HISTORIA Y EVOLUCION DE ARDA Y LA TIERRA MEDIA

La Creación de Arda

Según el «Ainulindalë», el primer libro de El Silmarillion, cuando no había más que oscuridad y un gran Vacío, existía un Ser omnisciente que vivía solo en la nada. Se llamaba Eru el Único o, como lo llamarían después los elfos, Ilúvatar. Éste era el Ser que para Tolkien sería el origen de toda creación. A lo largo del «Ainulindalë» Tolkien nos cuenta cómo los pensamientos elementales de Ilúvatar se convirtieron en una raza de dioses, llamados los Ainur (los «santos») y cómo mediante el poder de Su espíritu -la «Llama Imperecedera»- Ilúvatar otorgó a los Ainur la vida eterna. Para esta raza de dioses, Ilúvatar creó una morada en el Vacío, que recibió el nombre de Palacios Intemporales. Aquí, Ilúvatar enseñó a los Ainur a cantar, y éstos se convirtieron en un enorme coro celestial. De la música de estos espíritus divinos surgió una sagrada Visión que era un mundo esférico que giraba en el Vacío. Arda, el mundo de Tolkien, literalmente surgió del canto, y cada miembro de la hueste celestial tuvo una parte en su concepción, incluso el poderoso espíritu satánico llamado Melkor, quien cantaba sobre la lucha y la discordia. Sin embargo, la Música de los Ainur no había creado más que una Visión; hizo falta la palabra y la orden de Ilúvatar (y el poder de la Llama Imperecedera) para crear Eä, el Mundo que es. De esta forma se le dio a la Visión sustancia y realidad. Y a ese mundo descendieron aquellos de los Ainur que más habían tomado parte en su concepción y que deseaban participar aún más en su formación. Así relataba Tolkien la creación de su planeta, al que llamó Arda. Su concepción es a la vez extrañamente etérea y vastamente operística. Además, es una especie de doble creación, porque, cuando los Ainur llegaron a Arda, encontraron que ellos tenían que darle forma. La Música y la Visión no eran más que grandes temas generales y profecías de lo que había de venir. Darle forma y crear su historia resultaron tareas mucho más difíciles. Tolkien nos dice que la mayoría de los Ainur permanecieron con Ilúvatar en los Palacios Intemporales, pero no vuelve a referirse a ellos. Sus historias tratan solamente de aquellos que entraron en las Esferas del Mundo. Aquí, estos espíritus divinos y sin cuerpo adoptaron manifestaciones de índole más física. Se convirtieron en los elementos y poderes de la naturaleza, pero, al igual que los dioses nórdicos o griegos, poseían una forma física, una personalidad, un género y estaban emparentados los unos con los otros. Los Ainur que entraron en Arda se dividen en dos órdenes: los Valar y los Maiar; los dioses y semidioses. Los Valar eran quince: Manwë, Rey de los Vientos; Varda, Reina de las Estrellas; Ulmo, Señor del Océano; Nienna, la Plañidera; Aulë, el Herrero; Yavanna, Dadora de Frutos; Oromë, Señor de los Bosques; Vána, la Joven; Mandos, Guardián de los Muertos; Vairë, la Tejedora; Lórien, Señor de los Sueños; Estë, la Curadora; Tulkas, el Fuerte; Nessa, la Bailarina, y Melkor, a quien más tarde se daría el nombre de Morgoth, el Enemigo Oscuro. Los Maiar eran multitud, pero sólo unos cuantos de estos inmortales aparecen nombrados en las crónicas de Tolkien: Eönwë, Heraldo de Manwë; Ilmarë, Doncella de Varda; Ossë de las Olas; Uinen de los Mares Tranquilos; Melian, Reina de los sindar; Arien, Conductora del Sol; Tilion, Conductor de la Luna; Sauron, Señor de los Anillos; Gothmog, Señor de los balrogs; Thuringwethil, la Vampira; Ungoliant, la Araña; Draugluin, el Licántropo; Baya de Oro, la Hija del Río; Iarwain Ben-adar (Tom Bombadil), y los cinco magos: Olórin (Gandalf), Curunir (Saruman), Aiwendil (Radagast), Alatar y Pallando. Tan sólo después de la creación del mundo y de que los Ainur entraran en él comenzó la cuenta del tiempo en Arda. Dado que durante la mayor parte de la historia de Arda no hay sol ni luna para medir el paso del tiempo, Tolkien nos da la medida cronológica del año valariano y de las edades valarianas. Cada año valariano, nos cuenta Tolkien, equivale a diez años tal y como los conocemos nosotros. Y dado que cada edad valariana contiene cien años valarianos, equivale a mil años humanos. Aunque hay numerosos sistemas superpuestos y variaciones en acontecimientos y fechas en los distintos escritos de Tolkien, existe la suficiente coherencia para estimar con cierta precisión que el tiempo transcurrido desde la Creación de Arda hasta el final de la Tercera Edad del Sol (poco después de la Guerra del Anillo) fue de treinta y siete edades valarianas, o, para ser más exactos, de 37.063 años humanos. Dentro de este vasto esquema temporal, los poderes recién llegados pasaron las primeras edades valarianas dando forma a Arda. Sin embargo, así como hubo discordia en la Música de los Ainur, también, cuando comenzó la verdadera formación de Arda, una hueste de espíritus Maiar, guiados por el poderoso Vala satánico llamado Melkor, el Enemigo Oscuro, originaron un gran conflicto. Fue ésta la Primera Guerra que llevó a que la simetría natural y la armonía de Arda se trocaran en confusión. Aunque Melkor acabó siendo rechazado, las tierras y mares de Arda conservaron cicatrices y desgarros y la posibilidad de Arda como mundo ideal, tal y como la había mostrado la Visión, se perdió para siempre.

Edades de las Lámparas

Después de la era de la Creación y de la formación de Arda, el «Quenta Silmarillion» y las publicaciones posteriores de los apuntes y cronologías de Tolkien en «El Ambarkanta» y los «Anales de Valinor» nos hablan de una época idílica que recibió el nombre de Edades de las Lámparas, cuando, a pesar de la Injuria de Arda durante la Primera Guerra, los Valar llenaron el mundo de maravillas naturales de gran hermosura y armonía. Se llamó así a estas edades porque los Valar crearon dos colosales Lámparas mágicas para iluminar el mundo. Fue el Vala llamado Aulë el Herrero quien forjó estos recipientes dorados, mientras que la Reina de las Estrellas, Varda, y el Rey del Viento, Manwë, las llenaban y las hacían refulgir de luz. Se necesitaron los poderes combinados de los demás Valar para alzar cada Lámpara sobre enormes columnas, mucho más altas que cualquier montaña. Se colocó una Lámpara en el norte de la Tierra Media y se la llamó Illuin, que se alzaba en el centro de un mar interior llamado Helcar. La otra estaba en el sur, y se llamó Ormal, y se alzaba en el centro del mar interior llamado Ringil. Durante las Edades de las Lámparas se creó el primer reino de los Valar, en el Gran Lago de la isla de Almaren, en el centro exacto de Arda. Era una maravilla, lleno de hermosas mansiones y torres de los Valar y Maiar, y el mundo se llenó de alegría y de luz. Esta era idílica recibió también el nombre de «Primavera de Arda», porque Yavanna la Fructífera creó los grandes bosques y las vastas praderas, y muchos pacíficos y hermosos animales y criaturas del campo y el agua. Pero Almaren no fue el único reino que se creó en ese tiempo. Lejos, al norte, los espíritus malignos Maiar volvieron a reunirse y Melkor regresó a Arda. En secreto, mientras los Valar descansaban de sus tareas, Melkor alzó las enormes Montañas de Hierro, como un gigantesco muro que cruzaba las tierras septentrionales, y bajo ellas construyó una fortaleza del Mal, llamada Utumno. Desde aquel refugio comenzó a corromper las creaciones de los Valar y hubo venenos que se mezclaron con las aguas y los bosques. Las hermosas criaturas de Yavanna fueron deformadas y torturadas de forma que se volvieron monstruosas y sedientas de sangre. Por último, cuando creyó que ya era lo bastante fuerte, Melkor avanzó con su ejército maligno y declaró la guerra a los Valar. Cogiéndolos por sorpresa, derrumbó los pilares de las Grandes Lámparas de manera que las montañas quedaron hechas pedazos y las feroces llamas de las Lámparas se extendieron por todo el mundo. En el cataclismo quedó totalmente destruido el reino de Almaren. Con este terrible conflicto terminó la Primavera de Arda y el mundo quedó sumergido otra vez en la oscuridad, a excepción de la luz de los destructivos fuegos de la tierra, envuelto en el tumulto de los terremotos y el rugir de los mares. Hizo falta toda la fuerza de las huestes valarianas para sosegar estos poderosos cataclismos y evitar que el mundo entero quedara destruido. En lugar de luchar contra Melkor en medio de aquel tumulto, provocando aún mayor destrucción, los Valar abandonaron Almaren y la Tierra Media. Se retiraron a la parte más occidental, al gran continente de Aman que recibiría el nombre de Tierras Imperecederas. De esta forma las Edades de las Lámparas llegaron a su fin, mientras los Valar creaban un nuevo reino en el oeste y las devastadas regiones de la Tierra Media quedaban esclavas del poder maligno de Melkor

Edades de los Árboles
Tras la destrucción de las Grandes Lámparas y del primer reino de Almaren, los Valar se dirigieron al oeste, al continente de Aman, donde crearon un segundo reino que se llamó Valinor, que significa «Tierra de los Valar». Allí cada uno ocupó una parte de tierra y edificó mansiones y creó jardines, pero también construyeron Valimar, el «Hogar de los Valar», una ciudad amurallada con cúpulas y torres de oro y plata, llena con la música de muchas campanas. En una verde colina, junto a las doradas puertas occidentales de Valimar, los Valar plantaron dos enormes y mágicos árboles. Fueron los árboles más altos que jamás hayan existido y recibieron los nombres de Laurelin el Dorado y Telperion el Blanco. Estos Árboles de Valinor tenían casi las dimensiones de las colosales Lámparas de los Valar, y de ellos emanaba un brillante resplandor de luz plateada y dorada a la vez. El crecimiento y mengua de las flores de cada Árbol constituyeron una manera para medir los días, y la luz misma alimentaba a todos quienes vivían dentro de su resplandeciente presencia, llenándolos de bendiciones y sabiduría. Sabemos por los primeros apuntes y crónicas de Tolkien, en los «Anales de Valinor», que las Edades de los Árboles comenzaron mil años valarianos después de la Creación de Arda; es decir, en la décima edad valariana, o diez mil años humanos después de la Creación de Arda. También sabemos que las Edades de los Árboles comprenden casi veinte edades valarianas o, lo que es lo mismo, veinte mil años humanos. Existe, sin embargo, un factor complejo en la cronología de Tolkien para Arda, porque las Edades de los Árboles sólo atañen a las Tierras Imperecederas. Se nos cuenta que, al llegar a Aman, los Valar levantaron una gran muralla que tomó la forma de las montañas Pelóri, para impedir el paso a Morgoth y a todas sus criaturas.

Estas montañas, las más altas del mundo, protegieron en efecto a Valinor contra una invasión, pero también encerraron la Luz de los Árboles, por lo que el resto de Arda permaneció en la oscuridad. Por ello, durante las Edades de los Árboles nos encontramos con sistemas paralelos de tiempo. Así, mientras que las Tierras Imperecederas disfrutaban de la gloria de los Árboles, la Tierra Media atravesó dos épocas, cada una de las cuales duró diez mil años humanos: las Edades de la Oscuridad y las Edades de las Estrellas. En las Tierras Imperecederas, las Edades de los Árboles se dividieron en dos eras. Las diez primeras edades valarianas, o diez mil años humanos, de las Edades de los Árboles se conocieron como los Años de la Bendición de Valinor. Durante este período, los Valar y los Maiar prosperaron y sus grandes mansiones y moradas se hicieron aún más grandes y más hermosas. Manwë creó las águilas, Yavanna los ents y Aulë los enanos. Verdaderamente esos tiempos fueron benditos en Valinor, mientras que, al otro lado de las murallas de las montañas Pelóri, la Tierra Media soportaba el terror y la maldad del dominio de Melkor durante las Edades de la Oscuridad. Durante las diez edades valarianas siguientes, se nos revelan muchas más cosas sobre los acontecimientos en Valinor y en la Tierra Media. Esta segunda era de las Edades de los Árboles recibió el nombre de Mediodía de los Benditos, pero en la Tierra Media se la llamó Edades de las Estrellas. Fue entonces cuando Varda, la Reina de los Cielos, volvió a encender las estrellas sobre la Tierra Media y provocó el Despertar de los elfos. Después, cuando llegaron a las Tierras Imperecederas las nuevas del Despertar de los elfos y de que Melkor quería esclavizarlos, matarlos y corromperlos, los Valar celebraron un consejo de guerra. Fieros, como ángeles vengativos, los Valar y los Maiar regresaron a la Tierra Media y aplastaron a su paso a las legiones de Melkor. Esta lucha recibió el nombre de Guerra de los Poderes, y en ella hubo muchas batallas y duelos, en cuyo transcurso los Valar destruyeron completamente Utumno y sacaron al tirano Melkor de sus abismos. Después, Melkor fue llevado prisionero a Valinor y cargado de cadenas indestructibles. Este período recibió el nombre de Paz de Arda, y duró casi todo lo que quedaba de las Edades de los Árboles en Valinor y de las Edades de las Estrellas en la Tierra Media. Éstos fueron los mejores años para la raza élfica, porque, sin la ira maligna de Melkor, este pueblo elegido prosperó y aumentó más y más su poderío. Tras la Guerra de los Poderes, los Valar invitaron a los elfos a ir a vivir junto a ellos en la Tierra de la Luz. Esto provocó la migración masiva conocida como el Gran Viaje de los eldar, los elfos que respondieron a la invitación de los Valar. El Gran Viaje fue el tema de muchas canciones de los elfos, porque la travesía fue larga y azarosa, y los eldar se dividieron muchas veces en diversas razas y tribus. Los que llegaron a las Tierras Imperecederas y fueron bendecidos por la Luz de los Árboles pertenecían a tres pueblos: los vanyar, los noldor y los teleri. Para estos pueblos escogidos, los Valar acotaron una parte de las Tierras Imperecederas que se llamó Eldamar, «Hogar de los elfos», y su hermosura era algo digno de contemplarse. Sus torres y mansiones eran muchas, pero las mejores se encontraban en Tirion, la capital de los vanyar y los noldor, y en las ciudades teleri de Alqualondë, en la costa de Eldamar, y en Avallónë, en la isla de Tol Eressëa. Tras las Edades del Encadenamiento, Melkor fue llevado ante los Valar para ser juzgado. Parecía haber cambiado y dijo estar arrepentido, de manera que Manwë, el Señor de los Valar, ordenó que se le quitaran las cadenas. Pero los Valar fueron engañados. Melkor conspiraba en secreto su caída. Primero sembró la discordia entre los elfos y luego, aliado con la Gran Araña Ungoliant, declaró la guerra abierta. Se acercó a los Árboles de los Valar con Ungoliant y los atacó con una gran lanza, y la Araña chupó la vida y la Luz de los Árboles, de manera que éstos se agotaron y murieron. Todo Valinor quedó sumido en una horrible oscuridad con la No-Luz de Ungoliant y Melkor rió con maligna alegría porque por segunda vez había extinguido las grandes luces del mundo. No contento con esta gran maldad, Melkor se dirigió a la fortaleza élfica de Formenos, mató al Gran Rey de los noldor y robó las gemas mágicas conocidas como los Silmarils. Éstas eran las joyas más preciadas de todas las edades y tenían un carácter sagrado para sus creadores, los noldor, porque significaban su máximo logro en la creación de joyas élficas. Con el Oscurecimiento de Valinor, todavía cobraron más valor, porque aquellas tres gemas resplandecían y brillaban con la Luz viva de los Árboles de los Valar. Pero, por muy hermosos que fueran, los Silmarils parecían llevar consigo una terrible maldición, pues llevaban la destrucción y la desesperación a todos aquellos que los poseían. Cuando Melkor se apoderó de ellos y huyó a la Tierra Media, los noldor hicieron un juramento de sangre para vengarse y, bajo el liderazgo de Fëanor, creador de los Silmarils, fueron tras Melkor. Aquél fue el inicio de la Guerra de las Grandes Joyas, relatada en El Silmarillion, que duró toda la Primera Edad del Sol

Edades de la Oscuridad
Mientras que Valinor y las Tierras Imperecederas eran bañadas por la resplandeciente y brillante Luz de los Árboles, todas las regiones de la Tierra Media se veían sumergidas en la oscuridad. Aquéllas fueron las Edades de la Oscuridad en la Tierra Media, cuando Melkor excavó los infernales pozos de Utumno, en lo más profundo de las Montañas de Hierro.

Con maligno esplendor, dio forma a demoníacos palacios subterráneos con enormes salas abovedadas, túneles laberínticos e insondables mazmorras hechas de piedra negra, fuego y hielo. En aquel horrible lugar, reunió el Señor de la Oscuridad a todos los poderes malignos del mundo. Su número parecía infinito, y Melkor nunca se cansaba de crear nuevas y aún más terribles formas. Espíritus crueles, fantasmas, espectros y demonios acechaban en las estancias de Utumno. Todas las serpientes del mundo se criaron en los pozos de un reino tenebroso que era el hogar de licántropos y vampiros e innumerables monstruos que se alimentaban de sangre, e insectos que volaban o se arrastraban. Dentro de Utumno, todos obedecían a los demonios discípulos de Melkor, los terribles espíritus Maiar llamados los balrogs, con sus látigos flamígeros y sus negras mazas. El principal de ellos era el Gran Capitán de Utumno, Gothmog, el Balrog.

Pero Utumno no era el único dominio de Melkor. Al principio de las Edades de la Oscuridad, Melkor se alegró de su victoria sobre los Valar y de la destrucción de Almaren y las Grandes Lámparas de Luz. A partir de entonces, buscó sin descanso aumentar más y más su poder y en la parte más occidental de las Montañas de Hierro construyó un segundo dominio. Éste fue la gran fortaleza y armería llamada Angband, la «Prisión de Hierro». Entonces nombró Señor de Angband a su discípulo más poderoso, Sauron, el hechicero Maia. Con excepción de Manwë, Señor de los Vientos, cuya penetrante mirada vigilaba desde la sagrada montaña de Taniquetil, y las escasas visitas de Oromë el Jinete Salvaje, Yavanna, la Protectora de los Bosques y las Praderas, era la única Vala que visitaba la Tierra Media en aquellos días. Así pues, fue la Dadora de Frutos quien lanzó un sortilegio protector, el Sueño de Yavanna, sobre toda la flora y fauna que había creado para que pudieran sobrevivir a la oscuridad y a la maldad del gobierno de Melkor. Y éstas fueron las Edades de Gloria para Melkor, el satánico Señor de la Oscuridad. Al destruir las Lámparas de la Luz, Melkor se adueñó de todas las regiones oscurecidas y devastadas de la Tierra Media. Y sobre ellas ejerció su dominio durante diez mil años humanos.

Lugares de la Tierra Media

Lugares de la Tierra Media

Abismo de Helm

Un refugio defendido en un desfiladero cortado por la Corriente del Bajo. Recibió el nombre por Helm Mano-martillo, anterior señor de Rohan. La fortaleza, Cuernavilla, fue posteriormente el lugar de la batalla del Abismo de Helm en la que Aragorn, Legolas, Gimli y el hijo del rey Théoden, Éomer, rechazaron a las hordas de los orcos

Anduin

El Río Grande donde el Anillo (cortado de la mano de Sauron) se deslizó fuera del dedo del antepasado de Aragorn, Isildur y se perdió. Tiempo después lo encontró un hobbit, llamado Deagol, pero fue asesinada por Smeagol quien se llevó el anillo. Posteriormente Smeagol vivió bajo “Las Montañas Nubladas” y llegó a ser conocido como Gollum. Cuando la Comunidad del Anillo fue por este rió aguas abajo en barcas, desde Lorien hacia el Sur, fue perseguida (sobre un tronco de árbol) por Gollum

Angmar

El reino de las brujas del Norte, en otra época gobernado por el señor de los Nazgûl, principal sirviente de Sauron, el Señor Oscuro

Barad-Dur

La Torre Oscura, la fortaleza de Sauron en la tierra de Mordor

Boca del Isen

En Mordor, donde Frodo y Sam consiguieron escapar del ejercito orco que los estaba llevando a Udun

Bosque de los Trolls

Donde Bilbo y los enanos encontraron a los trolls quienes, con la llegada del amanecer, se convirtieron en piedra. Los trolls de piedra fueron posteriormente descubiertos por Frodo y sus amigos

Bosque Negro

Un tenebroso bosque de árboles ahogados en hiedra. Las arañas atacaron y ataron a los enanos. Fueron rescatados por Bilbo quien utilizo el Anillo para hacerse invisible. En el confín del sudoeste se erguía Dol Guldur

Bosque Viejo

Donde Frodo y sus amigos cayeron victimas del Viejo Hombre Sauce y fueron rescatados por Tom Bombadil. Es un resto de un bosque más antiguo que cubría gran parte de la Tierra Media

Bree

Donde Frodo y sus compañeros se detuvieron en la posada de “El Poney Pisador”; Frodo uso accidentalmente el Anillo y desapareció. El posadero; Cebadilla Mantecona, dio a Frodo un mensaje tardío de Gandalf y los cuatro hobbits conocieron a “Trancos” o Aragorn hijo de Arathon

Campo de Celebrant

Emplazamiento de la antigua batalla entre los Hombres del Oeste y los Hombres del Este leales a Sauron

Ciénagas de los muertos

Tierra de pantanos al Oeste del antiguo lugar de la Batalla de Dagorlad. Gollum condujo a Frodo y a Sam a través de esas marismas traicioneras donde yacían enterrados los muertos en la batalla y donde los cadáveres daban una luz tétrica

Cima de los Vientos

El sitio en el que en otros tiempos se alzaba una antigua torre de observación donde “Trancos” (Aragorn) y sus compañeros hobbits encontraron un mensaje marcado en una piedra por Gandalf y donde fueron atacados por los Jinetes Negros

Dol Amroth

La ciudadela costera desde donde el príncipe Imrahil partió cabalgando en ayuda de Gondor

Dol Guldur

La anterior fortaleza de Sauron en el confín Suroeste del Bosque Negro. El Señor Oscuro fue sacado de su torre por el Concilio Blanco y escapó a Mordor. Sin embargo, la fortaleza siguió siendo una plaza fuerte para las tropas de Sauron durante la Guerra del Anillo hasta que fue finalmente destruida por los elfos de Lorien conducidos por la Dama Galadriel

Edoras

Ciudad de Rohan donde en Meduseld, el Castillo de Oro, Gandalf buscó primero la ayuda de Théoden, Rey de la Marca. Más tarde, volvió para avisar al rey del alzamiento de Sauron y la traición de Saruman y del mismo consejero de Théoden, Grima, conocido como Lengua de Serpiente. En las colinas al sudoeste de Edoras estaba el Baluarte de El Sagrario, refugio para las mujeres y los niños de la Marca bajo la protección de la hija de Théoden, Éowyn, y desde donde Aragorn tomó los Senderos de los Muertos bajo el Monte Dwimor, el Monte de los Espectros

Emyn Muil

La región rocosa que rodeaba Nen Hithoel, el lago que estaba más arriba de los Saltos de Rauros. Después de que la Comunidad se disolviera, Frodo y Sam atravesaron al lado de las Ciénagas de los Muertos y emprendieron viaje hacia Mordor

Erebor

La Montaña Solitaria, la anterior fortaleza del Señor enano Thráin, Rey bajo la Montaña. Fue aquí donde Bilbo hablo con Smaug el dragón. En La Puerta se libró la Batalla de los Cinco Ejércitos, en la que elfos, hombres y enanos (ayudados por Beorn, las Grandes Águilas del Norte y un hobbit) lucharon contra trasgos y lobos salvajes

Erech

La colina donde Aragorn se reunió con los Renegados, el ejércitos de los muertos, antes de atacar la flota enemiga en Pelargir

Esgaroth

Ciudad del Lago, levantada sobre el Lago Largo. Bilbo y los enanos visitaron la ciudad después de haberse escapado del palacio del rey elfo. Más tarde, Smaug el dragón atacó y destruyó Esgaroth, pero fue muerto por Bardo el Arquero

Fangorn

La antigua floresta donde Pippin y Merry (habiéndose escapado de los Orcos) se encontraron con Bárbol y sus amigos Ents, pastores de árboles a los que Yavanna había encomendado el cuidado de los bosques. Bárbol, habiendo convocado una cámara de los Ents, condujo un ejército de Ents y Ucornos contra la fortaleza de Saruman en Isengard. Fue aquí también en la colina de Bárbol, donde Aragorn, Gimli y Legolas lograron reunirse con Gandalf el Blanco

Gondor

El Reino Sur de la Tierra Media, fundado en la Segunda Edad por los Dúnedain, los Hombres de Oesternesse

Hobbiton-Al-Otro-Lado-De-El Agua

Una aldea hobbit en La Comarca. En la Colina estaba Bolsón Cerrado, el agujero-hobbit de Bilbo y Frodo Bolsón, con sus ventanas y puertas redondas, desde donde ambos partieron a sus aventuras. Al pie de la Colina corría un río llamado El Agua, y muy cerca estaba la aldea de Delagua, lugar de la ultima batalla de la Guerra del Anillo

Isengard

Un gran grupo de rocas circundantes de la torre de piedra negra de Orthanc, la ciudadela de Saruman el Blanco, más tarde Saruman de Muchos Colores. Cuando Saruman se convirtió en un aliado de Sauron, fue aquí donde hizo prisionero a su hermano mago, Gandalf. Mas tarde, la gran águila Gwaihir, el Señor de los Vientos, rescató a Gandalf de la cima de Orthanc y lo llevó a Edoras

Ithilien

El país entre el Anduin y las Montañas de Mordor. Fue aquí donde Frodo y Sam conocieron a Faramir, hermano de Boromir, quien los llevo a un refugio detrás del salto en Henneth Annun, la “Ventana del Sol Poniente”

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