras y él mismo no ha conocido, desde que nació, más que la amenaza de las bombas
y las penurias del bloqueo. Ha venido a Bagdad para rebañar, aquí y allá, unos dinares que le permitan
casarse, pero no disfruta de la gran ciudad: día tras día, se muere de nostalgia.
— “¿Está siempre tan vacío?”, le pregunto señalando a mi alrededor.
— “¿Y quién va a venir?”, me contesta. “Ya lo has visto: aquí una comida cuesta tres veces lo que cobra
al mes un iraquí”.
Él no ha llegado a conocerlo, pero le han hablado de un tiempo mejor en el que el restaurante bullía de
turistas y ricachones, en el que se bebía cerveza y mujeres bellísimas, de todos los lugares del mundo, lucían
los más seductores vestidos. “De noche hay más gente, pero ya sólo vienen funcionarios de embajada, miembros
de delegaciones como la vuestra y algún que otro comerciante jordano”.
Ahmed, al marcharnos, nos agradece menos que hayamos visitado su restaurante que el que hayamos visitado
su país. Es tímido, limpio, inteligente, digno. Nos despedimos con una especie de ternura. ¿Será porque,
en realidad, teníamos muchas ganar de vernos sin saberlo? ¿O porque es la última vez que nos vemos? ¿O
será por todo lo que tanto él como nosotros sabemos acerca del futuro inmediato de Iraq?
Ahmed —que debe, después de todo, complacer al cliente— hace una última concesión a la esperanza:
“In-sha-allah (si Dios quiere) la próxima vez que vengáis el Jan Maryán estará lleno de gente y, sobre todo,
comeréis mejor”.
In-sha-allah… si Dios lo quiere y los Estados Unidos, mucho más poderosos, lo permiten.
No lo permitirán. Antes de Afganistán, después de Afganistán, los Estados Unidos siguen empeñados en
hacer retroceder a Iraq a la Edad de Piedra. De hecho ya han anunciado a los iraquíes —quizás para antes del
mes de mayo— más bombas, más cánceres, más niños derretidos, más madres dolorosamente rectas en camas
de hospitales. No es un parte meteorológico. Serán ellos los responsables y seremos nosotros quienes callaremos.
El día 8 de enero leo en Al-Yumhuriya, uno de los periódicos de Bagdad, la noticia de que los iraquíes han
elegido en votación a Osama Ben Laden como personaje del año 2001. Llegará un día, quién sabe, en que los
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votantes estadounidenses no tendrán más remedio que preguntarse por qué los iraquíes —y tantos y tantos
hombres en todo los rincones del planeta— eligen con tan poco juicio a sus héroes. Muchos nos hemos preguntado
ya muchas veces por qué también ellos —los norteamericanos— eligen tan mal a los suyos. Cuando
el Dios justísimo que no existe convoque a los iraquíes el día del Juicio Final y les pregunte “¿por qué elegisteis
tan mal a vuestros héroes?”, los iraquíes llamarán en su defensa al Hambre, con su cabellera piojosa,
y al Cáncer, con la cara podrida de bubones, y al Fuego y al Tifus y al Uranio y al Dolor. Cuando el Dios justísimo
que no existe convoque a los estadounidenses y les pregunte: “y vosotros, vosotros cuyas casas nadie
bombardeaba, cuyos hijos no se morían de cólera o de difteria, que podíais beber agua potable y escoger vuestras
instituciones, vosotros que teníais carne para comer y coches para desplazaros y libros para pensar, ¿por
qué elegisteis tan mal a vuestros héroes?”, los estadounidenses contestarán tranquilamente: “Porque queríamos
tener más”. Si el Dios justísimo que no existe existiera…
¿Que podemos hacer? Nada. O casi nada. Porque la galletita de Bush es una advertencia para los grandes
y una esperanza para los pequeños. Cuidado: el Ogro puede atragantarse comiéndose a Pulgarcito. No nos rindamos:
si el Ogro se va a comer a Pulgarcito, procuremos al menos que se le atragante.
• • • • •
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