Historias zen

Historias Zen

Desterrando a un fantasma
La esposa de un hombre estaba muy enferma. En su lecho de muerte le dice, “¡Te amo demasiado!, no quiero dejarte, y no quiero que me traiciones. Promete que no verás otras mujeres cuando yo muera o volveré para rondarte.
Durante varios meses después de su muerte el marido evitó a otras mujeres, pero conoció a alguien y se enamoró. En la noche que se comprometieron, el fantasma de su difunta esposa se le apareció. Ella lo acusó de no cumplir con la promesa, y volvió todas las noches para atormentarlo. El fantasma le recordaba todo lo que habían pasado él y su prometida ese día, hasta el punto de repetir, palabra por palabra, las conversaciones que habían tenido. Esto lo trastornó tanto que no pudo dormir nada.
Desesperado buscó el consejo de un maestro Zen que vivía cerca del pueblo.
“Este fantasma es muy listo”, dijo el maestro luego de oír la historia del hombre.
“¡Lo es!”, contestó el hombre. “Recuerda cada detalle de lo que dije e hice. ¡Lo sabe todo!”
El maestro sonrió. “Deberías admirar a un fantasma así, pero yo te diré que hacer la próxima vez que aparezca.”
Esa noche el fantasma regresó. El hombre hizo exactamente lo que le había dicho el maestro.
“Eres un fantasma muy sabio”, dijo, “Sabes que no te puedo esconder nada. Si puedes responderme una pregunta, romperé el compromiso y permaneceré soltero por el resto de mi vida”.
“Haz la pregunta”, contestó el fantasma. El hombre sacó un puñado de frijoles de una gran mochila que estaba en el piso, “Dime exactamente cuantos frijoles tengo en mi mano”.
En ese momento el fantasma desapareció y no volvió nunca más.

El Maestro campana
Un nuevo estudiante se aproximó al maestro Zen y le preguntó como podía prepararse para su aprendizaje. “Piensa que soy una campana”, explicó el maestro. “Dame un golpe suave y tendrás un pequeño sonido. Golpéame duro y recibirás un repique fuerte y resonante”.

Libros
Había un reconocido filósofo y docente que se dedicó al estudio del Zen durante muchos años. El día que finalmente consiguió la iluminación tomó todos sus libros, los llevó al patio y los quemó.

Buda cristiano
Uno de los monjes del maestro Gasan visitó la universidad en Tokio. Cuando regresó, le preguntó al maestro si alguna vez había leído la Biblia cristiana. “No”, respondió Gasan, “por favor léeme algo de ella”. El monje abrió la Biblia en el Sermón del Monte de San Matías, y empezó a leer. Después de leer las palabras de Cristo sobre los lirios en el campo, se detuvo. El maestro Gasan permaneció en silencio durante un largo tiempo. “Sí”, dijo finalmente, “quien haya pronunciado estas palabras es un ser iluminado. ¡Lo que acabas de leerme es la esencia de todo lo que he estado tratando de enseñarte aquí!”

Persiguiendo dos conejos
Un estudiante de artes marciales se aproximó el maestro con una pregunta. “Quisiera mejorar mi conocimiento de las artes marciales. Además de aprender contigo quisiera aprender con otro maestro para aprender otro estilo. ¿Que piensas de esta idea?” “El cazador que persigue dos conejos”, respondió el maestro, “no atrapa ninguno”.

Una situación tensa
Un día mientras caminaba a través de la selva un hombre se topó con un feroz tigre. Corrió pero pronto llegó al borde de un acantilado. Desesperado por salvarse, bajó por una parra y quedó colgando sobre el fatal precipicio. Mientras el estaba ahí colgado, dos ratones aparecieron por un agujero en al acantilado y empezaron a roer la parra. De pronto, vio un racimo de frutillas en la parra. Las arrancó y se las llevó a la boca. ¡Estaban increíblemente deliciosas!

Concentración
Después de ganar varios concursos de arquería, el joven y jactancioso campeón retó a un maestro Zen que era reconocido por su destreza como arquero. El joven demostró una notable técnica cuando le dió al ojo de un lejano toro en el primer intento, y luego partió esa flecha con el segundo tiro. “Ahí está”, le dijo el viejo, “¡a ver si puedes igualar eso!”. Inmutable, el maestro no desenfundo su arco, pero invitó al joven arquero a que lo siguiera hacia la montaña. Curioso sobre las intenciones del viejo, el campeón lo siguió hacia lo alto de la montaña hasta que llegaron a un profundo abismo atravesado por un frágil y tembloroso tronco. Parado con calma en el medio del inestable y ciertamente peligroso puente, el viejo eligió como blanco un lejano árbol, desenfundó su arco, y disparó un tiro limpio y directo. “Ahora es tu turno”, dijo mientras se paraba graciosamente en tierra firme. Contemplando con terror el abismo aparentemente sin fondo, el joven no pudo obligarse a subir al tronco, y menos a hacer el tiro. “Tienes mucha habilidad con el arco”, dijo el maestro, “pero tienes poca habilidad con la mente que te hace errar el tiro”.

Destino
Durante una batalla, un general japonés decidió atacar aún cuando su ejército era muy inferior en número. Estaba confiado que ganaría, pero sus hombres estaban llenos de duda. Camino a la batalla, se detuvieron en una capilla. Después de rezar con sus hombres, el general sacó una moneda y dijo, “Ahora tiraré esta moneda. Si es cara, ganaremos. Se es cruz, perderemos. El destino se revelará”. Tiró la moneda en el aire y todos miraron atentos como aterrizaba. Era cara. Los soldados estaban tan contentos y confiados que atacaron vigorosamente al enemigo y consiguieron la victoria. Después de la batalla, un teniente le dijo el general, “Nadie puede cambiar el destino”.”Es verdad”, contestó el general mientras mostraba la moneda al teniente, que tenía cara en ambos lados.

Soñando
El gran maestro Taoísta Chuang Tzu soñó una vez que era una mariposa revoloteando aquí y allá. En el sueño no tenía conciencia de su individualidad como persona. Era sólo una mariposa. De pronto, se despertó y se encontró ahí acostado, una persona otra vez. Pero entonces pensó para sí mismo, “¿Era antes un hombre que soñaba ser una mariposa, o soy ahora una mariposa que sueña ser un hombre?”

Egoísmo
El Primer Ministro de la Dinastía Tang fue un héroe nacional por su éxito como estadista y como líder militar. Pero a pesar de su fama, poder, y salud, se consideraba un humilde y devoto Budista. A veces visitaba a su maestro Zen favorito para estudiar con él, y parecía que se llevaban bien. El hecho de ser primer ministro parecía no afectar su relación, que parecía ser la de un venerado profesor y un respetuoso alumno. Un día, durante su visita usual, el Primer Ministro le preguntó al maestro, “¿Su Reverencia, qué es el egoísmo de acuerdo al Budismo?” La cara del maestro se volvió roja, y con una voz condescendiente e insultante, le respondió, “¿qué clase de pregunta estúpida es esa?” Esta respuesta inesperada impactó tanto al Primer Ministro que se quedó callado y furioso. El maestro Zen sonrió y dijo, “ESTO, Su Excelencia, es egoísmo”.

El ciego y la lámpar

    Cuando un ciego se despedía de su amigo, éste le dio una lámpara.
    “Yo no preciso de la lámpara, pues para mí, claridad u oscuridad no tienen diferencia” -dijo el ciego.
    “Conozco al respecto, pero si no la lleva, tal vez otras personas tropiecen con usted” -dijo su amigo.
    -“Está bien”
    Luego de caminar en la oscuridad tropezó con otra persona….
    -“¡Huy!”-dijo el ciego.
    -“¡Hay!” -dijo la persona chocada por el ciego en la oscuridad.
    -“¿Usted no vio esta lámpara?” -dijo enojado el ciego.
    -“¡Amigo! Su lámpara estaba apagada”

            El mudo y el papagayo

        Un novicio preguntó a Zu Shou: Digamos que un individuo se ilumina pero no consigue expresarse con palabras, ¿con qué puede ser comparado?
        -Con un mudo que prueba la miel.
        -Digamos que un individuo todavía no ha alcanzado la Iluminación, sin embargo se expresa (al respecto) con palabras floreadas, ¿con qué puede ser comparado?
        -Con un papagayo parlanchín

            El general y su reliquia

        Había un general que estaba en su casa apreciando su colección de antigüedades, cuando de repente casi se le cae un precioso jarrón.
        -¡Oh! ¡Qué susto!
        Pensó: “Ya he dirigido millares de soldados, enfrentando diversas situaciones de vida o muerte y jamás me atemoricé. ¿Por qué será que hoy por causa de una vasija me asusté de esa manera?”.
        Finalmente, él comprendió que el hecho de tener en su mente “deseo y rechazo” era la causa de su miedo. Entonces simplemente arrojó la valiosa vasija y la quebró.
                                                                                                                                                     

    Ni más ni menos

          Existía un hombre muy rico que a pesar de tener mucho dinero tenía una naturaleza mezquina. No soportaba el hecho de gastar ni siquiera un centavo de su dinero.
            Un hermoso día, el Maestro Ch`an (Zen) Mo (silencioso) Hsin (divino) fue a visitarlo.
            -El monje dijo: “Suponga que mi puño estuviera cerrado así para siempre, desde el nacimiento hasta la muerte, sin cambio; ¿cómo llamaría a esto?…”
            -“Una anormalidad (deformación).”
            -“Suponga que esta mano estuviera abierta así para siempre, desde el nacimiento hasta la muerte, sin cambio; ¿cómo llamaría a esto?…”
            -“Eso también sería una anormalidad.”
            -“Sólo es preciso que usted comprenda lo que acabamos de conversar, para que se convierta en una persona rica y feliz.
         

    La puerta del paraíso

        Un gran general preguntó al maestro:

            -¿Realmente existen el paraíso y el infierno?
            -¿Usted qué hace?
            -Soy un general.
            -¡Haa! ¿Qué general? ¡Mas bien parece un carnicero!
            -¡¿Qué?! -dijo furioso el general- ¡Lo voy a matar!
            -En este momento se abre la puerta del infierno.
            -Disculpe, perdí mi postura…
            -En este instante se abre la puerta del paraíso.
            na rica y feliz.”
             

    Si no hay trabajo, no hay comida

        Hyakujo, un maestro Ch’an (Zen) chino, acostumbraba trabajar con sus discípulos aún teniendo ochenta años; cortando el pasto del jardín, limpiando el suelo y podando los árboles. Los discípulos sentían pena al ver trabajar tan arduamente al anciano maestro, pero ellos sabían que él no escucharía sus consejos de dejar de hacerlo. Entonces resolvieron esconder sus herramientas. Aquél día el maestro no comió. Lo mismo ocurrió el día siguiente, y el otro.

            -El debe estar enojado porque hemos escondido sus herramientas. -pensaron los discípulos- Es mejor que las coloquemos nuevamente en su lugar.
            El día que ellos lo hicieron, el maestro trabajó y comió como antes.
            Por la noche simplemente los instruyó diciendo:
            -“Si no hay trabajo, no hay comida”.

    Verdadera riqueza

        Un hombre muy rico le pidió a Sengai que le escribiese algo para la continuidad de la prosperidad de su familia, de manera que ésta pudiese manterner su fortuna de generación en generación.
          Sengai tomó una larga hoja de papel de arroz y escribió: “El padre muere, el hijo muere, el nieto muere”.
          El hombre rico se indignó y ofendió: “¡Yo le pedí que escribiese algo para la felicidad de mi familia! ¿Por qué realizó una broma de este tipo?”.
          Sengai explicó tranquilamente: “No pretendí hacer bromas. Sí antes de su muerte su hijo muriera, esto lo heriría inmensamente. Sí su nieto se fuera antes que su hijo, tanto usted como él estarían destruidos. Pero si su familia, de generación en generación, muere en el orden que le describí, ése sería el curso más natural de la vida. Yo llamo a eso verdadera riqueza”.

    Cazando dos conejos

        Un estudiante de artes marciales se aproximó a su maestro con una pregunta:
        “Me gustaría aumentar mi conocimiento de las artes marciales. Además de lo que aprendí con usted, me gustaría estudiar con otro profesor para poder aprender otro estilo. ¿Qué piensa de mi idea?”.
          “El cazador que acecha dos conejos al mismo tiempo”, respondió el maestro, “corre el riesgo de no poder atrapar a ninguno.”

    El Ahora

        Un guerrero japonés fue capturado por sus enemigos y encarcelado. Aquella noche no podía dormir, porque sabía que al día siguiente  iba a ser interrogado, torturado y ejecutado. Entonces surgieron en su mente las palabras de su maestro Zen: “El mañana no es real. Es una ilusión. La única realidad es el Ahora. El verdadero sufrimiento es vivir ignorando este Dharma (enseñanza)”.
          En medio de su terror, súbitamente comprendió el sentido de estas palabras, se sintió en paz y durmió tranquilamente.
       

 

Textos zen

TEXTOS

Sesenta y seis veces
han contemplado estos ojos
la belleza del otoño…

No pidas más.
Limítate a escuchar el rumor de los pinos
cuando el viento está en calma

Una monja budista llamada Ryonen

El pasado quedó atrás,
el futuro aún no ha llegado,
el presente se nos escapa;
las cosas cambian continuamente, sin ningún fundamento firme;
tantos nombres y palabras confusamente creados por sí mismos,
¿cuál es la utilidad de la vida, que transcurre inútilmente día a día?
No retengas tus viejas ideas; no persigas tus nuevas fantasías;
sincera e incondicionalmente, indaga y reflexiona en tu interior;
indagar y reflexionar, reflexionar e indagar,
hasta que llega el momento en ya no son posibles más indagaciones;
ése es el momento en que podrás comprender
que durante todo tu pasado has estado en el error.

Ryokwan

¿De dónde viene mi vida?
¿Adónde va?
Me siento en soledad en mi cabaña
y medito en silencio;
con todo mi pensamiento, no sé de dónde
ni llego a ningún adónde;
así es con mi presente,
eternamente cambiante: ¡todo Vacuidad!
En esta Vacuidad está el ego por un tiempo,
con sus síes y sus noes;
no sé dónde establecerlos,
yo sigo mi karma en su movimiento, perfectamente contento.

Ryokwan

Somos arrastrados como nubes a través de nacimientos y muertes.
El camino de la ignorancia y el camino de la iluminación lo recorremos soñando.
Sólo una cosa permanece todavía en mi memoria, incluso después de despertar:
el sonido de la lluvia que escuchaba una noche en mi retiro de Fukakusa.

Dogen

He aquí la historia de Tokujo, el barquero, y de su discípulo Kassan. Durante veinte años Tokujo recibió educación del Maestro Tosen practicando za-zen con él. Antes de morir, Tosen le dio el shiho. Entonces Tokujo se hizo barquero y durante treinta años estuvo aguardando al verdadero discípulo. El poema dice:

      «Quería pescar un gran pez,
      pero ningún pez nadaba
      en aquellas aguas demasiado puras.»

Para hacerse sus cañas de pescar había cortado todos los bambúes de la selva y se disponía a replantarlos cuando, un día, un hombre llamado Kassan llegó a la orilla del río. Inmediatamente Tokujo comprendió que este hombre era «el» gran pez.

– ¿De dónde vienes?

– No vengo de ninguna parte

El discípulo parecía interesante.

– Así pues, ¿quién te ha educado?

– Za-zen me ha educado.

Un gran mondo tuvo lugar. Tokujo quería conocer a fondo al nuevo discípulo y, a guisa de respuesta a las palabras de Kassan, Tokujo le echaba cada vez al agua.

– Tus respuestas, aunque sean exactas, no son justas, es lo mismo que golpear a un asno.

Y de un puntapié, Tokujo echaba a Kassan al agua. Cuando Kassan abría la boca para responder, Tokujo gritaba:

– ¡No quiero discutir contigo!

Y plof… volvía a echarlo al agua. Kassan obtuvo un gran satori. Entonces Tokujo lo sacó del agua y, dulcemente, le tomó de la mano.

      «¡Hace treinta años que aguardo este momento!
      ¡Hoy un gran pez ha mordido el anzuelo!
      Mi pesca, pues, ha terminado.»

Tokujo transmitió el shiho a Kassan y le dio su kesa. Entonces, bruscamente, la chalana volcó y Tokujo murió. Las historias de la transmisión son siempre singulares. Kassan, el gran pez, llegó a ser un gran Maestro Zen

Taisen Deshimaru

Un día que estaba lloviendo, Kyosho el maestro dijo a un monje:

– ¿Qué es ese sonido que se oye ahí fuera?

– El sonido de la lluvia, maestro.

Era una respuesta sincera, y el maestro sabía desde el principio de qué se trataba. A continuación, sin embargo, añadió:

– Todos los seres están confundidos, están siempre persiguiendo los objetos externos, sin encontrar el yo real.

Seccho comenta:

Una sala vacía y el sonido de la lluvia;
en verdad, una pregunta difícil de responder incluso para un maestro experimentado.

Colección de la roca azul

En tiempos de la dinastía T’ang, un monje preguntó a Joshu:

– Se afirma que el camino perfecto no conoce dificultades; sólo que aborrece la discriminación. ¿Qué se quiere decir con ausencia de discriminación?

Joshu respondió:

– «Por encima de los cielos y por debajo de los cielos yo soy el Único Reverenciado»

– Todavía una discriminación…

– ¡Oh, inútil! ¿Dónde está la discriminación?

D. T. Suzuki

El Zen y la cultura japonesa

Dos seguidores del zen estaban un día discutiendo sobre la doctrina. Uno, llamado Chokei, decía:

– Incluso de un arhat plenamente iluminado puede decirse todavía que abriga algo de las tres pasiones que envenenan (avaricia, ira y locura), pero en cuanto a Buda, nunca hace una afirmación errónea. Cualquier cosa que afirme es la verdad absoluta. ¿Qué dices a esto?

Hofuku respondió:

– ¿Cuál es esa afirmación de Buda?

– El sordo no puede oír.

– Estás bajando a un nivel secundario.

– ¿Cuál es entonces, según tú, la afirmación de Buda?

– Toma una taza de té, hermano monje.

Transformación de la lámpara

Citado por D. T. Suzuki

El Zen y la cultura japonesa

Zazen Wasan

Zazen Wasan
(El Himno del Zazen)

Hakuin

Todos los seres son desde el principio Budas.
Es como el agua y el hielo;
sin agua no puede haber hielo.
No hay Budas si no es en los seres vivientes.
Al no saber que está aquí cerca, lo buscamos lejos. ¡Qué lástima!

Es como el que llora de sed estando en el agua;
es como el hijo de una casa noble extraviado entre los pobres.
La causa de nuestro deambular a través de los seis mundos
es que estamos perdidos en los oscuros caminos de la ignorancia;
y nos extraviamos cada vez más en la oscuridad.
¿Cuándo escaparemos de nacimiento y muerte?

La meditación Zen del Mahayana
excede toda alabanza.
La generosidad, la moralidad y las demás perfecciones;
invocar el nombre de Buda, el arrepentimiento, la disciplina,
y muchas otras correctas acciones;
se reencuentran todas en la práctica de la meditación.

Por el mérito de una sola sentada/meditación
él destruye sus inumerables pecados acumulados.
¿Cómo puede haber un falsos caminoa para él?
El paraíso de la Tierra Pura no está muy lejos.
Cuando, reverenciándola, esta verdad es escuchada aunque sea una sola vez,
el que la alaba y felizmente la acoge, obtiene infinitos méritos.
Entonces ¿cuántos más méritos obtendrá él que empieza a dirigirse hacia su propio interior
y confirma directamente su propia naturaleza -ésa naturaleza que es la no-naturaleza? –

Ése ha trascendido las vanas palabras.
La puerta se abre, y causa y efecto son uno.
El camino discurre en línea recta; no hay dos, ni tres.
Tomando como forma la forma de la no-forma,
yendo o viniendo él siempre está en casa.

Tomando como pensamiento el pensamiento del no-pensamiento,
cantando y danzando, todo es la voz de la Verdad.
Inmenso es el cielo del ilimitado Samadhi;
radiante la luna llena de la cuádruple sabiduría.
¿Qué queda para ser buscado? El Nirvana está clararamente ante él.
Aquí mismo es el paraíso del Loto,
Este cuerpo mismo es el cuerpo del Buda.

las puertas del cielo

LAS PUERTAS DEL CIELO

    Un guerrero, un samurai, fue a ver al Maestro Zen Hakuin y le preguntó: “¿Existe el infierno? ¿Existe el cielo? ¿Dónde están las puertas que llevan a ellos? ¿Por dónde puedo entrar?”.

    Era un guerrero sencillo. Los guerreros siempre son sencillos, sin astucia en sus mentes, sin matemáticas. Sólo conocen dos cosas: la vida y la muerte. El no había venido a aprender ninguna doctrina; sólo quería saber dónde estaban las puertas, para poder evitar la del infierno y entrar en el cielo. Hakuin le respondió de un amanera que sólo un guerrero podía haber entendido.

“¿Quién eres?”, le preguntó Hakuin.

“Soy un samurai”, le respondió el guerrero. En Japón, ser un samurai es algo que da mucho prestigio. Quiere decir que se es un guerrero perfecto, un hombre que no dudaría un segundo en arriesgar su vida. “Soy un samurai, un jefe de samuráis. Hasta el Emperador mismo me respeta”, dijo.

Hakuin se rió y contesto: “¿Un samurai, tú? Pareces un mendigo”.

El orgullo del samurai se sintió herido y olvidó para qué había venido. Saco su espada y ya estaba a punto de matar a Hakuin cuando éste le dijo”: Esta es la puerta del infierno. Esta espada, esta ira, este ego, te abren la puerta”.

Esto es lo que un guerrero puede comprender. Inmediatamente el samurai entendió. Puso de nuevo la espada en su cinto y Hakuin dijo: Aquí se abren las puertas del cielo”.

El cielo y el infierno están dentro de ti. Ambas puertas están dentro de ti. Cuando te comportas de forma inconsciente, estás a las puertas del infierno; cuando estás alerta y consciente estas en las puertas del cielo.

La mente es el cielo, la mente es el infierno y la mente tiene la capacidad de convertirse en uno de ellos. Pero la gente sigue pensando que existe en alguna parte, fuera de ellos mismos… El cielo y el infierno no están al final de la vida, están aquí y ahora. A cada momento las puertas se abren…en un segundo se puede ir del infierno al cielo, del cielo al infierno.

Mondos seleccion

MONDOS

(SELECCIÓN)
    José L. Hernández
PREGUNTA : ¿Cuál es el significado de la llegada del Primer Patriarca desde Oeste?

RESPUESTAS:

“¿Por qué no se lo preguntáis a vuestra propia mente?”. Respondió el maestro.

Pregunta: “¿Cuál es nuestra mente, señor?”.

Respuesta: “Debéis contemplar el accionar secreto?”.

Pregunta: “¿Cuál es el accionar secreto, señor?.”

El maestro se limitó a abrir y cerrar los ojos, en vez de dar alguna explicación verbal.

* * *

RESPUESTA:

“Cuando entiendes, no entiende; cuando dudas, no se duda”.

* * *

RESPUESTA:

“Es aquello que ni se entiende ni se duda, además no se duda ni se entiende”.

* * *

RESPUESTA:

“Si hubiese algún significado, nadie se salvaría siquiera a sí mismo”.

Pregunta: “Si aquí no hay significado alguno, ¿cuál es la verdad que se dice alcanzó el

segundo patriarca con Bodhidharma?”.

Miscelánea Budista 20

Respuesta: “Lo que se denomina ‘alcanzó’”, dijo el maestro, “en realidad en ‘no alcanzó’”.

Pregunta: “Si este es el caso, ¿cuál es el significad de ‘no alcanzó’?”.

Respuesta: “Precisamente porque tu mente está siempre corriendo detrás de todos los

objetos que se le presentan y no sabe dónde refrenarse, el patriarca declaró que eres el necio

que busca otra cabeza sobre la suya propia. Si vuelcas tu luz dentro de ti mismo, como

se te dijo que hagas, sin demora, y reflexionas, y cesas de buscar las cosas externas, comprenderás

que tu mente y las de los Budas y patriarcas no difieren recíprocamente. Cuando

llegues de esa manera a un estado de no hacer nada, se dice que alcanzaste la verdad”.

* * *

RESPUESTA:

“Supón que un hombre está en el fondo de un pozo de mil pies de profundidad; si pudieses

sacarlo sin usar un trozo de soga, te daría la respuesta sobre el significado de la visita

de nuestro Patriarca aquí”.

Preguntado después acerca de la solución por un niño sirviente del templo, el maestro

dijo:

“¿Por qué, tonto, quién está en el pozo?”.

Vuelto a interrogar sobre el mismo punto, pasado el tiempo, por el mismo niño sirviente,

el maestro le respondió llamándole por su nombre:

“¡Hui-chi!”.

“¡Si, maestro!”. Respondió.

“¡Mira! ¡Estás afuera!”, le dijo el maestro.

* * *

RESPUESTAS:

“Cuando pruebas vinagre, sabes que es ácido; cuando pruebas la sal, sabes que es salada”.

“En el lomo del asno moribundo hay demasiadas moscas”.

“Hoy y mañana”.

“El pelo de una tortuga de una pulgada de largo, pesa siete libras”.

***

RESPUESTA:

“El viento portador de escarcha hace que caigan las hojas del bosque”.

“¿Qué significa eso?, preguntó el discípulo.

“Cuando llega la primavera brotan de nuevo”. Fue la respuesta.

* * *

RESPUESTA:

“¡Una piedra solitaria en el aire!”.

El discípulo hizo una reverencia en silencio, y el maestro le preguntó:

“¿Entiendes?”.

“No, señor”.

“Es afortunado que no entiendas, dijo el maestro; si hubieses entendido, es seguro que

tu cabeza se hubiese roto en pedazos”.

Miscelánea Budista 21

* * *

RESPUESTA:

“Ahora precisamente estoy ocupado, oh venerable monje; ven en otra ocasión”.

Pero cuando el monje discípulo estaba a punto de marcharse, el maestro llamó: “¡Venerable

monje!”, y el monje se volvió.

“¿De qué se trata?”, preguntó el maestro.

De inmediato el discípulo entendió el significado e hizo reverencias, entonces el

maestro efectuó otra observación: “¿De qué sirve hacer reverencias, cofrade testarudo?”.

* * *

RESPUESTA:

“¿Qué es eso que llamas significado?”.

“De ser así, ¿no hay significado en esta llegada del Patriarca desde el Oeste?”, dijo el

consultante.

“Eso proviene de la punta de tu lengua”, dijo el maestro.

* * *

“No llaméis palo a esto; si lo hacéis afirmáis. Tampoco neguéis que es un palo; si lo hacéis, negáis.

Aparte de la afirmación y la negación, ¡hablad, hablad!.”

Sólo un monje salió de entre la concurrencia y, quitándole el palo al maestro, lo arrojó al suelo.

* * *

“¿Qué es esto?. Si decís que es un cayado, váis derecho al infierno; pero si no es un cayado, ¿qué es?.”

* * *

El maestro poniendo su vara ahorquillada en el cuello del discípulo:

“¿Qué demonio te enseñó a ser un monje sin hogar? ¿Qué demonio te enseñó a andar errante?

Ya sea que digas algo o que no digas nada, lo mismo has de morir bajo mi horquilla: ¿habla, habla, sé rápido!”

* * *

El maestro blandiendo su vara, tras preguntar a un discípulo:

“¡No importa lo que digas o lo que no digas, lo mismo tendrás treinta golpes!”

* * *

Un discípulo y el maestro tomando té. El discípulo:

¿Qué significa cuando dicen que a pesar de tenerlo todo el día no lo conocemos?.

El maestro, en silencio, le ofreció un trozo de pastel de arroz. Después de comerlo, el discípulo repitió la pregunta,

y entonces le dijo el maestro: No lo conocemos aunque lo usamos todos los días.

* * *

Preguntado acerca de cómo ingresar en el sendero de la verdad, el maestro respondió:

“¿Oyes el murmullo de la fuente?.”

“Si, lo oigo”, dijo el discípulo.

“Hay un modo de ingresar”, concluyó el maestro.

Creer en la Mente – El Libro de la Nada

HSIN-HSIN-MING

  Creer en la Mente – El Libro de la Nada

Sosan (tercer patriarca Zen, falleció el 606 d.C.)

Lohan
El Método Perfecto no conoce dificultades
Salvo que rehusa hacer preferencias;
Sólo cuando está libre de odio y amor
Se revela plenamente sin disfraz;
Basta la diferencia de un décimo de pulgada
Para que cielo y tierra se separen;
Si deseas verlo con tus propios ojos,
No fijes tu pensamiento en su favor ni en su contra.

Alzar lo que te gusta contra lo que te disgusta
Es la enfermedad de la mente:
Cuando no se entiende el profundo significado (del Método),
La paz de la mente se perturba para nada.

(El Método es) perfecto como el vasto espacio,
Con nada que falte, con nada superfluo:
En realidad, debido a que se escoge
Su talidad se pierde de vista.

No persigas las marañas externas,
Mora en el vacío interno;
Sé sereno en la unidad de las cosas,
Y (el dualismo) se desvanecerá por sí solo.

Cuando te esfuerzas por ganar la quietud, deteniendo el movimiento,
La quietud así ganada está siempre en movimiento;
Mientras te demores en el dualismo,
¿Cómo puedes realizar la unidad?

Y cuando la unidad no se entiende cabalmente,
De dos modos se soporta la pérdida:
La negación de la realidad es su afirmación,
Y la afirmación del vacío es su negación.

Verbosidad e intelección…
Cuando más les hacemos compañía, Más nos extraviamos;
Fuera, pues, con la verbosidad y la intelección,
Y no habrá lugar por donde no podamos pasar  libremente.

Cuando volvemos la raíz, ganamos el significado;
Cuando perseguimos los objetos externos, perdemos la razón.
En el instante en que nos iluminamos por dentro,
Atravesamos el vacío de un mundo que nos enfrenta.

Las transformaciones que se suceden en un mundo vacío que nos enfrenta
Parecen reales en su totalidad debido a la Ignorancia;
Procura no ir en pos de lo verdadero,
Cesa tan sólo de no abrigar opiniones.

No mores en el dualismo,
Evita cuidadosamente perseguirlo;
Tan pronto tengas lo correcto y lo erróneo,
Sucederá la confusión, y la Mente se perderá.

Los dos existen por causa del Uno,
Pero no te aferres siquiera a este Uno;
Cuando la mente no está perturbada,
Las diez mil cosas no prodigan ofensa.

No se prodiga ofensa, no hay diez mil cosas;
No se produce perturbación, y ninguna mente es puesta a trabajar:
El sujeto se aquieta cuando el objeto cesa,
El objeto cesa cuando el sujeto se aquieta. 

El objeto es un objeto para el sujeto,
El sujeto es un sujeto para el objeto:
Has de saber que la, relatividad de los dos
Reposa, en última instancia, en un solo Vacío. 

En un Vacío los dos no se distinguen,
Y cada cual contiene en sí la totalidad de las diez mil cosas;
Cuando no se hace discriminación entre esto y aquello;
¿Cómo puede surgir un criterio unilateral y prejuicioso? 

El Gran Método es calmo y longánime,
Para él nada es fácil, nada es árduo;
Los criterios pequeños son irresolutos,
Cuando más se apresuran, más lentamente avanzan. 

El apego jamás se mantiene dentro de límites,
Con seguridad se va por el camino equivocado;
Abandónalo, y las cosas siguen sus propios rumbos,
Mientras la Esencia ni se marcha ni permanece,

Obedece a la naturaleza de las cosas y estarás en concordia con el Método,
Calmo, cómodo y libre de molestias;
Mas cuando tus pensamientos están atados, te apartas de la verdad,
Crecen más pesados y torpes, y para nada son sanos.

Cuando no son sanos, el espíritu se altera;
¿De qué sirve entonces ser parcial y unilateral?
Si quieres recorrer el curso del Vehículo Único,
No seas prejuicioso contra los seis objetos sensorios.

Cuando no tienes prejuicios contra los seis objetos sensorios,
Entonces eres uno con la Iluminación;
Los sabios son no-activos,
Mientras los ignorantes se atan;
Mientras en el Dharma mismo no hay individuación,
Ignorantemente se apegan a los objetos particulares.
En su propia mente que crea las ilusiones,
¿No es ésta la máxima contradicción?

Los ignorantes abrigan la idea de sosiego y desasosiego,
Los iluminados no tienen gustos ni disgustos:
Todas las formas de dualismo
Son urdidas por los ignorantes mismos.
Se parecen a visiones y flores en el aire;
¿Por qué perturbarnos en asirlas?
Ganancia y pérdida, verdad y error,
¡Fuera con ellos de una vez por todas!
Si la Mente retiene su absoluto,
Las diez mil cosas son de la Talidad única.

Cuando se sondea el hondo misterio de la Talidad,
De improviso olvidamos las marañas externas;
Cuando las diez mil cosas se ven en su unidad;
Volvemos al origen y permanecemos donde siempre estuvimos.

Olvida el origen de las cosas,
Y alcanzaremos un estado que trasciende lo análogo;
El movimiento se detiene, y no hay movimiento,
El reposo se pone en movimiento, y no hay reposo;
Cuando el dualismo no subsiste más,
La unidad misma no mora.

El fin último de las cosas donde no pueden ir más adelante
No está ligado por normas ni medidas;
En la Mente armoniosa (con el Método) tenemos el principio de la identidad,
En el que hallamos que todos los esfuerzos se aquietan;
Las dudas e irresoluciones están completamente desechadas,
Y se fortalece la fe correcta;
Nada se deja detrás,
Nada se retiene,
Todo es vacío, lúcido, y auto-iluminador;
No hay ejercicio, ni derroche de energía…
Esto es donde el pensamiento nunca llega,
Esto es donde la imaginación no logra medir.

En el reino superior de la Talidad verdadera
No hay “yo” ni “otro”:
Cuando se busca la identificación directa,
Sólo podemos decir “No dos”.

En ser “no dos” todo es lo mismo,
Todo lo que es, está comprendido en él;
Los sabios de los diez sectores
Entrarán todos en esta Razón Absoluta.

Esta Razón Absoluta está más allá (del tiempo)
Que se apresura y (del espacio) que se extiende,
Para ella un instante es diez mil años;
Véasela o no,
Se manifiesta por doquier en la totalidad de los diez sectores.

Las cosas infinitamente pequeñas son tan enormes
Como las cosas enormes pueden serlo,
Pues aquí no subsisten condiciones externas;
Las cosas infinitamente enormes son tan pequeñas
Como las cosas pequeñas pueden serlo,
Pues aquí los límites objetivos no se consideran.

Lo que es lo mismo como lo que no lo es,
Lo que no lo es, es lo mismo que lo que es:
Donde este estado de cosas no logra subsistir,
Ciertamente, no hay que detenerse allí.

Uno en Todo,
Todo en Uno…
Si sólo se comprendiese esto,
¡No te preocuparías más por no ser perfecto!

Donde la Mente y cada mente creyente no están divididas,
Y donde están sin dividir cada mente creyente y la Mente,
En donde las palabras fallan;
Pues no es del pasado, del presente ni del futuro.

(*) Hsin La Mente-Corazón

Manual de Budismo Zen
D.T.Suzuki
Editorial Kier, 1976

EIHEI ROROKU

EIHEI ROROKU

(SELECCIÓN)

–Un sola frase basta para remover todos los obstáculos de las fijaciones. Una sola frase cubre todo en todas partes. Decídme, ¿de qué frase se valen los Despiertos para despertar a la gente?

–Tengo conmigo una frase que los Despiertos nunca han formulado y que la citaré para ustedes.

-Hecho. 

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15

Un buscador preguntó a uno de los grandes ancestros del zen: “Cuál es el gran sentido de la enseñanza del Buddha?

El ancestro zen dijo: “No puedes menos que saber.”

El buscador preguntó: “¿Hay todavía algún giro más allá?”

El ancestro zen dijo: “El cielo eterno no inhibe el vuelo de las blancas nubes.”

No podéis menos que saber el sentido del gran Buddha. Es refinado cuando el refinamiento es escaso. El cielo eterno no inhibe el vuelo de las blancas nubes. Esta vez, ¿por qué molestarse en preguntarle a un maestro zen?

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19

  A menos que el frío no haga pedazos nuestros huesos de una vez, ¿de qué otra manera se daría el florecer de los cerezos perfumando el mundo entero?

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22

Puedes ver la extrema confusión de la conciencia condicionada: todos los seres vivos están vacíos de la Naturaleza del Buddha.

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27

La última noche, una pura brisa descendió del gran vacío. En la mañana, el ciprés alcanzó el estado de Buddha justo en el lugar donde se encontraba.

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32

La vida no tiene procedencia; lleva hacia adelante, y hacia adelante una y otra vez. La muerte no tiene un más allá; conduce fuera, y fuera una y otra vez.

En definitiva, ¿cómo es eso?

Si la mente no difiere, miles de cosas son eso mismo.

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